teseopress.com REFLEXIONES SOBRE LA PAZ teseopress.com teseopress.com REFLEXIONES SOBRE LA PAZ El caso del modelo social de la Unión Europea Antonio Oscar Donini teseopress.com Donini, Antonio Oscar Reflexiones sobre la paz: el caso del modelo social de la Unión Europea / Antonio Oscar Donini. – 1a ed. – Buenos Aires: Antonio Oscar Donini, 2019. 100 p.; 20 x 13 cm. ISBN 978-987-783-291-4 1. Educación Para la Paz. I. Título. CDD 327.172 Imagen de tapa: Zac Ong en Unsplash ISBN: 9789877832914 Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son responsabilidad exclusiva del/los autor/es. Reflexiones sobre la paz TeseoPress Design (www.teseopress.com) ExLibrisTeseoPress 71766. Sólo para uso personal teseopress.com Para mis nietos: Emilia, Giulia, Francesca y Joaquín, con la esperanza de que vivan en un mundo de justicia y de paz. La utopía es posible. teseopress.com teseopress.com Índice El tema de la paz ........................................................................... 11 1. La guerra y la paz ..................................................................... 17 2. El conflicto y la paz ................................................................. 21 3. El terrorismo internacional y la paz ................................... 29 4. La diplomacia y la paz............................................................. 39 5. La ética civil y la paz................................................................ 47 6. La educación para la paz ........................................................ 53 7. La investigación para la paz .................................................. 63 8. El modelo social de la Unión Europea y la paz ............... 69 9. Las Naciones Unidas y la utopía de la paz ........................ 81 Epílogo ............................................................................................ 89 Referencias bibliográficas .......................................................... 97 teseopress.com 9 teseopress.com El tema de la paz C. Wright Mills, en su obra titulada Las causas de la tercera guerra mundial (1960), razonaba que ésta no se produciría por mera casualidad ni por voluntad de los hados, tampoco por predeterminación divina o por designios providenciales, sino por las acciones irresponsables de los dirigentes de la sociedad; es decir, por la estupidez de las “elites del poder mundial”. Treinta y cuatro años más tarde, Boutros Ghali, en un interesante reportaje realizado por Germán Sopeña (La Nación, 17 de marzo de 1994), se lamentaba de que los mismos dirigentes que durante el período de la Guerra Fría habían gastado millones de dólares por día en equipamiento militar, hoy no aceptaban gastar tan solo un millón de dólares por año para la construcción y el mantenimiento de la paz en el mundo. Este importante político y diplomático egipcio, secretario general de la ONU entre 1992 y 1995, consideraba que los dos grandes problemas que hacían peligrar la paz mundial, y que Naciones Unidas tendría que enfrentar en el futuro, eran los fundamentalismos y el nacionalismo extremo. Si bien es verdad que con la finalización de la Guerra Fría habían disminuido considerablemente los gastos militares, los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en territorio norteamericano y la guerra antiterrorista iniciada unilateralmente por el entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, catapultaron el gasto militar global a cifras muy superiores a las del final de la Guerra Fría. Según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, casi el 50% del total de estos gastos militares son efectuados por los Estados Unidos; China se ha convertido en el segundo país con mayor presupuesto militar, con un incremento de 194% entre 1999 y 2008. Según el mismo instituto, el gasto militar de América del Sur en 2008 fue superior a los 34 millones teseopress.com 11 12 • Reflexiones sobre la paz de dólares, con un incremento del 50% en los últimos diez años. Sin embargo, advierte que “los presupuestos oficiales de algunos países no son suficientemente confiables, con lo que resulta muy difícil conocer con exactitud las cifras reales gastadas en este rubro. Es muy probable que el gasto militar global sea aún superior al declarado oficialmente”. En 