UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS OCCIDENTALES EZEQUIEL ZAMORA “UNELLEZ” VICERRECTORADO DE INFRAESTRUCTURA Y PROCESOS INDUSTRIALES JEFATURA DE EXTENSION MUNICIPIO TINACO PROGRAMA DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA CONTADURIA PÚBLICA Docente: Lcdo. José Vera Sub-Proyecto: Derecho Laboral y Seguridad Social V Semestre Matilde Moreno Anyelis Londoño Marlene Mieres Daciel Pérez Estudiantes: C.I. 7.562.871 C.I. 24.014.601 C.I. 31.422.313 C.I. 17.890.831 ORIGEN DEL DERECHO DEL TRABAJO Cada tipo de sociedad ha configurado respecto a su modo de producción relaciones económicas, de jerarquía, de propiedad, sociales y por ende de trabajo, muy particulares dentro de su contexto propio. Por ello, aunque el trabajo surge con la humanidad, por la necesidad de apropiarse y transformar la naturaleza para satisfacer sus necesidades, el derecho laboral como tal no aparecerá sino hasta estadios de civilización más avanzados. Los primeros vestigios del derecho laboral aparecieron en la antigua Roma, donde los empleadores tenían ciertas obligaciones frente a sus trabajadores. Los juristas romanos empezaron a crear nuevas formas contractuales, siempre desde la lógica del Derecho Civil, por las cuales se regulaban las nuevas formas de prestación de los servicios que empezaron a surgir en la sociedad romana. De acuerdo con diversas fuentes históricas, entre los siglos VI y V a. C., la población de Roma experimentó un crecimiento que hizo insuficiente la mano de obra esclava disponible. Los hombres libres de condición económica precaria, romanos sin propiedades o esclavos que habían ganado su libertad, “arrendaban” sus servicios a cambio de dinero (Sanguineti, 2008). A diferencia de los esclavos, estos (operae) tenían un vínculo jurídico libremente asumido con quienes contrataban sus servicios (conductio), pues se les consideraba ciudadanos de la República. Así surgió un tratamiento jurídico propio del trabajo prestado por los hombres libres, conceptualmente distinto del trabajo esclavo. El paso por el feudalismo estableció relaciones complejas entre los contratantes y los que vendían su fuerza de trabajo, relaciones de servidumbre, en la mayoría de los casos muy parecidas al esclavismo, y en otros casos las relaciones de contrata establecidas por los maestros artesanos con sus aprendices u oficiales. En este contexto es que los oficiales empiezan también a conformar sus propias organizaciones, podría considerárseles como protosindicatos, buscando establecer mejores condiciones de trabajo dentro de los talleres, mediante la negociación y eventualmente con la adopción de medidas de fuerza para hacerle frente al monopolio de los gremios artesanales, quienes se reservaban las leyes para el establecimiento de contratos y jerarquías, así como el privilegio de aprobación de nuevos talleres. No sería hasta las condiciones de trabajo riesgosas e insalubres a los que se vieron expuestos los trabajadores, con la revolución industrial, que empezó a pensarse en un derecho que pudiera proteger a los trabajadores. Movimientos políticos como la revolución francesa y el posterior liberalismo económico, postularon que al trabajador debía pagársele lo necesario. Durante el período de la Revolución Industrial y aprovechando el exceso en la oferta de mano de obra, los empleadores hacían laborar a los trabajadores por más de 16 horas diarias, sin que exista límite alguno fijado por el Estado. Esto respondía a la voluntad unilateral de la persona que contrataba la fuerza de trabajo. En este contexto, el pedido de reducción de la jornada de trabajo y la dotación de períodos de descanso fue una de las aspiraciones más importantes de los trabajadores, a principios del siglo XIX. El desarrollo de los derechos de asociación sindical y de huelga en el transcurso de este siglo trajo como resultado la consecución de mejores condiciones en la prestación de servicios. A través del ejercicio de estos derechos que son los pilares fundamentales de la lucha del movimiento obrero se pudo conseguir la reducción de la jornada de trabajo hasta 10 horas y el establecimiento de períodos de descanso en el transcurso de la misma jornada. El marco referencial de surgimiento del derecho al descanso corresponde al Estado liberal clásico, cuya filosofía respondía al abstencionismo en las relaciones laborales. Desde su doctrina jurídica proclamaba que no había razón alguna para la regulación de la jornada de trabajo y que éste debía