EL A G U A T E R O MILAGRO, OCTUBRE 1.960 DR. GASTON MINCHALA MURILLO. Los Viernes por las tardes eran días de pago en Valdez.Cientos de Trabajadores del Ingenio recibían el sueldo, la quincena, el suplido o la liquidación. Pero esas mismas Cientos de Trabajadores del Ingenio recibían el sueldo, la quincena, el suplido o la liquidación. Pero esas mismas tardes, desde la 1 en adelante, todos los “cuartuchos” del Barrio Caliente de Milagro, eran sometidos a un riguroso aseo que incluía la limpieza, el “baldeo” y la eliminación de cucarachas, polillas, sabandijas, salamanquesas, jejenes, y cuanta plaga se hubiera acumulado en la semana. Cuartos pequeños de 2 y medio metros de ancho y 3 de profundidad, 4 de alto, techados con zinc viejo y agujereado, sin patio y ventanas, con poca ventilación, dispuestos de un catre de madera de plaza y media, con un colchón de lana de ceibo muy viejo, sudado y bastante usado, cubierto generalmente con una sábana blanca o de color verde claro, almidonado en exceso y que raspaba el cuerpo, con olor a jabón Águila de Oro y azul añil. Para el Invierno un toldo amplio para dos personas que pendía de un cordel fijado a una cuerda de madera que atravesaba el cuarto.- El mobiliario se completaba con una mesa de madera pequeña, 2 taburetes de, un aguamanil con su lavacara, sobre el piso un pequeño bracero para calentar el agua, una olla mediana, una escudilla.- En la mesa reposaban una caja de fósforos, jabón de Rosas y Jabón Prieto, Agua de Florida, pedazos de palo santo, una linterna mediana con pilas Eveready, las imágenes de San Martín de Porres y San Antonio, a veces el Señor de la Justicia.. Clavadas en la paredes, retazos de madera que simulaban porta toallas de tela.- No todos los cuartos tenían espacio para baño, y casi ninguno un retrete.- No había agua potable, ni “entubada”, y los cuartos se cerraban con una “enclenque” puerta de madera que se sujetaba por argollas de fierro y un candado de baratija con una llave para el Dueño César Solórzano y la restante para la inquilina de turno. Al salir de dichos cuartos, largos canalones conducían a las acequias que en uno y otro lado de la calle 10 de Agosto entre Seminario y Chile, el agua utilizada y el de las lluvias en dirección al Ingenio. Para “vadear” las acequias gruesos tablones de madera iban de los cuartos a la calle.. Estos eran los “cuartuchos” más visitados por el pueblo de Milagro.-Ese era el Barrio Caliente. Los Viernes por las tardes llegaban desde Guayaquil y en los “mixtos” de pasajeros y carga de los Hermanos Torres de San Miguel, en el carro del Chino Castillo, en el Milagro Lindo de Pedro Solís, al Parque Central, frente a las puertas de la Iglesia donde hacían estación, las más variadas “damiselas” del puerto, altas, delgadas, gruesas, bajitas, morenas, blancas, cholas y serranas, con vestidos vaporosos por el clima cálido, de seda también, fajadas y ceñidas al cuerpo, enseñando tobillos, rodillas y muslos al público que alegremente se agolpaba a darles la Bienvenida Semanal. Con sombrero de alas anchas algunas, con sombrillas las más, y todas con su carterón de mano de mimbre tejido o de paja, de color natural o de color verde, rojo o azul “chillones”,con desparpajo bajaban asentando calculadamente sus zapatos de cuero, gamuza o charolina en los estribos de los carros.- Cuantas manos gentiles se lanzaban en afán de apoyo a las damas que escogían a quién y a cual dárselas para descender.-Los sombreros caían sobre sus frentes pero permitían ver desde las aceras del Parque las caras llenas de Talco Para Mí, colorete, sombras exageradas en los párpados, afeites pronunciados y a veces grotescos, labios carnosos, gruesos y delgados, finos, estrechos o dilatados, pero todos humedecidos por lápices rojo carmesí, rojo oscuro, rojo tul, rojo carne o rojo lila, que los volvían frescos y apetecidos. y dejaban ver las sonrisas amplias y los dientes nacarados así como escuchar las risitas agudas y la coquetería natural en algunas, artificial en otras que las distinguían y las volvían únicas dentro del montón.Sus largos o cortos brazos terminaban siempre en muñecas llenas de joyas, esclavas, muñequeras, que hacían juego con las “gargantillas” y largos collares con perlas que adornaban sus estilizados cuellos.