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Construir el amor

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HACIA
UNA
REPRESENTACION
DEL AMOR
GRAFICA
La literatura filosófica acerca del amor es muy extensa y presenta notables discrepancias. En efecto, resulta complicado definir
una experiencia como ésta, que afecta a la totalidad de la vida de
cada persona. Nos limitaremos a señalar aquellas nociones que,
siendo pacíficamente compartidas por gran parte de los estudio
sos, son las que necesitamos para alcanzar nuestro objetivo: trazar
unas coordenadas que nos permitan entender las distintas vivencias del amor, de sus épocas y de sus crisis.
Busquemos algunos rasgos que nos permitan ir acercándonos
a la naturaleza del amor. Vale la pena que recordemos la conversación de El violinista en el tejado: tefleja una situación tan humana que nos puede ayudar a establecer las coordenadas básicas
acerca del tema.
¿Quién de ellos tenía razón? ¿El amor se encuentra en la subJetividad y el sentimiento buscados por Tevye? ¿O reside más bien
en la conducta de Golde, en ese sinfín de hechos objetivos de
vida en común? Podríamos decir que la verdad no se halla en
ninguno de los dos: ambos están en lo cierto. Pero no uno y otro,
sino —por así decirlo— los dos a la vez.
De este modo, las intervenciones de estos personajes nos ofrecen los dos elementos esenciales del amor:fubjetividad y.objetividad.sentimiento y unidad.
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CONSTRUIR
EL AMOR
HACIA
Elemento subjetivo
Elemento objetivo
sentimiento
unidad
DEL AMOR
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Hemos comparado el amor con un solo container de dos cámaras. Pero ¿qué las une y hace que constituyan una sola vivencia? ¿Qué lleva a que a las dos al mismo tiempo las llamemos
Aunque el amor es un fenómeno único, una vivencia unitaria,
podemos distinguir —utilizando el bisturí de
presencia necesaria y constitutiva de estos dos
a) No puede llamarse amor a un sentimiento
unidad. Recuerdo estar viendo una película en
La llegada de Sofía, su hermana
los conceptos— la
elementos.
que no realiza cierta
casa de un amigo.
adolescente, fue escandalosa: en
cuanto escuchó la voz de Leonardo Di Caprio..., a la carrera y
entre exclamaciones de regocijo, llevó su cuerpo de quince años
al pie de la televisión, donde permaneció
embobada el resto del
tiempo. Es claro que esa emoción no es amor.
b) Tampoco a la unidad entre dos personas, pero ausente de sentimiento amoroso, la llamamos amor. Basta pensar en el clásico mayordomo que conoce al detalle al señor de su casa, y aprovecha la
sordera de éste para, entre sonrisas y gestos de servilismo, decir
consigo
cierta
unión
según
el afecto, en virtud
de la cual
quien ama considera al ser querido, de algún modo, como constituyendo una unidad consigo mismo —con el amante—, como
de esa manera se siente quien ama movido
STh, H-Hig. 27, a.2).
GRÁFICA
Las paredes del container
Si quisiéramos representarlo gráficamente, podríamos considerar el amor —aunque la comparación pueda resultar algo grosera
y nada poética— como un «container» formado por dos cámaras o
departamentos: el sentimiento y una cierta unidad.
lleva
REPRESENTACIÓN
pestes de él. Entre los dos se da cierta unidad, pero claramente
fuera del orden del afecto: tampoco eso es amor.
El container
1. «El amor
UNA
algo que al amante pertenece; y que
hacia el amado» (Tomás de Aquino,
«amor»? La pared del container, el muro
que da unidad a las dos
cámaras, el envoltorio que da cuerpo y consistencia unitaria al fenómeno
del amor, es la voluntad, es decir, el querer amar.
En este sentido es distinto el amor y la vivencia del «sentirse
enamorado». El enamoramiento, lo que queremos describir en el
lenguaje vulgar con este término, suele ser una vivencia involuntaria, algo que se padece, que se sufre (en el sentido de que quien
lo protagoniza es más sujeto pasivo que activo). Cuando una persona afirma «me he enamorado», está refiriéndose a algo que de
ha pasado», más que a algo que «ha hecho».
De este modo, el enamoramiento es una experiencia que se
impone, pero que, al menos en su inicio, no es un estado que requiera el ejercicio de la voluntad libre. Sin embargo, la presencia
de la voluntad, querer amar, es la clave por la cual puede existir
el amor entre dos personas; hasta el punto de que se amen incluso en momentos en los que no se gustan (igual que uno puede
amarse a sí mismo en momentos en los que no se gusta). Es más,
puede perdurar el amor entre dos personas incluso en circunstancias en las que una de ellas «se siente enamorada» de otra.
El envoltorio es la voluntad: la facultad de la persona que le
permite realizar actos libres; es ésta la que determina a la persona
entera hacia un amor en concreto. Así, por ejemplo, no es libre la
mera atracción natural que se pueda sentir hacia alguien, atrac-
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CONSTRUIR
EL AMOR
ción que se da como un proceso espontáneo que uno vive pasivamente.
No obstante, la voluntad es como la «varita mágica» de la que
disponemos para transformar lo que nos sucede en algo querido,
en algo que hace uno mismo: Cuando la voluntad quiere lo que
el enamoramiento le propone, entonces empieza el amor. El
amor, de esta manera, se convierte en la decisión libre de estable-
cer una relación de unidad con tal persona (relación de entrega)
acompañada de los sentimientos que correspondan en cada momento.
Esta primera pared o envoltorio va creando, con el mismo
ejercicio de ese amor, una segunda pared que la fortalece: es el
muro de las virtudes que trae consigo una vida de amor que son
hábitos de unidad, generosidad y entrega.
Por último, cabe señalar que cuando en esa relación de amor
media Dios de alguna manera (ya sea porque sc trate del matrimonio cristiano, ya porque la persona amada sea Dios mismo),
este container cuenta con un refuerzo que consolida estas paredes, que es la gracia. Según la fe cristiana, la gracia interviene directamente en la voluntad como fuerza, y en la forma de ver y
entender las cosas como luz.
Con los diversos elementos mencionados hasta el momento, la
representación gráfica del amor sería la siguiente:
ELEMENTO SUBJETIVO
ELEMENTO: OBJETIVO
Vivencia afectiva
de la relación
Unidad vital
de personas
voluntad + hábitos
3
TRES FORMAS
DE SENTIR EL AMOR
En primer lugar nos ocuparemos del sentimiento en el amor.
¿Qué es sentir? Sentir es notar, significa la impresión que produce una realidad en nuestro
interior.' En
este caso, se trata de
cómo se vive afectiva y subjetivamente el amor, cómo se siente
el sujeto que ama en su relación de amor. Tal como afirma el psiquiatra Enrique Rojas, «todo lo afectivo consiste en un cambio
interior que se opera de forma brusca y paulatina y que va a significar un estado singular de encontrarse, de darse cuenta de sí
mismo. Por eso se funden en él, de algún modo, la afectividad y
la conciencia; esta última como capacidad para percatarse de lo
que sucede, reflexionando sobre su desencadenamiento y contenido».?
Resulta evidente que el amor se siente de forma cambiante: la
noche en que se declara el amor por primera vez se vive de un
modo bien distinto de como se vivirá ese amor la noche que
arranca la hoja del calendario veinte años después.
1. No vamos a emplear los abundantes términos con los que la antropología
refiere técnicamente a los distintos fenómenos del complejo mundo de la afectividad. Nos apartaría de nuestro objetivo, que es el de trazar las grandes líneas que
permitan encuadrar los modos que adopta ese elemento subjetivo del amor —el
sentimiento— en un proceso que pueda considerarse normal.
2. E. Rojas, El laberinto sentimental, Espasa-Calpe, Madrid, 1987, p. 17.
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CONSTRUIR
EL
AMOR
El amor —su realidad objetiva— es el mismo pero es diferente,
pues en veinte años cambian muchas cosas, y la experiencia amorosa que le acompaña, la vivencia interior y afectiva, también es
distinta. El modo de sentir el amor es cambiante. Vamos a distinguir las tres formas básicas de este sentimiento, que serán:
a) el amor-enamorado
A.
b) el amor-tranquilo
EL AMOR-ENAMORADO
¢) el amor-crítico o en crisis
Esto es, el amor sentido como enamoramiento, el amor senti-
do como
paz y tranquilidad, y el amor sentido como
crisis y
ELEMENTO SUBJETIVO
(sentimiento)
pa mor
ELEMENTO OBJETIVO
(unidad)
ee
fuente de sufrimiento.
amor-tranquilo
amor-crítico
amor-apreciación
—
amor-necesidad o
En este cuadro distinguimos, por un lado, las tres formas bási-
cas de sentir el amor —enamorado, tranquilo y crítico—; están separadas por líneas continuas para dar a entender que en cada momento se vive un sentimiento u otro: en cada época, el amor se
siente de una forma distinta. Sin embargo, las formas objetivas de
ser, de unir que tiene el amor —donación, apreciación y necesidad— están separadas por líneas discontinuas, expresando gráficamente que las tres conviven, pueden darse a la vez.
Empezaremos por hablar del amor-enamorado, pero antes
que nada queremos insistir de nuevo en algo: el amor-enamorado no es un tipo de amor, sino una de las formas de sentirlo,
la que solemos considerar más característica del amor. Pocas son
las novelas, y menos las películas, que no presenten una historia
de amor como una pasión enamorada. Personajes como Romeo
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CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
Y Julieta lo dibujan extraordinariamente bien en su forma más
pura.
Diez características del amor-enamorado
1. Su fuerza pasional absorbe a la persona entera. Afecta con
violencia a todas las esferas del sujeto: es capaz de alterar desde las
funciones orgánicas, como el apetito y el sueño, hasta las facultades espirituales —¿quién no ha justificado olvidos o despistes
achacándolos a un «es que está enamorado»?
El es el impulso que abre mi apetito.
No puedo respirar, no puedo dormir si él no está cerca.
Cada día es gris si él no está en mi ciudad.
THE CORRS
2. El enamorado quiere a la persona amada, y la quiere en sí
misma. Le resultaría incómodo pensar en los beneficios que pueda sacar de esa relación. Obviamente, tampoco
corporal de la sexua-
lidad reste ajena a la relación de amor. «La misma dinámica física del sexo, que enloquece y está hecha para llegar al final, es una expresión adecuada de ese amor libre y voluntario de la persona que se entrega del todo, hasta el final. De quien está
enamorado en serio se dice que está loco de amor. La locura de la carne está hecha para poder expresar y realizar esa locura del espíritu que es la entrega total a
otra persona» (Mikel Gotzon Santamaría, Saber amar con el cuerpo: ecología sexual. Ed.
artística Gerekiz, Bilbao, 1993, pp. 10-11). Sólo indicamos
mensión primariamente buscada en el amor-enamorado.
Se da «un desplazamiento afectivo de la persona. Antes “yo” significaba, en primer lugar y casi exclusivamente, el propio cuerpo fisico, comprendido como centro de intereses y acciones. Por el contrario, cuando se está enamorado se desea estar junto a aquel que se
ama de modo tal que el centro de la propia existencia se pone en
esa cercanía».
Rocco
BUTTIGLIONE
3. Goza pensando en la persona amada. «Lo que viene primero es simplemente una deliciosa preocupación por la amada:
una genérica e inespecífica preocupación por ella en su totalidad.
Un hombre en esa situación no tiene realmente tiempo de pensar en el sexo; está demasiado preocupado pensando en una persona. El hecho de que sea una mujer es mucho menos importante
que el hecho de que sea ella misma, Está lleno de deseo, pero el
deseo puede no tener una connotación sexual. Si alguien le pregunta qué quiere, la verdadera respuesta a menudo será: “seguir
pensando en ella”. Es un contemplativo del amor.»'
ama sólo por el
placer sexual.' En efecto, el amor-enamorado hace a la persona
capaz de no vincularse necesariamente a lo sensible e inmediato,
ni a las ventajas o ganancias que podría obtener; por el contrario,
uno se vincula al proyecto de una nueva vida compartida. El centro ya no es el propio «yo».
1. Con esto no quiero dar a entender que la dimensión
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Conocerte ha sido nacer.
