Subido por GISBER VICENTE MENDEZ

VICENTE MENDEZ GISBER.SISNTESIS LIBROS

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ENTREGA FINAL
3ER DEPARTAMENTAL
SINTESIS LIBROS
I,II,III
LEGISLACION EN LA
CONSTRUCCION
VICENTE
MENDEZ
GISBER
PROFESORA: CAROLINA
OLIVELIA HERNANDEZ
CICLO ESCOLAR 2023-1
11/12/2022
GRUPO 5AM35
SISNTESIS LIBRO I: CONSTRUCCIONES SUSTENTABLES DE
VIVIENDA
Con la intención de detonar la actividad económica en México, a principio de
la década que inició en el año 2000, se impulsó la construcción de vivienda a
toda costa; desde entonces se han construido una gran cantidad de viviendas
sociales en la periferia de las grandes ciudades, lo que ha generado problemas
de infraestructura para los municipios donde se asientan, así como problemas
ambientales, de inseguridad y carencia de servicios básicos, entre otros, los
cuales afectan sobre todo a la población. Este impulso económico a la industria
de la construcción de vivienda se ha convertido más en un problema que en
una solución sustentable y de largo plazo.
El Laboratorio Nacional de Vivienda y Comunidades Sustentables, alineado
con los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU, ha desarrollado una
serie de proyectos encaminados a estudiar y aportar soluciones al problema de
la vivienda en México, logrando que las ciudades y los asentamientos humanos
sean inclusivos, seguros, resilientes y sustentables.
En este libro se presentan los proyectos más relevantes realizados en el
Laboratorio Nacional desde su creación en 2015, hasta 2018. Se muestra de
manera clara el desarrollo que ha tenido el Laboratorio, así como su
organización, estructura, principales logros y proyectos. Esta obra cierra con
un análisis prospectivo de las posibilidades del desarrollo de la vivienda social
en México, un ensayo que deja en claro que este fenómeno es multifactorial,
donde las políticas públicas son determinantes, pero también los avances
científicos y tecnológicos son importantes para lograr la innovación y el
desarrollo sustentable que demanda la vivienda social en México.
En México, las políticas de planeación urbana y habitacionales han sido los
medios a través de los cuales el Estado benefactor orientó el crecimiento
urbano a través de sus organismos constructores de vivienda y financiadores;
con ello, impulsó el proceso de expansión y conurbación de las ciudades y las
metrópolis, además de delimitar el grado de participación de los capitales
inmobiliarios en el proceso de urbanización de las ciudades.
La política de vivienda ha sido un instrumento muy importante de intervención
gubernamental en el proceso de crecimiento urbano y conformación
metropolitana; ejemplo de esto ha sido su papel en la consolidación de la
conurbación de las ciudades desde la década de los cincuenta hasta finales del
siglo XX.
De acuerdo con la política de vivienda, no sólo se definieron los lineamientos
de la dotación de vivienda social en el país, sino que se reguló el papel del
Estado en la producción del espacio urbano residencial y se definió el papel de
la iniciativa privada en la promoción de nuevo suelo urbanizable y de gran
parte de la vivienda construida a partir de los mecanismos hipotecarios
operados por organismos públicos.
A comienzo de la década de los noventa, el Estado mexicano instrumentó los
principios del Estado Neoliberal en la política de vivienda, lo cual dio un giro
radical en la política habitacional y en las funciones del Estado al transitar de
un Estado promotor y constructor de vivienda hacia uno regulador que marcó
la apertura del mercado inmobiliario para diferentes grupos y empresas
constructoras.
La adopción de la política neoliberal por el gobierno mexicano responde a las
demandas internacionales a tener mayor cuidado con el medio ambiente.
Algunos organismos, como ONU, OCDE y PNUMA, hacen cada vez más
patente su creciente preocupación por el deterioro y la sobre explotación de los
recursos naturales; por ello, en los encuentros, cumbres, foros y conferencias
se muestran las actividades productivas que han sido altamente contaminantes
e incorporan en la agenda a otros que no habían sido visualizados, como la
vivienda, que ha sido ubicada como un foco de contaminación y depredación de
recursos.
Derivado de este contexto, la sustentabilidad se ha colocado como un
paradigma trascendente en la discusión para superar la crisis sobre el
desarrollo; no se trata simplemente de un asunto ambiental, sino de la
población y de la supervivencia como individuos y culturas. En la actualidad
nos hemos acostumbrado a convivir con el concepto de sustentabilidad y, a
pesar de su ambigüedad, aún sigue presente en la sociedad.
Como resultado de las reuniones de las organizaciones internacionales, cuyo
objetivo es la preservación y el cuidado del medio ambiente, los gobiernos
federales han establecido compromisos para el diseño e instrumentación de
políticas encaminadas a adoptar y adaptar los principios de sustentabilidad en
programas nacionales; para el caso de este trabajo, nos limitaremos sólo en la
política que tiene como objetivo el fomento de la construcción de vivienda
sustentable.
Debido a su importancia, las investigaciones que se han desarrollado hasta hoy
en torno a la política pública de vivienda sustentable en México pueden
ubicarse desde dos orígenes: de corte institucional y de tipo académico. Las
primeros, en su mayoría, son realizadas por organismos encargados de brindar
un panorama sobre la situación y adopción de una serie de recomendaciones y
políticas por parte de los países en el caso mexicano, se han desarrollado
diversos documentos que, con base en un diagnóstico, buscan mostrar las
oportunidades y deficiencias del sector proponiendo indicadores e informes
sobre la situación actual
Por su parte, los estudios de corte académico son efectuados desde la
perspectiva arquitectónica y su relación con la vida de sus habitantes, así como
desde el análisis de la política, a fin de contribuir en la reflexión sobre los
desafíos que enfrentan los programas de vivienda sustentable en México para
reorientar su diseño e instrumentación.
Por consiguiente, la presente investigación tiene por objetivo analizar el
desarrollo de la política sustentable instrumentada por el INFONAVIT en
México, como una iniciativa fomentada y desarrollada durante el periodo 20062015. Para tal fin, este trabajo se divide en tres secciones: en la primera se
describe la política de vivienda sustentable y cómo ha sido su instrumentación
y desarrollo en el país; posteriormente, se abordan las transformaciones que el
INFONAVIT ha experimentado bajo los lineamientos del Estado neoliberal
en la política de vivienda sustentable y el impulso que este organismo ejerce
en su conformación e instrumentación; por último, se describe el proceso
evolutivo a través del diseño e instrumentación de distintas iniciativas que
INFONAVIT ha puesto en marcha para fomentar el fortalecimiento de la
política de vivienda sustentable.
