Texto I: Esteban, Acomar, Eduardo, Paula, Ruth Nació en Atenas en el siglo V a. C. Destacó como soldado en una de las muchas guerras que libró Atenas, y se convirtió en un personaje peculiar de esa sociedad. Conversaba con cualquiera que se cruzara en su camino, especialmente con los jóvenes de la ciudad. Si los sofistas cobraban por enseñar a los jóvenes, él lo hacía gratis, y aseguraba que no sabía nada Sócrates decía no saber nada. Si se consideraba más sabio era únicamente una idea personal y la compartía con todo el mundo. Texto II: Alejandro García, Natalia, A. Santana, Edser Muchos expertos creen que algunos de los primeros diálogos platónicos constituyen la representación más exacta de Sócrates. En estos diálogos, Sócrates se encara a un conciudadano que conoce algo (por ejemplo, la naturaleza de la justicia), para que luego Sócrates le demuestre que en realidad no sabe nada. Sócrates se declaró inocente en su juicio, pero fue condenado a muerte. Se le obligó a ingerir cicuta. Pasó sus últimas horas hablando de filosofía con sus amigos y admiradores, así que murió rodeado de los suyos. Texto III: Nauzet, Andrea Naranjo, Shaunny, Lorena, Sara Los templos de la antigua Grecia eran de planta rectangular y se podía acceder a ellos por unos escalones. Muchos tenían columnas a lo largo de su perímetro. Cuando construían estos templos, los griegos seguían las reglas de uno de los tres órdenes arquitectónicos. Sin embargo, el Partenón combinaba elementos de dos órdenes. Sus arquitectos incluyeron también refinamientos ópticos, es decir, incluyeron leves distorsiones que mejoraban la apariencia del edificio. Su base y su línea superior se curvan suavemente hacia arriba, puesto que el ojo humano las percibiría abombadas. Texto IV: Keyra, Ainara, Irene, Carla, Andrés Por la mañana nadie se había ocupado del automóvil incrustado en el muro, pues se pensaba que era uno de los estacionados en la acera. Pero cuando la grúa lo sacó de la tronera descubrieron el cadáver de una mujer que estaba amarrada en el asiento del conductor con el cinturón de seguridad. El golpe fue tan brutal que no le quedó un hueso entero. Tenía el rostro desbaratado, los botines descosidos y la ropa en piltrafas, y un anillo de oro en forma de serpiente con ojos de esmeraldas. Texto V: Edser, Angela Estela, Angela, Javier Era un dato decisivo, porque temí que fuera una mujer inolvidable cuyo nombre verdadero no supe jamás, que usaba un anillo igual en el índice derecho. La había conocido treinta y cuatro años antes en Viena, cuando comía salchichas con papas hervidas y bebía cerveza de barril en una taberna de estudiantes latinos. Yo había llegado de Roma esa mañana, y recuerdo mi impresión inmediata por su espléndida pechuga de soprano que destacaba en su aspecto estrafalario.