Subido por dobyteo2018

La desaparición del pensamiento crítico

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La desaparición del pensamiento crítico nos lleva a perder
nuestro propio yo.
Una de las mayores vanidades que no nos permite diferenciar entre información
y realidad es nuestro insipiente conocimiento sobre las cosas, se ahonda aún
más cuando el ego configura una falsa ilusión de tener un profundo conocimiento
sobre un tema (efecto Dunning Kruger), esto empeora cuando la arrogancia
pretende imponer esas frágiles ideas utilizando cualquier método que permite la
dialéctica. Pero se agrava mucho más cuando a sabiendas de nuestras
limitaciones de conocimiento y de argumento, nos seducimos que sabemos más
que a quienes nos dirigimos.
El fenómeno radica en que las personas de cualquier forma quieren ser visibles
ante los demás, es la sociedad de la opinión impersonal del mensaje sin
remitente, pero de la intervención imperativa para la auto existencia, y cuál es el
efecto, se puede decir cualquier cosa inclusive menoscabando el honor y la
honra de las demás personas, en otras palabras se ha perdido el respeto, ese
respeto que hacía a las personas responsable de sus palabras y de sus actos,
responsables frente a quien vaya dirigido el mensaje, ahora el anonimato de
remitente permite sacar al yo interior sin sensatez, sin reflexión sin un rostro
responsable.
La ira y el desprecio no es sólo en contra de quien nos puede afectar, estas van
en contra de toda la sociedad; al no existir un rostro o un nombre las frustraciones
afloran en contra de algo o de alguien que nos permita liberar esa presión que
cada persona lleva adentro, con el fin de frenar la auto afectación, parecería que
no importa la resistencia opositora a nuestros pensamientos, sino solamente la
liberación de estrés, no hay tiempo para reflexionar, el bien y mal se vuelven
subjetivos, la cuestión es tratar de cualquier manera tomar la dirección de la ola
social más grande del momento, todo pasa tan rápido que la intolerancia humana
en cada evento terrible tiende a minimizarse porque ahí viene otra de igual o
mayor magnitud, esto hace que la razón sea efímera, fugaz e imperceptible la
verdad pasa a un segundo plano y ya no es importante para los que alcanzaron
la ola.
El tiempo y los sucesos pasan tan rápido que se tiende a confundir entre lo que
es información y la realidad, mientras somos inundados de información no hay
tiempo para determinar su veracidad, esto hace que las tendencias determinen
el actuar de la sociedad, dejando atrás la autenticidad de las cosas, las masas
son movidas por la aceptación grupal, el reconocimiento es fugaz e impersonal,
y nos llenamos de lo banal, de lo trivial, nos interesa oír nuestros nombres
coreados por la multitud, llenando un vacío de ego que nos deja la melancolía
de pensamiento, estamos dejando de lado el auténtico conocimiento de las
cosas, está desapareciendo la profundidad del pensamiento, todo se ha vuelto
superficial.
Pero ¿hacia dónde nos arrastra este contexto? la confianza en las personas es
severamente cuestionada, muchas veces por un número incontable de actos
decepcionantes que nos han hecho perder la esperanza, y a veces hasta la
cordura, existen tantos centros de inundación de información para los
ciudadanos, que nos arrastran y que logran alinearnos en la dirección de la ola,
en dirección de lo fácil, puesto que si alguien se atreve a pensar diferente, será
cuestionado, será tratado como el raro, el resentido social. Simplemente quedará
excluido del conjunto, expulsado de la manada, y lo convertirán en un insociable
ser humano. Sólo cabe cuestionarse si el pensamiento crítico individualizado ha
sido reemplazado por uno de carácter global que es el que realmente mueve los
hilos de esta colectividad.
Por: Patricio Hidalgo.
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