Subido por IRVING GUERRERO

Tema 3. El sueño de las rosas y espinas (Agustín de la Torre)

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EL SUEÑO DE LAS ROSAS Y ESPINAS (AGUSTÍN DE LA TORRE)
OBJETIVOS:
-Tomar conciencia de que la vida entendida como camino, está llena de placeres y
sufrimientos, en muchos casos sobrevenidos y en otros elegidos. De la forma en que
asumamos, rechacemos, aceptemos, canalicemos o aprendamos dichas situaciones,
dependerá nuestra felicidad y la de quienes nos rodean…y no precisamente en ese
orden.
-Descubrir o redescubrir nuestro talento. Buscar fórmulas actualizadas para ponerlo al
servicio de los demás.
-Aceptar que la elección de un camino vocacional y evangélico implica necesariamente
“complicar” nuestra existencia. Siempre con la fe en la providencia, la esperanza de
alcanzar la plenitud y la tarea prioritaria de amar por encima de todo.
SINOPSIS
Este no es un tema “normal”. Entendiéndose como normal un tema que puedas leer,
reflexionar, compartir…y olvidar. Al menos, no debería serlo.
Me gustaría que tratases de exprimirlo y hacerlo tuyo. Mucho más me gustaría que,
cuando terminases de leerlo, vieras tu vida desde una perspectiva diferente; te
cuestionases verdades absolutas o relativas sobre las que has asentado tu vida y tu
vocación; que algo en tu seguridad diaria se quebrase. Ojo, no te deseo nada malo, al
contrario. Estoy convencido de que, para mejorar, hay que agitar, remover, cuestionar.
No hay nada menos cristiano que una charca estancada y más que un mar embravecido.
Y para ser coherente con lo que predico o pretendo, voy a tratar de no escribir grandes
parrafadas llenas de alardes lingüísticos o citas eruditas que te provoquen un esfuerzo
mental agotador y, lo que es peor, te acaben aburriendo.
Por tanto, lo dividiré en cinco bloques con
preguntas y propuestas SENCILLAS y DIRECTAS
que podrás usar en tu reflexión personal, ideas
breves basadas en mi experiencia, canciones y,
como no podía ser de otra forma, dibujos. El lápiz
es mi mejor forma de expresión y no puedo, ni
quiero, renunciar a ello.
Si ocurre que lo trabajas hasta el final y, cuando
llegues a casa, continúas rumiando alguna de las
cosas que has leído, escuchado o visto en los
dibujos, para mi será suficiente. Especialmente si
te ayuda a dar un paso adelante en ese camino de
rosas, repleto de espinas que, inevitablemente, conduce al Paraíso.
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REFERENCIAS EVANGÉLICAS
Referencias principales:
•
Marcos 5, 36
“No temas, basta que creas”
•
Romanos 5, 3-4
“Más aún, nos gloriamos hasta de
las mismas tribulaciones, porque sabemos
que la tribulación produce la constancia; la
constancia, la virtud probada; la virtud
probada, la esperanza.”
-Otras referencias relacionadas con el tema, por si quieres profundizar y te sirven
para tu oración:
-Antiguo testamento:
-Nuevo Testamento
•
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Isaías 61,1
Isaías 40,31
Salmos 34,19
Salmos 121, 7-8
Salmos 42, 11
Salmos 31,24
Miqueas 7,7
Mateo 10,38-39
Mateo 11,28
1 Pedro 2,21
1 Pedro 5, 10
Romanos 8,18
1 Corintios 25
2 Corintios 4,17
2
REFERENCIAS DE TEXTOS DE LA IGLESIA PARA LA ORACION PERSONAL O LA ORACION
EN GRUPO
•
•
Encíclica “Laudato si” 25 mayo 2015
Carta del Papa Francisco sobre la esperanza. Audiencia General 20
septiembre 2017
DESARROLLO:
Dado que el título del tema no genera ninguna duda en su relación con uno de los más
famosos sueños de Don Bosco y, para no contaminar su relato, creo necesario
comenzar por su lectura. Un sueño que, una noche de 1864 narraba a los primeros
salesianos y que había tenido muchos años antes:
“Un día del año 1847,
después de haber meditado
acerca de la manera de hacer el
bien a la juventud, se me
apareció la Reina del Cielo y me
llevó a un jardín encantador.
