Departamento de Historia, Geografía y Filosofía EL POBLAMIENTO RURAL ANDALUSÍ POSCALIFAL EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y PAUTAS DE ASENTAMIENTO ANTONIO JOSÉ ORDÓÑEZ FRÍAS TOMO I Tesis Doctoral dirigida por el profesor don JUAN ABELLÁN PÉREZ, Catedrático de Historia Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz, y por el doctor don VIRGILIO MARTÍNEZ ENAMORADO, arabista y profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. CÁDIZ, 2017 1 2 AGRADECIMIENTOS Esta Tesis Doctoral ha sido fruto de cinco años de intensa investigación junto con una permanente actividad formativa, de un esfuerzo acompañado de una ilusión inquebrantable. Pero nada de ello hubiera sido posible sin la ayuda y el magisterio de una serie de personas. En primer lugar mi más sincero agradecimiento a mis directores de tesis, los doctores don Juan Abellán Pérez y don Virgilio Martínez Enamorado por el apoyo incondicional prestado. Especialmente a Virgilio Martínez, que me ha abierto determinadas puertas cuyas llaves jamás hubiera podido conseguir, además de su sabia y firme dirección que ha hecho que mi proyecto, que al final se ha convertido en un proyecto de todos, lo haya llevado a buen puerto. Especialmente relevante ha sido la ayuda prestada por Esteban López García por sus valiosos aportes bibliográficos y por constituir un compañero y amigo en mis escarceos investigadores. Mi agradecimiento a Encarnación Cano Montoro amiga y compañera de investigación. Gracias a Antonio Oliver León pilar básico en la utilización de la metodología arqueológica aplicada a mi trabajo y maestro en el dibujo cerámico sin cuyo magisterio la cerámica andalusí sería para mí una desconocida. También agradecer los cualificados consejos sobre cerámica prestados por Francisco Melero García. Mi gratitud también a Agustina Aguilar Simón, miembro del Archivo Histórico Municipal de Málaga, por las numerosas transcripciones que de forma desinteresada ha realizado. Igualmente mi agradecimiento a Pepe Suárez, arqueólogo en el pleno sentido de la palabra, por sus oportunas orientaciones metodológicas. Mención de honor a la doctora María Victoria Hidalgo por el interés mostrado por mi proyecto. Finalmente a mi mujer, María Guerrero y a mis hijos Pablo y María Candela, por la paciencia y el apoyo prestado. 3 4 PRESENTACIÓN La Algarbía constituía en el Bajo Medievo una comarca natural en el occidente malagueño formada por una serie de territorios densamente poblados y en los que predominaban las pequeñas alquerías rurales. Dentro de esta demarcación, se encontraba la subcuenca de río Grande que constituía un ente territorial propio formando un distrito, cuyo principal recurso económico lo constituía una rica agricultura de irrigación y articulado en torno a Dakwān, que ya para los siglos XII-XIII se había convertido en el centro rector de la comarca. Hasta ahora el único investigador que ha estudiado la Algarbía con cierta profundidad y de forma global, ha sido el medievalista Virgilio Martínez Enamorado especialmente en el Bajo Medievo, articulándola territorialmente y estableciendo una jerarquización en su poblamiento. Sin embargo, cuando nos planteamos hace algunos años la realización de un estudio de al-Andalus en la comarca, pudimos comprobar que la investigación estaba en un estadio incipiente, que faltaba mucho por descubrir, catalogar y estudiar, y que existía una información soterrada que había que “destapar”. No quedaba más remedio que “echarnos al campo”, comenzar a realizar un trabajo práctico, un reconocimiento sistemático del territorio como única manera de aproximarnos a una sociedad que apenas había dejado testimonios escritos, además de escasos restos materiales. En el año 2012 y a raíz de la autorización de una actividad arqueológica de prospección superficial, nuestras sospechas se confirmaron, y se fueron localizando paulatinamente una serie de predios rurales, generalmente de reducidas dimensiones, que catalogamos como medievales. La mayoría de ellos no poseen estructuras emergentes y solo son identificables por el material cerámico superficial. También empezamos a establecer clasificaciones dependiendo de la posición que ocupaban en el territorio; en ladeara y cercanos a ríos y arroyos, o en altura dominando un amplio campo visual. Cada uno de estos grupos lo vinculamos con un periodo cronológico y con un registro material concreto. Todo ello nos llevó a constituir un tupido entramado de espacios residenciales que en ocasiones pudimos asociar con una orientación económica preferente, además de diferenciar algunas áreas de trabajo relacionadas con estas comunidades campesinas que en la mayoría de los casos, permanecen invisibles para la historiografía. También, estos 5 hallazgos, han permitido la formulación de una serie de hipótesis relacionadas con la organización del territorio acorde con una jerarquización del poblamiento que sufrió variaciones dependiendo del periodo histórico, y sobre la cual solo conocemos con cierta nitidez la etapa que transcurrió durante los siglos XIII, XIV y XV, coincidiendo con el emirato nazarí. Por lo tanto, se ha intentado hacer una reconstrucción del mundo campesino, de esa gente anónima cuyas aportaciones fueron fundamentales para la historia de al-Andalus, acercándonos a cómo se estructuraban territorialmente y de que manera les influyeron los diferentes avatares históricos que acontecieron. Las fuentes escritas sobre el período andalusí relacionadas con la subcuenca de río Grande han sido, en general, escasas y poco explícitas. En lo concerniente al emirato de Cordoba la falta de información es prácticamente absoluta. Del califato tenemos algunas noticias relacionadas con los itinerarios de determinadas campañas militares contra el entorno de Bobastro. Ya del Bajo Medievo existe un mayor número de documentación escrita que aumenta en la última etapa del emirato nazarí. Pero en escasas ocasiones se hace alusión a estas pequeñas alquerías tan abundantes y que jalonaban el territorio. Por lo tanto, y como se dijo, son inexistentes para la historiografía oficial. Solo la documentación castellana de finales del siglo XV, y de las primeras décadas del XVI, aportan información sobre algunos de estos establecimientos rurales, no de todos, sino de aquellos de mayor entidad poblacional y territorial, codiciados por los castellanos por sus tierras y rentas, y que también tuvieron una continuidad ocupacional en el tiempo. El registro arqueológico constituye una herramienta decisiva para desvelar las diferentes secuencias históricas. Sin embargo, también posee una serie de inconvenientes que condicionan los resultados de la investigación. En primer lugar, los resultados de las excavaciones con metodología arqueológica han sido poco significativos, lo que ha producido, salvo en el caso del ḥiṣn y alquería de la Villeta, que sus aportaciones al conocimiento histórico sean de escasa relevancia. En segundo lugar, se trata, mayoritariamente, de un registro arqueológico que forma depósitos secundarios y superficiales, en algunos casos descontextualizados, y que por lo tanto, no proporciona una garantía elevada a la hora de establecer secuencias culturales y de fijar cronologías relativas. 6 Somos conscientes de la urgencia de la investigación ante unos testimonios materiales basados, primordialmente, en un registro arqueológico superficial escaso y muy vulnerable a las diversas acciones antrópicas. En concreto ante la expansión urbanística descontrolada de las últimas décadas que ha afectado también de forma directa al ámbito rural y ha provocado que muchos de estos pequeños predios desaparezcan irremediablemente. Sin embargo, creemos que este estudio, aunque modesto, han supuesto un significativo paso para el conocimiento del mundo rural andalusí, tan desconocido y sobre cuya relevancia para el devenir histórico de al-Andalus no nos cabe ninguna duda. Especialmente es acentuada esta falta de conocimientos sobre la actual provincia de Málaga y para el período bajomedieval, en contraposición con la zona granadina donde los estudios sobre el poblamiento y agro andalusí están mucho más desarrollados, mayoritariamente auspiciados por la Universidad de Granada. 7 8 ÍNDICE TOMO I 1. PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO ......................................11 1.1.- El proyecto de investigación. Planteamientos básicos .................... 11 1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo ........................................................ 12 2. PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE, EL ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO Y LAS APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA ............15 2.1.- La prospección superficial ............................................................... 17 2.2.- Arqueología hidráulica ....................................................................28 2.3.- Estudio geoarqueológico .................................................................32 2.4.- Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante el análisis cerámico .........................................................................33 2.5.- Las fuentes documentales ................................................................ 36 2.6.- Toponimia ........................................................................................ 38 3. MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO ........................................43 3.1.- Introducción ..................................................................................... 43 3.2.- Delimitación y justificación del área elegida para el estudio ..........44 3.3.- La subcuenca de río Grande ............................................................ 45 3.4.- Sistema hidrológico .........................................................................48 3.5.- Climatología .................................................................................... 50 3.6.- Geología, litología y edafología ...................................................... 56 3.7.- Hidrogeología .................................................................................. 62 3.8.- Vegetación ....................................................................................... 66 4. ESTADO DE LA CUESTIÓN .......................................................................71 4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos ................. 72 4.2.- Fuentes documentales ......................................................................85 4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones ................. 107 5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA EN LA ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL ...........................................111 5.1.- Introducción ................................................................................... 111 5.2.- La hidráulica en la comarca ........................................................... 115 5.3.- Los sistemas de origen andalusí en el pago de Alpujata ............... 116 5.4.- Hidráulica andalusí en el valle de Jorox ........................................144 5.5.- Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila ...................... 167 5.6.- El complejo hidráulico del río Nacimiento....................................183 5.7.- Conclusiones .................................................................................. 197 9 6. ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO .................................................. 199 6.1.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales y de transición al Bajo Medievo ................................................... 200 6.2.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales .............221 6.3.- El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica de 1990 ........................................................................................... 240 6.4.- El vertedero de la Zayaga .............................................................. 304 6.5.- La cerámica bojomedieval en Dakwān .........................................308 6.6.- Conclusiones .................................................................................. 315 TOMO II 7. EL POBLAMIENTO ..................................................................................... 325 7.1.- El poblamiento rural ......................................................................325 7.1.1-Asentamientos ubicados en altura .............................................325 7.1.2-Asentamientos en ladera ........................................................... 352 7.2.- Villas fortificadas ..........................................................................389 8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO .......................................................... 417 8.1.- El poblamiento antes del período andalusí ....................................417 8.2.- Los períodos emiral y califal ......................................................... 420 8.3.- Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII ........433 8.4.- Las transformaciones durante el período almohade ...................... 443 8.5.- La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación de un distrito militar en la Algarbía malagueña ............................. 446 8.6.- Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV y del XV ....................................................................................... 455 8.7.- Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio: las incursiones castellanas en los siglos XIV y XV ...................... 462 8.8.- La conquista del territorio y sus transformaciones ........................ 469 9. CONCLUSIONES ......................................................................................... 479 10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS ............................ 487 10.1.- Fuentes árabes.............................................................................. 487 10.2.- Documentos de archivo ............................................................... 489 10.3.- Fuentes castellanas editadas ........................................................ 491 10.4.- Bibliografía moderna y contemporánea ......................................492 11. ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................... 517 ANEXO I: Ficha de yacimientos y lugares ....................................................... 521 ANEXO II: La hidráulica. Imágenes .................................................................619 10 1.-PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO 1.1.-El proyecto de investigación. Planteamientos básicos Esta tesis doctoral tiene como objetivo el estudio del poblamiento andalusí especialmente de los pequeños núcleos rurales, de su distribución y estructuración dentro del territorio. También se establecerá la relación que guardaban con los espacios productivos, especialmente aquellos vinculados con una agricultura de irrigación. El ámbito geográfico objeto de estudio abarca la subcuenca de río Grande, dentro de la península Ibérica, en la comunidad andaluza y perteneciente a la provincia de Málaga. El marco cronológico en que nos centraremos comprende el período que va desde los siglos XI al XV, es decir la Baja Edad Media. Sin embargo, también haremos referencia a cronologías anteriores como son los siglos VIII, IX y X, y posteriores, hasta mediados del siglo XVI, es decir con los primeros siglos de ocupación musulmana y con la centuria del quinientos cuando ya la totalidad de la Península estaba bajo control de los reinos cristianos. Esta dilatada cronología ha servido para tener una perspectiva global que permite poder apreciar la evolución que sufrió el poblamiento en la comarca objeto de nuestro estudio y formular hipótesis de amplio espectro cronológico sobre los posibles condicionantes que provocaron dicha evolución. Para ello hemos recurrido a un conjunto de procedimientos metodológicos que han actuado de forma complementaria, aunque no todos ellos han tenido la misma importancia para esta investigación. Como hemos visto y veremos, las aportaciones documentales son escasas, así como las excavaciones arqueológicas. Por ello ha sido necesario complementar el armazón metodológico con los aportes que han proporcionado la arqueología espacial o del paisaje, junto con una extensión de esta última, como sería la arqueología hidráulica. Paisaje y sociedad están íntimamente interrelacionados y las huellas de las diversas actividades humanas han dejado su impronta en el territorio dándonos indicadores de la capacidad y el modo con que estas sociedades han transformado el paisaje, aportándonos indicios de la tecnológia que utilizaron y de sus sistemas sociales económicos y políticos. Dentro del registro arqueológico destaca el material cerámico adscrito a los diferentes yacimientos, que ha proporcionado información mediante su descripción morfológica (tipología) asociables a unas cronologías relativas. La cerámica superficial y que consideramos como depósitos secundarios, es predominante, frente a 11 tan solo tres excavaciones con metodología arqueológica. Las fuentes escritas han jugado un papel secundario sirviendo tan solo para obtener una referencia, generalmente muy vaga, de su ubicación. Como excepción destacan los casos de Coín y Alozaina en que, debido a sus libros de repartimiento, nos han proporcionado una información parcial sobre las diversas características de su trama urbana y territorial. También, aunque más lejano en el tiempo, han sido de valía los libros de apeo y repartimiento de 1572, junto con diversos protocolos notariales de la primera mitad del siglo XVI. La alquería de Pereila (Coín) es el único núcleo rural de pequeñas dimensiones del cual tenemos una información de cierta importancia proveniente de fuentes castellanas de finales del siglo XV y primeras décadas del XVI. La aparición de un nuevo agrosistema, basado en una agricultura de irrigación, va a ser una de las señas de identidad más características de al-Andalus. Analizaremos qué importancia tuvo esta nueva agricultura en la economía y si fue un factor determinante en la ubicación de los espacios residenciales dentro del marco geográfico escogido. Como vemos, el estudio territorial se ha basado en dos aspectos diferenciados pero complementarios. Por una parte el análisis del poblamiento, en que vamos a establecer una jerarquización atendiendo al tamaño de los espacios residenciales y de la existencia de determinados indicadores como recintos defensivos, tipología y decoración cerámica etc. Por otro, el del medio físico, donde desarrollaban sus actividades estas comunidades. También estudiaremos como influyó, en la estructuración del territorio, la posición fronteriza que ocupaba la subcuenca de río Grande con respecto a Castilla durante los siglos XIII, XIV y XV. Vamos a indagar de qué manera esta circunstancia pudo condicionar el poblamiento, la jerarquización del territorio y la economía, entre otros aspectos. 1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo En el apartado anterior ya hemos definido algunos de los objetivos que pretendemos seguir en el presente trabajo. De forma breve y concisa expondremos cuales son las hipótesis que vamos a desarrollar observando si son viables, o bien descartándolas por la imposibilidad de verificación. 12 -En primer lugar se identificarán los diferentes espacios residenciales sobre el terreno que en su mayoría coinciden con pequeñas alquerías rurales que jalonan el territorio. -Una vez establecidos dichos espacios se procederá a analizar el poblamiento en la comarca durante el Alto Medievo en que se observa una dicotomía entre espacios residenciales en el llano y poblamiento en altura. Estableceremos si existen diferencias entre ambos en cuanto a la explotación de los recursos económicos, y si estas diferencias geográficas de los poblados corresponden también con dos comunidades dispares, una por la presencia de grupos tribales árabo-beréberes, y otra por el predominio de facciones autóctonas. -Se hará especial hincapié en el proceso de formación de las alquerías bajomedievales elaborándose hipótesis de trabajo en que se han barajado varias posibilidades. La primera la podemos relacionar con la migración de grupos tribales beréberes al amparo de la entrada de los almorávides y almohades en la Península como resultado de una política estatal de colonización agrícola basada en la creación de nuevos espacios irrigados. La segunda se vincularía con grupos locales que al bajar de las zonas altas, ante la seguridad que ofrece el califato, adoptan las nuevas técnicas agrícolas creando una serie de nuevos asentamientos. La tercera correspondería con la reubicación de poblaciones ya existentes en el llano. -Analizaremos los cambios de estrategia poblacional haciendo una diferenciación entre los espacios residenciales altomedievales y bajomedievales, su continuidad en el tiempo y en el espacio. Dentro de cada tipo se intentará establecer qué elementos comunes, estructurales y orográficos, existen en las distintas alquerías y las causas por la que se repiten dichas pautas en la mayoría de estos espacios residenciales. -El establecimiento de una jerarquización dentro del poblamiento bajomedieval. Para ello se realizará una distinción entre aquellos centros que consideremos rectores, en función de su tamaño e importancia, cuantificándose por la amplitud del perímetro que poseen, además de por la información que aportan las escasas fuentes documentales, de aquellos otros que puedan tener un carácter secundario. Con todos estos datos analizaremos y estudiaremos cuáles son los condicionantes que supeditaron las diferentes pautas ocupacionales del territorio, tanto exógenas como internas, su distribución espacial y la interrelación entre los distintos yacimientos. 13 Con el procesamiento de toda esta información pretendemos la consecución de una serie de objetivos: -La elaboración de un mapa en el que se recoja todo el poblamiento medieval en la comarca, así como las diversas áreas económicas, especialmente aquellas que se relacionan con una agricultura de irrigación en una zona geográfica que en la práctica no existe ningún estudio de importancia sobre la estructura territorial andalusí. -Darle la importancia que tiene al campesinado situándolo en el primer plano del debate histórico a través del estudio de sus actividades económicas, de los espacios residenciales, y de cualquier elemento del paisaje vinculándolo con su dinámica vital. -Establecer la secuencia de transformaciones acaecidas en el territorio y en el poblamiento, dentro de la subcuenca de río Grande, desde la Alta Edad Media, hasta principios de la Edad Moderna, haciendo especial hincapié en los siglos XIII, XIV y XV que coincide, en buena medida, con el reino nazarí de Granada. -Relacionar las diversas estrategias poblacionales con los contextos geográficos en que se insertan, analizando factores geológicos, edafológicos, hidrogeológicos, climático y botánicos, que son condicionantes, pero no necesariamente determinantes, ya que la organización social y la capacidad técnica son factores que tienen un mayor peso a la hora de transformar el medio. -Valorar la importancia que ha tenido el poblamiento bajomedieval en la Subcuenca como elemento transformador y estructurador del paisaje, y sus repercusiones en la configuración actual. 14 2.-PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE, EL ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO Y LAS APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA Vamos a exponer cuales son los preceptos metodológicos que hemos utilizado en nuestra investigación entroncándose en tendencias teóricas y metodológicas ya existentes. La arqueología del paisaje ocupa un lugar destacado en nuestro trabajo dentro de los principios metodológicos aplicados, fundamentalmente, porque hemos realizado un estudio del poblamiento de origen medieval y de su estructura en la subcuenca de río Grande, con una serie de yacimiento sobre la mayoría de los cuales se desconocía su ubicación, además de que sobre ellos apenas existen referencias documentales ni arqueológicas significativas. Es, por tanto, que el estudio del territorio con esta metodología se presenta como una basa fundamental a la hora de abordar este trabajo. Dicho procedimiento ha sido utilizado de forma habitual en las investigaciones sobre el poblamiento rural andalusí, incluyéndose como una corriente que, dentro de la historia y de la arqueología, tiene su punto de partida en el movimiento denominado Nueva Arqueología y, en especial en la ecología cultural, priorizándose el análisis del territorio como forma de comprender las sociedades del pasado. Hasta hace pocos años el medio físico tenía un carácter introductorio y subsidiario dentro de las obras de historia medieval y, en menor medida, en aquellas de carácter arqueológico. Sin embargo desde la renovación de las ciencias sociales a mediados de la década de los ochenta del siglo XX, ha pasado a tener un protagonismo evidente convirtiéndose, en muchas ocasiones, en el objetivo prioritario de la investigación. En nuestro país comienza a tener importancia con la publicación de una serie de revistas entre la que destaca Arqueología Espacial (1984) editada por la Universidad de Zaragoza, facultad de Teruel, que contribuyó a divulgar los nuevos planteamientos teóricos y metodológicos durante los años ochenta y noventa del siglo XX desde una perspectiva interdisciplinar y con un tratamiento global del territorio. Su introducción vino de la mano de Ruiz Zapatero1, Fernández Martínez2 y Ruiz Zapatero y Burillo3. 1 Ruiz Zapatero, 1983. Fernández Martínez, 1985. 3 Ruiz Zapatero y Burillo, 1988. 2 15 Uno de los principales problemas con que nos encontramos a la hora de aplicar esta metodología es la falta de un corpus teórico uniforme y preciso que defina cuales son los principios básicos. Almudena Orejas se hace eco de esta problemática cuando dice que la arqueología del paisaje: arrastra ya un lastre importante: muchos “adeptos” y, sobre todo, muchos títulos que con frecuencia esconden trabajos que nada tienen que ver con el contenido [...] es una línea de investigación que admite múltiples acercamientosincluso los que aportan otras disciplinas- pero que exige que logremos unos mínimos puntos de acuerdo por un lado, y de debate por otro4 Malpica Cuello también se decanta por una definición del concepto de arqueología del paisaje como requisito previo antes de acometer cualquier investigación: se suele hablar de paisaje sin definirlo. Y así gran parte de los estudios que se presentan suelen ser meras descripciones de elementos sin una organización que necesariamente deben estar jerarquizados5 Pero entonces, ¿que entendemos por arqueología del paisaje? No debemos olvidar que no existe una Arqueología del Territorio, sino una Arqueología para explicar la Formación Social,6 y que por lo tanto el análisis territorial no es un objetivo en sí mismo, sino una forma de acceder al estudio de las realidades sociales que determinan la formación de esa demarcación. Ello nos lleva a plantear que en el análisis del paisaje histórico no podemos aplicar criterios interpretativos y analíticos actuales, y tendremos que buscar patrones relacionados con la organización del espacio que sean coherentes con la realidad social objeto de estudio. Por lo tanto, es necesario tener unos conocimientos precisos de la sociedad a estudiar, en concreto la andalusí, para poder hacer una lectura adecuada de las huellas dejadas en el paisaje por su impronta, es decir, por las formas de estructurarse esa realidad social de la que emana. Se basa por lo tanto, en: 4 Orejas del Saco Valle, 1995-1996, p. 62. Malpica Cuello, 2009, p. 17. 6 Nocete, 1980, p. 81. 5 16 el reconocimiento de la huella de las sociedades humanas en el paisaje [...] atiende al estudio de la ocupación del espacio y su organización por parte de los hombres a lo largo de la historia7 Cuestionamos las teorías procedentes de la ecología cultural en cuanto que la creación de un determinado paisaje histórico fue motivada por una adaptación del hombre al medio, respondiendo más a factores socioeconómicos y políticos8. Además, en nuestro entorno mediterráneo no podemos establecer una diferenciación entre un paisaje “natural” y otro antropizado, ya que la influencia humana durante milenios ha impregnado todos los ámbitos del territorio9. Vamos, por lo tanto, a utilizar una serie de principios metodologías basados en los fundamentos teóricos de la arqueología del paisaje, junto con otros preceptos que pueden servirnos de apoyo a dicha metodología. Entre ellos destacamos: la prospección superficial, la arqueología hidráulica, análisis del material cerámico y las fuentes documentales. 2.1.-La prospección superficial La prospección arqueológica superficial es la herramienta, a nivel metodológico, más importante de que disponemos para la localización y estudio de los diversos yacimientos: Es casi el único método para investigar las distribuciones arqueológicas a nivel regional y también muy útil para analizar el uso del espacio en los paisajes pretéritos; en definitiva para estudiar las actividades de las comunidades humanas en sus contextos regionales10 Se erige como el principal método de recogida de información a escala regional, permitiendo a los investigadores la formulación de preguntas que no serían posibles con el solo estudio de uno, o de unos pocos yacimientos aislados. 7 Malpica Cuello, 2009, p. 25. Gutiérrez González, 1999, p. 629. 9 González Villaescusa, 1996, p. 225. 10 Ruiz Zapatero, 2004, p. 26. 8 17 Partimos de un territorio en que intuimos la existencia de un denso poblamiento rural durante el período medieval11 , pero que, salvo en contadas ocasiones, no tenemos certeza de su existencia. Como veremos más adelante las prospecciones y excavaciones con metodología arqueológica relacionadas con el mundo andalusí en la comarca objeto de estudio, son prácticamente inexistentes. Igual ocurre con la información que proporcionan las fuentes documentales, tanto las de origen árabe, como las castellanas de finales del siglo XV y primera mitad del XVI, que apenas tratan el mundo rural. Estas prospecciones deberían venir acompañadas de una serie de excavaciones arqueológicas12 en aquellos yacimientos que consideremos más representativos, algo fundamental para efectuar una arqueología del paisaje. Pero en la mayoría de las ocasiones no nos queda otra alternativa que asumir que la prospección superficial es una de las pocas herramienta que tenemos para el establecimiento de hipótesis de trabajo ante la imposibilidad, tanto legal como presupuestaria, de abordar un plan general de investigación que contemple un número determinado de sondeos arqueológicos. Sin embargo, también consideramos que el análisis territorial es capaz, en sí mismo, de generar conocimientos históricos y de no ser un mero auxiliar de la excavación arqueológica o de las fuentes escritas. De hecho la mayoría de los pequeños predios e incluso alquerías de cierta entidad, son imperceptibles para las fuentes documentales, que solo recogen, de manera muy ocasional e indirecta, algunos de estos lugares residenciales. En nuestro trabajo los espacios residenciales van a ser objeto de un estudio pormenorizado. Generalmente dichos lugares quedan delimitados por la concentración de determinados artefactos, especialmente los cerámicos, límites que suelen coincidir con accidentes geográficos como arroyos, cambios bruscos en la pendiente del terreno e incluso cambios edafológicos (terrenos arcillosos). Por ello, su presencia dibuja el perímetro de los probables espacios de hábitat generalmente de manera bastante nítida. Es cierto que en la mayoría de los casos no conocemos los procesos deposicionales y posdeposicionales, ni el origen de la mayoría de los depósitos. Por ello es necesario tener en cuenta como se formaron y los probables desplazamientos de estos desde una posición primaria a otra secundaria13. Somos conscientes de que los yacimientos 11 Navarro, 1995, p. 179. Ruiz Zapatero, 1996, p. 17. 13 Burillo y Peña, 1984, pp. 95-99. 12 18 arqueológicos, desde el mismo momento de su formación, empiezan a sufrir modificaciones14, transformaciones que se han producidos por factores diversos, siendo el laboreo agrícola uno de los que mayor incidencia ha tenido, en concreto la acción del arado: Dentro de las labores agrícolas, el arado ha recibido una atención especial por parte de la literatura dedicada a la prospección arqueológica [...] El arado remueve el terreno hasta una determinada profundidad. Ello tiene tres efectos [...] la rotura y destrucción de los ítems, la exhumación y visibilización de parte de ellos y, por último, su desplazamiento horizontal15 Esta acción ha tenido especial repercusión en la mayoría de los yacimientos prospectados que se encuentran en zonas de cultivos tradicionales de secano, en concreto olivares y almendrales, o formaciones mixtas de ambas especies, que han estado sometidos durante siglos a laboreos con arados de bestias (yuntas) y más recientemente a la acción de los tractores, la mayoría de las veces de tipo “oruga”, cuyas cadenas son especialmente destructoras para los artefactos superficiales. De todas formas, podemos constatar que el arado de la arboleda de secano, generalmente, no sobrepasaba los cuarenta centímetros de profundidad16, por lo que su acción nociva habría que relativizarla. También son importantes los movimientos horizontales producidos por las escorrentías provocadas por lluvias torrenciales. Así, en determinados yacimientos como en la Torrecilla, la Alcaría de Guaro, y de forma muy notable, en el Castillejo, se aprecian pequeños pero frecuentes conos de deyección que han arrastrado fragmentos cerámicos ladera abajo. Igualmente el expolio superficial de determinados artefactos, especialmente la cerámica decorada, ha tenido también una especial incidencia en algunos yacimientos. Una cuestión fundamental, y uno de los puntos de partida a nivel metodológico, es establecer, al menos con unos parámetros mínimos, que entendemos por yacimiento. Muchas son las definiciones.Teresa Chapa lo plantea como: En el plano metodológico, se ha definido el yacimiento como concentración de materiales arqueológicos. Esta definición presenta dos problemas. En primer 14 Burillo, 1997, p. 120. Chapa et alii, 2003, p. 16. 16 Fuentes del autor. 15 19 lugar ¿Qué criterio se utiliza para distinguir lo que es y lo que no es concentración de materiales?, y ¿cómo se aplica sobre el terreno?17 Similar definición ofrecen Zapatero y Burillo en que los yacimientos son: lugares de concentración de materiales arqueológicos y resto de actividad humana en el pasado; así los elementos constituyentes de un yacimiento, y que por lo tanto hay que detectar, son, artefactos, elementos estructurales, horizontes de suelos antrópicos y anomalías en el suelo origina. De esos constituyentes los artefactos son los más visibles desde superficie18 Otros investigadores tienen un concepto más abierto, funcional y polivalente que entronca con los principios de la arqueología del paisaje, teniéndose en cuenta una serie de factores que se alejan de la concepción clásica predominante: En definitiva, al concepto de yacimiento no se le puede poner límites en función sólo de las construcciones puesto que hay registros diferentes que se interconectan: edificios, cerámica dispersada a causa de formas de abandono que aprovechan residuos domésticos, muros de terrazas, superficies de cultivo, etc19 Vemos como se relaciona yacimiento con concentración de artefactos fruto de la actividad humana que se ha producido de forma continua a lo largo de un periodo de tiempo determinado. Generalmente, y como ocurre en nuestro caso, este concepto se identifica con el de asentamiento o espacio residencial, lugar donde se entiende que la actividad humana ha sido más intensa y, por lo tanto, se ha generado una huella arqueológica más evidente20. Sin embargo, esta concepción plantea diversos problemas. Uno que nos atañe de forma notable es la no identificación de los espacios de cultivo de irrigación como yacimientos, a pesar de haberse producido una actividad humana intensa, pero que apenas ha generado restos materiales. Por ello, y dado su importancia, van a ser objeto de un estudio pormenorizado basándonos en los principios de la arqueología hidráulica. 17 Chapa et alii, 2003, p. 14. Ruiz Zapatero y Burillo, 1988, p. 48. 19 Ballesteros Arias et alii, 2010, p. 187. 20 Chapa et alii, 2003, p. 14. 18 20 Nosotros entendemos que para que un perímetro se pueda clasificar como yacimiento tiene que haber una concentración mínima de artefactos, especialmente fragmentos cerámicos, por metro cuadrado en la mayoría de su superficie y, fundamentalmente, una continuidad de estos en dicho espacio, lo que sería constitutivo de una unidad cultural en evolución durante un período de tiempo determinado ¿Qué densidad se considera como la mínima? Dada la dificultad que esta cuantificación plantea y la problemática que puede acarrear, no vamos a establecer una concentración mínima de artefactos cerámicos por unidad de superficie, aunque si interpretaremos estas densidades como indicios de la existencia de un espacio residencial o artesanal, siempre que estos artefactos se puedan identificar como pertenecientes a la cultura andalusí. Hay que tener en cuenta que nuestro trabajo está dirigido al estudio de al-Andalus y, por lo tanto, solo trataremos aquellos yacimientos que consideremos relacionados con este periodo. Es evidente que la clasificación de un entorno o lugar como yacimiento entraña grandes dificultades a la hora de una catalogación prototípica y nos muestra el carácter relativo de estos intentos de definición. García Sanjuán lo expresa muy bien cuando dice: Es el carácter relativo de cualquier clasificación funcional de yacimiento, que constituye meramente una heurística para el estudio del Pasado: las categorías que comporte no pueden ser interpretadas como estancas o absolutas21 Si la relatividad es la característica dominante en el concepto de yacimiento, no lo es menos en el caso de la definición que tenemos sobre el término “alquería”, que a veces queda solapada y confundida en este trabajo con el de yacimiento. Como veremos, en esta tesis se ha realizado una división entre los conceptos de yacimiento, dentro de los cuales hemos incluidos aquellos espacios residenciales generalmente de origen altomedieval, y el de qarya, que vinculamos con la Baja Edad Media. Es una clasificación eminentemente artificial que está fundada en que para el primer período, la existencia de un registro arqueológico, tanto a nivel superficial como de estructuras emergentes, es escaso en comparación con la etapa que va desde los siglos XI al XV, en que dicho registro es más abundante y mejor conocido, además de conservarse un número mayor de fuentes escritas. 21 García Sanjuán, 2005, p. 47. 21 Pese a existir una información relativamente ámplia, especialmente en lo que respecta a la documentación escrita y, en menor medida, con la arqueológica, la articulación del mundo rural andalusí en unidades básicas denominadas alquerías, junto con los michares o cortijos, cédulas menores dependiente de estas22, es un hecho insuficientemente investigado en nuestro país y sobre el que aún no se han logrado un consenso para unificar criterios que faciliten su estudio e interpretación. Las aproximaciones al concepto de qarya son múltiples y a veces dispares en cuando a los elementos que la constituyen.Trillo San José enfoca su descripción desde una perspectiva fundamentalmente territorial, en que dichas comunidades formarían una organización autónoma que contarían con tierras propias y con una libertad de gestión y de gobierno bastante amplia. Estudia la organización del espacio dividiendo las tierras en mawāt o no apropiadas, mamlūka o apropiadas, y las comunales o harīn, además de destacar la realidad gentilicia de esta sociedad que perduró, aunque debilitada, hasta el siglo XV, y que influyó en la forma de organizar el espacio de la alquería23. También relaciona la creación de estos establecimientos con el período de paz posterior a la primera fitna cuando el emirato se consolida y la islamización comienza a generalizarse24. También Jiménez Puertas, en su trabajo sobre la tierra de Loja, esboza lo que entiende por estos espacios residenciales y territoriales: El poblamiento rural andalusí está configurado por qurá, pl. de qarya, que se traduce por el correspondiente arabismo castellano “alquería”, aunque tiene el significado más general de pueblo, es decir, se trata de un asentamiento rural de dimensiones muy variables [...] se compone normalmente de varias casas pertenecientes a distintos propietarios o arrendatarios, que tiene su reflejo en la dispersión de la propiedad rural [...] Aunque la alquería podría definirse como asentamiento rural concentrado, lo cierto es que esta concentración es relativa, porque es habitual la presencia de barrios separados, por lo que hay que pensar que la alquería no es sólo una unión de casas, sino también una unidad más 22 La densidad de ocupación, que no sólo se refleja en el caserío, sino en la extensión de tierras cultivadas más allá de las del área principal, permitió la aparición de hábitats conectados con ellas. Se trata de los michares o cortijos (Malpica Cuello y Martín Civantos, 2007, p. 2007). 23 Trillo San José, 2006. 24 Trillo San José, 2006, pp. 227-228. 22 compleja que gestiona un territorio propio y tiene vínculos comunes, ya sea el parentesco, una mezquita, un espacio irrigado25 Barceló Perelló trata esta temática en diversas publicaciones, en las cuales considera el concepto de alquería como un espacio clánico o tribal que, a veces, no forma núcleos agrupados sino diversos asentamientos menores más o menos separados26 y en que la agricultura de irrigación tuvo un papel fundamental en su economía27. Martínez Enamorado define a estos entes poblacionales-territoriales como: Unidades residenciales agrarias formadas por distintas viviendas que incluyen asimismo las áreas de trabajo a ellas vinculadas, suelen asentarse bajo criterios clánicos o genealógicos28 Guichard matiza el concepto de qarya recogido en las fuentes: La inmensa mayoría de las fuentes sugieren fuertemente que las “qaryas” es lo que nosotros llamaríamos una “aldea” (en francés villaje”) y no, como ha pensado la mayor parte de los autores, un “cortijo” o una “alquería”en el sentido que esta palabra ha tomado en las lenguas romancesde la Península29 Igualmente considera el elemento tribal como algo consustancial a estos entes30. Espinar Moreno también trata con frecuencia el tema de la alquería bajomedieval basándose en los estudio de sus bienes habices. De especial interés es el que realiza sobre la alquería de Mondújar31 en que diferencia una serie de estructuras urbanas y rurales de origen andalusí, tales como mezquitas, rábitas, espacios residenciales y sistemas hidráulica, que nos permiten catalogar algunos de los elementos comunes que poseían estos lugares. 25 Jiménez Puertas, 2002, p. 181. Barcelò Perelló, 1998, p. 106. 27 Ibídem, pp. 19 y 23. 28 Martínez Enamorado, 1998, p. 203. 29 Guichard, 1998, p.164. 30 Guichard fue el que definió la estructura antropológica de al-Andalus partiendo del hecho tribal (Guichard, 1995). 31 Espinar Moreno, 2000. Véase también Espinar Moreno 2009 y Espinara Moreno y Padilla, 2009. 26 23 El carácter de la alquería como unidades tributarias también es recogido por algunos autores. Así Glick sugiere que: En al-Andalus la alquería constituía la unidad básica de los ingresos fiscales del Estado32. Desde época temprana, determinados investigadores relacionados con la Casa de Velásquez33 habían postulado una relación estrecha ḥiṣn-qarya, es decir la existencia de una serie de pequeños núcleos rurales dispersos que se reagrupaban en torno a un castillo que servía de lugar de refugio o relacionaba dicho lugar con poblamientos en altura más o menos eventuales. Sin embargo, este postulado ha cambiado en los últimos años ante los indicios de que no siempre se repite este binomio. Así André Bazzana recientemente ha reconocido que esta relación peca de simplista debido a las evidencias de una serie de variantes que no responden a este esquema34. Similar opinión mantiene Martínez Enamorado cuando afirma: Parece evidente que para el período de formación de al-Andalus, o lo que es lo mismo entre el siglo VIII y el X, los ḥuṣūn son perfectamente prescindibles. [...] Si se quiere dar un contenido histórico potente a esa sociedad andalusí inicial, las fortificaciones no deberían tener nunca el carácter “estelar” que se les ha dado35 Igualmente en las últimas décadas se está cuestionando la funcionalidad de estos ḥuṣūn ante los indicios de que pudieran ser graneros fortificados y, por lo tanto, tendríamos que replantearnos la problemática de los ḥuṣūn y su relación con las redes de alquerías36. Esto implicaría una inversión en la organización territorial, en que estas estructuras castrales perderían el papel vertebrador del territorio y las qurá constituirían el ente organizativo básico37. Vemos como la mayoría de los investigadores coinciden en una serie de características atribuibles a estas unidades rurales tales como son las de poseer una organización autónoma, gestionar un territorio propio, de ser construcciones sociales esencialmente clánicas o tribales, y de la importancia que tuvo para su economía y 32 Glick, 2007, p. 41. Bazzana, Cressier y Guichard, 1988. 34 Bazzana, 2009, p. 33. 35 Martínez Enamorado, 1998, p. 198. 36 Martínez Enamorado, 2006a, p. 201. 37 Desde hace décadas se vienen documentado diversos ḥuṣūn que poseían esta función como son los casos de Cabezo de la Cobertera (De Meulemeester et alii, 1993) el Castell d´Almizra (Torró y Segura, 2000) o más recientemente el de al-Darrax (López Moreno, 2010). 33 24 ubicación los espacios de trabajo relacionados con una agricultura de irrigación. Sin embargo, hay una sensación de insuficiencia, de falta de datos sobre estas unidades poblacionales y territoriales rurales. Quizá sea debido a que en los últimos decenios, y al amparado en la expansión urbanística, se ha producido un auge de la denominada “arqueología de gestión” desarrollada fundamentalmente en núcleos urbanos, en detrimento de la efectuada en el mundo rural, incomparablemente más escasas38, aunque cualitativamente de mayor calidad historiográfica al realizarse por los departamentos de distintas universidades. A pesar de que en los últimos años se está efectuando un esfuerzo considerable por parte de algunos investigadores39 y la arqueología rural está tomando un protagonismo creciente, todavía quedan muchas cuestiones por dilucidar para llegar a un conocimiento aceptable sobre el poblamiento rural andalusí y sus unidades básicas. Cuestiones tales como el estatismo con que se está tratando a las qarya-s sin apenas tener en cuenta su evolución, los escasos estudios existentes sobre las pequeñas unidades que formaban el grueso del poblamiento, la falta de una metodología unificada entre los distintos investigadores, o el desconocimiento sobre las alquerías califales, forman cuestiones sobre las que apenas se han avanzado. Por lo tanto, y siguiendo la opinión de Malpica Cuello: estamos lejos, sin embargo, de haber trazado mínimamente su evolución y es necesario, porque quedan muchas cuestiones por resolver desde el mismo momento de su definición inicial. Esta tarea no es fácil, porque, pese a lo que pudiera parecer, queda mucho trabajo de investigación por llevar a cabo. Hasta ahora contamos con artículos y libros que sólo han esbozado los problemas. Carecemos de un análisis de base y ya nos sobran las hipótesis40 El área objeto de estudio ocupa una extensión aproximada de 42575 hectáreas y el criterio de elección territorial se ha basado en la cuenca natural de río Grande y no por términos municipales. La metodología escogida durante la actividad de prospección ha 38 En la Península los casos publicados de alquerías excavadas en el marco de proyectos de investigación son escasos, destacando el cerro de Peñaflor (Salvatierra Cuenca y Castillo Armentero, 2000), Bofilla (López Elum, 1994), Alcaría Longa (Boone, 1993), El Castillejo de los Guajares (Cressier, Malpica y Rosselló, 1987), Siyâsa (Navarro Palazón, 1985), y la Mesa de Chiclana (Fernández Barba, 2007) entre otros de importancia. 39 Sobre el tema del poblamiento rural andalusí, en los últimos años se han publicado diversos artículos a modo de estado de la cuestión: Martínez Castro, 2005, Eiroa Rodríguez, 2012 y Pérez Aguilar, 2013. 40 Malpica Cuello y Martín Civantos, 2007, p. 354. 25 sido flexible adaptada a las diversas variantes que se han dado durante las diferentes fases del trabajo de campo ya que se han planteado necesidades distintas. En la primera fase, o prospección general del territorio, nos hemos fundamentado en un muestreo de tipo aleatorio estratigráfico41. Se han definido quince áreas que se reparten en diversos estratos dentro del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:5000042. Dichos nichos son cinco: Zona 1 en que se incluye los márgenes de los diversos cursos fluviales y arroyos tributarios de río Grande. Zona 2 que corresponde con las cumbres y laderas cercanas al sector anterior. Zona 3 o mesetas altas de la sierra de las Nieves. Zona 4 o llanura cerealística denominada la Jara. Por último, la zona 5 que corresponde con las áreas periurbanas de los diversos municipios de la comarca (urbanizaciones, zonas de cultivos cercanas a los cascos urbanos...). La elección de los estratos se ha realizado seleccionando aquellas áreas que consideramos representativas dentro de los diferentes tipos de paisajes43. En todas ellas se optó por el trasec como unidad de muestreo formando unos rectángulos de 200 X 100 m. La elección de estas medidas responde a criterios prácticos de manejabilidad, debido a sus dimensiones relativamente pequeñas y, por lo tanto, fáciles de ejecutar. Antes de comenzar la prospección, y una vez sobre el terreno, cada unidad de muestreo (UM) sobre la que se va a trabajar, se localiza y marca su centro sobre el trasec correspondiente con la ayuda de GPS, y a partir de ahí, se señalan sus ángulos. Para su ubicación se utilizaran coordenadas UTM, Datum ETRS89. En esta primera fase el intervalo que separa a los prospectores en el proceso de batida ha sido generalmente de cuarenta metros con un mínimo de ocho personas y un máximo de doce por jornada, adoptándose un movimiento de cobertura en transectos paralelos44. Durante la exploración del terreno se anotó en el libro de campo la descripción del área que se está trabajando. Datos como el contexto ambiental, el tamaño del yacimiento, visibilidad e identificación de los fragmentos cerámicos de interés (bordes, 41 Ibídem, p. 72. Instituto Geográfico Nacional, hojas 1052-2, 1052-3, 1052-4, 10661 y 1066-2. 43 Chapa et alii, 2004, pp. 128-129. 44 Banning, 2002, p. 92. 42 26 bases y fragmentos con decoración), otorgándoseles su probable funcionalidad y una cronología aproximada45. Una vez prospectado y analizado los resultados, se procedió a una segunda exploración mediante un muestreo dirigido eligiendo un criterio geográfico en que se escogió las cuencas altas de determinados arroyos y ríos. La unidad de muestreo tiene las mismas medidas que la anterior. En este caso los intervalos en las batidas se acotaron, estando entre veinte y treinta metros para un número de prospectores similar al de la primera fase. Por último, se seleccionaron una serie de yacimientos considerados más significativos basándonos en criterios de extensión, situación geográfica y de abundancia del material cerámico superficial. Se realizaron prospecciones con cobertura total a nivel semimicro en que se efectúan un conjunto de actuaciones como son: la delimitación del yacimiento, su análisis interno y la elaboración de un plano con los diferentes elementos registrados46. También se estudió la geología, así como la edafología del yacimiento y de sus alrededores. Para cada uno de ellos se ha realizado un tratamiento individualizado tomando como criterio factores orográficos. En determinados yacimientos, como por ejemplo Jorox o la Alcaría de Guaro, la unidad base de análisis ha sido la terraza, es decir, dichos espacios residenciales estaban constituidos por una serie de bancales en que se asentaban los habitáculos existiendo, entre ellos, una serie de taludes con artefactos procedentes de las terrazas superiores. Por lo tanto, la medida de los transectos se adaptó a dichos espacios. En cada uno de estos yacimientos se desarrolló también un sondeo aleatorio dividiendo cada trasec en cuatro bandas horizontales o rectángulos y, a su vez, cada banda se subdividirá en cuatro nuevos trasec. Dentro de cada banda se elegieron, también de forma aleatoria, un trasec donde se efectúa un recuento de todos los artefactos existentes en superficie que no pretende ser exhaustivo, sino una referencia orientativa sobre su distribución espacial. Aquellos fragmentos cerámicos que consideremos representativos (bordes, bases con decoración y/o vedrío) se extrageron del terreno, georeferenciándose para su posterior análisis en estudio. No se efectuó una recogida de forma generalizada de los artefactos cerámicos ya que: el transporte y posterior clasificación y valoración de grandes volúmenes de material puede resultar problemático desde una perspectiva 45 46 Ruiz y Burillo, 1988, p. 50. García Sanjuán, 2005, pp. 99-100. 27 logística47, ni tampoco vamos a hacer mediciones cuantitativas exhaustivas de dicho material, ya que no son representativos en un entorno donde la mayoría de los procesos posdeposicionales son desconocidos. Esta distribución del material superficial ha servido para aproximarnos a la funcionalidad de las distintas áreas, además de para la localización de determinadas actividades48. La elaboración de mapas de distribución de yacimientos refleja un sistema u orden espacial que ha sido de gran utilidad a la hora de una interpretación territorial. Igualmente el tamaño del asentamiento se utiliza: como un criterio para la ordenación del poblamiento, debiendo salvarse en estos casos los problemas que puedan suponer alteraciones en su tamaño, por factores geomorfológicos, ya comentados, o por ocupaciones posteriores49 2.2.-Arqueología hidráulica Derivada de la arqueología del paisaje y con un programa metodológico específico, destaca la arqueología rural como el estudio arqueológico de los espacios agrarios y de los elementos que lo integran en que: partimos de la idea de considerar el espacio agrario como un espacio cultural visto a través de la Arqueología del Paisaje, en el que los elementos que lo conforman son considerados como entidades arqueológicas susceptibles de ser estudiadas y sobre las que se aplica una metodología específica para poder ser estudiada en profundidad50 Como rama específica de la arqueología rural se distingue la denominada arqueología hidráulica que tiene como objetivo principal la reconstrucción de los sistemas hidráulicos históricos, especialmente los que tienen un origen andalusí. En la actualidad existe una tendencia a darle cada vez mayor importancia al estudio de estos espacios rurales ya que el territorio andalusí no se puede explicar simplemente como un “un país 47 Ibídem, 2005, p. 93. Hodder y Orton, 1990, pp. 30 y 43. 49 Ruiz y Burillo, 1988, p. 52. 50 Ballesteros Arias et alii, 2006, p. 194. 48 28 de ciudades”. Al-Andalus se construyó, en gran medida, como una suma de territorios campesinos51. Tres aspectos consideramos básicos a la hora de reconstruir estos espacios de irrigación: El primero, es que la mayoría de los investigadores sobre al-Andalus consideran que la agricultura de regadío constituyó el principal recurso económico dentro de las comunidades rurales andalusíes52, espacialmente durante el Bajo Medievo. Estos grupos árabo-beréberes formaban una sociedad campesina de base clánica53 que, con la expansión musulmana del siglo VIII, se extendieron por buena parte del Mediterráneo occidental importando un agrosistema basado en la irrigación de los campos cuya realidad se recoge en las fuentes escritas ya en el siglo X54. Dichos campos, por lo tanto: no tiene sólo una identidad tecnológica sino que es sobre todo una opción social. Es claramente, el resultado de una decisión social que produce formas específicas del proceso de trabajo e impone también condiciones específicas de organización social55 No vamos a entrar en la polémica de que si este tipo de agricultura tiene un origen latino u oriental. Lo que sí parece evidente es que estos sistemas de irrigación de montaña, abastecidos por fuentes y pequeñas corrientes fluviales, tienen su germen en la expansión musulmana del siglo VIII56. Por lo tanto, se trata de una agricultura que rompe con la tradición clásica anterior, tanto en la concepción de los parcelarios, sistemas de trabajo, como en la introducción de nuevas especies de origen tropical57. Muchos de estos parcelarios fueron nuevos y se crearon por grupos islamizados sobre zonas agrícolas inexistentes anteriormente o relacionadas con cultivos de secano marginales, especialmente sobre aquellos sectores de montaña muy compartimentados, con desniveles importantes, necesarios para el riego por gravedad y donde la existencia de recursos hídricos fue determinante. Tales son los casos de los riegos del río Planos en Yunquera, la surgencia del río Jorox en Alozaina, los ríos Horcajo y Majaceite en 51 Eiroa Rodriguez, 2012, p. 389. Malpica Cuello, 2012, p. 33. 53 Guichard, 1995, pp. 258-259. 54 Malpica Cuello, 2012, p. 33. 55 Barceló Perelló, 1989, p. 15. 56 Butzer et alii, 1985, p. 499. 57 Watson, 1998. 52 29 Tolox, el arroyo Alpujata y las fuentes de Alhaula y Alfaquí, todos ellos en Monda, la fuente de la Reyna y el arroyo del Lobo, ambos en término municipal de Coín. Como excepción a estos microsistemas esta el complejo hidráulico del río Nacimiento también en Coín, cuyas tierras de irrigación se sitúan sobre la meseta de Los Llanos y las laderas de Huertas Viejas. Todos estos hontanares y ríos están integrados dentro de la subcuenca de río Grande en la actual provincia de Málaga. El segundo aspecto, es que hay claros indicios de que la puesta en cultivos de dichos espacios condicionó la ubicación de las zonas residenciales que quedaron supeditadas a la disponibilidad de agua y la creación de los parcelarios irrigados58: la instalación de la zona de residencia, la alquería, que siempre está situada justo por encima de la línea de rigidez del sistema hidráulico, o sea por encima de la acequia principal de distribución. La razón de esta emplazamiento, es sencillamente, no inferir en el desarrollo y fluidez del sistema hidráulico59 Esta pauta de asentamiento-residencia y espacio hidráulico, corresponde con modelos magrebíes y andalusíes que solo tendrían sentido en una sociedad segmentaria60. Una de las hipótesis que intentaremos demostrar es que en la subcuenca de río Grande se identifica también este binomio qaryas-espacios irrigados. Es decir, creemos observar cómo, en buena medida, la estructuración y jerarquización territorial vienen determinada por la ubicación y el tamaño de dichos espacios irrigados, por lo que se convertiría en una importante herramienta para el estudio del paisaje y el poblamiento medieval. Parafraseando a Barceló, podemos decir que los asentamientos rurales andalusíes son un conjunto indivisible de espacios productivos y residenciales esto es, de tierras de cultivo y alquerías61. El tercero, es que se tratan de diseños “ultraestables”62 que han permanecido, en la mayoría de los casos, hasta la actualidad sin grandes modificaciones y por tanto son susceptibles de su localización y reconstrucción. El diseño de la acequia principal es la primera prioridad en el establecimiento de un sistema hidráulico63 y el que, en líneas generales, marca la “línea de rigidez” cuya modificación supondría el cambio en todo el 58 Kirchner y Navarro, 1994, p. 161. Ballesteros Arias et alii, 2002, p. 30. 60 Barceló Perelló, 1989, p. 32. 61 Ibídem, p. 34. 62 Glick, 1990, p. 165. 63 Malpica Cuello, 2012, p. 108. 59 30 sistema, por lo que su estructura básica ha permanecido inalterable en el tiempo. No así el parcelario, que en algunos pagos han sufrido modificaciones de importancia. Igual ocurre con las ampliaciones de los diversos sistemas de irrigación de la subcuenca de río Grande, ya constatados desde el período bajomedieval y que fueron generalizados a partir de época moderna. Los métodos y técnicas de esta metodología se basan en el trabajo de campo, prospección arqueológica y reconstrucción de los sistemas hidráulica, junto con la información que proporciona la documentación escrita y de la toponimia64. El primer paso es la obtención de una planimetría precisa y actualizada. Con ella se realiza un exhaustivo reconocimiento del terreno registrando los trazados, tanto de la acequia madre como de los ramales secundarios, además del parcelario y todos los elementos que conforman el sistema hidráulico (molinos, partidores, albercas, qanāt...). El segundo paso es obtener información histórica sobre los sistemas estudiados, generalmente a través de la documentación escrita de origen castellano de finales del siglo XV y primera mitad del XVI, principalmente del apeo y repartimiento, además de los protocolos notariales. La toponimia registrada en la cartografía, junto con la microtoponimia local de transmisión oral, completan la información. Con ello realizaremos una aproximación a las estructuras de los sistemas originales y las modificaciones o ampliaciones posteriores, asociándolas con las distintas sociedades que los ocuparon. Dada la amplitud de los sistemas hidráulicos de probable origen andalusí en la comarca, hemos realizado una selección de aquellos que consideramos más representativos, teniéndose en cuenta su extensión e importancia histórica y la asociación de dichos espacios con zonas residenciales. Así, para Coín se han estudiado los sistemas de las acequias de la fuente de la Reyna y del Olivar en el pago de Pereila y Valdeperales respectivamente65. Dichos sectores estaban vinculados a la alquería de Pereila, dependiendo el primero de la surgencia de la fuente de la Reyna, y el segundo del complejo hidráulico del río Nacimiento. También se han investigados los sistemas de las acequias de la Candonga y el Naranjal en el antiguo pago de Benamaquís, asociados con la alquería del mismo nombre. Estos 64 65 Kirchner y Navarro, 1994, p. 162. Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016. 31 últimos también dependientes del complejo de irrigación del río Nacimiento. Por último se ha analizado la acequia de río Alamino como principal canal de irrigación de Dakwān que se relaciona también con el anterior complejo hidráulico. Dentro del término de Monda destacan los sectores irrigados asociados con el valle de Alpujata, que forman un interesante sistema en que se puede entrever los espacios originales andalusíes y las ampliaciones posteriores. La zona residencial, asociada a estas terrazas, la hemos denominado los Villares de Alpujata y se ubica a ciento cincuenta metros por encima de los bancales de riego66. En Alozaina el único espacio irrigado de entidad está en el del valle del río Jorox67, complejo hidráulico regado por las aguas de dicho cauce y por diversas surgencias secundarias. Solo se ha observado indicios de poblamiento relacionado con el Alto Medievo. Por último, las aguas de la surgencia de la Alfaguara y de los ríos Almozara y Majaceite en Tolox, que forman un complejo de espacios irrigados asociados a las zonas residenciales andalusíes de Tolóx y de los Caserones de Bolixe68. 2.3.-Estudio geoarqueológico Dentro del análisis territorial, consideramos de gran importancia el estudio de las diferentes variantes geológicas y edafológicas que componen la subcuenca de río Grande. Estos factores condicionaran, en buena medida, la posición semiprimaria o secundaria de los materiales de los diferentes yacimientos que quedan reflejados por la dispersión de los artefactos a nivel superficial provocados por factores diversos, como procesos de arroyada (conos de deyección), disgregación mecánica, procesos de coluvión, laboreo agrícola, entre otros69. Algunos de las variantes edafológicas también han influido en la elección de los espacios residenciales. Se ha comprobado que en determinadas composiciones geológicas-edafológicas, como son las arcillas, existen un 66 Ordóñez Frías, 2014b. Ordóñez Frías, 2013a. 68 López García, 2012. 69 Picazo, 1998. 67 32 desierto poblacional70 debido a los importantes inconvenientes que plantea a nivel superficial estos materiales, especialmente para el tránsito de personas y la cimentación de viviendas, además de no ser tierras aptas para determinados cultivos, especialmente arbóreos. Otro factor importante relacionado con la potencia edafológica, es la fertilidad de las tierras de cultivo, especialmente las de irrigación. Dependiendo de la productividad de estas podemos aproximarnos a evaluar su rendimiento agrícola y, por lo tanto, la capacidad de carga que podían soportar determinados espacios de cultivo. El estudio geoarqueológico lo vamos a dividir en tres fases. En la primera se analizará una cartografía digital del IGME71 a escala 1:50.000 sobre mapas geológicos, en los cuales se localizarán los diversos yacimientos. En la segunda, y durante la prospección que se realizará sobre el terreno, se tomarán datos en el libro de campo de los suelos, relieves, sedimentación, trincheras de erosión72 etc. Finalmente, en la prospección a nivel micro de los yacimientos más significativos, se volverá a hacer un análisis más meticuloso sobre las capas sedimentarias, dispersión de los materiales superficiales, efectos y causas de la erosión superficial en cada yacimiento y su entorno, y daños causados por infraestructuras humanas. Las apreciaciones recogidas serán reflejadas cuando se realice la descripción de las diferentes alquerías y yacimientos. 2.4.-Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante el análisis cerámico Dentro de este trabajo de tesis, el estudio del material cerámico es uno de los aspectos más importantes debido a que proporciona una aproximación al registro arqueológico, además de un referente cronológico relativo de gran valía ante la escasez de otro tipo de indicadores temporales. Hay que tener presente que la mayoría de estos depósitos tienen un carácter secundario y superficial, cuyos hallazgos no han sido fruto de excavaciones arqueológicas sino de una observación y estudio, tanto in situ, como en gabinete, en que 70 En la zona denominada la Jara, perteneciente a los términos municipales de Coín, Alozaina y Guaro, no se ha detectado ningún tipo de poblamiento. Sus arcillas tienden a reblandecerse con las lluvias haciendo el tránsito de personas y vehículos muy difícil, además de generarse mantos de corrimientos en las laderas. En verano las arcillas se resecan contrayéndose, formando grandes grietas que hace casi imposible la cimentación de viviendas y la existencia de los entramados de raíces de los cultivos arbóreos. 71 IGME, hojas: 1051, 1052,1065 y 1066. 72 Marcos Saiz y Díez Fernández-Lomana, 2008, p. 135. 33 no existe una estratigrafía que nos sirva de garante de una adscripción cronológica precisa. A su favor hay que decir que la mayoría de estos despoblados apenas tienen “contaminación” de otros registros culturales posteriores ya que, tras su abandono en el Medievo, no volvieran a ser ocupadas por ningún tipo de poblamiento intensivo quedando, en su mayoría, como zonas de cultivos de secano. Solo destacar cuatro excepciones, Benamaquís cuya espacio residencial quedo totalmente ocupada por una urbanización construida en la década de 1970, Pereila que tuvo una continuidad poblacional morisca aunque no fuera de forma intensiva, la alquería de la Villeta de la que sí posemos un registro arqueológico preciso debido a la excavación de urgencia realizada en 199073, y la del Nacimiento de río Grande, que aún a mediados del siglo XX estaba ocupada. Además de estas cuatro alquerías, tenemos una serie de villas que tuvieron una continuidad ocupacional; tales son los casos de Coín, Monda, Guaro, Tolox, Yunquera y Alozaina. Aunque la prospección superficial en estos lugares es muy complicada debido a que la mayoría del terreno está urbanizado, existen determinados taludes y solares en los que hemos podido constatar la presencia de fragmentos cerámicos de origen andalusí. El primer paso para su clasificación ha consistido en la recogida de fragmentos cerámicos de los diversos yacimientos, registrándolos y documentándolos in situ. De ellos se han tomado una serie de datos como son: ubicación en la cuadrícula correspondiente, descripción de bordes/bases, diámetro, color, tipo de pasta, decoración y tipo de cocción. Toda esta información se va anotando en una ficha específica para el registro de artefactos, además de un archivo fotográfico escalado de los diferentes trozos. Posteriormente, y ya en estudio, se ha procedido a una selección de aquellos fragmentos que se consideraron más representativos, utilizando como criterio para esta selección su probable vinculación con una tipología determinada, por lo que hemos dado preferencia a los bordes y bases, así como a los diferentes tipos de decoración. Con los fragmentos cerámicos procedentes de la excavación efectuada en el ḥiṣn y alquería de la Villeta, se ha realizado un trabajo de estudio más meticuloso que se ha desarrollado, en buena parte, en dependencias del Museo Arqueológico Provincial de Málaga74, y que tuvo su correspondiente publicación75. 73 Acién Almansa y Rambla Torralvo, 1991-1992. Esta Actividad Arqueológica Puntual fue autorizada por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Málaga, con expediente AA. Nº 38/12. 74 34 El segundo paso consistió en la realización de los consiguientes dibujos cerámicos y su posterior digitalización con el programa informático Corel Draw. Esta parte es esencial ya que nos permite tener en archivos digitalizados los diferentes perfiles para su estudio, además de ser un formato apto para su publicación como trabajo científico. La escala utilizada es la 1:1 (escala natural), salvo en las grandes vasijas, a las cuales se aplicó una escala convencional en que los diversos dibujos digitalizados llevarán su correspondiente simbología. El tercer paso se ha centrado en el estudio tecnológico. Hay que especificar que debido a los escasos recursos que poseemos solamente se ha abordado aspectos tecnológicos muy concretos, a un nivel macroscópico de caracterización, que serán aproximativos sin llegar a ser muy precisos, pero que nos podrán servir a nivel orientativo, ayudándonos a acercarnos a la cultura que los produjo. Los aspectos tecnológicos que hemos tratado son: -Fabricación a torno, torneta o a mano. Veremos cómo en la zona objeto de estudio se dieron las tres modalidades, aunque con un predominio del modelado a torno. -Tipo de pasta. Se realizó una apreciación general dividiéndolas en pastas de origen ferruginoso, con arcillas de contenidos elevados en hierro y con tonos rojizos, pastas con predominio de carbonato cálcico en su composición y de tonalidades más claras, y pastas mixtas, en que se mezclan ambas composiciones. Todas ellas serán utilizadas para la fabricación de diferentes utensilios cerámicos, como sería el caso de la pasta ferruginosa que soportan bien los choques térmicos y que la hace muy apta para artefactos de exposición al fuego tales como cazuelas y marmitas76. El cuarto paso, es el análisis de los aspectos tipológicos que consideramos como un elemento esencial en que nos hemos basado, de forma destacada, para realizar la aproximación a la datación cronológica y al registro cultural asociados con ella. En este aspecto el marco geográfico va a introducir factores convergentes ya que toda la zona, objeto de nuestro estudio, está ubicada dentro de una misma comarca natural, y por lo tanto, el marco geográfico es el mismo. Pero también debemos tener en cuenta que parte 75 Ordóñez Frías, 2014a. Fernández Navarro, 2002. Este investigador ha estudiado pormenorizadamente la cerámica almohadenazarí de cocina así como de las pastas ferruginosas y sus características térmicas, demostrando que poseían una tecnología avanzada. 76 35 de estos utensilios cerámicos podrían tener un origen no comarcal. Así ocurre con determinadas tipologías de ataifores, marmitas y cazuelas que pensamos que podrían haber sido elaborados en los talleres del arrabal de Fontanella en Málaga a tenor de lo observado en las pastas, tipologías y vedríos77. Los criterios que seguiremos para la clasificación tipológica son los siguientes: -Estudio de la forma general y de la morfología formal de las piezas. -Su función. -Acabado y decoración. 2.5.-Las fuentes documentales Dentro del enfoque metodológico basado en la arqueología del paisaje, también el recurso a las fuentes escritas posee una cierta importancia a pesar de que su peso específico en la investigación sea escaso, por lo que se ha realizado una historiografía “total” en que no se ha descartado ningún tipo de aportaciones. Como bien expresa Barceló: La arqueología extensiva implica la movilización de toda la información, incluida la escrita, para identificar, relacionar y entender todas las trazas de los asentamientos desaparecidos y de los entornos por ellos producidos, también desaparecidos78 Las fuentes escritas son, en la mayoría de las ocasiones, inexistentes en lo que respecta al poblamiento rural andalusí, incluso alquerías de cierto entidad son totalmente invisibles en los registros escritos. Por el contrario, hay referencias a determinados poblamientos en la documentación que, por distintos motivos, serían difícilmente localizables en la actualidad, salvo que conjuguemos otro tipo de información como la arqueológica o toponímica79. Generalmente, la primera tendencia 77 En concreto, son muy característicos los ataifores con vedrío verde esmeralda en su interior, con unas tonalidades de vidriado muy similares, repiés con el mismo diámetro y pastas carbonatadas depuradas con una disposición en capas horizontales similares. Dichos ataifores, están presentes en la totalidad de los yacimientos de la Subcuenca, además de ser habitual su presencia en las diversas excavaciones realizadas en el antiguo arrabal de Fontanella. 78 Barceló Perelló, 1988, p. 198. 79 García Contreras et alii, 2012, pp. 171-172. 36 es la que predomina ya que: en las comunidades rurales andalusíes no conocen relaciones de dominio y no producen, generalmente, documentación escrita80. Sin embargo, existe una dicotomía en el área objeto de nuestro estudio entre las denominadas “villas”, y las pequeñas y medianas alquerías rurales. Para las primeras, hay alguna, aunque exigua, información en las fuentes musulmanes y, especialmente, en la documentación castellana de finales del siglo XV y primera mitad del XVI. Sin embargo, para las segundas, el vacio documental es casi absoluto, con la excepción de algunas escasísimas referencias, y la alusión al topónimo qarya recogido en las fuentes castellana, la mayoría de las veces de difícil ubicación. Estas villas estaban constituidas por los actuales municipios de Coín, Cártama, Alozaina, Yunquera, Tolox, Monda y Guaro, y por el despoblado de Benamaquís. La principal característica que las diferencian de los pequeños núcleos rurales, es que tuvieron una continuidad poblacional desde época andalusí hasta nuestros días, salvo el caso de Benamaquís, arrasada por los castellanos a finales del siglo XV. En las dos primeras, tras una fuerte resistencia armada, se produjo la expulsión de la población musulmana de su alfoz y su sustitución por repobladores castellanos, lo que generó los denominados “libros de repartimiento” que recogen el proceso de repoblación y reparto de bienes que efectuaron los Reyes Católicos tras la conquista por medio de “repartidores”, siguiendo sus instrucciones y a partir de unos mínimos elementos organizativos con que se dotó a la población que se fue asentando81. Mientras que en Yunquera, Tolox, Monda y Guaro, las capitulaciones fueron pactadas con los castellanos sin que hubiera oposición armada, lo que ocasionó que la mayoría de la población de origen andalusí permaneciera en sus lugares de origen, primero como mudéjares y, ya a partir del 1502, como moriscos. Aquí el documento básico es el libro de apeo y repartimiento (1571) para el caso concreto de Tolox, y el libro de apeo (1571), para el resto. Los protocolos notariales de la primera mitad del siglo XVI también han aportado una rica información, especialmente sobre el medio rural, con la presencia de numerosos topónimos, algunos relacionados con los pagos rurales de origen andalusí y 80 Navarro, 1995, p. 178. Malpica Cuello, 1990, pp. 128-129. Según este autor en los libros de repartimientos se deslizan datos muy importantes que permiten leer, como de un palimpsesto se tratase, muchas realidades de una sociedad desaparecida, p. 129. 81 37 también sobre algunas qaryas, dentro de los términos municipales de Monda, Alozaina y Yunquera. En el caso de la agricultura, en cambio, las fuentes escritas de origen árabe son algo más explicitas, sobre todo con los conocidos tratados agronómicos82, aunque con un carácter teórico y generalista. También existe una cierta documentación andalusí, la mayoría de las ocasiones romanceada, sobre pleitos por el uso del agua de determinados cauces y surgencias83, aunque en la mayoría de las ocasiones, solo se ha conservado esta documentación para la actual provincia de Granada. Sin embargo, las fuentes escritas musulmanas, en que se hace alusión al área objeto de nuestro estudio, son muy escasas y prácticamente se centran en Dakwān. 2.6.-Toponimia La toponimia se revela como una de las fuentes imprescindibles para el reconocimiento y análisis arqueológico del territorio que nos puede aproximar a la percepción que tenían de sus espacios los grupos humanos de otras épocas, fundamentalmente históricas. También ilustra sobre los usos económicos y sociales dentro del área o espacio de explotación de aquellas comunidades. Para el estudio toponímico hemos indagados en diversas fuentes: -Toponimia de origen documental. Es el bloque más importante y procede de las fuentes documentales castellanas, generalmente redactados a iniciativa de la Corona, de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, teniendo su máximo exponente en los repartimientos. Uno de los principales problemas que encontramos en este bloque es que la mayoría de los topónimos están castellanizados. Ello es debido a que la presión militar cristiana en la antigua Algarbía malagueña, que posteriormente correspondía con la hoya del Guadalhorce, fue intensa ya desde mediados del siglo XIV, provocando el despoblamiento de la mayoría de los núcleos rurales. Además, tras la conquista militar, se produce la expulsión de la población andalusí de las principales villas (Coín, Cártama y Álora). Solo en algunos “repartimientos”, como el de Monda Tolox o Casarabonela, 82 Carabaza Bravo y García Sánchez, 2001. Espinar Moreno ha estudiado con frecuencia esta temática en publicaciones como: Espinar Moreno, 1987, pp. 69-94, Espinar Moreno y Quesada Gómez, 1993-1994, pp. 81-96. 83 38 se recogen topónimos de origen árabe. Algo similar ocurre en 1571-74 con los libros de apeo y repartimiento. Vamos a realizar un sucinto repaso de aquellos topónimos de origen árabe más destacados que aparecen en la documentación, especialmente la de origen castellano, sobre la subcuenca de rio Grande. Como suele suceder, el análisis topónimo resulta primordial para ubicar las alquerías y para dar sentido a algunas realidades topo-corográficas, como, por ejemplo, el topónimo que nombra al partido rural llamado los Guájares en las proximidades de Guaro, procedente del árabe Waŷār, ‘talud’, ‘tajo’84, con ulterior castellanización al crearse el plural. Aunque habría que realizar un estudio bastante más exhaustivo85, se pueden adelantar algunos reveladores resultados en relación con los términos “alquería”, “mezquita” y “almocaber”, así como sobre la relativa abundancia de etnónimos. De especial interés es la relacionada con el término “alquería” recogidas en los libros de repartimiento de finales del siglo XV y en el apeo de 1572. Se hace referencia a la alcaría del Moxnar o la alcaría de Alpujata en el Apeo de Monda86 o a las alquerías de Alcalá y Pedrales, para la primera con la aclaración explícita de encontrarse despoblada en el Repartimiento de Coín87. De hecho, el término “alquería”, se ha mantenido en diversos partidos rurales de la comarca. También encontramos alusiones a la alquería de Alozaina y a la alquería de Guaro, ambas situadas en los partidos rurales del mismo nombre y mencionadas en el catastro rústico de Alozaina y de Guaro respectivamente. Las mezquitas rurales representan otro de los grupos de topónimos más significados. En el Repartimiento de Coín se hace alusión a una mezquita dentro del recinto de la antigua medina sobre cuyo solar se estableció la casa del cabildo88, y que debió ser una masŷid al-hawma (‘mezquita de barrio’). La mezquita-aljama no consta en dicho Repartimiento ya que para la fecha de su elaboración, 1492, la iglesia de Santa María, 84 Véase un ejemplo en Comares, Alguajar (Abellán Pérez, 1999, p. 41). Para Tolox, López García y Martínez Enamorado, e.p. Está en fase de estudio también la toponimia del Apeo de Guaro y del orónimo Alpujata (este último en Martínez Enamorado, e.p.). Iniciada asimismo, pero en una fase más embrionaria, se encuentra el análisis de la toponimia del Apeo de Monda. 86 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 257, 208 y 216. 87 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 296 (fol. 124) para Alcalá y p. 286 (fol.116) para Pedrales. 88 Véase más adelante. 85 39 probable mezquita-Mayor, ya se encontraba habilitada para el nuevo culto89 y, por lo tanto, no existía constancia de ella en la documentación castellana moderna. Nos interesan, de manera particular, los oratorios de carácter rural por ser muchos de ellos rábitas/mezquitas delimitadoras de términos90. En los Repartimientos de Málaga se alude a finales del siglo XV, además de a la mezquita de Monda, a una mezquita cheqyta de Coín, que dixen los moros rabyta91. Tampoco faltan las referencias a la serie toponímica almocaber (<al-Maqābir plural)92, con variantes: Macaberte en el Apeo de Guaro93 y almocaber (o cementerio de él) en la alquería del Moxnar94. Finalmente, la toponimia de origen clánico es importante, encontrándonos en una zona en la que se produce una destacada presencia de etnónimos95: alquería de Benamaquí96, paraje de Mequinez97, seguramente una alquería ya despoblada en el siglo XV de unos beréberes Miknāsa, una y otra de cronología temprana pues se vinculan a los grupos imaziguen asentados en el proceso de formación de al-Andalus98, ambos en termino municipal de Coín. Existen, además, otros etnónimos árabes que dan nombre a una alquería y un río, Fahala (de los banū Fadala)99, y beréberes, Hurique (de los banū Warika)100, o Alhaurín (al-Hawwāriyyīn, de los Hawwāra)101. También encontramos una microtoponímia de origen castellano que hace alusión a torres-alquerías o atalayas que probablemente estuvieran relacionadas con estructuras de origen andalusí. Así la “atalayura”102 podría hacer referencia a los restos de la torre de la antigua alquería de Pereila103, o el “castillo de Benamaquís”104, recinto murado de la alquería del mismo nombre. El topónimo de “alcahejo” aparece en el pago de la 89 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 95, p. 259. Martínez Enamorado y Becerra Parra, 2011. 91 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 363, p. 209, nº 761: reúne en la mezquita de Monda […]”; fol. 372v, p. 218, nº 766, respectivamente. 92 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 029. 93 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 224, 244, 255 y 247. 94 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 247. 95 Martínez Enamorado, 2003a. 96 Véase más abajo. 97 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, 1571, fol. 45v. 98 Sobre ello, Martínez Enamorado, 2003a, con numerosas referencias. 99 Martínez Enamorado, 2003a. 100 Ídem. 101 Ídem. 102 AHPM, P-6554, s/f, 1564. 103 Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016. 104 AHPM, P-6548, s/f, 1548. 90 40 Fuensanta105 haciendo referencia a una torre-atalaya que controlaba el camino que iba de Dakwān a la zona costera de Marbella. El pago de la Torrecilla106 se identifica con la alquería del mismo nombre ubicada en término municipal de Coín y en clara alusión a la torre-alquería de dicho espacio residencial, de la que hoy día se conserva parte de sus cimientos. 105 106 Ibídem. Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 116, p. 245. 41 42 3.- MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO 3.1.-Introducción Es evidente que el conocimiento del medio físico es una parte esencial para entender a las sociedades que lo ocupaban. Es en él donde dichas sociedades desarrollaban todas las actividades básicas de su existencia tales como la obtención de los recursos, espacios de residencia o lugar de enterramiento de sus difuntos. Por lo tanto, comunidad y paisaje están interrelacionadas y poseen vínculos muy estrechos. Hay que partir de la base que cada cultura tiene unos patrones de asentamiento distintos, es decir, cada una ocupa y se relaciona con el territorio de diferente manera. Dichas pautas la caracterizan y diferencian de otras sociedades, por lo que también serán distintas la utilización de los recursos y la estrategia de búsqueda de los espacios residenciales. Estos modelos pueden incluso variar dentro de una misma cultura. Así vemos cómo en al-Andalus hubo diferentes formas de ocupación del territorio como consecuencia de la propia dinámica evolutiva de la cultura andalusí, y por influencia de factores exógenos que tanta importancia tuvieron en su desarrollo y final. Por ejemplo, en época emiral, se produjo un abandono del llano y un proceso de “incastellamento” en que se forman pequeñas comunidades autosuficientes que tienen como principales fuentes de sustento el pastoreo y la agricultura de secano. Sin embargo, con la consolidación del califato, la población es “obligada” a asentarse en el llano. En buena parte también debido a una mayor seguridad que generó la pacificación interna que realizó ‘Abd-al Raḥmān III. Ya en el periodo almohade-nazarí, la estrategia de ocupación territorial vuelve a cambiar y los asentamientos, debido a la creciente presión militar castellana, buscan las laderas en altura de más fácil defensa que los emplazamientos que estaban en la parte baja de los valles y junto a los ríos. Durante el siglo XIV y XV la presión militar cristiana se hace tan intensa, que la mayoría de estos lugares se abandonan o son destruidos. Vamos a proceder al establecimiento en su entorno físico a la subcuenca de río Grande, pero lo vamos a hacer no desde una mera perspectiva descriptiva, es decir cómo un elemento antropizado dentro de un marco físico, sino desde un punto de vista 43 analítico, en que intentaremos interrelacionar todas aquellas facetas fundamentales que vinculan a hombre y paisaje, a cultura y medio físico. 3.2.-Delimitación y justificación del área elegida para el estudio La zona elegida para nuestro estudio está situada en la zona SO de la actual provincia de Málaga, área montañosa surcada por diversos valles entre los que destaca el modelado por el propio río Grande. Su principal núcleo poblacional es Coín, la antigua Dakwān andalusí, que fue centro rector de la comarca desde el período nazarí hasta finales del siglo XX, en que los cambios socio-económicos motivaron su declive. La Subcuenca tiene forma de U abierta hacia el SE y rodeada por una orla montañosa, con una orografía accidentada que compartimenta el territorio, aunque posee una serie de pasos y puertos aprovechando zonas del relieve más suave que hacen que haya buena comunicación entre los diversos sectores del territorio. Río Grande discurre con una orientación NE y posee una serie de arroyos y pequeños cauces tributarios, siendo los más regulares, en cuanto a sus aportes hídricos, el río Horcajos o Alfaguara, que discurre íntegramente por el término municipal de Tolox, el río Jorox, dentro del término de Alozaina, y el río Pereila, que transita también, en todo su recorrido, por el termino de Coín. Aunque todo esto lo trataremos con más profundidad en páginas posteriores, adelantamos que la edafología, en las zonas que tradicionalmente han sido lugares de hábitat y que mayoritariamente coinciden con las laderas y fondos de valles, se caracterizan por la presencia de travertinos y tobas, y en menor medida de micaesquistos. La vegetación está muy antropizada destacando los cultivos de irrigación en las proximidades de determinados cauces y surgencias, junto con una agricultura de secano cuyos principales cultivos son el olivo y los cereales. Solo existe una vegetación que se aproxima a lo que podríamos denominar “autóctona” en determinados sectores de cultivos que han sido abandonados, y en las zonas serranas de orografía compleja y accesibilidad reducida. La subcuenca de río Grande forma una comarca natural dentro de la provincia de Málaga que coincidiría, parcialmente, con la antigua Algarbía andalusí y también con parte de la actual hoya de Málaga. Sabemos que, durante el período que va desde los siglos XIII al XV, Dakwān era la cabecera de una demarcación defensiva que también 44 incluía a Cártama y Álora, ambas al pie del río Gudalhorce107. Tampoco coincide plenamente con el denominado “Corregimiento de las Siete Villas”, unidad administrativa que existía en la zona entre los siglos XVI y XVII. Por lo tanto, no corresponde con ninguna delimitación administrativa actual ni del pasado. Incluso la mayoría del territorio que abarcan los diversos términos municipales de su demarcación ocupa un porcentaje pequeño dentro de la Subcuenca, como son los casos de Ojén o Cártama, con menos del 10% del total del territorio. Visto esto, aunque se trate de una comarca natural, tiene unos límites artificiales en determinados sectores en que se pasa de una cuenca hidrográfica a otra sin que existan accidentes geográficos relevantes. Así ocurre en la transición de la zona E de Coín que da paso a la subcuenca del río Fahala, tributario del río Guadalhorce. Vemos como no existía una realidad territorial a niveles administrativos, aunque si como unidad orográfica. Pero los motivos que nos han inducido a la elección de este espacio son básicamente dos. El primero y fundamental es que se trata de una área en que se han detectado una alta densidad de asentamientos de origen andalusí, y su localización y estudio se basan, casi exclusivamente, en la información obtenida mediante el trabajo de campo, ya que apenas existe documentación escrita de origen medieval. Por otro lado, hay una gran parquedad en cuanto a las investigaciones sobre la comarca, y los escasos trabajos existentes se fundamentan en las fuentes escritas, tanto andalusíes como castellanas, de finales del siglo XV y siglo XVI. En segundo lugar, porque es la zona donde ha transcurrido buena parte de la vida de este investigador y en la que ha ido adquiriendo, paulatinamente, un exhaustivo conocimiento del terreno que ha sido fundamental para la aplicación de las técnicas adecuada de prospección e incluso anteriormente a la puesta en marcha de esta investigación ya se tenía información precisa de la ubicación de un buen número de yacimientos medievales. 3.3.-La subcuenca de río Grande La subcuenca de río Grande se sitúa en la Comunidad Autónoma de Andalucía, en la provincia de Málaga, al SO de la capital y ocupando parte de los actuales términos municipales de Yunquera, Tolox, Alozaina, Casarabonela, Guaro, Monda, Ojén, Coín, 107 Para ello ver a Martínez Enamorado 2003a, 2003b y 2007. 45 Pizarra, Istán y Cártama. La zona se incluiría en el sistema Penibética, en una de sus depresiones transversales intramontanas, en la que se ubicaría el valle de dicho río. Es importante también reseñar la orografía accidentada de todo el espacio objeto de estudio. Ello produce una fuerte compartimentación geográfica en que río Grande no solo adquiere importancia por sus aportes hídricos para la agricultura y subsistencia, sino también por ser utilizado como vía de comunicación entre los distintos poblamientos de la comarca, actuando como una auténtica columna vertebral que articula y cohesiona el territorio. 3.3.1-Cuenca Hay que partir de la base de que los estudios realizados hasta el día de hoy sobre la Subcuenca son muy escasos y los existentes adolecen de profundidad108. Por lo tanto, hemos tenido que completar las carencias con un intenso trabajo de campo que ha permitido paliar, en buena medida, las lagunas existentes debidas a la falta de investigaciones. Pertenece a la cuenca hidrológica del río Guadalhorce abarcando, esta última, una extensión de 3.850 Km², por lo que ocuparía algo más de la mitad del territorio de la actual provincia de Málaga. Se localiza en el extremo SO de la cuenca del Guadalhorce, estando orientado su cauce en sentido OE. Tiene un eje fluvial principal que recorre treinta y cinco kilómetros de longitud. 108 Uno de los trabajos más consultados y completos sobre la Subcuenca ha sido el realizado por la fundación Nueva Cultura del Agua que se efectuó a petición de la plataforma “Mesa por el Agua de Coín” (Nueva Cultura del Agua, 1999). Cobos Rodríguez, junto con otros técnicos, también publicaron un estudio sobre el río y su cuenca que se efectuó con motivo de un proyecto de azud. Es menos completo que el anterior, apreciándose una cierta parcialidad en sus conclusiones a favor de la construcción de determinadas obras hidráulicas que finalmente no se realizaron (Cobos Rodríguez et alii, 2004). Fundamental para el conocimiento bioclimático es el artículo de Delgado Peña sobre la cuenca alta de río Grande (Delgado Peña, 1999). También es importante la obra de Pérez Latorre y otros (Pérez Latorre et alii, 2012) en que se estudia la botánica y su relación con factores climáticos y edafológicos dentro de la serranía de Ronda, con un apartado concreto para río Grande y su cuenca alta. Relacionado con el parque natural de sierra de las Nieves, en el cual está incluido la cuenca alta de este río, existen una serie de publicaciones. De especial interés son aquellas elaboradas por la Junta de Andalucía como son la Guía de parque natural sierra de las Nieves (Junta de Andalucía, 1998) y Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque (Junta de Andalucía, 1993). Igualmente la Universidad de Málaga realizó una publicación sobre dicho parque en que también se efectúa un estudio multidisciplinar (parque natural de la sierra de las Nieves. Cartografía y evolución de la flora y vegetación, UMA, 1998, memoria del parque natural sierra de las Nieves). 46 Su nacimiento se sitúa oficialmente en la cabecera del arroyo de los Zarzalones, en término municipal de Yunquera, y su desembocadura se produce en el río Guadalhorce, ya en término municipal de Cártama. Físicamente su cuenca queda limitada al N por sierra Blanquilla, al S con la agreste sierra Blanca de Ojén, al SE con las sierras de Alpujata y Mijas, y finalmente al O limita con la sierras de las Nieves, Prieta y Alcaparaín, donde se encuentran las máximas altitudes de la provincia. El 55% de la superficie total de su cuenca se encuentra por debajo de los 400 m snm, con una red principal que está constituida por cuatro mil ochocientos setenta y tres cauces, la mayoría son pequeños arroyos que solo llevan agua cuando precipita intensamente109. Otra característica es que la posición de las litologías carbonatadas, de gran permeabilidad, en los sectores de cabecera de la red de drenaje, hacen que éstas contribuyan en muy escasa medida a la regulación de la escorrentía que se producen en las laderas de la cuenca media y baja. Ello provoca que en periodo de precipitaciones elevados y prolongados en el tiempo, el rio adquiera una gran cantidad de caudal110. 109 110 Cobos Rodríguez et alii, 2004, p. 137. Ibídem, p. 138. 47 Fig.3.1- La subcuenca de río Grande dentro de la península Ibérica. Municipios Superficie total Superficie dentro de % del municipio municipio (Km²) la Subcuenca dentro de la (Km²) Subcuenca 33,88 31,28 92,32 Alozaina 105,41 15,19 14,41 Cártama 113,39 3,98 3,51 Casarabonela 127,23 89,27 70,16 Coín 22,35 22,35 100,00 Guaro 100,12 1,08 1,07 Istán 57,70 57,69 99,98 Monda 86,67 15,78 18,42 Ojén 63,29 0,01 0,001 Pizarra 93,86 60,08 64,01 Tolox 57,68 29,22 50,66 Yunquera Tabla.3.2- Listado de municipios incluidos dentro de la subcuenca de río Grande111 3.4.-Sistema hidrológico El sistema hidrológico en la zona viene condicionado por las variables que determinan las precipitaciones y por el comportamiento hidrogeológico de los materiales que conforman la Subcuenca. Su régimen es fundamentalmente pluvial, con precipitaciones en otoño-invierno y, en menor medida, en primavera, destacando las 111 Fundación Nueva Cultura del Agua, 1999, p. 10. 48 aportaciones nivales, fundamentalmente en enero y febrero, poco significativas pero que le dan un matiz diferenciador con relación a los demás ríos malagueños. La elevada pluviometría de su cabecera (unos 1700 l/m² en la estación de Quejigales112) determina un caudal mínimo durante la mayoría del año, con un estiaje atenuado en su tramo alto y medio-alto. La media anual de su cauce es de 86 hm/año113, cantidad que podemos considerar importante si la comparamos con el promedio de la mayoría de los ríos andaluces. Su red fluvial es de tipo dendrítica, con una serie de afluentes entre los que destacan por su margen derecho y desde su cabecera hasta su desembocadura: el río Horcajos arroyo Estepera, río Seco y río Pereila. Por su margen izquierda los ríos Jorox y Planos arroyo de los Valles y el arroyo Pajares. Todos de escaso caudal, permaneciendo secos buena parte del año a excepción de los ríos Horcajos, Jorox y Pereila. Fig.3.3-Red fluvial de río Grande114 112 La estación de los Quejigales pertenece a la cuenca del río Guadiaro, pero dada su cercanía con la cordada de la Torrecilla que vierte sus aguas hacia la Subcuenca, podemos tomarla como un referente cercano. 113 Para el cálculo de este caudal se aplicó el “Método Racional Modificado” que toma datos del Ministerio de Fomento relacionados con las características de la cuenca y estimaciones del caudal de escorrentería. 114 Cobos Rodríguez, 2004, p. 136. 49 3.5.-Climatología El estudio climático del área objeto de investigación plantea importantes dificultades debido a la escasez de datos existentes, con tan solo varios trabajos que podamos considerar de valor científico y que no abarcan todo el espacio objeto de estudio. A ello hay que añadir la complejidad orográfica, con fuertes desniveles que van desde los casi dos mil metro de altitud en la cabecera de la cuenca, para alcanzar los doscientos metros apenas nueve kilómetros más abajo. Altitudes y exposiciones diversas generan múltiples variantes en cuanto a insolación y pluviometría que producen modificaciones significativas. Siguiendo la guía del parque natural sierra de las Nieves115y la memoria descriptiva para el plan de ordenación de los recursos naturales del Parque116, se diferencian las siguientes zonas: -En el sector más bajo, que correspondería con la zona oriental, predomina un clima de tipo mediterráneo subtropical, con precipitaciones que oscilan entre 400 y 900 mm; con un máximo en otoño-invierno, un segundo período en primavera, y un verano seco sin precipitaciones relevantes. Las temperaturas oscilan entre los 17 y 19 ºC. Las heladas son muy escasas al igual que las nevadas. La insolación media anual fluctúa entre 2.850-3.000 horas. -En la zona cercana al núcleo del parque y de mayor altitud que la anterior, las precipitaciones medias son de 600 mm, pudiendo llegar hasta los 1000 mm anuales en los sectores más elevados. Las máximas se presentan en otoño-primavera, con un período de menor pluviometría en invierno. Las tormentas veraniegas pueden ser ocasionales. La temperatura media está entre 13 y 15 ºC y la amplitud térmica va de 17 a 20 ºC, pudiendo llegar en invierno a los 6 ºC, con frecuentes heladas y nevadas centradas en los meses de enero y febrero. Para un estudio más detallado de la zona media-alta de la Subcuenca, hemos contado con la información que aportan tres estaciones cercanas, aunque dichos puntos de toma de datos, debido a sus ubicaciones, no son muy representativos, faltando una serie de estaciones, sobre todo en la zona de mayor elevación, que nos proporcionaran una media más equilibrada. Los puntos de recogida de información son los de Yunquera, 115 116 Junta de Andalucía, 1998. Junta de Andalucía, 1993. 50 Pecho Venus (Tolox) y la Millana (Tolox). Los datos obtenidos de ellas proceden de un estudio climático y bioclimático elaborado por Delgado Peña117. -La estación de Yunquera está situada a 720 m snm. Recoge una media anual de precipitaciones de 727,5 mm, una temperatura media anual de 16 ºC y una amplitud térmica de 16,3 ºC. Las precipitaciones más intensas se recogen en noviembre (125,7 mm) y en enero (119,7 mm). En relación con las temperaturas, la media del mes más cálido es de 25,3 ºC (julio) y la del mes más frío llega a los 9 ºC (febrero). La evapotranspiración potencial es superior a los 850 mm anuales, por lo que el balance hídrico es deficitario. Fig.3.4- Climograma de Yunquera118 -La estación de Pecho Venus (Tolox). Se ubica a 600 m snm. La precipitación media anual oscila entre 890 y 1032 mm, según la opinión de diversos autores. La temperatura media anual es de 17,1 ºC, y la amplitud térmica de 17,4 ºC. Las precipitaciones más elevadas se alcanzan en diciembre (161,8 mm) y en marzo (178,3 mm) con una marcada sequía estival. Entre enero, febrero y marzo se pueden producir algunas nevadas. Enero suele ser el mes más frío con una media de 9,1 ºC, y julio el más cálido con 26,5 ºC. La evapotranspiración potencial asciende a 901 mm, por lo que el balance hídrico es equilibrado. 117 118 Delgado Peña, 1999. Ibídem, p. 80. 51 Fig.3.5- Climograma de Pecho Venus119 -La estación de la Millana. Se sitúa a 220 m snm junto al cauce del río y en su margen izquierda. Registra unas precipitaciones medias anuales de 606 mm, con una temperatura media anual de 18,5 ºC120 . Tiene su máximo pluviométrico en enero (100,8 mm) y febrero (94,1 mm). Su mínimo lo alcanza en julio. Enero es el mes más frío con una media de 11,1 ºC, y agosto el más cálido con 27,6 ºC. El balance hídrico es deficitario al existir una prolongada sequía estival. Como veremos más adelante, esta estación se aproxima mucho a los valores de temperatura y pluviometría de la cuenca media y baja de río Grande. Fig.3.6-Climograma de la Millana121 119 Ibídem, p. 81. Datos obtenidos del Sistema de Información Ambiental de Andalucía (SINAMBA), 1996. 121 Delgado Peña, 1999, p. 82. 120 52 Resumiendo, podemos ver como la zona estudiada coincide con la cuenca alta y principios de la media del río, con una gran variabilidad en cuanto a altitudes y exposiciones. El acusado gradiente altitudinal da lugar a importantes contrastes en temperaturas y precipitaciones. Las zonas bajas tienen una temperatura media de 17 ºC, descendiendo a medida que aumenta la altitud, llegando a una media de 13 ºC en el sector de cumbres. Igualmente, las precipitaciones ofrecen notorios contrastes con una media de 741 mm anuales para las tres estaciones antes estudiadas, frente a los 1100 mm en la zona de cumbres. El balance hídrico muestra un evidente déficit en el período estival, contrastando con la primavera y el invierno en que se producen unos excedentes que se acrecientan con la altitud. Por tanto, el régimen de humedad pasaría del tipo subhúmedo en las zonas bajas, al húmedo en las zonas altas122. Sobre la cuenca media y baja del río, los datos estadístico a los que hemos tenido acceso son escasos, incompletos y con una antigüedad no superior a quince años. Tampoco existen publicaciones científicas al respecto, por lo que el panorama es poco halagüeño para el conocimiento de las curvas de temperatura y pluviometría. Sin embargo, y pese a la escasa información existente, pensamos que hay datos suficientes para marcar unas líneas climáticas básicas. A ello también hay que añadir el conocimiento orográfico que poseemos del terrero, que aportará una información extra no recogida en los estudios regionales y locales sobre la comarca. Al igual que ocurrió con la cuenca media-alta y alta, las estaciones no son muy representativas ya que poseen una situación periférica, faltando datos de los puntos centrales de esta demarcación. 122 Para el estudio de esta zona de la Subcuenca nos hemos basado en los diversos informe sobre el parque de sierra de las Nieves publicados por la Junta de Andalucía y en el trabajo de Delgado Peña (1999) sobre la cuenca alta de río Grande. 53 CASARABONELA 2001/2002 567,7 2002/2003 513,5 2003/2004 1103,7 2004/2005 353,3 2005/2006 549,8 2006/2007 612 1994/2007 402,9 COÍN 426,3 451,7 1074,8 345 434,8 529 325,4 FAHALA 248,2 272,5 * * * 381 105,5 LA ALJAIMA 417,3 361,5 321,8 284,1 284,1 320 264,3 CÁRTAMA 402,2 341 924,6 361,7 361,7 421 267,5 ESTACION Tabla.3.7-Precipitaciones registradas en el período 2001-2007en la cuenca media-baja del río123 T ºC Max. Absoluta Min. Absoluta Media Med. Máxima Med. Mínima 2002 Coín Aloz 39 39,5 2003 Coín Aloz 41 43,5 2004 Coín Áloza 40 41,5 2005 Coín Aloz 42 * 2006 Coín Aloz 42,5 * 2007 Coín Aloz 39,5 * 4 3 5 -5 2 -5 -2 * 1 * * 0 19 19 18,9 19,2 18,5 18,6 18,6 * 19,1 * * 18,2 24,6 26,5 24,4 26,1 24,1 25,6 24 * 24,4 * * 24,2 13,3 11,4 13,3 12,2 12,8 11,7 13,1 * 13,8 * * 12,2 Tabla.3.8-Temperaturas registradas en el período 2002-2007 en las estaciones meteorológicas de Coín y Alozaina124 Analizando las tablas anteriores, vemos como las precipitaciones medias en este sector van descendiendo paulatinamente desde el O hacia el E, y desde las zonas más elevadas, a las más bajas. Vimos anteriormente como Yunquera, ubicada a 720 m snm, tiene 727,5 mm de media anual. Ya la Millana, estación situada cuando la orografía abrupta da paso a un paisaje alomado que podemos considerar como el principio de la hoya de Málaga, posee una altura de 220 m snm y unas precipitaciones relativamente altas, 606 mm. Casarabonela, con una altura superior a esta última, 514 m s nm, y con unas precipitaciones también mayores, 658 mm, se emplaza en el extremo NE de la Subcuenca, en la zona de tránsito entre esta y la cuenca del Guadalhorce, acusándose ya 123 124 Fundación Nueva Cultura del Agua, 1999, p. 16. Ídem. 54 los efectos de la “continentalización” del clima. Coín posee la mayor superficie territorial del área objeto de estudio, ocupando una posición intermedia ente la cuenca alta y la zona cercana a la desembocadura. Las precipitaciones medias alcanzan los 325 mm anuales para una altura de 230 m snm. Por último, se encuentran las estaciones cercanas a la desembocadura del río con el Guadalhorce entre las que destacan la Aljaima y Cártama, con unas precipitaciones medias de 264,3 y 267,5 mm respectivamente, ambas a una altura cercana a los 100 m snm. Los datos sobre temperatura en este último sector estudiado son escasos y solamente tenemos información sobre Coín y Alozaina. Observamos como Coín tiene una amplitud térmica de 11 ºC, baremo que correspondería con los de un clima mediterráneo con una cierta influencia marítima, frente a los 14 ºC de Alozaina, en que la mayor altitud y su situación más alejada del mar hacen que aumente sensiblemente dicha amplitud. También en esta última, las máximas y mínimas absolutas son más abultadas que en Coín, como consecuencia también de la altura y de su posición geográfica. Hay que matizar una serie de factores que influyen directamente sobre la climatología y hacen que la comarca tenga unas características particulares. El primero de ellos es su proximidad al mar, que puede oscilar entre los veinte y los treinta kilómetros en línea recta. Esto contribuye a que sus inviernos sean suaves, con un porcentaje de heladas pequeño, y que sus veranos queden atenuados por la influencia marítima, factor de gran importancia a la hora del estudio de una agricultura que pueda incluir un abanico de especies, muchas de ellas de origen subtropical, que los árabes trajeron de Oriente adaptándolas en los perímetros costeros de al-Andalus. El segundo es su latitud, que hace que esté relativamente cercana al estrecho de Gibraltar. La principal zona de entrada de las perturbaciones atlánticas que provienen del O o SO se produce por esta zona, y a medida que avanzamos hacia el O van aumentando progresivamente las precipitaciones. También deberemos tener muy en cuenta la proximidad del macizo de la sierra de las Nieves que alcanza su máxima altura en el pico Torrecillas con 1919 m snm. Su orientación NO-SE le hace ser una excelente captadora de las borrascas atlánticas (al igual que la cercana Grazalema) que penetran en la zona procedente del estrecho de Gibraltar. Así queda reflejado en determinadas estaciones meteorológicas, destacando entre ellas la de Yunquera a 720 m snm y con una media anual de 727 mm, Pecho 55 Venus en Tolox a 600 m snm y con una media anual de 890 mm, la de la Millana a 220 m snm, situada en las proximidades del río y con una media anual de 606 mm125. Concluyendo, la subcuenca de río Grande está ocupada en su totalidad por el piso bioclimático termomediterráneo con ombrotipos que va descendiendo del subhúmedo superior, al seco superior, desde la cuenca alta hasta su desembocadura en el Guadalhorce126. Su territorio lo podemos incluir dentro de un clima mediterráneo con veranos secos e inviernos suaves, salvo en las zonas altas de las sierras. Fig.3.9-Mapa altitudinal de la Subcuenca127 3.6.-Geología, litología y edafología Entre los factores que condicionan el poblamiento en la subcuenca de río Grande, además de la propia dinámica social, la geomorfología ocupa un lugar destacado no solo por el aspecto de la formación del relieve, de indudable importancia, sino también por el factor edafológico que condiciona la fertilidad de los suelos, e incluso la ubicación de los espacios residenciales ya que determinadas composiciones edafológicas dificultan la cimentación de las viviendas y el tránsito de animales y personas en determinadas circunstancias climáticas. 125 Delgado Peña, 1999. Pérez Latorre et alii, 2012, p. 106. 127 Cobos Rodríguez, 2004, p. 136. 126 56 Su característica fundamental, a nivel geológico, es la enorme complejidad que posee. Internamente aparecen materiales geológicos relacionados con el Complejo Alpujárride y las Unidades Frontales. También destacable por su representatividad son las Unidades del Campo de Gibraltar y los materiales Postorogénicos. Su zona S está formada por materiales del Complejo Alpujarroide destacando, dentro de esta formación, la sierra de Mijas, sierra Alpujata, sierra Blanca y sierra Bermeja. Una de sus originalidades geológicas es la presencia de un importante volumen de peridotitas que tiene una presencia destacada en la sierra de Alpujata, sierra Parda de Tolox y en la vertiente derecha superior del río Horcajos, destacando, en este último sector, el cerro Corona. También encontramos afloramientos de menor importancia en algunos sectores entre Yunquera y Alozaina, y en la sierra de los Ángeles de Coín. Todas ellas se integran en el sistema de “Peridotitas de Ronda” que constituye el mayor afloramiento mundial, tipo orogénesis, de esta roca128. Dentro de la Unidad Blanca se distinguen dos grupos, uno de formaciones de esquistos próximos a las peridotitas, y otro grupo de mármoles también próximos a estas. Estos mármoles forman la masa principal de sierra Blanca y sierra de Mijas. El complejo Maláquide está representado mediante afloramientos relativamente amplios entre Casarabonela y Tolox, también en el municipio de Guaro, y entre Monda y Coín, donde encontramos materiales del tipo de las calizas, filitas y grauvacas. Las Unidades Flontales son materiales, sobre todo mesozoicos, que se suelen distinguir por sus relieves calcáreos escarpados, destacando la masa principal que forma la sierra de las Nieves y sus prolongaciones de sierra Prieta y sierra de Alcaparaín, constituidos por calizas, margas y areniscas. El complejo del Campo de Gibraltar agrupa a sedimentos predominantes de facies Flysch que se depositaron en un surco marino profundo desarrollado durante el Mesozoico y Cenozoico en el Mediterráneo occidental. En la Subcuenca esta unidad aparece ampliamente representada en los municipios de Casarabonela, Alozaina, Coín Guaro y Tolox. Las litologías dominantes son las arcillas y las margas. La regresión marina del Tortoniense y Messiniense afectó a las cuencas del Mioceno superior en la provincia, quedando bajo régimen continental. Tras el Messiniense, la 128 Martín-Hernández et alii, 2010, p. 126. 57 cuenca de Málaga se inunda por las aguas marinas del Plioceno afectando, de forma notoria, al valle del Guadalhorce hasta las proximidades de Álora, Alozaina y Coín. Las litologías dominantes son conglomerados, arenas, arcillas del Cuaternario, y arenas y margas del Plioceno129. Pero quizá sea el aspecto geológico-litológico el que más nos interese, tratándolo desde una perspectiva eminentemente práctica, y aplicándolo a los poblamientos de la zona y al ámbito cercano a los cauces fluviales, tanto los arroyos y surgencias de pequeña entidad, así como aquellos de mayor importancia, lugar donde encontramos la mayoría de los asentamientos históricos. Podemos dividir el área de estudio en dos zonas que, grosso modo, estarían separadas por río Grande. En la margen derecha es donde están emplazados la mayoría de los asentamientos andalusíes. Esta zona está constituida, básicamente, por materiales de origen metamórfico concretamente micaesquistos y filitas. Mientras que en la margen izquierda predominan las areniscas y arcillas130. Las terrazas fluviales que limitan con el río están compuestas por sedimentos de origen terciario procedentes de los arrastres de materiales efectuados por el cauce (arcillas, conglomerados, arenas y margas). La diferente composición del suelo va a condicionar una serie de factores que vamos a clasificar en: factores de asentamiento, factores de conservación y factores de producción. Por factores de asentamiento entendemos aquellos condicionantes geológicos relacionados con el suelo que pudieron influir en la ubicación de los espacios residenciales. Esto es así si entendemos que las arcillas forman niveles superficiales poco estables en que son frecuentes los mantos de corrimientos cuando las diversas capas son lubricadas por abundantes precipitaciones. Esto provoca, que estas superficies sean poco aptas para el establecimiento de edificaciones y, por lo tanto, del asentamiento humano e incluso para la circulación de personas y animales por ser estos terrenos en época de lluvias de muy difícil tránsito debido a su textura blanda y 129 La mayoría de la información geológica y litológica ha sido extraída de “Fundación Nueva Cultura del Agua” (1999). 130 Fuentes del autor. 58 adherente131. Por ello se priorizaron los espacios residenciales en niveles geológicosedafológicos en que predominaran los micaesquistos y calizas. En cuanto a los factores de conservación, los vinculamos con el buen estado de preservación que actualmente presentan la mayoría de los yacimientos. Este tipo de formaciones otorga al suelo un elevado grado de estabilidad, minimizando los corrimientos de tierra y trincheras de erosión acusadas lo que proporciona que los estratos se hayan podido conservar en buen estado y no hayan sido excesivamente erosionados. Los factores de producción también están directamente relacionados con la naturaleza geológica-edafológica del suelo. La margen derecha del río posee una composición de origen metamórfico y sedimentario, con suelos sueltos y profundos, que poseen buenas cualidades para el cultivo del olivo, almendro y viña, además de ser generadores de buenos pastos para la ganadería. En la vertiente izquierda predominan las arcillas procedentes de lutitas, formando suelos pesados y con poca capacidad de drenaje, muy adecuados para el cultivo del cereal. En el plano edafológico, a ambos los podemos considerar como suelos desarrollados con una serie de horizontes o capas bien definidas, lo que nos muestra que se han producido en unas condiciones climáticas estables a través del tiempo. Capítulo aparte merecen las formaciones tobaceas y trabertínicas, especialmente por su relación con las zonas de descarga de acuíferos carbonatados y servir de soporte a terrazas vinculadas con una agricultura de irrigación tradicional, además de que sobre ellas se situaron los principales poblamientos de la comarca. Dichas características ya han sido observadas por Martínez Enamorado cuando comprobó que la mayoría de las villas de la Subcuenca están instaladas sobre plataformas trabertínicas y en lugares de ruptura del nivel freático132. Las tobas calcáreas son depósitos generados en aguas frías, carbonatadas, ricas en brotes micro y macrofíticos, hojas y tejidos leñosos. Los travertinos derivan de antiguas tobas de origen carbonatado que han sufrido un proceso 131 Estas apreciaciones se han realizado sobre el terreno por este investigador observándose como las zonas arcillosas cuando precipita abundantemente son impracticables, produciéndose deslizamientos masivos en zonas de pendientes cuando se forma una capa de lubricación por efectos de las lluvias. En verano, al secarse la capa superficial, se contrae de forma apreciable formando grietas. Constituye un hándicap muy importante para la cimentación de las viviendas. 132 Martínez Enamorado, 2003, p. 585. 59 de litificación133. Las plataformas más antiguas de la comarca corresponden al MioPliceno, pero la mayoría de los travertinos y tobas estudiados, parecen estar relacionados con relieves kársticos actuales (Cuaternario). Dentro de la Subcuenca encontramos ambas formaciones en el río Horcajos (Tolox) con dos pequeñas terrazas de travertinos y calizas, que tienen un uso agrícola y forestal. Los travertinos de Jorox (Alozaina), forman una serie de terrazas escalonadas sobre la margen derecha de este cauce, y desde su cabecera hasta unos quinientos metros río abajo. Estos bancales fueron el núcleo original de los cultivos de irrigación en el valle134 y se dividen en dos sectores, el primero denominado conjunto intermedio o plataforma de Jorox135, travertinos cuyo espesor puede alcanzar los cuarenta metros, y el segundo con un mayor grado de inclinación llega hasta la denominada “garganta de Jorox”, cárcavas que ha excavado el río al contactar con materiales más blandos que los travertinos136. Por último, destaca la “Mesa de Jorox”, meseta que se eleva longitudinalmente sobre la margen derecha del río, formada por travertinos que pueden superar los 100 m de espesor137. Los travertinos de Yunquera se sitúan en la ventana tectónica del municipio relacionándose espacialmente con el río Planos. También posee tres conjuntos: el superior, medio e inferior138. Sobre dicha plataforma, y al igual que en Jorox, probablemente se originaron los primeros cultivos de irrigación de origen andalusí en dicha villa. El antiguo recinto de Alozaina, que consideramos de origen andalusí, está asentado sobre una base de travertinos de considerable espesor que está bien diferenciada de los micaesquistos, calizas triásicas y arcillas de sus alrededores. A sus pies, y en la zona de contacto geológico, se generan varias surgencias, entre la que destaca la fuente Grande, manantial que hasta hace pocas décadas era uno de los principales suministros hídricos del municipio139. 133 Rodrigo Comino y Senciales González, 2012, p. 88. Ordóñez Frías, 2103a. 135 Roiron et alii, 1993, p. 10. 136 Ordóñez Frías, 2013a, pp. 93-94. 137 Ibídem. p. 94. 138 Rodrígo Comino y Senciales González, 2012, p. 95. 139 Fuentes del autor. 134 60 Coín es uno de los casos más significativos y sobre el que apenas existen estudios. La medina de Dakwān, y buena parte del pueblo actual, junto con tierras agrícolas de su alrededor, se asienta sobre una gran plataforma tobacea formando terrazas escalonadas que van desde el extremo E de la meseta de Los Llanos, hasta las estribaciones del río de la Villa140. Se trata de un sustrato que en su momento estuvo compuesto por una gran cantidad de materia orgánica, generalmente de origen vegetal, que sufrió un proceso de litificación. Son muy abundantes las surgencias dentro del casco urbano que, no solo eran utilizadas para el consumo humano, sino que también mantenían una agricultura de irrigación en las numerosas huertas urbanas y periurbanas. Asimismo, se utilizó la toba, fácil de trabajar y cortada en sillares, para la construcción de viviendas cuyas estructuras aún son visibles en la mayoría del casco histórico del municipio141. Fig.3.10- Mapa geológico de la Subcuenca 140 141 Fuentes del autor. Ídem. 61 3.7.-Hidrogeología La hidrogeología constituye una parte fundamental a la hora de abordar el poblamiento histórico en la subcuenca de río Grande. Como veremos en el módulo quinto, el aprovechamiento de las surgencias, arroyos y, en menor medida de los ríos, condicionó notablemente la ubicación y evolución de los espacios residenciales de origen andalusí hasta tal punto que ya, en el Bajo Medievo, constituyó un factor fundamental de localización espacial. Por ello vamos a estudiar los acuíferos más importantes y sus características geológicas que los delimitan y condicionan, además de las surgencias de mayor relevancia asociadas con ellos. Con los diferentes croquis de situación, podemos obtener conclusiones del porqué se crearon estos espacios irrigados en estos lugares concretos, que tuvieron, como factor determinante, la disponibilidad de agua, además de condicionantes orográficos y edafológicos. Dentro de la Subcuenca destacan por su importancia dos acuíferos; el de sierra Blanca y el de sierra de las Nieves-Prieta. Ambos estarían incluidos en la categoría de “acuíferos carbonatados”, pertenecientes a macizos calizos-dolomíticos del Jurásica y Triásica, asociados a relieves abruptos y coincidiendo con las mayores elevaciones de la provincia. Sus cuencas de captación poseen una alta permeabilidad debido a los procesos de fracturación y karsificación que han sufrido las formaciones carbonatadas. El acuífero de sierra Blanca está situado entre las localidades de Coín y Monda al N, Marbella al S, Ojén al E, e Istán al O. El clima de la zona es mediterráneo, aunque de influencia atlántica, teniendo como consecuencia una pluviometría elevada que se produce, sobre todo, en su sector SO debido a la existencia de una serie de peculiaridades orográficas como son el puerto de Ojén y las vertientes montañosas que lo rodean, formando una especie de U abierta hacia el mar y captadora de precipitaciones por efecto de la orografía. También la zona del cortijo del Juanar, sector elevado que forma un valle en altura rodeado de montañas, posee igualmente un alto porcentaje de precipitaciones142. Por último las Cuchillas de sierra Blanca, constituida por una cordada montana con una media de precipitaciones por encima de los 1000 mm, que se extienden de forma continua desde las estribaciones del Juanar, hasta las 142 Las observaciones sobre la pluviometría del Juanar han sido realizada por este investigador basándose en la observación directa y continuada ya que no existe estación meteorológica en la zona. 62 cercanías de Monda. Posee una orientación SO-NE, actuando como pantalla ante las borrascas atlánticas que penetran por el estrecho de Gibraltar143. El sistema carbonatado-poroso que forma este acuífero, está limitado en sus bordes por materiales de baja permeabilidad, como arcillas del Flysch y margas del Plioceno al N, y migmatitas, peridotitas y gneises al SE y O, actuando como un cinturón envolvente a modo de vasija de almacenamiento144. Dentro del acuífero de sierra Blanca se diferencian dos sectores hidrológicos: el sector occidental, que está formado por los acuíferos de Istán, Marbella y Ojén, y el sector oriental, constituido por un único acuífero, el de Coín. Vamos a estudiar el sector oriental por ser el único incluido dentro de la zona objeto de estudio. Una de sus características es que los manantiales emergen en los cauces que drenan hacia el N, como son los casos del arroyo de Alpujata y río Pereila. Ambos sustentaban y sustentan en la actualidad una rica agricultura de irrigación que tuvo sus orígenes en el período andalusí. También existen en este acuífero manantiales de bajo caudal como son las fuentes de la Jaula y de la Villa, ambas cercanas al casco urbano de Monda y que suministran agua a los pagos de Pitalata y Afetarix, de los cuales ya tenemos constancia de su utilización como zona de cultivos de irrigación desde época medieval. La surgencia del río Nacimiento es el primer manantial en importancia dentro de este sector, existiendo en la actualidad en una de sus paredes una placa de mármol que tiene su origen en 1936, informando que para dicha fecha se regaban con sus aguas quinientas sesenta y cinco hectáreas de tierras de cultivo, con un caudal de 1200 l/s para el período estival. Esta abundancia en aguas atrajo el poblamiento humano desde época temprana. Pero fue a partir del siglo X, momento en que parece generalizarse la agricultura de irrigación en al-Andalus, cuando tenemos constancia de la existencia de una serie de alquerías que utilizaban sus aguas para una agricultura que constituía su principal recurso económico. Así tenemos Pereila, Benamaquís y Dakwān como principales poblamientos, pero no los únicos. 