Subido por MARIA GUADALUPE VALLEJO RODRIGUEZ

363770561-Los-Cuatro-Altares

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Los Cuatro Altares
Diseño de caratula:
Arte final:
Editor general:
Asistente de Edición:
Waltraut Stolben
Ludmila Reis
Alonso del Río
Ana Maroto
Eres libre de: copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra y hacer uso
no comercial de ella. Bajo las condiciones siguientes: Reconocimiento, debe
reconocer los créditos de la obra de la manera especificada por el autor o el
licenciador; si altera o transforma esta obra, o genera una obra derivada, solo
puede distribuir la obra generada bajo una licencia idéntica a ésta.
Primera edición: 21 de Junio de 2016
Indice
Dedicatoria
Agradecimientos
Prólogo
Prefacio
De la mente a la consciencia
Nuestro camino
Primera Parte: Introducción a Los Cuatro Altares
Macrocosmos y microcosmos
El primer paso hacia arriba no es hacia arriba, es hacia abajo
Patrones Mentales
Cómo disolver los patrones mentales
¿Es el sufrimiento una puerta indispensable para la evolución?
Nunca te esforzarás por obtener aquello que crees que ya tienes
Hacia algo cada vez más real
El camino al corazón
“...Como la mente se vuelve del color de la vida”
Luz
La muerte iniciática o la noche oscura del alma
Evolución
Luz y Oscuridad
Hacia la luz
La verdad nos hará libres
Patrones de sufrimiento
Las heridas
Los instintos: Sobrevivir, reproducirse, expresarse
El tiempo del corazón o el corazón del tiempo
El tiempo de la mente y el tiempo del corazón
La transformación de la consciencia en inconsciencia
Instrumentos de liberación
La distorsión
La mente creativa y la mente consumista
¿Recrearse o distraerse?
La sociedad del entretenimiento
¿Divertirte o sanarte?
Arte y sociedad
Arte Medicina
El camino al corazón es el camino de la consciencia
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El buen pensar
El buen hablar
El buen actuar
¿Espíritu y materia?
Breve historia de la cuatripartición
La esfinge
El nombre sagrado
Del mito a la razón
Callar saber, querer, atreverse
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Segunda Parte: Los Cuatro Altares
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El Altar de la Tierra
Humildad
Los ancestros – Los cuatro abuelos
El padre – La energía masculina
Nuestra relación con la materialidad (el trabajo)
Luz y verdad del primer chakra
¿Quién le pone el cascabel al gato?
El oro de los Dioses
El instinto de supervivencia
La abuelita creatividad
La sombra del primer altar: El miedo
La cárcel del miedo
Agri-Cultura
El Altar del Agua
Agua
La madre universal
La madre terrenal
Las emociones
El cuerpo emocional
El placer como motor del cambio
El en amor a miento
La sexualidad
Mi identidad sexual y emocional
La sombra de este altar: La culpa
El Altar del Fuego
Fuego
El intelecto
El tercer instinto: La expresión
El poder
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177
181
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Las creencias
El intelecto y el fuego
El altar de las medicinas
Cultura curanderil
El ayahuasca como camino evolutivo
Castillos de arena
De dónde partimos y a dónde llegamos
Explorando la realidad
Creencias y realidades
El juicio final
La sombra de este altar: La soberbia
Querer
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188
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193
200
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205
208
210
219
221
Una nueva Tierra
Una nueva Tierra
Gratitud a mil por uno
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259
259
El Altar del Aire
El amor
El tiempo
El tiempo del amor
Atreverse
Los niveles de consciencia y las etapas de la vida
El altar de la celebración
Felicidad
El camino secreto
Consciencia y Responsabilidad
Desarrollo y activación de los centros energéticos
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233
233
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240
242
244
247
Dedicatoria
A todos los hombres y mujeres de este tiempo, a los que han decidido
transformar sus vidas y sobre todo las miles de personas a su alrededor.
Agradecimientos
En primer lugar, a la energía creadora masculina y la energía creadora
femenina. Nuestro gran Padre y nuestra gran Madre.
A mis cuatro abuelos, quienes viven dentro y fuera de mi ser, como
terremotos, olas, volcanes y tormentas.
A mi compañera Waltraut por todo su apoyo en este mágico camino.
A mis hijos, por todo el tiempo que me cedieron para concluir este
proyecto.
A Ana Maroto, Claudia Sarmineto y Luis Enrique Guerrero por toda su
ayuda en la corrección de esta edición.
7
Prólogo
Prólogo
Como seres multidimensionales no solo tenemos el gran regalo de la
existencia, sino también podemos desarrollarnos en otras dimensiones
como la consciencia hasta lograr la plenitud del ser que no es otra cosa
que el verdadero amor.
Tanto el amor como la consciencia y la existencia son las primeras
manifestaciones del principio divino; por lo que el amor también puede
ser visto como un estado de consciencia, el nivel más alto al cual podemos
llegar; y la consciencia como el más grande y amoroso estado de inclusión.
No hay amor sin consciencia ni puede haber consciencia sin amor.
La existencia es un regalo de los creadores, no tienes que pagar nada por
existir, ni siquiera merecerlo. Mas el amor y la consciencia, para que sean
valorados en su infinita magnitud y pueda cumplirse el propósito divino,
solo te son entregados como una semilla.
La evolución consciente empieza cuando cada uno entiende que somos los
únicos seres responsables del crecimiento de nuestro amor y de nuestra
consciencia. La evolución mecánica consiste en lo que la naturaleza
hizo por ti, la evolución consciente comienza cuando descubres lo que
tú puedes hacer por la naturaleza, incluida la tuya propia. Lo paradójico
está en que nadie se esfuerza por adquirir lo que cree que ya posee. Es
así como gracias al delirio de nuestras místicas y espirituales fantasías,
alejamos de nosotros la consciencia y el verdadero amor, imaginando que
éstas son cualidades que cada uno tiene por naturaleza.
No es coincidencia que en este segundo libro nos volvamos a enfrentar al
hecho de tener que empezar la historia aproximándonos al final.
Diez años después de la publicación de mi primer libro: “Tawantinsuyo
5.0”, continuamos el intento de difundir el conocimiento ancestral; esta
vez no solo basándonos en la cultura andina sino tratando de presentar
una verdadera síntesis universal de este ancestral camino presentando
una versión actualizada.
Durante el tiempo transcurrido entre un libro y otro, la vida no escatimó
amor ni dolor para manifestar las grandes pruebas escondidas en estos
cuatro altares; este proceso de maduración me permitió vivir las más
intensas experiencias antes de poder escribirlas. Fue imprescindible
vivir y asimilar todo lo sucedido antes de poder compartir el actual
entendimiento, no como una ideología o una creencia sino como una
experiencia real y ya vivida.
Gracias a estos antiguos caminos, pude ir creando una herramienta
bastante útil para ayudar al desarrollo de la consciencia en los hombres y
mujeres de este tiempo.
9
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Insisto mucho en la importancia de la contemporaneidad de la propuesta
utilizamos, no con el afán de desestimar caminos tradicionales ni de
darme una importancia innecesaria. Lo hago para que se entienda, que si
bien la esencia de la verdad es atemporal, nos aproximamos a ella a través
de nuestra mente y siendo la mente no solo la manifestación de la infinita
diversidad sino también del permanente cambio. Es importante adaptar
las grandes verdades y expresarlas en formas más accesibles en función
de la mente de cada generación.
Al ser la mente creación de la sociedad y la sociedad creación de la mente,
estas se han desarrollado y representan en la actualidad una realidad que
está más allá de los alcances y respuestas que pueden dar la mayoría de
las antiguas religiones o filosofías. Por eso es bueno tener una referencia
fresca de quien conoció las últimas versiones de la estrategia para escapar
del laberinto mental del ser humano moderno.
Biológicamente y en esencia seguimos siendo los mismos en los últimos
cien mil años pero nuestra mente ha cambiado mucho en los últimos cien
años.
El conocimiento de cómo superar las trampas, los desafíos y necesidades
que enfrenta esta mente contemporánea debe ser permanentemente
actualizado para que en verdad podamos reeducarla y liberarnos de todas
las formas y patrones que están bloqueando la expansión de nuestra
consciencia.
Los cuatro altares es un libro escrito con la intención de ayudarte a
caminar de lo irreal a algo un poco más real, de la teoría a la práctica, de
la especulación espiritual a la ciencia; de imaginar la paz, la felicidad y la
plenitud, a vivirla. Te ayudará a encontrar otros niveles de entendimiento,
otras lecturas sobre la aparente y única “realidad”. Finalmente, es el intento
de trascender el vivir soñando un mundo mejor para empezar a crearlo.
No encontrarás en estas páginas palabras azucaradas y fantasiosas para
engatusar o adular tu ego espiritual. Compartiremos juntos el camino de la
consciencia y el verdadero amor, agradeciendo toda la bondad y la belleza
de este camino pero aceptando también toda la aspereza, el rigor y hasta
la aparente crueldad con la que la vida nos da las más grandes lecciones.
Aprenderemos a dar los primeros pasos -pequeños pero reales- que poco
a poco te conducirán hasta las grandes pruebas escondidas en cada uno
de estos cuatro altares. Estas pruebas te acompañarán a lo largo de la vida
hasta lograr el recuerdo permanente de quién eres y cuál es tu misión en
este mundo. Así como todo árbol -por más grande que sea- está contenido
en su pequeña semilla; en tu corazón está la semilla de un nuevo universo
y este libro puede ser el agua que lo ayude a crecer.
10
Prefacio
Prefacio
De la mente a la consciencia
Con fines didácticos podemos aventurarnos a decir que el ser humano
cuenta con algo parecido a dos sistemas operativos que son como dos
circuitos de energía. El primero es la mente, que es parte de la evolución
mecánica y está compuesta por nuestro cuerpo, las emociones y el
intelecto. El segundo es el sistema consciente y lo llamamos “corazón”, e
incluye al anterior, lo complementa y lo completa con esta variante que
es “la consciencia”.
Tenemos solo dos opciones: vivir toda la vida dentro del circuito mecánico
(persiguiendo hasta el hartazgo el placer que nos provee el dinero, el sexo
o el poder), o simplemente decidir que ya hemos tenido suficiente de esa
experiencia y atrevernos a trascenderla para ver si existe otra posibilidad
de vida un poco más consciente. Nuestro sistema operativo en base cuatro
(la cuatripartición), fue descubierto hace miles de años por gente de todo
el mundo que logró establecerse y convertirse en la consciencia.
No estoy ni siquiera insinuando que un sistema se opone a otro, es
simplemente la evolución natural de la consciencia.
El propósito de Los cuatro altares es enseñarte a reconocer qué es la
mente (y la evolución mecánica) y qué la consciencia, para que finalmente
puedas de una manera bondadosa sanar tu mente, darle un correcto uso y
alcanzar la consciencia junto con el amor.
Algunas personas se preguntarán ¿para qué buscar la consciencia o el
amor si ya los tengo?
Ciertamente estamos hablando de dos conceptos muy diferentes de amor
o consciencia.
La consciencia -definida de la forma más simple- es la capacidad de darse
cuenta o percibir la información que expresa el entorno. Por otro lado,
no solo existe la consciencia como concepto sino que también existe
como miles de formas de consciencia en cada reino natural. Podríamos
hablar de consciencia mineral, vegetal, animal y finalmente humana. La
consciencia evoluciona buscando cada vez un vehículo más apropiado
para expresarse.
El mayor problema es que mientras vivamos totalmente identificados con
algunas partes de nuestra mente, ellas son las que le ponen el límite a
nuestra forma de percibir.
El mayor logro de nuestra mente es aparentemente la razón. Si que es un
logro importante como parte imprescindible de nuestra evolución, pero
11
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
es necesario entender que hasta allí se cumple solo la evolución mecánica;
para trascender la razón y el intelecto y llegar al amor hay que hacer un
esfuerzo tan grande que mucha gente no está ni siquiera dispuesta a
discutir, porque simplemente no es “razonable”.
La mente tiene una consciencia finita. La consciencia tiene una
mente infinita.
Es fundamental entender que La evolución del Ser es la evolución de
su Consciencia, esta es una idea que resuena en todas mis células. De
esto se trata la verdadera evolución.
Ella nos conduce con toda racionalidad a comprender cómo la materia
se vuelve energía y la inconsciencia se vuelve consciencia, siguiendo un
proceso claro y específico, reivindicando en el camino la maravillosa
función del intelecto que hasta nos enseña cuándo es necesario
trascenderlo y pasar a otro nivel.
El camino de la consciencia no necesita inventar o imponer dogmas
–necesita liberarnos de ellos- y mucho menos usar palabras como “alma”
o “espíritu” que son hermosas para la poesía pero que hasta ahora nadie
ha podido llenarlas con el contenido apropiado y muchas veces siguen
siendo parte de todos los dogmas a trascender.
Soy mi consciencia.
En el primer altar tratamos de lograr la consciencia sobre nuestra
materialidad y nuestro origen; nuestros ancestros, el significado
arquetípico de la energía masculina, la relación con nuestro padre, la
relación con la tierra a través de nuestro trabajo; el instinto representado
en este altar es la supervivencia, y su “sombra” es el miedo. Representa la
edad infantil del ser humano y el reino mineral.
El segundo altar trata sobre la consciencia de la energía femenina, la
madre universal, nuestra madre, nuestra relación con las aguas, nuestra
sexualidad y nuestras emociones, el instinto de reproducción y la sombra
de este altar es la culpa; representa la etapa adolescente del ser humano
y el reino vegetal.
En el tercer altar lograremos el desarrollo de nuestro intelecto, la
comprensión del ego, del poder, la importancia del servicio, la función
de las creencias, el entendimiento de la muerte como permanente
transformación, la sombra de este altar es la soberbia; representa la edad
madura del ser humano, el reino animal y el instinto es la expresión.
Finalmente, luego de haber hecho consciente todas estas relaciones
empezamos el trabajo de sanarlas y en adelante todo depende de cuánta
energía invertimos y cuán conscientes somos de la necesidad de dar el
gran paso al siguiente nivel.
12
Prefacio
Luego de ser conscientes del sueño de la mente podemos atrevernos a
explorar otras dimensiones dentro de nosotros mismos (el cuarto altar),
el altar del amor, en el que celebramos todas nuestras relaciones. Aquí
empieza un nuevo viaje más allá de los instintos.
Al reconocer el orden natural propuesto en este libro es más fácil entender
en qué lugar de nosotros estamos parados cada vez que enfrentamos y
resolvemos un “conflicto”. De acuerdo a la calidad de nuestra respuesta se
dará nuestro crecimiento.
Este trabajo intenta mostrar el proceso de la evolución de la consciencia
y servir de puente que conecte las grandes verdades de la existencia con
nuestra vida cotidiana. El resultado es volvernos dichosos testigos de la
permanente transformación de la consciencia.
Estamos hablando de la posibilidad de evolucionar y alcanzar otros niveles
de realidad, de claridad, de bienestar, de armonía, de entendimiento, para
llegar a un estado que sorprendentemente es propio del ser humano.
Hablamos de convertirnos en seres libres, trascendiendo la esclavitud y
la oscuridad cotidiana de la primitiva mente mecánica, el infantil ego y su
permanente autoengaño.
Ciertamente descubrir o suponer que existen otros niveles no nos permite
vivir todavía permanentemente en ellos, pero basta un solo contacto,
un solo instante de elevarnos hasta el altar del corazón, para que
con toda certeza sepas hacia dónde quieres dirigir tu energía por el
resto de tu vida.
Mas para intentar lograr ese estado permanentemente es bueno contar
con un mapa, algo que te permita identificar en qué parte del camino te
encuentras y cuáles son las pruebas que deberás enfrentar para caminar
acertadamente y poder llegar a la meta.
La primera clave es que si queremos llegar a algo cierto debemos
partir de la más pura, exacta e irreductible realidad interna a la cual
podamos acceder. Soy mi consciencia, ¿me doy cuenta de ello?, ¿en qué
lugar interior me paro para mirar el mundo?
Generalmente gastamos mucha de nuestra valiosísima energía
sosteniendo posturas, mentiras, imágenes e identidades falsas de
nosotros mismos, o defendiendo creencias que ni siquiera sabemos quien
las sembró. Dejando atrás la innecesaria culpa debemos reconocer que
ese estado de flojera, de conformismo, de no optar por el esfuerzo, por el
compromiso, es parte de esa tendencia involutiva que nos impide ver el
siguiente nivel de realidad.
Vivimos imaginándonos ser mejores de lo que somos, eludiendo todo
esfuerzo significativo de aclarar y resolver nuestras contradicciones.
Queremos ser más felices, queremos dejar de sufrir, pero no queremos
13
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
cambiar nuestra forma de pensar, ni siquiera explorar la posibilidad de
hacerlo. Queremos ser conscientes pero sin asumir ninguna responsabilidad.
Disculpen pero creo que así no funciona, por ahí no llegaremos a aquello
más real que estamos buscando.
La segunda, es la buena administración de nuestra energía. Esto significa
el no exponernos a resonar con lo que alimente nuestra corriente
involutiva. No donar nuestra energía a situaciones o personas que van
en contra de nuestra evolución. No desperdiciar la energía en cosas
irrelevantes se vuelve un tema determinante para quienes pretenden
desarrollar su consciencia.
El amor es un nivel de energía al cual nunca vamos a poder acceder si
desperdiciamos la nuestra en forma ligera e irresponsable.
Hay una sutil diferencia entre interactuar positivamente con el mundo
-para generar consciencia- que prestarse al juego de las corrientes
involutivas y seguir con nuestro autoengaño.
Para tener una auténtica respuesta amorosa ante la vida necesitamos
una gran cantidad de energía. No podremos vencer la inercia del ego,
el egoísmo y todos sus patrones mentales si vivimos permanentemente
descargados o drenados. Sin energía no podemos hacer nada; por eso la
segunda cosa más importante es entender cómo se gana y cómo se pierde
nuestra energía. Cada pequeño acto consciente nos permite ganar energía;
toda mentira o autoengaño nos hace perderla. Hasta la más pequeña
mentira es la negación de la consciencia. El autoengaño es una de
las mentiras más difíciles de detectar y erradicar. No se puede seguir
sosteniendo la propia mentira y pretender crecer en la consciencia, es
absurdo, es infantil, ambas se contradicen; sin embargo en estos tiempos
se ha vuelto lo cotidiano, lo “natural”.
El secreto es que sin oro no se puede hacer oro, sin amor no se puede
lograr la consciencia, sin consciencia no se puede lograr el amor y sin
energía no se puede hacer nada.
Cada decisión, cada pequeña elección en esta vida nos permite ganar o
perder energía; cada vez que tenemos que decidir qué comer, qué tomar,
qué escuchar, qué decir o qué pensar, estamos frente a las oportunidades
que nos darán o quitarán energía.
Aunque la verdad final se encuentra enteramente en el corazón de cada
ser, la mente a través de sus patrones ejerce todavía una influencia muy
grande, desplazando a la consciencia como conductora de tu destino.
El propósito de este libro es ayudarte a conocer la mecánica y la dinámica
de nuestra mente. Aprender a reconocer todas nuestras falsas identidades
y poder ir descartándolas en el camino, para así llegar al recuerdo
permanente de nuestra verdadera identidad.
14
Prefacio
Durante muchos años tendrás que esforzarte por recordar que tú eres
tu consciencia y no los patrones mentales que te hacen perder energía.
Inicialmente muchas de tus formas de obtener placer en la vida están
conectadas con las viejas formas mentales; por lo que inicialmente uno
podría pensar que el camino es “sufrido”, sin entender que lo único que
verdaderamente se nos pide es que renunciemos a nuestro apego por
las formas caducas y obsoletas de obtener placer y tratemos de obtener
felicidad de una forma nueva y más creativa.
Sometidos al impacto de tantas energías involutivas es muy difícil
recordar claramente y en cada momento nuestro propósito.
Por eso decimos que la tercera clave y el mayor tesoro es la memoria,
y nuestro mayor problema el olvido. De esto se trata en definitiva este
intento de sostener la consciencia.
Esa es nuestra verdadera labor y en última instancia nuestro original
oficio: Tenemos que convertirnos en recordadores profesionales.
No pretendo enseñar nada que en el fondo no sepas, o que por lo menos no
intuyas, porque esa enseñanza solo sería parte de las miles de enseñanzas
que atesora tu intelecto mientras tu ego las manipula; todo eso no es parte
de tu consciencia. Solo pretendo ayudarte a recordar el orden natural que
está en el cosmos, en la naturaleza y dentro de ti.
Si estamos tratando de crecer en la consciencia, tú tienes que hacer tu
parte, tú tienes que desarrollar tu consciencia. Por más que quiera yo
no puedo hacer nada, solo recordártelo. El diseño de la evolución de
la consciencia es tan perfecto que no hay forma de hacerle trampa y
desarrollar la consciencia “inconscientemente”, mientras “duermes” o ves
televisión.
La mente puede aprender y yo le puedo enseñar a mi mente o a la tuya,
pero a la consciencia yo no le puedo enseñar nada, ella tiene que hacer el
esfuerzo por crecer, por evolucionar, por renunciar a sus patrones, por
elegir sabiamente entre una persona y otra, entre un alimento y otro,
entre un trabajo y otro.
Tiene que darse cuenta cuáles son los patrones mentales que gobiernan
nuestra vida, para disolverlos y llegar al siguiente nivel de crecimiento,
la siguiente vuelta del espiral. Yo solo te puedo dar algunas pistas y
herramientas pero el trabajo es tuyo.
Un día me encontraba en la playa buscando caracoles para a mis hijos
y encontré uno especialmente bello. Era una combinación perfecta de
forma, textura y color, una pieza maestra de la naturaleza. Me preguntaba,
cómo la naturaleza invertía tanta energía en fabricar algo tan fino para
el molusco que vive dentro. Comprendí que algo así podría ser la mente
15
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
del humano. Tanta energía invertida en crear algo tan complejo y bello
como la mente para albergar y cuidar la semilla de la consciencia. Vale la
pena notar cómo algo que originalmente es nuestra protección también
se puede convertir en nuestra cárcel.
Continuando la búsqueda en la madre naturaleza, también me vino la
imagen de la mente como una crisálida y me pareció aún más válida, pues
sí bien cumple esa función de protección, es importante entender -como
parte de una ley superior- que la protección y la estructura son etapas
que luego deben ser abandonadas y trascendidas.
Algo parecido sucede con todas las semillas. Ellas cuentan con una parte
(el endoesperma) que les da la protección y el alimento inicial, mientras
la otra (el embrión) es la que se transformará en la planta. Esta tardará
un tiempo hasta desarrollar los órganos (raicillas) que son las que
proporcionarán el futuro sustento y soporte, sin olvidar que necesitará
contar con ese alimento inicial para desarrollarse.
Mientras la energía que llamamos “corazón” permanece inalterable
e inmutable representando la consciencia del amor (el principio de
unidad), la mente –que es el principio de la diversidad- transita en su
desarrollo por muchos niveles y etapas hasta lograr un intelecto que le
permita autoentenderse, autosanarse y liberarse de sí misma; liberarse
de su estructura y de todos los vicios generados en su construcción.
Mas este camino no solo expresa con esmero el principio universal de
la diversidad -logrando en el camino la total singularidad- sino que
todo este proceso va creando un tejido en extremo complejo que se
va convirtiendo en un altísimo -y cada vez más inmanejable- grado de
conflicto. Generalmente todo esto termina en una crisis de crecimiento y
en el reconocimiento de la necesidad de tener un profundo cambio: Pasar
a otro nivel.
Paralelamente la consciencia que crece nos va liberando gradualmente
de todo ese conflicto, nos va enseñando a resolverlo, nos va dando la
maestría sobre el mundo de la forma, convirtiendo la dualidad destructiva
en una danza de dos energías complementarias.
Eso nos ayuda a entender que cada uno está donde tiene que estar. Cada
uno ve, hasta donde se ha esforzado por crecer.
Negar, despreciar o ignorar el orden y el conocimiento superior es parte
de las estrategias usadas por un ego inmaduro para prolongar su vida o
su agonía.
Solo el ser con cierto grado de madurez, asume con natural responsabilidad
y sin culpa ni expectativa, su actual condición y está listo para aceptar su
siguiente nivel de compromiso, su siguiente nivel de consciencia.
16
Nuestro camino
Prefacio
Descubrí este camino al que llamo la ley dinámica de transformación
o la rueda de medicina desde que era muy joven y desde allí intento
recorrerlo; cuando no es así, es la rueda la que camina sobre mí, moliendo
y pulverizando cada nuevo intento del escurridizo ego, de asumir el
control de mi vida e interpretar su papel como el actor de las mil caras.
Llevo cuarenta años caminando el sendero de las plantas sagradas. Este
tiempo podría significar mucho si lo haces bien, o podría no significar
nada si continúas en el laberinto del autoengaño.
Al querer conocerse uno mismo termina conociendo el mundo y a los
demás. Comprendiendo los mensajes esenciales dejados a través de los
tiempos por grandes sabios tanto en oriente como occidente, o en el norte
y sur de américa, encontramos que hay una verdadera sabiduría ancestral
que los grandes abuelos del mundo supieron preservar y difundir y a la
que muchos seres humanos tuvieron acceso a lo largo del tiempo.
Todo esto me llevó a sentir, a nutrirme y a disfrutar de la energía
primordial antes que se adornara con sus múltiples y religiosas formas.
Es así que inicio esta etapa de mi vida con la alegría de poder compartir
una propuesta bastante real y madura.
Si bien todo texto no deja de ser una representación de la realidad
(como un poema o una pintura), siento que esta visión, al igual que la
motivación para transmitirla, viene desde el origen de la existencia. A la
vez es un testimonio fresco y de gran ayuda para la gente de este tiempo,
sobre cómo transformar la mente y encontrar el camino del amor y la
consciencia.
Estudié muy poco sobre hinduismo, cábala, hermetismo, alquimia y el
conocimiento sagrado de las tradiciones de Norte y Suramérica, pero
principalmente aprendí de la madre naturaleza y luego de la madre en
mí mismo. Ha sido bastante sencillo reconocer las pistas dejadas por
muchas culturas a lo largo del tiempo y al compararlas y relacionarlas
han completado este maravilloso diseño. También pude apreciar cómo
los diferentes sistemas pueden potenciarse unos a otros y actuar
sinérgicamente.
17
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Cuatripartición Celta
Maya
Mapuche
Lakota
Shipibo
Este libro se presenta en dos partes honrando una antigua enseñanza de
los alquimistas medievales quienes proponían dos pasos esenciales para
lograr la gran obra: Solve y Coagula, que traducidos significa: Disuelve,
separa, analiza y luego coagula, reúne, sintetiza.
Por eso la primera parte la dedicaremos al análisis de nuestra mente,
compuesta por nuestra materia, emociones e intelecto; todo esto dentro
del marco de su perfecto espejo que es nuestra sociedad.
Luego en la segunda parte, el trabajo de síntesis lo lograremos a través de
la visión del orden propuesto en los cuatro altares.
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PRIMERA PARTE
Introducción a Los Cuatro Altares
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Macrocosmos y Microcosmos
Hay verdades que han sobrevivido a través del tiempo a todo tipo de
cambios y cataclismos y por ventura son más persistentes que las
bárbaras y religiosas ignorancias.
Una de éstas es que partimos y somos parte de una manifestación dual
que se expresa en muchos planos y de muchas maneras. El estudio y el
entendimiento de la dualidad es tema principal e imprescindible para
poder encontrar el camino de regreso a la unidad.
Solo acercarnos al entendimiento de estas dos palabras -Macrocosmos
y Microcosmos- que en primera lectura nos hablan de un gran orden y
un pequeño orden, nos ayuda a pararnos entre un mundo y otro. Ante
el mismísimo umbral de una sabiduría ancestral que supo trascender y
mostrarnos los infinitos alcances de su propuesta.
Encuentra tu pequeño orden y conocerás el gran orden. Conoce el gran
orden y encontrarás tu pequeño orden.
Más allá de su significado literal, una de las principales ideas que transmite
es que nuestra consciencia puede ser también un portal capaz de percibir
en simultáneo y relacionar lo micro con lo macro, lo más grande y lo más
pequeño. Una ventana que conecta lo de afuera con lo de adentro y lo de
abajo con lo de arriba.
Así llegamos al perfecto centro de nosotros: El corazón, la verdadera
puerta dimensional. Esta nos permite comprender lo que pasa afuera a
través de lo que pasa adentro y viceversa. Enseñándonos la sagrada ley
de analogía que es el verdadero tesoro de esta ciencia ancestral.
Si comprendes lo de abajo podrás comprender lo de arriba. Si comprendes
lo de adentro podrás comprender lo de “afuera”.
Esta potente idea nos ayuda a conectarnos con las poderosas fuerzas
del cosmos -recordándonos que no solo somos parte de él- sino que
también por fractalidad, dentro de nosotros también existe un macro y
un microcosmos, un arriba y un abajo, una manifestación inferior y una
superior, una mecánica y una consciente.
Partimos de lo irreal -de la ilusión que creó cada mente subjetiva- para
llegar a algo más real; vamos de la oscuridad a la luz, de la ignorancia a la
sabiduría.
Mira la luz de las estrellas y conocerás tu interior. Conoce tu interior
y verás la luz de las estrellas. Esta fue la verdad que alumbró mis
primeros pasos e inspiró el viaje hacia la pura esencia.
Toda persona puede usar la consciencia como un telescopio o como un
microscopio. Puede entender las leyes universales tanto como los sutiles
20
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
mecanismos mentales. Con la misma claridad podemos gestionar y
transformar eficientemente nuestro entorno, así como tener una visión
certera de la situación mundial.
Queda claro que es muy bueno desarrollar el análisis como un precioso
método de conocimiento, pero si luego no logramos incorporar la síntesis
como complemento en todos nuestros procesos -como una herramienta
igual de valiosa- nos podemos perder en el viaje de ida creyendo que
de eso se trata todo: Seguir descomponiendo la materia en infinitas
partículas para no acabar jamás.
Pocos intentan entender la relación entre la parte y el todo, ¿cómo se
afectan?, ¿cómo interactúan? y en especial ¿por qué esa pequeña partícula
(que eres tú) afecta y es parte indispensable de ese único y gran ser?
El primer paso hacia arriba no es hacia arriba, es hacia
abajo
Uno de los primeros misterios que es necesario entender en el camino
del desarrollo de la consciencia es que si quieres subir primero tienes
que bajar.
Hablábamos de percibir sin ningún tipo de anestésico o distorsionante,
cuál es nuestra más cruda realidad a todo nivel. Por lo general esto
significa bajar unos cuantos peldaños desde donde creemos que estamos
parados.
Para saltar has de tomar impulso, esto implica replegarte. Para hacer una
casa de varios pisos debes tomar en cuenta el hacer cimientos profundos,
en proporción a lo que quieres levantar. Si partes de la superficialidad
hasta el menor acontecimiento podría derrumbar todo lo que construyas.
Vivirías en la precariedad, siempre defendiéndote y “a punto de que te
descubran”.
Es necesario llegar hasta el fondo de ti mismo, a tu pequeña pero más
auténtica e irreductible realidad para entender que no hay más Realidad
que Dios, ni más Dios que la Realidad. Este es el contacto más real que
podrás tener en toda tu vida con la divinidad: Tu realidad.
De esto depende todo. ¿Qué tanto amas la realidad?, ¿puedes ver a “Dios”
en la realidad? Tú eres Dios solo en la medida que reconozcas, ames y
adores esta realidad.
Debes amar la realidad más que a todas las cosas, más que a tus creencias,
especialmente más que a tu propia religión o tus “propias” ideas. Esto es
para mí la mejor interpretación que le podemos dar al primer mandamiento
cristiano: Amar a Dios (realidad) sobre todas las cosas.
21
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Por un lado decimos que queremos conocer a Dios pero por otro vivimos
distorsionando la realidad para nuestro beneficio, faltándole el respeto a
la verdad a cada minuto. Manipulando y acomodando la realidad todos
los días para parecer mejor ante los demás y para intentar “engañarnos”
a nosotros mismos.
Cuando descubras lo absurdo de este juego, estarás recién comenzando el
camino cierto. Y no me refiero a que solo las personas comunes mienten
o manipulan la realidad, estoy hablando de la inmensa mayoría de los
llamados gurus o autoridades espirituales que hacen lo mismo que tú
y son víctimas semiconscientes de su propio juego, pues todavía están
actuando desde una motivación egoica, aunque traten de parecer muy
iluminados.
Necesitamos trascender todos los dogmas y conceptos inventados por
las mentes humanas sobre la vida y sobre lo que llamamos Dios, y así
liberarnos del miedo y la superficialidad fruto de la ignorancia de quienes
negocian o se benefician con la llamada espiritualidad.
El águila representada en el cuarto altar, no es otra cosa que la capacidad
de sostenerte en el aire (en el Amor) con tus propias alas, con tu propio
esfuerzo, con tus propios sueños, con tu propia consciencia.
Debemos acabar de una vez y para siempre con nuestro autoengaño, que
es capaz de esconderse hasta en las cosas más sagradas, atreviéndonos a
seguir nuestro camino cada vez más atentos, más despiertos, cuestionándolo
todo para poder llegar a algo cada vez más cierto.
Para empezar, debes deshacerte de la terrible ilusión de creer ser libre,
recuerda que cualquier mentira bloquea el ascenso de tu consciencia,
toda mentira es la negación de tu consciencia. La libertad que te ofrece
la mente es que puedes elegir entre todos los tipos, formas, colores y
longitudes de cadenas que te atan a lo ilusorio. Si crees que eres libre no
estás viendo todos los patrones y condicionamientos de tu mente. Si crees
que eres libre nunca te esforzarás por obtener la verdadera libertad.
Eso y mucho más te está esperando cuando logres saborear la belleza
de tu propio ser más allá de la percepción de tu mente. Mas al comienzo
tienes que hacer un esfuerzo muy grande de honestidad para reconocer
el tamaño de tus cadenas y buscar las herramientas necesarias para
deshacerte de ellas.
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Patrones mentales
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Vamos directo al punto que constituye la principal limitación de nuestro
actual sistema de percepción.
Los patrones mentales son los mecanismos que ha construido nuestra
mente para percibir, evaluar y tener una respuesta ante la realidad.
Constituyen toda un red de caminos y conexiones que forman el sistema
de pensamiento que en la actualidad utilizas.
Se considera un síntoma del desarrollo de la consciencia cuando las
personas no se sienten tristes o atacadas sino liberadas al detectar sus
propios patrones mentales.
Las personas que están totalmente identificadas con su mente, activan
inmediatamente un patrón de defensa para proteger su estructura y su
sistema de creencias y así seguir gozando de su confortable esclavitud.
El patrón mental es un mecanismo de la mente que tiende a crear leyes
(generalizaciones) en base a sus experiencias vividas.
Estos se generan por el abuso de un mecanismo de la mente que en
su origen es positivo y que permite que podamos resolver cuestiones
prácticas y mecánicas sin tener siempre que pensar todo una y otra vez.
Cuando estamos de pie y decidimos caminar no tenemos necesidad de
pensar: “Bueno, ahora me inclino sobre la pierna derecha y cargo el peso
sobre esta, tenso el cuádriceps, levanto la rodilla izquierda, la proyecto
hacia adelante, acomodo el tobillo y el pie izquierdo para recibir el peso
mientras impulso el tronco hacia adelante y así en cada paso”.
La maravilla de la mente resuelve todo esto. Lo resume y lo graba en
una función mecánica que llamamos “caminar”. Así cuando apretamos el
botón “caminar” el cuerpo sabe qué hacer.
Poco a poco vamos incrementando más funciones y más botones en
nuestra vida. Pero qué pasa cuando queremos aplicar esto a todas las
actividades de la vida. ¿Existe el botón “AMAR”? Yo lo sigo buscando pero
no lo encuentro, normalmente para amar debo desactivar la mayoría de
los botones, es decir el pensamiento entero.
Algunos son accionados por nosotros pero otros son activados desde
afuera y ni siquiera lo notamos. A partir de esto la vida y el juego social se
convierte en un continuo apretar botones.
Así crecemos, nos enamoramos, tenemos hijos, trabajos, nos desenamoramos
y creemos que estamos tomando decisiones desde lo profundo del ser,
pero no; ni nos damos cuenta de que existen estos botones y quienes los
aprietan. Es más, hasta se puede aprender a manipular naciones enteras
conociendo y tocando los botones correctos y es así como la lógica
dominante está esclavizando a todo un planeta.
23
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
En el siglo XX se perfeccionó una nefasta ciencia para el control social
denominada psicología de masas con el objetivo de influir y controlar el
pensamiento de los seres humanos.
En la actualidad con el desarrollo de la neurociencia el control de masas
tiene estatus científico, llevan décadas pagando grandes fortunas a las
más brillantes y pervertidas inteligencias para desarrollar estereotipos
de comportamiento y eslogans de fácil digestión que condicionen,
controlen y mantengan dormida a toda la población y sobre todo para
que consuman lo que ellos ordenan.
Todo está dirigido y controlado por personas “con buen corazón” pero con
mentes enfermas, totalmente contrarias a la naturaleza, a la evolución y
por consiguiente al desarrollo de la consciencia.
Los patrones mentales se forman desde nuestros primeros años de vida
y éstos son los que van a determinar en gran medida nuestra manera de
pensar durante toda nuestra existencia.
Recordemos cómo desde niños nos condicionan para competir y
destacar; cómo nos llenamos de orgullo al recibir el reconocimiento. Si
gano me siento bien, dichoso, superior. Si pierdo me siento vencido, débil,
humillado.
Una vez experimentada esta vivencia se crea el patrón mental
correspondiente: “Como siempre quiero sentirme bien y no frustrado
ni humillado, haré todo lo posible en la vida para destacar y triunfar;
no importa si es ético o no, legal o ilegal, humano o inhumano, lo que
importa es no volver a ser humillado y disfrutar de esa maravillosa
droga que segrega mi cerebro cada vez que recibo el reconocimiento y la
admiración”.
Ciertamente todos contamos con una consciencia embrionaria que
con una tímida voz intenta orientarnos y llevarnos por el buen camino
pero lamentablemente los condicionamientos son tan fuertes que
generalmente sucumbe ante el caudal de los estímulos externos.
Estamos llenos de estos absurdos condicionamientos que están llevando
el planeta a la ruina. Podríamos vivir en un paraíso tanto afuera como
adentro pero no, la bulla nos está ganando.
El miedo a la humillación luego se convierte en sed de dominación y
termina como incontrolable adicción al poder y egoísmo sin límite.
¿Cómo una cosa tan simple como una emoción mal manejada puede estar
destruyendo nuestra especie? Este es uno de los más poderosos patrones
mentales que nos gobiernan y la principal enfermedad y humillación de
quienes acumulan inmensas fortunas con la esperanza de ser “los dueños
del mundo”.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Los patrones mentales son verdaderas cadenas que impiden que nuestra
mente sea libre, el reconocerlas es una de las partes más importantes y
difíciles del proceso.
Reconocer que todo por lo cual se ha luchado y esforzado en la vida:
Dinero, posición social, “valores”, prestigio, propiedades… no te sirve de
mucho y es más, puede que sean las cadenas más gruesas.
Incluso la llamada “espiritualidad” ya es parte de este juego, ya se cotiza
en la sociedad, el ego ya la incorporó como una cualidad imprescindible
en toda persona que se cree importante, sensible o medianamente
consciente. Así que hay que prestar doble atención para que aquello que
pretende liberarte no termine esclavizándote.
Los patrones mentales se cuentan por cientos y es imprescindible
aprender a reconocerlos para luego poder desactivarlos. Una de las
mejores estrategias para reconocerlos es poder verlos detrás de
cada “sufrimiento”.
También se les puede descubrir escondidos en creencias profundamente
arraigadas en nuestra mente, llegando al punto de no poder diferenciar
qué es un patrón, qué es una creencia y qué es una verdad.
Es muy fácil observar los patrones mentales en las personas fanáticas,
sean cristianos, budistas o hinduistas, estos se activan automáticamente
cada vez que uno intenta defender sus creencias.
Por ejemplo, un patrón muy primitivo es el nacionalismo. Creer que exista
alguna raza o pueblo sobre el planeta que sea superior a los demás es uno
de los patrones más tontos y difundidos.
Otro patrón de compensación muy frecuente entre ciertas personas, cuya
identidad está prácticamente definida por el primer chakra, es creer que
el dinero me da todo lo que yo mismo no puedo darme legítimamente:
Admiración, respeto, alegría, cariño. Por eso tanta gente vive buscándolo
desesperadamente.
Tenemos patrones desde los más burdos hasta los más sofisticados.
Un ejemplo de un patrón más complejo es pensar de la siguiente manera:
“Como yo soy una persona muy inteligente y espiritual, el camino que yo
sigo es el mejor (porque es el fruto de una seria y juiciosa elección), por
lo que no puede existir un camino o un conocimiento superior al que yo
practico, por que si existiera un camino superior entonces ese sería el
mío, por lo tanto el mío tiene que ser ciertamente el mejor”.
Este patrón impide que se pueda acceder a un conocimiento más elevado.
Se puede desestimar ese patrón y aprender a pensar de otra manera:
“Sé que pueden existir conocimientos más elevados que el mío, pero por
ahora mi nivel de consciencia no me permite entenderlos ni practicarlos,
pero me mantengo abierto y me esfuerzo en ampliar mi consciencia para
que tal vez algún día los pueda comprender”.
25
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Lo complicado es que mientras uno vive gobernado por sus patrones
mentales -que pueden ser de tipo social, cultural, sexual, intelectual,
instintivo, etc.- ni siquiera puede entender y elegir cuáles son las opciones
y las formas de pensar que nos liberan.
Generalmente, los patrones más importantes son formados como
respuestas a heridas emocionales ocurridas durante nuestra niñez,
a partir de ahí construimos todo lo demás. Al comienzo de nuestro
despertar, la mente (incluido el cuerpo emocional) no es más que una
herida y cada ser habla por la herida…hasta que esta sana (se calma) y
uno empieza a hablar desde el corazón…
Recuerdo que hace algún tiempo, en una ceremonia me tocó revisar -una
vez más- la relación con mi padre. Desde que recuerdo, él tenía una clara
predilección por mi hermano mayor. Me tocó vivir los primeros años
inspirado por esa gran necesidad de reconocimiento que tiene todo niño
y así crecí, dedicado a tratar de llamar su atención. Pero como mi padre
vivía obsesionado con la belleza y la inteligencia de mi hermano, casi
no tenía ojos para mí, aprendí a esforzarme más y más por obtener su
reconocimiento pero no logré mucho éxito.
Así me hice joven y luego hombre, ya no me interesaba llamar la atención
pero me acostumbré siempre a hacer grandes esfuerzos y aprendí a tener
una vida esforzada pero no sufrida.
Cuando comprendí esto, rodaban las lágrimas de gratitud por la vida y
por mi padre. Uno nunca sabrá lo que te trae la vida doblando la siguiente
esquina. Pero lo más grande fue ver cómo se forman los patrones y cómo
nos convertimos en lo que somos a partir de nuestro niño.
Otra forma de entender nuestros patrones mentales es simplemente
verlos como “nuestra manera de pensar”, asumir plenamente que
“pensamos” a través de patrones que no son propios. Nuestra mente es
una creación de la sociedad y de la familia en la que nacimos más una
variable que son las conclusiones personales sobre los sucesos.
El problema es que vivimos tan identificados con nuestra mente que es
casi imposible detectar alguna parte de nosotros más allá de ella. Algo que
nos ayude a reconocer que aquello que nos da la identidad no es nuestro
en verdad, es una creación del exterior y que en última instancia solo nos
definimos y construimos nuestros patrones mentales por imitación o por
oposición.
Si hemos tenido un padre cuya energía masculina era notoriamente
exagerada, casi violenta, tenemos dos posibilidades: Una es construir un
patrón por imitación y reproducir lo mismo en la siguiente generación, y
la segunda definirnos por oposición y tener en él, el modelo perfecto de
lo que no queremos ser.
26
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
De igual modo funcionaría si tenemos un padre con energía masculina
extremadamente débil; según otros condicionantes crearíamos otros
patrones por imitación o por oposición.
La relación con la madre es copia y calco. Si nacimos en un matriarcado
tenemos igual las dos opciones. El admirar a mujeres fuertes o el
rechazarlas de plano. El padre y la madre son las más grandes influencias
en el comienzo de la formación de nuestra mente. Por presencia o por
ausencia, por exceso o por defecto.
Posteriormente a través de la escuela, la sociedad termina de hacer su
obra maestra en cuanto a la creación de patrones en función al rol qué
empezamos a jugar dentro de nuestro pequeño grupo.
Esta parte de la historia tiene frontera con la parte más oscura de nuestra
sociedad, pues hasta aquí el desarrollo de la mente se da de una forma
“natural” o por lo menos no mal intencionada. La situación se torna
bastante más complicada cuando los pequeños seres entran en el sistema
escolar mecanizado, entendido como una extensión ideológica del
sistema dominante.
Aquí se empieza a manifestar una nefasta realidad. A partir del comienzo
de la edad escolar los niños son sometidos mediante los “medios” del
sistema (televisión, música, espectáculos), y especialmente por el sistema
educativo mismo, a un proceso de deshumanización para convertirlos
en pequeño esclavos, grandes consumidores y piezas de la gran y
autodestructiva maquinaria.
He aquí la gran importancia de crear un sistema educativo en función del
desarrollo y la evolución del ser humano y no de un sistema económico.
Aceptar que no somos realmente lo que toda la vida hemos creído
puede causar una crisis bastante complicada, hasta poder reinterpretar
la realidad y encontrar una identidad un poco más real y sobre todo un
nuevo sentido a la existencia .
También existen patrones que son transversales a toda la humanidad. Uno
de los más poderosos es el patrón de culpar a los demás por todo lo que
consideramos negativo en nuestras vidas. Este patrón hace que ante cada
desastre o hecho negativo que ingresa a nuestra vida siempre tengamos
que identificar a un culpable. Digamos que gozamos identificando
culpables. Especialmente los que “crean” nuestra infelicidad. Como que la
vida se hace más fácil siempre y cuando haya un culpable.
Esto no solo es un poderoso veneno que nos intoxica haciéndonos perder
cantidad de nuestra valiosa energía emocional sino que nos enseña a
evadir permanentemente la gran responsabilidad que cada uno tiene
frente al mundo y ante su propia felicidad.
27
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Otra forma de clasificarlos es en función a nuestros centros energéticos. Es
decir, existen patrones propios del primer centro, como el identificarnos
con nuestra apariencia física. En ella depositamos toda nuestra identidad
y sentimos placer de ser admirados por ella.
Luego tenemos patrones de tipo emocional. Con el tiempo vamos creando
una respuesta emocional programada para cada situación de la vida.
Por último, patrones de tipo intelectual que son elucubraciones un poco
más complejas pero igualmente dañinas y condicionantes. Simplemente
creerse superior a cualquiera por el conocimiento acumulado es absurdo;
en general la mayoría de nuestras creencias responden a patrones
mentales.
Los patrones mentales no solo merecerían un libro completo, sino un
curso de varios años por la tremenda importancia que tienen, es un
trabajo para toda la vida.
Sé que para muchos será muy difícil descubrirlos o solo entender de qué
estamos hablando, pero siento que debo encargarles este trabajo como
tarea para pasar a lo que sigue.
Cómo disolver los patrones mentales
Cada pequeña decisión que tomas en tu vida no solo es fruto de tu
nivel de consciencia, también son las semillas de lo que cosecharás más
adelante al modificar con esa decisión la calidad de tus pensamientos y
tus emociones.
Cada persona en tu vida, cada alimento, cada conversación, cada canción
que escuchas echa a andar la máquina en un sentido o en otro.
Finalmente la gran dificultad que esconde hacer verdaderos y significativos
cambios en nuestro ser radica en el desconocimiento de nuestro sistema
de pensamientos y emociones.
Estos crean redes neuronales que se convierten en verdaderas autopistas
por donde corren nuestros pensamientos a velocidades fabulosas y que
una vez establecidas son muy difíciles de evitar. Estas redes son parte de
nuestro hardware, no pueden desaparecer de la noche a la mañana ni con
unos cuantos cientos de ceremonias o meditaciones.
Por eso el verdadero cambio o la transformación no se trata de una simple
decisión o una explosión de voluntarismo o de los litros de medicina que
te puedes tomar en una sola ceremonia. Se trata de un trabajo cotidiano
y sostenido, una reiteración permanente de la necesidad de abandonar la
vieja forma de pensar hasta que la materialidad de esas redes neuronales
se desintegre y se disuelva por falta de uso.
La única forma real de disolver los patrones mentales es no usarlos.
Cada vez que estemos frente a una situación típica, en la que ya sabemos
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
todo lo que va a pasar (qué nos van a decir, qué vamos a responder y en
qué vamos a terminar), tenemos al frente la oportunidad de cambio, pero
necesitamos mucha energía y rapidez para frenar toda la inercia –a veces
son décadas de tener la misma respuesta- y cuesta mucho buscar una
nueva forma de encarar la situación.
Los patrones mentales son como caminos en la selva, si no los usas
terminan por cerrarse y desaparecer. Pero para no usarlos hay que
lograr que la mente disfrute encontrando espacios como la meditación,
la oración o toda práctica que redireccione nuestra mente. Es importante
que estas prácticas tengan el poder de atraer, cautivar y hacer sentir placer
a la mente para que realmente sean eficientes y logren el doble objetivo:
No usar los viejos patrones mentales y lograr que el pensamiento aliado
a nuestras emociones descargue en nuestro torrente sanguíneo las más
bellas, dulces y poderosas sustancias.
Lo complejo de la verdadera transformación es la cantidad de cosas que
tenemos que recordar en cada momento para poder cambiar realmente,
por eso me permito recordarles una vez más la importancia de la
administración de la energía para poder permanecer en nuestro cuarto
altar el mayor tiempo posible y conseguir enfrentar adecuadamente cada
situación sin caer en los viejos patrones.
¿Es el sufrimiento imprescindible para la evolución?
Hay ciertos hechos que me han conmovido en extremo a lo largo del
camino. Una de ellos es haber conocido a muchas personas -muchísimas
buenas personas- con un inmenso potencial pero que sin embargo viven
atrapadas en círculos no muy virtuosos.
Repiten una y otra vez los mismos errores, las mismas palabras, las mismas
acciones. Viviendo incansablemente los mismos sufrimientos, aburridos
de golpearse una y otra vez contra los extremos del péndulo y a pesar
de todo ello sin la capacidad de reaccionar y decir: “¡Basta!” Queremos
acabar con esa vida mecánica -que en el fondo nadie desea- pero a la vez
somos incapaces de encontrar la solución para salir de semejante trampa.
Ciertamente esta es la condición inicial de la mente durante largo tiempo,
hasta que finalmente algo madura y sencillamente uno se cansa de
sufrir.
Se activa la memoria y vamos recordando cuántas veces hemos
experimentado dolor por los mismos hechos -o por causas similareshasta que desde las profundidades de uno mismo emerge una voluntad,
un verdadero “querer” que decide no experimentar más ese tipo de
sufrimiento. Se hace la luz y la consciencia va mostrando la secuencia
de cómo creamos nuestro sufrimiento. Gradualmente vamos tomando
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
el control y podemos ver en dónde y por qué se detiene la energía que
quiere ascender.
A partir de ahí dejamos de ver las situaciones como un problema en sí,
para empezar a verlas como las oportunidades de trascender justamente
los patrones de sufrimiento.
Es difícil creer que seamos tan inteligentes y tan tontos a la vez, pero
justamente el camino de la mente a la consciencia se trata de tomar
responsabilidad y consciencia inclusive de esta dualidad.
No es que el dolor sea imprescindible, solo que cada ser sobre la tierra
decide cuántas veces desea patear la misma piedra; lamentablemente el
dolor es una de las vías naturales, pero no obligatorias para activar la
memoria y la consciencia.
Hay que entender muy claramente la simultaneidad de dos hechos
básicos: En un sentido la evolución es un proceso natural de maduración
el cual no podemos violentar o forzar más allá de su propio límite
en cada momento; pero en otro sentido, hay una parte que es entera
responsabilidad nuestra. Cada uno decide cuánta energía pone ante cada
hecho para dejar de sufrir innecesariamente.
Remarco innecesariamente, para diferenciarlo de un sufrimiento
inevitable que es parte de la vida. Tenemos terremotos, catástrofes o
enfermedades pero también existe otro tipo de sufrimiento que depende
más de nuestra ignorancia y hasta de nuestra actitud. Toda la maestría
depende de nuestra habilidad de aprender a reducir adecuadamente todo
el sufrimiento innecesario para no caer en una ignorancia aún mayor.
Sería muy fácil malinterpretar esto y decretar: ”Elijo ser feliz y no
sufrir”. Entiendo que la felicidad no es solo un decreto sino una de las
consecuencias de la consciencia.
Cada uno decide qué es esforzarse y qué es sufrir. Yo tengo una vida
esforzada pero no sufrida. La luz es la sabiduría interior que no
permite que uno tenga que sufrir para abandonar el sufrimiento. Se
hace por placer o no se hace.
Nunca te esforzarás por obtener aquello que crees que
ya tienes
Uno de nuestros errores más frecuentes es imaginar que tenemos algo que
no tenemos o subestimar el esfuerzo que hay que hacer para obtenerlo.
El amor es un buen ejemplo. Muchas personas en el mundo dicen tener
amor y usan la palabra amor en forma tan continua como superficial. No
les importa mucho saber de qué están hablando exactamente.
Pocos se detienen a reflexionar sobre la diferencia entre el verdadero
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
amor y el amor condicionado. El amor condicionado no es verdadero amor.
El amor, por naturaleza es incondicional. Es nuestra mente la que inventa
una categoría fraudulenta pero muy cómoda. Nos hace creer que somos
capaces de amar verdaderamente pero solo seguimos sometiendo o
condicionando a quienes pretendemos amar.
La mente dice sentir amor o sentir odio y a esto le llama “sentimientos”,
cuando en verdad la mente no puede experimentar el verdadero amor
pues por definición el amor está más allá de la razón. Ella solo puede
experimentar emociones. Por decirlo de otro modo: El universo de la
mente es dual, por eso las emociones son duales – las hay hermosas o
pavorosas- pero el amor representa justamente lo opuesto: El principio
de unidad. Es imprescindible saber que las emociones son parte de
nuestra mente y replantear el uso de la palabra “sentimiento”, es decir,
reservarlo solo para el verdadero amor.
La mente crea su propia versión del amor según su razonamiento: Si tú
me amas yo te amo, si tú haces lo que me gusta yo te amo, y así vivimos
casi de espaldas a este mecanismo que nos impide lograr el verdadero
amor.
La continua observación de estas emociones me llevó a entender algo que
en un inicio pareció ser una gran tragedia en mi vida, pero en realidad fue
el comienzo del verdadero camino: Descubrí que no conocía el verdadero
amor, que realmente no amaba a nadie y menos a mi mismo.
No es lo mismo tener aprecio, admiración, cariño, respeto, o necesidad
de una persona que tener verdadero amor. Es imprescindible limpiar el
espacio, descontaminar esa palabra, crear el vacío, para recién allí, en la
más auténtica pureza, el verdadero amor inunde todos los rincones de la
existencia.
La parte buena de todo esto es que entendí que el primer paso para
obtener algo real es darte cuenta que no lo tienes.
No me detendré hasta que sienta que puedo amar sin poner condiciones,
que mi amor no dependa de cómo lo reciben o qué hacen con él o si me lo
devuelven o no. El verdadero amor siente placer en su propio fluir, no está
esperando algo a cambio.
Este entendimiento es casi un requisito para poder limpiar nuestras
emociones y que la belleza de estas nos conduzcan al amor.
Hacia algo cada vez más real
La vida transcurre, el tiempo pasa y a veces no logramos hacer cambios
verdaderos ni sostenibles. Solo conseguimos inventar una nueva película
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
dentro de la vieja película de nuestra vida, pero el cambio fundamental
no se da.
Es difícil para muchas personas que ya probaron diferentes caminos y
religiones y ni leyendo cientos de libros logran los cambios soñados.
En tales condiciones es difícil mantener encendida la antorcha que siga
alumbrando la senda de la esperanza. Es ahí cuando corremos el riesgo
de aplicar un primitivo mecanismo de compensación que nos enseñe a
imaginar que tenemos lo que no podemos lograr.
Soñamos que nos estamos transformando, que vamos caminando, que
cada año en un camino mediocre es un galardón que podemos exhibir;
cuando en realidad no estamos caminando, estamos dormidos (pienso
en muchos que se imaginan terapeutas, gurus y “hombres o mujeres
medicina”, que si no fuera porque hacen daño engañando y confundiendo,
no habría necesidad de mencionarlos).
Uno de los principales tropiezos surge justamente por enfocarnos en
obtener y ostentar resultados prematuros y ficticios, desestimando la
importancia de crear una base real que nos permita dar verdaderos pasos
hacia un ser un poco más real.
Una de las estrategias más oscuras de estos tiempos es generar un exceso
de información para que todo termine en absoluta desinformación. Así
por cada verdad verdadera se generan mil verdades falsas, mil versiones
piratas que debilitan la credibilidad, llegando hasta ridiculizar lo genuino,
haciendo que sea bastante difícil encontrar algo verdadero.
La supuesta espiritualidad no se escapa de esta trampa, podemos
encontrar bajo pomposos títulos espirituales a consumados fraudes.
Darte cuenta de semejante farsa te puede costar muchos años y mucho
sufrimiento innecesario.
La casi inevitable arrogancia de los inicios hace que uno piense: “Yo ya
caminé lo suficiente como para que alguien me engañe”, pero no. Hasta
no estar absolutamente libres de nuestro propio autoengaño seguirán
apareciendo en nuestra vida los falsos maestros, convirtiéndose estos en
una de las mayores trampas en las que podemos caer.
Solo la más genuina humildad puede hacer que nuestra consciencia
detecte la pequeña mentira que se convierte en una gran venda ante
nuestros ojos y que justamente permite que desperdiciemos nuestra
energía con seres que se siguen engañando a sí mismos haciéndose
pasar por maestros. A veces solo queda esperar, pues la mayoría termina
perdiendo el control y se delatan, al cometer todo tipo de abusos, algunos
de ellos con nuestro consentimiento.
Por eso es muy importante entender que no solo es responsabilidad
de ellos. La relación que desarrollamos con nuestros maestros, guías o
gurus es algo muy parecido al enamoramiento. Durante un tiempo no solo
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
dejamos de ver la realidad y suspendemos el juicio, sino que empezamos
a adornarlos con virtudes, facultades y poderes que muy posiblemente no
tienen y que son solo fruto de nuestra imaginación.
Luego cuando termina el enamoramiento le echamos toda la culpa de
nuestro autoengaño.
Tanto la búsqueda de una pareja como la búsqueda de un maestro
responden a necesidades existenciales muy profundas, sin embargo
a veces nos lleva toda una vida tener un poco de claridad sobre cómo
abordarlas sanamente.
Muchas veces, cuando el maestro es de verdad y nos dice cosas que no
nos gustan, empezamos a inventarle todos los defectos posibles para
justificar la decisión de abandonar ese camino simplemente porque no
estamos a la altura de sostenernos en esa vibración. Cosa muy similar
hacemos con las parejas.
El camino al corazón
No es fácil contemplar tanta belleza en su forma potencial y no hacer
nada para que ésta se manifieste en toda su plenitud y en todo nuestro
alrededor. No basta sentarse en el éxtasis de la dicha interior, por más
bien ganado que parezca. Recuerdo cómo en mis inicios la consciencia me
reclamaba todo el sufrimiento que inconscientemente generaba, ahora
me reclama todo el bien que no logro hacer.
La verdad nunca se detiene y la consciencia no tiene vacaciones, así que
imagínate lo que viene. A pesar que parecería ser mil veces más sencillo
quedarse descansando en esa cómoda burbuja de santidad y disfrutar de
todo lo obtenido, hay una fuerza mayor que nos impele a regresar a la
tormenta de la cual escapamos y tratar de proponer amablemente una
salida.
Cuando la consciencia toca el cuarto altar es capaz incluso de trascender
el instinto de supervivencia (propio del primer altar) y se arriesga a
volver al torbellino.
Uno de los principales aportes de este trabajo es proporcionarte
las herramientas para que tú mismo puedas medir a aquellos que
pretenden enseñarte.
Hay que estar muy atento para no caer en la trampa de los falsos gurus.
Aquellos que pretenden enseñar lo que nunca pudieron aprender y que
quieren conducir a los demás a donde solo llegaron con su imaginación.
Saben muy bien la teoría pero en la práctica no son muy diestros. La teoría
te la puede dar cualquiera, pero la vibración que viene de la coherencia
es realmente lo que resuena e inspira la fuerza para ayudarte a hacer los
cambios.
33
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
De esta manera el entendimiento de los tres primeros altares no solo
serán el camino de tu liberación sino la protección contra todos los lobos
disfrazados de corderos. Cuando creas encontrar un maestro analiza su
relación con el dinero, con la sexualidad, con las emociones y finalmente
qué hace con el poder.
El ser humano o el maestro que usa el poder para servirse a sí mismo no
es todavía un verdadero maestro ni siquiera un verdadero ser humano.
Abandonar el vicio del poder y convertirlo en servicio, es justamente
lo que abre la última puerta que separa a la mente del corazón. Más
claro ni el aire.
Los tiempos han cambiado y muchos somos testigos no solo de la ineficacia
sino del daño que causan algunos sistemas religiosos que ya no cumplen
o que nunca cumplieron la misión de ayudar a expandir la consciencia
humana. El voluntarioso acto de fe que te exigen las religiones, nunca
bastó ni bastará para liberarte y trascender las complejidades de la mente
moderna.
En estos tiempos creo más en un amoroso abrazo entre una nueva y
desprejuiciada ciencia y en la luz de algunos caminos ancestrales para
traer verdadero equilibrio y consciencia al planeta. Una nueva luz está
a las puertas, una nueva ciencia psicológica que será potenciada por la
inclusión de una nueva mirada sobre antiguas tradiciones.
Para llegar al corazón debemos primero comprender la naturaleza de
la mente (los tres primeros altares), y las personas que probablemente
puedan ayudarte con mayor efectividad son las que, con una mente
parecida a la tuya hayan recorrido todas las trampas y laberintos que
esconde el camino.
Por eso invertimos todo este tiempo en analizar y desmenuzar los
complejos mecanismos mentales y emocionales que están impidiendo
que la consciencia toque tu corazón.
Cada ser es una pieza perfecta del gran todo y cada uno cumple una misión
aunque no lo sepa y aunque no lo quiera. El que da, no podría acceder a
la gracia divina si no existiera el que recibe, y gracias a él puede seguir
dando y recibiendo. El uno necesita del otro. Tanto se beneficia el que da
como el que recibe. Al final todos damos y todos recibimos, pero hay que
mirar bien qué es lo que en verdad damos y qué es lo que recibimos.
Espero sinceramente que este mapa de la consciencia que aquí
presentamos te permita recorrer tu camino con mayor claridad y puedas
liberarte en el menor tiempo posible de los patrones mentales que has
creado y logres disfrutar de toda esa belleza que en realidad es tu propia
esencia, lo que en verdad eres.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
”…Cómo la mente se vuelve del color de la vida”
Vivimos realmente una época sin precedentes y este tiempo nuevo exige
una nueva ciencia y una nueva religión que dejen de estar al servicio de
confusos intereses para empezar a trabajar por el bienestar y la evolución
de la especie.
Cuando pude colocar la última pieza del puzzle exclamé maravillado en
mi interior: “¡Que simple!, ¿cómo no me di cuenta antes?”.
Si, es muy simple, la verdad no solo está ahí, delante de nuestros ojos sino
que la llevamos dentro y a donde vayamos.
En un acto casi desesperado de temeridad me atrevo a intentar poner en
palabras una interpretación del juego divino.
La consciencia universal (unidad) se precipita en el abismo subdividiéndose
infinitamente, creando la materia y depositando en el fondo trillones
de semillas de consciencia. Estas deberán ir creciendo hasta volver a
su estado de expansión y unidad. Estas semillas representan la energía
primordial de la madre que trata de ascender para unirse con la del padre
atravesando nuestro cuerpo-mente-universo.
¿Quién soy Yo? Yo al igual que tú, somos las semillas de ese árbol que
representa la consciencia pero en un distinto y hermoso momento de su
evolución.
Al comienzo no tenemos ni consciencia de nuestra mente, es más creemos
que solo somos nuestra mente y nos sentimos contentos cada vez que la
mente dice “YO”.
Todavía no entendemos que esa mente es como un carbón que luego de
estar sometida a condiciones muy específicas de tiempo y espacio (calor
y presión), se transformará en un diamante en bruto y luego de cortarlo y
pulirlo recién manifestará toda su belleza, su naturaleza cristalina, su luz.
Sería ridículo que el carbón salga a la calle a gritar: “Mírenme, mírenme,
soy un diamante, soy un iluminado, miren mi luz”.
Hay que cumplir el proceso y entonces recién podremos ver la verdad sin
filtros ni distorsiones y la luz entrará y saldrá de tu interior sin ninguna
alteración.
En su etapa inicial el carbón (nuestra mente) –que es la más pura expresión
de la diversidad- actúa por defecto como un filtro. Insisto, por defecto,
y según el color del filtro que maneja cada persona, distorsiona toda la
información que le llega –en base a sus propios patrones- manipulándola
e impidiendo ver la pura realidad.
Poco a poco la consciencia va desactivando patrones y corrigiendo su
distorsión. Después de mucho limpiar el cristal (la mente) deja pasar
la luz y la información sin alterarla.
La mente concreta tiene su propio proceso de evolución y tiene la misión
de proteger y ser algo así como el nutriente de esa valiosa semilla que es
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
la consciencia (que es lo que en verdad somos). Mientras la semilla crece
la mente asume la sagrada misión de protegerla y criarla hasta que la
consciencia puede hacerse cargo de sí misma. Cuando la consciencia logra
la mayoría de edad, le agradece y la venera como a su amada nodriza.
La mente lleva codificada una información precisa, un mandato. En su
máxima profundidad está oculta una orden superior que es nutrir y hacer
crecer la consciencia.
Pero al igual que cuando encargamos algo a una persona no muy despierta,
a pesar de darle las indicaciones precisas, termina ejecutando el trabajo
de cualquier manera o hasta en forma contraria.
Esta orden sagrada tiene como única misión la evolución del SER y para
ello debe garantizar tres cosas: primero la supervivencia, segundo la
reproducción y tercero la capacidad de expresión, la comunicación.
Así vemos que los tres instintos o necesidades básicas (Sobrevivir,
reproducirnos y expresarnos), coinciden “mágicamente” con los
tres niveles de nuestra mente concreta: Los tres primeros altares,
simbólicamente la Tierra, el Agua y el Fuego.
Cada uno de estos instintos elementales los analizaremos a la luz de cada
altar para entender cómo se consagran o se distorsionan.
Esta visión de la rueda de medicina -o la cuatripartición- que aquí se
presenta, es el conocimiento elemental de la creación; es un entendimiento
tan antiguo como la vida, que simplemente adoptó diferentes formas
durante toda la historia de la humanidad según la aproximación de cada
pueblo.
Es importante entender que al referirnos al rezo por las cuatro direcciones
no estamos hablando de cuatro direcciones cardinales con un contenido
simbólico que se perdió hace muchos años.
Este sistema de cuatro direcciones o cuatro elementos nos habla de todo
lo que podemos percibir como seres humanos en una realidad de tres
dimensiones de espacio y una de tiempo. Tres altares o espacios o niveles
dedicados a la mente concreta y un cuarto altar que muchas tradiciones
representaron como el “corazón”.
Es cierto que inicialmente nuestra mente asocia inmediatamente la
palabra corazón a aquel noble y generoso órgano en el centro del pecho
y esto nos confunde un poco. Pero ciertamente no estamos hablando
de él cuando usamos esa palabra en este libro. Nos estamos refiriendo
al cuarto centro energético, a un nivel de consciencia que representa la
trascendencia sobre las tres dimensiones de la mente (física, emocional
e intelectual).
Es muy interesante notar la sorprendente coincidencia con la
interpretación que hace Einstein sobre la realidad en la que reconoce tres
dimensiones de espacio y habla del tiempo como la cuarta dimensión.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Apoyado en la sabiduría ancestral, mi modesta intuición me dice que
ahí hay algo muy grande. Un verdadero abrazo entre dos mundos y el
entendimiento del origen de la manifestación. El Ser inmanifiesto se
convierte en la dualidad manifestada: espacio y tiempo. El tiempo
mantiene el principio de unidad mientras que el espacio se manifiesta
tridimensional…y a la vez infinito.
Sin embargo y a pesar que parece que nos hemos acercado a entender
algo grande, es solo el inicio. La visión total aparece cuando asumimos
nuestra realidad energética compuesta por siete niveles.
Imaginemos que vivimos en un edificio de siete plantas de las cuales
tres son niveles subterráneos, sótanos que cumplen funciones muy
importantes –entre ellas darnos soporte, estacionamiento, almacén, etc.pero solo habitamos en las tres primeras plantas por que nadie nos dijo
que teníamos permiso para habitar los cuatro pisos superiores.
De hecho el habernos acostumbrado a la oscuridad en estos niveles
subterráneos ha causado que nuestros ojos sufran mucho con el
repentino exceso de luz, por lo que mayormente preferimos la comodidad
de nuestra habitual penumbra. Cualquier contacto súbito con la luz hace
que la evitemos.
Hace poco más de dos mil años Platón escribió el mito de “la caverna”
para intentar ayudarnos a ver cuál podría ser la verdadera situación de la
mente y la probable dimensión de la vida. Hace pocos años nos entregan
con máxima tecnología y súper efectos la película: “Matrix”, pero para la
mayoría de humanos ambas no dejarán de ser buenas historias y parte
del “entretenimiento”.
Nuestra realidad total está compuesta por estos siete niveles, nuestras
siete moradas, pero nuestra consciencia no las habita todavía. Cada
persona comparte su información desde el nivel que conoce y habita
(nivel al que llama “realidad”). Así cada persona “decide” arbitrariamente
cuál es “la realidad” desde sus patrones mentales, sin tener en cuenta
la posibilidad de otras realidades. Lo maravilloso es que mientras más
“realidades” conozcas y habites, tu consciencia se tornará más incluyente
y en consecuencia tanto más lejano te encontrarás del conflicto y de la
necesidad de imponer tu “propia” visión de las cosas.
Lo mayor comprende, a lo menor. Lo menor nunca podrá comprender
o incluir lo mayor. El desarrollo de tu consciencia se evidenciará por tu
capacidad de incluir y comprender.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Luz
En este momento evolutivo de la humanidad, el Tiempo nos da la clave
para entender cómo la luz es nuestra barrera dimensional.
Dice nuestro querido maestro Einstein que si se superara la velocidad de
la luz el tiempo debería empezar a retroceder. En otra parte explica que
“un objeto al acercarse a la velocidad de la luz irá aumentando su masa
hasta volverse infinita”, por lo que si no ocurre un milagro ningún objeto
material puede alcanzar la velocidad de la luz…a no ser que este objeto se
vuelva LUZ en el camino.
Esta es nuestra modesta propuesta para intentar explicar como podemos
trascender los límites naturales de nuestras cuatro dimensiones o
nuestros cuatro altares.
La luz no solo viene de afuera, del cielo, de las estrellas sino que también
viene de adentro, de nosotros, de la “Tierra”, del microcosmos, de nuestra
gran oscuridad.
Ambas luces –la de afuera y la de adentro- no son sino una sola que anhela
reencontrarse, como la gota y el océano, y nosotros seremos simplemente
la causa o el obstáculo para esta unión.
La semilla de la Luz depositada en el interior de nuestra “Tierra” quiere
crecer y llegar a ser grande y depende de cada pequeña decisión que
tomamos en nuestra vida para que esta crezca o disminuya.
Todos buscamos la Luz en nuestras vidas, hasta las plantas compiten por
ella en los bosques para poder crecer. Sin embargo muchos buscan la
iluminación o la sabiduría con la ilusión de ostentarlas como alhajas que
adornen sus egos y para conseguirlas son capaces de cometer las más
curiosas atrocidades, vaya paradoja.
Qué juego más oscuro puede crear nuestra mente para impedirnos ver
esta realidad y que solo por soberbia no reconozcamos nuestros errores
y el daño que hemos causado.
Tanto la luz que desea ingresar como la interior que desea manifestarse
lo harán a través del cristal de nuestra mente. La falsedad, el autoengaño,
la soberbia, la avaricia y todo lo que podríamos considerar vicios, son las
manchas que ensucian nuestro cristal e impiden que la luz entre y salga
de nuestra vida.