- El pronunciado escote así como sus desnudas espaldas y lo corto de los vestidos dejaban apreciar las generosas posaderas que eran el deleite de los curiosos.- En las orejas de “nuestras” damas pendían zarcillos, aretes de oro legítimo, con incrustaciones de perlas, y remataba ese cuadro con anillos múltiples casi en cada uno de los dedos de ambas manos, lo cual con el vaivén de movimientos de cuellos, brazos y caderas tenían anonadados a cuanto parroquiano se acercara. Esos Viernes en las tardes habían llegado las “hembras” más codiciadas ,las que hipnotizaban y creaban artificios de lujuria en los varones de la población, habían llegado a Milagro las “ Hetairas”, las “Niñas”, las “Señoritas” las “ Mesalinas”, las “Huicsas”, las “Zorras” las “Mecas” o simplemente las “Putas”. A distancia del cortejo, a pié algunos, otros sustentando sus bicicletas Raleigt, con timones adornados con penachos de plásticos multicolores, con parrilla acolchonadas, con infladores y dinamos para las luces, doble freno en los manubrios, desparramados por las calzadas estaban el Negro Riñón, el Negro Víctor, Pedro Julio Alvarado, El Cura Barcia, Carlín, el Suco, Kalinka, y tantos otros “maridos” “proxenetas”cacheros” “galarifos” “acompañantes” o simplemente “cabrones” de las putas de Milagro.Previo al desfile de feria que se iba a dar, desde las 4 esquinas del Parque ya se avizoraban a cuanto curioso quisiera unirse al Carnaval anticipado.- Profesores y alumnas del Colegio de Señoritas San José, Curas y Beatos de la Iglesia San Francisco, Médicos y pacientes de las Clínicas Milagro e Internacional, comerciantes y marchantes habitúales, así como Concejales y empleados del Municipio de Milagro, sumados a tanta ama de casa que sin querer tenía que presenciar el espectáculo de circo. Y éste comenzaba.- atravesaba el cortejo el centro del Parque y se dirigía a la Juan Montalvo, y en la esquina de Pedro Carbo la gente entusiasmada gritaba jubilosa y algunos aplaudían el paso de las meretrices. Los Egresados Alberto Serrano y Federico Bolaños cigarrillo en mano eran los más complacidos por la fiesta.- El Dr. Alejandro Zaldúa dejando en el sillón a un paciente y con las tenazas de extraer muelas en su mano derecha, entre curioso y sonriente, también se solazaba con el trepidar de la caravana humana.- Algunos enfermos convalecientes de las Clínicas aprovechaban de éste momento para fugarse y no pagar las cuentas.- Desde el Municipio César Caicedo, concejal y el Coronel Vicuña, así como “Flor de Sapo” Núñez, reían destempladamente al reconocer en el tumulto a las “niñas” más conocidas. Y es que la caravana precedida por tanto “tuerto”, ”manco” “tullido” o “cojo”, ya avanzaba por la Pedro Carbo hasta la 5 de Junio, y en ésa esquina el Capitán Dávila, en su cebichería - salón conminaba a sus clientes asiduos Juan García, Stillman Jurado y “vaca mardita” Valverde para que salgan a aplaudir al gentío que se acercaba. Al virar la cuadra Julio Acuña Gomero dejó de vender colas y cervezas al por mayor y desde la Comisaría Nacional se vinieron Norman Zea y César Gordon, el Secretario ,para avivar a la gente a vitorear el cuadro humano. Las meretrices al verse tan bien acompañadas en su andar, lanzaban besos “volados” a los balcones de las casas y a las ventanas de los altillos donde se asomaba la gente provocando conatos de incidentes entre mujeres y maridos, porque se creía que ellos eran “clientes “ de las “hetairas”. Viraron hasta la Bolívar y un grueso pelotón humano comandados por Gonzalo Zarama mayordomo de Valdez, el cholo “Kika”, y Carlitos “Wincha” Mena las esperaba, cuando a carrera se “treparon” a la fiesta todos los peloteros del “Uruguay” comandados por el Maestro Reasco, allí estuvieron Carlitos Triana, los “gatos” Huerta y Morejón, “Piel Roja” Mosquera, y otros. “Mama Encarna” se preparaba a poner la mesa para la venta de caldo de salchichas cuando la “gavilla enfiestada tiró abajo toda la loza, los platos y cantinas, así como el contenido de las maxiollas con el caldo caliente.