143 144 Ídem. Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 16. 63 Fig.3.11- El acuífero de sierra Blanca145 El acuífero de la sierra de las Nieves-Prieta, se localiza en el sector occidental de la provincia de Málaga. Se divide en una serie de sistemas, como son el de sierra de las Nieves, Yunquera y el de Prieta-Bonela-Alcaparaín. La característica climática más sobresaliente es la elevada pluviometría, con una media que oscila entre los 900 mm, y que en buena parte es debida al efecto barrera que ejercen las sierras que forman una cordada casi continua con una orientación SO-NE, destacando la sierra de las Nieves (pico Torrecilla 1919 m snm), sierra Prieta (pico Prieta 1525 m snm) y sierra de Alcaparaín (pico del Grajo1290 m snm)146. El sistema de la sierra de las Nieves es el más extenso (109 Km²), produciéndose su drenaje a través de los manantiales de río Grande (825 l/s)147, río Verde (750 l/s), río Genal (355 l/s) , Algoma (115 l/s), Cuevas del Moro (73 l/s) y río Horcajos (60 l/s). Solo las surgencias de los ríos Grande y Horcajos vierten sus aguas en el área objeto de estudio. El manantial de río Grande es el que presenta los mayores aumentos de caudal 145 Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171. Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 49. 147 Las cifras sobre caudales fueron tomadas en 1995/96-1998/99 (Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 49). 146 64 y las disminuciones más acusadas, debido a la abundancia de una litología de predomino kárstico. El sistema de Yunquera ocupa una extensión de 12 Km² y su principal manantial es el del río Planos (94 l/s). Una de sus características es su lenta variación de caudal en períodos lluviosos debido a un bajo grado de kartificación funcional como consecuencia de una litología en que predominan los mármoles dolomíticos diaclasados148. Como vimos anteriormente, sobre las formaciones travertínicas que hay al S del pueblo, se han generado una serie de terrazas aprovechadas para la implantación de una agricultura de irrigación cuyos suministros hídricos son proporcionados por el manantial del río Planos, y en menor medida, por las aguas de la fuente de la Alfaguara. La fundación de Yunquera, por lo tanto, estuvo supeditada a las aguas de este último río y los consiguientes espacios agrícolas que estas generaron. El sistema Prieta-Bonela-Alcaparaín, comprende una superficie de 44 Km². Sus principales surgencias de drenaje son las del río Jorox (196 l/s), galería de Carratraca (77 l/s) y la fuente Quebrada (48 l/s). El manantial del río Jorox es el principal punto de descarga de sierra Prieta en una geología en que predominan las formaciones kársticas, mostrando una respuesta rápida ante las precipitaciones149. Al igual que en el río Planos, sus aguas generaron un espacio agrícola sobre bancales con base de travertinos y que condicionó la ubicación de la alquería de Jorox, poblamiento que también tuvo un origen medieval. 148 149 Ibídem, p. 50. Ídem. 65 Fig.3.12-El acuífero de sierra de las Nieves150 3.8.-Vegetación151 La cuenca de río Grande ha soportado desde época ancestral un poblamiento intenso y permanente, dadas sus óptimas condiciones medioambientales que facilitaban la obtención de recursos para la subsistencia. Esta fuerte antropización, continuada hasta la actualidad, ha hecho que se modifique profundamente el paisaje vegetal, además del predominio de las zonas de cultivos sobre las escasísimas áreas en que podemos encontrar vegetación autóctona sin modificar y que casi siempre se concentra en las zonas serranas. En primer lugar, hay que hacer una división entre la cuenca alta y la cuenca mediabaja. La primera posee una orografía abrupta que ha hecho que la presión humana haya sido más suave. También influye en esta menor antropización factores climáticos y edafológicos, con temperaturas más bajas en invierno, junto con determinadas formaciones, como las peridotitas y algunas calizas, en que la actividad agrícola es prácticamente nula. 150 Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51. La mayoría de los datos relacionados con la vegetación se han basado en la observación directa y continuada de este investigador sobre el terreno. 151 66 En la vertiente derecha del río hay una preeminencia, en la actualidad, de los cultivos mediterráneos con olivos y almendros a media ladera, y viñas en las zonas altas más pedregosas. En este último sector, destaca por su interés, algunas franjas de terreno que llevan décadas sin cultivarse y en los que se han ido desarrollando la vegetación autóctona. Estas “islas” nos pueden servir de indicativo de las antiguas formaciones boscosas y arbustivas que pudieron ocupar este sector. Destacan la encina (Quercus rotundifolia) alcornoque (Quercus suber), quejigo (Quercus faginea), cornicabra (Pistacia terebinthus) o retama (Retama sphaerocarpa), entre las especies más importantes, siempre teniendo en cuenta su exposición N y la geología de predominio metamórfico que las condicionan. Esta zona se encuentra, fundamentalmente, en los partidos rurales de la Alquería en Guaro, y de la Umbria y las Breñas en Tolox. En la vertiente izquierda, el olivar y almendral se reducen considerablemente, dando paso a zonas despejadas en que se cultiva el cereal, especialmente el trigo y la cebada. Solo podemos observar algunas muestras de vegetación autóctona en los majanos o acumulaciones de piedras de origen antrópicos que fueron realizados para despejar las tierras de cultivo. Son especies heliófilas, como corresponde a una orientación S. Destacan el acebuche (Olea Europea), coscoja (Quercus coccifera) o la encina (Quercus rotundifolia), junto con especies arbustivas como el hergen (Calycotome villosa) o la aulaga morisca (Genista triacanthos) como especies más representativas. Fuera de las vertientes próximas al río, y sobre todo en las zonas elevadas de la sierra de las Nieves, sierra Parda de Tolox, sierra Blanquilla y Bornoque, podemos encontrar algunos núcleos de vegetación que podríamos considerar poco antropizados152. Destacan formaciones boscosas mixtas de alcornoques (Quercus suber), quejigos (Quercus faginea) y pinsapos (Abies pinsapo) en Bornoque. Bosques de pinsapos que pueden alcanzar cierta extensión en las zonas altas de la sierra de las Nieves buscando siempre exposiciones N o NE. En las formaciones peridotíticas, la vegetación es muy pobre, destacando bosquetes de coscojas (Quercus cocífera) y diferentes tipos de genistas, jaras y aulagas, signo evidente de una influencia humana y de una geología poco apta para la existencia de masas boscosas. 152 La acción humana es patente en la práctica totalidad de la zona montañosa. Especial atención hay que prestar a la abundante cabaña ganadera de ovínidos y caprínidos que pastan de forma extensiva por el territorio y que dañan de forma considerable la regeneración de la vegetación autóctona (Fuentes del autor). 67 Los valles altos de la sierra tienen un especial interés para la ganadería por la importancia que poseen sus pastos de primavera y verano, generando una trashumancia desde época ancestral. En el curso medio y bajo del río, son frecuentes, especialmente en su margen derecha, los cultivos tradicionales de regadío sobre terrazas escalonadas alimentados por el propio río y por los cauces de Pereila, Fahala y Nacimiento. Este sector posee una orografía accidentada con un predominio de los cultivos arbóreos de secano que en muchos lugares han dado paso a plantaciones de especies tropicales asentadas sobre cerros abancalados y con sistemas de riegos basados en pozos y líneas de goteo . Todo ello en un paisaje profundamente modificado por el hombre. Si atendemos a las clasificaciones bioclimáticas, en concreto la de Rivas-Martínez153, la Subcuenca se enmarca en el microclima mediterráneo que se caracteriza, en líneas generales, por una prolongada sequía estival y un bioclima estacional-oceánico. En la comarca se diferencian los siguientes pisos bioclimáticos: -Oromediterráneo. Se localiza en las zonas más altas de los municipios de Tolox y Yunquera, entre los 1600 y 1700 m snm, y dentro de la sierra de las Nieves. La vegetación está adaptada a las duras condiciones de la alta montaña, con plantas de porte rastrero y formas redondeadas entre las que destacan los enebrales (Juniperus communis) y sabinales (Juniperus sabina), así como diversas variedades de genistas. También, y en los sectores más protegidos de los vientos, existen rodales de pinsapos (Abies pinsapo) y algunos quejigos (Quercus alpestris). La actividad humana tradicional se ha limitado, en este piso, a una ganadería extensiva en primavera y verano, y a la recogida de nieve compactada en los diversos neveros artificiales. Ocupa un 0,23% del total de la Subcuenca154. -Supramediterráneo. Se extiende por buena parte de la sierra de las Nieves y las zonas altas de las sierras Prieta, Alcaparaín, Alpujata y Blanca, teniendo unos límites altitudinales que oscilan entre los 900 y 1200 m snm. En la sierra de las Nieves existe un predominio de la formaciones de pinsapos (Abies pinsapo), quejigos (Quercus alpestris), savina mora (Juniperus phoenicea) y monte bajo tipo piornal. En las demás formaciones montanas encontramos enebro de la miera (Juniperus oxycedrus), una gran 153 154 Rivas-Martínez, 1983. Nueva Cultura del Agua, 2009, pp. 30-31. 68 variedad de genistas, jaras y aulagas, junto con bosquetes de encina (Quercus rotundifolia) y algunos canchales de pino de repoblación (Pinus pinaster). Los efectos de la antropización son más acusados que en el piso anterior producidos por el pastoreo y, en determinado sectores, por la recogida de leña para hornos de panaderías y caleras155. Estas últimas actividades tradicionales, aunque actualmente estén en desuso, sus huellas aún siguen siendo patentes sobre el terreno. Ocupa un 0,51 % del total de la Subcuenca156. -Mesomediterráneo. Oscila entre los 500 y 700 m snm. Se extiende, sobre todo, por territorios de los municipios de Yunquera, Tolox y Alozaina, y en menor medida, en sectores de Monda y las sierras de Matagallar y Negra en Coín. Posee un sustrato vegetal muy variado en que como especies destacan las encina (Quercus rotundifolia) pinares de repoblación (Pinus halepensis) y diversas especie arbustivas. En determinados sectores, con una edafología que lo permite, predominan los cultivos de secano con olivos (Olea europea), almendros (Prunus amygdalus) y diferentes tipos de cereales y leguminosas. Ocupa una superficie del 12,7 % dentro de la Subcuenca157. -Termomediterráneo. Abarca las zonas más baja de la comarca, entre 100 y 300 m snm, extendiéndose por buena parte de los municipios de Coín, Guaro y Cártama. Existe un predomino de los espacios cultivados con una fuerte antropización del paisaje. En este ratio altitudinal se encuentran el 80 % de los cultivos de irrigación por lo que es la zona que en el periodo medieval estuvo más poblada, y la que tuvo mayor relevancia económica. Es por ello que en la actualidad no se observen masas importantes de vegetación autóctona y las escasas superficies existentes, sobre todo de monte bajo, están en un estado importante de degradación. Ocupa un 64,5 % del total de la Subcuenca158. 155 Ídem. Ídem. 157 Ídem. 158 Ídem. 156 69 70 4.- ESTADO DE LA CUESTIÓN La raigambre que tuvo al-Andalus en la hoya de Málaga es una evidencia que aún es palpable en la actualidad. El trazado y la fisonomía de los cascos antiguos de la mayoría de sus pueblos, la existencia, aún en activo, de una serie de sistemas de irrigación de origen andalusí en que podemos observar sus acequias, albercas, parcelarios e incluso formas de organización en el reparto del agua de origen medieval, constata esta afirmación. Sin embargo, la pervivencia de elementos que recuerdan el pasado andalusí contrasta con la escasa atención que se le ha prestado a nivel historiográfico. Como veremos en este apartado, solo algunos investigadores han tratado el tema de la Algarbía malagueña, por lo que los estudios de su pasado musulmán están en un estado inicial. Pero esta falta de interés, que parece generalizado dentro de la provincia de Málaga, también tiene su reflejo en determinados organismos públicos. Tal es el caso de la Universidad de Málaga en la cual, actualmente, no hay abierta ninguna línea de investigación sobre al-Andalus159. Todo ello contrasta con la vecina Universidad de Granada que posee una amplia tradición sobre estudios andalusíes, especialmente sobre el reino nazarí de Granada. Hay que tener en cuenta que Málaga formaba parte del emirato granadino y además constituía la capital económica de este. En este apartado vamos a tratar algunos aspectos que van a servirnos de punto de partida a la hora de iniciar la investigación. Preguntas tales como ¿que se ha investigado sobre la temática?, ¿qué bibliografía existe al respecto?, ¿cuáles son las fuentes documentales que podemos consultar y la importancia que tienen?, o ¿cuántas actividades arqueológicas se han realizado relacionadas con al-Andalus? Estos planteamientos van a servirnos para calibrar cual es el estado de la cuestión y poder abordar la temática con mayores posibilidades de éxito. Ya adelantamos anteriormente que la falta de estudios y la escasez de información sobre el período andalusí son la tónica dominante. 159 Acién Almansa fue profesor e investigador de la UMA hasta el año 2013 en que falleció. Llevó varias líneas de investigación relacionadas con al-Andalus destacando, por el interés que tiene para nuestro trabajo, el estudio del tránsito desde el período tardoantiguo al islámico. Existen en la misma universidad dos profesores en activo; López de Coca Castañer y Arroyal Espigares, que tocan temáticas próximas al Medievo, aunque ya fuera de él. Martínez Enamorado también es profesor de la UMA, aunque su docencia en esta institución no están relacionadas con al-Andalus. 71 4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos Comenzaremos analizando una serie de obras relacionadas con la historiografía malacitana que fueron elaboradas entre los siglos XVIII y XIX. Se trata de trabajos realizados por eruditos que, generalmente, utilizaban colaboradores prácticos del terreno. Dista mucho del conocimiento científico como hoy lo entendemos, y con frecuencia están plagados de errores, pero son de gran interés ya que proporcionan datos, en algunos casos suficientes, para ubicar geográficamente algunos de estos yacimientos, además de informar de determinadas estructuras emergentes ya desaparecidas. En primer lugar destacar la obra, de cuatro volúmenes, del canónigo de la catedral de Málaga, Medina Conde160 publicada entre 1789 y 1793, obra cuya finalidad fue la de realizar una historia general de Málaga y su provincia. En ella se mencionan los nombres y las ubicaciones, generalmente poco exactos, de una serie de despoblados de probable origen islámico, destacando, para la subcuenca de río Grande, los siguientes: Benamaquís, Pereila, Hurique, Simientes, Alfaguara, Juncales, Villares de Tolox, Guaro Viejo, entre otros. Esta relación ha sido de gran utilidad ya que ha permitido la localización de algunos yacimientos hasta ahora desconocidos. Tales fueron los casos de los Villares de los Caserones de Bolixes y los Majanales, ambos en el actual término de Tolox y que pueden corresponder con los Villares, dos lugarcillos entre Tolox y Alozaina161. Sin embargo, determinados despoblados, como en el caso de Simientes, aún no han sido localizados. También se observan algunos errores de emplazamiento, como es el caso de Benamaquís162, que Medina Conde sitúa cerca del cortijo de Casapalma. Tenemos suficiente información para ubicar dicha alquería en la actual urbanización de Miravalle, en las proximidades del casco urbano de Coín163. 160 Medina Conde (García de la Leña), 1789-1793, pp.43-44. Por motivos diversos las autoridades eclesiásticas prohibieron a Medina Conde la utilización de su nombre en publicaciones. Para burlar esta prohibición utilizó el de uno de sus sobrinos: García de la Leña. 161 Medina Conde, 1789, p. 43. 162 Benamaquiz, cerca de Casapalma, que es hoy una cortijada, sin más casa que la del Excmo. Sr. Marqués de Estepa (Medina Conde, 1789-1793, p. 43). 163 En el Libro de Repartimiento de Coín hay suficientes datos que nos sugieren dicha ubicación, además de determinada documentación del archivo de la Real Chancillería de Granada. También tenemos referencias de este lugar en documentación del Archivo de la Cofradía de la Caridad (Archivo Municipal de Coín), donde se constata la existencia de un partido rural denominado “Cuevas de Benamaqui” perteneciente al término municipal de Coín. Todo ello será tratado con más profundidad en el apartado que dedicaremos a esta alquería. 72 Relacionado con Medina Conde ha sido la información que el párroco de Tolox envió a dicho canónigo. Parte de estas averiguaciones no se publicaron, permaneciendo en el Archivo Municipal de Málaga. Así tenemos algunos datos de interés de los poblamientos en la zona, en concreto de los Caserones de Bolixes: A el oriente desta villa como a quarto y medio de legua por la línea (7) sobre la orilla semptentrional del río que baja della en un olibar que oy es capellanía de Don Salbador de Aller y Merchán se halla un despoblado que aun oy conserba el nombre de los villares. Parece según los vestijios y fragmentos de piedras teja y ladrillo que por allí se descubren que su suelo era como de 4 a 5 fanegas de tierra. Todo este sitio está cubierto de los referidos fragmentos pero sin notarse simientos pared ni otra parte de algunos de los edificios que contendrían [...] Parece que sería pueblo de poco más de cien vecinos164 Ya en el siglo XIX, Bisso realiza una crónica de la provincia de Málaga en que va describiendo una serie de municipios aunque, en general, tiene un escaso interés para esta investigación. Sin embargo, sí aporta algunos datos relevantes sobre Coín, en concreto en lo referente a su antiguo perímetro murado del que aún debía conservarse algunos lienzos: Tiene Coín dentro de sus muros 11 fuentes públicas165. Tomas López escribió otro interesante diccionario geográfico que aporta datos sobre algunos de los yacimientos medievales de la comarca. En concreto, hace referencia al despoblado de la Alfaguara166 y los Villares167, ambos en término de Tolox, y al de Ardite168 en Alozaina. En el caso del primero, su localización coincide con el yacimiento de los Llanos del Tejar, apenas cien metro por encina de la surgencia de la Alfaguara. El segundo, lo identificamos con la alquería a la que hemos denominado “Caserones de Bolixes”. El tercero, está registrado en la carta arqueológica de Alozaina. 164 AMM, BN 3/129, fol. 236. Bisso, 1869, p. 38. 166 a la media legua y en su jurisdicción (Tolox), dice el amigo, se halla una cristalina fuente llamada Alfaguara, e inmediatamente a esta, hai vestigios de un poblamiento antiguo (López T, 1871, fol. 38). 167 en la misma jurisdicción (Tolox), se halla otro despoblado que se conoce con el nombre de los Villares (López T, 1871, fol. 39). 168 a una legua de Tolox, se hallan vestigios de un población no muy pequeña, más larga que ancha próxima a una fuente llamada de Ardite (López T, 1871. fol. 39). 165 73 Otro de los diccionarios geográficos decimonónicos de interés, sería el elaborado por Madoz Ibáñez169. En él efectúa una exposición de los diversos yacimientos en la comarca, especialmente aquellos incluidos en el término municipal de Coín, pueblo del que hace una detallada descripción de sus límites y de aquellos lugares históricos que consideraba de interés. Es destacable la exactitud con que ubica el yacimiento de Pereila en que menciona la existencia de su torre-alquería que posteriormente fue destruida ya en la década de los setenta del siglo XX170. También hace una breve alusión al castillo de Alozaina171. Sin embargo sobre los demás municipios de la comarca apenas les presta atención, con breves resúmenes de sus cascos urbanos y de sus términos. Otras obras consultadas como la “Relaciones Topográficas de Felipe II” y el “Catastro de Ensenada”, no han proporcionado información de utilidad para la confección de este trabajo172. 4.1.1-Bibliografía La bibliografía consultada ha sido cuantiosa, por lo que solo vamos a analizar aquellas publicaciones cuyas aportaciones consideremos de importancia para la realización de esta investigación. Por lo tanto, las dividiremos en diferentes campos temáticos. -Publicaciones específicas Son escasos los trabajos realizados que hayan tratado de forma concreta el poblamiento medieval en la comarca, además de que buena parte de estos están inéditos con la dificultad que supone su localización y consulta. Fernández López173 efectuó dos trabajos, quizá los que se centran más en la temática que estamos tratando, en que menciona una serie de despoblados y fortificaciones de la 169 Madoz Ibáñez, 1849. Este personaje además fue uno de los promotores de la desamortización de los vienes eclesiásticos. 170 Sorprende la exactitud de los puntos geográficos que proporciona para situar el despoblado. Sin duda el informante tuvo que ser un buen conocedor del terreno: Pereira es otro monte aislado en la misma dirección, de ¾ de leguas de circuito, en cuyo punto hubo un despoblado morisco del mismo nombre cuyas torres se conservan aún en el paraje titulado Torre de D Fernando [...] Pereda tiene su nacimiento en la fuente de la Reina (Madoz Ibáñez, 1849, p. 514). 171 fuerte castillo, del que todavía se conservan algunos torreones y murallas (Madoz Ibáñez, 1849, p. 16). 172 Las Relaciones Topográfica de Felipe II ocupó una zona restringida del territorio español y, solo en Andalucía, abarcó la provincia de Jaén. El Catastro de Ensenada no menciona despoblados ni ningún tipo de restos históricos en la comarca. 173 Mi agradecimiento a Sebastián Fernández por las facilidades dadas para acceder a sus trabajos. 74 actual provincia de Málaga. El primero, es su memoria de licenciatura174 inédita realizada en 1980 y en la que trata sobre los despoblados medievales en la hoya de Málaga y de la antigua Algarbía nazarí. El segundo, también inédito, está recogido en su tesis doctoral175 presentada en 1987, en que se realiza una catalogación y estudio de las diversas fortificaciones medievales en toda la provincia de Málaga. Ambas son de gran interés, especialmente en lo referente a determinados yacimientos que en la actualidad han desaparecido por la expansión urbanística, tal es el caso del cerro Donoso (Guaro) hoy totalmente arrasado. También se han observado diversas imprecisiones como cuando sitúa a Benamaquís en la actual fuente del Sol (Alhaurín el Grande) siguiendo una línea equivocada en cuanto a su ubicación que ya posee cierta tradición. González Martín expuso, en el 2007, una comunicación titulada: Aproximación a la investigación arqueológica de los yacimientos medievales del término municipal de Coín176, con motivo de unas jornadas sobre el Medievo en la comarca del valle del Guadalhorce celebradas ese mismo año. En dicha exposición enumera una serie de yacimientos andalusíes como son: los Castillejos, Villares de Algane, Mezquitilla de Carranque, la Torrecilla o Pereila, entre otros. Lo más novedoso es que es el primer investigador que hace alusión al despoblado de la Torrecilla, que consideramos como uno de los yacimientos más importantes del Medievo en la comarca. Martínez Enamorado es uno de los investigadores que más publicaciones han generado y de mayor calidad sobre la Algarbía malagueña, relacionándolas fundamentalmente con el Bajo Medievo. Obra básica por la visión global que ofrece de la provincia de Málaga durante el período andalusí, es Al-Andalus desde la periferia...177 resultado de su tesis doctoral leída en el año 2000 y publicada en el 2003178. En Las Jornadas Arqueológicas de Coín y la comarca de la la Algarbia179 celebradas en Coín en enero del 2003, expuso un extracto de su publicación anterior, concretando en la Algarbía malagueña. También estudia algunas alquerías importantes 174 Fernández López, 1980. Fernández López, 1987. 176 González Martín, 2007. 177 Martínez Enamorado, 2003a. 178 Entre las páginas 580-587 hace referencia al poblamiento de la Algarbía recogiendo los núcleos más importantes, como son los casos de Dakwān, Cártama, Álora o Tolox, así como alquerías rurales tales como Ardite, Jotrón o Fahala. Realiza una estructuración territorial jerarquizando el poblamiento en la comarca. 179 Martínez Enamorado, 2003b. 175 75 para la estructuración territorial de la comarca como son los casos de Tolox y Yunquera basándose en determinada documentación de origen árabe180. Marmolejo Cantos en su trabajo Historia y Arqueología del Medievo en Coín181, hace un estudio de la Dakwān nazarí en los siglos XIV y XV en una doble faceta. La primera documental, en cuanto que hace una selección de aquellos autores, especialmente musulmanes, que aportan datos relevantes sobre dicha medina y su territorio. La segunda arqueológica, en que aborda tanto la estructura urbana, como de las diversas alquerías que integraban su territorio. Todo ello con un tratamiento un tanto superficial y con importantes carencias metodológicas. Sobre la alquería de Benamaquís también efectuó una publicación en el año 2014182 basada en fuentes documentales y con un deficitario estudio territorial. -Publicaciones relacionadas con la organización espacial del poblamiento Vinculado con el poblamiento y su estructuración espacial, se ha consultado numerosa bibliografía. Resaltamos tres publicaciones que consideramos primordiales y que han proporcionado una información fundamental para el estudio de una arqueología espacial relacionada con el poblamiento. Básica para cualquier estudio relacionado con el tema, es el artículo de Patrice Cressier: Agua, fortificaciones y poblamiento: el aporte de la arqueología a los estudios sobre el sureste peninsular183en que se pretende realizar una reconstrucción del territorio de la alquería, relacionando fortificaciones, territorio y agua. Se establece una jerarquización territorial que tiene como bases los ḥuṣūn, vinculando la alquería con un espacio irrigado en que se establece un equilibrio entre comunidades campesinas y poder estatal. Trillo San José también es un referente imprescindible para la realización de un análisis de la organización espacial de la alquería en época nazarí. Uno de sus artículos más esclarecedores es: La organización del espacio de la alquería en la frontera nororiental del reino de Granada184. Describe los territorios pertenecientes a la 180 Martínez Enamorado, 2002. Marmolejo Cantos, 2009. 182 Marmolejo Cantos, 2014. 183 Cressier, 1991. 184 Trillo San José, 2006b. 181 76 alquería, la propiedad jurídica de estos, la pervivencia de estructuras gentilicias y el predominio de la pequeña y mediana propiedad. Por último destacar la publicación: “Torrox, un sistema de alquerías andalusíes en el siglo XV según su Libro de Repartimiento185”, Martínez Enamorado reconstruye, de forma pormenorizada, una comunidad campesina andalusí de finales del siglo XV y sus diversas alquerías. -Trabajos relacionados con la tribalidad árabo-berébere Sobre esta materia y, vinculada con obras de carácter general sobre los grupos étnicos en la España musulmana, destaca la publicación de Pierre Guichard: “AlAndalus estructura antropológica de una sociedad islámica en occidente186”. En ella se recogen el marco histórico y social, la geografía tribal y las diversas influencias de las estructuras tribales. En relación con la onomástica berébere en al-Andalus, es imprescindible la publicación de Helena de Felipe: “Identidad y onomástica de los beréberes de alAndalus187”, donde se hace un exhaustivo estudio sobre su onomástica, linajes, sus orígenes y los lugares de asentamientos de estos grupos. Barceló Perelló con “Los Banū Ru‘ayn en al-Andalus. Una memoria singular y persistente188”, estudia los rastros de este grupo tribal y sus redes de asentamientos en al-Andalus. También del mismo autor es “La cuestión del hidraulismo andalusí189” en que trata la importancia que la organización tribal tuvo en determinar los límites y las formas de asentamientos campesinos, haciendo especial incidencia en los cultivos de irrigación. Sobre la zona objeto de esta investigación, Martínez Enamorado en “Al-Andalus desde la periferia...190”, hace un exaustivo estudio sobre la geografía berébere, tanto en Tākurunnā, como en la Algarbía malagueña, indicando los lugares de asentamientos así como la probable procedencia de estos grupos. 185 Martínez Enamorado, 2006b. Guichard, 1995. 187 Helena de Felipe, 1997. 188 Barceló Perelló, 2004. 189 Barceló Perelló, 1996b. 190 Martínez Enamorado, 2003, pp. 458-472. 186 77 -Publicaciones relacionadas con los estudios cerámicos medievales También han sido consultadas un buen número de obras sobre esta temática. Solo mencionaremos aquellas que han tenido una importancia relevante para la realización de este trabajo, especialmente las que profundizan en los períodos almohade y nazarí. En primer luga destacan dos obras de carácter general que nos ayudarán a una clasificación de las diversas tipologías cerámicas. La primera, es la publicación de Rosselló Bordoy; Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca191 obra básica y pionera en la clasificación de las diversas tipologías cerámicas de origen andalusí. La segunda, es el trabajo de Zozaya Stabel-Hansen que también tiene un carácter general192. Para la cerámica altomedieval hemos tomado como base el trabajo sobre el arrabal de Šaqunda193 realizado por Casal, Castro, López y Salinas, y de la cerámica producida en Baŷŷāna, investigación efectuada por Castillo Galdeano y por Martínez Madrid194. Retuerce Velasco hace un estudio sobre las diversas tipologías cerámicas de origen andalusí registradas en la Meseta y realiza una comparativa de estos hallazgos con tipologías similares de otras zonas de al-Andalus195. Con los títulos de La cerámica almohade de la isla de Cádiz196 y La cerámica hispano-musulmana de Beca197, Cavilla Sánchez-Molero estudia las tipologías cerámicas procedentes de diversas excavaciones realizadas en la provincia de Cádiz y con un predominio del registro arqueológico almohade. Pero la aportación fundamental para el estudio de la cerámica almohade y nazarí en la comarca, ha sido el trabajo fin de master198 realizado por Melero García, titulado: La cerámica de época nazarí del vertedero Medieval de Cártama, en que se asocian una 191 Rosselló Bordoy, 1978. Zozaya, 1980. 193 Casal et alii, 2005. 194 Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993. 195 Retuerce Velasco, Vol. II, 1998. 196 Cavilla Sánchez-Molero, 2005. 197 Cavilla Sánchez-Molero, 1992. 198 Melero García, 2012a. Este trabajo fue expuesto en septiembre del 2012 en el marco del trabajo fin de master, dentro del master de Arqueología que imparte en la actualidad la Universidad de Granada. La excepcionalidad de los resultados de la excavación arqueológica se deben a que se realizaron sobre tres pozos cerrados, sin apenas contaminación de otros períodos, con unas secuencias estratigráficas que abarcaba desde la época califal hasta la nazarí. 192 78 serie de secuencias cronológicas con tipologías cerámicas relacionadas con un riguroso trabajo estratigráfico, fruto de las excavaciones arqueológicas realizadas en Cártama (Málaga) comenzadas en el año 2005 y que continúan en la actualidad 199. Resumen de la obra anterior y publicada en el 2014, es el trabajo: La cerámica de época nazarí en el vertedero de Cártama200. También relevante para esta investigación, es el artículo del mismo autor relacionado con el estudio de la decoración estampillada en los ataifores201 que utilizaremos para clasificar dichas tipologías halladas en la Subcuenta. Igualmente importante para la catalogación de las tipologías cerámicas bajomedievales, pero ya en el ámbito de la ciudad de Málaga, es el trabajo de los arqueólogos Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga202. Por último Fernández Navarro, realiza un estudio comparativo de la cerámica de cocina de época altomedieval y bajomedieval en que destaca determinados aspectos tecnológicos que caracterizan a este tipo de artefactos203. 4.1.2.- Cartas Arqueológicas e Inventarios oficiales Las cartas arqueológicas son unos instrumentos de primer orden para evaluar el número de yacimientos registrados, sus ubicaciones y el grado de protección que poseen. Contribuyen a dotarles de una adscripción cultural y cronológica relativa además, nos ayudaran a tener una información más completa del mapa de yacimientos de la comarca. Estas cartas arqueológicas generalmente van incluidas en los PGOU-S204 de los diferentes municipios dentro de la Comunidad Autónoma Andaluza. Hay que puntualizar la heterogeneidad de dichos documentos. Así tenemos a Alozaina con un catálogo arqueológico ejemplar, realizándose un buen trabajo de campo que ha permitido inventariar yacimientos hasta ahora desconocidos. Otros municipios, como son los casos de Guaro o Coín, incluyen solo aquellos yacimientos 199 Melero García, 2006 y Melero García, 2008. Melero García, 2012b. 201 Melero García, 2012c. 202 Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga, 2000, pp. 220-257. 203 Fernández Navarro, 2002. 204 PGOU-S: Plan General de Ordenación Urbana en cumplimiento de la LOUA y POTA de la Comunidad Autónoma Andaluza, LOUA: Ley de Ordenación Urbana de Andalucía, POTA: Plan de Ordenación Territorial de Andalucía. Dichas normativas obligan a los diversos municipios andaluces a realizar PGOU-S en que se incluyan cartas arqueológicas o, a lo sumo, inventarios de los yacimientos incluidos en sus términos municipales. 200 79 registrados en la base de datos SIPHA205, además aportan una información mínima sobre ellos. Tolox es un caso aparte ya que ni siquiera tiene redactado el borrador de su PGOU, por lo que no posee relación de yacimientos arqueológicos en su término. Por último, destacar la carta arqueológica de Yunquera, que ha sido recientemente elaborada por un equipo de la Universidad de Málaga y que está aún sin publicar206. Vamos a realizar la enumeración de los yacimientos que están registrados en las Normas Subsidiarias y en los diversos PGOU-S de la comarca. Solo trataremos aquellos municipios pertenecientes a la subcuenca de río Grande, además de incluir, exclusivamente, los yacimientos cuyos registros arqueológicos asociamos con el período andalusí. -Alozaina La Memoria Informativa del Avance del PGOU de Alozaina fue aprobado en el 2008 destacando su elaborada carta arqueológica realizada por la Diputación Provincial de Málaga. Es, con diferencia, el mejor catálogo de este tipo efectuado en la comarca, en que se incluyen ocho yacimientos con registros arqueológicos medievales y con una información pormenorizada de cada uno de ellos. La mayoría de dichos yacimientos se relacionan con pequeños predios rurales de escasa extensión, cercanos a suministros hídricos. Solo mencionaremos aquellos que consideremos de cierta entidad y, por lo tanto, que sean significativos para el estudio del poblamiento general de la comarca. Con el nombre de la Alquería, cercano al partido rural homónimo del mismo nombre, se sitúa un yacimiento que forma, junto con el despoblado del Apeadillo, un sistema de poblamientos periféricos que estaría incluida dentro de la alquería de los Vallecillos, esta última inédita para la arqueología. Se extiende desde el mismo arroyo de los Valles hasta el camino de la Trapezuela, y forma un complejo hidráulico de gran interés por las peculiaridades del sistema. El Hoyo de los Peñones lo ubica la carta arqueológica a unos tres kilómetros del casco urbano de Alozaina, en la carretera que va a Casarabonela (MA-403). Se trata de un importante poblamiento medieval de probable origen mozárabe, formando un 205 SIPHA: Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía. Dicha base de datos está recopilada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 206 Este trabajo fue dirigido por la arqueóloga Fernández García, adscrita a la Universidad de Málaga. 80 complejo en que se incluyen el espacio residencial, mina hidráulica, alberca, tierras de cultivo de irrigación y secano, necrópolis e iglesia semirupestre207. La Loma de la Torre y el Matenil son dos pequeños yacimientos que la carta arqueológica cataloga como medievales. Ambos están en las cercanías del casco urbano actual y los dos aprovechaban los escasos recursos hídricos circundantes para crear una microagricultura de irrigación. El importante despoblado de Jorox es situado en una ladera abancalada en la margen derecha del río Jorox, y en el partido rural del mismo nombre. -Coín El PGOU de Coín es el que, lamentablemente, posee el menor número de yacimientos catalogados de toda la comarca, y el que, además, proporciona menos datos de ellos a pesar de poseer el término municipal más amplio de la Subcuenca y de ser el primero en cuanto a número de habitantes. Solo registra dos yacimientos medievales; el despoblado de la Fuensanta, hoy arrasado en su totalidad por una cantera de áridos, y la necrópolis de Pereila, de ubicación desconocida. No se mencionan los importantes yacimientos y antiguos despoblados de la Torrecilla, los Villares de Algane, Guaro Viejo208, Pereila o Benamaquí. Tampoco los diversos diseminados medievales cuyos restos son aún palpables en las cercanías de los cauces de río Grande y río Pereila. Los datos que figuran sobre dichos yacimientos son muy escasos, mencionándose solo sus nombres y los períodos históricos a los que pertenecen. -Guaro El PGOU de Guaro fue aprobado en el 2010. En su apartado dedicado a la catalogación de los yacimientos arqueológicos, figuran seis que se vinculan con el período medieval. El yacimiento de la Alquería209, está situado en la margen izquierda de arroyo Santo, ya cercano a su desembocadura con río Grande, y en una terraza fluvial que se eleva una 207 Puertas Tricas, 1982. El yacimiento de Guaro Viejo, a pesar de esta catalogado en el PGOU de Guaro, pertenece en su mayoría al término municipal de Coín. 209 El topónimo denominado “la Alquería” no corresponde con esta ubicación. Dicho topónimo coincide con un partido rural del mismo nombre que se encuentra a algo más de un kilómetro río arriba y en las laderas colindantes a la margen derecha de dicho río. Más adelante trataremos de forma pormenorizada 208 81 treintena de metro sobre el nivel de dicho río. Pensamos que su adscripción al Medievo, al que se le asocia en el PGOU, no es muy exacta ya que la abundancia de restos no medievales, como son las cubierta de tipo tégulas e ímbrices, mortero de tipo opus signinum y cerámica con la técnica de decoración denominada terra sigillata, nos hace pensar en una villa romana y no en un despoblado medieval210. Otro yacimiento que es catalogado como medieval es “Río Grande-2”, ubicado en las cercanías del arroyo Santo y en su margen izquierda. Sí parece coincidir con el período al que se le adscribe en la carta. Portugal también se menciona como despoblado medieval. Coincide con la prolongación del importante yacimiento de Guaro Viejo, como queda reflejada en el PGOU. El yacimiento de Guaro Viejo está situado en las cercanías del cruce de la carretera autonómica MA-413, con la A-366, en una zona de ladera, ocupando, tanto parte del término municipal de Guaro, como del de Coín. La ubicación recogida en el PGOU coincide parcialmente con la de dicho yacimiento, por lo que sería necesaria la corrección de las coordenadas del polígono de protección. El despoblado del Polvillar, se encuentra en las cercanías del pueblo de Guaro, tomando la carretera A-413 en dirección a Coín y a la altura de la Cooperativa de Aceite. Su registro arqueológico se asocia con la prehistoria y el medievo. Se observan fragmentos cerámicos de posible adscripción islámica, pero muy minoritarios211. Sin embargo, sí se aprecian abundantes artefactos de clara filiación romana. El yacimiento del puente del Polvillar, lo relacionamos con una prolongación del yacimiento anterior. El PGOU vincula su registro arqueológico superficial con la cultura romana, y con un ḥiṣn y despoblado medieval. Según nuestras observaciones, los materiales medievales son muy escasos, predominando, de forma clara, los artefactos de origen romano (tegulas, terra sigillata…). este importante yacimiento (que este investigador ha denominado la Alcaría de Guaro) sin registrar en el PGOU de Guaro ni en la base de dato del SIPHA. 210 En los taludes de un carril de tierra que atraviesa un lateral del yacimiento, se observan claramente una estratigrafía con un registro arqueológico en que se percibe la presencia de los materiales antes descritos. 211 Dicho material es observable desde un camino público que va desde la carretera (MA-413) hasta Monda. 82 Finalmente el yacimiento de “Río Grande I”, es catalogado en el documento municipal como despoblado medieval cuyos restos parecen confirmar esta catalogación. -Monda Monda solo posee la Adaptación parcial a la LOUA de las normas subsidiaria de planeamiento municipal, Anexo a las normas urbanísticas (2014). En ellas se recogen dos yacimientos medievales registrándose sus nombres, mapas de situación, tipologías de estos y zonificación arqueológica. El castillo y la muralla de la Villeta están situados en un cerro colindante con el pueblo y que domina el actual municipio. Un hotel, construido sobre su solar, ha ocultado cuando no destruido, buena parte de sus estructuras emergentes. Antes de su construcción, se realizó una excavación de urgencia en 1990212 que ha proporcionado una información valiosa sobre su estructura y registro arqueológico, además también se han efectuado algunas catas en la alquería que había junto al ḥiṣn, en su vertiente N. En dichas normas subsidiarias, se recoge una escueta información sobre la fortificación, sin mencionar la alquería, aunque sí lo hace de la cerca que la protegía y, que en buena parte, aún se conserva. Los Llanos del Consejo es un importante despoblado también cercano al casco urbano y en el partido rural del mismo nombre. Está catalogado como altomedieval. Creemos que esta clasificación, recogida en las normas subsidiarias, es correcta. -Tolox En peor situación está aún el municipio de Tolox, que no posee PGOU, ni siquiera las normas subsidiarias, por lo que no hay ningún tipo de catalogación de yacimientos arqueológicos en su término y, por lo tanto, tampoco existe protección ante agresiones diversas213. Hay que tener en cuenta la gran extensión que posee su término municipal y la riqueza, tanto en aguas superficiales como subterráneas, lo que hace que desde la prehistoria haya sido lugar de asentamiento de las diversas comunidades humanas. Esto es palpable si consultamos los distintos atlas históricos-geográficos del siglo XVIII y XIX (Madoz, Medina Conde o Tomás López). 212 Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1990. En el tramo final de esta tesis doctoral el ayuntamiento de Tolox ha encargado al arqueólogo Melero García la elaboración de un catálogo de yacimientos arqueológicos y bienes etnológicos de su término para adjuntarlos al borrador de PGOU de la localidad. 213 83 Si efectuamos una mirada retrospectiva sobre los catálogos de yacimientos arqueológicos del resto de la provincia de Málaga, podemos ver las mismas carencias que observamos en los municipios de la subcuenca de río Grande: escasez de yacimientos registrados, georeferenciaciones poco exactas, estudios territoriales inexistentes, entre otras importantes deficiencias. Solamente una serie de municipios que poseen una entidad poblacional y monumental de importancia, como son los casos de Málaga, Antequera, Ronda, Vélez-Málaga y en menor medida Cártama y Estepona214, tienen catálogos adecuadas y realizan una protección mínima en sus yacimientos. Estas actuaciones vienen impulsadas por la existencia, en dichas localidades, de arqueólogos municipales, que potencian la investigación y protección del patrimonio arqueológico en los respectivos municipios donde realizan sus funciones. Con relación a los inventarios oficiales que aportan información sobre enclaves arqueológicos en la comarca, destacamos la base de datos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH)215. Los yacimientos registrados por municipios y relacionados con el Medievo son los siguientes: -Alozaina: Despoblado de la Mesa de Jorox, castillo de Alozaina, despoblado de Ardite, despoblado del Hoyo de los Peñones y castillo de María Sagredo. -Coín: No consta ningún yacimiento. -Guaro: Despoblado del cerro del Polvillar y despoblado de Guaro Viejo. -Monda: Castillo de la Villeta. -Tolox: Castillo del Castillejo y despoblado de la sierra del Castillejo. -Yunquera: Mesa de Jorox y el Castillo. Vemos, como esta base de datos del IAPH es muy pobre en cuanto a la información que aporta. Solo merece destacar el caso de Tolox, en que se menciona dos yacimientos, información que es relevante ante la inexistencia de otros registros para este municipio. 214 Estepona y Cártama son, en la actualidad, dos de los municipios que más actividades arqueológicas están desarrollando, especialmente en lo que respecta al período andalusí. Ello es debido a la elevada competencia de sus arqueólogos municipales, Idelfonso Navarro y Melero García, y a la concienciación de la clase política municipal. 215 IAPH, Guía digital del Patrimonio Cultural Inmueble. 84 4.2.- Fuentes Documentales La contribución de las fuentes documentales, en comparación con otro tipo de registro, especialmente el arqueológico, son de poca relevancia, aunque ocasionalmente como en el caso de la alquería de Pereila216, aportan una información importante. Como veremos, las más significativas proceden de la documentación castellana del siglo XV y de buena parte del XVI, con un aparato burocrático de tendencia centralizadora que aspira a acaparar toda la vida económica y social de Castilla. Las fuentes escritas de procedencia árabe son escasas y poco significativas, caracterizándose por su laconismo y por la práctica ausencia de información sobre el mundo rural, aunque para el caso de Dakwān, su importancia no es nada desdeñable. 4.2.2.-Fuentes documentales generales -Registros fiscales Una serie de documentos con una temática fiscal, fechados en 1490217, están relacionados con algunas de las villas y lugares pertenecientes al antiguo obispado de Málaga. Dentro de la Subcuenca, solo se recogen aquellas en que la población de origen andalusí permaneció en calidad de mudéjares tras pactar su rendición 1485. Tales son los casos de Monda, Guaro, Tolox y Yunquera. Se realizan cuatro censos: de bacas y cabras, trigo y cebada, bueyes y asnos de labor, y la seda anual. El interés estriba en que se enumeran a los barones mudéjares propietarios de ganado y productores de cereal, por lo que podemos obtener un censo relativo de la población andalusí en los primeros años posteriores a la conquista, además de la actividad agropecuaria para el mismo período. Es relevante el caso de Monda, en que además del censo citado, tenemos una nómina de aquellos musulmanes que, o bien murieron en combate, o emigraron allende o a Málaga y cuyas propiedades pasaron a la categoría de bona vacantia218 es decir, bienes que la Corona se apropiaba ante la muerte o ausencia de sus dueños. Con ambos listados podemos realizar una aproximación sobre el número de habitantes de la villa en los años finales del emirato nazarí. Estos registros fiscales también reflejan las diferentes categorías urbanas que los castellanos asignan a las antiguas alquerías y que proporcionan una comparativa de su importancia en el período tardonazarí. Así, Guaro 216 Pleito que, en 12 de junio de 1537, principió el cabildo de la catedral de Málaga contra los beneficiados de la villa de Coín, en razón de los diezmos, siendo como fue el lugar de Pereila de moros, situado en término de la dicha villa y tener su iglesia (ACM, Leg. 4º, nº 36). 217 AGS, CMC, 1Ep, Legajo 168, fols: 0228-0230; 0244-0246; 0286-0289... 218 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 766, pp. 214-219. 85 es clasificada como “aldea” o “lugar”, mientras que a las demás se les denominan “villas”219. -Reales Cédulas Las reales cédulas son uno de los instrumentos escrito de la monarquía para dar órdenes a todos los organismos y funcionarios de la nación220. En concreto en la época de los Reyes Católico se convierten en una herramienta básica para organizar el reparto de las nuevas tierras del antiguo emirato nazarí, siendo frecuente su inclusión en los diversos libros de repartimiento. Formalmente, se caracterizan por la sencillez y por su función de mandato directamente emanada de la realeza. Vamos a ver varios de estos documentos que, por sus contenidos, son de interés para la investigación que estamos realizando. Sobre la alquería de Guaro poseemos una real cédula fechada en 1490221, donde queda reflejado como este poblamiento existía al final del período nazarí. Se trata de una “carta de seguro” por la cual los Reyes Católicos conceden garantías a la población mudéjar sobre sus personas y propiedades. Esta concesión real fue debida a la rendición por capitulación que pactaron los moros guareños. Al igual que en la documentación anterior, también queda constatada su categoría de “aldea de Guaro” por lo que debió ser una entidad poblacional menor que, para el período nazarí, tenía la categoría de qarya222. También es destacable la real cédula223 fechada en 1491, en que se concede poder a Luís de Escobar para repartir las heredades de las villas de Benamaquís y Coín. Es interesante el tratamiento de “villa” que le da Escobar a Benamaquí en comparación, por ejemplo, con el de “aldea” que se le da a Guaro. Ello es un indicativo de la importancia que alcanzo esta alquería murada. Otro de estos documentos224 emitido también en 1491, informa de cómo Francisco de San Martín presentó ante el consejo de Málaga una real cédula firmado por los Reyes 219 AGS, CMC, 1Ep, Legajo 168, fols. 0266, 0270, 0286... Marín Martínez, 1991, pp. 18-19. 221 por la presente tomamos e recibimos una guarda y socorro seguro amparo e defindimiento real a los dichos vecinos e viejos e omes buenos mudéjares moros vecinos de la dicha aldea de Guaro e sus casas e tierras e eredamientos (AGS, RGS, 149003, 67, 1490). 222 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2004, fol. 221, p. 136. 223 AGS, RGS, Leg. 148803, 177, 1488. 224 AMM, ACCM, Libro I, fols.77v-78, 1491. 220 86 Católicos en 1490, cuyo contenido trata sobre las mercedes que se le hizo de la torre de Benamaqué (Benamaquí) en Coín. A modo de hipótesis, se propone que podría tratarse de la única torre que se conservó de la antigua alquería, permaneciendo en época contemporánea como un palomar. Creemos que en la actualidad buena parte de su estructura se conserva formando parte de un recinto que tiene funciones de hospedería. Como veremos más tarde en un documento concreto225, parte de la estructura muraría de Benamaquís estaba por debajo de la acequia de la Candonga. La “torre del Palomar” está muy cerca de dicha acequia, por lo que podría reforzar la hipótesis propuesta anteriormente. Dos reales cédulas, una fechada en 1491 y la otra en 1492, informan que Pedro de Barrionuevo, alcaide del Burgo, posee dos alquerías en la tierra de Málaga cuya concesión se efectuó mediante mercedes reales: que teniendo las alcarias en tierras de Málaga que se llama Pereyra y Xubri226 [...] Por cuanto vos Pedro de Barrionuevo, alcayde del Burgos, nos hicistes relación que vos teneis dos heredamientos cinco legua de Málaga que se llaman Pereyla e Xubric227 Por último, una real cédula228 de 1485, por la cual se otorga mercedes reales a Gonzalo de Barahona de las tierras de Mahoma Ajuljal, moro que fue de Coín. Barahona se apropia de setenta fanegadas de este musulmán, por lo que podemos comprobar cómo había grandes propietarios dentro de la oligarquía local nazarí, aunque creemos que esta no fue la tónica dominante. -Protocolos Notariales Los protocolos notariales forman un “corpus” documental en que se recogían las intervenciones de los escribanos como federatarios públicos en los contratos y negocios de derecho privado. La documentación analizada está constituida por compraventas, arrendamientos, herencias, pleitos y dotes nupciales. La información principal que aportan está vinculada con una rica toponimia relacionada con determinados pagos rurales que permite realizar una aproximación a las antiguas estructuras rurales andalusíes. Como principal inconveniente es que la mayoría de dicha toponimia está 225 AHPM, P-6548, 1553, s/f. AGS, RGS, Leg. 149103, 540, 1491. 227 AGS, RGS, Libro 1º, fol. 76, 24, 1492. 228 AGS, RGS, Leg. 148506,12, 1485. 226 87 castellanizada, además de que la información adicional es muy escueta, y que buena parte de ellos son de fechas un tanto tardíos, es decir de mediados del siglo XVI. La totalidad de esta información proviene del Archivo Histórico Provincial de Málaga destacando, por la importancia de los datos aportados, una serie de protocolos que vamos a exponer a continuación. P-6552 que es el más antiguo conservado sobre Coín destacando las abundantes alusiones a diversos pagos rurales como Pereila, Huertas Viejas o la Torrecilla. P-6598 con algunas reseñas sobre el pago rural de Pereila y un corto, pero interesante pleito de lindes relacionado con este partido rural. P-5548 destaca por varios protocolos sobre huertas en el antiguo territorio de la alquería de Benamaquís y, en menor medida, sobre el pago rural de Huertas Viejas. P-6549 en que son frecuentes los arrendamientos en el pago de Mezquitilla y de Pereila, ambas zonas cultivadas por moriscos. Por último, el P-6554 con diversos protocolos sobre arrendamientos de molinos en Pereila y compra-ventas y arrendamientos en el pago de Valdeperales. Hay que puntualizar que la información que proviene de estos protocolos solo aluden a los términos municipales de Coín, Alozaina y Yunquera, debido a que para las demás villas de la Subcuenca, no existen, en la actualidad, protocolos notariales anteriores al siglo XVII, fecha que consideramos tardía para el período objeto de estudio. -El pleito sobre Pereila de 1537 Dentro de las fuentes documentales de origen castellano, destaca de forma especial el pleito que se produjo en el año 1537 con motivo de la confrontación que se entabló entre el cabildo catedralicio de Málaga y los beneficiados de Coín sobre el derecho por el cobro del diezmo de los antiguos territorios de la alquería de Pereila. No vamos a profundizar en esta cuestión ya que se va a tratar de forma pormenorizada cuando estudiemos la alquería de Pereila en el apartado de “Poblamiento”. El carácter excepcional de este documento viene dado porque en él se establece una detallada descripción de los límites de la antigua alquería nazarí, además de su zonificación económica, especialmente de Valdeperales, pago incluido en los territorios de la alquería, sobre el cual se especifica los tipos de cultivos existentes en época mudéjar y los cambios producidos cuando se arrendan a cristianos viejos, tierras de regadío, número de cultivadores, entre otras apreciaciones que caracterizan a este pleito como un 88 documento de gran valía para el conocimiento de la estructura territorial, poblacional y productiva de finales del emirato nazarí229. -Archivo Histórico Nacional230 El Archivo Histórico Nacional, en su sección “Nobleza”, destaca por una serie documental vinculada con la casa de Fernán Núñez que va desde 1498 a 1586, y en la cual se recogen diversos testimonios sobre algunos miembros de este grupo nobiliario que poseían propiedades en Alozaina, Yunquera, Casarabonela y Coín. La información está relacionada con redenciones de censo, compraventas y arrendamientos, mayorazgos, cartas de poder y pleitos, aportando una rica toponimia castellanizada asociada a diversos pagos rurales. -Libro de Composiciones de Tierras En 1580, por orden de Felipe II, se comienza a deslindar antiguas tierras realengas que habían sido usurpadas, total o parcialmente, por particulares. La medida tiene una finalidad recaudatoria ante la enorme penuria económica por la que estaba pasando la Corona embarcada en múltiples aventuras internacionales. Dos deslindes son de interés en el área objeto de nuestro estudio; el de Pereila (Coín) y el de Jorox (Alozaina). En el primero se hace un pormenorizado inventario de todas las lindes del cortijo de Pereila, a cuyo propietario, Bartolomé de Amaya, se obliga a indemnizar a la Corona por las tierras usurpadas231. Pero lo más interesante es que las lindes de dicho cortijo coinciden, en buena medida, con las descritas en el pleito de 1537, conservando una toponimia parecida. Algo similar ocurre en las tierras de Jorox (Alozaina) donde diversos particulares se habían apropiado de tierras realengas. En este último caso destaca las mención que se hace de la “acequia Vieja”: Las tierras que tenia en el pago de Joron lindavan por poniente con el acequia vieja que iba del rio Joron232. Esta breve descripción es de suma importancia ya que nos muestra un principio de jerarquización dentro de los canales de riego del río Jorox. 229 Existe un artículo basado en este pleito realizado por el autor de esta tesis doctoral y por Aguilar Simón (Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016). 230 AHN, Nobleza, Fernán Núñez, C. 954, D.1; C.1042, D.1-7; C.1016, D.10-13... 231 AMM, Vol. 123, Libro de Composiciones de Tierras, fol. 153, 1582. 232 Ibídem, fol. 200. 89 4.2.3.- Los libros de repartimiento y apeo -Los libros de repartimiento de finales del siglo XV Los libros de repartimientos se generaron a finales del siglo XV con la expulsión de la población musulmana tras la conquista de determinadas villas del emirato. Es una fuente de primera magnitud para el estudio del poblamiento rural y de la estructura territorial de la comarca objeto de nuestro estudio. Siguiendo a Malpica Cuello233, podemos establecer dos categorías documentales sobre el repartimiento. En la primera destacan los de Loja y Baza, al igual que los pertenecientes al antiguo obispado de Málaga, que fueron fruto de una “reformación”. Contienen pocos datos sobre los antiguos pobladores nazaríes pero, en contrapartida, aportan una valiosa información sobre la vida y estructura agrícola. El segundo grupo lo formarían, por ejemplo, los de Almería y Almuñécar, en que menudean las descripciones sobre la antigua población islámica, aunque con una información sobre el agro prácticamente inexistente. En relación con los libros de repartimientos de Málaga y de la zona occidental de su antiguo obispado, destacan las transcripciones realizadas por parte de López de Coca, Bejarano Robles y Bejarano Pérez. Pieza clave sobre los repartimientos en la zona es el profesor de la Universidad de Málaga, José Enrique López de Coca Castañer, y su monumental obra: La Tierra de Málaga a fines del siglo XV234. En ella, dicho autor, realiza las transcripciones de una serie de libros de repartimiento, como son los de Alhaurín el Grande, Almogía, Alozaina, Bezmiliana, Coín y Mijas. Basándose en los datos obtenidos, efectúa un estudio de la tierra de Málaga en tres períodos temporales: finales de la época nazarí, fase de conquista, y primeros años de ocupación castellana. Nos interesa, por la información que aporta, la transcripción que realizó sobre Coín235 procedente del Libro de la Visitación e reformación del Repartimiento que fiso el mucho honrado e virtuoso señor el bachiller Juán Alonso Serrano”, que finalizó en 1497 como consecuencia de la “reformación” del repartimiento efectuado en 1492236 y ante las graves irregularidades 233 Malpica Cuello, 1990. Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977. 235 Ibídem, pp. 259-349. 236 El Repartimiento de Coín, 1492, está en la actualidad en paradero desconocido. 234 90 que se cometieron en este último. Su interés estriba en que aporta una serie de datos que indican el carácter urbano que probablemente Dakwān habría alcanzado ya en el siglo XV, información relevante que nos ayuda a establecer una jerarquización territorial en la comarca para el Bajo Medievo. En su parte dedicada al repartimiento agrario, recoge diversa información, aunque exigua, sobre las estructuras rurales anteriores a la conquista castellana. En contrapartida sí se hace una detallada descripción de los diversos cultivos existentes, así como de su superficie y los territorios que ocupaban, pudiendo llegar a ser tan precisas, que incluso enumera las unidades de determinadas especies arbóreas: otro trançe Garçi López e Juan Días, en que fallaron trezientos e noventas olivos [...] contaron Alonso Dias e Juan de Najera doscientos e noventa olivos237 Igualmente, menciona caminos, molinos rurales, además de hacer referencia a algunas alquerías, pero sin especificar claramente su situación geográfica. Tales son los casos de Benamaquí238 o los Majanales. Sin embargo, sobre otros importantes poblamientos no proporciona ningún tipo de información, como serían las alquerías de Pereila, Torrecilla o los espacios residenciales limítrofes con río Grande. Similar al trabajo de López de Coca y coincidiendo en parte con sus transcripciones, son los Repartimientos de Málaga, editados en cinco volúmenes, cuatro por Francisco Bejarano Robles239, y uno por su hijo Rafael Bejarano Pérez, que completan la transcripción de la ciudad y provincia en el 2004240. El Tomo IV es el de mayor interés ya que en él se recogen los repartimientos generales, tanto de la antigua Algarbía, como de la Axarquía241. Igualmente en los tomos III y V se recopila diversa información sobre la zona objeto de estudio, especialmente en lo que respecta a la toponimia y con determinados partidos rurales tales como la Jara, Padules, Pereila, Torrecilla etc. 237 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 288. Si bien no especifica el lugar donde se hallaba, sí nos muestra indicios suficientes para realizar una aproximación a su probable ubicación: Diose otro trançe de tierra para majuelos dende ençima de las tierras de ryego de Benamaquis, camino de Xubric, hasta juntar con las vinnas… (Ibídem, p. 346). Igualmente, aporta una valiosa información sobre el desmantelamiento de dicha alquería: E queda que los vesynos puedan sacar e llevar la piedra cada uno para sy del dicho sytio (Ibídem, p. 342). 239 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1985, 1985, 1998, 2004 y 2000. 240 Los Repartimiento de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004. 241 Álora, Casarabonela, Coín, Mijas, Alhaurín, Almogía, Alozaina, Bizmiliana, Cártama, Comares y Benalmádena. 238 91 También de interés, por la ubicación que tiene dicho municipio en la comarca, es el Repartimiento de Alozaina242 de 1492 que, al igual que el de Coín, fue realizado por el bachiller Juan Alonso Serrano. La información que se recoge sobre la trama urbana de origen nazarí es muy escasa debido a las pequeñas dimensiones que este núcleo debió de tener al final del medievo243, tratándose de una pequeña villa fortificada cabeza de un distrito dependiente de Dakwān, centro económico y administrativo de las alquerías que la circundaban. En relación con los diseminados rurales de origen andalusí de su entorno, tampoco transmite una información destacada y solo hace referencia a la “aldea vieja“cuya ubicación, hasta ahora, desconocemos244. Limítrofe con Alozaina está Casarabonela. Tras las capitulaciones de 1485, buena parte de su población musulmana permaneció como mudéjares, además de ser cedida una determinada cantidad de tierras y viviendas de estos a una cincuentena de repobladores castellanos. Su repartimiento245 destaca por la extraordinaria riqueza en toponimia246 de origen árabe y por la minuciosa descripción de cultivos y pagos rurales, así como de sus propietarios. A nivel urbanístico, recoge una serie de edificaciones como mezquitas, muralla o arrabal, lo que denota que era un centro rural con una urbanística que, probablemente, iba evolucionando hacia el estatus de medina247. Otro autor que ha tratado la temática del repartimiento en la zona occidental del antiguo reino nazarí de Granada es Martínez Enamorado que, junto a López de Coca y Arroyal Espigares, publicaron en el 2006 Los Repartimiento de Torrox248, municipio que pertenece a la Axarquía malagueña y, por lo tanto, relativamente alejado de nuestra 242 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 445-465. Fue repoblada con veinte vecinos y sus respectivas familias para un total de veintiséis cuerpos de casas y solares. Sobre su configuración urbanística la información es muy escasa haciendo alusión a la iglesia cementerio y a un muro que actuaría como cerca del recinto urbano: Queda otro solar para proveer linde con el susodicho vera del muro (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 243v, p. 448). 244 Cuando se hace referencia en dicho repartimiento, en el deslindamiento de la dehesa común, se menciona el supuesto despoblado: e de allí vuelve el arroyo abaxo hasta la aldea vieja (Ibídem, p. 458). 245 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 135-201. 246 El estudio de su toponimia fue efectuado por Chavarría Vargas (Chavarría Vargas, 1997). 247 En la villa e castillo de Caçaravonela… (fol. 41, p.135). “…pues que avia quatro mezquitas en la dicha villa (fol. 41, p. 135). Mas un solar en el arrava (fol. 50, p. 143). Midiose un solar que esta con algunas paredes junto al adarve (fol. 73, p. 171) Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004. 248 El Repartimiento de Torrox, Ed.Arroyal Espigares, Est. López de Coca y Martínez Enamorado, 2006. 243 92 zona de estudio. Paralelamente, Martínez Enamorado elaboró un minucioso trabajo sobre dichos repartimientos249 que fue publicado en el mismo año que el anterior. Es de destacar el trabajo de recopilación que en la actualidad está realizando Arroyal Espigares. Dicho investigador pretende la creación de un corpus relacionado con los repartimientos de finales del siglo XV en que resalta la vigencia que aún hoy día tiene dicha documentación para el estudio de la sociedad nazarí: A medida de que el análisis de la ingente masa documental avanza, más posibilidades tenemos para estudiar procesos no abordados hasta ahora. Buena muestra de lo que digo es el estudio toponímico que incluimos, cuyas conclusiones nos obligan a repensar, entre otros elementos, la estructura poblacional nazarí y la conformación de sus espacios agrícolas250 En 1572 se produce el apeo y posterior repartimiento de los vienes de los moriscos del antiguo obispado de Málaga entre repobladores castellanos de fuera del reino de Granada. Por lo tanto, se realizó una nueva estructuración del territorio y la expulsión definitiva de la antigua población de origen islámico, que es sustituida en su totalidad por “cristianos viejos”. Quizá la diferencia fundamental que existe entre el repartimiento de finales del siglo XV, y el apeo y repartimiento del XVI, sea la gran cantidad de información que posee este último. Al realizarse un apeo se produce un deslindamiento y demarcación del territorio, tanto a nivel de los diferentes términos municipales, como de las diversas propiedades, en que se especifica el antiguo propietario morisco, el nuevo castellano y la cantidad y tipo de tierras que se entregan, así como su categoría (regadío, huerta, secano de sembradura, olivar...). Constituyen una valiosa información para la reconstrucción y el conocimiento de la antigua estructura territorial de probable origen andalusí. Debemos considerar a la sociedad morisca como heredera directa del último reino islámico en la Península; el nazarí de Granada. Hay que matizar que esta sociedad, durante el siglo XVI, no tenía una dirección política autónoma, dependiendo directamente de las directrices marcadas por Castilla. La presión y la aculturación, por 249 Martínez Enamorado, 2006b. El Repartimiento de Torrox, Ed. Arroyal Espigares, Est. López de Coca y Martínez Enamorado, 2006, p. 8. 250 93 parte de la sociedad dominante, fueron una constante que la condicionó y que produciría una evolución probablemente diferente a la de un país islámico independiente. Así pues, podemos rastrear en estos textos estructuras territoriales, trazados de acequias, espacios irrigados, tipos de cultivos, cantidad de tierras en uso, entre otros aspectos. Pero tendremos que guardar la consiguiente reserva a la hora de considerarlos como una continuidad de la sociedad nazarí. Con relación a la transcripción y estudio de estos libros de apeos251, las carencias son mucho más acusadas, si los comparamos con los libros de repartimiento de finales del siglo XV, con un buen número de aquellos documentos sin transcribir y sin la realización de los pertinentes estudios que aporten información de esta fuente esencial para el conocimiento del poblamiento y su estructura en la subcuenca de río Grande. Para la actual serranía de Ronda, las transcripciones y estudios al respecto apenas se han desarrollado. Hay que tener en cuenta que todo el valle del río Genal permaneció en manos moriscas buena parte del siglo XVI, con una serie de alquerías de montaña que practicaban, como parte fundamental de su economía, una agricultura de irrigación. En primer lugar reseñar las aportaciones de Benítez Sánchez-Blanco252 y sus extractos de los repartimientos de bienes moriscos de Benestepar, Genalguacil y Benamedá253. Trabajos incompletos, faltos de estudios concretos sobre la documentación relacionada con las alquerías del río Genal. También vinculada con dicha comarca, es el trabajo realizado por Chavarría Vargas sobre el despoblado de Pospítar en el término municipal de Alpandeire. Para ello se ha basado en el Libro de Apeo y Repartimiento de Alpandeire. Un extracto de dicho trabajo se ha publicado hace varios años en la revista Takurunna254. Otro trabajo que también utilizó, de forma parcial, estos apeos es la publicación de Cabrillana Ciézar255 :“El problema de la tierra de Málaga: Pueblos desaparecidos”. En 251 El grueso de esta documentación se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Granada y su relación la podemos consultar en un CD que ha publicado la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (AHPG, Libro de Población, 2005). 252 Benítez Sánchez-Blanco, 1982. 253 Benitez Sánchez-Blanco, 1982. Las referencias al despoblado de Benestepar: pp. 387-392, para la villa de Genalguacil, pp. 393-395, y para el despoblado de Benamedá, pp. 400-403. 254 Chavarría Vargas, 2011b. 255 Cabrillana Ciézar, 1994. 94 el capítulo X trata los despoblados del Havaral, en la actual serranía de Ronda, entre los que destacan los de Moclón, Benaxeriz, Benestepar, Benamedá y Audalazar. Rodríguez Becerra en su obra Igualeja después de la expulsión de los moriscos (1572-1742)256 efectuó el único estudio específico sobre un libro de apeo y repartimiento de esta comarca, en este caso el de Igualeja. Realiza una cuidada transcripción analizando diversos aspectos, tales como geográficos, agrícolas, poblacionales con la mención del número de moriscos que residían, así como de los cristianos viejos a los que se reparten las tierras, además de realizar un completo índice toponímico. Becerra Parra y Siles Guerrero llevaron a cabo las transcripciones de algunos de estos documentos, en concreto los Libros de Apeo y Repartimiento de Moclón257 en que también efectuaron un cuidado trabajo. Colindante con el área objeto de nuestro trabajo están los libros de Apeo y repartimiento de Istán y Ojén. Ambas villas pertenecientes, en el siglo XVI, al alfoz de Marbella. No existen obras específicas que hayan transcrito y estudiado estos documentos, y al respecto solo Urbaneja Ortiz posee dos publicaciones con estudios parciales relacionados con dichos apeo y repartimiento258. Incluida, parcialmente en la Subcuenca, destaca la villa de Casarabonela. Recientemente se ha publicado el repartimiento de los bienes moriscos por parte de Gómez Armada y Martínez Enamorado259, obra muy cuidada que recoge una rica toponimia, mayoritariamente de origen árabe. Queda pendiente un estudio de dicha toponimia, trabajo que en la actualidad están realizando Martínez Enamorado, Chavarría Vargas, López García y Gómez Armada. Ya dentro de los límites de la subcuenca de río Grande hay que destacar el Libro de Apeo y Repartimiento de Tolox, que han sido transcritos recientemente por López 256 Rodríguez Becerra, 2011. El libro de Repartimiento de Moclón, ed. Becerra Parra y Siles Guerrero, 2013. 258 También agradecemos la información cedida por Urbaneja Ortiz. Dicha investigadora está, en la actualidad, realizando trabajos relacionados con los apeos de Ojén, Istán y Benahabís. Hasta el momento solo se recogen algunos datos sobre dichos apeos en su obras: “Marbella y sus tierras en el tránsito de la época musulmana a la cristiandad” (Urbaneja Ortiz, 2008), en concreto en el Capítulo II (Población, pp. 65-75), y en “Mudejares y moriscos en Istán (1485-1568)” (Urbaneja Ortiz, 2013). 259 Repartimiento de los bienes de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado, 2014. 257 95 García260. Hay que destacar la particularidad de que el repartimiento de la villa no se realizó a finales del siglo XV, sino que fue contemporáneo al apeo, es decir, ambos se redactaron en 1572. Su importancia estriba en que nos proporcionan referencias sobre los diversos partidos rurales en manos moriscas, de sus cultivos, y de una rica toponimia y antroponimia de origen árabe que nos puede servir para rastrear cómo estaba distribuida la tierra y de la estructura de la propiedad. Especial interés tiene para nosotros la extensión de las tierras de regadíos que existían en la época, así como de los ríos y arroyos que suministran el caudal hídrico, además de los sistemas de canalizaciones, tanto en los ríos Alfaguara y Almozara, como también en río Grande261. Asimismo, existe una detallada relación de las tierras de cultivos de secano que muestra la importancia que tenían en la época los cultivos de la vid y el trigo. Las referencias a la estructura urbana de la villa también son relevantes, mencionándose la existencia de un recinto murado262, alcazaba, arrabal y maqbara, junto con un destacado número de viviendas263, lo que indica la importancia que Tolox debió tener a finales del siglo XV. El Apeo de Monda fue transcrito por Urbano Pérez y publicado en 1998 con el título La villa de Monda en el siglo XVI. Apeos y primeras ordenanzas264. No se limitó a la mera transcripción documental, sino que realizó un completo trabajo historiográfico. La documentación fue obtenida en el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Al igual que el de Tolox, es de gran valía para el conocimiento de la estructura territorial, aportándo abundante información sobre la población morisca. Especialmente significativa son los datos que transmite sobre determinadas alquerías265 y los partidos 260 AHPG, Libro de Población, El Apeo de Tolox, Libro 6801, 1571, ed. López García, ep. Sobre dichos sistemas de irrigación véase López García, 2012. 262 e otro dos caydos alindan con casas que fueron de Baltasar El Pin e con una calleja entre la muralla y la calle real.” (AHPG, Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6800, fol. 516-517 ed. López García, ep). todas (las casas) yncorporadas unas con otras tienen tres cuerpos encaramados alindan con la yglesia y con casas que fueron de Hernando Moguager y con el muro questa junto a el alcaçava (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Tolox, Libro 6800, fol. 436v, ed. López García. ep). A Alonso Ruiz de Molina vezino de Luçena poblador de una suerte sin ventaja cupole la casa que fue de Alonso Maymon en el arrabal que tiene un cuerpo quemado alinda con el osario de los moriscos (AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol.420r, ed. López García, ep). 263 Tolox poseía una comunidad importante como lo demuestra las trescientas viviendas moriscas y las treinta pertenecientes a cristianos viejos que existían antes del alzamiento. Solo es superada, en la comarca, por Casarabonela. El número de viviendas era elevado y los apeadores distinguen entre la villa vieja y el arrabal. En la primera se van a contabilizar ciento veinte casas, y en el arrabal alrededor de ciento cinco, más unas quince casas y solares en estado ruinoso. 264 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998. 265 otro junto a la alcarria de Oznar. (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 208) en el camino que ba a Alpuxata, y los dos dentro de la alcaría vieja (Ibídem, p. 217). Otro en la alcaría de Moznar (Ibídem, p. 218), ba derecho por la loma en la mano hasta Ysnealcocaybit, que era alcarria vieja (Ibídem, p. 265), derecho por la desmería de la alcaria de Pereira (Ibídem, p. 265). 261 96 rurales donde se hallaban, cuyos nombres se han mantenido, en la mayoría de los casos, dentro de la microtoponimia local. Además menciona demarcaciones, así como molinos, tierras de regadío y secano, sus propietarios, topónimos de origen árabe etc. Aunque también hay que reseñar que Urbano no aborda la estructura territorial propiamente dicha, por lo que según nuestra opinión, faltaría un exhaustivo trabajo de campo que aportara más información para el conocimiento del territorio. Este Apeo posee un gran interés para nuestro trabajo ya que la villa de Monda es limítrofe con la de Guaro y Coín, por lo tanto, contribuye al conocimiento de la estructura territorial de la comarca en el siglo XVI, aproximándonos al último período del Medievo en la zona. El libro de Apeo y Repartimiento de Guaro es, dentro de esta variedad documental, uno de los más importantes para la elaboración de este trabajo debido a que sobre él se ha realizado un minucioso trabajo de campo en que se han ubicado sobre el terreno y en cartografía, la mayoría de los pagos de cultivos, fuentes, pozos y caminos. También se incluye una pormenorizada descripción de las zonas rurales, especialmente de río Grande, así como de los sectores de cultivos que se repartieron. Es importante para rastrear la antigua estructura territorial nazarí, constatándose que diversos partidos rurales en la Subcuenca como Valenciaga, Villalva, Cuenca y Carranque, estuvieron poblados por moriscos guareños hasta su expulsión definitiva en 1571 y, que por lo tanto, podría tratarse de un territorio que, aunque ya a finales del siglo XV perteneciera a Coín, podría haber estado incluido en época nazarí en la alquería de Guaro. Hasta ahora se mantenía la hipótesis de que de dichos partidos rurales se habían expulsado a la población islámica en 1485, y no fueron repoblados por los castellanos hasta bien entrado el siglo XVI266. Sobre la estructura urbana de la villa de Guaro, ofrece una información interesante mencionando una torre-alquería267 de probable origen medieval, además de una serie de 266 Esta opinión fue mantenida por el investigador local García Guillén que en su tesis doctoral “Coín y el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Hoya de Málaga”, dice: tras analizar la visita inquisitorial realizadas a las tierras malagueñas en 1560, entre los delitos inculpados a los vecinos de esta localidad no aparece ninguno de islamización, lo cual apoyaría nuestra tesis de que Coín quedo libre de población morisca (García Guillén, 2009, p. 78). Seguramente se referiría al casco urbano donde la presencia de moriscos residentes fue prácticamente nula. 267 La dicha villa (de Guaro) tiene una torre la cual es de don Francisco Tello de Araso vecino de Coin que tiene hacienda en la dicha villa de Guaro y a temporadas recibe en ella y aunque la dicha torre no es más grande es eficaz ante necesidad se pueden recoxer los vecinos [...]. Havia en la villa de Guaro ciento y setenta casas de los dichos Moriscos (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 042, 1571). 97 viviendas que indican que ya al final del siglo XVI se trataba de una “aldea” de poca relevancia, que se mantuvo como poblamiento mudéjar y posteriormente morisco. Sin embargo, resulta llamativo cómo, en dicho Apeo, no se hace ninguna alusión al yacimiento de la Alcaria de Guaro, en el partido rural que actualmente conserva el nombre de la Alquería. Nuestra hipótesis es que en el siglo XVI no existía como distrito rural con este nombre y que el topónimo, conservado entre el campesinado castellano, fue fijado en época posterior. Probablemente, dicha alquería fuera abandonada en un momento indeterminado del siglo XV, dentro del período nazarí, no quedando reflejo en las fuentes escritas castellanas. Sobre el yacimiento de Guaro Viejo se realizan diversas menciones en el texto aunque solo como punto de referencia para deslindar unas tierras de secano y sin aportarnos ningún tipo de información adicional. Se ubica en el partido rural que el Apeo denomina Padules (entre los términos municipales de Coín y Guaro) y cuya toponimia subsiste en la actualidad como Paulé268. Son interesantes las aportaciones que se efectúan sobre la hidráulica de río Grande, especialmente al constatar la existencia de una serie de pagos de tierras de riego además de mencionar una notable red de acequias, como mínimo existentes ya en el siglo XVI, aunque es muy probable que su origen sea anterior269. Por último, mencionar el Libro de Apeo y Repartimiento de Yunquera270, del cual tampoco se ha realizado ningún trabajo específico. Solo es destacable la obra de Cabrillana Ciézar, Moros y cristianos en Yunquera (Málaga)271, en que se efectúa, en su capítulo VI, un resumen muy escueto del dicho libro272. 268 Las quatro suertes le cupo sucesibe de la tercera en el dicho donadío de Padules, que se hizo de rio a monte cortando por el camino que ba de Guaro para Coin en tierras que heran de Francisco Darmaqae, é Lorenzo Ragill vezinos de Guaro, linda con la cabecera Alta pasada la alcaria é lomas hazia rio Grande (AHPGR, Libro de Poblaciones, Apeos de Guaro, Libro 6716, fols. 083 y 083v, 1571). 269 Entre otros datos, indica la cantidad de tierras de riego: Tierras de riego junto al rio Grande treinta y siete fanegas y quatro zelemines y medio .También menciona una serie de pagos con sus respectivas acequias: que es el pago de Mezquitilla, cortando desde el Rio Grande hasta la acequia de riego e suerte de las tierras de secano. (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 064 y 130v, 1571). 270 AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571. 271 Cabrillana Ciézar, 1994. 272 Se trata de una obra que recoge la historia de Yunquera desde finales del siglo XV hasta el siglo XVII. En el capítulo VI trata el tema del apeo, abarcando desde la página 117 a la 124. Realiza un extracto de aquellos aspectos que él consideró más importantes: número de repobladores, lugar de origen, tierras de 98 A modo de conclusión, podemos afirmar que para la actual provincia de Málaga los libros de repartimiento de finales del siglo XV están transcritos prácticamente en su totalidad. Sin embargo, a pesar del esfuerzo que se está realizando (especialmente por la Universidad de Málaga) para la edición de las series de estos libros de su jurisdicción provincial, sorprende comprobar como todavía falta mucho trabajo por hacer. Se echan de menos estudios en que se comparen la antigua estructura territorial de origen nazarí y la nueva, generada por la conquista castellana. También son escasos los trabajos sobre toponimia que aporten información sobre el territorio y, por lo tanto, faciliten su reconstrucción273. Hay que tener en cuenta que la mayoría de estas transcripciones y estudios tienen una antigüedad de entre treinta y cuarenta años, abordándose su estudio con una metodología que apenas profundizan en la dimensión espacial y territorial. Con referencia a los libros de apeo y repartimiento de 1572, la situación es, si cabe, mucho más difusa, por no existir ningún tipo de coordinación entre los diferentes investigadores que están trabajando en la temática. Además, como hemos visto anteriormente, faltan aún la mayoría de estos libros por transcribir y estudiar, por lo que queda todavía mucho trabajo por hacer. 4.2.4.- Crónicas oficiales Coincidiendo con el período cronológico comprendido entre los siglos XIII, XIV, XV y primeras décadas del XVI, se redactaron diversas crónicas que recogen acontecimientos relacionados con los monarcas castellanos o con personajes cercanos a su entorno en que los relatos fueron, en buena parte, contemporáneos a los hechos narrados y con una clara intención propagandística y loatoria ya que, generalmente, dichos autores estaban relacionados con la corte o con determinadas casas nobiliarias. Dentro de las crónicas, y de acuerdo con la información recogida relacionada con nuestra temática y con la zona objeto de estudio, hemos escogido las Crónicas de Juan II274, Alonso de Palencia275, Andrés Bernáldez276, Pérez de Pulgar277 y el anónimo relacionado con los hechos del Marqués de Cádiz278. cultivo y bienes inmuebles a repartir, calidad de dichos bienes etc. No se recoge ningún apartado en que figure la transcripción. 273 Es interesante el estado de la cuestión que realiza Martínez Enamorado en Repartimientos Castellanos del occidente granadino (Martínez Enamorado, 2010, pp.173-185) donde recalca la falta de estudios sistemáticos sobre estas fuentes en el antiguo obispado de Málaga. 274 Crónicas de Juan II, 1420-1434, ed. García de Santa María, y 1982, ed. Carriazo Arroquia. 275 Palencia, 1998. 276 Bernáldez, 1870. 99 Dos son los asuntos que nos interesan. El primero está relacionado con las algaras o cabalgadas que los castellanos efectuaban periódicamente sobre la Algarbía malagueña desde sus bases de vanguardia de Teba, Ardales y Antequera. Son interesantes porque muestran el continuo desgaste a que estaba sometido el territorio rural, pudiendo ser este el motivo por el cual se produjo una reestructuración territorial, ya durante el siglo XV, que obligó a que la población de estos pequeños predios se concentren en las “villas” fortificadas, únicos lugares que garantizaban una defensa eficaz frente a los ataques castellanos. Muchos son los ejemplos de estas incursiones, pero nos quedamos con aquella cabalgada protagonizada por el marqués de Cádiz en 1480 que penetran en profundidad en la Algarbía: E tomaron su camino de Málaga para fazer su tala. E talaron la çibdad así de panes como de huertas y oliuares y vinnas e todo quanto pudieron alcançar allende della; e a Cártama, e a Campanillas e a Churriana e a Pupiana e a Laulyn e a Coyn e a Fadala e Benamaquís e Monda e Tolox, e a todo el valle de Santa María, e a Guaro e a Caçarabonela e Álora279 El segundo, es la guerra de finales del siglo XV que culmina con la conquista del emirato nazarí. En las diversas versiones dada por los cronista se narra la toma de las villas más importantes de la comarca, e incluso, como en el caso de Benamaquís, se mencionan los recintos murarios que poseían lo que es de gran ayuda para su clasificación dentro de la jerarquía territorial: é así murieron más de cien moros por armas, fechos pedazos, é quedo tomada la villa é fortaleza280. También Bernáldez añade alguna información sobre el entorno de Coín en fechas muy próximas a su conquista: Conoscio que la villa de Coín era mayor (que la de Cártama), e la disposición de las tierras era más fuerte, porque toda estaba rodeada de cuestas grandes é de ramblas é de huertas e lugares é acequias é pasos que la fortificaban281 277 Pérez de Pulgar, 1780. Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, ed. Carriazo Rubio. 279 Ibídem, p. 233. 280 Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71. 281 Pérez de Pulgar, 1780, p. 244. 278 100 Tabla 4.I-Fuentes documentales castellanas más relevantes de los siglos XV y XVI relacionadas con la Algarbía malagueña Archivo u obra. Fecha de redacción Documentos publicación AMM: 1485 Repartimientos: Coín o Signatura Información aportada Coín: fols. 36-40v Toponimia generalmente castellanizada. Descripciones urbanas. Escasa información del antiguo entorno rural nazarí. Ordenación del nuevo territorio por los castellanos. Monda: fols. 36-40v Monda Alozaina: fols. 242-254 Alozaina Cártama: fols. 266-290v Cártama AGS: 1487-1491 Reales Cédulas Registro del Sello: Ordenación del nuevo territorio por los castellanos. Mención de algunos elementos defensivos de origen andalusí. Concepción de mercedes a determinados nobles. Leg. 148506,12: 1485 Leg. 147710,87: 1487 Leg.148803,177: 1488 Leg.149004,50:1490 Leg.1490103,18:1491 Leg. 149103,540:1491 AMM: 1490-1497 Repartimientos de Málaga. Algunos folios de interés sobre diversos municipios de la provincia .Coín: fols. 11, 72, 82v, 335, 510, 760... .Alozaina:fols.200, 307, 462... 216v, Información fragmentaria sobre las villas de la Algarbía malagueña. Repartimiento de propiedades entre los repobladores. Toponimia castellanizada. Caminería. .Guaro:fols.80v, 81v, 130, 202... .Monda: fols.256, 757, 761... 713, .Tolox: fols. 11, 203v, 325v,677, 683 ... .Yunquera: fols. 111, 200, 449, 813... AMM: 1491 Repartimientos de Málaga: “Bona vacantia” de bienes abandonados por la población andalusí en Monda y Guaro Fols: 763-767 Abundante toponimia de origen áraboandalusí relacionada con diversos pagos rurales. 101 Segunda mitad XV y primeras décadas XVI. Crónicas oficiales. Relatos loatorios .Guerra de Granada .Crónicas de Juan II -Alonso de Palencia. .Crónicas de los R.C Acciones bélicas contra el reino granadino. Descripciones muy someras de determinadas villas nazaríes. Toponimia generalmente castellanizada. -Pérez de Guzmán .Historia de los R.C -Pérez de Pulgar .Historia de los hechos del marqués de Cádiz -Andrés Bernáldez -Anónimo AHN, Nobleza, Fernán Núñez: 14981586 Documentación diversa C.222, D.17 C. 954, D.1 Censos, ventas, arrendamientos, donaciones y cartas de poder. Abundante toponimia rural castellanizada. C. 1042, D.1-7 C.1016, D.3... ACM: 1537 Pleito Legajo 4, nº 36 Descripción detallada antiguos límites de la alquería de Pereila (Coín). Toponimia castellanizada. Sistemas de acequias. Descripción de cultivos andalusíes, mudéjares y moriscos. AHPG: 1571 Apeo y Repartimiento de Monda, Guaro, Tolox y Yunquera. Monda, Libro: 6740 Toponimia generalmente castellanizada, aunque la de origen árabo-andalusí más frecuente que en los de 1492. Descripciones urbanas y de los entornos rurales morisco-castellanos más abundantes y minuciosos. Guaro, Libro: 6716 Tolox, Libro 6801 Yunquera, Libro 6809 AHPM: 1504-1572 Protocolos Notariales: P-6552: 1504-1521 P-6598: 1551 Coín, Alozaina Yunquera. Toponimia rural y urbana, caminería, pleitos de lindes, algunas referencias a toponimia andalusí. y P-6548: 1553 P-6553: 1560 P-6549: 1562 P-6554: 1564 P-6555: 1568 P-5492: 1572 AMM: 1580 Libro Composiciones Tierras de de Fols: 153 Limites del lugar de Pereila (Coín) y del pago de Jorox (Alozaina) 102 4.2.5.-Bibliografía basada en las fuentes castellanas de los siglos XV y XVI. Problemática que plantea La utilización de las fuentes documentales de origen castellana para el estudio de las transformaciones en el ámbito rural en los últimos años del periodo nazarí y tras la conquista cristiana, gozan de una importante tradición y plantean un problema metodológico al estudiarse los últimos decenios de una sociedad, en este caso la nazarí, desde una visión muy parcial y sesgada en algunos puntos [...] en que se ha llegado a estudiar una sociedad a través sólo de referencias escritas por los autores de su destrucción282. Dicha abundancia de documentación castellana, ha facilitado la realización de estudios, tanto locales como regionales, contando con una nómina de investigadores amplia, de los cuales no pretendemos realizar una revisión exhaustiva y solo destacaremos aquellos trabajos que consideramos más significativos. Abarcando el occidente del antiguo obispado de Málaga esta la obra de López de Coca Castañer, La tierra de Málaga a fines del siglo XV283, con un estudio tanto económico, como social y territorial, basado en los libros de repartimiento y, en menor medida, en reales cédulas y documentación diversa de finales del siglo XV. Acién Almansa también realizó una investigación similar aunque centrada en el ámbito de la serranía de Ronda284. Malpica Cuello utiliza con asiduidad estos recursos documentales, tanto a nivel epistemológico, como en estudios concretos como el de la alquería de Turillas285 o del territorio de Loja286. Trillo San José emplea también las fuentes castellanas de finales del siglo XV y principios del XVI, además de documentación de origen nazarí, para una temática recurrente de la alquería y su territorio 287. Tomando como base los bienes habices de algunas mezquitas y, en menor medida, los libros de apeo y repartimiento, Espinar Moreno analiza el poblamiento y su estructura en el valle de Lecrín (Granada)288 en que también utiliza de forma asidua este recurso documental. Dentro de la Algarbía malagueña, comarca objeto de nuestro estudio, destaca la figura de Martínez Enamorado con una serie de obras, algunas que abarcan todo el ámbito 282 Malpica Cuello, 1990, pp. 126-127. López de Coca, 1977. 284 Acién Almansa, 1977. 285 Malpica Cuello 1984. 286 Malpica Cuello, 2001. 287 Trillo San José, 2006a. 288 Espinar Moreno, 2009. 283 103 provincial289, y otras centradas en Dakwān y su entorno290, en que utiliza tanto fuentes documentales, como arqueológicas. Digno de destacar por el minucioso trabajo realizado, es el estudio que efectuó sobre Torrox, localidad situada en la Axarquía malagueña, en que realiza una reconstrucción retrospectiva de los últimos años de la sociedad nazarí 291. También de este autor y de Gómez Armada, es el reciente trabajo sobre Casarabonela basado en su Libro de Repartimiento de 1572292. López García y el autor de esta tesis, son dos investigadores que también han centrado sus estudios sobre la Algarbía. El primero efectuó un trabajo sobre la hidráulica de origen andalusí en Tolox293 en que utiliza el Apeo y Repartimiento de 1572, junto con diversos protocolos notariales. Por lo que respecta a mi labor he tratado la temática de los espacios irrigados y del poblamiento en los pagos de Jorox (Alozaina)294, Alpujata (Monda)295 y Pereila (Coín)296. Peinado Santaella en sus investigaciones sobre dos alquerías de la Vega granadina, Chauchina y el Jau, también se vale de documentación castellana, algunos de ellos romanceadas y con un contenido vinculado con el poblamiento, el paisaje agrario y la propiedad297. 4.2.6.-Fuentes documentales de origen árabe Las fuentes documentales en lengua árabe que hacen referencia al período andalusí en la comarca tratan, básicamente, dos temáticas recurrentes y que son la fitna hafsūní y la frontera. Recogen noticias que van desde el siglo X, hasta 1485, en que se produce la toma de Coín y la posterior caída de toda la Algarbía malagueña. A diferencia de las fuentes castellanas, solamente se describen hechos relacionados con el poder: campañas militares contra los partidarios de Bobastro, fundación de fortalezas, campaña de Abū Yūsuf, emir almohade, contra diversos castillos de la Algarbía, las vicisitudes del emir nazarí Muhammad V en su viaje de exilio al Magreb y su posterior vuelta y recuperación del trono. También las tensiones militares en la frontera castellano-nazarí ocupan un lugar destacado, junto con algunos hechos de los momentos finales de la guerra de Granada. Por último, Ibn ‘Askar transmite una información de tipo literaria 289 Martínez Enamorado, 2003a. Martínez Enamorado, 2003b. 291 Martínez Enamorado, 2006b. 292 Repartimiento de los bienes de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado, 2014. 293 López García, 2012. 294 Ordóñez Frías, 2013a. 295 Ordóñez Frías, 2014b. 296 Ordóñez Frías, 2016. 297 Peinado Santaella, 1996-1997. 290 104 sobre la captura de peces en Dakwān, único hecho anecdótico, aunque no por ello carente de importancia. Como podremos apreciar el mundo rural pasa totalmente inadvertido para estos cronistas, literatos, hombres de estado y viajeros musulmanes. Tabla 4.II-Terminología de las fuentes árabo-andalusíes aplicada a la subcuenca de río Grande298 Autor y (Cronología) Fuente Ibn Hayyān, Muqtabis III (s. XI) ‘Arīb, Crónica (s. X) Cronología de acontecimientos los S. X (897) S. X (308/921-922) Grafía del topónimo Terminología Descripción del hecho Topónimos asociados دكوان mahalla Itinerario de las tropas leales contra el flanco occidental de Bobastro Fuengirola/Suhayl Fundación de la fortaleza de Coín por Ibn Antuluh Fahs Qartama ذكوان ḥiṣn qaštruh Ibn Hayyān, Muqtabis V (siglo XI) Casarabonela/Qasr Bunayra Wādī Banī ‘Abd alRahmān al-Maydāt Ibn ‘Idārī, Bayān (s. XIV) Ibn ‘Askar/Ibn Jamīs, A‘lām Mālaqa (s. XIII) S. XII (primera mitad) ذكوان qarya (2 veces) Anécdota literaria Málaga/Mālaqa Ibn Abī Zar‘, Rawd alqirtās (s. XIV) S. XIII (682/1283) ذكوان ḥiṣn Conquista de varias fortalezas del Occidente malacitano por parte del emir almohade Abū Yūsuf Cártama/Qartama, Fuengirola/Suhayl Málaga/Mālaqa Ibn Abī Zar‘, Rawd alqirtās S. XIII (684/1285) ذكوان ḥiṣn Instalación de Abū Zayyān Mindīl con su destacamento en los alrededores de Coín Málaga/Mālaqa S. XIV (735/1334) ذكوان ___ Ejercicio del cadiazgo por Muhammad ibn Manzūr a raíz de una fetua Garbī Mālaqa al-Nāsirī, al-Istiqsā Al-Wanšarīsī, al-mu‘rib 298 Mi‘yār Teba/Atība Información proporcionada por Martínez Enamorado 105 sobre el divorcio planteada a partir de la conquista de Teba (1330) Dikr (s. XIV) S. XIV (---) ذكوان ḥiṣn y/o madīna Descripción de Rayya Fortalezas de la antigua cora de Rayya Ibn Battūta, Tuhfat alnuzzār (mediados S. XIV) S. XIV (751/1351) ذكوان ḥiṣn Cita de la localidad en su periplo Málaga/Mālaqa Ibn al-Jatīb, Ihāta S. XIV (761/1359) ذكوان ___ Itinerario que llevó al sultán Muhammad V a su primer exilio magrebí Antequera/Antaqīra Marbella/Marballa Ibn al-Jatīb, Nufāda S. XIV (763/1362) ذكوان ḥiṣn Recuperación del trono de Muhammad V con la conquista de fortalezas del Occidente malagueño Cártama/Qartama Ronda/Runda Tolox/Tuluš Mijas con Osunilla/Miŷīš y alMunšāt Yunquera/Unkira Ibn al-Jatīb, Rayhāna S. XIV circa) Ibn al-Jatīb, Mi‘yār alijtiyār S. XIV (---) Ibn ‘Āsim, Ŷanna s. XIV 1446) (766/1364, (849/1445- ذكوان qā‘ida Nombramiento como comandante de los voluntarios de la fe de Idrīs ibn ‘Utmān ibn Abī l-‘Ulā para los distritos del Occidente granadino Al-Garbiyya Ronda/Runda Málaga/Mālaqa ذكوان ___ Descripción de ciudades andalusíes y magrebíes Un grupo importante de ciudades granadinas (Cártama, Málaga, Fuengirola, Ronda…) ذكوان qiyām Revuelta contra Muhammad IX al-Aysar, al-Garbiyya Ronda/Runda Málaga/Mālaqa 106 Nubdat al-‘asr S. XV (890/1485) دكوين ḥiṣn Conquista castellana Coín de Al-Garbiyya Andalus al- Cártama/Qartama Maqqarī, Nafh S. XV (890/1485) ذكوان ḥiṣn Conquista castellana Coín Al-Garbiyya de Málaga/Mālaqa Ronda/Runda 4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones Los estudios relacionados con el registro arqueológico andalusí cuentan en la comarca con un escaso número de excavaciones y prospecciones. Si acaso, dichas actividades, se han realizado en el marco de intervenciones de urgencia o en vigilancias arqueológicas relacionadas con movimientos de tierra causadas por obras de infraestructuras y no en planes generales de investigación. Dentro de las prospecciones podemos destacar las realizadas por la Universidad de Málaga (UMA) en la zona, dentro del proyecto general de investigación: Territorio y Poblamiento Humano en Río Grande: prehistoria y protohistoria, que comenzó en el año 2001. Ello ha dado como resultado que se hayan descubierto determinados yacimientos de época medieval. Pero estos hallazgos se han producido en el marco de dicho proyecto, sin que estén vinculados con la elaboración de un trabajo general de investigación sobre el registro arqueológico andalusí en la zona. Incluido en este proyecto se efectuó en el 2003 una intervención arqueológica en los Villares de Algane299 que tenía como objetivo descubrir unas estructuras siliformes relacionadas con el período Calcolítico. Sin embargo, en los estratos superiores sobre los silos, se observó parte de la maqbara que probablemente perteneciera al yacimiento andalusí de dicho nombre. Se trata de enterramientos sin ningún tipo de ajuar, con tumbas escalonadas sobre el terreno pizarroso, acondicionadas en someras oquedades con los cadáveres en posición extendida y orientados hacia el SE. Otras intervenciones realizadas en la zona corresponden a la que efectuaron los arqueólogos Martín Ruiz y Pérez Malumbres-Landa, por un lado, y Recio Ruiz, por 299 Márquez Romero y Fernández Ruiz, 2002, p. 309. 107 otro. Los dos primeros llevaron a cabo una prospección superficial de urgencia realizada en 1995 en la zona de sierra Gorda en término de Alhaurín el Grande, con el hallazgo y catalogación de una serie de yacimientos. El segundo, cuyo informe está en la actualidad inédito, aunque se puede consultar en la Diputación Provincial de Málaga, también efectuó un estudio arqueológico derivado de una prospección superficial para la elaboración del catalogo de yacimientos arqueológicos de Alhaurín en el marco del proyecto de confección del PGOU de la localidad. Hay que tener en cuenta que aunque Alhaurin el Grande no la hayamas incluido en este trabajo, las zonas de prospección antes citadas, se encuentran limítrofes con el término municipal de Coín. La excavación realizada en el cerro del Aljibe (Coín) en 1998300, se enmarcan dentro de las actividades que realizó la Casa de Oficios Cerro del Aljibe I. Dicha excavación dio como resultado la aparición de niveles medievales, pero sin determinarse una estratigrafía clara que aportara un registro arqueológico preciso, ya que la mayoría del material cerámico que apareció estaba vinculado con niveles de relleno, aunque como el mismo informe arqueológico aclara, el registro arqueológico medieval fue predominante: Queda por determinar la importancia de las ocupaciones sucesivas, sin duda, la medieval resulta de mayor peso de lo que en un principio habíamos valorado301. Igualmente, en el partido rural de la Zayaga del término municipal de Coín, se efectuó una intervención de urgencia por la Consejería de Obras Públicas hallándose una pequeña maqbara de época emiral302 en que se registraron siete tumbas y un escaso material cerámico. Se debe destacar, también, la excavación de urgencia ejecutada en 1990 por Acién Almansa y Rambla Torralbo en el castillo de Monda303, y en la alquería que existió asociada a él, revelando la estructura de este ḥiṣn, además de proporcionar una colección cerámica interesante. Igualmente el investigador que realiza este trabajo de tesis, también desarrolló en el 2012 una actividad arqueológica sobre el material cerámico que se extrajo de la excavación de 1990, y que dio como resultado una 300 Fernández Ruiz, 2000. Ibídem, p. 581. 302 Martín Ruiz y Pérez Malumbres-Landa, 2000. 303 Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1990. 301 108 publicación centrada en las tipologías cerámicas de la alquería y su probable datación cronológica304. Asimismo, en el núcleo urbano de Alozaina, también se produjo en el año 2004 una actividad arqueológica de urgencia en el entorno de la Torre de María Sagredo305. Dicha excavación aportó un número muy escaso de cerámica medieval en estratos de material revuelto, difíciles de datar. También, apenas a dos kilómetros de Alozaina y en dirección a Casarabonela, se encuentra el yacimiento de los Hoyos de los Peñones. Puertas Tricas306 estudio este conjunto constituido por una necrópolis con tumbas excavadas en la roca, un espacio residencial poco definido por este investigador, y una ermita que fue sometida a un proceso de excavación. Cronologicamente se enmarca dentro de los siglos IX y X, asociándose con grupos mozárabes. Pero la intervención arqueológica más importante se está realizando, en la actualidad, en el municipio de Cártama no incluido en la Subcuenca aunque limítrofe con esta. Las excavaciones comenzaron en el año 2005, siendo su director el arqueólogo Francisco Melero y se han prolongado hasta nuestros días. Su importancia viene dada porque se excavaron una serie de pozos, utilizados como vertederos, con secuencias estratigráficas cerradas y con una cronología que va desde la época emiral a la nazarí. Cártama constituía ya desdes los silos XIV-XV una pequeña medina con características similares a Dakwān y a una distancia de esta última de tan solo doce kilómetros. Por último, mencionar la actividad arqueológica puntual denominada “Prospección arqueológica superficial con recogida de materiales en la subcuenca de río Grande”307. Constituye una pieza clave para este trabajo de investigación que ha permitido la localización de la mayoría de los yacimientos vinculados con el Medievo así como un conocimiento territorial en profundidad de la comarca. Se ha desarrollado durante los años 2015 y 2016 y en ella ha participado un equipo interdisciplinar formado por arqueólogos, medievalistas, geólogos, entre otros especialistas. Es, por lo tanto, una actividad pionera en la comarca equiparable a la que comenzara la Universidad de 304 Ordóñez Frías, 2014a. Recio Ruiz, 2004. 306 Puertas Tricas, 1982. 307 Fue aprobada por la Delegación de Cultura de la Junta Andalucía en Málaga con expediente AA. nº 39/14. 305 109 Málaga en el año 2001, sobre la prehistoria y protohistoria308 en la misma área territorial salvando las diferencias, tanto en recursos humanos, como económicos, entre ambas actividades arqueológicas. Su dirección se llevo a cabo por el investigador que realiza esta tesis. Por lo que se puede apreciar las excavaciones arqueológicas, junto con las prospecciones superficiales relacionadas con la cultura andalusí en la zona, son escasas. Esto puede ser debido al poco interés que la mayoría de los investigadores muestran por este período histórico y al desconocimiento que existe sobre esta comarca. Hasta tal punto es así que Miquel Barceló en la obra El agua que no duerme309 al enumerar la red de huertas que jalonan al-Andalus, no menciona la antigua comarca nazarí de la Algarbía en dicha red, y sin embargo sí lo hace con la Axarquía malagueña. Muy recientemente en la web “Arqueología Medieval.com” en su sección “Artículos”, se hace alusión a los regadíos andalusíes: La huerta de Valencia, la huerta de Murcia y la vega de Granada son las tres redes o espacios hidráulicos históricos más grandes conocidos y característicos de las llamadas grandes huertas de la Península Ibérica310 Igual ocurre con otros medievalistas como es el caso de Malpica Cuello que en su reciente publicación titulada: Las últimas tierras de al-Andalus. Paisaje y poblamiento del reino nazarí de Granada311, no se incluye la Algarbía malagueña, ni tan siquiera se menciona a Dakwān. En la actualidad, un reducido número de investigadores están realizando una serie de trabajos, tanto en arqueología del paisaje, como en el aspecto documental, sobre el territorio de la subcuenca de río Grande concretando en el registro arqueológico andalusí. Entre estos investigadores destacar a Esteban López García, Antonio Ordóñez Frías, y algunos otros ya consagrados como son Virgilio Martínez Enamorado, Francisco Melero García o Félix Retamero, este último vinculado a la Universidad de Barcelona. 308 “Territorio y poblamiento humano en Río Grande”. Comenzó en el año 2001 y actualmente sigue en curso. 309 Barceló Perelló, 1996b, p. 15. 310 Esquilache Martí, 2011, p. 1. 311 Malpica Cuello, 2014. 110 5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA EN LA ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL 5.1.-Introducción La gran expansión del islam en el siglo VII, aglutinó bajo una misma religión amplios territorios que iban desde el NO de la India, hasta el N de África y la península Ibérica. Esta unificación religiosa favoreció los flujos migratorios e impulsaron el intercambio de técnicas y conocimientos. Una de estas innovaciones técnicoeconómicas fue la introducción de la agricultura de irrigación que iba íntimamente unida a un conglomerado de actuaciones previas a la materialización de los cultivos y que incluían: la captación del acuífero, canalización y distribución de las aguas, construcción de las terrazas de cultivos, y la organización y mantenimiento del sistema. Todo ello también va relacionado con la entrada de una serie de plantas de origen tropical312 procedentes en su mayoría del Lejano Oriente, tales como la berenjena, cítricos, algodón, caña de azúcar etc, coincidiendo sus ciclos vegetativos con el verano del hemisferio N y, por lo tanto, necesitadas de aportaciones hídricas regulares para su desarrollo. Pero no solo la irrigación de los campos fue aplicada a plantas de origen tropical, sino también se utilizó en cultivos mediterráneos tradicionalmente de secano como la vid, olivo, cereal o leguminosas. Con ello se garantizaba la cosecha anual en caso de que las precipitaciones fueran escasas y se mejora su rendimiento al recibir aportes hídricos regulares313. Es evidente que estos grupos árabo-beréberes cuando entraron en la península Ibérica ya poseían un bagaje amplio de conocimientos que les había dotado de una experiencia suficiente para abordar la construcción de estos sistemas de forma eficiente y adaptarse con facilidad a la versatilidad ecológica que encontraron en al-Andalus314. También las características de estos campos de cultivos difieren del de la agricultura tradicional mediterránea debido a que la irrigación permite simultanear diversos cultivos con ritmos vegetativos diferentes y con necesidades ecológicas también distintas, dando como resultado una alta productividad. Todo ello deriva en un trabajo intensivo mucho 312 Watson, 1974. Tenemos constancia documental de tales prácticas ya a finales del siglo XV (ACM, Leg. 4, nº 35, s/f.). 314 Barceló Perelló, 1996. 313 111 más acusado que las tareas propias de las explotaciones de secano. Asimismo, es necesaria una organización comunal para la construcción, mantenimiento y reparación de las infraestructuras hidráulicas, así como para el reparto del agua. Dicha organización, tiene su marco, su esencia, en la tribu y el clan que constituyen la base de la organización social de los árabes-beréberes a su llegada a España en el siglo VIII315. Otra de las peculiaridades de estos espacios hidráulicos es que solían poseer unos límites fijos y escasamente flexibles316, poco propensos a las modificaciones y que producían modelos sociales que Glick cataloga de “naturaleza ultraestable317”. También hay que recalcar que generalmente aprovechaban los pequeños cursos existentes318; manantiales y arroyos de montaña en los cuales no se producían grandes avenidas y eran fácilmente “domesticables”. Así, tenemos dentro de la subcuenca de río Grande, el arroyo Alpujata y las fuentes de la Haula y de la Villa para Monda, en el caso de Yunquera la fuente de la Alfaguara y la surgencia del río Planos, en Tolox el manantial de la Alfaguara y las aguas de los ríos de los Caballos y Almozara, en Alozaina la surgencia del río Jorox, y para Coín la fuente de la Reyna y las aguas del río Nacimiento, quizá este último uno de los más caudalosos pero que también entraría en la definición de “controlable”, ya que buena parte de su caudal está encauzado de forma artificial por diversos partidores y desagües que permiten regular las grandes avenidas. Una cuestión fundamental para nuestro trabajo es que la elección de los campos irrigados condicionaron la ubicación de espacios residenciales ya que: los espacios de trabajo son los verdaderos articuladores del territorio, y no tanto los asentamientos que en ocasiones, y únicos a otros muchos factores, son una consecuencia de aquellos y no a la inversa319 Por lo tanto, saber con precisión donde están estas zonas productivas y sus dimensiones, nos ayudarán de forma notable al establecimiento de la estructura territorial en la comarca y a aproximarnos a la carga poblacional que podían soportar. Estos espacios residenciales, con mucha frecuencia, estaban situados por encima de la línea de rigidez del sistema hidráulico o acequia principal de distribución y sin ocupar 315 Guichard, 1995, p. 50. Barceló Perelló, 1989, p. XXVII. 317 Glick, 1988, p. XXVII. 318 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38. 319 Martín Civantos et alii, 2014, pp. 201-232. 316 112 espacios cultivables. La razón de este emplazamiento es no interferir en el desarrollo y fluidez del sistema hidráulico320. La construcción de las zonas de trabajo vino precedida de un reconocimiento de los recursos potenciales del territorio, además de valorar la adecuación de estos a las necesidades del grupo321. No podía ser de otra manera ya que se ponía en juego una gran cantidad de trabajo el cual, antes de invertirlo, habría de tener unas mínimas garantías de ser rentabilizado. Por lo tanto, era necesaria la realización de un diseño previo con un análisis detallado de la topografía. Las dimenciones de las zonas de trabajo estaban supeditadas al volumen del caudal y al tamaño del grupo colonizador siendo necesaria la gravedad para el riego, lo que impide que él área de cultivo esté a una cota superior a la del acuífero. La creación de estas terrazas, en concreto en la comarca objeto de nuestro estudio, estuvo mayoritariamente condicionada por la orografía y por el punto de captación del acuífero. Así en un estudio sobre los sistemas de riego de origen andalusí en Monda se especifíca: Para mi punto de vista tuvo una importancia secundaria la búsqueda de una orientación preferente en la construcción de los sistemas de irrigación andalusíes, ya que el factor determinante en la elección de su ubicación viene condicionado por la disponibilidad de surgencias y de espacios para la construcción de las terrazas más cercanos al suministro hídrico. Así vemos, como en la subcuenca de río Grande los diversos valles serranos que poseen una agricultura de regadío de probable origen andalusí, las orientaciones son variables: Jorox (Alozaina) orientación sureste, río Alfaguara (Tolox) sureste, Alpujata (Monda) norte, Albuqueria (Coín) noreste, y la Fuente (Coín) orientación sureste322 ¿Cuándo se produjo la generalización de las técnicas de irrigación en al-Andalus? La mayoría de los especialistas opinan que fue en el siglo X como reflejan determinados textos árabes. Así Malpica Cuello y Trillo San José basan estas conjeturas en: 320 Barceló Perelló et alii, 1996a, p. 62. Puy Maeso, 2012, p. 12. 322 Ordóñez Frías, 2014b, p. 185. 321 113 una versión romanceada de al-Rāzī nos describe diferentes núcleos de alAndalus en los que se aprecia como el espacio que los rodea estaba integrado en sistemas de cultivo irrigado323 Sin embargo, para el caso de la Subcuenca, y desde una perspectiva arqueológica, la agricultura de irrigación no se generalizó hasta bien entrado el siglo XI324. Más adelante desarrollaremos esta hipótesis observando como la mayoría del la qaryas de nuevo cuño, cuyas economías estan vinculadas con esta nueva agricultura, surgen entre los siglos XI y XII. Una de las primeras iniciativas en establecer las secuencias de transformación del regadío andalusí fue realizada por Bazzana y Meleumeester325 en el valle del Ricote (Murcia) en los años noventa del siglo XX. También Bazzana y Guichard propusieron la existencia de una hidráulica similar a la magrebí-beréber en la península Ibérica326. Igualmente, Carboneros (1982 y 1983) efectuó diversos estudios sobre la temática en Mallorca. Peros los principios de esta metodología, como los conocemos actualmente, fueron descritos por Barceló Perelló (1989), sistematizados por Kirchner y Navarro (1994) y actualizados por Glick y Kirchner (2000). Ya en la primera década del 2000 una serie de investigadores continuaron con esta misma línea metodológica. Así destacamos a Guinot Rodríguez (2005 y 2008) y Esquilache Martí (2011), vinculados con la Universidad de Valencia cuyos estudios se centran en la huerta valenciana, tratando aspectos metodológicos relacionados con la arqueología hidráulica. También, para las mismas fechas que los autores anteriores, se encuentran varios investigadores adscritos a la Universidad de Granada como son Jiménez Puerta (2005), que ha realizado un pormenorizado estudio de los regadíos de origen andalusí en las tierras de Loja (Granada), Martín Civantos, con sus investigaciones sobre la misma materia en el marquesado del Zenete (2007), y Malpica Cuello (1995, 1997 y 2012) que ha tratado la agricultura de irrigación andalusí desde diversos aspectos ahondando, fundamentalmente, en niveles epistemológicos. 323 Malpica Cuello y Trillo San José, 2002, p. 228. Al-Idrīsī: Nuzhat al mustāq, 1969, p. 199. Lucie Bolens opina que la “revolución agrícola” en alusión a la expansión de los cultivos de irrigación, se produce después de la caída del califato (Bolens, 1983). 325 Bazzana y Meleumeester, 1998. 326 Bazzana y Guichard, 1981. 324 114 Por último, dentro de la provincia de Málaga, Retamero (2014) perteneciente a la Universidad Autónoma de Barcelona está desarrollando trabajos relacionados con la hidráulica andalusí en Benalauría y Casarabonela. Ya dentro de la subcuenca de río Grande, hay dos investigadores que están realizando en la actualidad estudios relacionados con la temática. El primero es López García (2012) con un pormenorizado trabajo sobre la hidráulica, tanto la de origen andalusí, como la morisca, en el municipio de Tolox. El segundo es Ordóñez Frías, autor de esta tesis, con sendos artículos sobre los espacios irrigados de origen andalusí de los pagos rurales de Jorox -Alozaina(2013), Alpujata -Monda- (2014b) y Pereila -Coín- (2016). Los principios epistemológicos aplicados están relacionados con los preceptos de la arqueología hidráulica cuya metodología ha sido ya descrita en el apartado de “Metodología”. 5.2.-La hidráulica en la comarca Como hemos visto, existe un vínculo directo entre la elección de los asentamientos y su relación con las estructuras hidráulicas y los campos de trabajo. Es decir, al analizar el patrón en los espacios residenciales rurales vemos como se produce una evolución desde los altomedievales, en que la agricultura de irrigación tenía una escasa o nula importancia, y los bajomedievales, cuando ya la hidráulica adquiere un protagonismo relevante. Por lo tanto, como hipótesis de partida, pretendemos analizar la formación de un patrón de asentamiento rural vinculado a los sistemas de regadío que fue sustituyendo progresivamente al altomedieval, con un diferente aprovechamiento de los recursos327. Para ello vamos a escoger aquellos espacios hidráulicos que consideremos más representativos desde el punto de vista de su vinculación con determinados asentamientos claves en la estructuración territorial de la comarca. Es evidente, que no se va a tratar toda la hidráulica que consideramos importante dentro de la subcuenca de río Grande dado que con este material se podría elaborar una o varias tesis doctorales independientes del presente trabajo. Tampoco pretendemos realizar trabajos “definitivos” sobre esta temática, dada su enorme complejidad y los escasos datos, tanto arqueológicos como documentales, que poseemos, por lo que nuestro objetivo es realizar una aproximación a su estructura y origen, evaluando su importancia como 327 Jiménez Puertas, 2009, p. 61. 115 elemento articulador del territorio y, en un futuro próximo, continuar desgranando su configuración, para así llegar a una mejor comprensión del mundo rural andalusí. Los espacios hidráulicos que van a ser objeto de nuestro análisis son los siguientes. El sistema de Alpujata en Monda, vinculado en un primer momento a la alquería de los Villares de Alpujata y, probablemente desde el siglo XIV, a la alquería de la Villeta. El pago de Jorox, asociado a la alquería del mismo nombre. Pereila Alta y Valdeperales, partidos rurales que estaban integrados dentro de la alquería de Pereila. Los pagos de Los Llanos y Huertas Viejas Alta, que pertenecería a la alquería de Benamaquis. En último lugar, Huertas Viejas Baja que relacionamos con la medina de Dakwān. 5.3.-Los sistemas de irrigación de origen andalusí en el pago de Alpujata328 5.3.1.-Introducción Alpujata329 es un partido rural perteneciente al término municipal de Monda (Málaga) y distante apenas un kilometro de su centro urbano actual. Su acceso se realiza por la carretera A-355, dirección Coín-Marbella y en las cercanías del punto kilométrico dieciocho. El arroyo del mismo nombre nace en la sierra de Alpujata, pequeño macizo situado entre sierra Blanca, sierra Negra y la sierra de Mijas, en la zona occidental de la actual provincia de Málaga, formando parte del sector occidental de la cordillera Penibética andaluza y cuya máxima altura es el pico del Castillejo (1084 m). El eje primordial sobre el que gira toda la actividad humana tradicional es el agua del arroyo Alpujata, pequeño cauce de aguas permanentes330, cuya acción erosiva ha generado una serie de desniveles que han sido aprovechados por el hombre para la creación de una sucesión de terrazas en las que se ha implantado una rica agricultura de irrigación, abastecida por este arroyo y por varios manantiales secundarios formando, todo ello, un entramado de acequias y albercas de distribución. 328 Para el sistema de Alpujata nos hemos basado en un trabajo publicado en la revista “Miscelanea Medieval Murciana” (Ordóñez Frías, 2014b) que se elaboró en el marco de esta tesis. 329 El topónimo “Alpujata” parece tener una base preindoeuropea alp-/alb, con el significado primario de altura, ladera, monte... (Martínez Enamorado y Chavarría Vargas, 2010, p. 227). 330 El arroyo mantiene un caudal permanente en su cauce alto, tanto en invierno como en verano. Una vez que entra en contacto con las calizas a la altura de las huertas de Alpujata, el agua se filtra, salvo en períodos de abundantes precipitaciones. 116 Con el estudio de los espacios irrigados de Alpujata pretendemos realizar una aproximación a todo el sistema de riego tradicional, concretando en las estructuras hidráulicas andalusíes y diferenciándolas de las ampliaciones o creaciones posteriores. También, y como elemento de importancia, se establecerán los espacios de producción. Con todo ello se constituirán unas pautas de ocupación territorial en que el aprovechamiento de los recursos hidráulicos para la agricultura va a tener una importancia decisiva. 5.3.2.-Modelado del relieve. Hidrología y climatología Como hemos visto, la sierra de Alpujata es una pequeña formación montañosa con una serie de valles a sus pies formando un complejo geológico como consecuencia de las combinaciones de diferentes procesos tectónicos e ígneos que tuvieron lugar durante la orogénesis alpina331 perteneciendo al denominado Complejo Alpujarride. La mayoría del macizo lo ocupan las peridotitas, integrándose en el sistema de “Peridotitas de Ronda” que constituye el mayor afloramiento mundial, tipo orogénesis, de esta roca332. En las laderas, por debajo de las zonas altas, y a medida que descendemos por el valle del arroyo, el sustrato ígneo da paso a los gneises y micaesquistos que forman un cinturón que va desde cerro Pardo de Ojén, pie de monte de Alpujata, extendiéndose por los partidos rurales de Albuqueria y la Fuente, estos últimos en termino municipal de Coín. En las zonas bajas el predominio es de las dolomías. El trazado de la red fluvial es de tipo dendrítico, con afluentes de escasa importancia destacando, en el cauce alto, el arroyo de los Helechales, el de Guadalmedina y el Canutillo del Lobo333. En su cauce medio, margen izquierda, el arroyo del Tejar, permaneciendo este último seco la mayoría del año. Su longitud aproximada es de unos seis kilómetros desde su nacimiento, en el puerto de los Alcornoques, hasta su desembocadura en río Seco, ya en término municipal de Guaro y muy cerca del límite con el término municipal de Coín. Es de destacar como el nombre de este arroyo cambia dependiendo del sector por donde discurra334. Desde su afloramiento hasta las cercanías 331 Andreo Navarro y Gervilla Linares, Tomo II, 2007, p. 213. Martín-Hernández, Osete y France, 2010. 