He dejado de mentir,
me he metido en el papel de quererte
y no quiero salir.
Que se cierren bien las puertas.
Ésta vez me quedo dentro.
Pueden apagar las luces fuera.
ELLA BALLA SOLA
4. Desca la mayor unidad y entrega que pueda lograr. Los abrazos se quedan cortos para los deseos de entrega que claman por un
«te comería», que sólo se satisface con el saber que «yo soy tú».
que no es ésta la di1. C.S. Lewis, Los cuatro amores, Rialp, Madrid,
1997, p. 105.
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CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS
eL
En aquel momento de decirte yo a ti “tú”, y de decirme tú a mí
“tú”, yo me olvidaba de toda la realidad, y apoyado en algo tan leve,
co rn
tan inmaterial como esa sílaba “tú”, yo soñaba que no era mentira, que
éramos novios, que me querías mucho, que el tú nos era ya familiar.
PEDRO SALINAS, Carta Y
5. La persona amada pasa a ser como un nuevo sol que ilumina
su existencia, a tiempo que quita la luz propia al resto de elementos
de su vida. El resto de cosas tendrá la luz que reciba de su amor, no
valdrá ni más ni menos que lo que dicte su relación de amor.
Los colores se hacen más vivos, los contrastes más profundos, los
sonidos más ricos y armoniosos. La naturaleza se llena de significaclones, de ecos, de resonancias sagradas.
E ALBERONI
El vuelo nupcial
6. Sólo importa la persona amada: el resto queda supeditado.
DE SENTIR EL AMOR
33
7. La entrega a la persona amada, la desaparición del «yo» para
poder pronunciar el «tú» con la mayor plenitud posible, aparece
como el objeto de máximo interés.
El amor naciente se nos aparece revestido de un nimbo absoluto. Todo lo promete la presencia, la simple imagen del ser amado, son
vividas como algo inagotablemente nuevo, misterioso y saciante.
Una súbita magia derrumba en nosotros al hombre viejo y nos llena el alma de dichosa embriaguez.
GUSTAVE THIBON
Sobre el amor humano
8. El grado de felicidad que alcanza era desconocido hasta el
momento: éste es un placer a otro nivel. Pero tampoco busca la
felicidad, busca a la persona. Tanto es así, que quien tratase de disuadir una pareja de enamorados presentándoles los sufrimientos
objetivos que deberán vivir... no conseguirá nada: prefiere vivir
torturado con ella, a otra vida más facil pero sin ella.
Los esfuerzos, renuncias y sacrificios carecen de importancia: son
calderilla en comparación con la mejor de las bancas que ahora
se posce.
¿Por qué me hablas de la gloria, de la fama, del nombre mío
como poeta? No, yo no tendré nada de eso [...] Además de no poder, porque no querré, porque yo no quiero nada sino tú, tú y tú.
Todo que acabe y empiece en ti. Que tú seas el principio y el fin de
todos mis pensamientos.Yo no necesito nada sino a ti y ninguna corona de laurel me dará tanta dulzura en la frente como la blanca
corona de tus manos. Trabajaré sencillamente a tu lado. Seré poeta,
sí, pero poeta para ti y para nuestra vida, y si alguna vez la gloria y
la fama vienen a mí, las miraré desdeñosamente para mirarte sólo a
ti, amor de mi vida.
PEDRO
SALINAS, Carta
IV
Ella no se hacía ninguna ilusión sobre el porvenir que le esperaba cuando fuera su mujer; no lo pintaba con colores suaves ni se
prometía que resultaría fácil; por el contrario, sabía que viviría en la
pobreza y en la oscuridad, que sería la compañera de sus luchas y de
su severo, duro y áspero estoicismo. Pero sabía también que la felicidad para ella consistía en introducirse en la vida de él, por árida y
triste que pudiera resultar.
HENRY JAMES
Las Bostonianas
9. No quiere vivir el tiempo sin la persona amada. Por eso, el
«para toda la vida» es incuestionable. ¿Para qué quiero el tiempo
si no está él/ella?: «Eternamente te amo».
Todo el que haya vivido este amor-enamorado sabe que ese
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CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
amor se desea para siempre... y si no es asi, no es verdadero. No
es auténtico amor el que refieren algunas letras de canciones
El «yo» atraviesa los herméticos muros que le encerraban en sí
mismo, y pasa a vivir y disfrutar el auténtico amor. Con su fuer-
como ésta:
za consigue mostrar al hombre lo divino; si Dios es amor, le pone
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muy cerca —en semejanza— de lo que es Dios.
2) Vale la pena señalar que el enamoramiento constituye realmente el punto de ignición, es el fuego inicial que pone en marcha la
dinámica del amor. Es el inicio. Insistimos porque gran parte de su
cometido está ahí: en empezar. Si consigue que nazca el amor, ya
Y no, no, no me pidas un beso eterno.
No me pidas más de un momento, no puedo.
No puedo darte más.
No quiero darte más,
ha cumplido gran parte de su papel.
ELLA BAILA SOLA
10. El enamoramiento tiene la capacidad de redimensionar la
3) El cnamoramiento hace sentir al principio, como un desteLo, el amor que se alcanzará al final. Esta situación es simultánca-
existencia propia, y de transformar todos sus elementos en fun-
mente real e irreal. Es real en el corazón, en el ámbito de los de-
ción
seos y de la afectividad: realmente se siente así. Pero no es real en
del
nuevo
amor,
la vida, en el sentido de que esos deseos, afectos, entrega... todaEl amor es igual que un director de orquesta: levanta su batuta,
golpea en el atril, reclama la atención y brota, repentina e irreprimible, la música del mundo. Cantan las hogueras, las estrellas, las flo-
res. Suena la noche inundando con su oscura armonía, con su anhelante armonía, los balcones, las escaleras, los cuartos, los pasillos.
ANTONIO
GALA
vía hay que hacerlos realidad, habrá que llevarlos a cabo en el día
a día. No es real en el sentido de que el «yo» que se proclama
muerto para ensalzar el tú... resulta que de hecho no está tan
muerto como siente estarlo.
Sin embargo, esto no resta ningún valor al sentimiento del’
amor-enamorado,
sino todo lo contrario, ya que ésta es la otra
vertiente de su misión: mostrar al principio el final. Esta experiencia inicial es la meta de nuestro amor; lo que ahora sentimos
El papel que desempeña el amor-enamorado
es lo que deberá imperar. Paradójicamente, hacia donde deberemos marchar en el futuro, es hacia nuestro «ahora».
Un breve análisis de conjunto: ¿cuál es el papel de este amor?
El amor vivido como pasión enamorada no es «cosa de adolescentes», sino algo fundamental en la biografía de cualquier historia amorosa. Esquemáticamente, el amor-enamorado tiene un papel insustituible en tres sentidos:
1) El sentimiento del amor-enamorado posee tal fuerza que es
capaz de romper la individualidad, el encerramiento matural del
hombre en su persona y en sus intereses.
EL AMOR ENAMORADO...
€: Rompe la individualidad:
e: Es el fuego inicial
* Muestra al principio lo: que se conseguirá al final:
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CONSTRUIR EL AMOR
TRES
No confundir el amor-enamorado con el pre-amor
—¿Qué diferencias hay entre el amor y el enamoramiento?
—Enamorarse designa un proceso que puede llegar o no al amor.
En él se mezclan emociones confusas: la atracción, la conquista, la
novedad, la excitación, la ausencia de rutina y responsabilidad. No
hay garantía de que el enamoramiento lleve al amor. Puede desaparecer en cuanto la conquista esté asegurada, termine la novedad o
comiencen las responsabilidades.
José ANTONIO MARINA
Conviene que aclaremos términos. No es cuestión de lograr
simplemente mayor precisión filosófica en el lenguaje, sino de
poder comprender qué es lo que vivimos, qué es lo que nos pasa.
Letras musicales, peliculas, literatura, conversación coloquial... lla-
man amor a cualquier fuerza de atracción que se siente entre dos
personas; y no todo es amor.
Mentimos mucho con el lenguaje. El adolescente asegura estar enamorado de esa chica que ve en el autobús todos los días
pero de la que ni siquiera sabe el nombre; el joven que rompe y,
sin ningún sentimiento doloroso, esa misma tarde va en busca de
otra, dice que la amaba; la persona madura que nota que le «gusta» un compañero de oficina y piensa que ya no ama a su cónyuge..., y mil casos cotidianos en los que con el mismo nombre
nos referimos a fenómenos diferentes.
Podemos distinguir tres fenómenos: el atractivo físico («me gusta», «me muero por sus huesos», «me vuelve loco»...); el enamoramiento («hay química entre los dos», «qué a gusto estoy con
El/ella», «me paso el tiempo pensando en él/ella»...); el amor-ena-
morado (del que estamos hablando aquí). Son tres cosas distintas,
si bien lo normal es que la segunda contenga la primera, y la tercera contenga las dos anteriores. Pero mientras que la atracción
FORMAS
DE
SENTIR
EL AMOR
37
física y el enamoramiento no son propiamente amor, el amorenamorado sí lo es.
Veamos más detenidamente cada una, pues conviene no confundir lo que estamos llamando amor-enamorado con los otros
dos elementos que lo preceden o acompañan:'
1) El atractivo físico: es el nivel más elemental, está siempre presente, y es común a la naturaleza animal. Por sí solo no basta para
fundamentar un amor humano de verdad; pero, si está ausente, la
relación tampoco funciona. En este nivel, el otro puede ser también considerado como un simple objeto de apetito sexual. Más
que amar, sería usar a otro como si fuera una cosa.
2) El enamoramiento afectivo: es una sintonía entre los caracteres
de las dos personas, que hace que estén muy a gusto juntas, que
les guste conocer los detalles de la vida del otro, etc. Es ya algo típicamente humano, aunque no basta todavía para un amor com-
pleto.
El enamoramiento es un fenómeno espontáneo, no voluntario. Uno no decide fríamente enamorarse de una persona. Uno,
sin saber cómo, se encuentra enamorado. Y ese enamoramiento
se debe a los aspectos positivos y agradables del otro; no percibe
sus defectos.
La visión corporal es el principio del amor sensitivo; e igualmente, la contemplación de la belleza o bondad espiritual es el principio del amor espiritual.
TOMÁS DE AQUINO
Estos dos niveles se encuentran en el pre-amor: no son propiamente amor ya que no están afirmados por la voluntad (el envolvente del container).
1. Cfr. M. Santamaría, Saber amar con el cuerpo, p. 9.
38
CONSTRUIR
EL AMOR
3) El amor-enamorado: ya es amor. El proceso espontáneo de los
dos niveles anteriores debe ser transformado por la propia voluntad en una actitud que se asume libremente. Aquella atracción y
convulsión que surgió sin intervención de la voluntad se convierte en una decisión de entregarse al otro «amándolo tal como
es y como será, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la
enfermedad».
Es un amor con el que aceptamos a la persona entera, incluidos sus defectos que resultan molestos. Y la aceptamos como alguien que va a compartir y condicionar toda nuestra vida. La
queremos, no por ser de ésta o de aquella manera, sino por sí misma. La queremos a ella, sin más, y para siempre.Y le entregamos
todo, nos entregamos a nosotros mismos, corazón, cuerpo y vida
entera.
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
39
La vida del enamoramiento afectivo es corta, muy corta; es
propia de los primeros momentos. La vida del amor-enamorado,
sin embargo, es mayor. Y entre
es intermitente. Los encendidos
do van remitiendo en la medida
manifestarse vivo y a reclamar
los mejores enamorados posibles,
sentimientos del amor-enamoraen que el antiguo «Yo» vuelve a:
sus «derechos» y preferencias, su
egoísmo. En los primeros momentos, el yo se postraba y sometía
voluntaria y alegremente ante el amado, pero pronto vuelve a levantarse. Parecía vencido y muerto por el arponazo del amor,
pero resulta no estarlo tanto. Es fácil, entonces, que el amante retroceda hacia la mera sexualidad.
Aun así, el sentimiento del amor-enamorado no se limita a los
primeros momentos de la relación de amor; es intermitente, asoma, revive en otros momentos de la vida, aunque muchas veces
lo haga de modo fugaz.
