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DOCUMENTO CEDE 2005-18
ISSN 1657-7191 (Edición Electrónica)
MARZO DE 2005
CEDE
EVOLUCIÓN DE LAS DIFERENCIAS SALARIALES POR SEXO EN
SEIS PAISES DE AMÉRICA LATINA UN INTENTO DE
INTERPRETACIÓN∗
JAIME TENJO G., ROCÍO RIBERO M., LUISA FERNANDA BERNAT D. 1
Resumen
Este documento analiza la evolución de las diferencias más marcadas por género en los
mercados laborales de seis países de América Latina. Se estudian la participación laboral,
el desempleo, las oportunidades de trabajo y los ingresos durante las dos últimas décadas
del Siglo XX. Los resultados en la situación de la mujer en el Mercado laboral son mixtos:
por un lado, los diferenciales de salarios por hora han disminuido significativamente, y,
por otro lado, el acceso de la mujer al empleo también ha disminuido relativamente al
masculino. La segmentación del mercado observada no parece ser responsable las
diferencias observadas en salarios por hora. Antes bien, las diferencias observadas en
salarios por hora entre hombres y mujeres parecen estar asociadas con patrones de
remuneración laboral al interior de sectores y al interior de ocupaciones. El análisis
realizado de regresión de ingresos sugiere que los diferenciales en salarios por hora
disminuyen al aumentar el capital humano, indicando que aunque es posible que todavía
queden rezagos de discriminación en contra de las mujeres, esta discriminación es
estadística (a la Phelps), más que basada en prejuicios contra el género femenino. El tipo
de discriminación que persiste es el basado en los roles tradicionales femeninos que
todavía hacen de la mujer la más responsable por la administración del hogar y el cuidado
de los hijos.
Palabras claves: diferencial salarial, segregación, discriminación, ingresos,
empleo
Clasificación JEL: J3, J7, J31, J64
∗
Los autores agradecen el apoyo brindado por el Banco Interamericano de Desarrollo para la
realización de esta investigación. La responsabilidad de las ideas expresadas en este documento
es exclusivamente de los autores. Se agradecen comentarios. [email protected]
1
Los autores son respectivamente: Profesor del Departamento de Economía Universidad
Javeriana, Investigadora del CEDE, Universidad de Los Andes; Investigadora del Departamento de
Economía, Universidad Javeriana y Universidad de Alcalá de Henares.
EVOLUTION OF THE WAGE GENDER GAP IN SIX COUNTRIES OF
LATIN AMERICA- AN ATTEMPT OF INTERPRETATION
Abstract
This document investigates the evolution of some of the most important differences
between men and women in the labour market of six Latin American countries in
terms of participation, unemployment, work opportunities and earnings during the
last two decades of the twentieth century. It finds that women’s situation in the
labour market has evolved with mixed results. On the one hand, gross hourly
earnings differentials by sex had diminished in a significant manner, and on the
other, women’s access to employment (either in terms of jobs, or hours of work)
has diminished relative to men. Although an important degree of market
segmentation (either in terms of sectors of economic activity or occupations) is
observed, that segmentation does not seem to be responsible for the hourly
earnings differences observed. Rather, the differences in earning between men
and women seem to be associated with within-sector or within-occupation labour
remuneration patterns. Also, regression analysis of earnings equations suggest
that hourly earnings differentials decrease with the levels of education and other
human capital indicators. The document interprets this, and other evidence
presented, as pointing in the direction that, although it is possible that
discrimination against women exits, it is statistical discrimination (Phelps’ type)
rather that discrimination based in prejudices against women. The hypothesis is
presented that this type of discrimination is based on the traditional female roles
that make women responsible for household administration and family and child
raising activities.
Key words: wage differential, segregation, discrimination, earnings, employment
JEL Classification: J3, J7, J31, J64
2
I. INTRODUCCION
El propósito del presente estudio es investigar la evolución de las diferencias
salariales y otros aspectos relacionados con la actividad laboral de hombres y mujeres en
América Latina. El análisis se hace a través de la comparación de seis países –Argentina,
Brasil, Costa Rica, Colombia, Honduras y Uruguay– escogidos a partir del criterio de
disponibilidad de información durante el período de estudio. Para cada país hay tres
puntos de observación: uno a principios de los años ochenta, otro a fines de los ochenta y
finalmente uno a fines de los noventa. La excepción es Honduras, país para el cual solo
tenemos información para fines de los ochenta y de los noventa.
La información usada proviene de las encuestas de hogares de cada país, lo cual
ofrece una amplia posibilidad de investigar aspectos importantes del funcionamiento del
mercado laboral en dichos países, pero al mismo tiempo restringe la posibilidad de
comparaciones entre ellos, debido a las diferencias en metodologías y cubrimiento.
Aunque el énfasis del estudio está en la investigación y explicación las diferencias
salariales por hora entre hombres y mujeres, también se analizan otros aspectos de la
actividad laboral, como las estructuras ocupacionales y de empleo por ramas de actividad
económica, pero solo en la medida en que afectan los ingresos de los trabajadores.
La estructura del documento es la siguiente: en la segunda parte se hace una
breve revisión de algunos aspectos básicos de la literatura sobre discriminación salarial,
a continuación se presenta una sección de información general sobre la situación de
hombres y mujeres en el mercado laboral. La sección cuarta del estudio presenta los
resultados de un ejercicio econométrico de estimación de ecuaciones de ingreso
‘mincerianas’ a partir del cual se hace una descomposición de Oaxaca de las diferencias
salariales. En la quinta sección se discute y evalúa la evidencia anterior a la luz de las
teorías de discriminación salarial y se plantean algunas hipótesis interpretativas de los
resultados. La última sección hace un resumen de las conclusiones principales del
estudio.
II.
REVISION DE LITERATURA SOBRE DIFERENCIAS SALARIALES
POR SEXO
En esta sección se resumen algunos de los aspectos más importantes de las
teorías sobre discriminación salarial que son relevantes para el análisis empírico
presentado más adelante. No se presenta una revisión exhaustiva de la literatura sobre
discriminación debido a que ya existen dos importantes esfuerzos en este sentido: el de
Cain (1986) y el de Antonji y Black (1999).
II.1
TEORIAS SOBRE
MUJERES
DIFERENCIAS
SALARIALES
ENTRE
HOMBRES
Y
No necesariamente toda diferencia salarial es el resultado de discriminación, ni
toda práctica discriminatoria resulta en diferencias salariales entre hombres y mujeres.
3
Cuando se observan diferencias salariales entre hombres y mujeres dichas diferencias se
puede deber a alguno(s) de las siguientes razones:
La posibilidad de discriminación en el mercado laboral2.
Diferencias en productividad surgidas de diferencias en inversión en capital
humano (educación y experiencia).
Diferencias en productividad surgidas de prácticas discriminatorias en otros niveles
de la sociedad, como en el acceso a la educación o a la existencia de sistemas
educativos de diferentes calidad para hombres y mujeres.
Diferencias en oferta laboral y preferencias (diferencias compensatorias). Las
preferencias pueden ser endógenas, a través de los procesos de educación y
socialización.
II.1.1 Teorías de Discriminación
Aunque existen varias teorías de discriminación salarial, en este escrito nos vamos
a concentrar en dos que nos parecen las más pertinentes para los propósitos de este
estudio: la teoría de discriminación basada en ‘gustos’ o preferencias de Gary Becker
(1971) y la teoría de Discriminación Estadística de Kenneth Arrow (1972) y Edmund
Phelps (1972).
Para los efectos del análisis que se presenta a continuación adoptamos la
definición discriminación de Joseph Stiglitz (1973): ‘Hay discriminación salarial cuando
individuos con las mismas características económicas reciben diferentes salarios y estas
diferencias están sistemáticamente correlacionadas con ciertas características no
económicas de dichas personas (raza, religión, sexo)’. En la literatura sobre el tema el
grupo discriminado generalmente se denomina ‘minoría’ (o grupo minoritario), mientras
que el resto de la población se denomina ‘mayoría’.
Discriminación Basada en Gustos o Preferencias
Esta explicación se basa en la idea de que hay personas a quienes les desagrada
trabajar, contratar o compartir espacios de trabajo con personas del grupo minoritario y
están dispuestas a pagar para no hacerlo. Este enfoque constituye la teoría económica
tradicional sobre discriminación salarial y se basa en las contribuciones de Gary Becker,
posteriormente complementadas con otros desarrollos.
La discriminación se puede originar en una de tres fuentes principales: los
empleadores, los empleados o trabajadores y los consumidores. La que ha recibido mayor
atención en la discriminación por parte de los empleadores. La idea es que hay
empleadores que están dispuestos a pagar mayores salarios a los hombres que a las
mujeres aunque sus productividades sean iguales. Los empleadores que discriminan
tendrán costos mayores que los que no discriminan y por lo tanto ganancias menores
(otras cosas iguales).
2
Ver teorías de Becker (1964, 1971, 1981), de Phelps y de Arrow más adelante.
4
En condiciones de competencia perfecta (libre entrada a los mercados, un alto
número de productores y consumidores, información perfecta, rendimientos constantes a
escala, etc.) la existencia de diferencias salariales basadas en este tipo de discriminación
es temporal porque la competencia termina sacando del mercado a los empleadores que
discriminan y produciendo una igualación de salarios.
La discriminación por parte de otros trabajadores o por parte de los consumidores
generalmente termina en segregación laboral, pero no necesariamente en diferencias
salariales.
Cuando los mercados no son competitivos –por ejemplo cuando hay restricciones
a la entrada– existe la posibilidad de discriminación más duradera. Por ejemplo, un
monopolio puede sacrificar parte de sus ganancias a cambio de emplear hombres que
son más costosos, aunque igualmente productivos que las mujeres. Esto sin embargo,
tiene límites porque si el mercado laboral es competitivo, se requeriría que el monopolio
pagase a los hombres salarios por encima de la tarifa de mercado. Estos mayores costos
resultan a la larga en un menor valor de la empresa3, dejándola en posición de debilidad
en los mercados bursátiles.
Otra cosa sucede cuando el productor tiene suficiente poder monopsónico en el
mercado laboral para discriminar entre grupos de oferentes de trabajo. En dicho caso,
dependiendo de la relación de elasticidades de oferta laboral masculina y femenina es
posible que un grupo reciba salarios mayores que el otro. Si las ofertas de trabajo tienen
pendiente positiva, el grupo que tenga la oferta más elástica recibirá el salario más alto.
Dos cosas hay que decir con respecto a este punto: primero, esta definición de
discriminación no es la que usa Gary Becker, pues no está basada en prejuicios o
preferencias negativas contra ningún grupo, sino que es el resultado de que el empleador
tiene información sobre las preferencias de las personas y sus salarios marginales de
reserva y usa dicha información para maximizar sus ganancias. Segundo, en la medida en
que las mujeres tienen la oferta de trabajo más elástica –como lo muestra buena parte de
la literatura internacional4– estas deberían recibir salarios más altos que los hombres, lo
cual no es consistente con el concepto mismo de discriminación de Becker.
Cuando se sale del modelo de competencia perfecta, es posible encontrar
instancias en que las diferencias salariales basadas en prejuicios (a la Becker) sean más
duraderas. Por ejemplo, cuando la información en el mercado laboral es costosa, es
posible que se generen diferencias salariales en contra de la minoría. El caso en cuestión
fue analizado por Black (1995) y se puede resumir de la siguiente manera. Supóngase
que los trabajadores (hombres y mujeres) son igualmente productivos y tienen
preferencias iguales. Sin embargo, en el mercado hay un grupo importante de
empleadores que tienen prejuicios contra las mujeres hasta el punto que no las contratan.
Los trabajadores que entran al mercado no saben quienes son estos empleadores y por lo
3
Definido como el valor capitalizado de las ganancias futuras.
En la medida en que las mujeres son trabajadores secundarios (segundos ingresos en la familia)
sus ofertas son probablemente más elásticas que las de los hombres quienes en general son
trabajadores primarios.
4
5
tanto su búsqueda se reparte entre los dos tipos de empleadores. Esto incrementa el
costo de la búsqueda para las mujeres porque éstas pierden tiempo y recursos
investigando trabajos a los que en realidad no tienen acceso. El costo de la búsqueda de
empleo es más alto para las mujeres que para los hombres y sus beneficios esperados
menores. Otras cosas iguales, las mujeres terminan fijando salarios de reserva menores
que los de los hombres lo que resulta en que sus salarios esperados (una vez el empleo
se ha conseguido) sean también menores.
Discriminación Estadística
Esta es una explicación de las diferencias salariales que se remonta a los trabajos
de Kenneth Arrow and Edmund Phelps y que surge de reconocer explícitamente la
dificultad de obtener información sobre los niveles de productividad de los trabajadores,
necesaria para la determinación de salarios. La idea de ésta teoría es que los
empresarios no pueden observar la productividad de los trabajadores potenciales, pero si
pueden observar indicadores de dicha productividad, que claramente están contaminados
con diferentes niveles de ruido estadístico. A partir de dichos indicadores y de sus
creencias originales (prior beliefs) el empleador debe predecir la productividad del
trabajador a fin de determinar el salario que le ha de ofrecer. El resultado de este proceso
es que el potencial de cada trabajador es estimado no solo a partir de su propia
información, sino también a partir de información sobre todo el grupo.
Formalmente el modelo se puede presentar de la siguiente manera:
Supóngase que la productividad de una persona qi, se puede expresar de la
siguiente manera:
q i = α + ( β + ε i )c i + η i
(1)
donde α es una constante (que representa la productividad promedio del grupo), β
es un coeficiente que capta la percepción del empleador sobre las diferencias en
productividad entre hombres y mujeres5. Mas específicamente, β tiene signo negativo
para las mujeres; ε es un error asociado con la medición de productividad específica de
las mujeres y η es un error aleatorio general. La letra c es una variable dummy igual a 1
en el caso de las mujeres y cero en el caso de los hombres.
Como la productividad no es directamente observable, los empresarios tienen que
usar un indicador de productividad (niveles alcanzados de educación, entrevistas,
exámenes, tests, hojas de vida, etc.). Dicho indicador está asociado con la productividad
del trabajador, pero contiene un error aleatorio µ de la siguiente manera:
y i = qi + µ i = α + βci + ε i ci + η i + µ i = α + βci + λi + µ i (2)
5
Esta percepción puede estar basada en la experiencia anterior de los empleadores con respecto
al trabajo de hombres y mujeres, o puede estar basada en alguna percepción sociológica sobre la
desventaja de las mujeres con respecto a los hombres.
6
donde:
λ i = η i + ε i ci
y
β <0
Para fijar el salario de una persona el empresario tiene que predecir su
productividad a partir de la información que tiene sobre el indicador de productividad y el
sexo de la persona. En términos de desviaciones con respecto al promedio, la predicción
de productividad estará dada por la siguiente ecuación:
qi ' =
var(µ i )
var(λi )
βci
y i '+
var(λi ) + var(µ i )
var(λi ) + var(µ i )
(3)
Nótese que si var(εi)=0, la varianza de λ es igual a la varianza de η y la única
diferencia entre la predicción de la productividad de un hombre y de una mujer está en el
segundo término de la ecuación anterior (intercepto). El que la varianza de ε sea cero
quiere decir que los empresarios consideran que no solo el promedio de las mujeres es
menos productivo que el de los hombres, sino que dicha diferencia es constante para
todos los niveles del indicador de productividad. El gráfico No. 2.1 representa esta
situación. En el eje horizontal tenemos el indicador de productividad y el vertical la
predicción de productividad hecha con base en dicho indicador. Cuando var(εi)=0, las
líneas de predicción de productividad de hombres y mujeres (Hombres y Mujeres-A) son
paralelas entre sí y la distancia vertical entre las dos es igual al parámetro β.
Hombres
q
Mujeres-A
α
α-β
Mujeres-B
y
α
Gráfico No. 2.1
7
Sin embargo, cuando var(εi)>0, la pendiente de la curva de predicción para las
mujeres es mayor que la de los hombres (la curva para las mujeres corresponde ahora a
la curva llamada Mujeres-B). Esto quiere decir que en el caso de las mujeres las
predicciones más alejadas del promedio tienen más credibilidad que en el caso de los
hombres porque la varianza de las predicciones es mayor para las primeras que para los
últimos. Si por ejemplo, el indicador de productividad de las personas es una medida de
su capital humano (digamos años de educación), la ecuación anterior estaría prediciendo
retornos a la educación mayores para las mujeres que para los hombres, aunque con
interceptos menores para aquellas que para estos.
Desde el punto de vista teórico el significado de β y de la var(ε) son simples datos
para el análisis. Desde el punto de vista práctico, la explicación de dichos valores es de
importancia primordial. Volveremos sobre este punto más adelante.
II.1.2 Otras Explicaciones de Diferencias Salariales entre Sexos
Como se dijo anteriormente y quedó implícito en la definición de discriminación de
Stiglitz, no todas las diferencias salariales son necesariamente debidas a prácticas
discriminatorias inmediatas. Pueden existir diferencias salariales que son debidas a otros
factores.
Uno de ellos es el hecho de que las personas de diferentes grupos tienen
productividades diferentes. En este caso, el mercado puede estar simplemente reflejando
las diferencias en características productivas. Ahora bien, dependiendo de las
circunstancias, dichas diferencias pueden estar asociadas con prácticas discriminatorias o
no en otros sectores de la sociedad. Por ejemplo, es posible que se encuentren
diferencias salariales entre hombres y mujeres porque los primeros tienen mayores
niveles de inversión en capital humano, pero las diferencias en los stocks de capital
humano a su vez pueden reflejar discriminación en el acceso al sistema educativo en
contra de las mujeres, o ser el resultado de discriminación salarial en períodos anteriores
que hizo que fuera menos rentable para la cohorte de mujeres que están actualmente en
el mercado invertir en capital humano, que para la correspondiente cohorte de hombres.
Es también posible que existan diferencias salariales, aún entre personas con las
mismas características productivas, que no se pueden asociar con prácticas
discriminatorias. Por ejemplo, pueden existir diferencias salariales asociadas con
preferencias de los trabajadores y decisiones de oferta de éstos en referencia a algunas
características de los trabajos mismos. Estas diferencias salariales son generalmente
conocidas como diferencias compensatorias. Por ejemplo, si hay trabajos que implican
riesgo o condiciones laborales desagradables (jornadas largas, horas nocturnas, trabajo
en ambientes malsanos, viajes frecuentes, peligro de accidentes, bajo reconocimiento
social, etc.) es posible que la remuneración en dichos trabajos incluya un premio para
compensar a los trabajadores por la desutilidad que les genera las condiciones de trabajo
desagradables. En un mercado libre, la oferta de trabajo para dichas ocupaciones estaría
conformada por los trabajadores que tienen la menor aversión relativa a tales condiciones
desagradables (por ejemplo, los trabajadores con menor aversión al riesgo, o los más
dispuestos a viajar, etc.), mientras que en la oferta para los otros trabajos predominarían
8
los trabajadores que mayor rechazo sienten por dichas condiciones. En equilibrio, los
salarios en el sector de condiciones desagradables serán mayores que en el resto y la
diferencia salarial será una diferencia compensatoria, es decir, la mínima necesaria para
compensar el trabajador marginal por la desutilidad que le implica aceptar un trabajo de
condiciones indeseables. Si en general los hombres son menos adversos a trabajar bajo
condiciones indeseables que las mujeres, dicha diferencia compensatoria estaría
asociada con diferencia entre sexos, pero no sería un resultado de discriminación.