regirse por las leyes generales de la economía y por las particulares del trabajo. Solamente con el desarrollo del moderno Derecho del Trabajo, a principios del siglo XX se pudo institucionalizar de manera uniforme y permanente el derecho a períodos de descanso. Lo que supuso la intervención del Estado para limitar la autonomía de la voluntad empresarial en favor del restablecimiento de un equilibrio que permitiera una negociación más pareja entre las partes. Esta intervención estatal permitió la canalización del conflicto que podía poner en peligro el orden social establecido y, al mismo tiempo, controlar el fortalecimiento del movimiento obrero en pleno auge. Se muestra así la doble función, tuitiva y pacificadora, que se le atribuye al Derecho del Trabajo. En ese sentido, la intervención estatal en las relaciones laborales se consolidó a través de la creación de órganos del aparato estatal que se especializaban en la administración de las contingencias en torno al trabajo, como los conflictos entre trabajadores y empleadores. Con la aparición y posterior evolución del Derecho del Trabajo se reconoce que éste es una actividad humana y no una mercancía. Como tal se debe considerar que el trabajador, en la realización de sus tareas consume gran parte de su energía física y mental. El fortalecimiento y posterior consolidación del Derecho del Trabajo como disciplina autónoma, independiente del Derecho Civil, que hasta entonces reguló el trabajo asalariado (Ojeda, 2007), propició la ruptura, aunque no definitiva, con los principios jurídicos tradicionales y la aparición de principios propios, que respondiesen a la lógica de esta nueva rama jurídica, autonomía o especialidad, propiamente del ordenamiento laboral, que supone enfrentarse a un proceso de corrección y sustitución de buena parte de las reglas civiles. Sin embargo, éstas seguirán jugando un rol importante: De suplencia normativa y de fundamentación conceptual (Martin V. y otros, 2007). Lo anterior coincide con el desarrollo del Derecho del Trabajo en nuestro país, tal como lo establece la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica del Trabajo, Los Trabajadores y Las Trabajadoras (LOTTT), publicada en Gaceta Oficial N° 6.076 Extraordinario del 7 de mayo de 2012, para los Trabajadores y Trabajadoras: El derecho laboral venezolano, tal y como se le conoce contemporáneamente, nace a partir de la promulgación de la primera Ley del Trabajo del 23 de julio de 1928, que permitió superar las disposiciones del Código Civil sobre arrendamiento de servicios que regía las relaciones laborales, y se afianza con la promulgación de la Ley del Trabajo del 16 de julio de 1936, que estableció un conjunto sustantivo de normas para regular los derechos y obligaciones derivados del hecho social del trabajo. CONCEPTO DE DERECHO AL TRABAJO El derecho al trabajo abarca un compendio de normas, regulaciones y disposiciones que surgen de la relación entre quien contrata para un fin económico o social, y quien presta su fuerza de trabajo para poder materializar dicho fin, para garantizar el cumplimiento de lo convenido entre ambas partes. El dos veces Presidente de Venezuela. Rafael Caldera, y quien es uno de los protagonistas de la primera Ley del trabajo en Venezuela (1936), concibe al derecho del trabajo como: (…) conjunto de normas jurídicas que se aplican al hecho social trabajo, tanto por lo que toca a las relaciones entre quienes intervienen en él y con la actividad en general, como el mejoramiento de los trabajadores en su condición de tales (Caldera, 1984). Aquí se menciona los sujetos que intervienen en la relación de trabajo, tomándose al Derecho del Trabajo, como un sistema regulador, pero no nos acerca a los fines que persigue el mismo. Néstor de Buen Lozano (2000), nos ofrece un concepto más amplio, al incluir uno de los fines del derecho laboral, quien dice al respecto que: derecho del trabajo es un conjunto de normas relativas a las relaciones que directa o indirectamente derivan de la prestación libre, subordinada y remunerada, de servicios personales, y cuya función es producir el equilibrio de los factores en juego mediante la realización de la justicia social. Señalando de manera explícita que surge de las relaciones desiguales o asimétricas entre trabajador y patrono, que históricamente tiende a relaciones de poder, que por naturaleza establecen el sometimiento de una parte (dueña de los medios económicos) sobre la otra. Pues las relaciones