- ¿Cuándo es que empieza el fin de semana? El viernes Ahhh sí, claro el viernes. Pues el viernes comenzó el deceso de la semana para mí como usualmente pasa, o no?...bueno, la verdad no recuerdo y si no lo hago seguramente no fue muy divertido que digamos y gastar espacio y energía en contar algo que no es divertido no tiene sentido: se los dice el editor de más allá del dolor. El sábado si fue divertidísimo…ufff, llevaba toda la semana esperando por este mágico día. Ombe, que día por dios y pa yo mentar a ese señor barbado en el que no creo imagínense lo bueno que estuvo. Comenzó con una madrugada como a las ocho y media de la mañana (si señores, eso es madrugar para mi…créanlo!!), eso sí muy animadamente pues me disponía a asistir a una clase que disfruto mucho: dibujo II. Allí, vuestro humilde narrador aplico la técnica del carboncillo para intentar dibujar una chaqueta. Pero no me extiendo mas pues entiendo que no les llame mucho la atención que un veco odinoco como yo se dedique a estas labores “artísticas”, así que apelemos al maravilloso recurso de la elipsis – tan ampliamente manoseado por un calvo al que se le agradece su piedad para regalarme la materia – y vayamos de regreso a nuestro humilde hogar. Como de costumbre apague la memoria USB – que por cierto ya esta mala –no sin antes dejar acabar la maravillosa “Money” de pink, apenas entre a mi morada y luego de un glorioso almuerzo me acosté a dormir. Y una vez abandonado el mundo de Morfeo, fui directamente hacia el computador que es a mí lo que a Oliver era el balón y me puse a seguirle dando trasto a Roger Waters y compañía con sus indescriptibles melodías. Luego vino el clásico en el pascual, que como lo había dicho un amigo, fue un castigo a las canilleras y el invitado especial “don gol” no hizo su entrada triunfal en el barrio san fernandino, pero a mí eso me entretuvo pues con la sola promesa de “pata” en un partido a mi no me despegan de esa pantalla escupidora de haz de electrones. Entonces era de noche y me fui a acicalar para prepararme para convertirla en una inolvidable. - Y que hizo entonces hermano? Nada, pues lo de siempre Qué cosa? Matar neuronas con la droga aceptada socialmente Pero eso no parece muy divertido viejo y usted había dicho que el sábado fue divertidísimo - Si, verdad?, al parecer no fue tan divertido Pero bueno, me puse a beber con unos parceros de por la cuadra, quienes tras una espolvoreadita de nariz, no los seguía nadie pa eso. - Pero me imagino que abundaba la fémina Nada, ese material escaseaba, pero eso si había gran concentración de testosterona y alcohol. Ah menos mal no tenían un arma porque yo he oído que eso no se mezcla con alcohol y testosterona. Entonces tras una ardua jornada que duro hasta casi las tres de la mañana, este su servidor, se digno irse a dormir de nuevo. Y vino el domingo. Que día!!. “y en el día séptimo reposó ó cesó de todas las obras que había acabado. Y bendijo el día séptimo y lo santificó” - Pues claro guevon, si a ese man le gustaba el futbol, por eso en ese día no se debe trabajar. Y eso hice amigos mios, me dedique a ver futbol. Comencé sufriendo con un apático e irrespetuoso de su historia grande de belleza estilística con el balón River Plate que empato sobre el final ante un equipo flojísimo de uniforme de franjas azules…no me acuerdo del nombre, pero es medio conocidito. Luego seguí con un deslucido Nacional que perdió contra un tal Cucutá, con gol ohhh dolor!! de un tal Magnely “Cucharita” Torres. Triste…día para el olvido. Y así me la pase ese día, entre unos pocos rones, el hechizo de la esférica y comidas rápidas. Ese fue mi fin de semana pues, aunque no lo crean ni ustedes ni yo mismo.