Teoría y práctica de la terapia grupal Gerald Corey Desclée De Brouwer Biblioteca de Psicología TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA (Dirigida por José M. Gondra) N N N " N ° N ° N ° N ° N " N ° N ° N ° N ° N " N ° ° N ° N N " N ° N ° N " N ° N " N ° N ° " N ° N N ° N ° N ° N ° " N ° N ° N " N ° N ° N ° N ° N ° N ° N N ° N ° N ° N ° N ° N ° N " N ° ° N ° N ° N ° N ° N N " N ° N ° ° N ° N N " N ° N ° N " N ° " 3 4 . 5 . 7 . 10.. 12.13.- 16.17.18.19.20. 21.22.24.27.-28. 29.-30.31.32.33.34.. 35.37.38.- 3 40. 9 4. 42.1 43.. 4 4 45.. 46.- 4 7 4 . 8 49.. 5 0 5 . 1 52.. 5 . 5 3 5 4 . 5 5 . 5 6 . 5 7 . 5 8 . 6 9 . 0 6 . . 1 6 . 2 6 . 3 6 . 4 6 6 . 5 6 6 . 6 7 . 8 6 . . 9 7 7 . 0 7 1 . 7 2 . 7 3 . 7 4 . 5 . . MOTIVACIÓN Y EMOCIÓN, por Charles N. Cofer. PERSONALIDAD Y PSICOTERAPIA, por John Dollard v Neal E. Miller. AUTOCONSISTENCIA: UNA TEORÍA DE LA PERSONALIDAD, por Prescott Leky. PERSONALIDAD (TEORÍA, DIAGNOSTICO E INVESTIGACIÓN), por Lawrence A. Pervin RAZÓN Y EMOCIÓN EN PSICOTERAPIA, por Albert Ellis. GENERALIZACIÓN Y TRANSFER EN PSICOTERAPIA, por Goldstein-Kanfer. LA PSICOLOGÍA MODERNA. Textos, por José M. Gondra. MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, por A. Ellis y R. Grieger EL BEHAVIORISMO Y LOS LIMITES DEL MÉTODO CIENTÍFICO, por B. D. Mackenzie. CONDICIONAMIENTO ENCUBIERTO, por Upper-Cautela. ENTRENAMIENTO EN RELAJACIÓN PROGRESIVA, por Berstein-Berkovec. HISTORIA DE LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA, por A. E. Kazdin. TERAPIA COGNITIVA DE LA DEPRESIÓN, por A. T. Beck, A. J. Rush y B. F. Shawn. LOS MODELOS FACTORIALES-BIOLÓGICOS EN EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD, por FJ. Labrador. EL CAMBIO A TRAVÉS DE LA INTERACCIÓN, por S. R. Strong y Ch. D. Claibom. EVALUACIÓN NEUROPSICOLOGICA, por M'Jesús Benedet. TERAPÉUTICA DEL HOMBRE. EL PROCESO RADICAL DE CAMBIO, por J RofCarballo y J. del Amo. LECCIONES SOBRE PSICOANÁLISIS Y PSICOLOGÍA DINÁMICA, por Enrique Freijo. COMO AYUDAR AL CAMBIO EN PSICOTERAPIA, por F. Kanfer y A. Goídstein. FORMAS BREVES DE CONSEJO, por Irving L Janis. PREVENCIÓN Y REDUCCIÓN DEL ESTRÉS, por Donald Meichenbaum y Matt E. Jaremko. ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES, por Jeffrey A. Kelly. MANUAL DE TERAPIA DE PAREJA, por R. P. Liberman, E. G. Wheeler. L A. J. M. de Visser PSICOLOGÍA DE LOS CONSTRUCTOS PERSONALES. Psicoterapia y personalidad, por Alvin W. Landfield y Larry M. Leitner. PSICOTERAPIAS CONTEMPORÁNEAS. Modelos y métodos, por S. Lynn y J. P. Garske. LIBERTAD Y DESTINO EN PSICOTERAPIA, por Rollo May LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRACTICA CLÍNICA. Vol I. Fundamentos teóricos, por Murray Bowen. LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRACTICA CLÍNICA. Vol II. Aplicaciones, por Murray Bowen. MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA, por Bellack y Hersen. CASOS DE TERAPIA DE CONSTRUCTOS PERSONALES, por R. A. Neimeyery G. J. Neimeyer. BIOLOGÍA Y PSICOANÁLISIS, por 7. RofCarballo. PRACTICA DE LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVA, por A. Ellis y W. Dryden. APLICACIONES CLÍNICAS DE LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVA, por Albert Ellis y MichaeCE. Bernard. ÁMBITOS DE APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA MOTIVACIONAL, por Luis Mayor y Francisco Tortosa. MAS ALLÁ DEL COCIENTE INTELECTUAL, por Roben J. Stemberg. EXPLORACIÓN DEL DETERIORO ORGÁNICO CEREBRAL, por R. Berg, M. Franzen v D. Wedding. MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA. Volumen II, por Albert Ellis y Russell M. Grieger. EL COMPORTAMIENTO AGRESIVO. Evaluación e intervención, por Amold P. Goídstein y Harold R, Keller COMO FACILITAR EL SEGUIMIENTO DE LOS TRATAMIENTOS TERAPÉUTICOS. Guía práctica para los profesionales de la salud, por Donald Meichenbaum y Dennis C. Turk. ENVEJECIMIENTO CEREBRAL, por Gene D. Cohén. PSICOLOGÍA SOCIAL SOCIOCOGNITIVA, por Agustín Echebarría Echabe. ENTRENAMIENTO COGNITIVO CONDUCTUAL PARA LA RELAJACIÓN, por J. C. Smith. EXPLORACIONES EN TERAPIA FAMILIAR Y MATRIMONIAL, por James L. Framo. TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA CON ALCOHÓLICOS Y TOXICOMANOS, por Mbert Ellis y otros. LA EMPATIA Y SU DESARROLLO, por N. Eisenberg y J. Strayer. PSICOSOCIOLOGIA DE LA VIOLENCIA EN EL HOGAR, por S. M. Stith. M. B. Williams y K. Rosen. PSICOLOGÍA DELDES ARROLLO MORAL, por Lawrence Kohlberg. TERAPIA DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, por Thomas J. D'Zurilla. UNA NUEVA PERSPECTIVA EN PSICOTERAPIA. Guía para la psicoterapia psicodinámica de tiempo limitado, por Hans H. Strupp y Jeffrey L Binder. MANUAL DE CASOS DE TERAPIA DE CONDUCTA, por Michel Hersen y Cynthia G. Lasl. MANUAL DEL TERAPEUTA PARA LA TERAPIA COGNITIVA CONDUCTUAL EN GRUPOS, por Lawrence /. Sank y Carolyn S. Shaffer. TRATAMIENTO DEL COMPORTAMIENTO CONTRA EL INSOMNIO PERSISTENTE, por Patrici» ENTRENAMIENTO EN MANEJO DE ANSIEDAD, por Richard M. Suinn. MANUAL PRACTICO DE EVALUACIÓN DE CONDUCTA, por Aland S. Bellac y Michael Hersen. LA SABIDURÍA. Su Naturaleza, orígenes y desarrollo, por Robert J. Stemberg. CONDUCTISMO Y POSITIVISMO LÓGICO, por Laurence D. Smith ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS, por William H. Cormier y L. Sherilym Cormíer. PSICOLOGÍA APLICADA AL TRABAJO, por Paul M. Muchinsky. MÉTODOS PSICOLÓGICOS EN LA INVESTIGACIÓN Y PRUEBAS CRIMINALES, por David L Raskin. TERAPIA COGNITIVA APLICADA A LA CONDUCTA SUICIDA, por A. Freemann y M.A. Reinecke. MOTIVACIÓN EN EL DEPORTE Y EL EJERCICIO, por Glyn C. Roberts. TERAPIA COGNITIVA CON PAREJAS, por Frank M. Dattilio y Christine A. Padesky. DESARROLLO DE LA TEORÍA DEL PENSAMIENTO EN LOS NIÑOS, por Henry M. Wellman. PSICOLOGÍA PARA EL DESARROLLO DE LA COOPERACIÓN Y DE LA CREATIVIDAD, por MaiM Garaigordobil. GERALD COREY TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA DESCLÉE DE BROUWER Título de la edición original: Theory andpractice ofgroup counseling © 1995,1990,1985,1981 by Wadsworth, Inc. Belmont, California 94002. Tradwciéo por: Jasone Aldekea © EDITORIAL DESCLEE DE BROUWER, S.A., 1995 Henao, 6 48009 BILBAO Printed in Spain ISBN: 84-330-1125-1 Depósito Legal: BI-2079-95 Fotocomposición Zeta, S.L. Impresión: Bikaner Gráfica £1 autor GERALD COREY, licenciado en psicología, y doctorado en la University of Southern California, es profesor del departamento de servicios humanos y de terapia en la California State University en Fullerton. Psicólogo terapeuta diplomado por American Board of Professional Psichology, miembro de la American Psichological Association (Psicoterapia) y miembro de la Associa-tion for Specialists in Group Work. Desde 1983 hasta 1994 (salvo durante un período de dos años) fue el coordinador del Human Services Program en la California State University de Fullerton. En 1991 recibió el título honorífico de profesor del año de la California State University y en 1992 de doctor honorario de letras humanas en la National-Louis University. Imparte clases de terapia grupal a estudiantes y a graduados y otros cursos sobre grupos experienciales, sobre teoría y práctica de la terapia y sobre ética profesional. Juntamente con sus colaboradores, ha impartido seminarios en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Bélgica, Escocia, México y China, con un interés especial en la formación de la terapia grupal. A menudo presenta seminarios para organizaciones profesionales en diferentes universidades. Junto con su esposa, Marianne Schneider Corey, y otros colaboradores, Gerald dirige grupos residenciales de crecimiento personal y de formación y todos los veranos supervisa los seminarios de Idyllwild, California. En su tiempo libre, le gusta viajar, pasear y montar en bicicleta por las montañas y conducir su coche. Agradecimientos A los grupos especiales de mi vida: * Mi grupo familiar * Mi grupo de amigos * Mis colaboradores * El grupo de estudiantes de servicios humanos * Los miembros de nuestros grupos residenciales * El grupo de Brooks/Cole que publica nuestros libros Prefacio La terapia de grupo es una forma de intervención terapéutica cada vez más popular en multitud de entornos. Aunque muchos libros de texto hacen referencia a este tema, sólo algunos pocos presentan una visión general de los diversos modelos teóricos y describen la aplicación de estos modelos a la terapia grupal. La presente obra describe los principales elementos de los procesos grupales, incluye los aspectos éticos y profesionales específicamente relacionados con la terapia grupal y presenta una visión general de los conceptos y técnicas fundamentales de diez enfoques terapéuticos. El libro pretende también integrar todos estos enfoques y anima al lector a elaborar un marco de trabajo que le conduzca a su propia síntesis. Teoría y Práctica de la Terapia Grupal está escrito en un estilo claro y sencillo con el fin de facilitar a los lectores la comprensión de los conceptos teóricos y su relación con la práctica grupal. Evidentemente, muchos lectores estarán familiarizados con el tema y esto les será útil para la comprensión y aplicación del material que aquí se presenta. Esta cuarta edición actualizada enfatiza las aplicaciones prácticas de los modelos teóricos a la terapia grupal. Fundamentalmente se centra en facilitar a los lectores la elaboración de su propia síntesis de los diversos aspectos de estos enfoques. Incluye también dos capítulos detallados sobre las fases de la formación de grupos, aportando una guía para los responsables de la práctica psicológica. La Primera Parte presenta una visión general de los distintos tipos de grupos y comenta algunos principios generales aplicables al trabajo con la reali- 12 dad de la diversidad cultural en los grupos. Incluye también las implicaciones éticas y profesionales de la terapia grupal, las fases de la evolución del grupo, desde su formación hasta la separación y el seguimiento y algunos aspectos básicos sobre la participación y liderazgo de los grupos. En esta nueva edición, los apartados dedicados a la terapia grupal en el contexto multicultural han sido considerablemente actualizados. Existen materiales recientes sobre las perspectivas del multiculturalismo, sobre la necesidad de adoptar un enfoque multicultural en la terapia grupal, sobre el desafío de una perspectiva multicultural y sobre las líneas generales de actuación para los terapeutas que prestan sus servicios a poblaciones multiculturales. En este mismo orden, los apartados referidos a los aspectos éticos de la terapia en un grupo multicultural y las habilidades requeridas para llegar a ser un terapeuta efectivo en un grupo multicultural han sido también ampliados. El apartado de las implicaciones éticas y profesionales para la práctica grupal ha sido reelaborado e incluye ahora las revisiones de las líneas éticas de los terapeutas de grupo y los principios profesionales para la fase de prácticas de los mismos, ambos formulados por la Asociación de Especialistas de Terapia en Grupos (AETG). El contenido de las fases de formación de un grupo ha sido revisado, condensando y reorganizando el material. Por último, las referencias y las lecturas adicionales han sido actualizadas y ampliadas. La Segunda Parte examina diez enfoques teóricos de la terapia de grupos. En esta cuarta edición, algunos de los capítulos han sido notablemente modificados para reflejar las tendencias más recientes y otros, por el contrario, sólo han sido revisados. Los capítulos más modificados han sido aquellos vinculados a la terapia grupal adleriana, el psicodrama, el enfoque existencial de grupos, la terapia cognitivo conductual de grupo, la terapia racional emotiva de la conducta y la terapia realista. Estas revisiones se basan en las sugerencias que nos han proporcionado los expertos para actualizar los comentarios de las diversas teorías en función de las nuevas tendencias, de nuevos estudios y de las últimas experiencias de cada enfoque que han sido puestas en práctica. Los capítulos de la Segunda Parte siguen un modelo organizativo común para que los estudiantes puedan comparar y contrastar con facilidad los diversos modelos. Cualquier capítulo incluye una introducción teórica del modelo y sus características específicas, comenta los conceptos claves del modelo y sus implicaciones para el proceso grupal así como los procedimientos y técnicas básicas, define el rol y las funciones del terapeuta del grupo y cuando es aplicable, describe las fases del desarrollo de un proceso grupal particular. Hacia el final de cada uno de estos capítulos teóricos se introduce una sección de evaluación actualizada destinada fundamentalmente a exponer mi valoración personal del enfoque en cuestión. Estos apartados de evaluación han sido ampliados, reorganizados y reelaborados siguiendo en cada capítulo el siguiente modelo: contribuciones y pilares básicos del enfoque, limitado- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL II nes y aplicaciones a las poblaciones multiculturales. Esta nueva organización la labor de comparación de cada teoría. Los comentarios sobre las aplicaciones muiu-culturales de cada teoría también han sido modificados para reflejar las tendencias más recientes. En cada capítulo se subraya la necesidad de flexibilidad y disposicióo para adaptar las técnicas al nivel cultural del cliente. Al final de la obra se añadaí sugerencias para que ios lectores puedan ampliar sus conocimientos sobre cada uno de los enfoques teóricos. En los dos capítulos de la Tercera Parte he aplicado los diez modelos a un único grupo para ilustrar cómo percibirían los terapeutas de las diferentes orientaciones un grupo particular y cómo manejarían los temas típicos que emergen de los grupos. Estas muestras ilustrativas de la terapia grupal pretenden contextualizar las perspectivas teóricas y subrayar las diferencias y similitudes existentes entre los enfoques. El último capítulo compara y contrasta los diferentes enfoques grupales con respecto a los objetivos de terapia grupal, el rol y las funciones del terapeuta del grupo, el grado de estructuración y división de responsabilidad en los grupos, el empleo de técnicas y las contribuciones de los distintos enfoques al trabajo grupal en las poblaciones multiculturales. El capítulo concluye con una descripción de un "modelo ecléctico integrado de la terapia grupal", que combina los conceptos y las técnicas de todos los enfoques que se han examinado y que debería animar a los lectores a elaborar su propia integración. El modelo I integra perspectivas de "pensamiento", "sentimiento" y "conducta", con énfasis variable en cada fase del desarrollo del grupo. Con ello trato de mostrar los aspectos de cada teoría que introduzco en las diversas fases del grupo así como de establecer una base para integrar los diversos enfoques a la práctica de la terapia grupal. Se incluyen algunos consejos para que los lectores puedan elaborar sus propias síntesis de los diversos enfoques grupales. Las revisiones de la Tercera Parte han sido menos numerosas. Esta obra está dirigida a estudiantes o profesionales implicados en el área de servicios sociales. Está indicado especialmente para cualquier estudiante matriculado en cursos de "Teoría y Práctica de la Terapia Crupal". La obra también es adecuada para cualquier terapeuta involucrado en el trabajo con grupos o para cualquier persona interesada en la dirección de diferentes tipos de grupos como las enfermeras de centros psiquiátricos, curas, asistentes sociales, consultores, orientadores y profesionales de la salud mental que dediquen parte de su trabajo a la terapia grupal. La cuarta edición del Manual del Estudiante sobre la Teoría y Práctica de la Terapia en Grupo puede ser útil para que los estudiantes obtengan el máximo beneficio de este libro y experimenten realmente los procesos y técnicas de grupo. El manual incluye preguntas para reflexionar y comentar, sugiere actividades que se pueden plantear al grupo clase y a pequeños grupos, ideas para ser aplicadas en grupos controlados, esquemas resumen, inventarios. 14 PREFACIO guías de estudio y ejemplos de casos con alternativas abiertas para la práctica terapéutica en grupo. El manual también ha sido actualizado e incluye materiales suplementarios nuevos para las diez teorías. Se puede obtener también un Manual de Recursos para el Instructor que también ha sido revisado para que refleje las modificaciones efectuadas sobre el libro de texto y sobre el manual del estudiante. Reconocimientos Muchas de las revisiones que se han efectuado en esta obra desde su primera edición en 1981 han surgido en el contexto de los comentarios con estudiantes, colegas y profesores que usan el libro. Esos estudiantes y profesionales a quienes yo imparto cursos siguen aportándome mucha información y la mayoría de mis ideas surgen de los comentarios que ellos hacen. El continuo desafío colaborador de mis amigos y colegas (a quienes ofrezco clases y seminarios y con quienes co-lidero grupos) mantiene activo mi aprendizaje y me proporciona la motivación para seguir ejerciendo, impartiendo clases y escribiendo. Estos amigos y colegas son Patrick Callanan, Mary Moline, J. Michael Russell, Veronika Tracy y George Williams, todos ellos profesores en la Universidad Estatal de California en Fullerton; deseo reconocer especialmente la influencia en mi vida y en mi obra de mi esposa y colega Marianne Schneider Corey con quien trabajo regularmente. Su crítica y feedback han sido de valor especial al preparar estas revisiones y muchas de las ideas de este libro son el producto de nuestras largas discusiones sobre la terapia grupal. Los comentarios de quienes revisaron la obra antes y después del manuscrito me han ayudado a modelar el producto final. Las personas que revisaron el manuscrito completo de la cuarta edición y me ofrecieron su apoyo y feedback crítico fueron J. Ezell de la Universidad de Marymount, Peni na Frankel de la Universidad Nacional-Louis, Barbara Herlihy de la Universidad de Houston-Clear Lake, Joseph R. Morris de la Universidad de West Virginia y David G. Zimpfer de la Universidad de Kent State. Las siguientes personas revisaron los apartados correspondientes a los aspectos multiculturales y proporcionaron comentarios críticos y sugerencias útiles sobre formas de incorporar la diversidad cultural a la práctica de la terapia grupal: Victoria D. Coleman de la Universidad de Purdue, Farah A. Ibrahim de la Universidad de Connecticut, Frederick T. L. Leong de la Universidad Estatal de Ohio, Noreen Mokuau de la Universidad de Hawaii, Zebra Mooman, estudiante de servicios sociales en la Universidad Estatal de California, Paul B. Pedersen de la Universidad de Syracuse, Ronnie Priest de la Universidad Estatal de Memphis, Derald Wing Sue de la Universidad Estatal de California, Hayward, Sandra Wathen, doctorante en la Universidad de TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL i 13 Indiana, Southeast y Julia R.J. Yang de la Universidad Estatal de California. Fresno. Valoro los comentarios detallados que recibí de personas que revisaron capítulos específicos. Muchas personas han contribuido con su experiencia en un área específica. Agradezco a los siguientes por su ayuda en la actualización de varios capítulos teóricos: * Capítulo 6: William Blau, California School de Psicología Profesional en Los Angeles y J. Michael Russell de la Universidad Estatal de California, FuUerton. *Capítulo 7: James Bitter de la Universidad Estatal de California, FuUerton. * Capítulo 8: Adam Blatner de la Universidad de Louisville. * Capítulo 9; J. Michael Russell de la Universidad Estatal de California, FuUerton y Emmy van Deurzen-Smith de Regent's CoUege de Londres. * Capítulo 10: David J. Cain fundador de la Asociación Centrada en la Persona en Carlsbad, California. * Capítulo 13: Amold A. Lazarus de la Universidad de Rutgers y Sheldon Rose de la Universidad de Wisconsin-Madison. * Capítulo 14: Albert Ellis, presidente del Instituto de Terapia Racional Emotiva en New York. * Capítulo 15: Robert E. Wubbolding de la Universidad Xavier. Este libro es el resultado del esfuerzo realizado por un grupo e incluye la combinación de los talentos de multitud de personas pertenecientes a la familia Brooks/Cole. Agradezco la oportunidad que me han dado para trabajar con Claire Verduin, encargada de la sección de psicología y terapia que continúa manteniendo el equilibrio necesario entre el desafío y el apoyo, con Gay Bond, asociado editorial que siempre ha sido eficiente y colaborador al introducir la revisiones, con Fiorella Ljunggren, jefe de los servicios de producción que controla la producción de nuestros libros, con William Waller, el editor que se encarga de asegurar que nuestros libros dispongan de la concisión y claridad suficientes y con Cecile Joyner de la Compañía Cooper que se encargó de la producción de nuestro libro con habilidad y eficacia. Aprecio también el cuidadoso trabajo que ejecutó Glennda Gilmour en la elaboración del índice. Sus talentos, esfuerzos, dedicación y horas extras han contribuido obviamente a mejorar la calidad de este texto. Con la ayuda profesional de estas personas, la continua revisión de este libro ha sido más motivo de disfrute que de molestia. Gerald Corey índice - El autor 7 -Agradecimientos - Prefacio 11 PRIMERA PARTE REVISIÓN DE ELEMENTOS BÁSICOS DE LOS PROCESOS CRUPALES 1. Introducción del trabajo en grupo 21 2. Factores éticos y profesionales en la práctica con grupos 49 3. Liderazgo en el grupo 81 4. Estadios iniciales en el desarrollo grupal 117 5. Estadios finales en el desarrollo grupal 147 9 18 SEGUNDA PARTE ENFOQUES TEÓRICOS DE LA TERAPIA GRUPAL 6. El enfoque Psicoanalítico de Grupos 181 7. Terapia Grupal Adleriana 235 8. Psicodrama 257 9. El enfoque existencial de Grupo 291 10. El enfoque grupal centrado en la persona 321 11. Terapia de la Gestalt 353 12. Análisis Transaccional 389 13. Terapia conductual de grupo 413 14. Terapia racional emotiva 455 15. Terapia realista de grupo 485 TERCERA PARTE APLICACIÓN E INTEGRACIÓN 16. Ejemplo de un Grupo en Acción: Varias perspectivas 17. Comparaciones, contrastes e integración 519 551 PRIMERA PARTE Revisión de elementos básicos de los procesos grupales 1 Introducción del trabajo en grupo Hoy en día más que nunca, los profesionales de la salud mental deben afrontar el desafío de elaborar nuevas estrategias tanto para la prevención como para el tratamiento de problemas psicológicos. Aunque existe la posibilidad de la terapia individual, limitar los servicios a este modelo ha dejado de ser práctico, especialmente en estos tiempos caracterizados por las dificultades económicas. Desde mi punto de vista, la terapia de grupo proporciona una alternativa para sobrellevar este desafío. Por una parte los grupos permiten a los terapeutas trabajar con más de un cliente al mismo tiempo y por otra parte el proceso grupal conlleva ventajas específicas de aprendizaje. La terapia de grupo puede ser el tratamiento seleccionado por muchos sectores de la población. Sin embargo, si el trabajo en grupo debe ser efectivo, los terapeutas necesitan una base teórica y deberán encontrar formas de aplicar creativamente estas teorías a la práctica. EL AUMENTO EN EL USO DE GRUPOS En la medida que mis colegas y yo hemos dirigido talleres y seminarios a lo largo de todos los Estados Unidos, hemos encontrado un aumento del interés por el trabajo en grupos. Los terapeutas profesionales están creando una creciente variedad de grupos para satisfacer las necesidades especiales de su diversa clientela. De- hecho, los tipos de grupos que pueden diseñarse sólo están limitados por la imaginación propia. Este amplio desarrollo no ha con- 22 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO siderado suficientemente la necesidad de la formación y entrenamiento global en la teoría y práctica de la terapia de grupo. Este libro trata de proporcionarle una base de conocimiento fundamental aplicable a la mayoría de los tipos de grupos que usted pueda dirigir. Se pueden emplear los grupos tanto con propósitos terapéuticos como educativos o para la combinación de ambos. Algunos grupos tratan de ayudar a las personas a ejecutar cambios fundamentales en sus formas de pensar, sentir y comportarse. Otros grupos, con una orientación más educativa, enseñan a sus miembros habilidades específicas de manejo. En este capítulo encontrará una breve revisión de diversos tipos de grupos y las diferencias principales entre ellos. En el área de los servicios humanos o sociales, se esperará que usted se halle preparado para aplicar enfoques grupales a diversos clientes con multitud de propósitos. En un hospital psiquiátrico, por ejemplo, pueden solicitarle que diseñe y dirija a grupos de pacientes con diferentes problemas, algunos que van a ser dados de alta y reinsertados en la comunidad o para los familiares de los pacientes. Es frecuente encontrar en estos hospitales grupos de insight, grupos de readapatación o grupos de terapia vocacional/recreativa. Si usted trabaja en un centro de salud mental, en un centro terapéutico educativo o en hospital de día, se espera que usted desempeñe servicios terapéuticos en diferentes modalidades grupales. Probablemente sus clientes procederán de poblaciones diversas respecto a las variables edad, problemática, nivel socioeconómico, nivel educativo, raza o etnia y medio cultural. Los servicios sociales hacen cada vez mayor uso de los grupos y no es extraño hallar agrupaciones de mujeres, grupos de hombres, grupos de hijos de padres alcohólicos, grupos de apoyo, grupos educativos de padres, agrupaciones de pacientes de cáncer, grupos de personas con trastornos de alimentación, grupos de personas en crisis, grupos de ciudadanos mayores, grupos de personas seropositivas, grupos de apoyo a pacientes con SIDA y grupos dirigidos a disminuir el abuso de sustancias. El enfoque teórico puede basarse primeramente en un sistema simple como es el caso de la terapia realista u otra de las muchas formas de terapia conductual. Sin embargo, los terapeutas son paulatinamente más partidarios de una posición ecléctica en la medida que extraen técnicas procedentes de distintos enfoques. En los centros escolares se diseñan grupos especiales para manejar los problemas de aprendizaje, vocacionales, personales o sociales de los estudiantes. Si usted trabaja en una escuela, le pueden pedir que organice un grupo para reducir la ansiedad a los exámenes, un grupo de orientación profesional, un grupo de autoestima, un grupo de niños procedentes de familias monoparentales, un grupo de aprendizaje de habilidades sociales o un grupo de crecimiento personal. Los consultores de las escuelas primarias están trabajando con grupos terapéuticos y con grupos educativos. Al nivel de la TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 23 enseñanza secundaria, los grupos van dirigidos a ayudar a los estudiantes con problemas de readaptación, víctimas de algún abuso o que sufren alguna crisis. En resumen, se diseñan enfoques de grupo para satisfacer las necesidades de cualquier persona. Una de las principales razones del éxito obtenido es que el enfoque de grupo es a menudo más efectivo que el enfoque individual. Esta efectividad se debe en parte a que los miembros del grupo pueden practicar nuevas habilidades dentro del mismo grupo y en sus interacciones diarias fuera del mismo. Además, los miembros del grupo se benefician tanto del feedback y del insight de los miembros restantes como del terapeuta, los grupos ofrecen también la posibilidad de ejercitar el modelado. Los miembros aprenden a manejar sus problemas observando a otras personas con preocupaciones similares. Existen también otras razones prácticas que justifican el éxito de los grupos como es un menor coste de los honorarios y una mayor disponibilidad de los terapeutas y consultores. Sin embargo se plantea el problema de que incluso los terapeutas con mucha experiencia en su profesión carecen de la suficiente teoría y técnicas del trabajo grupal. Muchos de estos profesionales se encuentran a sí mismos inmersos en el rol de terapeuta de grupo sin la adecuada preparación o práctica. No es sorprendente pues, que algunos de ellos tengan miedo y no sepan por dónde empezar. Aunque este libro no pretende ser el método exclusivo para la preparación de profesionales competentes de grupos, su propósito es proporcionar alguna base para el manejo de las demandas con que se halla el terapeuta de un grupo. SOBRE LA PRESENTE OBRA Teoría y Práctica de la Terapia Grupal le pondrá en contacto con algunos aspectos básicos del liderazgo de grupos y de la participación en los mismos y le mostrará su forma de funcionamiento. Los restantes capítulos de la Primera Parte tratan sobre los elementos básicos de los procesos y práctica grupales que usted necesitará conocer independientemente del tipo de grupos que dirija o de la orientación teórica que pueda mantener En el Capítulo 2 se mencionan importantes cuestiones éticas y profesionales que inevitablemente hallará cuando dirija grupos. Se subrayan los derechos de los miembros del grupo y las responsabilidades de los dirigentes. El Capítulo 3 se refiere a los aspectos relacionados con el liderazgo de grupos, tales como las características de los terapeutas efectivos, los problemas que afrontan, los diferentes estilos de liderazgo y algunas habilidades específicas necesarias para el liderazgo efectivo. En el Capítulo 4 y 5 se introducen las principales tareas para afrontar un grupo en la medida que progresa a través de los diferentes estadios, desde su formación hasta su finalización, evaluación y seguimiento. Se examinan las caracte- 24 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO rísticas centrales de los estadios que configuran la historia vital del grupo, prestando especial atención a las funciones del terapeuta en cada uno de los estadios. Estos capítulos se centran también en las funciones de los miembros de un grupo y en los posibles problemas asociados a cada estadio de la evolución del grupo. La Segunda Parte del texto está diseñada para proporcionarle una visión general de los distintos modelos teóricos que subyacen a la terapia de grupo, de tal forma que usted pueda analizar la conexión existente entre la teoría y la práctica. Se han seleccionado diez modelos para presentar una perspectiva equilibrada. Más concretamente, se ha seleccionado el modelo psicoanalítico porque es la teoría a partir de la que se han derivado la mayoría de los enfoques restantes. Incluso aunque considere limitadas algunas de las técnicas psi-coanalíticas, puede seguir utilizando conceptos psicoanalíticos en su trabajo. El enfoque Adleriano de grupos está incluido porque parece haber resurgido el interés por los conceptos y procedimientos adlerianos en las terapias de grupo. La inclusión del psicodrama se basa en mi teoría de que los métodos orientados a la acción del role-playing pueden integrarse en la mayoría de las formas del trabajo grupal. Las terapias orientadas a la relación que incluyen el enfoque existencial , el enfoque centrado en la persona y el enfoque Gestalt - son importantes porque subrayan la experimentación de sentimientos y reacciones interpersonales en la práctica grupal. Se ha incluido el Análisis Transaccional porque proporciona una estructura cognitiva para el trabajo en grupos y puede integrarse con muchos otros enfoques. Las terapias conductuales y cognitivo-conductuales - terapia conductual, terapia racional emotiva y terapia realista -refuerzan los métodos de acción y la modificación de la conducta. Para proporcionarle un marco de trabajo que integre los modelos teóricos, estos diez capítulos siguen un mismo índice. Presentan los conceptos clave de cada teoría y sus implicaciones para la práctica en grupos, describen el rol y las funciones del terapeuta del grupo de acuerdo a cada teoría, comentan la forma de aplicar cada teoría a la práctica en grupos y describen las principales técnicas empleadas en cada teoría. Los ejemplos ilustran el uso de estas técnicas. Cada capítulo contiene mi evaluación del enfoque descrito - una evaluación basada en los aspectos que considero más fuertes y más débiles -y una breve descripción de las posibles aplicaciones de estos enfoques a los diversos grupos. De este texto usted aprenderá sólo algunos aspectos esenciales de las terapias examinadas. El libro no está diseñado para hacer de usted un experto en ninguno de los enfoques de grupo. Su objetivo es proporcionarle una visión global de las diferencias y similitudes significativas existentes entre estos modelos teóricos. Espero motivarle suficientemente para que seleccione algunos enfoques y profundice en ellos mediante lecturas adicionales y para que experimente algunos de estos enfoques como-participante. El fin último es BAFAEL NüÑEa" TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 25 conseguir que el lector logre su propia perspectiva teórica y estilo personal de liderazgo de grupo. La Tercera Parte se centra en la aplicación práctica de las teorías y principios expuestos en la Primera y Segunda Partes. Para aumentar el realismo de tales aplicaciones, en el Capítulo 16 se sigue a un grupo en acción y se comenta cómo aplicar los distintos enfoques teóricos al caso. De este modo observará cómo terapeutas con diferentes orientaciones trabajan con el mismo grupo y con los mismos temas. Esta perspectiva comparativa demostrará también algunas de las técnicas del liderazgo de grupos en acción. El Capítulo 17 está diseñado para ayudarle a enlazar los distintos métodos y enfoques y para buscar similitudes y diferencias entre ellos. Este capítulo presenta también mi propia versión de un modelo ecléctico integrado para la práctica en grupo. Le incito a mantener la mente abierta y a leer de forma crítica. Siendo un aprendiz activo y planteando cuestiones logrará los cimientos necesarios para llegar a ser un terapeuta efectivo. Se ha diseñado un Manual para la Teoría y Práctica de la Terapia de Grupo como suplemento a este de tal forma que usted pueda experimentar las técnicas que está estudiando. REVISIÓN DE LA TERAPIA DE GRUPO Este libro versa sobre la terapia de grupo. Existen diversos tipos de grupos terapéuticos y la mayoría de ellos comparten las metas, los procedimientos, las técnicas y los procesos terapéuticos en los grupos. Sin embargo difieren con respecto a los objetivos específicos, el rol del terapeuta, el tipo de personas que integra el grupo y el énfasis que se concede a los aspectos de prevención, resolución, tratamiento y desarrollo. Para esclarecer estas similitudes y diferencias, la descripción de la terapia de grupo de este apartado va seguido de breves comentarios sobre la psicoterapia de grupo, los grupos estructurados y los grupos de auto-ayuda. La terapia de grupo persigue objetivos pre-\entivos y curativos. Generalmente el grupo terapéutico tiene un centro de interés específico que puede ser educativo, vocacional, social o personal. El grupo implica un proceso interpersonal que potencia los pensamientos, sentimientos y conductas conscientes. A menudo los grupos terapéuticos están orientados hacia el problema, su contenido y centro de atención está determinado por los miembros , quienes normalmente son individuos con buen funcionamiento, que no requieren una reconstrucción extensiva de la personalidad y cuyos problemas están relacionados con el desarrollo de tareas en su espacio vital. La terapia de grupo se orienta hacia el crecimiento siendo su centro de atención el descubrimiento de los recursos internos de los miembros. Los participantes pueden estar padeciendo una crisis situacional y conflictos temporales o pueden estar esforzándose por modificar algunas 26 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO conductas auto-destructivas. El grupo proporciona la empatia y el apoyo necesarios para crear una atmósfera de confianza que conduzca a compartir y explorar dichos problemas. A menudo, la terapia de grupo se desarrolla en entornos institucionales como escuelas, universidades, centros psicológicos, centros de salud mental y otros servicios sociales de base. El terapeuta emplea técnicas verbales y no verbales así como ejercicios estructurados. Las técnicas más frecuentes son el reflejo (reflejar los mensajes verbales y no verbales de un miembro del grupo),la clarificación (ayudar a los miembros a entender con más precisión sus mensajes y sentimientos), el role-playing e interpretación (conectar las conductas presentes con decisiones adoptadas en el pasado). En el Capítulo 3 se describen con más detalle otras técnicas frecuentes en las terapia de grupo. El rol del terapeuta consiste fundamentalmente en facilitar la interacción de todos los miembros, ayudarles a aprender de los otros, colaborar con ellos para establecer metas personales y animarles a convertir sus insights en planes concretos que impliquen la ejecución fuera del grupo. Los terapeutas interpretan este rol enseñando a los miembros del grupo a centrarse en el aquí y ahora y a identificar los problemas que desean examinar en el grupo. Metas Teóricamente, los miembros deciden por sí mismos las metas específicas de su experiencia grupal. Algunas metas generales que comparten los miembros de terapias de grupo son: * Aprender a confiar en sí mismo y en los demás. * Lograr un auto-conocimiento y desarrollar la sensación de una identidac propia única. * Reconocer las similitudes de las necesidades y los problemas de los par ticipantes y desarrollar una sensación de universalidad. * Aumentar la auto-aceptación, la auto-confianza y el respeto a une mismo para lograr una nueva imagen propia. * Buscar formas alternativas para manejar los aspectos evolutivos norma les y resolver ciertos conflictos. * Aumentar la auto-dirección, autonomía y responsabilidad hacia um mismo y hacia los demás. * Ser consciente de las posibilidades propias y actuar en consecuencia. * Elaborar planes específicos para modificar algunas conductas y obligar se a uno mismo a mantener dichos planes. * Aprender habilidades sociales más efectivas. * Sensibilizarse ante las necesidades y sentimientos de los otros. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 27 * Aprender a enfrentarse a los otros directamente con cautela, cuidado y honestidad. * Superar la mera búsqueda de las expectativas ajenas y aprender a vivir con expectativas propias. * Clarificar los valores propios y decidir si se modifican y cómo hacerlo. Ventajas La terapia de grupo cuenta con muchas ventajas a su favor como vehículo para ayudar a las personas a ejecutar modificaciones en sus actitudes, opiniones sobre sí mismos y sobre otros, sentimientos y conductas. Una ventaja es que los participantes pueden explorar su estilo de relación con los demás y aprender habilidades sociales más efectivas. Otra consiste en que los miembros pueden comentar las percepciones que tienen de los otros miembros del grupo y recibir un valioso feedback sobre cómo están siendo percibidos por ellos. La terapia de grupo proporciona la reproducción del mundo cotidiano de los participantes de múltiples formas, especialmente si los miembros son diversos con respecto a las variables edad, intereses, medio cultural, nivel socioeconómico y tipo de problema. Como microcosmo de la sociedad, el grupo proporciona una muestra de la realidad porque los conflictos y problemas de los miembros hallados en el grupo no difieren de los experimentados fuera de él. La diversidad que caracteriza a la mayoría de los grupos proporciona a los participantes un feedback inusualmente rico pues pueden verse a sí mismos a través de los ojos de una amplia variedad de personas. El grupo ofrece comprensión y apoyo lo cual motiva el deseo de los miembros a explorar los problemas con que llegan al grupo. Los participantes generan la sensación de pertenencia y mediante la cohesión que se produce, aprenden formas de comportarse íntimamente, atentamente, etc. En esta atmósfera protectora los miembros pueden experimentar conductas alternativas. Pueden poner en práctica estas conductas en el seno del grupo, donde reciben el ánimo y las sugerencias para aplicar sus aprendizajes en el mundo exterior. Finalmente, corresponde a los miembros decidir qué modificaciones desean. Pueden comparar las percepciones de sí mismos con las percepciones de los otros y decidir qué hacer con esta información. En esencia, los miembros consiguen una idea del tipo de persona que les gustaría llegar a ser y consiguen comprender lo que les está impidiendo conseguirlo. Valores para Poblaciones Específicas La terapia de grupo puede diseñarse para satisfacer las necesidades de poblaciones específicas como niños, adolescentes, estudiantes o ancianos. En 28 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO la obra Grupos: Proceso y Práctica (M. Corey & Corey, 1992) se describen ejemplos de estos grupos y se ofrecen sugerencias sobre la organización de los mismos y las técnicas aplicables para manejar los problemas específicos de cada uno de ellos. A continuación se presenta un breve comentario sobre el valor de la terapia de grupos para múltiples poblaciones específicas. TERAPIA DE GRUPO PARA NIÑOS. La terapia de grupo para niños puede perseguir objetivos preventivos o curativos. En las escuelas se sugieren terapias de grupo para los niños que muestran conductas o atributos como la dificultad para relacionarse con los compañeros, peleas excesivas, explosiones de violencia, cansancio crónico, falta de supervisión en el entorno familiar y apariencia de abandono. Los grupos reducidos pueden proporcionar a los niños la oportunidad de expresar sus sentimientos sobre los aspectos anteriores o los problemas que de ellos se derivan. Es muy importante identificar a niños que estén desarrollando problemas emocionales o conductuales. Si estos niños pueden recibir asistencia psicológica en una edad temprana, disponen de mejores oportunidades para manejar con efectividad las tareas evolutivas con las que deberán enfrentarse posteriormente. TERAPIA DE GRUPO PARA ADOLESCENTES. Los años adolescentes pueden ser de extremada soledad y no es extraño que un adolescente sienta que nadie quiere ayudarle. La adolescencia es también una época de grandes preocupaciones y de decisiones importantes que pueden afectar al curso de la propia vida. Son parte de esta época las dudas, la dependencia/independencia, los conflictos de aceptación/rechazo, las crisis de identidad, la búsqueda de seguridad, las presiones de conformismo y la necesidad de aceptación. Muchos adolescentes están presionados para que actúen y obtengan éxitos y con mucha frecuencia experimentan grandes presiones para satisfacer estas expectativas ex temas. La terapia de grupo está especialmente indicada para los adolescentes porque les proporciona un lugar donde expresar los sentimientos conflictivos, explorar sus dudas sobre sí mismos y llegar a comprender que comparten estas preocupaciones con sus iguales. El grupo permite a los adolescentes cuestionarse abiertamente sus valores y a modificar los que deben ser cambiados. En el grupo, los adolescentes pueden aprender a comunicarse con sus iguales, pueden beneficiarse del modelo proporcionado por el terapeuta y pueden experimentar con la realidad sin riesgos y examinar así sus límites. Otro valor específico de la terapia de grupo para los adolescentes es que les ofrece la oportunidad de ser instrumentales en el proceso de crecimiento mutuo. La interacción grupal posibilita a los participantes expresar sus problemas y ser escuchados y pueden ayudarse mutuamente en el camino hacia la auto-comprensión y la auto-aceptación. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 29 TERAPIAS DE GRUPO PARA ESTUDIANTES. Los grupos de terapia son un vehículo valioso para satisfacer las necesidades evolutivas de muchos estudiantes que sienten que el instituto o universidad sólo se preocupa de su desarrollo intelectual excluyendo su crecimiento emocional o social. Durante los años que estuve trabajando como consultor en dos universidades me percaté de la necesidad de grupos en los campus. En estas universidades los grupos existentes estaban diseñados para estudiantes relativamente sanos que estuvieran experimentando crisis evolutivas. El principal objetivo de estos grupos consistió en ofrecer a los participantes una oportunidad para el crecimiento y una situación donde pudieran manejar sus problemas relacionados con sus estudios, con las relaciones hombre/mujer, problemas de identidad, planes educativos, sentimientos de aislamiento en un campus impersonal y otras preocupaciones vinculadas al hecho de llegar a ser una persona autónoma. En la actualidad, muchos consultores de universidades y centros de estudios ofrecen diversas modalidades de grupos estructurados para satisfacer las diferentes necesidades de los estudiantes algunos de los cuales son grupos de asertividad, grupos para las minorías, grupos de incapacitados físicos, grupos para reducción del estrés, grupos de adultos que vuelven a ser estudiantes y que se están cuestionando el cambio de su carrera y de su estilo de vida o grupos de reducción de la ansiedad a los exámenes. En el siguiente apartado se examinarán brevemente estos grupos estructurados. TERAPIA DE GRUPO PARA LOS ANCIANOS. Los grupos terapéuticos pueden ser muy útiles para los ancianos al igual que para los adolescentes. A medida que las personas van envejeciendo experimentan soledad y muchos de ellos careciendo de la esperanza de un futuro significativo, se resignan a una vida inútil. Como los adolescentes, los ancianos se sienten a menudo improductivos, innecesarios y no queridos. Otro problema es que muchos ancianos alimentan mitos sobre el envejecimiento que posteriormente se convierten en profecías auto-cumphdas. Un ejemplo de ellos es la falsa idea de que los ancianos no pueden cambiar y que una vez jubilados están abocados a la depresión. Los grupos terapéuticos pueden ayudar a los ancianos a desafiar estos mitos y a manejar los aspectos evolutivos que ellos, como cualquier otro grupo de edad, deben encarar de forma tal que mantengan su integridad y respeto hacia sí mismos. La situación de grupo puede ayudar a las personas a salir de su aislamiento y a ofrecer a los ancianos el coraje necesario para encontrar significado en sus vidas, pudiendo disfrutar de una vida completa y no limitada a la mera existencia. 30 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO OTROS TIPOS DE GRUPOS Psicoterapia de Grupo Una diferencia importante existente entre la psicoterapia de grupo y la terapia de grupo reside en las metas de una y otra. Mientras que la terapia de grupo se centra en el crecimiento, desarrollo, potenciación, prevención, auto-consciencia y superación de los obstáculos que impiden el crecimiento, la psicoterapia de grupo se centra normalmente en el tratamiento y la reconstrucción personal. La psicoterapia de grupo es un proceso de reeducación que incluye tanto la percepción consciente como la inconsciente y ambas tanto en el presente como en el pasado. Algunos grupos de psicoterapia se diseñan originalmente para corregir trastornos emocionales y conductuales que impiden el buen funcionamiento de la persona. La meta puede ser un cambio mayor o menor de la estructura de la personalidad, dependiendo de la orientación teórica del terapeuta del grupo. A consecuencia de este tipo de meta, la duración de estos grupos suele ser prolongada. Las personas que integran el grupo pueden estar sufriendo problemas emocionales, conflictos neuróticos profundos o estados psicóticos y algunos pueden mostrar conductas socialmente desviadas. Por lo tanto, muchos de estos individuos se hallan más necesitados de tratamientos terapéuticos que de trabajo evolutivo o preventivo. Los terapeutas de los grupos de psicoterapia son normalmente psicólogos clínicos, psiquiatras y asistentes sociales. Emplean multitud de modalidades verbales (comunes también a los consultores de los grupos) y algunos emplean técnicas para inducir la regresión a experiencias tempranas, para hacer surgir dinámicas inconscientes y para ayudar a los miembros a reexperimentar situaciones traumáticas de tal forma que se produzca una catarsis. En la medida que se reviven estas experiencias en el grupo, los miembros se hacen conscientes y logran el insight de las decisiones pasadas que interfieren en su funcionamiento cotidiano. El terapeuta ayuda a los miembros del grupo a desarrollar una experiencia emocional correctiva y a adoptar nuevas decisiones sobre el mundo, los otros y sobre uno mismo. Una de las principales características de la psicoterapia de grupo es el trabajo a través de los asuntos inconclusos que tienen sus raíces en el pasado inconsciente. Este centro de interés en el material pasado, la dinámica inconsciente, la reconstrucción de la personalidad y el desarrollo de nuevos patrones de conducta basados en los insights requiere también una duración más prolongada que la terapia grupal. Grupos Estructurados Los grupos estructurados, o grupos caracterizados por un tema central, parecen estar adquiriendo mucha popularidad. Cuando mis colegas y yo TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 31 hemos dirigido seminarios, hemos encontrado profesionales muy creativos para la organización de grupos de tiempo limitado que versan sobre un tema concreto o dirigidos a una población en particular. Estos trabajadores de grupos perciben necesidades en la comunidad y dirigen estas necesidades mediante la creación de grupos. Tales grupos persiguen diversos propósitos: impartir información, compartir experiencias comunes, enseñar a resolver problemas, ofrecer apoyo y enseñar a las personas a establecer sus propios sistemas de apoyo fuera del entorno grupal. Es obvio que los grupos estructurados, en oposición a la terapia de grupos o a los grupos de crecimiento personal, están asentándose en multitud de entornos. Parecen tener una buena acogida en los centros públicos y en los centros escolares. Muchas universidades y centros de estudios ofrecen una variedad de grupos especiales dirigidos a una población en particular además de los grupos no estructurados de crecimiento personal y las terapias de grupo. Por ejemplo, los grupos estructurados ofertados por el Centro de Servicios Psicológicos de la Universidad de Texas en Austin incluyen los siguientes: Transiciones de la mitad de la vida: valores y decisiones vitales; Control sobre el propio estilo de vida y "estilo de trabajo", manejo del estrés; Entrenamiento en el manejo de la depresión; Manejo de relaciones/Finalización de relaciones; Estrategias para construir la auto-confianza de mujeres graduadas; Aprender a manejar la ansiedad para hablar en público; Desarrollo de conductas asertivas; Perfeccionismo: La espada de dos filos; Estudiantes con un familiar alcohólico y algunos otros. Otro ejemplo son los programas de terapia de grupo disponibles para los estudiantes de la Universidad Estatal de Colorado. Hay grupos terapéuticos para descendientes de un miembro alcohólico e incluso grupos educativos y de apoyo para estos clientes. Este centro terapéutico ofrece también un grupo para el manejo de la ansiedad, un grupo para personas con desajustes relacionados con la alimentación, un grupo para los aspectos familiares, un grupo para estudiantes con edad no tradicional, un grupo para los problemas relaciónales, un grupo de auto-estima, un grupo para mujeres adultas víctimas de algún abuso sexual durante la niñez y un grupo de identidad personal para mujeres. La lista anterior le proporciona una idea aproximada del abanico de temas que se tratan en los grupos estructurados. Estos grupos ayudan a las personas a desarrollar habilidades específicas, a comprender ciertos temas o a superar transiciones vitales difíciles. Aunque los temas varían obviamente en razón de los intereses del terapeuta y de la clientela del grupo, tales grupos comparten el común denominador de aumentar en sus miembros la conciencia de algunos problemas vitales y proporcionarles los instrumentos para manejarlos de la forma más adecuada. Normalmente, las sesiones suelen ser de unas dos horas semanales y los grupos tienden a ser de tiempo limitado. Pueden durar unas cuatro o cinco semanas o como mucho un semestre. 32 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO Para la configuración del grupo normalmente se pide a los miembros que completen un cuestionario relacionado con su capacidad para manejar el área particular de interés. Se introducen ejercicios estructurados y tareas para casa como formas para enseñar destrezas nuevas a los miembros del grupo. Al finalizar las sesiones se emplea a menudo otro cuestionario para evaluar los progresos de los miembros. Se establecen también contratos como forma de mostrar a los miembros las metas específicas que guiarán su participación en el grupo y para motivarles a poner en práctica las nuevas destrezas fuera del grupo. Muchos grupos estructurados se basan en el modelo de teoría del aprendizaje y emplean procedimientos conductuales. En el Capítulo 13 encontrará descripciones detalladas de tales grupos, incluidos los grupos de entrenamiento en habilidades sociales y entrenamiento en asertividad, grupos de manejo del estrés, grupos de auto-dirección y grupos de terapia multimodal. Grupos de Auto-ayuda En los últimos 20 años se ha producido una gran explosión de grupos de auto-ayuda que permiten a las personas con un problema o apuro común crear un sistema de apoyo que les proteja del estrés psicológico y les proporcione el incentivo suficiente para iniciar un cambio en sus vidas. Estos grupos satisfacen en ciertas poblaciones una necesidad crítica que no ofrecen los profesionales de los centros de salud mental. Los miembros comparten experiencias, se dan apoyo emocional y social mutuamente, aprenden unos de otros, ofrecen sugerencias a los miembros nuevos y proporcionan alguna dirección a las personas desesperanzadas. Normalmente los grupos de auto-ayuda se reúnen en el entorno comunitario como las escuelas o las iglesias. La esencia del proceso de auto-ayuda consiste en que los miembros se apoyen mutuamente asumiendo responsabilidades personales y actuando con el propósito de resolver sus problemas en vez de transferir la responsabilidad o la culpa del problema a otras personas (Borkman, 1991). Los dos términos grupo de auto-ayuda y grupo de apoyo se emplean indistintamente. Los grupos de auto-ayuda tienden a enfatizar su autonomía y los recursos internos del grupo (Katz, 1981). En muchos grupos de auto-ayuda la intención original consintió en emplear un terapeuta como modelo que demostrara la universalidad de la necesidad de los otros para ayudarse mutuamente. Los grupos de apoyo, por el contrario están iniciados a menudo por un profesional o por una organización. Para facilitar la descripción, categoriza-ción y comparación de los grupos de auto-ayuda, Schubert y Borkman (1991) han creado una tipología que facilita el reconocimiento de las similitudes y diferencias en la estructura organizativa de estos grupos. Los autores describen los siguientes diez grupos de auto-ayuda: TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 33 1. En la calle: un grupo de personas afectadas por una encarcelamiento. 2. Familiares que adoptan niños en cualquier lugar: un grupo que reúne a quienes desean adoptar niños o ya lo han hecho. 3. Problemas coronarios: un grupo de individuos antes o después de haberse sometido a cirugía coronaria. 4. Trastornos de la alimentación: un grupo guiado por personas con problemas de control o pérdida de peso. 5. Estaciones: un grupo de personas que han perdido a un ser querido por suicidio. 6. Asociación de enfermos mentales: un grupo de sujetos afectados por alguna enfermedad mental que pretenden educar al público. 7. Nuevos comienzos: un grupo de personas separadas o divorciadas de un cónyuge o amante. 8. Alcanzar la recuperación: un grupo de mujeres que sufren cáncer de mama. 9. Alcohólicos anónimos: un grupo de personas que tratan de superar sus problemas por abuso de alcohol. 10. Centro de asesoramiento educacional de padres: un grupo de padres de niños con necesidades especiales. Esta lista es sólo un ejemplo de la diversidad de grupos destinados a compartir un problema común. ACTITUDES HACIA LOS GRUPOS DE AUYO-AYUDA, ¿Cuál es la acti-nad de los profesionales de la salud mental hacia los grupos de auto-ayuda?. Riordan y Beggs (1987) estudiaron el crecimiento de los grupos de auto-ayuda y recomiendan a los profesionales algunas formas para emplear estos grupos de manera adjunta a sus prácticas. A juzgar por la revisión de la literatura que han efectuado, es evidente que los grupos de auto-ayuda están desempeñando un rol importante en este sentido. Según Meissen, Masón y Gleason (1991), dada la reducción de los servicios tradicionales de salud mental al mismo tiempo que el crecimiento del movimiento de consumidores, es probable que los grupos de auto-ayuda llegen a ser tan importantes para el sistema de salud mental como los Alcohólicos Anónimos lo fueron en el área del abuso de sustancias. Meissen y sus colegas (1991) examinaron las actitudes de estudiantes graduados en trabajos sociales y en psicología clínica hacia los grupos de auto-ayuda. Encontraron que casi el 40% de los estudiantes había tenido alguna experiencia con estos grupos. Estos mostraban actitudes más positivas que los estudiantes que carecían de experiencia alguna. Algunas investigaciones concluyen que los profesionales futuros estarán más dispuestos a colaborar con los grupos de auto-ayuda. Meissen y sus colegas mantienen que la práctica profesional es imprescindible en relación a la auto-ayuda. Añaden que será 34 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO importante prevenir la influencia profesional no intencionada de los grupos de auto-ayuda. En su opinión, los estudiantes deberían aprender a respetar el rasgo distintivo de la auto-ayuda y de la autonomía e independencia de tales grupos así como los roles profesionales apropiados. DIFERENCIAS ENTRE GRUPO DE AUTO-AYUDA Y GRUPO TERAPÉUTICO. Los grupos de auto-ayuda y los grupos terapéuticos tienen algunas similitudes. Lakin (1985) señala que ambos valoran positivamente la expresión y puesta en común de emociones. Este énfasis se basa en la presunción de que las personas expresan muy pocos sentimientos y pensamientos y que las actitudes y conductas maladaptativas se originan a partir de estos sentimientos estancados. Ambos tipos de grupos fortalecen el apoyo, subrayan el valor de la afiliación y persiguen el cambio conductual. A pesar de estas similitudes entre los grupos de auto-ayuda y los grupos terapéuticos, existen también algunas diferencias críticas (Riordan & Beggs, 1988). Una de las principales diferencias se refiere a las metas del grupo. Como se ha señalado anteriormente, los grupos de auto-ayuda tienen por núcleo un único tema como la adicción, el cáncer o la obesidad mientras que los grupos terapéuticos tienen metas más globales como mejorar la salud mental general o mejorar el funcionamiento interpersonal (Riordan & Beggs, 1987). Además, los grupos de auto-ayuda emplean la auto-comprensión, el refuerzo y el feedback de los miembros (Lakin, 1985). Otra diferencia entre los grupos de auto-ayuda y los grupos terapéuticos se refiere a la naturaleza de los problemas que se exploran en los grupos. En el estudio dirigido por Meissen y sus asociados (1991), los estudiantes graduados en asistencia social o en psicología clínica percibían los siguientes problemas como apropiados para los grupos de auto-ayuda: adicción, dependencia del alcohol, relaciones parentales, control de peso y duelo por pérdida de un ser querido. Casi la mitad de estos estudiantes pensaba que la enfermedad mental y los problemas serios relacionados con la salud mental eran inapropiados para los grupos de auto-ayuda. En menor grado, la depresión crónica y los aspectos relacionados con el suicidio también se consideraban inadecuados. Otra diferencia entre los dos tipos de grupos implica el tipo de liderazgo aplicado en cada uno de ellos. Los grupos de auto-ayuda están dirigidos normalmente por individuos que luchan por los mismos problemas que los miembros del grupo. En la mayoría de los grupos de auto-ayuda el liderazgo emerge y no se designa. En un estudio, se solicitó a los participantes que identificaran los roles profesionales apropiados para los terapeutas que trabajan con los grupos de auto-ayuda (Meissen et al., 1991). Estos roles fueron: consultor, facilitador, iniciador, investigador, fuente de los miembros, terapeuta, miembro y terapeuta del grupo. Hay diferentes opiniones en relación al TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 3S -iodo y grado de participación de los profesionales en los grupos de auto--;.uda. Como hemos observado, en los grupos terapéuticos se presupone que el grupo representa un microcosmos social. Estos grupos tratan de reflejar de alguna forma todas las dimensiones del entorno social de los miembros. El íactor terapéutico que favorece el cambio de los participantes es el proceso grupal como muestra de los conflictos interpersonales que los miembros deben enfrentar en su acontecer diario. Por contraste, los grupos de auto-ayuda no son microcosmos sociales. La interacción de los miembros dentro del grupo no se percibe como el principal catalizador del cambio, y se hace más hincapié en proporcionar un clima de aceptación y apoyo en el seno del grupo. El grupo llega a ser un medio para ayudar a las personas a modificar sus creencias, actitudes y sentimientos sobre sí mismos. Los grupos de auto-a\'uda fortalecen una identidad común basada en una situación común de la vida ordinaria más que la mayoría del resto de los grupos. Otra diferencia entre los grupos de auto-ayuda y los grupos terapéuticos está vinculada a factores políticos. Los grupos de auto-ayuda han llegado a ser cada • ez más políticos como se demuestra a través de algunos movimientos organizados por mujeres. Por ejemplo, muchos grupos de auto-estima y concien-:iación de mujeres luchan por un cambio personal y sociopolítico (Enns, 1992). Otras poblaciones, como las minorías étnicas y raciales y los gays y lesbianas que se sienten oprimidos social y políticamente, usan los grupos con estos fines Lakin, 1985). Así pues, los grupos de auto-ayuda se centran en las causas extemas de los problemas de sus miembros y en el desarrollo de estrategias para el manejo de las barreras ambientales. Los grupos terapéuticos tienden a focalizar su atención en los cambios que pueden ejecutarse dentro del individuo ncluso aunque algunos factores ambientales no se modifiquen. Riordan y Beggs (1987, 1988) mantienen que los terapeutas deben ser conscientes de las diferencias existentes entre los grupos de auto-ayuda y los grupos terapéuticos de forma que puedan evaluar las posibles ventajas de cada tipo para los diferentes clientes. Los autores sugieren que aunque los grupos de auto-ayuda han sido fuente de valiosa ayuda para miles de personas, no son los más adecuados para cualquiera. Por lo tanto, al sugerir uno de estos grupos, es importante examinar las expectativas del cliente y los posibles beneficios y riesgos que pueden derivarse de su participación. EL FUTURO DE LOS GRUPOS DE AUTO-AYUDA. Parece que las personas están cada vez más interesadas en reunirse para buscar vías de ayuda mutua. Aunque los grupos terapéuticos dirigidos por profesionales desempeñan aún un rol vital, quizá es un síntoma saludable que las personas traten de buscar otros métodos. Muchos grupos de auto-ayuda tienen una función específica que no siempre puede satisfacerse en los grupos terapéuticos o psicote- 36 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO rapéuticos dirigidos por profesionales. El reto consiste en enseñar a los futuros profesionales a colaborar con los grupos de auto-ayuda. Además de reconocer la necesidad de enseñar a los futuros profesionales los enfoques de auto-ayuda, los terapeutas están cada vez más interesados en la investigación del área de la auto-ayuda. Al referirse a los logros en la investigación de los grupos de auto-ayuda, Borkman (1991) manifiesta que los instrumentos de medida son más sofisticados y así es posible recoger una información más valida. Borkman señala también que cada vez es mayor el número de estudiantes que investigan sobre los grupos de auto-ayuda y que estas investigaciones se están institucionalizando. Evidentemente, tanto los grupos de auto-ayuda como los grupos terapéuticos contribuyen de forma diferente en nuestra sociedad. TERAPIA DE GRUPO EN UN CONTEXTO MULTICULTURAL Esta obra asume que para que una terapia de grupo sea efectiya debe tomar en consideración el ambiente cultural de los miembros y del terapeuta. El pluralismo como estado ideal donde se reconozce, respeta y potencia la realidad de la diversidad. En este orden, el trabajo en grupos multiculturales implica estrategias que cultivan el entendimiento y el aprecio a la diversidad en las áreas de cultura, etnia, raza, sexo, clase social, religión y estilo de vida. El grupo, con todas las distintas perspectivas de cada uno de los miembros y del terapeuta, es un espacio natural para dar a conocer y potenciar el pluralismo. Los terapeutas, además de comprender las similitudes y diferencias culturales de los clientes, deben potenciar el reto a la perspectiva tradicional de la estructura, metas, técnicas y prácticas de grupo. Un paso fundamental de los terapeutas consiste en reexaminar las presunciones subyacentes a todas las principales teorías en relación a su adecuación a los contextos multiculturales. Es probable que los terapeutas grupales deban revisar sus teorías y técnicas si pretenden servir mejor a los individuos de diferentes entornos culturales. Entre los Capítulos 6 y 15, analizo los puntos fuertes y limitaciones de las diez principales teorías desde una perspectiva multicultural. En las siguientes páginas se exponen los principios generales para una terapia efectiva de grupos multiculturales. Multiculturalismo: Algunas Deñniciones e Implicaciones En el consejo psicológico multicultural dos o más personas con diferentes formas de percibir su entorno social tratan de trabajar conjuntamente a través de una relación de ayuda (Pedersen, 1994). El término multicultural hace TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 37 referencia a la complejidad cultural en lo que atañe a la prestación de servicios. Otros términos usados en la práctica grupal de los contextos multiculturales incluyen raza, etnia, minorías y cultura. Pedersen define estos términos como sigue: Etnia implica una herencia sociocultural compartida de religión, historia o ancestros comunes. Cultura definida en general, incluye raza, etnia. orientación afectiva, clase, religión, sexo y edad. Minoría identifica a un grupo que ha recibido un tratamiento desigual por motivos de discriminación colectiva. El consejo psicológico multicultural trata de integrar los grupos minoritarios étnicos y raciales (afroamericanos, asiático-americanos, hispa-nos. americanos nativos y etnias blancas) y a otras poblaciones con necesidades específicas como mujeres, gays y lesbianas, disminuidos físicos y ancianos. Según Pedersen (1991) La perspectiva multicultural pretende proporcionar en marco de trabajo conceptual que reconozca la compleja diversidad de una sociedad pluralista y sugiere vías de problemática compartida que unen a todas bs personas independientemente de sus diferencias. Esta perspectiva incluye la dimensión tínica de la persona y el modo en que esta persona comparte temas con otras personas diferentes a ella. Tal punto de vista respeta las necesidades y puntos fuertes de poblaciones de clientela diversas y reconoce las experiencias de estos clientes. El mero conocimiento de ciertos grupos culturales no es suficiente, es importante comprender también la variabilidad intragrupal. Cada mdividuo debe ser percibido en referencia a su grupo cultural, al grado en que se haya aculturizado y al nivel de desarrollo de la identidad racial. Pedersen (1994) subraya la importancia de entender tanto las diferencias del grupo como las individuales para interpretar la conducta con exactitud. Independientemente de que los terapeutas presten atención a las variables culturales o las ignoren, la cultura seguirá influyendo sobre la conducta de los miembros del grupo y del terapeuta así como sobre el proceso grupal. Los terapeutas que ignoren la cultura proporcionarán servicios menos efectivos. Dos Perspectivas sobre el Multiculturalismo En el área multicultural existen dos enfoques para entender y trabajar con ia diversidad de las poblaciones de clientes: (1) la perspectiva universal o transcultural, basada en la premisa de que las dimensiones humanas básicas son importantes independientemente de la cultura (Fukuyama, 1990), (2) el enfoque centrado que aboga por la necesidad de profundizar el conocimiento de las culturas específicas (Locke, 1990). El enfoque universal del consejo multicultural examina las similitudes de !a experiencia de personas de color y propone modelos transculturales para formar terapeutas multiculturales efectivos. Fukuyama (1990) sugiere programas de formación que incluyan: 38 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO * la comprensión del concepto de cultura como el todo que afecta al individuo, la sociedad y el proceso terapéutico. * una visión general de la cultura que incluye el sexo, el estilo de vida, la edad, la etnia y la raza. * información sobre todas las formas de opresión como racismo, sexismc y homofobia. * examinar la importancia de los roles sexuales * facilitar el desarrollo de la identidad individual como miembro de una cultural. * facilitar la comprensión de la perspectiva del mundo propio y el modc en que esto se relaciona con la familia y el propio entorno cultural. Según Fukuyama, el exceso de énfasis en las diferencias que separan a ur grupo cultural de otro favorece la creación de estereotipos. Manifiesta que sus estudiantes han sido capaces de adaptar los conceptos universales incluidos en el curso de la terapia multicultural y aplicar estas nociones a multituc de situaciones terapéuticas. Locke (1990), por contraste, defiende una perspectiva provincial como requisito filosófico adecuado para una terapia multicultural. En sus esfuerzo; por elaborar un enfoque universal o general, asegura que los terapeutas deber adquirir una pericia cultural sobre aquellos grupos específicos cuyas pobla clones van a encontrar. Este enfoque se asienta sobre tres principios: 1. La voluntad de los terapeutas por examinar sus creencias y actitudes; raciales en la medida que están relacionadas con individuos o grupo; específicos, culturalmente distintos. 2. La voluntad de comentar los aspectos específicos racialmente relevan tes a un nivel institucional. • 3. La voluntad de observar a los clientes como individuos y como miem bros de un grupo. La Necesidad de un Enfoque Multicultural en el Trabajo Crupal Los clientes de los grupos que usted dirige llegarán con sus valores, cre encías y acciones específicas que están influenciados por su cultura, raza ( etnia, sexo, religión, experiencia histórica con la cultura dominante, nive socioeconómico, educación, perspectiva política, estilo de vida y región geo gráfica. D.W. Sue (1992) nos recuerda que la composición de la población d( los Estados Unidos se está modificando con mucha rapidez y que los tera peutas se verán enfrentados a la elección de los caminos que han de tomar. E camino más transitado es el del monoculturalismo y etnocentrismo que ofre ce cierta seguridad y confort. La otra vía es el multiculturalismo que recono TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL J9 :e y valora la diversidad. Esta vía proporciona una imagen de la sociedad como mosaico cultural y no como recipiente de fundición. Proporciona las bases para que los terapeutas desarrollen las estructuras, paradigmas, políticas y prácticas nuevas que den respuesta a todos los grupos de la sociedad. La cambiante demografía de norteamérica obliga a los terapeutas a asumir ana postura proactiva con respecto a la diversidad cultural. Según Cosma-Diaz (1992), estos cambios demográficos modificarán las realidades socioló-gicas, políticas y económicas de las personas de color. El pluralismo se . nvertirá en el cianotipo de la sociedad norteamericana. Esta realidad con-ducirá a la flexibilidad y al aumento de las posibilidades de la práctica psico-terapéutica. No es posible aplicar los principios de una sociedad monocultura! a una multicultural. Los terapeutas deberán adoptar una perspectiva multicultural por las siguientes razones: porque nuestras percepciones del mundo se aprenden dentro de un contexto y una cultura, porque las personas procedentes de diferentes medios culturales perciben el mundo de forma distinta y porque la terapia requiere una comprensión exacta y profunda del mundo de cada clien-le (Pedersen, 1991). Éticamente estamos destinados a adquirir el conocimiento y las destrezas necesarias para trabajar con efectividad en situaciones multiculturales (Ibrahim & Arredondo, 1990). El tópico de la diversidad cultural en la terapia de grupo está recibiendo progresivamente más atención en la literatura psicológica. Por ejemplo, el lema central del Journal for Specialists in Group Work del mes de Noviembre de 1992 se dedica por entero a la terapia de grupo con poblaciones multicul-airales. Los artículos versan sobre el modo en que los terapeutas pueden ser sensibles a la diversidad de los clientes y pueden adaptar las orientaciones teóricas, las técnicas y los estilos para hacerlas coincidir con la visión del mundo y las necesidades de los clientes. El reto de un grupo consiste en adaptarse a las necesidades y creencias de cada miembro. El grado en que se satisfaga este reto determina el grado de efectividad del grupo para ayudar a la diversidad de los clientes (DeLucia, Coleman & Jenset-Scott, 1992). En un artículo sobre la terapia de grupo con clientes asiáticos, Yu y Gregg < 1993) manifiestan que la conciencia y la sensibilidad cultural deberían ser parte de cualquier experiencia grupal. El contenido que deberán establecer las personas que trabajen con grupos durante los años 90 y el próximo siglo se referirá a los problemas específicos transportados por clientes procedentes de diversos entornos. Los Desafíos y Recompensas de una Perspectiva Multicultural La literatura correspondiente a la terapia multicultural señala que los clientes procedentes de minorías y etnias hacen un uso limitado de los servicios de 40 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO salud mental y los servicios sociales (Atkinson, Morten & Sue, 1993; Chu & Sue, 1994; Ho, 1984; Lee, Juan & Hom, 1984; Leong, 1992; Mokuau, 1985; Pedersen, 1994; D.W. Sue, 1992). Existen diversas razones que explican este uso limitado e inapropiado de los servicios terapéuticos existentes. Una explicación del hecho se refiere al fracaso de los profesionales de la salud mental para evaluar, observar y encauzar los aspectos culturales. En algunos momentos los consultores pueden pasar por alto realidades culturales. Además, los valores culturales de los clientes pueden inhibir la utilización de los servicios porque en algunas culturas se emplean más los procesos terapéuticos informales que los recursos formales. Algunos clientes mantienen valores que les alientan a resolver por sí mismos sus propios problemas y hacerlo, dicen, es muestra de mayor madurez que solicitar ayuda de otras personas (Ho, 1984). Otras explicaciones del fenómeno de la escasa asistencia de las minorías a los servicios incluyen la falta de conocimientos de los servicios existentes, las dificultades del lenguaje, la inaccesibilidad geográfica o comunitaria y los conflictos entre el sistema de valores del cliente y los valores que subyacen a los enfoques terapéuticos occidentales contemporáneos (Mokuau, 1985). Como este patrón de escasa utilización no se modificará a corto plazo, parece importante examinar la naturaleza y efectividad de los mecanismos de ayuda utilizados por los diversos grupos culturales en Norteamérica. Los terapeutas que hacen referencia a la terapia multicultural aseguran a menudo que muchos enfoques no logran satisfacer las complejas necesidades de los clientes procedentes de diversas minorías y etnias debido a las percepciones esteriotipadas y estrechas de dichas necesidades. Los asiático-americanos, afroamericanos, hispanos, americanos nativos y otros miembros de grupos minoritarios abandonan las terapias significativamente antes que los clientes euro-americanos. Esta tendencia está ocasionada frecuentemente por barreras culturales como las dificultades del lenguaje, los valores de clase y valores culturales que impiden la formación de una buena relación terapéutica (Atkinson et al., 1993; Mokuau, 1987; Pedersen, 1994; D.W. Sue & Sue, 1990). Si usted espera acoger diversidad en sus grupos, como es el caso en la mayoría de los entornos laborales, le será importante aceptar el reto de modificar sus estrategias para satisfacer las necesidades específicas de las poblaciones especiales. La Asociación Americana de Psicología ha elaborado Consejos para Profesionales de los Servicios Psicológicos que atienden a Poblaciones Diversas Étnica, Lingüística y Culturalmente (1993). Estas reglas subestiman la responsabilidad de los terapeutas por conocer los valores culturales de sus clientes antes de prestar un servicio de salud mental. Ellos subrayan la importancia de disponer de un marco de trabajo sociocultural donde pueden incluirse los diversos valores, estilos interactivos y expectativas culturales. Una práctica multicultural efectiva requiere tanto el conoci- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 41 miento como las habilidades necesarias. Este mismo aspecto se profundizara en el Capítulo 3. Aunque es irreal esperar que usted adquiera un conocimiento profundo de todos los medios culturales, es factible disponer de una idea comprensiva de algunos principios generales para trabajar satisfactoriamente en la diversidad cultural. Aunque mantenga los principios de sus propios valores debería evitar la presunción de superioridad que le conduce a imponerlos como justificación para excluir a algunos clientes de sus terapias. Si usted es capaz de apreciar diferencias culturales y no las asocia con superioridad o inferioridad, la diversidad puede evidentemente, aumentar las percepciones que los miembros de su grupo adquieren sobre los problemas, incrementar sus recursos psicológicos y generar la sensación de comunidad. Pedersen (1994) asegura que la adopción de una perspectiva multicultural le permite a uno pensar en la diversidad sin establecer categorías de "correcto" o "falso". Cuando los argumentos de dos personas se basan en presunciones culturales diferentes, pueden discrepar sin que uno de ellos tenga la razón y el otro se halle equivocado. Dependiendo de la perspectiva cultural desde la que se considera un problema, pueden generarse multitud de soluciones apropiadas. La cultura es compleja, es dinámica y no es estática. Sin embargo, el tapiz cultural que se trama en la tarea de todas las relaciones terapéuticas no requiere ser percibida como la barrera que usted deba franquear. Como dice Pedersen, el multiculturalismo puede facilitar y animar su tarea terapéutica, también puede mejorar la calidad de su propia vida si adopta la perspectiva de que las diferencias culturales son atributos positivos que enriquecen las relaciones. ETIQUETAMIENTO CULTURAL TRANSCENDENTE. El etiquetamiento cultural o el provincialismo pueden afectar a los miembros del grupo y al terapeuta. Como terapeutas de grupo debemos afrontar nuestras propias distorsiones así como las de los miembros del grupo. El conocimiento cultural específico sobre el entorno del cliente no debería conducir a los terapeutas al desarrollo de estereotipos. Los terapeutas competentes reconocen tanto las diferencias existentes entre los diversos grupos como las diferencias manifiestas dentro de cada grupo. Es fundamental que usted no perciba a los individuos simplemente como pertenecientes a un grupo. Las diferencias entre los individuos de un grupo a menudo son más notorias que las diferencias existentes entre varios grupos (Pedersen, 1994). No todos los americanos nativos han disfrutado de las mismas experiencias, como tampoco lo han hecho los afroamericanos, los asiáticos, las mujeres, los ancianos o las personas con incapacidad física. Los terapeutas, por lo tanto, deberán estar preparados para manejar las complejas diferencias existentes entre individuos procedentes de cualquier grupo cultural. El trabajo grupal efectivo desde una perspectiva muí- 42 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO ticultural implica renunciar a los estereotipos sobre un individuo en un grupo determinado y modificarlos para que coincidan con la realidad. Los profesionales pueden hallarse con la resistencia de algunas personas de color si emplean valores tradicionales correspondientes a la clase media blanca para interpretar las experiencias de estos clientes. Los profesionales que etiquetan no son capaces de percibir el mundo a través de los ojos de todos sus clientes. Wrenn (1985) define al "terapeuta culturalmente etiqueta-dor" como aquel que tiene estereotipos que sustituyen al mundo real, que discrepa sobre la existencia de variaciones culturales entre los clientes y que dogmatiza las definiciones orientadas en la técnica referentes a la terapia y al consejo psicológico. Tales individuos que se limitan a operar dentro de un marco monocultural se mantienen aislados evadiéndose de la realidad y dependiendo enteramente de sus propios valores sobre lo que es bueno para la sociedad y para el sujeto. Estas personas etiquetadoras tienden a verse atrapadas en un modo de pensar, creyendo que su vía es la vía universal. Se afe-rran a una estructura inflexible que se resiste a la adaptación a otras formas alternativas de pensamiento. Los modelos occidentales deberán ser adaptados para ser válidos para ciertos grupos étnicos, especialmente para aquellos clientes que viven con un sistema diferente de valores. En la orientación occidental, por ejemplo, normalmente hay tres valores culturales nucleares - libertad, responsabilidad y logro - de cada uno de los cuales se derivan implicaciones para la práctica terapéutica (Sampson, 1988). Como ha señalado Sampson el individualismo implícito favorece el mantenimiento de los valores nucleares y de las instituciones que representan a la sociedad norteamericana actual. Lí libertad, la responsabilidad y el logro están asumidos de tal manera que pan su realización se requiere dicho individualismo. La libertad, la autonomía ) la independencia son valores fundamentales desde una perspectiva indivi dualista. En este sentido, muchos clientes procedentes de culturas no occidentales miembros de minorías étnicas y mujeres de casi todos los grupos cultúrale; tienden a valorar más la interdependencia que la independencia, la concien cia social más que la libertad individual y el bienestar del grupo más que si propio bienestar. El pensamiento psicológico occidental subraya la auto suficiencia, la independencia de la familia y el crecimiento personal. La cual tura asiática sin embargo subraya el bienestar colectivo y sus planes incluyen a la familia (Chu & Sue, 1984; Leong, 1992). En las culturas asiáti cas, además, los roles familiares tienden a estar muy estructurados y 1¡ "devoción filial" desempeña una poderosa influencia; es decir, las obligado nes con los padres se respetan durante toda la vida, especialmente entre lo; descendientes mascuhnos. Los roles de los miembros familiares son interde pendientes. La estructura familiar se establece de tal forma que se minimi TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 43 zan los conflictos y se maximiza la armonía. Los valores asiáticos tradicionales enfatizan la reserva y la formalidad en la mayoría de las situaciones sociales, la restricción e inhibición de los sentimientos intensos, la obediencia a la autoridad y el alto logro académico y ocupacional. La estructura familiar es tradicionalmente patriarcal en el sentido de que la comunicación y la autoridad fluye verticalmente desde la cumbre hasta la base. La inculcación de la culpabilidad y la vergüenza son las principales técnicas empleadas para el control de la conducta de los sujetos dentro del seno familiar (D. Sue & Sue, 1993). Estos valores tradicionales son comunes también a otros grupos culturales. Por ejemplo, los valores de los latinos enfatizan el contexto cultural. El familismo potencia la interdependencia frente a la independencia, la afiliación frente a la oposición y la cooperación frente a la competición. Los padres merecen mucho respeto y este respeto gobierna todas las relaciones interpersonales. La fe es con frecuencia una fuerza persuasiva que gobierna la conducta. Los hispanos valoran altamente los aspectos espirituales y la religión (Comas-Diaz, 1990). Si la experiencia del grupo es en su mayor parte el producto de valores ajenos para ciertos miembros del grupo, es fácil predecir que tales miembros no se sentirán vinculados al grupo. Los terapeutas de grupo que sólo trabajan desde una perspectiva occidental tienden a encontrarse con una proporción considerable de resistencia procedente de aquellos clientes con una visión del mundo no occidental. La práctica cultural sensible a la cultura implica que los terapeutas tienen la voluntad de revelar los valores subyacentes al proceso grupal y de determinar si estos valores son congruentes con los valores culturales de los miembros. Los miembros del grupo también pueden ser motivados a expresar sus valores y necesidades. El mayor desafío de los terapeutas de grupo consiste en seleccionar las técnicas culturalmente adecuadas. En la medida que estudie las diez teorías expuestas en la Segunda Parte de este libro, considere cuidadosamente los aspectos relacionados con los valores subyacentes que tienden a producir un impacto claro sobre su práctica. Es visible que la aplicación directa de muchos modelos terapéuticos contemporáneos es inadecuada para algunos clientes. Sin embargo, ciertos conceptos y técnicas extraídas de varias escuelas terapéuticas tienen relevancia cultural. Como terapeuta de grupo usted empleará diferentes conceptos y técnicas. Es importante elaborar unos criterios de selección que le capacitarán para integrar sistemáticamente los instrumentos que mejor satisfacen las necesidades de poblaciones diversas. Necesitará también evaluar los atributos particulares de sus clientes y usted deberá adaptar a esos atributos las intervenciones particulares que introduce en un grupo. Al trabajar con poblaciones diversas, los terapeutas se verán obligados a elaborar unas estrategias eclécticas. 44 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO VENTAJAS DEL TRABAJO CRUPAL CON LAS POBLACIONES MULTICULTURALES. Un factor que revaloriza el trabajo grupal es la universalidad transcultural. En los grupos, las personas observan que no están solas con sus problemas. Cualquier persona padece de dolor psicológico en algún momento de su vida. Independientemente de las variaciones culturales, las personas que solicitan ayuda profesional están interesadas en aliviar su sufrimiento. Debido a estas similitudes humanas es un error crear grupos altamente homogéneos para neutralizar cualquier mezcla cultural. Aunque la perspectiva multicultural potencia la conciencia de las diferencias individuales, este interés no debería ensombrecer los temas humanos universales que unen a todas las personas (Fukuyama, 1990). En el Capítulo 9, correspondiente al enfoque existencial, mencionaremos algunos de estos temas humanos. ALGUNAS LIMITACIONES DEL TRABAJO GRUPAL EN CONTEXTOS MULTICULTURALES. Junto con las ventajas de la terapia grupal se presentan también algunas desventajas. Algunos individuos pueden ser reacios a exponer su problemática personal o a compartir los conflictos familiares (Ho, 1984). Pueden considerar vergonzoso sufrir problemas personales y aún más comentarlos en presencia de extraños. De hecho algunas culturas valoran la confianza en la propia familia para la petición de ayuda. En vez de solicitar servicios profesionales, estos individuos pueden tender más a dirigirse a sus propios grupos de apoyo. Como terapeuta de grupos, usted necesitará encontrar las formas de llegar a los clientes que desean ayuda pero desconocen dónde encontrarla o que son reacios a solicitarla a un profesional. Será imprescindible aceptar las dificultades que experimentan los clientes a hablar sobre ellos mismos de forma personal con usted para que pueda establecerse la base de la relación terapéutica. Un problema derivado del trabajo grupal con poblaciones diversas puede estar relacionado con los conflictos que surge entre los valores de los miembros y que afectan al grupo. En algunos grupos, por ejemplo, el contacto físico es frecuente. Algunas culturas sin embargo no consideran el contacto físico de forma tan ligera, especialmente en los contactos heterosexuales. Los clientes pueden diferenciar entre el afecto físico ofrecido en privado y en público (Chu & Sue, 1984). Es fácil comprobar que algunos clientes se sentirán ofendidos e intimidados por el contacto espontáneo que a menudo se produce en los grupos. Entre los Capítulos 6 y 15 se comentan algunas de estas limitaciones de los diez marcos teóricos de trabajo. Yo le recomendaría no olvidar el valor potencial de ninguno de estos enfoques porque creo que todos ellos pueden serle útiles al trabajar con individuos diversos en un grupo. Es imprescindible la voluntad de los profesionales para examinar la articulación de los conceptos claves de estas teorías con los sistemas de valores de los miembros del TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 45 grupo. Es también fundamental que los profesionales adeptos a una orientación teórica sean flexibles al aplicar las técnicas. Muchos de los métodos gru-pales pueden ser creativamente aplicados si se ejecutan modificaciones en razón de la población de los clientes a que van dirigidos. Líneas Generales para los Profesionales de Grupos al Servicio de Poblaciones Multiculturales Las minorías étnicas y raciales pueden desplegar conductas que los terapeutas del grupo pueden interpretar como resistencia. Es importante diferenciar entre la conducta no cooperativa como manifestación de resistencia y como duda a participar plenamente en el proceso grupal. A veces estos clientes no se resisten sino que son reacios o en otros casos simple y respetuosamente educados. Solicitar la participación más activa a tales clientes demostraría la escasa comprensión o aprecio de los valores culturales subyacentes de dichos clientes. Por ejemplo, el silencio en el grupo no siempre debe interpretarse como el rechazo a participar. Los clientes tranquilos pueden pensar que mantenerse en silencio es mejor que hablar en exceso o ver-balizar sin haber pensado con anterioridad. Su tranquilidad podría reflejar el temor a ser percibidos como centro de atención. Pueden estar esperando a ser impulsados por el terapeuta del grupo, a quien perciben con respeto por su estatus como figura de autoridad. Algunos clientes pueden dudar a hablar sobre su familia. Esta duda no debería interpretarse necesariamente como rechazo obcecado a la apertura y la transparencia. Estos clientes podrían estar influidos por tabús que les impiden comentar abiertamente los problemas familiares. PREPARAR A LOS CLIENfTES PARA LA EXPERIENCIA GRUPAL. La terapia grupal multicultural requiere la adecuada preparación de los miembros. La selección y la orientación de los miembros para los procedimientos grupales es un factor crítico al trabajar con clientes procedentes de ciertos grupos culturales. Esta preparación es muy importante porque muchas de las conductas esperadas en un grupo son a menudo distintas de las que ejecutan en sus vidas normales. Por ejemplo, su cultura puede valorar la comunicación indirecta. Cuando se hallan en un grupo, se les pide que sean directos en sus intervenciones. En la vida diaria con frecuencia se anima a las personas a enmascarar sus sentimientos reales para no ofender a las personas. Probablemente no se sienten motivados para expresar sus sentimientos abiertamente, para hablar sobre sus problemas personales con personas que desconocen o para expresar directamente su opinión sobre los demás. En una situación grupal se espera que se atengan a las normas de apertura, honestidad y claridad y se espera que sean emocionalmente vulnerables. Dependiendo del entorno 46 INTRODUCCIÓN AL TRABAJO EN GRUPO cultural de cada uno, algunas de las conductas grupales esperadas pueden ser muy exigentes y pueden contradecir el principio del condicionamiento cultural del individuo. Es importante que los terapeutas de grupos ayuden a los miembros a identificar con claridad la razón de hallarse en un grupo. Los clientes deberán identificar los resultados que esperan obtener de este proceso. El terapeuta puede ayudarles a conocer su estado actual y sus deseos de logro. Es importante que los miembros se percaten de que la terapia grupal implica un cambio. Deberían ser concienciados de las posibles consecuencias del cambio no sólo para ellos mismos sino también para los otros significativos. Algunos clientes pueden verse rechazados por sus familias si llegan a ser muy abiertos y directos en sus declaraciones o se inclinan hacia el individualismo. La adecuada preparación de los miembros es una de las mejores formas de incrementar los cambios de una experiencia grupal exitosa para todos los clientes. La preparación puede incluir el comentario de los valores de los miembros y el modo en que el grupo puede favorecer la consecución de las metas personales. La adecuación de las metas y propósitos del grupo al contexto cultural de cada miembro es fundamental, esta es la principal razón para comentar los objetivos del grupo y la importancia de que sea cada miembro quien establezce sus propias metas. En algunos momentos, las metas pueden ser consistentes con los valores culturales de los clientes pero el proceso o los métodos empleados para obtener tales metas pueden ser antagonistas con estos valores. AUTO-APERTURA Y CONFRONTACIÓN EN LOS GRUPOS. Algunos clientes pueden incrementar su resistencia al sentirse empujados a desvelar material personal o al esperar que se muestren completamente abiertos desde el inicio del proceso grupal. Algunos individuos procedentes de diversos entornos culturales pueden requerir más tiempo para sentir confianza y para participar con la apertura fruto de la confianza. Los terapeutas que comprendan los mundos de sus clientes son más capaces de mostrar paciencia para ayudar a estos clientes a empezar a hablar. Si dichos clientes se sienten respetados, existen más posibilidades de que se sobrepongan a su duda. La confrontación es parte del proceso grupal. La confrontación es terapéutica cuando incita a los clientes a examinar en mayor profundidad un aspecto particular de sus vidas en el momento adecuando y apropiadamente temporalizado. Por otra parte, la confrontación también puede suponer ataque y hostilidad y la falta de tacto no produce un impacto beneficioso. Incluso la confrontación terapéutica no siempre es adecuada para algunos clientes procedentes de determinadas culturas, especialmente cuando se realiza con excesiva premura. De hecho, confrontar directa y apresuradamente la resistencia del cliente puede ser contraproducente. Algunos clientes pueden percibirlo TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 47 como un ataque personal (Ho, 1984; Leong, 1992). Para determinados individuos la confrontación generaría una pérdida significativa de su compostura, dificultando su vuelta al entorno grupal. Si tales individuos se sienten insultados, es probable que también se sientan rechazados o enfadados y estos sentimientos pueden consolidar su resistencia a la implicación en el grupo. Para estos clientes la confrontación puede ser el factor que determine el abandono del grupo. ALGUNOS ASPECTOS A RECORDAR. Reflexionar sobre los siguientes aspectos puede aumentar su efectividad al servicio de clientes procedentes de poblaciones diversas: * Aprenda más sobre la influencia de su propio entorno cultural en su pensamiento y su conducta. Familiarícese con algunas formas de etiqueta-miento cultural. ¿Qué pasos específicos puede dar para ampliar su base de comprensión de su propia cultura y de otras culturas? . * Identifique sus propios prejuicios - especialmente las referentes a la diversidad cultural, etnia, raza, sexo, clase social, religión y estilo de vida- y reflexione sobre los modos en que tales ideas podrían afectar a su práctica como terapeuta de grupo. * Aprenda a prestar atención a los aspectos comunes que existen entre las personas de diversos entornos. ¿De qué forma compartimos todos los seres humanos los problemas universales?. * Reconozca que no es necesario aprender todo sobre el entorno cultural de sus clientes antes de empezar a trabajar con ellos. Permita que sean ellos quienes le enseñen la mejor forma de serles útil. * Dedique tiempo a preparar a los clientes para una experiencia grupal satisfactoria, especialmente si algunos de sus valores pueden diferir de los valores mayoritarios del grupo. Enseñe a los clientes a adaptar su experiencia grupal para enfrentarse a las necesidades cotidianas individuales. * Reconozca la importancia de la flexibilidad en la aplicación de los métodos. No se sienta comprometido con una técnica específica si no es apropiada para un miembro dado del grupo. * Recuerde que la práctica desde una perspectiva multicultural puede facilitar su trabajo y puede recompensar a usted y a sus clientes. 2 Factores éticos y profesionales en la práctica con grupos En mi opinión, las personas que tratan de formarse como terapeutas profesionales de grupos deben tener una disposición positiva para analizar sus valores éticos y su nivel de competencia. Los factores éticos tratados en este capítulo incluyen los derechos de los miembros del grupo, entre ellos el consentimiento informado y la confidencialidad, los riesgos psicológicos de los grupos, las relaciones personales con los cuentes, la socialización entre los miembros, el impacto de los valores del terapeuta del grupo, el trabajo ético y sensible con los diversos clientes, el uso y mal uso de las técnicas grupales, la responsabilidad legal y la incompetencia. Desde mi punto de vista, un factor ético nuclear en el trabajo con grupos se refiere a la competencia del terapeuta del grupo. Por lo tanto, concedo especial importancia a los siguientes aspectos: formas para determinar la competencia, identificación de los niveles medios de experiencia profesional y preparación académica de los terapeutas de grupo. Como profesional responsable del trabajo en grupos usted deberá clarificar sus puntos de vista relativos a los factores éticos y profesionales que se comentan en el presente capítulo. Las reglas éticas de los terapeutas de grupos así como los niveles medios de experiencia están establecidos por la ASGW del Trabajo en Grupos (1989, 1991). Aunque usted está obligado a conocerlos y familiarizarse con el código ético de su organización profesional, muchos de estos códigos ofrecen sólo algunas reglas generales. Así pues, se verá en la necesidad de aprender vías para adoptar decisiones éticas en situaciones prácticas. Las reglas le proporcionarán un marco de trabaio 50 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS general desde el que puede operar, sin embargo usted necesitará aplicar estos principios a los casos concretos. Como observará al estudiarlos, las reglas ofrecen un punto de partida para los profesionales y proporcionan una referencia para los tipos de terapia grupal. Gran parte de este capítulo hace referencia a los factores éticos y profesionales que los trabajadores de grupos encuentran normalmente. Es conveniente desarrollar una conciencia ética y reflexionar sobre estos factores antes de empezar a liderar algún grupo. LOS DERECHOS DE LOS PARTICIPANTES DEL GRUPO La experiencia me ha enseñado que las personas que participan en un grupo desconocen sus derechos básicos y sus responsabilidades como participantes. Es función suya como terapeuta del grupo ayudar a los futuros miembros a conocer sus derechos. Por lo tanto, este apartado incluye un listado de los derechos de los participantes. Un Derecho Básico: Consentimiento Informado Los participantes tenderán a ser más cooperativos y activos si durante la sesión inicial se proporciona la información básica sobre el grupo. Un terapeuta que hace esto como norma demuestra honestidad y respeto por los miembros y potencia la confianza necesaria para que los miembros sean abiertos y activos. El terapeuta obtiene así el consentimiento informado de los participantes. A continuación se adjunta la información básica que los miembros deberían recibir antes de configurar el grupo. Después añado la lista de aquellos aspectos que los clientes tienen derecho a esperar durante el transcurso del grupo. INFORMACIÓN QUE MERECEN LOS CLIENTES ANTES DE CONFIGURAR EL GRUPO. A continuación se incluye el listado de los aspectos que los clientes tienen derecho a esperar antes de tomar la decisión de sumarse al grupo: * Una explicación clara relativa al propósito del grupo. * Una descripción del formato, procedimientos y reglas básicas del grupo. * Una entrevista previa para determinar si un grupo particular con un terapeuta concreto en el momento actual es adecuado para sus necesidades. * Una oportunidad para solicitar información sobre el grupo, plantear cuestiones y examinar los problemas. * Una descripción breve de la educación, experiencia y cualificaciones del terapeuta. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 51 * Información sobre los honorarios y costes y si estos incluyen o no una sesión de seguimiento; información, también, de la duración del grupo, la frecuencia y duración de los encuentros, metas del grupo y técnicas que serán empleadas. * Información sobre los riesgos psicológicos implicados en la participación grupal. * Conocimiento de las circunstancias en las que se quebrantará la confidencialidad por razones legales, éticas o profesionales. "' Explicación de los servicios que podrán y no podrán proporcionarse dentro del grupo. * Ayuda del terapeuta para elaborar las metas personales * Clarificación breve de la división de responsabilidades entre el terapeuta y los participantes. * Comentario de los derechos y responsabilidades de los miembros del grupo. DERECHOS DE LOS CLIENTES DURANTE EL TRANSCURSO DEL GRUPO. El siguiente listado incluye aquellos aspectos que los clientes tienen derecho a esperar en el transcurso del grupo: * Indicaciones sobre lo que se espera de ellos. * La libertad de abandonar el grupo si no parece ser lo que esperaban, lo que deseaban o necesitaban. * Información sobre cualquier investigación o grabación que se vaya a realizar durantes las sesiones con los miembros del grupo. * Si se realiza alguna grabación, el derecho a pararla cuando restringe la participación de los miembros. * Ayuda del terapeuta para adecuar los aprendizajes del grupo a cada cliente. * Oportunidades para comentar en el grupo los aprendizajes individuales y para experimentar la cercanía del grupo, de tal forma que los participantes no queden innecesariamente con asuntos pendientes. * Una consulta con el terapeuta si se produce una crisis por efecto directo de la participación en el grupo o la derivación a otras fuentes de ayuda si el terapeuta no puede proporcionarla. * Cuidados del terapeuta para minimizar los posibles riesgos del grupo. * Respeto hacia la privacidad de los miembros en relación con lo que la persona puede revelar y con el grado de apertura. * Libertad de la indebida presión grupal para la participación en los ejercicios del grupo, toma de decisiones, exposición de problemas privados y aceptación de sugerencias de otros miembros. 52 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS * Respeto a la confidencialidad por parte del terapeuta y de los miembros restantes. * Libertad frente a los valores del terapeuta y del resto de los miembros. * Oportunidad para emplear los recursos del grupo en el crecimiento. * Derecho a ser tratado como individualidad con la dignidad y respeto merecidos. El terapeuta debería subrayar que la participación en los grupos conlleva además de los derechos ciertas responsabilidades. Algunas de estas responsabilidades consisten en asistir con regularidad, ser activo, adoptar riesgos, tener voluntad para hablar sobre uno mismo, proporcionar feedback a los otros miembros, respetar la confidencialidad y pedir lo que se necesite. Factores de los Grupos Involuntarios Cuando la participación es obligatoria, el consentimiento informado es particularmente importante. Deberá realizarse un gran esfuerzo para informar a los miembros involuntarios sobre la naturaleza y metas del grupo, los procedimientos que vayan a usarse, sus derechos y responsabilidades, límites de la confidencialidad y la influencia que su nivel de participación tendrá en las decisiones críticas que se adopten fuera del grupo sobre él. Cuando los grupos son involuntarios se debería fomentar la cooperación de los miembros y motivarlos para que sigan asistiendo voluntariamente. Otra alternativa podría consistir en aceptar a los miembros involuntarios sólo durante un período inicial limitado. Los miembros reacios deberían tener la posibilidad de comprobar qué y cómo se trabaja en el grupo y después de, digamos, tres sesiones, decidir si desean o no volver al mismo. Evidentemente pueden producirse consecuencias para los clientes que decidan no continuar con el tratamiento. La práctica ética requiere que los terapeutas analicen estos aspectos con los clientes que le son enviados. La Libertad para Abandonar el Grupo Los terapeutas deberían especificar sus normas con respecto a la asistencia, compromiso de permanencia en el grupo durante un número predeterminado de sesiones y el abandono de una sesión específica si los miembros no están de acuerdo con la marcha del grupo. Si la asistencia es irregular se dificulta seriamente el desarrollo del grado de confianza y cohesión necesarios. Durante la sesión inicial debería comentarse el tema de las ausencias y desde el comienzo deberían clarificarse las actitudes y normas del terapeuta. En mi opinión, los miembros del grupo tienen la responsabilidad de expli- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 53 car al grupo y al terapeuta las razones de su abandono o ausencia. Por una paarte, puede ser nocivo para los miembros abandonar el grupo sin haber dis-frutado de la opción a comentar los factores que considera negativos o amenazantes en la experiencia. Si al sentirse incómodos abandonan el grupo, es probable que les queden aspectos pendientes y lo mismo será vivenciado por el resto de los miembros. La ausencia de un miembro puede perjudicar a la cohesión y confianza del grupo porque los miembros restantes pueden sentirse "causantes" de tal abandono. Suele ser conveniente sugerir a los miembros que si piensan ausentarse, deberían plantearlo en la sesión para su posible análisis en grupo. Es fundamental que los miembros tengan la oportunidad de comentar su abandono al menos con el terapeuta. La regla de la ASGW (1989) dice a este respecto: Los miembros tienen el derecho a renunciar al grupo, pero es importante que sean conocedores de la importancia de informar al terapeuta y a los miembros del grupo antes de hacerlo. El terapeuta comenta los riesgos potenciales de la renuncia prematura con el miembro que considere esta opción. Si un grupo es contraproducente para un individuo, dicha persona debería contar con el derecho a abandonar el grupo, teóricamente el terapeuta y los miembros trabajarán conjuntamente para determinar el grado de productividad o contraproductividad de la experiencia grupal. En mi opinión, si después de un período previamente acordado por los miembros, estos deciden no participar en el grupo, entonces deben tener la posibilidad de ausentarse sin ser objeto de la presión del terapeuta ni de los miembros restantes. Libertad ante la Coerción y la Presión Indebida Los miembros pueden esperar ser respetados por el grupo y no ser objeto de coerción o presión indebida del grupo. Con respecto a este asunto, la regla de la ASGW (1989) dice: "Los terapeutas protegen los derechos de los miembros contra las amenazas físicas, intimidación, coerción y presión indebida de los compañeros en la medida de los posible". Por una parte, es inevitable cierto grado de presión grupal, además en muchos momentos puede ser incluso beneficiosa desde el punto de vista terapéutico. Las personas del grupo se enfrentan a sus opiniones y conductas de auto-derrota, admiten lo que están haciendo y determinan si desean o no permanecer del mismo modo. Por otra parte, en las sesiones se genera presión a hablar en público, a comentar aspectos personales, a adoptar ciertos riesgos y a ser honesto con el grupo. Es necesario que el terapeuta diferencie entre pre- 54 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS sión nociva y presión terapéutica. Las personas pueden necesitar cierto grado de presión para vencer sus formas habituales de resistencia. En este mismo orden, es bueno recordar que el propósito del grupo es ayudar a los participantes a encontrar sus propias respuestas y no presionar a un individuo a hacer algo que el grupo considere apropiado. Los miembros pueden convertirse fácilmente en objeto de ansiedad innecesaria si se les acosa para que se comporten de determinada manera. También se puede presionar a los miembros para que participen en las actividades de comunicación y en ejercicios no verbales diseñados para favorecer la interacción. Es básico que los terapeutas sean sensibles a los valores de los miembros que no acceden a participar en ciertos ejercicios de grupo. Los terapeutas deben mencionar periódicamente que los miembros del grupo cuentan con esta opción. Una buena experiencia para el terapeuta consiste en enseñar a los miembros el modo de resistir presiones grupales excesivas y el modo de rechazar amablemente la participación en actividades que les disgustan. El Derecho a un Tratamiento Equitativo Los miembros disponen del derecho a hacer un uso óptimo de los recursos en el grupo. En algunos momentos ciertos miembros pueden mostrar conductas problemáticas como la monopolización del tiempo del grupo, el relato de historias, preguntas excesivas, interpretar al resto de los miembros, aconsejar o animar cuando no es apropiado. Tales conductas dejan poco tiempo para aquellos miembros que desean trabajar sobre sus problemas. La ASGW (1989) sugiere que: "Los terapeutas garanticen un uso equitativo del tiempo grupal para cada miembro, invitando a los miembros silenciosos a implicarse, reconociendo los esfuerzos de comunicación no verbales y reduciendo el mal uso o monopolización del tiempo por parte de algunos miembros". Aunque los terapeutas no tienen la obligación de asumir la responsabilidad total de intervenir para silenciar a los miembros que están perjudicando al grupo, deberían percibir la situación y trabajar con el grupo de tal manera que ningún miembro absorba la energía del grupo, ni dificulte el trabajo productivo de los demás. En mi opinión es tarea del terapeuta enseñar a los miembros monopolizadores a ser más conscientes de la presentación de sí mismos que hacen al resto de los miembros. Sin ser excesivamente críticos o duros, los terapeutas pueden ayudar a los miembros a aprender a ser específicos y a evitar perderse en los detalles de la historia. Pueden enseñar a los miembros a compartir la responsabilidad para que se maximicen los recursos del grupo. Esto incluye enseñar a los miembros a pedir lo que desean, generando la sensación de limitaciones de tiempo durante las sesiones y enfrentándose adecuadamente cuando observan que algún miembro está interrumpiendo el proceso grupal. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 55 Parte del tratamiento equitativo a los miembros implica que el terapeuta reconozca y respete las diferencias individuales con respecto al entorno racial y cultural, perspectivas religiosas, orientación del estilo de vida, edad, trastorno y sexo. Cualquiera de estos factores pueden influir sobre la habilidad de un miembro para obtener beneficios de la experiencia grupal. Es importante que los terapeutas ayuden a los miembros a identificar y clasificar las dificul-tades que tienen a medida que progresa el grupo debido a una o más de estas variables. También es importante que todos los miembros generen la conciencia de la realidad con respecto a la posibilidad de que los otros miembros dis-pongan de una visión del mundo diferente. Se puede fomentar la aceptación de la diversidad como fuente valiosa de aprendizaje personal. El Derecho a la Confidencialidad La confidencialidad es un factor ético central en la terapia grupal. Usted corno terapeuta está obligado a silenciar las confidencias de los miembros del grupo y además tiene la responsabilidad añadida de transmitir a los miembros del grupo la necesidad de mantener la naturaleza confidencial de cualquier información que se revele en el grupo. Este problema requiere ser reforzado desde la sesión inicial hasta la finalización del grupo. La confidencialidad, corno norma clave de conducta en un grupo, se logra mejor a través de la neegociación que mediante el imperativo del terapeuta (Lakin, 1985). Si las 'razones de la confidencialidad se presentan claramente a cada individuo Jurante la entrevista preliminar y una vez más a todo el grupo en la sesión inicial, existe menor probabilidad de que los miembros adopten con ligereza este aspecto. La confidencialidad se presenta a menudo en las mentes de las personas cuando se adhieren al grupo, por lo tanto es el momento de analizar este aspecto en profundidad. Una buena actividad consiste en recordar a los participantes, de vez en cuando, el peligro derivado de revelar confidencias inadvertidamente. Mi experiencia me demuestra que los miembros rara vez cotillean maliciosamen-te sobre las personas de su grupo. Sin embargo, las personas tienden a comentar más de lo debido fuera del grupo y desintencionadamente pueden ofrecer información indebida sobre sus compañeros. Si la confidencialidad parece ser un problema, debería comentarse en una sesión del grupo. No exis-te ninguna forma de garantizar que los miembros respetan las confidencias de los otros. Como terapeuta usted podría comentar el problema, expresar sus sentimientos sobre la importancia de guardar la confidencialidad, hacer que los miembros firmen contratos accediendo a ello e incluso imponer alguna forma de sanción para aquellos que lo rompan. Tenga en cuenta que su propio modelado y la importancia que usted concede a este factor serán cruciales para establecer las normas que seguirán los miembros. Si los miembros sien- 56 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS ten que usted es serio con respecto a la confidencialidad existen más probabilidades de que ellos se preocupen también por mantenerla. Finalmente, corresponde al grupo respetar y mantener la necesidad de confidencialidad. La ASGW de Trabajo Crupal (1989) hace múltiples alusiones a este respecto sugiriendo que "los terapeutas protejan a los miembros definiendo con claridad el contenido de confidencialidad, su importancia y las dificultades implicadas en su cumplimiento". Otras sugerencias son: * Deberían especificarse los límites de la confidencialidad. Por ejemplo, los terapeutas pueden explicar a los miembros que deben romper la confidencialidad cuando existe un requisito legal. * El terapeuta puede garantizar la confidencialidad en lo que a él respecta pero no la correspondiente a los miembros restantes. * Puede animarse a los miembros del grupo a comentar los problemas relacionados con la confidencialidad cada vez que se sientan preocupados por ella. Con respecto a las grabaciones de las sesiones grupales en cassette o video, los miembros tienen el derecho a saber que se procederá a la grabación y el uso que se hará de la misma. Debería solicitarse su permiso escrito antes de la grabación de cualquier sesión. Si las grabaciones se van a emplear con fines científicos o van a ser criticados por un supervisor u otros estudiantes en alguna sesión de supervisión, los miembros tienen el derecho a denegar su permiso. EXCEPCIONES A LA CONFIDENCIALIDAD, Los niveles éticos reco-mendados por la Asociación Americana de Terapia (1993) especifican excep-clones a la norma general de la confidencialidad de la cual se derivan implicaciones para las confidencias de los miembros: "El requisito general d( mantener la información confidencial no es procedente cuando los mejore; intereses del cliente, el bienestar de otros, las obligaciones sociales o lo: requisitos legales exigen que dicha información sea revelada. Los terapeuta profesionales consultan con otros profesionales de salud mental si no están seguros de que se trate de una de las excepciones a la confidencialidad' (p.l7). Los trabajadores de grupos a menudo presentan a cada miembro del grupo por escrito las limitaciones a la confidencialidad y añaden algunas situacione específicas que exigirían la ruptura de esta regla. Al parecer un proceder tan directo con los miembros desde el comienzo favorece la creación de la con fianza, como mínimo los miembros saben a qué atenerse. Es imprescindible que las personas que lideran grupos se familiaricen con las leyes estatales que tengan algún impacto sobre su trabajo. Los terapeuta están legalmente obligados a declarar las amenazas de daño del cliente dirigí TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 57 das a sí mismo o a otros. Esta prescripción atañe también a los casos de abuso o negligencia de menores o incesto. En un caso extremo, si un miembro del grupo amenaza seriamente con herir a otra persona, usted debería consultarlo con su superior o con otros colegas, advertir a la posible víctima e incluso notificarlo a las autoridades encargadas. La amenaza puede no involucrar a otras personas; los clientes pueden mostrar conductas extrañas como "tener visiones" o "escuchar voces" diciéndoles que se mutilen, en tales casos usted debería seguir los pasos que le permitan ingresarlo durante cierto tiempo. Si usted dirige un grupo en un centro público correctivo o en un hospital psiquiátrico, es probable que usted deba adoptar otras responsabilidades además de la de terapeuta del grupo; por ejemplo, usted deberá registrar en el informe del cliente ciertas conductas este que muestra en el grupo. Al mismo tiempo, su responsabilidad hacia los clientes le exige comunicarles que usted está registrando y transmitiendo cierta información. En general encontrará que usted tendrá más posibilidades de lograr la cooperación del grupo si es sincero que si oculta sus informes y por lo tanto se coloca en la posición de violador de sus confidencias. CONFIDENCIALIDAD CON MENORES. Otro problema delicado relativo a la confidencialidad se refiere a las terapias con niños y adolescentes. ¿Tienen los padres el derecho a disponer de la información revelada por sus hijos en el grupo?. La respuesta a esta pregunta depende del punto de vista legal, ético o profesional que usted adopte. Antes de que el menor sea miembro del grupo, puede ser adecuado solicitar por escrito el permiso de sus padres. Es útil que este permiso incluya una breve mención de la finalidad que persigue el grupo junto con algún comentario sobre la importancia de la confidencialidad como prerrequisito para lograr tal fin y su intención de no revelar ninguna confidencia. Puede ser adecuado informar a los padres pero sin que ello implique revelar ninguna confidencia. Un ejercicio práctico para proteger la privacidad de la marcha del grupo consiste en proporcionar feed-back a los progenitores en una sesión junto con el niño y uno o los dos progenitores. De este modo el niño tendrá menos razones para dudar sobre la integridad del director del grupo en referencia a sus confidencias privadas. Los terapeutas al trabajar con niños y adolescentes tienen la responsabilidad añadida de tomar medidas para aumentar las posibilidades de que las confidencias no sean reveladas. Es importante trabajar cooperativamente con los padres o responsables así como ganarse la confianza de los jóvenes. También es útil enseñar a los menores, en términos adecuados a su nivel, la naturaleza, propósitos y limitaciones de la confidencialidad. En resumen, los terapeutas de grupos actuarán correctamente al insistir a los miembros que comenten abiertamente sus preocupaciones sobre la confidencialidad cada vez que este factor pase por sus mentes. 58 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS EL FACTOR DE RIESGOS PSICOLÓGICOS EN EL GRUPO Como los grupos pueden actuar como catalizadores del cambio personal, conllevan también riesgos para los miembros del grupo. La naturaleza de estos riesgos - que incluye cambios vitales que originan rupturas, confrontaciones hostiles y destructivas, socialización dolorosa entre los miembros, etc. - y lo que el terapeuta puede hacer a este respecto es el objeto de esta sección. Es irreal esperar que un grupo no conlleve riesgos porque cualquier aprendizaje vital implica arriesgarse. Sin embargo, es responsabilidad ética del terapeuta asegurar que los futuros miembros del grupo conocen los riesgos potenciales y adoptan precauciones a este respecto. La ASGW recomienda que el terapeuta subraye los riesgos personales implicados en cualquier grupo, especialmente los referentes a los posibles cambios vitales y que ayude a los miembros del grupo a examinar su disposición a encarar dichos cambios. Como mínimo se espera que el terapeuta comente con los miembros las ventajas y desventajas de un grupo determinado, que prepare a los miembros para manejar cualquier problema que puede surgir en la experiencia grupal y que permanezca alertas a los temores y reservas que los miembros puedan tener. También corresponde al terapeuta disponer de un conocimiento amplio y profundo sobre las fuerzas que operan en el grupo y sobre el modo de movilizar dichas fuerzas para lograr fines éticos. Si los terapeutas no proceden cor precaución, los miembros pueden perder los beneficios del grupo e incluso pueden resultar psicológicamente dañados por el mismo. Las vías para redu cir estos riesgos incluyen el conocimiento de los límites de los miembros, e respeto a sus peticiones, el empleo de un estilo invitador frente a uno dicta dor, evitar enfrentamientos insultantes, describir la conducta en vez de juz garla y presentar las sospechas de forma sugerente en vez de forza interpretaciones a los miembros. El siguiente capítulo describe las destreza: que emplean los terapeutas de grupo para manejar los aspectos aquí mencio nados. A continuación se incluyen algunos problemas que el terapeuta y lo miembros pueden comentar y trabajar para minimizarlos: 1. Los miembros deberían ser conscientes de la posibilidad de desbarata sus vidas por efecto de la participación en el grupo (o en cualquier otra tare terapéutica). En la medida que los miembros son más conscientes de sí mis mos, pueden provocar cambios en sus vidas, que, a pesar de ser constructi vos a largo plazo, crean crisis y problemas en el camino. Por ejemplo, lo cambios que introduzca una mujer por efecto de lo conseguido en el grupo pueden provocar la resistencia o la hostilidad de su marido con las conse cuentes dificultades maritales. Además, el resto de su familia puede desaprc TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 59 bar sus cambios y preferir a la persona que era antes de implicarse en la terapia grupal. 2. Algunas veces un miembro individual puede singularizarse como la cabeza de turco" del grupo. Los otros miembros pueden apiñarse y convertir]o en el objeto de hostilidades y otras conductas negativas. En tales casos, el, terapeuta debe actuar para eliminar estos sucesos. 3. El enfrentamiento o confrontación, un instrumento valioso y poderoso en el grupo, puede ser malempleado, especialmente cuando se usa para ata-ar a otro de forma destructiva. Las intervenciones intrusivas, las tácticas excesivamente confrontativas del terapeuta y las presiones a los miembros para que sobrepasen sus límites producen a menudo resultados negativos. En tales casos, una vez más, los terapeutas (y también los miembros) deben estar en guardia para evitar conductas que puedan provocar riesgos psicoló gicos graves en los participantes. Para reducir los riesgos de la confrontación no constructiva, los terapeutas pueden modelar el tipo de confrontación que se centra en conductas específicas y evita la emisión de juicios sobre los miembros. Se puede enseñar a los miembros a hablar sobre uno mismo y sobre las reacciones propias ante cierto patrón de conducta de otro miembro determinado. Una forma de minimizar los riesgos psicológicos de los grupos consiste en extender un contrato donde el terapeuta especifica sus responsabilidades y los miembros explicitan sus obligaciones con respecto a lo que desean explorar y lograr en el grupo. Estos contratos reducen las posibilidades de que los miembros sean explotados o que abandonen el grupo sintiendo que han tenido una experiencia negativa. Otro modo de evitar los riesgos innecesarios reside en la capacidad del terapeuta para reconocer los límites de su competencia y restringir su actividad a los grupos para los que se halle debidamente preparado y experimentado. Por último, el terapeuta del grupo es responsable de minimizar los inevitables riesgos psicológicos asociados a la actividad grupal. Para asumir adecuadamente esta responsabilidad, el terapeuta debería desarrollar un período de práctica supervisada como se describe más adelante en el capítulo. LA ÉTICA EN LA ACCIÓN DEL TERAPEUTA i La sensibilidad a las necesidades de los miembros del grupo y al impacto que los valores o técnicas empleadas puedan producir sobre los mismos es una cualidad imprescindible de los terapeutas. Ser terapeuta requiere el conocimiento de los patrones comunitarios, de las normas del centro donde se trabaja y de las leyes que rigen el ejercicio terapéutico. En las profesiones vinculadas a la salud mental existe una tendencia general hacia la práctica responsable. Los programas de postgrado relacionados con el ejercicio tera- 60 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS péutico y la asistencia social solicitan cada vez más contenidos éticos y legislativos. En parte estas tendencias pueden estar relacionadas con la creciente vulnerabilidad de los profesionales de la salud mental hacia los abusos. La mayoría de las organizaciones profesionales recomiendan a sus miembros que sean conscientes de los patrones comunitarios y del impacto que la conformidad o la desviación de estos patrones ejercen sobre su práctica. Estas organizaciones manifiestan explícitamente que los profesionales evitarán la explotación de la relación terapéutica, no perjudicarán la confianza necesaria para que una relación sea terapéutica y evitarán las relaciones duales si interfieren con los objetivos terapéuticos. Normalmente los códigos éticos recomiendan prudencia contra los intentos de aunar las relaciones sociales o personales con las profesionales. Relaciones Personales entre Terapeuta y Miembros t ¿Qué criterios puede usar el terapeuta para determinar si las relaciones personales o sociales con los miembros del grupo son apropiadas o inapropia-das?. Un factor determinante es el grado en que tal relación social esté interfiriendo sobre la relación terapéutica. La norma de la ASGW (1989) a este respecto apunta: "Los terapeutas de grupo evitan las relaciones duales con los miembros del grupo que pudieran dificultar su juicio objetivo y profesional, así como aquellas que probablemente comprometerán la capacidad de un miembro del grupo para participar plenamente en el mismo". Uno de los principios derivados de este concepto general recomienda a los terapeutas no hacer uso indebido de su rol y poder para satisfacer sus necesidades personales. El factor central de esta norma se refiere ai uso apropiado de la autoridad. Cuando los terapeutas satisfacen sus necesidades personales de poder y prestigio a expensas de lo mejor para los miembros, entonces se produce una violación ética. Por ejemplo, si los terapeutas confían en su rol profesional para encontrar amigos y satisfacer sus necesidades personales y sociales implicándose personalmente con los miembros del grupo o con miembros de grupos anteriores, el abuso del poder se hace evidente. Su rol consiste en ayudar a los miembros a lograr las metas de estos y no en establecer relaciones sociales con los clientes. Otros principios derivados de la misma norma alertan a los terapeutas sobre los posibles riesgos del establecimiento de relaciones duales - profesionales y personales - con los miembros: 1. "Los terapeutas no usarán su relación profesional con los miembros del grupo en beneficio propio ni durante el curso del grupo ni después de la finalización del mismo". 2. "Las intimidades sexuales entre el terapeuta y los miembros no son éti cas". TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 61 Con respecto a las relaciones íntimas entre el terapeuta y los clientes -tuales o anteriores, el código ético del APA (1992) señala: * "Los psicólogos no mantienen relaciones sexuales con los clientes o pacientes actuales". * "Los psicólogos no aceptan como clientes o pacientes terapéuticos a las personas con quienes han mantenido relaciones íntimas". * "Los psicólogos no establecen relaciones íntimas con un cliente o paciente antiguo hasta bien transcurridos dos años después del cese o finalización de los servicios profesionales". Es interesante señalar que en las normas de práctica propuestas por el ACÁ (1993) se prohiben las relaciones sexuales con los pacientes anteriores independientemente del tiempo transcurrido desde la finalización: "Los terapeutas profesionales deberán evitar cualquier tipo de intimidad sexual con clientes actuales o pasados" (p. 15). La justificación de lo que puede parecer un patrón extremo en relación a las relaciones íntimas con clientes pasados es que una relación sexual tiene el potencial de minar los resultados positivos que se lograron en la terapia. Socialización entre los Miembros del Grupo Un factor paralelo hace referencia al efecto facilitador o limitador de la socialización entre los miembros del grupo en el proceso grupal. Este ispecto puede convertirse en un problema ético si los miembros desarrollan clichés y cotilleos sobre los otros miembros o si se reúnen por propia cuen-la y comentan problemas que deberían ser tratados en las sesiones grupales. Si se desarrollan agendas ocultas a través de varios subgrupos, es probable que el progreso del grupo llege a una interrupción abrupta. Salvo que la agenda oculta se clarifique y maneje, parece poco probable que muchos miembros hagan un uso terapéutico del grupo o que logren sus objetivos personales. Yalom (1985) señala que una terapia grupal enseña a las personas el modo Je establecer relaciones íntimas pero no proporciona dichas relaciones. Apunta también que los miembros que se encuentran fuera del grupo tienen la responsabilidad de mostrar en el grupo la información de dicho encuentro. El tipo de socialización fuera del grupo que interfiere con el funcionamiento del mismo es contraproducente y debería de ser evitado. Esto es así en las situaciones donde los participantes comentan aspectos relevantes del grupo y evitan comentar los mismos aspectos dentro del mismo. Una de las mejores formas del terapeuta para evitar la socialización ina-propiada y contraproducente entre los miembros del grupo consiste en plante- 62 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS ar este tema como motivo de discusión en el grupo. El momento más adecuado puede ser aquel en que los miembros del grupo se hallan estancados o cuando parece que los miembros no hablan sobre las reacciones que se producen entre sí. Se puede comentar a los miembros que aquellos aspectos no comentados en el seno del grupo pueden impedir la formación del nivel necesario de cohesión grupal. El Impacto de los Valores del Terapeuta en el Grupo I De todos los aspectos controvertidos relacionados con el proceso grupal.: los valores del terapeuta desempeñan un rol central. La conciencia del modo en que sus valores influyen sobre su propio estilo de liderazgo es en sí mismo un factor ético central. Algunas veces se enseña a los terapeutas a ser neutrales y se les recomienda diferenciar sus valores de su función terapéutica. Desde mi punto de vista no es posible ni deseable que los terapeutas en la relación terapéutica sean escrupulosamente neutros con respecto a los valores. Aunque el terapeuta no deba persuadir a los clientes a aceptar determinado sistema de valores, es fundamental que sea claro al referirse a sus propios valores y los exprese abiertamente cuando sean relevantes para el trabajo grupal. Los terapeutas deben de ser conscientes en todo momento del modo en que sus valores influyen sobre el ejercicio terapéutico y sobre las direcciones adoptadas por los clientes. En este sentido, el problema ético puede estar vinculado a los terapeutas que usan un grupo para aumentar su agenda personal o para satisfacer sus propias necesidades a expensas de los miembros. La terapia grupal no es un forum donde los terapeutas impongan sus visiones del mundo a los miembros sino una forma de ayudar a éstos a explorar sus propios valores y creencias culturales. La regla de la ASGW señala que "los terapeutas de grupo son conscientes de sus valores y necesidades y del posible impacto de los mismos sobre sus intervenciones". Existe una diferencia real entre imponer y exponer los propios valores. Cuando los terapeutas imponen sus valores, muestran falta de respeto por la integridad de los miembros. Suponen que estos son incapaces de descubrir una muestra significativa de valores y de actuar de acuerdo con ellos. Por el contrario, cuando los terapeutas exponen sus valores, los miembros tienen libertad para comparar sus pensamientos con lo expuesto por el terapeuta y siguen teniendo la posibilidad de escoger sin ser presionados para satisfacer las expectativas del terapeuta. Yo soy partidario de exponer mis valores cuando están en desacuerdo con los valores de algún miembro. No parece terapéutico simular aceptación o inexistencia de opiniones diferentes. Los valores expresados tienden a afectar menos al proceso grupal que los valores impuestos. Para los miembros es más útil aprender a evaluar su propia conducta y TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 63 determinar el efecto de la misma. Si concluyen que su conducta no les sirve, es conveniente que el terapeuta les sugiera el desarrollo de formas de conducía alternativas que les permitan alcanzar los objetivos personales. Es también importante que los terapeutas sean conscientes del modo en que sus reacciones personales ante los miembros puedan inhibir el proceso grupal. Esto conlleva ser consciente de los valores y presunciones básicas que influyen sobre el estilo de facilitar el grupo, la observación de la constratrans-ferencia y el reconocimiento del peligro que supone la estereotipación de los individuos en base a características como la raza, etnia, sexo, edad y orientación sexual. Factores Éticos en las Terapias Multiculturales El reconocimiento por parte de los terapeutas de la realidad de la diversi-iad humana está relacionado con la cuestión de reorganizar el modo de nfluencia de los valores del terapeuta en el proceso grupal. Si los terapeutas ignoran algunas diferencias básicas entre las personas, difícilmente se cum-plirán los mejores intereses de dichos clientes. La regla de la ASGW (1989) señala que "los terapeutas son conscientes de sus propios valores y presun-ciones y el modo de aplicarlos a los contextos multiculturales". Si los tera-peutas no entienden cómo influye su entorno cultural sobre su propio pensamiento y conducta, existen escasas posibilidades de trabajar ética y efectivamente con grupos integrados por miembros culturalmente diversos. D.W. Sue, Arredondo y McDavis (1992) han elaborado una muestra com-prensiva de actitudes específicas, conocimiento y destrezas que ayudan a los erapeutas de grupo a reconocer sus propios valores culturales. En el próximo capítulo correspondiente a las habilidades del terapeuta de grupos nos extenderemos en este punto. Ibrahim (1985) asegura que los terapeutas pueden empezar a comprender los valores y opiniones de los grupos diversos una vez que hayan reconocido y entendido los propios. La autora señala que si el terapeuta carece de la comprensión del sistema de valores y visión del mundo propios y de los clientes, se producirá ansiedad y frustración en ambas partes: "La efectividad de los encuentros psicoterapéuticos y de consejo psicológico en grupos diversos está determinada por la conciencia del terapeuta sobre su propia visión del mundo, sólo de esta manera puede entender y aceptar la ■ isión que el cliente tiene del mundo. Sin estas condiciones no puede gene--arse una relación terapéutica viable" (p. 633). Aunque exista una clara tendencia al reconocimiento de la importancia multicultural en la formación de los terapeutas, los patrones éticos de muchas organizaciones profesionales no especifican este imperativo. Los códigos tienden a ser generales al referirse a las cuestiones de diversidad cultural y muchos se limitan a un grado mínimo de funcionamiento ético. Por ejemplo. 64 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS en los recientemente revisados Principios Éticos de los Psicólogos y Códig, de Conducta del APA (1992) se adopta la siguiente posición con respecto a 1 ética del reconocimiento de las diferencias humanas: Donde las diferencias de edad, sexo, etnia, nacionalidad, religión, orientación sexual, incapacidad física, idioma o nivel sociocultural influyan significativamente sobre el trabajo del psicólogo con determinados individuos o grupos, el psicólogo obtiene la formación, experiencia, consultas o supervisión necesarias para garantizar la competencia de sus servicios o para derivar adecuadamente a los clientes. En mi opinión, esta breve declaración de las diferencias humanas es incompleta. Esta posición se refiere sobre todo a aquellas situaciones donde los psicólogos no pueden trabajar con efectividad a consecuencia de las dife-rencias que encuentran con un individuo o grupo en particular. Desafortuna-damente el código del APA refleja aún un nivel mínimo de funcionamiento ético y no promueve un mayor grado de práctica ética. Pedersen (1994) man-tiene que los principios éticos del APA (1992) y del ACÁ (1988) están cultu-raímente sesgados. Con respecto a la norma del APA arriba citada sobre la diversidad humana, Pedersen manifiesta que el lenguaje condicional del men-saje transmite la idea de que las diferencias humanas no siempre son impor-tantes. El autor se alegra de que los principios del APA incluyan ejemplos de etiquetamiento cultural a través de presunciones implícitas, inconsistencias y contradicciones cuando estas normas se aplican a entornos multiculturales Por ejemplo, desaconseja las relaciones múltiples y las permutas con lo clientes. Pedersen manifiesta que tales reglas descuidan los patrones cultura les en aquellas culturas que valoran más las relaciones colectivistas que del economía monetaria. Pedersen también señala que las Normas Éticas de ACÁ (1988) no reflejan la diversidad de clientes con respecto a la raza, cultu-ra, clase y sexo. Tales normas, manifiesta con desagrado Pedersen, demues-tran las presunciones de la perspectiva de la cultura dominante y colocan a los grupos minoritarios en situaciones de desventaja al valorar la conducta ética. Aunque los patrones del APA y del ACÁ necesitan aún prestar una aten-ción más específica a las implicaciones éticas del trabajo con grupos cultu-raímente diversos, el Departamento de Asuntos relacionados con la Minorías Étnicas del APA ha elaborado una muestra útil de reglas que pre-tenden modificar los patrones en este sentido (APA, 1993). Incluso aunque estas reglas no estén específicamente diseñadas para los terapeutas de gru-pos, estos pueden usarlas. La siguiente lista representa una adaptación de dichas reglas: * Los terapeutas de grupos adquieren el conocimiento y las destrezas que TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 6S necesitan para trabajar con efectividad con los diversos tipos de miembros que se encuentren en sus grupos. Si no cuentan con esta base fundamental, cubren sus limitaciones solicitando supervisión o recibiendo más formación. * Los terapeutas son conscientes del modo en que su propio entorno cultural, actitudes, valores, creencias y sesgos influyen sobre su trabajo y se esfuerzan por corregir los prejuicios que puedan tener. * Los terapeutas reconocen que la etnia y la cultura influyen sobre la conducta. ' Los terapeutas respetan los roles de las jerarquías familiares y comunitarias correspondientes a la cultura del cliente. * Los terapeutas respetan los valores y creencias religiosas y espirituales de los miembros. * Los terapeutas ayudan a los miembros a determinar los momentos en que las dificultades tienen su origen en el racismo o en similares, para no personalizar inadecuadamente los problemas. * Los terapeutas consideran el impacto de los factores sociales, ambientales y políticos adversos al evaluar los problemas y diseñar las intervenciones. * Los terapeutas se esfuerzan por eliminar sesgos, prejuicios y prácticas discriminatorias. En su práctica desarrollan la sensibilidad a factores como la opresión, el sexismo y el racismo. Es conveniente que el terapeuta informe a los miembros sobre los valores básicos que están implícitos en los procesos grupales. Por ejemplo, algunos grupos operan en base a las siguientes presunciones: arriesgar es fundamental rara el crecimiento y el cambio, es preferible la auto-determinación a vivir según los patrones ajenos, expresar emociones es más sano que reprimirlas, ser abierto y expresar vulnerabilidad puede conducir a la intimidad, hablar de uno mismo es la clave para establecer relaciones sociales, luchar por la inde-pendencia y la autonomía es un objetivo fundamental, se valora la honestidad en la comunicación de sus deseos y necesidades a otros y la confianza en el gruupo se obtiene implicándose uno mismo en el grupo. Algunos de estos valores pueden entrar en conflicto con los valores individuales de los miembros. La práctica ética implica que los miembros sean conscientes de estos v.alores y de lo que se espera de ellos. Es útil examinar los posibles valores conflictivos durante las primeras sesiones iniciales clarificando sus presunciones culturales y los valores y creencias culturales de los clientes. Además, los terapeutas deberían establecer metas y procesos que coincidan con los • alores culturales de los miembros del grupo. Un artículo interesante que examina la relevancia de los valores islámicos para el trabajo grupal, las influencias positivas y negativas en la terapia de 66 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS grupos y algunos consejos práctico para los terapeutas que trabajan con miembros musulmanes ha sido escrito por Banawi y Stockton (1993). Usos y Abusos de las Técnicas Crupales Es importante que los terapeutas dispongan de conocimientos y razones para cada técnica que aplican en sus grupos. En este sentido, la teoría puede ser una guía útil para la práctica. Como verá, las diez teorías presentadas en esta obra dan origen a multitud de estrategias y técnicas terapéuticas. Tales técnicas son un medio para lograr el cambio o para promover la exploración y la interacción. Evidentemente pueden usarse de forma ética y terapéutica o pueden dar lugar a abusos. Algunas de las formas de abuso por parte de los terapeutas consisten en aplicar técnicas con las que no están familiarizados, usarlas meramente como cebos, usarlas para satisfacer su agenda oculta o para aumentar su poder o usarlas para presionar a los miembros. Lakin (1985) considera que usar la activación emocional estimulada por el grupo sin explotarla es el factor ético central. Muchas técnicas usadas en un grupo facilitan la expresión emocional intensa. Por ejemplo, las fantasías guiadas en tiempos de soledad como niño pueden conducir a experiencias psicológicas profundas. Si los terapeutas emplean tales técnicas deben estar dispuestos a trabajar con cualquier emisión emocional. Es crucial emplear adecuadamente estas técnicas en beneficio de los miembros y evitar la explotación de lo que ocurra cuando los miembros son empujados a "introducirse en sus emociones". Algunos terapeutas miden la eficacia de su grupo por el grado de catarsis y los miembros pueden ser explotados por un terapeuta que tiene la necesidad de verlos experimentando emociones intensas. Esta expresión de emoción es a veces más importante para satisfacer las necesidades del terapeuta que las de los miembros. Si los miembros no tienen una "buena catarsis", algunos terapeutas (y miembros) sienten que el grupo "no va a ninguna parte". Las técnicas estarán mejor aplicadas cuando hay un conocimiento que subyace a su aplicación. Las técnicas deberían potenciar el auto-examen y la auto-comprensión del cliente. En condiciones óptimas se emplean para cada situación única del cliente y sirven al miembro del grupo para experimentar con algunas conductas diferentes. Es fundamental que las técnicas sean introducidas temporalizada y sensiblemente con respecto al cliente y que sean omitidas o apartadas cuando no cumplen el propósito que perseguían. Al trabajar con clientes procedentes de poblaciones diversas, los terapeutas deberían modificar sus intervenciones de tal forma que se adaptaran a los antecedentes culturales y étnicos de cada cliente. Por ejemplo, si un cliente ha aprendido a no expresar sus sentimientos en público, puede ser inadecuado TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL «7 introducir técnicas para expresar sentimientos durante las primeras sesiones. Sería útil descubrir si este miembro está interesado en explorar los aprendizajes de su cultura con respecto a la expresión de sentimientos. Pensemos en otra situación, donde una mujer ha aprendido a obedecer a sus padres sin rechistar. Sería inadecuado injoducir una técnica de rol-play en la que ella debe enfrentarse directamente a sus padres. Los terapeutas pueden respetar los valores culturales de los miembros y al mismo tiempo animarles a pensar en cómo tales valores y su educación han producido un efecto continuo en su conducta. En algunos casos, los miembros decidirán modificar ciertas conductas porque el precio personal de mantener un valor es demasiado alto. En otros casos, pueden decidir que no están interesados en modificar ciertos valores culturales o conductas. Las técnicas empleadas por el terapeuta pueden ayudar a tales miembros a examinar los pros y contras de dichos cambios. Para más información sobre las consideraciones éticas al emplear técnicas de grupo, ver G. Corey, Corey, Calanan y Russell (1992). Abuso y Responsabilidad Legal Es de esperar que los terapeutas respeten el código ético de su profesión particular y que mantengan los patrones legales. Los terapeutas son objeto de penas civiles si no proceden legalmente o si causan daños intencionadamente a otra persona. Si los miembros pueden demostrar que se ha ocasionado un daño psicológico o una injusticia personal por error del terapeuta tanto por negligencia como por ignorancia, el terapeuta puede ser demandado. La negligencia consiste en alejarse de las prácticas normativas comunmente aceptadas por el resto de los profesionales. Los terapeutas implicados en cualquier acción de abuso o práctica inadecuada deberán justificar las técnicas que usan. Si sus intervenciones terapéuticas son consistentes con la de otros profesionales de su comunidad, entonces pisan tierra más firme que si emplean técnicas no comunes. Los terapeutas deben actualizarse con las leyes de su comunidad correspondientes a su práctica profesional. Aquellos terapeutas que trabajan con grupos de niños y adolescentes especialmente, deben conocer las leyes vinculadas a la confidencialidad, consentimiento parental, el derecho al tratamiento o a negarse al mismo, el consentimiento informado y otros derechos legales de los clientes. Tal conocimiento no protege a los miembros del grupo ni al terapeuta de las posibles denuncias por mal uso que se derivan de la negligencia o la ignorancia. AFANÁNDOSE POR UNA PRÁCTICA PROFESIONAL. La mejor forma de protegerse a sí mismo y no involucrarse en una denuncia por abuso o mal uso consiste en adoptar medidas preventivas, lo que implica no salir de los 68 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS límites de la propia competencia. También es importante mantener el espíritu de los patrones éticos de su organización profesional y las normas éticas de los terapeutas de grupo tales como las elaboradas por la ASGW. La clave para evitar cualquier denuncia por mal uso consiste en ejercer razonable, ordinaria y prudentemente. A continuación se añaden algunas normas que especifican más estos términos: * Dar a los futuros miembros de sus grupos suficiente información para que hagan una elección consciente de participación en el grupo. No mitificar el proceso grupal. La sinceridad y honestidad profesional con los miembros del grupo favorecerá el establecimiento de un clima de confianza. * Conocer la legislación vigente que limita su ejercicio así como las normas del centro donde trabaja. Informar a los miembros sobre estas normas y sobre las limitaciones legales (tales como excepciones a la confidencialidad, informes obligatorios y similares). * Restringir su ejercicio a las poblaciones de clientes para las que está preparado en virtud de su educación, formación y experiencia. * Prestar atención a los síntomas de fragilidad psicológica en los miembros del grupo que pueden ser indicativos de la necesidad de finalización de su participación. Ser capaz de contactar a tales clientes con las fuentes de derivación apropiadas. * No prometer a los miembros del grupo nada que no pueda conceder. Ayudarles a concienciarse de que el grado de esfuerzo y compromiso que adopten serán las claves que determinen los resultados de la experiencia grupal. * Al trabajar con menores, obtener el permiso escrito de los padres incluso aunque la ley no lo exija. * Consultar con sus colegas cuando tenga alguna duda. Ser consciente de que la voluntad por consultar o la solicitud de supervisión implica un alto nivel de profesionalidad. Encontrar fuentes de supervisión. * Aprender a evaluar e intervenir en casos donde los clientes constituyen una amenaza para sí mismos o para otros. * Tener la disposición para dedicar el tiempo necesario a observar, seleccionar y preparar a los miembros de su grupo. * Evitar la mezcla de las relaciones profesionales con las sociales. * Evitar las relaciones íntimas con clientes actuales o anteriores. * Prestar atención al modo en que sus reacciones personales puedan inhibir el proceso grupal y observar la contratransferencia. Aunque sus necesidades personales se satisfagan a través de su ejercicio profesional, no hacerlo a expensas de los miembros del grupo. Evitar que el grupo sea el espacio donde usted resuelve sus problemas personales. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 69 * Mantenerse informado sobre las publicaciones e investigaciones y ser capaz de aplicar esta información para aumentar la efectividad de sus grupos. * Ser capaz de explicar las técnicas que emplea con regularidad en sus grupos. Disponer de un cuerpo de razonamiento ligado a alguna perspectiva teórica. EL FACTOR DE LA COMPETENCIA DEL TERAPEUTA DEL GRUPO Determinar el Nivel Propio de Competencia La norma de la ASGW (1989) señala que "los terapeutas de grupo no aplican ninguna técnica salvo que estén formados en su uso o lo hagan bajo la supervisión de otro terapeuta familiarizado con la misma". ¿Cómo pueden saber los terapeutas si disponen o no de la suficiente competencia para aplicar una técnica determinada?. Aunque algunos terapeutas formados en el uso de una técnica pueden dudar sobre su aplicación (por temor á equivocarse), otros terapeutas muy seguros de sí mismos pero sin formación adecuada pueden sentirse dispuestos a probar nuevos métodos sin ninguna reserva. Es conveniente que los terapeutas conozcan las razones por las que aplican cada una de las técnicas y haberlas experimentado como miembro de un grupo puede ser muy útil. El factor de la competencia o capacidad para liderar un grupo específico o tipo de grupo es una de las cuestiones continuas que deben plantearse los terapeutas. Usted deberá estar dispuesto a enfrentarse y responder a preguntas como las siguientes: * ¿Estoy capacitado por mi educación y formación para liderar este grupo específico?. * ¿Qué criterios puedo usar para determinar mi grado de competencia?. * ¿Cómo puedo reconocer los límites de mi competencia?. * Si no soy un terapeuta tan competente como me gustaría, ¿Qué puedo hacer específicamente?. * ¿Cómo puedo seguir mejorando mis capacidades de liderazgo?. * ¿Qué técnicas puedo emplear yo con destreza?. * ¿Con qué tipo de clientes trabajo mejor?. * ¿Con cuáles no trabajo tan bien y por qué?. * ¿Hasta dónde puedo ir con los clientes?. * ¿Cuándo y cómo debería derivar a los clientes?. * ¿Cuándo debo consultar a otros profesionales?. No existen respuestas sencillas para estas preguntas. Cada grupo requiere diferentes cualidades por parte del terapeuta. Por ejemplo, usted puede ser muy competente para dirigir un grupo de adultos adaptados o de adultos en 70 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS situaciones de crisis pero incompetente para dirigir un grupo de personas con problemas de trastornos graves. Usted puede estar bien formado y trabajar bien con grupos de adolescentes y sin embargo no disponer de las destrezas necesarias para dirigir grupos de niños. Puede tener éxito dirigiendo grupos cuyos miembros presentan problemas de abuso de sustancias pero sentirse poco preparado para trabajar satisfactoriamente con grupos de familiares. En resumen, usted necesita la formación específica y la experiencia supervisada para cada tipo de grupo que pretenda dirigir. Los grados y las credenciales pueden ser necesarios pero no suficientes; todo lo que muestran es ciertos antecedentes de contenido y experiencia, lo que normalmente implica que usted ha completado el número mínimo de cursos de formación y experiencia. La amplitud y calidad de la formación y experiencia que demuestran las credenciales varía notablemente. La mayoría de los profesionales han superado su formación formal en una de las ramas del área de la salud mental, como psicología clínica, psicología comunitaria, psicología educativa, terapia marital y familiar, terapia de rehabilitación, psiquiatría social, psiquiatría, etc. Sin embargo aquellos que desean ser terapeutas de grupo descubren normalmente que la educación formal, incluso en los niveles del master o del doctorado, no les proporciona los antecedentes prácticos necesarios para dirigir un grupo con efectividad. Así pues, los terapeutas descubren a menudo que es imprescindible participar en seminarios o talleres de formación especializada en terapia grupal. Patrones de Formación Profesional para los Terapeutas Los programas efectivos de liderazgo de grupos no se desarrollan por imperativo legal o sólo por respetar los códigos profesionales. Para que los terapeutas resultantes sean hábiles, el ejercicio grupal debe ser el objetivo prioritario de los cursos de formación. Desafortunadamente, en algunos programas de master no se exige ningún curso específico de terapia grupal y en otros sigue siendo sólo optativo. En aquellos programas que no requieren ningún curso de terapia grupal, existe normalmente un curso que cubre tanto los aspectos didácticos como experimentales del proceso grupal. ¡Es un compromiso muy grande formar a terapeutas de grupo en un sólo curso!. La ASGW (1991) que ha publicado la ampliación de los Patrones de Formación Profesional de los Terapeutas de Grupo, especifica dos niveles de competencias y formación correlativa. En primer lugar existe una muestra central de competencias referentes al conocimiento y otras a las destrezas que proporcionan la base sobre la que se construye la formación especializada. En los programas de formación debería introducirse como mínimo un curso sobre grupos y debería estructurarse de tal forma que sirva a los estudiantes para adquirir el conocimiento y las destrezas básicas necesarias para TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL f i 71 facilitar un grupo. La práctica supervisada es la mejor forma de dominar las destrezas grupales que deberían incluir la observación y la participación en experiencias grupales. En segundo lugar, las normas contienen una muestra de reglas para integrar los nuevos conocimientos con las normas de acreditación del Consejo de Acreditación Terapéutica y Programas Educativos Relacionados. Las Áreas de Conocimiento que son consideradas básicas incluyen la identificación de los propios puntos fuertes y limitaciones y de los valores, ser capaz de describir las características asociadas a los estadios típicos del desarrollo de un grupo, ser capaz de describir los roles facilitadores e inhibidores y las conductas de los miembros del grupo, conocer los factores terapéuticos de un grupo, comprender la importancia de la evaluación del grupo y de los miembros y ser consciente de los factores éticos específicos del trabajo grupal. Las competencias relativas a las destrezas que deberían tener los terapeutas incluyen la capacidad de iniciar y concluir las sesiones, modelar conductas adecuadas para los miembros del grupo, dar y recibir feedback, ayudar a los miembros a atribuir significado a la experiencia grupal, ayudarles a integrar y aplicar su aprendizaje y demostrar la capacidad para cumplir los patrones éticos de la ASGW en la práctica grupal. Los patrones de la ASGW señalan que la mejor forma de alcanzar estas destrezas de trabajo grupal es a través de la práctica supervisada, lo que debería incluir la observación y la participación en una experiencia grupal. Aunque exista un límite mínimo de 10 horas de práctica supervisada, es recomendable disponer de 20 horas como parte de la formación básica. Una vez que los aspirantes a terapeutas hayan adquirido el conocimiento y las destrezas previamente señaladas, pueden formarse en las especializacio-nes del trabajo grupal, en una o más de estas cuatro áreas: (1) grupos de tarea/trabajo, (2) grupos de orientación/psicoeducativos, (3) grupos de consejo psicológico/ resolución de problemas interpersonales y (4) grupos de psicoterapia/reconstrucción de la personalidad. Las normas detallan el conocimiento específico y las competencias relativas a las destrezas para estas especialidades y especifican también el número recomendable de horas de práctica supervisada para cada una. La formación para los grupos de tarea/trabajo implica trabajar en un área amplia del desarrollo y dirección organizativa. Incluye también trabajo de consulta. La formación de los especialistas require un mínimo de 30 horas de experiencia supervisada en la terapia y o coterapia de grupos de tarea/trabajo. La formación de especialistas para los grupos de orientación/psicoeducativos implica trabajar en el área de la psicología comunitaria, promoción de salud, marketing, consulta y diseño curricular. Esta especialidad requiere 30 72 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS horas adicionales de experiencia supervisada en la terapia o coterapia de un grupo. La formación de especialistas para grupos de consejo psicológico/resolución de problemas interpersonales teóricamente debería incluir tanto trabajo de terapia grupal como sea posible. Para esta especialidad hay un mínimo de 45 horas de experiencia supervisada en la terapia o coterapia grupal. La formación de especialistas para grupos de psicoterapia consiste en cursos relativos al área de psicología anormal, psicopatología y evaluación diagnóstica para valorar las capacidades de las poblaciones más deterioradas. Para esta especialidad existe un mínimo de 45 horas de experiencia supervisada. Me gustaría reconocer la sobresaliente labor desarrollada por el comité de la ASGW que ha revisado las normas de formación profesional. Ahora, por lo menos, el área del trabajo grupal ha establecido unas líneas básicas para determinar un nivel mínimo de competencia profesional. Sin embargo, no considero estos patrones de formación como producto definitivo sino como guías abiertas a la revisión. Un área que no ha recibido atención suficiente, en mi opinión, es el conocimiento específico y las destrezas necesarias para llegar a ser un terapeuta multicultural efectivo. Espero que las futuras revisiones incluyan las competencias apropiadas para manejar con efectividad la diversidad en los grupos. Además, coincido con Pate y Bondi (1992) que mantienen que las creencias religiosas y los valores son un aspecto de los antecedentes culturales del cliente que deberían considerarse como componentes vitales en los programas de formación de los terapeutas. Coincido también con ellos en que los estudiantes deberían aprender la importancia de las creencias religiosas en las vidas de muchos de sus clientes. Señalan que los patrones del CACREP deberían incluir los valores religiosos y espirituales en el componente multicultural de los programas de formación de terapeutas. La espiritualidad del cliente es una parte importante de la cultura que los terapeutas de grupo deberían tener en cuenta si pretenden ser útiles para clientes procedentes de poblaciones cultural, étnica, racial y religiosamente diversas. Evidentemente es importante que los terapeutas clarifiquen sus propios valores y creencias espirituales si esperan adquirir sensibilidad para manejar estos aspectos con los miembros del grupo. En el Capítulo 3 se amplia este apartado. Tres Programas Adjuntos para la Formación de Terapeutas Crupales Desde una perspectiva ética, si usted espera dirigir grupos, deseará estar personal y académicamente preparado para este trabajo. Si su programa no proporciona esta preparación será necesario que usted solicite la participación en seminarios o talleres de procesos grupales. No es muy probable que usted aprenda a dirigir grupos sólo a través de la lectura o de la asistencia a conferencias. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 73 Recomiendo como mínimo tres experiencias adjuntas al programa de formación de los especialistas de grupo. En primer lugar, participar como miembro en un grupo permite a los estudiantes percibir mejor cualquier sentimiento contratransferencial y la aplicación efectiva de sus atributos personales a los grupos. En segundo lugar, recomiendo encarecidamente la participación en un grupo de crecimiento personal. En tercer lugar, al participar en un grupo de participación y supervisión se pueden desarrollar las destrezas necesarias para ejecutar una intervención efectiva. Los terapeutas en formación pueden exponer en sus sesiones de supervisión los problemas que encuentran con los miembros de su grupo y pueden recoger diferentes perspectivas para analizar sus problemas. A continuación se añade un comentario sobre cada uno de los programas adjuntos para formación profesional de terapeutas de grupos. PSICOTERAPIA PERSONAL PARA TERAPEUTAS DE GRUPOS. Coincido con la recomendación de Yalom (1985) sobre la necesidad de una auto-exploración extensiva si los estudiantes deben percibir los sentimientos de contratransferencia, reconocer sus puntos ciegos y sesgos y emplear sus atributos personales con efectividad en los grupos. Aunque las grabaciones en video, trabajar junto a un coterapeuta o la supervisión son fuentes excelentes de feedback, Yalom mantiene que normalmente es necesaria alguna forma de terapia personal para una comprensión y corrección más completas. El terapeuta de grupo debería demostrar el coraje y la voluntad para hacer él mismo lo que espera que hagan los miembros de su grupo: ampliar su conciencia sobre sí mismo y el efecto de esto sobre los otros. Aumentar la auto-conciencia es una de las principales razones para solicitar terapias personales. Al dirigir un grupo, usted encontrará muchos momentos transferenciales tanto entre los miembros como hacia usted. La transferencia hace referencia al proceso inconsciente a través del cual los clientes proyectan sobre su terapeuta sentimientos y actitudes pasadas que ellos tienen hacia las personas significativas de sus vidas. Evidentemente el terapeuta puede verse envuelto en sus propios sentimientos de contratransferencia o en respuestas emocionales inconscientes hacia los miembros del grupo. Los terapeutas también presentan sus propios problemas personales no resueltos que pueden proyectar sobre los miembros del grupo. A través de la terapia personal, los futuros terapeutas pueden ahondar en algunos de sus asuntos pendientes para evitar así que posteriormente interfieran sobre su funcionamiento efectivo como terapeuta de grupo. GRUPO DE AUTO-EXPLORACION PARA TERAPEUTAS DE GRITO. Ser miembro de diversos grupos puede ser parte indispensable de la fonna-ción de los terapeutas de grupo. Los profesionales pueden experimentar lo 74 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS que hace falta para crear cohesión y confianza en el grupo a través de sus propias resistencias, temores y momentos incómodos en el grupo, al ser confrontados o al debatirse con sus problemas en un contexto grupal. Además de ayudar a resolver los conflictos personales y aumentar la auto-comprensión, un grupo de crecimiento personal puede ser un valioso recurso educativo. Una de las mejores formas para aprender a ayudar a los miembros de un grupo con sus problemas consiste en participar uno mismo como miembro y vivenciar tales experiencias. Yalom (1985) recomienda una experiencia grupal para todos los futuros terapeutas. Algunas de las ventajas que sugiere consisten en experimentar el poder del grupo, aprender en qué consiste la auto-apertura, llegar a apreciar las dificultades que conlleva implicarse uno mismo, aprender a nivel emocional lo que se sabe intelectualmente y ser consciente de la propia dependencia del poder y conocimientos del terapeuta del grupo. Yalom cita investigaciones donde se ha encontrado que entre el 60 y el 70 por ciento de los programas de formación de terapeutas de grupo ofrecen algún tipo de experiencia grupal personal. PARTICIPACIÓN EN SEMINARIOS EXPERIENCIALES DE FORMACIÓN. He descubierto que los seminarios de formación son muy útiles para ayudar a los futuros terapeutas a desarrollar las destrezas necesarias para una intervención efectiva. Los futuros terapeutas pueden también aprender sobre sus respuestas a la crítica, su competitividad, su necesidad de aprobación, sus preocupaciones sobre ser o no ser competente o sobre otros conflictos. Al trabajar con estudiantes universitarios interesados en aprender enfoques grupa-Íes y con otros profesionales que querían mejorar sus destrezas grupales, he descubierto que un seminario intensivo de fin de semana puede ser muy efectivo. En estos seminarios, los participantes disponen de muchas oportunidades para dirigir su pequeño grupo durante un período determinado. Tras un segmento en el que los participantes dirigen su grupo, mis colegas y yo intervenimos proporcionando feedback e iniciando el comentario en gran grupo. Para el final del fin de semana cada participante ha dirigido el grupo como mínimo dos veces (durante una hora cada vez) bajo supervisión directa. Mi esposa, Marianne Corey y yo (1986) describimos un marco de trabajo para tales seminarios intensivos de semana o de fin de semana de formación y supervisión utilizando métodos experimentales y didácticos que ayudan a los participantes a refinar sus destrezas como terapeutaes de grupo. Este tipo de seminario o seminario es una parte ordinaria de mis propios cursos de formación de terapeutas de grupo. Una de las mejores formas de aprender a facilitar un grupo consiste en aumentar la experiencia como miembro de un grupo y como terapeuta de grupo, con aprendizaje y feedback supervisado. Los seminarios de formación proporcionan este tipo de aprendizaje. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 75 Factores Éticos en la Formación de Terapeutas de Grupo Lx)s programas de formación difieren cuando la participación es opcional y cuando es obligatoria. Exigir la participación en un grupo terapéutico como parte de un programa de formación puede plantear algunos problemas prácticos y éti-cos. Una de las normas éticas del ACÁ (1988) señala que el aprendizaje centrado en la auto-comprensión o el crecimiento personal debe ser voluntario o si es imprescindible como parte del programa educativo, los estudiantes deberían saberio antes de matricularse. Otra norma ética del ACÁ hace referencia a aco-modar a los estudiantes que no desean participar en las experiencias de crecimien-to personal: "El miembro [terapeuta educador] proporcionará en todo momento a los estudiantes alternativas claras e igualmente aceptables para las experiencias de crecimiento y auto-comprensión. El miembro informará a los estudiantes que disponen del derecho a aceptar estas altemativas sin prejuicio o castigo". Me cuesta entender la norma anterior del ACÁ. Si un programa educativo exige un grupo terapéutico y los estudiantes conocen este requisito antes de matricularse, no veo por qué deba ofrecerse una "alternativa igualmente aceptable". Aunque algunos manifiestan que la participación en los grupos genera ansiedad, porque se espera que los candidatos relaten aspectos personales, los candidatos que no desean manejar dicha ansiedad probablemente se preguntan a sí mismos por qué han seleccionado esta profesión. En definitiva, la mayoría de los programas requieren un curso de estadística o métodos experienciales y para muchos (entre ellos yo) este obstáculo provoca más ansiedad que la participación como miembro de un grupo. Uno de los factores éticos más controvertidos en la formación de los trabajadores de grupos implica la combinación de métodos experienciales y didácticos. Considero que el componente experiencial es esencial en los cursos de formación, admito también que existen problemas inherentes al enseñar a los estudiantes el funcionamiento de los grupos implicándoles en un nivel experiencial. Tal disposición conlleva la voluntad de auto-apertura, ser participante activo en un laboratorio interpersonal e implicarse en un nivel cognitivo y emocional al mismo tiempo. Algunas veces, sin embargo, mis colaboradores y yo hemos oído comentar a los estudiantes y profesionales que participan en nuestros seminarios de formación de grupos que valoran positivamente la experiencia supervisada donde tienen la posibilidad de adoptar los roles de miembro y de terapeuta. A través de este tipo de programas, se vivencian los conceptos del proceso grupal. Los estudiantes experimentan en sí mismos lo que conlleva crear la confianza y cómo se siente la resistencia. A menudo manifiestan que han logrado una nueva perspectiva de la resistencia de sus clientes. Al cambiar impresiones con otros educadores del país que también imparten cursos grupales, he descubierto que es corriente combinar los dominios 76 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRACTICA CON GRUPOS experienciales y didácticos. En estos grupos donde se enseña didáctica y experiencialmente, la primera mitad de la clase es teórica. El contenido de las discusiones puede ser muy similar al material presentado en esta obra. Durante la segunda mitad de la clase varios instructores dirigen un grupo donde los estudiantes tienen la oportunidad de ser miembros. Algunas veces los estudiantes codirigen un grupo pequeño junto con otro compañero y ambos son supervisados por el instructor. Los estudiantes pueden temer que su nota dependa de su participación (o de la no participación) en la parte experiencial de la clase. Se deberían establecer normas claras para que los estudiantes conozcan cuáles son sus derechos y sus responsabilidades. Esta disposición presiona tanto a los estudiantes como al instructor. Exige honestidad, madurez y profesionalidad. Al evaluar a los estudiantes de los cursos grupales, la profesionalidad del instructor es fundamental. El ejercicio ético exige que el instructor especifique con antelación sus criterios de evaluación. Dichos criterios pueden incluir los resultados de informes escritos, las presentaciones orales, los exámenes escritos y las pruebas objetivas. La ejecución de los estudiantes en el grupo experiencial no debería puntuarse pero se espera que los alumnos asistan y participen regularmente en las mismas. La norma ética de la ASGW (1989) manifiesta a este respecto: Los estudiantes que participan en un grupo como requisito parcial de un curso de formación no son evaluados ni puntuados con respecto a su grado de participación como miembro de un grupo. Los instructores de los cursos de terapia grupal adoptarán las medidas para minimizar el posible impacto negativo sobre los estudiantes cuando participan en el curso diferenciando la participación en el grupo de las notas y permitiendo a los - estudiantes determinar qué aspectos desean explorar y cuándo desean finalizar. Un grupo de este tipo puede centrarse en las interacciones del aquí y ahora. Incluso si los miembros deciden no abordar aspectos como la niñez, existe multitud de material objeto de exploración si seleccionan el análisis de sus reacciones a otras personas en el grupo. Si los estudiantes aprenden a participar abierta y honestamente en el grupo, han logrado ya un gran paso en la facilitación de un grupo. Habiendo expuesto mi perspectiva personal sobre los aspectos éticos de la formación de terapeutas de grupo, voy a comentar brevemente la literatura existente sobre este tema. Donigian (1993) considera que las relaciones duales en los cursos de formación son "el factor que no se elimina". Al resumir las opiniones de un panel de jefes de adiestramiento, Donigian identifica la controversia en relación a lo que constituye la experiencia grupal y el contenido y proceso que debería seguir. Donigian concluye que la ASGW debería TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 77 identificar los contenidos, las razones para el aprendizaje de dichos conteni dos y los criterios de disposición para participar en tales grupos. Merta y sus colaboradores han investigado los dilemas éticos implicados al introducir grupos experienciales en los cursos de formación. Merta y Sis-son (1991) manifiestan que el uso de grupos experienciales ha sido muy criti-cado por la presentación de relaciones duales y por las posibles prácticas no éticas como la invasión de la privacidad, conflicto de intereses y abusos de poder. Concluyen que los jefes de adiestramiento deberían considerar las necesidades de los estudiantes, el programa y la profesión. Los autores consideran indispensable la participación en grupos experienciales para la formación de los terapeutas de grupo y añaden sugerencias para el ejercicio ético de los trabajadores de grupo. Una investigación nacional identificó cinco modelos empleados por los jefes de adiestramiento para la formación de los grupos (Merta, Wolfgang & McNeil, 1993). Esta investigación evaluaba también la consistencia de los distintos modelos con las normas éticas del ACÁ y de la ASGW. Merta y sus colaboradores encontraron que aunque la mayoría de los jefes de adiestramiento hacen uso de su experiencia grupal para la formación de los futuros terapeutas, existía una diversidad significativa en la forma de emplear los diversos modelos de formación. Los investigadores nos recuerdan que los dilemas éticos no suelen tener ninguna solución perfecta y concluyen: Ningún modelo de formación o combinación de garantías es apto para resolver el dilema de la protección de los estudiantes de las relaciones duales adversas y al mismo tiempo proporcionarles una formación adecuada para proteger a la profesión y al publico de terapeutas indebidamente formados. La existencia de la diversidad en el uso de los grupos experienciales es muestra de que los jefes de adiestramiento se esfuerzan por resolver este dilema; se requiere un mayor conocimiento de sus posibilidades y de la motivación que subyace a las mismas [p. 207]. Pierce y Baldwin (1990) se centran en los aspectos éticos implicados en la protección de la privacidad de los estudiantes que están obligados a participar en experiencias de crecimiento personal como parte de la formación de terapeutas de grupo. Manifiestan que es necesaria la participación en una experiencia de crecimiento personal. Al mismo tiempo sugieren formas para sobrellevar el dilema ético que deben encarar los formadores y supervisores al evaluar las destrezas de los estudiantes para el liderazgo de grupos. Sus puntos cJaves se resumen a continuación: * Los estudiantes deben disponer de ia información suficiente antes de matricularse en el programa. La justificación escrita en favor de la parti- 78 FACTORES ÉTICOS Y PROFESIONALES EN LA PRÁCTICA CON GRUPOS cipación en las actividades de crecimiento personal mejoraría probablemente la participación de los estudiantes. * Los estudiantes podrían disponer de consejos o normas referentes a la utilidad y conveniencia de la auto-apertura. Es útil formar a los estudiantes sobre los riesgos y beneficios específicos de la auto-apertura, usando la combinación de métodos didácticos y del modelado del educador. * Los formadores deberán mostrarse sensibles a las necesidades de privacidad de los estudiantes de sus grupos. Algunas preguntas de prueba pueden generar material altamente personal que puede ser irrelevante en el grupo. * Los formadores pueden proporcionar ejercicios y tareas para que los miembros establezcan objetivos individuales. Se puede implicar a los miembros en la selección de temas que desearían examinar en el contexto grupal. Remley (1992) critica que los profesores de los cursos sean al mismo tiempo los terapeutas de los grupos experienciales. El mxtox también coincide en que enseñar en un curso sin la experiencia concurrente es insatisfactorio. Para evitar el problema ético, combina los enfoques didácticos y experienciales en sus cursos de terapia grupal pero no es él quien dirige el grupo experiencial. El se limita a a la mitad didáctica del curso utilizando para ello diversos métodos educativos. La otra mitad experiencial consiste en un grupo de encuentro dirigido por un terapeuta experimentado que no imparte clases. Otros profesionales que ocasionalmente lideran los grupos son graduados que desean obtener créditos adicionales en grupos avanzados de terapia, terapeutas de centros locales que desean liderar grupos a cambio de los servicios de consulta y profesionales del centro de psicología de la universidad. Los estudiantes de Remley, sin embargo, revelan información personal en sus impresos del curso. El autor considera que es útil la naturaleza auto-reflexiva de estos impresos y recomienda no modificar estas tareas sólo con el fin de evitar que los estudiantes expresen sin intención información privada. Manifiesta que sus estudiantes y él mismo se hallan satisfechos de este enfoque del curso. Forester-Miller y Duncan (1990) han identificado algunas guías que en su opinión podrían reducir los posibles riesgos asociados a la combinación de la experiencia de crecimiento personal y el curso: * La experiencia de crecimiento personal no debería relacionarse con el proceso de selección para matricularse o continuar en el programa. * Ningún aspecto de la vida personal del estudiante, su sistema de valores o conducta en el grupo, será tenido en cuenta al evaluar la ejecución del estudiante en el grupo experiencial. Los estudiantes sólo deberían ser evaluados con respecto a la adquisición de destrezas. I TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 79 '^ Los estudiantes no pueden dirigir un grupo de crecimiento personal integrado por sus compañeros sin la presencia de un miembro del personal profesional. El reto de los profesionales consiste en proporcionar la mejor formación posible garantizando los aspectos previamente mencionados. Si usted está interesado en obtener más información sobre el tema, le sugiero que consulte las normas del ASGW (1989, 1991). Para más detalles con respecto a las diferentes perspectivas y controversias de las relaciones duales en la preparación de terapeutas de grupo, vea Herlihy y Corey (1992) y los artículos cita dos a los largo del presente capítulo. Las fuentes le proporcionarán más ayuda para formular su propia posición y pautas con respecto a estos temas. 3 Liderazgo en eí grupo Este capítulo comenta la influencia del terapeuta del grupo, como persona y profesional, sobre el proceso grupal. Tras comentar las características personales de los terapeutas efectivos, se analizan las destrezas y técnicas necesarias para el éxito en el liderazgo, las funciones específicas y los roles de los terapeutas de grupo. Este capítulo le proporcionará suficiente información sobre estos factores cruciales para favorecerle la total comprensión de los dos siguientes capítulos referentes a los estadios en el desarrollo de los grupos. Los temas tratados en este capítulo constituyen también un importante preludio para los capítulos teóricos de la Segunda Parte. El Terapeuta del Grupo como Persona Las técnicas terapéuticas no pueden desligarse de las características y conductas personales del terapeuta. Así pues, no coincido con aquellos que atribuyen fundamentalmente el éxito o el fracaso de un grupo a las caracte-nsticas de los participantes o a las técnicas específicas aplicadas al grupo. Evidentemente estas son variables importantes pero no deben ser consideradas como determinantes únicos de los resultados del grupo. Los terapeutas de grupo pueden adquirir conocimientos teóricos y prácticos extensivos sobre dinámicas grupales, pueden disponer de una amplia formación en procedimientos técnicos y diagnósticos y sin embargo seguir siendo poco efectivos en la estimulación al crecimiento y cambio de los ' 82 LIDERAZGO EN EL GRUPO miembros del grupo. Los terapeutas llevan a todos los grupos sus cualidades, valores y experiencias vitales personales. Para favorecer el crecimiento en las vidas de los miembros, los terapeutas deberán vivir sus propias vidas orientadas hacia el crecimiento. Si desean potenciar la auto-investigación honesta de los otros, deberán disponer del coraje para desarrollar una auto-exploración. Si esperan inspirar a otros a abandonar sus formas de ser amortiguadas, deben tener la voluntad de buscar nuevas experiencias para ellos mismos. En resumen, la dirección de grupo más efectiva es la reflejada por el tipo de vida que los miembros del grupo ven demostrar al terapeuta y no por las palabras que le oyen decir. No digo que los terapeutas de grupo deben ser seres auto-relizados que hayan resuelto satisfactoriamente todos sus problemas. La cuestión no es si el terapeuta tiene o no problemas sino si dispone de la voluntad para esforzarse en vivir de la misma forma que anima a los miembros a hacerlo. Más importante que el producto final es la voluntad de observarse continuamente y ver si la propia vida refleja valores vitales. La clave del éxito como terapeuta de grupo es el compromiso de no dejar nunca de luchar para llegar a estar cada vez más realizado como ser humano. Personalidad y Carácter Las siguientes características personales están vinculadas al liderazgo efectivo del grupo porque su presencia o ausencia puede facilitar o inhibir el proceso grupal. Mantenga estas descripciones en mente mientras evalúa sus propias características. PRESENCIA. La presencia emocional significa ser movido por la alegría y el dolor que experimentan los otros. Si los terapeutas reconocen y expresan sus propias emociones, pueden implicarse emocionalmente más con los otros. La habilidad de los terapeutas para mostrar estas experiencias les facilita empatizar y comprender a los miembros del grupo. La presencia conlleva también "estar alli' para los miembros, lo que implica preocupación genuina y voluntad para participar en su mundo psicológico. Estar presente significa que los terapeutas no se fragmentan cuando llegan a la sesión grupal, que no se preocupan por otros asuntos y que están abiertos a las reacciones del grupo. PODER PERSONAL. El poder personal implica la confianza en sí mismo y la conciencia de la influencia propia sobre los otros. Si los terapeutas de grupo no perciben la sensación de poder en sus propias vidas (o si no sienten el control de sus propios destinos), les será difícil facilitar el movimiento de los miembros hacia la adquisición de dicho poder. En resumen, no es posible transmitir a otros lo que uno mismo no posee. Debería subrayarse que el TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL » 83 poder no implica dominio y explotación de los otros, lo que sería abuso de poder. Los terapeutas realmente poderosos emplean el efecto que tienen sobre los participantes del grupo para animarles a ponerse en contacto con su propio poder en desuso y no para potenciar su dependencia. El poder personal va acompañado del reconocimiento de que no se necesita mantener a los otros en una posición inferior para mantener el poder propio. Si los miembros se arriesgan a cambiar, el grueso del crédito Ijps corresponde a ellos. Los terapeutas de grupo son en algunos momentos una fuente importante de inspiración para los miembros que luchan por ser las personas poderosas que son capaces de ser. VALENTÍA. Los terapeutas efectivos son conscientes de que deben mostrar valentía en sus interacciones con los miembros del grupo y de que no pueden esconderse tras su rol especial de terapeuta. Muestran valentía adoptando riesgos en el grupo y admitiendo sus errores, mostrándose vulnerables de vez en cuando, confrontándose a los otros y revelando sus propias reacciones a quienes se enfrentan, actuando en base a intuiciones y creencias, discutiendo con el grupo sus pensamientos y sentimientos sobre el proceso grupal y mostrando voluntad por compartir su poder con otros miembros del grupo. No pueden modelar importantes lecciones a los miembros adoptando una posición ante la vida y actuando como si fueran perfectos. Cuando los miembros intentan abandonar sus patrones familiares y seguros, a menudo manifiestan sentirse ansiosos y asustados. Los terapeutas pueden demostrar, mediante su propia conducta, la voluntad de avanzar a pesar de sentirse inseguros sobre el terreno y un poco temerosos. VOLUNTAD PARA CONFRONTARSE CONSIGUO MISMO. Una de las principales tareas del terapeuta consiste en promover la auto-exploración de los clientes. Como los terapeutas no pueden esperar que los participantes hagan algo que ellos mismos no están preparados para hacer, deben mostrar que tienen voluntad de cuestionarse a sí mismos. La auto-confrontación puede adoptar la forma de formular y responder preguntas como las siguientes: * ¿Por qué dirijo grupos?. ¿Qué obtengo de esta actividad? * ¿Por qué me comporto de este modo en el grupo?. ¿Qué impacto producen mis actitudes, valores, sesgos, sentimientos y conductas en el resto de las personas del grupo?. * ¿Cuáles de mis necesidades se satisfacen a través de mi rol como terapeuta del grupo?. * ¿Uso en alguna ocasión los grupos que dirijo para satisfacer mis necesidades personales a expensas de las necesidades de los miembros?. 84 LIDERAZGO EN EL GRUPO La auto-confrontación es un proceso continuo y no existen respuestas simples para estas preguntas. El principal factor es la voluntad de formular preguntas continuamente con el fin de determinar el grado de honestidad propia sobre sus motivaciones para seguir siendo terapeuta de grupo. La auto-conciencia es un factor concomitante a la voluntad de auto-confrontarse. Esta característica esencial del liderazgo efectivo incluye no sólo la conciencia de las propias necesidades y motivaciones sino también de los conflictos y problemas personales, de los puntos fuertes y limitaciones, de las áreas de asuntos pendientes y de la posible influencia de todos estos factores en el proceso grupal. Los terapeutas que son conscientes de sí mismos, son capaces de trabajar terapéuticamente con las transferencias que emergen en el entorno grupal tanto hacia sí mismos como hacia el resto de los miembros. Además, son conscientes de su propia vulnerabilidad, especialmente de la posible contratransferencia. No responsabilizan a los miembros de sus reacciones ni usan el grupo como el espacio para desarrollar su propia terapia. SINCERIDAD Y AUTENTICIDAD. Una de las cualidades más importantes de los terapeutas es el interés sincero en el bienestar y crecimiento de los otros. Como la sinceridad conlleva el ser directo, implica también comunicar a los miembros lo que no quieren oír. Para el terapeuta del grupo, la preocupación significa desafiar a los miembros para que observen partes de sus vidas que ellos niegan y eliminar cualquier forma de conducta deshonesta en el grupo. La autenticidad es un familiar muy cercano a la sinceridad. Los terapeutas auténticos no viven bajo pretextos y no se esconden tras máscaras, defensas, roles estériles y fachadas. La autenticidad implica la voluntad de abrirse apropiadamente y compartir los sentimientos y las reacciones con lo que suceda en el grupo. Pero como analizaremos con más detalle, la autenticidad no implica "dejar que salga todo" indiscriminadamente. Es posible ser auténtico sin compartir cualquier pensamiento absurdo, fantasía o reacción. Por ejemplo, incluso aunque un terapeuta se sienta sexualmente atraído por un miembro no sería apropiado manifestar esta realidad en la sesión inicial. Tal "reserva" no implica falta de autenticidad. SENTIDO DE IDENTIDAD. Los terapeutas para poder ayudar a los miembros del grupo a descubrir quienes son, deberán disponer de un sentido claro de su propia identidad. Esto implica conocer los propios valores y vivir en base a patrones internamente derivados y no en base a expectativas ajenas. Significa ser consciente de los puntos fuertes, limitaciones, necesidades, temores, motivaciones y metas propias. Implica conocer las capacidades propias, lo que se desea obtener de la vida y la forma de conseguirlo. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 85 Uno de los principales apartados de la experiencia de terapia grupal implica que los miembros descubran quienes son y qué identidades han asumido sin haberlo pensado conscientemente. Cuando las personas viven en base a identidades fingidas sus vidas dejan de tener sentido. Un grupo efectivo puede ser fundamental para retar a los miembros a crear proyectos que proporcionen un nuevo significado a sus vidas. A través de la experiencia grupal, los miembros observan que su identidad no está tallada en piedra sino que pueden remodelar el sentido de sus vidas. Los terapeutas de grupo que mantienen una continua readaptación de sus significados personales pueden motivar a los miembros a hacer lo mismo. CONFIANZA Y ENTUSIASMO EN EL PROCESO GRUPAL. La confianza del terapeuta en el valor del proceso grupal es fundamental para el éxito del grupo. ¿Por qué deben creer los miembros que la experiencia grupal será valiosa para ellos si observan que el terapeuta no muestra ningún entusiasmo por ello?. A menudo los terapeutas dirigen grupos en centros sólo porque es el trabajo que les corresponde pero sin estar convencidos de que la intervención grupal supondrá un cambio. El entusiasmo que los terapeutas transmitan a sus grupos puede tener una cualidad contagiosa. Si los terapeutas irradian vida, las posibilidades de dirigir "grupos muertos" son escasas. Sin embargo, si los terapeutas de grupo carecen de entusiasmo por lo que están haciendo no es probable que inspiren a sus miembros ni que les proporcionen un incentivo para trabajar. Esto no significa que los terapeutas adopten un estilo "de dirección alegre". Sugiero que el terapeuta o terapeutas deben mostrar ilusión por su trabajo y satisfacción por encontrarse con los grupos. La falta de entusiasmo de un terapeuta se refleja normalmente en la falta de interés de los miembros para acudir a las sesiones grupales y en la resistencia a desempeñar un trabajo significativo. IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD. Los terapeutas deberían evitar el estancamiento en técnicas ritualizadas y presentaciones programadas carentes de vida. Probablemente no es fácil enfocar cada grupo con nuevas ideas. Los terapeutas creativos y con imaginación se muestran abiertos a nuevas experiencias y a estilos de vida y valores que difieren de los suyos propios Una de las principales ventajas del trabajo grupal es que ofrece muchas posibilidades para la imaginación. Muchos grupos específicos surgen a partir de la voluntad del terapeuta de plantear una lluvia de ideas. De hecho, algunos terapeutas elaboran una idea para un tipo específico de grupo a partir de ana preocupación personal. Por ejemplo, los terapeutas que luchan con el estrés en sus vidas personales y profesionales, pueden crear un grupo de apoyo para profesionales con problemas similares. Además, la misma estruc- 86 LIDERAZGO EN EL GRUPO tura de los grupos favorece la creatividad porque permite la aplicación de múltiples enfoques. Un Comentario Final Según repase las características de los terapeutas efectivos de grupo no se preocupe pensando que debe poseer todas estas cualidades en el máximo grado. Piense en dichas cualidades como continuos. Por ejemplo, la cuestión no es si usted dispone o no de rasgos como el coraje, auto-conocimiento y sentido claro de su propia identidad sino que al aumentar su propio conocimiento y conciencia de sí mismo le será más fácil facilitar la auto-exploración de los miembros. El reto consiste en observar de forma honesta las cualidades personales y evaluar su capacidad como persona para inspirar a los otros. Su propio compromiso para explotar sus potencialidades es un instrumento clave. La mejor forma de dirigir a otros es demostrar lo que piensa a través de su propia vida. Experimentar su propia terapia (individualmente o en grupos) es una forma de permanecer abierto al análisis de la dirección de su vida. No es cuestión de seu un terapeuta perfectamente integrado que ya ha "llegado". ¡ Después de todo, una vez llegado no hay a dónde ir!. Desde mi punto de vista, las dimensiones personales descritas en las páginas precedentes son fundamentales pero no suficientes para garantizar el éxito del liderazgo. Las destrezas y conocimientos específicos, como los identificados en los Patrones Profesionales para la Formación de Trabajadores de Grupos de la ASGW (1991) y descritas en el capítulo anterior, son imprescindibles para un liderazgo efectivo. Más adelante en el capítulo se examinarán estas destrezas con más detalle. PROBLEMAS Y FACTORES ESPECIALES PARA LOS TERAPEUTAS PRINCIPIANTES A través de mi trabajo en la formación y supervisión de terapeutas de grupo así como durante la docencia de talleres y seminarios he coincidido con diversos factores que tienen especial relevancia para los terapeutas principiantes. Aunque estos factores deben ser considerados por todos los terapeutas, independientemente de su experiencia, son especialmente significativos para aquellos cuya experiencia es escasa. Usted puede preguntarse si dispone o no de lo necesario para ser un terapeuta efectivo. Mi consejo es que tenga paciencia consigo mismo y no se exija llegar a ser inmediatamente "el perfecto terapeuta de grupo". La mayoría de los profesionales que conozco (incluido yo mismo) se cuestionaron su competencia repetidas veces al inicio de su carrera como terapeutas de grupo TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 87 Y aún hoy en día sufren momentos difíciles. Tales dudas sobre la propia capacidad son un problema menor cuando se dispone de la voluntad para seguir formándose y para trabajar bajo supervisión. Ansiedad Inicial Antes de dirigir su primer grupo sin ninguna duda se sentirá ansioso por hacer que empiece el grupo y por mantenerlo en marcha. En otras palabras, se formulará cuestiones como estas con cierto grado de turbación: * ¿Conozco ya lo suficiente para dirigir un grupo?. * ¿Qué esperan los participantes de mí?. * ¿Seré capaz de poner el grupo en marcha?. ¿Cómo?. * ¿Se me acabarán los comentarios o las actividades antes de finalizar la sesión?. * ¿Debería adoptar un rol activo o debería esperar que el grupo empiece por sí mismo?. ' * ¿Debería tener un programa establecido o debería dejar que sean los miembros del grupo quienes decidan los temas a comentar?. * ¿Qué técnicas debería usar en los estadios iniciales del grupo?. * ¿Qué hago si nadie desea participar?. ¿Y si son demasiados los que desean intervenir?. ¿Cómo seré capaz de tener en cuenta a aquellos que deseen involucrarse?. * ¿Querrán volver los miembros del grupo?. Al supervisar y formar a los terapeutas principiantes les animo a recono-:er que estas dudas y preocupaciones son completamente normales y que la nsiedad moderada puede ser beneficiosa porque puede conducir a una auto-valoración honesta. Sin embargo, la ansiedad puede ser contraproducente si se alimenta de sí misma y se le permite que nos conduzca a la inactividad. Por lo tanto, animo a los terapeutas principiantes a verbalizar sus preguntas y dudas y a examinarlas en el curso de las sesiones de formación. La misma voluntad de hacerlo puede eliminar parte de la ansiedad innecesaria al comprobar que sus compañeros comparten las mismas preocupaciones. Los estudiantes dicen a menudo que sus compañeros parecen saber mucho más, contar con mejor formación, talento, destrezas y auto-confianza que ellos. Cuando escuchan a sus compañeros expresar la ansiedad y los sentimientos de inadecuidad, estos estudiantes se percatan de que quienes parecen ser muy seguros de sí mismos luchan con las mismas dificultades y dudas. Los intercambios que se producen entre los estudiantes ofrecen oportunidades muy útiles para el crecimiento personal y profesional. Examinar estos sentimientos con los compañeros y con un supervisor puede ayudar a los terapeutas en LIDERAZGO EN EL GRUPO prácticas a diferenciar entre la ansiedad real y la irreal y eliminar así la ansiedad contraproducente e injustificada. Auto-Apertura Independientemente de los años de experiencia, muchos terapeutas de grupo se enfrentan al problema de la auto-apertura. Para los terapeutas principiantes este factor tiene aún mayor relevancia. Aunque el contenido y el momento de lo relatado son factores que determinan la idoneidad de la auto-apertura, el problema reside en la cantidad. No es anormal tender hacia los extremos, revelando en exceso o en defecto. ESCASA AUTO-APERTURA. Si usted intenta mantener las expectativas estereotipadas del rol y mantener una imagen misteriosa, protegido tras su fachada profesional puede perder su identidad personal en el grupo y no permitir que sepan nada de usted. Las razones para funcionar en base a un rol (en vez de como una persona que tiene ciertas funciones que ejecutar) son muchas. Una puede ser el temor a parecer poco profesional o el miedo a que los miembros piensen que no les respeta. Otra puede ser la necesidad de mantener cierta distancia o mantener una relación doctor/paciente. Además de no tener ningún deseo de compartir su vida personal, usted también puede dudar de revelar sus sentimientos hacia el grupo o hacia ciertos miembros. Como forma de evitar sus propias reacciones a lo que sucede en el grupo, usted puede limitar sus intervenciones a determinadas observaciones. Tal reserva "profesional" puede expresarse mediante interpretaciones y sugerencias, formulando preguntas en vez de manifestando afirmaciones personales, actuando como mero coordinador, proporcionando un ejercicio estructurado después del otro para mantener activo al grupo y clarificando determinados aspectos. Aunque estas funciones son importantes, pueden desempeñarse sin impedir que usted relate sus sentimientos o reacciones hacia el grupo. En mi opinión, la apertura del terapeuta referente a lo que está sucediendo en el grupo es la forma más productiva de compartir. Por ejemplo, si usted presiente que los miembros del grupo no se hallan muy motivados y que no se implican en la sesión, es probable que se sienta dolido y cansado por la necesidad constante de ser usted quien mantiene activas las reuniones con escaso o ningún apoyo por parte de los participantes. Manifestar cómo le afecta esta falta de motivación es normalmente útil y adecuado. EXCESIVA AUTO-APERTURA. Al otro extremo del continuo están los problemas asociados al exceso de auto-apertura. La mayoría de los terapeutas principiantes (y muchos experimentados) sienten la necesidad de aproba- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 89 ción y aceptación de los miembros del grupo. Es fácil cometer el error de "'pagar las deudas de calidad de miembro" compartiendo detalles íntimos para mostrar que usted es tan humano como ellos. Los límites entre la escasa y la excesiva auto-apertura son muy estrechos. Es un error asumir que ''mientras más revelaciones, mejor" como también lo es "dejarlas salir" sin evaluar las razones de sus intervenciones, la disposición de los miembros, el impacto que pueden producir sus detalles íntimos sobre los miembros y el grado en que sus intervenciones son relevantes para el proceso actual del grupo. Puede sentirse tentado a sucumbir a la presión del grupo para compartir más detalles sobre usted. A menudo los miembros dicen a sus terapeutas: *'No sabemos mucho sobre usted. ¿Por qué no nos cuenta algo más sobre usted mismo?. Por ejemplo, cuéntenos algo acerca de sus dificultades. Nosotros revelamos mucho sobre nuestras vidas y ahora nos gustaría verle a nuestro nivel". Los miembros pueden ejercer sobre usted otras formas de presión más sutiles pero no menos fuertes para que usted se "convierta en miembro" del grupo que dirige. Fuera del esfuerzo por evitar perderse en un rol injustificadamente profesional, usted puede intentar excesivamente ser percibido como amigo y miembro compañero del grupo. Si usted decide compartir preocupaciones personales, éstas deberían ser en beneficio de los clientes. El lugar para examinar estos problemas (y satisfacer así sus propias necesidades) es el grupo donde usted es miembro participante y no terapeuta. La dirección de grupos es una tarea exigente y usted puede aumentar la dificultad confundiendo su rol y funciones con los de los participantes. AUTO-APERTURA FACILITADORA Y ADECUADA DEL TERAPEUTA. La auto-apertura facilitadora y adecuada del terapeuta es un aspecto esencial del arte de dirección de grupos. No es necesario revelar detalles de su pasado o de su vida personal para darse a conocer como persona o para empatizar con los participantes. Unas pocas palabras pueden transmitir mucho, y los mensajes no verbales - el contacto, una mirada, un gesto - pueden expresar sentimientos de identificación y comprensión. Las revelaciones adecuadas no le alejan del cliente y son técnicas útiles para favorecer la apertura de los miembros. Su sensibilidad a las respuestas de las personas puede enseñarle mucho sobre la temporalización y utilidad de sus intervenciones. La tempora-lización es un factor crítico porque lo que puede ser inadecuado de revelar en las sesiones iniciales del grupo podría ser muy útil en un estadio posterior. Yalom (1983, 1985) subraya que la auto-apertura del terapeuta debe ser instrumental para ayudar a los miembros a lograr sus metas. El autor apela por las revelaciones selectivas que proporcionan aceptación, apoyo y ánimo a los miembros del grupo. En opinión de Yalom, los terapeutas de grupo que revelan sus reacciones a los acontecimientos que se desarrollan en el momen- 90 LIDERAZGO EN EL GRUPO to y no hacen revelaciones sobre sucesos personales pasados, facilitan el movimiento del grupo. Manejo de Miembros Difíciles Muchos estudiantes en las clases de terapia desean hacer comentarios sobre los miembros "difíciles" de los grupos que dirigen. Aprender a manejar terapéuticamente la resistencia en las diversas formas que ésta adopta, es un desafío fundamental de los terapeutas de grupo. Cuando los terapeutas principiantes se encuentran con miembros que presentan mucha resistencia, a menudo adoptan el problema de forma personal. Parecen verse a sí mismos como incompetentes para manejar a ciertos miembros problemáticos. Suponen que si fueran capaces de franquear las defensas de algunos de estos miembros difíciles se sentirían más competentes. Cuando yo me encuentro con tales actitudes, sugiero a mis estudiantes que analicen cómo se sienten personalmente afectados por la amplia variedad de conductas problemáticas. Sugiero que eviten categorizar a las personas de su grupo como "tipos problemáticos" y por el contrario traten de entender el significado de ciertas formas de resistencia. Unas pocas de estas formas son la intelectualización, la conversión emocional, la formulación de preguntas, los consejos, el silencio, la monopolización, el relato de historias, la demanda de respuestas y la dirección de los otros, la dependencia, la hostilidad, la agresión y la arrogancia. El hecho es que muchos de nosotros aplicaríamos diversas estrategias de evitación si estuviéramos en el grupo. Cuando nos enfrentamos a los viejos patrones y cuando experimentamos la ansiedad que acompaña al cambio personal, tendemos a ser creativos al inventar patrones de estrategias de resistencia. Recuerde que la resistencia tiene un significado y surge de los miembros del grupo. Mi forma de trabajar con los estudiantes consiste en enseñarles a analizar sus propias reacciones a los miembros resistentes en vez de centrarse enteramente en las estrategias de manejo de los "miembros problemáticos". Para más información sobre este tema, vea M.Corey y Corey (1993b). El Manejo de las Reacciones Propias ante la Resistencia de los Miembros Cuando los miembros del grupo muestran una conducta que usted considera problemática, debe ser consciente de la tendencia a responder con sentimientos fuertes. En el capítulo anterior se mencionó la importancia de ser consciente de la contratransferencia y de aprender a manejar con efectividad los propios sentimientos. Usted puede sentirse amenazado por aquellos miembros que dominan y tratan de controlar el grupo, puede sentirse enfada- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 91 do con los miembros que muestran una conducta resistente, puede responsabilizar al grupo en general o a ciertos clientes en particular por el ritmo lento o la falta de productividad del grupo y puede adoptar de forma personal cualquier signo de resistencia. Si usted ignora sus propias reacciones, en esencia se escapa de las interacciones que se producen en el grupo. Sus respuestas - sean sentimientos, pensamientos u observaciones - son a menudo el recurso más poderoso a su disposición para manejar con efectividad las conductas resistentes. Como ha visto, cuando los terapeutas de grupo experimentan su propia terapia grupal, aumentan las posibilidades de conocer sus puntos ciegos y posibles vulnerabilidades. Con frecuencia, los miembros "difíciles" que más nos afectan son aquellos que nos recuerdan aspectos de nosotros mismos que en el momento actual rechazaríamos. La supervisión es lo más útil para manejar la contratransferencia. Como estudiante de prácticas usted dispone de la oportunidad de examinar con su supervisor y grupo de compañeros sus sentimientos de atracción o de rechazo hacia ciertos miembros y en el proceso aprenderá mucho sobre usted mismo. Si dirige un grupo sin ningún ayuda y no dispone de supervisión, es importante que consulte con un profesional cualificado para poder resolver los problemas que pueden subyacer a sus sentimientos contratransferenciales. Una de las ventajas de trabajar con un coterapeuta es que su compañero puede ofrecerle un valioso feedback desde una perspectiva objetiva y ayudarle de este modo a ver cosas que pueden hallarse fuera de su conciencia. El tema del manejo de la contratransferencia se comenta en el Capítulo 6. El Reto de Manejar un Sistema La mayoría de los grupos que usted dirija se encontrarán bajo los auspicios de algún tipo de institución - un sistema escolar, una organización comunitaria de salud mental, un hospital psiquiátrico, una clínica o un centro de rehabilitación local o estatal. Al dirigir grupos en un entorno institucional, uno descubre rápidamente que el dominio de la teoría y práctica del liderazgo de grupos no garantiza el éxito de los grupos. Ser capaz de manejar con efectividad las demandas y normas institucionales en algunos momentos puede ser tan importante como ser un profesional competente. Un problema corriente entre aquellos que trabajan regularmente en un entorno institucional es la lucha constante por mantener la dignidad e integridad en un sistema donde los administradores están fundamentalmente intere-sados en los cuidados de custodia o en la eliminación de los "estallidos de crisis" y sin embargo son bastante indiferentes al logro de una terapia grupal genuina. Otro problema corriente que afecta a los terapeutas de una institución se refiere a la obligación de trabajar con grupos para los que no están 92 LIDERAZGO EN EL GRUPO suficientemente preparados. Este problema se intensifica por el hecho de que existen pocas instituciones que proporcionan la formación necesaria para este tipo de liderazgo de grupo que demanda y abruma a los terapeutas con tales cargas laborales que no disponen de tiempo para continuar aprendiendo durante su horario laboral. Así pues, muchos terapeutas que trabajan en instituciones se ven forzados a participar en cursos o seminarios en sus horas libres y a propio coste. El hecho es que estos problemas existen y que depende de usted manejarlos y trabajar dentro del sistema mientras que al mismo tiempo mantiene sus patrones e integridad profesional. En último término, es suya la responsabilidad de dirigir grupos con éxito. Cuidado con responsabilizar a los factores extemos de los fracasos de sus programas de terapia grupal. Cuide también las afirmaciones que le absuelven de la responsabilidad y le producen una sensación de incapacidad o falta de poder personal: * "El administrador no simpatiza con mis esfuerzos por desarrollar grupos". * "La estructura burocrática me impide el desarrollo de programas innovadores y significativos" * "Las normas oficiales me impiden desarrollar algún tipo de terapia auténtica". * "El sistema no nos recompensa por nuestros esfuerzos". * "Carecemos de los medios para hacer lo necesario". * "Las personas de esta comunidad no son receptivas a la idea de la terapia grupal; no solicitarán ayuda aunque la necesiten". Yo no quiero decir que estas quejas no reflejen obstáculos reales. Por experiencia propia conozco la dificultad de batallar contra la burocracia. Hay momentos en los que el mero esfuerzo de intentar formar un grupo en algunas instituciones puede aplastamos hasta el punto de planteamos si merece la pena esforzarnos. En mi opinión, independientemente de los obstáculos extemos que encontremos, es responsabilidad nuestra enfrentarnos y no rendimos ante ellos. La impotencia profesional de cualquier tipo es una condición que se alimenta de sí misma. Cuando los terapeutas abandonan su propio poder asumen el rol de víctimas o despliegan la actitud cínica de mostrar que todos sus esfuerzos e intentos son absurdos - nada de lo que hacen merece la pena o cambia nada. Por lo tanto, a modo de resumen, cuando nos rendimos y responsabilizamos de los fracasos de nuestros programas a factores externos a nosotros mismos, corremos el riesgo de que nuestro trabajo nos prive de vitalidad cuando el efecto que debería producir es el contrario. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 93 El Terapeuta del Grupo como Profesional Destrezas de Líderazgo de Grupos Es un error asumir que cualquier persona con ciertas cualidades personales y el deseo de ayudar a los demás puede ser un terapeuta efectivo de grupos. El liderazgo efectivo requiere destrezas específicas y la adecuada ejecución de ciertas funciones. Como la mayoría de las destrezas, las destrezas de liderazgo necesitan ser aprendidas y practicadas. ESCUCHA ACTIVA. La escucha activa implica prestar toda la atención al hablante y ser sensible al mensaje comunicado tanto a nivel verbal como no verbal. Su capacidad para escuchar lo que se le comunique mejora en la medida que aumenta su pericia. Muchos terapeutas cometen el error de centrarse insistentemente en el contenido y al hacerlo, no prestan atención suficiente al modo en que se expresan los miembros del grupo. Ser un terapeuta hábil conlleva recoger las claves significativas proporcionadas por los miembros a través de su estilo de discurso, gesto corporal, gestos, calidad de voz y manierismos. (El tema de la escucha activa se tratará con más detalle en el Capítulo 10, porque atender y escuchar son los conceptos fundamentales del enfoque grupal centrado en la persona). PARAFRASEO. De alguna forma el parafraseo es una extensión de la escucha. Implica retransmitir con otras palabras lo que alguien ha manifestado con el fin de aclarar el significado tanto para el emisor como para el grupo. El parafraseo efectivo capta el significado nuclear del mensaje de la persona, clarifica el significado de lo dicho y elimina así cualquier posible ambigüedad. Al captar la esencia del mensaje de un miembro y reflejarlo de vuelta, el terapeuta ayuda a la persona a continuar su proceso de auto-exploración en un nivel más profundo. El parafraseo no es una destreza fácil de dominar. Algunos terapeutas, por ejemplo, se limitan simplemente a repetir literalmente lo dicho añadiendo poco significado nuevo y sin clarificar el mensaje. Otros abusan de la técnica con el resultado de parecer mecánicos y repetitivos. El valor del parafraseo exacto y conciso es doble: comunica a los participantes que están siendo entendidos y les ayuda a ver con más claridad los aspectos contra los que luchan y sus propios sentimientos y pensamientos sobre tales aspectos. CLARIFICACIÓN. Clarificar es también una extensión de la escucha activa. Implica responder a los aspectos confusos de un mensaje centrándose en aquellos subyacentes y ayudando a la persona a percibir los sentimientos con-flictivos. A menudo los miembros dicen presentar sentimientos ambivalentes 94 LIDERAZGO EN EL GRUPO O estar sintiendo muchas cosas a la vez. La clarificación ayuda a los participantes a entender sus sentimientos de tal forma que puedan concentrarse más exactamente en la experiencia del momento. Lo mismo se aplica al pensamiento. Al clarificar, el terapeuta del grupo se mantiene dentro del marco de referencia del individuo y al mismo tiempo ayuda al cliente a recordar algunas cosas de su perspectiva, esto, a su vez puede conducir a un nivel algo más profundo de auto-exploración del cliente. SÍNTESIS. La destreza para resumir todos los elementos importantes de la interacción grupal o parte de una sesión se conoce como síntesis. Esta habilidad es particularmente útil al cambiar de un tema a otro. En vez de pasar directamente de un asunto a otro puede ser conveniente identificar los elementos comunes con el fin de aumentar el aprendizaje y mantener la continuidad. La síntesis es necesaria al final de la sesión. Es un error del terapeuta concluir la sesión de forma abrupta y sin unificar la sesión. Una de las funciones del terapeuta consiste en ayudar a los miembros a reflexionar y dar sentido a lo ocurrido en el grupo. La síntesis, motiva a los participantes a pensar en lo aprendido o experimentado durante la sesión y en las posibles formas de aplicarlo a la vida cotidiana. Al finalizar la sesión el terapeuta puede proceder a sintetizar la sesión brevemente y solicitar a cada miembro que resuma lo sucedido, cuáles han sido los puntos álgidos de la sesión y cómo han respondido a la interacción. PREGUNTAS. Preguntar es probablemente la técnica de la que tienden a abusar los terapeutas principiantes. Bombardear a los miembros con una pregunta después de la otra no conduce a resultados productivos y puede tener incluso un impacto negativo sobre la interacción grupal. Existen multitud de problemas asociados al uso inadecuado de preguntas. Los miembros se pueden sentir invadidos como si fueran objeto del "tercer grado". Quien formula la pregunta solicita información personal manteniéndose a salvo y anónimo detrás de la interrogación. Un estilo de preguntas pobre por parte del terapeuta proporciona un modelo ineficaz a los miembros, quienes pronto empiezan a imitar el estilo de preguntas del terapeuta al interactuar unos con otros. Todas las preguntas no son improcedentes. Las preguntas cerradas que requieren una respuesta simple "si" o "no" son las más estériles y también lo son las preguntas del "¿Por qué...?", pues normalmente conducen a la rumiación intelectual. Por el contrario, las preguntas abiertas - preguntas que abren alternativas y nuevas áreas de auto-exploración - pueden tener un gran valor. "¿Qué está experimentando en este momento?", "¿Qué sucede en su cuerpo ahora?" y "¿Cómo maneja su miedo en este grupo?" son preguntas que pueden ayudar a los participantes a centrarse más en sus emociones. Por lo tanto TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 95 es importante que los terapeutas formulen preguntas que permitan la exploración más profunda de los asuntos. (El tema de la formulación de preguntas se tratará con mayor profundidad en el Capítulo 15). INTERPRETACIÓN. El terapeuta interpreta cuando ofrece posibles explicaciones sobre un pensamiento, sentimiento o conducta del participante. Cuando se ofrece a modo de hipótesis sobre determinados patrones de conducta, la interpretación puede ayudar al individuo a considerar nuevas perspectivas y alternativas. La interpretación requiere mucha habilidad. Interpretar apresuradamente, presentar una interpretación de forma dogmática y favorecer que los miembros dependan de los significados y respuestas del terapeuta son algunos de los errores más frecuentes. La temporalización es un aspecto especialmente importante. Las interpretaciones no sólo deben ser efectuadas en el momento oportuno, además deben ser expresadas de forma sugerente para dar a la persona la oportunidad de evaluar su validez. Aunque una interpretación sea técnicamente correcta, puede ser rechazada si el terapeuta no es sensible al interés o desinterés del cliente para aceptarla. (Retomaremos el tema de la interpretación en los Capítulos 6 y 7). CONFRONTACIÓN. La confrontación puede ser una fórmula valiosa para mcitar a los miembros a ser más honestos consigo mismo. Si se maneja inadecuadamente también puede perjudicar tanto a la persona confrontada como al proceso grupal. Muchos terapeutas principiantes evitan la confrontación porque temen sus posibles repercusiones: bloquear la interacción grupal, herir a alguien o llegar a ser el blanco de sus represalias. El problema consiste en que la confrontación puede ser fácilmente considerada como ataque. Esa es la razón por la cual los terapeutas experimentados sólo confrontan cuando se preocupan e interesan por la persona y le dan la oportunidad de considerar lo dicho. Una confrontación eficaz especifica la conducta o las discrepancias entre los mensajes verbal y no verbal evitando así cualquier posible etiquetado. Es útil que los terapeutas analicen sus propias reacciones al acto de la confrontación. Así, los terapeutas experimentados nunca dirían, "George, usted es una persona aburrida". Por el contrario podrían decir, "George, me parece difícil prestar atención a lo que dices. Soy consciente de mi impaciencia y tiendo a desenchufar. Realmente no me gusta esto y desearía concentrarme en o que dices". (La confrontación es una destreza que se profundizará en los Capítulos 11, 14 y 15). REFLEJO DE SENTIMIENTOS. Reflejar los sentimientos es la habilidad para responder a la esencia de lo que comunica la persona. El fin es hacer saber a los miembros que son escuchados y comprendidos. Aunque el reflejo 96 LIDERAZGO EN EL GRUPO consiste en presentar ciertos sentimientos que ha expresado la persona, no es sólo un proceso de rebote. El reflejo depende de la atención, del interés, de la comprensión y del respeto por la persona. Cuando se refleja eficazmente, se potencia el contacto y la implicación; sentirse comprendido y lograr una perspectiva más clara de los sentimientos propios refuerza y estimula a la persona para adquirir una mayor conciencia propia. APOYO. Apoyar significa proporcionar ánimo y refuerzo a los miembros del grupo especialmente cuando examinan sentimientos dolorosos y cuando adoptan riesgos. Un terapeuta puede proporcionar apoyo estando presente en el momento oportuno. Esta presencia requiere la combinación de destrezas: escuchar activamente lo que se dice, estar presente psicológicamente con el cliente y responder de forma que anime al cliente a continuar trabajando y a avanzar. La esencia de esta destreza reside en conocer cuándo su aplicación va a ser facilitadora y cuándo puede ser contraproducente. Algunos terapeutas cometen el error de apoyar excesivamente, de apoyar sin incitar o de apoyar apresuradamente. Si los terapeutas practican unestilo que se limita casi exclusivamente al apoyo, privan a los miembros de retos potencialmente valiosos. Los terapeutas que ofrecen apoyo apresuradamente cuando alguien examina material doloroso tienden a difuminar la intensidad de la experiencia y a alejar a los miembros de sus sentimientos. El apoyo es particularmente útil cuando las personas se enfrentan a una crisis, cuando se aventuran hacia un territorio nuevo, cuando intentan librarse de conductas improductivas y establecer nuevas conductas y cuando tratan de implantar en sus vidas cotidianas lo aprendido en el grupo. (Volveremos a insistir en este aspecto en el Capítulo 10). EMPATIA. El núcleo de la habilidad de la empatia reside en la capacidad del terapeuta para captar sensiblemente el mundo subjetivo del participante y sin embargo mantener su propia entidad. Para empatizar con la debida efectividad, el terapeuta debe cuidar y respetar a los miembros del grupo. La experiencia y otros antecedentes pueden ayudar al terapeuta a identificarse con los miembros. (La empatia será objeto de profundización en el Capítulo 10). FACILITACIÓN. La facilitación va dirigida a potenciar la experiencia grupal y a capacitar a los miembros para que alcancen sus metas. Las destrezas de facilitación conllevan la apertura de comunicación clara y directa entre los participantes y la ayuda suficiente para que asuman progresivamente más responsabilidad en la dirección del grupo. Como la facilitación es un instrumento vital en el enfoque de terapia centrada en la persona será examinada con más detalle en el Capítulo 10. A continuación se resumen algunas formas TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 97 específicas que pueden emplear los terapeutas para facilitar el proceso grupal: * prestar atención a los focos resistentes del grupo y ayudar a los miembros a percibir cuándo se estancan y por qué lo hacen. * animar a los miembros a expresar abiertamente sus sentimientos y expectativas. * enseñar a los miembros a centrarse en sí mismos y en sus sentimientos. * enseñar a los miembros a comunicarse directa y llanamente entre sí. * trabajar para crear un clima de seguridad que motive a los miembros a adoptar riesgos. * motivar a los miembros cuando intentan aprender conductas nuevas. * potenciar un estilo interactivo miembro-a-miembro y no miembro-a-terapeuta. * animar a la exposición abierta de conflictos. * asistir a los miembros en la superación de obstáculos que dificultan la comunicación directa. * ayudar a los miembros a finalizar temas cuidando cualquier asunto pendiente en el grupo. INICIACIÓN. Las destrezas de iniciación por parte del terapeuta evitan que el grupo ondee sin rumbo ni dirección. Estas destrezas incluyen el empleo del catalizador para conseguir que los miembros se concentren en el trabajo significativo, implican conocer el modo de aplicación de diversas técnicas que potencien la auto-exploración más profunda y vincular los diversos temas examinados en el grupo. Aunque la dirección del terapeuta puede cen-:rar el grupo y mantenerlo en marcha, el exceso de dirección puede conducir a la pasividad de los miembros. DEFINICIÓN DE METAS. La definición de metas es un elemento básico de la terapia grupal. Advierta que los terapeutas no definen las metas de los clientes; ayudan a los miembros del grupo a seleccionar y clarificar sus propias metas específicas. Aunque establecer metas sea especialmente importan-re durante los estadios iniciales del grupo, según avancen las sesiones el terapeuta animará a los participantes a revisar sus metas, modificarlas si es necesario y determinar el grado en que las está logrando. Los terapeutas que no desarrollan las destrezas de intervención para incitar a los miembros a formular metas específicas descubren a menudo que sus grupos se caracterizan por la carencia de fines y por el desarrollo de sesiones improductivas. (Este tema se comentará con más detalle en los Capítulos 13 y 15). EVALUACIÓN. La evaluación es un proceso continuo que transcurre de principio a fin a lo largo del proceso grupal. Al finalizar cada sesión el tera- 98 LIDERAZGO EN EL GRUPO peuta debe evaluar lo sucedido en el grupo en su totalidad y en cada miembro en particular. Los terapeutas deben enseñar a los participantes a auto-evaluarse y a adoptar el movimiento y la dirección de su grupo. Por ejemplo si al concluir una sesión la mayoría de los participantes coinciden en que la sesión ha sido superficial, el terapeuta puede sugerirles que busquen las razones de tales resultados insatisfactorios. (Este tema se volverá a tratar en los Capítulos 13 y 15). FEEDBACK. El terapeuta experimentado proporciona feedback específico y sincero basándose en su observación y reacción a las conductas de los miembros y potencia que los miembros se proporcionen feedback entre sí. Una de las grandes ventajas que aportan los grupos es la posibilidad de ser observado y de recibir información sobre las reacciones de los miembros restantes a la misma. El objetivo del feedback consiste en proveer de una evaluación realista sobre el modo en que está siendo percibida una persona. La destreza que se requiere para proporcionar un feedback productivo está implícita en la presentación aceptable y merecedora de consideración del feedback. El feedback específico y descriptivo es más útil que uno global y enjuiciados SUGERENCIA. La sugerencia es una forma de intervención diseñada para ayudar a los participantes a elaborar un curso alternativo de pensamiento o acción. Puede adoptar muchas formas algunas de las cuales pueden ser dar información y consejo, asignar tareas para casa, solicitar a los miembros que piensen en experimentos que pueden intentar dentro y fuera del grupo y animar a los miembros a observar una situación desde una perspectiva diferente. La información junto con las sugerencias apropiadas de planes de acción alternativos puede reforzar el progreso logrado en el grupo. Las sugerencias no siempre deben proceder del terapeuta, los miembros pueden ofrecer sugerencias para que sus compañeros las consideren. El abuso de la persuasión, de las sugerencias y de los consejos conlleva algunos riesgos. Uno de ellos es que los miembros puede ser conducidos a la conclusión de que existen soluciones simples para problemas complejos. Otro es que los miembros pueden llegar a depender de la persona que sugiere lo que deberían hacer, en caso de problemas futuros y no aumentar la autonomía como se desearía. La línea divisoria entre la sugerencia y la prescripción no es siempre facil de diferenciar y la habilidad consiste en usar las sugerencias para potenciar el movimiento individual hacia la independencia. PROTECCIÓN. Sin asumir una actitud paternal hacia el grupo, los terapeutas deben ser capaces de salvaguardar a los miembros de los riesgos físicos y psíquicos innecesarios asociados a su pertenencia al grupo. Aunque el TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 99 mero hecho de participar en un grupo no conlleva ciertos riesgos, los terapeutas pueden intervenir cuando perciben que puede derivarse algún daño psicológico de una serie de interacciones grupales. Por ejemplo, se requiere la intervención cuando un miembro está siendo tratado injustamente o cuando se dirige hacia una persona una avalancha de sentimientos del grupo. El terapeuta debe ser hábil para prevenir a los miembros de los posibles peligros adherentes a la participación grupal sin atemorizarles con miedos innecesarios sobre estos riesgos. Si los terapeutas son sobreprotectores, la libertad de los miembros para experimentar y aprender a partir de su propia experiencia se ve restringida. Si los terapeutas no son suficientemente protectores, los miembros pueden lamentar las consecuencias negativas de la experiencia grupal. APERTURA PROPIA. Cuando los terapeutas revelan información, como hemos visto, ésta normalmente tiene un impacto sobre el grupo. La habilidad consiste en saber qué. cuánto, cuándo y cómo revelar. Si el terapeuta revela adecuadamente, los efectos sobre el grupo tenderán a ser positivos porque los miembros pueden imitarle y dejarse conocer. Si el terapeuta hace excesivas revelaciones apresuradamente, los efectos pueden ser adversos porque los miembros no son aiín capaces de manejar tanta confianza con comodidad. La apertura más productiva está vinculada a lo que sucede en el grupo. La habilidad implícita en la auto-apertura eficaz consiste en presentar la información de forma tal que anime a los miembros a revelar más sobre ellos mismos. MODELADO. Los miembros del grupo aprenden por observación de la conducta del terapeuta. Si el terapeuta valora la honestidad, el respeto mutuo, la confianza, el riesgo adoptado y la asertividad, puede potenciar estas cualidades en los miembros demostrándolas frente al grupo. De un terapeuta que muestra respeto hacia los miembros mediante la escucha y la empatia, los miembros aprenden una lección directa y útil sobre las conductas utilizadas para mostrar respeto. En resumen, una de las mejores formas para enseñar destrezas de relación interpersonal consiste en la ejemplificación directa. (El modelado será comentado con más detalle en el Capítulo 13). VINCULACIÓN. Una forma de favorecer la interacción de los miembros es localizar los temas que surgen en el grupo y conectar éstos con el trabajo que ejecutan los miembros. Los terapeutas con predisposición interactiva -aquellos que desarrollan la norma de la comunicación miembro-a-miembro frente a la comunicación miembro-a-terapeuta - confían en la vinculación. Animan a los miembros a dirigirse entre ellos directamente en vez de mirar al terapeuta cuando hablan de otra persona que se halle presente. A menudo los miembros tienen problemas comunes y mediante una vinculación efectiva 100 LIDERAZGO EN EL GRUPO pueden trabajar juntos en la resolución de sus problemas. Prestando atención a los problemas comunes, el terapeuta puede promover la interacción y aumentar el nivel de cohesión grupal. Vinculando a diferentes miembros, el terapeuta les enseña a responsabilizarse por la implicación en el trabajo ajeno. Si los miembros aprenden a participar en las interacciones grupales, son más independientes del terapeuta y probablemente tendrán una mayor sensación de pertenencia al grupo con el que interactúan. BLOQUEO. El bloqueo hace referencia a la intervención del terapeuta para dar fin a las conductas contraproducentes presentes en las sesiones del grupo. Es una destreza que requiere sensibilidad, honestidad y habilidad para finalizar una actividad sin atacar a la persona que la está ejecutando. El centro de atención debería ser la conducta específica y no la persona en su totalidad. Por ejemplo, si un miembro invade el área privada de otro miembro formulando preguntas muy personales, el terapeuta señalará que esta conducta no es útil o conveniente y no criticará a la persona por "cotilla" o "interrogadora". Algunas de las conductas que deben ser bloqueadas son: * Tratar a algún miembro como cabeza de turco - Si muchas personas se unen en contra de un individuo y empiezan a arrojar sobre él sus sentimientos de forma acusadora, el terapeuta puede intervenir y solicitar a los miembros implicados que dirijan la atención hacia lo que sucede en el interior de cada uno de ellos. * Presión del Grupo - Los terapeutas necesitan ser conscientes de los intentos sutiles y no sutiles por parte de algunos miembros para presionar a otros a adoptar un curso de acción específico o a ejecutar determinados cambios. Una cosa es ofrecer feedback y otra exigir a otras personas que modifiquen su conducta y que acepten patrones impuestos por el grupo. * Preguntas - Los miembros que habitualmente interrogan a otros o formulan preguntas excesivamente íntimas pueden ser incitados a efectuar afirmaciones directas en vez de preguntas. Otras conductas que deben cuidar y bloquear los terapeutas cuando sea conveniente, son: presentar excusas para justificar el fracaso a efectuar cambios, no mantener las confidencias, invadir el área privada de un miembro, dar consejos continuamente, relatar historias, cotillear, apoyar inadecuadamente e interpretar errónea o inapropiadamente. Cualquiera que sea la conducta, el bloqueo debe ser efectuado cortés y suavemente FINALIZACIÓN. Los terapeutas deben aprender el modo y el momento de concluir su trabajo con los individuos y con los grupos. Las destrezas TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 101 requeridas para finalizar una sesión grupal o concluir con el grupo de forma satisfactoria incluyen sugerir a los miembros la aplicación de lo aprendido o manejado en el grupo a las situaciones cotidianas, efectuar la evaluación y el seguimiento, sugerir otras fuentes de ayuda y estar a disposición del individuo para posibles consultas si surge la necesidad. Una Perspectiva Integradora de las Destrezas del Terapeuta de Grupo No es extraño que los terapeutas principiantes se sientan sobrecargados cuando tienen en cuenta todas las destrezas necesarias para desarrollar un liderazgo efectivo. Si usted también se siente sobrecargado y desanimado piense en lo mucho que le costó aprender a conducir. Si usted hubiera intentado pensar simultáneamente en todas las reglas, normas y quehaceres se hubiera sentido frustrado e incapaz de conducir adecuadamente. Lo mismo es aplicable al aprendizaje de las destrezas específicas del liderazgo. El aprendizaje sistemático de ciertos principios y la práctica de ciertas destrezas refina-rán su estilo de liderazgo y le proporcionarán la confianza necesaria para aplicar con efectividad estas destrezas. Participar en un grupo como miembro es una forma para desarrollar estas destrezas porque observando a personas experimentadas se puede aprender mucho. Evidentemente, usted también deberá practicar estas destrezas dirigiendo grupos bajo supervisión. El feed-back de los miembros del grupo, su coterapeuta y su supervisor son esenciales para el refinamiento de sus destrezas de liderazgo. Observarse en una grabación de video efectuada durante su ejecución puede ser una fuente importante de feedback que le permitiría advertir las áreas específicas que más debe fortalecer. Como cualquier habilidad, las destrezas de liderazgo existen en grados y no sobre la base del todo-o-nada. Pueden aprenderse sólo mínimamente o pueden alcanzar un grado muy elevado de perfección. Pero estas destrezas pueden mejorarse constantemente a través de la práctica y la experiencia supervisada. La Tabla 3.1 presenta un resumen de las destrezas comentadas en las páginas anteriores. Llegar a ser un Terapeuta de Grupo Multicultural Hasta hace poco tiempo se había escrito bastante poco sobre el tema específico de la formación de terapeutas efectivos de grupo multicultural. Además de las destrezas previamente mencionadas se requieren conocimientos y destrezas especiales para manejar grupos culturalmente diversos. Como he dicho anteriormente, se empieza a adquirir esta competencia cuando el terapeuta es consciente de cualquier valor, sesgo o actitud cultural que 102 LIDERAZOO EN EL GRUPO pueda impedir el desarrollo de una perspectiva positiva del pluralismo. Gre-eley, García, Kessler y Gilchrest (1992) manifiestan que esta conciencia incluye el conocimiento del desarrollo de su propia identidad racial, cultural y sexual. Al escribir sobre la psicoterapia del futuro con minorías étnicas, Comas-Díaz (1992) señala que la sensibilidad, la comprensión y la competencia al trabajar dentro de una perspectiva multicultural beneficiará tanto a los clientes minoritarios como a los terapeutas. La autora sugiere que se anime a los estudiantes desde el programa de formación a examinar sus propias experiencias de opresión e impotencia. Asegura que será fundamental el desarrollo de destrezas para el trabajo con clientes culturalmente diversos en la medida que nuestra sociedad sea cada vez más pluralista. Según vaya estudiando las teorías contemporáneas y aplicándolas a la terapia de grupos, trate de pensar en las implicaciones culturales de las técnicas que surgen de ellas. Piense qué técnicas pueden ser más o menos apropiadas para ciertas poblaciones de clientes en contextos específicos. Incluso más importante, piense en las formas de adaptar las técnicas que aprende a un grupo de miembros con determinados antecedentes culturales. Quizá lo más importante sea considerar la forma de llegar a ser un terapeuta efectivo de grupo multicultural. La terapia por su propia naturaleza es diversa en una sociedad multicultural. Como puede haber diferentes tipos de clientes dentro del mismo grupo, es fácil comprobar que no existe un enfoque terapéutico ideal. Por el contrario, las diferentes teorías disponen de características distintivas favorables a diferentes grupos culturales. Además, algunos enfoques teóricos presentan limitaciones en sus conceptos o en sus técnicas al ser aplicados a ciertas poblaciones. La práctica multicultural efectiva exige una posición abierta por parte del profesional, la flexibilidad y la voluntad de modificar las estrategias para satisfacer las necesidades y situaciones de los individuos pertenecientes al grupo. Es obvio que no existe una técnica "correcta" que pueda ser utilizada con todos los clientes independientemente de su entorno cultural. Es importante reconocer que llegar a ser un terapeuta multicultural efectivo requiere tiempo, estudio y experiencia. La competencia multicultural no puede reducirse simplemente a la conciencia y sensibilidad cultural, a un cuerpo de conocimientos o a una muestra específica de destrezas. La pericia multicultural requiere que los terapeutas presenten suficiente amplitud y profundidad en las tres áreas (Leong & Kim, 1991). Thomason (1991) aconseja de la siguiente forma a los terapeutas que trabajan con americanos nativos, consejo que por otra parte también puede aplicarse a otras poblaciones: Un buen terapeuta es, de alguna forma, como un artista que estudia la luz, el color y el diseño y después deliberadamente olvida todas las reglas TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 103 al crear un cuadro. De forma similar, el terapeuta interesado en ser útil a los americanos nativos debería aprender tanto como sea posible sobre ellos en general y sobre las tribus locales en particular y posteriormente olvidarlo en presencia del cliente quien es el mejor profesor [p. 184]. D.W. Sue y sus colegas (1992), como podrá recordar, han elaborado un marco de trabajo conceptual sobre las competencias y normas de la terapia multicultural. Incluye tres áreas: creencias y actitudes, conocimiento y destrezas. A continuación se presenta la versión resumida y adaptada de los autores. CREENCIAS Y ACTITUDES. En primer lugar, los terapeutas eficaces reconocen y entienden sus propios valores, sesgos, actitudes etnocéntricas y presunciones sobre la conducta humana. No permiten que sus valores o problemas personales interfieran en su trabajo con clientes culturalmente diferentes de ellos. Tratan de comprender el mundo desde el punto de vista de sus alientes. Respetan las creencias y valores religiosos y espirituales del cliente \ no se incomodan ante las diferencias de raza, etnia, cultura y creencias existentes entre ellos y los clientes. Valoran el bilingüismo y no consideran que otro idioma sea un impedimento para la terapia. Los terapeutas efectivos controlan su funcionamiento mediante consulta, supervisión y reciclaje. Reconocen que la terapia grupal no siempre es apropiada para todo tipo de clientes, ni para todo tipo de problemas. Si es necesario, derivan a un cliente cuando es evidente que la terapia grupal no es la forma de tratamiento más adecuada o cuando se sabe que existe un grupo de apoyo más homogéneo. CONOCIMIENTO. En segundo lugar, los profesionales culturalmente competentes poseen ciertos conocimientos. Tienen conocimientos sobre su propia herencia cultural y racial y sobre el modo en que ésta influye personal y profesionalmente. Como entienden la dinámica de la opresión, el racismo, la discriminación y los estereotipos son conscientes de los obstáculos institucionales que impiden a las minorías el uso de los servicios comunitarios de salud mental. Conocen los antecedentes históricos, las tradiciones y los valores de los grupos con los que trabajan así como las estructuras, jerarquías, valores y creencias familiares minoritarias. Como comprenden los valores básicos que subyacen al proceso grupal terapéutico, saben cómo pueden chocar éstos con los valores familiares y culturales de diversos grupos minoritarios. Además, estos profesionales conocen también las características y recursos comunitarios. Saben cómo ayudar a los clientes para poder hacer uso Je sistemas de apoyo ingeniosos. En las áreas de cuyo conocimiento carecen, buscan fuentes y medios para ser formados. Cuanta mayor sea la profundidad y amplitud del conocimiento de los grupos, más probable es que sean profe-sionales efectivos. 104 LIDERAZGO EN EL GRUPO DESTREZAS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN. En tercer lugar, los terapeutas efectivos han adquirido ciertas destrezas para trabajar con poblaciones culturalmente diversas. La terapia multicultural se potencia cuando los terapeutas emplean métodos y estrategias y definen metas coherentes con las experiencias vitales y los valores culturales de sus clientes. Tales profesionales modifican y adaptan sus intervenciones en el grupo para poder acomodarse a las diferencias culturales. No fuerzan a sus clientes a adecuarse a un enfoque terapéutico. Son capaces de emitir y recibir mensajes verbales y no verbales con exactitud y siempre están dispuestos a adquirir más formación o experiencia para fortalecer su capacidad de trabajo con clientes culturalmente diversos. RECONOCIMIENTO DE LAS LIMITACIONES PROPIAS. Aunque los profesionales pueden adquirir conocimientos generales y destrezas que les capaciten para funcionar competentemente con clientes diferentes, no es realista esperar que sepan todo sobre los antecedentes culturales de todos sus clientes. Habría mucho que decir sobre la posibilidad de que sean los miembros quienes enseñen al terapeuta aspectos de su cultura. Es una buena idea solicitar a los miembros la información necesaria para poder trabajar con ellos. Esto permite evaluar el grado de aculturación y el desarrollo de la identidad de un cliente y especialmente de los individuos que han vivido inmersos en diferentes culturas. A menudo se sienten vinculados a su cultura original pero también se sienten atraídos por ciertas características de su nueva cultura. Pueden experimentar conflictos para integrar las dos culturas con las que conviven. Estos aspectos pueden ser productivamente examinados en un contexto grupal acogedor cuando el terapeuta y los miembros restantes respetan el conflicto cultural. Los profesionales que respetan realmente a los miembros de sus grupos intentarán pacientemente introducirse todo lo posible en el mundo de sus clientes. No es necesario que los terapeutas dispongan de las mismas experiencias que sus clientes, lo importante es que intenten ser abiertos a una muestra similar de sentimientos y conflictos. Cuando existe este respeto, todos los miembros se beneficiarán de la diversidad cultural presente en el grupo. Destrezas Específicas para Iniciar y Cerrar las Sesiones Crupales En la formación y supervisión de terapeutas he descubierto que muchos de ellos carecen de las destrezas necesarias para iniciar y cerrar con efectividad las sesiones grupales. Por ejemplo, algunos seleccionan solamente a un miembro y se concentran en él mientras el resto del grupo espera pasivamente. Por efecto de la ansiedad del terapeuta para "poner en marcha" al grupo. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 105 cualquier miembro que formule una pregunta recibe toda la atención sin nin-gún esfuerzo por implicar al resto de los participantes en la interacción. Cuando una sesión grupal se inicia pobremente, puede dificultar el logro de cualquier trabajo importante durante el resto del encuentro. El modo de concluir una sesión es tan importante como la forma de iniciarla. He observado a algunos terapeutas que dejan pasar el tiempo y después anuncian bruscamente: "Se ha acabado nuestro tiempo, nos volveremos a ver la próxima semana'". Gran parte del potencial valor del encuentro se pierde porque el terapeuta no ha sintetizado ni evaluado la sesión. La apertura y la finalización efectivas de cada sesión garantizan la continuidad de una sesión a otra. La continuidad posibilita a los participantes pensar en lo ocurrido en el grupo cuando se hallan fuera de él y esforzarse por aplicar lo aprendido en el entorno diario. El terapeuta debe facilitar también la tarea de auto-evaluación del nivel de participación de los miembros y el suyo propio en cada sesión. PROCEDIMIENTOS PARA INICIAR UNA SESIÓN GRUPAL. Con grupos que se reúnen semanal o regularmente, los terapeutas pueden emplear diversos procedimientos: 1. Se puede pedir a los miembros que resuman brevemente lo que deseen conseguir en la sesión. Yo prefiero las "ruedas" rápidas donde cada miembro identifica los aspectos o problemas que podrían ser examinados en el grupo durante la sesión. Antes de centrarse en una persona es conveniente dar a todos los miembros como mínimo una oportunidad para que expongan al grupo lo que desean trabajar durante la reunión. De este modo se puede elaborar una agenda flexible y si varios miembros están interesados por aspectos similares, la agenda permitirá la impücación repetida de diversos miembros. 2. Puede ser también útil que las personas tengan la posibilidad de expresar cualquier idea o pensamiento sobre la sesión anterior o mencionar cualquier aspecto no resuelto durante la misma. Los aspectos pendientes entre los miembros o entre los miembros y el terapeuta pueden dificultar el avance del programa y la agenda diaria porque la agenda oculta interfiere continuamente con el trabajo productivo hasta que sea expuesta en la superficie y manejada apropiadamente. 3. Se puede pedir a los participantes que cuenten los logros y/o dificultades encontrados durante la semana. Teóricamente han experimentado otras formas de conducta fuera del grupo, se comprometen a efectuar las "tareas de casa" y trabajan en base a planes de acción concretos. Incluso aunque no todas estas actividades deseables hayan tenido lugar se puede emplear productivamente el tiempo inicial para compartir los éxitos o comentar problemas específicos. 106 LIDERAZGO EN EL GRUPO 4. El terapeuta puede necesitar algunos minutos para hacer algunas observaciones sobre el último encuentro o para mencionar algunas ideas que se le han ocurrido desde la sesión anterior. PROCEDIMIENTOS PARA FINALIZAR UNA SESIÓN. Antes de dar por terminada una sesión es conveniente disponer de tiempo para integrar los sucesos acaecidos en el grupo, para reflexionar sobre lo experimentado, para comentar las tareas de casa y para resumir. El terapeuta puede encontrar útil advertir a los miembros cuando llegan al punto medio de la sesión y decir algo como: "Todavía nos queda una hora antes de finalizar la sesión de hoy. Me gustaría saber si existe aún algún problema o aspecto que alguno de vosotros desearía comentar antes de finalizar la sesión" o "Me gustaría que cada uno de vosotros me diera una idea de sus impresiones sobre esta sesión. ¿Habéis conseguido hasta el momento lo que esperabais de ella?". Aunque estas evaluaciones a media sesión no necesitan ser efectuadas rutinariamente, hacerlo de vez en cuando puede animar a los miembros a evaluar sus progresos. Si no están satisfechos con su propia participación o con el transcurso de la sesión, aún habrá tiempo para modificar el curso del grupo antes de cerrar la sesión. Normalmente, los miembros no evalúan automáticamente su grado de implicación en el grupo o la amplitud de los logros conseguidos. El terapeuta puede guiar a los participantes a reflexionar sobre las limitaciones temporales del grupo y sobre el grado de satisfacción referente a la participación. Los miembros necesitarán también ayuda para evaluar el grado en que progresan hacia sus metas y la efectividad con que opera el grupo. Si esta evaluación es periódica y está bien hecha, los miembros tienen la oportunidad de formular un nuevo plan para el grupo antes de que sea demasiado tarde. Consecuentemente, es menos probable que abandonen el grupo sintiendo que no han conseguido lo que esperaban al unirse al grupo. En resumen, las destrezas del terapeuta para cerrar una sesión proporcionan unidad a la experiencia grupal y consolidan el aprendizaje producido durante la sesión. A continuación se presentan algunos pasos que pueden efectuar los terapeutas hacia el final de cada sesión semanal para ayudar a los miembros a evaluar su participación y para relacionar al grupo con su experiencia diaria: 1. Los terapeutas no deberían esforzarse por concluir los aspectos tratados durante la sesión antes de cerrarla. Aunque la ansiedad resultante por "dejar colgadas a algunas personas" puede ser contraproducente, no es terapéutico dar por finalizado un aspecto apresuradamente. Muchos terapeutas cometen el error de forzar prematuramente la resolución de problemas. Orientados en la tarea, se sienten incómodos al dejar a los miembros todo el tiempo necesa- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 107 rio para examinar los problemas personales. En tales momentos la interven-ción del terapeuta produce el efecto de resolver de forma superficial lo que rueden ser problemas complejos que requieren ser profundamente examinados. Para los miembros es bueno finalizar la sesión con alguna duda no resuelta, de este modo pueden estar motivados para pensar más en sus proble-mas y poder traer a la próxima sesión soluciones sugerentes que ellos mismos han elaborado. Los terap)eutas deben aprender a diferenciar el estrecho límite existente entre la finalización temporal de un asunto al final de la sesión y la completa finalización del mismo. El próximo comentario, por ejemplo, indica que el terapeuta sabe alcanzar tal equilibrio: "Soy consciente de que no se ha resuelto aún el problema sobre el que habéis trabajado hoy. Espero, sin embargo, que sigáis pensando en lo examinado hasta el momento y en lo que hoy habéis aprendido con respecto a vosotros mismos. Me gustaría seguir tra-bajando con vosotros sobre este asunto en las próximas sesiones". 2. Al finalizar cada sesión puede ser muy efectivo resumir. A veces es útil pedir a los miembros que resuman tanto el proceso grupal como su propio proceso individual en dirección a las metas. Se pueden comentar los temas comunes que hayan surgido. El terapeuta puede añadir alguna síntesis com plementaria especialmente referida al proceso grupal pero incluso es mejor enseñar a los miembros a integrar por su propia cuenta lo que han aprendido. 3. Se puede pedir a los participantes que comenten al grupo sus percepcio nes sobre la sesión, que ofrezcan feedback al resto de los miembros y que declaren su grado de implicación en la sesión. Al hacerlo regularmente, los miembros comparten la responsabilidad de decidir lo que harán para modifi car la dirección del grupo si no están satisfechos con él. Por ejemplo, si los participantes manifiestan semana tras semana que se aburren, se les puede pedir que piensen en las posibles alternativas para aliviar el aburrimiento. 4. Es útil concentrarse también en el feedback positivo. Los individuos que se han implicado deberían recibir el reconocimiento y el apoyo correspondiente a sus esfuerzos tanto del terapeuta como de los miembros restantes. 5. Los miembros pueden referirse a sus tareas de casa, en las cuales tratarán de poner en práctica algunos de sus nuevos insights; pueden comentar brevemente lo que aprenden sobre sí mismos a través de las relaciones en el contexto grupal y pueden planificar la aplicación de lo aprendido a situaciones problemáticas fuera del grupo. 6. Se puede preguntar a los participantes si hay algún tema o problema que les gustaría incluir en la agenda del próximo día. Además de vincular las sesiones, este procedimiento estimula a los participantes a pensar en formas de examinar sus problemas en la siguiente sesión, es decir a trabajar entre las sesiones. 7. Los terapeutas pueden tener el propósito de expresar sus propias reacciones a la sesión y hacer algunas observaciones. Estas reacciones y comenta- 108 LIDERAZGO EN EL GRUPO ríos sobre la dirección del grupo pueden ser muy útiles para estimular el pensamiento y la acción de los miembros. En resumen, las intervenciones del terapeuta que he descrito ilustran que la atención al iniciar y cerrar las sesiones facilita el aprendizaje. Produce el efecto de retar a los miembros a reconocer su rol en la determinación de los resultados que el grupo obtiene. Procedimientos para Mantener en Marcha al Grupo Como observará en los capítulos destinados a las diversas teorías de terapia grupal, algunos enfoques hacen un uso extensivo de las técnicas estructuradas y de los ejercicios destinados a mantener en marcha al grupo, mientras que otros enfoques (como el centrado en la persona) rechazan cualquier empleo de tales ejercicios para promover la interacción. Dependiendo de cómo, cuándo y por qué se usen, los ejercicios estructurados pueden favorecer la interacción y proporcionar un centro de interés al trabajo o pueden promover la dependencia del miembro en el terapeuta para seguir liderando el grupo. En su propósito de poner y mantener al grupo en marcha, algunos terapeutas proponen un ejercicio después del otro. En mi opinión, los ejercicios que se refieren a un plan general del grupo y que son aplicados con arreglo a una distribución lógica pueden ser instrumentos útiles para potenciar el cambio; cuando la aplicación no es la correcta, pueden ser contraproducentes para el proceso grupal y para el crecimiento del individuo. Una descripción más detallada de este tema podrá encontrarse en Group Techni-ques (G. Corey, Corey, Callanan & Russell, 1992). Los terapeutas deberían evitar el abuso de ejercicios estructurados. Estos ejercicios fomentan la interacción entre los miembros del grupo y los miembros pueden acabar dependiendo de ellos. Si cuandoquiera que los miembros encuentren un impass son rescatados con algún tipo de ejercicio, no aprenderán a pensar en sus conflictos y a buscar respuestas propias para salir del impass. Un abuso típico de los ejercicios estructurados se produce cuando el nivel energético del grupo es bajo y los miembros parecen tener poca voluntad para implicarse en el grupo. Si el terapeuta propone continuamente ejercicios como si fueran pildoras psicológicas, los miembros del grupo no se esforzarían nunca por observar el origen del aburrimiento y la apatía. Evidentemente, en este caso, el ejercicio puede potenciar la evitación de conductas por parte de los miembros. Me parece que los ejercicios estructurados pueden ser muy útiles, especialmente durante los estadios iniciales y finales del grupo. Al inicio del grupo yo empleo ciertos ejercicios diseñados para ayudar a los miembros a centrarse en sus metas personales, a manejar sus expectativas y temores y a TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 109 fomentar la confianza. Estos ejercicios consisten en pedir a los miembros que trabajen por parejas, tríos y pequeños grupos sobre un tema determinádo - por ejemplo, lo que esperan obtener del grupo. Durante la fase de cierre de un grupo, aplico algunos ejercicios de repetición de conductas, uso de conrtratos, sugerencias de tareas para casa y otros procedimientos diversos diseñados para ayudar a consolidar el aprendizaje y a facilitar su generalización. En general, no empleo técnicas para provocar el deseo de trabajar de los miembros. Pero, cuando los participantes se comprometen a trabajar, especialmente cuando han identificado claramente los aspectos que desean examinnar y han mostrado la voluntad de penetrar más profundamente en sus problemas, he descubierto que una técnica o un ejercicio puede ayudarles a fundizar en sus exploraciones y conducir a una nueva conciencia y acción. GRUPOS CODIRIGIDOS La codirección presenta algunas ventajas para el terapeuta y para el grupo. Dirigir un grupo a solas puede ser una experiencia solitaria en algunas ocasiones y el valor de encontrarse con el coterapeuta para planificar y procesar no debe subestimarse. El estilo de codirección presenta muchas ventajas y pocas desventajas. A continuación se presentan algunas de las ventajas: * Los miembros del grupo pueden beneficiarse de la experiencia directa y de los insights de dos terapeutas; los terapeutas pueden tener perspectivas diferentes de una misma situación. * Dos terapeutas pueden complementarse uno a otro; un grupo puede beneficiarse de la combinación de dos competentes. * Si los terapeutas son hombre y mujer, pueden recrear algunas dinámicas originales implicadas en las relaciones de los miembros con sus padres; las oportunidades de role-play son más variadas. * Los coterapeutas pueden servir como modelos a los participantes con respecto a cómo se relacionan entre sí y con el grupo. * Los terapeutas pueden proporcionarse feedback recíproco; pueden comentar lo ocurrido durante la sesión y la forma de mejorar las destrezas. * Cada terapeuta puede crecer observando, trabajando y aprendiendo del otro. * La codirección proporciona más oportunidades para facilitar la vinculación del trabajo de los miembros. Mientras que un terapeuta trabaja con un miembro determinado, el otro terapeuta puede observar el grupo para percibir la implicación de los miembros restantes. lio LIDERAZGO EN EL GRUPO * Los participantes tienen la oportunidad de obtener feedback de dos terapeutas en vez de uno sólo; las diferencias ocasionales entre ambos pueden inyectar vitalidad al grupo y otras oportunidades para reflexionar y comentar. La mayoría de las desventajas del modelo de codirección surgen cuando los dos miembros no llegan a crear y mantener una relación de trabajo competente. Un factor central que determina la calidad de esta relación es el respeto. Los dos terapeutas pueden presentar diferencias en su estilo de liderazgo y no siempre pueden coincidir o compartir las mismas percepciones o interpretaciones. Pero, si existe el respeto mutuo, serán abiertos y directos uno con el otro, confiarán el uno en el otro y trabajarán cooperativamente en vez de competitivamente, y estarán seguros de sí mismos sin necesidad de "probarse". Si se carece de esta confianza, los miembros tenderán a percibir la ausencia de armonía y esto afectará negativamente al grupo. La elección de un coterapeuta es, por lo tanto, una decisión importante. Las luchas de poder entre dos coterapeutas incompatibles puede producir el efecto de división del grupo. Si los terapeutas no trabajan como un equipo armonioso, el grupo puede seguir su ejemplo y fragmentarse. Si los terapeutas dan muestras, aunque sean muy sutiles de fricción subyacente, proporcionan al grupo un modelo pobre de relación interpersonal. Esta fricción puede conducir a hostilidad no expresada entre los miembros, lo que obstaculizaría el trabajo efectivo del grupo. Si existen conflictos entre los terapeutas, puede ser conveniente examinarlas abiertamente en la sesión grupal, pero teóricamente los dos terapeutas habrían comentado previamente en una reunión privada cualquier diferencia que haya surgido entre ellos. No es muy práctico para el grupo que los terapeutas simulen que todo marcha bien cuando, de hecho, la relación entre ambos no es muy fluida. Aunque los coterapeutas no necesitan trabajar desde el mismo enfoque teórico, tienden a surgir problemas cuando sus percepciones sobre los objetivos del grupo o sobre su rol y función como terapeutas son muy distintas. Por ejemplo, piense en una situación donde uno de los terapeutas pretende intervenir con consejos frecuentes dirigidos a proporcionar respuestas para cada problema que plantee el individuo, mientras que el otro terapeuta no está interesado en la resolución inmediata de los problemas y prefiere animar a los miembros a pensar y descubrir su propia dirección. Es probable que trabajen en direcciones opuestas y que sus clientes reciban mensajes distintos sobre los objetivos del grupo. Es importante que los coterapeutas trabajen regularmente juntos para comentar cualquier problema que pueda afectar al grupo, por ejemplo, cómo se sienten al trabajar juntos, cómo ven al grupo o cómo pueden potenciar la contribución de cada miembro. Teóricamente, pasarían mucho tiempo juntos TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 111 antes y después de cada sesión para poder planificar la próxima sesión, compartir sus percepciones y limar cualquier dificultad que surja entre ellos. En los dos capítulos siguientes se sugieren aspectos específicos que los cotera-peutas deberían comentar durante sus reuniones en los diferentes estadios de un grupo. Yo opto por el modelo de codirección para dirigir grupos y para la formación y supervisión de los aprendices. La codirección ofrece cierta seguridad, especialmente cuando los estudiantes dirigen por primera vez un grupo. Es típico que los terapeutas principiantes experimenten ansiedad y dudas sobre sí mismos. Enfrentarse a un grupo por primera vez con un codirector en quien se confía y a quien se respeta puede ser una experiencia de aprendizaje deliciosa. DESARROLLO DE ÜN ESTILO DE LIDERAZGO PROPIO Al inicio de este libro comentaba que mi objetivo era ayudarle a desarrollar un estilo de liderazgo que le sea propio y que exprese su especificidad como persona. Creo que si usted trata de copiar un estilo ajeno, puede perder mucho de su potencial competencia como terapeuta de grupo. Seguramente usted se verá influido por superv isores, codirectores y terapeutas de grupos y seminarios que usted atiende como participante. Pero una cosa es la influencia de otros - la mayoría de los terapeutas adoptan muchos recursos para desarrollar su propio estilo de liderazgo - y otra es negar su propia individualidad copiando los estilos terapéuticos de otras personas, que pueden ser útiles para ellos pero no apropiados para usted. La instancia teórica que debe desarrollar cada terapeuta tiene que estar estrechamente vinculada con los \alores, creencias y características personales del mismo. De este modo, el primer paso para desarrollar el propio enfoque consiste en ganar conciencia sobre uno mismo. En esencia, existen tantos métodos terapéuticos como terapeutas e incluso esos terapeutas que originalmente adoptan un modelo teórico como la terapia conductual o el análisis transaccional varían en el modo de dirigir a los gru pos. Como terapeuta de grupo usted aporta sus experiencias, personalidad, sistema de valores, sesgos, talentos y destrezas únicas al grupo que dirige. Usted aporta también sus preferencias teóricas. Puede adoptar un enfoque que subraya el pensamiento, uno que hace hincapié en la experiencia y expre sión de sentimientos o uno que centre su atención en métodos orientados a la acción. Por el contrario, su enfoque puede ser ecléctico integrando los ámbi tos del pensamiento, sentimiento y acción. Independientemente del enfoque que seleccione, sus preferencias teóricas influirán sobre su estilo, especial mente con respecto a los aspectos de interacción del grupo sobre los que cen trará su atención. 112 í^ LIDERAZGOENELGRUPO Dos Polos de un Continuo Shapiro (1978) describe dos tipos de estilos de liderazgo: el de orientación intrapersonal y el de orientación interpersonal. Se pueden entender mejor como una línea continua que oscila entre el polo estrictamente intrapersonal y el estrictamente interpersonal. Los terapeutas de grupo intrapersonalmente orientados tienden a manejar a los miembros del grupo de forma individual. Este estilo ha sido frecuentemente denominado como terapia individual en situación grupal. El centro de interés reside en los problemas intrapsíquicos o los conflictos y dinámicas que existen dentro del individuo. Existe interés por el pasado del individuo, en el desarrollo del insight y en la resolución de los conflictos internos. En resumen, el estilo del terapeuta intrapersonal se centra en el individuo más que en la dinámica grupal o en el proceso de interacción de los miembros. En el otro extremo del continuo están los terapeutas con orientación interpersonal. Se centran en las interacciones que se producen entre los miembros y en las relaciones que se establecen en el grupo. Están menos interesados que sus equivalentes intrapersonales en el pasado del individuo, en los procesos inconscientes y en los conflictos intrapsíquicos. Este estilo de liderazgo enfatiza el aquí y ahora, la interacción entre los miembros, el grupo como una totalidad, las dinámicas y los obstáculos continuos para el desarrollo de las relaciones interpersonales efectivas dentro del grupo. Coincido con Shapiro en que los terapeutas competentes son capaces de incorporar ambos enfoques a su propio estilo de liderazgo. Shapiro subraya también que los terapeutas competentes tienen una orientación que se corresponde con su personalidad independientemente de que se inclinen hacia el polo interpersonal o intrapersonal. Un aspecto crucial del estilo de un terapeuta es conocer cuándo y qué grado de cada una de estas orientaciones es apropiada con ciertos miembros o con un grupo en particular. Aprendiendo a integrar las mejores características de cada orientación dentro de un estilo propio es un proceso continuo que depende principalmente de su experiencia en la práctica de grupos. Evidentemente, la práctica en la dirección de grupos bajo supervisión, con las ventajas del feedback, es una de las mejores maneras de desarrollar gradualmente un estilo que puede ser individual. La Función de la Teoría en el Desarrollo de un Estilo Personal de Liderazgo Una forma de construir la base de un estilo de liderazgo personal consiste en conocer las diversas modalidades teóricas existentes y sus implicaciones para el estilo de liderazgo. Dirigir un grupo sin un cuerpo teórico explícito es equivalente a volar en un avión sin mapa ni instrumentos. Algunos estudiantes piensan en un modelo teórico como una estructura rígida que prescribe TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 113 paso a paso lo que debe hacerse en cada situación específica. Esa no es mi visión de la teoría. Yo concibo la teoría como una muestra de pautas generales que usted puede usar en su práctica. La teoría es un mapa que le proporciona dirección y guía al examinar sus presunciones sobre los seres humanos, al establecer sus objetivos para el grupo, al clarificar su rol y funciones como terapeuta, al explicar las interacciones del grupo y al evaluar los resultados del grupo. Desarrollar una posición teórica implica más que aceptar meramente los principios de cualquier teoría. Es un proceso continuo en el que los terapeutas siguen preguntándose el "qué", "cómo" y "por qué" de su práctica. Yo animo a mis estudiantes a adoptar una perspectiva crítica de los conceptos centrales de diversas teorías y también a pensar en los teóricos que se hallan detrás de ellas, porque normalmente una teoría es una expresión personal del individuo que la desarrolla. Les sugiero que no sigan ciegamente a cualquier teoría en su totalidad sino que se mantengan abiertos y tengan en cuenta las contribuciones únicas así como las limitaciones de cada uno de los diferentes enfoques. Si alguien "traga" una teoría completa, la teoría nunca se digiere e integra adecuadamente. Cuando los profesionales se instauran en una teoría y no reconocen sus limitaciones, tienden a hacer un mal uso de ella y a asumir que es un axioma y una muestra de hechos probados más que un instrumento que debe ser cuestionado. Si su perspectiva teórica le conduce a ignorar todas las restantes, puede forzar a sus clientes a encajar en sus límites en vez de usar la teoría para comprenderles. El problema al adoptar una teoría en su totalidad es que puede convertirse en un "auténtico devoto" y el problema de los devotos es que limitan su campo de visión eliminando cualquier cosa que no encaje en sus estructuras preconcebidas. Además, como asumen que su enfoque contiene toda la verdad, tienden a imponerlo a otros y a esperar la misma aceptación completa por parte de ellos. También prevengo a mis estudiantes del peligro que supone descartar por entero una teoría por sus objeciones a algunos aspectos de la misma. Por ejemplo, algunos estudiantes no aprecian inicialmente la importancia práctica del enfoque psicoanalítico. Normalmente objetan la duración del período requerido para el análisis, consideran el análisis de los materiales inconscientes como superior a los límites de su competencia y no aprecian el rol anónimo del terapeuta. Yo empujo a mis estudiantes a examinar el modelo para ver los conceptos que ellos puedan incorporar. Como usted estudiará en la Segunda Parte los diez capítulos correspondientes a los modelos teóricos de la terapia grupal, será consciente de las similitudes y diferencias entre estos modelos y de las formas en que las diversas perspectivas pueden modelar su estilo como terapeuta de grupo. 114 LIDERAZGO EN EL GRUPO TABLA 3.1 REVISIÓN DE LAS DESTREZAS DE LIDERAZGO DESTREZA DESCRIPCIÓN METAS Y RESULTADOS DESEADOS Escucha activa Prestar atención a los aspectos verbales y no verbales de la comunicación sin juzgar ni evaluar Potenciar la confianza, la auto-apertura y la exploración del cliente Parafraseo Parafrasear lo que ha dicho un participante para clarificar su significado Determinar si el terapeuta ha entendido correctamente la afirmación del cliente, proporcionar apoyo y clarificación Clarificación Captar la esencia de un mensaje a nivel de sentimientos y de pensamientos, simplificar las afirmaciones del cliente centrándose en el núcleo del mensaje Ayudar a los clientes a diferenciar los sentimientos conflictivos y confusos de los pensamientos, comprender el mensaje Síntesis Agrupar los elementos importantes de una interacción o sesión Evitar la fragmentación y dar dirección a la sesión, proporcionar continuidad y significado Preguntas Formular preguntas abiertas que conduzcan a la auto-exploración del "qué" y "cómo" de la conducta Elicitar posteriores comentarios, obtener información, estimular el pensamiento, favorecer la claridad y centrar la atención, proporcionar pautas de auto-exploración Interpretación Animar hacia una auto-exploración Ofrecer posibles más profunda, proporcionar una explicaciones sobre ciertos pensamientos, sentimientos y nueva perspectiva para considerar y entender la propia conducta conductas TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL DESTREZA DESCRIPCIÓN 115 METAS Y RESULTADOS DESEADOS Confrontación Retar a los miembros a observar las discrepancias existentes entre sus palabras y acciones o entre sus mensajes verbales y corporales, mostrar la información o los mensajes conflictivos Favorecer la auto-exploración honesta, promover el uso completo de las potencialidades, ser consciente de las propias contradicciones Reflejo de Sentimientos Proporcionar ánimo y refuerzo Crear una atmósfera que motive a los miembros a continuar las conductas deseadas, proporcionar ayuda cuando los clientes se enfrentan a problemas difíciles, crear confianza Empatia Identificarse con los clientes asumiendo sus marcos de referencia Potenciar la confianza en la relación terapéutica, comunicar la comprensión, animar a profundizar la auto-exploración Facilitación Abrir una comunicación clara y directa en el grupo, ayudar a los miembros a asumir más responsabilidad en la dirección del grupo Promover la comunicación efectiva entre los miembros, ayudar a los miembros a alcanzar sus propias metas en el grupo Iniciación Promover la participación e introducción de nuevas direcciones en el grupo Prevenir que el grupo ande a la deriva, ayudar a los miembros a seleccionar y clarificar sus metas Definición de Metas Planificar metas específicas para el proceso grupal y ayudar a los participantes a definir metas concretas y significativas Dar dirección a las actividades del grupo. Ayudar a los miembros a seleccionar y clarificar sus objetivos Evaluación Evaluar el proceso grupal continuo y la dinámica individual y grupal Promover una mayor auto-conciencia y comprensión de los movimientos y dirección del grupo 116 DESTREZA LIDERAZOO EN EL GRUPO DESCRIPCIÓN METAS Y RESULTADOS DESEADOS Feedback Expresar reacciones concretas y honestas basadas en la observación de la conducta de los miembros Ofrecer una perspectiva extema de cómo es percibida una persona por las demás, aumentar la auto-conciencia del cliente Sugerencia Ofrecer consejo e información, Ayudar a los miembros a elaborar dirección e ideas para una cursos de acción nueva conducta 0 pensamiento alternativos Protección Salvaguardar a los miembros de riesgos psicológicos innecesarios en el grupo Prevenir a los miembros de los posibles riesgos de la participación grupal, reducir estos riesgos Apertura propia Revelar las reacciones propias ante acontecimientos acaecidos en el grupo en ese mismo instante Facilitar niveles más profundos de interacción grupal, crear confianza, modelar formas de revelar aspectos propios Modelado Demostrar conductas deseadas Proporcionar ejemplos de a través de la acción conducta deseable, inspirar a los miembros a desarrollar todo su potencial Vinculación Conectar el trabajo que ejecutan los miembros con los temas comunes del grupo Promover las interacciones miembro-a-miembro, favorecer el desarrollo de la cohesión Bloqueo Intervenir para parar la conducta contraproducente del grupo Proteger a los miembros, fomentar la fluidez del proceso grupal Finalización Preparar al grupo a cerrar una sesión o a finalizar su existencia Ayudar a los miembros a asimilar, integrar y aplicar el aprendizaje a las situaciones cotidianas Nota: El formato de esta tabla está basado en el artículo de Edwin J. Nolan "Leaders-hip Interventions for Promoting Personal Mastery", en Journal for Specialists in Group Work, 1978, 3 (3), 132-138. 4 Estadios iniciales en el desarrollo grupal Este capítulo y el siguiente tratan de ser un mapa de carreteras a lo largo de los estadios del progreso grupal. Se basa en mi propia experiencia y en los textos de otros autores y describe los factores fundamentales que caracterizan el desarrollo de un grupo. Los estadios descritos en este capítulo no responden a las fases discretas y fácilmente diferenciables de la vida de un grupo real. Entre los estadios hay una diferencia considerable y los grupos no se adaptan exactamente a las secuencias de tiempo preordenadas que teóricamente separan una fase de la siguiente. Además, el contenido del proceso varía de un grupo a otro y se pueden encontrar diferentes aspectos del proceso dependiendo de la orientación teórica del terapeuta, de la finalidad del grupo y de la población que lo integra. A pesar de estas diferencias parece haber algunos patrones generalizados en la evolución de un grupo. Un repaso de los estadios del desarrollo grupal, incluyendo los factores que facilitan e interfieren el proceso grupal maximizará su capacidad para ayudar a los miembros de sus grupos a alcanzar las metas que se propongan. Al conocer los problemas y las posibles crisis de cada estadio, usted aprende cuándo y cómo debe intervenir. Según vaya adquiriendo la imagen de la evolución sistemática de los grupos, será más consciente de las tareas evolutivas que deben efectuarse satisfactoriamente si se desea que el grupo avance y puede también predecir problemas e intervenir terapéuticamente. Por último, el conocimiento de la secuencia evolutiva de los grupos le dará la perspectiva ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL 118 que necesita para dirigir a los miembros en direcciones constructivas, reduciendo la confusión y ansiedad innecesaria. Muchos autores han comentado los estadios del proceso evolutivo del grupo y de estas descripciones se deduce que, aunque el contenido específico de los grupos varía considerablemente, las tendencias y procesos son muy similares. En otras palabras, independientemente de la naturaleza del grupo y la orientación teórica del terapeuta, algunas tendencias generalizadas se muestran en la mayoría de los grupos que se encuentran durante un período de tiempo. Gazda (1989) observa que los estadios a través de los cuales progresan los grupos terapéuticos son más visibles en los grupos cerrados, aquellos que mantienen los mismos miembros durante toda la existencia del grupo. Schutz (1973b) describe tres estadios: inclusión, poder y afecto. Mah-1er (1969) se refiere a cinco estadios: formación, implicación, transición, trabajo y finalización. Los cuatro estadios de Gazda son similares a los de Mahler: exploración, transición, acción y finalización. Hansen, Warner y Smith (1980) mencionan cinco estadios: iniciación del grupo, conflicto y confrontación, desarrollo de la cohesión, producción y finalización. Yalom (1985) identifica tres estadios. El estadio inicial se caracteriza por la orientación, participación vacilante y búsqueda de significado; el segundo por el conflicto, dominio y rebelión, y el tercero, el estadio de la cohesión, por un aumento de la moral, confianza y auto-apertura. Este capítulo empieza con el examen de las responsabilidades del terapeuta en la formación del grupo: preparación, presentación del grupo, selección de miembros y preparación de los mismos para una experiencia satisfactoria. El Estadio 1 , según mi propia distribución en cuatro fases, constituye la fase de orientación, un tiempo de exploración durante las sesiones iniciales. El Estadio 2 , la fase de transición caracterizada por el manejo de conflictos, actitudes defensivas y resistencia. En el Capítulo 5 seguiremos con el Estadio 3, denominado fase de trabajo. Esta fase está dominada por la acción, manejo de los asuntos personales significativos y traslado del insight a acción dentro y fuera del grupo. En el Estadio 4, lafase de consolidación, el centro de interés reside en la aplicación de lo aprendido en el grupo a las situaciones cotidianas. Acabaremos con el examen de los problemas postgrupo, incluyendo el seguimiento y la evaluación. La descripción de estos estadios se basa en los modelos presentados por varios escritores así como en mis propias observaciones sobre la evolución de los grupos. ASPECTOS PREVIOS: FORMACIÓN DEL GRUPO Si usted desea que un grupo tenga éxito, necesita dedicar un tiempo considerable a la planificación. En mi opinión, la planificación debería empezar con la elaboración de un borrador de la propuesta. Los aspectos que deberán TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 119 incluirse en la propuesta son los principales objetivos del grupo, la población a la que va dirigida, una justificación clara del mismo, formas de presentar el grupo y captar miembros, la selección de miembros, el tamaño y duración del grupo, la frecuencia y tiempo de las sesiones, estructura y formato del grupo, los métodos de preparación de los miembros, si el grupo será abierto o cerrado, si la participación será voluntaria o involuntaria y los procedimientos de seguimiento y evaluación. La preparación del terapeuta para esta fase formativa influye de forma capital en los resultados del grupo. Así, los terapeutas experimentados dedican tiempo a pensar en el tipo de grupo que desean y a prepararse psicológicamente. Si sus expectativas son inciertas y los objetivos y estructura del grupo son vagos, los miembros adoptarán una actitud innecesariamente titubeante. Presentación del Grupo y Captación de Miembros La presentación de un grupo influye sobre las formas de recepción de los posibles miembros y sobre el tipo de personas que se sentirán atraídos por él. Es imprescindible expresar las ideas suficientes para que los futuros miembros puedan hacerse una idea de la razón de ser y de las metas del grupo. Aunque los anuncios impresos tienen cierto valor si llegan al sector de población al que van dirigidos, presentan algunas limitaciones. Independientemente de la especificidad con que se exprese en los anuncios, los lectores, como mínimo algunos de ellos, pueden malinterpretarlos. Teniendo en cuenta este riesgo, soy partidario de establecer un contacto directo con la población que probablemente más se beneficiará del grupo. Por ejemplo, si usted programa un grupo escolar, es una idea válida visitar múltiples clases para presentarse a sí mismo y contar a los estudiantes las características más significativas del grupo. Podría también distribuir una hoja de solicitud para los interesados en recibir más información sobre el grupo. Selección de los Miembros del Grupo La ACÁ y la ASGW incluyen normas éticas relacionadas con la selección de los miembros del grupo. La norma de la ACÁ (1988) correspondiente a este aspecto dice: "El miembro [terapeuta] debe cuidar la compatibilidad de los participantes en el grupo durante todo el transcurso del mismo". La norma propuesta por el ACÁ (1993) referente a la selección de miembros afirma: "Los Terapeutas Profesionales seleccionan a los futuros participantes del grupo y se preocupan por la idoneidad de los participantes durante todo el transcurso del grupo" (p. 17). La norma de la ASGW (1989) dice: "El cónsul- 120 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL tor del grupo selecciona a los futuros miembros (cuando se adecúen a su orientación teórica). En la medida de lo posible, el consultor selecciona los miembros cuyas necesidades y metas son compatibles con las metas del grupo, que no impidan el progreso del grupo y cuyo bienestar no será afectado por la experiencia grupal". El entorno en el que trabajan los terapeutas puede dificultar la selección individual de los miembros. Existen vías alternativas para cumplir los mismos objetivos. Por ejemplo, los terapeutas pueden hacer que los futuros miembros cumplimenten un cuestionario escrito y posteriormente pueden establecer entrevistas con ellos. Si estos métodos de selección no son realistas, la sesión inicial puede ser usada como sesión de recogida de información y de selección. Esta idea de reunión previa tiene una importancia especial en los entornos donde no es posible entrevistar individualmente a los miembros. En este mismo orden, el terapeuta tras captar a los posibles miembros, debe determinar seguidamente quién de ellos (si procede) será excluido. Una buena selección disminuye los riesgos psicológicos de la participación inadecuada en el grupo (comentado en el Capítulo 2). Durante la sesión de selección, el terapeuta puede dedicar algún tiempo a examinar con los posibles miembros sus temores o preocupaciones con respecto a la participación en un grupo. El terapeuta puede ayudarles a evaluar su disposición para participar en grupo y comentar los posibles cambios que pueden sobrevenir en sus vidas. Los miembros deberían saber que existe un precio si permanecen como hasta el momento y también existe otro si efectúan cambios sustanciales. Si participan en el grupo sin conocer los posibles impactos que sus cambios personales tendrán sobre sus vidas su motivación puede reducirse cuando se encuentren con problemas familiares. Los esfuerzos que efectúe el terapeuta para la selección y orientación de los miembros pueden generar la motivación y disposición del grupo a trabajar y contribuir. Las siguientes preguntas también le ayudarán a seleccionar a los miembros del grupo: "¿Cómo puedo decidir quién se beneficiará más del grupo que pretendo planificar?", "¿Quién tiene más probabilidades de ser perturbado por la participación grupal o de ser negativamente influido por el resto de los miembros?". La selección debería de ser un proceso de doble vía. Por lo tanto, los posibles miembros deberían disponer de la posibilidad de una entrevista privada para formular dudas y determinar si el grupo es idóneo para ellos. Los terapeutas deberían animar a los futuros miembros a implicarse en la decisión de la idoneidad de su participación en el grupo. Evidentemente siempre existe la posibilidad de que el terapeuta tenga algunas reservas sobre la participación en el grupo de algunas personas que están dispuestas a ello. En última instancia es tarea del terapeuta tomar la decisión. Es una decisión difícil y reconozco que los procedimientos de selec- TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 121 ción son subjetivos. De cualquier modo, ciertas reglas pueden ayudar al terapeuta a tomar esta decisión de forma más consciente. Encuentro que a menudo es difícil prever cuál de los candidatos saldrá beneficiado del grupo. Durante la entrevista individual muchas veces las personas describen de forma vaga sus expectativas del proceso grupal. Pueden sentirse asustados, tensos, pueden adoptar una actitud defensiva y pueden enfocar la entrevista individual del mismo modo que harían con una entrevista laboral, especialmente si piensan que la admisión en el grupo depende de ésta. En mi experiencia he encontrado personas que tratan de ser vagas es sus respuestas y que se esfuerzan por contestar lo que creen que yo espero oír, casi de forma idéntica a lo que harían en una entrevista laboral. El criterio básico para la selección de los miembros del grupo es determinar si contribuirán a la labor del grupo o por el contrario serán contraproducentes. Algunas personas pueden absorber de tal forma la energía del grupo que quede poco para el trabajo productivo. En el mismo orden, la presencia de determinadas personas puede dificultar el logro de la cohesión del grupo. Esto es frecuente con los individuos que sienten necesidad de monopolizar y dominar, con los clientes hostiles o agresivos con necesidad de actuar y con las personas excesivamente centradas en sí mismas que conciben el grupo como una audiencia. Otros que también deberían ser excluidos de la mayoría de los grupos son las personas en situaciones de crisis extremas, personas con tendencias suicidas, con personalidades sociopáticas, personas excesivamente suspicaces o aquellas que carecen de la suficiente fuerza del ego y tienen tendencia a la conducta fragmentada y extraña. Es difícil afirmar categóricamente que cierto tipo de persona debería ser excluida de todos los grupos, como norma podríamos decir que el tipo de grupo debería determinar la admisión o rechazo de los miembros. Así, un alcohólico puede ser excluido de un grupo de crecimiento personal pero puede ser un candidato idóneo para un grupo de individuos afectados por problemas de adicción, adictos al alcohol, a otras drogas o a los alimentos. Si la entrevista individual de selección es una oportunidad para que el terapeuta evalúe a los candidatos y determine lo que estos desean lograr de la experiencia grupal, es también una posibilidad para que los futuros miembros lleguen a conocer al terapeuta y desarrollen un sentimiento de confianza. La forma eft que esta entrevista inicial sea dirigida está muy vinculada al establecimiento del nivel de confianza en el grupo. Por esta razón subrayo el intercambio de doble vía durante la entrevista, en espera de que los miembros se sientan libres para preguntar cualquier aspecto que les ayude a decidir si desean o no participar en el grupo. Algunas consideraciones que yo hago son: ¿Parece esta persona dispuesta a hacer lo necesario para ser un miembro productivo del grupo?, ¿Ha tomado la persona la decisión de participar en el grupo o ha estado influido por opinión de alguna otra persona?, ¿Dispone el 122 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO GRUPAL candidato de metas claras y entiende la utilidad del grupo para ayudarle a conseguirlas?, ¿Tiene la persona voluntad y disposición para compartir algo personal?. La selección de miembros para garantizar el equilibrio óptimo del grupo a menudo parece ser una tarea imposible. Yalom (1985) propone que la cohesión es el principal criterio de selección de los participantes. Por lo tanto, lo más importante es seleccionar personas que preferentemente sean compatibles, incluso aunque el grupo sea heterogéneo. En el contexto de la psicoterapia de grupo, Yalom plantea que los clientes pueden sentirse frustrados salvo que se hayan empleado unos criterios de selección muy prudentes. Mantiene que es más fácil identificar a las personas que deberían ser excluidas que a quienes deberían ser incluidas. En sus citas de estudios clínicos, menciona a los siguientes como candidatos poco apropiados para una terapia intensiva de grupo, extema y heterogénea: personas con trastornos cerebrales, hipocondriacos, adictos al alcohol o drogas, individuos psicóticos y personalidades sociopáticas. En términos de criterios para la admisión, Yalom mantiene que la variable más importante es el nivel de motivación del cliente para trabajar. Desde su perspectiva los grupos son titiles para las personas que tienen problemas interpersonales como soledad, incapacidad para establecer o mantener relaciones íntimas, sentimientos de incapacidad para amar, temor a mostrarse asertivo y dependencia. Los clientes que carecen de un sentido en la vida, que sufren de ansiedad difusa, que buscan su identidad, que temen el éxito y que son trabajadores compulsivos pueden beneficiarse de una experiencia grupal. El punto clave consiste en seleccionar a los candidatos dentro del contexto del tipo de grupo que ofrece un profesional. Si un cliente es admitido o excluido depende sobre todo de los objetivos del grupo. Aspectos Prácticos en la Formación de un Grupo GRUPOS CERRADOS VERSUS ABIERTOS. La población y el entorno determinará en parte si los grupos son cerrados o abiertos. De cualquier modo este aspecto debe comentarse y decidirse durante la sesión inicial. Cada tipo de grupo presenta sus propias ventajas . En los grupos cerrados ningún miembro nuevo se admite al grupo hasta que el actual finalice. Esta práctica ofrece estabilidad a sus miembros porque posibilita la continuidad y potencia la cohesión. El problema que plantean los grupos cerrados es que cuando muchos miembros abandonan el grupo, el proceso grupal se ve drásticamente afectado. En un grupo abierto, los miembros nuevos reemplazan a los que abandonan y esto puede imprimir un nuevo estímulo. Una desventaja de los grupos abiertos es la dificultad de los nuevos miembros para llegar a ser parte del TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 123 grupo porque desconocen lo comentado hasta el momento de su admisión. Otra desventaja es que la modificación de los miembros puede producir efectos indeseados sobre la cohesión del grupo. Por lo tanto, si el flujo del grupo se mantiene, el terapeuta debe dedicar tiempo y atención a preparar a los nuevos miembros y ayudarles a integrarse. PARTICIPACIÓN VOLUNTARIA VERSUS INVOLUNTARIA. ¿Deberían estar formados los grupos sólo por miembros cuya participación es voluntaria o también pueden funcionar con miembros involuntarios?. Previsiblemente, existen ventajas al trabajar con un grupo de clientes que desean invertir sus esfuerzos en el proceso grupal. Como hemos visto, Yalom (1985) mantiene que para beneficiarse de la experiencia grupal, es fundamental que la persona se encuentre motivada. Participar en un grupo porque alguien le ha "mandado" allí reduce las posibilidades de éxito. Yalom cree que las personas con involuntariedad manifiesta a participar en el grupo no deberían ser aceptadas. Sin embargo, opina también que muchas de las actitudes negativas que muestran los candidatos involuntarios hacia los grupos pueden ser modificadas mediante la adecuada preparación de los miembros. En la misma línea de Yalom, he descubierto que muchos miembros involuntarios aprenden que la experiencia grupal puede ayudarles a efectuar cambios que ellos desean lograr. En muchos centros e instituciones, los profesionales tienen que dirigir grupos de clientela involuntaria. Por lo tanto es importante que dichos profesionales aprendan a trabajar dentro de tal contexto en vez de aferrarse a la idea de que sólo son efectivos cuando trabajan con grupos integrados por miembros voluntarios. Si al presentar la experiencia grupal bajo una perspectiva favorable el terapeuta ayuda a los miembros involuntarios a ver los posibles beneficios de la experiencia, aumentarán las posibilidades de efectuar un trabajo productivo. La clave de la participación satisfactoria reside en la orientación y preparación de los miembros así como en la confianza del terapeuta en que el proceso grupal tiene algo que ofrecer a estos futuros miembros. GRUPOS HOMOGÉNEOS VERSUS HETEROGÉNEOS. Los terapeutas deben decidir las bases de la homogeneidad de sus grupos. Por homogeneidad entiendo el grupo compuesto por personas que, por ejemplo, son de edades similares, tales como grupos de niños, de adolescentes o de ancianos. Otros grupos homogéneos son aquellos basados en un interés o problema común. Así, existen grupos diseñados para personas con problemas de sobrepeso o personas adictas a drogas o alcohol, o grupos de concienciación de hombres o de mujeres. Algunos grupos escolares están diseñados exclusivamente para niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje o para niños con problemas graves de adaptación al contexto del aula. 124 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Para una determinada población con ciertas necesidades, un grupo compuesto por miembros homogéneos es más funcional que uno compuesto por miembros diferentes. Piense por ejemplo en un grupo de adolescentes. Tal grupo puede centrarse exclusivamente en los problemas evolutivos únicos que encaran los adolescentes tales como las relaciones interpersonales, el desarrollo y la identidad sexual y la lucha por la autonomía. En un grupo diseñado y compuesto exclusivamente por adolescentes, se anima a los participantes a expresar muchos de los sentimientos que han guardado para sí; mediante la interacción con otros de su misma edad, pueden compartir sus conflictos y recibir apoyo y comprensión. Aunque los grupos homogéneos sean más apropiados para ciertas poblaciones con necesidades específicas, los grupos heterogéneos presentan algunas ventajas decisivas para el crecimiento personal. Un grupo heterogéneo, como microcosmo de la estructura social que existe en el mundo cotidiano, ofrece a los participantes la oportunidad de experimentar una nueva conducta, desarrollar habilidades sociales y obtener feedback de muchas y diversas fuentes. Si se desea simular la vida cotidiana es preferible disponer de miembros de diferentes edades, entornos sociales, intereses y problemas. TAMAÑO DEL GRUPO. El tamaño deseable del grupo depende de factores como la edad de los clientes, el tipo de grupo, la experiencia de los terapeutas y el tipo de problema examinado. Otro elemento a considerar es el número de terapeutas con que cuenta el grupo. Para grupos continuados con adultos, una proporción adecuada parece ser la de ocho miembros por cada terapeuta. Los grupos de niños pueden reducirse a tres o cuatro niños. En general, el grupo debería tener suficientes miembros como para permitir la amplitud de interacciones y al mismo tiempo ser lo suficientemente pequeño como para dar a todos la oportunidad de participar frecuentemente sin perder la sensación de "grupo". FRECUENCIA Y DURACIÓN DE LOS ENCUENTROS. ¿Con qué frecuencia deberían reunirse los grupos? y ¿Durante cuánto tiempo?. Estos aspectos dependen también del tipo de grupo y en alguna medida de la experiencia del terapeuta. La frecuencia más común es la semanal. Con niños y adolescentes normalmente suele ser mejor establecer sesiones de menor duración y mayor frecuencia. Con adultos que funcionan relativamente bien las sesiones semanales de dos horas son suficientemente prolongadas para posibilitar cierto trabajo intensivo. DURACIÓN DEL GRUPO. En mi opinión, durante la fase de planificación del grupo cerrado es conveniente establecer una fecha de finalización para que los miembros sean conscientes de los límites de tiempo con que cuentan. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 125 La duración varía de un grupo a otro, dependiendo del tipo de grupo y de la población. En la práctica privada los grupos pueden durar entre 30 y 50 semanas. Muchos grupos escolares y universitarios se mantienen a lo largo de un semestre (unas 15 semanas). Un grupo debería ser lo suficientemente prolongado como para permitir la cohesión de los miembros y el trabajo productivo pero sin que genere la sensación de interminable. LUGAR DE ENCUENTRO. Otro aspecto previo a la consolidación del grupo es el entorno. Es fundamental disponer de un espacio con cierto grado de atractivo que posibilite la intimidad y las interacciones cara a cara de los miembros. Un entorno inapropiado puede establecer un ambiente negativo que afectará negativamente sobre la cohesión del grupo, se debería hacer un esfuerzo por garantizar un lugar de reunión que posibilite el trabajo en profundidad. Las Utilidades de la Reunión Previa o la Sesión Inicial Cuando los miembros del grupo han sido seleccionados, surge la siguiente cuestión: ¿Cuál es la responsabilidad del terapeuta en la preparación de los miembros para que obtengan el máximo beneficio de la experiencia grupal?. En mi opinión la preparación sistemática es imprescindible y se inicia durante la entrevista individual de selección y continua durante las primeras sesiones iniciales. La preparación consiste en examinar con los miembros sus temores, metas y malentendidos, los aspectos básicos del proceso grupal, los riesgos psicológicos asociados a la participación grupal y las formas para minimizarlos, los valores y limitaciones de los grupos, la experiencia grupal y la necesidad de confidencialidad. Esta preparación puede realizarse en una reunión preliminar de todos los miembros que vayan a formar parte del grupo. Además de la entrevista individual con cada persona anterior a la formación del grupo, dedico la sesión inicial como instrumento de selección. La sesión inicial es un buen momento para hablar de los objetivos del grupo, para comunicar a los miembros la distribución temporal, para examinar algunos posibles aspectos que serán considerados en el grupo, para comentar las normas y pautas básicas y para iniciar la puesta en contacto de los miembros. Como soy partidario de que las personas decidan cuanto antes si están dispuestos o no a participar en el grupo y a ser miembros activos, animo a los participantes a considerar la primera sesión como una oportunidad para ayudarles a tomar tal decisión. La estructuración del grupo, incluida la especificación de las normas y procedimientos debería efectuarse al inicio de la historia grupal. Aunque parte de esta estructuración se haya realizado o al menos iniciado en la sesión 126 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO GRUPAL individual de acogida, será necesario continuar con este proceso la primera vez que se retina con el grupo. De hecho, la estructuración es un proceso continuo que constituye un apartado vital de las fases iniciales del grupo. La preparación es particularmente importante para los clientes minoritarios y procedentes de diversas étnias porque muchos de ellos mantienen valores que dificultan su participación completa en la experiencia grupal. Por ejemplo, los grupos de participación libre e intercambio de ideas parecen entrar en conflicto con los valores asiáticos de humildad y modestia. Además, muchos asiáticos no comparten los valores occidentales de independencia, individualismo, comunicación directa, expresión de sentimientos y asertivi-dad (Lee, Juan & Hom, 1984; Leong, 1992). Tales clientes pueden amedrentarse ante la experiencia grupal, especialmente si se espera que durante las primeras sesiones efectúen revelaciones personales. Por lo tanto, la preparación adecuada será fundamental para los clientes asiático-americanos que carezcan de experiencia terapéutica previa en grupo. La preparación cautelosa reducirá el índice de abandono de estos clientes y les ayudará a maximizar sus logros (Ho, 1984). La preparación no es menos importante para los individuos procedentes de otros grupos étnicos. Es fundamental que conozcan los objetivos del grupo así como la forma en que pueden salir personalmente beneficiados de la experiencia grupal. Los terapeutas deben tener presente que el rechazo o resistencia puede ser más el resultado de los antecedentes culturales que de una actitud poco cooperativa. Bowman y DeLucia (1993) sostienen que cada vez se insiste más en los métodos de preparación que reducen la ansiedad inicial del cliente, clarifican sus expectativas y les educan sobre el proceso grupal. Mantienen también que esto puede ayudar a los miembros a adquirir destrezas que contribuyan a una experiencia grupal satisfactoria. Por último, la preparación puede aportar a los terapeutas noveles una perspectiva más completa del proceso grupal e incrementar así su confianza en el rol del terapeuta del grupo. Yalom (1985) es otro de los defensores de la preparación sistemática de los participantes. Su preparación incluye la explicación de la teoría al grupo, examen de expectativas y malentendidos, predicción de los problemas iniciales y obstáculos, comentario sobre la forma óptima de cooperación entre miembros, comentario sobre la confianza y auto-apertura y examen de los riesgos asociados a la experimentación de nuevas conductas. Yalom comenta también aspectos como las metas de la terapia grupal, la confidencialidad y la socialización fuera del grupo. Aunque confío plenamente en el valor de la preparación sistemática y completa de los participantes, considero también el peligro de la sobreprepa-ración. Por ejemplo, normalmente pido a los miembros que sean ellos quienes comenten sus temores o reservas. Examino también algunos riesgos asociados a la participación grupal. Sin embargo si, en este aspecto en parti- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 127 calar, el terapeuta especifica excesivamente, los miembros pueden desarrollar miedos o preocupaciones que no tenían antes y que pueden convertirse en profecías autocumplidas. Por otra parte, un exceso de estructura impuesta por el terapeuta puede inhibir cualquier iniciativa de los miembros. Los riesgos inherentes a la sobrepreparación deberían contrapesarse con los de la preparación insuficiente. El exceso de debates y los conflictos inútiles que a menudo surgen durante los estadios finales del grupo pueden ser el resultado de no haber adquirido las destrezas básicas y la comprensión suficiente del proceso grupal. Mis Pautas de Orientación y Preparación de los Miembros Inicio mi programa de preparación durante la selección de cada miembro potencial y dedico la mayor parte de la primera sesión (lo que denomino encuentro pregrupo) a la orientación del proceso grupal. Esta orientación continua durante la fase inicial del grupo. Mientras el grupo va tomando forma, emergen espontáneamente y se manejan los aspectos relacionados con el proceso grupal. Empiezo comentando con los participantes la importancia de su preparación para el trabajo en grupo. Subrayo que las metas conseguidas dependerán en gran medida de su nivel de implicación. Durante la reunión de pregrupo y en las sesiones iniciales del grupo, ayudo a los miembros a examinar y decidir su nivel de compromiso. Nos centramos en lo que desean conseguir con su participación en el grupo y colaboro con ellos en la definición de metas personales claras, específicas y significativas. Después de que hayan optado por algunas metas personales que guíen su trabajo en el grupo se pide a los miembros que definan estas metas mediante la elaboración de un contrato 'Para más detalles sobre la ayuda a los miembros en la definición de metas personales y formulación de contratos, ver los comentarios sobre el análisis iransaccional, terapia conductual, terapia racional emotiva y terapia realista en los Capítulos 12, 13, 14 y 15). En el encuentro pregrupo se pide a los miembros que comenten sus expectativas, razones para participar en el grupo, temores ante dicha participación y esperanzas. A menudo les ofrezco algunos indicadores con el fin de maxi-mizar las posibilidades que ofrece el grupo para efectuar los cambios que deseen en sus vidas. Comento con ellos el tema de la auto-apertura necesaria. Los miembros saben que son ellos quienes deciden los aspectos personales que desean examinar en el grupo. Se les comunica también la necesidad de atenerse a las reacciones que se muestran en el aquí y ahora de las interacciones grupales. Mi objetivo es enseñarles que el grupo sólo funcionará si tienen voluntad para expresar sus pensamientos y sentimientos sobre su presencia en el grupo. De hecho, sus reacciones determinarán nuestro proceder durante las 128 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL primeras sesiones. Les animo a formular cualquier duda o pregunta que tuvieran sobre el proceso grupal. Pido a los miembros que antes de acudir a cada sesión piensen en los aspectos personales que desearían plantear en el grupo para proceder a su examen. Aunque tengan un índice establecido cuando llegan a la sesión, procuro que mantengan una actitud flexible hacia el trabajo de otros aspectos que puedan surgir espontáneamente en las interacciones con otros miembros. Como sigo pensando que la lectura, reflexión y escritura ayudan a los miembros a centrarse en sí mismos, trato de motivarles para que lean determinados libros. Les pido también que escriban un diario donde pueden anotar espontáneamente las diferentes reacciones que tienen en el transcurso de la sesión y en los períodos que transcurren entre dos sesiones. Se les anima a presentar en el grupo lo esencial o la síntesis de lo escrito en sus diarios. De este modo se les enseña a valorar el trabajo continuado que se ha iniciado durante la sesión. Se repite una y otra vez la importancia del grupo para poner en práctica las conductas nuevas, que el grupo no es un fin sino el medio para adquirir nuevas formas de pensamiento, sentimiento y conducta. Así, se les invita continuamente a probar nuevos estilos de conducta durante las sesiones para comprobar si desean efectuar algunos cambios. Resumen de los Factores Pregrupo FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Antes de integrarse en un grupo, los individuos deberían disponer de los conocimientos necesarios para adoptar una decisión informada sobre su participación. Los miembros deberían ser activos en el proceso de toma de decisiones sobre la utilidad del grupo para resolver problemas. A continuación se adjuntan algunos aspectos relacionados con el rol de miembro en este estadio: * Los miembros deberían conocer todos los detalles relativos al grupo que pueden influir sobre ellos. * Los miembros deberían aprender a formular preguntas al terapeuta para decidir si el grupo con ese terapeuta particular es conveniente para ellos en ese momento. * Los miembros pueden beneficiarse si preparan su participación en el grupo pensando en sus propósitos o en sus expectativas de la experiencia. Pueden surgir problemas como: * Los miembros han sido obligados a participar en el grupo involuntariamente. * Los miembros carecen de la información suficiente sobre la naturaleza del grupo. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 129 * Los miembros son pasivos y no dedican tiempo a pensar en lo que quie ren o esperan del grupo. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas que debe efectuar terapeuta durante la formación del grupo son: * elaborar una propuesta escrita clara sobre la formación de un grupo * presentar la propuesta a las autoridades competentes e impulsar su aceptación * anunciar el grupo con toda la información necesaria y posible para los futuros participantes * dirigir las entrevistas pregrupo con fines selectivos y orientadores * tomar decisiones sobre la selección de los miembros * organizar los detalles prácticos necesarios para poner en marcha satisfactoriamente un grupo ESTADIO 1: ESTADIO INICIAL - ORIENTACIÓN Y EXPLORACIÓN Características del Estadio Inicial El estadio inicial de un grupo es el momento de la orientación y exploración: determinar la estructura del grupo, conocerse unos a otros y examinar las expectativas de los miembros. Durante esta fase los miembros aprenden a funcionar en grupo, definen sus propias metas, clarifican sus expectativas y crean su espacio en el grupo. Durante las sesiones iniciales los miembros nenden a mantener una "imagen pública", es decir, presentan las dimensiones Je sí mismos que consideran socialmente aceptables. Esta fase se caracteriza generalmente por cierto grado de ansiedad e inseguridad en la estructura gru-pal. Los miembros se hallan dubitativos porque buscan y examinan los lími-:es y se preguntan si serán aceptados. Normalmente los miembros llegan al grupo con ciertas expectativas, preocupaciones y ansiedades y es vital que dispongan de la oportunidad para expresarlas abiertamente. En este momento el terapeuta debe aclarar los malentendidos y si fuera necesario desmitificar los grupos. Asemejo esta fase inicial con los primeros días que una persona pasa en un país extranjero, que sufre la necesidad de aprender los rudimentos de un nuevo idioma y las diferentes formas de expresarse. Principales Tareas del Estadio Inicial: Inclusión e Identidad Las principales tareas del estadio inicial consisten en hallar la identidad 130 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL personal en el grupo y decidir el grado de implicación que se va a tener como miembro. Schutz (1973a) sostiene que esta fase conlleva el hallazgo del equilibrio entre el mantenimiento de la propia individualidad en el seno del grupo y los compromisos que se adoptan. Las siguientes preguntas son las que normalmente se cuestionan los miembros durante las sesiones iniciales: * "¿Estaré fuera o dentro de este grupo?" * "¿Cuánto de mí mismo deseo revelar?" * "¿Cuánto deseo arriesgar?" * "¿Con qué garantías contamos al adoptar riesgos?" * "¿Puedo confiar en estas * personas?" "¿Coincido con esta personas?" "¿Quiénes me gustan y quiénes me disgustan?" "¿Me aceptarán o me rechazarán?" "¿Puedo seguir siendo yo mismo y al mismo tiempo ser parte del grupo?" La Fundación del Grupo: Confianza La mayoría de los escritores coinciden en la importancia de establecer confianza en el seno del grupo para que sea posible su desarrollo continuo. Sin confianza la interacción grupal será superficial, la auto-exploración será escasa, no se producirá el desafío constructivo entre los miembros y el grupo operará bajo los handicaps de sus sentimientos ocultos. Es un error asumir que las personas confiarán "por naturaleza" unos en otros cuando se constituya el grupo. ¿Por qué van a fiarse directamente?, ¿Cómo saben que el grupo les ofrecerá un clima más seguro y de mayor aceptación que la sociedad en general?. En mi opinión son las personas quienes deciden si van a confiar o no en el grupo, tal decisión depende en parte de la capacidad del terapeuta para mostrar que el grupo puede ser un espacio seguro donde uno puede mostrarse a sí mismo ; el terapeuta también puede favorecer una atmósfera terapéutica de apertura y adopción de riesgos animando a los miembros a comentar los factores que inhiben su confianza. FORMAS DE ESTABLECER LA CONFIANZA. La forma en que los terapeutas se presentan produce un profundo efecto en la atmósfera del grupo. ¿Es el terapeuta entusiasta, atractivo, psicológicamente presente y abierto?, ¿En qué grado confía el terapeuta en sí mismo?. Muchas veces he oído comentar a los miembros que es positiva la confianza de los terapeutas. El éxito del terapeuta al establecer una base de confianza y seguridad depende en gran parte del grado de preparación del grupo. La prudente selec- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 131 ción de los miembros y los esfuerzos por asegurar que el grupo sea adecuado para sus posibilidades es muy importante, como también lo es la forma de presentar las reglas básicas del grupo. Los terapeutas que se muestran interesados en el bienestar de los miembros individuales y del grupo en su totalidad engendran confianza. Comentar cuestiones como los derechos de los participantes, la necesidad de confidencialidad y la necesidad del respeto mutuo demuestra que el terapeuta dispone de una actitud seria hacia el grupo. Si los terapeutas tienen interés es probable que los miembros también inviertan esfuerzo propio en el grupo. De estos comentarios no debería deducirse que el desarrollo de la confianza es tarea exclusiva de los terapeutas. Es cierto que los terapeutas pueden engendrar confianza a través de sus actitudes y conductas, pero el nivel de confianza depende también en gran parte de los miembros, individual y colectivamente. Los miembros plantean normalmente algunos temores y algunas esperanzas en el grupo. Los participantes confiarán más en el grupo si se les motiva para exponer sus temores porque al comentarlos es probable descubrir que muchos de ellos son compartidos por los restantes miembros. Si un miembro, por ejemplo, se preocupa por su incapacidad para expresarse efectivamente y alguna otra persona expresa el mismo problema, casi invariablemente se establecerá un vínculo entre ambos. Los silencios y la incomodidad son características de la sesión inicial. Mientras más desestructurado sea el grupo, mayor será la ansiedad y la ambigüedad sobre el comportamiento en el grupo. Los miembros dudan y tratan de hallar la forma de participar. Según progresan las sesiones, los miembros encuentran más fácil plantear aspectos y participar en la discusión. La mayoría de las veces estos aspectos tienden a ser seguros (al principio) y se hacen comentarios sobre terceras personas o sobre material lejano. Esta es una forma en que los miembros prueban las aguas. Es como si estuvieran diciendo "Yo revelo una parte de mí, ni profunda ni sensible, y veré como me tratan los demás". FORMAS DE MANTENER LA CONFIANZA. Otro aspecto característico de la fase inicial es la tendencia de algunos participantes a introducirse e intentar aconsejar sobre los problemas que se plantean en el grupo. Es tarea del terapeuta asegurar que estas "intervenciones de resolución de problemas" no se convierten en un patrón porque provocaría la irritación y la confrontación de algunos miembros contra aquellos que se precipitan por ofrecer remedios inmediatos para los problemas ajenos. La atmósfera de confianza del grupo también puede verse afectada por los sentimientos negativos que a menudo en la fase inicial experimentan los miembros del grupo contra algunos de los miembros restantes o contra el 132 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL terapeuta y por el hecho de que el grupo no procede de la forma que les gustaría. Este es un factor central en el grupo y la confianza puede verse dañada o reforzada dependiendo de la forma en que se manejen los sentimientos negativos. Si el conflicto se plantea abiertamente en el grupo y los sentimientos negativos se reciben de forma no defensiva, existen más posibilidades de modificar la situación que provoca dichos sentimientos. Sólo entonces, el grupo puede avanzar a un nivel más profundo de trabajo. Los miembros se sentirán seguros para arriesgarse más y ser capaces de centrarse en problemas personales significativos y de expresar sentimientos presentes. Según los miembros revelen más de sí mismos, el grupo incrementa la cohesión, recíprocamente esta cohesión incipiente fortalece la confianza que existe en el grupo y crea la atmósfera conveniente para que los miembros prueben nuevas formas de comportamiento en el grupo. Cuando los miembros confían unos en otros, confían también en el feedback que reciben, que pueden usar en la medida que ensayan conductas recientemente adquiridas en sus entornos cotidianos. Rol del Terapeuta en el Estadio Inicial MODELADO. Cuando usted dirige un grupo, usted establece el tono y moldea las normas como miembro que establece un modelo y como experto técnico (Yalom, 1985). Es importante que usted exprese abiertamente sus propias expectativas con respecto al grupo durante la primera sesión y que presente el modelo de la honestidad y espontaneidad interpersonal. Usted deberá ser consciente de su propia conducta y del impacto que tiene sobre el grupo y de la práctica de las destrezas que generan un ambiente terapéutico. Para ser efectivo, un terapeuta debe ser capaz y estar dispuesto a permanecer psicológicamente presente en el grupo y a ser genuino. La autenticidad implica un nivel de entusiasmo e implicación en el propio trabajo como terapeuta. ¿Cómo podemos esperar que los participantes se impliquen y confíen en el potencial del grupo si usted no cree en lo que hace o si se muestra apático?. En referencia a la empatia, tanto cognitiva como afectiva, usted puede crear una situación terapéutica observando y comprendiendo el mundo desde la perspectiva de los miembros. Otra característica clave hace referencia a su sensibilidad para atender y responder no sólo a lo que se dice sino también a los mensajes encubiertos transmitidos entre líneas. Esto puede aplicarse a los individuos y al grupo en general. Por último, las personas que constituyen su grupo tienen necesidad de sentirse respetados y apoyados por usted. Todos estos aspectos adquieren un significado especial si recuerda que en el estadio inicial los participantes dependen mucho de usted. Se dirigirán a usted en solicitud de dirección y estructura y muchas veces se centrarán tanto TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 133 en usted que no prestarán ninguna atención a sus propios recursos. Esta situación, que se produce en la mayoría de los grupos, le obliga a permanecer continuamente alerta de sus propias necesidades de ser una figura de autoridad y de mantener un control estrecho del grupo. Si usted no es consciente de estas necesidades puede impedir que los miembros de su grupo sean autónomos. AYUDA EN LA IDENTIFICACIÓN DE METAS. Otra de sus tareas fundamentales como terapeuta del grupo consiste en ayudar a los miembros a implicarse. Usted puede hacer mucho para motivar, inspirar y retar a las personas para que deseen obtener lo máximo del grupo. En este estadio usted lo hace fundamentalmente ayudándoles a identificar, clarificar y elaborar metas significativas. Existen metas generales de grupo, que varían de un grupo a otro porque dependen de los propósitos del grupo y existen metas del proceso grupal, que son comunes a la mayoría de los grupos. Algunos ejemplos de estas metas del proceso grupal son la permanencia en el aquí y el ahora, dejarse conocer por los otros, desafiarse a sí mismo y a los demás, arriesgarse, dar y recibir feedback, escuchar a los otros, manejar los sentimientos que surgen en el grupo, decidir el tema a trabajar y aplicar las' nuevas conductas dentro y fuera del grupo. Además de establecer estas metas referentes al proceso grupal, usted deberá ayudar a los miembros a establecer sus metas personales. Normalmente en los estadios iniciales del grupo las personas sólo presentan ideas vagas sobre sus expectativas en la experiencia grupal. Estas ideas vagas deben ser traducidas en metas específicas y concretas en relación a los cambios deseados y a los esfuerzos que está dispuesto a hacer para obtener tales cambios. Este proceso deberá efectuarse durante la fase inicial para que los miembros se beneficien al máximo de la experiencia grupal. Como he comentado anteriormente, usted puede favorecer este proceso asumiendo la responsabilidad de practicar y modelar las destrezas y actitudes necesarias para una interacción grupal efectiva. Una de las tareas básicas de los terapeutas, y la más desafiante, es presentar ante el grupo las agendas ocultas. Por ejemplo, algunos miembros pueden tener metas ocultas que chocan con las metas del grupo. Pueden tener una necesidad especial de ser el centro de atención o pueden sabotear la intimidad en el grupo porque no desean acercarse al resto. La función del terapeuta es hacer lo necesario para explicitar estas agendas ocultas. Si tales metas personales permanecen ocultas minarán probablemente la efectividad del grupo. LA DIVISIÓN DE RESPONSABILIDADES. Un factor importante que deben considerar los terapeutas es la responsabilidad en la dirección y resultados del grupo. ¿Es un grupo improductivo el resultado de la falta de destrezas del terapeuta o recae la responsabilidad en los miembros del grupo?. I ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL 134 Una forma de conceptualizar el factor relativo a la responsabilidad del terapeuta es pensar en ello como en un continuo. En uno de los extremos el terapeuta adopta toda la responsabilidad de la dirección y de los resultados del grupo. Tales terapeutas opinan que o son muy directivos o el grupo se estanca. Perciben su rol como expertos e intervienen activamente para mantener el grupo en marcha siguiendo pautas que ellos pronostican como productivas. La desventaja de esta forma extrema de responsabilidad del terapeuta es que elimina toda responsabilidad de los miembros, incluso aquella que les corresponde por derecho; si los miembros son percibidos por el terapeuta como incapaces para preocuparse de sí mismos, pronto se acostumbran a esta expectativa adoptando una actitud irresponsable, por lo menos en el grupo. En el otro extremo del continuo de la responsabilidad se halla el terapeuta que proclama: "Soy responsable de mí y ustedes son responsables de sí mismos. Sólo de ustedes depende salir del grupo con algo válido. No puedo hacer nada por ustedes salvo que me ayuden". Teóricamente cada terapeuta encontrará su equilibrio, aceptando una parte compartida de responsabilidad pero sin usurpar los derechos de los miembros. Este factor es central porque el enfoque del terapeuta hacia otros aspectos como la estructuración y la auto-apertura depende de su enfoque hacia la responsabilidad. La cantidad de responsabilidad que asume el terapeuta y específicamente lo que se incluye en la misma, está determinada en cierto grado por su personalidad. ESTRUCTURA. Como la responsabilidad, la estructura existe en un continuo. La orientación teórica del terapeuta, el tipo de grupo y los miembros son los factores que determinan el grado y el tipo de estructuración empleados. En el estadio inicial, cuando los miembros del grupo se encuentran algo indecisos sobre la conducta esperada en el grupo y consecuentemente algo ansiosos, es importante que el terapeuta estructure la sesión. La estructura puede favorecer o inhibir el desarrollo del grupo. La falta de estructura provoca la ansiedad innecesaria de los miembros y la inhibición de la espontaneidad. E'i exceso de estructura y dirección, por el contrario, puede potenciar actitudes y conductas dependientes. Los miembros pueden esperar que sea el terapeuta "quien haga algo" en vez de responsabilizarse por encontrar su propia dirección. En mis grupos el tipo de estructura que se propongo durante las sesiones iniciales va dirigido a ayudar a los miembros a identificar y expresar sus temores, expectativas y metas personales. Por ejemplo, los miembros trabajan en parejas, y con preguntas estructuradas como formas para facilitar que hablen unos con otros sobre sus vidas. Después de hablar de dos en dos con bastantes miembros, se sienten más cómodos para dirigirse abiertamente a todo el grupo. Desde el principio trato de ayudaries a ser conscientes de sus pensamientos y sentimientos presentes y les animo a expresar sus reacciones. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 135 Mis intervenciones van dirigidas a incrementar el grado de interacción en el grupo en oposición a crear la norma de que unos pocos trabajen durante mucho tiempo mientras que otros se limitan a observar. Este tipo de estructuración está diseñado para permitir que los miembros asuman progresivamente más y más responsabilidad en el aprovechamiento del grupo. Según aprenden normas básicas, tienden a tomar la iniciativa sin esperar que sea yo quien dirija. ¿Qué dice la investigación con respecto al valor de la estructuración durante los estadios iniciales del grupo?. Yalom (1983, 1985) cita un cuerpo de pruebas indicando que la ambigüedad con respecto a las metas, a los procedimientos del grupo y a la conducta que se espera de los miembros aumenta la ansiedad, frustración y desinterés de éstos. Yalom descubrió que la falta de actividad o dirección del terapeuta así como el exceso de la misma producía efectos negativos sobre el crecimiento de los miembros y sobre la autonomía del grupo. La excesiva dirección del terapeuta tiende a limitar el crecimiento de los miembros y la insuficiencia de dirección produce grupos carentes de metas. Yalom considera que la principal tarea del terapeuta es proporcionar al grupo suficiente estructura para imprimir a los miembros la dirección general evitando al mismo tiempo la dependencia en el terapeuta. Recomienda a los terapeutas estructurar el grupo de forma que promueva el funcionamiento autónomo de cada miembro. En vez de invitar o sugerir a los miembros que hablen, por ejemplo, los terapeutas pueden enseñar a éstos a intervenir en el grupo sin necesidad de ser llamados. La investigación muestra el valor de la estructura inicial que construye normas de grupo y subraya las interacciones positivas entre los miembros. El terapeuta debe controlar y asesorar con prudencia esta estructura terapéutica durante todo el transcurso del grupo en vez de esperar hasta el estadio final para evaluarla. La estructura que ofrece un marco de trabajo coherente para entender las experiencias individuales y el proceso grupal será de gran valor. Cuando las metas terapéuticas están claras, cuando se identifican conductas apropiadas en los miembros y cuando el proceso terapéutico se estructura para proporcionar el marco del cambio, los miembros tienden a iniciar más rápidamente sus tareas terapéuticas (Dies, 1983b). De acuerdo con los hallazgos de Dies. las primeras fases de un grupo tienden a potenciar la cohesión y la voluntad de los miembros a arriesgarse, bien dejando conocer aspectos personales o bien ofreciendo feedback (Stockton & Morran, 1982). Otra tarea del terapeuta durante el estadio inicial del grupo implica ser consciente de la naturaleza de los problemas de los miembros con respecto a la auto-apertura. Los terapeutas pueden intervenir ayudando a los miembros a identificar y procesar sus problemas desde el principio de la formación del grupo. Robinson, Stockton y Morran (1990) citan investigaciones mostrando que la estructura impuesta por el terapeuta durante la fase inicial tiende a *3" ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL j I aumentar la frecuencia terapéuticamente significativa de auto-apertura, feed-back y confrontación. Parece que esta estructura puede reducir también la> actitudes defensivas hacia la auto-apertura. En resumen, aunque muchas variables se refieran al establecimiento de normas y confianza durante la primera fase del desarrollo, el equilibrio ópti-nfio entre e\ exceso y \a insuficiencia de \a dirección dei terapeuta parece ser lo más importante. El arte reside en proporcionar una estructura que no sea tan restrictiva como para eliminar la responsabilidad de los miembros del grupo a encontrar su propia estructura. Implicar a los miembros en el proceso continuo de evaluación de los progresos individuales y del grupo en general constituye una forma efectiva de comprobar la idoneidad del grado de estructura. Los miembros necesitan aprender destrezas específicas para controlar el proceso grupal si han de adoptar esta responsabilidad. Resumen de la Fase Inicial CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. La primera fase de un grupo es el momento de la orientación y de la determinación de la estructura del grupo. Algunos de los acontecimientos específicos de este estadio son: * Los participantes examinan la atmósfera y se conocen entre sí. * Los miembros aprenden las normas y lo que se espera de ellos, aprenden cuál es el funcionamiento del grupo y a participar en él. * Los miembros muestran una conducta socialmente aceptable, se arriesgan poco y hacen algunos intentos de exploración. * La cohesión del grupo y la confianza se establecen gradualmente si los miembros desean expresar sus pensamientos y sentimientos. • * Los miembros se preocupan sobre su inclusión o exclusión y empiezan i definir su espacio en el grupo. * Un factor fundamental es la confianza frente a la desconfianza. * Existen períodos de silencio e incomodidad; los miembros busca !i dirección y se cuestionan la utilidad del grupo. * Los miembros deciden en quién confiar, la cantidad de auto-apertura quién les gusta y quién les disgusta y el grado de implicación. * Los miembros aprenden las actitudes básicas de respeto, empatia, acep tación, precaución y respuesta, todas e\ias actitudes que facilitan el desde rrollo de la confianza. FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Al inic del proceso grupal, algunos roles y tareas específicas de los miembros s( críticas para la formación del grupo: * Ser activo en la creación del clima de confianza. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 137 * Aprender a expresar pensamientos y sentimientos, especialmente los correspondientes a las interacciones grupales. * Tener disposición para expresar temores, esperanzas, preocupaciones, reservas y expectativas relacionadas con el grupo. * Darse a conocer en el grupo. * Implicarse en la creación de las normas del grupo. * Establecer las metas personales específicas que guían la participación grupal. * Aprender las bases del proceso grupal, especialmente el modo de implicarse en las interacciones del grupo. Algunos problemas que pueden surgir son: * Los miembros esperan pasivamente que "algo pase". * Los miembros se reservan los sentimientos de desconfianza o temor relacionados con el grupo y fortalecen así su propia resistencia. * Los miembros no se dan a conocer o lo hacen de forma vaga y ambigua dificultando la interacción significativa. * Los miembros tratan de resolver los problemas ajenos o aconsejan a los otros miembros. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas que corresponden al terapeuta durante la fase de orientación y exploración del grupo son: * enseñar a los participantes algunas pautas y formas generales de participación activa que aumenten sus posibilidades para disfrutar de un grupo productivo. * elaborar reglas básicas y establecer normas. * enseñar los aspectos básicos del proceso grupal. * ayudar a los miembros a expresar temores y expectativas y a trabajar para el desarrollo de la confianza. * modelar dimensiones que fomenten la conducta terapéutica. * ser abierto y mostrarse psicológicamente presente con los miembros. * clarificar la distribución de responsabilidades. * ayudar a los miembros a establecer metas personales concretas. * manejar abiertamente las preguntas y problemas de los miembros. * proporcionar un grado de estructura que ni aumente la dependencia de los miembros ni favorezca su estancamiento. * ayudar a los miembros a compartir sus pensamientos y sentimientos sobre los sucesos del grupo. * enseñar a los miembros las destrezas interpersonales básicas como la escucha activa o la respuesta. . 138 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL * evaluar las necesidades del grupo y facilitar la satisfacción de las mismas. * mostrar a los miembros su responsabilidad en la dirección y resultados del grupo. ESTADIO 2: ESTADIO DE TRANSICIÓN -MANEJO DE LA RESISTENCIA Un grupo debe atravesar normalmente una fase de transición algo dificultosa antes de iniciar el trabajo productivo. Durante este estadio, los miembros manejan su ansiedad, resistencia y conflictos y el terapeuta les ayuda a iniciar el trabajo de sus problemas. Características del Estadio de Transición ANSIEDAD. El estadio de transición se caracteriza normalmente por el aumento de la ansiedad y la actitud defensiva. Estos sentimientos generalmente posibilitan la apertura y la confianza en los siguientes estadios. A menudo los participantes articulan sus ansiedades en forma de afirmación o interrogantes formulados a sí mismos o al grupo tales como: * "Me pregunto si estas personas me entienden realmente y si se interesan por mf. * "¿Para qué sirve hacer revelaciones aquí?, ¿Qué pasará cuando intento hacer lo mismo fuera del grupo?". * "¿Qué pasa si pierdo el control?, ¿y si me pongo a llorar?". * "Me veo frente a una puerta cerrada pero sin ganas de abrirla por temor a lo que encuentre detrás. Temo abrir la puerta hacia el interior de mí mismo porque una vez que haya abierto una grieta no sé si seré capaz de cerrarla de nuevo. No sé si me gustará lo que encuentro allí ni preveo vuestras respuestas al mostraros lo que llevo guardado dentro". * "¿Qué grado de cercanía se puede establecer aquí?, ¿en qué grado puedo confiar mis sentimientos a estas personas?". La ansiedad brota del miedo a dejarse conocer por los otros más allá del nivel de la imagen pública. La ansiedad resulta también del temor a ser juzgado e incomprendido, de la necesidad de más estructura y de la falta de claridad en las metas, normas y conducta esperadas en la situación grupal. Según los participantes vayan confiando más en los miembros del grupo y en el terapeuta, serán cada vez más capaces de compartir sus asuntos personales y esta apertura reducirá su ansiedad a dejarse conocer. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 139 CONFLICTO Y LUCHA DE CONTROL. Muchos escritores mencionan la importancia del conflicto durante el estadio de transición de un grupo. Yalom (1985) señala que este estadio se caracteriza por los comentarios negativos y la crí'tica. Las personas pueden enjuiciar a los demás y mostrarse poco receptivas hacia las percepciones que los otros tienen de uno. En opinión de Yalom, el estadio de transición es un momento de lucha por el poder - entre los miembros del grupo y con el terapeuta - y por el establecimiento de una jerarquía. La lucha por el control es un apartado integral de cualquier grupo: "Está siempre presente, algunas veces inactiva, algunas latente, algunas en plena conflagración" (Yalom, 1985, p. 34). Schutz (1973a) también considera el control como un factor central del segundo estadio de un grupo. Las conductas características del grupo son la competitividad, la rivalidad, las posturas cambiantes, la lucha por el liderazgo y las discusiones frecuentes por el procedimiento de toma de decisiones y división de responsabilidades. Schutz (1973a) señala que en este punto la ansiedad de los participantes se relaciona con el exceso o falta de responsabilidad y el exceso o defecto de influencia. Antes de analizar y manejar un conflicto es necesario reconocerlo. Muchas veces los miembros y también el terapeuta desean evitar el conflicto por la falsa presunción de que es negativo e indicativo de relaciones deterioradas. Si el conflicto se ignora en el grupo, el origen del mismo se encona y destruye la posibilidad del contacto genuino. Cuando se reconoce un conflicto y se maneja de manera tal que las personas implicadas en el mismo mantienen su integridad, los cimientos de la confianza entre las partes se fortalecen. Reconocer que el conflicto es inevitable y que favorece la confianza suele reducir la probabilidad de que los miembros y el terapeuta intenten esquivar los conflictos naturales del desarrollo grupal. Ignorar los conflictos y los sentimientos negativos requiere energía y esa misma energía puede emplearse mejor en el desarrollo de un estilo honesto de encarar y trabajar con los conflictos que sean inevitables. Rogers (1970) señala que la primera expresión de los sentimientos del aquí y ahora se refiere frecuentemente a las actitudes negativas hacia otros miembros del grupo o hacia el terapeuta. Según Rogers, la expresión de los sentimientos negativos es una forma de comprobar la libertad y confianza del grupo. Los miembros investigan si el grupo es un lugar seguro para mostrarse en desacuerdo, para expresar sentimientos negativos y para experimentar conflictos interpersonales. Ellos examinan el grado en que son aceptados cuando no son "amables". El modo de reconocer, aceptar y manejar el conflicto produce efectos críticos en el progreso del grupo. Cuando es pobremente manejado, el grupo puede retraerse y no alcanzar nunca el estadio del trabajo productivo. Si se maneja con sinceridad e interés, los miembros descubren que sus relaciones son lo suficientemente fuertes como para tolerar un nivel honesto de desafío. 140 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Ciertas conductas del grupo tienden a elicitar sentimientos negativos que reflejan el conflicto: * Permanecer al margen y ocultarse tras la postura de observador. * Hablar demasiado e interferir activamente en el progreso grupal a través de conductas como la formulación insistente de preguntas, la presentación de consejos abundantes o distrayendo a las personas que ejecutan un trabajo. * Dominar al grupo usando el sarcasmo, despreciando los esfuerzos ajenos y exigiendo atención. El conflicto entre los miembros del grupo suele ser con frecuencia el resultado de la transferencia. Los miembros pueden tener reacciones intensas hacia el resto de sus compañeros; examinando estas reacciones hacia individuos específicos del grupo, pueden descubrir algunos vínculos importantes en el modo de transferir sentimientos por personas significativas de sus vidas hacia los otros. A continuación se añaden algunas afirmaciones que pueden ser representativas de las reacciones de transferencia: * "Pareces tan virtuoso. Cada vez que empiezas a hablar desearía abandonar la sala". * "Me preocupas porque tienes el aspecto de un ordenador en buen estado. No percibo ningún sentimiento tuyo". * "Tus esfuerzos por preocuparte por todos los presentes me preocupan. Rara vez pides nada para ti pero siempre estás dispuesto a ofrecer algo". DESAFÍO AL TERAPEUTA DEL GRUPO. Los conflictos también suelen implicar al terapeuta del grupo. Usted puede verse desafiado en su área profesional o personal. Puede verse criticado por ser "tan reservado" y no revelar suficiente sobre sus cuestiones personales, o puede ser criticado por ser "uno del grupo" y revelar demasiado sobre su vida privada. Aquí se presentan algunos comentarios que puede oír de los miembros de su grupo: * "Usted se comporta como un juez, fría e impasiblemente". * "Independientemente de lo que haga, siento que nunca será suficiente para agradarle. Espera demasiado de nosotros". * "Realmente usted no tienen interés personal por nosotros. Siento que usted sólo realiza su trabajo y que nosotros no contamos". * "No nos concede libertad suficiente. Usted controla todo". * "Usted presiona demasiado a las personas. Siento que no se muestra dispuesto a aceptar una negativa". TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 141 Es útil diferenciar entre el desafío y el ataque. Un ataque adopta la forma de conducta de "tirar la piedra y esconder la mano". Los miembros que atacan a los terapeutas con afirmaciones como "Así es usted", no les dan demasiadas oportunidades para responder porque los terapeutas ya han sido juzgados, categorizados y rechazados. Otra cuestión es confrontar abiertamente a los terapeutas con el modo en que son percibidos por los miembros del grupo. Un miembro permite el espacio del diálogo cuando dice: "Soy consciente de que no me abro aquí. Una de las razones por la que no lo hago es que siento que usted me va a presionar para llegar más allá de donde deseo llegar". Este miembro afirma'abiertamente sus temores y permite al terapeuta responder y examinar este aspecto con mayor profundidad. Este es un desafío y no un ataque. Desafiar al terapeuta es, a menudo, el primer paso significativo de los participantes hacia la autonomía. La mayoría de los miembros experimentan la lucha de la dependencia frente a la independencia. Si los miembros deben liberarse de su dependencia del terapeuta, que es característico del estadio inicial del grupo, el terapeuta debe permitir y manejar directamente tales desafíos reveladores contra su autoridad. El modo en que usted acepta y maneja los desafíos contra su persona y su estilo de liderazgo determinan en gran medida su efectividad en la dirección del grupo hacia los niveles superiores de desarrollo. Yo valoro positivamente las oportunidades que me ofrecen los desafíos que me plantean los miembros del grupo y trato de manejarlos directa y honestamente, de compartir el efecto de la confrontación, de pedir a los miembros que comprueben sus presunciones y de describir cómo me veo en referencia a su crítica. Yo confío en mantener abiertas las vías de comunicación y consistentemente trato de evitar el error de adoptar el "rol del terapeuta" que se ésfuerza por diluir el desafío como medio de auto-defensa. RESISTENCIA. La resistencia es una conducta que impide a uno mismo y a los demás, el examen en profundidad de aspectos personales o sentimientos dolorosos. Es un fenómeno inevitable de los grupos y salvo que se reconozca y examine puede interferir seriamente en el proceso grupal. La resistencia, sin embargo, no es solamente algo a superar. Como es parte integral del enfoque defensivo propio ante la vida, debe ser reconocida como forma de auto-protec-ción ante la ansiedad que acabamos de analizar. Que los terapeutas no respeten la resistencia de los membros es equivalente a que los miembros no se respeten a sí mismos. Una manera efectiva de manejar la resistencia consiste en tratarla como un aspecto inevitable del proceso grupal, es decir, el terapeuta reconoce que la resistencia es una respuesta natural del miembro al implicarse y arriesgarse. Una atmósfera abierta que anima a las personas a reconocer y trabajar cualquier duda y ansiedad que puedan experimentar es fundamental. 142 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO GRUPAL Los participantes deben estar dispuestos a reconocer su resistencia y a comentar los obstáculos que les impiden participar plenamente. Antes de proceder con otro tema, deben hacerse dos anotaciones. Una es que la falta de voluntad de los miembros a cooperar no siempre es una forma de resistencia en el sentido correcto del término. Hay momentos en que la "resistencia" de los miembros es el resultado de factores como la inadecuidad del terapeuta, el conflicto entre los dos terapeutas que dirigen el grupo, un estilo de liderazgo dogmático o autoritario, errores del terapeuta en la preparación de los participantes para la experiencia grupal y la desconfianza engendrada por el terapeuta. En otras palabras, los miembros del grupo pueden evitar la expresión de sentimientos porque no confían en el terapeuta del grupo o simplemente porque el grupo no es un lugar seguro para hacer revelaciones. Es imprescindible que las personas que dirijan grupos analicen honestamente las fuentes de resistencia y recuerden que no todo tipo de resistencia surge de la falta de voluntad de los miembros a encarar apartados inconscientes y amenazantes de sus vidas. El segundo comentario es una advertencia contra el peligro de categorizar a las personas y reducirlas a etiquetas como "el monopolizador", "el intelectual", "el dependiente" o "el seductor tranquilo". Aunque es comprensible que los terapeutas noveles se interesen por aprender a manejar a los "miembros problemáticos" y las dificultades que éstos pueden generar, se debería hacer hincapié en las conductas presentes prescindiendo de las etiquetas. Independientemente del tipo de conducta que muestre el miembro como estilo característico, tal persona es más que dicha conducta. Si usted observa y trata a una persona sólo como "monopolizador", "consejero" o "quejica", usted contribuye a reforzar la conducta específica en vez de ayudar a la persona a trabajar sobre los problemas que se esconden tras la misma. Por ejemplo, si tratamos a María como "monopolizadora" y no se le impulsa a examinar el impacto que produce su conducta en el grupo, continuará viéndose a sí misma como le observa y responde el resto. Usted puede ayudar a María y al grupo entero buscando las razones de su necesidad de atención y los efectos de su conducta en el grupo. Las personas necesitan ser conscientes de las defensas que les impiden implicarse en el grupo y de los efectos de estas defensas sobre el resto de los miembros. Sin embargo, deberían ser confrontadas cautelosamente y de tal manera que se les desafíe a reconocer sus connductas defensivas y se les invite a superarlas. Otro peligro derivado de la identificación de los "miembros problemáticos" y no de las conductas problemáticas es que la mayoría de quienes participan en los grupos muestran, en un momento o en otro, alguna forma de resistencia. Dar consejos, formular preguntas o intelectualizar ocasional-mente no son en sí mismas conductas problemáticas. De hecho, el terapeuta debería ser consciente del peligro que conlleva la excesiva concienciación TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 143 de los pacientes sobre su conducta en el grupo. Si los clientes se preocupan demasiado por la posibilidad de ser identificados como "miembros problemáticos del grupo", no serán capaces de comportarse espontánea y abiertamente. Resumen del Estadio de Transición CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. La fase de transición en el desarrollo de un grupo se caracteriza por los sentimientos de ansiedad y defensas en forma de resistencia. En este momento los miembros: * se preguntan qué pensarán sobre sí mismos cuando aumenten su conciencia y se cuestionan la aceptación o rechazo que experimentarán de los miembros. * prueban al terapeuta y al resto de los miembros para determinar el grado de seguridad del entorno. * se debaten entre la periferia y el riesgo a la implicación. * experimentan cierta lucha por el control y el poder y cierto conflicto con los miembros restantes y con el terapeuta. * aprenden a resolver el conflicto y la confrontación. * se muestran reacios a implicarse mucho en el trabajo de sus problemas personales porque no saben con certeza si los restantes miembros están interesados por ellos. * observan al terapeuta para determinar si se merece confianza y para aprender a resolver conflictos. * aprenden a expresarse para ser escuchados por los miembros restantes. FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Un rol central de los miembros consiste en reconocer y manejar las diversas formas de resistencia. Las tareas incluyen: * reconocer y expresar diferentes sentimientos. * respetar las resistencias propias pero trabajarlas. * avanzar desde la dependencia hacia la independencia. * aprender a enfrentarse a los otros de forma constructiva. * reconocer los sentimientos no resueltos del pasado en la medida que hayan sido actualizados en relación con el terapeuta del grupo. * estar dispuesto a encarar y manejar las reacciones hacia lo que ocurre en el grupo. * estar dispuesto a resolver conflictos en vez de evitarlos. Los problemas que pueden surgir entre los miembros son: 144 ESTADIOS INICIALES EN EL DESARROLLO CRUPAL * Los miembros pueden negarse a expresar sentimientos^ negativos persistentes, contribuyendo así a crear un clima de desconfianza. * los miembros pueden ser caracterizados como "tipo problemático" o pueden limitarse con una etiqueta auto-impuesta. * Si las confrontaciones no son convenientemente manejadas, los miembros pueden retraerse tras posturas defensivas y aspectos ocultos. * Los miembros pueden confabularse formando subgrupos y clichés, expresando reacciones negativas fuera del grupo pero permaneciendo en silencio dentro del mismo. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Probablemente el desafío más importante que deben encarar los terapeutas durante la fase de transición es la necesidad de intervenir en el grupo de modo sensible en el momento apropiado. La tarea básica consiste en proporcionar el ánimo y el desafío necesarios para que los miembros encaren y resuelvan los conflictos que existen en el seno grupal y sus propias resistencias y defensas ante la ansiedad. Como se ha indicado con anterioridad, la cohesión genuina permite un trabajo productivo para que el desarrollo las demandas sea satisfactotio en esta compleja fase de actitud defensiva y conflicto. Algunas de las principales tareas que usted deberá ejecutar durante este período crítico del desarrollo grupal son: ' * mostrar a los miembros del grupo la importancia del reconocimiento y expresión de la ansiedad. * yudar a los participantes a reconocer las formas de reacción defensiva que presentan y crear un clima donde puedan manejar abiertamente sus resistencias. * registrar las señales de resistencia y comunicar a los participantes que algunas de estas resistencias son naturales y sanas. * enseñar a ios miembros el valor del reconocimiento y manejo abierto de los conflictos que suceden en el grupo. * proporcionar un modelo a los miembros manejando directa y honesta mente los desafíos dirigidos hacia su persona y su profesionalidad. * ayudar a los miembros a manejar cualquier problema que influya sobre su capacidad de autonomía e independencia. Los terapeutas deben ser especialmente activos durante los estadios primero y segundo del grupo. Durante el estadio de transición son importantes la intervención y estructuración activas porque normalmente los participantes no han aprendido aún a trabajar con efectividad a solas. Cuando surge un conflicto, por ejemplo, algunos miembros pueden intentar cambiar de tema y plantear uno más agradable u otras formas de evitar el conflicto. Los terapeu- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 145 tas deben mostrar a los miembros el valor de la expresión de sentimientos, pensamientos y reacciones. La confrontación destructiva, a modo de ataque, puede conducir al atrincheramiento de la resistencia y al cultivo de la hostilidad y desconfianza, pero la confrontación es adecuada incluso durante los primeros estadios de un grupo si se efectúa con sensibilidad y respeto. De hecho, la confianza puede verse facilitada cuando el terapeuta cuida y maneja las confrontaciones. Evitar el desafío del grupo en las fases iniciales equivale a tratar a los miembros como si fueran frágiles. El modo del terapeuta para manejar el conflicto, la resistencia, la ansiedad y las conductas defensivas influye grandemente en el desarrollo del ambiente grupal. En mi opinión, los miembros tienden a reproducir los modelos de confrontación que observan en el terapeuta. COMENTARIOS FINALES En este capítulo se han comentado los diversos aspectos de la participación y del proceso grupal que son fundamentales para su efectividad como terapeuta del grupo. Se han comentado los problemas más importantes que se producen durante la fase inicial de formación de un grupo y en el período de transición del mismo. Se han subrayado las características centrales del grupo en cada fase, las funciones y posibles problemas de los miembros, los conceptos del proceso grupal y las tareas del terapeuta. Se ha mencionado también que el enfoque del terapeuta hacia las funciones y las destrezas del liderazgo influyen sobre su comprensión de los roles que desempeñan los miembros en los diversos estadios del grupo. Sólo si percibe con claridad los diferentes aspectos de las conductas productivas e improductivas de los miembros podrá ayudar a los participantes a adquirir las destrezas necesarias para una experiencia grupal satisfactoria y las conductas correctas de las que dependen la auto-exploración e implicación en el grupo. En el siguiente capítulo se continua con el tema del desarrollo grupal. 5 Estadios finales en el desarrollo grupal Siguiendo con el proceso evolutivo de un grupo en acción, este capítulo versa sobre el estadio de trabajo, el estadio final y los aspectos del seguimiento y evaluación postgrupo. Analizaremos las principales características de un grupo en cada fase, las funciones y los posibles problemas que pueden surgir de los miembros y las funciones claves del terapeuta. ESTADIO 3: ESTADIO DE TRABAJO - COHESIÓN Y PRODUCTIVIDAD El estadio de trabajo se caracteriza por el examen en profundidad de problemas significativos y por la producción efectiva de las modificaciones conduc-tuales deseadas. Este es el momento cuando los participantes deben reconocer que son responsables de sus vidas. Así, deben ser impulsados a decidir los aspectos que desean examinar en el grupo, tienen que aprender a ser parte integral de! grupo y sin embargo mantener su individualidad y deben filtrar el feedback que reciben y decidir cómo proceder con respecto a él. Consecuentemente, es importante en este estadio que ni el terapeuta ni otros miembros traten de decidir el curso de acción o de establecer prescripciones para un cliente. Desarrollo de la Cohesión Grupal NATURALEZA DE LA COHESIÓN GRUPAL. La cohesión implica la atracción del grupo para los participantes y la sensación de pertenencia. 148 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL inclusión y solidaridad. Aunque puede empezar a desarrollarse en los estadios iniciales de un grupo, en este estadio llega a ser un elemento clave del proceso grupal. Si se ha establecido la confianza y el conflicto y los sentimientos negativos han sido expresados y resueltos, el grupo se convierte en una unidad cohesionada. En parte es como si el grupo hubiera atravesado el período de prueba y los miembros hubieran reconocido: "Se pueden expresar reacciones negativas y conflictos, por lo tanto, el acercamiento es posible". He descubierto que la cohesión se produce cuando las personas se abren y se arriesgan. Al compartir de forma honesta las experiencias y conflictos personales profundamente significativos, el grupo se cohesiona, porque esta participación permite a los miembros identificarse con los otros. Como la cohesión proporciona al grupo el ímpetu necesario para avanzar, es un prerre-quisito del éxito del grupo. Sin la sensación de "agrupamiento", el grupo permanece fragmentado, los miembros se congelan tras sus defensas y su trabajo es necesariamente superficial. Los grupos no se cohesionan automáticamente. La cohesión es el resultado del compromiso del terapeuta y los participantes para dar los pasos necesarios que conducen al sentimiento de unidad de grupo. Aunque la cohesión grupal no es en sí misma condición suficiente para la efectividad del trabajo grupal, en parte todas las características de un grupo con buen funcionamiento son contingentes con ella. La cohesión favorece las conductas orientadas a la acción como la auto-apertura, la inmediatez, la mutualidad, la confrontación, la adopción de riesgos y la traducción del insight en acción. Por otra parte, sin cohesión grupal, los participantes no se sienten suficientemente seguros como para mantener un nivel alto de auto-apertura. Según Yalom (1985) las investigaciones prueban que la cohesión es un fuerte determinante de los resultados positivos del grupo. Si los miembros experimentan poca sensación de pertenencia o atracción por el grupo, existe poca probabilidad de que salgan beneficiados y pueden experimentar resultados negativos. En la misma línea, Yalom afirma que los grupos con una orientación hacia el aquí y ahora son casi invariablemente cohesivos y vitales. Por contraste, los grupos donde los miembros sólo comentan aspectos pasados transcurridos en otro lugar, rara vez desarrollan mucha cohesión. COHESIÓN COMO FUERZA UNIFICADORA. Aunque la cohesión es normalmente necesaria para el trabajo grupal efectivo, puede también entorpecer el desarrollo del grupo. Cuando la cohesión no va acompañada por el desafío del terapeuta y de los miembros por avanzar, el grupo puede llegar a estancarse. El grupo disfruta la comodidad y seguridad de la unidad que ha ganado pero no se realiza ningún progreso. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 149 En muchos de los grupos adultos que dirijo, surgen temas humanos comunes que la mayoría de los miembros pueden vincular a sus vidas independientemente de su edad, antecedentes socioculturales o profesión. En los niveles iniciales del grupo los miembros tienden a ser conscientes de las diferencias existentes que separan a unos de otros, sin embargo, según el grupo alcanza un nivel de cohesión es frecuente que los miembros comenten las similitudes existentes entre los sentimientos que vinculan a unos con otros. Algunas de estas repuestas son: * "No soy el único con mis dolores y problemas". * "Me merezco más amor de lo que pensaba". * "Solía pensar que era demasiado viejo para cambiar y que debía conformarme con lo que tenía. Ahora veo que mis sentimientos no difieren tanto de los sentimientos de los jóvenes aquí presentes". * "Tengo esperanzas en el futuro, incluso aunque sepa que me queda un largo camino que recorrer y que éste no siempre será fácil". * "Aquí hay muchas personas hacia las que me siento cercano y he comprobado que hemos ganado esta confianza dejándonos conocer los unos a los otros". * "La intimidad provoca miedo pero también recompensa". * "Las personas pueden llegar a ser bellas cuando abandonan sus máscaras". * "He aprendido que la soledad que sentía era común a todos los miem bros de este grupo". En la medida que se cohesiona el grupo, es frecuente que una mujer de unos 20 años descubra su parecido con un hombre de 50. Ambos pueden estar deseando la aprobación parental y ambos pueden estar comprobando la inutilidad de buscar fuera de sí mismos la confirmación de su propia valía. Un hombre aprende que sus problemas de masculinidad no son muy diferentes de los problemas de femineidad de las mujeres. Una mujer aprende que no está sola cuando descubre que se siente resentida por las demandas familiares que debe cumplir. Un hombre mayor observa a "su hijo" en otro miembro más joven y se permite sentir la dulzura y compasión que no se permitió sentir antes. Otros temas frecuentes que surgen en este estadio y que aumentan la cohesión entre los miembros son: el recuerdo de experiencias dolorosas de la niñez y adolescencia, la conciencia del temor y la necesidad de amor, la capacidad de expresar sentimientos reprimidos, el descubrimiento de que el peor enemigo de uno mismo vive dentro de sí, la lucha por descubrir el sentido de la vida, el sentimiento de culpabilidad por lo que uno ha hecho o no ha hecho, el anhelo por relaciones significativas con personas importantes y el 150 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL inicio del proceso de descubrimiento de la identidad propia. El terapeuta puede motivar el desarrollo de la cohesión señalando los aspectos comunes que vinculan a todos los miembros del grupo. Características de un Grupo de Trabajo Efectivo El estadio 3 se caracteriza por la productividad que se construye sobre el trabajo efectivo realizado durante los estadios inicial y de transición. Ahora que los miembros ha llegado a configurar un grupo y han desarrollado destrezas relaciónales que les permiten disfrutar de un mayor grado de autonomía, dependen menos del terapeuta. La reciprocidad y la auto-exploración van en aumento y el grupo se centra en la producción de resultados duraderos. Aunque las características específicas de un grupo cohesionado y productivo varían algo en razón del tipo de grupo, existen algunas tendencias generales que identifican a un grupo en su estadio de trabajo: * El centro de atención está aquí y ahora, en el presente. Las personas han aprendido a hablar directamente sobre sus sentimientos y conductas en las sesiones grupales y en general desean las interacciones significativas. Hablan unos con otros y no unos sobre otros. Se concentran más en el transcurso del grupo que en las historias de las personas fuera del grupo. Cuando se plantean aspectos de fuera del grupo, muy a menudo están relacionados con el proceso grupal. Si Henry examina su miedo a la intimidad, por ejemplo, se le pedirá que hable sobre sus temores a la intimidad en el grupo y en sus relaciones cotidianas. * Los miembros están más dispuestos a identificar sus metas y preocupaciones y han aprendido a ser responsables de sí mismos. Están menos confusos sobre las expectativas que el terapeuta y los miembros restantes tienen con respecto a ellos. * Los miembros desean trabajar y practicar fuera del grupo para alcanzar modificaciones conductuales. Realizan las tareas de casa y plantean en las sesiones las dificultades con que se han enfrentado al practicar las nuevas formas de pensamiento, sentimiento o conducta. Desean integrar pensamientos, emociones y conductas en sus vidas cotidianas. Son más capaces de ser conscientes cuando utilizan los viejos patrones de pensamiento o acción. * La mayoría de los miembros se sienten incluidos en el grupo. Los no activos saben que su participación será bienvenida y su falta de participación no debilita el trabajo significativo del resto. Los miembros que están sufriendo dificultades de pertenencia o cohesión cuentan con la posibilidad de plantear este problema en las sesiones y teóricamente constituye un centro de interés para el trabajo productivo. * El grupo ha llegado a ser casi una orquesta, donde los individuos se TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 151 escuchan unos a otros y ejecutan conjuntamente un trabajo productivo. Aunque los participantes pueden seguir solicitando la dirección del terapeuta, como los músicos miran al director en busca de señales, tienden también a iniciar la dirección que ellos desean seguir. * Los miembros evalúan continuamente su nivel de satisfacción con el grupo y dan pasos activos para modificar las dificultades surgirdas en el seno de éste, cuando observan que las sesiones necesitan un cambio. En un grupo productivo, los miembros se percatan de que una parte de los resultados es responsabilidad suya. Si no consiguen lo que desean, normalmente lo manifiestan. Factores Terapéuticos en un Grupo La siguiente revisión ofrece una síntesis de los factores específicos que garantizan el progreso del grupo más allá de la cohesión hasta el trabajo productivo. Los tres aspectos principales del estadio de trabajo, la auto-apertura, la confrontación y el feedback se comentan en detalle. CONFIANZA Y ACEPTACIÓN. Los miembros del grupo en el estadio de trabajo confían entre sí y en el terapeuta, o por lo menos expresan abiertamente cualquier síntoma de desconfianza. La confianza se manifiesta en la actitud de aceptación de los participantes y en su voluntad para adoptar riesgos compartiendo las reacciones que tienen aquí y ahora. Sintiéndose aceptados, los miembros reconocen que en el grupo pueden ser quienes son sin riesgo a ser rechazados. Se atreven a responder asertivamente, por ejemplo, porque saben que no deben agradar a todos. En el estadio de trabajo el grado de confianza es alto porque los miembros tienen el deseo de superar cualquier barrera que se oponga a su establecimiento y mantenimiento. Sin embargo, como sucede con otras relaciones interpersonales, la confianza no es una entidad estática. Incluso en los estadios superiores, la confianza puede oscilar y menguar y corresponde a los miembros analizar de forma continua la seguridad que sienten en el grupo. EMPATIA E INTERÉS. La empatia implica la capacidad profunda de recordar, revivir y transmitir los sentimientos propios a través de las intensas experiencias de otros. Mediante la comprensión de los sentimientos ajenos -como la necesidad de amor y aceptación, dolor ante experiencias pasadas, soledad, alegría y entusiasmo - los miembros se aprecian más honestamente. La empatia implica interés y el interés se expresa en el grupo a través de la implicación'genuina y activa con el resto de los miembros. Se expresa también a través de la compasión, del apoyo, de la dulzura e incluso de la confrontación. Según se abren las personas y muestran su dolor, sus luchas, su alegría, su excitación y sus temores, posibilitan al resto interesarse por ellos. \ 152 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL La empatia permite superar las diferencias entre personas de distintas etnias y grupos culturales y compartir temas universales. Aunque las circunstancias específicas de la vida de los clientes pueden diferir en razón de sus antecedentes culturales, los grupos posibilitan que una variedad de personas sea consciente de lo que todas ellas tienen en común. ESPERANZA. Si se va a producir un cambio, los miembros deben creer que es posible, que no tienen por qué permanecer atrapados en el pasado y que pueden ser activos para enriquecer sus vidas. La esperanza es terapéutica en sí misma porque concede a los miembros la confianza suficiente para las exigencias de trabajo que requiere un grupo y les motiva a examinar alternativas. La esperanza es una característica de los terapeutas efectivos y subyace a sus ideas sobre los clientes, sobre sí mismos y sobre los propósitos básicos que se logran mediante la terapia grupal (Couch & Childers, 1987). Como señala Yalom (1985), en la terapia grupal es crucial el establecimiento y mantenimiento de la esperanza para que los miembros permanezcan en el grupo y para que otros factores puedan tener lugar. Cita investigaciones demostrando que las expectativas altas de los clientes en la ayuda que recibirán de la terapia, se correlacionan significativamente con los resultados positivos. La investigación sostiene también que la confianza del terapeuta en el proceso grupal es crítica para motivar a los clientes. Couch y Childers (1987) proponen una serie de estrategias de liderazgo que favorecen la esperanza. Algunas de estas consisten en emplear la entrevista pregrupo como posibilidad para transmitir esperanza a los miembros creando expectativas positivas (pero realistas), reconociendo y validando los problemas comunes a muchos participantes, dirigiendo la atención hacia los logros que han obtenido los miembros, animando cualquier signo de movimiento positivo, dejando que los miembros reconozcan los progresos ajenos y ayudándoles a asumir la responsabilidad de su propio progreso. LIBERTAD PARA EXPERIMENTAR. La experimentación de diferentes tipos de conducta es un aspecto significativo del estadio de trabajo. El grupo es un espacio seguro donde se pueden probar conductas nuevas. Después de esas pruebas los miembros pueden decidir qué conductas desean modificar. En las transacciones diarias, las personas se comportan a menudo de modo rígido y poco imaginativo porque no se atreven a desviarse de las formas de comportamiento familiares y pronosticables. Con el apoyo del grupo, los participantes pueden practicar formas de ser más funcionales. El role play es una forma efectiva de ensayar destrezas nuevas en situaciones interpersonales, después, estas destrezas pueden aplicarse a las situaciones diarias de cada miembro. Este tema se examinará con mayor profundidad en los comentarios sobre el psicodrama (Capítulo 8) y en los grupos Gestalt (Capítulo 11). TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 153 COMPROMISO DE CAMBIO. He comentado anteriormente que para que se produzca un cambio, la persona debe creer que éste es posible. Pero la esperanza, sin más, no es suficiente. El cambio constructivo requiere la firme resolución de hacer lo necesario para cambiar. Esto implica decidir qué cambiar y cómo hacerlo. Los participantes deben formular un plan de acción, comprometerse con ellos mismos y emplear los instrumentos ofrecidos por el grupo para examinar las formas de llevarlo a cabo. El apoyo que ofrece el grupo es de valor incalculable para animar a los miembros a mantener sus compromisos incluso cuando se encuentran con obstáculos temporales. Una ventaja inherente a los grupos es que los miembros pueden contar unos con otros para mantener los compromisos. Fuera del grupo pueden llamar a otro miembro solicitando ayuda cuando encuentran dificultades para ejecutar sus planes o pueden llamarse para recibir feedback cuando han tenido éxito. Un sistema de ayuda mutua puede ser instrumental para enseñar a los miembros a solicitar ayuda y a ofrecerla, o para aprender habilidades sociales que también pueden aplicarse a las relaciones exteriores al grupo. El tema del compromiso se comenta con más profundidad en el apartado de terapia realista de grupo (Capítulo 15). INTIMIDAD. La intimidad genuina se desarrolla en un grupo después de que las personas hayan revelado lo suficiente sobre sí mismas como para que otros se identifiquen con ellos. He descubierto que la intimidad aumenta segiin las personas resuelven conjuntamente sus problemas. Los miembros comprueban que, independientemente de sus diferencias, todos comparten ciertas necesidades, deseos, ansiedades y problemas. Cuando los miembros aprenden que otros se enfrentan a problemas similares, dejan de sentirse aislados; la identificación con los otros produce la cercanía, que permite a los miembros ayudarse a resolver los temores relacionados con la intimidad. El entorno grupal proporciona el medio para que los miembros descubran sus temores a la intimidad y sus resistencias al acercamiento de las personas. El fin último consiste en entender cómo se ha venido evitando la intimidad fuera del grupo y cómo puede aceptarse sin miedo la intimidad en la vida. Durante la fase de trabajo, teóricamente los miembros reconocen sus resistencias a la intimidad interpersonal y demuestran también la voluntad por superar los temores asociados con el acercamiento a los otros. Tales miembros temen que si se acercan entre sí, no van a ser capaces de controlar sus impulsos; si muestran interés, pueden sufrir el abandono una vez más: si permiten la intimidad, se unirán con los otros y perderán la sensación de identidad propia y si experimentan la intimidad, se abrirán y podrán ser emo-cionalmente heridos de múltiples maneras por los otros. Un grupo productivo ofrece muchas posibilidades para que los miembros se enfrenten a estos temores. Son capaces de utilizar las experiencias vividas en el grupo como 154 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL forma de resolver heridas pasadas y decisiones precipitadas que bloquean la intimidad. Los asuntos pasados pero pendientes aún se reviven en el contexto grupal y se posibilita la adopción de nuevas decisiones. Los miembros son capaces de apreciar los vínculos entre los diferentes modos que emplean para evitar la intimidad dentro y fuera del grupo. Ormont (1988) detalla de la siguiente forma los acontecimientos que se producen en el seno grupal según los miembros desarrollan formas maduras de intimidad: los miembros abren un espacio emocional para dar cabida a todos; la comunicación es sencilla y directa; no hay agendas ocultas en el grupo; los miembros se arriesgan abiertamente; hay presentes sentimientos poderosos; los miembros se dirigen entre sí con una naturalidad que no se apreciaba anteriormente y son capaces de vivir el momento porque los residuos pendientes del pasado han sido ya resueltos. CATARSIS. La expresión de sentimientos reprimidos puede ser terapéutica porque descarga energía que se mantenía para resguardar ciertos sentimientos amenazantes. Esta descarga emocional, que a menudo se produce de forma explosiva, permite a la persona sentirse más libre. Poner una tapadera sobre la agresividad, dolor, frustración, odio y temor implica también impedir que broten sentimientos espontáneos de alegría, afecto y entusiasmo. Esta descarga emocional desempeña un papel importante en muchos tipos de grupos, a veces tanto el terapeuta como los miembros consideran erróneamente que la mera catarsis supone un "trabajo real". Algunos miembros se desaniman porque no han vivido estas descargas emocionales y creen que no se están implicando. Es común observar a miembros que experimentan "envidia de problemas" o que están convencidos de no obtener tanto fruto del grupo como otros cuyas catarsis son más numerosas que las suyas. Aunque la catarsis puede ser curativa, sin ayuda de otras intervenciones no produce cambios a largo plazo. Yalom (1985) señala que la catarsis es un proceso interpersonal porque las personas no logran beneficios duraderos mediante la descarga de sentimientos en un espacio vacío. Subraya que la catarsis se relaciona con resultados positivos y que a menudo es necesaria para el cambio, sin embargo no es suficiente. Analiza desde esta perspectiva el impacto de la catarsis: "La expresión abierta del afecto es sin duda vital para el proceso terapéutico del grupo; en su ausencia un grupo degeneraría en un ejercicio académico estéril. Sin embargo es sólo una parte del proceso y debe ser completada con otros factores" (p. 85). Mi experiencia me ha enseñado que la catarsis puede ser un apartado vital del trabajo en grupo de una persona, especialmente si el cliente cuenta con una gran reserva de sentimientos no reconocidos y no expresados. También he observado que es un error asumir que no existe "trabajo real" sin la venti- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 155 lación fuerte de sentimientos porque muchas personas parecen beneficiarse en ausencia de catarsis. Después de producirse la catarsis, es extremadamente importante resolver o trabajar los sentimientos que han surgido para lograr la comprensión del significado de la experiencia y para tomar decisiones consecuentes con dicho significado. REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA. Un apartado central del trabajo grupal consiste en desafiar y examinar las ideas relativas a determinadas situaciones. Es fundamental la comprensión del significado de las experiencias emocionales intensas para ampliar la auto-exploración. Este componente cognitivo incluye la explicación, la clarificación, la interpretación, la disposición del marco de trabajo necesario para el cambio, la formulación de ideas y la adopción de nuevas decisiones. Los grupos ofrecen a los miembros muchas oportunidades para evaluar su pensamiento y para adoptar ideas constructivas que reemplacen a las actuales limitadoras. Este proceso de reestructuración cognitiva desempeña un papel fundamental en muchos enfoques terapéuticos, incluyendo a los grupos adlerianos (Capítulo 7), el análisis transaccional (Capítulo 12), los grupos cognitivo-conductuales (Capítulo 13) y la terapia racional emotiva (capítulo 14). AUTO-APERTURA. La apertura no es un fin en si misma, es el medio que da paso a la comunicación abierta del grupo. Si la apertura se limita a los temas seguros o si equivale a la exposición de secretos, el grupo no puede avanzar más allá de un nivel superficial. Existen muchas barreras dentro de nosotros que nos impiden la auto-apertura, por ejemplo, el temor a la intimidad que acompaña a la auto-revelación, la evitación de la responsabilidad y cambio, los sentimientos de culpabilidad y vergüenza, el miedo al rechazo y los tabús culturales. La voluntad de superar estas barreras y darse a conocer a los otros miembros es un requisito fundamental en todos los estadios de un grupo. Durante el estadio de trabajo la mayoría de los miembros han desarrollado la suficiente confianza como para arriesgarse a revelar material amenazante. Como la auto-apertura es el vehículo principal de la interacción grupal, es fundamental que los participantes del grupo dispongan de una comprensión clara de lo que es y no es la auto-apertura. Un nivel de auto-apertura implica compartir las reacciones propias persistentes a lo que sucede en el grupo, Otro nivel implica la revelación de los problemas corrientes, aspectos personales no resueltos, metas y aspiraciones, alegrías y penas y debilidades y puntos fuertes. Si las personas no tienen disposición para hacer revelaciones propias, dificultan al resto la posibilidad de mostrar interés por ellas. .Al comentar los problemas ocurridos fuera del grupo o en el pasado, es importante que los miembros se refieran a aspectos actuales y presentes. 156 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL dose en ellos, los participantes pueden contactar sinceramente unos con otros y generalmente expresan con bastante exactitud lo que experimentan en la actualidad. Las interacciones ganan en honestidad y espontaneidad porque los miembros muestran más voluntad para arriesgarse a revelar sus reacciones. Por otra parte, la auto-apertura no implica revelar los secretos propios más profundos, ni ahondar en el propio pasado, tampoco conlleva "dar salida a todo" ni expresar cualquier reacción nimia hacia los otros. La auto-apertura no debería confundirse con el relato de historias referentes a sí mismo, ni debería permitirse que la presión grupal dicte los límites de la intimidad propia. En algunos momentos, en sus intentos por mostrarse "abiertos y honestos" o al percibir la presión de los otros, algunos miembros pueden decir más de lo necesario para ser entendidos. Su auto-apertura es tan extensa que nada permanece en privado y consecuentemente se sienten privados de su dignidad. Al trabajar con poblaciones culturalmente diversas, recuerde que la auto-apertura se valora altamente en la mayoría de los enfoques terapéuticos tradicionales que se incluyen en este libro. Sin embargo, la auto-apertura es ajena a los valores de muchos grupos culturales. Esta importancia concedida a la auto-apertura por la mayoría de los enfoques terapéuticos entra en conflicto con los valores de algunos grupos étnicos de origen europeo que subrayan la importancia de mantener los problemas "dentro de la familia". Los clientes culturalmente diferentes puede necesitar más tiempo para decidirse a hacer revelaciones, para garantizar que hacerlo no es arriesgado, lo que normalmente implica probar al terapeuta y a los otros miembros del grupo. Salvo que los clientes luchen contra los obstáculos que se interponen frente a la auto-apertura, su participación en el grupo será muy limitada. Como terapeuta, usted puede reconocer que algunos individuos con ciertos antecedentes étnicos y culturales se enfrentarán a mayores dificultades al compartir sus sentimientos, reacciones y al revelar sus luchas internas. Usted puede ayudar a tales clientes mostrando respeto por sus valores culturales y al mismo tiempo animándoles a expresar sus expectativas sobre usted y sobre el grupo. Con su apoyo y la comprensión de los miembros del grupo, se hallarán en una posición idónea para clarificar sus valores correspondientes a la auto-apertura y podrán decidir el grado en que desean darse a conocer. Una buena línea de salida consiste en comentar las dificultades de auto-revelación en el entorno grupal. CONFRONTACIÓN. Como la auto-apertura, la confrontación es un ingrediente básico del estadio de trabajo; cuando falta se produce un estancamiento. La confrontación constructiva es una invitación a examinar las discrepancias existentes entre lo que uno dice y hace, hacer consciente el TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 157 potencial no usado y convertir los insights en acción. Cuando la confrontación se produce en un entorno grupal de apoyo, puede ser un acto de verdadero interés. En un grupo satisfactorio, la confrontación se produce de tal manera que los miembros que se enfrentan comparten sus reacciones y no sus juicios. Se evita el estilo negativo de confrontación, es decir, la confrontación efectuada de forma hostil, indirecta o a modo de ataque, porque puede hacer que las personas se sientan juzgadas y rechazadas. Cuando se efectúa con cuidado y sensibilidad, la confrontación de los otros ayuda en última instancia a desarrollar la capacidad de la auto-confrontación necesaria para resolver los problemas. La confrontación es un aspecto que con frecuencia malentienden los miembros y los terapeutas; a menudo se evita a todo coste porque se malin-terpreta o se usa indebidamente. En mi opinión, aunque el apoyo y la empatia son imprescindibles en el proceso grupal, pueden resultar contraproducentes si se efectúan en exceso. En otras palabras, un grupo puede dejar de ser efectivo si sus miembros han decidido interactuar solo en el nivel de apoyo y han acordado centrarse exclusivamente en el feedback positivo. La falta de voluntad para desafiar a los otros a adoptar una perspectiva más profunda de sí mismos provoca intercambios excesivamente correctos y corteses que tienen poco que ver con las interacciones cotidianas y que no proporcionan incentivo suficiente para la exploración propia. Los terapeutas del grupo pueden destinar un tiempo productivo para ayudar a los participantes a aclarar sus malentendidos respecto a la confrontación, a aprender qué deben confrontar y cómo deben hacerlo de forma constructiva. Una de las formas más poderosas de enseñar la confrontación constructiva y prudente consiste en el modelado de los terapeutas durante sus interacciones en el grupo. Siendo directo, honesto, sensible, respetuoso y puntual en sus confrontaciones, los terapeutas proporcionan a los miembros valiosas oportunidades para aprender esta destreza a través de la observación de la conducta del terapeuta. Normalmente enfatizo los siguientes puntos sobre la confrontación efectiva: * Recuerde que la confrontación debe basarse en el respeto mutuo y que va dirigida a desafiar a los otros para que analicen aspectos de sí mismos no reconocidos ni examinados. * Emplee la confrontación sólo si desea acercarse al cliente y sólo si tiene la intención de permanecer con esa persona después de la confrontación.. * Aprenda a discriminar entre los ataques enjuiciadores y el desafío pro-dente. Por ejemplo, en vez de decir "Todo lo que hace es coger del grupo sin aportar nunca nada", podría señalar "Hecho de 158 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL char su voz. Me pregunto si le gustaría aportar más. ¿Es consciente de alguna cosa que le impide expresar sus sentimientos y pensamientos?". * Cuando confronte a alguna persona, diríjase a sus conductas específicas que afectan al resto del grupo y explique exactamente el efecto que produce. * Sea responsable de sus conductas en vez de culpar a otros de sus respuestas. Así pues, en vez de decir "Me enfadas cuando te vas por la tangente", podría señalar "Me enfado e impaciento cuando divagas". En vez de hacer una afirmación como: "Eres un aburrido", podría decir: "Me cuesta estar contigo cuando hablas y he descubierto que me estoy aburriendo". En resumen, la confrontación debería efectuarse de manera tal que respete la integridad de la persona confrontada, sin prejuicio para el cliente y con el propósito de ayudar a la persona a identificar y ver las consecuencias de su conducta. Más importante aún, la confrontación debería abrir los canales de la comunicación'en vez de cerrarlos. BENEFICIO DEL FEEDBACK. Aunque hemos comentado los temas de la auto-apertura, la confrontación y el feedback separadamente, estos factores terapéuticos en cierto grado se superponen en la práctica real. La mayor parte del feedback puede ser auto-apertura y algunas veces el feedback puede ser confrontativo. Por ejemplo, el miembro del grupo que responde a otro: "Me he sentido muy afectado por la forma en que has interpretado una conversación con tu padre. He recordado a mi propio padre y mis luchas para acercarme a él". Este es un ejemplo de feedback y auto-apertura. Ahora piense en un miembro que dice: "cuando hablabas sobre tu padre tus puños se cerraban y sin embargo estabas sonriendo. No sé en cuál creer , en tus puños o en tu sonrisa". Este tipo de feedback ilustra una confrontación así como cierto grado de auto-apertura. La persona que da feedback revela sus reacciones presentes al resto de los miembros. El intercambio de feedback entre los miembros del grupo se considera como elemento clave para la promoción del aprendizaje interpersonal (Morran , Stockton & Bond, 1991). En un estudio se encontró que la incorporación de ejercicios estructurados de feedback al grupo contribuyó al logro de las metas de los miembros (Rohde & Stockton, 1992). Para que los miembros se beneficien del feedback, necesitan estar en disposición de atender a las reacciones que tienen otras personas ante sus conductas. Es importante que exista equilibrio entre el feedback "positivo" y el feedback correctivo (algunas veces denominado también feedback "negativo"). Si los miembros presentan sus reacciones y percepciones de forma honesta y con prudencia, todos los participantes son capaces de atender al impacto que producen sus conductas y pueden decidir, si fuera necesario, cuál cambiar. Este feedback TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 159 constituye una de las formas más importantes para que se produzca el aprendizaje en el grupo. Puede ser de gran ayuda para la persona que .examina un problema, trata de resolver una situación difícil o intenta diferentes formas de conducta. A continuación se incluyen algunos aspectos que pueden ayudar a los miembros a aprender a dar y recibir feedback: * El feedback global es de escaso valor. Las reacciones a la conducta específica en el grupo, por el contrario, proporcionan a los clientes una evaluación inmediata e independiente que pueden comparar con su propia perspectiva. * El feedback conciso expresado de forma clara y directa es más útil que las afirmaciones cualificadas o el feedback interpretativo o mixto (Stockton & Morran, 1980). * El feedback positivo se valora, casi invariablemente, como más deseable, más aceptable, más influyente y más conducente al cambio que el feedback correctivo. Tal feedback se centra en los puntos fuertes de la persona y en las conductas que pueden ser fuente de dificultad (Dies, 1983b; Morran, Robison & Stockton, 1985; Morran & Stockton, 1980; Morran, Stockton & Harris, 1991). * El feedback difícil debe estar bien temporalizado y debe ser ofrecido de forma no enjuiciadora, de lo contrario la persona que lo recibe puede adoptar una postura defensiva y rechazarlo. * El feedback correctivo parece más útil y fiable cuando se centra en las conductas observables y cuando se produce en las últimas fases de un grupo, es más probable que sea aceptado cuando ha ido precedido de feedback positivo (Stockton & Morran, 1981; Morran & Stockton, & Harris, 1991). * Los miembros del grupo son más reacios a proporcionar feedback correctivo que feedback positivo. Esta actitud es debida en parte al temor de ser rechazado por el resto de los miembros y en parte al temor a dañar al receptor del feedback (Morran, Stockton, & Bond, 1991). Así pues, puede ser útil examinar con los miembros su temor a dar y recibir feedback. Los miembros deben aprender el valor de las diversas modalidades de feedback así como las formas de expresar sus reacciones. * El feedback negativo será mejor aceptado si el hablante especifica el modo en que se ha sentido afectado por la conducta del otro miembro. Esta práctica reduce las posibilidades de que los miembros emitan juicios porque los emisores se centran en sí mismos mientras están hablando de la conducta de otros. * El feedback con calidad de inmediatez - es decir, el feedback emitido como reacción presente, es especialmente valioso y mucho mejor que las reacciones "almacenadas". 160 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL * El feedback del terapeuta es normalmente de mejor calidad que el feed-back emitido por los miembros pero no por eso más inmediatamente aceptado (Morran et al., 1985). Algunas veces los miembros hacen declaraciones globales como "Me gustaría recibir feedback". Si tales clientes han revelado poco, es difícil devolverles muchas reacciones. Los miembros deben aprender a solicitar y dar feedback específico. Es útil atender al feedback sin actitud defensiva, escuchar realmente lo que otros desean comunicamos y posteriormente pensar en lo que deseamos hacer con dicha información. Según progresa el grupo hacia el estadio de trabajo, los miembros están más dispuestos a ofrecer y recibir feedback. COMENTARIO. Como hemos escrito mis compañeros y yo en alguna obra (G. Corey, Corey, Callanan & Russell, 1992), no todos los grupos alcanzan el estadio de trabajo que aquí se describe. El cambio de los participantes en el grupo puede bloquear el progreso. Algunas poblaciones simplemente no pueden soportar la intensidad que exige el estadio de trabajo. Si las tareas de los estadios inicial y de transición no se dominan, es de esperar el bloqueo del grupo. Por ejemplo, algunos grupos no van más allá de las agendas ocultas y de los conflictos no expresados que son típicos de las primeras sesiones, o los miembros no están dispuestos a dar más de sí que lo comprendido dentro de los límites de la superficialidad. F*ueden haber adoptado la decisión de quedarse en un nivel seguro caracterizado por el apoyo mutuo en lugar del desafío mutuo que podría conducirles a un territorio desconocido. Los intercambios iniciales entre los miembros y el terapeuta o entre los mismos miembros pueden haber tenido un carácter negativo, creando así un clima de duda y falta de voluntad para confiar en los otros. El grupo puede orientarse hacia la resolución de problemas o al parcheo de dificultades. Esta orientación puede desfavorecer la auto-exploración porque tan pronto como uno de los miembros plantea un problema, el resto de los miembros se apresuran a aconsejarle para que remedie la situación. Por estas u otras razones similares, algunos grupos no avanzan nunca más allá del estadio inicial o el estadio de transición. Con ayuda de mis colegas he descubierto que cuando un grupo alcanza el estadio de trabajo, no avanza necesariamente de forma ordenada como sugiere la categorización anterior. Aspectos previos como la confianza, el conflicto no constructivo y el rechazo a la participación pueden absorver el tiempo y el historial del grupo. La confianza no es un problema que se resuelva de una vez para siempre durante los estadios iniciales del desarrollo grupal. En la medida que un grupo encara nuevos retos, deberán alcanzarse niveles más profundos de confianza. Por otra parte, el conflicto puede resolverse durante el estadio inicial o de transición pero en las fases posteriores TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 161 surgen nuevos conflictos que deben de ser trabajados y resueltos. Como sucede con cualquier relación íntima, las relaciones de grupo no son estáticas, la utopía no se alcanza nunca porque las aguas tranquilas pueden convertirse temporalmente en mares tormentosos. El compromiso de funcionar como grupo consiste en ejecutar tanto el trabajo difícil como el agradable y recompensante. Resumen del Estadio de Trabajo CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. Cuando un grupo alcanza el estadio de trabajo, presenta las siguientes características: * El nivel de confianza y cohesión es alto. * La comunicación en el grupo es abierta e implica la expresión exacta de lo que se está experimentando. * Los miembros interactúan libre y abiertamente. * Hay voluntad para arriesgarse con material difícil y para darse a conocer; los miembros plantean al grupo temas personales que desean comentar y entender mejor. * Se reconoce el conflicto entre los miembros y se maneja directa y eficientemente. * El feedback se ofrece libremente y es aceptado y considerado de forma no defensiva. * La confrontación se produce de tal forma que los ejecutores evitan los juicios y las etiquetas. * Los miembros están dispuestos a trabajar fuera del grupo para lograr los cambios conductuales. * Los participantes se sienten apoyados en sus esfuerzos por cambiar y están deseosos de arriesgarse con una nueva conducta. * Los miembros tienen la esperanza de poder cambiar si están dispuestos a hacerlo; no se sienten indefensos. FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. El estadio de trabajo se caracteriza por la exploración de material personal significativo. Para alcanzar este estadio, los miembros cuentan con algunas responsabilidades y algunos roles: * plantear en las sesiones los aspectos que desearían comentar. * proporcionar feedback a los otros y estar abierto para recibirlo. * compartir el efecto que produce la presencia y el trabajo en el grupo. * practicar nuevas destrezas y conductas en la vida diaria \ comentar los resultados en las sesiones. 162 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL * ofrecer a los otros reto y apoyo y confrontarse a sí mismo. * evaluar continuamente la satisfacción con el grupo y adoptar activamente pasos para modificar el nivel de implicación en las sesiones si es necesario. En este momento pueden surgir problemas como: * Los miembros pueden limitarse al relax y disfrute de relaciones familiares y evitar el reto mutuo. * Los miembros pueden conseguir insights durante la sesión pero no apreciar la necesidad de acción fuera del grupo para que se produzca el cambio. * Los miembros pueden retirarse a consecuencia de la ansiedad que les produce la intensidad de las relaciones. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Algunas de las principales funciones del liderazgo en este estadio son: * proporcionar el refuerzo sistemático de las conductas deseables que potencian la cohesión y el trabajo productivo en el grupo. * buscar temas en común del trabajo de los miembros y ofrecer cierta universalidad. * seguir modelando la conducta apropiada, cuidando especialmente la confrontación, y revelando al grupo las reacciones persistentes. * apoyar la voluntad de los miembros para arriesgarse y ayudarles a aplicar esta conducta en su entorno diario. * interpretar el significado de los patrones de conducta en los momentos apropiados para que los miembros sean capaces de alcanzar un nivel más profundo de auto-exploración y consideren otras conductas alternativas. * ser consciente de los factores terapéuticos que operan para la producción del cambio e intervenir de forma tal que sea útil para ayudar a los miembros a ejecutar las modificaciones deseadas en los pensamientos, sentimientos y acciones. * centrarse en la importancia de convertir el insight en acción; animar a los miembros a poner en práctica sus destrezas. * animar a los miembros a recordar lo que desean del grupo y a solicitarlo. ESTADIO 4: ESTADIO FINAL - CONSOLIDACIÓN Y FINALIZACIÓN De todas las destrezas de liderazgo probablemente ninguna es tan impor- TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 163 tante como la capacidad de ayudar a los miembros a transferir lo aprendido en el entorno grupal a las situaciones cotidianas extemas al grupo. Durante la fase de finalización se produce la consolidación; este es el momento de la síntesis, de la unificación de todos los cabos y de la integración e interpretación de la experiencia grupal. Considero los estadios inicial y final como los momentos más decisivos en la historia vital de un grupo. Si la fase inicial es efectiva, los participantes consiguen conocerse entre sí y establecer su propia identidad en el grupo. Se desarrolla una atmósfera de confianza y el trabajo fundamental se posterga inicialmente para intensificarlo posteriormente en los siguientes estadios. El último estadio del desarrollo de un grupo es crítico porque en este momento los miembros se dedican al trabajo cognitivo necesario para la interiorización de lo aprendido en el grupo. Si el terapeuta no maneja esta fase convenientemente, se reduce mucho la posibilidad de que los miembros pongan en práctica las capacidades adquiridas. Aún peor, los miembros pueden quedarse con problemas no resueltos y sin pautas para su análisis. Es fundamental que las cuestiones relativas a la finalización se planteen durante las fases iniciales del curso de la historia grupal. En todo inicio el fin es una realidad y el terapeuta debe recordar periódicamente a los miembros que el grupo dejará de existir en algún momento. Los terapeutas reconocen sus propios sentimientos sobre la finalización, son capaces de manejarlos constructivamente y pueden ayudar a los miembros a manejar las cuestiones de separación. Algunos terapeutas tienen dificultades para enfrentarse a las despedidas, por diversas razones y tienden a ignorar los sentimientos de tristeza o dolor que experimentan según finaliza el curso del grupo. Existe el peligro de que los miembros del grupo permanezcan tan conscientes de la cercanía de la separación de los miembros que se aislen para evitar el manejo de la ansiedad que acompaña a la separación. Normalmente el trabajo va disminuyendo y rara vez surgen nuevos aspectos. Si se permite a los miembros distanciarse demasiado, probablemente evitarán el examen de los posibles efectos de la experiencia grupal en su conducta externa al grupo. Así pues, es crucial que los terapeutas ayuden a los participantes a adoptar una perspectiva significativa sobre los sucesos del grupo. Formas Efectivas de Finalización de un Grupo. Este apartado se refiere a las formas de finalizar la experiencia grupal mediante el análisis de preguntas como: ¿Cómo pueden completar los miembros los asuntos pendientes de la mejor, manera?, ¿Cómo se puede enseñar a los miembros a ejecutar lo aprendido en el grupo y a aplicarlo para manejar con mayor efectividad las demandas de su existencia diaria cuando abandonen el grupo?, ¿Cuáles son los aspectos y actividades relevantes en las fases 164 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL finales de un grupo?. Por limitaciones espaciales, la mayor parte de los comentarios se centran en la finalización de un grupo cerrado, es decir, un grupo constituido por los mismos miembros durante toda la existencia del mismo y cuya terminación se produce en una fecha predeterminada. MANEJO DE SENTIMIENTOS. Durante los estadios finales de un grupo es conveniente que el terapeuta recuerde a los miembros el número de sesiones que aún quedan para que éstos puedan prepararse para la finalización y lograr una clausura satisfactoria de la experiencia grupal. Los miembros necesitan ayuda para enfrentarse a la realidad de la cercana desaparición del grupo. Los sentimientos de separación, que a menudo adoptan la forma de evitación o negación, deben ser expuestos y examinados. Es tarea del terapeuta facilitar el comentario abierto de los sentimientos de pérdida y tristeza que acompañan a la eventual finalización de una experiencia intensa y altamente significativa. La revelación de los sentimientos del terapeuta sobre la clausura del grupo puede ayudar a los miembros a enfrentarse a la separación. Durante la fase inicial, se pide a los miembros que expresen sus temores a introducirse en un grupo. Ahora se les debería animar a compartir sus temores o preocupaciones por abandonar el grupo y por tener que enfrentarse a las realidades diarias sin el apoyo del grupo. No es extraño que los miembros manifiesten haber desarrollado lazos íntimos genuinos y haber encontrado un lugar seguro y de confianza donde pueden permanecer sin temor al rechazo. Pueden sentirse horrorizados ante la idea de prescindir de esta intimidad y apoyo. También son frecuentes las preocupaciones sobre la incapacidad de tener confianza y ser abierto con personas ajenas al grupo. La tarea del terapeuta consiste en recordar a los participantes que si el grupo es especial - cercano, con personas interesadas por lo ajeno y con buena disposición para ofrecer apoyo mutuo - se debe a la voluntad y compromiso de los miembros para trabajar conjuntamente. Por lo tanto, pueden adoptar compromisos similares y obtener el mismo éxito en las relaciones exteriores al grupo. Este "empujón de ánimo" no trata de negar la sensación de pérdida y tristeza que puede acompañar a la clausura de un grupo. Por el contrario, mencionar la separación puede ser una experiencia enriquecedora si los miembros del grupo son animados a expresar sinceramente su dolor y ansiedad. EXAMEN DEL EFECTO DEL GRUPO SOBRE UNO MISMO. Hacia el final del grupo es conveniente proporcionar a todos los miembros la oportunidad de expresar en palabras lo que han aprendido de toda la experiencia grupal y el modo en que intentarán aplicar este aumento de la auto-comprensión. Para que este examen sea fructífero debe ejecutarse de forma concreta y específica. Las afirmaciones como "Este grupo ha sido fantástico. Realmente he crecido y he aprendido mucho sobre otras personas y sobre mi' son tan gene- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 165 rales que la persona que lo comenta olvidará pronto lo especíñcamente significativo de la experiencia grupal. Cuando alguien emite una afirmación de este tipo, el terapeuta puede ayudar a la persona a expresar estos pensamientos y sentimientos de forma más concreta formulando preguntas como: "¿De qué forma te ha beneficiado el grupo?, ¿En qué sentido has crecido?, ¿Qué quieres decir con 'fantástico'?, ¿Cuáles son las cosas que has aprendido sobre otras personas y sobre tí mismo?". Yo creo que centrarse en lo específico, en la con-ceptualización y en la expresión de sentimientos aumenta las posibilidades de que los miembros retengan y apliquen lo aprendido. PROPORCIONAR Y RECIBIR FEEDBACK. Dar y recibir feedback es fundamental durante las fases finales. Aunque los miembros de un grupo efectivo han estado compartiendo sus percepciones y sentimientos en cada sesión, la oportunidad de dar y recibir un feedback de síntesis tiene valor propio. Para que los participantes hagan uso de esta oportunidad durante una de las últimas sesiones pido normalmente a los miembros que realicen una síntesis de sus percepciones propias en referencia al grupo, los conflictos que se han resuelto, los puntos claves, lo que esperaban conseguir en comparación con lo que han logrado y lo que ha significado el grupo para ellos. Después los miembros restantes del grupo comentan cómo han percibido y cómo se han sentido con respecto a esa persona. He comprobado que el feedback concreto y conciso referido también a las esperanzas y temores que ha expresado la persona puede ser útil. Los comentarios vagos como "Yo creo que eres una persona agradable" son de poco valor a largo plazo. He comprobado que es conveniente pedir a los miembros que anoten en sus diarios feedback específicos. Si no registran algunas de la cosas que las personas les dicen, tienden a olvidarlas rápidamente. Si las registran, pueden repasarlas meses más tarde para comprobar si han progresado en dirección a sus metas. COMPLETAR ASUNTOS PENDIENTES. Debe permitirse cierto intervalo temporal para resolver cualquier asunto pendiente en relación a las transacciones entre los miembros o el proceso grupal y las metas. Incluso si algunos asuntos no pueden ser resueltos, los miembros deberían ser animados a comentarlos. Por ejemplo, un miembro que ha permanecido en silencio durante la mayor parte de las sesiones puede decir que nunca se ha sentido suficientemente seguro como para comentar sus problemas reales. Aunque pueda ser demasiado tarde para trabajar este aspecto y lograr la satisfacción de todos los miembros, es importante analizarlo y no cerrar los ojos. AMPLIAR EL APRENDIZAJE. Siempre comento con los participantes las diferentes formas que disponen para ampliar lo aprendido en el grupo. Estas formas pueden incluir la participación en otros grupos, la terapia individual o 166 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL algún otro tipo de experiencia de crecimiento. La participación satisfactoria en un grupo genera normalmente la conciencia de otros asuntos específicos. Los miembros no son siempre capaces de resolver completamente estos asuntos y necesitan continuar con el proceso de exploración mediante el hallazgo de otras rutas de crecimiento personal. Resumen del Estadio Final CARACTERÍSTICAS DEL ESTADIO. Durante la fase final de un grupo se evidencian las siguientes características: * Puede producirse tristeza y ansiedad por la separación. * Los miembros pueden inhibirse y participar de forma menos intensa al anticipar el final del grupo. * Los miembros deciden los cursos de acción que probablemente adoptarán. * Puede producirse el temor a la separación así como a la aplicación al entorno cotidiano de lo experimentado en el grupo. * Los miembros pueden expresar sus temores, esperanzas y preocupaciones y comentar como fueron experimentados. * Los miembros pueden evaluar la experiencia grupal. * Puede comentarse la posibilidad de reuniones de seguimiento para animar a los miembros a llevar a cabo sus planes de cambio. FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. La principal tarea que deben efectuar los miembros durante el estadio final del grupo es la consolidación de su aprendizaje y la generalización de lo aprendido a su entorno cotidiano. Este es el momento de repasar y poner un marco cognitivo al significado de la experiencia grupal. Algunas tareas de los miembros son: * manejar los sentimientos referentes a la separación y la finalización del grupo. * preparar la generalización de sus aprendizajes a las situaciones diarias. * dar a otros una imagen mejor de cómo son percibidos. * completar cualquier asunto inconcluso, tanto de aspectos comentados en el grupo como de aspectos pertenecientes a las personas del grupo. * evaluar el impacto del grupo. * adoptar decisiones y planes con respecto a los cambios que se desean efectuar y al modo de ejecutarlos. Algunos problemas que pueden surgir al mismo tiempo son: * Los miembros pueden evitar la revisión de su experiencia y no disponerla en su marco cognitivo, hmitando así la generalización de su aprendizaje. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 167 * Debido a la ansiedad provocada por la separación , los miembros pueden distanciarse. * Los miembros pueden considerar el grupo como un fin en sí mismo y no usarlo como medio para el crecimiento. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. Las principales tareas del terapeuta durante la fase de consolidación son proporcionar la estructura que permita a los participantes clarificar el significado de sus experiencias en el grupo y ayudar a los miembros en la generalización del aprendizaje del grupo a las situaciones cotidianas. Las tareas de este estadio son: * ayudar a los miembros a manejar los sentimientos relativos a la finalización. * dar a los miembros la oportunidad de expresar y manejar cualquier asunto no acabado en el seno grupal. * reforzar los cambios que han efectuado los miembros y garantizar que dispongan de suficiente información sobre los recursos que les capacitan para efectuar cambios posteriores. * ayudar a los miembros a determinar el modo de aplicación de determinadas destrezas a diferentes situaciones cotidianas. * trabajar con los miembros en la elaboración de contratos específicos y tareas para casa como formas prácticas para efectuar los cambios. * ayudar a los miembros a desarrollar un marco de trabajo conceptual que les permita entender, integrar, consolidar y recordar lo aprendido en el grupo. * proporcionar las oportunidades para que los miembros puedan darse feedback entre sí. * subrayar la importancia del mantenimiento de la confidencialidad una vez que se haya disuelto el grupo. ASPECTOS POSTGRUPO: SEGUEVnENTO Y EVALUACIÓN Del mismo modo que la formación del grupo y las actividades preparatorias del terapeuta influyen poderosamente sobre el proceso grupal en sus diversos estadios, el trabajo que debe efectuar el terapeuta cuando el grupo ha llegado a su ñn es también de suma importancia. Existen dos aspectos vinculados dinámicamente con la finalización satisfactoria del desarrollo de un grupo: el seguimiento y la evaluación. Las preguntas que deben formularse son: ¿Qué tipo de seguimiento debería establecerse tras la finalización del grupo?, ¿Cuál es la responsabilidad del terapeuta en la evaluación de los resultados de un grupo?, ¿Cómo puede ayudar el terapeuta a los miembros para evaluar la efectividad de su experiencia grupal?. 168 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL La Sesión de Seguimiento Es conveniente decidir durante la última sesión la fecha de la sesión de seguimiento para comentar la experiencia grupal y para disponer de cierta perspectiva. Esta sesión es muy útil porque ofrece al terapeuta la oportunidad de evaluar los resultados del grupo y también porque concede a los miembros la posibilidad de obtener una imagen más realista del impacto que el grupo ha tenido sobre ellos y sobre sus compañeros. Durante la sesión de seguimiento los miembros pueden comentar los esfuerzos que han efectuado desde la finalización del grupo para aplicar su aprendizaje al mundo real. Pueden manifestar las dificultades que han encontrado, compartir las alegrías y el éxito que han experimentado en la vida y recordar algunas de las cosas que ocurrieron en el grupo. Una sesión de seguimiento concede también la oportunidad de expresar y trabajar cualquier pensamiento posterior o sentimiento vinculado con la experiencia grupal. En este momento el feedback y apoyo mutuo son extremadamente útiles. Yo creo que el elemento más importante de la sesión de seguimiento es la maximización de las posibilidades de obtener beneficios a largo plazo de la experiencia grupal. Muchas personas manifiestan que simplemente saber que volverán a reunirse uno, dos o tres meses después de la finalización del grupo y que van a dar auto-informes proporciona el estímulo necesario para respetar los compromisos adoptados. Por último, la sesión de seguimiento ofrece a los terapeutas otra oportunidad para recordar a los participantes que son ellos los responsables de lo que han llegado a ser y que si esperan cambiar las situaciones deben ser activos en sus intentos. Tras la finalización de un grupo, algunos de los participantes pueden buscar otras rutas para la ampliación del crecimiento que iniciaron en el grupo. Habiendo permanecido alejados del grupo durante un período de tiempo, los miembros pueden estar más dispuestos a unirse a otro grupo o a solicitar terapia individual para trabajar ciertas áreas que consideran requieren mayor exploración. Así, la sesión de seguimiento es el momento ideal para comentar otras oportunidades para seguir con el crecimiento. Sesiones Individuales de Seguimiento Además del seguimiento del grupo, el terapeuta puede establecer sesiones individuales de seguimiento con cada miembro. Estas entrevistas individuales postgrupo, que pueden durar unos 20 minutos, ayudan al terapeuta a determinar el grado en que los miembros han conseguido sus metas porque en la sesión individua! los miembros pueden revelar reacciones que no se hubieran atrevido a compartir en el grupo. Este contacto también comunica a los miembros que el terapeuta está interesado y se preocupa por ellos. La entre- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 169 vista individual proporciona las oportunidades ideales para comentar fuentes de derivación y la posible necesidad de ayuda profesional - problemas que probablemente serán mejor manejados individualmente. Además, la combinación de las entrevistas individuales postgrupo y la sesión de seguimiento proporciona al terapeuta información muy valiosa sobre el nivel de efectividad del grupo y la oportunidad de comentar la forma de mejorar futuros grupos. Aunque lo ideal sería mantener sesiones individuales de seguimiento, soy consciente de que puede ser poco práctico en determinados entornos. En un centro de salud mental, por ejemplo, puede ser difícil establecer este tipo de seguimiento. En tales casos una llamada de teléfono puede ser una opción válida. Evaluación de los Resultados En múltiples ocasiones me he referido a la necesidad del terapeuta de evaluar los resultados del grupo. Personalmente, me resulta difícil evaluarlos objetivamente con procedimientos empíricos. Me he esforzado por la evaluación objetiva administrando para ello diversas pruebas e inventarios antes y después de la experiencia grupal para determinar la naturaleza y el grado del cambio de los participantes. Pero según mi experiencia ninguna de estas medidas es adecuada para detectar Jos cambios sutiles en las actitudes, ideas, sentimientos y conducta. Consecuentemente, he empezado a confiar en los métodos subjetivos que incluyen diversos auto-informes. Normalmente antes de participar en el grupo pido a las personas que manifiesten por escrito sus problemas y sus expectativas con respecto al grupo. Motivo continuamente a los miembros para que guarden un diario de sus experiencias grupales y de los acontecimientos vitales acaecidos entre dos sesiones. Este proceso de escritura ayuda a los participantes a centrarse en las tendencias relevantes y en los aspectos centrales que descubren sobre sí mismos y sobre el resto de los miembros a través de la interacción grupal. Después de finalizar el grupo, pido a los miembros que escriban un par de informes de reacción postgrupo antes del encuentro de seguimiento. Estos informes postgrupo proporcionan a los participantes una oportunidad para recordar los sucesos significativos en el grupo y para comentar los aspectos que más les han gustado y disgustado con respecto al grupo. Ahora que el grupo ya no existe, los participantes pueden evaluar de diferente modo su impacto. Muchas personas me han comentado que estos informes de reacción postgrupo son muy útiles porque conceden el ímpetu necesario para continuar por su cuenta con el trabajo iniciado en la situación grupal. El proceso de escritura es un instrumento útil para la auto-evaluación y es en sí mismo terapéutico. 170 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Por último, a menudo añado un breve cuestionario que los miembros completan cuando se vuelven a reunir para la sesión de postgrupo. Los miembros evalúan las técnicas usadas, al terapeuta del grupo, el impacto del grupo sobre ellos y el grado en que piensan que han cambiado como consecuencia de su participación en el grupo. Las siguientes cuestiones están diseñadas para obtener información relativa a determinados aspectos: * ¿Tuvo el grupo algún efecto negativo sobre ti? * ¿Cómo te ha influido el grupo en relación con los otros?. * ¿Siguen siendo útiles aún los cambios que realizaste?. El cuestionario es una buena forma de centrar a los miembros antes de que se produzca el intercambio de reacciones en la sesión de seguimiento. Proporciona también datos útiles para la evaluación del grupo. Resumen de los Aspectos Postgrupo FUNCIONES Y POSIBLES PROBLEMAS DE LOS MIEMBROS. Una vez finalizado el grupo, las principales funciones de los miembros consisten en aplicar lo aprendido a un programa de acción para la vida diaria, en evaluar el grupo y en asistir a la sesión de seguimiento (si procede). Algunas tareas específicas son: * encontrar formas de reforzarse mutuamente para continuar con el crecimiento. * guardar algún registro de sus cambios, incluidos los progresos y los problemas. * asistir a la sesión individual para comentar el logro de sus metas o a la sesión de seguimiento para compartir con los compañeros lo efectuado con la experiencia grupal. Algunos problema que pueden surgir son: * Si los miembros encuentran dificultades para aplicar lo aprendido en el grupo a las situaciones cotidianas, pueden llegar a desanimarse y reducir el valor del grupo. * Los miembros pueden tener problemas para continuar con las nuevas conductas sin el contexto del grupo que les apoyaba. * Los miembros pueden olvidar que el cambio requiere tiempo, esfuerzo y práctica y así pueden no hacer uso de lo aprendido. FUNCIONES DEL TERAPEUTA. La última sesión del grupo no es señal TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 171 de que el terapeuta haya finalizado con su trabajo porque existen tareas importantes que aún debe efectuar. Deberían aplicarse procedimientos de seguimiento y evaluación. Una vez que el grupo concluye, el terapeuta debería efectuar las siguientes tareas: * Si es posible, establecer una sesión de seguimiento en grupo o entrevistas individuales para evaluar el impacto del grupo. * Encontrar recursos específicos de derivación para los miembros que requieran o deseen más consultas. * Animar a los miembros para encontrar otras fuentes de apoyo y reto continuo de tal forma que la finalización del grupo signifique el inicio de una búsqueda de auto-compresión. * reunirse con otro terapeuta para evaluar la efectividad general del grupo. COMENTARIOS FINALES Repetidas veces he mencionado que los estadios en la vida de un grupo no fluyen generalmente en el orden descrito en los dos últimos capítulos. En la realidad existen intervalos considerables entre los estadios y una vez que el grupo avanza hacia un estadio superior de desarrollo, pueden producirse regresiones temporales hacia estadios evolutivos anteriores. El conocimiento de las principales tareas con que se enfrentan el terapeuta y los participantes durante las diferentes fases de la evolución de un grupo le permite intervenir en el momento adecuado y con un objetivo claro. El conocimiento de los puntos críticos le capacita para ayudar a los miembros a movilizar sus recursos para satisfacer sus demandas en la medida que progresa el grupo. El conocimiento de los patrones típicos de los grupos le concede una perspectiva general que le capacita para evaluar la utilidad o falta de validez de las intervenciones programadas. Esta perspectiva también le permite predecir ciertas crisis en la vida del grupo y encontrar las formas para resolver satisfactoriamente dichas crisis. REFERENCIAS Y LECTURAS ADICIONALES American Association for Marriage and Family Therapy. (1991). AAMFT code of ethics. Washington, DC: Author. American Counseling Association. (1988). Ethical standards (rev. ed.). Alexandria, VA: Author. American Counseling Association. (1993). ACÁ proposed standards of practice and ethical standards. Guidepost, 36(4), 15-22. American Group Psychotherapy Association. (1978). Guidelines for the training of group psychotherapists. New York: Author. 172 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL American Psychological Association. (1992). Ethical principies of psychologists an code of conduct. American Psychologist, 47( 12), 1597-1611. American Psychological Association. (1993). Guidelines for providers of psychologi cal Services to ethnic, linguistic, and culturally diverse populations. America /'íyc/ío/ogwí, 48(1), 45 48. Association for Specialists in Group Work. (1989). Ethical guidelines for grou¡ counselors. Alexandria, VA: Author. Association for Specialists in Group Work. (1991). Professional standards for th training of group workers. Together: Association for Specialists in Group Wor Newsletter, 2 0 {l),9 - \4 . Association for Specialists in Group Work. (1992). Professional standards for th training of group workers. Alexandria, VA: Author. Atkinson, D. R., Morten, G., & Sue, D. W. (1993). Counseling American minorities A cross-cultural perspective. Madison, WI: Brown & Benchmark. Banawi, R., & Stockton, R. (1993). Islamic valúes relevant to group work, with prac tical applications for the group leader. Journal for Specialists in Group Worh 18(3), 151-160. Bednar, R. L., Corey, G., Evans, N. J., Gazda, G. M., Pistóle, M. C, Stockton, R., ¿ Robison, F. F. (1987). overcoming obstacles to the future development of resé arch on group work. Journal for Specialists in Group Work, 12(3) 98-111. S. B., & Tyndall, L. W. (1982). Setting expectations for groups. Journal for Specia lists in Group Work, 7(2), 109-111. Borkman, T. J. (1991). Introduction to the special issue. American Journal of Com munity Psychology, 19(5), 643-650. Bowman, V. E., & DeLucia, J. L. (1993). Preparation for group therapy: The effect of preparer and modality on group process and individual functioning. Journal fo Specialists in Group Work, 18(2), 67-79. Brabender, V., & Fallón, A. (1993). Models of inpatient group psychotherapy. Was hington, DC: American Psychological Association. Brown, L. S., & Brodsky, A. M. (1992). The future of feminist therapy. Psy chothe rapy, 29(1), 51-57. Chu, J., & Sue, S. (1984). Asian/Pacific-Americans and group practice. In L. E Davis (Ed.), Ethnicity in social group work practice (pp. 23-35). New York Haworth Press. Colé, S. A. (1983). Self-help groups. In H. I. Kaplan & B. J. Sadock (Eds.), Compre hensive group psychotherapy (2nd ed.). Baltimore: Wilhams & Wilkins. Comas-Diaz L. (1990). Hispanic/Latino communities: Psychological implications Journal of Training and Practice in Professional Psychology, 4(1), 14-35. Comas-Diaz, L. (1992). The future of psychotherapy with ethnic minorities. Psychot herapy, 29(1), 88-94. Corey, G. (1991a). Case approach to counseling and psychotherapy (3rd ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, G. (1991b). Theory and practice of counseling and psychotherapy (4th ed." and Manual. Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, G., & Corey M. (1993). I never knew I had a cholee (5th ed.). Pacific Grove CA: Brooks/Coie. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 173 Corey, G., Corey, M., & Callanan, P. (1990). Role of group leader's valúes in group counseling. Journal for Specialists in Group Work, 15(2), 68-74. Corey, G., Corey, M., & Callanan, P. (1993). Issues and ethics in the helping professions (4th ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, G., Corey, M., Callanan, P., & Russell, J. M. (1992). Group techniques (2nd ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, M., & Corey, G. (1986). Experiential/didactic training and supervisión workshop for group leaders. Journal of Counseling and Human Seruice Professions, 1(1), 18-26. Corey, M., & Corey, G. (1992). Groups: Process and practice (4th ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, M., & Corey, G. (1993a). Becoming a helper (2nd ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole . Corey, M., & Corey, G. (1993b). Difficult group members—Difficult group leaders. New York State Journal for Counseling and Development, 8(2), 9-24. Couch, R. D., & Childers, J. H. (1987). Leadership strategies for instilling and maintaining hope in group counseling. Journal for Specialists in Group Work, 12(4), 138 143. Council for Accreditation of Counseling and Related Educational Programs. (1988, July). Accreditation procedures manual and application. Alexandria, VA: Author. DeLucia, J. L., Coleman, V. D., & Jensen-Scott, R. L. (1992). Cultural diversity in group counseling. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 194 195. Dies, R. R. (1983a). Bridging the gap between research and practice in group psychotherapy. In R. R. Dies & K. R. MacKenzie (Eds.), Advances in group psychotherapy: Integrating research and practice (pp. 1-16). New York: International Universities Press. Dies, R. R. (1983b). Clinical implications of research on leadership in short-term group psychotherapy. In R. R. Dies & K. R. MacKenzie (Eds.), Advances in group psychotherapy: Integrating research and practice (pp. 27-78). New York: International Universities Press. Dies, R. R. (1992). The future of group therapy. Psychotherapy, 29(1), 58-64. Donigian, J. (1993). Duality: The issue that won't go away. JoumalforSpecialists in Group Work, 18(3), 137-140. Donigian, J., & Malnati, R. (1987). Critical incidents in group therapy. Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Dufrene, P. M., & Coleman, V. D. (1992). Counseling Native Americans: Guidelines for group process. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 229-234. Enns, C. Z. (1992). Self-esteem groups: A synthesis of consciousness-raising and assertiveness training. Journal of Counseling and Development, 71(1), 7-13. Forester-Miller, H., & Duncan, J. A. (1990). The ethics of dual relationships in the training of group counselors. Journal for Specialists in Group Work, 15(2), 88-93. Fukuyama, M. A. (1990). Taking a universal approach to multicultural counseling. Counselor Education and Supervisión, 30(1), 6 17. Fukuyama, M. A., & Coleman, N. C. (1992). A model for bicultural assertion training with Asian-Pacific American college students: A pilot study. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 210-217. 174 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Gainor, K. A. (1992). Intemalized oppression as a barrier to effective group work with black women. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 235-242. Gazda G. M. (1989). Group counseling: A developmental approach (4th ed.). Boston: Ailyn & Bacon. Greeley, A. T., Garcia, V. L., Kessler, B. L., & Gilchrest, G. (1992). Training effective multicultural group counselors: Issues for a group training course. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 196-209. Hansen, J. C., Warner, R. W., & Smith, E. M. (1980). Group counseling: Theory and process (2nd ed.). Chicago: Rand McNally. Helms, J. E. (1984). Toward a theoretical explanation of the effects of race on counseling: A black and white model. The Counseling Psychologist, 12(4), 153-165. Henry, S. (1992). Group skills in social work: A four-dimensional approach (2nd ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Herlihy, B., & Corey, G. (1992). Dual relationships in counseling. Alexandria, VA: American Association for Counseling and Development. Higgs, J. A. (1992). Deaüng with resistance: Strategies for effective groups. Journal for Specialists in Group Work, 17(2), 62-73. Ho, M. K. (1984). Social group work with Asian/Pacific-Americans. In L. E. Davis (Ed.), Ethnicity in social group work practice (pp. 49-61). New York: Haworth Press. Huhn, R. P., Zimpfer, D. G., Waltman, D. E., & WiUiamson, S. K. (1985). A survey of programs of professional preparation for group counseling. Journal for Specialists in Group Work, 10(3), 124-133. Ibrahim, F. A. (1985). Effective cross-cultural counseling and psychotherapy: A fra-mework. The Counseling Psychologist, 13, 625-683. Ibrahim, F. A. (1991). Contribution of cultural world view to generic counseling and development. Journal of Counseling and Deuelopment, 70(1), 13-19. Ibrahim, F. A., & Arredondo, P. (1990). Ethical issues in multicultural counseling. In B. Herlihy & L. Golden (Eds.), Ethical standards casebook (4th ed.). Alexandria, VA: American Counseling Association. Ivey, A. £., Ivey, M. B., & Simek-Morgan, L. (1993). Counseling and psychotherapy: A multicultural perspective. Boston: Allyn & Bacon. Jacobs, E. E., Harvill, R. L., & Masson, R. L. (1994). Group counseling: Strategies and skills (2nd ed.) Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Johnson, D. W. (1990). Reaching out: Interpersonal effectiveness and self actualiza-tion (4th ed.) Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall. Katz, A. H. (1981). Self-help and mutual aid: An emerging social movement? American Review of Sociology, 7, 129-155. Kottler, J. A. (1986). on being a therapist. San Francisco: Jossey-Bass. Kottler, J. A. (1992). Compassionate therapy: Working with difficult clients. San Francisco: Jossey-Bass. Kottler, J. A. (1994). Advanced group leadership. Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Lakin, M. (1985). The helping group: Therapeutic principies and issues. Reading, MA: Addison-Wesley. LeCluyse, E. E. (1983). Pretherapy preparation for group members. Journal for Specialists in Group Work, 8(4), 170-174. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 175 Lee, P. C, Juan, G., & Hom, A. B. (1984). Group work practice with Asían clients: A sociocultural approach. In L. E. Davis (Ed.), Ethnicity in social group work practice (pp. 37-47). New York: Haworth Press. Leong, F. T. L. (1986). Counseling and psychotherapy with Asian-Americans: Review of the literature. Journal of Counseling Psychology, 33(2), 196-206. Leong, F. T. L. (1992). Guidelines for minimizing premature termination among Asian American clients in group counseling. Journal for Specialists in Group Work, 17(4), 218-228. Leong, F. T. L., & Kim, H. H. W. (1991). Going beyond cultural sensitivity on the road to multiculturalism: Using the intercultural sensitizer as a counselor training tool. Journal of Counseling and Development. 70, 112-118. Levine, B. (1991). Group psychotherapy: Practice and development. Prospect Heights, IL. Waveland Press. Libo, L. (1977). Is there a life after group? New York: Anchor Books. Lieberman, M. A. (1980). Group methods. In F. H. Kanfer & A. P. Goldstein (Eds.), Cómo ayudar al cambio en psicoterapia. Bilbao: Desclée De Brouwer. Lieberman, M. A., & Borman, L. D. (1979). Self-help groups for coping with crisis. San Francisco: Jossey-Bass. Locke, D. C. (1990). A not so provincial view of multicultural counseling. Couníselor Education and Supervisión, 30(1). 18-25. Luft, J. (1984). Group processes: An introduction to group dynamics (3rd ed.). Palo Alto, CA: Mayfield. Mahler, C. Q. (1969). Group counseling in the schools. Boston: Houghton Mifflin. McFadden, J. (Ed.). (1993). Transcultural counseling: Bilateral and International perspectiues. Alexandria, VA: American Counseling Association. Meissen, G. J., Masón, W. C, & Gleason. D. F. (1991). Understanding the attitudes and intentions of future professionals toward self-help. American Journal of Community Psychology, 19(5), 699-714. Merta, R. J., & Sisson, J. A. (1991). The experiential group: An ethical and professional dilemma. Journal for Specialists in Group Work, 16(4), 236-245. Merta, R. J., Wolfgang, L., & McNeil, K. (1993). Five models for using the experiential group in the preparation of group counselors. Journal for Specialists in Group Work, 18(4), 200-207. Mokuau, N. (1985). Counseling Pacific Islander-Americans. In P. Pedersen (Ed.), Handbook of cross-cultural counseling and therapy (pp. 147-155). Westport, CT: Greenwood Press. Mokuau, N. (1987). Social workers' perceptions of counseling effectiveness for Asian American clients. Journal of the National Association of Social Workers, 32(4), 331-335. Morran, D. K. (1982). Leader and member self-disclosing behavior in counseling groups. Journal for Specialists in Group Work, 7(4), 218-223. Morran, D. K., Robison, F. F., & Stockton, R. (1985). Feedback exchange in counseling groups: An analysis of message contení and receiver acceptance as a function of leader versus member delivery, session, and valance. Journal of Counseling Psychology, 32, 57-67. 176 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Morran, D. K., & Stockton, R. (1980). Effect of self-concept on group membe; reception of positive and negative feedback. Journal of Counseling Psychology 27, 260-267. Morran, D. K., & Stockton, R. (1985). Perspectives on group research programs Journal of Specialists for Group Work, 10(4), 186-191. Morran, D. K., Stockton, R., & Bond, L. (1991). Delivery of positive and correctiví feedback in counseling groups. Journal of Counseling Psychology, 38(4), 410414 Morran, D. K., Stockton, R., & Harris, M. (1991). Analysis of group leader am member feedback messages. Journal of Group Psychotherapy, Psychodrama, anc Sociometry, 43, 126-135. National Association of Social Workers. (1990). Code of ethics. Silver Spring, MD Author. National Board for Certified Counselors. (1989). Code of ethics. Alexandria, VA Author. Nolan, E. (1978). Leadership interventions for promoting personal mastery. Jouma for Specialists in Group Work, 3(3), 132-138. Ohlsen, M. M., Home, A. M., & Lawe, C. F. (1988). Group counseling (3rd ed.) New York: Holt, Rinehart & Winston. L. R. (1988). The leader's role in resolving resistances to intimacy in the group set ting. International Journal of Group Psychotherapy, 38(1), 29-46. Pate, R. H., & Bondi, A. M. (1992). Religious beliefs and practice: An integral aspee of multicultural awareness. Counselor Education and Superuision, 32(2), 108115 Pedersen, P. (1981). Triad counseling. In R. Comisi (Ed.), Innouatiue psychothera pies (pp. 840 855). New York: Wiley. Pedersen, P. (Ed.). (1985). Handbook of cross-cultural counseling and therapy. West port, CT: Greenwood Press. Pedersen, P. (1991). Multiculturahsm as a generic approach to counseling. Journal o Counseling and Deuelopment, 70(1), 6-12. Pedersen, P. (1994). A handbook for developing multicultural awareness (2nd ed.). Alexandria, VA: American Counseling Association. Pedersen, P., & Ivey, A. (1993). Culture-centered counseling and interviewing skills A practical guide. Westport, CT: Praeger. Pierce, K. A., & Baldwin, C. (1990). Participation versus privacy in the training o group counselors. Journal for Specialists in Group Work, 15(3), 149-158. Pope, K. S., Sonne, J. L., & Holroyd, J. (1993). Sexual feelings in psychotherapy Explorations for therapists and therapists-in-training. Washington, DC: America Psychological Association. Pope, K. S., Tabachnick, B. G., & Keith-Spiegel, P. (1987). Ethics of practice: Th beliefs and behaviors of psychologists as therapists. American Psychologisl 42(11), 993-1006. Reid, K. E. (1991). Social work practice with groups: A clinical perspective. Pacifi Grove, CA: Brooks/Cole. Remley, T. (1992). A model for teaching a gradúate course in group counseling Together: Association for Specialists in Group Work Newsletter, 20(2), 10-11. Riordan, R. J., & Beggs, M. S. (1987). Counselors and self-help groups. Journal c Counseling and Development, 65(8), 427-429. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 177 Riordan, R. J., & Beggs, M. S. (1988). Some critical differences between self-help and therapy groups. Journal for Specialists in Group Work, 3(1), 24-29. Robison, F. F., Stockton, R., & Morran, D. K. (1990). Anticipated consequences of self-disclosure during early therapeutic group development. Journal of Group Psychotherapy, Psychodrama, and Sociometry, 43(1), 3-18. Robison, F. F., Stockton, R., Morran, D. K., & Uhl-Wagner, A. N. (1988). Anticipated consequences of communicating corrective feedback during early counseling group development. Small Group Behavior, 19(4), 469-484. Rogers, C. R. (1970). Cari Rogers on encounter groups. New York: Harper & Row. Rohde, R., & Stockton, R. (1992). The effect of structured feedback on goal attainment, attraction to the group, and satisfaction with the group in small group counseling. Journal of Group Psychotherapy, Psychodrama, and Sociometry, 44(4), 172-180. Root, M. P. P. (1985). Guidelines for facilitating therapy with Asian American clients. Psychotherapy, 22, 349-356. Rosenbaum, M., Lakin, M. & Roback, H. B. (1992). Psychotherapy in groups. In D. K. Freedheim (Ed.), History of psychotherapy: A century of change (pp.695-724). Washington, DC: American Psychological Association. Sampson, E. E. (1988). The debate on individualism: Indigenous psychologies of the individual and their role in personal and societal functioning. American Psychologist,43(l), 15-22. Schubert, M. A., & Borkman, T. J. (1991). An organizational typology for self-help groups. American Journal of Community Psychology, 19(5), 769-787. Schutz, W. (1973a). Elements of encounter. Big Sur, CA: Joy Press. Schutz, W. (1973b). Encounter. In R. Corsini (Ed.), Current psychotherapies. Itasca, IL: F. E. Peacock. Shapiro, J. L. (1978). Methods of group psychotherapy and encounter: A tradition of innovation. Itasca, IL: F. E. Peacock. Stockton, R., & Hulse, D. (1981). Developing cohesión in small groups: Theory and research. Journal for Specialists in Group Work, 6(4), 188-194. Stockton, R., & Morran, D. K. (1980). The use of verbal feedback in counseling groups: Toward an effective system. Journal for Specialists in Group Work, 5, 10-14. Stockton, R., & Morran, D. K. (1981). Feedback exchange in personal growth groups: Receiver acceptance as a function of valence, session, and order of delivery. Journal of Counseling Psychology, 28, 490-497. Stockton, R., & Morran D. K. (1982). Review and perspective of critical dimensions in therapeutic smail group research. In G. M. Gazda (Ed.), Basic approaches to group psychotherapy and group counseling (3rd ed.) (pp.37-85). Springfield, IL: Charles C Thomas. Stockton, R., Morran, D. K., & Harris, M. (1991). Factors influencing group member acceptance of corrective feedback. Journal for Specialists in Group Work, 16(4), 246-254. Stockton, R., Rohde, R. I., & Haughey, J. (1992). The effects of structured group exercises on cohesión, engagement, avoidance, and conflict. Small Group Research, 23(2), 155-168. 178 ESTADIOS FINALES EN EL DESARROLLO CRUPAL Sue, D., & Sue, D. W. (1993). Ethnic identity: Cultural factors in the psychological development of Asians in America. In D. R. Atkinson, G. Morten, & D. W. Sue, (Eds.), Counseling American minorities: A cross-cuUural perspective (pp. 199210). Madison, Wl: Brown & Benchmark. Sue, D.W. (1990). Culture-specific strategies in counseling: A conceptual frame-work. Professional Psychology. Research and Practice, 21(6) 424-433. Sue, D. W. (1992). The challenge of multiculturalism: The road less traveled. American Counselor, 1(1), 6-14. Sue, D, W., Arredondo, P., & McDavis, R. J. (1992). Multicultural counseling com-petencies and standards: A cali to the profession. Journal of Counseling and Development, 70(4), 477-486. Sue, D. W., & Sue, D. (1990). Counseling the culturally different: Theory and practice (2nd ed.). New York: Wiley. Thomason, T. C. (1991). Counseling Native Americans: An introduction for non-Native American counselors. Journal of Counseling and Development, 69(4), 321-327. Tollerud, F. R., Holling, D. W., & Dustin, D. (1992). A model for teaching in group leadership: The pre-group interview application. Journal for Specialists in Group Work, 17(2), 96-104. Wrenn, C. G. (1985). Afterward: The culturally encapsulated counselor revisted. In P. Pedersen (Ed.), Handbook of cross-cultural counseling and therapy (pp. 323329). Westport, CT: Greenwood Press. Yalom, I. D. (1983). Inpatient group psychotherapy. New York: Basic Books. Yalom, I. D. (1985). The theory and practice of group psychotherapy (3rd ed.). New York: Basic Books. Yu, A., & Gregg, C. H. (1993). Asians in groups: More than a matter of cultural awa-reness. Journal for Specialists in Group Work, 18(2), 67-79. SEGUNDA PARTE Enfoques teóricos de la terapia grupal » 6 El enfoque Psicoanalítico de Grupos Quiero agradecer las colaboraciones de William Blau y Michael Russell en la actualización de las ideas de este capítulo, especialmente en el área de las tendencias contemporáneas. INTRODUCCIÓN La teoría psicoanalítica ha influido sobre la mayoría de los restantes modelos presentados en este libro. Algunos de estos otros enfoques son básicamente extensiones del modelo analítico, algunos modificaciones de los conceptos y procedimientos analíticos y otros han surgido como reacción contra el psicoanálisis. Es justo decir que la mayoría de las teorías de terapia grupal han adoptado conceptos y técnicas del psicoanálisis. Como terapeuta de grupo usted puede carecer de la formación y de la motivación suficiente para dirigir grupos analíticos. Aunque usted no domine las técnicas requeridas para descubrir el material inconsciente y reconstruir la personalidad, los conceptos psicoanalíticos básicos pueden llegar a constituir un apartado importante de su propio enfoque teórico. En este capítulo se revisan las perspectivas psicoanalíticas y psicosociales y se añade una breve introducción a las tendencias contemporáneas en el pensamiento psicoanalítico. Se comentan también los estadios del desarrollo en la vida de un individuo. Aunque Sigmund Freud contribuyera significativamente a nuestra comprensión del desarrollo psicosexual del individuo 182 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS durante la infancia, escribió poco sobre las influencias psicosociales en el desarrollo humano posterior a la niñez. Por ello, he dado especial importancia a la perspectiva psicosocial de Erik Erikson (1963, 1982) que proporciona uri marco de trabajo comprensivo para entender los problemas básicos del individuo en cada estadio vital desde la infancia hasta la vejez. Erikson puede sei considerado como psicoanalista o como psicólogo del Yo que basándose er los conceptos freudianos siguió la historia del desarrollo humano a partir de' punto en que lo dejó Freud. Al comentar los conceptos clave y las técnicas básicas que caracterizan a un grupo psicoanalítico, este capítulo remite con frecuencia a Freud. Aunque Freud se centró en la psicodinámica individual y en la relación diádica ente el paciente y el analista, sus ideas y contribuciones tienen implicaciones en la práctica de la terapia analítica en grupo. La primera persona acreditada que aplicó los principios y técnicas psicoa nalíticas a grupos fue Alexander Wolf, psiquiatra y psicoanalista. Empezó á trabajar en grupos en 1938 porque no deseaba rechazar a pacientes que nece sitaban tratamiento pero no podían costearse una terapia individual intensiva Su experiencia aumentó su interés en este enfoque y la convirtió en su princi pal forma de terapia. Wolf diferencia el psicoanálisis en grupo del psicoaná lisis de grupo, porque mantiene sistemáticamente que el no trata al grupo, si atención se centra en cada individuo en interacción con otros individuos. Meta del Grupo Analítico La meta del proceso analítico es la reestructuración del carácter y de per sonalidad del cliente. Esta meta se logra mediante la conversión de los con flictos inconscientes en conscientes y el análisis de los mismos Específicamente, los grupos psicoanalíticos reconstruyen la familia de origen de modo simbólico, de tal manera que la historia pasada de cada miembn pueda repetirse en presencia del grupo. Wolf (1963, 1975) desarrolló aplica clones grupales de las técnicas psicoanalíticas básicas como son la interpreta ción de los sueños y el análisis de la transferencia, la asociación libre y lo determinantes históricos de la conducta presente. El autor subraya la recrea ción de la familia de origen como método para que los miembros puedan tra bajar con los problemas no resueltos. Se supone que sus reacciones ante e terapeuta y el resto de los miembros revelan las claves simbólicas de la dina mica de sus relaciones con las figuras significativas de la familia de origen Aunque estas reacciones corresponden al presente ocurrido en el grupo, exis te un interés continuo y manifiesto de vincularlas con la historia temprana d los miembros (Tuttman, 1986). El enfoque de Wolf persigue la regresión sis temática y controlada de la personalidad al servicio del fortalecimiento de Yo. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 183 Mullan y Rosenbaum (1978) describen el proceso de recreación de la familia como un enfoque regresivo-reconstructivo de la terapia psicoanalítica grupal. Este término hace referencia a la regresión al pasado de cada miembro para alcanzar la meta terapéutica de reconstruir la personalidad, que se caracteriza por la conciencia social y la capacidad para implicarse activamente en la vida. El grupo duplica la familia original en muchos aspectos. El terapeuta atribuye comprensión a los vínculos cuasi familiares que surgen entre los miembros y entre estos y el terapeuta. El terapeuta impone una estructura mínima y el grupo, como una familia, es heterogéneo. Los miembros experimentan de nuevo los conflictos originados en el contexto familiar. La confianza de los grupos analíticos, de acuerdo con Wolf y Kutash (1986), reside en el crecimiento creativo del Yo individual. Los autores consideran el término terapia grupal como denominación errónea porque su núcleo está en el tratamiento de los individuos enfermos más que en el tratamiento de los grupos enfermos. Además, Wolf (1983) asegura que la preocupación en el grupo por la dinámica grupal, por las interacciones que se producen en el momento y por la cohesión puede distraerlo del núcleo del trabajo analítico. Sin embargo, el autor opina que la atmósfera del grupo permite una investigación analítica más profunda que el análisis individual porque el Yo del grupo apoya y facilita la ejecución de un examen más profundo. El autor cree que la exploración de los procesos intrapsíquicos capacita a los miembros para el desarrollo de una comprensión detallada de la naturaleza de la sumisión ante las personas significativas de su núcleo familiar y ante el resto de los miembros del grupo analítico. El Proceso Terapéutico El proceso terapéutico se centra en la recreación, análisis, comentario e interpretación de las experiencias pasadas y en el trabajo elaborativo de las defensas y resistencias que operan a nivel inconsciente. (El trabajo de elaboración es un concepto psicoanalítico que se refiere a la repetición de interpretaciones y a la superación de la resistencia, permitiendo así que el cliente resuelva los patrones disfuncionales originados en la niñez y que adopte otras alternativas basadas en los nuevos insights). El insight y la comprensión intelectual son importantes pero los sentimientos y la memoria asociados con la auto-comprensión son cruciales. Como los miembros deben revivir y reconstruir su pasado y elaborar los conflictos reprimidos para entender la influencia del inconsciente sobre el presente, la terapia grupal psicoanalítica es normalmente un proceso intensivo a largo plazo. La mayoría de los terapeutas con orientación analítica tradicional valoran el rol anónimo del terapeuta, porque consideran que tal rol anima a los miembros a proyectar hacia el terapeuta los sentimientos que tienen por las perso- 184 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS ñas significativas de sus vidas. Sin embargo, muchos terapeutas de grupo analíticamente orientados, valoran menos el rol anónimo del terapeuta y tienden a compartir sus reacciones personales con los miembros del grupo. Todos los terapeutas de orientación analítica consideran el proceso de análisis e interpretación de la transferencia como el núcleo del proceso terapéutico porque persigue el logro del insight y el cambio en la personalidad. El grupo que emplea conceptos y técnicas psicoanalíticas presenta algunas ventajas frente al análisis individual: * Los miembros pueden establecer relaciones similares a las que existieron en sus propias familias; esta vez, sin embargo, las relaciones ocurren en un entorno grupal que es seguro y conduce a resultados favorables. * Los participantes del grupo cuentan con más oportunidades para experimentar la transferencia hacia otros miembros y hacia el terapeuta; pueden elaborar dichos sentimientos y aumentar así su auto-comprensión. * Los participantes pueden lograr un insight más profundo del funcionamiento de sus defensas y resistencia. * La dependencia de la autoridad del terapeuta es menor que la producida en la terapia individual porque los miembros del grupo también proporcionan feedback. * Al observar el trabajo de los miembros restantes del grupo, los participantes aprenden que es aceptable disponer y expresar sentimientos intensos que pueden hallarse fuera de la conciencia. * En el contexto grupal los miembros disponen de más oportunidades para aprender sobre ellos mismos y los demás a través de hechos y fantasías, mediante las interacciones con los compañeros y con el terapeuta. El material de análisis puede hallarse en términos de recolección histórica y también en base a la interacción con los miembros restantes. * El contexto grupal anima a los miembros a examinar sus proyecciones. Es difícil para ellos permanecer aferrados a ciertas resistencias y distorsiones si el resto de los miembros les confrontan con sus representaciones erróneas de la realidad. Además, observar conflictos similares en los miembros restantes puede ayudarle a suavizar la actitud defensiva y mostrarle que no se halla solo. La resistencia se funde en la atmósfera de revelación y exploración mutua del grupo en mayor grado que en las terapias individuales. * El análisis en grupo se enfrenta inmediatamente a la falsa expectativa del miembro de disponer de una relación exclusiva con el terapeuta. La experiencia del apoyo del grupo y el hallazgo de problemas universales favorece una variedad más completa de respuestas que la encontrada en la terapia individual. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 185 Influencia del Pasado » El trabajo psicoanalítico se centra en la influencia que ejerce el pasado sobre el funcionamiento cotidiano de la persona. Las experiencias de los seis primeros años de vida se consideran como las raíces de los conflictos presentes del individuo. Cuando pienso en los problemas y conflictos típicos de los miembros de un grupo las siguientes ideas cruzan por mi mente: incapacidad para dar y recibir amor libremente; dificultad para reconocer y manejar sentimientos como la agresividad, el resentimiento, el odio, la agresión; incapacidad para dirigir la propia vida y resolver los conflictos de dependencia/independencia; dificultad para separarse de los progenitores y llegar a ser una persona autónoma; necesidad y temor de la intimidad; dificultad para aceptar la propia identidad sexual y culpabilidad ante los impulsos sexuales. Desde una perspectiva psicoanalítica, estos problemas de los adultos tienen su origen en el desarrollo infantil. El aprendizaje temprano no es irreversible, pero para modificar sus efectos, el individuo debe ser consciente de la influencia que ejercen determinadas experiencias infantiles sobre su .actual estructura de personalidad. Aunque los terapeutas de orientación psicoanalítica se centran en los antecedentes históricos de la conducta presente, es un error asumir que se limita al pasado excluyendo los problemas presentes. Una concepción equivocada del trabajo psicoanalítico es considerar que se parece a la extracción arqueo-ógica de reliquias antiguas. Como señala Locke (1961), el trabajo psicoanalítico en grupo consiste en "retroceder y avanzar entre el pasado y el presente, el presente y el pasado" (p. 30). "Es fundamental que el terapeuta se traslade en el tiempo para recapturar el pasado y observar la repetición en el presente y para conocer el primer suceso traumático que determinó el patrón neurótico actual del individuo" (p. 31). En este mismo orden, es importante que los participantes comprendan y apliquen los datos históricos al trabajo grupal. Al mismo tiempo, deben ser también conscientes del riesgo de perderse en el pasado relatando detalles miúltiples e irrelevantes de su experiencia infantil. En opinión de Wolf y Kutash (1986), el relato de los sucesos pasados puede ser un consumo inútil del tiempo y puede inhibir el progreso. Los autores consideran esta aplicación de la historia como una forma de resistencia y sugieren que comentar los sucesos de la niñez no es tan útil como manejar el pasado en relación a las interacciones presentes en el grupo. El Inconsciente El concepto de inconsciente es una de las contribuciones más significati-■ as de Freud y la clave para entender su perspectiva de la conducta y de los 186 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS problemas de personalidad. El inconsciente está integrado por los pensamientos, motivos, impulsos y recuerdos mantenidos fuera de la conciencia del Yo. Desde la perspectiva freudiana, la mayor parte de la conducta humana está motivada por fuerzas ajenas a la experiencia consciente. Nuestras actos cotidianos están determinados a menudo por motivos y necesidades inconscientes. Las experiencias dolorosas de la niñez y los sentimientos asociados a ellas son enterrados en el inconsciente. Los traumas infantiles son tales que en lo consciente causarían al niño una ansiedad intolerable. La represión de los mismos no se suprime con el tiempo y el cliente reacciona ante las amenazas de lo reprimido como si la ansiedad asociada con los sucesos infantiles fuera aún intolerable si se recordaran éstos. Así, "la sombra del pasado' ronda el presente. Pero el trauma era intolerable sólo para el niño; con ayuda de la perspectiva adulta del mundo, el cliente puede manejar la memoria cor relativa facilidad. Por lo tanto, el terapeuta ayuda al paciente a convertir k inconsciente en consciente sin que la ansiedad sea intolerable, es decir, se ayuda al cliente a liberarse de la tiranía de las represiones pasadas. Las experiencias inconscientes tienen un fuerte impacto sobre nuestro funcionamiento diario. La teoría de Freud mantiene que la mayoría de nuestra; "elecciones" no se efectúan libremente, sino que están determinadas por fuer zas interiores de la persona de las que no somos conscientes. En este orden seleccionamos a nuestros compañeros para satisfacer ciertas necesidades que nunca antes han sido satisfechas, seleccionamos un trabajo por algún motivo inconsciente y continuamente experimentamos conflictos personales e inter personales cuyas raíces se encuentran en las experiencias pasadas que están fuera del dominio de nuestra conciencia. Según la teoría psicoanalítica, lo consciente es sólo un pequeño apartad( de la experiencia humana. Como la mayor parte de un iceberg se esconde po: debajo de la superficie del agua, la mayor parte de la experiencia humana existe por debajo de la superficie de lo consciente. El propósito del psicoaná lisis es hacer consciente el material inconsciente porque sólo cuando somos conscientes de las motivaciones que subyacen a nuestra conducta, podemos elegir y ser autónomos. El inconsciente puede hacerse accesible a la concien cia mediante la interpretación de los sueños, el uso de la asociación libre, e análisis de la transferencia y de las resistencias y la interpretación. Los ana listas se mueven entre la realidad y la fantasía, lo consciente y lo inconscien te, lo racional y lo irracional y entre el pensamiento y el sentimiento. El concepto de inconsciente es muy importante en la terapia grupal analí tica. Desde una perspectiva psicoanalítica un grupo que ignora el papel de inconsciente y se centra exclusivamente en lo consciente referido a las inte racciones presentes entre los miembros es más un grupo de encuentro que un grupo terapéutico. Aunque es cierto que el trabajo exhaustivo con los deter minantes inconscientes de la conducta y la reconstrucción de la personalidad TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 187 está más allá del alcance de la terapia grupal tal y como se practica generalmente, los terapeutas deben conocer el funcionamiento de los procesos inconscientes. Esta comprensión les proporciona un marco de trabajo conceptual que les ayuda a dar sentido a las interacciones del grupo incluso cuando el inconsciente no se maneje directamente con los miembros. Ansiedad Con el fin de apreciar el modelo psicoanalítico, se debe entender la dinámica de la ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de terrorífico e incapacitante que procede de los sentimientos, memorias, deseos y experiencias reprimidos que brotan a la superficie de la conciencia. Se pone en marcha por algún estímulo ambiental o interior del individuo. La ansiedad surge de la amenaza de que el material inconsciente atraviese la barrera de la represión. Experimentamos ansiedad cuando sentimos que manejamos sentimientos que amenazan con escaparse de nuestro control. La ansiedad es a menudo vaga y general, sin cristalizarse en una forma específica. En el apartado del capítulo correspondiente a las técnicas básicas, amplío los detalles referentes al manejo de la ansiedad. En el siguiente apartado se comentan las funciones de los mecanismos de defensa del Yo, los cuales son una parte importante de los esfuerzos del individuo por manejar la ansiedad. Mecanismos de Defensa del Yo Los mecanismos de defensa del Yo fueron originalmente formulados por la teorí'a psicoanalítica como medio de explicar la conducta. Estos mecanismos de defensa protegen al Yo de los pensamientos y sentimientos amenazantes. Conceptualmente, el Yo es la parte de la personalidad que ejecuta las diversas funciones conscientes incluido el mantenimiento del contacto con la realidad. Aunque estamos muy interesados en el crecimiento que procede del enfrentamiento directo con la realidad, tratamos de protegernos a nosotros mismos de la experiencia de la ansiedad. Las defensas del Yo nos capacitan para suavizar los golpes que vienen cargados de dolor emocional y son también una forma de mantener la sensación de adecuación personal. Aunque las defensas del Yo implican el auto-engaño y la distorsión de la realidad, no son consideradas necesariamente patológicas. Su empleo puede llegar a ser problemático en razón del grado en que incapacitan las habilidades de la persona para manejar con efectividad las tareas cotidianas. Aunque estos mecanismos se aprenden y son formas habituales de defensa contra la ansiedad, operan fuera de la conciencia del individuo. En una situación grupal existen muchas oportunidades para observar dife- 188 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS rentes conductas defensivas. En muchos casos las defensas que se emplearon en la niñez cuando fuimos amenazados permanecen y vuelven a aparecer cuando nos sentimos amenazados en el grupo. Uno de los principales valores terapéuticos del grupo consiste en que los individuos pueden llegar a ser conscientes de sus estilos defensivos de interacción gracias al feedback del terapeuta y de los miembros restantes. Una vez que son conscientes, los miembros son capaces de seleccionar formas directas de manejar las situaciones productoras de ansiedad según surgen en el grupo. En el patrón de interacciones del grupo terapéutico se manifiestan multitud de defensas del Yo típicas: * La represión implica la exclusión de la conciencia de los pensamientos o deseos amenazantes o dolorosos. Trasladando hacia el inconsciente los pensamientos o sentimientos que molestan, las personas manejan la ansiedad que brota de las situaciones que producen culpa y conflicto. En los grupos, los adultos con mucha frecuencia no tienen memoria de los detalles incestuosos ocurridos durante la infancia. Si los adultos han sufrido abusos físicos o psíquicos durante la niñez, han podido bloquear el dolor y la ansiedad asociados con estos sucesos trasladando la memoria al inconsciente. Mientras unos miembros experimentan la catarsis y elaboran el dolor asociado al incesto, otros miembros que han reprimido el recuerdo de la experiencia pueden sentirse emocionalmente estimulados y el material inconsciente puede brotar a la superficie consciente. * La negación desempeña un rol defensivo similar al de la represión pero implica el reconocimiento de la realidad de determinados aspectos intolerables a nivel consciente y preconsciente. En la negación existe un esfuerzo por suprimir una realidad desagradable. Consiste en el manejo de la ansiedad "cerrando los ojos" a la existencia de la realidad productora de la ansiedad. En un grupo terapéutico, algunas veces los miembros se niegan encarecidamente a aceptar que tienen problemas. Pueden intentar engañar a los otros y a sí mismos diciendo que han "resuelto" ciertos problemas y por lo tanto no tienen problemas que deban ser tratados en el grupo. Una forma frecuente de negación puede apreciarse en esta afirmación de un miembro: "Realmente no tengo más asuntos con mi padre, quien murió cuando yo tenía 7 años, porque en dos ocasiones anteriores he trabajado sobre el sufrimiento que me produjo este hecho en otros grupos". * La regresión implica el retroceso a un nivel evolutivo menos maduro. Al hacer frente a una crisis severa (de estrés, ...) podemos hacer uso de patrones viejos que nos han servido anteriormente. Por ejemplo, un hombre en una terapia de grupo puede refugiarse en conductas infantiles y mostrarse extremadamente asustado y dependiente al hacer frente a la crisis precipitada por la decisión de su esposa de abandonarle por otro hombre. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 189 * La proyección conlleva la atribución de nuestros pensamientos, sentimientos, conductas y motivos no aceptables a otras personas. En el contexto grupal los miembros pueden disfrutar de la posibilidad de observar los errores de los otros. También pueden atribuir a los otros miembros ciertos sentimientos y motivos que les conducirían a sentirse culpables si reconocieran que dichos sentimientos o pensamientos les pertenecen. Evidentemente, los grupos ofrecen muchas oportunidades para observar la proyección en acción. Muchas veces los miembros reviven viejos sentimientos que fueron comunes en sus familias de origen. Normalmente proyectan sobre los terapeutas del grupo los sentimientos que tuvieron hacia sus progenitores y en algunos miembros del grupo "ven" a sus "competidores". La proyección es la base de la transferencia, un proceso útil para ser examinado en el seno del grupo. Aconsejar de forma constante puede ser un modo de proyección. * El desplazamiento hace referencia a la redirección de alguna emoción (como la agresividad) desde la fuente real hacia una persona u objeto susti-tutivo. Cuando los miembros del grupo se sienten frustrados tenderán a sentir agresividad. Si no se permite que los miembros se escapen, por ejemplo, poniendo mala cara o empleando algunas otras conductas para llamar la atención, pueden comportarse de forma hostil hacia algún miembro que no sea amenazante. Aunque su agresividad puede ser el resultado de una confrontación con el terapeuta, pueden seleccionar un blanco más seguro para convertirlo en el eje de sus iras. * La formación reactiva implica comportarse de manera opuesta a los sentimientos reales del individuo. Sirse como defensa contra la ansiedad que brotaría de la aceptación de los sentimientos de los cuales el individuo trata de despojarse. Esta defensa se muestra en el grupo con la mujer que se comporta de forma "dulce como la miel" cuando en realidad acoge multitud de sentimientos hostiles que no se atreve a expresar. También se expresa en el hombre que trata de convencerse a sí mismo y a los restantes miembros de su grupo que es indiferente al rechazo ajeno aunque encubiertamente desea la aceptación de los otros. Estas conductas cubren los sentimientos reales de la persona porque manejar la hostilidad o el rechazo sería doloroso. En estos casos se exagera la dulzura o la indiferencia emocional frente al rechazo. La calidad excesiva de estas conductas nos muestra que se tratan de una forma de defensa. * La racionalización es un mecanismo de defensa mediante el cual tratamos de justificar nuestra conducta atribuyéndole motivos admirables o lógicos. Algunas personas elaboran "buenas" razones para justificar un Yo maltratado. Esta defensa implica el esfuerzo por minimizar la gravedad de la decepción por pérdida o fracaso. En los grupos se presentan muchas oportunidades para observar este patrón conductual en activo. Los miembros pueden destinar una gran cantidad de energía a centrarse en "otras personas fuera 190 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS del grupo" como fuente de sus problemas. Algunos hombres pueden culpar a la frialdad de sus madres como razón para evitar la cercanía de las mujeres del grupo. Tales miembros pueden disponer de una justificación muy elaborada sobre la desaparición de sus problemas si sus esposas o hijas cambiaran. Aunque los mecanismos de defensa del Yo tienen algún valor adaptativo, su abuso puede ser problemático. Es cierto que el auto-engaño puede suavizar la dura realidad pero el hecho es que la realidad no se modifica mediante el proceso de distorsión de los aspectos que producen ansiedad. A largo plazo, cuando las estrategias defensivas no funcionan, el resultado que producen es una mayor ansiedad. La situación del grupo es ideal para posibilitar a los individuos aprender a reconocer los métodos indirectos a los que recurren cuando se sienten emocionalmente amenazados. Para evitar enjuiciar tales conductas, es posible trabajar con los miembros de forma terapéutica de tal modo que aumente su tolerancia para manejar la ansiedad y puedan aprender vías directas para superar las situaciones interpersonales difíciles. Resistencia En la terapia psicoanalítica se define la resistencia como la reticencia del individuo a hacer consciente el material amenazador inconsciente que ha sido previamente reprimido o negado. También puede observarse como algo que impide a los miembros el manejo del material inconsciente, evitando así que el grupo progrese. La resistencia es el esfuerzo inconsciente para defenderse contra el alto grado de ansiedad que teme el cliente va a originarse si el material del inconsciente es descubierto. Como señala Locke (1961), los miembros del grupo necesitan protegerse contra la "inundación del consciente por el sentimiento, fantasía o memoria prohibida" (p. 72). La resistencia es la "lucha por mantener la defensa"; así, es la "defensa de la defensa". Un método para manejar la resistencia terapéuticamente consiste en la asociación libre, el flujo desinhibido y no censurado de ideas producidas por el cliente ofrece claves sobre los conflictos inconscientes de la persona. Según Wolf (1983) y Wolf y Schwartz (1962), la resistencia emerge con cla1 ridad cuando los miembros siguen entre ellos la asociación libre y los viejos sentimientos se reproducen en el presente. Cuando estas defensas aparecen en la superficie, son observadas, analizadas e interpretadas. El apoyo ofrecido por el grupo ayuda a la persona a superar las resistencias. Durkin (1964) sostiene que la resistencia es una parte básica del grupo analítico y recomienda a los terapeutas que no se sorprendan o se sientan impacientes por ella. También recomienda a los terapeutas que no consideren la resistencia, que es un fenómeno natural de todos los grupos, como señal de su propia ineptitud. Hay muchos tipos de resistencias, algunas referidas a la aprehensión a ser TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 191 miembro de un grupo, otros a la participación en el proceso grupal y otros al deseo de abandonar el grupo (Locke, 1961). Un tipo de resistencia frecuente surge de la creencia de que el individuo no puede beneficiarse de la situación grupal porque la ayuda no puede proceder de personas que también tienen problemas. Wolf (1963) añade otras fuentes de resistencia de los miembros del grupo: temor a la invasión de la propia privacidad, necesidad de "poseer" al terapeuta en exclusividad, temor a "encontrarse" con la familia original en el grupo - a saber, reconocer a los padres y hermanos en algunos participantes - y tener que manejar la ansiedad producida por estos encuentros, temor inconsciente a abandonar las tendencias neuróticas y ansiedad ante la libertad que ofrece el grupo - incluida la libertad a comentar la ansiedad. Wolf (1963) examina también otras formas de resistencia que aparecen durante los estadios avanzados del análisis grupal. Los miembros pueden "vaciarse" cuando se les pide que continúen la asociación libre de los otros miembros o pueden evitar la exploración personal observando a los otros simplemente o rechazando la participación. Algunos miembros se esconden tras el análisis de otros miembros y algunos se dedican a recitar largamente sus historias vitales evitando así el desafío de enfrentarse al presente. Otras manifestaciones adicionales de las resistencias pueden ser: * llegar siempre tarde o no aparecer * mantener una actitud de complacencia o indiferencia * esconderse detrás de un muro de silencio o hablar incesantemente * intelectualizar * mostrar una necesidad exagerada de ayudar a los demás en el grupo * mostrar desconfianza * comportarse de forma poco cooperativa * actuar * usar el grupo como mera socialización Estas no son las únicas manifestaciones de la conducta resistente. Algo común a todas ellas es el temor a reconocer y manejar la parte de uno mismo que se halla encerrada en el inconsciente. ¿Cómo manejan los analistas de grupo la resistencia?. Durkin (1964) man-tiene que para penetrar y elaborar la resistencia, el terapeuta debe lograr la cooperación de los miembros. Por lo tanto, debe empezar con los problemas nmediatos del cliente que se manifiestan a través de conductas resistentes. Durkin subraya la importancia del manejo de las decepciones y resentimien-:os porque de lo contrario los miembros se mostrarán cada vez más enfadados, menos deseosos de abrirse y más resistentes. Así pues, la resistencia no es algo que deba superarse. Como es un indicativo muy valioso de las defensas del cliente contra la ansiedad, debería ser reconocida y elaborada por el 192 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS terapeuta y el cliente conjuntamente, con la comprensión clara de que ambos trabajan para lograr el mismo fin. Normalmente, es más conveniente llamar la atención hacia las manifestaciones de la resistencia que son más fácilmente observables y trabajar primero con estas conductas. Al hacerlo, los terapeutas deberían evitar las clasificaciones o censuras de los miembros porque la crítica inaceptable sólo aumentará las conductas resistentes. También puede ser útil añadir otros miembros del grupo al análisis de las resistencias individuales de un miembro. Transferencia La transferencia es un concepto básico del enfoque psicoanalítico. Hace referencia al desplazamiento inconsciente del cliente hacia el terapeuta de sentimientos, actitudes y fantasías (positivas y negativas) que surgen de las reacciones hacia las personas significativas del pasado del cliente. El aspecto clave de la transferencia es la distorsión impuesta sobre la relación terapéutica por las relaciones anteriores, normalmente de la niñez. La técnica analítica está diseñada para favorecer la transferencia del cliente. Pero el contexto terapéutico, a diferencia de la situación original, no castiga a la persona por experimentar o expresar estos sentimiento. Si un cliente percibe al terapeuta como un padre severo y rechazante, él no recibe las esperadas respuestas negativas del terapeuta. Por el contrario, el terapeuta acepta los sentimientos del cliente y ayuda a éste a entenderlos. Reviviendo el pasado a través de la transferencia, los clientes logran un insight sobre el modo en que el pasado obstruye su funcionamiento presente. El insight se logra elaborando los conflictos no resueltos que mantienen a la persona fijada y que impiden el crecimiento emocional. Los efectos negativos de las experiencias infantiles dolorosas son equilibradas por el trabajo elabo-rativo de conflictos similares en el contexto terapéutico. Como la transferencia se manifiesta en los grupos a través de los esfuerzos de los miembros para ganar la aprobación del terapeuta, estos esfuerzos pueden ser examinados con el fin de descubrir si reflejan la necesidad del cliente de aprobación universal y el modo en que dicha necesidad gobierna la vida de la persona. Recuerde que los grupos pueden proporcionar una comprensión dinámica del funcionamiento de las personas en situaciones extemas al grupo. La terapia grupal ofrece también la posibilidad de transferencias múltiples. En la terapia individual las proyecciones del cliente se dirigen exclusivamente hacia el terapeuta. La constelación de grupo proporciona muchas posibilidades para reproducir los sucesos pasados pendientes, especialmente cuando otros miembros estimulan sentimientos individuales intensos que le permiten "ver" en ellos a su padre, madre, cónyuge, ex-amante, jefe, etc. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 193 El elemento de rivalidad que a menudo se produce en el grupo puede ser también un material terapéuticamente útil a explorar. Los participantes del grupo tienden a competir por la atención del terapeuta, una situación reminis-cente de sus períodos infantiles, cuando debían disputar con sus hermanos y hermanas la atención de sus padres. Así, la rivalidad entre miembros puede examinarse en el grupo como forma para lograr una mayor conciencia del modo en que los participantes manejaron la competencia de niños y el modo en que el éxito o derrota pasados afecta a sus interacciones presentes con los otros. Muchos autores subrayan la indicación del psicoanálisis grupal para el establecimiento de transferencias múltiples. El grupo es un medio propicio para revivir sucesos pasados significativos porque "el grupo de hoy llega a ser la familia de ayer" dice Locke (1961, p. 102). Wolf (1963) y Wolf y Sch-wartz (1962) observan que los miembros del grupo sirven como figuras de transferencia para el resto de los miembros y que el principal trabajo del grupo analítico consiste en la identificación, análisis y resolución de estas proyecciones sobre los familiares suplentes del grupo. La tarea del terapeuta consiste en ayudar a los miembros a descubrir el grado en que estos responden al resto de los miembros del grupo como si los últimos fueran sus padres o hermanos. Mediante la interpretación y el trabajo elaborativo de sus transferencias, los participantes adquieren una mayor conciencia de sus fijaciones, de sus privaciones y del modo en que los acontecimientos pasados interfieren sobre su capacidad para acercarse y manejar la realidad. Mullan y Rosenbaum (1978) denominan a las reacciones de focalización y uso de la transferencia los "sellos del psicoanálisis". Estos autores comentan también que puede ser útil usar a un hombre y una mujer como co-terapeutas. Esta organización reproduciría fielmente el núcleo familiar original y facilitaría a los miembros revivir las expectativas infantiles de su padre y madre. Contratransferencia De vez en cuando los sentimientos del terapeuta se enredan con la relación terapéutica, obstruyendo o incluso destruyendo su objetividad. Según la teoría psicoanalítica, la contratransferencia consiste en una respuesta emocional inconsciente del terapeuta al cliente, resultado de una percepción distorsionada de la conducta del cliente. Wolf (1983) especifica que ningún terapeuta analítico está totalmente libre de implicarse en la transferencia y contratransferencia. Kutash y Wolf (1983) describen la contratransferencia como "la respuesta inconsciente, involuntaria, inapropiada y temporalmente gratificante del terapeuta a las demandas de transferencia del paciente" ( p. 135). Cuando la contratransferencia está presente, los terapeutas reaccionan a 194 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS los miembros como si estos fueran figuras significativas de su familia original. Los terapeutas deben estar alertas a las señales de los conflictos propios no resueltos que pudieran interferir sobre el funcionamiento efectivo de un grupo y crear una situación donde los miembros son usados para satisfacer las necesidades insatisfechas del terapeuta. Por ejemplo, los terapeutas que tienen una gran necesidad de ser respetados, valorados y confirmados pueden depender en exceso de la aprobación y refuerzo de los miembros. El resultado es que mucho de lo que hacen está destinado a agradar a los miembros del grupo con el fin de asegurar su apoyo. Es importante diferenciar entre reacciones emocionales adecuadas y contratransferencia. Por ejemplo, si un miembro llega tarde a todas las sesiones y encuentra siempre multitud de razones para justificar su retraso, el terapeuta del grupo puede enfadarse con él. Su enfado hacia esta conducta no se da necesariamente sin una justificación real. Sin embargo, si su padre acostumbraba a justificar la conducta y si existe una amenaza común entre el miembro del grupo y su padre, sus reacciones emocionales serán probablemente una contratransferencia. Existen otras manifestaciones de contratransferencia: * verse a sí mismo en ciertos clientes y sobreidentificarse con ellos hasta el punto de imposibilitar el trabajo efectivo. * proyectar sobre los clientes algunos rasgos que se desprecian en uno mismo y calificar a tales clientes como inadecuados para el tratamiento o imposibles de trabajar con ellos. * adoptar una conducta seductora y hacer un uso indebido del rol de terapeuta para ganar el afecto especial de ciertos miembros del grupo. Los conflictos no resueltos y las necesidades reprimidas del terapeuta del grupo pueden interferir gravemente sobre el proceso grupal y pueden conducirle a abusar de su posición de liderazgo. La dificultad para reconocer la contratransferencia y la necesidad de que estas reacciones sean reconocidas y tratadas terapéuticamente justifica la necesidad de psicoterapia para los terapeutas. El enfoque analítico requiere que los terapeutas se psicoanalicen para llegar a ser conscientes de su propias dinámicas y de las formas en que estas dinámicas pueden obstaculizar sus tareas terapéuticas. Como señalaba Brabender (1987), la contratransferencia puede ser una vía para comprender las dinámicas de un grupo. Nos recuerda que los terapeutas de grupo no son inmunes a los sentimientos de odio, envidia, culpabilidad, admiración y amor. En su opinión "la experiencia completa y la tolerancia de todos estos sentimientos del terapeuta en el seno de un grupo de pacientes capacita a los miembros para percibir la riqueza de su humanidad en la relación con otros" (p. 566). Pero es fundamental que los sentimientos del terapeuta sean conscientes y reconocidos. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 195 TÉCNICAS BÁSICAS Examen de la Ansiedad en el Contexto Grupal Una técnica clave del grupo psicoanalítico consiste en el reconocimiento y manejo de la ansiedad por parte del terapeuta, tanto con cada individuo como con el grupo en su totalidad. Wolf (1983) señala que la ansiedad emerge cuando las defensas del Yo o las resistencias son atacadas. El autor añade que muchos miembros experimentan ansiedad sólo de pensar en formar parte de un grupo analítico. Durante el curso del grupo, la ansiedad se manifiesta de muchas formas en las interacciones de los miembros. Mullan y Rosenbaum (1978) consideran la ansiedad como una parte necesaria de la terapia grupal regresivo-reconstructiva. La regresión terapéutica implica la reexperimentación de patrones primitivos asociados a estadios evolutivos infantiles. Cierto grado de regresión es un elemento necesario del proceso grupal analítico. En este mismo orden, los miembros deben retroceder para poder avanzar terapéuticamente. Esta regresión implica cierta relajación de las defensas yoicas de los miembros, lo que conlleva un incremento de la ansiedad. Así pues, la ansiedad no es algo que se deba dejar de lado sino que su reconocimiento, comprensión y examen de la función que desempeñan las defensas contra ella es esencial para el proceso analítico. La ansiedad es un efecto secundario de la adopción de riesgos en el grupo, un proceso que temporalmente conduce a modificaciones constructivas. Wolf y Kutash (1986) conceptualizan la ansiedad en las manifestaciones grupales desde la perspectiva de la teoría del equilibrio/desequilibrio. En su modelo, los individuos sienten ansiedad, o un estado de desequilibrio, cuando no experimentan un nivel óptimo de estrés para sus necesidades. El ambiente interpersonal del grupo puede caracterizarse por tres modelos de interacción: (1) un equilibrio generalmente destructivo ("desequilibrio de grupo"), (2) un equilibrio generalmente constructivo ("equilibrio de grupo") o (3) un equilibrio generalmente cómodo pero inútil ("malequilibrio de grupo"). El desequilibrio de grupo se produce cuando los miembros experimentan poca intimidad (aislamiento) o excesiva intimidad (sumersión). Entonces, los individuos sienten ansiedad por efecto de este desequilibrio. Esta ansiedad tiene sus raíces en la familia de origen y en el contexto grupal, los miembros participan inconscientemente en el proceso de recreación de los patrones de activación de la ansiedad. Kutash y Wolf (1983) señalan que cuando los individuos recrean su familia patogénica, existe el peligro de que el grupo llegue a ser tan patogénico como la familia original. Si el terapeuta no es capaz de intervenir adecuadamente, la dependencia puede atar a los miembros de forma tan neurótica como lo hacía en su familia de origen. El equilibrio de grupo se logra cuando los miembros recrean constructiva- 196 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS mente sus familias pero desde una nueva perspectiva. Los miembros proporcionan sustitutos familiares para sacar a la luz las reacciones transferenciales. Son conscientes del grado en que recrean su propia familia de la niñez en cualquier entorno grupal e invisten inadecuadamente a otros con cualidades que caracterizaban a sus primeras relaciones. El malequilibrio de grupo se produce cuando los miembros del grupo se sienten tan cómodos entre sí que evitan el desafío de las defensas de los otros. Los miembros tratan de controlar y reducir su ansiedad evitando el conflicto e inconscientemente negocian la supresión de los temas que activan la ansiedad e ignoran el material estresante aunque potencialmente inductor del crecimiento. Asociación Libre El método básico para descubrir el material reprimido e inconsciente es la asociación libre: comunicar cualquier cosa que venga a la mente, independientemente de lo dolorosa, ilógica o irrelevante que pueda parecer. Se espera que los miembros del grupo manifiesten sus sentimientos sin tratar de ejercitar la censura y el comentario grupal se deja abierto para cualquier aspecto que los miembros deseen plantear en vez de discutir sobre un tema establecido. Foulkes (1965) hace referencia a este proceso como "asociación libre de grupo". Una adaptación de la asociación libre al contexto grupal es la denominada "técnica de rueda", que usa la asociación libre para estimular la interacción de los miembros (Wolf, 1963). Una vez desarrollado un buen rapport en un clima propicio para compartir sueños y fantasías, se anima a los miembros a asociar libremente con respecto a cada persona del grupo. Cada participante se dirige a cada miembro del grupo y manifiesta lo primero que pasa por su mente sobre la persona. Según Wolf, la técnica de la rueda convierte a todos los miembros en terapeutas adjuntos, es decir, en vez de permanecer pasivos receptores de las interpretaciones del terapeuta, los participantes contribuyen activamente a la interpretación de los significados claves. Wolf añade que si los miembros del grupo manifiestan lo que viene a sus mentes sobre el otro individuo, "intuitivamente penetran una fachada resistente e identifican las actitudes subyacentes" (1963, p. 289). Como resultado, los participantes revelan los sentimientos, son menos reservados y a menudo desarrollan la capacidad de ver los conflictos psíquicos subyacentes. Además, todos los miembros del grupo disponen de la oportunidad de conocer la opinión que los otros participantes tienen de ellos. Wolf y Kutash (1986) sugieren que puede ser útil pedir a los miembros del grupo que asocien libremente en relación al relato del sueño de uno de ellos. De este modo son activos y no se sienten excluidos cuando prestan atención a TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 197 los detalles del sueño de uno de los miembros. El grupo puede examinar las asociaciones del individuo que narra el sueño y del resto de los miembros. En resumen, la asociación libre motiva a los miembros a ser más espontáneos y a descubrir los procesos inconscientes para lograr insights más profundos de sus psicodinámicas. Este procedimiento promueve también la participación unitaria y activa en el proceso grupal. Interpretación La interpretación es una técnica terapéutica usada en el análisis de las asociaciones libres, sueños, resistencias y transferencia. Al interpretar, el terapeuta señala y explica el significado subyacente de la conducta. Las interpretaciones van dirigidas a acelerar el proceso terapéutico del descubrimiento del material inconsciente. Se supone que las interpretaciones correctas y temporalizadas pueden ser usadas por el cliente para integrar nuevos datos que le conduzcan a nuevos insights. La interpretación requiere mucha destreza. Si el terapeuta fuerza al cliente con sus interpretaciones dogmáticas, los clientes tenderán a cerrarse y adoptar una actitud defensiva. Si se presentan interpretaciones correctas pero en un momento inadecuado, los clientes pueden combatir contra el proceso terapéutico y resistirse a otras intervenciones. Scheidlinger (1987) mantiene que una interpretación es simplemente una hipótesis que independientemente de la elegancia con que haya sido concebida, está sujeta a confirmación o rechazo. Sugiere que cuando los miembros del grupo rechazan una interpretación del terapeuta, esto puede significar que la interpretación no es acertada en vez de que el individuo muestra resistencia. El autor señala que la correcta temporalización de una interpretación en la terapia de grupo conlleva la disposición de un miembro dado a entender y aceptarla y la disposición del resto de los miembros. Añade que las interpretaciones prematuras pueden generar una ansiedad indebida que conduce a una considerable resistencia. El modo de expresar las interpretaciones y la manera de presentarlas, según Scheidlinger, afectarán al grado en que serán consideradas por los miembros. Este autor formula sus interpretaciones a modo de preguntas, una práctica que trasmite su naturaleza hipotética. Las interpretaciones que se presentan como hipótesis y no como hechos suelen ser aceptadas por los clientes. Por ejemplo, Sam sigue haciendo intervenciones inadecuadas cuando otros miembros expresan sentimientos intensos y de este modo hace que los otros pierdan el contacto con sus sentimientos. El terapeuta interviene y manifiesta: "Sam, pareces querer animar a Julie tratando de convencerla de que todo se resolverá. Tengo la impresión de que te sientes incómodo cuando ves sufrir a una persona, por eso te apresuras a eliminar ese dolor de la persona. ¿Podría ser que tu mismo intentas evitar las experiencias dolorosas?". Este comentario advierte a Sam 198 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS de la posible razón de su conducta en el grupo. Si piensa en la interpretación del terapeuta, puede descubrir otros significados de los que aún no es consciente. La manera en que se presenta la interpretación influirá en que la respuesta del sujeto sea o no defensiva. En este caso, el enfoque sugerente del terapeuta ni conlleva amenaza ni empuja a Sam a aceptar algo que aún no está dispuesto a aceptar. Algunas reglas útiles al interpretar son: * La interpretación debería referirse a material cercano a la conciencia del cliente. En otras palabras, el terapeuta debe interpretar material que el cliente no ha percibido por sí mismo pero sólo si éste está dispuesto y es capaz de incorporarlo. * La interpretación debería empezar por la superficie y ahondar en la medida que el cliente pueda tolerarlo emocionalmente. * Es mejor señalar una forma de defensa o resistencia antes de interpretar el sentimiento o conflicto que le subyace. COMPARTIR INSIGHTS ENTRE LOS MIEMBROS. Una de las ventajas del método psicoanalítico grupal es que se anima a los miembros a compartir sus insights sobre el resto de los participantes. Este proceso puede ser muy motivador y acelerar el progreso. Incluso aunque los miembros no efectúen interpretaciones sistemáticamente, dejando esa función al terapeuta, pueden producir un profundo efecto sobre el resto de los miembros siendo directos, espontáneos y confrontadores. En la medida en que los miembros se familiarizan entre sí, son más capaces de reconocer las estrategias defensivas y ofrecer observaciones perceptivas. Las reacciones de los compañeros pueden generar más consideración y reflexión que las que proceden de un experto aunque también pueden ser discutidas con mayor tenacidad. Algunos terapeutas opinan que los miembros pueden hacer comentarios inapropiados, es decir, insights que la persona en cuestión no está preparada para manejar. Este problema se reduce por lo que normalmente sucede cuando se presenta un insight a alguien en un momento inapropiado o de forma inexacta: generalmente la persona lo rechaza o de alguna forma lo descarta porque procede de un compañero y no del experto. Wolf, Schwartz, McCarty y Goldberg (1972) observan que la interpretación de los sueños, fantasías, transferencias, resistencias, conductas defensivas, lapsus linguae y asociaciones libres que hace el terapeuta permiten a los miembros ser conscientes de estos fenómenos en sí mismos y en los demás Aquí, como en la asociación libre, los miembros son terapeutas adjuntos y pacientes porque interpretan las manifestaciones del inconsciente en sí mismos y en los restantes miembros del grupo. De cualquier modo, Wolf (1963) manifiesta que los mejores analistas aprenden a valorar la útil contribución de TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 199 los miembros del grupo para el insight mutuo. El grupo se beneficiará al compartir las interpretaciones porque "los pacientes algunas veces se muestran más cercanos a la verdad inconsciente que su terapeuta" (p. 313). INTERPRETACIÓN DEL PROCESO CRUPAL. Las interpretaciones pueden ir dirigidas al grupo en su totalidad o a los individuos en particular. Por ejemplo, los miembros del grupo pueden operar bajo un acuerdo no manifiesto de ser educados y no confrontarse unos a otros. Al observar el proceso gru-pal y al compartir estas observaciones con el grupo, el terapeuta puede desempeñar una función instrumental para ayudar a los miembros a ver sus motivos ocultos y alcanzar un nivel más profundo de interacción. Aquí, también, es fundamental el modo en que el terapeuta presenta las observaciones. La interpretación del grupo en su totalidad fue desarrollada por el psiquiatra británico W.R. Bion. Bion (1959) observó tres supuestos básicos que desarrollan los grupos en su camino hacia el "grupo de trabajo": dependencia, ataque/fuga y apareamiento. El grupo orientado en la dependencia trata de halagar al terapeuta profesional para que este haga lo que ellos no se sienten capaces de hacer por sí mismos. El grupo de ataque/fuga se resiste a la estructura del terapeuta o de otro miembro rebelándose o ignorando a la persona. Los miembros de un grupo de apareamiento forman diadas y esperan que estas parejas desarrollarán el trabajo que deberían hacer individualmente. La meta de Bion fue ayudar a los participantes a lograr la capacidad para funcionar con efectividad en los grupos de trabajo. Para alcanzar esta meta, todas las interpretaciones eran del grupo. Aunque los fenómenos del grupo en su totalidad y las interpretaciones del proceso grupal son valiosas, Bion ha sido acusado de enfatizar en exceso las interpretaciones grupales a costa de otros factores curativos en la terapia grupal (Yalom, 1985). Análisis de los Sueños El análisis de los sueños es un procedimiento esencial para descubrir el material inconsciente. Freud consideraba los sueños como "la vía regia hacia el inconsciente" porque expresan las necesidades, conflictos, deseos, temores y experiencias reprimidas en el inconsciente. Cuando en un grupo se comparte un sueño y se hace un trabajo elaborativo, el participante adquiere un nuevo insight de las motivaciones y problemas no resueltos que existen detrás del sueño. Algunas motivaciones son tan inaceptables para la persona que sólo pueden expresarse de forma disfrazada o simbólica. De este modo, una de las ventajas de trabajar con los sueños en grupo es que permite a los miembros manejar sentimientos y motivaciones que de otra forma no podrían encarar. Tras explorar las diversas facetas y posibles significados de un sueño en el grupo, los miembros pueden tener una mejor disposición a aceptarse a sí 200 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS mismos y a examinar otros problemas no resueltos que provocan sentimientos de culpabilidad y vergüenza. Debería señalarse que los sueños tienen un doble contenido, el contenido manifiesto (o consciente) y el contenido latente (u oculto). El contenido manifiesto es el sueño tal y como se presenta al individuo; el contenido latente consiste en los motivos disfrazados e inconscientes que representan el significado oculto del sueño. Un grupo psicoanalítico trabaja con ambos niveles. Como los sueños son considerados como la vía regia al inconsciente enterrado, el fin consiste en examinar lo latente bajo lo manifiesto y descubrir gradualmente los conflictos reprimidos. En la primera sesión se comunica a los miembros del grupo que es necesario compartir sus sueños, fantasías y asociaciones libres para el análisis y la comprensión de las dinámicas ocultas tras los pensamientos, sentimientos y conductas confusas. Incluso aunque los terapeutas dispongan de un gran insight de los sueños del cliente, normalmente analizan poco durante los primeros estadios del grupo. Por el contrario, se anima a los miembros a ofrecer sus propios análisis (Mullan & Rosenbaum, 1978). En su artículo "El Sueño en la Terapia Crupal Psicoanalítica", Kolb (1983) manifiesta que los sueños pueden observarse desde la perspectiva interpersonal e intrapersonal. La autora considera que la experiencia misma del sueño, a menudo sin interpretación, inicia una actividad mental de una forma no igualada por la mayoría de otras experiencias clínicas. Según Wolf (1963), la interpretación de los sueños es un aspecto fundamental del proceso analítico y debería continuarse a través de los diversos estadios del grupo. Es una técnica esencial porque el material inconsciente que revelan los sueños produce un efecto liberador sobre los participantes. Se anima a los miembros a interpretar y asociar de forma libre con los sueños del resto de los participantes con el fin de alcanzar un nivel más profundo de interacción. Wolf manifiesta que todo el grupo se "entrega al análisis de sueños con sus asociaciones, catarsis, sensaciones de liberación y mutualidad concomitantes, todas las cuales contribuyen a la unidad del grupo, tan importante en los primeros estadios del tratamiento" (287). El autor subraya la importancia de la actitud no enjuiciadora por parte del terapeuta hacia el material inconsciente incipiente. El enfoque tolerante del terapeuta favorece una actitud similar en los miembros y pronto el grupo se convierte en una familia comprensiva que apoya al miembro. Además de su valor para desbloquear el material inconsciente del pasado del cliente, los sueños contienen también un amplio material sobre lo que sucede en el grupo porque los sueños de los miembros revelan sus reacciones ante el terapeuta y los miembros restantes (Locke, 1961). El individuo narra el sueño y comenta al grupo los significados y asociaciones que presenta para él. Entonces el grupo en su totalidad responde; otros miembros del grupo TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 201 manifiestan sus reacciones al sueño y sugieren asociaciones cruzadas. El resultado es la estimulación del grupo. El examen en grupo de los sueños presenta también otra faceta valiosa. Los miembros analizan los sueños de otras personas y plantean sus propias asociaciones, consecuentemente proyectan dimensiones propias significativas. En otras palabras, los miembros del grupo están interpretando y proyectando, un proceso que a menudo conduce a insight extremadamente valiosos. Los deseos, temores y actitudes son revelados mientras los miembros asocian con sueños ajenos. El sueño de uno de los miembros pasa a ser el sueño del grupo, un proceso que es la "verdadera esencia del trabajo sobre los sueños en el psicoanálisis en grupo" (Locke, 1961, p. 133). Los lectores interesados en el presente tema pueden dirigirse a Wolf y Schwartz (1962, pp. 135-161) y aKolb(1983). Insight y Trabajo Elaborativo El insight significa conocimiento de las causas de las dificultades presentes de uno. En el modelo psicoanalítico, insight es también la conciencia intelectual y emocional de la relación entre las experiencias pasadas y los problemas presentes. En la medida en que los clientes desarrollan un insight más penetrante, aumentan su capacidad para reconocer las múltiples formas en que se manifiestan estos conflictos nucleares tanto en el grupo como en sus vidas cotidianas. Se forman nuevas conexiones y los temas dominantes empiezan a brotar. Por ejemplo, si en el curso del trabajo grupal algunos miembros descubren que presentan la necesidad de agradar a todas las personas a toda costa, comprueban los efectos sobre sus vidas de su necesidad de aprobación. Pero el proceso analítico no finaliza en el nivel del insight; el trabajo elaborativo de los problemas y conflictos nucleares constituye un aspecto esencial tanto de la terapia analítica individual como de la orientada al grupo. Así pues, si los miembros del grupo esperan modificar algún aspecto de su personalidad, deben elaborar las resistencias y los viejos patrones, un largo y costoso proceso normalmente. El trabajo elaborativo es uno de los aspectos más complejos del análisis y requiere una gran responsabilidad. El proceso de elaboración implica la reexperimentación de los asuntos pendientes en el contexto de la transferencia (transferencia múltiple, en el análisis grupal). La elaboración representa la fase final del grupo analítico y produce un aumento de la conciencia y de la integración del self. Según Wolf y Schwartz (1962), el terapeuta, tras descubrir las dinámicas de los problemas y síntomas de un individuo, programa cautelosamente un curso de acción para manejarlos. Estos autores mantienen que los participantes progresan y cambian como 202 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS resultado del esfuerzo cooperativo entre el terapeuta y el cliente dentro del contexto de un plan de tratamiento flexible y razonable. Debería mencionarse que los conflictos infantiles raramente se elaboran completamente. La mayoría de los individuos, de tarde en tarde, tienen que manejar una y otra vez estos aspectos profundamente enraizados. Es un error pensar en la elaboración como técnica que libera al individuo de cualquier vestigio de los viejos patrones. La Sesión Alterna Wolf y sus colaboradores (1972) mencionan dos metas de los grupos psi-coanalíticos características de los estadios finales del desarrollo de un grupo: ayudar a los miembros a encontrar formas más efectivas de relacionarse con otras personas y motivarles para que crezcan como personas con el fin de que puedan pensar independientemente y mantenerse por sí mismos. La técnica de la sesión alterna parece ser útil para la consecución de ambas metas. La sesión alterna tiene lugar, sin el terapeuta del grupo, en casa de uno de los miembros. Estas sesiones sin terapeuta van dirigidas a crear una atmósfera de intimidad que estimule la participación desinhibida. Al enumerar las ventajas de la sesión alterna. Mullan y Rosenbaum (1978) mencionan el desarrollo de la cohesión grupal, el aumento del potencial creativo de cada miembro y de la función terapéutica del grupo así como la sensación de pertenencia al grupo. Mullan y Rosenbaum consideran que la ausencia del terapeuta conlleva la adopción de responsabilidades, la búsqueda de nuevas metas y valores, diferentes patrones de relación y esfuerzos mutuos para manejar problemas, todos ellos factores que contribuyen a una mayor autonomía de los miembros. La sesión alterna proporciona también formas de probar la autonomía recientemente adquirida, porque la capacidad de los participantes para funcionar sin el terapeuta puede ser indicativo de su disposición a separarse del terapeuta. Por último, la sesión alterna puede favorecer las sesiones regulares porque confirma la confianza del terapeuta en la capacidad de los miembros para usar sus propios recursos dentro del grupo con el fin de trabajar por la acción personal y la integración social. ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA Existen muchas variaciones con respecto a los estilos de liderazgo entre los terapeutas de grupo psicoanalíticamente orientados que oscilan desde los terapeutas caracterizados por la objetividad y un anonimato relativo, por una parte, hasta aquellos a favor de un rol producto de una relación colaboradora con los miembros. Algunos terapeutas de orientación psicoanalítica creen que TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 203 al permanecer más anónimos, los miembros proyectarán sobre su figura más imágenes propias de lo que esperan encontrar en el terapeuta, imágenes que se consideran como expresiones de las necesidades inconscientes de los miembros. Aunque tal análisis de la transferencia se considera aún como un sello característico de la terapia psicodinámica, el modelo de terapeuta impersonal está muy alejado del ideal y "representa un grave y nocivo error del rol terapéutico" (Strupp, 1992, p. 23). Evidentemente, uno de los logros más significativos de la terapia psicoanalítica es el creciente reconocimiento de la importancia central de la alianza terapéutica. En contraste con el modelo clásico de analista neutro e impersonal, la formulación contemporánea subraya el valor de la alianza terapéutica o una alianza de trabajo donde el terapeuta "transmite compromiso, interés, respeto y preocupación humana por el paciente" (Strupp, 1922, p. 23). Según Strupp, la redefinición del clima terapéutico en términos más personales no elimina la aparición de la transferencia. Asegura que la transferencia y la contratransferencia siguen siendo las piedras angulares de la terapia psicodinámica. El terapeuta y los miembros reaccionan de diversos modos que contienen tanto elementos reales como de transferencia. La transferencia es un fenómeno complejo que se manifiesta a través de las interacciones en el seno del grupo. Una tarea central del terapeuta consiste en descubrir y elaborar estás reacciones de transferencia hacia el terapeuta y hacia el resto de los miembros, según se manifiesten en el grupo. Según vayan aumentando las interacciones grupales, el terapeuta sigue las motivaciones inconscientes de los participantes e investiga las raíces históricas de estas motivaciones a través del análisis y la interpretación. Otras funciones del terapeuta son: * proporcionar apoyo cuando sea terapéutico y el grupo no parezca hacerlo. * ayudar a los miembros a encarar y manejar las resistencias propias y las del grupo en su totalidad. * atraer la atención de los miembros hacia aspectos sutiles de la conducta y mediante preguntas, ayudarles a auto-examinarse en mayor profundidad. Wolf (1963) y Wolf y Schwartz (1962) identifican otras funciones y tareas del terapeuta: * esforzarse por reconocer los errores y estar suficientemente seguro como para delegar algunas funciones de liderazgo al grupo. * acoger con satisfacción las manifestaciones de transferencia en el grupo como oportunidades para un trabajo fructífero. 204 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS * guiar a los miembros hacia la conciencia plena y la integración social. * reconocer la capacidad potencial de los participantes para colaborar en la interpretación e integración del material producido por los miembros restantes y su capacidad para acercarse a la verdad inconsciente de uno mismo y de los otros. * aplicar las destrezas necesarias para resolver los conflictos intragrupa-les. * establecer un tono de libertad empcional siendo abierto con respecto a los propios sentimientos. * prestar atención a las alianzas destructivas dentro del grupo. Para ser capaz de desempeñar todas estas funciones con efectividad, los terapeutas de grupo tienen la obligación suprema de entender sus propias dinámicas a lo largo del proceso terapéutico. Para hacerlo pueden necesitar supervisión ocasional. Su propia psicoterapia personal puede ser muy útil para ayudarle a reconocer las señales de contratransferencia y las formas en que influyen sus propias necesidades y motivaciones sobre el trabajo grupal. Wolf y sus asociados (1972) son representativos de los terapeutas psicoa-nalíticos que se centran en la relación terapeuta/cliente y en la importancia de las características personales del terapeuta de grupo. Tras trabajar dentro del marco del grupo analítico durante muchos años, han llegado a la conclusión de que el éxito depende no sólo de los constructos teóricos y técnicos del psicoanálisis sino también del terapeuta como persona. Aseguran que el centro de atención del psicoanálisis se ha ido modificando gradualmente desde la psi-codinámica del paciente a la relación existente entre el terapeuta y el cliente. En este mismo orden, según Wolf (1983), la función más significativa del terapeuta de grupo consiste en promover las relaciones interpersonales de los miembros más allá de la existente con el terapeuta. Wolf sugiere que la exclusiva implicación con el terapeuta puede aislar al cliente y conducirle hacia una relación simbiótica. Al potenciar la interacción entre los miembros se amplían las posibilidades del cliente y se potencia su crecimiento. ESTADIOS EVOLUTIVOS Y SUS IMPLICACIONES EN LA TERAPIA GRUPAL Introducción Este apartado describe un modelo evolutivo con repercusiones en el trabajo grupal. El modelo se basa en los ocho estadios del desarrollo humano que describe Erikson y en las fases del desarrollo psicosexual de Freud. Tal combinación proporciona a los terapeutas un marco de trabajo conceptual necesario para la comprensión de las tendencias evolutivas, de las principales tareas TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 205 evolutivas de cada estadio de la vida, de las necesidades críticas y su satisfacción o frustración, de los potenciales de selección en cada estadio vital, de los puntos angulares críticos o crisis y de los orígenes del desarrollo patológico de la personalidad que pueden producir posteriores conflictos de personalidad. Erikson (1963, 1982) elaboró y amplió las ideas de Freud subrayando los aspectos evolutivos psicosociales. Aunque intelectualmente estaba en deuda con Freud, no aceptó todas las perspectivas freudianas. El percibía el desarrollo humano de forma más positiva que Freud y.enfatizó el crecimiento y el apartado racional de la naturaleza humana mientras que Freud subrayó los aspectos irracionales del desarrollo. Además, la teoría psicosocial mantiene que el Yo es la fuerza organizadora del desarrollo humano (Erikson, 1963). El Yo se considera como el componente de la persona que se halla en contacto con el mundo exterior mediante procesos cognitivos como el pensamiento, la percepción, el recuerdo, el razonamiento y la atención. La teoría evolutiva de Erikson mantiene que el crecimiento psicosexual y psicosocial se producen conjuntamente y que en cada estadio de la vida las personas encaramos la tarea de establecer un equilibrio entre nosotros mismos y nuestro mundo social. La teoría psicosocial subraya la integración de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del desarrollo. Erikson describe el desarrollo en términos de un proceso vital continuo que el autor divide en ocho estadios cada uno de los cuales se caracteriza por una crisis específica que debe ser resuelta. Según Erikson, cada crisis representa un cambio decisivo en la vida. En estos momentos decisivos las personas podemos lograr una resolución satisfactoria de nuestros conflictos y avanzar o podemos fracasar en la resolución del conflicto y consecuentemente proceder a una regresión. En gran medida, nuestras vidas son el resultado de las elecciones que efectuamos en cada estadio. Este marco de trabajo conceptual es útil para todos los terapeutas de grupo, independientemente de su orientación teórica. Sea cual sea el modelo que subyace a la práctica grupal, las siguientes cuestiones deberán ser planteadas durante el proceso grupal: * ¿Cuáles son algunos de los temas que dan continuidad a la vida humana?. * ¿Cuáles son los problemas repetitivos o conflictos no resueltos de los clientes?. * ¿Cuál es la relación entre los problemas habituales de este individuo y los acontecimientos significativos durante la infancia?. * ¿Qué factores influyentes han formado el carácter de la persona?. * ¿Cuáles fueron los principales cambios decisivos y crisis en la vida del cliente?. 206 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS * ¿Qué elecciones o decisiones adoptó el individuo durante esos períodos críticos y cómo manejó las diversas crisis?. * ¿En qué dirección parece moverse la persona en el momento actual?. Estadio 1: Infancia - Confíanza versus Desconfíanza (Nacimiento hasta 12 Meses) Freud calificó el primer año de vida como la fase oral; la succión del pecho materno satisface las necesidades de alimento y placer del niño. Según la perspectiva psicoanalítica, los acontecimientos de este período son extremadamente importantes para el posterior desarrollo. Los niños que no obtienen suficiente amor y alimento pueden desarrollar posteriormente avaricia y ansia de poder porque los objetos materiales se convierten en sustitutos de lo que realmente quisieron pero no consiguieron. Los problemas de personalidad que se derivan de la fase oral incluyen una visión desconfiada del mundo, la tendencia a rechazar el amor, el temor a amar y confiar y la incapacidad para establecer relaciones íntimas. Según Erikson (1963), la tarea básica del niño consiste en desarrollar su sentido de la confianza básica en sí mismo, en los otros y en el mundo. Los niños deben contar con los otros y sentirse queridos y protegidos. Cuando son sostenidos, cuidados y protegidos, desarrollan la confianza básica. Erikson concibe el primer año de vida en términos de confianza versus desconfianza. Si los otros significativos (especialmente los padres) en la vida del niño proporcionan el amor necesario y satisfacen sus necesidades físicas, el niño desarrolla una sensación de confianza. Si, por el contrario, los padres no responden a las necesidades del niño, éste desarrolla una actitud de desconfianza hacia el mundo, especialmente hacia las relaciones interpersonales. Obviamente, los niños que se sienten aceptados se hallan en una posición más favorable para superar con éxito las futuras crisis evolutivas que los niños que no reciben los cuidados necesarios. Los niños que reciben amor generalmente se aceptan a sí mismos, mientras que los niños que se sienten indeseados y no queridos tienden a experimentar dificultades para aceptarse. Algunas de las características comportamentales de las personas que han adquirido una sensación de confianza básica son la capacidad para solicitar apoyo emocional de los otros y centrarse en los aspectos positivos de la conducta ajena, capacidad para equilibrar lo que dan y lo que reciben, voluntad de auto-apertura y normalmente una perspectiva optimista del mundo (Hama-chek, 1988). IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. La conexión entre estas ideas y la práctica de psicoterapia grupal parece bastante obvia. Un tema comunmente examinado en los grupos es la sensación de no sentirse TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 207 querido ni cuidado y la consecuente necesidad de alguien que nos quiera y cuide profundamente. De vez en cuando, los miembros del grupo recuerdan sus sentimientos infantiles de abandono, temor y rechazo y muchos de ellos se han fijado la meta de encontrar un "progenitor" simbólico que los acepte. Así, gran parte de su energía va dirigida a buscar la aprobación y aceptación de los otros. El problema se complica por el hecho de que al ser incapaces de confiar en sí mismos y en los demás, temen amar o establecer relaciones cercanas. Los terapeutas de grupo pueden ayudar a estos clientes a expresar el dolor que sienten y a elaborar algunas de las barreras que les impiden confiar en los otros y aceptarse completamente a sí mismos. Erikson (1968) observa que estos clientes tienden a expresar su desconfianza básica aislándose cada vez que se hallan en desventaja con los otros o con el mundo. Debería señalarse que cada estadio se construye sobre los resultados psicológicos de los estadios anteriores. En este mismo orden, la sensación de confianza básica es el cimiento del desarrollo posterior de personalidad. Como se verá con los siguientes estadios, cuando se dispone de los cimientos de confianza, autonomía, iniciativa y laboriosidad, el individuo está preparado para afrontar los desafíos de la adolescencia: establecer una sensación clara de quién es como persona y desarrollar un auto-concepto positivo (véase Hamachek, 1988). Los problemas asociados con cada uno de estos estadios evolutivos pueden manifestarse en el grupo analítico donde se reproduce la familia de origen. Por ejemplo, en este primer estadio los miembros pueden proyectar sentimientos hostiles hacia el terapeuta o hacia los otros miembros. Estos individuos pueden sentirse justificados para mantener tales temores irreales y pueden carecer de la suficiente confianza como para comprobar la exactitud de sus proyecciones. Es fundamental que los terapeutas determinen lo que sea conveniente y procedan para establecer una atmósfera de grupo que permita a los miembros sentirse seguros para examinar las posibles proyecciones. Si un miembro no desarrolla la confianza, podrá aislarse fácilmente del grupo. Estadio 2: Primera Niñez - Autonomía versus Vergüenza y Duda 112 Meses hasta 3 Años) Freud denominaba fase anal a los siguientes dos años de la vida porque la zona anal empieza a ser la más significativa para la formación de la personalidad. Las tareas fundamentales que debe dominar el niño durante este período incluyen aprender a ser independiente, aceptar el poder personal y aprender a expresar sentimientos negativos como celos, odio, agresividad y deseo de destrucción. De este modo, es durante esta fase cuando los niños inician su camino hacia la autonomía. Desempeñan un papel cada vez más 208 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS activo en el cuidado de sus propias necesidades y empiezan a comunicar lo que desean recibir de los otros. Este es también el momento en el que se encuentran con las primeras demandas parentales; se les restringe la posibilidad de explorar completamente su entorno y se les impone el control de esfi'nteres. La perspectiva freudiana es que los sentimientos y actitudes parentales durante esta fase producen consecuencias significativas en el posterior desarrollo de la personalidad. Durante la fase anal los niños experimentan sentimientos de hostilidad, rabia y agresión. Si se les enseña, directa o indirectamente, que son malos sólo por tener tales sentimientos, pronto aprenden a conservar para sí dichas emociones. Habiendo aprendido que el amor parental es condicional y que el amor va a ser perdido si expresan sentimientos "negativos", reprimen la ira y la hostilidad. Así, la impresión de no pertenencia de los sentimientos se pone en marcha y a menudo conduce a la posterior incapacidad de aceptar los propios sentimientos reales. Desde el punto de vista de Erikson, el período comprendido entre 1 y 3 años de edad es el momento de afirmar un sentido de la autonomía. Los niños que no dominan la tarea de obtener cierta medida de auto-control y cierta capacidad para manejar el mundo, desarrollan un sentimiento de vergüenza y duda sobre sí mismos y sobre su adecuación. En esta edad los niños necesitan explorar el mundo, experimentar y probar sus límites y tener la posibilidad de aprender a partir de sus errores. Si los padres hacen demasiado por los niños y tratan de mantenerlos dependientes, pueden inhibir la autonomía del niño y entorpecer su capacidad para manejar el mundo satisfactoriamente. ¿Cuáles son las características de las personas que han desarrollado un sentido de la autonomía?. Estas pueden adoptar sus propias decisiones sobre aspectos significativos, pueden rechazar solicitudes sin sentimientos de culpabilidad, se resisten a ser dominadas por aquellos que desean controlarlas, pueden trabajar bien a solas o con otros, pueden prestar atención a sus propias necesidades internas cuando deciden un curso de acción, confían en sus capacidades y se sienten relativamente cómodas en las situaciones de grupo (Hamachek, 1988). IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Entendiendo las dinámicas de este estadio vital, el terapeuta puede acceder a un material valioso. Muchas de las personas que solicitan ayuda en un grupo no han aprendido a aceptar su ira y odio hacia aquellos que aman, y deben ponerse en contacto con las partes de sí mismos cuya titularidad no han reconocido y que se encuentran en la base de estos sentimientos conflictivos. Para lograrlo, deben revivir y reexperimentar las situaciones de su pasado lejano en las que empezaron a reprimir estos sentimientos intensos. En el contexto seguro del grupo pueden aprender gradualmente formas de expresar sus sentimientos reprimí- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 209 dos y pueden elaborar la culpabilidad asociada con algunas de estas emociones. Los grupos ofrecen muchas oportunidades para la catarsis y el reaprendizaje. Los participantes del grupo que cuentan con un grado limitado de autonomía y muchas dudas sobre sí mismos han desarrollado un estilo de vida caracterizado por la dependencia de otros. Estas personas se unen a un grupo para readquirir su potencial de poder y para desarrollar la capacidad de definir quiénes son y qué son capaces de hacer, en resumen, para lograr el control psicológico de sus vidas. Aquí también, el grupo ofrece la oportunidad de investigar el modo en que se desarrolló originariamente el propio estilo emocional dependiente y de aprender formas concretas para confiar más en uno mismo. Estadio 3: La Edad Preescolar - Iniciativa versus Culpabilidad (3 a 6 Años) En la fase fálica de Freud la actividad se hace más intensa. El centro de interés reside en los órganos genitales y se adquiere la identidad sexual. Los niños en edad preescolar muestran curiosidad por sus cuerpos. Los examinan y experimentan placer mediante la estimulación manual. Muestran un mayor interés por las diferencias entre los sexos y formulan preguntas sobre la reproducción. La forma de responder de los padres, verbal y no verbalmente, a la sexualidad incipiente y al interés sexual de los niños es crucial para determinar los tipos de actitudes, sexuales y no sexuales, que éstos desarrollarán. Desde el punto de vista freudiano, el conflicto básico de la fase fálica se centra en los deseos incestuosos inconscientes que los niños desarrollan hacia el progenitor del sexo opuesto. Estos sentimientos son muy amenazantes, y consecuentemente reprimidos. Sin embargo, se mantienen como determinantes del posterior desarrollo de la personalidad. Junto con el deseo de poseer al progenitor del sexo opuesto llega el deseo inconsciente de desplazar al progenitor del mismo sexo. El niño desea la atención de la madre, desarrolla sentimientos de resentimiento hacia su padre, pero teme que su padre le castigue por sus sentimientos incestuosos hacia su madre. Este proceso evolutivo psicosexual se conoce con el nombre de complejo de Edipo. El proceso es inconsciente, porque la represión opera para mantener la ansiedad controlada. Normalmente el niño desarrolla temores asociados a su pene, que Freud denominó angustia de castración. Este temor influye en la vida del muchacho durante este período. Su miedo consiste en creer que su padre va a castigarle cortando su pene. A consecuencia del miedo, el niño reprime el deseo sexual de poseer a su madre. Si el complejo de Edipo se resuelve adecuadamente, el 210 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS niño reemplaza sus anhelos sexuales hacia su madre a través de formas socialmente más aceptables de afecto. Desarrolla la identificación con su padre, decidiendo que si no puede vencer a su padre, se unirá a él. Aunque Freud no describió tan detalladamente la fase fálica femenina , un equivalente femenino al complejo de Edipo se conoce por el complejo de Eiectra. Eí primer objeto de deseo de ía niña es su madre, pero este amor se transfiere al padre durante esta fase. La niña desarrolla sentimientos- negativos hacia la madre pero cuando descubre que no puede competir por la atención de su padre, se identifica con ella asumiendo algunas características de su comportamiento. Durante este período se desarrolla el superyo, el constructo que hace referencia al control interno o a los ideales que guían la conducta del individuo. Durante la fase fálica existe un conflicto entre los impulsos del ello y del superyo. El ello es la parte de la personalidad, presente en el nacimiento, que es ciega, exigente e insistente. Su función consiste en eliminar la tensión y volver a la homeóstasis. El superyo es la parte de la personalidad que representa el propio sistema moral, la lucha por la perfección y no por el placer. El Yo se dedica a la tarea de mediatizar entre la realidad extema y las demandas internas. El Yo constituye todos los modelos de pensamiento usados por los individuos para alcanzar sus metas y para defender sus auto-conceptos. Como éste es un pen'odo de formación consciente, un peligro crítico es el adoctrinamiento de actitudes morales rígidas e irreales por parte de los progenitores. Además, si los padres manifiestan una actitud negativa hacia la creciente conciencia sexual del niño, los niños aprenden que sus impulsos sexuales son dañinos y que su curiosidad por las cuestiones sexuales es inaceptable. En consecuencia, se sienten culpables de sus propios impulsos naturales, con miedo a formular preguntas, piensan a solas y tienden a aceptar a ciegas las respuestas de sus progenitores. Los impulsos sexuales y el interés por las cuestiones sexuales provoca ansiedad y por lo tanto se reprime. Esta negación de la propia sexualidad establecida en esta edad se transporta hasta el estadio adulto y normalmente conduce a conflictos, culpabilidad, remordimientos y auto-condena. Otro de los peligros críticos es que los padres sean extremadamente permisivos al enseñar valores o que su modelo sea muy escaso. Tales padres pueden enseñar a sus hijos a proceder estrictamente bajo su propia responsabilidad y a ignorar cualquier sentido de atención a otros. Por lo tanto, en un extremo se hallan aquellos individuos cuya conciencia es punitiva y en el otro extremo las personas cuya conciencia está lamentablemente ausente. Los últimos son individuos sociopáticos cuyas principales características de personalidad incluyen una visible carencia de desartollo ético o moral y la incapacidad de comportarse de acuerdo con un marco de valores sociales. La teoría psicoanalítica proporciona una perspectiva para entender las diferencias entre estos dos extremos del desarrollo de la moralidad. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 211 Erikson por otra parte, manifiesta que la tarea básica de los años preesco-lares consiste en establecer un sentido de la competencia e iniciativa. Este es el momento para prepararse psicológicamente para el desempeño de actividades que tienden a desarrollar una imagen extema positiva caracterizada por la capacidad para iniciar y sostenerse. Pero, si no se les permite adoptar como mínimo algunas de sus propias decisiones o si sus decisiones son ridiculizadas, pueden desarrollar un sentido de la culpabilidad ante la propuesta de iniciativas. Normalmente, evitarán adoptar una actitud activa y dejarán que sean otros quienes decidan por ellos. ¿Cuáles son las características de las personas que disponen de un sentido de la iniciativa?. Les gusta aceptar nuevos retos, tienden a establecer metas y hacer lo necesario para alcanzarlas, se motivan solos, disponen de niveles altos de energía, disponen de una idea clara de adecuación personal y cuentan con un sentido equilibrado de la ética sin ser excesivamente moralistas (Hamachek, 1988). IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO GRUPAL. Los dramas de Edipo y Electra se presentan en la terapia grupal. Los miembros pueden proyectar en el terapeuta el ideal de progenitor que posteriormente puede ser eliminado por los mordaces ataques. La competitividad por la atención y el afecto del terapeuta es otro patrón corriente cuyas raíces se encuentran en este estadio, como también lo es el excesivo temor a la desaprobación del terapeuta (comunicación personal, William Blau, 25 de Febrero, 1992). En los grupos que dirigimos mis colaboradores y yo, hemos observado como tema general el de querer simbólicamente sustituir al progenitor del mismo sexo, de tal forma que el progenitor del sexo contrario pueda ser el objeto de atención. Otros temas incluyen el deseo de ser reconocido y valorado por el progenitor del sexo opuesto, sentimientos de atracción hacia el progenitor del sexo opuesto y luchas con el progenitor del mismo sexo. En la mayoría de los grupos terapéuticos, los participantes luchan con aspectos relacionados con la identidad-rol sexual. Muchos individuos han incorporado nociones estereotipadas del significado de ser una mujer o un hombre y consecuentemente han reprimido muchos de sus sentimientos que no coinciden con dichos estereotipos. El grupo puede ser el lugar donde los individuos desafíen tales perspectivas restrictivas y lleguen a ser más plenos. Por problemas relacionados con los impulsos sexuales, las actitudes, valores y conducta se mantienen en privado con mucha frecuencia, y las personas se sienten muy solas con sus problemas sexuales. Los grupos ofrecen la posibilidad de expresar abiertamente estos conflictos, corregir los aprendizajes erróneos, elaborar los sentimientos y sucesos reprimidos y empezar la formulación de una nueva perspectiva de uno mismo como ser sexuado femenino o masculino. Quizá la función más importante del gmpo es que proporciona a 212 EL ENFOQUE PSICOANALfTICO DE GRUPOS los clientes el permiso de tener sentimientos y hablar honestamente sobre ellos. Estadio 4: Edad Escolar - Laboriosidad versus Inferioridad (6 a 12 Años) Los freudianos denominan a este período fase de latencia. Tras el torrente de impulsos sexuales de los años precedentes, este período es relativamente inactivo. Se produce un declive de los intereses sexuales, que son reemplazados por intereses escolares, en los compañeros, en los deportes y en una gran variedad de actividades. Alrededor de los 6 años de edad, los niños empiezan a buscar sus nuevas relaciones. Erikson subraya el aspecto activo y no latente de este estadio y las tareas psicosociales que deben efectuarse en este período para que el desarrollo del niño sea sano. Los niños necesitan ampliar su comprensión del mundos físico y social y continuar desarrollando una identidad/rol sexual apropiada. Deben formar también valores personales, participar en tareas sociales, aprender a aceptar a las personas diferentes a ellos y adquirir las destrezas básicas necesarias para la escolarización. Según Erikson, la principal tarea de los niños de esta edad es el logro de un sentido de la laboriosidad ya que un fracaso en su consecución produce un sentimiento de inadecuación e inferioridad. La laboriosidad hace referencia al establecimiento y consecución de metas personalmente significativas. Si los niños fracasan en esta tarea, es probable que no se sientan adecuados como adultos y los siguientes estadios evolutivos se verán negativamente influidos. Las personas que disponen de un sentido de la laboriosidad disfrutan aprendiendo, sienten curiosidad, experimentan con nuevas ideas y llegan a nuevas síntesis, se excitan cuando son productivos, se enorgullecen al efectuar con éxito alguna cosa, aceptan la crítica de forma no defensiva y son persistentes (Hamachek, 1988). IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. A continuación se presentan algunos de los problemas originados en este estadio que los terapeutas pueden encontrar en los clientes: auto-concepto negativo, sentimientos de inadecuación relacionados con el aprendizaje, sentimientos de inferioridad al establecer relaciones sociales, conflictos de valores, una identidad/rol sexual confusa, falta de voluntad para hacer frente a nuevos retos, dependencia y falta de iniciativa. Para observar el modo en que el conocimiento de los problemas y dilemas de este estadio pueden ayudar en el proceso terapéutico consideremos el caso de un paciente con sentimientos de inferioridad. Raquel teme tanto el fracaso que no acude al colegio porque está convencida de que nunca podrá lograrlo. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 213 En el grupo puede ser estimulada para ver las posibles conexiones entre sus sentimientos de inadecuación y algunos sucesos que ocurrieron cuando se hallaba en la escuela primaria. Quizá sufrió algunas experiencias de aprendizaje negativas como la manifestación pública o privada de alguno de sus profesores de que ella era una estúpida y no podía aprender. Mientras que Raquel no pueda superar sus sentimientos no podrá satisfacer las demandas del colegio, probablemente deberá volver a los sucesos traumáticos de su niñez, revivirlos y expresar el dolor que entonces sintió. Con el apoyo del grupo puede experimentar otra vez muchos de sus sentimientos enterrados y empezar a observar desde una perspectiva diferente los acontecimientos pasados. En algún momento llegará a la conclusión de que no debe abandonar su carrera académica ahora a consecuencia de algún suceso que ocurrió en la escuela. Raquel puede ser dañada más que ayudada por la experiencia grupal salvo que reconozca su patrón de inferioridad en su vida, que será revivido en el grupo. Ella podría temer también el fracaso como miembro. Dada su dinámica, es probable que se disponga a fracasar y que influya sobre los miembros restantes para que la consideren como un fracaso y como un "rechazo del grupo". Si el resto de los miembros comparten sus sentimientos negativos sobre su implicación en el grupo, se puede generar un círculo vicioso difícil de romper. Yalom (1985) cita con pruebas demostrables que un miembro que no es aceptado como válido por los miembros (o por sí mismo) puede ser dañado por la experiencia grupal. Es importante que los miembros aprendan a reconocer los patrones que se originaron durante su niñez y que inevitablemente se repetirán en el grupo. Estadio 5: Adolescencia - Identidad versus Confusión de Roles (12 a 18 Años) La adolescencia es un estadio de transición entre la niñez y la vida adulta. Es un período en el que continuamente se prueban los límites, se rechazan los lazos de dependencia y se establece una nueva identidad. Sobre todo es un período de conflicto, especialmente entre el deseo de prescindir del control parental y el temor de adoptar decisiones independientes y vivir las consecuencias. En la teoría freudiana la última fase psicosexual, denominada fase genital, es la más larga y comprende a partir de la adolescencia; empieza en el momento de la pubertad y dura hasta la implantación de la senectud, momento en el cual el individuo tiende a regresar a estadios anteriores. En esencia. Freud observó el período evolutivo comprendido entre el nacimiento y los primeros 5 años de vida como los cimientos sobre los que posteriormente se construirá el desarrollo de la personalidad. Tal fue así que se centró en este período y no prestó demasiada atención a los sucesos de la niñez tardía o a 214 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS los del período adulto. Erikson retomó este tema en el momento donde lo dejó Freud y dedicó mucha atención a los últimos estadios, especialmente a la adolescencia. El autor consideró la crisis que caracteriza a la adolescencia, la crisis de identidad, como la más importante de la vida. ¿A qué se refiere Erikson con crisis de identidad?. El autor considera que la mayoría de los conflictos de la adolescencia se relacionan con el desarrollo de una identidad personal. Los adolescentes luchan por definir quiénes son, hacia dónde van y cómo conseguirán llegar allí. Debido a los múltiples cambios que se producen en este período, fi'sicos y sociales así como por las diversas presiones sociales, muchos adolescentes presentan dificultades para encontrar una identidad estable. Experimentan presiones del centro educativo, de los padres, de sus compañeros de grupo, de los miembros del otro sexo y de la sociedad en general y estas demandas son frecuentemente conflictivas. En medio de esta tormenta, el adolescente debe decidir por cuál de estas variadas expectativas opta. Si el adolescente fracasa, se produce la confusión de roles, y la persona carecerá de fines y dirección en los siguientes años de su vida. ¿Cuáles son algunas de las características conductuales de las personas que disponen de un sentido de la identidad?. Estas personas cuentan con un auto-concepto estable, una sensación clara de las metas, son menos susceptibles a la presión de sus compañeros, normalmente se aceptan a sí mismos, son capaces de adoptar decisiones sin vacilar, asumen la sensación de responsabilidad por lo que suceda con ellos y son capaces de intimar física y emo-cionalmente con individuos seleccionados sin sentirse perdidos ellos mismos (Hamachek, 1988). Otra de las tareas difíciles y portadoras de ansiedad que deben efectuar los adolescentes consiste en clarificar e integrar los valores propios en un sistema orgánico que sea personalmente significativo. Con el fin de desarrollar una filosofía personal de la vida, los adolescentes deben tomar decisiones correspondientes a diversos aspectos: ética y moralidad, sexualidad, creencias religiosas, expectativas en la vida, valores en las relaciones íntimas, educación y profesión. Al enfrentarse a estos retos los jóvenes necesitan modelos adecuados porque la mayoría de los valores no se aprenden por instrucción directa sino mediante el contacto con personas que inspiran con el ejemplo. A menudo los modelos son inadecuados o incluso inexistentes. Los adolescentes son especialmente conscientes de la doble moral de los adultos y su tolerancia a la falsedad es muy baja. Están más influidos por lo que observan que por lo que les dicen que deben hacer. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. En mis grupos se dedica una gran parte del tiempo a la exploración y resolución de los conflictos de dependencia/independencia que son tan característicos de la adolescencia. El proceso de separación e individuación constituye uno de los factores centrales. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 215 En el grupo terapéutico los adolescentes pueden sentir la necesidad de examinar un período anterior del desarrollo y la conexión con los otros significativos. El terapeuta del grupo puede ser el objeto de la transferencia durante un tiempo permitiendo que los miembros proyecten sentimientos sobre él y ayudando a los miembros a elaborar los aspectos pendientes del pasado. En algunos momentos uno o más miembros manifestaban una actitud rebelde hacia el terapeuta. Aunque desafiar al terapeuta es señal de progreso hacia la independencia, atacar al terapeuta también puede ser síntoma de rebeldía contra los padres o contra cualquier autoridad. Podría ser el intento de asesinar psicológicamente al terapeuta, lo cual es un ejemplo de la recapitulación de los temas adolescentes dentro del contexto grupal. Es fundamental que los terapeutas sean conscientes de sus propias dinámicas, especialmente si se confrontan a los miembros. Los terapeutas deben diferenciar entre las conductas rebeldes y las desafiantes que muestran los miembros. Algunos miembros del grupo reviven su adolescencia en el grupo y a menudo atraviesan experiencias que evitaron durante aquel momento. Por ejemplo, pueden haber dejado a otros la posibilidad de decidir por ellos. En el grupo llegan a ser conscientes del modo en que han abandonado la auto-dirección en favor de la comodidad que supone la dirección ajena. A través de un proceso de reaprendizaje, los miembros son activos para recuperar el mando de sus propias vidas. La terapia grupal es especialmente apropiada para los adolescentes. Proporciona un foro donde pueden expresar y explorar los sentimientos conflicti-vos y descubrir que no están solos con dichos conflictos. El grupo permite cuestionarse abiertamente y modificar los valores y da la oportunidad para poner en práctica las destrezas comunicativas con los compañeros y adultos. Los adolescentes en un contexto seguro, pueden experimentar con la realidad, probar sus límites, expresarse y ser escuchados. Los problemas no resueltos de la adolescencia se manifiestan en muchas de las cuestiones que los adultos plantean en el grupo. En la mayoría de los grupos que he dirigido uno de los temas más persistentes es la búsqueda de la idenddad: "¿Quién soy?, ¿Cómo llegué a este camino?, ¿Qué represento realmente?, ¿Hacia dónde me dirijo y cómo llegaré allí?, ¿Si consigo llegar, qué implicará?". Hasta que los adultos reconozcan este aspecto inacabado de sus etapas anteriores no pueden satisfacer los dilemas presentados en los siguientes estadios vitales. Estadio 6: Fase de Juventud Adulta - Intimidad versas Aislamiento (18 a 35 Años) Desde el punto de vista de Erikson, las personas logramos introducimos en el estadio adulto cuando se han logrado dominar los conflictos de la adolescen- 216 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS cia y se ha establecido una identidad personal firme. Durante el sexto período (entre los 18 y los 35 años), nuestro sentido de la identidad se pone a prueba otra vez con el dilema que se produce entre la intimidad y el aislamiento. Una característica esencial de la persona psicológicamente madura es la capacidad para establecer relaciones íntimas. Para lograr intimidad real con los otros necesitamos confiar en nuestra propia identidad porque la intimidad conlleva compromiso y la capacidad para compartir nuestra propia centra-ción. El fracaso en la consecución de la intimidad conduce a la alienación y al aislamiento. Durante este período las personas se interesan también por los intereses propios, por establecerse en una ocupación y por labrar un estilo de vida satisfactorio. Es el momento de los sueños y los planes de vida pero también de la productividad. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. En muchos grupos con miembros adultos se dedica un tiempo considerable a examinar las prioridades de los participantes. Estos luchan contra los problemas de la intimidad interpersonal, comentan sus sueños insatisfechos, se cuestionan el significado de su trabajo, se preguntan por el futuro y reevalúan los patrones de sus vidas para determinar los cambios que deben realizar. Quizá el principal valor del grupo para las personas implicadas en estas batallas es la oportunidad de revisar sueños y planes de vida y decidir el grado en que sus vidas cumplen estas aspiraciones. Si la diferencia es grande, se sugiere a los participantes que busquen formas para modificar la situación. Normalmente, los jóvenes adultos plantean en el grupo problemas referidos a la convivencia con otra persona y a la formación de una familia. El aspecto central de este período es la crisis de intimidad, un conflicto entre la necesidad de mantener un sentido de la individualidad propia separada del resto y la necesidad de establecer relaciones íntimas. La resolución satisfactoria de la crisis de intimidad conlleva el logro del equilibrio entre el cuidado de uno mismo y el interés activo por los demás. Aquellos que fracasan en la consecución de este equilibrio se centran exclusivamente en las necesidades ajenas, abandonando sus propias necesidades, o se centran tanto en sí mismos que no dejan espacio para el cuidado de los demás. Evidentemente, la capacidad del joven adulto para establecer relaciones interpersonales está fuertemente influida por los acontecimientos vividos con anterioridad. El modo en que los miembros manejan la intimidad en el seno del grupo revela los patrones de acercamiento y distanciamiento que aprendieron durante este período. Muchas personas tienen dificultades para establecer vínculos cercanos con otras personas. Este patrón de incomodidad y temor a dar y recibir amor y afecto tenderá a hacerse visible en las sesiones grupales. El grupo es el lugar ideal para que los miembros con dificultades de intimidad reconozcan y afronten sus temores. Si los miembros no son conscientes TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 217 de sus tendencias a mantenerse alejados del resto, fácilmente podrían intentar amoldar el grupo terapéutico a semejanza del grupo de su familia de origen, la cual se posicionaba en contra de la intimidad. Estadio 7: Fase Adulta - Generatividad versas Estancamiento (35 a 60 Años) El séptimo estadio se caracteriza por la necesidad de ir más allá de nosotros mismos y nuestras familias inmediatas e implicarse en la ayuda y guía de la nueva generación. Los años de madurez pueden ser el período más productivo de nuestras vidas, pero también puede conllevar la dolorosa experiencia de enfrentarse a la discrepancia entre lo que establecimos como meta en nuestra juventud y lo que realmente hemos logrado. Erikson considera que el estímulo del crecimiento continuado durante este estadio reside en el conflicto entre la generatividad y el estancamiento. La generatividad es un concepto amplio que se manifiesta en la capacidad para amar bien, trabajar bien y divertirse bien. Si las personas fracasan en la consecución de un sentido de la competencia personal, empiezan a estancarse y a morir psicológicamente. Cuando alcanzamos la mediana edad, somos más conscientes del carácter inevitable de la muerte. Esta conciencia de la mortalidad es una de las características centrales de la crisis de la mitad de la vida e influye sobre las evaluaciones que hacemos de nuestras vidas. Por primera vez nos enfrentamos al hecho de no lograr aquello que esperábamos hacer, de no haber vivido de acuerdo con nuestras expectativas anteriores. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Los cambios que se producen durante este estadio vital así como las crisis y conflictos que los acompañan representan oportunidades muy útiles para el trabajo grupal. Los participantes se enfrentan a nuevas evaluaciones, ajustes y elecciones con el fin de iniciar nuevas posibilidades y alcanzar nuevos niveles de significado. Por ejemplo, la mayoría de los padres deben adaptarse al abandono de sus hijos. Si se centran en exceso en los esfuerzos que hicieron por sus hijos, ahora deberán adoptar otros objetos para adquirir el sentido de finalidad o satisfacción en la vida. Los participantes del grupo buscan nuevas formas para hallar metas productivas. El conocimiento del desarrollo adulto permitirá al terapeuta fijarse en aquellos que se sienten desesperanzados durante este período, y ayudarles a vencer la idea destructiva de "Esto es todo lo que me ha dado la vida". Es necesario que el terapeuta disponga de las destrezas y del interés suficientes para impulsar a las personas hacia la búsqueda de nuevos significados y a "inventarse a sí mismos" a través de nuevas formas. Estos aspectos evolutivos son útiles para el progreso grupal y para la comprensión de la conducta de los miembros en situaciones extemas al grupo. 218 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS Estadio 8: Fase de Madurez - Integridad versus Desesperación El octavo y último estadio de la vida confronta al individuo con tareas evolutivas cruciales como la adaptación a la muerte del cónyuge o de amigos, el mantenimiento de intereses externos, la adaptación a la jubilación y la aceptación de pérdidas en las capacidades físicas y sensoriales. Pero la principal tarea del último estadio es la revisión del pasado y la extracción de conclusiones. Según Erikson, la resolución satisfactoria de la crisis básica de este estadio, el conflicto entre la integridad y la desesperación, depende del modo en que la persona recapacite sobre su pasado. La integridad del Yo la consiguen sólo aquellos miembros que se arrepienten de pocas cosas, que consideran que han sido productivos y que sus vidas han merecido la pena y que sienten que han manejado sus fracasos y éxitos satisfactoriamente. No están obsesionados por lo que podrían haber sido y son capaces de obtener satisfacción de lo vivido. Consideran la muerte como una parte del proceso vital y aún pueden hallar significado y satisfacción en el tiempo que les queda. El fracaso en la consecución de la integridad del Yo conduce a los sentimientos de desesperación. Las personas con esta perspectiva son constantemente conscientes de los asuntos pendientes, anhelan disponer de otra oportunidad en la vida que saben que no tendrán y no pueden aceptar la idea de morir porque han desperdiciado sus vidas. Consecuentemente, se sienten desesperados. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Como señala Burnsi-de (1984) en su excelente obra Working with the Elderly: Group Processes and Techniques, los grupos de ancianos son cada vez más frecuentes. La autora describe diversos grupos formados para satisfacer exclusivamente las necesidades de los ancianos. Por ejemplo, los grupos orientados a la realidad están diseñados para ancianos que han sido diagnosticados de algún síndrome cerebral crónico. Los grupos de terapia de remotivación se centran en aspectos específicos de interés para los participantes. Los grupos de recuerdo ayudan a las personas mayores a recordar y reconstruir el pasado. Los grupos terapéuticos examinan los problemas comunes a los ancianos, proporcionan un medio que les apoya, potencian el sentido de pertenencia y ofrecen oportunidades para comprobar la realidad. Para trabajar satisfactoriamente con un grupo de ancianos el terapeuta debe tener en cuenta las limitaciones básicas de sus recursos para cambiar sin adoptar una actitud fatalista que reforzaría su sensación de indefensión. Los terapeutas que dirigen grupos de ancianos deben tener expectativas realistas. Aunque los cambios drásticos de la personalidad son improbables, puede producirse un cambio, a veces pequeño y sutil, con un impacto significativo y TEORÍA Y PRACTICA DE I.A TERAPIA CRUPAL 219 beneficioso en los participantes (Corey & Corey, 1992). Burnside (1984) señala que el trabajo grupal con los ancianos requiere más estructura y dirección que el trabajo con grupos de otra edad. Los terapeutas deberán diseñar métodos que proporcionen apoyo y ánimo a los ancianos que presentan problemas físicos y psíquicos especiales. Uno de los elementos más importantes del trabajo grupal con los ancianos es, en opinión de Burnside, la comunicación prudente y efectiva entre el terapeuta y los miembros. Los aspectos más sobresalientes de este estadio de la vida deben ser considerados no sólo por los terapeutas que trabajan con ancianos, sino también por aquellos que trabajan con adultos de mediana edad y con jóvenes. A menudo las personas jóvenes expresan un temor a envejecer. En la medida que ven pasar los años, sienten el aumento de la presión del deseo de hacer algo en sus vidas. Algunos se preocupan por la soledad en la vejez y otros por la dependencia económica o física. Los terapeutas de grupo pueden ayudar a estas personas a percatarse de que quizá el único modo de manejar constructivamente estos temores es prepararse ahora para obtener una vida satisfactoria al envejecer. Una buena forma de empezar consiste en preguntar a los participantes: "¿Qué te gustaría ser capaz de decir sobre tu vida cuando llegues a la vejez?". La respuesta de los miembros a esta pregunta (a sí mismos y a los restantes del grupo) puede dictar las decisiones que deben adoptar ahora y los pasos específicos que deben dar para lograr un sentido de integridad en la vejez. TENDENCIAS CONTEMPORÁNEAS EN LA TEORÍA PSICOANALÍTICA DE GRUPOS La teoría psicoanalítica, en vez de ser cerrada o estática, evoluciona constantemente. Las ideas de Freud se basan en un ello psicológico, caracterizado por conflictos referentes a la gratificación de las necesidades básicas. Posteriormente, los autores de la escuela psicosocial se alejaron de la posición ortodoxa de Freud y contribuyeron al crecimiento y expansión del movimiento psicoanalítico incorporando las influencias de la cultura y el entorno social en la personalidad. Posteriormente otros autores, Erikson entre ellos, elaboraron el concepto de Yo psicológico, con su influencia sobre el desarrolló psicosocial a lo largo de la vida. Strupp (1992) manifiesta que la noción del conflicto inconsciente es aún fundamental para el pensamiento psicodinámi-co. Sin embargo, en la actualidad se dedica más atención a las estructuras internas de personalidad que están perceptiblemente influidas por experiencias con las figuras significativas de la infancia y niñez. Strupp señala que el complejo de Edipo no se considera ya un fenómeno universal. Por el contrario, se ha aumentado el interés por las perturbaciones y atrofias en la infancia y niñez que se derivan de las deficiencias en la relación madre/hijo. 220 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS Teoría de las Relaciones de Objeto La evolución de la teoría y práctica psicoanalítica no ha cesado con el desarrollo de la perspectiva psicosocial. La década de los 70 se caracterizó por una nueva tendencia en el pensamiento psicoanalítico. Estos nuevos enfoques se denominan algunas veces en términos de psicología del Yo y teoría de las relaciones objétales. Las relaciones de objeto son relaciones interpersonales según se representan intrapsíquicamente. El término objeto fue empleado por Freud para hacer referencia a aquello que satisface una necesidad o a una persona significativa o cosa que es el objeto o blanco de nuestros sentimientos o impulsos. Se utiliza indistintamente con el término otro para referirse a una persona importante con quien se vincula el niño, y después el adulto. Durante los primeros momentos de la vida, el niño no se percibe como separado; el Yo y el otro están fusionados. El proceso de separación/individuación se inicia cuando el niño percibe que el placer y la incomodidad están relacionados con objetos externos a él. El niño en este estadio desarrollará normalmente un reconocimiento parcial del pecho de la madre antes de reconocerla como persona completa. Los psicoanalistas clásicos mantienen que los niños en proceso de desarrollo perciben a los otros como objetos para la gratificación de sus necesidades más que como individuos con una identidad separada. Por el contrario, los psicoanalistas contemporáneos mantienen que incluso los niños muy jóvenes se implican en un mundo interpersonal (Stern, 1985). Prácticamente todos los psicoanalistas creen que existe una continuidad en el desarrollo del Yo/relaciones con otros, desde el nacimiento hasta la implicación madura con otras personas. De este modo, las relaciones objétales son relaciones interpersonales que se forman a través de las interacciones cotidianas de los individuos. Relacionarse con los otros como objetos en el sentido primitivo o infantil representa un fracaso de la individuación. Las teorías de las relaciones objétales difieren del psicoanálisis ortodoxo, no obstante algunos teóricos tratan de integrar las tendencias progresivamente divergentes que caracterizan a esta escuela de pensamiento (St. Clair, 1986). Estas tendencias teóricas contemporáneas del pensamiento psicoanalítico se centran en las secuencias evolutivas pronosticables, en las cuales las experiencias tempranas del Yo se modifican en relación a la creciente conciencia de los otros. Una vez establecidos los patrones Yo/otros, se supone que influyen sobre las posteriores relaciones interpersonales. Esta influencia se produce a través de un proceso de búsqueda del tipo de relaciones que más se acerca al patrón establecido por las primeras experiencias. Por ejemplo, las personas que son excesivamente dependientes o excesivamente independientes pueden estar repitiendo patrones de relación que establecieron con su madre cuando eran bebés (Hedges, 1983). Estas nuevas teorías proporcionan TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 221 un conocimiento sobre el modo en que el mundo interior del individuo puede ocasionar dificultades en su mundo actual y en sus relaciones (St. Clair, 1986). Perspectiva de Mahler sobre el Desarrollo Inicial Mahler (1968) es una figura clave en la evolución del enfoque de las relaciones objétales. La autora centró sus estudios en las interacciones entre el niño y la madre durante los tres primeros años de vida y formuló teorías sobre los sucesos intrapsíquicos de estos primeros años. Mahler cree que el individuo empieza en un estado de fusión psicológica con la madre y progresa gradualmente hacia la separación. La crisis y residuos pendientes del primer estadio de fusión, así como los progresos de la individuación, tienen una profunda influencia en las relaciones posteriores. Las relaciones objétales en los estadios posteriores se construyen sobre la búsqueda del niño de reconexión con la madre (St. Clair, 1986). El desarrollo psicológico puede ser considerado como la evolución de la forma en que los individuos se diferencian a sí mismos de los otros. En el trabajo grupal los participantes pueden experimentar la reproducción de los patrones infantiles en sus interacciones presentes. Por ejemplo, un miembro del grupo que parece muy implicado con los otros en una de las sesiones puede parecer distante y alejado en la siguiente, haciendo que el resto se pregunte qué sucedió con el nivel de trabajo que parecía haber logrado. Este patrón podría reproducir lo que Mahler denomina la "ambivalencia" de un niño que retrocede y avanza entre el deseo de ser mantenido por la madre y el de ser libre para moverse y explorar. Manejo de Personalidades Narcisistas y Límites Probablemente los desarrollos más recientes y significativos de la teoría psicoanalítica se refieren a los desajustes de las personalidades narcisistas y límites. Las características fundamentales de la personalidad límite son la opinión inestable de uno mismo y la inestabilidad en las relaciones con los otros. Las características más perceptibles del desajuste narcisista son un patrón generalizado de grandiosidad, hipersensibilidad a las evaluaciones de los otros y la falta de empatia. Ambos patrones de personalidad se afianzan al principio de la vida adulta. Los teóricos más importantes en este área son Kemberg (1975, 1976) y Kohut (1971, 1977, 1984). Kohut mantiene que las personas son más sanas y mejores cuando pueden sentir la independencia y la vinculación, alegrándose de sí mismos y también siendo capaces de valorar a otros. 222 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS Desde la perspectiva de la teoría de las relaciones objétales, se ha aportado una nueva vía para la comprensión de los desajustes de personalidad. Según St. Clair (1986), los desajustes narcisistas y límites parecen ser el resultado de traumas y desórdenes evolutivos durante el período de la separación/individuación. Sin embargo, las manifestaciones completas de la personalidad y síntomas conductuales tienden a desarrollarse en la adolescencia y en el inicio del estadio adulto. Los síntomas narcisistas y límites como el sentimiento de omnipotencia, escisión (un proceso defensivo que consiste en mantener separados los sentimientos incompatibles) y las ideas de grandiosidad son manifestaciones conductuales de las tareas evolutivas que han sido interrumpidas o no completadas anteriormente. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL CON LA PERSONALIDAD LÍMITE. Un desajuste de personalidad límite se manifiesta mediante la crisis de irritabilidad, actos auto-destructivos, agresividad impulsiva y cambios de humor extremos. Las personas con dinámicas límites experimentan normalmente períodos prolongados de desilusión interrumpidos por euforias ocasionales. Las relaciones interpersonales son a menudo intensas e inestables, con marcados cambios de actitud a lo largo del tiempo. Frecuentemente se producen conductas impulsivas e imprevisibles que pueden ocasionar daño físico. El desajuste en la identidad se manifiesta generalmente por la incertidumbre sobre factores vitales relacionados con la propia imagen, la orientación sexual, la elección de la profesión y las metas a largo plazo. Kemberg (1975) describe el síndrome incluyendo además una falta de identidad clara, una falta de comprensión profunda de los otros, un escaso control de impulsos y una incapacidad para tolerar la ansiedad. En los últimos años se han clarificado las ideas sobre los individuos con dinámicas límites, especialmente debido al trabajo de Kernberg y otros teóricos. Las personalidades límites pueden estar más desorganizadas que las neuróticas pero más integradas que las de los psicóticos. Las personas que manifiestan dinámicas límites no han logrado completar la separación/individuación y tienden a disponer de una estructura de personalidad primitiva y caótica. Uno de los supervisores de este capítulo (William Blau, comunicación personal, 25 Febrero, 1992) señala que el diagnóstico de personalidad límite se aplica en los entornos clínicos de modo casi generalizado. Aunque tal diagnóstico se refería originalmente a los individuos que ocupan el intervalo entre la neurosis y la psicosis, el diagnóstico se aplica en la actualidad a muchas personas que cuentan con una noción de realidad completamente intacta pero con serios problemas en las áreas freudianas clásicas de amor y trabajo. Blau cree que estos clientes son sumisos al tratamiento aunque sus dificultades pueden ser más complejas de resolver que la simple neurosis porque están incrustados en patrones de personalidad relativamente permanen- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 223 tes. El autor prefiere referirse a "dinámicas" límites que a "personalidades" límites. En el trabajo grupal estas dinámicas límites aparecen a menudo en la experiencia de contratransferencia con la sensación de que se "anda sobre arenas movedizas" con uno de los miembros. En este sentido la idea de Mah-1er sobre la fase "simbiótica" del proceso de separación/individuación puede ayudamos a comparar al cliente potencialmente problemático con el niño que parece esperar que la madre (o el terapeuta) se adapte exactamente a su sentimiento o necesidad momentánea y que está preparado para estallar de ira ante cualquier señal de fracaso en la consecución de esta adaptación. Al trabajar con clientes límites procedentes de minorías étnicas, Comas-Diaz y Minrath (1985) han encontrado que es fundamental integrar el modelo teórico psicoanalítico en el contexto sociocultural para obtener una psicoterapia efectiva. Los factores socioculturales tienden a complicar la dinámica límite, la cual se mueve alrededor de la dimensión de la identidad. Muchos de estos clientes experimentan sentimientos prolongados de soledad y existe además el sutil asunto de "¿A dónde pertenezco yo?". Como los factores socioeconómicos y políticos impregnan la vida de estos clientes, Comas-Diaz y Minrath manifiestan que los terapeutas deberían introducirse en la vida del cliente como persona real y tratar de comprender la totalidad de las circunstancias vitales que le rodean. Al parecer, estos aspectos de la identidad pueden manejarse adecuadamente en la terapia grupal. Desde la perspectiva psicoanalítica, el trabajo grupal consiste más en proporcionar nuevas experiencias que en buscar el insight en los recuerdos pasados Kretsch, Goren y Wasserman (1987) descubrieron que los individuos límites mostraban mejoras significativas y consistentes como consecuencia de su implicación en una terapia grupal, especialmente en el área del funcionamiento del Yo: "El grupo es un poderoso estimulante o un contexto más apropiado [que la terapia individual] para reconocer cambios visibles en el funcionamiento del Yo" (p. 110). Para Yalom (1985), la terapia grupal con clientes límites es coherente con el estudio que acabamos de citar. Desde su perspectiva, el problema central reside en el área de la intimidad y el grupo ofrece los factores terapéuticos de cohesión y prueba de realidad. El autor añade que si estos individuos pueden aceptar el feedback y las observaciones propuestas por los otros miembros y si su conducta no es altamente molesta, el grupo puede ofrecerles un refugio seguro del estrés diario. Aunque los individuos con dinámicas límites pueden expresar necesidades y temores primitivos y caóticos, están continuamente confrontados con la realidad a través del proceso grupal lo que les ayuda a mantener estos sentimientos bajo algún tipo de control. Si el grupo empieza a ignorar a los miembros límites, ellos asumen roles perversos y actúan en el grupo haciendo fracasar la terapia. 