La época napoleónica Desde que Napoleón se hace con el poder comienza una serie de reformas tanto internas como externas, que cambiaran a Francia. Reformas internas: En el plano económico, creará un banco nacional, que tendrá el monopolio para acuñar monedas y billetes, con lo que se unificó monetariamente a Francia. En este sentido para tratar de solucionar los problemas económicos se decreta el proteccionismo aduanero, se protege una política de obras públicas que buscará mejorar las infraestructuras y dar trabajo a los desempleados. Para conseguir aumentar la recaudación se simplifican los impuestos aunque estos aumentan, fundamentalmente para mantener la guerra europea. Se inicia un control y reparto de los suministros, tanto para el ejército como para la población, evitando así las revueltas. En cuanto a las reformas legales, en 1804 se proclama el Código Napoleónico o Código Civil, basado en las ideas ilustradas y cuyo contenido general es: - Se reconoce la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos Libertad de contratación y gestión empresarial Invulnerabilidad de la propiedad privada Establecimiento del registro civil Simultáneamente a estas medidas se firma un concordato con el Vaticano, donde se reconoce que la religión católica es la mayoritaria en Francia, pero se admite la libertad religiosa y se le devuelve a la iglesia muchos de los templos expropiados durante la revolución, a cambio la iglesia se compromete a no reclamar los bienes que han sido expropiados, pero el estado dará donaciones a la iglesia y pagará el sueldo de obispos u sacerdotes. Por último Napoleón se reserva el derecho de nombras a los obispos a propuesta del Papa. En cuanto a las reformas educativas, la iglesia pierde el monopolio en la educación, el estado crea los liceos, unos institutos gratuitos, que se situarían según zonas y número de habitantes, el estado también regula las materias a impartir. Napoleón va acumulando cada vez más poder y en 1802 es nombrado cónsul vitalicio y en 1804 se redacta una nueva constitución que lo proclama emperador. Napoleón pide al pontífice que acuda a su coronación y en un alarde de poder termina siendo él mismo el que se corona, iniciando una nueva etapa del periodo napoleónico. Napoleón empieza a mostrar su intención de extender las fronteras y las ideas de Francia por Europa, lo que le lleva a una guerra con Gran Bretaña, iniciando campañas militares en el norte de Italia, y planeando la ocupación de España para llegar hasta Portugal (uno de los clásicos aliados ingleses) y conseguir una conquista por mar de Gran Bretaña (algo que nunca logrará). La flota inglesa era mucho más poderosa que la francesa y en Trafalgar la marina franco – española es destruida por la inglesa, pero en estos momentos Francia es la dominadora del continente europeo. Campañas militares napoleónicas: Como decíamos la primera campaña será la italiana, tiene sus inicios en 1797 y será una de las más rápidas, Napoleón conquista el reino de Piamonte y el de Lombardía Venecia, estableciéndose que serán reinos independientes, aunque en realidad quedan controlados por Francia, ya que irá colocando a sus generales y familiares como gobernantes de los territorios, es lo que denominaremos estados satélites. La campaña de Egipto se inicia a 1798, donde se enfrenta con Gran Bretaña, ambos intentando arrebatar el territorio al Imperio Otomano, finalmente Napoleón se impone y conquista el territorio. Napoleón crea el reino de Nápoles, que abarca todo el centro y sur de Italia. España se ve obligada a ceder sus primeros territorios a Francia en este caso la Louisiana, a la vez que Francia firma un acuerdo de paz con Rusia y Austria a espaldas de Gran Bretaña. Napoleón considera logrado el aislamiento a Gran Bretaña y en 1804 inicia un bloqueo continental, para evitar que los suministros llegaran a la isla y provocar la rendición británica. En este sentido, Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia también pasan a manos de Napoleón. Pero en 1805 Gran Bretaña logra formar una nueva coalición contra Francia con Rusia y Austria, pero nuevamente Napoleón obtiene aplastantes victorias militares, quedando Austria, definitivamente bajo control francés, consigue someter a Prusia, ocupando Berlín, controlando así prácticamente la totalidad del continente, excepto Gran Bretaña y Rusia. Napoleón decide en 1807 iniciar la conquista de Rusia, desde el inicio obtiene grandes victorias ante la enorme superioridad militar francesa y el genio militar de Napoleón, consigue crear en Gran Ducado de Varsovia como reino satélite. En 1808 tiene lugar la invasión de España, en principio con permiso del rey para cruzar la