2017 el presupuesto de defensa de los Estados Unidos fue de 610.000 millones de dólares, y el gasto militar mundial fue de 1.731 millones de dólares. Más aún, en febrero de 2018 el presidente Donald Trump presentó su nuevo plan nuclear para renovar el arsenal estratégico de los Estados Unidos (sin aumentarlo), señalando a Rusia como una amenaza para la seguridad del país. La respuesta del presidente ruso Vladimir Putin no se hizo esperar: “Rusia tiene el mayor arsenal nuclear del mundo con un nuevo misil invencible cuyo alcance es ilimitado…, y nadie quiere escucharnos”, expresó en un largo discurso como respuesta al mensaje de Trump. De todos modos, Estados Unidos es el país que más invierte en defensa, y Rusia (66.300 millones) ocupa el cuarto lugar, después de China (228.000 millones) y Arabia Saudita (69.400 millones). Ahora bien, completando el razonamiento de Boutros Ghali en el ya citado reportaje, nos atreveríamos a afirmar que las grandes potencias mundiales contribuirían más y mejor al fortalecimiento de la paz internacional si detuvieran esta alocada carrera armamentista e invirtieran anualmente tan solo el 50% de ese ahorro en mejorar la salud y la educación en el mundo. La Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización para la Ciencia, la Cultura y la Educación (UNESCO) desde sus inicios han estado empeñadas en difundir y fomentar los “ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre los pueblos”; del mismo modo, la Organización Internacional de Educación (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han trabajado para que la educación y la salud no sean un privilegio para unos pocos, sino un derecho humano universal. La educación para la comprensión teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 13 internacional, la paz y los derechos humanos, propuesta por estos organismos internacionales, se está llevando a cabo en numerosas universidades, sobre todo en Europa y Japón. Por otra parte, educar para la paz no significa necesariamente introducir una nueva asignatura en el currículo. Como escribía Bovet en 1927, la idea de paz y cooperación entre los pueblos puede muy bien trasmitirse a los alumnos tanto en una clase de historia, de geografía o de derechos humanos, como en un curso de literatura o de ciencias naturales. Cuando el presidente George W. Bush invadió Irak, en marzo de 2003 (después de un rechazo mayoritario del Consejo de Seguridad y de numerosas manifestaciones masivas en favor de la paz en el mundo entero), justificó la necesidad de una inmediata intervención militar porque las armas de destrucción masiva, que supuestamente poseía Sadam Husein, constituían una amenaza para la paz y la democracia en el mundo. Esta justificación de la guerra no fue una originalidad del presidente de los Estados Unidos: salvo raras excepciones, en la historia de la humanidad las guerras fueron declaradas en nombre de la libertad y en defensa de la paz. Por otra parte, Bush aseguraba que la intervención militar sería una acción rápida y espectacular y que ocasionaría muy pocas bajas humanas. Además, invitaba a los medios de comunicación del mundo entero a trasmitir “en vivo y en directo” el despliegue y poderío tecnológico de las fuerzas armadas norteamericanas que, sin duda, “serían recibidas triunfalmente por el pueblo iraquí, en agradecimiento por su liberación…”. La realidad fue muy distinta a la que anticipaba el presidente Bush. Mientras la Unión Europea y el mundo entero contemplaban azorados el desarrollo de una guerra cruelmente desigual, miles de civiles inocentes –principalmente niños, mujeres y ancianos– morían bajo los escombros y la destrucción producida por las “bombas inteligentes” de última generación. Más aún, la relativamente rápida –aunque no fácil– ocupación de Irak no significó el fin de la teseopress.com 14 • Reflexiones sobre la paz guerra, sino el inicio de una serie interminable de atentados terroristas contra las fuerzas de ocupación, con el agravante de que los expertos norteamericanos no encontraron el supuesto arsenal de destrucción masiva, como tampoco lo habían encontrado los inspectores enviados por las Naciones Unidas. Después de más de diez años de terminada la guerra, y ya retiradas las tropas de ocupación, se