La breve vida del amor-enamorado
El amor-enamorado fuera de la pareja
¿Por qué ya no me baila un gusano en la tripa
cuando suena el teléfono y escucho su voz...?,
¿por qué ahora necesito estar con mucha gente,
y cuando estamos solos no te quiero besar...?,
será que la rutina ha sido más, «más» fuerte,
se han ido la ilusión y las ganas de verte,
lo echamos a suertes...
ELLA BAILA SOLA
Tal como ha sido descrito, el modo afectivo de vivir el amor-
enamorado puede parecer irreal, más propio de una película o
novela romántica que de personas de carne y hueso. Pero quien
lo ha vivido sabe que es así, aunque también sabe que el amorenamorado, normalmente, es de corta duración.
Desde que hemos empezado a hablar de este primer modo de
vivir la afectividad el amor-enamorado, nos hemos
referido ex-
clusivamente a la relación de pareja. Lo hemos hecho por comodidad —resulta singularmente fácil, no porque esta forma del
sentimiento se halle ausente en otros amores. Por supuesto, con
algunas diferencias circunstanciales; pero la esencia del fenómeno
resulta común a otros amores, como son el amor a Dios y el amor
entre padres e hijos.
La vertiente sensual —en el sentido positivo y propio— sí está
excluida en estos otros amores. Esto facilita que la pasión o conmoción sea menor; por otro lado, que no esté tan necesariamen-
te ligada a la fase inicial del amor, y pueda aparecer con más fuerza posteriormente.
—-—.
40
CONSTRUIR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
EL AMOR
Algunas personas con una espiritualidad sensible y cultivada
son capaces de vivir este amor-enamorado con relación a Dios
y a la humanidad entera. Se da dentro de un contexto de fe.
A modo de ejemplo, transcribimos el testimonio de una joven
clarisa, entresacando frases del relato de su propia vida; se podrá
observar cómo aparecen los rasgos esenciales del sentimiento
propio del amor-enamorado:
«A los cuatro meses, las hermanas clarisas me invitaron a unas
convivencias. Era pleno verano, y no me hacía ninguna ilusión.
Pero entre la insistencia de algunas personas que las conocían y
un poco de curiosidad, decidí ir con una amiga.
»¡Qué gran sorpresa! Estas convivencias cambiaron mi vida. Sí,
tuve la impresión de penetrar en otro mundo que me atraía irresistiblemente. Aunque tenía la sensación de no entender nada.
»Esta relación se convirtió en lo más importante para mi, era
como recargar pilas para toda la semana. Sacrificaba excursiones,
salidas al monte, fiestas..., si esto impedía que el domingo a las seis
de la tarde pudiera acudir a la reunión que las hermanas tenían
con el pueblo y en la que explicaban la Palabra de Dios. Así fueron transcurriendo algunos años.
»Cumplí los diecisiete y era una chica normal. Estudiaba, me
divertía, pero
a la vez me
sentía distinta
de los demás
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mí? Muéstrame tu voluntad, el camino que me tienes preparado”. A la vez deseaba que el mundo entero se enterara de lo amadísimos que somos de Dios.
»Aquel verano, al acabar COU, plancé una experiencia de un
mes para terminar de discernir. Me sentí como pez en el agua. Y
el día de Santa Clara recibí la última puntilla. En la liturgia tenía
la sensación de que todo estaba puesto justo para mí. Yo me desposaré contigo para siempre.” “Mi amado es para mí y yo para mi
amado..”
»Sentía con mucha fuerza mi impotencia, pero fue una gran
liberación el escuchar que Él me decía: “Antes de formarte en el
seno materno ya te conocía, antes de que nacieras te tenía consagrada”».'
En el amor de padres a hijos puede también darse este modo
de sentir, también con características circunstanciales
aunque manteniendo los rasgos esenciales.
EL AMOR-ENAMORADO
LO VIVE
distintas,
LA: AFECTIVIDAD...
como pasion: lo siente como algo vivo,
real,
amigos
actual,
y compañeros. Nació en mí la sospecha de que Dios me quería
para Él.
»Las palabras tan oídas del Evangelio “... que el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado a ellos como
violento;
determinante.
me has amado a mí”, resultaron tan nuevas, tan increíbles, que me
desbordaban. ¡Qué amada, qué amadísima me sentí y, a la vez, qué
indigna de semejante amor! ¿Cómo era posible que Dios me
amara a mí como a su propio Hijo, su predilecto?
»Mi único deseo era ser totalmente suya, responder a su proyecto sobre mí y continuamente oraba: “Señor, ¿qué quieres de
1. Sor Verónica María (coord.), Clara ayer y hoy: 40 jóvenes clarisas desvelan su secreto. 3. ed., BAC
Popular, Madrid, 1996.
B.
ELEMENTO
EL AMOR-TRANQUILO
SUBJETIVO
(sentimiento)
An
ELEMENTO:
liliana dardos nude
amor-tranquilo
amor-crítico
OBJETIVO
(unidad)
BEERS
amor-apreciación
TT
“mor necesidad o
Señora de rojo sobre fondo gris relata de forma biográfica la historia de amor de Miguel Delibes, recuerdos de la vida con su mujer, fallecida a los 48 años. Todo el libro es una lección de humanismo y madurez del amor. No aparecen acontecimientos
espectaculares, pero sí muchos y frecuentes sucesos modestamen-
te grandiosos. Un ejemplo es este fragmento, que evoca los ratos
diarios que seguían a la comida:
En aquellas sobremesas, empleábamos palabras ambiguas, solapadas. Ninguno de los dos éramos sinceros pero lo fingiamos y ambos aceptibamos, de antemano, la simulación. Pero las más de las
veces, callábamos. Nos bastaba mirarnos y sabernos. Nada importaban los silencios, el tedio de las primeras horas de la tarde. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más
claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyec-
44
CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
to, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la felicidad.'
Ya hicimos mención del carácter más
o menos esporádico del
sentimiento del amor-enamorado. Sin embargo, lo más
frecuen-
te es que la relación amorosa se sienta como amor-tranquilo. ¡Y
menos mal!
«Lo más peligroso que podemos hacer —advierte Lewis es tomar cualquier impulso de nuestra propia naturaleza y ponerlo
como ejemplo de lo que deberíamos seguir a toda costa. Estar
enamorado es bueno, pero no es lo mejor. Hay muchas cosas por
debajo de eso, pero también hay cosas por encima. No se puede
convertir en la base de toda una vida. Es un sentimiento noble,
pero no deja de ser un sentimiento. No se puede depender de
que ningún sentimiento perdure en toda su intensidad, ni siquiera de que perdure. El conocimiento puede perdurar, los principios pueden perdurar, los hábitos pueden perdurar, pero los sentimientos vienen y van. Y de hecho, digan lo que digan, el
sentimiento de estar enamorado no suele durar. Si el antiguo final
de los cuentos de hadas y vivieron felices para siempre se interpreta
como y sintieron durante los próximos cincuenta años exactamente lo
que sentían el día antes de casarse, entonces lo que dice es lo que
probablemente nunca fue ni nunca podría ser verdad, y algo que
sería del todo indeseable si lo fuera. ¿Quién podría soportar vivir
en tal estado de excitación incluso durante cinco años? ¿Qué sería de nuestro trabajo, nuestro apetito, nuestro sueño, nuestras
amistades? Pero, naturalmente, dejar de estar enamorados no im-
plica dejar de amar»?
El amor-tranquilo es la forma más frecuente de sentir el amor
a lo largo de la vida. Es lo que solemos llamar «quererse». No es
1. M. Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris, Destino, Barcelona, 1991, p. 112.
2.
C.S. Lewis, Mero cristianismo, Rialp, Madrid, 1995, pp. 122-123.
45
exclusivo de una edad determinada: no sería correcto identificar
el amor-tranquilo con la forma de vivir subjetivamente el amor
con el paso de los aflos; es bueno tender a él desde el principio.
Amar sin enamoramientos, amar sin llamaradas, sin explosiones afectivas; amar sintiendo... nada, nada especial, nada más que
tranquilidad, paz, estar en nuestro sitio, estar con quien comparte
todo con nosotros. De forma expresiva me comentaba una conocida: «Me parece muy peligroso que algunos se casen sólo porque están enamorados, sin quererse (amor-tranquilo) todavía. Si
uno/a no ha llegado a aburrirse con un/a señor/a un poco o un
poquito, y ha discutido también lo suyo..., creo que no debe casarse, por si las moscas... No es bueno ir sólo con la nube del enamoramiento, y menos al matrimonio».
Si la relación con la persona amada está envuelta de enamoramiento al principio, y de agitación después, no hay lugar para el
amor-tranquilo. El exceso de movimiento —idas, venidas, fiestas,
viajes...— y toda clase de extraordinarios no deja tiempo para descubrir el verdadero rostro del amor. No es preciso contar siempre con la respuesta a «¿Y qué hacemos?» ya que, en ocasiones, el
plan puede ser algo tan sencillo como «estar juntos».
Hay viajes de novios sorprendentes: visitar mil sitios pintorescos, integrados en un grupo guiado, sin tiempo para lo que
realmente importa: el mejor paisaje que descubrir es la riquísima
intimidad del otro.
El papel que desempeña el amor-tranquilo
Ya ves, es necesario a cualquier precio que hagamos algo por
nuestra vida. No lo que los demás ven y admiran, sino la proeza que
consiste en imprimir el infinito en ella.
EMMANUEL
MOUNIER
46
CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
Seria un error considerar este modo de amar como algo inferior. Vimos que el amor-enamorado tiene su misión: romper la
individualidad, poner en marcha la dinámica del amor y mostrar
en el presente lo que se alcanzará al final. El amor-tranquilo también tiene la suya:
1. El amor-tranquilo va haciendo realidad el amor de un modo
pacífico. Esta vivencia del amor es apenas conocida y valorada. «El
amor sólo ha llamado la atención del espíritu, sólo ha captado la
atención del artista, cuando
—
La representación del amor propuesta normalmente por las
historias de ficción, en el cine y en la literatura, es con frecuen-
cia engañosa y deformada. En la cultura occidental, llevamos más
de un siglo presentando el amor como conquista. Lo que se subraya, casi exclusivamente, es el momento
pasional, La idea del
amor se reduce al flechazo. La boda es el final de la película, en
el comienzo del compromiso, cuando en realidad casi es ahí donde empieza: en el día a día se irá haciendo verdad.
Muchos piensan que el amor es la causa del matrimonio, pero no
es tanto la causa como su efecto forjado en el día a día.
ISALEY GARMAN
El flechazo, el enamoramiento, es más bien un proyecto que
hay que hacer realidad en el alma y en la vida de los amantes. En
el amor experimentado como amor-tranquilo, en la monotonía
circunstancial de lo cotidiano, lo voy haciendo verdad.
1. J. Guitton,
1970, pp. 21-22.
Cuando
el amor
Lo mismo les es un
año lo mismo que
no sujetos a él. No
mañana, el medio-
día, la tarde y la noche; la primavera, el estío, el otoño y el invierno.
Se acuestan tranquilos esperando el nuevo día, y se levantan alegres
a vivirlo. Vuelven todos los días a vivir el mismo día.
MIGUEL DE UNAMUNO
Diario inédito, IIT
se ha realizado fuera de sus cauces
normales, fuera de la familia [...] El arte se alimenta del drama y
de la excepción. Las relaciones familiares son bastante uniformes,
duraderas, monótonas.»'
¡Felices aquellos cuyos días son todos iguales!
día que otro, lo mismo un mes que un día, y un
un mes. Han vencido al tiempo; viven sobre él, y
hay para ellos más que las diferencias del alba, la
47
no
es romance,
Ediciones
Sígueme,
Salamanca,
2. Permite descubrir la grandeza de amar en lo material, cotidiano e
insignificante. A este respecto resulta ilustrativo el suceso relatado
por Delibes:
Durante el semestre que pasamos en Washington, en casa de los
Tucker, yo comía poco y enflaquecía. No me adaptaba a la comida
ni al horario americanos, y tu madre, que conocía mi aprensión, me
metía el botón del cuello de la camisa cada cierto tiempo, para que
no lo advirtiera.Te parecerá cómico, pero en la clinica (mientras le
acompañaba en su enfermedad) no lograba arrancar este recuerdo
de mi cabeza. ¿Cómo no valoré antes este detalle? Cuando las cosas
de este tenor se están produciendo no les das importancia, las consideras normales. Incluso te parece ridículo el reconocimiento ante
los allegados. Pero un dia falta ella, se hace imposible agradecerle
que te metiese el botón de la camisa y, súbitamente, su atención deja
de parecerte superflua para convertirse en algo importante. En la
vida has ido consiguiendo algunas cosas pero has fallado en lo esen“cial, es decir, has fracasado.!
