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1 Biología y fisiologia aplicada al deporte

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Biología y fisiología aplicada al
deporte
- UOC 2020 -
Luisa Gámez Calvo
CONTENIDO
1. CONTROL MOTOR Y COGNICIÓN MOTORA. ................................................................................................. 2
2. DEPORTE PARA UN CEREBRO MÁS SANO. .................................................................................................. 39
3. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA HUMANA. .......................................................................................................... 39
4. EL ENTRENAMIENTO AUMENTA EL TAMAÑO DEL HIPOCAMPO Y MEJORA LA MEMORIA. ...................... 39
5. EFECTOS DEL EJERCICIO EN EL CEREBRO Y LA COGNICIÓN. ........................................................................ 39
6. EFECTOS DEL DEPORTE EN EL CEREBRO. ..................................................................................................... 40
7. EJERCICIO CORPORAL PARA LA MENTE. ...................................................................................................... 42
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1. CONTROL MOTOR Y COGNICIÓN MOTORA.
El capítulo 14 del libro 'Neurociencia cognitiva sobre control motor y cognición motora' tiene el objetivo de
describir las características generales del sistema motor y se centra especialmente en conocer la organización
de la corteza motora, así como otras regiones cerebrales y el control de los movimientos complejos.
✓Cualquier acto motor, incluyendo incluso las más simples respuestas reflejas, es el resultado de la actividad
simultánea y coordinada de múltiples centros corticales y subcorticales. Como se verá en este capítulo, existen
diversas áreas, tanto en la corteza como a nivel subcortical, que tienen un importante papel en el proceso de
control de los movimientos. Estas áreas funcionan de manera coordinada gracias a las densas conexiones
existentes entre ellas, que dan por resultado numerosos circuitos de carácter bidireccional. Esta actividad
coordinada implica también com plejos sistemas de modulación mutua tanto a nivel local como entre distintas
áreas. Uno de los resultados más des tacables de esta compleja organización es la redundancia: los mismos
aspectos de un movimiento pueden ser gene rados de maneras muy diferentes en función de los centros que
estén más activos en ese momento. Esta redundancia revierte también en una mayor flexibilidad y
adaptabilidad de las acciones, como puede verse en los procesos de aprendizaje motor o de recuperación tras
una lesión. En este capítulo se insistirá en el hecho de que la actividad de las diferentes áreas motoras está
estrechamente relacionada con la actividad que ocurre en los núcleos sensoriales de la corteza, de modo que
cualquier acción implica un alto grado de integración sensoriomotora.
Objetivos de aprendizaje
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Entender la complejidad de los procesos implicados en el control motor y la estrecha relación entre
éstos y los procesos sensoriales (ciclo perceptivomotor).
Apreciar la complejidad de los procesos de control motor (unidad de control, grados de libertad,
aprendizaje motor) y cómo ésta afecta al estudio de sus bases neuronales.
Conocer las características anatómicas básicas de los distintos tipos de tejido muscular.
Comprender cómo se produce la contracción muscular.
Conocer las diferentes áreas del sistema nervioso implicadas en el control del movimiento, tanto a
nivel cortical como subcortical, y su papel.
Entender la estrecha interrelación entre los diferentes núcleos de control motor tanto a nivel
anatómico como funcional y su actividad coordinada.
Analizar el papel de los diferentes niveles de control motor y su interacción con los procesos
perceptivos a través de algunos ejemplos.
Comprender las características de algunas afecciones que resultan de trastornos en los núcleos
motores.
Introducción al estudio del control motor.
«No percibimos que haya nada entre la acción y la ejecución. Claro que intervienen todo tipo de procesos
neuromus culares, pero de ellos no sabemos absolutamente nada. No bien pensamos en el acto, cuando lo
hacemos, y eso es todo lo que la introspección nos informa sobre esta cuestión.»