Elementos estratégicos de la vivienda sustentable
En septiembre de 2008, en la ciudad de Mineápolis, Estados Unidos, dentro
del evento del Consejo Internacional de Códigos (ICC, por sus siglas en ingles),
se reunieron varios países del mundo, donde definieron y aceptaron los
siguientes elementos ambientales para la edificación sustentable:
• Soluciones sustentable para el sitio y suelo
• Soluciones para la conservación del agua
• Soluciones para la eficiencia energética
• Soluciones para mitigar impactos ambientales desde el origen de los
materiales
• Soluciones para garantizar la calidad ambiental en los interiores de los
edificios
• Soluciones con innovación
La construcción, además de ser indispensable para el desarrollo de la sociedad,
es también uno de los principales responsables de residuos, contaminación,
transformación del entorno y uso inadecuado de recursos naturales (energía,
agua, etc.). Cada uno de los edificios y casas que habitamos produce una huella
ecológica sobre el planeta. Su construcción, operación y, eventualmente, su
demolición, consumen una gran cantidad de recursos y producen muchos
residuos contaminantes. “Se calcula que el sector residencial y de oficinas, a
nivel mundial, consume el 40% de energía, 30% de emisiones de carbono (CO2)
que van a la atmósfera, 50% materias primas, 40% de desperdicios y 20% de
agua potable” (Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, 2012). Según
el Consejo Mundial de Construcción Sostenible 2008, el sector de la
construcción, a nivel mundial, es aquel que más potencial tiene para reducir sus
impactos negativos al medio ambiente, ya que con pequeños cambios, que no
incurren en grandes costos de producción, serían suficientes para reducir en
promedio, un 30% el consumo de energía, 35% las emisiones de carbono (CO2),
hasta un 50% el consumo de agua, además de generar ahorros del 50% al 90%
en el costo de la disposición de desechos sólidos.
Con el fin de robustecer los esfuerzos que se han realizado en este tema, se ha
trabajado en el diseño, instrumentación e implementación de mecanismos
derivados de los acuerdos internacionales competentes al Cambio Climático.
Los mecanismos que se pretende impulsar son: Mecanismo de Desarrollo
Limpio, Acciones de Mitigación Nacionalmente Adecuadas (NAMA) de
Vivienda y Urbano. Los apoyos internacionales para el logro de los objetivos
que estas iniciativas plantean han sido bastos, contando con la participación
del Banco Mundial y el Ministerio Alemán de Medio Ambiente (BMU por sus
siglas en alemán)a través de la Agencia Internacional Alemana de Cooperación
(GIZ por sus siglas en alemán) , quienes han contribuido con recursos
económicos y humanos, fortaleciendo los esfuerzos y el compromiso que ha
manifestado México en esta materia, para la obtención de resultados favorables
de la implementación de las iniciativas y la reducción significativa de gases de
efecto invernadero (GEI) dos, en parte proporcional por concepto del trabajo
realizado. Las principales instituciones que otorgan estos apoyos/créditos son
INFONAVIT Y FOVISSSTE, quienes aportan el 80% del crédito habitacional,
contribuyendo de esta manera a elevar la dotación de viviendas para las
familias con menores recursos. La industria financiera de la vivienda en nuestro
país, se ocupa de ofrecer a los consumidores hipotecas a largo plazo para
adquirir una vivienda. El vencimiento típico para estos créditos es de 15 a 30
años. El tipo y precio de los productos que se financian depende principalmente
de las fuentes de financiamiento y la capacidad crediticia del individuo. Las
hipotecas para vivienda de interés social se han ligado a los ingresos específicos
del deudor. Por ejemplo, los créditos otorgados por el INFONAVIT prevén
que los deudores puedan perder su empleo -fuente de pago-, por lo que cuentan
con períodos de gracia de algo más de un año.
La política de vivienda es una de las áreas más importantes de aplicación de las
políticas públicas; en el país, la transición de un Estado Benefactor a uno de
tipo Neoliberal afectó directamente la forma en que se desarrolló la política de
vivienda. En el Estado Neoliberal, la adopción de los principios de la
sustentabilidad desarrollados en las cumbres internacionales generó
programas y políticas que ayudaron a integrar dichos principios en todos los
ámbitos, destacando la política de vivienda.
Los cambios principales de la adopción de las políticas neoliberales en la
política de vivienda pueden ubicarse en dos puntos: en la forma de la
participación del Estado, es decir, pasar de un Estado interventor, productor
de vivienda, gestor y financiador a un Estado administrador encargado de abrir
el mercado inmobiliario a los diferentes grupos constructores del país; y la
adopción e instrumentación de los principios de la sustentabilidad en el diseño
de la política pública y, por ende, la puesta en marcha en la política de vivienda.
El Instituto, a través de diversos programas que dan forma a la política de
vivienda, ha buscado fomentar la sustentabilidad, así como su inserción en el
medio urbano; sin embargo, sus intentos han sido fragmentados y
desarticulados; es decir, en cada programa se ha buscado cumplir con algún
principio de la sustentabilidad, pero su instrumentación no ha sido homogénea
ni se les ha dado la misma importancia. Desde su nacimiento hasta el 2012 los
programas se orientaron al ahorro económico de los consumidores: consumo
de energía –principalmente eléctrica y gas LP–, así como del recurso agua. Con
ello, se le resta importancia a las demás dimensiones de la sustentabilidad.
Si bien su adopción e instrumentación ha evolucionado, desde el discurso
oficial, según las necesidades del país y de los derechohabientes, en la realidad,
los grupos inmobiliarios privados no han hecho mucho caso de los requisitos
propuestos por el INFONAVIT para la construcción de vivienda sustentable,
ya que construyen de acuerdo con su propia lógica.
Derivado de esta situación, el principio que destaca la calidad de la vivienda es
poco cumplido, pues las construcciones que se dicen ser sustentables no tienen
las dimensiones ni los materiales adecuados y se presenta el hacinamiento; es
decir, su habitabilidad garantiza muy poco la calidad de vida del consumidor.
Entonces, como referencia, quien adquiere vivienda de interés social en
INFONAVIT son los sectores populares y medios bajos, cuyas familias son un
tanto extensas, por lo que este tipo de vivienda les resulta poco funcional.