Algunas personas han argumentado que las preferencias tienen por lo menos un
componente endógeno a través de los procesos de educación, socialización y
culturización de los individuos. En ese sentido, se podría pensar que las diferencias entre
sexos con respecto a cosas como el riesgo, la aversión a trabajos nocturnos, etc., reflejan
en alguna medida las diferencias en los procesos de socialización de las mujeres y los
hombres y por lo tanto no son completamente neutras.
II.2
ASPECTOS EMPIRICOS Y ECONOMETRICOS
Como se puede deducir de las consideraciones teóricas anteriores, el estudio
empírico de la naturaleza de las diferencias salariales no es un ejercicio fácil. Cuando se
agregan los aspectos empíricos, el problema se complica significativamente.
La pregunta fundamental que los investigadores se han hecho es si, y en qué
medida, las diferencias salariales observadas entre hombres y mujeres reflejan
discriminación en contra de las mujeres. Esto implica poder controlar de la mejor manera
posible los factores explicativos de la productividad de los individuos y su diferencia en
preferencias relevantes para la explicación de salario, así como interpretar cualquier
residuo no explicado por dichas medidas como un indicador de discriminación.
Aunque se han usado muchas técnicas de investigación para este propósito, nos
limitamos a mencionar las más comunes que son la estimación de ecuaciones de
ingresos (ecuaciones Mincerianas) y algunos tipos de descomposiciones a partir de
dichas ecuaciones.
El modelo básico de análisis es uno en el que el logaritmo del ingreso por hora de
las personas se puede expresar como una combinación lineal de un vector de variables
que miden el nivel de capital humano de dichas personas y una serie de parámetros
asociados.
ln Yi = Xβ + υ i
(4)
donde Y es el ingreso por hora del trabajador i, X es un vector de variables que miden los
niveles de capital humano (usualmente años de educación y medidas de experiencia); β
es un vector de parámetros asociados y υ es un error aleatorio con las características
usuales (independencia, valor esperado de cero, varianza constante, distribución normal).
Los estimativos de β se interpretan como retornos a los diferentes tipos de capital humano
expresados en el vector X.
9
En el contexto del análisis de diferencias salariales por sexo, esta ecuación se usa
para una gran variedad de propósitos. Una aplicación obvia de este modelo en dicho
contexto es la de estimar ecuaciones Mincerianas para las muestras de hombres y
mujeres por separado y usar los resultados como instrumento de análisis de las
diferencias.
El modelo Minceriano no está exento de críticas. Una de las más frecuentes se
basa en la carencia de medidas de habilidad y de calidad de la educación en el modelo6.
La larga discusión sobre la medición de retornos a la educación ha mostrado que la
exclusión de dicha variables genera estimativos sesgados (optimistas) de los parámetros
de educación y experiencia. Desafortunadamente la única solución a dicho problema es la
de incluir en la regresión información sobre dichas variables, la cual casi nunca está
disponible. En los pocos casos en los que ha sido posible obtener medidas de habilidad
de los trabajadores, se ha encontrado que los retornos a la educación están
sobrevaluados en uno o dos puntos porcentuales7.
Una segunda crítica es el hecho de que tanto la medición de la educación como la
de la experiencia (en especial esta última) generalmente están sujetas a error. En la
mayoría de las bases de datos disponibles no hay buenas medidas de experiencia
relevante, en muchas ocasiones la única medida que se puede obtener es una medida de
experiencia potencial (Edad menos años de educación menos 5). Este problema es
especialmente grave en el caso de las mujeres muchas de las cuales generalmente tienen
interrupciones frecuentes en sus periodos de participación laboral, ocasionadas por las la
crianza de los hijos. El tener una medida de experiencia que contiene errores de medición
hace que el supuesto de independencia del modelo de regresión se viole y que los
estimativos de los coeficientes del modelo sean sesgados.
Otro aspecto necesario para tener en cuenta es el ya bien conocido sesgo de
selección y sus posibles soluciones. El sesgo de selección consiste en que al no poder
incluir información sobre el salario por hora de quienes no están trabajando los
estimativos de los coeficientes posiblemente resultan sesgados. Por ejemplo, las
personas con salarios de reserva superiores a los de mercado no tienen información
sobre su salario de mercado y se excluyen de las estimaciones. Como el tener salarios de
reserva superiores a los del mercado no es un fenómeno necesariamente aleatorio, la
exclusión de dichas personas hace que la muestra no cumpla con las condiciones de
aleatoriedad requeridas por los modelos econométricos. Según Heckman (1979), el
ignorar este proceso de auto-selección puede introducir sesgos en los estimativos de los
parámetros de la ecuación de ingresos similares a los generados por la omisión de
variables relevantes en el modelo (sesgo de especificación). La solución más
comúnmente usada en este caso es la corrección de Heckman, la cual requiere la
6
Véase por ejemplo Griliches and Mason (1972) o Rosen (1976).
Véase Tenjo (1993). En este estudio se investigaron las características socioeconómicas de un
grupo de 2000 trabajadores en Bogotá y se les aplicó un test de habilidades generales (Matrices
Progresivas de Raven) y otro de conocimientos generales. A partir de los resultados de dicho test
se construyeron indicadores de habilidad que se incluyeron en las ecuaciones de ingresos, con el
resultado mencionado en el texto.
7
10
estimación de una ecuación (probit generalmente) que permite predecir la probabilidad de
que una persona reporte ingresos.
La corrección del sesgo de selección no ha estado exenta de críticas. Según Lewis
(1986) en la mayoría de los casos no existe un modelo teórico que explique el proceso de
selectividad específico y que indique las variables que lo explican8. Ante la ausencia de
dicha teoría, lo que generalmente se hace es incluir variables ad hoc que se piensan
pueden tener que ver en dicho proceso. Este procedimiento puede terminar introduciendo
más problemas de los que soluciona en las ecuaciones de ingreso. En la mayoría de los
casos no se sabe si el procedimiento está captando la naturaleza de las decisiones de los
individuos o más bien el efecto no lineal de las variables incluidas en la ecuación de
selectividad9.
Una de las metodologías más populares para la medición de la discriminación es
la llamada descomposición de Oaxaca. Es una descomposición basada en la ecuación
minceriana anterior de la siguiente forma:
ln(Wh ) − ln(Wm ) = ( X h − X m ) β m + X m ( β h − β m )
(5)
donde el subíndice h y m refleja los términos correspondientes a hombres y mujeres,
respectivamente. El término a la izquierda del signo igual se puede interpretar como una
diferencia salarial porcentual entre hombres y mujeres y los términos a la derecha reflejan
los dos componentes de la descomposición: el primero, corresponde a las diferencias en
características productivas de los trabajadores y el segundo, que en realidad es un
residuo, refleja las diferencias en coeficientes10.
Frecuentemente este último componente, la diferencia en coeficientes, se ha
interpretado como una medida de discriminación salarial. El argumento es que “las betas”
son un resumen de las reglas que usa el mercado para valorar las cantidades de capital
humano de los trabajadores. En la medida en que las reglas son diferentes para hombres
y mujeres se puede hablar de tratamiento discriminatorio.
Este tipo de interpretación ha sido objeto de profundas controversias en la
literatura reciente. Desde el punto de vista empírico, el problema más serio que tiene esta
8
Si la única razón para no reportar ingresos es el hecho de que las personas no participan, se
podría pensar en aplicar la corrección de Heckman a partir de una ecuación de participación
laboral, cuyo soporte teórico es bastante sólido. Sin embargo, en la práctica, el no reporte de
ingresos se puede deber a otras cosas (además de la no-participación) como son el desempleo
abierto, o el empleo en ocupaciones de ayudante familiar sin remuneración definida. Esto genera
complicaciones adicionales cuyo efecto no es claramente discernible.
9
No existe, que los autores conozcan, un criterio estadístico para evaluar la calidad de la
corrección de Heckman. Algunas personas sugieren usar como criterio el grado de significancia
estadística de la variable lambda en la ecuación de ingresos. El problema con este criterio es que
un bajo nivel de significancia no necesariamente quiere decir que la variable en cuestión no
pertenece a la ecuación.
10
Generalmente esta descomposición se hace con los valores promedio de las muestras utilizadas
en la estimación, pero en general podría hacerse también con otros valores.
11
metodología es que en la medida que los estimativos de los coeficientes captan todos los
sesgos generados por los problemas de información, los errores en las variables y los
procesos de selectividad, la interpretación de dicho residuo como una medida de
discriminación es discutible. Sin embargo también hay que decir que la existencia de
dichos problemas no hace que por lo menos algún grado de discriminación se quede
captado por el residuo.
Finalmente, vale la pena mencionar que ningún trabajo empírico está exento de
problemas y cuestionamientos metodológicos. Los comentarios que se hacen en este
parte del documento se presentan más como un llamado a la cautela en el análisis de los
datos que como una descalificación de las técnicas disponibles.
III.
CARACTERISTICAS GENERALES DE LA SITUACION LABORAL DE
LAS MUJERES Y LOS HOMBRES
En esta sección hacemos un examen de algunas de las características mas
generales (hechos estilizados) de la situación laboral de mujeres y hombres en el
mercado laboral y profundizamos sobre algunos aspectos relacionados con la explicación
de las diferencias salariales por sexo en dichos mercados. Debido a su tamaño, la
información básica para esta discusión se presenta en el apéndice estadístico a éste
documento. Sin embargo, en el texto se incluyen resúmenes de los aspectos más
importantes de la información.
Como se puede ver en e cuadro 3.1, la población de Latinoamérica es en general
joven. Esto se refleja claramente en la estructura de edades de los países investigados.
Más de una tercera parte de la población total tiene edades inferiores a 20 años y en
algunos casos como Brasil y Honduras este grupo llega a representar niveles más altos
(en el caso de Honduras pasa del 50%). Por encima de 50 años de edad se encuentra
una proporción pequeña de la población (15% o menos). Sólo en el caso de Argentina la
proporción correspondiente a la población de 50 años o más pasa del 20%. No parece
haber diferencias en la estructura de edades por sexo. Durante el periodo estudiado la
proporción de jóvenes ha disminuido ligeramente.
Hay patrones bastante claros de participación laboral, como lo muestra el cuadro
3.2. Durante las dos últimas décadas la tasa de participación laboral masculina ha estado
más o menos estática alrededor de un 70% o más, excepto el caso de Argentina en
donde fluctuó entre 62% y 69% con una tendencia a bajar. La participación femenina, por
el contrario fue mucho más baja, pero mostró un clarísimo aumento durante los 20 años
cubiertos por la información. Los incrementos más grandes en participación femenina se
dieron en Brasil, Colombia y Uruguay en donde las tasas subieron de un nivel que estaba
alrededor de 34 % a principios de la década de los ochenta a cerca de 50% a fines de los
noventa. Hacia finales del siglo 20 se notaba un retraso en participación femenina de
Argentina (36%), Costa Rica (40%) y Honduras (35%), en contraste con el 50% de los
otros países.
La relación entre participación laboral y edad tiene la forma de una U invertida: es
baja para los jóvenes y los mayores, y alta en los niveles intermedios. Las tasas más altas
12
se observan en el grupo de edad entre 30 y 40 años y esto es una regla general tanto
para hombres como para mujeres (Ver cuadro 3.3). En los países de alta participación
femenina (Brasil, Colombia y Uruguay), la tasa de participación en este grupo de edad
pasa del 70%. No se encuentra evidencia de que las mujeres interrumpan su actividad
laboral para tener y criar hijos y que después vuelvan a entrar al mercado, pues no se
observan altibajos en las tasas de participación11.
Uno de los aspectos más interesantes de la fuerza laboral Latino Americana es el
hecho de que los niveles educativos han aumentado de manera importante,
especialmente entre las mujeres (cuadro 3.4). En Argentina, Costa Rica y Uruguay las
mujeres terminaron el siglo 20 con niveles educativos promedio mayores que los de los
hombres de casi un año. En los otros países las mujeres no participantes en la fuerza
laboral tienen menor educación que los hombres, pero las que sí están en la fuerza
laboral tienen entre 0.5 y 1 años de educación más que los hombres12.
Las tasas de desempleo (cuadro 3.2) son mayores para las mujeres en todos los
países con excepción de Honduras – el país de más baja participación femenina. En
Argentina – el segundo país con más baja participación femenina – las tasas siguen
siendo más altas para las mujeres pero la diferencia es muy pequeña. Por el contrario, en
Colombia, Uruguay y Brasil en 199813, las tasas de desempleo femeninas son
sustancialmente más altas que las masculinas. Esto parece señalar un patrón de
comportamiento que vale la pena investigar más a fondo, consistente en que a medida
que aumenta la participación femenina, aumentan también las dificultades para la
consecución de empleo, en relación con los hombres. El caso de Brasil es importante
porque tuvo uno de los mayores aumentos en la tasa de participación entre 1989 y 1998
(10 puntos porcentuales) y al mismo tiempo presenta aumentos importantes en el
desempleo femenino (de 3% en 1989 a 12% en 1998). Estos dos factores parecen indicar
que la economía brasileña ha tenido serias dificultades para absorber la creciente oferta
femenina en los últimos diez años.
11
Si las mujeres salieran de la fuerza laboral para tener hijos y criarlos y después volvieran a entrar
uno esperaría encontrar caídas en la tasa de participación laboral alrededor de las edades en que
esto sucede, seguidas de aumentos en edades subsiguientes. Esto no se observa en la
información disponible, lo cual hace pensar que las interrupciones por maternidad son cortas y que
las mujeres tienen alternativas para las actividades de crianza (familia extendida, servicio
doméstico, etc.)
12
En general los no participantes tienen niveles educativos inferiores a los participantes. Esto
sugiere que pueden haber importantes procesos de auto-selección en la constitución de la oferta
laboral tanto femenina como masculina, pero especialmente en la femenina.
13
El caso de Brasil es sorprendente y requiere más análisis. Las tasas de desempleo masculinas y
femeninas eran bajas y muy similares (por debajo de 5%). Sin embargo en 1998 la tasa femenina
subió a niveles por encima de 18% mientras la masculina experimentó solo un modesto
crecimiento. Según dichas cifras parecería que el problema de desempleo de fin de siglo en Brasil
fuera un problema casi exclusivamente femenino.
13
III.2
DIFERENCIAS BRUTAS DE INGRESO ENTRE SEXOS: PRIMERA MIRADA.
Antes de ver los resultados de las comparaciones de ingreso es importante aclarar
algunos conceptos de ingreso. Primero hay que diferenciar entre el ingreso de asalariados
(empleados y obreros) y el de los no asalariados (trabajadores independientes y
empleadores). Segundo, algunas comparaciones se basan en el ingreso por hora, otras
en ingresos semanales o mensuales, según el país. Los estimativos de los diferenciales
de ingreso siempre se expresan en términos porcentuales para evitar el problema de las
unidades de medida. En todas las estimaciones, menos en el análisis de regresión, dichos
porcentajes son aritméticos y se definen de la siguiente forma:
D=
Ingreso masculino
− 1 * 100
Ingreso femenino
(6)
En el análisis de regresión los diferenciales se miden en forma geométrica, como
la diferencia en el logaritmo natural entre dos ingresos. Es importante tener en cuenta
estas diferencias metodológicas porque introducen problemas de comparación entre los
resultados del análisis que vamos a presentar a continuación y el de regresión que se
presenta posteriormente14.
Diferencias de Ingreso Mensual
Un resumen de los diferenciales de ingreso mensual aparece en el cuadro No 3.5.
De dicho cuadro se pueden sacar varias conclusiones importantes. Primero: con
excepción de Costa Rica, los diferenciales salariales en Latinoamérica muestran una clara
tendencia a disminuir. En el caso de Costa Rica el diferencial subió entre 1981 y 1989,
pero desde entonces parece estar bajando lentamente (para el año 1998 no había todavía
recuperado el nivel de 1981). Segundo, dicha tendencia no se observa en los
diferenciales no salariales (trabajadores independientes y empleadores) , salvo en el caso
de Brasil. Tercero, los diferenciales de ingreso no salarial parecen más altos y volátiles
que los salariales. Esto último no es sorprendente porque los ingresos no salariales están
medidos con un margen de error mayor que los salariales y porque en la determinación de
tales ingresos entran no solo factores del mercado de trabajo, sino también elementos del
mercado de capital como acceso a crédito, insumos, capital físico, etc.
Es interesante ver las diferenciales salariales por sector económico y por
ocupación (cuadros No. 3.6 y 3.7). En general, en la medida en que se desagrega la
información los márgenes de error aumentan y los resultados se hacen más volátiles, aún
en el caso de Brasil cuyos tamaños de muestra son grandes. A pesar de este problema,
los resultados desagregados confirman los resultados ya mencionados, pero se
encuentran algunos aspectos adicionales que enriquecen el análisis. Por ejemplo, se
observa que hay algunas ramas de actividad en las cuales las mujeres tienen ingresos
mensuales mayores que los hombres (diferencial negativo). Con frecuencia estos
sectores son la construcción, el sector de suministros de electricidad, Gas y Agua y el
sector transporte. Sin embargo estos son ramas en las que predomina ampliamente en
14
Por ejemplo, un diferencial aritmético de 100% equivale a un diferencial geométrico de 69.31%.
14
trabajo masculino y posiblemente las pocas mujeres que se encuentran en dichos
sectores tienen niveles de calificación superiores al promedio o están en ocupaciones
directivas o administrativas.
La información indica que las ramas de actividad en donde las mujeres tienen la
más alta representación son los sectores de servicios, comercio restaurantes y hoteles y
el sector manufacturero. En algunos casos como Colombia y Argentina el sector
financiero es un sector que tiene una proporción importante de mujeres. En todos estos
casos, sin embargo, el diferencial salarial es en favor de los hombres.
Las clasificaciones por ocupaciones difieren enormemente entre países
dificultando las comparaciones internacionales. Incluso dentro del mismo país – el caso
de Argentina – ha habido cambios en esta clasificación, que hacen muy difícil detectar
patrones claros a través del tiempo. Aún así, en países como Colombia y Uruguay, es
posible observar una tendencia a la disminución de los diferenciales en los niveles de
calificación superiores, como son profesionales técnicos, gerentes y administradores.
III.3
PRIMERAS DESCOMPOSICIONES
El análisis de los diferenciales de ingreso mensual constituye una primera
aproximación al entendimiento de las diferencias entre hombres y mujeres. Es posible
profundizar aún más en el análisis si se miran otros aspectos del problema como por
ejemplo las diferencias en ingreso por hora, las diferencias en el acceso al empleo y si se
hace un análisis más a fondo de las diferencias en las estructuras ocupacionales.