Había un largo pasadizo lleno de
rosas. Enredaderas cargadas de
hojas y de flores envolvían y
adornaban
las
columnas,
trepando hacia arriba, y se
entrecruzaban formando un
gracioso toldo.
Después del pasadizo había un
camino hermoso sobre el cual, a
todo el alcance de la mirada, se extendía un jardín colgante encantador, rodeado y
cubierto de maravillosos rosales en plena floración. Todo el suelo estaba cubierto de
rosas. La bienaventurada Virgen María me dijo: – Quítate los zapatos.
Y cuando me los hube quitado, agregó: – Échate a andar bajo el jardín colgante: es el
camino que debes seguir.
Me gustó quitarme los zapatos: me hubiera dado lástima pisar aquellas rosas tan
hermosas. Empecé a andar y advertí enseguida que las rosas escondían agudísimas
espinas que hacían sangrar mis pies. Así que me tuve que detener a los pocos pasos y
volverme atrás.
– Aquí hacen falta los zapatos – dije a mi guía – – Ciertamente – me respondió – hacen
falta buenos zapatos.
Me calcé y me puse de nuevo en camino con cierto número de compañeros que
aparecieron en aquel momento, pidiendo caminar conmigo.
Ellos me seguían bajo el jardín colgante, que era de una hermosura increíble. Pero,
según avanzábamos, el pasadizo se hacia más estrecho y bajo. Colgaban muchas ramas
de lo alto y volvían a levantarse como estacas afiladas; otras caían perpendicularmente
sobre el camino. De los troncos de los rosales salían ramas que, avanzaban
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horizontalmente de acá para allá; otras, formando un tupido cercado, invadían una
parte del camino; algunas colgaban a poca altura del suelo.
Todas estaban cubiertas de rosas y yo no veía más que rosas por todas partes: rosas por
encima, rosas a los lados, rosas bajo mis pies. Yo, aunque experimentaba agudos
dolores en los pies y hacía contorsiones, tocaba las rosas de una u otra parte y sentí que
todavía había espinas más punzantes escondidas por debajo. Pero seguí caminando. Mis
pies se enredaban en los mismos ramos extendidos por el suelo y se llenaban de
rasguños; movía un ramo transversal, que me impedía el paso, o me agachaba para
esquivarlo y me pinchaba, me sangraban las manos y toda mi persona. Todas las rosas
escondían una enorme cantidad de espinas. A pesar de todo, animado por la Virgen,
proseguí mi camino. De vez en cuando, sin embargo, recibía pinchazos más punzantes
que me producían dolores muy agudos.
Los que me miraban, y eran muchísimos, y me veían caminar bajo aquel jardín colgante,
decían: “Don Bosco marcha siempre entre rosas! ¡En todo le va bien!”. No veían cómo las
espinas herían mi pobre cuerpo. Muchos seminaristas, sacerdotes, seglares, invitados
por mí, se habían dedicado a seguirme alegres, por la belleza de las flores; pero al darse
cuenta de que habían que caminar sobre las espinas y que éstas pinchaban por todas
partes, empezaron a gritar: “¡Nos hemos equivocado!”.
Yo les respondí: – El que quiera caminar deliciosamente sobre rosas, sin sufrir nada,
vuélvase atrás y síganme los demás. Muchos se volvieron atrás. Después de un buen
trecho de camino, me volví para echar un vistazo a mis compañeros. Que pena tuve al
ver que unos habían desaparecido y otros me volvían las espaldas y se alejaban. Volví
yo también hacia atrás para llamarlos, pero fue inútil; ni siquiera me escuchaban.
Entonces me eché a llorar: ¿Es posible que tenga que andar este camino yo solo? Pero
pronto hallé consuelo. Vi llegar hacia mía un gran número de sacerdotes, clérigos y
seglares, los cuales me dijeron: “Somos tuyos, estamos dispuestos a seguirte”.
Poniéndome a la cabeza de ese grupo reemprendí el camino.
Solamente algunos se desanimaron y se detuvieron. Una gran parte de ellos llegó
conmigo hasta la meta. Después de pasar el espinoso rosal, me encontré en un
hermosísimo jardín. Mis pocos seguidores habían enflaquecido, estaban pálidos y
ensangrentados. Se levantó entonces una brisa ligera y, a su soplo, todos quedaron
sanos. Corrió otro viento y, como por encanto, me encontré rodeado de un número
inmenso de jóvenes y clérigos, seglares, coadjutores y también sacerdotes que se
pusieron a trabajar conmigo guiando a aquellos jóvenes. Conocí a varios por la
fisonomía, pero a muchos no.
