Jesús, Fuente de esperanza - Iglesia Cristiana Luz de Cristo

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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 8 de enero 2012
Tema: “Jesús, fuente de esperanza”
Jesús fuente de esperanza
más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le
daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:14)
En lo natural una fuente de agua vivía es un manantial que sale de lo profundo de la tierra
y no puede ser ensuciada con facilidad, pues su procedencia es de lo más profundo. Por
tal razón no puede ser ensuciada y si se ensucia rápidamente se volverá a
emblanquecerse.
En la antigüedad las personas se ubicaban cerca de las fuentes o pozos de agua; como
sabemos el agua en lo físico tiene mucha importancia para los seres vivos.
La palabra nos narra que Jacob, sus hijos y sus animales habían tomado de este pozo
que estaba ubicado en Samaria, sabemos que la esperanza para nosotros es la palabra
que Dios ha decretado y que nosotros por fe hemos creído que nos alcanzará, el pueblo
de Israel se apartaba de Dios por el pecado pero en las situaciones más difíciles ellos
clamaban a Jehová y él les socorría. Hoy también cuando nos arrepentimos y buscamos
ayuda del Señor él nos libra y nos socorre de nuestra ruina espiritual.
Esdras 10:1-2 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante
de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y
niños; y lloraba el pueblo amargamente.
2 Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras:
Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los
pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.
En estos versos podemos ver que el pueblo escogido por Dios estaba pasando por malos
momentos a causa de la desobediencia, pero no se quedó en su pecado sino que
acudieron a la fuente de esperanza; Dios no es la causa de nuestro mal ni tampoco se
olvida de nosotros, sino que nuestro pecado es quien nos aleja de la presencia de nuestro
Dios. Pero el pueblo confesó su pecado y por eso alcanzó misericordia.
Ellos pidieron e imploraron porque estaban confiados en la fuente de esperanza que es
Dios. Qué bueno cuando en nuestras vidas reconocemos al Señor, nos humillamos ante
él, sabiendo que solo Él tiene palabras de vida y de aliento, y que si vamos a Él, no nos
echa fuera.
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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 8 de enero 2012
Tema: “Jesús, fuente de esperanza”
Volviendo al capítulo cuatro de San Juan. (Juan 4:1-14). El pueblo de Samaria es una
región montañosa y está ubicada 68 Km del norte de Jerusalén y a 14 Km y medio del
noreste de Nabrús en la zona montañosa de Israel. En los tiempos de Cristo, el pueblo
de samaria y el de los judíos no tenían ninguna amistad; era tanta la diferencia entre estos
pueblos que los judíos preferían caminar el doble para evitar pasar por la tierra de los
samaritanos.
Pero a Jesús siendo Judío le era necesario pasar por samaria y no porque ignorara cual
era la situación de los Samaritanos y Judíos, sino porque conocía que Samaria tenía
necesidad de la palabra de Dios, de esa fuente de esperanza como hoy nosotros la
tenemos en Jesús, él quería que ellos tuvieran esa salvación, por eso le era necesario
pasar por Samaria.
En aquella ocasión Jesús se encontró con esa mujer a la hora sexta; la hora sexta era las
doce del medio día, y se preguntaran ¿por qué esa mujer buscaba agua a esta hora tan
caliente en un lugar desértico y montañoso? Pues esta mujer lo que buscaba era no ser
vista por las persona de su comunidad pues era “pecadora” y no quería ser vista para que
no se burlaran de ella, pero para el señor era necesario pasar por aquel lugar para
encontrarse con ella y darle de de esa agua de vida que solo en él podemos tomar para
vida eterna.
Nosotros en su momento estuvimos en el lugar de esa mujer pero Cristo en su inmenso
amor y misericordia al igual que aquella mujer nos confrontó con su palabra y nos dio de
esa fuente de agua viva, no por ser menos pecadores que aquella mujer sino por su
misericordia. Al igual que aquella mujer tú debes decirle: Señor dame de esa agua!
Muchas veces tenemos la esperanza en políticos, en nuestros propios esfuerzos,
nuestros familiares, etc.
Pero para el pueblo de Dios, debemos reconocer que solo
Jesucristo es la fuente de esperanza en nuestras vidas.
No importa la situación, no
pierdas la esperanza en Cristo.
Predicador: R.B.
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