224 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL CON PERSONALIDADES NARCISISTAS. Los niños que carecen de la oportunidad de diferenciar o idealizar a los otros al mismo tiempo que se enorgullecen de sí mismos pueden sufrir posteriormente trastornos de personalidad narcisista. Este síndrome se caracteriza por un sentido exagerado de la importancia de sí mismo y una actitud explosiva hacia los otros, que desempeña la función de enmascarar un auto-concepto frágil. Tales individuos tienden a mostrar una conducta exhibicionista, buscan la atención y admiración de los otros y tienden al acaparamiento extremo. Fallas en el narcisismo también puede presentarse como una baja auto-estima y la disposición excesiva a idealizar a otros (ver Gabbard, 1990). Kernberg (1975) caracteriza a las personas con dinámicas narcisistas como centradas en sí mismas en sus interacciones con los demás, con una gran necesidad de ser admiradas, poseedoras de afectos superficiales y mostrándose explosivas y a veces estableciendo relaciones parasitarias con otros. Añade que los individuos con orientación narcisista tienen una vida emocional superficial, disfrutan poco salvo con los tributos ofrecidos por los otros y tienden a despreciar a aquellos de quienes esperan pocas gratificaciones narcisistas. Existe también una tendencia creciente a considerar el narcisismo como una carencia profunda de auto-estima. Kohut (1971) caracteriza a las personas narcisísticamente orientadas como individuos que están muy temerosos del mantenimiento de su auto-estima y en posesión de sentimientos de vacío y muerte. Estos individuos se hallan en constante búsqueda de alguien que sirva como objeto para satisfacer su Yo hambriento. Kohut emplea el término objeto del Yo para referirse a la persona que está siendo usada para potenciar la auto-estima y la sensación de bienestar del narcisista. Estos clientes buscan personas a quienes pueden admirar por su poder, porque sólo se sienten valiosos si se asocian con tales objetos del Yo. De cualquier modo, su vacío interno no puede satisfacerse y la búsqueda de confirmación en otros no acaba nunca. Estas personas tratan de fusionarse con objetos del Yo poderosos o bellos. Por su sensación empobrecida del Yo y sus inciertos límites entre ellos mismos y los otros encuentran dificultades para diferenciar entre sus propios pensamientos y sentimientos y los pertenecientes a los objetos del Yo. El terapeuta del grupo puede potenciar una sensación más sana de sí mismos y un proceso de diferenciación más satisfactorio mediante interpretaciones y reflejo empático de las decepciones narcisistas del cliente. La presunción que subyace a esta intervención es que la diferenciación no ha tenido éxito debido al fracaso de los esfuerzos infantiles por conseguir un sentido del Yo a través del apropiado aprecio parental. Ahora el énfasis terapéutico puede estar en el reconocimiento de las decepciones cotidianas, promoviendo así una nueva posibilidad de diferenciación manejable. Se pueden TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 225 producir momentos en los que la vulnerabilidad de la auto-estima de tales clientes les haga sentirse derrotados por el fracaso de los otros miembros (o del terapeuta) en apreciarlos segiín el modo que ellos desearían. Cuando el terapeuta verbaliza esta decepción a cargo de un miembro del grupo, la herida narcisista se maneja mejor, se reduce la necesidad del inflado (o desinflado) defensivo y se potencia el progreso hacia una relación más genuina (J. Michael Russell, comunicación personal, 13 Octubre, 1992). Yalom (1985) comenta los problemas que surgen cuando las dinámicas narcisistas participan en la terapia grupal. Normalmente presentan dificultades para compartir el tiempo grupal, para comprender y empatizar con los demás y para establecer relaciones con otros miembros. Estos clientes tienen una necesidad constante de ser el centro de atención. A menudo evalúan al grupo como poco útil debido a la cantidad de tiempo destinado a ellos y a la cantidad de atención que reciben del terapeuta. Es probable que se sientan aburridos o impacientes mientras trabajen los otros miembros y tratan siempre de atraer hacia ellos el tema de la conversación. Estos individuos tienen unas expectativas irreales sobre el resto de los miembros porque se sienten especiales y creen merecer la atención del grupo aunque ellos no tienen ninguna voluntad de prestarles atención. Según Yalom, una de las principales tareas del terapeuta consiste en manejar a tales miembros vulnerables en el grupo. El terapeuta debe centrarse en la naturaleza de las fuerzas habituales, tanto conscientes como inconscientes, que influyen sobre el modo en que los miembros con rasgos narcisistas se relacionan con el resto de las personas del grupo. Perspectivas Futuras de la Terapia de Orientación Psicoanalítica En un artículo que pronosticaba el futuro de la terapia psicodinámica, Strupp (1992, p. 25) manifestaba que las diversas modiñcaciones del psicoanálisis "han infundido una vitalidad y vigor renovados a la psicoterapia ". Sugiere que este enfoque será sometido a más revisiones y que mantendrá su interés por la terapia individual, grupal, de pareja y familiar. Aunque las teorías psicodinámicas contemporáneas difieren considerablemente del énfasis original que Freud dio a las pulsiones, los conceptos básicos de la motivación inconsciente, la influencia del desarrollo infantil, la transferencia, la contratransferencia y la resistencia son aún centrales. Strupp manifiesta que las prácticas basadas en el modelo clásico están en declive, por razones como el compromiso temporal, el coste, las limitadas aplicaciones para una población diversa de clientes y unos beneficios cuestionables. Reconoce que las realidades que surgen de la atención focalizada significarán un aumento del énfasis en los tratamientos breves para trastornos específicos, con limitación de metas y reducción de costes. Algunas de las tendencias y direcciones frecuen- 226 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS tes en la teoría y práctica psicodinámica que identiñca Strupp se resumen a continuación: * El énfasis del tratamiento ha variado desde el interés "clásico" por curar las neurosis hasta los problemas del manejo terapéutico de los trastornos crónicos de la personalidad, estados límites y trastornos de personalidad narcisista. Existe también un movimiento en favor del desarrollo de tratamientos específicos para trastornos concretos. * Ha aumentado el interés por el establecimiento de una buena alianza terapéutica desde el principio del curso de la terapia psicodinámica. Una alianza de trabajo colaboradora se percibe como un factor clave relacionado con un resultado terapéutico positivo. * Existe un interés renovado en el desarrollo de terapias psicodinámicas breves, fundamentalmente debido a las presiones sociales en favor de la productividad y una buena relación coste-efectividad. Al parecer las terapias de tiempo limitado recibirán una mayor atención en el futuro. * La terapia psicodinámica en grupo es cada vez más famosa; ha recibido amplia aceptación por múltiples razones: es más económica, proporciona a los clientes oportunidades para aprender a funcionar en grupos y ofrece una perspectiva única en la comprensión de los problemas y en su elaboración terapéutica. EVALUACIÓN DEL MODELO PSICOANALÍTICO Contribuciones y Puntos Fuertes de este Enfoque En mi opinión el enfoque psicoanalítico proporciona elementos de gran valor. El modelo analítico presenta un marco de trabajo conceptual para la comprensión de la historia del individuo y en este sentido, los terapeutas pueden aprender a pensar en términos psicoanalíticos incluso aunque no practiquen el psicoanálisis. Aunque algunas técnicas psicoanalíticas tengan poca utilidad para el terapeuta de grupos, muchos conceptos analíticos ayudan a explicar las dinámicas que operan en los individuos en particular y en el grupo en general. Es importante considerar el pasado para entender completamente las conductas presentes. Muchos de los conflictos planteados en el grupo están enraizados en las experiencias de la infancia. Aunque no sugiero que uno se preocupe por el pasado para desenterrarlo y después cuestionarlo, considero que ignorar la influencia del pasado conduce a un trabajo grupal superficial. Comprender esta influencia concede a las personas un mayor control sobre su conducta presente. Otro concepto psicoanalítico que considero importante es la resistencia. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL I 227 Incluso cuando los miembros participan en un grupo voluntariamente, observo resistencias tenaces, especialmente durante el inicio del proceso grupal. Estas resistencias son manifestaciones de diversos temores y salvo que sean manejadas no son eliminadas. De hecho, normalmente pido a los miembros que manifiesten públicamente las formas en que esperan que su propia resistencia interfiera en el trabajo grupal. La resistencia es normalmente inconsciente, sin embargo los miembros del grupo a menudo hacen revelaciones sorprendentes. Algunos miembros parecen saber bastante bien que se engañarán a sí mismos y se resistirán al cambio intelectualizando, siendo excesivamente sumisos o excesivamente hostiles con el resto de ios miembros o convenciéndose a sí mismos de que sus problemas no ejercen mucha presión. Si los miembros reconocen sus conductas resistentes cuando surgen, cuentan con la posibilidad de hacer algo al respecto. Algunos de los mecanismos de defensa más sutiles pueden evidenciarse sólo con el paso del tiempo como es el caso del desplazamiento de sentimientos o la proyección. Los conceptos psicoanalíticos de ansiedad y mecanismos de defensa del Yo que surgen como forma de manejar la ansiedad son muy útiles para los terapeutas de grupo. Aunque en algunos grupos el terapeuta puede evitar las interpretaciones y el trabajo elaborativo de las estructuras defensivas, es necesario aprender a respetar las defensas y a reconocer como se desarrollan y se manifiestan en las interacciones grupales. El manejo de las defensas contra la ansiedad proporciona un marco de trabajo útil para el trabajo grupal intenso. Los miembros tienen la oportunidad de desafiar algunas de sus estrategias defensivas y en el proceso de aprendizaje de formas comunicativas no defensivas, pueden aprender también nuevas formas de respuesta. La transferencia y la contratransferencia influyen también sobre el trabajo grupal. Aunque no todos los sentimientos entre los miembros y el terapeuta son el resultado de estos procesos, un terapeuta debe ser capaz de entender su valor y su papel. Encuentro útil el concepto de proyección para examinar ciertos sentimientos en el seno del grupo, porque las proyecciones dirigidas al terapeuta y a otros miembros son señales valiosas de conflictos no resueltos de la persona y pueden elaborarse productivamente en el grupo. El grupo puede usarse también para recrear situaciones de la infancia que siguen teniendo impacto sobre el cliente. En la mayoría de los grupos, los individuos perciben sentimientos de atracción, agresividad, competitividad, evitación y algunos más. Estos sentimientos pueden ser similares a aquellos que los miembros sentían en el pasado hacia personas significativas. Así, los miembros probablemente encontrarán en su grupo madres, padres, hermanos y amantes simbólicos. Estas transferencias en el grupo y los intensos sentimientos que los caracterizan normalmente son vías fructíferas a explorar. 228 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS MODIFICACIONES DE LA PRÁCTICA ANALÍTICA CLÁSICA. Un enfoque que integra las fases evolutivas psicosexuales de Freud con los estadios psicosociales de Erikson, es, en mi opinión, lo más acertado para entender los temas claves en el desarrollo de la personalidad. No creo que sólo con el trabajo a nivel de insight se produzcan cambios; es fundamental examinar también los factores socioculturales en relación a las luchas del individuo en las diversas fases de su desarrollo. Si los terapeutas de grupo no disponen de una idea general de las principales tareas y dilemas de cada estadio, contarán con escasa base para establecer si los patrones evolutivos son normales o patológicos. Además, una síntesis de las teorías de Freud y Erikson ofrece un marco general de trabajo para reconocer los conflictos que a menudo los participantes examinan en el grupo. Las últimas tendencias, las teorías sobre las relaciones objétales y la psicología del Yo, ofrecen concepciones valiosas para los terapeutas de grupo. Se han producido algunos descubrimientos importantes para el trabajo con dinámicas límites y narcisistas en la terapia grupal. Como hemos visto, el grupo, frente a la terapia individual, ofrece algunas ventajas únicas para el trabajo con las personalidades límites o narcisistas. Según Strupp (1992), el centro de interés de la terapia psicoanalítica se ha modificado hacia la comprensión y el trabajo con los trastornos de personalidad límites y narcisistas. Muchos terapeutas formados según las directrices clásicas del psicoanálisis han modiñcado los conceptos y técnicas analíticas para adaptarse a las situaciones grupales. Conozco a multitud de terapeutas que piensan en términos psicoanalíticos pero trabajan en base a otros modelos terapéuticos. Trabajan con conceptos analíticos como el inconsciente, las defensas, la resistencia, la transferencia, la contratransferencia y el significado del pasado pero también adoptan técnicas de otros enfoques. Limitaciones del Enfoque Desde una perspectiva feminista, la noción de los conflictos de Edipo y Electra y las presunciones sobre la inferioridad de las mujeres son algunas de las limitaciones de los conceptos freudianos. En su revisión de la terapia feminista, Enns (1993) señala que el enfoque de las relaciones de objeto ha sido criticado por el énfasis que hace en la relación madre/niño como determinante del funcionamiento interpersonal posterior. El enfoque responsabiliza a las madres de las deficiencias y distorsiones en el desarrollo, mientras que los padres se hallan fuera de la hipótesis. Enns manifiesta que algunas terapeutas feministas han superado las limitaciones del psicoanálisis incorporando el trabajo con sistemas familiares a su modelo psicoanalítico. Además de las críticas dirigidas al psicoanálisis por las escritoras feministas, se acusa también al enfoque por fracasar en la integración de los factores TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 229 sociales, culturales y políticos que influyen sobre los problemas del individuo. Es probable que los clientes con ingresos bajos no puedan acceder a una terapia psicoanalítica. Este hecho se agudiza al trabajar con una perspectiva a largo plazo y análisis profundo, que puede chocar con el entorno social y la perspectiva interpersonal y ambiental del cliente. La terapia psicoanalítica tiene menos interés en la resolución de problemas a corto plazo que en la reconstrucción de la personalidad a largo plazo. Las personas con escasos recursos económicos carecen normalmente del tiempo, los recursos o la inclinación para iniciar y mantener el prolongado y caro viaje de la auto-exploración psicoanalítica. Si solicitan ayuda profesional, generalmente es porque tratan de manejar una situación de crisis y para encontrar respuestas o cierta dirección respecto a las necesidades del hogar, profesionales o del cuidado de los niños. La creciente cifra de personas con dificultades económicas pone en cuestión la posibilidad de los enfoques psicoanalíticos tradicionales para el trabajo grupal. Una perspectiva de sistemas, incluyendo el rol de la familia, la red de amigos y familiares y los factores sociales y ambientales pueden ser más compatibles con los antecedentes socioeconómicos y culturales de algunos grupos de clientes. En su crítica a la terapia psicodinámica de largo plazo, Strupp (1992) reconoce que este enfoque se mantendrá como un lujo para la mayoría de las personas de nuestra sociedad. Reconociendo que un gran número de terapeutas se han visto influidos por el espíritu ecléctico hace el siguiente pronóstico sobre la práctica psicodinámica: "Este [nuevo] movimiento refleja una salida definitiva de la ortodoxia junto con una mayor apertura de los terapeutas para adaptarse a las circunstancias cambiantes y para adaptar las técnicas a las necesidades variables de los pacientes así como a las demandas de nuestra sociedad multifacética" (p. 25). Aplicación del Enfoque Psicoanalítico a Poblaciones Multiculturales Independientemente de la orientación teórica, es importante especificar los criterios que se establecen para que una teoría sea apropiada para clientes pertenecientes a minorías étnicas. Un criterio básico es la coherencia entre los conceptos y los principios centrales de la teoría y los valores culturales de los clientes que van a ser atendidos (Julia Yang, comunicación personal, 14 Junio, 1993). La cuestión básica que deberá formularse es: ¿Cómo puede modificarse la terapia grupal para que sea más efectiva que los métodos terapéuticos tradicionales o individuales?. Al evaluar todas las teorías que se presentan en este libro, es importante tener en cuenta el modo en que los supuestos y conceptos claves de cada teoría se ensamblan con los valores culturales de los diversos grupos de clientes. 230 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS La terapia de grupo de orientación psicoanalítica, si se modifica, puede ser apropiada para poblaciones culturalmente diversas. De La Cancela (1985) menciona específicamente la importancia de preparar a los clientes minoritarios durante la fase preliminar a la terapia. Sugiere también que los terapeutas deberían reducir la distancia entre ellos y sus clientes, trabajar para establecer rapport, motivar y educar a los clientes para que reflejen sentimientos y hagan revelaciones. Comas-Diaz y Minrath (1985) recomiendan que la identidad difusa preva-lente entre los clientes minoritarios con dinámicas límites sea examinada desde una perspectiva sociocultural y evolutiva. Creen que una forma de ayudar a los clientes a reconstruir su identidad consiste en subrayar más sus puntos fuertes que sus deficiencias. Sugieren también que sería conveniente explorar el significado de la etnia y la raza dentro de la relación terapéutica para elaborar el sentido difuso de la identidad del cliente. En este orden, el enfoque psicosocial de Erikson parece tener relevancia especial. Muchos grupos culturales conceden prioridad a la historia familiar. Puede ser necesario establecer un marco de trabajo conceptual en base a la revisión del pasado del cliente y el modo en que dicho pasado está influyendo sobre el funcionamiento cotidiano. El trabajo por vías simbólicas puede ser también muy útil especialmente con clientes que se muestren reacios a comentar sus problemas personales. Por ejemplo, se pueden emplear fotografías de la familia correspondientes a los diferentes períodos de la infancia del cliente. El terapeuta puede decir: "Seleccione la fotografía que tenga un significado particular para usted. Dígame lo que recuerda de ese período. ¿Cuando observa la fotografía qué pensamientos y sentimientos le llegan?". Una vez que los miembros del grupo empiecen a hablar entre ellos sobre sus recuerdos basados en fotografías, es más probable que se muestren más abiertos para manejar material emocional. Como hemos visto previamente, los terapeutas de grupo deben ser conscientes del modo en que sus interpretaciones están influidas por sus antecedentes culturales y sus presupuestos teóricos. Aunque los terapeutas puedan conceptualizar las luchas de sus clientes desde una perspectiva analítica, es fundamental que sean flexibles. Los terapeutas deben estar alerta para evitar el abuso de su poder y la conversión del grupo en un foro que empuje a los clientes a adaptarse a las cultura y valores dominantes a costa de perder su propia visión del mundo y de su identidad cultural. Los terapeutas deberían también conocer sus propios recursos y sesgos potenciales. El concepto de contratransferencia puede ampliarse e incluir sesgos y prejuicios no transmitidos intencionadamente a través de las intervenciones terapéuticas (Julia Yang, comunicación personal, 14 Junio, 1993). Comas-Diaz y Minrath (1985) manifiestan que los conflictos de clientes minoritarios se producen a partir de la conjunción de fuerzas intrapsíquicas y TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 231 socioculturales y que los terapeutas pueden llegar a sentirse sobrecargados por la gran cantidad de problemas que presentan dichos clientes. Estos autores sugieren que corresponde al terapeuta la tarea de dirigir la omnipresencia de estos factores en la vida cotidiana del cliente. Si las fuerzas socioculturales no se reconocen, muchas minorías étnicas pueden sentirse alienadas por el terapeuta y por el proceso grupal. Por último, esta recomendación reafirma el concepto más profundo y más ambiguo del psicoanálisis, según el cual nosotros estamos para escuchar atentamente todo lo que tengan que decimos los clientes (Casement, 1991). Atkinson, Thompson y Grant (1993) sugieren que los problemas de clientes procedentes de minorías étnicas o raciales surgen más de las experiencias discriminatorias pasadas que de las dinámicas internas. Pensemos en los siguientes ejemplos: * Un terapeuta puede interpretar la conducta de un hombre afroamericano como la manifestación de una paranoia cuando en realidad sus reacciones están más que justificadas en su peligroso entorno social. * Una estudiante hispana puede mostrar una auto-estima baja y puede que sus sentimientos de inadecuación se deban al feedback negativo que continuamente le han proporcionado sus profesores o a las asiduas burlas de sus compañeros. Cuando no existe un equilibrio entre las fuentes internas y extemas de problemas, se responsabiliza al cliente de su condición. REFERENCIAS Y LECTURAS ADICIONALES American Psychiatric Association. (1987). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4th ed.). Washington, DC: Author. Atkinson, D. R., Morten, G., & Sue, D. W. (1993). Counseling American minorities: A cross-cultural perspectiue (4th ed.). Madison, WI; Brown & Benchmark. Atkinson, D. R., Thompson,C. E., & Grant, S. K. (1993). A three-dimensional model for counseling racial/ethnic minorities. The Counseling Psychologist, 21 (2), 257-277. Bacal, H. A. (1985). object relations in the group from the perspective of self psychology. International Joumal of Group Psychotherapy, 35(4), 483-501. Bion, W. R. (1959). Experience in groups and other papers. New York: Basic Books. *Brabender, V. M. (1987). Vicissitudes of countertransference in inpatient group psychotherapy. International Joumal of Group Psychotherapy, 37(4), 549-567. Brown, L. S., & Brodsky, A. M. (1992). The future of feminist therapy. Psychotherapy, 29(1), 51-57. Burnside, I. M. (Ed.). (1984). Working with the elderly: Group processes and techniques (2nd ed.). Boston: Jones & Bartlett. 232 EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO DE GRUPOS Casement, P. J. (1991). Leaming from the patient. New York: Guilford Press. *Comas-Diaz, L., & Minrath, M. (1985). Psychotherapy with ethnic minority borderline clients. Psychotherapy, 22(25), 418-426. Corey, G., & Corey, M. S. (1993). I ner~er knew I had a cholee (5th ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corey, M. S., & Corey, G. (1992). Groups: Process and practice (4th ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. De La Cancela, V. (1985). Toward a sociocultural psychotherapy for low-income ethnic minorities. Psychotherapy, 22(25), 427-435. Eagle, M. N., & Wolitzky, D. L. (1992). Psychoanalytic theories of psychotherapy. In D. K. Freedheim (Ed.), History of psychotherapy: A century of change (pp. 109-158). Washington, DC: American Psychological Association. *Durkin, H. (1964). The group in depth. New York: International Universities Press. Enns, C. Z. (1993). Twenty years of feminist counseling and therapy: From naming biases to implementing multifaceted practice. The Counseling Psychologist, 21(1), 3-87. *Erikson, E. (1963). Childhood and society (2nd ed.). New York: Norton. Erikson, E. H. (1968). Identity: Youth and crisis. New York: Norton. Erikson, E. H. (1982). The Ufe cycle completed. New York: Norton. Foulkes, S. H. (1965). Therapeutic group analysis. New York: International Universities Press. Foulkes, S. H., & Anthony, E. J. (1965). Group psychotherapy: The psychoanalytic approach (2nd ed.). London: Penguin. *Freud, S. (1955). The interpretation of dreams. New York: Basic Books. Gabbard, G. o. (1990). Psychodynamic psychiatry in clinical practice. Washington DC: American Psychiatric Press. Grotjahn, M. (1984). The narcissistic person in analytic group therapy. International Journal of Group Psychotherapy, 34(2), 243-256. *Hamachek, D. F. (1988). Evaluating self-concept and ego development within Erikson's psychosocial framework: A formulation. Journal of Counseling and Development, 66(8), 354-360. *Hamachek, D. F. (1990). Evaluating self-concept and ego status in Erikson's last three psychosocial stages. Journal of Counseling andDeuelopment, 68, 677-683. Hannah, S. (1984). Countertransference in in-patient group psychotherapy: Implications for technique. International Journal of Group Psychotherapy, 34(2), 257-272. Hedges, L. E . (1983) . Listening perspectiues in psychotherapy. New York: Aronson. *Kemberg, o. F. (1975). Borderline conditions and pathological narcissism. New York: Aronson. Kemberg, o. F. (1976). object-relations theory and clinical psychoanalysis. New York: Aronson. Kohut, H. (1971). The analysis of the self. New York: International Universities Press. Kohut, H. (1977). The restoration of the self. New York: International Universities Press. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 233 Kohut, H. (1984). How does psychoanalysis cure? Chicago: University of Chicago Press. *Kolb, G. E. (1983). The dream in psychoanalytic group therapy. International Journal of Group Psychotherapy, 33(1), 41-52. Kretsch, R., Goren, Y., & Wasserman, A. (1987). Change patterns of borderline patients in individual and group therapy. International Journal of Group Psychotherapy, 37(1), 95-112. *Kutash, I. L., & Wolf, A. (1983). Recent advances in psychoanalysis in groups. In H. I. Kaplan & B. J. Sadock (Eds.), Comprehensiue group psychotherapy (2nd ed.). Baltimore: Williams & Wilkins. Liff, Z. A. (1992). Psychoanalysis and dynamic techniques. In D. K. Freedheim (Ed.), History of psychotherapy: A century of change (pp. 571-586). Washington, DC:American Psychological Association. Locke, N. (1961). Group psychoanalysis: Theory and technique. New York: New York University Press. Mahler, M. S. (1968). on human symbiosis and the vicissitudes of indiuiduation. New York: International Universities Press. Mahler, M. S. (1971). A study of the separation and individuation process. In The psychoanalytic study of the child: Vol. 26 (pp. 403-422). New York: Quadrangle. Mullan, H., & Rosenbaum, M. (1978). Group psychotherapy: Theory and practice (2nd ed.). New York: Free Press. L. R. (1988). The leader's role in resol ving resistances to intimacy in the group setting. International Journal of Group Psychotherapy, 38(1), 29-46. *St. Clair, M. (1986). objects relations and self sychology: An introduction. Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Scheidlinger, S. (1987). on interpretation in group psychotherapy: The need for refinement. International Journal of Group Psychotherapy, 37(3), 339-352. Stem, D. N. (1985). The interpersonal world of the infant. New York: Basic Books. *Strupp, H. H. (1992). The future of psychodynamic psychotherapy. Psychotherapy, 29(1), 21-27. Tuttman, S. (1986). Theoretical and technical elements which characterize the American approaches to psychoanalytic group psychotherapy. International Journal of Group Psychotherapy, 36(4), 499-515. *Wolf, A. (1963). The psychoanalysis of groups. In M. Rosenbaum & M. Berger (Eta.), Group psychotherapy and group function. New York: Basic Books. Wolf, A. (1975). Psychoanalysis in groups. In G. M. Gazda (Ed.), Basic approaches to group psychotherapy and group counseling (2nd ed.). Springfield, IL: Charles C Thomas. *Wolf, A. (1983). Psychoanalysis in groups. In H. I. Kaplan & B. J. Sadock (Eta.), ComprehensilJe group psychotherapy (2nd ed.). Baltimore: Williams & Wilkins. Wolf, A., & Kutash, I. L. (1985). Di-egophrenia and its treatment through psychoanalysis in groups. International Journal of Group Psychotherapy, 35(4), 519-530. *Wolf, A., & Kutash, I. L. (1986). Psychoanalysis in groups. In I. L. Kutash & A. Wolf (Eds.), Psychotherapist's casebook (pp. 332-352). San Francisco: JosseyBass. 234 EL ENFOQUE PSICOANALITICO DE GRUPOS *Wolf, A., & Schwartz, E. K. (1962). Psychoanalysis in groups. New York: Grane & Stratton. *Wolf, A., Schwartz, E. K., McCarty, G. J., & Goldberg, I. A. (1970). Beyond the couch: Dialogues in teaching and leaming psychoanalysis in groups. New York: Science House. *Wolf, A., Schwartz, E. K., McCarty, G. J., & Goldberg, I. A. (1972). Psychoanalysis in groups: Contrasts with other group therapies. In C. J. Sager & H. S. Kaplan (Eds.), Progress in group and family therapy. New York: Branner/Mazel. Wong, N. (1983). Fundamental psychoanalytic concepts: Past and present understanding of their applicability to group psychotherapy. International Journal of Group Psychotherapy, 33(2), 171-191. *Yalom, I. D. (1983). Inpatient group psychotherapy. New York: Basic Books. * Yalom, I. D. (1985). The theory and practica of group psychotherapy (3rd ed.). New York: Basic Books. 7 Terapia Grupal Adleriana Agradezco la colaboración de James Bitter en la corrección de este capítulo. INTRODUCCIÓN Mientras Freud elaboraba su sistema de psicoanálisis, algunos otros psiquiatras interesados también en el enfoque psicoanalítico empezaron a estudiar independientemente la personalidad humana. Dos de ellos fueron Alfred Adler y Cari Jung. Estos tres pensadores trataron de colaborar, pero pronto fue evidente que los conceptos básicos de Freud sobre sexualidad y determi-nismo biológico eran inaceptables para Adler y Jung. Mientras Freud creía que la represión sexual originaba trastornos neuróticos, Adler consideraba que el problema central residía en la lucha del individuo por llegar a ser todo lo que le estuviera permitido. Adler prestó más atención a la psicología del crecimiento que a la psicopatología de la personalidad. Tras nueve años de asociación, se separaron adoptando Freud la posición del desertado. Otra de las diferencias entre Freud y Adler se refiere a las poblaciones con las que trabajaban ambos. Freud se centraba en psicodinámicas individuales de poblaciones neuróticas y el psicoanálisis freudiano se limitó casi exclusivamente a clientes acaudalados. Por el contrario, Adler era un psiquiatra con orientación política y social y un gran interés por las personas corrientes; parte de su misión consistió en llevar la psicoterapia a la clase tra- 236 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA bajadora y en traducir los conceptos psicológicos en métodos prácticos para ayudar a diferentes poblaciones a satisfacer los desafíos de la vida. Influido por la presunción básica de Adler relativa a la naturaleza social de los seres humanos, estaba interesado en trabajar con clientes en contextos grupales. Combinó sus intereses sociales con su preocupación por la personalidad, llegando a ser un educador y estableciendo terapias de asesoramiento familiar y cuidado de niños. Dedicó mucho tiempo a enseñar sus principios de tratamiento infantil, demostrándolos ante padres y grupos de profesionales. Fue el precursor de las demostraciones en directo entrevistando a niños, adultos, profesores y padres frente a un grupo. Para apreciar en su totalidad el desarrollo de la práctica de la psicología adleriana, uno debe reconocer las contribuciones de Rudolf Dreikurs, quien se encargó de transmitir y adecuar las ideas adlerianas en los Estados Unidos. Dreikurs elaboró y refino los conceptos de Adler en un sistema claro y didáctico con aplicaciones prácticas para la vida familiar, la educación, la prevención de la salud mental y especialmente para la psicoterapia grupal (Terner & Pew, 1987). Dreikurs fue la figura central para el desarrollo de las pautas de cuidado infantil de Adler en los Estados Unidos. El trabajo con niños y sus progenitores en un entorno grupal abrió la vía para la psicoterapia grupal pionera de Dreikurs. En 1928 introdujo los grupos en su apretada prácüca psiquiátrica como medida para ahorrar tiempo y sin embargo descubrió pronto que era una forma más efectiva que la terapia individual para llegar a las personas. Quizá fue el primero en emplear la terapia grupal como forma de facilitar los insights dentro del estilo de vida de cada individuo (Terner & Pew, 1978). CONCEPTOS CLAVES Revisión de la Visión Adleriana de la Persona El sistema de Adler subraya más los determinantes sociales que los aspectos biológicos de la conducta, su dirección hacia una meta y su naturaleza de propósitos definidos. Este enfoque "socioteleológico" implica que las personas están motivadas fundamentalmente por fuerzas sociales y se esfuerzan por lograr ciertas metas. Es primordial el esfuerzo por lograr significado, "un movimiento hacia la consecución de la meta para lograr una identidad única y para pertenecer" (Dinkmeyer et al., 1987, p. 16). La búsqueda de significado está relacionada con nuestros sentimientos básicos de inferioridad frente a los otros, lo que nos motiva para esforzamos por lograr dominio, superioridad, poder y por último perfección. Los sentimientos de inferioridad pueden ser la fuente de la creatividad; la perfección, no el placer, es la meta de la vida. El enfoque genético/causal de Freud observa la conducta como dirigida TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 237 por fuerzas internas al individuo que se hallan fuera de su control. El sistema de Adler, por el contrario, subraya la auto-determinación y la conciencia (frente al inconsciente) como núcleo de la personalidad. Los humanos no somos víctimas del destino sino seres creativos, activos que hacen sus propias elecciones y cuyas acciones persiguen un propósito y tienen significado. El progreso hacia las metas y nuestra anticipación del futuro son mucho más importantes que lo ocurrido en el pasado. La conducta puede entenderse sólo si se adopta un enfoque holístico y se observan todas las acciones desde la perspectiva del estilo de vida escogido por el individuo. Cada uno de nosotros tiene un estilo de vida único, o personalidad, que se empieza a desarrollar en la niñez para compensar y superar la inferioridad percibida. Nuestro estilo de vida influye sobre nuestras experiencias vitales e interacciones con los demás. Incluye nuestras visiones sobre nosotros mismos y el mundo y las conductas distintivas que empleamos para conseguir nuestras metas. El enfoque de Adler es básicamente un modelo de crecimiento por su énfasis en la responsabilidad, en el esfuerzo por la superioridad y en la búsqueda de valores y significado de la vida. El esfuerzo por lograr la superioridad se concibe mejor como "el avance de un menos percibido hacia un más percibido" (Ansbacher & Ansbacher. 1956). Los terapeutas adlerianos rechazan la idea de que algunos individuos se encuentran psicológicamente "enfermos" y necesitan una "cura". Por el contrario, consideran que su trabajo consiste en enseñar a las personas formas más adecuadas para superar los retos de las tareas vitales, proporcionando dirección, ayudando a las personas a modificar sus nociones erróneas y ofreciendo apoyo a los desanimados. Holismo El enfoque adleriano, conocido también como Psicología Individual, se basa en una perspectiva holística de la persona. (El término individual no implica que el centro de atención sea el cliente individual en oposición a los participantes del grupo). En la Psicología Individual, el holismo hace referencia a considerar a la persona como un todo significativo e indivisible. El holismo se refiere también a la unidad de la personalidad, lo que se produce cuando el individuo ha seleccionado una meta (Ansbacher & Ansbacher, 1956, p. 189). Los individuos son siempre más que la suma de sus partes. Los pensamientos, sentimientos, creencias, convicciones actitudes y acciones son todos expresiones del carácter único de la persona. Una consecuencia de esta perspectiva es considerar al cliente como una parte integral del sistema social. El interés se dirige más hacia los factores interpersonales que hacia los intrapersonales. El terapeuta trata de entender la situación social del cliente y las actitudes de éste al respecto. Percibir a las personas en relación con los sistemas sociales es básico para la terapia grupal y familiar. 238 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA Teleología Según Adler, todas las formas de vida se caracterizan por la tendencia en favor de las explicaciones teleológicas: los humanos vivimos en base a metas y propósitos, la anticipación del futuro nos mueve y nos ayuda a crear significado. Muy temprano en la vida, las personas empiezan a prever su hipotética imagen si fueran perfectos. Esta visión se fija como meta vital ficticia, la ficción de un auto-ideal, y las personas actúan en consecuencia como si un día la fueran a alcanzar. La Psicología Individual sugiere que se entiende mejor a los humanos cuando se observa el lugar hacia el que se dirigen y los objetivos por los que se esfuerzan (Corsini, 1987). Así, a diferencia del énfasis que Freud hacía en el pasado, los terapeutas adlerianos se muestran más interesados por el futuro. Las tres instancias de tiempo se hallan dinámicamente interrelacionadas: nuestras decisiones se basan en nuestras experiencias pasadas, en nuestra actual situación y en el objetivo hacia el que nos dirigimos. En resumen, los adlerianos buscan una continuidad, o patrón, en la vida del cliente pero siempre enfatizando la naturaleza de la conducta dirigida a las metas. Fenomenología Adler fue quizá el primer gran teórico que impulsó la orientación fenome-nológica hacia la terapia. Su psicología es fenomenológica porque se interesa por el modo subjetivo a través del cual las personas perciben su mundo. Esta perspectiva personal incluye los puntos de vista, creencias, percepciones y conclusiones del individuo. Las personas dan significado a sus experiencias. Además, cada individuo es el creador y la creación, "el pintor y la obra" de su propia vida. Los humanos son seres creativos que deciden sus acciones basándose en sus percepciones subjetivas. (Sherman & Dinkmeyer, 1987, p. 8). Como observará en los siguientes capítulos, muchas teorías contemporáneas han incorporado esta noción de la percepción subjetiva que el cliente tiene de la realidad o la visión personal del mundo como factor básico para explicar la conducta. Algunos de los enfoques grupales con perspectiva fenomenológica son el psicodrama, la terapia existencial, la terapia centrada en la persona, la terapia Gestalt, las terapias cognitivas y la terapia realista. Creatividad y Elección Desde una perspectiva adleriana, los humanos no están meramente determinados por la herencia y el entorno, estas son los cimientos o bloques de TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 239 construcción de la vida. Las personas disponen de la capacidad para influir y crear sucesos. Según Adler lo que disponemos al nacer no es tan importante como el uso que hacemos de nuestra dotación natural. Los adlerianos reconocen, sin embargo, que las condiciones biológicas y ambientales limitan nuestra capacidad de elección y creación. Aunque rechazan el determinismo de Freud, no adoptan el extremo opuesto manifestando que los individuos pueden llegar a ser cualquier cosa que deseen. El enfoque adleriano se basa en la premisa según la cual los humanos, dentro de un marco de limitaciones, tenemos abierta una amplia gama de posibilidades. Desde el punto de vista adleriano, las personas sanas se esfuerzan por lograr la perfección pero no son perfeccionistas. Tratan de lograr el dominio de su destino. Los adlerianos suponen que las personas son creativas, activas y auto-determinadas. No muestran mucha simpatía por las perspectivas que asignan al cliente el rol de víctima pasiva. Como ejemplo de las implicaciones de esta perspectiva, consideremos el comentario típico de Dreikurs a un hombre que se quejaba de la conducta de su esposa y que intentaba adoptar el rol de incapacitado. Dreikurs (1967) le confrontaba con la siguiente pregunta: ■'¿Y qué hizo usted?". Desarrolló un estilo para desafiar a los clientes con el fin de que éstos fueran más conscientes de las formas en que podían adoptar un rol de participante activo en situaciones que percibían como problemáticas. Su terapia trataba de mostrar a los clientes que aunque ellos no podían modificar directamente la conducta ajena, tenían mucho poder para cambiar sus propias reacciones y actitudes hacia los otros. Sentimiento Social Según Master y Corsini (1982), el sentimiento social, del alemán Gemeinschaftsgefühl, es posiblemente el concepto simple más distintivo y valioso de la Psicología Individual . El término sentimiento social hace referencia a las actitudes de un individuo al manejarse con otras personas en el mundo e incluye los esfuerzos por un mejor futuro para la humanidad. Adler asemeja el sentimiento social a un sentido de identificación y empatia con los otros. Un autor inglés no identificado señala que el sentimiento social significa "ver con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro, sentir con el corazón de otro" (Ansbacher & Ansbacher, 1956, p. 135). La Psicología Individual supone que nuestra felicidad y éxito están ampliamente relacionados con las interacciones sociales en la comunidad. No podemos ser entendidos cuando se nos aisla del contexto social en que nos hallamos inmersos. Fundamentalmente estamos motivados por el deseo de pertenencia. Sólo podemos actualizar nuestras potencialidades dentro de un grupo. Adler (1964) manifiesta que los humanos sentimos mucha necesidad de 240 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA los otros y que sólo cuando lo logramos, podemos actuar con la valentía de encarar y manejar los problemas vitales. Añade que debemos dominar satisfactoriamente tres tareas importantes: establecer relaciones de amistad, establecer relaciones íntimas y contribuir a la sociedad (normalmente a través del trabajo). Dreikurs y Mosak (1966, 1967) añaden otras dos tareas adicionales: la tarea propia (dirigirse a sí mismo) y la tarea espiritual. Adler mantiene que el grado en que compartimos satisfactoriamente con otros y nos interesamos por el bienestar de éstos es un índice del ajuste global de nuestra personalidad y del nivel de madurez. En otras palabras, el sentimiento social es un criterio de salud mental que refleja nuestra capacidad para dar y recibir y nuestra voluntad de cooperar en favor del beneficio de todos (Sherman & Dinkme-yer, 1987, p. 12). Este concepto clave de sentimiento social conlleva implicaciones para la terapia grupal; las metas generales de un grupo son el aumento de la autoestima y el desarrollo del sentimiento social. El grupo trata encontrar los falsos supuestos de los miembros que les impiden sentir adecuadamente e interesarse por los otros. Este concepto se aplica a la terapia grupal estructurando el grupo de tal forma que los miembros satisfagan algunas de sus necesidades de afiliación con otros. Centrarse en sí mismo y consecuentemente alienarse es el polo opuesto al sentimiento social y se percibe como uno de los mayores problemas de la sociedad contemporánea. Se espera que uno de los resultados de la experiencia grupal sea el crecimiento de los miembros hasta que se acepten a sí mismos y a los demás, incluso aunque todos nosotros seamos imperfectos. Por esta razón, la mayoría de los terapeutas adleria-nos se muestran contrarios a preseleccionar a los miembros de un grupo porque el proceso tiende a destruir la heterogeneidad y además va en contra de la aceptación de los diferentes niveles de imperfección comunes a la mayor parte de la sociedad. Los adlerianos creen que los grupos deberían acoger a todas las personas que deseen participar en ellos y no excluir a las personas que más los necesitan (James Bitter, comunicación personal, 17 Septiembre, 1992). Los miembros lograrán una mayor capacidad para expresar el sentimiento social a partir del establecimiento de relaciones significativas con otros y siendo miembros productivos de la sociedad. Inferioridad/Superioridad En sus primeros textos Adler menciona los sentimientos de inferioridad, que normalmente se asocian al reconocimiento de la posición dependiente del niño de los adultos y de la naturaleza. Desde un primer momento nuestro reconocimiento de la incapacidad se caracteriza por sentimientos de inferioridad. Adler no considera esta inferioridad como una fuerza negativa. Por el contrario, a partir de la inferioridad surge la motivación para dominar nuestro TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 241 entorno. Tratamos de compensar los sentimientos de inferioridad buscando formas para controlar las fuerzas de nuestras vidas, evitando así que sean ellas quienes nos controlen. Como señala Bitter (1987) cuando los sentimientos de inferioridad son tan exagerados que constriñen nuestro movimientos y nuestra auto-estima, constituyen el complejo de inferioridad. Tal complejo puede ser una reacción a una influencia negativa o puede ser el resultado de nociones erróneas e interpretaciones falsas. Nuestro esfuerzo por el logro de las metas puede implicar el progreso de los sentimientos de inferioridad a los de superioridad. Según Ansbacher (1974), los sentimientos de inferioridad y el intento de compensarlos perdieron con los años la importancia que originalmente les concedió Adler. En sus últimos textos Adler menciona con mayor frecuencia la meta del éxito y la urgencia para el logro de la perfección y el auto-dominio, o llegar a ser lo que somos capaces de ser. Rol de la Familia Los terapeutas adlerianos conceden mucha importancia a los procesos familiares, que desempeñan un rol significativo en el desarrollo de la personalidad durante la niñez. El clima de las relaciones entre los miembros es conocido como la atmósfera familiar. El término constelación familiar describe la configuración social del grupo familiar. Constituye el sistema de relaciones en el que se desarrolla la auto-conciencia. Este sistema incluye y se mantiene entre uno mismo, los progenitores y los hermanos y otras personas que puedan vivir dentro del seno familiar (Powers & Griffith, 1987). Los niños incorporan muchas de las características personales de sus progenitores y aprenden mucho sobre la vida observando e interactuando con ellos (Sherman & Dinkmeyer, 1987). Dreikurs, sin embargo, considera que las relaciones entre los hermanos son más influyentes sobre el desarrollo de la personalidad que las relaciones entre el niño y los padres. Además, el significado que las personas conceden a su propia posición en la constelación familiar y a las posiciones de sus hermanos es más importante que el derivado de las edades cronológicas de los hermanos. Las características de la personalidad de cada individuo de la familia, las inclinaciones emocionales entre los miembros, el tamaño de la familia y el sexo de los hermanos son factores de la constelación familiar. La posición del niño y el rol de la familia influye sobre el posterior desarrollo de la personalidad (Powers & Griffith, 1987). Powers y Griffith manifiestan que los miembros jóvenes de la familia reproducen una forma de relacionarse que llegará a ser parte vital de su estilo de vida. Añaden que la familia no es un sistema encapsulado fuera de la comunidad. Una vez recogido el material sobre la constelación familiar del cliente, se elabora una síntesis para facilitar las interpretaciones. La síntesis 242 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA contiene los puntos fuertes y débiles del cliente y se emplea para ayudar a los clientes a lograr una mayor comprensión de la influencia que la familia ha ejercido sobre ellos. Powers y Grifñth mencionan específicamente los siguientes como temas cruciales que deberán ser incluidos en la síntesis de la constelación familiar: orden de nacimiento, atmósfera familiar, valores familiares, línea de dirección masculina (las características, actitudes, intereses y competencias correspondientes al padre y no compartidas por la madre), línea de dirección femenina (las características, actitudes, intereses y competencias correspondientes a la madre y no compartidas por el padre), el rol del cliente en la familia, el rol de los hermanos, los modelos de rol y las alianzas, la experiencia del vecindario y la escuela durante la infancia y adolescencia, la experiencia del reto sexual durante la adolescencia y los principales aspectos que permanezcan no resueltos desde la niñez y adolescencia. También es importante tener en cuenta la etnia, religión, medio social y económico relatados por el cliente. Estos factores sirven más como material para la auto-percepción y para la propia visión del mundo que como la causa de los mismos. Estilo de Vida El estilo de vida hace referencia a la orientación básica del individuo hacia la vida y hacia los temas que caracterizan la existencia de la persona. Como se ha mencionado previamente, el estilo de vida se absorbe originalmente de la propia constelación y atmósfera familiar. Las experiencias forma-tivas en el seno familiar, particularmente entre los hermanos, contribuyen a establecer las pautas para entender la vida que constituirán, en un principio, el estilo de vida (Sherman & Dinkmeyer, 1987). En nuestros esfuerzos por lograr metas significativas para nosotros, desarrollamos este enfoque único hacia la vida (Ansbacher, 1974). Este concepto ayuda a explicar el engranaje de todas nuestras conductas de tal manera que se observa una consistencia et nuestras acciones. Todo lo que hacemos está relacionado con nuestra ficticia meta de perfección. Los adlerianos se refieren a este proceso como finalismc ficticio que constituye la meta central imaginaria que dirige la conducta y unifica la personalidad. Es la imagen de lo que serían las personas si fuerar perfectas y estuvieran totalmente seguras. Ninguna persona elabora el mismo estilo de vida que otra. Al esforzarse por la meta del éxito, algunas personas desarrollan su intelecto, otras desarro llan su físico, etc. Nuestro estilo de vida se aprende fundamentalmente duran te los primeros seis años de vida. Adler asegura, del mismo modo que Freud que nuestras primeras impresiones establecen los cimientos de nuestro estilo de vida. Pero subraya que estas experiencias infantiles no son en sí mismas cruciales, la interpretación que hacemos de estos hechos es más significativa TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 243 Adler señala que nuestras interpretaciones de las influencias infantiles pueden conducir al desarrollo de un estilo de vida falso. Aunque no estamos determinados por el pasado, estamos significativamente influenciados por nuestras percepciones e interpretaciones de los acontecimientos pasados. Una vez que somos conscientes de los patrones y continuidad de nuestra vida, especialmente de ciertas nociones erróneas que hemos desarrollado, estamos preparados para modificar esos supuestos falsos y proceder así a los cambios necesarios. Podemos usar las experiencias infantiles para crear conscientemente nuestro propio estilo de vida. Trastornos de Conducta Adler considera los trastornos emocionales como "fracasos en la vida". Los trastornos psicológicos y de la conducta pueden ser considerados como formas erróneas de vivir o supuestos falsos. Entre ellos pueden encontrarse un estilo de vida falso, una meta de éxito errónea y un subdesarrollo del sentimiento social. Algunos adlerianos mantienen que los clientes no tienen una enfermedad sino que sufren de desánimo y de fracaso en la resolución de problemas y tareas impuestas por la vida, por ello la terapia se basa en un modelo educativo y no en un modelo médico. Aplicado a la terapia grupal, este enfoque implica que gran parte del proceso grupal se dedique a la motivación de los clientes y a enseñarles un mejor enfoque para que puedan obtener resultados satisfactorios. APLICACIONES DE LOS PRINCIPIOS ADLERIANOS AL TRABAJO GRUPAL Adler y sus colaboradores empleaban un enfoque grupal en sus centros de Viena ya en 1921 (Dreikurs, 1969). Como se ha señalado anteriormente, Dreikurs amplió y popularizó el trabajo de Adler, especialmente en lo referente a las aplicaciones grupales y empleó la psicoterapia de grupo en su práctica privada durante más de 40 años. Su justificación a los grupos era la siguiente: "Como los problemas y conflictos del hombre se reconocen en su naturaleza social, el grupo es perfectamente adecuado no sólo para subrayar y revelar la naturaleza de los conflictos e inadaptaciones de la persona sino también para proporcionarle una influencia correctiva" (1969, p. 43). Los sentimientos de inferioridad pueden combatirse y contrarrestarse con efectividad en los grupos y los conceptos erróneos y valores que se hallan en la raíz de los problemas sociales y emocionales pueden ser profundamente influidos por el grupo, agente de formación de valores. El grupo proporciona el contexto social donde los miembros pueden desa- 244 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA rrollar un sentido de pertenencia y de comunidad. Dinkmeyer (1975) señali que los participantes de un grupo llegan a comprobar que muchos de sus pro-blemas son de naturaleza interpersonal, que su conducta tiene un significad( social y que sus metas pueden ser mejor comprendidas en el marco de lo; fines sociales. Algunos de los factores terapéuticos específicos que Dinkme yer encuentra operando en los grupos adlerianos son: * El grupo actúa como espejo para la conducta de la persona. * Los miembros se benefician del feedback de los otros miembros y de terapeuta. * Los miembros reciben y proporcionan ayuda. * El grupo presenta oportunidades para probar la realidad y para intenta nuevas conductas. * El contexto grupal anima a los miembros a iniciar el proceso para cam biar sus vidas. * Las transacciones del grupo ayudan a los miembros a comprender su funcionamiento en el trabajo y en el hogar y revelan así el modo en que tratan de encontrar su lugar en la sociedad. * El grupo está estructurado de tal forma que los miembros puedan satis facer sus necesidades de pertenencia. En opinión de Dinkmeyer y sus colaboradores (1987), la terapia adlerian tiene cuatro objetivos fundamentales que se corresponden con las cuatro fase del proceso terapéutico: 1. establecer una relación empática basada en el respeto mutuo. 2. entender las opiniones, sentimientos, motivos y metas. 3. desarrollar insights de las metas erróneas y de las conductas auto-frustrantes. 4. ver alternativas y hacer nuevas selecciones. FASES DEL GRUPO ADLERIANO ^ Del mismo modo que el enfoque psicoanalítico de grupos, la terapia gru-pal adleriana implica la investigación e interpretación de la infancia del indi-viduo. Sin embargo, como se comprobará más adelante, existen alguna diferencias fundamentales entre los grupos adlerianos y los freudianos. Al describir las características del enfoque adleriano del trabajo grupa Dreikurs (1969) y Sonstegard, Dreikurs y Bitter (1982) seleccionan cuatro fases de la terapia grupal, que se corresponden con las cuatro metas terapéuti-cas previamente mencionadas: 1. establecer y mantener una relación terapéutica apropiada. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 245 2. explorar las dinámicas operantes en el individuo (evaluación). 3. comunicar al individuo la comprensión del self (insight). 4. considerar nuevas alternativas y hacer nuevas selecciones (reorganiza-I ción). I Fase 1: Establecer y Mantener la Relación En la fase inicial el énfasis reside en el establecimiento de una buena relación terapéutica basada en la cooperación y el respeto mutuo. Se motiva a los participantes del grupo para que sean activos en el proceso porque ellos son los responsables de su propia participación en el grupo. No siempre es fácil crear una atmósfera activa, porque incluso los clientes más dispuestos a progresar pueden carecer de la voluntad necesaria para efectuar el trabajo requerido en una participación efectiva y pueden haber decidido probar que son incapaces de hacerlo (Dreikurs, 1969). Dreikurs considera que el grupo es propicio para una buena relación cliente/terapeuta. En la situación grupal existen multitud de oportunidades para trabajar sobre los aspectos de la confianza y fortalecer la relación entre el cliente y el terapeuta. Además, al observar los cambios positivos en los compañeros, los participantes pueden comprobar la utilidad del grupo. La relación terapéutica adleriana se establece entre iguales. Prevalece una atmósfera democrática y la relación en la terapia grupal efectiva se basa en el respeto mutuo. Esto no implica que los miembros puedan hacer cualquier cosa que deseen, porque en toda terapia grupal es necesaria la firmeza de un espíritu de respeto (Sonstegard et al., 1982). Sonstegard y sus colaboradores señalan que es esencial lograr la cooperación del cliente para que la terapia grupal sea efectiva. El terapeuta y el cliente trabajan juntos hacia metas conjuntamente acordadas. Los adlerianos creen que la terapia, individual o grupal, progresa sólo cuando el proceso terapéutico se centra en aquellos aspectos que los clientes perciben como personalmente significativos y en áreas que ellos desean examinar y cambiar. Esto es lo que Dreikurs (1967) comenta de la naturaleza colaboradora de la relación terapéutica adleriana y de la necesidad de acomodar las metas del cliente y del terapeuta: La cooperación terapéutica requiere el acuerdo de las metas. Cuando las metas e intereses del paciente y del terapeuta se oponen, no puede establecerse una relación satisfactoria. Lograr la cooperación del paciente para las tareas corrientes es un prerrequisito de cualquier terapia; mantenerla requiere vigilancia constante. Lo que parece ser "resistencia" constituye la discrepancia entre las metas del terapeuta y del paciente [p. 65]. 246 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA Fase 2: Análisis y Evaluación - Exploración de las Dinámicas del Individuo El propósito de la segunda fase es doble: comprender el estilo de vida propio y comprobar cómo afecta al funcionamiento cotidiano en todas las tareas de la vida (Mosak, 1989). El terapeuta puede empezar explorando cómo funcionan los participantes en el trabajo y en las situaciones sociales y cómo se sienten ellos con respecto a sí mismos y a sus identidades de rol/sexo. Según Dreikurs (1969), las metas del individuo y el estilo de vida son más visibles en las interacciones con los otros miembros del grupo. Además, los clientes pueden responder de forma diferente cuando son confrontados por un compañero o por el terapeuta. Los terapeutas adlerianos emplean diversas técnicas de evaluación. Las evaluaciones de la constelación familiar, de las dificultades de relación, de los recuerdos infantiles, de los sueños y de la habilidad para el trabajo que ha vivido el miembro, proporcionan claves importantes de la meta vital y del estilo de vida de la persona (Sonstegard et al., 1982). El análisis y la evaluación conceden mucha importancia a la exploración de la constelación familiar del cliente, que incluye la evaluación de las condiciones que prevalecieron en la familia, cuando la persona era aún joven, en el proceso de formación de las convicciones y presupuestos básicos del estilo de vida. Dinkmeyer y sus asociados (1987) describen un cuestionario de constelación familiar que proporciona insight sobre la auto-percepción del cliente, sus relaciones con los hermanos, las fuerzas significativas en su vida y las decisiones más importan-íes que ha adoptado. Otro procedimiento de evaluación consiste en pedir a los clientes que relaten sus recuerdos infantiles junto con los sentimientos y pensamientos que acompañaron a estos incidentes infantiles. Estos recuerdos de niñez son más que un informe; revelan creencias, "errores básicos", percepciones auto-destructivas y leyes únicas de movimiento psicológico (Dinkmeyer et al., 1987). Los terapeutas adlerianos mantienen que las personas recuerdan sólo aquellos acontecimientos pasados que eran coherentes con las percepciones comunes de sí mismos (Adler, 1958). Dreikurs (1969) añade que una vez que las personas han desarrollado tales perspectivas, perciben sólo los aspectos que 'se corresponden con las mismas. Esta auto-percepción fortalece la "lógica privada" de la persona, que a su vez ayuda al individuo a mantener sus convicciones básicas. Los recuerdos de la niñez permiten entender cómo nos percibimos y sentimos con respecto a nosotros mismos, cómo vemos el mundo, cuáles son nuestras metas vitales, qué nos motiva, en qué creemos y qué valoramos. La investigación del estilo de vida, que incluye la exploración de los antecedentes familiares y del estilo de vida, revela un patrón de errores básicos. Mosak (1989) manifiesta que el estilo de vida puede concebirse como una TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 247 mitología personal; las personas se comportan como si los mitos fueran reales, porque para ellos, son verdaderos. Mosak menciona cinco errores básicos: (1) sobregeneralizaciones, (2) metas imposibles, (3) falsas percepciones de la vida y de sus exigencias, (4) negación del propio valor y (5) valores falsos. Durante la fase de evaluación la principal tarea del terapeuta consiste en integrar y sintetizar los datos obtenidos en la investigación del estilo de vida e interpretar el modo en que las nociones erróneas y la mitología personal influyen sobre el cliente. Esto se efectúa de forma clara y concisa para que los clientes puedan reconocer sus propias dinámicas y concretar sus evaluaciones. El análisis del estilo de vida es un proceso continuo y ayuda al cliente y al terapeuta a elaborar un plan terapéutico. Según Dreikurs (1969), el análisis del estilo de vida y de sus fuerzas psicodinámicas puede efectuarse tanto de forma individual como grupal, pero el formato grupal ofrece ciertas ventajas definitivas: "Las metas y movimientos del paciente se hacen más visibles en la interacción con los miembros de su grupo que en la limitada interacción entre él y el terapeuta. Además, el terapeuta no depende sólo de los informes verbales del paciente sobre sus interacciones con otros fuera de la sesión terapéutica; puede observarle en acción durante la sesión. Normalmente, el paciente responde de diferente manera cuando es confrontado por uno de los miembros del grupo a cuando se halla a solas con el terapeuta. Ciertas fachadas de su personalidad pueden ser más pronunciadas, o visibles [pp. 44-45]." Fase 3: Insight I La posición analítica clásica defiende que la personalidad no puede modificarse salvo que exista insight, por el contrario, la perspectiva adleriana defiende que el insight es sólo un paso hacia el cambio y no un requisito previo para lograrlo (Dreikurs, 1969). Por lo tanto, el insight no es un fin en sí mismo sino un medio para lograrlo. Las personas pueden efectuar cambios abruptos y significativos sin insight. Mosak (1989) define el insight como "la conversión de la comprensión en acción constructiva". El autor mantiene que la noción freudiana de que el insight debe preceder al cambio de la conducta provoca normalmente la ampliación del tratamiento y mueve a los clientes a posponer la acción del cambio. El insight meramente intelectual puede conducir al juego indefinido del "Sí, pero", "Ya sé que debería parar, pero..." Según Sonstegard y sus colaboradores (1982), los grupos son más efectivos que la terapia individual para ayudar a las personas a lograr el insight y redirigir sus metas y nociones erróneas. Estos autores señalan que la interacción en el seno grupal proporciona un entorno ideal para aprender sobre uno mismo. Además, el sentido de la vinculación social que se desarrolla en el 248 TERAPIA GRUPAL ADLERIANA grupo permite a los miembros apreciar aspectos propios en las otras personas. Los autores añaden que las revelaciones personales y las interpretaciones que se efectúan durante las sesiones grupales son muy útiles para la persona a quien van dirigidos y para los otros miembros del grupo, que aprenden de estas revelaciones. Una de las ventajas del grupo es que los insights y las afirmaciones de los otros miembros tienen más peso que las observaciones e interpretaciones efectuadas por el terapeuta. En el contexto grupal la fase del insight va dirigida a ayudar a los participantes a entender por qué funcionan como lo hacen. Los miembros aprenden sobre sí mismos examinando sus propias metas, mitología personal y estilo de vida. El grupo facilita el proceso de obtención del insight porque al mismo tiempo que los miembros experimentan su propia resistencia, pueden observar también la resistencia de sus compañeros. Existen similitudes suficientes en las actitudes erróneas básicas y en las falsas motivaciones de todos los miembros como para permitir que éstos se observen a sí mismos en los otros y se ayuden mutuamente. La interpretación es una técnica que facilita el proceso de obtención de insight del propio estilo de vida. La interpretación se centra en los motivos que subyacen a la conducta del individuo para hacer lo que hace en este momento y en este lugar. Con un marco de referencia externo, el terapeuta ayuda a los participantes a observar sus conductas desde una perspectiva diferente y así lograr el acceso a una gama más amplia de alternativas (Dink-meyer et al., 1987). Las interpretaciones nunca deben ser impuestas al cliente; se presentan de forma sugerente a modo de hipótesis: "¿Podría ser ...?", "Tengo una impresión que me gustaría compartir contigo ...", "Me parece que ... ". Por lo tanto, las interpretaciones son manifestaciones de final abierto que pueden examinarse en las sesiones grupales. El fin último de este proceso es que los clientes lleguen a entender su propio rol en la creación de un problema, las formas en que están perpetuando dicho problema y lo que pueden hacer ellos para mejorar la situación. Fase 4: Reorganización El objetivo final del proceso grupal es la reorganización. La fase de reorganización conlleva la consideración de actitudes, creencias, metas y conductas alternativas. Se ayuda a los miembros a reorganizar sus metas y nociones erróneas. Uno de los fines es enseñar a los participantes a ser más efectivos en el manejo de las tareas vitales. Otro fin consiste en desafiar y animar a los clientes a que adopten riesgos y produzcan cambios. Dreikurs (1969) cree que los grupos son especialmente útiles durante la fase de reorganización porque estimulan la acción y las nuevas orientaciones. El grupo llega a ser el agente que pone en marcha el cambio a consecuencia TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 249 de las relaciones interpersonales existentes entre sus miembros. El proceso grupal permite a sus miembros verse a sí mismos como lo hacen otros y reconocer los falsos auto-conceptos o las metas erróneas que están persiguiendo (Sonstegard et al., 1982). La motivación es un aspecto básico de esta fase. Mediante la motivación los clientes empiezan a experimentar sus propios recursos internos y el poder para escoger y dirigir sus propias vidas. La motivación necesaria en este estadio se encuentra en el apoyo del grupo y en su naturaleza igualitaria, que elimina las distancias sociales y reduce el riesgo a la auto-apertura. En palabras de Dreikurs, "Es esta atmósfera social de igualdad la que caracteriza a la terapia grupal y la que ejerce una de las influencias terapéuticas más efectivas en cada uno de sus miembros" (1969, p. 47). La reorganización es la fase de acción de un grupo, durante la cual se adoptan nuevas decisiones y se modifican las metas. Para desafiar a los presupuestos auto-limitantes, se anima a los miembros a actuar como si fueran las personas que les gustaría ser. Se les pide que se "pillen a sí mismos" en el proceso de repetición de los viejos patrones que les han llevado a conductas inefectivas. El compromiso es otro de los ingredientes fundamentales de la fase de reorganización; si los clientes tienen esperanza de cambiar, deben disponer de la voluntad para establecer sus propias tareas y hacer algo específico sobre sus problemas. El compromiso es necesario también para convertir los nuevos insights en acciones concretas. ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA ADLERIANO El concepto de terapeuta anónimo no se corresponde con el enfoque adle-riano. El anonimato del terapeuta aumenta la distancia entre éste y el cliente y además interfiere con la relación igualitaria, persona-a-persona básica en el enfoque adleriano. Como señala Mosak (1989), el terapeuta adleriano tiene opiniones y sentimientos y es libre para expresarlos. Otros autores adlerianos subrayan el rol activo del terapeuta como participante en un esfuerzo cooperador. Dinkmeyer y sus colaboradores (1987) describen el rol del terapeuta del grupo como el encargado de establecer y mantener el proceso grupal. Los miembros esperan que el terapeuta asuma la responsabilidad del movimiento del grupo: "El terapeuta debe participar activamente en el desarrollo de normas que facilitan el crecimiento y el aprendizaje interpersonal. Establece intencionadamente una estructura para el grupo e indica las pautas de conducta, como congruencia, interacción abierta, implicación, aceptación sin juicios de valor, confrontación y compromiso" (p. 198). El terapeuta asume las funciones de un facilitador que crea y anima el desarrollo de los factores terapéuticos como la universalidad, el apoyo, las oportunidades para experimentar con la conducta y el feedback. Estos proce- 250 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA sos promueven el aprendizaje interpersonal, el crecimiento individual y la sensación de cohesión grupal. Otra prueba del importante rol del terapeuta adleriano es el compromiso de activar procedimientos como la confrontación, la auto-apertura, la interpretación y el análisis de los patrones prevalentes. El terapeuta desafía las opiniones y las metas de los clientes y les ayuda a convertir lo aprendido en el proceso grupal en nuevas opiniones y conductas. Dinkmeyer y sus colaboradores (1987) señalan que los terapeutas sirven de modelos a los clientes, que algunas veces aprenden más de lo que ven hacer a los terapeutas, en el grupo y en sus vidas personales, que de lo que éstos dicen. Esto implica que el terapeuta debe tener un sentido claro de su propia identidad, opiniones y sentimientos. Además debe ser también consciente de las condiciones básicas fundamentales para el crecimiento de los clientes: empatia, respeto, interés, autenticidad, apertura, honestidad, comprensión de las dinámicas de la conducta y capacidad para emplear técnicas orientadas a la acción que estimulen los cambios en los clientes. EVALUACIÓN DEL ENFOQUE ADLERIANO DE GRUPOS Contribuciones y Puntos Fuertes del Enfoque Mi práctica grupal se ha visto influida por multitud de conceptos adleria-nos, incluyendo el énfasis en las fuerzas sociales que motivan la conducta y la búsqueda del dominio, superioridad y poder. Los patrones que desarrollar las personas fuera de las relaciones familiares, con los progenitores y los hermanos, y la noción de que cada uno de nosotros elaboramos un único estile de vida como respuesta a nuestro sentimiento de inferioridad son tambiét aspectos que me han intrigado. El enfoque adleriano se desvía del modelo psicoanalítico en diversos aspectos. La mayoría de los adlerianos mantienen que gran parte del trabaje de Adler se efectuó independientemente de Freud. Existen, sin embargo algunos aspectos comunes importantes entre ambos enfoques, incluyendo el interés en los períodos evolutivos críticos, el interés en los recuerdos de la niñez y el énfasis en la interpretación. En mi opinión, uno de los puntos fuertes del enfoque adleriano es su naturaleza integradora. Se trata de un enfoque holístico que combina el espectre completo de la experiencia humana y en este sentido los terapeutas disponer de mucha libertad para trabajar con sus clientes de formas adecuadas a su propio estilo terapéutico. Según James Bitter (comunicación personal, 17 Septiembre, 1992), los terapeutas adlerianos usan multitud de técnicas diversas, sólo algunas de las cuales son específicas de la terapia grupal adleriana Una es el uso de la constelación familiar como medio para reconstruir la TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 251 matriz de la identidad del cliente. Otra técnica es el uso de los recuerdos infantiles como medio para descubrir los valores y convicciones personales y el significado que han dado a su propia persona, a otros y al mundo. La última de estas técnicas permite descubrir cómo las nociones erróneas basadas en metas y valores falsos se justifican como sentimiento social y crean problemas en las vidas de las personas. Aunque todos los terapeutas adlerianos aceptan los mismos conceptos teóricos, no disponen de una visión monolítica del proceso terapéutico. Corsini (1987) manifiesta que los métodos de evaluación y tratamiento difieren sus-tancialmente. Algunos terapeutas adlerianos son muy directivos y otros lo son menos. Algunos hacen revelaciones propias y otros rara vez lo hacen. Los terapeutas adlerianos formados por Adler tienden a solicitar un recuerdo infantil mientras que los formados por Dreikurs pueden solicitar entre seis y doce recuerdos como parte de la entrevista para determinar el estilo de vida. Dreikurs solicitaba un número de recuerdos infantiles que permitieran formar un patrón. Como se ha mencionado previamente, los terapeutas adlerianos no tienden a seguir un procedimiento específico ni están limitados a aplicar determinadas técnicas. Puede haber tantos métodos como terapeutas. El criterio básico es que las técnicas terapéuticas se correspondan con la teoría y con el cliente. De este modo, se anima a los terapeutas a crecer personal y profe-sionalmente siendo creativos. Uno de los puntos fuertes del enfoque adleriano es que sus conceptos son aplicables a los grupos tanto en los entornos clínicos como en los escolares (Sonstegard et al., 1982). Como hemos visto, su énfasis en los factores sociales lo hace apropiado para trabajar en grupos, incluyendo grupos de asesora-miento de padres, grupos de profesores y de familias. Es difícil valorar la contribución de Adler a la práctica terapéutica contemporánea. Su influencia se ha extendido más allá de la terapia grupal llegando hasta el movimiento comunitario de salud mental, incluyendo a algunos paraprofesionales (Ansbacher, 1974). Abraham Maslow, Viktor Frankl, Rollo May y Albert EUis han reconocido su deuda con Adler. Frankl y May ven en él al precursor del movimiento existencial por su defensa de la libertad de elección de los humanos y de la responsabilidad plena de lo que hacen consigo mismos. Esta perspectiva le convierte también en el precursor del enfoque subjetivo de la psicología, con énfasis en los determinantes propios de la conducta: valores, creencias, actitudes, metas, intereses, significados personales, percepciones de la realidad y esfuerzos por lograr la auto-realización. Además, la perspectiva adleriana es congruente con muchas otras escuelas psicológicas, como la terapia Gestalt, la terapia realista, la terapia racional emotiva, la terapia cognitiva, la terapia centrada en la persona y la logoterapia. Todos estos enfoques se basan en un concepto similar de la 252 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA persona como ser intencionado y auto-determinado y en continuo esfuerzo por el crecimiento, y encontrar valor y significado en su mundo (Temer & Pew, 1978). En muchos aspectos, Adler parece haber abierto las vías para el desarrollo de las terapias cognitivas. La premisa básica de los adlerianos es que si pueden cambiar el pensamiento del cliente también pueden modificar sus sentimientos y conducta. Las contribuciones de Adler, especialmente para la terapia grupal, se comentan en este capítulo por la magnitud de las implicaciones de su trabajo y por el renovado interés en la teoría y práctica adlerianas. El resurgimiento del interés se puede comprobar en la creciente apertura de institutos y centros nacionales e internacionales que ofrecen formación en técnicas adlerianas, incluyendo la terapia grupal adleriana. Dinkmeyer, Dinkmeyer y Sperry (1987) comentan las aplicaciones grupales de los principios adlerianos en poblaciones diversas: niños pequeños, niños mayores, adolescentes, estudiantes y adultos. Describen también terapias grupales adlerianas con profesores, grupos de asesoramiento para padres y familias, grupos de terapia familiar y terapia de pareja. Limitaciones del Enfoque El enfoque grupal adleriano comparte algunas limitaciones básicas con el enfoque psicoanalítico. Los terapeutas de los grupos más estructurados pueden tener dificultades para incorporar algunos de los procedimientos dirigidos a entender los estilos de vida de los miembros y para mostrar a éstos cómo influyen las experiencias infantiles en su funcionamiento cotidiano. Los miembros, en muchos grupos estructurados o de tiempo limitado, puede ser incapaces de apreciar el valor del análisis basado en una evaluación comprensiva de sus dinámicas infantiles. Otra limitación básica está referida al terapeuta. Si los terapeutas no tienen mucha experiencia pueden cometer errores importantes, especialmente cuando interpretan las dinámicas de los miembros. Los terapeutas que sólo disponen de una visión general de los conceptos adlerianos podrían sobrepasar los límites de sus competencias al tratar de enseñar a los miembros el significado de factores como el orden en la familia o la constelación familiar. Para la aplicación de los procedimientos comentados en este capítulo son necesarias la formación y la experiencia. Aplicación del Enfoque Adleriano a Poblaciones Multiculturales La teoría adleriana se adapta perfectamente al trabajo con clientes cultu-ralmente diversos. Aunque el enfoque adleriano se denomina Psicología Indi- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 253 vidual, su centro de interés reside en la persona inmersa en el medio. Como señala Corsini (1987), las aplicaciones adlerianas a los grupos son más variadas que las de otros sistemas. El interés de los adlerianos por ayudar a otros, por el sentimiento social, por lograr significado en la vida y por el espíritu colectivo coincide con el proceso grupal. Este enfoque subraya la relación social y el establecimiento de relaciones significativas en la comunidad. Las culturas de americanos nativos, hispanos, afroamericamos y americanos de origen asiático anteponen así mismo el colectivo al bienestar individual y conceden mucha importancia a la familia. Sin embargo, existen algunos problemas potenciales en la aplicación de estos conceptos adlerianos de pertenencia y sentimiento social a un grupo terapéutico con clientes americanos de origen asiático. Leong (1992) escribe que la orientación colectiva de muchos americanos de origen asiático implica que no existe una diferenciación clara entre los problemas familiares e individuales. Esto podría limitar las revelaciones referentes a las dinámicas familiares en el grupo. Muchos americanos con antecedentes asiáticos han sido socializados en el respeto a la herencia familiar y algunos clientes se mostrarán reacios a revelar material que consideran puede conllevar el deshonor de los miembros de su familia. Estos miembros tienden a ser menos expresivos en sus verbalizaciones que los americanos caucásicos en las situaciones gru-pales y pueden dudar antes de reconocer problemas personales por temor a la vergüenza que éstos pueden ocasionar. Leong señala que el honor y la evitación del desprestigio son valores importantes para los asiáticos. Estos factores deberán ser considerados en un grupo adleriano. Leong comenta también que en la mayoría de las culturas asiáticas, las relaciones interpersonales tienden a ser jerárquicas, con un gran respeto y lealtad hacia la autoridad. Los miembros asiáticos de un grupo tenderán a percibir al terapeuta como la autoridad y esperarán que sea él quien disponga de la pericia y el poder y dirija el proceso grupal. Y como se ha mencionado con anterioridad, el enfoque adleriano potencia un espíritu igualitario, de persona a persona como forma de reducir la distancia social y motivar la auto-apertura. Los terapeutas adlerianos pueden necesitar adaptar algunas técnicas, en especial los procedimientos de evaluación del estilo de vida, al trabajar con clientes americanos de origen asiático y también con otros grupos raciales y étnicos. No quiero decir que los conceptos adlerianos tengan una aplicación limitada desde una perspectiva multicultural. La naturaleza fenomenológica del enfoque adleriano permite por sí misma la comprensión de la visión del mundo de los clientes. El énfasis en el modo subjetivo en que las personas perciben e interpretan su mundo conduce al respeto por los valores y percepciones únicos del cliente. Los adlerianos investigan la cultura del mismo modo que el orden familiar o la atmósfera familiar. La cultura es un punto 254 TERAPIA CRUPAL ADLERIANA estratégico desde el que se experimenta e interpreta la vida; es también un cuerpo de antecedentes que incluye valores, historia, convicciones, creencias, costumbres y expectativas que deben ser dirigidas por el individuo. Los terapeutas adlerianos no deciden qué aspectos deben modificar o cuáles son las metas de sus clientes; trabajan cooperativamente con el fin de capacitar a sus clientes para la consecución de las metas que ellos mismos han definido. REFERENCIAS Y LECTURAS ADICIONALES Adler, A. (1958). What life should mean to you. New York: Capricom. Adler, A. (1964). Social interest: A challenge to mankind. New York: Capricom. Ansbacher, H. L. (1974). Goal-oriented individual psychology: Alfred Adler's theory. In A. Burton (Ed.), operational theories of personality. New York: Brunner/ Mazel. * Ansbacher, H. L., & Ansbacher, R. R. (Eds.). (1956). The Individual Psychology of Alfred Adler. New York: Basic Books. *Ansbacher, H. L., & Ansbacher, R. R. (Eds.). (1973). Superiority and social interest: A coUection of later writings (3rd rev. ed.). New York: Viking Press. Bitter, J. (1979). An interview with Heinz Ansbacher. Journal of IndiuidualPsychology, 35(1), 95-110. Bitter, J. (1987). Communication and meaning: Satir in Adlerian context. In R. Sherman & D. Dinkmeyer (Eds.), Systems of family therapy: An Adlerian integration (pp. 109-142). New York: Brunner/Mazel. *Corsini, R. J. (1987). Adlerian groups. In S. Long (Ed.), Six group therapies. New York: Plenum. Dinkmeyer, D. (1975). Adlerian group psychotherapy. International Journal of Group Psychotherapy, 25(2), 219-226. *Dinkmeyer, D. C, Dinkmeyer, D. C, & Sperry, L. (1987). Adlerian counsehng and psychotherapy (2nd ed.). Columbus, OH: Merrill. *Dreikurs, R. (1960). Group psychotherapy and group approaches: The collected papers of Rudolf Dreikurs. Chicago: Alfred Adler Institute. Dreikurs, R. (1967). Psychodynamics, psychotherapy, and counseling: Collected papers. Chicago: Alfred Adler Institute. ^ Dreikurs, R. (1969). Group psychotherapy from the point of view of Adlerian psychology. In H. M. Ruitenbeek (Ed.), Group therapy today: Styles, methods, and techniques. Chicago: Aldine-Atherton. Dreikurs, R., & Mosak, H. H. (1966). The tasks of life: 1. Adler's three tasks. The Individual Psychologist, 4, 18 22. Dreikurs, R., & Mosak, H. H. (1967). The tasks of life: 2. The fourth task. The Individual Psychologist, 4, 51-55. Leong, F. T. L. (1992). Guidelines for minimizing premature termination among Asian American clients. Joumal for Specialists in Group Work, 1 7(4), 218 228. Lowe, R. N. (1982). Adlerian/Dreikursian family counseling. In A. M. Home & M. M. ohlsen (Eds.), Family counseling and therapy. Itasca, IL: F. E. Peacock. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 255 *Manaster, G. J., & Corsini, R. J. (1982). Individual Psychology: Theory and practice. Itasca, IL: F. E. Peacock. Mosak, H. (1979). Adiarían psychotherapy. In R. J. Corsini (Ed.), Current psychotherapies (2nd ed.). Itasca, IL: F. E. Peacock. Mosak, H. (1989). Adlerian psychotherapy. In R. J. Corsini & D. Wedding (Eds.), Current psychotherapies (4th ed.). Itasca, IL: F. E. Peacock. Mozdzierz, G. J., Lisiecki, J., Bitter, J. R., & Williams, A. L. (1984). Role-functions for Adlerian therapists. Individual Psychology, 42(2), 154-177. "Powers, R. L., & Griffith, J. (1987). Understanding life-style: The psycho-clarity process. Chicago: Americas Institute of Adlerian Studies. 'Sherman, R., & Dinkmeyer, D. (1987). Systems of family therapy: An Adlerian integration. New York: Brunner/Mazel. 'Sonstegard, M., Dreikurs, R., & Bitter, J. (1982). The teleoanalytic group counseling approach. In G. M. Gazda (Ed.), Basic approaches to group psychotherapy and counseling (3rd ed.). Springfield, IL: Charles C Thomas. Svveeney, T. J. (1989). Adlerian counseling: A practical approach for a new decade (3rd ed.). Muncie, IN: Accelerated Development. Temer, J., & Pew, W. L. (1978). The courage to be imperfect: The life and work of Rudolf Dreikurs. New York: Hawthom Books. 8 Psicodrama Agradezco la colaboración de Adam Blatner en la revisión de este capítulo. INTRODUCCIÓN El psicodrama, creado y desarrollado por J.L. Moreno (1889-1974), es fundamentalmente un enfoque de terapia grupal donde el cliente representa o dramatiza situaciones vitales y roles pasados, presentes o futuros con el fin de lograr una comprensión más profunda, favorecer la catarsis y desarrollar destrezas conductuales. Se interpretan los sucesos significativos para ayudar al cliente a ponerse en contacto con los sentimientos no reconocidos ni expresados, para proporcionar una vía que permita la expresión completa de estos sentimientos y actitudes y para motivar una conducta nueva. Los métodos del psicodrama son instrumentos que ayudan a las personas a relacionarse con mayor efectividad. El término drama no se usa en referencia a lo teatral sino en referencia al trabajo de aspectos de nuestras vidas como si fueran situaciones dramáticas y nosotros fuéramos los dramaturgos (Blatner y Blatner, 1988b). El psicodrama tiene sus orígenes en el Teatro de la Espontaneidad, que Moreno inició en Viena en 1921. Las personas que participaban en las obras no eran actores profesionales y no contaban con un guión. Interpretaban de forma espontánea sucesos aparecidos en los diarios o temas sugeridos por la audiencia. Tras la interpretación, las personas del público eran invitadas a 258 PSICODRAMA comentar las experiencias que habían tenido durante la misma. Moreno des cubrió que los problemas personales, y también las reacciones, de los miem bros de la audiencia influían no sólo en la elección del tema sino también en el modo en que los participantes representaban sus papeles. Descubrió tam bien que tanto las personas implicadas en la obra como las personas de 1a audiencia experimentaban una descarga psicológica de sentimientos reprimí dos (catarsis). El Teatro de la Espontaneidad le condujo a elaborar un conjun to de métodos y técnicas terapéuticas especializadas que posteriormente incorporó al psicodrama. El psicodrama está diseñado para facilitar a través del rol play, la expre sión espontánea y dramática de sentimientos. Uno de sus valores en el trabajo grupal es que permite al máximo número de personas interpretar varios roles y recibir feedback sobre el impacto que dichos roles producen. Las técnicas del psicodrama se combinan perfectamente para producir interacciones gru pales, explorar problemas interpersonales, experimentar con nuevas formas de acercamiento a los otros significativos de nuestras vidas y reducir los sen timientos de aislamiento. (Aunque la terapia psicodramática está orientada a lo interpersonal, a menudo se examinan también aspectos intrapersonales de las vidas de los miembros del grupo). Zerka Moreno, esposa de J.L. Moreno. manifiesta que "el psicodrama representa una de las formas más importante de cambio del tratamiento a nivel individual de la persona al tratamiento en situación grupal, del tratamiento por métodos verbales hacia el tratamiento por métodos activos" (1983, p. 158). De todos los enfoques comentados en este libro, el psicodrama es teórica mente el más apropiado para los grupos. Sin embargo, su metodología tam bien puede adaptarse al trabajo con familias, parejas e incluso con clientes en psicoterapia individual. CONCEPTOS CLAVES La Perspectiva de Moreno sobre su Enfoque Moreno se consideraba tanto filósofo como psiquiatra. Puede ser conside rado como uno de los primeros existencialistas que percibía a los cliente como individuos influidos por la aculturación social. Moreno rechaza la posi ción de Freud según la cual las personas sólo pueden liberarse de las fuerza irracionales que las guían a través de un largo proceso de psicoanálisis. Por el contrario, él manifiesta que los métodos psicodramáticos producen a menudo progresos terapéuticos de forma inmediata y espontánea. Debe señalarse, sin embargo, que estos progresos no liberan necesariamente al cliente del cauti verio de las fuerzas inconscientes. Los aspectos de elaboración e integración del proceso terapéutico requieren tiempo. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 259 Moreno no hizo ningún esfuerzo por construir un sistema comprensivo de la naturaleza humana pero adoptó algunos temas que muchos enfoques habían tendido a ignorar: creatividad, espontaneidad, encuentro, la importancia del presente, una perspectiva multidimensional de la personalidad y el valor de la acción para la catarsis y el insight. Elaboró también métodos para ope-rativizar estas ideas y principios centrales. Estos métodos pueden ser considerados instrumentos muy adaptables a otros enfoques. En este capítulo se comentan algunos de los conceptos más importantes introducidos por Moreno. Creatividad Moreno fue un "teólogo de la improvisación" (Adam Blatner, 1992, comunicación personal). Sintetizando las ideas de Friedrich Nietzsche, Henri-Louis Bergson y otros, incluidos los grandes maestros espirituales de la cultura occidental como Sócrates y Jesús, Moreno a finales de su adolescencia desarrolló su propia "religión de encuentro". Esta perspectiva subrayaba la importancia de que las personas expresaran su propia sensación del propósito de Dios a través del vehículo de su propia individualidad. Moreno percibía a Dios, la fuerza divina, en continua actividad, no había creado simplemente el mundo sino que constituía el funcionamiento energético arquetípico en la esencia de toda la existencia. Dios debe encontrarse en cualquier momento y en el alma de cualquier ser. Esta metáfora guió la vida de Moreno y su perspectiva de una existencia actualizada con un sentido de iniciativa, experimentación y creación (Blatner y Blatner, 1988b). Espontaneidad Si la creatividad es un tema central en la existencia humana, entonces la espontaneidad, mantiene Moreno, es la forma de potenciarla. La creatividad no brota de la planificación razonada y cuidada sino que rompe los límites i del pensamiento convencional y surge del inconsciente para informar y vitalizar nuestra experiencia. La actitud de Moreno hacia el inconsciente es similar al punto de vista de Jung, según el cual el inconsciente es una fuente de sabiduría y creatividad así como un depósito de emociones de rechazo. Para Moreno, la espontaneidad es la respuesta adecuada a una nueva situación o una respuesta nueva a una situación vieja. Las cuahdades esenciales de la espontaneidad incluyen la apertura, la frescura en el acercamiento, la voluntad de tomar iniciativas y riesgos y la integración de las realidades externas con el propio mundo interno de pensamientos y sentimientos. La espontaneidad no debe confundirse con la impulsividad porque la primera 260 PSICODRAMA conlleva la intención de lograr un resultado constructivo (Blatner y Blatner, 1988b). La mayoría de nosotros seríamos más creativos si nos permitiéramos ser espontáneos. Moreno observó que los niños eran relativamente más capaces que los adultos para introducirse en las situaciones de rol play, para fantasear y para expresar libremente sus sentimientos. En la medida que las personas envejecen, tienden a ser bastante menos espontáneas. Para remediar esta tendencia. Moreno desarrolló métodos de entrenamiento de la espontaneidad con el propósito de liberar a las personas de "guiones" estrictos y respuestas rígidas y estereotipadas. Adoptó técnicas que favorecían la participación de la audiencia y subrayó la necesidad de contactar con las propias fantasías y sentimientos representando situaciones que provocaban ciertas emociones. Consideraba que el entrenamiento de la espontaneidad era la vía fundamental que capacitaba a las personas a descubrir situaciones nuevas desde una perspectiva diferente y renovada. Aunque el desarrollo de la espontaneidad se valora en los grupos de psico-drama, Nicholas (1984) recomienda no presionar a los miembros a expresar su espontaneidad con excesiva urgencia. La autora sugiere que los miembros del grupo sean tratados amable y respetuosamente y que puedan participar en la acción grupal según formas que ellos mismos escojan y en el momento que se sientan preparados para hacerlo. Cree que el instrumento educativo más importante para potenciar la espontaneidad de los miembros del grupo es la capacidad del terapeuta para modelar conductas espontáneas. Por esta razón, recomienda que los terapeutas se sometan a su propio psicodrama y que experimenten otros enfoques grupales expresivos. Para ser capaz de crear un clima que fomente el desarrollo de la espontaneidad, los terapeutas deben ser conscientes de sus propios sentimientos e inspirarse en ellos de forma intuitiva. Encuentro y Tele Greenberg (1974) define encuentro como aquello que ocurre cuando los individuos confrontan inmediata y significativamente a los otros significativos en el escenario psicodramático. El encuentro se produce siempre en el contexto del presente, independientemente de que la representación se refiera a un acontecimiento pasado o futuro. Moreno escribió un pequeño libro cuyo título es Invitación al Encuentro. y del cual a menudo se cita el siguiente pasaje: Un encuentro de dos: ojo con ojo, cara con cara.... Y te miraré con tus propios ojos Y me mirarás con los míos. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 261 El encuentro pertenece al núcleo del psicodrama porque a través de este proceso las personas no sólo se encuentran sino que se entienden entre sí en un nivel profundo y significativo. Por su naturaleza, los encuentros conllevan un componente de sorpresa porque no se ensayan ni fuerzan. El encuentro conlleva dimensiones de transferencia y empatia y aún van más allá. Potencia el sentido de la comunidad en el grupo que a su vez construye la confianza necesaria para el trabajo productivo. Tele (TELL-uh) es un concepto relacionado con el anterior y se potencia en el curso del encuentro auténtico. Moreno define el tele como la corriente de dos direcciones de sentimientos entre las personas, o "amor terapéutico". Moreno lo denomina "sentimiento recíproco entre individuos, el cemento que mantiene unido a los grupos" (1964, p. xi). Otros autores han ampliado la noción para incluir las áreas intangibles de atracción y repulsa entre las personas. Cuando es recíprocamente positivo y fuerte, se producen otros fenómenos como el aumento de la cohesión del grupo y más posibilidades de empatia. El tele positivo puede facilitar la capacidad de una persona para penetrar y entender el mundo de otra. El tele positivo fortalece los lazos de continuidad y estabilidad y la sensación de cohesión grupal. El tele es la suma total de los aspectos emocionales de la empatia, transferencia y contratransferencia. Es un factor significativo que influye sobre el grado de interacción de los participantes del grupo. Cuando el tele es positivo, las personas se comportan de forma más espontánea y de este modo pueden hallar más fácilmente alternativas creativas para resolver conflictos interpersonales. En este mismo orden, el tele es un factor terapéutico relacionado con el cambio. La curación de los individuos se produce a través de un sentimiento empático recíproco. Referirse al Presente En el psicodrama, los clientes representan situaciones conflictivas o críticas como si estuvieran ocurriendo en el momento presente. Un principio básico del psicodrama es que al revivir o reexperimentar una escena del pasado los participantes tienen la oportunidad de examinar el modo en que les afectó determinado hecho en el mismo momento que ocurrió y una oportunidad para manejar ahora de forma diferente aquel hecho. Al representar el suceso pasado en el presente los individuos pueden asignarle un nuevo significado. Mediante este proceso elaboran los asuntos inacabados y modifican el final de la situación anterior. En términos prácticos, el psicodrama anima a los miembros a hablar en tiempo presente y a usar términos que hagan referencia a acciones. La disposición de los miembros en el presente, independientemente del momento en que se produjera el hecho, genera la tendencia a disminuir el informe verbal y convertir a los miembros en actores (Z. T. Moreno, 1987). 262 PSICODRAMA Exploración de las Emociones No Expresadas Según J. L. Moreno, los clientes implicados en el psicodrama representan lo que experimentaron en la realidad más algunos aspectos que sólo llegaron a producirse en su propia fantasía. El psicodrama ofrece formas para explorar estas emociones no expresadas y asociadas con la "realidad" de la imaginación o con la esfera de la suprarrealidad. Una de las ventajas del psicodrama es potenciar los poderes de la imaginación, acentuados por todos los recursos teatrales. Así pues pueden representarse escenas futuras explorando diferentes resultados posibles. Una forma de repasar las propias experiencias puede hacerse a través de los encuentros con personas que no se hallan presentes, un familiar desaparecido, un progenitor, un hermano. Dios, o uno mismo en un período anterior. En el psicodrama los miembros pueden experimentar con realismo sus esperanzas, temores, expectativas, resentimientos no expresados, proyecciones, interiorizaciones y actitudes críticas. Los clientes ventilan estos sentimientos y los resuelven simbólicamente. Generalmente se les anima para que maximicen todas las expresiones, acciones y comunicaciones verbales y no las minimicen (Blatner, 1988). Catarsis e Insight La catarsis se produce cuando los sentimientos reprimidos terminan por expresarse. En el psicodrama el cliente experimenta una catarsis representando verbal y físicamente la situación en que se produjo la emoción. Esta descarga de sentimientos reprimidos es más significativa cuando los participantes manejan situaciones de la vida real y expresan espontáneamente lo que sienten. La agresividad, la tristeza, el odio, la rabia y la desesperación, así como la alegría y el éxtasis son descargados. Al referirse a las dinámicas catárticas, Blatner (1985) señala que esta descarga emocional refleja la expansión del sentido del self en cuatro niveles: reacción y conciencia áe sentimientos previamente rechazados, experimentar la sensación de ser miembro de una red social y participar significativamente en el universo. Aunque la catarsis es una parte natural del proceso psicodramático no es en sí misma un fin sino un indicador de la expansión e integración emocional. Blatner sugiere que las descargas emocionales dramáticas no deberían de ser el centro de interés exclusivo del psicodrama, aunque en el proceso curativo también se produce una catarsis sutil. El insight, o la consecución de un aumento de conciencia de una situación problemática, sigue a menudo al proceso de catarsis. Puede suceder durante la actuación o al final de la misma, cuando los miembros ponen en común sus sentimientos y reacciones a lo ocurrido sobre el escenario. Los participantes en el psicodrama y los miembros de la audiencia pueden experimentar una TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 263 catarsis y lograr así insight. Una vez que las personas se permiten la libertad de descargar las emociones intensas que les han estado controlando, inician el crítico proceso del logro del control sobre sus sentimientos. Gradualmente llegan a la comprensión emocional y cognitiva de que no necesitan seguir viviendo como lo hacían en el pasado. Prueba de Realidad El grupo psicodramático proporciona a sus miembros la oportunidad de probar la realidad porque el grupo está constituido por miembros reales y situaciones de la vida real. Los miembros pueden evaluar las presunciones y fantasías de un cliente individual y pueden sugerir alternativas de acción, muchas de las cuales el cliente ha olvidado tener en cuenta. Veamos el siguiente ejemplo del modo en que el grupo ofrece a los miembros formas para probar la realidad. Una mujer joven siente un gran dolor emocional por la indiferencia que percibe en su padre y las formas en que éste ha evitado cualquier oportunidad de demostrarle afecto. Tras finalizar la representación del psicodrama donde la mujer "cuenta" a su padre los sentimientos de carencia de amor, ella sigue enfadada con él y espera que sea él quien dé los primeros pasos hacia el cambio. Durante la fase de discusión, el terapeuta o los miembros pueden señalar que ella está asumiendo que es él quien debe iniciar una relación más cercana. En realidad, el padre puede tener miedo de mostrarle afecto y atención, pensando que ella no está interesada en tal relación. El grupo puede ayudar a la joven a ver que si ella desea modificar la relación con su padre, ella debería de ser quien da el primer paso. Teoría de Roles En la vida cotidiana interpretamos multitud de roles; algunos son la extensión de nuestra identidad única y otros son opresivos y restringen nuestra identidad. La idea básica de Moreno es que nosotros tenemos la capacidad para llegar a ser más conscientes y creativos en el modo de interpretar nuestros roles. Podemos examinar los roles que interpretamos, renegociarlos y seleccionar diferentes formas para interpretar aquellos que decidimos mantener. En el psicodrama, los miembros cuentan con la libertad para probar diversidad de roles y por lo tanto logran focalizarse en partes de su personalidad que les gustaría presentar a los demás. La interpretación de roles permite también a los participantes ponerse en contacto con partes de su personalidad de las que no eran conscientes. Pueden desafiar sus formas estereotipadas de respuesta a personas y dejar de comportarse con un patrón rígido, creando nuevas dimensiones de sí mismos. Blatner señala que la teoría de roles 264 PSICODRAMA "sugiere que podemos llegar a ser espontáneos, actores improvisados y crear nuestros propios guiones. De este modo, llegamos a ser no sólo actores sino también dramaturgos. Podemos progresar aún más y cuestionamos los roles que deseamos adoptar como si negociáramos con un agente interno" (1991, p. 37). Evidentemente, disponemos de la capacidad para abandonar los roles cuando comprobamos que ya no son titiles. COMPONENTES BÁSICOS DEL MÉTODO PSICODRAMÁTICO El método psicodramático está constituido por los siguientes componentes: un director (la persona que "produce" un psicodrama); un protagonista (la persona que interpreta el problema explorado); los egos auxiliares (representantes de personas que no se hallan presentes o las personas que caracterizan a los otros significativos en la vida del protagonista para ayudarle a examinar la representación); la audiencia (el resto del grupo, en cuya presencia se examinará el problema) y el escenario (normalmente un espacio en el recinto). El Escenario El escenario es el área donde tiene lugar la representación. Representa una extensión del espacio vital del protagonista y como tal debería de ser suficientemente grande para permitir el movimiento del protagonista, los egos auxiliares y el director. El escenario consta normalmente de sillas, una mesa y otros accesorios que intensifiquen la función dramática. Cuando un protagonista sale del grupo, se mueve hacia este área para crear el psicodrama. Si no se dispone de un escenario real, una zona del recinto puede ser destinada a tal fin. Rol y Funciones del Director Según J.L. Moreno (1964), el director desempeña el rol de productor, catalizador/facilitador y observador/analista. Los directores ayudan en la selección del protagonista y deciden después cuáles son las técnicas psicodra-máticas especiales y óptimas para la exploración del problema de la persona Ellos organizan el psicodrama, interpretan un rol central como animadores del grupo y prestan especial atención a lo que surge en la obra. El director funciona como catalizador/facilitador asistiendo al protagonista en la crea ción de una escena y facilitando la expresión libre de los sentimientos. Algu nas veces efectúan interpretaciones terapéuticas para ayudar al protagonista a TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 265 conseguir una nueva perspectiva del problema. Haskell describe las siguientes funciones específicas de los directores psicodramáticos (1975, pp. 161-164): * planificar la sesión de tal modo que varios miembros tengan la oportunidad de ser los protagonistas y que los problemas presentados sean relevantes para las necesidades e intereses del grupo. * proporcionar una atmósfera de aceptación y tolerancia que permita la expresión espontánea de sentimientos asociados con sucesos significativos. * motivar al grupo con el fin de preparar psicológicamente a los participantes para que examinen libre y completamente aspectos personales e identifiquen sus metas. * proporcionar apoyo y dirección al protagonista, incluyendo sugerencias de técnicas apropiadas destinadas a potenciar las representaciones. * fomentar la espontaneidad y la catarsis y ayudar al protagonista a interpretar lo que experimenta durante el psicodrama. * sugerir relaciones que pueden ser examinadas, escenas que pueden interpretarse y experimentos que pueden probarse. * paralizar la acción para clarificar cuando sea necesario y asegurar que los roles están siendo representados adecuadamente. * prestar atención especial a las reacciones de los miembros del grupo y si parece apropiado, tratar de introducir a otros participantes en el psicodrama; atender también a otros miembros para la derivación de los beneficios terapéuticos de la experiencia. * proteger al protagonista de los ataques verbales del resto de los miembros del grupo o de someterse a directrices y consejos simplistas. * dirigir un comentario grupal cuando la acción haya concluido, una función que requiere motivar a los miembros para que den feedback y pongan en común lo experimentado durante el psicodrama, lo aprendido del mismo y las experiencias y sentimientos que creen compartir con el protagonista. * sintetizar la experiencia en base al feedback obtenido en la discusión y las representaciones, y así dar por finalizada una experiencia y abrir el camino hacia otro área de exploración. Corsini (1966) concluye que los directores efectivos disponen de creatividad y coraje. Al referirse a la creatividad necesaria para dirigir un role play. Corsini especifica las diferentes variables que deben atender los directores. Estos no dependen sólo de sus propios recursos de inventiva, pueden hallar formas para potenciar la creatividad en el grupo. Deben decidir sobre qué aspectos del psicodrama centrarse y organizar rápidamente una segunda 266 PSICODRAMA representación de ciertas escenas. Además, deben ser capaces de funcional como guías empleando para ello su pericia clínica y el conocimiento técnicc que permite a los individuos extraer a la superficie, examinar y elaborar sus problemas personales. Los directores deben encontrar también formas de implicar a tantos miembros como sea posible en la obra del protagonista. Los directores efectivos son capaces de inventar técnicas que pongan de manifiesto las luchas de los miembros. Deben ser capaces de improvisar y sus improvisaciones deben tener una estructura y un significado. Los directores deben tener también coraje, porque muchas de las técnicas que emplean conllevan cierto grado de riesgo y de desconocimiento. Se requiere coraje para arriesgarse a ser descubierto con una actitud de deseo mientras los protagonistas trabajan en las representaciones (Greenberg, 1986). Aunque no se comporten de forma impulsiva, los buenos directores psicodramáticos confían suficientemente en sus recursos clínicos para poner a prueba técnicas que pueden tener un poderoso efecto sobre los miembros. Según Zerka Moreno (1987) la función del director es compleja e implica la combinación del arte y de la ciencia. Manifiesta que el proceso de formación de un director puede durar dos años aproximadamente. Además, un director reconocido debe disponer como mínimo del grado de master en una de las profesiones relacionadas con la salud mental. La autora mantiene que mientras más completa sea la vida del director, más capaz será de efectuar las funciones requeridas por el psicodrama. Como el psicodrama es un método poderoso, es fundamental que los directores dispongan de conocimientos teóricos, técnicos y prácticos de las técnicas psicodramáticas. Con el fin de apreciar todos los valores y riesgos inherentes a estas técnicas, los directores necesitan haberlas experimentado como participantes. Un director inepto - que se manifiesta, por ejemplo, forzando a las personas a participar en situaciones para las que no se hallan aúr preparados - puede producir graves consecuencias negativas en los participantes. La sensibilidad y la pericia del director son fundamentales para que la experiencia sea terapéutica. Quizá, una de las destrezas más cruciales del psicodramaturgo consiste en aprender a trabajar con cualquier resistencia o rechazo por parte del protagonista. Rara vez se facilita la exploración o expresión profunda de un conflicto cuando se atacan las resistencias naturales de los participantes. Si el terapeuta no respeta la resistencia de los miembros, éstos no desarrollarán la confianza necesaria en el terapeuta y en el proceso grupal como para confrontar sus propios temores. Blatner (1988) subestima el valor del trabajo del director con las resistencias como medio de explorar los conflictos en mayor profundidad. Cita el consejo de Moreno a este respecto: "No demolemos los muros del protagonista sino que probamos algunas de las cerraduras de diversas puertas y vemos cuál se abre" (p. 72). TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 267 Los terapeutas de grupo interesados en incorporar el psicodrama a su estilo de liderazgo deberían reconocer que no necesitan ser perfectos en sus primeros intentos por aplicar estos métodos. Algunos terapeutas poco experimentados se sienten intimidados cuando piensan en las cualidades, destrezas y conocimientos personales necesarios para aplicar el psicodrama con efectividad. Éstos pueden adquirir la suficiente competencia en este enfoque poderoso mediante la práctica supervisada, la experiencia como miembro de un grupo de psicodrama y la formación especializada. El Protagonista El protagonista selecciona el suceso que va a ser explorado. Se ofrece voluntario o es escogido por el grupo o por el director. En el caso de ser un acontecimiento pasado, se pide al protagonista que represente lo esencial del hecho sin tratar de recordar la transacción o palabras literales. El protagonista es la fuente de imaginación pero requiere de la asistencia del director para explorar un problema y crear un psicodrama. Con tanta rapidez como sea posible, el director anima al protagonista a la acción espontánea y a que no se limite a comentar el hecho. Se pide a los protagonistas que involucren a las personas significativas de tal circunstancia como si dichas figuras se hallaran presentes. En la representación se ponen de manifiesto los temores y fantasías del protagonista lo cual posibilita modificar los procesos intrapsíquicos e interpersonales. Es importante que mientras el protagonista representa una situación, disponga de la libertad para examinar cualquier aspecto de la escena (y relaciones vinculadas) que le parezcan significativas. Es el protagonista y no el director quien examina y explora, y es fundamental que sus decisiones sean respetadas. Aunque el director puede animar a los protagonistas a representar una situación o manejar un acontecimiento futuro, son ellos quienes deciden si desean o no seguir las sugerencias del director. Además, el director puede emplear una técnica específica, pero los protagonistas disponen siempre del derecho a negarse a adoptar esa dirección. El psicodrama efectivo nunca debería de ser presionado u obligado; los egos auxiliares y el director están presentes para ayudar al protagonista. Al final de una escena, los miembros o el director pueden sugerir al protagonista que asuma un rol diferente en la misma escena para determinar si es capaz de responder de una forma más efectiva. También se puede sugerir al protagonista que fantasee sobre el futuro interpretando cómo serían determinados asuntos un año más tarde y compartiendo así los pensamientos privados con la audiencia. 