Mientras tanto, habiendo llegado a un sitio elevado del jardín, me encontré frente a un
edificio monumental, sorprendente por la magnificencia de su arte. Atravesé el umbral
y entré en una sala espaciosísima cuya riqueza no podía igualar ningún palacio del
mundo. Toda ella estaba cubierta y adornada por rosas fresquísimas y sin espinas que
exhalaban un suavísimo aroma. Entonces la Santísima Virgen que había sido mi guía,
me preguntó: – ¿Sabes qué significa lo que ahora ves y lo que has visto antes? – No – le
respondí – os ruego que me lo expliquéis.
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Entonces ella me dijo: – Has de saber, que el
camino por ti recorrido, entre rosas y espinas,
significa el trabajo que deberás realizar a favor
de los jóvenes. Tendrás que andar con los
zapatos de la mortificación. Las espinas del suelo
significan los afectos sensibles, las simpatías
humanas, que distraen al educador de su
verdadero fin, y lo hieren, lo detienen en su
misión, impidiéndole caminar y obtener coronas
para la vida eterna. Las rosas son símbolos de la
caridad ardiente que debe ser tu distintivo y el de todos tus colaboradores. Las otras
espinas significan las dificultades, los sufrimientos, los disgustos que os esperan. Pero
no perdáis el ánimo. Con la caridad y la mortificación, lo superaréis todo y llegaréis a
las rosas sin espinas.
Apenas terminó de hablar la Madre de Dios, me desperté y me encontré en mi
habitación”.
1.-NO TEMAS, BASTA QUE CREAS…
En Septiembre de 2008 me diagnosticaron el primer cáncer. No te negaré que fue un
golpe inesperado y rotundo que me negaba a asumir y mucho menos a entender, por
esa habitual obsesión que tenemos de querer encontrar una causa para todo. 40 años.
casado, dos hijos, trabajo estable…Mi vida segura, acomodada y supuestamente feliz,
se derrumbaba en cuestión de minutos. Si has vivido de cerca una situación traumática,
sabes que el edificio de tu felicidad se sostiene habitualmente sobre palillos de dientes.
Mi primera reacción, casi instintiva, fue buscar la capilla del hospital. Asustado y
vulnerable le pedía -incluso exigía- a Dios una explicación. Mi cabeza se llenaba de
pensamientos dramáticos y optimistas que se solapaban unos a otros como las olas de
ese mar que tanto me ayudó en la recuperación.
Mi fe era muy débil. Así de sencillo. No había soportado la prueba de fuerza y, al primer
problema de verdad, no de esos miles que tenemos cada día (muchos de ellos
inventados como decía Descartes), renunciaba y dudaba de lo que en toda una vida
había creído. Y lo que es peor, vivía sin confiar de verdad en el Señor, o al menos sin
saberlo:
“Confía en el Señor y de todo corazón y no te apoyes en tu propia
inteligencia”
Proverbios 3,5
Dios pone Ángeles en tu camino. Esta frase dicha por una amiga enfermera, la creo cada
día más cierta. La primera noche que pasé en el hospital tras el diagnóstico, mi
compañero de habitación, Pepe, un sencillo camarero de Torreblanca que había
ingresado por un infarto, se reveló como un auténtico “coach” que me calmó y ayudó a
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digerir y aceptar la noticia. Me dio esperanzas y aguantó horas acompañándome con
sus palabras hasta que logré dormirme. Pepe era uno de esos Ángeles.
El primer flotador al que me agarré fue mi familia. Era un buen salvavidas porque era
fuerte y sólido. Mis padres, mis hermanos, mis hijos y -por encima de todo- mi mujer,
evitaron que me hundiese sin ganas de luchar por salir a flote.
¿Cuantas veces había escuchado, dibujado o cantado la parábola de la casa sobre rocas,
en esos encuentros juveniles donde todo era hermoso, utópico y efímero, sin pensar
que la mía estaba sin buenos cimientos? Permitidme el símil: la mía no se desmoronó
por las otras construcciones adosadas que evitaron tambaleos y el derrumbe
previsible.