WILLIAM JAMES (1890/1989), Principios de Psicología
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Imagine el lector que está paseando en bicicleta por su ciudad. ¿Qué acciones está llevando a cabo? Por un
lado, mantiene el equilibrio para no caerse de la bicicleta. A la par pedalea con fuerza, moviendo cada pierna
alternativamente para lograr la velocidad que desea. Al mismo tiempo, utiliza sus brazos para torcer el
manillar, y sus manos, para frenar, si es necesario. En todo momento está atento a lo que le rodea, en caso de
que necesite cambiar el curso o detenerse. Todas estas acciones parecen fáciles y se desencadenan de una
forma fluida como ilustra la cita de William James con la que hemos iniciado el capítulo. Sin embargo, es
posible que todavía recuerde que no parecían tan sencillas la primera vez que se subió a una bicicleta.
Este ejemplo ilustra muy bien la gran complejidad de los procesos motores y su estrecha relación con los
sistemas perceptivos, especialmente el visual, el propioceptivo y el vestibular. Como se verá a lo largo del
capítulo, los procesos de integración perceptivo-motora son centrales en la comprensión de la acción. Cuáles
son los procesos que permiten la selección de un patrón concreto de movimientos de entre todos los posibles
para alcanzar una meta y cómo se produce la secuenciación de los movimientos y su coordinación temporal
son otros aspectos relevantes para la comprensión del sistema motor.
En este capítulo se describirán las características básicas de este sistema y los núcleos corticales y subcorticales
más directamente implicados en el control del movimiento, y se explicará cómo a través de su funcionamiento
surgen los pa trones complejos de comportamiento que caracterizan al ser humano.
Características generales del sistema motor
El sistema motor es un sistema de gran complejidad (Fig. 14-1).
Dado que incluso las acciones más simples requieren de la activación simultánea de diferentes grupos de
músculos, el control de la acción se produce en muchos niveles del sistema nervioso, de forma pa ralela y
coordinada.
Figura 14-1. Esquema con los diferentes niveles del sistema motor y su localización anatómica. El esquema representa
los principales núcleos implicados en el control motor y las conexiones entre ellos. Como puede observarse, la corteza
cerebral tanto envía como recibe conexiones de diferentes núcleos que ejercen así un efecto modulador. Tales núcleos
son los ganglios basa les (azul), el tálamo (verde), el cerebelo (amarillo) y el tronco encefálico (violeta). A su vez, las
señales del sistema nervioso central se trasmiten a los efectores a través de la médula espinal (naranja).
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Como se verá, existen complejos circuitos de tipo reflejo situados en la médula espinal que controlan algunas
de las respuestas más rápidas y adaptativas (como el mantenimiento del equilibrio al caminar en un terreno
desnivelado). Por otro lado, las diferentes áreas de la corteza motora y algunos núcleos de la corteza frontal
tienen un papel central en el control de los movimientos voluntarios más complejos y de mayor precisión
(coger objetos, tocar el piano, practicar deporte), mientras que algunos centros del tronco encefálico son
responsables de los ajustes posturales necesarios durante la ejecución de estos movimientos. A su vez, el
cerebelo y los ganglios basales, mediante conexiones con el tálamo, modulan de formas muy complejas
(principalmente a través de procesos de inhibición) la actividad de los demás niveles, participando en procesos
como el aprendizaje de nuevas destrezas motoras y permitiendo así que la conducta sea más flexible y
adaptativa. Todos estos centros nerviosos están estrechamente interconectados a través de multitud de vías
nerviosas, dando lugar a complejos sistemas de retroalimentación tanto excitadora como inhibidora. A su vez,
todos los centros motores reciben axones de las diferentes áreas sensoriales, tanto primarias como de
integración, algo fundamental, ya que posibilita la rápida corrección del movimiento y, por lo tanto, una mejor
adaptación al medio.
Ciclo perceptivomotor
Aunque se aborden los procesos perceptivos y los procesos motores de forma independiente, es importante
destacar que esta división es una división artificial: en realidad sería más correcto hablar de ciclo
perceptivomotor.
Los procesos perceptivos y motores coocurren siempre en cualquier tipo de acción: no sólo se utiliza información
de los diferentes sentidos durante el control del movimiento, sino que la propia con tracción muscular y el
desplazamiento de los diferentes efectores producen señales sensoriales.