El amor-tranquilo permite disfrutar de emociones más estables; más hondas, más elevadas. La vida ordinaria se colma de sen-
tido por la presencia de este amor.
1. M. Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris, Destino, Barcelona, 1991, p. 55.
48
CONSTRUIR EL AMOR
3. Se aprende a apreciar lo esencial. El amor de juventud «parecía un instinto animal acogido por el espíritu», aceptado y querido por la voluntad, con los proyectos de futuro. Ahora, aquel
irresistible sentimiento pasional ha desaparecido, y poco a poco
el tiempo va cambiando el sustrato biológico -los cuerpos no
son los que eran— y el sociológico —toda la novedad ya no es novedad.
Son épocas de amor en las que «se percibe mejor la arquitectura. Las hojas caen: el árbol se deja ver. Está orientado hacia la
altura y sus ramas, como dice Rilke, son “raíces sorbiendo cielo”.
Se aprecia lo esencial. Se está situado en la verdad»
EL AMOR-TRANQUILO...
* Hace realidad el amor:
* Da grandeza a lo:insignificante:
* Da sentido alo-ordinario.
* Lleva. a apreciar lo esencial.
Cómo se siente el amor-tranguilo
¿Son el cariño y la costumbre el destino inevitable? Sí, pero no
hay que hablar de ellos como si fueran fracasos. El cariño es un amor
alimentado por el tiempo. La costumbre es mala si es rutina, no si es
estabilidad para construir. Me explicaré: la sintaxis de una lengua es
un mecanismo muy fijo y rutinario, pero gracias a él podemos escribir poesía, que es una gran creación.
JosÉ ANTONIO MARINA
TRES
El sentimiento
FORMAS
DE
SENTIR
del amor-tranquilo
EL
AMOR
49
se presenta, en ocasiones,
como la sal en las comidas: pasa desapercibido. Sólo nos percatamos de su presencia cuando está ausente; por eso sc dice que la
distancia alimenta el amor.
Se aprecia con mayor facilidad cuando falta. Así lo confirma
expresamente el relato de Delibes sobre el botón de la camisa, y
así ocurre en la conversación transcrita de El violinista en el tejado. Sé que amo, pero si busco alguna vivencia interior que manifieste expresamente el estado de amor, no la encuentro más que
en la «tranquilidad» con que vivimos juntos, no incompatible con
tirarse los trastos a la cabeza de vez en cuando.
Es cierto que la madurez es la época de la paz. Se valora, sc
busca y se defiende supeditando muchas cosas a ella. Como decía Madame Swetchine, «no es gran cosa el tener razón», ¡qué más
dal, mucho más importante que tener razón es conservar la serenidad.
Se siente el agrado y satisfacción de otra belleza; una nueva belleza, más profunda, que sólo aparece a la vista del amor que madura.
«No hay idea más estúpida que poner a la belleza en singular,
como si hubiese un único género de belleza o si ésta fuera de exclusiva propiedad de la efervescencia juvenil. Y más aún el creer
que conservar un rostro joven es el único índice de hermosura.
La mujer cede también a este error sobre la belleza: pasa del estado de flor primaveral al de estatua policromada.»' ¡Cada día me
gustas más!
El atractivo de la persona amada va cambiando, cada vez se valoran más aspectos nuevos: «la luz del rostro, su fosforescencia, su
irradiación, en lugar de venir de la naturaleza y del ser, en suma,
de la apariencia, procede de la naturaleza íntima de las experien1. J. Guitton, Cuando el amor no es romance, p. 69.
1.
Ibídem, p. 68.
50
CONSTRUIR EL AMOR
cias aceptadas,
de la indulgencia,
del amor
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
verdadero,
del re-
poso».
COMO SE SIENTE EL" AMOR-TRANQUILO
* Se nota su-ausencia; su presencia; pasa desapercibida:
% Se vive en paz.
e Se goza otra «nueva» belleza más auténtica:
Pero es posible que, a ciertas personas, el amor-tranquilo no les
aporte vivencias gozosas, y lo vivan como algo aburrido y rutinario. La cultura actual parece educarnos en la búsqueda continua de nuevas emociones, emociones fuertes, impactantes. Quizá
esta mentalidad impida desarrollar la capacidad de descubrir lo
maravilloso y «original» que puede albergar lo que se repite, lo ya
conocido.
A mis alumnos les digo que las cosas no nos aburren porque sean
aburridas sino que, porque somos aburridos, nos aburren. Y es que
ante una mirada pasiva las cosas se repiten, aunque sean nuevas y
maravillosas. Por eso, lo que caracteriza, en último término, a la in-
teligencia creadora es la libertad para decidir en cada caso el significado que quiere que tengan las cosas.
Jost ANTONIO MARINA
«No estoy seguro de quererle»
En cierta ocasión oí el dicho «Si quieres morir sin saber de
qué, átate un tonto a un pie».A propósito del amor-tranquilo, po1. Ibídem.
51
dríamos parafrasear diciendo: «Si quieres volverte loco sin tener
de qué, tira del hilo al sentimiento buscando un qué».
Me parece que nuestra advertencia queda clara. El cristal
transparente está ahí, se interpone en todas las miradas, pero es in-
capaz de retenerlas sobre sí mismo. La pompa de jabón está ahí,
pero no resiste que se le toque. El modo de vivir el amor-tranquilo difícilmente permite ser objetivado, ser localizado: es de locos buscar su qué, es de locos pretender sentirlo expresamente.
Pero no notarlo no significa que esté ausente.
«No estoy seguro de quererle.» Esta situación no se resuelve
examinando introspectivamente la parte del container ocupada
por el sentimiento ya que éste no es capaz, en ese momento, de
dar más información. Y cuanto más se manosee..., peor. «Y, en-
tonces, ¿cómo sé que le quiero?» Es el momento de fijarse en los
otros elementos presentes en el amor (la unidad, la voluntad de
querer -quiero amar—, la promesa hecha en el pasado y que va
forjando hábitos...).
Me gusta, de vez en cuando, preguntar a niños si quieren a
sus padres. Lo normal es que la respuesta, espontánea y segura,
sea afirmativa: «Por supuesto». «Y... ¿por qué?, ¿cómo lo sabes?»,
vuelvo a preguntarles. Sus rostros adoptan de inmediato un gesto de perplejidad: «Pues... ¡porque sil». El niño es sabio.
Lo que el niño no puede decir, lo que no es capaz de advertir que sabe, es aquello que la sabiduría popular ha expresado tan
sencillamente: «Obras son amores, y no buenas razones», que podríamos completar con «ni sentidas emociones».
Es un error buscar la seguridad en algo tan inestable como son
los sentimientos, pues ésta se encuentra en la parte objetiva del
amor —donacidn, apreciación, necesidad—. Pero es un engaño aún
mayor valorar exclusivamente los sentimientos pasionales, como
si el sentimiento tranquilo no fuese un sentimiento.
52
CONSTRUIR
EL AMOR
TRES FORMAS
Poco antes de morir, Jean Guitton escribe un fingido diálogo
con su difunta mujer:
—Marie-Louise, ¿por qué la pasión es el único amor que interesa a la gente?
—Es lo único sublime al alcance de cualquiera —responde ella.’
DE SENTIR EL AMOR
53
amor olvida que se trata de algo muy prosaico; el amor de ordinario escribe en prosa, se vive en la normalidad, tiene sabor a ingrediente cotidiano.
El matrimonio tendrá siempre algo de prosaico. El adulterio es
más poético.
JEAN GUITTON
Así es: el sentimiento del amor-enamorado es algo sublime,
pero, como hemos señalado, no es ni el único ni el mejor de los
modos
de sentir el amor. Ahora bien, sí es la forma más fácil de
sentir el amor que está al alcance de cualquiera.
Sin embargo, el sentimiento del amor-tranquilo exige ser reconocido. ¡Atención! La diferencia entre el modo de sentir el
amor-enamorado y el de sentir el amor-tranquilo no reside en
que uno es sublime y el otro no, pues ambos lo son; se distinguen
en que el amor-enamorado se siente «pasivamente», y el amortranquilo se siente «activamente», esto cs, requiere aprender a des-
cubrirlo, realizarlo, trabajarlo..., precisa ¡hacer el amor!, construirlo.
Así lo expresa Mounier en una de sus cartas:
MOUNIER
Carta a |. Chevalier
«¡No estoy seguro de quererle!» Algunos confunden amar con
estar emocionado, y estar seguro de amar con sentir un hormigueo en los pies y la piel de gallina. Esta visión inmadura del
1.
Mi testamento filosófico, Encuentro, Madrid,
1998, p. 141.
Creo que el amor es lo menos erótico que hay (no quisiera hacer
frases); cuantos hablan a todas horas de Amor y de la Belleza casi mayuscalizados se me presentan como los traga-novenas y engulle-rosarios, que se creen muy religiosos. La verdadera oración es un modo
de vivir, de vivir votivamente, y para el hombre verdaderamente re-
ligioso es oración todo; su hablar, su pasear, su callar, su pensar, su dormir mismo, son rezo.Y lo mismo el amor; es, ante todo y sobre todo,
«con-vivencia», en la fuerza toda de este hermoso vocablo.
MIGUEL DE UNAMUNO
Poco a poco descubriremos los repliegues del amor. El amor no
es sólo la juventud encontrada de nuevo en una nueva infancia, ese
objeto feliz tan alejado de los adultos y de sus malas maneras. Justamente en este momento... estoy instalado en su gravedad. ¡No hay
que encontrar conmigo sólo algo de intacto y de nuevo!
EMMANUEL
Quien busque la seguridad de amar en el protagonismo del
sentimiento amoroso, habitualmente pensará que no ama.
El amor-tranquilo fuera de la pareja
¡Cuántos quebraderos de cabeza y de fe tienen su origen en la
misma pregunta con respecto a Dios! «No sé si le amo.» Y qué
poco se sabe del amor cuando continúa: «No le amo, porque si le
amase... lo sabría». A lo que se podría contestar: «O no lo sabrías,
si por saberlo entiendes el sentirlo en sí mismo, porque al amortranquilo no se le siente en sí mismo».
Puede resultar frío y desconcertante, pero en estas situaciones,
dada la naturaleza del ser humano y del amor, podría decirse: Si
quieres amar, ya estás amando».
54
CONSTRUIR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
EL AMOR
Y es que si la forma habitual de sentir el amor es el amor-tranquilo, fuera de la pareja es más frecuente si cabe, ya que el ingrediente de la atracción sexual no desempeña ningún papel.
Se desarrolla dentro de una «normalidad» habitual extraordinaria, por ejemplo, en la famila:
He ido esta tarde a Vincennes y he andado como un bruto a través del bosque (he debido de hacer más de quince kilómetros) pensando en montones de cosas. Era uno de esos domingos muy de
mediodía de domingo parisino, en que la multitud que pasa a tu
lado te echa la trivialidad a la cara con oleadas que te harían llorar.
Todo esto ha sido compensado por un niño de siete años que me
ha echado una mirada que no supo adónde iba y por una familia de
obreros: el padre y la madre jugaban con sus hijos, sanos, felices, ais-
lados, únicos, luminosos en medio de esta multitud apagada.
EMMANUEL MOUNIER
Carta a M. Mounier
55
bres y mujeres de mediana edad lamentándose de su juventud
perdida a la edad misma en la que nuevos horizontes deberían
aparecérseles y nuevas puertas deberían abrirse a su alrededor, Es
mucho más divertido aprender a nadar que seguir interminablemente (y desesperadamente) intentando recobrar lo que sentisteis
la primera vez que os mojasteis en la orilla de pequeños».