“No te rindas a la noche: recuerda que el primer enemigo
a derrotar no está fuera de ti: está dentro. Por lo tanto, no concedas
espacio a los pensamientos amargos, oscuros. Este mundo es el primer
milagro que Dios hizo y Dios ha puesto en nuestras
manos la gracia de nuevos prodigios.”
Papa Francisco
Qué diferente hubiese sido con una fe más grande. En el sueño que has leído Don Bosco
avanza, a pesar del dolor, sin vacilar…aunque hay muchos que se dan la vuelta.
1ª. Pausa: Mira el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=4UtyrgFTsl8
1ª. Pregunta: ¿Cómo son los cimientos de tu fe? ¿soportarían una inspección técnica?
1ª. Propuesta: Habla con alguien que haya sufrido una experiencia dura de enfermedad,
de dificultad económica, familiar, laboral…preferiblemente en tu asociación o en tu
grupo. Y escucha. No le interrumpas.
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2.-APRENDE DE CADA EXPERIENCIA.
Lo primero que dice alguien que ha superado una situación de salud complicada
es que ahora ve las cosas de una forma diferente; que ahora sabe valorar los pequeños
detalles y disfruta el día a cada minuto. En mi caso no fue así.
Repetimos los mismos errores de manera obsesiva y, en esencia, las personas
cambiamos poco. A las pocas semanas de mi recuperación, volvía a enfadarme con
nimiedades y regresaba a la rutina de siempre, repitiendo los errores de siempre. En
parte, la búsqueda de la vuelta a esa “normalidad”, era un placebo que me ayudaba a
olvidar lo que había sufrido. Y ahí estaba el error. Tremendo error. ¿Dónde estaba la
aceptación de lo vivido? Y, lo que es peor, ¿Dónde estaba el aprendizaje?
Ahora estamos viviendo una situación de crisis mundial como no recordamos en
nuestra historia por causa del COVID-19. Todos queremos recuperar nuestra cómoda
normalidad de siempre, pero, ¿Qué hemos aprendido? ¿a guardar la distancia social?,
¿a diseñar mascarillas?, ¿a lavarnos las manos con frecuencia? Tremendo error.
Corremos el previsible riesgo de olvidar rápido lo ocurrido, de difuminar el recuerdo, de
mirar hacia adelante sin haber entendido ni asumido nada. De arrancar la hoja del
calendario y pensar que todo fue un mal sueño. Y la sabia historia dice que lo que se
olvida se repite.
Pero entonces, ¿qué tenemos que hacer? Lamentablemente yo no tengo la respuesta,
pero al menos, hagámonos la pregunta. En solitario o en grupo; en familia o en
asamblea; en casa o en el trabajo… ¿Qué puedo hacer?
Don Bosco, en el sueño, se quita los zapatos y eso lo “sensibiliza” para lo bueno y para
lo malo. Él sabe lo que ocurre, conoce el camino y las consecuencias de su elección. Y
decide lo que hacer.
2ªPausa: Mira el dibujo
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2ªPregunta: ¿Qué has aprendido y qué has cambiado SIGNIFICATIVAMENTE en tu vida
por causa del COVID-19?
2ªPropuesta: “predica” lo que has aprendido. Cambia en algo e intenta que quienes te
rodean también cambien.
3.- PIDE LO QUE DESEAS. PERO, SOBRE TODO, OFRECE LO QUE PUEDAS
Años más tarde entendí, tras escuchar una hermosa reflexión a la Palabra, predicada
por un sacerdote anónimo por la radio, que había formulado mal mis oraciones. Pedir a
Dios por mi curación, por mi salud, era creer en un Padre que podía o no escucharme,
que decidía en base a criterios ininteligibles para una mente limitada como la mía; que
aceptaba ayudar a unos y no a otros…que sus caminos eran “misteriosos como la senda
del viento” (Eclesiastés 11,5).
Y comprendí que estaba pidiendo lo equivocado. Lo que debía pedirle es que aumentara
mi fe para alcanzar la paz, fuese cual fuese el resultado. Solo de esa forma podría
asumir que el final fuera diferente al deseado.