Esta estrecha interconexión entre elementos perceptivos y motores está presente en todos los niveles, como
se irá destacando, y garantiza la flexibilidad y adaptabilidad de las acciones del individuo.
Perspectivas y problemas en el estudio del control motor
Uno de los grandes problemas a la hora de entender el control del movimiento es que las características del
propio proceso de control son mucho menos obvias de lo que puede parecer en un primer momento. Por
ejemplo, imagine el lector que quiere tocar la punta de su nariz. ¿Cómo llevaría a cabo este movimiento? Si es
una persona diestra, probablemente realizará un movimiento directo con su mano derecha desde el lugar en
el que se encuentra su dedo índice hasta la punta de su nariz, sin tocar ninguna otra parte del cuerpo ni tam
poco ninguno de los objetos que le rodean. Sin embargo, es importante pensar en que existen muchas otras
formas de realizar esta acción: podría haber escogido cualquier otro dedo, o la mano izquierda, y podría haber
realizado un movimiento completamente distinto, como pasar un brazo por encima y por detrás de la cabeza
antes de llegar a la nariz, o mover la cabeza, en lugar del brazo, hasta el dedo. También se podría haber variado
la velocidad del movimiento de infinitas maneras, dado que las instrucciones no especificaban ningún intervalo
temporal para realizar la acción.
Este ejemplo ilustra algunos de los problemas más complejos que se plantean al estudiar cómo los organismos
controlan sus movimientos y el papel que en este control desempeña el sistema nervioso central (SNC). Estos
problemas pueden resumirse en dos, que ahora se discutirán: ¿cuál es la unidad de control del movimiento?
y ¿cómo se resuelve el problema de los múltiples grados de libertad disponibles? El problema de la unidad de
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control del movimiento hace referencia al hecho de que no se sabe qué aspectos del movimiento son
controlados de forma específica a nivel cortical. El proceso de planificación del movimiento podría dar como
resultado la trayectoria completa que se ha de realizar para alcanzar el objetivo, o los ángulos consecutivos
que tienen que adoptar las distintas articulaciones a lo largo del movimiento, o el grado de contracción
específica que tiene que adoptar cada músculo en cada momento mientras se lleva a cabo la acción (Fig. 142).
Figura 14-2. Algunos de los posibles niveles de control motor. Este diagrama recoge, de forma esquemática, tres
posibles maneras (de entre mu chas otras) de modelizar cómo un controlador llega a una de terminada postura
(suponiendo un espacio bidimensional, mucho más simple que el espacio real). En el primer caso, la postura es
determinada en función de sus coordenadas espaciales: a cada parte de la extremidad se le asigna una posición
concreta en el espacio mediante una serie de coordenadas x e y específicas. En el segundo caso, la postura es definida
en función del ángulo que se establece para cada articulación, aunque esto requiere conocimiento sobre la longitud
de cada segmento para que la posición final sea la deseada. En el tercer caso, la postura es determinada como un
conjunto de grados de contracción aplicados a cada uno de los músculos implicados en el sistema. Este tercer modelo
requiere conocer variables adicionales, como la fuerza de la gravedad, que puedan afectar a la extremidad y que deban
ser compensadas mediante la contracción muscular.
