Concepciones sobre el castigo en maestros y maestras: entre la dimisión y el deseo Se realizó una investigación acerca de las concepciones que tienen algunos profesores(as) del castigo, basada en dos principios fundamentales: 1.Docta ignorancia: el investigador debe suspender sus presupuestos lo más que pueda, para que el encuentro con lo incierto pueda provocar nuevos saberes. 2. Interpretación de los dichos: los dichos se interpretan a partir de los decires del sujeto, es decir, de la modalización que cada uno de los maestros hizo frente a sus palabras. Los hallazgos pueden expresarse como circuito del castigo, en donde podemos encontrar: a) algunos modos como el maestro castiga; b) modos particulares como el otro ingresa en su discurso; c) unas concepciones de autoridad d)concepciones de diálogo; e) unos para qué y f) por qué se castiga al infante; g) unas dimensiones inconscientes que también determinan sus concepciones de castigo; h) unos afectos que revelan disposiciones del maestro hacia el alumno, y i) unas concepciones de educación infantil e infancia que definen el acto de castigar j) respuestas del niño frente al castigo. a) Rostros del castigo El castigo cambio su rostro, ahora no se enfoca en una amonestación física como solía hacerse antaño, sin embargo aún quedan secuelas de esto expresadas en palmadas o empujones, sobre todo si el alumno no se somete a la voluntad del maestro, sin embargo dichas secuelas son ejecutadas con sutileza para evitar sanciones dictadas por las leyes correspondientes a este respecto. El nuevo rostro del castigo se basa en castigos negativos haciendo alusión al conductismo, es decir, privar al estudiante de objetos o situaciones preciadas como el recreo o los dulces, por lo que reconocer dichos objetos o situaciones se convierte en una habilidad imperativa para los profesores(as), también pueden usarse reprimendas gestuales como las miradas de ira, el levantar la voz o simplemente ignorar al estudiante, por último el docente puede optar por valorar negativamente el carácter del niño con el fin de generar un cambio en el mismo. b) El lugar del otro en los maestros Somos seres de constante interacción con un otro, en el caso de los docentes se relacionan con 3 formas de dicho otro; en primera instancia se encuentra el otro jurídico representado en la ley 1098 de 2006 así como en el manual de convivencia en donde haciendo referencia al lenguaje se debe sustituir el significante castigo por sanción, y en donde se especifica que se debe evitar gritar o reprender físicamente a los estudiantes y en lugar de ello se debe usar el dialogo como medio de resolución de conflictos, lo que genera malestar en los maestros ya que puede constituir permisividad y desdibujamiento de su rol de autoridad haciendo más compleja su labor de educar; el segundo otro con el que tienen relación los docentes es la formación universitaria donde si bien pueden conocer otras acepciones sobre el castigo, ello no garantiza que sus realidades subjetivas se vean impactadas por dicho conocimiento y tampoco garantiza que la educación de los infantes sea impoluta y no se presenten ningún tipo de tropiezo; por último se encuentra el otro de la institución educativa, en donde hallamos a los directivos, padres de familia y pares profesionales, estos interlocutores pueden ser tanto una herramienta como un obstáculo en el proceso educativo de cada docente. Estos otros cumplen el papel de reguladores para cada docente y sus posibles actuaciones. c) Autoridad y castigo La autoridad y el castigo están ligados en tanto el segundo es una herramienta para poder mantener y garantizar que la primera, ósea, la autoridad permanezca vigente en el salón de clases, algunos maestros sitúan al amor como base de dicha autoridad, así el docente ama a sus estudiantes y espera lo mismo de ellos, sin embargo tal como en la mayoría de relaciones siempre existirá una ambivalencia lo que puede llevar a resistencia y hostilidad por parte de los estudiantes, el docente entonces no es la autoridad sino que la ejerce para abordar diferentes situaciones como por ejemplo la de los niños que intentan transgredir las normas del salón. Ahora bien el docente en ocasiones puede excederse y ser o muy severo o muy dócil a la hora de reprender y le puede ser muy complejo poder controlar las demandas pulsionales de los niños, si el maestro no hace nada ante la transgresión de un niño será porque no encontró las herramientas adecuadas y si es muy severo pues entonces podremos evidenciar el “goce” intrínseco en cada ser humano, así pues cada docente debe ser consciente de que no es posible regular en su totalidad a cada estudiante y que en vez de enfocarse en ese imposible debe centrarse en lo que sí es posible. d) Castigo y ¿diálogo? El dialogo posee un gran valor pedagógico desde un punto de vista académico pero en la práctica docente según las entrevistas realizadas en el estudio, se torna más de forma unilateral y lo que se destaca es la ausencia de la voz del niño. Es condición entonces, que haya un ejercicio de escucha activa para que haya un verdadero