Dios no defrauda: si ha puesto una esperanza en
nuestros corazones, no quiere destruirla con
frustraciones continuas. Todo nace para
florecer en una eterna primavera. Dios también
nos hizo para florecer. Recuerdo ese diálogo
cuando el roble pidió al almendro: «Háblame de
Dios». Y el almendro floreció.
Papa Francisco
Más que de mi experiencia que tuvo un final feliz, (hasta que Dios ¿quiera?), debes
aprender de tantas otras personas que han vivido y viven situaciones profundamente
dolorosas o traumáticas, que no tuvieron el final deseado y son capaces de levantarse
cada mañana para echar una mano o regalarte una sonrisa. ¡Yo quiero esa fe!
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Pero había que ir un paso más allá e invertir la demanda. Lo justo no era pedir sino
ofrecer y la pregunta correcta era entonces: ¿qué puedo hacer por ti? Que se traduce
en clave cristiana necesariamente en ¿Qué puedo hacer por los demás?
Y, como suele ocurrir siempre, la respuesta estaba escrita desde hace siglos en los
Evangelios, en la parábola de los talentos Mt.25, 14-30. En mi caso fue sencillo
descubrirlo: toda la vida dibujando y media dedicada a la enseñanza…aunque más bien
consistió en redescubrirlo y enfocarlo de manera diferente.
“Improvisar hasta cierto punto. ¿Cuál es tu Proyecto de vida? La
pregunta, que acabo de hacer, es tan genérica y pretenciosa, que en
realidad no pregunta nada. Es indispensable concretar. Abunda la
gente que tiene, como proyecto de vida, “pasarlo lo mejor
posible”. Y hay gente (creo que estos son menos) que lo que
quieren es “ayudar lo más posible” a quien lo necesita. En el
primer bloque están los “egoístas”. En el segundo, los
“altruistas”. El problema está en que casi todo el mundo,
ante
estas cuestiones, dirá – sin duda alguna – que tiene algo de
ambos bloques: es egoísta y altruista”
José María Castillo
Es evidente que ese talento debe estar enfocado hacia el otro. Pero, a la vez,
alimentado en comunión con los otros. Por tanto, la Eucaristía se convierte en la
energía que recarga nuestra acción y el lugar privilegiado para el encuentro con Dios y
la pausa necesaria en el camino
Don Bosco se para y mira hacia atrás antes de seguir avanzando. Detenerse es
necesario. Replantearse lo que uno hace cada día de manera rutinaria es casi
obligatorio.
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3ªPausa. Mira el dibujo:
3ªPregunta (triple). ¿Tus oraciones están más encaminadas a pedir o a ofrecer? ¿Cuáles
son tus talentos? ¿cómo celebras la eucaristía?
3ªPropuesta: Plantéate la forma de potenciar (si ya lo haces) o enfocar (si no) uno de
tus talentos hacia los demás.
4.TODOS SOMOS NECESARIOS, NADIE IMPRESCINDIBLE
Y seguí dibujando, pero esta vez gracias a José Luís
Cortés, mi maestro e inspirador, usando mis trazos
para evangelizar, para transmitir el mensaje con
viñetas unas veces sencillas o directas y otras
incisivas o provocadoras. Y me sorprendió el
resultado.
A día de hoy publicando en mi web y -sobre todo- en
las redes sociales, mis dibujos han crecido y se han
multiplicado (Génesis 1,28). Hago “humor” religioso,
que realmente no es humor, sino reflexión religiosa.
Trato de remover conciencias, incomodar ante la
pasividad, dar voz a quienes no la tienen y decir cosas
que muchos piensan y no se atreven por miedo a ir
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demasiado lejos y, además, genero debate en torno a temas de la Iglesia actual. En
esencia, hablar de Jesús y su mensaje, haciendo crítica y autocrítica como católico
convencido. A veces pienso que, si consigo que una sola persona se plantee hacer algo
diferente después de haber visto uno de mis dibujos, ya ha merecido la pena.
Usando personajes experimentales como
“El Jartista” cuya repercusión en redes aún hoy
me sorprende, descubro que la gente necesita
escuchar
el
evangelio;
que
seguimos
demandando, hoy más que nunca, ese mensaje
liberado de ornamentos envejecidos, frases
hechas y manidas o discursos huecos. Hemos
dedicado demasiado tiempo a embellecer la
cáscara, y dorar los discursos, olvidando el fondo.