Sin embargo, para controlar la actividad muscular adecuada mente en cualquiera de estos tres niveles, el
supuesto controlador central tendría que conocer también las reglas físicas que afectan a los músculos durante
el movimiento (gravedad, fuerzas cinéticas que se desarrollan durante el desplaza miento, inercia, etc.), las
cantidades de masa muscular implicadas en función del músculo activado (no todos los músculos tienen las
mismas características), la longitud y orientación de cada extremidad en el momento presente (posición
inicial), el estado actual de cada músculo (p. ej., el grado de cansancio muscular), etc. Si además se incluye el
plano temporal, hay que tener en cuenta que la secuencia de movimientos ha de ser organizada de modo que
la contracción muscular de cada músculo se produzca coordinadamente y en el momento adecuado. Por
último, sería necesario también mantener un con trol constante del grado de contracción muscular que ocurre
durante la ejecución, de modo que el movimiento tenga lugar con la fuerza y la velocidad deseadas en función
de la meta final de la acción (no es lo mismo coger una frágil copa de cristal que un brick de zumo). ¿Es
realmente posible que el SNC supervise la acción a todos estos niveles? Aunque inicialmente el estudio de las
áreas motoras cerebrales estaba guiado por presunciones de este tipo, de hecho, los modelos actuales del
control motor se han ido desplazando hacia perspectivas más complejas (Recuadro 14-1). El modelo clásico
de control del movimiento podría ser denominado el modelo marioneta: se presupone que hay un ejecutor
central (la corteza motora) que elige qué movimiento realizar, calcula todas las variables relevantes y manda
las órdenes adecuadas en el momento correcto para que los niveles inferiores (músculos y médula espinal)
ejecuten la acción. Para este modelo, el problema principal es explicar, como se ha señalado, cómo es posible
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para un sistema especificar de forma precisa todas las variables que son relevantes para la realización de un
movimiento (que, de hecho, varían a lo largo de la ejecución).
Los modelos actuales, en contraposición, pueden ser caracterizados como modelos de control distribuido: la
ejecución de la acción, entendida a nivel funcional como el logro de ciertas metas, engloba al organismo en su
globalidad, de modo que todos los niveles participan en la definición de las variables relevantes y su control.
Este modelo supondría, por lo tanto, una forma de control que no necesita el conocimiento explícito de todas
las leyes implicadas en la acción, aunque las utilice de facto.
Como muy bien expone Schwartz (1994), el abandono del primer tipo de modelo a favor del segundo ha
ocurrido –entre otras razones– por algunos de los fracasos obtenidos en el estudio de las áreas motoras. Desde
una perspectiva localizacionista se suponía que ciertos aspectos del movimiento estarían codificados de forma
específica en ciertas estructuras del SNC. Sin embargo, los resultados han ido mostrando, como luego se verá
con más detalle, que existen múltiples áreas implicadas de forma simultánea en el control del movimiento y
que su actividad muestra patrones complejos altamente relacionados, lo que sugiere un control tanto
distribuido como recurrente. Las correlaciones que se han establecido entre los patrones de actividad
neuronal en las áreas motoras de la corteza y la activación de los músculos muestran que la actividad cortical
es mucho más «gruesa» de lo que sería necesario para un control efectivo. También se ha visto que no hay
una correspondencia uno a uno entre el comando neuronal y el movimiento resultante. Y además se sabe que,
ante la presencia de un daño en una zona, la reducción en la actividad es compensada por otras zonas de la
corteza. Todos estos resultados son más coherentes con un modelo de control distribuido.
El segundo problema relevante es el problema de la reducción de los grados de libertad del movimiento. Para
entender su planteamiento se ha de partir de la premisa de que existen infinitas formas de realizar una misma
acción. Como se vio en el ejemplo anterior, «tocarse la nariz» puede llevarse a cabo con distintos dedos,
distintas manos y distintas trayectorias de los efectores. De hecho, incluso cuando se reducen las posibilidades
a un efector y una trayectoria, sigue encontrándose el problema de que la misma trayectoria puede obtenerse
con combinaciones diferentes de ángulos y grados de contracción muscular (p. ej., es posible mover más el
codo o doblar menos la muñeca). La expresión grados de libertad hace referencia al número de formas
independientes de variación presentes en un sistema. A nivel motor, el sistema hace referencia a las
características de desplazamiento de un efector. Por ejemplo, las articulaciones del brazo (dejando fuera a la
mano) sumarían un total de siete grados de libertad: el hombro puede moverse arriba y abajo, de lado a lado
y también girar (tres grados de libertad), el codo puede doblarse y girar (dos grados de libertad más) y la
muñeca puede moverse arriba y abajo y también girar (otros dos grados de libertad adicionales). Por lo tanto,
existen multitud de combinaciones de movimientos del hombro, codo y muñeca que, conjuntamente,
conducirían a la misma posición final.