dialogo; donde, se exige un despojo que subjetividad e ideales y en lugar de ello, una apertura al conocimiento del otro. Si bien castigar es ratificar en el otro lo ya sabido, silenciarlo; escuchar, por su parte es disponerse a lo ignorado incluso hasta cuestionarlo dando lugar a un sujeto. e) ¿Para qué se castiga a los niños? Los maestros aluden dos tipos de efectos esperados producidos por el castigo en los niños: 1. Educar al infante y hacerlo responsable de sus actos Desvaneciéndose el ideal, 2. Provocar sufrimiento mediante el castigo dado. Responsable en un sentido de impartir ideales en el niño; ya que el proceso generalmente se da en dos momentos, inicialmente se le atribuye el desconocimiento de su falta y en un segundo momento el supuesto del saber discernir entre lo bueno y malo, siendo así la finalidad del castigo acuñada como corrección. f) ¿Por qué se castiga a los niños? La pregunta por la motivación por parte del maestro para castigar es inherente cuando se aborda la finalidad del castigo. Develando tras las entrevistas que la naturalización de este no existe pues no todos los maestros imparten castigos, o por las mismas faltas y no son los mismos para las diferentes situaciones. Lo anterior rectifica la necesidad de identificar con que elementos se justifican la forma particular de castigar, hablando específicamente, de su subjetividad. De tal forma que hay dos elementos subjetivos en la justificación por parte de maestros: la impotencia y su deseo como educador. La impotencia cuando se presenta tiende a exteriorizarse en forma de maltrato por parte del educados ejerciendo su poder, pudiendo coexistir un goce por el doblamiento del alumno; o bien, cuando el maestro actúa como representante de ley para el niño, siendo una práctica que favorezca el ingreso de los niños al mundo simbólico de normas, lo anterior requiere una posición por marte de los maestros como un tercero, remitiendo al Otro. g) Historia personal del maestro y castigo El maestro desde su historia personal castiga a sus alumnos de la manera en cómo fue castigado el mismo en su infancia o al menos siente deseos de hacerlo, esto se debe a lo que Freud llamo como la compulsión de repetición en donde el sujeto sentía satisfacciones pulsionales al encontrarse en la figura de poder y donde podía repetir con los otros lo que pasaba con él en la infancia. Por otro lado, está el maestro que se castiga a sí mismo como lo castigaban en la infancia, cuando sus alumnos no le obedecen, lo que refiere una vuelta contra sí mismo, en donde el superyó no permite que esa agresión sea dirigida hacia el otro, sino hacia el mismo sujeto, esto obedeciendo a una consecuencia moral. H) Afectos del maestro cuando castiga Cuando el maestro castiga debido a que el alumno no le obedece, este siente cierta gratificación, es decir hay un goce que se siente al culpabilizar y castigar al niño, no con el objetivo de que este modifique su conducta, sino simplemente para verlo sufrir. De igual manera, aparece el deseo o la ternura cuando el maestro ve al estudiante después de castigarlo, esto refleja que entre ambos se establece un vínculo, que le sirve de dique al maestro para establecer límites cuando el alumno no cumple con las normas establecidas. I) Concepciones de infancia y de educación infantil Las diferentes formas de castigo se piensan desde la concepción que el maestro posee sobre la infancia y la educación infantil, algunas pensadas en donde el niño debe ser responsable de la conducta que realiza, pero a su vez de manera inconsciente el exterior lo vuelve víctima. Hay otra concepción en donde el niño no posee pulsión, esto implica que puede ser controlado fácilmente y otra en donde el maestro se encuentra con dicha pulsión y evidencia la imposibilidad de poderlo educar. A pesar de las diferentes concepciones, el maestro sabe y reconoce que su labor es difícil de realizar, puesto que debe educar al niño sin maltratarlo, sin frustrarlo, sin causarle algún tipo de sufrimiento, de que no pierda las diferentes asignaturas y aparte de que los padres no se sientan molestos para que no interfieran en la educación del alumno. J) Respuestas del niño frente al castigo El niño castigado puede reaccionar de diferentes maneras después de impuesto el castigo, en donde unos se contienen después del mismo y no vuelven a transgredir normas, otros se contienen por un tiempo, pero vuelven a transgredir y otros que no se contienen y por el contrario continúan transgrediendo las normas. Esto implica que educar se vuelve una imposibilidad puesto que no hay manera de domesticar la pulsión que lo lleva a cometer dichos actos, además aceptar las normas o los diques no es un hecho natural que se da por sí mismo, sin embargo, esta aceptación de las normas puede emerger por la presencia de una autoridad que ayude al niño a inscribirse en las mismas. REFERENCIA Mejía, M. P., Cortés, M., Toro, G. L., Parada Bello, M., & Palacio, L. M. (2012). Concepciones sobre el castigo en maestros y maestras: entre la dimisión y el deseo. Pedagogía Y Saberes, (37), 169.176. https://doi.org/10.17227/01212494.37pys169.176