LA SUCESIÓN ECOLÓGICA: Se conoce que el Ártico está sufriendo un deshielo histórico, si no el mayor de todos los tiempos, sí el mayor jamás registrado. Lo que no se imaginaba era que por el aumento de las temperaturas, los árboles estaban creciendo entre la tundra ártica. Los científicos no esperaban llegar a estas conclusiones de forma tan rápida. Es decir, se esperaba la paulatina y futura colonización de los árboles con el avance del calentamiento global, pero en ningún caso que ya estuviera ocurriendo. Así, al menos el noroeste de la tundra eurasiática, no ha hecho falta esperar siglos, porque los árboles ya han llegado. Primero lo hicieron los arbustos y matorrales, y ahora éstos se han convertido en árboles que amenazan con quedarse y extenderse por toda la tierra del sol de medianoche. Los árboles encontrados en el área estudiada, entre el oeste de Siberia y Finlandia, son sauces y alisos de pequeño tamaño, pero árboles, al fin y al cabo. En concreto, se encontró que el 8-15 por ciento de ellos superaron los 2 metros en los últimos 30-40 años. “Es una gran sorpresa que estas plantas estén reaccionando de esta forma”, dijo Marc Macias-Fauria, científico de la Universidad de Oxford y líder de la investigación. El estudio, además, apunta que la presión sobre la zona del cambio climático podría verse agravada si este avance de la masa forestal se extendiera. Y quizás esté más extendido de lo que ahora conocemos, pues el estudio sólo investigó un área de 100.000 kilómetros, es decir, apenas del tamaño de Islandia. Además, recordemos que el calentamiento del Ártico se está produciendo a un ritmo dos veces mayor al experimentado por el resto del planeta. FACTORES ABIÓTICOS EN LOS CICLOS ENERGÉTICOS QUE INTERVIENEN. Suelo El suelo de la tundra está determinado, fundamentalmente, por dos factores: el congelamiento y el deshielo de las capas superiores que lo componen, y la existencia de una capa más profunda denominada permafrost. En geología, cualquier porción de sustrato o suelo que posea, durante dos años o más, temperaturas inferiores a los 0ºC, recibe el nombre de permafrost. Sin lugar a dudas, una de las capas más profundas de la tundra merece esta denominación, ya que, incluso en la temporada estival, permanece congelado. El punto más alto de cambios del permafrost ocurre en verano. Debido al pequeño incremento en las temperaturas, sus capas más superficiales comienzan a derretirse, permitiendo el crecimiento de algunos organismos vegetales y estancando importantes masas de agua en el interior de la llanura, la que no puede drenar debido al congelamiento permanente de la capa más interna del permafrost. Durante la temporada estival solo la superficie se deshiela, permaneciendo capas más abajo el permafrost. En cuanto al proceso alternado de congelamiento y fusión (deshielo y formación de pantanos), en la superficie del suelo se produce un pequeño ciclo natural, durante el cual el nivel del suelo se eleva y baja nuevamente. Esto permite que los nutrientes alojados en él circulen, cumpliéndose algunos de los ciclos biogeoquímicos vitales para toda forma de vida, como el del carbono y el oxígeno. También hay que destacar que en la superficie de la tundra ocurre, además, la meteorización de las rocas existentes. Esto es una forma de fragmentación mecánica, provocada por las tensiones físicas al interior de las rocas. La acción del hielo es determinante en este proceso, ya que solo una gota de agua en una pequeña grieta de la roca puede fragmentarla en pequeños pedazos, sin alterar su composición mineral. BIODIVERSIDAD En el Hemisferio Norte la tundra “típica” cuenta con un periodo vegetativo de unos tres meses y presenta una cobertura vegetal relativamente rica aunque discontinua ya que la persistencia tardía de manchas de nieve (determinadas en gran medida por el viento y que se reproduce por ello de un año para otro en los mismos lugares) resta superficie a las plantas y contribuye a su discontinuidad. Los emplazamientos más favorables para la vegetación son las colinas o pequeñas laderas en las que la radiación solar incide con un ángulo más favorable, la nieve se funde antes y la inclinación favorece la escorrentía y, con ella, la presencia de suelos secos. En estos lugares la cubierta vegetal forma un tapiz denso que combina pequeños arbustos, destacando varias especies de abedules y sauces enanos (Betula spp; Salix spp), herbáceas, sobre todo de los géneros Eriophorum y Carex, musgos