ENTREGA FINAL 3ER DEPARTAMENTAL SINTESIS LIBROS I,II,III LEGISLACION EN LA CONSTRUCCION VICENTE MENDEZ GISBER PROFESORA: CAROLINA OLIVELIA HERNANDEZ CICLO ESCOLAR 2023-1 11/12/2022 GRUPO 5AM35 SISNTESIS LIBRO I: CONSTRUCCIONES SUSTENTABLES DE VIVIENDA Con la intención de detonar la actividad económica en México, a principio de la década que inició en el año 2000, se impulsó la construcción de vivienda a toda costa; desde entonces se han construido una gran cantidad de viviendas sociales en la periferia de las grandes ciudades, lo que ha generado problemas de infraestructura para los municipios donde se asientan, así como problemas ambientales, de inseguridad y carencia de servicios básicos, entre otros, los cuales afectan sobre todo a la población. Este impulso económico a la industria de la construcción de vivienda se ha convertido más en un problema que en una solución sustentable y de largo plazo. El Laboratorio Nacional de Vivienda y Comunidades Sustentables, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU, ha desarrollado una serie de proyectos encaminados a estudiar y aportar soluciones al problema de la vivienda en México, logrando que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sustentables. En este libro se presentan los proyectos más relevantes realizados en el Laboratorio Nacional desde su creación en 2015, hasta 2018. Se muestra de manera clara el desarrollo que ha tenido el Laboratorio, así como su organización, estructura, principales logros y proyectos. Esta obra cierra con un análisis prospectivo de las posibilidades del desarrollo de la vivienda social en México, un ensayo que deja en claro que este fenómeno es multifactorial, donde las políticas públicas son determinantes, pero también los avances científicos y tecnológicos son importantes para lograr la innovación y el desarrollo sustentable que demanda la vivienda social en México. En México, las políticas de planeación urbana y habitacionales han sido los medios a través de los cuales el Estado benefactor orientó el crecimiento urbano a través de sus organismos constructores de vivienda y financiadores; con ello, impulsó el proceso de expansión y conurbación de las ciudades y las metrópolis, además de delimitar el grado de participación de los capitales inmobiliarios en el proceso de urbanización de las ciudades. La política de vivienda ha sido un instrumento muy importante de intervención gubernamental en el proceso de crecimiento urbano y conformación metropolitana; ejemplo de esto ha sido su papel en la consolidación de la conurbación de las ciudades desde la década de los cincuenta hasta finales del siglo XX. De acuerdo con la política de vivienda, no sólo se definieron los lineamientos de la dotación de vivienda social en el país, sino que se reguló el papel del Estado en la producción del espacio urbano residencial y se definió el papel de la iniciativa privada en la promoción de nuevo suelo urbanizable y de gran parte de la vivienda construida a partir de los mecanismos hipotecarios operados por organismos públicos. A comienzo de la década de los noventa, el Estado mexicano instrumentó los principios del Estado Neoliberal en la política de vivienda, lo cual dio un giro radical en la política habitacional y en las funciones del Estado al transitar de un Estado promotor y constructor de vivienda hacia uno regulador que marcó la apertura del mercado inmobiliario para diferentes grupos y empresas constructoras. La adopción de la política neoliberal por el gobierno mexicano responde a las demandas internacionales a tener mayor cuidado con el medio ambiente. Algunos organismos, como ONU, OCDE y PNUMA, hacen cada vez más patente su creciente preocupación por el deterioro y la sobre explotación de los recursos naturales; por ello, en los encuentros, cumbres, foros y conferencias se muestran las actividades productivas que han sido altamente contaminantes e incorporan en la agenda a otros que no habían sido visualizados, como la vivienda, que ha sido ubicada como un foco de contaminación y depredación de recursos. Derivado de este contexto, la sustentabilidad se ha colocado como un paradigma trascendente en la discusión para superar la crisis sobre el desarrollo; no se trata simplemente de un asunto ambiental, sino de la población y de la supervivencia como individuos y culturas. En la actualidad nos hemos acostumbrado a convivir con el concepto de sustentabilidad y, a pesar de su ambigüedad, aún sigue presente en la sociedad. Como resultado de las reuniones de las organizaciones internacionales, cuyo objetivo es la preservación y el cuidado del medio ambiente, los gobiernos federales han establecido compromisos para el diseño e instrumentación de políticas encaminadas a adoptar y adaptar los principios de sustentabilidad en programas nacionales; para el caso de este trabajo, nos limitaremos sólo en la política que tiene como objetivo el fomento de la construcción de vivienda sustentable. Debido a su importancia, las investigaciones que se han desarrollado hasta hoy en torno a la política pública de vivienda sustentable en México pueden ubicarse desde dos orígenes: de corte institucional y de tipo académico. Las primeros, en su mayoría, son realizadas por organismos encargados de brindar un panorama sobre la situación y adopción de una serie de recomendaciones y políticas por parte de los países en el caso mexicano, se han desarrollado diversos documentos que, con base en un diagnóstico, buscan mostrar las oportunidades y deficiencias del sector proponiendo indicadores e informes sobre la situación actual Por su parte, los estudios de corte académico son efectuados desde la perspectiva arquitectónica y su relación con la vida de sus habitantes, así como desde el análisis de la política, a fin de contribuir en la reflexión sobre los desafíos que enfrentan los programas de vivienda sustentable en México para reorientar su diseño e instrumentación. Por consiguiente, la presente investigación tiene por objetivo analizar el desarrollo de la política sustentable instrumentada por el INFONAVIT en México, como una iniciativa fomentada y desarrollada durante el periodo 20062015. Para tal fin, este trabajo se divide en tres secciones: en la primera se describe la política de vivienda sustentable y cómo ha sido su instrumentación y desarrollo en el país; posteriormente, se abordan las transformaciones que el INFONAVIT ha experimentado bajo los lineamientos del Estado neoliberal en la política de vivienda sustentable y el impulso que este organismo ejerce en su conformación e instrumentación; por último, se describe el proceso evolutivo a través del diseño e instrumentación de distintas iniciativas que INFONAVIT ha puesto en marcha para fomentar el fortalecimiento de la política de vivienda sustentable. Elementos estratégicos