El lector puede realizar la siguiente prueba: debe intentar doblar el dedo meñique de la mano izquierda sin
mover, simultáneamente, el dedo anular. La dificultad de este movimiento es un ejemplo del funcionamiento
sinérgico de ambos músculos.
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Recuadro 14-1. Del concepto de arco reflejo al ciclo percepción-acción
Desde una perspectiva histórico-teórica es importante señalar que la forma de entender el movimiento en el
ámbito del con trol motor se ha transformado radicalmente desde los modelos clásicos de carácter más
mecanicista hasta los complejos modelos dinámicos del momento actual. En esta dirección, puede señalarse
que existe cada vez un mayor acuerdo en la insuficiencia del concepto clásico de reflejo como modelo básico
y general de todo tipo de comportamiento. Bajo la concepción clásica del reflejo se entiende que existe una
relación directa entre un estímulo sensorial y una respuesta motora, de modo que la estimulación de ciertos
receptores sensoriales provoca, de modo automático (no voluntario), balístico y muy a menudo no consciente,
el desencadenamiento de una respuesta motora. Esta forma de entender el comportamiento se puede
remontar a la obra del filósofo Descartes, quien diferenciaba entre la res cogitans o «parte pensante», de
origen divino y responsable de los movimientos voluntarios, y la res extensa o «parte corporal», de carácter
material y mecánico, que era entendida como una máquina (tomando como modelo las estatuas móviles
populares en esa época). Desde este plantea miento dualista Descartes consideraba que muchas de las
acciones de los seres humanos y todas las acciones de los demás organismos (que no poseían res cogitans)
eran el resultado automático del efecto de algún estímulo sensorial. Los trabajos posteriores sobre el
movimiento de los animales de la escuela yatromecánica italiana (siglo XVII), el estudio de las bases fisiológicas
de los reflejos animales desarrollado por Whytt (siglo XVIII) y el descubrimiento de las raíces sensoriales y
motoras de los nervios espinales llevado a cabo por Bell y Magendie (siglo XIX) contribuyeron a la
generalización del modelo de reflejo en la explicación del comportamiento. Sin embargo, el modelo de arco
reflejo, denominado así por la forma en la que conectan las vías aferentes y eferentes en la médula espinal,
empezó a ser claramente insuficiente en la explicación de la mayoría de los comportamientos, no sólo
humanos, sino también animales, desde finales del siglo XIX. En esta época, autores como Sherrington, Dewey
o James comenzaron a insistir en el carácter integrador y plástico del sistema nervioso y en la continua
interacción entre los diferentes niveles, entendiendo los reflejos no como «el modelo» de todo
comportamiento, sino como la expresión más simple de una reacción al medio. A su vez, los trabajos de
Bernstein sobre los procesos de coordinación motora (1967), así como algunas investigaciones recientes en el
ámbito de la biomecánica que toman como modelo la descripción en términos de sistemas dinámicos
(desarrolladas por autores como Kelso, Turvey, Feldman, Kugler o Reed) han llevado a una nueva concepción
del movimiento que insiste en las metas como el elemento central para entender no sólo cómo se planifica la
acción sino también cómo ésta tiene lugar. Desde esta perspectiva, se considera que las características de los
movimientos no están determinadas en todos sus detalles desde un controlador central, sino que más bien
son el resultado emergente de las características dinámicas del funcionamiento global del sistema motor. Por
lo tanto, son las metas o propósitos globales de la acción las que determinan de una manera dinámica cómo
se define la trayectoria o la velocidad a lo largo de la ejecución y cómo se modifican estas variables en caso de
necesidad. Al respecto, puede decirse que se está generalizando una perspectiva mucho más compleja del
control motor, como puede observarse en el reciente libro de Rosenbaum (2010), que entiende que los
movimientos propositivos permiten el establecimiento y la continuación de ciclos perceptivo motores de
carácter complejo, en lugar de ser una mera respuesta automática al input sensorial. Ésta es la perspectiva
que se utilizará a lo largo de este capítulo.
