El Estado de Necesidad como Causal de Anulación de los Negocios Jurídicos Alejandra Palencia Santiago Saurith Juan Carlos Ojeda Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Libre Obligaciones Dr. Renato de Silvestri Septiembre, 2023 Introducción El presente trabajo pretende exponer un análisis bibliográfico sobre el estado de necesidad como causal de anulación de los negocios jurídicos. En este sentido, la fuerza constituye vicios del consentimiento, cuando es ejercida con el propósito de obtenerlo, pueden presentarse casos en que este se emita para evitar un mal grave, por temor, sin que el peligro provenga de hechos del hombre o que si procede de este el peligro se ha creado para fines distintos al de obtener la declaración que se hizo en circunstancias anómalas de angustia y de pavor. Para que se configure un vicio en el que se ha empleado la fuerza ‘’con el objetivo de el consentimiento’’ lo que ocurre es que hay falta de causa y que el negocio así celebrado debe reputarse inexistente. El Estado De Necesidad Como Causal De Anulación De Los Negocios Jurídicos El estado de necesidad es una figura legal que puede ser invocada como un motivo para anular un contrato en ciertas circunstancias. En general, el estado de necesidad se refiere a una situación en la que una de las partes firmó un contrato debido a una necesidad extrema y sin otra opción razonable. Algunos ejemplos de esto podrían ser la firma de un contrato de trabajo bajo amenaza o la firma de un contrato de préstamo con condiciones muy desfavorables cuando no hay otra fuente de financiamiento disponible. En este sentido, en Colombia, el estado de necesidad es un concepto legal que puede aplicarse como motivo para la anulación de un contrato en ciertas circunstancias. De esta manera, "el contrato celebrado por una de las partes bajo la influencia de necesidad apremiante, de tal modo que sea evidente que sin ella no habría contratado, puede ser anulado a su solicitud." Lo anterior significa que, si una persona firma un contrato debido a una necesidad extrema y sin otra opción razonable, tiene el derecho de solicitar la anulación del contrato. Sin embargo, es importante que esta necesidad sea apremiante y que sea evidente que la persona no habría celebrado el contrato de no ser por esta situación de necesidad. En los contractos de estado de necesidad se entabla una relación con la fuerza La cual vicia la voluntad por el temor que produce en la víctima y la inhibición en que la coloca, cuando es grave e injusta, provenga de quien sea: cualquiera persona, benefíciese o no de su delito. Se desprende del régimen legal sobre la materia la consideración exclusiva de la amenaza a una persona proveniente de otra persona, ejercida con el propósito de obligarla a disponer; para la ley: fuerza-vicio es la que proviene de un ser humano y se dirige a otro, y desemboca en la anulación del acto. Por ello, cuando un negocio se celebra por temor, estando intimidado su autor, sin que la presión o la amenaza provenga de otra persona individualizada, sino de un grupo social difuso, anónimo, o de “un ambiente de violencia generalizada”, o de sucesos de la naturaleza, o de circunstancias o condiciones especiales del individuo. En el estado de necesidad hay una coacción, una intimidación, que no es determinada por una amenaza singular. De suerte que si el fundamento del rechazo de la fuerza estriba en la deslegitimación del acto desprovisto de la libertad, que tanto exalta la teoría de la autonomía de la voluntad, en la hipótesis del negocio celebrado en estado de peligro o en estado de necesidad, más que la sanción de una conducta intimidadora, que bien pudo no darse, lo que se procura es proteger a la víctima de condiciones objetivas o subjetivas de debilidad y reprimir el aprovechamiento indebido de la contraparte: tutela no de la libertad del sujeto, o no solamente de ella, sino de su patrimonio frente a la iniquidad de los términos de su disposición16. O sea que en estas eventualidades el supuesto de hecho normativo es más complejo, pues se integra con varios elementos, por medio de la concurrencia de la falta de espontaneidad por el apremio del agente con el aprovechamiento de esa situación por la contraparte, que se evidencia en En este orden de ideas, en autor argentino llamado Cabanellas, ha definido la necesidad como una "causación inevitable", "impulso irresistible de una causa que obra infaliblemente en cierto sentido, que produce un efecto seguro", "cuando resulta imposible impedir, evitar, resistir", "determinismo", "fatalidad en el encadenamiento inflexible de los acontecimientos sin desviación posible la voluntad humana", "grave peligro que requiere pronto y eficaz. Teniendo en cuenta lo anterior, la principal Lesión en el estado de necesidad es el perjuicio económico que sufre una de las partes en un contrato oneroso por razón de la falta de equivalencia existente al momento de celebrarse el contrato y aceptado por encontrarse en estado de necesidad, entre los valores de los objetos o prestaciones recíprocas estipuladas". La lesión se presenta como una reacción del Derecho que encuentra sus raíces en una positiva toma de conciencia sobre la necesidad de proteger a todos aquellos individuos que se encuentran en situaciones tales que imposibilitan una fundamental paridad entre los contratantes. Está encaminada a otorgar un