de la vivienda sustentable En septiembre de 2008, en la ciudad de Mineápolis, Estados Unidos, dentro del evento del Consejo Internacional de Códigos (ICC, por sus siglas en ingles), se reunieron varios países del mundo, donde definieron y aceptaron los siguientes elementos ambientales para la edificación sustentable: • Soluciones sustentable para el sitio y suelo • Soluciones para la conservación del agua • Soluciones para la eficiencia energética • Soluciones para mitigar impactos ambientales desde el origen de los materiales • Soluciones para garantizar la calidad ambiental en los interiores de los edificios • Soluciones con innovación La construcción, además de ser indispensable para el desarrollo de la sociedad, es también uno de los principales responsables de residuos, contaminación, transformación del entorno y uso inadecuado de recursos naturales (energía, agua, etc.). Cada uno de los edificios y casas que habitamos produce una huella ecológica sobre el planeta. Su construcción, operación y, eventualmente, su demolición, consumen una gran cantidad de recursos y producen muchos residuos contaminantes. “Se calcula que el sector residencial y de oficinas, a nivel mundial, consume el 40% de energía, 30% de emisiones de carbono (CO2) que van a la atmósfera, 50% materias primas, 40% de desperdicios y 20% de agua potable” (Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, 2012). Según el Consejo Mundial de Construcción Sostenible 2008, el sector de la construcción, a nivel mundial, es aquel que más potencial tiene para reducir sus impactos negativos al medio ambiente, ya que con pequeños cambios, que no incurren en grandes costos de producción, serían suficientes para reducir en promedio, un 30% el consumo de energía, 35% las emisiones de carbono (CO2), hasta un 50% el consumo de agua, además de generar ahorros del 50% al 90% en el costo de la disposición de desechos sólidos. Con el fin de robustecer los esfuerzos que se han realizado en este tema, se ha trabajado en el diseño, instrumentación e implementación de mecanismos derivados de los acuerdos internacionales competentes al Cambio Climático. Los mecanismos que se pretende impulsar son: Mecanismo de Desarrollo Limpio, Acciones de Mitigación Nacionalmente Adecuadas (NAMA) de Vivienda y Urbano. Los apoyos internacionales para el logro de los objetivos que estas iniciativas plantean han sido bastos, contando con la participación del Banco Mundial y el Ministerio Alemán de Medio Ambiente (BMU por sus siglas en alemán)a través de la Agencia Internacional Alemana de Cooperación (GIZ por sus siglas en alemán) , quienes han contribuido con recursos económicos y humanos, fortaleciendo los esfuerzos y el compromiso que ha manifestado México en esta materia, para la obtención de resultados favorables de la implementación de las iniciativas y la reducción significativa de gases de efecto invernadero (GEI) dos, en parte proporcional por concepto del trabajo realizado. Las principales instituciones que otorgan estos apoyos/créditos son INFONAVIT Y FOVISSSTE, quienes aportan el 80% del crédito habitacional, contribuyendo de esta manera a elevar la dotación de viviendas para las familias con menores recursos. La industria financiera de la vivienda en nuestro país, se ocupa de ofrecer a los consumidores hipotecas a largo plazo para adquirir una vivienda. El vencimiento típico para estos créditos es de 15 a 30 años. El tipo y precio de los productos que se financian depende principalmente de las fuentes de financiamiento y la capacidad crediticia del individuo. Las hipotecas para vivienda de interés social se han ligado a los ingresos específicos del deudor. Por ejemplo, los créditos otorgados por el INFONAVIT prevén que los deudores puedan perder su empleo -fuente de pago-, por lo que cuentan con períodos de gracia de algo más de un año. La política de vivienda es una de las áreas más importantes de aplicación de las políticas públicas; en el país, la transición de un Estado Benefactor a uno de tipo Neoliberal afectó directamente la forma en que se desarrolló la política de vivienda. En el Estado Neoliberal, la adopción de los principios de la sustentabilidad desarrollados en las cumbres internacionales generó programas y políticas que ayudaron a integrar dichos principios en todos los ámbitos, destacando la política de vivienda. Los cambios principales de la adopción de las políticas neoliberales en la política de vivienda pueden ubicarse en dos puntos: en la forma de la participación del Estado, es decir, pasar de un Estado interventor, productor de vivienda, gestor y financiador a un Estado administrador encargado de abrir el mercado inmobiliario a los diferentes grupos constructores del país; y la adopción e instrumentación de los principios de la sustentabilidad en el diseño de la política pública y, por ende, la puesta en marcha en la política de vivienda. El Instituto, a través de diversos programas que dan forma a la política de vivienda, ha buscado fomentar la sustentabilidad, así como su inserción en el medio urbano; sin embargo, sus intentos han sido fragmentados y desarticulados; es decir, en cada programa se ha buscado cumplir con algún principio de la sustentabilidad, pero su instrumentación no ha sido homogénea ni se les ha dado la misma importancia. Desde su nacimiento hasta el 2012 los programas se orientaron al ahorro económico de los consumidores: consumo de energía –principalmente eléctrica y gas LP–, así como del recurso agua. Con ello, se le resta importancia a las demás dimensiones de la sustentabilidad. Si bien su adopción e instrumentación ha evolucionado, desde el discurso oficial, según las necesidades del país y de los derechohabientes, en la realidad, los grupos inmobiliarios privados no han hecho mucho caso de los requisitos propuestos por el INFONAVIT para la construcción de vivienda sustentable, ya que construyen de acuerdo con su propia lógica. Derivado de esta situación, el principio que destaca la calidad de la vivienda es poco cumplido, pues las construcciones que se dicen ser sustentables no tienen las dimensiones ni los materiales adecuados y se presenta el hacinamiento; es decir, su habitabilidad garantiza muy poco la calidad de vida del consumidor. Entonces, como referencia, quien adquiere vivienda de interés social en INFONAVIT son los sectores populares y medios bajos, cuyas familias son un tanto extensas, por lo que este tipo de vivienda les resulta poco funcional. Ciertamente, la política de vivienda sustentable, instrumentada por INFONAVIT, se ha preocupado por sentar las bases para la construcción de otro tipo de vivienda, más amigable con el medio ambiente y ahorradora de recursos; sin embargo, también es imperante romper con prácticas que impiden obtener resultados satisfactorios, como el papel