Subido por vlad dracul

Taller adios cachorra 230417 235202

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Adiós, cachorra fiel
Bienvenidas al taller “Adiós, cachorra fiel”. Decirles solamente qué hacer y qué no en
una cita me resultaba insuficiente, una pavada. Por eso antes que nada vamos a indagar
acerca de algunas cuestiones familiares que pueden habernos marcado y las voy a
invitar a que hagan terapia. Es más, las voy a tratar de convencer. No es necesario estar
deprimida, tener ataques de pánico o llegar a extremos para empezar una terapia; hay
pequeños detonantes que son importantísimos de ver, así como también reconocer el
lugar de los distintos roles que asumimos sin darnos cuenta.
Creo fervientemente en la terapia, en la búsqueda del porqué de nuestras acciones.
Todas nuestras elecciones son consecuencia del tipo de amor que recibimos en nuestros
primeros años de vida, y creo que cuando descubrimos eso, nuestra forma de
relacionarnos se vuelve mucho más sana.
Gracias por participar de este taller, pero de verdad considero que debe ser un plus a
alguna actividad terapéutica que realicen. Si puede tener perspectiva de género, ideal, ya
que es una especialidad muy útil para poder acompañar a quienes andan perdidas en el
mundo citero.
Este taller es una consecuencia de una relación que tuve con alguien durante seis años.
Esta persona me manipuló; me hizo sentir poco merecedora de amor, respeto y atención.
Hace nueve años que ese vínculo se terminó: aún hoy tengo pesadillas con él y el miedo
a repetir una relación así me atormenta todos los días. Hace dos años que estoy en una
relación amorosa, de afecto y en la que, por primera vez desde entonces, me pude
entregar y relajar. No les voy a mentir: esto me cuesta un montón y sigo teniendo miedo
de arrepentirme de esta relación también y de verme de acá a tres años desde afuera y
decir “cómo no me di cuenta”. Tan rota estaba que no podía distinguir amor de
manipulación.
Fue tanto lo que hice para intentar ser amada, que me olvidé de lo que yo
realmente quería y necesitaba. Me olvidé de mí y me perdí en él.
Como buen manipulador, era encantador. Con mi familia, mis amigas y mi entorno.
Todos lo amaban: era tranquilo y sabía escuchar. Tenía una mirada amable y atenta, y
siempre se acordaba de lo que le habían contado los demás incluso meses atrás. Les
daba consejos y les prestaba atención, les decía todo lo que ellos querían escuchar. Era
inteligentísimo y cautivador.
Yo era la loquita linda, disparatada e impulsiva. Él era el maduro y el paciente, que
(únicamente en público) me miraba y sonreía cuando yo hacía chistes y pavadas.
Cuando estábamos solos mis chistes no eran motivo de sonrisas, ni siquiera eran
escuchados. Mi forma de vestir era de dudoso buen gusto; la decoración, mi corte de
pelo, mi forma de bailar, todo, todo, todo entraba en crisis. Lejos estaban esas sonrisas
de ternura que me dedicaba en público.
Cuando me separé, no fue porque me hubiera dado cuenta de que era un manipulador: lo
hice porque además de todo el espanto de la relación, me fue infiel en reiteradas
ocasiones. Y lo descubrí. A decir verdad, ya lo había descubierto antes, pero había
preferido creer en sus mentiras y no tuve el coraje de terminar el noviazgo.
Pero esta vez sí, y en mi cabeza me decía que me había separado porque me había sido
infiel. Con el tiempo descubrí que la infidelidad había sido el más pequeño de los
motivos por los cuales me tendría que haber alejado de esa relación mucho antes.
Soltera, a los 30, después de una relación tóxica, te la regalo. Mis amigas ya casándose
y yo suelta y rota. Destruida. Estaba hecha un trapo, creía que no merecía nada. Así y
todo empecé a tener citas, abrí distintas apps y salí.
Ya el hecho de que alguien matcheara conmigo me parecía una señal: “Ah, me eligió, le
gusto” y empezaba a fabular algún tipo de historia. Chateaba mil años, le preguntaba
por su familia, qué tal sus días, cerraba las apps. Yo ya estaba adentro de una historia de
amor con un chateante que me había elegido por mis fotos y que además, ya me conocía
de pe a pa: le conté todo, sabe todo de mí y yo de él. Vamos a tener una cita. Lo voy a
conocer, soy todo lo que él sueña y él todo lo que yo siempre deseé. Sin embargo,
después de la cita, por algún extraño motivo él desaparecía. Así y de mil formas y
situaciones diferentes, me empezó a pasar eso.
No podía pasar de la primera cita, y si pasaba, me duraba un par de citas más
hasta que me dejaban o desaparecían. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no me elegían?
Empecé a compararme con otras chicas, amigas, conocidas. Eran igual de amorosas que
yo, igual de inteligentes, divertidas, amables y lo que fuera que yo considerara una
cualidad para ser merecedora de amor.
Sin embargo, todo el mundo las amaba: las pasaban a buscar en autos antiguos o en
motos y les armaban planes fabulosos. Las intentaban conquistar, les mandaban
canciones y las llevaban a conocer a sus amigos. Armaban escapadas de fin de semana,
y las llevaban a conocer pueblitos en las afueras de Buenos Aires.
Pero a mí me ghosteaban, me dejaban o me daban vueltas. No me invitaban ni a comer
afuera, ni a tomar una cerveza. Conmigo era “Venite a ver una peli” y eso para mí era
UN MONTÓN. Alguien me eligió para que vaya a su casa a ver una peli. Wachi.
Se iban de mi casa a la mañana, o se inventaban algún partido de fútbol temprano para
que yo me fuera de la de ellos, y desaparecían por días y días hasta que yo insistía.
Pero a las otras chicas las valoraban y las elegían. ¿Cuál era la diferencia entre ellas y
yo? ¿Qué tenían “mejor” ellas que yo?
Probé todo: adelgazar, dejarme el pelo largo, cambiar mi forma de vestir, hacerme la
linda en redes sociales, ser misteriosa, ser loquita, ser rara, ser fit, ser mala, ser buena,
saber cocinar.
Lo intenté TODO. Y seguía sin pasar de las segundas o terceras citas. Entonces, si ellas
tenían las mismas cualidades que yo: ¿por qué a ellas sí las respetaban, valoraban y
amaban, y a mí no? ¿Cuál era la diferencia REAL entre ellas y yo?
Spoiler alert: no te voy a decir que se amaban más, ni te voy a decir que ellas se
valoraban y que vos tenés que aprender a amarte. Porque si fuera tan fácil amarse, ¿no
creés que ya lo hubieras hecho? ¿Quién no quiere amarse un montón? Y si ya te amás
un montón, ¿por qué aceptás que te pongan en un lugar que no es el que querés?
Claro que el camino que te propongo que recorras va a culminar en el amor propio, en el
respeto y en reconocer tu valor. Pero no es tu responsabilidad ahora mismo, y mucho
menos la idea es que te esfuerces por amarte, porque no va a pasar de esa forma.
No necesitás aprender a amarte, lo que necesitás es desaprender todo lo que te
hace creer que sos poco merecedora de la vida que deseás.
Vos naciste merecedora de todo. Esas ideas que te hacen pensar que otros pueden y vos
no, son solo creencias que fueron impuestas en tu cabeza por la sociedad en la que vivís,
el país en el que creciste, quienes te criaron y de quienes te rodeaste.
La solución no es que te diga: “Amate primero para que te ame otro después”. Es como
decirle a un adicto a la cocaína: “Para dejar de ser adicto, tenés que dejar de tomar
cocaína”. ¿Ah, sí? Mirá vos, no sabía, che. Contame más.
Empecé a indagar un poco. A preguntarles a esas chicas, vamos a decirles “Las
Amadas”, cómo se comportaban en las citas. Cómo chateaban, qué hacían. ¿Acaso era
mi comportamiento en las citas? La realidad fue que recibí pocas respuestas: ellas no
estaban ni enteradas de cuáles eran sus estrategias de seducción, o por qué a ellas sí las
amaban y a mí no. Es más, hasta me decían: “Ay plis, vos tenés un montón de levante,
si no encontraste a alguien es porque no diste con el indicado”. Y yo pensaba: “Sí puede
ser, pero ¿por qué después de conocerme, huyen? Yo quiero poder elegir y ni elegir
puedo. Porque básicamente me dan bola un rato y después pumba, bomba de humo”.
Entonces, como no recibía respuestas que me ayudaran de parte de Las Amadas,
empecé a estudiarlas yo. A estudiar sus formas, su crianza, sus familias. En lugar de
compararme y ver qué tenían ellas que no tenía yo, empecé a leer un poco más allá. No
era una cuestión de adelgazar, ni de ser más graciosa, ni más profesional, y mucho
menos de vestirme mejor. Lo entendí, no era nada de eso. Entonces me compré libros:
leí sobre relaciones, leí sobre mujeres, leí sobre feminismo, leí sobre hombres; leí libros
de cocreación, del universo, de los signos, de psicología y de sociología. Hablé con
mucha gente de diferentes rubros sobre este tema. Me hice amigas que me enseñaron un
montón, clientas a quienes escuché con atención y las maté a preguntas; conocí gente
muy valiosa de la cual aprendí muchísimo y me hizo entender tantísimas cosas. Fui a
terapia, cambié de terapeuta muchas veces, hice biodescodificación, tapping, consulté a
un counselor, fui a coaching, EMDR, viajé a Perú para hacer un curso de meditación
con Joe Dispenza.
Todo ese recorrido de años, lo fui plasmando poco a poco en el “Oráculo del amor”, el
espacio que creé en Instagram. Y viendo cómo lograba ayudar a muchas chicas en este
camino, me fui adentrando más y más en este tema.
Lo que creés, lo creás
Primera lección que aprendí. Bárbaro, te lo re tomo. Si lo creo lo hago realidad. Pero, yo
RE creo que me merezco una pareja linda y amorosa. Yo me re considero valiosa.
Bueno, está bien, voy a hacer el board de los deseos. Está bien, voy a recortar revistas y
armar un collage de la vida que deseo así lo miro todas las mañanas. OK, te juro que lo
hago.
Ajá, ahí está mi collage, con una chica abrazada a un chico que la re ama. Una pareja
esperando una ola en el mar, cada uno arriba de su tabla de surf agarrándose las manos.
De fondo, un atardecer en el horizonte. Dólares, porque si me voy a armar un board de
deseos y puedo soñar, soñaré en grande, che. Una mansión. Navidades llenas de gente.
Voy a cocrear mi futuro.
BÁRRRRRRRBARO. AHÍ ESTÁ MI COLLAGE DE LA VIDA PERFECCCTA,
LISTOOOO.
Miro el teléfono, y el mensaje que le había mandado a “Pirulo” hace tres días estaba con
el tic en gris, no se había ni dignado a abrirlo.
Maldito collage, ¿qué hago con todo este malestar? RESPONDEME, COLLAGE.
Pasaban los años, y yo seguía en la misma. Mi collage iba cambiando de color y las
fotos se empezaban a despegar. No entiendo, ¿no era que lo que creés lo creás? Me leí
todos los libros de cocreación, la gente de mendigo pasaba a millonario. Y YO SOLO
QUIERO QUE ME AMEN, NO ES TAN DIFÍCIL. ¿Qué pasa, collage?
Si vos no te das amor, nadie te va a dar amor
Es verdad, tienen razón. Si yo no me cuido ¿cómo voy a esperar que me cuide otro?
Entonces entrené, viajé, me hice tratamientos en la cara, me hice masajes. Salí, me
divertí, hice cursos, aprendí cosas, crecí. Comí sano. Me cuidé. Me re mega cuidé.
Tanto fue lo que me cuidé que las marcas de deporte me llamaban para que los
representara. Fui influencer del autoamor y del fitness. O sea, inspiraba a la gente a que
llevara un estilo de vida sano. A ese nivel llevé el cuidado personal.
Pero el tic seguía gris. Pirulito seguía sin responder mis mensajes después de la
segunda, tercera o cuarta cita.
Maldición, y ahora ¿QUÉEEEEEEEEEEEEEE?
El que quiere, puede
Sí, eso me enseñaron. El que quiere, puede. Entonces lo di todo. Si tenía que cuidarme,
me cuidé. Si tenía que hacer terapia, la hice. Si se suponía que tenía que aprender a
cocinar y abrir la puerta para ir a jugar, lo iba a hacer. Lo hice. Todo lo hice.
Era exitosa laboralmente, tenía un grupo de amigas amoroso, cuidaba de las
personas a mi alrededor, de mi casa y de mí. Podía, con lo que quería podía. Pero
seguía sin poder tener éxito en el amor.
Ya lo había dado todo. Entonces, ¿cuál era el problema? ¿Los “buenos” ya estaban
tomados? ¿A los 30 (después volví a la soltería a los 36) ya quedan pocos buenos
hombres y me iba a tener que conformar con alguien que no me gustara del todo? Al fin
y al cabo, ni los que no me gustaban tanto me daban bola, así que, sinceramente, querida
lectora, ya no tenía idea de qué camino tomar.
Por suerte, pude mantener la mente abierta y todos estos aprendizajes, búsquedas y
terapias me hicieron empezar un recorrido, en el que aún sigo y creo seguiré a lo largo
de toda mi vida. Pero una vez que pude entender muchas cosas, logré tener mis buenas
tácticas para ir a la acción y dejar de estar en el lugar de la que no llaman después de la
segunda cita. Una vez que descubrí estas tácticas y las puse en marcha, nunca, pero
nunca más estuve en ese lugar.
Empecé a ELEGIR, a elegir realmente con quién quería seguir saliendo, y a quién
tenía que avisarle que lo nuestro no iba a funcionar.
“Empezá terapia”. Firma: tu vos del futuro
Siempre digo que una buena terapia es preventiva: si hubiese hecho una buena terapia,
me hubiese ahorrado muchos años de disgustos.
También creo que si te quedás únicamente con la teoría no vas a ver grandes cambios. A
la teoría hay que aplicarla. Hacerla práctica. Así es como yo pude ver resultados. Con
técnicas claras y por momentos incómodas. Pero que me fueron acercando cada vez más
a mi verdad. A mi YO real.
Y por eso en este taller voy a reunir todos mis aprendizajes en un solo lugar, y ponerlos
en el orden que a mí me hicieron efecto.
Mientras tenés citas y probás estas nuevas técnicas, te recomiendo que además de hacer
terapia, hagas el Shot de Buena Vibra, donde vas a descubrir una nueva manera de
mirarte, de pensar y de pararte en la vida. Donde ojo, también vas a hacer el board de
los deseos y otras de las actividades que mencioné antes. Sinceramente, creo que son
herramientas supervaliosas que te pueden ayudar a descubrir tu valor.
Oscar Wilde dijo: "Si usted cree que me conoce basado en lo que yo era hace un año,
usted ya no me conoce. Mi evolución es constante, permítame presentarme de nuevo".
Me parece un concepto precioso que da gran libertad. Hay muchísimo espacio para la
evolución, tenemos una capacidad de crecer y cambiar enorme. Aprovechémosla,
intentemos usar todas las herramientas que se nos presentan.
Abramos la mente y estemos dispuestas a recibir información, a disfrutar de cosas
nuevas, a conocer distintas facetas. Podemos ser mucho más de lo que deseamos.
Podemos replantearnos nuestros sueños diariamente, y eso es muy liberador.
Deseo con todo mi corazón que este taller las ayude a encontrarse con ustedes mismas y
darse el lugar que se merecen. Son dignas de recibir todo el amor del mundo,
empezando por el propio.
Qué es una cachorra fiel
La cachorra fiel es el nombre que le puse a ese modo que nos agarra cuando
gustamos de alguien.
¿Viste que los cachorritos de perro son todos amadores? ¿Que saltan y saltan y piden
amor y atención? ¿Viste que vos capaz le decís “BASTA, CACHORRO” y ellos siguen
dele que dele siendo tiernos y saltando sin escuchar nada de lo que decís? Ellos solo
quieren amor y atención, y van a dar todo por recibirlo. Van a mover la cola, van a
saltar, van a dar vueltitas y hacerse los lindos, te van a traer la pelotita y poner carita de
tiernos. Todo, todo, todo lo van a dar. Hasta son capaces de llorar para recibir atención.
Y vos le das unos mimitos, y ellos se emocionan y piden más y más. Vos le decís
“BUENO, BASTA YA”, pero ellos siguen y siguen.
Bueno, ahora, ¿viste cuando te vestís toda lindísima para ir a la cita y sos mega, mega
simpática? ¿Viste cuando intentás que la cita sea llevadera y bárbara para él y te reís de
tooooodos sus chistes y lo escuchás atentamente, y estás pendiente de que su vaso de
cerveza esté lleno e intentás contarle tooodo lo maravillosa que sos para que te ame?
¿Viste cuando no te manda ni un mensaje por cuatro días y vos le mandás uno todo
simpático con una canción, un recuerdo o un simple: “Qué tal tu día”? ¿Viste que lo
amás solo a él y todo el resto de los mortales te parece un embole y le sos fiel aunque no
estés en una relación?
Eso es lo que yo llamo ser una cachorra fiel. Cuando hablamos, salimos o estamos
con alguien que nos gusta lo damos todo por llamar su atención y que nos mire, nos vea
y nos haga algún mimito. Le mandamos mensajes, le contamos que nos acordamos de él
por cualquier motivo, le escribimos con la excusa de: “Ay me acordé justo de vos
porque vi este cartel de la película que hablamos”. Les compramos regalos para su
cumpleaños cuando no lo hacemos ni con nuestras mejores amigas, nos acomodamos a
sus agendas, aceptamos que quieran venir a nuestra casa a las tres de la mañana,
hacemos y decimos todo lo que creemos que quieren escuchar con tal de que nos miren
y nos den algo de bola.
Esas somos nosotras, las cachorras fieles.
La creación de una cachorra fiel
Creías que estaba todo re bien con tu crianza, pero existen sutilezas que nos
traban.
Existen situaciones que parecen una pavadita, pero que te terminan afectando en tu
manera de relacionarte románticamente (claramente estas situaciones o formas de
crianza afectan en todo tipo de relaciones e incluso en distintos ámbitos de la vida, pero
acá vamos a hablar pura y exclusivamente de cómo afectan en tus relaciones amorosas).
Hay situaciones, vivencias o experiencias que pueden parecer insignificantes pero que
sin embargo hacen que nuestro cerebro vaya creando sistemas defensivos y adaptativos
de supervivencia.
Ponele, yo tuve una familia divina, amorosa y nunca me "faltó nada", no viví
situaciones de violencia ni abuso.
Mi familia me amaba, me llevaban al colegio, mamá me cocinaba comidas sanísimas,
iba al médico siempre que me dolía algo, me ponían maestras particulares para que me
ayudaran con la tarea, papá era divertido y bailábamos Elvis Presley mientras me
revoleaba por el living a mis hermanas y a mí. Todo estaba completo. Todo estaba
aparentemente bien, mi familia era sana, amorosa y “normal”. Yo estaba superbien
cuidada y tenía todo o más lo que una niña puede pedir.
