A. 4. OTRAS CORRIENTES EN SOCIOLOGÍA CONTEMPORÁNEA.

Anuncio
A. Marrero, pág. 56
4. OTRAS CORRIENTES EN SOCIOLOGÍA CONTEMPORÁNEA.
EL ESTRUCTURAL FUNCIONALISMO
En Sociología, y tal como hoy lo conocemos, el estructural funcionalismo surge en la
tercera década de este siglo [XX], a partir del proyecto de elaborar, de una vez por todas,
un cuerpo de conocimientos sistemático, completo y científico, que permitiera dar cuenta
de una gran variedad de fenómenos sociales. Dentro de esta corriente hay grandes
variaciones de un autor a otro, lo que dificulta la búsqueda de elementos comunes, a pesar
de lo cual podemos describirla someramente.
El rasgo más característico, que contribuye a darle su nombre, es que conciben a la
sociedad como un sistema, y la analizan desde el punto de vista de su estructura y las
funciones que en él tienen lugar.
Un sistema consiste en un conjunto interrelacionado de partes distintas, que funcionan
coordinadamente para para crear un orden general.
Esas distintas partes que componen el sistema, constituyen la estructura, y cada una a su
manera, contribuye para el mantenimiento del equilibrio total. Esas contribuciones a la
estabilidad del sistema, son llamadas funciones. Pensemos por ejemplo, en nuestro
cuerpo; puede ser entendido como un sistema cuyas partes - el corazón, la sangre, los
huesos, el cerebro, etc. –funcionan coordinadamente para la estabilidad general del
sistema, lo que en nuestro caso significa preservar la salud. Cada una de estas partes,
aunque en distinto grado, cumple una función determinada para el bien de ese sistema y
por lo tanto se dice que es funcional a él.
La pregunta básica que se plantean estos autores es ¿cómo es posible que una sociedad
mantenga sus características y su identidad a través del tiempo, si periódicamente renueva
a todos sus miembros? La respuesta suele ser que la sociedad es, en realidad, un sistema,
que produce permanentemente los medios (estructura) que garanticen las condiciones
para su subsistencia y estabilidad (funciones). Las partes que componen la estructura del
sistema social, así como las funciones que deben cumplirse, se verán más adelante.
Ahora bien, a partir de estos conceptos, ¿cómo proceden los estructural - funcionalistas?
Su propuesta metodológica consiste en el análisis funcional, que como se dice
frecuentemente, no es más que el usado comúnmente por la Biología y otras Ciencias
Naturales. La idea de unidad de método para Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, es otra
idea que debemos retener.
El análisis funcional procura relacionar a las distintas partes entre sí y a cada una de las
partes de la sociedad con la sociedad total considerada como sistema. Esto lo hace
preguntándose ¿qué función cumple este elemento para la sociedad total o algún sector
de ella?
Este es uno de los puntos más controvertidos del análisis funcional. Implícitamente,
supone que cada fenómeno se analiza, por el hecho simple de existir, cumple una función
o realiza una contribución al sistema; así, todo termina siendo de algún modo “bueno”
para él. La delincuencia, la pobreza, la desigualdad son fenómenos existentes, y por tanto,
deben cumplir alguna función. Robert Merton, percibiendo que no todos los elementos del
sistema son favorables, introdujo el concepto de disfunción, para referirse a las
consecuencias negativas que presentan algunas de sus partes. Podemos hablar entonces,
de elementos disfuncionales a la sociedad.
Pero además Merton introdujo una importante distinción entre funciones manifiestas y
latentes. Las funciones que cumple normalmente un elemento de la estructura y que
consideramos propias de él, se llaman manifiestas. Pero a veces, y en condiciones
normales, es posible detectar otras consecuencias no buscadas o no reconocidas como
tales, a las cuales les llamamos funciones latentes. En un estudio clásico, Veblen muestra
que el alto nivel de consumo tiene, como función manifiesta, la satisfacción de las
múltiples necesidades de las familias, pero también cumple con la función latente de
búsqueda y consolidación de reconocimiento social.
TALCOTT PARSONS (1902 – 1979)
Parsons es uno de los teóricos norteamericanos que más influencia ha ejercido en la
Sociología desde la segunda guerra mundial. Pertenece a una corriente denominada
estructural – funcionalismo, debido a que enfoca el estudio de la sociedad en base a los
conceptos de estructura y función. Algunas de sus obras son: La estructura de la acción
social (1937), Hacia una teoría general de la acción (con E. Shils) (1951), El sistema social
(1951), Economía y sociedad (con N. Smelser) (1964), Sociedades (1966) y El sistema de las
sociedades modernas (1971). Como vemos, la obra de Parsons es extensa y abarca más de
tres décadas de producción teórica; por lo tanto, nos limitaremos a introducir algunos de
los conceptos más básicos y relevantes de su teoría.
La teoría de la acción de Parsons
Al igual que la obra de Weber, el concepto de acción es de fundamental importancia en el
esquema conceptual de Parsons, aunque en éste tiene un significado un poco distinto.
Para Parsons, toda acción humana tiene, al mismo tiempo, algún tipo de relación con: a) el
nivel biológico o del organismo; b) el nivel sicológico o de la personalidad; c) el nivel social
o de la estructura normativa y d) el nivel cultural o de los valores. Cree, además, que estos
cuatro elementos relacionados entre sí, constituyen un sistema, llamado “Sistema de la
Acción”. Además de formar el sistema, ellos contribuyen a mantenerlo, de modo que aquel
tiende naturalmente al equilibrio y la estabilidad. Por ejemplo, el hecho de trabajar, afecta
positivamente al organismo, porque le provee de medios de subsistencia; a la
personalidad, en cuanto contribuye a la autoestima del individuo; a la estructura social, ya
que la economía se ve beneficiada por el trabajo de sus miembros; y al nivel cultural,
porque refuerza al trabajo como valor cultural.