repetían a diario atentados terroristas contra las organizaciones chiitas (que son mayoría en el país) y contra las fuerzas de seguridad, que provocaron centenares de muertos y heridos, y graves daños materiales en cada atentado. Por eso muchos críticos de la política belicista del presidente Bush se preguntaban si la violencia de la guerra era la mejor estrategia para luchar contra el terrorismo y alcanzar la paz. Aduciendo la autoridad de las Naciones Unidas y, sobre todo, las lamentables consecuencias de la “guerra preventiva” que estaba exacerbando viejos odios y resentimientos entre Oriente y Occidente, entre el islam y el cristianismo, hoy pocos dudan de que hubiera sido preferible optar por el diálogo político, la negociación y los controles técnicos que de hecho se estaban llevando a cabo por los organismos internacionales. Porque la violencia engendra más violencia, como dolorosamente nos viene enseñando la historia de la humanidad. Por otra parte, si la finalidad de los terroristas del 11 de septiembre era sembrar el terror en la sociedad, es indiscutible que lograron su cometido, ya que no es fácil encontrar otro período en la historia en que la humanidad se sintiera tan “aterrorizada” e insegura como en nuestros días. Pareciera que se ha encendido la mecha de un conflicto mundial en nombre de la religión, que confunde fe religiosa con ideología violenta o fanatismo irracional, que desvirtúa el verdadero espíritu de las tradicionales religiones monoteístas (el islam, el cristianismo y el judaísmo). Todo comenzó, según la opinión de muchos analistas de política internacional, con la inconsulta ocupación de Irak por parte de los Estados Unidos (luego secundada por Gran Bretaña), teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 15 que pretendió combatir el fundamentalismo islámico con otro fundamentalismo (político, religioso o militar) y no democráticamente, a través del diálogo, la negociación y otros medios pacíficos. Tanto el fundamentalismo como el fanatismo, a lo largo de toda la historia humana, han puesto en peligro con mucha frecuencia la convivencia social. Aunque no son sinónimos, ambos fenómenos están íntimamente relacionados. En efecto, el fanatismo tiene, etimológicamente, una clara connotación religiosa. Proviene del sustantivo fanum, que significa “el templo”. Pero su uso, desde la Antigüedad, se extendió a otros ámbitos no religiosos, como el ideológico, político o cultural. A mediados del siglo XX, Palazzini (1950) definió el fanatismo como la condición de quienes se sienten investidos de una misión religiosa, civil o social, se creen únicos poseedores de la verdad, y están dispuestos a recurrir a todos los medios para hacer triunfar sus ideas. El fundamentalismo, por su parte, es un movimiento religioso protestante minoritario, originado a comienzos del siglo XX en los Estados Unidos, que adhiere al sentido literal de la Biblia como el fundamento del cristianismo. Del mismo modo, hay una minoría fundamentalista en el islam, que considera que la Ley Sagrada del Corán (fundamento del islam) tiene validez universal. Por consiguiente, no solo viven literalmente esta Ley Sagrada en su experiencia religiosa personal, sino que están dispuestos a imponerla, aun por la fuerza, en la vida política y social. En el capítulo 8, 38-39 del Corán se dice: “Di a los que se niegan a creer que si cesan, les será perdonado lo que hayan hecho […], pero si reinciden […] combátelos hasta que no haya más oposición y la práctica de adoración se dedique por completo a Allah”. Sin embargo, es necesario destacar una vez más que el fundamentalismo religioso no es exclusividad del islam, como tampoco lo es del protestantismo, y que puede surgir en cualquier grupo, no solo religioso, sino también ideológico, político, económico, cultural o moral. teseopress.com 16 • Reflexiones sobre la paz El fanático y el fundamentalista se identifican en el hecho de que ambos viven la posesión de su verdad con una mística cuasi religiosa, y sienten la necesidad mesiánica de imponer su verdad a los que no la poseen. Este tipo de maniqueísmo conduce inevitablemente a una violencia sin límites, porque la confrontación entre la verdad poseída por el fanático y el supuesto error de quienes no la aceptan