Diferencias en Ingresos Esperados
Cuando una persona decide entrar en el mercado laboral posiblemente no basa su
decisión solamente en los salarios que observa, sino también en las oportunidades de
empleo que puede tener y en las horas de trabajo que va a poder realizar. En principio se
puede definir un ingreso esperado como el producto de tres elementos: las oportunidades
de empleo, las horas trabajadas y el ingreso por hora. Si nos referimos a grupos
específicos de edad y educación. Uno podría expresar el ingreso esperado de una
persona de edad i y educación j de la siguiente manera:
Yi ,kj =
k
k
i, j
i. j
E W
H ik, j ,
(7)
k=m, f (m = hombres, f = mujeres)
Donde Y representa el salario esperado; E es la tasa de empleo (uno menos la
tasa de desempleo) que se puede esperar como la probabilidad promedio de conseguir un
empleo, W es el salario por hora del grupo y H representa las horas de trabajo promedio
del grupo. El diferencial salarial para un grupo ij, en términos porcentuales se puede
obtener a partir de la diferencia de logaritmos de la siguiente manera:
{
} {
} {
}
Dij = ln(Yi ,mj ) − ln(Yi , fj ) = ln( Eim, j ) − ln( Ei ,f j ) + ln(Wi ,mj ) − ln(Wi ,fj ) + ln( H im, j ) − ln( H i ,f j )
(8)
15
A partir de dicha definición se pueden obtener diferenciales promedio acumulados
para los diferentes niveles de edad (acumulando los diferenciales de cada grupo j, fijando
i), o para los diferentes niveles educativos (acumulando los diferenciales de cada grupo i,
fijando j) y hasta un diferencial total acumulado todos los diferenciales i, j. Por ejemplo, el
diferencial para cada nivel de educación j estaría dado por la siguiente expresión:
D. j =
nij
Dij
nij
i
i
nij
nij
i
i
nij
=
nij
i
[ln(E
m
i, j
]
) − ln( Ei f, j ) +
i
[ln(W
m
i, j
(9)
]
nij
) − ln(Wi ,fj ) +
nij
i
[ln(H
m
i, j
) − ln( H i ,f j )
]
i
Donde nij es el tamaño de la población del grupo ij.
En el cuadro No. 3.8 se presenta un resumen del ejercicio de descomposición
anterior. La ventaja de esta descomposición es que permite observar el peso de cada uno
de los tres componentes del ingreso esperado: las oportunidades de empleo, las
diferencias en el salario hora y las horas trabajadas. Como se puede ver, hay diferencias
importantes entre las tendencias decrecientes que encontramos anteriormente en el
diferencial de salario mensual y el comportamiento del ingreso esperado. Lo que
encontramos ahora es un comportamiento más errático de subidas y bajadas en el
diferencial del ingreso esperado. En los casos de Colombia, Costa Rica, Honduras y
Uruguay encontramos que el componente que corresponde a los salarios por hora tiende
a disminuir, pero dicha tendencia es contrarrestada por los aumentos en el diferencial de
oportunidades de empleo o en las horas trabajadas. En todos los países se observa un
incremento en la diferencia entre las horas semanales trabajadas por hombres y
mujeres15. Dicho componente es en algunos casos, como el de Brasil y Uruguay, el
principal elemento del diferencial en el ingreso esperado semanal, en otros casos es un
elemento pequeño, como en el caso de Honduras y de Colombia en 1981 y 1989. Las
diferencias en las oportunidades de empleo son en general un elemento relativamente
pequeño en la explicación del diferencial de ingresos y en algunos casos favorecen a la
mujer como el caso de Honduras y Brasil en las décadas de los ochenta y principios de
los noventa. Solo en el caso de Brasil 1998 y en menor medida en Colombia 1989 y
1998, este factor se vuelve importante. En el caso de Brasil esto puede estar relacionado
15
Dado el hecho de que las mujeres son en general las principales responsables del cuidado de
los niños y de la administración de las labores del hogar, es de esperarse que ellas ofrezcan en el
mercado menos horas semanales que los hombres. Sin embargo, el hecho de que la diferencia en
horas trabajadas entre hombres y mujeres aumente, al mismo tiempo que la tasa de participación
femenina se incrementa plantea interrogantes importantes. Hay por lo menos dos hipótesis que
analizar: una, que las nuevas mujeres que entran al mercado laboral ofrecen menor horas
(explicación por el lado de la oferta); dos, que la nueva oferta femenina tiene dificultades en el
mercado, que se manifiestan en menos horas de trabajo.
16
con la dificultad del mercado de absorber la creciente oferta laboral femenina, como lo
muestra su creciente tasa de desempleo16.
Si se quisiera generalizar a partir de información del cuadro No 3.8 habría que
decir que hay dos razones fundamentales por las cuales las mujeres obtienen ingresos
mensuales menores que los hombres: el hecho de que tengan un salario por hora menor
y el hecho de que trabajen menos horas a la semana. Las diferencias en oportunidades
de empleo parecen ser importantes en Uruguay, Colombia y Brasil, pero en este último
sólo para el año 1998.
Segmentación Laboral y Otros Aspectos
Bajo este título incluimos otra serie de análisis que tienen que ver con la
distribución de la fuerza de trabajo masculina y femenina por ocupaciones y sectores.
Esto nos permite investigar la posibilidad de que exista algún tipo de segmentación (o
segregación) en el mercado laboral que tenga efecto sobre las diferencias salariales entre
hombres y mujeres. Existe una diferencia entre segmentación y segregación que se
puede resumir de la siguiente manera: segregación es una situación donde las estructuras
ocupacionales de hombres y mujeres son diferentes. El caso extremo de segregación es
aquel en el que unos sectores / ocupaciones tienen solo hombres y otros solo mujeres. Si
la segregación va acompañada de claras diferencias salariales (por ejemplo si los
sectores predominantemente masculinos pagan salarios mas altos que los
predominantemente femeninos, otras cosas iguales) se habla de segmentación. Una
medida de segregación laboral frecuentemente usada es el llamado índice de Duncan17.
Una forma de mirar las implicaciones de la segmentación en las diferencias salariales
puede ser a partir de la siguiente desagregación:
Definimos el salario total promedio a partir de los promedios de cada sector /
ocupación de la siguiente forma:
ŵ =
wi hi
(10)
i
donde wi es el salario por hora en el sector / ocupación i y hi la proporción de personas en
dicho sector / ocupación.
A partir de la anterior expresión, se puede definir una diferencia absoluta entre los
ingresos promedio de hombres y mujeres de la siguiente forma:
wˆ m − wˆ f =
wim him −
i
wif hi f =
i
wim (him − hi f ) +
( wim − wif )hi f
(11)
i
i
Como se trata de una diferencia absoluta depende de las unidades monetarias y
por lo tanto para hacer comparaciones a través del tiempo es necesario deflactar las
cifras. Sin embargo, la descomposición que aparece a la derecha del último signo igual de
la ecuación permite hacer una primera aproximación a cuál es el efecto de la segregación
16
17
Ver información del cuadro 3.2.
Duncan and Duncan (1955)
17
laboral. El primer término a la derecha del último signo igual representa la diferencia en el
salario promedio que se explica por diferencias en las estructuras ocupacionales entre
hombres y mujeres. El segundo representa la parte que se explica por diferencias de
salario promedio en cada sector u ocupación.
Los resultados de las estimaciones de los índices de segregación de Duncan y
Duncan se presentan en el cuadro No. 3.9. Este índice varía entre cero (distribuciones
idénticas) y 1 (segregación perfecta). Para la estimación de estos índices se usaron
distribuciones ocupacionales por ramas de actividad económica y por tipo de ocupación al
mayor grado de desagregación que permitían las cifras. Las distribuciones por ramas de
actividad en general eran homogéneas en el sentido que seguían los lineamientos
fundamentales de la CIIU (Clasificación Internacional Industrial Uniforme) y lo que variaba
de año en año y de país a país era el grado de desagregación. Esto hace que los índices
basados en tales clasificaciones sean más o menos comparables entre sí. Por el
contrario, las clasificaciones de ocupaciones presentan cambios en el tiempo y diferencias
entre países que corresponden a cambios en los criterios mismos de clasificación. Esto
hace que la comparabilidad de los índices basados en ocupaciones sea mucho más
limitada.
Aún así se pueden notar algunas cosas interesantes: por ejemplo, se nota que con
la excepción de Argentina, las ocupaciones presentan un grado mayor de segregación por
sexo que las ramas de actividad. Los niveles de segregación más altos se encuentran en
Honduras y en segundo lugar en Uruguay. Colombia tiene uno de los niveles de
segregación más bajos en ramas de actividad pero relativamente altos en términos de
ocupaciones. En general, sin embargo, los índices de Duncan parecen indicar que existe
un problema de segregación importante en las economías Latino Americanas.
La pregunta que debemos responder a continuación es si existe evidencia de que
esta segregación genera diferencias en los salarios pagados a los trabajadores. Como
dijimos, la descomposición presentada en la ecuación (11) puede arrojar algunas luces
sobre este punto. Los resultados de dicha descomposición aparecen en el cuadro No.
3.10. Lo realmente interesante de estos resultados es que para todos los países, con
excepción de Brasil, el componente que representa la segmentación por ramas de
actividad es negativo, indicando que hay una mayor proporción de mujeres que de
hombres en los sectores y ramas de actividad en donde los salarios son mayores. Esto es
lo contrario a la segmentación tal como la definimos anteriormente. Según los resultados
de la primera parte del cuadro No. 3.10, las mujeres tienen ingresos por hora inferiores a
los de los hombres, no porque estén concentradas los sectores de menor remuneración,
sino porque dentro de cada sector el salario de las mujeres es inferior al de los hombres.
Brasil es la excepción. Aquí si hay evidencia de diferencias salariales en contra de las
mujeres debido a la segmentación del mercado, pero aún así, la mayor parte del
diferencial es explicado por diferencias salariales dentro de los sectores o ramas de
actividad. Lo que la evidencia presentada sugiere es que las mujeres tienen a emplearse
en ramas de actividad donde los salarios por hora son mayores, pero dentro de cada
sector ganan menos que los hombres. Esto puede indicar un tipo de funcionamiento del
mercado laboral en el que no necesariamente hay discriminación basada en preferencias
o prejuicios (a la Becker), sino de otro tipo. Volveremos sobre este punto más adelante.
18
La evidencia de segmentación por ocupaciones (segunda parte del cuadro No.
3.10) es similar a la encontrada por actividades, salvo en el caso de Brasil que presenta
un comportamiento opuesto durante todo el período de estudio. En todos los países hay
años en los que el componente que hemos llamado “segmentación” es positivo y es el
más importante componente de la diferencia salarial entre hombres y mujeres. En todo
caso, la evidencia debe ser tomada con cautela porque, como dijimos anteriormente, las
clasificaciones de ocupación son bastante diferentes no solo entre países, sino dentro de
cada país en diferentes años.
Para resumir, los principales hallazgos del análisis anterior son: Primero, existe
una clara tendencia a la igualación de salarios mensuales entre hombres y mujeres, pero
no de ingresos no salariales. Segundo, con excepción de Argentina, también se observa
una tendencia a la igualación de los salarios por hora. Tercero, el diferencial de horas
semanales trabajadas entre hombres y mujeres se ha acrecentado, contrarrestando en
parte la tendencia a la igualación de los salarios por hora ya mencionada. Cuarto, parece
haber diferencias importantes en las oportunidades de empleo entre hombres y mujeres,
en los casos de Uruguay, Colombia y Brasil en 1998. Quinto, aunque se obtuvo evidencia
de la existencia de un grado relativamente importante de segmentación de los mercados
laborales, dicha segmentación no siempre resulta en salarios menores para las mujeres;
por el contrario, ellas parecen estar empleadas en las ramas de actividad donde los
salarios son mayores. La razón por la cual sus salarios por hora son menores que los de
los hombres es porque dentro de cada rama de actividad obtienen salarios por hora
menores que los de los hombres.
19
Edad
Menos de 20
20 a 29
30 a 39
40 a 49
50 y más
Total
Edad
Menos de 20
20 a 29
30 a 39
40 a 49
50 y más
Total
Edad
Menos de 20
20 a 29
30 a 39
40 a 49
50 y más
Total
Edad
Menos de 20
20 a 29
30 a 39
40 a 49
50 y más
Total
CUADRO 3.1 - ESTRUCTURA DE EDADES DE LA POBLACIÓN EN 1998
POBLACIÓN TOTAL
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs
42.22 38.43 42.58 39.52 41.36 36.85
40.7
37.5 56.08 50.68
16.05 15.83 16.89 16.87 17.57 18.54
17.5
16.1 14.75 16.45
12.72 13.13 14.59 15.26 15.63 16.59
14.4
14.6 10.42 11.89
11.29 11.62 11.26
11.6 10.89 11.82
11.1
12.4
7.95
8.57
17.72
21 14.69 16.74 14.55
16.2
16.3
19.3 10.81 12.43
100
100
100
100
100
100 100.0 100.0
100
100
POBLACIÓN EMPLEADA
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs
5.46
4.45 14.15
11.7
6.78
6.16
7.7
6.9 28.03 26.32
25.62 26.13
25.9 26.11 25.84 28.53
27.5
28.4 31.82 44.36
26.1 27.14 24.59 27.13 29.06
31.3
26.1
28.5
17.8 23.31
22.8
24.4 18.54 20.16 20.35
21.6
19.8
21.7 11.74
4.51
20.01 17.87 16.81
14.9 17.97
12.4
18.8
14.6 10.61
1.5
100
100
100
100
100
100 100.0 100.0
100
100
POBLACIÓN DESEMPLEADA
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs
18.44 16.46 32.66 28.85 19.82 17.02
28.3
33.5 20.14 13.76
33.8 39.64 33.15 37.26 38.25 43.01
37.3
36.1 26.62 27.83
15.79 19.76 15.71 20.42 19.24 25.74
17.0
20.9 20.23
24.8
13.78 15.32 10.51
9.9 11.39 10.77
10.2
5.7 15.46 18.47
18.19
8.83
7.96
3.58 11.29
3.46
7.3
3.8 17.55 15.13
100
100
100
100
100
100 100.0 100.0
100
100
POBLACIÓN NO PARTICIPANTE
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs Hmbrs Mujrs
59.11 33.49 61.66 36.55 59.14 30.68
56.6
28.6 81.69 43.71
10.49 15.12
6.87 14.59 10.15 14.94
10.0
14.8
5.98 18.92
1.42 10.71
3.03 11.85
2.04 11.99
1.5
12.1
1.08 11.34
1.83
9.43
3.77
10
2.16 10.99
2.1
12.5
0.92
8.07
27.14 31.25 24.68 27.02
26.5
31.4
29.8
31.9 10.33 17.95
100
100
100
100
100
100 100.0 100.0
100
100
20
Uruguay
Hmbrs Mujrs
34.55 30.01
14.64 13.66
13.05 12.62
11.89 12.24
25.87 31.47
100
100
Uruguay
Hmbrs Mujrs
6.44
4.82
23.27 23.59
23.77 25.25
21.53 24.01
25.01 22.33
100
100
Uruguay
Hmbrs Mujrs
32.15 20.92
34.18 37.31
12.18 17.92
9.31 14.54
12.18
9.31
100
100
Uruguay
Hmbrs Mujrs
28.27 16.09
5.94
9.34
1.63
7.87
2.2
8.41
61.96 58.29
100
100
País
CUADRO 3.2 - TASAS DE PARTICIPACION Y DESEMPLEO
Año
Tasas de Participacion
Tasas de Desempleo
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Argentina
1980
1989
1998
66.43%
68.26%
62.48%
28.07%
34.83%
35.89%
1.89%
6.79%
10.00%
3.57%
6.84%
11.82%
1981
1989
1998
73.08%
75.02%
73.14%
33.10%
38.91%
47.78%
4.57%
3.34%
7.60%
4.61%
3.09%
12.08%
1981
1989
1998
69.86%
74.26%
73.98%
36.46%
41.91%
50.87%
6.40%
9.07%
17.29%
9.55%
15.19%
24.04%
1981
1989
1998
71.77%
72.28%
72.31%
31.06%
35.08%
40.57%
9.21%
3.86%
4.66%
10.30%
4.54%
6.66%
1981
1989
1998
71.14%
71.94%
28.58%
35.30%
4.54%
3.27%
4.75%
3.05%
1981
1989
1998
73.07%
74.13%
73.39%
36.72%
43.59%
49.18%
5.31%
6.12%
7.92%
8.28%
10.68%
13.39%
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Uruguay
21
CUADRO 3.3 - TASAS DE PARTICIPACION MASCULINAS Y FEMENINAS - 1998
Argentina
Brasil
Colombia
Edad
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Menos de 20
15.93%
8.91%
40.72%
25.63%
30.28%
22.84%
20 a 29
80.76%
50.65%
91.30%
63.26%
88.68%
68.94%
30 a 39
96.70%
57.85%
95.56%
67.03%
97.44%
72.12%
40 a 49
95.22%
58.05%
92.83%
63.38%
96.11%
64.14%
50 y más
54.90%
23.13%
64.05%
31.42%
64.33%
25.27%
Total
62.48%
35.88%
73.14%
47.78%
73.98%
50.87%
CUADRO 3.3 - TASAS DE PARTICIPACION MASCULINAS Y FEMENINAS - 1998
Costa Rica
Honduras
Uruguay
Edad
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Menos de 20
28.60%
17.08%
39.04%
15.00%
45.26%
29.56%
20 a 29
88.00%
57.04%
92.00%
44.96%
91.81%
72.49%
30 a 39
97.80%
61.18%
97.95%
54.35%
97.48%
74.90%
40 a 49
96.08%
52.92%
97.71%
54.96%
96.26%
72.36%
50 y más
61.52%
22.89%
81.13%
30.91%
51.65%
25.47%
Total
72.31%
40.57%
71.94%
35.30%
73.39%
49.18%
País
CUADRO 3.4 - AÑOS DE EDUCACION PROMEDIO
Empleados
Desempleados
No Participantes
Año
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Argentina
1980
1989
1998
6.0
7.1
9.7
6.5
8.1
10.9
5.4
6.5
8.6
5.5
7.3
9.8
4.7
6.2
7.5
5.1
6.4
8.0
1981
1989
1998
4.6
5.2
5.9
5.5
6.3
6.9
5.0
5.5
6.3
6.5
7.1
7.2
3.6
3.7
4.5
3.6
4.1
4.8
1981
1989
1998
7.5
7.9
8.5
7.1
8.3
9.0
7.4
7.5
8.2
7.7
8.2
8.9
6.9
6.9
6.9
6.2
6.5
6.8
1981
1989
1998
7.8
8.3
9.1
8.7
9.2
10.0
6.9
7.3
8.0
8.0
7.6
8.8
7.5
6.9
7.3
6.8
6.8
7.3
1981
1989
1998
4.6
5.4
6.1
6.7
6.4
6.7
8.4
9.0
4.5
5.0
4.1
4.7
1981
1989
1998
7.4
8.0
8.8
7.6
8.2
9.8
7.2
8.0
8.2
8.2
9.0
9.1
5.8
6.3
6.9
6.1
6.3
7.1
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Uruguay
22
CUADRO No. 3.5
DIFERENCIALES* DE INGRESO MENSUAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES
ASALARIADOS
NO ASALARIADOS
1981
1989
1998
1981
1989
Argentina
43.50%
36.48%
34.74%
86.99%
136.01%
Brasil
62.89%
55.86%
40.33%
171.78%
124.22%
Colombia
38.72%
28.73%
14.70%
67.71%
81.08%
Costa Rica
16.65%
32.18%
21.04%
81.62%
83.48%
Honduras
9.39%
7.08%
55.91%
Uruguay
62.71%
59.78%
52.18%
62.71%
139.91%
* Porcentaje aritmético: Ingreso promedio masculino menos ingreso promedio femenino
dividido por ingreso promedio femenino.