A los 19 años me agarraron ataques de pánico muy fuertes y me vi obligada a ir a
terapia. Ahí fue donde empecé a ver las cosas con distancia y a entender qué era lo que
afectaba mi relación con TODO.
Entendí que a pesar de tener una familia amorosa, yo (porque cada una de mis hermanas
tuvo un papá y una mamá “diferentes”, o sea que nacieron en momentos en los que mis
papás se sentían distintos y les afectaba el nacimiento de cada hija de manera distinta)
tuve un papá que por motivos personales de él en el momento en el que nací no me
pudo dar amor. No me hizo sentir valiosa, y no me veía. Ni cuando saltaba, ni cuando
hacía piruetas, yo era invisible para él. Lo cual se reflejaba en el resto de mi familia: mis
hermanas (las tres más grandes que yo) tenían habilitado echarme de todos lados. Que
yo fuera el centro de burlas, tampoco estaba mal visto. Era gracioso burlarse: la más
chiquita, la más torpe, la invisible. Mi opinión nunca era tomada en cuenta y mi
presencia solía ser una molestia. Como una mosca que zumba arriba de la comida y a la
que todos espantan con las manos.
Ya sé que leer eso suena muy feo, pero les juro que era supersutil. Era imperceptible, de
hecho mis amigas nos decían “los Ingalls”, para que se den una idea de la armonía que
reinaba en nuestra casa. No nos peleábamos nunca, nos reíamos mucho entre todos,
compartíamos los fines de semana en el country, hacíamos viajes y charlábamos de
muchas cosas a la hora de comer. Crecí en una familia muy linda y armoniosa. Sin
embargo yo hacía agua a la hora de relacionarme: me generaba mucha ansiedad,
espantaba a todos los pibes con los que salía, me dejaban, no me llamaban para
segundas citas nunca porque me ponía toda rara y quería complacerlos en exceso sin
siquiera ver si me gustaban ellos a mí. Era toda hiper complaciente, me reía de sus
chistes, les quería demostrar en una sola cita todo lo genia y maravillosa que era, y todo
lo que yo merecía su amor, los abrumaba MAL, o sea... Cachorreaba como una
CAMPEONA.
Merecés amor por el simple hecho de existir
Según las cosas que fui leyendo y debatiendo con @dejedaepensarhuevadas que
también investiga muchísimo sobre las relaciones, entendí lo siguiente: para vivir, los
seres humanos necesitamos alimento, tanto real como emocional. Pertenecer a una
"manada" nos genera sensación de seguridad, entonces cuando sentimos que no
pertenecemos, empezamos a activar nuestros sistemas adaptativos y defensivos.
Vamos a concentrarnos en los adaptativos, porque son los que más afectan en los
principios de las relaciones románticas.
El ser humano tiene un mecanismo muy común que asegura su supervivencia y es el de
COMPLACER, o sea el de convertirse en alguien necesario para la manada así no lo
descartan. En las manadas de monos se observa que los monos que no cumplen un rol
definido son los candidatos a ser tirados a los leones (por los mismos monos) para
distraerlos. Vamos a poner ese ejemplo en nosotras: si mi papá no me ve, construyo una
personalidad bien llamativa o me hago “perfecta” (según los parámetros de perfección
de tu papá). Por ejemplo, me transformo en la mejor en el deporte que mi papá ama para
poder pertenecer, recibir alimento y amor, y "no ser tirada a los leones".
Al cerebro primitivo (que es el que más fuerza tiene a la hora de hacernos pensar, sentir,
hacer y decir) lo que más le importa es sobrevivir. No le importa disfrutar, sentir placer,
que tengas una relación de pareja saludable. Al cerebro primitivo, simplemente le
importa sobrevivir y preservar la especie.
Por eso es que siempre caés en el mismo tipo de vínculo romántico: porque el
cerebro primitivo te está pidiendo que te comportes así para poder sobrevivir. La
aceptación de quienes nos criaron es lo más importante en el mundo, porque son
quienes nos mantienen con vida.
No necesitamos tener grandes heridas para desconectarnos y empezar a hacer estrategias
inconscientes para pertenecer al clan, para sentir seguridad y recibir alimento (amor).
Hace unos años me hice amiga de una chica cuya historia es opuesta a la mía, y sus
vínculos amorosos siempre fueron mucho más sanos que los míos. Sin embargo,
mirándolo desde afuera, la historia de ella era vista como traumática, y la mía, como la
de una niña mimada que lo tuvo todo. Se las voy a contar para que entiendan de qué les
hablo.
A mi amiga vamos a ponerle un nombre falso: Titi.
Titi tiene un padre adicto. Ella pasó toda su adolescencia siendo consciente de que su
padre era adicto. Desde chica, el papá la llevaba a antros horribles y lugares muy poco
aptos para una nena. Su infancia y adolescencia distaron mucho de lo que se supone que
tiene que ser un entorno saludable.
Sin embargo, y contra todo pronóstico impuesto por lo que la sociedad decía que era
sano para la evolución de una niña, hoy Titi, a los 40, es una persona supersana
emocionalmente.
Titi tiene un trabajo maravilloso en el que es muy valorada, es inteligente, compañera,
tiene un marido amoroso que la valora y acompaña, una familia divina, y es muy feliz.
Es una de las personas más felices que conozco (con miedos y cosas como todos), pero
feliz.
Entonces ahí me empecé a preguntar: “¿Cómo es que con una infancia tan rara, Titi
tiene una pareja funcional y siempre tuvo novios que le dieron amor?”.
Hablando con ella y ahondando un poco en estos temas me dijo: “Yo tuve una vida muy
intensa, viví muchas situaciones fuertísimas, pero mi papá siempre, siempre, siempre
me dijo que me amaba, que era un persona increíble. Siempre me dio su amor, siempre
me tuvo ahí arriba, en un pedestal. Yo era la luz de sus ojos, era lo mejor del mundo, la
más genia, inteligente, divertida, todo. Siempre me sentí muy amada y valorada por mi
mamá y mi papá, y nunca me exigieron ser alguien que no era. Nunca me alabaron por
mis habilidades, nunca me quisieron más si hacía tal cosa, nunca tuve que hacer nada
que no fuera natural en mí para que me quisieran.
Simplemente recibí amor, sin condiciones”.
“Recibir amor sin condiciones estructura un cerebro saludable, todo lo demás es
chantaje emocional”.
Esta frase retumba en mi cabeza de forma permanente. Me la dijo mi hermana Pía
(@dejadepensarhuevadas y creadora del Shot) y nunca más me la olvidé.
Chantaje emocional, faaaa. Claro, recibir amor, por el simple hecho de existir. Recibir
amor sin condiciones. Recibir amor sin necesidad de hacer un dibujo lindo, sin
necesidad de estudiar tal carrera, sin necesidad de hacer favores o masajes. Sin
necesidad de ser de River como papá o abogada como mamá. Recibir amor,
simplemente porque existís. ¿No te parece una maravilla?
Entonces, según lo que fui deduciendo entendí que, por ejemplo, si para recibir el amor
de quienes me criaron tengo que ser la mejor en el colegio, mi sistema adaptativo va a
intentar ser siempre la mejor en todos lados, porque si no, no soy digna de amor. O que
si para ser vista tengo que hacer reír a mis padres, entonces voy a intentar ser siempre la
más graciosa de todos los grupos, para que me tengan en cuenta. Oooo que si yo solo
recibía amor y atención cuando hacía algo por alguien, probablemente intente siempre
dar en exceso (comprar regalos a salientes que casi ni conocés, cocinarle cosas, hacer
actos de “bondad” un poco desmedidos).
Creo que esto no es lineal, cada uno es un mundo, cada realidad es distinta y vivida de
manera diferente. Existen un montón de personas que han sido mega desvalorizadas en
su infancia y sin embargo logran dar vuelta la tortilla. Lo importante acá es que detectes
cuál es tu mecanismo, dónde estás parada. Una vez que lo detectás, ahí empezar a
desanudarlo y trabajarlo. Obvio que detectarlo no es nada fácil eh, y a veces creés que
detectaste algo y en realidad era otra cosa naqueveee, por eso insisto tanto con ir a
terapia.
Pido, otra cosa. La idea no es echar culpas a quienes nos criaron, porque seguramente
tengan sistemas defensivos también; hicieron lo que pudieron con lo que tuvieron. Si a
nosotras nos cuesta todo, con toda la información que hay ahora dando vueltas,
imaginate lo que le costó a quienes te criaron.
Tenemos la responsabilidad de empezar a reestructurar nuestros cerebros. La terapia
individual nos puede ayudar mucho a entender nuestros mecanismos y sus orígenes, a
poder interpretar nuestra niñez más allá de los cuentos que nos contamos, y a nombrar y
ver nuestros mecanismos. Como les dije desde el principio, a mí la terapia me abrió la
cabeza y me ayudó muchísimo. Por eso siempre recomiendo fervientemente ir a una
buena psicóloga o buen psicólogo. Si sentís que ya hiciste mil años de terapia, que
“entendiste todo” y que no estás logrando cambiar tus vínculos, podés ver a una coach o
counselor, que suelen trabajar sobre temas particulares (es una herramienta que para mí
fue bastante nueva y me ayudó muchísimo también en momentos concretos, pero nunca
dejé de hacer terapia tradicional). También podés intentar cambiar de terapeuta. Otra
cosa que creo es que hay que estar abierta a que tanto la psicóloga como la coach te
hagan ver cosas que tal vez te enojen un poco, o te hagan sentir algo incómoda. Sí es
importante que quien te trate tenga la sensibilidad suficiente como para no abrirte una
herida viejísima de golpe y sin tapujos, porque es obvio que te vas a ir y no vas a volver,
porque no vas a entender nada y te vas a pelear.
Pero creo que es importante entender que a veces la terapia incomoda un poco, que no
es todo caminar en algodones.
No se va a terapia a recibir amor, se va a entender cosas, y eso a veces incomoda.
Si a veces te enojás con tu terapeuta, a veces sentís que gira sobre un tema que a vos no
te interesa, seguí… Si en un momento te gustaba y te entendía, seguí… Seguramente
sea una etapa. Y otra cosa importantísima: comunicate con tu terapeuta, si algo te
incomoda decíselo, si algo te enoja, decíselo, hasta la cosa más pava ¡decila!
Perderte en el otro
Cuando tenemos heridas de la infancia pasan cosas en el cerebro. Por ejemplo, puede
pasar que te cueste mucho poner el límite entre el otro y vos. El cerebro se estructura de
una manera muy particular, y salvo que vos te pongas a hacer un trabajo consciente de
cambio, el cerebro queda igual para toda la vida. No cambia aunque crezcas, seguís,
aunque no parezca, reaccionando a la vida desde micro dolores. Te seguís protegiendo,
seguís queriendo sobrevivir, agradar y pertenecer.
Hay estudios que demuestran que a las personas que están muy pendientes de su
manada, de la mirada del otro, les crece y sobredesarolla el hemisferio derecho frontal,
tal como les sucede a las personas depresivas. Por eso es una situación muy común que
las personas que trabajaron durante muchos años en un lugar y de repente renuncian,
son echadas o simplemente se retiran pueden entrar en una gran depresión: es porque
pierden la pertenencia, dejan de cumplir un rol en la manada "laboral", dejan de tener la
mirada del jefe, la de sus compañeros, hay una crisis grande a nivel pertenencia. Si mi
lugar jerárquico se cae, puede ser muy estresante. Por eso es importante el trabajo
interno, la autoobservación, preguntarse y tener claro qué me moviliza. Desde dónde
elijo, para qué y por qué hago las cosas, cuál es el sentido de mis elecciones.
Bueno, después de mi apología a la terapia (jeje) te voy a proponer algo. Pensá qué es lo
que intentás hacer en una cita que te pone incómoda. ¿Intentás ser más graciosa de lo
que sos? ¿Intentás ser más inteligente o interesante? ¿Intentás resolverle problemas al
otro? Pensá qué parte de tu personalidad intentás resaltar a la hora de la cita. Qué es lo
que creés que es atractivo para el otro. Lo que sea que creas que es atractivo, es
seguramente lo que te festejaron quienes te criaron cuando eras chica. Seguramente
recibías aplausos, abrazos, atención o amor cuando eras de esa forma.
Recordá que para recibir amor, simplemente te hace falta existir, y ese casillero ya
está completo. No necesitás nada más.
Todo lo que sea que intentes, te separa de vos, te saca de tu esencia y hace que el otro te
perciba de una forma un poco rara. Probablemente en principio hagas un poco de
autoboicot y creas que vos SOS así, que a vos te encanta regalar, que a vos te encanta
hacer reír, que ¿por qué no vas a ser como sos? ¡Si esa es tu esencia!
Tratá de preguntarte de verdad si esa sos vos, o si son tus sistemas adaptativos
intentando sobrevivir. Tratá de bajar la guardia, de simplemente ser, como cuando estás
sola en tu casa. Chequeá qué te das a vos, y fijate si te das lo mismo o más de lo que le
darías a quien estás intentando conquistar.
El otro día me encontré dándole un plato de comida mega elaborado a mi novio. Él
come comida chatarra y yo suelo comer comida más sana y nutritiva, lo que nos lleva a
comer platos diferentes. Él pide comida afuera y yo me cocino en casa. Pero a veces
cocino para los dos. Como antes de ayer, que le hice una superhamburguesa con trigo
burgol y cebolla y mil cosas para disfrazarle lo sano del plato, y que tuviera el gusto
más parecido a chatarra posible, pero sin serlo. Imaginate el esfuerzo que lleva disfrazar
el trigo burgol y hacerlo parecer una hamburguesa de cadena de comidas rápidas.
Bueno, le entregué ese plato mega mega con papas rotas y una salsita de tomates
disecados y salsa inglesa que parecía kétchup. Cuando se lo di, me quedé mirando a ver
cómo reaccionaba cuando la probara. Una vez que la masticó y me dijo “Mmmm, qué
rico” recién ahí me relajé, me sentí contenta y cociné mi plato. Que claro, ya estaba
cansada de cocinar y me hice cualquier cosa aburrida. No me di, ni cerca, lo mismo que
le di a él. Yo me conformé con unos brócolis descongelados y un poco de trigo burgol
desabrido, mientras miraba toda contenta cómo elquetejedi comía su hamburguesa no
chatarra y me decía “Mmm, mi amorrrr, qué rico esto”. Ya está, eso era alimento
suficiente para mí. Y eso fue hace dos días, y estoy escribiendo este taller, tengo todas,
todas las herramientas para salirme del lugar de cachorra en la palma de mi mano, pero
de forma inconsciente a veces me encuentro volviendo ahí. Así de fuertes son esas
sutilezas en la crianza. Así de atenta hay que estar para que no salten solitas.
Hacer cosas para otros es lindísimo, pero ¿desde dónde lo hacés? ¿Te das a vos el
mismo amor y la misma atención que le das a otro?
Fijate qué te causa el otro a VOS y no lo que vos le vas a causar al otro. ¿Qué tiene esta
persona para aportarle a mi vida? Ponete en el lugar de la jefa de la manada, y no de
quien tiene que hacer cosas para ser aceptada.
No es nada fácil hacerlo. Ponerse en ese lugar de un momento a otro sin sentirte
rarísima es muy difícil. La idea es que no hagas estrategias, sino que DEJES de
hacerlas. Que seas más vos que nunca, eligiendo y dejándote ver, haciendo pequeños
movimientos eliminadores de cachorra.
El automarketing
Para explicar la teoría del automarketing creo que lo mejor es hacer una analogía. Amo
las analogías, también tengo una con los Franui… ya la desarrollaré. Pero esta es la del
vestidito negro.
Un día Ana estaba paseando por el Patio Bullrich (el mall más caro y exclusivo de la
Argentina) y se paró frente a una vidriera de ventanas altísimas y cristalinas. La puesta
de la vidriera parecía una exposición del MoMa. Suspendidas en el aire había unas
esferas de diferentes texturas y tamaños; algunas aterciopeladas, otras de seda, otras que
parecían esmaltadas y hasta mojadas. Tenían unos colores increíbles. Verde inglés, ocre,
azul petróleo y dorado. Eran unas pocas esferas que estaban lo suficientemente
iluminadas como para que no le quitaran el protagonismo a lo que realmente querían
mostrar. Un vestido negro, largo y simple que lucía un maniquí forrado en terciopelo
amarillo. Su simpleza era la representación de la elegancia, claro... “No es necesario
llenar una prenda de cristales Swarovski para que se note su valor. Con una buena
moldería, la tela adecuada y el corte y la confección perfecta, lo que parece un simple
vestidito negro pasa a ser una obra de arte”, pensó Ana. Lo miró una y mil veces, se
imaginaba con ese vestido, divina, yendo a tomar unas copas a algún rooftop. Intentó
buscar el precio en la vidriera, pero en ese tipo de vidrieras no exponen los precios.
Quería entrar al local, pero le daba cosa que se dieran cuenta de que era obvio que no se
lo iba a comprar. Así que se fue. Pasaban los días y ella seguía pensando en que ese
vestidito negro le quedaría perfecto, así que decidió esperar a la época de liquidaciones.
Tiempo después, un día Ana fue a un turno médico en un lugar que quedaba cerca de la
zona de locales del Once. Como había llegado antes se puso a dar vueltas.
En las vidrieras atestadas de ropa se mezclaba ropa de niños con bombachas, trajes de
baño, camperas y sábanas. Los precios estaban expuestos en enormes carteles escritos
con marcador negro: “$9,99”. Alguna que otra mosca seca en el piso de la vidriera y
canastos de saldos en la parte de afuera.
Ana ama revolver y encontrar gangas, así que se puso a hacerlo. Encontró una
musculosa blanca de morley que zafaba para dormir y que estaba en el canasto de “Dos
prendas por $4,99”. Ganga. Con la musculosa de morley en la mano intentaba buscar
algo para aprovechar el ofertón y sacó un vestidito negro de una tela que parecía una
especie de sedita, estaba bastante arrugado y hecho un bollo, pero parecía lindo. Lo
miró, dio vueltas, buscó más cosas. Volvió al vestidito, lo inspeccionó. “Mmmm,
seguro que me queda horrible de cintura, o se me deshace apenas lo lavo. Mmmm,
seguro que se me va a transparentar todo y se va a romper al toque. Mejor me agarro
otra musculosa de morley que es obvio que la voy a usar para dormir, este vestidito va a
terminar de trapo”.
Otro día volvió a Once. Estaba haciendo kinesiología con una chica divina y la chica le
dijo: “¿Fuiste al local que está acá abajo que tiene cajones de saldos? ¿Sabés que es de
los dueños de un taller que le confecciona al local ese enorme del Patio Bullrich y a
veces tienen muestras de ahí todas hechas un bollo?”. Y ahí le cayó la ficha a Ana: el
vestidito negro que había dejado era el mismo que estaba en la vidriera del local al que
ni siquiera se había animado a entrar por lo fabuloso y espectacular que le había
parecido.