de trabajo se dan en el marco de medios de producción, así De la Cueva (2009) propone que dicha justicia social como fin del Derecho del Trabajo se debe realizar en el equilibrio de las relaciones entre el trabajo y el capital. Esta definición es completa y abarca a la generalidad de situaciones, aun cuando omite las relaciones que no son de “trabajo-capital”; por ejemplo, las del servicio doméstico, caso en el cual la relación es de persona a persona. NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO DEL TRABAJO Hay autores que sostienen que es necesario ver el plano en el que se encuentran los sujetos de la relación jurídica, para poder distinguir si la norma que los rige es de derecho público o de derecho privado. Si una de las partes impone a la otra las condiciones del contrato, se está frente a normas de derecho público; pero si las partes tienen facultades para discutir las condiciones o normas reguladoras del contrato, estamos frente al derecho privado. El Derecho del Trabajo en su naturaleza es híbrido, posición que es afirmada por la doctrina de la escuela del Derecho Mixto, porque todo lo relativo a la contratación individual y condiciones de trabajo está formado por instituciones de derecho privado; lo relativo al sindicato, inspección del trabajo, huelga, designación de funcionarios de los tribunales del trabajo, integración de comisiones mixtas para fijar el salario mínimo, etcétera, se rige por instituciones de derecho público; se puede adaptar dependiendo de su ámbito de aplicación que rige a toda persona natural o jurídica que labore. Según Buen Lozano (2000), el derecho del trabajo en su naturaleza jurídica no solo es regulador sino también es tutelar, por regulador entendemos que es el derecho que se encarga de que los trabajadores presten un servicio a sus patrones y que lo cumplan con las especificaciones que se les ha pedido (esfera privada, porque atiene al interés individual), pero también se encarga de regular que sus trabajos sean dignos, que les proporcione satisfacción y además no dañen su integridad como personas (esfera pública), como lo indica el artículo 87 de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, contenido en el Título III De Los Derechos Humanos y Garantías, y los Deberes: Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado garantizará la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona puede obtener ocupación productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este derecho El tratadista mexicano Mario de la Cueva (1999) afirma que el derecho del trabajo ya no puede ser concebido como un conjunto de normas reguladoras de un intercambio de prestaciones patrimoniales, sino como el nacimiento de un nuevo sistema de derecho, distinto del derecho público y del derecho privado, pues es el estatuto que la clase trabajadora impuso en las Constituciones (al punto que muchas han tenido que redefinirse a partir del Derecho del Trabajo), para definir su posición frente al capital y fijar los beneficios mínimos que deben corresponderle por la prestación de sus servicios, por lo tanto cumple con las características propias de lo que algunos juristas denominan Derecho Social, pues se encarga de tutelar y brindar protección a clases sociales o grupos que se consideren vulnerables (los trabajadores) o en situación de desventaja frente a otros (los dueños de empresas o patronos). Paul Durant (en Machicado, 2010) dice que no es Derecho Mixto ni Derecho Social, sino es un Derecho Particularista, porque tiene principios propios, se crea con el proletariado y que es representación del económicamente débil. Tiene orientación científica, procedimiento propio para resolver problemas laborales vía contenciosa y conciliatoria. IMPORTANCIA DEL DERECHO DEL TRABAJO Es ya un lugar común señalar que el Derecho del Trabajo parte de la constatación fáctica de una relación desigual o asimétrica entre trabajador y empresario, por lo que busca, por diversos medios, restablecer el equilibrio o, por lo menos, atenuar la desigualdad existente. Se presenta, entonces, como indispensable el apoyo o protección a una de las partes de la relación: A la objetivamente más débil. Por esa razón, y dada la implicancia personal del trabajo prestado por cuenta ajena, se sostiene que estamos ante un ordenamiento eminentemente tuitivo, que busca proteger o defender determinados derechos o intereses del trabajador, los cuales podrán ir evolucionando o ser diferentes dependiendo de