de observador de las acciones por parte de las inmobiliarias y la presencia de criterios laxos de evaluación y seguimiento. En el capítulo 27 del Código de Edificación de Vivienda, que desarrolló la CONAVI, y que lleva por título: Sustentabilidad, considera los temas de energía, agua, residuos sólidos y áreas verdes. En cuanto a energía, se divide en ahorro y uso eficiente, mediante especificaciones de arquitectura bioclimática y resistencia térmica de los materiales y equipamiento de la vivienda con tecnología eficiente. El apartado de energías renovables, específicamente recae en el calentamiento de agua con energía solar y la generación de energía eléctrica con paneles fotovoltaicos. En el tema de arquitectura bioclimática por regiones se especifican aspectos para el diseño urbano, tales como agrupamiento y orientación de las viviendas, y manejo de los espacios exteriores. En el proyecto arquitectónico, se dictan las especificaciones generales como: ubicación de la vivienda en el lote, configuración, orientación de la fachada más larga, localización de las actividades, tipo de techo, altura del piso al techo, así como el control solar, rematamientos y salientes en la fachada, patios interiores, aleros, pórticos, balcones, vestíbulos, tragaluces, paralices, vegetación, además del manejo de la ventilación natural en forma unilateral y cruzada, las especificaciones de las ventanas, como la ubicación en la fachada según dimensión y según nivel de piso inferior, formas de abrir y requerimientos de protección. En cuanto a los materiales y sistemas constructivos, se especifican algunas de las características para la techumbre, muros exteriores e interiores, pisos, color y textura de los acabados. Importante también son las especificaciones de la vegetación, tales como los árboles, arbustos y cubre suelos. Por último, se presenta la necesidad de equipos complementarios de climatización. En el tema del agua, también se detalla la disponibilidad de este vital recurso, las características de la red de distribución, toma domiciliaria, instalaciones intradomiciliarias y tecnologías para el ahorro del agua. Sobre residuos sólidos, se especifica la separación, recolección, reciclaje, los impactos ecológicos y el aprovechamiento de la biomasa. Por último, en el tema de las áreas verdes, se especifica los desarrollos en cuanto fomento y mejora de las mismas, especies referentes, detalles del banqueo y la plantación. La degradación ambiental que sufre el planeta ha motivado a la sociedad civil y a los gobiernos a participar para generar posibles soluciones. En las políticas públicas se ha encontrado un área de difusión masiva sobre el cuidado al medio ambiente al vincular los principios de la sustentabilidad a diferentes ámbitos de la vida social, como la transformación en las distintas etapas de los procesos productivos, el consumo racional de los recursos naturales y la incorporación de la vivienda como una vía que posibilite el cambio de la relación hombremedio ambiente. Ante un contexto internacional, en donde diversos organismos, como ONU, OCDE y PNUMA, discutían sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales, se solicitó a los gobiernos de las distintas naciones del mundo incorporar a sus políticas públicas iniciativas dirigidas al cuidado y a la conservación del medio ambiente y de los recursos naturales. El gobierno mexicano, en congruencia a esta demanda y bajo la coyuntura en la que se encontraba el tránsito del Estado benefactor a uno neoliberal, asumió el compromiso y llevó a cabo transformaciones en el diseño de la política urbana al incorporar los principios de la sustentabilidad en el diseño e instrumentación de programas federales dirigidos al fortalecimiento y al fomento de la vivienda sustentable de interés social en el territorio nacional. Esta coyuntura fue aprovechada por el gobierno federal para ceder la participación protagónica a la iniciativa privada bajo el argumento de que el Estado mínimo dejaría de ser empresario e interventor y se constituiría en un Estado ágil y competitivo enfocado a la administración y al financiamiento en todo lo relacionado con la vivienda. De ahí que, en este artículo se establezca como objetivo analizar el desarrollo de los programas que forman parte de la política de vivienda sustentable instrumentada por INFONAVIT, como una iniciativa que busca reducir el impacto al medio ambiente en el periodo 2006-2015. Se analizan dos aspectos relevantes: la política de vivienda sustentable y el papel del INFONAVIT en la puesta en marcha de esta política, mediante el uso de la técnica documental empleada para el análisis de diferentes fuentes bibliográficas e institucionales, las cuales fueron base para determinar cómo ha sido su instrumentación en el Instituto. Como conclusión, el desarrollo de estos principios se ha dado de manera constante, pero ha sido sesgada hacia alguna de las dimensiones. Con base en los programas oficiales, como el ILUMEX y los actuales ASIFIDE e Hipoteca Verde, se analizaron los beneficios para el caso de ahorro de energía eléctrica, con medidas como el cambio de iluminación incandescente por compacta fluorescente, sustitución de aires acondicionados ineficientes, junto con el aislamiento del techo. Sobre el paquete de opciones tecnológicas, de los programas oficiales que, permitirían la mitigación de CO2, como la Hipoteca Verde, FIDE, Procalsol, con sus actuales tendencias o metas para incluir la tecnología, o en el caso de iluminación cerrando la fábrica de los incandescentes en el 2015. En el caso de los sistemas fotovoltaicos, se requiere incorporarlos a las nuevas viviendas con un programa que permita para el 2030 que todas cuenten con dicho sistema. La forma como se manejan los programas oficiales no tendrá impactos significativos para la mitigación de CO2, sino son más agresivos en las metas. Es necesario, cambiar de paradigma, dejando atrás los proyectos que no toman en cuenta los impactos al ambiente, a la sociedad y al usuario en general, aprovechando los conceptos para encaminarnos hacia una cultura de uso eficiente de recursos y la sustentabilidad. Los atlas, las guías, manuales, la Hipoteca Verde, el código y los criterios e indicadores, son herramientas disponibles para los estudiantes, profesionistas, autoridades y funcionarios del gobierno, así como los constructores y desarrolladores, tanto en los aspectos técnicos, diseño, normatividad y financiamiento, para lograr que la vivienda en México sea sustentable. SISNTESIS LIBRO II: NORMAS DE ORIENTACION GENERAL U. SUSTENTABLE El crecimiento del sector de la construcción ha jugado un papel preponderante como motor dinamizador de la economía nacional, sin embargo, ha producido también diversos efectos negativos de índole ambiental, social y en la competitividad misma