Ese vestidito negro hecho un bollo era exactamente el mismo vestido increíble que
había amado y que estaba expuesto bajo esas luces tenues en esa vidriera con esferas de
colores y texturas increíbles. No lo supo valorar, no lo supo ver, solo porque estaba ahí,
tirado en un canasto de saldos junto con musculosas de morley y bombachas de
microfibra.
La realidad es que “Las Amadas” no son más valiosas que vos, no son de mejor
calidad que vos. Solo se muestran mejor, saben hacerse ver.
Si yo ya había entendido mi infancia y los motivos por los cuales yo no me mostraba
valiosa ¿por qué no lograba pasar de las primeras citas?
Cuando me di cuenta de todo esto, decidí hacer el gran fake it till you make it. Practicar
actuar como “Las Amadas” para que mi valor se pueda VER. En lugar de taparme e
intentar agradar, en lugar de cachorrear y ser como me habían hecho creer que tenía que
ser, elegí cambiar mis creencias y practicar otra cosa. Total, al cabo que ya todo lo otro
no me había funcionado. ¿Por qué no probar un poco de automarketing? ¿Por qué no
probar un poco de vidriera de Patio Bullrich?
Así fue que empecé el recorrido de lo práctico: cómo demostrar el sentirse valiosa.
Quien se valora no regala su tiempo
Primer punto que me pareció clave. La gente que se valora, no regala su tiempo. No
chatea mil años, no estira los chistes, ni se queda mil años en una cita, por más que la
esté pasando bárbaro.
Vas a notar, querida lectora, que estas prácticas van a parecer extremas y raras. Vas a
dudar y te va a parecer demasiado. Pero probarlas no cuesta nada, sobre todo si ya lo
diste todo. Asumo que si compraste este taller es porque no entendés un pomo de lo que
pasa en el mundo citero y te llevaste mil desilusiones yendo por el camino que ibas. Así
que intentar nuevas formas, por más que te parezcan medio polémicas, no te va a hacer
perder nada.
Entonces, con este criterio la práctica es la siguiente:
Chatear corto y conciso, preguntas cortitas y si incluso podés colgar la charla en
un momento clave, pues mejor. Vas a ver que si colgás la charla cuando está en un
momento divertido, la persona va a volver a chatearte con ganas de más.
Es como cuando comés un Rogel delicioooooso: si comés un bocadito y es una
maravilla, vas a querer más. Pero si te comés una torta entera, por más rica que sea te va
a empalagar, empachar y no vas a querer volver a ver el Rogel hasta dentro de un buen
tiempo.
Colgar la charla en momentos donde está todo divertido hace que el otro te vea, preste
atención a lo que dijiste y dijo. Y que, además, valore más el tiempo que le dedicaste al
chat. Si vos te vas, demostrás que tenés otras cosas interesantes que pasan en tu vida, y
eso genera en el otro ganas de ser parte. Y a vos, te obliga a sacar el foco de tu mente de
él. A concentrarte en vos, en hacer cosas para vos, para tu crecimiento y tu bienestar.
Andá a pulir tu melena, que como buena Amada, ya te va a venir a buscar.
Una vez conocí a una chica que formaba parte del grupo de “Las Amadas”. Persona con
la que salía, quería llevarla a conocer a sus papás, proponerle casamiento y tener mil
hijos. Ella, lejos de lo que yo creía que había que ser, no estudiaba nada, no trabajaba y
no tenía más intereses que comprarse ropa con la plata que le daba su familia. A lo
único que se dedicaba era a ir de compras, mirar reality shows y peinar su melena. No le
interesaba mucho hablar con nadie, no era graciosa, ni interesante, era como una ameba
a la que le gustaba mucho ir de compras. Si le hablabas, medio que te miraba un toque y
no te respondía mucho. Sacarle una risa o una sonrisita era una tarea titánica. Pero era re
Amada, y yo no podía entender por qué. Así que me puse a estudiarla fuerte. Era parte
de un grupo de amigas que me había hecho a los 29 años y salíamos todos los fines de
semana. Todas tomando cerveza a pura risa y griterío, y ella con cara de póker en un
rincón mirando su teléfono o peinando su melena. Grupo de pibes que nos venía a
hablar, ella siempre siempreeeeeeeeeee terminaba hablando con el más papurro de
todos. Hablaba un rato y se iba temprano a su casa, sola. Nosotras nos quedábamos
hasta las mil, chapábamos con uno, después con otro y después nos íbamos a nuestras
casas muertas de risa.
Cabe aclarar, querida lectora, que si por la crianza que tuviste, o simplemente porque la
sociedad nos ha hecho creer esto, pensás que ella era la más “diosa” de todas y que por
eso seguro tenía el levante que tenía, te tiro abajo tu teoría contándote que una de las
chicas del grupo era modelo internacional que desfilaba para Valentino, ese nivel de
hegemonismo manejaba una de las No Amadas.
El plan de La Amada me parecía aburridísimo a pesar de ser exitoso con el público
masculino: sinceramente prefiero no ser amada por varones y divertirme con mis
amigas. Pero, PEEEERO, aprendí cosas de ella. Vaya que aprendí. Cosas que jamás
apliqué en mis salidas con mis amigas pues prefería reírme hasta caerme, tomar
cervezas y escupir de la risa. Pero sí decidí aplicar algo de su accionar en mis citas.
La Amada, al estar en un rincón con cara de que nada le divertía y yéndose temprano a
pesar de estar hablando con el mismísimo Brad Pitt, estaba expresando que tenía un
mundo interior o una vida seguramente mucho más divertida que eso que estaba
pasando ahí. Yo sinceramente lo interpretaba como que era un embole, pero lo que se
leía era otra cosa: que entrar a su vida no era tarea fácil y que al ser tan, tan difícil de
entrar, ella valía un montón. En definitiva, era el vestido del Patio Bullrich: parecía
interesante, misteriosa y de calidad. Entonces todo el mundo la quería conocer, estar a
su altura y llevarla a conocer restaurantes maravillosos con tal de sacarle una sonrisa o
que hiciera algún gesto de ALGO.
Mientras a mí y a mis amigas, con suerte, el salame de turno nos invitaba a ver películas
a las dos de la mañana, a ella la pasaban a buscar en un Audi y la llevaban a comer sushi
a Nicky Harrison. Mientras a nosotras nos dejaban de chatear de un día para el otro sin
explicación alguna, a ella le explotaba el teléfono con invitaciones a salir. Tenía mil
salientes, con los que duraba bastante más de lo que me podría haber imaginado, porque
era tan poquito lo que les daba, tales eran sus migajas que no llegaban a conocerla
demasiado, entonces se desesperaban. Era una cosa de locos.
Pero claro, después de unos meses los pibes que eran interesantes y divertidos se daban
cuenta de que en realidad no era que ella era superespecial, sino que era una niña
mimada, y solían dejarla. Pero los que eran de su mismo tipo, se quedaban. Ahora está
casada con un chico muy parecido a ella, de una familia muy acomodada que los
mantiene a ambos. En fin. La cosa es que de ella he aprendido mucho, porque era
realmente extremo su caso. Entonces estudié sus movimientos y aprendí a aplicar varios
de ellos, que me sirvieron muchísimo para dejarme VER, en lugar de estar tapándome
intentando agradar y no ser tirada a los leones.
Está claro que somos el vestido negro del Patio Bullrich. Está claro que somos de mega
calidad y somos alucinantes. Ahora, lo que no queremos es que nos traten como al
vestidito en el canasto de saldos. Queremos que hagan sus mejores esfuerzos para que
nos sintamos cómodas y contentas en las citas. Para eso, tenemos que mostrarnos bien,
y no taparnos.
¿Cuándo te tapás? Cuando chateás demasiado, te reís de todo lo que dice y contás
todo lo que te gusta y lo que no te gusta.
Lejos de estar siendo simpática y abierta, lo que se lee es: “Esta chica ni me conoce y ya
se ríe de todo lo que digo, le parece fantástica cualquier cosa que le cuento y no tiene
problema en contarme absolutamente toda su vida durante mil años y dedicarme mucho
tiempo. Debe ser que en realidad su vida no es tan valiosa como ella dice que es, sino
no le estaría dedicando tanto tiempo a un NN”.
Ya sé que vos pensás que es medio cualquiera esto, yo también lo pienso, eh. No es que
me parece bárbaro que la gente piense eso, ni tampoco es que el 100 % de la gente lo
piense. Pero haciendo el ejercicio práctico de reírme menos de los chistes, cuestionar
más cosas, no contar todo lo que me gusta y lo que no me gusta en la primera cita, y
hacer las citas cortas, llegué a descubrir que es así. Funciona. Te VEN más, les dan más
ganas de conocerte y les intriga invitarte a salir. Cuando empecé a aplicar estas técnicas,
nunca, pero NUNCA más, no me volvieron a llamar después de las primeras citas. Una
vez que empecé a aplicar estas técnicas, pasé a elegir realmente con quién quería seguir
saliendo y con quién no.
Para aplicar esta enseñanza en los chats:
. Hacé la charla corta (pero interesante y dinámica) e intentá irte del chateo cuando las
cosas se ponen divertidas.
. Eliminá los emoticones. NO uses emojis para nada.
. Tratá de poner la menor cantidad de “jaja” posibles.
Es infalible. Funciona siempre.
Atención: hay una nueva pandemia y es la de concretar una cita para un día determinado
y después desaparecer. Te dejan colgada esperando o te cancelan unos minutos antes.
Lo estoy leyendo de muchas lectoras, a mí nunca me pasó pero creo que es algo
poscuarentena.
Durante la cuarentena las citas eran en casas, no eran en bares ni había salidas porque
estaba todo cerrado, entonces ahora lo único que quieren es que vayas a su casa.
Intimidad asegurada. No tienen que pasar por el período incómodo de la cita, de
vestirse, de ir a pedir tragos y todo eso. Entonces cuando nos ponemos firmes en salir,
les da fiaca. Tal vez los amigos los invitaron a algún lado que les divierte, o apareció
algún velón a quien ya conocen y por ende les interesa más, o les es más práctico.
Entonces lo que propongo hacer es que tres horas antes de la cita le escribas diciendo:
“¿Nosotros salíamos hoy?” o “¿Íbamos a hacer algo hoy?”. No pongas un “Hola, ¿estás
para hoy?” porque le tirás la pelota a él, como si él tuviera la potestad de decidir si la
cita se concreta o no. Que en realidad es bastante lo que le estás preguntando, pero la
otra forma de formular la pregunta es un poco más abierta y te protege más. Si te dice
alguna excusa para cancelar decile: “Ay, qué bueno porque me están invitando a ver una
obra que tenía re ganas y me daba culpa cancelar”. Y chau, soltás el teléfono. Lo dejás,
no seguís hablando. Porque si seguís hablando es re obvio que te estabas haciendo la
relajada, que él en realidad te mega interesa a pesar de que ni lo conocés. Tu
cachorrismo está ahí saliendo de tu cuerpo como un demogorgon. Una Amada suelta el
teléfono, se va a avisarles a los otros que va a ir al teatro y se empieza a preparar para
ese plan.
Solo salí con él si vuelve a invitarte a salir y pone día y hora.
En las citas: hacé la cita corta, no la alargues mucho por más que sea fabulosa y que
sientas que estás conectando un montón. Con esto no estoy diciendo que JAMÁS
funcionan las citas o los chats largos, obvio que hay mil historias de amor que
empezaron así. Pero llevar esto a la práctica te va a ayudar a vos a ponerte en otro lugar.
Te va ayudar también a ver mejor al otro, en lugar de fantasear sobre cómo es él y
creerle todos sus maravillosos chamuyos.
Yéndote antes, chateando menos y no contando toda tu vida, todo lo que te gusta y lo
que no te gusta en la primera cita, vas a lograr ver mejor sus “red flags”.
La red flag es la banderita roja que está en la playa cuando te indican que el mar es
peligroso. Estas banderas suelen ser muy difíciles de ver en las personas, porque
lamentablemente no las tienen puestas, y es típico que entramos en relaciones tóxicas
porque no supimos ver las red flags a tiempo. Eso suele venir de la mano de la entrega
emocional inmediata. De las charlas eternas y de creer en todo lo que te dicen, pero no
en lo que hacen.
Dejá tu espalda apoyada en el respaldo de la silla
En las citas, yo era la que quería complacer al otro. Entonces, como buena cachorra,
siempre estaba con el cuerpo para adelante, atenta a escuchar todo lo que el otro tenía
para decirme. Me reía por cada pavada pseudo graciosa que salía de su boca y a todo lo
que me contaba yo decía: “Ay, qué buenoooo” y así. Estaba mega híper super duper
receptiva en exceso y me olvidaba de mí. Cuando me tocaba la hora de hablar contaba
cosas que creía que le iban a gustar y me excedía en mis anécdotas y capaz hasta me
reía de mis chistes para hacerlo reír. Entonces, un buen día, decidí conscientemente
dejar la espalda pegada al respaldo de la silla, como acto simbólico de: OK, estoy acá, te
escucho y ME escucho.
Apoyando la espalda en la silla lo que lográs es abrirte a VER más al otro, en lugar
de estar intentando agradarle y dejarte VER a vos, en lugar de taparte a
palabreríos excesivos y risas desmedidas.
El respaldo en la silla genera que el otro tenga que hacer algún tipo de movimiento para
que vos logres escucharlo o interesarte en lo que dice.
Te posiciona físicamente en el lugar de “no tengo que ser o hacer nada para recibir amor
o atención, simplemente existo y estoy acá”. Es una gran herramienta para desactivar al
cerebro primitivo. Vas a ver que dejando la espalda en el respaldo de la silla, vas a
terminar la cita mucho más segura y el otro incluso la va a pasar mejor, porque en lugar
de escucharte diciendo “ayyy jaja síii mirá vos, faaa, ahhh mirá jaja jeje” y taparte a
puro consentimiento, vas a estar dejándote ver también.
¿Por qué? Pues porque no hiciste nada para agradar: no te saliste de vos, estuviste en tu
esencia. Salirte de vos genera inseguridad, porque vas a estar esperando los aplausos.
Existir, sin intentar, genera mucha seguridad, no esperás nada. Y eso es fabuloso.
Así que dejá la espalda bien, bien pegada en el respaldo de la silla, y verás la magia
suceder.
Ni sí ni no, ni blanco ni negro
Ni sí ni no, ni blanco ni negro era un juego al que nos hacía jugar mi papá cuando
teníamos viajes largos en el auto. Intentar que cuatro niñas estuvieran en armonía dentro
de un auto durante horas te aseguro que no era tarea fácil, pero él tenía grandes recursos
que fui aplicando en mi vida.
El juego era el siguiente: él nos sacaba conversación, y nosotras teníamos prohibido
decir las palabras SÍ, NO, BLANCO y NEGRO. Entonces, por ejemplo, nos decía:
“Bueno, chicas, ¿están contentas de que nos estamos yendo a esquiar?”, y nosotras
teníamos que responder algo como: “Contentísimas, nos encanta esquiar”. No podíamos
decir SÍIIIII RE CONTENTAS, porque perdíamos. Y todo lo que hacía él era intentar
hacernos pisar el palito para que dijéramos alguna de las palabras prohibidas; si decías
una de esas palabras quedabas descalificada y tenías que quedarte callada hasta la nueva
ronda.
Cuando empecé mi cambio citero me dije: en las citas no puedo decir “Yo soy muy
de…”, “Me encanta tal cosa”, “Odio tal cosa”, “La pasé bárbaro”, “Qué genial lo que
me contás”. Me prohibí decir esas cosas y en los chats poner mucho “jajaja” y mandar
emoticones. ¿Por qué? Para intentar desactivar mi cerebro primitivo que intenta agradar
siendo supercomplaciente, buena onda, risueña, aceptadora de todo. Y eso
automáticamente me obligaba a hablar y escuchar de otra forma, a dejar de taparme.
Desactivar mi mecanismo de defensa.
Cuando empezás a hacer estos ejercicios, comenzás a recibir respuestas y acciones
distintas de los otros, y eso ayuda a que se armen nuevas redes neuronales, o sea a que
tu cerebro entienda que la reacción a tu NO ser toda risueña, toda prolijita, toda la chica
10 también es positiva. Entonces tu cerebro empieza a entender que puede pertenecer a
la manada sin tener que hacer todo eso, y así empieza a salir tu verdadero ser. El más
salvaje y real. El más tuyo y con el que más cómoda te sentís. Y lo más loco de todo,
todo, todo es que NUNCA MÁS, pero NUNCA MÁS no me llamaron después de la
primera cita. Te lo juro.
En una primera cita, nunca más dije: “La pasé bárbaro”. Cuando me preguntaban,
empecé a decir: “Yo siempre la paso bien”.
Nunca más conté las cosas que me emocionan o que amo hacer.
Nunca más demostré emociones fuertes por cosas que me contaban.
Nunca más conté lo que odio y lo que me encanta.
Y ustedes dirán, pero qué embole.
Recuerdo la primera cita con el que después fue un re lindo novio durante cuatro años.
Yo estaba en pleno aprendizaje de espalda en la silla y de la regla del ni sí ni no ni
blanco ni negro. Matcheamos por Tinder, me puse el vestidito de siempre y salí.
Un potro él, todo alto bien vestido y canchero. Intimidante, era un tipo de pibe que a mí
me boludeaba SEGURO y con quien yo me quedaba enganchada SEGURO. Y dije:
“Luchi, calmate, seguí las reglas al pie de la letra. No te emociones. Levantá los
hombros, miralo con cara de que te creés un poco mil, no te tires abajo. Luchi, no te
tires abajo. No seas toda mega simpática, dejá que te vea”.
Apenas nos saludamos, olía a un perfumito sutil, como a pimienta con cardamomo. Se
había puesto una remera blanca cuello redondo de algodón que le quedaba tan
relajadamente pintada que te juro que era de morir. Ya lo había visto desde lejos,
estábamos por encontrarnos en el Boulevard Cerviño y él estaba parado todo alto
mandando un audio.
Qué bebotttttt, por favorrr. LUCHI, CALMATE.
Me saluda todo canchero y le devuelvo el saludo toda canchera pero ya imaginándome
cómo iban a ser nuestros hijos, nuestra boda y los domingos con mi familia comiendo
un asado.
Él: ¿A dónde vamos?
Yo: Ni idea.
Él: Pero vos me citaste acá...
Yo: (LUCHI, NO HAGAS JAJA. NO DIGAS AY Sí JAJA PERO NO TENGO IDEA
JAJA. Ni sí ni no ni blanco ni negro, LUCHIII) Eh, bueno, vamos a Piba. (CARA DE
PÓKER COMO LA DE LA AMADA DEL GRUPO DE AMIGAS).
Nos sentamos. En Piba no hay sillas; malditas cervecerías y sus banquetas. Apoyo la
mano en la parte de atrás de la banqueta y decido no sacarla salvo que la necesite para
algo, así me hace el efecto espalda en silla. Me quedo callada y me obligo a NO
GENERAR CONVERSACIÓN NI SONREÍR NI NADA.