333 Estos afluentes vienen recogidos en las actas de la comunidad de regantes de Alpujata, que se redactó en 1956, incluyéndose en su artículo 3º. Actualmente este documento está en posesión del presidente de dicha comunidad, siendo cedido una copia de dicho documento a este investigador para su consulta. 334 Glick afirma que: un río que nace en zona de montaña y termina atravesando una llanura, se organiza hidráulicamente como si fuera otro río distinto. Hasta el nombre del río puede cambiarse, si pasa del dominio de una tribu al de otra (Glick, 1988, p. 167). Este ejemplo lo podemos aplicar perfectamente al 332 117 de las huertas, se denominaba “arroyo del Marchar”, desde aquí hasta poco antes de pasar el puente de la carretera Coín-Marbella, se llama arroyo Alpujata, una vez rebasado este puente y hasta su desembocadura con río Seco, pasa a denominarse arroyo de Alcazarí335. El cambio de nombres coincide con las diversas transiciones espaciales: zona de montaña, huertas y la más llana o de campiña. Todo esto nos hace pensar que los cambios topográficos asociados a nombres distintos de un mismo cauce fluvial podrían ir relacionados con diferentes grupos tribales que ocuparon el territorio336 en el período medieval. A esta zona le corresponde un clima mediterráneo que el “Atlas hidrogeológico de la provincia de Málaga”337 clasificado como de subhúmedo debido a que los valores pluviométricos están en torno a los 700 mm/año. Los únicos datos de precipitaciones precisos que tenemos están tomados en la finca de los Villares, justo por encima de la acequia-madre que riega el sector principal de huertas, y que arroja una media de precipitaciones anuales de alrededor de los 750 mm338. Sin duda, en la zona alta de la sierra, las lluvias son más abundantes debido al factor orográfico. Estas características pluviométricas vienen condicionadas por la situación que ocupa la comarca con una posición O próxima a la embocadura del estrecho de Gibraltar, principal punto de entrada de las borrascas atlánticas procedentes del S y SO, y a la orografía montañosa con relieves elevados y dispuestos en la trayectoria de las perturbaciones frontales. Ello hace que, aunque teniendo un clima eminentemente mediterráneo, la influencia atlántica sea evidente dulcificando las temperaturas y aumentado la pluviometría. arroyo Marchar-Alpujata-Alcazarí. La alquería de los Villares de Alpujata, situada por encima de la zona de irrigación, era un espacio residencial diferenciado al que existió en la cercanía del pago de riego de Pitalata, ya en el arroyo Alcazarí. 335 En el Apeo de 1572 se recoge ya esta denominación: Apeose otro pago de Pitalata que es en el dicho termino de Monda que alinda con las biñas del pago de Atanor [...] y con el rio Alcazari. El pago de Pitalata se encuentra inmediatamente por debajo del actual puente de la carretera Coín-Marbella. (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 261). Madoz también hace esta apreciación cuando afirma: El Alpujat o Cazerin nace en el puerto del Alcornoque, jurisd. De Monda, de varios manantiales denominados Marchar. (Madoz, 1849, p. 515). 336 El argumento de una organización original beréber de estos ríos podría reforzarse si se mostrase que los cambios de nombre tiene lugar en puntos de ruptura topográfica, entre montañas y llanuras (Glick, 1988, p. 122). 337 Senciales Gonzalez, 2007, Tomo I, p. 51. 338 Agradecerle la información proporcionada por José Ángel García Carrera propietario de la finca de los Villares, que lleva quince años realizando mediciones con un pluviómetro instalado en la “Casa de los Villares”. 118 En la zona baja del cauce se producen zonas de contacto entre calizas y micaesquistos, lo que provoca sectores en que el terreno se abarranca. 5.3.3.-Fuentes documentales y arqueológicas Las fuentes escritas que poseemos sobre Alpujata son desiguales. Mientras que en el Libro de Repartimiento de finales del siglo XV la información es escasa, en el Libro de Apeo de 1572 se proporcionan datos precisos sobre la superficie de riego, turnos de estos, propietarios, además de identificar los diversos sectores irrigados en el valle. Dentro del Repartimiento, tres son los documentos que aportan información sobre la zona. Dos de ellos están relacionados con las mercedes reales que se conceden en el año de 1491 a Bartolomé de Sepúlveda en el término de Monda, y en la que se mencionan dicho pago, sus anteriores propietarios musulmanes y las especies arbóreas objeto del reparto: En el Pojata un moral de Yuçaf Ducayt, linderos Mahomad Ducayat i su hermano [...] En el Pojata un moral de Gemina, linderos de Ali Çay y Cacen Alfaque339 El tercero también está relacionado con las mismas mercedes, pero en este caso se trata de la concesión de tierras de monte para su roturación y la plantación de viñas: Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de monte que el Bachiller Serrana mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide de Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas340 No se especifica de donde procedían las tierras concedidas a Sepúlveda. Vemos como a finales de 1491 se realizó un segundo repartimiento341 de las haciendas de aquellos musulmanes mondeños que, o bien habían fallecido en las acciones bélicas o, habían emigrado. Se enumeran un total de cuarenta y siete varones de los cuales tan solo dos sabemos que se fueron con sus familias, aunque suponemos que esta fue la tónica dominante. Sus tierras, por tanto, entraron en la categoría de bona vacantia, es decir tierras vacantes que pasaron a ser propiedad de la Corona que las 339 Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004, fol. 37, p. 128. Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Robles, 2000, fol. 428v, p. 297. 341 Ibídem, pp. 211-219. 340 119 cedió, en su mayoría, a la Iglesia de la localidad342. Nos muestran como la propiedad se basaba en el minifundio y en la fragmentación parcelaria, en que se combinaban pies de olivos, morales y viñas junto con “pedazos de tierra” en que no se especifican si eran de secano o regadío. El Apeo fue redactado en el año 1572 como consecuencia de la sublevación de 1568 y la consiguiente deportación de los “cristianos nuevos”, tras el fracaso de la rebelión. Se apearon la mayoría de las tierras, tanto de secano como de regadío, que había dentro del término municipal debido a que la propiedad estaba, mayoritariamente, en manos moriscas: Pareze que todas las tierras de secano que son en el dicho thérmino de Monda es dozientas y setenta fanegadas todas de moriscos343[...] que todos eran moriscos fuera de tres o cuatro pedazos (Alpujata) que son de chistianos viejos, Ben(do) y Villalobos escribano, y una viuda hija de Zamora 344 Sobre el pago de Alpujata existe una abundante información en el Apeo, testimonios que fueron contrastados por el escribano Andrés Solano que indagó sobre las propiedades de los moriscos y cristianos viejos que existían antes del alzamiento, interrogando a dos cristianos viejos y a un morisco. La primera consulta se realizó a Bonifacio de Villalobos: dijo que en el pago de Alpujata dezmería del dicho lugar ai de riego hasta diez e seis hanegas poco más o menos, la qual tierra es bancales y se regaba con una alberca que ai zerca del arroio345 El segundo entrevistado fue Bartolomé Arruro, morisco: dijo que en arroio de Alpujata está una alberca donde se recoge el agua de dicho arroio en tiempo de sequedad, y en tiempo que no la ai, con el mismo 342 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 1998, pp. 240-250. Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 263. Las fanegadas equivaldría a 3672,70 m² para el regadío, y de 6121,17 m² para el secano, según extraemos de los libros de Apeos de Tolox y Yunquera, que toman como modelo la medida de la fanega de cuerda menor de Córdoba: tambien se quentan por fanegadas e son de la cuerda menor de Cordova como se miden las tierras de riego y no ay mas tierra de riego que fuese de moriscos en Tolox e su termino” (AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, 1572, fol. 70, ed. López García, ep). 344 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1988, p. 171. 345 Ibídem, p. 167. 343 120 arroio riegan los tableros de tierra, que será por todas hasta diez e seis hanegadas de tierra346 El tercero fue Bartolomé Hurtado, cristiano viejo: dijo que en un pago de Alpujata thermino de esta villa, ai hasta siete u ocho hanegadas de tierra que son de bancales y çaquies, que se riega con un arroio que ba por junto a ellos en tiempo de aguas, y en tiempo esteril, con una alberca que está junto a donde se recoje el agua de dicho arroio347 Aunque el Apeo se redactó ochenta años después de la caída del emirato nazarí de Granada, en él se recogen sendas peticiones a la Corona de Antonio de Sepulveda y del beneficiado de la villa, Juan de Rabaneda, sobre tierras que se repartieron a finales del siglo XV y que, por lo tanto, no entrarían en el Apeo. El primero es nieto de Bartolomé de Sepúlveda, primer alcaide de Monda, y presentó ante el escribano, Andrés Solano, una serie de escrituras de propiedad en las que se certifica que el bachiller Juan Alonso Serrano, en nombre de los Reyes Católicos, hizo donación mediante mercedes reales de un conjunto de propiedades en Monda a su abuelo, las cuales él había heredado y arrendado a los moriscos de la villa. En dicha petición se menciona el pago de Alpujata, aunque no se aporta información relevante: le señalaron las viñas en dicho thermino de Monda, y morales y olibos y demás cincuenta fanegadas de tierra en el pago de Moratan y Alpujata348 Con Juan de Rabaneda ocurre algo similar. El beneficiado redactó un escrito con todos aquellos bienes propiedad de la dicha Yglesia y las a tenido e poseído de más de zincuenta años a esta parte349. Se mencionan tres tableros de riego en Alpujata con un total de cinco celemines350. Pero la información más precisa la obtenemos cuando se apean las tierras de riego y secano en enero de 1572 por parte del bachiller Fonseca de Albornos, juez del rey, y Andrés Solano, escribano, junto con dos alamines moriscos351. Sobre Alpujata se realiza un detallado inventario, dividiendo el pago en cuatro sectores de riego, dos dependientes 346 Ibídem, p. 171. Ibídem, p. 175. 348 Ibídem, p. 189. 349 Ibídem, p. 241. 350 Ibídem, p. 245. 351 Ibídem, p. 259. 347 121 de las aguas del arroyo Alpujata, y los otros dos restantes de pequeñas fuentes cuyos caudales se recogen en albercas. Más adelante estudiaremos detalladamente dichos sectores. Hasta el momento no se ha realizado ninguna excavación arqueológica o prospección extensiva sobre la zona objeto de nuestro estudio. Solo destacaremos la intervención arqueológica de urgencia que en 1990 se efectuó sobre el ḥiṣn de la Villeta (Monda) por parte de los arqueólogos Acién Almansa y Rambla Torralbo352. En dicha actuación se escavaron buena parte de la antigua estructura del castillo y también se realizaron varios sondeos sobre el interior del albacar que dio como resultado el hallazgo de parte de las plantas de varias viviendas perteneciente a la alquería de la Villeta 353. Igualmente, el investigador titular de esta tesis, también efectuó en el 2012 una actividad arqueológica puntual sobre el material cerámico que se extrajo de la excavación de 1990, y que dio como resultado una publicación centrada en las tipologías cerámicas de la alquería y su probable datación cronológica354. Este dato es interesante para reconstruir el entramado poblacional en la comarca ya que mantenemos la hipótesis de que la alquería de la Villeta fue el lugar de reasentamiento de la población del espacio residencial de los Villares de Alpujata, tras su abandono por el recrudecimiento de las cabalgadas castellanas que produjo la caída de Antequera en el año 1410355. 5.3.4.-Descripción de los espacios irrigados. Elementos morfológicos Vamos a realizar la reconstrucción de los espacios irrigados del pago de Alpujata. Para ello se van a identificar los trazados de las diferentes acequias-madres, junto con partidores y canales secundarios, y su relación con determinados bloques de cultivos. El parcelario y su estructura también serán objeto de nuestra atención. Con todos los datos obtenidos se harán propuestas cronológicas sobre los distintos espacios irrigados que ocupan el valle, así como trazar las líneas de crecimiento de los diversos sectores. Para su estudio vamos a utilizar las fuentes documentales, fundamentalmente nos basaremos en el Apeo mondeño. 352 Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, pp. 273-293. Dicha alquería queda documentada en el Apeo cuando Bonifacio de Villalobos, escribano público, junto con dos alamines moriscos visitan la “Villa Bieja” situada en el albacar del ḥiṣn de la Villeta. (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 201). 354 Ordóñez Frías, 2014a, pp. 207-237. 355 Se ha comprobado que la fundación de este espacio residencial se produjo en la primera mitad del siglo XIV cuando se recrudecieron las incursiones cristianas en la comarca (Ordóñez Frías, 2014a, pp. 207-239). 353 122 Hay que tener en cuenta que desde la caída del reino nazarí hasta la redacción del Apeo habían transcurrido casi noventa años, por lo que es muy probable que se hubieran producido modificaciones en los espacios irrigados. Sabemos que en determinadas zonas de la Alpujarra como en Belicena o Bérchules, la superficie de regadío se incremento un 50% y un 300% respectivamente durante el período morisco356. En Alpujata no tenemos datos comparativos entre la etapa nazarí y la morisca, por lo que tendremos que basarnos en la observación minuciosa de los cambios del parcelario y en el trazado de las acequias que puedan advertir de posibles ampliaciones del área de riego. Los diversos sectores de irrigación que vamos a estudiar tienen como característica común que son sistemas de tipo maʻŷil, es decir se trata de complejos hidráulicos constituidos por una serie de terrazas de cultivo que en su parte superior poseen una o varias albercas con la función de recoger y distribuir, siempre con criterios volumétricos, el agua del arroyo y de varias surgencias357 existentes dentro del valle358. 5.3.5.-Sistema del arroyo Alpujata Las aguas del arroyo Alpujata constituyen el aporte hídrico más importante y el que, sin duda, regaba y riega la mayoría de la superficie de terreno359. En el siglo XVI se dividía en dos sectores los cuales creemos que ya existían, al menos, desde el período nazarí. -Subsistema de la acequia Alta Es el primer espacio de irrigación que se creó en el valle. Ya se menciona en los Repartimientos de Málaga de finales del siglo XV360. Pero la información más precisa y extensa proviene del Apeo, en concreto del relacionado con las tierras de riego y secano que realizó el bachiller Fonseca de Albornos, juez del rey, junto con el escribano Bonifacio Villalobos, y dos moriscos que actuaron como alamines reconocedores: 356 Andújar Castillo y Días López, 2000, p. 63. Este es el apeo de las tierras de riego, aguas y fuentes de los moriscos. (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 258). 358 Martínez Enamorado, 1999, p. 662. Navarro Romero, 1995, pp. 365-378, Kirchner, 2003, pp. 143-155. 359 Según las actas fundacionales de la comunidad de regantes de Alpujata redactadas en 1956, el partido rural tenía un total de cuarenta y dos fanegas de tierras de cultivos irrigadas. En la actualidad dichas actas están custodiadas por el presidente de dicha comunidad. 360 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 37, p. 128. 357 123 Apeose un partido de tierras de riego en el dicho pago (Alpujata) que es el que se riega por una madre de agua que comiensa desde una alberca que es a la parte alta de la dicha azequia, hasta llegar a un arroio, que ba todo fecho suertes y bancales, repartido entre todos los moriscos bezinos de la dicha villa de Monda, que hará este partido seis fanegadas de sembradura, tiene algunos árboles de zeresos y albarcoques de porco probecho361 Se trataría de un sistema de ladera con captación en el arroyo mediante un pequeño azud. La localización originaria de esta presa no ha sufrido modificaciones desde la creación del sistema de irrigación, dada la presencia de un acusado desnivel en el cauce del arroyo inmediatamente después de esta. La captación, en este punto, se presenta como la única opción para poder regar la margen derecha del cauce donde se concentra la gran mayoría de los espacios irrigados, dado que si la toma se hubiera realizado arroyo abajo, la superficie con posibilidad de riego hubiera sido muy escasa. La acequia de conducción lleva el agua por un trayecto de trescientos ochenta metros hasta la alberca de distribución, en un terreno muy abarrancado. En el lugar donde se ubica dicha alberca, el fuerte desnivel va dando paso a un terreno en pendiente, pero ya con un grado moderado de inclinación, donde se construyen las diversas terrazas escalonadas, las cuales están sobre un sustrato edafológico profundo y fértil (gneises bien desarrollados). La alberca de distribución tiene forma semirectangular, con veinticinco metros de longitud, siete metros de ancha, por dos metros de profundidad, que le dan una capacidad de almacenaje de unos 350 m³. Sabemos que en 1940 se realizó una ampliación en uno de sus laterales añadiéndosele unos 50 m³ de volumen. Tres de sus cuatro lados son exentos, mientras que el lateral derecho está adosado al terreno circundante. Posee dos salidas; la primera en su lateral izquierdo que da paso a una acequia que riega lo que constituye en la actualidad el antiguo sistema de origen andalusí (acequia Vieja). El segundo, en el extremo lateral izquierdo, pertenece ya a una ampliación de época moderna (acequia Nueva), aunque sus primeros brazales también pudieron regar un tramo de probable origen medieval. El primer canal o acequia Vieja, tiene una longitud de setenta metros, con tres brazales secundarios que riegan una superficie aproximada de unos 13800 m², el 361 Apeo de Monda, ed.Urbano Pérez, 1998, p. 259. 124 equivalente a tres con setenta y cinco fanegas de las recogidas en el Apeo. Este sector tiene como límite inferior un escalón, de fuerte desnivel, que lo separa del arroyo Alpujata, al N con la acequia de conducción y el monte, al O con las barranqueras que hay por debajo de la acequia de conducción, y al S con un arroyo poco marcado. Estos condicionantes físicos produjeron que este espacio de irrigación no pudiera extenderse y cuando en época moderna se crearon nuevos bancales, fue necesaria la construcción de la acequia Nueva. La totalidad de este primer espacio de cultivo está a lado y lado de un paleocauce cuya pendiente fue aprovechada por los creadores del sistema de irrigación original para construir las terrazas de cultivo, y que sirvió, en su tramo final, como desagüe de los diversos brazales. Por lo tanto, está muy bien individualizado con respecto a los demás sistemas. El segundo canal, o acequia Nueva, fue una fundación posterior a la anterior, aunque no conocemos cuando se produjo esta ampliación, sí tenemos la certeza de que se realizó después de 1572. Se extiende por una amplia ladera que va desde las inmediaciones de la alberca de distribución, llegando hasta el lecho del río. Salva un desnivel de unos setenta metros, poseyendo una longitud de setecientos veinticinco metros. Ocupa una serie de terrazas irrigadas que en la actualidad tienen una superficie aproximada de cuarenta y seis fanegas. -Subsistema de la acequia Baja Utiliza un sistema de captación independiente del anterior mediante un azud que se construye sobre el río a unos quinientos metros por debajo de la presa de la acequia Alta. Aunque en el período estival la presa de arriba retenga todo el caudal del arroyo, los desniveles entre ambos puntos de captación producen filtraciones que hacen que el agua, por debajo de dicho desnivel, surja de forma permanente. En períodos de carestía depende, en buena parte, de los sobrantes de la acequia Alta. Tras un canal de unos ochenta metros de longitud, el caudal se recoge en una alberca de forma circular, con una capacidad de 40 m³ que da paso a una única acequia-madre. A su vez, esta alberca también utiliza como fuente secundaria de suministro hídrico las sobras y aguas de filtración del sistema anterior mediante un arroyo que, probablemente, serviría de desagüe de la acequia Alta. Esto y su posición por debajo de la acequia anterior, nos orientan de una jerarquización temporal en la construcción de estos sistemas. 125 Los bancales forman una estrecha franja de unos ciento cincuenta metros de longitud que van paralelos al cauce del arroyo Alpujata, y a unos cinco metros por encima de su nivel. En la actualidad riega una superficie de siete fanegas, algo más que lo recogido en el Libro de Apeo (seis fanegadas)362. Al igual que le ocurría al subsistema de la acequia Alta, sus posibilidades de ampliación han sido muy limitadas, dado que por la parte N hay un acusado talud que le separa del primer subsistema (el efecto de gravedad impediría su crecimiento), y por la parte S está el lecho del arroyo, haciendo que en pocos metros se aproxime al nivel base de dicho cauce. Sobre este subsistema se hace referencia en el Libro de Apeo cuando el juez Albornoz deslinda la zona: Apeose otro trance de tierra de riego desmontada y fecho bancales en que asimismo tenían parte todos los dichos moriscos, porque así dijeron se su orden, que está en la parte de debajo de la dicha madre del agua, del grandor de la que está dicha, que hará otra seis fenegadas de la dicha tierra poco más o menos363 362 En la medición de estas tierras se aplicó la fanega de cuerda menor cordobesa que para el regadío tenía 3672,73 m², por lo que para seis fanegadas poseía un total de 16036 m². 363 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 259. 126 Fig.5.1- Sistema del arroyo Alpujata: acequia Alta (A y C) y acequia Baja (B) 127 5.3.6-Sistema del arroyo del Viejo Dentro del valle y en su margen derecha, existe un sector de terrazas de irrigación independiente de los aportes del arroyo Alpujata. Lo consideramos como un sistema de vertiente constituido por una serie de bancales acondicionados para el riego. Su suministro hídrico depende de dos fuentes encauzadas mediante acequias de conducción que terminan en albercas desde las cuales se distribuye a las terrazas 364. La primera, o fuente Alta, riega una superficie de algo menos de dos fanegas y no existe información documental de ella en el siglo XVI. La segunda, o fuente del arroyo del Viejo suministra, en la actualidad, riego a cinco fanegas y media, frente a la fanega y media que se recogen en el Libro de Apeo para el mismo lugar365. Geológicamente este sector se encuentra en una zona de contacto entre las dolomías y los gneises, lo que probablemente haya generado afloramientos del nivel freático en forma de surgencias. El sustrato de cultivo es mayoritariamente calizo, con tierras muy porosas y con escaso contenido en materia orgánica. La fuente Alta suministra agua a una alberca rectangular, exenta en todo su perímetro, mediante una acequia de conducción de aproximadamente sesenta metros de longitud. Posee una capacidad volumétrica de 45 m³ y proporciona agua a una serie de terrazas en un terreno con fuerte desnivel. La zona de cultivo está delimitada al E por el arroyo de la Sierra, al S por el arroyo del Viejo y al N y O por la sierra. Forma, por lo tanto, una unidad topográfica bien delimitada. La captación hídrica de la fuente del arroyo del Viejo está constituida, en la actualidad, por un pozo como consecuencia de la sequía de 1991 en que se tuvo que ahondar en el lecho de la fuente existente para obtener el suministro hídrico, no produciéndose la salida del agua por su propio peso, por lo que fue necesario su extracción permanente mediante motores eléctricos. La alberca de distribución recibe el agua del pozo a través de una acequia de cincuenta metros de longitud. Tiene forma ovalada y está exenta en sus tres cuartas partes, con una capacidad de almacenaje de 70 m³. El subsistema se construyó en el pie de monte, sobre un terreno con un desnivel 364 En este sistema al obtenerse el suministro hídrico de las fuentes, el punto de captación y la alberca de distribución tienen que estar cercanas ya que un porcentaje elevado del escaso caudal se perdería por filtración en una acequia que fuera excesivamente larga. Igualmente las albercas son elementos imprescindibles para la irrigación ya que con el volumen de agua que proporcionan las fuentes sería imposible regar de forma directa. Al respecto se puede consultar la obra: Glick y Kirchner, 2000, p. 290. 365 El perímetro que consideramos de origen andalusí está constituido por dos fanegas, frente a la fanega y media que se recoge en el Apeo por lo que prácticamente coinciden ambos espacios. 128 escaso, formando amplias terrazas de cultivo y constituyendo un espacio topográfico poco definido. En el Apeo se recoge una breve mención de este sistema: otro pedazo de tierra con algunos árboles frutales que están maltratados en el dicho pago que es de Pedro Haxen, linda con los montes que hará fanegada y media366 Fig.5.2- Sistema del arroyo del Viejo. Sector de origen andalusí: (A) 5.3.7.-Sistema del arroyo del Castaño Forma un microsistema, esta vez en una cañada de la margen izquierda del arroyo Alpujata. Se trata de un sistema de fondo de valle, con la salvedad de que la toma de agua no se realiza en el mismo arroyo, sino en otro pequeño cauce a unos quinientos metros de la zona de cultivo. En este caso, no se trata de una fuente sino de un arroyo de montaña que posee agua todo el año y en el cual, en un punto determinado, se construyó (mampostería) un pequeño azud. La acequia de conducción tiene treinta y cuatro metros de longitud y transcurre a pie de ladera con un desnivel, entre el punto de captación y el 366 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 259. 129 de almacenaje, poco pronunciado. La alberca tiene forma circular, con sus tres cuartas partes adosadas al terreno y con una capacidad de 35 m³. De dicho recinto sale una acequia de distribución con una longitud de quinientos treinta y cinco metros que tiene que salvar un fuerte desnivel, aproximadamente cincuenta y ocho metros, antes de llegar a los campos de cultivo. Las terrazas originales se construyeron paralelas al cauce del arroyo (del Castaño) constituyendo los muros de contención sus límites y marcando el torrente la línea de rigidez. La acequia madre no posee brazales secundarios, dividiéndose en dos ramales. El primero, que consideramos medieval, regaba una superficie de algo menos de una fanega, ampliándose con posterioridad al siglo XVI a tres fanegas. El segundo, que atraviesa el arroyo hacia su margen izquierda, puede tener un origen contemporáneo regando cuatro fanegas. El Apeo aporta alguna información sobre el espacio de irrigación que consideramos de fundación andalusí: En el dicho pago más delante de la dicha tierra, se apeo un pedazo de tierra de riego plantada de algunos árboles frutales de poco probecho que hará media fanegada el suelo y era de de Romero Martín Almodobar morisco367 367 Ibídem, p. 259. 130 Fig.5.3-Sistema del arroyo del Castaño. Sector A: zona de probable origen andalusí Se han localizado los restos de tres molinos harineros que dependían directamente del suministro hídrico del arroyo Alpujata. Dos de ellos se encuentran en la margen derecha del cauce, mientras que el tercero se ubica en la margen izquierda. Vamos a analizar, someramente, los diversos molinos, su situación dentro del valle de Alpujata y su grado de integración en los sistemas de irrigación, además de la documentación escrita existente al respecto. Con ello podremos llegar a conclusiones que permitan una aproximación cronológica al origen de estas estructuras, así como de la cultura que los creó. 131 -Molino de Arriba368. Está en la margen derecha del arroyo, a unos quinientos metros por encima del azud del sistema de la acequia Alta. Mediante una pequeña presa en el arroyo se canaliza el agua durante un trayecto de doscientos metros hasta llegar al cubo. El desagüe se efectúa directamente sobre el arroyo. Tiene dos paradas y es el único que conserva relativamente bien su estructura. No existe ninguna zona de irrigación en las inmediaciones de esta instalación, y la más cercana se encuentra a casi un kilómetro por debajo, coincidiendo con las huertas del sistema de la acequia Alta. -Molino de En medio. Situado a medio camino entre el molino Alto y el sistema de la acequia Alta, en la margen izquierda del río. La acequia de conducción parte de la base del desnivel que hay justo por debajo del azud de captación del sistema de la acequia Alta, y recorre unos ochenta metros hasta llegar al molino. Es de dos paradas y conserva el cubo y parte de los cárcavos. También desagua en el arroyo y solo existía una pequeña zona de irrigación por debajo de esta instalación, hoy totalmente abandonada, compuesta por cinco pequeños bancales y una alberca de almacenaje, esta última parcialmente derruida. El agua era canalizada mediante una pequeña acequia, desviación de la que conducía el agua al molino. -Molino de las Huertas. Está ubicado en la margen derecha del río e integrado en el sistema de riego de la acequia Nueva, prácticamente en la cabecera de esta. Se alimenta mediante un canal que se desvía unos diez metros de la acequia-madre aprovechando un desnivel acusado que existe en la parte superior de este sistema de riego y donde se instaló el cubo. Es de pequeñas dimensiones conservando el cubo y los dos cárcavos. Desagua en la acequia-madre apenas a unos cincuenta metros desde la toma del agua. Dentro de las fuentes documentales, resulta llamativo como en el Apeo no se recoge ninguna de estas instalaciones hidráulicas y sí se mencionan los molinos de Pereila, en la dezmería de Coín, que se consideraban como molinos dependientes de la villa de Monda, además de estar regentadas por moriscos del mismo lugar y a donde se llevaba el grano de esta villa para la molienda: 368 No existe memoria histórica ni mención documental de los nombres de los diversos molinos, por lo que hemos optado por darles una denominación, dependiendo de la zona del arroyo o de las huertas donde se construyeron. 132 ai en esta villa dos molinos de pan moler que es en el arroio de Pereila, thermino de Coin, que el uno es de Bartolomé Arruro y el otro de Hernando Arruro [...] y que no ai mas molinos ni ornos que estos369 Tampoco hemos encontrado referencias en el Catastro de Ensenada370 que se elaboró a mediados del siglo XVIII. La única alusión a los molinos hidráulicos de Alpujata fue realizada por Medina Conde ya a finales del siglo XVIII, en que solo se nombra a una de estas estructuras en el cauce del arroyo: solo ay un molino de pan que muele en tiempo de ynvierno, en el arroyo de Alpuxata371 También resulta extraño que no se mencionen dichos molinos harineros en el “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar”372 de Pascual Madoz, que se redactó en la primera mitad del siglo XIX. Concluyendo, podemos ver como los dos primeros molinos, el Alto y el de En medio, no están supeditado a los sistemas de riego. El primero, se ubicó por encima de los sistemas del arroyo Alpujata. Con el segundo ocurre lo mismo, aunque esta vez se instaló en la parte superior del subsistema de la acequia Baja. El molino de las Huertas es el único que está dentro de los espacios irrigados, aunque en la cabecera de la acequia Nueva, por lo que también la molienda tenía prioridad sobre el riego. Esto nos aleja de los sistemas de época andalusí, en que, generalmente, la irrigación tenía prioridad sobre la molienda y en donde los molinos se situaban al final de los sistemas de irrigación para no interferir en estos373. Con estos datos, y basándonos tanto en la ausencia de información en el Apeo, Catastro de Ensenada y Diccionario geográfico-estadístico de Madoz, como en la única fuente documental en la cual se menciona uno de ellos (suplemento al Diccionario Malacitano de Medina Conde), podemos datarlos dentro del período contemporáneo, en concreto desde mediados del siglo XVIII, hasta la segunda 369 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 185-187. “...solo ai tres molinos de azeite y una molineta para lo mismo [...] y tiene dos biga, el otro es de Juan Alcazar y Gallo y es de una viga...” AGS, CE, RG, L 293, fols. 306-307. 371 Medina Conde, 1773, fol.148. 372 Madoz, 1849, p. 485. 373 Argemi et alii, 1995, p.173. 370 133 mitad del siglo XIX. Ya a principios del siglo XX debían de haber dejado de estar activos al no existe en el lugar memoria, ni directa ni indirecta, de su funcionamiento374. Fig.5.4-Valle de Alpujata: 1. Sistema arroyo Alpujata, 2. Sistema del arroyo del Castaño, 3. Sistema del arroyo del Viejo, 4. Alquería de los Villares de Alpujata, Molinos. 374 Según Francisco Jiménez Bernal, antiguo Juez de Aguas de Alpujata, y que en la actualidad tiene una edad de ochenta y dos años, recuerda como en su niñez estos molinos estaban ya en ruinas. Tampoco su padre los había conocido en activo. 134 5.3.8-La forma de distribución del agua. Los turnos de riego. Los turnos de riego representan la forma organizativa del reparto del agua y un reflejo de las sociedades que crearon los sistemas de irrigación. Otra vez recurrimos al Apeo para rastrear los posibles usos andalusíes, de los cuales los moriscos serían sus herederos directos, manteniendo la misma organización en la gestión de las zonas de irrigación. En el Apeo de Monda existen varias referencias sobre los turnos de riego, aunque la información que proporciona es muy escueta y poco significativa. Así Bonifacio de Villalobos, testigo del Apeo, nos dice que: se riega las dichas tierras por su dula e orden375. También Bartolomé Arruro, alamín del Apeo declara: riegan las dichas tierras por sus dulas376. Bartolomé Hurtado, también testigo, añade un dato más: e ban regando por sus dulas e antigüedades377. Se muestra con claridad la existencia de turnos, en que había un orden, una organización que garantizara el riego equitativito entre los regantes, pero no aclaran como estaban estructurados dichos turnos378. Los subsistemas que se abastecen con las aguas del arroyo Alpujata tienen una serie de características que los diferencian de sus homólogos, arroyo del Castaño y arroyo del Viejo. En años en que había379 abundancia de agua, los regantes se reparten los turnos previo acuerdo y el caudal no necesariamente habría que tomarlo de la alberca ya que existía un tramo de canal que circunvalaba dicha recinto y que permitía el riego directo. Si el año era de escasez hídrica, el Juez de Aguas la distribuía en el denominado “Turno entero”. Este sistema consistía en que cada regante tiene una hora de agua por cada bancal380, cuya superficie podía oscilar entre 900 y 1100 m², hasta agotar la alberca de distribución. Una vez la alberca poseyera agua suficiente se reanudaba el riego por donde había quedado en el turno anterior. A los que habían regado con anterioridad no 375 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 167. Ibídem, p. 171. 377 Ibídem, p. 175. 378 Según Retamero: en la cercana villa de Monda, los regantes recibían el agua “por su antigüedades y zercanias” y por sus “dulas y zercanias, sin otro orden, expresiones que indican que el agua era repartida de arriba abajo”. (Retamero, 2014, p. 122). 379 Pongo el tiempo verbal “había” en vez de “hay” debido a que en el año 2002 se introdujo el sistema de riego por goteo, por lo tanto el agua ya no discurre por las acequias sino por una serie de tubos de material plástico que en buena parte han seguido el recorrido de las antiguas acequias. Los turnos de riego tradicionales se han modificado sustancialmente y cada regante posee un contador que mide la cantidad de agua asignada en proporción a la superficie de tierras que posee. Sigue existiendo un Juez de Aguas que controla los automatismo y el cumplimiento de los tiempos de riego. 380 Según el estatuto fundacional de la comunidad de regantes de Alpujata un bancal es: la cantidad de tierra que en años de sequía tiene derecho a una hora de agua cada turno. 376 135 volvía a tocarles el agua hasta que se completara toda la zona de riego, que dependiendo del año, solía oscilar entre doce y quince días. En periodos de gran carestía se imponía el “medio turno” en que los campesinos solo podían regar la mitad de lo que les correspondían. Otra particularidad es que generalmente, antes de que comenzaran los turnos de riego, había un periodo de varias horas en que el agua corría libremente y cada regante podría disponer de ella a discreción (parte loca) para cubrir las necesidades hídricas de aquellas especies de cultivo de ciclo anual que más lo necesitaran. A partir de las doce horas del mediodía se comenzaban con los turnos normales (parte “amarrá”) en que el riego se realizaba ya de manera sistemática y controlada. También existe una modalidad de riego que se denomina “agua de campo”. Corresponde con varias fanegas de terreno381 que están inmediatamente por debajo de la acequia de conducción, aunque anterior a la alberca de almacenaje. Estos bancales, en su mayoría, se podrían regar con la alberca, pero no tenían derecho a ello ya que pensamos que su puesta en cultivo se efectuó en una etapa posterior a la fundación del sistema de la acequia Vieja y, por lo tanto, solo podían utilizar las zobras de este canal. El agua no se puede vender, y si un regante en su turno no la necesita o le sobra, pasará al siguiente usuario (sistema de turno o dula). Siempre se comenzaba por la cabecera, es decir por el sector que le correspondía a la acequia Alta, y terminaba en la parte baja del circuito, sin que hubiera inversiones de turnos. Se trata, por lo tanto, de un sistema de superficie-tiempo (un bancal: una hora), donde la unidad básica de superficie sería el bancal. Es probable que, en la antigua zona irrigada de origen andalusí, el riego estuviera más relacionado con una unidad de tiempo, y no adscrito a una determinada proporción de terreno, dado que el reparto de agua se realizaba en tan solo cuatro fanegas382. Pero con el crecimiento del sistema, en época moderna y contemporánea, este método se volvió poco operativo ante el considerable aumento en la superficie regada y en número de regantes. Esto trajo algunos problemas al alargarse 381 Hasta finales del siglo XX se regaban con “agua de campo” unos 13000 m², es decir el equivalente a unas tres fanegas de las denominadas de “cuerda menor cordobesa” muy utilizada para apear las tierras de los moriscos en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga. 382 Según algunos autores, en aquellos espacios irrigados en que aparece el término “dawla”, los turnos de riego están relacionados con unidades de tiempo desligándose de la proporción de tierra que posee cada agricultor (Espinar Moreno, Glick y Martínez Ruiz, 1989). 136 excesivamente383 la acequia madre, lo que generó constantes conflictos entre los regantes de la zona inferior y los de la zona media y superior al llegarles, a aquellos, menos cantidad de caudal, fundamentalmente, producida por su excesiva longitud, un rozamiento elevado que hacía que el agua circulara más lentamente, por estar construida en tierra, además de por poseer una anchura de base que superaba los ochenta centimetros. Todos estos factores generaban una filtración elevada y, por lo tanto, una importante pérdida de caudal. Estos problemas fueron, en parte, subsanados con una remodelación de su estructura, construyéndose de ladrillos cerámicos, estrechando su sección y elevando las paredes. Su fábrica se recubrió con mortero de cemento, lo que produjo una menor fricción (circulación más rápida) disminuyendo considerablemente las filtraciones384. Esto nos muestra la falta de mesura y equilibrio del subsistema de la acequia Nueva que le llevó al borde de la insostenibilidad, en contraposición con los sistemas de origen andalusí donde existía un equilibrio entre el agua disponible, la superficie regada y el trazado de los canales. Los sistemas del arroyo del Castaño y del arroyo del Viejo difieren sensiblemente del anterior. En primer lugar el suministro hídrico procede de dos fuentes (fuente de la Cañada de la Sierra y fuente del arroyo del Viejo) y del un arroyo (arroyo de la Sierra). Todos ellos poseen un caudal permanente, aunque escaso, y acorde con esto, una superficie regable de pocas fanegas. No poseen Juez de Aguas y los turnos se conciertan de mutuo acuerdo entre los regantes. Solo en caso de carestía tendría preferencia las huertas más cercanas a la acequia de distribución, sin que tampoco exista inversión de los turnos. Sí es habitual la cesión del agua de unos regantes a otros (sistema de tandas) aunque parece que no hay contraprestaciones económicas. 5.3.9.-Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación. El punto de partida de los sistemas de irrigación del valle de Alpujata son las referencias que poseemos en los repartimientos de finales del siglo XV y en el Apeo de 1572. En el primero, ya se menciona dicho valle, aunque solamente se indica de su existencia como pago rural y del cultivo de morales. Del segundo, se obtiene una información mucho más detallada porque se describen los diversos sectores que lo constituían, además de precisarse la superficie de los distintos espacios irrigados. 383 La acequia Nueva tiene una longitud total de setescientos cincuenta metros sin contar los brazales secundarios. Hasta 1970 dicha acequia era terrera (fuentes del autor). 384 Esta remodelación se produjo en 1983. 137 Partiendo de la certeza de una fundación andalusí, vamos a establecer cuál fue el núcleo primario y cuales las ampliaciones posteriores de los sistemas y subsistemas, intentado establecer una secuencia cronológica desde sus orígenes hasta los incrementos más recientes. Para ello vamos a tener en cuenta una serie de condicionantes: -Jerarquización en el uso de las aguas. Vemos como hay una jerarquización en el derecho de utilización del agua dentro de la agricultura tradicional, por lo que determinados sectores de irrigación tienen preferencia en el empleo del suministro hídrico sobre otros. Esta gradación, puede ser un indicador de las diversas secuencias cronológicas que se fueron sucediendo en el transcurso del tiempo y que pueden proporcionar una cronología relativa. -Posición de las acequia con respecto a la captación hídrica. Algunos investigadores385 consideran que en un sistema de terrazas irrigadas, la acequia que ocupa la cabecera, tiene prioridad a la hora de regar sobre las que se encuentran por debajo de esta. Este condicionante está íntimamente relacionado con la “jerarquización en el uso del agua” ya que la acequia que ocupa el lugar más próximo a la captación, suele coincidir con el sistema de irrigación más antiguo. -Estructura de las acequias principales y de sus respectivos brazales, junto con la fisonomía de los parcelarios y de las terrazas. Las acequias andalusíes, junto con sus ramales secundarios, solían tener planta arborescente debido al acuerdo social que se alcanzaba entre los diversos grupos clánicos para el reparto del agua386. En contraposición, aquellos sistemas de riego fruto de una ampliación posandalusí, o de nueva creación, ya en época moderna y contemporánea, produjeron trazados geométricos con acequias madres rectilíneas y brazales secundarios perpendiculares a estas. Ejemplo de este último sistema es la acequia Baja, en que se aprecia un marcado cambio en la estructura de los canales y en su parcelario. Importante también para rastrear sus orígenes, son las formas de los distintos parcelarios y de las terrazas que lo constituyen. El andalusí suele ser irregular como reflejo de una sociedad segmentaria y tribal, frente al cristiano moderno y 385 El rasgo más destacado de la irrigación beréber consiste en la absoluta prioridad de los regantes de cabecera sobre los de aguas abajo [...] El canal cuya toma se localiza más hacia arriba tiene derecho a derivar todo el caudal del río en dicho punto (Glick, 2007, p. 121). 386 Guinot Rodríguez, 2007, p. 225. 138 contemporáneo, consecuencia de un sistema social y económico diferente a aquel, con formas cercanas a las ortogonales387. -Los espacios residenciales y su situación. Hasta ahora estos espacios que están localizados en la zona son la alquería de los Villares de Alpujata y la alquería de la Villeta. Para la primera, y basándonos en el registro arqueológico superficial, podemos conjeturar una cronología que iría desde los siglos XI-XII, hasta finales del siglo XIV. La segunda se formó en el último cuarto del siglo XIV, estando habitada hasta 1569 en que fue destruida por sus propios habitantes. Una vez establecidos los diversos condicionantes, vamos a proceder al análisis de los diferentes sistemas de irrigación estableciendo un orden cronológico relativo. - Sistema del río Alpujata. Como vimos anteriormente se divide en dos subsistemas: El subsistema de la acequia Alta constituye el espacio de irrigación que alcanza mayor superficie en el valle. Está formado por dos canales de cronologías diferentes: la acequia Vieja, que catalogamos como el sistema más antiguo de Alpujata, y la acequia Nueva prolongación, ya en época moderna-contemporánea, de la anterior, aunque con un primer ramal de probable origen andalusí. La acequia Vieja tiene un claro origen medieval, como así lo atestiguan las fuentes documentales. Dicha certeza viene también respaldada por una serie de indicadores como son la trama que forma la acequia-madre y los diversos partidores secundarios, con una estructura arborescente, junto con un parcelario irregular. También las terrazas de cultivo poseen unas características que las diferencian de la acequia Nueva al tener formas también irregulares alejándose de los perímetros de tendencia ortogonal. Igualmente ocupa la posición más elevada del valle y la más cercana al azud de derivación. Otro factor a tener en cuenta es su proximidad al área residencial apenas a doscientos metros de distancia de la parte más elevada de este sistema. No podemos precisar una cronología concreta sobre el origen de este espacio. Solo, y a modo de hipótesis, planteamos la posibilidad de su existencia ya entre los siglos XI y XII basándonos en las tipologías cerámicas halladas a nivel superficial en la alquería de los Villares de Alpujata, poblamiento, que como hemos dicho, asociamos con este espacio hidráulico. Como veremos en el estudio cerámico, estos fragmentos tienen una 387 Esquilache Martí, 2011, p. 3. 139 periodización que abarcaría desde los siglos XI-XII, hasta ya avanzado el siglo XIV, cuando esta zona residencial se abandona y su población se concentra en la alquería de la Villeta. No es un argumento que podamos considerar determinante, pero provisionalmente nos puede servir de punto de partida ante la falta de intervenciones arqueológicas que desvelen una cronología más precisa. Fig.5.5-Terrazas que configuran la zona de riego de la acequia Vieja, asentadas sobre un paleocauce. Se aprecia una tendencia a la irregularidad de su trazado. La acequia Nueva también recibe el suministro hídrico de la alberca y es un ramal que deriva de la acequia Vieja. Forma el canal de distribución de mayor longitud del valle, setecientos veinte metros, con un desnivel de setenta metros. Pensamos que es de creación moderna388, posterior a la expulsión de los moriscos. No tenemos testimonios documentales de esta ampliación, pero en el Apeo se muestra que aún en el 1572 el ensanche no se había producido. También se observa como la forma y configuración de sus terrazas, son diametralmente opuestos a la de la acequia Vieja. El canal principal es semirrecto, con brazales secundarios rectilíneos y perpendiculares al principal. El parcelario tiene tendencia a la regularidad, con formas ortogonales y medidas de superficie próximas a la fanega, al igual que las terrazas que también tienden a formas geométricas389. 388 Solo el ramal superior de esta acequia pudo pertenecer al sistema original andalusí. Sobre las comparaciones de las formas de parcelario y la atribución de secuencias constructivas ver la publicación: Torró, 2005, Vol. 20, nº 51, pp. 301-356. 389 140 Fig.5.6- Terrazas de cultivo de la acequia Nueva con formas ortogonales. El subsistema de la acequia Baja (Fig. 5.1, sector B) forma una unidad de irrigación diferente a las anteriores, con su propio azud, alberca de almacenaje y acequia de distribución. Su creación sería posterior al subsistema de la acequia Alta ya que su punto de captación se encuentra por debajo del de esta. No podemos precisar si su génesis fue en época andalusí o tardonazarí, aunque es evidente que su arquitectura, tanto en el parcelario como el trazado de los canales, tiene una marcada huella andalusí. 1-SISTEMA DEL ARROYO ALPUJATA SUPERFICIE DE RIEGO PROPUESTA DE PERIODIZACIÓN - Acequia Vieja (Fig.5.1, sector A) 3,75 fanegas Andalusí. X I-XII -Prolongación acequia Vieja (Fig.5.1, sector C) 2,50 fanegas Andalusí. s. XIV-XV. -Acequia Nueva (Fig.5.1, sector D) 46 fanegas Moderno y Contemporáneo (posterior a 1572) 1-A. Subsistema de la acequia Alta (Fig. 5.1, sectores A y C) 2-B. Subsistema de la acequia Baja (Fig. 5.1, sector B) 7 fanegas Andalusí. XIV-XV -Sistemas del arroyo del Viejo y del arroyo del Castaño. Los sistemas del arroyo del Viejo y del arroyo del Castaño forman microsistemas que como ya vimos, existen al menos desde el siglo XVI. En el primero, se puede apreciar tres fases de crecimiento bien diferenciadas. La primera, tiene un probable origen andalusí, y para ello nos basamos en que su acequia-madre y brazales 141 secundarios poseen una estructura ramificada de forma arborescente, además de que sus terrazas forman un entramado muy irregular y compartimentado, marcando una clara diferencia con los dos sectores siguientes en que los brazales secundarios son rectilíneos y perpendiculares a la acequia principal. Tenían, respectivamente, sus terminaciones en dos arroyos para la primera y segunda fase, y en el arroyo del Viejo que a la vez servía de desagüe en caso de excedentes hídricos. Ocupan una superficie de algo más de cinco fanegas, con una y media para el sector original, dos y media para el segundo sector y una y media para el tercer sector. Todos ellos forman un sistema de tipo maʿŷil cuyo origen, yemení o beréber, aún no está claro390. Estos indicios nos llevan a proponer un origen andalusí de este sistema, al menos en su primer sector. Tampoco descartamos que su creación fuera tardonazarí. El sistema del arroyo del Castaño es un pequeño espacio de irrigación que originariamente no superaba la fanega. Su pertenecía a un solo propietario morisco, Romero Martín Almodobar, nos hace pensar que su creación correspondió a un grupo familiar reducido y no a una formación clánica. El espacio de origen andalusí formaba una pequeña superficie de apenas media fanega, produciéndose dos ampliaciones posteriores de las que no podemos determinar su cronología. El primer ensanche, se realizó en la misma margen en que esta el sistema original, la derecha, y supuso un incremento de cuatro fanegas. El segundo, se efectuó en la margen izquierda, con una superficie de riego cercana a tres fanegas. 2-SISTEMA DEL ARROYO DEL VIEJO SUPERFICIE DE RIEGO PROPUESTA DE PERIODIZACIÓN Sector A (Fig. 5.2,sector A) 1,5 fanegas Andalusí Ampliaciones 4 fanegas Moderno (posterior a 1572) Sector A (Fig. 5.3, sector A) 0,5 fanega Andalusí Ampliaciones 6,5 fanegas Moderno y Contemporáneo (posterior a 1572) 3-SISTEMA DEL ARROYO DEL CASTAÑO 390 Para Martínez Enamorado y Navarro Romero el maʿŷil tiene un origen yemení (Martínez Enamorado, 1999, Navarro Romero, 1995). Sin embargo para Kirchner su procedencia puede ser tanto yemeni como beréber (Kirchner, 2003). 142 Como dato interesante está la información que proporciona Medina Conde sobre la extensión del regadío mondeño ya a finales del siglo XVIII: Ay dos pagos de huertas una da a la parte ynferior de la villa que quasi toca a la poblacion, entre el oriente y norte nombrado Pittalata, y el otro conocido por Alpuxatta al a parte del sur, y a una milla de la poblacion y cada uno se compone de treynta y seis fanegas de tierra391 Si comparamos los incrementos en la superficie de regadío que se produjeron en Alpujata, vemos que en el Apeo del XVI había catorce fanegas392, a finales del siglo XVIII treinta y seis, y en 1960 alrededor de cincuenta. Se observa que la ampliación más importante se realizó en los siglos XVII y XVIII, con un aumento de veintidós fanegas, frente a las catorce que se añadieron en los siglos XIX y XX393. 5.3.10.-Conclusiones. Mediante las fuentes escritas, los escasos restos arqueológico y, fundamentalmente, por medio de un exhaustivo trabajo de campo, hemos podido reconstruir y dotar de una cronología relativa a los sistemas hidráulico de Alpujata. Es palpable como la agricultura de regadío ocupó un papel destacado dentro de la economía de los pobladores andalusíes del valle y como los grupos fundadores buscaron, preferencialmente, aquellos escasos lugares susceptibles de poder convertirse en espacios irrigados, invirtiendo para su conversión, en unos ecosistemas totalmente diferentes, una ingente cantidad de trabajo. Solo con una fuerte cohesión comunal fue posible conseguir estos resultados. Se observa una atomización de los espacios de irrigación que aprovechan los escasos recursos hídricos permanentes en el valle para formar un mosaico de micro-sistemas cercanos, pero independientes entre sí, de los cuales el de la acequia Alta logró un desarrollo notable a partir del siglo XVI. También se ha podido comprobar cómo los espacio residenciales se situaban en lugares que no interfirieran la actividad productiva, es decir por encima de la línea de rigidez que marcaba la acequia de conducción proveniente del azud del río Alpujata, y en un emplazamiento que tenía una finalidad defensiva. Todo ello en un sistema productivo y de organización del espacio de evidente origen andalusí. 391 Medina Conde, 1773. Tomamos la medición realizada por el bachiller Fonseca de Albornos que consideramos la más fiable. 393 Entendemos que las fanegas recogidas por Medina Conde corresponden a la totalidad de las zonas de irrigación de Alpujata, es decir el sistema del arroyo Alpujata, el arroyo del Castaño y el arroyo del Viejo. 392 143 Una ventaja indudable a la hora de abordar este trabajo, es la existencia de fuentes escritas. Escasas y parcas en información son aquellas relacionadas con finales del siglo XV, aunque de gran valor ya que nos muestra un origen andalusí de parte de los sistemas de irrigación. Mucho más ricas en detalles de interés son las provenientes del Apeo de 1572, debido al avance y consolidación del Estado y de su burocracia. Sin embargo, menos halagüeñas es la información proveniente de las fuentes arqueológicas. Como vimos con anterioridad, la única excavación con metodología científica realizada en el área objeto de nuestro estudio fue la que se desarrolló en el ḥiṣn y alquería de la Villeta en 1990, y el posterior estudio cerámico que efectuó este investigador en el año 2013. 5.4.-Hidráulica andalusí en el valle de Jorox 5.4.1.-Introducción Jorox es una pedanía incluida, en la actualidad, en el término municipal de Alozaina, dentro de la provincia de Málaga, aunque su parte baja, hasta su desembocadura con el río Planos, pertenece al término de Yunquera. Su acceso se realiza por la carretera A366, en las cercanías del punto kilométrico cincuenta y cinco. El río que da nombre a dicho valle nace en el macizo de sierra Prieta, en la zona occidental de la cordillera Penibética andaluza, y forma un angosto valle de una longitud de aproximadamente dos mil quinientos metros394. El eje primordial sobre el que gira toda la actividad humana tradicional es el agua del río Jorox, que brota de forma permanente de una grieta natural producida en los travertinos. Su acción erosiva, durante milenios, ha generado notables desniveles en el valle que han sido aprovechados por el hombre para la creación de una tupida red de terrazas de cultivo. En estas se ha implantado una rica agricultura de irrigación abastecida por una serie de canales cuyas acometidas principales se realizan en las proximidades del nacimiento de dicho río, para luego dividirse y subdividirse en un entramado de acequias y brazales secundarios. 394 La longitud se ha establecido desde la surgencia de dicho río, justo por debajo del puente de la actual carretera A-366, hasta su unión con el río Planos, ya en término municipal de Yunquera. La medición se ha efectuado sobre la “Ortofotografía digital en color de Andalucía, vuelo del 2007”. 144 Vamos a realizar una aproximación a todo el sistema de riego tradicional en el valle de Jorox concretando en las estructuras hidráulicas de origen andalusí, diferenciándolas de las ampliaciones y creaciones posteriores. 5.4.2.-Hidrogeología y climatología. Modelado del relieve El acuífero del río Jorox está incluido en el complejo de aguas subterráneas denominado “sierra de las Nieves-Prieta”. Dentro de este pertenece al sistema PrietaBonela-Alcaparaín que comprende una superficie de 44 Km² y que tiene como puntos principales de drenaje las surgencias del río Jorox (196 L/s), galería de Carratraca (77 L/s) y fuente Quebrada (48 L/s)395. El manantial de dicho río está situado en una encrucijada estructural formada por el contacto geológico del manto Alpujárride-Dorsal y la falla de Casarabonela-Jorox que pone en contacto las peridotitas (unidades alpujárrides) con esquistos y los travertínicos de Jorox396. Es el principal punto de descarga de sierra Prieta mostrando, a nivel geológico, una respuesta rápida ante la lluvia, con un aumento de caudal inmediato como corresponde a un acuífero que tiene un funcionamiento de tipo kárstico.397 Sin embargo, se caracteriza también por la gran extensión de captación superficial que posee este manantial398 y por un porcentaje de precipitaciones medio-alto que se producen en su cabecera,399 lo que genera que se mantenga un caudal mínimo en época estival, no habiendo memoria histórica de su sequía total, lo que ha permitido mantener el tejido agrícola de irrigación que depende directamente de este hontanar. A esta zona le corresponde un clima mediterráneo con una pluviometría media anual de 900 mm/año. Al igual que en el valle de Alpujata, también se encuentra cercana al estrecho de Gibraltar que es la vía habitual de penetración de las borrascas atlánticas. Igualmente, su orografía montana favorece el aumenta de las precipitaciones. Ello hace que, aunque teniendo un clima eminentemente mediterráneo, posea una cierta influencia atlántica que dulcifica las temperaturas y aumenta la pluviometría. 395 Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 50. Roiron et alii, 1993, p. 10. 397 Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 50. 398 El cono de captación, es decir la cuenca de recogida que forman las vertientes del río Jorox desde el puente de la carretera A-366 hasta el punto más alto, tienen una superficie aproximada de 240 Ha (Fuentes del autor). 399 La zona alta de sierra Prieta registra una media anual de 900 mm por m². (Andújar Castillo y Capel Molina, 1978, p. 202). 396 145 Dentro del valle distinguimos diferentes tipos de modelados fundamentalmente producidos por la acción erosiva del río sobre los diversos materiales geológicos que dividiremos en tres sectores: -Sector I. Corresponde con la meseta, ligeramente escalonada, que abarcaría desde la misma surgencia del río hasta que comienzan los desniveles acusados. Es lo que algunos investigadores denominan “conjunto intermedio o plataforma de Jorox400” travertinos cuyo espesor puede alcanzar hasta los cuarenta metros, presentándose colgada por encima de la garganta del río Jorox. Aquí la acción erosiva del cauce ha sido poco marcada. -Sector II. Con desniveles más pronunciados que en el sector anterior, sobre todo en el cauce del río que labra una marcada garganta al contactar con esquistos y peridotitas, materiales más blandos que los travertinos. Esto provocó el viraje del cauce hacia la zona izquierda del valle, excavando una serie de cortes, prácticamente verticales, que tiene como punto más representativo la denominada “Chorrera”, cascada de unos veinticinco metros de altura. Ello tuvo importantes consecuencias ya que la margen izquierda de dicho río quedo, en la mayoría de su vertiente, impracticable para una agricultura de irrigación sobre terrazas dado su acusado grado de desnivel. Solo la acequia del Moro y la acequia de la Nana, sirven como canales de riego en dicha margen, irrigando una serie de estrechas terrazas con fuertes desniveles. En la margen derecha de este sector, aunque con un grado de pendiente apreciable, la cubierta de travertinos401 ha impedido una erosión acusada. Estos escalones son aprovechados para la creación de terrazas en que se riega por gravedad; igualmente es la zona donde se ubican la mayoría de los molinos hidráulicos. -Sector III. Abarcaría el resto del valle hasta su unión con el río Planos. La pendiente se modera, aunque alcanza algunos repuntes como el que se produce en la unión del río Jorox con la cañada de Treviño. Dominando el valle y en su vertiente derecha, se encuentra la denominada “Mesa de Jorox”, meseta que se eleva longitudinalmente sobre la margen derecha del río formada por travertinos que pueden superar los cien metros de espesor y que generan “los Tajos” 400 Paul Roiron et alii, 1993, p. 14. Este sector correspondería con: El tercer conjunto travertínico con espesores de entre 50 y 60 metros (Paul Roiron et alii, 1993, p. 10). 401 146 taludes prácticamente verticales que separa dicha meseta de la zona del valle y que se formaron a consecuencia de una meteorización selectiva. Este escalón produce, en algunos puntos, cortes en el nivel freático que se manifiestan a modo de surgencias. Tal es el caso del manantial de las cuevas de Jorox, con brotes de agua permanente en las paredes de los travertinos, formando un microsistema de irrigación independiente de las acequias del río Jorox. 5.4.3.-Antecedentes históricos. Quizá el principal problema a la hora de abordar el estudio de este valle es la escasez de fuentes escritas de las que, hasta ahora, tengamos constancia. Uno de los testimonios documentales que podría haber aportado una información esclarecedora es el Libro de Repartimiento de Alozaina, elaborado a finales del siglo XV. Pero la única alusión en la que, aparentemente, se hace referencia a la zona, está relacionada con una donación de cinco fanegadas de tierras de riego que se hace para la fábrica de la iglesia de la villa,402 sin mencionarse, de forma directa, el pago de Jorox. Igual ocurre con la posible documentación que pudiera haber existido en los archivos Municipal y Diocesano. Durante la Guerra Civil (1936-1939) fueron destruidos tanto los que habían almacenados en el ayuntamiento, como los que estaban custodiados en la parroquia de la villa, por lo que prácticamente la carencia de fuentes escritas es total. Solo se hacen algunas alusiones mínimas en el Libro de Repartimientos de Alozaina, de Málaga, el Libro de Apeo de Yunquera, en alguna documentación del Archivo Municipal de Málaga y en el Catastro de Ensenada. Igual ocurre con la información que nos pudiera proporcionar la arqueología. Los primeros vestigios arqueológicos que poseemos sobre la existencia de comunidades humanas en Jorox arrancan del Paleolítico superior. La abundancia de cuevas y abrigos en un relieve de predominio kárstico, junto con la existencia de aguas superficiales permanentes, una elevada pluviometría anual y un microclima suave propiciarían una actividad económica cazadora-recolectora mantenible durante la mayoría del año. Del período Solutrense se han hallado restos en la cueva del Tajo403 con diversos utensilios de sílex, entre los que destacan hachas y puntas de flechas. Relacionados con la Edad del Bronce son los indicios de un enterramiento hallado en la 402 403 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459. Marqués Merelo y Ruiz Rodríguez, 1976. 147 cueva de la Mesa, en que destaca un brazalete de oro. La localización de otras cavidades y abrigos plantea la posibilidad de la existencia de otros yacimientos prehistóricos que están por descubrir a falta de campañas de prospecciones y excavaciones arqueológicas. Sin embargo, las primeras noticias escritas que tenemos sobre Jorox son del siglo X y están relacionadas con un decreto de ʿAbd al-Raḥmān III por el que se le otorga al alfaquí malagueño Abū Hurayra ‘Azīz b. Muḥammad, libertad plena sobre sus propiedades en las alquerías de Jorox (qaryat Šāris) y en la de los Valles (qaryat Balliyīluš) como recompensa por su apoyo contra los rebeldes de Bobastro404. Esta propuesta que liga la Šāris altomedieval del documento, con el Jorox malagueño, fue formulada por Martínez Enamorado405. Dicha relación podría quedar respaldada (con las consiguientes reservas) por los hallazgos de dos yacimientos que podrían estar vinculados con las alquerías en cuestión. El primero, fue realizado de forma casual en el partido rural de Alozaina denominado la “Alquería”406 y cuyo extremo inferior de este espacio residencial lo ocuparía parte de la cabecera del arroyo de los Valles. Marmolejo Cantos vincula dicho poblamiento con el Balliyīluš de Martínez Enamorado. El segundo, está relacionado con la localización de un entorno de hábitat en el mismo valle de Jorox que asociamos con el período altomedieval y que podría coincidir con la qaryat Šāris. Sin embargo, es necesaria seguir profundizando en el estudio territorial del Valle para poder obtener unos resultados que nos ofrezcan mayores garatías. De demostrarse esta relación estaríamos ante un asentamiento de inicios de siglo X. Según Martínez Enamorado407 el Jorox islámico (hisn Šārus) tendría un origen emiral, incluyéndolo dentro de una serie de distritos campesinos que se crearon en el valle medio y alto del Guadalhorce y que se organizaron a partir de un ḥiṣn. Territorialmente, perteneció a la kūra de Tākurunnā, aunque en el mismo límite con la kūra de Rayya. Para ello se basa en el deslinde que se realizó en el siglo XVI entre Yunquera y Alozaina, recogido en el Apeo yunquerano, redactado tras la rebelión morisca de 1567: 404 Vallvé Vermejo, 1965, pp. 140-141. Martínez Enamorado, 2003a, p. 413. 406 Dicho asentamiento fue hallado de forma casual por Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías al quedar al descubierto en un talud de la actual carretera A-43 abundantes fragmentos de cerámica que se interpretaron de origen andalusí. Además se detectaron diversos sistemas hidráulicos de irrigación en que destaca un maʻŷil formado por un conjunto de acequias con una alberca alimentada por una mina-aljibe. Dicho hallazgo fue comunicado a la Delegación Provincial de Cultura en Málaga y se elaboró un artículo (Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías, 2012, pp. 88-95). 407 Martínez Enamorado, 2003a, p. 582. 405 148 Desde el dicho puerto de los Almogabares a la majada del Espartal e de aqui al portezuelo asomante al molino del Xorron y de aqui el río a abaxo a la junta de los dos rios el de Xorron y el rio Grande y hasta aqui biene lindando con el termino de la dicha villa de Aloçayna e comiença a desalindar con el termino de la dicha villa de Tolox en esta manera408 Del Bajo Medievo no conocemos ninguna referencia documental, y no será hasta finales del siglo XV cuando tengamos alguna información, siempre muy escasas y fragmentada, sobre la zona. Nos referimos a la década de los ochenta de dicho siglo en que tras la conquista castellana de la Algarbía malagueña, Alozaina y su término municipal, son repoblados en su totalidad por cristianos viejos. No hay alusiones directas al reparto de Jorox en su Libro de Repartimiento. Sin embargo, sí encontramos una referencia a unas tierras que se otorgan para la fábrica de la iglesia y que interpretamos que podrían pertenecer a la zona objeto de estudio: Queda otrosy para la dicha fabrica de la Yglesia otras cinco fanegadas e media de tierras de ryego questa en el camino de yunquera entre los montes realengo e que para la dicha fábrica se puedan desmontar al derredor de las dichas tierras de riego fasta diez fanegas sy quisyeren desmontarlo con tanto que las aguas no se puedan vedar ni defender a los vezynos porque aquellas quedan por realengas con todas las fuentes e ryos de dicho lugar409 También de finales del siglo XV, y recogido en los Repartimientos de Málaga, hay dos menciones sobre Jorox. La primera, trata del reparto de “tierra calma” en el término de Alozaina, donde se hace referencia a dicho partido, aunque sin aportar ninguna información relevante: Relación de las tierras de montes y viñas que se midieron en Alozaina [...] tenían los vecinos señalados un pedaço de tierra calma en el que hubo cuatro fanegadas que está en el partido de Xorozi410 La segunda, alude a un propietario musulmán que posee tierras en Tolox y que parece proceder de Jorox: 408 AHPG, Libro Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571, fol. 58v. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459. 410 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2000, fol. 427, p. 295. 409 149 cient arançadas, que se deslindan en esta forma: encima de rio Grande en termino de Tolox que se dize Alhandaqui Alcomar, alindando con el majuelo de Ali Xorori411 Durante la rebelión morisca de 1569, Marmol Carvajal, relata el ataque a Alozaina por parte de un contingente morisco, haciéndose mención a la sierra de Jurol. Tampoco se aportan más datos sobre la zona: y tomando por el camino de Yunquera para ir más cubierto por la sierra de Jurol fueron a dar sobre él412 Ya avanzado el siglo XVI tenemos un documento a través del cual podemos deducir que las huertas de Jorox no fueron propiedad de los moriscos, a pesar de que el Bajo Jorox y el cercano río Planos, pertenecieron a los moriscos de Yunquera y Tolox413 hasta su expulsión entre los años 1570 y 1571. Dicha evidencia queda demostrada por unas indagaciones que realizó Juan de Salazar, juez de comisión del rey, en 1571 para saber las propiedades que estos tenían en la villa de Alozaina:414 dixeron que esta villa [Alozaina] nunca a bibido ni residido ningún morisco ni en ella e su término les conocieron tener ningunas casas ni otros bienes rayzes e muebles mas de çiertas haças que los dichos moriscos tenían en termino e dezmería son las siguientes [...] .Todas las çuales dichas haças son de tierra de secano415 Ello no quiere decir que este grupo de población no tuviera tierras en Jorox en régimen de aparcería, o la trabajaran como asalariados. Esto fue una práctica muy habitual416, especialmente al constituir una mano de obra especializada con una larga tradición en la agricultura de irrigación, frente a los cristianos viejos cuyas prácticas agrícolas, como es sabido, están más relacionadas con el secano. 411 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1990, fol. 161, p. 473. Marmol Carvajal, 1991, p. 258. 413 AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571, fols. 86, 87, 88, 96, 97, 98; 250, 251, 252... 414 Mi agradecimiento a Esteban López García por la información cedida. 415 HIPG, Libro de Población, Apeo de Casarabonela y su anejo Alozaina, Libro 6467, 1571, fols. 87r y 87v, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado. 416 De la vecina villa de Monda tenemos noticias de que parte de la población morisca residente realizaba trabajos en Coín, poblada por cristianos viejos: que todos ellos eran jente pobre por estar en tierra tan corta y ser ellos tanto, e que assimismo tenían grande parte de labores en la dezmería de la dicha villa de Coin (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184). 412 150 Por último, conocemos un breve pero importante documento de 1578 en el cual se menciona “el acequia vieja” de Jorox indicándonos su ubicación: Inspección hecha a Francisco Martín Villatoro vecino de Alozaina propietario de tierras en dicha villa en los partidos que llaman de Joron y Matenyl por romper en realengo [...] Al medir el pago de Matenyl se determina que linda con tierras realengas y que era una haya arrimada a un tajo de peña [...] Las tierras que tenia en el pago de Joron lindavan por poniente con el acequia vieja que iba del rio Joron417 5.44.-Descripción de los espacios irrigados. Elementos morfológicos. Vamos a realizar la reconstrucción de los espacios irrigados del valle del río Jorox. Para ello se van a identificar los trazados de las diferentes acequias, junto con partidores y canales secundarios, y su relación con determinados bloques de cultivos. El parcelario, junto con la ubicación de los molinos y su funcionalidad, también serán objeto de nuestra atención. Con todos los datos obtenidos se harán propuestas cronológicas sobre los distintos espacios irrigados que ocupan el valle, así como trazar las líneas de crecimiento de los diversos sectores. -Sistema de la acequia de los Molinos. Se trataría de un sistema de ladera con captación junto al arroyo. Este canal es el segundo de mayor longitud del valle (dos mil cincuenta metros)418 articulando el riego en la margen derecha del río. La toma del agua para la acequia se realiza en un azud apenas distante ocho metros de la surgencia del río Jorox y en su margen izquierda. A unos doscientos metros río abajo, y a la altura del único vado existente, en el antiguo camino de Alozaina a Yunquera, cambia de vertiente permaneciendo ya en la margen derecha hasta su desagüe en el arroyo de Treviño. Todavía en 1980 dicho cambio de margen se hacía vertiendo el agua directamente de la acequia a un azud que estaba en el mismo cauce del río y a la altura del vado, para inmediatamente volver a incorporarse a otra acequia ya en la margen derecha419. Varios brazales secundarios derivan de la acequia principal. El primero, o acequia del Rompeizo, se desvía a su izquierda, cuarenta metros antes de que la acequia-madre 417 AMM, Libro de Composiciones de Tierras, fol. 200. Cuando hacemos alusión a la longitud de una acequia nos referimos a la extensión del la acequiamadre no de los ramales secundarios. 419 Este cambio se produjo debido a la catastrófica riada de 1991 que erosionó el lecho del río provocando que el azud fuera inoperativo ya que quedó a un nivel inferior a la toma de la acequia. 418 151 alcance el vado, cubriendo una superficie de riego aproximada de unos 8040 m²420. El segundo brazal, o de los Amayas, se separa hacia la derecha del canal matriz a la altura de la ermita de Santa Cruz, ya en la margen derecha del río, regando una serie de amplias terrazas de escaso desnivel (7400 m²) y con una longitud de doscientos cuarenta metros, desaguando en la acequia Alta. Entre la ermita y en el tercer molino, se desvía otro brazal secundario que se le denomina la acequian Alta, cuyo trazado discurre justo por debajo de las cárcavas de la Mesa de Jorox, en un terreno con fuertes desniveles y muy abancalado. Tiene una longitud aproximada de setecientos cuarenta metros y desemboca en la parte baja de la acequia de los Molinos, cubriendo una superficie aproximada de riego de 26021 m². El cuarto brazal sale justo por debajo del desagüe del molino de don Bartolo (sexto molino desde la surgencia del río) y discurre a media ladera, en la que ya el grado de pendiente se atenúa. Su longitud aproximada es de doscientos treinta metros, no pudiéndose determinar su superficie de riego. Por último la acequia-madre cubre una superficie de riego (sin contar los anteriores canales secundarios) de 64900 m². El trazado de estos ramales secundarios fue concebido para dotar de riego a aquella zona del valle que se encuentra entre la acequia-madre y la Mesa de Jorox. Esto es así debido a que la organización del espacio irrigado en vertiente hace que sea necesario brazales secundarios para acceder a aquellos terrenos que no se pueden regar con la acequia principal. Desagua en la cañada de Treviño. Hasta mediados del siglo XX mantuvo en activo seis molinos harineros421 de tracción hidráulica, todos ellos en el trazado principal de la acequia de los Molinos. -Sistema del Nacimiento. Tiene su toma de agua a la misma altura que la acequia de los Molinos y en la surgencia del río Jorox, pero en la margen derecha del río, por donde discurre en su totalidad. A unos cincuenta metros del azud se produce su división en tres ramales. El primero, riega los bancales paralelos al cauce del río hasta el vado del camino donde se une a la acequia de los Molinos.422 El segundo, (de los Bravos) discurre por la cota más alta, con una longitud de trescientos ochenta metros y una 420 Las superficies regadas que se especifica para cada acequia son datos tomados del catastro de 1942, dicha documentación se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Málaga, en la sección de “Catastro Rústico”, municipio de Alozaina. 421 El molino de la Riada parece que fue destruido a principios del siglo XX. 422 Esta superficie de regadío no la vamos a tener en cuenta ya que pensamos que hasta que no se produjo la gran riada de 1901, pertenecía al cauce del río. Testigo de esta modificación es el molino de la Riada que a finales del siglo XIX ocupaba parte del cauce por donde circula actualmente el río. 152 superficie regada de 8500 m². El tercero, (de las Huertas) cubre la zona derecha de la meseta, justo por debajo del sector irrigada por la acequia anterior, desaguando esta última en la de las Huertas, y a su vez, dicho canal tiene su final en la acequia Alta. Forma terrazas amplias, con escasos desniveles entre ellas como corresponde a la orografía de la plataforma de Jorox. Posee una longitud de cuatrocientos veinte metros, regando una superficie aproximada de 16800 m². -Sistema de la acequia del Moro. También se trataría de un sistema de ladera, cuya captación se realizaría directamente del río mediante un azud423. Tiene una longitud aproximada de seis kilómetros, discurriendo por la parte medio-baja del río y por su margen izquierda. Riega una superficie que no hemos podido determinar con exactitud aunque en la zona del Jorox, perteneciente a Alozaina, superaría las tres hectáreas. Tras la captación la acequia va tomando altura rápidamente debido al fuerte desnivel existente en el terreno. La arquitectura parcelaria se divide en dos sectores diferenciados. El primero abarcaría, aproximadamente, el primer kilómetro desde su toma en la presa del río. Estaría formada por estrechas terrazas longitudinales escalonadas que en su mayoría no sobrepasarían los dos metros de anchura, con desniveles, entre ellas, superiores a los tres metros y con amplios tramos de su recorrido incultos debido al fuerte desnivel de algunos sectores que hace imposible la construcción de terrazas. Todo ello unido a la circunstancia de que en los últimos años se han dejado de cultivar muchos terrenos debido a la dificultad que supone su laboreo al estar en zonas de difícil acceso, junto con la caída de los precios relacionados con los productos agrícolas. El segundo tramo llegaría hasta el final de la acequia, desaguando en el río Planos muy cercano a la unión de este último cauce con río Grande. En este último sector su recorrido discurre por terreno forestal y cultivos de secano, y no es hasta el Bajo Planos cuando riega terrazas de cultivo, por lo que pensamos que esta última parte sería una ampliación posterior de la primera y con cronología también diferente. -Sistema de la acequia de la Nana. Al igual que la acequia del Moro, también circula por la margen izquierda del río Jorox, aunque en un nivel inferior a aquella. Su toma se realiza mediante un pequeño azud, unos ochocientos metros por debajo de la captación de la acequia del Moro. Su creación se debió a la necesidad de un nuevo canal que 423 El punto de captación tuvo que modificarse también a consecuencia de la riada de 1991, estando en la actualidad a unos sesenta metros por debajo del antiguo. 153 regara la zona inferior de la margen izquierda del río, a la cual las aguas de la acequia del Moro no daban cobertura. También discurre por un terreno con fuertes desniveles donde los estrechos bancales predominan. No tenemos datos de la superficie que riega, desaguando en el río Jorox apenas a unos doscientos metros de su unión con el río Planos. -Microsistema del Qanāt del Portezuelo. Es un sistema independiente del de río Jorox. Se ubica en el extremo NO del valle, muy cerca del límite con el término municipal de Yunquera, y a pie del antiguo camino que iba de Alozaina a Yunquera. Formaría un maʻŷil 424 de probable origen andalusí, con la toma del agua que se efectúa en un qanāt425 abierto a media ladera, almacenándose el agua en una alberca desde la cual se distribuye a una serie de pequeñas terrazas cercanas. Posee una extensión de terreno irrigado que no superaría la fanega, con 3400 m² aproximadamente. -Microsistema de las Cuevas de Jorox. Aunque la acequia Alta tiene su terminación en las cercanías de este sector, lo consideramos como un sistema independiente ya que posee su propio suministro hídrico y una estructura de canalización autónoma relacionada con los dos pequeños manantiales que posee, y no con el tramo final de dicha acequia, por lo que mantenemos la hipótesis de que este sistema fue anterior al de la acequia Alta. Al igual que el microsistema del Portesuelo, también lo podemos considerara como un maʻŷil dado que utiliza un sistema de captación hídrica cercano y autónomo, con almacenaje en albercas para las posterior distribuir del agua entre una serie de estrechas terrazas. Se sitúa en la margen derecha del valle, inmediatamente por debajo de la Mesa de Jorox, es decir en el tajo o escalón vertical que separa la meseta del valle, donde se producen afloramientos del nivel freático en forma de fuentes. Dichas surgencias son recogidas directamente por dos albercas que aprovechan parte de las paredes del cortado para completar sus estructuras. Sus dimensiones son diferentes, con una alberca rectangular de seis metros de largo por cuatro de ancho y dos metros de profundidad, que capta las aguas del manantial del Chorrito, mientras que a unos cuarenta metros y al mismo nivel, se localiza la segunda, mucho más pequeña y de forma poligonal al aprovechar el hueco donde surge la fuente que la suministra. Desde 424 Martínez Enamorado, 1999, p. 662; Navarro Romero, 1995. Se trata de un pequeño qanāt con un único pozo que tiene la función de captación del acuífero a la vez de evacuar el material de excavación, y una vez en uso, de ventilar el sistema. Desde ahí discurre una galería subterránea de unos doce metros de longitud forrada con muros de mampuestos en seco y con una cubierta de grandes lajas planas que termina en una pequeña alberca desde la que se distribuye el agua a los cercanos bancales. 425 154 ambos contenedores se distribuye a una serie de terrazas muy estrechas y alargadas que ocupan una extensión aproximada de dos fanegas. También lo clasificamos como un sistema de ladera, teniendo como característica principal el fuerte desnivel del terreno. Hay que destacar la particularidad de que justo por encima de las surgencias se encuentran una serie de pequeños abrigos rocosos, algunos de los cuales han sido cerrados por su parte frontal para su utilización como viviendas. Junto a estas oquedades y en niveles superficiales, se han observado concentraciones de fragmentos cerámicos. De especial interés, ante una posible referencia cronológica, son los amorfos y bordes de ataifores, con vedrío en verde esmeralda, que podemos relacionar con los siglos XIII y XIV, siempre teniendo en cuenta su carácter superficial relacionado con depósitos secundarios. Su superficie de riego es de aproximadamente de 6200 m². Parece evidente la existencia de una jerarquización en los derechos de uso del agua que nos puede indicar también una gradación cronológica en la creación de los diversos sistemas de riegos procedentes de las acequias del “Nacimiento” del río Jorox.426. El primer lugar en la jerarquía lo ocupa la acequia de los Bravos que comienza el turno de riego y tiene preferencia sobre la de las Huertas. A continuación iría la acequia de los Molinos, que posee derecho de riego sobre la del Moro, que recibirá los sobrantes de la primera en períodos de carestía. Igual ocurre con la acequia de la Nana, que solo podrá aprovechar la escorrentía de las anteriores cuando el caudal del río sea escaso. 426 Esta información ha sido recabada entre los agricultores de la zona que probablemente seguirán costumbres seculares fosilizadas en el tiempo. 155 Fig.5.7-Plano general de Jorox 156 Llama poderosamente la atención la existencia de los restos de siete molinos harineros que dependían directamente del suministro hídrico del río Jorox. La abundancia de estas instalaciones responden, a nuestro entender, a dos causas. La primera es la existencia de un caudal abundante y estable en que la mínima estival no era excesivamente acusada. Esto hizo que se pudieran mantener activos tal número de molinos. La segunda sería el fuerte desnivel existente entre la meseta superior y el cauce medio del río, lugar donde se concentra la mayoría de estas instalaciones, lo que favorecería la verticalidad de los cubos potenciando la fuerza motriz del agua. También este desnivel ayudaría a que el nivel-base de las acequias se recuperara rápidamente, no afectando en demasía al riego de las diferentes terrazas. No hay precedentes de tal concentración de molinos en un espacio tan reducido en los cauces de los ríos y arroyos de la subcuenca de río Grande. En las cercanías podemos destacar los siete molinos en el río Alfaguara u Horcajos427 (cuatro molinos en 1572) que discurre íntegramente por el término municipal de Tolox, aunque distribuidos por una superficie muy superior a los del río Jorox. Seis molinos en el río Pereila,428 en término municipal de Coín, los tres del río Alpujata en Monda, o los dos detectados en río Grande, entre otros. Esta concentración es superada solo por la del río Nacimiento de Coín, teniendo ya noticias de la existencia de al menos diez molinos hidráulicos registrados a mediados del siglo XVI429. La mayoría se concentraban en el tramo que va desde las Huertas Altas al río Bajo, donde existe un fuerte desnivel que favorecía su instalación. Las primeras noticias documentales que poseemos datan de finales del siglo XV cuando se produce el repartimiento de las tierras de Alozaina entre los nuevos repobladores, y se le concede un lugar para un molino nuevo a Juan de Moya: Juan de Moya. Diosele un sytio para molyno en un herydo nuevo media legua del lugar en el rio Xoros camino de yunquera sin prejuicio de tercer430 Otra alusión a un molino en Jorox la encontramos en 1571, con la realización del Apeo de Yunquera y en el deslinde con Alozaina. Se toma como punto de referencia un molino del valle: 427 López García, 2012, pp. 195 y 196. Fuentes del autor. 429 AGS, RGS, Leg. 1, 148807,11, 1488. 430 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 251, p. 459. 428 157 Desde el dicho puerto de los Almogabares a la majada del Espartal e de aqui al portezuelo asomante al molino del Xorron y de aqui el río a abaxo431 Desde nuestro punto de vista este molino puede relacionarse con el situado en los inicios de la acequia de los Molinos, que en época contemporánea se denominaba de la Riada, basándonos en que desde el puerto del Portezuelo hay una perspectiva muy clara de este tramo de la cabecera del río. También, a finales del siglo XVI, se concede licencia para la construcción de un molino harinero en Jorox sobre los restos de otro existente: en el pago de Jorox en la Chorrera junto a otro molino caydo que era antes sin prejuicio a tenor que en la dicha villa de Aloçayna tenia necesidad de que ubiesse moliendas y por nos otra peticion vos dimos licencia para que pudiere tomar el dicho sitio para hazer el dicho molino432 Lo identificamos con el que ocupa el lugar más bajo, cercano a una cascada que forma el río y, a la cual, actualmente se denomina “la Chorrera”. A mediados del siglo XX se llamaba el molino de Antonio Sánchez, dado que fue el último molinero que lo trabajó cuando aún estaba en activo. La siguiente información que tenemos sobre estas instalaciones es ya de 1754, y procede del catastro elaborado por el marqués de la Ensenada433. Se menciona la existencia de cuatro molinos harineros sin que se aporte ninguna información sobre donde estaban instalados. Dado que el único cauce de importancia que posee Alozaina es el del río Jorox, deducimos que estarían ubicados en su curso. Ya a mediados del siglo XIX Pascual Madoz434 contabiliza cinco molinos harineros en el término municipal de Alozaina. Tampoco indica donde estaban ubicados. En la actualidad, se conservan restos, más o menos modificados, de los siete molinos de los que existen testimonios materiales y orales. Todos estaban instalados en la acequia de los Molinos y la mayoría de ellos estuvieron en activo hasta mediados del siglo XX. 431 HIPG, Libro de Población, Apeo deYunquera, Libro 6467, 1571, fols. 87 y 87v. AMM, Escribanía del Cabildo, Legajo 16/3, 1594, fol. 277. 433 Marqués de Ensenada, 1754, pp. 301-302. 434 Madoz, 1849, p. 192. 432 158 Por orden, desde la zona más alta de la acequia hasta la inferior, destacamos los siguientes:435 -Molino de la Riada. Situado apenas a cincuenta metros de la captación de la acequia de los Molinos. Era de una parada y solo mantiene el cubo, siendo el resto de su estructura arrasada por una riada sobre la que no existe información cronológica concreta436. -Molino de la Pasada. A una distancia de ochenta metros por debajo del anterior y junto al vado del río. También es de una parada conservándose el cubo completo y buena parte de su estructura interna. -Molino del Planchero. Se construyó aprovechando un pronunciado escalón que separa la Plataforma de Jorox de la parte media del río. Es esta zona donde se concentran el resto de los molinos dada las óptimas condiciones para su instalación al producirse un acusado desnivel en un corto espacio de superficie. Es de dos paradas, conservando los dos cubos, aunque su estructura interna está muy modificada. El tramo de acequia que le suministra el agua forma un acueducto que se eleva unos metros sobre el terreno para producir una mayor altura de la caída del suministro hídrico. -Molino de Tenorio. De una parada preservando integro su cubo. Está a cincuenta metros por debajo del anterior. Desconocemos el estado de su estructura interna. -Molino del Antonio Rey. De dos paradas. Ha sufrido profundas transformaciones ya que ha sido reconvertido en un albergue. También muy cercano al anterior. -Molino de don Bartolo. De una parada. Se conservan el cubo y el cárcavo. Desconocemos su estado interior. -Molino de Antonio Sánchez.437 De una parada y, aunque remodelado para uso como vivienda, se preserva en muy buen estado, manteniéndose intacto el cubo, el acueducto de canalización, las piedras de moler y el cárcavo. Es el que cierra la serie de estas instalaciones en el valle de Jorox coincidiendo con una suavización de la pendiente. 435 La toponimia relacionada con los molinos es de época contemporánea y corresponde, en su mayoría con los nombres de los dueños o arrendatarios que los poseyeron o trabajaron en la primera mitad del siglo XX. 436 La gente de más edad de la zona tienen la memoria histórica de esta inundación en 1901. Aunque no existe una certeza documental. 437 Sobre este molino existe una referencia muy escueta en la obra “Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Málaga” al que se denomina de la Virgen de la Viuda. (Soriano Bueno et alii, 2001, p. 180). 159 Según la información oral que poseemos, la molienda se realizaba de noche y durante el día el agua se utilizaba para regar las terrazas, sin que aparentemente existiera conflicto entre molineros y agricultores por su uso. El hecho de que todos los molinos desaguaran en la acequia principal servía para que el agua fuera aprovechada de forma simultánea por estas instalaciones. Un dato también interesante es que los turnos de riego se dividían entre los diversos molinos y los grupos de terrazas que habían por debajo de ellos, es decir que dichas instalaciones sectorizaban la irrigación y, por lo tanto, esta estaba supeditada a la ubicación de los molinos. En la actualidad, y pese a que dichos establecimientos llevan tiempo inoperativos, se siguen manteniendo los turnos de riego por bloques de tierras relacionadas con cada molino, sectorización que comienza en el molino de Planchero, y termina en el bloque de terrazas que hay por debajo del molino de Antonio Sánchez. No tenemos certeza de la existencia de molinos de filiación islámica ante la falta de evidencias documentales y arqueológicas, por lo pospondremos para un futuro trabajo el estudio en profundidad de estas instalaciones totalmente integradas en la acequia de los Molinos. 5.4.5-Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación Para obtener una cronología aproximada de los diversos espacios irrigados del valle, vamos a tener en cuenta los mismos condicionantes que cuando realizamos el estudio del sistema del arroyo Alpujata: -Jerarquización en el uso del agua. Vemos como hay una gradación en el derecho de utilización del agua para la agricultura. Reflejo de ello es que determinadas acequias con sus respectivos bloques de terrenos, conformadores de unidades de paisaje, tienen preferencia en su utilización sobre otras unidades. Es decir, las acequias más antiguas poseían prioridad en el uso del agua, y las que posteriormente se fueron creando o aquellas ampliaciones de los canales principales, solo podían utilizar el sobrante de las anteriores. Esto puede ser un indicativo del orden de creación de los diversos sistemas hidráulico y, por lo tanto, podemos obtener una cronología relativa. -Estructura de las acequias principales y de sus respectivos brazales, junto con la fisonomía del parcelario. El suministro de agua de un mismo canal, en época andalusí, solía formar planta arborescente como resultado de un acuerdo social entre los grupos 160 clánicos para el reparto del agua.438 Sin embargo, las ampliaciones y la creación de nuevos canales en la Edad Moderna y Contemporánea, produjeron trazados geométricos con ramales secundarios y partidores paralelos a la acequia principal. Ejemplo claro de esto será la ampliación que se produjo en la acequia de los Molinos en la Edad Moderna a la altura del último molino hidráulico del sistema, en que se aprecia un marcado cambio en la estructura de los canales y en el parcelario. También las formas de los diversos parcelarios son significativas. Así el andalusí es muy irregular como reflejo de una sociedad segmentaria y tribal, mientras que el cristiano moderno y contemporáneo es fruto de otro sistema social y económico, con formas ortogonales439 probablemente basados en unas medidas estandarizadas del terreno como fue la fanegada440. -La situación del espacio residencial. Hasta ahora el único lugar de hábitat localizado en el valle es la alquería de Jorox Viejo que está delimitada, en su parte inferior, por la acequia de los Bravos y por las terrazas que riega, y en su zona superior por los cortados que forma la Mesa. Una vez establecidos una serie de parámetros, vamos a pasar a analizar los diversos sistemas de irrigación estableciendo un orden cronológico. -Sistema del Nacimiento. Discurre íntegramente por la margen derecha del río Jorox. En la actualidad está constituido por dos acequias, la de los Bravos y de las Huertas. El primer canal que se creó fue el de los Bravos, con unos partidores que forman una trama de forma claramente arborescente y un parcelario irregular. Posteriormente, y en un nivel más bajo, se construyó la acequia de las Huertas que posee una longitud ligeramente superior a la anterior y que riega una serie de amplias terrazas de escaso 438 Guinot Rodríguez, 2008, p. 225. Esquilache Martí, 2011, p. 3. 440 Es muy frecuente en los libros de apeo del siglo XVI de la concesión a los nuevos colonos de porciones de tierra, tanto de secano como de regadío, que solía coincidir con una fanegada. Así en el Apeo de Yunquera, las tierras de moriscos repartidas en el cercano río Planos entre cristianos viejos en 1568, se incluye en el lote de cada colono una fanegada de tierra de riego (AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, 1571, fols.86, 96, 112, 124...) dicha fanegada equivaldría a 3672,73 m² para el regadío, y de 6121,17 m² para el secano, según extraemos de los libros de apeo de Tolox y Yunquera. 439 161 desnivel entre ellas. Esta última, forma un parcelario más regular, con partidores de tendencia rectilínea. Es evidente de que se trata de una de las mejores zonas del valle para el desarrollo de una agricultura de irrigación dado sus amplias terrazas y su orientación E que, junto con su situación en la parte alta del valle, garantizan una insolación prolongada durante el día. Este factor es importante, puesto que la mayoría de las especies agrícolas que los árabes trajeron de Oriente son heliófilas, necesitan una dilatada exposición solar para que fructifiquen de forma optima. Además, esta posición alejada del fondo del valle hace que, ante la escasez de inversiones térmicas, las heladas sean escasas. En la actualidad la acequia de los Bravos tiene preferencia de riego sobre la de las Huertas, por lo que interpretamos que su creación fue anterior al otro ramal y que esta sería la primera zona de regadío que se fundó en el valle a tenor de la datación que hemos establecido para la cerámica hallada en la alquería, también por tener prioridad sobre el sistema de la acequia de los Molinos en caso de carestía hídrica. 5.4.6-.Sistema de la acequia de los Molinos Es el sistema que riega mayor superficie de terreno en el valle, además de poseer brazales secundarios de importancia como son las acequias del Rompeizo, la de los Amayas, la Alta y la acequia del Molino de don Bartolo, ramales que en la práctica formarían sistemas autónomos de riego. Proponemos su división en dos sectores claramente diferenciados, tanto por la estructura parcelaria, como por la fisonomía de las acequias, brazales secundarios y partidores. El primer subsistema abarcaría desde la misma toma de la acequia de los Molinos hasta justo por debajo del último molino hidráulico del sistema (Antonio Sánchez) e incluiría todos los brazales secundarios antes mencionados. El parcelario es muy compartimentado e irregular, junto con una traza arborescente de acequias y partidores muy marcados. El segundo subsistema incluiría desde el molino de Antonio Sánchez, a la desembocadura de esta acequia en la cañada de Treviño. Tanto el parcelario como la estructura de canales, sufren una modificación radical, con una clara tendencia ortogonal, junto con la acequia principal y ramales secundarios formando una estructura en forma peine de gran regularidad441 en que todavía se puede observar como la 441 Para el análisis del parcelario del valle de Jorox nos hemos basado en el mapa del catastro de 1942 que en la actualidad se puede consultar en el Archivo Histórico Provincial de Málaga. 162 superficie de las diferentes propiedades no ha sufrido excesivas divisiones, poseyendo un estándar cercano a la fanega actual. Todo ello nos indica que hubo una ampliación en la Edad Moderna. Como hipótesis, proponemos dos periodizaciones históricas diferentes. El primer subsistema podría tener un origen andalusí, aunque a diferencia del sistema del Nacimiento, estaría relacionado con el período bajomedieval. El segundo subsistema es ya una ampliación realizada en la Edad Moderna y Contemporánea. 5.4.7.-Sistema de la acequia del Moro. Forma el trazado de canalización más largo del valle con una longitud aproximada de seis kilómetros desde su toma en un azud del río, apenas doscientos metros por debajo del molino de Antonio Sánchez, hasta su desembocadura en el río Planos, muy cerca de la unión de dicho cauce con río Grande en el partido rural de la Millana. Como vimos anteriormente, esta acequia, dentro de la jerarquización por el uso del agua, está por debajo de la de los Molinos y en época de escasez solo puede utilizar los sobrantes de dicho canal. Apenas a unos cincuenta metros por encima del azud de captación de esta acequia, existe una fuente llamada de los Enriques, cuyas aguas son de uso exclusivo para su suministro, con un caudal escaso aunque permanente. Al igual que el sistema anterior, también existen dos sectores claramente diferenciados. El primero abarcaría, aproximadamente, el primer kilómetro de recorrido del canal, con partidores perpendiculares al trazado de la acequia, junto con un parcelario compuesto por pequeñas unidades que posee un ordenamiento que tiende a la regularidad. El segundo sector discurre, en su mayoría, por terrenos no cultivados y su cometido es llevar el agua a la zona del Bajo Planos donde regaría un parcelario muy simétrico y regular, con partidores rectilíneos y también perpendiculares a la acequia principal. Sobre la cronología del primer sector mantenemos nuestras dudas, aunque no descartamos una posible creación tardomedieval. Sobre el segundo sector las evidencias son claras, tratándose de una fundación de origen contemporáneo. 163 5.4.8.-Sistema de la acequia de la Nana Su trazado discurre paralelo a la acequia del Moro, aunque en un nivel inferior. La toma se realiza mediante un pequeño azud, unos ochocientos metros por debajo de la presa de captación de la acequia del Moro. Ocupa un escalafón inferior a la anterior en la jerarquización de los derechos de uso del agua del río, por lo que probablemente se trate de un diseño posterior. El canal principal forma un trazado rectilíneo, con brazales secundarios paralelos a este y partidores formando un esquema en forma de peine. El parcelario tiene tendencia ortogonal. Dado su estructura, tanto del parcelario como de los canales de riego, tampoco nos caben dudas de que su creación es posmedieval. 5.4.9.-Microsistemas del Qanāt del Portezuelo y de las cuevas de Jorox. Se tratan de microsistemas independientes del río Jorox y ambos coinciden con la estructura de irrigación que en árabe se denomina maʻŷil442. En el primer microsistema la existencia de una surgencia que incorpora la técnica de captación de acuíferos denominada qanāt, nos habla de una probable procedencia oriental,443 introducida por la colonización árabe y de la que ya tenemos noticias en el siglo XI cuando esta técnica estaba plenamente consolidada en al-Andalus444. Los parcelarios de ambos sistemas presentan formas muy irregulares y fragmentadas, con brazales y partidores de estructuras arborescentes y formas piriformes. Estos indicios nos llevan a proponer un origen andalusí. Es palpable que los espacios irrigados de origen andalusí en Jorox no se diseñaron en función de la disponibilidad hídrica para el riego. Así podemos apreciar como en la actualidad, y a pesar de que la superficie de irrigación ha aumentado al menos un 300% con respecto al sistema de origen medieval, hay agua suficiente para regar toda esta 442 El primer investigador que describió un maʻŷil fue Pirenne en su trabajo sobre los sistemas de irrigación en Banyalbufar en la isla de Mallorca (Pirenne, 1977). 443 Argemi Relat et alií, 1995, p. 180. 444 Ya tenemos noticias de la existencia de un qanāt en Marraquech mandado construir por el emir almorávide Yūsuf Tāšufīn en el 1071. Lo curioso es que su constructor, ʻAbd Allāh b. Yūnus alMuhahdis, era de procedencia andalusí (Pascon, 1977). 164 extensión445. También llama la atención la inexistencia de estructuras de almacenamiento hídricas para el riego, tipo alberca. Las pocas que existen están generalmente fuera del antiguo perímetro de riego y además sus fábricas son, en su totalidad, de hormigón hidráulico por lo que tienen un carácter contemporáneo. Su extensión, por lo tanto, quedó supeditada a la disponibilidad de recursos humanos y fue el aumento demográfico el que hizo crecer el sistema con la particularidad de que aún en el momento actual, y a pesar de la sequía persistente desde hace años, sigue habiendo recursos hídricos suficientes para mantener unos turnos de riego equilibrados. No ocurre lo mismo con otros perímetros de irrigación cercanos y también de origen andalusí como el del río Nacimiento en Coín y el del arroyo de Alpujata en Monda.446También dichos espacios debieron sufrir diversas ampliaciones desde su fundación hasta la caída de la comarca en manos castellanas447. Ampliaciones que no podemos distinguir con claridad, aunque si diferenciarlas de las acaecidas en época moderna y contemporánea. Así, y ciñéndonos exclusivamente a los perímetros irrigados de probable origen andalusí, tenemos que el sistema del la acequia del Nacimiento pudo ser el primero en construirse dentro del valle, y dentro de esta la acequia de los Bravos fue anterior a la de las Huertas. Ambas riegan una superficie de dos hectáreas y media. El sistema de la acequia de los Molinos fue el siguiente en levantarse apreciándose diferentes fases que irían jerarquizadas desde los más altas hasta los que ocupan las posiciones más bajas: acequia del Rompeizo, Amaya, Alta y la acequia matriz hasta el último molino hidráulico. Los microsistemas del Portezuelo y de las cuevas de Jorox, por su carácter autónomo, no podemos clasificarlos con claridad, aunque sus estructuras de tipo maʻŷil y la existencia de un qanāt nos hace pensar en un temprano origen. Estimamos que la superficie total de los sistemas de procedencia medieval era de 53675 m², lo que equivaldría a cinco con tres hectáreas. Es evidente, de que estas hipótesis son 445 Los turnos de riego en el 2014, a pesar de la fuerte sequía que se padece en la actualidad, tienen una periodicidad para la acequia de los Molinos de cinco días. También hay que tener en cuenta que al menos un 20 % del caudal total de la surgencia se deriva para el consumo doméstico del pueblo de Alozaina (Fuentes de la comunidad de regantes del río Jorox). 446 Según el Repartimiento de 1497 (Los Repartimiento de Málaga, ed. López de Coca, 1997, p. 38) Coín poseía en esta fecha unas 15 Hts de tierras de regadío cuyo suministro hídrico dependía de las aguas del río Nacimiento, frente a las 655 Hts que actualmente posee (Fuentes de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla del río Nacimiento de Coín). Para el arroyo Alpujata de Monda la superficie irrigada de probable origen andalusí era de dieciséis fanegas (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, p. 171), treinta y seis fanegas en la década de los setenta del siglo XVIII (Medina Conde 1773, fols. 188 y 189) y cincuenta en la década de los sesenta del siglo XX (Fuente de la comunidad de regantes del arroyo Alpujata). 447 Hemos realizado un cálculo sobre la superficie irrigada de origen andalusí en que se han incluido los espacios que cubriría la acequia de los Molinos y todos sus ramales, más los microsistemas del Portezuelo y cuevas de Jorox, dándonos un total de 53675 m² que equivaldría a unas 5,3 Hts. 165 provisionales siendo necesario profundizar más en el estudio de estos sistemas para llegar a unas conclusiones más solidas. 5.4.10.-Conclusiones. Al igual que en el valle del arroyo Alpujata, hemos pretendido realizar una aproximación a los sistemas de irrigación tradicionales, intentando hacer una primera diferenciación entre aquellos de probable origen andalusí, y los que se confeccionaron en época moderna y contemporánea. Es evidente que la agricultura de regadío ocupó un lugar fundamental en la organización productiva del valle. La gran extensión del sistema de acequias denota una fuerte inversión de trabajo y una organización comunal que sin duda afectaría al reparto del agua, con una reglamentación estricta de este bien común. Hemos visto también que la ubicación del poblamiento estaba supeditada a no interferir el sistema productivo y de como la estructura de irrigación sufrió escasas alteraciones. Todo ello con un sistema productivo y de organización del espacio de evidente origen andalusí. Uno de los principales obstáculo a la hora del desarrollo de la investigación es la escasez de documentación escrita, especialmente castellanas de finales del siglo XV y del XVI. En el Libro de Repartimiento de Alozaina solo hay dos menciones a Jorox, y en una de ellas, la relacionada con las tierras de riego que se le conceden a la Iglesia para sufragar su fábrica, ni siquiera se cita el topónimo como tal. Tampoco existe un libro de apeo del siglo XVI como ocurrió con Casarabonela, Yunquera, Tolox, Guaro o Monda, en los que se describen minuciosamente el reparto de las posesiones de los moriscos entre los repobladores castellanos, ya que tras la conquista cristiana de Alozaina y su alfoz, la población islámica abandona el territorio. Con relación a las fuentes escritas de origen islámico, si cabe, son aún más escasas y en algunos casos indirectas, con algunas reseñas que interpretamos relacionadas con el valle. Sin embargo, la metodología relacionada con la arqueología del paisaje y la arqueología hidráulica ha sido una eficaz herramienta a la hora de realizar una aproximación a la interpretación histórica del paisaje, y ante la falta de prospecciones extensivas o excavaciones realizadas con la metodología arqueológica. Solo hemos encontrado algunas reseñas sobre el área de residencia medieval en el “Avance del Plan 166 General de Ordenación Urbanística de Alozaina448” al cual se le denomina como “Despoblado de Jorox” aunque con una georeferenciación que consideramos errónea. 5.5.-Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila La alquería de Pereila se encuentraba apenas a cuatro kilómetros de Dakwān. Cuando se produjo la caída de esta última en 1485, ya se hallaba despoblada como consecuencia de una cabalgada acaecida, probablemente, en la segunda mitad del siglo XV y que es recogida por la documentación castellana en un pleito fechado en 1537449. Su territorio, tras la conquista, se integra en el de Coín, siendo concedido a Pedro de Barrionuevo mediante mercedes reales, el cual lo dividió en dos partes. La primera, se identifica con el partido de Pereila Alta, arrendando su territorio a mudéjares y, posteriormente, a los moriscos. La segunda, es el pago de Valdeperales, que también arrenda Barrionuevo, pero en este caso a cristianos viejos de Coín. Ambos partidos constituyen los antiguos espacios irrigados de origen andalusí de dicha alquería, lugares que tuvieron una continuidad en el siglo XVI, aunque con ligeras variantes dependiendo sí su cultivo y gestión eran realizados por mudéjares-moriscos, como el caso de Pereila Alta o, por los nuevos colonos castellanos, como ocurrió con Valdeperales. 5.5.1.-Pereila Alta Vamos a realizar el estudio de las acequias que riegan el partido de Pereila Alta con el objetivo de diferenciar los trazados que pudieran tener un origen andalusí, de aquellas ampliaciones o nuevas construcciones posteriores450y así, también, aproximarnos a la superficie regada a finales del siglo XV451. Según el origen de su suministro hídrico podemos dividir los sistemas hidráulicos en tres: la acequia de la fuente de la Reyna, la acequia de la fuente de la Alfaguara y las acequias de río Pereila. 448 Avance del Plan General de Ordenación Urbanística de Alozaina (Málaga), p. 104, 2006. que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera nyño porque en tienpos de moros moravan su padre y madre en Pereyla y quando entro una partida llamada Pernya con los cristianos y la rrobo e este testigo huyo a Coyn (ACM, Leg. 4, nº 35, s/f). 450 Una de las primeras iniciativas en establecer las secuencias de transformaciones del regadío andalusí al medieval es la obra: Bazzana y Meleumeester, 1998. 451 Kirchner y Navarro, 1994. 449 167 La acequia de la fuente de la Reyna tenía su toma en el manantial de la Reyna452, punto de captación que estaba apenas a cinco metros del cauce de río Pereila453. Discurre por la margen izquierda del río y tiene una longitud aproximada de quinientos metros454regando, de forma continua, prácticamente desde su punto de captación, una superficie de tres con cuatro hectáreas455. Como sistema de vertiente que es456, su estructura está constituida por un canal principal de distribución y por seis brazales o acequias secundarias que se encargan de repartir el agua por aquellas zonas que no están colindantes con la acequia-madre. El trazado de estos brazales es irregular, formando una trama tipo arborescente, recorrido que se diseñó de forma oblicua a las curvas de nivel para evitar que alcanzaran un grado de inclinación excesivo con los consecuentes problemas de erosión que ello podría acarrear. Dos arroyos tiene que salvar dicha acequia-madre, problema que se resolvió con la creación de pequeños acueductos. Sin embargo, cuando los brazales secundarios encuentran estos obstáculos, no los cruzan corriendo paralelos a ellos. Estos arroyos también podrían haberse utilizados como desagüe del sistema. Pensamos que con la entrada del grupo que diseño y construyo esta zona irrigada457 se generaron unos espacios de trabajo totalmente nuevos a los existentes con anterioridad. El nuevo parcelario se caracterizó porqué su construcción estuvo supeditada por una serie de condicionantes entre los que destacamos el trazado del río 452 Debido a las explotaciones de canteras en la zona el nivel freático ha sido modificado y la fuente de la Reyna ha dejado de emanar agua de forma natural, por lo que ha sido necesario la construcción de un pozo cuyo caudal se obtiene mediante motores eléctricos. 453 Justo por encima de la fuente de la Reyna, a río Pereila se le denomina río de Abuquería. Según Glick: un río que nace en zona de montaña y termina atravesando una llanura, se organiza hidráulicamente como si fuese otro río distinto. Hasta el nombre del río puede cambiarse, si pasa del dominio de una tribu al de otra”. (Glick, 1990, p. 167). En el partido rural de Albuqueria existen indicios de un poblamiento de origen andalusí que estaba a un kilómetro río arriba de Pereila, el cual también tenía su área de irrigación cuyo suministro hídrico provenía del arroyo del Lobo. Ejemplo similar encontramos en Monda en el arroyo Alpujata, cuyo tramo superior se denomina arroyo Marchar, en el tramo de las huertas como Alpujata, mientras que en su tramo medio se le llama Alcazarí (Ordóñez Frías, 2014b, p. 184). 454 Clasificamos como “acequia de la fuente de la Reyna” aquel canal que va desde la surgencia del mismo nombre hasta el arroyo de Ballonato, ya que interpretamos que a partir de ahí fue una ampliación de época moderna y no se incluiría dentro de las estructuras de origen andalusí. 455 Carmen Navarro establece una diferenciación entre la extensión de los perímetros antiguos, que en ningún caso superaban las 5 Ha y oscilan entre 3 y 4 Ha, mientras que la nueva huerta supera las 9 Ha (Navarro, 1996, p. 182). 456 La organización del espacio irrigado en una sola vertiente hace que sean necesarias acequias secundarias o ramales que conduzcan el agua a las parcelas que no tengan acceso directo desde la acequia principal” (Kirchner, 2010, p. 84). 457 Según Martínez Enamorado la fundación de estas alquerías vendría de la mano de la instalación de los grupos tribales beréberes de la primera ola, repartidos por las áreas montañosa de la Algarbía malagueña” (Martínez Enamorado, 2003a, p. 585). 168 que en su acción erosiva creó una serie de meandros, así como por el grado de inclinación del terreno. Como solía ser habitual, la construcción de las diversas terrazas iba de abajo a arriba458, por lo tanto, dichos meandros y su morfología cóncava o convexa, determinaron el arranque de las terrazas de riego y, por consiguiente, condicionan también el resto de la estructura parcelaria. Lo podemos dividir en tres sectores: -El sector primero está delimitado en su base por un meandro de forma cóncava poco marcada. Se creó una primera terraza o bancal-base de una cierta amplitud, con forma poligonal parecida a un rectángulo y que tendría una extensión de ciento cuarenta metros de largo por ochenta metros de ancho. Una vez que el terreno comienza a tomar un grado de inclinación acusado, se realizan seis terrazas que irán disminuyendo, de abajo a arriba, en cuanto a su anchura, con diez, seis, seis, cinco, cinco y cuatro metros respectivamente, y sin que existan entre ellas un desnivel superior a un metro. -El Sector segundo coincide, en su parte inferior, con un amplio meandro de forma convexa, teniendo una superficie de riego sensiblemente mayor que el sector anterior. También se creó un bancal-base de proporciones similares al del primer sector, con un segundo bancal que alcanza unas proporciones de ochenta metros de largo por veinte metros de ancho. A continuación se construyeron cuatro terrazas, cuyas alineaciones coinciden con los cuatro últimos bancales del sector primero. -El tercer sector tiene su base sobre un pronunciado meandro cóncavo que ha provocado una intensa erosión del cauce del río sobre la margen izquierda de este. Por lo tanto, los primeros siete bancales que se construyen son estrechos y van aumentando de anchura a medida que van subiendo la vertiente (cinco, tres, seis, cinco, siete, ocho y nueve metros respectivamente), debido a la paulatina disminución del grado de inclinación del terreno. Condicionado por la existencia de un pequeño paleocauce lindero con las terrazas más cercanas al río, se creó un bancal de forma trapezoidal de treinta metros de ancho por unos veinte metros de largo que añade un cierto grado de irregularidad al conjunto. La parte superior de la vertiente es coronada por otra terraza de forma casi cuadrada de cuarenta y cuatro metros de ancha por cuarenta metros de larga que alinda, por arriba, con la acequia-madre. Como vemos forma un sector algo 458 Los diseños, complejos y enormes, de terrazas irrigadas de los Andes centrales, de Perú y de México comparten idénticas características que los esquemas magrebíes y andalusíes por lo que hace a su forma de construirlos de abajo a arriba (Barceló Perelló, 1989, p. 32). 169 más compartimentado e irregular que los anteriores, pero sin perder la unidad estructural del conjunto. El sistema de la fuente de la Reyna presenta, en todos sus sectores, una uniformidad que denota que su construcción se realizó en un período de tiempo relativamente corto y, probablemente, por el mismo grupo humano. Otra característica destacable es la mesura, el equilibrio que observamos en el sistema con una acequia-madre que no sobrepasa en ningún momento el 3% de inclinación y un desnivel total, desde su toma hasta su desagüe en el arroyo de Ballonato, de unos doce metros negativos, además de su estructura parcelaria que supo aprovechar los desniveles del terreno con gran maestría en que destaca su equilibrada proporcionalidad y una homogeneidad que nos lleva a pensar que fue fruto de un proyecto común de estas sociedades campesinas. Este saber muestra la madurez, el bagaje en la construcción de sistemas hidráulicos que contrasta notoriamente con las ampliaciones que sufrió dicha acequia en el período moderno. A partir del arroyo de Ballonato la acequia de la fuente de la Reyna discurre por un sector en que el terreno toma un grado de inclinación muy acusado, desapareciendo las terrazas de cultivo durante un trayecto de, al menos, cien metros, para luego virar hacia el O y alejarse de la vertiente izquierda del río, suministrando agua a una serie de terrazas en que el grado de pendiente va disminuyendo paulatinamente y con bancales que decrecen en anchura a medida que desciende por la ladera, ya orientada hacia la zona por donde discurre el camino real de Coín a Monda, es decir al NO. Este nuevo tramo de acequia tiene una longitud de doscientos veinte metros y riega una superficie de unas seis hectáreas y media. Lo consideramos ya una ampliación posandalusí dado que se produce una ruptura orográfica y geográfica con respecto a la unidad que mantenía la fuente de la Reyna. Es decir, que la sensación de discontinuidad es evidente. Pero también se observa entre ellos diferencias estructurales. El tramo de acequia de probable origen andalusí posee una configuración arborescente en su interior, con los diversos brazales secundarios que tienden a la irregularidad, además de tener un perímetro de forma piriforme459. Sin embargo, en la ampliación que consideramos moderna, los brazales secundarios están distribuidos con una traza perpendicular con respecto a la acequia madre, es decir con una trama de tipo “peine”, 459 Guinot Rodríguez, 2008, pp. 98-111. 170 además de poseer un perímetro de forma ortogonal. Ambos son el reflejo de dos grupos humanos con estructuras sociales y productivas diferentes. Apenas cincuenta metros por debajo de los espacios de cultivo de la fuente de la Reyna y en la misma margen del río, se desprende la acequia de los Molinos que tiene su toma en un azud en el mismo cauce del río. Parece que su construcción tuvo como motivo prioritario suministrar agua a los molinos de la Pasada y de En medio, cuya presencia se constata ya a finales del siglo XV y, posteriormente, en época contemporánea, al molino de Bartolomé Moya, conocido también como del Azúcar. La acequia tiene una trayectoria que discurre paralela al cauce del río, en que el desnivel entre ambos se va adquiriendo de forma casi imperceptible, y con una separación acequia-río que generalmente no supera los cinco metros. Por lo tanto, los espacios de irrigación son muy escasos y se concentran entre los molinos de En medio y la Pasada y por debajo de este último, no superando, en total, la hectárea. Dichas instalaciones, debido a los escasos desniveles que posee la acequia, se situaron en sendos escalones producidos por los efectos de la erosión selectiva del cauce sobre sustratos calizos más blandos que los circundantes. Discurre durante un trayecto de quinientos sesenta metros y tanto el sistema hídrico, como los molinos de En medio y la Pasada, tienen un origen andalusí: Otro sy es nuestra merced e voluntad que Rodrigo de Alcazar nuestro guarda vesino de la dicha ciudad de Malaga haya e tenga por merced para siempre jamás que el ha tenido e poseydo e tiene e posee hasta aquí que an la dicha ciudad cerca de las casas donde el mora un sytio de molino de los dos citios que están en el ryo de Pereyla el mejor que el escoja para que haga de ello lo que quisyere e por bien toviera460 También tenemos información de que Rodrigo Alcázar escogió el molino de la Pasada, es decir, aquel que estaba más cercano al camino real de Coín a Monda: todo esto queda a mano izquierda por Pereyla salvo el molino de Rodrigo de Alcaçar con sus bancales y pasado el rio del molino hacia Monda hasta llegar a tierras de la Fuensanta461 460 461 AMM, AACC, Vol. 1, fol. 3, 1489. ACM, Leg. 4, nº 35, s/f. 171 Vemos como en 1572 se recogen ya tres molinos en Pereila, todos ellos identificados actualmente. El primero, o de Bartolomé Moya, ocupaba la posición más alta y parece tener su origen en la primera mitad del siglo XVI. El segundo, o de En medio, estaba a continuación de este, aprovechando un marcado escalón que hace el río. El tercero, o dela Pasada, está junto al camino real de Coín a Monda pero ya en la margen derecha del río: que ai dos molinos de pan con cada dos paradas que son quatro por todas, en el rio de Pereila jurisdizión de Málaga en la dezmeria de la villa de Coin, el uno de ellos es de Batolomé Arruro, [...] el qual dicho molino es el que está en medio de uno de Bartolomé de Moia chistiano viejo bezino de Coin462 La conducción del agua al molino de la Pasada se realiza mediante un acueducto que parte del molino de En medio y cruza a la margen derecha del río donde una acequia de unos setenta metros de longitud conecta con dicha instalación. Parece que esta conducción, junto con la ampliación de un cárcavo, fue consecuencia de una reforma realizada en 1541: un molino de pan que el señor Juan de Liza tiene en el rio de Pereyra entre Coyn y Monda junto a la pasada del camino [...] que se han de hacer dos paradas en el dicho molino para las cuales se ha de alzar el herido sobre lo que agora está media vara de medir463 La acequia de la fuente de la Alfaguara464 tiene su toma en el manantial del mismo nombre, en las cercanías del camino real que va de Coín a Monda y, por lo tanto, en un sector diferente, aunque cercano, a la vertiente izquierda de río Pereila. Su canal de conducción poseía un recorrido de novecientos metros hasta llevar a la zona de cultivo que coincide, parcialmente, con los terrenos que franquean la parte superior de la acequia de la fuente de la Reyna, regando, aproximadamente, media hectárea. También consideramos a este sistema como posterior al de la fuente de la Reyna, con una desproporcionalidad notoria entre la longitud de la acequia y los espacios irrigados. 