de las ciudades. La urbanización que han experimentado las principales ciudades mexicanas, ha motivado la dispersión en la ocupación del territorio, altas inversiones en infraestructura y equipamiento para llevar servicios básicos, pérdida de los límites de la ciudad promoviendo ciudades difusas, caóticas, ineficientes y altamente vulnerables. Estos fenómenos impactan de manera irreversible el entorno natural y agrícola que rodea a las ciudades, afectando los bienes y servicios ambientales que brindan los ecosistemas, y con ello, agudizan la presión sobre la disponibilidad y calidad de los recursos naturales y reducen en gran medida la capacidad del ambiente de asimilar los impactos adversos derivados de la urbanización. La edificación, como elemento estructural de la urbanización ha jugado un rol central en esta dinámica. Las tendencias de diseño, uso de materiales y métodos constructivos, están incrementando el costo, la escasez de materiales y los recursos naturales, representando un factor de presión sobre la calidad ambiental local y global. Por otro lado, los gastos en el consumo de agua y energía como consecuencia de un mal diseño, tienen repercusiones económicas y ambientales durante la vida útil de la edificación, y aún después de ésta, por lo que resulta muy importante tomar decisiones de inversión que incluyan medidas de ahorro y eficiencia que eviten gastos mayores o que se incrementen con el tiempo. Asimismo, la localización de las edificaciones pueden intensificar el gasto en transporte y provocar un aumento en el consumo de combustibles fósiles, situación que conlleva mayores costos de abastecimiento de servicios básicos, además de contribuir a la expansión de la mancha urbana sobre suelo agrícola o forestal, por lo que su localización juega un papel central para contrarrestar dichas tendencias aprovechando la capacidad instalada y las inversiones realizadas en redes de infraestructura, equipamientos, espacios públicos y servicios en general. Las prácticas de edificación sustentable han demostrado beneficios en el desempeño ambiental y energético, logrando una operación eficiente con estándares de excelencia y menores gastos para los usuarios. Estos beneficios han sido valorados en la reciente Ley General de Cambio Climático que establece como uno de los objetivos de las políticas públicas para la mitigación el promover prácticas de eficiencia energética, el desarrollo y uso de fuentes renovables de energía y la transferencia y desarrollo de tecnologías bajas en carbono, particularmente en bienes muebles e inmuebles de dependencias y entidades de la administración pública federal centralizada y paraestatal, de las entidades federativas y de los municipios. No obstante el amplio marco jurídico y normativo aplicable a la edificación, se adolece de un referente nacional que establezca los estándares básicos en materia de sustentabilidad que deben satisfacer las edificaciones para contribuir a reducir de manera permanente su impacto ambiental directo e indirecto, de forma que sea compatible con estándares internacionales. La presente norma mexicana es producto del esfuerzo conjunto de los sectores interesados en inducir la transición hacia prácticas de edificación sustentables que contribuyan a la protección del ambiente, la salud y el confort de los ocupantes y la productividad de las personas. Esta norma mexicana parte de la observancia de la normatividad vigente, estableciendo estándares más estrictos, además de referirse a aspectos no previstos por éstas que surgen de una conceptualización integral de los múltiples e interrelacionados impactos ambientales, directos e indirectos más relevantes asociados al ciclo de vida de la edificación. Contiene un procedimiento de evaluación para evitar la discrecionalidad y la competencia desleal y la base para establecer acuerdos de reconocimiento mutuo que en su momento permitirán hacerla compatible con estándares internacionales. Podrá ser utilizada como referencia para programas de regulación, auto regulación, certificación, reconocimientos y auditorías ambientales en el ámbito federal y local, para la protección y orientación a los consumidores respecto a la calidad de la edificación y para resoluciones de controversias de carácter civil, mercantil o administrativo. La Norma Mexicana NMX-AA-164-SCFI-2013 especifica los criterios y requerimientos ambientales mínimos de una edificación sustentable para contribuir en la mitigación de impactos ambientales y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, sin descuidar los aspectos socioeconómicos que aseguran su viabilidad, habitabilidad e integración al entorno urbano y natural. La presente Norma Mexicana es de aplicación voluntaria para todas las edificaciones que se ubiquen dentro del territorio nacional, públicas o privadas, destinadas en su totalidad o en uso mixto a diferentes actividades de índole habitacional, comercial, de servicios o industrial. Aplica a las edificaciones y sus obras exteriores. Ya sea individuales o en conjuntos de edificios, nuevas o existentes, sobre uno o varios predios, en arrendamiento o propias. Se aplica a una o varias de sus fases: diseño, construcción, operación, mantenimiento y demolición, incluyendo proyectos de remodelación, renovación o reacondicionamiento del edificio. Son responsables del cumplimiento de la presente norma mexicana las personas físicas o morales propietarias de las edificaciones, o las que las representen. Esta norma mexicana especifica los criterios y requerimientos ambientales mínimos de una edificación sustentable para contribuir en la mitigación de impactos ambientales y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, sin descuidar los aspectos socioeconómicos que aseguran su viabilidad, habitabilidad e integración al entorno urbano y natural. 