Después de un mini silencio que para mí fueron cinco siglos:
Él: ¿Qué tomás?
Yo: (TUS LABIOS DE RUBÍ TOMO BEBÉ, ESO TOMO) Una Grolsh.
Él: OK, ahora traigo.
Agarro el teléfono, le saco una foto de atrás mientras pide las cervezas y se la mando a
mi grupo de amigas. “Estoy por comerme a este pedazo de bebote, chicas”.
Llega con las cervezas.
Yo: ¿Sabías que la primera cerveza se toma rápido así el principio de la cita no es tan
duro? Es una regla que leí en el Antiguo Testamento.
Se ríe. DIOS MÍO, ESA SONRISA, PAPITO. NO TE RÍAS TANTO PORQUE TE
PRESENTO A MI MAMÁ QUE VIVE ACÁ A LA VUELTA.
Hicimos como una especie de competencia de quién tomaba más rápido la cerveza, y
fue a buscar otra. En un momento, y vaya uno a saber por qué, nos pusimos a hablar
como colombianos. Borrachos y muertos de risa, nos fuimos a caminar por ahí. Yo
estaba ebria pero intentando recordar mis reglas. La estábamos pasando espectacular.
Charlamos de su familia: le pregunté cuántos hermanos tenía, sobre su infancia, su
mamá, su abuela. Le pregunté por qué había elegido la carrera que eligió. Hablamos y
hablamos y yo evadía un poco sus preguntas, intentaba contar poco de mí.
Él: ¿Qué te divierte?
Yo: (VOS ME DIVERTÍS, BEBÉ. ESTA CITA MARAVILLOSA ME DIVIERTE) Todo
me divierte, qué sé yo. ¿A vos? Me parece que te divierto yo…
Él: (Dedicándome tremenda mirada) Atrevida.
TE AMO, NO ME DIGAS ATREVIDA. LUCHI, CALMATEEEEEEEEEEEEEE.
El guacho sabía jugar el juego, pero yo iba ganando, porque sabía todo de él y él poco
de mí. Yo sabía qué cosas lo sensibilizaban y qué le divertía. Él no sabía nada de mí.
Después de caminar y reírnos y hablar como colombianos ebrios, fuimos a mi casa que
estaba ahí a la vuelta.
AY, DIOS MÍO, QUÉ TERRIBLE POTRO. QUÉ NERVIOS, QUÉ PUDOR. NO
IMPORTA, LUCHI, COMPORTATE COMO SI FUERAS BEYONCE. MERECEDORA,
SIEMPRE MERECEDORA.
Chapamos y todo eso. Cuando estábamos abrazados y todo era romance:
Yo: Che, mañana me tengo que levantar re temprano porque voy a llevar a mi sobrino a
un partido de fútbol. (MENTIRA).
Lo dije cuando en realidad todo lo que yo deseaba era dormir en sus brazos hasta que
las velas no ardan.
El muy descarado me dice: “Bueno, nos levantamos temprano”,
Y yo le digo: “Necesito dormir sola, porque si no voy a dormir mal y mañana quiero
estar fresca”.
Fue un momento medio tenso, yo me sentí la más MALA DEL MUNDO, me parecía un
horror lo que estaba haciendo pero lo hice. Porque una persona que ama su tiempo y se
valora, valora sus horas de sueño. Las Amadas hacen eso. Las Amadas se van antes
porque quieren descansar, lavar su melena y pulir su piel. O lo que sea que les importe
mucho más que estar con alguien que acaban de conocer. Las Amadas aaaaman su vida
y prefieren estar con ellas mismas que con alguien a quien no conocen del todo.
Así que se fue. Y yo me quedé despierta rogando que mis amigas no se hubieran
dormido para contarles todo sobre el terrible pedazo de bebo que acababa de comerme y
que encima había tenido el tupé de ECHAR DE MI CASA.
La verdad es que me sentí segura y feliz. Hubo algo en esto de no exponerme y de
pedirle que se fuera de casa que hizo que no sintiera esa bola de inseguridades que solía
sentir en las citas. Siempre que terminaba una cita me quedaba esperando y pensando:
“¿Será que me va a llamar, será que me va a escribir y me va a volver a invitar a salir?
¿Le habré gustado?”. Me daba una ansiedad terrible y me desesperaba cada día que
pasaba sin escribirme. Cada día sin recibir un mensaje del saliente me cuestionaba más
y más qué era lo que había hecho MAL en la cita o qué era lo que yo tenía mal. Mis
inseguridades empezaban a aflorar o se me creaban inseguridades nuevas. Esta vez no,
esta vez me sentía bien, segura y divertida. La había pasado bárbaro, no me había
expuesto, había estado atenta a mí, a él y a sus red flags. No estaba insegura, estaba
bien.
Y adivinen quién apareció al otro día preguntando cómo había ido el partido inexistente
de fútbol de mi sobrino…
GANADORA.
HÉROA.
GENIA.
CAMPEONA.
MERECEDORA.
WINNER.
Cuatro años duró nuestra relación y fue lindísima. Nos separamos los dos por
diferencias de elecciones, pero seguimos teniéndonos mucho cariño.
Así que, querida lectora, seguí las reglas de oro: yo te juro que seguirlas no significa
que la cita vaya a ser un embole. Significa que simplemente te salís de tus programas
del mal (tu cerebro primitivo) que te empujan a pertenecer a esa manada que fue
quienes te criaron y te hicieron creer que tenías que HACER mil cosas para ser
merecedora de amor. Recordá que por el simple hecho de existir ya merecés todo el
amor del mundo. Recordá que no necesitás regalar nada, ni reírte de todos sus chistes, ni
hacerlo sentir seguro, ni hacer favores, ni hacer masajes, ni pesar equis cantidad de kilos
para ser merecedora de amor. Solo tenés que existir. Así que seguí esas reglas y
desactivá a la cachorrita fiel.
Bienvenida al mundo de Las Amadas.
Andá a dormir a tu casa
Antes que nada, una duda que me plantean mucho es: ¿tener sexo en la primera cita es
un no? Y mi respuesta es: NO, no es un no, ni cerca de ser un no. Si vos tenés ganas de
tener sexo tenelo, hacelo por y para disfrutar de un momento. No lo hagas para
complacer a otro, no lo hagas porque creés que es lo que hay que hacer, no lo hagas
porque pensás que si no tenés sexo seguramente no te quiera volver a ver. No tengas
sexo porque creés que así es como el otro espera que termine la cita.
Y nunca, pero nunca DEJES de hacerlo porque creés que disfrutar de un
encuentro sexual y un deseo genuino tuyo te quita valor. Eso no existe más. Y el
que lo piense así, es un machista y nadie quiere salir con machistas.
La verdad es que nada es un no. Podés regalarle un reloj de oro y hacerte pis de la risa,
que si la actitud es la esencial (la tuya, la que está libre de la reacción para pertenecer a
la manada) no pasa nada. Lo importante acá, y lo que estamos intentando hacer es que
no te salgas de vos, que no florezcan tus mecanismos de adaptación o más bien
sobreadaptación.
Lo que te propongo ahora es que no te quedes a dormir en su casa y que no se quede la
otra persona en la tuya en la primera cita (si podés aguantar un par más, mejor). Esto
genera que vos logres tomar distancia de la situación, que no entres en un laberinto en el
que te perdés en el otro, lo idealizás y lo empezás a poner en un pedestal. Ahí, cuando el
otro llega al pedestal, a vos te empiezan a florecer las personalidades que no te
pertenecen, a intentar agradar y a darlo todo por ser aceptada. Te vas a olvidar de vos y
de tus deseos reales.
Te olvidás de que dormir, para vos, es importante y que el descanso es fundamental en
tu vida. Te olvidás de que al otro día vas a estar cansada y se va a anular todo porque
encima probablemente te quedes idealizando la situación y también a la persona con la
que dormiste. Volvé a tu casa, volvé a vos.
Además, no hay nada más atractivo que alguien que cuida de su tiempo y que valora
cada hora de su vida. La gente suele querer tener la dicha de que le des un poco de ese
espacio. No regales tu energía, no regales tu tiempo. Regalate relajación mental. Volvé
a dormir a tu casa, o decile que gracias por venir, pero que necesitás dormir bien para
mañana poder aprovechar bien tu día.
Cambiá el estilo de tus fotos en tus redes y en las apps
¿Tenés fotos intentando mostrarte “linda”?
¿Tus fotos son el tipo de fotos que muestran tu físico?
Esas fotos suelen responder a las heridas de las que venimos hablando (y de esas las
mujeres tenemos miles lamentablemente).
Si no tenés un “lomazo'' y estás “buenísima” nadie te va a querer. MEN TI RA.
MENTIRA MENTIIIIIIRAAAA. Yo les juro y les recontra juro que no tiene NADA
que ver. Si no me creen miren ejemplos de minas MEGA hegemónicas famosas que
tienen mil problemas de pareja. No las voy a poner acá, porque es un bajón para ellas…
pero es solo cuestión de pensar un poquito y encontrás montones.
Es esta sociedad que nos pudrió la cabeza, que nos hizo creer que nuestro cuerpo tiene
que responder a las medidas 90.60.90, que tenemos que ser modositas, que tenemos que
ser educaditas, nuestro pelo tiene que ser así y asá, que tenemos que ser mega
profesionales y encima en las últimas décadas se agregó que tampoco podemos ser “la
jabru”, la que “rompe las bolas con las salidas y el orden, y las llegadas a las mil”.
Madre mía, qué agotador tener que rellenar todos esos casilleros.
Al sacar esas fotos en las que mostrás “lo buena que estás” te dejás conocer más, la foto
hot te TAPA. Lo primero que ven es un lomo y la gente va a reaccionar al lomo, no a la
persona.
Si ponés fotos tuyas en diferentes situaciones, vas a estar contando una historia. Una
foto tuya estudiando, o en el cumpleaños de tu abuela o de tus sobrinos, una foto
desayunando en algún barcito al sol, una foto haciendo un deporte que te gusta, o
haciendo lo que te gusta, hasta durmiendo una siesta, lo que sea.
Contá tu historia, no te vendas.
Eliminá la vendida, no hay necesidad. Quien te pida fotos hot pues que vaya a otro lado
(salvo que estés buscando pasar una noche hot, que es mega válido también).
Sacando esas fotos, estamos ayudando a que el cerebro genere nuevas conexiones y que
cuando recibas reacciones positivas a tus nuevas fotos, entiendas que no hay necesidad
de tener “lomo” para recibir amor, que no tenés que ser de tal o cual forma física para
ser merecedora. Vas a desactivar a la que quiere agradar y se va a activar tu esencia real
y cruda. La que duerme siestas, la que toma café y desayuna sola en un barcito al sol, la
que se cae en la calle y se ríe, la que mira Netflix tapada hasta la nariz.
Todos estos ejercicios van a lograr que empieces a tener conexiones mucho más reales,
que estés mucho más atenta a vos y al otro. Vas a ver que hasta va a ser muy difícil que
te ghosteen, porque estando atenta a vos y a la otra persona vas a ir dándote cuenta de
las señales a tiempo.
Cómo conocer candidatos sin deprimirte en el intento
Te juro que empezar a practicar todas estas nuevas enseñanzas es muy divertido: es
como aprender un nuevo oficio. Como aprender a poner un cuerito. Cuando la canilla
deja de gotear TE CREÉS MILLLL.
Bueno, salir con muchos pibes y practicar las nuevas técnicas es un planazo, y vos vas
ganando confianza y te vas dando cuenta de que, en realidad, no tenías ningún
problema, ni eras rara, ni estabas rota. Simplemente, no te sabías mostrar bien. Porque
ahora de golpe todos te dan bola, todos te llaman y te buscan. Y vos no sos diferente,
sos más vos que nunca.
Tener citas, para esta altura, es mucho más que estar intentando conocer a alguien con
quien compartir tu vida. Es estar encontrándote a vos, a la vos más cruda y libre de todo
lo que te impuso la sociedad y lo que creíste que tenías que ser. Vas a descubrir que vos
sos mucho más espectacular de lo que ya creías que eras.
Abrite todas las apps de citas que existan y a mucha honra.
Estar en una app de citas es de persona abierta a conocer gente, que quiere experimentar
cosas nuevas. Estar en una app de citas es un planazo y es practiquísimo.
Hace poco conocí a una chica de esas que mirás y te desconcentran con su magia. Toda
simpática e inteligente, y que se desplazaba por el lugar con la gracia de una bailarina.
En su mano tenía un vaso de cerveza y en su dedo un anillo de casada. Busqué entre el
lugar al que podía ser su pareja, la seguí hasta que la vi acercándose a un grupo de gente
donde había un chico que suavemente le apoyó su mano en la cintura y la bienvino al
grupo con una sonrisa cálida y amorosa. Ahí estaba él, cancherísimo, una especie de
Harry Styles de treinta y largos años, vestido con una ropa impecable y estilosa, el pelo
desprolijamente prolijo y claro que también, sonriente, simpático y espléndido.
Amo saber las historias de las parejas, y siempre intento saberlo todo. Durante la noche
logré acercarme al grupo y a esta pareja divina; una vez que entré un poco en confianza
me dispuse a indagar su historia.
Ella es escultora y viaja por el mundo. Sus obras están expuestas en galerías mega
famosas. Él es representante de bandas que hacen giras por todo el mundo.
“¿Y cómo se conocieron?”, les pregunté. “Por Bumble”, me respondieron. Sin
preámbulos, sin justificar por qué estaban en Bumble. Me lo dijeron con muchísima
naturalidad, como quien dice “nos presentó una amiga”.
Al rato, en la misma reunión nos pusimos a hablar todas las chicas juntas. Varias de
ellas no estaban en una relación estable. Entonces la espléndida dijo: “Ay, chicas, abran
Bumble. A mí estar en apps me simplificó la vida, no tenía tiempo para ir a bares, ir a
reuniones, salir con gente solo porque me la presentaban. Siempre tuve muchos traumas
con mi cuerpo porque, como verán, no peso 60 kilos ni mido 1,80, entonces sentía que
lo de las apps no era para mí. Hasta que empecé terapia y poco a poco aprendí a
valorarme y entender que mis traumas eran algo impuesto y que no eran míos. Así que
me propuse dedicarle una hora a las apps por día y tener mínimo una cita por semana.
Tenía re ganas de estar en pareja, pero poco tiempo y ganas de estar dando vueltas,
porque estaba muy concentrada en mi trabajo. Así que elegí un conjunto que me gustaba
y usé siempre el mismo; fui siempre al mismo bar y así fue cómo conocí a Sebastián” y
lo señaló. Las caras de las chicas cuando vieron al pedazo de papu que era Sebastián, te
juro que era para filmarlas.
Y al toque una dijo: “Pero ¿hace cuánto fue eso? Porque antes las apps eran mejores,
ahora son un desastre”.
“Hace un año, salimos durante seis meses y nos casamos” respondió como diciendo
“dale, no pongas excusas”. “Estar en una app de citas fue la solución para que yo
pudiera elegir bien con quién salir, y además no sentir que sí o sí tenía que estar en las
citas un montón de tiempo, ni justificar por qué me tenía que ir. Cuando me presentaban
gente, sentía que me tenía que fumar unas citas aburridísimas porque no podía quedar
mal. Pero con las apps, salía y si me aburría, me inventaba un dolor de cabeza o algo”,
agregó la espléndida mientras se tomaba un trago de cerveza y le guiñaba el ojo al papu
de su marido.
Y yo a todo esto, mirando desde afuera, con una mini Luchi bailando y festejando.
Parecía una actriz pagada por mí para que hiciera toda esa escena. Ojalá la hubiese
grabado.
Las apps de citas son una gran herramienta para conocer gente. Te aseguro que todo
soltero está en las apps de citas. Hasta los más geniales están ahí. Abrí muchas, abrí
todas las que puedas y divertite. Es un juego. Yo estuve en apps durante mil años, las
amé.
Y cuando en Tinder te pregunten “¿Por qué estás en esta app?”, podés responder:
“Porque me parece una herramienta practiquísima para conocer gente”.
Y si no, retrucale: “¿Por qué estás vos en esta app?”. Y que te responda el otro y chau,
pucho.
Te dejo acá un link donde vas a poder leer historias de amor que se dieron por app
Da segundas chances
En general, a lo que solemos sentirnos muy, muy atraídas es a un tipo de persona que
nos hace sentir de la forma en la que nos hicieron sentir quienes nos criaron. Esa es
nuestra zona de confort, eso es lo que nosotras consideramos amor.
Entonces si tuviste un tipo de crianza en el que se te veía o aplaudía solo cuando te
sacabas 10, cuando pesabas equis cantidad de kilos o solo te prestaban atención cuando
te enfermabas vas a buscar a alguien que aplauda esas cosas y rechace las otras.
Si quienes te criaron te hacían sentir poco valiosa, es normal que te sientas atraída
a alguien que te valora poco. Porque para vos, eso es lo que está bien. Vos creés
que quien te valora mucho, seguro que no vale tanto, seguro que es medio salame,
porque gusta demasiado de vos, y ¿cómo puede gustar de mí alguien valioso, si yo
no valgo?
Vas a poner en un pedestal a todos los que te rechacen y vas a rechazar a quienes gusten
de vos.
Es muy difícil de identificar: a veces te resultan aburridos o sentís que no tenés
“química”; a veces pensás que simplemente no es tu tipo de pibe o ponés excusas
baratas como “no me gusta cómo mastica”, “no me gustó lo que tenía puesto”, “no me
gustan los pibes con barba”, cualquier excusa. Entonces mi propuesta es que le des
espacio a la gente que tal vez no te atrajo de entrada. Salí, charlá, dale chances. No es
necesario chapar, ni nada: podés simplemente salir y decirle que estás para eso en este
momento. Y ver si de a poco, vas aprendiendo algo de vos en el camino. ¿Cómo te hace
sentir? ¿Te sentís tranquila cuando estás con él?
Vas a ver que la “química” y el “fuego” instantáneos en general responden a los mismos
patrones de cachorrez. Acordate que SI ALGUIEN TE GENERA ANSIEDAD E
INSEGURIDAD NO ES POR AHÍ.
No fabules una relación con un chateante
Un chat no es indicador de mucho. Puede pasarte que encuentres una aguja en un pajar.
Pero en general la gente chatea con más de una persona a la vez. Lo ideal es no alargar
los chats. Porque empezás a fabular una relación que realmente no existe. Y cuando te
deja de chatear o te saca el match te sentís herida, pero es lo más normal del mundo:
estás en una app, no en una relación.
Entonces, si te copó alguien y en el chat sentís que él también se copó, tratá de verlo lo
antes posible. Invitá a salir.
La invitación a salir tiene que ser con una fecha. No puede ser: “¿Vamos un día de estos
a tomar algo?” porque eso lleva a la respuesta “Dale, un día de estos vamos” Y ahí
quedó la pelota de su lado. No te olvides que siempre tenés que pensar en qué respuesta
va a generar lo que vos digas.