462 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 166-167. AHPM, P-6598, 1541, s/f. 464 En la actualidad dicha fuente y acequia son prácticamente irreconocibles debido al aterrazamiento que ha sufrido el terreno. Hoy día la extracción del agua se realiza mediante motores eléctricos en varios pozos cercanos al área de cultivo. 463 172 En la margen derecha del río se sitúa la acequia de la Umbría cuyo aporte hídrico toma directamente del cauce mediante un azud unos cien metros metros por debajo de la surgencia de la fuente de Reyna, pero en márgenes diferentes. Igual que el anterior, es un sistema de vertiente aunque con una cierta desarticulación en cuanto a los espacios irrigados que no se reparten de forma proporcionada. Tiene una longitud total de mil doscientos metro, cubriendo una superficie de riego aproximada de dos con ocho hectáreas. Posee un molino hidráulico paralelo al azud de la acequia de los Molinos denominado de Jiménez465. Ya tenemos constancia de la existencia de riegos en la margen derecha de río Pereila sobre 1564, pero carecemos de datos suficientes para saber si su fundación corresponde con el Medievo o tiene un origen moderno: las rozas y tableros que yo tenga arendado a Juan de Almodovar que son en termynos de Pereyla quitando dellos las rozas que la rendado a Diego Gomez Portugues y en lugar desta dicha roza le doy los tableros que yo el dicho Bartolomé de Amaya tengo desta parte del río hacia Coyn466 Hay que señalar que los molinos hidráulicos de origen andalusí no solamente no estaban integrados en el sistema de irrigación principal o de la fuente de la Reyna, sino que además tampoco utilizaban el mismo suministro hídrico, ya que dichas instalaciones se abastecían del río, mientras que el de la fuente de la Reyna lo hacía de la surgencia del mismo nombre. Fue una solución que priorizó el riego sobre la molienda con la originalidad de que ambos sistemas eran independientes467. También tenemos que tener en cuenta que durante el siglo XVI la molinería en la zona sufre importantes transformaciones como consecuencia de los cambios sociales y económicos producidos tras la conquista castellana, y que tiene su expresión en el aumento de número de cárcavos (generalmente de uno a dos), la ampliación de las instalaciones 465 Como ya hemos visto anteriormente dicho molino no figura entre los mencionados a finales del siglo XV ni entre los del Apeo de Monda de 1572. Tampoco se recoge en el Catastro de Ensenada cuando se dice: y los cuatro siguientes son los que están situados en el río de Pereila siendo primero el molino nombrado del Azúcar [...] Otro de dos paradas nombrado de Fernán Sánchez [...] Otro nombrado molino de la Puente. (AGS, CE, RG, L. 285, fols. 67v y 68v). Vemos como en la actual Pereila Alta, según el Catastro, solo existían tres molinos (el de la Puente está en el puente de la Ermita, algo más abajo que la zona estudiada), por lo tanto, el molino de la acequia de la Umbría tuvo que ser posterior a estas fechas. 466 AHPM, P-6554, s/f, 1564. 467 Los estudios realizados sobre sistema de irrigación andalusíes en que existían molinos hidráulicos, sobre todo en las islas Baleares, han demostrado que la irrigación tenía prioridad sobre la molienda y los molinos se situaban al final de los sistemas de riego para no interferir en estos (Argemi Relat, 1995, p. 173). 173 preexistentes, la construcción de nuevos molinos y la priorización de la molienda sobre la irrigación468. Fig.5.8- Hidráulica de Pereila Alta 468 Los molinos de la Pasada, de En medio, de Moya y de Jiménez, poseían ya a mediados del siglo XVI dos cárcavos. En el caso del molino de la Pasada la documentación escrita recoge la fecha de las ampliaciones tanto en el número de cárcavos, como en la creación de diversas dependencias (AHPM, P6598, 1541, s/f). Los molinos de origen posmedieval en Pereila son: del Americano, “la Puente”, de Ortiz y el de Jiménez. Es curioso como este último, cuando realizaba la molienda, vertía el agua directamente al río y por lo tanto no tenía un aprovechamiento en las zonas de irrigación que había por debajo de dicho molino. 174 1 Molino de Jiménez 2 Molino del Azúcar 3 Molino de En medio 4 Molino de la Pasada 5 Acequia F. de la Reyna: sector de origen andalusí 6 Acequia F. de la Reyna: ampliación moderna 7 Espacio residencial Fig. 5.9- El aterrazamiento y su estructura en los espacios irrigados de la fuente de la Reyna. 5.5.2.-Valdeperales y sus espacios de trabajo El pago de Valdeperales constituía un espacio de trabajo bien definido e individualizado del núcleo principal de Pereila Alta, del cual estaba separado por los partidos rurales de Viñas Viejas y el Piejo. Forma un valle, el cual se aterrazó en sentido ascendente en varias fases, desde el río de la Villa hasta el borde N de la meseta de Los Llanos con un desnivel entre ambos puntos de doscientos veinte metros. Está delimitado por el dicho río de la Villa por el N y O, por el S, por la meseta de Los Llanos y por el E, con el farallón del cerro Carranque o de las Lombardas, poseyendo 175 una superficie aproximada de treinta hectáreas. A nivel interno está estructurado por tres vías transversales: camino Alto, camino de En medio y camino Bajo. A su vez, del camino Alto derivan cuatro viales paralelos a este y que van por los trazados de las acequias. Cada uno de estos ramales transversales marcó diversos períodos de expansión de los cultivos, con un orden de antigüedad que va de arriba a abajo. Quizá el más interesante, por ser la primera zona en la que, probablemente, se instaurara una agricultura de irrigación, sea el correspondiente al camino Alto. Este primer sector tendría como límites la meseta de Los Llanos, por arriba, y el camino Alto, por debajo que correspondería, en buena parte, con las tierras de riego de la acequia del Olivar. Valdeperales es el territorio de la antigua alquería que mejor conocemos debido a la abundante información que ha proporcionado el pleito de 1537. Ello es así porque el cabildo estaba interesado en dejar claro que la zona había pertenecido a Pereila y que los cristianos viejos, a los cuales Pedro de Barrionuevo arrendó estas tierras, tenían la obligación de pagar el diezmo a la catedral de Málaga. También se insiste pertinazmente sobre los cambios de cultivos que se produjeron desde finales del siglo XV y principios del XVI, cuando aún estas tierras estaban trabajadas por mudéjares, hasta la primera década del XVI en que todos los agricultores de Valdeperales eran ya cristianos viejos. Creemos que posee la misma intencionalidad, es decir, mostrar que a pesar de los cambios de cultivos y de los cultivadores, esta zona había sido una unidad territorial con Pereila Alta. Si bien el pleito es el que aporta la información mayoritaria sobre Valdeperales, no es la única fuente documental en hacerlo, y son también los protocolos notariales, especialmente los que van desde el intervalo temporal de 1540 a 1565 469, los que complementan dicha información. ¿Pero qué tipo de agricultura se practicaba?, ¿de secano, de regadío, o ambas indistintamente? Podemos afirmar que la agricultura de irrigación era predominante como así se muestra en el pleito: pero que sabe y ha visto que de tres años a esta parte Merca Nuñez del dicho Barrionuevo ha dado a tributo todas las tierras de riego de Valdeperales a vecynos de Coyn470. Sabemos que el número de arrendatarios era, al 469 470 AHPM, P-6548, P-6553 y P-6554. ACM, Leg. 4, nº 35, s/f. 176 menos, de trece471, si todos ellos trabajaban tierras de regadío, como se alude en el texto anterior, los cultivos de irrigación debieron de ser predominantes. La información más temprana que poseemos sobre la utilización del agua en este pago con fines agrícolas procede del denominado “Privilegio de Valdeperales” que se recogió en las ordenanzas de la ciudad de Málaga, y del cual quedó constancia documental cuando lo redactó el escribano público Rodrigo Alcázar en 1529. Dicho documento otorga una cantidad de agua fija preferente a este pago sobre el resto de las acequias que tienen su toma en el río Nacimiento472. Las alusiones a la existencia de acequias son frecuentes en la documentación del siglo XVI: y de ally a dar a la acequia del agua y de ally al cerro de las Lombardas473[...] viñas y tierras calma de Anton Zyeza e la acequia por medio474. En la actualidad existen dos acequias que riegan la mayoría de las tierras de este pago; la de Valdeperales y la del Olivar475. Ambas derivan de la Torna de los Negros, partidor que divide las aguas del río Nacimiento entre dichas acequias y la de la Haza. La primera, discurre por el cauce de un antiguo arroyo y tiene diversas salidas a las terrazas colindantes, destacando un brazal secundario de unos ciento cincuenta metros de longitud que cubre buena parte de la margen derecha de dicho arroyo. Una vez que el cauce sobrepasa el camino de En medio, pierde su función de acequia convirtiéndose, exclusivamente, en un desagüe del sistema debido a que el grado de pendiente del terreno desciende de manera notable y ya el canal es incapaz de proporcionar agua a los bancales colindantes por efecto de la gravedad. Se trata de una acequia-arroyo que tomo protagonismo como canal de riego a raíz del “Privilegio de Valdeperales” probablemente ya en la tercera o cuarta década del siglo XVI, y que cubre en la actualidad una superficie de riego de tres hectáreas476. 471 Rodriguez ortelano, Alonso Fernández tundidor, Cristobal Sanchez, Pedro, Francisco Rodriguez mesonero, Fernandez de Avila sastre, Juan de Astorga, Alonso Doynoro, Juan Romero, Juan Garcia de Pulla. Bartolome Sanchez frayle, Francisco Rodryguez harriero, Alonso Marques el moço, y otros vezynos de Coyn que se la ha dado a senso Mençar Nuñez mujer de Fernado de Barrionuevo (ACM, Leg. 4, nº 35, s/f). 472 Dicho privilegio se otorgo debido a que con anterioridad a 1529 se produjo una inundación catastrófica en Coín debido a una crecida en el río Nacimiento. Para evitar futuras inundaciones se habilitó un desvió de aguas por la acequia-arroyo de Valdeperales. 473 Ibídem. 474 AHPM, P-6554, s/f, 1564. 475 Las acequias del Arrumbadero y de la Haza riegan también tierras de Valdeperales. Debido a que tienen un carácter periférico con respecto al pago y sus trazados pudieron tener un probable origen moderno, no van a ser objeto de estudio en este artículo. 476 Información proporcionada por la comunidad de regantes “Llanos a Juntillas del Nacimiento de Coín”. 177 La acequia del Olivar riega todo el franco oriental del pago con una longitud de unos ochocientos metros y actualmente cubre una superficie de riego de aproximadamente cuatro hectáreas477. Desde su derivación de la Torna de los Negros y hasta el camino Alto, forma un tupido entramado de brazales secundarios que a su vez se dividen en subbrasales y ramales que van regando las diversas huertas. Este sistema posee una forma arborescente, muy marcada, con un abancalamiento irregular y compartimentado debido a una orografía compleja derivada de la existencia de una serie de pequeños paleocauces sobre los que se han diseñado las terrazas y por encima de los cuales discurre, en buena parte, la acequia. A tenor de su morfología, hay suficientes indicios para pensar que este fue el primer sector que se transformó en regadío, y por lo tanto constituyó el núcleo matriz a partir del cual se generaron las diversas ampliaciones del sistema, tanto en el período medieval, como en el moderno y contemporáneo. Si observamos la figura relacionada con la acequia del Olivar (5.10) vemos que con el indicativo O-1 se señala el sector original de filiación andalusí, con una superficie regada de dos hectáreas y media. La primera ampliación (O-2) cubre la margen izquierda de un paleocauce de vertientes pronunciadas descargando sus aguas en el río de la Villa y por cuyo centro discurre parte del camino de En medio. Forma una serie de estrechas terrazas escalonadas que se van ensanchando a medida que se aproximan al cauce del río cubriendo una superficie de riego de una hectárea. Dada su morfología, podemos englobarla dentro del parcelario andalusí, aunque en su parte inferior, colindante con el río de la Villa, ya hay muestras de una ordenación diferente lo que podría ser síntoma de una ampliación posterior. La segunda ampliación (O-3) se desarrolló por la margen izquierda del citado paleocauce, con una orientación NE y paralelo al camino de En medio, aprovechando un marcado desnivel del terreno generando bancales de reducidas dimensiones. Ocupa una superficie de media hectárea. Al igual que en la anterior también se aprecia en su parte inferior una estructuración diferente de la acequia y del parcelario. Hay que hacer una distinción entre las huertas del sector de Pereila Alta y las tierras de riego de Valdeperales. La diferencia estriba en que los bancales cercanos al área residencial eran cultivos hortofrutícolas478 en tierras profundas y de buena calidad, 477 Ibídem. En el Repartimiento de Coín se diferencia a los regadíos que se clasifican como huertas, de aquellos que no lo son: que no son tales (huertas) porque no tienen arboledas; el qual es syn arboledas y no es tal salvo porques de ryego (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, fol. 118v, p. 288). Pereila 478 178 frente a los de Valdeperales, con especies más propias del secano que al proporcionarles algunos riegos se garantizaban las cosechas en años de escasez hídrica, además de aumentar su rendimiento. También este tipo de tierras, generalmente, estaban alejadas del núcleo residencial principal, además de ser terrenos de peor calidad 479. Las fuentes escritas son muy elocuentes al afirmar que: se ha dado a tributo las tierras de riego de Valdeperales a vezynos de Coyn para poner viñas y majuelos y que antes que se pusiesen los dichos majuelos este testigo veya que todas aquellas tierras las solia arendar para senbrar pan y ava [...] no estaban majuelos ni viñas en las tierras de Valdeperales salvo algunos majuelos los que se ponyan entonces llevaban havas y algunos de los tableros donde se podía sembrar trigo y cevada480 Algunos investigadores como López García las denominan como tierra de riego de campiña [...] que, aunque irrigadas, eran de menos calidad y se dedicaban al cultivo de cereales como la cebada o plantas forrajeras481. Igual ocurre en el pago de Mezquitilla que se integra en el término municipal de Coín a finales del XV, pero que mantiene una ocupación mudéjar y después morisca teniendo, por lo tanto, continuidad como espacio de trabajo desde época andalusí. Son frecuentes las alusiones a dicha vega durante la primera mitad del XVI, así como también se recoge en el Apeo de Guaro de 1568: Cupole la primera suerte subsesibe de las tierras de la media suerte de Diego García Dentudo en la vega de arriba que hera de Pedro e Juan Algolfo, vezinos de Guaro, que es en el pago de la Mezquitillas, cortando desde el río Grande hasta la acequia del riego e suertes de las tierras de secano de los pobladores de la dicha villa, linda por la cavezada baxa con el dicho Río Grande, e por la alta con la dicha acequia482 Alta, sin embargo, tenía: algunos naranjos e morales e azeytunos e otro arboles frutales (AGS, RGS, IV, fol. 50, 1490). 479 Las tierras de Valdeperales están formadas por un sustrato base de origen calizo (tobas) que ha generado suelos muy porosos que permiten un drenaje y aireación elevados, aunque con bajos porcentajes de materia orgánica y arcillas. Algunas especies arbóreas tienen dificultades para desarrollarse en esta zona tales como naranjos, ciruelos o manzanos. Sin embargo el cereal, el nogal y determinadas leguminosas, sí producen buenos resultados en estos terrenos (Fuentes del autor). 480 ACM, Leg. 4, nº 35, s/f. 481 López García, 2012, p. 205. 482 AHPG Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 153v, 1571. 179 También podemos apreciar cómo se produjo un cambio de cultivos desde finales del siglo XV hasta las primeras décadas del siglo XVI, cuando estas tierras se arrendan a cristianos viejos: este mismo testigo que sabe que los majuelos de los vecinos (cristianos viejos) que nombra de Valdeperales el los conoció como tierra de pan que lo tenia y sembraron los morisco de Pereyla y lo encerraban en Pereyla483 Vemos como de la siembra de cereales, alcaceres, garbanzos, entre otros, se pasa, fundamentalmente, a plantaciones de viñas y olivos. Es el reflejo de dos sociedades y dos sistemas económicos diferentes en que se evoluciona desde unos cultivos orientados a la subsistencia y al autoconsumo, a otros como la vid con una clara vocación especulativa484. Al igual que en el sistema de la fuente de la Reyna, en Valdeperales también se observa una clara diferenciación entre las zonas de irrigación de probable origen andalusí y aquellas fruto de ampliaciones modernas o contemporáneas. Los sectores 01, 0-2 y 0-3 (Fig.5.10) tienen perímetros periformes con estructuras internas de canalizaciones ramificadas y formas arborescentes, que puede ser indicador de un probable origen andalusí. Si lo comparamos con el último tramo de la acequia del Olivar, el contraste es evidente, con brazales secundarios perpendiculares a la acequia madre generados por ampliaciones ya de época moderna. Igual ocurre con los sectores de la acequia de Valdeperales con un perímetro de forma rectangular y brazales secundarios también perpendiculares a la acequia-madre. La existencia de dos sistemas de irrigaciones independientes, cuyas fuentes de suministro hídrico son diferentes, y ante la presencia de un solo espacio residencial, genera contradicciones con los principios de la arqueología hidráulica en que, según 483 ACM, Leg. 4, nº 35, s/f. De este fragmento se deduce como había dos zonas bien diferenciadas, Pereila Alta, en cuyo poblamiento guardaban los moriscos las cosechas, y Valdeperales como sector productivo relevante, pero separado del espacio residencial. 484 Sabemos que durante los siglos XIV y XV en el emirato nazarí el cultivo de la vid y la morera eran habituales con la intención de obtener pasas y seda. Se trataban de cultivos eminentemente especulativos en que la mayoría de su producción tenían como finalidad su venta en mercados exteriores. Tras la conquista del reino de Granada, los castellanos aumentan la superficie de cultivo, tanto en el secano como en el regadío, produciéndose un incremento apreciable en los plantíos de vides y morales (Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004, pp. 651, 652, 654, 655...). 180 estos, cada acequia tiene su alquería485 y no varias acequias para una sola de estas unidades residenciales. Aparentemente en Valdeperales las prospecciones superficiales han dado resultados negativos y no hemos hallado indicios de un posible espacio residencial. Hay que tener en cuenta que la zona está profundamente antropisada y que muchas de las parcelas han sido valladas, no pudiéndose obtener autorización de la mayoría de los propietarios para prospectarlas, por lo que en este momento de la investigación no podemos emitir una hipótesis plausible para esta cuestión. 485 todo espacio hidráulico andalusí está siempre irrigado por un mismo brazo y nunca recibe agua de otra acequia, puesto que cada uno tenía la función de abastecer a un grupo campesino concreto y no podía mezclar el agua adjudicada a cada uno de ellos (Esquilache Martí, 2011, p. 5). 181 Fig.5.10-Los espacios de irrigación en Valdeperales. Las acequias del Olivar y de Valdeperales. 182 Fig.5.11-El aterrazamiento y su estructura en el sector andalusí de la acequia del Olivar. 5.6.-El complejo hidráulico del río Nacimiento El río Nacimiento es un cauce que transcurre íntegramente por el término municipal de Coín, teniendo su surgencia en un paraje denominado “el Nacimiento” en el partido rural de Los Llanos y en las inmediaciones del llano de Matagallar. Posee una longitud de aproximadamente cinco mil ochocientos metros. A nivel hidrogeológico está integrado en el acuífero de sierra Blanca, con una extensión aproximada de 90 Km² constituido básicamente por una formación carbonatada de mármoles triásicos que tiene el principal punto de descarga en el dicho manantial del Nacimiento, que está situado a una cota de 300 m snm486. En el 2006, cuando se redactaran las ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla del Nacimiento de Coín (Málaga), constaba 486 Andreo Navarro 2007, Tomo II, pp. 168, 169 y 170. 183 que tenía un caudal de 262 l/s487. Sin embargo, en una inscripción que aún hoy día existe en el recinto de dicha surgencia, figura que en 1939 expulsaba (en verano) un volumen de agua de 1200 l/s, regando una superficie de quinientas sesenta y cinco hectáreas. En la actualidad su caudal es muy fluctuante y está condicionado por la sobreexplotación del acuífero, tanto en bombeos para el suministro humano, como para las abundantes explotaciones agrícolas de reciente creación, especialmente de aguacates, que utilizan sus aguas, siendo muy frecuente que permanezcan largos periodos de sequía sin emanar ningún líquido. Una de sus características más destacables es que transcurre por un cauce totalmente “domesticado” en que parece más una canalización artificial que el trazado de un río. Esto es fruto de un proceso de antropización que probablemente arranque desde época andalusí, con un cauce muy simétrico y con las márgenes del río a modo de meseta, fruto de un relleno y allanamiento de dichos márgenes con una clara intencionalidad de adecuarlos para una función eminentemente agrícola. Solo en su último tramo, es decir aquel que transcurre entre el pago de los Molinos Altos y su desembocadura en el río de la Villa, adquiere un apreciable desnivel. Pero sigue manteniendo un aspecto de “acequia488”. También a colación de lo dicho, posee una serie de partidores que en caso de elevado caudal reparten sus aguas en varios circuitos derivándolas a diversos arroyos y evitando así posibles inundaciones. Entre estos partidores principales están: los Tres Tablones, la Torna de los Negros, río Alamino, río Lleno y “el Quebraero”, entre otros. Llama la atención la elevada cantidad de acequias que derivan de su cauce. Desde la parte superior de su curso hasta la inferior destacan: la acequia Alta, acequia de la Oscuridad, acequia de Los Llanos, acequia de la Candonga, acequia del Naranjal, acequia de Valdeperales, acequia del Olivar, acequia de la Haza, acequia de los Caños, acequia la Presa I, acequia la Presa II, acequia de río Alamino, acequia de río Lleno, acequia de la Realenga, acequia de río Bajo, acequia de San Antón, acequia de el Ejido, acequia Taillefer, acequia los Fernández, acequia de la Niebla, acequia Haza-Zaya, acequia de la Alameda, acequia de la Paca y acequia la Talega. Algunas de ellas, como por ejemplo la acequia de la Paca, tienen su toma en curso diferentes al río de Nacimiento, pero como explica el estatuto de la comunidad de regantes: 487 488 Ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla de Coín, p. 4. Fuentes del autor. 184 Tiene su toma en el partido de la Paca, término municipal de Coin, margen izquierda del río Pereila, pero las aguas que aprovecha proceden del río del Nacimiento que vierte al río Bajo o de la Villa y a través de este llegan a Pereila, aprovechando también lo que pueda del propio río Pereila489 Es evidente, que el río Nacimiento suministró en el Medievo los aportes hídricos principales para el mantenimiento de las cuatrocientas veinte y seis aranzadas de huertas contabilizadas en el Repartimiento de Coín de 1492490, extensión muy superior a la de otras villas limítrofes para la misma época, como Alhaurín con doscientas seis, Mijas con sesenta y ocho, y las escasas veinte aranzadas para el caso de Cártama491. Solo Casarabonela se aproxima a la extensión de Coín con doscientas ochenta aranzadas. Sin duda dicha riqueza agrícola debió repercutir en que ya, para el siglo XIII, se aproximara al estatuto de medina492 y que en 1364 Dakwān fuera cabecera de una marca defensiva que abarcaba toda la Algarbía. De la riqueza de su hidráulica se hace eco Pérez de Pulgar (1780, p.144) cuando la villa está cercada y a punto de caer en manos de los castellanos: É conoscida la disposición de ambos lugares: como quiera que la villa de Cártama vido ser muy fuerte, e asentada en lugar aspero pero porque concosció que la villa de Coin era mayor, é la disposición de la tierra era más fuerte porque toda estaba rodeada de cuestas grandes é ramblas é de huertas é lugares é acequias Dada la enorme complejidad del sistema del río Nacimiento que desborda el marco de esta tesis, nos vamos a centrar en las acequias de la Candonga y del Naranjal, y en menor medida, en la del río Alamino493. Tenemos indicios suficientes para considerarlas a todas ellas de origen andalusí, al igual que como ocurre con la acequia del Olivar en Valdeperales que pertenece al mismo sistema. Como veremos a continuación, las dos primeras acequias se relacionaban con la alquería de Benamaquís mientras que la última lo estaba con Dakwān. Dicho suministro hídrico generaba una rica agricultura de irrigación que eran los ejes principales de sus economías. 489 Ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntilla de Coín, p. 4. En dicho repartimiento se incluyen las tierras de las alquerías de Benamaquís y Pereila. 491 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38. 492 Ordóñez Frías y Martínez Enamorado, 2016, ep. 493 Se trata de una acequia derivada del río Nacimiento que, debido a su gran anchura, se le denomina como río. 490 185 5.6.1.-Las acequias de la Candonga y el Naranjal La escasez de noticias documentales medievales y modernas sobre los sistemas de irrigación del río Nacimiento es uno de los principales problemas que encontramos a la hora de realizar una identificación sobre las estructuras hidráulicas de probable origen andalusí y aquellas otras de nueva creación o fruto de ampliaciones posteriores. Uno de los escasos textos que recoge alguna información al respecto, generalmente fragmentada y poco precisa, son los Repartimientos de Málaga, y en concreto el que se realiza sobre Coín y su alfoz494. Hay que tener en cuenta que en dicha villa, cuando fue conquistada por los castellanos en 1485, se expulsó a toda la población de origen andalusí y su lugar lo ocuparon cristianos viejos procedentes de diversos puntos de los reinos peninsulares. Ello supuso que en el siglo XVI, y al no existir una población mudéjar-morisca, no se genera el apeo y repartimiento de sus bienes como ocurrió en Monda, Guaro, Tolox y Yunquera, dentro de la subcuenca de río Grande y, por lo tanto, quedamos privado de este valioso documento que, aunque redactado en el 1572, suele aportar una importante información que permite rastrear la estructura territorial y económica del último período andalusí en la Península. En menor medida, también menudean noticias sobre la temática en los protocolos notariales de Coín (Archivo Histórico Provincial de Málaga), al igual que en el Archivo General de Simancas. Por último, igualmente, existen algunos testimonios escritos en el Archivo Municipal de Málaga. En el Repartimiento de Coín se realiza una división de esta zona de riego, es decir las incluidas dentro de las acequias de la Candonga y el Naranjal, en dos sectores: Otro trance que comiença por encima de las huertas por lo alto e va entre las dos acequias por la parte de hazya el camino de Mijas y acaba donde las acequias se apartan la una de la otra y ase de començar a medier dende encima de Benamacuz e acaban dende las acequias se apartan la una de la otra [...] Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra parte va por las 494 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, pp. 209-327. 186 piedras de las lonbardas a partir con lo de Barrionuevo y acaba en la calera de en par de acequia vieja495 El primer trance es fácil de ubicar en la actualidad, correspondiendo con parte del actual partido de Los Llanos, por debajo de la urbanización de los Montecillos (por encima de las huertas por lo alto e va entre las dos acequias por la parte hazya el camino de Mijas) terminando en el extremo SE de la urbanización de Miravalle que es donde las acequias de la Candonga y el Naranjal se separan (y acaba donde las acequias se apartan la una de la otra). El segundo trance también es identificable relacionándolo con el setor NE de Los Llanos que tiene como límites, por un lado, el agua de los molinos, tramo de río Nacimiento que cae de forma abrupta desde el pago de los Molinos Altos hasta el centro de Coín donde movía una serie de molinos hidráulicos, y por el otro, las piedras de las lonbardas a partir con lo de Barrionuevo, que coincide con el pago de Los Llanos en su límite con el cerro Carranque496. Ambos “trances” corresponderían, grosso modo, con la zona de riego de las dos acequias. No sabemos qué denominación tenían estos sectores de cultivo en época andalusí. Cuando los castellanos los reparten establecen una clara diferenciación entre “tierras de riego” y huertas, que es recogida en el Repartimiento de Coín: ay otro trance de las huertas que no son tales porque no tienen arboledas [...] De aquella parte de la huerta de Juan Andres yendo cara Monda esta otro trance enpeçando dende las dichas huertas cara Monda el cual es sin arboledas y no es tal salvo porque es de ryego497 Esto es así porque la mayoría del actual partido rural de Los Llanos discurre por una zona con escasos desniveles, amplios bancales y, fundamentalmente, porque se trata de una tierra de “bujeo”498, ricas en arcillas, poco apta para el desarrollo de la arboleda. Sin embargo, posee una alta fertilidad para determinados cultivos no arbóreos tales como las legumbres, verduras en general, patata, maíz etc. siendo una de los suelos más 495 Ibídem, p, 245, fol. 116v. En el pleito entre el cabildo catedralicio y los beneficiados de Coin, se recoge que las tierras de Valdeperales pertenecían a Pedro de Barrionuevo y tienen como límite el cerro Carranque o de las Lombardas (ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f). 497 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 158v, pp. 247-248. 498 Denominación que se le da en la comarca a las tierras con una composición elevada en arcillas. 496 187 productivas del entorno de Coín499. En contraposición, el antiguo partido rural de Benamaquís, que coincide en la actualidad con el extremo SO de Los Llanos y con Huertas Viejas Alta, estaba asentado sobre un sustrato calizo constituido principalmente por tobas y travertinos500 que generaron una edafología de tierras sueltas501, con una capacidad de drenaje alta, pero con un escaso contenido en materia orgánica y arcillas por lo que necesita aportes adicionales elevados de fertilizantes. Este último sector también coincide con un terreno con marcados desniveles, lo que hizo necesario la realización de terrazas para adecuarlo a los cultivos de irrigación siendo denominado generalmente por los castellanos como huertas debido a un predominio del sustrato arbóreo. La alusión a estas huertas del pago de Benamaquís es frecuente en la documentación del siglo XVI: Ysabel de Aranda viuda muger que fui Hernando de Aranda el moço difunto vecino de la dicha viuda conviene a saber una guerta con los árboles y tableros que en ella está que el dicho Berlanga tiene y posee en las huertas de esta villa que dizen la longuera que es en Benamaquis502[...] Diosele mas una arançada i media de huerta, linderos con Pedro de Murcia e con Marcos Martín de Contreras e con el caminon de Benamaquis para Xubric503[...] Diosele mas una arançada e media de huerta, linderos con el camino que va a Benamaquis e con Panbregado504 -Cronología relativa y secuencias de crecimiento de los sistemas de irrigación Como hemos visto, las fuentes documentales han servido para ubicar las tierras de cultivo de irrigación pertenecientes a Benamaquís, pero no permiten establecer las secuencias de crecimiento del sistema, ni cuál fue la acequia primera y la secundaria o secundarias. Para ello tenemos que echar mano de las herramientas metodológicas que proporciona la arqueología hidráulica en que estableceremos cuál fue la zona primera de cultivo, junto con la captación, canalización (acequia) y terrazas que sustentaban la 499 Según el IGME (1972, hoja 1066), el sustrato geológico de este sector está constituido por costras calcáreas y conos del Plioceno superior. Pensamos que la formación de esta tierra tan fértil, con predominio del componente arcilloso, se ha producido por efecto de una meteorización química que ha descalcificado la capa edafológica superior en un proceso similar al que produce la terra rossa. 500 IGME, 1972, hoja 1066, Coín. 501 En Coín se denomina a este tipo de tierra “caracolillo” debido a la abundancia de fósiles similares a los caracoles. Tiene una coloración blanca-pálida y una textura granulosa (fuentes del autor). 502 AHPM, P-6555, 1566, s/f. 503 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, fol. 227v, p. 161. 504 Ibídem, fol. 138, p. 276. 188 producción, intentando establecer una secuencia cronológica desde sus orígenes hasta las ampliaciones más recientes. Si analizamos la jerarquización del sistema del río Nacimiento, se observa que la acequia de la Candonga ocupa la segunda posición, estando por encima de ella la acequia Alta. Sin embargo, estamos convencidos de que este último canal fue de creación moderna o contemporánea, a pesar de no tener datos documentales suficientes. Nos basados en dos hechos. El primero, es que su trazado es muy poco eficiente en el sentido que desde su toma en el río, hasta su conexión con los campos de cultivo, el desnivel es tan pequeño que para efectuar el riego hay que hacerlo con poca agua y de una manera muy pausada para evitar el desborde de la acequia. El segundo, es que riega tierras marginales, poco productivas, con un sustrato geológico compuesto por micaesquistos en que la acción erosiva ha lavado la capa terrera superficial y ha dejado un terreno muy pedregoso. Carece de sentido que estos grupos de agricultores escogieran una zona tan poco adecuado para los cultivos teniendo en sus alrededores terrenos mucho más aptos para ello, además, dados los conocimientos técnicos que les suponemos, resulta poco lógico un diseño tan imperfecto de las canalizaciones. Visto lo anterior, la acequia de la Candonga históricamente ocuparía el primer lugar dentro de las tomas de las diversas acequias del río Nacimiento. Se podría tratar de la primera comunidad que creo espacios irrigados utilizando las aguas de este río si damos crédito a un documento en que el poeta malagueño conocido con el sobrenombre de Ibn al-Fajjār (hijo del Alfarero) durante una estancia en Dakwān, describe una costumbre secular, la “seca” del río Nacimiento para la obtención de la pesca existente en dicho curso fluvial505. No vamos a entrar en más detalles sobre esta práctica ya que lo que nos interesa realmente es que para la realización de la dicha “seca” era necesario desviar las aguas del río mediante un partidor. El único que podía efectuar esta función era el de los Tres Tablones que se encuentra apenas trescientos metros por debajo del azud de captación de la acequia de la Candonga y, inmediatamente por encima del azud de la acequia del Naranjal. Dicho partidor suministraba agua a la acequia del Olivar en el partido rural de Valdeperales perteneciente a la alquería de Pereila. Esto nos puede servir como referencia cronológica relativa ya que dicho poema fue escrito a mediados 505 Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013. 189 del siglo XII. Por lo tanto, la acequia de la Candonga debió de estar en funcionamiento, al menos, desde esta fecha. Con respecto a la acequia del Naranjal, también desde una perspectiva histórica, se sitúa en tercer lugar por debajo de la Candonga y del partidor de los Tres Tablones (acequia del Olivar), y según veremos más adelante, se trataría de una ampliación posterior a la Candonga estando asimismo dentro del ámbito territorial de la alquería de Benamaquís. Generalmente, y como ya hemos repetido en diversas ocasiones, las acequias andalusíes y sus ramales secundarios solían tener planta arborescente debido al acuerdo social que se alcanzaba entre los diversos grupos clánicos para el reparto del agua 506. En contraposición, aquellos sistemas de riego fruto de una ampliación de los anteriores o de nueva creación, ya en época moderna y contemporánea, produjeron trazados geométricos con acequias-madres rectilíneas y brazales secundarios perpendiculares a estas. Ejemplo de estructura andalusí es la acequia de la Candonga en su tramo bajo, y la práctica totalidad del trayecto de la acequia del Naranjal. Sin embargo, observamos como la primera canalización al transcurrir por el pago de Los Llanos mantiene un trazado semirectilíneo con escasas sinuosidades y brazales secundarios tipo peine perpendicular al canal principal que recuerda más a las ampliaciones castellanas del siglo XVI que a los trazados andalusíes507. También el parcelario muestra tendencias ortogonales508, con tiras longitudinales en forma de rectángulo que van desde la acequia-madre hasta el mismo borde del río Nacimiento. Desde nuestro punto de vista, y partiendo de la certeza de un origen andalusí del sistema, esta regularidad en el trazado y parcelario pueden ser debidas a las modificaciones que realizaron los castellanos a finales del siglo XV y durante el XVI en tierras con escasa compartimentación y, por lo tanto, fáciles de reconvertir en unidades geométricas, en donde la mayoría del terreno está constituido por grandes tableros con escasos desniveles entre ellos. También hay que tener en cuenta que el campesinado de origen andalusí fue expulsado tras la conquista castellana y probablemente se realizó una restructuración del parcelario en profundidad. 506 Guinot Rodríguez, 2007, p. 225. Los parcelarios feudales (modernos en nuestro caso) suelen ser ortogonales, o más bien tienden a serlo, porqué se adaptan a la topografía del suelo que impide la construcción de estructuras completamente rectas (Esquilache Martí, 2011, p. 4). 508 Esquilache Martí, 2011, p. 3. 507 190 La ubicación de los espacios residenciales correspondía con el prototipo generalizado en al-Andalus situándose por encima de la acequia principal para no interferir en los espacios productivos relacionados con los bancales de irrigación: El espacio hidráulico, además, determina el emplazamiento de la zona de residencia de la comunidad campesina que lo gestiona. Esta se encuentra situada, habitualmente, por encima del límite de rigidez de la acequia principal, fuera del perímetro irrigado y, por tanto, sin ocupar espacio cultivable509 En nuestro caso, es decir el de la alquería de Benamaquís, el espacio residencial como ya veremos en el capítulo dedicado a este poblamiento, se encontraba en la barriada que hoy se llama el Palomar en el extremo NE de la urbanización de Miravalle (Coín) y sobre una ladera compuesta por un sustrato geológico de travertinos, con una edafología superficial muy pobre en que predomina la roca madre510. Apenas a cincuenta metros de este espacio, y por debajo de él, se encuentra la acequia de la Candonga que corre prácticamente paralela a la del Naranjal, algo más alta que esta, circunvalando ambas al antiguo espacio residencial prácticamente en sus tres cuartas partes. En cuanto a la tipología, ambas acequias responde a sistemas de vertiente. La suavidad del relieve permite, mediante un cierto aterrazamiento, el acondicionamiento de una de las vertientes para el riego. A partir de una captación realizada a nivel del torrente o río la acequia va adquiriendo nivel y alejándose del fondo del valle. El espacio comprendido entre ambos es el que se aterraza para el riego511 Por último, destacar que una de las peculiaridades de ambos canales, mientras transcurre por la meseta de Los Llanos, es que en sus parcelarios no existen aterrazamientos, es decir que los espacios de cultivos forman una línea ligeramente descendente sin ningún tipo de escalón o terraza, con tiras continúas en manos de un único propietario. Hay que tener en cuenta que en el caso de la acequia de la Candonga el límite inferior de sus campos de trabajo corresponde con el río Nacimiento, mientras que para Naranjal lo hace con el escalón NE de la meseta de Los Llanos. 509 Kirchner y Navarro, 1996, p. 96. Observaciones realizada por el autor in situ. 511 Argemit Relat et alii, 1995, p. 184. 510 191 Fig.5.12-Trazado y parcelario de las acequias de la Candonga y el Naranjal 192 5.6.2.-Las acequias de río Alamino Si las acequias de la Candonga y el Naranjal estaban asociadas con la alquería de Benamaquis, la acequia del río Alamino512 era el canal principal que regaba las tierras de Dakwān. Para la reconstrucción y estudio de esta estructura nos encontramos con la misma problemática que para el resto del complejo hidráulico del río Nacimiento: exigüidad en la documentación escrita, nula para aquella de procedencia andalusí, muy escasa y poco explícita en la de origen castellano, que hace que también nos tengamos que basar en los principios de la arqueología hidráulica. La información más relevante es la recogida en el Repartimiento de Coín cuando se sectoriza toda la zona de riego para su distribución entre los repobladores: El tercer trance enpieça por la parte baxa donde la dicha haça fasta dar a los alamos de la huerta de Miguel de Araso, e de allí atravesando cara arryba fasta dar en la senda que viene dende el banchar del dicho camino de Málaga la qual dicha senda parte el dicho trance por lo alto513 Localizamos una serie de hitos que nos ayudan a identificar la demarcación, de forma parcial, de lo que sería el ámbito de riego de esta acequia. Así, encontramos la huerta de Miguel de Araso, hoy día identificada en el partido de Huertas Viejas Baja y situada prácticamente en la parte final del ramal más bajo de río Alamino. El camino de Málaga, igualmente, nos sirve de delimitador. Pero los datos que aportan son poco precisos y no permiten una reconstrucción mínima, por lo menos desde el punto de vista documental, de la zona irrigada por esta acequia. La falta de una identificación toponímica de finales del siglo XV dificulta también su ubicación. Vimos como para las zonas de riego de las acequias de la Candonga y el Naranjal se utilizaba con frecuencia el topónimo de “pago de Benamaquís” en alusión al poblamiento matriz al que pertenecían las tierras regadas por dichas acequias. No ocurre igual en el caso del la acequia de río Alamino, cuyos partidos rurales corresponden en la actualidad con el de Los Llanos, la Zayaga, y Huertas Viejas Media y Baja, perteneciendo al ámbito de Dakwān, topónimo que tampoco en ningún momento 512 Este topónimo podría proceder de la palabra árabe al-Amīn, tal vez reflejo de la existencia de un alamín o juez de aguas de época andalusí que controlaba la distribución de este fluido para el riego. Denominaciones similares las encontramos en diferentes puntos de la geografía peninsular. Así Chavarría Vargas destaca su presencia en la tierra de Guadalajara (Chavarría Vargas, 2011a, p. 96, nota 19). 513 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117v, pp. 246-247. 193 aparece asociado con estos pagos. Solo a mediados del siglo XVI encontramos las primeras alusiones a Huertas Viejas: y el dicho señor vendieron a Francisco Lopez de Berlanga vecino desta dicha villa una huerta que es en dominio de las huertas Viejas linde con una parte con huertas de Juan Francisco de Herbas difunto e por otra parte con huertas de Juan Campos vaquero e por otra parte con huertas de Pedro514 Dentro de la jerarquización del complejo del río Nacimiento, la acequia del río Alamino ocupa el último lugar, por debajo de las acequias del Naranjal y de Los Llanos, estas últimas también catalogadas como de origen andalusí. Dicha acequia debió ser la última gran ampliación medieval, dentro del complejo del río Nacimiento, y no solo nos muestra una jerarquización en el uso del agua, sino que probablemente indique también una secuencia temporal en cuanto a la aparición de las diversas alquerías como entes territoriales autónomos. De ser esto así Benamaquís sería el primer poblamiento con entidad de alquería en establecerse en el territorio, seguido de Pereila, Dakwān y por último las Casas Quemadas. La estructuración de la acequia va evolucionando desde un gran canal que paulatinamente se va dividiendo en ramales secundarios de menor entidad. Una vez que se realiza la toma del agua en el azud de Alamino, la acequia prácticamente se constituye como si fuera un río, formando un cauce que puede alcanzar los tres metros de anchura por un metro ochenta de altura. Sus paredes están reforzadas con sillarejos y sillares de toba. A medida que va avanzando, en un primer tramo, por el pago de Los Llanos515, se va dividiendo en ramales secundarios, siendo el primero el de la Bola I y su prolongación o Bola II, que regaba sectores del franco O, NO y parte del E de Dakwān (hoy día en buena parte urbanizados). Una vez a la altura del actual convento de las Clarisas, se produce un cambio de orografía al finalizar la meseta de Los Llanos tomando el terreno un acusado desnivel que se mantendrá hasta el final del recorrido de la acequia. En este punto es donde se produce su división en dos ramales. El primero, o acequia de Huertas Viejas, se dirige hacia el SO discurriendo, en su tramo medio y final, paralelo al carril de Huertas Viejas Alta hasta su desagüe en el “Quebraero”que coincide 514 AHPM, P-6548, 1553, s/f. En el pago de Los Llanos no tiene ninguna zona de riego debido a que el cauce del canal está por debajo del nivel de los bancales y no será hasta los pagos de la Sayaga y Huertas Viejas Media cuando empiece a regar de forma efectiva. 515 194 con el cauce del arroyo Cuevas. El segundo, a su vez se bifurca en cuatro ramales. El primero se denominaba acequia de la Zayaga y regaba el pago del mismo nombre. El segundo o del Pontezuelo, es un desvío que se produce hacia la antigua alquería de las Casas Quemadas. El tercero, se denomina acequia de Abalón regando el sector occidental de Huertas Viejas Media y Baja. Mientras que el cuarto, o acequia del Chopo, es el más importante aportando suministro hídrico a los sectores central y oriental de Huertas Viejas Media y Huertas Viejas Baja. Su recorrido es muy sinuoso en un terreno de un acusado desnivel y con extensiones ramificadas que forman una maraña de brazales secundarios de forma arborescente. El parcelario es compartimentado y terndente a la irregularidad. Con la intención de acaparar la mayor superficie de terreno de la ladera, la acequia va franqueando la pendiente de forma escalonada desde el NO al SE, ocupando algunos tramos de paleocauces, que se vuelven a abandonar una vez que la acequia sigue su franqueo descendente. Encontramos una gran similitud entre la estructura de esta canalización y la de los sistemas de la acequia Vieja de Alpujata (Monda)516 y acequia del Olivar en Valdeperales (Coín)517. Todas ellas tienen un trazado oblicuo con respecto a la pendiente, con la intención de minimizar la erosión en las acequias y aprovechar mayor extención de terreno utilizando los paleocauces y un abancalamiento que presenta formas irregulares. La antítesis la encontramos en diversos ramales, ampliación de los sistemas medievales, donde las acequias discurren perpendiculares a las curvas de nivel alcanzando importantes cotas de desnivel en poco espacio y estructurandose en forma de peine. La ubicación del espacio residencial, es decir de Dakwān, corresponde con el prototipo antes expresado en el caso de Benamaquís. El área de ocupación, es decir la parte SE del recinto murado de la medina, se queda apenas a unos cincuenta metros de los campos de cultivo y por debajo del nivel de estos, rodeándola por buena parte de su perímetro SO y SE. Así el llano de la Fería, la calle Buenavista, la barriada del Barrio, la plaza de Andalucía y la plaza de la Villa, eran zonas de cultivos de irrigación hasta prácticamente mediados del siglo XX518. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este no era el único sistema de irrigación que poseía la medina, aunque sí el más importante y además, originalmente estaría constituida por varios núcleos poblacionales que en un momento indeterminado del Bajo Medievo se unificaron formando Dakwān. 516 Ordóñez Frías, 2014b, p. 191. Ordóñez Frías y Aguilar Simón, 2016. 518 Todos estos sectores eran regadas con la acequia denominada la Bola II (Fuentes del autor). 517 195 Fig.5.13-El río Alamino y su entramado de acequias 196 5.7.-Conclusiones Hemos descrito de forma somera una serie de áreas irrigadas de origen andalusí dentro de la subcuenca de río Grande con la intención de destacar la importancia que tuvo esta actividad económica, junto con el condicionante que supuso para la creación de los espacios residenciales durante el período andalusí en la comarca. Los sistemas tratados han sido: el complejo hidráulico del río Jorox, arroyo Alpujata, la fuente de la Reyna en Pereila Alta, o el importante sistema del río Nacimiento. Pero, sin embargo, hemos tenido que omitir otras zonas que probablemente también tenga su origen en el Medievo y que sobrepasan los objetivos de esta tesis por razones de espacio y tiempo. Dichos sistemas serían el del río Planos en Yunquera y también la mayoría de las acequias del complejo del río Nacimiento esbozadas de forma superficial en este trabajo y a falta de un estudio en profundidad de este importante sistema que sin duda ocupaba un lugar destacado dentro de los complejos de irrigación del emirato nazarí. Es evidente que los diversos espacios residenciales responde a un patrón de asentamiento rural vinculado a los sistemas de regadío y que, paulatinamente, fue sustituyendo a los de época altomedieval en que existía un predominio de los poblamientos en altura con una economía basada en la ganadería y la agricultura de secano. Por lo tanto, a partir del siglo XI y con la generalización de este tipo de agricultura, los espacios residenciales quedan supeditados a la ubicación de los campos de trabajo de manera que aquellos siempre estaban por encima de estos para no interferir en la actividad productiva, siendo los verdaderos articuladores del territorio y no tanto los asentamientos que en ocasiones, y unidos a otros muchos factores, son una consecuencia de aquellos y no a la inversa. La jerarquización de las diferentes acequias, dentro de un mismo sistema, nos puede orientar sobre un orden cronológico en la creación de los diversos canales de riego. Pero no solo nos aproximan a una periodización en los usos del agua, sino también indica una secuencia temporal relativa en cuanto a la aparición de las diversas alquerías como entes territoriales autónomos. El ejemplo más claro lo tenemos en el sistema del río Nacimiento donde había una serie de poblamientos cuya creación estuvo estrechamente vinculada a los recursos hídricos existente y a su utilización en el tiempo. Dicho río, suministraba agua a territorios integrados en un sistema de diseño hidráulico con las alquerías de Benamaquís, Pereila, Dakwān y las Casas Quemadas y, que a comienzos 197 del siglo XVI correspondían con los partidos rurales de Benamaquís, Huertas Viejas, Pereila, Valdeperales y Casas Quemadas. La similitudes de este sistema con otros mejor conocidos como el de la huerta valenciana medieval, son evidentes, salvando, claro está, las diferencias espaciales. Pero la formación del entramado alquerías-espacios irrigados tuvo que ser parecida. Todo ello nos lleva en que al final del medievo la documentación castellana permite cuantificar una huerta conformada por unas cuatrocientas veintisiete aranzadas519, superficie muy superior a los demás sistemas de irrigación de la Subcuenca. Estos repartos del agua de una misma surgencia entre varias alquerías requerían de una organización política en forma de pactos negociados entre los diferentes grupos campesinos520 que una vez cerrado el acuerdo era ratificado por una autoridad que podía ser el cadí o el rey521. No se entiende de otra forma y serían aquellas alquerías más antiguas, y por lo tanto las primeras en utilizar los recursos hídricos para la agricultura, las que tendrían preferencia en el riego. Reconocemos que la agricultura de secano apenas ha sido tratada en este trabajo a pesar de la complementariedad que supuso con respecto a la agricultura de irrigación y la importancia que adquirío al final del emirato nazarí, especialmente en el período tardofeudal, con determinados productos especulativos como la pasa, el higo o algunos frutos secos destinados para los mercados exteriores. Sin embargo su delimitación espacial apenas viene exvosadas en las fuentes escritas castellanas y sobre el terreno, en la actualidad, es difícil diferenciar los parcelarios de origen medieval de las ampliaciones modernas y contemporáneas522. Es evidente que los campos de trabajo relacionados con la agricultura de irrigación tuvieron mayor importancia que el secano a la hora de la localización de los espacios residenciales. 519 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols.124v-158, pp. 296-331. Glick, 2007, p. 124. 521 Ibídem, pp. 125, 126 y 127. 522 Glick afirma que: en zonas de secano resultaría prácticamente imposible determinar la extensión de la alquería islámica (Glick, 2007, pp. 41-42). 520 198 6.-ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO El estudio del material cerámico es de suma importancia dentro del marco geográfico de la subcuenca de río Grande ya que es una de las pocas herramientas, y sin duda de las más importantes, para establecer una cronología relativa sobre el poblamiento y su evolución durante el Medievo. Como hemos visto, las intervenciones arqueológicas efectuadas en la comarca han sido escasas y solo destacan las realizadas en Monda por Acién y Rambla (1991-1992), junto con la del cerro del Aljibe523 y la maqbara de la Zayaga524, aunque estas dos últimas con escasos resultados prácticos para la investigación. De gran importancia son las excavaciones que se vienen efectuando en Cártama por Melero García que ha permitido relacionar estratigrafía y cronología con determinadas tipologías cerámicas que van desde el emirato hasta el siglo XV525. Es una excavación fuera del ámbito de la Subcuenca, aunque muy cercana a ella. También mencionamos la zanja abierta en la calle Bermúdez de la Rubia en Coín que, aunque no se trata de una excavación ejecutada con metodología arqueológica526, sí se apareció un conjunto cerámico que lo hemos podido incluir dentro de determinados estratos. Debemos de recordar que los fragmentos cerámicos, generalmente, van a tener un carácter superficial, aunque no podemos considerarlos como un material descontextualizado ya que suelen estar vinculados de forma directa a determinados yacimientos. Consideramos que es más correcto incluirlos dentro de la categorización de depósitos secundarios, con las limitaciones e incertidumbres que introduce su carácter de artefactos no adscritos a estratigrafía. En este trabajo vamos a hacer una diferenciación entre aquellos poblamientos que consideramos altomedievales o de transición al Bajo Medievo, y los que podrían tener un origen bajomedieval, basándonos en estos fragmentos superficiales. Aunque no van a ser los únicos indicios que vamos a tener en cuenta ya que también se ha considerado su ubicación geográfica, y si dicha situación corresponden con las pautas generales relacionadas con los yacimientos altomedievales o bajomedievales. Tampoco vamos a incluir todos los yacimientos reconocidos sobre el terreno y estudiados en este trabajo, por lo que nos remitiremos a aquellos que contengan un 523 Fernández Ruiz, 1998. Martín Ruiz y Pérez-Malumbres Landa, 2000. 525 Melero García, 2012a, 2012b, 2012c. 526 Estos niveles fueron apreciados durante una obra que se realizó en un local situado en el nº 6 de dicha plaza. 524 199 número de fragmentos cerámicos significativos que permitan una aproximación a una periodización cronológica. La metodología empleada ya fue especificada en el apartado “Metodología”, al cual remitimos. 6.1.-Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales y de transición al Bajo Medievo El Castillejo o Ysnealcoçaybit. Como veremos en el próximo apartado este ḥiṣn se encuentra en la cima del pico Castillejo, máxima altura de la sierra de Alpujata, a unos 1081 m snm y en el límite entre los municipios de Ojén, Monda y Coín. Una de sus características es la gran cantidad de fragmentos cerámicos existentes con un reparto desigual hallándose las mayores concentraciones en su cara SE donde pensamos que estaba el espacio residencial. Después de los fragmentos de tejas, los más abundantes son los relacionados con la cerámica de presentación de alimentos y los de almacenaje de vitualla, siendo prácticamente inexistentes otras tipologías, al menos a nivel superficial. -Cerámica de presentación de alimentos Esta modalidad tiene como muestra exclusiva el “tipo ataifor”, representado por unos treinta y cinco fragmentos, la mayoría de ellos amorfos, de los cuales solo hemos expuesto cinco. Los fragmentos 1-Y, 2-Y y 3-Y corresponden a dos bases y a un amorfo. Están confeccionados con pasta anaranjada y depurada, con pequeños desgrasante de tipo calizo. Su interior está decorado con la técnica de verde y manganeso sobre un fondo de vedrío blanco estannífero. Los motivos decorativos están compuestos por una serie de líneas simples que se alejan del perfeccionismo y naturalismo del período omeya y se acercan más a la abstracción. El exterior se cubre con un vedrío melado que en algunos casos está muy diluido, no sabemos si por la acción de los agentes atmosféricos o por la mano del hombre, al dotarlos originalmente de un baño menos concentrado. Dos de ellos poseen repié anular poco marcado, con una base amplia que alcanza los doce 200 centímetros de diámetro para el fragmento 1-Y, y diez centímetros de diámetro para el artefacto 2-Y. Aunque no hay muestras de ningún borde, parecen tener formas hemisféricas y paredes curvadas muy abiertas. Los identificamos con el Tipo VI (Subtipo VI.1) de Mª Elena Salinas en su estudio sobre la cerámica islámica en Córdoba durante los siglos XI, XII y XIII527, con una cronología que iría desde la segunda mitad del siglo X, hasta principios del siglo XI. Estas formas y decoraciones tendrían un origen califal. Los fragmentos 4-Y, 5-Y y 6-Y también son restos de ataifores. El primero corresponde con un borde y los dos restantes con bases, también confeccionados con pastas anaranjadas y pequeños desgrasantes minerales. En su parte interna poseen unos vidriados melados con trazas negras de oxido de manganeso, mientras que en la exterior el melado no tiene ningún tipo de decoración. El fragmento que corresponde con la boca del artefacto cerámico (4-Y) tiene una sección hemisférica con borde exvasado y engrosado al exterior y forma redondeada. Los dos fragmentos de bases poseen repiés anulares poco marcados, con diez centímetros de diámetro para el primero y unce para el segundo. Todos ellos parecen que responden al tipo de ataifor de perfil hemisférico, menos abierta que los correspondientes a las figuras 1-Y y 2-Y. Según Melero García los tipos en melado aparecen a finales del siglo XI y tiene su auge a lo largo de todo el siglo XII, para desaparecer en la centuria siguiente en Málaga528. Igualmente, Salado Escaño y Arancibia Román, también dentro del ámbito malagueño, sitúan estos ataifores melados decorados con manganeso entre los siglos XI y XII relacionándolos con los imperios norteafricanos, especialmente con los almorávides529. -Contenedores para almacenaje Por último, hemos registrados los fragmentos de seis bordes relacionados con tinajas de almacenamiento que responden a dos modelos representados en las figuras 7-Y y 8Y y que en la práctica se repiten en todo este grupo de yacimientos que consideramos altomedievales y de transición hacia el Bajo Medievo. El primero, posee dos orientaciones en sus paredes. El tramo inferior es invasado produciéndose a continuación un quiebro tomando forma exvasada con borde saliente en forma de triángulo. En su exterior posee una tira horizontal de barro con huellas digitales que 527 Salinas Pleguezuelo, 2012, pp. 250 y 258. Melero García, 2012a. 529 Salado Escaño y Arancibia Román, 2003. 528 201 tenía una doble funcionalidad: por un lado decorativa y por otra parte la de actuar de refuerzo a las paredes de la vasija. Del segundo se conserva una pequeña porción de pared, la cual parece exvasada con un borde grueso, saliente y de forma redondeada. Sus pastas son de tipo ferruginosa con desgrasantes medianos de tipo calizo. Los cuellos de las vasijas fueron realizados a torneta, con un acabado poco cuidado y tosco. Tenemos varias referencias en yacimientos altomedievales tales como Marroquíes Bajos (Jaén)530, así como en el yacimiento del “Castillón” de Montefrío (Granada) 531 y en Cercadilla (Córdoba)532. También en el vertedero de Cártama encontramos formas parecidas533. Aunque en el caso de este yacimiento el cómputo de fragmentos sea escaso, existen una serie de artefactos, como son los ataifores, los cuales nos pueden aproximar a una cronología relativa que iría desde mediados del siglo X, siglo XI y probablemente buena parte del XII. 530 Pérez Alvarado, 2003, p. 245, Lamina 107, figs. G.T. 1.1 y G.T.3.1. Motos Guirao, 1993, p. 224, fig. 9, nº 1, 2, 4 y 5. 532 Fuentes Santos, 2010, p. 498, fig. 189. 533 Melero García, 2009, p. 47, nº 22. 531 202 203 Murta. Se sitúa en una meseta a 680 m snm, dentro del pago rural del mismo nombre y en término municipal de Tolox. Las concentraciones cerámicas en este yacimiento son elevadas aunque poco significativas ya que predominan los fragmentos de tejas y en menos medida, los bordes de vasijas de almacenamiento. Los restos de otras tipologías son escasos, además de encontrarse muy fragmentados. -Contenedores para almacenamiento Los fragmentos de tinajas son frecuentes, especialmente los borde que debido a su grosor se han conservado a lo largo del tiempo. Todas las muestras obtenidas están elaboradas con una pasta de tonalidades obscuras, con desgrasantes de mediano y gran tamaño. Parece que las bocas de las vasijas fueron elaboradas a torneta. Los bordes 1-M y 2-M se repiten en todos los yacimientos de este grupo. Debido a los pocos cambios que han sufrido estás tipologías a través del tiempo es difícil de enmarcarlas en un período cronológico concreto, presentando la misma problemática que en el yacimiento anterior. -Contenedores para el servicio de mesa Poseemos escasos fragmentos de lo que consideramos jarras con bocas trilobuladas (4-M). Este tipo de recipientes son recurrentes durante toda la presencia de al-Andalus en la Península. Sin embargo, interpretamos que podrían tener una cronología altomedieval ya que poseen una pasta poco depurada en la que abundan los desgrasantes medios, además de tener una terminación poco cuidada y una cocción propia de ambientes reductores. -Servicio de iluminación Solo se han hallado dos fragmentos de candiles de piquera. El ejemplar más completo (5-M) conserva parte de su cuerpo que tiene forma lenticular, con gollete troncocónico invertido y larga piquera. El asa parece que se introducía dentro de la boca, por lo que según Melero García, podría estar relacionado con el período califal534. El escaso número de fragmentos significativos no permite realizar una aproximación cronológica con unas mínimas garantías. Sin embargo, todos los indicios indican una periodización emiral-califal, especialmente por la ausencia de cualquier tipo de vedrío, 534 Ibídem, p. 39, fig. 7, nº 19. 204 la existencia de algunas cocciones reductoras, tipologías en los artefactos de almacenamiento arcaicas y la presencia de varios fragmentos de candil de piquera. No obstante, la documentación de un candil vidriado en melado puede indicarnos cronologías anteriores al período califal535. 535 Íñiguez Sánchez y Mayorga Mayorga, 1993, pp. 130-131. 205 206 Jorox. Dicho despoblado se encuentra en el valle del río Jorox (Alozaina) en su margen derecha y prácticamente en la cabecera de la cuenca. Se sitúa en una serie de terrazas escalonadas que van desde los Tajos, hasta la misma acequia de los Bravos. El terreno, en la actualidad, está constituido por cultivos de secano marginales de olivos y almendros, en un paisaje poco transformado y en el que no ha existido ningún tipo de poblamiento intensivo desde el período altomedieval. -Cerámica de exposición al fuego Se han registrado alrededor de doce fragmentos, de los cuales hemos representado tres, dos relacionados con el tipo marmita (1-J y 2-J) y uno con el tipo cazuela (3-J). Todas estas piezas están realizadas a torno, con pastas ferruginosas depuradas, de tonalidades rojizas debido a su riqueza en componentes férricos y probablemente también por su cocción oxidante, y muy aptas para utensilios de exposición al fuego por su gran resistencia al choque térmico536. Los dos fragmentos de marmitas poseen los bordes exvasados, con puntas redondeadas, ausencia de cuello y cuerpo globular. Los paralelos más cercanos los encontramos en los pozos de Cártama537 y en el yacimiento de Baŷŷāna538, con una cronología que abarcaría los siglos IX y X. El fragmento de cazuela es de pared recta, exvasada, con labio indiferenciado y base plana. Ejemplares similares han aparecido en Cártama,539 en donde Melero García los considera como de probable tradición hispana. Otras referencias a esta tipología vienen de la producción cerámica de Baŷŷāna540(Almería), del Maraute541(Granada) y especialmente, los fragmentos hallados en el alfar emiral (Málaga) 542 de calle Especerías . -Cerámica de presentación de alimentos Se han contabilizado unos ocho fragmentos representándose una base, un borde y un amorfo que relacionamos con el tipo ataifor. Sus pastas son de tonalidades rojizas, 536 Fernández Navarro, 2008, p. 171. Melero García, 2009, fig. 4, UE. 35.1, UE. 34. 1.2. 538 Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993, Lám. I, figs. 4 y 7. 539 Melero García, 2009, fig. 6, UE. 33. 21. 540 Castillo Galdeano y Martínez Madrid, 1993, Lám. III, fig. 2. 541 Fernández Navarro, 2008, p. 340. 542 Íñiguez Sánchez y Mayorga Mayorga, 1993, Lám. 9, figs. 9-11. 537 207 depuradas, con pequeños desgrasantes y están realizados a torno. La figura 4-J corresponde con una base que posee repié anular con un diámetro de ocho centímetros y de escaso alzado, de paredes curvilíneas gruesas y con vedrio blanquecino en su interior, aunque parece que dicho vidriado también cubría parte de su cara externa. Lo relacionamos con el siglo X en que en los ataifores comienzan a generalizarse los repiés y los recubrimientos con vedríos plúmbicos, tanto en blanco como en melado543. El fragmento 5-J corresponde con un borde de ataifor con terminación redondeada al exterior, pared curva y recubrimiento de vedrío melado, tanto en su exterior como en su interior. Está decorado con bandas geométricas en óxido de manganeso. Se trataría de una tipología y decoración que tuvo su origen en la segunda mitad del siglo X y cuyo uso se generalizó con las primeras taifas y en el período almorávide, extendiéndose, aunque ya con formas quebradas, a la etapa almohade544. El amorfo de ataifor 6-J está cubierto, tanto por su anverso como su reverso, de un vedrío estannífero decorado en su interior con bandas de óxido de manganeso y de óxido de cobre. La decoración en verde y manganeso comienza a aplicarse en el siglo X545, aunque también suele ser habitual en los siglos XI y XII. -Contenedores para almacenaje Son también frecuentes los fragmentos pertenecientes a esta categoría con una veintena de bordes de tinajas y cinco de orzas, más unos treinta y cinco de amorfos de ambos tipos, representándose en lámina tres tinajas (7-J, 8-J y 9-J) y una orza (10-J). Están elaboradas con pasta ferruginosa, desgrasantes de tamaño medio y pequeño salvo la orza que se realizó con pasta más depurada. Las tres tinajas se hicieron a mano excepto su boca y cuello que parecen haber sido confeccionados a torno lento. La orza se modeló a torno. El escaso número de ejemplares no permite ofrecer una evolución tipológica adecuada. También hay que tener en cuenta que las tinajas eran artefactos de almacenajes de ubicación fija y de larga duración en el tiempo, con una lenta evolución de sus formas. 543 Melero García, 2009, p. 40. Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.19.60. 545 Melero García, 2009, p. 38. 544 208 El único fragmento de orza representado (10-J) posee un borde exvasado, con sección exterior de tendencia triangular, paredes convergentes y forma supuestamente globular. Es una tipología que podemos relacionarla con el período altomedieval, en concreto con el emiral, con tipos similares en el arrabal de Šaqūnda (Córdoba)546. Concluyendo, podemos afirmar que pese al escaso número de fragmentos se puede realizar una aproximación cronológica al registro arqueológico superficial de la alquería que abarcarían los siglos IX, X y XI, relacionándolos con finales del emirato, el califato, primeras taifas y periodo almorávide. 546 Casal et alii, 2005, pp. 119-137, figs. 16 -100. 209 210 211 Almenqueire. Ḥiṣn situado en el cerro del Castillejo, en el término municipal de Tolox, a unos 1050 m snm, conservando visible todo el perímetro exterior y parte de su estructura interna. La presencia de cerámica superficial es escasa predominando los fragmentos de tejas y en menor medida, los artefactos de almacenaje y de usos múltiples tipo alcadafe. -Cerámica de presentación de alimentos. Con una presencia poco significativa, apenas seis fragmentos de ataifores, pero suficientemente relevante a la hora de aportarnos una aproximación cronológica. Hemos representado dos fragmentos. El primero (1-AL) se trata de una base con repié anular poco marcado y paredes abiertas por lo que intuimos que tendría un perfil hemisférico. En su interior está decorado con la técnica de verde y manganeso sobre un fondo de vedrío blanco estannífero con motivos que tienden a la abstracción. Su exterior está cubierto, también, con blanco estannífero y posee una pasta de tonalidad anaranjada con desgrasantes muy pequeños. El segundo (2-AL) tiene la misma base y perfil que el anterior aunque con un recubrimiento interior en vedrío melado con trazas de manganeso, y en el exterior con vidriado también melado sin decoración. La pasta y el tamaño de los desgrasantes son similares al del ataifor 1-AL. Hemos visto como estos artefactos se repiten en la mayoría de los yacimientos anteriormente estudiados, con una cronología que iría desde mediados del siglo X y el siglo XI, para el primero, y los siglos XI y XII, para el segundo. -Cerámica de almacenaje Hemos contabilizado unos treinta y cinco fragmentos de este tipo entre bordes y amorfos y todos ellos localizados en la zona interior del recinto murado del ḥiṣn. Sus tipos se repiten en la práctica totalidad de los yacimientos altomedievales y de transición al Bajo Medievo. Aunque suelen coincidir, mayoritariamente, con formas estudiadas en enclaves califales-emirales, no podemos establecer una cronología relativa ya que sus diseños se mantienen con pocas modificaciones durante todo el periodo andalusí en la Península (ver el caso del Castillejo). -Cerámica de usos múltiples El tipo alcadafe también es relativamente abundante con unos doce fragmentos, todos ellos de bordes de los cuales hemos representado dos (5-AL y 6-AL). Presentan 212 formas troncocónicas invertidas, con paredes abiertas y bordes salientes caídos al exterior. Poseen una pasta poco decantada en que se observan desgrasantes de tamaño mediano y grande. Están bizcochados con el interior bruñido o espatulado. Según Melero García los alcadafes son unas de las formas más invariables desde su aparición en época emiral y, la aplicación de decoración a ruedecilla en sus bordes y especialmente el empleo del vedrío, son los indicadores de esas transformaciones que coincidirían ya con el Bajo Medievo547. Estas formas están ya presentes en determinados yacimientos emirales como es el caso de Cercadilla (Córdoba)548 manteniéndose en el tiempo con perfiles similares, por lo que es difícil proponer una cronología relativa. 547 548 Melero García, 2012a, p. 97. Fuentes Santos, 2010, pp. 517, 518 y 519, figs. 208, 209 y 210. 213 214 -La serie “tejas” en los yacimientos altomedievales y de transición al Bajo Medievo También de gran importancia son las tipologías asociadas con las tejas que aparecen en estos yacimientos. Todas responden a un tipo concreto con unas dimensiones que van desde los treinta y cinco y los cuarenta centímetros de longitud, entre dos y dos centímetros y medio de grosor, y los dieciocho centímetros máximos de anchura, teniendo unas características similares. Se confeccionaron con pastas muy rojizas, ricas en arcillas y oxido de hierro, poco depuradas y con gruesos desgrasante, además de poseer un grado de curvatura escaso por el reverso o parte que se acopla a la techumbre. Un porcentaje de ellas poseen decoración impresa, efectuada con los dedos cuando aún la arcilla estaba fresca, siempre realizadas por el anverso de la teja o zona expuesta a la intemperie. Responde a diversos motivos representados, como son las líneas onduladas, que pueden ser simples y a veces en doble, las líneas en zig-zag y las digitales de un determinado dedo, junto con trazas paralelas más o menos rectas, combinándose con frecuencia diversos motivos en una misma teja. En un fragmento semientero también hemos observado impresiones que se asemejan a antropomorfos. Lo importante de esta serie es que está presente en todos los yacimientos que clasificados como altomedievales y de transición al Bajo Medievo. Destacan por sus porcentajes la alquería de Murta con un 50% para un muestreo de doscientos fragmentos de tejas estudiados. En segundo lugar el 20% obtenido en los Llanos del Concejo para un muestreo de cien fragmentos. Un 10% para el cerro del Aljibe sobre un recuento efectuado de cien fragmentos, siendo el único de estos asentamientos donde se ha observado dos tipos de tejas diferenciadas que relacionamos con el Alto Medievo (Grupo A) y probablemente con los siglos XI y XII (Grupo B). En el caso del Castillejo un 7% para un recuento de cien tejas. Con un porcentaje similar al anterior en el caso del barranco del Moro. Porticate y Almenqueire poseen ambas un porcentaje del 3% para el mismo muestreo. Por último en Jorox, los Llanos del Tejar y Loma Caballera no se han podido establecer porcentajes debido a la escasez de estos artefactos cerámicos, aunque también se constata la existencia de este tipo de decoración. No se trata de un muestreo equitativo que permita obtener porcentajes comparativos entre los diversos yacimientos, ya que la cerámica a nivel superficial es muy variable en cada uno de ellos, dependiendo de factores posdeposicionales y antrópicos. Por lo tanto, solo nos sirve para tener una referencia orientativa. Además, en la mayoría de los 215 yacimientos las tejas están muy fragmentadas y las unidades de muestreo no son fidedignas ya que los trozos de una misma teja pueden ser contados más de una vez. No ocurre así en los casos de Murta y cerro del Aljibe, donde son frecuentes encontrar tejas enteras o poco fragmentadas. Pero ¿qué finalidad tendría estas impresiones?, ¿decorativas, simbólicas, marcas de artesanos? Solo conocemos un caso en la literatura científica en que se haga referencia a este tipo de líneas y marcas sobre tejas, y corresponde a “la Caserona” del cortijo de San Eugenio en Teba (Málaga), sobre parte del cual se efectuó en 1995 una excavación de urgencia549 hallándose fragmentos de tejas con motivos impresos similares a los representados en las alquerías consideradas altomedievales en la Subcuenca y también utilizando los dedos de las manos para su realización. La diferencia más notable, con los yacimientos de la comarca objeto de estudio, es que también se aprecia decoración inciso con los mismos motivos expuestos anteriormente. Se asocia con niveles emirales y según los arqueólogos que ejecutaron la excavación: recuerdan ligeramente las posibles representaciones orientales del signo de acuario, taurus y geminis [...] nos inclina a pensar en elementos en los que quizás se aúne una función decorativa con cierta intención protectora o propiciatoria, hecho que se verá acrecentado por su ubicación en el techo de la vivienda550 Para comprobar la expansión de estas decoraciones en diversas zonas de al-Andalus se han efectuado indagaciones en Medina Azahara (Córdoba) y en Medina Elvira (Atarfe-Granada-), yacimientos altomedievales en los que aparecieron gran cantidad de tejas. En consulta oficial a sus responsables, comunicaron a este investigador que no existían tejas con este tipo de impresiones. También se realizaron averiguaciones sobre los artefactos cerámicos fruto de diversas excavaciones que se efectuaron en Bobastro (Ardales-Málaga-) aunque sin obtener ningún tipo de resultado dada la imposibilidad transitoria del acceso a los fondos del Museo Arqueológico de Málaga, lugar donde se hayan depositados dichos materiales en la actualidad. Visto lo anterior, podemos afirmar que es un fenómeno localizado en parte de la actual provincia de Málaga sin que existan paralelos, hasta el momento, en otras zonas 549 550 Suárez Padilla et alii, 1995. Ibídem, p. 436. 216 de al-Andalus. Por lo tanto habrá que esperar a futuras excavaciones y al avance de la investigación en la comarca para poder obtener más información que nos aclare la finalidad de estas marcas y su extensión geográfica. En cuanto a su cronología, hay evidencias de un probable origen emiral, dado los hallazgos realizados en el yacimiento de “la Caserona” que posee una estratigrafía suficientemente para poder efectuar una datación con un mínimo de garantías. Por lo tanto, las tejas con marcas impresas, se convierten en una herramienta fundamental y novedosa para datar a una serie de asentamientos como de probable origen emiral, aunque algunos de ellos tuvieron una continuidad durante los periodos califal y taifas. 217 218 219 220 6.2.-Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales La característica fundamental que presentan los restos cerámicos de estos yacimientos es la homogeneidad en cuanto a tipologías y decoraciones. Parece evidente que había una comunicación fluida entre los diversos asentamientos rurales, y entre estos y los principales núcleos poblacionales de la comarca como serían Málaga y Dakwān. La posibilidad de la existencia de talleres que realizaran producciones industriales en estos dos núcleos parece probable, manufacturas que seguirían unos cauces regulares de comercialización que irían desde los talleres cerámicos del arrabal de Fontanella551, posiblemente también desde Dakwān 552, y su distribuirían por toda la Subcuenca. Ello explicaría el porqué determinadas tipologías de ataifores, marmitas o cazuelas se repiten en la mayoría de los yacimientos con pastas y decoraciones idénticas553. No descartamos que algunos tipos de vasijas, en concreto alcadafes y tinajas de gran tamaño, fueran de producción local, aunque faltan estudios concretos sobre la materia. Estas similitudes también vienen condicionadas por la ruptura de la tradición tecnológica de origen omeya que realizaron los almohades y cuya influencia permanecerá hasta finales de la Edad Media. Así lo expresa Cavilla Sánchez-Molero cuando afirma: Si los almohades, y en menor medida los almorávides, propiciaron una importante transformación en la cerámica abandonándose progresivamente la forma de tradición omeya, del mismo modo influirán notablemente en el 551 Son numerosísimas las excavaciones de urgencias realizadas en esta zona del casco histórico de Málaga, especialmente en el antiguo arrabal de Fontanella, que han deparado el descubrimiento de estructuras dedicadas a la alfarería en el Medievo. Destacamos la excavación que se realizó en el 2003, en el nº 2-8 de calle Chinchilla, con el hallazgo de un importante complejo alfarero datado entre los siglo XII-XV. (Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 74). 552 La procedencia de la cerámica de Dakwān no está bien documentada. Barajamos la posibilidad que en la zona de la actual urbanización de las Palmeras y margen derecha del río de los Perros podrían haber existido talleres destinados a la industria cerámica ante la presencia de gran cantidad de fragmentos, algunos de ellos, tras su elaboración y horneado, parecen haber sido desechados. 553 Así determinados investigadores creen que con la entrada de las almohades se produce un importante cambio en la tipología cerámica y también en los sistemas de producción de los mismos, abandonándose los antiguos hornos en manos de pequeños productores, por otros controlados por el estado, para producir un tipo de cerámica muy homogénea en todo al-Andalus y que en cierto modo, simboliza la nueva hegemonía a través de la imposición de un nuevo modelo cerámico (Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 85). 221 repertorio de la cerámica musulmana de época nazarí y meriní, y en la producción cristiana bajomedieval554 Estos cambios son especialmente notables en la tecnología cerámica de exposición al fuego en que se adelgazan notablemente las paredes, las bases toman formas convexas con acabado espatulado, vidriados plúmbicos en su interior y pastas de arcilla ferruginosa bastante decantadas555. Esto es así debido a que esta familia tipológica es la que presenta una frecuencia de uso mayor y, por lo tanto, está en la vanguardia de la innovación tecnológica. Fernández Navarro destaca que en la cerámica para cocinar del siglo XI también se utilizan arcillas ferruginosas, pero estas tienen un aspecto más grosero, con abundantes desgrasantes de tamaño mediano y grueso de cuarzo y mica, además de poseer unas paredes de mayor grosor556. Vamos a realizar un breve estudio sobre una serie de artefactos cerámicos de algunos de los yacimientos de la Subcuenca antes analizados. Elegiremos aquellos que reúnan un suficiente número de fragmentos cerámicos que consideremos significativos relacionándolos con determinadas tipologías y, por lo tanto, con un registro arqueológico que nos aproxime a una secuencia cronológica sobre el poblamiento andalusí de la comarca. Yacimiento de la Torrecilla. La Torrecilla debió de constituir un importante poblamiento debido a su situación en un cruce de caminos que comunicaba la zona costera con la Subcuenca y con la serranía de Ronda. También la existencia de abundantes fragmentos cerámicos con variadas tipologías nos ayuda a concretar una cronología relativa. -Cerámica de preparación de alimentos Se han recogido en superficie unos dieciocho fragmentos de bordes representándose aquellos que consideramos más significativos. En primer lugar, destacamos una cazuela (1-T). Se trata de un fragmento de pared curvilínea convergente con borde triangular exvasado, pasta ferruginosa poco depurada con gruesos desgrasantes. Esta realizada a 554 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 377. Fernández Navarro, 2008, p. 171. 556 Ídem. 555 222 torneta y la relacionamos con la cazuela califal que Fernández Navarro identifica con el número de registro 21557. Puede tratarse de una tipología residual. Las figuras 2-T, 3-T y 4-T, son tres fragmentos de artefactos de exposición al fuego que ya asociamos con un período poscalifal. Están realizados a torno, con pastas depuradas y de composición ferruginosa. El primer fragmento (2-T) es de una marmita y se caracteriza por tener su borde corto e invasado, con paredes curvilíneas convergentes y sin ningún tipo de vedrío. En la clasificación que realizan Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga558, la sitúan en el siglo XV (Figs 52 y 55). Sin embargo la catalogación que realizan dichos autores es sobre una pieza que tiene vedrío interior, mientras que la marmita 2-T no lo posee. Esta tipología la identificamos con una tradición de influencia almorávide-almohade. La causa de esta ausencia de vedrío interior podríamos relacionarla con que en los siglos XII y XIII aun no estaba generalizado dicho recubrimiento en cazuelas y marmitas, mientras que ya en el período nazarí, se extiende al interior de la totalidad de estos útiles. También hay que tener en cuenta que solía ser característica del siglo XIV la presencia de cazuelas sin vidriar559. El segundo fragmento (3-T) se trata de una cazuela que posee un borde exvasado en forma de ala, de escasa longitud, prácticamente horizontal y paredes ligeramente convergentes. Está recubierta de esmalte blanco en su interior. Esta forma la relaciona Cavilla Sánchez-Molero con su figura 14-T560 con una datación cronológica probable que se incluye en el siglo XIII. También la identificamos con las cazuelas de borde en ala de García Porras561 que la data ya en pleno siglo XIV. La siguiente figura (4-T) representa a una marmita con paredes ligeramente convergentes y borde recto con escotadura al exterior. Posee recubrimiento de vedrío melado en su interior y en la parte superior de su borde exterior. Sus paredes son ligeramente convergentes y también estarían realizadas con pasta de composición ferruginosa, bastante depurada y a torno. Cavilla Sánchez-Molero la engloba dentro de su subtipo F.02.J562 y la figura 302, relacionándola con el siglo XIII. Pero este subtipo no posee vedrío, por lo que probablemente la tengamos que enmarcar en una cronología más tardía, vinculándola 557 Fernández Navarro, 2008, p. 345. Salado Escaño et alii, 2000, p. 247. 559 Ibídem, p. 239. 560 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 457. 561 García Porras, 2001, pp. 504-509. 562 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 302. 558 223 con finales del siglo XIII y principios del XIV, cuando se comienza a generalizar el vidriado interior en los artefactos de exposición al juego. -Cerámica para la presentación de alimentos Es la tipología con un porcentaje más elevado dentro de la cerámica hallada a nivel superficial con un total de setenta y cinco piezas, predominando las bases o repiés (36 fragmentos), seguido por los bordes (24 fragmentos) y por último los amorfos (15 fragmentos). El tipo dominante es el ataifor de perfil quebrado con repié anular y decorado en verde esmeralda en su interior y bizcochado en su parte externa, con chorreones de vedrío verde (45 fragmentos). A continuación vamos a analizar una serie de fragmentos que consideramos representativos. Las figuras 5-T, 6-T y 7-T, corresponden con tres ataifores. La pasta utilizada para confeccionarlos tiene una composición ferruginosa para el primero, y carbonatada para los demás. Están muy depuradas y poseen un acabado retorneado en su base. El primero de ellos (5-T) posee repié anular con paredes convergentes y vedrío melado en su totalidad. En su interior posee trazas de óxido de manganeso. Lo adscribimos al siglo XII, y Cavilla Sánchez-Molero563 lo enmarca dentro del período almohade. Melero García también los sitúa en el siglo XII, y según este autor, desaparecerían durante el primer cuarto del siglo XIII564 en la zona de la Algarbía malagueña. La presencia de esta tipología es habitual en la totalidad de los yacimientos estudiados. El segundo tipo de ataifor (6-T) también posee repié anular con vedrío interior en verde565 y recubrimiento exterior de la misma tonalidad, aunque más diluido. Su característica más destacada es la decoración estampillada con semicírculos formando dibujos con motivos arriñonados que ocupan la parte interna de la solera y formarían bandas concéntricas enmarcadas entre cenefas. Igualmente, encontramos en las representaciones de dicha lámina dos fragmentos; 10-T y 11-T, que probablemente también pertenezcan a ataifores estampillados. El primero con roseta vegetal y el segundo con una figura de tipo amorfo. Cavilla Sánchez-Molero566 clasifica este tipo de decoración como de claro 563 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490, figs. 87 y 88, tipos A, B y C. También Abellán Pérez y Cavilla Sánchez-Molero, 1993, p. 27. 564 Melero García, 2012a, p. 34. 565 Se trata de una tonalidad de verde al que se ha denominado entre determinados arqueólogos “verde malagueño” y que nosotros lo llamaremos “verde esmeralda”. Identifica un vedrío muy común en los yacimientos andalusíes poscalifales en la actual provincia de Málaga. Es habitual en los ataifores y en menor medida, en los alcadafes. 566 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504. 224 origen almohade sin dar una cronología muy precisa. García Porras también sitúa su origen entre los siglos XI y XII, con la expansión de los imperios norteafricanos llegando hasta los momentos finales del Islam en la Península567. Melero García568 perfila más su cronología situándolos en pleno siglo XIII debido a los tipos de estampillado que se observan y que él considera “evolucionados”. Otros investigadores, como Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga en su artículo común sobre la cerámica nazarí en Málaga, creen que el estampillado en los ataifores va desapareciendo a medida que se consolida el reino nazarí569. Este tipo de ataifor también será frecuente en todos los yacimientos de la Subcuenca. El tercer tipo (7-T) posee repié anular con vedrío verde esmeralda solo al interior, de probable morfología quebrada y, posiblemente, con la parte superior de la pared recta. Presenta la característica de que posee varios círculos en la parte interna de la solera que quedan remarcados con una coloración obscura una vez realizado la cocción de la pieza. Retuerce Velasco incluye este tipo en la “Forma A” y en los Tipos A.25 y A.26 y Subtipo A.26.A570, dándole un marco cronológico entre los siglos XII y XIII. Otros autores como García Porras, los adscribe a una cronología más tardía ya plenamente nazarí571. Melero García los sitúa en la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV, coexistiendo con otros recubrimientos durante todo el siglo XIV y parte del XV, pero sin ser dominante572. -Cerámica de usos múltiples Esta serie está representada por una cuarentena de fragmentos siendo los bordes los más habituales. Las figuras 8-T y 9-T corresponden a dos alcadafes con forma trontocónica invertida. El primero (8-T) posee el borde exvasado, con sección cuadrangular y con decoración inciso, formando bandas onduladas con decoración a peine en el mismo borde exterior. Diversos autores coinciden en su origen bajomedieval. Navarro Palazón lo incluye en su catálogo fechándolo en el siglo XIII573. Cavilla Sánchez-Molero lo clasifica en su Tipo I enmarcándola también en la etapa almohade574. Sin embargo, Malpica Cuello los denomina como “alcadafes de sombrero 567 García Porras, 2001, p. 383. Melero García, 2012b, p. 11. 569 Salado Escaño et alii., 2000, p. 238. 570 Retuerce Velasco, 1998, p. 26. 571 García Porras, 2001, pp. 580-592. 572 Melero García, 2012b, pp. 164-165. 573 Navarro Palazón, 1986. Vol. I, p. 207, fig. 450. 574 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 477, fig. 61. 568 225 de copa” enmarcándolos cronológicamente dentro del siglo XIV575. El segundo alcadafe (9-T) posee un borde también exvasado, moldurado al exterior. Se observa una inflexión justo por debajo del borde interior, además de su decoración vidriada en verde esmeralda en su cara interna, lo que va a permitir una datación cronológica muy concreta que podemos situar ya en pleno siglo XV. Solo hemos encontrado referencias precisas de este segundo alcadafe en Melero García que lo clasifica como “Tipo 3.2576”. 575 576 Malpica Cuello et alii, 2007, p. 203. Melero García, 2012a, p. 98. 226 227 Yacimiento de los Vallecillos. Al igual que la Torrecilla, este poblamiento se encontraba en un importante cruce de caminos que comunicaba la Algarbía malagueña con Ronda y su serranía. Estaba en las cercanías de Alozaina, villa que durante los siglos XIV y XV constituía la cabeza de un distrito rural en que los Vallecillos sería una de las alquerías principales. -Cerámica de preparación de alimentos El total de piezas de esta categoría a nivel superficial es de unos cuarenta y tres fragmentos, siendo su mayoría de amorfos. Todos los artefactos de exposición al fuego hallados son de pastas ferruginosas, bastantes depuradas y con pequeños desgrasantes. El primero de los analizados es una cazuela (1-V) sin vedrío, con paredes divergentes y borde exvasado horizontal plano, con muesca interior para sujetar una tapadera. Su único paralelismo lo hemos encontrado en el tipo 2.4 de Melero García577 que la enmarca cronológicamente en el siglo XIII y correspondería con una tipología que también tiene presencia en otros poblamientos de la Subcuenca del mismo período, lo que nos hace conjeturar de que se trataría de un tipo que no se vidriaba. El segundo utensilio es una marmita (2-V) también sin vidriar. Corresponde con una morfología muy extendida en el siglo XIV578, pero al igual que las marmitas sin vidriar del yacimiento de la Torrecilla (2-T), debemos situarla en el siglo XIII. Con la nomenclatura 3-V y 4-V encontramos una cazuela y una marmita. La primera tiene paredes convergentes y borde saliente al exterior, mientras que la segunda también posee paredes convergentes y labio recto. Ambas están recubierta de vidriado melado en su interior con chorreones al exterior. Las dos morfologías son ya plenamente nazaríes. Así las podemos relacionar con la lámina nº 11 de García Porras 579, o con la cazuela del tipo 2.1 de Melero García580. Sin embargo, Retuerce Velasco retrasa su cronología hasta el siglo XIII581. -Cerámica de presentación de alimentos Se han hallado en superficie un total de veinticuatro fragmentos con catorce bordes, cuatro repiés y seis amorfos, todos ellos de ataifores. Se repiten las morfologías, 577 Melero García, 2012a, p. 254. Fernández Navarro, 2008, p. 316. 579 García Porras, 2001, p. 490. 580 Melero García, 2112a, p. 257. 581 Retuerce Velasco, 1998, Forma G, fig. 8. 578 228 tipologías y pastas que vimos en el yacimiento de la Torrecilla. De perfil quebrado con melado interior y exterior (5-V), de borde moldurado de sección triangular al exterior y con cubrimiento de verde esmeralda en su interior (6-V), ídem pero con varias bandas concéntricas al interior en su solera (7-V). Sobre el primer tipo hay unanimidad al otorgarle una cronología relacionada con el siglo XII, mientras que para el segundo y el tercero oscila entre los siglos XIII y XIV (para ambos tipos ver yacimiento de la Torrecilla). -Cerámica de usos múltiples Los fragmentos de alcadafes son abundantes a nivel superficial en este yacimiento con alrededor de treinta bordes contabilizados. Las figuras 8-V y 9-V corresponden con dos tipos de secciones troncocónicas invertidas. El primero, con borde exvasado cuadrangular y sin vidriar. El segundo, tiene el borde también exvasado, moldurado al exterior y con una característica muy específica al poseer una muesca por debajo del borde interior, además de estar vidriado con verde esmeralda también en su interior. Ambos poseen una pasta ferruginosa poco depurada. Con referencia a su probable cronología nos remitiremos también a los tipos 8-T y 9-T del yacimiento de la Torrecilla, correspondiendo temporalmente con el siglo XV. 229 230 Yacimiento de Guaro Viejo. Se encuentra también en las cercanías de un nudo de comunicación que unía la margen derecha de río Grande con la zona costera de Marbella. Su antiguo territorio se dividió entre los municipios actuales de Guaro y Coín. -Cerámica de preparación de alimentos Se han contabilizado apenas once fragmentos pertenecientes a esta categoría, con tan solo un borde, dos bases y ocho amorfos. El borde (1-GV) pertenece a una cazuela con pared de forma periforme, convergente y borde invasado con moldura saliente hacia fuera, poco resaltada. Posee una serie de estrías incisos en su cara exterior. Su pasta es ferruginosa y está depurada. Sobre esta tipología no hemos hallada ninguna referencia en la literatura científica. Solo mencionar unos fragmentos similares estudiados por Melero García en la excavación arqueológica realizada en el yacimiento de la Moraleda (Antequera-Málaga-) en el 2011, aún sin publicar, aunque todo apunta a una periodización relacionada con el siglo XI. -Cerámica de presentación de alimentos Se han recopilado unos treintaicinco fragmentos de ataifores con doce bordes, siete repiés y diecisiete amorfos. Las figuras 2-GV y 3-GV se identifican con una base y un borde. Del primero solo conservamos el repié y un fragmento de pared. Está vidriado en melado, tanto en su interior como al exterior, con trazas de óxido de manganeso. El segundo es un borde recto con sección triangular y ligeramente engrosado al exterior en que se observa en su parte inferior el arranque del quiebro. Este último, también con un recubrimiento similar al primero. Poseen pastas ferruginosas muy depuradas. Ambos corresponderían con los tipos vistos en los yacimientos de Torrecilla y Alcaría de Guaro (5-T y 5-AG) con una cronología que relacionamos con el siglo XII. Los fragmentos 4-GV y 5-GV, pertenecen a dos amorfos con decoración estampillada, vedrío en verde esmeralda en su interior y posible cubrimiento también en su exterior, aunque más claro, similares a los hallados en el yacimiento de Torrecilla (9T, 10-T y 11-T) y que situamos en el siglo XIII. El tercer tipo (5-GV) posee repié anular con vedrío verde esmeralda solo en su parte interna y de probable perfil quebrado. Tiene varios círculos concéntricos en su interior más recalcado que en el resto del vedrío. El cuarto (6-GV) tiene la pared saliente y un quiebro pronunciado junto con el borde exvasado y redondeado al exterior, e idéntico recubrimiento que el anterior. Sus pastas 231 son carbonatadas y depuradas. Las figuras 6-GV y 7-GV se relacionan con los tipos 7-T y 7-V de los yacimientos de Torrecilla y Vallecillos, con formas y recubrimientos que ya comienzan a generalizarse en el tercer cuarto del siglo XIII y principios del XIV. -Cerámica de usos múltiples El recuento de fragmentos relacionados con esta tipología nos ha deparado un total de seis bordes de alcadafes. El único fragmento representado es el borde (8-GV), con forma troncocónica invertida y labio redondeado exvasado al exterior. Está vidriado en verde esmeralda en su parte interna, con una inflexión justo por debajo del borde en su interior. Corresponde con los tipos 9-T y 9-V de los yacimientos de la Torrecilla y de los Vallecillos, con una cronología similar a estos que situamos en el siglo XV. 232 233 Yacimiento de los Villares de Algane. Esta alquería se encuentra dentro del actual término municipal de Coín y junto al antiguo camino de Casarabonela que unía la comarca de Coín, y buena parte de la subcuenca de río Grande, con Ronda y el Alto Guadalhorce. -Cerámica de preparación de alimentos Una de las características de este yacimiento es la escasez de fragmentos cerámicos relacionados con utensilios de exposición al fuego. Solo poseemos unos veinticinco amorfos y tan solo un borde de cazuela (1-VA), este último de la misma tipología que la 1-V hallada en el yacimiento de los Vallecillos. No tiene vedrío y sus paredes son divergentes con borde exvasado, horizontal, protuberancia vertical y muesca interior para sujetar una tapadera. Está elaborada con pasta ferruginosa depurada. Como vimos con anterioridad su único paralelismo lo hemos encontrado en el tipo 2.4 de Melero García582 que la enmarca cronológicamente en el siglo XIII. -Cerámica de presentación de alimentos Se han contabilizado un total de diecinueve trozos de ataifores, de los cuales cinco son de bordes, cuatro de bases y diez de amorfos. Los fragmentos 2-VA y 3-VA corresponden a dos bordes con cubierta vítrea melada en toda su superficie y con trazas negras de óxido de manganeso en su interior. El primero posee un borde ligeramente invasado y moldurado al exterior junto con paredes convergentes. En el segundo su borde es triangular, saliente, con escotadura al exterior y con pared también convergente. Este último posee un quiebro o carena en la parte inferior de la pared, mientras que el primero parece tener un perfil hemisférico. Están confeccionados con pasta depurada ferruginosa. Lo adscribimos al siglo XII, y Cavilla Sánchez-Molero583 lo identifica con el período almohade (Figs. 87 y 88, tipos A-B-C). Melero García584 también los sitúa en el siglo XII, y según este autor, desaparecerían durante la primera mitad del siglo XIII. El fragmento 4-VA pertenece a otro ataifor con vedrío verde oliva en su totalidad y borde triangular ligeramente invasado, engrosado al exterior y paredes convergentes. 582 Melero García, 2012a, p. 254. Cavilla Sánchez-Molero, 1998, pp. 489-490. 584 Melero García, 2012a, p. 34. 583 234 Su pasta es carbonatada, blanquecina, muy depurada. Lo relacionamos con el tipo A.21 de Retuerce Velasco, y con una cronología de la segunda mitad del siglo XII585. Los fragmentos 5-VA y 6-VA corresponden con un repié y un amorfo de ataifores con vedrío verde esmeralda en su interior y coloración más clara al exterior. Ambos poseen impresiones estampillada en su parte interna. En el primero, el motivo es un almendrado, mientras que en el segundo, es un geométrico de forma triangular. Sus pastas son carbonatadas y muy depuradas. En opiniones ya antes expresadas, Cavilla Sánchez-Molero586 clasifica este tipo de decoración como de claro origen almohade, García Porras sitúa su inicio entre los siglos XI y XII con la expansión de los imperios norteafricanos llegando hasta los momentos finales de al-Andalus587, mientras que Melero García588, perfila más su cronología situándola en pleno siglo XIII. -Cerámica de usos múltiples Se han detectado unos veinte fragmentos de bordes todos pertenecientes al tipo alcadafe. El único representado es la figura 7-VG tratándose de un borde exvasado, moldurado al exterior en forma de hocico, con paredes divergentes y pasta ferruginosa poco depurada. Destaca la inflexión interna, justo por debajo del borde, que junto al vedrío interior le da una cronología ya de pleno siglo XV. Solo hemos encontrado referencias precisas de este alcadafe en Melero García, que lo clasifica como “Tipo 3.2”589. 585 Retuerce Velasco, 1998, p. 119. Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504. 587 García Porras, 2001, p. 383. 588 Melero García, 2012b, p. 11. 589 Melero García, 2012a, p. 98. 586 235 236 Yacimiento de la Alcaría de Guaro. Se encuentra dentro del término municipal de Guaro y a pié del antiguo camino que comunicaba Coín-Tolox-Yunquera-Ronda. La concentración de cerámica superficial es elevada, especialmente en las terrazas más altas, siendo el único caso de los expuestos en este trabajo en que los fragmentos de tejas no son los más abundantes, predominando, porcentualmente, la cerámica relacionada con la presentación de alimentos. -Cerámica de preparación de alimentos Al igual que los Villares de Algane, también son escasos en este yacimiento los hallazgos de marmitas y cazuelas. Al respecto únicamente hemos observado el fragmento de una cazuela (1-AG). Tiene el borde en ala, con una inflexión debajo de dicho borde por su parte externa, con estrías también en su zona exterior y paredes convergentes. La falta de vedrío interno y el ala de su borde, poco pronunciada, hace que nos decantemos por una adscripción al período almohade, cuando aún no era generalizado el vidriado melado en el interior de los útiles de exposición al fuego y las alas de sus bordes estaban poco desarrolladas. -Cerámica de presentación de alimentos Es el tipo que presenta mayor número de piezas superficiales con unas cuarenta y ocho en total, siendo treinta y cinco de amorfos y dieciocho de bases, con tan solo una representación de borde. Todos ellos pertenecen a ataifores. Los artefactos con la clasificación 2-AG y 3-AG corresponden con un repié y un borde recubierto de vedrío melado en toda su superficie y con bandas de manganeso en su interior. La pasta depurada es de tendencia ferruginosa. El primero de ellos (2-AG) posee repié anular con paredes convergentes. El borde 3-AG tiene sección triangular al exterior, con escotadura en su parte externa y quiebro a medida que la pared desciende. Lo relacionamos con los ataifores del siglo XII, y Cavilla Sánchez-Molero590 lo enmarca dentro del período almohade (Figs. 87 y 88, tipos A-B-C). Melero García también los sitúa en el siglo XII591. Con el distintivo 4-AG, tenemos un repié de ataifor con vedrío verde oliva en su interior y verde “diluido” en su parte exterior. Es de pasta carbonatada muy depurada. 590 591 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490. Melero García, 2012a, p. 34. 237 Hasta ahora es el único con esta coloración registrado en la Subcuenca, y que podemos identificar con un tipo de transición entre los ataifores con vedrío integro propio del siglo XII, y aquellos que solo lo poseen en su interior, que suelen coincidir con finales del XIII y el XIV. La única alusión hallada en la literatura científica la realiza Melero García592que lo sitúa en el siglo XIII. Con las siglas 5-AG y 6-AG se identifican dos fragmentos de ataifores. Poseen pastas carbonatadas muy depuradas. Ambos corresponden con amorfos que tienen vidriado interior en verde esmeralda y decoración en estampillado, con motivos de tipo almendrado. Como hemos visto con anterioridad, la mayoría de los ceramólogos medievalistas lo ubican en el período almohade, en concreto en el siglo XIII593. -Cerámica de usos múltiples También son escasos los restos de esta serie cerámica con unos ocho fragmentos de alcadafe, todos ellos de bordes sin ningún tipo de recubrimiento. La figura 7-AG corresponde con un borde de forma troncocónica invertida. Está elaborado con pasta ferruginosa depurada, poseyendo abundantes desgrasantes y con su interior sin pulir. Su borde es exvasado en forma de hocico redondeado en su extremo. En su cara exterior tiene una cenefa con decoración a ruedesilla. Hay que destacar que, justo por debajo de su borde y en su cara interior, posee una inflexión muy característica que identificamos con una tipología muy concreta594habitual en la subcuenca de río Grande y en toda la Algarbía malagueña. Sin embargo, la falta de vedrío interior nos impide darle una cronología precisa, aunque sí podemos relacionarlo con un período más amplio que abarcaría el almohade y nazarí, ya que este tipo es abundante en la comarca y únicamente ha sido registrado en aquellos yacimientos que relacionamos con el período bajomedieval. 592 Un rasgo distintivo es la pérdida progresiva de ésta al exterior (cubierta de vedrío verde esmeralda), que en primer lugar aparece diluida, y a medida que recorremos esta centuria (XIII) comienza a no llegar a aplicarse (Melero García, 2012a, p. 35). 593 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 492-504. García Porras, 2001, p. 383. Melero García, 2012b, p.11. Salado Escaño et alii. 1999, p. 238. 594 Melero García, 2012a, p. 98. 238 239 6.3.-El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica de 1990595 El ḥiṣn y la alquería de la Villeta se encuentran en el término municipal de Monda. En 1990 se efectuó una excavación parcial en una actuación arqueológica de urgencia efectuada por los arqueólogos Acién Almansa y Rambla Torralbo y requerida por la entonces Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía ante un proyecto de edificación sobre la estructura del ḥiṣn, dentro de cuyo albacar se encontraba la alquería. Por lo tanto, el complejo defensivo se componía de dos elementos bien diferenciados. El ḥiṣn era el recinto más elevado, coronando la explanada superior del cerro, con una extensión aproximada de 130 X 13 metros. El segundo elemento, o albacar, arranca de sus extremos, protegiendo parte de la ladera N y con un perímetro de alrededor de trescientos metros. El yacimiento se enmarca en un polígono delimitado por las siguientes coordenadas: X 336107.79 336242.46 335985.74 335987.56 336882.39 336106.43 Y 4055659.93 4055656.75 4055700.76 4055729.80 4055738.87 4055694.86 La unidad básica utilizada en la excavación de 1990 fue el Corte (C) y este, a su vez, se divide en Unidades Espaciales (UE). Por último dentro de cada una de ellas existe otra subdivisión que se denominó Nivel (N). Los cortes uno, dos, tres y cinco pertenecen al ḥiṣn, mientras que el cuarto y sexto corresponden con la alquería. En esta última los cortes se plantearon a modo de cuadrículas con unas dimensiones impuestas por la propia configuración abancalada del terreno596. Es necesario tener en cuenta que la información que proporciona la estratigrafía, especialmente la relacionada con la alquería, es escasa y poco esclarecedora. Varios factores han contribuido a ello. El más importante es el elevado grado de pendiente en que se ubicó este espacio residencial, lo que provocó, tras su destrucción y abandono una intensa erosión que incluso produjo, en algunos sectores, la desaparición total de la 595 Este estudio cerámico está basado en un trabajo realizado por este investigador. Se publico en la revista Arqueología y Territorio Medieval (Ordóñez Frías, 2014a) y su realización se efectuó en el marco de esta tesis doctoral. 596 La información de este apartado ha sido tomada, prácticamente en su totalidad, de la publicación que se efectuó de la excavación en la revista Mainake (Acién y Rambla, 1990-1991, pp. 273-293). 240 cubierta y el afloramiento de los niveles geológicos. Tal es el caso del C-4 en su extremo N. También observamos como en el C-6, de las cinco UE registradas, solo se conserva material cerámico de la UE-2. Probablemente se trate de un extravío en el almacenamiento del material o de una perdida597. Otro factor que resta información es la ausencia de perfiles arqueológicos en los C-4 y C-6. Acién y Rambla solo los realizan en el C-5, dado que este corte era el objeto fundamental de la investigación, en la que se partía de la hipótesis del probable origen califal del ḥiṣn. Vamos a proceder a la descripción de los diversos cortes reincidiendo especialmente en los que se generaron en la alquería, por el especial interés que tienen para esta investigación: Corte-1.- Esta constituido por una zanja de 15 X 3 metros, orientada de SO a NE. Se distingue dos niveles, ambos con poca potencia estratigráfica. No se creó divisiones en unidades espaciales debido a su escasa superficie con valor arqueológico, como ocurrirá también en los cortes dos y tres. Corte-2.-Con un trazado casi paralelo al anterior y una extensión de 16,5 X 2 metros. Se recoge un solo estrato que coincide con el superior del C-1. Corte-3.-Se emplaza en una pequeña plataforma próxima a la zona edificada, con una cota superior al resto del albacar, poseyendo una potencia estratigráfica que no sobrepasa los cuarenta centímetros y, por lo tanto, con un escaso material cerámico. Corte-5.-Es el más amplio realizado en la zona superior del cerro. Su superficie presenta un claro desnivel con el sector occidental, estando a mayor altura que el sector oriental. Se estructura en nueve unidades espaciales que resumimos en tres: área de habitación, espacios abiertos y zonas de vertidos. La primera posee dos niveles, el primero con cerámica nazarí y cristiana y el segundo con algunos lotes de cronología almohade. En el segundo, se distingue un solo corte con una cronología muy amplia que va desde el siglo XII al XV. Por último, en la zona de vertidos se observa tres niveles, los dos primeros semejantes a los hallados en el área de habitación y un tercero en que se ha encontrado material de probable procedencia califal, aunque en un contexto de 597 En marzo del 2013 se realizó una consulta telefónica con el arqueólogo Acién Almansa, confirmándonos que en todas las UE se había constatado la existencia de fragmentos cerámicos desconociendo el paradero de dicho material. 241 cronología posterior. En este corte se ha recogido la mayoría del material cerámico estudiado en el ḥiṣn. Corte-4.-Se realizó en la parte de la alquería más próxima al albacar, con una pendiente notable, llegando a alcanzar los tres metros de desnivel en una longitud total de nueve metros, por lo que su potencia estratigráfica es escasa ya que ha sufrido un proceso erosivo intenso, muy acusado en su extremo N, donde ha desaparecido la totalidad de su nivel. En este sector aparecieron restos de dos viviendas separadas por una atarjea. Se divide en seis unidades espaciales en que cada una coincide con una habitación dentro de cada vivienda. Los trazados de estas son paralelos a las curvas de nivel, asentando ambas el muro S sobre la roca la cual sirve de nivelación a modo de escalón formando parte de su alzado. Se reconoce un solo nivel598 que tiene una gran similitud con el N-1 del C-5, el cual sería su equivalente aunque ambos se encuentran a diferentes cotas. Al igual que en el C-5, se han hallado cerámica de origen cristiano así como de tradición andalusí. Dentro de dicho nivel se menciona un sustrato superficial formado por una cobertura de tierra obscura con escaso y variado material. Es un relleno típico de derrumbe que incluye materiales diversos, y que parece, mayoritariamente, vinculado con el siglo XVI. También se hace referencia a una “primera cava” con fragmentos cerámicos de cronología igualmente relacionada con los siglos XV y XVI. En la parte inferior de este nivel destaca la aparición in situ del zaguán de la casa situada al E de la atarjea, junto con una serie de tipologías vinculadas con artefactos cerámicos de exposición al fuego y de presentación de alimentos. Corte-6.-Es la parte de la alquería más próxima al ḥiṣn. En ella se encontró lo que quizás constituya una vivienda completa. Se aprecia la existencia de tres habitaciones contiguas en el sentido de las curvas de nivel y un probable patio, lo que podría corresponder con un espacio residencial de habitaciones en L alrededor de un patio599. Su estratigrafía es similar a la del Corte-4, con un solo nivel dividiéndose en cinco unidades espaciales que también coinciden con las habitaciones de la vivienda. De interés es un lote recogido en una pequeña zanja conformada por el descenso brusco de la roca con tipologías nazaríes y también de origen almohade, como el hallazgo del único ejemplar de ataifor estampillado. 598 Durante el trabajo de estudio cerámico realizado en Museo Arqueológico Provincial de Málaga se comprobó que todas las bolsas de materiales pertenecientes a los C-4 y C-6 están sigladas con el N-I. 599 García Porras, 2001, p. 58. 242 Con los resultados de dicha intervención arqueológica no se redactó ninguna tipo de memoria y sí un breve informe que se depositó en la Delegación de Cultura de Málaga. La normativa del momento no obligaba a este tipo de informes. Sin embargo, Acién y Rambla realizaron un estudio sobre dicha excavación que fue publicado en la revista Mainake con el título: La evolución de un hisn musulmán. Actuación arqueológica en el castillo de Monda600 en el que nos hemos basado para la realización de este trabajo de investigación. Este estudio cerámico ha sido fruto de una actividad arqueológica puntual solicitada por el investigador que realiza esta tesis, y autorizado por la Delegación de Cultura de Málaga en el 2012601. Se efectuó sobre la totalidad del material cerámico que Acién y Rambla extrajeron de la excavación de 1990, es decir, tanto de los cortes relacionados con el ḥiṣn, como de aquellas catas que se efectuaron en la alquería. 6.3.1.-El ḥiṣn de la Villeta Los niveles arqueológicos de este sector coinciden con los cortes uno (C-1), dos (C2), tres (C-3) y cinco (C-5). Sin embargo en los fondos del Museo Arqueológico Provincial de Málaga solo existen materiales relacionados con el C-5, sin que sepamos la razón de la ausencia del resto del material, cuya existencia aparece claramente descrita en la publicación que generó dicha intervención arqueológica602. Se han podido individualizar setenta y ocho fragmentos reconocibles que conservan información para poder ser relacionados a un grupo determinado. De ellos presentan cubierta vítrea o algún tipo de decoración treinta y ocho, que representan el 45,2% del total. Porcentualmente, los conjuntos están dominados por la presencia de la cerámica de presentación de alimentos que ocupa el 33,8% del total, (ataifores con un 22,5%, platos y cuencos con 11,3%), seguido por recipientes de exposición al fuego, con un porcentaje del 22,5% (cazuelas en su totalidad y ausencia de marmitas) de los contenedores de líquido/servicio de mesa (22,5% de jorros/as, jarritos/as), recipientes de uso múltiple (alcadafes con un 7%), servicio de iluminación, con un porcentaje también 600 Acién y Rambla, 1990-1991, pp. 273-294. Se aprobó por dicha Delegación el 25 de abril del 2012, con nº de expediente AA. nº 38/12. 602 El informe más completo consta en la revista Mainake nº XIII-XIV, pp. 273-293. (Acién y Rambla, 1991-1992). 601 243 del 7%, y contenedores para almacenamiento con 4,22% del total (tinajas). El resto de las piezas adscritas a otros grupos tienen una escasa representación: tapaderas (2%), recipientes de higiene personal (bacines con un 2%) y contenedores de fuego (anafre con un 1%). En cuanto al tipo de cocción predomina la de ambiente oxidante que proporcionan a las pastas tonalidades claras y uniformes. En cuanto al origen mineralógico dominante en los barros seleccionados, podemos dividirlas en dos grandes grupos: las ferruginosas y las carbonatadas. Las primeras son de tonalidades rojizas debido a su riqueza en componentes férricos y muy aptos para utensilios de exposición al fuego por su gran resistencia al choque térmico603. Todas las cazuelas están elaboradas con esta pasta, la mayoría de los alcadafes, candiles y las tinajas. La pasta carbonatada es de tonalidad blancuzca debido al predominio de carbonato cálcico. Los ataifores, mayoritariamente, están elaborados con ella, al igual que un alto porcentaje de las jarritas y jarros. En general, son arcillas que han sufrido un proceso de decantación previo a su amasado y que, por lo tanto, presentan un nivel de depuración medio-alto. Los alcadafes y las tinajas poseen desgrasantes de tamaño medio, mientras que en los ataifores y cazuelas lo tienen de tamaño reducido. Las jarritas esgrafiadas, junto con algunas cazuelas, son los que presenta un mayor grado de depuración con desgrasantes prácticamente inapreciables al ojo humano. Todas ellos han sido elaboradas a torno. -Cerámica de exposición al fuego Serie cazuelas. Representan la totalidad de la cerámica de exposición al fuego hallada en el ḥiṣn, alcanzando el 22,5% del conjunto de piezas totales del castillo, y con dieciséis fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes. Por Unidades Estratigráficas (UE) los fragmentos pertenecientes a la UE-9 son; A-1, A-2, A-3, A-4, A-8 Y A-9. En la UE-5 está incluido el fragmento A-5. En niveles superficiales descontextualizados se ha hallado los bordes A-6 y A-7. De los siete fragmentos restantes no representados en la lámina, cinco se han hallado en la UE-9, y dos en la UE-5. 603 Fernández Navarro, 2008. 244 Están elaboradas con pastas depuradas, tipo ferruginosa, con desgrasantes visibles de tamaño pequeño, compuesto fundamentalmente por granos de esquisto y mostrando con frecuencia huellas exteriores de exposición al fuego. Hemos utilizado como elemento diferenciador de estos útiles sus bordes observándose dos tipos: .Tipo 1. Bordes exvasados que poseen labios alargados en forma de ala recta o ligeramente orientado hacia arriba. Pueden presentar paredes curvas (figs. A-2, A-4, y A-5) o de tendencia rectilínea (figs. A-1 y A-2). Consta un total de doce fragmentos, de los que existen un predominio porcentual de cazuelas bizcochadas (ocho bordes) frente a las de vedrío melado en su interior (cinco bordes)604. Su tipología sería una evolución de las cazuelas de ala almohade, pero con un desarrollo acentuado de dichos bordes cuya media aritmética es de uno con ocho centímetros de longitud de ala para el total de las muestras. Es llamativo como el 66% de los fragmentos de estos bordes, no poseen ningún tipo de cubierta vítrea para unos utensilios de exposición al fuego en que ya, para el siglo XIII, dicho recubrimiento estaba generalizado. Descartamos que tuvieran una función distinta a la de preparación de alimentos debido a que presentan, en sus exteriores, huellas de exposición al fuego y en ocasiones (cuatro fragmentos), también poseen restos de tizne en la zona interior del borde, lo que nos sugiere, que estas últimas, estuvieron expuestos a un fuego envolvente. Todos los bordes de esta serie poseen protuberancia en la zona interior más o menos pronunciada con la finalidad de servir de sujeción a una tapadera. Los paralelos formales para esta serie son muy frecuentes, correspondiendo con el período almohade-nazarí. Así se constata en Málaga y en Cártama. Dentro de las figuras seleccionadas en la lámina, los tipos A-1 y A-2 pertenecen a cazuelas bizcochadas de las que ya tenemos constancias de la existencia de formas 604 Solo la fig. A-2 no posee huellas de tiznado exterior. Melero García opina de que podía haber tenido una utilidad de brasero y que además es una tipología ya constatada en época emiral que siempre ha estado desposeída de recubrimiento vítreo. (Melero García, 2012a, pp. 75-76). Sin embargo Cavilla Sánchez-Molero la clasifica como de artefacto de exposición al fuego, aunque también sin vidriar, debido al tiznado exterior observado en esta tipología dentro de la provincia de Cádiz y en un contexto almohade ( Cavilla Sánchez-Molero, 2007, p. 411). 245 similares en época emiral605, prolongándose su utilización durante los períodos almohade606 y nazarí607, probablemente también incluiría la etapa morisca. Los tipos A-3, A-4, A-5 y A-6 pueden ser derivaciones del anterior modelo con la salvedad de que sus paredes son más curvilíneas. Destacar el tipo A-5 con una muesca muy marcada en la parte interior del borde con la función de sujetar la tapadera y cuyos paralelos más cercanos los encontramos en el castillo de Íllora608 y en otros puntos del interior del reino nazarí de Granada, aunque con la diferencia de que estas últimas poseen vedrío en sus interiores. El tipo A-7 correspondería con una tipología plenamente nazarí y con vedrío melado interior609. Tipo 2. Bordes invasados rectilíneos. El primero (A-8) moldurado al exterior, y el segundo (A-9) también con moldura en su exterior y con protuberancia interior para apoyo de la tapadera. Sus paredes son de tendencia rectilíneas y ambos poseen vedrío melado interno. Dichas formas son muy habituales para las cazuelas, situándolas cronológicamente en los siglos XIV y XV610. -Cerámica de presentación de alimentos Serie ataifores. Hemos contabilizado dieciséis fragmentos, con un porcentaje del 66,6% con respecto al total de la serie de exposición de alimentos, y de 22,5% del total de los fragmentos útiles del ḥiṣn. Están representados por seis bases y por diez bordes, de los cuales, todos presentan cubierta vítrea, predominando los recubrimientos en verde esmeralda (catorce fragmentos), frente al esmalte estannífero (un fragmento) y vedrío melado (un fragmento). Hay que destacar que todos presentan vedrío solo en su interior, salvo el B-13, que también lo muestra en el exterior en forma de esmalte estannífero blanco. Por Unidades Estratigráficas (UE), destacan los once fragmentos de la UE-4, frente a los cinco de la UE-9. 605 Acién Almansa et alii, figs. 13 y 98, 2003. Cavilla Sánchez-Molero, fig. 1, nº IV, 2007. 607 Melero García, 2012a, fig. 13, Tipo 6.1, p. 153. 608 Malpica Cuello et alii. 2007, p. 227. 609 Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 2000, p. 248. 610 García Porras, 2001, fig. 38, p. 503, y Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 2000, p. 248. 