explica –y para el fanático, justifica– la violencia terrorista. De ahí la imposibilidad de controlar un terrorismo fundamentalista con otro fundamentalismo, como trataremos de analizar más adelante. En estas reflexiones sobre la paz trataremos de analizar las causas y tipos de violencia, los medios para resolver pacíficamente los conflictos, y la evolución del concepto de paz, a la luz de la Carta de las Naciones Unidas, de las investigaciones sobre la paz producidas por el Instituto Internacional de Oslo y del modelo social adoptado por la Unión Europea. teseopress.com 1 La guerra y la paz El escritor ruso León Nikolayevitch Tolstoy (1828-1910) fue un teórico de la no violencia y un activo promotor de la paz basada en el amor cristiano. Publicó entre 1864 y 1869 los seis volúmenes de su famosa novela histórica titulada La guerra y la paz. Se trata de una obra maestra de la literatura universal, no solo por la cantidad y caracterización de sus personajes de todas las clases sociales de la Rusia imperial de mediados del siglo XIX, en tiempos de paz y en tiempos de guerra, sino también por su capacidad narrativa de los acontecimientos históricos y, sobre todo, por sus profundas reflexiones sobre el hombre y sus circunstancias. Estas reflexiones filosóficas del autor volcadas en cada página de su novela, giran en torno a los horrores de la guerra y la fragilidad de la condición humana, sujeta a los vaivenes del destino. A lo largo de toda su novela, se respira un claro sentimiento del autor en contra de la guerra y a favor de la no violencia. Tolstoy, universalmente reconocido por sus grandes novelas, como, además de la mencionada, Ana Karenina y La muerte de Iván Ilich, entre otras, fue además autor de numerosos ensayos, cuentos, artículos y cartas donde expone sus ideas y concepciones estéticas, pedagógicas y religiosas. Partiendo de una ética cristiana de la no violencia, dedicó los últimos años de su vida a difundir estos ideales de paz y convivencia universal: “vivir en paz con todos los hombres; no ser enemigo de nadie; amar a Dios y al prójimo como a sí mismo”. En efecto, la no violencia tiene profundas raíces religiosas, tanto en Oriente como en Occidente. La mayoría teseopress.com 17 18 • Reflexiones sobre la paz de las religiones orientales son pacifistas, y muchas adhieren a la creencia de que todo ser vivo es sagrado, y como tal debe ser respetado. El budismo, por ejemplo, considera que los actos de violencia hacen daño a quienes los sufren, pero mucho más a quienes los provocan: la violencia produce mal “karma” al violento. Del mismo modo, el cristianismo primitivo, siguiendo las enseñanzas del Evangelio de amar aun a los enemigos por considerar que todos los hombres son hijos del mismo Dios, y por lo tanto hermanos, se oponía a toda violencia, en particular a la guerra. De hecho, muchos cristianos fueron condenados a muerte por negarse a formar parte del ejército romano. Tolstoy se inspiró, probablemente, en los grandes humanistas del Renacimiento, como Erasmo de Róterdam (1466-1536) y Juan Luis de Vives (1492-1540), que propiciaban una formación humana integral y una ética basada en el amor cristiano, la tolerancia y la paz. Otro escritor que pudo haber influido en el pensamiento de Tolstoy fue el pedagogo checo Jan Amos Comenio (1592-1670), que abogaba por la unidad de todo el género humano, por medio de la educación y de la “pansofía” o ciencia universal. Precisamente a través de la educación, según Comenio, los hombres aprenderían a resolver sus conflictos, no por la violencia, sino por la búsqueda de la verdad. Sin embargo, para este humanista ruso, como para el resto de los autores occidentales que habían proclamado la necesidad de difundir la doctrina de la paz para lograr el bienestar y el progreso de la humanidad, el concepto de paz se circunscribía a “ausencia de guerra”. Aunque se trata de un concepto “negativo” de paz, hoy superado, la contribución de estos autores clásicos constituyó, a nuestro entender, un peldaño importante en la evolución de la conciencia ética de la humanidad a favor de la paz. Por otra parte, cuando muere Tolstoy, en 1910, a los 82 años de edad, no había aún estallado la Primera Guerra Mundial (1914-1918), ni acontecido el derrocamiento