La clave es proponer día, hora y lugar. Lo ideal es que sea cercano y sea en un día
de semana. Porque los fines de semana, Las Amadas suelen tener mejores cosas
que hacer que andar saliendo con Tinders.
Ponele que venís chateando brutal. Buen chat, dinámico, corto, todo OK. Le ponés:
“Pirulo, sos un amor pero me aburrí de chatear. ¿Estás hoy para tomar una cerveza en
tal lado?”.
Si Pirulo te dice: “jaja qué amor, pero hoy no puedo” Entonces llamate al silencio,
porque Pirulo no está proponiendo otra fecha. Chau, Pirulo. Ponete a chatear con otros y
seguramente vuelva a caer este Pirulo un día con ganas de más. ¿Sabés por qué? Pues
porque te mostraste valiosa.
Las Amadas pensarían: “Ah, no quiere salir. Bueno, no voy a insistir, soy Amada y
tengo mejores cosas que hacer”.
Las únicas respuestas dignas de ser seguidas son: “Dale, nos vemos hoy ahí” u
“Hoy no puedo, pero ¿podés equis día?”.
Y ahí ¿sabés qué le tenés que decir? “Hablame ese día temprano y vemos si
organizamos”.
Porque aunque no lo creas, la nueva, es que dicen que sí a las citas y después cancelan a
último momento o no aparecen. Malditos bastardos.
El limbo. ¿Le gusto o no? Los Franui y las tutucas
Cuando te sientas en un limbo, lo ideal es llamarte al silencio. Porque si insistís vas a
recibir respuestas, no conversaciones. Y las respuestas te van a marear más.
Cada vez que salen la pasan espectacular. Se divierten, se dicen cosas lindas, se cuentan
sus intimidades, toman vino y miran series. Es mágico y fabuloso. Te dice que sos
bárbara y que te quiere volver a ver. Sin embargo, esto viene así hace como tres meses y
la cosa no avanza. Se ven de vez en cuando, todo brutal. Pero NO A VAN ZA. Ké
pasaaaaaaaaaa. Te aviso que se viene otra analogía, es buena, prestale atención.
Ponele que le querés plantear: “¿Por qué no me escribís siempre y solo querés verme
una vez por semana?”. Oooo: “Mirá, Pirulo, me gustaría que me digas qué te pasa
conmigo porque no entiendo. Me hablás todo el tiempo pero nos vemos poco, cuando
nos vemos me decís que la pasás bárbaro, pero no me querés ver más seguido”.
Y hace poco descubrí algo…
Yo tengo un pote de Franui en mi freezer hace mil.
De vez en cuando voy y agarro un Franui y lo re disfruto, después me olvido que está
ahí. Eso no me pasa con las tutucas, nunca me olvido de un paquete de tutucas. Me lo
como entero, íntegro. No dejo ni el polvito de la tutuca.
Si viene un Franui y me dice: Luchi, necesito saber por qué no comés el pote entero.
Nos tenés ahí esperando hace como tres meses. Venís, comés uno, decís “MM, QUÉ
RICO” y después nada. Encima TE VIMOS bajarte el paquete de tutucas entero. ¿Qué
te pasa?
Yo: Nada, me re gustan, Franuis, y re disfruto cuando los como. Son lo más.
Franui: Pero ¿y entonces? ¿¿¿¿ENTONCES, LUCHI???? NO ENTIENDO, LUCHI.
Yo: No sé qué decirte, Franui. Me parecés lo más.
Franui: PERO SI TE PAREZCO LO MÁS ¿POR QUÉ NO ME COMÉS COMO A
LAS TUTUCAS?
Yo: NO LO SÉ, FRANUI. PERDONAME, NO TE PUEDO DAR LO QUE
NECESITÁS. ME RE GUSTÁS PERO NO SÉ QUÉ DECIRTE. SOLO ME GUSTA
COMERTE DE VEZ EN CUANDO.
A veces plantearle algo a alguien no te va a sacar ninguna duda: capaz hasta te deja más
confundida.
Confiá en sus acciones.
La verdad es que si el Franui me insiste y me presiona, yo lo pensaría mucho, mucho. E
intentaría entender por qué es que no me los como todos juntos como a las tutucas. Y
una vez que entendiera el motivo, probablemente no le diría la verdad. Porque sería
lastimar a los Franuis que son lo máximo, y que valen un montón y que hay gente que
no se puede resistir a ellos.
La verdad es que comerme el pote entero me empalaga, que las semillas de las
frambuesas me molestan, que prefiero a las tutucas.
Pero no se lo diría, le diría algo tipo: “No sé, Fra, me re gustás pero creo que ando
medio mal de la panza…”.
Como cuando el ingrato te dice: “No sé, Pirula. Me re gustás pero estoy en una. Justo
que mis viejos bla o mi trabajo bla”.
Yo solo puedo comer Franui de vez en cuando, pero a ellos no le alcanzará. Y se irán de
mi freezer… Yo los extrañaré cuando quiera algo dulce, pero probablemente me compre
unas tutucas o bien unas tabletas de helado y me olvidaré de ese pote de Franui que tuve
ahí olvidado.
Pero que yo no valore un pote de Franui no significa que no valga.
A los Franui los exportan a España, los copian marcas malísimas, los venden en todos
lados.
Queridos franuises, que UNA ingrata no los valore no significa que no valgan.
Y cuando el Franui se dé cuenta de su valor me dirá: “¡Bai, ingrata, nos vamos de aquí a
donde nos valoren! ¡¡EUROS!! Nos venden en EUROS, ¿entendés?”.
Dice que no quiere una relación pero actúa como si la tuviéramos. La
teoría de la velita
Creé en lo que dice. En este caso hay que creerle. Sé que es confuso, sé que te vuelve
loca. Sé que vos jamás estarías con alguien durante tanto tiempo ni le dirías las cosas
que él te dice, ni lo invitarías a los planes que él te invita si realmente no te gustara
como para tener una relación seria. El motivo por el cual hacen esto no te lo sé decir.
Hay muchas razones diferentes y tienen que ver con cada individuo en particular.
Después de indagar y preguntarles a amigos que lo hacen, lo único que logré sacar es
que ellos gustan un montón de esas chicas, pero no lo suficiente como para ponerse de
novios. Prefieren seguir saliendo con otras al mismo tiempo que las ven a ellas.
Descubrí que algunas personas, y en general los hombres tienen el siguiente
comportamiento:
Tienen una vela mayor, o sea una chica a la que ven más seguido que al resto y a la
que le dedican más tiempo que a las otras, y después tienen varias velitas chiquitas
que van yendo y viniendo. Esta no relación con la vela mayor puede durar años,
muchos años.
Ven películas juntos los domingos, las llevan a las reuniones con sus amigos, se van de
fin de semana juntos, las cuidan cuando ellas los necesitan y consuelan cuando están
pasando por un mal momento. Pero no se ponen de novios, prefieren seguir haciendo
vida de soltero. A su vela mayor le aclaran que no están para nada serio, pero que ellas
son lo máximo. Y ahí la vela mayor se confunde y no entiende, entonces persevera en
esa relación.
Un amigo mío traía a su vela a las reuniones con nosotros. Ella ya le había planteado
varias veces que quería algo más y él siempre tenía la misma respuesta: “En este
momento no estoy para algo serio”. Ella se enteraba por stories de Instagram o porque
lo había visto por la calle que andaba con otras chicas. Y ahí se alejaba, apenas él la
buscaba un poco, ella volvía.
Yo intentaba explicarle a mi amigo que era una falta de responsabilidad emocional, a lo
que él argumentaba que siempre, siempre era muy claro con sus palabras. Nunca les
mentía ni les prometía nada.
Un día, en una reunión, ella vino y me pidió tener una charla.
Hablamos y me dijo con mucha tristeza que no sabía qué hacer con él, que no entendía
nada; que ya llevaban tres años en esta no relación, que él era afectuoso con ella y la
cuidaba mucho, pero que ya no podía más. No sabía qué más hacer. “¿Qué hago?”, me
preguntó.
Dejé mi amistad de lado y decidí protegerla. Le dije que él la quería mucho, pero que no
se quería poner de novio.
Ella: ¿Te lo dijo?
Yo: ¿A vos te lo dijo?
Se quedó pensando un poco y agregó:
Ella: A mí me dijo que no está para nada serio.
Yo: ¿Hace cuánto te viene diciendo esto?
Ella: Hace tres años.
Yo: Entonces es más importante entender que a vos te lo está diciendo hace tres años,
no importa lo que me dice a mí. Vos ya lo sabés.
Ella: Sí, pero creo que el día que quiera estar de novio voy a ser la primera en la lista.
Yo: Vos te merecés alguien que esté seguro de que quiere estar con vos, no te merecés
esto. Dejalo, hacé el esfuerzo de dejarlo. Vas a ver que vas a conocer a alguien
increíble. Él no se quiere poner de novio.
Pasó un mes y mi amigo se puso de novio con una chica que no era ella.
Yo me quería morir. Me la imaginaba a ella sufriendo horrorosamente.
Tres meses después me contactó por Instagram y me contó que estaba de novia con un
chico divino, que había perdido mil años intentando llamarle la atención al salame de mi
amigo, que se arrepentía de todo el tiempo que había malgastado.
Dos años después se casó y fui a su casamiento. Mi amigo volvió a estar soltero.
Entonces, ¿cómo salirte del lugar de vela?
La respuesta te sorprenderá: ¡saliéndote!
Él no te va a sacar de su vida, para él sos todo lo que está bien. Amorosa, compañera,
divina. Mientras tiene a alguien que lo quiere y cuida, puede seguir saliendo con otras
chicas porque no es tu novio.
Hay gente a la que le cuesta muchísimo estar sola, sola de verdad. Entonces busca
compañía de alguien a quien quiere mucho, pero con quien no se quiere comprometer.
Nosotras no lo podemos comprender, preferimos estar solas a estar con alguien a
medias. Pero este ser con el que te estás viendo no es como vos, funciona distinto. Él
puede permanecer durante meses y años en una relación a medias. Es dificilísimo de
entender, por eso nos quedamos ahí, clavadas.
Es muy duro salirse de esas relaciones, porque lo tenés siempre ahí. Siempre al alcance
de un mensajito tenés a la persona que te gusta en tu casa cuchareándote. Es como ser
adicta al cigarrillo e intentar dejarlo con un placar lleno de puchos, encendedores y
ceniceros adentro de tu casa. Sabés que si abrís esa puerta te podés fumar todos los
puchos que quieras. Pero estás dejándolo y te tenés que controlar.
Tener a tu adicción al alcance de la mano es lo peor que hay. Porque cuando estás en tu
momento más bajo, de debilidad absoluta, caés, reincidís y de golpe te encontrás
esperando en la puerta de su edificio para que te baje a abrir con una mezcla de
emoción, culpa y autoflagelo inexplicable.
Para salirte de un lugar así tenés que salirte. Es bárbaro empezar a practicar tener
muchas velitas.
Ya sé que cuando te gusta uno, solo querés ver a ese. Pero ese comportamiento es
aprendido, no es natural. Nos enseñaron que las mujeres tenemos que ser de un
solo hombre, y que los hombres cuantas más mujeres tengan, más ganadores son.
Entonces ahí están ellos, teniendo velitas… y ahí estamos nosotras amando a uno
con el que solo chateamos. Fake it till you make it, querida lectora.
Tené varias velitas: algunas te van a gustar más que otras, algunas solo sean tal vez una
buena compañía, una buena charla. Pero probá, vas a ver qué lindo es.
El ghosting
¿Qué es el ghosteo? Cuando alguien te deja de hablar de la nada, sin justificaciones, sin
motivos. Te clava el visto para siempre.
A veces vuelven y te emocionás, pero los muy ingratos te vuelven a ghostear. Y te
quedas ahí chapando con el fantasma de toda la peli que te habías armado con él.
Alguien ghostea porque:
. Se da cuenta de que vos estás para otra cosa y no quiere seguir viéndote.
. Apareció algún viejo amor.
. No viste las señales que te dio de “no estoy para seguir viéndonos” y no le da para
decirlo de una manera más directa.
. Porque le queda cómodo salir con gente y cuando pasan un par de citas y la cosa se
pone más íntima, PUF, desaparece así sigue saliendo con más gente y colecciona salidas
carentes de compromiso.
El ghosting no es nada nuevo: lo vimos, leímos, escuchamos o vivimos la mayoría.
Entonces creo que tenemos que entender un poco la mecánica, saber que existe y estar
conscientes de que puede pasar.
Hoy por hoy, todo está más liviano en las relaciones y el ghosting, lamentablemente, y
por más mal que esté, es parte de las nuevas formas de vincularse o desvincularse en
este caso. No nos peleemos con el ghosting, entendámoslo. Porque acá está. Llegó y
todas hemos sido ghosteadas en algún momento.
Creo que para poder desanudar un problema lo primero que tenemos que hacer es
entender que existe.
Pelearse con el ghosting es medio como pelearse con hacer una reunión de trabajo por
Zoom en pandemia. Si no aprendés a reunirte por Zoom, perdés el trabajo. Si no
entendés que existe el ghosting probablemente la pases muy mal citeando y acabes
abandonando el mundo de las citas.
Cómo detectar un futuro ghoster: su peor característica es que no sabe que es
ghoster, no se hace cargo. La persona ghostera te va a hacer sentir brutal en la/s
cita/s porque necesita sentirse deseada y aprobada. Una vez que lo consigue
PUMBA, Ghost, la sombra del amor.
Ghost (de ahora en más llamaremos así a quien ghostea) suele tener el tipo de
personalidad de “me rehúso a entrar en un club que me tenga a mí como socio”. La gran
Groucho Marx. Entonces cuando alguien demuestra real interés en su persona piensa:
“¿Qué le pasa a este ser? ¿Por qué gusta de mí? Es raro, prefiero que guste un poco
menos porque yo gusto poco de mí entonces me siento más cómodo si demuestra menos
interés”.
Es terrible, porque Ghost te hace entrar en una ilusión de amor, que para la gente que no
tiene el problema ese del ego es imposible de entender.
Vos gustas de mí y yo gusto de vos, listo, qué tantas vueltas, ¿no? Pero no, porque a
Ghost no le funciona así la cosa. Ghost es más complicadín. Ghost no gusta de sí
mismo, entonces que vos gustes de él le parece raro y automáticamente TE desvaloriza,
pero no porque vos no valgas. Es que Ghost se siente poco valioso y solo saldrá con
gente que valide su poco valor. Gente que no lo trate tan bien y que no lo haga sentir tan
bien.
En definitiva: no sos vos, es el pobre EGO de GHOST.
Si te ghostean recordá que:
Tu valor no está determinado porque un hombre decide ignorarte. No te lo tomes
personal. Su decisión no es un reflejo de los millones de otros pibes que hay
disponibles.
Hay gente a la que no le gusta el helado, y no por eso el helado deja de ser fabuloso y
delicioso. Y recordá que el ghosteo es un cierre. Es un “NO SOS VOS SOY YO” en
MUDO. Tomalo como que te lo hubiera dicho. Porque es eso. No hay otra
interpretación a hacer.
HOLA AMADA PARA SIEMPRE
Querida amada, esta primera parte ha llegado a su fin.
Cómo dejar de ser una cachorra
Y pasar a ser una amada Fake it till you make it: ya lo dijo Lady Gaga
A continuación, una mini guía para hacer el fake it till you make it de la Amada. Pero si
no leíste todo el texto del principio, “Adiós, cachorra fiel”, estos bullets no van a tener
ningún sentido: van a sonar frívolos y a estrategia rara. Van a sonar a que “si no hacés
esto entonces te va a ir mal en la cita” y naqueve. La idea es darte un punteo para
ayudarte a desactivar el cerebro primitivo y la chachorrez que hay en vos. Así que te lo
ruego: andá, leé y releé.
1. Cuando te guste uno en un bar o boliche: sostenele la mirada, sonreí y desviá la
mirada. Mirar demasiado tiempo puede llevarte al cachorreo.
2. Después de la cita, si te pide que le avises que llegaste bien, o vos se lo pedís, no
sigas la conversación. Ponele: “Llegué ok!” y ABANDONÁ EL TELÉFONO. Ya estás
en la tuya. La Amada llega a su casa y se pone a pulir su melena, no a seguir hablando
con el pibe, porque para eso: seguía en la cita.
3. No aceptes citas de un día para el otro, a vos que te hagan planes.
Él: ¿Nos vemos hoy?
Vos: No puedo hoy.
Sin excusas, sin motivos. Simplemente no podés.
Vos, como buena Amada, estás haciendo tus cositas misteriosas que son más
importantes que salir con alguien a quien conocés poco. Las Amadas prefieren quedarse
y terminar un libro o una serie. Eligen trabajar un rato o completar el rompecabezas que
habían empezado. NO tienen excusas muy fuertes. Así son ellas, así sos vos. A las
Amadas proponeles algo bueno y metelas en tu agenda, no las invites de aburrido el
mismísimo día porque se te canceló el plan con tus amigos o con la otra vela.
4. Dormí sola las primeras tres veces si te la bancás. Re desactiva el modo cachorra y
no, no va a pensar que lo odiás, porque en la cita estuvo todo re bien y fuiste amorosa.
5. ¡CHATEÁ POCO! No seas chatera, no alargues los chats. Los pibes por algún
extraño motivo se alimentan a chats. Pueden chatearte durante años y no verte. No lo
alimentes. Respondé lo más corto posible: graciosa, amorosa, pero cortito y pausado.
6. VELITEÁ, salí con varios. No le seas fiel al primer pibe con el que salís por app.
Porque es como intentar ganarte el Loto a la primera raspadita. Como que, bueno podés
tener terrible suertaza, pero en general vas a tener que probar varias veces. Tené varios a
la vez, así cuando se cae uno, tenés otro ahí para chatear y no sentirte soooolaaa otra
veeeezz.
7. No fabules una relación con un chateante. Te lo pido por mis perros, NO FABULES
una relación con un chateante. Los pibes son fan del chat, hasta que un día dejan de
serlo y te dejan de hablar. No sé, es rarísimo. Pero no lo hagas, además por chat todos
son brutales, después hay que ver en vivo si te gusta tanto. Me he llevado mucho chasco
y me han dejado de chatear mil veces cuando yo juraba que iba todo BRUTAL. Es un
chat, no es nada. Es casi como hablar con un BOT.
8. Prohibidos los emoticones y los “jaja”: activan el modo cachorra. Es el “espalda en la
silla” del mundo cibernético. Ni emoticón, ni jajaja. Podés poner “qué gracioso”, “qué
buen chiste” o “qué risa” pero nunca NUNCA “jajajjajajajajaj”.
9. Sé objetiva. Miralo con distancia porque ahí te ponés a cachorrear como una
campeona. Porque estás AMANDO FUERTE a un ser que NI IDEA. Lo acabás de
conocer, te estás enamorando de tu imaginación, te juro.