medio eficaz de defensa a quienes por vivir una coyuntura desfavorable se encuentran a merced de personas malintencionadas que pretendan sacar provecho de la precariedad de su situación. Es visible que estando una persona en estado de necesidad existen tantas posibilidades de que celebre un acto que le resulte conveniente como uno inconveniente; hay las mismas posibilidades de que otra persona intente aprovecharse de esa debilidad circunstancial como de que nadie lo intente. Podría ocurrir inclusive que el necesitado celebre un acto que le resulte claramente beneficioso. Resulta evidente que en situaciones en que no existe una verdadera libertad de elección, donde se actúa instintivamente, impulsado por la necesidad de preservar a una persona de un peligro grave e inminente, no se está ante una situación normal. Quien padece un estado de peligro no se halla en aptitud de discernir entre lo que quiere y lo que no quiere, las circunstancias alteran su voluntad a tal punto que está en condiciones de ofrecer o aceptar cualquier cosa con tal de librarse de la inseguridad en que vive; la situación que padece afecta su declaración pudiendo producirse una discordancia entre lo querido y lo manifestado. Autores Nacionales Tomando como referencia a Toscano (2012), las causales de nulidad son susceptibles de agruparse, para efectos probatorios, en dos: 1) aquellas para cuya demostración resultan idóneos medios probatorios personales, como la declaración de parte, testimonio, pues el objeto de prueba es un hecho subjetivo: por ejemplo, la causa o el fin del contrato, que llevó a las partes a su celebración; o también, la acreditación del error o la fuerza, como vicios del consentimiento del contratante; y 2) aquellas para las que bastaría prueba documental, pues el objeto del litigio es una cuestión de mero derecho. Por ello, alegado el error, como causal de nulidad relativa, el demandante tiene la carga de probar su existencia, y sobre qué recae. Así, por ejemplo, debe afirmar si es sobre la naturaleza del contrato, sobre el objeto (su sustancia o calidades), o sobre la persona, demostrando que efectivamente había un concepto equivocado de los hechos o del derecho al momento de la celebración del contrato y que el mismo fue relevante, es decir que fue sobre el error que se construyó el consentimiento y que el comportamiento del contratante estuvo exento de culpa. Si se trata de un negocio jurídico celebrado en estado de necesidad o de peligro, debe acreditarse que el contratante sufría una situación de inferioridad por causa del peligro o la necesidad, y que como consecuencia de ella emitió el consentimiento, forzado por tales circunstancias, lo que también es aplicable a la fuerza o violencia y al dolo (o toda suerte de maniobras engañosas o fraudulentas que inducen a la otra parte a error). Es común a tales hipótesis la necesidad de acreditar los hechos denominados por la doctrina como hechos sicológicos, es decir supuestos fácticos donde prevalece el elemento subjetivo. Por ejemplo, la comprobación de que el contratante sufrió intimidación y de que bajo sus efectos fue compelido a contratar, lo que prevalentemente se logra con la suma de medios probatorios personales, como testimonios, interrogatorio de parte aunado a la prueba indiciaria y demás inferencias lógicas. En tales casos, la exigencia probatoria es doble, pues implica, de un lado, acreditar el hecho objetivo: el error, la fuerza, la violencia o el dolo, y de otro, probar el elemento subjetivo, consistente en "la creación del estado anímico", el que prevalentemente se demuestra a partir de los signos externos que –de acuerdo con las reglas de la experiencia– acompañan a tales estados, por lo que la prueba indiciaria emerge con gran importancia (Toscano, 2012). Por otro lado, como se ha dicho el estado de necesidad como aquella situación en la que se encuentra una persona (como se dijo no solo natural sino jurídica) en la cual está se encuentra en una posición apremiante para su vida (en caso de una empresa se estaría inmerso en la viabilidad de seguir o no existiendo) y por ende realiza una acción que le es irresistible, esta permeado por una alteración en su voluntad ya que su actuar está encaminado únicamente en salir de esa situación independiente del resultado que esto conlleve (Correa, 2020). Se ha expresado que el estado de necesidad pone a la persona en una situación en donde su voluntad se encuentra viciada, pero esto no implica que por el simple hecho de estar en esa situación la suscripción de contratos va a estar viciada, lo que si pone de presente es la posición y el interés de la contraparte, pues es este en la relación contractual la cual se puede aprovechar de ese estado de necesidad para así obtener una manifestación viciada por la fuerza (Correa, 2020). Este orden de ideas, dentro de la configuración normativa del estado de necesidad se tienen como elementos suyos la situación de apremio actual de salvarse a sí mismo o a otro de un mal grave a la persona, que se cierne sobre el agente, tomada latamente, conocida por la contraparte, y que se traduce en la celebración del contrato en condiciones inicuas. Cabe, entonces, resaltar que la alteración del proceso volitivo del sujeto no resulta acá de un comportamiento determinado de alguien que lo realice con el propósito de intimidar y de obtener, por ese medio, la