Ciertamente, la política de vivienda sustentable, instrumentada por
INFONAVIT, se ha preocupado por sentar las bases para la construcción de
otro tipo de vivienda, más amigable con el medio ambiente y ahorradora de
recursos; sin embargo, también es imperante romper con prácticas que impiden
obtener resultados satisfactorios, como el papel de observador de las acciones
por parte de las inmobiliarias y la presencia de criterios laxos de evaluación y
seguimiento.
En el capítulo 27 del Código de Edificación de Vivienda, que desarrolló la
CONAVI, y que lleva por título: Sustentabilidad, considera los temas de
energía, agua, residuos sólidos y áreas verdes.
En cuanto a energía, se divide en ahorro y uso eficiente, mediante
especificaciones de arquitectura bioclimática y resistencia térmica de los
materiales y equipamiento de la vivienda con tecnología eficiente. El apartado
de energías renovables, específicamente recae en el calentamiento de agua con
energía solar y la generación de energía eléctrica con paneles fotovoltaicos.
En el tema de arquitectura bioclimática por regiones se especifican aspectos
para el diseño urbano, tales como agrupamiento y orientación de las viviendas,
y manejo de los espacios exteriores. En el proyecto arquitectónico, se dictan
las especificaciones generales como: ubicación de la vivienda en el lote,
configuración, orientación de la fachada más larga, localización de las
actividades, tipo de techo, altura del piso al techo, así como el control solar,
rematamientos y salientes en la fachada, patios interiores, aleros, pórticos,
balcones, vestíbulos, tragaluces, paralices, vegetación, además del manejo de la
ventilación natural en forma unilateral y cruzada, las especificaciones de las
ventanas, como la ubicación en la fachada según dimensión y según nivel de
piso inferior, formas de abrir y requerimientos de protección.
En cuanto a los materiales y sistemas constructivos, se especifican algunas de
las características para la techumbre, muros exteriores e interiores, pisos, color
y textura de los acabados. Importante también son las especificaciones de la
vegetación, tales como los árboles, arbustos y cubre suelos. Por último, se
presenta la necesidad de equipos complementarios de climatización.
En el tema del agua, también se detalla la disponibilidad de este vital recurso,
las características de la red de distribución, toma domiciliaria, instalaciones
intradomiciliarias y tecnologías para el ahorro del agua.
Sobre residuos sólidos, se especifica la separación, recolección, reciclaje, los
impactos ecológicos y el aprovechamiento de la biomasa. Por último, en el tema
de las áreas verdes, se especifica los desarrollos en cuanto fomento y mejora de
las mismas, especies referentes, detalles del banqueo y la plantación.
La degradación ambiental que sufre el planeta ha motivado a la sociedad civil
y a los gobiernos a participar para generar posibles soluciones. En las políticas
públicas se ha encontrado un área de difusión masiva sobre el cuidado al medio
ambiente al vincular los principios de la sustentabilidad a diferentes ámbitos
de la vida social, como la transformación en las distintas etapas de los procesos
productivos, el consumo racional de los recursos naturales y la incorporación
de la vivienda como una vía que posibilite el cambio de la relación hombremedio ambiente. Ante un contexto internacional, en donde diversos
organismos, como ONU, OCDE y PNUMA, discutían sobre la importancia del
cuidado del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales, se
solicitó a los gobiernos de las distintas naciones del mundo incorporar a sus
políticas públicas iniciativas dirigidas al cuidado y a la conservación del medio
ambiente y de los recursos naturales. El gobierno mexicano, en congruencia a
esta demanda y bajo la coyuntura en la que se encontraba el tránsito del Estado
benefactor a uno neoliberal, asumió el compromiso y llevó a cabo
transformaciones en el diseño de la política urbana al incorporar los principios
de la sustentabilidad en el diseño e instrumentación de programas federales
dirigidos al fortalecimiento y al fomento de la vivienda sustentable de interés
social en el territorio nacional. Esta coyuntura fue aprovechada por el gobierno
federal para ceder la participación protagónica a la iniciativa privada bajo el
argumento de que el Estado mínimo dejaría de ser empresario e interventor y
se constituiría en un Estado ágil y competitivo enfocado a la administración y
al financiamiento en todo lo relacionado con la vivienda. De ahí que, en este
artículo se establezca como objetivo analizar el desarrollo de los programas
que forman parte de la política de vivienda sustentable instrumentada por
INFONAVIT, como una iniciativa que busca reducir el impacto al medio
ambiente en el periodo 2006-2015. Se analizan dos aspectos relevantes: la
política de vivienda sustentable y el papel del INFONAVIT en la puesta en
marcha de esta política, mediante el uso de la técnica documental empleada
para el análisis de diferentes fuentes bibliográficas e institucionales, las cuales
fueron base para determinar cómo ha sido su instrumentación en el Instituto.
Como conclusión, el desarrollo de estos principios se ha dado de manera
constante, pero ha sido sesgada hacia alguna de las dimensiones.
Con base en los programas oficiales, como el ILUMEX y los actuales ASIFIDE e Hipoteca Verde, se analizaron los beneficios para el caso de ahorro de
energía eléctrica, con medidas como el cambio de iluminación incandescente
por compacta fluorescente, sustitución de aires acondicionados ineficientes,
junto con el aislamiento del techo.
Sobre el paquete de opciones tecnológicas, de los programas oficiales que,
permitirían la mitigación de CO2, como la Hipoteca Verde, FIDE, Procalsol,
con sus actuales tendencias o metas para incluir la tecnología, o en el caso de
iluminación cerrando la fábrica de los incandescentes en el 2015. En el caso de
los sistemas fotovoltaicos, se requiere incorporarlos a las nuevas viviendas con
un programa que permita para el 2030 que todas cuenten con dicho sistema.
La forma como se manejan los programas oficiales no tendrá impactos
significativos para la mitigación de CO2, sino son más agresivos en las metas.
Es necesario, cambiar de paradigma, dejando atrás los proyectos que no toman
en cuenta los impactos al ambiente, a la sociedad y al usuario en general,
aprovechando los conceptos para encaminarnos hacia una cultura de uso
eficiente de recursos y la sustentabilidad.
Los atlas, las guías, manuales, la Hipoteca Verde, el código y los criterios e
indicadores, son herramientas disponibles para los estudiantes, profesionistas,
autoridades y funcionarios del gobierno, así como los constructores y
desarrolladores, tanto en los aspectos técnicos, diseño, normatividad y
financiamiento, para lograr que la vivienda en México sea sustentable.
SISNTESIS LIBRO II: NORMAS DE ORIENTACION GENERAL U.