2 CAMPO DE APLICACIÓN La presente norma mexicana es de aplicación voluntaria para todas las edificaciones que se ubiquen dentro del territorio nacional, públicas o privadas, destinadas en su totalidad o en uso mixto a diferentes actividades de índole habitacional, comercial, de servicios o industrial. Aplica a las edificaciones y sus obras exteriores. Ya sea individuales o en conjuntos de edificios, nuevas o existentes, sobre uno o varios predios, en arrendamiento o propias. Se aplica a una o varias de sus fases: diseño, construcción, operación, mantenimiento y demolición, incluyendo proyectos de remodelación, renovación o reacondicionamiento del edificio. Son responsables del cumplimiento de la presente norma mexicana las personas físicas o morales propietarias de las edificaciones, o las que las representen. Tiene la finalidad de contribuir en la mitigación del impacto ambiental y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, sin descuidar los aspectos socioeconómicos que aseguran su viabilidad e integridad al entorno urbano y natural; lo que significa que se busca una congruencia con el estilo de vida y el regionalismo de México. La NMX-AA-164-SCFI-2013, en comparación con otras certificaciones internacionales, incluye el concepto de confort, que es indispensable para la habitabilidad de una edificación. La mayoría de las veces, los puntos a evaluar contemplan la eficiencia energética y de los recursos, la reducción de emisiones de gases efecto invernadero y la accesibilidad, y se olvida al usuario final, quien en el mejor de los casos, debe sentirse en un estado óptimo de confort térmico, lumínico y acústico, que a su vez, repercutirá en el bajo consumo y en una menor huella de carbono del edificio durante su uso de vida. Si bien la norma da más posibilidades a los edificios nuevos que a los ya existentes, éstos no se excluyen, pues la idea es contribuir en la mejora de cualquier inmueble. La sostenibilidad y en especial el desarrollo sostenible se cuentan entre los conceptos más ambiguos y controvertidos de la literatura. El presente documento procura examinar estos conceptos desde una perspectiva sistémica tratando de extraer de ellos sus elementos fundamentales. Es cada vez más evidente que la búsqueda de la sostenibilidad y del desarrollo sostenible exige integrar factores económicos, sociales, culturales, políticos y ecológicos (CNUMAD, 1992; Gallopín y otros, 2001; Kates y otros, 2001). Requiere la articulación constructiva de los criterios que abordan el desarrollo de arriba hacia abajo con las iniciativas de base, que van de abajo hacia arriba. Exige tener en cuenta al mismo tiempo los aspectos locales y globales y la forma en que se relacionan recíprocamente. Finalmente, requiere ampliar el horizonte espacial y temporal para adaptarse a la necesidad de equidad intergeneracional, así como intergeneracional. Al abordar estas cuestiones, el enfoque sistémico puede proporcionar una perspectiva más útil que otros métodos analíticos, debido a que es una manera de reflexionar en función de conexiones, relaciones y contexto. En la Sección II se propone una definición general de la sostenibilidad aplicable a cualquier sistema abierto, que distingue entre la sostenibilidad de los productos del sistema y la del sistema como tal. La Sección III trata de las importantes diferencias ideológicas asociadas a la elección del sistema de referencia en las discusiones sobre la sostenibilidad y los conceptos económicos conexos de sostenibilidad débil o fuerte. La industria manufacturera en economías abiertas y en vías en desarrollo enfrenta grandes retos para su supervivencia y crecimiento. Uno de los más importantes es el de la sostenibilidad ambiental, que proviene de distintos ámbitos: convenios internacionales para cambiar tecnologías de producción y patrones de consumo; preferencias de consumidores en países desarrollados; prácticas de empresas transnacionales; reglas y normas en el comercio internacional, y presiones domésticas a raíz del deterioro ambiental local. La respuesta empresarial depende de factores internos, como su visión y capacidad, y de la influencia de factores externos como el marco legal e institucional de regulación ambiental a la industria, la cooperación internacional, las capacidades tecnológicas nacionales y los esfuerzos del sector privado organizado. El presente documento hace un recuento general de los esfuerzos que están realizando distintos actores en México y los países del Istmo Centroamericano en torno al cambio tecnológico-ambiental en la industria manufacturera. La información se basa principalmente en el trabajo de campo realizado por la Unidad de Desarrollo Industrial de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el primer semestre de 1998. El escenario internacional, regido por cumbres de mandatarios, protocolos, acuerdos y convenios, ha propiciado la formación de diversos mecanismos e iniciativas orientados a velar por el cuidado y la calidad ambiental, y que a menudo tienen consecuencias directas sobre los planes y programas nacionales. Asimismo, la incorporación del tema ambiental en la agenda internacional ha generado cambios en la lógica, orientación y funcionamiento de la cooperación técnica y financiera internacional. A medida que aumenta la conciencia ecológica y ambiental, la comunidad internacional dirige su cooperación hacia iniciativas que favorecen el desarrollo sostenible. La firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) subrayó la sobresaliente importancia de las condiciones ambientales en las relaciones comerciales, especialmente cuando se integran economías con marcadas diferencias en reglamentación ambiental y fiscalización. Los principales efectos del TLCAN en México han sido la creación de nuevos organismos ambientales, el fortalecimiento de los que ya existían, y la identificación de un mercado ambiental comercialmente atractivo para las inversiones estadounidenses y canadienses en tecnologías ambientales. La acción gubernamental en materia ambiental está caracterizada por un conjunto importante de legislación reciente —en muchos casos sin reglamentación—, una buena parte asociada a los efectos del ambiente en la salud humana. En todos los países de estudio, la existencia de una legislación sobre recursos naturales y medio ambiente no ha implicado el diseño de una política pública coherente que busque la sostenibilidad ambiental y económica. El marco regulatorio vigente en los países de estudio se caracteriza por su perfil de ordenamiento y control, por la carencia del aparato institucional con la capacidad de velar por su cumplimiento, vigilancia, control y sanción, y en muchos casos por la falta de participación de los sectores interesados o afectados por dichas disposiciones. Así, su instrumentación efectiva se ve limitada por la falta de recursos humanos calificados, de financiamiento, de laboratorios especializados, de tecnología, de parámetros específicos y bien definidos y, en general, de un sistema de innovación ambiental capaz de integrar los esfuerzos institucionales e intersectoriales. Como denominador común de los países de estudio, las evaluaciones de impacto ambiental han adquirido una enorme importancia y actualmente forman parte de las legislaciones ambientales como requisito indispensable para realizar nuevas inversiones o proyectos de urbanización y expansión. La actividad científica y tecnológica en torno al desarrollo de nuevos procesos y productos en México y los países centroamericanos es insuficiente, situación que se acentúa cuando se analiza la dimensión ambiental. Además, los esfuerzos al respecto se concentran en problemas forestales, agrícolas y de biodiversidad, con escasa o nula relación con la industria manufacturera. Finalmente, en el sector privado