Península para ocupar Portugal, aunque finalmente se convierte en una ocupación efectiva, con un encuentro en Bayona el propio rey español renuncia a la corona a favor de Napoleón, aunque en España se piensa que los reyes han sido obligados a entregar la corona provocándose un levantamiento popular en armas, que una vez derrotado continuo en la forma de guerra de guerrillas. Llegamos a 1812 y Francia ocupa prácticamente toda Europa, hay dos niveles de ocupación, aparte de las anexiones directas, tenemos los estados satélites, donde Napoleón ha situado en el gobierno a generales o familiares, y los estados aliados, en muchos casos aliados forzosos (Austria, Prusia, Dinamarca, Noruega o Suecia) Estando Gran Bretaña aislada, Napoleón considera que el objetivo que queda es Rusia, comienza la campaña enviando tropas por la frontera nororiental a través del Gran Ducado de Varsovia, sus tropas eran muy superiores y llegan con facilidad hasta Moscú, pero en este avance llega el invierno, el invierno ruso es muy duro y muchos soldados franceses murieron por el clima, así a pesar de haber llegado a Moscú. Las tropas acabaron retirándose, a partir de aquí, Napoleón se ve obligado a retirar tropas de lugares como España para llevarlas a Rusia, lo que da fuerzas a la lucha española, que empezará a contar con la ayuda británica. Napoleón empezará a perder aliados y posiciones rápidamente. Se forma una nueva coalición (la 4ª), por parte de Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia, consiguiendo derrotar a Napoleón en la batalla de Leipzig en 1814, la coalición conquista París y Napoleón es obligado a abdicar y condenado al destierro en la isla de Elba, aunque no se tomó la precaución de incomunicarlo. Napoleón que sigue contando con el favor del pueblo francés y sus generales, vuelve a hacerse fuerte, retorna a Francia y hace un llamamiento de apoyo a los franceses que responden, consiguiendo hacerse con el poder tras una marcha triunfal e iniciando un nuevo reinado que durará 100 días, que será interrumpido definitivamente en Julio de 1815, donde el ejército napoleónico será derrotado definitivamente en la batalla de Waterloo por una coalición formada por Gran Bretaña, Prusia, Austria, Rusia, Holanda y Bélgica, esta vez el destierro se hace en la isla de Santa Elena, se le aísla y allí muere a los 51 años en 1821, se cree que envenenado. La Europa de la Restauración Los países que vencieron a Napoleón (Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña), una vez derrotado este se reúnen en Viena para decidir sobre la futura organización de Europa, es lo que se denominó como el Congreso de Viena, celebrado en 1815, liderado por el canciller austriaco Metternich, sus objetivos son: - Restituir a los monarcas que habían sido depuestos por Napoleón en sus tronos, con sus poderes absolutos Remodelación del mapa europeo, Francia vuelve a sus fronteras y el imperio es repartido entre los vencedores Creación de la Cuádruple alianza, compuesta por Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia, para solucionar diplomáticamente los problemas que pudieran surgir Creación de la Santa Alianza, compuesta por Austria, Prusia y Rusia con la participación del Vaticano, tratado por el que se autorizaba la intervención militar para mantener el orden absolutista en Europa Se volvió a instaurar por tanto el Antiguo Régimen en Europa, pero las ideas generadas por la Revolución y la ocupación francesa se habían extendido por toda Europa, así que surgirán a partir de ellas, el liberalismo y el nacionalismo como fuerzas de oposición. Liberalismo y nacionalismo El liberalismo es el sistema político que caracteriza a la burguesía. Fundamenta la sociedad en el individuo. El estado es quien debe garantizar esos derechos. Los ciudadanos son libres y ostentan la soberanía. El liberalismo defiende un sistema representativo donde las leyes las decide una asamblea (parlamento), elegida por sufragio y defiende la separación de poderes y el derecho a la propiedad como libertad fundamental. El nacionalismo es la doctrina política que defiende que estado y nación deben coincidir como un mismo concepto. Entendemos nación como un conjunto de individuos que comparten unos mismos lazos culturales, una religión, lengua, tradiciones, pasado… y desean vivir en común. Mientras nación lo entendemos como estado, es decir un territorio con fronteras políticas. Distinguimos dos tipos de nacionalismos, el unionista, es el que se encuentra disgregado en varios estados y quieren unificarse en uno solo. Y nacionalismo separatista, es aquel que considera que están sometidos a un estado al que no pertenecen y desean separarse. Las revoluciones liberales 1820: Es la primera oleada revolucionaria que recorre Europa, trata de sublevarse contra la imposición del absolutismo y está controlado y ejecutado por la burguesía. Destacan las revoluciones que se dan en España, junto con las colonias españolas en América y Grecia, que inicia ahora un levantamiento que logrará la independencia en la siguiente oleada revolucionaria en 1830. En los demás casos con el uso de la fuerza a través del ejército se volverá a restaurar el absolutismo. 