23
1998
49.55%
103.76%
58.61%
124.89%
44.88%
62.88%
CUADRO No. 3.6
DIFERENCIAS SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
ARGENTINA - DIFERENCIALES SALARIALES MENSUALES POR SECTOR ECONOMICO
1980
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
agricultura
3
0.00%
9 11.11%
-45.3%
435
5.84%
8.46%
manufactura
986 23.43%
54.1%
1166 25.90%
41.2%
2300 20.19% 24.30%
electricidad
39
2.56%
-33.6%
35
5.71%
46.0%
247 14.53%
-6.80%
construcción
202
5.45%
-37.8%
182
2.20%
-41.2%
1791
2.61%
-0.41%
comercio
375 35.47%
35.9%
546 35.53%
13.1%
2588 34.21% 30.50%
transporte
192 11.98%
32.3%
351
6.84%
1.6%
1365 10.43%
7.70%
finanzas
204 43.63%
85.3%
326 42.02%
57.6%
290 40.33% 45.56%
servicio
724 58.70%
44.0%
1330 60.75%
43.8%
4809 60.31% 58.35%
ignorado
20 25.00%
5.0%
10 58.33% 21.86%
Total
2745 33.44%
43.5%
3945 37.31%
36.5%
13835 41.27% 34.76%
BRASIL - DIFERENCIALES SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Agricult
5005 13.85% 34.12%
3115 13.84% 49.31%
2956 10.62% 27.00%
Ind. Manuf
20801 24.34% 97.95%
14256 27.63% 90.79%
12354 27.04% 63.36%
Construcción
9177
3.01% -18.43%
4782
3.58% -24.37%
5066
3.75% -30.59%
Otras Indust.
2636 13.01% 31.24%
1661 14.57% 13.68%
1533 18.33% 30.19%
Comercio
11337 32.49% 51.13%
8690 35.12% 42.12%
10152 37.00% 31.20%
Prestacio
12540 62.61% 130.89%
18638 66.09% 89.08%
17402 67.34% 148.93%
Servicios
2652 37.29% 56.82%
3548 40.25% 39.93%
3617 32.90% 71.91%
Trans y com
3446 12.59%
0.71%
3809 12.94%
-0.97%
5152 12.77%
8.04%
Social
12530 71.75% 73.14%
9485 74.59% 77.96%
12373 74.30% 66.20%
Admon Public
9064 26.20% 19.77%
6488 31.27% 15.75%
7014 33.79% 12.95%
Otros
4446 34.62% 69.69%
3106 34.93% 40.46%
2047 44.02% 41.81%
Total
101167 36.11% 74.93%
70221 38.87% 63.13%
79490 43.51% 47.09%
COLOMBIA - DIFERENCIALES SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Agropecuario
170 17.06% 57.60%
444 17.34% 36.01%
403 11.66% 13.92%
Manufactura
3798 32.28% 53.47%
5117 34.94% 36.83%
3543 36.49% 21.35%
Elec-gas-Agua
169 13.02% -32.59%
225 16.44%
-4.86%
201 19.90% 24.36%
construcción
904
6.08% -23.23%
1218
6.16% -18.70%
887
8.79% -40.91%
com-rest-hot
2508 42.74% 38.26%
3792 45.04% 20.44%
3883 47.85% 15.23%
Transporte
1305 11.80% -10.18%
1308 15.75%
-8.41%
986 13.29% 11.49%
Estab Financ
1357 39.57%
9.41%
1493 43.40%
-6.44%
1178 34.47% 32.35%
Servicios
6597 57.42% 45.47%
7009 60.42% 34.43%
4750 57.35% 49.81%
Total
14463 39.17% 38.72%
20055 40.71% 28.74%
18727 44.88% 14.69%
24
Agricultura
Minería
Ind. Manuf
Construcción
Comercio
Elec Gas Ag
Trans Comun
Financiero
Servicios
Otros
Total
DIFERENCIAS SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO (continuación)
COSTA RICA - DIFERENCIALES SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
178
8,43% 75,32%
141
8,51%
-0,12%
166 11,45% -20,07%
4
0,00%
3
0,00%
639 28,64% 70,49%
569 32,86% 44,10%
594 29,63% 23,10%
249
1,61% 13,32%
147
0,68% -54,10%
148
3,38% -18,48%
693 35,06% 33,84%
473 40,38% 52,52%
782 36,57% 46,69%
58 12,07% 55,84%
62 19,35% 34,37%
320
8,13%
-0,01%
143
8,39% 10,43%
272 12,50% 20,30%
138 32,61% 87,79%
269 37,17% 23,28%
1371 53,25% 25,63%
1104 53,17% 33,34%
1411 59,96% 34,78%
22
9,09%
-1,00%
25 16,00% -28,87%
20 40,00% 106,87%
3472 34,65% 17,41%
2802 37,33% 31,76%
3727 39,87% 21,32%
HONDURAS - DIFERENCIALES SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
No bien espec
23 17,39%
-5,31%
Agricult
1572
4,96% -14,76%
1309
9,63%
-7,72%
Minas
17
0,00%
I.I
10
0,00% I.I
Ind. Manuf
1263 28,42%
0,25%
1327 40,99% 32,29%
Elec, gas, agua
124
6,45% 27,18%
46 23,91% -30,37%
Construcción
698
2,29% -38,88%
413
4,36% -34,67%
Comercio
858 42,66% 41,44%
813 45,26% 44,96%
Transporte
372 11,29% -18,26%
216 15,28% -13,90%
Est. Finan.
269 36,80% 19,14%
282 37,59%
-5,25%
Servicios
2657 58,34% 69,02%
1753 59,27% 43,46%
Total
7853 32,12%
9,39%
6169 36,39%
7,08%
Agricult
Minas
Ind Manufact
Elec, gas, agua
construcción
comercio
Trans y com
Est Finan
Servicios
Act. No bien es
Total
URUGUAY - DIFERENCIALES SALARIALES POR SECTOR ECONOMICO
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres
10
2,49% 14,78%
278
7,91% 91,78%
552 13,41%
3
0,00%
8 12,50% 11,69%
31 12,90%
2091 29,62% 65,39%
2066 34,51% 72,47%
2812 31,08%
137 22,01% 20,99%
184 14,67%
-0,65%
247 22,27%
672
2,16%
0,9%
543
2,58%
-4,97%
1026
2,53%
1144 36,36% 65,68%
2778 42,55%
1212 34,69% 64,23%
626 15,02% 30,25%
1140 16,49%
616 13,69% 49,28%
434 40,32% 119,28%
1042 45,59%
375 31,81% 112,40%
3260 55,56% 61,35%
3983 58,05% 53,93%
7782 63,44%
1
0,00%
8377 36,77% 62,71%
9266 40,73% 59,78%
17410 44,89%
25
Diferenc*
545,71%
575,19%
121,75%
249,03%
3752,6%
35,02%
406,43%
19,35%
-42,37%
22,77%
CUADRO No. 3.7
DIFERENCIALES SALARIALES POR TIPO DE OCUPACION
ARGENTINA - DIFERENCIAL SALARIAL MENSUAL POR TIPO DE
OCUPACION
1980
1989
Ocupación
Tamaño de Proporción
Tamaño de Proporción
Muestra
de Mujeres Diferencial
Muestra
de Mujeres Diferencial
producción
789 17.11%
46.5%
1010 21.49% 57.79%
auxiliar
123 16.26%
82.7%
71
2.82% 290.52%
reparación
116
0.00%
169
0.59% 39.42%
administrativa
589 50.42%
72.2%
844 50.71% 50.28%
comerciales
279 33.69%
84.2%
387 37.73% 54.28%
transporte
179
0.56%
-2.2%
288
1.39%
2.82%
servicios
624 58.65%
46.5%
1070 62.71% 45.94%
vigilanc
40
5.00%
84.0%
103
2.91% 64.25%
no sabe/
8 37.50%
-23.6%
3
0.00%
Total
2747 33.42%
43.5%
3945 37.31% 36.52%
Nota: la clasificación de ocupaciones de 1998 no es comparable con las anteriores.
BRASIL - DIFERENCIAL SALARIAL EN LA ACTIVIDAD PRINCIPAL POR TIPO DE OCUPACION
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Tecnicos
10614 59.64% 159.45%
7691 63.97% 153.54%
9572 65.16% 105.06%
Administrativos 18811 42.67% 86.21%
13123 47.36% 88.48%
12444 52.07% 72.48%
Agropecuarios
2847 14.51% 33.86%
2949 10.51% 12.04%
4811 13.91% 28.56%
Manufacturas
15614 16.25% 64.10%
15298 14.60% 51.74%
24371 14.06% 73.80%
Transporte
7901 35.53% 82.32%
5864 39.55% 82.89%
7493 43.75% 51.36%
Transporte 2
5359
8.34% 21.87%
3682
8.50% 24.77%
4187 10.01% 28.44%
Servicios
8723 86.62% 122.13%
13415 87.75% 62.15%
13123 86.91% 130.78%
Otras
12677 23.86% 59.59%
14132 27.29% 49.30%
16177 21.12% 72.01%
TOTAL
101167 36.11% 74.93%
70221 38.87% 63.13%
79490 43.51% 47.09%
COLOMBIA - DIFERENCIAL SALARIAL EN LA ACTIVIDAD PRINCIPAL POR TIPO DE OCUPACION
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Prof. Tecnicos
1962 35.47% 74.70%
2597 45.94% 56.01%
2941 51.24% 33.57%
Administrativos
2785 51.02%
0.73%
3359 54.42%
5.55%
3098 58.55%
4.28%
Comenrciantes
2364 42.09% 31.38%
2467 47.99% 20.18%
1428 37.25% 73.95%
Servicios
4214 67.47% 51.23%
4532 65.95% 31.36%
3078 68.06% 21.49%
T. Agrícolas
106 16.04%
3.37%
311 15.11% 19.68%
293
8.53%
4.96%
T. No Agrícolas
5007 17.93% 45.26%
7014 17.69% 32.44%
5104 17.16% 26.27%
TOTAL
19859 41.02% 29.36%
18435 45.54% 15.98%
14366 39.39% 39.25%
26
DIFERENCIALES SALARIALES POR TIPO DE OCUPACION (continuación)
COSTA RICA - DIFERENCIAL SALARIAL EN LA ACTIVIDAD PRINCIPAL POR TIPO DE OCUPACION
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Profes y Tecnicos 563 48.85% 20.03%
510 51.57% 34.44%
739 54.94% 29.85%
Gerentes y Admnist 82 15.85% 32.03%
113 16.81% 22.32%
205 36.59% 14.37%
Empleados Administ
436 47.94% 21.30%
560 53.39% 26.65%
809 45.61% 20.29%
Comerciantes y vendedrs
273 36.26% 67.86%
430 34.19% 44.89%
Agricult y Ganaderos 0
107
3.74% 44.32%
101
3.96% 23.20%
Activ de Transporte
0
96
0.00%
137
0.00%
Ocps Prod artesan e inds
483 19.67% 45.61%
522 14.18% 34.43%
1285 12.22% 88.55%
Ocps Prod artesan e ind2
133 19.55% 17.18%
140 18.57% 73.25%
Carga y almacenamiento
0
123 19.51% 58.22%
187 11.23% 28.74%
Servicios Personales726 53.31% 89.67%
503 59.44% 90.41%
682 63.05% 74.93%
Otros
7 28.57%
-1.21%
25 32.00%
-1.52%
24 16.67%
-7.36%
Total
3472 34.65% 17.41%
2802 37.33% 31.76%
3727 39.87% 21.32%
HONDURAS - DIFERENCIAL SALARIAL EN LA ACTIVIDAD PRINCIPAL
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Profesionales
1060 49.81% 41.14%
831 56.44% 27.30%
Directivos
251 22.31% 47.79%
233 36.48% 23.89%
Empl Estatales
699 58.23% 11.05%
585 60.34% 32.16%
Comenrciantes
436 38.30% 84.89%
433 40.88% 37.11%
Agricultores
1518
2.90% 52.31%
1202
7.65%
3.41%
Transportadores
344
0.29% 87.83%
204
0.00%
I.I
I. Textil, Albañiles, etc.
1407 10.09% -54.22%
1257 24.74% 11.19%
Graf y Quim
305 24.59% 98.94%
242 35.12% 83.38%
Crga Bodegaje
332 22.89%
8.94%
251 25.10% 21.57%
Servicios
1501 68.35% 140.41%
931 65.52% 116.22%
TOTAL
7853 32.12%
9.39%
6169 36.39%
7.08%
27
DIFERENCIALES SALARIALES POR TIPO DE OCUPACION (continuación)
URUGUAY - DIFERENCIAL SALARIAL EN LA ACTIVIDAD PRINCIPAL POR TIPO DE OCUPACION
1981
1989
1998
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Tamaño Proporc
Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc* Muestra Mujeres Diferenc*
Prof y Tecnicos
707 63.28% 87.59%
1064 66.17% 78.49%
2228 68.22% 70.40%
Gerentes Admnin 206 18.58% 97.60%
236 21.19% 83.23%
576 30.73% 89.02%
Empleados
1651 43.73% 22.68%
1801 48.08% 39.56%
3207 54.16% 31.27%
Comerciantes
594 38.60% 103.37%
643 44.17% 92.44%
1500 50.47% 69.41%
Agricultores
34
1.43%
284
5.63% 120.31%
526
9.32%
6.32%
Conductores
331
0.60% 43.59%
721
0.83% 26.94%
348
0.26% -28.97%
Artesanos
2063 22.98% 63.86%
1928 15.77% 73.17%
1460 21.41% 78.03%
O. Artesanos
979 14.50% 35.16%
663 15.90% 54.96%
Obr. Jornaleros
985
7.35% 60.32%
870
9.20% 22.77%
1562 11.33% 38.85%
Servicios
1728 65.99% 114.85%
1974 65.75% 105.30%
4183 70.43% 109.94%
Otros
1 33.33%
TOTAL
8377 36.77% 62.71%
9266 40.73% 59.78%
17410 44.89% 52.18%
* Porcentaje aritmético: Ingreso promedio masculino menos ingreso promedio femenino
dividido por ingreso promedio femenino.
28
CUADRO No. 3.8
DESCOMPOSICION DE LAS DIFERENCIAS EN INGRESO SEMANAL ESPERADO ENTRE HOMBRES Y
MUJERES
Asalariados
No Asalariados
1980
1989
1998
1980
1989
1998
Argentina
Oportunidades de Empleo
1.56%
0.19%
3.31%
1.56%
0.19%
3.31%
Salario Hora
15.13%
25.61%
11.34%
22.75%
26.61%
11.34%
Horas Trabajadas
17.97%
17.68%
30.18%
35.13%
40.68%
30.18%
Total
34.66%
43.49%
44.82%
59.44%
67.49%
44.82%
Brasil
Oportunidades de Empleo
Salario Hora
Horas Trabajadas
Total
1981
-0.87%
47.68%
8.22%
55.03%
1989
-0.69%
49.58%
8.97%
57.86%
1998
5.84%
33.74%
11.60%
51.17%
1981
-0.87%
52.39%
38.03%
89.55%
1989
-0.69%
50.88%
35.27%
85.45%
1998
5.84%
36.90%
35.58%
78.31%
Colombia
Oportunidades de Empleo
Salario Hora
Horas Trabajadas
Total
1981
2.09%
19.21%
1.96%
23.25%
1989
6.07%
15.89%
6.12%
28.08%
1998
8.02%
5.80%
8.09%
21.91%
1981
2.09%
-0.14%
16.79%
18.75%
1989
6.07%
26.35%
19.09%
51.51%
1998
8.02%
15.98%
25.55%
49.55%
Costa Rica
Oportunidades de Empleo
Salario Hora
Horas Trabajadas
Total
1981
0.92%
23.25%
7.40%
31.57%
1989
0.94%
22.71%
11.29%
37.10%
1998
2.65%
16.58%
16.16%
33.48%
1981
0.92%
-14.29%
37.02%
23.65%
1989
0.94%
21.57%
44.11%
66.62%
1998
2.65%
5.65%
49.94%
58.24%
1989
-3.16%
34.34%
-0.24%
30.94%
1998
-1.69%
4.85%
6.48%
9.64%
1989
-3.16%
36.87%
13.90%
47.60%
1998
-1.69%
18.74%
25.85%
42.91%
1989
5.17%
12.65%
20.10%
37.92%
1998
7.44%
11.53%
23.75%
42.72%
1989
5.17%
69.24%
28.71%
103.11%
1998
7.44%
22.45%
22.05%
51.94%
Honduras
Oportunidades de Empleo
Salario Hora
Horas Trabajadas
Total
Uruguay
Oportunidades de Empleo
Salario Hora
Horas Trabajadas
Total
1981
3.31%
29.88%
19.53%
52.72%
29
1981
3.31%
45.02%
34.13%
82.46%
Cuadro No. 3.9
INDICES DE DUNCAN PARA IGUALDAD DE DISTRIBUCIONES
Asalariados
No Asalariados
Ramas de
Ramas de
Actividad Ocupaciones
Actividad Ocupaciones
Argentina
1980
0.4714
0.4575
0.5745
0.4203
1989
0.4814
0.4676
0.5846
0.4667
1998
0.4612
0.4903
0.3398
0.4660
Brasil
1980
0.5081
0.5808
0.6415
0.6468
1989
0.4857
0.5477
0.5875
0.5857
1998
0.4980
0.5625
0.5591
0.5445
Colombia
1981
0.3610
0.5999
0.3546
0.5062
1989
0.3583
0.5895
0.2882
0.4713
1998
0.3475
0.5412
0.3274
0.4973
Costa Rica
1981
0.4525
*
0.4566
*
1989
0.5106
0.5747
0.5535
0.5402
1998
0.4523
0.5620
0.5885
0.5816
Honduras
1989
0.5211
0.6962
0.7181
0.7725
1998
0.5244
0.6471
0.6719
0.6956
Uruguay
1981
0.4430
0.6133
0.4458
0.6214
1989
0.4749
0.5562
0.3859
0.5341
1998
0.4522
0.5888
0.4143
0.5094
* Para Costa Rica 1981 la clasificación de ocupaciones fue
demasiado limitada.