606 246 Sus pastas son de tipo carbonatada, depuradas, con desgrasantes muy pequeños apenas perceptibles a la vista humana. Solo presenta diferencias la figura B-16, con una pasta ferruginosa, también depurada. Todos los bordes reconocidos son similares. Así, los representados en la lámina: B10, B-14 y B-16, son rectos con labios engrosados al exterior en forma de moldura tratándose, probablemente, de ataifores de tipo quebrado. Los fragmentos B-11, B.12, B-13 y B-15, representan diversas bases todas ellas con repié anular y paredes divergentes. Seguramente también respondan al tipo de ataifor quebrado. La aplicación del óxido de cobre comienza a utilizarse en al-Andalus desde la segunda mitad del siglo XII. Pero no será hasta el siglo XIII cuando se generalice su uso, recubriéndose, en un principio, tanto en el interior como en el exterior de las piezas611. Para el siglo XIV prácticamente desaparece el vedrío exterior. Por lo tanto, a dichos ataifores con decoración de óxido de cobre en su cara interna (B-10, B-11, B-12, B-13 y BM-14) podemos adscribirle una cronología que iría desde la segunda mitad del siglo XIII y que incluiría buena parte del XIV612. El esmalte estannífero con decoración en óxido de cobre (B-15) parece ser la consecuencia de la influencia mudéjar en los ajuares nazaríes, siendo su presencia habitual en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga. Lo encontramos en el Bajo Guadalhorce ya en la segunda mitad del siglo XIII613. Dentro de la provincia de Granada, hay algunas muestras en el yacimiento del Castillejo de los Guájares en que aparece en contextos a caballo entre los siglos XIII y XIV614. Distinto es el caso del ataifor B-16 melado en su interior y con goterones en su exterior. Se trata de un recubrimiento atípico y probablemente intrusivo, que como ya veremos en el estudio cerámico de los cortes IV y VI de la alquería, puede corresponder con niveles moriscos del siglo XVI. 611 Melero García, 2012b, pp. 161-162. Melero García, 2012a, p. 35. 613 Melero García, 2012b, p. 169. 614 García Porras, 2001, Lám. 41, Tipo IV. 612 247 Serie cuencos. Se ha contabilizado cuatro fragmentos de bordes pertenecientes a esta serie, que ocupan un porcentaje del 16% con respecto a la serie de presentación de alimentos, y un 5,6% del total de los fragmentos cerámicos del ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) están divididos en dos fragmentos para la UE-4 (C-19 y C-20), y otros dos en la UE-1 (C-17 y C-18). Sus pastas son muy depuradas, con variantes en su composición, siendo carbonatadas para las figuras C-17, C-18 y C-19, y ferruginosa de tonalidades anaranjada para la figura C-20. En cuanto a la tipología, son similares en la totalidad de los cuencos, con paredes convergentes hemisféricas y bordes indiferenciados, invasados y terminados en punta. Solo existe un matiz diferenciador en la fig. C-18 en que las paredes convergen de una forma más pronunciada. Con respecto a su recubrimiento y decoración, es donde encontramos claros matices diferenciadores. El primero (C-17) posee cubierta, en toda la pieza, de esmalte blanco estannífero representándose en su parte interna una figura de una cabeza humana (ángel) realizado en loza dorada sobre fondo de esmalte blanco. Este tipo de decoración está claramente relacionada con las denominadas “escudillas de monjas” procedentes de los talleres de Manises confeccionadas en el siglo XV615. Se trata, por lo tanto, de una cerámica de lujo que nos muestra la existencia de unos circuitos comerciales entre la Valencia cristiana, y el reino nazarí de Granada. La segunda figura, (C-18) está bizcochada siendo atípica para esta serie. La tercera y cuarta, (C-19 y C-20) presentan un vedrío melado en la totalidad de las piezas. Son tipologías ajenas a la tradición cultural andalusí al corresponder con servicios de mesa individualizados y que podría ser indicador de un asentamiento físico cristiano, ya a finales del siglo XV y principios del XVI, o de una aculturación material que se prolongaría por los períodos tardonazarí, mudéjar o morisco616. Tampoco podemos descartar una evolución propia de determinados artefactos cerámicos, como es el caso de los ataifores con una reducción de sus tamaños que los aproximan, en funcionalidad y en tipología, a los cuencos cristianos. 615 616 Coll Conesa, 2009. pp. 91-92. Malpica Cuello, 1999a, p. 34. 248 Serie platos. Solo hemos identificado dos fragmentos de bordes pertenecientes a la serie “platos”. Porcentualmente representan el 8,3% del total de la serie de presentación de alimentos y el 2,8% del total de los fragmentos del ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) los dos fragmentos pertenecen la UE-4. Sus pastas son de tipo ferruginosas y muy depuradas, con desgrasantes pequeños, apenas perceptibles a la vista humana. Se tratan de formas con paredes divergentes y bordes exvasados en que podemos diferenciar dos tipologías: .Borde con terminación rectilínea en forma de ala y punta redondeada (C-21). .Borde indiferenciado y también con la punta redondeada (C-22). El recubrimiento del fragmento C-21 es de vedrío melado integro, mientras que la pieza C-22 posee un cubierta de esmalte estannífero, tanto por dentro como por fuera y con decoración azul en su interior. Al igual que la “serie cuencos”, son tipologías ajenas a la tradición cultural andalusí al tratarse de servicios de mesa individualizados. Cronológicamente, probablemente pertenezcan al siglo XV o principios del XVI, cuando ya la influencia cristiana era más notoria en la zona. Así lo atestigua el fragmento C-25 que pudiera tener su origen en los talleres mudéjares de Manises. -Cerámica de servicio de mesa Serie jarrita-jarro. Pretendemos mostrar los recipientes de mediano y pequeño tamaña que se utilizaron para la contención de líquidos. Es uno de los grupos más comunes y representativos de la cerámica andalusí que ha mantenido una permanencia desde época emiral hasta la tardonazarí, mudéjar y morisca. Se han identificados un total de dieciséis fragmentos pertenecientes a este grupo. Suponen el 66,6 % del total de la serie de presentación de alimentos, y el 22,5 % de las muestras halladas en el ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan los doce fragmentos de la UE-4, frente a los dos de la UE-9. 249 Existe un predomino de los bordes con un total de catorce muestras, frente a dos de bases. Sus pastas varían dependiendo de si se tratan de jarritos o jarras de mayor tamaño. Las primeras están confeccionadas con pastas carbonatadas muy depuradas y desgrasantes de pequeño tamaña, prácticamente imperceptibles. Las segundas, también se elaboraron con pastas carbonatadas, aunque posee una tonalidad ligeramente rojiza por lo que pensamos que se pudieran mezclar arcillas de diferentes composiciones, además de estar menos depurada y poseer desgrasantes de pequeño tamaño (esquistos y nódulos calizos). En cuanto a las variantes formales, identificadas las clasificaremos tipológicamente en relación con sus bordes: Tipo 1. Constatamos cuatro bordes (D-23, D-24, D-25 y D-26). Pertenecen a jarritas con paredes ligeramente convergentes, bordes indefinidos y apuntados, junto con una protuberancia interna. Se trata de una tipología que tiene continuidad desde el emirato y que es un claro indicador de islamización respecto a la cultura material. Sin embargo, la decoración esgrafiada (esgrafiado simple), los recubrimientos con oxido de manganeso y vedrío, nos remiten a niveles bajomedievales. Tipo 2. Identificamos tres fragmentos de bordes. El primero, (D-27) con paredes convergentes y borde exvasado moldurado al exterior. El segundo y tercero, (D-28 y D29) tiene paredes de tendencia recta y bordes moldurado al interior. Tipo 3. Con un fragmento de borde (D-32). Posee paredes convergentes y borde de sección triangular engrosado al exterior. Destacan sus estrías exteriores que son marcas de los dedos del alfarero producidas durante el torneado. La presencia de decoración es predominante con nueve muestras, frente a seis sin ningún tipo de recubrimiento o decoración. Dentro de las decoradas se puede observar tres técnicas diferentes: -Esgrafiado: Representado sobre jarritas en su cara externa. Se trata del esgrafiado simple con motivos vegetales (D-25). -Recubrimiento con vidriado: Se ha aplicado sobre una jarra y una redoma (D-29 y D-30). Se trata de vedrío melado que cubre la totalidad de las piezas. 250 -Recubrimiento mixto, con óxido de manganeso al exterior y con vedrío melado en su interior que se aplica en la parte media-superior de la vasija (D-23 y D-24). La pervivencia, a lo largo del tiempo, de algunas tipologías crea dificultades a la hora de datarlas cronológicamente. Sin embargo, los recubrimiento y las decoraciones que poseen son claros indicadores de niveles bajomedievales. Las jarritas con cuello en forma de “S” y decoración esgrafiada con motivo vegetales (D-25), la relacionamos con los siglos XIV y XV en la zona malagueña. Así queda reflejado en Cártama617 y en la propia ciudad de Málaga618. Para las jarras con recubrimiento de vidriado melado interno y óxido de manganeso externo (D-23 y D-24), Melero García constata su presencia en la UE 27/30 del vertedero medieval de Cártama619, adscribiéndolas a horizontes tardoalmohades y nazaríes. Parecida consideración cronológica daremos a las jarras con melado integro (D-29 y D-30) que ya podemos considerar plenamente nazarí basándonos, fundamentalmente, en el vedrío, ya que la tipología de la primera es recurrente en diversos períodos de alAndalus. -Cerámica de servicio de iluminación Serie candil. Se han identificado seis fragmentos relacionados con esta serie. Cinco pertenecen a patenas y uno a una cazoleta, todos ellos son del tipo de candil de pie alto. Por porcentajes suponen el 100% de series de servicios de iluminación, y el 8,4% del total de fragmentos útiles hallados en el ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan cinco fragmentos que se incluyen en la UE-9, frente a tan solo uno perteneciente a la UE-4. La pasta es de composición ferruginosa para los fragmentos E-34, E-35 y E-36, y carbonatada para E-33 y E-37. Todas ellas están muy depuradas con desgrasantes prácticamente imperceptibles. 617 Melero García, 2012b, p. 165, fig. 4.34. Salado Escaño, Rambla Torralbo y Mayorga Mayorga, 1999, p. 229, fig. 29. 619 Melero García, 2012b, p. 161. 618 251 En relación con las variedades de cubierta y decoración, distinguimos tres tipos: -Cubrimiento de vedrío melado en la cara interna, que en algunos puntos deja entrever el esmalte estannífero blanquecino que se aplicó como base (E-34, E-35 y E36). -Cubierta interior en esmalte estannífero con decoración de motivo vegetal en azul (E-37). -Cubierta de vedrío verde esmeralda en la totalidad del fragmento (E-33). En cuanto a las tipologías de sus bordes destacamos tres formas diferentes: -Borde recto-vertical con pestaña horizontal saliente (E-33). -Bordes exvasados con puntas redondeadas (E-34, E-35 y E-36). -Borde invasado, también de terminación redondeada (E-37). La única cazoleta registrada tiene sección circular con piquera de pellizco. La tipología de los candiles va evolucionando y ya, al final del período almohade, el candil de pie alto va sustituyendo paulatinamente a los de cazoleta, implantándose de forma generalizada en la etapa nazarí620. El vedrío en verde esmeralda, para la actual hoya de Málaga, comienza a aparecer a principios del siglo XIII, y se generaliza durante el siglo XIV621. El esmalte blanco estannífero se impone en los siglos XIV y XV622. Sin embargo, mantenemos ciertas dudas sobre el recubrimiento en vedrío melado sobre esmalte estannífero blanco que aparece en algunos de estos fragmentos de candiles. Según Melero García 623, estos supuestos restos de melado podrían corresponder con la aplicación de loza dorada que se ha perdido, relacionándolos con una cronología ya dentro del siglo XV. Producciones de Manises. A este taller podemos asignar un fragmento de patena de candil de pie alto con recubrimiento en toda su superficie de esmalte estannífero. Su interior está decorado con motivos vegetales en azul que cubre, parcialmente, dicha 620 Malpica Cuello et alii. 2004, p. 248. Melero García. 2012a, p. 96. 622 Salado Escaño et alii, 1999, pp. 73 y 76. 623 Melero García, 2012a, p. 95. 621 252 superficie. Podría tratarse de loza azul procedente de los talleres mudéjares de Manises y elaborada en el siglo XV624. Sabemos que en los siglos XV y XVI los candiles de pie alto eran ya habituales en la iluminación domestica cristiana, y por lo tanto estas producciones, generalmente de lujo, eran comercializadas tanto en territorio cristiano, como en el islámica, teniendo un ámbito de difusión que sobrepasaba las fronteras peninsulares. -Cerámica de usos múltiples Serie alcadafe. Se han identificado cinco fragmentos relacionados con esta serie. Todos ellos pertenecen a bordes. Por porcentajes suponen el 100% de series de usos múltiples y el 7% del total de fragmentos útiles hallados en el ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) destacan tres fragmentos que se incluyen en la UE-9, y dos que se incluyen en la UE-4. La pasta de composición carbonatada es predominante, con cuatro fragmentos (F38, F-39, F-40 y F-42), mientras que la de composición ferruginosa solo está representada por un fragmento (F-41). Las pastas son depuradas con la presencia de desgrasantes de tamaño medio y pequeño. Poseen forma troncocónica invertida con bordes exvasados que presentan dos formas diferentes: -Bordes caídos al exterior representados por los fragmentos F-40 y F-41. -Bordes moldurados también al exterior que incluye los fragmentos F-38, F-39 y F42. Ninguno de ellos posee cubierta vítrea. Con relación a la decoración solo está presente en los fragmentos F-38 y F-41. El primero, con incisiones realizadas a punzón. El segundo, con estampillado efectuado con ruedecilla. La evolución tipológica de los alcadafes plantea dificultades al tratarse de objetos utilitarios ya habituales desde época califal y cuyos cambios tipológicos debieron ser muy lentos. Solo determinadas aplicaciones estéticas, como la decoración a ruedecilla o el vidriado, pueden ser indicadores de dichos cambios a través del tiempo. Algunos 624 Coll Conesa, 2009, p. 76. 253 investigadores625 también consideran los bordes como indicadores evolutivos. Así aquellos que presentan formas caídas van dando paso a otros moldurados al exterior. El tipo F-41 presenta decoración a ruedecilla y posee borde caído. Esta clase de decoración siempre va asociada a dichos bordes y nunca a los redondeados. Parece que se relaciona con contextos costeros de la actual provincia de Málaga ya que no aparece en zonas interiores de Andalucía ni en la Meseta626. Se registra ya en época almohade627 con indicadores de su presencia en el período nazarí628. También un indicador de una probable cronología bajomedieval, es la presencia de una inflexión en la parte interna del borde (F-40 y F-42) muy comunes en registro superficiales de los yacimientos bajomedievales en la subcuenca de río Grande. Dado los indicios que poseemos sobre el tipo alcadafe, podemos enmarcarlos en los siglos XIV y XV ya que están asociados a diferentes tipologías que así lo sugieren. Serie tinaja. Se han identificado dos fragmentos relacionados con esta serie. Ambos pertenecen a bordes. Por porcentajes suponen el 100% de serie tinaja, y el 2,8% del total de fragmentos útiles hallados en el ḥiṣn. Por Unidades Estratigráficas (UE) ambos fragmentos pertenecen a la UE-9. En el primero (G-43) la pasta está poco depurada, con desgrasantes de tamaño medio compuestos por caliches y esquistos. El segundo (G-44), está más depurada con desgrasantes de pequeño tamaño. Ambos bordes pertenecen a cuellos de tinajas con paredes divergentes y bordes exvasados, de forma cuadrangular, para el primero y moldurado al exterior, para el segundo. Ninguno de los fragmentos posee cubierta vítrea. En el primero, la decoración ocupa la mayoría de la superficie exterior del cuello, con diferentes motivos geométricos que van desde incisiones que forman ondulaciones y zig-zag de diferente tamaño, líneas 625 Melero García, 2012a, pp. 99-100. Retuerce Velasco, 1998., Forma I. 627 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, Tipo II. 628 García Porras, 2001, p. 565, fig. 169. 626 254 horizontales también incisos y decoración estampillada a ruedecilla en la protuberancia que une el cuello con el cuerpo de la tinaja. El segundo fragmento, tiene decoración tanto en el interior como en el exterior, formando varias bandas de incisos onduladas, con una menor profusión decorativa que el anterior. El escaso número de ejemplares no permite ofrecer una evolución tipológica adecuada. También hay que tener en cuenta que las tinajas eran artefactos de almacenajes de ubicación fija y de larga duración en el tiempo, con una lenta evolución en sus formas y decoraciones. Su ornamentación en incisos se viene utilizando desde época califal y por lo tanto son poco significativas para un enmarque cronológico adecuado. Solo el estampillado del primer fragmento lo podemos relacionar con los períodos almohade y nazarí, cuando ya esta técnica decorativa era habitual para estos artefactos de almacenamiento. -Cerámica residual Con este epígrafe queremos aludir a cuatro fragmentos de cronología relacionada con el siglo X-XI, que en la excavación arqueológica de 1990 se hallaron en el Corte-5. Se trata de tres marmitas califales (H-45, H-46 y H-47), y un ataifor verde y manganeso (H-48) también de probable origen califal629, además de otros fragmentos relacionados con este período. El carácter ajeno que tiene este material en un contexto claramente nazarí hace que carezca de valor cronológico. Así estamos de acuerdo con la opinión de Acién y Rambla cuando dicen: El interés de esta zona radica en el hallazgo de evidencias materiales de lo que pudiera ser los primeros ocupantes del cerro, siendo significativo que no se pueda otorgar un nivel propio de estructuras, ya que las piezas se hallan en contextos de cronología posterior, y que la mayor parte de esas piezas corresponde a bajilla de lujo, con lo cual topamos con el problema no resuelto de la funcionalidad social de la cerámica verde y manganeso630 629 630 Melero García, 2009, pp. 38 y 46, fig. 5. Acién y Rambla, 1991-92, p. 280. 255 6.3.1.1-Valoración cronológica del ḥiṣn de la Villeta Hemos analizado cada una de las series del Corte-5, presentando unas características homogéneas que nos van a permitir realizar una propuesta cronológica con bastantes garantías, y cuyas principales características pasamos resumir a continuación. En primer lugar, los artefactos de exposición al fuego corresponden en su totalidad con cazuelas, como es habitual en los ajuares domésticos bajomedievales. Sin embargo, resulta también atípica la inexistencia de fragmentos relacionados con el tipo marmita. Otra característica destacable para las tipologías de cazuelas con borde en ala, es la gran longitud de estas, lo que nos puede indicar una evolución desde las primeras cazuelas almohade, con una extención sensiblemente inferior, hasta las tardonazaríes, en que el ala aumenta notablemente. La falta de vedrío interior en la mayoría de estos tipos ya viene siendo usual desde época almohade (con antecedentes califales), característica que se prolonga hasta época nazarí, y como veremos en el estudio de la cerámica de la alquería, también son habituales en los niveles moriscos del siglo XVI. Los ataifores son también buenos indicadores cronológicos. Las tipologías quebradas comienzan a aparecer en época almorávide generalizándose ya en el período almohade, con vedríos que en un primer momento cubren toda la pieza, para dar paso ya durante el siglo XIII y especialmente en el XIV, a un recubrimiento solo en el interior. También los vedríos interiores en verde esmeralda tienen unas connotaciones temporales concretas, con una aplicación que comienza a ser habitual durante la segunda mitad del siglo XIII, perdurando hasta bien entrado el siglo XIV. La presencia en los ajuares de platos y cuencos, como indicamos con anterioridad, son muestra de tipologías ajenas a la cultura andalusí y de clara influencia cristiana. Algunos fragmentos decorados nos pueden servir de fósiles guía. En concreto, el cuenco con la figura del ángel (C-20) y el fragmento de plato con decoración vegetal (C-25) que pudieron tener su procedencia de los talleres de Manises, con una cronología incluida en el siglo XV. Los candiles de pie alto tienen un origen tardo-almohade y su uso está ya generalizado durante los siglos XIV y XV, prolongándose durante el XVI, tanto en ambientes cristianos, como en mudéjares y moriscos. Su recubrimiento en vedrío 256 melado con cubierta de base en esmalte estannífero nos aproxima a los siglos finales del Medievo. Por lo tanto son también un buen referente cronológico. Hemos visto como otras series, jarritos-jarros, alcadafes y tinajas, son menos precisas a la hora de una orientación cronológica. Pero determinadas decoraciones (estampillados en tinaja), recubrimientos en jarros-jarritas (vidriados y esgrafiados) y formas concretas de bordes (alcadafes con bordes caídos), son ya indicadores de períodos almohades-nazaríes. En conclusión, creemos tener datos suficientes para justificar una cronología bajomedieval que incluiría finales del siglo XIII, y los siglos XIV y XV. Es decir la podemos contextualizar ya en la época del reino nazarí de Granada debido a que el predominio de tipologías, decoraciones y recubrimientos de los artefactos cerámicos se identifican con las características propias de este período. 257 258 259 260 261 262 263 264 265 6.3.2.-La alquería de la Villeta Los niveles arqueológicos de este sector coinciden con los Cortes cuatro y seis que se realizaron en la ladera N, dentro del recinto del albacar, y sobre los restos de una alquería que existía por debajo del emplazamiento del ḥiṣn. Dichos cortes pertenecen a varias viviendas. El C-4 correspondería con la zona del poblamiento más próxima al albacar, y en ella aparecen parte de dos viviendas separadas por una atarjea. El C-6 se localiza en la zona de la alquería más cercana al ḥiṣn y, quizá, constituiría una vivienda completa. Se han podido individualizar sesenta y ocho fragmentos reconocibles, trece pertenecientes al C-6, y cincuenta y cinco al C-4, que conservan información para poder ser relacionados con un grupo determinado. De estos presentan cubierta vítrea o algún tipo de decoración cuarenta y nueve de ellos que representan el 72% del total. Porcentualmente los conjuntos están dominados por la presencia de la cerámica de presentación de alimentos que ocupa el 39,9% del total (ataifores con un 25%, platos y escudillas con el 14,7% ), seguido de los recipientes de exposición al fuego, con un porcentaje del 19,11% (cazuelas y marmitas con un 13,23% y 5,88% respectivamente), a continuación los contenedores de líquido/servicio de mesa (18,64% de jorros/as, jarritos/as), recipientes de usos múltiples (alcadafes con un 8,82%), servicio de iluminación con un porcentaje del 5,88%, objetos de uso complementario (tapaderas) que también le corresponde el 5,88%, y finalmente los contenedores para almacenamiento con el 2,94% del total (orzas). El tipo de cocción predominante es el de ambiente oxidante que proporciona a las pastas tonalidades claras y uniformes. En general, todas las arcillas están depuradas, aunque existen diferentes niveles. Los platos, fragmentos de candiles de píe alto y los cuencos, están elaborados con pastas muy depuradas. Dentro de este grupo podemos también incluir algunas cazuelas con bordes en ala y vedrío melado interior, y las jarritas con recubrimiento vidriado. Dentro de los alcadafes, el único que está bizcochado posee desgrasantes de pequeño y mediano tamaño. Todas las series han sido elaboradas a torno. 266 -Cerámica de exposición al fuego Serie cazuela. Representan el 69,23% de la cerámica de exposición al fuego, alcanzando el 13,23% del conjunto de piezas totales de la alquería, con nueve fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes. En el Corte 4, diferenciamos la UE-2, UE-3 y la UE-4. Dentro de la UE-2 está el borde 1-H, en la UE-3 distinguimos los fragmentos: 1-A y 1-B. A la UE-4 corresponden los bordes siguientes; 1-C, 2-A (primera cava) y 2-D. Con respecto al Corte 6 (C-6) solamente existen en la UE-2, con los fragmentos; 1-G, 2-B y 2-C. Están elaboradas con pastas depuradas, tipo ferruginosa, y desgrasantes de pequeño tamaño. Son frecuentes las huellas exteriores de exposición al fuego. Sin embargo la figura 1-G tiene un acabado tosco y poco cuidado. Hemos utilizado como elemento diferenciador de estos útiles sus bordes observándose cuatro tipos: -Tipo I. Bordes exvasados que poseen labios alargados en forma de ala recta o ligeramente orientados hacia arriba. Presentan paredes curvas con un total de seis fragmentos (figs. 1-A, 1-B, 2-A, 2-B, 2-C y 2-D), de los que existe un predominio porcentual de cazuelas bizcochadas (cuatro bordes) frente a las de vedrío melado en su interior (dos bordes). Muestran una longitud de labio variable, que puede oscilar entre los cinco centímetros del fragmento 2-A, frente a los dos centímetros del borde 2-B. Estas cazuelas en ala y con vedrío melado interior son ya usuales en los períodos almohade y nazarí, prolongándose su uso hasta el siglo XVI en ámbitos mudéjares y moriscos. Vemos, al igual que ocurrió en el ḥiṣn, como un alto porcentaje de estas cazuelas (el 40% del total) no poseen ningún tipo de cubierta vítrea para unos utensilios de exposición al fuego en que ya, para el siglo XIII, dicho recubrimiento comenzaba a generalizarse. Sus tipologías siempre han sido similares, con bordes en ala de los que ya poseemos antecedentes en época emiral631, almohade632 y nazarí633, y que también se continuaron utilizando por la comunidad morisca durante el siglo XVI. Es evidente que 631 Acién Almansa et alii, 2003, pp.13 y 98. Cavilla Sánchez-Molero, 2007, fig. 1, nº IV. 633 Melero García, 2012a, fig. 13, Tipo 6.1. 632 267 tenían una función culinaria debido al tiznado que poseían en su parte externa. Planteamos la posibilidad de que pudieran ser utilizadas para la preparación de determinados alimentos que no necesitaran líquidos (aceite o agua) y que dejaran impregnado el barro de malos sabores, además de estar expuestas a un fuego envolvente como demuestra el tiznado de la mayoría de la superficie cerámica. Algunos investigadores proponen que una de sus utilidades podría haber sido el horneado del pan634. -Tipo II. Borde recto, invasado, moldurado al exterior con una serie de acanaladuras en que destaca un saliente a modo de espolón que tenía la función de sujeción de la tapadera. Sus paredes son divergentes. La única representación existente (1-C) tiene un vedrío melado interior con chorreones exteriores. Tenemos antecedentes de este último tipo, con características parecidas en la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV635. Sin embargo, las tipologías que más se asemejan pertenecen ya al siglo XVI tratándose de una cerámica de conquista introducida por los cristianos y que, desde nuestro punto de vista, es un signo de aculturación material en las comunidades moriscas donde existían su presencia. Así es usual en excavaciones arqueológicas que se vienen realizando en el casco histórico de Granada636 y en núcleos rurales también ocupados por los castellanos637. -Tipo III. Bordes de tendencia rectilínea, moldura redondeada al exterior y paredes divergentes marcando una carena con pestaña pronunciada que separa el labio de la pared. Las dos figuras relacionadas con este tipo (1-G y 1-H) poseen vedrío melado en su interior con chorreones al exterior. Parece que tiene su origen en la cerámica cristiana de Paterna, donde formas similares se han fechado a mediados del siglo XIV 638 y también en el siglo XVI639. Tenemos constancia asimismo, de tipologías similares en Almería datadas entre finales del siglo XV y principios del XVI640. Serie marmita. Representan el 30,76% de la cerámica de exposición al fuego, alcanzando el 5,88% del conjunto de piezas totales de la alquería y con cuatro fragmentos útiles identificados, todos ellos pertenecientes a bordes. En el Corte 4 solo 634 Gómez Becerra, 1992, p. 47. García Porras, 2001, figs. 67 y 68, p. 518. 636 Rodríguez Aguilera, 2000, p 151; y Rodríguez Aguilera y Bordes, 2001, p. 17. 637 García Porras, 1995, fig. 2, p. 255. 638 Amigues y Mesquida, 1993, fig. 531. 639 Mesquida, 1996, p. 84. 640 Flores y Muñoz, 1997, figs. G y H, p. 25. 635 268 existen piezas relacionadas con el tipo marmita en la UE-3 con los siguientes bordes: 1E, y 1-F y 2-E. Dentro del Corte 6 y en la UE-2, está el tipo 1-D. Como corresponde a la mayoría de la cerámica de exposición al fuego, poseen pastas depuradas con desgrasantes de pequeño tamaño. La totalidad de los fragmentos tienen huellas de tiznados, tanto al exterior como en el borde interior. Hemos utilizado como elemento diferenciador de estos útiles sus bordes observándose dos tipos: -Tipo I. Se distinguen por su borde escotado, con labios rectos de terminación redondeada y con paredes convergentes. Son muy habituales en el siglo XIV, cuando ya el vidriado interior estaba generalizado en estas tipologías641. Corresponde con la figura 1-F. La marmita 2-E presenta las mismas características tipológicas, pero carece de recubrimiento melado interior. Esto era habitual a finales del siglo XII y en el primer cuarto del siglo XIII642 por lo que le atribuimos un probable origen almohade. También encontramos algunas muestras de estas marmitas bizcochadas en el vertedero medieval de Cártama643 con una cronología que abarcaría el segundo y tercer cuarto del siglo XIII. Podrían tratarse de tipos residuales, poco representativos. -Tipo II. Marmita con borde invasado, apuntado, con una protuberancia interna que separa el cuerpo del labio, y con moldura externa en forma de espolón que tendría la finalidad de sujetar una tapadera. Sus paredes son convergentes (1-E). Esta forma parece proceder de la evolución del Tipo I, con un cuello que se va alargando, reborde interno, y en algunos casos, moldura externa644, formas que alcanzan un desarrollo notable durante la segunda mitad del siglo XIII y en la primera mitad del XIV645. Sin embargo, relacionamos más este modelo con tipos propios del siglo XVI debido al desarrollo tanto de la moldura exterior, como por lo pronunciado de la protuberancia interna. Formas similares también se han documentado en contextos del siglo XVI en el Albaicín granadino con marmitas de cuerpo globular y cuello cilíndrico, protuberancia interior para sujetar la tapadera y con el tipo de cazuela de borde exvasado y resaltes 641 Salado Escaño et alii, 1999, fig. 55, p. 247. Cavilla Sánchez-Molero, 2007, Lám. 2, pp. 412 y 445. 643 Melero García, 2012b, fig. 2.8, p. 162. 644 Malpica Cuello et alii, 2007, p. 222. 645 García Porras, 2001, figs. 21 y 22, p. 495. 642 269 exteriores en el labio. Esta última de clara procedencia cristiana, y cuya aparición es contemporánea o posterior a la conquista castellana646. -Tipo III. Borde recto, corto, con terminación redondeada y moldura en su cara interna para sujeción de tapadera, poseyendo vedrío interior (1-D). Retuerce Velasco la engloba dentro de su subtipo F.02.J y la figura 302, vinculándolos con el siglo XIII647. Pero el subtipo de Retuerce no posee vedrío, por lo que probablemente la tengamos que enmarcar en una cronología más tardía relacionándola con finales del siglo XIII y principios del XIV cuando ya es mayoritario el vidriado interior en los artefactos de exposición al fuego. Solo conocemos un precedente con la misma tipología y recubrimiento en niveles superficiales de la alquería de la Torrecilla648 a una distancia no superior a diez kilómetros de Monda y en término municipal de Coín. Vemos como la proporción de marmitas en los ajuares domésticos es de un 6,06%, frente al 13,63% de cazuelas para la alquería de la Villeta. Esto, para nuestro punto de vista, es un indicador de que se mantuvieron los porcentajes cazuelas-marmitas similares a los del período nazarí, aunque tipológicamente ya observamos una cierta aculturación material cristiana que se manifiesta en los bordes 1-C, 1-E, 1-G y 1-H. -Cerámica de presentación de alimentos Serie ataifor. Se han identificado un número de diecisiete fragmentos de ataifores, con un porcentaje del 62,96% con respecto al total de la serie de presentación de alimentos, y de 25% del total de los fragmentos útiles del la alquería. Las piezas están constituidas por doce bases, cuatro bordes y por un amorfo, de los cuales todos presentan vedrío, predominando los recubrimientos en verde (diez fragmentos), con esmalte estannífero (un fragmento) y recubrimiento en vedrío melado (seis fragmentos). Hay que destacar que todos presentan vedrío solo en su interior, salvo el borde 3-A que también lo muestra en su exterior, con un recubrimiento en verde esmeralda más diluido. Dentro del C-4, los diversos fragmentos están incluidos en cuatro Unidades Espaciales (UE). A la UE-2 pertenecen los ataifores: 3-B y 3-D, 3-E, 4-B, 4-C y 4- F. 646 Rodríguez Aguilera y Bordes García, 2001, Láms. 1 y 2, pp. 16-17. Retuerce Velasco, 1998. 648 Ordóñez Frías, 2012, p. 75. 647 270 En la UE-3 están incluidos los fragmentos: 3-G, 3-H, 3-I y 3-K. Por último, la UE-5-6 está integrada por los siguientes trozos; 3-A, 3-F, 3-J y 4-E. En el C-6 únicamente consta la UE-2, con un amorfo (4-F), una base (3-C) y un borde proveniente de la primera cava, es decir de niveles superficiales (4-A). Sus pastas las podemos dividir en dos grupos claramente diferenciados que están relacionados cada uno con un tipo de cobertura y, probablemente, con períodos culturales y cronológicos diferentes. Con pastas de tonalidades claras, depuradas y desgrasantes de tamaño imperceptibles, tenemos la totalidad de los ataifores incluidos en la Lámina-3-, salvo el fragmento 3-J con esmalte estannífero. Dicha pasta presenta una composición en láminas muy característica que es común a todos los ataifores con recubrimiento en esmalte estannífero y en óxido de cobre dentro de la hoya del Guadalhorce649. Parece evidente que había una comunicación fluida entre los diversos asentamientos rurales, y entre estos y los principales núcleos poblacionales de la comarca como serían Málaga y Dakwān. Los recubrimientos, como hemos dicho, están basados en la aplicación de óxido de cobre y de esmalte blanco estannífero. La decoración presenta diversas variantes, como el estampillado simple almendrado (3-C), líneas en óxido de manganeso (3-E, 3-G y 3I), bandas en óxido de cobre (3-J) y decoración en óxido de manganeso con el motivo al-c-afiya en el fragmento de base 3-K. En cuanto a la tipología de este primer grupo correspondería a la que denominamos “ataifor de perfil quebrado” con repié anular y paredes ligeramente curvadas que dan paso al quiebro y borde de tendencia recta con moldura triangular al exterior. La aplicación del óxido de cobre comienza a utilizarse en al-Andalus con la técnica del verde manganeso califal, aunque su uso se generaliza en el siglo XIII, en un proceso que va desde el recubrimiento total de la pieza650, siempre la zona exterior más diluida 649 650 Ibídem, p. 74. Melero García, 2012b, fig. 3-A, pp. 161-162. 271 que la interior, para en el siglo XIV prácticamente desaparecer de la cara exterior651. Por lo tanto, a estos últimos ataifores podemos adscribirles una cronología que iría desde la segunda mitad del siglo XIII y que incluiría buena parte del siglo XIV 652. Dentro de los ataifores con vedrío verde destaca un fragmento que posee recubrimiento con tonalidades oliváceas y decoración con trazos de óxido de manganeso (3-E). Se trata de una coloración extraña en época nazarí y que nos remite a los períodos almorávide y almohade. Dado el contexto bajomedieval tardío en que nos movemos, podría tratarse de un fragmento residual. También tenemos que tener en cuenta que esta periodización se establece en excavaciones realizadas en Málaga y Cártama, frente a una zona relativamente alejada de la ciudad como sería Monda, por lo que podríamos barajar la posibilidad de que se trataran de recubrimientos que han permanecido en el ámbito rural a través del tiempo con pocos cambios. El esmalte estannífero con decoración en óxido de cobre (3-J), podía ser debido a la influencia mudéjar en los ajuares nazaríes653 siendo su presencia habitual en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga. Lo encontramos en el Bajo Guadalhorce ya en la segunda mitad del siglo XIII654, prolongándose hasta el siglo XV. Dentro de la provincia de Granada, hay algunas muestras en el yacimiento del Castillejo de los Guájares en que aparece en contextos a caballo entre los siglos XIII y XIV655. El fragmento 3-C tiene decoración estampillada sobre vedrío verde esmeralda, con motivos foliáceos simples en forma de almendrados que podría corresponder con una cronología que arrancaría de finales del siglo XII, y se prolongaría hasta mediados del siglo XIII656 . Consideramos esta pieza como residual y poco significativa en el conjunto, tratándose de un ataifor de evidente tradición almohade, pero no contemporáneo al período objeto de nuestro estudio. Además, es el único fragmento con estampillado que se ha hallado en el entorno del ḥiṣn. El ataifor 3-K está recubierto en su cara interna con vedrío en verde muy diluido presentando la particularidad de que posee la inscripción en árabe al-c-afiya (salud) 651 Esta pauta de utilización del verde esmeralda en los ataifores es propia de la actual provincia de Málaga. En otras zonas de al-Andalus, como por ejemplo el interior de Granada y en Cádiz, el recubrimiento en melado se sigue manteniendo durante el siglo XIII (Melero García, 2012a, p. 34). 652 Melero García, 2012a, p. 35. 653 Plegezuelo y Lafuente, 1995. 654 Melero García, 2012b, p. 169. 655 García Porras, 2001, fig. 41, p. 505. 656 Melero García, 2012c, p. 123. 272 realizada en óxido de manganeso. Ya tenemos constancia de la existencia de este tipo de decoración en ataifores califales. Pero será con los almohades cuando comienza a ser más frecuente. Así Retuerce Velasco ya clasifica algunas de estas inscripciones epigráficas, aunque aparecen en fragmentos con vedrío melado exterior y verde al interior657. Creemos que la decoración partiría de un motivo central, probablemente estrellado, desarrollando arcos con alternancias de cartelas, además de palmentas658. Correspondería con una cronología ya plenamente nazarí que podría oscilar entre la segunda mitad del siglo XIV y la primera del XV. El segundo grupo de ataifores poseen pastas de tonalidades ferruginosas, con desgrasantes de tamaño muy reducido. Dentro de estas características incluimos todos los fragmentos registrados en la Fig.6.25-4-. Tienen un vedrío melado en su interior siendo inusual, este tipo de cobertura, en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga durante los siglos XIV y XV. Sus antecedentes más próximos los encontramos en los ataifores de los siglos X Y XI659 que poseían un vedrío melado en toda la superficie de la pieza, decorados con trazos de óxido de manganeso en su interior, repié anular de mayor diámetro y menor alzado que los ataifores tardomedievales, y con una capa de melado sensiblemente más gruesa, características que los diferencian de sus homólogos moriscos del siglo XVI. En cuanto a la morfología de este segundo grupo, también correspondería a la que denominamos “ataifor de perfil quebrado” con borde rectos, repié anular y paredes curvas. Sin embargo, y a diferencia del grupo anterior (ataifores con recubrimiento en verde y esmalte estannífero), los bordes se modifican achatándose y tomando formas indiferenciadas, con escotadura exterior y pestaña pronunciada en el quiebro. Esta es la fisonomía del único borde conservado (6.25-4-, A) y que creemos que se podría hacer extensible al resto de los representados en la Fig.6.25-4-. Esta tipología tiene paralelos en la ciudad de Málaga660 y en Cártama661. Pero en ambos lugares aparecen con recubrimiento en verde esmeralda o en esmalte estannífero 657 Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.24, figs. 68 y 69. Ruiz García, 2010, p. 189. 659 Melero García, 2009, fig. 5, nº 1, 2 ,3 y 4, p. 46. 660 Salado Escaño et alii, 1999, figs. 4 y 10, pp. 240-241. 661 Melero García, 2012b, fig. 5-45, p. 167. 658 273 y asociadas a una cronología de la segunda mitad del siglo XIV y primera mitad del XV. Relacionamos este tipo de ataifores con pleno siglo XVI, vinculándolos con la población morisca que habitaba la alquería de la Villeta y en que las producciones cerámicas podrían tener un carácter local. Hay que tener en cuenta que la conquista de Málaga y Coín por los castellanos a finales del siglo XV, supuso la expulsión de la población islámica de ambos núcleos y de la práctica totalidad de sus términos municipales. Parece que se produjo una ruptura con la producción cerámica de tradición andalusí en estos centros urbanos662que, a diferencia de Granada donde permaneció un buen número de población mudéjar y morisca663, los alfares pasaron a manos de artesanos cristianas664. No hemos encontrado paralelos claros relacionados con este tipo de ataifor. El único referente, hasta el momento, procede de una reciente actividad arqueológica realizada en Vélez-Málaga665 en la que han aparecido algunos fragmentos de ataifores o fuentes que podemos asociar con esta tipología y con su recubrimiento melado interior. 662 Hay evidencias arqueológicas de que el arrabal de Fontanella, en Málaga, fue el principal centro productor cerámico durante los siglos XIII, XIV y XV. Destacamos la excavación que se realizó en la calle Ollerías en el año 1988, con el hallazgo de un importante complejo alfarero datado entre los siglos XIII-XV (Acién Almansa et alii, 1989-1990). En Coín sabemos de la existencia de alfares en 1487: El primer trançe comiença desde la torre y el exido de la ollería, por la parte alta, fasta dar al batan del exido (Los Repartimientos de Málaga, ed. Benjarano Pérez, 2004, fol. 117v, p. 246). También se constata que durante el siglo XVI era frecuente la presencia de moriscos procedentes de Monda, Guaro y Tolox que trabajaban en Coín, por lo que no descartamos que los alfares, aunque de propietarios cristianos, utilizaran mano de obra morisca: Tenían los moriscos de la dicha villa (Monda) en ella, e en sus términos e dezmería de la villa de Coín, e comarca la hacienda de todo géneros que de yuso se dirá e yran declarados, en la qual entran las haciendas que los moriscos, vezinos que fueron de las villas de Tolox e Monda tenían en la dezmería de las dichas villas, e Monda tenían en la dezmería de la dicha villa de Guaro y en la de Coín, toda la qual dicha hacienda está dada y repartida en la dicha población de la dicha villa de Guaro a los nuevos pobladores de ella (AHPG, Libros de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, 1571, fol. 063). Así vemos como en 1554 la ollería de Coín estaba arrendada por el Consejo de Málaga a Juan de Vargas por una renta de trescientos maravedies sobre la ollería pagense por San Juan (AGS, RGS, Leg.0269-0085), aunque no especifica quienes eran los artesanos alfareros. 663 De todas formas, durante todo el siglo XVI constatamos que el 86% de los artesanos documentados (Granada) son claramente de filiación islámica, moriscos, mientras que sólo el 14% son cristianos viejos (Rodríguez Aguilera y Bordes García, 2001, p. 61). 664 En las Actas Capitulares del Consejo de Málaga -1489-1516- (Cruces y Ruíz Povedano, 2004), se menciona a seis olleros y tinajeros: Fernando Martínez (p. 42), Juan López (p. 110), Pedro de Córdoba (p. 225), Juan Gómez (p.309), Juan del Pinar (p. 309) y Antonio Tenorio (p. 584), todos ellos cristianos viejos. También en los Repartimientos de Málaga (Bejarano Robles, 1985, fols. 310v-311, pp. 447-448) de finales del siglo XV, encontramos a tres maestros de hazer cosas de barro: Alonso Martín Loçano, Alonso Tenorio y Martín García, todos ellos también eran cristianos viejos. 665 Melero García, 2013. 274 Serie plato. Se han contabilizado seis fragmentos de bordes pertenecientes a la “serie plato”. Representan el 22,22% del total de la serie de presentación de alimentos y el 8,82% del total de los fragmentos de la alquería. Por Unidades Espaciales (UE) los fragmentos del C-4, pertenecientes a la UE-1, son 5-C y 5-D. Asociados a la UE-2 están las piezas 5-E y 5-F. Dentro del C-6 está la UE-2 con los bordes 5-A y 5-B. Sus pastas son de tonalidades rojizas y muy depuradas, con desgrasantes bastante pequeños apenas perceptibles. Se trata de formas con paredes divergentes y bordes exvasados en que podemos diferenciar dos tipologías distintas: -Bordes rectilíneos en forma de ala y terminación redondeada (5-A, 5-B, 5-C y 5-D). -Bordes indiferenciados, también con puntas redondeadas (5-E y 5-F). En relación con sus recubrimientos, distinguimos básicamente dos tipos; los de cubierta en esmalte estannífero tanto en su anverso como en su reverso, y los que poseen un vedrío melado obscuro solo en su interior con goterones exteriores. Al primer grupo pertenecen los fragmentos 5-C, 5-D, 5-E y 5-F. El primero de ellos (5-C) posee la cubierta estannífera en toda su superficie. La decoración está en la cara interna con trazos en azul y motivos vegetales distribuidos en un sistema radial con trazado cuidado y sin excesivos recargamientos. Desde nuestro punto de vista, se trataría de loza azul manufacturada en Manises, probablemente en el siglo XV666. Aunque la producción de Manises estaba ya estandarizada en los siglos XIV y XV, pensamos que se podría tratar de cerámica de lujo, dado el contexto rural marginal del entorno de la alquería de la Villeta. Los fragmentos de los platos 5-D y 5-E están decorados con franjas de óxido de manganeso, el primero solo en su cara exterior, mientras que el segundo tanto en su anverso como en su reverso. Hay que destacar la existencia de un orificio en el fragmento 5-D con la probable finalidad de suspenderlo 666 Coll Conesa, 2009, p.77. También Abellán Pérez ha clasificado en Jerez (finales del siglo XIV y principios del XV) una serie de platos que se denominan de barro de Sevilla o de Málaga, con decoración vidriada o de loza dorada (Abellán Pérez, pp. 60-61). 275 de la pared, lo que nos puede indicar una función decorativa. El borde 5-F tiene dos bandas horizontales ornamentales en azul en el anverso de la pieza. En el segundo grupo están incluidos los fragmentos 5-A y 5-B, sin ningún tipo de decoración, salvo el recubrimiento interior en vedrío melado obscuro. Destacar el gran tamaño del primer plato con treinta y dos centímetros de diámetro. Estas dimensiones lo acercan más a una vasija de exposición de alimentos para un servicio de mesa comunal, que a un plato de presentación de alimentos individualizado. También podría tratarse de una pieza ornamental667. Cronológicamente, probablemente, pertenezcan a finales del siglo XV y al siglo XVI, cuando ya la presión castellana era notoria en estas alquerías rurales, rodeadas de villas habitadas exclusivamente por cristianos viejos y lejos de los núcleos importantes de población morisca. Serie escudilla. Existen un total de cuatro fragmentos de bordes pertenecientes a esta tipología que ocupan un porcentaje del 14,81% con respecto a la serie de presentación de alimentos, y un 5,58% del total de las piezas cerámicas. Por Unidades Espaciales (UE), están divididos, para el C-6, en un fragmento perteneciente a la UE-2 y que procede de la primera cava (5-H); y para el C-4 en tres fragmentos distribuidos entre las UE-1 (5-I), UE-2 (5-J) y UE-3 (5-G). Sus pastas son muy depuradas, con variantes en su composición, siendo de tonalidades claras para la figura 5-J, y de color rojizo para las figuras 5-G, 5-H y 5-I. En cuanto a sus tipologías, son similares en la totalidad de las escudillas, con paredes ligeramente convergentes hemisféricas, bordes indiferenciados, invasados y terminados en punta. La figura 5-I presenta la particularidad de un estrechamiento pronunciado en la parte superior del borde, junto con una mayor tendencia a la convergencia de este. El fragmento 5-J es la única base clasificada, poseyendo ripié anular y escotadura inferior junto a la base. Su funcionalidad, como recipiente para el consumo individualizado de alimentos, hay que matizarla. Parece evidente que las escudillas 5-H y 5-I sí tendrían esa finalidad 667 En los ajuares de Jerez de finales del siglo XIV y principios del XV, Abellán Pérez ha clasificado las denominadas “conquetas” que eran una especies de cuencos grandes utilizados para llevar la sopa a la mesa (Abellán Pérez, 2011, p. 63). 276 dado su tamaño (12 cm en ambas). Sin embargo, no lo entendemos así para el fragmento de base 5-J del estilo decorativo Isabela Polychrome que podría tener más una finalidad decorativa o como vajilla de lujo. Tampoco parece que fuera esta la función del fragmento de borde 5-G dado su tamaño, veinticuatro centímetros, englobándolo dentro de lo que denominaríamos como “fuentes”, en que se presentaría los alimentos en la mesa para su posterior servicio en cuencos o platos de menor tamaño e incluso, siguiendo la tradición islámica, como servicio de mesa comunal. Los tres fragmentos de bordes poseen un melado que cubre la totalidad de la pieza (5-G, 5-H y 5-I). El único trozo de base que poseemos (5-J) está revestido de esmalte estannífero en toda su superficie, con decoración interior en óxido de cobalto y óxido de manganeso de tonalidades negra y morada. Es el estilo decorativo llamado Isabela Polychrome, procede de los talleres sevillanos del siglo XVI y que tuvo una gran difusión en las colonias americanas españolas durante dicho siglo. El interés de esta última pieza estriba en que tiene una cronología muy concreta que iría desde 1490 hasta 1580668, y que por lo tanto nos sirve como fósil-guía para clasificar el único nivel existente en la alquería. Tanto platos como escudillas, son tipologías que podrían se indicadores de una aculturación material cristiana que se prolongaría por los períodos tardonazarí, mudéjar y morisco669. Tampoco podemos descartar una evolución propia de determinados artefactos cerámicos, como es el caso de los ataifores, con una reducción de sus tamaños que los aproximaría en funcionalidad y en forma a las escudillas cristianas. -Cerámica de servicio de mesa Serie jarrita-jarro. Se trata de recipientes de mediano y pequeño tamaña que se utilizaron para la contención de líquidos, generalmente en el servicio de mesa. Tampoco descartamos que algunos de estos contenedores sirvieran también para el almacenaje de determinados productos alimenticios sólidos. Es uno de los grupos más comunes en la cultura andalusí y que debido a su carácter práctico, ha sufrido pocas modificaciones tipológicas en el tiempo. Nos tendremos que basar en su decoración y/o recubrimiento como referente que nos podrán servir, junto 668 669 Pleguezuelo Hernández, 1992, p. 18. Malpica Cuello, 1999a, p. 34. 277 con la estratigrafía, de aproximación a la hora de adscribirlos a una cronología determinada. Se han identificados un total de doce fragmentos pertenecientes a este grupo, todos ellos incluidos en el C-4, de los que solo se han representado en lámina ocho priorizando el interés tipológico de las piezas. Suponen el 100% del total de la serie de servicio de mesa, y el 17,64% de las muestras halladas en la alquería. Por Unidades Espaciales (UE) se han contabilizado cuatro fragmentos de la UE-2 (6C, 6-E, 6-G y 6-H), y ocho de la UE-3, (6-A, 6-B, 6-D y 6-F). Existe un predomino de los bordes con un total de seis muestras, frente a dos de bases. Las arcillas suelen estar muy depuradas con desgrasantes imperceptibles. Se aprecia una excepción en la base 6-E que posee un barro poco depurado, presentando gruesos desgrasantes y constantes oquedades en su interior. En cuanto a las variantes formales identificadas, las clasificaremos tipológicamente en relación con sus cuellos: -Tipo 1. Cuellos exvasados con bordes que están moldurados al exterior, bien formando una protuberancia redondeada (6-B, 6-C y 6-D), o con terminación lineal e indefinida (6-A). -Tipo 2. Cuello recto y borde exvasado al exterior con sección triangular (6-F). -Tipo 3. Cuello recto con borde formando una protuberancia al interior de forma redondeada (6-H). En relación con las dos bases existentes, la diferencia básica entre ellas es que el fragmento 6-E posee repié, mientras que el 6-G tiene su superficie horizontal. Las piezas con recubrimiento son minoritarias con tres muestras, frente a cinco bizcochadas. El fragmento 6-B tiene vedrío melado en toda la superficie de la pieza, mientras que el 6-A solo lo posee al interior y en una franja que cubre el borde exterior. El borde 6-C también tiene vidriado en azul diluido en su cara interna, recubrimiento que será habitual en el período nazarí. 278 Aunque la mayoría de las formas no presentan rasgos diferenciadores para poder adscribirlas a un período cronológico concreto, serán, fundamentalmente, los recubrimientos los que nos lleven a relacionarlas con niveles bajomedievales. El fragmento 6-F tiene analogías en la ciudad de Málaga670con una propuesta cronológica dentro del siglo XV. Se trata de una tipología, que al igual que la aparecida en el ḥiṣn de la Villeta, no tiene ningún tipo de recubrimiento. El tipo 6-B pertenece a una morfología de recipientes que tienen su origen en jarritos del siglo XII y que serán habituales en contextos de los siglos XIII y XIV 671 en que ya el vedrío melado total o parcial era habitual tanto en candiles de pie alto, como en jarros y jarritas. La figura 6-C posee este tipo de vedrío convirtiéndose en un buen referente cronológico del período nazarí pleno. -Cerámica de servicio de iluminación Serie candil. Se han identificado cuatro fragmentos relacionados con esta serie. Tres pertenecen a paternas y uno a un fuste. Todos ellos se vinculan con el tipo de candil denominado de “pie alto”. Suponen el 100% de series de servicios de iluminación, y el 5,88% del total de fragmentos útiles hallados en la alquería. Los cuatro fragmentos pertenecen al C-4, y dentro de este a las Unidades Espaciales (UE) siguientes: tres se incluyen en la UE-3 (7-A, 7-B y 7-D), frente a uno que está en la UE-5-6 (7-C). Las pastas son muy depuradas y con desgrasantes prácticamente imperceptibles. En relación con las variedades de cubierta y decoración distinguimos dos tipos: -Cubrimiento con vedrío verde esmeralda en su cara interna (7-A). -Cubierta en esmalte estannífero en la totalidad de la pieza (7-B y 7-C). -Vedrío en azul claro, que probablemente derivara de loza azul y dorada en la cual se pudo producir un proceso de degradación que la fue diluyendo (7-D). 670 671 Salado Escaño et alii, 2000, fig. 26, p. 244. Melero García, 2012a, Tipo 2, p. 63. 279 En cuanto a las tipologías de sus bordes destacamos dos formas diferentes: -Borde vertical con pestaña horizontal saliente a modo de espolón (7-B). -Borde exvasado con labio saliente en forma triangular (7-A). Borde con punta redondeada y espolón moldurado (7-C). El fragmento de fuste es de los denominados de “estrías” por poseer tres molduras salientes horizontales. La tipología de los candiles van evolucionando y ya, a finales del período almohade, el candil de pie alto va sustituyendo paulatinamente al de piquera, implantándose de forma generalizada en la etapa nazarí672 y prolongándose por todo el siglo XVI. Dentro de los recubrimientos el verde esmeralda comienza a aparecer, para la actual hoya de Málaga, en el período almohade, y se generaliza durante el siglo XIV 673. El esmalte blanco estannífero se impone en los siglos XIV y XV674 y es un claro indicador del período nazarí. Igual ocurre con el vidriado en azul diluido procedente de la loza azul y dorada con una cronología adscrita al siglo XV675. -Cerámica de usos múltiples Serie alcadafe. Hemos contabilizado seis fragmentos relacionados con esta serie. Todos ellos pertenecen a bordes. Porcentualmente suponen el 100 % de series de usos múltiples y el 8,82% del total de fragmentos útiles hallados en la alquería de la Villeta. Su presencia es exclusiva del C-4. Por Unidades Espaciales (UE) destacan tres bordes que se incluyen en la UE-5-6 (8-B, 8-C, 8-D, 8-E y 8-F), y uno dentro de la UE3 (8-A). Las pastas están depuradas, con la presencia de desgrasantes de tamaño medio y pequeño. Posee un cuerpo con forma troncocónica invertida, con bordes exvasados, redondeados, que presentan dos tipos diferentes: 672 673 674 675 Malpica Cuello et alii, 2007, p. 248. Melero García, 2012a, p. 96. Salado Escaño et alii, 2000, pp. 73 y 76. Melero García, 2012a, p. 96. 280 -Bordes caídos al exterior representados por los fragmentos 8-A, 8-D, 8-E y 8-F. -Bordes moldurados también al exterior que incluye las piezas 8-B y 8-C. De los seis bordes, cinco presentan vedrío en verde. El fragmento 8-B tiene recubrimiento en verde esmeralda en el interior y borde exterior. El borde 8-C solo esta vidriado con verde esmeralda en su interior. Los fragmentos 8-D, 8-E y 8-F también poseen, respectivamente, vedrío en verde oliva, verde claro diluido y verde claro. Si relacionamos “la serie alcadafe” de la alquería con los catalogados en el ḥiṣn, vemos como a nivel tipológico son muy semejantes ya que ambos grupos poseen labios moldurados al exterior redondeados, o moldurados y caídos. La diferencia más evidente estriba en que cinco de los seis fragmentos poseen vedrío en su cara interna, mientras que los del ḥiṣn están bizcochados en su totalidad. Estos recubrimientos están bien registrados en los pozos de Cártama676 dentro del Horizonte III y con una cronología que se relaciona con los siglos XIV y XV, teniendo en cuenta que siempre coinciden con vedrío en verde esmeralda o verde turquesa, diferenciándose claramente de los fragmentos 8-D, 8-E y 8-F en que el verde es mucho más claro y con unas tonalidades brillantes. Además, estos tres últimos tipos presentan también una moldura (saliente) por debajo del borde interior que les diferencian de la muesca interior (entrante) localizadas también por debajo del borde interior y representado en las piezas 8-A, 8-B y 8-C. No hemos encontrado apenas referencias precisas en la bibliografía especializada relacionada con los tipos que poseen esta muesca. Melero García los vincula con los alcadafes de la etapa bajomedieval677. También son muy frecuente estos artefactos en niveles superficiales de la mayoría de las pequeñas alquerías de la subcuenca de río Grande y que se asocian con los períodos tardoalmohade y nazarí678. Tampoco tenemos constancia, en la literatura científica, de los alcadafes con moldura interior y vedrío en verde claro679 que para nuestro punto de vista se tratan de tipos claramente cristianos y ya dentro del siglo XVI. 676 Melero García, 2012b, p. 64. Melero García, 2012a, pp. 99 y 100. 678 Ordóñez Frías, 2012, pp. 74-84. 679 En el estudio de la cerámica del castillo de Lanjarón (S. XVI), Lentisco Navarro ya hace alusión a un cambio en las tonalidades de los diversos vidriados y a su asociación con series concretas (Lentisco Navarro, 2008, p. 151). 677 281 -Objetos de uso complementario. Serie tapadera. Contamos con cuatro fragmentos que asociamos con esta serie. Porcentualmente ocupan el 100% de la “serie tapadera”, y el 5,88% del total de todos los fragmentos útiles hallados en la alquería. Están integradas dentro de los C-4 y C-6. En el primer corte se encuentran los fragmentos 9-A (UE-1), 9-B (UE-3) y 9-D (UE-5-6). Dentro del C-6 se sitúa la tapadera 9-C, esta última ubicada en un contexto superficial. Las arcillas están en general depuradas, salvo el fragmento 9-C con pastas poco decantadas y cocción reductora (el único fragmento de la alquería que posee este tipo de cocción). Estos cubrimientos siguen un mismo modelo tipológico con paredes divergentes y bordes bífidos. El fragmento más completo (9-A), posee un quiebro que contornea la tapadera y que nos proporciona un fondo aproximado de once centímetros. Están bizcochadas, es decir no poseen ningún tipo de recubrimiento ni decoración. Este aspecto, junto con sus dimensiones, con una media de diámetro de veintitrés centímetros, nos permite relacionarlas con tapaderas de cazuelas y, en concreto, con las tipologías que tradicionalmente han permanecido bizcochadas y que coinciden con diámetros similares a las de dichas tapaderas. En cuanto a la forma, encontramos paralelos con tipos de los períodos almohade y nazarí, pero a diferencia de las halladas en la alquería de la Villeta, dichas tapaderas están siempre decoradas o cubiertas de vedrío. Esto nos hace conjeturar con la posibilidad de que la preparación de alimentos en estas cazuelas se realizara en espacios confinados, como podían ser hornos, o con combustiones en que el artefacto estuviera cubierto parcialmente por el combustible. Dicha hipótesis también viene reforzada por la gran cantidad de tizne exterior que aparece en la mayoría de la superficie de los fragmentos hallados. Esta última característica, hizo pensar en la posibilidad de que se trataran de grandes cazuelas. Sin embargo, dada su fisonomía, la ausencia de tizne en lo que tendría que ser la base de la cazuela, y la falta de paralelos tipológicos, han hecho que desestimemos esta posibilidad. 282 -Contendores para transporte y almacenaje. Serie orza. Se han identificado dos fragmentos relacionados con esta serie. El primero (10-A) se trata de una vasija prácticamente entera. El segundo (11-A) pertenece a una base. Supone el 100% de las “serie orzas”, y el 2,94% del total de fragmentos útiles hallados en la alquería. Ambos fragmentos pertenecen al C-4, y dentro de este a la UE-2 (10-A) y a la UE-3 (11-A). En el primero (10-A), la pasta está depurada y con desgrasantes de pequeño y medio tamaño compuestos por caliches y esquistos. En el segundo (11-A), la arcilla también está depurada con desgrasantes de pequeño tamaño y también la pasta es de tonalidades claras. El borde 10-A tiene boca ancha (cuarenta y dos centímetros), paredes de tendencia convergente y cuello inexistente, con labio saliente a modo de ala y moldurado al exterior. La figura 11-A es una base también con paredes de tendencia convergente y con la superficie inferior plana. Solo el fragmento de borde posee decoración inciso a peine en su exterior enmarcada por cenefas. El escaso número de ejemplares y la falta de equivalencias en la literatura científica hacen que no podamos incluirlas en un segmento cronológico concreto. 283 284 285 286 287 288 289 290 291 292 293 294 6.3.2.1-Los espacios residenciales de la alquería. Atribuciones funcionales Vamos a realizar una aproximación para establecer las funciones que pudieron desempeñar cada unos de los distintos espacios del interior de las viviendas. Para ello nos basaremos en los ajuares cerámicos y en los porcentajes que de estos poseen cada estancia. Es evidente que el escaso número de habitáculos no permite tener una visión global de la estructura urbana del poblamiento, ni de cómo estaban distribuidos los espacios interiores. Creemos que tanto la vivienda del C-4, como las dos fracciones de viviendas del C-6, estarían relacionadas con lugares de hábitat pluricelulares, es decir, que contaban con dos o más espacios individualizados y que probablemente se organizaban en torno a un pequeño patio a cielo abierto 680, aunque por el carácter aparentemente poco simétrico de dichos patios, quizá sería más acertado clasificarlos como perteneciente al tipo de “módulos agregados delimitados por un protopatio”681. En el C-4 existen parte de dos viviendas separadas por una atarjea. La ubicada al E nos muestra dos habitaciones incompletas, ambas con formas rectangulares y paralelas a las curva de nivel del terreno. Han sido identificados veintisiete fragmentos cerámicos en los que hay un predominio de los relacionados con el servicio de mesa, un 22,22% y seis jarros/jarritas, servicio de presentación de alimentos con un 22,23%, y seis ataifores, serie de exposición al fuego (18,51%), con tres marmitas y dos cazuelas, grupo relacionado con la iluminación: tres fragmentos de candiles de pie alto (11,11%), y ya en menor proporción, artefactos relacionados con usos complementarios y transporte y almacenaje. Por habitáculos se encuentran distribuidos de la siguiente manera: -UE-3: Seis jarros/jarritas, cuatro ataifores, tres marmitas y dos cazuelas, tres candiles, un alcadafe, una orza y una tapadera. -UE-6: Dos ataifores, dos alcadafes, un candil y una tapadera. La situada al O está dividida en tres espacios. En el fondo S una estancia de forma rectangular paralela a las curvas de nivel (UE-2), a la cual se accedía mediante un corredor (UE-4) que podría dar paso a un patio. En el lado E del probable patio, habría otra habitación también de forma rectangular (UE-5). Se han hallado veintitrés 680 681 García Porras, 2001, p. 54. Gutiérrez Lloret, 2013, p. 13. 295 fragmentos cerámicos reconocibles en que la serie de presentación de alimentos (ocho ataifores, dos platos y una escudilla) supera ampliamente al resto, con un índice del 40,74%. Le sigue, con un porcentaje bastante inferior (17,39%), la cerámica de servicio de mesa con cuatro jarritas. Los artefactos de preparación de alimentos, tres cazuelas, ocupan un porcentaje inusualmente bajo (13,04%). Por último también tienen representación el grupo de cerámica de usos múltiples (alcadafe) y de vasijas de almacenaje (orza) con dos y un fragmento respectivamente, además de un fragmento de candil y otro de tapadera. Por estancias están repartidos de la siguiente manera: -UE-2: Seis ataifores, cuatro jarros/jarritas, dos platos, una cazuela, una escudilla y una orza. -UE-4: Dos cazuelas. -UE-5: Dos ataifores, dos alcadafes, un candil y una tapadera. No se ha tenido en cuenta la UE-1, con cinco fragmentos cerámicos, por entender que se trataría de un espacio no perteneciente a las viviendas. El C-6 está constituido por lo que consideramos la única vivienda completa. La forman tres estancias consecutivas y paralelas a las curvas de nivel (UE-1, UE-2, UE-4), además de dos habitaciones más pequeñas situadas al S de las anteriores (UE-3 y UE-5). Su planta es en forma de L con un pequeño patio (UE-5). La totalidad del material cerámico de utilidad (diez fragmentos) ha sido hallado en la UE-2. Predominan las cazuelas con cuatro bordes, seguidas de tres fragmentos de ataifores, dos de platos y uno de escudilla. No podemos atribuirle a estos espacios residenciales una función concreta a tenor del registro cerámico. Esto es así debido a su probable vínculo con depósitos relacionados con un contexto secundario de abandono, respaldado por las fuentes escritas y por el registro arqueológico. Por lo tanto, la relación función-espacio residencial, no es directa ante la inexistencia de restos inmuebles determinantes. Además, los objetos muebles tampoco aportan suficiente información, por lo que nos vemos ante la imposibilidad de caracterizar funcionalmente a estos espacios arquitectónicos. Hay que tener en cuenta que esta alquería fue destruida por sus propios pobladores a principio de la rebelión que se desarrolló entre los años 1569 y 1571. Los habitantes tuvieron tiempo suficiente para realizar una recogida selectiva de aquellos 296 objetos que tenían mayor interés y que fueran fácilmente transportables. Además, tras su abandono, también se produjo un intenso proceso de erosión que mermó considerablemente la potencia estratigráfica y modificó la posición original de muchos artefactos, dispersándolos por la ladera del cerro. 6.3.2.2-Valoración cronológica de la alquería de la Villeta El análisis de los Cortes 4 y 6 presentan una serie de características e indicadores que nos permiten la formulación de una propuesta cronológica con bastante aproximación. Dichas características son las que a continuación resumimos. En primer lugar y en relación con la cerámica de exposición al fuego, existe un predominio de las cazuelas sobre las marmitas como viene siendo habitual durante el período bajomedieval. Al igual que en el ḥiṣn de la Villeta, hay unas determinadas tipologías de cazuelas con bordes en ala sin ningún tipo de recubrimiento que ya aparecen con las mismas características en época almorávide-almohade, y que también son habituales en niveles nazaríes y moriscos del siglo XVI. Estas tipologías están complementadas con una serie de tapaderas, también bizcochadas, en que se aprecia una capa de tizne que cubre la mayoría de la superficie de dichos fragmentos. Las peculiaridades antes señaladas hacen que propongamos, a modo de hipótesis, que pudiera tratarse de un tipo de cocción en espacios confinados y fuego envolvente en que no se utilizarían líquidos en la preparación de alimentos. También observamos como determinados tipos de marmitas y cazuelas son indicadores de tipologías cristianas que comienzan a registrarse ya durante el siglo XV y, especialmente, en el primer cuarto del siglo XVI, en ámbitos mudéjares y moriscos. Los ataifores son también buenas referencias cronológicas. Los tipos quebrados comienzan a aparecer en época almorávide, generalizándose su uso ya en el período almohade con vedríos que, en un primer momento, cubren toda la pieza y tonalidades más diluidas al exterior, para dar paso ya durante el siglo XIII y especialmente en el XIV, a un recubrimiento solo en el interior. También los vedríos interiores en verde esmeralda tienen unas connotaciones temporales concretas, con una aplicación que comienza a ser habitual durante la segunda mitad del siglo XIII, perdurando hasta bien entrado el siglo XIV. Sin embargo, la aparición de una serie de ataifores de formas también quebradas, pero con un recubrimiento de vedrío melado interior, pueden ser un 297 indicativo de una cerámica elaborada en talleres locales, en manos de artesanos moriscos y con una cronología ya dentro del siglo XVI. La presencia en los ajuares de platos y escudillas son muestras de formas ajenas a la cultura andalusí y de clara influencia cristiana. Algunos fragmentos decorados nos pueden servir de fósiles-guía como sería el caso de la escudilla con estilo decorativo “Isabela polychrome”, tipología y decoración bien datada dentro del siglo XVI. Los candiles de pie alto tienen un origen almorávide-almohade y su uso es ya generalizado durante los siglos XIV y XV, prolongándose durante el XVI, tanto en ambientes cristianos, como en mudéjares y moriscos. Algunos recubrimientos en verde esmeralda nos indican cronologías relacionadas con la segunda mitad del siglo XIII y con pleno siglo XIV. Los esmaltes estanníferos y los azules-dorados son cubiertas con una clara adscripción nazarí y que parece que tuvo continuidad en el siglo XVI. Los alcadafes con bordes caídos, vedrío en verde esmeralda en su interior y muesca interna entre el borde y la pared, también son atribuibles a los siglos XIV y XV, mientras que los que poseen vedrío verde claro, con unas tonalidades muy marcadas y cenefas por debajo del borde interior, tienen un origen cristiano relacionándolos con el siglo XVI. Las tinajas y la serie jarros-jarritas son menos precisas a la hora de una orientación cronológica. Pero determinadas decoraciones (estampillados en tinajas), recubrimientos y decoraciones en jarros-jarritas (vidriados y esgrafiados), lo relacionamos con los períodos almohade y nazarí. Vemos, por lo tanto, un predominio evidente de tipologías bajomedievales, en concreto pertenecientes a los siglos XIV y XV, junto con formas que ya podemos enmarcar dentro del siglo XVI. También aparecen algunas tipologías residuales de origen almohade, además de determinados artefactos de exposición al fuego que apenas han sufrido modificaciones desde época califal. 6.3.2.3-Cambios tecnológicos y tipológicos Uno de los aspectos de mayor interés que hemos observado son los cambios que se produjeron en el registro cerámico de la alquería de la Villeta como reflejo de las profundas transformaciones que ya comenzaron a manifestarse en la sociedad 298 tardonazarí a consecuencia de la constante presión castellana, tanto a nivel militar, como por un proceso aculturador, que va calando en la fortificada frontera nazarí, proceso que se agudiza tras la conquista territorial. Los cambios afectan tanto a la tecnología de elaboración, como a las tipologías de los artefactos cerámicos. Los ataifores es un claro ejemplo de ello. El ataifor quebrado de origen almohade, generalmente con vedrio interior, borde exvasado y de sección triangular, posee una pasta de tonalidad blanquecina con bandas horizontales discontinuas muy características del período bajomedieval en la Algarbía malagueña682, pasta depurada en que los desgrasantes son prácticamente imperceptibles y con el acabado de la base mediante retorneado683. La totalidad de los fragmentos con vedrío interior no melado reúnen estas características (3-C, 3-D, 3-E, 3-G, 3-H, 3-I, 3-J Y 3-K). Sin embargo, si los comparamos con los ataifores “moriscos”, encontramos diferencias apreciables. En cuanto a su tipología, los bordes son indiferenciados o redondeados (4A), con una pasta depurada, aunque con desgrasantes perceptibles. Otra diferencia importante es que el acabado de las bases no es retorneado sino alisado (4-B, 4-C Y 4D). También la media en el grosor de sus paredes684 varía si comparamos los ataifores que poseen recubrimiento en verde esmeralda o en esmalte blanco en su interior, con aquellos que adscribimos a una cronología relacionada con el siglo XVI y con melado interior. Los primeros, tienen un grosor medio máximo de ocho con seis milímetros y un mínimo de seis con tres milímetros (3-B, 3-C, 3-D, 3-G, 3-H, 3-I, 3-J Y 3-K). Los segundos, poseen un grosor medio máximo de diez con cinco milímetros frente al mínimo de siete con cuatro milímetros (4-B, 4-C, 4-D y 4-E). Dadas estas diferencias, ¿se elaborarían estos dos modelos de ataifores en diferentes centros de producción y en distintos períodos cronológicos? Las fuentes escritas, aunque escasas, y las diferencias tecnológicas y tipológicas parecen apoyar esta hipótesis. También determinadas cazuelas muestran tipologías y rasgos tecnológicos diferentes a la tradición andalusí. Así los tipos 1-C, 1-E y 1-G proceden de los talleres cristianos y 682 En el poblamiento rural bajomedieval de la subcuenca de río Grande es frecuente la observación de ataifores en niveles superficiales con estas características en los que el predominio de estas pastas blanquecinas, formado bandas horizontales, es la tónica dominante. 683 Según Fernández Navarro: El proceso de retorneado aprovecha el giro del torno con la pieza centrada en posición invertida, momento en que se raspa la superficie con una herramienta metálica, alaria. Esta herramienta elimina el excedente de barro, aligerando el grosor de las paredes y dando el acabado de la base (Fernández Navarro, 2008, p. 111). 684 Para intentar proporcionar un resultado lo más estandarizado posible solo hemos tomados medidas en el tramo de pared que va desde la base hasta la carena sin tener en cuenta el grosor del repié ni del borde. 299 en concreto los fragmentos 1-G y 1-H pueden tener su origen en los alfares de Paterna, además sus bases presentan un acabado retorneado, técnica diferente al espatulado de origen almohade-nazarí con que se trataban a los artefactos de exposición al fuego685. Con relación a los platos y escudillas, nos encontramos con tipologías de evidente origen cristiano y reflejo del consumo de alimentos en unidades individualizadas. Las escudillas o cuencos eran habituales en los ajuares altomedievales andalusíes. Así las observamos en las series de Šaqūnda686 o Cercadilla687. Sin embargo, ya en el Bajo Medievo, estas formas desaparecen688. La existencia de una serie de platos y escudillas de grandes diámetros (5-A, 5-C, 5-D y 5-G) nos hacen sospechar de su posible uso como servicios de presentación de alimentos comunales, siguiendo la costumbre islámica. Los alcadafes con bordes caídos hacia fuera, vedrío interior en verde diluido y cenefa interior, son ajenos a los relacionados con los tipos nazaríes. Los vedríos de los fragmentos 8-D, 8-E y 8-F presentan unas tonalidades muy brillantes, nacaradas, con un tipo de verde claro que hemos vinculado con un registro arqueológico perteneciente al siglo XVI, lo que muestra cómo se van imponiendo los gustos cristianos en cuanto a los recubrimientos. La cenefa interior también es un rasgo diferenciador, ajeno a los alcadafes tardomedievales. Sabemos que hasta los años sesenta del siglo XX estos lebrillos se utilizaban en las zonas rurales de la subcuenca de río Grande con un carácter multifuncional, destacando su uso para el lavado de ropa, preparación de las masas de determinados productos de repostería antes de hornearlos, y como recipiente de presentación de alimento para su consumo comunal. Es curioso comprobar cómo las comunidades rurales cristiana también tenían, hasta época contemporánea, la costumbre del consumo de alimentos colectivos en determinadas vasijas689, ¿hábito de influencia islámica?, o ¿tradición del campesinado cristiano que hunde sus raíces en el Medievo? Por ahora no podemos dar respuestas a estas interrogantes, por lo que se hace necesario 685 Fernández Navarro, 2008, p. 111. Casal et alii, 2005, figs.12-13. 687 Fuentes Santos, 2010, figs. 283, 284 y 285. 688 Hay numerosos yacimientos bajomedievales en que estas tipologías son inexistentes. Sirva como ejemplo el yacimiento de “el Castillejo” de los Guájares (García Porras, 2001) fechado entre la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV, y el de los pozos de Cártama (Melero García, 2012b), que abarcaría los siglos XIII, XIV y principios del XV. 689 En determinados municipios, como es el caso de Monda, la sopa típica del lugar se servía y se sirve en el denominado “dornillo”, cuenco de madera que se extrae de los alcornoques y que tiene la función de servicio de exposición de alimentos para su consumo colectivo. Estos cuencos, al ser de corcho, no han dejado registro material a través del tiempo (fuentes del autor). 686 300 profundizar en esta línea de investigación que nos lleve a aclarar la probable utilización de los servicios comunes de presentación de alimentos en el medio rural, tanto en el ámbito cristiano, como en el andalusí. 6.3.3.-Conclusiones para el ḥiṣn y alquería de la Villeta Podemos diferenciar dos períodos cronológicos que fueron consecutivos. El primero, correspondería con los siglos XIV y XV, con decoraciones y recubrimientos de los artefactos cerámicos vinculados al período nazarí, aunque tipológicamente sean, en su mayoría, de tradición almohade. La conquista castellana de la zona, junto con la continuidad de la población mudéjar y morisca, marcan el segundo período que asociamos con fragmentos atribuibles ya al siglo XVI, como sucede con estilos decorativos y tipologías de origen cristiano. La cerámica de influencia morisca, también deja algún tipo de recubrimiento característico como serían los melados interiores en escudillas y ataifores, además de bordes indiferenciados o redondeados en estos últimos. Además las cazuelas con borde en ala, de origen almohade, aumentan sensiblemente la longitud de estas, predominando las bizcochadas frente a las de vedrío melado interior. Observamos, por lo tanto, como se va produciendo una paulatina evolución desde formas nazaríes hacia otras que podríamos denominar como propias de la cultura morisca, y en donde la aculturación material cristiana es perceptible. La progresiva marginalidad producida por la presión de la sociedad dominante, la perdida de la autonomía política y el aislamiento de estas alquerías en relación con los principales núcleos moriscos del antiguo reino nazarí, hacen que su cultura material vaya adquiriendo una evolución propia, incluso diferente a la de Granada y su entorno donde la masiva presencia de población morisca, junto con un recuerdo reciente de haber sido la capital del emirato, hace que se mantenga una cierta continuidad con la cultura material andalusí. Estos factores también parecen haber derivado hacia unos cambios en los hábitos alimenticios, tradición culinaria de claro origen andalusí, pero que la evolución propia de la cultura morisca hace que tome unas señas de identidad propias. Reflejo de esto creemos verlo en determinadas tipologías de cazuelas que no poseen vedrío interior y que aparecen siempre recubiertas de tizne, al igual que las tapaderas que asociamos con ellas. Estas tipologías ya se muestran en el califato, y continúan hasta el periodo morisco. Sera en esta última etapa cuando su presencia se haga más palpable en la 301 alquería de la Villeta con porcentajes elevados dentro de tipo “cazuela”. También la presencia de algunas marmitas y cazuelas de grandes dimensiones hace que conjeturemos en una probable utilización para actos culinarios comunales, tales como bodas y fiestas religiosas. La presencia de platos y escudillas puede indicar una tendencia hacia el uso de servicio de presentación de alimentos individualizados, propios de las costumbres cristianas. Otra característica que se observa es que, tras la conquista castellana de la comarca, la población islámica es expulsada de los principales núcleos con categoría de medina como son los casos de Málaga, Dakwān, Cártama o Álora, quedando relegada a los pequeños núcleos rurales. Esto genera que en los principales centros de fabricación cerámicos, como eran el arrabal de Fontanella para Málaga y el Lejio para Dakwān, se produzca una profunda reestructuración de la producción, en que los circuitos comerciales nazaríes desaparecen y son sustituidos por los castellanos que ya responden a principios económicos y territoriales distintos. Por lo tanto, se genera una dicotomía en la producción cerámica. Por un lado están los talleres rurales mudéjares y posteriormente moriscos, que elaboran un producto mayoritariamente, a esta población. Por otro, los talleres cerámico destinado castellanos con una orientación comercial dirigida a la población de cristianos viejos, pero cuya presencia también son palpables en la zona rural moriscas debido a una creciente aculturación material. TABLA.6.33-FRECUENCIA DE TIPOS CERÁMICOS ḤIṢN DE LA VILLETA TIPOS Nº % MARMITA 0 0 CAZUELA 16 23,52 ATAIFOR 16 23,52 ESCUDILLA 4 5,88 PLATO 2 2,94 JARRITA/JARRO 16 23,52 CANDIL 6 8,82 ALCADAFE 5 7,35 TINAJA 2 2,94 TAPADERA 1 1,28 ORZA 0 0 TOTAL 68 100 ALQUERÍA DE LA VILLETA Nº % 4 5,88 9 13,23 17 25 4 5,88 6 8,82 12 17,64 4 5,88 6 8,82 0 0 4 5,58 2 2,94 68 100 302 Fig.6.34-Corte 4. Planta de parte de dos viviendas divididas por una atajea (Acién y Rambla, 1990-91, p. 293). Fig.6.35-Corte 6. Planta de una vivienda incompleta (Acién y Rambla, 1990-91, p. 292). 303 Fig.6.36- Planta de la excavación. Los cortes 4 y 6 pertenecen a la alquería (Acién y Rambla, 1990-91, p. 283). 6.4.-El vertedero de la Zayaga El partido rural de la Zayaga está en la actualidad dentro del término municipal de Coín y en el Medievo se encontraba prácticamente equidistante entre la medina de Dakwān y la alquería de Benamaquís. De la primera, a una distancia no superior a un kilómetro y a unos cien metros de desnivel por debajo de este partido rural. De la segunda, apenas a ochocientos metros de distancia y a ochenta metros de desnivel por encima de la Zayaga. Se sitúa sobre una meseta artificial que el hombre remodeló abancalándola para su utilización como tierra de regadío. De hecho este topónimo proviene de la corrupción del vocablo árabe al-sāqiya, o acequia en castellano690. En el año 2010 y debido a un rebaje del terreno, se descubrió un vertedero del que pudimos documentar diferentes fragmentos cerámicos clasificados como medievales y modernos. No relacionamos dichos restos con los poblamientos mencionados anteriormente y nuestra hipótesis es que se trataría de un vertedero asociado con alguna de las pequeñas alquerías que circunvalaban Dakwān. 690 Martínez Enamorado, 2003, p. 639. 304 Los fragmentos clasificados son similares a los hallados en las diferentes alquerías bajomedievales de la comarca, con una datación cronológica que sigue la misma evolución. Hay que recalcar que al tratarse de un vertedero la mayoría de los artefactos hallados, aunque fragmentados, son susceptibles de ser parcialmente reconstruidos, con el interés que esto supone para una datación cronológica precisa. -Cerámica de exposición de alimentos Los ataifores están presentes con doce fragmentos de los cuales hemos representado cuatro. En primer lugar destaca un fragmento (1-S) perteneciente a un borde con quiebro marcado y pared ligeramente curvada, rematada por un lavio saliente hacia el exterior y con forma triangular. Su pasta es depurada y de tonalidades claras con pequeños desgrasantes. Posee vedrío melado en toda su superficie con trazas de decoración en negro manganeso en su exterior. Se trataría de un ataifor con repié anular y perfil quebrado. Tanto Cavilla Sánchez-Molero691 como Melero García692 lo enmarcan cronológicamente dentro del siglo XII. Los fragmentos 2-S, 3-S y 4-S representan a un borde y dos bases, en el primer caso con quiebro marcado, pared recta, ligeramente exvasada y borde saliente redondeado. Las dos bases son repiés anulares con fragmentos de paredes ligeramente curvadas. Su pasta es clara y muy depurada, con las características bandas horizontales tan frecuentes en la Subcuenca en este tipo de artefactos y con desgrasante muy pequeños. Su interior está recubierto con vedrío en verde esmeralda con algunos chorreones al exterior. Corresponde al tipo de ataifor con repié anular y perfil quebrado que Melero García sitúa cronológicamente, para la actual provincia de Málaga, dentro del tercer cuarto del siglo XIII y primero del XIV693. -Cerámica de preparación de alimentos Las cazuelas constan de seis fragmentos representados por las figuras 5-S y 6-S. Poseen cuerpos curvos, bordes en ala sobresalientes y orientados hacia arriba. Se conserva parte de la base de la cazuela 6-S que tiene forma convexa con acabado espatulado, característica esta que según Fernández Navarro era propia de la cerámica 691 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, pp. 489-490. Melero García, 2012a, p. 34. 693 Ibídem, p. 164. 692 305 de cocina andalusí bajomedieval694. Ambas pertenecen al período nazarí cuando estos artefactos desarrollan los bordes en ala orientados hacia arriba y el vedrío melado interior estaba generalizado. Sin embargo, el fragmento 5-S está bizcochado, aunque siguiendo a Salado Escaño (et alii): es muy característico del siglo XIV la presencia de cazuelas sin vidriar695, igual que observamos en la alquería de la Villeta. Ambas están realizadas con pasta ferruginosa y desgrasantes muy finos. La única marmita contabilizada corresponde con la figura 7-S. Posee paredes invasadas, ligeramente globular y borde recto y bien desarrollado. No tiene vedrío, lo que podría hacer pensar que su cronología pudiera estar relacionada con el siglo XI y primera mitad del XIII, cuando aún los recubrimientos vidriados en este tipo de artefactos no estaban generalizados, pero el desarrollo vertical de su cuello696 hace que la integremos dentro de los siglos XIV y XV, al igual que ocurre con la cazuela 5-S. -Cerámica de servicio de mesa Solo se ha representado una figura (8-S). Se trata de una jarra con cuerpo curvo y estriado, cuello ligeramente exvasado con borde apuntado y biselado hacia dentro. La pasta es blanquecina y muy depurada con desgrasantes imperceptibles. Por su elaboración, tipo de pasta y contexto la adscribimos a los siglos XIV y XV. 694 Fernández Navarro, 2008, pp. 110-111. Salado Escaño et alii, 2000, p. 239. 696 Melero García, 2012b, p. 164. 695 306 307 6.5.-La cerámica bajomedieval en Dakwān En 1998 se realizó una obra de infraestructura en un local situado en la plaza Bermúdez de la Rubia nº 6 en el municipio de Coín. Se trato de un rebaje para la instalación de un bajante sanitario que dejo al descubierto niveles arqueológicos medievales y modernos. El principal interés de este hallazgo estriba en que sin tratarse de una excavación con metodología arqueológica, se ha podido establecer una asociación entre estratos, artefactos y períodos cronológicos relativos. La zanja tenía unas dimensiones aproximadas de dos metros de larga por uno y medio de ancho y un metro sesenta de profundidad. El primer nivel tenía una potencia variable que iba de treinta centímetros a medio metro, y en él se halló abundante material tanto cerámico, como fragmentos de huesos y cenizas. Interpretamos que se trataría de un vertedero en que las tipologías cerámicas están relacionadas con finales del siglo XV y primeras décadas del XVI en un contexto de conquista, abundando los denominados “cuencos de conquista”, platos y vajilla en general asociados a la colonización castellana. El segundo nivel, oscilaba entre un metro diez y un metro treinta de potencia. En él hemos podido apreciar una gradación cronológica que iría desde material cerámico de origen nazarí relacionado con los siglos XIV y XV en la parte superior del nivel, y fragmentos cerámicos que podrían tener una filiación almorávide-almohade para la zona inferior de dicho nivel. -Cerámica de preparación de alimentos Hemos detectado una veintena de fragmentos asociados con este uso de los que se han analizado aquellos que consideramos más representativos. Los fragmentos 1-DK y 2-DK pertenecen a dos bordes de cazuela elaboradas con pasta ferruginosa y desgrasantes de pequeño tamaño, con paredes exvasadas y bordes salientes en forma de ala, ligeramente orientados hacia arriba. Las podríamos ubicar cronológicamente entre los siglos XI y XII697 cuando aún el vedrío no estaba generalizado en este tipo de utensilio, o bien podría tratarse de tipologías que no se recubrían de vidriado y que se utilizaban para un tipo concreto de preparación de alimentos que parece tener sus 697 Ibídem, p. 68. 308 antecedentes en época califal, almohade y almorávide, aunque también hay indicios suficientes de su utilización en el período morisco698. El fragmento 3-DK parece tener la misma utilidad que los anteriores, aunque su borde no tiene forma de ala sino que es exvasado con una protuberancia interior para sujetar una tapadera. No hemos hallado antecedentes de esta tipología en la literatura científica y solamente Melero García lo recoge en su trabajo sobre los pozos de Cártama699 datándolo en el siglo XIII. Parece que responde a un formato de cazuela que no se vedria700. Su presencia también se constata en algunas de las alquerías de la Subcuenca. La figura 4-DK es también una cazuela de pared exvasada y borde en forma de ala bien desarrollada y diferenciada del cuerpo del artefacto, con un saliente en el interior que sirve de tope a la tapadera. Está recubierto de vedrío melado en su exterior con chorreones en su pared exterior y base convexa. La relacionamos con los tipos 2.7 y 2.9 que Melero García estudio en el vertedero de Cártama siendo ya formas plenamente nazaríes (XIV y XV)701. Idéntica datación proporciona Salado Escaño, Rambla Torralvo y Mayorga Mayorga702 a un conjunto de cazuelas similares halladas en diversas excavaciones efectuadas en la ciudad de Málaga. Dentro del tipo “marmita” hemos seleccionado las figuras 6-DK y 7-DK. Ambas poseen paredes invasadas, la segunda con una fisonomía de tendencia globular, bordes rectos y redondeados, poseyendo la primera un borde ligeramente más alto que la segunda, aunque es de menor tamaño que el de esta. También las dos tienen una moldura exterior en la base del borde y una protuberancia interna en el mismo lugar. Están recubiertas con vedríos melados en su interior, con chorreones de diverso tamaño en su exterior, aunque en el fragmento 6-DK dicho melado posee una tonalidad verdosa. Ejemplares similares han aparecido en “el Castillejo”703 y en otros puntos de la provincia de Granada704. Cronológicamente se asocian con el siglo XIV. 698 Ordóñez Frías, 2014a, pp. 217-234. Melero García, Tipo 2.4, 2012a, p. 254. 700 Melero García, 2012b, p. 161. 701 Ibídem, p. 257. 702 Salado Escaño et alii, 2000, p. 248, figs. 58 y 59. 703 García Porras, 2001, p. 495, nº 21 y 22. 704 Malpica Cuello et alii, 2007, p. 181, Tipo 2a. 699 309 La figura 5-DK muestra un fondo plano de parrilla con múltiples orificios. Pertenece a una cuscusera que aparece vidriada en melado por su anverso, y con chorreones por su reverso. La presencia de estos recipientes esta ya constatada desde época almohade705, documentada también en niveles nazaríes con formas que parecen ser globulares interpretándose en este último caso, como recipientes para la fabricación de queso o cuscus706. Es una forma que debido a su escasa presencia en los niveles arqueológicos está poco estudiada. -Cerámica de presentación de alimentos También son abundantes los restos cerámicos de esta modalidad, aunque muy fragmentados y con un predominio de los amorfos. Destaca el “tipo ataifor” de los cuales hemos seleccionado cuatro bordes, dos repiés y un amorfo. La figura 8-DK es un fragmento de repié con arranque de pared que se aproxima a los dos centímetros de grosor. El interior está cubierto por un vedrío melado decorado con dos bandas entrecruzadas de oxido de cobre. Su exterior esta bizcochado. Por su fisonomía y decoración, interpretamos que se podría tratar de un ataifor perteneciente al período almorávide707. Además, su ubicación en los niveles más bajo de la zanja podría corroborar esta apreciación. La figura 9-DK representa un fragmento amorfo que formaría parte de la pared de un ataifor en la zona que se produce el quiebro. La cara interna está vidriada con melado y decorada con tres bandas en negro manganeso. Su exterior está bizcochado. Creemos que tendría una periodización que coincidiría con la pieza anterior, es decir con los siglos XI y XII. También contemplamos que ambos fragmentos pudieran ser tipos residuales. Estos artefactos se realizaron con pasta de tonalidades claras depurada y con desgrasantes de pequeño tamaño, prácticamente imperceptibles. El siguiente fragmento de ataifor (10-DK) es una base con repíe anular y recubrimiento en verde turquesa, bandas de oxido de manganeso en su interior y predominio del bizcochado en su cara externa. El verde turquesa con decoración en negro tiene una presencia escasa en los pozos de Cártama y está datada por Melero García entre finales del siglo XIII y primeras décadas del XIV, siendo una decoración 705 Cavilla Sánchez-Molero, 2005, p. 131. Hita Ruiz y Villada Paredes, 1999, p. 301, fig. 3. C. 707 Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 87. 706 310 frecuente en este tipo de artefactos durante todo el siglo XIV y XV708. Similar cronología se ha otorgado a estas decoraciones en Málaga709. Las figuras 11-DK, 12-DK, 13-DK y 14-DK pertenecen a fragmentos de ataifores correspondiente a la tipología denominada “ataifor de perfil quebrado” con repié anular y paredes ligeramente curvadas, que da paso a un quiebro más o menos pronunciado y bordes ligeramente exvasados o de tendencia recta, con moldura triangular al exterior (12-DK), redondeada también hacia fuera (13-DK) o indiferenciada (11-DK). Los dos últimos poseen un quiebro muy marcado a modo de espolón saliente. Salvo el tipo 14DK, los demás poseen recubrimiento en verde esmeralda en su interior con algunas manchas o chorreones exteriores producidos por la aplicación del vedrío en la zona interna. Sus pastas, al igual que la mayoría de los ataifores recogidos en la Subcuenca, presentan tonalidades claras de tendencia blanquecina con bandas horizontales muy finas a veces discontinuas, apreciables sobre el exterior bizcochado y desgrasantes muy pequeños, difíciles de apreciar. Se trata de un conjunto plenamente nazarí que Melero García sitúa entre los siglos XIV y XV, siguiendo una línea evolutiva en que el quiebro se va acentuando y los rebordes llegan a desaparecer710, junto con un predominio del verde esmeralda solo en la cara interior, suprimiéndose totalmente de la parte externa del artefacto711. Como hemos visto, la figura 14-DK carece totalmente de vedrío lo que podría hacernos pensar que se pudieran ser formas anteriores al período nazarí. Pero, sin embargo, su tipología con borde redondeado y quiebro marcado hace que la integremos en los siglos XIV y XV. En la subcuenca de río Grande es frecuente su aparición en las pequeñas alquerías rurales al igual que lo hace en Málaga durante el siglo XIV712. Como hemos apreciado, en este pequeño “sondeo” realizado en lo que consideramos un espacio intramuros de la antigua medina de Dakwān, ha sido de suma importancia ya que es la única muestra arqueológica con un mínimo de garantías que existe sobre este importante núcleo poblacional que, como vimos anteriormente, alcanza el estatus de medina probablemente entre los siglos XIII-XIV y que tuvo un papel rector en la subcuenca de río Grande. La periodización observada arranca desde época almorávidealmohade, con una escasa muestra de artefactos cerámicos, para continuar con el 708 Melero García, 2012b, pp. 161, 164 y 166. Salado Escaño et alii, 2000, p. 227, figs. 1, 2 y 3. 710 Melero García, 2012b, p. 227. 711 Melero García, 2012b, p. 164. 712 Salado Escaña et alii, 2000, p. 243, figs. 13 y 14. 709 311 emirato nazarí en que existe una buena representación de determinadas tipologías que relacionamos con los siglos XIV y XV, cuando parece que la ciudad alcanzo su mayor auge. 312 313 314 6.6.-Conclusiones Las evidencias de cerámica asociadas a los yacimientos de tradición altomedieval, como hemos visto, son escasas y, sobre todo, no abundan los fragmentos significativos como bordes, bases o decoraciones, por lo que solo nos permite una aproximación parcial a grupos cronológicos determinados. Sin embargo, se observa en todos ellos una serie de características como son el predominio de cocciones reductoras, la abundancia de fragmentos relacionados con los contenedores para transporte y almacenaje que vinculamos con tipologías altomedievales, además de tener, en la mayoría de las ocasiones, un acabado tosco con un porcentaje importante de modelado a torneta. Igualmente significativo es la escasez de fragmentos cerámicos con vedrío. Uno de los elementos más reveladores y que podría servir de fosil-guía, son los fragmentos de tejas con impresiones que aparecen en todos los yacimientos de tradición altomedieval en diferentes porcentajes, y sobre los que cada vez poseemos más indicios arqueológicos para vincularlos con el período emiral. Parece que se trata de un fenómeno provincial, no extensible al resto de al-Andalus. Son frecuentes los ataifores decorados con la técnica de verde y manganeso sobre fondo en blanco estanníferos, siempre en su interior y, generalmente melado en su exterior, siendo también habitual un recubrimiento blanco-estannífero en su cara externa. Aunque la decoración en verde y manganeso se generalizó durante el califato, tuvo una continuidad en las primeras taifas y período almorávide con algunas transformaciones en que, como ya vimos, estas decoraciones se alejan del naturalismo califal con motivos que tienden a la abstracción. Igualmente, la existencia generalizada de los repíes anulares difiere del ataifor propiamente califal en que este tipo de base era poco frecuente. Pero quizá, una de las propuestas más interesantes que permite plantear estas evoluciones tipológicas, es que parte de estos yacimientos, ubicados mayoritariamente en altura, no fueron abandonados durante el califato, como algunas teorías propugnan, sino que tuvieron una continuidad durante el siglo XI. Esto nos abre las puertas a la formulación de nuevas hipótesis que esclarezcan las causas por las que determinados lugares continuaron poblados y el porqué se produjo una reestructuración territorial generalizada que tuvo como resultado el surgimiento de nuevos asentamientos, ya en los siglos XI y XII, en zonas más bajas. 315 Aparentemente, hay una continuidad entre los ataifores con recubrimiento en melado con trazas de manganeso de las alquerías altomedievales y de transición, y aquellos que consideramos bajomedievales. Sin embargo, aunque se mantiene el mismo recubrimiento y decoración, hay diferencias sustanciales entre ambos grupos. Los primeros poseen repiés poco marcados, anchos, con paredes abiertas y perfiles hemisféricos. En los segundos, los repiés son más pronunciados y elevados, junto con la generalización de los perfiles quebrados con bordes exvasados y de sección triangular. Incluso los melados varían con unas tonalidades ligeramente más obscuras, compactos y uniformes para el caso del ataifor que consideramos ya bajomedieval. Por lo tanto, se observan dos tendencias con evidentes diferencias y algunas similitudes. De tradición califal para los primeros, que continúan tras la caída del califato, taifas y almorávides. Ya en este último período se producen transformaciones en perfiles y tonalidades, para dar paso, con los almohades, a la generalización de contornos quebrados y a los paulatinos cambios en las tonalidades de los recubrimientos. Se trataría, por lo tanto, de una tipología y decoración que tuvo su origen en la segunda mitad del siglo X y cuyo uso se generalizó con las primeras taifas y en el período almorávide, extendiéndose, aunque ya con formas quebradas, a la etapa almohade713. Vemos como estos ataifores de los siglos XI y XII aparecen en la totalidad de los yacimientos bajomedievales, tanto en los representados en las láminas cerámicas, como de aquellos de los que no hemos realizado muestras gráficas, siendo, generalmente, el artefacto cerámico con la datación cronológica relativa más antigua que nos puede llevar a la formulación de hipótesis sobre los orígenes temporales de estos asentamientos, siempre asociados a cultivos de irrigación y aparentemente sin antecedentes de otros períodos anteriores. Pero estas diferenciaciones de ambos ataifores también implica una ruptura, una falta de continuidad, no solo de los espacios residenciales, cosa evidente a tenor de los resultados obtenidos en el estudio del poblamiento, sino también en el registro cerámico superficial, con tipologías bien diferenciadas de las alquerías que hemos clasificados como altomedievales y de transición con respecto a las bajomedievales. Las series cerámicas obtenidas en los yacimientos bajomedievales difieren sustancialmente de aquellos de predominio altomedieval. No solamente por un mayor 713 Retuerce Velasco, 1998, Tipo A.19.60. 316 número de fragmentos reconocibles, sino también porque muchos de ellos son asignables a una cronología mucho más precisa en que los vedríos y determinadas tipologías, tienen una importancia fundamental para trazar una evolución con un mínimo de garantías. Una de las características que hemos visto en esta evolución es que los recubrimientos internos no estaban generalizados en los artefactos de cocina en época almohade, aunque la sistematización de esta forma de impermeabilización se extendería a medida que fue avanzando el siglo XIII. Tenemos que tener en cuenta también, la existencia en la alquería de la Villeta y en algunos de los pequeños poblamientos rurales, de tipologías de cazuelas, y en menor medida de marmitas, que no poseen vedrío para un período plenamente nazarí sin que podamos establecer hasta el momento, cual era su funcionalidad dentro de los artefactos de exposición al fuego. Igual ocurre con los alcadafes en que la aplicación de vedrío, especialmente el de óxido de cobre, acompañado de una muesca interna debajo de los bordes, nos habla ya de una cronología relacionada con los siglos XIV y XV. La evolución de los ataifores es significativa, estando en un principio melados en toda su superficie, para dar paso a vedríos verde esmeralda en su interior, y un verde más diluido al exterior evolucionando, en la segunda mitad del siglo XIII y las primeras décadas del XIV, a solo recubrimientos de verde esmeralda en su interior. Predominan las formas quebradas que son características de las zonas costeras, frente al interior en que tiene mayor protagonismo los perfiles hemisféricos. Además, durante dicho siglo XIV, este recubrimiento deja de ser predominante apareciendo otros vedríos y decoraciones como serían los esmaltes en blanco con decoración en verde, serie poco representada en la Subcuenca y que solamente observamos en la alquería de la Villeta. Este tipo de ataifor con recubrimiento en verde esmeralda interior y bizcochado exterior con perfil quebrado, es el artefacto cerámico más abundante y generalizado en la comarca apareciendo de forma profusa en las alquerías de la Torrecilla, donde hemos contabilizado más de una cincuentena de fragmentos, Alcaría de Guaro con unos veinticuatro trozo y los Vallecillos con unos dieciocho, alcanzando en el resto de los yacimientos porcentajes más reducidos. Esta abundancia de ataifores, con este recubrimiento y perfil, hace conjeturar que durante los siglos XIII y XIV fue el período en que estos qaryas rurales parecen que alcanzaron su máximo auge, aunque dado la escasez de excavaciones arqueológicas, no podemos afirmarlo de forma categórica. 317 Los estampillados aparecen sobre el tipo de ataifor descrito anteriormente y tienen un claro origen almohade con una cronología que abarcaría los siglos XII y XIII, para ir desapareciendo a medida que se consolida el emirato nazarí. Como hemos visto es un tipo de decoración que aparece en la práctica totalidad de los yacimientos estudiados lo que confirma que hubo una importante influencia de la cultura almohade sobre determinados tipos cerámicos. Vemos como en estas alquerías rurales predominan los fragmentos relacionados, mayoritariamente, con los siglos XIII y XIV. Se echan de menos determinadas decoraciones y tipologías como la verde turquesa con decoración en óxido de manganeso que suele aparecer en Cártama en ataifores y alcadafes, cuya presencia solo hemos constatado en la alquería de Guaro Viejo y la Torrecilla. Igualmente ocurre con las jarras de pie de galleta que tampoco se aprecian en el pequeño poblamiento rural. Todos ellos relacionados en el período tardonazarí. El mismo caso es el de la loza en azul y dorada que toma protagonismo entre mediados del siglo XIV y el XV, pudiéndose afirmar que su uso no fue exclusivo de ambientes palatinos como se ha creído observar en determinadas excavaciones realizadas en la provincia. La evolución de los ataifores de perfil quebrado durante la segunda mitad del siglo XIV y el XV, también es reveladora. En este período los quiebros llegan a tener, en algunos casos, una pestaña muy desarrollada a modo de espolón y los rebordes se modifican achatándose e incluso llegando a desaparecer. Estos cambios solo se aprecian en determinadas tipologías de Dakwān, poblamiento que se mantuvo en manos andalusíes hasta finales del siglo XV, y es inexistente en la totalidad de las alquerías rurales de la Subcuenca. Nuestra hipótesis es que, debido al recrudecimiento de las incursiones castellanas en la Algarbía malagueña, buena parte de estas pequeñas alquerías rurales se abandonan. Aunque carecemos de suficientes intervenciones arqueológicas que nos permitan verificar este hecho, la inexistencia de referencias documentales castellanas de finales del siglo XV sobre estos lugares, induce a plantear que ya estaban abandonados al menos desde mediados del siglo XIV. Así ocurre con la alquería de la Villeta, poblamiento que, según el registro arqueológico, se formó en el siglo XIV seguramente por la concentración de habitantes de otras alquerías abandonadas. En conclusión, podemos apreciar la existencia de dos grupos de poblamientos diferenciados tanto físicamente, como a nivel material, con un registro cerámico distinto que incluiría una primera etapa que, grosso modo, coincidiría con el Alto Medievo y 318 que también abarcarían el siglo XI y parte del XII para algunos yacimientos concretos, y una segunda etapa ya plenamente bajomedieval, con algunas reminiscencias almorávides y mayores evidencias para el caso de los almohades, con los siglos XIII y XIV muy bien representados coincidiendo con la etapa de consolidación y madurez del emirato nazarí. 319 320 Departamento de Historia, Geografía y Filosofía EL POBLAMIENTO RURAL ANDALUSÍ POSCALIFAL EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y PAUTAS DE ASENTAMIENTO ANTONIO JOSÉ ORDÓÑEZ FRÍAS TOMO II Tesis Doctoral dirigida por el profesor don JUAN ABELLÁN PÉREZ, Catedrático de Historia Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz, y por el doctor don VIRGILIO MARTÍNEZ ENAMORADO, arabista y profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga CÁDIZ, 2017 321 322 ÍNDICE TOMO I 1. PLANTEAMIENTO E HIPÓTESIS DE TRABAJO ......................................11 1.1.- El proyecto de investigación. Planteamientos básicos .................... 11 1.2.- Objetivo e hipótesis de trabajo ........................................................ 12 2. PRESUPUESTOS TEÓRICOS: ENTRE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE, EL ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO Y LAS APORTACIONES DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA ............15 2.1.- La prospección superficial ............................................................... 17 2.2.- Arqueología hidráulica ....................................................................28 2.3.- Estudio geoarqueológico .................................................................32 2.4.- Estudio del registro arqueológico de los yacimientos mediante el análisis cerámico .........................................................................33 2.5.- Las fuentes documentales ................................................................ 36 2.6.- Toponimia ........................................................................................ 38 3. MARCO FÍSICO Y CONTEXTO GEOGRÁFICO .......................................43 3.1.- Introducción ..................................................................................... 43 3.2.- Delimitación y justificación del área elegida para el estudio ..........44 3.3.- La subcuenca de río Grande ............................................................ 45 3.4.- Sistema hidrológico .........................................................................48 3.5.- Climatología .................................................................................... 50 3.6.- Geología, litología y edafología ...................................................... 56 3.7.- Hidrogeología .................................................................................. 62 3.8.- Vegetación ....................................................................................... 66 4. ESTADO DE LA CUESTIÓN .......................................................................71 4.1.- Historiografías provinciales y diccionarios geográficos ................. 72 4.2.- Fuentes documentales ......................................................................85 4.3.- Fuentes arqueológicas: excavaciones y prospecciones ................. 107 5. LOS ESPACIOS DE IRRIGACIÓN DE ORIGEN ANDALUSÍ EN LA SUBCUENCA DE RÍO GRANDE. SU IMPORTANCIA EN LA ESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL ...........................................111 5.1.- Introducción ................................................................................... 111 5.2.- La hidráulica en la comarca ........................................................... 115 5.3.- Los sistemas de origen andalusí en el pago de Alpujata ............... 116 5.4.- Hidráulica andalusí en el valle de Jorox ........................................144 5.5.- Los sistemas de irrigación de la alquería de Pereila ...................... 167 5.6.- El complejo hidráulico del río Nacimiento....................................183 5.7.- Conclusiones .................................................................................. 197 323 6. ESTUDIO DEL MATERIAL CERÁMICO .................................................. 199 6.1.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales altomedievales y de transición al Bajo Medievo ................................................... 200 6.2.- Estudio cerámico de los yacimientos rurales poscalifales .............221 6.3.- El ḥiṣn y la alquería de la Villeta. La actividad arqueológica de 1990 ........................................................................................... 240 6.4.- El vertedero de la Zayaga .............................................................. 304 6.5.- La cerámica bojomedieval en Dakwān .........................................308 6.6.- Conclusiones .................................................................................. 315 TOMO II 7. EL POBLAMIENTO ..................................................................................... 325 7.1.- El poblamiento rural ......................................................................325 7.1.1-Asentamientos ubicados en altura .............................................325 7.1.2-Asentamientos en ladera ........................................................... 352 7.2.- Villas fortificadas ..........................................................................389 8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO .......................................................... 417 8.1.- El poblamiento antes del período andalusí ....................................417 8.2.- Los períodos emiral y califal ......................................................... 420 8.3.- Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII ........433 8.4.- Las transformaciones durante el período almohade ...................... 443 8.5.- La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación de un distrito militar en la Algarbía malagueña ............................. 446 8.6.- Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV y del XV ....................................................................................... 455 8.7.- Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio: las incursiones castellanas en los siglos XIV y XV ...................... 462 8.8.- La conquista del territorio y sus transformaciones ........................ 469 9. CONCLUSIONES ......................................................................................... 479 10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS ............................ 487 10.1.- Fuentes árabes.............................................................................. 487 10.2.- Documentos de archivo ............................................................... 489 10.3.- Fuentes castellanas editadas ........................................................ 491 10.4.- Bibliografía moderna y contemporánea ......................................492 11. ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................... 517 ANEXO I: Ficha de yacimientos y lugares ....................................................... 521 ANEXO II: La hidráulica. Imágenes .................................................................619 324 7. EL POBLAMIENTO 7.1.- El poblamiento rural 7.1.1.- Asentamientos ubicados en altura Entendemos que en la comarca, a falta de una mayor concreción, nos encontramos ante un conjunto de lugares en altura a los que otorgamos una adscripción cronológica emiral-califal. Para su datación, forzosamente nos hemos basado en sus restos cerámicos; en concreto en sus tipologías, decoraciones y tipos de pastas. Hay que destacar que la mayoría de los yacimientos son desconocidos oficialmente, no constando en la base de datos de la Junta de Andalucía (SIPHA), ni en las diversas catalogaciones municipales en que se recoge el patrimonio arqueológico. Estos despoblados se caracterizan por estar situados en promontorios más o menos elevados. Algunos de ellos, como el Castillejo, Almenqueire, Ardite o el Barranco del Moro se encuentran en la cabecera de determinados valles, en picos de notable altura y con un campo visual muy amplio. Otros, como Porticate, Llanos del Concejo y Alcazarí se localizan sobre colinas menos elevadas. Murta se diferencian de los demás por encontrarse en una meseta prominente sobre el resto del territorio circundante. Jorox, Llanos del Tejar y Loma Caballera son los únicos yacimientos que se encuentran en ladera. Por último Pereila (Yunquera) fue un poblamiento situado en altura aunque en un fondo de valle poco marcado. La creación de estos espacios residenciales en zonas elevadas se ha relacionado, desde una determinada visión historiográfica, con la inseguridad causada por la fitna hafṣūní y el abandono del llano a lo largo de la época emiral, especialmente en el siglo VIII, en que se reproduce la subida a zonas elevadas en diversas regiones de al-Andalus. La tesis, debida a Acién Almansa (1992), ha sido seguida acríticamente por cuantos han abordado el estudio del poblamiento en el período de formación de al-Andalus. Se planteó, por primera vez y de manera abierta, en un artículo que llevaba por título “Poblamiento y fortificaciones en el Sur de al-Andalus. La formación de un país de ḥusūn”. Sin entrar en detalles sobre las carencias de esta propuesta714, estimamos otras alternativas. Entendemos, de hecho, que estos establecimientos de altura pueden 714 Algunas de ellas pueden ser valoradas en Martínez Enamorado 2003a. 325 obedecer a otra dinámica en relación con la explotación agropecuaria más que con una funcionalidad exclusivamente poliorcética. También mantenemos la hipótesis, como ya ha quedado reflejado anteriormente, de que estos lugares no fueron abandonados inmediatamente después de la caída de Bobastro y de la consolidación del califato por parte de ‘Abd al-Rahmān III. Muestra de ello es la existencia de fragmentos cerámicos tales como los decorados en verde y manganeso o determinados ataifores hemisféricos con vedríos melados en su interior, que ya hemos analizado anteriormente, junto también con monedas relacionadas con la dinastía hamudí, fechadas en el siglo XI. El lugar de Murta715 estaba ubicado sobre el partido rural del mismo nombre, en término municipal de Tolox (Málaga). Corona una meseta a unos 780 m snm por encima el río Horcajos y próximo a la fuente de Janón, ocupando una superficie de, aproximadamente, dos hectáreas716. Fue hallada de forma casual en el 2012 por López García, Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías. La primera referencia que conocemos proviene del Apeo de Tolox de 1572: Yten se apeó otra haça de tierras del dicho conçejo que se dize la haça de Murta en la syerra al pie de la Blanquilla que alinda con la dicha syerra e con una majada que dizen de Janon e en esta haça ay en la tierra abierta alcornoques de bellota que de todo se aprovechava el dicho conçejo hasta doze fanegadas de sembradura de trigo poco más o menos717 De relevancia es, de igual manera, la relación que hizo el párroco de Tolox sobre determinados lugares históricos del municipio en la segunda mitad del siglo XVIII, y en la que se hace alusión a la majada de Murta718. Allí sitúa un despoblado. No aporta ningún dato sobre su extensión o de restos inmuebles o muebles conservados. 715 El estudio del topónimo se aborda en López García y Martínez Enamorado, ep. Los cálculos sobre la extensión de los diversos yacimientos lo hemos basado en la superficie que ocupa los materiales arqueológicos, junto con la concentración de estos por metro cuadrado, especialmente los cerámicos. En algunos casos también se han utilizado para delimitar los espacios residenciales determinados accidentes geográficos tales como arroyos o cambios bruscos del grado de pendiente del terreno. 717 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801 1571, fols. 38v y 6, ed. López García, ep. 718 Medina Conde, 1773, fol. 236. 716 326 El sustrato geológico está compuesto por dolomías y calizas del Triásico719. Edafológicamente los niveles superficiales lo forman las denominadas “terra rossa” de composición predominantemente arcillosa y descalcificada, derivadas de la descomposición química de las calizas. Su topónimo deriva del vocablo latino myrtus (mirto o arrayán) planta arbustiva abundante en la zona y que en épocas pretéritas se utilizaba en la tenería para curtir cueros, como planta medicinal y como combustible en el horneado del pan720. Dentro del término municipal de Yunquera es frecuente este topónimo, existiendo en la actualidad el pago de Murta, dentro de la zona de irrigación del río Planos, o el cortijo de Murta cercano al límite con el término municipal de El Burgo721. De forma provisional, y ante la ausencia de una intervención arqueológica, proponemos una cronología altomedieval, basándonos en diversos fragmentos cerámicos hallados en superficie, con tipologías que se fechan en este período y la ausencia de vedrío en dichos artefactos cerámicos con la excepción de un fragmento de un candil de piquera. Los tipos y decoraciones relacionados con el Bajo Medievo son, por lo tanto, inexistentes a nivel superficial. A tenor de los restos observados creemos que, tras su abandono en un momento indeterminado del período tardocalifal, pudo permanecer deshabitada en un medio físico montano que no ha sufrido grandes transformaciones y que, por lo tanto, presenta un estado de conservación aparentemente bueno. Se ubicaba en la única zona llana del contorno, en una meseta aterrazada artificialmente. Tiene forma de cuña irregular con una orientación SE y estructuras murarías de mampostería en el frontal de los bancales que servirían de sujeción a las distintas terrazas. Dichos bancales no tendrían como función la producción agrícola, sino que fueron los solares que acogieron a las viviendas. La característica descriptiva más destacable es la acumulación individualizada de diversos montones de mampuestos mezclados con abundantes restos de tejas y, en menor medida, de fragmentos cerámicos pertenecientes mayoritariamente a vasijas de almacenaje. Estos amontonamientos jalonan de forma regular y ordenada toda la 719 Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51. López González, 1982, pp. 667-668. 721 Fuentes del autor. 720 327 superficie de la meseta, aunque no son exclusivas del poblamiento matriz encontrándose también repartidas por la periferia de este, si bien ya de forma dispersa. A modo de hipótesis proponemos que pertenecieron a viviendas unifamiliares que fueron abandonadas y destruidas de forma sistemática dado que se observa un arrasamiento total desde la base de las supuestas estructuras de poblamiento. En el aspecto económico parece que tuvo una evidente vocación ganadera al estar situado en las cercanías de los pastos de la zona alta de la sierra de las Nieves, y ante una orografía abrupta y un sustrato geológico pobre, poco apto para el aprovechamiento agrícola. Dado su cercanía, a menos de un kilómetro, la fuente de Janón debió de ser el principal suministro hídrico del que se abastecía el poblado, tanto a nivel humano como pecuario, ya que no existe por los alrededores ningún tipo de surgencia permanente salvo la del tajo de la Caina distante del espacio residencial más de dos kilómetros y con un desnivel sobre este superior a los trescientos metros. Sin embargo, y a pesar de mantener un caudal mínimo incluso en verano, no vinculamos dicha fuente con espacios de irrigación dada la ausencia de terrazas, canalizaciones o sistemas de almacenajes hídricos. No se ha observado la presencia de estructuras castrales, aunque sí existe una edificación que estuvo en uso hasta mediados del siglo XX. Por su emplazamiento y por el grosor de su muro de base, no descartamos que en su momento perteneciera a una torre-refugio. El despoblado de Porticate se sitúa en el partido rural homónimo del mismo nombre, en término municipal de Yunquera, a una altura de 800 m snm y sobre un sustrato geológico de contacto compuesto por mármoles dolomíticos del Triásico medio y por esquistos y filitas del Triásico inferior y del Paleozoico722. Su orientación es SE. Es el poblamiento de época emiral/califal más extenso que hasta el momento conocemos en la comarca, ocupando una superficie de dos hectáreas y media. Por razones de palpable coincidencia toponímica, se ha identificado con el ḥiṣn bāb Burtiqāt que figura en uno de los itinerarios en torno a Bobastro del hāŷib Badr ibn Ahmad en el año 307/919-920 recogido en el Muqtabis V de Ibn Hayyān: 722 Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51. 