no existen suficientes iniciativas agresivas, armonizadas con las políticas nacionales y sectoriales de desarrollo, que busquen la sostenibilidad y eficiencia ambiental de la industria manufacturera. De hecho, prevalece en el medio empresarial una actitud reactiva ante la aparición de regulaciones y controles ambientales más estrictos. Nuestro entorno natural se ha visto afectado por el crecimiento y el desarrollo tecnológico. La industria Arquitectura, Ingeniería y Construcción (AEC), propicia este desarrollo. Sin embargo, es responsable del consumo masivo de materiales y de energía; lo que contribuye directamente a la generación de contaminantes a nivel mundial. Las instalaciones Mecánicas, Eléctricas y de Plomería (MEP) inciden negativamente en esta problemática. Diversas investigaciones sostienen que la demanda de edificios de alto rendimiento ha incrementado en los últimos años y se ha convertido en una preocupación entre los profesionales de la industria. Esto ha impulsado la creación de nuevos métodos, normatividades e instrumentos para el diseño de edificaciones sustentables. Nuevas herramientas de diseño como el Building Information Modeling (BIM) facilitan y mejoran el proceso de diseño de dichas propuestas en etapas conceptuales de un proyecto. Sin embargo, el número de casos que logran aprovechar por completo las virtudes y características que representan estas nuevas alternativas, es por lo general muy bajo. La estandarización de prácticas de diseño basadas en normatividades sustentables, como la Norma mexicana de Edificación Sustentable, presentan características que pudieran mejorar la aplicación e integración del diseño sustentable con el BIM. El análisis de requerimientos específicos de la NMX-AA-164-SCFI-2013 pudiera ayudar a determinar las características que requieren cumplir las instalaciones MEP de alto rendimiento de acuerdo con el estándar mexicano y posteriormente poder desarrollar una base de datos de objetos BIM certificados. SISNTESIS LIBRO III: MANUAL DE TECNICAS DE VIVIENDA SUSTENTABLE La Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) ha emprendido un esfuerzo estratégico de largo alcance al establecer como uno de sus ejes principales de acción, desde el momento en que inició sus actividades, el impulso a la edificación de vivienda sustentable en entornos sustentables, es decir, en sitios apropiados para su edificación, que no sean afectados por ella, y que no impacten los servicios ambientales que el mismo sitio genera para otros usuarios. Esa orientación guio sus esfuerzos hasta el sexenio anterior, y ahora, al inicio de un nuevo ciclo de actividades federales en el país, se ha expresado con claridad que el nuevo gobierno asume fortalecer la atención a la vivienda y a su mejoramiento, como parte de sus nuevas prioridades. La política de vivienda para el actual período de gobierno federal, que ha iniciado sus labores en diciembre de 2012, ha ratificado estos lineamientos, manifestándose esto en los lineamientos para la nueva política en materia de vivienda que han expresado recientemente tanto en nuevo presidente del país (Gómez, 2012:42) como el nuevo titular del INFONAVIT (Herrera, 2013:42). Se ha expresado ya con claridad que las prioridades en materia de política de vivienda para el país comprenderán un profundo cambio de modelo, que permitirá que se transite hacia un esquema de ordenamiento de la vivienda que se sustente en el ordenamiento territorial y el desarrollo urbano como marcos reguladores, y que se ejercerá a lo largo de cuatro ejes de atención: 1) Reorganización gubernamental para mejorar la eficacia del Sector, integrando a la CONAVI, la CORETT y el FONHAPO de manera sectorizada bajo la coordinación de la Nueva Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano –la SEDATU 2) Atendiendo el rezago habitacional que se tiene en el país tanto en las ciudades como en zonas rurales, ampliando el volumen de créditos a la vivienda popular 3) Dignificando la calidad de la vivienda y la habitabilidad de las ciudades con medidas que favorezcan el rescate de espacios urbanos, la redensificación de zonas desatendidas y la construcción de viviendas verticales 4) el impulso a desarrollos sustentables certificados de vivienda. Para lograr este fin, cuenta ya con experiencia, instrumentos de política y estándares de desempeño, para la edificación de vivienda sustentable y para la determinación de entornos para los sitios en donde se asentará la misma, que puedan considerarse sustentables. El esfuerzo de largo alcance de la CONAVI cuenta ya, en 2013, con experiencia, instrumentos de política y estándares de desempeño para la edificación de vivienda sustentable y para la determinación de entornos para los sitios en donde se asentará la misma, que puedan considerarse sustentables. Con esto, se prevé que el país avance no sólo en mejorar la calidad de su entorno habitable, en general, sino que contribuya de manera más significativa a la mitigación de emisiones de gases de carbono, y que con ello contribuya a mejorar la condición general del sistema ambiental litosférico y a prever de mejor forma los impactos destructivos del cambio climático global. Al respecto, la CONAVI ha avanzado, en lo general, a lo largo de sexenios anteriores, hacia la consolidación de una política nacional que impulse con vigor un giro hacia la edificación de viviendas sustentables en entornos sustentables, como parte de las contribuciones generales que el gobierno mexicano ejerce, para garantizar el bien común en el territorio nacional. Con esto, se prevé que el país avance no sólo en mejorar la calidad de vida de los habitantes al regular mejoras significativas de su entorno habitable, sino que contribuya de manera más significativa a mejorar la condición general de bienestar de los usuarios de vivienda y consecuentemente, del sistema ambiental litosférico, así como a prever de mejor forma que la vivienda disminuya sus impactos de deterioro ambiental. La CONAVI ha desplegado un trabajo de colaboración con organismos especializados que pueden coadyuvar a las metas de esa acción, y que comprende relación orgánica con los Organismos Estatales de atención e impulso a la vivienda (los OREVI); las instituciones del Sector Vivienda (tales como INFONAVIT, SHF y FONHAPO, entre otros) y otros organismos internacionales, así como Agencias de Cooperación internacional de Alemania y de Canadá. Con estas contribuciones, la CONAVI ha avanzado en dirección al fortalecimiento de capacidades de las Autoridades locales, que, en cada municipio, son las entidades operadoras de la autorización de nuevos proyectos de vivienda. Las Autoridades de los gobiernos municipales encarnan las decisiones sobre determinación de áreas en las que se pueda autorizar la edificación de nuevas viviendas –o conjuntos