Así es. Cuántas veces se oyen lamentos acerca de la juventud
perdida —«quién volviera a tener los años mozos», «aprovecha
ahora que eres joven», «¡ay!, juventud, divino tesoro, que te vas
para no volver»...—. Son exclamaciones que muchas veces gritan
el fracaso de quienes se quedaron atrapados en el gozo del «enamoramiento», y no han sabido descubrir las nuevas emociones
del amor-tranquilo.
Mientras preparaba este trabajo tuve la suerte de tener dos encuentros. Uno con José María, un amigo al que no veía desde su
boda, cinco años atrás. «¿Qué tal va?» «Cinco años, y no acabo de
descubrirla; es fantástica, y tiene la virtud de no dejar de sorprenderme; continúo encontrándole cosas nuevas», fue su res-
Lo que alimenta el amor-tranquilo
Transcribimos de nuevo unas palabras de C. S. Lewis:
«Es sencillamente inútil intentar conservar las emociones fuertes: eso es lo peor que se puede hacer. Dejad que esas sensaciones
desaparezcan -dejad que mueran—, seguid adelante a través de ese
período de muerte hacia el interés más sosegado y la felicidad que
lo suceden, y descubriréis que estáis viviendo en un mundo que
0s proporciona nuevas emociones todo el tiempo. Pero si decidis
hacer de las emociones fuertes vuestra dieta habitual e intentáis
prolongarlas artificialmente, se volverán cada vez más débiles y
cada vez menos frecuentes, y seréis viejos aburridos y desilusionados durante el resto de vuestra vida. Precisamente porque hay
tan poca gente que comprenda esto, encontramos muchos hom-
puesta. Claramente hablaba en un plano no físico —las novedades
en ese orden fueron descubiertas enscguida—; mi amigo había
aprendido a nadar en ese mar infinito que nos ofrece cualquier
espíritu humano que abre su intimidad.
El segundo encuentro fue más anónimo. Daba una sesión sobre
estas cuestiones a un grupo de personas con cierta edad y experiencia. Uno intervino espontáneamente: «Llevo veinte años casa-
do, y pienso que ahora es cuando empiezo a amar a mi mujer. Lo
de antes..., no, me doy cuenta ahora de que aquello no era amor».
—Marie-Louise,
mántico?
¿por qué la gente sólo sueña
1. Mero cristianismo, Rialp, Madrid, 1995, pp. 124-125.
con
el amor
ro-
56
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
CONSTRUIR EL AMOR
—Cada uno tiene su camino. Algunos se casan porque se aman,
otros acaban amándose porque se casan. Más vale que en todo matrimonio haya de lo uno o de lo otro.
JEAN GUITTON
Mi testamento filosófico
57
horas, porque si a flores y estrella amo es por amor a ti, y a ti deben
ir esos cariños.
Cualquier
acontecimiento,
también
la enfermedad,
es buen
alimento. Un útil ejemplo es el de C.S. Lewis. Poco tiempo después de su boda, Hellen —su mujer— fallece de cáncer; él cuenta
¿Qué alimenta el amor-tranquilo? El amor-tranquilo es omnivoro: todo lo que constituye la vida normal puede ser alimento bueno. Todo: lo positivo y lo negativo. Se alimenta de palabras, de compras, de necesidades, de ver la tele, de ir al médico,
de paseos... Del mismo modo que se alimenta de discusiones, de
aburrimiento, de malentendidos, de fallos propios, de fallos del
otro, de manías y de preferencias. Podríamos decir que el amor
dispone de un aparato metabólico que es capaz de convertir en
alimento incluso lo que de por sí es nocivo: la traición, el olvido, el desamor.
Lo
en una
cómo
mente
monótono es el alimento habitual. Pedro Salinas explicita
de sus cartas a Margarita, la que más tarde sería su mujer,
espera vivir como novedad la vida monótona —externamonótona— que compartirán:
Hay que dejar en nuestras horas un gran espacio para lo impre-
visto, lo azaroso, y lo casual.Y así podemos soñar cómo será una tarde, cómo será una aurora, pero no cómo será toda nuestra vida porque sería hacerla demasiado monótona. Nuestro cariño, Margarita,
debe ser de mil matices, no debemos sujetarlo a un ritmo solo y
único, aunque en el fondo sea un mismo y único amor.Y es preciso que, con toda fe y amor puesta en nuestros corazones, afrontemos
toda la vida no pretendiendo
dominarla a ella, sino abandonándo-
nos nosotros con todo amor a todo
das de San Francisco de Asís? Todas
Para mí todas son hermanas tuyas,
blan de ti con elocuencia más alta
amores hago un gran haz de amor,
lo que nos traiga [...] ¿Te acuerlas cosas eran para él hermanas.
y la luna y los jazmines me haque ninguna palabra; y de estos
que es el que te ofrezco a todas
su experiencia:
«Cáncer, y cáncer, y cáncer. Mi madre, mi padre, mi mujer. Me
pregunto quién será el siguiente en la lista.Y sin embargo la propia Hellen, cuando se estaba muriendo de cáncer, y perfectamente consciente de la cuestión, dijo que había perdido gran parte del horror que antes le tenía. Cuando llegó la hora de la
verdad, el hombre y la idea estaban ya desactivados en alguna medidaY hasta cierto punto, casi lo entendí. Esto es muy 1mportante. Nunca se encuentra uno precisamente con el Cáncer o la
Guerra o la Infelicidad (ni tampoco con la Felicidad). Solamente
se encuentra uno con cada hora o cada momento que llegan.
Con toda clase de altibajos: cantidad de manchas feas en nuestros
mejores ratos y de manchas bonitas en los peores. No abarcamos
nunca el impacto total de lo que lamamos “la cosa en sí misma”.
Pero es que nos equivocamos al llamarla así,“la cosa en sí misma”
consiste simplemente en todos estos altibajos, el resto no pasa de
ser un nombre o una idea. Es increíble cuánta felicidad y hasta
cuánta diversión vivimos a veces juntos, incluso después de que
toda esperanza se había desvanecido. Qué largo y tendido, qué serenamente, con cuánto provecho llegamos a hablar aquella última
noche, estrechamente unidos».
La cosa en sí misma, el amor
en sí mismo
son
todos
esos
segundos que van llegando uno detrás de otro, cada uno con su
carga.
1. Una pena en observación, Anagrama, Barcelona, 1994, pp. 20-21.
58
CONSTRUIR EL AMOR
Martin Descalzo publicó un artículo titulado «Veinticuatro maneras de amar». Recojo algunas de ellas, pues me parecen un buen
ejemplo de lo que es y de lo que alimenta el amor-tranquilo:
Recordar las fechas de los santos y cumpleaños... Hacer regalos
muy pequeños, que demuestran el cariño pero no crean obligación
de ser compensados con otro regalo. Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú. Contarles las cosas buenas que alguien ha dicho de ellos. Dar buenas noticias. No contradecir por sistema... Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar
de aplastar. Mandar con tono suave. No gritar nunca. Corregir de
modo que se note que te duele el hacerlo. Sonreír. Sonreír a todas
horas. Con ganas o sin cllas. Hacer favores. Y concederlos antes de
que terminen de pedirtelos. Olvidar las ofensas... Tener la manía de
hacer el bien, sobre todo a los que no se lo merecerían tedricamen-
te. Pensar, por principio, bien de todo el mundo. Estudiar los gustos
ajenos y tratar de complacerlos.
¿Amo realmente o actúo por deber?
Es común sentir atracción por el amor y cierto rechazo por
lo obligatorio. Sin embargo, no podemos ignorar que el amor
está intimamente vinculado a la obligación. El amor obliga.Y lo
hace en un doble sentido, doble sentido que corresponde al doble movimiento que se da en el amor: uno que va del «yo» hacia el «tú», y otro que se dirige del «tú» hacia el «yo».Veamos ambos casos.
En el propio «yo» se despierta un movimiento hacia el «tú»
amado: «yo te amo; entre las muchas personas que se me han presentado y se me presentarán a lo largo de la vida, yo, porque me
da la gana, te elijo a ti como
gana, y porque te amo
mi bien; te amo porque me da la
te doy todo, y me entrego yo mismo, etc.».
TRES FORMAS
DE SENTIR EL AMOR
59
El motor de este movimiento está en el yo que busca activamente amar. El movimiento
me viene de dentro, me mando
amarle.
Podemos llamarlo amor activo. La voluntad decide vaciarse y amar.
Esta decisión obliga a la persona que ama con relación al «tú»
amado, y surge lo que llamaremos un «amor obligado»: «me obligo
a actuar y vivir para ti».
Amor ActIVO:.
Yo —>
Tú
AMOR OBLIGADO
Por otra parte, el «tú» ejerce en el «yo» un movimiento hacia ese
«tú», tá que viene a ser como una «aspiradora» del yo. El motor de
este movimiento está en el tú que me obliga a actuar para él. El
movimiento, en este caso, me viene de fuera, el tú me manda amarle. Podemos llamarlo amor pasivo 0, mejor, amor paciente. Finkielkraut
lo expresa acertadamente:
«|Su rostro] me inhibe cuando miro sus ojos desarmados. Me
resiste y me requiere, no soy en primer término su espectador,
sino que soy alguien que le está obligado. A merced mía, ofreciéndoseme, infinitamente frágil, desgarrado como un llanto suspendido, el rostro me llama en su ayuda, y hay algo imperioso en esta
imploración; su miseria no me da lástima; al ordenarme que acu-
da en su ayuda, esa miseria me hace violencia. La humilde desnudez
del rostro reclama como algo que le es debido mi solicitud y hasta se
podría decir, si no temiera uno que este término hubiera sucumbido al ridículo, mi caridad. En efecto, mi compañía no le basta a
la otra persona cuando ésta se me revela por el rostro: ella exige
que yo esté “para” ella y no solamente “con” ella. De modo que es
el rostro en su desnudez lo que me hace desinteresarme de mí
mismo. El bien me viene de afuera, lo ético me cae de arriba. El
rostro del otro me intima al amor o por lo menos me prohíbe la indiferencia respecto de él. El rostro me acosa, me compromete a po-
60
CONSTRUIR EL AMOR
TRES
nerme en sociedad con él, me subordina a su debilidad, en suma,
me manda amarlo».}
Y más adelante continúa: «No soy yo quien se lanza primero
hacia el otro en un impulso generoso; es el otro quien, entrando
sin golpear a la puerta, desvía mis intenciones y turba mi quietud. Se desdibuja hasta la afectación la cuestión moral cuando se
atribuye el papel activo a aquel que ama. El prójimo me incumbe antes de que mi corazón o mi conciencia hayan podido tomar
la decisión de amarlo. El rostro, en él, es esa potencia prescriptiva
que me despoja de mi soberanía y me obliga a una pasividad radical.
Amor, si se quiere, pero amor a regañadientes; amor que nos pone
a prueba; amor que es el nombre más corriente de la violencia con
que el otro me desaloja, me persigue y hostiga hasta los rincones más
recónditos de mí mismo».
En este movimiento es el «ti» amado quien obliga al sujeto
que ama, y surge lo que llamaremos un «amor obligante» >
AMOR PACIENTE
Yo
¢&
TÚ
AMOR OBLIGANTE
Por lo tanto, en su dimensién activa, el amor genera actos de
amor obligado, y, en su dimensión pasiva, el amor genera actos de
amor obligante.Ya se deduce, entonces, que el amor tiene mucho
que ver con la obligación, con el deber. No
que no genere cierta obligatoriedad.
1. La sabiduría del amor, Gedisa, Barcelona,
es posible un amor
1986, pp. 27-28. Destacamos
cn
estas palabras: «¡Tú no debes escoger nada, tú has sido llamado! Tú no debes ser-
vir, tú serás tomado para el servicio... Lo único que hay que hacer es dejar todo y
seguir, sin hacer distinciones, sin deseos e intuiciones particulares. Debes
y ver para qué puedes servir».
estar allí
DE
SENTIR
EL AMOR
Me: oBLIGO
Actos DE AMOR: OBLIGADO
ME OBLIGA
ACTOS DE AMOR OBLIGANTE
61
¿Realmente amo, o actúo por deber?, nos preguntamos con
frecuencia. En primer lugar, podemos observar que la pregunta es
en sí misma algo «tramposa», pues amar y actuar por deber se presentan como excluyentes —una u otra, pero no los dos a la vez—.