30
CUADRO No. 3.10
DESCOMPOSICIÓN DE DIFERENCIAS ABSOLUTAS EN SALARIOS HORA
Basada en clasificación de actividades
Basada en clasificación de ocupaciones
Segmentación Salario hora
Total
Segmentación Salario hora
Total
Wm(hm-hf)
(Wm-Wf)hf
Wm(hm-hf)
(Wm-Wf)hf
Argentina
1980
1989
1998
-0.1832
-22.5%
-1.2219
-28.3%
-0.3154
3023.7%
0.9970
122.5%
5.5374
128.3%
0.3050
-2923.7%
0.8137
100.0%
4.3155
100.0%
-0.0104
100.0%
-0.1048
-12.8%
-1.1076
-25.7%
-0.3588
3361.0%
0.9224
112.8%
5.4231
125.7%
0.3481
-3261.0%
0.8176
100.0%
4.3155
100.0%
-0.0107
100.0%
0.7111
16.3%
1.4412
29.7%
1.6169
28.4%
3.6584
83.7%
3.4177
70.3%
4.0730
71.6%
4.3695
100.0%
4.8589
100.0%
5.6899
100.0%
-5.9775
-14.9%
-0.6215
-44.3%
-0.2658
-55.6%
46.1030
114.9%
2.0250
144.3%
0.7435
155.6%
40.1255
100.0%
1.4035
100.0%
0.4777
100.0%
-0.3909
-2.6%
-17.8333
-30.6%
-160.7686
-203.4%
15.1593
102.6%
76.0557
130.6%
239.8140
303.4%
14.7683
100.0%
58.2224
100.0%
79.0455
100.0%
7.8568
53.2%
0.3959
0.7%
-141.0937
-178.1%
6.9115
46.8%
56.3364
99.3%
220.3129
278.1%
14.7683
100.0%
56.7323
100.0%
79.2192
100.0%
-5.9522
-462.0%
-119.2662
-165.3%
-222.8150
-475.9%
7.2406
562.0%
191.4042
265.3%
269.6307
575.9%
1.2884
100.0%
72.1380
100.0%
46.8157
100.0%
-9.9999
-776.2%
-98.8876
-146.1%
-301.5763
-407.2%
11.2883
876.2%
166.5716
246.1%
375.6366
507.2%
1.2884
100.0%
67.6840
100.0%
74.0603
100.0%
-0.2988
-253.8%
-2.4812
631.1%
0.4165
353.8%
2.0881
-531.1%
0.1177
100.0%
-0.3931
100.0%
-0.6129
-1574.2%
-2.0095
510.1%
0.6518
1674.2%
1.6156
-410.1%
0.0389
100.0%
-0.3940
100.0%
8.7664
78.5%
-0.0937
-51.9%
-2.5042
-49.9%
2.3959
21.5%
0.2742
151.9%
7.5265
149.9%
11.1624
100.0%
0.1805
100.0%
5.0223
100.0%
3.8217
54.2%
0.0868
30.4%
-0.1828
-3.6%
3.2232
45.8%
0.1984
69.6%
5.2224
103.6%
7.0449
100.0%
0.2853
100.0%
5.0397
100.0%
Brasil
1981
1989
1998
Colombia
1981
1989
1998
Costa Rica
1981
1989
1998
Honduras
1989
1998
Uruguay
1981
1989
1998
31
CUADRO No 3.10 (continuación)
DESCOMPOSICIÓN DE DIFERENCIAS ABSOLUTAS EN INGRESO NO SALARIAL POR HORA
Basada en clasificación de actividades
Basada en clasificación de ocupaciones
Segmentación Salario hora
Total
Segmentación Salario hora
Total
Wm(hm-hf)
(Wm-Wf)hf
Wm(hm-hf)
(Wm-Wf)hf
Argentina
1980
1.1660
0.6156
1.7816
1.2649
0.5167
1.7816
65.4%
34.6%
100.0%
71.0%
29.0%
100.0%
1989
4.5644
8.6868
13.2512
0.9776
12.2736
13.2511
34.4%
65.6%
100.0%
7.4%
92.6%
100.0%
1998
-0.3110
0.7296
0.4186
0.0389
0.3729
0.4118
-74.3%
174.3%
100.0%
9.4%
90.6%
100.0%
Brasil
1981
11.0778
56.8716
67.9494
34.0105
36.4612
70.4718
16.3%
83.7%
100.0%
48.3%
51.7%
100.0%
1989
-0.0152
3.0954
3.0803
1.4739
1.6122
3.0861
-0.5%
100.5%
100.0%
47.8%
52.2%
100.0%
1998
-0.8368
1.4344
0.5976
-0.2289
0.8265
0.5976
-140.0%
240.0%
100.0%
-38.3%
138.3%
100.0%
Colombia
1981
7.4587
-21.8935
-14.4348
18.1490
-31.8048
-13.6558
-51.7%
151.7%
100.0%
-132.9%
232.9%
100.0%
1989
15.4296
101.3829
116.8125
24.1280
99.7389
123.8669
13.2%
86.8%
100.0%
19.5%
80.5%
100.0%
1998
236.4514
50.9310
287.3824
36.2628
255.9616
292.2244
82.3%
17.7%
100.0%
12.4%
87.6%
100.0%
Costa Rica
1981
4.1774
-22.3711
-18.1937
2.9213
-21.1150
-18.1937
-23.0%
123.0%
100.0%
-16.1%
116.1%
100.0%
1989
98.7867
-36.8249
61.9619
78.0723
-14.0837
63.9886
159.4%
-59.4%
100.0%
122.0%
-22.0%
100.0%
1998
372.8854
32.4784
405.3638
-94.1298
498.3853
404.2555
92.0%
8.0%
100.0%
-23.3%
123.3%
100.0%
Honduras
1989
-0.8953
1.4312
0.5359
-0.7343
1.3414
0.6071
-167.1%
267.1%
100.0%
-121.0%
221.0%
100.0%
1998
-2.6160
8.6691
6.0531
-0.7532
6.7816
6.0284
-43.2%
143.2%
100.0%
-12.5%
112.5%
100.0%
Uruguay
1981
-3.9157
14.3491
10.4334
2.4061
4.0734
6.4796
-37.5%
137.5%
100.0%
37.1%
62.9%
100.0%
1989
-0.3740
0.9189
0.5449
0.0071
0.5674
0.5745
-68.6%
168.6%
100.0%
1.2%
98.8%
100.0%
1998
-9.6112
14.4079
4.7967
-2.6436
7.5193
4.8757
-200.4%
300.4%
100.0%
-54.2%
154.2%
100.0%
32
IV.
DETERMINANTES DE LOS INGRESOS POR HORA: ANALISIS DE
REGRESION
Debido a que la simple comparación de cuadros y tablas hace demasiado difícil
controlar por todos los factores que intervienen en la determinación de los ingresos de
hombres y mujeres, es común el uso de la técnica de análisis de regresión. Como se dijo
en la sección II, uno de los modelos más comunes para estos fines es el modelo de
capital humano – modelo Minceriano de ingresos – cuya forma más simple es la siguiente:
ln(W) = β0 + β1Yedu + β2Exp + β3Exp2 + η
(12)
donde W es el salario por hora, Yedu representa los años de educación, Exp años de
experiencia y η es un error aleatorio con las características usuales (distribución normal,
valor esperado de cero, varianza constante, independencia entre observaciones y
ortogonalidad con los regresores).
Con alguna frecuencia se estiman estos modelos usando como variable
dependiente el salario mensual o semanal. Nosotros preferimos no hacerlo de esa
manera porque la correlación entre dichas definiciones de salario y las horas trabajadas
implica la introducción de esta última variable en la regresión, con lo cual se crea un
problema de simultaneidad que puede introducir sesgos en las estimaciones18. La variable
experiencia (Exp) aparece en forma cuadrática para captar los rendimientos marginales
decrecientes que dicha variable. Esto implica que β 2 > 0 y β3 < 0. En principio la variable
experiencia debe medir el tiempo que la persona ha trabajado, pero generalmente dicha
información no existe. En ausencia de una medida de experiencia efectiva, se usa una
medida de experiencia potencial definida como años de edad menos años de educación
menos 5 (suponiendo que la persona entra al sistema educativo a la edad de cinco años).
Como se discutió en la sección II.2, es común la estimación del modelo anterior usando
las técnicas de Heckman para la corrección del problema de selectividad,
En esta parte del documento se presentan los resultados de la estimación del
modelo anterior. Se estimaron ecuaciones de Mincer para hombres y mujeres, con y sin
corrección de selectividad, para asalariados y no asalariados, para cada uno de los seis
países en estudio. La variable dependiente, como se dijo anteriormente, es el ingreso por
hora. En algunos casos, como los de Costa Rica y Brasil, donde las encuestas incluían
información sobre los varios trabajos que una persona podía tener, se usó el ingreso y las
horas dedicadas a la ocupación principal. En los casos en que tal distinción no se hacía
se trabajó con los ingresos laborales totales y con las horas totales laboradas.
Para la corrección del sesgo de selectividad se trabajó con una versión de la
metodología de Heckman en la que se estiman de manera simultánea la ecuación de
18
El problema de simultaneidad consiste en que el ingreso semanal depende de las horas
trabajadas que a su vez son una variable endógena al sistema. En estas condiciones el uso de
mínimos cuadrados genera estimativos sesgados (sesgo de simultaneidad). La solución de este
problema exige técnicas especiales de estimación (estimación de ecuaciones simultáneas, uso de
variables instrumentales, etc.)
33
selectividad y la ecuación de ingresos por el método de máxima verosimilitud19, lo que lo
hace más robusto. La ecuación de selectividad se modeló como una ecuación de
participación laboral en la que se incluyeron como variables explicatorias medidas del
salario de reserva de la persona y del costo de oportunidad de no trabajar. Como
indicadores del salario de reserva se incluyeron el ingreso del resto del hogar (ytotalrh,
igual al ingreso familiar menos el ingreso laboral del individuo observado), una variable
cualitativa que indica si el individuo está asistiendo al sistema educativo o no (atsh), una
variable que indica si el individuo es casado o no (married) y una variable que indica si el
individuo es jefe de hogar o no (jefe). Como indicadores del costo de oportunidad de no
trabajar, se incluyeron el nivel educativo (indicador del salario esperado) y la edad en
forma cuadrática para captar el efecto del ciclo de vida. Además de esto se incluyó una
variable que mide la tasa de desempleo del hogar (ufrate), definida como el número de
desempleados en la familia dividido por el número de participantes.
IV.1
RESULTADOS DE LAS ESTIMACIONES
Como se indicó anteriormente, se estimaron ecuaciones para hombres y mujeres
asalariados y no asalariados con y sin corrección de selectividad. Un resumen de los
resultados se presenta en el cuadro No. 4.1.A y 4.1.B.
En general la calidad de los resultados es buena. En las estimaciones con la
corrección de sesgo de selectividad las ecuaciones de selectividad tienen en su mayoría
un buen número de variables significativas y los signos son los esperados. Las
ecuaciones de ingresos presentan los signos correctos, los niveles de significancia altos y
los resultados son en general muy consistentes. Como la estimación de Heckman se hace
por el método de máxima verosimilitud e incluye la estimación de una ecuación no lineal,
no existe un coeficiente que indique el grado de bondad del ajuste (como el R-cuadrado
de las ecuaciones lineales). Sin embargo, la hipótesis de que los coeficientes del sistema
de ecuaciones son cero se rechaza claramente en todos los casos con un test Chicuadrado basado en el coeficiente de verosimilitud.
Las ecuaciones sin corrección de selectividad también son de buena calidad. Los
coeficientes R-cuadrado varían entre 0.15 y 0.5, lo cual es típico de este tipo de
estimaciones20. En general las estimaciones para asalariados (sea por el método de
máxima verosimilitud o mínimos cuadrados) son de mejor calidad que las de los no
asalariados, por la razón de que el ingreso de los primeros está mejor medido y es más
estable que el de los segundos.
Vale la pena notar que la corrección por selectividad parece tener solo un efecto
pequeño en las estimaciones de los retornos a la educación. En la mayoría de los casos
los retornos a la educación de las ecuaciones corregidas están tan solo entre 0.5 y un
punto porcentual por debajo de los de las no corregidas. Los retornos a la experiencia
19
En la versión original de Heckman, la estimación se hacía en dos etapas: primero se estimaba un
modelo Probit y luego se estimaba la ecuación de ingresos.
20
Las estimaciones de corte transversal como éstas siempre incluye una magnitud importante de
"ruido estadístico" que hace que coeficientes R-cuadrado de 0.5 se consideren realmente altos.
34
parecen ser más sensibles a la corrección por selectividad, pero la dirección en que se
ven afectados no es clara.
La corrección de selectividad tiene un efecto adicional en el caso de nuestro
análisis. Puesto que dicha ecuación está basada, en parte, en variables relevantes para la
familia – como el ingreso del resto de la familia ytotalrh – el procedimiento de Heckman
excluye personas que viven en el hogar, pero que no son parte de la familia. Por ejemplo
las empleadas del servicio doméstico internas. Como veremos más adelante, esto parece
ser importante en unos países, pero no tanto en otros.
En general solo Costa Rica y Honduras muestran una diferencia clara en los
retornos a la educación de mujeres y hombres (a favor de éstas). Para los otros países las
diferencias son muy pequeñas y alternan de un año a otro.
La variable experiencia potencial entra en las ecuaciones en forma cuadrática y
por lo tanto sus retornos dependen de los niveles. En el cuadro No. 4.2 los retornos se
estiman a los niveles de experiencia potencial promedios. Además, la forma cuadrática
incluye la posibilidad de que los retornos marginales a la experiencia (tasa de retorno)
sean crecientes o decrecientes y que exista un nivel que maximiza o minimiza el efecto de
dicha variable. Esto permite identificar un nivel crítico21 de experiencia a partir del cual los
rendimientos cambian de dirección. Al comparar dicho punto crítico con los niveles
promedios de experiencia se puede saber si los rendimientos a la experiencia son
crecientes o decrecientes. Lo resultados indican que en la mayoría de los casos las tasas
de retorno son crecientes (aumentan con la experiencia).
Entre los asalariados/as parece haber una tendencia a que la tasa de retorno
promedio de la experiencia sea mayor para hombres que para mujeres en Argentina y
Uruguay. En Brasil y Costa Rica las mujeres tuvieron retornos superiores en 1981 y 1989,
pero inferiores en 1998. En Colombia la rentabilidad de la experiencia masculina ha
permanecido más o menos estable, mientras que la femenina ha tendido a decrecer en el
período estudiado. Los retornos a la experiencia de los no asalariados son más volátiles y
no presentan ningún patrón claro. En general, los niveles promedio de experiencia
potencial son mucho mayores para los trabajadores no asalariados (independientes y
empleadores). Esto puede ser indicador de un patrón de comportamiento que consiste en
que las personas inician su vida laboral como asalariados y después de un tiempo se
independizan e inician sus propios negocios. El período de trabajo como asalariados les
sirve para obtener suficiente conocimiento del tipo de negocio y acumular un capital
básico para independizarse.
21
El nivel crítico de experiencia está dado por la expresión -ß2/(2*ß3). Las condiciones para un
máximo o mínimo son:
Máximo: ß2 > 0 y ß3 < 0
Mínimo: ß2 < 0 y ß3 > 0
35
IV.2
¿HAY DIFERENCIAS EN LAS ECUACIONES DE INGRESO PARA HOMBRES Y
MUJERES?
La razón fundamental para estimas ecuaciones de ingreso es la de usarlas para la
descomposición de OAXACA de las diferencia en ingresos laborales. Como una parte
importante del dicha descomposición se basa en la diferencia entre los coeficientes de las
ecuaciones, un aspecto que vale la pena estudiar es si existe alguna evidencia estadística
de que los coeficientes de las ecuaciones de hombres y mujeres son diferentes.
Para tal propósito se puede usar un test de Chow22 en el que la hipótesis nula es la
afirmación de que los parámetros de la ecuación de ingresos de hombres son iguales a
los de la ecuación de mujeres. Dado que este test usa la distribución F, es necesario usar
las ecuaciones de ingresos sin corrección de selectividad23.
Los resultados del test de Chow muestran que sin ninguna excepción la hipótesis
de igualdad de coeficientes es rechazada, con lo cual se concluye que en efecto hay una
fuerte evidencia estadística de que los coeficientes de las ecuaciones para hombres y
para mujeres son diferentes.
La implicación de que los coeficientes de las ecuaciones sean diferentes es objeto
de controversia. Como ya lo hemos dicho, algunas personas interpretan dicha diferencia
como evidencia discriminación en el mercado laboral. Otros tienen interpretaciones
diferentes. Quienes argumentan que la diferencia en coeficientes refleja tratamiento
diferente (y posiblemente discriminatorio) de hombres y mujeres argumentan que los
coeficientes reflejan las reglas de juego en el mercado. Así el hecho de que los retornos a
la educación sean mayores para hombres que para mujeres indicaría que por alguna
razón el mercado valora más el capital humano de los hombres que de las mujeres.
Desde un punto de vista empírico, sin embargo, se encuentra que los coeficientes
de las ecuaciones son diferentes pero no siempre mayores para los hombres. El único
coeficiente de la ecuación de ingresos que sistemáticamente es mayor para los hombres
es el intercepto de la ecuaciones corregidas por selectividad (y con unas pocas
excepciones el de las no corregidas). El intercepto es el salario básico (ingreso que
obtendría una persona sin ninguna educación y sin ninguna experiencia). El salario que
22
El test de Chow consiste en comparar la diferencia en la suma de errores al cuadrado entre una
ecuación estimada bajo el supuesto de que los coeficientes son iguales (estimación restringida) y
otra en la que los coeficientes son diferentes (estimación no restringida). Si la hipótesis nula es
cierta, la diferencia debe ser pequeña y viceversa. Para el test se usa la distribución F con un
número de grados de libertad en el numerador igual al número de restricciones (parámetros en la
ecuación restringida) y en el denominador igual al número de hombres más el número de mujeres
menos dos veces el número de coeficientes estimados en la ecuación.
23
Es posible diseñar un test similar para las ecuaciones corregidas por el sesgo de selectividad,
pero dado de que el método de estimación es el de máxima verosimilitud no lineal, es necesario
usar la razón de verosimilitud. Desafortunadamente el programa no reporta el coeficiente apropiado
y desarrollarlo hubiera implicado bastante trabajo adicional, por lo cual lo omitimos.
36
recibe una persona se puede interpretar como dicho salario básico más los rendimientos
correspondientes a sus diferentes formas de capital humano. Según dicha interpretación
las mujeres entran al mercado con la desventaja de salarios menores porque el salario
básico es menor y aunque los retornos sean mayores, no compensan la desventaja inicial.
En el caso de las diferencias salariales por sexo, las diferencias en la calidad de la
educación son especialmente relevantes. En la medida en que los hombres y las mujeres
tengan educación de calidades diferentes, dichas diferencias se pueden reflejar en
retornos diferentes a la educación y en esa medida se puede hablar de "discriminación",
pero sería un tipo de discriminación anterior a la entrada al mercado laboral, que éste no
haría más que reflejar en la forma de salarios diferentes para hombres y mujeres. Este es
un punto en el que todavía hace falta mucho análisis tanto teórico como empírico
(especialmente empírico). Sin embargo, la evidencia disponible parece indicar que las
diferencias en calidad de la educación no son tan relevantes como algunos han
argumentado. En efecto, si tal hipótesis fuera cierta, los retornos a la educación de las
mujeres deberían ser inferiores a los del los hombres, pero lo que se encuentra es que
unas veces los son y otras no. Hay países como Colombia, Costa Rica y Honduras donde
los retornos a la educación siempre son mayores para la mujeres que para los hombres,
por lo menos en las ecuaciones corregidas por selectividad. En los otros países algunas
veces los retornos femeninos son mayores que los masculinos, en otros no. Dentro de los
seis países estudiados no hay ninguno en donde los retornos siempre sean mayores para
los hombres que para las mujeres.