de ellas- lo cual deja en sus manos la determinación de lo sustentable que puede ser un entorno determinado, para la ubicación en el mismo de nuevas viviendas. Por ello, se ha considerado de la mayor relevancia avanzar en primer lugar hacia la capacitación de estas entidades municipales, para que los miembros de los Ayuntamientos, en cada caso, puedan contar, en forma articulada, sistemática y accesible, con los elementos básicos de información y documentación de valor reglamentario, que les permita tomar las decisiones que les competen, sobre vivienda sustentable y entorno sustentable para la misma, con los elementos más actualizados y precisos, que favorezcan los avances en esta materia, de mejorar, en lo general, la condición habitable de la vivienda mexicana. En el conjunto de materiales temáticos que constituyen el PRIMER MÓDULO de capacitación, se ofrecen, desglosado en siete capítulos, los elementos de capacitación que constituyen, en su conjunto, el material curricular correspondiente a un primer esfuerzo de capacitación a autoridades locales en materia de vivienda sustentable y entorno sustentable. El capítulo temático presente, segundo de la serie de bloques temáticos, desarrolla la parte relativa a la relación entre el mejoramiento sustentable de la vivienda y la condición general de calidad de vida de sus usuarios y de los habitantes del país en general. Es una contribución a revisar los aspectos panorámicos del tema. Y se presenta en un documento capitular específico, aunque relacionado con el resto de bloques del Módulo. Es posible que ocurra en su desarrollo cierta redundancia, en algunos aspectos que son básicos para explicar los fundamentos de uno y otro tema. En un anexo, al final del conjunto de bloques capitulares, se adiciona la bibliografía general de la que se hizo referencia o que fue tomada en cuenta para la fundamentación de cada uno de los siete capítulos temáticos. Adicionalmente, en el proceso de capacitación se aportará, complementariamente a estos contenidos desarrollados capitularmente, un archivo, a modo de biblioteca digital, con varios de los documentos más relevantes para conocer al detalle el marco general de documentos normativos que el módulo atiende, y que abarca el conjunto de Leyes mexicanas, Normas y otros documentos suplementarios, que pueden permitir, a quien siga el curso, tener a la mano, como referencia amplia, el conjunto de documentos en que se sustenta cada criterio, cada estándar, cada normativa, que debe considerar al momento de su propia toma de decisiones de política municipal. En el primer capítulo de este módulo se ha revisado la condición de la habitabilidad de la vivienda. Se ha sugerido que la habitación es una necesidad que se resuelve socialmente; y que, de muchas formas, la humanidad ha creado evolutivamente todo un entorno edificado, transformado, que atiende las necesidades intrínsecas del habitar, y que es lo que llamamos espacio arquitectónico. Como parte de ese patrimonio, la humanidad posee hoy un entorno habitacional que alberga, con singulares formas de atención, a lo largo del planeta, a la humanidad entera. Sin embargo, también se reconocía que si bien se mejora día a día la habitabilidad del entorno construido en el planeta, en términos generales, no se puede negar que cada día que pasa, simultáneamente, se incrementa la alerta social respecto a la afectación del estado del planeta en lo general, y del entorno habitado por la especie humana en lo específico, debido principalmente al impacto y consecuencia de la transformación acelerada de las condiciones ambientales a lo largo del planeta, que si bien son diferenciadas, según el tipo de impacto que se tenga en cada sitio, también es evidente que esas modificaciones ambientales son acrecentadas desmesuradamente por las propias emisiones de gases de carbono que la especie humana lanza a la atmósfera. Una parte significativa de esas emisiones son generadas por todo tipo de operaciones asociadas a la edificación y reconstrucción de vivienda. La ONU reconoce, en su más reciente Reporte sobre Desarrollo Humano (PNUD, 2011:2) que viene ocurriendo una degradación ambiental generalizada en muchos ámbitos del planeta, que ya se notan efectos globales de ese deterioro y que esto repercute no sólo en el deterioro o destrucción de las viviendas, sino, más en general, en la afectación de todo el entorno humanizado, y en la habitabilidad, en general, de algunas de las regiones usualmente ocupadas por los seres humanos. Esta condición actual, que ha puesto sobre alerta al sistema de la ONU, se expresa como una reciente toma de conciencia en la humanidad, que prácticamente inició no con la formación de la propia organización de las Naciones Unidas en 1948, sino con la reflexión que se pudo realizar sobre el estado del ambiente en el planeta, en 1972, en una primera reunión Cumbre sobre Medio Ambiente Humano, que la ONU realizó en la ciudad de Estocolmo, Suecia. En 1992, en Río de Janeiro, en Brasil, una nueva Cumbre Mundial de la Tierra Sobre Desarrollo Sustentable, permitió confirmar el temprano diagnóstico de 1972: se tuvo que reconocer que el modelo de desarrollo orientado a un progreso inconsecuente, que se expresaba mediante una idea general de que la humanidad podría continuar ininterrumpidamente su evolución y progreso mediante mecanismos de libre mercado, industrialización y urbanización crecientes y una despreocupada secularización de la vida, no podía seguir siendo el referente general en que se apoyaran los esfuerzos de la ONU. Había que revisar el esquema entero de desarrollo humano, de las sociedades humanas en el planeta, y del impacto de sus actividades sobre el propio nicho litosférico que nos acoge: estas fueron algunas de las conclusiones medulares del Informe “Nuestro Futuro Común” que la Comisión que la ONU convocó para estudiar lo que la situación aportó, y que fueron retomadas como diagnóstico base en la Cumbre de Río en 1992, tanto por los propios representantes gubernamentales, en la reunión oficial, como en una amplia reunión civil que se realizó simultáneamente a la Cumbre de la ONU. (ONU, 1989; y ONU, 1992a; ONU, 1992b y PAEAL, 1993). La Proclama más general que elaboraron los representantes gubernamentales reunidos en 1992 en Río de Janeiro; la llamada “Declaración de Río sobre el medio Ambiente y el Desarrollo” sentó las bases para aclarar que de lo que se trataba no era del deterioro ambiental a secas, sino que “…Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la tierra, nuestro hogar…proclama…” (que)… “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza…” (y consecuentemente)… “el derecho al desarrollo debe ejercerse en forma que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras…” (considerando, por supuesto, que)… “para