328 Luego se pasó a la fortaleza de Álora para acabar de guarnecerla y reforzar a los que la ocupaban y de allí a Casarabonela, a S.kūr y a Ardales, destruyendo cuanto había. Luego se volvió todo el ejército contra la humillada Bobastro […] plantándose los reales cerca de la puerta de Burtiqāt723 Con todo, la secuencia de los topónimos que correlativamente se van nombrando (alLura/Álora, Qasr Bunayra/Casarabonela, S.kur/pago de Segur en el Repartimiento de Casarabonela, Fardāriš/Ardales, Burtiqāt, Bubaštar/Bobastro) resulta muy difícil encajar el lugar de Porticate en el desarrollo de la expedición, por lo que ese Burtiqāt lo identificamos, siguiendo a Martínez Enamorado, con uno de los ḥuṣūn-abwāb de Bobastro, el cerro de los Portizuelos, entre Ardales y las Mesas de Villaverde: entre las [dos] puertas de Burtiqāt y Talŷayra del castillo [de Bobastro] (bayna bābay Burtiqāt wa-bāb Talŷayra min abwāb al-qal‘a) y la puerta de Burtiqāt de sus puertas [de Bobastro] (min bāb Burtiqāt min abwābi-hā). No hay, por el contrario, la más mínima controversia sobre el origen romance de este topónimo, como dejara de manifiesto Simonet724 que lo hacía proceder de *Porticatus, ‘pórtico’, ‘cobertizo’, ‘portal’. Los espacios residenciales se instalaron sobre un cerro amesetado y sus laderas diferenciándose dos áreas separadas por un arroyo muy marcado. El asentamiento que consideramos más importante se encontraba en la margen derecha del arroyo, sobre una ladera la cual se abancaló para albergar las viviendas. A sus pies emana una fuente de aguas permanentes (fuente de Porticate/‘ayn Burtiqāt) que es recogida en dos albercas, que a su vez suministran agua a una serie de terrazas, ocupando una superficie aproximada de cinco fanegas. Apenas a doscientos metros de este manantial, existe otra surgencia (fuente de la Ermita) cuyo caudal también es recogido en otra alberca constituyendo un espacio de irrigación diferenciado del anterior, con una superficie aproximada de dos fanegas. La existencia de dos espacios de irrigación diferentes y dos áreas de residencia también diferenciadas, nos hace plantear la hipótesis de la colonización de la zona por dos grupos tribales también distintos. La concentración de cerámica en dichas terrazas es elevada con densidades que pueden superar en algunos sectores los 60 fragmentos por m². 723 724 Muqtabis V. p. 153; trad, p. 123. Simonet, 1888, II, p. 462. 329 Se encuentra a algo menos de dos kilómetros de Murta y a una altura similar. No obstante, su creación como unidades de poblamiento parece responder a necesidades económicas diferentes. Mientras que en Porticate se observa una dedicación preferente a la agricultura irrigada, Murta debió de ser un asentamiento más vinculado a la ganadería en las tierras altas de la sierra de las Nieves. Es de destacar, también, la existencia de gangas de hierro fruto de una actividad siderúrgica que debió tener cierta importancia a tenor de la abundancia de dichos restos, que se encuentran esparcidos por lo que consideramos los espacios residenciales y, sobre todo, predominan en las zonas cercanas a los manantiales. También la presencia de bosques de encinas (Quercus rotundifolia), quejigos (Quercus faginea), olmos (Ulmus minor) y pinsapos (Abies pinsapo), especialmente en las zonas que están por encima del poblamiento, hace pensar en la existencia de una actividad silvícola de importancia y, probablemente, también en su utilización para la obtención de carbón vegetal, imprescindible para la fundición del hierro. El ḥiṣn de Almenqueire o Hasnalmenqueire se encontraba dentro del término municipal Tolox, muy cerca del límite con el de Monda. La primera noticia que tenemos sobre este recinto proviene del Apeo de 1572 cuando se deslinda el término municipal de Monda: 22 moxón: Ba luego el thérmino de Monda y Tolox partiendo desde el dicho mojón el arroio Santo arriba hasta llegar al nazimiento del dicho arroio y ba subiendo derecho hasta un castillejo que dizen Hasnalmanqueire donde está un mojón de piedra en el dicho castillo725 El topónimo Hasnalmanqueire mantiene fosilizado el elemento Ḥiṣn, presentándose con la grafía propia de la Andalucía Occidental (en este caso sin enmudecimiento de la –h y con la preservación de la –s-), como son los casos de Aznalfarache (Ḥiṣn alFaraŷ), Aznalmara (Ḥiṣn al-Marā)726 o Aznalcóllar, y la voz de origen latino *Manicaria, asumida en el léxico árabo andalusí, *Mankayra > Manqayra, con la etimología que explica P. de Alcalá: ‘manzera’; ‘esteva sobre la cual el que ara lleva la 725 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1988, p. 267; noticia recogida y analizada en Martínez Enamorado, 2003a, p. 262. 726 Este topónimo que se repite tanto en la sierra de Cádiz, como en el alfoz de Antequera (Martínez Enamorado, Gutiérrez López e Iglesias García, 2015, pp. 374-375). 330 mano izquierda727. La inclusión del artículo árabe precediendo al étimo, en estado constructo, confirma esa aceptación. Se construyó en la cúspide del cerro del Castillejo, a 1050 m snm, poseyendo una forma rectangular ligeramente irregular de cincuenta y nueve metros de largo, por veinte y seis de ancho, ocupando una superficie aproximada de 1255 m². Conserva, en la mayoría de su trazado perimetral, la primera hilada de piedras intactas formada por mampuestos, con las esquinas reforzadas con sillarejos, observándose en algunos tramos, apenas modificados, una potencia muraría de un metro. También se aprecia los arranques de dos pequeñas torres circulares en los ángulos SE y O del recinto. En el lienzo que discurría por el sector S, y a unos ocho metros por debajo de este, se distingue la base de lo que pudo ser una estructura muraria tipo barbacana que tuvo la función de reforzar las defensas en este sector. Su existencia parece quedar constatada también por la presencia de una gran cantidad de derrumbes, superior a los existentes en el resto del perímetro del recinto. En la esquina NO del ḥiṣn y a extramuros, se puede advertir la existencia de una zapata que, probablemente, fue la estructura que sustentaba una torre tipo albarrana, con la función de proteger la entrada al recinto fortificado por su lado más vulnerable, es decir por la vertiente N, donde existe un menor desnivel. El acceso por este sector se realizaba mediante un camino parcialmente excavado en la roca. Su espacio interno se divide en dos partes de dimensiones similares que estaban separadas con un muro, con la zona de acceso al N más elevada que la del resto del recinto. En ambas partes y en sus sectores NE y NO, se realizó un allanamiento del terreno en que aún hoy día se aprecia una serie de estructuras cuadrangulares que interpretamos como espacios residenciales. En dicho lugar aparecen esparcidos restos cerámicos abundantes, con un predominio de tejas de confección tosca y algunas decoradas con impresiones digitales en zig-zag y ondulados, alcanzando concentraciones que pueden superar los 50 fragmentos por m². Estaba asentado sobre un sustrato geológico en que predominan las peridotitas728, lo que proporciona un modelado relativamente suave en que no existen barrancos ni 727 728 Alcalá, Vocabulario, I, 1505, p. 307; Simonet Baca, 1888, II, pp. 330-331. Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171. 331 cárcavas, por lo que fue necesario dotar al ḥiṣn de una cerca defensiva en todo su perímetro. La compartimentación de su interior en dos sectores podría tener una doble función, de un lado como refugio de la población circundante y, de otro, como espacio del poder es decir como la residencia del alcaide y de una guarnición militar. Esta división de los espacios interiores ha sido también observada en el ḥiṣn de Cañete la Real (Málaga) que fue fundado en el siglo IX, permaneciendo en manos musulmanas hasta 1330: Un doble recinto que obedece además de una función estratégica, a la necesidad de amurallar un amplio espacio que permitiera la instalación, más o menos estable, de una pequeña comunidad de campesinos en caso de asedio, cumpliendo la misma función que la cerca de las ciudades729 Sin embargo, pensamos que esta separación entre espacio de poder-comunidad campesina, respondería más al período bajomedieval, como se demuestra en los castillos nazaríes fronteros730, estando nuestra postura más cercana a la propugnada por Malpica Cuello cuando dice: El albacar o espacio amurallado es un recinto en el que no vive de forma permanente nadie, sino que sirve de refugio a los hombres y ganados de las poblaciones del distrito en que está el castillo731 Tiene en sus faldas tres manantiales: la fuente de la Sepultura, de los Bancales y de la Teja. Los distintos suministros hídricos configuran un poblamiento del tipo hārat con sendos “barrios” o predios creados en torno a cada una de los manantiales. El ḥiṣn, los distintos espacios residenciales, junto con las zonas de explotación agrícola, forman lo que Patrice Cressier denómina “territorio elemental” teniendo un grado de coherencia muy superior al término de la alquería […] que presenta una organización radial (de la alquería hacia la fortaleza) y concéntrica732. Son de destacar las estructuras de al menos seis viviendas que aún se observan junto a la fuente de la Sepultura con abundantes fragmentos cerámicos a nivel superficial, entre ellos existe un porcentaje elevado de vidriados interiores, tipologías de exposición al fuego y de presentación de 729 Fernández López, 1997-1998, p. 188. Malpica Cuello, 2010, pp. 106-107. 731 Malpica Cuello, 1996, p. 18. 732 Patrice Cressier, 1991, p. 414. 730 332 alimentos, por lo que la última etapa ocupacional de este espacio probablemente coincidiera con el período nazarí. Este ḥiṣn está recogido en el catálogo del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) como despoblado de la Sierra del Castillejo y catalogado como perteneciente al período califal. Solo conocemos un breve trabajo sobre este despoblado733. Los Llanos del Tejar734 (término municipal de Tolox). Es un enclave arqueológico totalmente desconocido sin que existan reseñas de su existencia en registros oficiales ni en trabajos de investigación. Se trata de un poblamiento disperso que se extendía por el Llano del Tejar y por la cañada de la Fuente, en la margen izquierda del río Alfaguara o de los Horcajos, y en las laderas que van descendiendo de forma suave desde la base de la sierra de la Alfaguara hasta el río del mismo nombre. El núcleo principal o de la cañada de la Fuente, ocupaba una superficie de aproximadamente media hectárea y se encuentra a una altura de 380 m snm y con orientación SE. Su sustrato geológico está compuesto por dolomías y una mezcla de conglomerados arcillas y areniscas735. Esta zona de contacto geológico ha generado algunos manantiales permanentes siendo el más significativo, por la importancia que ha tenido y tiene para la agricultura de irrigación de la zona, el de la cañada de la Fuente y por tanto para el asentamiento de las comunidades agrícolas en la Edad Media Los principales vestigios visibles son fragmentos cerámicos dispersos por el píe de monte que se caracterizan por su cocción reductora, por la ausencia de vedrío y por la abundancia de tejas de composición tosca y con decoraciones con trazos digitales ondulados y en zig-zag, característica también observada en Murta, Majanales Altos, Porticate, Jorox, Pereila, Alcazarí, cerro del Aljibe, barranco del Moro y Ardite. De gran interés es la conservación en la cañada de la Fuente de los cimientos y derrumbes de al menos seis estructuras que identificamos como probables viviendas pertenecientes a un pequeño poblado, con abundantes fragmentos de tejas y ordenadas en varias hileras, lo que podría reflejar la aplicación de un cierto urbanismo. Cercano a esta última zona residencial observamos también la presencia de restos cerámicos en dos suaves laderas, junto con algunas probables estructuras que también podían pertenecer a viviendas. 733 Marmolejo Cantos y Sánchez Guerra, 2013. Este topónimo está relacionado con la presencia de fragmentos cerámicos sobre el terreno. 735 Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51. 734 333 Apenas a cien metros de este espacio de hábitat se encuentra el llamado cerro de la Cabra, promontorio que sobresale sobre el resto del terreno y cuya cúspide amesetada y laderas se encuentran rodeadas de dos cercas con muros de mampostería. En la actualidad se utiliza como corral ganadero, pero dado el grosor de su estructuras murarías en algunos sectores y la existencia de fragmentos cerámicos de una probable cronología altomedieval, contemplamos la hipótesis de que pudiera tratarse de alguna suerte de estructura castral que era utilizado a modo de ḥiṣn para el refugio de las comunidades campesinas de los alrededores. En el plano económico, la actividad principal estaba relacionada con una agricultura de irrigación que tendría su suministro hídrico en el cercano manantial de la cañada de la Fuente o de la Alfaguara del cual tenemos noticias escritas desde mediados del siglo XVI, aunque sus orígenes podrían ser andalusíes: Con el dicho río se junta una fuente que naze en derecho del dicho río que se llama el Alfaguara, con que se suele regar los años que tiene agua con una alberca que ay en ella seys fanegadas de tierra, poco más o menos, en tableros y çaques, todos de moriscos vezinos desta villa, que se regaban por sus dulas, çercanias y antigüedad736 Los Llanos del Concejo. Está dentro del término municipal de Monda. Su ubicación también responde a un modelo de asentamiento en altura al estar situado sobre una meseta con una elevación de 500 m snm. Tenía forma ligeramente rectangular, con ciento cincuenta metros de largo por ochenta y seis de ancho y orientación SO .Ocupaba una superficie aproximada de 12900 m², situándose a una distancia del actual pueblo de Monda de un kilómetro y medio en línea recta. También hay que recalcar que el poblamiento no ocupaba toda la meseta sino los 2/3 de esta, teniendo su límite cuando comienzan los afloramientos arcillosos en su zona NE. Sus laterales están circunvalados por tres arroyos (Seco, Santo y Hondo) muy marcados que lo delimitan y que a su vez actúan como defensas naturales. 736 AHPG, Libros de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 5v, ed. López García, ep. Sobre los sistemas de irrigación de origen andalusí en Tolox Esteban López ha publicado un artículo titulado: “Regadío de origen andalusí en la Sierra de las Nieves. El caso de Tolox (1485-1572)”. López García, 2012, pp. 187-216. 334 El sustrato geológico se caracteriza por el predominio de las calizas mesozoicas737 formando bloques rocosos que afloran con frecuencia en superficie, con tierras de escasa fertilidad, sueltas y con una capacidad de drenaje alta, lo que proporciona una gran consistencia al terreno y lo hace bastante apto para la instalación de los espacios residenciales. Llama poderosamente la atención la existencia de grandes acumulaciones de piedras (majanales) que ocupan la mayoría de la superficie del yacimiento, estando formadas por mampuesto de mediano y pequeño tamaño. En algunas de estos amontonamientos y en sus bases, también se observan sillarejos de grandes proporciones. Sobre dichos depósitos existen elevadas cantidades de cerámica738, con un predominio de los fragmentos de tejas739 y, en menos medida, de vasijas de uso domestico como jarras tinajas y ataifores entre los cuales la tónica dominante es la ausencia de vedrío en la mayoría de los fragmentos. Sin embargo, destacan una serie de ataifores hemisféricos con bordes exvasados al exterior y de sección triangular que poseen recubrimientos en vedrío melado en su interior, cuya tipología y decoración asociamos con los siglos XIXII. A diferencia de los montículos observados en el lugar de Murta, que forman acumulaciones individualizadas, regulares y de un tamaño similar entre ellas, en los Llanos del Concejo dichos cúmulos están con frecuencia corridos y no existe una proporcionalidad entre aquellos que están individualizados. Tenemos evidencias documentales suficientes de que fue uno de los ejidos que se crearon en Monda en 1572, tras la sublevación y expulsión de la población morisca: Un pedazo de biñas viejas, que está sobre el camino de Guaro, a la mano izquierda zerca del dicho lugar, que será medio quarto de legua entorno, podría quedar para dehesa, para sustentación de los ganados de labor, assi por ser las dichas viñas mui viejas e ynutiles […] que todo terná hasta seis fanegas de tierra740 737 Mármoles calizos con calcosquistos del Triásico superior (Andreo Navarro, 2007, p. 171). Se han llegado a contabilizar hasta ochenta fragmentos cerámicos en un metro cuadrado. 739 Algunos de los fragmentos de tejas poseen decoración realizadas por los dedos en forma de sig-sag, líneas continuas o impresiones digitales. 740 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 168. 738 335 En cuanto a la presencia de agua en las cercanías de dicha dehesa, existen noticias contradictorias: Que se podía hazer dehesa allí, e que es conveniente a esta villa porque tiene zerca el agua741 […] porque un pedazo de biñas viejas perdidas que esta villa tiene como dehesa, mui poco e no tiene agua742 En la actualidad, el suministro hídrico más cercano al yacimiento se encuentra en arroyo Hondo, a unos quinientos metros de este y con un desnivel que supera los ochenta metros. De la documentación anterior podemos deducir que esta dehesa, al final del emirato nazarí, probablemente estuviera dedicada al cultivo de viñas. Los pagos de “Viñas Viejas” son también habituales en otras localidades al final del Medievo como en el caso de la vecina Coín: en el pago de biñas viejas que alinda con Fernando Ortega y con heredad de Albarracin y con el ryo Pereyla743, indicando ya la existencia de estos pagos cuando los castellanos conquistaron el territorio a finales del siglo XV. Asimismo, podemos conjeturar de que esta meseta ya había sufrido un proceso de transformación con la limpieza del terreno para adecuarlo al cultivo de la viña y, que por lo tanto, estos majanales ya empezaron a generarse al menos desde finales del Medievo, tratándose de un proceso posdeposicional de origen antrópico. El despoblado de Alcazarí. Se encuentra en el término municipal de Monda, a un kilómetro de su actual casco urbano. Se ubica en un promontorio amesetado que destaca sensiblemente sobre el resto del terreno y que está circunvalado parcialmente por su lado E por el arroyo Alcazarí, y por el O por el arroyo Chico. El sustrato geológico corresponde mármoles dolomíticos del Triasico medio744 generando un modelado con abundantes rocas superficiales que, en algunos puntos, y probablemente debido a la erosión secular, se encuentran sin sustrato terrero superficial. La meseta que corona el promontorio tiene forma ovalada con setenta metros de ancha por ciento veinte metros de larga, ocupando una superficie aproximada de 8100 m² y a 741 Ibídem, p. 172. Ibídem, p. 176. 743 AHPM, P-6598, s/f, 1551. 744 Andreo Navarro, Tomo II, 2007, p. 171. 742 336 una altura de 400 m snm. Creemos que el amesetamiento de esta colina responde a factores antrópicos con el propósito de crear un espacio residencial y defensivo. En 1980, antes de la construcción de una serie de edificaciones y en su cara E, eran observables los restos de la primera hilera de un probable recinto murado que circunvalaba todo el perímetro de la meseta. Estaba compuesta por sillarejos y mampuestos que en algunos sectores eran de grandes proporciones. En la actualidad solo se conservan algunas de estas hiladas en su vertiente O. Sin embargo, en la ladera NE y en un terreno muy abancalado cubierto en la actualidad con cultivos de almendros y olivos, hemos observado numerosos fragmentos de cerámica con un predominio de tejas y, en menor medida, de vajilla de uso doméstico. Nuestra hipótesis es que pudiera tratarse de un segundo espacio residencial, ampliación del situado en la meseta, una vez que este quedo saturado por el crecimiento demográfico. El estudio cerámico ha proporcionado una cronología similar para la cerámica de ambos lugares, siempre teniendo en cuenta que el registro arqueológico es superficial y no excesivamente abundante. El topónimo procede de árabe -al qaṣr-, de al-qaṣrayn, dual de al-qaṣr. Nos orienta de la existencia de un recinto murado de cierta importancia del cual no sabemos si poseía torres defensivas. Hay evidencias suficientes de que este despoblado ya no existía a finales del Medievo, en que solo se menciona como un terreno de olivares: y otros dos olibos en Alcazarí en tierras de Arrapil745 […] un olibo en el río Alcazarí por debajo del camino linde con el río746. Como vimos anteriormente cuando estudiamos los sistemas de irrigación del valle de Alpujata, el arroyo Alcazarí747 no mantiene el mismo nombre en todos los tramos de su cauce cambiando dependiendo del sector por donde discurra. En la zona de montaña se le denómina arroyo Marchar, en su tramo de huertas se llama de Alpujata, y de ahí hasta 745 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 208. Ibídem, p. 218. 747 En el Apeo de 1572 se recoge ya esta denominación: Apeose otro pago de Pitalata que es en el dicho termino de Monda que alinda con las biñas del pago de Atanor [...] y con el rio Alcazari. El pago de Pitalata se encuentra inmediatamente por debajo del actual puente de la carretera Coín-Marbella. Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 261. Madoz también hace esta apreciación cuando afirma: El Alpujat o Cazerin nace en el puerto del Alcornoque, jurisd. De Monda, de varios manantiales denominados Marchar (Madoz, 1849, p. 515). 746 337 su desembocadura se le designa como Alcazarí. Esto podría indicar una ocupación tribal distinta en cada tramo de este cauce durante el período medieval748. La alquería de los Villares de Alpujata, situada por encima de la zona de irrigación, era un espacio residencial diferenciado al que existió en la cercanía del pago de riego de Pitalata, ya en el arroyo Alcazarí, todo ello para una temporización de probable origen bajomedieval749. Sin embargo el despoblado objeto de nuestro estudio, a tenor de los fragmentos cerámicos hallados, lo relacionamos con un asentamiento altomedieval cuya toponimia ya existiría con anterioridad a la creación de estas zonas de irrigación. Su ubicación podría tener también un carácter estratégico y de control territorial al estar en las cercanías del antiguo camino de Coín a Monda que unía buena parte de la subcuenca de río Grande con la zona costera de Marbella a través de los Llanos de Puzla y el puerto de Ojén. El despoblado del Castillejo o Ysnealcoçaybit. Se trata de un ḥiṣn a una considerable altura que tuvo asociado un reducido espacio residencial. La única información documental que poseemos está recogida en el Apeo de Monda, cuando se realiza el deslinde de su término municipal: E desde la dicha mesquitilla ba derecho por la loma en la mano hasta Ysnealcocaybit, que era alcarria bieja y la dicha alcarria se señala por otro mojón750 La interpretación del topónimo fue presentada por Martínez Enamorado en varios de sus trabajos751: Ḥiṣn al-Qusaybāt, con imēla plena Ḥiṣn al-Qusaybīt, donde el primer término reproduce, con enmudecimiento de la <h> en la grafía castellana, el vocablo inequívocamente árabe ḥiṣn y el segundo (con <ç>, no reproducida) puede responder tanto al plural del diminutivo de Qasba (y de este étimo se deriva Alcazaba) como a otro diminutivo plural, de Qasab ‘caña’ y derivados752, afectados en ambos casos por la presencia de una imēla plena en la desinencia de un plural normalizado: –āt > īt. 748 El argumento de una organización original beréber de estos ríos podría reforzarse si se mostrase que los cambios de nombre tiene lugar en puntos de ruptura topográfica, entre montañas y llanuras (Glick, 1988, p. 122). 749 Ordóñez Frías, 2014a, p. 184. 750 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 265. 751 Martínez Enamorado, 2003a, pp. 262 y 600. Martínez Enamorado 2009, p. 106. 752 Diferentes valores semánticos en Dozy, 1881 (1991), II, pp. 360-362. 338 Se ubicaba en la cumbre del pico Castillejo (1081 m snm), es decir en el punto más alto de la sierra de Alpujata, ocupando una superficie aproximada de 4000 m². La primera propuesta sobre su situación fue realizada también por Martínez Enamorado753. Geológicamente destaca por el predominio de las peridotitas, integrándose en el sistema de “Peridotitas de Ronda” que constituye el mayor afloramiento mundial, tipo orogénesis, de esta roca754. Dicha geología es considerada a nivel edafológico como “entisoles”755, es decir suelos geológicamente jóvenes con un desarrollo limitado que exhiben propiedades de la roca madre. A nivel agrícola son terrenos improductivos, que de hecho impiden el crecimiento de vegetación arbórea además de ser incompatibles con un buen número de plantas756. Tradicionalmente han sido utilizados para la extracción de leña para hornear, carboneo (coscoja y enebro) y una explotación ganadera de caprino de bajo rendimiento que se basaba temporalmente en la bellota de las coscojas, muy amarga para el consumo humano. Por lo tanto, pensamos que la mayoría de la actividad agropecuaria básica para el sustento de estas comunidades se realizaban en el pago de la Majada de la Corcha, distante unos dos kilómetros, que posee tierras profundas, fértiles, compuestas por gneises y esquistos 757 y que, al menos desde finales de la Edad Media hasta la actualidad, están cubiertas de bosque de tipo mediterráneo en que predominaban los alcornoques: Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de monte que el Bachiller Serrana mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide de Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas758 A nivel superficial se percibe una serie de derrumbes compuestos por mojoneras de mampuestos que probablemente formarían círculos defensivos. Pero este aspecto hay que matizarlo ya que no en todos los sectores encontramos la misma densidad de material diseminado sobre el terreno. En la zona S y SO estos restos murarios son más evidente debido a la existencia de una orografía más suave, lo que habría generado el 753 Martínez Enamorado, 2003a, pp. 262 y 600. Martín-Hernández, Osete López y France Belley, 2010, pp. 125-141. 755 Porta, López-Acevedo y Roquero, 1999, p. 523. 756 La existencia de metales pesados en su composición, además del olivino y piroxeno, hace que sean incompatibles con numerosas plantas. La única vegetación de porte arbustivo que crece en estas peridotitas son la coscoja (Quercus coccifera) y el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus). También son frecuentes las aulagas (Genista triacanthos), bolinas (Genista umbellata) y espinos negros (Rhamnus lycioides). 757 Andreo Navarro, 2007, Tomo II, p. 171. 758 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 815, p. 297. 754 339 reforzamiento de las defensas con la presencia de un muro que produjo dos importantes derrumbes de mampuesto de mediano y gran tamaño. En las vertientes SE y E la orografía es más abrupta, con fuertes desniveles, apreciándose escasos restos de lo que podrían haber sido estructuras defensivas. Sin embargo, en la vertiente SE y en la parte alta de la ladera, la concentración de materiales exparcidos se incrementa de forma notable, con mampuesto de mediano y pequeño tamaña y con una fuerte concentración de fragmentos cerámicos de tejas que probablemente correspondiera con el espacio residencial. También hemos podido apreciar en su vertiente NO los restos de una estructura rectangular que se puede identificar con un aljibe. El campo visual que se percibe desde este punto es muy amplio. Abarca toda la hoya de Málaga, buena parte de la serranía de Ronda, las sierras Canucha y Blanca, y de Mijas, además de una franja litoral que iría desde San Pedro de Alcántara en Marbella, hasta Fuengirola, incluyendo la visualización de las costas marroquíes en días despejados. Por lo tanto, y como recogemos más adelante, podría haber jugado un importante papel en el control de paso entre la costa y la hoya de Málaga, y de los movimientos marítimos en los sectores de costa antes mencionados. De especial importancia son los fragmentos cerámicos observados en niveles superficiales, especialmente en los derrumbes de la vertiente SE, en que destacan los ataifores melados en su totalidad con decoración de óxido de manganeso en su interior, base con ripie poco pronunciado, borde quebrado y paredes divergentes con un ángulo de apertura marcado. Otros fragmentos, relativamente abundantes, son aquellos que poseen decoración en verde y manganeso, estilo decorativo de origen califal y que se extiende también a las centurias siguientes (XI y XII). Las cazuelas son, sin duda, un buen referente para aportar una aproximación cronológica. Los fragmentos observados poseen cocción reductora con tipologías similares a las altomedievales y siempre sin vidriar. Ahora bien, resulta evidente que con estos fragmentos cerámicos en niveles superficiales fruto de una deposición secundaria, solo podemos realizar una aproximación cronológica, que situamos, con las obligatorias y fundadas reservas, entre los siglos X y XII. También hay indicios de una actividad extractiva debido a la existencia de una pequeña mina de hierro excavada sobre las peridotitas, apenas cincuenta metros por debajo del espacio residencial. La existencia de algunos fragmentos cerámicos 340 relacionados con el período altomedieval, parece vincular esta explotación con el poblamiento. El cerro del Aljibe. Lo consideramos como un ḥiṣn que estaba dentro del término municipal de Coín, sobre un promontorio elevado a unos 380 m snm. Ocupaba la cota más prominente de un conjunto de sierras orientadas de O a E. Por su base, en su vertiente S, existía un camino que se bifurcaba en dos ramales. El primero, comunicaba Dakwān con la costa marbellí a través de Guaro-Monda-puerto de Ojén. El segundo, se dirigía hacia Ronda por Tolox-Yunquera-El Burgo. En su vertiente N discurre río Grande, existiendo también una importante vía de comunicación que conectaba la hoya del Guadalhorce con Ronda. Por lo tanto, se trataba de un enclave estratégico similar a Ardite con el que se alineaba parejo pero al otro lado del río, controlando toda la subcuenca de río Grande y buena parte de la actual hoya de Málaga. Se asienta sobre un sustrato geológico con un predominio de esquistos y filitas terciarias y paleozoicas759que producen, mediante los agentes erosivos, un modelado con pendientes pronunciadas y arroyos abarrancados en que, edafológicamente, predominan los suelos pobres en materia orgánica y muy lavados por efecto de la pendiente. En la actualidad la mayoría de su superficie está ocupada por cultivos de olivos y almendros, junto con encinas y alcornoques dispersos o formando pequeños bosquetes. Este topónimo no figura en el repartimiento de finales del siglo XV y la primera noticia que tenemos procede del “Diccionario” de Pacual Madoz: Sigue el Cerro del Aljibe […] donde hay una cisterna que da origen a su nombre, de tres baras cuadradas de entrada y de tal profundidad, que las piedras que se arrojan no se perciben al caer, ni causan el menor ruido760 El ḥiṣn ocupa una superficie aproximada de una hectárea formando una zona amesetada, probablemente de origen antrópico, con una longitud aproximada de doscientos diez metros de largo por noventa metros en su parte más ancha. Se distingue 759 760 Vadillo Pérez et alli, 2007, Tomo II, p. 183. Madoz, 1849, p. 514. 341 una parte central761 en que, con frecuencia, aflora la roca madre y que esta cubierta en la mayoría de su superficie por majanales lineales, es decir, amontonamientos de piedras sueltas que probablemente constituirían los restos de la cerca muraria. La segunda zona está a menos nivel que la anterior con una forma troncocónica irregular, teniendo como límite el cambio brusco de desnivel que marca la vertiente. Creemos que estas diferencias de desnivel coincidiría con dos recintos murados, el superior a modo de pequeña alcazaba y cuyos restos quedan reflejados en los derrumbes longitudinales que aún observamos in situ y el inferior, que delimita todo el promontorio contemplándose algunos lienzos no exentos, es decir adosados a la pared, formados en su totalidad por mampuestos que oscilan entre los diez y veinte centímetros de alto, por veinte y treinta y cinco centímetro de ancho, compuesto por esquistos que se disponen en hiladas irregulares buscando la horizontalidad y que a veces están calzados con otras piedras de menor tamaño. Estos restos murarios se adaptan a la configuración del terreno siguiendo las curvas de nivel de forma sinuosa e irregular, sin formar ángulos, salvo en la zona que consideramos la entrada al recinto, situada en su cara NE, en que se aprecia dos muescas excavadas parcialmente en el terreno que servirían de arranque a dos bastiones rectangulares, apreciándose también una mayor concentración de derrumbes. Era lógico que la entrada se reforzara debido a que era el lugar más vulnerable del recinto, justo donde la cordada de la sierra conectaba con el promontorio del cerro. La tercera zona, también estuvo murada aunque parece separada y diferenciada del resto del recinto762por lo que la hemos clasificado como un probable albacar. Entre el primer y segundo perímetro defensivo, en la zona SE, se encuentra un rellano que posee una elevada concentración de tejas763 y cerámica domestica, además de algunas estructuras murarías que aparecieron en la excavaciones realizadas entre 1998 y el 2000764. Podría ser el lugar donde se encontraba el espacio residencial, aunque según la memoria de la intervención arqueológica la falta de constatación en las zonas 761 Hemos tomado, parcialmente, como base para esta descripción el informe de Juan Fernández Ruiz (1985, pp. 136-137). Aunque mediante el trabajo de campo se ha observado algunos rasgos estructurales que interpretamos de forma diferente a los que expresa el informe anterior. 762 Esta diferenciación la hemos establecido debido a que la puerta del recinto franqueada por dos torres está al principio de lo que hemos clasificado como el albacar. Además de ser un espacio diferenciado al del promontorio. 763 Según Juan Antonio Martín Ruiz, director de la actividad arqueológica de 1998, en el sector SE entre el primer recinto murado y el segundo, se extrajeron ingentes cantidades de tejas, muchas de ella enteras o semienteras, de composición tosca y decoración digital en zig-zag, ondulaciones o con la huella del dedo pulgar. El material cerámico procedente de esta actividad arqueológica está en la actualidad en paradero desconocido. 764 Fernández Ruiz, 2002. 342 excavadas de estratigrafía, ya que los depósitos documentados son revueltos765 hace que mantengamos las consiguientes reservas. También se localizó los espacios de enterramiento medievales en los Cortes II y III a extramuros y junto a la entrada del recinto, con la aparición de tres tumbas excavadas en la roca766. Es, hasta ahora, el único yacimiento en que se ha podido constatar una continuidad poblacional que abarcaría los periodos íbero767, romano768 y andalusí, aunque como el propio Fernández Ruiz afirma: Se confirma, pues, una larga ocupación del Cerro del Aljibe desde época prerromana. Queda por determinar la importancia de las ocupaciones sucesivas, sin duda, la medieval resulta de mayor peso que en un principio habíamos valorado769 De suma importancia es la aparición de un conjunto de monedas islámicas constituidas por doce dírhams y fragmentos, en su mayor parte correspondientes a la última etapa de la amonedación hammūdí como ilustra algunos ejemplares bien conservados acuñados a nombre de Muhammad al-Mahdī770. Estos hallazgos vienen a confirmar el uso monetario en al-Andalus como algo no exclusivamente urbano771, además de aportar una interesante referencia cronológica sobre la presencia andalusí en el cerro. La cerámica, como hemos visto anteriormente, también proporciona una cronología relativa valiosa. El despoblado de Pereila se encuentra en el término municipal de Yunquera, junto al arroyo y fuente del mismo nombre, y a unos 940 m snm con una orientación SO. El área de residencia se asentaba en un valle, sobre una pequeña llanura en la misma cabecera del arroyo de Pereila, cauce que permanece seco la mayoría del año. Su superficie no superaría la hectárea obteniendo su suministro hídrico de dos fuentes. La primera y principal es la de Pereila que posee un caudal que no se agota, si bien está sometido a las fluctuaciones estacionales en un terreno predominantemente kárstico. La segunda o fuente de Arriba, está a unos ciento cincuenta metros de la anterior en la 765 Ibídem, p. 581. Ibídem, p. 578. 767 Fernández Ruiz, 2000. 768 Fernández Ruiz, 1985. 769 Fernández Ruiz, 1998, p. 581. 770 Mora Serrano et alii, 2002, pp. 241-242, núm. Cat. 38-43. 771 Canto García, 1994. 766 343 misma cabecera del arroyo. No existe en la actualidad ninguna alberca o sistema de almacenamiento salvo un pilón con la función de abrevadero de ganado. Geológicamente existe un predominio de las dolomías del Triásico 772en que se observa frecuentes afloramientos de la roca madre en un terreno edafológicamente pobre, con un sustrato fértil de escasa potencia. Aún son visibles, en la actualidad, abundantes fragmentos cerámicos superficiales constituidos por tejas con decoraciones digitales y zig-zag, idénticas a las encontradas en la mayoría de los lugares adscritos al período emiral-califal que se reparten por la comarca. También son observables algunos fragmentos de ataifores melados en su totalidad y con decoración en negro manganeso, además de pequeños trozos con vedrío en verde y manganeso en piezas muy fragmentadas. Creemos que este enclave tendría una eminente vocación ganadera dado la escasa superficie de tierras de cultivo que posee el estrecho valle, poco desarrollo de los aterrazamientos, además de la proximidad a sierra Cabrilla, cuyas pendientes comienzan apenas a doscientos metros de la qarya y se elevan hasta los 1500 m snm. Hoy día podemos observar varias cercas ganaderas colindante con el antiguo espacio residencial, además de existir en las proximidades dos vías pecuarias que dan acceso a la sierra. Alquería de Jorox (término municipal de Alozaina). Este despoblado es recogido en el Avance del PGOU de Alozaina como despoblado de Jorox catalogándolo como medieval773 . Los restos del principal núcleo poblacional de origen andalusí localizado en el valle de Jorox se encuentran cercanos a la surgencia del río del mismo nombre, apenas distante trescientos metros desde la toma de la acequia del Nacimiento, en la margen derecha del cauce y en la parte alta de dicho valle, sobre una ladera. Se sitúa a una altura de 530 m snm estando asentado sobre un sustrato geológico con predominio de gneises, esquistos y filitas del Triásico inferior y del Paleozoico, y rodeado, casi en su totalizad, por travertinos sobre parte de los cuales se asientan las terrazas destinadas a una agricultura de irrigación. En el lugar observamos la presencia de abundantes fragmentos de cerámica con predominio de amorfos y, en menor medida, de bordes y bases, generalmente 772 773 Liñán Baena, Tomo II, 2007, p. 51. PGOU de Alozaina, 2006, p. 93. 344 pertenecientes a vasijas de almacenaje (tinajas y orzas), cerámica de exposición al fuego (marmitas y cazuelas), artefactos de presentación de alimentos (ataifores y escudillas) y algunas jarras, teniendo todas estas tipologías, recubrimientos y decoraciones, una clara adscripción altomedieval. También observamos una gran densidad de fragmentos de tejas, cubierta de techumbres que comenzó a generalizarse con la presencia musulmana en la Península. Existe una gradación en la concentración de cerámica, siendo más abundante en las terrazas bajas, es decir, las más cercanas a la acequia, disminuyendo de forma progresiva a medida que nos acercamos a la zona superior que limita con los Tajos. No se observó ningún tipo de estructuras superficiales, salvo los gruesos muros de mampostería que sirven para contener las terrazas. La elección del lugar respondía a un plan premeditado de los primeros grupos tribales que se asentaron en Jorox, probablemente beréberes, en que estaban fuertemente condicionados por su relación con los espacios productivos, en especial aquellos vinculados a los cultivos de irrigación. No es casualidad que la alquería y una serie de pequeños predios relacionados con ella, fueran limítrofes a la línea de rigidez que marca la acequia de los Bravos, ya que el espacio de cultivo se mantuvo libre de estructuras de habitación para no interferir en los procesos productivos. Pero no fue solamente el factor productivo el exclusivo a la hora de la elección de este espacio geográfico. Otros condicionantes, como el defensivo y de salubridad, también debieron tener importancia. Así al poseer en su “espaldar” los Tajos, el acceso desde la Mesa de Jorox era prácticamente imposible. También la instalación a media ladera favorecía una amplia visibilidad del entorno. Su exposición SE facilitaba una insolación adecuada; además los farallones de sierra Prieta la protegían de los vientos septentrionales. Las unidades de ocupación se estructuraban en una serie de terrazas escalonadas y alargadas que se van estrechando a medida que asciende la ladera. Ocupaba una superficie total de algo más de una hectárea y media. En las terrazas superiores, justo con el límite de la vertical que las separa de la Mesa (meseta), hemos contabilizado hasta diez abrigos calcáreos, todos ellos con signos claros de antropización. Algunas de dichas oquedades tienen sus espacios interiores compartimentados en diversas zonas separadas con muros de mampostería, alacenas excavadas en la roca, e incluso espacios 345 elevados y aplanados que podrían hacer las veces de habitaciones. Todas, sin excepción, tienen huellas de tizne en las paredes, además de presentar en las áreas exteriores más inmediatas a los abrigos, gruesos muros de mampostería que tendrían la función de sujetar las terrazas, evitando una erosión excesiva de los accesos a las cavidades. También se observa, en varias de ellas, cercas de mampostería al exterior que podrían haber sido utilizadas, todavía en época contemporánea, como refugio de ganado. En menor medida, algunas también poseen un cerramiento en buena parte de los vanos. Es evidente que estos espacios no pudieron pasar desapercibidos para los pobladores de la alquería que los utilizarían bien como lugar de refugio de ganado, zona de almacenamiento, o incluso como espacio residencial, práctica que fue habitual durante el Alto Medievo774. El despoblado del Albar. Este paraje se encuentra dentro del término municipal de Alozaina, en el partido rural denominado de los Peñones situado a dos kilómetros del casco urbano, en la margen izquierda de la carretera A-354, dirección Casarabonela y en una ladera. Según Pocklington este topónimo deriva de la raíz árabe al-Bayda “lo blanco”, de la cual proviene la palabra castellana albar “secano”775. También Chavarría Vargas propone que “Albar” procede de una forma sustantiva del árabe ba‘l, secano776. Geologicamente está compuesto por margas, arcillas y areniscas del Paleógeno con abundantes resaltes de travertinos del Cuaternario777. En 1979 Puertas Tricas realizó un estudio arqueológico en esta zona a la que clasifico como el yacimiento de “los Hoyos de los Peñones778”. La dividió en tres sectores. El primero o necrópolis, esta situado en la zona NE del paraje sobre unos resaltes de travertinos. Forman un conjunto de ciento veintiuna tumbas individuales excavadas sobre este sustrato y con una orientación predominante NE779. Sector de la iglesia semi-rupestre en que se incluye una celda eremítica excavada en la roca apenas a 774 Cano Montoro, 2008. Al-Bayda “lo blanco” con el probable significado de “tierra de secano” en vista a la asociación: tierra blanca: tierra seca que asimismo originó el castellano albar “secano” (Pocklington, 2010, p. 159). 776 Chavarría Vargas, 1977, p. 22. 777 IGME, hoja 1052, Alora. 778 Puertas Tricas, 1982. 779 Ibídem, p. 262. 775 346 veinte metros de la actual carretera. Por último, lo que sería el espacio residencial situado en ladera por encima de los resaltes rocosos y también con una orientación NE. Dicho arqueólogo realizó una excavación de urgencia en la iglesia y un estudio tipológico de las tumbas. Sin embargo, sobre los espacios residenciales no se efectuó ningún tipo de investigación e incluso su ubicación parece que no estaba clara: Al mismo tiempo puede sospecharse que el emplazamiento del poblado, más bien pequeño, al que correspondería la necrópolis, estuvo en una zona llana y próxima, indicada en los mapas780 Tras diversas prospecciones en el pago se ha localizado una suave ladera que cae de forma brusca sobre los travertinos que albergan las tumbas. En esa superficie, que calculamos de unas dos hectáreas, se acumula una gran cantidad de cerámica781, destacando los fragmentos de tejas y ladrillos, así como determinadas tipologías de ataifores hemiesféricos con o sin repié, melados en su interior y con decoraciones en negro y manganeso que asociamos con el Alto Medievo y posiblemente también con el siglo XI. Aunque más exporádicos, también suelen ser frecuentes las tipologías cerámicas que relacionamos con el Bajo Medievo, tales como ataifores recubiertos en su interior de vedrío verde esmeralda, con repié anular y de perfil quebrado, además de determinadas casuelas en ala con vedrío melado en su interior. El conjunto arqueológico se asocia con ambientes mozárabes, con una cronología que abarca los siglos IX y X para las tumbas y la iglesia782. Sobre el espacio residencial no se efectuó ningún tipo de intervención y por analogías comparativas también se asocia con este período. Las primeras noticias que poseemos sobre el lugar son recogidas en los Repartimientos de Málaga: 780 Ibídem, p. 271. En los puntos de máxima concentración pueden llegar a más de cuarenta fraagmentos por metro cuadrado. 782 Ibídem, pp. 274 y 292. 781 347 Queda señalado para que los vezynos desmonten para tierra de lavor desde el arroyo de la fuente Alvar e dende las tierras de pan que cupieron a Juan Martín783 En las tierras de Sancho de Angulo, alcaide de Tolox, ovo cinquenta e tres fanegas de senbradura, linderas con los montes que se dieron a los vezynos para roça de pan, e con el montesyllo que está alinde, e con el arroyo de la fuente Alvar784 Igualmente, también se menciona en el Repartimiento de Casarabonela ya en 1572: Otra Fuente que se dice de Aixerra nasce en Tierra de Alonso Zuheile en el pago del Albar785. Según Puertas Tricas, su economía estuvo básada en una agricultura de secano, en la ganadería, junto con una explotación de los encinares, en lo que parece que fue “de estructura económica arcaizante786”. Sin embargo, mantenmos nuestras dudas al respecto basandonos en la existencia de tres surgencias permanentes. La del Llano Marcos y del Albar, inmediatamente por encima del área residencial, y la de los Hoyos de los Peñones, por debajo del poblamiento. La primera y la última tienen albercas de almacenamiento y zonas abancaladas. Aunque la extención del área irrigable no es muy extensa, si podía tener un origen andalusí, aunque no podemos relacionarla de forma categórica con ningún período determinado. El despoblado de Loma Caballera. Fue un pequeño espacio residencial cuyo solar se encuentra dentro del término municipal de Tolox, en las cercanías con el límite de Guaro. Se situaba en la parte baja de una ladera cuando en esta se produce un incremento del grado de pendiente, quedando en un saliente relativamente escarpado a modo de balcón y cercano al cauce de río Grande. Ocupaba una superficie aproximada de unos 3000 m². Poseía una orientación SO y una altura de 230 m snm. Su base geológica está constituida por conglomerados y arcillas del Eoceno (Terciario)787. Es el único 783 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 250v, p. 458. Ibídem, fol. 252v, p. 461. 785 Los Repartimientos de los moriscos de Casarabonela, ed. Gómez Armada y Martínez Enamorado, 2014. fol. 209v, p. 148. 786 Puertas Tricas, 1982, p. 292. 787 IGME, 1978, hoja 1051, Ronda. 784 348 yacimiento que se encuentra sobre arcillas en las llanuras alomadas de la Jara clasificada por algunos investigadores como un desierto poblacional debido a la dificultad del tránsito y a los problemas que plantea la cimentación de los habitáculos como consecuencia de las dilataciones y contracciones que se producen en el terreno debidas a la lluvia y a la insolación. Se situaba justo por encima de la acequia de la Millana (Tolox). Ello nos induce a pensar que en su economía podría haber tenido importancia la agricultura de irrigación. Sin embargo, sabemos que dicha acequia en su recorrido inicial, ya existía en la primera mitad del siglo XVI788, con un probable origen Bajo Medieval, y que el último tramo de canal, que corresponde con la zona del despoblado, fue de creación moderna789 por lo que podemos considerar que dicha actividad económica era inexistente o minoritaria para el período altomedieval. No obstante, la cercanía al cauce de río Grande debió tener importancia en cuanto a que proporcionaba un suministro hídrico para el consumo humano y ganadero. Su hallazgo corresponde a la Universidad de Málaga en el marco del proyecto de investigación sobre río Grande790, aunque dicha Universidad incluye el yacimiento dentro del período romano. Melero García, en un trabajo realizado para el ayuntamiento de Tolox relacionado con su PGOU, prospectó el lugar identificando materiales cerámicos con tipologías relacionas con el emirato y califato, tales como trilobulados, candiles de piquera y cocciones reductoras generalizadas. El ḥiṣn y alquería de Ardite. El ḥiṣn se edifico en la misma cúspide del promontorio del mismo nombre, en una estrecha y alargada meseta que se aplano parcialmente para ubicar el recinto, y una altura de 459 m snm. Es de reducidas dimensiones con unos treinta metros de largo por catorce metros de ancho en su parte más amplia, formando un rectángulo algo irregular. Se observan los derrumbes de antiguas estructuras murarías que estuvieron formadas por mampuestos de diferentes tamaños, conservándose intacta en algunos sectores la primera hilada de la cerca, junto con determinadas zapatas que servían para reforzar la cimentación de los muros. Dichos muros protegían los francos O, N y E, ya que la zona S poseía una serie de barrancos 788 López García, 2012, p. 205. Estas afirmaciones la hemos deducido a partir de la observación y de la aplicación de los principios de la arqueología hidráulica. Se aprecia con nitidez que este tramo de acequia es un añadido y por tanto una ampliación posterior en el tiempo a la acequia de la Millana. 790 Márquez Romero et alii, 2001, pp. 41 y 43. 789 349 que la hacían inaccesible. También se aprecia, dentro del recinto, dos pequeñas estructuras que podrían estar relacionadas con habitáculos. En el punto más elevado de dicho ḥiṣn se observa lo que parece el arranque de una torre cuadrangular de pequeñas dimensiones y que aún existía a finales del siglo XV cuando se menciona en el Repartimiento de Málaga “fasta la dicha atalaya de Ardite” 791. Su sustrato geológico está constituido por calizas y margas del Mesozoico792, con frecuentes afloramientos de la roca madre provocada por mantos de corrimiento generado por las precipitaciones. El material cerámico superficial es muy escaso y compuesto, básicamente, por algunos fragmentos de vasijas de uso doméstico (jarras y alcadafes). Sorprende la total ausencia de tejas que, junto con su reducido tamaño, parece indicarnos que se trataba de un ḥiṣn-refugio o una atalaya de vigilancia que se utilizó de forma esporádica y que no tuvo un espacio residencial permanente. Hay que destacar el gran valor estratégico de este cerro, gemelo con el del Aljibe, que sobresale en una zona de suaves ondulaciones denominada la Jara, dominando un amplio campo visual en que destacan las comunicaciones en la margen derecha de río Grande (antiguo camino Coín-Tolox-Yunquera-El Burgo-Ronda), y por la margen izquierda la ruta que iba de Coín a Ronda por el antiguo vado de Casarabonela y la Jara793. El único suministro hídrico existente en la cercanía de la fortaleza es la fuente de la Rehumbrosa que se sitúa por debajo del denominado peñon de la Reyerta, apenas a ochocientos metros de distancia del ḥiṣn, pero con un fuerte desnivel entre ambos. En el dicho lugar existía una serie de pequeños bancales dedicados a cultivos de irrigación hoy día desaparecidos absorbidos por la vegetación del humedal. 791 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25. IGME, 1978, hoja 1052, Alora. 793 Otro trance desde el camino de Caçarabonela e el camino que va a tierra llana (la Jara) (Los Repartimientos de Málaga , ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 119, p. 248); Suertes de las tierras de pan de secano de la dezmería de Coin en el pago de la Xara en los traços del cerro del Judio y en el que se hizo desde el camino queba de Coin a Cazarabonela y en el cerro del Sordo (AHPM, P-5492, 1572, s/f); Una bega de riego en el termino desta billa en el pago de las Mesquitillas que tendra VI hanegadas de cuerda poco mas o menos a la pasada de Caçarabonela en el rio Grande (AHPM, P-5492, 1572, s/f). 792 350 Para 1493 debería de llevar un largo período abandonado ya que dicha fortaleza y su antiguo alfoz no se mencionan durante la guerra de Granada, ni en las incursiones castellanas realizadas en la comarca durante los siglos XIV y XV. Sobre la alquería, las primeras noticias que poseemos proceden del siglo XII en que según Yāqūt794 se instalaron miembros del linaje norteafricano de de los banū Ŷarāwa, a tenor de lo transmitido sobre el nacimiento en el lugar de un gramático que portaba esa nisba clánica795. A finales del siglo XV también se hace alusión a una “aldea vieja” que, probablemente, coincida con la dicha qarya de Ardite: E de allí buelve el arroyo abaxo hasta el aldea vieja do está un mojó, que asy mesmo va partyendo con las tierras de Garçi Fernandes e de allí buelve por unos riscos arriba hasta el mojón do parte Tolox e Guaro e Aloçayna, e de allí buelve aguas vertientes partyendo con el término de Tolox e Aloçayna hasta bolver al pennon primero do començó el dicho deslindamiento de la dicha dehesa796 Sin embargo en 1871 Tomás López en su “Diccionario” nos dice: Y saliendo del sentro a las dos leguas y media, hacia el mediodía, sobre la línea meridional a una legua de Tolox, se hallan vestigios de un poblamiento no muy pequeño, más largo que ancho, extendiéndose a lo largo de ella por la misma línea meridional próxima a una fuente que llaman la de Ardite, de lo que sin violencia se infiere que esta población antiguamente se llamaría “Archite”797 Probablemente esta observación es errónea ya que, como dijimos anteriormente, creemos muy improbable que en la cúspide del cerro existiera una zona residencial permanente y de una cierta entidad, debido al reducido espacio físico existente y la baja densidad de material cerámico. En el momento actual, y pese a varias prospecciones realizadas en la zona, no hemos hallado indicios de lo que podría haber sido la qarya de Ardite. 794 Yāqūt, Mu‘ŷam al-buldān, I, p. 208; trad. p. 65, nº 11. Martínez Enamorado, 1995, pp. 231-232. 796 Los Repartimientos de Málaga ed. López de Coca, 1977, p. 20. 797 López, T, 1871, fol. 39. La información sobre la ubicación del poblamiento se la proporciona a Tomás López el párroco de El Burgos, Francisco Martínez Riscos, en respuesta al cuestionario que le había planteado el geógrafo real. 795 351 El despoblado del Barranco del Moro. Está situado en la pedanía de la sierra de Gibralgaria798 perteneciente en la actualidad al término municipal de Cártama, aunque muy cerca del límite con Coín, en cuya vertiente se encuentra dicho barranco que da nombre al emplazamiento. Se ubicó en la cordada de un cerro con una orientación NOSE y a una altura de 320 m snm. La perspectiva que posee el lugar sobre su entorno es de gran amplitud, con una visión directa de los ḥuṣūn de Ardite, al NO, Almenqueire, al SO y Castillejo, al S. Domina, por lo tanto, la práctica totalidad de la subcuenca de río Grande. En su franco orientado al NE y E, y muy próximo al yacimiento, se encuentra una serie de elevaciones que forman el núcleo principal de la “cordillera” de Gibralgaria. Es uno de los espacios residenciales de dimensiones más reducidas con apenas 2000 m², y cuyas referencias se han tomado calculando la extensión que ocupa la cerámica a nivel superficial, método habitualmente utilizado en la mayoría de los yacimientos estudiados en este trabajo. Abundan los fragmentos de tejas con impresiones digitales además, y en menor medida, también las vasijas de servicio de mesa y tinajas. A nivel geológico existe un predominio de las filitas, composición de origen metamórfico que produce un modelado con escasos abarrancamientos, aunque su posición elevada le hacía fácilmente defendible salvo por su sector NO, con accesos más alomados, no observándose ningún tipo de estructura defensiva. Su economía se debió sustentar en el pastoreo, una agricultura de secano que tendría su base en la cercana llanura de la Jara, y la silvicultura que estaría basada en el extenso encinar que existió hasta principios del siglo XX en la zona. El suministro hídrico más cercano se encontraba en la fuente de la Alcubilla799 a unos cuatrocientos metros en dirección SO y con un acceso alomado desde el poblamiento. 7.1.2.- Asentamientos en ladera Vamos a enumerar un conjunto de alquerías con una serie de características comunes que las diferencian de forma evidente del poblamiento altomedieval tratado anteriormente. Son espacios residenciales ubicados a media ladera, con un “espaldar” que está en sentido contrario del acceso a la zona residencial y más elevado que esta, 798 Del árabe ŷabal al-ālya; monte alto (Rosas Fernández, 2008, Vol. I, p. 436). 799 Ídem. 352 además de un “frontal” o desnivel acusado inmediatamente anterior al poblamiento y con frecuencia franqueado en sus laterales por arroyos que también sirven como espacios delimitadores y en ocasiones como accidentes naturales que dificultan el acceso a los espacios residenciales. Estas características muestran que su localización espacial respondía a una estrategia planificada en que el factor defensivo, junto con la cercanía de los espacios productivos, tenía una gran importancia. Dichos espacios de cultivo no estaban, generalmente, a una distancia superior a quinientos metros de las zonas residenciales. Además, la mayoría de ellos conservan, aún en la actualidad, resto de lo que podrían haber sido torres-alquerías o casas fuertes800, no siendo frecuente la existencia de perímetros murados. Otro factor importante es que, habitualmente, estaban en las cercanías de caminos importantes que formaban una estructura radial de viales que tenía como centro a Dakwān. Muy cerca del actual casco urbano de Alozaina se encontraba la alquería de los Vallecillos. Se trata de una de las mayores qurà del período bajomedieval, de acuerdo con los fragmentos cerámicos de época almohade-nazarí que allí se observan. Ocuparía una extensión de, al menos, tres hectáreas. Como será una característica común en los asentamientos bajomedievales de la comarca, se ubica en una ladera delimitada por dos arroyos, con un frontal o zona de acceso a la alquería que posee un acusado desnivel, y con un espaldar o sector trasero también de orografía abrupta que dificultaba el acceso al núcleo poblacional. Poseía una orientación SE y una altura de 420 m snm. Geológicamente está compuesta por un sustrato de micaesquisto y filitas del Paleozoico y Triásico801 respectivamente, con niveles superficiales que se caracterizan por la abundancia de lajas de diversos tamaños, en un suelo cuyo transito en periodos de precipitaciones es bueno debido a su permeabilidad, además de poseer una orografía poco abarrancada. La primera noticia sobre la alquería está fechada en 1499: Medida de otro tranzón que se llama alquería de Barrasa que se repartió […] otra suerte yendo por el camino de Yunquera lindando con Barrasa802 800 Fábregas García y González Arévalo proponen que más que servir de refugio a la población de las alquerías tendría la función de acogida y almacenamiento de los excedentes vinculados a espacios productivos, agrícolas y ganaderos (2015, p. 74). 801 Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51. 802 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 813, p. 295. 353 También se hace referencia al mismo lugar en un protocolo notarial de mediados del siglo XVI: por esta carta que arrendo doy en arendamyento a vos Hernando Alatar e Pedro Danin vecinos de Tolox que estays presente una haça de tierra que se dize haza de la alcaria que es de la dicha señora dona Ysabel803 Tres son los sectores de irrigación aledaños a la antigua alquería. El primero, se encuentra en la parte superior del antiguo espacio residencial. El suministro hídrico procede de una mina hidráulica cuyas aguas se almacenan en una pequeña alberca cuadrangular que riega aproximadamente unas dos fanegas. El sistema posee una estructura ortogonal, con bancales ordenados de forma regular y ramales de riego de morfología geométrica, por lo que conjeturamos que pudiera tener un origen modeno. El segundo, se ubicaba en el arroyo situado al S del poblamiento, más profundo y ancho que el emplazado al N. En dicho arroyo se realizó una captación hídrica que proporcionó una microhidráulica de gran interés que aún hoy día conserva, en estado fosilizado, una mina-aljibe804 y una pequeña alberca, junto con una serie de estrechas terrazas de cultivo805. Es un sistema de tipo ma‘ŷil806compuesto de una captación hidráulica y una alberca que distribuye el agua entre las diferentes terrazas. Tiene la particularidad de que la línea de rigidez, junto con el área de irrigación, no se encuentran por debajo de la zona residencial, sino en el lateral de esta, ambas separadas por el cauce del arroyo. Por último, el tercer sector estaba por debajo del espacio residencial, junto al arroyo de los Valles, donde existía también una serie de terrazas de cultivo que han estado en uso hasta la década de los noventa del pasado siglo y que fueron destruidas y sustituidas por una planta industrial. Esta última zona obtenía los aportes hídricos del arroyo de los Valles y de un qanāt que solo conserva el pozo vertical de captación. Su estratégica situación corresponde con el cruce de caminos que comunicaban la actual hoya de Málaga con Ronda y la subcuenca de río Grande. Mantenemos la 803 AHPM, P-4118, fol. 315, 1543. Esta estructura está compuesta por una mina hidráulica que ha sido acondicionada para hacer las veces de aljibe de almcenamiento. Uno de los tramos de este aljibe esta abierto al exterior para que la población pudiera obtener suministro hídrico. El boce de la mina-aljibe era canalizado por una galería que desembocaba en la pequeña alberca. Esta estructura esta recogida en el Anexo I de este trabajo, cuando se muestra las imágenes de la alquería de los Vallecillos. 805 Marmolejo Cantos y Ordóñez Frías, 2013, pp. 88-95. 806 Martínez Enamorado, 1999, p. 662. Navarro Romero, 1995, pp. 365-378. 804 354 hipótesis de que todos estos predios, dentro de un período tardonazarí, formaban una estructura poblacional de tipo hārat, donde Alozaina ocuparía el nivel superior en la jerarquía constituyéndose como lugar de refugio y centro económico y administrativo. Este tipo de núcleo fortificado es definido por Malpica Cuello 807 como enclave de doble recinto amurallado, con castillo y poblado. En segundo lugar en la escala jerárquica estaría la qarya de los Vallecillo. Por debajo de esta existía una serie de diseminados menores como serían los casos del Apeadillo, Loma de la Torre o el Matenil808. Este despoblado no está registrado en la Memoria Informativa del Avance del PGOU de Alozaina, ni en la base de datos del IAPH. Se descubrió al observarse abundante material cerámico en la cuneta de la carretera que va desde Coín a Alozaina, ya cercano a este último municipio. Dicho hallazgo fue comunicado por Marmolejo Cantos y por Ordóñez Frías al ayuntamiento de Alozaina mediante registro de entrada nº 689 de agosto del 2012. La cerámica también tiene características que se asemejan a las tipologías y decoraciones bajomedievales. En la cuenca media-alta de río Grande y apenas a un kilómetro por debajo de la alquería de los Vallecillos, se ubicaba los Majanales Bajos. Estaba situada a unos novecientos metros de distancia del río y a unos ciento diez metros de desnivel con relación a su cauce. Su altura máxima es de 370 m s nm. Se encuentraba en el partido rural de los Majanales perteneciente al municipio de Tolox. Se emplazó sobre una zona de ladera alomada, con pendiente moderada, en la que se crearon diversas terrazas escalonadas donde se ubicó la zona residencial. También estaba delimitada en sus laterales por dos arroyos, siendo el de su lado izquierdo el más marcado. Su parte NE está formado por el “espaldar” zona muy abrupta constituido por fuertes desniveles que se han formado por la acción erosiva de río Grande. Ocupaba una superficie aproximada de una hectárea y media, poseyendo una orientación SE. Por su parte superior transcurre un carril que en la práctica separa dos áreas residenciales con registros arqueológicos diferentes. La primera de ellas sería los Majanales Altos que se sitúa en la zona media-alta de la ladera, prácticamente encastillada, formando terrazas en un terreno que posee un desnivel acusado y, por lo tanto, ha sufrido un proceso de erosión intenso. Su registro arqueológico lo vinculamos 807 808 Malpica Cuello, 2011, pp. 106-107. Memoria Informativa del Avance del PGOU de Alozaina, 2006, pp. 108, 120 y 124. 355 con el Alto Medievo, poseyendo una cerámica realizada a torneta y torno, con gruesos desgrasantes, cocción reductora y sin poseer ningún tipo de vidriado. La segunda, la denominamos los Majanales Bajos, ocupando la parte media y baja de la ladera, en donde los fragmentos cerámicos están relacionados con niveles almohades y nazaríes. En las terrazas más altas de los Majanales Bajos existen grandes acumulaciones de mampuestos. Creemos que pudieron pertenecer o los restos de las viviendas que formaron el poblamiento medieval y que, ya en época moderna, fueron reutilizados como parapetos de contención de los diferentes bancales. Su geología está compuesta por conglomerados, brechas, areniscas y margas terciarias809, aunque a nivel superficial predominan los micaesquisto y, ya en su parte inferior, las areniscas y arcillas. Probablemente estuvo relacionada con una agricultura de irrigación que se asentaría sobre el actual partido rural de la Millana (Tolox), separado de allí apenas un kilómetro. La acequia que suministra agua a este sector procede de la margen izquierda de río Grande, y tras pasar el molino de la Millana, regaba quarenta y seis arançadas de tierra de riego de otro género, questá en la campiña, entre las tierras de secano de lavor de pan, en las riveras de los rios810. No tenemos la certeza de que esta superficie de irrigación tuviera un origen andalusí ya que las evidencias documentales de su existencia constan desde la primera mitad del siglo XVI. Tampoco descartamos un suministro hídrico procedente del arroyo Izquierdo para un reducido perímetro irrigado en la parte inferior del asentamiento. Posee restos de una estructura defensiva tipo casafuerte o torre-alquería en la zona más elevada de los Majanales Bajos. Hasta el 2011 este asentamiento era totalmente desconocido, siendo comunicada su situación al ayuntamiento de Tolox por el autor de este trabajo mediante informe fechado en septiembre del 2011. En la actualidad no figura en la base de datos de IAPH. Cerca de este último lugar, se situó los Villares de los Caserones de Bolixes, también en término municipal de Tolox. Se situaba en la margen izquierda del río Almozara811, apenas a quinientos metros de distancia de su desembocadura con río Grande y muy cerca del partido rural de la Millana. Ocuparía una superficie aproximada 809 IGME, hoja 1051, Ronda. Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6801, fol. 66v, ed. López García, ep. 811 El estudio de este topónimo y el de Bolixes en López García y Martínez Enamorado, ep. 810 356 de dos hectáreas. Estaba a pie de un cerro extendiéndose por su ladera media-baja, colindante, por su parte inferior, con la acequia de Bolija que recorre la margen izquierda de dicho río. Su orientación es SE. A nivel geológico está asentado sobre un sustrato de conglomerados, filitas y esquistos del Paleozoico812. Se situaba a una altura de 250 m s nm. Hay evidencias que parecen confirmar la existencia de una agricultura de irrigación que ocupaba un lugar importante en su economía. En primer lugar, el espacio residencial se encontraba justo por encima de la línea de rigidez que marca la acequia de Bolija, respondiendo a los esquemas ya constado por diversos investigadores de poblamiento-espacios de cultivo813. En segundo lugar, por el trazado de la acequia madre y de los diversos brazales secundarios con forma periforme en su perímetro y con estructura arborescente en su esquema interior814. Esteban López, en su trabajo sobre la hidráulica de origen andalusí en Tolox, nos describe una serie de sectores agrícolas que probablemente pertenecerían, en el período medieval, al ámbito económico de la alquería: La presa llamada de Boliges, también en la ribera izquierda, regaba hasta nueve fanegas de moriscos. Ya cerca de Río Grande otra represa que regaba una fanega de los Mogaveres y los Garofes. Y aún se hacían otras dos represas: la una para regar una fanega de tierra de los Mogaveres, y la otra, llamada de Haor Alamos, con la que se regaba cuatro fanegas de moriscos815 Al igual que la mayoría de los espacios residenciales estudiados, estaba delimitado en sus laterales por dos arroyos, siendo el de su izquierda poco marcada, y mucho más pronunciado y abarrancado el de su derecha. Su nombre proviene del Apeo de Tolox, en el que se alude a la existencia de unos caserones en estado de ruina que probablemente fueran restos de habitáculos de la antigua alquería: Otro pedaço de tierra en los caserones de Beliges de Baltasar de Sepúlveda que hará ocho fanegadas y en ella cuarenta pies de olivo que alindan con 812 IGME, hoja 1051, Ronda. Barceló Perelló, 1989, p. XXVI. 814 Esquilache Martí, 2011, p. 5. 815 López García, 2012, p. 204. 813 357 tierras de Juan Benoçaire el viexo e de Diego Xate e camino que va Aloçaina y las viñas de dicho campo816 En el siglo XVIII no quedaban restos de estructuras emergentes en el lugar: A el oriente desta villa como a quarto y medio de legua por la línea (7) sobre la orilla semptentrional del río que baja della en un olibar que oy es capellanía de Don Salbador de Aller y Merchán se halla un despoblado que aun oy conserba (fol. 236v) el nombre de los Villares. Parece según los vestijios y fragmentos de piedras teja y ladrillo que por allí se descubren que su suelo era como de 4 a 5 fanegas de tierra. Todo este sitio está cubierto de los referidos fragmentos pero sin notarse simientos pared ni otra parte de algunos de los edificios que contendrían […] Parece que sería pueblo de poco más de cien vecinos817 Está parcialmente destruido por dos carriles. El primero pasa por su parte inferior, es decir por la zona más cercana al río. El segundo fue realizado en su parte superior para la colocación de una torreta eléctrica. En el talud generado por el primer carril se observa numerosa cerámica en que son frecuentes los fragmentos vidriados y tipologías que asociamos con el período bajomedieval. El despoblado de las Breñas también está dentro del actual término municipal de Tolox y en el partido rural del mismo nombre. Estaba situado en una ladera en la margen derecha del arroyo de las Viñas, cercana a su cabecera, en un terreno montano, abrupto y de desniveles pronunciados. Se asentaba sobre un sustrato geológico con predominio de filitas, esquistos y conglomerados del Paleozoico, formando un terreno bastante compacto y poco abarrancado a pesar del grado medio-alto de pendiente que predomina en las laderas que están en la margen derecha del arroyo, en la zona donde se encuentra el espacio residencial. Alcanza una altura máxima de 390 m snm poseyendo una orientación NO. Parece que en su ubicación fue determinante la existencia del Nacimiento, surgencia cuyas aguas aún se recogen en una alberca rectangular regando, en la actualidad, unas cinco fanegas de tierra que forman una serie de terrazas escalonadas, las cuales tienen 816 817 Apeo de Tolox, Libro de Población, Libro 6801, fol. 69v, ed. López García, ep. AMM, BN 3/129, fol. 236. 358 como límite inferior el cauce del arroyo. El espacio residencial parece que fue de pequeñas dimensiones, alrededor de 4100 m², a tenor del perímetro de la cerámica superficial registrada y que relacionamos también con el Bajo Medievo. No existe ninguna referencia sobre este yacimiento ni en fuentes documentales ni en registros oficiales actuales. La alquería del Nacimiento de río Grande. Está situada en las cercanías de la surgencia de Zarzalones (Yunquera), lugar del nacimiento de río Grande. El espacio residencial se encuentra en la parte baja de una pronunciada ladera sobre un resalte de travertinos por encima del punto de unión de río Grande con el arroyo Hondo. El primero la delimita por el O, mientras que el segundo lo hace por el E. Al N esta el “espaldar” promontorio que se eleva unos seiscientos metros sobre el poblamiento. Dicho espacio de hábitat está perfectamente delimitado por un zócalo de travertinos adecuado por el hombre que lo allanó en dos niveles creando estructuras de viviendas tanto excentas, como excavadas en la piedra. Otra de sus particularidades es que los espacios de irrigación están por encima y en los laterales de la zona de habitáculos, y no por debajo. Seguramente se aprovecho para edificar esta zona estéril para la agricultura. En el frontal orientado al S, aún es visible una estructura muraría que aparentemente rodeaba todo el espacio. A nivel superficial, se observa abundantes fragmentos cerámicos con tipologías que abarcarían desde el siglo XIII hasta el período moderno y contemporáneo debido a que este espacio estuvo en uso hasta mediados de 1950. La principal fuente de riqueza provenía de una agricultura de irrigación que tenía su toma en la fuente Alta y en el arroyo Hondo, con una superficie que en la actualidad se aproxima a las cuatro fanegas. Posee una orientación SE y una altura de 400 m snm. En el plano geológico se trata de una zona de contacto con un predominio de los miscaesquistos del Paleozoico con intrusiones de dolomías del Triásico818. A nivel superficial abundan las ofloraciones de travertinos. 818 IGME, 1972, hoja 1051, Ronda. 359 Pero quizá una de las alquerías mejor conservadas de toda la Subcuenca sea la Alcaría de Guaro, hasta el año 2011, un enclave arqueológicamente ignoto819. Estaba situada en el partido rural del mismo nombre en término municipal de Guaro, a unos mil seiscientos metros de distancia de río Grande, en su margen derecha y a ciento veinte metros de desnivel sobre su cauce, poseyendo una altura de 320 m snm. Su relevancia estriba en que posee un estado de conservación excelente debido a su geología metamórfica (filitas y esquistos820) y a una moderada pendiente que han evitado una erosión excesiva. Igualmente, hay que atribuir esa preservación por mantenerse en la zona los usos de cultivos agrícolas tradicionales poco agresivos con el medio. Además, no existen infraestructuras de importancia en la zona que pudieran dañar los niveles arqueológicos y solo el camino denominado de “la Alquería” circunvala parcialmente su parte inferior sin causar, aparentemente, daños importantes. Su área de residencia ocupaba una extensión aproximada de una hectárea y media, con una orientación NE. Tiene una ubicación en ladera delimitada por dos arroyos que hacen las veces de sistema defensivo natural, a la vez que de suministro hídrico para sus habitantes. En su parte N posee como límite el “espaldar”, zona abrupta excavada por el arroyo Gaimón, prácticamente inaccesible. Su cara S se abre hacia el río, aunque aprovecha, en su límite inferior, un brusco cambio de desnivel que actúa como defensa natural. La zona residencial, a su vez, se divide en tres terrazas escalonadas: la superior o de los Ataifores, la terraza Central, donde existen vestigios de una probable casa-fuerte, y la terraza Inferior. En todas ellas se han observado abundantes fragmentos de cerámica, pero sobresale de forma notable en la terraza de los Ataifores, con densidades superiores a 70 fragmentos por m² en la mayoría de su superficie, donde la cerámica relacionada con las tipologías de exposición al fuego y de servicio de alimentos es especialmente cuantiosa, por lo que podría tratarse del sector que estuvo más densamente poblada dentro del espacio residencial de la alquería. Decoraciones y tipologías cerámicas la relacionamos con el período bajomedieval. En el arroyo de su margen izquierda y en su mismo lecho, se ha localizado un conjunto hidráulico que se compone de un azud adosado a un aljibe. De este último salía una línea de atanores, parcialmente conservada, que se dirigía hacia el espacio residencial en donde probablemente existiría una estructura de almacenamiento. Dado la 819 820 Ordóñez Frías y Marmolejo Cantos, 2011. IGME, 1972, hoja 1051, Ronda. 360 escasa vertiente que posee el arroyo y el pequeño diámetro de los atanores, pensamos que podría tener una finalidad más relacionada con un suministro hídrico para el consumo doméstico que con el abastecimiento para una agricultura de irrigación. Apenas a cien metros del arroyo O que delimita el espacio residencial y ligeramente más elevado que este, existe una estructura compuesta por grandes sillarejos y mampuestos que rodeaba un pequeño promontorio. Se conserva en la actualidad parte del perímetro con la primera y la segunda hilada que estaban trabadas en seco, sin ningún tipo de mortero. Relacionamos este recinto con un probable albacar que podría tener la función, no solo de refugio ganadero, sino de incluso resguardo de la población en caso de incursión importante ya que, como hemos visto, el poblado solo poseía una casa-fuerte o torre-alquería de pequeñas dimenciones. Por encima de las terrazas se ha localizado la estructura de una probable torre-atalaya de planta cuadrangular y con algunos lienzos que pueden llegar a los dos metros de altura. Su fábrica es de mampostería con las esquinas reforzadas con sillarejos. Creemos que su principal recurso económico estaba relacionado con una agricultura de irrigación cuyo suministro hídrico provenía de las aguas de río Grande mediante el canal denominado actualmente como la acequia de Guaro. Tenemos algunos testimonios recogidos en el Apeo de Guaro (1572) que nos hablan de huertas en manos moriscas y que probablemente tuvieran, al menos parcialmente, un origen andalusí: de monte baxo en el pago de Liguax dezmería de la dicha villa de Guaro de las cuales se hizo una suerte cortando el camino que pasa de Tolox para Coin, lindando con la cavezada alta con el padron que atraviesa por entre las dichas tierras é viñas del dicho pago, é por la cavezada baxa con las vegas de Río Grande, é por un lado con suerte de las dichas tierras que cupo a andeser obligados de alzar asu Costa821 Apenas a cien metros del cauce de río Grande se sitúa las Barrancas de Tomás en el término municipal de Guaro. Está ubicada en el tramo medio-alto de este río, en su margen derecha y en una terraza fluvial que forma una suave ladera de aproximadamente una hectárea de superficie. Dicha terraza posee un escaso grado de inclinación y está justo por encima de la línea de rigidez, es decir sobre la acequia 821 AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 134v. 361 denominada en la actualidad de Guaro, canal que posee tramos de probable origen andalusí y que riega una serie de huertas en la zona. En el sector más elevado del poblamiento (156 m snm) existe actualmente una vivienda que podría haber sido originariamente una torre-alquería, dada su situación con respecto al espacio residencial y por la existencia en dos de sus esquinas de sillarejos y mampuestos de grandes proporciones que actuaban a modo de refuerzo del edificio. El sustrato geológico sobre el que se asienta corresponde con depósitos aluviales del Cuaternario en su parte inferior, es decir la zona colindante con la acequia de Guaro, mientras que en la más elevada, predomina los esquistos del Triásico inferior822. Al igual que los demás establecimientos andalusíes de la comarca, basamos su adscripción cultural en los fragmentos cerámicos hallados in situ, con una datación cronológica que podría abarcar los siglos XII-XIV fundamentada en la similitud de su material cerámico con otros de la zona. Los restos cerámicos son muy abundantes en las cercanías de la edificación antes mencionada y en el linde con la acequia, llegando a superar en estas zonas concentraciones superiores a los 60 fragmentos por m². Tampoco consta en el catálogo del PGOU de Guaro, ni en la base de datos del IAPH. A unos cuatro kilómetros del poblamiento anterior, río abajo, y a mil seiscientos metros de distancia de su cauce, encontramos Guaro Viejo que ocuparía una superficie próxima a las dos hectáreas y media situado en el actual pago de Paulé, denominado a finales del Medievo como los Padules. De dicho topónimo ya tenemos noticias en los Repartomientos de Málaga cuando se describe como un ente territorial individualizado, diferenciado del de Guaro, lo que nos muestra que todavía a finales del siglo XV guardaba una estructura territorial heredada del período nazarí: El deslindamiento de la Xara desde el arroyo seco que viene a dar en el río de Tolox e desciende fazia el atalaya que se dice Ardite [...] determinaba los términos de entre Guaro e los Padules823 También aparece en el Apeo de Guaro de la segunda mitad del siglo XVI, donde se hace una descripción bastante aproximada de su ubicación: 822 823 Liñán Baena, 2007, Tomo II, p. 51. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25. 362 Donadio de Padules que se hizo de río a monte cortando el camino que va de Guaro para Coin que heran de Francisco Darmaque e Lorenzo Pragill vezinos de Guaro, linda por la cavezada alta pasada la alcaría, e lomo hacia Río Grande con el monte, e por la cavezada baxa con el manchón de monte hacia Río Seco824 Igualmente en el siglo XVIII encontramos referencias en la obra de Medina Conde825. Consta en la base de datos del IAPH y en el PGOU de Guaro826. Al igual que los espacios de residenciales anteriores, también se ubica en la ladera de un cerro, ocupando una serie de terrazas escalonadas que las podemos dividir en tres sectores. El primero coincidiría con la zona más elevada que tendría su límite cuando la pendiente comienza a perder desnivel ladera abajo. Las terrazas más bajas de esta zona estarían ocupadas por una serie de viviendas. Es segundo sector, coincide con varias terrazas amplias en un terreno de escaso desnivel y es donde se concentraría la mayoría del espacio residencial. Y por último, el tercero lo ocuparía unas suaves lomas que daban al camino de Coín a Guaro. Los dos primeros poseen una orientación E, mientras que el tercero lo está al SE. Dichos espacios estarían delimitados por río Seco al SE, por el arroyo Chico al NE y por el “espaldar” al NO, que ocuparía la zona más abrupta del terreno. No se aprecian estructuras emergentes salvo en su cota más alta (280 m snm) donde hemos observado restos murarios que probablemente podríamos vincular con una casafuerte, aunque muy transformada debido a modificaciones sufridas en época moderna y contemporánea. En su economía tendría un peso elevado una agricultura de irrigación que se practicaría en las terrazas de río Grande y que perteneció en época morisca al partido rural de los Padúles827, también mencionado como tal en los Repartimientos de 824 AHPG, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 82v y 83. Medina Conde, 1789-11793, pp. 144-146. 826 PGOU Guaro, pp. 114-146. 827 El origen del topónimo, en la actualidad Paulé, ha de estar, sin duda, en la voz palus, -udis, ‘laguna, terreno pantanoso o encharcado’, que produce una conocida serie toponímica (Paúl, Padul, Padules, Paular, Paúles…) estudiada, entre otros, por Chavarría Vargas (1997, pp.155-156) en relación con un lugar de la tierra de Comares en la Axarquía malacitana llamado Padul. La grafía árabe de esta serie toponímica puede ser reconstruida a partir de las referencias al Padul de Granada en alguna que otra obra: qaryat Badūl; por ejemplo, Ibn al-Jatīb, Ihāta V, p. 256, biografía de Muhammad ibn ‘Alī ibn Ahmad ibn Abī Bakr al-Ansārī. 825 363 Málaga828 y en el Apeo de Guaro como hemos visto anteriormente. Debió de existir un suministro hídrico in situ, como lo muestra la aparición de atanores de pequeño diámetro, que igual que ocurre en la Alcaría de Guaro, estaría más relacionada con el suministro hídrico humano que con el de una agricultura de irrigación. Entre los fragmentos cerámicos destacan las tipologías que relacionamos con una probable cronología bajomedieval. Geológicamente se caracteriza por un predominio de los gneises bandeados y esquistos del Precámbrico829, con un terreno estable, poco abarrancado y de fácil transito durante épocas de precipitaciones. La alquería de Guaro ocupaba parte del casco antiguo del actual pueblo del mismo nombre y se situaba sobre una suave ladera en las proximidades del camino que iba a Monda. Se menciona como alquería en los Repartimientos de Málaga de finales del XV830. Debió de ser un pequeño predio831 con una torre como se recoge en un documento de 1493: Guaro está poblada de moros ay en ella una torre fuerte traxo merced de ella Miguel de Araso, conviene que se derribe832. También los topónimos calle de la Torre y calle Pasillo de la Torre hacen alusión a esta edificación que se conserva prácticamente intacta en la última de dichas calles. Igualmente, en el Apeo de Guaro se hace referencia a esta estructura especificándose que estaba circunvalada por una cerca, seguramente de pequeñas dimensiones, como solía ser habitual en otras torres-alquerías dentro de la comarca objeto de estudio833: El dicho señor alcalde en cumplimiento del dicho mandamiento fue a unas casas que heran del señor Martín Camacho el Biexo e de Cathalina Benítez que son en esta villa de Guaro, por baxo de la torre, que alindan con casas de Christóbal Ximénez e la muralla de la Torre, e con la calle e tomó por la mano 828 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fols. 2v y 11, pp. 14 y 25. IGME, 1972, hoja 1052, Alora. 830 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2004, fol. 221, p. 136. 831 En un censo sobre el número de cabezas de ganado realizado en el antiguo obispado de Málaga en 1490, se alude a una serie de poblaciones de la comarca tales como Tolox, Yunquera, Casarabonela, Monda y Guaro. La única que tiene la categoría de aldea es Guaro, mientras que los demás están clasificados como villas. Eso denota la escasa entidad poblacional y territorial que poseía Guaro a finales del siglo XV (AGS, CMC, 1ª EP, Leg. 168, fols. 228 y 266). 832 AMM, ACCM, vol. 1, fol. 197v. 833 Fernández López, 1989, p. 228. 829 364 al dicho Alonso Martín Camacho, hixo del dicho Alonso Martín Camacho e de Cathalina Benítez, e lo metió en posesión de las dichas casas dentro834 Otro topónimo significativo es el del cerro del Castillo, situado a unos trescientos metros de la alquería y que podría indicarnos la existencia de un ḥiṣn. En la actualidad dicho promontorio, en su parte superior, está totalmente urbanizado y por lo tanto no se conservan vestigios del supuesto castillo. También poseemos testimonio de la existencia de Guaro como entidad poblacional en la carta de seguro que conceden los Reyes Católicos al lugar y en la que garantizan los bienes y la seguridad de la población musulmana835. Sobre su número de habitantes tenemos información recogida en una serie de documentos fiscales fechados entre 1492 y 1501836, ascendiendo a un total de cuarenta y nueve varones. Sin embargo, la falta de datos que cercioren los fallecimientos o movimientos de población en esta etapa tan convulsa, hace que tengamos que analizar esta información con suma cautela. Parece que su economía se basaba en la agricultura de irrigación como queda reflejado en el Apeo de 1571: Tiene la dicha villa de Guaro en élla una fuente con su caño y alberca de buena, y de ella se bebe y del remaniente se riega las huertas y tableros […] Otra fuente cerca de la dicha villa á tiro de alcabuz en la cabezada de la huerta del Sotonil que de ymbierno y de berano tiene agua y con ella se riega las dichas huertas837 El sustrato geológico corresponde con conglomerados, areniscas y arcillas del Triásico inferior y Paleozoico. Su altura es de 360 m snm, con una orientación SE. El despoblado del Moxnar está situado en el partido rural del mismo nombre, perteneciente al término municipal de Monda y en las cercanías del camino viejo que iba de Monda a Guaro (actual carretera MA-419). De su existencia ya se hace referencia en los Repartimientos de Málaga de finales del siglo XV, en concreto en 1491: En el 834 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 353v. AGS, RGS, 149003, fol. 67. 836 AGS, CMC, 1ª Etapa, Leg. 168, fols. 228-229. 837 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro, 6716, fol. 56v. 835 365 Moxnar tres pies de olivos en cada uno de seis partes, una que va por lindero el camino que va de Monda a Guaro838. Sin embargo, la información más detallada procede del Apeo de Monda de 1571 en que ya se le denomina alquería (Un sitio de colmenar en la alcarria del Moxnar839) además de también mencionar su lugar de enterramiento o maqbara (como suele ser usual, en plural: Maqābir > ‘los cementerios’): En el pago del Moxnar en el almocaber o cementerio de él840. Tanto en los Repartimientos como en el Apeo, no se hacen alusiones a viviendas, por lo que interpretamos que a finales del siglo XV dicha alquería podría estar ya abandonada. Se ubica también en ladera, en la margen izquierda del arroyo del Moxnar que, probablemente, proporcionara agua al poblamiento y a los bancales que hay en ambas márgenes de dicho arroyo, hoy día totalmente cubierto por la vegetación de ribera y que a su vez también recibirían los aportes de varios arroyos que entran por la margen izquierda del cauce principal. También es un despoblado no registrado en ningún catálogo oficial. En su geología predominan los conglomerados, areniscas y arcillas del Triásico inferior y Paleozoico. Su altura es de 340 m snm y su orientación SE. La alquería de la Moheda estaba situada dentro del pago del mismo nombre, en término municipal de Monda, a los pies de la sierra de Alpujata y en su vertiente O. El espacio residencial se ubicaba en la margen derecha de un cauce que ha modelado un corto y estrecho valle desembocando en el arroyo Santo, tributario de río Grande. Parece que su creación está íntimamente relacionada con la fuente del Mojón, manantial permanente cuyas aguas son recogidas en una alberca y distribuidas en una única acequia regando tres fanegas de tierra. Estaba muy cerca del antiguo camino que iba de Coín a la zona costera de Marbella. No podemos precisar la extensión del espacio residencial basándonos en la superficie ocupada por el registro arqueológico superficial, muy modificado debido a la construcción de varias viviendas contemporáneas y al rebaje efectuado por un camino. 838 Repartimiento de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 763, p. 212. Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 218. 840 Ibídem, p. 247. 839 366 Los niveles geológicos se componen de mármoles sacaroideos del Triásico. Su altura es de 487 m snm. Posee una orientación NO. Las tipologías y decoraciones del material cerámico hallado se aproximan a los relacionados con el periodo bajomedieval. No existe ninguna constancia documental ni arqueológica sobre esta alquería que debió ser de pequeñas dimensiones. Los Villares de Alpujata841 se encuentra en el partido rural del mismo nombre en el término municipal de Monda. Es un espacio residencial situado a unos cuatrocientos cuarenta metros por encima de la alberca de distribución perteneciente al sistema de riego de la acequia Alta, y con un desnivel de ciento cuarenta metros desde dicha alberca. Se asienta sobre una zona alomada, una vez terminada la acusada pendiente que la separa de la zona de irrigación. Hemos detectado la existencia de una docena de majanales con abundante cerámica que identificamos con derrumbes de antiguas viviendas. Hay que destacar las fuertes transformaciones que ha sufrido el terreno debido a la construcción de una balsa de riego, además de varios carriles y un cortafuego, lo que ha producido la destrucción de buena parte del registro arqueológico. Por debajo de la antigua zona residencial existe un manantial (fuente de la Monja) cuyas aguas eran almacenadas en una alberca que servía para irrigar una serie de bancales, hoy día desaparecidos. En un pequeño promontorio elevado por encima de la alquería se encuentra una construcción de origen contemporánea y que se mantiene en uso en la actualidad. Mantenemos la hipótesis de que este edificio se levantó sobre la antigua estructura de una torre-alquería de forma cuadrangular debido a que aún se observa una serie de fragmentos de muro de mampuestos con una potencia de aproximadamente un metro y con los ángulos reforzados por gruesa sillería, además de por estar en el único punto elevado del entorno. Solo conocemos dos menciones relacionadas con este poblamiento. La primera, procede del Apeo: y hasta la fuente de Alhaura por el camino Real a la parte de arriba y hasta Alpuxata y alcarria bieja842. 841 Relacionado con esta alquería, existe un trabajo realizado por este investigador en que también se efectúa un pormenorizado estudio de los sistemas de irrigación asociados a este poblamiento y que coincide con el pago rural de Alpujata en Monda (Ordóñez Frías, 2014b). Dicho sistema agrícola se ha estudiado de forma detallada en el apartado denominado “Principales sistemas de irrigación de origen andalusí en la comarca”. 842 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 257. 367 La segunda fue recogida por Pascual Madoz843: En jurisdicción de Monda por la parte S. se adelanta un ramal de Sierra Bermeja en 4 leg. De estension llamado Monte-Alpujata en que se ven varios fragmentos de antiguos pobl. Y vestigios humanos en osamenta desmesurada Hay que destacar la existencia del topónimo Portillo de las Ánimas, camino que aún existe en la actualidad y que se encuentra por debajo del espacio de irrigación original. Probablemente se tratara de una vía de acceso que se abrió cuando se produjo la ampliación de dichos espacios de cultivo. Al realizarse el talud del camino quedo al descubierto restos óseos (aún observables) que pudieran pertenecer a la antigua maqbara de la qarya de los Villares de Alpujata. Esta alquería, como hemos visto, presenta unas características topográficas que son habituales en la mayoría de los asentamientos rurales relacionados con los siglos XIII, XIV y XV dentro de la subcuenca de río Grande. Se ubicaba en una ladera, cuando la pendiente da paso a una zona con menor desnivel. En su vertiente N existe el “espaldar”, zona abrupta que en este caso corresponde con los farallones de la sierra de Alpujata. En la parte S, o sector inferior del poblamiento, coincide con la zona de ruptura de vertiente y con un incremento del desnivel. Mantenemos la hipótesis de que fue el espacio residencial original de la comunidad que fundó los espacios irrigados de Alpujata debido a su cercanía a la zona agrícola de regadío, justo por encima de esta, y ante la ausencia, en sus proximidades, de otros espacios residenciales relevantes. Su geología es de tipo metamórfica con un predominio de gneises, esquistos y filitas del Triásico inferior y Paleozoico que a nivel edafológico han generado suelos sueltos y profundos adecuados para el desarrollo de un bosque mediterráneo con un predominio del alcornocal. Tenemos constancia documental de que dicha masa forestal ha sido una constante, al menos, desde la Baja Edad Media: Declaración de Albaro Hidalgo, medidor, de haber medido 50 fanegas de monte que el Bachiller Serrano mandó dar a Bartolomé de Sepúlveda, alcaide de Monda [...] y en “Pojata” en el alcornocal, 6 fanegadas844 843 Madoz, 1846-1850, p. 515. 368 Está a una altura de 560 m snm, poseyendo una orientación NO. Debido a las transformaciones realizadas sobre el espacio residencial en época contemporánea, es muy difícil realizar una cuantificación de su superficie. No podemos establecer con precisión cuál fue su origen ante la falta de excavaciones arqueológicas que nos permitan establecer unas secuencias estratigráficas-cronológicas precisas. Para ello nos tenemos que basar, provisionalmente, en los fragmentos cerámicos superficiales con tipologías que podemos relacionar con los siglos XI y XII, para la cronología más temprana, y con el siglo XIV, para la más tardía. El despoblado de Pereila está emplazado en la cabecera del río del mismo nombre en término municipal de Coín. Se asienta en una ladera, en la parte media y superior de un cerro inmediatamente por debajo de una torre-refugio845 cuyos restos se mantuvieron en pie hasta mediados de la década de 1970. Por aquel entonces fueron destruidos por aterrazamientos agrícolas. El topónimo original, cuya grafía hallamos en diversas fuentes documentales, habría de ser Pereira (vid. la grafía en nota anterior), transformado tal vez en época andalusí en la dicción popular en Pereila más tarde por la frecuente oscilación gráfica r/l. El mantenimiento de la P- inicial dice mucho sobre la pronunciación de ese fonema en el árabe andalusí de los étimos romances incorporados desde antiguo. Aunque parece remitir a la serie latino-romance *Piraira, ‘lugar de piros’, ‘perales’, no descartamos que pudiera integrarse en el conjunto semántico de *petra, bajo la forma derivada en – aria, Petrariam>Petraira>Pereira>Pereila (‘lugar pedregoso’), con resolución sincopada en -r- del grupo consonántico -tr-846. La Qaryat Parayra estaba circunvalada en sus dos cuartas partes por el río, muy cercano al actual nacimiento, que se conoce actualmente como fuente de la Reyna. Ocupó una extensión de dos hectáreas y media aproximadamente. Su ubicación es bien conocida todavía en el siglo XVIII como queda reflejado en el Diccionario HistóricoGeográfico de Madoz, aunque, paradójicamente, algunas publicaciones actuales no la 844 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 815, p. 297. Mediante real cedula fechada el 24 de julio de 1492 se autoriza a Pedro de Barrionuevo la reparación de las torres de dos alquerías de su propiedad: Jubrix y Pereira (AGS, RGS, Libro 1º, fol. 76). Existen otros documentos del siglo XVI (AHPM, P-6554, 1564, s/f); en ellos se hace alusión a los restos de una torre en el llano de Pereila, paraje que se encontraba por encima del área residencial. 846 Chavarría Vargas, 1997a, pp. 157-159. 845 369 sitúan correctamente. Por ejemplo, Cabrillana Ciézar847 quien lo lleva al Llano de la Virgen, alejado más de un kilómetro de su emplazamiento real: Sus restos se encuentran al oeste de Coín, en una meseta cercana a la carretera que va a Monda, no lejos de la antigua ermita de la Virgen de la Fuensanta Parece evidente que la actividad económica básica estuvo relacionada con una agricultura de irrigación alimentada por la fuente de la Reyna, el propio río Pereila y por el río Nacimiento, que ocupaban los partidos rurales actuales de Pereila Alta y Valdeperales. Conocemos buena parte de su antiguo territorio debido a un pleito del 12 de junio de 1537 entre el cabildo catedralicio de Málaga y los beneficiados de Coín por el cobro del diezmo de los moriscos que habitaban la alquería en esas fechas. Dada la importante información recogida en el pleito, vamos a realizar un pormenorizado estudio de los límites territoriales de la alquería, además de la ubicación de su espacio residencial. Para ello, también nos basaremos en otras fuentes documentales, en concreto en determinados protocolos notariales, además de la metodología relacionada con la arqueología extensiva o del paisaje. -Pereila dentro de la documentación escrita castellana: el pelito de 1537. En junio del 1537 se produce un pleito848 entre el cabildo de la catedral de Málaga y los beneficiados de la villa de Coin sobre los derechos de cobro de los diezmos del lugar o alquería de Pereila849. Los primeros afirmaban que dicho impuesto pertenecía al cabildo alegando que el lugar de Pereila nunca había formado parte del término de Coín: que siendo como fue el lugar de Pereyla de moros situado en término de la dicha villa (Coín) y tener juridicion y fabrica le pertenece la cuarta parte de su diezmo850, es decir mantenían el postulado de que cuando en 1485 Dakwān fue conquistada por los castellanos, Pereila ya existía como núcleo autónomo. Los beneficiados, en contraposición, intentan demostrar que dicho lugar siempre estuvo integrado dentro del término municipal de Coín: 847 Cabrillana Ciézar, 1993, p. 120. ACM, Leg. 4, nº 35, s/f, 1537. A partir de ahora le llamaremos Pleito. 849 Existe un breve trabajo sobre la alquería de Pereila que está basado también en este Pleito. Fue publicado por Cabrillana Ciézar. Desde nuestro punto de vista tiene diversas erratas, tanto en la transcripción del texto original, como en la situación del espacio residencial (Cabrillana Ciézar, 1993, pp. 120-123). 850 Ibídem. 848 370 Yten si saben que Pereyla no tiene termino distinto ni apartado porque todo ello y la tierra que ay fasta amojonar con Monda es termino dado y declarado por los repartidores de términos y reforma del bachiller Serrano por mandato de los Reyes Católicos851 Pero, como hemos mencionado, uno de los aspectos más interesante de este documento es cuando los testigos presentados por el cabildo catedralicio responden a las cuestiones que se plantean sobre los límites de la alquería, proporcionándonos una serie de hitos geográficos que han sido fáciles de rastrear y de ubicar coincidiendo, en su mayoría, con topónimos existentes en la actualidad, todos ellos castellanizados852 probablemente desde principios del siglo XVI. Ello es así porque la información que proporcionan las fuentes documentales no es prolija en detalles relacionados con el territorio que ocupaban las alquerías bajomedievales. El Pleito se estructura en dos partes. La primera está ocupada por la comparecencia de los testigos presentados por el cabildo que a su vez se subdivide en otras dos partes. En la primera parte o “Preguntas Generales” se entrevista a doce testigos, todos ellos cristianos viejos y vecinos de Coín salvo uno, Juan Aldovon, morisco vecino de Casapalma, pero cuyos padres residieron en Pereila a finales del siglo XV. Se les formulan una serie de preguntas siendo las más significativas aquellas que estaban relacionadas con el cobro del diezmo (beneficiados o cabildo), cultivos y cultivadores en Valdeperales, límites del territorio de Pereila, entre otras. Es curioso como a la pregunta sobre los límites de la alquería ninguno de los testigos tiene conocimiento de ellos a pesar de que incluso se busca en Casapalma a Juan Aldovon, que habitó en la zona hasta las primeras décadas del siglo XVI. En la segunda o “Probança del Cabildo” se realizan preguntas similares a veintinueve testigos, veinte moriscos y nueve cristianos viejos. En este caso la mayoría de los testigos moriscos contestaron a la pregunta sobre los límites de territorio lo que aporta una información valiosa. -El marco geográfico: límites y superficie territorial 851 Ibídem. Como veremos más adelante este intento por parte de los beneficiados de incluir la alquería de Pereila dentro del Coín islámico, entrará en clara contradicción con una serie de documentos castellanos de finales del siglo XV y la primera mitad del XVI que evidencian que dicho lugar, en época andalusí, tenía su propio término y autonomía para la gestión de este. 852 Solo uno de los testigos moriscos, Diego de Ysbilis, cuando especifica los límites territoriales de Pereila, hace referencia a un cerro con toponimia arábiga: Pereyla se apartaba del termino de Coyn desde la cruz donde estava a dar por el peñón que llamaban adbi dubt (ACM, Pleito). 371 La información sobre el territorio que ocupaba la alquería de Pereila es proporcionada, fundamentalmente, por los testigos que presenta el cabildo. Llama poderosamente la atención que de los veintinueve entrevistados que contestaron a las preguntas relacionadas con las “Probanças del Cabildo”, veinte son moriscos853 que residen en la villa y lugar de Monda y Guaro854 respectivamente, y solo nueve son cristianos viejos, ocho vecinos de Coín y uno de Monda855. Esta mayoría de testigos moriscos no es casual y se basa en el conocimiento que poseían del territorio al final del emirato nazarí. El cabildo sabe que esta argumentación puede ser fundamental para demostrar sus derechos al cobro del diezmo y para ello recurre a algunos de los antiguos pobladores de la alquería de Pereila. Así ocurre con Lorenzo Jurgel vecino de Guaro en 1537 en que este testigo morava con sus padres (Pereila) y después que se caso en Coyn siendo este reyno de Granada de moro856, o con Cristobal el Ramí vecino de Guaro para la misma fecha que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera nyño porque en tienpo de moros moravan su padre y madre en Pereyla857. Igual ocurre con Ruyz Albayte: porque su padre sabia muy bien las tierras que abia morado en Benamaquyz junto a Coyn en tienpo de moros858. Vamos a analizar los diferentes topónimos que los testigos del cabildo859 exponen en las comparecencias con el propósito de delimitar el territorio de la antigua alquería de forma lo más precisa posible, y así poder establecer su superficie total. No todos ellos coinciden en los mismos puntos de identificación territorial, aunque si hay una mayoría que repiten hitos similares. El pago de Viñas Viejas consta en el Pleito como el límite O de los territorios de Pereila: y a dar a las víñas viejas de Coyn. Durante el siglo XVI son frecuentes las 853 Pedro Arraquez, Juana Ruzu, Ruiz Albayte, Juan de Villalva el Raqui, Lorezo Haquen, Zacarias Alfox, Lorezo Alfox, Francisco Camota alguacil, Diego Rantro Azus, Diego Almacaz, Martín Aroba Queyle, Sebastian Azemite, Luis Albadir herrero, Juan Arruro, Cristobal el Rami, Juan Almocar, Lorenzo Almocar, Lorenzo Jurgel, Amyn Zuleyman alcalde de Guaro y Andres Algarí (ACM, Pleito). 854 A diferencia de Coín/ Dakwān, Guaro y Monda se rindieron sin resistencia armada en 1485 tras la caída de Ronda. Sus respectivas cartas de seguro son recogidas en el caso de Monda por Pérez de Pulgar (Pérez de Pulgar, 1780, Capítulo XLII); y para Guaro en Archivo General de Simanca (149003, 67). 855 Solo Alonso de Atienza vive en Pereila, pero segregado de la población morisca al residir en el molino hidráulico que estaba junto al camino de Coín a Monda, cuyo propietario era Rodrigo de Alcázar y que tiene sus orígenes en el período bajomedieval (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 168, p. 321). 856 ACM, Pleito. 857 Ibídem. 858 Ibídem. 859 Los testigos presentados por los beneficiados declararon que Pereila no tenía términos propios y por lo tanto no se enumeraron unos límites individualizados. Sin embargo tampoco realizaron ningún tipo de descripción de términos. 372 alusiones a este pago860, siendo interesante por las referencias que aporta sobre la ubicación de dicho lugar, dos protocolos notariales de 1566: y otro olibar en el pago de biñas viejas en el camino de Monda861 [...] en el pago de biñas viejas que alinda con Fernando Ortega y con heredad de Albarracin y con el ryo Pereyla862. La última mención relacionada con este topónimo la encontramos en el siglo XVIII: Otro olibar el que compone de una obrada la que esta en el partido de Viñas Viejas863. Ya en el siglo XX dicho nombre ha desaparecido del mapa rural de Coín, aunque se conserva como microtoponimia entre algunos agricultores de la zona. A tenor de las descripciones anteriores lo situamos en una franja de terreno que iría desde la margen izquierda del camino real de Coín a Monda, sentido Monda, hasta los límites con el cauce de río Pereila. En la actualidad consta en escrituras de propietarios como Pereila Alta. Con el nombre de la “cruz” se identifica en el Pleito un cruce de caminos en el que existía y existe una cruz: desde donde estaba una cruz que estaba en el camino que iba de Monda a Coyn864 [...] una cruz que esta debajo de la questa que va de Monda a Coyn donde se juntan el camino de Monda con el camino de la Fuensanta 865. Es citada por catorce testigos. Hay que destacar la referencia recogida sobre dicha cruz en el Catastro de Ensenada en el que se hace una descripción muy parecida a la realizada en el Pleito: Otro olivar en dicho partido de la Cruz de Monda [...] Y por medio de este olivar pasan dos caminos, el uno va a la ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta y otro que de esta villa va a la de Monda866 Es la que actualmente se denomina la “Cruz de Piedra” situada en una bifurcación entre dos caminos, el de la izquierda que se denomina camino Viejo de Monda que iba a dicha villa y a Pereila, vía de probable origen andalusí, y el de la derecha que conduce a la ermita de la Fuensanta. La villa o cerro de Alcaraz, son dos hitos que identificamos como un mismo lugar: 860 AHPM, P-6598, s/f, 1551, AHPM, P-6553, s/f, 1560, AHPM, P-6549, s/f, 1562… AHPM, P-6555, s/f, 1566. 862 Ibídem. 863 Bermúdez Méndez y Martín Chicano, 2007, p. 260. 864 ACM, Pleito. 865 Ibídem. 866 Bermúdez Méndez y Martín Chicano, 2007, p. 261. 861 373 de ally atraviesa un arroyo de agua dejando el cerro de Alcaraz en lo de Pereyla867 [...] e dar a un cerro que llaman la villa de Alcaraz y de ally desciende al vado del río de Alcaraz868 Se repite en las declaraciones de ocho testigos. Estos hitos no vuelven a aparecer en la documentación escrita posterior a 1537, ni tampoco lo hacen en la toponimia local. Sin embargo, dado el grado de precisión con que vienen descritos en el Pleito son fáciles de identificar coincidiendo, en la actualidad, con un cerro situado junto a la entrada al pago de Valdeperales, cuando se accede desde el antiguo camino de Coín a Monda y en la vertiente que ocupa el partido rural del Arrumbadero. Aún se conserva en la cúspide de dicho cerro restos de lo que fue una construcción de gran tamaño compuesta por múltiples estancias y que probablemente estuviera en uso hasta época contemporánea. “El cerro de las Lombardas” es otro de los topónimos referidos en el Pleito: y de ally a dar derecho al cerro que dicen de las Lombardas869 [...] y de ally camino ariba a dar al cerro que llaman de las Lombardas870 . Fue mencionado por nueve testigos. Ya aparece a finales del siglo XV cuando en el Repartimiento de Coín se dice: Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo871 En la actualidad se denomina cerro Carranque, aunque en las consultas realizadas en el Registro de la Propiedad de Coín hemos podido comprobar que permanece como “cerro de las Lombardas” a nivel de escritura de propietarios. Está situado en el término municipal de Coín, entre los partidos rurales de Valdeperales, el Arrumbadero y Los Llanos. Se trata de un promontorio, apenas a dos kilómetros del casco urbano, que cae de forma suave hacia el camino de Los Llanos, y de forma abrupta hacia Valdeperales. “El vado del río Alcaraz” o el “vado del río de Coín”, creemos que ambos son el mismo lugar. Coincidiría con el antiguo vado del río Nacimiento en su cruce con el camino de Los Llanos, hoy día franqueado por un puente: y de ally desciende al vado 867 ACM, Pleito. Ibídem. 869 Ibídem. 870 Ibídem. 871 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116v, p. 246. 868 374 del rio Alcaraz872[...] a partir de ally va a dar con el vado del ryo de Coyn873. Es mencionado por cuatro testigos y no tenemos constancia de su existencia en otras fuentes documentales ni en la toponimia local. La surgencia del río Nacimiento marcaba el límite SE de la alquería de Pereila: rio arriba hasta dar en el nacimiento del agua874[...] rio arriba donde el agua del rio de Coyn875. Dicho topónimo es recogido por los testigos en doce ocasiones. Hoy día es un lugar muy conocido en Coín al cual se le denomina “el Nacimiento” con cuyas aguas se riegan, mediante un complejo sistema de acequias, aproximadamente unas seiscientas sesenta y cinco hectáreas876. En la actualidad se está desarrollando un trabajo de investigación basado en la metodología de la arqueología hidráulica para delimitar los espacios irrigados de origen andalusí que tienen sus tomas en las agua de este río877. El topónimo de la Fuensanta corresponde con el partido rural del mismo nombre: deslindando con las tierras de la Fuensanta con unas cuevas y peñas que estaban en el cerro878 [...] otro mojón encima de la Fuensanta879. Tiene su origen en la existencia de una fuente y pequeña gruta en la que, probablemente, se practicara algún tipo de culto desde época ancestral. La ermita, tal como la conocemos actualmente, fue construida en el 1680880, aunque ya hay indicios de su existencia, al menos, desde 1527881. La mencionan cuatro de los testigos del Pleito. También es un partido rural bien conocido en la actualidad. Con el nombre de “los Espartales” aparece en el Pleito una zona que delimita Pereila en parte de su sector S: y hacia los espartales otro mojon [...] a dar a las viñas Viejas de Coyn y de ally al Espartal882. Es poco frecuente su aparición en la documentación del siglo XVI: que alinda con guertas de Ana Luysa de Alvarado y el camino y cañada que 872 ACM, Pleito. Ibídem. 874 Ibídem. 875 Ibídem. 876 Dato obtenido de las “ordenanzas de la comunidad de regantes Llanos a Juntillas del Nacimiento de Coín (Málaga)” p. 4. 877 En el Repartimiento de Coín de 1487 se recogen cuatrosientas veintiséis aranzadas de tierra de regadío, sin contar aquellas relacionadas con las mercedes reales. La mayoría de ellas regadas con las aguas del río Nacimiento (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 38). 878 ACM, Pleito. 879 Ibídem. 880 Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, nº 83 del 6 de Octubre de1987, pp. 4719-4720. 881 AMM, Escribanía del Cabildo, Vol. 3, Carp. 9, fol. 68, 1527. Antonio de la Serna, vecino de Coín, se le concede tierras de monte que lindan con la ermita de la Fuensanta y con sierra Pelada. 882 ACM, Pleito. 873 375 va a los espartales883 [...] en Coín, en el Partido de Valdeperales linde con Los Espartales884. En la actualidad dicho lugar ha desaparecido de la microtoponimia local. Sin embargo, tenemos indicios suficientes que nos permiten proponer su ubicación en la zona inferior del Llano de Matagallar, cuando este hace contacto con las tierras del partido rural de Los Llanos, abarcando también el pago del Piejo. Esta suposición viene fundada porque tradicionalmente ha sido lugar de extracción de esparto. Así tenemos testimonios orales de cuadrillas que desde los pueblos limítrofes venían a la zona dada la orografía suave del terreno y la abundancia de esparto. El sustrato geológico es de predominio de las calizas de tipo dolomías con intromisiones de peridotitas, poseyendo una edafología poco desarrollada que ha dado lugar a suelos muy pobres, poco apto para la agricultura. Hay, también, algunas referencias que describen con bastante precisión los límites de la alquería, especialmente los colindantes con el territorio de Monda: desde la cruz va por el camino de Pereyla adelante hasta subir sobre las viñas de Coyn que están en la cara de la sierra y subidos arriba aguas vertientes hacia el camino de Monda en la mano hasta dar en rio y todo esto queda a mano izquierda por Pereyla salvo el molino de Rodríguez de Alcaçar con sus vancales y pasado el rio del molino hacia Monda hasta llegar a tierras de la Fuensanta [...] y yendo deslindando con tierras de la Fuensanta por una peñas y cuevas que estaban en el cerro [...] hasta llegar a los mojones del termino de Monda885 Las peñas y cuevas a que se aluden en la Fuensanta son visibles en la cara E del cerro donde existe una serie de cortados con cárcavas que marcarían uno de los límites entre Coín y Pereila, limites que quedarían completados con los “mojones de Monda”. Estas demarcaciones han permanecido sin modificaciones desde finales del siglo XV hasta la actualidad. Las “Viñas de Coyn”, según esta descripción, la situamos en la margen izquierda del río Pereila, por encima del antiguo poblamiento y cercanas a la cordada que separaría el 883 AHPM, P-6555, s/f, 1564. AMM, Libro de Composiciones, Vol. 123, fols. 379-379v, 1582. 885 ACM, Pleito. 884 376 río del camino real que va a Monda. Tenemos testimonio de la existencia de estas viñas ya a finales del siglo XV: Otro tranço dendel el arroyo del camino de Monda fasta la cunbre arryba de la viñas de Barahona y la cunbre arryba y acaba en la viña el Verde e la de Pedro Velasco e este se ha començar a medir de la parte de hazya el camino de Monda [...] Y quedan de la otra parte del ryo de Pereyra de un cabo e del otro fasta doze aranzadas de viñas que tenia el alcayde de Monda encima de las huertas886 También es importante señalar como aguas abajo del vado que existía junto al molino de Alcaraz, en las inmediaciones del antiguo camino real de Coín a Monda, río Pereila ya no pertenecía a la jurisdicción de la alquería, estando dentro del territorio de Dakwān, según hace constar Juan Almodóvar, testigo del cabildo: quedando dentro de lo de Pereyla unos vancales que están dentro desta parte del rio bajo el camino Real887. Con todos estos hitos hemos realizado un mapa de la antigua alquería que nos proporciona una superficie total de 3702165 m² y un perímetro de diez kilómetros888. Vemos como el territorio se divide en tres áreas unidas entre sí; el núcleo de Pereila Alta, Valdeperales y una cuña que se introduce hacia la surgencia del río Nacimiento con la intención de captar las aguas de este conduciéndolas hasta Valdeperales. En definitiva, se trata de una aproximación a un conocimiento territorial no solo cuantitativo, sino también cualitativo, con unos referentes geográficos bien definidos en que la posibilidad de un margen de error elevado se minimiza ante la precisión de los datos que nos aportan las fuentes documentales. No es un ente territorial de grandes dimensiones si lo comparamos con la información recogida por Trillo San José sobre la superficie de las alquerías cuando dice: La distancia que más frecuentemente aparece en los textos es la que un pastor con su ganado recorre en un día de camino volviendo para pernoctar en la alquería de origen889 886 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117, p. 246. ACM, Pleito. 888 Ver Anexo I cuando hace referencia a la alquería de Pereila (p. 582). 889 Trillo San Losé, 2009, p. 56. 887 377 En 1582 se interpone pleito por parte de la Corona a Bartolomé de Amaya, propietario de parte del territorio de la antigua alquería de Pereila, por la usurpación de tierras reales. Vemos como todavía se conservan parte de los términos de finales del siglo XV, lo que puede indicarnos la existencia de unos límites propios heredados de época islámica: Bartolome de Amaya vecino de Coyn se le pone demanda por las tierras que poseía en Coyn en el partido de Pereyla se le delinda y determina que comenzaba por una punta lindando con el arroyo de Valdeperales y por la cabeçada por los Espartales y monte realengo y por el otro cabo con la senda que va a Pereyla que sale del camino que va a Monda y de allí al cerro de las Lombardas890 Hay que recalcar la alusión que se hace en el Pleito, por parte de cuatro testigos, a la existencia de un amojonamiento artificial del territorio de Pereila al final del emirato nazarí: el dicho lugar de Pereyla en tienpo de moros tenía un termino aparte e amojonado por sy891 y que dicho amojonamiento se vuelve a restituir por su nuevo propietario, Pedro de Barrionuevo, ya a finales del siglo XV: Pedro de Barrionuevo el biejo tomo la dicha Pereyla tornaron a echar los mojones el dicho Barrionuevo por donde yvan quando era de moros892. Es probable que se tratara de una información pretensiosa e interesada por parte del cabildo con la intención de obtener una delimitación bien marcada y sobre cuyo trazado no cupieran dudas. Así, algunos investigadores que han estudiado los términos de las alquerías bajomedievales, en concreto Trillo San José, afirman que estos límites artificiales no existían en estos asentamientos: las alquerías no tenían un territorio definido ni cerrado, tampoco estaba delimitado con hitos construidos para ello [...] Los términos de estos asentamientos no estaban marcados por señales construidas a tal efecto sino por referencias geográficas tales como de sierra, barrancos, arboles893 890 AMM, Vol. 123, Libro de Composición de Tierras, fol. 153. ACM, Pleito. 892 Ibídem. Igualmente existe diversa documentación que parece indicarnos la presencia de estos mojones, en concreto una real cédula de 1490, apenas cinco años después de la caída de Dakwān: que al tiempo de medir mydiose las tierras de Xubrique que después las de Pereyla començando desde el mojon de Monda y Pereyla (ACM, Pleito). 893 Trillo San José, 2009, p. 55. 891 378 Sin embargo, planteamos la hipótesis de que en esta zona determinados territorios sí podrían haber estado delimitados con hitos artificiales. Es argumento que esgrimimos es que el distrito de Dakwān894estaba densamente poblado entre los siglos XIV y XV debido a la existencia de recursos hídricos abundantes que generaron una rica agricultura de irrigación. Así tenemos el río del Nacimiento que proporcionaba aporte hídrico a las tierras de Benamaquis895, Dakwān y Valdeperales (Pereila), y la fuente de la Reyna que lo suministraba a Pereila Alta, ambos asentamientos en el términomunicipal de Coín. Limítrofe con Benamaquis896 y Pereyla897 estaba la alquería de Jubrique898 cuyo suministro hidráulico provenía del manantial de las Torres. -El espacio residencial Los datos que poseemos sobre el espacio residencial de Pereila son escasos y tenemos que aunar información documental con registro arqueológico para obtener una información mínima. Es interesante la referencia que se hace a finales del siglo XV, indicándonos que hubo un espacio residencial que parece que fue nuevo: E nos teneis en los dichos heredamientos podeys edificar e faser casas para vuestro aposentamiento e para vuestros renteros con tanto que sean casas llanas de aposentamiento e no fuerte899 Esta construcción de nuevas viviendas nos hace pensar que los antiguos habitáculos de origen andalusí habían sido destruidos o estaban inhabitables ya a finales del siglo XV. La causa podía estar relacionada con las continuas cabalgadas que los castellanos 894 Martínez Enamorado señala que durante la fitna hafsūni se observa en el valle medio del Guadalhorce: unas pautas de ocupación del territorio en las que se señala la creación temprana de distritos que rigen los territorios campesinos circundantes destacando entre ellos “hisn qaštruh Dakwān/Coín” (Martínez Enamorado, 2003a, p. 582). 895 Marmolejo Cantos, 2014, p. 41. 896 En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se dice Almahaden donde dixeron que parten los términos entre Xubric e Benamaquis y de allí va el dicho término por el monte adelante a dar una sierra que se dice Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a ellasm (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305, p. 403). 897 Aunque coincidimos con Marmolejo Cantos en los límites entre Benamaquis y Pereila, pensamos que son incompletos ya que también se establecerían lindes entre ambas alquerías en la zona de la surgencia del río Nacimiento y en una franja al S del Llano de Matagallar: Hacia el Oeste bien pudo lindar con la alquería de Pereila en la cara sur del cerro Carranque, también llamado de las Lombardas, pues la alquería de Pereila extendía sus dominios hasta Valdeperales (Marmolejo Cantos, 2014, p. 26). 898 La alquería de Jubrique y sus tierras fueron distribuidas en el Repartimiento de 1492 entre las villas de Coín y Alhahurín el Grande (Los Repartimientos de Málaga, Bejarano Pérez, 2004). 899 AGS, Cedula de la Cámara, Libro 1, fol. 76, 1493. 