En primer lugar, encontrada la persona con la cual realizaría la inclusión, hablaría sobre cómo va a ser el proceso y de qué manera se va a llevar a cabo. Destacando que ella es el eje central de éste proceso y que deberá implicarse de manera activa en cada una de las fases. Darle el lugar a ser escuchada, que pueda expresar sus sentimientos respecto a la obtención de un empleo y que pueda contar su experiencia en esta área. Comenzaría por armar un perfil de la persona, detectando sus fortalezas e intereses, según lo que la persona identifique como tales, cirulo de apoyos y mapa de entornos. Dependiendo de ello comenzaría la búsqueda de un puesto de trabajo acorde y realizaría un perfil del puesto para determinar los requerimientos del mismo. De esta manera habrá que determinar lo diferentes requerimientos de apoyo que necesite ésta persona y dará comienzo al proceso de capacitación. Al servicio de la persona con discapacidad, para brindarle los apoyos que sean necesarios para su buen desempeño. Y también al servicio de los empleadores, para absorber dudas respecto a la inclusión y su desarrollo. En mi experiencia, (inclusión de jóvenes con discapacidad intelectual en Buenos Aires, Argentina) surgen muchas veces dudas por parte de los empleadores respecto al seguro de los jóvenes, si podrán desempeñarse sin que el preparador laboral este presente, etc. Así también, muchas veces es necesario focalizar en los compañeros de trabajo o jefes por el trato que brindan a los mismos que suele ser paternalista y el trato dado tal si fueran niños. El proceso será dirigido por la persona con discapacidad, y el preparador laboral será quién acompañe en este camino y brinde los apoyos necesarios para que la persona pueda desempeñarse de manera satisfactoria. Se realizará un seguimiento y quedará comprobada la eficacia de la inclusión si la persona puede incluirse en el puesto de trabajo incorporando los apoyos necesarios y encontrando apoyos naturales en el puesto que le servirán de referencia para su buen desempeño. Por un lado, nunca debemos centrarnos en la/s discapacidad/es de la persona, sino que por el contrario debemos visualizar y hacer hincapié en las fortalezas y capacidades de la persona para el desarrollo del programa. Así también, es importante nunca decirle a una persona con discapacidad que no podrá conseguir un empleo. Como sucede en el caso 3 de Javier, quien nunca trabajo pero nunca ningún profesional le dijo que podía hacerlo. Todas las personas están capacitadas para trabajar, en mi opinión, aunque con diferentes requerimientos de apoyos. Y es importante que haya profesionales que estén capacitados para determinar los puestos de trabajo acordes para cada tipo de persona teniendo en cuenta lo mencionado en el pregunta 1 y brindando los apoyos necesarios y adaptando las tareas a las capacidades del trabajador. Me situaría en el modelo de intervención de empleo con apoyo. En primer lugar, hay varios profesionales que han formado parte de este curso y han basado la intervención en la institución en el empleo con apoyo. La población con la que trabajamos son jóvenes y adultos con discapacidad intelectual, y se hace hincapié en cada uno de los puntos que remarca el cuadro 2, cada joven es visto como una persona única con requerimiento e intereses propios de sí por lo que el eje de cada intervención es cada uno de ellos. Se trabaja el posicionamiento en el rol adulto y la formación en habilidades socio-laborales (modos de relacionarse con pares, puntualidad, arreglo personal, etc.).