10. Salí mucho y probá aplicar automarketing con todos, así empezás a sentir los
efectos. No importa si tanto no te gusta por chat, vos salí y probá. Así verás la magia
suceder y te motivarás a seguir. Oh, sí.
11. Si lo tenés en IG y querés llamar su atención, recordá: bebotear solo trae fueguitos y
respuestas malas. Si contás algo copado con una foto, recibirás conversaciones. Podés
mostrar cómo se te rompió tu taza de desayuno, o que te salió mal o bien la tarta. Podés
contar que saliste a caminar y viste un cartel gracioso. Un meme, video de perritos, etc.
12. Las primeras veces no develes mucho de tu vida. Tranqui, que vaya descubriendo de
a poco. Ni sí ni no ni blanco ni negro.
13. ¡¡Espalda en el respaldo!!
14. Fijate qué tiene él para traerle de valioso a tu vida. No te concentres en cómo podés
hacer para que él te elija.
15. Esta es re obvia y es mi principal objetivo a transmitir: conectate con lo que te gusta
de TU vida, con vos, con tus logros. Hacé cosas que te hagan feliz y que te recuerden lo
maravillosa que sos.
Como crear tu perfil real en las app
Y así invitá a tener una conversación de las buenas
Lo primero que te tengo que decir es: swipeá para buscar charlar con alguien, no
intentes descifrar por una foto si ese podría ser el padre de tus hijos. ¿Tamos? Bajame
un toque las exigencias por las fotos.
1. Contá una historia, intentá que tus fotos muestren tus intereses REALES.
¿Mirar series en la cama? OK, poné una foto tuya y de fondo que se vea una serie que te
copa. Lo ideal es que se vea alguna serie que suelas mirar mucho porque es una buena
forma de que tu match inicie una conversación.
2. Poné alguna foto con tu familia, tu mamá, tu abuela, tu papá. Algo que demuestre que
te gusta pasar momentos con tu familia, si es que realmente te gusta. Eso le va a dar el
indicio de que sos una persona que valora sus relaciones.
3. Tratá de poner fotos de día: las fotos de noche en salidas quizá ayuden a que te
inviten a “la joda” y si lo que vos estás buscando son citas y no ir a su casa no es lo más
conveniente. Lo más probable es que poniendo fotos de día recibas más invitaciones a
planes.
4. Poné alguna foto de un libro que te gustó leer o de vos con el libro. También ayuda a
abrir conversaciones.
5. Alguna foto tuya en tu lugar de trabajo o trabajando en algo que te gusta.
6. Si ponés solo fotos tuyas mostrándote “linda” probablemente la conversación cueste
un poco más, y seguramente solo recibas halagos sobre tu físico, tus ojos, tu cara.
Entonces toda la conversación va a ir por ese lado, va a costar sacar el foco de ahí. Y en
lugar de una charla interesante va a ser una charla de levante medio básica.
7. Podés poner la foto de alguna canción que te cope de Spotify.
8. Alguna tuya tomando un rico café en un bar que te guste y si es “conocido” mejor,
porque probablemente invite a que te diga “me encanta ese café” o si es muy lindo
seguramente te pregunten dónde es.
9. En la descripción tuya podés poner cosas simples y cortas, que no digan tanto de vos.
Si ponés: “Amo viajar. Me gusta el mate. No tomo birra, me gusta más el vino. Amo
cocinar, los perros y las conversaciones fluidas”.
Eso es una cachorreada hecha texto. Bueno, ya sé todo de vos, no sé de qué hablar.
Mejor andá a lo cortito. Que diga algo, pero que genere un poco de intriga y ganas de
hablar.
Podés poner:
“Me encanta mi vida”.
“El vientito en la cara es una de mis cosas favoritas”.
“Si me mandás un buen meme, empezamos bien”.
“No entiendo esta app, pensé que era para pedir comida, ayuda”.
“No sé qué poner acá, alguien que me ayude a redactar algo. Gracias”.
“Ya sé que me parezco a alguien que conocés, se ve que tengo una cara
camaleón o algo”.
Con “hola” no hacemos nada
Hasta vos te aburrís que te digan “hola”
Para abrir un chat y llamar la atención, o sobresalir por sobre todos los otros match, lo
ideal es abrir con algo un poco más divertido que un "hola". Entonces lo que vamos a
buscar, es que nuestra primera línea abra una conversación. Siempre pensá en qué te
puede responder el otro frente a lo que vos decís. Acción-reacción. Esto me lo enseñó
una amiga guionista hace años. Pensá como si fuera un guión. Pensá en qué respuesta
detona tu pregunta o lo que decís.
Si vos decís “hola”, te va a decir “hola”. Y lo que sigue va a ser la típica conversación:
de dónde sos, qué hacés acá, qué buscás en esta app. ¡Puf, qué aburrimiento!
Yo les voy a dar algunas ideas pero tengan en cuenta que a este taller lo va a hacer
mucha gente, entonces si ponen literalmente lo mismo es probable que se gaste. Así que
lo ideal sería que entiendan el concepto y que busquen siempre decir algo que tenga una
buena respuesta para dar. Recuerden: nunca pongan “hola” antes de estas frases, las
hace más graciosas e intrigantes.
1. “¿Vos estabas paseando a tu perro ayer por equis lado?”.
Esto va a detonar una conversación. “No tengo perro jaja por dónde me viste?” y ahí le
podés preguntar si alguna vez tuvo perro, o si le gustan los perros. Y listo, ya
empezaron a hablar de ALGO.
2. “¿Puede ser que te haya visto ayer corriendo por los lagos de Palermo?”.
Y de acá puede salir: “No, no era yo, pero me encanta salir a correr”. O “No, no era yo,
no me gusta salir a correr. ¿Vos hacés algún deporte?”.
3. “Si pudieras elegir a cinco personas que ya no están en este plano para ir a comer, ¿a
quiénes elegirías?”.
Eso es bárbaro, porque a quienes elija te va a hablar mucho de la otra persona y va abrir
una conversación seguro. Acordate de no alargar los temas. Esto también me lo enseñó
mi amiga guionista. Hacer chicle un chiste o un tema interesante, le quita la gracia. Así
que sí o sí, desviá la conversación a otro lado cuando se está haciendo un poco largo el
tema. Da dinamismo y ganas de seguir hablando.
4. “Si pudieras saber una sola cosa de tu futuro con certeza, ¿qué te gustaría saber?”.
5. “Te voy a poner los siguiente emoticones y tenés que adivinar la película”.
Elegí una sola peli y después no sigas con el chiste. No lo hagas largo, no busques más
pelis; agarrate de la peli que eligió y hablen del tema. Tratá de elegir una peli que hayas
visto y que te represente en algo. Hablá un ratito y después pumba, cambiá de tema. Los
chats dinámicos son los mejores, porque se quedan siempre con ganas de más, no es que
se alargan los temas y se aburren.
Adivina qué película es:
1 🛎👱🏻♀🚿🔪
2 🗣🦁🐯✈️💣👰🏻😡
3 🐦🐦🐦☠🏠
4 🤰🏼🤰🏼🌹😈🔪
5 🐒👨🏼🚀🌎🚀👽👨🏻🤰👶🏻
6 👨🏻🌾⛺🏔👨❤️👨
7 💊🖥🕶🔫
8 🤰👽🔫🏙🔈🎶
9 📜👨🏻🌾👨🏼🚀🤰🤰🐎
10 🐶❤️🐶
11 🐕🐕👂🏻🔪🔫
12 ☕🤰👨🏾🤰🏻🔫🔫🕺🏻💃🏾
13 👪🏨🏔🔪🛴
14 👀✅🚪🗝🎭💑
15 🍊🛠
16 🍬🚌🏸🎖🏃🏻♂👨👦
17 👨🏻⚕🍽🤰🔪🐑
18 🤰💉🤰🏝🤰🤰
19 👴🏻🕵🏻♂⚡🚘🕒
20🤰🚬🎊🕺🏻🌃
21🛁🛁🏊🏻🤰🌍
1. Psicosis 2.Tarzan 3. Birds 4.El bebe de Rosmary 5.El Planeta de los simios 6.Secreto
en la Montaña 7.Matrix 8.Mars Attack 9.Toy Story 10.Amores perros 11. Perros de la
calle 12.Pulp Fiction 13.El Resplandor 14.Ojos bien Cerrados 15.La naranja mecaninca
16.Forest Gump 17. Hanibal 18.Jurassic Park 19.volver al futuro 20.Fiebre de sabado
por la noche 21.Los bañeros mas locos del mundo
Si googleás películas en emoticones, te aparecen un montón.
“¿Qué buscás acá?”
La peor pregunta tiene respuesta
¿Es acaso la peor pregunta que te pueden hacer en una app? Lo es, pero te la hacen.
A mí me funcionaba mucho repreguntar. Sin responder.
¿Qué buscás VOS acá?
Y te va a decir: “Yo pregunté primero”.
Y vos le vas a decir: “Entonces seguí con esa conducta y respondé primero”. Y ahí te va
a dar una respuesta que probablemente hable de él. O te la sigue peleando, y eso es de
denso, o te contesta con sinceridad y la cosa avanza para un lado o para el otro.
Otra cosa que funciona mucho es responder: “Todos los pares de las medias que están
solas en mi cajón”, “las tapitas de todas mis biromes”.
Lo mejor es responder de forma liviana, porque decir “busco novio” es una pavada, no
descarta nada.
Cuando le di a las apps duro y parejo, realmente lo que quería hacer era el experimento.
Estaba en pleno aprendizaje de todo esto que estoy plasmando acá y no paraba de salir
con pibes. Entonces probé responder de todas las maneras posibles. Cuando decía “la
verdad es que busco algo serio”, la mayoría de los pibes se desmotivaba. ¿Y sabés por
qué? Porque se sienten medio rata de laboratorio. Estás ahí toda buscando el novio, el
padre de tus hijos y van a salir con vos para que los juzgues y evalúes a ver si logran
cubrir todos tus casilleros. La cita no va a ser relajada y fluida; van a estar tensos. En
cambio, si respondés una pavada, ni idea: sos divertida, sos copada. Ya sos interesante
por el simple hecho de haber sido graciosa en tu respuesta.
Algunas ideas:
1. Busco una buena playlist para escuchar a la mañana en Spotify.
2. Lo que no se puede encontrar en Google. ¿Y vos?
3. Busco alguien que no me pregunte eso. Strike 1.
4. Alguien que me pase buenos memes.
5. Alguien que me explique de cryptos. No, mentira, ya sé.
6. La estación del tren que va para Retiro. ¿Es por acá?
7. Entradas para la Champions. ¿Tenés?
8. Alguien que me explique el final de Lost, porque ni idea.
9. Quise abrir la app de Rappi y la confundí con esta.
Los amigos de mis amigos… No tienen mi IG
Por qué no dar el IG al primer match
A veces no querés darle el IG al primer match. No lo conocés. Hay IG que son íntimos:
mostrás tu vida, a tus sobrinos, tu abuelo, qué sé yo… No quiero que me veas el IG, no
te conozco. Entonces la mejor respuesta para dar en ese caso es:
“No, el IG es para mis amigos. Después vemos si te ganás ese podio”.
Listo, es una respuesta re lógica. Y si insiste le decís:
“¿Che, qué onda? Es íntimo mi IG. Muestro cosas con mi familia. Vos me parecés
divertido por acá, pero no tengo ganas de tenerte ahí. No lo uso para meter a los pibes
con los que matcheo, lo uso para compartir con la gente que quiero. No seas denso”.
No hay nada, pero nada que los haga sentir peor en esta vida que sentirse DENSOS.
Porque el tipo de pibe que insiste para ver tu IG, generalmente es medio banana. Medio
creído, que quiere ver tus fotos y juzgar con su vara de LORD INGLÉS si VALÉS LA
PENA PARA ENTRAR EN SU REINO o no. Plis.
Entonces si a ESE pibe le decís “no seas denso” se va a querer morir, y probablemente
baje mil cambios y te empiece a mirar con otros ojos. Si huye, mejor: era un narcisista
que preferimos tener lejos.
Si se queda WIN porque es un pibe que sabe escuchar.
Poné los puntos como la Amada que sos
Qué responder ante: “¿Querés venir a casa?”
Supongamos que conocés a alguien por una app. Supongamos que chatean un poco, se
caen bien y él en lugar de invitarte a tomar algo te dice de ir a su casa. Supongamos que
vos querías conocerlo un poco, que tu objetivo no era coger con él y nada más.
Entonces te llega este mensaje: “¿Querés venir a casa?”.
Y un poco te indignás porque decís: "Uh, viejo, todos los pibes vienen con la misma
historia de ir a la casa, la ley del menor esfuerzo. A mí que me inviten a tomar algo, a
MÍIIIII no me invitás a tu casa. A MÍ NOOOOOO”.
Y te indignás, y le decís: “No, Pirulo, a mí me invitás a salir o nada”.
Ahí claramente te ofendiste, lo peleaste un poco. Y en definitiva, el pibe lo que quería
era invitarte a su casa, tampoco es que te pidió que le mandaras una foto en bolas.
Imaginate que vas por la calle mirando el teléfono y sin querer te chocás con alguien.
Imaginate que ese alguien te grita: "PERO ¿QUÉ TE PASA? ¿SOS BOLUDA, NENA,
NO ME VISTE?". Vos automáticamente te vas a defender. Te vas a enojar, lo vas a
odiar por agresivo.
Ahora imaginate la misma situación: te chocás a alguien por la calle y el chocado te
dice: "Auch, no te preocupes, pero estate atenta a mirar por la calle porque podés llegar
a tumbar a una persona mayor y ahí sería un problema". Vos responderías: “Uy, sí,
perdoname, tenés razón”. Y la persona chocada pasaría a ser un amor, alguien pensante,
que sabe poner límites de buena manera y que se respeta. No es que te la dejó pasar así
nomás tampoco.
Bueno, nuestro objetivo es responder colocando a los pibes, pero sin agresión. Es una
línea delgada, pero se puede practicar.
Entonces si te invita directo a su casa y vos no querés, le podés decir: “No me gusta
meterme en la casa de alguien que no conozco. Vamos a tomar algo a tal lado que es
divino”.
Y si no quiere, entonces no está buscando lo mismo que vos. No tiene ganas de conocer
a alguien. Así que ahí ya te ahorraste unos pasos y tal vez algunos disgustos.
Hackeá la primera cita
Y salí toda ganadora
Las primeras citas suelen generarte una bola de nervios. Y lo primero que tenés que
saber, es que esos nervios vienen porque vas a estar exponiéndote e intentando venderte.
Si vos vas a la cita pensando: “OK, lo doy y di todo porque mi vida sea linda. ¿A ver?
¿Qué tiene esta persona para ofrecerme?”, vas a ir mucho más relajada y segura.
Este es el mantra que te tenés que repetir antes de ir a una cita: “No me voy a vender, no
voy a intentar gustar, simplemente voy a charlar con alguien y ver si tiene algo bueno
para aportarme”.
Algunos hacks:
1. Dejá la espalda en el respaldo.
2. Ni sí ni no ni blanco ni negro.
3. Leé el automarketing.
4. Vestite como VOS te sientas cómoda, no como creés que a él le va a gustar.
5. Tratá de hacer un plan. Tipo ir a una muestra, una feria, ver una banda. Algo que ya
de por sí sea un plan. Así no tenés que estar como en una entrevista de trabajo.
6. Volvé a dormir a tu casa.
7. Escuchalo, preguntale cosas y recordá ser un poco picante. Pelealo un toque. No
muchísimo, pero sí un poquito. Eso es divertido, relaja y rompe el patrón citero en el
que todos nos hacemos los divinos. Además, pelearlo un poco desactiva el modo
cachorra. Buscá algún momentito, pero no lo alargues. Tratá de cambiar de tema rápido.
8. Contá poco de vos, no cuentes todo lo que te apasiona y todo lo que no te gusta.
Dejalo que BUSQUE conocerte. Respondé corto y da un poco vuelta el tema. Vas a ver
que si le interesás va a intentar volver a preguntarte o va a tener esa conversación
colgada como excusa para sacarte el tema en otro momento.
9. No exageres nada tuyo: ni lo bueno, ni lo malo.
10. Hacé la cita corta. Acordate: las Amadas valoran su tiempo por sobre todas las
cosas.
11. No rellenes los silencios. NO es tu responsabilidad que la cita sea divertida.
12. Tratá de hablar como si estuvieras con una amiga: divertida, hablando pavadas, sin
contar demasiado de tu vida. Esas son las citas ideales. Las que no son una máquina de
estar vendiéndose, sino pasando un buen rato entre dos personas.
13. No lo escuches como psicóloga o como madre. Si te cuenta algo sensible de su vida
no es necesario que te pongas a darle consejos o a intentar solucionarle el problema.
Escuchalo, acompañalo, pero no te pongas a psicologuearlo ni a apañarlo como una
mamá. No sos su mamá ni su psicóloga, no estás ahí para solucionarle nada. Sos su cita.
No necesitás ser necesaria para él, para que él se interese en vos. Por el simple hecho de
existir, ya merecés su amor. Salite del lugar de DADORA.
14. Pagar o no pagar. Qué dilema. Yo siempre, obvio siempre, pagaba a medias o hasta
los invitaba. Cuando empecé con todas estas prácticas, me OBLIGUÉ a no pagar y a
poner cara de póker para practicar no ser la facilitadora y cachorra. Me costaba
muchísimo y me sentía una tarada, pero lo hacía. O sea, ayuda un poco a no cachorrear
y a mantener el respaldo en la silla. Pero hacé lo que quieras, obvio. Siempre y cuando
lo hagas medio como que lo hacés siempre, que no se sienta especial. “Dejame pagar lo
mío. Re disfruté estas cervezas, se merecen mi dinero”.
De qué hablar en una cita
Temas que ayudan a que todo fluya un poco más
Imaginate que es una entrevista laboral, pero que vos estás decidiendo si contratarlo a él
o no para entrar a tu vida. No te concentres en cómo hacer para gustarle. Concentrate en
lo opuesto, a ver qué tiene él para aportarte a vos.
Lo importante es hacer preguntas que lo hagan pensar, conectarse con sus deseos, sus
ambiciones, sus fantasías, lo que le da placer y/o calma. También está bueno conectarlo
con sus inseguridades y miedos. De esta manera podés hacer que se abra, y se sienta
cómodo con vos.
Todas estas preguntas derivan generalmente en conversaciones copadas, salvo que sea
un muerto. Pero en general derivan bien. ¡Recordá siempre dejar la espalda en el
respaldo!
Algunas ideas:
1. Preguntale cuál es su Top 3 de cosas buenas que le pasaron en el año y si da, Top 3
de cosas malas. (Acordate de no cachorrear cuando te cuente las buenas ni las malas.
Espalda en la silla).
2. “Si pudieras volver atrás y decirle algo a tu VOS de los 10 años, ¿qué te dirías?”. (No
te enternezcas un montón, seguro que va a decir algo para quedar bien, no va a decir la
verdad. Están coqueteando, no lo olvides).