Algo similar ocurre con los retornos a la experiencia. Con respecto a la relación
entre hombres y mujeres, sucede lo mismo que en el caso de la educación. No hay un
patrón claro que indique que unos son mayores que otros o viceversa. Es importante
resaltar lo dicho anteriormente de que a falta de una mejor medida de experiencia las
estimaciones se hicieron con lo que la llamada experiencia potencial. Esto puede tener
implicaciones sobre las estimaciones de los retornos a la experiencia. En el caso de los
hombres la experiencia potencial y la efectiva posiblemente son muy parecidas y las
diferencias que existen entre las dos posiblemente se deben a periodos de desempleo,
enfermedades, etc. En el caso de las mujeres existe la posibilidad de una discrepancia
mucho mayor entre los dos tipos de experiencia por que las mujeres se pueden retirar del
mercado por períodos de tiempo largos con el fin de levantar una familia y criar hijos. Si
esto fuese cierto, los retornos a la experiencia estimados captarían dicho error de
medición, el cual se manifestaría en una sub-estimación de los verdaderos retornos. Sin
embargo, la información estadística presentada anteriormente no parece indicar que este
retiro temporal sea tan característico del comportamiento femenino en Latinoamérica
como lo puede ser en otras partes24, posiblemente porque la estructura familiar (familia
24
En las estadísticas no se nota una caída en la tasa de participación femenina en las edades
durante las cuales ellas están criando hijos, seguida de un aumento en dichas tasas en edades
superiores. De la misma manera, en los estudios sobre participación laboral – y en las ecuaciones
de corrección de selectividad presentadas en este documento – la existencia de hijos no parece
tener un efecto tan claro como uno esperaría (aunque sí tiene algún efecto). Esto no
necesariamente quiere decir que las obligaciones familiares no afectan la situación laboral de las
mujeres, sino que su efecto no se manifiesta tan directamente sobre la tasa de participación o que
es influenciado por otros factores.
37
extendida) y la existencia de servicio doméstico sirven como un mecanismo de apoyo a la
mujer trabajadora durante su época.
En general, lo que los resultados discutidos hasta el momento indican es que las
estructuras de la ecuación de ingresos por hora de hombres y mujeres son
estadísticamente diferentes, pero no tenemos todavía una explicación clara de por qué lo
son y que significa la diferencia. La descomposición de Oaxaca que presentamos a
continuación nos permitirá retomar este punto.
IV.3
DESCOMPOSICION DE LAS DIFERENCIAS SALARIALES
Como se discutió en la sección II, una de las metodología más comunes para
analizar las diferencias salariales entre grupos es la llamada descomposición de Oaxaca
que divide las diferencias salariales promedio en dos: un componente que se debe a
diferencias en las características productivas promedio de los dos grupos y el otro
(residuo) que refleja las diferencias en los coeficientes de las ecuaciones de ingresos.
Mas específicamente el diferencial se puede expresar de la siguiente manera:
ln(Wh ) − ln(Wm ) = ( X h − X m ) β m + X m ( β h − β m )
donde los subíndices h y m representan hombres y mujeres respectivamente, W refleja el
salario por hora promedio, Xi es el vector de los promedios de características productivas
(educación, experiencia y experiencia al cuadrado en nuestro caso) del grupo i y β i
representa el vector de los parámetros de la ecuación de ingresos estimada para el grupo
i. El hecho de que las diferencias salariales sean en términos logarítmicos hace que se
puedan interpretar como diferencias porcentuales25 y que por lo tanto la composición no
dependa de las unidades de medida de los ingresos o los salarios. El primer término a la
derecha del signo igual refleja la contribución de las diferencias en capital humano
(características) entre hombres y mujeres, evaluadas de acuerdo la los retornos
correspondientes a los hombres. El segundo término representa la contribución de las
diferencias en retornos. Como ya se mencionó, este segundo componente se toma con
frecuencia como una medida de discriminación26. El test de diferencias de coeficientes
discutido anteriormente fundamentalmente dice que este último componente es
estadísticamente significativo, excepto en el caso en que la diferencia de coeficientes y
las medidas de capital humano (en este caso de los hombres) sean ortogonales.
25
Sin embargo, por ser diferencias porcentuales geométricas, estas diferenciales porcentuales no
son estrictamente comparables con las presentadas en los cuadros anteriores que son
diferenciales aritméticas. En general las diferenciales geométricas tienden a ser más pequeñas que
las aritméticas porque están basadas en cambios continuos, mientras que las aritméticas suponen
variaciones discretas.
26
Hay otras formas de descomposición del diferencial salarial. Un buen número de ellas se basa
en cambiar las ponderaciones de los dos términos.
38
Un resumen de los resultados de la descomposición de Oaxaca aparece en el
cuadro No. 4.3. Las conclusiones que se pueden sacar de dicho resumen son las
siguientes:
1.
Durante el período analizado se observa una muy fuerte tendencia a la
disminución de las diferencias en los ingresos salariales por hora, en todos los
países menos en Costa Rica. En países como Argentina y Colombia, la diferencia
estimada a través de las ecuaciones corregidas por selectividad indica que para el
final del período estudiado las mujeres están obteniendo salarios mayores que los
hombres.
2.
La misma tendencia se observa en cuanto al ingreso por hora no salarial
(trabajadores independientes y empleadores), aunque en este caso las
diferenciales continúan siendo grandes (por encima del 15%).
3.
La razón principal por la cual las diferencias salariales y no salariales disminuyeron
en el período estudiado es la disminución en la diferencias en características
productivas. Para 1998, en todos los países estudiados las mujeres asalariadas
tenían mayores índices de capital humano que los hombres, haciendo que el
componente llamado características fuera negativo – diferencia a favor de las
mujeres. La razón por la cual el diferencial salarial total seguía siendo positivo en
la mayoría de los países estaba en el hecho de que la diferencia en coeficientes
favorecía a los hombres.
4.
Aún en el caso de los diferenciales en ingresos no salariales, los cambios en las
diferencias en características juegan un papel importante en la disminución del
diferencial total, aunque en este caso se presentan excepciones, como el caso de
Brasil.
Claramente las diferencias de ingreso por hora son mucho mayores entre los
trabajadores independientes y empleadores que entre los asalariados. Esto posiblemente
se debe a varias razones, entre las cuales dos parecen importantes: una, el hecho de que
los ingresos no salariales posiblemente tengan un margen de error de medición mucho
mayor que los salariales27 y dos, que posiblemente los ingresos no salariales dependen
no solo de la cantidad de capital humano de las personas, sino también de su capital
físico y financiero. En la medida en que los mercados financieros y de capital no funcionen
adecuadamente, su efecto diferencial contribuye a aumentar las diferencias entre sexos28.
27
No solo se trata del problema de medición y reporte de los ingresos propiamente sino también de
la periodicidad y la variabilidad de los ingresos no salariales. En el caso de los ingresos salariales
es más fácil saber el monto por período (mes, semana, etc.) porque los pagos son fijos y
regulares. En el caso de los ingresos no laborales, los periodos de pago son variables y los montos
también, posiblemente afectados por factores estacionales y cíclicos. Esto hace que las cifras
sobre ingresos no salariales sean menos confiables que las salariales.
28
Con frecuencia se menciona como un factor de diferencias de ingresos entre hombres y mujeres
independientes las diferencias en el acceso al mercado de capitales, el hecho de que las reglas
para asignación de crédito (por ejemplo) sean "discriminatorias" contra las mujeres y el hecho de
que generalmente las mujeres tienen más dificultad para respaldar créditos.
39
Se puede observar que la medición de las diferencias de salario por hora es
diferente cuando se hace basada en las ecuaciones corregidas por selectividad y en las
no corregidas. La explicación de la diferencia está - como dijimos antes – en que para la
corrección de selectividad se excluyen personas para las cuales no se tiene información
sobre las variables de la ecuación de selectividad. Este es el caso, por ejemplo, de las
personas que trabajan en el servicio doméstico y que viven en el hogar en donde trabajan
(internas), sobre cuya familia generalmente no hay información. Otro grupo que queda
excluido es el de inquilinos y no familiares que habitan un hogar. El caso del servicio
doméstico es importante porque en muchos países se trata de una ocupación casi
exclusivamente femenina, que tiene condiciones de trabajo muy particulares, con jornadas
laborales que en la práctica no están bien definidas – debido a que el sitio de trabajo y la
vivienda son lo mismo – y con relaciones de producción de tipo precapitalista.
En el caso de Colombia la inclusión o exclusión de las trabajadoras del servicio
doméstico cambia las conclusiones anteriores de manera importante: al incluir el grupo
"muchachas internas" como se conocen en Colombia, los diferenciales salariales a favor
de los hombres aumentan29 y la parte del diferencial que corresponde a características
aumenta, reflejando el hecho de que las trabajadoras del servicio doméstico son
posiblemente el grupo de menor calificación y menores salarios en el mercado.
IV.4
EVIDENCIA DE LA EXISTENCIA DE DISCRIMINACION CONTRA LAS
MUJERES
Los resultados que acabamos de presentar muestran cosas interesantes, aunque
dejan un amplio margen para interpretación. A continuación discutimos algunas de esas
interpretaciones buscando sugerir en que medida son consistentes con algunas de las
principales hipótesis sobre discriminación salarial. Los siguientes puntos resumen los
principales resultados obtenidos del análisis econométrico anterior:
1. Casi todos los países presentan diferencias salariales a favor de los hombres,
excepto Argentina y Colombia para el año 1998 y Honduras para todo el período.
El caso de Honduras es interesante porque tiene la tasa de participación laboral
femenina más baja de los países estudiados y las diferencias a favor de las
mujeres se deben primordialmente al componente llamado características.
Adicionalmente, el signo de la diferencias cambia con la corrección de Heckman.
2. La diferencias brutas han tendido a disminuir, excepto en el caso de Costa Rica
entre 1981 y 1989.
3. En la descomposición de las diferencias salariales de OAXACA se encuentra que
el componente llamado características ha sido negativo en la mayoría de los casos
29
El diferencial negativo (es decir a favor de las mujeres) que se tenía para 1998 se convierte en
un diferencial positivo (a favor de los hombres).
40
estudiados, con algunas excepciones que son: Costa Rica 1981, Uruguay 1989 y
Colombia 1981 (este último sin corrección de selectividad).
4. La tendencia del componente de características ha sido a disminuir (hacerse cada
vez más negativo) reflejando la tendencia de las mujeres a acumular capital
humano más rápidamente que los hombres. Esto es lo que ha producido la
disminución en las diferencias brutas o promedio.
5. El componente llamado residuo (diferencia de coeficientes) ha sido positivo
(excepto Costa Rica 1981) y fluctuante a través del tiempo sin una tendencia
definida.
6. Cuando se observa el residuo de la descomposición o componente
correspondiente a diferencias en coeficientes, se encuentra que en general el
intercepto de la ecuación es siempre mayor para los hombres (en el caso de los
asalariados). Por el contrario, los retornos a la educación casi siempre son
mayores para las mujeres, con la excepción de Argentina 1989, Brasil 1998 y
Uruguay 1989.
El hecho de que las diferencias salariales promedio sean a favor de los hombres,
pero que hayan disminuido a través del tiempo (numerales 1 y 2 de la lista anterior) es
consistente con las predicciones generales del modelo de discriminación de Becker. Sin
embargo, como lo indican los numerales 3 y 4, dicha disminución del promedio se debe
primordialmente al hecho de que las características productivas de las mujeres han
aumentado más rápidamente que las de los hombres. El residuo de la descomposición de
OAXACA no parece tener ninguna tendencia clara. Esto no es consistente con la teoría de
Becker, puesto que según dicha teoría, lo que debería disminuir a través del tiempo
serían las diferencias salariales controlando por los niveles de calificación y productividad.
Por otro lado, el numeral 6 de la lista parece indicar una relación diferente a lo que
sugeriría el modelo de Becker. Sugiere que, controlando por experiencia, las diferencias
salariales entre hombres y mujeres son altas para niveles de calificación bajos y
disminuyen a medida que aumentan los niveles educativos de las personas. Este
comportamiento sugiere una relación parecida a la que describimos en la sección II del
documento cuando discutimos la teoría de la discriminación estadística (gráfico No. 1).
En dicha teoría los años de educación no son una medida de capital humano (o lo son
pero sujeta a un error) sino un indicador de productividad. El sexo es otro indicador de
productividad que junto con la educación se usan para predecir los niveles del
productividad de los trabajadores. Claramente, la predicción está sujeta a error y se
supone que dicho error es de carácter aleatorio y era mayor para los hombres que para
las mujeres.
Si la teoría de la discriminación estadística explica los resultados econométricos
encontrados, la pregunta que se tendría que hacer es cuál es la racionalidad que explica
un comportamiento como este tipo por parte de los empleadores. Cualquier respuesta
debe tener en cuenta dos aspectos: primero una explicación de por qué los niveles
promedios de productividad son menores para las mujeres que para los hombres (en
términos del modelo presentado en la sección II, por qué el coeficiente β tiene signo
41
negativo). Segundo, por qué la estimación de las productividades de las mujeres tienen
una varianza mayor que la de los hombres (en términos del mismo modelo, por qué
var(ε)>0).
Una posible respuesta puede encontrarse en la estructura tradicional de la
sociedad Latinoamericana y los roles que juegan tanto hombres como mujeres dentro de
dicha estructura, Aunque posiblemente se vislumbran cambios importantes entre las
nuevas generaciones, en la actualidad se puede afirmar que es primordialmente
responsabilidad de las mujeres la crianza y el cuidado de los niños, la administración y
organización de las tareas del hogar; hacerle frente a las emergencias e imprevistos
(como enfermedades de los niños), etc.. Esto hace que la actividad laboral (mercado)
femenina de las mujeres casadas principalmente, pero también de las solteras, compita
con otras actividades que se realizan fuera del mercado. Existe una buena cantidad de
evidencia anecdótica indicando que las mujeres que tienen un empleo remunerado
realizan una doble jornada laboral con largas horas de trabajo en el hogar después de
terminar el tiempo que le dedican al empleo remunerado. Para las mujeres que tienen
esta doble actividad, las obligaciones familiares pueden convertirse en un limitante
importante para el trabajo remunerado30. Por ejemplo, es más difícil para ellas aceptar
trabajar horas extras, asistir a cursos de capacitación fuera de las horas de trabajo
regulares, realizar viajes que impliquen ausencia del hogar por varios días, etc. Esto
posiblemente limita de manera significativa la productividad de dichas mujeres en relación
con la de los hombres, quienes tienen menos actividades que compiten con el tiempo de
trabajo remunerado y además justifica el hecho de que los empresarios consideren que
en promedio las mujeres tienen menor productividad que los hombres (coeficiente β < 0).
Es cierto que la anterior restricción no aplica a todas las mujeres: por un lado, no
todas son casadas, y por el otro, algunas de las casadas tienen medios alternativos de
manejar las responsabilidades de administración del hogar y cuidado de los hijos que le
permiten dedicarle más tiempo a sus actividades laborales. El problema para los
empleadores es que es muy difícil predecir cuales son las mujeres que tienen mayores
restricciones y cuales las que tienen las menores restricciones en términos de la doble
jornada y, lo que es aún más importante, como van a cambiar dichas restricciones en el
futuro. Por esta razón la predicción de la productividad femenina está sujeta a una
varianza mayor que la masculina y esto se refleja en el hecho de que var (ε)>0.
Como se indicó en la sección II, este modelo predice que la relación entre años de
educación y productividad (a partir de la cual se fija el salario) es diferente para hombres y
mujeres. Las diferencias salariales son más grandes para niveles de calificación bajos y
disminuyen a medida que aumenta los años de educación. Las mujeres tienen tasas de
retorno a la educación mayores que los hombres, pero niveles salariales más bajos. Esto
coincide de cerca con los resultados del análisis econométrico presentado anteriormente y
30
En algunos casos se ha documentado el ausentismo femenino del trabajo por motivos de
"problemas en el hogar". Algunos han argumentado que la frecuencia del ausentismo masculino no
es muy diferente a la del femenino, pero las razones si lo son. Sin embargo, el punto que estamos
tratando resaltar no depende solo del ausentismo del trabajo, sino también de la cantidad de
esfuerzo y dedicación que los trabajadores le puedan dedicar a las actividades laborales.
42
además, la mayor rentabilidad de la educación para las mujeres, puede ayudar a explicar
por qué éstas han acumulado capital humano más rápidamente que los hombres.
La naturaleza de este tipo de discriminación es una combinación de problemas de
información en el mercado y una cultura que asigna roles específicos a las mujeres y los
hombres. La mayoría de las mujeres termina obteniendo salarios menores que los
hombres porque se las juzga a partir de los comportamientos promedio de la sociedad.
Las políticas que obviamente se desprenden de este tipo de análisis son diferentes a las
que se desprenderían de un diagnóstico en el que las diferencias salariales se deben a
discriminación basada en prejuicios tipo Becker. En el caso de discriminación estadística,
se podría pensar en dos tipos de medidas generales: Primero, la implementación directa o
subsidiada de servicios que apoyen las labores de cuidado del hogar y crianza de los
hijos. En este caso estamos pensando en cosas como la creación de servicios de
guardería de buena calidad, con horas de servicio adecuadas y otras medidas dirigidas a
disminuir la doble jornada de las mujeres. Segundo, campañas de educación y
entrenamiento para que los hombres puedan hacerse cargo de algunos de las labores de
crianza y cuidado de los hijos y administración del hogar.