Por eso insistimos tanto en que la gran iluminación empieza con la
pequeña verdad de lo cotidiano, limpiando una a una todas nuestras
máculas, allí se encuentra todo el poder de hacer crecer nuestra luz. Si
no cuidamos y alimentamos nuestra pequeña luz esta nunca llegará a ser
grande. Tampoco podrá crecer si para lograrlo despojamos a otro de su
felicidad, de su alegría, que es su luz.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Si quieres encontrar la gran verdad, busca primero tu pequeña mentira.
Las pequeñas mentiras van a ser como la maleza que envuelve y compite
con la plantita que quieres cuidar, restándole nutrientes y energía. En
algún momento tienes que elegir: O arrancas la maleza o se muere tu
plantita.
El verdadero sentido de la impecabilidad está en la capacidad de retirar,
limpiar o disolver todas las manchas, pecas o distorsiones en el cristal de
nuestra mente. No le debes explicaciones a nadie, todo es ante ti mismo.
Ante el reto de semejante empresa muchos deciden condenar –a la
impecabilidad- como imposible o innecesaria, convirtiéndola en una
quimera solo apta para locos.
Mas decir que no existe o que no es necesaria es como negar la existencia
de un Norte o de su importancia. ¿Cómo navegar sin ninguna referencia?
Creo que un camino impecable no lo tiene solo quien puede iluminar
todas las zonas oscuras de su mente, sino también quien vive consagrado
a darse cuenta de su propia oscuridad. Es un tema de actitud.
La muerte iniciática o la noche oscura del alma
Para encontrar la punta de la madeja, así como para poder ver lo esencial
y recuperar el orden elemental, uno a veces necesita confrontar una
situación límite, tener un encuentro con lo real y lamentablemente para
muchos lo único real que van a encontrar en esta vida es su propia muerte.
Sin embargo para suerte de todos nosotros, la vida está llena de pequeñas
muertes que nos pueden ayudar según su propia dimensión a encontrar
algo cada vez más real.
La muerte iniciática es un evento casi inevitable en la vida de muchos
místicos, shamanes o sanadores. Los relatos acerca de ella están presentes
en la mayoría de las tradiciones de las culturas del mundo. Es el sello de
legitimidad de los procesos evolutivos en muchas tradiciones. Representa
el punto de quiebre, el antes y el después en la vida de alguien que, gracias
a un proceso de maduración natural, le toca dar un paso más y emprender
un camino sagrado.
En esta zona de los andes peruanos se considera como el más grande
reconocimiento de los espíritus y poderes de la naturaleza cuando una
persona es tocada por un rayo.
Si sobrevive, a partir de ese día gozará de por vida de esta “bendición” y
los miembros de su comunidad lo reconocerán como un hombre o mujer
sagrado. Alguien que tiene el permiso de realizar apropiadamente las
ofrendas para la Pachamama.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
En México existe también la imagen del “granicero” que es bastante
parecida. En la Amazonía, la mayoría de los verdaderos curanderos no
“decidieron” ser curanderos porque es un buen empleo. La mayoría
-sobre todo los mejores- sufrieron alguna enfermedad mortal. Tal vez
alguna enfermedad desconocida o provocada por algún brujo o quizá una
mordedura de víbora; lo cierto es que tuvo que haber un detonante de
primer orden que movilizara todos sus recursos obligándolo a hacer un
esfuerzo supremo para salir adelante.
Generalmente para vencer una enfermedad terminal, o el daño causado
por la brujería uno tiene que dietar intensamente durante mucho tiempo.
Es entonces que cuando logra vencer la enfermedad ya se encuentra a
más de medio camino de ser curandero y el tramo restante aunque no
más fácil por lo menos ya se ve conocido.
La muerte no es un hoyo negro al final del camino en el que caeremos
todos algún día. La cercanía a la muerte también puede ser la motivación
para un gran cambio. ¿Qué tipo de poder esconde la muerte para generar
verdaderas y radicales transformaciones? No creo que sea solo el simple
miedo, creo que hay algo mucho más poderoso.
En lo personal he observado que cada vez que nos aproximamos a la
muerte –sea a la propia como a la de alguien cercano- nos da una claridad
inconfundible cuyo sabor es inolvidable. De alguna forma entramos
en un estado expandido de consciencia al que muy pocos son capaces
de sustraerse. Nuestra consciencia se vuelve a sintonizar con el orden
natural de las cosas y el pequeño y cotidiano caos de nuestra mente queda
suspendido hasta nuevo aviso.
De hecho ya se conocen estudios que dicen que en el momento previo a
la muerte nuestro cerebro produce una cantidad inusual de DMT y por
experiencia sé que esta también se transmite vibracionalmente. Por lo
que basta estar cerca de un moribundo o de un difunto para entrar en
otro estado de consciencia.
Sin embargo la muerte iniciática significa para la mayoría algo menos que
una alegoría esotérica, sin saber que inconscientemente puede ser el pan
de cada día. Solo los que tuvieron la “dicha” de experimentarla saben que
no tiene nada de alegórico.
Si miramos bien de cerca las coincidencias entre una muerte y la otra, son
completas. Encontraremos que lo único que las diferencia es que en la
muerte iniciática lo único que no muere es el cuerpo físico.
No obstante creo que hasta ahora no hemos podido sino abordar el tema
desde la perspectiva más clásica, la que ve a la muerte como un final. Esta
visión es en extremo fragmentada y parcial porque todo final es siempre
un nuevo comienzo. Un comienzo no sabemos exactamente de qué, pero
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
sí, un nuevo comienzo. Prefiero dejarlo ahí para declararme amante del
gran misterio y persona que evita en lo posible cualquier especulación,
especialmente religiosa.
Lo más rescatable de todo esto es quedarnos con la idea que comienzo
es a final como muerte es a vida, por lo que la vida y la muerte son una
sola. Uno muere a ciertas cosas para vivir en otras; Uno muere en ciertas
esferas para renacer en otras; Uno muere ante los malos hábitos para
renacer en las virtudes.
Fue gracias a una experiencia muy intensa con Wilka (una planta sagrada)
hace muchos años que tuve la suerte de comprender el proceso biológico
del nacimiento, la maravillosa enseñanza oculta en él. Algo que se hace
imprescindible para poder llevar a cabo la gran obra de parirse a sí mismo
o transformarte en tu propio hijo, el “hijo del hombre”, el hijo de tu mente.
Tuve una experiencia intrauterina, sumamente intensa, “larga” y
angustiante. Comprendí claramente que el nuevo ser no ve que está
naciendo, su lectura es contraria, él siente que está muriendo, (así siente
la gran mayoría que intenta dejar la mala alimentación) uno siente
angustia, claustrofobia y sensación de asfixia.
Pasada la experiencia –bastante traumática- me puse a rememorar y
reflexionar sobre lo vivido –o lo morido- antes de mi propio segundo
nacimiento.
Lo más importante fue entender el proceso desde el comienzo. Al principio
desde que ya somos un pequeño ser de dos meses, es probable que nos
toque gozar y nadar en un mar de ternura y protección. Paulatinamente
vamos creciendo y un día ya no podemos nadar tan a gusto, ni dar
tantas vueltitas. El lugar se va haciendo estrecho e incómodo, hasta que
finalmente tenemos que enfrentar lo inevitable: Todo se pone de cabeza,
todo se vuelve al revés. En los días previos al parto por lo general nos
acomodamos de cabeza y descendemos hacia el canal de parto. En este
acto biológico hay dos enseñanzas fundamentales.
La primera es que dentro del vientre materno vivimos hacia los últimos
meses en posición invertida. Esta analogía es muy propia para expresar la
sensación de inadaptabilidad que uno experimenta en relación al mundo
una vez que ha comenzado su proceso de expansión de consciencia. Esta
acabará en el mejor de los casos con la muerte iniciática o quizá hasta
con la muerte física, pues cualquier pequeño desbalance o desequilibrio
es amplificado al incrementar la velocidad de la rueda (la frecuencia
vibracional)- generando la propia destrucción.
Uno empieza a percibir que todo el mundo está al revés o que uno está
al revés de todo el mundo. En ambos casos es sumamente desagradable
la sensación de desarraigo, de orfandad, de no tener familia, de no
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
encontrar tribu, de no pertenecer a este mundo. Me reí mucho tiempo
de mí mismo llamando a esta etapa el síndrome del patito feo. Esta etapa
causa sufrimiento incesante hasta que sencillamente uno lo acepta: Es
así, vamos contra la corriente. Ármate de valor y sigue tu camino. No
podemos satisfacer nuestros requerimientos evolutivos y a la vez seguir
atados a los patrones de una mente colectiva que no tiene como prioridad
evolucionar.
La segunda lección -igual de importante- que aporta la experiencia
prenatal, es que cuando ya “estamos de cabeza” a cada instante todo se
va volviendo más estrecho, más incomodo y apretado, sensación que
culmina con la muerte, o sea el parto, o sea la vida.
La experiencia claustrofóbica de los últimos días está grabada en lo más
profundo de nuestro ser. Esto se traduce como “el camino estrecho” que
describieron muchos iniciados. El filo de la navaja. Así se vuelve el camino
para alguien que está a punto de nacer.
Desconfía de los que te venden un camino ancho. Tampoco tiene sentido
intentar forzar las cosas y tratar de nacer antes de tiempo, tratar de Ser
antes de estar listo, eso es un aborto.
Aparentemente uno pierde libertad y es ahí donde las lombrices se
reúnen para burlarse del sueño de la oruga que quiere volverse mariposa.
Mucha gente te dirá: “¿De qué te sirve un camino en el que no puedes
comer esto, ni tomar aquello y mucho menos pensar o decir ciertas
cosas?, Quédate con nosotros al abrigo de la manada y no trates de ser
diferente…”
“Comer excrementos es muy nutritivo” (lo dicen cincuenta mil millones
de moscas). No sigas el consejo de las moscas, sigue el de tu corazón.
Recuerdo que en los primeros años de ceremonias mi consciencia me
reclamaba por todo el sufrimiento que había causado –“hasta sin querer”mas luego, cuando creí que había purgado todas mis faltas y me disponía
a tomar unas “vacaciones”, la consciencia me reclamaba todo el bien
que podía hacer y que sin embargo dejaba pasar. Entendí que no hay
vacaciones para la consciencia.
Cuando uno va remando contra corriente las vacaciones significan
retroceder y muchas veces perder mucho de lo avanzado.
Suelen preguntar: “¿Cómo saber cuánto debemos esforzarnos?” Creo que
el límite de tu carga lo reconoces cuando pierdes tu sonrisa. Pero esto no
debemos malinterpretarlo creyendo que puedo soltar mi carga cada vez
que me molesta, cuando la idea es poder llevar una carga cada vez mayor
pero siempre con una gran sonrisa.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Por último, el esfuerzo supremo que tenemos que hacer en el parto para
liberarnos de ese estado de opresión y abrirnos paso hacia la luz está
grabado en nuestra memoria más profunda y es la gran reserva energética
a la que recurriremos cada vez que tengamos que enfrentar situaciones
límite.
No se puede retroceder, en esta situación la vida solo nos deja una opción:
¡Adelante! a pesar de las dificultades si queremos ver la luz.
Estamos muy lejos de lastimar a las madres que por alguna razón no
pudieron gozar de un parto natural, pero sí es nuestra intención, llamar
la atención sobre una sociedad en donde los “médicos” recomiendan y
realizan cesáreas en casi el 60% de los partos siendo la gran mayoría
innecesarias.
A parte de robarle a la mujer uno de sus más grandes poderes, uno de los
momentos más sagrados de su vida, están matando en la humanidad el
impulso de esforzarse en su camino hacia la luz.
Si bien la muerte iniciática o la noche oscura del alma, más allá de cuán
cercana o lejana esté en nuestras vidas, no es ajena a nosotros y por
fractalidad cada uno reproduce en su propia dimensión este proceso.
Todo el tiempo estamos experimentando situaciones que pueden ser
entendidas como pequeñas muertes o pequeños nacimientos en otros
niveles de consciencia.
“Solo en la noche más oscura se puede ver las cosas tan claras”
Evolución
Me pregunté mucho tiempo sobre el sentido de la Vida. ¿Qué significados
puede tener?, ¿para qué es toda esta maravilla que llamamos vida? Luego
de contemplar muchas posibles respuestas la que siguió resonando con
los años fue la palabra EVOLUCION.
Este mensaje está grabado en todos los genes como una guía, una
orientación suprema hacia donde dirigir nuestros esfuerzos.
Todo en el universo evoluciona, por lo menos en términos generales.
Evolucionar significa pasar de un estado a otro mejor, a uno más perfecto.
Entonces se supone que nuestro paso por esta vida nos debería llevar a
un mejor estado de ser y de consciencia, siempre a uno más perfecto, pero
esto no es real en la mayoría de los casos.
Incluso asumiendo que una temporal involución es parte del juego hay
que estar muy atentos, porque si bien la evolución es el probable sentido
de la vida, cada especie tiene la posibilidad o no de cumplirla, no es
una obligación inexorable. Es apenas una orientación, una propuesta, y
muchas especies ya se extinguieron por no poder tener una respuesta
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
inteligente ante los desafíos. Por lo que es un buen momento de reflexionar
si realmente como especie ¿estamos evolucionando?
Para empezar, la mayoría de los cuerpos empiezan a manifestar
enfermedades y discapacidades mucho antes de lo que deberían. Pasados
los treinta años los pésimos hábitos alimenticios comienzan a pasarnos
la factura. Es incomprensible el cinismo y la complicidad de casi todo los
gobiernos que permiten que tanto la ciencia médica como la información
nutricional esté en manos de irresponsables grupos económicos. Muchos
de ellos sobornan a los gobiernos para que les permitan seguir vendiendo
alimentos que son la causa de muchas enfermedades.
Salvo un pequeño grupo de personas obsesionadas con su apariencia, la
gran mayoría va cayendo en el descuido absoluto de su cuerpo y su salud
con resignada naturalidad.
Si nuestro alimento fuera el correcto no tendríamos por qué sufrir
tales deformaciones, ni padecer tal cantidad de enfermedades. Así que
físicamente no evolucionamos.
Mentalmente, la mayoría de personas con los años adquiere una rigidez
cadavérica en su mente, incluidos los que dicen seguir un camino
espiritual y más aun, sus propios líderes.
Normalmente las personas “mayores” ya se han hecho una opinión
de todo en la vida y muy pocas veces están dispuestas a cambiarla. La
mente fresca y abierta de los jóvenes y adolescentes se va convirtiendo
con el tiempo en una mortaja inflexible de aceradas cadenas, que son sus
“propios” pensamientos. Así que en ese sentido tampoco son muchos los
que evolucionan.
Finalmente para una gran mayoría la evolución se restringe a la mejora de
su condición económica. Acumular dinero y posesiones que le permitan
“gozar” de mayor comodidad. Pero el exceso de comodidad no nos hace
fuertes, nos debilita, nos hace dependientes, incluso nos impide desarrollar
la capacidad de autogenerar la verdadera felicidad que debería brotar del
interior. Además, esta pretendida prosperidad económica está basada
en muchos casos en el daño que generamos a la Madre Tierra y en otros
muchos en renunciar “conscientemente” a principios éticos e incluso a la
mínima solidaridad que se puede esperar de cualquier ser humano.
Todo por tratar de llegar a la cúspide y complacer a un ego que se volvió
adicto a la admiración, al reconocimiento y al poder. Así que si logramos
tan solo el éxito económico no podremos decir que hemos evolucionado
realmente.
Lo más importante de todo esto es saber por dónde empezar. Todo
empieza y termina en la consciencia, en la posibilidad de observar
nuestras caóticas y desastrosas emociones y pensamientos, y saber que
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
existe la posibilidad de evolucionar elevándonos por diferentes niveles
mentales hasta tener una mente abierta, amable, bondadosa, creativa.
Ella será el verdadero motor de nuestra evolución y la que nos permita
mejorar en todas las dimensiones: física, emocional, intelectual y hasta
económicamente.
Una mente que busque generar abundancia solo para compartirla, que
pueda honrar el sexo como la divina expresión de la energía creativa y
que finalmente entienda que el verdadero significado del poder es: poder
servir.
Algo importante que nos involucra a todos -por el apretado tejido del
que todos somos parte- es saber que si tú evolucionas estás ayudando
a que todo tu entorno evolucione. Por lo que no es un acto de egoísmo,
sino un acto de amor fundamental. Debemos tomar consciencia que
todos influimos en todos y en todo, trayendo luz u oscuridad, creando
sufrimiento o belleza.
Luz y oscuridad
Esta evidente desorientación evolutiva por la que atraviesa nuestra
especie nos invita a reflexionar sobre dos fuerzas aparentemente
antagónicas (luz y oscuridad) que se expresan tanto dentro como fuera
de nosotros.
Durante muchos años miré con sospecha la concepción maniquea del
mundo (una eterna confrontación entre el bien y el mal). Los humanos
luchando en la arena contra Satanás y sus demonios, mientras “Dios”
contempla inmutable cual emperador romano el desenlace del combate.
Esta infantil visión ya es totalmente insufrible; sabía que tenía que haber
una mejor forma de entender esta aparente confrontación.
Es imposible negar el mal como una realidad en este mundo pero creo
que puede haber otras formas de entenderlo y sobre todo manejarlo.
Como seres humanos estamos sujetos a enfrentar calamidades y
sufrimientos, desde enfermedades hasta desastres naturales. Por lo que
es un hecho innegable que existe el mal o el sufrimiento como parte de la
naturaleza, sin embrago su actual magnitud está sobredimensionada al
estar potenciada por la inconsciencia de la actual lógica dominante (y por
su magnitud podría considerarse otra clase de desastre natural).
Este sistema económico, político y social, pierde cada año un poco más
de su original sutileza para empezar a manifestar –cada vez con menos
vergüenza- su monstruosa y grotesca enfermedad: La corrupción.
Fruto de su descomunal adicción al poder está creando cantidades
nunca antes vistas de sufrimiento innecesario.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Sin embargo, esta contradicción al ser analizada desde el sistema de la
cuatripartición encuentra más y mejores lecturas. Con este entendimiento
las cosas pueden encontrar un nuevo equilibrio, al menos dentro de
nuestro ser.
Al dividir la dualidad y entrar en una lógica de cuatro elementos,
podemos ver el mundo de una forma realmente nueva. Si en el mundo
crece la inconsciencia también crece la consciencia simultáneamente, si
se desborda la cantidad es más fácil reconocer la calidad.
Recordemos que cada ser es una dualidad en sí mismo, compuesta por
mente y corazón y que el corazón representa el principio de unidad, el
principio divino de identidad con los creadores, mientras que por otro
lado la mente -que representa el principio de infinita diversidad- puede
manifestar los extremos de la dualidad humana, con toda su luz y con
toda su oscuridad.
A partir de esta óptica es un poco más fácil comprender las atrocidades
que puede hacer la mente de cualquier ser humano, especialmente la de
quienes están más confundidos y/o enfermos. Y vaya si lo están aquellas
personas que impulsan y defienden un sistema como el actual, en el que
se permite que haya personas billones de veces más ricas que otras,
generando todo tipo de corrupción e injusticia.
La actual sociedad no es sino el reflejo de la mente de unos cuantos seres
altamente desequilibrados pero con miles de millones de dólares.
El primer problema no está en cuánta riqueza pueda acumular alguien,
está en no percibir el profundo deterioro en los valores a los que nos ha
llevado nuestra incapacidad de poner un límite al enriquecimiento o al
propio crecimiento de nuestro ego. Esto es lo que genera corrupción y
deterioro en todos los niveles.
Evidentemente que la mejor opción sería que la consciencia de cada ser
humano autorregule su propia avidez por el poder y el dinero, pero lo
que recién estamos empezando a entender es que no estamos hablando
de seres humanos normales que están buscando la consciencia, sino
de un pequeño grupo que ha caído en los vicios más oscuros de las
profundidades de la mente humana.
Y el segundo está en los medios que utilizamos para obtener el dinero.
Una propuesta que queremos aportar para construir un nuevo orden
social, es que la capacidad de generar y acumular riqueza debería ser
vinculante; es decir, que la riqueza del hombre más rico guarde una
proporción razonable con la del más pobre.
Como muchas personas de este planeta trabajo de doce a dieciséis horas
cada día, sin embargo me bastan dos o tres horas para generar recursos
para sostener mi familia. El resto de tiempo trabajo tratando de crear
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
herramientas y canales de liberación que puedan ser útiles a otras
personas.
La verdad más contundente de estos tiempos es que la riqueza o el poder
ilimitado produce corrupción ilimitada. La mayoría de los intentos de
poner un límite a ese oscuro poder ha terminado con el asesinato de los
defensores del equilibrio.
La historia de Julio César -aquel famoso emperador romano- asesinado
por su hijo adoptivo, fue uno de los más antiguos reportes de este tipo de
casos.
Julio César fue un general romano que llegó a emperador. Como militar
proveniente de las clases populares no veía con agrado la explotación del
pueblo por parte del Senado. Por ese entonces la acumulación de tierras
por parte de los patricios romanos había creado mucho malestar en el
pueblo. Julio César decidió salir al frente y proponer una ley limitando la
tenencia de la tierra a un número razonable de hectáreas. El Senado se
sintió agraviado por este hecho y no encontró mejor opción que eliminar
a su emperador. Por eso cuentan que sus últimas palabras fueron: “¿Tú
también Bruto?”.
Uno de los últimos crímenes de esta magnitud fue el asesinato del
presidente estadounidense JFK, quien reconoció que el verdadero poder
en EEUU no lo tenían los presidentes sino los banqueros que controlaban
la reserva federal. El banco encargado de emitir la moneda nacional no
pertenece al gobierno sino a la banca privada. Es el único país del mundo
en el que la moneda nacional no pertenece al gobierno. Esto ponía en
evidencia una de las farsas más grandes del mundo: la más grande
“democracia” del mundo era una estafa: El poder no pertenece al pueblo
sino a los banqueros.
JFK se dio cuenta de que no servía de nada tener el gobierno nominalmente
mientras el verdadero poder del sistema -que es el económicopermaneciera en manos de intereses contrarios a la nación.
Decidió crear un nuevo dólar que estuviera bajo el control del gobierno
estadounidense. No pasaron muchas semanas desde su histórico discurso
denunciando la mafia de los banqueros hasta que decidieron asesinarlo.
Hasta ahora la forma de enfrentar al “mal” y a la “oscuridad”, se ha hecho
desde un lugar incorrecto logrando en muchos casos el efecto contrario.
Casi todos los movimientos reivindicativos en la humanidad han elegido
la violencia y el odio como forma para lograr sus objetivos.
Mas en el siglo pasado pudimos observar magistrales ejemplos de cómo
obtener logros concretos mediante la no violencia.
Sobre esto, creemos que podemos aportar que no basta el no usar
medios violentos sino el elevar nuestra vibración hasta la compasión,
la comprensión y finalmente –si se puede- el amor por estas personas
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
que tienen un corazón como el nuestro pero sus mentes están llenas de
ignorancia y oscuridad. Parecen ser los más inteligentes –de hecho así
se creen- pero en realidad no lo son, no tienen idea de la felicidad que se
están perdiendo.
La verdadera consciencia no puede ignorar semejante desequilibrio
social. Sin embargo llenarlos de insultos es llenarnos de odio; esto nos
perjudica a nivel físico y emocional y además nos ubica en una posición
poco eficiente para obtener lo que deseamos, que es la felicidad de todos
los seres. Por eso podemos ver la enfermedad en la mente de ciertas
personas y seguir respetando su esencia sagrada, no contaminándonos
con las emociones extremas de indignación hacia quienes hacen tanto
daño. Por el contrario se trata de seguir amándolas y compadeciéndolas
porque están gravemente enfermas y ni siquiera se dan cuenta.
Sé que para algunos incrédulos esta idea puede resultar ingenua, pero
más allá de que odiar no resuelve ningún problema, el generar emociones
negativas solo daña a quien las produce.
Continuando con el estudio de la dualidad, podemos encontrar dos tipos
fundamentales: una complementaria y la otra antagónica y destructiva.
La complementaria podría estar representada por la relación entre el
creador y su creación, mientras que la antagónica o destructiva pertenece
solo al ámbito de la creación. Para dejar de enfocar nuestra vida en
esa dualidad destructiva hay que empezar a buscar otras opciones y
relacionarnos de diferente manera con la creación, abriéndonos a vivir
simultáneamente en la dimensión vertical y reconociendo y asumiendo
esa parte en nosotros que también es creador o creadora.
Visto de otra manera: Durante nuestro proceso de evolución hay un
momento en que las cosas se pueden poner tan mal en el plano horizontal
que nuestra supervivencia –física y emocional- nos obliga a desplazarnos
y buscar refugio en el eje vertical.
Esto lo comprenderemos mejor cuando lleguemos al altar del fuego.
Descendemos, nos enterramos en el regazo de la madre tierra,
cubriéndonos y protegiéndonos con verdadera humildad, pero la
rueda gira y lo que está abajo de pronto se encuentra arriba.
Podemos observar el conflicto inherente a la creación de la siguiente
manera: Al dividir la dualidad básica del bien y el mal encontramos que
en el campo del mal existe un “mal” inevitable -que será motor de nuestra
evolución- y también encontramos un tipo de “mal” que es perfectamente
evitable y que debemos aprender a minimizar. Tanto el que llega a
nuestras vidas como el que nosotros mismos generamos.
48
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
A veces me toca estar de paso por una ciudad grande y veo miles de
personas apuradas, corriendo de un lado a otro cuyas prioridades son
consumir y sobrevivir. Millones sin trabajo adecuado, como habitantes de
un mundo paralelo, marginados, enfermos, violentos.
Son varios miles de millones de seres en el mundo que no han tenido
la oportunidad de una buena educación que les permita encontrar un
sentido más profundo a la vida.
Este grupo humano crece más y más y los gobiernos lo que hacen es
aumentar el número de cárceles, policías y cámaras de vigilancia, no así
el de maestros, escuelas y oportunidades.
Pero esto ya no es un tema solo de los gobiernos, la verdad desnuda es que
no queremos reconocer que todos somos cómplices en mayor o menor
medida de que el sufrimiento innecesario crezca y domine el planeta.
No podremos evolucionar dentro de una supuesta burbuja de bienestar
sin hacernos responsables de la parte que nos toca como miembros y
partes de este todo, sin hacernos conscientes y responsables del pasivo
que genera nuestra pretendida iluminación.
Ya los estamos viendo en estos días a través de la crisis de refugiados
en Europa, las consecuencias de siglos de oprobio y explotación, después
de este fenómeno Europa ya nunca será la misma. La globalización de la
pobreza y la desesperación está en marcha.
Si por un lado reconocemos que en las más altas esferas del poder no
existe la voluntad de conceder una educación de calidad que permita la
evolución de la mayoría de seres humanos, debemos reconocer que ellos
actúan así porque nosotros se lo permitimos.
Así que nuestra pasividad y nuestro conformismo frente a las corruptas
intenciones del sistema se oponen a nuestro deseo evolutivo. Cada
acto que realizas que apoya a este sistema corrupto va en contra de tu
evolución.
El primer paso sería llegar al consenso de la grave enfermedad de
nuestros gobernantes, que sufren una verdadera adicción al poder y al
dinero y que de ninguna manera está entre sus prioridades la evolución y
el bienestar de los pueblos.
Esto no debería ser tomado a la ligera. Es como tener en la familia a un
miembro adicto a la heroína o la cocaína; pero lo peor de todo, es que en
la familia humana los adictos son los supuestos padres (quienes están
gobernando el planeta).
Lo siguiente es entender claramente, que la mayoría de los gobiernos ya
no gobiernan para los pueblos, sino que han sido sometidos por el poder
económico de los adictos mayores.
Tercero, para poder seguir gobernando de forma impune se necesita
un sistema educativo que mantenga a la población en la ignorancia, de
49
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
manera que impida que queden al descubierto sus oscuras intenciones.
Son miles de millones de dólares invertidos en crear una niebla de
confusión, distracción y “entretenimiento” para que el ciudadano de a pie
no pueda reconocer el origen de sus males, y simplemente se dedique y
pierda su energía despotricando contra sus gobernantes.
En la base de la pirámide está toda la gente que trabaja, un peldaño
más arriba se encuentran “los gobiernos”, por encima de los gobiernos
las corporaciones, arriba de las corporaciones los bancos, encima de los
bancos los grandes bancos y arriba de los grandes bancos unas cuantas
familias que merecen toda nuestra compasión.
Pero lo que este grupo de poder quiere (a parte de perpetuar sus
privilegios) es que las personas que trabajan nunca los vean, nunca
puedan llegar hasta el origen del problema y se mantengan intoxicados
emocionalmente criticando a los títeres de turno.
Por todas estas razones creo que la educación es en este tiempo el punto
esencial. No me refiero únicamente a la educación escolar o universitaria
sino a todo lo que te enseña la sociedad, en todos sus niveles, pasando por
el “arte” y los medios de comunicación. Es imperativo que la educación
deje de ser una forma más de dominación y de esclavitud para que
empiece a estar al servicio de la evolución.
Muchos se preguntarán: ¿qué puedo hacer yo frente a semejante
monstruo? Y responderán: mejor me concentro en lo mío y sigo “mi
camino espiritual”.
Yo les diría, nada más lejos de la realidad ni reñido con la evolución que
desestimar el poder transformador que tenemos. Si bien el desenlace de
la danza entre la luz y la oscuridad en este planeta no está garantizado
-con final feliz al estilo “Avatar”- la posibilidad de traer luz al mundo no
es solo una prerrogativa sino una obligación.
Así que nuestra evolución pasa necesariamente por hacer todo lo que
podamos para cambiar este mundo, minimizando todo el sufrimiento
innecesario creado por las fuerzas del caos y sus adictos representantes.
La respuesta es, no puedes crear consciencia adentro sin asumir tu
responsabilidad y crear consciencia “afuera”. Si quieres ver un cambio real
en el mundo en los próximos 20 años no puedes únicamente encerrarte
en tu cuarto a cantar mantras.
Aunque esto sea duro de aceptar es necesario decirlo: Es casi inimaginable
el esfuerzo que hay que hacer para no quedarse dormido y empezar a
soñar que estamos caminando, que estamos evolucionando, que hemos
terminado con el autoengaño.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Los sueños, son sueños, son visiones, pero para realizarlos primero hay
que despertar y eso cuesta mucho trabajo, mucha energía. Tienes que
aprender a reconocer que estás soñando el juego de tu mente, luego a
entrar en tu sueño y aprender a moverte dentro de él, para finalmente
juntar la energía y la experiencia necesaria que te permite tener el valor
de despertar.
A veces despierto a media noche, pero no completamente, quizá solo lo
suficiente como para percibir algo: quizá tengo frío o debo ir al baño y
dependiendo de la urgencia es que reúno la fuerza para despertar. No sé
si esto les dice algo.
Hacia la luz
La luz y la sombra danzarán en tu Espacio de tres dimensiones al que
llamamos cuerpo-mente. Avances y retrocesos, milímetro a milímetro
ganarás o perderás terreno. Luz y oscuridad,
mentira y verdad se enfrentarán dentro de tu cuerpo-templo-universo;
este será el escenario.
No será poco el esfuerzo que tendrás que hacer para conocer y luego
iluminar tanta oscuridad escondida en nuestra parte inconsciente.
Mientras más oscura te toque la noche más intensa será tu luz
cuando llegue la mañana. Este es el más grande secreto y el que te va a
llevar de la muerte a la vida. El que tiene miedo a su oscuridad y la oculta
o la justifica y no la enfrenta, nunca se convertirá en luz. Solo dejándote
cubrir y reconociendo semejante oscuridad adentro y afuera, puedes
comprender la naturaleza de la luz.
La luz no viene solo de afuera y menos aparece gratuitamente, tienes
que encontrarla y solo responde a la más pura y honesta invocación que
desde tu corazón realizas. Tienes que querer la luz más que el aire que
respiras. Encontrarás la luz solo cuando sea el más poderoso deseo de
tu ser. Por eso de nada te servirá pedir y rezar cuando no haces ningún
esfuerzo por convertirte en pequeña luz y quieres vivir rezando desde la
comodidad de tu penumbra. Tu luz crece a partir de los pequeños actos
de tu vida cotidiana.
Solo la luz puede invocar la luz, solo la belleza puede apreciar la belleza,
solo la divinidad puede ver la divinidad. Solo el Dios que hay en ti puede
ver al gran Dios, solo la Realidad que hay en ti puede ver la gran Realidad.
Si te mientes a ti mismo, si tu vida es un puzzle de pequeñas mentiras ¿de
qué realidad podemos hablar?, ¿de qué Dios podemos hablar?
La noche oscura del alma no es solo un mito, es un proceso muy similar
al nacimiento biológico de cualquier ser humano. Pretender darse a luz
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
o parirse a si mismo -sin la agonía prenatal- es la pura ilusión de quienes
creen que pueden saltarse alegremente su propia oscuridad.
No solo hay que aprender a disfrutar el perder algunas batallas, hay
que comprender que debemos disfrutar el dar la vida, porque solo
obedeciendo una ley mayor uno adquiere una consciencia mayor. En
esto no hay engaño, no puede haber engaño.
La verdadera experiencia transpersonal comienza cuando el Ser explora
otras dimensiones de la existencia más allá de su propia mente, más allá
de la muerte de muchas de sus creencias que sustentan su personalidad.
Si todavía estás dominado por tu ego y tus creencias, nunca comprenderás
lo que está pasando más allá de tus fronteras.
Mucha gente queda atrapada en su mentira y siguen corriendo
desesperados detrás del dinero, el sexo y el poder, aunque lo quieran
disfrazar de mil maneras incluso de espiritualidad.
¿De qué tamaño tiene que ser la muerte del ego para que realmente el Ser
(la consciencia) pueda recobrar el control?
Hace algunos años atravesaba una de las crisis más grandes de mi vida y
estaba literalmente en el piso, muriendo. Escuchaba muchas voces dentro
de mí y hubo una que me hizo reaccionar, esta decía: “Cuando salga de
esta, -si es que salgo- disfrutaré mucho alardeando sobre lo que me pasó”.
Sentí de pronto tanta indignación, enojo y hasta asco con esta parte de mi
mente por su superficialidad y total falta de respeto. Me estaba muriendo
y mi mente no me respetaba, solo esperaba el ridículo momento de contar
a sus amigos su increíble experiencia de muerte. Allí comprendí que “el
ego nunca muere, solo se desmaya”. Los egos más “listos” aprenden a
hacer “el muertito”, pero se levantan cuando menos lo esperas.
Por eso es el Tiempo, con su espíritu implacable, quien realmente nos
obliga a comprender que si el triunfo no se sostiene en forma permanente,
tu más grande esfuerzo quedará solo en un buen intento.
De allí la necesidad de primero buscar el equilibrio para contar con las
dos energías. El yang que es la activa, la chispa que inicia las acciones y el
yin la femenina que nos enseña la continuidad, a conservar, a permanecer.
No solo hay que realizar un gran esfuerzo sino que hay que aprender a
sostenerlo.
“La verdad nos hará libres”
De esto se trata el libro, de esto se trata la vida. Si queremos, solo estas
cinco palabras son suficientes para activar un genuino proceso evolutivo
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
que nos puede llevar desde los universos más burdos y distorsionados
que hemos fabricado hacia otros mucho más reales y bellos, hasta llegar
finalmente a contemplar algo bastante más cercano a la realidad.
Estas cinco palabras pueden llegar a ser más largas y longevas que los
miles de años que miden este universo; o ser más incomprensibles que
los trillones de años luz que recorre nuestra imaginación en sus locas
fantasías espirituales.
¿Para qué escribir un libro con miles de palabras o miles de libros con
las mismas palabras?, ¿no nos alejarán más de algo tan sencillo como la
verdad?, ¿libres de qué y de qué verdad se trata?
Nuestra mente actúa como un gran decodificador de percepciones,
convirtiéndolas en sensaciones, emociones, pensamientos y materia.
Luego crea mecanismos (patrones mentales) y creencias que reutiliza
en futuros procesos de decodificación. Es decir siempre piensa y juzga
basada en su experiencia. Está diseñada en términos generales para
analizar la información que recibe y en base a estas emitir respuestas
“adecuadas”.
No tiene la capacidad de entender lo que no ha experimentado, el
entendimiento que cree tener sobre las personas o las cosas es ilusorio
y depende únicamente de qué tan nuevo es el software que usa como
decodificador. Ve la vida y a las personas en una pantalla “mental”
creyendo muchas veces que “esa” es la realidad, cuando solo está viendo
una caricatura manipulada por ella misma.
El verdadero poder que todos deberíamos intentar conquistar es el poder
ver nuestra mente y sus mecanismos, pero estamos tan obsesionados y
atrapados viendo nuestra película -en la que obviamente cada uno es el
héroe o la víctima- que cuando alguien intenta despertarte, la mayoría
responde inconscientemente: “No me molestes, no tengo tiempo, si te
escucho me pierdo la película”.
Por eso insisto: no hay nada nuevo que te pueda decir, si tu mente no lo
vivió aunque sea en una fracción no lo entenderá, solo existe la posibilidad
que tu corazón a través de su intuición capte la energía del mensaje y
lo haga resonar en el pequeño fractal que te corresponde y entonces ahí
algo puede suceder.
Poco a poco irás intuyendo con mayor claridad, que más allá de la
“realidad” que tu mente intenta imponer, existe un ser real (que eres
TU), cuyo centro está en tu corazón y que El (o sea TU) simplemente está
-con infinita paciencia- esperando la transformación de tu mente. Esa
parte más densa de ti, debe ascender desde la más pura inconsciencia
y fragmentación hacia una nueva experiencia de mayor consciencia y
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
se sensibilice hasta el punto de reconocer a tu corazón como tu propio
maestro y tu verdadero Ser.
El maestro del corazón está en plena capacidad de asumir en cualquier
momento el control de tu vida, pero nunca lo va a hacer de forma violenta
o impositiva, se limita a sugerir, a inspirar, a insinuar las probables rutas
o caminos que puedes seguir; siempre dejando que la mente cumpla con
su proceso de madurar y adquirir paso a paso la tan deseada consciencia.
Este proceso podría darse sin mucho esfuerzo en una mente sana
tan solo en el lapso de una vida. Mas al ser la mente fruto de la sociedad
y la sociedad creación de las mentes, se ha creado un circuito nefasto en
el que mentes enfermas crean y dominan una sociedad enferma que crea
mentes iguales a ella, haciendo que algo que podría ser muy sencillo se
torne realmente en extremo complicado.
Estamos rodeados de maravillosas y verdaderas enseñanzas que trataron
-cada una en su época- con imperturbable sencillez recordarnos el
verdadero propósito de la vida. Bastaría tener la claridad prístina de la
primera mirada para contestar preguntas tan sencillas como ¿Quién soy
yo?
Conozco muy pocas personas a las que les interese realmente responder
esta pregunta desde su interior, no desde lo aprendido.
Nuestra mente guarda innumerables sorpresas; es capaz de evolucionar
y trascenderse a sí misma; es por naturaleza perfectible, es más, su
desarrollo es parte inevitable de nuestra propia evolución.
En su etapa primaria y como parte de su confusión inicial, nuestra mente
usurpa una función que es propia del SER y a la que llamamos el principio
de identidad. Si recurrimos otra vez a la gran pregunta del Vedanta ¿Quién
soy yo? Encontramos que es la mente quien se apresura a responder desde
el pináculo de su microscópica razón. Ella se llama YO a sí misma. Esta
pretenciosa usurpación de nuestra sagrada identidad la ejecuta gracias a
su ingenua inconsciencia, desconociendo totalmente al SER en el que ella
se da (algo así como lo que nos pasa con la madre tierra).
Uno de los principales mecanismos que la controlan (aunque ella presume
de estar siempre al control) es que vive atrapada en el patrón aceptaciónrechazo, el que luego deviene en la gran dualidad de la vida: placer-dolor.
Desde su tierna infancia la mente empieza a crear lazos de profundo
apego hacia el placer y total rechazo hacia el dolor.
En principio esto parecería ser una sana reacción sino fuera porque en
esta búsqueda incesante de placer la mente se distorsiona y sucumbe
ante energías muy poderosas. La mente busca obsesivamente el placer
aunque esto signifique crear sufrimiento para los demás, y huye
desesperadamente del dolor aunque haya que sacrificar la felicidad
del vecino. Pero al obrar mecánicamente de esta manera solo consigue
54
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
alejarse cada vez más de la consciencia que no establece diferencia entre
tu felicidad y la mía o entre tú y yo.
Así poco a poco nos acostumbramos a medir nuestra sensación de Yo y
nuestra autoestima por la cantidad de placer que consumimos hasta que
en el último grado de enajenación depositamos nuestra identidad ya ni
siquiera en el Yo sino directamente en todo aquello que poseemos y nos
produce placer. Yo soy mi dinero y mis posesiones. Yo soy todo el placer
que pueda tener, pagar, consumir, Yo soy mis emociones y finalmente
yo soy mi intelecto y todo el reconocimiento y la admiración que pueda
cobrar a una enferma sociedad.
¿Qué quiere decir realmente esto del principio de identidad? Que nuestro
ego se identifica, se reconoce como ante un espejo con diferentes objetos,
formas, marcas, grupos, ideologías, emociones pensamientos, su energía
resuena con ellos y disfruta de esta relación.
Sería muy fácil relacionar la mente de algunas personas con todas las
marcas y sustancias que consume. Habrá algunas mentes que son CocaCola, Mcdonald’s, Pizza Hut, Levi’s, Ford, mientras que otras serán caviar,
langosta, Gucci, Channel, Giorgio Armani, Ferrari y otras que simplemente
no se identifican con ninguna de las anteriores. De lo que se trata es de
ver con qué resuena y se identifica nuestra mente.
Nuestra primera meta es liberarnos de todas las falsas identidades que
asume nuestra mente al ser tocada por los mensajes que ofrece el mundo
sobre dónde encontrar tu identidad. En cada uno de los tres niveles
llamados chakras o centros energéticos se da esta misma búsqueda
de identidad y así cada mente resuena y se identifica con las distintas
manifestaciones de lo que en síntesis llamamos dinero, sexo y poder.
Estas son tan solo las tres fuerzas que mueven la sociedad y por supuesto
nuestro mundo/mente.
Son energías reales y poderosas pero esto no nos obliga a que vivamos
esclavizados y dominados por sus manifestaciones más burdas. La
naturaleza verdaderamente humana tiene el poder no solo de reconocerlas
sino de nutrirnos de ellas y manejarlas adecuadamente.
Cada una de estas energías es por naturaleza neutra, no tienen carga
positiva o negativa. Su direccionamiento o sus efectos dependerán del
manejo que nuestra mente le dé a estas energías en relación a los patrones
de aceptación/rechazo aprendidos.
Todo parece indicar que nadie por pura teoría puede liberarse del patrón
compulsivo de buscar placer a costa de todo. Mas es el método ensayo/
error/dolor el que nos va a enseñar lo absurdo de querer escapar a las
leyes universales, pretendiendo vivir eterna e irresponsablemente solo
en el placer.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El nudo se desata cuando entendemos que el problema no está en el
placer en sí mismo, sino en la consciencia de qué tipo de placer es y de
cómo nos lo ganamos.
El placer y la consciencia evolucionan juntos y se hacen uno en el éxtasis
de la vida, si sustraemos la consciencia al placer solo lograremos mutilarlo
y convertirlo en una fuerza desequilibrada que nos destruirá a la larga.
Tanto el placer como la consciencia y la existencia son energías sagradas
que viven juntas y pulsan al unísono y son una sola en las profundidades
del gran misterio.
Solo la más oscura y pervertida ignorancia pudo crear semejante
confusión: restringir el placer al goce genital y condenarlo hasta en sus
más divinas expresiones. Lamentablemente nadie puede ver más allá de
su estatura y solo unos pocos aceptaron el placer como un compañero
indispensable de la consciencia.
Desde los Vedas, pasando por poetas como Tagore, Rumi o místicos
como Teresa de Avila o San Francisco, el éxtasis, el placer y la alegría son
temas recurrentes en la vida de estos grandes seres. La Consciencia, la
Existencia y el Amor infinito coexisten como los hilos dorados de una
sola trenza. Son la más pura esencia de la divinidad y es al final también
nuestra verdadera esencia. Mas cuando se les separa, se les distorsiona
o se les reduce a una versión mínima y mezquina se pueden expresar
grotescamente como dinero, sexo y poder.
El placer unido a la consciencia nos diviniza. El placer exento de
consciencia nos esclaviza.
El aspecto más importante y sobre todo práctico de todo esto es llegar a
reflexionar sobre el cómo se obtiene el placer. Creo que este es el punto
que marca la diferencia.
Para los Vedas la realidad macrocósmica se expresa no solo a través de la
dualidad primordial -en la que se divide la unidad- sino que inmediata e
inevitablemente surge una tercera manifestación quizá no tan evidente
pero de igual importancia que es la relación.
Salgamos unos momentos de nuestro clásico entendimiento de la
dualidad como masculino y femenino y tratemos de entender su dinámica
incluyendo el tercer elemento.
El Brahman (la manifestación impersonal del ser supremo) no solo
expresa la Existencia (SAT) y la Consciencia (CIT) sino que como muestra
de su ilimitada genialidad, crea un tercer elemento llamado ANANDA que
es traducido oficialmente como “bienaventuranza infinita” y que también
podemos llamarlo sencillamente AMOR.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Así entendemos la manifestación primordial del Brahman (Sat-CitAnanda) existencia-consciencia-amor, como la esencia de todo ser y es
respuesta a la pregunta fundamental del Advaita: ¿Quién soy yo?...
Esta es otra posibilidad de abordar nuestra sagrada identidad, a la que
podemos llegar luego de descartar toda nuestra temporal identificación
con lo pasajero.
Somos existencia, somos consciencia, somos amor.
Patrones de sufrimiento
En la vida estamos expuestos permanentemente a experimentar
diversas situaciones que nos generan dolor y sufrimiento. Esto es un
hecho inexorable frente al cual cada individuo reacciona en forma muy
particular. Primeramente captamos la información a través de nuestros
sentidos, luego la decodificamos, procesamos y finalmente extraemos
nuestras propias conclusiones (juicios).
No podemos evitar que acontecimientos desagradables toquen nuestra
vida pero lo que sí podemos -una vez que cruzan el umbral de nuestra
percepción- es darles una mejor lectura, un adecuado proceso y una
conclusión positiva.
La finalidad de este texto es reflexionar sobre cómo minimizar el
sufrimiento en nuestra vida y comprender los mecanismos que lo
sobredimensionan. Muchas veces la magnitud de sufrimiento que
experimentamos -por el mal manejo de la información- es totalmente
desproporcionada con relación al hecho en sí.
Cierto es que en la vida pueden suceder cosas muy dolorosas, pero nunca
sabremos si estas realmente vinieron para evitar o atenuar otras aún
peores.
La siguiente es una historia real que me tocó vivir y que destruyó todo
lo que fui y me convirtió en todo lo que soy. Es la primera vez que la
comparto públicamente con la sola intención de ayudar a expresar de qué
tamaño tienen que ser a veces los golpes para trascender determinadas
estructuras de la mente.
En el año 2005 una persona en el camino de la “medicina” por propia
confusión e ignorancia me hizo responsable de un hecho dramático en
su vida y a partir de ahí juró destruirme. Esto coincidió con una época
en la que atravesaba un malestar emocional muy profundo causado por
la decepción que me produjo confirmar que personas con las que me
sentaba a tomar medicina estaban en lo que considero el camino de la
oscuridad.
Me sumergí en una gran tristeza pensando que ya nada tenía sentido, que
todo era una farsa en esta vida y poco a poco mi salud se fue deteriorando.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Realicé todos los exámenes de la medicina occidental para intentar
detectar algo que pudiera explicar mi condición, pero nada. Según las
pruebas me encontraba perfecto de salud pero no podía comer, estaba en
extremo débil y me sobrevenían unos malestares físicos que me llevaban
al piso.
Poco tiempo después nació mi segundo hijo: Illa. Ciertamente el momento
del alumbramiento es el momento de mayor vulnerabilidad en todas
las especies. La regla se cumplió. Illa llegó en un momento de mucho
sufrimiento, se pasó dos semanas de la fecha probable de su nacimiento,
nació y no respiró, tuvimos que reanimarlo y a partir de ese día tiene lo
que se conoce como parálisis cerebral infantil.
El sufrimiento que experimenté al verlo crecer de esa manera me hizo
creer que no podría ser posible un dolor mayor hasta que poco después
de un año vino el siguiente golpe.
Comprobé que todo lo que creía que había avanzado en venticinco años de
camino no era nada. El hecho más doloroso que me tocó experimentar en
la vida y que a la vez me obligó a dejar atrás mi viejo sistema de creencias
fue la partida de mi hermano mayor.
En el plano físico él fue brutalmente asesinado a pocos metros de mi casa
en el tiempo que yo atravesaba los peores momentos del tercer año de la
“inexplicable” crisis.
Había venido a ayudarme a petición mía, pues yo ya no podía asumir
nada, ni manejar un auto, ni hacer compras, ni sostener a mi familia, ni
siquiera ya podía relacionarme con ninguna persona.
Tuve insomnio durante varios años por las pesadillas recurrentes de
personas que venían a matarme. Mi sueño se destruyó y en consecuencia
mi sistema nervioso estaba colapsado. Había dejado de hacer ceremonias
públicas y me mantenía tomando medicina en solitario hasta que sucedió
lo de su asesinato.
Sin embargo el verdadero asesino no fue quién destruyó su cuerpo sino
una persona que anda por ahí convidando medicina y haciéndose pasar
por alegre “curandero”.
Lamentablemente es casi una regla en estos casos, cuando no se puede
destruir al principal objetivo se enfoca la energía en dañar a víctimas
inocentes que generalmente son los miembros más cercanos de la familia.
Así asesinó a mi hermano y mi segundo hijo casi muere pero vive con
parálisis cerebral hasta la fecha.
Para esta fecha ya era yo consciente de quién y por qué lo estaba haciendo.
Me costó mucho lidiar en ese tiempo con todas las emociones que esto
provocó: Rencor, odio, frustración, resentimiento, ira, venganza.
Llegué a pensar que desaparecerlo físicamente sería un servicio a la
humanidad, ya que era alguien que había perdido el control y necesitaba
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
que le pusieran un límite. El ya había matado a otra persona simplemente
porque le disgustaba y había hecho mucho daño a otras más.
Por esa época una parte de mí se encontraba muy enferma: física,
emocional y mentalmente. El odio nos puede llevar a estados de locura
indescriptibles.
Cada vez que mejoraba un poco viajaba buscando ayuda. Visité
innumerables curanderos de todo tipo y escuela. La gran mayoría eran
charlatanes y embusteros y los pocos que entendieron que me estaba
pasando no tuvieron la fuerza necesaria para curarme.
Así viví y resistí siete años atravesando el valle del dolor y la locura.
Hasta que un día me tocó ver la luz en el fondo de mi abismo y comprendí
que el daño más grande no te lo pueden hacer los demás sino tú mismo,
justamente permitiendo que el odio se apodere de ti. El mal solo nos
puede dañar en proporción a la cantidad de oscuridad que cada uno
pueda albergar.
Recordaba las palabras de mi maestro cuando intentaba salvar a las
personas víctimas de hechizos y brujerías: “A ti no te hacen nada, porque
no vales nada”. Tardé muchos años en entender estas palabras.
Yo me consideraba una persona buena, que vivía en la luz, pero eso era
mi gran mentira. Basta que nos aprieten un poquito para que salga toda
la oscuridad que escondemos. El amor que no es probado, no es amor, es
solo una suposición. A veces necesitamos hechos que nos confronten de
manera brutal para recién saber si realmente somos capaces de perdonar,
de comprender.
Un día me encontraba atravesando uno de los mayores momentos de
crisis recordando la dolorosa muerte de mi hermano cuando algo como
un rayo de luz vino a salvarme. Un pensamiento, un entendimiento que
me hizo comprender cómo funcionan los sistemas de pensamientos y las
emociones.
Mi hermano fumaba muchísimo tabaco y yo siempre andaba un poco
preocupado por sus pulmones. De pronto pensé: ¿Qué hubiera pasado
si él hubiera muerto de cáncer solo meses después?, ¿A quién le estaría
echando la culpa de mi sufrimiento?
Pude ver con extrema claridad que gran parte de todo ese sufrimiento
estaba en mi mente, más específicamente en mi ego. Que una cosa era el
dolor real y otra todos los patrones de sufrimiento y los patrones mentales
de odio y violencia que yo había creado y alimentado en torno al hecho.
Mis labios pedían justicia, cuando en realidad mi ego quería venganza.
¿Qué podía hacer ahora con todo mi odio luego de ese entendimiento?
Comprendí todo el mecanismo de la mente, el ego y sus apegos a sus
formas de pensar, cómo nos cuesta soltar nuestras heridas, cómo -en
59
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
todos los casos- la “justicia” debe ser trascendida si se quiere llegar
realmente al amor. Es muy difícil ver esta oportunidad cuando la tenemos
en frente porque nuestros patrones de violencia nos ciegan.
Comprendí que podía dejar de odiar no porque él no se lo mereciera, sino
porque yo no me lo merecía. Yo no quería seguir viviendo en ese infierno
emocional a donde me había arrastrado la oscuridad de ese personaje.
Así que casi como por un acto de pura supervivencia entendí el verdadero
papel que juega el mal y la oscuridad en el mundo.
Estoy totalmente seguro que me hubiera sido muy difícil trascender
lo que necesitaba dejar atrás sin la poderosa ayuda de estos maestros
convertidos en serpientes de los caminos. El hizo en mí -en pocos años- el
trabajo que yo en casi 30 años no había logrado.
Claro que fue una liberación el desprenderme de esas partes tan oscuras
de la mente y emociones que uno no detecta tan fácilmente hasta que te
toca enfrentar situaciones que nos ponen realmente al límite.
Sin embargo es digno de toda compasión el penoso rol que cumplen estas
personas. El convertirse en canal del dolor y la oscuridad por un simple
mal manejo de sus emociones.
No creo ni en el infierno, ni en el castigo divino, solo creo en la consciencia
y no hay peor castigo en el universo que tomar consciencia y hacerse cargo
del sufrimiento que hemos causado a otros. Por eso la gran mayoría no
quiere la consciencia, porque evidentemente la primera parte y hasta que
nuestra mente deje de crear y causar sufrimiento, es vivir y experimentar
todo ese sufrimiento al tener verdadera consciencia del dolor que hemos
causado.
Este es el único camino para entender la unidad y por qué todos somos
uno. No es que el mal que uno hace regrese, esas son vanas creencias. El
mal que uno hace lo llevas a dentro y a donde vayas. La verdad es que no
hay forma de hacer daño a otros sin dañarnos primero a nosotros, aunque
en ese mismo momento no lo veamos. Solo ahí uno puede entender por
qué todos somos uno. Claro que para que esto sean más que palabras a
veces toca experimentarlo, y de qué manera.
Este fue mi camino para acercarme a la compasión y encontrar “el
pensamiento que cura”.
El sufrimiento real está compuesto por los hechos reales y objetivos,
que por poner un número no es más del 1% del sufrimiento que
experimentamos en nuestra mente. El 99% restante del sufrimiento
es mi mente recordando y retroalimentándolo. Apaciguar al ego y no
identificarnos con esos patrones de revancha es el verdadero camino de
la liberación.
60
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Es casi inconcebible cómo los seres humanos podemos desarrollar esta
adicción y poner toda nuestra identidad en estos patrones de sufrimiento
y encontrar allí todo el reconocimiento que buscamos.
Si no podemos ser los seres más felices sobre la tierra entonces podemos
ser las víctimas más tristes y así llamar la atención, si no podemos ser los
mejores intentamos ser los peores ¿De eso se trata el juego?
Llevándolo a la vida cotidiana en la interpretación permanente de
pequeños hechos que tocan nuestra vida, creo que lo primordial es
reconocer la necesidad de reeducar nuestra mente y abandonar los
patrones que leen las situaciones dramática y negativamente.
Estamos hablando de un mejor manejo de la información. Una vez
entendido lo importante de tener una lectura lo más objetiva posible
de los hechos, lo segundo es entender a dónde queremos llegar. Cómo
todo ese dolor puede ser el combustible, la energía para ser un poco más
humanos y dar un verdadero salto.
Tras la lectura de un hecho objetivamente muy desagradable, nuestra
mente es capaz de proporcionarnos todas las rutas para que nuestros
pensamientos encuentren un océano de paz o un mar de dolor. Es así de
cierto, solo depende de tener la suficiente energía y decidir qué es lo
queremos pensar.
La sociedad nos ha enseñado que la “realidad” es inobjetable y el que la
cuestiona está loco y se le puede encerrar en un sanatorio para seguridad
pública.
Nos enseñaron a medir nuestra inteligencia y a medirnos los unos a
los otros por la capacidad de conocer y coincidir con el paradigma
dominante. El pensamiento divergente o el cuestionamiento de su “razón”
se considera sedicioso o simplemente se ignora.
Si escuchamos la interpretación de la realidad de un líder de opinión que
apoya este sistema, esta va a pesar mucho más que la de cualquier persona
normal. Aunque el ciudadano de a pie tenga una correcta percepción de
lo que está pasando, se cometerá una falacia ad hominem que consiste en
dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento
quién es el emisor de esta.
Es decir, para el sistema la veracidad de la lectura de la realidad depende
de los millones de dólares que hay detrás de la persona que la transmite.
Si eres una persona inteligente y honesta pero humilde no encajas en los
parámetros o categorías del sistema. La gente sigue las opiniones de las
personas exitosas de la sociedad para quienes inteligencia y humildad
son antónimos.
Por el contrario, no importa el tamaño de la falacia que se diga si está
defendida y sostenida por un gigantesco aparato publicitario y por miles
de millones de dólares.
61
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Apoyados en sus casi ilimitados recursos económicos están jugando a
ser Dioses, fabricando una realidad paralela estilo Hollywood, pero la
conclusión es que mientras más nos alejamos de la realidad más nos
alejamos de la consciencia y de la verdadera felicidad.
Tu gran poder consiste en que nadie te puede obligar a pensar de una
forma que no quieres. Aunque sean miles de millones pensando de forma
distinta y contraria la calidad de tu verdad puede ser suficiente para
brillar sobre millones de mentiras.
Hasta ahora nadie nos ha mostrado otro camino y menos aún nos han
advertido de las desastrosas consecuencias de pensar “mal”. Esta es
nuestra verdadera tarea del día a día, aprender a pensar bien. Nuestra
mente es una fuente inagotable de creatividad. Ante cada adversidad
tienes toda la capacidad de manifestar un pensamiento que realmente
sea medicina en vez de veneno. Y esta es la tarea de cada uno: Encontrar
dentro de todas tus opciones el pensamiento que cura.
Por último, cuando uno logra gracias a sus buenos pensamientos estar
inmerso en buenas emociones, estas segregan maravillosas sustancias
en nuestro cerebro y vivimos cada vez más en un estado en el cual el
agradecimiento deja de ser una práctica esforzada para volverse la
expresión natural del ser.
Poder agradecer lo bueno y lo malo, no por una teoría o mandato
moral, sino porque es un nivel de entendimiento, un estado de
consciencia. Así podemos ver que el estado de “gracia” es un permanente
estado de gratitud: “Gracias”.
Mientras más alto el nivel de consciencia más agradecida será la persona
–por lo bueno y lo malo- pues uno comprende que no estaría donde está,
ni sería lo que es, sino hubiera pasado por lo que pasó. “Ningún mar calmo
hizo experto a un marinero”.
Y más allá aun de eso, uno entiende que por encima de cualquier cosa que
diga nuestra mente, es imposible no agradecer el milagro de la vida. No
hay excusa que valga.
Así que nuestro destino será inevitablemente agradecer y bendecir
cuanto hecho toque nuestra vida.
Para la mayoría de personas la posibilidad de cambiar de forma de pensar
es una opción que simplemente no existe en esta vida. La lógica dominante
trata de imponer un sistema de pensamiento que si no es aceptado crea
sufrimiento y castiga con desprecio a quienes lo rechazan.
Por eso Krishnamurti advirtió: “No es sano estar perfectamente adaptado
a una sociedad profundamente enferma”.
De esto se trata el milagro de sostenerte con tus propias alas y volar hacia
el altar del amor.
62
Las “heridas”
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Si bien es cierto que existe un sufrimiento que proviene de situaciones
materiales, como podría ser tener hambre, frío, sed o padecer cualquier
enfermedad o dolor físico, para una gran parte de los seres humanos la
mayor cantidad de sufrimiento proviene de sus propias emociones.
Las heridas emocionales aparecen en nuestra más lejana infancia y
continúan a lo largo de la vida. Son memorias de situaciones en las
que hemos sido agredidos, ofendidos, menospreciados, humillados,
despojados, etc. Estas heridas pasan a formar parte de nuestro cuerpo
emocional.
Lo concreto es que fueron producidas por hechos que crearon
emociones negativas muy profundas y dolorosas que nos llevaron a
tener pensamientos de odio, rencor, egoísmo, venganza, abandono,
autoconmiseración, tristeza, desesperanza o frustración.
De hecho son sufrimientos concretos y reales, pero es bueno entender
que las causas no son exactamente las que creemos. A lo largo de la
vida los actores y los factores cambian, las heridas siguen creciendo y
alimentándose de situaciones similares que refuerzan nuestros patrones
de sufrimiento.
Cada nuevo hecho que se parece aunque sea lejanamente a alguno de
los archivados en nuestro registro de dolor, estimula un pensamiento
negativo que arrastrará nuestro pensar a una secuencia cada vez más
corta de asociaciones, hasta desaparecer en ese agujero negro de nuestro
microcosmos que es nuestro pequeño océano de sufrimiento. Allí cada
ser humano es “libre” de sufrir y gozar a su manera y decidir cuánto
tiempo quiere nadar en ese mar.
Es irónico que cuando uno está totalmente identificado con su dolor no
se da cuenta de lo adictivo que es nuestro patrón de sufrimiento y que
realmente parece que gozáramos generando estos pensamientos de odio
o autocompasión.
Es más, a tal punto puede llegar nuestra enajenación en este sentido
que llegamos a identificarnos plenamente con él. Ponemos toda nuestra
identidad en él. Así como una persona fatua pone su identidad en
sus riquezas materiales, de la misma manera podemos no encontrar
separación entre nuestro ser y nuestro drama.
Por otro lado un hecho doloroso es algo que sucede una vez, y nosotros
nos encargamos de reproducirlo infinitamente, no permitiendo que esa
herida se cure y cicatrice. Llegando incluso a disfrutar hipócritamente el
estatus o la importancia que éste puede conceder a nuestra desventurada
vida. Actúa casi como un mecanismo de compensación: ya que no
63
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
podemos ser el más notable en el grupo de los felices seremos el más
notable de los infelices.
Esto es casi una caricatura de a dónde nos puede llevar nuestra
enfermedad sin siquiera darnos cuenta. De hecho no empezó así, sino que
nuestra mente se fue enfermando y empeorando. Algo similar sucede con
los adictos que aprenden a disfrutar de su propia autodestrucción.
Cualquiera que sea el punto en el que se encuentra cada persona en
relación a la consciencia de sus patrones de sufrimiento, debe entender
que el momento de parar es ¡ahora! Seguir alimentándolos es continuar
en el juego de la esclavitud. Es imperativo aprender a minimizar el
impacto negativo que cada hecho o palabra causa en nuestras
emociones, y dejar de tomar todo en forma personal. Solo así
podremos vernos libres de esos estados de intoxicación.
Como decíamos páginas atrás es ya conocido que nuestros pensamientos
generan emociones y esas emociones hacen que nuestros cerebros
generen sustancias positivas o negativas que se descargan en nuestro
torrente sanguíneo creando estados emocionales alterados para bien o
para mal.
Dependiendo de cuán funesta e intensa sea la emoción generada será
la cantidad y la calidad de la sustancia producida. Así creamos estados
verdaderamente patológicos que pueden llevarnos a cometer desde
abusos e injusticias hasta crímenes, motivados por emociones como la
ira, la envidia, el rencor y los celos.
Lo peor no queda ahí, lamentablemente estas sustancia crean adicciones
físicas y psicológicas muy fuertes contra las que hay que luchar
intensamente y durante mucho tiempo para liberarnos de ellas.
Simplemente observemos tanto en los demás como en nosotros la
tendencia de agredir verbalmente y descargar estados negativos hacia
otros muchas veces buscando cualquier justificación.
He conocido a mucha gente que no puede vivir muchos días sin enojarse
y agredir a los de su entorno. Si bien esto les pasa a muchos, la frecuencia
con la que esto sucede es un buen indicador para determinar nuestro
grado de dependencia a emociones negativas. Las neurotoxinas que
estas generan vuelven realmente adictas a muchas personas al punto
que ya no conciben la vida sin estos desbordes emocionales. Por otro
lado nuestro verdadero nivel de consciencia lo podemos medir con la
siguiente pregunta: ¿Con cuánta frecuencia necesitamos expresar estados
emocionales negativos?, ¿Cuánto tiempo podemos pasar sin hablar mal
de alguien o de algo?
64
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Sé que puede resultar muy dura la realidad de reconocernos como
enfermos adictos a emociones negativas, pero si no lo observamos y lo
asumimos no podremos superar nunca esa condición.
Sospecho que algunas de esas sustancias que generan adicciones
fisiológicas y causan tremenda ansiedad y estrés en los momentos pico
de abstinencia, luego cuando la ponzoñosa emoción es recreada y se
descarga el veneno en la sangre, harán sentir igual placer que el consumir
heroína o alguna otra droga pesada.
Las personas necesitan pelear y descargar su basura emocional, y la
regularidad de este acto está dado por su nivel de consciencia. Las
emociones negativas crean una cíclica necesidad fisiológica, casi igual
que la necesidad de ir a defecar, con la sola diferencia que generalmente
las emociones las defecamos pública y desproporcionadamente.
Los instintos: Sobrevivir, reproducirse, expresarse
Se supone que solamente y por instinto deberíamos dirigir nuestra vida
hacia la luz, la verdad y la libertad, mas hay unas cuantas cosas que
debemos entender y ajustar antes que está verdad se cumpla.
Primeramente debemos responder y honrar los instintos básicos
relacionados con nuestros tres primeros centros energéticos, encargados
de expresar este mandato del universo: Sobrevivir, reproducirnos y
expresarnos.
Sin embargo son justamente las distorsiones propias de estos impulsos
vitales las que nos ponen en alerta respecto al destino de la evolución de
la especie.
No veo que las cosas estén más claras que hace un siglo (siempre al borde
de una nueva guerra nuclear, a no ser que sea parte del show o la teoría
del shocking).
Paulatinamente hemos ido perdiendo la capacidad de reconocer y
rechazar las cosas que atentan contra nuestra supervivencia. Hasta los
animales conservan mejor esta habilidad que nosotros, sin embargo los
oscuros ingenieros del sistema descubrieron algo muy interesante: El
experimento de la rana
Dicen que si se pone una rana en agua caliente esta saltará con toda su
fuerza hasta salir de ella. Pero si se pone a la rana en agua fría y lentamente
se va calentando el agua esta tratará de aguantar lo más posible hasta que
quede bien hervida.
Tal vez vivirá sus últimos minutos con la esperanza: “Yo soy fuerte y
podré sobrevivir, lucharé y me adaptaré, aprenderé a vivir en altas
temperaturas”.
65
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Creo que esta estrategia la descubrieron en el camino, luego de aplicar
algunos torpes y brutales golpes se dieron cuenta de que los cambios
pequeños pero sistemáticos -en cuanto a la pérdida de libertades y
calidad de vida- eran mucho más eficientes.
Así cada día la lógica dominante continúa con su violencia a escala
mundial manifestando su único propósito: la perpetuidad de su modelo
económico.
Todos recibimos aún impulsos provenientes de nuestro cerebro reptiliano.
Este cumple la función maravillosa -desde hace millones de años- de
indicarnos las cosas básicas para nuestra sobrevivencia. Cuando hay una
situación crítica que pone en riesgo nuestra vida, ese cerebro la evalúa
y en milésimas de segundos emite una respuesta: corre o lucha (lástima
que en este planeta ya no hay a donde correr, sino sería mi alternativa
preferida).
Pasaron unos cuantos millones de años y obtuvimos un nuevo modelo de
cerebro con funciones más complejas que nos permiten reevaluar ciertas
situaciones y teóricamente elevarnos sobre los impulsos meramente
instintivos. Podemos estar muertos de hambre pero no por eso le robamos
el sándwich al vecino.
Sin embargo en las últimas décadas esta capacidad de manejar la
información básica que garantice no solo nuestra supervivencia sino
también nuestra evolución, se ha venido deteriorando convirtiéndose en
una voluntaria discapacidad mental que ya no permite discriminar entre
lo que ayuda o lo que entorpece nuestra evolución. Es más, para la gran
mayoría esto ni siquiera es un tema importante.
Hace cinco décadas “decidimos” encargar el pilotaje de la nave a un
fantasma psicópata llamado “economía de mercado”. Ahora todos
queremos disfrutar el viaje a como dé lugar, pero resulta que el camino
nos está llevando si no a la extinción total a la desaparición de la calidad
de vida y de los valores humanos esenciales.
La gente dirá: “La vida sigue su curso y nada ni nadie puede alterarlo”.
Cualquiera que se atreva a cuestionar los nuevos mandamientos de la
sociedad, es considerado ingenuo, iluso y hasta banal porque según
“ellos” la realidad es otra.
Ahora somos “nosotros” los que estamos rompiendo la unidad, “nosotros”
los que estamos separando a la humanidad entre despiertos y dormidos.
A través de bellos sofismas sembraron sus mensajes en las profundidades
de las mentes humanas -primero con timidez y sutileza- para convertirse
en este tiempo en los gritos violentos y desaforados de millones de
orates que gritan en silencio: “!Ya no hay nada que hacer!”. “Resígnate,
esto no lo cambia nadie”. Puede que tengan razón, pero por lo menos
vamos a intentarlo. No importa el gracioso y despectivo nombre con el
66
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
que quieran menospreciarnos, no importan los miles de mercenarios
defendiendo ingenuamente a quienes los esclavizan, ni sus millones de
dólares invertidos en medios de comunicación y espectáculos orientados
a la estupidización masiva.
El verdadero “secreto” no es el que quieren vendernos unos iluminados
millonarios tratando de convencernos que si quieres conducir un Ferrari
solo depende de cuanto lo desees verdaderamente. El verdadero secreto
está en entender las leyes universales, y una de ellas nos dice que la
verdadera abundancia no está en la acumulación de los recursos
sino en el caudal del flujo puesto al servicio.
Teóricamente la ley de “El secreto” es correcta, tú puedes lograr lo que
realmente quieres, pero qué desperdicio, qué poca creatividad dedicar
toda tu energía en obtener un Ferrari. ¿Qué tal dedicar nuestra energía a
liberarnos de nuestros patrones mentales, de nuestro egoísmo y de todas
las mentiras de un sistema corrupto hasta el tuétano?
No importa tanto que siete mil millones de moscas te digan que comer
excrementos es algo muy bueno y nutritivo, importa que unas cuantas
personas vivan verdaderamente de acuerdo al propósito del universo
y entonces ahí, algo puede pasar. “La cantidad se puede equilibrar con
la calidad”. Solo bastaría unos cuantos miles de personas despiertas y
comprometidas para equilibrar este mundo.
Luego de meditar profundamente de dónde viene este impulso casi
suicida de apostarle a la luz, a la verdad y a la belleza, comprendí que por
sobre los tres instintos básicos hay un súper instinto que nos direcciona
hacia el amor y la luz.
Es él (el misterio del corazón) quien nos da toda la fuerza necesaria
para trabajar contra corriente y en las más duras condiciones; quien nos
permite abandonar gradualmente toda motivación egoica proveniente de
los tres primeros centros.
Nuestros sagrados instintos se degeneran por el mal manejo de la energía.
La necesidad de sobrevivir se vuelve cruel egoísmo, la de reproducirnos
en grotesca lujuria y el instinto de comunicarnos se convierte en sed de
poder, manipulación y explotación.
Siguen diciendo que esto es lo “normal”, lo “natural”, yo creo que todavía
podemos aspirar a lograr el respeto por la vida y la salud, tanto propia
como ajena y equilibrar la balanza.
La mente enferma –fruto de esta elegante sociedad- con tal de obtener
cada vez mayor cantidad de bizarros placeres es capaz de inventarse
infinitas justificaciones.
No es extraño encontrar a muchos seres que se consideran muy
espirituales o adelantados defendiendo cosas tan absurdas y contrarias
a la vida como los cigarrillos, el fast food y la Coca-Cola.
67
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
A una escala mucho mayor, el deterioro de la calidad de vida en todo el
mundo y la destrucción del medio ambiente es otro aterrador ejemplo
de hasta dónde está enferma la mente humana, incapaz de percibir y
reaccionar ante su propia autodestrucción.
Nuestra evolución comienza por honrar nuestros instintos, no por
pervertirlos.