El mensaje limpio y transparente del hijo de un
carpintero, amigo de pescadores.
Mi visión es, obviamente, cuestionable pero honesta. Con los años he aprendido a
respetar todas las verdades en cuanto son sinceras, y todas las formas de expresar
nuestra religiosidad. No podemos caer en el error de pensarnos infalibles o poseedores
de la única forma de entender el catolicismo y mucho menos de vivir el evangelio.
Probablemente estaré equivocado en muchas ocasiones, o habré cometido el error de
no extraer la esencia de lo que Jesús quiso decir. Pero, en cualquier caso, acabo
imaginando cual sería la respuesta del Maestro si nos viese hoy a la mayoría de los
creyentes. Y la previsible respuesta, empezando por mi, me entristece y avergüenza.
Según la Wikipedia, hay 2.400 millones de cristianos estimados en el mundo y 1.300
millones de pobres, sin sumar los más de 600 millones a añadir por causa del covid-19.
Algo no encaja. Así de sencillo y así de rotundo.
Yo no soy cristiano. Y llevo cruz y todo. A veces me
comparan con lo que dicen mis personajes y
obviamente, quedo ridiculizado. Como aparece en
mis redes sociales, en ese espacio que usamos para
definirnos en aquellas cualidades o títulos que
hemos conseguido tras años de estudio o
experiencias laborales, decidí escribir: “Enfermo
ocasional y tonto habitual”. Creo haber encontrado
la mejor definición que, cualquiera que me conoce
sabe que es absolutamente real.
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No soy cristiano, pero me gustaría serlo. Es más, le “pido” a Dios que aumente mi fe y
me despoje de la cobardía y la seguridad que me impide vivir el evangelio de verdad.
Es como si un deportista se limitase a dar unos pasos al día o un carnicero apostase por
la comida vegana. Debemos ser coherentes por encima de todo. Sería más adecuado,
en este foro decir que soy “aspirante” a cristiano.
Eso si, me gustaría ser cristiano del siglo XXI.
En una iglesia que Pone a los pobres sobre el desarrollo, la política sobre la
economía, la justicia sobre la doctrina, la persona sobre el Derecho
Canónico, el Evangelio sobre la institución. Denuncia la economía que mata,
el expolio del planeta, el colonialismo económico y cultural, el cierre de
fronteras a refugiados e inmigrantes. Urge a una “valiente revolución
cultural” que evite la catástrofe ecológica, que salve a la humanidad y a la
comunidad planetaria. … Para ser profética, la Iglesia ha de abrir de par en
par sus viejas murallas doctrinales e institucionales, atravesar hasta la
otra orilla, postsecular y posreligiosa. Allí donde viven, gozan y sufren,
conversan y buscan los hombres y las mujeres de hoy. Donde sopla el
Espíritu.
Joxe Arregui
Hay un momento muy hermoso en el sueño que has leído en el que don Bosco,
entristecido, ve llegar hacia él un gran grupo de sacerdotes, clérigos y seglares
dispuestos a seguirlo, a pesar de las espinas. Y se pone a la cabeza.
Necesitamos esos referentes, necesitamos y tenemos esos guías para una Nueva
Iglesia, una iglesia de hoy, para la gente de hoy.
4ªPAUSA: Lee la letra y escucha la canción de Brotes de Olivo:
“Juntos cambiaremos el mundo”
Letra
Canción
4ºPREGUNTA: ¿Podrías responder con absoluta honestidad que eres cristiano? ¿en qué
se nota?
4ºPROPUESTA: Busca una manera de transmitir un valor evangélico, concreta y
diferente de como lo has hecho hasta ahora.
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5. LOS JÓVENES y MARÍA. SIEMPRE ELLOS
Sois unos privilegiados. Los salesianos cooperadores sois muy
afortunados. Habéis elegido uno de los carismas más
hermosos, y más enérgicos. Además, es contagioso y no es
estanco. El contacto con ellos produce filtraciones inesperadas
y permanentes.
Yo fui cooperador durante años, pero como os dije antes, soy
demasiado tonto para permanecer. Sin embargo, ser antiguo
alumno, mis años en pastoral, mi matrimonio con una
cooperadora, mi trabajo como profe en un colegio de las salesianas, me conducen
irremediable y maravillosamente a vivir la vocación de una manera muy similar a la
vuestra.