celebración del negocio jurídico, como ocurre en la fuerza, sino de una situación que le sobrevino de resultas de acontecimientos naturales o humanos; eventualmente puede provenir de sus propios antecedentes y actuación; circunstancias que comportan un riesgo personal propio o de alguien inmediato a él, al que no puede sobreponerse; situación conocida por la contraparte, y que, por así decirlo, le impone la celebración del contrato en condiciones inicuas; es decir, el aprovechamiento de las condiciones de inferioridad o debilidad de una de las partes por la otra, proyectado en un desequilibrio manifiesto de las prestaciones, es contrario a las buenas costumbres y por ende se sanciona con la nulidad del negocio jurídico en cuestión (Hinestrosa, 2005). Jurisprudencia Sentencia 1681 de 2019 LUIS ALONSO RICO PUERTA - magistrado ponente. En esta sentencia Luis Armando Rincón demandó a Benedicto Romero Barrera y a Óscar de Jesús López Cadavid, en la escritura pública de compraventa no 01876. El señor Luis Armando vendió a los compradores nombrados el predio rural denominado "La Argentina" situado en el municipio de trinidad, en Casanare, debido a haberse celebrado con omisión de los requisitos de un contrato de compraventa, al hacer que el vendedor diera su consentimiento por la fuerza. El señor Luis declaró que deseaba volver al estado precedente a la celebración de la escritura, esto debido a que grupos armados paramilitares usaban su parcela como alojo y este tenía que acceder debido a que este era amenazado con violencia si se negaba, también los grupos armados entraban a su propiedad mientras este no estaba y procedían a saquearla, destruirla y extorsionarlo si este no entregaba la parcela. Entonces, la propia jurisprudencia señala que "otra parte a reconocerle una recompensa excesiva en relación con el servicio prestado, mas no cuando dicho contrato se ha celebrado en condiciones equitativas. Tiénese, pues, que esta variante de la fuerza o violencia, considerada como vicio del consentimiento y denominada "del estado de necesidad”, o también "de la fuerza ele la naturaleza", se caracteriza: porque deja de atender, aún menos que dentro de la concepción clásica, al origen de la fuerza, o sea a si ésta proviene del acto de una de las partes. o de un tercero, o de hechos meramente naturales en que no interviene la voluntad humana, sino que mira directamente al verdadero vicio del consentimiento, cual es la intimidación de la víctima; y porque introduce una nueva aplicación en lo que toca con el requisito tradicionalmente exigido de que la fuerza sea injusta, en el sentido de considerar como tal, no ya solo las actuaciones humanas violentas y, por ende, condenables dentro del ordenamiento jurídico, sino también el aprovechamiento del, temor o estado de necesidad .de la víctima, cualquiera que sea su causa, para el logro de ventajas económicas excesivas, aunque estas no alcancen al límite a partir del cual se configura la lesión enorme". El señor Luis declaró lesión enorme al verse forzado en una posición de indefensión por parte de los paramilitares, poniéndolo en estado de necesidad, En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, le revoco la parcela a los demandados y terminaron cancelando el contrato de compraventa. Conclusiones Es pertinente concluir que el fundamento de la acción por lesión debe encontrarse en un nuevo vicio del consentimiento de uno de los contratantes derivado de su situación de necesidad, que lo lleva a admitir que es considerado como oneroso un contrato que en realidad no lo es. Se trata, por lo tanto, de un fundamento de carácter subjetivo y como resultado es importante expresar las siguientes síntesis: Una emergencia es una situación urgente causada por un peligro grave e inmediato. que de alguna manera amenaza una un individuo. Un estado de necesidad es una situación en la que atacar la libertad y el conocimiento se debe redactar una declaración de intenciones. El estado de necesidad es un vicio de la voluntad. aparte de errores, fraudes y amenazas. El estado de necesidad puede influir en la declaración de voluntad de una persona y por tanto puede presentarse igualmente en toda ley Legal. Organismo de evaluación de daños basado en contrato su base en necesidad y es abrió un camino que debe extenderse a todas las acciones legales para lograr más justicia en las relaciones jurídicas. Bibliografía Amado, J. (1984). El Estado de Necesidad como vicio de la voluntad. THEMIS Revista De Derecho, (1), 40-44. https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/10483 González Gómez, E. (1950). Las obligaciones del derecho civil colombiano. Revista Estudios de Derecho, 12(35), 183-204. https://doi.org/10.17533/udea.esde.335620 Correa Correa, S. (2020). Aspectos generales del estado de necesidad en la suscripción de contratos y acuerdos en los tiempos del covid-19 [Tesis de Abogacía, Universidad CES]. https://repository.ces.edu.co/handle/10946/4991?locale-attribute=en Hinestrosa, F. (2005). Estado de necesidad y estado de peligro ¿Vicio de debilidad? Revista de Derecho Privado, 8, 111-134. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=417537585006 Toscano López, L.H. (2012). La pretensión de nulidad de contratos civiles y mercantiles en Colombia. Revista de Derecho Privado, 23, 407–421. https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/derpri/art