SUSTENTABLE
El crecimiento del sector de la construcción ha jugado un papel preponderante
como motor dinamizador de la economía nacional, sin embargo, ha producido
también diversos efectos negativos de índole ambiental, social y en la
competitividad misma de las ciudades. La urbanización que han experimentado
las principales ciudades mexicanas, ha motivado la dispersión en la ocupación
del territorio, altas inversiones en infraestructura y equipamiento para llevar
servicios básicos, pérdida de los límites de la ciudad promoviendo ciudades
difusas, caóticas, ineficientes y altamente vulnerables. Estos fenómenos
impactan de manera irreversible el entorno natural y agrícola que rodea a las
ciudades, afectando los bienes y servicios ambientales que brindan los
ecosistemas, y con ello, agudizan la presión sobre la disponibilidad y calidad de
los recursos naturales y reducen en gran medida la capacidad del ambiente de
asimilar los impactos adversos derivados de la urbanización.
La edificación, como elemento estructural de la urbanización ha jugado un rol
central en esta dinámica. Las tendencias de diseño, uso de materiales y métodos
constructivos, están incrementando el costo, la escasez de materiales y los
recursos naturales, representando un factor de presión sobre la calidad
ambiental local y global. Por otro lado, los gastos en el consumo de agua y
energía como consecuencia de un mal diseño, tienen repercusiones económicas
y ambientales durante la vida útil de la edificación, y aún después de ésta, por
lo que resulta muy importante tomar decisiones de inversión que incluyan
medidas de ahorro y eficiencia que eviten gastos mayores o que se incrementen
con el tiempo. Asimismo, la localización de las edificaciones pueden intensificar
el gasto en transporte y provocar un aumento en el consumo de combustibles
fósiles, situación que conlleva mayores costos de abastecimiento de servicios
básicos, además de contribuir a la expansión de la mancha urbana sobre suelo
agrícola o forestal, por lo que su localización juega un papel central para
contrarrestar dichas tendencias aprovechando la capacidad instalada y las
inversiones realizadas en redes de infraestructura, equipamientos, espacios
públicos y servicios en general. Las prácticas de edificación sustentable han
demostrado beneficios en el desempeño ambiental y energético, logrando una
operación eficiente con estándares de excelencia y menores gastos para los
usuarios. Estos beneficios han sido valorados en la reciente Ley General de
Cambio Climático que establece como uno de los objetivos de las políticas
públicas para la mitigación el promover prácticas de eficiencia energética, el
desarrollo y uso de fuentes renovables de energía y la transferencia y desarrollo
de tecnologías bajas en carbono, particularmente en bienes muebles e
inmuebles de dependencias y entidades de la administración pública federal
centralizada y paraestatal, de las entidades federativas y de los municipios. No
obstante el amplio marco jurídico y normativo aplicable a la edificación, se
adolece de un referente nacional que establezca los estándares básicos en
materia de sustentabilidad que deben satisfacer las edificaciones para
contribuir a reducir de manera permanente su impacto ambiental directo e
indirecto, de forma que sea compatible con estándares internacionales. La
presente norma mexicana es producto del esfuerzo conjunto de los sectores
interesados en inducir la transición hacia prácticas de edificación sustentables
que contribuyan a la protección del ambiente, la salud y el confort de los
ocupantes y la productividad de las personas. Esta norma mexicana parte de la
observancia de la normatividad vigente, estableciendo estándares más
estrictos, además de referirse a aspectos no previstos por éstas que surgen de
una conceptualización integral de los múltiples e interrelacionados impactos
ambientales, directos e indirectos más relevantes asociados al ciclo de vida de
la edificación. Contiene un procedimiento de evaluación para evitar la
discrecionalidad y la competencia desleal y la base para establecer acuerdos de
reconocimiento mutuo que en su momento permitirán hacerla compatible con
estándares internacionales. Podrá ser utilizada como referencia para
programas de regulación, auto regulación, certificación, reconocimientos y
auditorías ambientales en el ámbito federal y local, para la protección y
orientación a los consumidores respecto a la calidad de la edificación y para
resoluciones de controversias de carácter civil, mercantil o administrativo.
La Norma Mexicana NMX-AA-164-SCFI-2013 especifica los criterios y
requerimientos ambientales mínimos de una edificación sustentable para
contribuir en la mitigación de impactos ambientales y el aprovechamiento
sustentable de los recursos naturales, sin descuidar los aspectos
socioeconómicos que aseguran su viabilidad, habitabilidad e integración al
entorno urbano y natural.
La presente Norma Mexicana es de aplicación voluntaria para todas las
edificaciones que se ubiquen dentro del territorio nacional, públicas o privadas,
destinadas en su totalidad o en uso mixto a diferentes actividades de índole
habitacional, comercial, de servicios o industrial.
Aplica a las edificaciones y sus obras exteriores. Ya sea individuales o en
conjuntos de edificios, nuevas o existentes, sobre uno o varios predios, en
arrendamiento o propias. Se aplica a una o varias de sus fases: diseño,
construcción, operación, mantenimiento y demolición, incluyendo proyectos
de remodelación, renovación o reacondicionamiento del edificio.
Son responsables del cumplimiento de la presente norma mexicana las
personas físicas o morales propietarias de las edificaciones, o las que las
representen.
Esta norma mexicana especifica los criterios y requerimientos ambientales
mínimos de una edificación sustentable para contribuir en la mitigación de
impactos ambientales y el aprovechamiento sustentable de los recursos
naturales, sin descuidar los aspectos socioeconómicos que aseguran su
viabilidad, habitabilidad e integración al entorno urbano y natural. 2 CAMPO
DE APLICACIÓN La presente norma mexicana es de aplicación voluntaria
para todas las edificaciones que se ubiquen dentro del territorio nacional,
públicas o privadas, destinadas en su totalidad o en uso mixto a diferentes
actividades de índole habitacional, comercial, de servicios o industrial. Aplica
a las edificaciones y sus obras exteriores. Ya sea individuales o en conjuntos de
edificios, nuevas o existentes, sobre uno o varios predios, en arrendamiento o
propias. Se aplica a una o varias de sus fases: diseño, construcción, operación,
mantenimiento y demolición, incluyendo proyectos de remodelación,
renovación o reacondicionamiento del edificio. Son responsables del
cumplimiento de la presente norma mexicana las personas físicas o morales
propietarias de las edificaciones, o las que las representen.