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2. DEPORTE PARA UN CEREBRO MÁS SANO.
En este vídeo del programa 'Redes' se presenta una descripción detallada sobre los beneficios principales que
puede tener el ejercicio físico para la salud del sistema nervioso. En este documental se pueden ver los
beneficios conductuales, cognitivos y emocionales, así como su sustrato fisiológico explicativo.
https://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-20-deporte-para-cerebro-mas-sano-14-11-10/930711/
3. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA HUMANA.
Atlas de anatomía y fisiología humana (Primal Pictures. Human anatomy physiology)
4. EL ENTRENAMIENTO AUMENTA EL TAMAÑO DEL HIPOCAMPO Y MEJORA LA MEMORIA.
El hipocampo se reduce al final de la edad adulta, lo que conduce a problemas de memoria y mayor riesgo de
demencia. En este artículo se presenta una investigación con 120 adultos mayores que llevan a cabo un
entrenamiento de ejercicio aeróbico en los que se observa un aumento en el tamaño del hipocampo, lo que
lleva a mejoras en su memoria espacial. También se demuestra que el aumento del volumen del hipocampo
se asocia con mayores niveles de BDNF, un mediador de neurogénesis en dicha estructura. Estos hallazgos
indican que el entrenamiento de ejercicio aeróbico es efectivo para revertir una posible pérdida de volumen
del hipocampo al final de la edad adulta.
The hippocampus shrinks in late adulthood, leading to impaired memory and increased risk for dementia.
Hippocampal and medial temporal lobe volumes are larger in higher-fit adults, and physical activity training
increases hippocampal perfusion, but the extent to which aerobic exercise training can modify hippocampal
volume in late adulthood remains unknown. Here we show, in a randomized controlled trial with 120 older
adults, that aerobic exercise training increases the size of the anterior hippocampus, leading to improvements
in spatial memory. Exercise training increased hippocampal volume by 2%, effectively reversing age-related
loss in volume by 1 to 2 y. We also demonstrate that increased hippocampal volume is associated with greater
serum levels of BDNF, a mediator of neurogenesis in the dentate gyrus. Hippocampal volume declined in the
control group, but higher preintervention fitness partially attenuated the decline, suggesting that fitness
protects against volume loss. Caudate nucleus and thalamus volumes were unaffected by the intervention.
These theoretically important findings indicate that aerobic exercise training is effective at reversing
hippocampal volume loss in late adulthood, which is accompanied by improved memory function.
5. EFECTOS DEL EJERCICIO EN EL CEREBRO Y LA COGNICIÓN.
El ejercicio puede no solo ayudar a mejorar su salud física, pero también podría mejorar su rendimiento
académico. Este artículo examina los efectos positivos de la actividad física aeróbica en la cognición y función
cerebral, a nivel molecular, celular, de sistemas y de comportamiento. Un creciente número de estudios
respaldan la idea de que el ejercicio físico es un factor de estilo de vida que podría conducir a un aumento de
la salud física y mental durante toda la vida.
An emerging body of multidisciplinary literature has documented the beneficial influence of physical activity
engendered through aerobic exercise on selective aspects of brain function. Human and non-human animal
studies have shown that aerobic exercise can improve a number of aspects of cognition and performance.
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Lack of physical activity, particularly among children in the developed world, is one of the major causes of
obesity. Exercise might not only help to improve their physical health, but might also improve their academic
performance. This article examines the positive effects of aerobic physical activity on cognition and brain
function, at the molecular, cellular, systems and behavioural levels. A growing number of studies support the
idea that physical exercise is a lifestyle factor that might lead to increased physical and mental health
throughout life.
6. EFECTOS DEL DEPORTE EN EL CEREBRO.
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7. EJERCICIO CORPORAL PARA LA MENTE.
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Ejercicio corporal para la mente:
La actividad física estimula el desarrollo intelectual en la infancia y juventud, fortalece la mente en la
madurez y mantiene las facultades cognitivas en la senescencia ¿Por qué?
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