Decía el recientemente fallecido Pedro Casaldáliga, el obispo de los pobres, que “La
tierra es el único camino que nos puede llevar al cielo” y “No basta con ser creyente,
hay que ser creíble”. Pues bien, permitiéndome la licencia de adaptar ambas. Diría que
un salesiano cooperador, salesiano religioso, antiguo alumno salesiano, devoto de
María Auxiliadora, salesiano profesor o simpatizante salesiano, tiene que asumir que
“el joven es el único camino para llegar al paraíso” y que “no basta con ser salesiano
creyente, sino salesiano creíble”
Y sobre todo, ¡sueña! No tengas miedo de
soñar. ¡Sueña! Sueña con un mundo que todavía no se
ve, pero que ciertamente vendrá. La esperanza nos
lleva a creer en la existencia de
una creación que se extiende hasta su cumplimiento
definitivo, cuando Dios será todo en todos.
Papa Francisco
Y, al final del sueño, Don Bosco, acompañado de todos los que mantuvieron su fe en él
y lo siguieron, a pesar de las espinas, llegan al paraíso.
Final feliz. ¿nos sorprende? No debería porque creemos en una religión con final feliz.
¿o no son la resurrección y la vida eterna finales felices? Entonces ¿porqué no hay más
creyentes o mejores cristianos? Precisamente porque nos falta fe, y porque lo que nos
acobarda, lo que nos asusta, lo que nos hiere, lo que nos frena, es el camino. Y el camino
no es fácil. Tampoco es necesariamente un “valle de lágrimas” pero no es fácil. Está
lleno de aromáticas rosas y de afiladas espinas…
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Tampoco se puede caminar -ni vivir- con miedo, porque el miedo justifica la pasividad
y la pasividad no es cristiana. Y lo mejor de todo es que son, precisamente los jóvenes,
los que están repletos de esa energía que necesitamos para caminar. Nosotros, por el
contrario, los complementamos con la esperanza, la fe y el cariño que ellos necesitan
para seguir caminando. Una perfecta simbiosis evangélica.
-Los jóvenes de hoy quieren ver en los Salesianos
“la ternura de Dios”Ángel Fernández Artime. Rector Mayor. Octubre
2019
---
“tenemos un compromiso con vosotros los jóvenes:
formaros para la vida”
Ángel Fernández Artime. Rector mayor. Enero 2020
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Y, para ir terminando, recupero el tuteo y te comparto lo que para mi es la clave de mi
visión religiosa, cristiana y salesiana. Vivir para dar esperanza a los jóvenes, porque son
la fuerza transformadora del cambio radical que necesita este mundo; usando las
palabras y la referencia vital de Jesús de Nazaret, adaptado el mensaje a su entorno, a
sus espacios, a su lenguaje.
Pues bien, con 53 años, cascado y canoso, después de haber tenido los mismos motivos
para una depresión que para dar gracias, he elegido lo segundo. Y me quedo corto.
Seguiré dibujando mientras mi salud me lo permita y alimentándome de mis alumnos
a los que adoro. Usando la frase de Don Bosco en reiterada rima consonante: “Adelante,
siempre adelante, mientras el cuerpo aguante”.
Al final del sueño aparece la Virgen, su querida Auxiliadora, y le explica con detalle el
significado de lo que ha ocurrido, como hace en otros sueños. Entonces, como le
volverá a pasar ya anciano en el Altar de las lágrimas, todo cobra sentido. Ella es el pilar
necesario y definitivo.
Tú déjate llevar, ten fe; camina, disfruta de las rosas; camina, soporta las espinas;
camina. Ella lo hará todo.
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5ªPAUSA. No digas nada. Concédete un minuto de silencio. Reflexiona lo que has leído.
Aplícalo a tu propia experiencia vital. Obsérvate desde fuera. Donde estás, con quien,
lo que haces. Respira profundamente.
5ªPREGUNTA. ¿cómo es tu trabajo con los jóvenes? ¿Crees que llegas a ellos, que te
entienden, que los orientas adecuadamente? ¿se sienten queridos por ti?
5ªPROPUESTA. Da gracias a Dios por lo que tienes y lo que eres. Y pregúntale en qué
puedes ayudarlo. Espera hasta que te responda.
HASTA SIEMPRE. Gracias.
Agustín de la Torre Zarazaga.
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