y líquenes. En el límite meridional de la tundra, donde el verano se va haciendo más largo, hacen su aparición plantas con bayas, sobre todo los arándanos (Vaccinium spp), que tienen una gran importancia por proporcionar un alimento muy energético a numerosos animales. Cuando la humedad atmosférica es importante los musgos pueden llegar a imponerse formando un tapiz continuo de hasta medio metro de espesor que a las demás especies les cuesta mucho atravesar. A la inversa, en los enclaves más secos la vegetación se empobrece muy deprisa y puede quedar limitada a una cubierta de líquenes (Cladonia spp). En conjunto la productividad es muy baja oscilando entre 0,2 y 0,7 kg de masa vegetal seca por m2 y año, valores parecidos a los de las regiones subdesérticas. A medida que nos alejamos de los polos la estación vegetativa se va alargando, los veranos van siendo más tibios y las condiciones más favorables para la vegetación dando paso a la llamada “tundra arbolada”. La tundra arbolada constituye una franja de ecotono entre las formaciones forestales y la tundra propiamente dicha donde manchas arboladas y herbáceas forman un mosaico complejo cada vez más abierto a medida que aumenta la latitud en una transición muy lenta que a veces requiere cientos de kilómetros. La transición se inicia con la aparición de manchas sin árboles en medio del bosque, generalmente coincidentes con elevaciones expuestas al viento. Poco a poco, estas manchas desarboladas van ganando superficie hasta dominar el paisaje mientras que el bosque, compuesto por árboles cada vez más rechonchos, se fragmenta formando islas rodeadas de formaciones abiertas. Al final las especies arbóreas, reducidas al estado de arbustos, se limitan a formar pequeños rodales en los lugares más favorables confundiéndose con el resto de la tundra. La fauna presente en la tundra está bien adaptada a las condiciones extremas de este medio e incluye fitófagos como el buey almizclero (Ovibos moschatus), el reno o caribú (Rangifer tarandus), la liebre ártica (Lepus arcticus) y numerosos roedores que se alimentan de las hierbas o incluso de líquenes de la tundra. Algunas de estas especies son muy gregarias y forman manadas de miles de individuos para realizar sus desplazamientos estacionales. Todos estos herbívoros sirven de alimento a depredadores como el lobo blanco (Canis lupus arctos), los osos polar y pardo (Ursus maritimus, U. arctos), el zorro polar (Alopex lagopus) u otros. Como la biodiversidad es muy reducida, las cadenas tróficas son cortas y estos cazadores tienden a depredar siempre las mismas especies existiendo una estrecha relación entre el número de cazadores y el de las presas que se autorregulan mutuamente. Las aves son relativamente abundantes destacando las ligadas a los medios acuáticos como las anátidas (gansos, patos...). Son muy característicos los lagópodos (Lagopus sp) y el buho nival (Bubo scandiacus), un eficaz cazador que se nutre principalmente de lemmings pero que es capaz de capturar cualquier tipo de presa, incluso peces, de tamaño pequeño o medio. Algunas de estas aves son sedentarias aunque la mayoría tienen hábitos migratorios por lo que la tundra, en invierno, queda aparentemente vacía de ellas. LA CADENA ALIMENTARIA CARACTERÍSTICA La cadena alimenticia de la tundra ártica consiste en, predadores como búhos, zorros, lobos y osos polares en la parte superior de la cadena. Estos predadores cazan herbívoros, o animales que comen plantas, como caribú, lemmings, y liebres. Mosquitos, moscas, mariposas nocturnas, saltamontes, abejas árticas y otros insectos están en el fondo de la cadena. Varios tipos de aves comen estos insectos. FLUJO DE ENERGIA La energía solar incidente es captada parcialmente por las plantas verdes y transferida como forraje a lo herbívoros, como presas a los carnívoros y como materia muerta desde cualquiera de esos componentes a los descomponedores. Las Plantas de la tundra obtienen energía del sol a través de fotosíntesis como todas las otras plantas, pero se han adaptado a temperaturas e intensidades de luz bajas. Comparadas a plantas en otros biomas, usan una cantidad mínima de energía. Muchos animales hibernan, o duermen durante la peor parte del invierno para minimizar la pérdida de energía. Porque varios animales de la tundra son migradores, la población de este bioma cambia continuamente. Animales en la tundra tienen que cambiar lo que cazan y comen con el cambio de las temporadas.