Subido por Belli Hernández Juan de Dios

Lo que se debe de aprender

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Erase una vez, a la lejanía de un bellísimo y espectacular pueblito con paisajes únicos
en su existencia, se encontraba un muchachito muy respetuoso y amable con toda la
gente, sus padres estaban muy orgullosos de él, ya que todo lo que le inculcaron se le
había grabado muy al fondo de su corazón y cada célula de su cuerpo tenía marcado
todos los valores que sus padres le enseñaron; amor, respeto, responsabilidad,
tolerancia, humildad, etc.
No obstante, él se daba cuenta que sus padres también tenían unos antivalores, su padre
era borracho y siempre estaba enojado cuando estaba a solas y su madre por otra parte
era muy avariciosa, siempre presumía cosas que no tenía, aun así, el muchacho estaba
muy feliz porque de todas maneras sus padres lo querían.
El muchacho era muy listo y sabia que la gente tenía sus fortalezas, pero también
debilidades, se concentraba mucho observando a la gente y gracias a eso él podía
identificar de manera precisa todas las fortalezas y debilidades que tenían la gente. Se
consideraba un observado, ya que se dedicaba a observar y escuchar a la gente sin decir
ni una sola palabra. Sabia muy bien que tenia la capacidad de dañar a las personas
prácticamente permanentemente ya que no atacaría algo físico, si no que atacaría
directamente a su persona, a su alma. Él sabia que si atacaba a su alma esa persona
nunca se iba a recuperar, también gracias a eso se percataba de las personas malas y
de las buenas, tenia la capacidad de diferéncialos y así podía juntarse con las personas
correctas.
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