los valores predominantes en cada período histórico (Martin V. y otros, 2007). El desarrollo de la persona sólo se logra, a través del acceso de ella a un trabajo digno, adecuado y permanente (estable), que le garantice ingresos para poder sostenerse a sí misma y a su grupo familiar y, además, para existir plenamente (junto con su grupo familiar) en su entorno, desarrollándose cabalmente. Es decir, que el trabajador pueda contar con un futuro material. Esa perspectiva de que los trabajadores puedan tener un futuro material, a través de un empleo seguro, es lo que permite comprender la importancia de la relación laboral adecuada y estable. Así, puede establecerse que, después de la vida, quizás el trabajo es el derecho humano más importante, porque toca el tema de la subsistencia y, evidentemente la actividad laboral debe desarrollarse en condiciones de dignidad. Es interesante traer a colación, lo que ha señalado el informe de la Organización Internacional del Trabajo, en la 89ª Reunión de junio del año 2001, sobre lo que ese ente denomina trabajo decente (OIT, 2001): La mejor expresión de la meta del trabajo decente es la visión que tiene de él la gente. Se trata de un puesto de trabajo y sus perspectivas futuras, de sus condiciones de trabajo, del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, de la posibilidad de enviar a sus hijos a la escuela o retirarlos del trabajo infantil. Se trata de la igualdad de reconocimiento y de la capacitación de las mujeres para que puedan tomar decisiones y asumir el control de su vida. Se trata de las capacidades personales para competir en el mercado, de mantenerse al día con las nuevas calificaciones tecnológicas y de preservar la salud. Se trata de desarrollar las calificaciones empresariales y de recibir una parte equitativa de la riqueza que se ha ayudado a crear y de no ser objeto de discriminación; se trata de tener una voz en el lugar de trabajo y en la comunidad. En las situaciones más extremas, se trata de pasar de la subsistencia a la existencia. Para muchos es la vía fundamental para salir de la pobreza. Para muchos otros, se trata de realizar las aspiraciones personales en la existencia diaria y de manifestar solidaridad para con los demás. Y en todas partes, y para todos, el trabajo decente es un medio para garantizar la dignidad humana...El trabajo decente ofrece, pues, un medio para combinar el empleo, los derechos, la protección social y el diálogo social en las estrategias de desarrollo. FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO DEL TRABAJO Los derechos fundamentales, la forma de Estado y el sistema económico, son básicos para establecer el modelo constitucional de una determinada sociedad; esto suele plasmarse en el texto constitucional el cual además contiene los propósitos y funciones de ese gran pacto social y están representadas principalmente por la unidad del ordenamiento jurídico y la salvaguarda de ciertos valores. Y como lo establece en su artículo 7, se atribuye el principio de superioridad, y como tal fuente principal del Derecho del Trabajo. Existen derechos constitucionales de carácter general, y no específicamente laborales, que pueden ser ejercidos por los sujetos en sus relaciones de trabajo, por lo que en tal escenario adquieren un contenido laboral por conexión; algunos de ellos serían: Vida (art. 43 constitucional). Salud (art. 83 constitucional). Defensa, debido proceso (tutela jurisdiccional efectiva) arts. 26 y 49 constitucional (de ejercicio gratuito). Asistencia jurídica art. 49 constitucional (de ejercicio gratuito). Derecho a la igualdad y no discriminación, (art. 21 constitucional). Libertad de expresión (art. 57 constitucional). Derecho a reunión. (art. 53 constitucional). Resulta trascendental, en la efectividad de goce de algunos derechos laborales, el carácter gratuito de ellos, dado que la incursión en gastos de representación, así como de juicio podrían mermar su acceso para quienes carecen de medios económicos. Derechos fundamentales laborales de carácter individual. Los Derechos previstos a favor de los trabajadores serán aplicables a los funcionarios Públicos en la medida que la interpretación que se le dé a dichas normas constitucionales, así como aquellas de origen externo, respeten las especiales cualidades del Sistema Estatutario y la finalidad que persigue toda actuación de la Administración pública conforme al artículo 141 constitucional. Se tienen pues los siguientes derechos fundamentales