3. “Si tuvieras que elegir: ¿preferirías medir tres metros o tener seis ojos? O sea, vas por
la vida así, con seis ojos sin ningún poder especial. Tenés seis ojos en la cara pero ves
normal. O medir tres metros. Tres, eh. ¿Qué elegís?”.
4. Compartile un problema tuyo, pedile que se ponga en tu lugar y qué haría para
resolverlo. Por ejemplo: “Necesito que alguien me enseñe a leer la cuenta de gas porque
hoy creo que pagué como un millón de pesos en vaya uno a saber qué”. Podés mostrarle
tu celular y algo que dice en el detalle.
5. Decile de ir al bar al que más citas llevó, y cuando vayan preguntale curiosa y
humorísticamente algunos trucos que usa.
6. “¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?”.
7. “¿Un recuerdo de infancia lindo y recurrente?”.
8. “Si ahora viene tu VOS de 10 años y mira tu vida ¿estaría orgulloso?”.
9. “¿Cuál es el mejor consejo que diste en tu vida?”.
Yo a veces me sentaba y, sin preámbulos, hacía una de estas preguntas para romper el
hielo. Tipo: BUENO, ESTO ES UNA CITA, VAMOS A EMPEZAR ASÍ. TUKI.
No le tengas miedo al silencio. Acordate que no es tu responsabilidad que la cita sea
divertida: estás viendo qué tiene él para traerte a tu maravillosa vida. Tratá de que los
primeros silencios los rellene él. Así salís del modo cachorra.
Cómo encarar en vivo sin cachorrear
El levante analógico
El encare de boliche sin cachorreo es muy físico. Porque por lo general no se escucha
mucho, y las herramientas se reducen a gestos, miradas y bailes.
La clave es que lo mires hasta que te mire y sostengan un poco la mirada. Cuando lo
mirás y te mira, podés sonreír un toque y desviar la mirada para otro lado. La cachorra
sostiene mucho la mirada. La Amada mira, sonríe tipo “ay, yo sabía que gustabas de mí.
Yo un toque gusto de vos pero sigo con mis cosas” y mira para otro lado. Eso se puede
repetir un par de veces y ahí es donde vas a ver si te viene a hablar o no.
Si te sigue mirando pero no encara entonces tenemos dos opciones: es tímido o tiene
novia.
Si te dice que tiene novia o ves que tiene novia: no sigas. Si vos fueras la novia odiarías
que estén ahí intentando levantarse a tu novio. Así que no hagas lo que no te gustaría
que te hagan.
¿Es tímido? A arremangarse, y a trabajar. Vamo que podemo:
1. Acercate un poco a su zona, ponete por donde está y facilitale un toque la charla.
Podés ir sola a la barra a pedir algo, así si es tímido no le queda otra que acercarse. Otra
buena estrategia es hacerte la que vas al baño sola y pasás cerca de él, lo mirás un poco
y seguís.
2. Tratá de ponerte en situaciones en las que estés sola, así no tiene que ir a encarar al
grupo entero, que eso suele ser durísimo para cualquier ser humano de este planeta.
Entrar a un grupo de gente y decir: “HOLA”. Ay, mamita, qué nervios.
3. Una vez que entablaste contacto, es importante que no te pegues a él. Ya sabe
perfecto que gustás de él, ya está. Ahora es momento de NO cachorrear.
4. Bailá con él, conversá, coqueteá y volvé con tu grupo. Ya vas a poder conectar de
nuevo. Cuando estés con tu grupo estate presente con ellos, disfrutalo y olvidate de él.
Aplicá todas las estrategias del NO cachorreo:
-Ni sí ni no ni blanco ni negro.
-Espalda derecha, no te inclines VOS siempre hacia él para escucharlo. Que se incline
él.
-Decir pavadas graciosas y cambiar de tema.
5. Hacé preguntas que no sean: “¿Venís siempre acá?”. Mejor:
-¿Con quién viniste?
-¿Soy tu primer match de la noche?
-¿Querés que te invite un trago y después vos me invitás uno a mí?
-¿Adivinamos cuál es la próxima canción que pone el DJ?
-¿A que en los próximos 30 segundos el DJ levanta la mano para arengar al público?
-Para vos, ¿las botellas de facha tienen agua? ¿O jugo de manzana?
Otras formas de conocer gente:
1. Adoptar un perrito es un re buen recurso, porque vas a la plaza, hablás con gente.
Interactuás y salís de tu zona de confort. Además, tener un perro es lo más lindo que hay
en el mundo, y adoptarlo ni te cuento.
2. Un gran recurso es que para salir te pongas una remera que diga algo.
Una amiga tenía una remera que decía “No soy Madonna” entonces quien fuera que
tuviera un mínimo de ganas de hablarle y no se animaba, le sacaba charla y le decía algo
tipo: “Ah, ¿sos Britney?”.
TUKI, lo tenía ganado.
Cada vez que se ponía esa remera nos levantaba la noche al grupo entero. Venían y
caían de a miles. Era una maravilla.
Puede ser una remera de una película que te guste o de una banda o disco de banda que
te guste. Cuanto más “de nicho” sea, mejor. Si te ponés una de los Rolling Stones que
venden en Rapsodia, no tiene mucha gracia. Buscate algo que sea digno de ser
comentado por gente a la que le guste ese estilo.
Las historias de IG serán tus mejores amigas
Y que te dejen de mandar fueguitos inservibles
Si lo tenés en IG y querés que te hable, no bebotes y nada más (de “beboteo”: actuar de
manera insinuante con el objetivo de seducir, ya sea personalmente o mediante el uso de
fotos o videos en redes sociales). Bebotear va a llevar a que te ponga un fueguito o a
que te diga algo sobre tu físico.
Lo que podés hacer es subir una foto tuya en la que te sientas divina, y después subir
una foto de una situación, así les das motivo de charla y no queda como un baboso.
Storie 1
Podés poner una foto haciéndote la linda. Si no querés subirla, no es necesario.
Storie 2
1. Una foto de unas galletitas que se te quemaron en el horno.
2. Una foto de cuando se te cayó el café arriba de tus apuntes, o del libro o de lo que
sea.
3. Una foto de una planta que se te murió y ponés: “Esto de las plantas no se me da”. O
a la inversa, una planta toda divina y escribís: “Qué bien se me da lo de cuidar plantas”.
4. Una buena playlist que hayas armado.
5. Un meme gracioso.
6. Una refe a una serie que estás viendo.
7. O a una peli que estás por ver.
8. “Alguien que me diga qué delivery pedir y qué pedir, estoy harta de tener que pensar
en qué comer. Es más SEND LINK A COMIDA”.
9. “Alguien que me resuma toda la última temporada de Stranger Things, gracias”.
10. Una foto de algo que arreglaste medio mal y que sea gracioso. Como decirte que
para que no gotee la canilla pusiste una media. O para que quede el horno prendido
pusiste una cuchara y una frase tipo: “Si se te ocurre una idea mejor, avisame. Yo creo
que la estoy rompiendo con mis técnicas”.
Poniendo fotos de ese estilo, invitás y facilitás el encare de quien sea que te quiera
hablar. Si no te habla con esto, abrite una app de citas y que pase el que sigue.
De nada por tanto. AHRE.
Las Amadas no respondemos chats muertos
Y tampoco se nos mueren los chats
Responder a chats muertos es el típico comportamiento de la niña herida, la cachorra
fiel. Cuando vos mandás un mensaje y la otra persona te responde "jaja qué bien" no
hay respuesta posible. Las Amadas no responden a un chat muerto. Las Amadas saben
que merecen recibir una respuesta mejor, algo parecido a lo que ellas pusieron. Vamos a
ver este ejemplo (real de una amiga):
Ella responde a una storie con una foto de él en la playa: "jajaj qué bien se te ve! La
estás pasando bomba".
Él responde: “jaja see, besos”.
Mi amiga me dice: ¡¡El pibe que AMO me respondió!! ¿¿¿Qué le digo???
Yo: Mostrame el chat.
Y me mostró esa muerte.
Pues nada amiga, no le respondas nada porque te cerró la conversación. No te dijo: “jaja
see, no sabés qué lindo está acá. ¿Vos cómo estás? ¿Qué tal todo por allá?”. Tampoco te
dijo: “jaja seee, qué tal todo por ahí?”. Te mató el chat, le hizo un K.O. a tu chat. Lo
asesinó, le puso cianuro. Si vos no respondés a su no respuesta, no va a ser tomado
como un enojo. Si realmente le interesa chatear, relee UN segundo su respuesta y dice:
“Ah, le maté el chat” y te va a poner “¿Vos? ¿Qué tal todo por ahí?”. Y si realmente
piensa que te enojaste porque no le respondiste a su muerte y en consecuencia te deja de
hablar, entonces probablemente sea un narcisista. Y mejor tenerlo bien lejos.
Otro caso: una amiga me dijo que quería hablarle al chico que le gustaba y que medio la
había dejado colgada. Le pregunté qué había sido lo último que habían hablado: ella le
contó que iba a tener un día muy difícil y quedaron en hablar más tarde. Entonces le dije
que le pusiera: Bueno, ¿entonces no pensás preguntarme cómo me fue en tal cosa,
pedazo de ingrrrrrrato?
Él: jajajja obvio que te iba a preguntarrrrr, cómo te fueeeee??
Ella: jeje, cuando nos veamos te cuento. ¿Qué tal tu día?
O sea, ella le está diciendo que tiene ganas de volver a verlo y le está preguntando qué
tal su día, abriendo a que él le diga de hacer algo. Veamos su respuesta:
Él: ¡Dale! Uf, hoy estoy matado porque ayer salí.
Cuando le podría haber dicho: "Dale, hoy estoy matado porque ayer salí. ¿Te parece
vernos tal día?".
"Dale! Hoy estoy matado. Vos cómo estás?
"Dale! Hoy estoy matado… Qué tal tus cosas? Adelantame un poco.
MIL OPCIONES que abrieran a que ella le siguiera hablando. Pero no. Aun habiendo
recibido el mensaje de ella en el que claramente le estaba mostrando interés en volver a
verlo, él cerró la conversación.
Ya le demostraste interés, él ya sabe que vos querés verlo, te juro. Si quisiera verte, te
invitaría a salir. Y acá muchas preguntan: ¿Y por qué no lo puedo invitar a salir yo?”.
Podés, claro... pero fijate desde qué lugar. ¿Estás queriendo llamarle la atención? ¿Estás
HACIENDO para recibir amor?
No necesitás hacer nada para recibir amor, no necesitás llamar la atención de nadie ni
decir: "MIRÁ, MIRÁ, MIRÁ CÓMO HAGO LA VERTICAL. ¿¿¿ME VISTE???". Ya
le avisaste que ibas a hacer la vertical, ya le dijiste que te mire y no te miró. Y cuando se
dio cuenta de que pasó tu vertical, no te dijo: "Ay, ¿la repetís para mí? ¡Justo estaba
ocupado y me la perdí!".
Simplemente no la miró, y no le interesó volver a verla.
Vos date vuelta, seguí practicando piruetas, seguí creciendo, que no hay nada más
atractivo que alguien que ama lo que hace, y que ama su vida sin necesitar validación de
nadie.
Querés que te busque, no que te responda
Escribiéndole no te sacás ninguna duda
No le escribas. Escribiéndole no te sacás ninguna duda. Porque lo que vas a recibir son
respuestas.
Una respuesta no es igual a interés, puede ser una simple respuesta por cortesía.
Mientras que lo que querés es que te busque, no que te responda.
Vos ya demostraste interés, no hace falta que cachorrees.
Para estar en pareja la cosa tiene que ser eso: PAREJA.
Vos das 1, el otro da 1.
La ecuación no es: vos das 10 y el otro da 1. Porque ahí es donde te perdés y te rompés
toda. Te fuiste de vos y de tus deseos reales, que es que alguien que te gusta te quiera y
quiera estar con vos. Escribiéndole y recibiendo respuestas, solo vas a conseguir seguir
confundiéndote y cuestionando tu valor.
¿Por qué no gusta de mí? ¿Qué hice mal? ¿Qué es lo que yo NO tengo y que otra sí
tiene que hace que él le dé bola?
Te olvidás de todo lo valiosa y fabulosa que sos, porque estás depositando todo tu valor
en la respuesta de UN pibe que NI IDEA, un pibe que probablemente sea producto de tu
imaginación y no lo que es él en realidad.
Ghost: la sombra del domingo de invierno
El último manotazo de ahogado
Si no das más, todo lo que leíste no te convence y realmente querés hablarle porque
KERÉS HABLARLE, dejame decirte algo antes de recomendarte frases para decirle:
alguien que no se interesa en vos, no es para vos. Es como intentar pegar un imán en
una puerta de madera. Mandando este mensaje simplemente estás intentando agrandar el
imán para ver si era problema del imán que no pegaba. En lugar de moverte e ir a la
heladera, estás ahí toda terca y frustrándote porque el imán no se queda pegado en una
superficie en la que nunca se podría adherir. No va por ahí, tenés que buscar tu heladera.
Bueno, te doy un tip:
Los mensajes cortos demuestran que tampoco pensaste mucho antes de escribir, y no
tienen carga. El otro recibe un mensajín medio gracioso, no un párrafo gigante con mil
pensamientos. Imaginate que si el muy ingrato te dejó de responder, lo poco que le
puede interesar leer un parrafote con todo lo que sentís. Así que, muy, MUY a mi pesar,
porque yo preferiría que no le hables más y vayas a por alguien que realmente se
interese en vos y que vea todo lo maravillosa que sos, te recomiendo ponerle:
1. “Te acordás cuando salíamos? Buenas épocas…”.
Acá lo bueno es que estás mandando un mensaje gracioso. Y la respuesta en caso de que
quiera verte va a ser: “Sí, tenemos que repetir. ¿Nos vemos tal día?”. Si te pone: “jajajaj
¿cómo estás, Pirula?” medio que lamento decirte que le vas a tener que decir “adiosín,
querido mío” porque ese vínculo está muerto.
2. “Bueno ¿y entonces keasemo?”.
Si te quiere ver, si quiere seguir estando con vos te va a invitar a hacer algo. Y si no
quiere, va a responderte con algún: “jeje jaja qué risa”. Acordate: que te RESPONDA
no significa que esté interesado en hablarte. Simplemente está respondiendo
amablemente.
3. “No debería hablarte porque ahora que veo me mega ghosteaste, pero bueno es
domingo, hace frío. Olaketal”.
Posiblemente recibas una invitación a su casa, algo cómodo, algo que le venga bien. Lo
cual no significa que quiera algo con vos, sino que vos acá le estás diciendo: “Bueno,
medio que estoy dispuesta a verte y que me sigas ghosteando y todo eso. Entro en este
juego, porque no me interesa otra cosa”.
Tenés que estar muy atenta a si es realmente lo que vos querés o si te estás conformando
con las migajas que te está dando.
4. “¿Me tengo que considerar oficialmente ghosteada?”.
Esta para mí es la mejor. Porque si el pibe es medio sensible, te va a explicar ALGO. Y
si no es sensible, te va a hacer el famoso: “jaja cómo andás, Pirula” que es la muerte.
5. “Mis amigas me van a bautizar porque he recibido mi primer ghosteo”.
Y si el ghosteo fue definitivamente un NO y estás herida, eliminalo: de IG, de
WhatsApp y de todos lados. No importa si es de enojada, de despechada o de lo que sea.
A él tampoco le importó cómo estaba quedando cuando te ghosteó. Así que ya. Delete.
Si vuelve y te dice: “Eu, me eliminaste de todo lados”. Le decís: “Ay, sí, hice limpieza
de IG justo esta semana”. Fin, no te cuelgues ahí, no te enrosques. Es un salame. En
serio te digo. Adiosín.
Al eliminarlo lo eliminaste del podio que se creía que tenía en tu vida y su ego se vio
lastimado. Probablemente vuelva a intentar levantarte, para volver a tu Top 5, y cuando
vuelva ahí, te va a VOLVER A GHOSTEAR. Porque a él le generaste un agujero, a él le
sacaste a la persona que lo miraba con ojos de admiración y que gustaba de él pese a
todo. Hay algo reconfortante en cuando alguien gusta mucho, mucho de vos, por más
que vos no gustes tanto del otro. Entonces, cuando vuelven, tenés que asegurarte de que
no vuelva solo a buscar esa sensación que le generabas a él, que no vuelva a buscar la
seguridad de que sigue siendo ese pibe amado pese a todo. Si vuelve, asegurate de que
vuelva a buscarte.
¿Y cómo te asegurás eso?
1. Preguntándoselo: “Ah, pero mirá quién volvió con el caballo cansado. Muuaajaja.
No, posta, ¿qué querés? No da que ghostees y vuelvas como si nada”.
2. Escuchando lo que hace y no lo que dice. Si vuelve, te pide perdón por ghostearte y
te pide otra oportunidad invitándote a salir, dásela. Sacate la duda, fijate a ver si sus
intenciones son reales o si solo está buscando sentirse bien.
Si solo vuelve poniendo un fueguito en stories, o un like o algo así. Eso NO es volver.
Eso es molestar.
No es a él a quien extrañás
Sacá del pedestal al ingrato
No lo extrañás a él. Extrañás todo lo que te habías imaginado que él era.
Le habías adjudicado unas cualidades de príncipe azul, de hombre maravilloso, honesto,
abierto y compañero. Te demostró que no es así.
Y vos lo seguís extrañando, pero en realidad lo que extrañás es tu ilusión. Lo que te
duele en este momento es que perdiste tu ilusión, no a él.
Lo bueno de esto es que este pibe que te estás inventando, anda dando vueltas por ahí.
Es real y está vivo, pero no era este. Este te demostró que es medio un salame, o un
inconsistente o un inmaduro. ¿Me vas a decir que realmente el pibe que tanto te copaba
era así de salamín? NO.
ASÍ QUE BAJÁ AL SALAME DE ESE PEDESTAL.
Abrite todas las apps posibles y practicá ser la Amada. Hay muchos peces en el río.
Solo hay que ponerse las pilas y fumarse algunos bagres.
Estás harta
Tomate un recreo de todo
Estás harta de dar oportunidades, harta de salir y salir con salames.
Ya sé que estás harta de que te digan que estar sola es lo más: vos querés estar de novia,
no estar suelta.
Ya sé que lo diste todo, que saliste, fuiste a bares, le diste oportunidades a pibes que al
cabo que ni tanto te gustaban. Ya lo sé.
Ya sé que tus amigas se ponen de novias y vos estás ahí, en la misma. Ya lo sé.
Te HARTASTE de que en Tinder te inviten directo a su casa, o quedar en una cita y
después te la cancelen. Estás esforzándote un montón, lo sé, y estás cansada. Lo sé.
A veces es necesario tomarse un recreo. Un lindo recreo de autoamor.
A veces es necesario tomarte UN MES en el que decís: “OK, NO voy a pensar en estar
en pareja, voy a hacer como si ese casillero estuviera lleno. Voy a ir por la vida sin
hacer NADA que tenga que ver con eso”.