Todos tenemos derecho a la supervivencia, nadie al egoísmo; nadie a
dominar y a explotar a los otros para acumular posesiones y riqueza (que
no terminarían de consumir ni en cien vidas).
Todos tenemos derecho a reproducirnos y disfrutar de una sexualidad
sana. Nadie de herir, lastimar, engañar o aprovecharse de la sexualidad
de otros. Todos tenemos derecho a comunicarnos. Nadie a manipular,
dominar y explotar a los demás.
Si viene el médico y te dice: “Si no haces algo por esa herida te puede dar
gangrena”, solo los tontos pensarían que el médico es el que trae las malas
noticias. A veces es realmente ingrata nuestra labor.
Así como con el lente de una cámara podemos enfocar y empezar a ver
con claridad nuestro objetivo, debemos aprender a ver con precisión qué
nos ayuda y qué nos detiene y cómo nuestra mente aprendió –sin darnos
cuenta- a obedecer órdenes que van contra nuestra propia naturaleza.
El tiempo del corazón o el corazón del tiempo
Muchos de los procesos biológicos básicos no son acciones caprichosas
de la naturaleza sino que responden a profundas leyes como la de la
fractalidad expresadas a través de hermosas analogías.
En hechos tan simples como la respiración podemos encontrar conexiones
con sucesos que se dan en otras escalas pero basados en los mismos
principios.
Para los antiguos Rishis de la India el universo se expresaba cuando
Brahma exhalaba y se disolvía cuando inhalaba.
En otro texto explican que el universo se expande y se contrae. A
la expansión le llaman el día cósmico o mahanvantara que dura
311,040,000,000,000 años y de igual duración a la noche cósmica
llamada pralaya, que es cuando el universo entra en disolución
(algo muy parecido al Big Bang). No me cuesta imaginar al gran
misterio exhalando e inhalando universos durante su meditación.
Hace muchos años durante la práctica de un tipo de respiración -que
constaba de cuatro partes- pude entender la unidad de las cuatro fases
de este proceso y la relacioné inmediatamente con el entendimiento de la
cuatripartición, encajando todo una vez más de una manera maravillosa
68
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
y sorprendente.
El dominio del ejercicio consistía en pasar de la inhalación a la exhalación
a través de una pausa casi imperceptible. Para esto había que finalizar
la inhalación de una forma tan lenta que no se percibiera la fracción de
segundo cuando se detenía la inhalación y empieza la pausa y luego la
exhalación (pueden practicarlo si desean).
Comprendí que con este ejercicio se dibujaba un ocho, como el símbolo
del infinito y que era un ejercicio muy poderoso para calmar y pacificar
la mente. Lo más interesante fue confirmar que se puede encontrar el
conocimiento de la cuatripartición expresado de mil maneras. Nótese que
al igual que en el nombre sagrado (Iod, He, Vau, He) hay un elemento que
se repite: Inspiración, pausa, exhalación, pausa.
También me vino la imagen de los ciclos dentro de los ciclos, la que me
ayudó a entender -en parte- por qué el tiempo no es lineal o no tiene el
mismo valor cuando se acerca a los puntos de fase.
Un punto de fase significa un punto en el que coinciden los finales de
muchos ciclos pertenecientes a diferentes escalas. Algo así como cuando
coinciden un fin de día, un fin de mes, un fin de año, un fin de siglo y un
fin de milenio. Aunque las fechas de este calendario sean solo simbólicas,
basta la intención y la energía de la gente para que se cree un momento
como este.
Hay una conexión poco estudiada entre esto y los tiempos tan extraños
que hoy vivimos. No solo es que cuantos más años tenemos el tiempo
parece ir más de prisa sino que en la actualidad una inmensa cantidad de
gente percibe que ahora todo es exageradamente más rápido, incluso el
paso de tiempo.
Mi modesta interpretación es que cuando el tiempo se acerca a un
punto de fase (el cual también podría ser la muerte) se produce la
sensación que el tiempo “externo” se acelera notablemente mientras
el tiempo interno se vuelve cada vez más quieto hasta llegar a un notiempo.
Fue muy gradualmente que empecé a percibir que el tiempo no tiene
siempre el mismo valor. Pude confirmar por propia experiencia la
sensación -que muchos relatan- que cuando tienes un accidente que
pudiera ser mortal, ves pasar toda tu vida -como en una película- en
cuestión de segundos.
También percibí que hay alegrías que duran para siempre y años de
sufrimiento que se vuelven nada, para no hablar de algunas ceremonias
en las que parece que han pasado unas cuantas vidas y apenas han
transcurrido cuatro horas.
Toda esta ambigua y desbordante manifestación me llevó a sospechar
que el tiempo no se puede comprender con la lógica normal porque
justamente escapa a este circuito en base tres y segundo, porque es
probable que haya más de un tiempo.
69
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Hablar de esto me parece como intentar plasmar las nubes en un cuadro
al óleo mientras van pasando, pero tengo la esperanza de que algo
interesante pueda quedar.
El tiempo de la mente y el tiempo del corazón
A veces me parece que percibo el tiempo de distintas maneras. Cuando lo
hago con la mente, generalmente es rígido e implacable. Cuando lo hago
con el corazón me parece más flexible. Lo inmensamente largo se vuelve
breve y lo fugaz infinito.
“…y la estrella de la eternidad hoy se vuelve fugaz…” (de álbum
“Tawantinsuyo 5.0”)
En rigor no creo que estemos hablando de dos tiempos diferentes.
Pero ¿qué es el tiempo sin la forma cómo lo percibimos? Y eso depende
directamente de ¿quién percibe el tiempo? Es decir, ¿qué nivel de
consciencia está percibiendo el tiempo?
La transformación de la consciencia en inconsciencia
Al igual que en el concepto del yin yang, el espacio blanco ha de tener por
naturaleza un punto negro y ninguno de estos principios (masculino y
femenino) es capaz de excluir absolutamente una mínima presencia del
contrario, entendiendo que es uno el que predomina notablemente pero
siempre dando paso al crecimiento y expansión del opuesto.
La consciencia desciende y se transforma en inconsciente existencia
abriéndose paso y ascendiendo a través de la tierra, el agua, el fuego
y el aire. Así se convierte en un creciente amor transitando todas las
experiencias de la vida hasta llegar al altar del corazón.
Sin embargo decíamos que cada una de las manifestaciones de esta trilogía,
contiene la presencia de las otras dos. De esta manera la existencia pura
lleva un mínimo de consciencia y de amor. No hay nada que exista en el
universo que no tenga un átomo de consciencia y de amor.
Toda la materia la podemos entender y clasificar por su nivel de consciencia.
Hasta una piedra tiene consciencia (¡Y sí que la tiene!), tiene consciencia y
tiene memoria, por eso es capaz de recibir y transmitir información. Y así
cada reino de la naturaleza es la expresión de cada nivel de consciencia y
dentro de cada reino cada especie es una subdivisión de dichos niveles.
Podríamos verlo cómo las distintas chispas de consciencia latentes en la
existencia (la materia) van adquiriendo cada vez más consciencia, usando
toda forma de existencia en el universo como un vehículo, un canal para
ascender y transformarse, hasta lograr nuevamente la unidad, pero
70
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
enriquecidas y recreadas con la experiencia de haber sido parte de la gran
diversidad.
Del mismo modo, si entendemos que hasta la más pequeña partícula
de materia tiene consciencia entonces también tiene amor.
La consciencia -disfrazada de amor- desde su estado inicial de evolución
se abre paso a través de los tres niveles de la mente siendo muy difícil
diferenciar a una de la otra, porque en esta etapa el individuo se identifica
plenamente con su mente y piensa que la consciencia es solo una función
o un atributo de ella, cuando en verdad es todo lo opuesto.
La mente es solo el capullo que sostienen el espacio para que la
consciencia se desarrolle. Sin embargo ella ignora este rol y se cree más
importante que la consciencia. Cuando la consciencia madura y sobrepasa
las dimensiones del capullo, mira con amor y piedad semejante confusión
de la mente.
Si lo miramos desde el punto de vista de nuestra evolución, somos esa
chispa de consciencia que va creciendo hasta lograr su máxima expresión
y vive solo con el deseo de unirse en un solo abrazo con la existencia y el
amor en la unidad del “corazón”.
Recordemos que la consciencia es la capacidad de darnos cuenta. Esto nos
permite percibir la vida de otra manera y comprender la diferencia entre
una piedra y un ser humano, y cuál puede ser también la diferencia entre
una persona y otra. ¿De qué te das cuenta? A veces me parece que hay
piedras con más consciencia que algunos seres humanos. La existencia
puede tener muchos niveles incluso dentro de la expresión humana,
dependiendo de su capacidad de canalizar amor y consciencia.
Nuevamente alejo todo mal entendimiento de aquel que pretenda
ser “mejor” que otro por tener más “consciencia”. Esta suposición es
justamente una falta de consciencia. En la medida que la consciencia
es sinónimo de responsabilidad no es ningún beneficio del cual
vanagloriarnos sino un compromiso de servicio.
Apelo una vez más a la imagen de la familia. El hijo mayor de quince años
no es mejor que el hijo pequeño de tres, cada uno está en un momento
diferente de su crecimiento y cada uno actúa según su consciencia (al hijo
de quince le puedo prestar el auto, al de tres la patineta).
De igual modo es infantil e ingenua la pretensión del niño de tres años
de no reconocer ningún tipo de diferencia en la capacidad de percibir
y manejar el entorno, y sobre todo de reclamar cierta igualdad con su
hermano mayor sin tener la capacidad de asumir ninguna responsabilidad.
Si puede darse cuenta, cada quien tiene su prueba por delante.
Resumiendo: La energía material va transformándose e incrementando
cada vez más su consciencia y su amor. Asciende por los tres niveles de la
mente hasta llegar a la vibración del cuarto centro -que llamamos corazón71
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
y en el camino aprende (luego de mucha práctica) a volverse inmune a las
distorsiones propias de la mente primaria. A mayor consciencia será más
difícil por un lado distorsionar la realidad y por otro caer en las trampas
del dinero, el sexo y el poder. Para atravesar estos niveles y manejar estas
poderosas energías (y no quedarse detenido o desbordado por cualquiera
de ellas), es necesario por lo menos tener una visión clara de a dónde
queremos llegar.
De eso se trata este libro.
Solo la fuerza del amor que hay en el corazón puede lograr la proeza de
pasar de la teoría a la práctica. No hay manera de reprimir o competir
con las fuerzas materiales. Es terriblemente desgastante. Esa es una gran
lección que la puedes aprender escuchándola o sufrirla experimentando.
No es reprimiendo, ni odiando el mal, ni combatiendo la oscuridad que se
logra la luz. Es por amor al bien, la oscuridad no se combate se ilumina.
Incluso las infantiles versiones del cielo o el infierno o la malentendida
ley de karma no ayudan a que los humanos seamos buenos solo por
placer y amor al bien. Tienes que elevarte al corazón, sí o sí, o dormirás
para siempre.
Aunque te hagas llamar maestro de la nueva era, sanador o iluminado,
te quedarás en el autoengaño hasta que alguna vez el dolor pase de
ser incomodo a insoportable y tendrás con gran vergüenza que curarte
admitiendo públicamente tu mentira.
Se puede presumir de austeridad extrema, de impecable castidad,
de generosidad sin límites, pero todo eso lo puede hacer un ego bien
entrenado y mentiroso. Solo el más puro amor tiene la fuerza para
desenmascarar estos fabulosos egos y liberarse a sí mismo del gran auto
engaño por el que atraviesan gran cantidad de pretendidos maestros.
Esta energía que asciende se da cita en el corazón con la energía que
desciende del principio divino y allí se produce la magia. La energía del
padre se junta con la de la madre, no arriba ni abajo sino en el centro de
tu corazón.
Sri Yantra (Hindu)
72
Lakota
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
A esto lo podemos llamar un primer nivel del despertar de la consciencia.
Si por lo menos el 1% de la población llegáramos a este nivel veríamos el
“paraíso” en la tierra.
Lo que nos toca es trabajar concretamente para llegar a ese nivel de
consciencia, luego sostenerlo y por último, que muchas personas
conozcan este “mapa de la consciencia” para que puedan identificar tanto
el camino como las pruebas y ser invitados permanentes a la gran boda
entre el cielo y la tierra.
La mente es tocada a través de los permanentes sucesos de la vida por
las energías que en forma simplificada llamamos dinero, sexo y poder,
pero solo depende de nuestra correcta o incorrecta lectura y manejo -de
estos sucesos- que generemos sufrimientos o bendiciones. Es así como
podemos crear -tanto para nosotros como para los que nos rodeanfrustración y enojo, o amor y compasión.
Los alquimistas decían: “Para hacer oro tienes que tener oro”. La
purificación de la mente es un proceso largo y tedioso; se necesita
muchísima paciencia pero por sobre todo amor. El amor es lo que
verdaderamente nos dará la energía para el cambio (de dónde sino viene
la paciencia). Sin embargo es lo que menos abunda en nuestra etapa
inicial y –paradójicamente- al principio, solo lo obtendremos por gotas.
Se trata de cambiar literalmente los circuitos por donde transita la
información, por donde discurre el pensamiento. Para tener la energía y
atreverse a hacer esto, primero debe estar uno absolutamente convencido
de la necesidad de hacer estos cambios. Si no ponemos el 99.9% de
nuestra energía y lo intentamos indesmayablemente una y otra vez dudo
mucho que pueda haber algún cambio significativo.
Liberarnos de la fuerza de gravedad que representan nuestras habituales
maneras de pensar, exige un esfuerzo casi inimaginable. Este es el segundo
punto imprescindible a considerar. Si no hay un entendimiento verdadero
del tamaño de la empresa será muy difícil lograrlo.
Instrumentos de liberación
Un día de veinticuatro horas tiene 1,440 minutos o 86,400 segundos.
Tenemos pensamientos que duran de cinco a treinta segundos, si tomamos
como promedio veinte, podemos decir que al día tenemos unos 4,320 y si
descontamos unos cuantos por las horas que dormimos (aunque durante
ese tiempo también pensamos) podemos creer que tenemos entre dos
mil y cuatro mil pensamientos por día.
De todos estos pensamientos la inmensa mayoría son repetidos e
irrelevantes y pasan desapercibidos pues solamente repiten o reportan
73
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
una información evidente, como dando cuenta de lo que pasa en nuestro
entorno: Voló la mosca, el semáforo está en rojo, está nublado, el chico
pasa en bicicleta, el avión se mueve, tengo que lavar mi ropa, hace frío.
Son pensamientos descriptivos de situaciones externas o internas
desprovistos de toda carga emocional. A estos les llamamos pensamientos
neutros.
Otro pequeño grupo de pensamientos se dedica a evocar recuerdos
hermosos, a admirar, a celebrar, a honrar la belleza en todas sus
manifestaciones, a ellos llamamos pensamientos positivos.
Finalmente existe otro grupo de pensamientos que se especializan en
criticar, denigrar, insultar, distorsionar, menospreciar o entristecer la
realidad. A estos llamamos pensamientos negativos.
Cada ser humano sobre la tierra tiene estos tres tipos de pensamientos
y la gran diferencia entre cada uno de nosotros está en qué cantidad de
tiempo invertimos en generar pensamientos de los tres diferentes grupos.
Partamos de una persona promedio, que genera diariamente
80% de pensamientos neutros, 10% de pensamientos positivos y
10% de pensamientos tóxicos. Aunque suene un poco duro, es un
perfecto candidato a la intrascendencia; Gurdjieff diría a la extinción.
Probablemente no sabe a dónde va, pero tampoco le interesa. Su felicidad
depende mayoritariamente de los sucesos externos y extrae su felicidad
de las capas más superficiales de la vida; va guiado por los instintos más
primarios como sobrevivir (comer y beber) reproducirse (sexo sin amor)
y expresarse -que en su versión más primitiva significa hablar por hablar
o someter a los demás con su interpretación de la vida.
El camino consciente comienza cuando uno empieza a intervenir sobre
la cantidad y la calidad de nuestros pensamientos. Debemos reducir
al mínimo los pensamientos tóxicos que generan neuropéptidos y
neurotoxinas que producen estados emocionales negativos y aumentar al
máximo los pensamientos que generen hormonas y neurotransmisores
que sean verdaderas medicinas para todo nuestro ser. Esta es la verdadera
ciencia y la verdadera religión.
¿Qué es lo que buscamos en las plantas sagradas que no podemos
encontrar adentro? ¿queremos que ellas hagan el trabajo que a nosotros
nos da flojera realizar?
Las plantas sagradas te pueden llegar a mostrar una realidad como
esta, pero no pueden modificar permanentemente la calidad de tus
pensamientos. Esto es un privilegio que solo tú puedes reclamar. Pues
es la evolución de tu consciencia. Pero ¿consciencia de qué? De tus
pensamientos.
Una vez que logras comprender la importancia que tiene hacia dónde
diriges tu mente y creas tu propio sistema de “alertas” que detectan y
74
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
reparan el mal uso de la mente (cada vez que te intoxicas), vas creando
algo así como un sistema de navegación que más allá del “mal tiempo”
te permite mantener el curso y no caer en la ilusión de la realidad
neurotóxica.
Además del famoso THC existen muchos cannabinoides como la
anandamina que nos llevan a estados de felicidad inefable. Recientemente
se ha descubierto que existen los cannabinoides endógenos es decir, los
que produce tu propio sistema pero en menor cantidad. Muchas sustancias
como esta -incluido el DMT- pueden ser producidas por nuestro sistema
glandular que es el sistema que trabaja más estrechamente con nuestros
centros energéticos.
Nuestro mundo está compuesto de pensamientos y emociones. Así como
existen pensamientos neutros me cuesta mucho imaginar emociones
“neutras”, la carga emocional siempre esta polarizada en positivo o
negativo y aquí está el secreto de la vida: en nuestras emociones. A
pesar que energéticamente van antes que nuestros pensamientos son
más difíciles de detectar, de percibir, de definir, justamente porque nos
identificamos tanto con ellas que nos es imposible verlas cuando están
manifestándose.
Sin embargo con la suficiente perseverancia y entrenamiento uno puede
empezar a decidir que emoción permito y cuál no quiero volver a tener.
El precio es renunciar a disfrutar de nuestros estados negativos, el precio
es no permitir que el ego se salga siempre con la suya. Debemos revisar
los circuitos que utilizamos y no aceptar cada emoción mal oliente que se
nos ofrece como la única alternativa.
Esto no se logra de la noche a la mañana y menos con un par de ceremonias,
pero si nunca empiezas, nunca terminas.
Es la única oportunidad real y concreta que veo de cómo transformar
nuestra vida normal en una celebración permanente del divino Ananda.
Me olvidaba, ¿por qué el título de este capítulo?
Algunas veces estoy en situaciones particulares, con personas a quienes
no puedo decir exactamente a qué me dedico o cuál es mi ocupación. Mi
respuesta fue cambiando con el tiempo. Al principio les decía que era
equilibrista y me preguntaban si trabajaba en un circo y les decía que
no, que solo doy funciones privadas, pero me miraban muy raro –sobre
todo los agentes de aduana-. Luego empecé a decir que soy fabricante (en
mi primer pasaporte decía ocupación: Industrial). Cuando me pedían ser
más específico, entonces les aclaraba que fabricaba instrumentos, luego
me preguntaban: ¿es luthier? Y respondía: “a veces, pero no exactamente”.
Cuando resonaba con la persona les decía la verdad completa: “Me dedico
a fabricar instrumentos de liberación. Canciones, poemas, escritos,
75
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
diseños de ceremonias y todo artefacto que ayude a obtener la liberación
del ser humano”.
Que todos los seres sean felices pero principalmente LIBRES de su propia
neurotoxicidad, pues he encontrado a algunos que son felices por la
desgracia ajena. Tenemos que replantear el rezo.
La distorsión
La realidad es una, pero cada uno la lee y la interpreta con su respectiva
mente. Lo que a veces olvidamos es que cada mente -siguiendo el
principio de diversidad- es igual que un cristal cóncavo o convexo que le
da un distinto grado de distorsión (difracción en términos técnicos) a la
imagen que vemos a través de ella.
Habrá mentes que después de mucho experimentar han podido detectar
y corregir su distorsión y otras que juran y juran que lo que ven es real.
Es claro que la imagen distorsionada es real y merece todo respeto
(esto es el origen de las “creencias”), pero a estas alturas del camino la
persona que no es capaz de reconocer el particular grado de distorsión
con el que pretende interpretar la “realidad” está en serios problemas,
porque para realmente avanzar tienes que estar parado internamente en
el lugar más real que puedas dentro de ti mismo. Desde allí puedes lograr
muchas cosas. Desde la mentira o el autoengaño nada puedes hacer, solo
confundirte más y confundir a los otros.
La realidad es una y según la distancia -en términos de consciencia- en
la que cada ser se encuentra respecto a la unidad, será la magnitud de su
distorsión.
Todo mi respeto por el proceso que a cada uno le toca vivir, pero el
verdadero problema surge de la terquedad de creer que lo que veo o
entiendo es la realidad final. Así muchas personas hacen lo indecible para
manipular a los demás tratando de imponer su distorsionada y fanática
interpretación.
Por eso todo lo que escribo trato de hacerlo desde la mayor relatividad
posible y ofrecerlo apenas como una propuesta, calculando mi propio
grado de distorsión y los intentos de mi ego –por más mínimos que seande manipular a los demás, de esta manera intento que mi trabajo sea
pulcro y eficiente y así cada día me permito dar aunque sea un pequeño
paso hacia una realidad mayor.
Yo me libero en la medida que ayudo a que alguien se libere, pues nos
liberamos juntos, los unos a los otros; liberándonos de las propias
mentiras y de las ajenas. Por el contrario, nos encadenamos cada vez que
intentamos someter a alguien manipulándolo con nuestras mentiras o
intentando imponer nuestras distorsiones.
76
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Recuerdo que de niño fui a un parque de diversiones en el que había el
típico juego en el que tenías que derribar los patitos con una escopeta
para obtener un premio. El truco –para no dar tantos premios- era que la
mirilla de la escopeta estaba manipulada para que el tiro siempre cayera
más alto. Después de un par de disparos pude corregir la distorsión y salir
con mi premio.
Con la lectura que tiene el ego de la vida pasa algo muy parecido, bájale un
par de puntos al ego, calcula su distorsión y verás cómo das en el blanco.
La mente creativa y la mente consumista
Algunas personas suelen cambiar diez veces de religión, de camino, de
pareja, de ocupación o de país, pensando que ahora sí, con este último
cambio todo se va a arreglar y vamos a desbloquear la energía trabada
que impide nuestro avance.
No somos capaces de darnos cuenta que lo más importante que hay que
cambiar es el patrón mental que hace que cuando la mente se siente
insatisfecha le eche la culpa a todo y a todos menos a sí misma.
La mente sin educar es una voraz consumidora de nuevas sensaciones,
succiona cual parásito el néctar de la vida y se aleja de todo lo que ya no le
provee placer, por eso busca cambiar permanentemente todo lo externo.
Piensa que ahí está la felicidad y la solución de todos sus problemas,
sin entender que solo actúa según su clásico patrón: devorar nuevas
sensaciones.
Disfruta de todo lo nuevo, lo experimenta y le extrae hasta la última gota
de placer, y luego cuando se aburre lo desecha para seguir su eterna
“búsqueda de felicidad”, así cambiamos de auto, de trabajo y de pareja,
pero nunca de mente.
En base a este patrón construimos gran parte de nuestra vida y elegimos
nuestros cambios –muchos de ellos innecesarios- distrayéndonos de lo
esencial y evitando cambiar el adictivo esquema consumista que hemos
creado.
Imaginemos la mente como una habitación en la que empiezas a sentirte
incómodo y ya no descansas a gusto. Un mes pones la cama en el norte,
otro en el sur, luego al este y al oeste. Cambias el color de las paredes,
luego cambias de lugar todos los muebles (varias veces), finalmente no te
gustan, los botas y compras nuevos pero al poco tiempo sigue la sensación
de disgusto. Sin embargo no somos capaces de darnos cuenta que lo que
falta es solo limpiar la habitación todos los días y que esté bien ventilada
y con mucha luz.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Para complementar y entender la diversidad existe también el caso
contrario en el que las personas deben cambiarlo todo. Religión, pareja,
trabajo y país. Estos se pueden volver lazos o debilidades encubiertas que
nuestra mente crea para aferrarnos al pasado e impedirnos el crecimiento
a través de mecanismos de autoboicot.
Nuestra manera de ver la vida, nuestras costumbres, nuestra ideología
son construcciones similares a espléndidas e inexpugnables fortalezas,
detrás de las cuales nos parapetamos sin darnos cuenta que hemos
construido nuestra propia prisión. Cambiamos el tesoro de nuestra
libertad por un poco de confort y seguridad renunciando al verdadero
crecimiento de nuestra consciencia.
Al igual que el programa de un moderno salvapantallas (que se enciende
después de unos minutos de no usar el ordenador), nuestra mente tiene
un programa muy similar que hace que uno no pueda sostener la atención
más allá de unos minutos y pase a divagar o a fijarse en cualquier otra
cosa.
En este caso la atención es sinónimo de consciencia y nos sirve de
inmediato indicador de cuánta consciencia hemos desarrollado al poder
–o no- sostener la atención/consciencia sobre un objeto o pensamiento
determinado.
Esto me hace recordar mucho la enseñanza que Gurdjieff llamaba “el
recuerdo de sí”.
La incapacidad que tenemos de mantener nuestra atención, nuestros
intereses, nuestros objetivos, nuestros compromisos, no son sino
la expresión de esta mente inmadura que cambia de dirección
constantemente según sopla el viento.
Es muy fácil esconderse en que la vida es cambio y que lo único que
no cambia en la vida es Dios y los imbéciles, pero obviamente nuestra
intención es observar y desactivar el voraz patrón de consumo que
-contrariamente a lo que pretende- produce gran inestabilidad.
El patrón mental de consumo es uno de los más fuertes y resistentes. De
hecho pretende hacerte creer que tu felicidad depende de la cantidad de
consumo o de la permanente satisfacción de tus sentidos. Cuando es todo
lo contrario. Este patrón bloquea la posibilidad de ver cuán feliz puedo
ser produciendo y no consumiendo. Mi más grande felicidad está en dar
todo de mi interior y no esperar nada del exterior. Pues lo del exterior
puede tener un límite y no depende de mí, mas la felicidad que yo puedo
producir no tiene más límite que el que yo le fije.
Mientras mi felicidad dependa más de lo que recibo (materialmente) del
exterior, nunca prestaré atención ni pondré en marcha la gran fábrica que
llevo en mi corazón.
Por eso son buenas todas las actividades y rituales (como dietas, ayunos
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
y retiros) que suspenden temporalmente toda nuestra felicidad “externa”,
primero para observar esta gran verdad y el voraz patrón de consumo y
segundo, para desintoxicar nuestros sentidos -que viven saturados- y que
distraen toda nuestra atención de lo realmente esencial.
¿Recrearte o distraerte?
Hace algún tiempo llegó a mi casa una buena amiga a contarme una
horrible experiencia. Le habían robado y además ¡le habían escupido la
cara! Contaba esto con una tremenda carga emocional entre indignada,
furiosa y asqueada. Sin atinar a algo mejor, torpemente pregunte: “¿Te
robaron mucho?”
-No, no, fue muy poco, bueno todo lo que tenía en la bolsa, pero me
escupieron ¿comprendes? ¡Me escupieron en la cara!
La sensación de vejación era total.
Recordé que es una vieja modalidad de robo. Dos ladrones identifican
una víctima que va por la calle. Uno viene a unos metros caminando
por la acera en dirección a la víctima. El otro está detrás a pocos pasos.
Cuando se cruzan el ladrón con la víctima, él ladrón arroja un purulento y
viscoso escupitajo sobre el rostro de la víctima. Esta se queda totalmente
paralizada por la asquerosa sorpresa mientras el que viene detrás tiene
varios segundos para buscar en la bolsa de la persona afectada sin que
ella note nada.
En ese momento algo resonó en mí. En mi casa no tenemos televisión
pero venía de Lima de visitar unos días a mi familia y aunque dicen que
nunca ven la televisión, está encendida desde las siete de la mañana hasta
la noche. La sensación para una persona que no está acostumbrada a ver
televisión es la misma: No me escupas la cara. Las pocas imágenes bellas
o amables vienen como gotas en un mar de televisión basura.
No es pura coincidencia que las cadenas más grandes de información se
hayan reducido en los últimos veinte años de treinta y dos a cinco en la
actualidad. Ellos controlan toda la desinformación oficial a parte de toda
la maravillosa industria del “entretenimiento”.
La sociedad del entretenimiento
Inspirándose en nuestros creativos ladrones artesanales, los grandes
arquitectos del actual sistema, muy hábilmente lo adaptaron al manejo
de masas. Un poco más sutiles, porque se supone que el escupitajo (en un
estado de derecho) tiene que ser aceptado voluntariamente; así crearon
la industria del entretenimiento.
Confirmaron sus teorías sobre el tremendo poder que tienen los medios de
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
comunicación y sobre todo la industria del entretenimiento, manteniendo
a la gente distraída, “divertida”, mientras los grandes poderes económicos
nos vacían los bolsillos.
Y claro, a la velocidad que nos llueven los escupitajos no nos dan tiempo
ni para protestar sentados en la comodidad de nuestro sillón favorito.
Tal vez esta imagen ya esté un poco desactualizada, porque la perfección
de su obra se manifiesta en la medida que nos han enseñado (amaestrado)
a que nosotros hagamos su trabajo. Ya no son solo ellos quienes escupen
(no solo externalizan los costos sino ahora también el trabajo), ahora yo
te distraigo y tú me diviertes.
Para los pocos que escapan a su cautivante poder han diseñado otras
herramientas, que permiten que sigamos ingenuamente perdiendo el
tiempo mientras ellos le dan la última mano de pintura al bunker del
supremo poder. Y todo frente a nuestras narices…
No me robes el tiempo hijo, ni pierdas el tuyo, que finalmente es lo más
sagrado y lo más valioso que tenemos.
¿Divertirte o sanarte?
Distraerte, divertirte, entretenerte se han vuelto palabras que se suponen
son actividades propias de la salud emocional de un ser humano. Pero de
lo que no nos damos cuenta es que estas son las palabras impostoras, por
lo menos para un grupo de seres que pensamos en términos de evolución.
Yo no quiero distraerme, quiero estar atento en mi camino para poder
servir. Yo no quiero divertirme, quiero ser uno en la consciencia, con todo
lo que existe. No quiero entretenerme, quiero recrearme para lograr una
mejor versión de mí mismo, quiero usar todo mi tiempo y mi energía en
crear y compartir un arte sanador, que me sane a mí y a todos quienes lo
reciben. Quiero crear un mundo mejor para ti y para mis hijos y no tengo
tiempo para distraerme.
Esto no quiere decir que no disfrute momentos de felicidad, de trivialidad,
de plenitud, de expansión o de reír hasta las lágrimas, pero todos estos
momentos son parte de mi vida diaria, de mi trabajo. No necesito consumir
un producto enlatado que diga “entretenimiento”. (Por eso hasta ahora no
me dan el “Grammy Chamánico”).
Muchas veces lo he mencionado: Mi negocio es la consciencia y la
consciencia es como la poesía, todos dicen públicamente que les gusta
pero en realidad a muy pocos le interesa. Nada me hace más feliz que
poner un rayito de luz en la vida de alguien.
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Arte y sociedad
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
El verdadero arte es belleza y la belleza es verdad y la verdad nos hará
libres, así que es mal negocio para los ladrones de sueños darle al pueblo
verdadero arte.
Desde tiempos inmemoriales se veneró el arte como algo sagrado, porque
la gente intuía que no solo toca nuestras profundidades sino que también
las cura. Entonces una sociedad sin verdadero arte es una sociedad
enferma.
El arte le habla al corazón, a la intuición pero también a la mente, toca los
dos hemisferios cerebrales y algo mágico sucede que el ser humano se
siente completo, íntegro, total. Una persona que no produce o no disfruta
de la belleza se enferma.
La definición moderna de arte es muy interesante: “Manifestación de
la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y
desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos,
lingüísticos o sonoros”.
Ciertamente no me extrañaría que pronto supriman la palabra
desinteresada, pues es la única que todavía hace la diferencia entre el
verdadero arte y el “arte” comercial.
La única diferencia entre lo verdadero y lo falso es muchas veces la
motivación. Si la motivación es existencial, visceral o si la motivación es
un frío cálculo de cuánto puedo ganar por producir algo que se pueda
vender como arte.
Miremos juntos como trabaja Matrix: Al no tener acceso al mundo
real, al mundo sagrado, lo que hacen es crear algo muy similar (son
expertos imitando), crean algo lo más parecido que pueden en todas
las dimensiones y categorías en donde intentan suplantar la vida. Así
van creando pseudoarte, pseudoespiritualidad, pseudochamanes,
pseudogurus, pseudoliberación.
Lo más triste es, que tanto las plantas maestras, como el arte o la
religión -que son las puertas sagradas y naturales para escapar de la
propia esclavitud y de la del sistema- ya han sido clonadas y su burda
versión atrapa y engaña a millones de buenas personas timados por
pseudochamanes o pseudogurus.
Como diría Silvio: “…Y digo que el que se presta para peón del veneno, es
doble tonto y no quiero, ser bailarín de su fiesta…”
Dinero, sexo y poder, las energías que motivan nuestros tres primeros
chakras, cautivan y corroen hasta las más puras intenciones de quienes
no han llegado a conocer el tesoro de su propio corazón (cuarto nivel).
81
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Este es mi arte y esta mi ciencia.
El verdadero arte me lleva a la ciencia y la verdadera ciencia me regala
el arte. Por eso no me pidas que cante para distraerte cuando lo que
intento es recrearte.
Arte medicina
El verdadero arte -sin importar su género- viene de las profundidades de
la existencia y expresa en esencia una emoción casi arquetípica que vibra,
se sintoniza y finalmente resuena en los cuerpos de quien la percibe.
La ley que permite que esta pequeña vibración crezca, se expanda y logre
manifestar un efecto sanador sobre las emociones e incluso sobre la
materia, es muy parecida a la ley que opera en la formación y crecimiento
de los cristales.
La molécula original de un cristal es como una semilla que lleva intrínseca
una propuesta de orden estructural, de manera que todas las futuras
moléculas que se adhieren se organizan siguiendo el mismo patrón
mórfico.
Con las vibraciones sucede algo muy parecido. Si asociamos la salud al
orden, la armonía y el equilibrio y la enfermedad al caos, a la incoherencia
frente al orden de la naturaleza, una canción de medicina es un patrón
vibracional que lleva una propuesta armónica, que ordena y equilibra
–según su potencia- nuestro cuerpo emocional, el cual se encargará de
afectar y sanar nuestro cuerpo físico.
Nuestros pensamientos crean emociones y nuestras emociones
nuevos pensamientos. Esta es una de las más grandes verdades en
nuestra vida y la esencia de la verdadera medicina. Tanto la salud como la
enfermedad empiezan en lo sutil y avanzan hacia lo denso.
Si permites que algo verdadero toque tu vida no para distraerte sino
para recrearte, tus emociones resonarán con lo auténtico de la propuesta
generando bellas emociones afines al estado de consciencia desde el cual
se creó y emitió el mensaje.
Tu mente se llenará de pensamientos de gratitud hacia la vida y hacia
todos los que te rodean, esto traerá un nuevo estado de consciencia y más
bellas y nuevas emociones pondrán más luz a tus pensamientos.
No siempre lo logro, pero sí siempre lo intento…Así me imagino la mente
del Gran Espíritu. No siempre lo logra, pero siempre lo intenta…
Hay a veces golpes muy fuertes que rompen esta conexión, pero siempre
habrá un verso o una canción que nos reconecta.
Un libro, una montaña, un niño, un océano, una sonrisa, una estrella o
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
una flor tienen el mismo poder para recordarnos el camino hacia lo real y
resonar nuevamente con la verdad.
Por más que la estés pasando muy mal, si eres capaz -en algún punto- de
parar el flujo negativo de la corriente de tus pensamientos, evitando que
los pensamientos bajos generen malas emociones y estos envenenen el
cuerpo y las emociones, y surjan aun peores pensamientos… descubrirás
pronto que tu mente puede ser una fábrica de bendiciones y no una de
dolor y drama.
Sé que tal vez esto es lo peor que alguien te puede decir: Tú decides lo que
piensas. Tienes la responsabilidad de recrear no solo tu vida o el planeta
sino todo el universo. Siembras pensamientos y cosechas emociones en
cada día, a cada segundo, eres solo tu respiración.
Del tamaño de tu muerte será el tamaño de tu vida, y el de tu alegría
cuando descubras que lo único que debe morir es un mal pensamiento.
El camino al corazón es el camino de la consciencia
Llamamos corazón al centro cardiaco, al cuarto chakra, al cuarto nivel
de consciencia al cual podemos llegar. Toda la energía en el universo
está ordenada desde lo grueso a lo sutil y se manifiesta a veces, como
un continuo “degradé” y otras como niveles claramente diferenciados,
marcados por fenómenos que podríamos llamar puntos de fase. Puntos
de encuentro, de sincronización, de convergencias, de uniones, a partir de
los cuales la energía nuevamente continua su camino como millones de
vectores y vuelve a mostrar su mágica faceta de infinita diversidad.
Estas marcas en el camino o puntos de fase, en oriente se llaman
chakras. La palabra chakra significa literalmente rueda y se comportan
en la práctica como “puertas” que permiten el ascenso y descenso de la
energía. De esta manera y a través de ellos fluye la energía del universo
ascendiendo y descendiendo, conectando el “corazón del cielo” con el
“corazón de la tierra” y en el medio de esta maravilla ¡nuestro corazón!
Nuestra consciencia empieza su viaje descubriendo y reconociendo la
energía más gruesa, la realidad material.
Una vez reconocida y comprendida esta energía sigue su desarrollo y
comienza a percibir otras energías no materiales, menos evidentes. Un
buen ejemplo podría ser “las emociones”. Empezamos a reconocer –
aunque no plenamente conscientes- estados de ánimo que originalmente
son el impacto de la energía material sobre nuestro ser.
El frío, el hambre, el cansancio, el dolor, la alegría, hasta que empezamos a
reconocer emociones más sutiles como la esperanza y la dicha a la par de
toda la gama de emociones negativas como los celos, la envidia, el orgullo,
la ira, etc.
83
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Para la mayoría de las personas el trabajo de reconocer y hacer
conscientes todas sus emociones puede tardar toda una vida. Digo
solamente reconocerlas, otra cosa es trascenderlas.
El siguiente nivel de percepción es darnos cuenta de nuestros
pensamientos. A este punto ya llegan muy pocas personas, porque
generalmente nos identificamos tanto con nuestros pensamientos y
nuestras creencias que no existe una clara separación entre nuestro ser y
nuestro pensar, entre el pensador y lo pensado. Asumimos como propio
y como nuestra esencia un mecanismo que es más una reacción (ante los
estímulos) que una acción consciente y dirigida. “Yo quiero pensar algo,
yo elijo pensar algo, yo decido pensar algo” son opciones que no están
disponibles para la mayoría porque todavía el pensamiento es parte de
un proceso mecánico que simplemente reacciona ante las emociones, al
igual que las emociones reaccionan ante la materia.
Estos tres niveles conforman el circuito básico por donde circula nuestra
energía y cada nivel interactúa y afecta al siguiente, formándose un
sistema cerrado de permanente retroalimentación. La materia afecta
nuestras emociones, nuestras emociones afectan nuestros pensamientos
y nuestros pensamientos crean nuevas emociones que afectan nuestra
materia. Así podríamos vivir millones de años si no fuera porque nuestro
tiempo en la tierra es finito.
Algo tiene que pasar, algo tiene que madurar para poder percibir este
circuito que no es otra cosa que lo que llamamos el “sueño” de la vida, la
gran ilusión, nuestra encantadora “Maya”.
Dentro de este espacio podemos crecer, tener hijos, creernos importantes,
sabios, espirituales o lo que nosotros queramos o peor aún lo que las
circunstancias quieran, sin lograr percibir el siguiente nivel de existencia
o el posterior desarrollo de nuestra consciencia.
Este “algo” que tiene que pasar, algunos lo llaman el “choque consciente”
que es una energía que viene de afuera pero también viene de adentro.
No se puede violentar pero si, es fruto del esfuerzo sostenido, se dará
sencillamente por la propia maduración y por cómo hemos caminado
en esta vida. Tiene que ver más con lo que ahora llamamos “inteligencia
emocional”. Cómo cada uno maneja sus emociones y logra una clase de
pensamiento que nos va liberando o esclavizando.
En cada nivel se encuentra un chakra que actúa realmente como una
puerta o válvula que permite el flujo de la energía (de forma similar a como
la pupila en el ojo reacciona ante la luz). Los chakras también reaccionan
ante la luz –representada por la verdad y lo verdadero- permitiendo que
la energía ascienda y junto con ella nuestra consciencia.
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Cada vez que cualquier energía toca nuestro ser, esta demanda de
nosotros una respuesta; del tipo de respuesta que damos ante la vida
depende que la energía ascienda o se detenga, que la consciencia suba
de nivel o se detenga. Simplemente, tenemos que aprender a discriminar
entre lo verdadero y lo falso, lo propio o lo impropio, lo “correcto” o lo
“incorrecto” ante cada situación.
No hay juicio ni culpa que valga, esto es solo parte del gran engaño, la ley
de la vida se basa en la experiencia ensayo-error. Solo depende de cuántas
ganas le ponemos y en cuanto tiempo queremos hacer el trabajo.
Cada una de estas puertas tiene su propia llave y claramente podemos
ver que la cerradura de la puerta del tercer nivel al cuarto es muchísimo
más compleja.
Aquí se expresa una de las manifestaciones más claras de la sabiduría
divina que no permite que ascienda al siguiente nivel una energía que
no está correctamente purificada, pues tendría acceso a un conocimiento
que si cayera en malas manos podría causar gravísimo daño.
Esto está perfectamente contemplado y previsto de manera que sea
imposible el acceso a la consciencia del corazón (cuarto nivel) por la
energía del ego, pues intentaría manipular el conocimiento y el poder
para su propio beneficio.
Ciertamente que dentro de estos tres niveles del mundo mental o material
también hay un poder y se puede causar un daño relativo, pero no se
compara en nada con el verdadero poder del amor.
“Si has comprendido el misterio,
de nuestro hermano mayor,
que su más grande secreto,
es el poder del amor.
Si has empezado un camino,
Si has comprendido porqué,
Tienes que amar en secreto,
Tienes que gritar también
Que el universo te escucha
Y las estrellas te ven.”
(Del álbum: “Canciones de medicina II”)
Por eso el verdadero camino no te puede hacer grande, ni rico, ni
injustamente famoso, pues contradice la esencia de una ley mayor:
Grande es el que da, no el que quita.
Me postro a los pies de esta inteligencia suprema que puso una puerta de
seguridad inviolable ante el egoísmo, para que el verdadero conocimiento
nunca caiga en manos de farsantes o de personas que solo buscan
aprovecharse de los demás.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Si uno no comprende que todo lo aprendido debe ser puesto al servicio
del bien común entonces no aprendió nada. Esta es la llave de la tercera
puerta, no hay manera de falsificarla, simplemente es lo que es.
Aquí termina todo el laberinto del egoísmo, de todos los procesos
personales que creen que solo rezando, meditando o yendo a ceremonias
van a elevar su consciencia y solo consiguen engordar su ya obeso ego.
Volviendo al orden natural -de lo grueso a lo sutil- es importante
mencionar la relación directa de estas tres puertas con nuestras tres
manifestaciones: Lo que hago es la llave de la primera puerta. Lo que digo
es la llave de la segunda y lo que pienso la llave de la tercera. Tan simple
como esto, hacer el bien, decir el bien, pensar el bien.
Por eso es tan difícil en estos tiempos lograr cierta claridad, pues estamos
metidos en un sistema donde estructuralmente muchas cosas están mal
y esto hace extremadamente difícil tan solo cruzar de la primera puerta
a la segunda.
Cada vez me sorprende lo difícil que se me hace tomar simples decisiones
que afecten lo menos posible a la madre tierra o al revés, que honren
nuestro compromiso de amor y respeto para con ella.
Ya no sé si comprar una escoba de fibra natural - que viene de una palmera
de la selva- o una de plástico (que es de petróleo), un piso de madera o
uno de plástico.
El punto es que mientras no asumamos este tipo de consciencia es pura
imaginación y delirio el pretender elevarnos a otros niveles y mucho
menos al corazón que es donde sentimos verdaderamente la voz de la
Madre Tierra diciendo: “Hijo, basta por favor”. Es tiempo de cambiar, de
madurar.
Solo el tratar de “hacer el bien” a nuestra madre tierra ya nos pone en
un distinto nivel de consciencia desde donde podemos seguir trabajando
pero en forma real.
No hay religión sin amor, ni amor que no empiece por la madre.
El buen pensar
Según nuestro entendimiento, usamos únicamente la palabra sentimiento
para describir lo que sentimos ante el verdadero amor, por lo que no hay
opción de “sentir” algo malo. Lo que intentamos es curar nuestro mundo
emocional e intelectual de todas las distorsiones y reflejar en las distintas
manifestaciones de la vida como el pensar, el hablar y el actuar, la belleza
que inspira nuestro corazón en cada uno de nosotros.
Mi relación con las plantas sagradas comenzó durante mi adolescencia
hace unos 40 años. Solo después de varias décadas pude ir comprendiendo
86
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
los mecanismos de mi mente y como las plantas sagradas pueden ayudar
tanto a cristalizar la propia mentira como a propiciar la transformación
del ser y la evolución de nuestra consciencia.
Hay quienes consumen drogas o alcohol para intentar evadirse del dolor
y hay quienes toman plantas para lograr evadirse del amor, pero ninguno
lo logra... pues hay sustancias que te hacen olvidar y otras que te hacen
recordar.
El consumo de las plantas sagradas no te evade del dolor sino que -al igual
que en una ecuación matemática- si encuentras el significado positivo
de la experiencia “negativa”, la cancelas, la anulas. Vas enriqueciendo tu
ser con un nuevo entendimiento sobre la realidad y sobre todo, sobre
tu propia realidad (uso la palabra medicinas como sinónimo de plantas
sagradas).
Parto del reconocimiento que vivimos influenciados por formas de
pensar creadas a lo largo del tiempo. Estas “formas de pensar” o circuitos
cerebrales funcionan y cumplen misiones muy parecidas a las de un “chip”
en cualquier aparato electrónico. Los chips son un maravilloso invento
para controlar las máquinas y sus funciones pero no podemos vivir la
vida siendo controlados por nuestros propios chips.
Es una realidad bastante conocida entre quienes estudian neurofisiología
que las plantas sagradas crean nuevos circuitos neuronales, nuevas
redes, nuevas conexiones que nos permiten pensar de una manera
completamente distinta y ver la “realidad” de una manera nunca antes
vista. Las medicinas desactivan temporalmente nuestros chips y nos
permiten por lo menos y por un momento, percibir el mundo y a nosotros
mismos desde una perspectiva muy distante a la habitual, aportando a
veces soluciones geniales ante situaciones aparentemente insolubles.
Esto ha sido estudiado y llaman pensamiento divergente a ese
pensamiento que tienen los genios y los sabios de encontrar soluciones
gracias a poder abordar los “problemas” desde ángulos muy diversos.
Es algo que también tienen los niños. Un niño le puede encontrar cien
diferentes usos a un pedazo de piedra, gracias a que su mente todavía no
está restringida a un solo enfoque, con los años y especialmente gracias
al sistema “educativo” terminamos sabiendo bien la lección: Hay una sola
forma de ver y hacer las cosas.
Independientemente a cualquier suceso concreto que pueda afectar
nuestra vida -desde un simple malestar emocional a un terrible
sufrimiento- existe una realidad paralela e interna que más tiene que
ver con el manejo de la información y que puede tomar dos caminos.
El mismo hecho puede ser procesado de forma opuesta y generar dos
respuestas diametrales que serán grabadas en nuestra memoria y a la
vez serán puente y fuente de nuevos circuitos cerebrales. Todo depende
87
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
del simple hecho de cuál camino elegimos tomar a la hora de procesar la
información y emitir un juicio.
El “recto pensar” -muchas veces referido por Krishnamurti- será
siempre el pensar sano, pensar limpio, positivo, pensar amorosamente.
Ciertamente pensar de esta manera, demanda una cantidad adicional
de energía que hay que tener disponible si queremos darnos el lujo de
DECIDIR .
Por lo general andamos tan descargados que pensar amorosamente
está simplemente fuera de nuestro presupuesto energético. El modo
económico de vivir y de pensar es deslizarnos cuesta abajo sobre los
rieles de nuestras viejas formas mentales sin nunca hacer el intento de
descarrilarnos, sin nunca intuir que justamente debemos hacer eso para
salvarnos la vida. La energía que fluye hacia abajo tiene como meta la
inconsciencia, el abismo. La energía que fluye hacia arriba viene de la
madre, de la tierra, es la materia que se eleva, que se transforma, paso a
paso, pensamiento a pensamiento.
Decidir qué pensar, es el milagro que nos ocurre a todos, todos los días,
a cada instante. Todos tenemos nuestros propios chips dominantes y no
todo el tiempo estamos lo suficientemente despiertos para intervenir
el circuito automático y buscar una mejor forma de pensar y elegir
emociones más positivas.
Todos los hechos mal manejados van creando memorias, almacenándose
en nuestro inconsciente y creando un inmenso depósito de dolor.
Estas memorias se activan y se refuerzan unas a otras y actuando
subrepticiamente desde el inconsciente condicionan nuestra percepción
actual.
Al tomar medicinas uno puede lograr tomar contacto con estas memorias
y revivir todos esos momentos dolorosos que han ido definiendo nuestra
manera de pensar. Sin embargo el acto terapéutico no se da solo por el mero
hecho de revivir un acontecimiento traumático –de ser así esto podría
únicamente reafirmar el trauma- sino que se logra ante la posibilidad que
nos da la medicina de crear un nuevo circuito de pensamiento que nos
permita darle un mejor manejo al hecho en cuestión.
Todo lo que las emociones negativas hacen es encerrarnos en nosotros
y cortar nuestra conexión con el universo, con la fuente. La energía ya
no fluye, más bien nos intoxicamos retroalimentándonos con nuestros
pensamientos negativos. Cualquier pensamiento que genere una emoción
negativa es un mal pensamiento y tenemos la obligación de pararlo y
encontrar aquél que genere una emoción correcta. Aunque a veces este
pensamiento parezca injusto para nosotros, demasiado condescendiente
o “jalado de los pelos” nuestro objetivo final es generar una emoción
88
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
positiva pues con ella es con quien nos vamos a quedar.
De esta manera entendemos cómo la medicina nos ayuda de dos formas.
Ignorando los viejos circuitos mentales -que nos intoxican con emociones
negativas- y creando nuevos circuitos que nos dan una nueva oportunidad
para reinterpretar los hechos “dolorosos” mal manejados.
Por otro lado al ir eliminando estas memorias de dolor, al ir cancelando
esos dañinos modos de pensar nos vamos limpiando y lo que sucede es
que vamos a disponer de más energía que nos permitirá decidir sobre
qué pensamientos y emociones dejamos pasar y así empezar a expresar y
manifestar todo nuestro potencial.
Empezaremos a brillar no por que algún mágico brebaje haya traído algo
nuevo o extraño a nuestro ser sino porque nuestro Ser se ha despojado
de un lastre que lo mantenía atado al “sufrimiento” del pasado. Así
empezaremos a dejar de ver la vida según nuestras dolorosas memorias,
a dejar de ver a las personas según las “fotos” que archivamos de ellas y
nos permitiremos verla segundo a segundo, recreándonos y recreándola
permanentemente. Así honraremos el tesoro más sagrado que nos
entregaron los creadores: La libertad, la libertad de decidir qué quieres
pensar.
El buen hablar
Creo que lo más importante que he aprendido no son conocimientos
concretos, ni métodos, ni meditaciones, ni fórmulas, sino algo que tiene
que ver con el orden natural de las cosas. No importa mucho en que ámbito
lo aplicas pero siempre confirmas que el orden natural es transversal a
todos nuestros planos.
El “novedoso” concepto de fractalidad fue comprendido y manejado por
las grandes culturas que hoy llamamos ingenuamente “pre-históricas”.
Este concepto ahora es mil veces más fácil de comprender, gracias a que
la tecnología nos puede mostrar la similitud del patrón de formación de
una galaxia con un caracol. Esto no hace sino poner en evidencia que en el
universo operan leyes que funcionan más allá de nuestra opinión.
El punto es que así como podemos reconocer visualmente ese patrón
de formación u ordenamiento en la materia, no estamos muy lejos de
comprender o “imaginar” que por analogía debe suceder algo así con la
energía y especialmente con lo que llamamos consciencia.
El sagrado principio de la dualidad o doble naturaleza de las cosas
–maravilloso re-descubrimiento de la física cuántica- es la punta del hilo
de la madeja con el cual empezamos a recuperar la memoria del camino
perdido.
89
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Como la energía, a veces se manifiesta en forma continua, de un extremo
de su polaridad hasta el otro y otras veces nos muestra, cómo en su
camino se destacan ciertos momentos que podemos interpretar como
puntos, momentos, planos o dimensiones.
Los Upanishads, una de las escrituras sagradas más antiguas de la
humanidad, ya rezaba de esta manera:
“asato ma sadgamaya
tamaso ma jyotirgamaya
mrtyorma amrtam gamaya”
“Llévame de la irrealidad a la realidad
de la oscuridad a la luz
y de la muerte a la inmortalidad”
Toda la experiencia humana está contenida en este espectro. Del cero al
infinito, de la violencia a la paz, de la inconsciencia total a la consciencia
absoluta. Este es el viaje de la existencia, querámoslo o no, sepámoslo o
no.
La violencia es a la oscuridad como la paz es a la luz. La transformación
de nuestra violencia es la transformación de nuestra propia oscuridad,
por eso no hay cosa que nos violente más que descubrir o que descubran
nuestra gran oscuridad (o nuestra gran violencia). Esto genera emociones
indecibles que solo la madurez del ser aprende a transmutar.
Nada se escapa en el universo de cierto grado de violencia, todo depende
del punto de vista. Así como la luz se puede tornar violenta e hiriente para
quien sale de un cuarto oscuro, el conocimiento puede causar el mismo
efecto para quien vive en la comodidad de sus penumbras.
No me molestan los insultos desde la oscuridad, los creo justos, le pido
sincero perdón a quien incomodo en mi camino. Pues aunque trato de
entregar mi “verdad” con extrema delicadeza -para que no se vuelva un
arma o nuevamente un instrumento de dolor- sé que es imposible no
causar incomodidad.
Hace muchos años leí una antigua enseñanza Sufí que decía: “La verdad
es como un precioso diamante, puedes mostrar con discreción su belleza
o le puedes reventar la máscara a alguien”.
Aun siendo la misma energía, mi apuesta sigue siendo por la belleza de la
forma, hasta donde sea posible, hasta donde el amor nos alcance.
El segundo centro, más conocido como el centro sexual (sede del instinto
reproductor, así como el primer centro lo es del instinto de supervivencia)
es el centro de nuestras emociones, las que principal y cotidianamente
se expresan a través del habla.Nuestro hablar puede bendecir o maldecir
nuestra vida y la de quienes nos rodean, dependiendo únicamente
del grado de consciencia que hayamos logrado, de la cristalinidad de
nuestra mente. Nuestro ego intentará manipular la realidad –a la hora de
90
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
retransmitirla mediante nuestro hablar- para acomodarla a sus propios
intereses.
La verdad y la belleza resuenan en la misma frecuencia, no conozco
ninguna cosa bella que no sea verdadera ni ninguna verdad que no sea en
el fondo hermosa.
Una vez “asegurada” la supervivencia humana, el ser se abre paso hacia
la siguiente dimensión de la consciencia, aquí es donde la valoración
estética empieza a cobrar importancia. Lo siguiente que se nos ocurre no
es solo vivir mucho sino vivir “bonito”, hablar bonito.
Miles de años atrás surgió en la humanidad el deseo de hacer música,
poesía, teatro, cuentos que hablen sobre esa enorme belleza que existe y
que los humanos empezamos a percibir.
Claro que siempre hubieron y habrá a quienes no le interese y vendrán
con sus espadas, sus rifles o sus sonajas a intentar parar la función de la
armonía, pero el universo sigue su curso… Tarde o temprano la belleza
terminará seduciendo hasta al más insensible personaje.
El buen hablar y la poca violencia no solo son un tema estético, nuevamente
la buena ciencia pone en evidencia el tremendo poder organizador y
modificador que tiene la vibración a través del sonido y la intención.
La “cimática” se encarga de estudiar los patrones gráficos que produce el sonido
en la materia. Esto es algo totalmente científico y fácilmente comprobable.
Si nuestros cuerpos son 70% agua y nuestro cerebro más del 90%,
pensemos como están nuestras “agüitas”, nuestras células, recibiendo
todo tipo de influencias sonoras, muchas de ellas provenientes del oscuro
y misterioso océano de nuestras emociones.
¿Cómo quedan nuestros cuerpos luego de escuchar en un día tanta
palabra poco enamorada?
Si bien el hablar de cada pueblo es algo particularmente cultural y hay
palabras que en una sociedad suenan más dulces que en otras, si vale
la pena el prestar atención a nuestra expresión sonora. Principalmente
porque los primeros afectados somos nosotros.
Querer insultar a alguien es olvidar que para que le llegue una gota de
veneno nosotros tenemos que generar diez, las otras nueve quedan en
nuestro cuerpo, a todas luces un mal negocio.
Si a alguien no le gusta lo que escribo, es suficiente con no leerlo, no es
necesario insultar. Aunque a mí me haga bien (porque lo que no mata
engorda), me preocupa que haya gente por ahí que se castigue de tal
forma.
Pensemos –antes de hablar- que cada vez que decimos algo no solo
estamos dibujando en nuestras células y en las de los que nos rodean,
sino también en el universo entero la paz o la violencia.
91
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El buen actuar
Qué complicado ha llegado a ser algo tan simple como caminar sobre
esta tierra honrando y respetando todo lo que existe. La cantidad
de información que uno necesita tener en estos tiempos para tomar
decisiones no perfectas, si no lo más correctas posibles sobrepasa la
buena intención de muchos.
Recuerdo que hace unos años se pusieron de moda los focos ahorradores
–que al principio daban una horrible luz blanca- y que muchos los
aceptamos no solo porque implicaba un ahorro en el consumo de
electricidad sino porque representaba un intento de no contribuir al
calentamiento global.
Varios años después nos enteramos que todo eso era una estafa. Esos focos
contienen mercurio en su interior y ahora el planeta está contaminado en
agua, tierra y aire por este mineral.
Hay miles de ejemplos como este en los que casi no tenemos opción
en relación a qué consumir. Ya no sabemos si es peor seguir utilizando
materiales orgánicos pero no renovables o usar productos de la industria
petroquímica.
Cada vez es más costoso adquirir alimentos, vestido, viviendas y
transporte que provengan de una relación de respeto con la madre tierra.
La mayoría de las personas quiere evitar este tema para “no complicarse”
y prefiere tildar de fanáticos a los que intentan vivir con respeto y ser
conscientes de los graves problemas que está ocasionando el ser humano.
Sin embargo, cómo lograr elevar la consciencia a través de nuestro primer
altar si no queremos hacernos conscientes ni responsables del impacto
ecológico que genera nuestro consumo.
Es un absurdo mayor pretender ser espirituales y andar por ahí
fanfarroneando sobre nuestras canalizaciones o nuestro desarrollo
espiritual si no hemos resuelto satisfactoriamente esta relación con la
materialidad.
Si aún vivimos cobijados por un sociedad basada tanto en la explotación
de “recursos humanos” como de los llamados “recursos naturales”, ¿cómo
podemos presumir que nuestro actuar es expresión del “amor” que
llevamos dentro?
Todo esto que queremos ignorar respecto a nuestra pésima relación con el
llamado “medio ambiente” no es sino la negación de nuestra consciencia
y justamente lo que nos impide un verdadero desarrollo de esta.
Esta incapacidad de querer asumir nuestra gravísima responsabilidad
en los actos de la vida cotidiana es lo que nos somete a un estado de
permanente autoengaño tratando de manipular la realidad para evadir
la responsabilidad sin darnos cuenta que al evadir la responsabilidad
también estamos evadiendo la consciencia.
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¿Espíritu y materia?
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
Luego de establecerse en casi toda la tierra la era de las religiones
naturales, es decir, aquellas que rendían culto a la naturaleza, se dio
un fenómeno bastante complejo relacionado con el desarrollo del
tercer centro energético. El predominio de la energía masculina que se
manifestó con una distorsión muy dañina que hasta ahora no termina de
confundirnos.
La confusión parte cuando -no sé por qué nefasto motivo- divorciaron al
espíritu de la materia. Decretaron que el espíritu era lo divino y la materia,
lo mundano, lo banal, lo demoniaco. Así algunas religiones encerraron
en un mismo saco a la Naturaleza, a lo femenino y a lo diabólico, y nos
vendieron la mentira de que para elevarnos había que dominarlas y
someterlas a como dé lugar.
El “hombre” se volvió enemigo de la naturaleza y de la mujer, y dedicó
su vida a tratar de someterla y explotarla, perdiendo el vínculo con lo
sagrado femenino. Creyó que su evolución era diferenciarse y alejarse
de la naturaleza construyendo una civilización totalmente ajena a ella
en donde lo natural nos parece cada día más extraño; y así nos fuimos
olvidando de la madre.
Las consecuencias de estas equivocadas formas de pensar (religiones)
son las desastrosas relaciones que tiene la humanidad con la madre tierra
y la incapacidad de la gran mayoría de reconocer el dolor emocional que
cargamos e infligimos a los demás. Esto se conoce en la historia de la
humanidad como el mal llamado: Apogeo de las religiones “solares”, que
erróneamente solo reivindican la parte masculina y son por naturaleza
excluyentes, verticales y carentes de una visión dinámica. Esto les impide
ver la parte sutil, la dimensión horizontal, la parte “invisible”.
Sin embargo siempre existieron y existen seres más sensatos que vivieron
y honraron el equilibrio de las fuerzas, proponiendo más bien una
religión incluyente en la que reconocen que lo femenino tiene un papel
tan importante como lo masculino.
Por otro lado la fraudulenta sabiduría de líderes religiosos sigue
vendiendo la idea de que la salvación está en el espíritu y que hay que
abandonar todo interés material. Esto se presta perfectamente al juego
vicioso y enfermo de quienes gobiernan el mundo usando hasta la religión
como arma de sometimiento.
En la actualidad vemos la reciente preocupación de grandes líderes
religiosos por el tema ecológico y realmente es bueno que se pronuncien
debido a su gran popularidad y acceso a los medios de comunicación,
pero creo con honestidad que todo pronunciamiento que no cuestione las
raíces profundas de esta crisis es parte del juego y la farándula.
93
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Tenemos la absurda creencia que una persona “espiritual” no debe
preocuparse por cosas “materiales” como la economía y su impacto en
la ecología. Así mucha gente relativamente consciente vive cediendo
este espacio vital de la participación ciudadana, creando el vacío del
cual se aprovechan los adictos al poder. Nos quieren hacer pensar
desesperanzadamente: ¿Qué puede hacer cada pobre individuo frente al
monstruoso sistema?
También hay como un acuerdo tácito y cobarde de que las personas
“espirituales” no debemos publicar cosas “negativas” y que solo
deberíamos dar mensajes “positivos”.
Yo creo que en este tiempo de salvaje injusticia el silencio nos hace
cómplices y que cualquier persona que tenga un mínimo de consciencia
no puede sustraerse por lo menos de saber qué está pasando, primero
para hacer consciencia sobre la situación y luego para estar atentos y dar
el siguiente paso como humanidad hacia un destino mejor.
Hay quienes pretenden vivir en una falsa burbuja de santidad creyendo
que solo los mantras o los rezos van a solucionar las cosas. Yo creo que
además de rezar, hay que tener un perfecto conocimiento de la situación
mundial y también actuar para rescatar el poder que ingenuamente
pusimos en manos de otros.
La concentración de poder económico ha sido tan gradual y encubierta
que muy pocos nos dábamos cuenta de qué estaba pasando, pero en
la actualidad la diferencia entre “ricos” y “pobres” es escandalosa e
insostenible como tendencia.
“Los dueños del mundo” han perdido totalmente el control de sí mismos
y los marcos referenciales –mínimos- de hasta donde se puede controlar
y dominar a los demás y hasta donde se puede explotar e ignorar el
“sufrimiento ajeno”. Esto resulta hoy insoportable para cualquier persona
relativamente consciente.
La tendencia marca claramente como en el último siglo hemos ido
perdiendo derechos, libertades y calidad de vida de una manera
brutalmente acelerada, por lo que la proyección evidente es que esto siga
para peor y cada vez más rápido.
Es cierto que cada nivel de consciencia atrae su propia realidad y que la
solución teórica sería vibrar en un nivel más alto para -por decirlo asívivir en un universo sin injusticias ni sufrimiento, pero por ahora nos toca
resolver un tema mucho más “mundano”; para que nuestra consciencia
se pueda elevar en términos reales no puede ser parte de una ilusa y
fraudulenta “espiritualidad”, que acepta y se somete a la injusticia solo
por miedo o indiferencia.
El desafío por delante es resolver el tema de la consciencia antes de entrar
en un nuevo concepto de “espiritualidad”. No se puede recorrer el camino
94
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
al padre sin honrar a la madre y me refiero a la madre real, lo femenino, la
madre Naturaleza, la materia.
El espíritu y la materia son dos manifestaciones de lo sagrado, la
Consciencia es quien las relaciona.
Breve historia mundial de la cuatripartición
La esfinge
La historia de la esfinge se pierde en la noche del tiempo, es difícil ver
una luz entre las gélidas teorías científicas y los acalorados delirios
de especuladores esotéricos. Lo que sí resuena entre los amantes del
equilibrio es que la esfinge es uno de los símbolos maestros más grandes
de la humanidad.
No obstante no es la esfinge de Gizha, la que nos interesa en este
momento, a pesar de ser uno de los monumentos más antiguos en la
tierra (hay quienes hablan de quince mil años o más).
Nos interesan más las esfinges aladas que poblaron el antiguo Egipto y
que claramente expresan la percepción en el imaginario colectivo de un
ser que está compuesto por cuatro elementos, cuatro naturalezas, cuatro
dimensiones.
Una de las formas más arcaicas que se conocen de la esfinge, se encuentra en
el Museo del Cairo. Tiene las patas traseras de toro, las delanteras de león, la
barriga en forma de pez y alas de águila. Posteriormente la barriga de pez fue
cambiada por el rostro humano y esta fue la que finalmente trascendió como
el símbolo del entendimiento de la cuatripartición y la cuatrinidad en el
medio oriente.
Es significativa también la poderosa visión de hombres de tiempos muy
lejanos, que sin embargo no escatimaron esfuerzo alguno en plasmar este
entendimiento cuádruple, apostando a que cualquier alma que roza la
comprensión de la cuarta dimensión sería capaz de leerlo.
95
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Me es realmente placentero imaginar la sonrisa de quienes hace miles de
años pusieron su amor en una ofrenda para los habitantes de un futuro
lejano.
Después de la caída de los faraones la esfinge voló por Persia y se instaló
en el imaginario griego siendo plasmada por muchos artistas y finalmente
inmortalizada en la literatura por Sófocles a través de Edipo.
Cuentan que por los caminos antes de llegar a Tebas, la ciudad de las siete
puertas (vaya coincidencia), merodeaba un “monstruo” que interpelaba a
las personas con un acertijo y si aquellas no lo resolvían el monstruo las
devoraba.
Curiosamente el décimo arcano del tarot llamado “la rueda de la fortuna”,
también tiene una esfinge sentada en la cúspide de la rueda e interpela a
un personaje que pretende ascender por ella.
El tercer centro energético (Manipura) según la tradición Hindú tiene
diez pétalos y está ubicado en el plexo solar.
De alguna forma todos estos simbolismos representan una especie
de puerta de seguridad ubicada en el tercer centro energético, que no
permite que la energía que no está lo suficiente purificada continúe
ascendiendo. En otras palabras, la puerta y los guardianes que existen
entre el tercer y el cuarto centro impiden que la ignorancia inunde todos
los espacios de la existencia y lo mantienen encerrado en un espacio que
es el universo mental (los tres primeros centros).
La esfinge no es solo el símbolo de la cuatripartición sino también la
guardiana de la consciencia superior.
El nombre sagrado
Si bien el pueblo Hebreo cuenta con una larga tradición desde Abraham,
no es sino hasta la aparición de Moisés que se consolidan una serie de
tradiciones y se “escribe” la historia de este pueblo.
Sin embargo el origen étnico de Moisés puede ser visto más como un
acto de fe que como un hecho histórico, pues es él mismo quien cuenta
su dudosa historia.
Para algunos estudiosos Moisés no era exactamente de origen semita, era
probablemente un Egipcio de la alta casta sacerdotal que, motivado por
una discrepancia teológica fundamental decide emprender un proyecto
de religión monoteísta apoyado y en alianza con la visión tradicional
monoteísta del pueblo hebreo.
Es así como el milenario concepto de la cuatrinidad proveniente de
los egipcios y probablemente de otras culturas mucho más antiguas
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Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
se sintetiza, se recicla y se reinventa en un nuevo símbolo: el nombre
sagrado, léase IAVE, IEVE, JEOVA.
La mayoría de personas poco instruidas aceptaron este nuevo nombre de
la divinidad según su propio concepto de Dios.
Para algunos era Jehová de los ejércitos o Iavé el destructor de los
“enemigos”, y así muchas personas vivieron y dejaron este mundo
pensando que pertenecían al pueblo escogido por un Dios poderoso y
temible cuando ese Dios solo existió en la imaginación de cada uno. Para
otros pocos que supieron la verdad desde un principio, IEVE fue y será
la síntesis de un conocimiento atemporal por encima de todo contexto
cultural.
Es la ley que expresa mediante una secuencia dinámica la evolución de la
consciencia.
Del mito a la razón
El conocimiento siguió viajando y desarrollándose y encontró en la Grecia
presocrática un campo fértil donde evolucionar y plantar la diferencia
entre el mito y la razón. Bien sabemos que atrás de cada mito se esconde
un poderoso conocimiento y una lúcida razón, salir del mito fue parte
de la natural evolución y el inevitable desarrollo de la energía del tercer
centro (el intelecto). La diferenciación entre lo puramente racional y cierto
entendimiento casi intuitivo a través de las emociones (entendimiento
dogmático y religioso en términos tradicionales) tenía que darse.
En esa etapa de la humanidad los griegos fueron en occidente los
encargados de llevar a su máxima expresión la energía del tercer centro:
el intelecto.
Es interesante ver esta necesidad de la mente humana de tratar de
explicarse a sí misma el origen del cosmos y nuestro propio origen.
Para una gran mayoría de personas ¿quién soy, de dónde vengo o a dónde
voy? Son preguntas innecesarias. Mientras que para unas cuantas notables
inteligencias desde el principio de la humanidad el entendimiento de
cómo lo inmanifiesto se vuelve dos y luego cuatro era una verdad sin
discusión.
Hace algunos años empecé a leer “La breve historia del tiempo”, un libro
de divulgación de un científico famoso en el que difunden la teoría del Big
Bang. Es realmente muy interesante ver cómo personas que tienen un
intelecto increíblemente desarrollado –pudiendo manejar matemáticas
de alto nivel- no les da la capacidad para entender verdades que los
antiguos andinos o hindúes ya habían comprendido hace cinco mil años.
Aunque para la gran mayoría la posibilidad de digerir o aprender las
97
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
grandes verdades pasaba necesariamente por la necesidad de adaptarlas
a un lenguaje sencillo gracias a la magia del mito (esto es casi una
constante para entender el proceso de todas las religiones).
Posteriormente, el entendimiento y el culto a los cuatro elementos ya
era compartido desde India, Egipto, Medio Oriente, Grecia y finalmente
Roma, al igual que en todo el continente europeo como las culturas celtas
y del Atlántico norte.
Cuando el imperio de la intolerancia avasalló con violencia a todas las
demás religiones, este conocimiento debió encriptarse y retroceder un
paso. Así volvió a cubrirse de mitos y simbolismos nuevos que escondieran
pero que preservarían milenios de sabiduría.
Zósimo de Panópolis en Alejandría, habla sobre la quinta esencia: “Existe
una piedra que no es tal piedra, un objeto precioso que carece de valor,
un ente multiforme que no tiene forma, una cosa desconocida que todos
conocemos”.
Los alquimistas creían que quien poseyera la piedra tenía el poder divino
de conceder la vida eterna, era la quinta esencia. Todo lo que la piedra
tocara se transformaba en perfección y vida eterna, libre de toda dolencia,
enfermedades y males.