Podemos decir que la acción consiste aquí en una conducta con significación para el
mismo actor, orientada hacia fines o metas, que tiene lugar dentro de situaciones y que
está regulada por normas. Se llama “actor” al sujeto que realiza la acción.
Lo primero que tenemos que señalar aquí es que la acción tiene lugar dentro de
situaciones. No hay acción en el vacío, sino que ésta se enmarca dentro de un conjunto de
objetos, que le sirven como referencia al actor y por los cuáles éste se orienta. Para que
quede más claro, veamos cuáles son esos objetos.
Parsons clasifica los objetos que componen la situación en:
Sociales: Son otros actores individuales o colectivos (como un grupo), que el actor toma
como referencia para su acción;
Físicos: Son los medios y condiciones de los que se vale el actor para desarrollar su acción;
y
Culturales: que son elementos simbólicos de la cultura, tales como ideas, creencias o
valores, en la medida en que el actor los tome en consideración en el momento de actuar.
Ahora bien, ¿cómo hace el sujeto para orientarse por ellos y elegir un curso de acción?
Según Parsons hay tres modos en que el actor puede orientar en su situación:
1) La primera y más fundamental, es la orientación cognitiva; se trata de conocer los
elementos de la situación que son más relevantes para el actor; es la respuesta a
preguntas del tipo: ¿qué es esto? ¿dónde estoy parado?
2) Pero además, el actor puede orientarse en la situación en función de lo gratificantes o
costosos que puedan ser para él los objetos de la situación; en este esquema, se
orientará positivamente hacia lo que lo gratifique y negativamente hacia lo que sea
penoso para él. Parsons llama catético a este modo de orientación. La pregunta aquí
sería ¿qué es lo bueno que puedo sacar de esto y cuánto me costará?
3) Después que el actor conoce sus alternativas y sabe qué significado tienen para él,
debe seleccionar entre ellas. Pero no puede elegir si no las compara entre sí y las
evalúa, según criterios de valor. Los valores ocupan en esta teoría, un lugar central.
Este modo de orientación evaluativo da respuesta al ¿y ahora qué hago?
Dentro de estos procesos, es usual que el actor tenga en cuenta las posibles respuestas de los
otros actores sociales que intervienen en la situación. A estas anticipaciones de conducta de
los demás, les llamamos expectativas.
De este modo tenemos ya los dos elementos básicos: a) un actor, con sus tres modos básicos
de orientación y b) una situación, compuesta por distinto tipo de objetos. Ambos son los
componentes más elementales de lo que Parsons llama un sistema de acción.
Cuando en vez de uno, hay varios actores orientados hacia una situación, interactuando entre
sí (es decir actuando e influyéndose mutuamente), y que comparten un conjunto de símbolos
culturales (lenguaje, creencias, etc.), nos encontramos ante un Sistema Social. El sistema social
global es la sociedad, pero dentro de ella, existen otros sistemas y subsistemas menores.
Estructura y funciones del Sistema Social
Dentro de un sistema social es posible hacer una distinción entre su estructura y las funciones
que cumplen sus elementos. La estructura está formada por componentes que, aunque varían,
pueden considerarse relativamente estables, y son el resultado de un proceso de
“cristalización” de modelos culturales. Por ejemplo, en todas las sociedades y grupos se
considera conveniente que haya alguien que decida algunas cosas importantes y resuelva
problemas para todo el conjunto; este modelo cultural, “cristaliza” a veces en forma de un
papel social, como ser líder de un grupo de jóvenes, jefe de una tribu o presidente de la
República.
CAMBIO SOCIAL PARA PARSONS
4. LA TEORÍA DE TALCOTT PARSONS (A. Marrero, pág. 268)
Como ya hemos visto, Parsons tiene una visión sistémica de la sociedad. Ante todo, la sociedad
es un sistema, compuesto por distintos elementos que conforman su estructura y que cumplen
con determinadas funciones que contribuyen a mantener el equilibrio total. Pero la noción de
equilibrio no supone que el sistema social sea estático: algunas veces, el funcionamiento
mismo del sistema hace que se produzcan alteraciones en su equilibrio; otras veces, las
transformaciones que se producen son tan grandes, que afectan la estructura misma de la
sociedad; por último, las sociedades evolucionan en forma regular a lo largo del tiempo.
Veamos cómo entiende Parsons estos procesos. En principio, Parsons estudia el cambio social,
refiriéndolo a las transformaciones a corto plazo y bien determinadas que ocurren en los
sectores concretos dentro de un sistema social dado. En este sentido, no cree que sea posible
formular una teoría general de los procesos de cambio en los sistemas sociales en general, ya
que eso supondría disponer de un conocimiento completo de las leyes que gobiernan el
sistema, cosa de la que, para Parsons, aun no se dispone.
Además, es importante señalar que él no cree que existan factores privilegiados del cambio
social sino que sostiene como principio metodológico para el estudio del cambio la
interdependencia de una pluralidad de variables. Si no existen factores únicos o necesarios que
inicien el proceso de cambio, menos aún podemos limitar los efectos de las transformaciones a
un solo aspecto. La sociedad es un sistema, y las alteraciones que sufra una de sus partes,
afectará necesariamente, aunque en grado variable, a las demás.
En pr
Descargar