Ese mes, si podés, hacé el Shot o el Reset
Ambos son perfectos para este momento. Cuando te rendís y aceptás lo que está
pasando sin tensarte, sin esperar que todo cambie: cuando te tomás un recreo de
expectativas y mirás tu vida con amor, tu energía cambia mucho. Dejás de decirle al
mundo y a vos misma: “Estoy incompleta”. No te digo que podamos hacer esto toda la
vida, pero si te ponés un período determinado para entrar en este estado de calma, vas a
crecer y aprender mucho, y hasta quizá empiecen a pasar cosas nuevas en tu vida. Esto
es lo que propone el Shot de una manera muy clara y con muchas herramientas fáciles y
aplicables.
Si no podés hacer el Shot o el Reset, intentá esos días levantarte antes, buscar alguna
meditación de Chopra por Youtube y hacerla todos los días a la misma hora.
Armate una rutina. Regalate cosas y momentos, disfrutá de vos. Comprate alguna
crema, o buscá alguna receta para hacerte máscaras de pelo naturales, cortate el pelo,
renovate. Descansá. Redecorá tu casa si tenés ganas. Poné el foco en lo que SÍ tenés y
tratá de disfrutarlo. Volvé a vos.
Una vez que haya pasado ese mes, volvé a las apps. Volvé a leer el principio de este
taller, volvé a armar tu perfil, salir y a mirar a pibes a los ojos.
Tranquila, todas pasamos por estos períodos de frustración; sé que sentís que alrededor
tuyo todo el mundo está resuelto menos vos, pero no es así. Si no, no existiría este taller.
Hay muchas chicas que están pasando por lo mismo que vos. No estás sola y sos lo más.
Dale, que empiece este mes de autorregalos y amor. Te lo RE merecés. AGUANTE
VOS.
S.P.C.: el Síndrome Pre Conquista
¿Por qué desaparecen después de varias citas perfectas?
¿Por qué después de muchas citas perfectas desaparece?
No es él, es su Síndrome Pre Conquista (S.P.C.)
El hombre va a hacer todo lo que tenga en sus manos para conquistarte. Y lo va
disfrutar, y le va a encantar quedarse a dormir con vos, decirte cosas lindas e invitarte a
comer y va a realmente disfrutar de estar con vos. Pero una vez que sienta y perciba que
él pasó a ser la luz de tus ojos, ahí se va a empezar a alejar. Va a ghostear, dejar de
responder y alejarse paulatinamente.
Cosas típicas que hacen bajo el efecto del síndrome:
1. Despliegan su instrumento de música y te dan un concierto. Y vos se la remás aunque
te parece un embole. Guardá la guitarra, nene, todos los de Tinder tienen fotos con
guitarras, todos.
2. Te quieren preparar su especialidad culinaria.
3. Se quedan a dormir y cucharean.
4. Se aprenden el nombre de tus parientes.
5. Se acuerdan de tus gustos.
6. Te miran profundo a los ojos y te dicen cosas lindas.
¿Por qué les pasa eso?
Yo creo que hay dos causas principales:
1. El famoso patriarcado. Ellos crecieron aprendiendo que cuantas más minas tienen
más capos son.
Nosotras crecimos creyendo que cuanto más rápido nos casamos, más valemos.
El tema es que nosotras nos dimos cuenta rápido que eso era un divague y ellos…
Bueno… Estaríamos teniendo un problemita de aprendizaje, nocierto. Si querés ahondar
en este tema te recomiendo leer (Mal)educadas de Flor Freijo.
2. El síndrome Groucho Marx: “No quiero pertenecer a un club que me tenga a mí como
socio”.
O sea, cuando él pasa a ser la luz de tus ojos dice: “Qué le pasa a esta mina, ¿por qué
me ama tanto si yo no valgo nada?”. Entonces él piensa/siente que una persona que ama
a alguien que no vale (él), debe valer poco (vos). Y automáticamente te devaluás, por
darle demasiado valor a él y ahí PUMBA: GHOSTING.
Entonces acá tenemos un problema:
1. Que nosotras aprendimos que lo bueno era estar con un solo varón.
2. Que ellos aprendieron que lo bueno era ganar mil minas.
O sea, OPUESTOS.
(Mamita querida, cómo no vamos a padecer todo).
PERO, PERO, PERO:
Lo positivo de esto es que ahora sabemos que todo el juego del amor que nos hacen al
principio, todo el despliegue tipo pavo real, no significa que están perdidamente
enamorados de nosotras y que somos las elegidas, sino que es su S.P.C. Que puede
transformarse en amor del bueno eventualmente, pero al principio es solo el síndrome
actuando.
Entonces, ¿qué hacemos, Luchi, qué hacemos?
Lo primero es saber que todo lo que pasa al principio es su S.P.C. Todo lo que te diga y
haga va a ser parte de eso. Por eso, la cosa es estar al tanto de su S.P.C. y aceptarlo
como lo que es. Un simple síndrome que solo va a ser real cuando te busque para verte
más de dos o tres veces por semana por más de tres meses seguidos. Ahí recién
podemos empezar a tomarnos en serio la cosa.
Esto es una generalidad, puede pasar que después de eso IGUAL no funcione, siempre
hay excepciones a la regla.
Pero qué difícil todo. ¿Cómo hacemos? ¿La clave es vivir histeriqueando?
No, la clave es vivir priorizándonos.
Entonces a la tercera cita, cuando te encuentres diciendo: “No sabés, encima se re
interesa en todo lo que le cuento. Se acuerda de todo”.
CHIIITO LA BOCA. ES SU S.P.C. EL QUE HACE ESO. NO ES ÉLLLLL, ES SU
SÍNDROME.
“Se quedó en casa, vimos una peli abrazados, me dijo cosas lindas”.
CHIIIIITO LA BOCAAAA… CHITOOO. ES EL S.P.C. HABLANDO, NO ES ÉL.
Nos pasó a todas, no estás sola en esta
Qué hacer cuando cachorreaste y no querías
¿Te la mandaste y cachorreaste con el que no querías cachorrear?
No te autoflageles. En este taller te comparto muchas máximas, tips, estrategias de qué
hacer y qué no, pero es normal que todavía no hayas integrado toda la data y que la
cachorra siga haciendo de las suyas.
Te saltó el automático y creíste que darle de más iba a hacer que se interese. Ahí está la
niña herida pidiendo que la quieran con el recurso que tiene más a mano: ser
complaciente. Es lógico tener recaídas, estás aprendiendo. Estás saliendo del patrón del
mal. Estás reestructurando tu cabeza. Es un proceso. Ya van a aparecer nuevos
candidatos con los que practicar La Amada y vas a terminar aprendiendo a moverte
como una campeona. Te juro que no es el único, y te juro que no es el mejor. Seguí
practicando. Seguí ensayando. Yo me la mandé mil ochocientas veces con pibes con los
que creía que eran los candidatos de América, los príncipes azules, y ahora te juro que
no pueden estar más lejos de eso.
Un día a la vez. Aquí y ahora, nada de mirar atrás, volvé a tus rutinas de autoamor, que
es ahí donde te volvés magnética. Volvé a los 12 pasos para soltar al salame. No
importa que falles una y otra vez, que reincidas una y otra vez. Volvé a empezar, un día
se te van a encarnar y no vas a reincidir más.
Cómo saber si sos velita
Chequeá estas acciones y lo sabrás
Preguntas a hacerte para saber si sos velita o no:
1. Desde que empezaron a salir, ¿la frecuencia de los encuentros creció o hace tres
meses que se ven una vez por semana?
Si la cantidad de veces que se ven va en aumento, eso posiblemente signifique que la
relación avance.
Si se ven hace más de tres meses, siempre una vez por semana, te dice cosas divinas, la
pasan espectacular, pero nunca se ven más de una vez por semana o cada 15 días: pues
hay un 95 % de probabilidades de ser velita. Y si él te gusta mucho y no querés ser su
vela, es muy difícil después salirse de ese lugar. Yo que vos me muevo para otro lado.
Bai. Dejá de ser consecuente a ese lugar en el que te puso, porque a él le queda
comodísimo. Y vos, te vas a estar perdiendo de conocer al que sí te va a dar el lugar
que querés.
2. Le dijiste: “Yo estoy para algo más”. Y él te dijo: “Me encantás, la paso espectacular
con vos, me parecés lo más, pero en este momento no estoy para nada serio. Así estoy
re bien y me encanta estar con vos”.
Hay un 90 % de probabilidades de ser velita. Y si esa relación se transforma en un
noviazgo posiblemente después vos seas la que da, da, da, da y la otra persona ahí toda
re chill recibiendo y diciendo: “Yo ya te di mi “sí”, eso es lo que vos querías. Ahora ni
idea”.
Pd: sí, existe el veleo de años. O sea, salir durante tres años, quererse un montón pero
nunnnnnnnncaaaa noviar. Igual es lindo ese veleo, pero si no lo querés y estás para
algo más pues salí de ahí.
3. Te dice mil cosas lindas, te hace sentir una reina, bla bla bla, pero no avanza la
relación.
Hay un 90 % de probabilidades de ser velita.
Te vas a quedar esperando que esas palabras se conviertan en hechos durante mucho
tiempo.
Te dice todo lo que querés escuchar para conquistarte; probablemente lo sienta pero de
una manera muy liviana y nosotras tomamos como OHHHHH OHHHH me dijo que era
perfecta OHHHH. Todo bien, pero te dice todo eso y sigue poniéndote en un lugar que
no querés a pesar de SABER que querés más. Salí de ahí.
4. ¿Recibís señales confusas y no entendés qué está pasando?
Hay un 99 % de chances de ser velita. El que quiere te deja las cosas claras. El que no,
TE CONFUNDE.
Conclusión: HAY MUCHOS PECES EN EL RÍO.
SOLTÁ AL SALAME ESE Y ANDÁ CON EL QUE SÍ QUIERE QUE AVANCE LA
COSA. TE LO PIDO.
Los 12 pasos para soltar al salame
Pasos prácticos para dejarlo atrás
Vamos a hacer un ejercicio de 12 pasos para dejar de ser vela o soltar al salame, mejor
dicho, nocierto.
Lo ideal es que además de estar haciendo terapia, hagas el Shot, porque te va a ayudar a
poner el foco en tu bienestar, en ser muy consciente de tus mecanismos de autoboicot,
en elegir tus pensamientos y emociones, en mirar el futuro de una nueva manera. Con el
Shot podés empezar a desarmar lo que te creíste (o te hicieron creer) que eras y podés
tomar contacto con lo que sos profundamente.
Ahora sí, sigamos con los 12 pasos prácticos:
1. Admitir que lo amás. No te hagas la superada, no te hagas la que “me re gusta pero”,
“o sea tampoco para tanto”, etc. Porque si no, ¿sabés qué? No serías tan adicta a él. No
volverías a verlo para después andar sufriendo como una condenada. Asumilo, es el
primer paso para sanar, porque si no todo lo que te voy a proponer en los próximos
puntos te va a dar fiaca, te va a parecer extremo y vas a cuestionarlo con tal de encontrar
excusas para seguir aferrada a él.
2. Admitir que no quiere lo mismo que vos. Él te quiere, ya lo sabemos; le parecés
divina, ya lo sabemos; la pasa alucinante cuando está con vos y se siente bárbaro… Sí,
también lo sabemos. No te cuentes el cuento de que eso es amor. No te cuentes el
cuentito de que en realidad él está confundido pero te ama. Él NO quiere lo mismo que
vos. Te lo deja clarísimo siempre. No quiere. No… NO. Te juro que no.
3. No lo extrañás a él, extrañás a quien creías que era. Pero no es esa persona, te lo
demostró. Hay mil pibes que sí van a ser eso, o mucho más. Acordate. No es a él a
quien extrañás, sino a tu fantasía del potencial que podía llegar a ser pero que ni él al
cabo que quería serlo. ¿Tendéssss?
4. Sentate un día tranquila y dedicate conscientemente a hacer este ejercicio. No lo
hagas a las apuradas, dale un marco de seriedad al asunto. Agarrá un papel grande y
ponele de título: Por qué necesito soltar a (nombre del ingrato). Escribí cómo te hace
sentir cuando te deja de dar bola, escribí todo lo mal que la pasás. Escribí frases en
grande describiendo tus emociones y sensaciones. Escribí todas las que te hizo: cuando
te ghosteó, cuando te respondió 80 horas después, cuando te mandó un sticker
indescifrable, cuando lo invitaste a hacer algo más formal y la esquivó como un
campeón. Recordá lo mal que la pasás cada vez que quieras reincidir y contactarlo o
acceder a las invitaciones a su casa que después no van a terminar en nada. Recordate
todo lo mal que la pasás y sé buena con tu versión futura.
5. Entregate a los pasos. Confiá en el proceso y hacelo al 100 %. Si lo hacés a medias
NO va a servir.
6. Vestite todos los días con ropa que te guste mucho cómo te queda. Tratate como si
fueras alguien a quien tenés que levantarle el ánimo. Peinate, dedicate a vos. Date todo
lo mejor.
7. Buscá una aliada. Alguien que sepa tu historia. Si no sabe toda la verdad, contásela y
no te hagas la superada. Contale que te hace mal, que no te podés despegar de ese
ingrato y que necesitás que te acompañe un poco en este camino. Cuando estés en el
momento de baja, mandale un mensaje y pedile que te retenga de mensajearlo o hacer
cualquier cosa.
8. Encaralo y decile que querés ser su novia o algo más formal. Si no lo encarás es
porque tenés miedo de perderlo; si sabés que lo vas a perder porque no quiere ser tu
novio, entonces sabés la verdad. No quiere. Y vos sí. Si te dice que no, pedile que por
favor no te vuelva a escribir; que si te quiere, no te vuelva a buscar porque vos merecés
mucho más que alguien que solo está con vos cuando él quiere. Que necesitás otra cosa.
Cuanto más clara seas con él, mejor. No te guardes nada y no tengas miedo de quedar
loser, o regalada o no sé qué. Él ya sabe que lo amás, se va a hacer el que no, el que está
re sorprendido, pero lo sabe muy bien. Probablemente te vuelva a buscar, porque te va a
extrañar; cuando lo haga, en lugar de caer en sus encantos rápidamente tenés que
preguntarle qué quiere.
“Si nos vemos es para empezar algo, yo ya no estoy para el lugar que tenía antes”,
decile. El primer paso es horroroso, te vas a poner nerviosa, de entrada vas a decir “NI
MUERTA LE DIGO ESO”. Preguntate por qué NI MUERTA le dirías eso. Es raro no
querer decirle a alguien algo tan lindo como: “Quiero estar en una relación de amor y
compañerismo con vos”. A vos te encantaría que te lo dijeran, entonces ¿por qué te
parece una mala palabra decírselo vos a él? Si sentís eso, entonces: salí de ahí,
maravilla.
9. Si te escribe preguntale para qué te está escribiendo. Te va a decir alguna pavada,
decile que él ya sabe cómo son las cosas, que no sea egoísta, que vos no estás para
seguir boludeando.
10. Bloquealo de WhatsApp, de IG y de todos lados. Que no encuentre ninguna grieta
por donde romper tu paz mentallll.
11. Apenas llegás a tu casa poné sí o sí una canción que ames y que te haga sentir
MEGGGGGA y bailala a todo trapo. Cuando le quieras mandar un mensaje ponete un
himno de esos que cantás en voz alta y cantalo. Bailalo, sacudiloooo.
12. Es cliché pero no deja de funcionar: hacé un curso o un deporte en el que ya sabés
que sos medio buena. No empieces algo difícil que te va a conectar con lo que NO TE
SALE BIEN. Entonces si sabés que sos medio buena cantando, empezá canto. Así
ocupás tu tiempo en algo copado, crecés y encima te creés mil. Conocés gente nueva,
pim pam pum.
Bonus track que a mí me salvó LA VIDA: cuando estés por caer al barranco salí a
caminar rápido durante 20 minutos. Rápido, no es una caminata normalita simple. Es
darlo todo. Por 20 minutos con una buena playlist.
Venganzas inmaduras: revolución de las
cachorras
Llegó el turno de divertirte
Lamento mucho si todo esto que haré en esta sección mata todo lo que leíste antes. Yo
sé que esto es una inmadurez y que en realidad lo ideal es que te olvides y sigas con tu
vida. Yo sé que lo políticamente correcto es desearle lo mejor y no hacer lo que no te
gustó que te hicieran. Pero realmente estoy podrida de que se salgan siempre con la
suya, de que hagan siempre lo mismo pero que nunca sufran las consecuencias. Al
jamás padecer por sus acciones lo siguen haciendo, con todas… ¡Si al cabo que no les
pasa nada!
Lo único que logramos con estas venganzas es no sentirnos tan salamas, ilusas,
abandonadas. Hay una pizca de “jeje, tomá, pavó” y de ganar un poco de confianza.
Desdramatizás el ghosteo o la plantada y te divertís un poco. Y el otro se siente medio
un salame, jejeje.
A continuación, una serie de pequeñas venganzas para cuando te hacen cosas horribles
como ghostearte o dejarte colgada en una cita:
1. Concretan una cita con fecha y hora, pero desaparece. Te deja plantada.
Guardate la bronca que tenés y hacete la amorosa.
“No pasa nada, igual tenía sueño. ¿Querés venir mañana a tomar un vino a casa? Cocino
algo rico y miramos una peli”.
Te va a decir que sí, o sea hay un 90 % de chances que te diga que sí, le estás
planteando el plan perfecto. Entonces le decís: “Bárbaro, mañana tipo 9, vivo al lado de
tal bar”. Y le tirás algún bar random. Lo más probable es que te escriba antes de salir. Y
ahí no le responderás. Porque “uy, te quedaste dormida, sorry”.
Después de eso, la clave es desaparecer. Porque un pibe que te deja plantada no vale la
pena. Y solo se está interesando en vos porque le estás planteando que vaya a tu casa a
que le cocines, tomen vino y terminen en la cama. Esta venganza solo funciona si
desaparecés para siempre. Adiosín, salamín, andá a abrirte las apps y salir con otros.
Acordate que TODOS están ahí.
2. ¿Te ghosteó?
Pues bien. Vas a hacer lo siguiente, pero recordá que solo funciona si no le volvés a
hablar NUNCA más. Si le volvés a hablar después de esto, es una cachorreada. Porque
él no te va a estar respondiendo a vos, va a estar intentando entender esto que le
mandaste. No te está demostrándote interés A VOS.
Le mandás un mensaje que diga:
-¿Viste la foto que te mandé?
-¿¿¿¿Viste lo que encontraron en el bar al que fuimos?????
-¿Viste lo que pasó? No lo puedo creer.
-No puedo creer de lo que me enteré. ¿¿¿Vos estabas estás al tanto??
Se llama la venganza de Pandora. Ah re que me acabo de inventar el nombre, pero es
bueno. Le va a intrigar tanto, tanto, que no se va a resistir a responderte, y cuando te
responda VOS VAS A DESAPARECER PARA SIEMPRE.
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