Callar, Saber, Querer, Atreverse
Con maravillosa sabiduría los hermetistas medievales escogieron cuatro
palabras para simbolizar este mismo entendimiento de los cuatro altares
–que no es otra cosa que el proceso de la consciencia- también llamado
“la gran obra” (Magna opera).
Intentando recordarnos que la humildad es la actitud que debemos tener
para empezar, el verdadero camino que nos enseña las cuatro palabras
mágicas: Callar, Saber, Querer y Atreverse, una para cada altar.
Muchos se acercan queriendo aprender, sin Saber qué es lo que quieren
aprender. Por eso antes de querer hay que saber. Sin embargo, para saber
primero hay que callar. Solo así podemos atrevernos a sostenernos en el
aire con nuestro propio aliento, con nuestras propias alas, y completar la
obra del mago que es quién se vuelve consciente en todo momento de los
cuatro elementos, los cuatro abuelos, los cuatro altares.
Cada palabra también estaba asociada a uno de los animales o personajes
de la esfinge. El toro en el primer altar, el humano en el segundo, el león
en el tercero y el águila en el cuarto.
El Callar invoca la humildad indispensable para la partida. No solo es dejar
de hablar para escuchar a los que realmente aprendieron algo importante
en la vida, también callar ese parloteo incesante de la mente inconsciente,
98
Primera Parte - Introducción a Los Cuatro Altares
que todo el tiempo está juzgando, midiendo, comparando, recordando su
dolor, relamiendo sus heridas, buscando culpables.
Al callar ese absurdo monólogo creas el vacío necesario para que la mente
se inunde de la verdadera sabiduría de la existencia. Cuando se detiene
todo ese barullo, toda la energía desperdiciada en el inútil movimiento de
tantas emociones estériles puede ser redireccionada hacia la consciencia,
hacia la contemplación del mundo emocional. A partir de ahí podemos
lograr cada día mejores y más bellas emociones, ese es el comienzo del
verdadero Saber.
Por otro lado el toro nos habla de esa noble fuerza capaz de emprender
un arduo trabajo. Arar la tierra estéril para remover su sequedad y
prepararla para recibir la buena semilla del conocimiento.
El Saber representado por las aguas, las emociones, el subconsciente y
el ser humano, nos habla de tener por delante un extenso conocimiento.
Este conocimiento es a la vez muy beneficioso pero puede ser también
muy perjudicial si creemos que solo la erudición nos va a resolver el gran
enigma de la vida. Hay que aprender a diferenciar entre conocimiento
y verdadera sabiduría que es la que nos espera en el cuarto altar. Este
conocimiento al no haber pasado por la purificación del altar del fuego
puede hacer mucho daño, tanto a nosotros como a los demás; la sabiduría
no es capaz de dañar a nadie.
Solo cuando sabes lo que tienes que saber tienes la motivación suficiente
para Querer. El querer es la puerta del fuego y todas las pruebas que
tendrían que venir vendrán. Poco a poco iremos reconociendo la energía,
la manifestación de cada uno de estos altares en nuestra vida y lógicamente
las pruebas concretas que ellos representan para el desarrollo de nuestra
consciencia.
Todos los seres partimos de una situación en la que estamos divididos por
lo menos en dos grandes tendencias: Evolutiva e involutiva. Sin embargo
nuestra mente lo vuelve aún mucho más complejo. Se crean cientos de
tendencias contradictorias dentro de nosotros que mucho tienen que ver
con la resolución práctica de la vida, pero somos incapaces de ver nuestra
divina incoherencia. Solo hasta que estas tendencias se reducen a unas
pocas es que tenemos la energía para dar el último paso y trascender. Para
atravesar la puerta de fuego solo se necesita Querer. Pero solo necesitas
del 99.9 % de tu energía.
Ya solo nos queda Atreverse. O te atreves a desplegar tus propias alas
y a elevarte y sostenerte por encima de todo dolor y toda ilusión o te
quedas quemándote en el fuego –hasta que te atrevas- si es que antes
no huiste a refugiarte en las aguas. Este camino está probado por miles
de hombres y mujeres que entendieron desde hace siglos este diseño.
Me sonrío de quienes me creen capaz de inventar algo como los cuatro
altares, realmente me halagan pero mi imaginación no da para tanto.
99
SEGUNDA PARTE
Los Cuatro Altares
101
El altar de la Tierra
103
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
104
Humildad
Segunda Parte - Los Cuatro Altares
Es aquí, en este altar donde se inicia nuestro verdadero viaje y donde
también termina, pues el propósito y el éxito de este viaje es conducirnos
hasta una “nueva tierra”, a una nueva realidad. Esto significa que no es un
viaje en círculo sino en espiral, en el que en cada vuelta vamos ampliando
un poco más nuestra consciencia y nuestra comprensión de lo que
significa este camino, la vida y la expansión de la consciencia.
Simultáneamente a este movimiento en espiral existe también la gran
rueda que gira simbólicamente y completa el círculo perfecto. Nos
muestra esta maravillosa ley a través de la cual no solo la naturaleza
evoluciona, sino que muchos seres transforman su mente y se liberan de
la función mecánica de esta, accediendo al cuarto nivel de consciencia y
creando nuestro cuarto vehículo, el único capaz de continuar existiendo
cuando dejemos nuestro cuerpo físico.
La disposición o el orden en la secuencia de los altares no es arbitraria sino
que responde al orden tradicional usado por muchas culturas, basado en
el simple criterio del ordenamiento por densidad o frecuencia vibratoria.
Primero o abajo se encuentra aquello que es más denso y arriba o al final
aquello que es más sutil.
La cruz que está inscrita dentro de la rueda de medicina está compuesta
por dos brazos, uno vertical representando la energía masculina y el otro
horizontal representando la energía femenina. Mas al ser cada brazo de la
cruz ya una realidad manifiesta, cumple con tener dentro de sí su propia
dualidad masculina-femenina.
La tierra expresa en el primer altar la parte femenina del brazo masculino;
el agua representa en el segundo altar el femenino del femenino; el fuego
expresa en el tercero el masculino del masculino y en el cuarto, el aire el
masculino del femenino.
Este trabajo también intenta presentar la síntesis universal que muestra
cómo muchas culturas en todo el mundo tuvieron un entendimiento
bastante parecido. Por esta razón iremos viajando de una tradición a otra
a lo largo del tiempo, pues cada tradición complementa de una forma
maravillosa todo el diseño.
Empezaremos por una de las tradiciones más antiguas del planeta que es
la tradición Védica.
Es bastante inexacto hablar de una tradición Hindú, me parece más propio
empezar diciendo que muchas tradiciones dentro de la india reconocen
la existencia de los chakras o centros de energía y, aunque hay muchas
versiones y variantes en cuanto a su localización y número, hemos
adoptado la que proviene de la escuela clásica en la que se reconoce 7
niveles energéticos.
105
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Por otro lado escuelas como la de Kundalini Yoga también coinciden que
estos centros son el recorrido natural de la consciencia (kundalini) hasta
alcanzar la liberación.
Siguiendo estas tradiciones encontramos que nuestro primer chakra o
altar lo representan como un cuadrado y le dan el nombre de muladhara
que significa chakra raíz.
La primera idea de presentarlo como un cuadrado está en relación
a realzar la importancia de este símbolo (que no es otro que nuestros
cuatro altares); al expresarlo como un plano horizontal (pasivo) hace
alusión al conocimiento teórico básico que se debe tener para entender
la teoría de la rueda de
medicina, antes de llevarlo al plano vertical y reconocer los cuatro
primeros niveles de consciencia.
El otro punto importante es también mostrar cómo dentro del esquema
de los cuatro altares, cada altar es a su vez una nueva cuatriunidad que
contiene y expresa la misma ley en forma fractal. Dicho de otra manera, en
la tierra si bien predomina este elemento o esta energía, también existen
y están presentes y activos el agua, el fuego y el aire. Del mismo modo el
segundo altar también contiene a los otros tres pero domina el agua, y
todos siguen este mismo principio, el fuego también tiene su tierra, su
agua y su aire y finalmente el aire tiene su tierra, su agua y su fuego.
Es simplemente el entendimiento fractal de que todo está en todo y tan solo
se trata de niveles. Infinitos niveles hacia arriba e infinitos niveles hacia
abajo. Y tu sabiduría consiste en reconocerte en función de lo que haces,
de lo dices y de lo que piensas. Esto es lo que te define temporalmente.
Entender este hecho es muy importante para no perder energía creyendo
estar en un altísimo nivel de consciencia, cuando mis acciones están muy
lejos de donde me imagino estar.
De qué sirve imaginarme que tengo poderes, visiones, o acceso a los
archivos akáshicos si ni siquiera puedo ser consciente de mis emociones
negativas o mis delirios, si aún tengo un intelecto subdesarrollado y lleno
de soberbia. La expansión de la consciencia va ligada a señales muy claras
que se expresan necesariamente como virtudes en la vida cotidiana. “Los
poderes y habilidades paranormales” se pueden parecer muy fácilmente
a algún tipo de esquizofrenia. Creernos seres superiores pero sin poder
servir a nadie es parte del delirio. Consciencia y responsabilidad van de
la mano para siempre.
La segunda idea es que la tradición Védica llama a este chakra el centro
raíz. La raíz no es solo lo que nos conecta con la tierra y con la gran
profundidad, la raíz es también la parte del ser por donde nos nutrimos
y aquello que nos da el soporte para levantar todo lo que esté por
106
El Altar de la Tierra
levantarse. Con una raíz débil, corta y poco desarrollada, nada grande se
puede levantar, al primer viento todo se vendría abajo.
Esta es la razón más importante de porqué desarrollar la humildad desde
el principio, desde el origen. Porque nuestra humildad es lo único cierto
que tendrá la fuerza para sostener todo lo que construyamos luego. No
hay virtud que sea capaz de estar a la altura de soportar la tremenda
presión y el gran peso que uno empieza a cargar conforme avanza por
este camino. El tremendo peso que el mismo poder implica en sí mismo
solo puede ser equilibrado por la gran humildad que desarrollemos en
este altar.
La humildad es la que crea la diferencia de potencial para poder absorber
y retener la sabiduría que proviene del maestro del corazón. Si tengo
verdadera humildad ni siquiera necesito al mejor de los maestros, porque
al hacerme pequeñito y sentir gratitud por el maestro, esta distancia que
creo –a través del respeto y el agradecimiento- pronto será llenada con
verdadera sabiduría. Mientras más grande sea esta distancia (imaginaria
o no), más pronto podré llenarla con verdadero entendimiento.
Si por el contrario gracias a mi soberbia y arrogancia solo me dedico a
inventar defectos, limitaciones o incoherencias en las personas que vienen
a ayudarme, ni siquiera me daré cuenta de lo que me estoy perdiendo.
Por eso fue escogida la imagen del toro para este primer altar, para
simbolizar la tremenda fuerza y la gran humildad que se necesita para
realizar la gran obra.
Mucha gente desestima la importancia que tiene una preparación seria;
“seria” quiere decir que no te infle el ego con delirios y fantasías sino
que te aterrice y te muestre tu más cruda realidad. Solo la más grande
humildad te permitirá reconocer tu actual situación sin sentirte víctima y
desde ahí tomar la fuerza para empezar a transformar tu realidad.
Los ancestros – los cuatro abuelos
Esta raíz representa también la conexión con el origen a través de nuestros
ancestros. Es imposible considerarse una persona sana mientras uno
tenga resentimiento, indiferencia o siga inconsciente de la gratitud que
merecen nuestros ancestros, solo por el hecho de habernos dado la vida.
Así como es imposible que un árbol pueda crecer y menos florecer si no
aprendemos a regar las “raíces”.
La gratitud –según mi entender- es un estado de consciencia, el más alto
al que podemos llegar. Es otra manifestación del amor incondicional. Por
eso la gratitud absoluta por la vida pasa por la gratitud hacia nuestros
ancestros. Hayan sido quienes hayan sido y hayan hecho lo que hayan
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
hecho, lo que estamos agradeciendo en ellos y a través de ellos es la VIDA
y no sus “errores” juzgados desde nuestro minúsculo punto de vista.
Cuando uno llega realmente al cuarto nivel de consciencia puede observar
desde ahí todas las posibilidades de respuesta que uno puede tener ante
la vida: desde el juzgar con mezquindad extrema hasta el pensar con
elevada generosidad y gratitud. Entre estos extremos se encuentran
todas las posibles respuestas del ser humano. Según el desarrollo de
mi consciencia voy alejándome de ver la vida en una forma mezquina,
creyendo que la vida me debe algo, que todos me deben algo, que no me
valoran lo suficiente, que entrego mucho más de lo que recibo.
El primer signo del desarrollo de la consciencia es equilibrar esta balanza
(sentirme en paz entre lo que doy y lo que recibo), pero el triunfo de la
consciencia es la gratitud.
Tengo la sensación de que nunca tendré la capacidad de agradecer ni con
actos, ni palabras, ni pensamientos, el milagro de la vida o la oportunidad
de vivir. Solo me quedan las lágrimas y la respiración cada vez que llego
a este estado. Cuando recuerdo en un segundo todo lo vivido y lo sufrido
en toda mi vida y lo mido con lo que he recibido y con lo que hoy se me
permite comprender, veo que no es nada, es infinitamente minúsculo el
precio que he pagado por el bienestar que siento.
Sin embargo recuerdo que alguna vez fui un niño resentido, un adolescente
culposo y un adulto arrogante a quien todo lo que recibía le parecía poco.
Por eso más allá de que creamos que nuestros ancestros se merecen o no
nuestra gratitud, la gratitud es un privilegio para quien la experimenta,
denota un estado de consciencia.
Por el contrario, si vivimos resentidos con nuestros abuelos ello acusa
un estado intelectual y emocional insano. Representa un entendimiento
que todavía no nos ha llegado y un estado emocional que nos sigue
intoxicando más allá de cualquier dolor concreto. Probablemente ellos ya
no estén en este mundo pero yo sigo cargando el resentimiento de lo que
le hicieron a mis padres o a mí mismo.
Lo importante es comprender que la intención evolutiva del universo
intenta expresarse en cada ser humano para que cada padre y cada madre
haga todo lo mejor que puede por sus hijos.
Ciertamente que cada uno actúa desde sus limitaciones y con sus
herramientas, con enfermedades ancestrales y traumas propios de cada
generación, pero lo que no se puede poner en duda es que aun así, el
universo siempre actuó con la mejor intención.
Si tuviéramos que resumir la gran enseñanza que venimos a aprender a
este mundo, todos concordaríamos en que vinimos a aprender el amor.
Pero para amar hay que aprender a perdonar y a esto es lo que nos vamos
a dedicar la mayor parte de nuestra vida querámoslo o no.
108
El Altar de la Tierra
A mi entender lo más valioso de la inteligencia humana no está en cómo
llegar a conquistar Marte, esto sigue siendo medieval. La verdadera
inteligencia está en entender cómo funciona el mecanismo del perdón,
cómo cada uno logra trascender el dolor y convertirlo en amor. Esto es
inteligencia.
He conocido gente muy sencilla que ha sido capaz de perdonar grandes
cosas y personas muy instruidas e intelectuales que mueren llenas de
resentimiento, ¿Quién es verdaderamente inteligente?
Entonces si queremos limpiar nuestra vida, nuestras emociones, nuestros
pensamientos, empecemos por el principio, y el principio es la relación
que tenemos con nuestros cuatro abuelos. Nunca podremos estar
verdaderamente sanos sino podemos poner paz en esta relación.
El origen y el regalo de la vida se agradece sin ponerle ningún “pero”. Ya
en este primer punto ponemos todo en juego, porque si no queremos o no
estamos listos para perdonar y agradecer a nuestros abuelos nada de lo
que venga tendrá sentido pues la poca gratitud habla de un entendimiento
que está bloqueado.
Es interesante ver cómo en muchas partes del mundo –sobre todo en
oriente- se desarrollaron religiones en base al culto de los ancestros.
Actualmente conozco muchas personas que ni siquiera saben los nombres
de sus cuatro abuelos; aunque no hayamos tenido la oportunidad de
conocerlos personalmente podemos indagar a través de nuestros padres
para lograr esta conexión. Debemos tener en este altar un recuerdo claro
de la gratitud que le debemos a estos cuatro seres, los padres y madres de
nuestro padre y nuestra madre.
Hemos llegado a la primera gran verdad: Es imprescindible no solo
estar en paz sino tener gratitud por nuestro origen para poder
continuar.
Por otro lado, también es muy importante recordar la relevancia que
tiene nuestra relación con estos cuatro abuelos arquetípicos que son la
Tierra, el Agua, el Fuego y el Aire. Llamados en estos tiempos “elementos”
y considerados únicamente como “sustancias”, el ser humano moderno
ha olvidado el vínculo afectivo que alguna vez nos unió, luego que los
primero humanos los reconozcan como los “sustentadores de la vida”.
Si bien el desarrollo del intelecto fue un paso decisivo en nuestra evolución,
perdimos en el camino una relación importante con la Naturaleza a través
de la intuición. Hace unos cuantos miles de años, estos “elementos”
fueron llamados así justamente por ser considerados “elementales” para
la vida, y fueron reconocidos como las cuatro primeras manifestaciones
arquetípicas, fruto del encuentro de la gran dualidad (lo masculino y lo
femenino, Pachamama y Pachakamaq).
A pesar del gran esfuerzo por borrarlos de nuestra memoria como
manifestaciones sagradas y relegarlos en la actualidad a “espíritus” de la
109
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Naturaleza convocados por “pseudomagos”, los cuatro grandes abuelos de
la existencia no solo acompañan nuestro largo proceso en la conciencia,
sino que también nos recuerdan permanentemente que son parte de
nosotros tanto como nosotros somos parte de ellos.
Son parte de la verdadera magia que es nuestra transformación.
A lo largo de la historia fueron venerados por todas las religiones
naturales y reconocidos por todas las religiones “chamánicas”, desde el
Tíbet a los Andes, desde Europa a la Amazonía, los cuatro abuelos fueron
la inspiración de sabios y sanadores.
A ellos no se les puede dominar, tal como enseñan ridículas películas
o libros de pseudochamanismo, ellos simplemente están dispuestos a
acceder a nuestras súplicas cuando estas vienen de un “corazón puro”.
No podremos estar completamente sanos y en paz si nuestra conciencia no
recupera este vínculo de cariño, gratitud y respeto por estos maravillosos
abuelos.
El padre – la energía masculina
Toda buena raíz tiene varias ramas sobre la que apoyarse, la otra rama
principal de esta raíz es nuestra relación con la energía masculina.
Cuentan que hace muchos años Confucio le preguntó a sus discípulos:
“¿Creen ustedes que yo soy un hombre erudito y con un extenso
conocimiento?” Sus discípulos empezaron a bañarlo de elogios: “Quién
sino tú puede tener un conocimiento tan extenso”, y así cada uno trataba
de ensalzarlo de la mejor manera posible. Cuando terminaron Confucio
habló calmadamente: “Se equivocan, yo solo sé una cosa: la relación entre
el cielo y la tierra”.
Quienes ya han recorrido algún trecho del camino pronto se darán cuenta
del juego que nos lleva a perdernos en la máxima complejidad para luego
retornar a la santa simplicidad. En la primera parte del camino uno
aprende el conocimiento, en la segunda la sabiduría. Un sabio nunca te lo
pondrá complicado, comprenderá inmediatamente tu nivel de consciencia
y te hablará de papá y mamá, del cielo y la tierra. Mas aquí necesitamos un
poco de ambos, un poco de conocimiento y un poco de sabiduría.
Para llegar a entender este mundo marcado incuestionablemente por la
dualidad, es necesario conocer en profundidad una por una las energías
que lo componen.
Necesitamos el conocimiento para llegar a entender el arquetipo de
la energía masculina. Cómo se manifiesta en su forma pura, cuál es su
verdadera naturaleza, cómo va descendiendo a través de los distintos
110
El Altar de la Tierra
niveles y cómo -cuando llega a la esfera humana- puede lograr una
distorsión tan grande respecto a su naturaleza original que termina
expresando todo lo contrario.
Para que la vida pudiera manifestarse la unidad preexistente debía
polarizarse en energía masculina y femenina. A partir de esta relación
-entre lo masculino y lo femenino- se crea todo el universo y todo lo que
existe.
Para entender esto lo primero que debemos hacer es despojarnos
-aunque sea por unos minutos- de la transitoria identidad que tenemos
de ser hombres y mujeres y también dejar atrás todas las emociones y
pensamientos que son partes de nuestras heridas en relación a esta
energía.
Un hombre promedio está tan lejos de expresar a plenitud la energía
masculina así como un caracol esta de llegar a la cima del monte Everest.
Es importante recordar que el estado actual de nuestra mente y las
emociones que son parte y creación de la gran distorsión de la energía
masculina y femenina, por lo tanto cada uno tratará de entenderlo desde
su propia herida.
Necesitamos una mente nueva para empezar a escribir en una página en
blanco qué es la energía masculina.
Imaginémonos un estado de completa calma y quietud, algo así como
un gran lago infinito, en el cual se empieza a agitar en su centro un
impulso, una iniciativa que transforma esa calma en lo opuesto, en
acción. Esa chispa que surge de la quietud y empieza a vibrar, calentar
y a transformar el agua en un incendio, es la energía masculina. Esa
chispa lleva una propuesta, una intención, una misión: Combinarse con
su energía complementaria para crear algo nuevo.
Es la energía que da el primer impulso para iniciar algo. Es la actividad,
la creatividad, la fuerza centrífuga, la energía expansiva, explosiva,
la potencia. En la naturaleza es la energía del rayo, la que alguna vez
destruyó un árbol para brindar a los humanos el fuego que hasta ahora
nos alumbra. Su cualidad es totalmente opuesta y complementaria a la
energía femenina.
Aquella materia que está lista para combustionar, para iniciar un
proceso, podría pasar la eternidad sin llegar a hacerlo, necesita la energía
detonante de la chispa. Mas la chispa es un concentrado de energía activa
pero de corta vida. Por eso son necesarias ambas para la transformación.
En el ser humano esta energía se expresa a través del hombre como la
capacidad de empezar algo. Cazar, trabajar, construir una casa, encontrar
una pareja, iniciar una familia, procrear descendencia. Es capaz de
111
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
enseñar y canalizar ciertos valores que aplicados en los momentos
correctos son una gran enseñanza. Incluso ciertos valores extremos como
la rigidez, la fuerza, la verticalidad, la solidez, el coraje, la temeridad, la
tozudez, que pueden encontrar una manifestación equilibrada y ser parte
de un contexto sano en un momento puntual.
Sin embargo solemos confundir la energía del arquetipo con la
manifestación humana de la energía masculina, pensando que ese pobre
hombre ignorante, violento, abusivo, arrogante, prepotente, engreído,
egoísta y fanfarrón es el representante de la energía masculina…
De modo que cada vez que escuchamos hablar de energía masculina nos
erizamos como mi gata cuando ve un rottweiler.
Tanto hombres como mujeres hemos recibido mucho sufrimiento
proveniente de este tipo de “hombres” haciendo que la herida sea
ancestral y transcultural. Sin embargo, no nos podemos quedar ni en la
oscuridad ni en la confusión de tomar una cosa por otra.
Cada ser -sea hombre o mujer- lleva consigo también la polaridad opuesta
y necesita conocer y conectarse con esta energía en su estado puro (más
allá de nuestras interpretaciones en virtud a nuestras experiencias) para
sanar nuestra relación con el origen de lo masculino y con todo nuestro
linaje. Además es el conocimiento de esta energía arquetípica el que nos
orienta y nos da el modelo correcto de cómo manifestarla adecuadamente.
Por eso es primordial conocerla en su forma pura para poder comprender
sus distorsiones y no caer en ellas ni sufrir por ellas. De esta manera
limpiaremos nuestro canal de energía masculina.
Uno de los hechos más importantes es comprender cómo esta energía
que en su origen es protectora y expansiva, se vuelve abusiva e invasiva.
Dentro de la experiencia humana solo la capacidad de auto reflexionar
nos permite ponerle límites a estas distorsiones y recobrar el sano
equilibrio, que no es más que el camino al amor. En nuestro mundo
interior el desentendimiento entre nuestras energías se parece a una
pareja en permanente conflicto, que escasamente llega ha ser feliz solo
unos minutos al año. Así somos por dentro algunos de nosotros que no
hemos podido aún entender la sana relación entre el Cielo y la Tierra.
Uno ve y entiende la vida a través de la mente, ¿y si la mente está herida?
Entonces uno ve y entiende a través de la herida. Por eso es importantísimo
conocer nuestras heridas para calcular que aquello que cree entender mi
mente es solo fruto de su herida.
La necesidad de comprender y estar en paz con la energía masculina es
imprescindible para tener esa fuerza que siempre da inicio a algo nuevo.
En nuestra esfera más cercana ese portal por donde transita y llega a
nosotros la energía masculina que es llamada generalmente “padre”. El es
el encargado de hacernos llegar esa energía ancestral hasta nuestra vida.
112
El Altar de la Tierra
Ciertamente también es el encargado de hacernos llegar todas las
distorsiones y aberraciones que se pueden crear con esa energía, pero
una vez más haremos el esfuerzo de conectar de corazón a corazón con
aquel hombre, con su parte divina, no con su mente probablemente llena
de heridas con las que nos transmitió todo lo mejor que pudo.
Podemos alzarnos por sobre todos los juicios, resentimientos y reproches
para poder abrazar su corazón. Y de corazón a corazón poder decirle:
Gracias padre por darme el regalo de la vida. No es necesario decir ni
sentir nada más. Solo “gracias padre por este regalo”.
Sé que para algunos esto puede parecer casi imposible, pero luego de
darle una primera leída a todo el libro esto puede cambiar –pues este no
es un libro solo para leer, es un libro para trabajar-. Reconoceremos la
importancia de poner en paz todas nuestras relaciones y que nadie puede
quedar excluido de nuestro amor.
He sido testigo de situaciones en la que hijos han perdonado hechos
aparentemente “imperdonables” y semejante esfuerzo viene de la
mano de la comprensión que te eleva automáticamente a otro nivel de
consciencia.
Nuevamente recordar que la gratitud es principalmente una bendición
para quien la experimenta, y es uno quien decide hasta cuándo quiere
aferrarse todavía a sus juicios y a sus emociones negativas (como el
resentimiento) antes de abrirse finalmente al amor sin condiciones.
Nuestra relación con la materialidad (el trabajo)
Como parte de este altar y de las relaciones que tenemos que conservar
sanas y claramente establecidas está nuestra relación con la materialidad.
Al igual que con la energía masculina debemos liberarnos de preconceptos
o de patrones de defensa para reflexionar juntos sobre lo que esto implica.
Recordemos antes que nada que cada ser lleva el mandato del universo
expresado como el instinto de supervivencia. Por lo que no es de ninguna
manera nuestra intención juzgar y lastimar a ser alguno por la forma
cómo se relaciona en este momento con la materia.
Pues tenemos el entendimiento de que nadie nace sabiendo y que nuestro
punto de partida es la real inconsciencia. Por lo que no creo que haya
alguien que escoja una actividad “por maldad” como diciendo: “vamos a
hacerle daño a la Madre Tierra”.
Sin embargo es notable ver cómo se ha ido transformando esa necesidad
de sobrevivir en una obsesión por acumular y se ha construido un
sistema social, político y económico que solo otorga bienestar a quienes
se encuentran en la cima de la pirámide.
113
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Este sistema fomenta en el ser humano una despiadada competencia por
llegar cada vez más arriba, sin tomar en cuenta el daño que le estamos
ocasionando al planeta y a los demás seres humanos. Hemos pasado de
tener una armoniosa relación con el entorno (tomando solo lo necesario
para la vida y la prosperidad), a un comportamiento irresponsable
y destructivo. Hoy en día a muy pocas personas les importa el tipo de
actividad que realizan ni a quién benefician o a quién perjudican mientras
esto se compense por una adecuada cantidad de dinero.
Al ser la consciencia la capacidad de “darnos cuenta” no podemos juzgar
a nadie por ejercer actividades que perjudican tanto a los seres humanos
como a la Madre Tierra.
Me imagino que muchos dirán que la gente que hace daño a través de
ciertas actividades sí saben lo que hacen. Yo les digo que ciertamente no
lo saben, si verdaderamente lo supieran no lo harían. Es igual que con
los adictos, “saben” que se están destruyendo, pero en realidad no tienen
verdadera consciencia del hecho.
El enfoque es distinto, es distinto pensar que la gente es mala, a pensar
que es inconsciente y que están muy enfermos aunque aparentemente
parezcan muy inteligentes.
Entonces entendemos que es la verdadera consciencia es la que nos
permite -o no- hacer determinadas cosas y escoger determinados
trabajos. Esto puede ser un agradable baño de agua helada para todos
los multimillonarios auspiciadores de líderes espirituales; mientras
sigan nadando en semejante riqueza están muy lejos de honrar y recibir
la bendición de la consciencia de este altar. En otras palabras: chakra
cerrado.
No hay forma de crecer en la consciencia o de pretender tener una
consciencia mayor cuando mi prosperidad económica está basada en la
injusticia de la actual lógica dominante.
Si quiero crecer en la consciencia pero no puedo cambiar la prejuiciosa
actividad que me da tanto dinero entonces no estoy queriendo crecer
realmente, porque lo real es que si no cambias de actividad no habrá
crecimiento de consciencia. Uno es el fruto del otro.
A cada nivel de consciencia le corresponde una actividad.
La espiritualidad no es aprender una técnica de meditación para
mantener mi mente y mis emociones protegidas de las fluctuaciones
de la bolsa de valores, o aprender a meditar solo para calmar mi mente
cuando me asaltan pensamientos de consciencia como: “¿Qué estoy
haciendo realmente en esta vida con la responsabilidad de tener tantos
recursos acumulados mientras la mayoría sucumbe ante la ignorancia?”.
114
Luz y Verdad del primer chakra
El Altar de la Tierra
La vida trabaja con un código binario que es muy básico. Expresado en
su versión más simple sería: 0 o 1, verdadero o falso. Así podríamos
“leer” la historia de nuestra vida como una secuencia de momentos
falsos y verdaderos, de luces y sombras, aciertos y desaciertos.
Lógicamente si nuestro destino es la luz –o por lo menos es nuestra
intención colaborar con el plan divino- es fácil imaginar que al principio, las
falsas y desacertadas sombras tendrán una notable y mayor regularidad
en comparación a los verdaderos y acertados momentos de luz.
Entendiéndolo como el “camino” de nuestro aprendizaje (y más allá de
esta dualidad de bien y mal), podemos comprobar y comparar cómo en
nuestra vida la frecuencia de nuestros momentos de luz va marcando una
tendencia. Supuestamente cada vez deberíamos manifestar más verdad,
más luz.
Es importante remarcar esta identidad entre luz y verdad, porque para
muchos el tema de la luz puede quedarse en lo abstracto y convertirse en
un eufemismo propio de la nueva era, carente de una expresión concreta
dentro de su vida.
Sin embargo por estos tiempos la gente prefiere usar más la palabra “luz”
que la palabra “verdad”. Es frecuente escuchar: “Te mando mucha luz”, “te
deseo mucha luz”. El mensaje es claro. Hasta ahora no encontré a alguien
diciendo: “Te mando mucha verdad”.
En términos humanos la luz continua representando la unidad (La luz
es luz, no admite mayor discusión), sin embargo la verdad tiene el arduo
trabajo de representar la diversidad y se le da la capacidad de recorrer
y vivir en los extremos. La parte complicada es entender que para los
humanos puede existir una verdad totalmente luminosa y otra totalmente
oscura, sin ni siquiera darnos cuenta.
El no recordar que la mente es una herida y que todos los que no se
animen a curarla seguirán pensando y hablando desde la herida, es estar
cayendo en el juego de “la propia verdad”.
Es distinto decir: “Según mi punto de vista” o “hasta donde mi consciencia
me permite ver...” que creer que mi verdad está por encima de la de
cualquiera.
La gran diferencia entre un modo de decir y el otro es el grado de
identificación que tenemos con nuestras “verdades” y que finalmente se
vuelve el sustento de mi precaria identidad.
Si estoy identificado con cualquier verdad pasajera (parte de lo que
mi consciencia o mi criterio puede captar en este momento) y alguien
la contradice, me voy a enojar gravemente e incluso lo voy a tomar
personalmente como un ataque a mi identidad.
115
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Esto explica -en parte- las pasiones que desata la política y el juego de las
ideologías (el segundo altar nublando el centro intelectual).
Aquí es donde a “mi verdad” le otorgo el permiso de contradecir la esencia
de la luz. Para sentirme “en paz” y en “armonía”, a mi intelecto de primer
chakra (del centro motor) le conviene encontrar cualquier justificación
que le permita recobrar la calma y el sentido de “coherencia”.
“Tenemos que desarrollar el país, por eso la minería es muy importante”,
“la economía tiene que seguir creciendo para llevar abundancia a toda
nuestra sociedad”, “solo el libre mercado garantiza la libertad en todas
sus formas”. “Mi verdad”, se estira y se estira desde el extremo de lo claro
hasta lo oscuro, pero “yo” la sigo llamando Luz.
Sin dejar de respetar la relatividad y el derecho de cada uno a explorar
hasta donde se estira “su verdad” para llegar a convertirse en la energía
opuesta (a esto llamamos auto engaño), la verdad y la luz nunca expresarán
conceptos distintos. Todo depende de nuestra consciencia, que es nuestra
capacidad de darnos cuenta.
Lo difícil aquí es lograr la simultaneidad, honrar la paradoja cuando
nuestra luz se separa de nuestra “verdad”. Poder sostener la alegría
mientras me doy cuenta de mi error. Me encanta reírme de mí mismo,
qué tonto que soy (todavía), reconocer en el error el punto de inflexión
que me devuelve a la luz… celebrar el error (visto de esa manera).
Por eso me parece más consecuente la posición de un banquero
neoliberalista que simplemente defiende sus intereses económicos con
la finalidad de perpetuar sus privilegios, y no le da tanta vuelta como las
personas que inventan miles de argumentos descabellados para justificar
la injusticia neoliberal.
Es fundamental tener clara esta identidad entre luz y verdad (a pesar de
nuestros “inteligentes” intentos de relativizarlo todo) para entender lo
que sigue.
Los centros energéticos (chakras) trabajan en una forma similar pero
inversa a las pupilas de nuestros ojos, podríamos decir que son sensibles
a “luz”. Solo que al revés, la luz los abre, los expande, son permeables a la
verdad, mientras que lo falso y lo oscuro los cierra.
La siguiente pregunta es: ¿Para qué se tienen que cerrar o abrir?, ¿en qué
afecta esto a mi persona?
Hasta donde entiendo las funciones de nuestros centros energéticos son
muchas pero las principales son dos:
La primera es decodificar, traducir y transformar esta energía para que
pueda expresarse en términos de materia a través de nuestro sistema
endocrino (las emociones terminan convirtiéndose en hormonas y
neurotransmisores).
116
El Altar de la Tierra
La segunda es permitir que la Consciencia pueda ascender por los
distintos niveles vibracionales (del primero al cuarto centro energético)
y manifestarse adecuadamente en cada uno de ellos.
Es decir, si los chakras están cerrados por la mentira o una “verdad”
altamente distorsionada la consciencia no sube, la energía no fluye, la
evolución se detiene.
Según nuestra arquitectura energética, nuestra mente está compuesta
por los tres primeros centros y podemos representarla como un triángulo
equilátero con el vértice hacia arriba, el cual volumétricamente es una
pirámide (recuerden las pirámides escalonadas del mundo antiguo).
La base de toda pirámide está compuesta por cuatro lados, lo que
significa nuestro mundo material, nuestro punto de partida: Nuestras tres
dimensiones de espacio y la cuarta que es el tiempo (por eso los tankas
tibetanos son cuadrados y el yantra del primer chakra es cuadrado).
En esta visión, el primer nivel de la pirámide simboliza el primer altar,
nuestro primer centro que comparativamente es mucho mayor en
extensión, por eso también se incluyen más elementos dentro del altar.
Esta pirámide es la expresión ideal de nuestro desarrollo armónico, una
sólida base seguida de una expresión elevada cada vez más sutil.
Una vez comprendida la importancia de honrar la conexión con nuestros
ancestros y honrar el arquetipo de la energía masculina -que da inicio
al proceso del desarrollo de la consciencia- lo siguiente más importante
es honrar la manera cómo nos relacionamos con la vida en términos
materiales.
Hasta aquí llegó la luz porque “nuestra verdad” empieza a reclamar su
elástica propiedad y su derecho de recluirse en la oscuridad.
Para muchos, su versión de desarrollo espiritual no compromete su
relación con la materia, es decir, muy pocos comprenden la importancia
de su actividad laboral o su ideología como parte del desarrollo de su
consciencia.
Esto involucra dos cosas: La primera, no querer reconocer el impacto de
la actividad que realizo, es no reflexionar acerca del daño o el provecho
que este representa para la madre Tierra o para la humanidad. Claro que
puedo legitimar mi actividad alegando mi derecho a la supervivencia y
al bienestar, pero obviamente más allá de eso no quiero reconocer que
dicha actividad puede estar bloqueando el desarrollo y mi evolución a un
siguiente nivel de consciencia.
La segunda, no comprender que la base sobre la cual construimos todo es
la generosidad. La generosidad con la que vivimos es un gran indicador
del inicio del desarrollo de la consciencia.
La generosidad es la manifestación de la confianza en el entendimiento
que la esencia del universo es el amor y que él nos sostendrá en todo
117
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
momento. La confianza es la única fuerza capaz de vencer el miedo
(que es la sombra del primer altar), aquello que bloquea toda nuestra
energía, aquello que pervierte y convierte el instinto de supervivencia en
monstruoso egoísmo.
La generosidad es la verdadera luz que abre el primer centro. No es como
en la cómica y patética versión de quienes creen que nacer y ser parte del
mundo opulento es debido a su “buen karma” o a su súper desarrollado
primer chakra, ignoran (no es parte de su consciencia) toda la injusticia
que se cometió contra la humanidad y la Madre Tierra para obtener esos
recursos.
La abundancia económica se manifiesta geométricamente a favor de
quienes están por encima de una línea promedio. Sin embargo para miles
de millones -condenados por la injusticia del sistema- a duras penas
pueden lograr la supervivencia y esto no es exactamente debido a su “mal
karma”.
Por otro lado, la oportunidad de ser no solo honesto sino también
generoso -cuando tienes muy poco- es una situación casi irrepetible en
la vida. Es muy fácil ser generoso cuando te sobran recursos y sobre todo
si han sido generados fácilmente en un sistema deshonesto. Quizá se
imaginarán “limpiando karma” al dar alguna limosna, pero en realidad
lo que pasa es que estamos perdiendo la gran oportunidad de crecer en
la confianza y abandonar el miedo que bloquea la consciencia. Compartir
con los demás desde nuestra escasez no es lo mismo que regalar lo que
nos sobra.
Nada más contrario a la verdad y a la luz que el egoísmo. La verdadera
abundancia viene de la consciencia, y la consciencia es compartir, es
entender que mientras más doy más recibo.
Obviamente no estamos hablando solo en términos económicos, podemos
ser generosos de mil maneras incluso más creativas, empezando por el
respeto.
En términos concretos la propuesta del ideal de ser humano que
promueve la lógica dominante es verdaderamente monstruosa. Nos
quieren hacer creer que la ceguera neoliberal es la imagen de la belleza
y la verdad. Cuando en realidad es una imagen antinatural. Una gran
pirámide invertida, en la que el Ego sobredimensionado es la cabeza que
gobierna todo. El cuerpo emocional, oscuro y disminuido y los pies (el
contacto con lo real) a penas un punto, ahuyentando toda sensación de
confianza y equilibrio.
Su imagen es un verdadero monstruito creado a partir del más oscuro
egoísmo. Este es el verdadero “monstruo del olvido”, el que nos quiere
hacer ver las cosas al revés. Finalmente recordar, que mientras más
amplia la base más grande la pirámide.
La consciencia si bien tiene al yo como punto de partida, es en el
118
El Altar de la Tierra
NOSOTROS, en la búsqueda del bien común donde encuentra su plenitud.
El retorno a la unidad solo se logra luego del extenuante camino a través
de la dualidad.
Mientras todavía pongamos por delante nuestro proceso personal,
nuestro camino, nuestras creencias, nuestro bienestar, más nos alejamos
de la verdad y de la luz.
Les confieso un experimento que hice hace un tiempo. Luego de publicar
un austero video que hicimos mostrando el proyecto del Area de
Conservación Amazónica (proyecto que nos sigue demandando un gran
esfuerzo humano y económico), me sentí un poco decepcionado por el
poco interés que generó. Después de un mes tenía apenas doscientas
visitas. Entonces me propuse hacer un video “a la medida” con un título
mucho más atractivo para los “buscadores de la verdad” y se llamaba “Los
centros energéticos y el nuevo orden mundial”, a los tres días tenía cinco
mil visitas, no creció más porque en realidad no decía mucho, pensaba
realmente hacer una serie completa de siete videos, pero me desalentó
ver como todavía no se comprende lo básico y se pretende solo seguir
consumiendo y engordando el ego espiritual.
El patrón de consumo inconsciente lo hemos trasladado a lo “espiritual” y
creemos que consumiendo espiritualidad vamos a crecer. Honestamente
creo que es al revés, es produciendo espiritualidad, es reduciendo el
egoísmo, es abriéndonos a la generosidad de por lo menos reconocer de
dónde viene la luz.
Ya alguien dijo: “Es más difícil ver pasar un camello por el ojo de una aguja
que ver a un rico entrar en el reino de los cielos”. Más claro ni el agua. El
ojo de la aguja es tu consciencia en el primer chakra.
¿Quién le pone el cascabel al gato?
Muchas veces me pregunté: “¿Qué sentido puede tener para el universo la
experiencia de miles de millones de seres ahogándose en un mar de dolor
e ignorancia?, ¿es esto necesario?, ¿tiene que ser siempre así?”.
Millones de seres en las calles sin un trabajo “digno”, mendigando la
existencia; totalmente esclavizados por el más cruel sistema en la historia
de la humanidad. Desperdiciando toda su vida, laborando en condiciones
inhumanas para procurar apenas el sustento; totalmente ajenos a
cualquier otra realidad que no sea la supervivencia, muy lejos de llegar a
comprobar que en su corazón está la fuente absoluta de la felicidad y que
también son hogar de la divinidad.
Si queremos desarrollar la consciencia veo inevitable reflexionar sobre
nuestra sociedad y sobre quienes fomentan, defienden y permiten esta
realidad.
119
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Uno: Miles de millones de seres que sufren innecesariamente, dominados
por una cultura tan cruel como primitiva.
Dos: El verdadero gobierno del mundo: El 0,6% de la población que
dedica todo su esfuerzo en incrementar su patrimonio y perpetuar
sus privilegios, utilizando todo tipo de medios, hasta criminales, como
el soborno y los asesinatos para lograr sus objetivos. Manteniendo a la
gran mayoría en la absoluta ignorancia y marginalidad, impidiendo su
evolución para así poder seguir explotándolos.
Tres: Millones de seres de buena voluntad que buscan caminos hacia
la consciencia –o a lo que ellos entienden por Dios- mas al final por
comodidad, pereza o falta de claridad, terminan siendo parte del juego de
esta máquina de sufrimiento.
Cuarto: Unos cuantos miles de seres, medianamente despiertos que
empiezan a comprender qué es la consciencia y empiezan a tratar de vivir
según la antigua verdad de que todos somos uno y por lo tanto: Yo soy tú.
Todo el daño que puedo hacer a otro –aunque por ignorancia- me lo hago
a mí mismo.
Es como si existiera un hechizo que impidiera ver que está sucediendo
realmente y cómo cada uno tiene un rol en este juego. Desde ingenuos
“gurus” hasta personas supuestamente conscientes que viven ciegas,
legalizando la “normalidad” del consumismo. Me parece demasiado
ingenuo pensar que quienes gobiernan económicamente estén sanos
mentalmente.
¿Qué tipo de consciencia pretendemos desarrollar ignorando nuestro
grado de complicidad con un sistema que solo genera más ignorancia,
violencia y sufrimiento, que ve todo en términos de explotación y a la
Madre Tierra como recursos naturales y las personas como recursos
humanos?, ¿Cómo vas a llegar a la verdad sin pasar por el ojo de la aguja de
tu propia consciencia?, ¿Cómo llegar a la consciencia sin desenmascarar el
imperio de la crueldad y mirarnos a los ojos sin la vergüenza de justificar
la oscuridad que tanto nos beneficia?
Es cierto que la naturaleza material siempre traerá retos y situaciones
difíciles que debemos de superar. Pero hace años que ya tenemos la
tecnología suficiente para que en este mundo nadie pase hambre, todos
tengan salud y sobre todo -algo prioritario para garantizar las dos
anteriores- una excelente educación.
Así, meditando en la pregunta inicial (¿qué sentido puede tener
el sufrimiento de millones?), se fueron desvaneciendo todas las
justificaciones de mi mente para empezar a escuchar el susurro del
corazón, que con cada latido repite el mensaje del universo: Existencia,
Consciencia, Amor; no puede faltar ninguno para que la vida esté completa.
120
El Altar de la Tierra
Problemas, catástrofes y desafíos siempre habrá en esta tierra, pero el
amor es la energía que puede equilibrar al mundo y cerrar el abismo de
desigualdad creado por la mente enferma de quienes gobiernan.
El amor no es solo pasivo, no podemos confundirnos entre ser pacifista y
ser pasivo frente a tanta injusticia, esto sería una grave falta de consciencia.
Estamos ante una situación nunca antes vista: El sistema social más
cruel jamás imaginado está por completar el cerco perfecto para que
nadie pueda escapar de la esclavitud o la complicidad. No encuentro
otro camino para liberarnos que el de ir haciendo consciencia sobre esta
realidad y que cada vez haya más gente consciente de este hecho antes
que sea demasiado tarde.
La prioritaria búsqueda de libertad me llevó a entender que
mientras tú no seas un poco más libre yo tampoco lo seré. Encontré
mi libertad en dedicar mi vida a este intento. Por eso me vuelco por
completo en intentar transmitir cómo lograr los siguientes pasos para
alcanzar ese estado al que llamamos amor, y vivir buscando la verdadera
felicidad y el bien común que es lo que finalmente nos libera. Tu libertad
es también la mía.
El oro de los Dioses
El oro fue considerado por casi todas las culturas en el mundo y desde los
comienzos de la civilización como algo muy sagrado.
No fue solo debido a su gran maleabilidad que permitía hacer con el
finos y delicados objetos, sino gracias a una propiedad aún mucho más
interesante: Su incorruptibilidad.
Esta virtud se expresa de muchas maneras, es decir que no se corroe, no se
degrada, no se destruye, no se oxida, no pierde su brillo. Si lo comparamos
con otros metales tan hermosos como podrían ser el cobre o el bronce, el
oro goza de un don divino que lo hace eterno.
Esta característica asociada a la incorruptibilidad, es la razón por la que
muchos pueblos lo relacionaron con lo divino y por la que lo escogieron
como símbolo y atributo que distinguía a ciertos humanos relacionándolos
con la divinidad.
El portar ornamentos de oro hacía que cualquier ser humano fuera
digno de admiración, pues en el origen estaba mucho más claro el
simbolismo más allá del objeto. Es decir usaban el oro quienes habían
logrado las virtudes que este expresaba. Con el tiempo y poco a poco se
fue olvidando lo que representa. El símbolo de la eterna incorruptibilidad
pasó a convertirse en una mercancía de intercambio. Posteriormente y
totalmente desacralizado lo empezaron a utilizar como moneda y el resto
es historia…
121
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Más allá de hacer esta reflexión sobre el simbolismo del rey de los metales,
está también la intención de mostrar una importantísima ley cíclica que
hace que las cosas terminen convirtiéndose en lo opuesto.
El caso del oro no es un caso único o aislado, sino el fiel testigo del
cumplimiento de esta ley, que justamente se encarga de degradar,
corromper y destruir.
Esta ley es parte de los procesos normales de la naturaleza, por lo cual es
muy necesario tenerla siempre en cuenta siempre, sea para poder hacer
las correcciones necesarias o para anticiparnos a sus efectos cuando no
queramos que su acción mecánica interfiera con el rumbo de nuestras
decisiones o proyectos.
Me imagino que muchos han observado cómo muchas cosas que empiezan
bien se van transformando y terminan desastrosamente, expresando una
energía totalmente contraria a su propósito original.
Esto le puede pasar a filosofías, religiones, sociedades y hasta a nuestras
propias relaciones. Uno de los ejemplos más claros lo podemos observar
en algunas religiones. Si bien la etimología nos remite a religar (volver a
unir), sin embargo hoy las vemos convertidas en sectas proselitistas cuya
principal finalidad es crecer y sostenerse a si mismas, mientras dividen y
dividen a los seres humanos. El otro gran ejemplo serían los matrimonios.
Dos personas se juntan para compartir, ser felices y formar una familia
¿Qué hace que el propósito original termine siendo expresado de forma
contraria?
Del maravilloso oro solo pudieron pervertir el uso temporal que ahora le
damos y tratar de enterrar en siglos de ignorancia su magia incorruptible.
Pasaron centurias hasta que el oro se estableció en la edad media como la
medida de determinar la riqueza.
El simbolismo del oro vuelve a emerger desde las profundidades y sale
al rescate de unos cuantos seres que lograron comprender su misterioso
lenguaje. Se creó un movimiento, una corriente, un oficio llamado
alquimia, que más allá de lograr cosas menores como fabricar y descubrir
algunos compuestos químicos, hablaban de un gran conocimiento que les
permitía transformar el plomo en oro.
Ciertamente usaban un doble lenguaje para hablar de la potencial
transformación de la naturaleza humana, desde su ignorante condición
inicial (plomo) hasta lograr todo su brillo y potencial, pero especialmente
hablaban de la virtud de la incorruptible pureza.
Las grandes verdades y enseñanzas de la época fueron transmitidas a
través de símbolos y ocultadas dentro de complicados textos de alquimia.
Durante este tiempo lo más oscuro y siniestro de la humanidad se
encarnó a través de la santa inquisición, para destruir a toda persona
122
El Altar de la Tierra
que profesara una fe distinta a la católica. En este contexto muchos de
los hombres y mujeres más sabios de esos tiempos eran condenados
a la hoguera simplemente por no concordar o no poder someterse a la
sistémica y dogmática oscuridad. A pesar de tanta crueldad y barbarie
de los religiosos inquisidores, el brillo del oro siguió alumbrando a los
verdaderos buscadores de todos los tiempos.
En la actualidad otra oscuridad semejante pero igualmente cruel domina
el mundo.
Al haber creado una economía basada en lo virtual, en la especulación y en
el engaño, tienen pánico de que esto se pueda derrumbar de un momento
a otro. Entonces es nuevamente el oro lo único que ingenuamente se les
ocurre acumular, causando una nueva fiebre del oro a escala mundial,
destruyendo y contaminando todo el planeta.
El precio del oro está por las nubes pero no debido al resurgimiento de su
valor como símbolo espiritual sino por la crisis del capitalismo.
El actual precio del oro hace que algunos humanos saquen lo peor de
sí, desestimando el gravísimo daño ecológico que implica su extracción,
además del profundo deterioro en el tejido social fomentando la
explotación infantil, el comercio sexual, el alcoholismo y todas las
variables de corrupción y degradación humana.
En este tiempo la actividad aurífera reúne a la crema de la ignorancia
humana. Por un lado existe una masa de trabajadores sin ninguna
consciencia de lo que están haciendo, y por otro está lo más selecto y
elegante del crimen organizado: Los bancos suizos, quienes son los
mayores compradores de oro –por lo menos en Perú- según datos de la
OMC (Organización Mundial de Comercio).
Actualmente solo en Madre de Dios (una pequeña región de la selva
peruana) hay más de 40,000 hectáreas que fueron destruidas totalmente
(cada hectárea es como un campo de fútbol), verdaderos desiertos en
plena Amazonía y peor aún, contaminados con mercurio. Esta es una de
las más criminales huellas dejadas por nuestra economía para las futuras
generaciones.
El instinto de supervivencia
Tal como lo mencionamos, en este altar se encuentra nuestro instinto
de supervivencia, aquel mandato del universo que nos obliga a cuidar
nuestra vida por sobre todas las cosas.
Hay un mensaje ancestral en nuestras células que nos grita: ¡Sobrevive!
123
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Sin embargo tal es la confusión a la que ha llegado el ser humano, que ha
perdido completamente el rumbo y va camino de la extinción. Viviendo
y comiendo de la forma en la que lo hace no hay que ser profeta para
augurar un cercano fin.
Y no necesitamos un final trágico y apocalíptico al estilo Hollywood,
solo la permanente degradación de las condiciones de vida crean una
desmotivación existencial que hará que la gente ya no se reproduzca
(como ya está sucediendo en el norte de Europa).
La casi imperceptible gradualidad con la que hemos transformado las
condiciones de vida aceptables para un ser humano consciente, hace que
sea casi imposible poner un límite a este deterioro.
La pérdida de la calidad de los alimentos, del agua, del aire, de la salud,
de la información, de la educación, de la recreación, de las relaciones
humanas, ha sido tan imperceptible como contundente y devastadora en
los últimos 50 años. Si alguien protestaba durante todo este tiempo le
decían que era un exagerado, si protestaba más lo detenían por terrorista
ecológico.
Hemos perdido tanto terreno en nuestra capacidad de reivindicar y
defender -como individuos y como sociedad- los derechos humanos
fundamentales, que ya se pueden cometer las más grandes atrocidades
contra los seres humanos y que estas se cubran con absoluta impunidad.
Este divorcio entre la espiritualidad y la materia nos ha salido carísimo en
términos de consciencia.
El sagrado instinto de supervivencia se convirtió en el más burdo egoísmo
y ahora alguna gente ya no solo “sobrevive”, sino que acumula millones de
veces más de lo que necesita distorsionando todas las relaciones entre los
seres humanos.
Por otro lado y reflexionando en torno a las relaciones entre padres e
hijos, algo que nos alegra y nos llena de esperanza es que el ser humano
es solo un bebé en términos de evolución, y que hasta hace unos pocos
cientos de años su interés por sobrevivir era mucho más fuerte que
su interés por reproducirse (segundo instinto). Esto explica que para
muchos exponentes no muy desarrollados de la humanidad, si su prole
no producía podía considerarse una amenaza contra su supervivencia. El
desarrollo de las emociones como el afecto o el cariño por los hijos es algo
relativamente nuevo para algunos sectores de la humanidad. Tenemos
que reconocer este primitivo origen para entender como gradualmente el
respeto y el cariño por los hijos forma parte de nuestra evolución.
Venimos hablando de una energía (consciencia) que viene de la tierra
y desea continuar ascendiendo a través de nosotros, usándonos de
vehículo para este cometido. Lo que más nos cuesta entender es todas las
124
El Altar de la Tierra
distorsiones que se generan en cada centro energético y que se expresan
de tantas maneras. Estas son las que impiden el ascenso de la energía.
La abuelita creatividad
Abuelita creatividad llamamos cariñosamente a una energía que se
expresa en este altar luego de haber dejado atrás la avaricia y gran parte
del egoísmo. Nuevamente se cumple la gran ley: Primero dar, luego
recibir. Hay que crear primero el vacío para que se llene con verdadera
abundancia. Es necesario darnos cuenta qué estamos haciendo con
nuestra energía. Más adelante esa consciencia se expresará como
creatividad y encontraremos una forma más adecuada de ganarnos el
sustento.
He sido testigo de muchos procesos en los que de forma natural -gracias
a las “medicinas” o al desarrollo de la consciencia- gran cantidad de
personas han descubierto nuevos talentos y han podido abandonar
actividades realmente perjudiciales para los hijos e hijas de esta tierra.
La expansión de la consciencia es un proceso gradual en el cual
necesitamos empezar a confiar en el universo para perder el miedo y que
pueda surgir y manifestarse nuestra creatividad.
En la medida en que vayamos limpiando nuestros tres primeros centros,
toda la creatividad del universo y de la vida, se puede expresar a través de
nosotros llenando nuestra vida de abundancia.
El desequilibrio de nuestra sociedad nos ha llenado de miedo y hemos
perdido el verdadero sentido de la abundancia. Me alegró mucho como
en Bután -considerado por “Wikipedia” como “una de las economías más
pequeñas y menos desarrolladas del mundo”- se pudo darle la vuelta a
una situación (en un verdadero acto de magia) mediante la creatividad de
un rey. Cuando Jigme Singley Wanchuck, fue coronado Rey de Bután en 1972,
y le preguntaban sobre el “Producto Bruto Interno” de su país, él respondía:
“A Bután no le importan las posesiones materiales de sus habitantes, sino
lo felices que son”, “No nos importa medir el PIB, sino el FIB, la Felicidad
Interior Bruta de nuestro país”.
Qué hermosa muestra de creatividad la de romper con el paradigma neoliberal,
para el cual la mayoría de nosotros siempre seremos “pobres” (Según el Credit
Suisse Global Wealth Report 2013 el 68% de la población mundial posee un
escaso 3% de la riqueza total, contra, un 0,7% que tienen más del 40% de la
fortuna global).
Qué gran sabiduría recordar que mi verdadera riqueza no son mis posesiones
(esto significa haber trascendido nuestra identidad con el primer chakra). Es
125
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
un buen ejemplo para todos el dejar de medir nuestra abundancia en términos
económicos y empezar como Bután a medir el Índice de Felicidad Bruta o
nuestra Felicidad Nacional Bruta (FNB).
Por otro lado no existe ninguna contradicción, si nuestra creatividad se
manifiesta como abundancia material luego de cumplir dos condiciones
imprescindibles: La primera, tratar que nuestra actividad laboral no perjudique
a la Madre Tierra y se manifieste con todo el respeto y veneración que merece
toda forma de vida en el universo. Y la segunda, que seamos profundamente
felices desarrollando nuestra actividad.
Generalmente vivimos bastante confundidos e invirtiendo el orden. Primero
buscamos la prosperidad material y luego buscamos la “felicidad”. No
entendemos lo fundamental: La motivación está equivocada. Se puede buscar
ambas pero solo “hacer dinero” no puede ser el motor de nuestra felicidad.
Me ha tocado conocer algunas buenas personas que se perdieron en el
camino, creyendo que el dinero podía sanar todas sus heridas emocionales,
principalmente fruto de la baja autoestima. Creyeron -y algunos todavía
creen- que el dinero podía darles todo el amor y el respeto que ellos mismos
no se daban.
Reconozco que es parte natural en el proceso del desarrollo de la conciencia,
que el ego sea medianamente satisfecho en términos materiales y emocionales,
pero es muy peligroso no entender cuándo esa satisfacción se vuelve puro
egoísmo. Muchas veces como parte de esta confusión -en el camino de buscar
la “felicidad material”- ponemos el dinero por delante de todo: de las personas,
de nuestras relaciones, del respeto por la Naturaleza. No entendemos que la
oportunidad de ser honestos y generosos cuando somos “pobres” es mil veces
más valiosa que cuando somos “ricos”. Ser honestos y generosos en un periodo
de escasez material es una oportunidad irremplazable en nuestro proceso,
es algo que fructificará como paz, sabiduría, consciencia y creatividad. Ser
dadivoso cuando sobran los millones y sobre todo si estos fueron obtenidos
de forma no muy “consciente”, no lo considero una gran virtud, aunque nunca
será tarde para recapacitar y reparar los errores que hemos cometido.
Otro ejemplo digno de mencionar es el magnate Elon Musk, cofundador de
Tesla Motors, PayPal, SpaceX, SolarCity y muchas otras grandes compañías.
En su genuina preocupación por el calentamiento global pensó que una de
las principales medidas para evitar el cambio climático debía ser cambiar el
parque automotor de autos a petróleo y gasolina por autos eléctricos. Al ver
la proporción del desafío que implicaría reemplazar más de mil millones de
autos y que su empresa -por más que quisiera- estaría muy lejos de asumir este
encargo, decidió liberar todas las patentes de su compañía y abrir la posibilidad
para que otras empresas puedan encargarse de abastecer la producción de
autos eléctricos y sacar provecho comercialmente siempre y cuando lo hagan
de buena fe.
126
El Altar de la Tierra
Me parece una muestra de creatividad muy interesante, no es necesario que
todos renunciemos a nuestros actuales trabajos y nos dediquemos todos a
sembrar lechugas. Desde donde cada uno está podemos con nuestro talento y
habilidades desarrollar consciencia y transformar el mundo.
Busca tu sustento en aquello que verdaderamente amas, no te dejes corromper
por la idea de que “cuando tenga suficiente dinero podré hacer lo que más
quiero”. La vida me mostró que si pones tu corazón en lo que haces no hay
manera que algo te falte. Lógicamente que al principio, el camino puede se
bastante duro y quizá la abundancia material tarde un poco en manifestarse
pero a tu “Felicidad Interior Bruta” nadie le puede poner límites. Solo hace
falta liberarse de algo…
La sombra del primer altar: Miedo
Llamamos la sombra de un altar a la energía oculta que no es en esencia
mala, sino que actúa más como una distorsión y como un desafío para
mantener el curso mientras transitamos esa parte del camino.
El miedo en su origen es algo bueno, es una protección que nos alerta y que
nos advierte que debemos prestar especial atención ante una situación
determinada. Es una respuesta ancestral que salvó nuestras vidas de
muchos peligros y que sigue advirtiéndonos de cualquier adversidad.
El miedo ante una amenaza real -causada por agentes de la naturaleza,
animales o atacantes humanos- crea una respuesta biológica a nivel de
hormonas y neurotransmisores para poder actuar y estar a la altura del
desafío. Si vamos por un camino en la jungla y nos encontramos con un
tigre, nuestro cerebro reptiliano evalúa en una milésima de segundo si
debemos correr o luchar (la famosa respuesta de lucha o fuga).
Sea la decisión que adoptemos, el miedo impulsará a las glándulas
suprarrenales a liberar toda la cantidad de adrenalina necesaria para
correr o para luchar como una fiera. Esta es la función correcta del miedo
al enfrentarnos con algo real.
¿Qué pasa cuando nos hemos acostumbrado a experimentar miedo de algo
irreal, algo que solo está en nuestra mente, en nuestros pensamientos, en
el pasado o en el futuro pero nunca en el presente? Entonces esta función
de defensa se pervierte y se convierte en una actividad destructiva de
nuestra mente, generando una situación de estrés permanente que nos
debilita y nos enferma.
El miedo fue descubierto desde tiempos muy antiguos como el principal
instrumento de dominación y sometimiento entre los seres humanos.
Ejerce una doble función, la primera es paralizante, hace que las personas
127
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
se inhiban de realizar muchas acciones por miedo (miedo a morir, a
lastimarse, a sufrir).
Sin embargo oculta un lado mucho más activo que se expresa como
un factor condicionante de nuestras acciones. Aprendemos a actuar
impulsados por el miedo que es a su vez una de las principales causas
de la violencia. Ciertamente la violencia tiene sus propios canales y
dinámicas para expresarse, pero una de las más importantes es a través
del miedo. El miedo hace que ante una situación de amenaza imaginaria
actuemos con violencia. Dice el refrán popular que “la mejor defensa es el
ataque”. Esto ha sido parte del comportamiento humano desde hace miles
de años y hasta la fecha.
Por miedo a la escasez, a que algo nos falte es que acumulamos sin
medida. Por miedo a que alguien nos someta, es que elegimos someter a
los demás y para eso necesitamos dinero y poder. Por miedo a que “algo”
pueda pasar, nos llenamos de seguros. Sin recordar que hace muchos
años los dueños de la lógica dominante ya entendieron el gran papel que
juega el miedo como herramienta de dominación.
Estamos viviendo una época en la que muchos gobiernos son verdaderos
Estados terroristas que eliminan impunemente a quienes se les oponen.
Sin embargo a pesar de lo trágico, esto no es ninguna novedad en la
historia humana.
Una de las experiencias más necesarias para todo ser humano es la emoción
de ser adecuadamente aceptado por su grupo social, por su comunidad.
Esto es uno de los pilares fundamentales de nuestra autoestima desde
que somos muy pequeños y lo sigue siendo a lo largo de la vida, pues está
en relación a nuestra necesidad de comunicar y relacionarnos (instinto
del tercer altar).
Las religiones en su gran mayoría operan usando el mecanismo del
miedo. Crean una corriente de opinión que es muy difícil de contrarrestar
para quienes no resuenan con sus dogmas. Así vemos como en la historia
del cristianismo la Iglesia católica cobró un poder enorme basado en el
miedo. El miedo a “blasfemar” y condenarte al fuego eterno, a recibir una
maldición como la excomunión, o directamente a morir en una hoguera
como le sucedió a la madre de Descartes a los 74 años de edad. Este mismo
miedo llevó a Galileo a retractarse y decir que la tierra no se movía y que
era el Sol quien gira a su alrededor.
Si bien ya no se permite tanta violencia, el miedo al rechazo de la
comunidad sigue siendo un factor importante incluso en relación a nuestra
salud física. Para cualquier persona que nace en la cultura cristiana dejar
de creer que existe un lugar de condenación eterna en la que colocan
-entre otros malhechores- a quienes no creen en sus santos dogmas, ya
128
El Altar de la Tierra
es un gran acto de coraje y amor propio y un triunfo apabullante sobre el
imperio del miedo.
La mayoría de las cosas buenas que están esperando por manifestarse en
nuestra vida no lo hacen por causa de gran miedo que las bloquea y las
aleja.
Muchos de los cambios que podríamos hacer para nuestro bien no los
hacemos solo por un miedo irracional e inconsciente del que muy pocas
veces ni siquiera nos enteramos que existe.
Gran parte de los patrones mentales que hemos desarrollado están
también basados en el miedo; podemos ser hasta buenas personas,
atentas, amables y serviciales solo por el miedo que nos da el rechazo de
los demás, que no nos quieran, que nos critiquen.
El miedo crece con la oscuridad y la ignorancia, solo la luz verdadera
puede mostrarnos el camino hacia la región contraria: La confianza y la
autoconfianza.
La confianza se opone al miedo como la luz a la oscuridad. Ilumina el
miedo y desaparecerá y solo quedará la confianza. La confianza de que
la esencia del universo es amor y que la luz siempre se impondrá sobre la
oscuridad. Aunque a veces y temporalmente parece que la oscuridad y la
ignorancia prevalecen, la sabiduría te revela que esto no puede sostenerse
mucho tiempo. Tarde o temprano la luz y el orden vuelven a gobernar,
vuelven a inspirar los corazones de todo los seres.
La cárcel del miedo
Cuentan que hace mucho tiempo vivió en un país cercano un rey muy
perverso. Vivía en un lujoso palacio con jardines llenos de esculturas,
habitaciones con pinturas maestras y su sala principal tenía las paredes
decoradas de arriba abajo con piedras preciosas.
Lamentablemente toda esta riqueza la había obtenido explotando a su
pueblo, arrendando las tierras del reino a los campesinos pobres y siendo
un implacable recaudador de impuestos.
Todos los domingos la gente acudía al mercado de la plaza para comprar
o intercambiar productos pero sobre todo para escuchar a un viejo sabio
que vivía en el desierto.
El profeta les hablaba de la belleza de la vida, del amor y de la justicia. Les
enseñaba por qué ninguna persona que es exageradamente rica puede
ser realmente sabia.
Como en todo reino no faltan chismosos, llegaron a oídos del rey estas
palabras y se sintió muy ofendido.
129
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Convocó a todos los sabios de su corte quienes acudieron al consejo.
El rey les preguntó: “Díganme ustedes señores, que son los más sabios
de este reino. Tenemos astrónomos, matemáticos, estadistas, médicos,
ingenieros ¿Quién hay más sabio que yo para reunir en una corte tantos
talentos?, ¿No creen que realmente soy yo el más sabio?” Luego de resonar
un rumor en la sala uno tomó la palabra y se dirigió al rey: “Su excelencia,
divina majestad, grande entre los grandes, sabio entre los sabios ¿A qué
infeliz mortal se le puede ocurrir que exista un ser más sabio que usted?”
El rey cambio el gesto implacable y ceñudo por una sonrisa socarrona de
auto admiración: “Gracias primer ministro, no dudé ni un segundo de esa
respuesta pero necesitaba escucharla para comprobar la sabiduría de mis
consejeros. Decreto que el próximo domingo sea arrestado el profeta bajo
el cargo de ignorancia e insulto a un superior”.
Fue así que el profeta fue arrestado y confinado a una oscura y fría celda
en lo alto de una torre -que dicho sea- estaba abarrotada de gente inocente
que intentó defender sus derechos.
El hombre sabio con aspecto imperturbable meditaba sentado en el
centro de la habitación hasta que fue interrumpido por un sonido, alguien
con certera puntería lanzó e introdujo por la pequeña ventana una lima
de fierro. El sabio no lo pensó dos veces y empezó a limar los barrotes de
la celda. Poco antes de amanecer había concluido su misión. Saltó por la
ventana al pozo de agua que rodeaba la torre y se alejó rápidamente.
El sabio escapó, cambió su apariencia, regresó al pueblo y se dedicó a
lanzar limas por las ventanas de las celdas. Sin
embargo grande fue su sorpresa cuando a la mañana siguiente las
ventanas seguían iguales, nadie había usado las limas, todos los barrotes
seguían en su sitio, todos menos los de una celda. Se encogió de hombros
como diciendo: “Hice lo que pude”.
Luego de un tiempo conoció en el desierto a un hombre que le contó que
había estado preso en la torre y que de pronto alguien le lanzó una lima
por la ventana. Le dijo que su primera impresión fue de alegría, pero luego
pensó: “No será que el rey se quiere deshacer de mí y me está tendiendo
una trampa y si me agarra escapando me mandará a cortar la cabeza,
rápidamente volví a pensar: ¡Qué más da!, de todas maneras esto no es
vida, así que mejor es asumir el riesgo”.
El viejo profeta comprendió que la peor cárcel en la que uno puede caer
es en la cárcel de su propio miedo. Sin embargo no desistió en su labor
de lanzar limas por las ventanas siempre con la esperanza de que haya
alguien dispuesto a liberarse del miedo.
130
Agri-Cultura
El Altar de la Tierra
El otro gran tema igual de importante para el desarrollo de nuestra
consciencia y que también es un gran indicador de ¿hasta dónde nos
damos cuenta? Es el que tiene que ver con la alimentación.
Para algunas religiones el tema de los alimentos es irrelevante mientras
que para otras van empaquetados en dogmas morales que no revelan su
verdadera importancia, confundiendo más que ayudando a ver qué es lo
esencial en todo esto.
Debemos de partir de que todo es indiscutiblemente vibración y en tanto
vibración también es información. Por eso parece un descuido bastante
grave no tomar en cuenta la información vibracional que introducimos
en nuestro cuerpo, especialmente las personas que pretenden estar en un
proceso de desarrollo de la consciencia.
No es el propósito llenarlos de argumentos ecológicos, morales o éticos
sobre los beneficios de abandonar la alimentación que incluye productos
animales. Todos estos “argumentos” podrían ser discutidos y rebatidos
ad infinitum. Yo lo veo simplemente desde el tema de la consciencia que
se manifiesta como sensibilidad. Al abrirse a la consciencia es imposible
no abrirse al sufrimiento de todo aquello que vive y tiene que ser privado
innecesariamente de la vida para satisfacer un paladar.
De ninguna manera es nuestra intención ofender a quienes sostienen una
alimentación omnívora. Solo queremos recordar la premisa en la que se
basa el desarrollo de la consciencia. Se trata únicamente de presentar no
argumentos sino realidades, no creencias sino verdades, y que cada uno
elija según lo que su consciencia le permite ver.
Por otro lado, la gran diferencia entre consumir alimentos producidos
con abonos naturales o los producidos con abonos químicos es
que estos últimos solo aportan los elementos indispensables para
desarrollar la estructura de las plantas y los frutos. Todos los vegetales
a través de los pelos absorbentes de la raíz captan los minerales
de la tierra en el tamaño perfecto para que los pueda asimilar el
organismo humano. Muchos de los suplementos alimenticios son
una estafa porque están en dimensiones no asimilables, algunos
no son solubles y otra vitaminas químicas son realmente dañinas.
Una tierra que ha sido explotada durante décadas y a la que solo se le
ha puesto abonos químicos durante años, está totalmente empobrecida
en minerales (ya los dio todos), por lo que las plantas cultivadas en ella
tendrán escasas vitaminas y cero minerales por gramo de producto.
Además de estar “enriquecida” con muchos productos altamente tóxicos
-algunos de ellos mortales- producidos por los países “desarrollados” que
son de venta exclusiva en los países del “tercer mundo”.
131
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El “mercado” es un ente ciego guiando a una sociedad enferma. Si dejamos
que el mercado decida qué se produce y qué se consume la mayoría de las
personas acabará gravemente enferma y subalimentada.