- Los gritos, burlas, alaridos y blasfemias acompañaban ya largo rato al cortejo. No pocos con vista cómplice se habían comprometido a visitarlas esa noche en el Barrio. Y enfilaron por la García Moreno hasta la Seminario donde Celiano Paguay estaba entregando a los comerciantes de carne, carniceros y matarifes la mercadería de fin de semana.Todos ellos dejaron de lado los grandes cuchillos, los afiladores, los delantales, las pesas y romanas para acercarse a saludar a las damas de la noche, y a pesar de su penetrante olor a sangre de su vestimenta nunca dejaron de recibir mimos y halagos e invitaciones a la fiesta sexual , en la que ellas y ellos serían los protagonistas. Finalmente recorrieron la Seminario hasta la 10 de Agosto y aparte del pueblo valdespino de esa zona ya todos los “cabrones” habían llegado en sus bicicletas, y como un solo grupo unido, habían decidido hacer la llegada más pintoresca.Provistos de envases de colas y refrescos en una mano y en la otra grandes cantidades de “cohetes” y cerillos en la otra estaban dispuestos a decirle a la población propia y extraña, a punta de “cohetazos” que ya, por fin , sus “putas” habían llegado al Barrio Caliente.Todo el pintoresco desfile en que habían participado caballeros y damas conocidas, niñas de bien, autoridades, políticos, sacerdotes, monaguillos y monjas, así como el público en general, y que era una comedia de burlas, que motivaba condenas, aprobaciones, lascivia, rechazo, aceptación, era el momento ideal en que se dejaban ver y conocer a cuanto “tullido”, discapacitado , o medio loco tuviera Milagro, porque una gran parte de ellos eran “los aguateros” del Barrio.VIERNES 7 DE LA NOCHE.- Desde el Parque de Los Leones en donde hacían “estación” gran cantidad de gente se venía paulatinamente al Barrio, engrosaban filas verticales a lo ancho y largo de la Calle 10 de Agosto, dirigidas a la “Dama” con la que querían acostarse. Felipe Heredero le preguntaba a Gerardo Vargas que “a donde iba él a entrar.“Yo voy donde la Gringa” le dijo.- El contestó “pero ella cobra 7 sucres, yo sólo tengo 5, entonces me meto donde la “Flaca” Alicia”.Todas estas mujeres tenían una bien ganada fama de ser artistas en el catre. Y por eso la “clientela” que mantenían les era fiel.- Cuantas de “ellas” fueron honradas por sus clientes y terminaron siendo respetadas amas de casa.- Cuantas más terminaban su vida trabajando en los Cabarets de Milagro antes de Jubilarse.- Y tantas otras cansadas de esa vida se acogían a un enclaustramiento donde rodeadas de abundantes gatos y perros no querían saber más nada de relaciones con humanos, y así permanecían hasta su muerte.En el dintel de cada puerta se habían colocado cada una de ellas, casi sin ropa, pues desde la calle y con la mortecina luz de los focos esquineros, así como las Petromax de los cuartos, se podía distinguir de trasluz sus esculturales cuerpos ,sin calzones. La “Negra “ Consuelo, la puta “Blanca, la “Ñata”, la “Colorada”, Lupe, la “Serrana”, la “manaba”, la “Luchadora”, la “ Esmeraldeña” y cuantas otras mujeres producían en el público la urgencia de “ocuparse” con ellas.Los tanques de agua correspondientes a cada cuarto habían podido ser llenados sólo hasta mitad.