laborales de carácter individual: Derecho al trabajo (art. 87 constitucional). Derecho a la igualdad laboral (art. 88 constitucional). Limite a la jornada de trabajo (art. 90 constitucional). Derecho a un salario suficiente (art. 91 constitucional). Derecho a participar en los beneficios de la empresa (art. 91 constitucional). Derechos a la prestación social de antigüedad (art. 92 constitucional). Derecho a la estabilidad en el trabajo (art. 93 constitucional). Limitaciones al fraude laboral (art. 94 constitucional). La protección integral a la maternidad y paternidad, familia y niñez (arts. 76, 75, 78 constitucional). Derechos fundamentales laborales de carácter colectivo. Derecho a la sindicalización (art. 95 constitucional). Derecho a la negociación colectiva (art.96 constitucional). En cuanto al derecho de huelga (art. 97 constitucional). Derechos fundamentales referentes a la Seguridad Social. Conectados con este tipo de listado no exhaustivo, señalan los arts. 80, 81, 82, 83, 84, 85 y 86 constitucionales: Derecho a la Jubilación. Derechos a la asistencia de incapacidad. Derechos a una vivienda. Derecho a la salud en el trabajo. Principios laborales de aplicación directa. Como en todo Estado Constitucional, los principios, en este caso de naturaleza laboral, coexisten con las normas y derechos constitucionales, que serán rectores ara el operador jurídico, al inspirar la elaboración, interpretación y aplicación de las normas de índole laboral. Están previstos en el art. 89 constitucional y son: Intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas o apariencias. Irrenunciabilidad de los derechos laborales. Aplicación íntegramente de la norma más favorable al trabajador. Nulidad de actuaciones patronales contrarias a esta Constitución. Prohibición de discriminación. Prohibición de trabajo en adolescentes siempre que ello afecte su desarrollo. EL TRABAJO COMO HECHO SOCIAL Nuestra Constitución reconoce al trabajo como un hecho social, al preceptuar en su artículo 89, lo siguiente: “El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado”; por lo cual establece y potencia un sistema jurídico laboral conformado por normas y principios jurídicos constitucionales y legales que regulan y contribuyen a la defensa del trabajo como hecho social; ya que el ser humano que, para vivir y desenvolverse a plenitud, necesita ejercer habitualmente en forma subordinada o dependiente una ocupación remunerada, y su fin inmediato no es otro que hacer posible el ejercicio de esa actividad profesional en condiciones que le garanticen condiciones dignas de vida, salud y un desarrollo físico normal, así como el descanso, la instrucción y el perfeccionamiento profesional, el resguardo de la moral y de las buenas costumbres, y por último, el goce de ciertos beneficios socioeconómicos indispensables para una vida decorosa La actual Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Las Trabajadoras (2012), concibe también, el trabajo como un hecho social, y en su artículo 1 establece: Esta ley tiene por objeto proteger al trabajo como hecho social y garantizar los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras, creadores de la riqueza socialmente producida y sujetos protagónicos de los procesos de educación y trabajo para alcanzar los fines del Estado democrático y social de derecho y de justicia, de conformidad con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el pensamiento del padre de la patria Simón Bolívar. Lo cual se subsume a lo establecido en el artículo 3 de la Carta Fundamental venezolana, al desprenderse de la misma que el hecho social trabajo conjuntamente con la educación, se constituyen en procesos sociales fundamentales para lograr los fines del Estado. SUJETOS DEL DERECHO DEL TRABAJO En principio se consideran sujetos individuales del derecho del trabajo (individual y colectivo) a los trabajadores, patronos, intermediarios, contratistas y, por último, a los grupos de empresas. Trabajador: Se entiende por trabajador la persona natural que realiza una labor de cualquier clase por cuenta ajena y bajo la dependencia de otra en concordancia con el artículo 35 de la LOTTT atendiendo a que la prestación de los servicios debe ser remunerada. Patrono: En concordancia con el artículo 40 de la LOTTT establece que “Se entiende por patrono o patrona, toda persona natural o jurídica que tenga bajo su dependencia a uno o más trabajadores o trabajadoras, en virtud de una relación laboral en el