Sin embargo, amar y actuar por deber pueden ser lo mismo, puesto que cuando realizo actos de amor obligado y actos de amor
obligante estoy amando, estoy realizando el amor, estoy creciendo en amor. «Nobleza obliga», solemos decir; paralelamente afir-
mamos: «Amor obliga». Pero sigamos adelante.
La cuestión anterior suele surgir en las épocas en las que vivi-
mos el amor-tranquilo. Hemos presentado los conceptos suficientes para entender que no sólo es lógico, sino también bueno,
que nos planteemos esta pregunta.
Debemos evitar, y no es fácil, confundir el amor-tranquilo con
el desamor: no sentir el amor no significa haber dejado de amar.
Ya hemos visto que el amor-tranquilo se caracteriza por lo translúcido de su modo de sentirse: no se percibe, no se siente.
Si alguien que experimenta una época de amor-tranquilo busca sentimientos en su interior, dado que el sentimiento del amor
está adormecido, es lógico que halle otros sentimientos: seguramente
cursiva las palabras que expresan lo paciente del amor.
2. Ibídem, p. 107.
3. En otro orden de cosas, pero en esta misma perspectiva de dirección del
amor y de amor obligante, el teólogo Von Balthasar relata su propia vocación con
FORMAS
encontrará el de la obligatoriedad, el del compromiso, el
del deber. «¡Me siento como obligado/a!»
Es lógico que cobre mayor protagonismo el sentimiento que
impone la voluntad. La decisión de amar tomada libremente en
su día puede estar presente en la afectividad como sentimiento de
deber.
Y no es malo. Todo lo contrario. No hay oposición alguna entre la libertad y el deber. En estas épocas de amor-tranquilo, ac-
62
CONSTRUIR EL AMOR
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
tuar por deber es una buena forma de amar, es la mejor manera
de realizar el amor o de hacer el amor: el amor está pero no lo siento; lo único que siento es el deber. Son momentos
la
o
en los que lo
pasión
enamorada,
como
emoción
gozoso-placentera.
Me
atrevería a decir:
Ama quien da un beso congelado porque el otro tiene derecho
a sus muestras de cariño. Ama quien cocina un guisadito bien apetecible con dolor de cabeza y náuseas al ver comida. Ama quien escucha el desahogo mientras vence el aburrimiento que le produce,
y cada poco rato dice haciéndose violencia «Sí, cariño». Ama quien
se para en un banco de la iglesia unos minutos aun sintiendo que
todos los músculos de su cuerpo le fuerzan para salir de allí cuanto
creencia; y si hay una obligación de amar..., ésta transforma los
mil actos obligados en mil actos de amor, De esta forma se convierte toda la vida de una persona en un acto de amor, y el amor,
lógico es que el amor tenga cierto sabor a obligación. Es preciso
superar el infantilismo de pensar que el amor siempre se siente
como
63
en
-
la vida misma de la persona.
¿Qué significa hacer todo por amor?
cada
cosa
con
un
sentimiento
Expreso
y
¿Acaso
vivo
de
supone hacer
emoción
amo-
rosa? En absoluto; aparte de que no es posible para el hombre vivir así, la cantidad de amor nunca se ha medido por la intensidad
de las emociones; el amor se mide por la capacidad de entrega, de
sometimiento
del «yo» a las obligaciones —de
amor
obligado y
obligante— que surgen de la relación con el «tú».
Ésta es la razón por la que algo se puede hacer con ganas o sin
ganas, pero por amor. Jesucristo dice en el Evangelio: «Quien me
ama, cumple mis mandamientos». Es una forma mucho más sabia
antes. Ama quien se contiene para no arrojar a su adorable hijito por
y sencilla de decir lo mismo: quien ama se somete a los actos de
la ventana la décima noche que pasa en vela por sus flatitos. Ama
amor
quien se prohíbe una mirada hacia otra persona atractiva porque
«quien cumple mis mandamientos me ama» y es lógico, pues no
se ama por hacer actos obligados, simo que se ama por hacer actos de
amor obligado y actos de amor obligante, que es distinto: la diferencia
quiere que sólo le atraiga aquel a quien se debe.
Esto sí es hacer el amor.Y el acto sexual es verdaderamente
ha-
cer el amor sólo si es la expresión corporal de todos estos hechos
de amor, o mejor, de todos estos hechos de amor obligado.
Durante las épocas en las que el amor se siente como amortranquilo tienen mucha importancia los actos de amor obligante
y los actos de amor obligado.
Vale la pena insistir en éstos.
De la misma manera que mil toques al balón no hacen un par-
obligado. También
se encuentra
en
que
es verdad
en este caso
que
hay
no
una
dice
decisión
lo
contrario:
previa
y libre
de la voluntad que decide amar, que decide ser fiel.
Vivir así lleva a hacer de la propia vida una vida de amor, in-
dependientemente de los sentimientos que acompañen. Quiero
terminar este epígrafe con las reflexiones que Sándor Márai pone
en labios de uno de los protagonistas de su novela El último encuentro:
tido de fútbol, que mil recortes de tijeras no hacen un traje, que
mil ladrillos no hacen una casa, y que mil razonamientos no hacen un acto de fe, mil actos obligados no hacen el amor. Pero si
hay un acuerdo y unas reglas, los toques al balón hacen el parti-
A esta pregunta sólo tú puedes responder; y de alguna manera,
ahora, cuando ya todo ha terminado, has respondido con tu vida entera. Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más
do; si hay un proyecto los recortes sí hacen el traje y los ladrillos,
importantes. No importa lo que diga, no importa con qué palabras
Z para creer, los razonamientos
:
la casa; si : hay una razón
y
desarrollan
; con
qué
argumentos
qué argumentos
trat
q
trate de defenderse
x
64
CONSTRUIR EL AMOR
Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con
los hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una
y otra vez.
Las preguntas son éstas: ¿Quién eres...? ¿Qué has querido de verdad...? ¿Qué has sabido de verdad...? ¿A qué has sido fiel o infiel...?
¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía...? Éstas son las preguntas.
Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso
C.
no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su
EL AMOR-CRÍTICO
O EN CRISIS
vida entera.'
Recapitulando
ELEMENTO SUBJETIVO
ELEMENTO OBJETIVO:
(sentimiento)
(unidad)
amor-enamorado
El amor-tranquilo lo vive la afectividad como serenidad y paz
e
.
.
-
.
.
-
.
en la relación —incluidos enfados y discusiones—. Con frecuencia
no se siente de un modo expreso; dificilmente se individualiza
este sentimiento de amor como algo aprensible o detectable en sí
mismo.A veces, al hacer el amor, el único sabor que aparece es el
del deber, deber que nace del amor obligado y del amor obligante. Es real, actual, pacífico... y también determinante, pero a su
modo. Es lo que entendemos por «quererse».
amor-donación
=
~~
+
amor-tranquilo
E
amor-crítico
=
a
——
amor-apreciación
SIR
TEE
amor-necesidad
Me sentí como el marido que, después de cuatro años de matrimonio, se da cuenta de repente de que ya no siente deseo, termura
ni aprecio por la mujer que una vez amó; ningún placer en su compañía, ningún interés en gustarle, ninguna curiosidad por nada que
ella pudiera hacer, decir o pensar; ninguna esperanza de que las
cosas se arreglaran, ningún sentimiento de culpa por el desastre,
La conocí como se conoce a la mujer con la que se ha compartido
la casa, un día sí y otro también, durante res años y medio; conocí
sus hábitos de desaliño, descubrí lo rutinario y mecánico de sus encantos, sus celos y su egoísmo. El encantamiento había terminado y
ahora la veía como a una antipática desconocida con la que me había unido indisolublemente en un momento de locura.
EVELYN WAUGH
Retorno a Brideshead
1. Emecé, Barcelona, 1999, p. 107.
66
CONSTRUIR EL AMOR
Estas palabras de Evelyn Waugh expresan de un modo extraordinario una de las formas de sentir el amor. Con independencia de la realidad misma del amor, hay épocas en las que éste
se percibe y siente como algo doloroso, se vive la relación de
amor como un lazo al que uno se ha atado de manera firme... y no acaba de entender cómo fue capaz de hacer semeJante cosa, en nombre de qué se metió en semejante tortura,
cómo se le ocurrió determinar su vida de esta manera tan estúpida...: «ahora la veía como a una antipática desconocida con
la que me había unido indisolublemente en un momento de
locura»,
Hay épocas en las que el amor se siente así, y solemos asustarnos. Como quien encuentra en su cuerpo un pequeño bulto fuera de lugar y enseguida cree hallarse ya en la recta final de sus días,
entendiendo que el cancer ya ha plantado la semilla de la muerte en su organismo; así, quien encuentra en su amor estos sentimientos cree hallarse ya en la recta final de sus días de amor encantado, entendiendo que el desamor ha plantado la semilla de la
muerte en su relación. Pero no es así.
Este modo
de sentir el amor, doloroso, de rechazo, de regaña-
dientes, que fuerza a echar la mirada atrás, que invita al arrepentimiento de las decisiones pasadas, que llena la boca de sabor
amargo..., corresponde a una época buena —que no es lo mismo
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
67
ADELA: —¡Si supiera yo misma lo que quiero! Ayer todo me parecía fácil. Hoy no hay más que un muro de sombras que me aprietan.
PEREGRINA: —Ayer no sabías aún que estabas enamorada...
ADELA: —¿Es esto el amor?
PEREGRINA: —No, eso es el miedo a perderlo. El amor es el que
sentías hasta ahora sin saberlo. Ese travieso misterio que os llena la
sangre de alfileres y la garganta de pájaros.
ADELA: —¿Por qué lo pintan feliz si duele tanto?
ALEJANDRO CASONA
La dama del alba
«¿Por qué hablan tan bien del amor, lo pintan feliz, si duele
tanto?», preguntaba la joven protagonista de La dama del alba,
poco tiempo después de haber vivido un pasional e inesperado
amor-enamorado. Aquellos encantos le han pasado rápidos, y
ahora son para ella ocasión de dolor.Y es que, en ocasiones, la vivencia interior del amor, el modo
de sentirlo, es el dolor.
La novela El cuaderno de Noah comienza con esta evaluación
global por parte del anciano Noah acerca de su matrimonio:
«... Más momentos buenos que malos y una tendencia general
al alza. Un buen negocio, un negocio afortunado, y sé por experiencia que no hay mucha gente que pueda decir lo mismo. Pero
no me malinterpretes. No soy especial; de eso estoy seguro. Soy un
hombre
corriente, con pensamientos
corrientes, que ha llevado
que agradable— del amor porque significa que éste se halla en cri-
una vida corriente. No me dedicarán ningún monumento y mi
sis, en crisis de crecimiento; «la carne que había echado al asador»
de mi relación de amor ya se ha consumido; el amor necesita
nuevas entregas, nuevos lazos, una relación más espiritual. A esta
nombre pronto pasará al olvido, pero he amado a otra persona con
forma de sentir cl amor la llamamos «amor-crítico»; también sería apropiado llamarla «amor-doliente», pero nos parece mejor
hacer referencia al porqué del dolor, la crisis, pues es la clave de
estas épocas.
toda el alma, y eso, para mí, es más que suficiente.
»Para los románticos, ésta será una historia de amor; para los
escépticos, una tragedia. Para mí, es una mezcla de ambas cosas, e
independientemente de la impresión que os cause al final, nadie
podrá negar que ha determinado gran parte de mi vida y señalado mi camino. No tengo quejas de ese camino ni de los sitios
adonde me ha llevado; puede que tenga quejas suficientes para
68
CONSTRUIR EL AMOR
llenar una carpa de circo en
escogido ha sido el mejor y
Toda historia de amor es
y de tragedia. La realidad de
muestra el amor-enamorado
TRES
otros planos, pero el camino que he
jamás lo cambiaría por otro».!
una historia de ambas cosas: de amor
aquel proyecto ambicioso y feliz que
es costosa: el amor hay que «reali-
zarlo», y, en ocasiones, crecer en amor duele. Como
solemos de-
cir: «No todo es tan bonito como lo pintan» cuando por «bonito» se entiende cómodo, fácil, placentero y, por lo tanto, irreal. El
amor es bonito, sí. Pintarlo bonito debería ser pintarlo como es:
vida verdadera con el otro, y muerte verdadera al propio egoísmo. La primera parte no es posible sin la segunda: no hay vida sin
muerte. La vida de amor no es una «novela rosa».