alcanzar... una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar los sistemas de producción y consumo insostenibles…” (Principios 1, 3 y 8; ONU, 1992b). Como queda expresado en el párrafo transcrito, fue evidente la preocupación de la reunión de Río, en 1992, por enlazar con claridad que había que cuidar el planeta, considerando a los seres humanos al centro de las preocupaciones de desarrollo y considerando que sería deseable, para ello, cuidar de mejorar su calidad de vida. México asumió su papel, como parte de la ONU, y suscribió tempranamente esos principios; y ahora busca consecuentemente la forma de instrumentarlos en su política general de desarrollo. En lo específico del tema que aquí se atiende, frente al reto de favorecer las condiciones de mantenimiento de un entorno habitable en condición sana y segura para el desenvolvimiento de la sociedad mexicana, así como de proveer de vivienda digna a la población, México ha considerado siempre, como una parte relevante del desarrollo institucional de las entidades gubernamentales de sus diferentes órdenes (federal, estatal y municipal), que la sociedad mexicana considere estos principios y lineamientos generales que ha suscrito, mediante la ratificación de los gobiernos y los cuerpos del Congreso respectivos, en cada momento y por tanto, se ha promovido que el país cuente con un conjunto de regulaciones y condiciones básicas para que la vivienda, y los asentamientos humanos del país cuenten cada vez con mejores servicios, que sean ofrecidos con el menor riesgo posible para el bienestar de los usuarios de vivienda y que contribuyan a mejorar su calidad de vida. Los esfuerzos institucionales por mejorar, en general, la calidad habitable de la vivienda y del entorno de los asentamientos humanos, son parte de una acción sistemática del Sector institucional, y han tenido resultados significativos durante los últimos tres o cuatro sexenios, asumiéndose ahora, al inicio de un período sexenal que inicia, que conviene aprovechar todo el impulso de los avances logrados hasta ahora, para que la vivienda en el país vaya incorporando elementos que permitan avanzar a formas de edificación y gestión de las viviendas en cada vez mejores condiciones de habitabilidad y sustentabilidad. Este proceso, de innovar la regulación de la calidad habitable de la vivienda con nuevos estándares ecoeficientes, y enmarcar su asentamiento en nuevos estándares de ordenamiento ecológico del territorio y planeación urbano-regional integrada, requiere entonces que se considere, en el fortalecimiento de capacidades a las autoridades locales (y al conjunto de actores que pueden coadyuvar con ellas en esta nueva dirección) los temas específicos de: Caracterización apropiada a la población respecto a los conceptos de calidad de vida y de vivienda sustentable, en el marco general de lineamientos de ordenamiento ecológico y social del territorio para el desarrollo sustentable, como el país lo ha asumido. Determinar con claridad las condiciones que caracterizan una vivienda sustentable y apoyar las posibilidades comunicacionales y crear los incentivos apropiados para que ese tipo de vivienda pueda ser reconocido, y adquirido o edificado en procesos de autoconstrucción asistida, por la mayor parte de la población que busca vivienda nueva o sencillamente, mejorar su vivienda actual. Fortalecer las capacidades de los gobiernos locales (municipales) para que realicen una gestión progresivamente más efectiva, en cuanto a impulsar un cambio en el propio mercado de producción y adquisición de viviendas, para que las nuevas viviendas puedan ser edificadas con los nuevos estándares de referencia, para vivienda sustentable. Al respecto, se debe insistir que este tema es de desarrollo muy reciente, por lo que hay que precisar que se hallan en experimentación y/o en curso de incorporarse regulatoria mente algunas de las acciones propuestas o los lineamientos que las orientan. Esto obliga a realizar un esfuerzo doble, por parte de las autoridades locales, y de las propias instituciones como la CONAVI, que promueven esas innovaciones, para que las mismas puedan ser accesibles, y puedan ser adoptadas con agilidad por las autoridades locales con la máxima celeridad. Eso es parte del reto contemporáneo en la materia. Para el proceso de fortalecimiento de capacidades de las autoridades locales del país, en materia de reconocimiento de los elementos que comprende la calidad de vida y su relación con las condiciones generales de habitabilidad de la vivienda y su entorno, como circunstancia de atención a la vivienda sustentable, la orientación de sus esfuerzos al respecto de este tema de trabajo, se expresa en los siguientes objetivos. Los participantes conocerán los elementos que comprende un concepto general de calidad de vida y la forma como se asume institucionalmente en el país; y las formas como el mejoramiento de la misma es atendido. Se culminará con la identificación de elementos de acción institucional (mejora del marco normativo o programas de fomento), así como opciones tecnológicas que pueden ayudar, desde el ámbito local, a atender el reto de mejorar la calidad de vida de la población en el país, buscando mantener y/o mejorar la calidad habitable de la vivienda en el país. El proceso contemporáneo de habitar se halla, por lo pronto, intrincadamente articulado con la generación de residuos; dentro de la vivienda, alrededor de la misma, en su entorno barrial, y en el asentamiento humano entero. Los residuos se han convertido en un paradigma de los tiempos modernos; aparecen por todas partes, se multiplican, se acumulan, y su acumulación se convierte a su vez en nuevo problema. El desarrollo de la producción industrial, masiva, y que se ofrece a mercado cargada de empaques, de residuos en el posconsumo, y que no parece reducir su producción de residuos, sino aumentarla progresivamente, se ha tornado no sólo un problema físico (para su manejo), sino de riesgo (para la salud) y de sedimento contaminante (para el ambiente). Frente a esa marea creciente, de volúmenes expansivos de residuos y de problemas derivados de su presencia, de su efecto, de su circulación, ha surgido, más lenta, pero firmemente, una respuesta social que busca tornar sustentable su manejo. Aquí referiremos el marco regulatorio que el estado mexicano se ha dado para enfrentar el manejo de los residuos, que si bien afecta a todas las personas, recae de manera singular en las autoridades locales, en el municipio, por la forma como se han acomodado las propias competencias institucionales respecto a su manejo. Identificamos los rasgos principales de esas responsabilidades. El cuidado de la salud de la población, y del bienestar en la vivienda “digna y decorosa” es tarea pública, que es realizada mediante un sistema institucional articulado.