- En la Seminario había un grifo y la pileta para que la gente de la “barriada” coja agua para los menesteres del hogar y por eso los Viernes se producían “peloteras” cuando el “Negro” Simón , el “Desdentado”, el “cojo” Juan, armados de palos querían llenar baldes de agua para los tanques.- La gente reaccionaba y con los mismos palos los ahuyentaba y mantenía a distancia.- La gente entraba y salía satisfecha.-“Son los 7 sucres mejor pagados de mi vida” le dijo Felipe a Gerardo cuando en menos de 5 minutos salió del “cuartucho” de la Gringa.- “Yo mañana me vengo donde la Flaca nuevamente, a ella si que no la cambio” decía el amigo. El “negro” Víctor y Pedro Julio así como todos los “maridos” de las “mecas” ya les habían reclamado que por que se demoraban tanto con los clientes.- Y es que era un ritual hacer problemas e intentar agredirlas provocando que la clientela los insulte y les pida que las dejen trabajar.- Presumían de ser muy hombres.- Algunos decían ser gente “fuera de la ley”, pero lo que si era cierto es que todos eran “buen trompón”. El agua se terminó en los tanques.- Y la gente se las tomó con los “cabrones”..” vayan a traer agua del rio ,mantenidos, hijos de su madre” gritaban a coro.- Pero algún cliente apurado les dijo.-“ Uds. lo que son es hijos de la gran puta.- Vayan a trabajar y no vivan a costillas de las zorras”..- Al oír eso era como que un insulto colectivo les hubieran endilgado. Cayeron encima del reclamante y a patada y golpes de puño lo tiraron a la acequia . Pero lo que no contaban era con la reacción generalizada de la gente que se les abalanzó y se formó una tremolina de padre y señor nuestro, donde menudearon los heridos, golpeados, fracturados, con los tabique sangrantes y desviados, con los pómulos inflamados, con dientes y muelas flojos o perdidos, pero todos reposando en el fondo de las acequias, de lado y lado de la calle, ”enmierdados”, orinados ,en el agua pestilente con una capa lechosa de cada encuentro de pasión y amor con la “hembra” preferida.Los 2 policías serranos destinados no supieron como detener la “bronca” y el tumulto hasta que se oyeron 3 - 4 disparos al aire que rompieron la quietud de los alrededores.Las “prostitutas” cerraron las puertas y apagaron las luces, escondiéndose .La gente les rogaba que abran la puerta porque “estamos arrechos”.Los aguateros se habían ido con los pesados tarros de agua, uno a cada lado, sostenidos por una cable de alambre y cruzado de hombro a hombro por un fuerte palo que los sostenía.Pablo Carpio, Tomasito Gaibor, “mano ya-ya” Cedeño, “Colorado” Álvarez, ”Macho” Bonilla .Otto “cabeza de bototo” Loyola ,Luis Jurado, ”Pinocho” Pinela, y otros eran la “gavilla” de mozalbetes de la Escuelita del Rio, la Simón Bolívar, quienes durante hora y media no dejaban que los “aguateros” bajen al rio y peor que salgan del mismo, de cuyas orillas tomaban agua para llevarla al “barrio”.- Les escondían los tarros, los dejaban subir y a punta de piedras disparadas por los “jebes” nuevamente a bajar.- Sudorosos ,jadeantes insultando en monosílabos ininteligibles, nunca pudieron cumplir su trabajo esa noche.Para ese entonces la población ya se había reconciliado con los “cafiches”.-Y todos se habían dado cuenta que sin agua no habría atención.- Y se produjo el “hilarante” desfile de la gente que a pasos largos y en tropel por la calle Chile se desbordó a rescatar a los “aguateros” varados en el rio.- Y llegaron en “gajo”,mojándose la ropa y los zapatos, enlodándose, subiendo y resbalando, pero siempre para recibir el mismo trato que Pablito Carpio y la “patota” estaban acostumbrados a darles, piedra y más piedra desde la azotea de su casa.Eran las 10 de la noche y Milagro dormía temprano. Cuando los “clientes” llegaron nuevamente al Barrio con los tarros a medio llenar, ya las “putas” se habían ido con sus “cabrones” a “chupar” a lo grande en el Salón del “gordo Venadera” y en lo del “gato” Encalada.- Esa fue la noche en que Milagro no se “prostituyó”.- Bueno, al menos, no tanto.-