Tiene la finalidad de contribuir en la mitigación del impacto ambiental y el
aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, sin descuidar los
aspectos socioeconómicos que aseguran su viabilidad e integridad al entorno
urbano y natural; lo que significa que se busca una congruencia con el estilo de
vida y el regionalismo de México.
La NMX-AA-164-SCFI-2013, en comparación con otras certificaciones
internacionales, incluye el concepto de confort, que es indispensable para la
habitabilidad de una edificación.
La mayoría de las veces, los puntos a evaluar contemplan la eficiencia
energética y de los recursos, la reducción de emisiones de gases efecto
invernadero y la accesibilidad, y se olvida al usuario final, quien en el mejor de
los casos, debe sentirse en un estado óptimo de confort térmico, lumínico y
acústico, que a su vez, repercutirá en el bajo consumo y en una menor huella
de carbono del edificio durante su uso de vida.
Si bien la norma da más posibilidades a los edificios nuevos que a los ya
existentes, éstos no se excluyen, pues la idea es contribuir en la mejora de
cualquier inmueble.
La sostenibilidad y en especial el desarrollo sostenible se cuentan entre los
conceptos más ambiguos y controvertidos de la literatura. El presente
documento procura examinar estos conceptos desde una perspectiva sistémica
tratando de extraer de ellos sus elementos fundamentales. Es cada vez más
evidente que la búsqueda de la sostenibilidad y del desarrollo sostenible exige
integrar factores económicos, sociales, culturales, políticos y ecológicos
(CNUMAD, 1992; Gallopín y otros, 2001; Kates y otros, 2001). Requiere la
articulación constructiva de los criterios que abordan el desarrollo de arriba
hacia abajo con las iniciativas de base, que van de abajo hacia arriba. Exige
tener en cuenta al mismo tiempo los aspectos locales y globales y la forma en
que se relacionan recíprocamente. Finalmente, requiere ampliar el horizonte
espacial y temporal para adaptarse a la necesidad de equidad intergeneracional,
así como intergeneracional. Al abordar estas cuestiones, el enfoque sistémico
puede proporcionar una perspectiva más útil que otros métodos analíticos,
debido a que es una manera de reflexionar en función de conexiones, relaciones
y contexto. En la Sección II se propone una definición general de la
sostenibilidad aplicable a cualquier sistema abierto, que distingue entre la
sostenibilidad de los productos del sistema y la del sistema como tal. La Sección
III trata de las importantes diferencias ideológicas asociadas a la elección del
sistema de referencia en las discusiones sobre la sostenibilidad y los conceptos
económicos conexos de sostenibilidad débil o fuerte.
La industria manufacturera en economías abiertas y en vías en desarrollo
enfrenta grandes retos para su supervivencia y crecimiento. Uno de los más
importantes es el de la sostenibilidad ambiental, que proviene de distintos
ámbitos: convenios internacionales para cambiar tecnologías de producción y
patrones de consumo; preferencias de consumidores en países desarrollados;
prácticas de empresas transnacionales; reglas y normas en el comercio
internacional, y presiones domésticas a raíz del deterioro ambiental local. La
respuesta empresarial depende de factores internos, como su visión y
capacidad, y de la influencia de factores externos como el marco legal e
institucional de regulación ambiental a la industria, la cooperación
internacional, las capacidades tecnológicas nacionales y los esfuerzos del sector
privado organizado. El presente documento hace un recuento general de los
esfuerzos que están realizando distintos actores en México y los países del
Istmo Centroamericano en torno al cambio tecnológico-ambiental en la
industria manufacturera. La información se basa principalmente en el trabajo
de campo realizado por la Unidad de Desarrollo Industrial de la Sede
Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) en el primer semestre de 1998. El escenario internacional,
regido por cumbres de mandatarios, protocolos, acuerdos y convenios, ha
propiciado la formación de diversos mecanismos e iniciativas orientados a velar
por el cuidado y la calidad ambiental, y que a menudo tienen consecuencias
directas sobre los planes y programas nacionales. Asimismo, la incorporación
del tema ambiental en la agenda internacional ha generado cambios en la
lógica, orientación y funcionamiento de la cooperación técnica y financiera
internacional. A medida que aumenta la conciencia ecológica y ambiental, la
comunidad internacional dirige su cooperación hacia iniciativas que favorecen
el desarrollo sostenible. La firma del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) subrayó la sobresaliente importancia de las condiciones
ambientales en las relaciones comerciales, especialmente cuando se integran
economías con marcadas diferencias en reglamentación ambiental y
fiscalización. Los principales efectos del TLCAN en México han sido la
creación de nuevos organismos ambientales, el fortalecimiento de los que ya
existían, y la identificación de un mercado ambiental comercialmente atractivo
para las inversiones estadounidenses y canadienses en tecnologías ambientales.
La acción gubernamental en materia ambiental está caracterizada por un
conjunto importante de legislación reciente —en muchos casos sin
reglamentación—, una buena parte asociada a los efectos del ambiente en la
salud humana. En todos los países de estudio, la existencia de una legislación
sobre recursos naturales y medio ambiente no ha implicado el diseño de una
política pública coherente que busque la sostenibilidad ambiental y económica.
El marco regulatorio vigente en los países de estudio se caracteriza por su
perfil de ordenamiento y control, por la carencia del aparato institucional con
la capacidad de velar por su cumplimiento, vigilancia, control y sanción, y en
muchos casos por la falta de participación de los sectores interesados o
afectados por dichas disposiciones. Así, su instrumentación efectiva se ve
limitada por la falta de recursos humanos calificados, de financiamiento, de
laboratorios especializados, de tecnología, de parámetros específicos y bien
definidos y, en general, de un sistema de innovación ambiental capaz de
integrar los esfuerzos institucionales e intersectoriales. Como denominador
común de los países de estudio, las evaluaciones de impacto ambiental han
adquirido una enorme importancia y actualmente forman parte de las
legislaciones ambientales como requisito indispensable para realizar nuevas
inversiones o proyectos de urbanización y expansión. La actividad científica y
tecnológica en torno al desarrollo de nuevos procesos y productos en México
y los países centroamericanos es insuficiente, situación que se acentúa cuando
se analiza la dimensión ambiental. Además, los esfuerzos al respecto se
concentran en problemas forestales, agrícolas y de biodiversidad, con escasa o
nula relación con la industria manufacturera. Finalmente, en el sector privado
no existen suficientes iniciativas agresivas, armonizadas con las políticas
nacionales y sectoriales de desarrollo, que busquen la sostenibilidad y eficiencia
ambiental de la industria manufacturera. De hecho, prevalece en el medio
empresarial una actitud reactiva ante la aparición de regulaciones y controles
ambientales más estrictos.