Si los estados no asumen (por servir a otros intereses) su responsabilidad
de educar e informar a la gente sobre estas verdades debemos todos
seguir haciendo un esfuerzo por difundir este conocimiento hasta que
algún día la salud y la buena alimentación sea un clamor popular.
La idea común de que los productos orgánicos son muy caros es parte de
esta gran y maquiavélica desinformación.
Si comparamos el precio de un kilo de zanahoria orgánica contra una
cultivada con químicos es probable que la última sea hasta un 30% más
barata. Pero la realidad es que un kilo de zanahoria orgánica podría tener
hasta cinco veces más nutrientes por lo tanto podría costar cinco veces
más. Depende del concepto que tengamos de alimentación. Si queremos
nutrirnos o simplemente llenar los intestinos.
Si trasladamos esta misma dualidad (de lo integral y lo químico) a la
educación, encontramos a que a nivel mundial se ha implementado
un sistema educativo que en forma análoga solo se preocupa de dar
“estructura” a los sujetos (futuros consumidores) para que puedan crecer
y desarrollarse como perfectas piezas de esta ciega maquinaria.
El modelo educativo tecnocrático se ha impuesto en casi todo el mundo.
Los niños reciben una educación técnica, basada en un perverso modelo
competitivo (no cooperativo), con la finalidad de crear seres funcionales
bien estructurados pero ignorantes y desnutridos de valores universales.
Verdaderos océanos de belleza que la humanidad ha creado
a través de las letras y las artes de los últimos cinco mil años
desaparecen olvidados en los estantes de las viejas librerías.
En la actualidad ya no se “desperdicia” el tiempo en que los niños
aprendan humanidades o cualquier otra materia que les pueda ampliar
los horizontes y ayudar a entender que el ser humano vive en muchas
dimensiones y que no solo debe ser medido en términos de posesiones,
dinero y productividad.
El proceso de enajenación empieza cada vez más temprano.
La necesidad de dinero para lograr o mantener una “buena posición”
obliga a madres y padres a pasar más horas trabajando y dejar a los niños
frente a la televisión, al internet y los video juegos y esto después de pasar
siete u ocho horas en una institución especializada en moldear piezas y
lavar cerebros, léase: Escuela.
132
El Altar de la Tierra
En fin…aún es tiempo de volver a lo verdadero, lo orgánico, lo integral, lo
holístico, sea la agricultura o la educación, y prestar atención al mundo
que estamos construyendo.
Como vemos son muchos los detalles y elementos que tenemos que
tomar en cuenta para poder honrar este altar correctamente y tener
una respuesta adecuada ante cada situación permitiendo que la energía
consciente que pretende ascender no sea bloqueada por una mala
respuesta.
133
El altar del Agua
135
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
136
Agua
Segunda Parte - Los Cuatro Altares
Elevándonos tan solo un milímetro sobre la materialidad que representa
la tierra llagamos al reino del agua.
Un territorio tan extenso como mágico, profundo, misterioso, mortal…
Representa la energía femenina pura, es decir, lo femenino de lo femenino.
Aquí honramos la energía universal de la gran madre universo así como
todas las manifestaciones femeninas hasta llegar a nuestra madre, portal
en nuestra vida de esta energía.
El agua es también el símbolo universal de la sexualidad, la sensualidad y
las emociones, positivas y negativas, evolutivas e involutivas.
En este segundo altar se manifiesta el instinto de reproducción y su
sombra es la culpa.
También representa a la humanidad y al conocimiento mas no a la
sabiduría, pues como veremos más adelante la sabiduría es atributo del
aire. La palabra clave que le otorgaban los hermetistas era saber. En las
etapas del desarrollo humano expresa la adolescencia. En el símbolo
Egipcio de la esfinge la representaban como el ser humano.
Aquí está toda la medicina y todo el veneno esperándonos, solo que
este viaje no resulta nada fácil, habrá que naufragar muchas veces en
estas aguas antes de lograr el conocimiento que finalmente nos permita
disfrutar de esta medicina primordial. Como dice el refrán: “ningún
mar calmo hizo experto a un marinero”. Así que durante un tiempo,
bienvenidas las tormentas.
La madre universal
No hay cultura en el mundo que no haya honrado el concepto de madre
universal, sumerios, caldeos, hindúes, helenos, romanos, celtas, mexicas,
andinos.
En la india, no solo está la figura de Shakti y las cuatro madres, sino
también mucho más cercana la figura del río Ganges (Ganga Ma) y cuenta
una tradición que quien bebe de sus aguas obtendrá el conocimiento que
le permite hacerse uno con la divinidad.
Para los alquimistas el agua era considerada el símbolo de la energía
femenina de la divinidad.
Aunque me imagino al fuego como el primer elemento que despertó
la admiración y la posterior adoración por parte de los humanos, es
probable que en los siguientes años se difundiera entre muchos pueblos
un inicial culto a la naturaleza integrando a sus otros elementos. Así
la lluvia -representando el agua- y el viento fueron percibidos como
verdaderos poderes.
137
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Luego tuvimos que recorrer un largo camino durante miles de años hasta
el advenimiento de la agricultura para que la tierra fuera incluida en los
grandes altares de la humanidad.
Es muy probable que las primeras religiones o cultos que veneraban
la naturaleza, se hayan desarrollado de una forma más intuitiva que
conceptual.
Por eso, en el origen de la humanidad –antes de entender muchas
cosas- es fácil imaginar la admiración y sorpresa del hombre primitivo
contemplando el nacimiento de una nueva vida. Imagínense su rostro
barbudo e impávido viendo salir de entre las piernas de su compañera
un nuevo ser.
Casi por intuición debe de haberle otorgado a la mujer ciertos poderes
mágicos que él ignoraba tener. Es probablemente miles de años más tarde
cuando empieza a comprender que él también es parte del milagro de la
creación y comienza a sentirse un poco más importante.
En este punto y para entender históricamente la confusión creada por la
distorsión de la energía masculina, es necesario reconocer que la cualidad
activa de lo masculino le valió para tener un rápido desarrollo a corto
plazo. Desarrolló prontamente y conoció el poder, pero no la sabiduría
para usarlo adecuadamente.
Solo la energía masculina plenamente desarrollada y madura intuye la
noción de equilibrio, armonía y autoregulación para la manifestación de
su energía expansiva.
Es muy importante que se entienda que ni en el pasado (ni en el hombre
moderno) hay algo así como una maldad innata, es la pura manifestación
de la ignorancia y la inmadurez.
La energía femenina –más lenta en su desarrollo inicial- es sin embargo
contundente en cuanto a su solidez y estabilidad. Enraizada desde
sus entrañas, conecta el corazón humano con el corazón de la tierra y
el corazón del cielo. Diseñada por la sabiduría divina para contener,
resistir y equilibrar todos los desbordes del alborotado crecimiento de
su complemento.
Solo una mirada de largo alcance, que contemple el pasado, el presente
y el futuro, es capaz de comprender y perdonar todo el daño fruto de
la ignorancia que tenemos que manifestar algunos hombres durante el
crecimiento y la búsqueda de la verdadera identidad.
Sin embargo seas hombre o mujer, tu identidad de género no te da la
identidad final, es más, puede volverse el agua del olvido para quienes
buscan la liberación del laberinto mental.
No podemos olvidar que si bien tenemos que conocer y expresar nuestra
energía principal, somos el producto y la combinación de dos energías.
Solo llegaremos al verdadero equilibrio cuando reconozcamos en nuestro
138
El Altar del Agua
interior a ambas: La del padre y la de la madre, la del cielo y la de la tierra,
y así recrear en nosotros el mito de la serpiente emplumada.
Los resentimientos propios de cada género son parte de todo lo que
tenemos que sanar como individuos y como especie, entendiendo que
la contradicción principal no es entre géneros (pues en su origen son
complementarios). La contradicción principal se encuentra dentro de
nosotros, en nuestra mente conflictiva, en nuestros patrones mentales de
víctimas y victimarios, abusados y abusadores.
La evolución de nuestra consciencia empieza en la total ignorancia, luego
comienza a percibir la dualidad como conflicto (por un tiempo bastante
largo) hasta que descubre las leyes que la armonizan y cómo la dualidad
se vuelve complementaria y el fin del conflicto. Mente y corazón trabajan
juntos en este plano al servicio de la naturaleza y de la evolución.
Luego de estos aproximados tres mil años de extravío y confusión, en
los que el precoz desarrollo de la energía masculina desplazó y restó
importancia a la energía femenina, la figura de la madre universal,
el arquetipo de la sagrada energía femenina cobra nuevamente una
importancia determinante para la evolución humana.
La madre terrenal
Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es que la profundidad
y el dolor de nuestras heridas emocionales está en proporción directa a la
cercanía de las personas que nos las producen.
Lo que alguien piense, diga o haga algo contra mí, será valorado en función
de nuestra distancia o cercanía emocional. De acuerdo a esta ley es que
los juicios hacia nuestros padres durante el tiempo de nuestra simbólica
adolescencia (de doce a ochenta años en algunos casos) se vuelven
realmente implacables.
No estamos juzgando a las personas que juzgan a sus padres, creo que hay
muy pocos seres elegidos en este mundo que caminan sobre las aguas de
la gratitud y no emiten ningún reproche a sus creadores. Tal vez porque
ya están muy evolucionados o porque sus padres fueron verdaderamente
sabios. Es parte casi inevitable de nuestro crecimiento –justamente
debido a que son las primeras figuras de nuestro mundo emocionalque los “errores” de nuestros padres son tomados tan personalmente y
juzgados con tanta severidad.
A veces tardamos varias décadas, algunos miles de dólares en psicoterapia
o unas cuantas ceremonias en entender que una mente sana es la que
encuentra que es tiempo perdido y sufrimiento inútil estar buscando
culpables.
139
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Como veremos más adelante la culpa es parte de la enfermedad del
segundo altar. Aquí aprenderemos a entender la diferencia entre culpa y
responsabilidad, y que yo no puedo exigir responsabilidad a nadie si no
empiezo por asumir mi propia responsabilidad en mi mundo emocional.
Podemos pasarnos la vida culpando a papá o mamá de nuestra “infeliz”
vida o podemos sanar nuestra mente y cambiar nuestro pasado y sobre
todo nuestro presente y futuro.
Casi todo el dolor y sufrimiento que recibimos en nuestra vida no es ni
el 1% del sufrimiento con el que uno vive. El otro 99% es generado por
nosotros mismos a través de vivir alimentándolo.
Hace algún tiempo en una ceremonia recordé que cuando era pequeño un
niño mayor me golpeó injustamente. Me tocó verlo por diez años más en
la escuela y cada vez que lo veía sentía la misma mala emoción. Cuando
entendí el mecanismo empecé a revisar cuanta energía había tenido que
invertir en sostener determinados odios relacionados a prepotencias,
abusos y ofensas sufridas.
Pasamos gran parte de la vida recordando hechos dolorosos que ya solo
existen en nuestra mente, cuánta energía gastaba en alimentar a los
hambrientos monstruitos habitantes de mi inconsciente.
¿Cómo y sin quererlo –por pura ignorancia- nos convertimos en el ser
que más daño nos hace? Y cuando te das cuenta ¿a quién puedes culpar?
Que paradójico es tener que sufrir tanto antes de aprender a reírse de uno
mismo, ¿cómo podemos ser tan tontos? Es la pregunta más ridícula y la
más seria a la vez.
Solo después de esta profunda limpieza de la mente, de esta catarsis
universal, me atrevo a retomar el tema de la madre.
Perdóname madre y también perdóname padre por haber ensuciado
mis aguas y las tuyas con mis juicios ignorantes. La frase popular “nunca
juzgues a nadie antes de estar cinco minutos en sus zapatos” quiere decir
en realidad nunca juzgues a nadie porque no es real el poder hacerlo.
Nunca podremos saber ni entender lo que ellos vivieron, ni los miedos
ni las luchas por las que pasaron; los traumas y las heridas heredados,
generación tras generación, todas las limitaciones con las que vivieron.
Nos toca a pesar de todo reconocer que lo hicieron lo mejor que pudieron.
Por eso es importante comprender como esta gran cercanía emocional a
nuestra madre y a nuestro padre nos convierte injustamente en jueces
tan severos.
En los primeros años de realizar esta ceremonia de los cuatro altares,
al rezar por mi madre biológica, agradecía al universo por mostrarme a
través de ella la posibilidad que tenemos los humanos de acercarnos al
amor incondicional. Son muy pocos los casos en que las mentes de las
140
El Altar del Agua
madres estén tan cerradas o resentidas que no perdonen una y mil veces
a sus hijos. Por lo general prima el mensaje del universo que es alcanzar
la incondicionalidad.
Hay que entender que no solo el crecimiento de nuestra consciencia sino
nuestra salud física depende de la paz y la armonía de nuestro mundo
emocional. Por lo que tener una historia todavía sin resolver no es de gran
ayuda en el camino.
Por otro lado también fueron las ceremonias de Los cuatro altares las
que me enseñaron que no son solo las madres las que manifiestan el
amor incondicional, aprendí que también los hijos lo enseñan a través
de perdonarlas incondicionalmente. Es imposible tratar de ser realmente
feliz si no hemos logrado perdonar o comprender una relación tan
importante.
En todo caso una vez más quiero recordar que los juicios que hacemos
sobre los demás no solo son subjetivos sino altamente relativos, en el
sentido de cuánta energía inviertes al tratar de no ser mezquino y ser un
poco más generoso con los demás.
Las emociones
En forma análoga como vivimos en un planeta de agua y nuestro cuerpo
es 70% agua, el mundo emocional ocupa un lugar así de importante en
nuestra vida. Nos pasamos literalmente toda la vida experimentando y
creando emociones pero hasta ahora no se les ha dado toda la importancia
que merecen.
El mundo emocional es quizá el mejor espacio en el cual se puede
manifestar la dualidad en su máximo poder de expansión. Podemos
encontrar emociones como el odio o los celos que pueden causar tanto
sufrimiento, o emociones como la compasión, la gratitud y el respeto.
Para entender cabalmente los patrones mentales también es necesario
entender la mecánica de la relación con nuestras emociones. Cada
pensamiento puede generar una emoción. Así muchos de nuestros
patrones emocionales son hijos de nuestros patrones mentales.
La calidad de nuestras emociones depende de la calidad de nuestros
pensamientos y son las emociones en definitiva quienes tienen el poder
de crear estados más duraderos y “reales” en nuestro ser a través de
sustancias como neurotransmisores y hormonas.
Cuando nuestra atención se dirige no solo hacia fuera sino también hacia
adentro, uno puede observar cómo se dan estos procesos internos y sobre todo
cómo podemos influir en ellos.
141
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Las impresiones y los estímulos entran a nuestra vida a través de los sentidos
(aunque paralelamente son captados energéticamente por todos nuestros
altares). Esta información sensorial pasa en un acto a nuestro intelecto, quien
en cada suceso emite juicios que solemos llamar pensamientos. Cada juiciopensamiento (bello o innecesario) responde a cómo está configurada la mente
de cada individuo, a sus patrones mentales -construidos en su pasado- en base
al placer o al dolor que le tocó experimentar.
Mas cada vez que surge un pensamiento, este genera una emoción afín al
pensamiento y ambos vibran y resuenan en la misma frecuencia. Bellos
pensamientos crearán bellas emociones y oscuros pensamientos crearán
oscuras emociones. Por lo tanto somos los únicos responsables de nuestros
estados emocionales, tan solo por permitir -o no- determinados pensamientos.
Este hecho de descomunal importancia no queda solo ahí. Las emociones no
solo generan nuevos pensamientos (que a su vez generan nuevas emociones),
sino que se conectan con la parte física a través del sistema nervioso y el
sistema endocrino, el cual activa la producción de sustancias muy poderosas
como hormonas y neurotransmisores que afectan físicamente a todo nuestro
organismo.
Un ejemplo muy claro es el de la adrenalina que es activada por un estado
emocional en el que presentimos peligro. Ante una situación de peligro
percibida por nuestros sentidos, el intelecto crea la emoción miedo y ella
dispone que se descargue la adrenalina en nuestra sangre como respuesta
adecuada a esa situación.
Existen cientos de sustancias que están afectando permanentemente todo
nuestro ser y la mayoría de ellas tiene su origen en el pensamiento. Pero así
como existen sustancias que podríamos llamar “neutras”, existen muchas
otras que son verdaderos venenos que intoxican todo nuestro cuerpo.
La ciencia ya ha identificado algunas con nombre y apellido pero en general
les llama neuropéptidos o neurotoxinas . Estas son generadas por todo tipo
de emociones negativas, como el odio, la envidia, la cólera, la venganza, la
frustración, la indiferencia, los celos, la autoconmiseración, la maledicencia
y el rencor.
La vieja frase: “El rencor es el veneno que uno toma pensando que puede
matar a otro”, cobra valor científico.
En conclusión, no solo nos intoxicamos emocionalmente sino que vamos
destruyendo nuestro cuerpo con sustancias corrosivas. El estrés es uno de los
mayores generadores de acidez creando el perfecto ambiente para todo tipo
de enfermedades.
Sin embargo existe la posibilidad de usar esta misma maquinaria para generar
un efecto opuesto. Buenos pensamientos generarán buenas emociones las que
producirán en nuestro cerebro pura medicina.
142
El Altar del Agua
El DMT, la serotonina, la dopamina, las endorfinas, la anandamina son
algunas de las muchas sustancias que podemos producir mediante el
pensamiento. Todos estos son neurotransmisores endógenos que a la vez
retroalimentan nuestros estados emocionales. Podemos producir cientos de
sustancias como estas, cada una más bella que la otra.
Las plantas maestras nos abren las puertas a un gran entendimiento, pero
luego cada uno tiene que asumir la responsabilidad de donde quiere vivir, si
en el paraíso, la tierra o en el infierno de sus emociones; si en la mentira y el
fraude o si en la luz y la honestidad, al precio que sea. Evidentemente cada
uno de estos niveles emocionales tiene un costo energético diferente.
Estas medicinas generadas por nosotros mismos tienen un efecto directo sobre
la consciencia. La consciencia al expandirse poco a poco, empieza a prestar
atención a pensamientos de la mente mecánica que ya no resuenan con su
actual estado y comienza a tomar distancia de ellos porque simplemente ya
no los disfruta. Se vuelve sensible y crea rechazo, al “mal olor” que antes
disfrutábamos y que hoy nos parece inaceptable.
Si a través de la consciencia uno puede sostener bellos pensamientos la
máquina girará siempre en positivo, si la dejas suelta simplemente estás
perdiendo un tiempo muy valioso para sanar y evolucionar.
Esta es la función que cumplen los mantras y los rezos en todo sistema religioso:
Sustituir los pensamientos erráticos y/o negativos por un pensamiento que
genere bellas emociones y en consecuencia: medicina.
Cabe señalar que si no tienes una conexión real con el mantra y no conoces
su profundo significado el trabajo queda a medias, podrás detener la mente y
ponerla en neutro pero no generará una emoción de gran calidad ocasionando
–casi- otra pérdida de tiempo.
Por eso propongo plantar en la mente pensamientos semillas que sí puedas
entender para que generen las más hermosas emociones. Depende de ti, de tu
imaginación.
Según la tradición Hindú cada chakra está complementado con valiosa
información, como la deidad, el yantra y el mantra que los representa; pero
un dato interesante es lo que llaman el bija mantra que es como la semilla o
la raíz del mantra, que es justamente el tipo de vibración que lo caracteriza y
lo hace resonar.
Este mismo efecto lo podemos lograr relacionando cada centro con el
pensamiento adecuado.
El desarrollo de los tres centros (físico, emocional y intelectual) se da
básicamente en paralelo, aunque en distinta medida. Es decir que si bien se
desarrollan los tres simultáneamente en su forma primaria, hay personas que
muestran con claridad un notable desarrollo en alguno de estos tres centros sin
que esto signifique el desarrollo de un pleno y armónico equilibrio.
143
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Dicho de otra manera, habrá personas que tengan altamente desarrollado el
primer centro y muestren un desempeño adecuado a nivel físico y material,
pero la sutileza de la energía emocional o el desarrollo intelectual no estarán
muy presentes. Por otro lado puede haber personas que han desarrollado el
primer y el tercer centro, pero al ser esto parte de la evolución mecánica, no
desarrollaron plenamente el segundo centro, teniendo que vivir de espaldas a
un desastroso mundo emocional. Muchas personas a pesar de tener un “gran
intelecto” viven expuestas a verdaderas tormentas de emociones negativas
que se asumen como parte de la vida o aun peor, que por recomendación de
algunos psicólogos creen tener necesidad de expresar.
No creo que esto tenga que ser así necesariamente. Evitar una situación que
sé que terminará en una detestable emoción negativa, es más inteligente
que aceptar mi mecánica emotividad y luego buscar cómo o donde
expresarla.
Por eso el desarrollo de la consciencia implica volverse consciente de cada
centro, de cada altar, de manera que la energía ascienda por cada uno de ellos
en forma pura y podamos replantear nuestra relación con cada uno de ellos.
Tenemos que llegar al pleno desarrollo del centro intelectual y luego tener
la humildad de revisar nuestro mundo emocional, y comprobar que no le
corresponde a un intelecto verdaderamente desarrollado el experimentar
emociones negativas, muchas veces fruto de condicionamientos mentales.
Es muy importante entender que no estamos hablando de reprimir emociones
sino de entenderlas y reconocer los patrones mentales que las producen.
Otro hecho importante a destacar en cuanto a nuestras emociones, es que
normalmente los estados emocionales son más duraderos que los estados
intelectuales. Es muy fácil comprobar como nuestros enojos pueden durar varias
horas -generando neurotoxinas durante todo este tiempo retroalimentando el
estado- por lo que es nuestra responsabilidad reconocer cuánto tiempo al día
pasamos en estados emocionales negativos, neutros y positivos, sabiendo que
son solo los últimos los capaces de transformarnos permanentemente.
Honrar la medicina del agua significa tener la palabra justa y la emoción
perfecta para ayudar a quién lo necesite. No está bueno dejarse arrastrar
por el juego de las emociones para terminar todos ahogándonos en una
bañera.
Vaya si es complicado limpiar las propias aguas para no hundirnos en
esas tormentosas y apasionadas emociones, que mientras las estamos
viviendo parece imposible el separarnos un milímetro de ellas.
Es impresionante el poder que tienen las emociones sobre nosotros,
la capacidad de convencernos de que somos ellas, de crear este apego
casi indisoluble entre nosotros y nuestra ira, entre nosotros y nuestra
envidia, entre nosotros y nuestra soberbia, entre nosotros y nuestro
resentimiento. Pareciera que mientras estamos atravesando una intensa
144
El Altar del Agua
emoción no hay poder en la tierra que nos haga recuperar nuestro centro,
nuestra consciencia. Este es el verdadero poder de la ilusión en su máxima
expresión, la divina Maha Maya.
¿Quién se puede atrever a decirnos que nuestro enojo no es justificado,
que nuestro sufrimiento no es real? En un punto muy adentro de nosotros
mismos, sabemos que todas esas emociones son partes del cuento que
nos hemos montado como parte de nuestra falsa identidad.
El descubrir que la verdad duele tanto hace que nos alejemos
permanentemente de ella. Nos cuesta demasiado reconocer o admitir
cómo podemos ser tan ignorantes al saber que somos la persona que más
daño nos puede hacer en la vida. Es tan fácil recurrir a la emoción de
buscar culpables afuera y encontrar miles de razones y argumentos para
justificar por qué no podemos ser felices.
En vez de gastar tal cantidad de energía intoxicándonos y volviéndonos
negativos -insultando a padres, hermanos, parejas, amigos, políticos,
presidentes y extraterrestres- podríamos redirigir un pequeño porcentaje
de esa energía para detener ese patrón emocional de buscar culpables, y
dejar de exigirles que nos den la felicidad que nosotros mismos no somos
capaces de darnos.
Esta toma de consciencia es una declaración de dignidad, es nuestro
reencuentro con el poder y la responsabilidad en cada uno.
Nadie puede hacerte más daño que tú mismo, nadie puede engañarte más
que tú mismo, nadie puede amarte más que tú mismo.
Ahora ya no hay más escusas, toda la responsabilidad que depositas en
los otros sobre tu felicidad o infelicidad es parte de tu cuento, ya lo sabes
y tu decidirás que haces con eso.
Como ves, desde tiempos inmemoriales el agua no solo representa la
sensualidad y el placer sino fundamentalmente el conocimiento. El
conocimiento que te ayuda a vivir bien, a salir de las trampas de las
propias aguas, el conocimiento que te enseña a distinguir entre el agua
medicina y el agua veneno. El conocimiento que te muestra cómo y en qué
medida el veneno se vuelve medicina.
El conocimiento que refleja esa luz divina sobre nuestras aguas para
mostrarnos nuestras emociones tal cual son, y a la fecha, quienes somos
en función de nuestras emociones. ¿Qué nos permitimos experimentar
como emoción? y ¿qué –realmente- ya no queremos más en nuestras
vidas?
El tamaño de esta empresa no es apta para flojos, creo incluso que puede
intimidar hasta al más valiente. Mas por ventura la rueda gira y nos
permite aproximarnos una y mil veces, hasta lograr que nuestras aguas
sean pura medicina.
145
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Esta bendita capacidad que tiene el agua de recibir información y modificar
su propio patrón molecular en función de la calidad de la información
recibida, nos recuerda la importancia de crear, sostener y difundir bellas
emociones, para no estar intoxicándonos los unos a los otros.
Por otro lado esta maravillosa capacidad de ser sensibles y poder resonar
con patrones armoniosos, es uno de los secretos más importantes que
tiene que ser comprendido para la sanación de nuestro cuerpo emocional.
El cuerpo emocional
Así como en el altar de la Tierra nos expresamos a través de un cuerpo
físico, en este segundo nivel al que llamamos agua lo hacemos a través de
nuestro cuerpo emocional.
Este cuerpo está formado por una energía más sutil que la energía
material y algunas personas pueden verlo como un campo energético
tenuemente luminoso, que mide desde dos centímetros hasta varios
metros en algunos casos. Al ser una expresión electromagnética se puede
no solo ver sino sentir, como un campo magnético entre de las palmas de
las manos.
Este cuerpo registra desde nuestro nacimiento la transcripción de
nuestras emociones a estructuras y formas análogas, creadas por las
partículas electromagnéticas que lo integran, llegando a crear verdaderas
heridas que quedan almacenadas en forma permanente.
Es importante recordar que muchas de estas heridas originalmente
minúsculas (del tamaño de la picadura de un insecto), fueron creciendo
gracias a que nos encargamos de mantenerlas infectadas hasta llegar
a formar llagas de las cuales muchas veces nos sentimos orgullosos
compartiendo: ¡Miren mi sufrimiento! ¡Miren lo que me han hecho!
Es casi como el comportamiento de los reclusos en las cárceles de alta
peligrosidad, cortan sus cuerpos y los llenan de cicatrices horrendas para
crear una apariencia temible y espeluznante y así ganarse el respeto de
los demás.
Es difícil reconocer esta parte tan dura de la verdad, pero si pudiéramos
ver lo que hemos hecho de nuestros cuerpos emocionales saldríamos
corriendo de ver tantas horribles heridas –la mayoría autoinfligidas-.
Sin embargo, al igual que en nuestro cuerpo físico, todas las heridas
pueden sanar y las cicatrices monstruosas pueden desaparecer con el
tiempo. Se trata de empezar un trabajo serio de comenzar a curar nuestro
cuerpo emocional, a través de solo permitirnos emociones que curan y
devuelven el orden y la belleza a nuestro cuerpo emocional.
Una de las maneras más simples que tenemos de reconocer esta realidad
del cuerpo emocional es a través de la música, ¿Se han percatado cómo
146
El Altar del Agua
hay algunas canciones que nos emocionan particularmente y cómo
nuestro vello se eriza en respuesta?
Esto tiene que ver con el poder que tiene la música para afectar nuestras
emociones y nuestro cuerpo emocional. Nuestro vello se eriza como
respuesta a una polarización magnética que se da entre las partículas de
este cuerpo.
Ciertamente el cuerpo emocional reacciona no solo ante la música, lo
hace también ante el miedo o el enojo, o ante cualquier otra emoción
negativa, solo mencionamos este ejemplo de la música por ser uno de los
más evidentes.
No me extrañará que en breve la buena ciencia desarrolle máquinas que
tomen fotos de nuestros cuerpos emocionales, prepárense (mejor nos
vamos curando).
A este hermoso regalo olvidado que llamamos cuerpo emocional, por
fin le llegó la hora de prestarle toda la atención y el cariño que merece
y empezar a trabajar seriamente en él. Alimentándolo, nutriéndolo,
dándole toda la belleza que esté a nuestro alcance.
El placer como motor del cambio
En el conocimiento de este símbolo maestro de las aguas no podemos
dejar de hablar del agua como el territorio, el espacio o el reino del placer,
de la sensualidad.
Tanto en las situaciones favorables como en las desfavorables, podemos
entregar lo mejor o lo peor de nosotros, lo importante es no dejar de
ver en profundidad la maravillosa verdad que se esconde detrás, en una
segunda lectura.
Recordando que la mente es fruto de la sociedad y la sociedad fruto de la
mente, y que ambas interactúan y se afectan mutuamente modulando la
una a la otra, estas manifiestan una infinita variedad de tendencias.
Enfocándonos en los extremos podemos encontrar las tendencias
emergentes, evolutivas, las que tratan de fomentar y permitir el orden,
la armonía, la salud y la evolución; y por otro lado las tendencias
degenerantes que favorecen el caos, la degradación, la involución.
No estamos hablando en términos de bien y mal en el clásico e imperante
sistema de la lógica dual, sino dentro del sistema de la cuatripartición que
nos permite un análisis mucho más profundo y completo.
El mejor ejemplo es siempre la madre naturaleza, si no hubiera procesos
degradantes o degenerativos la naturaleza no tendría la capacidad
de regenerarse. Por lo tanto en la naturaleza no hay acción correcta o
incorrecta sino dentro de un contexto de espacio y tiempo. La degradación
147
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
no es ni buena ni mala, todo depende del momento y la circunstancia.
De igual manera la misma tendencia evolutiva o involutiva depende del
contexto y el tiempo. Es poco acertado querer que una semilla germine en
la nieve en pleno invierno, estaría fuera de contexto en tiempo y espacio
y sería un desperdicio de energía.
Es importante liberarnos del pensamiento primario que nos impulsa
a juzgar y decidir qué está bien y qué está mal sin permitirnos ver más
posibles interpretaciones.
Así en la vida están presentes estas tendencias que se manifiestan tanto
en la mente humana como en la sociedad por propia naturaleza o por
influencia y reflejo del entorno.
En forma análoga a cómo el ser humano posee dos sistemas nerviosos,
uno autónomo que controla funciones mecánicas como la respiración,
circulación, digestión y esfínteres, existe otro “consciente” que controla
nuestro movimiento y procesa todas nuestras percepciones.
En la mente sucede algo bastante parecido, existen dos sistemas
uno mecánico y otro embrionariamente consciente que puede ir
desarrollándose gradualmente. Ambos se ven influenciados por
tendencias controladas por fuerzas mecánicas, tanto evolutivas como
involutivas que actúan conectadas a nuestros recuerdos de experiencias
placenteras.
Uno va por la vida y se encuentra a cada momento con una oferta muy
variada de placeres que prontamente son evaluados por la mente y tras
un proceso de negociación son aceptados o no. Tenemos que partir del
hecho innegable que en la vida todo el mundo busca el placer, aunque
se le disfrace de mil maneras. Algunos le llamarán felicidad, bienestar o
iluminación pero en el fondo cualquiera de ellos significa placer. El placer
es la raíz del divino Ananda (la felicidad sin límites). El problema no
está en el placer –como muchos creen- sino en la mala comprensión que
tenemos de él. El placer en su origen es divino, es una manifestación de
lo sagrado.
Imaginemos que despertamos por la mañana y de pronto recordamos que
tenemos una labor que realizar. El hecho de permanecer unos minutos
más -o unas horas más- disfrutando bajo las sábanas es contrastado con
la posibilidad de complicarnos la vida por no realizar lo que deberíamos
hacer en el momento correcto. Todo esto se evalúa, una y otra vez hasta
resolver la situación.
Explorando los extremos: O saltamos de la cama impulsados por la
alegría del placer que vendrá de hacer lo que debemos, o nos quedamos
en la cama hasta agotar el placer que la cama nos provee. Podríamos citar
mil ejemplos de cómo en nuestra vida se negocian diariamente miles de
alternativas que involucran la elección de un placer u otro.
148
El Altar del Agua
El rumbo que toma nuestra vida se resuelve únicamente por la búsqueda
del tipo de placer que anhelamos y que cada uno llama felicidad, bienestar,
deleite o como queramos. De esto se trata la vida, de buscar placer, y
paradójicamente por buscar vivir permanentemente en el placer es que
cometemos desde los pequeños errores cotidianos hasta las mayores
atrocidades, todo por no entender en profundidad este tema.
Un ejemplo bastante ilustrativo es cuando actuamos con una corta
visión, hecho que nos impide proyectar la consecuencia de nuestros
actos. Muchas veces nos toca postergar placeres menores para lograr un
placer mayor. Es común ver en la sociedad como los jóvenes se esfuerzan
durante un tiempo estudiando, para lograr una carrera que luego les de
dinero y con este puedan comprar placer y bienestar. El mecanismo es
correcto aunque la motivación pueda estar equivocada.
Probablemente cuando lleguen a viejos tendrán todo el dinero que
anhelaron pero gozarán de una felicidad muy limitada, porque el verdadero
placer, la verdadera felicidad no viene de afuera sino de adentro. El ejemplo
es válido para ver como hay algunos que logran tener una visión un poco
más larga que les permite hacer un buen cálculo de cuál es el mejor negocio.
La gente que no llega a proyectar su visión, se pierde las mejores
oportunidades por “disfrutar el momento”, por un pésimo entendimiento
del aquí y ahora. Este mecanismo funciona tanto para la obtención de
prosperidad material como para el desarrollo de la consciencia.
Las correctas decisiones en la vida nos van a llevar a un nuevo estado
de consciencia y un nuevo estado de consciencia nos llevará a efectuar
acertadas decisiones. Ciertamente debemos de empezar desde lo más
pequeño, pequeñas pero acertadas decisiones darán fruto en nuestra
consciencia y así echaremos a andar el engranaje en sentido positivo. Sin
embargo, un detalle que no debemos pasar por alto es de dónde sacar la
energía para tomar las iniciales y correctas decisiones.
Esta energía proviene del acto de consciencia que se genera al no
justificarnos y aceptar el observar nuestras tendencias involutivas sin
tratar de camuflarlas o esconderlas. Si decidimos quedarnos en la cama o
lo que sea, asumimos las consecuencias de nuestros actos sin distorsionar
la realidad y decimos: “Hoy decido esto, y aunque sé que no es lo más
acertado, hoy no me da para más”. Este simple acto de consciencia libera
una energía que puede hacer que la próxima oportunidad tomemos otra
decisión. La consciencia crea energía el autoengaño la pierde.
Otro hecho importante es que a cada nivel de consciencia corresponde
a un diferente punto de tensión. Algo que noté cuando empezaba a
dietar en mi lejana juventud, era lo difícil que resultaba mantener la dieta
por tiempos cada vez mayores, (dos o tres meses). Hablo nuevamente de
esa capacidad de postergar el placer para obtener luego un beneficio mayor.
149
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Descubrí que cada nivel de consciencia va unido a una capacidad de resistir
cierta tensión, cierta presión (que proviene de postergar el placer).
Al igual que la cuerda de un instrumento, cada aumento en el nivel
de consciencia te permite vibrar en una nota más alta que significa
soportar una mayor tensión. Este aumento de la tensión tiene que ver
con la capacidad de hacer las cosas cada vez mejor, de asumir mayores
responsabilidades sin que estas dejen de proporcionarnos legítimo
placer. Este equilibrio es muy delicado, no podemos vivir permanente
en tensión ni ajustando la cuerda cada cinco minutos sin reventar en el
intento.
La vida nos enseña que todo está basado en un delicado equilibrio, en una
alternancia entre la tensión y el relajamiento. Cada vez que se logra un
nuevo punto de tensión -con su correspondiente estado de conscienciatenemos que ser sensibles en la negociación con las viejas demandas para
que el camino sea esforzado pero placentero, es decir ajusto diez pero
relajo tres, entonces sigo avanzando.
En este punto lo más importante es comprender que hay diferentes tipos
de placeres, o dicho de una forma más precisa, que la mente experimenta
placer de diferentes maneras y ahí es donde hay que poner toda nuestra
atención.
Aunque a algunos les resulte inconcebible, hay personas que obtienen
placer torturando a otros, incluso matando; hay quienes obtienen placer
embriagándose y perdiendo la consciencia; otros engañando, abusando,
despojando o mintiendo. El tipo de placer que experimentamos está
ligado al tipo de mente que tenemos y a nuestro incipiente desarrollo
de la consciencia. Dicho de otro modo a cada nivel de consciencia le
corresponden cierto tipo de placeres.
Es fácil observar cómo en un nivel de total inconsciencia el placer es
destructivo. La gente obtiene placer de la violencia, de las emociones
negativas, de la lujuria y de las adicciones. Conforme la consciencia se
desarrolla uno va obteniendo placer de actividades más sanas, más
positivas, de emociones más bellas. Podemos experimentar placer cada
vez que realizamos actos bondadosos, cada vez que somos generosos,
honestos, amorosos o comprensivos. Finalmente podemos descubrir que
el placer ya no depende de salir afuera a comprarlo, sino de aprender a
generarlo dentro de nosotros mismos.
Existe una infinita escalera con posibilidades de experimentar placeres
que nos eleven o nos degraden, y todo puede ser placer…
Este es el verdadero timón del barco: Descubre el placer de conducir tu
vida hacia aquello que produce un placer que te ayude a evolucionar y no
te degrade.
150
El Altar del Agua
Dos veces por semana pasan delante de mí decenas de personas que
ponen las más diversas caras al experimentar el sabor de la ayahuasca,
hay desde quienes no mueven ni un pelo hasta quienes arrugan hasta los
dedos de los pies. El placer que experimentamos con el sentido del gusto
es uno de los más fuertes y arraigados. Algo notable es cómo la sociedad ha
cambiado en no más de cinco generaciones los gustos sociales en cuanto
al sabor. Ahora todo es hiper dulce, refinado y lleno de saborizantes. El
gusto natural de las cosas ya se ha vuelto extraño, ajeno, desabrido. El
alimento es buen ejemplo para observar cómo la corta visión no ve los
perjuicios para la salud o el planeta. Nos rendimos al placer inmediato de
la exageración del sabor sin importarnos las consecuencias a largo plazo.
Esto nos habla de una cierta consciencia sobre el tiempo, de una mágica
capacidad de integrar en una fracción de segundo todo el pasado, el
presente y el futuro, pues en esa fracción de tiempo somos capaces de
intuir todo el sufrimiento que nos estaríamos evitando al tener una
alimentación consciente.
Por otro lado el cambio cultural de la sociedad en la valoración de los
sabores, nos ha llevado a asumir que lo normal para la mayoría es
una alimentación insana pero “sabrosa”. El sentido del gusto ha sido
gradualmente distorsionado por intereses económicos e involutivos
y finalmente, se han establecido estándares sociales que deciden qué
es sabroso y qué no. Mi mente ya está programada para disfrutar de lo
sano, hay muy pocas cosas tóxicas que me sigan llamando la atención,
pensándolo bien, en este momento no recuerdo ninguna.
Me alimento de manera sana y natural no por una imposición ideológica
de mi mente o cualquier presunta filosofía o religión, sino por una gradual
recuperación del gusto por lo natural. Esto gracias a la soberanía de mis
decisiones, que me permite disfrutar de una papa nativa, con cáscara y
hasta un poco de tierra, y por el contrario tener verdadera repugnancia
por las papas embolsadas fritas en grasa trans. Experimento placer al
darle a mi cuerpo cosas sanas y naturales.
El placer al igual que los patrones mentales está formado por redes
neuronales que transmiten la información al cerebro. Una vez establecida
la conexión neuronal, esta se refuerza cada vez que la usamos y se debilita
cada vez que no la usamos. Así podemos ir cambiando todos los patrones
placenteros involucionantes por los evolutivos. Ciertamente y como ayuda
final, el nudo se desata cuando empezamos a sentir placer por descubrir,
por explorar, por experimentar algún tipo de cambio en nuestra vida, por
cambiar viejos por nuevos placeres.
Cuando empecé este camino, no tenía ni la menor idea que era un
camino de liberación. Nunca me lo propuse como “camino”, era apenas
un chico que tenía curiosidad por los efectos de las plantas sagradas.
151
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Jamás me hubiera imaginado que iba a convertirse en un camino hacia
la consciencia, que me enseñaría principalmente a comprender y dejar
atrás la mente y el sufrimiento.
Jamás me hubiera imaginado que esto es lo que llaman un camino
“espiritual” y que un camino espiritual consiste principalmente en el
conocimiento y la búsqueda del divino placer.
Esta última y provocativa frase hace que mucha gente confundida se
asuste ante la palabra “placer”, por relacionarla inmediatamente con su
genitalidad y toda la culpa que el mal uso de su sexualidad ha generado.
A muchas personas les cuesta abrirse a todas las posibilidades de
experimentar placer o felicidad sin sentirse culpables, y les cuesta mucho
el reconocerlo no solo como un verdadero motor sino también como el
timón del barco.
Es una lástima que para muchas tradiciones religiosas el placer sea algo
proscrito y pecaminoso, algo que por naturaleza es opuesto al “camino
espiritual”, algo de lo que hay que huir, esconderse y si te toca, culparse
y arrepentirse. En la actualidad a más y más gente -desde un centro
intelectual un poco más maduro- le cuesta aceptar dogmas tan absurdos.
Por lo general las personas que se entregan amable y felizmente a los
dogmas no han sentido aún la energía del tercer altar reclamando un
poco más de espacio y respeto por la racionalidad.
Esta parte es un poco controvertida -pues sin ningún ánimo de ofendercreo que sí debe haber gran claridad y transparencia sobre el “producto”
que queremos ofrecer.
Si declaramos que cualquier camino o religión es solo un paso más
para llegar a una mejor condición de ser humano, todo está bien, pues
estamos siendo honestos. Pero si decimos que tenemos la verdad final, y
atemorizamos a quien no nos quiere creer, esto se convierte en terrorismo
espiritual y estamos en serios problemas. Todo abuso es una falta de
respeto. Es nuestra ignorancia la que está causando graves problemas a
los demás.
No es tan fácil exonerarnos de la responsabilidad diciendo que la culpa
es de quien me cree; no solo hay una responsabilidad compartida entre
engañador y engañado, sino que el engañador –y esto es también bastante
triste- está deteniendo su propia evolución.
Por el lado de las personas que confían todavía en los dogmas, es claro
que aún no ha llegado el momento de abandonar este tipo de estructura,
y en la medida que naturalmente se desarrolla la energía del tercer altar
uno resonará más con caminos menos dogmáticos.
Reconozco lo complejo del tema, pues mientras que por un lado
reivindicamos el pleno desarrollo del centro intelectual (tercer altar)
por otro advertimos de todos los riesgos y peligros innecesarios que
152
El Altar del Agua
el desarrollo de este centro trae, cuando no se comprende lo esencial,
pudiendo crearse graves distorsiones con esta energía.
Es impresionante la capacidad de reciclarse de los modernos fariseos que
se mantienen -hasta ahora- atrincherados en este centro, impidiendo la
evolución a millones de personas al siguiente nivel de consciencia. “No
entran ni dejan entrar”.
Podemos encontrar muchos niveles de ignorancia en los llamados caminos
espirituales (no es solo cuestión de “opción” o de celebrar la diversidad,
es más un tema de resonancia con nuestro actual nivel de consciencia).
Encontraremos desde los más ingenuos y bien intencionados (quienes
creen todos los dogmas sin cuestionar nada), hasta quienes quizá
inconscientemente escondidos en actitudes paternalistas se creen en la
obligación de decidir qué “revelar” y qué no a sus feligreses.
Uno de los abismos más grandes de la existencia es el que se encuentra
entre la vida y la muerte, entre el ser y el no ser. Solo el gran misterio
puede llenar un espacio de semejante magnitud. Cualquiera que
pretenda explicar qué sucede después de la “muerte” simplemente
especula, imagina, dogmatiza. Es el territorio del gran misterio y solo lo
conoceremos cuando lleguemos a él.
Esta dualidad mayor inquietó a los humanos desde los albores de su
capacidad analítica y desde los comienzos de su racionalidad, tratando de
encontrar respuestas al misterio de la muerte.
Así los griegos a través de su majestuosa mitología le dieron forma al
Dios de la muerte -a quien llamaron Tánatos- y al Dios que propicia la
vida, el reconocido Eros. Sepultados ambos por la historia luego de más
de veinte siglos fueron resucitados por Sigmund Freud para representar
las “pulsiones” de la vida y la muerte. Fue un aporte intenso y agudo
el identificar estas dos fuerzas que habitan y trascienden la psique, la
naturaleza y el universo.
Es determinante en la evolución del ser humano el poder contemplar la
manifestación de estas dos energías. Una, que pugna por vivir, por buscar
el placer, por ser feliz; y otra que completa el ciclo de la transformación
a través de la muerte. Esta manifestación dual gobierna el universo, las
galaxias y hasta la diminuta y arrogante existencia humana.
Sin embargo, nos gusta imaginar que podemos comprender grandes cosas
cuando ni siquiera sabemos lo que pasa dentro de nosotros, ya nos lo
recuerda Teresa de Avila (1515) en “Las moradas”: “Pretenden entrar al
reino de los cielos y no pueden ni entrar dentro de sí mismos” (hablando
de la verdadera meditación).
El reconocimiento y entendimiento de estas “pulsiones” dentro de
nosotros es lo que en definitiva va a determinar hasta dónde llegaremos,
hasta dónde permitiremos que la vida triunfe y el placer se haga divino,
153
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
o hasta dónde permitiremos que la fuerza tanática –autodestructivadetenga nuestra evolución y virtual trascendencia.
Todo el tiempo desde que nacemos, estamos siendo canales de algunas
de estas dos fuerzas ciegas de la naturaleza -Eros o Tánatos- hasta que la
consciencia asume la mayoría de edad y decide apostar por la vida.
¿De qué depende que logremos vencer todos los patrones, las distorsiones
y los vicios de nuestra mente o que sucumbamos ante el drama del
conformismo, la mediocridad y la indiferencia? La respuesta es la misma
que ante la vieja historia india de los dos lobos: “¿Cuál vivirá?”, depende
a cuál alimentemos. Depende de qué energía canalizo cada segundo de
mi vida.
Podemos reducir o simplificarlo todo hasta el punto de reconocer cómo
en cada encuentro con la vida, en cada suceso, están presentes las dos
fuerzas y nosotros somos quien “decide” cuál de las dos queremos
manifestar.
En la búsqueda del Tánatos hay poco que decir, ¿qué es la oscuridad si
no la ausencia de luz?. Que cada uno contemple su propia oscuridad, su
capacidad autodestructiva, su gran boicoteador.
Prefiero concentrarme en limpiar y honrar –valga la redundancia- la
parte erótica de la vida. Limpiarla del obsceno manoseo que vulgarmente
se ha hecho de lo “erótico” y devolverle el sagrado lugar que merece al
mostrarnos el camino de la existencia, del divino placer, de la felicidad de
estar en esta tierra.
Desde que nacemos, esta pulsión erótica nos lleva a succionar el dulce
néctar que nos nutre y nos da la vida a través de la teta de nuestra madre.
Hasta ahora cada vez que me encuentro con alguna deliciosa bebida –casi
sin darme cuenta-, no la bebo, la succiono. Esta memoria de beber la vida
a través de la leche, queda grabada en lo más profundo como uno de los
placeres más grades a experimentar. A partir de ese momento empieza
una nueva fase en el desarrollo de nuestras emociones y en nuestra
relación con el “placer”.
Si bien ya empezamos a recibir información desde el momento de la
concepción, al abandonar el vientre materno empieza un nuevo ciclo con
el desarrollo de nuestras emociones. Según en que condiciones lleguemos
a este mundo nuestra primera emoción será placentera y acogedora o
desconcertante y temerosa dependiendo de la violencia del recibimiento.
Existe un primitivo y relativamente válido intento de clasificar las etapas
de nuestro desarrollo en relación al placer. Conocidas como las etapas
oral, anal, fálica, latencia y genital. Estas constituyen un intento bastante
rudo y restrictivo al tratar de encajar todo el océano que representa
nuestra relación con el placer y el desarrollo de nuestras emociones, en
el pequeño charco de lo que la sexualidad representó para el fundador de
esta escuela.
154
El Altar del Agua
Ciertamente que empezamos a experimentar placer a través de la
oralidad y luego de la analidad, pero a partir de este punto las cosas son
mucho más complejas y lo que sigue de la teoría está muy sesgado por
la experiencia subjetiva del autor. Llegando a describir probablemente
algunos comportamientos, pero muy lejos de entender la verdadera
dimensión del PLACER.
De eso se trata también esta vida, del entendimiento o desentendimiento
que tenemos de nuestro romance con el placer. Cómo la búsqueda de
cierto tipo de placer nos eleva y cómo otro tipo de placer nos degrada. Así
nos formamos como personas.
Nuestra mente percibe esta pulsión tanto del Eros como del Tánatos,
volviéndola una compulsión –en la mayoría de casos-, una búsqueda
irracional, obsesiva y casi inconsciente del placer.
Así nuestra mente crece y se desarrolla bajo el patrón de que nuestra
felicidad depende de lo que la mente puede consumir a través de nuestros
sentidos. Su naturaleza inestable e insaciable se convierte en el motor
de la vida mecánica de miles de millones, hasta comprender todo el
mecanismo de la pseudofelicidad.
De esta manera se crea el patrón de consumo, que unido al patrón de
violencia son los dos principales patrones de nuestra mente.
La capacidad devoradora de la mente no tiene límite, nunca es suficiente
el placer que la mente puede consumir, pero se olvida que está sujeta a las
leyes de la materialidad, todo tiene un principio y un final. No es un placer
total ni permanente, es un fuego que arde pero que depende de que se le
alimente permanentemente, no es un fuego “autosustentable”.
Solo la consciencia puede trascender esta quimérica búsqueda de la
“felicidad” a través del consumo que además está destruyendo el mundo.
El verdadero fuego autosustentable es la consciencia que genera placer
(en vez de consumirlo). Es el fin de la ilusión de la separatividad, el gran
camino del Advaita vedanta, la no-dualidad. En la medida en que reunimos
en un solo ser: al objeto del placer y al conocedor del placer, todo lo
demás es irrelevante. El verdadero placer, el gran placer no está afuera,
en el consumo, está adentro en la contemplación de la belleza de nuestro
dharma, en el reconocimiento del átomo divino que cada uno atesora en
su corazón, en la satisfacción de llevar años recorriendo el camino de la
luz, la belleza y la verdad.
No se trata solo de mirar atrás y ver cuántas hermosas cosas podamos
haber realizado y sentir placer al recordarlas. Se trata de reconocer que
cada pequeño acto consciente que realizamos nos fue elevando en la
infinita escalera de la consciencia y que gracias a ellos, hoy somos lo que
somos y podemos disfrutar en el presente de esta consciencia, libres de
la compulsión de tener que buscar el placer siempre afuera.
155
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El en amor a miento
“Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada”,
esta lúcida frase de Mark Twain denota un profundo conocimiento de la
condición humana.
Es casi inevitable que durante una larga etapa de la vida disfrutemos
-obtengamos placer- a través de engañar y autoengañarnos.
Todo podría pasar por un simple juego de niños casi sin consecuencias,
pero lamentablemente no es así, los engaños y autoengaños son las
principales causas de nuestro sufrimiento y del dolor que generamos a
otras personas.
Pido perdón por pinchar los globitos color rosa y hacer un intento de ver
las cosas de otra manera.
Creo que el amor es literalmente el propósito del universo, la divinidad
misma, sin embargo siempre miré con mucha suspicacia el uso que
los humanos le damos a esa palabra. Es tan grande, que creemos que
podemos usarla hasta para ocultar toda nuestra oscuridad.
En “Tawantinsuyo 5.0” (palibrio.com), unas páginas sobre la “relación
de pareja” que a la luz de nuevos avances en neurociencia han quedado
totalmente validadas.
Más allá de las particulares intenciones de cada individuo, la especie
humana tiene su propio propósito: Garantizar su continuidad (primer y
segundo instinto: Supervivencia y reproducción).
Claro que en el caso de los humanos la divinidad tuvo que hacer gala de su
mejor arte e inventar un par de trucos (pues al dotarnos de “inteligencia”
todo se nos complicó) para asegurar el tema de la reproducción pero
sobre todo, el de la evolución.
Lo primero fue dotar a la hembra de la especie con el máximo poder
atractivo del universo. En su forma, en su esencia, en su andar, toda mujer
lleva una Venus dentro.
Al macho no lo hizo tan bello pero le dio una feroz iniciativa y un poder de
convicción impresionante.
En tercer lugar, para generar una irresistible atracción, les dio a ambos un
sistema hormonal tan poderoso que es capaz -en ambos casos- de anular
completamente el centro intelectual y la racionalidad.
Últimos descubrimientos en neurociencia han mostrado que durante el
periodo que llamamos de “enamoramiento” se produce un incremento
notable en la oxitocina, que es una hormona con la capacidad de bloquear
ciertas zonas del hipotálamo en las que se produce el “juicio”. No solo el
juicio de “qué está bien o qué está mal” sino especialmente el juicio hacia
la persona con la que estamos en simpatía (quizá diría Benedetti: Cuando
el aliento insecticida se vuelve afrodisiaco).
156
El Altar del Agua
Ahora es más fácil comprender muchas cosas. Con las “cabecitas” que
tenemos no sé qué hubiera sido de nosotros sin esta tremenda ayuda que
nos da la madre naturaleza. Quizá ya no estaríamos en Gaia (para suerte
de ella). Pero bueno, aquí estamos intentando cada día hacer las cosas
mejor y este texto es parte de ese intento.
Entender y agradecer esa maravillosa ayuda de la madre para que las
aguas fluyan.
La intención principal es crear las mejores condiciones para recibir a un
nuevo humano y así poder crear y sostener una familia el mayor tiempo
posible. Pero lamentablemente su ayuda tiene un límite y parte del
desarrollo es entender esto y asumir nuestra parte.
El universo apoya nuestra reproducción, no nuestra evolución; eso es
responsabilidad de cada especie. La etapa del “en amor a miento” tiene
fecha limitada, en algunos casos dos años, quizá cinco, otros no duran ni
dos meses. Unos pocos entienden el juego y enganchan con la búsqueda
del verdadero amor y lo logran.
La ignorancia de este fenómeno natural sumado a nuestro deporte
favorito (echarle la culpa de todo a los demás) hace que inventemos una
película en la que somos las víctimas defraudadas por la pareja: “Ya no me
quiere como antes”.
La parte no tan cómica es que esta película –en la que muchos hemos
estado o estamos inmersos- a pesar que tiene un origen ilusorio el dolor
es real (mientras dura la ilusión). Y lo peor aún es cuando transmitimos
este dolor a nuestros hijos volviéndose un legítimo atentado contra la
evolución de nuestra especie.
¿Quieren saber algo? Un día “la abuelita me dijo”: “Al universo no le
interesa tu camino o tu evolución personal tanto como que tus hijos sean
mejores que tú”.
Diez años después sigo masticando esas palabras, son duras de tragar.
Ser conscientes de la evolución es intentar dar las mejores condiciones
posibles a las nuevas generaciones y de paso seguir transformando un
poco nuestro ego en todo ese proceso.
Dentro de la propuesta para comprender la dualidad, decíamos que
tenemos que encontrar en todos los campos un referente de unidad y otro
de diversidad. Por eso hablábamos de reservar la palabra “sentimiento”
para el amor (la unidad) y las emociones (que no se “sienten” sino se
experimentan) representan la diversidad. Esto es solo una propuesta
semántica respecto al uso de estas palabras que ayudaría mucho a
entender nuestra emociones.
Me resisto a llamar “amor” a algo que no sea absolutamente incondicional
y perfecto (creo que la mayoría sabemos de qué se trata y qué queremos),
es más, me atrevo a ilusionarme pensando que todos queremos ir por ese
camino. Por lo tanto para llegar al verdadero amor primero hay que pasar
157
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
por esa experiencia seca, vacía, casi cruel, de reconocer que todavía no
somos capaces de amar.
Primero es imprescindible desalojar la mentira y crear el vacío que luego
va a ser llenado por la verdad.
Pareciera que no podríamos soportar la vida sin esa mentira, pero una
vez más nos engañamos. Antes de llegar al amor existen emociones
bellísimas y profundas que si podemos cultivar día a día. Emociones como
el respeto, la tolerancia, el cariño, la gratitud, la admiración nos pueden
arrancar lágrimas de éxtasis.
Cuando me di cuenta de esto parecía que me había metido en un gran
problema. ¿Cómo sostener una relación y a la vez sentirme bien conmigo
sin tener que mentirle todos los días diciéndole: “yo te amo”? (sobre todo
en los momentos que estás buscando simplemente sexo).
Obviamente todo esto son sutilezas y si lo que buscas es solo sexo a como
dé lugar no me hagas caso, esto te va a estorbar; pero el camino a la
verdad está hecho de todos estos pasos casi invisibles, como el usar con
propiedad las sagradas palabras.
No quería usar esa frase detestable: “Amor condicionado” (que es una
contradicción por sí misma), sin embargo el reto vio la luz cuando
enfoqué la mirada hacia las emociones y encontré que hay emociones
que nos permiten expresarnos de una forma más real y flexible sin
tener que mentir.
Me incomoda decirle a alguien: “Te amo, mientras hagas lo que yo quiero”,
no me incomoda decir: “Te admiro cuando haces las cosas de esta manera
y no de esta otra”.
Sueño con ver una nueva generación en la cual las relaciones no se
construyan sobre mentiras como estas, que esconden muchas cosas que
luego son muy difíciles de limpiar.
¿Cuántas relaciones solo existen gracias, por y para la mentira?, ¿conocen
a alguien que haya empezado una relación sin prometer “amor eterno”?,
¿qué logra un hombre que no se somete a la expectativa social?, “aunque
sé que es mentira, ¡miénteme!” (suena lindo escuchar: “Amor eterno”).
Todos sabemos que “la ilusión es real mientras dura”, podríamos decir
que es amor de verdad los cinco minutos que duró, pero me hace ruido,
no me lo creo.
Sueño con gente libre, valiente, que rechace la forma mentirosa que nos
enseña la sociedad de cómo conseguir una pareja gracias a la mentira. Y
si por desgracia este texto llega algunos años tarde a tu vida, siempre se
puede hacer algo por empezar una relación de verdad. Respeto, tolerancia,
cariño, gratitud, admiración…ustedes sigan.
158
La sexualidad
El Altar del Agua
En el intento de encontrar un orden que nos sirva para entender cómo
aproximarnos a entender algo tan complejo y a la vez tan simple,
podemos empezar hablando de la sexualidad como impulso vital y luego
de la sexualidad en su aspecto emocional.
Gran parte de nuestra confusión, conflictos y sufrimientos en relación
a nuestra sexualidad vienen de no poder entenderla a cabalidad. La
pensamos desde un ángulo o desde otro o simplemente ni siquiera
queremos pensarla, cuando no conviene.
Venimos de una sociedad en la que la sexualidad es un tema en extremo
incómodo. Por un lado sigue siendo tabú y aunque algunos no lo crean
todavía, es considerado como algo pecaminoso para un gran número de
personas.
En el otro extremo, todas las distorsiones posibles que puede generar
este impulso vital: La pornografía, la pedofilia, el bestialismo y las
violaciones, son manifestaciones crueles de esta fuerza universal
canalizada por personas insanas. Algo más leve pero en volumen también
altamente negativo son la promiscuidad, la deshonestidad y la utilización
de la sexualidad con fines publicitarios. Son pocas las personas que han
podido encontrar un sano equilibrio con su sexualidad y no caer en estos
extremos.
La sexualidad es uno de los perfectos ejemplos para entender cómo se
necesita a veces separar (disolver) las cosas para poderlas comprender.
Lo primero es reconocerla en este impulso vital que se expresa a través
del instinto de reproducción en nuestro segundo altar.
No solo es algo obvio sino principalmente natural. En términos generales
todos lo tenemos, es un mandato casi universal para la mayoría.
Por lo cual es imprescindible reconocer como natural este impulso
biológico (animal, para que quede más claro) por tener sexo y dejar que
la naturaleza se encargue del resto.
No es necesario teorizar ni darle muchas vueltas. Osho decía –casi
burlándose- que quizá nos gusta tanto el sexo porque el orgasmo es uno
de los pocos momentos que no hay mente. Insinuando que puede haber
tanto o más placer en dejar la mente por unos segundos que en el sexo
en sí mismo. A mi parecer, era doblemente sarcástico. El placer que se
experimenta en el sexo es –o puede ser- de tal magnitud, justamente
porque la naturaleza se encargó de asegurarse de que sea extremadamente
placentero con el fin de garantizar la continuidad de las especies. Es la
voluntad de todo el universo concentrándose y asegurándose que el
apareamiento sea lo más atractivo posible para que la vida continúe
¿Quién podría inventar algo más seductor?
159
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Sin embargo y aunque muchos no lo crean liberarse de la ilusión y del
juego de la mente puede ser aún más placentero.
Por eso lo primero a entender en la sexualidad es que es una fuerza
cósmica dotada de una magia -o quizá un hechizo- para que las parejas se
encuentren, sean cerdos, humanos o monos.
Hemos de reconocer y honrar este impulso vital para justamente poder
canalizarlo adecuadamente. Ignorarlo, despreciarlo o reprimirlo no
ayudará en nada a darle buen uso a semejante energía. Si quieres que
algo dure para siempre: reprímelo.
Ciertamente que si aprendemos a dejar la mente y sus conflictos en forma
más continua podríamos vivir en casi permanente orgasmo.
Pero es importante recordar que no se pueden saltar etapas, las
experiencias vitales hasta que no son satisfechas y agotadas no se pueden
trascender.
Que una persona abandone el sexo no quiere decir que lo haya
trascendido. La realidad nos demuestra que muchas personas que han
optado por reprimir este impulso han terminado cometiendo actos
monstruosos. Uno no abandona el sexo por una imposición institucional,
social o religiosa. Uno lo trasciende a través de la consciencia que permite
conocer y disfrutar otros placeres más bellos y sutiles. Uno no abandona
el sexo por enojo o frustración, lo hace: por placer…
Es como un adulto que ya experimentó el placer propio de un niño
-con sus juguetes- y ahora encuentra la misma o mayor alegría en otras
actividades.
Otro aspecto importante a tomar en cuenta es que no todos somos iguales
y que este impulso vital se manifiesta con distinta intensidad en cada ser
humano. Por lo que si bien no es sano en ningún caso la represión, sí se
puede hablar de formas inteligentes de modular la intensidad en cada
ser con el objetivo de que el sexo siempre se manifieste de una manera
hermosa.
Es innegable que por cuestiones biológicas algunas personas tienen más
exacerbado que otras el impulso sexual, pero depende grandemente de
cómo cada uno lo maneja.
Si vivimos en una sociedad sobre erotizada, en la que se usa principalmente
el cuerpo de la mujer –como principal poder atractivo- para “vender”
desde autos a lubricantes o “vacaciones excepcionales” no es extraño
que personas vulnerables o poco inteligentes terminen –por desbordehaciendo mal uso de su energía sexual.
Insistiré mil veces en que “el mercado” no puede ser quien guíe, oriente y
regule aspectos tan importantes de la vida humana, sobre todo conectados
con la evolución.
160
El Altar del Agua
Este es uno de los ejemplos más ilustrativos. Sabemos que hay distintas
personas con distinto nivel de impulso sexual y también sabemos que hay
personas más o menos inteligentes en el manejo de su energía sexual.
¿Qué pasa cuando personas poco inteligentes y con un gran impulso
sexual –que son un buen número- se ven constantemente erotizadas por
todos los medios de comunicación: Cine, televisión, revistas, periódicos,
etc.?
Luego nos espantamos de todas las violaciones y atrocidades que se
cometen incluso contra niños, y la gente sale a las calles a pedir pena de
muerte para los violadores.
Nos han hecho creer que la solución es más cárceles y más policías…
Somos incapaces de ver más allá de nuestra nariz. Siempre estamos
buscando culpables inmediatos y no podemos ver la responsabilidad de
las personas dueñas de los medios de comunicación, de la sociedad en
general y la nuestra en particular por permitirlo.
Nos hemos creído el cuento del liberalismo y “la libertad”, sin entender
todavía que esa libertad del mercado es la esclavitud de la gente.
“La libertad” es sagrada cuando se trata de defender el lucro de un
mercader, pero no existe para el individuo que no quiere vivir invadido
y bombardeado por una grotesca sociedad sobre erotizada, con la única
finalidad de vender más automóviles.
Recordando además, que si bien el sexo está conectado directamente
con este encargo del universo que es la reproducción, es innecesario
alentarlo en este sistema de consumo insostenible, cuando el problema
demográfico es ya un factor desequilibrante.
Ya es bastante grande el esfuerzo que debemos hacer para sostener la
tendencia evolutiva de la consciencia. Hay que ser demasiado tontos
para dejar que por el negocio de unos cuantos, “el mercado” y la sociedad
alimente y refuerce nuestra tendencia involutiva (en relación al mal uso
de la energía sexual).
Si viviéramos en una sociedad equilibrada, en la que hay un sistema que
no está ni a favor ni en contra de la evolución, ya sería igualmente arduo
el esfuerzo de cada individuo por desarrollar su consciencia. ¿Qué nos
va a pasar si cada persona que se da cuenta no hace algo por cambiar
esta tendencia? En todo caso nada más sano que ventilar y hacer públicos
todos estos aspectos.
Sin embargo para el ser humano la sexualidad no es solo un acto biológico
sino que para gran parte de los individuos compromete e involucra todo
su mundo emocional.
Si bien para cierto grupo humano el tener sexo solo responde al impulso
biológico y es prácticamente –para el sector menos consciente de la
161
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
población- una “descarga” y quizá la forma más accesible de encontrar
placer y compensar la gran frustración en la que vive; para otro grupo de
personas el factor emocional es quizá el más relevante.
Es en este punto donde la dualidad se expresa en su máximo apogeo, pues
al hablar de emociones nos estamos refiriendo tanto a las más excelsas
como a las más ruines. Desde la admiración, el cariño, el respeto y la
gratitud hasta los celos, el odio, el miedo y la lujuria.
El problema principal que enfrenta la mayoría de las personas es el gran
desconocimiento de su vida emocional. Todos nos creemos personas
maravillosas, buenas y sinceras y si no lo somos tanto, nos refugiamos
en que somos “humanos” para permitirnos de cuando en cuando alguna
atrocidad. Lo real es que cada vez que nos permitimos y alimentamos
estados emocionales negativos activamos un interruptor que bloquea la
consciencia, de manera que muy pocas veces podemos ser conscientes
de estados negativos. Siempre encontraremos una justificación perfecta
para echarle la culpa a alguien o algo que motivó ese estado emocional
negativo. Nosotros siempre seguimos siendo “buenos”.
Hasta no acabar con ese autoengaño que es un patrón emocional y mental,
nunca podremos tomar consciencia sobre nuestro mundo emocional para
poder mejorarlo.
Si analizamos los componentes emocionales de una relación de pareja
más o menos “estándar” encontraremos: un poco de cariño, más o menos
respeto, algo de admiración, pero por el otro lado también sobreviven
agazapadas en la sombra, celos, inseguridad, miedo, apego, odio, envidia,
frustración y muchas otras emociones no tan elegantes.
Todo esto convive con nosotros pero no lo queremos ver ni integrar, es
duro enfrentarlo si no sabemos cómo manejarlo. Es más fácil creernos el
romántico cuento del amor y cuando el cuento se acaba echarle la culpa
al “desgraciado o la desgraciada que nos arruinó la vida”.
He visto tanto sufrimiento en esta vida fruto de las pésimas relaciones
interpersonales que –como ya dijimos- si no fuera por la ayuda de la
naturaleza a través de la oxitocina, ya nos habríamos extinguido.
Sin embargo no es solo el impulso sexual el que nos lleva a buscar pareja,
muchas veces son nuestras confusas emociones de insatisfacción que
nos hacen creer que alguien nos puede dar lo que nosotros no podemos
darnos.
Así nos atrevemos a buscar parejas desde la soledad, desde el miedo,
la frustración, la cobardía, la tristeza, la inseguridad, el egoísmo, la
posesividad, etc. Y claro, cuando se acaba la oxitocina “la pareja” se harta
de cargar con toda nuestra escoria emocional y nosotros con la de ella
(en realidad ya cada uno tiene bastante con lo propio), entonces viene
162
El Altar del Agua
la separación. Concluimos echándole la culpa de todo y rogamos a la
naturaleza por un poco más de hormonas para volvernos a enamorar y
seguir con la novela. De más está decir que en el camino de estas relaciones
vamos trayendo niños que, o los abandonamos total o parcialmente, o los
hacemos víctimas de estas insanas relaciones.
Volviendo al tema sexual, ¿qué sucede cuando ya pasó el pico de oxitocina
y estoy en medio de la tormenta protagonizando la telenovela “te odio
mi amor” y ya no soportamos a nuestra pareja? ¿cómo manejamos el
impulso sexual ante una persona (nuestra “pareja”) que por momentos
creemos amar, luego toleramos y en otros se hace insoportable?
Generalmente entramos en una etapa de manipulaciones y chantajes
emocionales relativamente inconscientes para lograr satisfacer la
necesidad sexual. Obviamente la calidad del encuentro disminuye en
razón a la poca resonancia emocional, lo que termina deteriorando cada
vez más la relación. El sexo se vuelve una mera descarga que no satisface
nuestra necesidad de complemento emocional.
La opción preferida por la mayoría de los seres humanos –también
relativamente inconsciente- es buscar ese complemento afuera.
Al no tener la claridad ni el oficio de saber qué es realmente lo que quiero,
inconscientemente busco empezar una nueva relación que me permita
segregar más oxitocina (volverme a enamorar) y hacer la vida más
llevadera.
Al tener otra relación oculta aparentemente todo va mejor, me creo muy
listo o muy lista. Creo estar pudiendo manejar y superar esa situación
de frustración, pero algo se me quedó en el camino, algo que amo
profundamente y que a la vez detesto, pues no siempre deja que el ego
se salga con la suya. Ese algo es mi honestidad, primero para conmigo,
luego para con el resto.
Para conmigo, porque estoy bloqueando mi consciencia. No quiero ver lo
que pudiera ver porque intuyo que es algo duro y me va a costar esfuerzo
encarar la situación. Busco todos los argumentos posibles para justificar
porqué no puedo terminar esa relación “que tanto me hace sufrir”. Invento
que los hijos, que la economía, que la incomodidad, que el próximo año...
Para con los demás, porque la deshonestidad es una gran falta de respeto
y esa es una de las lecciones más grandes que debemos aprender en esta
vida, aprender a respetar.
En general si algo no me gusta y me parece realmente inmanejable,
discretamente me retiro, pero trato de no faltar el respeto. En una relación
creo que debería ser igual.
El problema es que como somos tan “buenas personas” nunca hemos
tenido tiempo de trabajar nuestra sombra y ver qué se esconde
verdaderamente en ella. No queremos ver nuestro miedo, nuestra
163
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
inseguridad, nuestra cobardía, nuestra poca autoestima. Es ahí cuando
recurrimos a los amantes, en parte para compensar toda la fuerza que
necesitamos para terminar en una forma correcta la relación.
A partir de allí todo es fácil, solo tenemos que esperar que nos descubran
y pasar el trago amargo del desenlace.
Creo que el verdadero drama de estos procesos es que son inconscientes.
Puedo entrever una energía que se asoma buscando la felicidad, pero
de forma muy equivocada. La verdadera felicidad solo te la puede dar la
consciencia y aunque resulte sarcástico y paradójico la felicidad empieza
por darte cuenta de tu miseria, de tu ignorancia, de tu deshonestidad.
El día que empieces a sentir placer cada vez que te pillas en la mentira y
que detectas el autoengaño ya estás en el camino de vuelta. Ya empiezas
a ser “la” consciencia.
Recuerdo cuando era niño y contaba cosas a los adultos, yo no quería
mentir pero me desbordaba la imaginación y terminaba contando
historias que no eran ciertas pero que terminaba creyéndomelas.
A veces me pregunto si en algo he cambiado…
¿Qué diferencia la mentira de la imaginación? ¿Qué pasa cuando me
imagino que algo es verdadero? La respuesta solo la tiene la consciencia.
Solo una consciencia ya en desarrollo puede detectar el virus del
autoengaño.