268 PSICODRAMA Los Egos Auxiliares Los egos auxiliares desempeñan los roles de los otros significativos en la vida del protagonista. Estas personas pueden seguir vivas o haber fallecido, ser reales o imaginarias. Los egos auxiliares pueden interpretar roles de objetos inanimados, animales de compañía o cualquier objeto o ser que conlleve una carga emocional y que sea relevante para el psicodrama del protagonista. Los egos auxiliares cumplen otras funciones: (1) manifestar las impresiones recibidas del protagonista, al menos durante el inicio del psicodrama; (2) investigar la interacción entre el protagonista y sus propios roles; (3) interpretar esta interacción y relación y (4) actuar como guía terapéutica para ayudar al protagonista a desarrollar y mejorar la relación (Z. T. Moreno, 1987). Los egos auxiliares efectivos pueden aumentar el poder y la intensidad del psicodrama. Algunas formas de lograrlo son motivando, intensificando la acción y reflejando al protagonista. Los auxiliares animan al protagonista para que éste se implique más profundamente en el aquí y ahora del drama, lo cual tiende a intensificar la implicación de los miembros y del protagonista. El protagonista selecciona normalmente a los miembros del grupo que le servirán como egos auxiliares. Estas elecciones se hacen por razones conscientes e inconscientes. Algunas elecciones se efectúan en base a características de los miembros del grupo similares a las personas significativas que participaron en la situación. Cuando una selección se hace sobre esta base, es probable que la interacción entre el protagonista y los egos auxiliares sea más espontánea, real y efectiva. Los directores pueden hacer excepciones a esta regla si desean que un miembro asuma un determinado rol por su potencial terapéutico. Aunque es el protagonista quien conoce la naturaleza de los problemas, el director le ayudará a preparar y mostrar a los egos auxiliares cómo interpretar sus roles. Esto se logra a veces, explicando al ego auxiliar algunos de los antecedentes de la persona que debe interpretar y la impresión del estilo de esa persona. Los protagonistas pueden enseñar al ego auxiliar el estilo de conductas de la persona significativa interpretando también esa parte. Los egos auxiliares usan la información transmitida por el protagonista en el ensayo de roles. Es responsabilidad del director evaluar si esta representación beneficia más al protagonista o a ellos mismos. En el último caso, el director puede redirigir a los egos auxiliares. EL director debería asegurar que estos aspectos se comentan en la etapa de comentarios, porque normalmente suelen tener implicaciones terapéuticas significativas para los egos auxiliares. No debería fometarse la idea de que el psicodrama es un proceso grupal y que el trabajo terapéutico dispone de un gran potencial terapéutico. Se puede permitir a los egos auxiliares cierta libertad de expresión en sus interpretaciones. Interpretar el papel de otra persona puede servir de vehículo TEORfA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 269 para conectar con partes de uno mismo no descubiertas durante la interpretación del propio rol. Sin embargo, Zerka Moreno (1987) advierte sobre algunos de los posibles riesgos cuando se entrecruzan el psicodrama del protagonista con el drama de los egos auxiliares. La autora recomienda al ego auxiliar y al director que eviten la interpretación de su propio psicodrama para no absorber la atención del drama del protagonista. Es tarea del director asegurar que la espontaneidad de la implicación de todo el grupo se temporalice con cierto grado de estructura y finalidad. La Audiencia Incluso cuando las personas del grupo no son protagonistas ni egos auxiliares en un psicodrama, pueden beneficiarse de forma vicaria. Pueden identificarse con el protagonista, pueden experimentar la descarga de sus propios sentimientos mediante la empatia y pueden conseguir insight sobre algunos de sus conflictos interpersonales. Este otro grupo de miembros - la audiencia - proporciona un apoyo y feedback muy importantes para el protagonista. Una escena de acción va seguida normalmente de un comentario que implica a todo el grupo. Se pide a estos miembros que compartan algunas de sus experiencias relacionadas con la escena que acaban de presenciar y que proporcionen feedback al protagonista sobre formas alternativas de manejar la situación. Dada la diversidad y heterogeneidad del grupo, las reacciones de la audiencia pueden ayudar al protagonista a comprender el impacto que produce en los otros. ETAPAS DE LA SESIÓN DE PSICODRAMA La sesión de psicodrama transcurre en tres etapas: (1) la etapa de caldeamiento (o pre-acción), (2) la etapa de dramatización y (3) la etapa del compartir y los comentarios. Estas etapas no son categorías rígidas sino marcos de referencia para que el terapeuta (1) favorezca la espontaneidad, (2) la ponga en práctica e (3) integre la dramatización en el proceso grupal. La Etapa de Caldeamiento El caldeamiento consiste en las actividades iniciales requeridas para un aumento gradual en la implicación y en la espontaneidad. Incluye la motivación que proporciona el director, el establecimiento de la confianza y cohesión grupal, la identificación del tema del grupo, la búsqueda de un protagonista y el progreso hacia la siguiente etapa (Blatner, 1988). 270 PSICODRAMA J. L. Moreno subraya la necesidad de preparar a los protagonistas para la experiencia. Tal preparación conlleva el grado de caldeamiento suficiente como para poder formular las propias metas y poder confiar en los otros miembros del grupo. Existen muchas formas de dirigir productivamente la etapa de caldeamiento. Por ejemplo: * El director comenta brevemente la naturaleza y la finalidad del psicodra-ma e invita a los participantes a plantear dudas. * El director dialoga brevemente con cada miembro. Una pregunta puede ser: ¿Existe alguna relación presente o pasada que desearías entender mejor?. Si cada persona del grupo responde a esta pregunta, se empiezan a establecer las bases de la cohesión grupal. * Los miembros pueden agruparse por parejas y destinar algunos minutos a poner en común un conflicto que están experimentando y que desearían examinar en la sesión. * La técnica de la "rueda" puede facilitar la interacción grupal. Se pide a cada miembro que haga algún comentario breve sobre algún conflicto que experimenta en el momento actual. Estas ruedas pueden centrar a los miembros en el trabajo personal que desearían llevar a cabo durante la sesión. * En una terapia grupal de larga duración, se emplea frecuentemente el caldeamiento no directivo como forma de preparar a los miembros para la sesión. Se puede pedir simplemente a los miembros que relaten brevemente lo que pensaban al dirigirse hacia la sesión o que comenten su disposición al trabajo. Además de las técnicas estructuradas dirigidas a caldear a un grupt) para la dramatización, existen formas de caldeamiento no estructuradas como es el proceso mediante el cual un protagonista emerge de la interacción grupal espontánea al inicio de la sesión. Es fundamental que el terapeuta observe atentamente las señales verbales y no verbales cuando el protagonista describe el aspecto examinado. Por ejemplo, un miembro puede describirse como reservado y distante del resto. Puede emplear un lenguaje metafórico o simbólico con diversas acepciones. Al sugerirle la posibilidad del acercamiento a los otros, puede aludir a los "escudos" que ha construido para protegerse del dolor al rechazo. Durante la etapa de caldeamiento, los miembros deben recibir garantías de que el entorno grupal es seguro, que son ellos quienes deciden qué revelar y cuándo desean revelarlo y que pueden abandonarlo en el momento que así lo decidan. Si los participantes reciben la impresión de que serán presionados para "dramatizar" y acosados para ir más allá de su disposición o preparación, la moral del grupo sufrirá y los miembros se resistirán a participar. Las TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 271 técnicas son menos importantes que el espíritu y la finalidad del caldeamiento: cualquier cosa que facilite la cohesión del grupo y el establecimiento de confianza es un instrumento útil para esta etapa. Según Blatner (1988), el aspecto más importante en la etapa de caldeamiento es la creación de una atmósfera que potencie la espontaneidad. En su opinión las condiciones necesarias para que se produzca una conducta espontánea son: * sensación de confianza y clima de seguridad psicológica * normas de grupo que permitan la expresión de emociones y dimensiones intuitivas * un elemento lúdico * disposición a examinar e involucrarse en conductas nuevas Blatner subraya la importancia de la propia motivación del director como un factor clave para la creación del clima que favorece la conducta espontánea. Al transmitir un sentido de autenticidad y protección, el director potencia la confianza y la seguridad. Del mismo modo, el modelado de la adopción de riesgos, la auto-apertura, el humor, la espontaneidad, la creatividad, la empatia, la aceptación de la expresión de emociones y la dramatización de las mismas contribuye a la cohesión del grupo. Puede surgir un tema y puede seleccionarse a un protagonista para que se dirija al escenario. La Etapa de Dramatización La etapa de dramatización incluye la representación y elaboración de una '' situación pasada, presente o futura. La representación se inicia cuando el protagonista entra en el área del escenario. Es importante facilitar el proceso para que el protagonista pueda iniciar cuanto antes la dramatización. El director guía al protagonista en la construcción de la escena donde se produjo el suceso importante. Al hacerlo, el terapeuta puede percibir las señales importantes que emite el protagonista durante la representación tales como las expresiones faciales, las figuras de lenguaje que emplea en el discurso y la postura corporal. El director ayuda al protagonista a centrarse en el problema específico. Para evitar que el protagonista se extienda en detalles innecesarios con riesgo de perder la energía del psicodrama, el director puede formularle preguntas como: "¿Con qué persona de tu vida estás teniendo más problemas en el momento actual?", "¿Qué dos o tres palabras describirían mejor a tu madre [padre]?", "¿Cuándo te has sentido más aislado o abandonado?", 'Qué hiciste al sentirte rechazado y no querido?", "¿De qué forma diferente te hubiera gustado que se comportara tu marido?", "¿De las cosas que te dice tu marido, cuáles son las que más te molestan?", "¿Cómo podrías resumir tus 272 PSICODRAMA sentimientos hacia tu hijo?", "¿Qué es lo que más desearías escuchar de boca de tu hija?". La finalidad de estas preguntas es evitar comentarios excesivos sobre los contenidos olvidando así el proceso de lucha seguido por el protagonista. Una vez que el protagonista sepa con certeza qué desea explorar, es posible crear la escena y preparar a los egos auxiliares. Tras el proceso de focali-zación, los protagonistas representan sus problemas y relaciones en el escenario. La etapa de dramatización puede incluir una o varias escenas. Las escenas se construyen y representan en relación con los aspectos que desea explorar el protagonista. Pueden ser de naturaleza interpersonal o intraperso-nal y normalmente progresan desde los asuntos más superficiales (presentación de los problemas) a asuntos más centrales (los problemas reales profundos). La duración de la etapa de dramatización varía, dependiendo de la evaluación que hace el director del grado de implicación del protagonista y del grupo. Fine (1979) señala que algunas veces la sesión completa puede dedicarse al grupo en su totalidad cuando éste elabora cuestiones interpersonales entre los miembros o identifica y modifica normas que se han ido desarrollando en el grupo. Otras veces, cuando un tema como la soledad, el miedo a la intimidad y los sentimientos de rechazo parecen afectar a todos los miembros del grupo. Con la adecuada facilitación del terapeuta, cada persona del grupo puede implicarse en estos encuentros. Haskell sugiere algunas pautas que los directores deben tener en cuenta durante la etapa de dramatización de la sesión psicodramática (1975, pp. 192-193): * Se debería animar al protagonista a interpretar escenas relacionadas con conflictos o relaciones tan pronto como sea posible. * Toda la dramatización debería dirigirse a cuestiones del aquí y ahora. Tal es así que si una persona se refiere a una situación pasada y dice, "Entonces le dije ...", el director intervendría para decir, "Se lo estás diciendo ahora". * El protagonista necesita libertad para seleccionar el suceso, el momento, el lugar y las personas implicadas en la situación. * Generalmente es conveniente manejar primero sucesos menos significativos y posponer las representaciones de las experiencias más traumáticas. * se debería pedir a los protagonistas que reconstruyan la situación con tanta fidelidad como sea posible sin preocuparse en exceso de repetir las palabras literales empleadas para que la dramatización fluya sin inhibiciones. Por otra parte, deben saber que lo esencial de la interacción es cómo la recuerdan. j TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 273 * Debería animarse a los protagonistas para que se expresen libremente, mediante el lenguaje verbal y el no verbal. Sin embargo, el director debe tomar precauciones para que la ira se exprese simbólicamente -por ejemplo, pegando a una almohada - y no se produzcan daños físicos. * Los protagonistas pueden disponer de la oportunidad para representar el rol de cada una de las personas implicadas en su escena (cambio de papel); esto puede ayudarles a desarrollar una comprensión más completa de cómo perciben y sienten otros ante un hecho. Al finalizar la etapa de dramatización, es importante ayudar a los protagonistas a adquirir la sensación de globalidad y clausura de cualquier trabajo que hayan ejecutado. Una forma útil de facilitar esta globalidad consiste en organizar un ensayo conductual. Esto permite al protagonista trasladar el aprendizaje efectuado en el grupo a su medio vital. La función del ensayo conductual consiste en crear un clima que permita la experimentación de diversas conductas. Entonces, la persona puede aplicar algunas de estas nuevas conductas con personas significativas fuera del grupo y manejar las situaciones con mayor efectividad. Para facilitar el ensayo conductual, el protagonista presenta la situación como se presentó originalmente en la etapa de dramatización. Para ayudar al protagonista a apreciar con más claridad el impacto de la nueva conducta se emplean técnicas como el cambio de papel, la proyección futura, la técnica del espejo y el feedback. (Estas técnicas se explican en otro apartado del presente capítulo). I La Etapa del Compartir y de los Comentarios La tercera etapa de la sesión psicodramática es la etapa del compartir y de os comentarios. (Para algunos terapeutas que usan el psicodrama, el compar-::r y los comentarios son etapas diferentes). El compartir, que viene primero, :onsiste en hacer afirmaciones sobre uno mismo evitando los juicios de alor; a continuación se inicia el comentario del proceso grupal. Se pide a los ?articipantes que comenten con el protagonista sus observaciones y sus reac--iones a la dramatización de forma constructiva y apoyando al protagonista, -jciendo referencia a los aspectos de la representación que coinciden con sus ■iidas. Los otros participantes en la representación pueden compartir sus reac-::ones a esos roles. Zerka Moreno (1987) sugiere las siguientes pautas para lograr que el com-- .iftir sea una experiencia terapéutica: * Los miembros del grupo deberían referirse a sí mismos y no analizar al protagonista. 274 PSICODRAMA * Como el protagonista se ha mostrado frente al grupo abiertamente, se merece más que un análisis frío o crítico. * El insight por sí mismo rara vez produce un efecto curativo. El compartir produce efectos curativos. Las experiencias de otras personas producen la sensación de compañía y conducen a establecer vínculos. * La interpretación y la evaluación llegan más tarde cuando el protagonista no sea tan vulnerable. La tarea del director consiste en iniciar y conducir los comentarios que incluirán a tantos participantes como sea posible para que pueda maximizarse el feedback. El director debe cuidar los intentos de los miembros por analizar al protagonista o confrontar a la persona justo cuando ésta acaba de revelar alguna experiencia vital íntima y es más vulnerable. En importante que los protagonistas tengan la posibilidad de conducir con cierta globalidad su experiencia. Si se han abierto y han expresado sus sentimientos profundos, deben contar con el apoyo del grupo para integrar psicológicamente lo que acaban de experimentar. Si no disponen de tal oportunidad mediante lo compartido y el examen del significado de la experiencia, los protagonistas pueden concluir la sesión sintiéndose rechazados y perdidos en vez de sentirse más libres y comprendidos. Tras un intenso intervalo de trabajo, el terapeuta puede formular al protagonista cualquiera de estas preguntas: "¿Qué estás experimentando ahora?", "¿En qué piensas en este momento?", "¿Cómo te has sentido mientras decías y hacías lo que acabas de hacer?". Si el protagonista conoce lo que piensan y sienten los miembros restantes, puede mirar simplemente a los ojos de cada uno de los presentes. Algunas veces puede ser más reconfortante permanecer en silencio y "absorber la energía del grupo" que emple'ár demasiadas palabras. Es importante que las intervenciones de los miembros de la audiencia sean personales y no impliquen juicios de valor. El director debe reforzar el tipo de intervención que conlleve auto-apertura, apoyo e implicación emocional por parte de los miembros. El compartir se estructura mejor si los miembros comentan el efecto que ha producido sobre ellos la sesión y de este modo se potencia su propia implicación, transparencia y crecimiento. Éste no es el momento para aconsejar al protagonista o, aún peor, para tratar de "curarlo"' con interpretaciones psicodinámicas. Si los participantes tratan de analizar o proporcionar soluciones, el director tendrá que intervenir, por ejemplo, formulando preguntas como: * "¿De qué forma te ha afectado el drama de Jane?". * "¿Qué sentimientos se han producido en tí mientras participabas en su drama?" * "¿Qué experiencias de tu vida se relacionan con la situación de Jane?" TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 275 '¿Hay algún sentimiento tuyo que quisieras compartir con ella?" Durante el tiempo destinado a compartir, normalmente aumenta la cohesión del grupo porque los miembros pueden descubrir aspectos comunes. De este modo, tras un compartir efectivo, los protagonistas no se sienten solos en un universo hostil. Disponen de base para sentirse aceptados y el feedback de los miembros restantes actúa como reforzador para que sigan revelando problemas personales. Blatner manifiesta que la etapa de compartir proporciona a todos los miembros del grupo psicodramático la oportunidad de expresar sus sentimientos: "Los miembros del grupo necesitan esto tanto como el protagonista. La catarsis del drama debe ser ampliada, reexperimentada y calmada en la medida que el grupo perciba los vínculos comunes de los sentimientos humanos" (1988, p. 98). La conclusión depende del miembro, la situación y el grupo. Si el grupo no va a reunir más veces, entonces es imprescindible; si el grupo se reúne con cierta regularidad, el terapeuta puede diferir la conclusión para una sesión posterior. Puede ser útil disponer de un tiempo para comentarios para "relajar los ánimos" y trasladarlos a un nivel más cognitivo y para ayudar al protagonista y a la audiencia a integrar los aspectos claves de la sesión. Aunque los aspectos emocionales de una representación son de gran valor terapéutico, el grado de integración cognitiva maximizará el valor de los componentes emocionales. Se puede pedir a los protagonistas que expresen lo aprendido de esa representación en particular y de los insights. También puede animarse a los protagonistas a comentar el significado personal que ha supuesto revivir una situación. Pueden ser motivados a pensar en un posible curso de acción que les permita manejar los sentimientos reprimidos y en formas de manejo más prácticas y efectivas en el futuro para situaciones problemáticas similares. Muchos autores mencionan la importancia del manejo de los aspectos pendientes en la etapa final de la sesión psicodramática (Blatner, 1988; Goldman & Morrison, 1984; Greenberg, 1986; Leveton, 1992; Z.T. Moreno, 1987). Antes de finalizar cada sesión, el director puede pedir a los miembros que verbalicen cualquier sentimiento no mencionado y desarrollado durante el psicodrama. Como se ha comentado previamente, no siempre es necesario resolver temas, pero es importante que la existencia de asuntos pendientes sea comentada antes de dar por terminada la sesión. Algunas cuestiones se comentarán en extenso y se examinarán fructíferamente aunque el protagonista no logre resolver el problema. Tras un compartir satisfactorio, es probable que se vayan originando otras obras cuando los miembros restantes se identifiquen con lo que acaban de observar. Evidentemente, no conviene iniciar una nueva representación en la misma sesión si no existe suficiente tiempo para dirigir adecuadamente dicho aspecto. El terapeuta debe advertir a los miembros sobre los posibles riesgos deri- 276 PSICODRAMA vados de la conclusión prematura de un aspecto. Es fundamental que los protagonistas disfruten de amplias oportunidades para expresar sus sentimientos, para experimentar sus conflictos y para examinar el significado de su descarga emocional. Los terapeutas, por su propia ansiedad y por el deseo de ver resueltos los problemas, sugieren algunas veces ensayos conductuales y un plan de acción antes de que los miembros hayan contado con la oportunidad de ventilar e identificar un área de interés personal. J. L. Moreno sugiere: "Primero viene la representación, la recapacitación después. Primero debemos dar al protagonista la satisfacción de haber completado un acto, antes de considerar la recapacitación de los cambios conductuales" (citado en Blatner, 1988, p. 92). Leveton (1992) señala que algunos terapeutas esperan lograr la perfección. Salvo que todo esté resuelto, estos terapeutas sienten que han fracasado. Con el fin de evitar tales sentimientos, pueden intentar forzar la conclusión en situaciones cuando los participantes podrían seguir pensando en lo ocurrido . Una de las tareas más desafiantes para el director es aprender a iniciar la conclusión sin impedir la continuación de la auto-exploración de los miembros, lo cual es necesario para la resolución profunda de sus problemas. Un apartado opcional del psicodrama es la "charla posterior a la sesión", que permite a los participantes socializarse tras la sesión. Greenberg normal mente (1986) invita a los miembros que asisten a la sesión a permanecer un rato más y a tomar un café. Éste es el momento en el que los participantes pueden conversar entre sí de forma más informal y pueden decir cosas que no han podido comunicar a la otra persona durante el psicodrama. Este período proporciona también otra oportunidad para que las personas se relajen tras experiencia. ^ TÉCNICAS DEL PSICODRAMA El psicodrama emplea diversas técnicas específicas diseñadas para intensificar los sentimientos, para conducir a la catarsis y para favorecer la auto-comprensión. Esta comprensión de sí mismo se logra mediante el proceso de elaboración e integración del material que ha aflorado a la superficie en el psicodrama. Estas técnicas, aunque son instrumentales para el éxito del proceso psicodramático, no son fines en sí mismas. En este orden, J.L. Moreno (1978) previene del peligro relativo al uso inapropiado de estas técnicas con el único fin de agitar la representación dramática. Los directores pueden inventar sus propias técnicas o modificar las habituales. Como el psicodrama puede producir un gran efecto, los terapeutas deben ser cautelosos y responsables al poner en práctica sus habilidades técnicas y deben conocer el momento y el modo de aplicar estos métodos. El psicodrama efectivo es más que el mero uso de ciertas técnicas. Los terapeu- 1^ TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL » 277 tas deberán aprender a conocer y trabajar con los mundos psicológicos de los participantes de modo educado, sensible y creativo. Le recomiendo que recuerde estos consejos cuando lea la siguiente revisión de algunas de las técnicas más frecuentes del psicodrama. Estas técnicas han sido extraídas de las siguientes fuentes: Blatner (1984), Blatner y Blatner (1988b), Goldman y Morrison (1984), Greenberg (1986), Leveton (1992), J.L. Moreno (1959, 1965, 1983, 1987) y Starr (1977). A continuación se presentan algunos principios de las técnicas psicodra-máticas que pueden ser útiles para los terapeutas (Blatner y Blatner, 1988b): * Siempre que sea posible, emplee la dramatización con preferencia al comentario verbal sobre una situación. * Diríjase directamente a las personas más implicadas (o auxiliares que interpretan un rol) en vez de hablar sobre ellas (en tercera persona). * Busque formas para promover la conducta activa de otros miembros implicándolos en la representación tanto como sea posible. * Convierta las situaciones abstractas en concretas mediante el trabajo con escenas específicas. * Anime a los participantes a formular afirmaciones en primera persona mediante el uso de frases que se inicien con "yo". * Continúe animando a los miembros para que manejen situaciones pasadas o futuras como si estuvieran ocurriendo en el momento presente. * Reconozca y favorezca las posibles nuevas decisiones, renegociaciones y experiencias correctivas en el presente. * Preste atención a los aspectos no verbales de la comunicación. * Fomente en los participantes el ejercicio directo de las habilidades empáticas mediante el cambio de papeles. * Incluya un grado lúdico, de humor y espontaneidad en la situación. * Emplee símbolos y metáforas, personificándolas y haciéndolas más vividas. * Introduzca otros principios y técnicas artísticas como el movimiento, puesta en escena, accesorios, poesía, arte y música. * Exagere o amplifique las conducta para examinar una mayor variedad de respuestas. Ensayo Conductual El ensayo conductual se usa para experimentar, en el contexto seguro del grupo, nuevas formas de actuación. Los protagonistas disponen de varias oportunidades para repetir una escena hasta que descubren una respuesta que coincide con su personalidad. Se les proporciona apoyo, refuerzo y feedback sobre la efectividad de sus nuevas conductas. Como parte de la elaboración y 278 PSICODRAMA resolución de un problema, el director se centra normalmente en la adquisición y ensayo de habilidades interpersonales específicas, que a menudo se aprenden mediante el modelado de otros miembros. Los participantes aprenden y se entrenan en situaciones tales como las entrevistas laborales, con la intención de aprender a manejar la ansiedad propia. No sólo pueden ponerse en contacto con sus sentimientos, sino que también pueden lograr el insight de las conductas que pueden dificultar o impedir que se convierta en una entrevista efectiva. Pueden lograr un feedback sobre la forma de presentarse a sí mismos en la entrevista y pueden ensayar varios estilos conductuales para prepararse psicológicamente a lo que consideran una experiencia estresante. Los miembros trabajan en el desarrollo y práctica concreta de habilidades sociales que les ayudarán a manejar con mayor efectividad multitud de situaciones interpersonales. Presentación de Uno Mismo El protagonista hace un retrato de sí mismo para introducir la situación. Supongamos que Jack, el protagonista, desea examinar su relación con su hija Laura. Lo puede hacer mostrando la forma típica en que se dirige a ella. En su presentación explica a la audiencia cómo se experimenta a sí mismo en la relación padre/hija. En el curso de la presentación de uno mismo puede describir el problema tal y como lo percibe y puede añadir algo respecto a su hija. Cambio de Papel ^ En el cambio de papel, el protagonista interpreta el papel de otra persona descrita en su drama. Una vez establecida la representación, el director puede sugerir al protagonista que use esta técnica (1) para describir mejor el recuerdo o la imagen de la otra persona y (2) para lograr una compresión más profunda del punto de vista o situación del otro. En el contexto de la escena, el ego auxiliar seleccionado para interpretar un rol determinado (madre, padre, hermano, amigo, amante, profesor o pariente) no sabe cómo interpretar los componentes verbales y no verbales del rol que le han asignado. Se pide al protagonista que cambie de papel para mostrar estos aspectos. En función de la descripción de la escena que hace, el ego auxiliar empieza a interpretar su rol y si lo hace en una dirección que no se corresponde con la del protagonista, el director puede volver a sugerir el cambio de papel para que el ego auxiliar pueda volver al buen camino. El terapeuta debe intervenir para reducir las posibilidades de que el ego auxiliar contamine el proceso con su propia dinámica. Se instruye al ego auxiliar para TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 279 que se mantenga fiel al drama según la percepción de los hechos que tiene el protagonista. La segunda función del cambio de papel y la más importante es animar a los protagonistas a empatizar con una persona significativa en su vida. Al asumir el rol de esa persona en el psicodrama, empiezan a desarrollar una apreciación más profunda del mundo de esa persona. El cambio les permite experimentar el entorno desde una perspectiva diferente. Normalmente, el director sugiere el cambio de papel cuando cree que el protagonista se podría beneficiar si "caminara con los zapatos" de la persona con quien está experimentando el conflicto. Zerka Moreno (1983) señala que los protagonistas deben representar la verdad tal y como la sienten desde su propia postura subjetiva, independientemente de que su representación parezca muy distorsionada al resto de los miembros o al terapeuta. Por ejemplo, Jack presenta a su hija, interpreta el papel de Laura y muestra la típica respuesta de su hija. Cuando Jack "pasa a ser" Laura, otro miembro asume el rol de padre. Al interpretar el rol de Laura tal y como él lo experimenta, Jack puede empezar a entender mejor los sentimientos de su hija. Una variante consiste en que el director formule preguntas a Jack mientras éste interpreta el papel de su hija. Esta técnica proporciona al director y al grupo una imagen más nítida de cómo percibe Jack a su hija y cómo piensa él que ella le percibe. El cambio de papel se considera como uno de los instrumentos más poderosos del psicodrama y sirve a diferentes objetivos (Fine, 1979): * Permite la expansión de la conciencia y de la conducta del cliente. * Anima a los participantes a responsabilizarse de sus conductas y decisiones. * Ayuda a los protagonistas a confrontar el impacto inmediato de su conducta interpersonal. Zerka Moreno (1983) mantiene que esta técnica maximiza la expresión de las situaciones conflictivas. Las distorsiones del protagonista referentes a estas relaciones se pueden extraer a la superficie, examinar y corregir. En primer lugar, los clientes deben reconocer sus emociones mediante la ventilación o catarsis. Después, mediante el cambio de papel, los protagonistas pueden reintegrar, redigerir y avanzar más allá de las situaciones que les impiden ser libres. El cambio de papel permite a los miembros expresar plenamente sus percepciones de la realidad, obtener feedback de los otros miembros del grupo sobre sus percepciones subjetivas e ir modificando sus percepciones hasta descubrir las distorsiones. Puede usarse a lo largo de la dramatización para corregir o modificar la representación del ego auxiliar y para dar información adicional al ego auxiliar. Más importante aún es el uso que se hace del cambio 280 PSICODRAMA de papel durante la etapa de dramatización para aumentar la profundidad en la percepción del protagonista del otro significativo. Doble Un ego auxiliar permanece tras el protagonista y actúa como o incluso habla en lugar de él. El doble puede reflejar los pensamientos internos y los sentimientos del protagonista, expresando a menudo el material preconscien-te. El doblaje facilita la conciencia del protagonista sobre sus procesos internos y a menudo conduce a una expresión no verbalizada de los pensamientos y sentimientos. El doble apoya al protagonista y sirve también como nexo entre el protagonista y el director. El doble puede desempeñar una función integradora e intensificar también la interacción entre el protagonista y el ego auxiliar. Es útil que los dobles asuman tanto la postura como la actitud de los protagonistas. El objetivo es ayudar a los protagonistas a aumentar la conciencia de sus conflictos internos y de sus sentimientos reprimidos y ayudarles a expresarlos. Según León Fine (comunicación personal, Junio, 1988), el doble es un agente del protagonista. El doble atiende a los sucesos del proceso y al momento inmediato y está disponible para el protagonista en el cambio de papel. En el caso de Jack, puede usarse la técnica del doble cuando Jack se siente estancado o incapaz para enfrentarse a su hija. El doble debería ayudarle entonces a permanecer en contacto y expresar sus sentimientos. El doblaje efectivo produce normalmente un aumento de la interacción y tiende a dotar al protagonista del estímulo necesario para decir cosas que hasta el momento había omitido. Se pueden introducir múltiples dobles para representar las diferente» partes del protagonista. Pueden representar los conflictos internos, los deseos, las virtudes, los riesgos o diversos otros roles de la vida del protagonista (Goldman & Morrison, 1984). Con Jack, un doble podría representar la parte de él que hecha de menos a su hija y que desea expresar amor y otro doble puede ser el "padre frío" que realmente desea no tener nada que ver con ella. Los dobles pueden hablar al mismo tiempo o pueden respetar tumos. Cuando los dobles son efectivos, los sentimientos ambivalentes del padre hacia su hija pueden ser satisfactoriamente representados sobre el escenario y Jack llega a percibir cuál de ellos es más fuerte. En el mismo orden, puede lograr una imagen más clan de los sentimientos y actitudes que él desearía expresar a Laura. Soliloquio En algunos momentos se pide a los protagonistas que imaginen hallarse en un lugar solitario donde puede soñar despiertos en voz alta (soliloquio). El TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 281 director puede pedir a un protagonista que pare la dramatización en algún punto, gire hacia un lado y exprese lo que siente en este momento. O el director al apreciar la ambivalencia en algún protagonista, puede parar la acción y pedirle que gire alrededor del escenario y manifieste sus sentimientos y pensamientos. Una variante puede ser que el protagonista imagine en voz alta y lo comente con su doble mientras ambos van de camino a casa. El doble puede facilitar la expresión de sentimientos y pensamientos del protagonista que de otra forma permanecerían ocultos. El soliloquio es un instrumento útil para ayudar a los protagonistas a clarificar sus pensamientos y experimentar sus sentimientos de forma más intensa (Greenberg, 1986). Esta técnica facilita la expresión abierta de lo que pueden estar pensando y sintiendo pero no expresando verbalmente. Por ejemplo, se puede pedir a Jack que verbalice sus pensamientos durante el curso de un cambio de papel. Este soliloquio le proporciona una oportunidad para tener cierta idea de lo que cree que Laura piensa y siente. También puede pedírsele que haga un soliloquio tras haberse descrito a sí mismo. Puede hacerlo sintetizando sus pensamientos sin censurarlos, expresando sus sentimientos y examinándolos más de cerca. Técnica del Espejo Un ego auxiliar asume el rol del protagonista reproduciendo como en un espejo las posturas, gestos y palabras de éste tal y como aparecen en la representación. Durante la reproducción en espejo del ego auxiliar, el protagonista se halla fuera del escenario para que a través de la observación de su propia conducta, reflejada por otra persona, pueda verse a sí mismo tal y como le ven los demás. El protagonista se aparta y observa una representación de él en directo. Este proceso puede ayudar al protagonista a realizar una auto-evaluación más exacta y objetiva. El reflejo es fundamentalmente un proceso de feedback, porque la técnica sensibiliza al protagonista a la realidad de cómo otros le perciben. Este feedback puede ayudarle a clarificar cualquier discrepancia entre su auto-percepción y lo que comunica a otros de sí mismo (Goldman & Morrison, 1984). Volvamos al ejemplo de Jack. Cuando aparece reflejado como exigente, crítico, reservado y frío, es probable que se pregunte si esa es la forma en que lo percibe su hija. Esta técnica puede ser particularmente útil si los otros miembros del grupo perciben a Jack de forma diferente a como se percibe él mismo o si tiene problemas para representarse a sí mismo verbalmente o en acción. Blatner y Blatner (1988b) recomiendan que como la reproducción en espejo es una técnica de confrontación muy fuerte, debe ser usada con mucha cautela. Debe ser ejecutada con espíritu de interés y empatia en vez de convertir al protagonista en objeto de ridículo. 282 PSICODRAMA La Tienda Mágica La "tienda mágica" se usa como técnica de calentamiento y puede efectuarse a lo largo de la fase de dramatización. Esta técnica se emplea frecuentemente con los protagonistas que no perciben con nitidez sus valores, que se hallan confusos con respecto a sus metas y que encuentran dificultades para establecer prioridades entre sus valores. Por turnos individuales, los miembros del grupo regatean con el "tendero", que cuenta con el poder de conceder a cada miembro su deseo más preciado. Un ego auxiliar o el director asume el rol de "tendero" de la tienda mágica repleta de cualidades imaginarias. Estas cualidades no están en venta, pero pueden trucarse. Así, los clientes intercambian cualidades que poseen por cualidades que desean. Jack, por ejemplo, puede querer intercambiar su estilo competitivo por la capacidad de mostrarse abierto y afable con su hija. Esta técnica puede ayudar a Jack a evaluar sus prioridades y ver lo que le impide lograr lo que desea en su relación con su hija. Proyección Futura La técnica de la proyección futura está diseñada para ayudar a los miembros del grupo a expresar y clarificar los problemas que tienen con el futuro. Estas preocupaciones futuras no sólo se comentan sino que un acontecimiento futuro se anticipa, se traslada al presente y se representa. Estas preocupaciones pueden incluir los deseos y esperanzas, el temor al mañana y las metas que proporcionan alguna dirección a la vida. Los miembros crean un tiempo y lugar futuros con personas seleccionadas, trasladan esta situación al presente y obtienen una nueva perspectiva del problema. Los miembros pueden representar tanto la versión que ellos desean idealmente que suceda o la versión del posible resultado más horrendo. Zerka Moreno (1983) manifiesta que el futuro ha sido una dimensión normalmente olvidada en la práctica terapéutica. Cuando los participantes representan en el psicodrama la anticipación de sucesos como si estos estuvieran ocurriendo en el aquí y ahora, logran aumentar de la conciencia de sus posibles opciones. En este sentido, el psicodrama puede ser considerado como un ensayo de vida (Starr, 1977). Una vez que los miembros clarifican sus esperanzas en un resultado particular, se hallan en mejor posición para dar los pasos específicos que les permitan lograr el futuro que desean. Volviendo al caso de Jack, puede sugerírsele que practique el tipo de diálogo ideal que desearía mantener con su hija en el plazo de un año. Jack puede también cambiar de papel, manifestando todas las cosas que desearía que ella le conteste. Puede proyectarse más aún y comentarle sus diferentes actitudes durante el año anterior. Si Jack TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 283 logra una sensación clara del tipo de relación que desearía con ella y si acepta su propia responsabilidad en la calidad de la relación, puede empezar a modificar algunas de las formas en que se dirige a su hija. EVALUACIÓN DEL PSICODRAMA Contribuciones y Puntos Fuertes del Enfoque Los métodos orientados a la acción que han sido descritos en este capítulo pueden integrarse dentro del mismo marco que otros enfoques. Yo valoro las técnicas activas y el role play del psicodrama fundamentalmente porque guían a los participantes a la experiencia directa de sus conflictos reales. Carezco de la paciencia suficiente para escuchar discursos inacabables sobre problemas porque me dice la experiencia que los miembros se benefician poco con sólo hablar de sí mismos de forma aislada y narrativa. Para que los participantes aprendan sobre sí mismos, es fundamental que se establezca un role play que coincida con la situación específica. Tiendo a emplear métodos psicodramáticos cuando un miembro tiene un conflicto que pueda ser representado o dramatizado de alguna forma. Considero que estos métodos son útiles no sólo para la persona que se halla en el centro de la dramatización sino también para el resto de los participantes. La mayoría de las veces que he usado el psicodrama ha aumentado la participación de los miembros del grupo. Este método vincula a las personas porque ofrece oportunidades para que éstas sean más conscientes de que sus propias luchas son también las luchas de los demás. Las personas a menudo no perciben posibles alternativas de relacionarse con las personas significativas de sus vidas. En el psicodrama, los miembros del grupo pueden mostrar otras formas de respuesta y así proporcionar a las personas otros marcos de referencia. En una situación de role play, por ejemplo, Noreen se dirige a su marido, Roger, con una letanía de pequeneces: es un egoísta, no se preocupa por ella, no muestra sus sentimientos o no comparte realmente su vida con ella. Otros miembros puede mostrar a Noreen una forma diferente de dirigirse a Roger que no sea acusadora y que no ocasione la cerrazón y el desinterés de éste por sus quejas. POTENCIALES DE INTEGRACIÓN. Integrado dentro de otros sistemas como algunas vertientes cognitivas de la terapia conductual, el psicodrama puede proporcionar el examen de las emociones, a las que estos otros sistemas muchas veces restan importancia. El grupo de psicodrama puede ser mejorado con un mayor énfasis en los aspectos cognitivos del proceso y con una investigación más profunda del significado de la experiencia catártica. Aunque la catarsis tenga valor, mi experiencia con grupos me ha demos- 284 CJ PSICODRAMA trado la importancia de ofrecer un contexto en el que los miembros puedan llegar a comprender cómo sus emociones acumuladas han influido tanto sobre ellos mismos como sobre sus relaciones. Sin embargo únicamente la descarga emocional y la auto-comprensión no parecen ser suficientes para producir cambios duraderos en la forma de pensar, sentir o actuar. Estoy convencido de que tales cambios se instaurarán sólo cuando los miembros saben transferir lo aprendido en las sesiones a sus situaciones cotidianas. Es también importante enseñarles formas que mantengan estos cambios emocionales y conductuales positivos. Esto puede hacerse ayudándoles a organizar formas de manejarse con efectividad cuando se encuentren con situaciones frustrantes de la vida y cuando regresan con la impresión de haber olvidado las lecciones aprendidas. Un momento excelente para este trabajo cognitivo y para la formulación de los planes de acción es hacia el final de las sesiones, en la etapa del compartir y de los comentarios una vez concluida la dra-matización. Una buena forma de ayudar a los miembros a lograr conclusiones sobre sus aspectos emocionales es sugerirles pensar en el significado de sus estados emocionales. Los participantes pueden ser motivados a formular sus propias interpretaciones de sus situaciones conflictivas. Además, pueden reflexionar sobre el modo en que sus opiniones y decisiones están contribuyendo en parte al torbellino emocional que reexperimentan en el psicodrama. Adaptar las técnicas de aquellos enfoques que subrayan la orientación cognitivo-conductual - análisis transaccional, terapia conductual, terapia racional emotiva y terapia realista - puede ser especialmente útil para la con-ceptualización e interiorización del nuevo aprendizaje. Los ensayos de futuros encuentros, junto con un feedback constructivo y específico, pueden ser de gran valor para aquellos miembros que deseen desarrollar medios alternativos de relación con las personas significativas de sus vidas. Según Blatner (1988), una de las principales contribuciones del psicodrama es que apoya la tendencia creciente hacia el eclecticismo técnico en la psicoterapia. Los terapeutas pueden usar cualquier instrumento que sea útil en una situación determinada. Como hemos visto, los aspectos experienciales del psicodrama se combinan bien con los enfoques cognitivo-conductuales. En muchos aspectos el psicodrama ha sido el precursor de otros muchos enfoques, incluyendo la terapia Gestalt, la terapia familiar, los grupos de encuentro y algunas aplicaciones de los grupos de terapia conductual. Estas orientaciones usan muchas veces técnicas que fueron originalmente desarrolladas por J.L. Moreno o adaptaciones de las mismas. Es obvio que muchas técnicas psicodramáticas pueden ser adaptadas para trabajar bien dentro del marco de modelos teóricos contemporáneos, incluyendo la terapia psicoanalí-tica, las terapias de conducta, la terapia multimodal, la terapia Gestalt, la terapia adleriana, la terapia de juego, la terapia imaginativa, la terapia de Jung, la TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 285 terapia familiar y la terapia grupal. (Ver Blatner, 1988 y Blatner y Blatner, 1988b, para más detalles sobre las integraciones con otras terapias). Limitaciones del Enfoque Blatner (1988) reconoce que el psicodrama no es una panacea. Previene a los terapeutas del peligro que supone adorar un único enfoque, no siendo consciente de sus límites ni de los valores de otros métodos. Blatner nos recuerda esto porque las técnicas psicodramáticas pueden ser muy poderosas y los terapeutas junto con la formación de las destrezas, deben adquirir humildad. Blatner considera que la formación del terapeuta no es suficiente para el manejo terapéutico de lo que aflora en el grupo. El autor sintetiza de este modo sus recomendaciones para los terapeutas: ¡ [! El estudiante de psicodrama debe poner en la balanza multitud de aspectos del aprendizaje: (1) el conocimiento que se adquiere con la lectura y el trabajo de clase; (2) la comprensión que se adquiere con la experiencia en multitud de situaciones mediante el ejercicio del cambio de papel, como ego auxiliar, como protagonista y simplemente audiencia ; (3) la competencia que con la práctica se convierte en dominio y (4)la sabiduría que se adquiere con la integración del proceso de aprendizaje en el viaje terapéutico personal y con ello la capacidad de crecimiento para liberarse y acceder a un self superior [p. 155]. Leveton (1992) previene contra la irresponsabilidad en el uso de los procedimientos psicodramáticos. Los directores experimentados, dice el autor, están dispuestos a dedicar el tiempo necesario a desarrollar sus destrezas y han superado un programa de entrenamiento bajo la supervisión de un terapeuta experimentado. J.L. Moreno y Elefthery (1982) manifiestan que el psicodrama debería ser usado sólo, y en cualquier caso de forma muy prudente, con personas que sufren desajustes graves o con personas sociopáticas. Es especialmente importante que los terapeutas cuenten con la experiencia y el conocimiento necesarios para manejar la psicopatología subyacente. Además, deben disponer de una sensibilidad considerable para no presionar a los clientes desajustados a ir más allá del punto que sea terapéutico. También es fundamental que ejerciten el juicio crítico en situaciones estructuradas para que los miembros no abran viejas heridas sin obtener cierto grado de elaboración. Existe el peligro de que los terapeutas se sientan atraídos hacia el psicodrama sobre todo para gratificar sus propias necesidades psicológicas. Es necesario que sean conscientes del modo en que sus problemas y necesidades personales interfieren en su funcionamiento. En este sentido, los aspectos de contratransferencia deben ser trabajados antes de que el terapeuta espere pro- 286 PSICODRAMA ducir un impacto terapéutico sobre un grupo. Si los terapeutas no están seguros de su competencia profesional, pueden sentirse impacientes con lo que perciben como "un proceso lento" de los clientes. A partir de su deseo de apreciar resultados más inmediatos, pueden derivarse otras manipulaciones dirigidas a provocar emociones en favor del drama. Aunque la espontaneidad es uno de los conceptos básicos del psicodrama. puede ser indebidamente empleada. Blatner recuerda a los terapeutas que expresar impulsos no es la meta del desarrollo de la espontaneidad: "Cuando se hace un uso indebido, este tipo de expresividad podría denominarse espontaneidad patológica" (1988, p. 104). Es imperativo que la espontaneidad, la creatividad y el coraje del terapeuta del grupo para probar nuevas técnicas esté equilibrado con la precaución, el respeto por los miembros y el interés por su bienestar. Aplicación del Psicodrama a Poblaciones Multiculturales <-411 • 5;. ti, Si los terapeutas toman con seriedad las recomendaciones recogidas en este capítulo, el psicodrama puede contribuir favorablemente en la ayuda a poblaciones étnica y culturalmente diversas. Por ejemplo, una madre que tiene problemas con sus hijos puede interpretar el rol de algunos de sus hijos en vez de limitarse a hablar de ello durante las sesiones terapéuticas. Es importante no sugerir apresuradamente técnicas directivas que tienden a producir experiencias emocionales intensas, porque algunos de los miembros se asustarían con tales sentimientos y podrían abandonar el grupo. Sin empujar a los miembros a actuar de una forma muy emocionada, los terapeutas pueden prestar atención a las señales que muestra un miembro ante la invitación a participar en una situación de role play. Para muchas personas cuya primera lengua no es el Inglés, el psicodrama presenta algunas aplicaciones muy interesantes. Mis colaboradores y yo pedimos muchas veces a los miembros que hablen a otro significativo en su lengua materna cuando están ejecutando un role play (Corey, Corey, Callanan & Russell, 1992). Al hacerlo, sus emociones afloran rápidamente a la superficie. Recuerdo una participante nativa alemana que estaba hablando en inglés con su "padre" en una situación de role play. Se hallaba sola en el escenario y las palabras no reflejaban lo mismo que su lenguaje no verbal. Le pedimos que siguiera hablando con su padre, pero que lo hiciera en alemán. Lo hizo y rápidamente se emocionó. Para ella fue difícil seguir manteniendo sus defensas contra los intensos sentimientos que se provocaron al usar su lengua materna. En ese caso no era importante para los terapeutas ni para el resto de los miembros entender las pedabras exactas. Ellos podían entender el mensaje emocional subyacente mediante los mensajes no verbales y el tono de voz de la protagonista. Cuando finalizó el psicodrama, le pedimos que hiciera una TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 287 breve síntesis sobre lo que había estado experimentando. La mujer dijo que hablar en alemán le había provocado imágenes infantiles muy vividas. Esto ayudó a los otros miembros del grupo que no entendían el idioma alemán a adecuarse más al trabajo de la compañera y también fue útil para que ella adoptara una perspectiva cognitiva de su trabajo emocional. Muchas veces pueden ser útil formular preguntas como: "¿ Qué te respondió tu padre?, ¿Qué fuiste capaz de decirle esta vez que no le hubieras dicho antes?, ¿En qué momento de tu conversación te estancaste?, ¿Qué emociones familiares te provocó esto?, ¿De qué forma diferente le has respondido hoy a como lo hacías de niña?". Unas pocas preguntas en el momento oportuno pueden ayudar a los miembros a clarificar sus sentimientos ambivalentes y a encontrar más sentido en su trabajo. Si el propósito del grupo es explorar los problemas personales e interpersonales, las técnicas psicodramáticas dirigidas a facilitar la expresión de sentimientos pueden ser adecuadas para muchos clientes. Pero, si el grupo tiene unos objetivos más didácticos, educativos o de información, estas técnicas son muy limitadas. Cuando los miembros se muestran incómodos incluso al hablar de aspectos personales, será preferible permitirles que sigan exponiendo según puedan sus emociones frente a los otros, y por lo tanto el psicodra-ma no será la técnica más conveniente. Los miembros cuyos antecedentes les impiden comentar cuestiones familiares en público, mostrarían resistencia ante un role play donde debería "hablar" a su madre o padre. Antes de probar tales técnicas, el terapeuta debería examinar en profundidad los valores culturales y la resistencia de los clientes. Esto requiere un alto nivel de experiencia y destrezas por parte del terapeuta. Es fácil suponer que un terapeuta inexperto y desconocedor de los factores culturales podría ser contraproducente. Comentario Final: El Impacto de J. L. Moreno El psicodrama y su desarrollo no puede entenderse en un contexto ajeno al de su fundador, J. L. Moreno. En muchos sentidos, este enfoque es la prolongación de su personalidad. A menudo se le describe como narcisista y grandilocuente. Los intereses dramáticos de Moreno pueden ser atribuidos a lo que él mismo denominaba la megalomanía sana de su juego infantil. En su juventud, observaba las actividades de los niños en los parques de Viena. Empezó a narrar historias a los niños que posteriormente representaban y observó que cuando carecían de guiones, las descripciones de los roles que interpretaban eran mucho más espontáneas y creativas. Cuanto más conozco sobre las técnicas que impulsó Moreno, más consciente soy de su genialidad como terapeuta. Decir que se adelantó a su época es subestimarlo. Con su perspectiva visionaria creó métodos que integran sentimientos, fantasías y acciones. 288 PSICODRAMA El entusiasmo de Moreno se tradujo en un liderazgo activo cuando empezó a aplicar los métodos psicodramáticos. Incluso aunque su propio estilo fuera llamativo, era intuitivo y cercano. Su esposa, Zerka, ha demostrado que es posible usar un estilo terapéutico distinto y seguir siendo muy efectivo. El estilo de Zerka Moreno incluye un mayor refinamiento y cortesía que el de su marido. Ella ha continuado como el exponente máximo del trabajo de su marido y sus contribuciones a la formación han sido importantes. Moreno escogió su propio epitafio: "Aquí yace el hombre que recuperó la risa para la psiquiatría". Aceptó su muerte con dignidad, creatividad y control. Cuando tenía 85 años, tras haber mantenido una vida plena y vigorosa, su cuerpo le abandonó y eligió morir a su propio estilo. Dejó de alimentarse e ingería solamente agua. Mostró que incluso en el momento de su muerte era el actor y director de su destino, porque murió a su propia forma y con su propio estilo (Fine, 1979). Si lee otros enfoques terapéuticos, comprobará cuantos de los conceptos básicos y técnicas del psicodrama aparecen en lo que a menudo se presentan como "terapias innovadoras". Conocer el psicodrama es importante por las posibilidades que presenta para la integración con otras terapias que se describen en los capítulos siguientes de este libro. Si usted está interesado en aprender más sobre las virtudes prácticas del psicodrama, puede empezar leyendo artículos en revistas especializadas o libros sobre este enfoque. Piense también en la posibilidad de solicitar formación avanzada y supervisión, así como en participar en seminarios de reconocida reputación donde podrá experimentar el psicodrama como un miembro del grupo. No sólo aprenderá el modo de trabajar con este enfoque sino que también podrá resolver algunos problemas personales y hallar nuevas formas para manejarlos. REFERENCIAS Y LECTURAS ADICIONALES Blatner, A. (1985). The dynamics of catharsis. Journal of Group Psychotherapy. Psychodrama and Sociometry, 37(4), 157-166. *Blatner, A. (1988). Acting-in: Practical applications of psychodramatic methods (2nd ed.). New York: Springer. Blatner, A. (1989). Psychodrama. In R. J. Corsini & D. Wedding (Eds.), Currení psychotherapies (4th ed.). Itasca, IL: F. E. Peacock. Blatner, A. (1991). Role dynamics: A comprehensive theory of psychology. Journal of Group Psychotherapy, Psychodrama and Sociometry, 44(1), 33-40. Blatner, A. (1992). Theoretical principies underlying creative arts therapies. The Arts in Psychotherapy, 18, 405-409. Blatner, A., & Blatner, A. (1988a). The art of play: An adult's guide to reclaiming imagination and spontaneity. New York: Human Sciences Press. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL I 289 *Blatner, A., with Blatner, A. (1988b). Foundations of psychodrama: History, theory, and practice. New York: Springer. Blatner, A., & Blatner, A. (1991). Imaginative interviews: A psychodramatic warmup for developing role-playing skills. Journal of Group Psychotherapy, Psychodrama and Sociometry, 44(3), 115-120. Corey, G., Corey, M., Callanan, P., & Russell, J. M. (1992). Group techniques (2nd ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Corsini, R. J. (1966). Roleplaying in psychotherapy. Chicago: Aldine. *Fine, L. J. (1979). Psychodrama. In R. J. Corsini (Ed.), Current psychotherapies (2nd ed.). Itasca, IL: F. E. Peacock. Fox, J. (Ed.). (1987). The essential Moreno: Writings on psychodrama, group method, and spontaneity. New York: Springer. *Goldman, E. E., & Morrison, D. S. (1984). Psychodrama: Experience and process. Dubuque, JA: Kendall/Hunt. Greenberg, I. A. (1974). Psychodrama: Theory and therapy. New York: Behavioral Publications. -■Greenberg, I. A. (1986). Psychodrama. In I. L. Kutash & A. Wolf (Eds.), Psychotherapist's casebook (pp. 392-412). San Francisco: Jossey-Bass. Haskell, M. R. (1975). Soeioanalysis: Self-direction via sociometry and psychodrama. Long Beach, CA: Role Training Associates. Holmes, P., & Karp, M. (Eds.). (1991). Psychodrama: Inspiration and technique. New York: Routledge. Kellermann, P. F. (1984, Spring). The place of catharsis in psychodrama. Joumal of Group Psychotherapy, Psychodrama and Sociometry, 1-13. Kipper, D. A. (1986). Psychotherapy through clinical role playing. New York: Brunner/Mazel. Leveton, E. (1992). A clinician's guide to psychodrama (2nd ed.). New York: Springer. ^ .Moreno, J. L. (1947). Theatre of spontaneity: An introduction to psychodrama. Beacon, NY: Beacon House. Moreno, J. L. (1964). Psychodrama: Vol. 1 (3rd ed.). Beacon, NY: Beacon House. Moreno, J. L. (1978). Who shall survive? (3rd ed.). Beacon, NY: Beacon House. Moreno, J. L., & Elefthery, D. G. (1982). An introduction to group psychodrama. In G. M. Gazda (Ed.), Basic approaches to group psychotherapy and group counseling (3rd ed.). Springfield, IL: Charles C Thomas. More no, J. L., & Moreno, Z. T. (1958). Psychodrama: Vol. 2. Beacon, NY: Beacon House. More no, J. L., & Moreno, Z. T. (1969). Psychodrama: Vol. 3. Beacon, NY: Beacon House. More no, Z. T. (1959). A survey of psychodramatic techniques. Group Psychotherapy, 12,5-14. More no, Z. T. (1965). Psychodramatic rules, techniques, and adjunctive methods. Group Psychotherapy, 18,73-86. *Moreno, Z. T. (1983). Psychodrama. In H. I. Kaplan & B. J. Sadock (Eds.) Comprehensiue group psychotherapy (2nd ed.). Baltimore: Williams & Wilkins. *Moreno, Z. T. (1987). Psychodrama, role theory, and the concept of the social atom. 290 PSICODRAMA In J. K. Zeig (Ed.), The evolution of psyehotherapy (pp. 341-366). New York: Brunner/Mazel. Nicholas, M. W. (1984). Change in the context of group therapy. New York: Brunner/ Mazel. Starr, A. (1977). Psychodrama: Rehearsal for living. Chicago: Nelson-Hall. Stemberg, ?., & Garcia, A. (1989). Sociodrama: Who's in your shoes? Westport, CT: Praeger. Thacker, J. K. (1984, Spring). Using psychodrama to reduce "burnout" or role fatigue in the helping professions. Journal of Group Psyehotherapy, Psychodrama and Sociometry, 14-25. Treadwell, T., & Treadwell, J. (1972). The pioneer of the group encounter movement. Group Psyehotherapy and Psychodrama, 25, 16-26. Williams, A. (1989). The passionate technique: Strategic psychodrama with indiuiduals, families, and groups. Westport, CT: Praeger. 9 El enfoque existencial de Grupo Agradezco las útiles sugerencias de Emmy van Deurzen-Smith y Michael Russell para la mejora de este capítulo. INTRODUCCIÓN La terapia existencial puede considerarse como un enfoque o filosofía a través de la que opera el terapeuta. Como tal no constituye una escuela separada o un modelo sistemático claramente definido con técnicas terapéuticas específicas. Los terapeutas de grupo no pueden asumir que ellos mismos conocen los objetivos del grupo, más bien, depende de cada participante crear dichos objetivos. Este capítulo se centra en los temas básicos, o problemas humanos universales, de este enfoque. El enfoque existencial rechaza el punto de vista determinista de la naturaleza humana adoptado por el psicoanálisis ortodoxo y el conductismo radical. El psicoanálisis percibe la libertad como restringida por fuerzas inconscientes, impulsos irracionales y acontecimientos pasados. Los conduc-tistas perciben la libertad como restringida por el condicionamiento sociocul-tural. Por el contrario, aún reconociendo algunas de estas realidades de la situación humana, los terapeutas existencialistas hacen hincapié en nuestra libertad para escoger nuestra acción a partir de nuestras circunstancias. Es un enfoque dinámico que se centra en los cuatro supuestos básicos en los que se enraiza la existencia humana: muerte, libertad, aislamiento y significado 292 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO (Yalom, 1980). Se basa en el supuesto de que los humanos somos libres y por lo tanto responsables de nuestras elecciones y acciones. Somos los arquitectos de nuestras vidas y diseñamos los proyectos para ello. Una premisa existencial básica es que no somos víctimas de las circunstancias, porque en gran medida somos lo que nosotros hemos escogido ser. De este modo, una de las metas del proceso terapéutico consiste en desafiar a los clientes para que descubran alternativas y escojan entre ellas. Como ha señalado van Deurzen-Smith (1988), la terapia existencial es, en definitiva, un proceso para examinar el valor y significado de lo que podemos encontrar en la vida. La tarea básica del terapeuta consiste en animar a los clientes para que consideren los aspectos que son más serios y obtengan una dirección en la vida. El enfoque existencial asume la capacidad del individuo para adoptar decisiones bien informadas sobre su propia vida. La terapia existencial implica el examen de las opciones para crear una vida con significado. Para muchos de nosotros, el reconocimiento de las formas en que nos hemos mantenido en calidad de víctimas marca el inicio del cambio. Podemos reconocer que no debemos permanecer como víctimas pasivas de nuestras circunstancias y por lo tanto podemos llegar a ser conscientemente los autores de nuestra vida. El Centro de Interés de la Filosofía Existencial • ;;; I ■« ;■; II til! El existencialismo es una rama del pensamiento filosófico que se originó en Europa. Los escritores existencialistas más famosos como Martin Heideg-ger (1889-1976) y Jean-Paul Sartre (1905-1980), no hacen referencia directa a las cuestiones psicoterapéuticas. La tradición existencial subraya las limitaciones y las dimensiones trágicas de la existencia humana. Surgió del deseo de ayudar a las personas a meditar sobre los supuestos básicos de la vida contemporánea como el aislamiento, la alienación y el significado. El centro de interés se halla en la experiencia del individuo al encontrarse solo en el mundo y enfrentado a la ansiedad de su aislamiento. El enfoque trata de entender estas experiencias humanas universales. Probablemente, una de las figuras centrales y el responsable de trasportar el existencialismo desde Europa hasta los Estados Unidos y de convertir los conceptos centrales en práctica psicoterapéutica es Rollo May, cuyas obras han tenido un impacto significativo en los terapeutas de orientación existencial. Según May, llegar a ser persona no es un proceso automático pero las personas desean satisfacer dicho potencial. Llegar a serlo requiere coraje y nuestras elecciones determinan el tipo de persona que llegamos a ser. Dentro de cada uno de nosotros hay una continua lucha. Aunque deseemos crecer en dirección a la madurez y la independencia, somos conscientes de que el crecimiento es a menudo un proceso doloroso. Por lo tanto, la lucha se halla entre I TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 293 la seguridad de la dependencia y el interés y las molestias del crecimiento. Junto con May, James Bugental (1987) e Irvin Yalom (1980), son otras dos fuentes contemporáneas significativas de la terapia existencial en los Estados Unidos. El existencialismo se centra en la comprensión de la perspectiva subjetiva del mundo de cada persona, es por lo tanto un enfoque fenomenológico. La terapia es un viaje que inician el terapeuta y el cliente hacia el centro del mundo tal y como lo percibe y experimenta cada cliente. Pero esto exige que el terapeuta esté también en contacto con su mundo fenomenológico. Bugental (1987) describe la psicoterapia de cambio de vida, como el esfuerzo por ayudar a los clientes a examinar el modo en que han respondido a los supuestos existenciales de la vida y desafiarlo para revisar sus respuestas con el fin de empezar a vivir con autenticidad. Este enfoque no consiste en la mera aplicación de técnicas de resolución de problemas a la compleja tarea de vivir con autenticidad. La terapia existencial no pretende curar a las personas en el sentido médico tradicional, las personas no son percibidas como enfermas por emplear determinado rol o por ser torpe en la vida. Los clientes necesitan ayuda para el análisis del terreno que les permitirá decidir el camino a seguir. El terapeuta no cambia a los clientes, les ayuda a ser conscientes de todas las contradicciones de su vida. A través de la experiencia de la terapia existencial, los clientes adquieren una sensación de sabiduría que les permite aprender a diferenciar los aspectos modificables de la vida de aquellos que no pueden modificar. Gradualmente aprenden a aceptar la vida en todas sus complejidades y paradojas. Este proceso implica aprender a encarar los inevitables problemas, dificultades, desengaños y crisis que son parte de la vida. Los clientes llegan a comprender que no están limitados a una pequeña variedad de respuestas y de este modo desarrollan la flexibilidad. Son más capaces de vivir con lo dado y de hallar en sí mismos el coraje necesario para manejar la incertidumbre. La terapia les proporciona la oportunidad de contemplar una vida por la que merece la pena comprometerse (van Deurzen-Smith, 1988, 1990a). El Objetivo de un Grupo Existencial El grupo existencial representa un microcosmo del mundo donde los participantes viven y funcionan. Sus miembros se reúnen con el propósito de descubrirse a sí mismos tal y como son, compartiendo sus problemas existenciales. Un grupo existencial puede ser descrito como personas comprometidas en el viaje de la auto-exploración, que dura tanto como la vida misma, y que persigue tres metas: (1) capacitar a los miembros a ser sinceros consigo mismos, (2) ampliar sus perspectivas sobre sí mismos y sobre el mundo que les rodea y (3) clarificar el objeto del sentido de la vida presente y 294 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO futura (van Deurzen-Smith, 1990a). El grupo proporciona a los miembros la motivación necesaria para escucharse y prestar atención a la experiencia subjetiva. Este proceso de examen interior subraya los aspectos que descubren los miembros dentro de su propia fuente de conciencia cuando esta fuente no está dirigida por el terapeuta. Mediante la puesta en común y el examen de los problemas personales universales, los miembros desarrollan una sensación de mutualidad. Los estrechos vínculos que establecen unos con otros les proporcionan más oportunidades para emplear la cultura grupal de forma diferente a otros aspectos de su cultura. El grupo llega a ser el lugar donde las personas pueden encontrar formas profundamente significativas. CONCEPTOS CLAVES En este capítulo examinaremos algunos conceptos claves del enfoque existencial y sus implicaciones para la práctica grupal. Estos conceptos son la auto-conciencia, auto-determinación y responsabilidad, ansiedad existencial, muerte y no existencia, la búsqueda del significado, la búsqueda de la autenticidad y aislamiento/relación. Este capítulo trata de analizar el modo en que pueden aplicarse al grupo estos conceptos claves. Se sintetizan y aplican al trabajo grupal algunos de los principales temas tratados en las diversas obras existencialistas. í" ' Auto-conciencia ■• r: :il La capacidad de la auto-conciencia nos diferencia de los animales y nos permite escoger libremente. Cuanto mayor sea nuestra conciencia, mayores son nuestras posibilidades de elegir. Incluso aunque estemos sujetos a las fuerzas deterministas del condicionamiento sociocultural y a las limitaciones impuestas por nuestra herencia genética, somos capaces de escoger en base a nuestra conciencia y conocimiento de tales factores limitantes. Como señala May (1961), "No importa la magnitud de las fuerzas victimizantes del ser humano, el hombre tiene la capacidad para saber que está siendo vic-timizado y consecuentemente para influir de alguna forma en relación a su destino" (pp. 41-42). Además, derivada de nuestra auto-conciencia, llegamos a reconocer la responsabilidad asociada con la libertad de escoger y de actuar. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO GRUPAL. Como se ha mencionado anteriormente, el fin de la terapia existencial es ampliar la auto-conciencia e incrementar así el potencial de elección. Esta meta se logra en los grupos ayudando a los miembros a descubrir su único "ser en el mundo". TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 295 Mediante la exposición a preguntas claves, los participantes tratan de definirse y llegar a ser conscientes de las dimensiones centrales de su existencia: "¿En qué grado soy consciente de quién soy y hacia dónde voy?, ¿Qué experiencia de mi vida tengo?, ¿Qué significado atribuyo a los sucesos que vivo?, ¿Cómo puedo aumentar mi auto-conciencia?, ¿De qué formas concretas aumenta la ampliación de la conciencia mis posibles alternativas?". Según May (1983), la tarea de la terapia consiste en iluminar la existencia. Los clientes tratan de ser completamente conscientes de su existencia, lo que conlleva reconocer sus potencialidades y aprender a actuar en base a ellas. Un aspecto central del enfoque existencial consiste en tomar la existencia con seriedad. En la situación grupal los participantes cuentan con la posibilidad de expresar sus propios sentimientos únicos y su perspectiva subjetiva del mundo. Son explícitamente confrontados por otros y aprenden a manejar la ansiedad que se produce al escoger libremente cuando se hallan despojados de la seguridad de sus roles cotidianos. Como veremos más adelante en el -capítulo, los existencialistas perciben la ansiedad en términos positivos. La ansiedad nos ayuda a "individualizarnos", nos informa de nuestra falta de autenticidad al ser meramente lo que otros desean que seamos y refleja la comprensión de que somos únicos. A mi parecer, los terapeutas de grupo deben alertar a los miembros de sus grupos para que sean conscientes del precio que conlleva la búsqueda de una mayor auto-conciencia. Cuando las personas son más conscientes, les resulta increíblemente difícil "volver a casa otra vez". Si vivir en la ignorancia de la calidad de la propia experiencia puede conducimos a la falta de creatividad,^ también puede proporcionamos cierto grado de satisfacción o, al menos, de seguridad. Cuando abrimos puertas que previamente estaban cerradas, podemos suponer que nos encontraremos con más luchas así como con la capacidad para potenciar la calidad de nuestra vida. La experiencia puede ser muy interesante y divertida pero también atemorizante y depresiva en ocasiones. Este es un aspecto que debería ser mencionado durante las primeras fases del grupo. ¿Cuáles son las opciones que nos permitirá reconocer un mayor grado de auto-conciencia?. A continuación se mencionan algunas: * Podemos escoger si deseamos aumentar nuestra conciencia o si deseamos limitar nuestra visión de nosotros mismos. * Podemos determinar la dirección de nuestras propias vidas o podemos permitir que otras personas o las fuerzas ambientales nos determinen. * Podemos usar nuestro potencial de acción o podemos escoger no actuar. * Podemos escoger establecer vínculos significativos con otras personas o podemos escoger aislamos en nosotros mismos. 296 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO * Podemos buscar nuestra propia unicidad o podemos permitir que nuestra identidad se pierda en la conformidad. * Podemos crear y encontrar significado en nuestras vidas o podemos llevar una existencia vacía y sin significado. * Podemos adoptar ciertos riesgos y experimentar las ansiedades que conllevan las decisiones propias o podemos escoger la seguridad de la dependencia. * Podemos aprovechar el presente al máximo aceptando la inevitabilidad de la muerte o podemos ocultamos a esta realidad por la ansiedad que genera. EJEMPLO. El siguiente ejemplo trata de ilustrar cómo los participantes de un grupo logran gradualmente un nivel de conciencia más alto. Este y los ejemplos que ilustran los otros conceptos de este capítulo han sido extraídos de mi experiencia con los grupos que yo dirijo. Para proteger la identidad de los clientes, he modificado los nombres y las circunstancias específicas, y he seleccionado ejemplos de calidad universal, esto es, situaciones que ocurren frecuentemente en los grupos. Cuando Crystal llegó al grupo por primera vez, no podía percibir el valor de expresar emociones intensas e insistía en que debía ser racional. Trataba de mantener sus sentimientos reservados en todo momento porque temía "volverse loca" si se permitía sentir intensamente. Esta necesidad de controlar sus sentimientos se manifestaba de muchas formas. Por ejemplo, cuando otros miembros del grupo revivían acontecimientos emocionales dolorosos, ella tenía pánico, trataba de abandonar el recinto y a menudo trataba de impedir la expresión ajena de emociones intensas en el grupo. Durante el transcurso de una sesión, sin embargo, el trabajo de otra persona del grupo provocó algunos recuerdos dolorosos en Cristal, que ella sintió en su totalidad, porque por alguna razón, se permitió revivir una escena de su infancia relacionada con el divorcio de sus padres. De repente pasó a ser otra vez aquella niña asustada, rogando a sus padres que se mantuvieran unidos y permitiéndose "perder el control emocional". Esta experiencia inesperada sirvió para que Crystal fuera consciente de que había mantenido encubiertos sus sentimientos y que sus defensas contra "el exceso de dolor" habían provocado su dificultad para el acercamiento a otras personas, para expresar enfado y para manifestar el amor que, según decía, sentía ahora por su familia. Crystal aprendió también que no "se volvería loca" por permitirse experimentar la profundidad de sus sentimientos. Tras esta experiencia decidió abrirse a los sentimientos y no escapar del recinto cuando temía no ser capaz de atender a las emociones intensas de otros miembros. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 297 Auto-Determinación y Responsabilidad Personal Otro tema existencial hace referencia a que las personas somos seres auto-determinados, libres para escoger entre diferentes alternativas y por lo tanto responsables de dirigir nuestras vidas y forjar nuestros destinos. Según el punto de vista existencialista, las personas somos arrojadas al mundo y nuestro modo de vida y lo que llegamos a ser son el resultado de nuestras propias elecciones. Como manifiesta Sartre (1971), nuestra existencia nos viene dada, pero no tenemos ni podemos tener, una "naturaleza" o "instancia" fija. Constantemente tenemos que encarar la elección del tipo de persona que queremos llegar a ser y durante toda nuestra vida, debemos seguir escogiendo. Sartre subraya: "El hombre condenado a ser libre lleva sobre sus hombros el peso de todo el mundo; él es responsable del mundo y de sí mismo como forma de ser" (p. 553). Para Sartre, los seres humanos somos libres porque no somos nada sino lo que hacemos y lo que hacemos no es el resultado de nuestro pasado. Sin embargo, tenemos mucha tendencia a excusamos, actuando así a "mala fe". Russell (1978) manifiesta que desde el punto de vista de Sartre, nada en el mundo tiene significado independiente de nosotros y nosotros somos los responsables del mundo como lugar con significado. Russell añade: "Cada vez que actuamos, escogemos y nos creamos a nosotros mismos tal y como deseamos ser, y esto no concluye nunca - lo que somos no se fija nunca - pero se crea en cada uno de los hechos que nos constituyen" (p. 262). Los seres humanos somos responsables de las consecuencias de nuestras acciones y de cualquier error en la actuación: "Yo determino el significado de mi mundo dando valor a mi situación. ... Cuando me veo como autor de mis acciones y (consecuentemente) del significado que doy a mi mundo, logro un aumento de la sensación de responsabilidad por ello" (p. 261). Viktor Frankl, un psiquiatra existencial, subraya la relación existente entre libertad y responsabilidad e insiste en que la libertad nunca nos puede ser eliminada, porque como mínimo nos queda la posibilidad de escoger la actitud hacia cualquier muestra de circunstancias. Para apoyar tal afirmación, Frankl (1963) hace referencia a su propia experiencia en un campo de concentración alemán, donde los prisioneros carecían de cualquier atisbo de libertad. El autor manifiesta que incluso en esa situación de extrema impotencia, las personas podían, en última instancia, seguir dirigiéndose a sí mismas porque la actitud que asumían hacia su propio sufrimiento era una elección propia: "En última instancia, la vida consiste en adoptar la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas y en completar las tareas que continuamente se exigen a cada individuo" (p. 122). Frankl cree que la libertad humana no es la libertad de las condiciones sino, la habilidad para adoptar una actitud firme frente a las condiciones. 298 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO La rama de la terapia existencial de Frankl, la logoterapia (logos - significado), enseña que el significado de la vida no puede dictarse y sólo puede ser descubierto examinando nuestra propia situación existencial. Evidentemente, tenemos el deseo del significado y contamos con la libertad para hallar significado en nuestro modo de pensar y en nuestras acciones. Frankl cree que la meta no consiste en lograr la paz mental sino en experimentar el significado de una lucha sana. Esta búsqueda de significado, que es nuestro tema central, nos permite hallar el sentido de nuestra existencia a pesar de la culpa, el sufrimiento y la inevitabilidad de la muerte (Gould, 1993). Nosotros somos también responsables (pero no culpables) de los síntomas que restringen nuestra capacidad para vivir libre y plenamente. Es fundamental reconocer y aceptar nuestra parte de responsabilidad en la creación de la calidad de nuestra existencia, porque la vida no es algo que simplemente nos ocurre. Nosotros somos capaces de influir activamente sobre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. No cambiaremos hasta no aceptar nuestra capacidad de ser libres. Si esperamos que sean otros los que cambien o que se modifique el entorno, podremos aumentar nuestra miseria e impotencia en vez de ponemos en marcha para que algo ocurra de forma diferente. '., * IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Los miembros de un grupo existencial son confrontados una y otra vez con el hecho de que no pueden escapar de la libertad y que ellos son los responsables de sus existencias. Aceptar esta libertad y responsabilidad genera ansiedad por el riesgo asociado a la elección de posibilidades. Otra meta del grupo existencial es ayudar a los participantes a encarar y manejar estas ansiedades. La principal tarea del terapeuta de grupo, en referencia a este aspecto de la auto-determinación, consiste en confrontar a los miembros con la realidad de su libertad y de las formas en que la están restringiendo o negando. Los participantes del grupo se presentan algunas veces como víctimas, comentan sus sentimientos de impotencia e indefensión y culpan de sus miserias a otros o a las circunstancias externas. Una buena línea de trabajo hacia la auto-determinación consiste en que cada cliente llegue a ser consciente de los roles que le han sido programados desde fuera. Cuando las personas llegan a creer que pueden dirigir su propio destino, asumen el control de sus vidas. Lantz (1993) señala que algunos clientes se centran tanto en los requisitos de la vida social que su conciencia sobre los propios sentimientos, metas, pensamientos, responsabilidades y expectativas es muy limitada. Añade que estos clientes se benefician normalmente de un enfoque terapéutico que los introduce en sus propias potencialidades y puntos fuertes. Como la logoterapia grupal promueve la reflexión interna y desarrolla la auto-conciencia interna, Lantz recomienda este enfoque "para los adultos emancipados que deben reemplazar los viejos patrones interpersonales que en algún momento fueron TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 299 útiles en la familia de origen pero que ahora crean dificultades al cliente fuera de la familia original" (p. 67). El autor señala también que la logoterapia gru-pal es también un tratamiento posible para los niños, adolescentes y adultos que no convivan con sus grupos familiares naturales o que se hallen conviviendo en un grupo incapaz de apoyar sus cambios. Yalom (1980) manifiesta que el grupo proporciona las condiciones óptimas para el trabajo terapéutico sobre la responsabilidad personal. Si el grupo se centra en el presente, se puede animar a los miembros a percibir el modo en que crean para sí mismos una posición de víctima. En opinión de Yalom, los miembros son responsables de la posición interpersonal que asumen en el grupo, lo que también proporciona una imagen de su comportamiento en las situaciones cotidianas. Los miembros que se describen como víctimas de las condiciones extemas pueden ser desafiados. Mediante el feedback, los miembros pueden aprender a percibirse a través de los ojos de otras personas y así aprender las formas en que su conducta afecta a otros. Además, captan el vínculo existente entre el contexto grupal terapéutico y las situaciones cotidianas. En base a estos hallazgos, pueden responsabilizarse para iniciar los cambios. Según Yalom, el terapeuta del grupo existencial motiva a los miembros a asumir la responsabilidad genuina de su funcionamiento como grupo. De este modo, los miembros individuales aprenden vías para asumir una mayor responsabilidad en sus vidas: La terapia interactiva del grupo potencia la asunción de responsabilidad no sólo haciendo a los miembros conscientes de su contribución personal a las situaciones vitales insatisfactorias, sino también acentuando el rol de cada miembro en la conducta del grupo. El principio subyacente es que si los miembros asumen la responsabilidad del funcionamiento del grupo, entonces son conscientes de que disponen de la capacidad (y la obligación) de asumir la responsabihdad de todas las esferas vitales [p. 240]. Es importante reconocer que el existencialismo representa una forma de pensar que influye sobre los miembros de un grupo existencial. Con el tiempo, tienden a reconocer su propia libertad y responsabilidad según vayan teniendo momentos significativos de insight. De cualquier modo es un error dirigir el grupo con el propósito superficial de modificar el vocabulario de los miembros. Un terapeuta que predica el lenguaje de la libertad y la elección, que motiva prematuramente a los clientes para que comenten meramente cómo han "escogido" esto o aquello, sólo conducirá a las personas a hacer un repaso superficial de estas nociones (J. Michael Russell, comunicación personal, 22 Marzo, 1992). EJEMPLO. Edward se ha incorporado a uno de nuestros grupos en contra de su voluntad. Digo "en contra de su voluntad" porque tenía muchos recelos 300 íí;í EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO sobre la utilidad de la participación en los grupos. A sus 62 años, Edward se había establecido en un estilo de vida aburrido y pronosticable pero cómodo y seguro como próspero hombre de negocios. Cuando se introdujo en el grupo, se presentó a sí mismo del siguiente modo: "No sé si este grupo me beneficiará en algo. Francamente, creo que soy demasiado viejo para cambiar y que lo que tengo es lo máximo que se puede esperar en la vida. Me parece que las cosas se quedarán tal y como están". A pesar de su propia presentación y pese al hecho de que su vida era ordenada y segura, sentía que " había tocado techo" y que había perdido el entusiasmo por la vida. Estaba dispuesto a cambiar, aunque no estaba seguro de que el cambio fuera posible. Por su implicación en el grupo, Edward empezó a reconocer que aún disponía de opciones, muchas más de las que había pensado que fueran posibles. Siempre había culpado a su esposa, a sus tres hijos y a su hija del hecho de que él no pudiera cambiar su trabajo, ni vivir la vida que deseaba para sí mismo. Evidentemente, estaba evitando la responsabilidad de sus propios problemas centrándose en lo que la familia esperaba de él, muchas veces incluso sin verificar si aquellos esperaban lo que él suponía. Los miembros restantes del grupo y yo mismo propusimos a Edward que empezara a pensar por sí mismo en qué aspectos desearía él que su vida fuera diferente. Le formulé preguntas como: "Si fueras a seguir viviendo por el resto de tu vida de la misma forma que ahora, sin cambios importantes, ¿cómo te sentirías con respecto a esto?", "Imagina que tu familia coincide contigo en los cambios del estilo de vida que deseas hacer. ¿De qué foPma se modificaría tu vida de aquí a un año?, ¿Y en un período de cinco años?". "¿Qué pasos puedes dar ahora que te ayuden a iniciar los cambios que deseas?. ¿Qué te impide dar dichos pasos?". Otra dimensión del enfoque existencial consiste en ayudar a las personas a enfrentarse con su propia actitud y situación vital. Por ejemplo, puede animarse a Edward para que tome nota del modo en que él mismo se acomod¿ eligiendo siempre las mismas rutinas y fingiendo que esto es todo lo que depara la vida, o al menos lo que él es capaz de lograr. Van Deurzen-Smith (1990a) nos recuerda que a menudo fingimos que la vida ha determinado nuestra situación hasta el grado de carecer de cualquier posibilidad de elección. Las crisis, sin embargo, nos permiten comprobar lo contrario. La seguridad del grupo como lugar de reencuentro de posibilidades y desafíos que habían sido olvidados, permite a miembros como Edward, examinar el significado de las crisis. El terapeuta de un grupo existencial podría ayudar a Edward a enfrentarse al actual proceso de decadencia que está permitiendo que se instaure. Una vez que reconoce su forma de proceder hacia la auto-decepción y percibe que ha escogido dormir sobre sus laureles, puede decidir adoptar una dirección diferente. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 301 Ansiedad Existencial Desde el punto de vista existencial, la ansiedad es una característica básica del ser humano. Así pues, no es necesariamente patológica, por el contra-no, puede ser una fuerza motivacional importante en favor del crecimiento. La ansiedad se produce cuando el individuo tiene que elegir alguna posibilidad sin pautas claras y sin saber cuáles van a ser los resultados y también se produce cuando somos conscientes de que nosotros somos los últimos responsables de las consecuencias de nuestras acciones. En palabras del filósofo danés Soren Kierkegaard (1813-1855), la ansiedad existencial es "el vértigo de la libertad". En cierto grado, el ser humano es consciente de que, para que surjan nuevas dimensiones de uno mismo, viejos apartados deberán morir. Saber que para crecer debemos modificar las formas que nos resultan familiares y seguras por otras nuevas y desconocidas es en sí mismo una fuente de ansiedad. Desde el punto de vista de van Deurzen-Smith (1988, 1990a, 1991), la ansiedad existencial es básica para vivir conscientemente y en plenitud. De hecho, el coraje para vivir plenamente conlleva aceptar la realidad de la muerte y la ansiedad asociada a la incertidumbre. Aunque nosotros no acogemos con gusto esta ansiedad, es el precio que debemos pagar por llegar a ser !o que somos capaces. Algunas personas ahogan su sensibilidad como forma de evitar los retos básicos de la vida y otras encuentran diferentes vías para reducir su ansiedad. De cualquier modo, bajo la superficie de sus estilos de manejo, las personas experimentan ansiedad como un temor siempre presente. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Bugental (1978) describe el trabajo terapéutico con la ansiedad existencial como el desmantela-miento de las defensas, casi como la acción de pelar una cebolla. En el núcleo de la terapia, los clientes se encuentran con las condiciones que subyacen a la existencia humana y que están relacionados con la ansiedad que experimentan. Estas fuentes de ansiedad existencial deben ser encaradas y trabajadas en la terapia; implican el reconocimiento de nuestra separación y nuestra necesidad de estar con otros, de nuestra culpa por no vivir auténticamente, de nuestro vacío en el universo y falta de sentido, del peso de la responsabilidad asociada a tener que escoger por nuestra propia cuenta y de nuestro temor a la muerte y a la no existencia. Según avanza la terapia y van "pelándose" las resistencias, los clientes reconocen, a menudo con dolor, la cantidad de energía invertida en el mantenimiento de una imagen idealizada de sí mismos que es imposible de lograr. Comprueban también que deben eliminar las viejas imágenes de sí mismos que les conducen a una existencia restringida. En la medida que los clientes abandonan sus falsos roles, son capaces de dar una 302 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO calidad renovada a sus vidas. Se produce la muerte de su viejo self, lo que deja espacio para algunas experiencias de crecimiento. Sin embargo, un avance de este tipo provoca ansiedad porque los clientes abandonan formas de ser rígidas que les son familiares. En la terapia de grupo existencial, se ayuda a los miembros a enfrentarse con las paradojas de la existencia como la vida y la muerte, el éxito y el fracaso, la libertad y la necesidad y la certeza y la duda. Cuando los miembros reconocen la realidad de su nacimiento y su muerte, su confrontación con el dolor y el sufrimiento, la necesidad de esforzarse para sobrevivir y su falibilidad básica, la ansiedad brota a la superficie. Así pues, la ansiedad es un indicador del nivel de conciencia que se permiten los miembros del grupo. La ansiedad existencial se expone en el grupo, especialmente cuando los miembros examinan las formas mediante las cuales se han adaptado con excesiva comodidad a un estilo de vida estándar, diseñado para enmascarar la ansiedad e inseguridades básicas. Van Deurzen-Smith (1991) mantiene que el principal objetivo de la terapia existencial no es hacer que la vida parezca más fácil o más segura, sino animar a los clientes a ser más receptivos para reconocer y manejar las fuentes de inseguridad y ansiedad. Enfrentarse a la ansiedad existencial impli-ca percibir la vida como una aventura en vez de ocultarse tras inseguridades que parecen ofrecer protección. Como manifiesta la autora: "Debemos cuestionamos y escarbar las respuestas fáciles y exponemos a parte de la ansiedad que nos devuelve a la vida de forma real y profunda" (1991, p. 46). Es fundamental que el terapeuta del grupo reconozca la ansiedad existen cial y dirija a los miembros del gmpo hacia el hallazgo de vías para su manejo constructivo. La terapia existencial no se propone eliminar la ansiedad-porqué al hacerlo sólo se eliminaría una fuente de vitalidad. Los terapeutas deben encargarse de la tarea de animar a los miembros a manejar su ansiedad existencial y a desarrollar el coraje suficiente para enfrentarse honradamente a la vida (van Deurzen-Smith, 1988). Por lo tanto, una de las tareas del terapeuta consiste en animar a los parti cipantes a aceptar la ansiedad como generadora del crecimiento y en ayudar a éstos a encontrar el coraje para enfrentarse y experimentar sus ansiedades en totalidad. El siguiente paso es animar a los miembros a comprometerse a la acción. Con el apoyo del terapeuta y de los participantes del grupo, el indivi duo puede ser inspirado para examinar caminos desconocidos e investigar nuevas dimensiones de sí mismo. Esta búsqueda puede provocarle una mayor ansiedad, pero si la persona se halla en un proceso de crecimiento, sabe que la ansiedad no tiene por qué ser devastadora y la reconoce como el precio que debe pagar por eliminar las formas restringidas de existencia. EJEMPLO. Durante gran parte de su vida Ann había permitido a otras personas que adoptaran las decisiones que correspondían a ella. Ann había TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 303 aceptado sin críticas los valores religiosos de sus padres y había llegado a depender de su iglesia para tomar decisiones. En este momento de su vida se debatía con los valores que le habían acompañado durante toda su vida. A través del trabajo grupal, llegó a percibir con más nitidez que si deseaba crecer, debía de ser más responsable de sus elecciones. De este modo, decidió buscar dentro de sí misma la fuerza y la dirección. Esta decisión le reportó una gran dosis de ansiedad. Continuamente se preguntaba: "¿Estoy haciendo lo que debo?" y "¿Qué sucederá si las decisiones éticas que adopto por mi propia cuenta son erróneas?". Ann necesitó cierto tiempo para empezar a confiar en sí misma y aún más para dejar de recurrir a algún tipo de autoridad para obtener respuestas y seguridad. Progresivamente empezó a experimentar una nueva sensación de poder, el sentimiento gratificante de que era ella quien dirigía su vida, incluso aún manteniendo la lucha con los conflictos y las dudas. Probablemente seguiría viviendo más cómodamente si hubiera continuado confiando en las pautas extemas, de cualquier forma, cuando se percató de que había permitido que otras personas adoptaran las decisiones importantes que sólo a ella correspondían, comprobó también que había renunciado al control de su vida. Cuando escogía por decisión propia seguía sintiendo ansiedad porque carecía de la garantía de estar haciendo lo correcto. Muerte y No existencia El existencialista considera la muerte como un aspecto esencial para el hallazgo del significado y sentido de la vida (Heidegger, 1962). La vida tiene significado precisamente porque finaliza: el presente es valioso porque es todo lo que en realidad tenemos (May, 1983). Nuestra naturaleza temporal nos hace sentir la urgencia para de algo en nuestras vidas, para escoger entre afirmar la vida tratando de llegar a ser la persona que somos capaces de ser o permitir que la vida transcurra por nosotros y en algún momento llegar a comprobar que nunca hemos estado realmente vivos. Yalom (1980) sintetiza esta idea del siguiente modo: La muerte y la vida son interdependientes: aunque la naturaleza física de la muerte nos destruye, la idea de la muerte nos salva. El reconocimiento de la muerte contribuye a la sensación de intensidad de la vida, proporciona un cambio radical en la perspectiva de la vida y puede transportarnos desde un modo de vida caracterizado por las diversiones, la tranquilidad y las ansiedades insignificantes hasta un modo de vida más auténtico [p. 40]. Mullan (1979) señala que es inevitable manejar y aceptar la muerte en un grupo existencial porque está siempre presente. Para que los miembros se 304 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO enfrenten a este aspecto y trabajen sobre la ansiedad que comporta, el terapeuta no puede ignorarlo. Según Mullan: El tema de la muerte es sorprendente y desafiante y no, como mantienen algunos, mórbido y nihilista. Con su uso, se bombardea a los pacientes con la insignificancia de sus logros ordinarios. Sus costumbres, rutinas, convicciones y hábitos cotidianos son expuestos al fuego. Una vez que se hayan enfrentado a la certeza de la muerte, muchas personas dejan de sentirse víctimas de un pasado donde la autoridad de sus padres era muy pronunciada. De inmediato descubren que deben actuar ahora y con mayor intensidad que antes [p. 173]. Así pues, los humanos, como las únicas criaturas con un fuerte sentido del futuro, deben enfrentarse al hecho del final de la vida, que Heidegger (1962) denominó "cese de la posibilidad". Como muchos de nosotros tememos la realidad de nuestra propia muerte y la ansiedad que se asocia con dicho temor, tratamos de escapar de la conciencia de esa realidad. Pero el precio por intentar huir de la confrontación con la no existencia es enorme. En palabras de May (1961): "El precio de negar la muerte es la ansiedad indefinida, la auto-alienación. Para llegar a entenderse completamente, el hombre debe confrontar la muerte, llegar a ser consciente de la muerte personal" (p. 65). Frankl (1963) coincide con May y añade que la calidad y sentido de nuestras vidas no depende de cuánto vivamos sino del cómo lo hagamos. t3.?' IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. La conciencia de la muerte y la ansiedad que genera tiene importantes implicaciones para el tra-bajo grupal. La preocupación por vivir una vida plena en vez de existir mera mente, es un tema recurrente en muchos grupos. Normalmente abordo el tema animando a los miembros del grupo a preguntarse con honestidad como se sienten con respecto a la calidad de sus vidas. Después les sugiero que res-pondan a esta misma pregunta suponiendo que iban a morir en breve. ¿En qué se diferencian las dos respuestas?, ¿Han tomado decisiones que no han llevado a término o han ignorado oportunidades al azar?. Reflexionando sobre los asuntos pendientes, los participantes pueden llegar a reconocer que no están viviendo el tipo de vida que desearían y pueden ser capaces de iden-tificar las razones de esta existencia insatisfactoria. Algunas veces los sueño referidos a la propia muerte pueden simbolizar la llegada de la finalización de una fase de la vida, de algún interés, trabajo o relación. Considero válido ampliar el concepto de muerte física a otros tipos de muerte. Aunque permanezcamos físicamente vivos, podemos estar muertos o moribundos en importantes áreas de nuestra vida. Quizá somos insensibles a nuestros sentimientos o nos hallamos atrapados en roles de mala muerte Hemos perdido nuestra curiosidad intelectual y el entusiasmo adoración por TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 305 la vida. Quizá nuestras relaciones con las personas significativas se caracterizan por la rutina y por las acciones desvitalizantes. Lo que hacemos ha podido perder su sentido. Un grupo puede ser un buen contexto para reconocer las áreas en las que nos hemos estancado y para confrontamos a nosotros mismos con lo que deseamos cambiar y hacer brillar otra vez. El proceso de cambio conlleva siempre la muerte de algunas partes de nosotros para dejar espacio al nuevo crecimiento, y el crecimiento nos exige voluntad para abandonar las formas de ser que nos son familiares. Podemos necesitar que transcurra un período de duelo por nuestras pérdidas antes de avanzar y establecer patrones nuevos. Los grupos ofrecen un contexto seguro para expresar esta tristeza, para explorar la ambivalencia que normalmente acompaña al cambio y para experimentar las nuevas formas de ser. EJEMPLO. En otra de mis obras, / Never Knew I Had a Cholee (Corey & Corey, 1993), comento el concepto de libertad en la muerte, la idea de que incluso al morir tenemos la posibilidad de escoger con respecto a cómo nos enfrentamos y manejamos lo que nos sucede. Según escribía este apartado del libro, un amigo y miembro de un grupo anterior, Jim Morelock, estaba muriéndose y me permitió usar su nombre y compartir algunos de los momentos significativos de su muerte. Jim tenía 25 años de edad. Estaba rebosante de vida y parecía esperarle un futuro brillante cuando descubrió que sufría un tipo raro de cáncer. En el grupo Jim comentaba sus temores a la muerte y expresaba su rabia por el hecho de no ser capaz de poner en práctica mucho de lo que había aprendido sobre sí mismo porque su tiempo era limitado. En palabras suyas: "He aprendido por fin que tengo mucho que ofrecer y que merezco ser querido. ¡Me encantaría seguir dando vueltas y disfrutar de todas esas personas que me quieren!". Su propio empeño y el interés activo en la vida, así como la terapia y la experiencia grupal capacitaron a Jim para encarar la muerte con valor y para infundirle sentido. Incluso después de saber que su enfermedad era terminal, continuaba estudiando en la universidad porque le gustaba el contacto con las personas. Decidió no permanecer en el hospital y no someterse a la quimioterapia, fundamentalmente porque no deseaba prolongar su vida si no le permitía vivirla plenamente. Jim decidió aceptar a Dios en su vida, lo que le dio paz y serenidad. Hizo la mayoría de las cosas que quiso hacer, manteniendo un interés activo en la vida y en el mundo que le rodeaba. Jim se preocupó de los asuntos pendientes más que ninguna otra persona que yo conozca. Dijo todo lo que quiso decir a su familia y a los amigos cercanos y arregló todos los preparativos de su funeral, incluso pidió a su esposa, Marianne, que agradeciera a todos la asisitencia al funeral. Jim me demostró que su estilo de muerte no era diferente de su estilo de vida y con él he aprendido mucho sobre la muerte y sobre la vida. Poco antes 306 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO de su muerte, Jim me dijo que no se lamentaba de la vida que había tenido porque en sus cortos 25 años había vivido más plenamente que muchas personas mayores. Mencionó también que aún careciendo de la posibilidad de elegir nuestras pérdidas al morir, podíamos todavía escoger nuestra actitud hacia la muerte. La Búsqueda de Sentido La lucha por percibir la sensación de significado y propósito de la vida es una característica distintiva de los humanos. Buscamos un sentido y una identidad personal y se nos plantean cuestiones existenciales: "¿Quién soy?, ¿A dónde voy y por qué?, ¿Por qué estoy aquí?, ¿Qué es lo que da sentido y finalidad a mi vida?". Para los existencialistas, la vida no tiene en sí misma un significado positivo; depende de nosotros crear ese significado. Mientras luchamos en un mundo que muchas veces parece absurdo y carente de sentido, desafiamos valores que nunca antes hemos desafiado, descubrimos nuevas facetas de nosotros mismos, tratamos de reconciliar conflictos y discrepancias y al hacerlo, creamos nuestro significado en el mundo. Frankl ha dedicado su carrera a desarrollar un enfoque existencial de terapia que se basa en el papel del sentido de la vida. Según Frankl, el problema humano más central es descubrir el sentido que guiará toda la vida. En base a su experiencia clínica y al estudio, Frankl concluye que la carencia de un sentido es la mayor fuente de estrés y ansiedad existencial de los tiempos modernos. Concibe la neurosis existencial como la experiencia de la carencia de un sentido. Muchas personas acuden a la terapia a consecuencia de un vacío existencial, o un sentimiento de vacío interno que procede de la carencia de un sentido. Por lo tanto, en opinión de Frankl, la terapia debería estar diseñada para ayudar a los clientes a encontrar un significado o un sentido en sus vidas. Frankl (1963) dice que existen muchas formas para hallar sentido, mediante el trabajo, el amor, el sufrimiento y la ayuda a otras personas. Según el autor, la función del terapeuta no consiste en advertir a los clientes cual podría ser su sentido particular en la vida sino animarles para que sean ellos quienes lo descubran. Cree que incluso el sufrimiento puede ser una fuente de crecimiento y si disponemos del valor para experimentar nuestro sufrimiento, podemos encontrar significado en ello. El sufrimiento puede convertirse en logro según la posición que adoptemos ante él. Confrontando el dolor, el despecho y la muerte y tratando de comprender su significado para nuestras vidas, convertimos en triunfos los aspectos negativos de la vida. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. En los grupos se examinan con mucha frecuencia la búsqueda del sentido de la vida y, vinculado a TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 307 la misma, el desafi'o y abandono de valores cuyos sentidos no son ya útiles. Muchos participantes manifiestan preocupación por el abandono de viejos v alores sin haber encontrado nuevos más acordes que los reemplacen. Algunas personas viven con un sistema de valores que nunca han puesto en tela de juicio, que les vino dado y simplemente lo incorporaron. Otros han perdido su propia identidad sometidos a la presión grupal, negando así su realidad interna para acomodarse a las tradiciones sociales. Una de las tareas del proceso terapéutico consiste en confrontar a los clientes con pruebas que les permitan comprobar que se hallan viviendo con valores no cuestionados y que no contribuyen a una vida significativa. Nosotros no somos responsables de haber adquirido valores que no favorecen la búsqueda de un sentido, pero evidentemente somos responsables de permanecer adheridos a los mismos y de no encontrar nuevos. Algunas cuestiones útiles que pueden ser examinadas en el contexto grupal son: "¿Te gusta la dirección de tu vida?. En caso negativo, ¿Qué haces para mejorarla?" * "¿Cuáles son los aspectos de tu vida que más te satisfacen?" "¿Qué te impide hacer lo que realmente deseas?" * * Con el apoyo del grupo, los participantes pueden encontrar la fuerza para crear un sistema de valores internamente derivado que sea coherente con su forma de ser. Este proceso genera normalmente ansiedad, por lo menos durante un tiempo, y se hallarán indecisos en ausencia de valores definidos." La tarea del terapeuta consiste en recordar a estas personas que aprender a desarrollar la auto-confianza necesaria para mirar en uno mismo, descubrir los valores propios y vivir de acuerdo con ellos, es un proceso largo y difícil y requiere determinación y paciencia. EJEMPLO. Priscilla fue educada con valores extremadamente convencionales y nunca los había cuestionado. Se sentía obligada a ser una "auténtica dama" en todo momento, como si sus padres la estuvieran observando. Cada vez que hacía algo que pensaba, no contaba con la aprobación de sus padres, parecía "oír a su madre y a su padre hablando", diciéndole lo que debía hacer y lo que debía sentir. En varias tareas grupales, adoptó el rol de sus padres sermoneándonos al resto sobre cómo deberíamos cambiar nuestras formas. En un momento le pedí que actuara como si no tuviera otra elección que ser siempre la dama adecuada y elegante que sus padres esperaban de ella y que exagerara esta conducta frente al grupo durante varias sesiones. Después manifestó que hacerlo "le daba asco" y que cambiaría independientemente de lo que le costara. Aunque Priscilla seguía respetando algunos de los valores centrales que había aprendido en la familia, deseaba la libertad para retener 308 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO algunos de esos valores y desechar otros sin sentirse culpable. Su trabajo en el grupo y fuera de él le proporcionó la libertad necesaria para elaborar su propia muestra de valores, valores que eran significativos para ella y que le permitían vivir en base a sus propias expectativas y no en base a expectativas ajenas. La Búsqueda de Autenticidad El teólogo Paul Tillich (1952) usa la frase "el coraje de ser" para transmitir la esencia del espíritu necesario para afirmamos y para vivir desde dentro. Descubrir, crear y mantener el núcleo en la profundidad de nosotros mismos es una lucha difícil e interminable. Según van Deurzen-Smith (1988), tal autenticidad es más un proceso que un resultado estático final. En resumen, se trata de ser sinceros con nosotros mismos. Vivir auténticamente implica dedicarnos a hacer lo que nosotros consideramos significativo. Este tipo de vida proporciona una profunda sen sación de paz interior; de cualquier modo, la autenticidad no es fácil de lograr. Sólo cuando dejamos de intentar curarnos de las paradojas de la vida. dice van Deurzen-Smith, podemos estar completamente vivos. La autora sugiere que "la tierra es un lugar en algún sitio entre el cielo y el infierno. i donde se puede tener mucho dolor y mucha alegría y donde cierto grado de i sabiduría puede cambiarlo todo" (1988, p. 238). Cuando tenemos una existencia auténtica, continuamente logramos ser la i persona que somos capaces de ser. Vivir auténticamente conlleva también I conocer y aceptar los propios límites. El "Sermón de la Serenidad" ofrece un I buen ejemplo de este conocimiento y aceptación: "Dios me concedió la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para advertir la diferencia". Una cita con un sentido diferente, que Frankl tiende a usar es la admonición de Goethe: "Si tomamos al hombre tal y como es, lo empeoramos; pero si lo tomamos como debería ser, le ayudamos a llegar a ser lo que puede ser". Frankl concibe que la tarea del terapeuta es desafiar a los clientes para que lleguen a ser auténticos y completos implicándose y comprometiéndose en sus vidas. Su logoterapia, relacionada con las dimensiones espirituales y aspiraciones superiores de las personas, proporciona la inspiración que permite buscar continuamente el coraje necesario para vivir auténticamente. La esencia de la propia definición se registra en un refrán que leí en una iglesia en Hawaii: "Lo que eres es un regalo de Dios para tí, lo que haces de tí mismo es el regalo que haces a Dios". Las personas que ignoran sus dictados internos en una búsqueda perenne de la conformidad se pierden en los valores estándars de otros. Uno de los temores más comunes expresados por las personas en los grupos se refiere a observarse honestamente y descubrir que "sólo somos cascaras vacías sin TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 309 ningún núcleo ni sustancia". Por lo tanto, temen eliminar las máscaras y pretextos porque una vez perdidos éstos, no quedará nada. La culpa es un concepto relacionado con la falta de autenticidad. La culpa existencial brota de la sensación de ser incompleto y de comprobar que estamos observando nuestra vida a través de unos ojos ajenos. Por último, la pérdida de la sensación de ser produce la enfermedad psicológica hasta el punto de permitir a otras personas que diseñen nuestra vida y nosotros experimentamos una existencia restringida. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. Un grupo proporciona un contexto poderoso para observarse a sí mismo, decidir el grado en que uno es una persona en pleno funcionamiento en vez de el reflejo de lo que otros esperan y considerar las decisiones que pueden ser más auténticamente propias. Los miembros pueden compartir abiertamente sus temores ante la posibilidad de vivir de forma incompleta y comprobar cómo han comprometido su integridad. El grupo ofrece muchas oportunidades para abordar los retos de la vida. Los miembros pueden descubrir gradualmente las formas a través de las cuales han ido perdiendo su dirección y pueden empezar a ser más sinceros consigo mismos. Aprenderán que los otros no pueden proporcionarles respuestas fáciles a los problemas de la vida. Realmente, el terapeuta del grupo existencialista no prescribe soluciones fáciles porque sabe que esto es incoherente con la ayuda a los miembros para que vivan de forma auténtica. EJEMPLO. El caso de Marta, quien a los 45 años de edad había dedicado la mayor parte de su vida a su familia, representa una situación característica de muchas mujeres que han participado en mis grupos y seminarios de crecimiento personal. Durante la mayor parte de su vida había dependido casi totalmente de sus roles, de esposa, madre y encargada de las tareas del hogar, como fuentes de identidad. Cuando sus hijas e hijos se matricularon en la escuela superior y después en la universidad y posteriormente abandonaron la casa, empezó a preguntarse cada vez con más frecuencia: "¿Hay algo más en la vida que lo que he hecho hasta el momento?, ¿Quién soy yo, además de los roles que he llevado a cabo responsablemente?, ¿Qué quiero hacer con el resto de mi vida?". Marta volvió a la universidad y se graduó en servicio social y psicología, un momento clave en su vida por la cantidad de nuevas puertas que sus estudios le abrieron. Inició diversos proyectos que enriquecieron su vida, incluyendo un trabajo especializado con ancianos. A través de su programa de estudios, participó en multitud de seminarios intensivos de crecimiento personal, que le proporcionaron la oportunidad de formularse preguntas como: "¿Dispongo del valor suficiente para descubrir si puedo crear una nueva identidad para mí?, ¿Seré capaz de soportar las presiones familiares para seguir 310 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO siendo lo que ellos desean?, ¿Puedo dar a los otros y al mismo tiempo recibir yo misma?". Estas preguntas indicaban la creciente conciencia de Marta de la necesidad de ser una persona con su propio derecho y de su deseo de vivir una existencia auténtica. Las preguntas que se formulaba mostraban también su conocimiento sobre las dudas y luchas que uno debe resolver por sí mismo cuando es libre para escoger. Aislamiento y Relación •■;; * Los existencialistas creen que en última instancia estamos solos, que sólo nosotros podemos dar sentido a nuestras vidas, decidir cómo vamos a vivir, encontrar nuestras propias respuestas y decidir si seremos o no seremos. Como la conciencia de nuestra soledad produce miedo, algunos de nosotros tratamos de evitarlo iniciando relaciones superficiales y actividades frenéticas, confiando en que así se eliminará nuestro temor y angustia. Los seres humanos tenemos también la posibilidad de experimentar nuestra soledad e intentar encontrar un centro de significado y dirección dentro de nosotros mismos. Sólo si hacemos esta elección y tenemos éxito en el establecimiento de nuestra propia identidad como individuo podemos relacionarnos genuina y significativamente con los otros. Debemos permanecer solos antes de estar realmente cerca de otros. Existe una paradoja en la proposición de que las personas estamos existencialmente solas y acompañadas. Sin embargo, es esta misma paradoja la que describe la condición humana. Nosotros somos seres sociales y dependemos de las relaciones interpersonales para desarrollar nuestra naturaleza humana. Tenemos el deseo de la intimidad, la esperanza de ser significativo en el mundo de otra persona y el deseo de sentir que la presencia de otra persona es importante en nuestro mundo. Pero, si no somos capaces de estar solos y encontrar nuestra propia fortaleza dentro de nosotros mismos, no podemos mantener relaciones valiosas con otros, basadas en la complementa-ción y no en la deprivación. IMPLICACIONES PARA EL TRABAJO CRUPAL. En los grupos, los participantes tienen la oportunidad de relacionarse con otros de formas significativas, aprender a ser ellos mismos en compañía de otras personas y encontrar refuerzo y validez en las relaciones que establecen. Aprenden también que no pueden encontrar en los otros las respuestas sobre el sentido y propósito de la vida. Si su lucha por la auto-conciencia tiene éxito, llegan a reconocer que independientemente del valor de las relaciones, en última instancia se hallan solos. Las amistades que establecen los participantes en el grupo son valiosas porque a través de éstas, los miembros aprenden a relacionarse fuera del TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 311 grupo. En un grupo, las personas reconocen sus propias luchas en los otros y esto normalmente genera vínculos. Aunque acepten que en última instancia se hallan solos, reconocen también que no se hallan solos en sus luchas y que los otros, también, tratan de analizarse valientemente para establecer sus propias identidades. EJEMPLO. El caso de Zeke muestra que una persona puede estar con otras y al mismo tiempo estar muy sola. Durante una sesión grupal, Zeke dijo que se sentía ajeno a todos los miembros restantes del grupo y se describió a sí mismo como un "espectador que parece fuera de sitio". Le pregunté si deseaba experimentar la sensación de separación real del grupo y observarnos desde la distancia. Accedió a abandonar el recinto, se sentó en el balcón y observó lo que ocurría a través de la ventana. Le pedí que fuera consciente de lo que pensaba y sentía mientras permanecía fuera observando. Le pedimos que volviera al grupo cuando estuviera dispuesto a hablar sobre lo que había experimentado mientras permanecía fuera. Cuando volvió, Zeke dijo que por primera vez se había percatado de la seguridad que le proporcionaba el rol de espectador y que estaba dispuesto a hacer algo diferente. Le pregunté si estaría dispuesto a acercarse a todas las personas del grupo y completar estas dos frases: "Una forma de mantenerte alejado ha sido ...", "Una forma de mostrarme más cercano contigo es ...". Después de "hacer la rueda" describió las circunstancias en las que se sentía normalmente solo, incluso aunque se hallara rodeado de personas. Comentó su deseo de lograr intimidad y sus temores para acercarse a las personas. Su trabajo en el grupo había intensificado sus esfuerzos por mantenerse alejado pero por último produjeron el deseo de cambiar. ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA A diferencia de muchos otros enfoques el modelo existencial hace más énfasis en que el cliente experimente el momento presente que en emplear una muestra particular de técnicas. May (1983) asegura que la técnica persigue la comprensión. Esto significa que la principal tarea del terapeuta consiste en estar con el cliente y entender su mundo subjetivo. Las cuestiones referentes a las técnicas terapéuticas se subordinan a esta búsqueda de comprensión. No existen técnicas "correctas" en este enfoque, porque la tarea se consigue mediante el encuentro terapéutico entre el cliente y el terapeuta. Desde el punto de vista existencial, la terapia es una asociación y una aventura compartida entre el terapeuta y el cliente. Para desarrollar esta asociación, el terapeuta se centra en el lado humano de la relación persona-a-persona. Desde la perspectiva existencial, los terapeutas deben aportar su propia subjetividad a su trabajo y es fundamental que muestren que están presentes 312 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO si desean desarrollar una relación terapéutica efectiva con los miembros. Uno de los roles que corresponden al terapeuta existencial consiste en crear la alianza terapéutica, porque se supone que el cambio vendrá dado por la relación en sí. Este clima favorecedor del cambio no se producirá si el terapeuta mantiene una orientación estrictamente objetiva, si se halla psicológicamente ausente del grupo y si es meramente un técnico especialista pero impersonal. Bugental (1987) expresa así de bien esta idea: La alianza terapéutica es la poderosa unión de fuerzas que apoya y fortalece el largo, difícil y frecuentemente doloroso trabajo de la psicoterapia. La concepción del terapeuta no se corresponde aquí con el técnico-observador desinteresado, sino el de una compañía humana completamente viva para el cliente. En este sentido mi opinión se opone visiblemente a la concepción tradicional del terapeuta como director experimentado pero objetivo del proceso terapéutico [p. 49]. - I,' El terapeuta del grupo existencial es libre para emplear las técnicas de otras orientaciones que considere procedentes. En su comentario sobre el rol del terapeuta, van Deurzen-Smith (1990a) señala que el enfoque existencial es conocido por su orientación antitécnica. La autora subraya la importancia de que los mismos terapeutas alcancen suficiente profundidad y apertura en sus propias vidas que les permita aventurarse con los clientes sin perderse. Van Deurzen-Smith manifiesta que el terapeuta que se halla a completa disposición de los clientes mientras éstos examinan sus aspectos más profundos, transmite también que su propio ser está sujeto a cambio. En el esfuerzo terapéutico, tanto los miembros como el terapeuta del grupo pueden transformarse si se permiten el contacto con la vida. En el contexto grupal, el cambio no se origina sólo en la relación con el terapeuta sino también en las relaciones con los otros miembros. Así pues, el rol principal del terapeuta es potenciar las relaciones significativas entre los participantes. Esto puede hacerse ayudándoles a centrarse en los problemas existenciales básicos y proporcionándoles un clima que favorezca el examen profundo de los mismos. La comunidad terapéutica se establece así, en base a las luchas comunes que comparten los participantes. Los miembros se comprometen a confrontarse unos a otros en presencia de potenciales indebidamente empleados y conductas no auténticas y a apoyarse entre sí en el esfuerzo común por abrirse el propio camino. El terapeuta establece no el tono del grupo mediante la aplicación de técnicas o haciendo algo sino siendo y llegando a ser alguien. Mullan (1978) describe el modo en que los desafíos del terapeuta del grupo provocan los cambios de personalidad en los miembros (incluyendo cambios de pensamiento, sentimiento y conducta). Las sesiones del grupo tienden a modificar las formas convencionales de percibir el mundo de los miembros. Cuando su TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 313 status quo es sacudido, tienen más oportunidades para enfrentarse a sí mismos y cambiar. EVALUACIÓN DEL ENFOQUE EXISTENCIAL Contribuciones y Puntos Fuertes del Enfoque Desde una perspectiva conceptual valoro muchas características del enfoque existencial y las he incorporado a mi práctica. Yo trabajo en base al presupuesto de que las personas disponen de la capacidad de aumentar la auto-conciencia y que la expansión de la conciencia produce una mayor libertad para elegir las propias direcciones en la vida. Comparto con los existen-cialistas la idea de que no somos un manojo de instintos ni el producto del condicionamiento. Por ello, baso mi trabajo grupal en la premisa de que las personas no deben permanecer como víctimas de su pasado o del mundo extemo y que disponen del poder para decidir por sí mismos y actuar, con el fin de que sus vidas les pertenezcan y no sean el reflejo de las expectativas de otras personas. En mi caso, este presupuesto influye en la dirección de grupos diversos de víctimas de violación, crimen y otras formas de abuso. Aunque reconozco que las personas pueden ser víctimas de fuerzas ajenas a ellas mismas, creo también que el enfoque existencial puede ayudar a tales individuos a recuperar o adquirir la sensación de poder. Valoro el enfoque existencial porque ha vuelto a colocar a la persona en el centro y porque va dirigido a la cuestión central del significado del ser humano. Este enfoque humaniza la psicoterapia y reduce las posibilidades de que se convierta en un proceso mecánico en manos de técnicos. Aprecio especialmente que el terapeuta se halle completamente presente en el encuentro terapéutico. Esta presencia completa implica acceder a los propios sentimientos y ser capaz de expresarlos adecuadamente y en el momento preciso. Bugental (1987) mantiene que la sensibilidad, la presencia y el interés del terapeuta incita a los clientes a descubrir los factores nucleares de la vida contra los que luchan. Si los terapeutas no se implican humanamente en su trabajo, sus clientes no se sentirán apoyados mientras efectúan las dolorosas y temibles auto-confrontaciones necesarias para producir cambios vitales. Este enfoque me motiva y supone un reto para mí como terapeuta al incluir en mi trabajo mis experiencias propias y mi naturaleza humana. Me permite cuestionar mi propio modo de existencia, porque yo no sería genuino con los otros ni les ayudaría a encarar sus problemas existenciales sin hacer lo mismo con mi propia vida. Mi voluntad a permanecer abierto a mis propias luchas determina el grado en que puedo influir significativa y positivamente en los otros miembros del grupo. Coincido también con los existencialistas en que las técnicas persiguen la 314 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO comprensión, porque esto reduce el peligro de abusar de las técnicas. Muchas veces los terapeutas introducen técnicas sólo "para mantener en marcha" al grupo. Cuando el centro de interés reside en la comprensión del mundo del participante, el terapeuta se dedica en primer lugar a captar genuinamente los problemas nucleares de los otros y después a aplicar ciertas técnicas para ayudar a los participantes a examinar estas luchas más completamente en el grupo. Los terapeutas de orientación existencial pueden extraer técnicas de la mayoría de los enfoques comentados en esta obra. Van Deurzen-Smith (1990a) manifiesta que es posible combinar el trabajo existencial con enfoques tales como el psicoanalítico, el centrado en la persona y la Gestalt. En mi propia práctica, creo tener fuertes inclinaciones existenciales y uso técnicas extraídas de sistemas como el psicodrama, la terapia adleriana, la terapia Gestalt, la terapia cognitivo-conductual y la terapia realista. Van Deurzen-Smith (1990a) identifica los clientes y los problemas más apropiados para el enfoque existencial. Esta es una forma de terapia para ayu dar más a los clientes que se muestran interesados y comprometidos por el manejo de sus problemas vitales que para curar patologías. El enfoque es de particular relevancia para las personas que se sienten alienadas por las expec tativas corrientes de la sociedad o para aquellos que buscan un sentido en sus vidas. Tiende a ser útil para las personas que se hallan en una encrucijada, manejando los cambios de circunstancias personales como la muerte de un ... ;> familiar o la pérdida del puesto de trabajo. Van Deurzen-Smith cree que la terapia existencial es más útil para los individuos que desean desafiar su status quo en el mundo. Puede ser apropiado para las personas que se encuentran en el límite de la existencia como las personas a punto de morir, las personas que sufren una crisis evolutiva o situacional y aquellas que están iniciando una nueva fase vital. Bugental y Bracke (1992) señalan que el valor y la vitalidad de un enfoque psicoterapéutico dependen de su capacidad para ayudar a los clientes a manejar las fuentes de dolor e insatisfacción de sus vidas. Añaden que la orientación existencial es particularmente idónea para ofrecer ayuda significativa a los individuos que se encuentran experimentando una falta de conciencia de ser. Cushman (1990) se refiere al self vacío, cuyo vacío es el resultado de no prestar atención a nuestra voz interna o de no confiar en nuestro propio sentido de dirección. Este vacío se manifiesta de muchas formas: a través de la depresión, a través de la falta de metas en la vida, a través de la falta de prioridades claras, en la adicción a alimentos o drogas y por otros medios para cubrir dicha carencia. Muchos miembros de los grupos manifiestan sentir un agujero en sus vidas y aunque tratan de rellenar este vacío, no se sienten satisfechos. Salvo que confronten sus temores y las fuentes que bloquean su habilidad para vivir plenamente, seguirán luchando en vano por eliminar el dolor creado por el vacío interno. Un TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 315 grupo existencial puede ser el medio para motivar a los miembros a enfrentarse valientemente a sí mismos y a manejar los aspectos no auténticos de su existencia. Limitaciones del Enfoque Muchos de los conceptos existenciales son bastante abstractos y difíciles de aplicar en la práctica. ¡Los teóricos existencialistas como Kierkegaard, Heidegger y Sartre no se dirigían en sus obras a los terapeutas!. El existencia-lismo se inició como un movimiento filosófico formal y aunque de él se derivaron enfoques psicológicos y psiquiátricos, su naturaleza filosófica sigue dominando. Los terapeutas de grupo que no disponen de una inclinación filosófica tienden a valorar los conceptos existencialistas como grandilocuentes y abstractos. Incluso los terapeutas que coinciden con las ideas centrales de esta perspectiva se encuentran con problemas para aplicar estos conceptos a la práctica del trabajo grupal. En relación a esta crítica, van Deurzen-Smith (comunicación personal, 22 de Octubre, 1992) observa que la cuestión no reside en aplicar la filosofía existencialista sino en permitir que ésta eduque a los terapeutas para que se concentren en los aspectos prácticos de la vida que son relevantes para todos los seres humanos. En este mismo orden, el trabajo de un grupo existencial tiene poco que ver con el existencialismo pero mucho con todo lo que concierne a la vida. Lo dicho no implica que el enfoque existencial se limite a la intelectuali-zación. Evidentemente, se centra en fenómenos subjetivos como las impresiones, ideas, intuiciones y sentimientos básicos de las personas. Como señala van Deurzen-Smith (1990a), algunos terapeutas existenciales tienden a enfatizar los aspectos cognitivos de los problemas del cliente y algunos clientes se sienten atraídos por el enfoque creyendo que pueden evitar la exposición de sus sensaciones, sentimientos e intuiciones. La autora sugiere que un buen terapeuta existencial debería contemplar todos estos niveles de la experiencia humana, porque la apertura a estos aspectos del ser es un requisito para la auto-comprensión. A continuación se sintetizan algunas limitaciones más que se atribuyen al enfoque existencial identificadas por van Deurzen-Smith (1990a): * No es particularmente relevante para las personas desinteresadas en el examen de los supuestos básicos y con escasa inclinación a examinar los fundamentos de la existencia humana. * Los clientes que desean el alivio de los síntomas específicos o que buscan métodos de resolución de problemas no encontrarán mucha utilidad en esta orientación. * El terapeuta existencial funciona como consultor que puede proporcio- 316 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO nar ayuda a los clientes para encarar la verdad de sus vidas. Para aquellos que perciben al terapeuta como al director que les guía o como al sustituto del progenitor, este enfoque tendrá poco que ofrecer * Ser un terapeuta existencial efectivo requiere un gran grado de madurez, experiencia vital y formación y supervisión intensiva. Es fácil prever los peligros derivados de un terapeuta que sólo dispone de conocimientos superficiales de este enfoque y que se engaña a sí mismo y a los clientes tratando de pensar que posee la sabiduría requerida. Aplicación del Enfoque Existencial a las Poblaciones Multiculturales ! Según van Deurzen-Smith (1990a), como el enfoque existencial no dicta una forma particular de percibir o relacionarse con la realidad, es muy apropiado para ser aplicado a personas que viven en una cultura diferente o para individuos diversos con respecto a la clase, etnia o raza. Una cualidad de este enfoque es su flexibilidad en el estilo terapéutico. Los terapeutas existencia-Íes están dispuestos a modificar su estilo cuando la situación lo requiera. Además, tratan de liberarse de sus preconcepciones y prejuicios tanto como les sea posible. Respetan la naturaleza única de la situación particular de cada cliente. Los clientes que deseen participar en una experiencia grupal experimentan normalmente sufrimiento psicológico y a menudo sufren una crisis y se sienten impotentes. Además de esta impotencia, sienten que sus vidas se hallan fuera de su control. Por ejemplo, una mujer de quien su marido abusa repetidas veces puede haberse convencido de que no existen más opciones para ella y que debe aceptar cualquier tratamiento que su marido le propine. Puede incluso desechar la idea de pensar en abandonar una relación abusiva por temor a lo que podría suceder con sus hijos y con ella. Si esta mujer se halla en el grupo, puede mostrar reservas a hacer referencia a su compañero por miedo a que los otros reciban una impresión "equivocada" de él. Esto sería aún más grave si ella procediera de un grupo minoritario y los miembros restantes fueran de una raza, etnia o antecedentes culturales distintos. Sin embargo, si tal mujer es capaz de manejar sus temores y reservas para comentar su situación, la experiencia grupal puede ser la fuerza que le ayude a considerar las alternativas y a examinar el precio que está pagando por permanecer con esta relación así como el precio que pagaría por dejarla. En tales casos, es útil examinar los valores previos del individuo y ayudarle a determinar si dichos valores son favorables para ese individuo y para su familia. Por último, dependerá de ella decidir de qué forma puede modificar la situación. Si prestamos atención a lo que nos transmiten los clientes en referencia a lo que desean, podemos operar dentro de un marco existencial. Nuestra tarea TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 317 consiste entonces en animar a los clientes a examinar las consecuencias de lo que están haciendo con sus vidas. Asumir una orientación existencial no significa que debamos sermonear a los miembros del grupo sobre los valores de la auto-conciencia, la libertad y la responsabilidad; tampoco se trata de transmitir otros valores. Un enfoque existencial es particularmente relevante para las situaciones multiculturales porque no impone ciertos valores o significados, más bien examina los valores y significados del cliente. Uno de los puntos fuertes del enfoque existencial para los terapeutas que trabajan con clientes procedentes de diversas culturas es el valor que el enfoque concede a la comprensión de la perspectiva que estos clientes tienen de la realidad y el marco de referencia que usan en la atribución de sus significados a las experiencias vitales. Ibrahim (1985, 1991) subraya la importancia de la comprensión que el terapeuta tiene de su propia visión del mundo y también de la de los clientes como requisito imprescindible para una terapia transcultural. La autora ha elaborado un marco para entender diversas visiones del mundo y las categorías existenciales universales que les corresponden. La cinco categorías existenciales se refieren a la naturaleza humana, a las relaciones humanas, a las relaciones con la naturaleza, a la orientación en el tiempo y a la orientación de las actividades. Las cinco preguntas correspondientes son: 1. ¿Cómo se caracteriza y define la naturaleza humana? (¿Se percibe la naturaleza humana como mala?, ¿buena y mala?, ¿buena?). 2. ¿Cómo se definen las relaciones humanas? (¿Son las relaciones lineales/jerárquicas?, ¿colaterales/mutuas?, ¿individualistas?). 3. ¿Cuál es la relación de las personas con la naturaleza? (¿El interés reside en la armonía, en la sumisión, en el control?, ¿Cuál es el poder de la naturaleza?). 4. ¿Cuál es el foco temporal de la vida humana?(¿existe un foco en el pasado, presente o futuro?). 5. ¿Cuál es la modalidad de la actividad humana? (¿El énfasis se halla en el ser, en el llegar a ser o en el hacer?). Este modelo tiene implicaciones para los terapeutas de orientación existencial porque les ayuda a respetar los diferentes elementos que constituyen la filosofía de la vida de un cliente. Con esta comprensión de las diferentes visones del mundo, los terapeutas de grupo se hallan en la posición de poder establecer con los clientes metas de mutuo acuerdo que proporcionarán la dirección para el cambio. El enfoque existencial presenta algunas limitaciones cuando se aplica a poblaciones multiculturales en entornos grupales. Algunos clientes creen que carecen de la posibilidad de elección o que incluso disponiendo de tal liber- 318 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO tad, los factores sociales (como el racismo, la discriminación y la falta de oportunidades) limitan severamente su capacidad para elegir por sí mismos. Los terapeutas de orientación existencial deberían tener en cuenta los factores socioculturales que restringen las posibilidades de elección de sus clientes. Al trabajar con clientes minoritarios es importante manejar los factores de supervivencia. Tales clientes pueden estar originalmente motivados por la necesidad de seguridad y supervivencia y pueden solicitar ayuda para satisfacer sus necesidades básicas. Estos clientes pueden necesitar ayuda para cuidar de sus hijos, manejar las crisis familiares o manejar con efectividad el desempleo. Diciendo simplemente a los clientes que disponen de la posibilidad para mejorar su vida no se les ayuda y es probable que reciban un impacto negativo. Estos aspectos de la vida real pueden constituir el centro de interés del trabajo grupal, suponiendo que el terapeuta esté dispuesto a ello, y pueden hacerse desarrollando intervenciones que ayuden a los clientes a iniciar la acción incluso aunque sólo sean pequeños pasos hacia el cambio. Además de trabajar en favor del cambio personal, el terapeuta del grupo hace lo posible para modificar las situaciones ambientales que contribuyen incrementando los problemas del cliente. REFERENCIAS Y LECTURAS ADICIONESLES Atkinson, D. R., Morten, G., & Sue, D. W. (1993). Counseling American minorities: A cross-cultural perspectiue (4th ed.). Madison, WI: Brown & Benchmark. Atkinson, D. R., Thompson, C. E., & Grant, S. K. (1993). A three-dimensional model for counseling racial/ethnic minorities. The Counseling Psychologist. 21(2), 257-277. Brazier, D. (1992). Eigenwelt and Gegenwelt: Authenticity in counselling and chotherapy. Journal of the Society for Existential Analysis, 3, 84-93. Bugental, J. F. T. (1978). Psychotherapy and process: The fundamentáis of an existential-humanistic approach. Reading, MA: Addison-Wesley. Bugental, J. F. T. (1986). Existential-humanistic psychotherapy. In I. L. Kutash & A Wolf (Eds.), Psychotherapist's casebook (pp. 222-236). San Francisco: JosseyBass. *Bugental, J. F. T. (1987). The art of the psychotherapist. New York: Norton. Bugental, J. F. T., & Bracke, P. E. (1992). The future of existential-humanistic psychotherapy. Psychotherapy, 29(1). 28-33. Burton, A. (1967). Modem humanistie psychotherapy. San Francisco: Jossey-Bass. Comas-Días, L. (1992). The future of psychotherapy with ethnic minorities. Psyehotherapy, 29(1), 88-94. *Corey, G., & Corey, M. (1993). I never knew I had a choiee (5th ed.). Pacific Grove, CA: Brooks/Cole. Cushman, P. (1990). Why the self is empty: Toward a historically situated psychology. Ameriean Psychologist, 45(5), 599-611. *Deurzen-Smith, E. van (1988). Existential counselling in praetiee. London: Sage. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 319 *Deurzen-Sinith, E. van (1990a). Existential therapy. London, England: Society for Existential Analysis Publications. * Deurzen-Smith, E. van (1990b). What is existential analysis? Journal of the Soeiety for Existential Analysis, 1, 6-14. Deurzen-Smith, E. van (1991). Ontological insecurity revisited. Journal of the ' Soeiety for Existential Analysis, 2, 38-48. Deurzen-Smith, E. van (1992). Dialogue as therapy. Journal of the Soeiety for Existential Analysis, 3, 15-23. Dryden, W. (Ed.). (1992). Hard-eamed lessons from counselling in action. London: Sage. *Frankl, V. (1963). Man's search for meaning. New York: Washington Square Press. *Gould, W. B. (1993). ViktorE. Frankl: Life with meaning. Pacific Grove, CA: Brooks/ Colé. Heidegger, M. (1962). Being and time (John Macquarrie & Edward Robinson, Trans.). New York: Harper & Row. Ibrahim, F. A. (1985). Effective cross-cultural counseling and psychotherapy: A framework. The Counseling Psyehologist, 13(4), 625-638. Ibrahim, F. A. (1991). Contribution of cultural worldview to generic counseling and development. Journal of Counseling and Development, 70(1), 13-19. Keen, E. (1970). Three faees of being: Toward an existential elinicalpsychology. New York: Appleton-Century-Crofts. *Lantz, J. (1993). Treatment modalities in logotherapy. International Forum for Logotherapy, 16(2), 65-73. May, R. (1953). Man's search for himself. New York: Norton. May, R. (Ed.). (1961). Existential psychology. New York: Random House. *May, R. (1989). Libertad y destino en psicoterapia. Bilbao: Desclée De Brouwer. May, R., & Yalom, I. (1989). Existential psychotherapy. In R. Corsini & D. Wedding (Eds.), Current psychotherapies (4th ed.). Itasca, IL: F. E. Peacock. Mullan, H. (1978). Existential group psychotherapy. In H. Mullan & M. Rosenbaum (Eds.), Group psychotherapy: Theory and practice (2nd ed.). New York: Free Press. Mullan, H. (1979). An existential group psychotherapy. International Journal of Group Psychotherapy, 29(2), 163-174. L. N. (1992). Existentialist philosophy: An introduction. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall. Raymond, D. (1991). Existentialism and the philosophieal tradition. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall. Rice, L. N., & Greenberg, L. S. (1992). Humanistic approaches to psychotherapy. In D. K. Freedheim (Ed.), History of psychotherapy: A century of change (pp. 197224). Washington, DC: American Psychological Association. Russell, J. M. (1978). Sartre, therapy, and expanding the concept of responsibility. The American Journal of Psyehoanalysis, 38, 259-269. Sartre, J.-P. (1971). Being and nothingness. New York: Bantam. Sue, D. W., & Sue, D. (1990). Counseling the culturally different: Theory and practice (2nd ed.). New York: Wiley. Tillich, P. (1952). The courage to be. New Haven, CT: Yale University Press. 320 EL ENFOQUE EXISTENCIAL DE GRUPO Vontress, C. E. (1979). Cross-cultural counsehng: An existential approach. Personnd and Guidance Journal, 58, 117-121. Vontress, C. E. (1988). An existential approach to cross-cultural counsehng. Journal of Multicultural Counseling and Deuelopment, 16, 73-83. Wilberg, H. P. (1992). The language of listening: Towards an ontology of communication. Journal of the Society for Existential Analysis, 3, 54-68. *Yalom, I. D. (1980). Existential psychotherapy. New York: Basic Books. C! t 10 El enfoque grupal centrado en la persona INTRODUCCIÓN El enfoque grupal centrado en la persona (originalmente conocido como psicoterapia centrada en la persona) fue elaborado por Carl Rogers. Se basa en el presupuesto de que los seres humanos tienden a moverse hacia la totalidad y la auto-realización y que los miembros individuales, así como el grupo en su totalidad, pueden hallar su propia dirección con un grado mínimo de ayuda por parte del terapeuta o "facilitador". El enfoque centrado en la persona subraya más las cualidades personales del terapeuta del grupo que las técnicas terapéuticas porque la principal función del facilitador es crear un clima fértil y curativo en el grupo. Esta terapia se concibe mejor como un "modo de ser" que un "modo de hacer". Rogers sintetiza del siguiente modo la esencia del enfoque: El enfoque centrado en la persona es fundamentalmente un modo de ser que encuentra su expresión en las actitudes y conductas que crean un clima favorecedor del crecimiento. Se trata más de una filosofía básica que de una simple técnica o método. Cuando se vive esta filosofía, ella ayuda a la persona a ampliar el desarrollo de sus propias capacidades. Cuando se vive, estimula también el cambio constmctivo de otros. Fortalece al individuo y cuando se siente este poder personal, la experiencia demuestra que tiende a ser usado para la transformación personal y social [1986b, p. 199]. 322 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA El facilitador establece el clima terapéutico creando una relación basada en ciertas actitudes como la comprensión empática correcta, la aceptación positiva incondicional, el interés no posesivo, la atención y la genuinidad. En la medida que el facilitador proyecta estas actitudes y surge un clima de aceptación e interés, se presupone que los miembros abandonarán sus defensas y trabajarán en favor de metas personalmente significativas, un proceso que en algún momento conducirá a la modificación apropiada y útil de la conducta. El enfoque contemporáneo centrado en la persona y aplicado al contexto grupal es el resultado de un proceso evolutivo que permanece abierto al cambio y a la mejora. Ciertas tendencias se remontan hasta hace 50 años. A principios de 1940 Rogers elaboró lo que se conoce como la terapia no directiva, en parte como reacción contra la terapia individual más directiva e interpretativa. Causó furor al cuestionar el presupuesto básico según el cual el terapeuta era el experto y el cliente quien adoptaba un rol pasivo. En este mismo orden, cuestionaba la validez de procedimientos terapéuticos tan frecuentes como la sugestión, el consejo, el diagnóstico y la interpretación. Una présima que se originó en sus primeras obras y que ha influido todos sus trabajos restantes es la confianza básica en la capacidad del cliente para progresar si se hallan presentes las condiciones adecuadas que favorecen el crecimiento. Según Rogers, en la naturaleza existe una tendencia actualizadora o una fuente central de energía que busca la realización y actualización, incluyendo el mantenimiento y el fortalecimiento del organismo. La fe en la experiencia subjetiva y la confianza en la naturaleza humana van mano con mano. Todo el marco de trabajo conceptual de las ideas de Rogers se deriva de su experiencia, según la cual los seres humanos son más merecedores de confianza una vez que se sienten comprendidos y respetados en un nivel profundo (Thome, 1992). Aunque la terapia centrada en la persona se ha modificado con los años, esta fe en la persona permanece desde su origen. La Relación entre la Terapia Existencia! y la Psicología Humanista En el capítulo anterior se han presentado algunos conceptos claves de la terapia existencial, muchos de los cuales parecen coincidir con los temas humanistas planteados por Rogers y otros. Es obvio que Rogers construyó algunas nociones de su práctica terapéutica en base a algunos principios exis-tenciales como el significado del ser humano, el equilibrio entre la libertad y la responsabilidad y la relación cliente/terapeuta como clave para el cambio. Tanto la terapia centrada en la persona como la terapia Gestalt, desarrollada por Fritz Perls, son enfoques experienciales y de orientación existencial. Son enfoques humanistas que se basan en los cimientos de los conceptos existen-ciales. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 323 EL CENTRO DE INTERÉS DE LA PSICOLOGÍA HUMANISTA. Un grupo de teóricos humanistas que contribuyeron al desarrollo del movimiento frecuentemente denominado la "tercera fuerza" en la psicología (en reacción a las fuerzas analíticas y conductuales) se han referido a la naturaleza de la existencia humana, a los métodos para el estudio de las formas de funcionamiento de los humanos y a las implicaciones de los presupuestos humanistas. Sintetizando teorías de muchas áreas y enfoques divergentes, los psicólogos humanistas pioneros consideraban que las personas no pueden ser estudiadas y comprendidas de forma fragmentada. Los seres humanos deben ser estudiados en relación completa a cómo interactuan con los otros y con el mundo. Algunas figuras claves en el desarrollo de la psicología humanista fueron Rogers, Rollo May, Abraham Maslow, Sidney Jourard, Perls y James Bugen-tal. Muchos de estos psicólogos son de orientación existencial pero también hacen referencia a temas de la práctica psicoterapéutica que se centran en las capacidades únicas de los seres humanos: amor, libertad, elección, creatividad, finalidad, capacidad de relación, significado, valores, crecimiento, auto-realización, autonomía, responsabilidad, transcendencia del yo, humor y espontaneidad. Según los psicólogos humanistas, cualquier terapia que persiga el crecimiento debe tener en cuenta estas capacidades humanas. El movimiento de los grupos de encuentro de los años 60 y 70 creció en gran parte a partir de esta fuerza humanista. Maslow (1968, 1970, 1971) fue uno de los pioneros de la psicología humanista, y estudió ampliamente a personas psicológicamente sanas. El concepto de Maslow sobre la auto-realización de la persona es compatible con la idea de Rogers de la tendencia actualizadora. Para Maslow, el ser humano lucha por conseguir la auto-realización, que es la tendencia a ser todo lo que somos capaces de llegar a ser. Aunque todas las personas tienen una tendencia natural a desarrollar su carácter único y a realizar su potencial, este proceso no es automático. Como el crecimiento conlleva una lucha entre nuestro deseo de seguridad y dependencia y nuestro deseo de auto-realización, debemos decidir hacia qué lado de la lucha nos queremos comprometer. Maslow ha identificado características de la auto-realización de las personas, algunas de las cuales son la dirección interna y la resistencia a ser definidos por otros, la capacidad para tolerar e incluso aceptar la incertidumbre, la aceptación de los otros y de sí mismo, una perspectiva renovadora del mundo, la espontaneidad y la naturalidad, la autonomía, la necesidad de intimidad y soledad, el profundo interés por los otros y la capacidad para establecer relaciones íntimas, el sentido del humor y la ausencia de dicotomías artificiales dentro de uno mismo (tales como la debilidad/fortaleza, amor/odio y trabajo/juego). El proceso grupal puede ser un instrumento para fortalecer a los individuos proporcionándoles un lugar donde pueden expresar sus características internas. 324 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA En un comentario sobre los principales enfoques humanistas de la psicoterapia Rice y Greenberg (1992) incluyen el enfoque centrado en la persona de Rogers, la terapia Gestalt de Perls y el enfoque existencial como los tres modelos humanistas de la psicoterapia. Identifican también cuatro principios terapéuticos fundamentales de todos los enfoques humanistas: 1. El compromiso con un enfoque fenomenológico. Esta característica central implica creer en la capacidad únicamente humana de la conciencia reflexiva. 2. La tendencia actualizadora o de crecimiento. Tanto Maslow como Rogers mantienen que los seres humanos más que buscar la mera estabilidad, luchan por crecer. 3. La idea de que los seres humanos son libres y auto-determinados. Los individuos pueden estar influidos por su pasado y por su entorno pero influyen sobre quién y qué llegan a ser. 4. El interés y el respeto por cada persona, cuya experiencia subjetiva es de suma importancia. Los terapeutas humanistas tratan de entender y captar el mundo experiencial de sus clientes. ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE LA PERSPECTIVA HUMANISTA Y LA EXISTENCIAL. Aunque ambos enfoques comparten una base común, no son idénticos. Según Michael Russell (comunicación personal, 22 de Marzo. 1992), la diferencia básica entre la psicoterapia existencial y la psicoterapia humanista es filosófica. Él remonta el humanismo a la filosofía de Aristóteles en su perspectiva de que las personas buscan actualizar la naturaleza esencial que hay en ellas. Los seres humanos tenemos ciertas necesidades básicas que nos empujan en la dirección de la auto-realización. El enfoque centrado en la persona del humanista Rogers, asume que cuando disponemos de condiciones positivas y educativas crecemos automáticamente de forma positiva. Por el contrario, los pensadores existencialistas como Kierkegaard y Sartre no admiten que los seres humanos tengamos algún tipo de naturaleza esencial ni necesidades básicas, y tampoco coinciden en que algunas cosas suceden automáticamente en la vida. Donde los humanistas perciben necesidades, los existencialistas observan posibilidades para elegir; donde los humanistas perciben la esperanza de un crecimiento positivo y automático, los existencialistas observan la ansiedad por ser libre y las mismas posibilidades para el crecimiento y para la decadencia. Antecedentes Históricos Desde principios de 1940, el enfoque no directivo de Rogers se centró durante los primeros años en reflejar y clarificar los sentimientos de los clien- I TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 325 tes individuales. Rogers creía que mediante una relación permisiva, los clientes serían capaces de aumentar su insight sobre la naturaleza de sus problemas y entonces iniciarían una acción constructiva basada en su nueva auto-comprensión. Durante los años 50, Rogers desarrolló y mejoró sus hipótesis básicas de la psicoterapia y estos principios fueron posteriormente aplicados a la terapia de grupos por Hobbs (1951) y Gordon (1951). Ejemplos de estas aplicaciones son los grupos de niños con deficiencias físicas y sus padres, grupos de padres de niños con necesidades educativas especiales, grupos de madres con asistencia social, grupos de clientes que acuden a terapia individual, grupos de pacientes psiquiátricos, grupos de ancianos residentes y grupos de profesionales de la salud mental (Raskin, 1986a, p. 277). Rogers desarrolló también una teoría sistemática de la personalidad y aplicó esta teoría de la personalidad a la práctica de la terapia individual, lo que le condujo a modificar el nombre de su enfoque, denominándolo ahora terapia centrada en el cliente (Rogers, 1951). El enfoque centrado en el cliente fue ampliado hasta el punto de tener implicaciones en situaciones de enseñanza/aprendizaje, en seminarios de aprendizaje afectivo/cognitivo y en el desarrollo organizativo y de liderazgo. Durante los años 60 y 70 Rogers se esforzó mucho por promover el desarrollo de grupos de encuentro y grupos de crecimiento personal. Como las áreas de aplicación aumentaron en número y variedad, el nombre psicoterapia centrada en el cliente fue sustituido por enfoque centrado en la persona. Rogers amplió también su énfasis más allá de la capacidad del terapeuta para reflejar con precisión lo que expresaban los clientes, para incluir la congruencia y la voluntad del terapeuta por implicarse progresivamente más en la terapia. Los grupos de encuentro básico dificultaban el hallazgo de diferencias entre la "psicoterapia" y el "crecimiento". El trabajo grupal que Rogers promovió adoptaba la forma de seminarios de fin de semana aunque algunos de estos seminarios podían durar dos o tres semanas. Estos pequeños grupos influyeron significativamente en la revolución de la práctica grupal. (Para más información sobre el desarrollo del enfoque de Rogers en los últimos 50 años, ver Zimring y Raskin, 1992). CONCEPTOS CLAVES Confianza en el Proceso Grupal Rogers (1986b) explica que el enfoque centrado en la persona se basa en la confianza básica en la tendencia del ser humano para ser consciente de todo su potencial. Del mismo modo, la psicoterapia centrada en la persona se basa en una profunda sensación de confianza en la capacidad del grupo para desarrollar su propio potencial moviéndose en una dirección constructiva. 326 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA Para que un grupo progrese, debe desarrollarse una atmósfera de aceptación y confianza en la que los miembros puedan mostrar aspectos de sí mismos que normalmente ocultan y avanzar así hacia nuevas conductas. Progresan por ejemplo: * desde la representación de roles hasta la expresión más directa. * de ser relativamente cerrados a la experiencia e incertidumbre hasta llegar a ser más abiertos a la realidad extema y tolerantes a la ambigüedad. * de hallarse sin contacto con la experiencia interna y subjetiva a ser más conscientes de la misma. * de buscar respuestas fuera de sí mismo al deseo de dirigir sus propias vidas desde dentro. * de la falta de confianza y de cierto temor a las relaciones interpersonales a ser más abiertos y expresivos con los otros. Las Condiciones Terapéuticas del Crecimiento El principio básico que subyace al enfoque centrado en la persona aplicado al trabajo grupal es sintetizado por Rogers (1980) del siguiente modo: "Los individuos tienen dentro de sí vastos recursos para la auto-comprensión y para la modificación de sus auto-conceptos, actitudes básicas y conducta auto-dirigida; estos recursos pueden actualizarse si se proporciona un clima definible de actitudes psicológicas facilitadoras" (p. 115). Según Rogers (1986b), el clima necesario que libera nuestra tendencia actualizadora se caracteriza por tres actitudes primarias del terapeuta: genuinidad, aceptación positiva incondicional (denominada también "aceptación no posesiva") y empatia. Estos tres factores, llamados también "condiciones nucleares", se comentan brevemente en este apartado y posteriormente se profundizará en cada uno de ellos. El primer elemento es la genuinidad, autenticidad o congruencia del terapeuta (o facilitador del grupo). Cuanto mayor sea el grado en que los facilitadores se impliquen en el grupo como personas, mayor será la probabilidad de que los miembros cambien y crezcan. La genuinidad implica que el proceso de un grupo está influenciado por la persona del facilitador tanto como por la individualidad de los participantes del grupo. El segundo elemento es la actitud denominada aceptación positiva incondicional, que hace referencia a la aceptación y al interés por los miembros. Cuando los facilitadores del grupo muestran una actitud positiva, no enjuicia-dora, de aceptación hacia sus clientes, es más probable que se produzca el cambio terapéutico (Rogers, 1986b). Como veremos más tarde, este interés por parte del facilitador no es posesivo en el sentido de que los miembros son valorados en su totalidad y sin condiciones. TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 327 El tercer factor facilitador es la comprensión empática del marco de referencia subjetivo e interno de los miembros. Los facilitadores muestran esta empatia cuando son capaces de sentir con exactitud los sentimientos y significados personales que están experimentando los miembros. Es también importante que los facilitadores sean capaces de comunicar esta comprensión a los miembros. El cambio y crecimiento terapéutico de la personalidad se producirá en la medida en que el terapeuta sea genuino y exprese aceptación y empatia hacia sus clientes y en la medida en que los clientes perciban estas condiciones (Braaten, 1986; Thome, 1992). Rogers (1987b) mantiene que estas hipótesis han sido comprobadas en multitud de situaciones con grupos divergentes, de diferentes culturas y de diferentes nacionalidades. Rogers manifiesta que estas condiciones nucleares no son sólo condiciones necesarias para una terapia efectiva sino también suficientes. Rogers {1986b) añade otra característica de la relación que promueve el crecimiento y que a su parecer no puede estudiarse empíricamente: la presencia. Asegura que cuando el terapeuta se halla presente en su punto máximo como facilitador del grupo, está en contacto con lo desconocido de sí mismo y que este espíritu interno alcanza y conecta el espíritu interno del cliente. La relación trasnciende a sí misma y llega a ser parte de algo mayor. Esta presencia dispara el crecimiento y la cura más profunda. Natiello (1987) añade otra condición terapéutica central para la práctica del enfoque centrado en la persona: el poder personal. Éste es un estado en el que los individuos son conscientes y pueden actuar en base a sus propios sentimientos, necesidades y valores sin necesidad de buscar la dirección fuera de sí mismos. Cuanto mayor sea el grado de autonomía de los terapeutas, menor probabilidad existe de que traten de controlar a otros y más pueden ayudar a sus clientes en la localización de su propia fuente de auto-dirección. Los facilitadores comparten el poder confiando activamente en la capacidad de los individuos para dirigir sus propias vidas y para resolver sus problemas. En los cursos de formación de facilitadores del enfoque centrado en la persona, Natiello encuentra que éstos a menudo experimentan dificultades para trasladar a la práctica el concepto de poder personal. Dudan sobre la cantidad de sí mismos que pueden comunicar y temen aplastar el poder de los otros. Este miedo conduce algunas veces a la enajenación o negación del propio poder. Para estar seguro, un reto es aprender a equilibrar la balanza entre aceptar el propio poder como terapeuta y compartir dicho poder con los clientes. IMPLICACIONES PARA LA FORMACIÓN DE TERAPEUTAS. Coghlen y Mcllduff (1990) mantienen que un aspecto importante de la formación de los facilitadores de grupos consiste en enseñarles a usar su poder personal. Como el enfoque centrado en la persona subraya el equilibrio del poder, es 328 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA fundamental que la conducta del facilitador no limite de ningún modo el poder de los miembros. Según Coghlan y Mcllduff, la formación de los facilitadores incluye el aprendizaje de formas para ofrecer alternativas a los miembros del grupo con el fin de que la selección definitiva y el aumento de libertad sean propiedades del grupo más que instrumentos del terapeuta. Sin embargo, es un mito que los terapeutas del enfoque centrado en la persona se muestren pasivos, abnegados, no se impliquen y respondan a los otros reflejando meramente sus respuestas (Natiello, 1987). Estos terapeutas demuestran las tres actitudes terapéuticas nucleares genuinidad, aceptación y comprensión empática. Una revisión confirma que el presupuesto del enfoque centrado en la persona según el cual la expresión de estas tres condiciones por parte del facilitador es la base necesaria para la obtención de resultados terapéuticos positivos (Raskin, 1986b). Esta investigación transmite que es mejor hacer énfasis en el arte de la escucha y la comprensión que en la enseñanza de técnicas y estrategias. Thorne manifiesta de este modo el reto de los clínicos: "Las 'condiciones nucleares' de congruencia, aceptación y empatia son simples de decir, mucho más difíciles de describir e infinitamente difíciles de practicar" (1992, p. 36). El enfoque grupal centrado en la persona implica el desarrollo de un estilo que se deriva de la ampliación de la propia naturaleza de la persona. En opinión de Boy (1990) cuando la naturaleza de la persona se expresa bien, se capacita a los miembros a implicarse en el proceso grupal de forma natural y espontánea. Manifiesta que el proceso de un miembro se promueve muchas veces a través de la capacidad del facilitador para expresar su propia naturaleza como persona. En los siguientes apartados profundizamos las tres condiciones terapéuticas propuestas por Rogers en relación a la conducta del terapeuta de grupo. Genuinidad Genuinidad significa que lo expresado externamente por el terapeuta es congruente con su experiencia interior, como mínimo durante el tiempo de la terapia. En otras palabras, los terapeutas genuinos no simulan estar interesados cuando no lo están, no fingen atención o comprensión, no dicen lo que no sienten y no adoptan conductas destinadas a ganar la aprobación. Pueden ejecutar sus funciones profesionales sin ocultarse tras sus roles profesionales. Según Natiello (1987), para mantener la genuinidad, el terapeuta necesita un alto nivel de auto-conciencia, auto-aceptación y auto-confianza. La genuinidad es un estado de autenticidad que resulta de la exploración profunda de uno mismo y de la voluntad para aceptar las verdades de esta exploración. En sus colaboraciones con los programas de formación de profesionales centrados en la persona, Natiello encuentra que la congruencia es compleja y difícil TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 329 de lograr y que suele ser la condición más frecuentemente ignorada. La autora reconoce que sin congruencia las restantes condiciones terapéuticas se presentan sin autenticidad y se convierten en meras técnicas que carecen de sentido, son manipulativas y controladoras. IMPLICACIONES PARA LOS TERAPEUTAS. Los terapeutas genuinos, aunque en esencia sean honestos en sus encuentros con el grupo, no son indiscriminadamente abiertos y conocen los límites de sus auto-revelaciones. Aunque la genuinidad implica que los terapeutas son internamente congruentes (lo que significa que no se engañan a sí mismos), no siempre comparten sus sentimientos y pensamientos, porque esto no sería siempre apropiado o terapéutico. Son conscientes de la importancia de responsabilizarse de cualquier sentimiento que expresan en el grupo y de la importancia de examinar con los clientes todos los sentimientos persistentes, especialmente aquellos que puedan estar bloqueando su capacidad para hallarse plenamente presentes. A través de su propia autenticidad, los terapeutas congruentes ofrecen un modelo que ayuda a sus clientes a trabajar en favor de una mayor sinceridad. Algunos terapeutas de grupo encuentran dificultades para "ser ellos mismos". Muchas veces, esta dificultad se origina del error de no diferenciar genuinidad con la expresión de todos los pensamientos o sentimientos inmediatos o de ser espontáneos sin ninguna restricción o consideración con la idoneidad y temporalización de las reacciones propias. Otra dificultad se presenta cuando los terapeutas, en nombre de la "autenticidad", se convierten en el punto central del grupo comentando sus problemas personales con riqueza de detalles. Como señala Braaten (1986), no todo tipo de genuinidad es facilitadora para los clientes. La auto-apertura de los terapeutas puede ser exagerada en cantidad y naturaleza. Como se ha manifestado previamente, incluso la expresión de genuinidad debe manejarse con discreción. Los terapeutas deben examinar con honestidad sus motivaciones para comentar sus aspectos personales y preguntarse a sí mismos si la revelación sirve a las necesidades del cliente o a las propias del terapeuta. Si el terapeuta ha vivido una experiencia similar a la del cliente, compartir sentimientos sobre la experiencia puede ser terapéutico para el cliente. Cuando el terapeuta del grupo efectúa una auto-revelación es importante que se centre en los miembros y no les impida examinar sus propios problemas. Los terapeutas que ocupan el centro de interés del grupo con excesiva frecuencia pueden estar usando el grupo como plataforma para ventilar sus problemas personales. Aceptación Positiva Incondicional Como hemos visto, la meta de los grupos centrados en la persona es crear un clima donde la tendencia básica de actualización pueda expresarse libre- 330 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA mente en cada participante y en el grupo en general. Para que esta fuerza de crecimiento pueda liberarse en los individuos y en el grupo, se requiere un segundo factor, la aceptación positiva incondicional. La aceptación positiva implica la comunicación del interés que es incondicional y que no está contaminado por la evaluación o juicio de los sentimientos o pensamientos del cliente. En otras palabras, los terapeutas del grupo valoran y aceptan a los miembros sin condiciones ni expectativas para su aceptación; comunican al cliente, "Te acepto tal y como eres" frente a "Te aceptaré si ...". La aceptación, sin embargo, no debe ser confundida con la aprobación; los terapeutas pueden aceptar y valorar a sus clientes como personas únicas, con el derecho a su unicidad, sin aprobar necesariamente algunas de sus conductas. Asociado a esta actitud de aceptación positiva existe una actitud de interés no posesivo, a saber, una actitud que no depende de la necesidad de aprobación que siente el terapeuta y que puede expresarse de formas indirectas como gestos, contacto ocular, tono de voz y expresión facial. Cuando la expresión genuina de interés puede ser percibida por los clientes, favorecerá su desarrollo. La aceptación artificial puede percibirse con la misma rapidez con que puede inhibir el cambio y crecimiento del cliente. Obviamente, una vez que el cliente ha percibido que la expresión de aceptación del terapeuta es más una técnica que un sentimiento genuino, le resulta difícil confiar en la genuinidad de las restantes reacciones del terapeuta. Braaten (1986) se ha referido a este concepto como aceptación positiva incondicional y también como aceptación positiva. Ha eliminado el término incondicional porque incluye la expresión de sentimientos positivos y negativos. El autor cree que esta atención debe incluir el deseo de compartir todo el self con los otros significativos, incluyendo los sentimientos negativos y el posible rechazo. Rogers (1987b) no niega que en el enfoque centrado en la persona exista espacio para que los terapeutas comuniquen diversidad de sentimientos. Esto significa que el aburrimiento y el enfado, así como la compasión, pueden ser expresados. Por lo tanto, se puede originar un posible conflicto entre la genuinidad y el mantenimiento de la incondicionalidad (Lietaer, 1984). Es raro que el terapeuta pueda proporcionar genuinamente aceptación incondicional para todos los clientes sobre una base coherente. Aunque la incondicionalidad no es imposible, tampoco es probable. La aceptación positiva incondicional puede definirse como la actitud de receptividad hacia el mundo subjetivo y experiencial del cliente. Desde la perspectiva de Lietaer (1984), la incondicionalidad implica que el terapeuta valora el núcleo profundo de la persona. A través de la incondicionalidad del terapeuta, los clientes perciben que éste está de su parte y que no serán abandonados a pesar de sus dificultades habituales. En su forma óptima, la incondicionalidad expresa una profunda confianza en la persona. La idea del desarrollo de una actitud de aceptación del grupo en su totali- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 331 dad está vinculada al concepto de aceptación de cada miembro individual de forma positiva e incondicional, con interés y atención. Del mismo modo que Rogers cree en la capacidad del individuo para encontrar su propia dirección, cree también en la aceptación del grupo donde éste se encuentra, sin tratar de imponer sobre él alguna dirección: "Por experiencia sé que si trato de presionar a un grupo hacia un nivel más profundo, a largo plazo, no va a funcionar" (1970, p. 48). IMPLICACIONES PARA LOS TERAPEUTAS DE GRUPO. La experiencia me ha demostrado que los terapeutas de grupo en formación se debaten con lo que conciben como la monumental tarea de ser capaces de sentir aceptación o de ser capaces de demostrar interés positivo. Algunos tienden a abrumarse con la expectativa irreal de que siempre deben mostrar una actitud de aceptación y consecuentemente responder de forma incondicional en todas las situaciones. La experiencia me ha enseñado también que los terapeutas deben desarrollar una actitud de aceptación hacia sí mismos y hacia el hecho de que en algunas ocasiones no sentirán interés positivo incondicional. No es necesario sentir un alto grado de atención o interés positivo en todo momento para ser un terapeuta efectivo. Estas actitudes ocurren en un continuo de gradación. Un terapeuta efectivo empieza por aceptarse a sí mismo y continua recordando que cuanto mayor sea el grado de valoración, aceptación e interés por el cliente, más oportunidades existen para facilitar el cambio del cliente. Empatia El tercer concepto central del enfoque centrado en la persona es la empatia precisa. Rogers (1961) define empatia como la capacidad para ver el mundo de otra persona asumiendo el marco de referencia interno de esa persona: "Para percibir el mundo privado del cliente como si fuera el nuestro, pero incluso sin perder la calidad 'como si', esto es empatia y parece esencial para la terapia" (p. 284). Pero percibir, incluso entender, el mundo privado del cliente no es suficiente. El terapeuta también debe ser capaz de comunicar esta comprensión al cliente con efectividad. Rogers (1975) considera la empatia como "una forma de ser no apreciada" por muchos terapeutas y añade que es uno de los factores más potentes para posibilitar el aprendizaje y el cambio auto-dirigido, localizando asi el poder en la persona y no en el experto. Sintetiza de la siguiente forma algunos hallazgos generales relativos a la empatia: * Los terapeutas de muchas orientaciones coinciden en que el esfuerzo por entender con sensibilidad y precisión a los otros desde sus propios puntos de vista es un factor critico del terapeuta efectivo. 332 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA * Una de las principales funciones de la empatia es favorecer la auto-exploración del cliente. Los clientes llegan a una auto-comprensión más profunda a través de una relación en la que se sienten comprendidos por los otros. La investigación ha demostrado que los clientes que se sienten entendidos por sus terapeutas se sienten más animados a compartir más de sí mismos. * La empatia elimina la alienación, porque la persona que recibe empatia se siente vinculada a otros. Además, las personas que reciben empatia aprenden que son valoradas y aceptadas tal y como son. Rogers (1975) señala: "La empatia proporciona la confirmación necesaria de que uno existe como persona valorada, única en su identidad" (p. 7). * La capacidad para mostrar empatia depende del desarrollo personal del terapeuta. Rogers (1975) ha llegado a la conclusión de que "cuanto más maduro y psicológicamente integrado como persona sea el terapeuta, más útil será la relación que proporcione" (p. 5). * La ejecución de diagnósticos e interpretaciones, por muy exactos que éstos sean, no es empatia. Para Rogers "la empatia real es siempre ajena a cualquier cualidad evaluadora o diagnóstica" (1975, p. 7). Nuestra capacidad para experimentar enfado, alegria, temor y amor nos posibilita la entrada en el mundo de la otra persona, incluso aunque las circunstancias de esta otra persona sean diferentes de las nuestras. Rogers explica que la empatia es un proceso activo aunque muchas veces se piensa en él como instancia pasiva que conlleva sólo permanecer sentado y escuchar: Posibilitar la propia entrada en el mundo interior de otra persona es una de las cosas más activas, difíciles y exigentes que conozco. Y sin embargo, merece la pena porque es una de las cosas más curativas y descargantes que he tenido oportunidad de hacer[1987d, p. 45]. La empatia es fundamental para la práctica del enfoque centrado en la persona. Es una forma de escuchar los significados expresados por los clientes que a menudo residen en el limite de sus conciencias. Así pues, los clientes amplían su conciencia cuando los significados precognitivos son entendidos y comunicados por el facilitador quien es capaz de motivarlos para experimentar lo que están sintiendo y para pensar con mayor profundidad (Natiello. 1987). Otro apartado crucial de la empatia es un tipo especial de escucha que conlleva la implicación total del ser . La escucha sensible implica suspender los juicios de valor. No se efectúa con el fin de lograr ventaja personal o con algún otro motivo ulterior; este tipo de escucha surge del interés genuino en establecer un contacto significativo con el otro conociendo su realidad (Barret-Lennard, 1988). Braaten (1968) encuentra que esta escucha activa TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 333 implica captar los mensajes afectivos y cognitivos de los clientes en cada momento y tratar de verificar su comprensión con los clientes. Asegura que los terapeutas del enfoque centrado en la persona son únicos en la observación cautelosa para determinar si han captado el mensaje completo de sus clientes. Rogers pone en práctica la escucha activa y sensible cuando facilita un grupo. "Yo escucho a cada individuo que se expresa con tanta atención, precisión y sensibilidad como me es posible. Independientemente de que la intervención sea superficial o significativa, escucho." (1970, p. 47). Parece que Rogers "escucha" más que palabras; presta atención al significado que se halla tras el contenido verbal y no verbal. A este respecto, se interesa por facilitar la expresión más veraz de la experiencia subjetiva de la persona. Según Cain (1987a), la contribución más fortalecedora e importante de Rogers ha sido demostrar la importancia de la escucha, no sólo en las relaciones terapéuticas sino también en otras relaciones. Rogers amplió el significado de la escucha y demostró su profundo efecto curativo sobre otras personas. Cain sospecha que Rogers será recordado como el terapeuta sensible y atento que demostró a generaciones de terapeutas la importancia vital de la presencia y de la escucha. IMPLICACIONES PARA LOS TERAPEUTAS DE GRUPO. Como se ha sugerido previamente, la comprensión empática es fundamental para potenciar el clima de aceptación y confianza necesarios para el éxito del grupo. Presuponiendo la actitud correcta, la empatia es una destreza que puede desarrollarse y es una destreza que debe desarrollar el terapeuta de grupo. Al trabajar con terapeutas, he comprobado que muchos asumen erróneamente que ellos mismos necesitan haber experimentado los mismos problemas verbalizados por los miembros, para poder ser empáticos. Tal presunción puede limitar gravemente la potencial esfera de influencia del terapeuta. Evidentemente, no es necesario experimentar el incesto para poder empatizar con la angustia de un miembro del grupo que revive la dolorosa experiencia sexual. No es necesario haber sido abandonado por uno de los progenitores para sentir y experimentar la tristeza del abandono. No es necesario divorciarse para poder compartir el dolor, rabia y tristeza de una separación. Tales experiencias llegan de muchas formas y en un nivel u otro, son comunes a todos nosotros. La experiencia específica no es necesaria. Lo esencial es la voluntad por parte del terapeuta para encarar sus propios problemas vitales. Hay situaciones en la vida de cualquiera de nosotros que comportan sentimientos de aislamiento, rabia, resentimiento, culpa, tristeza, pérdida o rechazo, por nombrar unos pocos sentimientos que suelen ser expresados en los grupos. Permaneciendo abierto a las propias emociones, permitiendo que las emociones ajenas nos afecten y reexperimentando ciertos acontecimientos 334 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA difíciles, los terapeutas podemos aumentar nuestra capacidad para hallarnos psicológicamente presentes ante otras personas. Obstáculos para una Terapia Efectiva En los seminarios de formación que dirigimos mis colegas y yo, los participantes dirigen grupos y posteriormente reciben nuestro feedback y el de los miembros. Muchos de nuestros estudiantes expresan sentimientos de inadecuación como terapeutas y cierta sensación de frustración e incapacidad; les parece apreciar poco cambio en los miembros de los grupos que dirigen y perciben que sus clientes se resisten y no disfrutan asistiendo a los grupos. En muchos aspectos, los problemas que acosan a estos estudiantes pueden ser relacionados con el hecho de que las condiciones de escucha activa, empatia y aceptación positiva faltan en alguna medida en los grupos. A continuación se añade una lista de problemas específicos que obstruyen el progreso grupal: * Falta de atención y empatia. A menudo los futuros terapeutas muestran carencia de escucha real; se hallan preocupados por el mensaje que ellos quieren impartir a sus grupos y usan el grupo como vehículo para el adoctrinamiento. O formulan muchas preguntas cerradas y se interesan por la resolución de problemas más que por la compresión del problema. Algunas veces, muchos de nuestros estudiantes hablan demasiado y escuchan demasiado poco, otras veces, observamos que los terapeutas emiten juicios o son críticos y crean una dicotomía entre "nosotros", el personal del centro y "ellos" los clientes. En vez de establecer una alianza con los clientes, a menudo observan a los miembros del grupo como enemigos. Estos terapeutas no se ven a sí mismos en las personas con quienes trabajan. * Ausencia de auto-apertura del terapeuta. Algunas agencias e instituciones potencian, incluso exigen, que se practique un rol terapéutico reservado y frío. Los terapeutas reciben mensajes como "Evite ser personal", "No se implique" o "Evite comentarios personales, incluso aunque esto afecte sobre la relación". Se espera que los terapeutas cambien la conducta de los miembros, pero también se espera que permanezcan fuera de cualquier interacción con los miembros del grupo, obviamente una expectativa irracional. * Falta de interés, cercanía y aceptación positiva. Algunos terapeutas de grupo son intolerantes con las personas a quienes presumiblemente ayudan y se aferran a presunciones que colocan a su clientela en categorías estereotipadas. Tal prejuicio dificulta si no imposibilita el cambio de los clientes. Algunas veces puede ser difícil mantener interés, cercanía y aceptación positiva hacia alguien que se halla en un programa por actos tales como maltratar a su esposa, abusar de sus hijos o matar. No es necesario tolerar tales acciones y probablemente no es posible evitar los sentimientos negativos hacia quienes TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 335 han cometido tales actos. Pero es importante tratar de apartar las reacciones propias al menos durante el curso del grupo. Y es posible ver a estas personas como algo más que "personalidades antisociales", "criminales", etc. Relacionado con la falta de aceptación positiva están la impaciencia, la frialdad, el sarcasmo y la hostilidad hacia los clientes. Salvo que el consultor reconozca estas actitudes, existen pocas posibilidades que las modifique y muchas de que siga dirigiendo grupos sin éxito. * Falta de esperanza en el proceso terapéutico. Los conceptos de atención y aceptación positiva yacen sobre la idea de que las personas pueden cambiar y mejorar su condición personal. En nuestros seminarios encontramos terapeutas que dirigen grupos sólo porque es su trabajo pero no confían en la efectividad de la terapia grupal. En un clima donde el entusiasmo, la motivación y la confianza en los grupos se hallan ausentes, no es sorprendente que los terapeutas no obtengan éxitos en sus grupos. En definitiva, ¿Cómo podemos esperar que los miembros del grupo confíen en el proceso terapéutico cuando el terapeuta no lo hace?. En tales casos es lógico que no se produzcan cambios y que los miembros se resistan y no disfruten con la participación grupal. IMPLICACIONES PARA LOS TERAPEUTAS. Es fundamental que los terapeutas examinen las formas en que sus actitudes y conductas podrían impedir el progreso del grupo. Algunos ejemplos de cuestiones que sirven como puntos de referencia para la reflexión son: * ¿Estoy genuinamente interesado en las personas?. * ¿Qué necesidades personales satisfago siendo el terapeuta del grupo?. * ¿Soy yo mismo genuino en el grupo o me oculto tras el rol de 'terapeuta'?. * ¿Soy capaz de aceptar a las personas o necesito dirigir sus vidas?. ¿Insisto para que ellos observen el mundo a través de mis ojos?. * ¿Estoy dispuesto a dedicar tiempo a entender a otros o les fuerzo a seguir mi programa?. ¿Cuál considero yo que es mi principal tarea, ayudarles para que consigan lo que ellos desean o hacerles desear lo que yo quiero para ellos?. * ¿Ofrezco un modelo apropiado de lo que espero que adquieran los miembros de mi grupo?. ¿Qué tipo de modelo soy?. ROL Y FUNCIONES DEL TERAPEUTA DEL GRUPO Rogers (1986b) escribe que el rol del terapeuta consiste en acompañar a los Chentes en sus viajes hacia el auto-descubrimiento. La terapia centrada en la persona conduce a un proceso de auto-exploración y auto-realización y 336 EL ENFOQUE GRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA muestra un menor interés por el dominio de destrezas, técnicas o estrategias de liderazgo (Bozarth & Brodley, 1986). Rogers intentó siempre ser una persona para los miembros de sus grupos en vez de asumir un rol directivo. En su trabajo como facilitador de grupo, funcionaba como un guía de viaje. Rogers (1970) subraya las siguientes características de los facilitadores de grupos: * Confían plenamente en el proceso grupal y creen que el grupo puede progresar sin su intervención directiva. * Escuchan atenta y sensiblemente a cada miembro. * Hacen todo lo posible para contribuir a la creación de un clima que sea psicológicamente seguro para los miembros. * Tratan de comprender empáticamente y aceptar a los individuos y al grupo; no presionan al grupo hacia un nivel más profundo. * Operan en términos de su propia experiencia y sentimientos, lo que significa que expresan sus reacciones presentes. * Ofrecen a los miembros feedback y, si procede, confrontan a los individuos en aspectos específicos de su conducta; evitan los juicios y, en su lugar, comentan el modo en que les afecta la conducta de los otros. Rogers mantiene que ciertas funciones y procedimientos son contraproducentes: (1) manipular al grupo hacia un objetivo particular no explícito; (2) usar ejercicios destinados a provocar ciertas emociones; (3) motivar y organizar actuaciones dramáticas de los miembros; (4) permitir a los miembros que se ataquen entre sí o insistir continuamente en que expresen hostilidad; (5) presionar a los miembros para que participen en los ejercicios grupales; (6) interpretar continuamente los motivos y las conductas de los otros; (7) hacer comentarios frecuentes sobre el proceso grupal y (8) ocultarse tras el rol del 'terapeuta experto' manteniéndose emocionalmente distante y anónimo. Aunque apoya que los facilitadores participen en el grupo expresando sus reacciones y problemas, previene de los peligros derivados de aquellos facilitadores con graves problemas que usan el grupo para resolver sus propios problemas. Rogers (1970) desaprueba el uso de técnicas para mantener el grupo en marcha y los comentarios interpretativos del facilitador. Tales comentarios, cree Rogers, no son aptos para la auto-consciencia del grupo y retardan el proceso. Así pues, cree que si deben de existir observaciones del proceso grupal, deberían proceder de los miembros, un punto de vista consecuente con su filosofía de responsabilizar a los miembros de la dirección del grupo. El término facilitador refleja la importancia de las interacciones entre los miembros del grupo. El rol del facilitador es crear un clima bajo el cual la tendencia actualizante se verá realizada. El enfoque de grupo centrado en la TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 337 persona motiva a los miembros a examinar las incongruencias entre sus ideas, sus conductas, los impulsos de sus sentimientos internos y la experiencia subjetiva. En la medida que los miembros son más conscientes de estas incongruencias internas, se amplía la visión que tienen de sí mismos. El enfoque centrado en la persona asume que los miembros necesitan un entorno grupal y tiempo para expresar lo que ordinariamente temen expresar. Dada la naturaleza no estructurada del enfoque y que el facilitador no actúa como el terapeuta tradicional, los miembros del grupo, que están acostumbrados a seguir los mandatos de autoridades, deberán confiar en sí mismos para establecer una meta y dirección. El facilitador que no actúa como un experto, ni va a salvar a los miembros, ayuda a éstos a empezar a escucharse a sí mismos y a los otros. Se les motiva para que se esfuercen y se expresen y de este esfuerzo extraerán la base para aprender a confiar en sí mismos. En resumen, para ayudar a delinear las diferencias entre el enfoque centrado en la persona y otros modelos terapéuticos, incluyo algunos procedimientos terapéuticos que normalmente se excluyen del repertorio del facilitador: * dar consejos * catalizadores y técnicas para iniciar la acción * diagnóstico y evaluación * estructura e intervención directiva * tareas que los miembros realizarán fuera de la sesión El enfoque centrado en la persona subraya la importancia de ciertas destrezas como parte necesaria del estilo del facilitador: * escuchar de forma activa y sensible * reflejar * clarificar * sintetizar * compartir experiencias personales * relacionar entre sí a los miembros del grupo * moverse al ritmo del grupo en vez de intentar dirigirlo * afirmar la capacidad de auto-determinación del cliente Para ser justos, debe mencionarse que los últimos desarrollos del enfoque centrado en la persona permiten al terapeuta compartir sus reacciones, confrontar a los clientes con cautela y ser activos en el proceso terapéutico (Lie-taer, 1984). Los facilitadores efectivos del enfoque centrado en la persona no se hallan restringidos por reglas rígidas y en algunas ocasiones hacen muchas de las cosas que he incluido en el listado de los procedimientos excluidos del repertorio del facilitador. Es básico en este enfoque que los 338 EL ENFOQUE GRUPAL CENTRAEXJ EN LA PERSONA miembros constituyan el centro del grupo y no el terapeuta. Los miembros del grupo pueden ser tan facilitadores como el terapeuta. Algunas formulaciones atribuyen más importancia a la presentación de las experiencias del terapeuta en relación a lo que sucede en el grupo en ese momento, lo cual puede estimular a los clientes a examinarse a sí mismos en un nivel más profundo. Aunque la actitud receptiva del terapeuta se considera aún de vital importancia, no excluye la posibilidad de que éste adopte iniciativas alguna vez para estimular el proceso experiencial del cliente. Lietaer (1984) menciona que incluso las "tareas para casa" y algunas técnicas auxiliares pueden usarse al modo centrado en la persona siempre que el cliente siga manteniendo un rol central. Coghlan y Mcllduff (1990) manifiestan que es posible combinar una forma de estructura grupal con el enfoque centrado en la persona sin abandonar los principios del sistema y sus bases filosóficas. Evidentemente, la estructura no es un fin en sí misma pero es importante cuestionarse si la estructura que se emplea refuerza la conducta dependiente o por el contrario fortalece a los miembros. Un terapeuta de esta orientación, David Cain (1990b), mantiene que algunos terapeutas se esfuerzan tanto por "fortalecer el poder" de los miembros del grupo que éste llega a ser extremadamente frustrante e incompetente. Cain cree que la no directividad no se traduce en "libertad" para muchos participantes sino en barreras. Sugiere a los terapeutas modificar su enfoque terapéutico y adaptarlo a las necesidades específicas de cada cliente. Una pregunta que se formula a sí mismo y a los clientes es: "¿Funciona?". Es evidente que Rogers (1970) confía en la capacidad del grupo para progresar por su propia iniciativa y no admite que la ansiedad y la irritación pueda originarse por la falta de estructura extema. El daba a sus grupos la alternativa para determinar el modo en que deseaban pasar el tiempo y podía iniciar una sesión con la frase: "Podemos hacer que la experiencia grupal sea lo que deseamos que sea". Dada la libertad para escoger su propia dirección, los miembros no siempre se mueven hacia el trabajo productivo. Por ejemplo, un grupo puede caracterizarse por la escasez de energía y los miembros pueden optar por mantenerse durante mucho tiempo en un nivel superficial e impersonal. Los facilitadores pueden animar a los miembros para que reflexionen sobre lo que están haciendo y lo que no hacen. Además pueden expresar sus reacciones a lo que observan que está ocurriendo en el grupo. Por último, los miembros del gmpo tienen el poder para avanzar a un nivel más profundo o permanecer en el mismo en que se encuentran, pero el terapeuta puede animarles a observar su conducta y decidir en qué aspectos pueden modificarla. En resumen, los terapeutas del enfoque centrado en la persona pueden usarse como instmmentos de cambio del gmpo. Su función central es estable- TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 339 cer un clima terapéutico en el que los miembros del grupo interactúen de forma honesta y significativa. Obviamente, las actitudes y la conducta del terapeuta y no las técnicas, estrategias o ejercicios que éste puede emplear, son determinantes poderosos de la atmósfera de aceptación del grupo que conduce a la comunicación real. EL PROCESO GRUPAL Características del Grupo Un grupo centrado en la persona puede reunirse semanalmente en sesiones de dos horas y por un número indeterminado de sesiones. Otro formato consiste en los seminarios de crecimiento personal que se reúnen durante un fin de semana, una semana o más. El carácter residencial de tales pequeños grupos de crecimiento personal permite a sus miembros establecerse como comunidad. Al organizar y dirigir un grupo centrado en la persona, normalmente no existen reglas o procedimientos para la selección de los miembros. Cuando el facilitador y el miembro están de acuerdo en que la experiencia grupal será beneficiosa, normalmente se introduce a la persona. Durante el primer encuentro del grupo, el facilitador no presenta las reglas básicas que guiarán a los miembros ni proporciona una gran cantidad de información u orientación. A los miembros del grupo corresponde formular las reglas para sus sesiones y establecer las normas que por consenso les ayudarán a alcanzar sus metas. Proceso Terapéutico/ Etapas del Grupo En base a su experiencia con numerosos grupos, Rogers (1970) ha delineado 15 patrones de procesos que se reproducen en cualquier tipo de grupo con enfoque centrado en la persona cuando están presentes la mayoría de las condiciones que se comentan en este capítulo. Debe señalarse que los siguientes patrones, o tendencias, no surgen según un secuencia establecida y que pueden variar considerablemente de un grupo a otro. 1. Circulación en masa. La falta de dirección del terapeuta produce cierta confusión, frustración y "circulación en masa" inicial. Son características las preguntas como "¿Quién es el responsable aquí?", "¿Para qué estamos aquí?"o "¿Qué se supone que debemos hacer aquí?", y reflejan la preocupación que sienten los miembros en esta etapa. 2. Resistencia a la expresión o exploración personal. Inicialmente los miembros presentan un rol público, que consideran será aceptado por 340 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA el grupo. Temen y muestran resistencia a revelar sus aspectos privados. 3. Descripción de los sentimientos pasados. A pesar de las dudas sobre el valor del grupo y el riesgo a la exposición propia, se inicia la auto-apertura de los sentimientos personales, sin embargo, de forma dubitativa y ambivalente. Normalmente, estas revelaciones se refieren a sucesos ajenos al grupo; los miembros tienden a describir sentimientos en la forma de "allí y entonces". 4. Expresión de sentimientos negativos. En la medida que progresa el grupo, se produce un avance hacia la expresión de sentimientos referidos al presente "aquí y ahora". A menudo estas expresiones adoptan la forma de ataque dirigido al terapeuta del grupo, normalmente por no proporcionar la dirección necesaria. 5. Expresión y exploración del material personal significativo. Si los miembros perciben como aceptable para el grupo la expresión de los sentimientos negativos, emerge un clima de confianza. A consecuencia de este sentimiento de confianza, los miembros deciden arriesgarse con la revelación del material personal. En este punto, los participantes empiezan a comprobar que el grupo es lo que ellos deciden que sea y empiezan a experimentar la libertad. 6. Expresión de sentimientos interpersonales inmediatos en el grupo. Los miembros tienden a expresarse mutuamente multitud de sentimientos diversos. 7. Desarrollo de la capacidad curativa del grupo. A continuación, los miembros empiezan a conectar espontáneamente unos con otros, expresando interés, apoyo, comprensión y preocupación. En esta etapa, se forman dentro del grupo las relaciones de ayuda que ofrecen a los miembros el apoyo necesario para dirigir sus vidas de forma más constructiva fuera del grupo. 8. Auto-aceptación y el inicio del cambio. En esta etapa los participantes empiezan a aceptar aspectos de sí mismos que anteriormente habían negado o distorsionado; se acercan más a sus sentimientos y consecuentemente empiezan a mostrarse menos rígidos y más abiertos al cambio. En la medida que los miembros aceptan sus puntos fuertes y sus debilidades, abandonan sus defensas y aceptan el cambio. 9. Agrietamiento de las fachadas. En este momento los miembros empiezan a responder a las demandas del grupo para el abandono de máscaras y simulaciones. Esta revelación de la personalidad interna de algunos miembros demuestra la validez de la teoría de que los encuentros significativos pueden ocurrir cuando las personas se arriesgan a llegar más allá de la interacción superficial. En esta etapa el grupo lucha por lograr una comunicación más profunda. 10. Feedback. En el proceso de recepción de feedback, los miembros TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 341 adquieren multitud de datos referidos a cómo les experimentan otros y al impacto que producen sobre las otras personas. Esta información conduce normalmente a nuevos insights que les ayudan a decidir aspectos de sí mismos que desean modificar. 11. Confrontación. En este momento los miembros se confrontan entre sí y se convierte en un proceso emocional intenso que conlleva feedback. La confrontación puede verse como un avance de las interacciones descritas en las etapas anteriores. 12. La relación de ayuda fuera de las sesiones grupales. Para esta etapa los miembros han empezado a establecer contactos fuera del grupo. Aquí observamos la ampliación del proceso descrito anteriormente en el número 7. 13.E1 encuentro básico. Como los miembros establecen entre sí relaciones más directas y cercanas de lo habitual en la vida cotidiana, surgen relaciones genuinas persona-a-persona. En este punto los miembros empiezan a experimentar cuán significativas pueden ser las relaciones cuando existe la sensación de comunidad y el compromiso de trabajar por una meta común. 14. Expresión de sentimientos de cercanía. En la medida que progresan las sesiones, en el grupo se produce el acercamiento y aceptación de los miembros derivados de la expresión honesta de los sentimientos de los participantes hacia sí y hacia los demás. Este sentimiento terapéutico de cercanía conduce al último y más importante cambio. 15. Modificación de conducta en el grupo. Cuando los miembros experimentan una mayor facilidad para la expresión de sus sentimientos, sus conductas, manierismos e incluso su aspecto físico empieza a cambiar. Tienden a actuar de forma abierta; expresan sentimientos más profundos hacia los otros; logran una mayor compresión de sí mismos y elaboran formas más efectivas para relacionarse con los otros. Si los cambios son efectivos, los miembros transladarán sus nuevas conductas a las situaciones vitales cotidianas. Algunos Resultados de la Experiencia Grupal Rogers (1970) dirigió un estudio sistemático de seguimiento para evaluar los resultados de grupos de encuentro que él y sus colaboradores habían facilitado. El cuestionario de seguimiento, en esencia un instrumento de auto-informe que identificaba reacciones ante la participación grupal, así como el valor de la aplicación de lo aprendido en el grupo a las situaciones cotidianas, fue enviado por correo a 500 participantes. El estudio fue efectuado entre tres y seis meses después de la experiencia grupal. A continuación se describen algunos de los hallazgos generales del estudio de Rogers: Dos individuos sentían que la experiencia había sido perjudicial y que habían modificado sus 342 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA conductas de forma negativa. Un "número moderado" consideraba su experiencia grupal como neutral y observaban escasos cambios de conducta después de la experiencia. Otro "número moderado" sentía que el grupo había modificado sus conductas sólo de forma temporal. La mayoría de los participantes consideraban que la experiencia había sido muy positiva y significativa, que había producido un impacto significativo y continuo y que había producido resultados positivos en su conducta. (Si está interesado en conocer más detalles del método de auto-informe para efectuar estudios de seguimiento de grupos, vea Rogers, 1970, pp. 126-134). Basándose en su amplia experiencia en la dirección de grupos y seminarios, así como en sus estudios sobre los procesos y resultados, Rogers (1987d) ha identificado y sintetizado un número de cambios que tienden a ocurrir dentro del individuo en una experiencia grupal satisfactoria. Los miembros empiezan a ser más abiertos y honestos. Como se sienten progresivamente mejor comprendidos y aceptados, tienen menor necesidad de defenderse y por lo tanto abandonan sus fachadas y están en disposición de ser ellos mismos. Como son más conscientes de sus sentimientos y de lo que ocurre alrededor de ellos, son más realistas y objetivos. Tienden a ser como las personas que deseaban ser antes de iniciar la participación en la experiencia grupal. No se sienten tan fácilmente amenazados, porque la seguridad del grupo cambia su actitud hacia sí y hacia los demás. En el seno del grupo hay una mayor compresión y aceptación de los otros. Los miembros se aprecian más en lo que son y progresan en el sentido de la auto-dirección. Se fortalecen de nuevas formas y aumentan la confianza en sí mismos. Los miembros llegan a ser más creativos porque desean aceptar su propio carácter único. Llegan a comprobar que cambiar la vida conlleva dolor y alegría. Otras Aplicaciones de los Grupos Centrados en la Persona Rogers (1980) señala que existen similitudes entre los grupos terapéuticos y los grupos de encuentro. El proceso es muy similar independientemente de que las personas se agrupen en busca de ayuda para manejar problemas serios (grupo terapéutico) o en busca de experiencias de crecimiento personal (grupo de encuentro). Este enfoque se ha empleado con diversas poblaciones como clientes terapéuticos, terapeutas, miembros de sistemas escolares, administradores, estudiantes de medicina, grupos conflictivos, drogadictos y asistentes, personas representantes de diferentes culturas e idiomas, grupos de trabajadores en formación. Con el desarrollo del movimiento de grupos, el enfoque centrado en la persona se interesó más por la reducción del sufrimiento humano, por la conciencia transcultural y por la resolución de conflictos internacionales (Raskin, 1986a, p. 285). TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 343 En 1973 Rogers y algunos de sus colaboradores iniciaron una nueva forma de grupo centrado en la persona conocido como el gran grupo comunitario. Estos grupos, que se originaron en el Centro de Estudios de la Persona en La Jolla, California, pasaron a ser ofertados en muchos lugares del mundo. Eran grupos bastante grandes que acogían unas 50 ó 100 personas o incluso más, quienes trabajaban y vivían juntas durante dos semanas. Estos seminarios estaban destinados a construir la comunidad, a facilitar la auto-exploración de los miembros y a resolver tensiones entre los miembros de diferentes culturas. Estos grupos pertenecientes a las comunidades proporcionaban datos para entender cómo pueden resolverse las diferencias internacionales o transculturales mediante la aplicación de las condiciones defendidas por el enfoque centrado en la persona (Raskin, 1986a). Quizá una de las principales contribuciones del modelo centrado en la persona es su intento de promover la paz mundial. En los últimos años de su vida, Rogers dedicó mucha atención a las alternativas al suicidio nuclear del planeta. Defendía las alternativas que reducen las barreras psicológicas y que influyen sobre la comunicación entre facciones (ver Rogers, 1987c; Rogers & Malcolm, 1987). EVALUACIÓN DEL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA Contribuciones y Puntos Fuertes del Enfoque Como el enfoque centrado en la persona es fenomenológico, es decir, basado en la idea subjetiva del mundo que tiene el cliente, puede ser una base excelente para los estadios iniciales de cualquier tipo de grupo. Esta base establece el tono que permite al grupo satisfacer los retos en los estadios últimos de su desarrollo. Desde un principio, el enfoque anima a los miembros a asumir la responsabilidad para determinar su nivel de implicación en el grupo y decidir los problemas que desean plantear. El énfasis reside en la escucha activa y en la comprensión profunda del mundo del cliente desde su marco interno de referencia. Se suspenden la evaluación crítica, el análisis y el juicio y se centra el interés en la comprensión de los sentimientos y pensamientos que otros expresan. Me parece que este tipo de escucha y atención es un requisito previo para cualquier enfoque grupal, particularmente durante los estadios iniciales cuando es fundamental que los miembros se sientan libres para el examen abierto de sus problemas. Cuando los participantes sienten que no están siendo entendidos, suele fallar cualquier técnica o intervención. Muchos de los problemas que he descubierto en los terapeutas en prácticas (como he comentado anteriormente) se derivan de su fracaso para llegar a captar el mundo subjetivo de los miembros, una compresión que sólo puede 344 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA alcanzarse escuchando atentamente y limitando la tendencia a resolver problemas con excesiva precipitación. En mi opinión, una de las contribuciones más importantes de este enfoque es la gran importancia que concede a la persona del terapeuta como variable crítica que determina los resultados del grupo. Su importancia no depende tanto de la capacidad para proporcionar soluciones a los miembros del grupo, sino de su habilidad para estar presente ante los miembros y para animarles a contar su historia completa. Si el terapeuta puede crear un clima de aceptación y apertura en el grupo, los miembros tenderán a iniciar el tipo de trabajo que les capacitará para la búsqueda de soluciones propias. Por último, los miembros del grupo adoptan sus propias decisiones y conducen sus propios cambios, pero con la presencia del facilitador y el apoyo de los miembros restantes del grupo, no tienen que hacerlo solos. Independientemente de las técnicas que se apliquen o eviten, sean cuales sean los estilos que se adopten, el enfoque debería adaptarse a las necesidades del grupo y de los miembros. La diversidad de las poblaciones y las diferencias individuales que caracterizan a los miembros de un grupo exigen que cualquier enfoque sea aplicado con flexibilidad. En este sentido se observará que algunos clientes funcionarán mejor con un mayor grado de estructura mientras que otros necesitarán poca o ninguna estructura. Además de las necesidades de los miembros, el estilo de liderazgo debería corresponderse con la personalidad y estilo del terapeuta. Aunque la mayoría de los terapeutas del enfoque centrado en la persona coinciden en su perspectiva sobre los seres humanos y sobre las características deseables de la relación terapéutica, pueden diferir ampliamente en el estilo terapéutico. El enfoque de Rogers permite a los terapeutas desarrollar su propio estilo en la aplicación de los conceptos básicos (Thorne, 1992). Otra contribución de este enfoque se refiere a los esfuerzos realizados para aplicar los métodos de investigación subjetiva al estudio del proceso y resultados de los grupos. Rogers ha demostrado insistentemente la voluntad de formular sus teorías como hipótesis comprobables y de someter sus hipótesis a estudios de investigación. Su hipótesis de 1957 sobre las condiciones nucleares necesarias y suficientes para producir el cambio terapéutico estimularon probablemente más investigaciones sobre el proceso y resultados de la psicoterapia que ninguna otra idea anterior o posterior (Cain, 1987a). En la evaluación de las contribuciones del enfoque centrado en la persona, Cain (1990a) señala que hace 50 años, cuando Rogers elaboró este enfoque había muy pocos modelos terapéuticos en uso. Cain añade, "En un momento ... en el que hay más de 200 enfoques terapéuticos, merece la pena señalar que el enfoque centrado en el cliente continua manteniendo un lugar significativo ... entre los principales sistemas terapéuticos" (p. 5). La longevidad de este enfoque es ciertamente un factor a valorar cuando se considera su impacto. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL 345 Limitaciones del Enfoque Aunque Rogers y sus colegas se dedicaron a la investigación con grupos de crecimiento personal durante los años 60, cuando el movimiento de grupos alcanzó su zenit, en la actualidad existen pocas investigaciones sobre los grupos centrados en las personas. David Cain, el terapeuta de este enfoque que revisó el presente capítulo comenta que a pesar del valor que Rogers concedía a la investigación, ni él ni sus colaboradores han escrito gran cosa desde hace más de 20 años. El grupo centrado en la persona de la actualidad no difiere sustancialmente de los grupos de encuentro de finales de los 60. Aunque hoy en día sepamos más sobre la teoría y proceso grupal que en los años 60, los conceptos y métodos del modelo han evolucionado poco. Según Cain (1993), la razón que explica el escaso florecimiento del enfoque centrado en la persona en la actualidad es la falta de evolución en la teoría y en la práctica. El potencial de este enfoque se ha visto limitado por la escasez de información que se está incorporando. Cain asegura que los clientes no pueden recibir una ayuda óptima de terapeutas tradicionales cuyas prácticas son limitadas y constreñidas. Concluye que al parecer este enfoque parece estar en declive en los Estados Unidos. Mi crítica central al enfoque centrado en la persona, un enfoque que a mi entender es la base de la práctica, no se refiere a lo que incluye sino a lo que omite. No coincido con la idea de que las destrezas técnicas y el conocimiento sean innecesarios. Es obvio que los terapeutas de este enfoque no emplean estrategias directivas, sobre todo por la confianza que tienen en que los miembros encuentren su propia dirección durante el planteamiento de los problemas que presentan al grupo. Los terapeutas de este enfoque no son partidarios de proporcionar o introducir técnicas y ejercicios como forma de estructurar un grupo o de favorecer su trabajo (Boy 1990). En desacuerdo con esta perspectiva, soy más partidario del valor de la acción, de la dirección terapéutica cuando la necesitan los clientes y de destrezas más directivas que las halladas en este enfoque. Considero esenciales el apoyo activo y las intervenciones directivas para promover el cambio de los clientes. He comprobado que soy más efectivo y que el grupo parece ser más productivo cuando existe una estructura que ofrece cierta dirección y que garantiza la libertad de los miembros. Así pues, normalmente proporciono más estructura durante los estadios iniciales y finales del grupo. Normalmente empleo técnicas para favorecer y entresacar el material existente en el grupo más que para poner en marcha al grupo. Aunque no soy partidario de emplear técnicas para provocar emociones, generalmente las uso para que los miembros profundicen en su experiencia de ciertas emociones y examinen sus sentimientos o problemas. Por ejemplo, cuando los miembros hacen referencia a un período de soledad de sus vidas y se reproduce naturalmente la tristeza, 346 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA me inclino a pedirles que hagan distintas cosas algunas de las cuales puede ser mirar a otra persona del grupo y hablar directamente a esta persona sobre la tristeza, hablar a otra persona como si fuera significativa o revivir un acontecimiento pasado como si estuviera ocurriendo ahora. Cuando los miembros plantean un problema o algún asunto pendiente con personas significativas en sus vidas, normalmente se intensifican sus sentimientos. A través de cierta estructura terapéutica, trato de darles el ánimo y el apoyo que necesitan para que mantengan su dolor personal y efectúen un avance crucial. Cuando dicen que les gustaría cambiar su forma de comportarse con alguien que quieren, a menudo les sugiero que hablen a esta persona simbólicamente en el grupo, en un ejercicio de role play. A través de esta estructura los miembros pueden beneficiarse probando diferentes alternativas y también del feedback que reciben de sus compañeros. Estas técnicas o experimentos surgen de la situación fenomenológica y están destinadas a facilitar una auto-exploración más profunda, lo que difiere sensiblemente de presionar a los individuos a sentir ciertas emociones. Esta directividad del terapeuta no se limita a las sesiones grupales, se amplía también a la ayuda a los individuos para que pongan en práctica en sus vidas diarias lo aprendido en las sesiones del grupo. Como yo creo que los miembros pueden beneficiarse de la asistencia terapéutica para convertir sus insights en programas de acción, soy partidario de asignar tareas destinadas a ayudar a los clientes a desafiarse a sí mismos para hacer cosas difíciles. Aunque normalmente pido a los clientes que efectúen las tareas, algunas veces las presento a modo de sugerencia o invitación. Estas intervenciones orientadas a la acción están destinadas a capacitar a los miembros a adoptar decisiones sobre los aspectos que desean cambiar y a que adquieran cierta práctica pensando, sintiendo y comportándose de forma diferente. Yo supongo que la mayoría de los facilitadores del enfoque centrado en la persona no se sentirían cómodos con los métodos orientados a la acción que he descrito. Aplicación del Enfoque Centrado en la Persona a Poblaciones Multiculturales El enfoque centrado en la persona se ha empleado, más que ningún otro modelo, para reunir a personas de diversas culturas con el propósito de desarrollar una compresión mutua. En 1948 Rogers inició la elaboración de la teoría de reducción de tensión entre grupos antagonistas, y continuó trabajando con este proyecto hasta su muerte en 1987. Dirigió seminarios con diferentes tipos de facciones en Italia, Polonia, Brasil, Japón, México, Francia, Filipinas, Sudáfrica, la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos (Rogers, 1987c). Poco antes de su muerte, Rogers dirigió seminarios de cuatro días con psicólogos, educadores e investigadores soviéticos. Rogers mantenía que en TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 347 estas sesiones había comprobado que los problemas expresados diferían poco de los sentidos por grupos similares de profesionales de los Estados Unidos. Descubrió que un clima psicológico producía ciertos resultados predictibles en los Estados Unidos, en Sudamérica, en Europa y Sudáfrica así como en Rusia (Rogers, 1987a). Los grupos centrados en la persona han logrado mucha popularidad en Japón, y los investigadores han dirigido multitud de estudios en este país. Murayama, Nojima y Abe (1988) señalan que los miembros de estos grupos experimentan normalmente sentimientos de inferioridad al expresar su punto de vista durante los encuentros de grupo. La dificultad de las personas japonesas para expresarse cuando sienten de forma diferente a los otros se debe en parte al sentimiento de vergüenza que atribuyen a expresar sus diferencias. Los hallazgos de las investigaciones demuestran que los clientes japoneses prefieren ocultar sus sentimientos en vez de expresarlos. Debido a esta tendencia, las sesiones grupales suelen caracterizarse por silencios prolongados, durante los cuales los miembros esperan que alguna otra persona rompa el silencio. Los facilitadores japoneses tienden a ser más directivos, en parte porque los miembros esperan que sean ellos quienes tomen las iniciativas. Murayama y sus colaboradores concluyen: "Los grupos centrados en la persona han constituido un gran factor en la orientación de personas que han vivido en la sociedad japonesa. La aplicación de la teoría centrada en la persona ha contribuido al desarrollo de un ser humano más maduro y sabio" (1988, p. 490). Como hemos visto, uno de los aspectos más importantes de la terapia centrada en la persona reside en la escucha activa, que es fundamental para el trabajo grupa! efectivo. Este enfoque se basa en la importancia de prestar atención a los mensajes profundos que los clientes emiten en el grupo. La empatia, la presencia y el respeto a los valores de los clientes son actitudes y destrezas particularmente importantes para el trabajo grupal con poblaciones culturalmente diversas. Al trabajar con ciertos clientes americanos con antecedentes japoneses, por ejemplo, el terapeuta debería ser consciente de sus dudas para revelar sus sentimientos. Los terapeutas centrados en la persona deberían respetar la norma cultural relativa a la expresión de sentimientos propios y no limitarse a presionar para la expresión inmediata de sentimientos. Deberían ayudar a los clientes a trabajar desde el marco de referencia de sus valores. Aunque el enfoque centrado en la persona ha contribuido significativamente al trabajo de grupos con poblaciones sociales, políticas y culturales diversas, existen también algunas limitaciones para ponerlo en práctica dentro de los servicios públicos de salud. Muchos de mis clientes que vienen a una clínica de salud mental o que están recibiendo algún otro tipo de tratamiento pueden necesitar una experiencia grupal más estructurada. Este es el caso de los grupos de tiempo limitado, los grupos abiertos cuyos miembros cambian cada poco tiempo, los grupos orientados a la tarea y los grupos com- 348 EL ENFOQUE CRUPAL CENTRADO EN LA PERSONA puestos por poblaciones culturalmente diversas. Los clientes con un estatus socioeconómico bajo solicitan ayuda profesional para manejar algunas crisis comunes, para