43
CUADRO No. 4.1.A
RESUMEN DE RESULTADOS DE LA ESTIMACION DE ECUACIONES DE INGRESOS PARA
ASALARIADOS
HOMBRES
MUJERES
1980
1989
1998
1980
1989
1998
Argentina
yedu 0.07652 ** 0.12796 ** 0.10339 ** 0.08525 ** 0.11681 ** 0.11224
Corregidas
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por
exp2 -0.00061 ** -0.00063 ** -0.00056 ** -0.00062 ** -0.00053 ** -0.00050
selectividad
lambda 0.19323 ** 0.07960
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Constante 0.54492 ** 1.87924 ** -0.73343 ** 0.49782 ** 1.82780 ** -0.99813
yedu 0.07669 **
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Sin
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0.03475
corrección
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por
lambda
selectividad
Constante 0.73350 **
1.99305 ** -0.72132 **
0.61093 **
2.01786 ** -0.67010
Brasil
Corregidas
por
selectividad
Sin
corrección
por
selectividad
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
1981
0.17618
0.01723
-0.00002
0.46033
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**
**
**
**
**
**
**
**
2.97509 **
1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
-0.54711 **
1989
1981
yedu 0.12509 **
0.10781
Corregidas
exp 0.04702 **
0.03956
por
exp2 -0.00054 ** -0.00046
selectividad
lambda -0.03258 **
0.07931
Constante 2.30996 **
4.21093
yedu 0.12426 **
0.10664
Sin
exp 0.04917 **
0.03617
corrección
exp2 -0.00060 ** -0.00039
por
lambda
selectividad
Constante 2.27363 **
4.30743
** Significativo al 5%. * Significativo al 10%
Colombia
**
**
**
**
**
**
**
**
**
44
1998
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**
**
**
**
**
**
**
-1.09425 **
1998
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**
**
**
**
**
**
**
**
5.83654 **
1981
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**
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**
**
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1981
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**
**
**
**
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1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
1998
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-0.00002
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**
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**
**
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**
**
**
-1.14068 **
-1.36613 **
1989
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1998
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0.24886
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0.11303
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-0.00009
**
**
**
**
**
**
**
**
4.09161 **
**
**
**
**
**
**
**
**
6.01312 **
CUADRO No. 4.1.A (continuación)
RESUMEN DE RESULTADOS DE LA ESTIMACION DE ECUACIONES DE INGRESOS PARA
ASALARIADOS (continuación)
HOMBRES
MUJERES
1981
1989
1998
1981
1989
1998
Costa Rica
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Corregidas
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por
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selectividad
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Sin
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0.02254
corrección
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-0.00070 ** -0.00032 ** -0.00022
por
lambda
selectividad
Constante 1.39405 **
4.43806 **
6.35966 **
0.94363 **
4.11187 **
6.17245
Honduras
Corregidas
por
selectividad
Sin
corrección
por
selectividad
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
1981
yedu 0.09760 **
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lambda 0.22428 **
Constante 1.32469 **
yedu 0.10252 **
exp 0.05458 **
exp2 -0.00067 **
lambda
Constante 1.32292 **
Uruguay
Corregidas
por
selectividad
Sin
corrección
por
selectividad
1989
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0.08813
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**
**
**
**
**
**
**
-1.24962 **
1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
-1.83136 **
45
1998
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-0.00062
0.16242
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1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
0.68121 **
1998
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**
**
**
**
**
**
**
**
1.48070 **
**
**
**
**
**
**
**
**
-2.09707 **
1981
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**
**
**
**
**
**
**
**
0.99819 **
1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
-1.81623 **
1998
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**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
0.24445 **
1998
0.12759
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1.14627
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0.04004
-0.00044
**
**
**
**
**
**
**
**
1.37703 **
CUADRO No. 4.1.B
RESUMEN DE RESULTADOS DE LA ESTIMACION DE ECUACIONES DE INGRESOS PARA NO
ASALARIADOS
HOMBRES
MUJERES
1980
1989
1998
1980
1989
1998
Argentina
yedu 0.039291 ** 0.128381 ** 0.108633 ** 0.046282 ** 0.138612 ** 0.109633
Corregidas
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0.03876 ** 0.030162 ** -0.00985
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por
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-0.00106 ** -0.0003
selectividad
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-0.95876
yedu 0.063156 ** 0.126381 ** 0.108291 ** 0.067428 ** 0.121448 ** 0.107737
Sin
exp 0.014977
0.036656 ** 0.027714 ** 0.016057
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corrección
exp2 -0.00013
-0.00051 ** -0.00027 ** -0.00033
-0.00073 ** -0.00024
por
lambda
selectividad
Constante 1.249295 ** 2.161734 ** -0.62591 ** 1.079303 ** 1.830839 ** -0.71002
Brasil
Corregidas
por
selectividad
Sin
corrección
por
selectividad
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
1981
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-0.01012
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-1.28832
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**
**
**
**
**
**
**
**
3.391081 **
1989
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-0.00053
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-0.00067
**
**
**
**
**
**
**
**
-0.6288 **
1981
1989
yedu
0.1368 ** 0.125561
Corregidas
exp 0.009387
0.011605
por
exp2 -0.00012 *
-9.4E-05
selectividad
lambda -0.81659 **
-0.4932
Constante 3.934251 ** 5.137207
yedu 0.138604 ** 0.125635
Sin
exp 0.052888 ** 0.038204
corrección
exp2 -0.00065 ** -0.00042
por
lambda
selectividad
Constante 2.172361 ** 4.140707
** Significativo al 5%. * Significativo al 10%
Colombia
**
**
*
**
**
**
**
**
**
46
1998
0.15504
-0.0031
2.40E-06
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0.167668
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**
**
*
**
**
**
**
**
1981
0.221388
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-1.00495
4.152429
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0.053818
-0.00066
**
*
**
**
**
**
1989
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**
**
**
**
**
**
**
**
1998
0.14036
-0.00953
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-1.09242
1.135307
0.165151
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**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
*
**
**
**
**
**
-0.74199 **
2.201022 **
-1.10051 **
-1.23091 **
1998
0.128491
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-0.29672
6.145314
0.124315
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1981
0.165949
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0.000168
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3.172399
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-0.00024
1989
0.121279
0.012312
-0.00014
-0.26333
4.692069
0.123324
0.025824
-0.00032
1998
0.130424
0.020925
-0.0002
-0.13798
5.74146
0.129597
0.027405
-0.0003
**
*
**
*
**
**
**
5.64373 **
**
**
**
**
**
**
2.021012 **
**
**
**
**
**
**
**
**
4.049416 **
**
**
**
**
**
**
**
**
5.466831 **
CUADRO No. 4.1.B (continuación)
RESUMEN DE RESULTADOS DE LA ESTIMACION DE ECUACIONES DE INGRESOS PARA NO
ASALARIADOS (CONTINUACION)
HOMBRES
MUJERES
1981
1989
1998
1981
1989
1998
Costa Rica
yedu 0.087561 ** 0.060278 ** 0.077867 ** 0.099491 ** 0.102866 ** 0.070926
Corregidas
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-0.01092
-0.00441
0.003774
por
exp2 -0.0001
-0.00016
-5.3E-05
0.000131
0.000144
-0.0001
selectividad
lambda -0.86928 **
-0.2159
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-0.65552 *
-0.00726
0.109488
Constante 4.10892 ** 5.755845 ** 7.137339 ** 4.318337 ** 4.965446 ** 6.515705
yedu 0.088431 **
0.05924 ** 0.077198 ** 0.088897 ** 0.102819 ** 0.071814
Sin
exp 0.052046 ** 0.019583 ** 0.019176 ** 0.010313
-0.00406
-0.00074
corrección
exp2 -0.00054 ** -0.00026 ** -0.00022 ** -0.00012
0.00014
-4.1E-05
por
lambda
selectividad
Constante 2.172106 ** 5.280545 ** 6.589785 **
2.65441 ** 4.947112 ** 6.766678
Honduras
Corregidas
por
selectividad
Sin
corrección
por
selectividad
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
yedu
exp
exp2
lambda
Constante
1989
0.15495
0.053453
-0.00052
0.188702
-1.67483
0.159229
0.04307
-0.00041
**
**
**
**
**
**
**
-1.31665 **
1981
1989
yedu 0.064901 ** 0.102093
Corregidas
exp 0.00507
0.019547
por
exp2 -0.00023 *
-0.00021
selectividad
lambda -0.91691 ** -0.39762
Constante 3.901792 ** -0.86559
yedu 0.101154 **
0.11184
Sin
exp 0.043547 ** 0.036898
corrección
exp2 -0.00056 ** -0.00042
por
lambda
selectividad
Constante 1.636437 ** -1.77407
** Significativo al 5%. * Significativo al 10%
1998
0.135182
-0.00999
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-0.76426
2.264359
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-0.00037
**
**
**
**
**
0.590186 **
**
**
*
**
**
**
**
**
1998
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-0.00028
-0.07196
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**
1.404174 **
Uruguay
47
1989
0.115131
0.020293
-0.00018
-0.08324
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0.115232
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**
**
*
**
*
**
**
**
1981
0.094377
-0.01847
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-1.02743
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-0.00021
**
**
**
**
*
**
1.315938 **
**
*
**
**
**
**
**
1998
0.117632
-0.00908
0.000102
-0.52599
2.008413
0.124124
0.022835
-0.00026
**
**
**
**
**
**
**
**
**
**
-1.05961 **
0.716527 **
1989
0.150111
0.067346
-0.00081
0.856623
-4.58418
0.11335
0.033397
-0.00041
1998
0.149326
0.031734
-0.00027
0.160306
0.773019
0.139658
0.025447
-0.0002
**
**
**
**
**
**
**
**
-2.28496 **
**
**
**
**
**
**
**
**
1.246594 **
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Uruguay
CUADRO No. 4.2
RETORNOS PROMEDIO A LA EXPERIENCIA - ASALARIADOS
CON CORRECCION DE SELECTIVIDAD
SIN CORRECCION DE SELECTIVIDAD
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
1981
1989
1998
1981 1989
1998
1981
1989 1998
1981
1989
1998
4.2% 3.0% 4.6% 2.6% 2.6% 4.0% 2.5% 2.9% 3.5% 2.5% 2.4% 2.7%
1.6% 1.5% 2.8% 2.4% 2.3% 1.9% 2.4% 2.4% 2.4% 2.7% 1.8% 2.5%
4.6% 3.0% 3.1% 3.6% 3.2% 2.4% 3.8% 2.9% 2.9% 2.9% 2.9% 1.7%
3.7% 3.1% 1.6% 5.2% 3.0% 2.2% 6.5% 3.6% 2.0% 5.4% 2.8% 1.8%
4.3% 3.5%
5.1% 2.9%
4.1% 3.2%
4.9% 2.9%
3.6% 3.0% 3.8% 2.7% 3.5% 3.4% 3.2% 3.1% 3.4% 2.5% 2.6% 2.7%
Argentina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Honduras
Uruguay
RETORNOS PROMEDIO A LA EXPERIENCIA - NO ASALARIADOS
CON CORRECCION DE SELECTIVIDAD
SIN CORRECCION DE SELECTIVIDAD
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
1981
1989
1998
1981 1989
1998
1981
1989 1998
1981
1989
1998
-1.3% 2.3% 2.2% -0.9% 3.7% 1.8% 1.1% 2.2% 2.0% 0.6% 2.4% 1.5%
-1.0% 0.7% -0.3% -0.8% 1.2% -0.4% 1.2% 2.7% 1.3% 1.4% 0.4% 1.4%
0.6% 0.9% 1.4% 0.3% 0.8% 1.6% 3.4% 2.6% 2.3% 1.9% 1.7% 1.9%
0.9% 0.5% 0.3% -0.7% 0.0% 0.1% 3.6% 1.2% 1.3% 0.6% 0.0% -0.2%
3.6% -0.4%
1.5% -0.6%
2.9% 2.7%
1.8% 1.5%
-0.2% 1.3% 2.4% -1.6% 4.3% 2.4% 2.5% 2.3% 2.6% 1.0% 2.1% 2.0%
48
CUADRO No 4.3.A
RESUMEN DE LA DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA ASALARIADOS
Con Corrección de Selectividad
Sin Correccion de Selectividad
1981
1989
1998
1981
1989
1998
Características
-8.75%
-15.48%
-12.00%
-1.13%
-12.70%
-11.57%
Argentina Residuo
19.61%
24.86%
8.53%
12.17%
22.41%
8.61%
Total
10.86%
9.38%
-3.47%
11.04%
9.71%
-2.96%
Características
-12.26%
-16.46%
-22.36%
-15.07%
-19.86%
-18.77%
Brasil
Residuo
46.55%
46.79%
31.73%
48.81%
49.62%
30.57%
Total
34.29%
30.34%
9.37%
33.74%
29.76%
11.79%
Características
-0.71%
-9.20%
-9.41%
11.54%
0.00%
-3.36%
Colombia Residuo
11.67%
16.27%
8.29%
13.27%
16.09%
5.91%
Total
10.97%
7.07%
-1.12%
24.81%
16.09%
2.55%
Características
22.59%
-3.17%
-2.98%
-6.62%
-8.33%
-7.41%
Costa Rica Residuo
-15.17%
16.70%
10.08%
15.46%
22.06%
14.81%
Total
7.41%
13.53%
7.10%
8.84%
13.73%
7.40%
Características
-37.43%
-29.20%
-20.07%
-19.02%
Honduras Residuo
28.42%
19.33%
37.07%
21.88%
Total
-9.00%
-9.87%
17.00%
2.86%
Características
-3.01%
9.36%
-9.73%
-0.27%
0.67%
-9.63%
Uruguay Residuo
38.47%
18.03%
22.37%
34.68%
26.34%
23.07%
Total
35.45%
27.40%
12.64%
34.41%
27.01%
13.44%
CUADRO No 4.3.B
RESUMEN DE LA DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA NO ASALARIADOS
Con Corrección de Selectividad
Sin Correccion de Selectividad
1981
1989
1998
1981
1989
1998
Características
40.96%
1.08%
-7.84%
-0.02%
2.40%
-5.48%
Argentina Residuo
-8.39%
38.83%
25.07%
32.25%
37.53%
22.70%
Total
32.57%
39.91%
17.22%
32.23%
39.93%
17.22%
Características
7.46%
-3.28%
10.97%
3.98%
-6.98%
-16.77%
Brasil
Residuo
55.16%
55.79%
5.44%
60.88%
59.70%
32.74%
Total
62.61%
52.50%
16.41%
64.86%
52.72%
15.97%
Características
47.65%
24.80%
9.88%
15.59%
2.60%
-0.59%
Colombia Residuo
6.15%
12.95%
14.10%
39.38%
35.35%
24.04%
Total
53.80%
37.75%
23.98%
54.97%
37.95%
23.45%
Características
66.47%
8.01%
12.89%
7.25%
-8.33%
2.67%
Costa Rica Residuo
-29.78%
19.37%
14.09%
30.36%
22.06%
24.31%
Total
36.69%
27.38%
26.98%
37.61%
13.73%
26.99%
Características
-15.17%
21.82%
-6.12%
-0.77%
Honduras Residuo
33.79%
9.50%
24.73%
32.06%
Total
18.62%
31.32%
18.61%
31.29%
Características
2.45%
13.37%
-9.10%
2.71%
0.11%
-11.87%
Uruguay Residuo
59.18%
46.19%
29.05%
59.05%
58.56%
31.86%
Total
61.62%
59.56%
19.95%
61.76%
58.66%
19.99%
49
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
CUADRO No. 4.4.A
DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA ASALARIADOS
BASADA EN ECUACIONES CON CORRECCION DE SELECTIVIDAD
1981
1989
1998
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
ARGENTINA
-5.67%
-5.78% -11.45%
-16.80%
9.76%
-7.04%
-13.70%
-9.82%
4.32%
9.91% 14.23%
3.64% 12.24% 15.88%
1.94%
8.34%
-7.41% 10.77%
3.37%
-2.31%
-2.29%
-4.60%
-0.24% -16.47%
0.00%
4.71%
4.71%
0.00%
5.14%
5.14%
0.00% 26.47%
-8.75% 19.61% 10.86%
-15.48% 24.86%
9.38%
-12.00%
8.53%
BRASIL
-24.32%
-9.99% -34.32%
-26.33%
-7.82% -34.16%
-22.42% -13.85%
6.35% -13.48%
-7.13%
4.16% -13.86%
-9.70%
4.06% 18.96%
5.71%
9.29% 15.00%
5.72% 10.63% 16.34%
-3.66% -56.68%
0.00% 60.73% 60.73%
0.00% 57.85% 57.85%
0.00% 83.94%
-12.26% 46.55% 34.29%
-16.46% 46.79% 30.34%
-22.36% 31.73%
COLOMBIA
-9.05%
-1.70% -10.75%
-10.88% -13.91% -24.79%
-10.76% -18.90%
7.16%
4.55% 11.71%
3.94%
-0.16%
3.78%
1.92% 11.69%
1.18% -15.74% -14.56%
-2.26%
-7.67%
-9.94%
-0.56% -22.41%
0.00% 24.57% 24.57%
0.00% 38.02% 38.02%
0.00% 37.90%
-0.71% 11.67% 10.97%
-9.20% 16.27%
7.07%
-9.41%
8.29%
COSTA RICA
-15.05% -53.96% -69.01%
-12.07% -28.42% -40.49%
-10.64% -19.07%
9.19% -17.06%
-7.87%
4.04%
3.68%
7.72%
3.12%
-5.18%
28.44% -71.89% -43.45%
4.86% -30.67% -25.80%
4.55% -17.23%
0.00% 127.74% 127.74%
0.00% 72.11% 72.11%
0.00% 51.56%
22.59% -15.17%
7.41%
-3.17% 16.70% 13.53%
-2.98% 10.08%
HONDURAS
-42.83% -46.31% -89.14%
-27.23% -23.90%
8.36%
-8.15%
0.22%
2.25% 11.63%
-2.96% -18.74% -21.70%
-4.21%
-1.25%
0.00% 101.62% 101.62%
0.00% 32.86%
-37.43% 28.42%
-9.00%
-29.20% 19.33%
URUGUAY
-4.80% -24.40% -29.19%
-2.87% 12.71%
9.83%
-12.71% -10.36%
3.13% 18.06% 21.20%
4.11%
-0.34%
3.77%
2.75% 10.54%
-1.35%
-4.86%
-6.21%
8.13% -39.05% -30.92%
0.23% -12.20%
0.00% 49.66% 49.66%
0.00% 44.71% 44.71%
0.00% 34.39%
-3.01% 38.47% 35.45%
9.36% 18.03% 27.40%
-9.73% 22.37%
50
Total
-23.51%
10.28%
-16.71%
26.47%
-3.47%
-36.27%
23.02%
-60.34%
83.94%
9.37%
-29.66%
13.61%
-22.97%
37.90%
-1.12%
-29.71%
-2.06%
-12.68%
51.56%
7.10%
-51.13%
13.87%
-5.47%
32.86%
-9.87%
-23.07%
13.29%
-11.98%
34.39%
12.64%
Caract
yedu
exp
_cons
Total
-5.66%
4.53%
0.00%
-1.13%
yedu
exp
_cons
Total
-24.19%
9.12%
0.00%
-15.07%
yedu
exp
_cons
Total
4.78%
6.77%
0.00%
11.54%
yedu
exp
_cons
Total
-16.26%
9.64%
0.00%
-6.62%
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
-3.93%
3.66%
0.00%
-0.27%
CUADRO No. 4.4.A (continuación)
DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA ASALARIADOS
BASADA EN ECUACIONES SIN CORRECCION DE SELECTIVIDAD
1981
1989
1998
Residuo
Total
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
ARGENTINA
-3.85%
-9.51%
-16.28% 13.32%
-2.96%
-13.45%
-0.42%
3.77%
8.30%
3.58% 11.57% 15.15%
1.88% 14.15%
12.26% 12.26%
0.00%
-2.48%
-2.48%
0.00%
-5.12%
12.17% 11.04%
-12.70% 22.41%
9.71%
-11.57%
8.61%
BRASIL
-8.73% -32.93%
-26.64%
-5.15% -31.79%
-22.16%
4.26%
-5.84%
3.29%
6.78%
-4.59%
2.19%
3.63%
-0.92%
63.38% 63.38%
0.00% 59.36% 59.36%
0.00% 27.19%
48.81% 33.74%
-19.86% 49.62% 29.76%
-18.77% 30.57%
COLOMBIA
7.81% 12.58%
-4.59%
-6.41% -11.00%
-5.50%
3.50%
15.30% 22.06%
4.59%
0.92%
5.51%
2.14% 20.06%
-9.84%
-9.84%
0.00% 21.58% 21.58%
0.00% -17.66%
13.27% 24.81%
0.00% 16.09% 16.09%
-3.36%
5.91%
COSTA RICA
-48.54% -64.80%
-12.19% -22.33% -34.52%
-10.68% -10.52%
18.96% 28.60%
3.87% 11.76% 15.63%
3.27%
6.60%
45.04% 45.04%
0.00% 32.62% 32.62%
0.00% 18.72%
15.46%
8.84%
-8.33% 22.06% 13.73%
-7.41% 14.81%
HONDURAS
-30.22% -38.09% -68.32%
-21.88% -27.06%
10.15%