Es aquí en donde el símbolo maestro del agua nos transmite toda su
sabiduría: La primera –y quizá la única- regla de la sexualidad es la
trasparencia. Necesitamos esta transparencia para ver en nuestro
interior y responder realmente: ¿Qué queremos?, ¿qué queremos lograr?,
¿a dónde queremos llegar?, ¿a quién queremos engañar?
Esto evidentemente va más allá de la sexualidad, por allí podemos
empezar.
Si no tenemos esa transparencia en la vida nunca podremos tener
contacto con nuestro verdadero ser, con nuestra verdad. La oscuridad de
nuestra deshonestidad nos impide vernos.
Recuerdo a una abuelita que decía cuando escuchaba la típica frase: “Es
que todos los hombres son iguales”. Ella respondía: “Tú no sabes hijita,
hay algunos que son peores”.
Al explorar los posibles escenarios de nuestras relaciones no es mi
intención legalizar la insanidad. Las aguas no solo nos hablan de la
transparencia sino también de los espejos. Una relación puede ser
la perfecta oportunidad para resaltar nuestras sombras y ayudarnos
a trabajarlas. Ciertamente –para quien quiere- es una fuente de
autoconocimiento invaluable y una ayuda para cambiar nuestra mente
cien veces al día.
164
El Altar del Agua
Un tema bastante complicado –en la medida que no hay una receta o una
regla universal para todas las parejas- es preguntarnos: ¿Cuál es el límite?,
¿quién pinta la línea que separa la bondad de la estupidez? Hace algún
tiempo leí: “La diferencia entre ser bueno y ser tonto es que la bondad es
una virtud que los tontos no pueden comprender”.
¿Quién pinta la raya? Solo tenemos dos actores en nuestro juego: el ego y
la consciencia, depende de quién toma el control o dicho de otra manera,
a quién le das el control.
Ya habíamos hablado sobre el tema de la energía y cómo esta determina
la calidad de nuestra respuesta. Mientras más energía tengamos, más
tolerancia y comprensión tendremos de nuestro propio proceso y del de
nuestra pareja.
Obviamente hay situaciones y situaciones, en las que hay que saber poner
límites. A veces la capacidad autodestructiva de uno de los miembros de la
pareja es tan grande que te puede enterrar vivo. También he visto parejas
en las que uno especialmente luchó por ayudar al otro…y lo logró, después
de casi veinte años. Me sobrecojo ante semejantes manifestaciones del
amor humano.
Suelo decir a mis amigos y amigas: “No me interesa tanto el drama de
tu ego, eso va a pasar, me interesan tus hijos, amo a tus hijos, porque
allí pones y pusiste tu mejor intención, ellos van a quedar, ellos son las
semillas”. Eso es lo que me dijo el universo y yo solo lo repito.
Por lo tanto cuando tenemos hijos tenemos un compromiso con el universo
de honrar ese destino, y dar a nuestros hijos las mejores condiciones
materiales y emocionales el mayor tiempo posible. Ese es nuestro dharma
y cualquiera que lo ignore no logrará la felicidad completa. Ese es un buen
rezo.
Por eso es muy importante entender la diferencia entre el sufrimiento
y el esfuerzo. No estoy juzgando ni culpando a nadie, cada uno es
relativamente responsable de entender –especialmente- su propia culpa
y liberarse de ella para vivir justamente de una forma más responsable.
La culpa nos quita energía, la responsabilidad nos la repone.
Evidentemente que es un manejo muy sutil en el que se pondrá a prueba
nuestra honestidad muchas veces, pues si no estoy relativamente feliz,
tampoco podré ofrecer las mejores condiciones ni lo mejor de mí a mis
hijos por lo que nuevamente volvemos al tema de la energía.
La necesidad de complemento emocional es para muchos seres –en algún
momento de su vida- incluso superior a la necesidad de satisfacer el
impulso biológico. La posibilidad de resonar también a nivel emocional
enriquece evidentemente el encuentro sexual, pero para maravilla
nuestra, la cosa no queda ahí. Hay otro aspecto que lo hace aún más
165
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
complicado y rico a la vez, y es justamente nuestro siguiente paso en la
búsqueda del verdadero amor: La resonancia en el centro intelectual.
Bien reza el refrán: “El que pide poco está loco”, por eso yo pido mucho y
no me quiero conformar con poco.
Es realmente el momento en el que una pareja puede acariciar el cielo, la
unión desde lo físico, lo emocional y lo intelectual. No importa si dura un
segundo o cien años, creo que el que lo logró una vez ya sabe para dónde
va el camino.
Están dentro de la humanidad todas las etapas del desarrollo de la
consciencia. Habrán hombres que vean a una mujer como a un kilo de
carne y mujeres que vean a los hombres en forma similar, pero también
hay hombres y mujeres que están ávidos de resonar en los tres centros.
La maravilla de un centro intelectual maduro es que permite disfrutar
y resonar dentro de la diversidad. Ni se imaginen que la felicidad
es encontrarse una pareja que sea copia y calco de todas nuestras
distorsiones. Creo más en la posibilidad de encontrar compañeras y
compañeros en el camino de nuestra sanación que nos sirvan de espejo,
y así poco a poco ir limpiando nuestro mundo emocional. De la misma
manera como aprendemos a disfrutar el descubrir nuestras mentiras,
también aprendemos a respetar y disfrutar las discrepancias.
Entendiendo nuestra sexualidad más allá de nuestra genitalidad, de forma
más amplia, como la atracción magnética entre lo positivo y lo negativo,
recordamos la verdad que cada altar incluye necesariamente a los otros
tres: El altar de la tierra, también tiene su agua, su fuego y su aire, es decir
que hay una sexualidad de tierra. En el segundo altar una sexualidad de
agua y luego en el tercero una de fuego.
Evidentemente que todo empieza en la tierra, con una reacción química
corporal que nos hace sentir atracción hacia una persona (y no hacia otra).
Sin esta ni siquiera tendremos opción de interesarnos por sus emociones.
Aparentemente esta atracción es la más fuerte, y sin quitarle importancia
diría -en el mejor sentido- que es la más básica.
Para mucha gente será la única que conozcan, el impulso vital, biológico,
que nos hace receptivos las hormonas de otro animal. También interviene
a la hora de elegir pareja cuan profunda o cuan superficial es nuestra
identidad. ¿Hasta dónde hemos logrado descubrir quiénes somos o qué
nos mueve?
Es probable que haya hombres que elijan una pareja por un criterio tan
simple como: “Que bien se vería una rubia guapa sentada en mi Ferrari”
y probablemente habrá mujeres que piensen en forma similar. Pero como
la mayoría no tenemos Ferraris, tenemos que buscar otras cualidades
emocionales un poco más sutiles.
166
El Altar del Agua
También con la ayuda de la oxitocina vemos lo que queremos ver y
proyectamos cualidades inexistentes en la persona elegida. Con un poco
de suerte podemos encontrar que algunas de esas son reales, aunque
parcialmente desarrolladas. Sin embargo el intelecto también reclama su
necesidad de resonar y compartir la belleza que es capaz de expresar y
percibir, pero en este nivel todo se vuelve un poco más complejo y será
cosa del destino la posibilidad de hallar complemento.
Hasta ahora solo estamos hablando del sistema operativo de los tres
primeros chakras. Uno de los grandes síntomas de la liberación es el
dejar de sentirnos incompletos por la ausencia de una pareja. Cuando
trascendemos el instinto tanto de reproducción como de expresión, la
comunicación responde a un acto de libertad y ya no más a una simple
compulsión.
El simple hecho de trascender las expectativas de que mi pareja me puede
dar la felicidad que yo no logro darme, libera tanta energía que realmente
podríamos tener energía suficiente para dar el gran paso hacia el cuarto
altar.
En esencia y potencialmente cada uno es divino y perfecto, por lo que el
compromiso más importante es con nosotros mismos, descubrir nuestra
divinidad, y en cada vuelta del espiral acercarnos a nuestra perfección.
Mi identidad sexual y emocional
Como parte de este gradual desarrollo, luego de establecer una identidad
en relación a mi cuerpo y mis posiciones materiales viene la identidad
con mis emociones y mi sexualidad.
Me asumo como hombre o como mujer con la preferencia sexual que
la evolución mecánica me concedió y estoy dispuesto a vivir y morir
para defenderla. Empiezo a descubrir la intensidad de la vida a través
de la intensidad de las emociones sin todavía poder distinguir a dónde
me lleva cada una. Desarrollo una especie de placer en ser como soy
emocionalmente de acuerdo a mi evolución mecánica, y desarrollo
una especie de aversión a todo lo que signifique cambiar o asumir
responsabilidad sobre mi mundo emocional.
Me parece escuchar la mente de algunos: “Alonso dedícate a sembrar
maíz y no te metas conmigo”.
La variable que no se ve, es que no soy yo, es cualquiera que asuma la
responsabilidad que el amor nos regala. La gran diferencia es que no
actúo desde ego, no intento cambiar a nadie, intento describir lo que veo.
No sueño con un planeta en el que todos sean vegetarianos y se levanten
temprano a meditar y hacer yoga, que no usen alcohol y no se intoxiquen
física ni mentalmente.
167
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Esta visión de los cuatro altares contempla y respeta todas las etapas de
la evolución humana y se le respeta y se le quiere a cada quien como parte
de esta existencia.
No existe esa absurda pretensión de ser “más” para dominar. Solo se les
pide que no se resientan por disfrutar todavía de las etapas iniciales del
placer. Cada uno sabe hasta cuándo patea la misma piedra.
El desapego de todas estas identidades pasajeras se realiza solo cuando
ya no sentimos placer en ser de esa manera. No conozco otra forma más
eficiente.
La identificación pasajera que podamos experimentar como hombres,
mujeres u homosexuales es parte de la identidad que algún día dejaremos
pasar por lo que no creo relevante detenernos mucho en eso. Ante todo
somos seres humanos en busca de claridad. Muchas gente trata de
polarizar la discusión como si lo importante fuera decidir quién tiene la
razón: los homosexuales o los heterosexuales. La cuatripartición rompe
esta dualidad para plantear que es más importante la calidad de ser
humano que cada uno puede lograr más allá de su opción sexual.
Si bien es cierta la deuda histórica que tiene la energía masculina hacia
la energía femenina, que ha contenido de forma estoica y valiente,
los desastrosos desbordes de la energía masculina, y ha llevado a la
humanidad hasta este punto de nuestra evolución; no podemos dejar de
mencionar la ingenua pretensión de quienes promueven la superioridad
de cualquier género. En todo caso aplicaríamos la misma lógica de la
cuatripartición, hay hombres y HOMBRES y mujeres y MUJERES.
Seres humanos que entienden y realizan en armonía su propia dualidad,
comprendiendo que no puede existir en el universo un esquema que
desestime o menosprecie a la otra energía.
La sombra de este altar: La culpa
La culpa es una de las distorsiones más tóxicas que produce la mente, es
realmente una enfermedad mental que tenemos que sanar.
Si bien esta sombra es algo propio del ser humano, algo que tenemos que
entender para poder trascenderla, es que todos los nacidos en la cultura judeocristiana llevamos una dosis adicional de esta. Y además se combina de muy
mala manera con el miedo, es como consumir dosis diarias de arsénico y
cianuro.
Al habernos regalado la impronta del “pecado original”, muchas personas que
inteligentemente se resisten a deglutir semejante afrenta, no están exentas de
experimentar en niveles subconscientes un miedo irracional a desafiar este
168
El Altar del Agua
“dogma divino”. Dada mi condición inicial de judeo-cristiano y luego de
dejar atrás en la adolescencia el miedo producido simplemente por “dudar”,
o pensar, si no me estaba ganando una condenación eterna, ya solo me quedó
liberarme de la culpa.
Hay dos aspectos de la culpa que me parecen los más importantes. El primero
es en relación a la sexualidad. Al no haber tenido como cultura la suficiente
inteligencia para encarar y encauzar algo tan natural, fuimos creando durante
veinte siglos una relación hipócrita con la sexualidad. Le Echamos “la culpa”
y no quisimos asumir la responsabilidad de nuestra confusión y nuestras
limitaciones.
Posteriormente a la alianza entre Roma y el poder religioso en el siglo IV, los
excesos sexuales entre la curia romana fueron de tal magnitud que provocaron
una lógica reacción que fue casi peor que la enfermedad.
Se condenó a la sexualidad como algo pecaminoso (y hasta ahora es solo
consentida con fines reproductivos), pero lo peor es que se la relacionó con un
supuesto poder demoniaco y como si fuera poco se culpó a la mujer de ser su
principal aliada.
Todo fue un simple y ridículo proceso de transferencia de culpa. Al no poder
asumir la responsabilidad del impulso sexual, se culpó a la mujer por ser tan
bella y atractiva.
Si bien es cierto que la creación del tribunal del santo oficio (la inquisición)
fue solo para “suprimir las herejías” (cualquier forma de pensamiento
divergente), inventaron un delito muy popular que incluía y aliaba la herejía
y la sexualidad. A través de este condenaron a miles de mujeres por ser las
principales colaboradoras de las fuerzas del mal, encargadas de seducir y
arrastrar a los hombres hacia el mal camino. Así empezó la famosa “caza de
brujas”.
Imagínense un tiempo en el que se tenía que pedir permiso al rey para procrear.
De ahí viene el tristemente célebre “f.u.c.k” (fornicate under the consent of
the King- fornicando bajo el consentimiento del rey).
La combinación de ignorancia, inconsciencia y bastante de la malicia e
insanidad mental de la época, determinaron en gran parte nuestra visión actual
de la sexualidad, por lo que es necesario rastrear y desterrar todos esos malos
pensamientos que fueron implantados en nuestra memoria.
Es casi increíble que para muchos seres humanos, aún hoy esto siga siendo
“un problema”. Conozco una pareja con cincuenta años de matrimonio que
nunca se han visto desnudos.
Es difícil comprender a estos “sabios” que han hecho cargar –inútilmente- a
millones de personas durante siglos una culpa tan absurda.
Según mi entender no creo que todos seamos hijos del “amor” (ni necesitamos
serlo), pero estamos muy lejos de decir que somos hijos del pecado.
169
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Esta primitiva manera de pensar ha hecho que durante siglos desarrollemos un
perfil casi esquizofrénico. Por un lado, sentir nuestra natural atracción por el
placer y la sexualidad y por otro sentirnos profundamente infelices cada vez
que lo alcanzamos.
La salida que eligió el ser humano para manejar semejante incoherencia fue la
inconsciencia. “Como no me permito sentir placer porque es malo, el placer
debe convertirse en algo oculto a mi consciencia”.
Es triste también ver en estos días la relación entre alcoholismo y sexualidad,
cómo para muchos hombres y mujeres lo primero lleva a lo segundo.
¿Tenemos que recurrir a apagar la consciencia para no sentir culpa por el
placer? Nuevamente “el mercado” alentando las tendencias involutivas de las
personas no es exactamente el mejor orientador.
El primer paso para sanar nuestra sexualidad es integrarlo al grupo de nuestras
actividades conscientes. Abrazar ese impulso vital -animal si prefieren- y no
tener culpa por sentirlo. Recordemos que la consciencia crea energía y la
inconsciencia y el autoengaño la pierden. ¿Cuánta energía podríamos ganar
en nuestra vida solamente renunciando a la culpa?
El gran secreto de la sombra de este altar es entender la diferencia entre la
culpa y la responsabilidad. Creo ser una persona altamente responsable y no
me siento culpable de nada. Todo está en cómo construyes tu universo a través
de tus palabras y tus conceptos. Es el mismo principio que distingue entre
amor y emoción y entre miedo y respeto.
Asumir la responsabilidad te permite crecer, la culpa solo te atormenta y
después te enferma. Asumo toda la responsabilidad por todo el sufrimiento
que pude haber causado y que de hecho sigo causando como ejercicio de la
vida, pero renuncio definitivamente a toda culpa.
La mayoría no tiene idea del tremendo poder condicionante que tiene esta visión
culposa. Así como hay un gran número de personas que creen que se merecen
todo, existe otro tanto que cargan con el síndrome del “no merecimiento”.
Estas nunca piden ayuda y cargan pesadas cargas de sufrimiento, sospechando
que así lo quiere Dios… Son las perfectas víctimas siempre dispuestas a
abrirle la puerta a los victimarios. Esto afecta y crea todo un descontrol del
tercer altar, dividiendo a los seres entre sometedores y sometidos.
Liberarse de la culpa no solo no es cosa fácil sino que también puede ser
peligrosa, pues muchas personas a quienes les encanta tomar la parte que
les conviene, e interpretar todo a su manera, quieren liberarse de la culpa
sin asumir ninguna responsabilidad. Eso es evidentemente inconsciencia.
Existe una línea muy delgada que separa una de la otra y solo la claridad de la
transparencia la puede distinguir.
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El Altar del Agua
Una vez reivindicado el legítimo derecho a sentir verdadero placer (sin culpa),
solo nos queda realizar la segunda parte de la liberación total de la culpa que
es: No culpar a nadie.
Quería escribir que una vez realizada la primera parte, la segunda es más
fácil, pero sería una gran mentira y me sentiría “culpable”. Nos podemos
liberar de sentirnos culpables, pero dejar de culpar a los demás se vuelve una
de las tareas más arduas que nos haya encomendado el universo. De llegar a
ser posible, tarda muchos años el disolver los patrones mentales que juzgan a
los demás como culpables de “nuestro sufrimiento”. Tenemos que disolver el
patrón emocional que nos permite experimentar placer cada vez que “hallamos
al culpable”.
Esta es la parte en donde no creo mucho en los milagros de un día para otro.
Creo en los milagros que con disciplina, voluntad y persistencia uno puede
lograr. Es tan simple sentirse bien cada vez que le echamos la culpa a alguien
porque algo sale mal, que hay que estar muy despierto para saltar esta trampa.
Sin embargo es la gota de agua que horada la roca. Renuncio a echarle la culpa
a alguien. Esto no quita que podamos ver la responsabilidad que TODOS
tenemos. ¿Qué energía podemos invocar – adentro y afuera- para que nos
ayude a salir de este vicio de culpar y culparnos porque estamos culpando?
Antes de juzgar es bueno estar abiertos para entender de qué estamos
hablando.
Para sorpresa de muchos no todo es malo en la energía masculina. Así como
el agua representa lo femenino del brazo horizontal, el fuego representa
la energía masculina del eje masculino y esa energía que mucha gente –
adolescentemente- rechaza, es la que se encarga de mostrar el orden y las
prioridades.
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El altar del Fuego
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
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Fuego
El Altar del Fuego
Si bien al abandonar el mundo binario, la gran dualidad representada por
las agitadas aguas de las emociones, la sexualidad, las transparencias y las
culpas, podemos creer que ya disfrutaremos de un descanso en algún lugar
más acogedor, pero no. Todavía tenemos un largo trecho hasta conocer a
este gran abuelo que es el fuego y sanar todo lo que tenemos que sanar
aún. Incluso regresando al altar del agua tantas veces sea necesario para
purificar totalmente nuestras emociones hasta convertirnos en dignos y
dignas representantes de esta energía.
El peregrino de este altar, empieza su viaje por esta energía -representada
por el fuego y el número tres-, divisa a lo lejos la inocente unidad de la
Tierra; ve nuestra cercana adolescencia en las Aguas y la montaña rusa
de las emociones. Además empieza a descubrir una facultad inédita hasta
el momento: El intelecto y la razón.
El intelecto
De los probables cien mil años que tiene la humanidad sobre esta tierra
solo en los últimos cinco mil empezamos a dar muestras de un incipiente
desarrollo intelectual como especie. Paralelamente en India, China y en
los Andes empiezan -con el advenimiento de la agricultura- los primeros
poblados que muestran signos de este desarrollo intelectual.
El proceso de este desarrollo empieza con la capacidad de razonar y
experimentar la separatividad en relación a la naturaleza. Es el inicio de la
creación del ego. Se separa de la naturaleza y la empieza a intelectualizar,
se convierte en el testigo, el observador de la dualidad.
En la época presocrática este ego llega –para este rústico ser humanoa un nivel bastante notable. Es la época de los grandes pensadores del
mediterráneo. El inicio de la ciencia moderna basado en el paradigma de
la lógica dual.
Solo en la antigua Grecia pensadores y maestros como Tales de Mileto,
Pitágoras, Sócrates, Anaxágoras, Arquímedes, Platón, Aristóteles, Sófocles,
Euclides, Anaximandro, Plotino, Eurípides, Diógenes, Fidias (seguiría una
larga lista de pensadores y filósofos de primera línea) que sentaron las
bases del capitolio del desarrollo intelectual de la humanidad.
El ego y la razón se desarrollaron juntos hasta una parte. No era extraño
que un personaje como Alejandro Magno buscara consejo de un asceta
como Diógenes y que muchos pensadores hayan sido influyentes en
algunas cortes, hasta que algo pasó: La distorsión del ego terminó
rechazando la razón y no le quedó otra opción que crear una pseudorazón
manipulada por los intereses del recién nacido ego.
175
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Como ya lo dijimos en “Tawantinsuyo 5.0”, el ego no es un personaje
siniestro puesto por las fuerzas del mal para atormentarnos, sino que es
parte importante de nuestro proceso evolutivo.
Este momento histórico del desarrollo del centro intelectual de la
humanidad responde al proceso mediante el cual el ego toma distancia
de la naturaleza concibiéndose como algo separado de ella. No debemos
olvidar que este proceso de separación de la naturaleza no es malo en sí
mismo, sino un paso necesario para la construcción del ego en su camino
a la plenitud del desarrollo intelectual y de esta manera completar el ciclo
de la evolución mecánica. En este camino los antiguos filósofos comienzan
a reflexionar sobre qué es la vida y sobre las energías que interactúan
para que la vida se sostenga.
Imaginémonos a los humanos viviendo en los bosques, como cazadores
y recolectores, con un rústico entendimiento, todavía tratando de honrar
meramente el instinto de supervivencia. Posteriormente la aparición del
centro emocional mediante su capacidad de maravillarse y asombrarse
permite -al no poder explicar muchos fenómenos de la naturaleza- que
se desarrolle una admiración que va convirtiéndose poco a poco en una
adoración.
Así empezamos a adorar a la naturaleza, probablemente primero al
fuego, al agua, a la tierra y al viento. Esto a mi entender debe haber sido la
religión original en la mayor parte de grupos humanos que evolucionaron
paralelamente.
Con el paulatino desarrollo del centro intelectual encontramos ya dos
etapas muy definidas entre los antiguos filósofos griegos.
Unos, los que coinciden en señalar a los cuatro elementos como los
constituyentes de la vida y luego los que empiezan a intelectualizar la
naturaleza, a jerarquizar y a designarla como lo opuesto del espíritu.
Así llegamos hasta la filosofía de Plotino, quien presenta no solo un
alejamiento histórico del ser humano y la naturaleza sino una verdadera
separación entre espíritu y materia, entre el mundo inteligible y el mundo
sensible, entre la razón y el sentimiento. Además, también afirma que
existe una jerarquía entre ambos, mientras el espíritu representando al
mundo “ideal” es lo superior, la materia pertenece a un mundo inferior,
deja de lado la correlacionalidad entre ellos, quitándole a su objeto vital
de estudio (el nous), el alma, la posibilidad de explorarse y descubrirse
en la materia.
Para Plotino, la materia es “…la participación más imperfecta…y es el
último reflejo…remota analogía, del alma universal….es una emanación
siempre inferior a su causa…”
Su filosofía fue muy bien acogida por la corte romana especialmente por
el emperador Galieno (218-268 d.C.) y evidentemente debe haber influido
176
El Altar del Fuego
mucho en los cristianos del siglo IV incluido el emperador Constantino,
quienes encontraron en las ideas de Plotino los cimientos perfectos para
continuar este distanciamiento entre los humanos y la naturaleza.
Bajo este entendimiento transcurrieron quince siglos hasta la época que
coincide con la llamada revolución industrial en la cual se destruye la
triada medieval compuesta por el bonum, pulchrum y el verum (bondad/
ética, belleza/estética, verdad/ciencia), que constituían una unidad
indisoluble. Nulla aetica, sine aestetica, sine aestetica, nulla aetica, es decir
sin ética no hay estética y sin estética no hay ética.
Podemos ver este quiebre claramente plasmado en la aparición del
nominalismo de Occam, del racionalismo de Locke y del escepticismo
de Hume, cuando se destruye esta maravillosa trinidad que sostuvo
durante siglos el equilibrio entre la ciencia, la ética y la estética. Al no
contar la ciencia con conceptos que ayuden a regularla, esta se dispara en
una carrera desarrollista que transgrede el orden y el equilibrio natural;
estableciendo con esto ya no una separación sino un divorcio entre
humanos y naturaleza, entre ciencia y verdad.
Así el ser humano se irroga el poder de explotar todos los “recursos
naturales” del planeta sin tener en consideración el respeto a su existencia.
La fase final de este drama filosófico lo completa la ideología neoliberal
quien pasa de un divorcio a un “conyugicidio”. En los últimos doscientos
años el potencial destructivo del ser humano se ha visto potenciado
por la intensidad de un intelecto desquiciado e incompleto, incapaz de
reconocer lo sagrado de la naturaleza y ver a “Dios” realmente en ella.
Este proceso del desarrollo del centro intelectual cubre históricamente
un amplio período, que abarca desde las reflexiones físicas de los
presocráticos hasta las reflexiones existencialistas heideggerianas,
pasando por concepciones morales, políticas, socráticas, concepciones
epistemológicas platónicas, antropología sofista, concepciones científicas
universales, aristotélicas; así como también morales, epicúreas, estoicas,
cínicas, teológicas, escolásticas, cartesianas, marxistas, etc.
Todas estas concepciones han sido un aporte en el desarrollo intelectual
del ser humano, incluso como manifestación de la infinita diversidad. Sin
embargo, en términos de nuestra especie esta búsqueda aún no concluye,
se encuentra en pleno proceso expansivo. Debemos desarrollar nuestra
capacidad autorreguladora, que es la sofisticación máxima de la energía
masculina.
Otro punto importante a tomar en cuenta, es que gran parte de la
humanidad se encuentra todavía atravesando el altar del agua y solo
un reducido grupo ha desarrollado parcialmente el intelecto y está
sufriendo las distorsiones propias del mal uso del intelecto y el poder.
177
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Es simplemente parte de las identidades y estructuras que tenemos que
construir y saber dejar atrás.
La inmadurez del ego no le permite hacer buen uso del poder, crea
una la falsa “realidad” en este mundo, imponiendo modelos “éxito”
y “competitividad”. Haciendo creer a las personas que para lograr la
felicidad debemos desarrollar un ego gigante y poderoso.
Este ego infantil que no entiende su naturaleza ni su función, comienza
a desarrollar una de las distorsiones más peligrosas en el camino de
la consciencia. Experimenta un nuevo tipo de placer -algo superior a
los llamados “placeres mundanos”- a través del reconocimiento y la
exaltación de sí mismo y de su capacidad no solo de comunicar sino de
someter. Aprende usar todo este poder para perpetuar sus privilegios.
Esta pseudorazón se vuelve el paradigma de la lógica dominante hasta
convertirse en el emblema más o menos expreso: “Por la razón o por la
fuerza”.
La humanidad experimenta un cambio radical en su evolución,
desplazando al líder militar y reemplazándolo por el líder político. Ya no
hace falta ser el más fuerte para dominar, ahora basta ser el más “listo”.
Lamentablemente se evidencia que la ética se vuelve la gran ausente en
todo este juego de poder, se le declara energía no grata en estas esferas.
Es un largo camino de aprendizaje y maduración -el del ego- hasta llegar
a presentir que puede haber algo superior a sí mismo. De hecho hasta
ahora son solo unos cuantas personas en el mundo quienes tienen el
control casi absoluto del planeta, y que están interfiriendo y deteniendo
por pura ignorancia su propia evolución y la de la humanidad.
No es una casualidad que está época “post moderna” sea llamada la
Era de la Comunicación y se hayan dado cuenta que la comunicación es
poder. En la actualidad la situación es clara, el que controla los medios de
comunicación controla el mundo.
Nunca hemos tenido tantas herramientas para comunicarnos, pero a
la vez lo hacemos de forma tan ineficiente que el mensaje redundante
es esencialmente involutivo, inclusive en ciertos sectores de la llamada
nueva espiritualidad.
Me atrevería a decir que más del 90% de las cosas importantes que
creo haber aprendido, no las he aprendido de personas de este siglo o el
pasado sino de personas que vivieron hace 5,000 años; sigo maravillado
y agradecido por su capacidad de comunicar.
178
El tercer instinto: la expresión
El Altar del Fuego
Encontrar la palabra idónea para expresar el instinto que caracteriza a
este centro me llevó mucho tiempo, pues no encontraba el vocablo justo,
que funcionara en todos los casos y en todas las etapas de la evolución.
Originalmente lo llamaba el centro de la comunicación, luego entendí
que en un principio el impulso no es comunicativo sino meramente
expresivo. Y como veremos más adelante la mayoría de la humanidad
no se encuentra en una etapa comunicativa sino más bien puramente
expresiva. El instinto de expresión diría: “No me importa si me entienden,
solo experimento la pulsión de expresarme”. La necesidad de comunicar
y resonar son las etapas más desarrolladas de este altar.
Recordé las pinturas rupestres hechas por los antiguos humanos
tratando de satisfacer este precioso impulso que brota del tercer centro,
intentando plasmar escenas cotidianas o de caza o símbolos que venían
de las profundidades del subconsciente.
Esta es la manifestación del puro impulso expresivo, inicio sagrado del
verdadero arte.
Esta es la fuerza que nos mueve a socializar, a conectarnos con los demás,
a coordinar, lograr cosas juntos.
Como todos los instintos está sujeto a desvirtuarse y manifestarse en
forma distorsionada, convirtiéndose –en este caso- en una herramienta
de dominación y sometimiento. Las personas que empiezan a desarrollar
la energía de este centro desordenadamente, no se satisfacen solo
expresando sus ideas sino imponiéndolas y sometiendo a los demás a
través de ellas.
En el ser humano común se puede observar muy claro este proceso.
Desde el pequeño líder que va sucumbiendo ante el poder y termina
convertido en un prepotente dictadorcillo de aldea, capaz de destruir a
quien se le oponga (sus amigos, su familia), hasta los grandes líderes del
mundo dueños de corporaciones y grandes grupos de poder económico,
repiten este patrón.
Otra de las perturbaciones o distorsiones propias del instinto de
expresión es convertir toda la información que proporciona la mente en
permanente e incesante queja.
Como veremos más adelante, el juicio o nuestra capacidad de evaluar
y juzgar las cosas crece junto con nuestra consciencia. El juicio corre
el peligro de volverse dentro de nosotros la permanente expresión de
nuestra insatisfacción y malestar, debido a nuestras discrepancias con
quienes todavía están en un nivel anterior del desarrollo de la consciencia.
179
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Es así como todos vamos construyendo esta realidad cuántica –en
la medida que la realidad depende del observador- decorándola con
sombras y negatividades sin recordar la determinante influencia que
tienen nuestras “quejas” en la realidad.
Deberíamos tener parcialmente desarrollado el placer por la armonía y el
equilibrio, para sostenernos en nuestro cuarto centro, mientras seguimos
creciendo y limpiando los anteriores. En nuestro intento de transformar
el mundo -mediante nuestra propia transformación- necesitaremos
grandes dosis de la tolerancia.
Por otro lado nada más adecuado y eficiente que saber de qué se trata
el juego y estar advertidos sobre cuáles son las pruebas cotidianas que
enfrentamos en el desarrollo de nuestra consciencia.
La madurez de este centro se logra cuando el placer no se obtiene
sometiendo o imponiéndose sino respetando, compartiendo, resonando:
Comunicando.
Ciertamente de los tres centros es quizá el más complejo. Cuando este
está maduro y equilibrado ya no somos felices solo expresándonos
o imponiéndonos, la felicidad surge cuando la comunicación se hace
afectiva y efectiva, es decir cuando no solo es un proceso de emisión
sino cuando también me doy cuenta que el receptor recibió el mensaje y
obtengo un feedback, una resonancia.
Esto retroalimenta nuestra capacidad de expresión experimentando aun
mayor felicidad, elevando esta función hasta su máximo potencial dentro
de las relaciones humanas, convirtiéndolo en el placer de la comunicación.
La conversación a este nivel se vuelve un arte, explorar con asombro y
respeto el interior de otro ser humano y ser testigos de toda la grandeza,
la diversidad y el misterio que este puede albergar.
Sin embargo todavía nos espera una felicidad mayor cuando con este
humano coincidimos y resonamos en muchos puntos y se va tejiendo un
armonioso respeto por las coincidencias y las discrepancias (el verdadero
sentido de la diversidad), además de la alegría que se pueda convertir en
un feliz compañero de viaje.
La felicidad que puede aportarnos la energía bien equilibrada de este
centro es casi divina, es la que nos permite captar la poesía, la belleza de los
escritos, la magia que también tiene la mente. La gente adora expresarse
por eso el éxito que tienen las canciones otorgando la posibilidad de que
muchas personas se identifiquen y se expresen por este medio.
Ciertamente a la sociedad y dentro de la actual lógica dominante solo
le interesa promover las expresiones que no cuestionen el status quo.
Cerrando cada vez más y de forma contundente los espacios de expresión
que contribuyen al empoderamiento de las personas.
180
El poder
El Altar del Fuego
En este tercer altar obtener el poder sin un buen entendimiento suele
ser muy peligroso, si bien solo muy pocos llegan a ejercer pleno poder de
dominación y sometimiento sobre los demás -a una escala peligrosa- esta
energía distorsionada duerme agazapada hasta en el más modesto ser
humano esperando solo el momento de manifestarse.
No es necesario llegar a ser un sanguinario dictador para dejarse destruir
por el mal uso de esta energía. Basta desarrollar el intelecto hasta un nivel
ligeramente superior al promedio, para empezar a percibir su distorsión
y sus desastrosos efectos.
La educación para manejar el poder es mínima o inexistente en la
sociedad moderna, es por un lado un gran tabú y por otro un eufemismo.
Tabú porque ciertamente no se habla de ello públicamente, pues no
conviene despertar a la gente en esta dimensión, y eufemismo, porque
es casi ridículo para la persona promedio hablar de poder cuando el gran
negocio de la sociedad está en negar, camuflar, ignorar o desaparecer el
pequeño pero verdadero poder que tiene cada ser humano (empezando
por el poder de expresarse y siguiendo por el poder que tenemos como
“consumidores”).
Cuando lo enfocamos desde el punto de vista del tabú, notamos que el
poco interés que ha puesto la sociedad para educarnos en el buen uso
del poder, hace que muchas de las personas que tienen la oportunidad de
usarlo lo hagan negativamente, es decir poniendo el beneficio personal
por encima del bien común.
No estamos hablando solo de gobernantes o políticos sino del ciudadano
más humilde, quien motivado por el beneficio económico o por algún tipo
de satisfacción emocional distorsionada (el abuso, la prepotencia o el
reconocimiento), hace uso ilegítimo del poder y pierde la correspondiente
oportunidad de elevarse al siguiente nivel de consciencia.
Sin embargo un pequeño grupo de adictos, terriblemente enfermos
ha tomado el control y no lo van a soltar tan fácilmente. Son dueños
de los bancos, el petróleo, las noticias, el sistema legal, las industrias
farmacéuticas, alimentarias, sanitarias, bélicas, educativas, sistemas de
comunicación, en fin, todo lo que te puedas imaginar pertenece a unas
cuantas familias.
Durante el último siglo han perfeccionado su sistema de dominación
controlándolo todo y deshumanizando al ser humano para sustituirlo
por un personaje que ellos crearon a su medida: El consumidor. Si, así es
como te llaman.
Han perdido el sentido, la claridad de establecer cual es la mínima calidad
de vida que debes dar a tus consumidores “esclavos” para que el sistema
sea sostenible.
181
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Los movimientos de protesta, que se están dando en todo el mundo, para
cambiar este viejo orden son cada vez más grandes y más eficientes. Ya
casi no se pueden ocultar, a pesar de los mejores esfuerzos de las grandes
cadenas de noticias (propiedad de los banqueros y petroleros).
Los jóvenes en Wall Street (el corazón financiero del mundo) reclamaron
en el 2007: “Somos el 99% de la población. No es justo que el 1% de la
población nos esclavice” (ahora son el 0.4% y sigue la concentración de
poder).
Ya no protestamos solo para que nos aumenten un centavo el sueldo o nos
devuelvan el trabajo de esclavo que perdimos por “culpa” de la “crisis”.
Queremos que nos devuelvan la libertad. ¿Hasta dónde vamos a tolerar
que reduzcan nuestra calidad de vida antes de asumir la responsabilidad
y hacer algo? Esto tiene que ver con el desarrollo de tu propio poder.
Esta reflexión no viene como en décadas pasadas desde la amargura
o el odio, viene desde la compasión y el verdadero amor por esa
gente que cree controlar el mundo. El poder que ellos ostentan está
basado en el desconocimiento de tu propio poder. Ellos cuentan con
nuestra incapacidad de ponernos de acuerdo, con el egoísmo que nos
divide, con nuestra incapacidad de actuar como un solo ser que ama y
respeta la vida y dice: ¡Basta! Por el bien del planeta y hasta por el de ellos
mismos.
Nunca en la historia de la humanidad hubo tanta concentración de poder
en tan pocas manos. No son malos, solo están enfermos…Pero a los
enfermos hay que curarlos y no dejarlos que gobiernen las vidas de miles
de millones de seres.
Las creencias
Las creencias forman parte de ese patrimonio tan humano que cada uno
va creando y que finalmente termina confundiéndose con nuestro tercer
nivel de identidad.
Estas se van in-corporando poco a poco hasta que la mente aprende a
leerlas como propias. En algún punto del desarrollo de tu conciencia las
creencias se vuelven algo muy lejano y hasta contrario a la verdad del
SER.
El poder ver e inmediatamente relativizar nuestras creencias es el mejor
síntoma de la consciencia que ya empieza a reconocer a la mente y a
diferenciarse de ella.
Sin duda las creencias –mientras más infundadas y absurdas- son
producto de un intelecto poco desarrollado y se vuelven como capas
oscuras que impiden que llegue la luz a nuestra mente.
182
El Altar del Fuego
Hay una diametral diferencia entre tener una fe ciega y tener una fe
iluminada. “¿Creo porque soy bendito o soy bendito porque creo?”
Si bien por un lado, toda la información captada por nuestras percepciones
son procesadas por la mente, esta como divina manifestación de la
infinita diversidad, se puede expresar como millones de niveles y formas,
incluso más allá de la manifestación humana. Cada ser y cada forma tiene
el derecho y el deber de expresar su percepción de la “realidad”; mas por
otro lado la incapacidad de contemplar en simultáneo toda la diversidad
y la validez de las otras expresiones –desde las más claras hasta las más
oscuras- crea el más común de los errores: Creer que mis creencias son
superiores a las de los demás.
El comprender que la “realidad” o la “verdad” existen independientemente
o incluso en forma contraria a la representación que tenemos de ellas
en nuestra mente, nos ubica en un mejor lugar para “comprender” una
realidad mayor.
Si asumo el grado de distorsión que impone mi mente en cada intento de
captar la realidad, tendré una percepción más clara de lo que en verdad
está pasando. Es decir, es mejor vivir sabiendo que no sé bien qué está
pasando, que embarcarme en el primer navío rumbo al delirio y amenazar
a todos los que no quieren seguirme. Por eso es imprescindible el poder
diferenciar entre la “realidad” y la representación que cada uno hace de
ella.
Cuando las existencias que pretendemos captar con nuestro rústico
sistema llamado mente, no son muy complejas, el margen de error
puede ser mínimo. Si veo una escoba, la distancia entre la escoba “real”
y mi escoba mental puede ser muy corta, pero si usamos la mente para
intentar percibir realidades más complejas la distorsión se potencia. En el
extremo opuesto, el caso que nos ilustra perfectamente este tramo, sería
aquello que llamamos “Dios”.
Siendo una realidad extremadamente compleja, -la mente al tratar
de intelectualizarla- no logra sino multiplicar exponencialmente su
propia distorsión, creando desde las más absurdas a las más crueles
representaciones de la divinidad. Y todo esto dentro de una sola palabra
en la que puede caber literalmente, todo.
Así encontramos que la representación mental de Dios ha variado
desde los comienzos de la humanidad conforme la mente humana fue
evolucionando.
Tan solo hace dos mil años mucha gente creía en un Dios con capacidad
de ser cruel y vengativo, como en el antiguo testamento (Jehová de
los ejércitos). Otro ejemplo importante son las fantásticas alegorías
hindúes en las que los dioses tienen emociones humanas como ira, enojo,
183
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
violencia (recuerdo a Shiva cortando la cabeza de Ganesha), o un Dios
que promueve y financia la “guerra santa” para destruir a los “infieles”. Y
no me atrevo a mencionar creencias contemporáneas tan descabelladas
como las anteriores para no herir susceptibilidades.
Todos estos son buenos ejemplos de cómo en realidad es el hombre (la
mente) quien construye a “Dios” (como representación mental), a su
imagen y semejanza.
El proceso es casi siempre parecido en todas las culturas, algún proyecto
de iluminado (muchas veces al borde de un brote esquizoide) cree ver
“la realidad”, o que Dios se le revela (“le habla”). Este “iluminado” no
toma en cuenta el grado de distorsión de su mente, confundiendo así al
gran Dios con su pequeña representación mental. Dependiendo de su
poder de convicción y situaciones coyunturales es que su religión puede
prosperar o no; y así muchas personas a quienes les da un poco de flojera
hacer su propia versión de la representación, aceptan fácilmente una
representación ajena pero que encaja y armoniza bastante bien con su
sistema general de creencias.
Por eso Dios bendice especialmente a los ateos, porque están un
poco más cerca de la verdad.
Algo que se desprende casi inevitable, son las imágenes que guardamos
de las personas. Estas también son representaciones de existencias en
permanente cambio. Guardamos en nuestra mente primitivas caricaturas
de las personas que conocemos, olvidando que son seres en movimiento,
en espacio y tiempo reales, con capacidad de reconocer errores y
evolucionar.
Algo importante de recordar es que no todos estamos en el mismo
momento de desarrollo de la consciencia. Así podemos encontrar
maravillosas personas viviendo y aprendiendo de cada altar: En la
niñez, caminando por el altar de la tierra, la adolescencia, en el agua y
en la madurez por el altar del fuego representando el final del proceso
evolutivo de la mente.
Si bien este es un hecho inobjetable, es importante reconocer una
distorsión típica de la energía en este tercer altar que nos puede llevar
a manipular la información, argumentando que es necesario imponer
fábulas a modo de religiones para tratar de explicar a los más “pequeños”,
realidades bastante complejas que no están a su alcance (Esto se entiende
mejor cuando estamos en contacto niños pequeños.)
Para mí lo realmente creativo estaría en inventar un cuento para que
cuando los niños crezcan, no se sientan engañados ni timados por
haberles transmitido una “verdad” que ni yo mismo termino de entender.
Me gustaría contarles un cuento que casi sea verdad.
184
El Altar del Fuego
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja que este ejemplo
doméstico, pues cuando las personas tienen puesta toda su identidad en
sus creencias, reflexionar o cuestionar estas es atacar su identidad. Al
sentirse agredida la mente dispara un patrón mental de defensa que pone
fin a la comunicación.
Es importante resaltar que si por un lado el desarrollo de la consciencia
te permite ver cosas que otros no ven, no se puede atropellar el proceso
de nadie. Una persona “consciente” debe manifestarse respetuosamente
hacia todo ser y especialmente hacia sus creencias (tema en extremo
sensible si se desea orientar y no someter) .
Este altar puede albergar el último escondrijo de la violencia. Violentar
a alguien para pretender salvarlo nos descalificaría, no sería la
manifestación del amor sino otra treta más del ego.
El correcto manejo de la energía del tercer centro que en la tradición
Hindú se llama Manipura (y en occidente Manipula), consiste en tener
la claridad suficiente para liberar nuestras palabras de la violencia que
puede producir estar viendo una situación desde un lugar con muy pocos
elementos de juicio.
Finalmente la creatividad, el respeto y el amor son las únicas herramientas
que el universo bendice en nuestras manos para apoyar la evolución de
la familia humana.
“Cada idea que creo y no creo, gota a gota el silencio llevó” (del álbum
“Tiempos de flores”).
¿Qué diferencia una creencia de una verdad? Más allá del subjetivismo
hay creencias que pueden ser totalmente ciertas y otras que pueden ser
totalmente falsas ¿Qué las convierte en una verdad?
Si tomo un mapa del mundo y veo que partiendo de Suramérica y
navegando hacia el Este es muy probable que llegue a África. Esto puede
ser una creencia verdadera, pero solo será una verdad para mí el día que
yo mismo pueda comprobarlo.
Si leen este libro y entienden este proceso de los cuatro altares, aun así,
esto será solo una creencia. Recién se convertirá en una verdad cuando lo
pongan en práctica y crucen la puerta hacia el cuarto altar, entonces serán
capaces de ver la transformación.
No les pido que me crean, eso sería una pérdida de tiempo, les pido que
lo intenten.
185
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El intelecto y el fuego
Mientras más profundizamos en este diseño, uno no puede quedar sino
maravillado por la extraordinaria coherencia que nos ofrece, al poder
mostrarnos el conocimiento de los más elevados procesos a partir de los
más simples acontecimientos de la materialidad.
Muchos años pase reflexionando sobre la claridad. ¿De dónde surge?,
¿Qué hace que unas personas puedan ver las cosas más claras que otras?,
¿Por qué algunas personas pueden resolver situaciones (mayormente
emocionales) que otros no pueden?
El vivir más cerca de la Madre, me permitió aprender las grandes lecciones
de la vida. Al cocinar con fuego o disfrutar de los fuegos que reúnen la
familia humana, desde hace miles de años, uno logra una relación real y
directa que nos enseña a través de la sagrada ley de analogía.
Es hermoso disfrutar de un fuego, nos calienta, nos ilumina. Pero cuando
el material que está combustionando no es el apropiado, se crea el humo
que nos tortura, nos intoxica y no nos deja disfrutar.
Cuando alguien sabe un poco sobre el fuego sabe que lo principal es que la
leña o el material no tenga agua, pues es el agua la que produce el humo.
Si recordamos la relación entre agua y emociones podemos entender
que esa pérdida de claridad en nuestro intelecto-fuego es causado por el
humo que es agua o emociones fuera de lugar.
La gran sabiduría está en reconocer que las cosas no son buenas ni malas
en sí mismas sino por el lugar que ocupan en tiempo y espacio. Esto es lo
que las hace incorrectas o inapropiadas. El orden sagrado es una realidad
que muchos adolescentes (gente atravesando el segundo altar) tardan en
comprender.
Incluso en la música uno puede introducir una nota que esté fuera de
la escala (espacio) y fuera del tiempo, y enriquecer maravillosamente
la melodía. Pero la armonía de la música no puede estar basada en
una secuencia totalmente disonante. Por lo menos no es agradable
culturalmente.
Volviendo al fuego, mientras menos agua contenga la materia que
combustiona menos humo creará.
Sabemos que toda la materia contiene agua, incluso cosas que no parecen
como los huesos la contienen, por eso todo se trata de proporciones en
el lugar correcto. Debemos lograr que nuestras emociones sean bellas
y permanezcan en su lugar. Esto permite que nuestro intelecto brille y
pueda ver con más claridad. Cuando dejamos que nuestras aguas se
desborden, claro, puede tener al inicio un punto de magia y maravilla,
hasta nos sentimos poderosos invadiendo con nuestras emociones otro
territorio, pero terminamos apagando el fuego y después nos quejamos
¿por qué no entendemos qué nos está pasando?
186
El Altar del Fuego
Con el intelecto naufragando en el agua e intoxicado por el humo (residuo
de este proceso) no me extraña que estemos como estamos: perdidos en
la niebla.
Confundiendo AMOR con emociones, verdades con creencias.
Por eso en la adolescencia (altar del agua), mientras vamos creando
nuestra identidad emocional nos caracterizamos por ser pasionales,
irracionales, rebeldes, iracundos. Todas estas emociones al pasar por el
fuego del intelecto se purifican y se convierten en verdadero amor.
Tanto la emoción como el amor no reconocen la razón o el intelecto, lo
hace cada una desde un lugar distinto. Esta es la tremenda diferencia.
Existen muchas creencias o religiones que desprecian la función del
intelecto, incluso lo relacionan con algo malvado, inventando esta relación
entre el demonio -que ellos crearon- y el fuego sagrado, ocultando la
función iluminadora, esclarecedora que ésta facultad representa.
Evidentemente es más fácil someter y manejar a personas con escaso
intelecto y no permitirles pensar que es lo mismo que no facilitar el
acceso a una verdadera educación para el desarrollo de esta parte del ser.
De eso se trata la trampa del sistema, crear un mundo de emociones
desbordadas (Hollywood) que produce un humo que no permite ver
cómo nos manipulan, cómo nos someten, cómo nos privan de acercarnos
a la verdad.
Aquí aprendemos que la bella emoción se convierte en verdad, el agua
se transforma permanentemente en fuego y el fuego en agua; es el gran
misterio de Wirakocha. Seamos buenos aprendices.
El altar de las medicinas
Llamamos “medicinas” a todas las plantas sagradas y sustancias que
puedan lograr en nosotros una expansión de la consciencia.
Me parece ridículo reivindicar el uso recreativo de las medicinas como si
fuera algo exento o prohibido dentro de un camino sagrado, sin embargo
considero una falta de madurez el usar las medicinas únicamente con
fines recreativos.
Las medicinas han sido usadas desde los comienzos de la humanidad
y hay quienes piensan que son estas las que ayudaron a los primeros
homínidos a dar el salto hacia el homo sapiens. Las encontramos en los
cinco continentes acompañando la evolución humana y dando muestras
de una extraordinaria capacidad de ayudar, inspirar, sanar y enseñar el
camino de la consciencia.
Muchas de las maravillosas obras y tecnologías desarrolladas por los
primeros humanos fueron inspiradas o descubiertas en estados de
consciencia expandida.
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Ciertamente la sociedad racionalista y materialista no tiene ningún
interés en reconocer esta realidad o el buen uso que le podemos dar a
las medicinas, porque evidentemente atenta contra sus intereses de
mantener dormida y sometida a la mayoría de la población, razón por la
cual está difamada y criminalizada en la mayoría de los países.
Sin embargo cada vez más gente honesta y bien intencionada, que ocupa
lugares destacados en la sociedad, que ya han sido tocados por la magia
de esta ciencia -con el corazón lleno de gratitud- están trabajando para
que pueda ser reconocida como una verdadera medicina.
La velocidad con la que se ha expandido el uso de las medicinas –dejando
sus lugares de origen y llegando hasta las grandes capitales del mundoresponde más que a un efecto de la globalización, a la gran necesidad
actual de reconectarnos con algo más real y resolver los tremendos
desafíos que vivimos en estos tiempos.
Como dice el Nobel José Saramago: “La única alternativa al neoliberalismo
es la consciencia”.
El construir una sociedad tan alejada de la naturaleza, de lo real, ya
ha comenzado a pasar factura a través de enfermedades cada vez más
extrañas y del deterioro de la calidad de vida en todos los niveles y
ámbitos, causando una profunda insatisfacción existencial y una gran
desmotivación ante la vida.
Necesitamos redescubrir el sentido de la vida y desarrollar nuestra mente
por lo menos hasta un punto que nos permita dar una respuesta evolutiva
y colectiva para el destino de los siete mil millones de habitantes del
planeta.
La energía ascendente está literalmente atorada en este altar y es una
situación bastante compleja hacerles comprender -especialmente a
quienes detentan y detienen el poder en sus manos- que se están haciendo
mucho daño y que de paso están arrastrando a miles de millones hacia el
sufrimiento innecesario y la probable extinción de nuestra especie.
Las medicinas no son de ninguna manera la única vía para el desarrollo
de la consciencia, pero es la que me tocó a mí y este camino seguido
con honestidad, responsabilidad y respeto, puede ayudar a lograr una
verdadera transformación que responda a la velocidad de este tiempo.
Sin embargo no nos confundamos creyendo que las medicinas van a hacer
el trabajo por nosotros. Las medicinas al lograr en nosotros un estado de
consciencia expandida nos dan la opción de poder ver y darnos cuenta
de hechos y situaciones que ante nuestro nivel de consciencia ordinario
pasan desapercibidos. Mas ¿de qué nos sirve únicamente “ver” si no
queremos o no tenemos la fuerza o la energía para hacer los cambios? Las
medicinas en sí mismas no cambian a nadie.
188
El Altar del Fuego
Paralelamente a su consumo tiene que haber una orientación, una
explicación que nos ayude a entender cómo estas pueden desarrollar todo
nuestro potencial, pero principalmente tiene que haber una práctica, una
disciplina que ayude a sostener las buenas intenciones logradas durante
las ceremonias.
Una vez que hemos podido comprender y salir de este paradigma de
la realidad única, nuestra mente abandona el dogma y crea un nuevo
camino, una nueva forma de relacionarse, de pensar.
Comprende que la interpretación o la lectura de la “realidad” depende
únicamente de nuestro nivel de consciencia, de nuestra energía, de
nuestro amor.
Al romper las estructuras de la mente encontramos el camino para
responder ante cada situación con una mirada nueva.
Entre las personas que se acercan a “aprender”, muchas se imaginan
ingenuamente que son las plantas maestras las que le van a resolver
los problemas. Nada más equivocado. Creo que ellas van a aportar unos
cuantos problemas más a nuestra vida, pero nos prestan su luz hasta que
tú encuentres dónde está tu propia fuente. Nos muestran el camino y
nosotros debemos recorrerlo, nos muestran los obstáculos pero nosotros
debemos removerlos.
Algunos se imaginan que el secreto está en cuantos litros o kilos de
medicina te puedes tomar en un día, un mes o en un año. Craso error.
Muchos ya se han dado cuenta que si no cumples la tarea que tienes
pendiente lo poco que puede hacer la medicina es recordarte que algo
sigue pendiente y no te dará más entendimiento hasta que cumplas tu
tarea.
La medicina hace su parte pero tú tienes que aprender a hacer la tuya. El
punto central es aprender a reconocer los patrones mentales que todavía
nos gobiernan y que implican muchos años de intenso (intensísimo)
trabajo y disciplina, distinguirlos y disolverlos al no alimentarlos.
El verdadero caminante, vuela con sus dos alas, el amor y el dolor, la
ceremonia de la vida.
Las ceremonias son una parte importante, pero igual de importante es
saber qué hacemos cuando ese maravilloso nivel de consciencia se va
perdiendo en el día a día y ya no nos acordamos ni del mínimo propósito.
Los patrones mentales los hemos creado durante años, así que demorará
tiempo igual el desactivarlos y verlos morir de inanición. Esto no se puede
lograr –literalmente- de la noche a la mañana (en una sola ceremonia).
Lo importante de la ceremonia es lograr la luz, el entendimiento que nos
permita reconocernos y reconocerlos y luego, en el transcurso de los días,
tratar de no caer en ellos.
Aprender a ver como la mente nos lleva a vivir siempre lo mismo:
tener miedo, ansiedad, inseguridad, envidia, arrogancia, frustración,
resentimiento, apatía, resignación, tristeza. Detrás de estas emociones se
189
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
esconden cientos de patrones mentales que son únicos en cada persona.
Por eso no puede haber una “fórmula general” pues cada uno debe hacerse
responsable de reconocerlos y no alimentarlos. Algún día entenderemos
que muchas de estas emociones son respuestas condicionadas por
experiencias anteriores, que debieron ser digeridas y evacuadas y que
están siendo absurdamente retenidas en el intestino de nuestra mente.
Por eso en la selva la gente no dice voy a “ceremonia”, dice: “Voy a purgar”
o “voy a tomar la purga” y otro nombre para el curandero es “el purguero”.
Pero una vez realizada la respectiva evacuación es entera responsabilidad
nuestra decidir si queremos seguir ingiriendo los mismos tóxicos
mentales y emocionales.
Despierta del sueño que alguien va a hacer algo por ti y “Atrévete” a tomar
el timón de tu vida, observa tu mente y aprende a reírte con ella y de ella.
La rapidez con la que se ha propagado ha puesto en riesgo en muchos
casos el buen uso y el respeto con el que debe ser usada la medicina.
En la época del fast food también han aparecido los fast chamans.
Oportunistas sin preparación o que se preparan insuficientemente, solo
con la intención de hacer grandes fortunas sin nada real que aportar.
Al salir de sus contextos originales tradicionales -en los que había
marcos muy definidos y una tradición que ayuda a contener y evitar las
distorsiones- las medicinas y los seres urbanos enfrentan un reto muy
grande para establecer una correcta relación.
No es que antes haya sido todo perfecto. No lo creo ni por un segundo,
pero en las culturas antiguas que manejaban medicina todos sabían que
existían los brujos y sus opuestos: los curanderos.
Ahora es el tiempo en el que la inexperta sociedad occidental puede ir
entendiendo este tema con la finalidad de encontrar un nuevo equilibrio.
La inmensa mayoría de los usuarios en los centros urbanos son
relativamente jóvenes en este camino y probablemente, las personas que
les sirvieron como primer referente en el uso de las medicinas no fueron
las mejores; es muy difícil hacerse una idea cabal de cuál es el buen uso y
quién es un brujo y quién un curandero. Como dice la sabiduría popular:
“En la noche, todos los gatos son pardos”. Incluso así y a pesar de los
canales no tan limpios, la medicina puede ayudar.
Podemos tardar muchos años en darnos cuenta que las personas a través
de las cuales fluyen estas medicinas no están exactamente en un nivel de
consciencia muy elevado sin importar que tan “sagrada” sea la tradición
a la que pertenecen.
Por el contrario, también el uso tradicional de las medicinas ha sido
impactado fuertemente a consecuencia de su rápida expansión, haciendo
pedazos el equilibrio que los pueblos nativos -expertos en el uso de estasmantuvieron durante siglos.
190
El Altar del Fuego
Al someterse a los efectos negativos de la globalización y ponerse de
moda el “chamanismo”, los “chamanes” han tenido que sufrir el impacto
de energías a una escala mucho mayor. Magnitudes para la que muchos
no estaban preparados.
Energías como el dinero, el sexo y el poder -pero amplificadas miles de
veces por esta sociedad de la exageración- convierten a gente humilde
y comprometida con su tradición en potenciales destructores de ésta al
hacer mal uso de las medicinas y volverse -al igual que todos a los que
pretenden sanar- en un consumidor más, corriendo detrás del dinero, el
sexo y el poder.
Originalmente los mal llamados “chamanes” (sanadores, curanderos,
hombres y mujeres medicina de cada tradición) representaron algo
así como los guardianes del equilibrio en la comunidad. Incansables
trabajadores, excelentes pescadores, cazadores y agricultores en muchos
casos. Solo recibían regalos a cambio de su arte y sus favores. Eran canales
de abundancia y generosidad para sus hermanos. Reconocidos líderes de
sus comunidades seguían el principio fundamental de algunas antiguas
tradiciones: Líder es el que da, no el que quita.
Ser guardián del equilibrio implica tener un conocimiento previo de
este equilibrio y luego poder entender cuáles pueden ser los caminos
para restaurarlo. Es un poco triste ver que algunos de estos guardianes
terminen en patéticas expresiones del desequilibrio.
Cultura curanderil
Con esta reflexión intento describir los principales personajes que
componen el mundo del curanderismo, también ilustrar sobre las
bondades y las dificultades presentes en este camino.
Luego de pasar años en la selva recibiendo la formación de un curandero,
fui notando que empezaban a darse cambios en mi forma de ver la vida.
Algunos más visibles, otros más sutiles, algunos inmediatos y otros que
solo pude verlos luego de varias décadas.
La realidad es que todos partimos del desconocimiento absoluto y
mientras más nos precipitamos por “entender” o emitir juicios más
honda será la zanja que cavemos entre nosotros y la realidad. Se trata
simplemente de que mientras más conocemos sobre algún tema nuestra
visión se acercará más a la realidad. Por lo tanto, sugiero prudencia.
Antes de pasar directamente al tema de las plantas maestras como
camino evolutivo, es necesario dar una breve descripción del escenario
cultural, etnográfico e histórico donde se desarrollaban originalmente
las dinámicas de los usuarios de plantas maestras. En este caso nos
referiremos puntualmente al uso del ayahuasca.
191
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Dentro de todas las maravillosas posibilidades que nos ofrecen las plantas
maestras encontramos que un tema poco tratado es el de la evolución
personal de quien las usa (los supuestos curanderos).
Muchas personas tienen la creencia de que al graduarse en una profesión
u oficio (médico, curandero o cualquier otro) implica el aceptar y practicar
principios éticos de alto nivel. La realidad nos muestra que esto no es
así necesariamente. Una cosa es conocer adecuadamente una técnica
curativa y otra es practicarla en beneficio de los demás, o por lo menos no
hacer daño a los semejantes aprovechándonos de esta.
Hace muy pocas décadas que la sociedad occidental empezó a tomar
interés por las antiguas tradiciones y sus brebajes sagrados, pero aún
está muy lejos de entender todo su potencial y sobre todo las complejas
relaciones que componen su tejido.
Durante el tiempo que viví en la Amazonía era frecuente escuchar entre
las personas que venían de Lima u otras ciudades la inocente pregunta:
“¿Conoces un buen brujo para tomar ayahuasca?” Al principio los miraba
con malestar y desconcierto, preguntándome: “¿Sabrá de lo que está
hablando?” Luego comprendía que era su total desinformación la que
hacía que se expresara de esa manera.
Al poco tiempo de vivir en zonas en donde la gente toma ayahuasca y
visita regularmente a un curandero, te queda muy claro que hay dos
personajes en la escena: El brujo y el curandero. Esto vale como primera
información pero este mundo es mucho más complejo de lo que aparenta.
Ningún brujo se presenta como tal y a veces –dependiendo de su habilidad
para ocultarse- una persona normal tarda mucho tiempo en reconocerlo.
Por otro lado muchos brujos también curan, lo que introduce en el
escenario una tercera categoría: El brujo-curandero.
Estas categorías son válidas para todas las culturas que hacen uso de
plantas de poder.
Entre los shipibos se conoce al curandero con el nombre de onaya y al
brujo con el nombre de yubé. De la misma manera encontramos al onaya
puro, al yubé puro y al personaje mixto que –lamentablemente- son la
gran mayoría. ¿Cuáles son los parámetros éticos que definen a cada quien?
El yubé es aquella persona que solo usa los conocimientos y poderes
adquiridos para matar o causar daño. El onaya-yubé es quien usa estos
mismos poderes y conocimientos tanto para dañar como para curar a las
personas. Esto es según la demanda del cliente o sus propios intereses. Si
le pagan para curar, él cura. Si le pagan para matar, él mata. El verdadero
onaya es aquella persona que solo se dedica a curar a sus semejantes y
que bajo ninguna circunstancia es capaz de generar o devolver ningún
daño.
192
El Altar del Fuego
Ciertamente no es tan fácil determinar una línea clara que separe a un
personaje de otro, pues en la vida real las cosas no están en blanco y
negro. En la realidad un onaya tiene a veces que enfrentar situaciones
éticamente complejas que lo ponen al borde de confundir su camino.
Algo típico, totalmente folklórico pero no menos real es el caso de los
“amarres” y las “puzangas”. Esto es cuando el curandero o el brujo usa
su poder para propiciar alguna relación sentimental. Incluso aquí puede
haber muchas variantes; por ejemplo: Ante la súplica de un hombre o una
mujer que ha sido separado de su pareja mediante “malas artes” ¿debería
intervenir el curandero y proteger la familia?
No es el caso cuando alguien por capricho intenta contratar sus servicios
para doblegar a la persona que dice amar.
Situaciones como esta son más que frecuentes y tienen una demanda
muy alta dentro de los servicios que presta un “curandero” en una ciudad
como Pucallpa o Iquitos.
Esta es una de las primeras fronteras que un verdadero onaya puede
cruzar –o no- en su camino a ser yubé, vulnerar la voluntad de alguien.
Siempre hay dos caminos por lo menos para hacer las cosas, uno te lleva
a la luz y el otro a la oscuridad. Siguiendo con este tema, el onaya puede
ir por dos vías: La primera es reforzando el poder atractivo y magnético
de un joven conquistador (lo que implica hasta dietas especificas) y la
segunda es doblegar la voluntad de la persona deseada, hecho que
automáticamente lo convierte en yubé.
Digamos que este es el nivel inicial del manejo de energías, lo que se
conoce como “trabajos menores”.
Y aunque este folklórico cupido un tanto violento es bastante molesto no
causa “graves” daños en comparación de otros yubés o brujos, que son
capaces de eliminar a un ser humano con la misma frialdad con la que
aplastarían una cucaracha.
Sé que para algunos es incómodo y para otros inimaginable pensar que
esto pueda ser cierto, pero para mí es una obligación revelar la realidad
del contexto para evitar mayores daños.
La oscuridad no se combate, solo se ilumina…
Cuando era un arrogante muchacho de 20 años y creía que “me las sabía
todas” pensando: ”Yo estoy con la luz y a mí no me pueden hacer nada”,
mi maestro me dijo: “A ti no te hacen nada, porque no vales nada”. Ahora
comprendo que eso que yo creía que era luz, no era sino la más negra
oscuridad de mi propia ignorancia.
Cuando un onaya cura a una persona embrujada, el yubé ataca al onaya y
se entabla una batalla de cuyo resultado dependerá la vida del “paciente”
y del onaya. Si el onaya vence el paciente sanará, si el yubé vence el
193
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
paciente morirá y probablemente hasta al onaya. Esto no es un juego y
aunque suene a novela no lo es. Un verdadero onaya es un pequeño Cristo
que pone su vida para salvar a otro.
A diferencia de muchos médicos occidentales que te cobran por darte
una pastilla recomendada por la mafia farmacéutica, que solo actúa como
supresor de síntomas; el onaya arriesga su vida cada vez que tiene que
curar a una persona víctima de brujería.
Cuando logra vencer al yube y retira la enfermedad del cuerpo “lanza” la
enfermedad al infinito, al universo o a la madre tierra, pero no está en su
código devolver el mal, aunque sea al yubé más perverso, “porque todos
somos hijos de Dios” (Benito Arévalo).
Reiteramos que las cosas a veces no son ni blancas ni negras y un onaya
también es susceptible de cometer errores. Es importante reforzar que
el ideal o la doctrina de un verdadero onaya o curandero es no causar
ningún tipo de daño a ningún ser humano y esto es lo que define su real
nivel de consciencia y su grado de evolución.
Probablemente los yubés quisieran seguir la luz, mas lamentablemente no
les alcanza el amor, no han desarrollado la verdadera fuerza ni el coraje.
Son las benditas serpientes del camino que te matan o te hacen más
fuerte. Son verdaderos y extraños instrumentos que el universo utiliza
para probar nuestro amor. Cumplen una función en la vida ayudándonos
a desapegarnos de todo cuanto nuestra mente cree amar. Son realmente
el fuego de Shiva destruyendo nuestra última ilusión y por nada en este
mundo quisiera estar en sus zapatos en el momento que tomen consciencia
de todo el daño que han hecho o siguen haciendo. Sin embargo, les es
tan difícil rectificarse, como al ebrio que tiene que seguir embriagándose
para olvidar todo el daño que hizo en su vida.
El único “castigo” que te ofrece el universo es ser consciente de tus actos.
No creo que haya peor “infierno” o mejor “cielo” que la consciencia. En el
proceso del desarrollo de esta, al revisar, integrar y sanar toda nuestra
vida y cada una de nuestras relaciones, es imposible no hacernos cargo
del sufrimiento que hemos causado.
Este tema no solo cruza mi historia personal, sino que tiene que ver con la
tuya y con quien está gobernando el mundo. Se trata del abuso de poder.
Cuando la verdad salga a la luz las novelas de Carlitos Castaneda parecerán
hechas por Corín Tellado.
Existen muchos lugares de penumbra desde los cuales algunas personas
confundidas pretenden reivindicar la violencia dentro del espacio sagrado
de las medicinas. Muchos brujos -todavía en el ropero- relativamente
instruidos, tratando de validar el uso ambiguo de su mundano poder. Pero
para la gran mayoría está más que claro, “por sus frutos los conoceréis”.
194
El Altar del Fuego
En este punto podemos ver a quién usa el poder para hacer daño; en
segundo lugar a quién cura, pero devuelve el daño y en tercero a quién
cura y perdona hasta al agresor.
Para la mayoría de las personas es hasta ”ético” devolver golpe por
golpe. Se considera un acto de “justicia” (ojo por ojo). Solo muy pocos
serán capaces de reconocer que -aunque no siempre podamos- para
evolucionar es imprescindible hacer consciente y trascender nuestro
patrón de violencia y todas las emociones negativas que cargamos.
Es parte del gran desconocimiento que mucha gente se sienta
“impresionada” por las personas que administran plantas sagradas,
sin llegar a entender que muchos de ellos están en un nivel inferior al
promedio humano, si consideramos lo oscuro de sus emociones.
En el mundo curanderil es un estándar el devolver cada golpe pues en
la sociedad es lo normal. Ellos no son sino un reflejo de su entorno. La
diferencia es que antiguamente las pequeñas comunidades servían de
marco social para contener la agresión proveniente del abuso de poder
de cualquier miembro y en especial de algún brujo.
Al desbordar su contexto inicial, sin un adecuado y actualizado marco
social que proponga una ética clara y específica para cada caso, el abuso
del poder de las plantas sagradas se puede volver seriamente peligroso
al no contar con mecanismos naturales de control social, que eviten los
abusos sobre todo en esta moderna, ingenua y descreída sociedad.
La pregunta sería: ¿Queremos institucionalizar la venganza como un
derecho inalienable? o ¿queremos trascenderla y liberarnos de patrones
mentales tan destructivos?
Recordando el adagio: “El rencor es el veneno que uno toma pensando
que así se puede dañar a otro”. La realidad es que a cualquier persona
normal le hace un daño muy grande, tanto física como emocionalmente,
el alimentar su propio odio y rencor (aunque crea tener la mejor de las
justificaciones). Yo lo calificaría simplemente como un mal negocio, una
situación donde todos pierden. Si creemos que odiando y devolviendo
el mal vamos a curar la enfermedad y resolver los problemas estamos
totalmente equivocados.
El odio y la venganza son venenos que hacen mal primeramente a quien
lo genera. En segundo lugar, la energía destructiva que es lanzada sobre
una persona solo puede operar si la persona “abre la puerta”, es decir, si
tiene energías (pensamientos) que resuenen con la energía del atacante.
Mientras menos emociones negativas seamos capaces de crear y guardar,
tanto más difícil les será molestarnos.
Planteada esta situación básica de las dinámicas energéticas, nos queda
abordar el tema del camino evolutivo.
195
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Podemos entender la evolución como la transformación gradual de un
estado a otro mejor o más perfecto. Por tanto un camino evolutivo es la
práctica de los conocimientos que nos pueden llevar a un mejor estado de
ser. Ese mejor estado de existencia lo relacionamos todos con las grandes
virtudes del género humano, para mi la palabra Amor expresa por consenso
la síntesis perfecta de hacia dónde queremos ir como individuos y como
sociedad. Sin embargo, para lograr ese nivel, lo primero es reconocer que
no lo tenemos o que se encuentra en estado incipiente. Si no reconocemos
nuestra real situación nunca seremos capaces de mejorarla.
Una buena herramienta para medir nuestro amor es observar nuestras
respuestas ante cada situación de la vida. Podemos responder de tres
maneras: En forma injusta, en forma justa y en forma amorosa. En el libro
del “Tawantinsuyo 5.0” lo expresamos de esta manera:
“La injusticia es darle a los demás menos de lo que les corresponde.
La justicia es darle a cada quien lo que le corresponde.
El amor es dar a cada uno más de lo que le corresponde”.
Dentro de esta lógica solo nos queda reconocer nuestra encubierta
incoherencia, pues por un lado queremos evolucionar pero por otro
cedemos muy fácilmente a la tentación de devolver cada golpe, creyendo
ingenuamente que ese es el camino del “guerrero”. No creo que se deba
ni se pueda obligar a nadie a evolucionar pero sí debemos prestar mayor
atención a esta realidad, de manera que esta comunidad virtual y real que
estamos creando, ayude a curar y poner límites a muchas personas que o
torcieron sus caminos o simplemente empezaron mal.
Aunque no tengamos en todo momento la suficiente energía para
reaccionar siempre de la mejor manera, esto no debe afectar ni
desacreditar el propósito principal ni la meta de nuestro camino. Si en
alguna situación nuestros condicionamientos nos llevan a obrar de forma
injusta es necesario reconocerlo, pero sin perder de vista cuál es nuestra
meta. El punto, es no decir una cosa y hacer lo contrario, o no decir que
“las uvas están verdes” cuando no las puedo obtener.
¿Queremos contentarnos con ser personas justas o queremos evolucionar
hacia el amor?, ¿cuál debería ser la nueva norma social o el nuevo código
ético de un curandero de este tiempo?
