Subido por Alexandra Canals

Relación alcohol y víctima

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Relación alcohol/víctima de VD
La mujer, como individuo, puede sufrir una agresión, violenta o no, y ser víctima de un delito,
de la misma manera que el hombre. Sin embargo, la mujer, a diferencia de éste, es susceptible
de ser víctima de otra serie de delitos por su condición de ser mujer.
La sociedad, en conjunto, permite que se produzca esta agresión en tres ámbitos principales
(Lorente, 1998):
1- El maltrato en el medio familiar
2- La violación en el medio social
3- El acoso sexual en el medio laboral
En una sociedad patriarcal se ha producido una evolución hacia la “igualdad” en relación al
consumo de drogas, con un aumento importante en el grupo de jóvenes (15-19años) acerca
del “consumo en el último mes” pasando de un porcentaje de 37,7% en 1995 al 50% en 1999
(Plan Nacional de Drogas, 2000).
Existen diferencias entre las actitudes y los comportamientos en relación al ocio nocturno ente
ambos sexos y al consumo de drogas, en particular (Díaz, 2002):
1- Más prudencia entre las mujeres, generando un uso más controlado.
2- Generalmente, las mujeres se ocultan y no exteriorizan el consumo por prejuicios que
la sociedad impone a dicho género. No obstante, el hombre no tiene reparo a la hora
de exponerse públicamente, ya que no es juzgado, como en el caso de la mujer. Dicho
consumo es una forma de demostrar su masculinidad.
3- Las mujeres son consumidoras de bebidas de menos graduación, a diferencia de los
hombres.
4- Aunque muchas mujeres reducen el consumo de alcohol durante la gestación, se
estima que hasta un 25%-50% de las mujeres embarazadas en la Unión Europea
continúan consumiendo durante este período.
5- Cuando un hombre bebe demasiado está demostrando su masculinidad; es visto
desde una óptica diferente. “Los hombres de verdad beben”; es como un permiso que
tienen los hombres para beber más (Eltorre, 1998)
Abuso, consumo y dependencia de las mujeres en la sociedad:
Se considera excesivo el consumo de alcohol cuando una mujer toma por encima de 25g/día y
un hombre, 40g/día o el equivalente semanal en consumidores “no diarios”. El consumo
excesivo regular produce tolerancia al alcohol, que es la base para una abstinencia posterior.
La mujer, en tanto que víctima o testigo de la violencia doméstica, puede llegar al consumo
nocivo de alcohol como forma de afrontar esta violencia.
Ahora bien, existe un alto grado de rechazo socialmente para la mujer que hace un uso
indebido del alcohol, ya que no está ejerciendo su rol de mujer, más bien fracasando en él, y
no defiende su feminidad y, sobre todo, “ pierde el control” (Eltorre, 1998).
La mujer, al ser rechazada y estigmatizada por la sociedad, entorno y familia, se aísla más,
generando culpabilidad y, consecuentemente, ocultación del problema, ansiedad, vergüenza a
pedir ayuda. Todo esto genera dependencia con todas sus consecuencias a nivel de afectación
física, mental, familiar, social y laboral.
Factores de riesgos para el consumo:
Factores genéticos:
1- Familiares de primer grado
2- Hijos de alcohólicos (más resistencia a la sustancia)
3- Concordancia en gemelos; monocigotos 60%, dicigotos 30%
Factores sociales:
1- Consumo en ámbitos sociales (90% de las personas han tomado alcohol alguna vez)
2- Aceptación de la imagen social, “madurez”
Factores psíquicos:
1- Alcoholismo secundario (dual) a una enfermedad mental
2- Bebedor excesivo habitual
Aproximadamente, el 7% de las personas dependientes del alcohol se suicidan. El suicidio es
una causa de violencia interpersonal. Los casos de suicidios tienden a ser mayores en las
culturas en las que se bebe alcohol en grandes cantidades de forma irregular.
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