1830: Esta segunda oleada tiene repercusiones mucho mayores que la primera, sigue estando liderada por la burguesía pero comienza a notarse una mayor participación por parte de la población. En aquellos lugares donde triunfaron supuso el cambio del absolutismo por sistemas políticos constitucionales, aunque con un liberalismo conservador basado en el sufragio censitario y con limitación de las libertades públicas. Los inicios de esta insurrección fueron en Francia, donde se derroca al absolutista Carlos X y es sustituido por Luís Felipe de Orleans. Bélgica se independiza de Holanda. También se registran revoluciones en Polonia, que son aplastadas por el ejército ruso, Gran Bretaña donde se produce una ampliación de los derechos políticos y España, donde se implanta un sistema político liberal. 1848: Es la de mayor repercusión de las oleadas revolucionadas, está liderada y protagonizada por la población y significa la aparición de los ideales democráticos, luchando por la soberanía popular, sufragio universal y la igualdad social. El inicio es en Francia donde un levantamiento popular acaba con la monarquía proclamándose una república social, donde será elegido Napoleón III. En Europa del este donde el absolutismo era más implacable, se viven levantamientos en Hungría, norte de Italia, Confederación Germánica o Austria, donde Metternich se ve obligado a dimitir. La mayoría de estas revoluciones son sofocadas y controladas por la burguesía que vuelve a implantar sistemas liberales conservadores, aunque se da un fuerte impulso a los procesos nacionalizadores. Unificación de Italia Italia era una nación dividida en multitud de estados diferentes y donde los imperios francés y austriaco tenían muchas posesiones. Será el estado del norte Piamonte Cerdeña, bajo el mando de su rey Víctor Manuel II y la organización de su primer ministro Cavour, quienes lleven a cabo el proceso unificador. El primer paso dentro de este proceso fue la guerra con Austria, Piamonte aprovecha que los austriaco se encuentran en guerra con Prusia para atacarles anexionándose toda la zona de la Lombardía. A su vez un levantamiento popular en el centro sur de la península italiana dirigido por Garibaldi, al frente de sus camisas rojas, se hacen con el control de todos los estados del centro y el sur de Italia, incluida Sicilia, poniéndolo bajo el mando de Víctor Manuel. En 1861 el primer parlamento italiano proclama rey de Italia a Víctor Manuel, que completa la unificación con la incorporación del Véneto arrebatado a los austriacos, los Estados Pontificios y los territorios controlados por Francia, que son arrebatados aprovechando la guerra que Francia mantenía con Prusia. En 1871 Italia queda unificada quedando Roma como la capital del país. Unificación de Alemania La zona que hoy ocupa Alemania, estaba dividida en multitud de pequeños estados, donde destacaban dos grandes potencias que eran Austria y Prusia, en este sentido se establecen dos ideas respecto a como debía llevarse a cabo la unificación, Prusia defendía la idea de la pequeña Alemania, que dejaba fuera a Austria, mientras Austria defendía la idea de la Gran Alemania que la incluía como estado vertebrador. La primera fase se basa en el control del Zollverein, que era una unión aduanera de los estados del norte, también conocida como Confederación Germánica. Austria y Prusia entran en guerra por el control de los estados del norte, en ella Prusia vence de forma aplastante a Austria que queda fuera de la idea de estado alemán. Prusia se anexiona el norte que queda bajo las órdenes de su rey Guillermo I y controlado por el canciller Bismarck, auténtico líder del proceso revolucionario y responsable del crecimiento prusiano. Los estados del sur estaban controlados por Francia, así que la segunda fase de la unificación es la guerra entre Prusia y Francia, donde de nuevo Prusia aplasta a Francia, incluso haciendo rehén a Napoleón III y anexionándose los territorios fronterizos de Alsacia y Lorena. Con esta victoria quedan anexionados los estados del sur y desde 1871, Alemania se convierte en un estado unificado liderado por Guillermo I como rey y Bismarck como verdadero artífice de la política alemana.