-9.58%
0.57%
2.86%
5.26%
0.00% 84.74% 84.74%
0.00% 43.68%
-20.07% 37.07% 17.00%
-19.02% 21.88%
URUGUAY
-17.02% -20.94%
-2.09% 16.07% 13.98%
-11.19%
-3.62%
19.22% 22.88%
2.76% 11.78% 14.54%
1.56% 16.33%
32.47% 32.47%
0.00%
-1.51%
-1.51%
0.00% 10.37%
34.68% 34.41%
0.67% 26.34% 27.01%
-9.63% 23.07%
51
Total
-13.87%
16.03%
-5.12%
-2.96%
-17.90%
2.71%
27.19%
11.79%
-1.99%
22.20%
-17.66%
2.55%
-21.20%
9.87%
18.72%
7.40%
-48.94%
8.12%
43.68%
2.86%
-14.81%
17.88%
10.37%
13.44%
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
yedu
exp
lambda
_cons
Total
CUADRO No 4.4.B
DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA NO ASALARIADOS
BASADA EN ECUACIONES CON CORRECCION DE SELECTIVIDAD
1981
1989
1998
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
ARGENTINA
-0.25%
-4.52%
-4.76%
-0.01%
-8.13%
-8.14%
-6.79%
-1.00%
-0.41%
-2.82%
-3.23%
2.55% -27.69% -25.14%
1.37% 11.39%
41.61% -46.74%
-5.13%
-1.46% -90.08% -91.54%
-2.42%
-8.22%
0.00% 45.69% 45.69%
0.00% 164.73% 164.73%
0.00% 22.89%
40.96%
-8.39% 32.57%
1.08% 38.83% 39.91%
-7.84% 25.07%
BRASIL
2.81% -15.31% -12.51%
-8.48%
-9.16% -17.64%
-18.46%
9.86%
-1.08% -22.32% -23.40%
-0.05%
-2.75%
-2.79%
-0.83% 18.29%
5.73% -31.68% -25.94%
5.24% -39.87% -34.63%
30.19% 28.72%
0.00% 124.46% 124.46%
0.00% 107.57% 107.57%
0.00% -41.39%
7.46% 55.16% 62.61%
-3.28% 55.79% 52.50%
10.97%
5.44%
COLOMBIA
14.56% -16.87%
-2.30%
2.20%
2.96%
5.15%
-1.16%
-1.46%
-0.09%
3.77%
3.68%
0.39%
2.59%
2.98%
0.84%
-2.16%
33.18% -56.94% -23.76%
22.21% -37.10% -14.89%
10.20% -22.67%
0.00% 76.19% 76.19%
0.00% 44.51% 44.51%
0.00% 40.39%
47.65%
6.15% 53.80%
24.80% 12.95% 37.75%
9.88% 14.10%
COSTA RICA
9.03%
-6.85%
2.19%
-0.09% -30.26% -30.36%
1.23%
5.65%
-0.58% 42.93% 42.35%
-0.67%
9.33%
8.66%
0.43%
8.23%
58.02% -44.93% 13.09%
8.76% -38.73% -29.96%
11.22% -61.96%
0.00% -20.94% -20.94%
0.00% 79.04% 79.04%
0.00% 62.16%
66.47% -29.78% 36.69%
8.01% 19.37% 27.38%
12.89% 14.09%
HONDURAS
-5.36% 14.89%
9.53%
0.62%
8.51%
-0.87% 63.32% 62.45%
0.40%
6.70%
-8.94% 38.67% 29.72%
20.80% -31.31%
0.00% -83.09% -83.09%
0.00% 25.59%
-15.17% 33.79% 18.62%
21.82%
9.50%
URUGUAY
-0.20% -21.28% -21.49%
-1.42% -38.73% -40.15%
-14.60% -12.75%
-2.16% 35.57% 33.41%
1.35% -74.77% -73.42%
2.65%
1.34%
4.81% 14.71% 19.52%
13.44% -212.2% -198.7%
2.85% -38.56%
0.00% 30.18% 30.18%
0.00% 371.86% 371.86%
0.00% 79.02%
2.45% 59.18% 61.62%
13.37% 46.19% 59.56%
-9.10% 29.05%
52
Total
-7.79%
12.76%
-10.64%
22.89%
17.22%
-8.60%
17.46%
58.91%
-41.39%
16.41%
-2.62%
-1.32%
-12.47%
40.39%
23.98%
6.88%
8.66%
-50.74%
62.16%
26.98%
9.13%
7.10%
-10.51%
25.59%
31.32%
-27.35%
4.00%
-35.71%
79.02%
19.95%
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
yedu
exp
_cons
Total
CUADRO No 4.4.B (continuación)
DESCOMPOSICION DE OAXACA PARA NO ASALARIADOS
BASADA EN ECUACIONES SIN CORRECCION DE SELECTIVIDAD
1981
1989
Caract Residuo
Total
Caract Residuo
Total
Caract
ARGENTINA
-0.39%
-2.76%
-3.15%
-0.01%
3.92%
3.91%
-6.77%
0.37% 18.01% 18.38%
2.41%
0.52%
2.93%
1.29%
0.00% 17.00% 17.00%
0.00% 33.09% 33.09%
0.00%
-0.02% 32.25% 32.23%
2.40% 37.53% 39.93%
-5.48%
BRASIL
2.66%
-5.70%
-3.04%
-8.50%
-7.41% -15.91%
-19.94%
1.32% -52.43% -51.11%
1.51% 19.94% 21.45%
3.57%
0.00% 119.01% 119.01%
0.00% 47.17% 47.17%
0.00%
3.98% 60.88% 64.86%
-6.98% 59.70% 52.72%
-16.77%
COLOMBIA
15.81% -11.85%
3.95%
2.29%
1.59%
3.88%
-1.46%
-0.21% 36.10% 35.88%
0.31% 24.63% 24.94%
0.87%
0.00% 15.13% 15.13%
0.00%
9.13%
9.13%
0.00%
15.59% 39.38% 54.97%
2.60% 35.35% 37.95%
-0.59%
COSTA RICA
9.12%
-0.27%
8.86%
-12.19% -22.33% -34.52%
1.22%
-1.87% 78.86% 76.98%
3.87% 11.76% 15.63%
1.45%
0.00% -48.23% -48.23%
0.00% 32.62% 32.62%
0.00%
7.25% 30.36% 37.61%
-8.33% 22.06% 13.73%
2.67%
HONDURAS
-5.51% 16.45% 10.94%
0.69%
-0.61% 33.98% 33.37%
-1.46%
0.00% -25.70% -25.70%
0.00%
-6.12% 24.73% 18.61%
-0.77%
URUGUAY
-0.30% -14.32% -14.63%
-1.25%
-1.21%
-2.46%
-12.83%
3.01% 41.33% 44.34%
1.36%
8.68% 10.04%
0.96%
0.00% 32.05% 32.05%
0.00% 51.09% 51.09%
0.00%
2.71% 59.05% 61.76%
0.11% 58.56% 58.66%
-11.87%
53
1998
Residuo
Total
0.55%
13.73%
8.41%
22.70%
-6.22%
15.03%
8.41%
17.22%
1.70%
-40.26%
48.89%
32.74%
-18.24%
-36.69%
48.89%
15.97%
-3.99%
10.34%
17.69%
24.04%
-5.45%
11.21%
17.69%
23.45%
4.38%
37.62%
-17.69%
24.31%
5.61%
39.07%
-17.69%
26.99%
8.05%
36.64%
-12.63%
32.06%
8.74%
35.18%
-12.63%
31.29%
-1.57%
17.67%
15.76%
31.86%
-14.40%
18.64%
15.76%
19.99%
V.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
El análisis realizado permite derivar algunas conclusiones interesantes y plantear algunas
líneas de política. Entre las conclusiones que obtenemos están las siguientes:
1. Existe una clara tendencia en los países estudiados hacia la igualación de los
ingresos salariales mensuales. La única excepción es Brasil, en donde existe
evidencia de que en la década de los noventa hubo problemas en cuanto a la
absorción de mano de obra femenina, pues además de presentar un aumento en
los diferenciales salariales mensuales, se presentó un inusitado incremento en las
tasas de desempleo femeninas.
2. Dicha tendencia hacia la igualación salarial, sin embargo, no se observa en los
ingresos no salariales. Como los ingresos no salariales tienen que ver con el
funcionamiento de otros mercados además del laboral, la posible explicación para
dicha discrepancia tendría que encontrarse en el funcionamiento de tales
mercados. Por ejemplo en la diferencia en ingresos de los trabajadores
independientes, el acceso a mercados de capital puede ser un elemento
explicativo importante.
3. Las diferencias en ingresos por hora entre hombres y mujeres también están
disminuyendo, aunque con algunas excepciones, como el caso de Costa Rica. En
efecto, se encontraron casos como los de Argentina, Colombia y Honduras, donde
el salario femenino promedio por hora es mayor que el masculino, si se excluyen
las empleadas del servicio doméstico.
4. La razón inmediata por la cual las mujeres tienen salarios mensuales inferiores a
los de los hombres es porque trabajan menos horas que ellos. La diferencia en
horas semanales trabajadas ha venido aumentando. Las razones por las cuales
las mujeres trabajan menos horas que los hombres puede estar en el lado de la
demanda o de la oferta, pero lo más probable es que predominen las razones de
oferta. Esto es consistente con las “dobles jornadas” que trabajan las mujeres (en
el trabajo y en el hogar) y que limitan la posibilidad de que las mujeres acepten
trabajar horas extras, etc.
5. En general no se encontró que las diferencias en las oportunidades de empleo
(medidas a partir de las tasas de desempleo) fueran un factor importante en la
determinación de ingresos esperados, excepto en los casos de Colombia y de
Brasil para 1998. En Colombia las mujeres han tenido tasas de desempleo
significativamente mayores que los hombres durante los 20 años analizados y se
estimó que esto ha redundado en un componente creciente de las diferencias en
el salario esperado de hombres y mujeres. Para 1998 este componente
representaba más de un tercio del diferencial. El caso de Brasil parece ser más un
problema coyuntural porque las diferencias en las tasas de desempleo no
aparecen sino en el año 1998. Hasta 1989, las diferencias en oportunidades de
empleo entre sexos eran casi nulas.
54
6. Se encuentra evidencia de un nivel importante de segregación laboral por ramas
de actividad por ocupaciones, excepto tal vez para Honduras. En general los
niveles de segregación son mayores para la clasificación de ocupaciones que para
la de ramas de actividad. Esta segregación, sin embargo, no se refleja en menores
salarios para la mujeres. Lo que sucede es que las mujeres tienden a
concentrarse en los sectores o las ocupaciones donde los salarios promedios son
más altos, pero dentro de tales sectores u ocupaciones reciben salarios por hora
menores. Las estimaciones realizadas mostraron que aunque la escogencia de
sectores u ocupaciones favorece a las mujeres, el hecho que dentro de cada una
de ellas (o muchas de ellas) los salarios femeninos sean inferiores es el factor
predominante. Este es un resultado importante porque sugiere que medidas de
política, como acciones afirmativas y cuotas, no tienen mucho chance de producir
efectos importantes, a menos que se focalicen hacia ocupaciones muy
precisamente definidas, lo cual no es fácil de hacer.
7. El análisis de regresión y las pruebas de Chow muestran que en efecto la
determinación de los ingresos de los hombres y de las mujeres se hace a través
de mecanismos diferentes. Esto indica que en la descomposición de Oaxaca el
residuo es estadísticamente significativo. Sin embargo, su interpretación no es un
asunto fácil. En muchos casos tal residuo se interpreta como evidencia de
discriminación contra la mujer, pero en los ejercicios realizados en este
documento, dicha interpretación no parece correcta. Lo que encontramos es que el
residuo tiene signo positivo por la simple razón de que la diferencia de interceptos
en las ecuaciones de hombres y mujeres es positiva (es decir los hombres tienen
la ventaja). Sin embargo, los rendimientos a la educación y los niveles educativos
mismos de las mujeres son mayores que los de los hombres. Si la hipótesis de
discriminación a la Becker (1971) fuera cierta uno esperaría que este elemento del
residuo fuera también positivo. Sin embargo los resultados muestran lo contrario.
8. El documento propone una hipótesis de interpretación de los resultados que
encaja dentro de los lineamientos generales de la teoría de la discriminación
estadística. Según tal hipótesis, la explicación de por qué las mujeres reciben
tratamiento diferente a los hombres en el mercado está basada más en factores
socio-culturales relacionados con la posición de la mujer en la sociedad en general
y los roles que ésta le asigna. Como resultado de tal situación las mujeres en
promedio tienen actividades, como la crianza de los hijos y la administración del
hogar, que compiten por el tiempo disponible de éstas con las actividades en el
mercado laboral (doble jornada). Para los empleadores estos elementos
introducen un factor de riesgo e incertidumbre en las decisiones que tienen que
ver con la contratación de mujeres que termina penalizándolas con menores
salarios. Sin embargo, la penalización no es uniforme. En la medida en que las
mujeres, o sus familias, tienen ingresos para eliminar, así sea parcialmente,
dichos elementos de riesgo, la penalización disminuye. Esto posiblemente está
correlacionado con los niveles educativos de la mujer, y por dicha razón
posiblemente la penalización disminuye a medida que aumentan los años de
educación. El resultado es una situación en la cual, como se observa en las
estimaciones, los retornos a la educación observados son mayores para las
mujeres que para los hombres, pero el intercepto de la ecuación es menor.
55
Algunos Comentarios sobre Aspectos de Política
Es muy poco lo que se encuentra en la literatura económica en materia de política
anti-discriminatoria, aún en los países más desarrollados. Por eso los comentarios que
siguen solo se hacen con el ánimo de abrir la discusión sobre el tema. En general existen
tres tipos de políticas anti-discriminatorias: (1) Acciones positivas (affirmative action), (2)
Pago igual a trabajo igual ("equal pay for work of equal value") y (3) subsidios directos al
trabajo femenino. El primer y el tercer grupo de medidas son los más mencionados en
Latinoamérica.
Las acciones positivas consisten en medidas como la imposición de cuotas de
empleo para mujeres en ocupaciones o posiciones de importancia o de altos salarios31.
Generalmente se argumenta que dichas medidas tienen un efecto negativo de corto plazo
en términos de eficiencia productiva y de costos, pero pueden tener beneficios de largo
plazo tanto en términos de equidad y de eficiencia social. Coate and Loury (1993b)
analizan estos aspectos en un modelo en el que la discriminación se basa en estereotipos
que hacen más difícil (no imposible) para las mujeres tener acceso a los posiciones mejor
pagadas en las empresas. El resultado de corto plazo es que los retornos la inversión en
capital humano es más baja para las mujeres que para los hombres. En el largo plazo, las
mujeres invierten menos en capital humano y por lo tanto confirman el estereotipo de que
ellas son menos productivas que los hombres. Los efectos de acciones positivas pueden
mejorar o empeorar la situación: por un lado, al mejorar la probabilidad de que las mujeres
tengan acceso a posiciones mejor pagadas mejoran también los retornos esperados a su
inversión en capital humano. Sin embargo, los mismos autores señalan la posibilidad de
que el resultado sea el opuesto, lo cual ocurriría si para poder mejorar el acceso de las
mujeres a tales posiciones es necesario disminuir los estándares hasta tal punto que no
sea necesario para las mujeres invertir en capital humano. En este caso las acciones
afirmativas terminan confirmando los estereotipos que pretenden combatir.
La información presentada en este documento indica que en los últimos 20 años
los niveles de acumulación de capital humano de las mujeres han sido superiores a los de
los hombres. En este sentido no es claro que políticas de acciones positivas ofrezcan
avenidas importantes para el mejoramiento de la situación de la mujer en el mercado
laboral. sin embargo, este es un punto que requiere mayor investigación. Por otro lado, los
resultados presentados sobre segmentación laboral indican que el problema no parece
ser de acceso a ocupaciones bien pagadas –para lo cual las acciones positivas podrían
ser útiles– sino de igualdad salarial dentro de las ocupaciones mismas, con respecto a lo
cual las acciones positivas posiblemente tienen poco impacto.
El segundo tipo de medidas, "pago igual por trabajo igual" ha sido explorado aún
menos en la literatura económica. La impresión superficial que existe es que en los países
en los que se ha implementado este tipo de políticas, como en Canadá, ha sido muy difícil
encontrar criterios operativos para definir "trabajo igual" en un contexto amplio. Por otro
31
Un ejemplo de este tipo de políticas es la ley de cuotas del gobierno Colombiano, aprobada en
2000. según dicha ley el 30% de las posiciones directivas del gobierno deben ser ocupadas por
mujeres.
56
lado, en algunos estudios (ver por ejemplo Castillo y Barrero 2000) se ha documentado
que por lo menos las empresas grandes fijan las escalas salariales guiados por criterios
de mercado sin incluir (por lo menos de manera explícita) criterios de sexo (cada posición
en la empresa tiene un salario predeterminado, independientemente de que lo ocupe un
hombre o una mujer). En el trabajo de Castillo y Barrero (2000) se encontró que las
diferencias salariales en el sector financiero de Colombia se deben más a la dificultad de
las mujeres para llegar a ciertas ocupaciones, dificultades que tienen que ver más que
todo con su situación familiar y sus "obligaciones" familiares. Las mujeres que han llegado
a dichas posiciones lo han hecho a un costo personal más alto que los hombres
(divorcios, ausencia de hijos, etc.)
Por otro lado, en la medida que los resultados muestran que existen diferencias
salariales en contra de las mujeres a nivel de ocupaciones, es posible pensar en que este
tipo de políticas puede tener algún efecto. Sin embargo, su implementación requiere un
cabal entendimiento de la naturaleza de tales diferencias. Si, como se sugiere en este
documento, tales diferencias se deben a factores más relacionados con los roles
femeninos en el hogar y la doble jornada, que con los prejuicios de los empleadores, otro
tipo de medidas podrían ser más acertadas.
Las medidas de política que más se han discutido en Latinoamérica tienen que ver
con subsidios directos o indirectos al trabajo femenino. Estos subsidios se conciben como
un reconocimiento de que para los empleadores puede ser más costos emplear mujeres y
que para las mujeres puede ser más costoso (costo de oportunidad) aceptar trabajos en el
mercado. Dentro de este tipo de subsidios se encuentra la compensación por las licencias
de maternidad, las guarderías y jardines infantiles, para infantes y aún para niños en edad
escolar, etc. No hay, que los autores conozcan, una evaluación de este tipo de subsidios y
de cómo afectan la participación laboral femenina ni la intensidad (horas semanales
ofrecidas) con que participan. La poca evidencia disponible, a partir de estudios sobre los
determinantes de la participación femenina indican que cuando se controla por estado civil
de la mujer muchas veces la existencia de niños en el hogar no tiene el efecto negativo
que uno esperaría en la participación laboral porque existen alternativas para el cuidado
de los niños como son la presencia de personas del servicio doméstico en el hogar y la
existencia de la familia extendida. Aunque en estos resultados pueden haber elementos
de correlación expúrea o de causalidad inversa (las mujeres trabajan porque tienen
servicio doméstico? o tienen servicio doméstico porque trabajan?), el resultado sugiere
que en las decisiones de participación femenina, influyen una gran cantidad de factores
relacionados con la estructura familiar y el apoyo que la familia extendida puede ofrecer.
Lo anterior, junto el tipo de tipo de discriminación que el análisis de este
documento parece sugerir, indicaría que es a través de este tipo de políticas que más
efectivamente se podría promover la igualdad de la mujer en los mercados laborales.
57
BIBLIOGRAPHY
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59
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