En la actualidad muchas personas de todo el mundo están cada vez
más interesadas en experimentar las plantas maestras más como una
herramienta de autoexploración y crecimiento interior, a la par de
resolver problemas físicos.
Varios de ellos encuentran respuestas que ninguna religión -ni años de
terapias tradicionales- ha sido capaz de darles. Gracias a que mejora
nuestra capacidad de autoexploración, las plantas maestras y el ayahuasca
196
El Altar del Fuego
concretamente puede convertirse en un verdadero camino evolutivo.
Un camino en donde el elemento indispensable es la propia sinceridad
luchando contra el autoengaño, nuestra verdad contra nuestra mentira.
Si observamos las plantas en las selvas encontraremos que el éxito de su
evolución está en la capacidad de abrirse paso hacia la luz, pues la luz es
su alimento. Las plantas compiten arduamente unas con otras por tomar
la mayor cantidad de luz posible y las que más luz consigan serán las que
más alto lleguen.
A pesar que la luz en todas sus manifestaciones es uno de nuestros
principales alimentos, el ser humano se pasa la vida compitiendo por las
cosas más absurdas e inverosímiles, sin hasta ahora haber inscrito ningún
Record Guiness por la cantidad de luz que alguien puede captar. Parece
que no nos importa realmente “competir” por eso. La luz es la verdad en
nuestras vidas, lo que nos permite ser transparentes. Exponernos a esa
luz hace que no podamos tener algo que ocultar.
Las plantas sagradas pueden dar luz pero también pueden dar oscuridad
y confusión. Nos pueden ayudar a evolucionar o nos pueden ayudar
a perdernos entre el abuso de poder y la ignorancia. Es realmente una
línea muy delgada la que separa una opción de otra, pero lo que nunca
debemos olvidar es que la elección es siempre nuestra.
Aun así, la posibilidad de extraviarnos está dada en todas las disciplinas y
en todos los caminos, no es exclusiva de las plantas maestras, es propia del
ser humano. Es más, las plantas maestras si tienen una gran ventaja frente
a otros caminos pero justamente en esa ventaja puede que se esconda su
peligro. La ventaja es que pueden mostrarnos en forma contundente e
inapelable “realidades” que serían muy difíciles de percibir, generalmente
porque no nos conviene verlas y/o porque están en niveles de nuestro
subconsciente a los que no tenemos fácil acceso. Tenemos la posibilidad
de ver las cosas tal cual son, tanto adentro como afuera, tanto lo bueno
como lo malo. El peligro se encuentra en que seamos capaces de “ver” y
sin embargo no querer hacer nada.
Este es el gran peligro, pues al igual que un antibiótico mal tomado, la
bacteria de la ignorancia hará resistencia al desarrollo de la consciencia,
incluso se volverá más fuerte y entonces la medicina dejará de hacer su
efecto como tal, dejará de tener sentido el tomarla o se volverá una droga
más.
He visto varias persona que se hacen llamar “hombres medicina”
descarrilarse y por años vivir aferrados a una mentira para justificar su
error. En estos casos la terquedad y sobre todo la soberbia se convierten
en los enemigos mortales. Todo a su alrededor se vuelve una farsa. Lo
peor no es que solo perdemos nuestro camino sino que si vamos guiando
el tren serán muchos los afectados.
197
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Las plantas maestras son también plantas de poder y el poder no es ni
bueno ni malo, es poder, depende de quién lo usa y para qué lo usa.
Por eso insistimos en que quienes tienen el llamado de compartir estas
plantas maestras en ceremonias, deben ser personas cuyas vidas estén
encaminadas hacia la virtud y el amor, no hacia la búsqueda de poder.
Porque el primer y verdadero poder es poder controlarse, manejar
nuestras emociones y no hacer daño a nadie. Esto hace la diferencia entre
la consciencia y la inconsciencia, entre el brujo y el curandero.
El ayahuasca como camino evolutivo
Durante miles de años el ayahuasca ha sido y es parte del sistema médico
de los pueblos amazónicos. Sin embargo, no fue sino hasta fines del siglo
pasado que el mundo occidental pudo estar a la altura de empezar a
entender parte de este sistema.
Tras empezar a cuestionar profundamente los viejos conceptos de salud
y enfermedad se logró entender -hasta desde un punto de vista científicola importancia de abandonar el enfoque parcial y materialista sobre la
etiología (el origen de las enfermedades), logrando reconocer y aceptar
la permanente interacción entre materia y energía; en nuestro caso el
cuerpo y la mente.
En este tiempo nos encontramos a puertas de dar un salto aún mayor.
La ayahuasca y en general las plantas maestras no solo pueden curar
nuestros cuerpos y nuestras mentes, sino que pueden ser usadas como
herramientas para el desarrollo de la consciencia.
El aspecto curativo a nivel físico es solo la parte más básica de este
fenómeno, es como la punta del iceberg de una gigantesca montaña que
se introduce en las profundidades de la existencia.
Lo concreto es que por cada mil personas que buscan mejorar su salud,
tal vez solo una se interese por la consciencia. Todavía como humanidad
estamos un poco lejos de esta preocupación, no entendemos que es a
través de la consciencia –o por la ausencia de ella- que todo se genera.
Decíamos que la evolución del Ser es la evolución de su Consciencia, por
lo tanto si uno desarrolla consciencia desarrollará salud y bienestar en
todo sentido.
Si uno recurre a un médico o un curandero para que suprima los síntomas
que aquejan su cuerpo (lo que los médicos llaman enfermedad), logrará
tal vez un alivio pasajero, pero no logrará la consciencia que cura y que
también explica cómo llegó su cuerpo a ese estado de desarmonía. Por el
contrario, si uno toma consciencia del origen de sus sufrimientos no solo
mejorará su estado de salud sino toda su vida emocional, todo su ser.
Si seguimos indagando un poco más encontraremos que la mayor parte
198
El Altar del Fuego
del sufrimiento que experimentamos proviene de nuestro pensamiento.
No me explayo en esto porque para muchos ya es evidente.
Con la ayahuasca tenemos la posibilidad de observar -con impresionante
claridad- nuestra mente y el proceso del pensar. Podemos no solo sanar
las viejas heridas de la mente sino principalmente evitar las futuras.
Quiero insistir hasta un poco antes del cansancio, que la posibilidad de
volverte consciente es solo una posibilidad y aquí es donde radica el
desafío que tenemos por delante. El ayahuasca funciona como un potente
amplificador de nuestra percepción, nuestros pensamientos y nuestras
tendencias. Y así como puede amplificar buenos pensamiento y buenas
tendencias también puede amplificar las malas.
No me interesa hacer una irresponsable apología diciendo que es la
octava maravilla y solo mostrar una verdad parcial; creo
que es imprescindible describir toda la belleza a la que nos puede
conducir pero también señalar toda la oscuridad que puede generar en
manos inapropiadas. Suelo poner el ejemplo de una herramienta o un
cuchillo, que en manos de un artista puede crear una obra de arte y en
manos de un delincuente una tragedia.
Castillos de arena
El Yo es en nuestra vida una profunda paradoja de la existencia que algún
día tenemos inevitablemente que resolver. La perfección del círculo se
manifiesta una vez más de la siguiente manera: Venimos de lo colectivo,
de lo tribal, luego desarrollamos el Yo (lo personal), es lo que llamamos
el proceso de individuación. Una vez comprendido y completado este
proceso regresemos al (Yo) colectivo en una nueva vuelta del espiral, una
mejor versión de la existencia en la que el bien común es la ley principal.
Parece fácil describir un viaje que puede durar miles de años, pudiendo
compararlo con la sensación de quienes ya tenemos bastantes años y de
pronto recordamos que recién ayer éramos un bebé y nos caben cincuenta
años en una mirada.
El proceso de construcción del Yo, me hace recordar uno de mis juegos
favoritos cuando era niño: Llegaba temprano a la playa cuando la marea
estaba baja y comenzaba a hacer un castillo de arena (cada vez lo hacía más
grande), por ratos me bañaba en el mar y luego regresaba a la obra. Por la
tarde ya daba solo los acabados y me ponía a esperar como la marea iba
subiendo y amenazando mi gran obra. Luego me quedaba contemplando
cómo debajo de una gran ola desaparecía todo mi esfuerzo del día. No
puedo ocultar que sentía un extraño placer al contemplar la destrucción
esperada. Claro que la primera vez que esto sucedió me enojé mucho,
199
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
me frustre y hasta lloré, pero luego le fui agarrando el gusto. Aprendí a
sentir placer en crear, en conservar y luego aprendí el placer de soltar.
Esta fue quizá una de las experiencias más sagradas que me prepararon
para comprender el principio de las energías divinas que en el hinduismo
llaman Brahma, Vishnu y Shiva; los señores de la creación, la conservación
y la destrucción. No hay nada en la existencia que no sea tocado por la
gran Trimurti.
La armonía en esta vida tiene mucho que ver con comprender esto y
sobre todo comprender los tiempos en los que cada una se manifiesta.
Soy un convencido que el yo no es la representación del “mal” o la pieza
que nos sobra luego de desarmar la máquina. No lo pusieron ahí por
maldad o por casualidad, casi como un error de los creadores. Cumple
un papel fundamental que simplemente hay que entender para poder
liberarnos de él y agradecerle –igual que al castillo- por toda su belleza y
todo el placer que nos concedió al fabricarlo. Solo la consciencia madura
se desprende con amor de algo que consideró su propia existencia, su
propia identidad.
El yo –al igual que todo en la vida- tiene su propio tiempo de gestación, y
si no se reconoce el momento de salir a la luz, la vamos a empezar a pasar
muy mal. Si bien hay ciertos indicadores que nos da la vida, no existe
un vientre físico y un tiempo que nos límite el crecimiento. Porque una
vez excedido el tamaño reglamentario ya no podemos nacer por el canal
regular y solo queda la cesárea.
La gran diferencia de está analogía es que en nuestro proceso la elección
es nuestra, aunque no sea plenamente consciente nosotros estamos
piloteando la nave y nosotros decidiremos que tan traumático o tan dulce
será nuestra entrada en otra vida.
El camino de la belleza me enseño que después del “Yo” viene el “Nosotros”.
Esta es una maravillosa identidad de transición que nos prepara para el
último paso: “Todos”, el regreso a la unidad.
Algo concreto que podemos todavía aprender de las culturas “primitivas”
es que en muchas lenguas no existe la palabra yo, solo existe nosotros
y en otras, aunque si existe la palabra, la oración no se construye
gramaticalmente en función del sujeto como en occidente.
Cuando en la programación de nuestra mente empezamos a incluir la
felicidad y el bienestar de los demás y empezamos a sentir placer por
la felicidad “ajena”, nos vamos dando cuenta que este es el verdadero
camino de la liberación del yo, y que podemos ser mucho más felices
alegrándonos por las cosas buenas que les sucede a otros (y que tal vez
“yo” puedo propiciar). Es como abandonar el centralismo y abrir miles
de sucursales de mi felicidad. Obviamente esto no se aplica solo a los
humanos sino realmente a todo lo que existe, a todas mis relaciones.
200
El Altar del Fuego
Como en el mantra de Goenka: “Que todos los seres sean felices”, este rezo
expresa el verdadero propósito del universo ante el cual simplemente
existe la posibilidad de resonar o de no resonar (todavía).
Para la psicología clásica de occidente, una persona es evaluada por la
fortaleza y la estructura de su Yo, en realidad, por su funcionalidad dentro
de la sociedad productiva. Conozco muchas personas con un gran Yo, muy
estructurado que paradójicamente son infelices al seguir no los consejos
de su corazón. Sin embargo son altamente productivas en términos del
sistema. Es probable que al abandonar la zona de confort que nos provee
el sistema nos “desestructuremos” un poco para luego dar el siguiente
paso hacia una nueva vida.
Permanecer en el “vientre” de la sociedad más del tiempo necesario
puede complicarnos mucho las cosas. Esta es una gran enfermedad en
este tiempo, “niños” de 5 años que quieren seguir viviendo en el “vientre”
y no quieren ver la luz.
Pasaremos a la historia como la generación más egoísta de la humanidad.
Estamos destruyendo todo lo que está a nuestro alcance por la locura de
intentar perpetuar el “poder” para seguir obteniendo el más primitivo
placer: “Yo, mi, me, mío, conmigo”.
Mientras más personas, seres y existencias podamos incluir en el
círculo de nuestra consciencia, la dimensión del “nosotros” desplazará
amorosamente al infantilismo del “Yo”.
Sé que a ustedes no tengo que convencerlos de esto, que bien le haría esta
información a los que se creen “poderosos”. La felicidad compartida se
potencia.
“Que todos los seres sean felices”
De dónde partimos y a dónde llegamos
Algo importante que aprendí en las ceremonias con los cantos sagrados
es que había por lo menos dos tipos de cantos. Uno errático -típico de
aprendiz-, que solo da vueltas y no te lleva a ninguna parte; a pesar de la
mejor intención solo te pasea por el mismo lugar y no te enseña mucho.
Otro que parte de un lugar definido y llega a un lugar definido y en el
camino va tocando el cuerpo emocional con palabras mágicas, las cuales
lo van sanando a través de la comprensión y se siente como recibir un
shiatzu en el alma.
Trayendo esto a nuestra vida diaria, me quedé con la enseñanza de que es
muy importante saber de dónde partes y a donde llegas, desde lo micro
a lo macro. Y que mientras más definido tengas tu lugar de partida más
definido -y sobre todo más real- será tu lugar de llegada.
201
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Me costó media vida terminar de definir cuál es la condición más
importante -entre muchas que son verdaderamente importantes- y luego
de varias pruebas de “ensayo-error”, no me queda duda que el respeto,
quedó victorioso como el mejor lugar desde el cual podemos intentar
comenzar algo.
Comprometerse con el respeto es una responsabilidad mayor y a veces
abrumadora. No solo hay que respetar todas las manifestaciones de la
diversidad, sino que incluso hay que respetar hasta las que no incluyen el
respeto en su propuesta.
Cosa que hace surgir la pregunta: ¿Cómo hacer llegar la noción de respeto
hasta aquellos que no lo considera necesario?, ¿Cómo explicar el placer
que siente una persona que respeta hasta lo que consideramos el error o
la oscuridad?
Nuevamente el monotema de la consciencia se encuentra en el vórtice
de la tormenta: Si la consciencia es la capacidad de darse cuenta, ¿cómo
exigir responsabilidad a quien no se da cuenta?
Funcionamos como un espejo que resuena con el universo y a veces
expresamos en forma invertida la energía que nos toca. Una persona
que abusa de los demás generalmente fue una persona que fue abusada,
una persona que no respeta puede ser una persona que en el fondo no
se siente respetada. Así entendemos cómo las personas más violentas o
prepotentes son las más débiles. Ya mi abuela me decía: “Dime de que
presumes y te diré que te falta”.
Existen muchos niveles y muchas formas en las que se puede esconder,
camuflar o manifestar el tremendo dolor que algunos llevan dentro; y
lo más triste es no darnos cuenta que hay una posibilidad de liberarnos
de él. Nos han vendido tantas mentiras -o verdades a medias- que ya no
caben en este planeta, creo que muchas se convierten en CO2.
La lucha arquetípica del bien y el mal es una de las más abusadas,
solo basta ver en el cine de Hollywood como el bueno siempre mata al
malo, y como nuestro cuerpo emocional se forma con estos patrones y
aprendemos a sentir “placer” cuando matan al “malo”, sin entender cómo
en esa transmisión de emociones, nosotros nos volvemos más oscuros al
no entender qué nos están transmitiendo.
No se puede sentir placer por matar o destruir el mal, esto es lo que
quieren enseñar a nuestros niños para terminar confundiéndolos y que
luego aprendan a matar.
Tal vez en una situación extrema a alguien le toque matar y seguro que
no lo disfrutará, pero sentir placer por este acto nos aleja de nuestra
humanidad.
Recordando siempre nuestro yin yang, al trascender nuestra lógica dual y
entrar en la lógica de cuatro elementos, encontraremos que habrá quien
202
El Altar del Fuego
considerándose “bueno” se olvida del respeto que el “error” merece,
convirtiéndose la falta de respeto en la semilla de la oscuridad o la
siguiente fase, para que luego esa oscuridad -ya madura- exprese una
nueva tendencia y un cambio hacia la luz.
Debemos reconocer que el respeto no es solo un acto de justicia sino
fundamentalmente la semilla del verdadero amor. Pues no pretendemos
respetar solo a quienes nos respetan sino especialmente a quienes no
conocen el respeto.
Estamos muy familiarizados con manejar palabras tremendas pero que
aún nos quedan demasiado grandes. Palabras como amor o compasión
terminan desvirtuándose fulminadas por nuestros actos, muy lejos de
poder comprenderlas y muy cerca de expresarlas en su mínima versión.
Sin embargo la dimensión mayor de expresiones más accesibles como
el respeto, pasan casi desapercibidas sin entender que lo mínimo es lo
máximo que podemos esperar y sobre todo entregar: Respeto. Respeto
por la Tierra, por el Agua, por el Aire, por los animalitos y sobre todo
respeto por aquellos que todavía no lo sienten.
Explorando la Realidad
Hay palabras tan grandes que no caben en la mente de ningún ser, realidad
es una. Podríamos hablar días, años o toda nuestra vida sobre la realidad
y no terminaríamos de explorarla, por eso ni soñar en definirla.
Lo primero que debemos reconocer, es que lo que comúnmente llamamos
realidad es solo la lectura que cada uno hace del segmento o la parte de la
realidad que cada ser percibe.
Aquí hay tres ideas importantes. La primera es el tema de la “lectura”; la
interpretación que cada uno hace de los acontecimientos pasa por el tipo
de mente que utilizamos y responde directamente a los patrones mentales
de cada uno. Por eso la “realidad” para un musulmán es diferente que
para un budista, o para un cristiano, un alemán, un brasilero, un médico,
un policía, un rico, un pobre, un comunista, un capitalista…
La realidad es una, no es como Dios, es Dios, o por lo menos una de sus
manifestaciones. Sin embargo, cada persona en el planeta cree tener una
visión o una versión de la realidad y su propio “entendimiento” de Dios.
Según cuan fanática u obtusa sea su mente, se otorgará a sí mismo el
derecho de “eliminar” a todo aquel que tenga una interpretación de la
realidad que atente contra su “realidad”.
Mas la mente no lo ve así, cada ser humano se cree el más inteligente
sobre la tierra y está seguro que su visión es la correcta.
Uno de los primero síntomas del despertar de la mente es justamente
empezar a cuestionar el paradigma de la realidad única. Esta es una de
203
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
las más grandes mentiras en las que se basa el sistema en su intento de
controlarnos: Hacernos creer que alguien o -más precisamente algunossaben cuál es la realidad.
En el actual sistema la llamada globalización no es más que la herramienta
perfecta para imponer globalmente una versión de un fragmento de la
realidad. Respaldada por miles de millones de dólares se publicita -a
través del cine, televisión y espectáculos- un modelo de realidad que
es totalmente ficticio, prefabricado y mal intencionado. Sin embargo,
es tal la magnitud de los recursos económicos que respaldan esta gran
mentira, que muy pocos se atreven a dudar o ver más allá de todo ese
dinero, y menos entienden qué es lo que pretende imponer esa versión
de la realidad.
El viejo refrán: “Miente, miente, que algo queda” queda corto para graficar
cómo en nuestra sociedad, se puede repetir tantas veces una mentira
hasta convertirla en “verdad”. En este tiempo una verdad sencilla -pero
evidente- expresada por un hombre común puede ser considerada un
absurdo si le sale al frente una mentira que la contradiga pero dicha por
alguien “famoso”. A diferencia de otros tiempos, un líder de opinión podía
haber sido un filósofo; hoy, es un actor de cine, un futbolista o un político.
Ellos son quienes ven la “realidad”.
El segundo punto es tener una idea aproximada de qué tan grande es el
segmento de la realidad que podemos percibir. Si recordamos la imagen
del yin yang, y nos enfocamos en el pequeño punto negro dentro del
espacio blanco y tratamos de contarle a los demás que es bien negro lo que
vemos, ciertamente no estamos mintiendo pero tampoco corresponde a
la realidad.
Esta porción de la realidad está en relación al nivel de consciencia de cada
uno, es decir ¿de qué te das cuenta?, ¿de cuánto de das cuenta?, ¿cuántos
detalles, sucesos, causas y efectos capta tu sistema perceptivo?, ¿cuántos
elementos de juicio consideras necesarios antes de emitir una opinión?
Una tercera consideración que vale señalar y que también tiene que ver
con la consciencia, es que no solo importa que tan
extensa es tu percepción, sino también qué tan profunda puede ser. De
manera que no solo necesites saber demasiado sino, lo poco que sabes,
saberlo en profundidad. Este era el secreto de Confucio, que tenía una
visión penetrante y aguda, que le daba esa dimensión insondable a las
cosas más triviales de la vida.
Así surgió en China esta visión simbólica del padre cielo y la madre tierra,
para que la pudiera entender el niño más pequeño o el intelecto más
sofisticado.
204
El Altar del Fuego
El contenido que cada uno puede percibir en cada simple hecho depende
únicamente de su nivel de consciencia. En un solo verso podemos ver
desde el sentido literal hasta el detonador de diez imágenes paralelas
que ni siquiera el autor tomó en cuenta en el momento de la creación.
La belleza está en los ojos de quien la puede ver y la tristeza en los
oídos de quien la escucha. La energía es como el amor: No se crea ni
se destruye, solo se transforma.
Muchas veces a lo largo de los años repetimos el error de creer que las
cosas son “de una manera”, sin recordar que el mismo hecho se puede leer
de muchas maneras. Se han preguntado alguna vez ¿de qué dependen
realmente nuestras respuestas ante la vida?
Cuando das un vistazo atrás y recorres tu propia historia, es probable
que te encuentres con la posibilidad de leer ésta de forma distinta a como
la leíste originalmente, suele ser una lectura más indulgente, más sabia
(aunque los hechos fueron los mismos).
Lo realmente interesante es notar como nuestra lectura y nuestra
respuesta está en función a la energía o al amor con el que contamos en el
momento de enfrentar un hecho.
Me pasa permanentemente, cuando me excedo en el agotamiento y me
siento realmente extenuado, sé que debo tener muchísimo cuidado en
ese momento, prefiero desaparecer y esconderme unas horas, hasta
reponer la energía, pues en un mal momento mi respuesta podría ser
lamentable, inapropiada. Esto lleva a revisar todo el punto que llamamos
la administración de nuestra energía.
Cuando reconocemos que nuestro avance en el camino esta dado por la
calidad de nuestra lectura y nuestras respuestas en la vida, y que estas
dependen de nuestro amor y que nuestro amor depende de nuestra
energía, recién nos vamos a preocupar de hacer un mejor manejo de
nuestra energía. ¿En qué emociones gastamos nuestra energía?, ¿estas
emociones nos quitan o nos dan energía?
La idea de la administración de nuestra energía es una analogía a la forma
cómo administramos nuestro dinero. Todos tenemos un presupuesto
base que puede ir en aumento según nuestra creatividad.
Al igual que en el mundo material a veces no importa tanto cuanto
tengo sino en que lo gasto. Imagina que pasas por una calle y ves en una
tienda algo que realmente te gusta, necesitas y está a buen precio, pero
lamentablemente tendrías que ahorrar varios meses para juntar el dinero.
Siempre que estás cerca de la cantidad necesaria surgen otros gastos,
otros intereses y el dinero se va ahí. Sigues viendo esa cosa en la vitrina
de la tienda, pero no alcanzas a la cantidad suficiente para comprarla.
Con las virtudes pasa algo parecido, las conocemos, las deseamos, pero
adquirirlas significa un esfuerzo que no siempre queremos concretar.
205
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Sería como ir a la tienda a comprar un traje de amor, bordado con
tolerancia y compasión pero nos enojamos con el vendedor porque no
nos alcanza el dinero..
A veces cuando mi mente me invade con sus reclamos y sus quejas, no me
creo sus historias. Mi lectura es que mi energía está muy baja, mi amor se
agotó. Sé que es cosa de esperar, de reponerme, de recargarme.
Este hecho me fascina, pues deja sin piso el concepto de realidad. La
realidad no es un hecho objetivo, creo que más depende de mi amor o de
mi cansancio.
El punto principal es notar como la tolerancia está en función al amor.
Mientras más apreciamos, respetamos o queremos a una persona más
tolerancia le tenemos, en el caso contrario la tolerancia se vuelve nula.
También es notable ver como en algunos casos los canales emocionales
que desarrollamos en nuestras relaciones más cercanas, se contaminan
con las malas lecturas y las pésimas respuestas; estas van creando un
lastre, un ruido sordo que condiciona -desde la sombra- la relación,
haciendo que ciertas relaciones sean especialmente complicadas o
demasiado agobiantes.
Nuevamente la doble mirada puede redimirlo todo. Quizá la relación no
esté pasando por el mejor momento pero más depende de mi respuesta,
de mi amor, que es quien tiene la verdadera mirada.
Todo pequeño esfuerzo que hago para ver el mundo y a las personas de
forma siempre nueva, siempre mejor, es una energía que se transforma en
amor y que hará que algún día me pueda pagar el traje. El amor no se crea
ni se destruye, solo se transforma.
Creencias y realidades
Una vez aclarado que el respeto es el mejor lugar sobre el cual podemos
pararnos para decir algo, me atrevo a pedir permiso para revisar el tema
de las creencias.
Hay una gran confusión entre lo que llamamos nuestro sistema de
creencias y nuestra fe. Existen cierto tipo de creencias antirracionales
mejor conocidas como dogmas y que están basadas más en una empatía
emocional que en un proceso intelectual.
Por otro lado existen otro tipo de creencias que parecen ser fruto del
intelecto, producto de la “sesuda” reflexión a través de un sistema lógico.
Sobre las primeras hay poco que decir, como ya lo dijimos en el altar
del agua hasta que el intelecto no se desarrolla, los dogmas seguirán
gobernando el planeta. Las segundas a pesar de ser parte de la evolución
natural de las primeras, no dejan de ser igual de paradójicas en cuanto a
su irracionalidad.
206
El Altar del Fuego
Es tan poco lo que sabemos, pero nos encanta (especialmente a la mente)
que las afirmaciones y las cosas sean de una manera contundente e
inflexible, que no quede ningún espacio para la duda.
Como si la calidad o el tamaño de la verdad dependiera de su inflexibilidad.
La mente del humano común colapsa ante la doble naturaleza de la
verdad. Tiene una manifestación inmutable y eterna y a la vez es como la
nube con cara de oso que un segundo después es una mariposa con una
flor en el ojo .
A la mente no le gusta esto, porque no lo puede controlar, le da miedo, le
da hasta flojera porque le cuesta mucho trabajo estar actualizando todo
a cada segundo; es incapaz de fluir, necesita estructura para funcionar.
Por eso construimos nuestra sociedad basados en un sistema lógico
llamado lógica aristotélica o lógica dual, en el que dos cosas contrarias no
pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Si yo digo la verdad y tú dices lo
contrario entonces estás diciendo una mentira. Si bien este tipo de lógica
es válido para ciertos niveles prácticos de la vida no podemos pretender
aplicarlo para todo.
Un ejemplo perfecto es el universo de las creencias. Digamos que todas las
creencias tienen el mismo derecho de existir y que cada persona según su
desarrollo intelectual y gracias a los elementos de juicio que posee, puede
formar el criterio para elegir ciertas creencias y rechazar otras. De lo que
todavía no somos conscientes es cómo esto que consideramos raciocinio,
no es más que un proceso mecánico basado en nuestros patrones
mentales creados por la sociedad y la familia. Es así que todas nuestras
creencias pueden responder a simples condicionamientos. Al igual que en
la formación de nuestro carácter o nuestra personalidad, nuestra mente
reacciona y se define a sí misma por imitación o por oposición.
Tal vez tuvimos en nuestro padre o nuestra madre el modelo de ser
humano que queremos seguir o quizá el perfecto modelo de lo que no
queremos ser. Del mismo modo a pesar de que nos hayan tocado muy
malos ejemplos, nosotros podemos hacerlo mejor y rezar para que
nuestros hijos no reproduzcan las malas conductas de nosotros los
padres.
Igual sucede con las creencias, algunas se heredan, pues son sembradas
en nuestra niñez y se vuelven parte de nuestra estructura, mientras que
otras se adquieren casi como rechazo a la ideología de la generación
anterior.
Sin embargo y sea como fuere, las creencias van variando en función del
nivel de consciencia. Podemos encontrar creencias preracionales, que
inundan la vida de muchas personas y que denotan un escaso desarrollo
del centro intelectual. Van desde simples supersticiones como no pasar
debajo de una escalera, hasta algunas creencias religiosas. También
207
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
las hay relativamente racionales, que es cuando encontramos indicios
razonables para creer determinadas cosas.
Una de las más peligrosas pueden ser las llamadas creencias científicas,
que son las “verdades” que supuestamente han sido probadas por la
ciencia. Sin embargo la misma ciencia también ha probado que toda teoría
es válida mientras no sea derrocada por otra, que es lo que normalmente
sucede. Entonces ¿Cuál es la diferencia entre llamarlas verdades científicas
o creencias científicas si sabemos que muchas de ellas van a cambiar?
Por otro lado es bien ingenuo pensar que el 100% de la información
científica no responde a intereses económicos que intentan reforzar
ciertas ideas en la sociedad (la de la teoría de la evolución de las
especies fue financiada por la nobleza inglesa). Por lo tanto muchísima
de la información que corre por ahí es no solo inexacta, sino manipulada
intencionalmente.
El juicio final
Había tenido una noche muy intensa, muchos sueños y todos muy reales.
Mas en el último desperté por el sonido de mi voz repitiendo: “El juicio
final, el juicio final”. El recuerdo del sueño se fue esfumando; las imágenes
se diluían pero las palabras continuaban sonando en mi mente como una
vieja campana, un canto de alerta, un acertijo: “El juicio final, el juicio
final”.
Sonaban y resonaban pero no podía recordar ninguna imagen o ninguna
asociación. La alegría con la que desperté me decía que no era parte
de ningún presagio apocalíptico y si así hubiera sido no le habría dado
mucho crédito.
De pronto recordé un texto leído hace mucho tiempo en él que decía que
muchas veces, las imágenes y las frases captadas en el mundo onírico
están invertidas. Invertí la frase y todo cobró sentido, empecé a repetir:
“El final del juicio, el final del juicio”. Eso sí era un mensaje para mí.
Llevaba muchos años reflexionando sobre eso. No porque me lo mande
alguna ética trasnochada sino porque ya no soportaba un día más el peso
de una mente tan “juiciosa”. Soñaba en liberarme de esa parte tan negativa
del juicio; es más, me sentía realmente herido de estar juzgándolo todo,
todo el tiempo.
Vivo en las montañas sin televisión, ni radio, ni noticias y a pesar de eso
la información seguía llegando a mí y generando todo tipo de juicios.
Noté cómo década tras década, mientras más crecía la consciencia era
mucho más difícil intentar ser coherente. A pesar de vivir casi aislado no
podía evitar enterarme de muchas cosas, quizá unas pocas buenas pero la
mayoría no muy agradables y la sensación de indignación crecía día a día.
208
El Altar del Fuego
Me identificaba tanto con lo que pasaba que me convertí en un indignado
en España, un activista en Wall Street, un desempleado en Grecia y un
no contactado en la Amazonía. Todo lo que sucedía en el mundo me
afectaba desmesuradamente, sentía responsabilidad por todo. Desde
la indiferencia humana por la degradación del planeta, la expansión
comercial china, la política de USA, los banqueros, los petroleros, el
fraking y los transgénicos. Vivía indignado hasta conmigo mismo porque
no podía vivir sin indignarme. Por más que trataba de ver el lado bueno
de la vida, lo amable, lo hermoso, tarde o temprano el juicio me superaba
y terminaba enojado por todas las “malas cosas” que sucedían en el
mundo. ¿Cómo podía liberarme de algo tan fuerte como dejar de juzgar?
No quería volverme una persona ingenua e indiferente que cree que nada
se puede hacer.
Crecí y me eduqué en la consciencia de que hay que participar y no solo
quejarse. No toleraba ser uno más que nunca opina sobre nada, porque
no sabe nada o porque no quiere enfrentar o comprometerse con nada.
¡Qué extrañas me parecieron siempre las personas que nunca tomaban
nada en serio! A mí me interesaba ¡todo! Y trataba de informarme de todo.
Mas al margen de que si mi juicio era correcto o no, mi cuerpo estaba
mandando claros mensajes. Ya no toleraba más vivir de ese modo y aun
así me resistía a dejar el “vicio”.
Viéndolo ahora con un poco más distancia puedo ver a mi ego alardeando
de su buena información detrás de cualquier opinión, sintiéndose
importante, hasta inteligente si lograba juntar dos palabras explosivas o
el insulto perfecto para los “canallas” que destruyen el planeta.
Sin embargo, también había una parte muy real, ¿qué puedo hacer con
el dolor de saber que hay animales en extinción, hielo que se derrite en
el ártico, glaciares que se pierden en los Andes, selvas que son arrasadas
para sembrar vacas y soya transgénica y gobiernos salvando bancos con
el dinero del pueblo? Pensaba en los rugidos de libertad de los últimos
tigres de bengala, en los osos polares, en los jaguares en la Amazonía,
en los últimos vuelos del águila arpía, las últimas meriendas del caimán
negro… Todo este mundo, que había aprendido a amar con tanta pasión y
admiración de pronto se desmoronaba, era aniquilado por la insensatez.
¿Cómo no condenar al terrorista, al violador, al dictador, al genocida, al
explotador, al ladrón de cuello blanco?, ¿cómo no decir nada?, ¿cómo no
luchar contra esto? Por lo menos ¿cómo no tener un juicio sobre todo
esto?, ¿cómo no juzgar a la gente atiborrada en los centros comerciales
comprando todo lo que no necesita?, escuchaba mi mente gritar:
“Ignorantes consumistas agotando los últimos recursos de la tierra”.
¿Tiene algún sentido la cobardía escondida en la indiferencia y la no
condenación? Ciertamente la lógica dual (convencional) no tiene la
209
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
solución, mayormente solo propicia eternas discusiones. La respuesta
a este problema la encontré dentro de la rueda de medicina. ¿Se puede
dejar de juzgar? Sí y no. Exploraremos el tema desde varios ángulos.
La única vez que me perdí en la selva tenía venticinco años y estaba
en una pequeña cabaña ayunando. Por la noche había tenido un sueño
hermoso: Una viejita me enseñaba a tejer canastas y sombreros. Por la
mañana desperté y probé con unas fibras que tenía por ahí, era cierta la
técnica que me había enseñado.
Comencé de inmediato a tejer un sombrero, pero pronto se acabó la fibra
y tuve que internarme en la selva para conseguir más material. Caminé
una media hora y comencé a encontrar lo que buscaba, ya tenía unos tres
rollos de tanshi cuando al tratar de obtener el cuarto, golpeé sin querer
unas hojas que albergaban un enorme nido de avispas. En menos de un
segundo, bote todo y salí corriendo despavorido -pues muchas picaduras
de estas te podrían hasta matar- corrí y corrí hasta cerciorarme que ya
no me seguían, cuando paré y mi corazón recuperó la calma, traté de
encontrar el tanshi y el machete, pero nada.
Hice lo posible por orientarme y salir al camino principal que partía de
la cabaña; caminé como una hora y nada, me detuve cerca de un gran
shihuahuaco. Volví a tratar de ubicar por donde estaba el río y seguí
caminando otra hora aproximadamente; cuando de repente me pareció
reconocer el lugar pero no estaba seguro. Emprendí el tercer intento, esta
vez un poco alterado y casi corriendo, cuando vi por tercera vez el mismo
shihuahuaco, no pude contener algunas lágrimas pues sabía lo que podía
significar: Estaba perdido.
Me serené, respiré profundo y recordé el mejor consejo para cuando te
pierdes en la selva: Busca el agua. Cuando encuentras aunque sea un
pequeño hilo de agua, pronto este engrosará o se encontrará con otro y
este con otro, hasta llegar a uno más grande y allí habrá gente. Así que lo
puse en práctica y así fue como salí. Lo más importante de esta experiencia
es que confirmé la información que cuando uno se pierde camina en
círculos. No sé cuál sea la razón de este fenómeno, mas lo cierto es que se
cumple y no les recomiendo comprobarlo, menos en la selva.
Gracias a ese extraño suceso se me hizo más fácil comprender la rueda
de medicina o la ley dinámica. Muchos procesos evolutivos nos parecen
lineales porque somos incapaces de observarlos conscientemente
durante largos periodos, así el desarrollo del juicio está insertado en el
proceso de desarrollo de la consciencia. Veámoslo gráficamente:
210
El Altar del Fuego
El punto A representa el inicio, la inocencia o la inconsciencia, la
desinformación, el desinterés, la superficialidad, el punto del que todos
partimos.
Nuestro crecimiento está orientado hacia el punto B, el segundo altar,
el hogar del conocimiento. Allí adquirimos más información, más
“consciencia”, más juicio. Casi sin notarlo las cosas nos empiezan a
interesar más y más. Empezamos a construirnos una “opinión”, nuestro
mundo de creencias.
El punto C, simboliza el máximo juicio, en ese nivel somos personas
informadas, con una posición ante todo, con un juicio sobre cada cosa.
Es la zona más peligrosa, nos podemos volver un terrorista o un fanático
en cualquier especialidad, es la parte más oscura del camino aunque
paradójicamente es en la que nos sentimos más seguros e iluminados.
Tenemos desarrollado el intelecto pero nadie nos dijo que ahora tenemos
que regresar a purificar nuestras emociones.
No hay tiempos ni garantías en estos procesos, no les puedo decir cuánto
duran o si se van a quedar anclados de por vida en alguno de estos altares.
Eso depende de cada uno, pero si tu destino es continuar el proceso, las
señales serán claras. En mi caso, mi cuerpo me estaba gritando: “Acaba
con el mal uso del juicio”.
Lo más triste de todo era que yo decía: “Claro, yo sé que esto me hace mal, lo
sé hace treinta años y sin embargo no puedo dejar de juzgar tóxicamente”.
Tuve que llegar a una situación insostenible, verdaderamente mortal que
me obligó a soltar eso y muchas cosas más, si quería seguir viviendo.
¿Hasta dónde tiene uno que sufrir para lograr comprender algo
permanentemente y no caer una vez más ante el monstruo del olvido?
Esto me permitió acceder a una idea mayor: Los juicios y las opiniones
no habían crecido solo con la “consciencia”, sino que se habían logrado
a través del uso de patrones mentales que tenemos que detectar y luego
desmantelar.
El paso al siguiente nivel o cuarto altar (punto D) lo obtenemos solo
cuando ya no nos importa cuánta razón tengamos, sino cuando se
abre paso -entre todos los deseos menores- el deseo único de amar
incondicionalmente y liberarnos de todos los patrones mentales que nos
dominan. El amor propone una lógica superior a la razón.
En todos los casos tenemos que dejar de alimentar los patrones que usamos
y que nos controlan. No se trata solo de dejar de ser violento porque la
violencia es “mala”. Yo no quiero ser violento porque la violencia formó en
mí un patrón esclavizante. La mente no es libre mientras “reacciona”
ante los “ataques”. Lo peor es que usamos todo tipo de argumentos para
validar nuestra violencia.
211
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Vamos buscando permanentemente “causas justas” por las que protestar
y que nos permitan arrojar unas cuantas piedras; alimentando toda
nuestra furia mientras caminamos disfrazados de justicieros. El punto es
que hay una cuestión previa antes de evaluar si mi enojo tiene razón o no.
Mientras mis pensamientos o mis actos vengan de un patrón mental son
inaceptables; ya cuando logre liberarme decidiré si quiero ser violento o
no. Evidentemente esto es válido para todos nuestros patrones.
Hay en selva, una vieja historia de cómo cazan los monos con una trampa
muy sencilla. Hacen una caja de maya de alambre y ponen un plátano
dentro, dejando una abertura como para meter una mano abierta. El
mono ve el plátano y mete la mano para sacarlo pero no puede, porque el
puño no sale sin soltar el plátano. El mono prefiere quedarse agarrando el
plátano y que lo atrapen. Tienes que escoger entre el plátano de la “razón”
o la libertad que te da el amor.
El empezar a “darse cuenta” de que mal están las cosas y que muchas
personas “no se dan cuenta de nada”, puede ser muy peligroso. Si bien hay
gente que desarrolla la tolerancia de manera natural y temprana, para
otros esta virtud puede ser las última en aparecer. Nuestro juicio se puede
convertir en el vicio de aprender a despreciar y ofender, volviéndonos
personas déspotas y arrogantes.
La percepción de la injusticia y el desastre circundante puede llegar a
obsesionarnos y ver incluso las cosas peor de lo que son. ¿Peor? Sí, esto
nos puede llevar a la locura misma, hasta descubrir que el final de este
proceso siempre estuvo en nuestras manos. Para que el juicio negativo se
detenga, tenemos que llegar generalmente a una situación insostenible.
Sencillamente nuestro impostergable deseo de vivir en armonía y
alcanzar el amor, nos dará la comprensión de cómo lograr otra manera de
ver las cosas sin volvernos personas fatuas y superficiales.
Llegará el momento en que no soportaremos más hacer un solo juicio y
algo extraordinario aparecerá. En todos los casos esto significa “perder
el juicio” en muchos sentidos. Siempre habrá una parte nuestra que se
resiste a perder, esto será así hasta encontrar el siguiente peldaño; otra
lógica superior a la lógica dominante: Perder la razón es ganar la paz.
Hasta dar el salto, corremos el riesgo de quedarnos atascados y empeorar
la situación hasta límites inimaginables. Ciertamente cuando estamos
abrumados con tantos pensamientos de injusticia, nuestra mente no
para de roer y roer el mismo hueso. Nos cuesta muchísimo abandonar
las heridas y las “traiciones”, pues muchas veces estas ya forman parte
de nuestra identidad, llegando a pensar que no somos nada sin nuestra
tragedia.
212
El Altar del Fuego
Sin desestimar todas las dolorosas formas con las que la vida se manifiesta,
debemos hacer un esfuerzo para ver el “otro lado”: La posibilidad de
cambiar un patrón mental sumamente duro y rígido, que nos esclaviza
hasta casi enloquecer. Todos sabemos que es muy fácil ser bueno en el
paraíso, protegidos en un templo o un convento y que la realidad recién
se va a hacer visible en las calles, donde uno se pone a prueba. Por eso es
muy importante participar en la vida pública y hasta política en la que
las ofensas, calumnias y malos pagos son cosa cotidiana: Son las escuelas
más eficientes para trascender nuestra mente reaccionaria.
También hay que mencionar la relación entre juicio negativo y ego.
Generalmente un ego inconsciente y en plena ascensión no escatima
oportunidades para juzgar y desmerecer a todos y a todo. Una vez que
entendemos este ridículo juego ya no es tan placentero. Buscamos
desprestigiar y humillar a los demás con el principal objetivo de
aparentar ser mejor, aunque sea delante de nosotros mismos. Creemos
que mientras más lodo lancemos a nuestro alrededor más blanca y limpia
se verá nuestra ropa.
A todos nos ha tocado en algún momento la experiencia de estar cerca de
esas personas que disfrutan hablando mal de todos y de todo, hay gente
que los aguanta cinco minutos, otros un minuto, otros ni eso. Esa gente
nos roba energía y tiempo, además de dejar un mal sabor en nuestras
emociones. Sé que hay situaciones difíciles que ameritan análisis y
soluciones, a las que se llega con un buen juicio, aunque muchas veces
volvemos al juego de nuestros patrones.
El ego goza al hundir a los demás para intentar levantarse, esta estrategia
es poco inteligente. Si queremos trascender realmente los límites de la
mente (los tres primeros chakras) y llegar al corazón no podemos hacer
eso. Decíamos que en el corazón se experimenta la unidad, por lo tanto
cualquier intento de menospreciar con la intención de dañar, a quien más
hace daño es a nosotros mismos. Es más que claro que cuando se pretende
descalificar a los demás para gozar de mayor prestigio y admiración
estamos tratando de acrecentar nuestra fama y nuestro poder, es decir,
estamos atrapados en la energía del tercer chakra. Esto se me hizo muy
obvio leyendo hace muchos años un libro de un maestro muy famoso
-que se decía “iluminado”- y que “descalificaba” a Buda y a Jesucristo en
“algunos aspectos”. Es comprensible que cada maestro quiera vender su
“pan”, pero es diferente decir: “Compra mi pan porque es bueno”, que
“Compra mi pan porque el del vecino es horrible”. Vayan dándose cuenta
que complicado es esto del mal juicio, que hasta a los “iluminados” a
veces se les olvida.
La pregunta clave en este momento es ¿desde dónde digo qué? Es decir,
¿desde qué lugar psicológico me atrevo a juzgar qué?, ¿parado sobre qué
213
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
pensamientos y motivaciones me atrevo a opinar?, ¿qué tanto recordamos
la enseñanza que cada ser habla por su “herida”?
A algunas personas solo le bastará oír su voz altisonante y lograr con
algún un ingenioso juego de palabras impresionar a su auditorio y sentir
placer a través de su ego. Para otros el objetivo será tratar de ser “justo”
es decir que su “razonable” argumento sea aceptado.
Para quién tiene una mirada un poco más profunda y va por la senda
del autoconocimiento quizá lo importante será reconocer la verdadera
motivación del “juicio”; si es una crítica sin más (patrón mental de juzgar),
o si está destinada a mejorar nuestra imagen, nuestra posición, o no es
más que un pequeño juicio malévolo (esas mínimas gotas de veneno que
vamos soltando como queriendo aliviar nuestro dolor).
Durante la etapa en la que se desarrolla nuestro intelecto casi todo el
sufrimiento proviene del mal uso del juicio. Si pudiéramos desprogramar
nuestros juicios y separarlos de las tóxicas emociones negativas,
podríamos vivir más felices y ciertamente se podrían evitar muchas
enfermedades y otras se curarían.
Tampoco hay que confundir la meta final con un plan de trabajo. La meta
es el final del juicio, pero es poco probable que podamos pasar en un día,
de un estado de permanente juicio a una mente sin juicios negativos.
Hasta el momento solo hemos hablado del juicio como si fuera algo
negativo por sí mismo. Hemos juzgado al juicio y ha salido culpable de
nuestra infelicidad.
Ahora viene su verdadera medicina. Tanto el juicio como los patrones
mentales o los instintos tienen un origen natural, son parte de nuestra
naturaleza, del desarrollo de nuestro intelecto, de ninguna manera son
malos por sí mismos. Nuestra confusión comienza en no poder distinguir
o percibir la negativa carga emocional que acompaña a cada juicio.
No se trata solo de anular el juicio. El desarrollo del juicio va de la mano
con el desarrollo del intelecto y el de la consciencia.
Cuando despierto en un día en el que tengo mil cosas que hacer y veo que
amaneció lloviendo, no es lo mismo decir con una sonrisa: “Llueve”; que
exclamar: ¡Maldita lluvia, hoy tenía tanto que hacer y ahora ya no podré
hacer nada!
Todo el “aderezo” emocional con el que cada uno sazona su vida es
responsabilidad de cada ser. Enfrentamos cientos de situaciones durante
el día en las que la vida nos demanda hacer juicios. Incluso si recordamos
que el desarrollo de la consciencia viene junto con asumir cada día más
responsabilidades; estas responsabilidades estarán basadas en juicios e
214
El Altar del Fuego
implicarán cada día más y más juicios. Por eso reitero, el problema no
está en el juzgar sino en no tener consciencia sobre nuestras emociones.
Esta herramienta de los cuatro altares nos enseña que el desarrollo de la
consciencia pasa por hacernos responsables de nuestras emociones.
Se trata de por lo menos intentar no permitir que las fuerzas involutivas
destrocen el planeta y nuestra especie, y a la vez hacerlo desde una
posición de amor y compasión hacia las personas que no lo están viendo.
Existe una diametral diferencia entre trabajar desde el amor que en
luchar desde el odio y las malas emociones.
He escuchado a mucha gente que repite eso de no juzgar y se siente muy
evolucionada a través de esa actitud sin entender el proceso completo. La
enseñanza de la simultaneidad nos muestra como en algunos momentos
todo somos iguales, mas en otros el eje vertical de la cruz se manifiesta
mostrando el orden natural basado en la consciencia. Esto puede
resultar muy incomodo para los “adolescentes” amantes del caos, pero
es inevitable que de vez en cuando la conciencia ponga un poco de orden.
De esto se trata el final del “mal juicio” para empezar con el buen juicio.
El perdón
El perdón –tanto como el mal juicio- puede ser un tema en el que
nos quedemos atorados por mucho tiempo antes de comprender su
importancia. Fue una de las primeras lecciones que aprendí con las
plantas sagradas y que me inspiró para producir mi primer documental
sobre el ayahuasca: “La medicina del perdón”.
Si bien podríamos escribir un libro entero, mirándolo teóricamente de
todos sus ángulos, solo en la práctica podremos saber que tanto lo hemos
comprendido realmente.
Cuando uno entra en el mundo de las medicinas, descubre que la vida no
es la milimétrica capa superficial sobre la que estamos parados haciendo
innumerables juicios. La vida empieza a manifestarse con una asombrosa
profundidad, realmente sin límites. Así va creciendo nuestra capacidad
de percibir el Amor y el Dolor.
Es un hecho que a todos nos ha pasado el encontrarnos con esta típica
situación. Luego de estar seguros de haber perdonado, de haber soltado
todo el resentimiento, en el momento menos pensado vuelve a aparecer.
Esto se debe a que ciertas heridas existen en nuestro cuerpo emocional
a una profundidad a la que no siempre tenemos acceso. No sirve decir
de la boca para afuera: “Te perdono”, primero tenemos que liberar
esta emoción enferma que sigue viviendo en nuestras profundidades.
215
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Debemos viajar hasta la profundidad donde está la herida y desde ahí
trata de “comprender”, es decir, incluir en nuestro amor a aquella persona
que nos causó el sufrimiento. Abrazarla, abrazando su ignorancia, su
sufrimiento y su inconsciencia, en ese momento ver que tenemos delante
de nosotros la oportunidad de soltar o no soltar, de crecer o esperar una
vuelta más. ¿De qué tamaño es realmente nuestro QUERER?, ¿queremos
o no queremos? Debemos usar todo lo aprendido en estas páginas para
entender que solo trascendiendo la razón y esa necesidad oculta de
“justicia”, es que vamos a poder perdonar realmente y llegar al Amor.
¡Cuánta energía se necesita verdaderamente para poder perdonar!
De nuevo nos encontramos ante esta maravillosa paradoja de la vida.
Mientras por un lado hemos crecido creyendo que la razón (el logos) es
la máxima expresión del intelecto humano, por otro, un intelecto que no
ha trabajado sus emociones se vuelve una trampa mortal. Justamente la
potencia y la intensidad de sus pensamientos y emociones son los que
puede autodestruirlo. Puede desde autogenerarse graves enfermedades
hasta causar mucho daño, pensando que al tener “la razón” todo puede
estar justificado.
El no perdonar oculta dos hechos de insospechada magnitud. El primero
es que vivir resentidos le cierra la puerta a la alegría, que es la más grande
medicina en nuestra vida. El segundo es que muchas veces, no solo
vivimos resentidos sino odiando a las personas que nos han ofendido.
Esto es en extremo tóxico y causante de problemas aún mayores. Por eso
no es solo “poesía” cuando cantamos: “Solo el amor puede curar”.
La parte más sutil de este proceso -aparentemente lineal- a través del cual
desarrollamos el primer, segundo y tercer altar, es que cuando la mente
y específicamente el intelecto cree haber encontrado la “razón” en este
desarrollo lineal ascendente (como decir: “Ya me aprendí el jueguito”), la
maravillosa inteligencia divina le enseña la última lección: La consciencia
no se desarrolla mecánicamente. Y el reino del amor es solo para
los humildes. Por lo tanto ese EGO hiper desarrollado no puede seguir
creciendo ni ascender con ese peso al siguiente nivel, tiene forzosamente
que “bajar” a revisar
sus emociones, limpiar totalmente su cuerpo emocional, y comprender
esa magia casi inconcebible que transforma las bellas emociones en
verdadero amor.
216
La sombra de este altar: La soberbia
El Altar del Fuego
La evolución normal de este proceso -este circuito de tres pasos- que nos
lleva a completar la evolución mecánica, construye una forma energética
similar a una pirámide. Como especie tardamos casi cien mil años en
evolucionar nuestro cuerpo hasta este punto, luego algunos miles de
años en desarrollar nuestras emociones y tan solo unos cinco mil años en
perfeccionar nuestro intelecto.
Todo este esfuerzo evolutivo de nuestra especie no solo culmina con el
desarrollo parcial de nuestro intelecto, sino que todo este esfuerzo sería
en vano si nuestra especie no llega a entender el diseño del plan divino.
El Toroide es la imagen perfecta para graficar el flujo de la energía
universal. Es un diseño de altísima tecnología que permite la
transformación permanente de algo en su opuesto. La Consciencia en
inconsciencia y luego otra vez en consciencia. La energía en materia y
luego otra vez en energía. Así funciona el universo. Sin embargo hay un
punto crítico en este diseño que no es arbitrario ni fruto del azar, es el
paso de la evolución mecánica a la evolución consciente. Está marcado
por un punto de transformación muy definido, justo en el centro, entre
lo inconsciente que no puede llegar por su propia densidad a espacios de
consciencia.
El ego es en definitiva parte de esta evolución mecánica (inconsciente), no
es que sea “malo”, simplemente no es su lugar, su vibración no lo permite.
De la misma manera como no podremos llevarnos un millón de dólares
una vez muertos, tampoco podemos llevarnos nuestro ego al “mundo
consciente”, esto es una ley en extremo lógica e inquebrantable.
Por lo tanto el misterio de este mundo se aclara cuando uno comprende
que el gran esfuerzo para llegar al pináculo de la evolución humana, debe
ser entregado como ofrenda. Uno renuncia a utilizar todo ese poder que
puede ser conocimiento, influencia, o dinero, para ponerlo al servicio de
la evolución de las personas, con la finalidad de facilitarles el camino.
217
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Desde hace miles de años hay gente que lo entendió y lo consiguió hacer,
también hay gente que lo entiende y no lo consigue, y también hay gente
que ni siquiera lo entiende.
Como humanidad estamos viviendo un tiempo muy difícil, pues mucha
gente de este último grupo ha llegado a un gran desarrollo del intelecto,
expresado unilateralmente en su capacidad de enriquecerse y manipular
la economía y están causando una embolia evolutiva.
El real peligro de los egos sobredimensionados es que representan
verdaderos coágulos en el flujo de la energía, y a nivel de especie están
fungiendo como un verdadero tapón que está obstruyendo el flujo
evolutivo.
La sabiduría divina tiene previsto todos los casos, pero la ley es
inquebrantable ni la misericordia divina podría alterarla. Por eso el tercer
centro es el altar de la ofrenda, de la muerte, el trono de Shiva, el señor de
la destrucción. O renuncias a beneficiarte del poder y te pones al servicio,
o dejas crecer tu ego sin medida y pasas a ser parte de la embolia.
Ya hemos hablado que la sustancia más adictiva es la que generamos
cuando nuestro ego es admirado. Es la reiteración permanente del mito
de Luzbel, la soberbia…
Todos en nuestro pequeño caminar -y al entender como gira esta rueda
en nuestra vida cotidiana- tenemos la posibilidad cada vez que la vida
nos coloca -aunque sea unos instantes- en una posición de poder,
experimentar esta sensación que es la soberbia. Y no me refiero solo al
mundo de la economía o la política sino especialmente al llamado mundo
espiritual, donde los egos pueden ser mejor camuflados pero no menos
“embólicos”.
Es la trampa más grande de nuestro intelecto, la verdadera prueba de
fuego, creer que no haya nada más digno de admiración que nosotros
mismos. Y sobre todo no tener la capacidad de entender cuál es el
siguiente paso.
Todos esos hombres y mujeres “inteligentes” y poderosos pasan por un
momento en el que tienen la oportunidad de entender; pero ciertamente
no es un momento fácil, mientras más grande el ego más difícil será la
renuncia.
No es lo mismo para una persona que creció advertida del suceso y se
preparó toda su vida para ofrendar su ego cada vez que sea necesario.
Finalmente cuando nos toque enfrentar la gran rueda no digo que será
fácil pero por lo menos no imposible.
Por eso si está información estuviera disponible y nuestros hijos
crecieran informados y conscientes del propósito divino, cuando les
tocara desarrollar su ego y su intelecto –como tiene que ser- tendrían
mejores oportunidades.
218
El Altar del Fuego
Gran parte del problema está en no saber qué está pasando. Muchos de
ellos puede que fuera gente buena, con bellas intenciones, que en pocos
años pasaron a tener mucho dinero y nunca tuvieron la preparación
adecuada para manejar semejante caudal de energía.
Tampoco es difícil entender que semejante caudal de energía atascada
tiene que generar una enfermedad. Y esa es la enfermedad que sufren sus
egos y su intelecto.
Es importante entender que estamos sujetos a reglas de espacio y tiempo.
Tenemos muchas oportunidades pero son finitas. Es mejor dar el salto
cuando somos ligeros y ágiles que cuando ya tenemos un monstruoso
sobre peso.
Este diseño nos permite prepararnos desde los primeros pasos de
nuestra incipiente consciencia, para detectar esta tremenda sombra
que es la soberbia. Está presente en nuestra vida diaria cada vez que
nos enojamos, que no queremos pedir perdón, que no queremos asumir
nuestra responsabilidad, nuestros errores, nuestra arrogancia; la vida
nos regala miles de oportunidades para ir entrenándonos y nosotros les
llamamos despectivamente “problemas”.
Querer
A veces se me hace difícil entender cómo después de desarrollar el
intelecto por más de cinco mil años, todavía no podemos comprender
lo esencial. Imaginamos tener el entendimiento de las palabras y a la
vez ignoramos la insondable profundidad que solo una palabra puede
albergar. Cada palabra es un poema.
Este simple hecho muestra el nivel real en el que transita todavía gran
parte de la humanidad. El desarrollo del intelecto todavía se define en
función a lo extenso que pueda ser, no a su profundidad.
Si recordamos una vez más nuestro parámetro (las dimensiones que
ocupa un cuerpo en el espacio), encontramos que aún la gran mayoría
vive en un espacio de dos dimensiones (placer-sufrimiento), todavía con
la profundidad de una hoja de papel.
Aún se experimenta la felicidad en función de la cantidad de placer que la
mente puede consumir. Del mismo modo, la forma que tiene el intelecto
de abarcar el conocimiento es de una profundidad milimétrica. Sabemos
muchas cosas superficialmente, pero sabemos muy poco en profundidad.
Quizá uno de los mejores ejemplos de esto son las relaciones humanas
a través de las redes sociales, allí podemos conocer miles de “amigos”
pero solo a algunos cuantos conocemos un poco más. Incluso dentro de
las familias, con la desconexión que han producido los celulares y tablets,
los miembros ya casi no se conocen, ya no juegan juntos.
219
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Hay algo que Confucio tenía muy claro, lo más importante no es la
erudición, a él le bastaba con profundizar en las relaciones entre el cielo
y la tierra. Todavía podemos simplificar aún más y concentrarnos en el
verdadero autoconocimiento.
Cuando la ciencia intelectualiza la naturaleza, la aparta de sí y la vuelve
el objeto del conocimiento; comete el más grave olvido de la historia,
descubrir y conocer la propia naturaleza del ser humano.
La ciencia de la psicología –que ni siquiera es considerada una ciencia en
rigor, en la medida que no siempre se puede aplicar el método científicotodavía no tiene más de un siglo. Lleva cuatro mil años de retraso frente
a la matemática. La antigua enseñanza tallada en el frontis del templo
de Apolo en Delfos “Conócete a ti mismo” (que en griego clásico es
γνῶθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón), no es una frase muy
popular entre los científicos. Muchos de ellos son emocionalmente niños,
jugando con energía nuclear o viajes intergalácticos. El verdadero abismo
de misterio que cada uno lleva por dentro les espanta o no les interesa
todavía.
En general gran parte del esfuerzo de la lógica dominante se dirige en
mantener al ser humano alejado de su interior, que no tenga contacto con
su sabiduría ni con su poder interior. Porque seres humanos despiertos
en un número considerable pueden ser muy peligroso para el sistema.
La consigna es mantenerlo dormido y bien “distraído”, pendiente de
la industria del “entretenimiento”, las noticias, la farándula, nada que
tenga que ver con la profundidad. Incluso en ciertos espacios sociales es
abiertamente considerado de mal gusto cualquier invitación a la reflexión.
Lo socialmente aceptado es izar en la punta del iceberg una bandera con
una carita feliz y por debajo todo un océano de sufrimiento inconsciente
que ni siquiera interesa comprender, y que solo deja un ruido sordo como
diciendo: “Que absurda o que triste que es la vida”.
Como decíamos, la ilusión es real mientras dura, y el sufrimiento
innecesario es real mientras permanece. Sin embargo estamos tan cerca y
tan lejos de acabar con él, que cuando lo intuimos parece que nos asusta.
En la mayoría de los casos en los que me toca escuchar la historia del
sufrimiento humano, la reflexión es bastante parecida. ¿Cómo el dolor se
encarga de hacernos saber lo que queremos y lo que no queremos? El
problema no es el dolor sino nuestro olvido. Toda persona medianamente
consciente ya tiene registro de esta experiencia “¿Cuántas veces tengo
que sufrir lo mismo para ya no pasar por esto?”, “¿Cuántas veces debo
patear la misma piedra antes de poder esquivarla?”
Pareciera que la naturaleza falla, pero no, hasta un animal se daría cuenta
más rápido en que estamos errando; es falla del sistema que dirige sus
220
El Altar del Fuego
esfuerzos a que no recuerdes lo principal. Nadie se acuerda del olvido, o en
positivo, nadie se acuerda de la memoria, de la consciencia, del recuerdo
permanente que somos esa consciencia. Si nos recordamos unos a otros
que también somos “seres espirituales”, la película sería más fácil.
Cuando esta gran pregunta se planteó en mi vida ya en una forma
contundente: “¿Hasta cuándo tengo que sufrir?”, “¿hasta cuándo tengo
que ser víctima de mí mismo, de mi propio olvido?”, de las profundidades
surgió la voz del Tiempo que me dijo: “Hasta que tú quieras”. El eco
interminable de esa frase no acabará jamás, pues es la respuesta
permanente del universo para mostrarnos la salida.
¿Cómo si estoy inmerso en una situación dolorosa en la cual no soy
responsable ni puedo darle solución se atreven a decirme: “Hasta que tu
quieras”?
Solo la capacidad de un intelecto correctamente desarrollado, puede
captar toda la profundidad de esta palabra que nos abre la puerta hacia
la libertad: Querer
Mi meditación no se detuvo en relación al “sufrimiento”, me mostró como
toda la mecánica de la vida está en función a esta palabra.
Para empezar no sabemos ni lo que queremos, es decir lo sabemos o lo
queremos tan superficialmente que en verdad no sabemos ni queremos
nada conscientemente.
Es más, no sabemos que queremos cosas tan contradictorias como querer
la consciencia y querer seguir engañándonos; o querer ser honesto y
querer seguir aprovechándonos del resto; queremos la vida pero tenemos
hábitos alimenticios que implican la muerte. Simplemente llegar a saber
qué queremos, ya nos permite concentrar nuestra energía y darle un
verdadero propósito a nuestra vida.
La segunda parte de este gran trabajo es en relación a la profundidad
¿Cuánto lo queremos? No una hora ni un día, sino ¿cuántos años
podemos sostener este propósito?, ¿de qué tamaño es nuestro querer?,
¿somos conscientes de cuánto tenemos que querer la libertad para ser
libres?, ¿cuánto tenemos que desear el amor para alcanzarlo?, ¿queremos
realmente dejar atrás todo eso que nos estorba para llegar a la meta: Eso
como la injusticia, la indiferencia, la superficialidad, la inconsciencia,
incluso la justicia y finalmente la razón?. ¿estamos realmente conscientes
del esfuerzo que hay que hacer?, ¿queremos hacerlo?
La respuesta la tiene cada uno: “Hasta que quieras”.
Esta palabra guarda relación con uno de los símbolos más poderosos: La
cruz. El querer está en el brazo más largo de la cruz. Mientras los otros
tres mantienen la proporción y el equilibrio, hay uno que expresa una
energía que se sale del cuadro.
221
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
El querer es la verdadera prueba de fuego, solo podrás comprender
la dimensión de esta palabra cuando tu intelecto llegue a estar casi
plenamente desarrollado, y solo podrás trascender la soberbia que esto
implica cuando tu querer este puro, claro y resuelto. Cuando toda tu
energía esté plenamente en acuerdo y unificada, cuando el clamor por
la vida y el amor sean en ti una sola voz, cuando tu súplica tenga un solo
objetivo. Entonces la puerta se abrirá, ¿y por qué se abre? Porque QUIERO,
la enseñanza del universo ha sido completada en esta fase.
Como equilibrio ante esta apabullante realidad, el universo nos
muestra una ley que nos debe llenar de alegría. Es un fractal de
cómo en la naturaleza los procesos iniciales son extremadamente largos
en comparación a los periodos medios, y éstos infinitamente lentos en
comparación con los periodos finales, es decir hay evidencia de una
aceleración geométrica que permite y favorece la evolución.
En el caso de la creación de la vida en este planeta, el periodo precámbrico
duro cuatro mil millones de años hasta el paleozoico, que se inicia con
el cámbrico. Luego pasan “solo” cuatrocientos sesenta millones de años
hasta el cuaternario que empezó hace dos millones de años, dentro de los
cuales el ser humano aparece –aproximadamente- hace tan solo cien mil
años.
En el caso de la evolución del ser humano, el cuerpo de nuestra especie
tardó cien mil años en llegar a ser como lo conocemos hoy. En unos diez
mil años “evolucionaron” las emociones, y finalmente solo en los últimos
tres mil años ya algunos individuos disfrutaban de un intelecto bastante
desarrollado.
Si comparamos el tiempo que tiene el universo con un año terrestre el
ser humano apareció en los últimos cinco minutos del 31 de diciembre.
Espero que en el último segundo le llegue el amor.
Lo mismo sucede con la evolución de nuestra consciencia. En los albores
de ésta ni siquiera está despierta la necesidad de cambiar algo. Luego,
cuando ya hay consciencia de la necesidad de cambio, la frustración
aparece mostrando que difícil es lograr un pequeño cambio; nos podemos
pasar años luchando contra los mismos patrones.
Quizá algo que no percibimos es que cada vez es ligeramente más fácil.
Cada vez con menos esfuerzo logro no hacer lo que no quiero. Cada
pequeño paso que damos en la dirección correcta nos ubica en mejor
posición en relación a la siguiente prueba.
La rueda va girando cada año, cada día, cada segundo y solo de nosotros
depende dar la respuesta correcta y pasar al siguiente nivel.
222
El Altar del Fuego
Cuando el Ego se cansa de intervenir, alterar y manipular la sagrada
realidad entonces se convierte en el observador, en el testigo, en la
consciencia. Pero ¿por qué se convierte?, porque Quiere.
Así abandonamos este mundo mental signado por la competencia, el
egoísmo, la soberbia, la culpa y el miedo, las creencias, la “razón”… para
adentrarnos en el mundo de los “sin razón” pero que conocen el verdadero
amor. Por lo general la gente piensa que llegar a la razón o a la plenitud
del intelecto es la meta del desarrollo humano y que el verdadero amor
es cosa de Dioses. No creo que sea así. Creo que la razón es solo una parte
del camino, y que la plenitud del proyecto del Ser humano es el verdadero
amor, eso está al alcance de todos, pero de todos los que quieren.
223
El altar del Aire
225
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
226
El amor
Segunda Parte - Los Cuatro Altares
A pesar que pareciera que en este altar las palabras sobran, aun así
haremos el mejor esfuerzo por invocar las más adecuadas. Aunque ya
hayamos tenido la dicha de probar un gotita del néctar, no es lo mismo
que vivir y nadar en el océano de la misericordia y la felicidad sin límite.
El conocer esa gotita nos da permiso solo para imaginar cómo será la gran
dicha, y también nos da la fuerza, la esperanza y el ánimo para seguir el
camino y completar la gran obra por la que estamos aquí.
No tengo la menor duda que el amor no solo es la esencia, el sustento y
el más grande poder en todos los universos. Es el principio y el final de la
existencia. Sin embargo, en el medio, se da todo este complejo proceso en
el que el amor se recrea, se recicla y se reinventa a sí mismo; el despertar
de nuestra consciencia es justamente ser testigo de este proceso.
Una de nuestras mayores confusiones proviene de creer que tenemos
amor y esto es un gran problema, porque (como decíamos) uno ya no
busca aquello que cree que tiene.
Presumo que el 99% de las personas se asumen como seres medianamente
amorosos y nada más lejos de la realidad. Primeramente hay que establecer
la diferencia entre el verdadero amor, el amor perfecto, divino y nuestro
amor condicionado, que es lo que cada uno tiene en este momento.
El verdadero amor es la consciencia perfecta, la absoluta confianza, la
belleza impecable, la indesmayable entrega, la incondicionalidad pura, la
permanente búsqueda de la verdad, la completa sumisión al propósito del
universo, el respeto absoluto hacia la realidad, la impostergable necesidad
de vivir en la luz, de ser la luz. Si faltara alguna de estas cualidades el
amor no sería perfecto, por lo que en realidad no sería verdadero amor.
Lo que por ahora tenemos es el embrión, apenas la semilla rodeada y
encerrada en una diversidad de patrones mentales que lo limitan y lo
condicionan.
Nuevamente la mente condicionada dice: “Yo te amo, solo en la medida en
que satisfagas mis requerimientos y mis expectativas, en el momento que
dejes de hacerlo no te amaré. Te juzgaré y te criticaré”. Es absolutamente
inconsciente cuando la consciencia se duerme, y se identifica con algún
pensamiento negativo, en ese momento está obedeciendo patrones
mentales o está bajo una emoción que bloquea temporalmente su
consciencia. Cuando ese estado emocional negativo termina y el
pensamiento cambia, la mente recordará de nuevo: “Cuanto te amo”. ¿Es
gracioso no? En realidad no tanto.
Esto es lo que mayormente nos sucede: En vez de ver que cada vez que “me
defraudas”, cada vez que “me traicionas”, tengo por delante la posibilidad
de abrazar el perfecto amor, de ser el perfecto amor, me quedo atorado
227
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
en el juicio al elegir identificarme con mis pensamientos, al no tener la
energía suficiente para abandonar mis patrones.
Evidentemente esto es independiente a que alguien decida actuar de
forma egoísta o agresiva, ese no es nuestro problema. Nuestro problema
es no caer en lo mismo, nuestro problema es tener la energía suficiente
para resistir la inercia de nuestros patrones y cambiar el curso de nuestros
pensamientos, este entrenamiento lleva años.
Vivimos con una tremenda carencia y necesidad de verdadero amor, que
hace que nuestra mente se vuelva una herida abierta que intentamos
anestesiar con placer trivial, halagos, dinero o el reconocimiento que nos
ofrece el poder. Es fácil verlo en sus expresiones más grotescas, pero se
vuelve difícil verlo en la sutil forma que puede adoptar en la vida de los
caminantes del espíritu. Unos más y otros menos pero no conozco a quien
no tropiece con alguna de estas piedras en su camino.
Esto no tendría que preocuparnos mucho, porque cualquier adicción
se puede curar cuando la gente quiere; el verdadero problema es que
mientras más enfermas están las personas más necesitadas están de este
amor, pero es mucho más difícil que lo vean.
Sin embargo tengo la firme esperanza de que todo este conocimiento
ya sea parte del campo mórfico de la humanidad, y que es solo cosa
de tiempo que más gente llegue a este entendimiento y puedan ver ya
no con odio sino con verdadera compasión el desequilibrio que se ha
creado. Entonces el amor de todos podrá curar a estas personas que están
causando tanto sufrimiento.
El tiempo
El tiempo es un concepto, una realidad o una dimensión que merecería
por lo menos un libro entero. A pesar que no me siento suficientemente
calificado como para intentar abordar un misterio tan profundo, si
me permitiré hacer unos breves comentarios en lo que se refiere a su
simbolismo en el cuarto altar.
Primeramente lo reconocemos como la cuarta dimensión. Esto quiere
decir que aunque no es algo que ocupa un lugar en el espacio -no
tiene ninguna de las tres dimensiones espaciales-, es en sí mismo una
dimensión dentro de la percepción del ser humano, completando nuestro
mundo de cuatro dimensiones.