Nuestro entorno natural se ha visto afectado por el crecimiento y el desarrollo
tecnológico. La industria Arquitectura, Ingeniería y Construcción (AEC),
propicia este desarrollo. Sin embargo, es responsable del consumo masivo de
materiales y de energía; lo que contribuye directamente a la generación de
contaminantes a nivel mundial. Las instalaciones Mecánicas, Eléctricas y de
Plomería (MEP) inciden negativamente en esta problemática. Diversas
investigaciones sostienen que la demanda de edificios de alto rendimiento ha
incrementado en los últimos años y se ha convertido en una preocupación entre
los profesionales de la industria. Esto ha impulsado la creación de nuevos
métodos, normatividades e instrumentos para el diseño de edificaciones
sustentables. Nuevas herramientas de diseño como el Building Information
Modeling (BIM) facilitan y mejoran el proceso de diseño de dichas propuestas
en etapas conceptuales de un proyecto. Sin embargo, el número de casos que
logran aprovechar por completo las virtudes y características que representan
estas nuevas alternativas, es por lo general muy bajo. La estandarización de
prácticas de diseño basadas en normatividades sustentables, como la Norma
mexicana de Edificación Sustentable, presentan características que pudieran
mejorar la aplicación e integración del diseño sustentable con el BIM. El
análisis de requerimientos específicos de la NMX-AA-164-SCFI-2013 pudiera
ayudar a determinar las características que requieren cumplir las instalaciones
MEP de alto rendimiento de acuerdo con el estándar mexicano y
posteriormente poder desarrollar una base de datos de objetos BIM
certificados.
SISNTESIS LIBRO III: MANUAL DE TECNICAS DE VIVIENDA
SUSTENTABLE
La Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) ha emprendido un esfuerzo
estratégico de largo alcance al establecer como uno de sus ejes principales de
acción, desde el momento en que inició sus actividades, el impulso a la
edificación de vivienda sustentable en entornos sustentables, es decir, en sitios
apropiados para su edificación, que no sean afectados por ella, y que no
impacten los servicios ambientales que el mismo sitio genera para otros
usuarios. Esa orientación guio sus esfuerzos hasta el sexenio anterior, y ahora,
al inicio de un nuevo ciclo de actividades federales en el país, se ha expresado
con claridad que el nuevo gobierno asume fortalecer la atención a la vivienda
y a su mejoramiento, como parte de sus nuevas prioridades. La política de
vivienda para el actual período de gobierno federal, que ha iniciado sus labores
en diciembre de 2012, ha ratificado estos lineamientos, manifestándose esto en
los lineamientos para la nueva política en materia de vivienda que han
expresado recientemente tanto en nuevo presidente del país (Gómez, 2012:42)
como el nuevo titular del INFONAVIT (Herrera, 2013:42). Se ha expresado
ya con claridad que las prioridades en materia de política de vivienda para el
país comprenderán un profundo cambio de modelo, que permitirá que se
transite hacia un esquema de ordenamiento de la vivienda que se sustente en
el ordenamiento territorial y el desarrollo urbano como marcos reguladores, y
que se ejercerá a lo largo de cuatro ejes de atención:
1) Reorganización gubernamental para mejorar la eficacia del Sector,
integrando a la CONAVI, la CORETT y el FONHAPO de manera sectorizada
bajo la coordinación de la Nueva Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial
y Urbano –la SEDATU
2) Atendiendo el rezago habitacional que se tiene en el país tanto en las
ciudades como en zonas rurales, ampliando el volumen de créditos a la vivienda
popular
3) Dignificando la calidad de la vivienda y la habitabilidad de las ciudades con
medidas que favorezcan el rescate de espacios urbanos, la redensificación de
zonas desatendidas y la construcción de viviendas verticales
4) el impulso a desarrollos sustentables certificados de vivienda. Para lograr
este fin, cuenta ya con experiencia, instrumentos de política y estándares de
desempeño, para la edificación de vivienda sustentable y para la determinación
de entornos para los sitios en donde se asentará la misma, que puedan
considerarse sustentables.
El esfuerzo de largo alcance de la CONAVI cuenta ya, en 2013, con
experiencia, instrumentos de política y estándares de desempeño para la
edificación de vivienda sustentable y para la determinación de entornos para
los sitios en donde se asentará la misma, que puedan considerarse sustentables.
Con esto, se prevé que el país avance no sólo en mejorar la calidad de su
entorno habitable, en general, sino que contribuya de manera más significativa
a la mitigación de emisiones de gases de carbono, y que con ello contribuya a
mejorar la condición general del sistema ambiental litosférico y a prever de
mejor forma los impactos destructivos del cambio climático global.
Al respecto, la CONAVI ha avanzado, en lo general, a lo largo de sexenios
anteriores, hacia la consolidación de una política nacional que impulse con
vigor un giro hacia la edificación de viviendas sustentables en entornos
sustentables, como parte de las contribuciones generales que el gobierno
mexicano ejerce, para garantizar el bien común en el territorio nacional. Con
esto, se prevé que el país avance no sólo en mejorar la calidad de vida de los
habitantes al regular mejoras significativas de su entorno habitable, sino que
contribuya de manera más significativa a mejorar la condición general de
bienestar de los usuarios de vivienda y consecuentemente, del sistema
ambiental litosférico, así como a prever de mejor forma que la vivienda
disminuya sus impactos de deterioro ambiental.
La CONAVI ha desplegado un trabajo de colaboración con organismos
especializados que pueden coadyuvar a las metas de esa acción, y que
comprende relación orgánica con los Organismos Estatales de atención e
impulso a la vivienda (los OREVI); las instituciones del Sector Vivienda (tales
como INFONAVIT, SHF y FONHAPO, entre otros) y otros organismos
internacionales, así como Agencias de Cooperación internacional de Alemania
y de Canadá. Con estas contribuciones, la CONAVI ha avanzado en dirección
al fortalecimiento de capacidades de las Autoridades locales, que, en cada
municipio, son las entidades operadoras de la autorización de nuevos proyectos
de vivienda. Las Autoridades de los gobiernos municipales encarnan las
decisiones sobre determinación de áreas en las que se pueda autorizar la
edificación de nuevas viviendas –o conjuntos de ellas- lo cual deja en sus manos
la determinación de lo sustentable que puede ser un entorno determinado, para
la ubicación en el mismo de nuevas viviendas.