proceso social de trabajo” Entidad de trabajo: se entiende como tal a todo sujeto que tiene trabajadores a su cargo, sea o no una empresa organizada. En la práctica diaria no siempre el trabajador sabe exactamente para quién trabaja, puede suceder que alguna persona le haya ofrecido un empleo y el aspirante no se atrevió a indagar o saber quién era la figura de patrono; también existen personas emprendedoras que actúan sin formalizar la sociedad o ente que va a fungir de patrono, por lo tanto, la personalidad del patrono se hace difusa y lejana. El art. 45 de la LOTTT define las características de lo que comprende este concepto. Contratista: Esta figura del patrono es el verdadero empleador, es una de sus características ser el propietario de los elementos de producción, entiéndase maquinarias, herramientas, equipos, entre otros, este si contrata en su beneficio y en consecuencia asume la responsabilidad por los compromisos derivados de la relación laboral. Es una figura actualmente muy utilizada tanto por el sector público como por el sector privado, prefiriendo vincularse a contratistas y no tener en principio obligaciones laborales para con los trabajadores, con esta modalidad depuran nóminas, se hace practica la contratación en grandes empresas, entre otras ventajas. La consideración del estado como sujeto individual del derecho del trabajo ha sido discutida, un sector de la doctrina pareciera considerar que el estado y sus órganos pueden considerarse como sujetos, ya que intervienen en ciertas relaciones, como en materia de menores. Sin embargo, otro sector de la doctrina afirma que el estado no puede ser considerado como sujeto de la relación laboral puesto que su intervención en la relación laboral es muy limitada, afirma este sector que el estado no actúa propiamente como sujeto, sino cumpliendo finalidades que le corresponden, no sería entonces el estado sujeto ni parte en la relación jurídica laboral. En los casos de las empresas del estado, se dice que ésta actúa como patrono. PRINCIPIOS DEL DERECHO DEL TRABAJO. Regla In Dubio Pro Operario: Todas las normas jurídicas aplicables a las relaciones de trabajo, en caso de duda en cuanto a su sentido y alcance, deben ser interpretadas en la forma que resulte más beneficiosa para el trabajador. Es decir, de entre dos o más sentidos de una norma, ha de acogerse aquel que en cada caso resulte más favorable a los intereses de los trabajadores. Regla de la Norma más Favorable: Por su parte, la regla de la norma más favorable implica un cambio en la manera tradicional de entender el principio de la jerarquía normativa. En efecto, el vértice de la pirámide de la jerarquía de las normas laborales será ocupado por la norma más favorable al trabajador de entre todas las diferentes normas en vigor. Esta regla soluciona uno de los problemas básicos en la aplicación de las normas del Derecho del Trabajo, en cuanto a la determinación de la norma aplicable de entre las varias, posibles y simultáneamente vigentes. En definitiva, se puede señalar que una característica del Derecho del Trabajo es que cada una de sus normas marca niveles mínimos de protección. De esta manera, nada impide que por encima de esos niveles se puedan ir aprobando otras normas que los mejoren. Esta regla tiene plena aplicación en nuestro ordenamiento jurídico laboral, por expreso mandato del legislador. Regla de la Condición más Beneficiosa: Esta regla supone la existencia de una situación concreta anteriormente reconocida y determina que ella debe ser respetada en la medida que sea más favorable al trabajador que la nueva regulación que se ha de aplicar. Esta regla opera, entonces, en los casos de sucesión normativa, garantizando el respeto a los niveles alcanzados con la norma más antigua o derogada. Para invocar esta regla, deben concurrir tres requisitos: • Que se trate de condiciones laborales, en un sentido amplio (alimentación, transporte, becas de estudio, vestimenta, etc.). • Que las condiciones laborales sean más beneficiosas para el trabajador, lo cual importa compararlas con otra regulación, nacida bajo el imperio de una norma antigua, sea legal o convencional. • Que las condiciones laborales hayan sido efectivamente reconocidas al trabajador, a nivel individual. Principio de la Presunción de la No Interrupción de la Relación Laboral: Este principio, reconocido a favor del trabajador persigue que las relaciones laborales sean estables. Esto porque se ha concebido al contrato de