Recuerdo el comentario de un buen amigo que, mientras tomábamos algo en la cafetería de un hotel, me mostraba el folleto
de promoción de aquel lugar, y me decía con cierto desencanto:
«Cuando hice mi compromiso de amor, el planteamiento que tenía era similar al que puede hacerse quien tiene entre sus manos
uno de estos folletos de propaganda: fotos reales de salas y salones, habitaciones y servicios, zonas verdes vitalizadas por la presencia de un sol estático y fiel al hotel en cuestión. Sin embargo,
el día a día me está haciendo ver que en el hotel también cuesta
levantarse; que los mejores lujos son compatibles con el dolor de
muelas; que el olor grasiento que sale de la cocina e impregna las
paredes de las salas del hotel no había impregnado la foto del folleto..., y tantas otras realidades que, fríamente consideradas, podrían calificarse de trágicas».
¿Por qué duele el amor?
Que amar es causa de sufrimientos es algo experimentado y
sabido por todo el que ama. Tal es la condición del amor. Tanto
1. Nicholas Sparks, El cuaderno de Noah, Emecé, Barcelona, 1997, p. 14.
FORMAS
DE
SENTIR
EL
AMOR
69
es así que, por ejemplo, Buda propone que no se ame para poder
ser feliz:
Quien ama ochenta, treinta, veinte, diez cosas
tiene ochenta, treinta, veinte, diez dolores.
Quien ama una sola cosa tiene un solo dolor.
Y quien no ama nada, éste no sufre dolor alguno.
Y es un hombre sereno quien no sufre dolor ni pasión.
Los dolores, las lamentaciones y los sufrimientos en este mundo
son innumerables por culpa de las cosas que amamos...
Por eso, los que no aman nada ni a nadie en el mundo
son felices y están libres de sufrimiento.
No parece que acierte Buda, ya que el hombre está hecho para
amar, y experimenta que sólo amando es feliz. Cristo enseña otro
camino: amar hasta dar la vida, amar incluso al enemigo, aunque
se sufra, pues el sufrimiento no es malo en sí mismo.
¿Amor y sufrimiento van unidos? ¿Se vive más feliz sin estar enamorado? Hay distintos miveles de felicidad. Cada uno tiene un riesgo y una aventura. Hay felicidad de vegetal, de almeja, de egoísta, de
amante... Cada cual debe aspirar a una, El cerdo a la felicidad del
cerdo, El insensible a la felicidad del insensible.
JOSE ANTONIO MARINA
Queremos centrarnos en la causa objetiva de este estado del
amor: el «yo», que necesita morir para afirmar el «tú», parecía
muerto pero no lo está tanto como creía estarlo. El amor-crítico
corresponde a un período de muerte, de muerte al yo. Por lo tanto, un período que necesita tal historia de amor para crecer.
Es preciso realizar una correcta lectura de las crisis. La crisis no
es síntoma de que ya no vive el amor; no significa que ese amor
«ya no sirve», sino todo lo contrario. No hay crisis sin vida, por
70
CONSTRUIR EL AMOR
TRES
lo que la crisis es síntoma de que hay vida, de que hay amor. Pero
es precisamente la vitalidad de ese amor la que exige, en un momento determinado, que se la depure de adherencias mortecinas,
de esquemas pequeños, egoístas o desgastados.
Por eso, toda crisis, sea la que sea, es una posibilidad de ascender en la calidad del amor. Las crisis son fuente de vida.Y, a veces, necesarias fuentes de vida. Como solemos decir de tantas co-
sas en la vida: Crecer o morír.
En palabras de Guitton, «En el fondo de todo amor existe sin
duda una eterna repetición, una monotonía implacable. Para que
el automatismo que lo acecha no pueda destruirlo, necesita cambios de tiempo, de lugar, de estructura, alternativas de partida y
de retorno, descubrimientos sucesivos, crisis inofensivas.Y la fi-
delidad consiste en integrar en sí todos estos accidentes y nutrirse de ellos. El amor de la pareja no puede subsistir sin supcrarse, sin elevarse, sin volver
a encontrarse
en un
plano
más
elevado».
De ordinario, no valoramos debidamente las crisis. No somos
justos con ellas. Hablar de crisis es hablar de algo grande en la
vida de una persona: de algo —por colorearlo— de tonos rojos. Suponen, por un lado, crecimiento, conquista de nuevas cotas, cam-
bio enriquecedor; y, por otro, sangre, combate, esfuerzo y lucha.
Somos injustos con las crisis, porque nos ha dado por pintarlas de
negro —o, en el mejor de los casos, de marrón— y por vestirlas de
dudas e interrogantes.
Las «crecederas» duelen, pero ¿qué sería de alguien que por
ahorrarse ese dolor eligiese ser un enano en el futuro? Las crisis
duelen, y son positivas. Y no escribo duelen «pero» son positivas,
porque el mismo dolor es uno de los ingredientes que hacen benigna la crisis.
FORMAS
DE
SENTIR
EL
AMOR
71
Cuando el amor se hace insufrible
La mitad de los fracasos de la vida se debe a que tiramos de las
riendas cuando nuestro caballo está en pleno salto.
J. WILLIAM HARE
El salto de un nivel del amor al siguiente es delicado y doloroso, es crítico. Y muchas veces identificamos la crisis con una es-
pecie de sentencia que viene a decir algo asi como da muerte de
mi relación de amor ha empezado».
¿Qué ocurre realmente? La inicial estabilidad de la relación se
ha perdido: una nueva circunstancia —por enfermedad, trabajo, o
discrepancias en la percepción de las cosas—, una experiencia subjetiva —sentir la monotonía, el aburrimiento o la falta de libertad—
o una coyuntura especial —como pueden ser el cansancio, la atracción de otra persona— han roto el equilibrio en el que vivíamos,
y esa situación es dolorosa.
Así, durante los momentos de sufrimiento parece que se dispare un dispositivo que suelta una avalancha de preguntas en
torno
al sentido de nuestros actos: si vale la pena, sí es lo mío,
por qué esto y no ofra cosa, hasta cuándo... No es más que el lógico y natural rechazo al dolor, la instintiva huida del sufrimiento.
A esta experiencia, que se presenta en todos los aspectos de la
vida, solemos denominarla «crisis».
Evidentemente, las crisis no tienen siempre la misma fuerza o
intensidad, ni el mismo fundamento objetivo. Hay crisis generadas por motivos muy serios y nada fáciles de encauzar (en la vida
matrimonial, por ejemplo, la infidelidad, faltas graves de respeto,
sentir —creer, sospechar o estar absolutamente seguro— que no te
quiere, alcohol...)& que merecen ser tratadas una a una. Pero no es
éste nuestro propósito: nos limitaremos a realizar algunas consi-
CONSTRUIR EL AMOR
72
TRES FORMAS DE SENTIR EL AMOR
deraciones generales, a proponer un enfoque acorde con la naturaleza propia del amor.
Sin embargo, el proceso critico se repetir cada vez que la vida
exija más: todo crecimiento irá acompañado de su correspondiente
crisis de sufrimiento.
En algunas ocasiones el sufrimiento puede ser o parecernos insufrible. En esos momentos no debemos tratar de entender el
porqué de las cosas. Resulra fácil decirlo, y duro vivirlo, pero es
lógico que hasta que se supere no será posible dilucidar lo bueno que deparará esa situación dolorosa.
E. Mounier llega a escribir refiriéndose a estas situaciones que
está padeciendo personalmente: «La angustia se vale de nosotros a
veces: ya te he contado. Hay momentos en que hasta los santos dudan de todo, de su amor y de Dios. Ninguna luz se entrega sin esta
noche. Cristo ha cargado en una sola noche de angustias y de dudas («Padre, ¿por qué me has abandonado?») todas nuestras noches
oscuras... [...] No se es decididamente grande [...] hasta que la vida
no te ha puesto en la prueba de negarte rotundamente y sin apelación algo que deseabas con todas tus ganas...».'
Ernesto
Sábato, ya anciano, publica su testamento
espiritual,
recogiendo los sucesos más significativos de su vida. Un capítulo
lo centra en su mujer, a quien canta un emotivo agradecimiento
por haber sabido esperar en las épocas de amor-crítico que sufrieron. De modo explícito refiere uno de esos momentos, singularmente dificil para ella, una ocasión en la que le abandona para
irse con otra mujer:
Con enorme desconsuelo pienso en todo lo que ella debió soportar por mi culpa. Recuerdo la tarde en que la dejé en París, para
1. Carta a Paulette Leclercq, 3 de enero de 1934, en Emmanuel Mounier, Cartas desde el dolor, Ed. Encuentro, Madrid, 1998, p. 43.
73
irme con una mujer que había sido condesa en los años previos a la
Revolución Rusa. Me la había presentado un príncipe que entonces trabajaba de taxista, con quien hablábamos sobre Chejov, Dostoievski, Tolstói. La agitación que vivía durante el período surrealista era tal que, finalmente, abandoné a Matilde en el puerto, con el
pequeño Jorge en brazos, cometiendo un acto horrendo que jamás
ha dejado de atormentarme. Por eso, cuando en la calle, en el tren,
se me acercan a darme la
religiosas me dicen: «Que
davía», me pregunto si lo
aquella mujer que dio su
mano, o algunas mujeres y hasta ancianas
Dios lo mantenga por muchos años tomerezco. Tantos fueron mis abandonos a
alma y su vida por mí...!
Y es que el amor siempre puede vencer. La espera, la fidelidad,
incluso en situaciones de este tipo, le permiten escribir al final en
su vejez:
Porque siempre necesité que me apuntalaran como a una casa
vieja o mal construida. En sus años finales, cuando la he visto desoJada por su enfermedad, es cuando más profundamente la quise. Y
pienso en el valor con que sufrió mi vida complicada, azarosa, contradictoria.A su lado pasé momentos de peligro, de amor, de amargura, de pobreza, de desengaños políticos y de tristísimos alejamientos, en que esperaba siempre a que el barco sacudido por
oscuras tempestades regresara a la calma, y yo volviera a divisar el
cielo estrellado, esa Cruz del Sur que marcaba nuevamente el rumbo, la misma que tantas veces, cuando éramos muchachos, habíamos
contemplado desde algún banco de la plaza. Y muchos, muchísimos
años antes, el supremo misterio, la recuerdo cuando me farfulló
aquellos versos de Manrique: «cómo se pasa la vida, cómo se pasa la
muerte tan callando...».?
1. Antes del fin, Seix Barral, Barcelona, 1999, p. 164.
2. Ibídem.
74
CONSTRUIR EL AMOR
Aprender a vivir las crisis
TRES FORMAS
DE SENTIR EL AMOR
75
nan. Esquivan este sufrimiento.Y normalmente lo cambian por otro.
SÍ. Pero no sanan!
Las verdaderas crisis son momentos realmente buenos —aunque dolorosos—: conforman el camino hacia nuevas emociones,
una nueva panorámica, una mayor plenitud del amor, un amortranquilo más «sabroso» y estable.
Ésa es la realidad: nuestro amor se ha quedado pequeño y chirría ante algunas nuevas exigencias que ahora se presentan; para
que nuestro amor sea pleno necesito crecer, necesito que muera
algo más de mi «yo».
Pero ¿dónde está el problema? El problema reside en pensar
que para acabar con el sufrimiento que causa esta crisis, y en definitiva, que causa este amor, se debe aplicar aquello de «muerto
el perro, se acabó la rabia»; esto es, se rompe el amor y se acaba-
ron los sufrimientos. Esto constituye un grave error.
¡Por supuesto que en el mayor número de los casos en los que
se presenta un sufrimiento puedo cambiarme de sitio y evitarlo!