379 realizaban en la comarca, especialmente durante el siglo XV. Un magnífico testimonio de este hecho lo transmite Juan Albyte, testigo del cabildo, cuando dice: que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera nyño porque en tienpos de moros moravan su padre y madre en Pereyla y quando entro una partida llamada Pernya con los cristianos y la rrobo e este testigo huyo a Coyn900 Son frecuentes, también, las alusiones que se hacen a determinados habitáculos en los protocolos notariales de mediados del siglo XVI, y que sugieren que había un espacio residencial concentrado, aunque no sabemos si correspondía con el antiguo caserío de origen andalusí: una casa que es en Pereila linde con casa en que vive Albaro Buzeyte y con casa de Juan Alrulquy901. Sobre el número de residentes y por lo tanto del hipotético tamaño del espacio que ocupaban las viviendas, tenemos algunos datos: que este testigo tiene el lugar de Pereyla por lugar de morisco porque ha mas de treinta años que vido morar en la obra de diez e ocho o veynte vecinos morisco [...] el dicho lugar de Pereyla tenya treynta vecinos poco mas o menos902 A pesar del interés que posee esta información no la consideramos válida para evaluar la población que podría tener la alquería en el período tardonazarí, debido a que se despobló por la acción de una cabalgada y que posteriormente, posiblemente a finales del siglo XV, se repobló con renteros mudéjares por parte de Pedro de Barrionuevo: estaba la dicha Pereyla despoblada de vecinos Barrionuevo la poblo de morisco moros exactamente fueron veynte903, por lo que a pesar de que la elección del número de pobladores seguramente estuvo relacionada con el volumen de los espacios productivos existentes, este no coincidiría con el de la época islámica, fundamentalmente por tratarse de dos sistemas socioeconómicos con notables diferencias. Además, ya a principios del XVI uno de los territorios más productivos de la alquería, como fue 900 ACM, Pleito. AHPM, P-6548, s/f, 1553. 902 ACM, Pleito. 903 Ibídem. 901 380 Valdeperales, estaba en manos de arrendatarios cristianos viejos y fuera de la órbita económica de la antigua alquería. No poseemos testimonios documentales que aporten información sobre la ubicación del poblado por lo que, para su localización, hemos utilizado la técnica de prospección superficial denominada “estrategia de cobertura total”904 con un barrido sistemático del terreno. Se eligió una cuadrícula que forma un ángulo entre los caminos de la Torre y de la Alfaguara, por encima de la línea de rigidez905 que marca la acequia de la fuente de la Reyna, y en un sector en que el grado de pendiente del terreno se modera 906. Los resultados fueron la aparición de abundantes fragmentos cerámicos que corresponden, en su mayoría, con tipologías y decoraciones relacionadas con el Bajo Medievo. Existe una gradación en cuanto a la concentración de estos restos, siendo más frecuentes en la parte media y baja de la ladera, disminuyendo de forma drástica a medida que nos acercamos a la acequia, por abajo, y al camino de la Alfaguara, por arriba. El espacio residencial estaba situado en una ladera, cuando el grado de inclinación se va suavizando y delimitado por dos viales que vertebraban el terreno; el camino de Pereila o de la Torre, ramal que derivaba del camino real de Coín a Monda, y el camino de la Alfaguara, que comunicaba la alquería de Pereila con el partido rural de Alpujata y la alquería de los Villares de Alpujata907, ambos lugares en el actual termino municipal de Monda. Estimamos que el espacio residencial tenía una superficie aproximada de dos hectáreas. Además, poseía una serie de características topográficas que se repiten en la mayoría de los espacios residenciales del período Bajomedieval en la comarca. Se situaba en una ladera, cuando ya la pendiente comienza a suavizarse. En su vertiente SE estaba franqueada por el cangilón del cauce del río, accidente natural que dificulta el acceso al poblamiento desde el sector de las huertas. Al NE existe lo que hemos denominado “espaldar” o elevación que cae de forma abrupta hacia el camino real de Coín a Monda, y por los laterales la delimitaban dos arroyos poco marcados. Su 904 García Sanjuán, 2005, p. 71. Se denomina “línea de rigidez” a las acequia-madre cuyo trazado permanece generalmente inalterable a través del tiempo, ya que su modificación supondría cambios sustanciales en todo el sistema de irrigación (Barceló Perelló, 1996b, p. 58). 906 Quisiera agradecer a Rafael Cárdenas Márquez la colaboración prestada al autorizar la prospección de sus fincas donde se han encontrado los indicios de la existencia de la alquería de Pereila y de la torre asociada a ella. 907 Ordóñez Frías, 2014a. Parece que esta zona, al menos a nivel de poblamiento, fue abandonada en un momento indeterminado del siglo XV debido a la presión militar castellana concentrándose la población en la alquería de la Villeta, a las afueras del actual casco urbano de Monda, donde la existencia de un importante recinto amurallado permitía una defensa eficaz. 905 381 orientación es SE, con un sustrato geológico calizo en que predominan los mármoles dolomíticos del Paleozoico y Precámbrico908. Sabemos, por testimonios documentales, que también existía una torre-alquería: Por quanto vos Pedro de Barrionuevo, alcayde del Burgo nos feziste relaçion que vos teneis dos heredamientos çinco leguas de Malaga que se llaman Pereyla y Xulique en las quales con nuestra licencia reparasteis dos torres que allí están909 Y que sobre las dichas torres había propuesta de derribo por parte de la Corona, que finalmente no se ejecutó: Pereyla y Xubrique que son dos torres cerca de Coyn tienelas Pedro de Barrionuevo dice que por merced conviene que se derriben910. Igualmente existe referencia sobre esta edificación a mediados siglo XIX: Pereira es otro monte aislado en la misma dirección, de ¾ de leguas de circuito, en cuyo punto hubo un despoblado morisco del mismo nombre cuyas torres se conservan aún en el paraje titulado Torre de D Fernando911 El topónimo de “camino de la Torre” figura en las escrituras de determinados propietarios actuales de Pereila Alta, cuyas tierras lindan con dicho camino912, y en el plano catastral de Coín del 1941913. Este vial, junto con el de la Alfaguara, articulan la margen izquierda del río y delimitan, en buena medida, el espacio residencial de origen andalusí. Generalmente se admite por diversos historiadores locales como el lugar donde estaba la torre-alquería. Pensamos que en este sector no se encontraba la estructura defensiva medieval debido a que su ubicación está inmediatamente por debajo de la antigua zona residencial y de dicho camino, y por encima de la acequia de la fuente de la Reyna, en un lugar de la ladera rehundido, con una visibilidad limitada y, por lo tanto, con escasas cualidades defensivas. En la actualidad existe en este lugar la denominada “casa de la Torre” cuyos restos probablemente corresponderían con un 908 IGME, 1972, hoja 1066, Coín. AGS, Cámara de Castilla, Libro 1, 1493, fol. 76. Actualmente se conserva en buen estado la torrealquería de Jubrique. 910 AMM, AACC, Vol.1, fol. 197v, 1493. 911 Madoz Ibáñez, Tomo XI, 1849, p. 514. 912 Mediante la petición de “nota simple” en el registro de la propiedad de Coin sobre determinadas fincas de Pereila Alta, hemos constatado la existencia de tal topónimo. 913 AHPM, Catastro Histórico, Término Municipal de Coín, Polígono 17, hoja 1, 1941. 909 382 palomar914. A colación de esto vemos como Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, ya menciona la existencia de dos torres en la zona915, probablemente una coincidiría con la de la alquería y la otra con la del palomar. En la parte superior del poblamiento, por encima del arroyo de Ballonato, y por debajo del camino de la Alfaguara cuando este llega a una zona que las fuentes documentales denominan “el llano de Pereila”916, se ha observado una acumulación de material compuesto por abundantes bloques, con un predominio de los mampuestos y en menor medida de sillarejos, ladrillos, tejas y restos de mortero de cal repartidos por parte de la ladera a modo de derrumbe. Interpretamos que son los vestigios de la torrealquería, opinión que queda reforzada por el testimonio de varios agricultores de la zona los cuales conocieron parte del alzado de esta construcción a la que denominaban como torre de don Fernando o el “Castillo”. Tenemos algunos documentos que nos orientan de la situación de dicha estructura, en concreto un pleito de 1564 entre linderos de Pereila que la posicionan por encima de la juntas de los caminos de la Alfaguara y de la Torre, subiendo por un arroyo, hasta llegar a unos olivares. Esta descripción coincide, grosso modo, con el área donde se han hallado los restos antes citados que relacionamos con la torre-alquería: yendo el acequia en la mano saltando un mojón que esta de piedras que esta hecho antiguo junto al acequia que ally alinda [...] y de allí va a dar a la junta de caminos hasta la punta de un arroyo que parte el olivar de Luis Tello de Araso y el dicho camino a los olivares de Vautista Salvado y a otros del atalayura917 Estas edificaciones se construyen ante la necesidad de defensa y de la protección de sus excedentes de las comunidades campesinas que en determinados momentos estuvieron próximas a la frontera o sometidas a incursiones militares frecuentes918 frente a la presión militar castellana. 914 A finales del siglo XV y durante buena parte del XVI fueron muy frecuentes las autorizaciones, por parte de la Corona, para la construcción de palomares con la finalidad de obtener fertilizante para uso agrícola derivados de los excrementos de las palomas. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 106, p. 227. 915 Madoz Ibáñez, 1849, p. 514. 916 AHPM, P-6554, s/f, 1564. 917 Ibídem. 918 Jiménez Puertas, 2002, pp. 392-393. 383 Otro elemento fundamental de la mayoría de los espacios residenciales es la mezquita. Dos menciones se realizan en el Pleito de este lugar de culto: que sabe y ha visto que en dicho lugar de Pereyla en tiempo que eran moros avia mezquita y después que se tornaron cristianos vy iglesia [...] que en tiempo de moros abia en la dicha Pereyla mezquita la qual después que son cristianos la hizieron iglesia919 A modo de hipótesis, planteamos que su ubicación podría estar en la antigua escuela rural que aún se mantiene en pie y que anteriormente fue iglesia. Dicha edificación está en la huerta de José Jiménez Enrique a pocos metros de la casa de la Torre y también por debajo de este camino. Por último, y como lugar imprescindible asociado al área residencial, está el espacio de enterramiento. Para su localización ha sido fundamental la colaboración de algunos vecinos de la zona920. La necrópolis se encuentra a unos trescientos cuarenta metros por debajo del área residencia en dirección SE y en la parte inferior del camino de la Torre cuando el terreno se suaviza y disminuye su grado de pendiente. Se ha podido apreciar, sobre el terreno, abundantes fragmentos óseos, especialmente en el talud que se realizó para ampliar el camino en 1980. También se han registrado numerosas lajas que tendría como función el cubrimiento de las tumbas. Los Villares de Algane es otro importante enclave del periodo andalusí. El topónimo no puede explicarse a partir del haz lingüístico romance. Pertenece, como evidencia la presencia del artículo <al-> al sustrato árabo-beréber. Existe la voz Agane en beréber que Pascon traduce por roseaux921. Podría explicarse a partir del árabe; ganam, por ejemplo, ‘ganado’. Está situado en término municipal de Coín, en el partido rural de Carranque. Ocupa una superficie aproximada de dos hectáreas, con una orientación NE, a una altura de 155 m snm y con una geología compuesta por margas, arcillas y areniscas del Oligoceno922. Se emplaza en la margen derecha de río Grande, justo por encima de la 919 ACM, Pleito. Quisiera agradecer la colaboración prestada por José Jiménez Enrique. 921 Pascon, 1983, p. 632. 922 IGME, 1972, hoja 1052, Alora. 920 384 línea de rigidez que marca la acequia de Guaro923. Su hallazgo se produjo en el marco de una actividad arqueológica denominada “Territorio y Poblamiento Humano en el Río Grande: Prehistoria y Protohistoria” por la cual se desarrollaron varias prospecciones en el año 2003. También, dentro de dicho proyecto, se efectuó una excavación arqueológica de unos silos del Neolítico que dio como resultado la aparición de una maqbara924. Se ubica en una zona de ladera de pendiente suave. Su parte inferior se encuentra por encima de la acequia de Guaro, y la superior coincide con un carril asfaltado que comunica los partidos rurales de Carranque, Cuenca, Valenciana, con Coín y Alozaina. La parte inferior se asocia al período altomedieval debido a la aparición en superficie de fragmentos cerámicos de cocción reductora y sin ningún tipo de vedrío. Sin embargo, en su parte media y superior, los restos cerámicos tienen una tipología que vinculamos con períodos postcalifales. También creemos que en su economía tuvo un peso relevante la agricultura de irrigación asociada a las terrazas que aún hoy día existen por debajo de la acequia de Guaro. Otra alquería de gran interés y en buen estado de conservación es la Torrecilla, en el término municipal de Coín, sobre una terraza fluvial de río Seco afluente de río Pereila, ocupando una extensión de algo más de una hectárea y media. Su contorno está perfectamente delimitado por dos arroyos y por el río. También existe un “espaldar” en su vertiente N que cae de forma abrupta hasta las cercanías de río Grande. Se observa en superficie diversos restos de estructuras murarias que nos hacen pensar que podría haber estado circunvalada por una cerca defensiva, además de apreciarse en su extremo SE una forma rectangular, compartimentada en cuatro apartados que relacionamos con una edificación relevante. Apreciamos en su sector N, situado a pie de ladera, varias estructuras murarías bien conservadas que son visibles debido al abarrancamiento producido por la lluvia en el rebaje hecho al realizar un carril en los años setenta del siglo XX. En este sector es donde existe un mayor número de fragmentos cerámicos relacionados con artefactos de 923 La acequia de Guaro es el canal más importante y el de mayor extensión que existe en la comarca. Su longitud es de aproximadamente diez kilómetros, realizándose la captación de aguas en término municipal de Tolox, y terminando su recorrido en el partido rural de Cuenca en Coín. A falta de un estudio riguroso sobre sus orígenes y sobre la hidráulica de la comarca, creemos que la mayoría de su trayecto tiene un origen moderno o contemporáneo debido a su excesiva longitud impropia de la hidráulica andalusí. Pero también detectamos tramos de probable origen andalusí como sería los de Carranque o Cuenca. 924 Márquez Romero y Fernández Ruiz, 2002, p. 309. 385 exposición al fuego, de presentación de alimento y de almacenaje, por lo suponemos que el núcleo del espacio residencial estaría en esta zona. Las primeras noticias que tenemos proceden del Libro de Repartimiento de Coín al mencionar el pago de la Torrecilla, no especificándose con claridad su localización: Otro trançe junto con este del otro cabo del ryo de Pereyra por el ryo de Guaro arryba a dar a la torrecilla925 También proponemos la hipótesis de que pudiera corresponder con la alquería despoblada de Alcalá926 que se encontraba en las cercanías de Coín. Probablemente tendría unos antecedentes califales a tenor de los fragmentos cerámicos hallados, especialmente de cazuelas. Sin embargo, existe un predominio de la cerámica vidriada y de las tipologías relacionadas con el período bajomedieval. González Martín927, arqueólogo que ha participado en diversas prospecciones en la zona dirigidas por la UMA, ha sido el primer investigador que ha dado alguna referencia concreta sobre este enclave. No consta en el PGOU de Coín ni en la base de datos del IAPH. También la agricultura de irrigación jugaría un papel fundamental en su economía dependiendo ésta de los suministros hídricos que le proporcionarían varios arroyos en los que se han detectado estructuras de presas y, fundamentalmente, las acequias provenientes de río Pereila en las cercanas huertas irrigadas por este cauce, ya que dicho río Seco tiene un estiaje muy acusado que impide que pueda proporcionar un suministro hídrico efectivo en verano. En la zona media y alta del espacio residencial, el sustrato geológico predominante está formado por esquistos, gneises y cuarcitas del Paleozoico y Precámbrico, mientras que en su parte baja, ya cercana al río, sus suelos están compuestos por margas y arcillas del Eoceno928. Esto produce una zona de contacto entre suelos porosos y suelos impermeables que hace que el nivel freático este muy superficial. En sus alrededores se conservan dos pozos y una mina hidráulica que probablemente formarían un qanāt, 925 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 116, p. 286. Si entendemos que el actual río Seco, en cuya margen izquierda se encuentra el yacimiento de la Torrecilla, corresponde con el río Guaro, es probable que ambos lugares coincidan. Esta hipótesis se reforzaría por el hecho de que el actual río Seco tiene su nacimiento en el partido rural de los Guájares, muy cerca del núcleo urbano de Guaro. 926 Todos los indicios nos llevan a pensar que la Torrecilla estaba circumbalada por una cerca defensiva, además de poseer una torre-alquería.Todo ello le podía dar el aspecto de una importante fortaleza acorde con el topónimo de Alcalá (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Péres, 2004, fol. 124, p. 257). 927 González Martín, 2007, p. 180. 928 IGME, 1972, hoja 1066, Coín. 386 mientras que en la vertiente meridional del la alquería se encuentran lo que podrían haber sido los restos de dos pequeños manantiales que probablemente ya estarían en uso en el período andalusí. Posee una orientación SE y una altura de 170 m snm. Tabla.7.1-Sinopsis de los asentamientos altomedievales en altura Alquería/ ḥiṣn Ubicación Altura s nm Distancia punto Orientación captación agua Murta Meseta en altura 780 m 700 m SE Porticate Ladera 660 m 100 m SE Almenqueire Cumbre 1016 m 1300 m - Llanos Tejar Ladera 400 m 450 m SE Llanos del Concejo Meseta en altura 460 m 1800 m SE Acazarí Cumbre, Ladera 400 m 500 m NE: Ladera 1074 m 2700 m Espacio hábitat: espacio de hábitat Castillejo Cumbre SE Cerro Aljibe Cumbre 380 m 2000 m - Pereila (Yunquera) Terraza en altura 965 m 50 m SO Jorox Ladera 570 m 600 m SE El Albar Ladera 420 m 420 m SE Loma Caballera Ladera 230 m 200 m SO 387 Ardite Meseta en altura 360 m 800 m - Barranco del Moro Cumbre 320 m 800 m - Tabla.7.2-Lugares en los que se constata poblamiento bajomedieval (siglos XII-XV) Alquerías Ubicación Altura s nm Distancia Orientación captación agua Vallecillos Ladera 420 m 80 m SE Majanales Bajos Ladera 370 m 440 m SE Bolixes Ladera 250 m 8m SE Breñas Ladera 380 m 50 m NO Nacimiento de río Ladera 400 m 120 m SE Alcaría Guaro Ladera 320 m 120 m NO Barrancas Tomás Terraza fluvial 156 m 7m NE Guaro Viejo Ladera 280 m 30 m E, SE Guaro Ladera 360 m In situ SE Moxnar Ladera 340 m In situ SE Moheda Ladera 487 m 80 m NO Villares Alpujata Ladera 560 m 85 m NO Villeta Ladera 400 m 360 m NE Pereila (Coín) Ladera 340 m 30 m SE Grande 388 Algane Ladera 155 m 80 m NE Torrecilla Ladera 170 m 60 m SE Benamaquí Meseta 300 m In situ - Dakwān Ladera 220 m In situ - Tolox Ladera 280 m In situ - Yunquera Meseta 700 m 90 m - Alozaina Ladera 360 m In situ - 7.2.- Villas fortificadas Aunque fuera del ámbito de lo que denominamos “despoblados”, encontramos una serie de villas, fundamentales para el conocimiento de la estructuración territorial de la comarca, como sería los casos de Dakwān/Coín, Tuluš/Tolox, Unkayra/Yunquera, Benamaquís, Monda y ḥiṣn al-Husayna /Alozaina. Se trata de núcleos poblacionales que tuvieron una continuidad ocupacional tras la conquista castellana de finales del siglo XV, con la excepción de Benamaquís, además de tener ya una importancia notable en época nazarí donde, probablemente, fueran los centros que estructuraban la Subcuenca tanto a nivel militar, como de control territorial, de fiscalidad, además de posibles funciones de redistribución de la producción agrícola. Son, por lo tanto, estructuras de poblamiento y organización del territorio que supondría una evolución clara de las antiguas alquerías o ḥuṣūn, para llevar a convertirse en pequeñas ciudades929. La villa de Yunquera930 está situada al pié del importante macizo de la sierra de las Nieves y a una altura de 681 m snm sobre una de las escasas mesetas que existen en esta zona montana. El sustrato geológico predominante está constituido por travertinos 929 Malpica Cuello lo expresa de manera clara cuando dice: Estos castillos no son solo la expresión de unas necesidades defensivas, sino que van mucho más allá. Sirven de sistema de control del territorio y de la organización de la distribución de los productos agrícolas. No llegan a ser ciudades, pero han iniciado el camino para serlo (Malpica Cuello, 2011, p. 108). 930 Sobre Yunquera y Tolox véase el artículo de Martínez Enamorado “Dos fotalezas andalusíes en la Algerbía malagueña en la Nufādat al-ŷirāb de Ibn al-Jatīb: Tolox y Yunquera” 2002. 389 como es común en otras villas de la comarca tales como Coín, Monda, Tolox o Alozaina, buscando zonas de contacto geológico o de ruptura del nivel freático que generaban manantiales permanentes. Así en sus cercanías se hallan las importantes surgencias del río Planos y de la Alfaguara, junto con otros hontanares de menor entidad. Debió de ser una pequeña alquería murada a la que los castellanos clasifican como “villa”931al final del siglo XV. Tenemos información sobre el número de habitantes mudéjares que poseía mediante unos documentos fechados entre 1492 y 1501, en los cuales figuran el censo que pagaban a la Corona por la tenencia de cabezas de ganado y la producción de cereal y pan932. Los contribuyentes ascienden a un total de veintinueve varones. Se plantea la misma problemática que vimos en Guaro al no tener datos sobre los fallecidos en las escaramuzas, los que se fueron allende y aquellos que emigraron de las alquerías cercanas en que la población musulmana fue expulsada por los castellanos. La existencia de tan solo cuarenta casas en 1572933 nos puede orientar de la escasa importancia demográfica que pudo tener a finales del emirato nazarí. Su topónimo tiene un origen latino derivado del vocablo juncu: junco, vegetación que, probablemente, sería abundante en las cercanías del río Planos. Siguiendo a Chavarría Vargas en su análisis del topónimo de la Axarquía malagueña, Juncales934vemos como en un primer registro se mantiene la consonante inicial en forma de /y/ como parece corresponder a la transcripción castellana moderna de “Unkayra/Unkīra”. En un segundo grupo más conservador se mantiene la -j- inicial sin variación como en Aljuncar. La tercera de las formas la clasifica como más evolucionada con una pérdida de la consonante inicial, como sería el caso de Unqueira, 931 AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 198-292. Ibídem, Leg. 168, fol. 198. 933 Tenían los moriscos de la dicha villa quarenta casas dellas avitables e dellas maltratadas y caídas (AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, fol. 66). Si la comparamos con otra villa cercana como Monda, para la misma fecha, esta tenía noventa casas (Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, p. 201). Incluso poblamientos como Guaro, que según las fuentes castellanas poseía una categoría inferior, es decir de “aldea”, tenía mayor número de viviendas que Yunquera, con setenta y dos casas para la misma fecha (AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 16v). Todo ello a pesar de que la pérdida de población a finales del siglo XV en Yunquera parece haber sido escasa (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 111, p. 50). 934 Chavarría Vargas, 1997, p. 139. 932 390 mozarabismo de la Alpujarra granadina935. Esta última forma es la que tenemos atestiguada con raíz árabe para la Yunquera malagueña: “Unkayra/Unkīra”936. Las primeras noticias que poseemos sobre esta villa proceden del siglo XIV y son recogidas por Ibn al-Jatīb en la Nufadat al-yirab, haciéndose referencia a la “travesía del sultán Muhammad V destronado (desde el Magreb) hasta al-Andalus”937: Dio alcance (el sultán) al resto del ejército meriní (ŷays al-marīnī) y a quién se había demorado de su gente a las afuera de Ronda (bi-zāhir Runda). Salió hacia los alfoces de Antequera (ahwāz Antiqayra) con un pequeño ejército de musulmanes (ŷuways min al-muslimīn) y se sometió a su obediencia (tā á la-hu) el castillo de Yunquera, uno de los castillos pertenecientes a Málaga (ḥiṣn Unkayra min al-husūn al-mansūba ila Mālaqa). Destituyo a su alcaide (qā id) y puso en él a un personaje de los caballeros (al-jayí) en quién confio (el control de la fortaleza)938 Su importante situación queda patente en el texto al ubicarse en un estratégico lugar en el camino entre Ronda y Antequera, una vez que el trayecto natural por Teba había quedado interrumpido debido a la conquista de Antequera en 1410939. Tras la caída de Ronda en 1485 se produce la rendición de las alquerías y castillos serranas. Una de los que capitula fue Yunquera lo que permite a su población tomar el estatus de mudéjares, conservando su religión y propiedades. Sabemos que el primer alcaide nombrado por los castellanos fue Diego de Barrasa940. También los musulmanes tuvieron su representante en la persona de Hacen Albite nombrado por los Reyes Católicos alguacil de la villa, seguramente por los servicios prestados a la Corona en las negociaciones realizadas para la entrega de la fortaleza941. En relación con los elementos defensivos, así como con el urbanismo de la Yunquera andalusí, los restos conservados son escasos y solamente podemos constatar la existencia de un lienzo de muralla que no supera los quince metros de longitud, observándose en ella los restos de dos torres semiexentas situadas por encima de la calle 935 Trillo San José, 1994, p. 138. Martínez Enamorado, 2002, p. 319. 937 Nufādat al-ŷirāb, II, p. 285. 938 Ibídem, pp. 285-286. 939 Martínez Enamorado, 2002, p. 322, citada por Martínez Enamorado, 2002, p. 322. 940 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 242v, p. 446. 941 Cabrillana Ciézar, 1994, p. 27. 936 391 Carnicería Vieja, en un talud natural que forman los travertinos. Hay que tener en cuenta que en 1498 se emite una orden real para la demolición de diecisiete fortalezas del reino de Granada, entre las cuales estaban incluidas Yunquera y Tolox942. Tampoco aparece en el Apeo de 1572 ninguna mención a estructuras murarías ni de un urbanismo con elementos de tradición andalusí. La fortaleza, probablemente, se situaba en el lugar que ocupa la iglesia parroquial actual, al occidente del núcleo urbano, poseyendo la villa un perímetro murario que probablemente iría por las calles Iglesia, Aguas y Carnicería Vieja943. Sabemos también de la existencia de dos puertas de probable origen andalusí: la “puerta de la Villa” recogida ya en el Apeo de Yunquera944y que daba acceso al municipio desde el S, es decir al camino que iba a Tolox, de la cual ha quedado el topónimo árabe fosilizado en Jandaque, al-Jandaq (puerta del barranco o foso)945, y en su extremo opuesto existía otra puerta que comunicaba con el camino que iba a Ronda. Su recurso económico principal estaba estrechamente relacionado con una agricultura de irrigación vinculada a las aguas de las surgencias de la Alfaguara y río Planos. Los riegos de este último cauce forman un complejo de acequias y bancales justo por debajo del poblamiento y en su vertiente SE, que llegan prácticamente hasta el mismo cauce del río Planos. Este esquema corresponde con el prototipo Qarya-espacios irrigados, en que la zona residencial ocupa lugares que no son susceptibles de riego para no interferir la dinámica productiva. La enorme superficie de terreno montano y la cercanía de los pastos altos de la sierra de las Nieves, nos sugieren que la ganadería también tenía un papel importante en la economía de esta comunidad. Aunque si la comparamos con su vecina Tolox, su cabaña pecuaria era sensiblemente más pequeña, probablemente por su también menor densidad demográfica946. La villa de Alozaina. Se sitúa en un cerro prominente que ha sido amesetado y que está en las faldas del macizo calcáreo de sierra Prieta en la zona de transición entre la serranía y la campiña cerealística de la Jara. Su ubicación se corresponde con un punto estratégico al estar a pie de los caminos que unían la Algarbía malagueña con Ronda, la hoya de Málaga a través de Casarabonela con la zona de la serranía y la subcuenca de 942 AGS, Contaduría del Sueldo, 2a, leg. 368, s/f. Fuentes del autor. 944 AHPG, Libro de Población, Apeo de Yunquera, Libro 6809, fol. 85v. 945 Martínez Enamorado, 2002, p. 323. 946 En el período que va desde 1492 a 1501 en Yunquera habían censadas 50 vacas y 607 cabra (AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fol. 198). Para las mismas fechas y en el caso de Tolox existían 217 vacas y 822 cabras (AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 186 y 286). 943 392 río Grande, también con Ronda. Geológicamente se encuentra en una zona de contacto confluyendo las arcillas y areniscas del Cretácico con las margas y arenas del Plioceno, además de la abundancia de travertinos.Tiene una orientación SE. Las primeras noticias sobre ella son tardías y datan de 1484 cuando, tras diversas incursiones por la comarca y después de la toma de Alora por los castellanos (junio de 1984), Alozaina se entrega expulsándose a su población musulmana, siendo la villa incendiada y abandonada947. La repoblación de su territorio no se produjo hasta 1493. Su topónimo tiene un origen árabe siendo el diminutivo de ḥiṣn al-Husayna; “el castillejo948”. De sus atributos urbanos las primeras noticias también proceden del 1493 describiéndose varias torres y la existencia de una muralla: Aloçaina es una villa cercada puebla se aya en ella dos torres yncorporadas en los muros de la vylla e la una es la Puerta de la vylla y tienela Garçi Fernandez Manrique e pidela Barrasa alcayde de Yunquera por una merced y quiere tomar la otra sy aquella no ha, cumple al servicio de V.A que se derribe lo fuerte e quede en raz del adarve e la vylla949 Como vemos en el párrafo anterior, se hace alusión al desmantelamiento de parte de la estructura defensiva de la villa. Sin embargo, se debió de mantener intacto e incluso someterlo a reparación ya que en 1568, como consecuencia de la sublevación morisca, un contingente de estos ataca Alozaina cuyos habitantes se hacen fuerte dentro de su recinto murado950. En los Repartimientos de Málaga también se recopila alguna información sobre su estructura urbana. Deducimos que tuvo que ser un recinto de pequeñas dimensiones ya que cuando se realiza el reparto de las casas entre los nuevos repobladores, se menciona constantemente como lindero al muro: una casa que tyene alinde con el muro [...] Bartolome Gacía d´ Aracena: diosele una casa lindera con el muro [...] queda un solar alinde con el corral que se dio a Juan de Moya, vera del muro 951. La iglesia y el 947 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 61. Martínez Enamorado, 2003a, p. 413. 949 AMM, AACC, vol. 1, fol. 197. 950 Mármol de Carvajal, 1991, p. 58. 951 Los Repartimientos de Málaga, ed Bejarano Pérez, 2004, fol. 242, p. 446. 948 393 cementerio también se recogen en la documentación952pudiendo coincidir con la antigua mezquita y la maqbara islámica. Sin embargo, aparece un edificio singular que no logramos identificar: diosele un palacio caydo, alto e baxo953. La contabilidad de las casas y solares concedidos a los repobladores es difícil de estimar ya que a algunos de ellos se les adjudican bloques de casas de una misma calle sin especificar su número exacto. Podemos arriesgarnos a hacer una cuantificación aproximativa que estaría entre treinta y cinco, y cuarenta casas y solares954. Sobre sus recursos económicos creemos que la agricultura de irrigación no tuvo un papel preponderante. Las zonas irrigadas estaban en torno a la fuente Grande, en la zona baja de la villa y, fundamentalmente, en Jorox a unos siete kilómetros del núcleo de la villa. Este último pago, hoy día perteneciente al término municipal de Alozaina, sí sostuvo una importante agricultura de regadío cuyas aguas eran suministradas por la surgercia del río Jorox955. Sin embargo, la lejanía del núcleo poblacional y la existencia de restos de un posible poblamiento in situ, parecen reforzar la hipótesis de que se trataba de una alquería autónoma de Alozaina. Con respecto a la agricultura de secano, parece que tuvo una importancia notable estando sustentada por las ricas tierras de la Jara muy apropiadas para el cultivo del cereal por su edafológica arcillosa (margas arcillas y areniscas del Paleógeno956). La villa de Tolox957se sitúa en el pie de monte de la sierra de las Nieves o de Tolox, a una altura de 315 m snm y en la zona de transición geológica entre las calizas alabeadas, las peridotitas y micoesquistos del Paleozoico958, donde confluyen los ríos Alfaguara y de los Caballos. Según Esteban García: Se trata de una situación que facilita el acceso a los diversos recursos, al agua, como más adelante se verá, a la sierra, que va a ser una reserva de materia prima para los pobladores, y a las tierras de cultivo más fértiles, ya sean de secano o de regadío [...] El recorrido de las antiguas vías pecuarias nos remite a la importancia pasada que esta zona tuvo para la ganadería. Tolox se 952 Ídem. Ibídem, p. 448, fol. 243. 954 Ibídem, pp. 446, 447, y 448, fols. 242, 243 y 244. 955 Ordóñez Frías, 2013a. 956 IGME, 1972, hoja 1052, Álora. 957 AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fol. 286. 958 IGME, 1972, hoja 1051, Ronda. 953 394 encuentra en la puerta de acceso a la sierra y a los pastos de verano, un elemento fundamental en la economía agropecuaria de la región959 Al igual que en los casos de Yunquera y Guaro, tenemos información sobre el número de habitantes mudéjares que poseía a través de unos documentos fiscales fechados entre 1492 y 1501, recogiéndose un total de ciento veintitrés varones que pagaban censo por la tenencia de determinadas cabezas de ganado y por la producción de trigo y pan. La escasa información demográfica sobre este complejo período hace que mantengamos la consiguiente reserva sobre estos datos. Su toponimia pertenece al sustrato prelatino, integrándose etimológicamente dentro de los orónimos preindoeuropeos, tales como Tolosa o Toulouse960. Su identificación con algunos de los Torrox (Turruš) de la fitna hafsuní ha constituido un error recurrente en la bibliografía decimonónica desde que Dozy hizo esta propuesta961. Incluso dicho error ha llegado hasta nuestros días962cuando Acién Almansa identificó Tolox con el lugar de nacimiento Ibn Abī ‘Āmir, Almanzor963. La única mención que tenemos sobre esta pequeña medina andalusí proviene de nuevo de Ibn al-Jatīb en la Nufāḍat al-ŷirāb, cuando Muḥammad V destronado recupera el emirato conquistando una serie de castillo de la Algarbía malagueña en 1362: Y el sultán se puso en marcha seguido de una muchedumbre, y la gente acudía (a ver pasar el cortejo), y se sometieron las celebres fortalezas (de la Algarbía de Málaga) como Coín (Dakwān), Cártama (Qartama), Tolox (Tulus), Mijas (Miyis) y Osunilla (al-Munšāt)964 Tolox aparece en 1485 como uno de los castillos que se sometieron a la autoridad del rey Fernando tras la caída de Ronda. Se produce una rendición pactada exenta de resistencia armada lo que hace que los toloxíes puedan acceder al estatuto de mudéjares. Con relación a la estructura urbana de origen andalusí contamos con escasa información documental y arqueológica. En primer lugar podemos destacar la existencia de un recinto murado como vimos anteriormente en la información que nos transmitió 959 López García, 2014, Inédito. Hubschmid, 1960. 961 Dozy, 1984, pp. 265-269. 962 Martínez Enamorado, 2002, p. 324. 963 Acién Almansa, 1994. 964 Nufādat al-ŷirāb, III, p. 118, citado por Martínez Enamorado, 2002, p. 325. 960 395 Ibn al-Jatīb. Al respecto Fernández López en su tesis doctoral realiza un estudio de su castillo y de su estructura urbana: La traza de su planta se advierte siguiendo la distribución y denominación de algunas calles; la ordenación urbana y su condicionamiento topográfico permiten recomponer parte del antiguo trazado. Debió contar con un solo recinto, irregular, adaptado al terreno. Su entrada principal estuvo orientada hacia el sur, zona más accesible del conjunto, aunque probablemente tuviese alguna puerta falsa o paterna de seguridad [...] algunos restos incrustados en las modernas construcciones, que indican que se trataba de una obra de mampostería de grandes bloques irregulares y acostante en sus dimensiones965 La fortaleza fue destruida por orden real, junto con otras diecisiete del reino de Granada incluida la de Yunquera966, aunque algunos investigadores matizan esta información: una destrucción parcial, buscando anular su capacidad bélica y evitando que pudiera ser utilizadas por la población mudéjar. Aparte del ahorro que suponía a las arcas reales la desaparición de las alcaidías 967 En la transcripción realizada por López García sobre el Apeo y Repartimiento de Tolox968, documento que fue redactado en 1572 algo menos de un siglo desde la caída del emirato granadino, se mencionan elementos tanto de la fortaleza, como de la cerca de la alquería969: cupole la casa que fue de la viuda de Hernando Madani con las casas caydas por parte de abaxo que fueron de Pedro de Arnin de de los menores de Çermen con la torrecilla de Sancho Guefate en la muralla que alinda con el muro970[...] 965 Fernández López, 1987, p. 465. AGS, Contaduría del Sueldo, 2a, leg. 368, s/f. 967 López García, 2014, Inédito. 968 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, ed. López García, ep. 969 Como vemos López García discrepa sobre la opinión emitida por Fernández López que considera a Tolox como una villa fortificada con una única cerca defensiva. Sin embargo, el primero la considera una villa con doble recinto murado similar a las estructuras existentes en Dakwān, Benamaquí, Monda, Yunquera y Alozaina. Correspondería al modelo descrito por Malpica Cuello de villas de doble recinto amurallado, con castillo y poblado (2011, p. 106). 970 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fols. 361-361v, ed. López García, ep. 966 396 Casa de la viuda Albamina linde con la muralla y con casa de Gonzalo el Muli971 Igualmente, también se recoge la existencia de una puerta que podría coincidir con la entrada principal de la villa que actualmente correspondería con el acceso desde la plaza del Alta con las calles Villa Alta y Villa Baja: Casa de Luis Yxbili linde con puerta de la villa e con casa de Hernando de Yxbili972. Otro elemento fundamental en el paisaje urbano andalusí es la existencia de una mezquita-aljama. Así en Tolox se identifica dicho edificio con la iglesia de Santa María973. Pero esta construcción fue destruida durante la sublevación morisca de 15691571: que la yglesia desta dicha villa está quemada y en alberca974. El arrabal constituye otro componente básico de la estructura urbana tardoandalusí. En Tolox conocemos la existencia de un amplio arrabal en 1572 que contaba con más de cien casas. Sin embargo, y siguiendo a López García975, no sabemos si este espacio residencial situado a extramuros existía a finales del siglo XV, o fue consecuencia de un crecimiento demográfico o de flujos migratorios producidos en el siglo XVI. El cementerio islámico o mocaver también aparece en el Apeo y Repartimiento: y otro cuerpo quemado alinda con el osario de los moriscos y con casa que fue de la viuda de Melchior Lagan976. De su antigua ubicación tenemos constatación arqueológica proporcionada por la realización de un parking subterráneo efectuado en el año 2011 por debajo de la plaza Alta y en una zona que correspondería con los extramuros de la villa, como era habitual en este tipo de instalaciones. Se perdió la oportunidad de haber realizado un estudio en profundidad de estos niveles arqueológicos ya que fueron destruidos en su totalidad. La economía del Tolox tenía como uno de los recursos principales la agricultura de irrigación que se practicaba en las terrazas regadas con las aguas de los ríos Alfaguara, de los Caballos y Almozara977. La mayoría de estas zonas creemos que pudieron tener un origen andalusí, aunque no podemos estimar las ampliaciones que se produjeron en 971 Ibídem, fol. 32v. Ibidem, fol. 35v. 973 Suberbiola Martínez, 1985. 974 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 19, ed. López García, ep. 975 López García, 2014, Inédito. 976 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 420, ed. López García, ep. 977 López García, 2012. 972 397 época morisca por falta de datos. También debió de ser un recurso importante la ganadería ovina, caprina y bovina aprovechando los pastos de verano de la zona alta de la sierra de las Nieves y su extensa zona serrana. Para el caso de Tolox existe documentación que especifica la cabaña pecuaria a finales del siglo XV con doscientos diecisiete vacas, ochocientos veintidós cabras y la sorprendente cifra de noventa y un bueyes de labor978. La antigua villa medieval de Monda ocupaba parte del casco antiguo del municipio actual, y la vertiente N del cerro de la Villeta, hoy día ocupado por cultivos de olivos y almendros. En dicha cara N se encontraba la que denominamos la alquería de la Villeta asociada a un ḥiṣn con el mismo nombre. Los relatos de la conquista castellana dan a Monda la consideración de lugar de aposento de los contingentes gomeres que acuden a la comarca para la defensa de su capital que era Coín. A pesar de la cercanía con respecto a esta, Monda no se tomará sino hasta que se produzca la entrada castellana en Ronda en el mismo año de 1485. La posible resistencia de la población local ya había sido anulada en la conquista anterior de Dakwān. De esa manera se pudo otorgar a la misma la consideración de mudéjar979. A través del Libro de Apeo de Monda tenemos noticias de que la alquería estuvo ocupada durante buena parte del siglo XVI. Fue destruida por sus propios habitantes en 1569 en plena rebelión morisca. Así, cuando se realiza el apeo de las viviendas de la alquería, los repobladores la desdeñan debido al estado ruinoso en que se hallaban: E después de esto en veinte e zinco días del dicho mes de enero de dicho año, el dicho señor juez ante mi el dicho escribano fue a ver y apear las casas fortalezas y otras de las que son en lo alto de la dicha villa [de Monda] y esta dividido de los arrabales, y llebando consigo los dichos alamines y a Bonifacio de Villalobos escribano público y lo anduvo mirando y todas las cassas de la dicha villa bieja estaban caídas sin puertas ni umbrales ni otra madera ni materiales, salbo algunas texas, y las murallas que zercan la dicha villa assi mismo estaban caídas por el suelo, y todas las torres assi mismo y un alguibe para agua ziego y lleno de tierra, y los dichos alamines y Villalobos, escribano, 978 AGS, Contaduría Mayor de Cuentas, 1ª Época, Leg. 168, fols. 186 y 286. Con la caída de Ronda en 1485, una serie de villas envían mensajeros a los Reyes Católicos para pactar su rendición. Así ocurre con Monda: El rey dio seguro que las villas aquí nombradas embiaran a pedir, con condición que luego entregasen las fortalezas de cada una de ella [...] E la villa de Monda é su fortaleza a Hurtado de Luna (Pérez del Pulgar, 1953, p. 420, cap. XLV). 979 398 dijeron que en la dicha villa abia antes del lebantamiento, hasta nobenta cassas pocas más o menos, e por estar de ningún probecho y enlugar aspero e ynabitable, no se hizo copia particular de ellas por mandado del dicho señor juez, que lo firmo de su nombre.= el bachiller Fonseca= Bonifacio de Villalobos escribano, = Andres Solano980 Ante esta situación, los nuevos repobladores castellanos se asentaron en el arrabal de la Iglesia, lugar que ocupa parte del pueblo actual quedando la zona de la alquería como área de cultivo. Tuvo una extensión aproximada de una hectárea y estaba circunvalada por una muralla que en la actualidad conserva la mayor parte de su trazado. Dicha cerca fue realizada aprovechando un cambio brusco de nivel, lo que facilitó su construcción y su capacidad defensiva. La alquería se asentó sobre un terreno abancalado con un grado medio-alto de pendiente. Su instalación en esta ladera parece que se produjo al principio del periodo nazarí como así propusieran Acién Almansa y Rambla Torralbo 981 pues la obra será: rehecha casi en su totalidad en el período nazarí, posiblemente coincidiendo con su ubicación de la alquería en su ladera N. Las causas concretas de este ascenso de la alquería resulta difícil de precisar, pero se debe situar en el complicado marco del final del dominio almohade, configuración del reino nazarí, presencia o zona fronteriza con los meriníes, etc Pero lo más significativo para esta investigación es que es el único despoblado, entre los tratados, en el que se ha efectuado una excavación arqueológica. Se ha podido, por tanto, asociar niveles estratigráficos, registro arqueológico y períodos diferentes. Tras el estudio realizado por este investigador sobre su material cerámico procedente de la excavación efectuada en 1990982, podemos precisar que arroja una cronología que iría aproximadamente desde mediados del siglo XIV, hasta el tercer cuarto del siglo XVI, para el caso de la alquería. Se muestra de una manera evidente, en consonancia con lo defendido por los arqueólogos que la excavaron, que el sustrato almohade dentro del ḥiṣn es muy 980 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 201. Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, p. 282. 982 Ordóñez Frías, 2014a. 981 399 relevante: Lo que resulta indudable es el abandono de la fortaleza en los siglos siguientes, hasta la importante refortificación de época almohade983. También se ha localizado cerámica verde y manganeso que podríamos vincular con el califato o primeras taifas, pero al encontrarse esta en estratos revueltos, no podemos adscribirla a un período concreto. Su sustrato geológico está constituido por calizas alabeadas del Paleozoico984, con un terreno muy estable y pedregoso en donde la roca madre aflora con frecuencia a la superficie y que en la actualidad está ocupado por cultivos marginales de olivos y almendros. Posee una orientación NE y una altura de 430 m snm. El suministro hídrico del poblamiento provenía de dos manantiales. El primero o fuente del la Villa985, se encuentra justo por debajo del antiguo espacio residencial y apenas a cien metros de este. Su caudal se recoge en una alberca de distribución que riega el partido rural de las Huertas, existente como espacio de irrigación desde época andalusí en que se denominaba de Pitalata. La otra o fuente de Aljauha, está lindando con el antiguo camino de Monda a Coín y sus aguas también eran recogidas en una alberca que riegan los bancales del pago de Afetariz. Ambos espacios de cultivo son recogidos en el Apeo de Monda: Y que ansimismo de la fuente del Haura salían dos azequias que una regaba el pago de Afetarix, que serían quatro hanegadas de tierra, con el agua de dicha fuente, e con el agua de la fuente de la villa que se llegaba en una alberca que para ello ai, y de la misma fuente de Haura yba otra azequia a una alberca que con la dicha alberca se regaba un pago que se dize Pitalata que terna hasta otras quatro fanegas de tierra986 Benamaquís ha sido, hasta hace poco tiempo, una villa/alquería de imprecisa ubicación. El topónimo se presenta bajo diferentes morfologías gráficas, con escasas alteraciones: Benamaquix, Benamaquís, Benamaqués, Benamaquí. Ello refleja la presencia de un grupo clánico, por ahora de filiación indeterminada, cuyo etnónimo puede proceder de distintas raíces: B.k.s., M.g.s., M.k.d., M.k.s., M.k.š o diferentes variantes (algunas de esas raíces en nombres de tribus magrebies; Ibn Jaldūn, ‘Ibar VIII, 983 Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992, p. 281. IGME, 1972, hoja 1066, Coín. 985 Su denominación en época andalusí y morisca era de fuente del Alfaqy (AHPM, P-6598, 1551, s/f). 986 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, pp. 167-168. 984 400 Índices: 476) o, incluso, M.k.n, cuya presencia se detecta en ŷazīrat Mayūrqa a través de Imkan > Inca987 .Recordemos, en cualquier caso, como no es un unicum en la relación de etnónimos que designan pequeñas unidades de poblamiento en al-Andalus. Existe una alquería con su torre y su dehesa dependiente en la tierra de Morón que en documentación bajomedieval Benamequiz/Benabaquys/Benamaquyz aparece 988 con la denominación de y otra en el Campo de Gibraltar, de nombre Benamacuz, mencionado en el Libro de la Montería de Alfonso XI989. El lugar solo comienza a contar con perfil historiográfico al finalizar la guerra de Granada, durante el cerco de Coín y Cártama por los Reyes Católicos en 1485. Entonces, la villa fue tomada por la fuerza y buena parte de sus habitantes ejecutados (vid. las referencias de los cronistas castellanos más abajo).Su ubicación, sabida de su cercanía a la madīna de Dakwīn, movió a cierta especulación hasta que, en el año 2002, Víctor Gallero Galván (2002) expusiera su acertada hipótesis sobre la ubicación de Benamaquí. Afirmaba que la alquería/villa estaba situada en la actual urbanización de Miravalle en el antiguo partido rural de Benamaquísk del término municipal de Coín, para el que contamos con frecuentes alusiones en los protocolos notariales del siglo XVI990. Dicha propuesta fue seguida por Francisco Marmolejo Cantos (2014) que en una reciente publicación analiza, de forma pormenorizada, la documentación existente al respecto ratificándose en la propuesta hecha por Gallero. Consideramos que en la documentación escrita existente, y especialmente en el Libro de Reformación del Repartimiento de Coín (1492), hay suficientes indicios que nos llevan a confirmar que Benamaquí estaba en dicha urbanización de Miravalle: alinda por la parte baxa con el exido e con el arroyo que viene del cabo de los molinos, y por parte arryba […] ençima de la huerta de Lorenço, e de ay derecho hasta dar al canino que venia de Benamaques a Málaga , é de allí por el dicho camino hasta dar en derecho de la torre de Benamaques, quedando afuera la huerta de Haryza y desde allí por el camino que va de la dicha Benamaques a la Fuengyrola […] .Otro trançe, junto con este e viene dende la 987 Barceló Perelló, 1984, pp. 135-136. Morilla Cala, 1996. 989 Libro de la Montería de Alfonso XI, ed. Montoya Ramírez, 1982, p. 710. Martín Gutiérrez, 2015, pp. 53 y 129. 990 AHPM, P-6549, 1562, s/f; P-6555, 1568, s/f. 988 401 dicha torre de Benamaquis, por lo alto, por el camino que viene a Coyn, e por lo baxo dende la dicha torre por el camino viejo que va a Málaga991 De acuerdo con alguna valoración de carácter general, la alquería tendría unos trescientos habitantes al final del siglo XV: Cabe exceptuar el caso de Benamaquis, villa cercana a Coín, la cual, de acuerdo con los datos de Pulgar y Valera, tendría alrededor de 300 habitantes992 Entraría en la categoría de villa de doble recinto murado, con castillo y poblado993 de acuerdo con la propia descripción de la misma realizada con motivo de su conquista por Bernáldez: é así murieron más de cien moros por armas, fechos pedazos, é quedo tomada la villa é fortaleza994 La agricultura de irrigación fue, sin duda, la base de la estrategia económica de esta alquería. Las acequias de la Candonga, del Naranjal y de Los Llanos eran los canales principal que regaban una serie de terrazas por debajo del área residencial de la qarya. Sin embargo, hay varios protocolos notariales del siglo XVI que indican, de forma evidente, como parte del recinto murado que circunvalaba el espacio residencial estaba por debajo de la línea de rigidez que marca la acequia de la Candonga: que resçibo del señor Juan de Verlanga […] una huerta con todo lo que el presente tiene que se llama el castillo de Benamaquis […] ques todo lo que su merçed allí posee dentro del circuyto del castillo […] me obligo la tierra a tenerla limpia e desçarçada e las aguas metidas en madre995 Ello nos lleva a plantear la hipótesis de que la parte inferior de dicho recinto murado estaría por debajo del lugar que hoy se llama el Palomar en el extremo NE de la urbanización de Miravalle, espacio ocupado por tableros de regadío. Mientras que la zona residencial podría haberse situado en parte de las actuales fases III-IV de dicha urbanización, y en una ampliación posterior que se ha denominado el Palomar. Sin 991 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1997, fol. 118, p. 287. Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 32. 993 Malpica Cuello, 2011, p. 106. 994 Bernáldez, Cap.LXXV, p. 71. 995 AHPM, PN, P-6548, 1553, s/f. 992 402 embargo, es necesario profundizar en el estudio de la documentación castellana de los siglos XV y XVI para poder ubicar su emplazamiento de forma precisa, ante la dificultad que plantea el análisis del registro arqueológico. Aunque no tan completo como el caso de la alquería de Pereila, también conocemos parte de sus límites territoriales, información que nos proporciona los Repartimientos de Málaga, cuando alude al sector SE y O de este ente territorial: En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se dice Almahaden donde dixeron que parten los términos entre Xubric e Benamaquis y de allí va el dicho término por el monte adelante a dar una sierra que se dice Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a ellas 996 […] Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo997 Tanto el Llano de Almadén, la sierra de Ally Natar como las Piedras de las Lombardas, son hitos perfectamente reconocibles en la actualidad y que coinciden con el Llano de Matagallar, la sierra del Nacimiento y el cerro de las Lombardas respectivamente, todos ellos en término municipal de Coín. La urbanización total del que suponemos que fue su espacio residencial, nos imposibilita de la elaboración un mapa perimetral del poblamiento con un mínimo de garantía. Su orientación era NE y en su sustrato geológico predominan las tobas y travertinos998. La villa de Dakwān. Pero el núcleo poblacional por excelencia dentro de la subcuneca de río Grande y en el Bajo Medievo, es Dakwān/Coín sobre la que nos centraremos de forma especial realizando un pormenorizado análisis historiográfico. Sin duda, su consideración de centro subcomarcal permite realizar un rastreo documental en el cual se observa, con claridad, una evolución desde qarya a pequeña madīna. Posiblemente en el siglo XIII ya había alcanzado este último rango. 996 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305v, p. 403. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 305v, p. 403. 998 IGME, 1972, hoja 1066, Coín. 997 403 A nivel comarcal, la relevancia alcanzada por Coín fue notable. Hay suficientes indicios que nos permiten afirmar que durante los siglos XIV y XV se convirtió en la capital administrativa, militar y económica de la comarca. Incluso las referencias que preceden a esas centurias nos hablan de una evidente significación zonal. El topónimo Dakwān/Dakwīn no parece explicarse con facilidad. Al contrario de lo manifestado por Helena de Felipe999, ya se defendió la posible relación entre el etnónimo de una familia de origen beréber1000 y este topónimo que, por ahora, no puede ser explicado a partir del romandalusí. Distintas son las posibilidades que ofrece el árabe: existe, derivado de la raíz d.k.w. –que produce el sustantivo dakī (‘inteligente, sagaz’) – un ism (nombre de pila), de acreditada conformación árabe (y, por ende, musulmana) pues lo portaron incluso un par de “compañeros” (ashāb, pl. de sāhib) de Muhammad (Mahoma) cuyos nombres eran Dakwān ibn ‘Abd Qays al-Ansārī y Dakwān ibn Yāmīn, así como distintos mawla-s. El nombre se sigue constatando en repertorios biográficos posteriormente, lo que implica su mantenimiento en la onomástica árabo-musulmana. Independientemente de ello, existe el nombre de una tribu árabe con la puede relacionarse directamente el topónimo: nos referimos a los Banū Dakwān ibn al-Rifā‘a como una de las tribus de los Banū Sulaym1001. Se podría asociar, tal vez, en ese contexto malacitano, a los ŷundíes establecidos en el Bajo Guadalhorce (iqlīm Qartama) a mediados del siglo VIII. Sin embargo, su origen amazigue no puede ser completamente descartado, habida cuenta del acreditado origen beréber de los citados Banū Dakwān. El topo-etnónimo se mantiene absolutamente estable en su grafía hasta llegar al siglo XV, cuando el anónimo autor de la Nubdat al-‘asr lo escribe de la manera en la que, desde bastante tiempo atrás, se pronunciaba Dakwīn1002, esto es, afectado por una imēla de segundo grado (a>i) y por la oclusión de la D- inicial1003. Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que la grafía >ā< | >ī< no implica necesariamente la preservación de la 999 No creemos posible relación alguna entre la denominación de este linaje y el topónimo Dakwān (Coín), situado en la zona de Málaga (Helena de Felipe, 1997, p. 108, nota 160). 1000 Sobre ella, entre otras contribuciones, Helena de Felipe, 1997, pp. 108-114; Castilla Brazales, 1992. 1001 Citado en Lisān al-‘arab y en al-Nawāysa, 2012, I, 507: Banū Dakwān al-Rifā‘a: qabīla min banī Sulaym bn Mansūr min Qays bn ‘Aylān min al-‘Adnāniyya. 1002 Nubdat al-‘asr, p. 13. 1003 Este fenómeno parece apreciarse en otras reproducciones gráficas anteriores, si bien no estamos seguros que siempre sea fiable. Puede deberse a una errónea transcripción del amanuense. 404 cantidad vocálica del árabe clásico, porque es sabido que el andalusí tuvo un acentuación intensiva1004. Consideramos que desde la forma hablada Dakwīn se produce el topónimo castellano Coín, al producirse entre los conquistadores castellanos, por un mecanismo de falso análisis, la errada percepción de que la primera sílaba no es sino la preposición castellana <de> por lo que había que eliminarla en la construcción final (Dakwīn>Decoín>Coín). Sin embargo, como nos indica M. A. Manzano, solo parece explicarse el topónimo final mediante esta acentuación intensiva que hizo que la primera sílaba perdiera su vocal pretónica, con la consiguiente debilidad de la consonante inicial /ḏ/ en posición implosiva inicial: *Ḏøkwín > *Kwín > Coín (hispanoromance). Ello no invalida que a esta tendencia se uniera una metanálisis de esta /ḏ/ como la preposición ‘de’. Pero no parece que sea concluyente. Hay otros ejemplos de metanálisis en los que no se elimina necesariamente la consonante andalusí. Es posible que si se suprimió de la grafía definitiva fuera porque probablemente, ya el siglo XV —fecha que señala el autor del libro—, la consonante inicial no seguida de vocal pretónica, o bien ya ni se pronunciaba, o bien resultaba rara al oído hispanoromance. Lo cierto es que parece comprobarse la presencia del topónimo, mediante sus respectivos nisba-s, en los nombres de unos andalusíes de la villa de Monda y Guaro, citados como moros que se fueron en un documento de 1491: bajo el apelativo de Dicaini, Adicayne y Discayni entendemos que se oculta el gentilicio Dakwīnī1005. El lugar ya aparece citado en el Muqtabis III de Ibn Hayyān en el curso de una expedición conocida como de Algeciras (gazwat al-Ŷazīra al-Jadrā’) comandada en el año 284/897 contra los dominios de Ibn Hafsūn por el alcaide Ahmad ibn Muhammad ibn Abī ‘Abda. Desde Suhayl/Fuengirola, el ejército emiral se dirigió a Dakwān, sobre el río para asentarse en este campamento […] (ilà Suhayl ilà Dakwān ‘alà al-wādī fakāna al-nuzūl bi-hadihi al-mahalla) el día lunes primero del mes cristiano de junio (šahr yunyuh al-‘aŷamī) de ese año. Allí se entabló un virulento combate, del que según el testimonio hayyāní, salió muy malparado el ejército de Bobastro al perder la vida dos de sus jefes (ashāb), Ahmad ibn Jayrūn e Ibn al-Aysar, y al ser capturados dos grupos, 1004 1005 Véase por ejemplo, Corriente, 1992, p. 60. Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 766, pp. 214-219. 405 uno formado por una docena de caballeros (fursān) y otra docena del cuerpo auxiliar de los “tangerinos” (tanŷiyyūn)1006. A continuación el contingente se dirigió hacia Casarabonela/Qasr Bunayra y Wādī Banī ‘Abd al-Rahmān, frente a Bobastro (muqābil Bubaštar). La noticia revela la significación comarcal del Coín andalusí. La aclaración de que D Dakwān (esta es la primera ocasión en la que se cuenta con grafía del topónimo, presentándose con la oclusión de la -D- inicial, al igual que en la última de las formas registradas) se ubicaba en la ribera de un indeterminado curso fluvial (indudablemente el río Nacimiento, el Wādī Dakwān) es una manera indirecta de hacer referencia a la comarca o distrito. Además, Coín habría de ser un núcleo destacado de la fitna a tenor del combate que en sus alrededores se libró. La plaza estaba defendida por dos significados “compañeros” de Ibn Hafsūn, Ibn Jayrūn e Ibn al-Aysar, sobre los que, sin embargo, no se cuenta con noticias previas. Igualmente relevante es la presencia de miembros del cuerpo de los tanŷiyyūn en un número relativamente considerable, pues una docena de ellos ingresaron en el ejército omeya tras desertar de las filas hafsūníes. Sin duda, esta referencia del Muqtabis III se relaciona directamente con la que, unos años más tarde, reseña el mismo Ibn Hayyān en el Muqtabis V1007. La plaza de Dakwān no quedó en manos leales, pues en el año 308/921-922: se conquistó al-Maydāt en el alfoz de Cártama de la cora de Rayya, construyendo allí el sultán la fortaleza de Qaštruh Dakwān, donde emplazó con mercenarios y pertrechos a Yahyà ibn Zakariyyā’ ibn Antuluh La noticia ha sido abordada por Martínez Enamorado desde muy diferentes perspectivas: la inclusión del término romance qaštruh (>castrum)1008y la semblanza del personaje en cuestión, Yahyà ibn Zakariyyā’ ibn Antuluh, y su actuación en las distintas fortificaciones de la Algarbía, en el flanco occidental de Bobastro1009, son los dos más destacados. Ello nos exime de tener que volver sobre estos asuntos, suficientemente analizados en otras publicaciones. Sin embargo, no reparamos entonces en varias circunstancias en relación con la ubicación de Coín en su contexto comarcal: formaba 1006 Ibn Hayyān, Muqtabis III, p. 121, fol. 91b. Muqtabis V. p.169, fol. 111; trad, p.134; Ibn ‘Idārī, Bayān II, p. 180; trad, p. 299; Crónica de ‘Arīb, p. 165). 1008 Martínez Enamorado, 2003a, p. 283. 1009 Martínez Enamorado, 2010 y 2011. 1007 406 parte del alfoz de Cártama (hawz Qartama), lo que seguramente quiere decir para Ibn Hayyān que se integraba en el distrito (iqlīm) de los ŷundíes conformado desde el siglo VIII y el lugar donde se emplazaba Coín era llamado al-Maydāt, término árabe (en realidad, al-Mā’idāt) que designa, por un lado, una ‘mesa donde comemos’ y, por otro, un ‘cerro’ o ‘muela’, según las correspondientes entradas en P. de Alcalá y Dozy, por lo que al presentarse en plural simplemente haría alusión a los distintos cerros que componían el territorio inmediato a Coín. Tenemos, por consiguiente, que las primeras referencias a este ḥiṣn, tan escuetas, definen su territorio a partir de sus dos hitos topográficos más relevantes: el río (‘alà al-wādī), por una parte, y las diversas muelas que se levantan en las cercanías del curso fluvial (al-Maydāt), por otra. Observamos, además, cómo Dakwān va ganando peso en ese conjunto comarcal conforme va trascurriendo la historia de al-Andalus. Si Qartama designa desde el siglo VIII al iqlīm de los yemeníes instalados en torno a esta localidad (distrito en el cual habría de integrarse desde esas fechas tan tempranas Coín), con el paso del tiempo será esta última la localidad con una presencia historiográfica en las fuentes más reseñada. Sabemos que en el Dikr bilād al-Andalus, por ejemplo, se incluyen las dos localidades (Coín y Cártama) entre los castillos y ciudades (wa min husūni-hā wa-muduni-hā) de la desaparecida cora de Rayya1010 o que, más tarde (s. XIV), en el Mi‘yār al-Ijtiyār de Ibn al-Jatīb1011 se conceden a las dos villas sus respectivas descripciones. Las diferencias entre una y otra obedecen a razones de orden funcional: no parece existir duda, por ejemplo, sobre la condición de sede cadial de Coín. A partir de la noticia de alWanšarīsī1012 sobre Abū Bakr Muhammad ibn. Manzūr, perteneciente al prestigioso linaje de los Banū Manzūr, algunos autores han venido defendiendo desde antiguo que Coín era la sede del cadiazgo de la Algarbía malagueña1013. Recientemente se ha afirmado que solo se conoce un documento en el que explícitamente, se conceda a Coín la consideración de ciudad. Ese documento no pertenece al acervo textual árabo-andalusí, sino que fue emitido por un notario mallorquín de nombre Pere Llitrà a los pocos meses de la conquista castellana. Ello nos obliga a realizar un ejercicio de traducción comparativa. Este es el testimonio: 1010 Dikr, p. 68; trad p. 74; ed. Būbāya, p. 124. Ibn al-Jatīb, Mi‘yār al-ijtiyār, p. 67; trad, p. 138. 1012 Mi‘yār al-mu‘rib, III, pp. 175-176. 1013 Martínez Enamorado, 1995, pp. 285-287 y 290-292; también Calero Secall, 1987, pp. 6-7. 1011 407 En aquest Regne de Granada, detengur per aquestes infels de moros la ciutat de Cohin ab la villa et fortaleza de Cártama1014 Valórese, en principio, la diferencia en los calificativos dedicados por el notario a las localidades de Coín y Cártama. En realidad, si entendemos el término castellano “villa” como la traducción de madīna, no habría diferencias entre el término ciutat aplicado a Coín y el de villa que se emplea para Cártama en este caso y para otras localidades granadinas (entre otras muchas, Coín) en el proceso de la conquista castellana. Todas las fuentes árabes de los siglos finales de al-Andalus insisten en la relevancia de Coín en su contexto territorial, relevancia que, con todo, no es acompañada de la titulatura urbana que indudablemente le correspondía a partir, tal vez, de los siglos XII o XIII. En 1 de muharram de 682/1 de abril de 1283 el emir meriní Abū Yūsuf conquistó en su alfoz [de Málaga] muchas fortalezas (bi-ahwāzi-hā husūnan katīratan), partiendo desde la capital malacitana. Las que se mencionan son todas de su Algarbía: Cártama/Qartama, Coín/Dakwān y Fuengirola/Suhayl1015 citadas por ese orden, lo que significa que se trazó ese itinerario por el valle para pasar luego al litoral por el wādī Suhayl/río Fuengirola. En el mismo Rawd al-qirtās1016 se vuelve a mencionar Coín, en acontecimientos que tienen por protagonista a Abū Zayyān Mindīl, quien, al frente de un destacamento militar meriní, se instaló en los días finales de ramadān del año 684/última semana de noviembre de 1285 en un campamento en las inmediaciones de Coín. La noticia incluye algún matiz que ahora abordamos: si Ibn Abī Zar‘ se detiene en detallar que después de dirigirse a la fortaleza de Coín, de los alrededores de Málaga, se instaló en sus afueras acto para el cual recurre a la raíz s.k.n. que entendemos no se ajusta a este contexto por estar revestida de un cierto sentido de permanencia estable (fa-insarafa ilà ḥiṣn Dakwān bi-l-qurb min Mālaqa, fa-sakana bi-jāriŷi-hi), al-Nāsirī emplea otro verbo de la raíz n.z.l. y una explicación para el contexto muy similar (wa-anzala-hu bi-ḥiṣn Dakwān qurb Mālaqa). 1014 Barceló Crespí, 1991, p. 654. Ibn Abī Zar‘, Rawd al-qirtās, p. 443; trad. II, p. 637. 1016 Rawd al-qirtās, p.491; trad, p. 683; al-Nāsirī, al-Istiqsā, I (3), p. 64; la noticia es analizada, entre otros, por Manzano Rodríguez, 1992, pp.102, 126 y 142; para ambas referencias que proporciona Ibn Abī Zar‘ puede consultarse Vidal Castro, 2000, pp. 97-98. 1015 408 El testimonio que se integra en la correspondencia diplomática de Granada ayuda a establecer el rango alcanzado por la madīna de Coín en el conjunto granadino. Era la cabecera de una marca fronteriza en una indeterminada fecha (en torno a 766/1364) a cuyo frente se emplazó, por orden directa del sultán granadino Muhammad V, Idrīs ibn ‘Utmān ibn Abī l-‘Ulā, con el título de comandante de los voluntarios de la fe, combatientes de la guerra santa, y primer jefe para la defensa de la religión (šayj alguzāt al-muŷāhidīn wa-kabīr ūlā al-difā‘ ‘an al-dīn). Es seguro que esa marca fronteriza estaba formada entonces por los distritos occidentales del Sultanato granadino, entre los cuales, además de Málaga y Ronda, se incluía Dakwān: le nombra comandante de los voluntarios de la fe, combatientes de la guerra santa, y primer jefe para la defensa de la religión en la ciudad de Málaga, hermana de la capital de su reino, segunda perla preciosa de su collar […] confiándole el cuidado de los distritos occidentales, Ronda y Dakwān y sus términos de un modo exclusivo e independiente, con amplio e ilimitado poder para conducir a todos ellos hacia la guerra santa, obrando según su gloria en toda situación1017 La terminología empleada en este texto diplomático bien merece una breve explicación. Además de las expresiones aplicadas a Málaga, hermana de la capital de su reino (ujti hadrat mulki-hi) y segunda perla preciosa de su collar (tāniyat al-durrat altamīna min silki-hi wa-dār salafi-hi) que revelan que se encontraba en un escalón superior en la jerarquía de la defensa del reino, al homologarse a partir de esta terminología con la misma ciudad de de Granada (hadrat Garnāta), para Ronda y Coín y lo que le acompañan a una y otra (wa-mā ilay-hā) se emplea otro vocablo de resonancias contemporáneas: qā‘ida (se usa el plural, qawā‘id) con el sentido bien conocido de ‘base’ militar. Claramente, estas dos localidades son las bases en la defensa del Occidente granadino (al-Garbiyya) que en este contexto no se refiere únicamente a la comarca malacitana sino a todas las dependencias al O de Málaga, al incluir Runda. De alguna manera esto queda confirmado en la descripción del periplo que en otoño de 761/1359 llevó a Muḥammad V, destronado en ese momento, desde la capital granadina al Magreb vía Ceuta en su primer exilio, en el cual uno de los hitos citados, después de 1017 zahīr o decreto recogido por Ibn al-Jatīb, Rayhāna, II, p. 70 y traducido por Gaspar Remiro, 1916, p. 41 (s.d.); lo interpretan, entre otros investigadores, A. M. al-‘Abbādī, 1973, p. 32 y Manzano Rodríguez, 1992, p. 360, nota 1021). 409 Antequera (Antaqīra) y antes de Marbella (Marballa) fue Dakwān1018. Por el contrario, cuando recupera el trono después de 763/1362 la relevancia de Coín1019 se diluye entre una relación de fortalezas de la Algarbía, como son Cártama/Qartama, Tolox/Tuluš y Mijas con Osunilla/Miŷīš y al-Munšāt1020. Bastante más tarde, en torno a 849/14451446, Coín, como capital de la Algarbía, participará junto con Ronda y con la propia ciudad de Málaga, en la revuelta habida contra Muhammad IX al-Aysar, como evidencia Ibn ‘Āsim1021. Coín es una de las pocas localidades granadinas para la que existe una referencia relativamente prolija de las fuentes árabes sobre la conquista definitiva en los años finales del siglo XV. Las dos crónicas que relatan la última guerra contra al-Andalus, muy relacionadas entre sí como Velázquez Basanta ha argumentado pues, que se puede seguir la vía de transmisión que lleva de una a otra (de la Nubda al Nafh)1022que recogen referencias sobre Dakwān. En la primera de ellas, de la cual bebe al-Maqqarī, la anónima Nubdat al-‘asr la conquista se cuenta así: Y cuando era el mes de rabī‘ al-ājar1023 del año 890/abril-mayo 1485, salió el enemigo en campaña hacia el Occidente de al-Andalus (Garbiyya alAndalus), dirigiéndose a la fortaleza de Cártama (ḥiṣn Qartama) y a la fortaleza de Coín (ḥiṣn Dakwīn). Combatió a las dos hasta que logró apoderarse de ellas 1024 Por su parte, el magrebí de origen andalusí al-Maqqarī, entra en ciertos detalles que complementan lo que sabemos por las crónicas castellanas. El testimonio, aunque se basa en el anterior, contiene novedades: En el mes de rabī‘al-ājar (II) del año 890 el enemigo [castellano] salió con refuerzos a ocupar las comarcas de Málaga (nawāhī Mālaqa), después de que el año anterior se hubiera apoderado de algunos castillos, al igual que en esta 1018 Ibn al-Jatīb, Ihāta II, p. 28; lo cuenta Vidal Castro, 2000, p. 135. Ibn al-Jatīb, Nufāda III, p. 118. 1020 Para Mijas y Osunilla, Martínez Enamorado, 2000 y 2008; para Tolox, Martínez Enamorado, 2002. 1021 Ibn ‘Āsim, Ŷanna, I, p. 309; vid., por ejemplo, Vidal Castro, 2000, pp. 173-174. 1022 Velázquez Basanta, 2002. 1023 El traductor Quirós incurre en el error de incluir Rabī‘ I en lugar de Rabī‘ II; (Velázquez Basanta, 2002, p. 515, nota 150). 1024 Nubdat al-‘asr, p. 13; trad, p. 16. 1019 410 ocasión sojuzgaría otros tantos. Y habiéndose encaminado a Dakwān demolió sus murallas, a pesar de que allí había una muchedumbre de gente [procedente] de la Algarbía y de Ronda. Un millar de soldados enlorigados (mudarra)1025 entraron al asalto a conquistar Coín, pero Dios Altísimo concedió la victoria sobre ellos a los coineños, lo que no fue óbice para que pidieran el perdón, marchándose [tanto los de Dakwān como los de Runda] a continuación1026 No se ha reparado en las implicaciones de este pasaje, que apenas si ha merecido la atención de la historiografía hasta la traducción de Velázquez. Por un lado, confirma lo que alguno de los cronistas castellanos expresa en estos términos: E luego [de la conquista de Benamaquís] dieron combate a Coín con las lombardas, y rompiéronle por muchas partes los muros, y los moros se dieron a partido que se fuesen con lo suyo, e dejasen la villa e así se fizo1027 Es decir, la supuesta victoria granadina contada por Ahmad al-Maqqarī frente a los mil soldados enlorigados -cifra bastante congruente con las circunstancias de la conquista y con otras aportadas para los musulmanes defensores de Coín-, un millar y medio, y Benamaquís, unos cuatrocientos defensores-1028 no fue sino una derrota en toda regla para los andalusíes. A pesar del refuerzo que, como también transmite alMaqqarī, supuso el advenimiento de muchos moros llegados de la serranía de Ronda1029, acantonados en Monda, las murallas, desbaratadas previamente por el incesante y atronador cañoneo de las lombardas, no lograron impedir la entrada de los castellanos. Estos, con inmediatez, obligaron a los moros a darse a partido, que huyeron llevándose sus bienes. Al-Maqqarī convirtió, de esta manera, la expugnación castellana de Coín en una victoria de los nazaríes, sin querer observar contradicción en el hecho de que a continuación de derrotar a los cristianos los habitantes de Coín pidieran el amán. 1025 Dozy, 1881 (1991), I, p. 434: en parlant d’un cheval, coivert d’une cotte de mailles; mais chez Alcalá, faris mudarra‘ est cavallo de brida […]. 1026 al-Maqqarī, Nafh IV, p. 515; traducción castellana, con algunos matices insignificantes en nuestra propuesta, en Velázquez Basanta, 2002, pp. 514-515. 1027 Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71. 1028 Alonso de Palencia, 1909, p. 177. 1029 Los moros de la Serranía de Ronda, e de todas las serranías e valles de aquellas comarcas, como sopieron los cercos que el Rey mandó poner sobre la villa de Cártama e Coín, vinieron gran multitud de ellos a la villa de Monda, que es una legua de Coín, entre los quales vinieron algunos moros que se llamaban gomeres […] (Pérez del Pulgar, 1953, p. 414). 411 El testimonio de Hernando del Pulgar vuelve a coincidir no únicamente en la destrucción parcial de las murallas de la villa por el hostigamiento de las lombardas castellanas, sino también en la salida de los moradores de Coín con sus bienes muebles más preciados. Incluso aquellos aguerridos gomeres asentados perentoriamente en la vecina Monda que habían venido a defender la villa, pudieron huir con la ahl Dakwīn: (El Rey Fernando) acordó dar el seguro que (los moros de Coín) pedían, e recebir la villa con el partido que los moros demandaron. E los naturales della (Coín) con sus mujeres e fijos, e los otros Gomeres que habían venido (de Monda) a la defender, la dexaron libre al Rey, e se fueron con sus bienes1030 La extrema dureza con la que se emplearon los castellanos en la toma de Benamaquix, una verdadera aniquilación manu militari de la población de aquella villa, sirvió, sin duda, para que los moradores de Coín tomaran la determinación de abandonar la madīna, salvando con ello los bienes muebles que pudieran portar en esa salida de la madīna y de las alquerías circundantes. Quien mejor explica la situación es A. de Palencia: Viendo lo inútil de continuarla (la resistencia), puesto que, destruidas ya parte de las murallas, los enemigos podían entrar en gran número si se prolongaba el combate, aterrorizados con el ejemplo de los de Benamaquix, y conociendo el temor de sus auxiliares, (los habitantes de Coín) hicieron desde el Alcázar señales de rendirse1031 Lo que hubieron de dejar en la villa no fue insignificante, pues los “enlorigados” que la conquistaron se repartieron aquellos bienes abandonados en la huida, generando tal destrozo en sus casas y huertas que se desvaneció definitivamente: aquel aspecto de belleza que distinguía (a Coín) entre otras poblaciones del resto de Málaga1032 Las caracterizaciones terminológicas con las que se acompaña el topónimo Dakwān no son reveladoras de la complejidad topográfica que fue adquiriendo desde el siglo XII en adelante. Conocemos, por ejemplo, una composición poética de Abū l-Husayn Šākir, 1030 Pérez del Pulgar, 1953, pp. 413-416, cap. XLII . A. de Palencia, 1998, p. 179. 1032 Ibídem, p. 180. 1031 412 hijo del poeta malagueño Abū ‘Abd Allāh ibn al-Fajjār, en la que se cita por dos veces el lugar al afirmar que aquellos versos fueron compuestos en la alquería de Coín (qaryat Dakwān)1033. En una de esas menciones relata de manera indirecta la práctica popular de la llamada seca del río Nacimiento1034. Como hemos visto, las anteriores menciones del Rawd al-qirtās se limitan a concederle la calificación de simple, circunstancia en la que Ibn Abī Zar‘coincide con el celebérrimo Ibn Battūta1035, quien a mediados del siglo XIV considera Coín –la única localidad que cita en su periplo de Málaga a Ronda– como una recia fortaleza (ḥiṣn Dakwān wa-huwa ḥiṣn hasan), abundante en aguas, árboles y frutas. Esa complejidad funcional se aprecia, entre otros elementos, en el recinto amurallado, en el que se detectan, a juicio de Gozalbes y Marmolejo1036: dos recintos, de un lado la alcazaba, en cuyo solar se construyó la iglesia de San Juan y, de otro, el muro que envolvía la población y a la propia alcazaba, siendo muy posible que también dispusiera de otro recinto que cerrase los arrabales Existen referencias a esa muralla urbana en la documentación castellana. En el Repartimiento, por ejemplo, se dice: Linderos Miguel de Araso e el adarve […] Alinda con Pedro Alonso de Trogyllo e con el adarve 1037 Disponemos de otros datos reveladores que situarían a Dakwān como probable capital de la Subcuenca, con una fisonomía de pequeña madīna amurallada con, al menos, un arrabal: Quedale proveyda de un solar que se le dio en el arraval […]; Relación de solares que se dieron e señalaron a vesynos en el arraval de Coyn, que agora se fiso de nuevo1038 1033 Ibn ‘Askar/Ibn Jamīs, A‘lām Mālaqa pp. 160 y 353. Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013. Consistía en secar temporalmente un tramo del río Nacimiento de Coín para la obtención de su fauna piscícola. Esta práctica se realizaba ya, al menos, desde el siglo XII y se ha mantenido hasta finales de la década de 1980 en que la sobreexplotación del acuífero y la pertinaz seguía acabaron con las aguas superficiales de dicho río. 1035 Tuhfat al-nuzzār, pp. 373-374; trad, p. 765. 1036 Gozalbes y Marmolejo, 2012, pp. 79-80. 1037 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca 1977, fol. 111, p. 279. 1034 413 Ese arrabal se emplazaba en una porción del actual parque de San Agustín y en la totalidad del barrio de las Casas Quemadas, hoy día ambos integrados en el casco urbano de Coín, aunque en el siglo XV estaban separados unos ochocientos metros del recinto murado. En total se repartieron veintitrés solares. El apelativo de “quemadas” podría denominarse así por haber sido destruidas en alguna de las frecuentes cabalgadas realizadas por los castellanos a lo largo de la segunda mitad del siglo XV. En una de ellas, junto a Coín, se nombre un lugar llamado Coinejo, topónimo que puede estar haciendo alusión a este arrabal: E de allí se partió la vía de Málaga, e (el marqués de Cádiz) fue a poner sobre Cártama, e Coim e Coinejo, ca eran muy fuertes1039 No puede tratarse de Benamaquís porque este mismo autor menciona los dos lugares. Sospechamos, en cualquier caso, que esta reduplicación del nombre puede revelar un poblamiento basado en sus orígenes en hārāt (‘barrios’) de un remoto origen tribal1040. En el interior de la cerca amurallada hubo de disponer, además de un hammām1041, de un par de mezquitas por lo menos, una de barrio (masŷid al-hawma) que es la recogida en el Repartimiento y la otra Aljama (Masŷid al-Ŷāmi‘), que se corresponde con la iglesia de Santa María: Un solar de mezquita derribada con unas paredes que alinda con el molino de Juan de Castillo e con la calle Real1042 […] una mezquita que quedó para casa de cabildo1043 La que se emplaza en el cabildo hubo de ser, con toda seguridad, la Masŷid al-Ŷāmi‘, pues es práctica habitual tras la conquista convertir alguna de las dependencias vinculadas a la misma (la madrasa en los casos de las ciudades de Málaga y Granada) en sede del cabildo. Esta hipótesis ya ha sido planteada por algún otro investigador. Por ejemplo: 1038 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols. 108 y 112., pp. 275 y 282. Anónimo, Historia de los hechos del Marqués de Cádiz, 2003, p. 239. 1040 Vid. ejemplo del valle de Torrox/Turruš en Martínez Enamorado, 2006b. 1041 En frente desta, los vannos del rey […] (Repartimiento de Coín, ed. López de Coca, 1977, fol. 107. 273). La expresión “del rey” puede ser alusión a su pertenencia a los bienes mustajlas. 1042 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fol. 115, pp. 284-285 y 290. 1043 Ídem. 1039 414 Se podría argumentar partiendo de que, en 1492, los repartimientos se llevan a cabo en la misma iglesia de Santa María, que ya se encuentra acondicionada para el nuevo culto, razón por la cual no se cita como mezquita. Y en particular a la vista de un protocolo notarial fechado en 1514, en que se dispone que la torre de la iglesia sea destruida y el material de derribo sea utilizado para levantar un nuevo campanario; por tanto, cabe mantener como hipótesis que, en fechas tan tempranas lo que realmente se derriba es el antiguo alminar de la antigua aljama1044 El número de habitáculos registrados, aproximadamente doscientos sesenta y ocho entre cuerpos de casas y solares, nos da una dimensión concreta de la extensión de la madīna en el momento de la conquista. Poco más sabemos de su estructuración interna. Al parecer contaba con un barrio o arrabal de los Halconeros (al-Bayyāzīn), denominación que se atestigua en la segunda mitad del XVI: Sepan quantos esta carta de arrendamiento vieren como yo Ysabel de Balderrama bezina que soy de la villa de Coyn juridicion [...] otorgo y conozco por esta presente carta que arendo y doy a renta a bos Diego Garcia yerno de Juan Ruyz de Carasquillo vecino de la dicha villa de Coyn presente saber unas casas que yo tengo en el Albayzin de esta billa que alyndan con casas de Ruyz y Arjona [...] Sepan quantos esta carta de de censo y renta bierencomo yo Juana Batista de Salazar biuda mujer que fuy del difunto Juan de Leon [...] por lo que a my toca y legitima administradora de sus personas y bienes otorgo y conozco por esta presente carta que doy a censo y renta agora y para sienpre a vos Pedro de Medina trabajador, un solar con guerto y arboles, syn tejado en el barryo del Albayzin1045 Albergamos dudas sobre la gestación de ese topónimo en el período andalusí, habida cuenta de su proliferación en otras localidades del antiguo reino de Granada1046. Tal vez en el siglo XVI designaba, tomando como modelo el famoso barrio granadino, un antiguo arrabal andalusí sin connotación alguna. 1044 García Agüera, 2015, p. 125. AHPM, P-6554, 1564-1565, s/f. 1046 Martínez Enamorado, 2011b. 1045 415 416 8. EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO 8.1.-El poblamiento antes del período andalusí La información que poseemos sobre los diversos asentamientos anteriores a la llegada musulmana es muy escasa. La caracterización arqueológica de los siglos VII y VIII resulta difícil ante la imposibilidad de un reconocimiento y catalogación del material preislámico y, fundamentalmente, por la ausencia de excavaciones que nos permitan la obtención de secuencias estratigráficas contrastables. Por ello, estamos obligados a aceptar la información que aporta el reconocimiento superficial, siempre con las consiguientes reservas y dentro de la prospección que hemos realizado en el ámbito de esta tesis1047, junto con la que también efectuó la Universidad de Málaga en el marco de un proyecto general de investigación1048. Durante los siglos IV y V, el Imperio Romano entra en una profunda decadencia que se agrava con la llagada de los pueblos bárbaros y ante un poder central casi inexistente. Todo ello trae como consecuencia una serie de importantes transformaciones que se plasman en la reducción de las ciudades y la ocupación de sus espacios públicos, junto con un proceso de ruralización generalizado. El abandono por parte de las élites de los espacios urbanos y su repliegue hacia zonas rurales, provocan la aparición de una de las formas más características del hábitat rural disperso, como serían las villaes, que se convierten en entes autónomos, semiindependientes en manos de las oligarquías locales. Aunque también, al acentuarse el proceso de ruralización tienden a desaparecer. En definitiva se trata de un amplio proceso de transformación del paisaje que supuso: la metamorfosis de la organización social con el consiguiente reflejo en la articulación del espacio peninsular, transformación urbana, abandono de las villae, aparición de aldeas, etc- Todo ello tuvo como consecuencia la formación de un nuevo paisaje ,en un ámbito urbano y rural, que se consolidó a lo largo de la segunda mitad del siglo VI d. C1049 1047 Actividad Arqueológica denominada: “Prospección Arqueológica Puntual en la subcuenca de río Grande”, autorizada por la Delegación de la Consejería de Cultura en Málaga en el 2014, y finalizada en el 2016. Tenía como objetivo la localización y estudio de los yacimientos de origen andalusí. 1048 Plan general de investigación: “Territorio y Poblamiento Humano en río Grande (Málaga)”. Se inició en el 2001 y aborda el estudio de la prehistoria y protohistoria. 1049 Olmo Enciso y Castro Pliego, 2011, p. 54. 417 La presencia visigoda en la Península durante los siglos VI y VII mantiene cierta pervivencia de modelos romanos aunque con una economía ruralizada y una sociedad en proceso de feudalización. Durante buena parte del siglo VII y hasta el final del reino los constantes enfrentamientos entre facciones nobiliarias y el aumento de la presión fiscal sobre el campesinado favorecen el despoblamiento de las zonas bajas a favor de aquellas más inaccesibles, en un ambiente de violencia generalizada. Con anterioridad a la llegada de los musulmanes, se han localizado una serie de yacimientos que vamos a estudiar someramente, especialmente los pertenecientes a los períodos íbero y romano1050 , con la pretensión de establecer si hubo continuidad en la ocupación de determinados espacios o si, por el contrario, estos se abandonan y dieron lugar a nuevos asentamientos. Se han registrado dos yacimientos pertenecientes al horizonte cultural ibérico, ambos en el término municipal de Coín. El primero se sitúa en las cercanías de río Pereila, sobre un promontorio elevado en el partido rural de Moreta. Se conservan escasos fragmentos de cerámica pintada y restos murarios de lo que podría haber sido una cerca defensiva. El segundo es el importante yacimiento del cerro del Aljibe, donde se han registrado abundantes fragmentos superficiales de cerámica ibérica pintada, especialmente de cazuelas, aunque como reconoce Fernández Ruiz, son difíciles de datar debido a que no pertenecen a un tipo frecuente en los yacimientos andaluces1051. También en determinados paramentos murarios se ha creído ver tipologías relacionadas con esta cultura. Dentro del registro arqueológico superficial relacionado con la cultura material romana, hemos localizado una serie de yacimientos que identificamos como Villaes y que hasta el momento no han sido objeto de ningún tipo de estudio. Se concentran, sobre todo, en la zona de contacto entre el piedemonte y la llanura, siempre en las cercanías de río Grande. El primero de ellos se ubica sobre un promontorio en la desembocadura del arroyo Santo con río Grande (término municipal de Guaro). Se han 1050 Sobre la existencia de establecimientos de origen visigodos el desconocimiento es absoluto en la comarca. Solo se han reconocido restos de un cimacio y de paramentos decorados en el ḥiṣn de la Villeta (Monda) que no fueron recogidos en la publicación que realizaron Acién y Rambla (1990-1991) aunque su aparición se produjo en niveles bajo medievales. A nivel toponímico el mismo Acién (1999, p. 58) ha creído reconocer en el término castrum edificaciones de carácter palaciego y residencial de origen visigodo que ya en época andalusí quedaron reducidos a meros ḥuṣūn. Tales serían los casos de Qaštrub Dakwān y Qasr Bunayra. 1051 Fernández Ruiz, 1985, p. 140. 418 observado restos de tégulas de gran grosor, junto con ímbrices, además de abundantes fragmentos de terra sigillata hispánica y africana de tipo A. También son frecuentes los restos de aparejo de opus signinum. No se ha observado ningún tipo de estructura emergente. La villa de cerro Blanco se encuentra también en término municipal de Guaro, en la margen izquierda de río Grande y sobre una terraza cercana al cauce. Su característica más destacada es la presencia de fragmentos cerámicos de terra sigillata hispánica de gran calidad, junto con tégulas y algunos fragmentos de lucerna. Se conservan restos murarios en la cara que da al río, que probablemente pertenecieran a muros de contención debido al pronunciado talud que separaba la villa del cauce. El cerro del Aljibe también tuvo una importante presencia romana que se manifiesta en la existencia de fragmentos cerámicos bien identificados. De terra sigillata están representadas la mayoría de los tipos siguientes: campaniense B, itálica, sudgálica, hispánica y clara A1052. También se han encontrado terracotas, restos de un pedestal y una tapadera de urna1053. Los restos de la villa de Puerto Falso (Coín) sigue el mismo esquema que las demás en cuanto a su ubicación, situándose sobre una ladera de escasa pendiente cercana al cauce y en la margen derecha de río Grande. Parece que tuvo una extensión considerable, con fragmentos que llegan a las proximidades del río y donde se aprecia una cantidad importante de tégulas y de terra sigillata difícil de datar por su elevado grado de fragmentación. Por último, el yacimiento de Valenciaga (Coín), situado en el partido rural del mismo nombre, también se edificó sobre una ladera cercana al río y en su margen derecha. Igualmente, debió de tener un gran tamaño a tenor de la dispersión que alcanzan los fragmentos cerámicos, que ocupan algo más de una hectárea. Abundan los trozos de terra sigillata, tégulas y opus signinum, aunque muy deteriorados debido a que dicho yacimiento se encontraba sobre una zona de cultivos de irrigación utilizada de forma continua desde época andalusí y sometida a constantes laboreos. 1052 1053 Ibídem, p. 139. Ídem. 419 La existencia de estas villaes rusticae puede tener relación con la profunda crisis agraria fruto del agotamiento del sistema socieconómico romano agravado por la peste y por diversas plagas que asolaron distintas áreas del Mediterráneo occidental entre los siglos VI y VII1054. Además, el hábitat en lugares de altura, como ocurre con el cerro del Aljibe, responde a un fenómeno generalizado a partir del siglo V y parece constatar una nueva tendencia del poblamiento tardoromano1055. Salvo el cerro del Aljibe, ninguno de los yacimientos expuestos han tenido continuidad ocupacional, por lo tanto, y como veremos a continuación, se produce un cambio profundo en cuanto a la estrategia poblacional y de explotación de los recursos, que lleva ya, durante los siglos V y VI, a una generalización de los asentamientos en altura y a un abandono de los emplazamientos en las zonas bajas cercanas a los ríos, aunque hasta el momento actual no hayamos podido demostrar, arqueológicamente, la presencia de comunidades “enriscada” antes del período altomedieval. 8.2.-Los períodos emiral y califal Como hemos visto ya en el siglo V se produce el repliegue poblacional del llano y la subida a zonas más elevadas, aisladas y fáciles de defender. Esta ocupación del espacio montano parece que es una vuelta atrás a formas de ocupación del territorio propios del período prerromano y efectuado por “comunidades libres”1056, surgidas de un proceso de liberación campesina producida tras la caída del Estado tardorromano y que fue generalizada en toda la cuenca occidental mediterránea1057. Algunos investigadores hacen una diferenciación entre “encaramamiento” e “incastellamiento”, este último como un proceso social de mayor complejidad con connotaciones jurídicas y de feudalización que lo diferencian de la subida a las alturas huyendo de los señores de renta1058. Como veremos más adelante, estas dos modalidades se detectan en la Subcuenca, con un predominio de lo que Gutiérrez Lloret ha clasificado de “encaramamiento”1059 que tiene como característica principal la 1054 Barceló Perelló, 1978. Gutiérrez Lloret, 1988, pp. 329-330. 1056 Acién Almansa, 1984, p. 484. 1057 Wickham, 1988. 1058 Gutiérrez Lloret, 1996, p. 275, nota 88. 1059 Gutiérrez Lloret, 1978, p. 325. 1055 420 escasez de estructuras defensivas. Además, la mayoría de los autores lo hacen coincidir con asentamientos habitados por la población indígena. Uno de los elementos identificativo de esta subida a las cumbres, y que se mantendrá durante todo el Alto Medievo, son los ḥuṣūn o recinto fortificados en altura. Acién alude a la falta de estas estructuras en las primeras décadas de ocupación musulmana: los hūsun no existen desde un primer momento1060, basándose en las noticias sobre el desembarco y posterior recorrido de Abd al-Rahmān I que aparece recogido en Ajbār maŷmū a, crónica anónima del siglo XI y en que se relata la conquista de al-Andalus. El dirigente omeya, tras llegar a Loja procedente del N de África, se va moviendo en el territorio de alquería en alquería sin entrar en ninguna ciudad y sin que aparezcan vestigios de estos recintos en altura. Sin embargo, la creación de estos enclaves, como ya dijeron Barceló Perelló, Wickham o Toubert, debieron de ser anteriores a la llegada de los árabes y estar relacionados con el largo proceso de descomposición del Mundo Antiguo en que las comunidades rurales, ante la inseguridad dominante, se instalan el puntos elevados y retirados de las principales vías de comunicación. Parece que este proceso de subida a zonas elevadas sufrió un fuerte impulso con la ocupación musulmana del territorio peninsular y ante el aumento de la inseguridad que conlleva una conquista, sea militar o pactada con las oligarquías locales: aprovechará la circunstancia de la conquista para refugiarse en los montes donde se instalaron huyendo del proceso de feudalización en lugares de fácil defensa natural, pero escasa edificación, que las fuentes llaman ḥuṣūn 1061 La mayoría de ellos serían recintos-refugios, dada la escasez de estructuras defensivas que con frecuencia se limitan a las zonas más expugnables1062, con ausencia de torres y recintos de pequeño tamaño. Su situación en lugares elevados y de difícil acceso era ya en sí un elemento defensivo de primer orden1063. También Cressier hace una clasificación similar en la Alpujarra: En una primera clasificación diferencia un tipo de fortaleza de gran sencillez instalada sobre una plataforma rocosa o promontorio elevado de fácil defensa 1060 Acién Almansa, 1989, p. 143. Ibídem, p. 146. 1062 Ibídem, 144. 1063 Dentro de esta clasificación incluimos los pequeños recintos localizados en la Subcuenca como son Alcazarí, el barranco del Moro y cerro del Aljibe. 1061 421 en que suele haber un aljibe y que solamente se refuerzan con estructura muraria aquellas zonas más expugnables1064 El mismo investigador cree que la funcionalidad de estos recintos-refugio está vinculada con: Las necesidades de defensa de las poblaciones campesinas locales, y en todo caso no como sucesivas líneas fronterizas, ni como red de control militar1065 Durante buena parte del siglo VIII y hasta que los omeyas no se asentaron y empezaron a ejercer sus funciones centralizadoras sobre el territorio, existió una clara dicotomía entre población indígena que huye del llano y se instala en lugares más o menos poco accesibles, y los grupos conquistadores que ocupan las mejores zonas, generalmente coincidiendo con los valles. Ibn al-Jatīb aporta indicios de cómo se instalaron los ŷundíes de Damasco: Abū l-Jatār les concedió a las tribus árabes del ŷun sirio el tercio de los bienes de los mu ´āhidīn de la Kūra [...] se dedicaron al cultivo de la tierra y poblaron las alquerías1066 Sin embargo, determinados ḥuṣūn localizados en la comarca (como Castillejo, Almenqueire y el cerro del Aljibe) poseen una mayor complejidad en cuanto a instalaciones defensivas con cercas en todo su perímetro, incluso reforzadas en determinados puntos más accesibles1067, como ocurre con Almenqueire por su flanco S con una doble cerca, y con torres también de apoyo en los lugares de más facil acceso. Similares, en cuanto a estructuras defensivas, es el cerro del Aljibe (con dos pequeñas torres de planta cuadrangular que protegía su entrada NE). Esta mayor complejidad podría responder a la pérdida de su función exclusiva de lugares de residencia-refugio y convertirse en recintos pertenecientes a grupos organizados en que primaba la función depredatoria, como sugiere Malpica Cuello: Estos de refugio caerán en manos de los detentadores de los ummahā al hūsun más complejos, ashāh herederos de la aristrocracia hispano-goda, pero 1064 Cressier, 1984, p. 25. Cressier, 1991, p. 409. 1066 Ihāta, I, p. 107. 1067 Martínez Enamorado los clasifica como: ṭalŷayra, con unas características más complejas que los ḥiṣn-refugio elevado a la categoría circunstancial de Dar al-da´wá o madīna-escaparate (1996, p. 70). 1065 422 también linajes árabes y beréberes aristocratizados, asimilados unos y otros por pactos conocidos y por una actitud depredatoria contra los hūsun-refugio, pero también contra los medios urbanos islamizados1068 Pero también podríamos relacionar estas tres últimas estructuras con “enclaves estatales” como reflejo de los intentos del poder cordobés (tanto emiral como posteriormente el califal) por ejercer un control efectivo del territorio frente a grupos tribales islamizados, beréberes, así como también ante sustratos nativos que antes de la conquista musulmana estaban en un estado de protofeudalización. Es decir el mantenimiento por razones estratégicas de algunos otros ḥuṣūn de los disidentes, adaptados ahora a la nueva circunstancia1069. El motivo de que estos tres lugares pudieran estar en manos cordobesas no solo estriba en su mayor complejidad estructural, sino también por las posiciones estratégicas que ocupan en el territorio. Así, podemos apreciar como cubrían una amplia zona que abarcaba la totalidad de la subcuenca de río Grande y parte de las cuencas del Guadalhorce y río Verde. Desde el Castillejo se podía controlar buena parte del litoral de Benalmádena, Mijas, Fuengirola y Marbella, así como determinados pasos desde la costa al interior, de los que el más importante el del puerto de Ojén. También poseía un gran campo de visión de la parte E de la Subcuenca. El cerro del Aljibe dominaba la margen derecha de río Grande, zona de sombra visual para el Castillejo, así como la práctica totalidad de la extensa llanura de la Jara. Almenqueire visualizaba las zonas altas de los arroyos de Estepera y Santo, así como los pasos serranos por el S entre Ronda y la Subcuenca, además de buena parte de la cuenca de río Verde. Algo similar ocurría en la kūra de Ilbira donde según Jiménez Puerta, una vez que los emires de Córdoba van controlando los asentamientos fortificados, se produce el abandono de alguno de ellos en la primera mitad del siglo X, mientras que otros se mantienen como elementos de control del territorio1070. Resulta tentador la formulación de una hipótesis en la cual todos estos asentamientos en altura (tanto los que poseían estructuras defensivas, como los carentes de ellas) originariamente fueran enclaves emirales, o incluso anteriores. La presencia en todos ellos de tejas de idénticas características tipológicas y con pastas similares, que poseen como elemento homogeneizador una serie impresiones digitales (tales como bandas en 1068 Malpica Cuello, 1996, p. 146. Martínez Enamorado, 1996, p. 73. 1070 Jiménez Puerta, 1999, p. 228. 1069 423 zig-zag, ondulados, digitalizaciones de dedos, entre otras) nos hace pensar en estos orígenes primarios1071. Aunque todos los indicios nos llevan a este extremo, tendremos que esperar a un mayor desarrollo de la investigación para poder emitir una hipótesis con mayores garantías. Siguiendo a Martínez Enamorado1072, en la cuenca del Guadalhorce se observan unas pautas concretas de ocupación del territorio con la creación temprana de distritos (aqālīm) que se organizan a partir de un ḥiṣn. Entre ellos destacan, y dentro de nuestro ámbito de estudio, ḥiṣn -ma`qil Qartama/ Cártama, ḥiṣn qaštruh Dakwān/ Coín, todos ellos en el valle, y qaryat Ardīt/ Ardite y ḥiṣn Šāruš/ Jorox en el espacio de transición hacia la serranía de Ronda. Parece que hubo una modalidad de poblamiento mixto ŷundíes-población indígena, que se constituirían como distritos agrarios ya en el siglo VIII a consecuencia de la abundancia de recursos hidráulicos que generaron una importante agricultura de irrigación, especialmente en Dakwān. Estos establecimientos instalados en lugares prominentes controlaban las comunicaciones en las zonas centrales de los valles del Guadalhorce y río Grande, territorio que fue leal a los omeyas debida a su temprana arabización y a la instalación de elementos árabo-beréberes1073. Sin embargo, y debido a los novedosos hallazgos de diversos yacimientos en altura que presentamos en este trabajo, podemos formular la hipótesis de la existencia, durante la segunda mitad del siglo VIII y de buena parte del IX, de dos sectores que podrían estar contrapuestos. Por un lado, las alquerías del valle y pie de monte que hemos mencionado, habitadas por población leal a Córdoba. Por otra parte, los ḥuṣūn de la orla montañosa que rodea al valle, menos islamizados y adeptos probablemente a ‘Umar ibn Ḥaṣūn durante la fitna. Parte de ellos serían, ya consolidado el califato, puntos de control territorial como hemos visto en las páginas anteriores. 1071 Ver el apartado “Estudio del material cerámico”, y dentro de este “La serie tejas en los yacimientos altomedievales y de transición al Bajo Medievo”. 1072 Martínez Enamorado, 2003a, p. 582. Sin embargo dicho investigador en obras posteriores ha quitado importancia al papel de los ḥuṣūn como elementos vertebradores del territorio: parece evidente que para el período de formación de al-Andalus, o lo que es lo mismo entre el siglo VIII y el X, los ḥuṣūn son perfectamente prescindibles (Martínez Enamorado, 2006a, p. 198). 1073 Martínez Enamorado, 2012, p. 37. Según este autor Cártama fue el principal núcleo islamizado del valle del Guadalhorce y lugar de asentamiento de linajes árabes lajmíes (1996, p. 71). 424 -La fitna hasuní Durante la segunda mitad del siglo IX se produce un “encaramamiento” coyuntural y tardío motivado por el afán recaudatorio de los emires y por una población que rechazaba frontalmente el proceso de islamización1074. Todo ello tiene como consecuencia la rebeldía absoluta al poder cordobés en amplios sectores de al-Andalus, movimiento que a partir de la segunda mitad del siglo IX estará liderado por el rebelde ‘Umar ibn Ḥafṣūn1075. La revuelta, a pesar de que fue prolongada en el tiempo, no supuso cambios coyunturales de importancias. Tanto la zona fiel a Córdoba como en el territorio controlado por los rebeldes no se modificaron las tendencias dominantes en al-Andalus en cuanto a la dinámica económica, ni en aspectos organizativos como estructurales, y en ellos parece que la nueva agricultura de irrigación iba a tener un papel determinante: Entendemos, no obstante, que la revuelta de Ibn Ḥafṣūn no impuso una manera distinta de construir espacios agrícolas a las que en otras regiones de al-Andalus se podría estar dando. Tampoco se paralizó la constitución secuenciada de ese orden, que no se pudo constituir de manera distinta a como se constituía en otras regiones. Es decir, esta revuelta no alteraría los ritmos ni las características de ese orden campesino en formación, en sus modos de implantación en el territorio1076 Sin embargo, ante la seria amenaza que suponen los sublevados, el Estado se ve obligado a reaccionar con prontitud comenzando en el año 879 un programa de construcción de fortalezas, con la intención de cercar y neutralizar a los insurgentes. Dentro de la Subcuenca, en el 920 y en plena campaña que llevaría a la conquista de Bobastro, se hace alusión a una serie de fortificaciones, algunas de ellas refundadas: 1074 Martínez Enamorado, 2003, p. 536. No vamos a entrar en pormenores sobre la revuelta ḥaṣūni, ampliamente estudiada por algunos investigadores entre los que destaca Martínez Enamorado y su obra más significativa sobre la temática: (2012): “‘Umar ibn Ḥafṣūn. De la rebeldía a la construcción de la Dawla. Estudios en torno al rebelde de al-Andalus (880-928)”. 1076 Martínez Enamorado, 2012, p. 41. 1075 425 Este año fue conquistada al Mundat, situada frente a Cártama, en la cora de Rayya. Fue también construida la fortaleza de Castro Dakwān, a la que (al Nasir) dotó de hombres y provisiones1077 Esta noticia da a conocer la fecha fundacional de Castro Dakwān como fortaleza califal que tenía la función de contrarrestar a los ḥusūn adepto a la fitna. Pero creemos que esa no era su única finalidad y que también tenía el propósito de proteger una comarca de gran riqueza agrícola, debido a la abundancia de aguas superficiales y subterráneas. Por ello, ya en los siglos XIV y XV este castillo estaría integrado en la alcazaba nazarí de la medina, se situaría en la zona baja del río Nacimiento y controlaría las mejores tierras de cultivo, que coincide con los partidos rurales actuales de Huertas Viejas y Los Llanos. Incluso no estaría ubicada en un promontorio elevado y fácilmente defendible, como ocurría con Cártama, Álora o Casarabonela, sino en una meseta de travertinos poco escarpada y de difícil defensa, salvo que contara con unas estructuras defensivas considerables. Ello refuerza nuestra hipótesis de una ubicación supeditada a la protección de esta importante zona de cultivo que ya a mediados del siglo X debía de estar ya en plena producción. Cerca del final de la fitna, el cronista Ibn Hayyān relata la destrucción de estos recintos fortificados en altura y la deportación de su población al llano, a qaryas no muradas: Luego envió a los cadíes con diversos contingentes a todas las fortalezas de la cora de Rayya con orden de destruirlas todas, derribar sus muros y destruir sus alcazabas quitándoles sus simientos y dispersando sus piedras, y obligando a sus moradores a bajar al llano y habitar en él en alquerías, como habían hecho cuando pertenecían a la comunidad1078 Si damos credibilidad a este documento, podemos deducir que la mayoría de los husūn fueron destruidos y sus habitantes trasladados a zonas más bajas. Esto explicaría la existencia de comunidades que, con anterioridad a la toma de esta medida, desarrollaban sus actividades económicas y sociales en las zonas de montaña y solo en ocasiones tenían relaciones con las zonas más bajas habitadas mayoritariamente por población en un estado avanzado de islamización. Ello podría suponer también que las 1077 1078 Castilla Brazales, 1992, p. 165. Muqtabis, V, p. 220 y trad. Castellana, pp. 168-169. 426 alquerías asociadas con estos recintos fortificados, en caso de haberlas, no estarían en el llano sino en sus inmediaciones. Incluso, podríamos considerar que muchos de estos recintos eran lugares permanentes de residencia durante largos períodos. -Relación ḥuṣūn-qurà Ante las cuestiones planteadas en el párrafo anterior relacionadas con los vínculos entres ḥuṣūn-qurà, barajamos cuatro hipótesis. La primera sugiere que la mayoría de estos espacios residenciales estuvieron situados en zonas cercanas a los fondos de valle o en una ladera siempre en las proximidades de manantiales, arroyos y ríos susceptibles de ser utilizados para crear espacios de irrigación mediante terrazas escalonadas. Si analizamos las alquerías que adscribimos al período altomedieval, vemos que la mayoría de ellas no responden a este esquema. Algunos asentamientos (como son los casos de los Llanos del Tejar, Porticate y Jorox) están asociados con espacios de irrigación que tienen sus tomas en los manantiales de la Alfraguara, Porticate y surgencia de Jorox. El primero de ellos se relaciona con el ḥiṣn de la Cabrilla, aunque para el segundo y tercero no hemos hallado en las inmediaciones restos de ningún tipo de recinto fortificado1079. Sin embargo en casos de Murta, Pereila (Yunquera) y los Llanos del Concejo no se vinculan con espacios irrigados, con economías relacionadas con la ganadería, y, probablemente, la segunda lo haga con una agricultura de secano que tendría su base física en la majada de Murta. En la segunda hipótesis proponemos que buena parte de estas alquerías hubieran desaparecido por la acción antrópica y fueran irreconocibles en la actualidad al haber sido utilizada el área de su circunscripción como espacios de cultivo y poblamiento de forma continua desde el Medievo. Así, vemos que no se han encontrado restos de alquerías altomedievales en las áreas inmediatas a determinados ḥuṣūn que consideramos importantes. Tales son los casos del Castillejo y cerro del Aljibe. En el primero de estos enclaves nos llama la atención la existencia de tres alquerías de importancia en sus faldas; la Torrecilla, los Villares de Algane y Guaro Viejos. Todas ellas tenían una economía vinculada a cultivos de regadío, pero con un registro 1079 Para el caso de Jorox Virgilio Martínez constata que en las fuentes documentales se menciona una estructura tipo ḥiṣn. Sin embargo las prospecciones realizadas en la zona no han dado resultados positivos (Martínez Enamorado, 2003a, p. 582). 427 arqueológico claramente relacionado con el Bajo Medievo. El caso del Castillejo es parecido, con dos alquerías que se podrían suponer dependientes de este, como son las de Ojén y los Villares de Alpujata, ambas también con un registro arqueológico bajomedieval. En la tercera hipótesis planteamos que algunos de estos ḥuṣūn pudieron estar habitados de forma permanente durante un período de tiempo incluido dentro del emirato y califato, como deducimos por la gran cantidad de tejas que han aparecido en algunos de ellos, tales como en el Castillejo y cerro del Aljibe, las cuales, y como hemos dicho, quizá se utilizaban para techumbres dedicadas a habitáculos. Podrían ser espacios controlados por el poder y, por lo tanto, habrían estado mantenidos parcial o totalmente por el Estado. Esto explicaría la inexistencia de alquerías cercanas a estos recintos relacionadas con cronologías altomedievales. Algo similar ocurría con los pequeños promontorios en altura, parcialmente fortificados, que podrían tener una población estable en determinados períodos del Alto Medievo y una economía que aprovechaba los recursos montanos tales como la ganadería, agricultura de secano, la caza y la recolección. Por lo tanto, la inexistencia de alquería en su proximidad, para ambos casos, sería justificable. Creemos que ninguna de estas hipótesis es excluyente y que pudieron darse diversas modalidades de poblamiento: ḥuṣūn sin alquerías asociadas y que tendrían la función de control territorial en manos de grupos adeptos al poder estatal o de clanes tribales; promontorios controlados por comunidades campesinas con defensas mínimas y utilizadas como espacios residenciales permanentes; alquerías no vinculadas a ningún ḥiṣn y que estarían en zonas poco accesibles y por lo tanto fácilmente defendibles, con una notable vocación ganadera, aunque también encontramos algunas con estas características vinculadas a espacios irrigados con un registro arqueológico altomedieval. -Agricultura de irrigación y el registro arqueológico La relación espacios irrigados, ḥuṣūn, alquerías y registro arqueológico altomedieval dentro de la Subcuenca, refleja una realidad que no coincide plenamente con buena parte de la literatura científica publicada hasta el momento. Analizando determinadas 428 obras pioneras en la materia1080, se suele relacionar a los ḥuṣūn con alquerías y con espacios irrigados, extremo que no hemos podido constatar de forma generalizada en el área objeto de nuestro estudio, donde parece que los recursos económicos fundamentales para los siglos IX y X dependían de una ganadería extensiva de montaña y, en menor medida, de una agricultura de secano. Este vínculo solo se ha podido demostrar en el yacimiento del los Llanos del Tejar relacionado con el espacio de refugio del cerro de la Cabrilla y con los bancales de cultivos regados con el manantial de la Alfaguara. Sin embargo, los casos de las alquerías de Poticate y Jorox están claramente asociados con espacios irrigados para un registro material vinculados con periodos emirales-califales, y que podían representar núcleos pioneros en esta nueva práctica agrícola, aunque no hemos podido documentar estructuras de tipo ḥiṣn asociadas con estos espacios residenciales. También el medio natural, eminentemente montano, es poco adecuado para una agricultura de este tipo. A ello hay que añadir una geología y edafología poco propicia en que dominan las peridotitas y calizas, con suelos pedregosos y escasamente desarrollados junto con un sustrato fértil muy pobre y de mala calidad. Creemos que, con la generalización de la agricultura de irrigación (en la segunda mitad del siglo X y especialmente durante el siglo XI), la estrategia de ocupación territorial cambia en la comarca. La población, asentada en altura, baja a las zonas susceptibles de ser irrigadas ante las ventajas que supone este tipo de agricultura para la subsistencia de estas comunidades, aunque, como veremos en el siguiente apartado, la entrada de contingentes beréberes parece que fue decisiva para la generalización de dichas prácticas. Esta fue, en nuestra opinión, la causa fundamental de dicha estrategia, es decir, la mejora de las condiciones de vida que supuso el asentamiento en zonas más asequibles cercanas a arroyos, ríos y manantiales, junto con una geografía en que la climatología era más benigna. Evidentemente, la estabilidad política y social alcanzada durante el califato contribuyo a ello. Si comparamos al emirato con el siglo XI, también vemos que durante este último período existió una alta inestabilidad política y social provocada por la definitiva supresión del califato, la formación y posterior desaparición de las taifas y la entrada de los almorávides. Pero a pesar de esta inseguridad, todos los indicios nos llevan a que la agricultura de irrigación se fue consolidando y expandiendo, 1080 Bazzana, Cressier y Guichard, 1988. 429 por lo que parece que los factores favorecedores de la estabilidad no fueron determinantes y tuvieron un mayor peso las ventajas que ofrecía este nuevo recurso económico para la subsistencia. Tenemos noticias documentales, ya avanzado el siglo X, de la existencia en diversas ciudades de la kūra de Ilbīra de extensos espacios irrigados alrededor de algunos núcleos poblacionales importantes1081. Es probable que en determinadas zonas de la Subcuenca se estuvieran afianzando ya, en la segunda mitad del siglo IX, espacios de cultivos irrigados como podía haber ocurrido en Dakwān, Pereila o Casarabonela, donde se disponían de considerables recursos hídricos que formaban, en un principio, pequeñas unidades agrarias. En el caso del río Nacimiento (Dakwān- Coín) ya tenemos información documental de la presencia en el siglo XI de algunos partidores de riego1082, señal inequívoca de que se estaba consolidando un sistema de irrigación de una cierta complejidad. Pero la falta de fuentes documentales y la escasez de excavaciones no permiten que podamos profundizar en el conocimiento de estos sistemas. Algo similar se observa en la vega de Granada sobre la que existen diversos estudios relacionados con la temática, además de un mayor número de excavaciones arqueológicas. Así Carvajal López afirma: Y hemos señalado (el poblamiento en altura) que su relación con los sistemas de regadío conocidos es muy lejana, y desde luego totalmente nula con respecto a los dos grandes sistemas de regadío que se pueden identificar en la Vega de Granada que se pueden datar en la época altomedieval: la Acequia Gorda y la Acequia de Tájara1083 Podemos conjeturar que, durante el Alto Medievo, las alquerías existentes en la mayor parte de la Subcuenca o los considerados “ḥuṣūn de poblamiento” no tenían como principal recurso una agricultura de irrigación, tónica que se modifica a partir del siglo XI. A modo de conclusión podemos decir que el reconocimiento superficial, es decir la prospección del territorio y el análisis del material visible de la mayoría de los yacimientos registrados, corresponde con una ubicación geográfica en altura, 1081 Catalán y Andrés, 1984. Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 375. 1083 Carvajal López, 2008, p. 148. Sin embargo Velázquez Basanta y Meziane Yaala datan la fundación de la acequia Gorda en el siglo XI (2014, p. 383). 1082 430 generalmente en picos elevados y con una amplia perspectiva del entorno, y coincidiendo en su mayor parte con la cercanía a cruces de caminos, cambios de vertientes de cuencas fluviales o cordadas serranas de importancia, siempre dentro de un registro arqueológico altomedieval. La instalación en estos lugares de comunidades poco islamizadas o de elementos árabes o beréberes, es una cuestión por dilucidar, aunque hay indicios de que los grupos de origen beréber tuvieron una notable importancia en la colonización de estas tierras, como así queda reflejado en la toponimia conservada con nombres de qurá tales como Benamaquis, Alhaurín, Faḍala o Mequinés, y probablemente también Dakwān1084. No tenemos indiciós, ni documentales ni arqueológicos, que nos lleven a cojeturar que la mayoría de estos emplazamientos estuvieran ocupados por elementos humanos poco islamizados, como así propugnaran algunos investigadores1085. Sobre las características de estos recintos en altura, podemos indicar que existían tres tipos bien diferenciados: los que poseían elementos defensivos con recintos murados en todo su perímetro, aquellos con defensas artificiales en determinados lugares más vulnerables, y, por último, los probables espacios residenciales sobre los que no hemos detectado ningún tipo de estructura de cometido defensivo. En relación a la funcionalidad de estos emplazamientos parece que las pequeños estructuras en altura carentes de defensas fueron espacios residenciales durante periodos más o menos prolongados ante la ausencia de alquerías en ladera o en zonas llanas que podamos asociarlas con ellos y por la presencia de abundantes tejas que interpretamos como cubierta de las techumbres de viviendas. La pervivencia de recintos fortificados de una cierta complejidad nos hace conjeturar de qué podrían tratarse de establecimientos en manos de oligarquías locales o de emplazamientos controlados por el Estado. Esta propuesta estaría reforzada por que dichos lugares se encuentran en enclaves de alto valor estratégico y ante la presencia de cerámica relacionada con el siglo XI y primera mitad del XII, lo que nos sugiere que aún estaban ocupados en estas fechas y que esta dilación en el tiempo pudo ser motivada por su carácter de control territorial. Por último, hay bastantes evidencias de que la mayoría de estos emplazamientos no se hallaban asociados a una agricultura de irrigación, la cual aún no estaba generalizada, 1084 1085 Martínez Enamorado, 2003b, p. 75. Acién Almansa, 1989. 431 y que solo podemos vincularla con algunas alquerías no relacionadas con estructuras de tipo ḥiṣn. Fig.8.1-Distribución de las qurá y ḥuṣūn en la Subcuenca 432 8.3.-Los profundos cambios acaecidos durante los siglos XI-XII Tras la caída del califato y en un momento indeterminado del siglo XI, se produce un cambio en la estrategia poblacional y en el aprovechamiento de los recursos económicos de gran calada en al-Andalus, que tiene como consecuencia el abandona definitivo de los recintos fortificados y espacios residenciales en altura, además de la creación de numerosas alquerías que se asocian claramente con los recursos hídricos y con una agricultura de irrigación que estos generaban. La mayoría de ellas son de nueva creación, como así lo muestra el registro arqueológico, y evidencian que la nueva agricultura, que empieza a generalizarse en este siglo, tuvo mucho que ver con estos cambios, unque como veremos más adelante parece que no fue la única causa. Las pruebas más evidentes de estas transformaciones las encontramos en el registro arqueológico, en concreto en el cerámico. En los ataifores determinadas decoraciones de origen califal (como el verde y manganeso) desaparecen dando paso a recubrimientos melados con decoración en negro y manganeso, junto con perfiles quebrados, además de bordes exvasados y de sección triangular1086. La importancia de estos ataifores para una datación cronológica relativa de los yacimientos es fundamental, ya que esta forma con este tipo de decoración aparece en todos los espacios residenciales que consideramos bajomedievales y actúa como fósil-guía. También parece implicar una influencia externa a al-Andalus que vendría de la mano de los almorávides, tendencias que quedarían reforzadas con la influencia almohade. Pero aunque el tipo ataifor sea uno de los más representativos, estos cambios tipológicos no son generalizados y en determinados artefactos de exposición al fuego se obsevan formas de tradición califal, como son los casos de algunas cazuelas1087. Vemos como el siglo XI es un periodo de transición en que se observa como la impronta califal se va diluyendo, tanto por influencias exógenas como internas, y que preludian importantes transformaciones que se van a producir con la entrada de los almohades en la Península. Ya en el siglo XII, con la llegada de los almohades, son palpables los importantes cambios en los registros cerámicos y se constatan variaciones estilísticas que se extiende con gran éxito por todo al-Andalus. Estas nuevas formas cerámicas, sobre todo en utensilios de uso cotidiano, tienen una clara influencia norteafricana y es un 1086 Salado Escaño y Arancibia Román, 2003, p. 87. Se tratan de los bordes de cazuelas hallados en los yacimientos de la Torrecilla (1-T) y de Guaro Viejo (1-GV). 1087 433 indicador de la homogeneidad cultural y de la existencia de contactos comerciales fluidos entre ambos lados del estrecho de Gibraltar1088. Si las tipologías cerámicas relacionadas con el registro arqueológico almorávide en los yacimientos de la Subcuenca se reducen a algunos tipos de ataifores, no ocurre igual con los de influencia almohade. Especialmente notables son los cambios que se producen en la cerámica de preparación de alimentos, donde las cazuelas van tomando un protagonismo creciente frente a las marmitas, además de comenzar a generalizarse los bordes en ala que tendrán un mayor desarrollo en el periodo nazarí. Las ollas se modifican con cuerpos globulares y bordes cortos, más o menos rectos. Tanto en marmitas como, sobre todo, en las cazuelas, las paredes van perdiendo grosor en aras de una mejor transmisión calórica. El vedrío interior no estaría generalizado en los artefactos de cocina, aunque su uso se hizo más frecuente a medida que fue avanzando el siglo XIII. Pero quizá son los ataifores el tipo más representativo. Ya en el siglo XII se generalizan los perfiles quebrados con bordes exvasados de sección triangular, recubrimiento uniforme en verde manganeso en su interior y la misma coloración en su exterior pero más diluida. Lo más relevante es la aparición de estampillado en su interior formando bandas concéntricas y generalmente con figuras que Melero García considera simples1089 y en las que predominarían los motivos foliáceos de pequeño tamaño. Este último investigador los enmarca en la segunda mitad del siglo XII y primera del XIII1090. Solo aparece un fragmento recubierto en melado en su interior con motivos foliáceos simples en el yacimiento de los Villares de Algane con una cronología temprana, que puede ir desde el siglo XI hasta la primera mitad del XII1091. Esta tipología de ataifores con decoración en estampillado aparece en todos los yacimientos caracterizados como bajomedievales de la Subcuenca lo que nos indica que la influencia almohade fue notable en el mundo rural andalusí, e incluso proponemos que la mayoría de estos asentamientos pudieran tener su origen en el período almorávide-almohade. 