trabajo como una relación jurídica indefinida, estable y de jornada completa, de tal manera que asegure la continuidad de la permanencia del trabajador en la empresa, protegiéndola de rupturas e interrupciones y limitando las facultades del empleador de ponerle término. Principio de Supremacía de la Realidad sobre las Formas o Apariencias: Puede definirse este principio señalando que en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que surge de documentos o acuerdos, debe darse preferencia a lo primero, es decir, a lo que sucede en el terreno de los hechos. De esta forma han surgido las nociones de «contratorealidad» y «efectiva relación de trabajo», entendiendo que la aplicación del Derecho del Trabajo depende cada vez más de una relación jurídica objetiva, cuya existencia es independiente del acto que condiciona su nacimiento. Principio de la Presunción de Contrato de Trabajo a Tiempo Indeterminado: El contrato de trabajo se considerará celebrado por tiempo indeterminado cuando no aparezca expresada la voluntad de las partes, en forma inequívoca, de vincularse sólo con ocasión de una obra determinada o por tiempo determinado. Principio de la Obligación de Indemnizar al Trabajador en caso de la finalización de la Relación Laboral por Causas imputables al Patrono: Cuando la relación de trabajo por tiempo indeterminado finalice por despido injustificado el trabajador tendrá derecho a una indemnización calculada en base al tiempo de la relación laboral, acorde a lo establecido en la ley. Principio de la Irrenunciabilidad de los Derechos Laborales: Este principio plantea la imposibilidad jurídica de privarse voluntariamente de una o más ventajas concedidas por el Derecho del Trabajo. El ordenamiento jurídico laboral se aleja nuevamente de los criterios civilistas, que recogen los principios contrarios, de la renunciabilidad de los derechos y de la autonomía de la voluntad. Principio de Libertad Sindical: Este es un principio referido a la génesis, aplicación e interpretación del Derecho Colectivo del Trabajo, el conjunto de derechos que tienen los trabajadores y sus organizaciones para organizarse sindicalmente y para desarrollar actividades sindicales, entre ellas, la negociación colectiva y la huelga. Principios Generales con Relevancia en Materia Laboral. Principio de Igualdad de Trato: El principio de igualdad ante la ley puede formularse como el sometimiento de todas las personas a un mismo estatuto jurídico fundamental para el ejercicio de sus derechos y para el cumplimiento de sus deberes. Principio de no Discriminación: El principio de no discriminación está estrechamente vinculado al principio de igualdad, toda vez que él asegura la plena vigencia del principio de la igualdad al excluir o prohibir toda diferenciación, preferencia o exclusión que se fundamente en criterios objetivos y razonables Principio de la Buena Fe: En su concepción objetiva, el principio de la buena fe impone un modelo o arquetipo de conducta social basado en la rectitud y honradez. BIBLIOGRAFIA Caldera, R. (1984) Derecho del trabajo. II Edición. Buenos Aires: El Ateneo De Buen Lozano, N. (2000) Derecho del trabajo I, Porrúa. De la Cueva Mario (1999) Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo T .1. 17ª. Edición [PDF] Editorial Porrúa, México. Machicado, USFX Jorge (2010). - Derecho Universidad del San Trabajo, Francisco Sucre, Xavier, Bolivia: en: http://jorgemachicado.blogspt.com/2010/01/cdt.htm Marín, Francisco. (2008). Consideraciones sobre los derechos fundamentales en el trabajo y su implicación en Venezuela, en Revista Gaceta Laboral Vol. 14, No. 3. Universidad del Zulia (LUZ). Martín Valverde, A; Rodríguez-Sañudo, F. y García Murcia, J (2007). “Derecho del Trabajo”. [PDF] Madrid: Tecnos. OIT. 2001. Memoria del director de trabajo relativo al trabajo decente. Ginebra: www.ilo.org/public/spanish/standard/relm/ilc/ilc87/rep/i.htm Ojeda Avilés, A. (2007). La genealogía del contrato de trabajo. Civitas. Revista española de derecho del trabajo. En: http://hdl.handle.net/11441/46309 Sanguineti Raymond, W. (2008). “El Derecho del Trabajo como categoría histórica”. En: http://wilfredo-sanguineti.files.wordpress.com/2008/09/dt-como-categoria-historicawsanguineti.pdf. p. 2 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (2000). Gaceta Oficial Nro. 5.453 del 24 de marzo de 2000. Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras (2012). Gaceta Oficial Extraordinaria Nro. 6.076, de fecha 07 de mayo de 2012