En la actualidad existen corrientes “científicas” que cuestionan la
existencia del tiempo como tal, planteando la hipótesis de que solo sea
parte de la percepción humana y hasta tienen fórmulas matemáticas para
demostrar su no existencia. Me parece una discusión un poco absurda,
228
El Altar del Aire
veo al tiempo como parte de una realidad cósmica, independiente de que
el humano lo perciba o no.
Sin embargo, no deja de ser una de las cosas más complejas cuando lo
llevamos a la esfera humana y tratamos de interpretarlo a través de:
Pasado, presente y futuro, y a la vez entendiendo que es un solo Tiempo y
que empieza a retroceder cuando superamos la velocidad de la luz.
Aquí la razón terminaría de colapsar si aceptamos la hipótesis que
se puede cambiar el pasado o que se puede ver el futuro gracias a los
famosos oráculos. Lamentablemente hoy no puedo extenderme en esto.
Quiero enfocarme en el aspecto que relaciona al tiempo con la memoria,
con el recuerdo de quién eres realmente, con la capacidad de sostener ese
nivel de consciencia –todavía inestable- pero que ya pudo trascender la
razón unas cuantas veces y que ahora trabaja por desmantelar los viejos
patrones mentales y establecerse en el recuerdo permanente de: “Yo soy
el amor y la consciencia”.
Solo la persistencia, el trabajo continuo y el indesmayable anhelo de
libertad y amor, pueden lograr que el cuarto altar se convierta en nuestro
nuevo centro de gravedad y comencemos a ver y vivir de otra manera.
El tiempo del amor
La realidad de que todos somos uno se manifestará inevitablemente
querámoslo o no. El tiempo se está acabando, por lo menos tal como lo
conocemos. Ya no hay más tiempo para el egoísmo o la indiferencia. Este
tiempo de oscuridad será sustituido por un tiempo de amor.
¿Quién soy yo, cuál es mi nombre o de dónde vengo? ya no tiene ninguna
relevancia. Yo soy tú, en potencia, tu proyección, quizá tu destino y tal vez
la consciencia colectiva hablando por boca de cualquiera.
Simplemente he sido liberado de desear incansable y compulsivamente
el dinero, el sexo y el poder; ocupaciones a las que dediqué -sin saber
sabiendo- gran parte de mi vida. Estas tres energías ya no me seducen
como antes. Ahora las miro con cariño, como el hombre que encuentra en
el desván la vieja pelota tras la que corrió durante años y que tanta alegría
le dio cuando fue niño.
En esta etapa disfruto más del propio amor que emerge del centro de
mi corazón. Nada hay afuera que me pueda dar tanto placer, como el
que encuentro dentro de mí y que me ayuda a admirar y a agradecer la
creación en toda su brutal belleza.
El universo decidió convertirme en nadie para garantizar la pureza
del propósito de este mensaje, cerrando la puerta a cualquier oculta
motivación de seguir buscando dinero, sensualidad o fama.
229
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Quiero llegar a tu vida con toda la pureza que mereces y que este tiempo
exige. Sé que estás cansado de que todos traten de robar tu atención para
venderte o convencerte, siempre para ganar algo de ti. Yo no pretendo
convencerte, solo quiero proponerte; tú mismo podrás verlo y ayudar a
que ocurra, y rendirte incrédulo ante la evidencia: Ya es el tiempo del
amor.
Mas para ver cumplido este sueño y verlo brillar en su plenitud tenemos
que despertar y transformar este viejo orden de egoísmo y esclavitud en
un nuevo orden de amor y prosperidad para todos.
Nuestra inconsciencia ha causado la más grande extinción de especies en
el planeta en los últimos 95 millones de años. Si embargo, el universo va a
continuar, la tierra va a continuar, es la supervivencia de nuestra especie
lo único que no está garantizada y solo depende de nosotros. Si nos
quedamos con los brazos cruzados esperando que alguien haga algo…
¿Un salvador?, ¿Una nave espacial?
No seamos ingenuos: Cristo vuelve a la tierra pero convertido en ti, la
nave que esperas venga a salvarte es tu propio corazón, es tu propio
amor lo que te va a salvar, lo que nos va a salvar. ¡Pero hay que actuar!
Si queremos hablar de amor y consciencia no podemos dejar afuera
la realidad: Hay gente que sigue muriendo de hambre en este planeta.
Se estima que se necesitan 675 m2 de superficie para alimentar a una
persona que mantiene una dieta vegana, tres veces más para una persona
vegetariana y dieciocho veces más para alguien que opta por una dieta
omnívora (que consume carne y productos derivados de animales). Esto
no es sostenible, ni siquiera razonable, está a años luz del verdadero
amor. Sin embargo este hecho científico irrebatible es ocultado por los
intereses económicos de la industria alimentaria, de la que muchos son
parte como consumidores.
No se trata simplemente de optar por una dieta u otra, se trata de ver el
mecanismo que está detrás y que nosotros apoyamos inconscientemente.
Casi todo en este mundo funciona así, la verdadera razón está sometida
por el poder de los intereses económicos.
¿Qué hacer? Hace algunos años venimos hablando de la posibilidad de
debatir un acuerdo mundial y hacer las reformas del caso. Tenemos que ir
gradualmente hacia una recesión planificada que reordene la producción
y la redirija a actividades vitales (alimentación, salud, educación), para
evitar que el “tren del desarrollo” caiga en el abismo (con todos sus
pasajeros).
Cada vez hay menos tiempo, pronto solo quedará jalar todos juntos esa
cuerda que tienen los trenes que se llama freno de emergencia y pararlo
de golpe. Solo que mientras más tarde lo hagamos, más duro será el golpe.
No cedas más tu poder como “consumidor”, tienes que saber bien que
230
El Altar del Aire
estás apoyando con tu energía (dinero) cada vez que compras algo.
Alternativas hay muchas. Existen muchas personas en todos los países
aportando brillantes ideas de cómo reorganizarnos mejor, y no me quiero
extender ahora en ello.
El punto es precisar que primero debemos pararnos y entender el
poder más grande de este mundo: El amor, y luego entender que sin
nosotros, ellos no son nada. Recobremos la dimensión sagrada del poder
replanteando nuestra vida, nuestro consumo. Mientras más dependas
del sistema más grande serán tus heridas cuando el tren caiga al vacío.
Atrévete, salta del tren, aún estamos a tiempo.
En la historia de la humanidad, casi todos los grandes cambios políticos
y económicos se dieron a través de la violencia. Creo que estamos en
un nuevo tiempo en el que podemos rechazar radicalmente la violencia
como “partera de la historia” y sustituirla por el amor y la consciencia.
Atreverse
Esta es nuestra cuarta y última mágica palabra, fruto magnífico de los
hermetistas medievales. Atrévete a sostenerte con tus propias alas,
sin creencias, propias o ajenas, atrévete a intentarlo cuantas veces sea
necesario, a permanecer despierto, a reconocer cada vez que salgas del
círculo de la consciencia, a regresar lo antes posible; atrévete a abandonar
el miedo, la culpa, la soberbia; atrévete a Callar, Saber y Querer. Atrévete
a canalizar el verdadero amor, que es lo que realmente nos purifica y no
canalizar “mensajes extraños” y cosas irrelevantes. Atrévete a no mentir,
a no mentirte, a respetar la realidad por sobre todas las cosas; cuando te
conviene y cuando no te conviene. Atrévete a no rendirte, a no quejarte, a
soltarlo todo. Atrévete a desafiar e ir contra toda la corriente involutiva,
solo sabiendo que el universo está de tu lado.
Atrévete a desafiarte a ti mismo, a romper cada día tu propio límite,
atrévete a no sentirte solo, triste, deprimido, defraudado, a no compararte.
Atrévete a sentir confianza, esperanza, alegría. Atrévete a empuñar el
timón del barco que es tu vida. Atrévete a AMAR.
Los niveles de consciencia y las etapas de la vida
Dentro de estos cuatro altares también podemos encontrar las cuatro
etapas en las que se puede dividir la vida: La niñez, la adolescencia, la
adultez y la plenitud.
Esta misma división la podemos ver tanto dentro de nuestro proceso
personal como en el proceso de la humanidad, es muy valioso identificar
231
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
los aprendizajes que nos traen las luces y las sombras de cada altar.
Recordando que el instinto relacionado con el primer altar es la
supervivencia, vemos cómo le llevó a la humanidad casi cien mil años
solo llegar al altar de la niñez y garantizar la mera supervivencia. Aun así
encontramos que más del 25 % de la humanidad vive como hace seis mil
años en términos de consumo energético, es decir, sin más energía que la
que obtiene de la naturaleza. El 50% se dedica a la agricultura y de ellos
el 75 % lo hace “a mano”. Para casi cuatro mil millones de seres humanos
su gran misión en esta vida es sobrevivir.
Como humanidad todavía no terminamos de salir de la niñez, en la medida
que gran mayoría de la población todavía permanece en ella.
Una vez atendido –aunque precariamente- este mandato de la vida,
la siguiente ley del universo es reproducirse. Pero el altar de las aguas
es para los humanos mucho más que la reproducción. Decíamos que la
sexualidad se expresa en el ser humano también como una dimensión
emocional que todavía muchos no se animan a explorar. Este mundo
emocional debe ser conocido con la finalidad de comprender cómo gran
parte de nuestro sufrimiento viene de nuestras emociones negativas.
Aquí se inicia paralelamente un proceso muy importante en el que el
desarrollo del intelecto nos tiene que llevar de regreso a las aguas
para sanar nuestro mundo emocional.
En el altar de las Aguas (la adolescencia), el Ser se acerca a la plenitud de
su desarrollo físico, pero en su mente y en sus emociones es todavía más
parecido a un niño grande que a un adulto. La necesidad de encontrar su
propia identidad, de definirse a sí mismo, de crear sus propias formas,
internas y externas, lo lleva a una búsqueda en la que no siempre se
define positivamente, sino que lamentablemente muchas veces lo hace
por oposición, desconociendo y rechazando todo el legado y la sabiduría
de su ancestros.
Este mito arquetípico de enfrentar a los padres permite por un lado
la consolidación del individuo como tal (el Yo), y también es una
manifestación de la vida misma en su permanente búsqueda y creación
de nuevas formas (la gran diversidad).
La palabra adolescente viene de adolecer, sus sinónimos según el
diccionario son: Carecer, penar, sufrir, necesitar, aguantar. En general nos
da la idea de que “algo le falta”. Por otro lado no podemos negar que todos
seguimos siendo adolescentes hasta llegar a la plenitud de la consciencia
humana (cuarto altar).
Otra de las características propias de esta edad es la rebeldía. Esta se
manifiesta como señal de crecimiento natural y es incluso no solo un
derecho sino hasta un signo de salud. En esta etapa encontramos también
una manifestación que llamamos de “conflicto con la autoridad”, que debe
232
El Altar del Aire
ser resuelta adecuadamente y en el tiempo que le corresponde para poder
justamente dar el siguiente paso y continuar la evolución.
El sistema de la cuatripartición (a través de los dos ejes) nos aporta una
mejor comprensión de la realidad. Nos muestra que en un sentido todos
somos iguales dentro del eje horizontal, pero simultáneamente en el eje
vertical, cada uno ocupa un peldaño en la escalera de la consciencia, sin
que esto implique un juicio de valor sobre quien es más o quién es menos.
El mejor ejemplo es siempre la familia. Cada miembro tiene el mismo valor
y merece el mismo respeto, pero no son iguales las responsabilidades
y la consciencia del padre y la madre en relación a los miembros más
jóvenes. Siempre rezo por encontrar alguien más arriba que yo para que
me ayude, y por encontrar alguien más abajo que yo, para ayudarlo. Estar
más arriba en la consciencia no es en verdad ningún privilegio, es solo más
responsabilidad. El rechazo a la “autoridad” -propio de la adolescenciase puede volver un gran obstáculo en la vida cuando las personas –ya
mayores- por falta de madurez no pueden reconocer la manifestación del
orden vertical de la consciencia.
Otro de los grandes entendimientos que se desprenden de los cuatro
altares y que concuerda con estas etapas de la vida, lo observamos en el
fenómeno que llamamos religión. Esta es una manifestación casi inherente
de la naturaleza humana. Como bien sabemos, viene de la palabra religar
que significa volver a unir.
Cada religión o cosmovisión puede ser profundamente bella y contener
a través de sus mitos y símbolos una valiosa información para el Ser
que busca el camino a la consciencia. Cuando el o la caminante logra
leer más allá de lo literal y liberarse -con agradecimiento y respeto- de
todos los dogmas, los cuales la mayoría de las religiones consagran como
imprescindibles para su supervivencia, es el momento en el que la mente
ha alcanzado la adultez y está lista para una nueva etapa. Ser adulto no es
ni mejor ni peor, es lo natural, es la evolución.
Cierto es que quienes se benefician con el poder de someter a multitudes
–con el pretexto de orientar o proteger a sus llamados fieles- no les hace
muy feliz la idea de que haya gente libre que cuestione sus dogmas. Estos
son formulas que cumplen con sustituir precariamente las respuestas
que el Ser se plantea en torno a su existencia y su origen. Mas una vez que
la sabiduría interna despierta, ya no son necesarios. También considero
posible, justo y hasta natural que los pueblos conserven sus religiones
dentro del aspecto cultural y que sigan sirviendo de estructura para que
los niños tengan desde temprano un afectuoso y claro acercamiento hacia
lo sagrado y lo divino.
Evidentemente al hablar de adolescentes se puede encontrar la polaridad
extrema. Hay algunos en quienes los síntomas más violentos y las
233
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
manifestaciones más extraviadas son casi imperceptibles, mientras que
otros -por el contrario- son la expresión de la confusión y el delirio propio
de la edad.
En la historia humana se dice que uno va dejando de ser adolescente
cuando va desarrollando “la razón”. Esta es justamente la absorción del
conocimiento simbolizado por el agua, y que podemos verlo expresado
–parcialmente- en el máximo logro de nuestra sociedad, la tecnología.
Todo esto nos ayuda a entender nuestro momento actual: Somos
una sociedad realmente adolescente, hemos desarrollado una gran
tecnología, un gran conocimiento, pero aún nos encontramos muy lejos
de conocer la verdadera sabiduría para poderla aplicar adecuadamente.
¿Cuál sería entonces la diferencia entre conocimiento y sabiduría? La
misma diferencia o distancia que existe entre el Agua y el Aire, o entre las
emociones y el Amor.
Aunque el desarrollo de la consciencia se viene dando muy sutilmente
desde el primer altar y se manifiesta un poco más mediante el
“conocimiento” (símbolo del segundo altar), es solo con el surgimiento
de la tercera dimensión (adultez), que se nos concede apreciar la
profundidad de la vida. Comprendiendo los alcances y limitaciones de la
mente, entramos en una nueva etapa que explora la vida más allá de la
aparente dualidad.
Recuerdo la etapa en la que comencé a percibir que la vida se empezaba
a manifestar con una intensidad inusual; ya no importaba tanto la
convencional clasificación de “agradable o desagradable”, sino que
empezaba a surgir una nueva perspectiva que sobresalía por su intensidad
y que desde el fondo me decía: “Algo nuevo está creciendo”.
A partir de ahí las cosas no se dividían únicamente en “buenas o malas”
sino en superficiales o profundas, enriqueciendo mi vida con cuatro
nuevas manifestaciones producto de sus combinaciones, y rescatando de
lo “malo y profundo” las más grandes lecciones, que probablemente en
otro tiempo no hubiese podido valorar. Esta dimensión de la profundidad
es la que revela también el ordenamiento vertical en base al nivel de
consciencia.
Solo cuando uno llega a este punto de madurez es que abandona
espontáneamente el conflicto y la adolescencia. El vicio de estar
midiéndose, comparándose y en permanente competencia con los
demás, llega a su fin. Simplemente uno asume el rol que le corresponde,
trascendiendo tanto la prepotencia como la rebeldía.
Se supone que en este tercer altar la consciencia ha dado un paso más
y gracias al intelecto tiene un mejor manejo de la vida, es aquí donde
podemos recibir una gran lección sobre nosotros mismos, entendiendo
234
El Altar del Aire
que el abuso y la prepotencia son distorsiones del verdadero poder.
Solo unos pocos se encuentran atravesando la experiencia del altar del
fuego –el altar del poder- y lo vienen haciendo no de la mejor manera.
Por ejemplo, tres millones de granjeros en USA podrían producir
alimentos para dos mil millones de humanos, pero esta producción es
utilizada para producir carne y agrocombustibles.
Esta inmadurez de permanecer aferrados al poder y experimentar el
placer de someter, explotar y frenar la evolución de miles de millones de
humanos habla de lo poco que han podido entender el propósito de la
vida. En términos sencillos el cambio de paradigma se daría si las grandes
masas humanas dejaran de seguir a los que tienen dinero para empezar
a escuchar a los que tienen consciencia (lamentable el tibio papel que
juegan muchas religiones en este escenario).
El paso a la plenitud (que en la sociedad moderna se llamaría
despectivamente vejez), se da cuando se logra el pleno desarrollo del
intelecto, el entendimiento de la necesidad del bien común y el desalojo
de la pseudorazón, que es el egoísmo. A partir de ese momento todo
el conocimiento acumulado en el camino se transforma en sabiduría.
Mientras el conocimiento se puede desplegar, exhibir y hasta comercializar,
la sabiduría permanece oculta, velada, solo capaz de ser percibida por
quienes ya han desarrollado esta dimensión de la consciencia.
Por eso todas nuestras palabras y nuestras mejores intenciones pueden
no ser nada, si el oyente no se encuentra en el momento adecuado para
“darse cuenta”, esto no lo condena sino amorosamente, lo “comprende”.
El altar de la celebración
Esta es una parte muy importante del altar del aire, en ella celebramos
todas nuestras relaciones. Hermanos, hermanas, amigos, parientes,
ahijados, padrinos y especialmente nuestros hijos (los nacidos y los no
nacidos).
Ciertamente que para llegar a este lugar y poder sostenernos en él
es necesario hacer un gran esfuerzo por incluir en nuestra nueva
consciencia, a todas nuestras relaciones y especialmente a las que no
fueron tan agradables; a aquellas que en términos de nuestra razón o
nuestro intelecto nos ofendieron, nos agraviaron o nos hicieron daño. Es
muy importante que la consciencia sea clarificada en este punto para no
caer en la trampa de buscar cualquier justificación para no perdonar a
alguien. Si realmente hay alguien o algo que aún no podemos perdonar
simplemente es porque nos falta algún paso antes de completar la “gran
obra”.
235
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Como mencionamos al comienzo del libro ¿qué es el amor si no el más
perfecto estado de inclusión? Por lo tanto, si es que hubiera alguna
persona que no pueda ser incluida en el círculo de nuestro amor, ese
amor no es todavía la absoluta incondicionalidad, y esa persona no es
otra cosa que nuestro último maestro, y quizá el más importante; aquel
que nos va a graduar como un verdadero “ser humano”.
Para entender este modelo de camino evolutivo, es muy importante
recordar muchas cosas a la vez. Una de ellas es que el amor se nos da
como una semilla, y está presente en cada uno de los tres primeros niveles
en sus diversas manifestaciones pero de forma incompleta o imperfecta.
Otra forma de entender la manifestación y el crecimiento del Amor es
recordar que cada elemento o altar contiene una semilla de los otros
tres, así encontramos un amor de “tierra”, otro de “agua”, otro de “fuego”
y finalmente otro de “aire”. Siendo este último evidentemente el más
elevado y el único verdaderamente “perfecto”.
Lo que lo hace completamente autentico no es solo la absoluta
incondicionalidad –condición imprescindible- sino también esa capacidad
de fluir como el tiempo, sin interrupciones, sin intermitencias. Dando
muestra fehaciente que está más allá de
la dualidad del “sistema mecánico base tres” (cuerpo, emociones,
intelecto).
En algún momento de la vida es probable que se nos conceda -por
unos breves instantes- acceder al cuarto altar y vivir esa experiencia y
nutrirnos de este maravilloso estado, que se convertirá en un faro a lo
largo de nuestra vida. Para todos en un inicio ésta será una experiencia
fugaz, y a medida que avancemos será cada vez más frecuente, primero
queriendo vivir ahí y luego atreviéndonos a sostenernos ahí.
Imaginemos que decidimos tomar unas cortas vacaciones e irnos de viaje
a una isla paradisíaca. Llegamos a este lugar y descubrimos que es mucho
mejor de lo que nos vendían las agencias de viaje. El aire es más puro,
las playas más bellas, la gente más amable; hay muy pocas personas en
la calle, todos sonríen, unos cuantos van en bicicleta, no se ve pobreza y
tampoco exagerada riqueza.
Seguimos indagando y es una sociedad muy particular, la gente vive feliz,
cada uno aporta lo que puede, no existe ejército ni policía, no le falta
trabajo a nadie, las escuelas y universidades son gratuitas, no existen
jueces ni abogados, no hay iglesias ni gurus, las energías son renovables y
la agricultura orgánica. La gente ama hacer el bien, por eso todo el mundo
sabe lo que tiene que hacer, no hay políticos ni gobierno, solo hay un
orden natural.
Te acercas a una oficina de información turística y descubres que
cualquiera puede quedarse a vivir, no necesitas visa y es muy fácil pedir
la nacionalidad. Todo parece tan bueno que no parece cierto, pero sí, lo
236
El Altar del Aire
es. Entonces le preguntas al señor que da la información ¿si este lugar es
tan maravilloso por qué no está abarrotado de gente?
El señor responde que solo existe una restricción para darte la residencia:
No puedes tener ni traer nada de tu país de origen. No hay televisión,
ni radio, no hay celulares, comida chatarra, bebidas alcohólicas, drogas,
tarjetas de crédito, bancos, ni propiedad privada.
Muchos intentan quedarse, pero luego de unas semanas extrañan
demasiado su antigua forma de vida y deciden regresar. Su identidad, su
sentimiento de Yo, resuena con todas aquellas cosas que creen que son
parte de su ser y empiezan a sentir que algo les falta, y al final vuelven
atrás.
Esta isla maravillosa se llama corazón, y es el gran desafío que tenemos
por delante para llegar a la plenitud como seres humanos.
No basta que con nuestra intermitente consciencia hayamos visitado en
algún momento este lugar, sino que es imprescindible que nos hagamos
residentes y no solo turistas espirituales si queremos mantenernos en el
juego. Todos los seres humanos tenemos el potencial para lograr en una
sola vida este estado, pero resulta que muy pocos lo conocen y aún menos
personas están dispuestas a pagar el precio para convertirlo en su hogar
permanente.
Renunciar o disolver nuestros patrones mentales o emocionales es un
trabajo de constancia y persistencia. Por eso no dejamos de repetir que
es el tiempo de las sinergias, y que las plantas sagradas con la ayuda
de una disciplina cotidiana pueden convertirse en una poderosísima
herramienta a la altura de los grandes desafíos que vive el ser humano
contemporáneo.
Los hijos cumplen una función muy importante en esta ecuación evolutiva.
Sean propios o “ajenos” (en realidad siempre pueden ser “propios”), nos
dan la posibilidad de elevar nuestro amor humano hasta lo más alto a
través de la incondicionalidad.
Es importante tener consciencia de que somos la cuerda que impulsa
la flecha de la evolución. Una vez que tenemos hijos contraemos la
maravillosa responsabilidad de crear las mejores condiciones para que la
siguiente generación tenga siempre mejores oportunidades.
Miro con mucho cariño, compasión y sobre todo con mucha comprensión,
el proceso de nuestra vapuleada y desprestigiada humanidad. Es muy
comprensible que para aquellos seres que han sufrido toda la crueldad que
somos capaces de expresar los humanos, estemos muy desprestigiados
como especie. Sostengo que somos una especie tremendamente
inmadura, apenas tenemos unos cien mil años sobre el planeta. Hasta
hace unos cuantos miles de años éramos capaces de hasta comernos
literalmente a nuestros hijos, si de eso hubiera dependido nuestra
237
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
“supervivencia” (primer instinto). Y aún en la actualidad la sexualidad
animal sigue lastimando a nuestros hijos e hijas en un sector muy grande
de la población. Pero también veo que nunca como hoy hay tantos padres
y madres que aman tanto a sus hijos, y que sin tanto intelectualismo
simplemente comprenden el gran mandato del universo: Que nuestros
hijos sean mejores que nosotros, estando en la obligación de darles las
mejores herramientas y oportunidades.
Luego de esto si ellos no quieren usarlas o no están a la altura del
desafío, ya no es nuestro problema. Lo importante es darlo todo. Porque
justamente aquí se completa un entendimiento fundamental para
seguir “creciendo”, que es seguir “decreciendo”, es decir, poner un límite
definitivo al crecimiento personal, incluyendo el llamado “espiritual” en
el cual es muy fácil que el ego haga su última trinchera.
Así el amor que sentimos por nuestros hijos puede algún día extenderse a
todos los niños de la Tierra, a esta gran humanidad y finalmente a todo lo
que existe; disolviendo esa gota (nuestro Yo) en el océano de la existencia
que es el Amor.
En este camino reconocemos y disolvemos todas nuestras falsas
identidades. Una vez alcanzadas las metas del tercer altar hemos
completado nuestro proceso de individuación. Es decir, cumplimos
nuestra meta como individuos y podemos decir: “Ya no soy… ahora
SOMOS”.
Felicidad
Normalmente despierto antes de las cinco de la mañana, medito como
una hora la “oración de los chakras” y después trato de hacer un poco
de ejercicio (cuando hay tiempo). Pero a veces me levanto alrededor de
las tres de la mañana, antes solía llamarlo insomnio, luego lo llamaba
servicio, pues es el horario que dispongo para escribir. Ahora lo llamo
placer, pues disfruto mucho haciéndolo y mientras escribo pienso en
muchos de ustedes. Los imagino durmiendo apaciblemente con una
hermosa sonrisa en un sueño lleno de felicidad.
Hoy desperté con una gran sensación de felicidad en el corazón. Mientras
seguía tumbado meditaba en eso de la felicidad. ¿Qué es?, ¿de dónde
viene?, ¿cómo surge?
Sentía una energía revoloteando en mi pecho, como cientos de mariposas
o de alas de aves batiendo alegremente. Recordé una de las palabras
que usan en quechua para agradecer: “Urpillay sonqollay”. Literalmente
quiere decir: “Mi palomita, mi corazón”. Ahora entiendo que el verdadero
sentido de esta frase podría ser comunicar que la profunda gratitud o
felicidad se siente como una paloma aleteando en el corazón…
238
El Altar del Aire
Me quedé un tiempo tratando de precisar si lo que sentía era gratitud
o felicidad ¿cuál podría ser la diferencia? Finalmente me incliné por la
palabra gratitud, pues me parecía que la gratitud está más cercana al
amor y se le puede considerar un sentimiento y no una emoción.
Recordando “Tawantinsuyo 5.0”, el sentimiento, es el sentimiento único,
es el verdadero amor y es el estado de consciencia al que se llega cuando
se eleva la consciencia hasta el cuarto nivel, el altar del aire, el altar del
corazón.
Por eso el corazón solo puede sentir amor, me atrevo a decir que es una
equivocación decir “siento pena”, o “siento odio”; me parece más propio
decir “tengo pensamientos tristes” o “pienso con odio”, y reconocer
estos estados como emociones para dejar libre la palabra “sentimiento”
solo para el amor. Las emociones son frutos del pensamiento, son la
consecuencia de cómo mi mente interpreta la realidad. Así encuentro
como la llamada felicidad puede provenir de diferentes fuentes y surgir
de diferentes pensamientos.
Hace algún tiempo en una graciosa conversación alguien me decía que
solo quería ser feliz y que no le interesaba la consciencia, mientras yo
planteaba que a mí no me interesaba ser feliz como primer objetivo, que
eso más bien es una consecuencia prácticamente inevitable. Lo que me
más me interesa es desarrollar la consciencia y no hay otra cosa en esta
tierra que me haga más feliz. Aunque muchas veces ser consciente implica
pasar por momentos no tan “felices”.
Mientras la consciencia te puede llevar por una montaña rusa de alegrías
y pesares -antes que se estabilice en el corazón-, la felicidad mal entendida
puede volverse un anestésico de la consciencia, reportando una falsa
sensación de que vamos por buen camino.
Claro que puede haber una felicidad bien lograda fruto de las buenas
acciones hechas con consciencia, pero otros de esos “agradables” estados
emocionales, pueden venir a consecuencia de actividades no tan elevadas.
Ambos generarán reacciones bioquímicas que embriagan nuestra sangre
y nos dan una sensación de bienestar.
Así me puse a recordar todos los mecanismos que usa el ego para obtener
“felicidad”, y cómo somos felices cuando satisfacemos nuestros patrones
mentales, incluso desde los más inocuos hasta los más negativos.
Podemos ser felices ganando una absurda discusión (aunque sepamos
que no tenemos razón), igual que algunos pueden ser felices engañando,
abusando, calumniando, sintiéndose víctimas o buscando la palabra
perfecta para herir a alguien.
Me imagino que el ladrón es feliz cada vez que se sale con la suya, el
político cada vez que engaña a su pueblo y el falso hombre medicina cada
vez que se aprovecha de la gente de buena voluntad.
239
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Por eso más que intentar ser feliz me interesa comprender de donde
viene mi felicidad.
Si buscas la consciencia al final tendrás verdadera felicidad, si
buscas solo la felicidad tal vez no encuentres nunca la consciencia.
El camino secreto
Si bien parece un contrasentido hablar de un atajo en el camino cuando
todo el tiempo se habla de esfuerzo y disciplina, sería faltar a la verdad
decir que no hay caminos un poco más fáciles. Decir que hay un camino
secreto no quiere decir que hay una trampa; este atajo es perfectamente
legal y parte del equilibrio del gran misterio de la vida.
Ahora se ve completa la paradoja, y para encontrar y seguir este camino,
no se trata de esforzarse o ser solo valiente o arriesgado. Es la pura gracia
que se revela a las personas de entendimiento simple. Pues todo esto es
tan sencillo, que es difícil creer que la verdad pueda ser tan simple, pero
lo es.
Al igual que el tránsito por el altar del agua se puede volver casi infinito
-en cuanto a todo el conocimiento que uno pueda adquirir en el mundo
de la sensualidad-, del mismo modo el desarrollo del intelecto y el ego
pareciera no tener límites. Simplemente dependen de una mágica
intuición que nos hace entender cuándo es suficiente.
Así que mientras para algunas personas la experiencia del “agua” significa
experimentar todo los placeres posibles (siempre habrá más), para los
que atraviesan el altar del fuego, desarrollar el ego y el intelecto hasta
a un punto soberbio, puede tomarles toda la vida sin entender cuál es
el siguiente paso. Sin embargo otras personas entienden prontamente
–a través de la intuición- la necesidad de trascender de forma natural
el placer material, la sensualidad y el “infinito” desarrollo del ego y el
intelecto.
En lugar de pasarnos décadas extendiendo nuestras placenteras
“experiencias”, podemos trabajar prontamente en la disolución de
nuestros patrones. El juego está diseñado para los humildes, para que a
través de la transformación de las emociones uno pueda dar el gran salto
hacia el amor. Se trata de desarrollar el intelecto en la justa medida; que lo
podamos manejar y no terminemos siendo su esclavo gracias al laberinto
de su juego y a la limitación de la lógica dual.
Cada uno es responsable de decidir hasta donde quiere hacer crecer su
ego y cuándo empezar el trabajo de transformación de sus emociones,
rechazando toda emoción negativa y reforzando todas las positivas.
Esta civilización es la negación de este camino. El modelo que impulsan
–“digno de imitar”-, es el del hombre exitoso, el hombre fatuo, superficial,
240
El Altar del Aire
competitivo, egoísta, prepotente, violento, que desprecia las emociones y
piensa que los humildes son seres débiles que se deben extinguir.
La nobleza británica del siglo XIX financió al famoso Charles Darwin para
dar valor científico a una de las falacias más grandes de la historia, y así
establecer en todo el mundo la cruel ideología de la supervivencia de los
más fuertes. Así justificó el imperio Británico siglos de brutal violencia y
colonialismo. Casi entre líneas se puede leer su propuesta “científica”: “El
que no puede defenderse de nosotros no merece vivir”.
Desde el punto de vista científico es bastante cuestionable lo de la
supervivencia del más fuerte, ésta tiene que ver más con su habilidad
para adaptarse y encontrar salidas inteligentes a sus desafíos. Si no, no
hubieran sucumbido dinosaurios, mamuts, tigres diente de sable, etc.
Y por último ni siquiera es “la ley del más fuerte” porque hay muchos
tipos de fortaleza. Fuerte es para mi una persona generosa que tiene la
habilidad de sobreproducir más allá de sus necesidades, para poder tener
el privilegio de compartir y ayudar a otros que no tuvieron la misma suerte.
Lo que en realidad querían expresar con esa teoría pseudocientífica es la
ley de la supervivencia del más cruel, el más corrupto y el más abusivo.
Lo complejo es la distorsión, la enfermedad que hemos creado y lo
complicada que hemos vuelto nuestra mente. El enredo que podemos
crear con tanta especulación y rituales desconectados de su esencia. Solo
recuerden que simple se ve todo cuando uno tiene un momento feliz.
Uno recorre con mansedumbre el camino de la tierra (el buen hacer),
luego empieza a beber el saber que nos trae el agua (el conocimiento de
las emociones), pero es recién en el tercer altar en el que el intelecto
muestra toda su grandeza o toda su miseria.
El intelecto se convierte en esa etapa en la energía dominante. Se percibe
a sí mismo como la máxima expresión del universo: La mente del ser
humano, la razón, el famoso “logos”. Capaz de producir lo que se le venga
en gana, desde los más elevados conceptos, poemas, teorías o pasar al
lado oscuro casi con la misma genialidad y crear sistemas de explotación
casi indestructibles.
Todo puede darse dentro de la mente humana. Su poder es casi infinito,
casi tanto como su arrogancia; hasta que algún día la misericordia divina
le permite conocer su límite. No es necesario llevar el ego hasta este punto
de sufrimiento, no esperemos que La madre tierra nos aterrice y nos
diga: “Por si acaso, tu existes dentro de mi y yo tengo tres dimensiones
de tiempo y una de espacio, ambas finitas”. Es decir el gran ego del ser
humano se olvida que solo tenemos un planeta.
La agonía de la arrogancia no son momentos fáciles. Tanto esfuerzo en
construir una torre tan alta para adorar mi ego, y que me digan que lo
tengo que dejar, ¿sin más…?
241
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Cuando se empieza a filtrar esta idea en nuestro intelecto, es difícil de
creer, nos resistimos hasta donde podemos. “No puede ser, esto no
me está pasando a mi, se acerca mi muerte, debe de haber otra salida,
tengo que encontrar una trampa”. Entonces la enfermedad se agrava
tremendamente tratando de vulnerar o ignorar todas las leyes posibles,
sean éticas, morales o humanas con tal de prolongar la agonía del ego.
Pero no hay salida, lo único que tenemos por delante es el fuego y no hay
más. O pasas, o te quedas. Y quedarse es igual que morir. De la misma
manera que una plantita que ya no tiene más sustrato del cual nutrirse,
puede resistir un tiempo, con agua, pero finalmente se va secando. Solo
podemos prolongar el tiempo de la agonía.
En este punto hay personas que ven la situación a la primera y se
dan cuenta de cómo es el juego, mientras que otras se resistirán más
allá de lo imaginable, sufriendo y haciendo sufrir -también más allá
de lo imaginable-, por no reconocer el tamaño de la enfermedad en
la que podemos caer cuando queremos forzar las cosas más allá de
su sano momento, sin entender que los ciclos se completan.
El camino secreto se encuentra en el agua y es parte del gran conocimiento.
Sin embargo, no es fácil verlo cuando uno está “sumergido” en ella, por
eso decimos que en parte es pura gracia. Pues el conocimiento es tan
basto que es muy difícil reconocer la importancia de la humildad en
medio de tantas cosas “importantes”, cuando el ego y el intelecto están
en pleno ascenso.
Si el altar del agua está simbolizado por la palabra SABER, entonces ¿qué
es lo que tengo que saber? Es muy fácil perderse en la erudición, o en
tratar de abarcar un océano de conocimiento que va a devenir en un ego
casi monstruoso que luego nos costará un trabajo titánico disolver.
Entonces no se trata de “saber” in extenso, sino solo saber lo que es preciso
para continuar. Por eso el paso por las aguas nos puede tomar un segundo
o una eternidad, hasta saber realmente lo que hay que saber.
Consciencia y Responsabilidad
Si seguimos el desarrollo de nuestra consciencia -desde que somos niñosencontramos que en la vida se va incrementando nuestra consciencia al
igual que nuestra responsabilidad.
Si observamos un bebé de un año, apreciamos que es poca su consciencia
y también poca su responsabilidad. Cuando el niño nace colabora con
su supervivencia haciéndose cargo de reportar si tiene hambre, frío o
dolor; conforme va creciendo y se “va dando cuenta” descubre que puede
controlar su esfínter y no embarrarse en cualquier momento. Luego
probablemente aprende a vestirse solo, a comer, a asearse, a ayudar a
242
El Altar del Aire
sus padres en cosas menores y luego en cosas mayores. Después se
hace responsable de sí mismo y en la mayoría de los casos asume la
responsabilidad de una familia y ahí termina la historia, porque o ya tiene
suficiente o no ve por donde sigue el camino.
Paralelamente algunos han creído que están en un camino espiritual,
y que son bellas personas formando parte de un selecto grupo de
seres interesados en el desarrollo personal y la evolución. A pesar que
participan en grupos de estudio, visitan gurus, maestros, consumen
cantidad de libros e información y de vez en cuando hacen una pequeña
donación, empiezan a pasar los años y quizá algunos se dan cuenta que
llevan años sin notar cambios sustanciales.
Hoy la espiritualidad es un tema recurrente en las pláticas de las
reuniones sociales, pero la conexión real con la Madre Tierra es nula. ¿A
quiénes están apoyando con su energía (dinero) manteniendo una vida
de irresponsable consumo mientras hablan de espiritualidad?, puede ser
la intuición o el deseo de seguir creciendo lo que nos motiva a encontrar
algo cada vez más verdadero, o la consciencia que nos muestra esta
estrecha relación entre la responsabilidad y el empezar a hacernos cargo
de nuestros pensamientos, nuestras emociones y sobre todo nuestro
consumo.
No hay mejor ni más cierto signo de madurez que el empezar a hacernos
responsables de todo lo que sucede (coincidencia absoluta con el
“Hoponopono”).
Al tratarse de situaciones internas, el procedimiento es muy parecido.
Luego de años de estudiar nuestra mente y nuestra emociones
empezamos a comprender cómo y por qué sufrimos, y así dejamos de
culpar a nuestros padres, nuestras parejas, nuestros hijos, a la sociedad y
a los extraterrestres por todo nuestro sufrimiento.
No solo es que al hacernos responsables empezamos a desactivar uno
de los patrones más nocivos (el culpar a los demás de todas nuestras
desgracias), sino que es el único y verdadero camino a la consciencia.
Si voy por la calle y veo en la acera una cascara de plátano y sabiendo
lo que puede pasar si una persona la pisa por descuido, no dudaría
en levantarla y ponerla en un lugar más adecuado. ¿Qué pasó ahí? La
consciencia de la situación te obliga a actuar y a asumir la responsabilidad.
¿Cómo nos sentiríamos de saber que una persona se lesionó gravemente
por pisar la cascara que nosotros vimos y no levantamos? Esto sucede
permanentemente en el umbral de nuestra consciencia.
Vemos situaciones en las que podemos actuar, pero optamos por el camino
más fácil: La inconsciencia. Si no tenemos consciencia real de la situación
podemos pasar al lado e ignorarla creando el pensamiento: “Este no es mi
problema” o peor aun: “¿Cómo puede ser la gente tan sucia y descuidada
que pone en riesgo la vida de los demás?”, o si no: “En esta ciudad ya ni
siquiera funciona el servicio de limpieza, ¿para eso pagamos impuestos al
243
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
gobierno?” (pero no la levantamos). Es mil veces más fácil culpar a todo
el mundo que asumir una responsabilidad.
Esta verdad tan sencilla duele y quema como fuego ardiente porque
atenta contra nuestra falsa imagen de personas “conscientes”. Nos gusta
criticar, dar sugerencias de cómo mejorar, de cómo “cambiar el mundo”,
pero no nos gusta hacernos cargo.
Hasta hoy sobreviven los rezagos de un muy mal entendido “camino
espiritual”. El divorcio tradicional entre espíritu y materia nos ha marcado
de una forma muy negativa. Vivimos en la creencia de que nuestras
actividades materiales no tienen nada que ver con nuestro camino
espiritual, y que en la débil frontera que existe entre estos mundos, están
las actividades y obras de caridad que pretenden llenar el abismo; ahí
termina toda nuestra responsabilidad material frente a la injusticia del
mundo o la necesidad ajena.
Sin embargo, en este nuevo tiempo tenemos una visión diferente de
este hecho. El camino a la consciencia está totalmente conectado a la
responsabilidad, es más, no hay ninguna diferencia entre consciencia
y responsabilidad. Si ves una situación en la que puedes intervenir y
corregir y no lo haces, ciertamente no eres plenamente consciente de la
situación, solo la ves a medias, entonces no hablemos de consciencia o
espiritualidad.
Acá puedes ver todos los vicios ocultos de la personalidad. La flojera,
la desidia, la negligencia o la indiferencia; vicios que por lo común son
magistralmente camuflados y maquillados para seguir en la creencia de
que somos seres espirituales.
Son muy pocos los que ante una situación dada reconocen humildemente:
“No me da ni la consciencia ni la energía para solucionar esto”. Esto ya, es
un gran acto de consciencia, el más grande que en ese momento puedes
lograr, porque no lo ocultas, no evades la realidad.
En el pasado -más que ahora- era muy normal que cuando una persona
llegaba a un determinado estado de consciencia se retirara del mundo,
solo o en congregación, con la esperanza de encontrar en esas condiciones
la añorada paz interna.
Esto tiene algo de cierto en la medida que al estar en el mundo en
permanente interacción con personas de muy bajo nivel de consciencia,
se vive una fricción y un desgaste muy lejos de la soñada paz. ¿Qué
pasaría si usamos los conflictos como herramienta de transformación
para nuestros patrones mentales y no solo aceptamos la interacción
con energías conflictivas en nuestra propia vida, sino que asumimos la
responsabilidad de transformar nuestro mundo y el de ellos?
Hubo un tiempo en mi vida en el que me gustaba acariciar la posibilidad
de quedarme en la selva – casi como un no contactado- y desde allí hacer
el trabajo energético o espiritual.
244
El Altar del Aire
Ciertamente valoro mucho a las personas que han cortado lazos con
el mundo y tratan desde otros planos de ayudar a la humanidad. Creo
indudablemente en el gran poder de un rezo consciente y que desde allí
–sin necesidad de actuar materialmente- se pueden lograr grandes cosas
para beneficio de todos. Pero la pregunta sería ¿cómo llegar a ese nivel,
de tener un rezo verdaderamente consciente y poderoso desde el cual
poder afectar la materia? Sería muy fácil perdernos en el camino de la
fantasía e imaginar que ya llegamos a donde quisiéramos llegar, pero
nunca llegaremos allí solo soñando o imaginando.
Por otro lado, es tal la magnitud del poder y la velocidad con la que el ser
humano, puede destruir todo lo que existe incluido el planeta, que vale la
pena ensayar este camino de consciencia y responsabilidad.
El tomar la responsabilidad de trabajar por una revolución pacífica que
conduzca a la humanidad a otro nivel de consciencia, me parece el camino
más adecuado para este tiempo. Poder alzarnos y disfrutar del esfuerzo
que implica hacer una pequeña obra por el bienestar de alguien más
que no sea yo o mi familia cercana; poder vencer los límites extremos de
la frustración y la desesperanza cuando reconoces que todo el sistema
apunta a otro lado; poder aceptar que es imprescindible hacer este gran
esfuerzo a pesar que todo podría ser mil veces más fácil, si cada uno
hiciera su parte; poder reconocer que a aun así, todo es perfecto. Luego
de haberlo dado todo, recién entonces esperar la voluntad del universo…
Lo que más claro tengo es que no quiero tener en mi consciencia que pude
haber levantado la cascara que lastimó a alguien y no lo hice, que pude
haber ayudado a alguien y no lo hice, que pude ser mejor persona y no
lo fui.
Así como en la ceremonia, uno no puede falsear o pretender ser mejor
de lo que es, en el momento de dejar este cuerpo la felicidad no se puede
falsear. El sufrimiento o la felicidad con la que uno parte de esta tierra,
tiene mucho que ver con la sensación de satisfacción de haber hecho
nuestro mejor esfuerzo –cada día- por la felicidad de todos los seres. Esa
es la única felicidad que nos vamos a llevar: La consciencia.
Desarrollo y activación de los centros energéticos
Fue a mediados de los setentas, con las primeras olas hinduistas que me hice
vegetariano y empecé a meditar. Me sentaba largo rato en posición de loto con
los ojos cerrados esperando que algo grande sucediera. Después de una hora
lo único que conseguía era un gran dolor de rodillas y las piernas adormecidas,
tenía apenas quince años. Volví a intentarlo cuando tenía veinte y claro, era
difícil tener quieta la mente cuando piensas en sexo cada dos minutos.
Pasaron los años y probé todo tipo de métodos y sistemas, algunos muy
interesantes pero ninguno me cautivó lo suficiente. Sin embargo los
245
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
momentos de silencio en las ceremonias me llevaron a espacios de reflexión
y entendimiento indescriptibles, en los que las palabras más exuberantes o
magnificentes parecerían mezquinas al lado de la experiencia. Así empezó
esta práctica que ahora comparto.
Durante un tiempo pensé que hay ciertas cosas que no se pueden regalar ni
distribuir masivamente, pues le quita ese algo especial que trae la relación
personal. Mas los tiempos han cambiado y percibo cierta necesidad de apurar
algunos cambios. Quiero agradecer infinitamente al universo por permitirme
compartirlo de esta manera.
Tal vez no sea tu momento o tal vez sí. Si esto no resuena en ti ahora, busca
alguna forma análoga, no lo descartes, guárdalo para más adelante en algún
momento te puede servir. El proceso de cómo llegó es un poco largo; solo
te quiero contar que en el año 2010 -cuando mi vida era un perfecto caos-,
realizando esta práctica y meditando en mi corazón, experimenté un éxtasis
casi infinito. Mis circunstancias eran terribles peroYo era feliz.
Cada vez que en la meditación atravesaba el centro cardiaco y pensaba:
“Bendito soy entre todo los seres”, ríos de agradecidas lágrimas rodaban sin
fin, comprendiéndolo todo.
Así pude bendecir a quienes habían intentado hacernos todo el daño posible,
y agradecerles por hacer el trabajo que durante tantos años yo no había sido
capaz de hacer: Destruir lo que ya no debía continuar en mi. Poco a poco la
consciencia tomó el control de mi vida y mi corazón le enseñó a mi mente a
amar la vida.
Escuché a mi consciencia decir: “Del tamaño de tu muerte será el tamaño de
tu vida, así que no te quejes ni maldigas al que sirve de instrumento para tu
liberación”.
Gracias a esta práctica pude desalojar todo pensamiento de tristeza,
enojo, revancha, resentimiento. Me hice absolutamente responsable por
cada pensamiento y pude en corto tiempo experimentar la diferencia. Es
fundamentalmente una herramienta de uso diario y permanente, que puede
llenar los “pequeños” vacíos de consciencia entre ceremonias y sobre todo,
cada vez que no necesito usar mi mente para cosas prácticas.
He tratado de madurar el texto durante años, pero aún no estoy satisfecho, y a
veces creo que necesita más explicaciones, y a veces no. Pero si alguien desea
preguntar o esclarecer algo con todo gusto responderé. Lo entrego con todo
amor y deseando que les pueda servir, si no ahora en algún momento.
Los centros energéticos llamados chakras en el hinduismo, no son solo parte
de un sistema religioso, ni tampoco patrimonio exclusivo de alguna cultura.
Los chakras son una realidad energética y forman parte del cuerpo de todos
los seres humanos.
246
El Altar del Aire
Así como la luz blanca, al pasar por un prisma manifiesta una gama cromática
que conocemos como los siete colores, el sonido también expresa siete
frecuencias con una especial relación armónica entre ellas, conocidas como
las siete notas. Este hecho de la naturaleza, nos quiere decir que la partición
en siete no es algo arbitrario o antojadizo.
La energía está constantemente transformándose en materia y viceversa. En
este recorrido la naturaleza resalta siete puntos, siete niveles vibratorios que
podemos asociar, con siete estados o niveles de consciencia. Esto no es un
capricho esotérico, la misma ley se expresa hasta en la física acústica a través
del sistema de armónicos.
Hace muchos años Don Benito, un curandero de la nación Shipibo, quien
fue mi primer maestro de ayahuasca, me dijo en una ceremonia, que tenía
que limpiarme unos “remolinos de aire” que estaban en mi cuerpo. Aquello
me sorprendió mucho en ese momento, porque sí podía imaginar de qué me
estaba hablando, aunque puedo asegurar que él no había escuchado siquiera
mencionar la palabra sánscrita “chakra”, ni conocía su definición oriental; sin
embargo, por su descripción era obvio que sí los veía.
Supuestos videntes han escrito muchísimos libros, llenos de especulaciones
y distorsiones basados en alguna lejana realidad. Encontré muy poco que
pudiera comprobar y sobre todo que me pudiera servir en la práctica. Cuando
la motivación para escribir es el dinero, el poder o la fama las cosas no
suelen ser tan claras. Trascendido el impulso puramente egoico las palabras
cobran cierto aroma de legitimidad, pues no existe otro interés que el seguir
expandiendo tu consciencia, que al final, es también la mía.
¿Para qué sirven?, ¿cómo se limpian?, ¿cómo se alinean? y ¿cómo se activan?
Es casi un consenso universal reconocer que existen dos energías primordiales
a las que cada cultura llama por sus propios nombres. En la tradición andina,
llamamos al arquetipo del gran padre –el principio masculino, la energía
descendente– Pachakamaq y, a la gran madre –el principio femenino, la
energía ascendente– Pachamama. Estas dos energías son nuestros creadores,
la dualidad última, más allá de ellas solo existe la unidad absoluta, el gran
misterio, el Tao.
En el medio nos encontramos nosotros, hijos de esta dulce y feroz dualidad,
tratando de entender y ser conscientes de cómo la energía se vuelve materia y
cómo la materia, energía.
Viejo yin se convierte en joven yang y viejo yang se convierte en joven yin,
así lo expresan también los taoístas.
Mientras la energía consciente se precipita en el abismo de la materia. A la
materia le cuesta eones escalar arduamente todos los niveles de consciencia.
La materia asciende transformándose gradualmente en consciencia y la
consciencia desciende automáticamente convirtiéndose en materia; así
nuestros cuerpos son el escenario de la unión y la transformación de estas
247
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
energías. La comprensión de este proceso ha de llevarnos a una nueva
dimensión de la existencia, la consciencia y el amor.
La siguiente práctica tiene como propósito principal limpiar, alinear y activar
cada centro para permitir que la energía ascienda literalmente, como en su
casa.
No les voy a contar algún cuento sobre que esto es una canalización directa de
las pléyades o una visión del gran espíritu. Simplemente es información que
está dentro de cada uno y cualquiera puede tener acceso a ella a través de lo
que llamamos campo morfogenético, o campo mórfico (por eso es absurdo el
copyright, en la medida que toda la información verdadera debe ser gratis y
estar a disposición de todo el mundo).
La sinergia es el fenómeno por el cual los elementos que entran en contacto
no se suman, sino que se potencian generosamente. Esta práctica está basada
en la sinergia de varios sistemas: El cristianismo, el hinduismo, el taoísmo
y la sabiduría de los pueblos originarios. La combinación sinérgica de estos
sistemas puede significar un aporte definitivo para vencer ciertas limitaciones
o bloqueos.
Así como podemos ver siete colores en el arcoíris, o escuchar las distintas
frecuencias vibratorias que llamamos notas musicales, algún día podremos
sentir y luego ver estos centros energéticos que llamamos chakras.
¿Cómo se desarrollan? Lo hacen literalmente a través de una espiral de
consciencia, es decir, no es que se desarrolla completamente uno y pasas al
siguiente. No es exactamente así. Hemos de pasar primero por muchos niveles
de entendimiento que nos permitirán con el tiempo, que los chakras pasen de
ser una teoría a una realidad. Se van desarrollando gradual y paralelamente
con nuestra consciencia, y gracias a nutrirlos con las energías-pensamientos
que les son afines (que los hacen resonar), van cobrando mayor actividad y se
van manifestando hasta hacerse evidentes.
Lo que comparto en esta práctica es una especie de decodificación de la
energía esencial que cada centro energético representa, expresándolos en
pensamientos que los alimentan y los desarrollan.
Cuando ya puedes recordar y practicar la secuencia completa es una
impresionante herramienta para poner tu mente en estado de “gracias”
(permanente agradecimiento).
Existe un principio muy sencillo que nos ayuda a entender como conectarnos
con ellos: Concéntrate en un punto lejano de tu cuerpo, por ejemplo el dedo
gordo de tu pie derecho. Sin moverlo piensa en él. Tal vez al principio no lo
sientas pero poco a poco su presencia se hará más evidente. Esto responde al
simple principio de que allí donde va el pensamiento acude la sangre y allí
donde está la sangre está la consciencia, la sensibilidad. Mientras más piensas
en ellos, más sangre acude a ellos y se van llenando de consciencia.
248
El Altar del Aire
Cuando comienzan a activarse y comprendes el significado de cada uno
(a través del entendimiento de los cuatro altares), actúan como pequeñas
lámparas o sensores que nos recuerdan que están ahí y son capaces de atraer
amorosamente la atención de la mente vagabunda.
El nombre que se le dio a la madre de Jesús no fue una coincidencia, es un
profundo y sincrónico simbolismo. El nombre María es además otro nombre
de la Madre Cósmica, el principio divino femenino, Maha Shakti, o como
nosotros la llamamos: Pachamama.
Esta meditación tiene como estructura la conocida oración a María, oración
que esconde muchos más significados de los que puedes imaginar, y puede
ayudar mucho a transcender simples prejuicios, todo un desafío a nuestra
capacidad inclusiva.
María = Madre = Mater = Materia
Esta práctica también está destinada a sanar todo rezago de resentimiento
y rechazo hacia cualquier ser que no comparta nuestras ideas. Es necesario
comprender la diferencia entre las “instituciones” y los seres humanos que
las conforman. Algunas instituciones son un contrasentido: “Dios es Amor,
matemos al que no está de acuerdo”; pregonan que su misión es religar pero
lo único que logran es separar. La mente separa, el corazón unifica.
Existen personas equivocadas en su mente o con pensamientos erróneos, pero
no creo que haya un solo ser “malo” en esencia, por eso en nuestro corazón
hay espacio para todos. En todo caso solo podemos seguir la gran regla: “Lo
mayor comprende a lo menor”.
La materia, tan venida a menos –sobre todo a partir de los últimos dos mil
años– sufrió, al igual que la mujer, una sistemática campaña de desprestigio
por parte de quienes utilizaron las religiones no como formas de liberación
sino de dominación.
No permitas que vanos prejuicios te distraigan de ver lo esencial. Lo esencial,
en este caso, es que tanto tú como yo somos creación, somos hijos de los
creadores, por lo tanto, en un contexto más amplio y relativo, como criaturas
somos la parte femenina, somos Materia, somos María, somos Pachamama.
La evolución NO puede ser mecánica, es el esfuerzo consciente
por transformar nuestra mente. Liberarla de las viejas formas de
pensamiento –mayormente negativas– que impiden que la consciencia
ascienda libremente, toque nuestro corazón y llegue a nuestro cielo.
No solo consiste en tomar una “mala” o un rosario y pasarnos horas repitiendo
algo como un papagayo, aunque con la mejor intención. Rezar mecánicamente
no es lo óptimo.
Cuando comenzamos a comprender nuestra mente, descubrimos lo astuta que
249
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
puede ser para seguir manteniendo el control de nuestras mecánicas vidas y
contarnos el cuento, que somos personas “espirituales” bastante despiertas
que siguen un buen camino.
Es imperativo ser doblemente astutos y tenaces si queremos elevarnos por
sobre nuestra energía mental inferior y aprender a usarla con propiedad.
Me he atrevido a sugerir el cambio de algunas palabras, en parte
para romper la mecanicidad de nuestra mente y también para tratar,
con la mejor intención, de encontrar un nuevo sentido que permita
que la oración resuene en el entendimiento de muchas más personas.
El objetivo es volvernos conscientes de nuestros centros y de paso darle a
nuestra mente pensamientos hermosos y verdaderos que resuenen con las
verdades del universo. Apelamos una vez más al entendimiento que el “placer
es el motor del cambio”, por lo que el beneficio de esta práctica va en relación
directa a nuestra capacidad de encontrar verdadero placer en la oración.
Por una extraña “coincidencia”, esta oración podemos separarla en siete frases
y relacionar cada una con cada centro energético.
Ahora veamos la práctica:
Al principio recomiendo Practicarla preferentemente sentado, en posición de
medio loto, o en una silla, con la espalda bien recta y recordando sentir la
energía y cada emoción en cada centro. Si te distraes vuelve a comenzar, una
y otra vez, hasta que logres dominar la secuencia completa. Al principio la
mente vagabunda se distrae muy fácilmente, poco a poco la belleza de estos
pensamientos irán alejando las preocupaciones menores y te será cada vez
más fácil completar la secuencia sin esfuerzo; podrás disfrutar realmente del
tesoro de cada uno de tus centros, la joya en cada uno de tus lotos.
A las pocas semanas empezarás a sentir la vibración en uno o tal vez más
centros (frontal o cardiaco suelen ser los primeros). El primer y segundo
chakra son los más difíciles de sentir, pero se logra.
Luego puedes hacerlo echado en la cama, antes de dormir, antes de levantarte,
después de almorzar. Crea tus espacios sagrados, búscalos, protégelos.
La primera fase se completa cuando logras memorizarla y fluye sin interrupción,
a partir de ahí pasamos a concentrarnos en la belleza de las emociones que se
generan, abandonando el pensamiento y la verbalización, para quedarnos en
el puro placer que nos otorga la vibración de cada centro.
Cuando empieces a amar esta práctica (porque de eso se trata, de amar todo
lo que haces), tu mente ya no estará vagando sola en su laberinto subterráneo.
Será una parte brillante de ti mismo, consciente de su misión de servicio,
conectando y conectado a la belleza del cielo y la tierra.
Después de un tiempo podrás practicarla cuando caminas, cuando manejas,
cuando esperas en una fila, cuando respiras, montado en una bicicleta o
250
El Altar del Aire
surfeando, porque tú eres el más bendito o la más bendita en todo el universo.
Ubica la localización aproximada del sétimo chakra (en la parte superior de la
cabeza) y repite mentalmente la frase asociada a el. Continua identificando los
siguientes chakras (de uno en uno) asociándolos con su frase correspondiente.
Después de decir mentalmente cada frase es bueno esperar unos segundos,
quizá una respiración completa, como aguardando percibir la energía
correspondiente.
Te recomiendo hacerlo al principio por lo menos durante media hora, unas tres
veces al día, y sobre todo cuando estés pasando momentos difíciles o cuando
necesites poner un poderoso freno a pensamientos negativos.
Primera frase en el séptimo chakra o centro coronario: “El espíritu me
bendice”.
En el antiguo latín “salve” era el saludo habitual, lo cual interpretamos
como: “Dios te saluda materia”. Este saludo es evidentemente una bendición,
es la energía divina masculina bendiciendo a la energía divina femenina,
nuestra materia, nuestro cuerpo (este entendimiento puede sanar cualquier
enfermedad).
Repetir la oración con resistencia o escepticismo no trae ningún beneficio.
Cada frase debe estar acompañada del intento de percibir la amorosa emoción
correspondiente a cada pensamiento.
El camino es la imaginación, luego se dará de forma natural. Es decir, en la
primera frase: ¿Qué sentiríamos de ser testigos del encuentro entre el poder
del cielo y el poder de la tierra? Eso es lo que deberíamos sentir en nuestro
centro coronario, la bendición del espíritu que ingresa por él y recorre todo
nuestro cuerpo.
Segunda frase en el sexto chakra o centro frontal: “Lleno/a soy de gracia”.
Es el reconocimiento de que nuestra materia, nuestro cuerpo –más allá de
cualquier situación de dolor, enfermedad o perturbación–, comparte con el
espíritu la naturaleza de lo divino, el divino Ananda, la gracia sin límite. Ser
consciente de este centro implica disfrutar de la gracia, la alegría y la paz más
profunda que comienza vibrando o pulsando en nuestra frente y poco a poco
inunda todo nuestro cuerpo.
Tercera frase en el quinto chakra o centro laríngeo: “El amor es conmigo”.
En este centro se origina nuestra voz. Afirmar que el verdadero amor, el amor
incondicional habita en el, implica recordar que todos somos uno y que nuestra
palabra no puede usarse para dañar o perjudicar a ningún ser de la creación,
pues directamente nos estamos perjudicando a nosotros mismos. Al hablar
mal de alguien hablamos mal de nosotros mismos, y así estamos truncando el
ascenso de la energía en su camino hacia la unidad. Allí reposa la gran verdad
que todos somos uno. La semilla del amor está plantada en nuestro corazón,
pero es en nuestra palabra donde da su primer fruto.
251
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Cuarta frase en el cuarto chakra o centro cardiaco: “Bendito/a soy entre
todos los seres”.
Es uno de los misterios más grandes de la creación, es el verdadero tesoro
escondido en el corazón de cada existencia, el significado más profundo de la
“joya en el loto”. Comprender que tú eres el más bendito y a la vez, yo soy el
más bendito, y a la vez todos somos los más benditos.
La bendición especial que el creador pone en cada ser pertenece a un universo
multidimensional, a un multiverso en el que no se necesita competir por
“quien es el más bendito”. Comprender esto, es comprender el corazón de
nuestros creadores, la bendición especial que cada ser lleva es tan solo por el
regalo de la existencia. El día que lo descubras, que sientas que realmente eres
el ser más bendito o la más bendita del universo, sentirás que llegaste a casa,
que no necesitas buscar más, ni luchar más, solo recordar…no más gurus ni
doctrinas. El secreto está en tu corazón.
Quinta frase en el tercer chakra o plexo solar: “Bendito es el fruto de mi
mente”.
Muchas tradiciones reconocen que la mente no se encuentra como creen los
científicos en “la cabeza”. La mente es una interface que conecta lo tangible
con lo intangible, lo metafísico con lo físico. Su capacidad de percibir tiene
un ancho de banda muy limitado que coincide con los tres primeros centros
o chakras. Como si dijéramos, la mente solo puede ver en tonos de rojo,
anaranjado y amarillo.
Estos tres primeros chakras son motivados y nutridos por tres energías
fundamentales, primarias, relacionadas con lo que llamamos: Dinero, sexo
y poder.
Dinero (resuena en el primer centro).
Sexo (resuena en el segundo centro).
Poder (resuena en el tercer centro).
Estas son las tres energías o los tres poderes que mueven el mundo y que de
alguna forma atrapan y confunden nuestra mente en círculos viciosos creados
por nuestros propios condicionamientos mentales.
Muchos siglos de oscurantismo quisieron confundirnos haciéndonos luchar
contra estos falsos enemigos, mas ellos no son el problema en sí. El problema
está en la enfermedad de nuestra mente.
El dinero, el sexo y el poder son energías, no son ni buenas ni malas. Depende
de quién las use y para qué. Son como el viento, depende de a donde quieras
ir. O como la electricidad: puedes iluminarte o puedes electrocutarte. Solo
necesitas saber qué quieres hacer.
Puedes llegar a tener una relación sagrada con el dinero, con el sexo y con el
poder y llegar a disfrutar del tesoro de tu propio corazón, o puedes caer en la
más cruel locura creyendo que los dominas, cuando en realidad solo eres un
esclavo vicioso de estas tres energías. Al principio es difícil dejar de vivir en
252
El Altar del Aire
los tres sótanos de tu existencia (nuestra mente), creyendo que allí acaba todo,
sin entender el diseño completo desde el cual puede sanar tu mente.
Jesús se definía a sí mismo como “el hijo del hombre”. No encuentro mejor
interpretación que entenderlo como “el hijo de la mente”. Aquel Ser que logró
salir del laberinto de la mente hacia la libertad. Libre de las dulces cadenas
que esconde el mal uso de la mente.
Por eso en el tercer centro celebramos bendiciendo el fruto de lo que gestamos
en nuestro vientre que en realidad es el fruto de nuestra mente.
Tener una relación sagrada con el poder significa que, cada uno en el nivel en
el que esté, pone ese pequeño poder al servicio de los demás. Verás cómo todo
puede cambiar si dejamos de intentar “usar” a los demás, para dejarnos usar
por el poder del universo. Por el contrario, si solo usamos nuestro pequeño
poder para tener más dinero, más sexo y más poder, nunca saldremos del
sótano.
Sexta frase en el segundo chakra o centro sexual: Aquí, usareemos la
palabra que creamos más conveniente para invocar a la madre cósmica, a la
madre universal, al principio femenino creador. Aconsejo usar la palabra que
les brote del corazón. Yo uso: “Pachamamita, madre de todos”.
Invocar la energía de la madre cósmica en el centro sexual representa el
compromiso de permitir que la energía primordial femenina, Tierra, ascienda
en su forma pura y no se distorsione por los condicionamientos de nuestra
mente.
Cuanta tristeza hay en el mundo por la energía sexual mal utilizada.
Por otro lado, el afirmar que tenemos una sola madre es cerrar el paso a la
negatividad. Es recordar que todos somos hermanos y que no hay cosa que
entristezca más a una madre que los hermanos no se amen. Generalmente
trato de recordar esto, antes de responder una ofensa. Pachamamita, madre
de todos.
Séptima frase en el primer chakra o centro raíz: “Ruega por nosotros los
creadores, ahora y en la hora de nuestra mente”.
No uso pecadores, porque la palabra crea, y si bien cometo todavía muchos
errores no soy exactamente un “pecador”, a pesar de mis errores me considero
un creador. Tampoco uso la fórmula “Madre de Dios” pues es parte de un
dogma que no comparto y mi intención es ser lo más incluyente posible. Pero
si alguien desea hacerlo de la forma tradicional, también está bien.
Agradeceré si rezan por mí cuando me muera, pero más me ayudará si lo
hacen cuando aún estoy vivo, aquí y ahora, y sobre todo cuando el peso
de mi mente me lleva hacia abajo, hacia atrás, y hace que me olvide de mi
“corazón”, y la vieja mente toma nuevamente el control de mi vida con sus
antiguas tendencias. Esa es la verdadera muerte, vivir atrapado en esa prisión.
Aquí recuerdo nuevamente, que los cambios en las palabras tienen un doble
253
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
propósito: Alterar, perturbar la mecanicidad de la mente y proponer a quien le
sirva una nueva lectura sobre esta oración.
Presento mis humildes disculpas a quienes no compartan los aportes sugeridos,
no es mi intención ofender, pero tampoco puedo callar. Esta oración, rezada
de esta manera, salvó mi vida y siento que viene de las profundidades de la
existencia.
Una de las primeras veces que la compartí, alguien me dijo: “No necesitas
explicar nada, simplemente funciona”. Sí, funciona; sin embargo traté de
buscar un punto medio y dejar la puerta abierta, para siempre y para todos.
“El espíritu me bendice
Lleno/a soy de gracia
El amor es conmigo
Bendito/a soy entre todos los seres
Y bendito es el fruto de mi mente
Pachamamita madre de todos
Ruega por nosotros los creadores
ahora y en la hora de nuestra mente”
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Una nueva Tierra
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Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
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Una nueva Tierra
Una nueva Tierra
Decíamos que evolución es pasar de un estado de ser a otro mejor; eso
es lo que estamos haciendo, por lo menos lo que intentamos a cada
momento.
La mente del ser humano se está acercando a dar este gran paso,
comprender el misterio de la cuatripartición y la cuatriunidad. Pronto
habrá cada vez más seres que puedan hacer este viaje sin perderse,
entre lo personal y lo colectivo, de lo micro a lo macro, desde adentro
hacia afuera y viceversa. Sin olvidarse esta capacidad de ver dos cosas en
simultaneo, la gran rueda (que es nuestra vida) y las infinitas pequeñas
ruedas que giran en cada segundo. Cómo con un solo soplo, en cada
respiración impulsas una nueva rueda hasta llegar a una nueva Tierra.
Cada mañana viene con un nuevo verso que a veces solo los pájaros
escuchan, quizá por eso su canto, es cada día más dulce.
¿Qué es lo que hemos aprendido?
A revisar todas nuestras relaciones, ponerlas en orden y sanarlas hasta
donde sea posible. Entendiendo esta magia de la simultaneidad: Casi
siempre hay otra oportunidad para hacerlo mejor, pero a la vez, no hay
tiempo que perder, cada oportunidad es única.
Espero haber arribado junto contigo a esta nueva Tierra.
Gratitud a mil por uno (reflexiones post celebración )
Mientras por un lado nuestra mente se educó en el placer de querer
controlar todo, no he descubierto mayor placer que dejarme sorprender
por la vida.
Puede haber muchas formas de lograrlo, aunque mejor si aparece de
forma intuitiva o casual. En mi caso me tocó aprenderlo a través de
practicar una extraña disciplina que tiene que ver con el entendimiento
de la simultaneidad. Por un lado nunca esperar nada y por otro lado
siempre esperarlo todo. Imagínense tener adentro un yin yang, que ajusta
sus proporciones exactamente a la necesidad de cada momento. Ahora no
solo imagínenlo, esto puede ser real.
Llegué a mi cincuentaycuatroava vuelta en medio de una ecuanimidad
nunca antes conocida. Como si hubiera encontrado la serena calma en el
ojo de la tormenta.
En casa todo bien, el ambiente fue alegre y sobrio a la vez, tocó viernes con
su ineludible ceremonia. Venía saliendo de una corta dieta, así que la torta
fue deliciosa pero austera (al día siguiente del ayuno post ceremonia).
257
Alonso del Río - LOS CUATRO ALTARES
Todo estaba en su sitio (mi mente estaba feliz); lo que me desbordó
honestamente, fueron los cientos de sinceros mensajes colmados de
cariño, bendiciones y agradecimientos.
Me brotó desde adentro algo como: “¡Wow!, realmente algo bueno debo
estar haciendo, que quizá yo mismo no termino de darme cuenta”. No fue
la típica respuesta de cuando el ego se siente adulado (esa ya la conozco
y me indigesta). Había algo mucho más profundo en percibir todo ese
cariño concentrado.
Pasé horas entre leer publicaciones, inboxs, emails, llamadas de teléfono,
etc. Sintiendo tanta gratitud por la vida y por cada persona, por muchos
de ustedes a quien no conozco personalmente, pero que resonamos en lo
que hacemos, en lo que decimos, en lo que pensamos, en lo que sentimos
y en lo que queremos.
Leí uno por uno, no me salté ninguno, respondí algunos cuantos, pero a
todos respondí en mi corazón con entera gratitud.
De pronto como si se abriera el cuarto del tesoro todo empezó a brillar, el
cariño era la luz que me permitía comprender muchas cosas.
Me empecé a desvanecer mientras escuchaba mi mente otra vez: “¡Wow!,
¿no será que me voy a morir?”
Algo respondió: “No, tranquilo”, hice una pausa obligada para percibir mis
emociones y entender qué me estaba pasando. Veía como los mensajes
estaban afuera, pero entraban en mi interior y se convertían en pura
gratitud.
Nuevamente: “¡Wow!, ¿por qué no es mi cumpleaños todo los días?”
Luego volvió ese algo a tomar el control y respondió: “Potencialmente
puedes sentir esto todos los días de tu vida. La gratitud está adentro
de cada corazón, no necesitas miles de mensajes para despertarla. Hay
personas en quienes la gratitud sufre de insomnio y les cuesta dormirla”.
Yo quiero ser así, no importa si recibo poco o mucho: ¡Siempre es
demasiado! Agradezco infinitamente todo lo mucho que me dan y
también lo poco que me dan y también cuando no me dan nada, y hasta
cuando me quitan, porque cuando me quitan también me dan. ¿Qué más
quieres comprender?, ¿de esto se trata la luzidez?
No recibí costosos regalos. Mi compañera me regalo un gorro de lana
tejido por ella, mis hijos adornos con paletas de helados, un tambor, una
maceta, un libro, y de ustedes, una montaña de oro puro: La memoria, de
que una vez más, Todo esta en mí, Todo está en ti.
Cuando decimos que la gratitud es igual que el divino Ananda, el Samadhi,
el Nirvana, o el místico estado de gracia, es porque es el estado de
consciencia más elevado al que podemos llegar. Justamente porque es la
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Una nueva Tierra
Consciencia ya desarrollada la que se da cuenta de todas las bendiciones
de las que estamos rodeados y que con un bajo nivel no se podrían
percibir. La gratitud es el camino más directo al verdadero amor.
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