¡Evitaré ese sufrimiento! Pero ¿crees que el nuevo sitio, que te acoge alegremente de tu huida, no te presentará nuevos sufrimientos?
Los sufrimientos son medicinales. Siempre. Medicinales.
Saber leer las intenciones de ese dolor. Saber «transver» la enfermedad que produce el dolor.
Cuando el cuerpo detecta algún elemento extraño en el organismo, ante ciertos estímulos avisa con el dolor. Cuando el no-cuerpo detecta algún estado incorrecto en el espíritu, ante ciertos estímulos avisa con el dolor.
Es preciso vivir el dolor hasta sanar. Y del mismo modo que
algunas veces el médico no puede hacer otra cosa más que es-
Es preciso aprender a vivir las crisis. Con este fin sugerimos algunos puntos:
a) Aguantar el sufrimiento
A una persona que nunca ha sufrido verdaderamente, el dolor le hace desestabilizar con extraordinaria facilidad: las crisis
desencadenan la búsqueda de una huida; quien la vive se deja
asaltar por esos mil interrogantes que le hacen perder el norte y,
con él, la paz.
Pero no queda otro remedio; es más, resulta absurdo buscar so-
luciones que no sean afrontar los hechos, vivir lo que toca vivir.
Cuando toca sufrir —porque se está creciendo—, hay que sufrir.
Esto no se arregla con pastillas, ni con médicos, ni con dinero, ni
con enfados o gritos.
Recuerdo que el psiquiatra Vallejo-Nájera explicaba que en
febrero y junio —meses de exámenes en la universidad— se le llenaba la consulta de universitarios con suspensos: querían resolver
su problema —desanimo, bajón, impresión de sinsentido y fracaso
en la vida— con pastillas y recetas; aclaraba el médico que aquello
no era más que una huida, que aquello se solucionaba afrontando la realidad: hay que estudiar y trabajar, aunque haga sufrir.
En todo esto, es muy importante la paciencia:
La clave de todo es la paciencia. Un pollo se obtiene empollando el huevo, no rompiéndolo.
ARNOLD
perar, cada uno —propio médico de su espíritu— algunas veces
no podrá hacer otra cosa más que esperar: vivir el dolor hasta
sanar.
Los cambios son huidas. Esquivan el sufrimiento. Sí. Pero no sa-
GLASGOW
1. J. P Manglano, ¿Se puede aprender a sufrir?, Desclée De Brouwer, Bilbao,
1999.
76
CONSTRUIR
EL AMOR
Con la paciencia alcanzamos la madurez. La madurez —que no
es el simple paso biológico del tiempo, sino algo bien distinto—
aumenta la capacidad de sufrimiento, enseña a sufrir. Es una pescadilla que se muerde la cola: el sufrimiento ayuda a madurar, y
la madurez ayuda a sufrir.
TRES FORMAS
DE SENTIR EL AMOR
77
sa de todos los males que se padecen en algo que es circunstancial.
3. Se deforma el futuro, cuestionando tener capacidad de
aguante para soportar aquello; la realidad es que ese amor puede,
tiene capacidad para aguantarlo. Necesita crecer... y ése es el momento de sufrir para crecer: no hace falta más.
«No puedo aguantar así toda la vida.» Es preciso estar atento
a no creerse que las cosas son como se ven, cuando se están vienb) No dejarse engañar por deformaciones ópticas
Las crisis suelen alterar la forma de ver las cosas, y engañan
presentando los elementos propios del amor como negativos. La
visión del pasado, del presente y del futuro de quien padece una
crisis deforma la realidad:
1. Se distorsiona la realidad pasada atribuyendo a ese amor la
culpa de todas las desgracias personales.
(Después de un desengaño)
Y sólo tengo que repetirme:
Yo nunca estuve realmente enamorada de ti
y estoy tan contenta de que te largues.
THE CORRS
Y esa visión deformada del pasado provoca que uno se arrepienta de haberlo vivido:
Miro atrás y me arrepiento
de entregar a quien no debo
todo lo que ya no tengo.
Y al volver no encuentro nada.
Sólo me queda saber dónde irá lo que te di.
ELLA BAILA SOLA
2. Se deforma el presente buscando al culpable del sufrimiento
fuera de nosotros mismos. Lógicamente, hay una base real en la
acusación que se hace, pero la deformación hace que ponga la cau-
do deformadas. Aunque tengan una base real, las cosas no son así.
El matrimonio de Jean Guitton fue criticado por sus conocidos. Éste escribe el siguiente diálogo con su mujer, Marie-Louise:
—Mi querida amiga, la historia contada por estos imbéciles...
—Jean, una historia contada por imbéciles resulta vulgar. Todo es
materialmente verdadero. Todo es espiritualmente falso.'
Hay que admitir que, en ocasiones, el imbécil que cuenta his-
torias raras acerca de mi amor soy yo mismo: una historia materialmente verdadera, pero que en realidad es una historia falsa.
Aunque nos fastidie admitirlo, normalmente —en el fondo~ lo sabemos.
No creernos que las cosas son como las vemos en ese momento, por un lado. Por otro, puede servir el consejo que leía en
una revista. Lo escribe una tal María, que firmaba «de Santander»:
En las dos ocasiones en que nuestro matrimonio pasó por momentos difíciles, mi marido y yo logramos superarlos, a mi juicio,
porque los dos nos aferramos a los buenos momentos del pasado.
Aunque ahora estemos fatal le decía yo a mi marido—, no vas a conseguir que olvide al hombre excepcional, cariñoso y comprensivo
que siempre fuiste, por más que ahora me reproches tantas cosas. Esta
actitud positiva le hacía cambiar. Por eso le pido que, si está convencido de la eficacia de esta estrategia, la difunda en su espacio.
1. Mi testamento filosófico, p. 140.
78
CONSTRUIR EL AMOR
Estas deformaciones ópticas llevan a una visión casi exclusiva
de lo negativo, o a ver todo en clave negativa. Algo terrible es
cuando se asemeja tanto a la forma en que Goethe define al diablo: El Espíritu que siempre niega. Debemos estar atentos al «siempre».Y pienso que todos conocemos a otro diablo, del que no habla Goethe, al que podemos definir como El Espíritu que siempre
dice «Pero»; quizá sea el mismo, con distinto traje.
TRES
FORMAS
DE
SENTIR
EL AMOR
79
d) Dedicarse tiempo
Gran parte de las crisis de hoy derivan del ritmo de nuestras
vidas, de que nos falta tiempo, vivimos con prisas.
En efecto, al amor hay que dedicarle tiempo: todos los amores
implican sus tiempos propios. Todos los amores: a Dios, entre esposos, entre padres e hijos.
Muchas crisis —matrimoniales y del amor en general— se dan
por tensión laboral, por no tratarse, por no «mirarse» y mimarse,
¢) Aprender a vivir las crisis tiene mucho de ejercitar no tomarse
demasiado en serio a uno mismo
Es preciso reírse uno de las propias ocurrencias en esos momentos, pues no todas las ideas responden a la verdad. Esforzarse
por creer que la crisis aportará una enseñanza, que purificará el
amor —0 nuestro amor necesita una nueva purificación—. Cuando
esté purificado, terminará la crisis. El amor habrá ascendido, será
mayor.
No hay que tomarse en serio todo lo que se nos ocurre: normalmente se tiende a culpar al otro, a la vida o a lo que sea, pero
siempre a algo que no sea uno mismo. No nos tomemos demasiado en serio esos razonamientos, Puedo tener razón y, sin embargo, no tener «la» razón. Aunque haya cierta verdad en ellos, más
verdad será lo siguiente:
por no perder el tiempo sosegadamente con quien se ama. Para
amar, hace falta no estar muy agotado.
El vivir «suelto», muy «suelto»..., personas que sólo desayunan
en casa, que no van a comer ni a cenar, gente que llega tan agota-
da que no puede ni amar ni dedicar esfuerzo alguno a la persona
que ama..., no es bueno para el amor. Éste necesita «andarse con
contemplaciones». Pero el agotado sólo exige que se le contemple
y es incapaz de contemplar, y puede ocurrir que alguna vez uno
diga: «¡Estupendo!, que contemple el otro, que le toca a él».
Está bien. El peligro es que ocurra muchas veces, o que el otro
se agote también, y que los dos sólo sean capaces de exigir. En
esas situaciones... es preciso capear hasta que el descanso llegue.
Pero el descanso no debe ir de vacaciones a vacaciones: cada día
es preciso encontrar un rato para la contemplación, momentos
para la comunicación.
La verdadera causa de la crisis es un defecto de mi forma de amar
o una limitación actual de mi capacidad de amar, que no es capaz
todavía de vivir dentro del amor esa nueva situación, realidad o cir-
cunstancia que ha desencadenado la crisis.
Es la hora de la voluntad
El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo.
No es fácil, pero el amor siempre necesita asumir, alimentarse,
crecer. El amor puede hacerlo, y vale la pena.
ANTOINE
DE SAINT-EXUPÉRY
Durante épocas en las que la afectividad de la persona vive el
amor-crítico, es importante que la voluntad supla y realmente sea
80
CONSTRUIR
EL AMOR
TRES
la pared de aquel container, que en ese momento
vibra, se re-
1é
La naturaleza del amor, también
o
Terminado el año, el joven volvió al maestro, que le dijo: «Ahora puedes andar a Atenas». El joven llegó hasta la puerta de la ciudad.
oo
el mundo.’
Recapitulando
7.
-
“le
El amor-crítico lo vive la afectividad como dolor —amor-doliente— y, a veces, como desgracia. Si es intenso, su violencia deforma la realidad, y trata de huir con la retirada, sacando la co-
barde bandera blanca del «me equivoqué». Sin embargo, esto es
constructivo: el amor necesita crecer. Alcanzará nuevas emocio.
,
l
nes. Es necesario pasar por ahí para llegar al amor pleno que pro-
yectamos en el momento
de nuestra promesa.
amor-enamorado
ELEMENTO SUBJETIVO
l
(sentimiento)
Co
amor-tranquilo
amor-crítico
Junto a la puerta vivía un extraño personaje que insultaba cruelmente a todos aquellos que entraban en Ja ciudad. Las personas insultadas perdían la calma, le devolvían los insultos, le amenazaban, se
enfurecian.
1.
Cuaderno de Noah, p. 20.
,
El botón más útil de los aparatos electrodomésticos es el botón
.
.
NE.
MD
«Pausa». Quien sabe dominarse a sí mismo, terminará
por dominar
Por otro lado, aunque los ejemplos han hecho referencia al
amor hombre-mujer, todo es aplicable a los otros amores.Al respecto, resulta simpática la historia metafórica de Bruno Ferrero:
variado. Todos le tenían por loco.
81
Y concluye el autor:
.
Un chaval con mucho dinero y grandes ambiciones pidió a un
maestro que le ayudase para llegar a ser verdaderamente grande. El
sabio le contestó con este extraño mandato: «Ve por el pueblo y
paga a las personas para que te insulten. Haz esto durante un año».
El joven comenzó a recorrer las calles de la ciudad y de los barrios dando dinero por hacerse insultar del modo más doloroso y
AMOR
f
Crisis, y no luchar contra ella. No es posible hacerlo, al igual que
».!
EL
ces ahora». El otro se puso serio y le dijo: «Entra, la ciudad es tuya».
no puede luchar contra su insomnio quien lo sufre. Acompañar:
;
p
:
la, sabiendo que tiene
un porqué —desconocido
por el momento- y que acabará. Cuando pase, como pasan las tormentas, se conocerá a qué se debía.Y llegará un momento en el que se mirará
atrás y exclamara: «¡Ya ha pasado!», quizá sin saber delimitar con
exactitud cuál fue el instante en que se superó.
También se debe recordar que «la naturaleza da más de lo que
i
SENTIR
un año he pagado a la gente para que me hiciese lo que tú me ha-
-
delidad— debe resistir para que la persona pueda acompañar a la
quita».
DE
El joven, sin embargo, soltó una carcajada: «Piensa que durante
Vuelve, se agita... porque le cuesta sufrir.
La voluntad —reforzada por las virtudes, por la lealtad y la fi-
FORMAS
1. II segreto dei pesci rossi, Editrice Elledici, Torino, 2000, p. 69.
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