1088 Cavilla Sánchez-Molero, 2007, p. 405. Melero García, 2012c, p. 123. 1090 Ídem. 1091 Ídem. 1089 434 La ubicación de estos nuevos espacios residenciales en ladera junto a manantiales, arroyos o ríos es una de las características más novedosas, frente a la etapa anterior en que estuvieron generalizados los asentamientos en altura, casi siempre en cumbres, lejos de las fuentes naturales de suministro hídrico. El territorio se va ocupando de manera escalonada y jerarquizada en función del aprovechamiento hidráulico. Normalmente se sigue una línea descendente que va desde las cabeceras de los principales ríos y arroyos ocupándose paulatinamente y a lo largo del tiempo, todo el territorio susceptible de ser aprovechado para una agricultura de irrigación, siempre supeditado a la disponibilidad de agua y de tierras para su puesta en cultivo. Los espacios residenciales y zonas irrigadas se van creando dentro de esta zonificación territorial y generalmente coinciden con las laderas cercanas a los fondos de los valles. Los antecedentes de estas transformaciones del siglo XI parecen encontrarse en la llegada de contingentes beréberes para nutrir los ejércitos omeyas que, a partir del gobierno del califa Al-Hakan II (961-976), fue una práctica habitual, y se incrementó con el gobierno de Al-Mansū, cuando este reclutamiento se produjo de forma masiva. Estos elementos norteafricanos desempeñaron un importante papel en la reorganización de la geografía peninsular al final del califato1092 y con toda seguridad impulsaron la propagación de la agricultura de irrigación en el momento en que terminó su condición de mercenarios y tuvieron que pasar a sustentarse integramente de la agricultura y ganadería. Ello incidiría de forma destacada en la creación de estas nuevas alquerías que aparecen en la Subcuenca. También tenemos que contemplar la entrada de nuevos contingentes magrebíes de la mano de almorávides y almohades. Sin embargo, y como ya vimos, no podemos desdeñar la importancia que supuso para la instauración de esta agricultura el incremento demográfico que se produjo en los siglos X y XI con la bajada al llano de la población rebelde, extremo que se ha podido constatar arqueológicamente en algunos lugares de la actual provincia de Málaga1093. No obstante creemos que esta población de origen nativo (generalmente mozárabes) poco islamizada, no tenía, para estas fechas, plenamente asimiladas las técnicas 1092 Guichard, 1995, p. 50. Según Martínez Enamorado (1996) la bajada al llano de la población residente en zonas elevadas durante los siglos X y XI se ha podido verificar arqueológicamente en determinados casos, como ocurre con la de población de Bezmiliana en Málaga (Acién Almansa, 1986) y también por la información que nos ofrecen algunas fuentes documentales (Muqtabis V, p. 218, trad, p. 167). 1093 435 correspondientes a la nueva agricultura1094, más relacionada con los grupos áraboberéberes que ya poseían un bagaje amplio en el uso de estos procedimientos. Todo esto significa que la vida agrícola surgida es una elección hecha por hombres venidos de fuera, los grupos árabes y los beréberes emigrantes en alAndalus 1095 [...] Esta opción no es solo de tipo técnico, sino también social. La existencia de grupos campesinos regidos por lazos familiares, que permiten el mantenimiento del sistema, está en los orígenes de estos establecimientos agrícolas1096 Una de las cuestiones más controvertidas es si estos grupos tribales de campesinos actuaron de forma autónoma o por iniciativa del poder. Algunos investigadores, como Barceló Perelló, creen que estas facciones eran autosuficientes a niveles de subsistencia, organización política, social, económica y planificación para su perpetuación, lo que lleva a plantearnos el papel que jugaba el Estado en la organización del territorio y de sus pobladores1097. También Guichard otorga a la formación social islámica la capacidad de construir la nueva sociedad andalusí desde abajo 1098. En el polo opuesto está Manzano Moreno que cree que el papel organizador del Estado fue fundamental para la formación de una sociedad islámica en al-Andalus1099. Azuar Ruiz supone que este poblamiento surge ante la necesidad de repoblar las áreas rurales que a principios del siglo XII se encontraban en un proceso de abandono y despoblación fruto de la dinámica socio-política acaecida en al-Andalus1100. Es evidente que en el emirato y taifas, e incluso en determinados territorios peninsulares durante los imperios norteafricanos, el Estado tuvo una influencia limitada. Solo durante el califato omeya, periodo almohade y en determinados etapas del emirato nazarí, el poder central tuvo capacidad para controlar y transformar la sociedad desde arriba. Dentro de las jerarquizaciones territoriales existentes en la Subcuenca, una de las que podemos establecer con cierta nitidez es la que se produce en el río Nacimiento, donde se rastrea la fundación en el tiempo de las diversas alquerías que utilizaban sus aguas 1094 También podemos vincularlas con comunidades de origen indígena tempranamente islamizadas que vivían en zonas bajas. 1095 Barceló Perelló, 1997. 1096 Malpica Cuello, 1999b, pp. 149-150. 1097 Barceló Perelló, 2004. 1098 Guichard, 1995. 1099 Manzano Moreno, 2006. 1100 Azuar Ruiz, 1994, p. 246. 436 para la irrigación. Para ello nos basamos en los postulados de Glick1101, por los cuales la acequia que ocupa la parte más alta del río es anterior en el tiempo, y, por lo tanto, tiene prioridad a la hora de regar sobre las que se encuentran por debajo de esta. En primer lugar estaría Benamaquís cuyo suministro hídrico dependía de la acequia de la Candonga, canal que ocupa la posición más alta. En segundo lugar, Pereila con la acequia del Olivar que proporcionaba agua al pago de Valdeperales. Sobre este último canal tenemos un documento1102 que proporciona una cronología relativa de gran interés en que ya para el siglo XII existía el partidor de los Tres Tablones que dividía las aguas entre las acequias del Olivar, por una parte, y las del Naranjal y río Alamino1103, por otra. En penúltimo lugar estaría la acequia del Naranjal, ampliación que realizó Benamaquís de sus espacios irrigados. Por último, la acequia del río Alamino que suministraba agua al núcleo de alquerías que dieron origen a Dakwān. Por lo tanto, podemos afirmar que esta zona de regadío tendría un origen temprano y es probable que en la segunda mitad del siglo X ya estuvieran en uso la mayoría de las acequias antes descritas. Como hemos visto, la ubicación de la fortaleza de Dakwān pudo estar supeditada a la protección de una rica zona agrícola regada por las aguas del río Nacimiento, independientemente de su valor estratégico durante la fitna. Aunque en este caso los espacios irrigados no solo estaban por debajo (NE) de la fortaleza, sino también al SE y SO de esta. Las primeras noticias documentales que poseemos sobre ella ya aparecen en el Muqtabis III de Ibn Hayyān en una expedición conocida como “de Algeciras” contra Ibn Ḥafṣūn en el año 897. La plaza estaba defendida por dos compañeros del caudillo rebelde1104. Pero el ḥiṣn como tal, es decir con el nombre de Qaštruh Dakwān, no existió hasta el 920 cuando fue mandada construir por Abd al-Rhaman III para poner cerco al ámbito de Bobastro1105 ya en los últimos años de la fitna. De ello deducimos que había un castrum que podía haber sido anterior incluso a la conquista musulmana1106. Pero Dakwān como qarya, despojada del término castrum, y ya como un ente territorial autónomo, aparece por primera vez en el siglo XII durante una visita 1101 Glick, 2007, p. 121. Ibn ´Askar/Ibn Jamīs, A ´lām Mālaqa, ed, ´Abd Allāh al Murābit al Targī, p. 353. Véase también la publicación al respecto de Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013. 1103 Se denomina río Alamino a una acequia de importantes proporciones en su tramo superior. 1104 Ibn Hayyā, Muqtabis III, p. 121, fol. 91b. 1105 Muqtabis V, p. 169, fol. III, tra, p. 134. 1106 Acién Almansa, 1999, p. 58. 1102 437 que realizó al lugar el poeta malagueño Ibn al-Fajjār1107. Con todo ello, creemos que la qarya primero, y su desarrollo hasta llegar a una medina de mediano tamaño en el siglo XIII después, tuvieron su origen en una consolidación y organización del mundo rural de su entorno alrededor de una rica agricultura de irrigación que generó unos espacios urbanizados donde se pudieron realizar transacciones regulares y seguras con los excedentes que esta agricultura producía1108. Todo ello nos ha llevado a postular que el núcleo original se formó a partir de la unión de una serie de pequeños asentamientos rurales anteriores1109. Al respecto, tenemos diversos indicios de la existencia de dichos lugares a los cuales Dakwān absorbió y unificó. Así, vemos como en el partido rural de la Sayaga los restos cerámicos hallados en un vertedero nos hablan de la posible existencia de un poblamiento de cierta entidad. Además, creemos que la actual barriada de las Casas Quemadas constituyera también un pequeño núcleo que se integró en la qarya principal y que aparece en los repartimientos de finales del siglo XV como un arrabal de la medina que, probablemete y a tenor de su topónimo, podría haber sido arrasado durante una cabalgada castellana1110. El hallazgo de restos cerámicos en la plaza Bermúdez de la Rubia, apenas a cincuenta metros de los que fue la alcazaba nazarí y probablemente también del solar del antiguo castrum, en pleno centro de la antigua medina, abre la posibilidad de que se tratara de la alquería matriz que con el tiempo actuara de aglutinadora del poblamiento circundante1111. Benamaquís se asentaba en parte de la actual urbanización de Miravalle, antes partido rural de los Montecillos. Estaba situada sobre un afloramiento rocoso de calizas del triásico muy pobres en cuanto a un posible uso agrícola, ya que tiene una edafología poco desarrollada con la roca madre prácticamente en superficie. Es por lo que seguramente el espacio residencial se situó en este promontorio, rodeado en sus tres cuartas parte por tierras fértiles y con los bancales de regadío por debajo de los habitáculos. Su fisonomía de poblamiento murado conocido en el siglo XV, antes de la conquista castellana1112, seguramente correspondería con un agrupamiento de la población circundante, ya tardía, ante la presión militar castellana acaecida en los siglos XIV y XV. Proponemos como hipótesis de que en sus orígenes podrían tratarse de 1107 Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 373. Malpica Cuello, 2012, p. 692. 1109 Ibídem, p. 691. 1110 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fols. 113-113v, pp. 240-242. 1111 Martínez Enamorado, 2003a, p. 326. 1112 Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 171. 1108 438 grupos clánicos, de probable origen beréber, que colonizaron estas tierras en época temprana y que formarían pequeños núcleos dispersos en la llanura del actual partido de Los Llanos. Sobre Tolox, Yunquera Alozaina y Monda, la información que poseemos también es tardía y procedente de los siglos XIV y XV. Tolox está situado sobre un promontorio calizo en el mismo cruce de los ríos Horcajos y de los Caballos teniendo a sus pies una serie de sectores de irrigación abastecidos por las aguas del manantial de la Alfaguara y de los ríos anteriormente mencionados, junto con los del también río Almozara, cauce que se forma por la unión de los ríos de los Caballos y Horcajos 1113 aguas abajo de la villa. No sabemos si originariamente fue una alquería que tardíamente se fortificó, un lugar de residencia-refugio que se generó alrededor de un antiguo ḥiṣn de origen altomedieval, o corresponde con un solar de nueva creación ante la inseguridad provocada por las incursiones cristianas de los siglos XIV y XV. Sea lo que fuere, la realidad es que las comunidades que practicaban la agricultura de irrigación tienen una temprana presencia en la zona como queda reflejada en el yacimiento de los Llanos del Tejar que relacionamos con una cronología altomedieval. La falta de intervenciones arqueológicas dentro del casco urbano de Tolox y en su entorno hace que, por ahora, estas hipótesis no tengan ningún valor historiográfico. Algo similar ocurre con Yunquera, cuya existencia como villa fortificada de doble recinto murado será tardía1114. También está asentada sobre una meseta de travertinos. No sabemos si su origen proviene de una refundición de diversos asentamientos dispersos que fue cuajando a medida que la agricultura de irrigación sustentada por el manantial del río Planos y de la fuente de la Alfaguara creo excedentes y generó un comercio o, sin embargo, fue una única alquería que evolucionó en el tiempo hasta alcanzar proporciones protohurbanas a finales del período nazarí. En el caso de Alozaina, parece que su origen plantea menos dudas. Con las mismas características que las dos villas anteriores, todos los indicios nos llevan a pensar que fue una creación también tardía debido a las reducidas dimensiones de su recinto murado, por la escasez de habitáculos que había dentro de ella a finales del siglo XV, y ante la presencia de una serie de alquerías cercanas que parecen que estuvieron 1113 1114 El regadío de Tolox ha sido estudiado por López García (2012). Martínez Enamorado, 2002, p. 321. 439 densamente pobladas, como muestra la abundancia de fragmentos cerámicos superficiales. El más importante de los poblamientos periféricos el de los Vallecillos, por lo que planteamos de que se pudiera tratar de un castillo-refugio construido para albergar a la población campesina de su entorno ya avanzado el período nazarí. El ḥiṣn de la Villeta y la alquería del mismo nombre son los dos únicos casos en que tenemos unas referencias cronológicas precisas debido a la excavación realizada por Acién y Rambla en 19901115, junto con el posterior trabajo sobre el material cerámico procedente de dicha intervención efectuado por Ordóñez1116. En el ḥiṣn, el registro cerámico contextualizado más antiguo corresponde con el final del siglo XIII y principios del XIV. Para el caso de la alquería de la Villeta, su fundación coincide con la primera mitad del siglo XIV. Como veremos en el apartado siguiente, el ejemplo de este conjunto qarya-ḥiṣn es esencial para entender la reestructuración territorial que se produjo en los siglos XIV y XV como consecuencia del aumento de la presión militar castellana sobre el franco occidental del reino nazarí de Granada. Pero el hecho más importante es la fundación de una serie de pequeñas alquerías que, según hemos visto a principios de este capítulo, parece que surgieron en el siglo XI, con un registro arqueológico superficial escaso que tiene su continuidad durante los siglos XII y XIII en que los artefactos cerámicos son más abundante, además de poseer tipologías y decoraciones bien definidas que coinciden, en buena parte, con el período almohade. Tiene su máximo desarrolló en los siglos XIV y XV, cuando las concentraciones de fragmentos alcanzan porcentajes elevados en determinadas zonas de los espacios residenciales. Estos espacios tienen en común una serie de características que vamos a analizar a continuación. Todos ellos se asientan en laderas, generalmente donde estas alcanzan un desnivel más atenuado, con una pendiente acusada tanto en la zona de acceso al poblamiento como por su parte trasera o espaldar. En la mayoría de los casos, estas inclinaciones existentes en las entradas tienen un origen natural, como ocurre en la Alcaría de Guaro, Guaro Viejo, Guaro, las Breñas, el Moxnar, los Villares de Algane, Villares de Alpujata o los Vallecillos, aunque en el caso de la Torrecilla parece haber sido potenciada por la mano del hombre al realizarce una acción de desmonte sobre la ladera. En los casos de 1115 1116 Acién Almansa y Rambla Torralbo, 1991-1992. Ordóñez Frías, 2014a. 440 los Caserones de Bolixes, las Barrancas de Tomas y los Villares de Algane, está pendiente se atenúa notablemente quedando delimitada, para la primera, por la acequia de Bolixe, y para las demás, por la acequia de Guaro. Los espaldares, o parte trasera del espacio residencial, siempre tienen un desnivel acusado y la mayoría de las veces actúan como un auténtico parapeto difícil de salvar para las personas. En los casos de los Villares de Algane, los Majanales, la Torrecilla y la Alcaría de Guaro, la acción secular de río Grande, río Seco y del arroyo Gaimón, han producido estos accidentes orográficos potenciados por un relieve montañoso. En el resto de las qurá, el espaldar está constituido por cerros con pendientes abruptas y desniveles acusados entre la zona de residencia y la cota de altitud máxima. Los arroyos que existen en los flancos de los espacios residenciales tienen diferentes grados de pendiente y de profundidad, y siempre actúan como delimitadores de dichos espacios. En los Majanales el arroyo de su flanco izquierdo actúa como una autentica trinchera para el paso humano frente al de su margen derecha, poco pronunciado. Igual ocurre con los Caserones de Bolixe, Guaro, Alcaría de Guaro y Pereila, en el primer y segundo yacimiento por su franco derecho, en el tercero y cuarto por el izquierdo. En otros casos como el de Guaro Viejo y el Moxnar los dos arroyos laterales apenas están marcados no constituyendo un obstáculo orográfico significativo. El caso contrarío es el de la Torrecilla, donde los cauces laterales formaban obstáculos naturales difíciles de salvar. Sin embargo, pensamos, a modo de hipótesis, que los arroyos poco marcados, así como los más profundos e inaccesibles, podían constituir un obstáculo infranqueable si se permite el crecimiento de determinada vegetación proclive a desarrollarse en estos lugares húmedos y a veces umbríos como es la zarzamora (Rubus ulmifolius) que puede formar un seto espeso y espinoso1117. En la actualidad se puede observar estos “muros” en algunos de estos arroyos que, estando incluso quemados, son imposibles de salvar sin un trabajo previo y largo de desbroce. Como vemos, esta serie de características del medio, a veces potenciadas por el hombre, actuaban como defensas pasivas acompañándas de determinadas construcciones: torres-alquerías o casas fuertes que complementaban dichos obstáculos naturales. Indicios de estas edificaciones los encontramos en la Torrecilla, Alcaría de Guaro, Majanales Bajos, Barrancas de Tomás y los Vallecillos. En el resto del 1117 Fuentes del autor. 441 poblamiento no hemos detectado rastro de estas estructuras, aunque creemos que su uso debía de estar generalizado durante los siglos XIV y XV. Solamente hemos constatado los restos de una cerca murada en todo su perímetro en la qarya de la Torrecilla, y con ciertas reservas para la alquería del Nacimiento de río Grande, fisonomía propia de un período ya tardío que parece responder a mecanismos externos (amenaza castellana) e internos (evolución de los núcleos hacia estructuras preurbanas) y que conviven con otros asentamientos abiertos, no amurallados1118. En cuanto a la ubicación de los espacios residenciales relacionados con el aprovechamiento de los recursos económicos, queda patente una orientación prioritaria hacia la agricultura de irrigación que condicionó de manera notorio la instalación de dichos espacios, por lo que se va creando un patrón de asentamiento rural vinculado a los sistemas de regadío. Así vemos como en los Caserones de Bolixes, los Villares de Algane o los Vallecillos, las viviendas estaban junto a los bancales de irrigación. En las dos primeras, inmediatamente por encima de estos y separadas por las acequias-madres; en el caso de los Vallecillos, los cultivos de regadíos se encuentran en la parte superior y en el lateral derecho de los habitáculos. Algo similar ocurre en las Barrancas de Tomás con la acequia-madre rodeando las tres cuartas parte del poblamiento y limitando con parte de las viviendas. En otro grupo de alquerías, los espacios de irrigación se encuentran también en su mayoría por debajo del poblamiento, pero a una cierta distancia. Así ocurre con la Alcaría de Guaro, las Breñas, Majanales Bajos, Villares de Alpujara, el Moxnar, o Guaro Viejo. Vemos como ya durante los siglos XI y XII la subcuenca de río Grande queda configurada con un tipo de poblamiento constituido por pequeños núcleos rurales cercanos a suministros hídricos, generalmente fuentes y manantiales, los cuales alimentaban una agricultura de irrigación que comenzó a ser el principal recurso económico de esta gente y que generaba una producción creciente de excedentes. Esto provocó que determinadas qurá comenzaran a desarrollarse de manera notable, tal es el caso de Dakwān, Tolox o Casarabonela que adquirieron algunas características protourbano, cuyos indicios ya podrían ser perceptibles en el siglo XII. 1118 Malpica Cuello, 2006, pp. 230-231. 442 8.4.-Las transformaciones durante el periodo almohade Con los almohades se logra la unificación del poder político en un vasto imperio que trajo un período de prosperidad en que se alcanza una estabilidad política y un auge económico notable. La neutralización temporal de la amenaza militar cristiana en la Península después de Alarcos (1195) va a permitir a los califas almohades centrarse en los asuntos de al-Andalus. Aceptamos que en el período de taifas y de dinastías norteafricanas se vivió la consolidación y fortalecimiento de la red urbana andalusí que tenía su origen en el periodo omeya. Pero será con los almohades cuando se produce un crecimiento urbano constatado en la mayoría de las medinas andalusíes, tanto en el plano arqueológico como en el documental, y la actividad constructiva y transformadora1119 es, por lo tanto, más notable en la ciudad. Uno de los aspectos más importantes de su programa constructivo fue la ejecución de una intensa actividad fortificadora que solo tiene parangón en el período califal1120 y que afecta de forma notable a las medinas y las alquerías en proceso de urbanización. Este programa edilicio es bien conocido en las grandes medinas, especialmente en Sevilla, de donde existe documentación escrita precisa. También en Málaga se efectuó un programa de construcciones que se plasmó en la ampliación y reforma de la mezquita mayor, en la creación del alcázar de Sayyid y en ensanche de la cerca defensiva de la medina1121. Sin embargo, sobre las pequeñas medinas apenas tenemos información. Para la mayoría de ellas, y sobre todo aquellas que tuvieron una continuidad durante el reino nazarí de Granada1122, los únicos vestigios existentes, cuando los hay, son los procedentes del registro arqueológico. Apenas existen fuentes escritas o registros arqueológicos relacionados con el período almohade en la subcuenca de río Grande. Gracias a las prospecciones superficiales realizadas, se han hallado fragmentos cerámicos con tipologías claramente vinculadas con este periodo. En concreto, los ataifores en verde esmeralda que aparecen en todos los predios rurales de adscripción bajomedieval con decoración estampillada en su interior y motivos vegetales de tipo almendrado simple junto con un vedrío exterior también en verde esmeralda, aunque más diluido que el interior. Pero no son las únicas 1119 López García, 2011, p. 355. Azuar Ruiz, 1994, p. 67. 1121 Calero Secall y Martínez Enamorado, 1995. 1122 La conquista castellana del siglo XIII va a proporcionarnos una documentación que se recoge en los repartimientos y donaciones reales. 1120 443 tipologías que relacionamos con el período, también las cazuelas en ala y las marmitas globulares de paredes finas y pasta ferruginosa que aguantaban mejor el choque térmico en los artefactos e exposición al fuego son innovaciones de esta etapa. Nuevas técnicas y tipologías que ya se diferencian de forma clara de las de procedencia califal. En el territorio objeto de estudio, Dakwān sería uno de los pocos núcleos que tendría suficiente entidad poblacional y económica para encontrarse en un proceso de protourbanización claro que le llevaría, ya avanzado el siglo XIII, y sobre todo durante los siglos XIV y XV, al estadio de medina, pese a que en las fuentes árabes tardías no se recoja con esta categoría. También como se expresó con anterioridad, Tolox y Casarabonela podrían estar inmersas en el mismo proceso debido a que poseían un alfoz con una rica agricultura de regadío que generaban excedentes suficientes para ser gestionados en los espacios urbanos. Malpica Cuello lo explica de forma sintética cuando dice: también es perceptible el surgimiento de núcleos casi urbanos que comenzaron a organizar territorios para ejercer como centros de absorción de productos agrícolas1123[...] ponen de relieve que la alquería en ciertos casos se fueron transformando en pequeñas ciudades, bien a partir de asentamientos abiertos y no amurallados, bien arrancando de fortalezas de dimensiones reducidas1124 Este auge económico y poblacional que se produjo en Dakwān, y probablemente en otras qurá de la Subcuenca, hizo necesario dotar a estos enclaves urbanos de nuevos elementos defensivos disuasorios1125 que se materializan en la construcción de una cerca defensiva y en una serie de añadidos que reforzarían dichas defensas. Siguiendo a López García1126, y de modo provisional ante la práctica ausencia de estudios arqueológicos, vamos a realizar un análisis de las estructuras defensivas que se crearon en Coín, basándonos en los escasos restos existente en la actualidad. La presencia de una muralla que abarcaba todo su perímetro es recogida de forma explícita ya en 1485, en el mismo año que los castellanos conquistan la villa1127. Con 1123 Malpica Cuello, 2004, p. 142. Ibídem, p. 140. 1125 Torremocha Silva, 2004, p. 103. 1126 López García, 2011. 1127 Bernáldez, 1870, Cap. LXXV, p. 71. 1124 444 anterioridad, solo se hace alusión a la fortaleza de Dakwān sin que sepamos si en esta denominación entraría la muralla que cubría los espacios residenciales o solo se refiere a la estructura del antiguo ḥiṣn. Pensamos que en época almohade se construye el recinto amurallado tomando una fisonomía y extensión que se mantuvo hasta finales del emirato nazarí. La adscripción a este período puede estar justificada por determinados elementos defensivos, como la existencia de una torre tipo albarrana1128, de tendencia octogonal y que formaba parte del flanco S de la muralla1129. Hoy se puede apreciar en la calle de la Feria. También las antiguas puertas de accesos a la villa denominadas de Álora y de San Andrés, tenían planta de codo simple. El aspecto de la separación de la población civil y la guarnición militar se consolida en esta época con la diferenciación entre la antigua fortaleza, que hizo las funciones de alcazaba, y el recinto murado de la medina1130, es decir, entre el espacio del poder y el espacio urbano. Además, la existencia de un barrio artesanal extramuros en la zona del Ejido y del Batán1131 probablemente arrancara también de esta época. Asimismo los materiales de construcción predominantes en las diferentes épocas marcan las tendencias que cada período. Así vemos que tras la etapa de las taifas empieza a predominar el tapial, junto con la mampostería y el ladrillo en las construcciones militares1132. Los escasos restos de muralla conservados en la actualidad, sobretodo los hallados en calle Pajarera y en la esquina de calle Pajarera con calle Antequera, muestran la utilización de estas técnicas, con la presencia del tapial combinado con el ladrillo en algunos tramos de dichas calles. Pero también se observa un lienzo en el sector NO que se construyó con sillares y sillarejos de “cantillos” un tipo de toba muy abundante en las cercanías del casco antiguo de Coín1133 y que es peculiar en la mayoría de las construcciones desde época medieval hasta mediados del siglo XX cuando es sustituido por el ladrillo cerámico moderno. 1128 Las albarranas y las de trazado poligonal [...] puede atribuirse a los almohades (Márquez Bueno y Gurriarán Daza, 2008, p. 121). 1129 Gozalbes Cravioto y Marmolejo Cantos, 2012, p. 91. 1130 Torremocha Silva, 2004, 105. 1131 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 117v, p. 246. 1132 Pavón Maldonado, 1999, p. 569. 1133 Fuentes del autor. Las canteras son aún visibles en la cuestas de los Almendrillos, de la Reyna y en la actual urbanización de la Calera. 445 8.5.-La nueva estructuración territorial del siglo XIII: la formación de un distrito militar en la Algarbía malagueña Tras la derrota de las Navas de Tolosa y la muerte del sultán Yusuf II, el dominio almohade queda quebrantado por completo en al-Andalus. Este vacío de poder es aprovechado por varios caudillos que crearan nuevas taifas. El más importante es Ibn Hūd de Murcia, quien en 1277 se subleva contra el debilitado poder almohade dominando buena parte de al-Andalus, menos Niebla y Valencia. Paralelamente, Muḥamad íbn Al Ahmar, señor de Arjona, se proclama Sultán y somete a Guadix, Baza y Jaén, y más tarde, tras la muerte de Ibn Hud, se apodera de un territorio que iba desde Málaga hasta Almería. Después de la cesión de Jaén a los castellanos pacta con Fernando III y, tras el Tratado de Jaén (1246) sienta las bases del reino nazarí de Granada. El avance castellano por la cuenca del Guadalquivir produce la emigración masiva de población musulmana y, posteriormente tras la sublevación de 1264, de elementos mudéjares, especialmente del reino de Sevilla, aunque también y en menor medida de los reinos de Valencia y Murcia1134. Ello produciría un aumento poblacional en el entramado urbano nazarí que con toda seguridad también repercutiría en las pequeñas qaryas rurales. La influencia mudéjar en los ajuares nazaríes1135 y, por lo tanto, el testimonio de una posible emigración de elementos musulmanes de territorios recien conquistados por los cristianos, se rastrea en las decoraciones de algunas tipologías cerámicas. Así, los ataifores de perfil quebrado con bandas de óxido de cobre sobre fondo blanco estannífero son habituales en la zona occidental del antiguo obispado de Málaga. Lo encontramos en el Bajo Guadalhorce ya en la segunda mitad del siglo XIII1136 . En la Subcuenca se han hallado diversos fragmentos relacionados con esta tipología y decoración, siendo los más destacados los de la alquería de la Villeta en Monda con una cronología relacionada con el siglo XIV1137. ¿Hasta qué punto repercutía estos nuevos contingentes humanos en la demografía de la zona objeto de estudio? La falta de excavaciones sistemáticas en la comarca, junto con la ausencia de datos demográficos de su población, nos impiden formular hipótesis 1134 Rachel Arie, 1997, p. 505. Pleguezuelo y Lafuente, 1995. 1136 Melero García, 2012b, p. 169. 1137 Ordóñez Frías, 2014a, p. 221. 1135 446 fidedignas. Pero sí poseemos determinados indicios, como el ya expuesto sobre la decoración en óxido de cobre, además de apreciarse una abundancia del registro cerámico superficial cuyas tipologías y decoraciones coinciden en un alto porcentaje con la segunda mitad del siglo XIII y la primera del XIV. Este incremento de un determinado registro material lo podríamos relacionar con un aumento de los habitantes de estos lugares que probablemente coincida con el flujo migratorio anteriormente descrito. Evidentemente, no podemos hacer afirmaciones tajantes sobre este asunto, aunque sí exponer determinados vestigios que, entrelazados, nos pueden llevar a hipótesis plausibles. Pero uno de los hechos más importantes es la aproximación de la frontera castellana y, por lo tanto, la facilidad de sus huestes para penetrar en el área de la Algarbía malagueña. En un primer momento, las cabalgadas tienen como bases de partida Estepa, Osuna y Morón de la Frontera, donde se organizan incursiones que penetran a fondo en el flanco occidental del sultanato nazarí. La caída de Teba en 1330 constituye otro hito importante en la política de cerco llevada a cabo por los castellanos sobre el emirato, ya que supuso la superación del glacis defensivo que representaba el surco intrabético1138, el cual actuaba como cinturón defensivo natural, dejando el camino abierto de obstáculos orográficos de importancia para las incursiones militares. La toma de Antequera en el 1410, junto con una serie de castillos cercanos como son los de Aznalmara, Cauche y Xébar1139, supone otra “vuelta de tuerca” en la asfixia del territorio granadino. La frontera se aproxima peligrosamente por el franco N de la hoya de Málaga, hasta tal punto que el castillo de Xébar quedaba prácticamente lindando con el valle del Guadalhorce. Esto supone, como veremos a continuación, que las cabalgadas castellanas tengan un incremento notable, aumentando también su eficacia destructiva y, con ello, la paulatina desarticulación y despoblamiento de las áreas rurales cercanas a las vías habituales de penetración. Todo ello lleva, seguramente desde la primera mitad del siglo XIV, a organizar la Algarbía como un distrito militar ante la creciente amenaza castellana. Así queda patente cuando el sultán granadino Muhammad V nombra a Idrīs ibn ‘Utmān ibn Abī l1138 1139 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1977, p. 52. Martínez Enamorado, 2005-2006. pp. 227-228. 447 ‘Ulā, con el título de comandante de los voluntarios de una marca fronteriza. Es seguro que esa marca estaba formada entonces por los distritos occidentales del sultanato granadino, entre los cuales, además de Málaga y Ronda, se incluía Dakwān1140. Con toda seguridad, esta nueva ordenación territorial difería de forma clara con la que tendría la comarca antes de la toma del valle del Guadalquivir por los castellanos en el siglo XIII. Así, y ateniéndonos a lo analizado en otros apartados anteriores, vemos como en la cabeza de la demarcación y con el grado más alto en la jerarquización territorial, se encontraba Dakwān que, como vimos, estaba en un proceso de urbanización que ya para la segunda mitad del siglo XIII podría ser clasificada como medina de mediano tamaño rodeada de una cerca defensiva y con una serie de elementos (mezquitas, baños etc.) que la diferenciaban de las qurá circundantes. Aunque, desde nuestro punto de vista, el componente urbano más significativo es la capacidad de la villa de recepcionar los excedentes agrícolas de su entorno y de su redistribución, junto con la creación de espacios de comercialización seguros y sus consiguientes canales de distribución. Ya hemos repetido en diversas ocasiones como Coín se encontraba en el centro un territorio con una rica agricultura de irrigación. En un eslabón jerárquico por debajo de Dakwān se encontraban una serie de alquerías, algunas de las cuales habían llegado también a la categoría de pequeñas medina en los siglos XIV y XV, como fueron los casos de Tolox y Casarabonela. Son, por lo tanto, estructuras de poblamiento y organización del territorio que supondría una evolución clara de las antiguas alquerías o ḥuṣūn, para llevar a convertirse en pequeñas ciudades: Estos castillos no son solo la expresión de unas necesidades defensivas, sino que van mucho más allá. Sirven de sistema de control del territorio y de la organización de la distribución de los productos agrícolas. No llegan a ser ciudades, pero han iniciado el camino para serlo1141 1140 zahīr o decreto recogido por Ibn al-Jatīb, Rayhāna, II, p. 70 y traducido por Gaspar Remiro, 1916, p. 41 (s.d.); lo interpretan, entre otros investigadores, A. M. al-‘Abbādī, 1973, p. 32 y Manzano Rodríguez, 1992, p. 360, nota 1021. 1141 Malpica Cuello, 2011, p. 106. 448 Todas ellas, según la clasificación de Malpica Cuello1142, serían villas con doble recinto murado, como corresponde a un territorio cercano a la frontera y sometido periódicamente a incursiones militares, por lo que aparte de la función de refugio de la población circundante, también podrían ser el lugar de almacenamiento de los excedentes agrícolas de valor comercial menos perecederos, así como del ganado, codiciados por los asaltantes como botín. El último peldaño en la jerarquía territorial lo constituirían las pequeñas alquerías rurales que dependían directamente de sus correspondientes villas, las cuales actuarían como centros de sus respectivos distritos agrícolas. Poseían un territorio propio y una gestión política autónoma, como describe Martínez Enamorado: Tal concentración de actividades protourbanas en estas entidades de población (Dakwān) va pareja al desarrollo agrario de la región y a la extensión de una malla de alquerías rurales dependientes de estos centros más relevantes1143 Todo ello formaba un entramado defensivo-productivo en el territorio que, como hemos visto, poseía una estructura de protección escalonada a modo de “parapeto” que intentaba minimizar las algaradas militares, como lo definen Cara Barrionuevo y Ortiz Soler: La frontera nasrí se construye a partir del Tagr, es decir un conjunto jerarquizado de atalayas, torres de alquería y castillos dependientes de una ciudad, donde reside el jefe militar (qā´id) con funciones políticas (delegado del sultān) y parcialmente judiciales1144 Este tipo de organización nos lleva a plantear si su creación se produjo por iniciativa de estas comunidades campesinas o bien fue decisiva la intervención estatal. Pensamos que en la fundación de estos distritos militares la iniciativa del poder real nazarí fue fundamental ante la creciente presión militar castellana y las continuas pérdidas territoriales, primando estrategias defensivas globales difíciles de materializar por las pequeñas comunidades rurales que tendrían un radio de acción y una capacidad organizativa más limitada. Tenemos algunos testimonios documentales que prueban la 1142 Ídem. Martínez Enamorado, 2003b, p. 83. 1144 Cara Barrionuevo y Ortiz Soler, 1994, p. 311. 1143 449 implicación estatal en la defensa de la comarca, como es el caso del enfrentamiento entre la vanguardia de una cabalgada dirigida por Gómez de Rivera en 1433 y quinientos jinetes de la milicia real de Muhammad IX el Zurdo acantonados en Dakwān1145. La acción se produjo en las cercanías de la medina y se saldó con la aniquilación de buena parte del contingente castellana. El hecho parece demostrar que los emires destinaban tropas a aquellas plazas fronterizas de valor estratégico en momentos conflictivos. Un caso similar al de la comarca estudiada lo encontramos en Loja (Granada) y su alfoz, con una medina de un tamaño similar a la de Dakwān, circunvalada por una serie de qurá cuyas economías también dependían de la agricultura de irrigación. Pero hay una diferencia fundamental, y es que esos predios rurales, junto con buena parte de los perímetros irrigados, están recogidos en el Libro de Repartimiento de Loja. Jiménez Puertas ha estudiado esta comarca al final del emirato nazarí, y mediante el análisis territorial hace que podamos deducir el porqué ha desaparecido buena parte del poblamiento rural de la Subcuenca antes de la caída en manos castellana de la zona y, sin embargo, no ocurrió así en Loja: en los últimos tiempos nazaríes constituyen (los grupos de alquería) las únicas zonas donde se mantuvo una explotación agrícola importante y permanente, tal como demuestra el hecho de que es en esta zona donde el Libro de Repartimiento de Loja recoge la existencia de infraestructuras vinculadas a la agricultura [...] esta circunstancia estaba favorecida por ser el sector más alejado de la frontera1146 La situación que la Algarbía ocupaba con respecto a la frontera castellana difiere del de la tierra de Loja, sobre todo porque lindaba directamente con ella a través de la plaza de vanguardia de Ardales, frente a la cual se encontraba el importante bastión nazarí de Alora, puerta de entrada al valle del Guadalhorce. Este último también denominado en las fuentes castellanas de finales del siglo XV como el Val de Santa María, lugar que como veremos, era uno de los itinerarios habituales de penetración de las grandes cabalgadas castellanas que llegaban con frecuencia a las mismas puertas de Málaga. 1145 1146 García de Santa María, 1420-1434, pp. 381-384. Jiménez Puertas, 1995, p. 65. 450 Un hecho revelador de esta jerarquización territorial existente durante el siglo XIV y buena parte del XV en la Subcuenca, fue la existencia de una estructura de caminos con forma radial, que tenían como epicentro a Dakwān y comunicaban con todo el entramado poblacional de la comarca. La villa ocupaba (y sigue ocupando) un lugar estratégico en un nudo de comunicaciones que une la zona costera de Marbella con la hoya de Málaga y la serranía de Ronda con el valle del Guadalhorce. Las vías de comunicación eran fundamentales tanto para los intercambios de hombres y mercancías, como para una mejor defensa del territorio, en un espacio próximo a la frontera castellana. Pero también tenía la función de facilitar la recaudación de impuestos por parte de los representantes estatales, especialmente en esta comarca con un excedente agrícola de importancia y con determinados cultivos especulativos (pasas de uvas, higos secos, seda...)1147cuya venta proporcionaba a estas comunidades campesinas recursos monetarios con los que pagar los impuestos requeridos por el Estado y la posibilidad de adquirir determinados productos de primera necesidad que no podían producir. Esta estructura viaria vino condicionada fundamentalmente, por dos factores. El primero de ellos es su vinculación con una orografía muy accidentada en una comarca montañosa, por lo que los caminos se diseñaron intentando seguir las curvas de nivel y buscando los pazos intramontanos más asequibles. El segundo lo constituye el propio río Grande. Se trata de un cauce de tipo mediterráneo cuyo paso en determinados períodos lluviosos, como es el otoño e invierno, y en menor medida la primavera, solía suponer un obstáculo difícil de salvar1148, por lo que los caminos, al cruzarlo, buscaban zonas en que el cauce se ensanchara y fuera fácil de vadear, además la misma línea fluvial favoreció las comunicaciones en algunos sectores de su cuenca como veremos a continuación. La referencia a esta antigua cominería procede de los repartimientos de finales del siglo XV y de diversos protocolos notariales del siglo XVI. Ello nos da un mínimo de garantía de su existencia desde, al menos, finales del período nazarí, aunque 1147 Malpica Cuello y Trillo San José, 2002, pp. 240-241. Por la documentación castellana sabemos que en el siglo XVI solo existía un puente en todo su recorrido. Esta estructura aún está en pie aunque ya no se usa, y se situa en el partido rural de la Fuente (Yunquera). En general los márgenes inmediatas al río son muy poco adecuadas para la construcción de puentes debido a que en muchos tramos de su cauce el área de inundación ocupa una superficie considerable, lo que obligaría a la edificación de estructuras de gran longitud que las hacen vulnerables a las grandes avenidas. También, y no menos importante, es la existencia, en sus márgenes, de una edafología con predominio de arcillas que en verano con las altas temperaturas se contrae agrietándose y en otoño e invierno, con las lluvias, se dilatan produciendo mantos de corrimientos (fuentes del autor). 1148 451 probablemente buena parte de ellos procedan de los siglos XII y XIII, cuando la comarca comienza a articularse territorialmente. Dentro de los caminos vamos a enumerar aquellos viales que consideramos de mayor importantes. Para ello nos basaremos en la funcionalidad que tenían para unir entramados poblacionales en el Bajo Medievo. Con el nombre de camino de Casarabonela se conoce a un vial que parte de Coín por la denominada puerta de Alora1149 en dirección N, vadeando el cauce de río Seco a la altura del pasillo de los Callejones y en partido rural de la Torrecilla, punto donde coincide con la alquería del mismo nombre. Continúa hasta llegar a las estribaciones de río Grande donde conecta con el poblamiento de los Villares de Algane, partido rural de Mezquitilla, en donde se divide en dos ramales. El primero va en dirección a Alozaina a través del camino del cortijo de los Frailes, conocidos en la documentación castellana del siglo XVI como de Cien Pajares1150. Desde Alozaina, y a través del camino Viejo de Yunquera1151, conecta con la alquería de Jorox y con Yunquera, continuando hacia El Burgo, cruzando el valle de Lifa hasta Ronda. El segundo ramal, una vez pasado el vado de río Grande o de Casarabonela1152, llegaría a esta última villa y desde allí enlazaría con la parte media del vial que comunicaba con Ronda. Otro camino destacado y que servía para unir la parte S de la Algarbía con la costa marbellí a través del puerto de Ojén, era el camino Viejo de Monda que está ampliamente registrado en la documentación castellana de finales del siglo XV1153 y de la primera mitad del XVI1154. Partía de Coín y se bifurcaba1155 a la altura del vado de 1149 Dos paradas de molino que heran de Hurtado de Luna saliendo de la villa de Alora (puerta de Álora): el uno sobre la mano derecha y el otro a la mano izquierda (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 168v, p. 322). 1150 Otro trance que parte por la dehesa por la otra parte del ryo que va de monte al ryo y va a cavar en la vuelta del ryo por los pajares de los moros (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 115v, p. 244). 1151 Queda, otrosy, para la dicha fábrica de la yglesia otras cinco fanegadas e media de tierras de ryego questá en el camino de Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1493, fol. 251, p. 459). 1152 Una bega de riego en el termino desta billa en el pago de las Mesquitillas que tendra V hanegadas de cuerda poco mas o menos a la pasada de Caçarabonela en el rio Grande (AHPM, P-5492, 1572, s/f) 1153 Otro tranço dendel arroyo del camino de Monda hasta la cumbre de la viña de Barahona (Los Repartimientos de Málaga, ed.Bejarano Pérez, 2004, fol. 117, p. 246). 1154 una cruz que esta abajo de la questa que va de Monda a Coyn donde se juntan el camino de Monda con el camino de la Fuensanta (ACM, Leg. 4, nº 36, 1537, s/f). 1155 termino de la Fuensanta del termino desta villa que tiene por linderos el camino que va de la Fuensanta a Monda e por ariba por Alcalahejo alindando con Albaro Pabon e con el camino biejo que viene de la Fuensanta a dar a lo de Albaro Pabon (AHPM, P-6551, 1564, s/f). Se trata e un ramal que no hemos recogido anteriormente y que unía la Fuensanta en Coin, con el camino Viejo de Monda. 452 Pereila1156, a unos cuatro kilómetros de esta villa, derivando en un vial secundario que apenas a quinientos metros de este cruce pasaba por la parte baja de la alquería de Pereila. Dicho ramal continuaba por el camino de la Alfaguara1157 hasta llegar al partido rural de Alpujata donde conectaba con la qarya del mismo nombre, prosiguiendo hasta enlazar de nuevo con el camino Viejo de Monda. Desde el vado de Pereila continuaba el ramal principal que pasaba por las cercanías de la villa de Monda siguiendo por los Llanos de Puzla, donde se hallaba la alquería de la Moheda. Una vez salvado el puerto de Ojén conectaba con la alquería de Ojén terminando su recorrido en la villa de Marbella. El camino Viejo de Tolox es otro vial que servía para conectar una serie de poblamientos situados en la margen derecha de río Grande. Partiendo de Coín en dirección N, viraba hacia el O a la altura del vado de río Seco y proseguía por la margen izquierda de dicho río hasta llegar a un cruce de camino en el partido rural de los Padules1158, donde se encontraba la alquería de Guaro Viejo. El ramal que deriva hacia el S pasaba por la alquería de Guaro y conectaba con el camino Viejo de Monda. Mientras que el ramal principal continuaba ya por la margen izquierda de río Grande1159, pasaba por las cercanías de la Alcaría de Guaro y proseguía hasta llegar a Tolox. Desde esta villa continuaba hasta Yunquera, donde conectaba con el camino que iba desde Alozaina a Yunquera y Ronda. El camino Viejo de Alhaurín también partía de Coín a través de la cuesta de la Reyna, pasando muy cerca de la antigua alquería murada de Benamaquís en el actual partido rural de Los Llanos. En este punto se bifurcaba con un ramal que se dirigía hacia Mijas1160, y el otro o principal, que lo hacia en dirección al partido rural de Jubrique1161 1156 Que el dicho a de hazer un molino de pan que el señor Juan de Liza tiene en el rio de Pereyra entre Coyn e Monda junto a la pasada del camyno (AHPM, P-6598, 1551, s/f). 1157 deslindamiento y de allí va a dar a la junta de un camino hasta la punta de un arroyo que parte el olibar de Luis Tello de Araso y el dicho camyno a los olibares de Vautista Salbago y a otros del atalayura (AHPM, P-6554, 1564, s/f). Esta junta de caminos se refiere a una bifurcación secundaria no recogida anteriormente que dividía el camino de la Alfaguara y el camino de la Torre. 1158 Otro trance junto con este el camino de Guaro arryba que va de monte a monte y parte con los Padules (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 116, p. 245). 1159 junto al molino a las espaldas del ques entre el caoz e el camino que va a Tolox (AHPM, P-6598, 1551, s/f). Este molino es el de Uzeyte o Guaro del cual hoy día se puede observar su estructura. Está situado al pie del antiguo camino de Tolox en el partido rural de la Molineta. 1160 Otro trance que cimiença por encima de las huertas por lo alto e va entre las dos acequias por la parte de hazya el camino de Mijas (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 113, p. 240). 1161 Diose otro tranço de tierras para majuelos dende de las tierras de ryego de Benamaquís, camino de Xuvric (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fols. 168v-169, p. 323). 453 donde se encontraba la alquería del mismo nombre, finalizando en el Fahala, pago que poseía un poblamiento disperso en el Medievo sustentado por una agricultura de irrigación. Por último el camino de Málaga1162 que debió de ser una de las más importantes vías de comunicación ya que enlazaba Dakwān con Málaga, la capital de toda la zona occidental del reino nazarí y la segunda ciudad en importancia del Estado después de Granada. Conectaba con la villa de Cártama. Desde ese último punto, el recorrido hasta la capital es difícil de rastrear, aunque debió de pasar por una serie de alquerías entre la que destaca Campanillas. Fig.8.2-Caminería a finales del siglo XV 1162 Primeramente saliendo del dicho arrabal de Coyn viniendo camino de Málaga pasando el arroyo a mano derecha (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, 1495, fol. 113, p. 240). 454 8.6.-Los reajustes territoriales de la segunda mitad del siglo XIV y del XV A finales del siglo XIV, y especialmente en las primeras décadas del XV, la Algarbía malagueña sufre de nuevo profundas transformaciones territoriales que hacen que muchas zonas rurales, sobre todo aquellas más alejadas de los núcleos fortificados de importancia, se despueblen y desaparezcan un buen número de pequeñas alquerías rurales cuya población se refugia de forma permanente en las villas muradas, abandonándose también sus correspondientes zonas de cultivo. La causa fundamental de estas modificaciones está motivada principalmente por el aumento de la presión militar cristiana en la comarca, que como hemos visto tuvo como hitos principales la toma de Teba en 1330 y, sobre todo, la caída de Antequera en el 1410. Un fragmento documental que nos resume de forma magnífica las consecuencias de estas incursiones es recogido por un cronista anónimo tras una cabalgada del condestable Miguel Lucas de Iranzo en la frontera granadina: ya los moros, por temor de las entradas pasadas, aviendo por çierta su total destruición, segun el miedo que d´este señor avién conçebido, e sabiendo que todo su deseo e deleite era continuar e proseguir contra ellos la guerra, despoblaban la tierra llana e desanparavan los lugares mal çercados, e recogíanse a las fortalezas e los lugares más populosos, e dexavan perder las labores del pan e la cria de los ganados e la administración de sus heredamientos1163 Esta nueva reestructuración territorial tiene su reflejo en una serie de vestigios que interpretamos como indicios del abandono de estas alquerías rurales y que resumimos en tres: -Indicios arqueológicos: determinadas tipologías cerámicas clasificadas como nazaríes plenas no aparecen en las alquerías rurales que consideramos ya abandonadas en el siglo XV. Ejemplo de ello es la loza en azul y dorada, las series con vedrío en turquesa y decoración en negro manganeso, las jarras con pié de galleta, así como determinadas marmitas de cuello recto y cuerpo abolsado. La presencia de estas decoraciones y tipologías sí se constatan en Cátama1164, Dakwān, Monda1165 y Pereila, lugares sobre los 1163 Soriano, 1993, p. 175. Melero García, 2012b, p. 166. 1165 Ordóñez Frías, 2014a. 1164 455 cuales hay testimonios documentales de su continuidad como entes poblacionales y territoriales hasta finales del siglo XV. Pero quizá una de las referencias más interesantes proviene de la alquería y el ḥiṣn de la Villeta. Como vimos en 1990 Acién y Rambla realizan una excavación parcial tanto del espacio residencial, como de la fortaleza. Ya en el 2014, Ordóñez Frías también efectuó un estudio cerámico con el material de la excavación anterior. Aunque los datos que nos aproximan a una cronología más precisa fueron recogidos por este último investigador en la “Memoria definitiva” y en una posterior publicación sobre la alquería de la Villeta1166. Para el ḥiṣn se propuso una periodización que iría desde el siglo XIII hasta principios del XVI1167. En el caso de la alquería su fundación corresponde con la primera mitad del siglo XIV1168, y perduró en activo hasta 1572 cuando fue destruida por sus propios moradores. Estas referencias temporales son claros indicadores de la reestructuración territorial que se produjo en el alfoz de Monda y, por ende, en toda la Algarbía, lo que trajo como consecuencia el abandono de una serie de alquerías periféricas a la villa y la concentración de la población en el albacar de la fortaleza. -Indicios documentales: la mayoría de una serie de alquerías cuyos restos arqueológicos han sido documentados en la actualidad no se mencionan como entes poblacionales a repartir entre los repobladores castellanos en el Repartimiento de Coín ni en los de Monda y Alozaina de finales del siglo XV, como consecuencia de su abandono y destrucción durante el siglo XV. Las referencias en dicha documentación se realizan ya como meros pagos rurales, generalmente de cultivos de secano, sin hacer mención a unidades de habitáculos y, en la mayoría de las ocasiones, tampoco a superficies de agricultura irrigadas. Para nosotros es una prueba de su desaparición, probablemente en la segunda mitad del siglo XIV, y a lo largo del siglo XV, como consecuencia de la reestructuración territorial antes citada. La Torrecilla aparece en los Repartimientos de Málaga dentro de la relación de los tranços de las tierras de secano1169 y se vincula territorialmente con el pago de río Seco y el curso medio de río Pereila: Otro trançe junto con este del otro cabo del ryo de Pereyra por el ryo de Guaro arryba a dar a la torrecilla1170. También en los protocolos 1166 Ídem. Ordóñez Frías, 2013b, p. 20. 1168 Ibídem, p. 36. 1169 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 115, p. 244. 1170 Ibídem, fol.116, p. 245. 1167 456 notariales del siglo XVI se hace alusión a este pago como una zona de cultivos sin vincularlo con huertas o poblamiento alguno: un pedaço de tierra engertal e acebuchal en la dezmería desta villa en el pago de la Torrecilla linderos con enxertal que fue de Anton Padilla e con acebuchal e olibar de Juan Lopez Molinero e otros linderos1171 Los Villares de Algane no aparecen como tal en los Repartimientos de Málaga, ni en la documentación notarial del siglo XVI, probablemente debido a que pertenecía a Guaro permaneciendo habitado por mudéjares y después por moriscos, por lo tanto no entró en los repartimientos de finales del siglo XV. La referencia más temprana de la que tenemos constancia se produjo en 1562 apareciendo como el pago de las Mezquitillas, cuya toponimia aún se conserva en la actualidad: en conviene saber una haza de tierra que yo tengo e poseo en de myo desta dicha villa de Coyn junto a la fuente de las Mezquitillas en que puede aber diez fanegas de senbradura1172 En el Apeo de Guaro son frecuentes las referencias a este pago y a la existencia de una agricultura de irrigación1173 pero, como en el caso anterior, tampoco hay repartimiento de viviendas. Guaro Viejo ocupaba parte del territorio de los Padules y como tal aparece en los Repartimientos de Málaga dentro de los pagos de cultivos de secano, en concreto de olivar: Nueve olivos y tres olivos asomando a los padules e catorze olivos saliendo del alcantarilla al peñón1174, aunque también se reparten tierras de sembradura1175. Este partido rural ya en el siglo XV pertenecía a la alquería de Guaro y, tras su conquista, parte de su territorio pasó a formar parte de Coín. Por ello, parece evidente que Guaro Viejo fue abandonado en la segunda mitad del siglo XV y sus habitantes buscaron refugio en la alquería de Guaro, junto a la cual suponemos que existía un recinto murado. Tampoco se mencionan en la zona la existencia de restos de viviendas. 1171 AHPM, P-6549, 1562, s/f. AHPM, P-6549, 1562, s/f. 1173 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fols. 130, 130v, 131, 131v, 132 y 132v. 1174 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 119v, pp. 244 y 248. 1175 Ibídem, fol. 158, p. 303. 1172 457 En Alozaina, la qarya de los Vallecillos es recogida en los Repartimientos de Málaga como la alquería de Barrasa, hidalgo al cual la Corona le concedió tierras mediante mercedes reales, quedando como una zona de sembradura y de olivar en que tampoco se alude a ningún tipo de estructura relacionada con espacios residenciales, aunque todos los indicios nos llevan a pensar que estuvo habitada hasta bien avanzado el siglo XV. También a mediados del siglo XVI se hace referencia a este partido rural1176 el cual, desde entonces y hasta la actualidad, lleva el nombre de la Alquería: doy en arendamyento a vos Hernando Alatar e Pedro Danin vecinos de Tolox que estays presente una haça de tierra que se dize haza de la alcaria que es de la dicha señora dona Ysabel1177 Los Caserones de Bolixes también estuvo habitado hasta poco años antes de la conquista castellana del territorio, aunque parece que no hubo una continuidad ocupacional por parte de los moriscos que durante el siglo XVI cultivaban las tierras de riego del pago de Bolixe. Su topónimo es recogido en la documentación castellana del siglo XVI: Otro pedaço de tierra en los caserones de Beliges de Baltasar de Sepúlveda que hará ocho fanegadas y en ella cuarenta pies de olivo que alindan con tierras de Juan Benoçaire el viexo e de Diego Xate e camino que va Aloçaina y las viñas de dicho campo1178 En el Repartimiento de Monda de 1492 se menciona el Moxnar como un pago rural relacionado con los cultivos de secano: En el Moxnar tres pies de olivos en cada uno de seis partes, una que va por lindero el camino que va de Monda a Guaro1179 Tampoco se hace alusión a habitáculos, por lo que entendemos que a finales del siglo XV la alquería estaba desmantelada. En el Apeo de Monda de 1572 se menciona con frecuencia este lugar, sobre todo en lo referente al olivo y trigo, cultivos que ocupaban el antiguo cementerio andalusí: 1176 AHPM, 1543-1544, p. 4118, fol. 315. AHPM, P-4118, 1543, s/f. 1178 AHPG, Libro de Población, Apeo de Tolox, Libro 6801, fol. 69 V, ed. López García, ep. 1179 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 763, p. 212. 1177 458 En el pago del Moxnar en el almocaber o cementerio de él, todos los olibos que están en el1180 Otro almocaber que está en el dicho pago del Moxnar [...] que cabe media fanega de trigo, es de sequero1181 Los Villares de Alpujata solo figura en el Apeo de Monda de 1572: y hasta la fuente de Alhaura por el camino Real a la parte de arriba y hasta Alpuxata y alcarria bieja1182. Por esta afirmación podemos deducir que todavía quedaba el recuerdo del poblamiento, aunque los restos de viviendas no debieron de estar en buen estado para habitarlas, ya que no fueron objeto de reparto. Sobre la Alcaría de Guaro no existe ninguna referencia en los Repartimientos de Málaga ni tampoco en el Apeo de Guaro. Incluso su topónimo puede tener un origen moderno aún no fijado en el siglo XVI. Algo similar ocurre con los despoblados de las Barrancas de Tomás y los Majanales sobre los cuales no tenemos ningún tipo de información. Debieron de ser dos pequeños predios rurales abandonados tempranamente cuando comenzaron a generalizarse las incursiones castellanas. La única alquería que se menciona como ya abandonada cuando la conquista castellana del territorio es la de Alcalá, recogida en el Repartimiento de Coín, aunque en la actualidad desconocemos su ubicación: Diosele mas treinta olivos, lo qual se le ha de dar con la condición de los otros que han linderos con lo de la alquería despoblada que se dice Alcala e con los montes1183 Dentro de la nueva configuración territorial Dakwān seguía poseyendo la capitalidad de la comarca, tanto por su número de habitantes, que aumentó de forma significativa por el abandono de un buen número de alquerías periféricas, como por sus recursos económicos, con una rica agricultura de irrigación que se mantuvo intacta hasta la víspera de la conquista en 1485, como así nos deja de entrever algunos documentos castellanos: 1180 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 257. Ibídem, p. 245. 1182 Ibídem, p. 257. 1183 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 24, p. 257. Anteriormente hemos propuesto que esta alquería podía coincidir con la de la Torrecilla por tener un recinto murado en todo su perímetro. 1181 459 pero porque concosció que la villa de Coin era mayor (que la de Cártama que también estaba sitiada) é la dispusición de la tierra era más fuerte, porque toda estaba rodeada de cuestas grandes é ramblas é de huertas y lugares de acequias é pasos que la fortificaban, acordó de poner el real sobre ella1184 En las cercanías de la medina, y al amparo de su protección se mantuvieron algunas alquerías. Tenemos noticias de la existencia de tres. La primera es Benamaquís, a menos de dos kilómetros de la villa, con un recinto murado en todo su perímetro y con alcazaba. Fue tomada unos meses antes que Coín1185. Pereila también permaneció habitada hasta las últimas décadas del siglo XV, como así lo muestra un documento castellano de 1537 en que algunos moriscos dan testimonio de su residencia en la alquería cuando aún pertenecía al reino de Granada, poco antes de su abandono provocado por una cabalgada castellana1186. También, y muy cercana a la medina, se encontraba la alquería de las Casas Quemadas que los castellanos, en el repartimiento de finales del siglo XV, confunden con un arrabal de Dakwān. De hecho, ya en dicha documentación el lugar se reparte como solares a los nuevos repobladores: Relación de solares que se dieron e señalaron a vecinos en el arraval de Coyn que agora se fizo de nuevo1187, seguramente debido a que fue arrasada y quemada por alguna algarada que llegó hasta las mismas puertas de Coín y de la cual no poseemos testimonio. Asimismo, relativamente cercana a Coín y lindera con ella y Benamaquís, estaba la alquería de Jubrique1188, que también estuvo poblada durante buena parte del siglo XV. Al igual que Pereila, parte de su territorio fue cedido por la Corona a Pedro de Barrionuevo mediante mercedes reales1189. El hecho de que Dakwān, Benamaquís, Pereila, Jubrique o Casas Quemadas se mantuvieran como poblamientos hasta bien avanzado el siglo XV indica que el entramado productivo derivado de la agricultura de irrigación, en especial del sistema del río Nacimiento, se sostuvo en funcionamiento durante ese período, garantizando una mínima producción que aseguraba la subsistencia de estas comunidades campesinas. 1184 Pérez de Pulgar, 1780, p. 244. Ídem. 1186 ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f. 1187 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 113, p. 240. 1188 Dicho poblamiento no ha sido objeto de estudio en este trabajo debido a que pertenece al ámbito geográfico del río Fahala. 1189 Por quanto vos Pero de Barrionuevo, alcayde del Burgo nos feziste relación que vos teneis dos heredamientos çinco leguas de Málaga que se llaman Pereyla y Xulique en los quales con nuestra licencia reparasteis dos torres que allí están (AGS, Cámara de Castilla, Libro 1, 1493, fol. 76). 1185 460 Monda estaba constituida por el ḥiṣn y la alquería de la Villeta. Como hemos visto anteriormente, la cronología de ambos entraría dentro del período nazarí. Las alquerías más próximas, como son la de los Villares de Alpujata, el Moxnar y la Moheda, estaban ya abandonadas a finales del siglo XV. La alquería de la Villeta se generó en la zona superior del albacar. Según el estudio cerámico realizado sobre este poblamiento1190 el material más antiguo corresponde con la primera mitad del siglo XIV, por lo que tenemos un intervalo de tiempo relativamente corto que permite saber cuando se produjo la concentración de la población circundante en este espacio murado. Un caso que no coincide con la lógica evolutiva del poblamiento en la comarca es el de la alquería de Guaro. Dicho lugar se encontraba a una distancia de cinco kilómetros de Monda y a ocho kilómetros de Coín, las dos villas muradas más próximas, lo que hacía inviable la utilización de estos lugares como refugio en caso de ataque por sorpresa. Su situación, a pie del camino que unía río Grande con Monda, hacia de él un lugar vulnerable. Tampoco su ubicación en una ladera poco pronunciada proporcionaba una defensa natural eficaz. Además, la única estructura defensiva que hemos registrado se limitaba a una torre circular de modestas proporciones1191. Sabemos que estuvo habitada por su población musulmana hasta finales del siglo XV cuando, tras un breve período de abandono y una vez que capitula Monda en 1485, buena parte de sus habitantes vuelven a ocupar dicho lugar1192. La hipótesis más plausible que barajamos sobre su permanencia como poblamiento hasta fechas tan avanzadas es que hubiera existido en sus cercanías una estructura defensiva de mayor entidad. Así, apenas a trescientos metros del lugar hay un cerro que se denomina del Castillo y que su cúspide, en la actualidad, está ocupada por un auditorio de grandes proporciones. Igualmente también hemos constatado la existencia de un vial, conservado parcialmente, que iba por la cordada de la sierra desde Monda a Guaro, llamado camino del Castillo. Visto lo anterior, y unido a la inexistencia de referencias documentales, es imposible verificar esta presencia castral mediante la prospección arqueológica superficial. La pequeña villa murada de Alozaina también estuvo rodeada de una serie de alquerías cercanas, de la que destaca por su importancia la de los Vallecillos. Sin embargo, tenemos indicios, aunque escasos y poco significativos, de la existencia de 1190 Ordóñez Frías, 2014a. AMM, Actas Capitulares, vol. 1, fol. 197v. 1192 AGS, RGS, 149003, fol. 67. Los Reyes Católicos le conceden una carta de seguro por la que garantizan los bienes y la seguridad de la población musulmana. 1191 461 otros dos predios que serían de pequeñas proporciones, asimismo cercanos a la villa. El primero estaría junto a la fuente Grande a unos quinientos metros al SE de Alozaina, junto a la cual existen una serie de bancales de cultivos de irrigación. El segundo, se situaba a unos setecientos metro del núcleo murado y al NO de él, denominándose el Apeadillo. Está constituido por un manantial y varias albercas semiderruida. Creemos que estos tres espacios se mantuvieron activos hasta finales del siglo XV al amparo de la cercana villa murada. Con relación a la villa de Tolox, su alfoz, estaría constituido por la qarya de los Caserones de Bolixe que es la única que parece que se mantuvo hasta las últimas décadas del siglo XV. Sobre la alquería de las Breñas no tenemos indicios arqueológicos suficientes para saber si se despobló tempranamente o permaneció hasta finales del siglo XV, aunque su situación de aislamiento en la cabecera del arroyo de las Viñas puede sugerir una permanencia tardía. Lo contrario podía haber ocurrido con los Majanales Bajos, cuya ubicación en un lugar de paso entre río Grande y Alozaina podía haber favorecido su abandono prematuro. En el caso de Yunquera quedaría reducida al único espacio residencial de adscripción bajomedieval del cual tenemos constancia en su alfoz y que hemos denominado alquería del Nacimiento. Su situación en las cercanías del nacimiento de río Grande, zona apartada de las principales vías de comunicación, con una orografía abrupta y escasa en población, y por lo tanto en botín, hacía que fuera un lugar donde las algaradas difícilmente llegarían. 8.7.-Un elemento distorsionador en la ordenación del territorio: las incursiones castellanas en los siglos XIV y XV Hemos visto como con el recrudecimiento de las incursiones castellanas en territorio nazarí provocaron el abandono de extensas zonas rurales y la integración de su población en las villas que poseían muralla y un número de población suficiente para oponer una defensa efectiva. Las cabalgadas estaban organizadas generalmente por la nobleza fronteriza y constituyó el instrumento principal que ocasionó este repliegue. La información que se ha transmitido sobre las diversas incursiones castellanas en la subcuenca de río Grande procede de fuentes diversas. Destacamos la Crónica de Juan 462 II1193 en sus dos tomos, junto a las aportaciones de los cronistas que se hicieron eco de la guerra de Granada, en concreto Hernando del Pulgar1194 y Diego de Valera1195.También de importancia es la Historia de los hechos del marqués de Cádiz con una pormenorizada información de las escaramuzas fronterizas ya en los últimos años del reino nazarí1196. Asimismo hay reseñas al respecto en algunos documentos del Archivo Catedralicio de Málaga y el Archivo Municipal de Málaga. Fig.8.3-Sector occidental de la frontera castellano-nazarí en 1410 1193 García de Santa María, 1420-1434. Pérez del Pulgar, 1780. 1195 Valera, 1920. 1196 Historia de los hechos del Marqués de Cádiz, 2003. 1194 463 Los contingentes que solían participar en estas acciones bélicas contra el sector occidental del emirato nazarí procedían en su mayoría de las grandes villas sevillanas tales como Carmona, Écija, Morón y Osuna, ciudades de retaguardia cercanas a la frontera. Especialmente activas fueron las poblaciones de Morón y Osuna1197 dado su proximidad a la zona N de la actual provincia de Málaga y al estar cercanas a la Algarbía malagueña. También eran frecuentes los grupos armados que partían de Jerez y su alfoz1198. Los trayectos de penetración de estos contingentes, para la Subcuenca, casi siempre respondían a itinerarios parecidos. Cuando se trataba de incursiones con una tropa numerosa, el punto de reunión se realizaba en las llanuras de Antequera1199, para luego proseguir por el actual municipio de Valle de Abdalajis. Desde allí se tomaban tres vías de entrada. La primera se efectuaba a través de Teba, continuando por el actual Serrato hasta llegar al puerto de la Ferradura1200, ya en el alfoz de El Burgo, que podía dar paso hacia Alozaina, Cazarabonela y el valle del Guadalhorce1201 o, hacia el valle de río Grande. La segunda partía de Ardales, plaza de vanguardia castellana, continuaba en sentido ascendente por la margen derecha del río Turón, remontando la sierra de Alcaparaín por su cara NO hasta llegar a Puerto Martínez (denominación actual), que daba acceso al SE de las sierras Prieta y de Alcaparaín1202. De allí podía enlazar con el valle de río Grande al SO, o con el valle del Guadalhorce, al NE. La tercera y más frecuentada, pasaba por Ardales penetrando en el valle del Guadalhorce denominado en las crónicas castellanas como Val de Santa María o Val de 1197 En la “Cronica de Juan II” se hace varias alusiones a contingentes de estas poblaciones que participaron en incursiones por el Val de Santa María: E fueron fallados que yban de Carmona sesenta e seis de a cavallo e çiento e cinco omes a pie. E de Écija quarenta e çinco de cauallo e ochenta omes a pie. E de Osuna (García de Santa María, 1420-1434, Vol. I, p. 120). 1198 Abellán Pérez recoge como en las huestes del adelantado Diego Gómez de Ribera (1434) tuvo un papel destacado la villa de Jerez, no sólo por su aportación en hombres, sino también en pertrechos para los espedicionarios (Abellán Pérez, 1988, p. 31). 1199 Landero Quesada, 1989, pp. 232-233. 1200 García de Santa María, 1420-1434, p. 161. 1201 E partieron dende, e entraron por el puerto de la Ferradura, e dexaron a mano yzquierda el Burgo, e Turón [...] E fueron luego a Çaçarabonela [...] E entraron en el Val de Cártama (García de Santa María, 1420-1434, p. 161). 1202 Fueron con Garciméndez Señor del Carpio, por correr Tierra de Moros, el qual puso sus peones encima del puerto que está cerca de Cazarabonela (Pérez del Pulgar, 1780, p. 40). 464 Cártama, razziando las tierras de Álora, Cártama y demás zonas limítrofes, y llegando con frecuencia hasta las puertas de Málaga. Una variante de este último itinerario partía desde el valle del Guadalhorce, una vez pasada Álora, en dirección a Casarabonela a través de un paso natural que existe entre las sierras de las Aguas y la de la Robla, y que coincidiría, en buena parte, con el camino antiguo que va desde Álora a Casarabonela. Una vez en las cercanías de esta última villa, el acceso a Alozaina era fácil, discurriendo por parajes abiertos, y de aquí al cauce medio-alto de río Grande apenas hay cuatro kilómetros. Digno de ser mencionado, por estar también recogida en las fuentes, es el desvío que a veces realizaban las huestes en las cercanías de Málaga remontando hacia Dakwān en una franja de terreno que existe entre los ríos Fahala y Grande. Esta vía permitiría el acceso a la Subcuenca por su parte E1203. Las primeras noticias escritas que tenemos sobre las incursiones castellanas en la comarca proceden de la Crónica de Juan II de Castilla. Comprende el año de 1406 en que se narra varías cabalgadas en la zona1204. En el 1410, el mismo año de la toma de Antequera, tenemos información de nuevas incursiones en el Val de Santa María1205; e fueron dormir a este mismo rípo que corre entre Alora y la villa de Cartama [...] E pusieron su real esa noche çerca de la villa de Cártama, e quemaron el arrabal e quanto pan fallaron e talaron las huertas y viñas1206 1203 é talaron todos los panes é olivares, é viñas, é huertas, é figuerales, é todos los otros árboles que fallaron en los valles é tierras de Cohin, é del Sabinal, é de Casarabonela, é de Almexía, é de Cártama en lo cual estuvieron diez días [...] Otro día pusieron real sobre la villa de Cohin, é talaron todo lo que fallaron en circuito de ella, fasta que llegaron al termino de Altazayna, é de Gutero, é talaron asimismo á Alharun, é distruyeron todas aquellas tierra é sus comarcas (Pérez de Pulgar, 1780, pp. 225-226). 1204 E fueron luego a Casarabonela, e envió el maestre sus corredores de allí, por dos partes; en la una envió a su hijo Gómez Suárez contra Cártama, por do él sabía que estaba todo el ganado de los moros, e por otra envió a don Pero Ponce de León contra otras aldeas de dicho valle. E entraron en Val de Cártama, e entráronlo e quemáronlo, e quemaron una aldea que llaman Utiua, que es a legua y media de Málaga, e quemaron otras dos aldeas de Cártama, que les dicen a la una Santillán e a la otra Luchar. E Gómez Suárez cuando vino con los corredores a la venida por Cártama, quemó el arrabal, e quemaron a Palmete, que es de Val de Álora. (García de Santa María, 1420-1434, pp. 161-162). 1205 Los castellanos llamaron Val de Santa María al valle que forma el curso bajo del Guadalhorce, correspondiendo con parte de los términos municipales actuales de Álora y Cártama, incursiones que derivaban con frecuencia hacia las zonas colindantes como sería la subcuenca de río Grande. 1206 García de Santa María, 1420-1434, pp. 326- 327. 465 Durante todo el siglo XV se suceden las correrías castellanas en la comarca aprovechando la debilidad de la frontera y las disputas internas por el trono de Granada. Así, tenemos noticia de que en 1432 el adelantado Gómez de Rivera con sus hombres y con fuerzas del arzobispado de Sevilla, volvieron a entrar en el Val de Santa María destruyendo cultivos y alquerías en Cártama, Campanillas y Churriana1207. Un año después, en 1433, se produce otra incursión castellana también capitaneada por el adelantado Gómez de Ribera que partiendo de Écija, pasó por Antequera y se adentró en el Val de Santa María. Un destacamento de dichas huestes, al ir en busca de herbaje para los caballos, sufre una derrota total frente a Dakwān a manos de la milicia real nazarí acantonada en dicha ciudad, muriendo doscientos castellanos, y que fue motivo del levantamiento del real y de la vuelta a Écija1208. Días después, el adelantado volvió a recorrer la comarca malagueña con el ánimo de vengar el desastre acaecido en Coín; taló panizos, viña y huertas, ocasionado graves daños a la vega de Málaga, aunque el enemigo no se dejó ver y no hubo escaramuza alguna1209. Una semana duró esta corta incursión que acabó nuevamente con el regreso del adelantado a Écija. Con Enrique IV volvemos a tener noticias de frecuentes incursiones castellanas en la zona. El cronista Diego de Valera recoge algunas de estas algaradas, destacando la que se produce en 1456, esta vez encabezada por el alcaide de Antequera Francisco de Narváez, que penetra en profundidad en el Val de Santa María, arrasando los alrededores de Cártama y sufriendo una celada a la altura de Álora que repele1210. En la década de los ochenta del siglo XV, se produce un recrudecimiento de las acciones bélicas sobre territorio granadino en que predominan las “batallas”, grandes formaciones de peones y caballería, que de forma periódica penetran en territorio nazarí arrasando cosechas y poblaciones. Es digna de destacar la que se produce en 1483 comandada por el marqués de Cádiz y por el maestre de Santiago: E talaron la çibdad así de panes como de huertas e oliuares e vinnas e todo cuanto pudieron alcançar, allende de ella, e a Cártama e a Campanillas e a Churriana e a Pupiana e a Laulyn e a Coym e a Fadala e Benamaquís e a Monda e Tolox, e todo el valle de Santa María, e a Guaro e Caçarabonela e 1207 García de Santa María, 1420-1434, p. 369. García de Santa María, 1420-1434, pp. 381, 383 y 384. 1209 Seco de Lucena Paredes, 1978. 1210 Valera, 1927, pp. 39-40. 1208 466 Álora donde los moros reçibieron gran danno. E de ally salieron a los prados de Antequera1211 Sin embargo, las fuentes documentales apenas recogen las pequeñas cabalgadas que seguramente fueran muy frecuentes y que tenían como táctica básica el pasar desapercibidas en territorio enemigo. El factor sorpresa era fundamental para el éxito de estas expediciones que solían contar con pocos efectivas y en que la movilidad constituía una basa importante, tanto para efectuar un ataque sorpresivo, como para una rápida retirada. Tenemos constancia documental de dos de estas cabalgadas. La primera se efectuó de noche sobre la alquería de Pereila lo que provocó su abandono y la huida de su población hacia Dakwān, apenas a cuatro kilómetros de distancia de esta última: que este testigo tiene memoria del dicho lugar de Pereyla desde que hera nyño porque en tienpos de moros moravan su padre y madre en Pereyla y quando entro una partida llamada Pernya con los cristianos y la rrobo e este testigo huyo a Coyn1212 La segunda se efectuó sobre Alhaurín, aunque en este caso parece tratarse de un grupo más numeroso: En alahulin avia una torre fuerte que mando derribar v.a. quando la tala e quedo una pared della un poco baxa, Toribio de Vega pidiola a la ciudad para hacer en ella un arrimadizo para sus gañanes e gente, fizo la torre de quatro sobrados, conviene que se derribe lo fuerte e alto1213 Hemos visto cómo las primeras noticias documentales que poseemos de las cabalgadas castellanas son de finales del siglo XIV, y que a partir de la toma de Antequera la frontera se aproximó a la Subcuenca aumentando dichas incursiones. Pero es muy probable que ya fueran frecuentes durante todo el siglo XIV, aunque apenas poseamos noticias sobre ellas. Es evidente cómo se estaba produciendo la sistemática destrucción del entramado productivo y poblacional andalusí en la comarca, especialmente de las pequeñas alquerías rurales de escasa capacidad defensiva que, como hemos visto, obligó a una 1211 Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, p. 233. ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f. 1213 AMM, AACC, Vol. 1, fol. 197. 1212 467 reestructuración territorial general del poblamiento que produjo la desapareción de los pequeños asentamientos dispersos y la concentración de la población en la cercanía de núcleos fortificados con mayor capacidad defensiva. Fig.8.4-Itinerarios más frecuentes de las incursiones castellanas en la Subcuenca Ejemplo de esta saña destructiva es el texto que nos ha transmitido un autor anónimo, contemporáneo a los hechos, en que se narra la destrucción de una alquería por parte de los hombres del marqués de Cádiz, además de mostrarnos la metodología militar de aproximación y ataque empleada por estos contingentes, sobre todo en las pequeñas algaradas: 468 E commo quiera que sus adalides sabían bien aquella tierra, la escurana fue tan grande que andouieron perdido grand parte de aquella noche. Pero con todo eso, amaneçieron çerca de media legua de Villaluenga. E como se fallaron juntos con la villa, dieron un gran grito. E commo los moros la oyeron así de lexos, ovieron lugar de ser saluar todo y llevar lo mejor que tenían a la sierra [...] E robado así toda la villa, el marqués mandó luego que le pusiesen fuego1214 8.8.-La conquista del territorio y sus transformaciones En 1485 los Reyes Católicos reanudan la ofensiva contra el sector occidental del reino nazarí que el año antes había culminado con la conquista de Álora, plaza que abría a los castellanos las puertas del valle del Guadalhorce. El objetivo era la toma de Málaga, por lo que se hacía imprescindible dejar despejada la retaguardia: Pero acordaron que era necesario tomar las villas de Cazarabonela e Cártama e Coin, e todas las otras castillos e lugares que están en el valle que dicen de Santa María y en el valle de Cártama, que están antes de la cibdad de Málaga1215 En marzo del 1485 se rinde Benamaquís y tres meses después lo hace Dakwān junto con Cártama, por lo que el camino hacia Málaga quedaba libre. Sin embargo la mayoría de las villas y alquerías de la Algarbía se mantienen independientes y no será hasta la caída de Ronda, en octubre del 1485, cuando envíen mensajeros a los monarcas para pactar su rendición. Así ocurre con Monda, Guaro, Tolox y Yunquera: Sabido por aquellas comarcas de los Moros como la cibdad de Ronda era tomada, imprimiose en los corazones de las gentes de aquella tierra tan gran terror [...] vinieron mensajeros de las villas que eran en la comarca de la cibdad de Ronda e suplicaronle que les ploguiese tomados por vasallos1216 Casarabonela es la única que mantiene una aptitud levantisca frente a los castellanos. Sin embargo, una carta de advertencia por parte de la Corona instándola a la rendición 1214 Historia de los hechos del marqués de Cádiz, 2003, p. 196. Pérez del Pulgar, 1780, p. 242. 1216 Ídem. 1215 469 surge efecto, y la villa negocia su entrega manteniendo la población sus propiedades y religión. Una serie de alcaides nombrados por los castellanos toman posesión de las diferentes villas en las que hay un predominio de población mudéjar. Así, en Tolox se instala Sancho de Angulo; en Yunquera, Diego de Barrasa y en Monda, Hurtado de Luna. Dichos alcaides estaban acompañados de una guarnición militar y residían junto con esta en las fortalezas de los diferentes municipios. Pronto, también, se instalaron grupos de repobladores cristianos que servían de contrapeso ante esa mayoría de población islámica potencialmente hostil y siempre bajo sospecha de un hipotético levantamiento armado. En Monda, como consecuencia de la huida o muerte de algunos vecinos durante la guerra de Granada, quedan determinadas propiedades rurales y urbanas en calidad de bona vacantia1217de las cuales la Corona toma posesión de ellas en 1487, aunque no sabemos a quienes fueron cedidas. Sin embargo, el número de cristianos viejos debió de ser muy reducido, a tenor de la información que proporciona el Apeo de 1572: E que abría en esta villa antes del lebantamiento de los moriscos de ella, quinze o diez y seis chistianos biejos e que abría assímismo hasta doscientos bezinos moriscos1218 En el caso de Guaro, las cifras de cristianos viejos a finales del siglo XV tuvo que ser aún más escasa si tomamos como referencia la información que aporta el Apeo de la segunda mitad del siglo XVI: en la dicha villa de Guaro todos heran moriscos ezepto tres o quatro cristianos biejos que havia1219. Sobre Yunquera, apenas tenemos datos documentales de finales del siglo XV. Sabemos también de la existencia de tierras en la modalidad de bona vacantia. Parte de estas fueron cedidas por la Corona a Álvaro de la Serna1220 y a Diego de Barrasa1221. 1217 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fols. 761-768, pp. 209-219. Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184. 1219 AHPG, Libro de Población, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 058v, 1571. 1220 haciendo merced a Alonso de la Serna, escudero de las guardas, de una viña de Mahomad Dayday, de otra que fue de Mahomad Duquedaque y su hermano Cacyn, y de otra de Cacen Abenini y de los majuelos de Duquedaque todo ello en el término de Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, fol. 111, p. 50, 1494). 1221 Merced a Diego de Barrasa, y a su petición de cierta tierra para alcacer y un pedazo de viña en Yunquera (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, fol. 201, p. 69, 1491). 1218 470 Se observa en la subcuenca de río Grande una clara dicotomía entre aquellos lugares en que la población mudéjar, y después morisca, ocupaba los municipios de menor entidad económica y poblacional, generalmente ubicados en zonas de montaña, frente a las villas de mayor importancia en que la población de origen andalusí es expulsada coincidiendo estas últimas con una resistencia armada. Sin embargo, no debemos olvidar que a lo largo de la guerra la estrategia castellana era la de la ocupación de las ciudades, ofrecieran o no resistencia a los ejércitos castellanos, y el mantenimiento de los musulmanes en el campo1222. Así ocurre con Marbella, cuyos ocupantes pactan la rendición de la ciudad antes de la llegada de las tropas cristianas con la esperanza de que se les permitan la permanencia en la villa. Sin embargo son expulsados. Igual ocurre con Málaga, cuando aún los castellanos contemplaban la posibilidad de una rendición negociada en que tenían planificado la evacuación de su población musulmana y su reubicación en la villa de Coín, que permanecía abandonada desde su capitulación en 14851223. Esta estrategia de ocupación de los principales núcleos de la Algarbía vino favorecida por los avatares bélicos que ocasionaron la despoblación de buena parte de los valles de Álora y Santamaría antes de su conquista que, como vimos, eran vías de entrada de las grandes cabalgadas durante el siglo XV. Sin embargo hemos visto como en determinados municipios, tal es el caso de Coín, en un principio se contempló la posibilidad de ser repoblados por los mudéjares provenientes de Málaga. Pero, una vez conquistada la villa y concienciado de su riqueza agrícola, fue considerada como de alto valor económico, especialmente en lo referente a la agricultura de irrigación1224, sobre las cual los castellanos mantienen una continuidad. No obstante creemos que tanto la propiedad como los arrendamientos que se realizan estuvieron siempre en manos castellanas, lo que resulta incoherente por la presencia en las cercanías de una población mudéjar y después morisca, abundante y laboriosa, altamente cualificada en la agricultura de irrigación, pero que probablemente se vieran como una amenaza. Esta tónica parece que fue generalizada en la mayoría de su término municipal y no solamente afectó a las tierras de regadío, sino a cualquier tipo de cultivo. Esta hipótesis la hemos establecido tras el análisis de cuarenta y tres contratos de 1222 Estas intenciones castellanas de la continuidad de la población mudéjar quedan patente ya antes de terminar la guerra cuando se establecen negociaciones con la Santa Sede para conseguir los diezmos de los vencidos (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1997, p. 237). 1223 Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1997, p. 237. 1224 El agua y la huerta eran muy estimadas; lo demuestra el valor monetario de la unidad del cultivo de regadío (Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca Castañer, 1977, p. 169). 471 compraventa y arrendamiento con una periodicidad que iría desde 1504 hasta 15651225 y en ninguno de los cuales hemos contabilizado la participación de moriscos. Todos ellos realizados por cristianos viejos, siempre excluyendo parte de los territorios de la antigua alquería de Pereila que fueron cedidos por los barrionuevos mediante arrendamientos a moriscos de Guaro y Monda1226, además de determinadas partidos de río Grande, como el caso de Mezquitillas1227, incluidos dentro del Apeo de Guaro aunque perteneciente a Coín, cuyas propiedades, mayoritariamente, estaban en manos moriscas. Como única excepción está el protocolo notarial redactado en fecha tardía (1566) en que hemos podido constatar la presencia de un morisco residente en Coín, Gonzalo Juser, que estaba casado con Isabel Juser que a su vez era hija de una cristiana vieja, Isabel Gómez1228, aunque en dicho documento no se hace ninguna alusión a compraventa o arrendamiento. Sin embargo esta escasísima presencia en buena parte del agro de la antigua Dakwān de elementos mudéjares y moriscos entra en clara contradicción con algunos documentos que parecen mostrar su utilización como jornaleros: e que todos ellos era jente pobre (Moriscos) por estar en tierra tan corta y ser ellos tantos, e que assísmismo tenían grande parte de laboreos en la dezmería de la dicha villa de Coin1229 Barajamos la posibilidad de que esta aportación laboral se realizara debido a que ya durante la segunda mitad del siglo XVI la población morisca había perdido parte de sus antiguas propiedades debido a ventas o usurpaciones1230. También y como indica el documento, hubo un aumento demográfico que hizo que la disponibilidad de tierras disminuyeran. Otra de las causas probables de esta demanda de recursos humanos para la agricultura fue la roturación y puesta el cultivo de gran cantidad de tierras de monte 1225 Toda la documentación pertenece al Archivo Histórico Provincial de Málaga. Los protocolos son los siguientes, P-6552 (1504-1521), P-6598 (1551), P-6548 (1553), P-4118 (1554), P-6553 (1560), P-6549 (1562) y P-6554 (1564-1565), P-6555 (1566-68), y P-5492 (1572-4). 1226 ACM, Leg. 4, nº 35, 1537, s/f. 1227 Eran frecuentes los arrendamientos y compraventas entre moriscos, pero también entre cristianos viejos y moriscos como la venta en Mezquitillas de una suerte de secano por parte de Diego de Castro y María de Valderrama a Pedro Algolfo, morisco de Guaro (AHPM, PN, P-6548, 1553, s/f). 1228 AHPM, PN, P-6555, 1566, s/f. 1229 Apeo de Monda, ed. Urbano Pérez, 1998, p. 184. 1230 Las usurpaciones de tierras a los mudéjares fueron muy frecuentes tras la conquista, sobre todo para pagar, por parte de la Corona, los diversos servicios realizados durante la contienda en forma de mercedes reales. Sirva este ejemplo de testimonio: mandando al Bachiller Serrano que no consienta que le sea puesto embargo ni inpedimento a Miguel Araso en la posición y disfrute de las 200 fanegas de tierra, junto a la alquería de Guaro [...] pués según se expone, los moros que viven en dicha alquería alega derecho a tales tierras y árboles, los cual, visto por el Concejo, se halló no existir tal derecho (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, fol. 505, p. 136, 1496). 472 por parte de los conquistadores, especialmente para el cultivo de viñas. Parece que la utilización de esta mano de obra fue puntual, por lo menos para el caso de Coín y su alfoz, demandándose en la recogida de determinadas cosechas, tal es el caso de la vendimia, o de algunos productos relacionado con el regadío. Esta práctica sí parece que fue habitual en otros lugares, como en el caso de Alozaina a cuyas tierras acudían los mudéjares de Yunquera, que labran las extensas propiedades de su alcaide, Diego de Barrasa1231. Los castellanos intentaron adaptar las tierras ocupadas a sus necesidades provocando cambios sustanciales en su organización y aprovechamiento. Así, modifican los términos de las antiguas alquerías al adscribirlas a otros lugares, casi siempre mayores, o, por el contrario, rompen las relaciones de determinadas ciudades con la población de su antiguo alfoz, lo que incidió en la utilización de sus tierras comunes1232. En el caso de Coín tenemos suficiente información para reconstruir su término a finales del siglo XV, diferenciándose las distintas partes de los territorios pertenecientes a las antiguas alquerías andalusíes que el municipio se anexiona tras la conquista castellana. En primer lugar, pasa a formar parte de su jurisdicción todo el territorio de la alquería de Benamaquís. Es lógica su incorporación debido a que los partidos rurales de Los Llanos y Huertas Viejas Alta entraban dentro de su territorio, constituyendo (y aún hoy día lo son) unas tierras de gran fertilidad, especialmente el primer pago, ambos regados con las aguas del río Nacimiento. Podemos establecer, parcialmente, sus límites que lindan por el SO con el cerro Carranque o de las Lombardas y el pago de Valdeperales, ambos pertenecientes a la antigua alquería de Pereila, y que para la fecha estaban en manos de Pedro de Barrionuevo, territorio donado por la Corona mediante mercedes reales: Otro trance que comiença junto con este que lo parte el agua de los molinos y por la parte de abaxo va junto con las huertas y por la otra va por las piedras de las lonbardas a partyr con lo de Barrionuevo1233 Por el SE lindaba con los territorios de la antigua alquería de Jubrique, como se describe en los Repartimientos de Málaga: 1231 AGS, Cámara de Castilla, Libro 254, fol. 135. Extraído de López de Coca, 1977, p. 209. Trillo San José, 1999, p. 144. 1233 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116v, p. 246. 1232 473 En una piedra questan en un llano que llaman de Xubric y en arábigo se dice Almahaden donde dixeron que parten los términos entre Xubric e Benamaquis y de allí va el dicho término por el monte adelante a dar una sierra que se dice Ally Natar donde están dos matas que por ser monte no se llega a ellas1234 La alquería de Pereila también pasó íntegramente a pertenecer al término de Coín. No vamos a entrar en pormenores sobre su territorio que ya fue descrito con detalle en el apartado de “El poblamiento rural”. Resultaba un lugar apetecible para los nuevos repobladores, en especial sus dos áreas de irrigación; Valdeperales y Pereila Alta. Otro ente territorial y poblacional que fue dividido entre las villas de Coín y Alhaurín fue el perteneciente a la alquería de Jubrique. Su núcleo territorial y económico lo ocupaba una estrecha franja de aproximadamente tres kilómetro de larga con dirección SE, lindando al E con el pago de Fahala, al S con Alhaurín, al O con el actual llano de Matagallar y al NE con Coín. Esta última villa obtuvo un tercio de esta franja que correspondía en su totalidad con tierras de cultivo de secano y monte1235, mientras que al consejo de Alhaurín le fue otorgada el resto, también con un predominio del secano y monte inculto, aunque buena parte de este, en concreto las tierras de regadío del manantial de las Torres, fueron cedidas en mercedes reales a Pedro de Barrionuevo, al igual que ocurrió con Pereila, privando de esta manera al consejo y a los repobladores de una de las mejores tierras de toda la comarca. Coín también obtuvo el Llano de Matagallar que en el periodo nazarí actuaba como lindero entre las alquerías de Benamaquís y Jubrique. Asimismo el territorio de la alquería de la Fuente pasó en su totalidad a integrarse en el término de Coín. Se trata de un angosto valle que lindaba al O con la sierra de Alpujata y al E con las sierras del Llano de Matagallar. Su característica principal, como su topónimo indica, es la abundancia de agua en forma de surgencias o fuentes, que se utilizó y se sigue utilizando para generar una agricultura de irrigación que tiene como característica principal el estar asentada sobre estrechos bancales. El principal problema que nos encontramos con su delimitación territorial es la falta de documentación escrita de finales del siglo XV y del XVI. La única alusión que tenemos sobre ella es de un 1234 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 305v, p. 403. Diesde mas una arançada de viñas en Xubric, linderos con viñas de Juan de Baca e con el monte (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 126, p. 259). 1235 474 protocolo notarial (1553) en que se menciona el arrendamiento de tierras de regadío1236. Sin embargo, hay evidencias materiales de la existencia de al menos, un asentamiento con un registro arqueológico basado en abundantes fragmentos cerámicos que identificamos como bajomedievales concentrándose junto a la fuente Grande, la principal surgencia del valle1237. Más problemática es la cuestión relacionada con los partidos rurales de Villalba, Cuenca, Carranque y Valenciaga que limitan con la margen derecha de río Grande para los tres primeros, y con la izquierda el último. Sabemos por los protocolos notariales del siglo XVI que la propiedad de estas tierras estaba en su mayoríaen manos de moriscos residentes en Guaro1238. También ratifica este extremo el Apeo de Guaro de 15711239 en que se vinculan dichas tierras con propietarios o arrendatarios moriscos de esta villa, aunque territorialmente dependían de Coín. Nuestra hipótesis es que tras la rendición de la comarca, estos pagos linderos con río Grande y perteneciente a Guaro pasan a manos de Coín, que los mantiene en un régimen similar de explotación y con los mismos propietarios que antes de la conquista. Es posible que el pago de los Padules formara parte del territorio de la alquería de Guaro Viejo, que, después, tras el abandono del poblamiento en un momento indeterminado del siglo XV, pasaría a formar parte de Guaro. Tras la conquista del territorio y debido al “hambre de tierras” por parte de los repobladores, provoca que 1236 AHPM, P-6548, 1553, s/f. Esta alquería no ha sido incluida en este trabajo ya que no pertenece a la subcuenca de río Grande. 1238 poseen en termino de esta villa so dizen las Mezquitillas (pago que en la actualidad pertenece a Carranque) linde por una parte con tierras de los herederos de Monda e por otra con tierras de Baltasar Adabar e por otra con tierras de Fernando de la Torre vecino de Guaro e por otra parte con el río Grande (AHPM, P-6548, 1553, s/f), por esta presente carta que arrendo y doy a renta a vos Alonso Guzman Algolfo nyeto Alonso Algolfo Sotornil becino que soys de la villa de Guaro conviene saber una haça de tierra de pan llevar que yo tengo en el termino de la dicha villa de Coyn en el Chapin que linda con tierra de Bartolome Arruro y con el camino que va desta villa a la de Aloçaina y con el rio Grande (AHPM, P-6553, 1560, s/f), otorgo e conozco por esta carta que por mi nonbre y en voz de mis herederos e sucesores doy censo avos Lorenço Algolfo vecino de la villa de Guaro que estays presente a vos e vuestros herederos presentes e por venir quien de bos y de los que viere causa conviene saber una haza de tierra que yo tengo e poseo en de myo desta dicha villa de Coyn junto a la fuente de las Mezquitillas (AHPM, P-6549, 1562, s/f.), otorgo y conozco por esta carta de ariendo y doy a rrenta a vos Baltaxar Semyte cristiano nuevo vecino de la villa de Monda el tante al presente en esta villa de Coyn toda la tierra calma y monte que el dicho Juan de Vidanio tiene y posee en su cortijo ques a la Mysquitillas termino desta dicha villa que alinda con tierras de Juan Tizan y tierras de Lorenço Algolfo y otros linderos y os la arendo por tiempo de tres años (AHPM, P-6554, 1564, s/f). 1239 Suertes de las tierras de riego de las vegas de Río Grande, dezmería de Coín, en la vega de arriba pago de la Mezquitillas. Cupole la primera suerte subsesibe de las tierras de la media suerte de Diego García Dentudo en la vega de arriba que hera de Pedro e Juan Algolfo, vezinos de Guaro, que es en el pago de la Mezquitillas, cortando desde el río Grande hasta la acequia del riego e suertes de las tierras de secano de los pobladores de la dicha villa (AHPG, Libro de Poblaciones, Apeo de Guaro, Libro 6716, fol. 064). 1237 475 parte de este partido rural se integre dentro del término de Coín1240. En la documentación castellana de finales del siglo XV aparece con un término propio diferenciado del de Guaro1241. Coín también se expande hacia el N y NO a costa de una serie de tierras que en la documentación castellana de finales del siglo XV se denominaba la Jara o Xara. En el Repartimiento se recoge como un territorio con término propio y con unos límites precisos1242 que puede hacer pensar en la posibilidad de que fuera la demarcación de una alquería. Sin embargo, no hay evidencias documentales ni arqueológicas que puedan confirmarnos este extremo, a pesar de que aparece de forma profusa en la documentación escrita de finales del siglo XV, además de haberse realizado diversas campañas de prospección por parte de la Universidad de Málaga que han dado resultados negativos en cuanto a un registro arqueológico medieval 1243. Pensamos qué se trataría de un territorio individualizado que había sido utilizado por una serie de alquerías limítrofes para el cultivo del cereal, el pastoreo y la explotación de sus encinares para la bellota, leña y del carboneo1244. Aunque solo tenemos constancia de que poseían términos dentro de la Jara durante el período andalusí Guaro1245 y Alozaina1246. Proponemos la hipótesis de que en época del emirato nazarí tenía la categoría de tierras del tipo mawā1247 y que paulatinamente, y ya en el siglo XV, parte de estas se privatizaron, como así lo muestra determinada documentación castellana1248. 1240 Otro trance junto con este el camino de Guaro arryba que va de monte a monte y parte con los Padules (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Pérez, 2004, fol. 116, p. 245). 1241 El deslindamiento de la Xara desde el arroyo seco que viene a dar en el río de Tolox e desciende fazia el atalaya que se dice Ardite [...] determinaba los términos de entre Guaro e los Padules (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fol. 11, p. 25). 1242 Ídem. 1243 Prospecciones realizadas en el marco del proyecto “Territorio y Poblamiento Humano en Río Grande (Málaga) que tiene como directores a J. E. Márquez Romero y a J. Fernández Ruiz. 1244 En un documento de 1493 se recoge que las tierras de la Jara eran cultivadas por mudéjares de Casarabonela, Monda, Guaro, Istán y Ojén (ACM, leg. 63, Cuad. 10). 1245 Suertes de tierras de pan de secano del cerro de Ardite dezmería de Guaro en el traço de abaxo que se hizo del arroyo de Macharavis hasta la rroca de Bernardino Almoçaz (AHPM, P-5492, s/f, 1572). 1246 Sobre Alozaina no se recoge ninguna información en los repartimientos de finales del siglo XV relacionadan con tierras en la Jara. Sin embargo tenemos que tener en cuenta que más de la mitad de su término fue dado en mercedes reales a Diego de Barrasa. 1247 su característica principal es que eran apropiables por vivificación. Esta propiedad adquirida a través de la roza, el cultivo o la irrigación, se perdía si la parcela era abandonada por más de tres años seguido y además no podía ser vendida (Trillo San José, 2002, p. 241). 1248 Sancho de Angulo, alcaide de la villa de Tolox, tres caballerías en tierras de pan llevar, a razón de 50 fanegas de tierras cada una, señalándolas en término de Alozaina e de la Xara, en las heredades que fueron de Abe Almaçor, moro, vecino de Málaga (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 636, p. 165). 476 En los repartimientos se dona, generalmente por mercedes reales, a vecinos de Málaga1249. La expansión de Coín por territorios ajenos a los de la antigua Dakwān se debió, en buena parte, a la falta de tierras para satisfacer las necesidades de los repobladores. Esto se produce como consecuencia de las arbitrariedades e irregularidades cometidas por los repartidores Escobar y Partearroyo, junto con los excesos de mercedes reales 1250y la cuestión del quinto de tierras para la ciudad de Málaga. Todo ello obliga al bachiller Serrano a adjudicar al vecindario una serie de tierras periféricas, como son la parte oriental de la Jara y la mayoría de los Padules1251. Fig.8.5-Dakwān/Coín y sus incorporaciones territoriales a finales del siglo XV Pero esta estructuración territorial posandalusí no está tan clara en las demás villa de la Subcuneca. Con relación a Guaro, hemos visto como perdió parte de la Padules y los territorios de río Grande a favor de Coín. Además, antes de la conquista castellana 1249 Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 1998, fols. del 3 al 9v, pp. de la 14 a la 22. Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, p. 95. 1251 También se le manda (Escobar y Partearrollo) que vean los Padules y la Xara, heredamientos junto a su termino, del que quiere que se les haga merced para acrecentamiento de su población, repartiéndolo entre los vecinos (Los Repartimientos de Málaga, ed. Bejarano Robles, 2000, fol. 688, p. 183). 1250 477 poseía tierras de su jurisdicción en la Jara, pero no tenemos información por la cual podamos demarcar de forma precisa sus límites en el Medievo. Igual ocurre con Monda, que aparentemente, y dado el silencio que guardan las fuentes escritas modernas, mantuvo el mismo término que tenía al final del emirato nazarí. Podemos aplicar la misma problemática a Yunquera, Alozaina y Tolox. Como hemos visto, tras la caída de la Algarbía malagueña en manos castellanas se producen profundos reajustes territoriales en que la nueva sociedad dominante impone sus criterios económicos y culturales sobre los vencidos. Se modifican los límites de los diferentes entes municipales y se producen importantes trasvases de población, por lo que se crea una sociedad híbrida morisca-cristiana vieja, en determinados municipios que estará en permanente conflicto y con una presión aculturadora creciente por parte de la sociedad dominante sobre la minoría mudéjar-morisca. 478 9.- CONCLUSIONES Ha sido nuestro objetivo el análisis de la formación y evolución del poblamiento andalusí en la subcuenca de río Grande, comarca natural que en el Bajo Medievo estaba incluida en la Algarbía malagueña. Para ello hemos movilizado todos los recursos disponibles en que ha tenido un peso considerable la arqueología espacial, y dentro de esta, la prospección superficial como única forma de reconocer los antiguos espacios residenciales que son en la práctica invisibles para las fuentes escritas. Las limitaciones han sido considerables, sobre todo las derivadas de la falta de estudios del entorno rural andalusí en la comarca utilizando la metodología arqueológica, la escasez de excavaciones arqueológicas y la falta de recursos económicos que han impedido, hasta cierto punto, poder disponer de un equipo multidisciplinar. Volvemos a recalcar el desconocimiento casi absoluto que existe sobre el campesinado y la estructura territorial del agro en la Algarbía malagueña, pudiéndose hacer extensible, en mayor o menor medida, a todo al-Andalus durante su evolución histórica. Solo recientemente algunos medievalistas están desarrollando líneas de investigación al respecto dentro de una tímida corriente que otorga al mundo rural andalusí la importancia que merece y sitúa al campesinado como pieza fundamental para entender la evolución de esta sociedad. Los asentamientos en la subcuenca de río Grande obedecen, en el Medievo, a dos estrategias territoriales diferentes, tanto en la ubicación de los espacios residenciales como con respecto a las áreas de trabajo. Es evidente que la noción de esta comarca y del marco general geo-histórico más amplio que es la Algarbía surge en época andalusí. En el siglo VIII, Coín y el valle del río Grande debieron de incluirse en el distrito de los ŷundíes (yemeníes) de Cártama. Muy escaso es lo que sabemos al respecto: la adaptación de la granada safarí en Casarabonela es, sin duda, lo más llamativo 1252. La impresión general que se obtiene del occidente malagueño (Algarbía), sin embargo, es la del predominio de los enclaves en altura, algunos de ellos del tipo ḥuṣūn, en un territorio que parece estar jerarquizado en unidades espaciales divididas por valles y pequeñas alquerías, emplazadas en las cercanías de manantiales. En buena medida, esa percepción puede ser debida a la destrucción de una parte considerable del registro 1252 Martínez Enamorado, 2003a. 479 arqueológico de los fondos de valle de una cronología tan pretérita. El agua era, por supuesto, un bien estratégico cuya utilización estaba orientada básicamente al consumo humano, al ganadero y a la irrigación agrícola. Sin embargo, se ha observado como la mayoría de los emplazamientos que consideramos altomedievales no tenían una orientación preferente hacia una agricultura de irrigación. La explotación de los recursos económicos estaría más vinculada a un aprovechamiento ganadero y a una agricultura de secano, salvando a algunas zonas de los valles como podrían ser Cártama y Dakwān donde, en ambos casos, se desarrolla una precoz agricultura de irrigación por la presencia temprana de elementos árabo-beréberes que introducen las nuevas técnicas agrícolas. Conviene llamar la atención sobre la existencia de topónimos de origen tribal (tanto árabe como amazigue) en los piedemontes y valles de la comarca que pueden dar la clave fundamental sobre ese poblamiento en el período formativo de al-Andalus. Pero dada la existencia de los que hemos denominado ḥuṣūn-refugios, tenemos indicios que nos llevan a pensar que estaban habitados por población poco o nada islamizada y que practicaban una economía de subsistencia de orientación pastoril, dada la escasa fertilidad de la mayoría de estos territorios de montaña. Hay que matizar también que la presencia de determinados indicios materiales, en concreto cerámica relacionada con el Alto Medievo y de manera especial la presencia en la totalidad de los yacimientos de este periodo de tejas con decoraciones diversas, hace que conjeturemos sobre un origen emiral temprano, hipótesis que aún está en un estado incipiente ante la falta de excavaciones. Es posible que el origen de algunos de los enclaves en altura se debiera a determinadas circunstancias políticas, como pudiera ser la fitna hafsūní, aunque no tenemos, hasta el momento, datos suficientes para confirmar esta hipótesis, parece que su abundancia coincide con un repliegue de la población de zonas llanas ya en época tardorromana y que se agudizó con la inseguridad producida durante la conquista, circunstancia que se mantuvo durante buena parte del emirato debido al afán depredatorio de determinados grupos locales. Se observa la pervivencia de algunos de estos ḥuṣūn a principios del periodo poscalifal, en especial de aquellos que estaban en determinados puntos estratégicos y que tenían una estructura defensiva de cierta complejidad. Se tratarían de enclaves adeptos al Estado con la función de controlar el territorio que, debido a la importancia que poseían, permanecieron activos todavía en el siglo XI con la dinastía hammūdí y probablemente con las primeras taifas. A lo largo de 480 ese período que durará hasta los años iniciales del siglo XI, el valle, incluido en la cora de Rayya, estaría siempre (o casi) bajo la égida de Córdoba, conformándose como iqlīm. Con los taifas parece producirse un cambio significativo que conducirá a la creación de unos mecanismos sociales más próximos a la madīna, ya se encuentre el modelo en una entidad de carácter regional (Mālaqa), ya comarcal (la misma Dakwān). Cada vez nos acercamos más a desvelar el “cómo”, y el “cuándo” de ese proceso por el cual las comunidades campesinas comenzaron a “urbanizarse”: este fenómeno pudo iniciarse a finales del siglo X o en pleno siglo XI. El orden genealógico que se atisba en algunos de los etnónimos de la zona (Fahala, Alhaurín, Benamaquís, tal vez Coín…) comienza a desdibujarse en esa centuria para ser reemplazado por formas más urbanas ¿Cuáles fueron la causas de este cambio? No tenemos, por ahora, una respuesta general, aunque para el caso de Dakwān parece que su crecimiento y paulatina conversión en una medina se produce cuando comienzan a generarse cantidades significativas de excedentes agrícolas fruto de una rica agricultura de irrigación, no solo de su entorno más inmediato, sino también en buena parte de la comarca. La ciudad actuaba como centro aglutinador y de redistribución de dicha producción. Probablemente tuvo su génesis en una alquería matriz que fue creciendo y asimilando territorios de otros núcleos cercanos, y cuyo proceso evolutivo guarda muchas similitudes con el acaecido en Loja estudiado por Jiménez Puertas1253. Algo parecido debió de ocurrir en otros poblamientos que fueron adquiriendo importancia durante el Bajo Medievo tales como Tolox, Monda y Yunquera, aunque sus orígenes y posterior desarrollo son menos conocidos. En el siglo XI parece darse, en efecto, una colonización de nuevos espacios agrícolas en que la fisonomía del paisaje cambia de forma radical al abancalarse las laderas e introducirse cultivos hasta ahora desconocidos. Pero no solo son nuevos determinados espacios de cultivo, sino también lo son las áreas residenciales que no coinciden, en ningún caso, con los establecimientos altomedievales, por lo que se produce una ruptura en cuanto a la localización espacial y utilización de los recursos. Las alquerías, que integran como es lógico áreas residenciales, espacios irrigados y de secano y monte comunal, buscan las laderas cercanas a los principales cauces y manantiales con un aporte hídrico mínimo para desarrollar una agricultura de irrigación con huertas más amplias y diversificadas. La ubicación de dichos espacios residenciales está supeditada, 1253 Jiménez Puertas, 1995. 481 por lo tanto, a la proximidad de las tierras irrigadas que son las áreas de trabajo. Queda por analizar la manera en la cual el secano se integraba en ese todo que era la qarya. Pero esta situación en laderas también tenía una finalidad defensiva, como queda patente si observamos la orografía de las diversas alquerías de este período, en que podemos diferenciar una serie de zonas con estas características. El “espaldar “o sector trasero estaba cubierto por un accidente orográfico destacado como podría ser elevaciones notables que caen de forma abrupta hacia la otra vertiente y que, por lo tanto, formarían unas defensas naturales difíciles de eludir. También el frontal del espacio residencial, es decir, la zona de acceso a dichos espacios, solía coincidir con una ruptura de la pendiente pronunciada. El sistema defensivo-delimitador quedaría completado por los dos arroyos laterales que demarcarían el espacio principal de residencia, ocasionalmente con una torre-alquería del tipo burŷ o casa fuerte. Es probable que durante los siglos XI y XII fuera cuando la comarca tomará una estructura territorial que mantendría básicamente hasta finales del emirato nazarí. La capitalidad comarcal era ostentada, sin duda, por Dakwān. Dependiente de ella existían una serie de núcleos fortificados menores, cada uno de los cuales poseía un distrito compuesto por pequeños predios cuya economía parece que estaba basada en la agricultura de irrigación. En época nazarí esta organización territorial estaba supeditada a la cercanía de la frontera castellana, lo que produjo que el territorio se estructurara a modo de marca fronteriza con una serie de villas muradas y sus alquerías dependientes, que ocupaban la comarca desde río Grande hacia el S a modo de barrera defensiva escalonada. No será hasta la toma de Teba en el 1330, y especialmente con la caída de Antequera en 1410, cuando las incursiones militares castellanas se generalicen teniendo como consecuencia la destrucción de una parte de los pequeños núcleos rurales. Es muy sugerente, por tanto, vincular el crecimiento de la ciudad comarcal, Coín, y de esas otras villas nazaríes a un agrupamiento de la población en las antiguas alquerías con ḥuṣūn, que eran cabeceras de pequeños distritos fiscales en época califal-taifas, ahora refortificadas con cercas urbanas, arrabales amurallados y alcazaba interna y convertidas en una suerte de madīnas de rango comarcal y que las convertirá, a los ojos de los castellanos de finales del XV, en verdaderas “villas”. 482 A la cabeza de este distrito formado por la subcuenca de río Grande, y que coincidiría, en buena medida, con la Algarbía, estaba Dakwān que fue evolucionando desde qarya a pequeña (o tal vez mediana, en el contexto granadino) medina. Su economía estaba basada en una agricultura de irrigación en que el complejo de acequias del río Nacimiento suministraba agua a una serie de territorios integrados en un sistema de diseño hidráulico con las alquerías de Benamaquis, Dakwān, Pereila y las Casas Quemadas, y que a comienzos del siglo XVI correspondían con los partidos rurales de Benamaquis, Huertas Viejas y Valdeperales. Ya tenemos noticia de este sistema en la primera mitad del siglo XII1254 en que existía el denominado partidor de los Tres Tablones o de Valdeperales que suministraba agua a las acequias del Olivar, el Naranjal y río Alamino, por lo que para estas fechas el entramado de irrigación del río Nacimiento estaba plenamente desarrollado. La coherencia del sistema, conformado por el crecimiento de esas microunidades que son las primigenias alquerías, es evidente y no muy diferente de los entramados de huertas (como la de Valencia) cuyo origen está en la adición de los terrenos irrigados de unas pocas alquerías clánicas. La diferencia se encuentra, claro, en las dimensiones finales del proceso. De hecho, en su crecimiento se hubo de difuminar ese origen tribal, pero al final del proceso la documentación castellana permite dibujar una huerta conformada por unas cuatrocientos veintisiete aranzadas1255, superficie muy superior a la de las demás villas de la Subcuenca. Con mucha probabilidad, la utilización del suministro hídrico proveniente de un mismo cauce tuvo que llevar acarreado algún tipo de pacto entre las diversas alquerías para el repartimiento de las aguas, en que tendría preferencia aquellas acequias más antiguas y que coincidirían con la tomas más altas del río Nacimiento. Así, Benamaquís y la acequia de la Candonga ocuparían el primer lugar en la jerarquía seguido de la acequia del Olivar perteneciente a Pereila, y, por último, el río Alamino que suministraba agua a Dakwān y a otras pequeñas alquerías como sería las Casas Quemadas. Este sistema de aprovechamiento integro de un cauce nos orienta de como se iban colonizado, escalonadamente y a través del tiempo, determinados espacios hidráulicos con unos caudales suficientes durante todo el año y que arrancaban desde su parte superior hasta la inferior. Como hemos visto el caso más representativo fue el del río Nacimiento; pero no el único pudiéndose incluir también los sistemas de los ríos Planos y Jorox. 1254 1255 Martínez Enamorado y Ordóñez Frías, 2013, p. 375. Los Repartimientos de Málaga, ed. López de Coca, 1977, fols.124v-158, pp. 296-331. 483 Coín ya tenía en el siglo XIII hechuras de ciudad. En el plano económico actuaba como centro de distribución de la producción agrícola y artesanal de la comarca. En el topográfico contaba con alcazaba, cerca amurallada, varias mezquitas, baños, arrabales…; en definitiva, una medina de moderadas dimensiones. Es probable que comenzara a destacar sobre los poblamientos de su entorno en un momento indeterminado del califato, cuando se introducen las nuevas técnicas agrícolas. Reincidimos en la importancia de esta nueva agricultura para la formación de Dakwān y su distrito como así lo atestigua la fundación en el siglo X de un castrum mandado a construir por ‘Abd al-Raḥmān III sobre los restos de otro preexistente. Independientemente de que tuviera una funcionalidad estratégica relacionada con los territorios controlados por ‘Umar ibn Hafsum, su ubicación también tenía como función la defensa de este rico territorio. Durante los siglos XIV y XV se produce un repliegue poblacional generalizado en la comarca, y desaparecen la mayoría de las pequeñas alquerías rurales cuyas poblaciones se trasladan hacia las villas fortificadas que poseían estructuras castrales y suficientes recursos humanos para ofrecer una resistencia eficaz frente a los cada vez más frecuentes incursiones castellanas que terminaron con la conquista del territorio a finales del siglo XV. Muchas de las tierras de cultivos más alejadas de los núcleos murados se abandonan ante la insistencia de los ataques castellanos, tanto por el peligro que suponían para las personas, como por la constate destrucción a que eran sometidas las cosechas. El episodio de la expugnación de Coín y Benamaquís, en la que participaron unos mil infantes “acorazados” que se dieron al más terrible de los pillajes, fue de una extraordinaria dureza, anticipándose a la brutal conquista de la ciudad de Málaga en agosto de 1487. De la proverbial belleza de los contornos y huertas de Coín, cantada por Ibn Battūta, pero también por Alonso de Palencia, quedó un reflejo más bien pálido, maltrecha por la feroz acción de aquellos castellanos que se presentaron con sus picas y corazas antes las murallas de Coín. Su despiadada acción era su carta de presentación. Tras la conquista del la comarca se produce una profunda reestructuración territorial. La mayoría de las antiguas “villas” donde la población de origen musulmán había sido expulsada o se abandonaron antes de su conquista, se integran en unidades territoriales nuevas. Tal el caso de Coín que se constituyó con la antigua circunscripción de Dakwān, más los territorio, bien en parte o en su totalidad, de algunas alquerías que la 484 circundaban. En contraposición, aquellos núcleos de menor entidad poblacional y económica que habían llegado a una rendición pactada conservan su población de origen andalusí en calidad de mudéjares, aunque algunos de ellos también sufrieron amputaciones territoriales. Ocupan el piedemonte en contraposición con las grandes villas con una mayoría de repobladores castellanos situadas en el valle del Guadalhorce y parte del de río Grande como son Coín, Cártama y Álora. En buena parte encontramos similitudes con los siglos VIII y IX, cuando grupos árabes se instalan en las tierras bajas más ricas, mientras la población autóctona y clanes beréberes son relegados a zonas más elevadas, menos favorables para el desarrollo de la agricultura. En general, hay una continuidad en la explotación de las tierras ya cultivadas durante el emirato nazarí, aunque se producen rotulaciones masivas para el cultivo del cereal y la vid, así como un aumento considerable de la cabaña ganadera. También las tierras irrigadas se amplían en las primeras décadas del siglo XVI. Así, tenemos la formación del pago de Huertas Nuevas como consecuencia de la ampliación de la acequia nazarí de Huertas Viejas, ramal de la acequia de río Alamino en Coín, al igual que sucede en Monda con el sistema del arroyo Alpujata y las ampliaciones de la acequia Nueva, o en Jorox en la Vega Baja al prolongarse la acequia de los Molinos. Nuevos tiempos, nuevas gentes que paulatinamente irán desmontando y anulando la antigua estructura social y territorial de origen andalusí en la Península, proceso que culminará con la expulsión de la población morisca en el 1609, aunque su legado aún es perceptible en parte del territorio. 485 486 10. FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS 10.1.-Fuentes árabes P. DE ALCALÁ, 1505. Arte para ligeramente saber la lengua aráviga. 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