Por ello, se ha considerado de la mayor relevancia avanzar en primer lugar
hacia la capacitación de estas entidades municipales, para que los miembros de
los Ayuntamientos, en cada caso, puedan contar, en forma articulada,
sistemática y accesible, con los elementos básicos de información y
documentación de valor reglamentario, que les permita tomar las decisiones
que les competen, sobre vivienda sustentable y entorno sustentable para la
misma, con los elementos más actualizados y precisos, que favorezcan los
avances en esta materia, de mejorar, en lo general, la condición habitable de la
vivienda mexicana. En el conjunto de materiales temáticos que constituyen
el PRIMER MÓDULO de capacitación, se ofrecen, desglosado en siete
capítulos, los elementos de capacitación que constituyen, en su conjunto, el
material curricular correspondiente a un primer esfuerzo de capacitación a
autoridades locales en materia de vivienda sustentable y entorno sustentable.
El capítulo temático presente, segundo de la serie de bloques temáticos,
desarrolla la parte relativa a la relación entre el mejoramiento sustentable de
la vivienda y la condición general de calidad de vida de sus usuarios y de los
habitantes del país en general. Es una contribución a revisar los aspectos
panorámicos del tema. Y se presenta en un documento capitular específico,
aunque relacionado con el resto de bloques del Módulo. Es posible que ocurra
en su desarrollo cierta redundancia, en algunos aspectos que son básicos para
explicar los fundamentos de uno y otro tema. En un anexo, al final del conjunto
de bloques capitulares, se adiciona la bibliografía general de la que se hizo
referencia o que fue tomada en cuenta para la fundamentación de cada uno de
los siete capítulos temáticos. Adicionalmente, en el proceso de capacitación se
aportará, complementariamente a estos contenidos desarrollados
capitularmente, un archivo, a modo de biblioteca digital, con varios de los
documentos más relevantes para conocer al detalle el marco general de
documentos normativos que el módulo atiende, y que abarca el conjunto de
Leyes mexicanas, Normas y otros documentos suplementarios, que pueden
permitir, a quien siga el curso, tener a la mano, como referencia amplia, el
conjunto de documentos en que se sustenta cada criterio, cada estándar, cada
normativa, que debe considerar al momento de su propia toma de decisiones
de política municipal.
En el primer capítulo de este módulo se ha revisado la condición de la
habitabilidad de la vivienda. Se ha sugerido que la habitación es una necesidad
que se resuelve socialmente; y que, de muchas formas, la humanidad ha creado
evolutivamente todo un entorno edificado, transformado, que atiende las
necesidades intrínsecas del habitar, y que es lo que llamamos espacio
arquitectónico. Como parte de ese patrimonio, la humanidad posee hoy un
entorno habitacional que alberga, con singulares formas de atención, a lo largo
del planeta, a la humanidad entera. Sin embargo, también se reconocía que si
bien se mejora día a día la habitabilidad del entorno construido en el planeta,
en términos generales, no se puede negar que cada día que pasa,
simultáneamente, se incrementa la alerta social respecto a la afectación del
estado del planeta en lo general, y del entorno habitado por la especie humana
en lo específico, debido principalmente al impacto y consecuencia de la
transformación acelerada de las condiciones ambientales a lo largo del planeta,
que si bien son diferenciadas, según el tipo de impacto que se tenga en cada
sitio, también es evidente que esas modificaciones ambientales son
acrecentadas desmesuradamente por las propias emisiones de gases de carbono
que la especie humana lanza a la atmósfera. Una parte significativa de esas
emisiones son generadas por todo tipo de operaciones asociadas a la edificación
y reconstrucción de vivienda. La ONU reconoce, en su más reciente Reporte
sobre Desarrollo Humano (PNUD, 2011:2) que viene ocurriendo una
degradación ambiental generalizada en muchos ámbitos del planeta, que ya se
notan efectos globales de ese deterioro y que esto repercute no sólo en el
deterioro o destrucción de las viviendas, sino, más en general, en la afectación
de todo el entorno humanizado, y en la habitabilidad, en general, de algunas de
las regiones usualmente ocupadas por los seres humanos. Esta condición
actual, que ha puesto sobre alerta al sistema de la ONU, se expresa como una
reciente toma de conciencia en la humanidad, que prácticamente inició no con
la formación de la propia organización de las Naciones Unidas en 1948, sino
con la reflexión que se pudo realizar sobre el estado del ambiente en el planeta,
en 1972, en una primera reunión Cumbre sobre Medio Ambiente Humano, que
la ONU realizó en la ciudad de Estocolmo, Suecia. En 1992, en Río de Janeiro,
en Brasil, una nueva Cumbre Mundial de la Tierra Sobre Desarrollo
Sustentable, permitió confirmar el temprano diagnóstico de 1972: se tuvo que
reconocer que el modelo de desarrollo orientado a un progreso inconsecuente,
que se expresaba mediante una idea general de que la humanidad podría
continuar ininterrumpidamente su evolución y progreso mediante mecanismos
de libre mercado, industrialización y urbanización crecientes y una
despreocupada secularización de la vida, no podía seguir siendo el referente
general en que se apoyaran los esfuerzos de la ONU. Había que revisar el
esquema entero de desarrollo humano, de las sociedades humanas en el planeta,
y del impacto de sus actividades sobre el propio nicho litosférico que nos acoge:
estas fueron algunas de las conclusiones medulares del Informe “Nuestro
Futuro Común” que la Comisión que la ONU convocó para estudiar lo que la
situación aportó, y que fueron retomadas como diagnóstico base en la Cumbre
de Río en 1992, tanto por los propios representantes gubernamentales, en la
reunión oficial, como en una amplia reunión civil que se realizó
simultáneamente a la Cumbre de la ONU. (ONU, 1989; y ONU, 1992a; ONU,
1992b y PAEAL, 1993). La Proclama más general que elaboraron los
representantes gubernamentales reunidos en 1992 en Río de Janeiro; la
llamada “Declaración de Río sobre el medio Ambiente y el Desarrollo” sentó
las bases para aclarar que de lo que se trataba no era del deterioro ambiental a
secas, sino que “…Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de
la tierra, nuestro hogar…proclama…” (que)… “los seres humanos constituyen
el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible.
Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la
naturaleza…” (y consecuentemente)… “el derecho al desarrollo debe ejercerse
en forma que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y
ambientales de las generaciones presentes y futuras…” (considerando, por
supuesto, que)… “para alcanzar... una mejor calidad de vida para todas las
personas, los Estados deberían reducir y eliminar los sistemas de producción y
consumo insostenibles…” (Principios 1, 3 y 8; ONU, 1992b).
Como queda
expresado en el párrafo transcrito, fue evidente la preocupación de la reunión
de Río, en 1992, por enlazar con claridad que había que cuidar el planeta,
considerando a los seres humanos al centro de las preocupaciones de desarrollo
y considerando que sería deseable, para ello, cuidar de mejorar su calidad de
vida. México asumió su papel, como parte de la ONU, y suscribió
tempranamente esos principios; y ahora busca consecuentemente la forma de
instrumentarlos en su política general de desarrollo. En lo específico del tema
que aquí se atiende, frente al reto de favorecer las condiciones de
mantenimiento de un entorno habitable en condición sana y segura para el
desenvolvimiento de la sociedad mexicana, así como de proveer de vivienda
digna a la población, México ha considerado siempre, como una parte relevante
del desarrollo institucional de las entidades gubernamentales de sus diferentes
órdenes (federal, estatal y municipal), que la sociedad mexicana considere estos
principios y lineamientos generales que ha suscrito, mediante la ratificación de
los gobiernos y los cuerpos del Congreso respectivos, en cada momento y por
tanto, se ha promovido que el país cuente con un conjunto de regulaciones y
condiciones básicas para que la vivienda, y los asentamientos humanos del país
cuenten cada vez con mejores servicios, que sean ofrecidos con el menor riesgo
posible para el bienestar de los usuarios de vivienda y que contribuyan a
mejorar su calidad de vida. Los esfuerzos institucionales por mejorar, en
general, la calidad habitable de la vivienda y del entorno de los asentamientos
humanos, son parte de una acción sistemática del Sector institucional, y han
tenido resultados significativos durante los últimos tres o cuatro sexenios,
asumiéndose ahora, al inicio de un período sexenal que inicia, que conviene
aprovechar todo el impulso de los avances logrados hasta ahora, para que la
vivienda en el país vaya incorporando elementos que permitan avanzar a
formas de edificación y gestión de las viviendas en cada vez mejores
condiciones de habitabilidad y sustentabilidad. Este proceso, de innovar la
regulación de la calidad habitable de la vivienda con nuevos estándares ecoeficientes, y enmarcar su asentamiento en nuevos estándares de ordenamiento
ecológico del territorio y planeación urbano-regional integrada, requiere
entonces que se considere, en el fortalecimiento de capacidades a las
autoridades locales (y al conjunto de actores que pueden coadyuvar con ellas
en esta nueva dirección) los temas específicos de: Caracterización apropiada a
la población respecto a los conceptos de calidad de vida y de vivienda
sustentable, en el marco general de lineamientos de ordenamiento ecológico y
social del territorio para el desarrollo sustentable, como el país lo ha asumido.
Determinar con claridad las condiciones que caracterizan una vivienda
sustentable y apoyar las posibilidades comunicacionales y crear los incentivos
apropiados para que ese tipo de vivienda pueda ser reconocido, y adquirido o
edificado en procesos de autoconstrucción asistida, por la mayor parte de la
población que busca vivienda nueva o sencillamente, mejorar su vivienda
actual. Fortalecer las capacidades de los gobiernos locales (municipales) para
que realicen una gestión progresivamente más efectiva, en cuanto a impulsar
un cambio en el propio mercado de producción y adquisición de viviendas, para
que las nuevas viviendas puedan ser edificadas con los nuevos estándares de
referencia, para vivienda sustentable. Al respecto, se debe insistir que este
tema es de desarrollo muy reciente, por lo que hay que precisar que se hallan
en experimentación y/o en curso de incorporarse regulatoria mente algunas
de las acciones propuestas o los lineamientos que las orientan. Esto obliga a
realizar un esfuerzo doble, por parte de las autoridades locales, y de las propias
instituciones como la CONAVI, que promueven esas innovaciones, para que
las mismas puedan ser accesibles, y puedan ser adoptadas con agilidad por las
autoridades locales con la máxima celeridad. Eso es parte del reto
contemporáneo en la materia.
Para el proceso de fortalecimiento de capacidades de las autoridades locales del
país, en materia de reconocimiento de los elementos que comprende la calidad
de vida y su relación con las condiciones generales de habitabilidad de la
vivienda y su entorno, como circunstancia de atención a la vivienda
sustentable, la orientación de sus esfuerzos al respecto de este tema de trabajo,
se expresa en los siguientes objetivos.
Los participantes conocerán los elementos que comprende un concepto general
de calidad de vida y la forma como se asume institucionalmente en el país; y las
formas como el mejoramiento de la misma es atendido. Se culminará con la
identificación de elementos de acción institucional (mejora del marco
normativo o programas de fomento), así como opciones tecnológicas que
pueden ayudar, desde el ámbito local, a atender el reto de mejorar la calidad de
vida de la población en el país, buscando mantener y/o mejorar la calidad
habitable de la vivienda en el país.
El proceso contemporáneo de habitar se halla, por lo pronto, intrincadamente
articulado con la generación de residuos; dentro de la vivienda, alrededor de la
misma, en su entorno barrial, y en el asentamiento humano entero. Los
residuos se han convertido en un paradigma de los tiempos modernos; aparecen
por todas partes, se multiplican, se acumulan, y su acumulación se convierte a
su vez en nuevo problema. El desarrollo de la producción industrial, masiva, y
que se ofrece a mercado cargada de empaques, de residuos en el posconsumo,
y que no parece reducir su producción de residuos, sino aumentarla
progresivamente, se ha tornado no sólo un problema físico (para su manejo),
sino de riesgo (para la salud) y de sedimento contaminante (para el ambiente).
Frente a esa marea creciente, de volúmenes expansivos de residuos y de
problemas derivados de su presencia, de su efecto, de su circulación, ha surgido,
más lenta, pero firmemente, una respuesta social que busca tornar sustentable
su manejo. Aquí referiremos el marco regulatorio que el estado mexicano se ha
dado para enfrentar el manejo de los residuos, que si bien afecta a todas las
personas, recae de manera singular en las autoridades locales, en el municipio,
por la forma como se han acomodado las propias competencias institucionales
respecto a su manejo. Identificamos los rasgos principales de esas
responsabilidades. El cuidado de la salud de la población, y del bienestar en la
vivienda “digna y decorosa” es tarea pública, que es realizada mediante un
sistema institucional articulado.
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