del zar Nicolás II por la Revolución rusa de 1917. Más aún, nada hacía presagiar lo que fue la gran destrucción y el teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 19 horrendo genocidio del siglo XX, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) con su secuela de odios, violación de derechos humanos, exterminio de miles de millones de indefensos civiles, incluyendo niños y ancianos, y sobre todo la amenaza pendiente de que una próxima guerra nuclear podría significar la destrucción total de la humanidad. En realidad, toda la historia de la humanidad había sido, hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, una sucesión interminable de guerras provocadas por múltiples causas: guerras de conquista, guerras civiles, guerras ideológicas, guerras de religión, guerras independentistas, etc. Durante la Edad Media, convulsionada por frecuentes guerras entre Estados, los filósofos cristianos comenzaron a estudiar el fenómeno bélico, desde un punto de vista jurídico y moral, para elaborar una doctrina referida a las condiciones requeridas para que una guerra pudiera ser tolerada, entre los príncipes cristianos, como legal y éticamente justificada. Estos filósofos encontraron una justificación de la guerra en la doctrina de la “legítima defensa”. Posteriormente, en el siglo XVII, homologando esta doctrina a la relación entre los Estados, y partiendo de la idea de que la guerra entre los Estados era algo inevitable, los más importantes juristas de la época consideraron que la guerra era justa si obedecía a una causa justa y si los medios utilizados eran legítimos. Entre las causas que justificaban la guerra se mencionaba una agresión provocada por otro Estado, la reivindicación de derechos fundamentales que habían sido violados sistemáticamente, etc.; entre los medios que podían utilizarse en una guerra justa se enumeraba, en primer lugar, que la guerra debía ser declarada por una autoridad legítimamente constituida, que previamente se hubiera buscado una solución pacífica, que los daños ocasionados por la guerra no fueran desproporcionados con respecto a la injusticia que había provocado la guerra, etc. Finalmente, después de la creación de las Naciones Unidas, en 1948, y como consecuencia de las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, la doctrina de la teseopress.com 20 • Reflexiones sobre la paz guerra justa comenzó a ser cuestionada por los peligros de un conflicto armado en una época de gran sofisticación de los instrumentos bélicos contemporáneos y, en particular, por la amenaza nuclear. Como escriben Vidal y Santidrián (1981: 255), “la doctrina escolástica sobre la guerra (justa) no es válida para configurar la conciencia actual […] ni siquiera para hacer un discernimiento ético de la violencia revolucionaria”. Lo cual “no invalida la carga de reflexión moral que comportan los tratados clásicos sobre la guerra […] A la luz de esa doctrina, si se hubiera aplicado con rigor y con objetividad, muy pocas guerras […] entabladas por los hombres podrían ser calificadas como justas”. Además, la tesis de la guerra justa sostenida por los filósofos estaba muy lejos aún de la doctrina sancionada por la ONU y de lo que sería, desde la década de 1950, el nuevo planteo epistemológico del concepto de paz. Para Galtung (1969: 18 y 1981: 99), pocas palabras han sido tan usadas y abusadas como la palabra paz, porque la paz no es solo “ausencia de guerra”, sino ausencia de todo tipo de violencia. “La paz debe construirse en la cultura y en la estructura, no solo en la mente humana”; porque “la teoría de la paz está relacionada con la teoría del desarrollo”; por eso, “llamar paz a una situación en que imperan la pobreza, la represión y la alienación, es una parodia del concepto de paz”. teseopress.com 2 El conflicto y la paz El término “conflicto” se usa vulgarmente como sinónimo de violencia. De hecho, si consultamos su acepción en el diccionario, nos encontraremos con vocablos tales como “apuro”, “peligro”, “disfunción”, etc., o definiciones como “momento más violento o indeciso de un combate”, o “situación de difícil salida en que no se sabe qué hacer”, o “situación de desacuerdo o lucha entre individuos o grupos que puede llegar a la aniquilación del contrario”, etc. Sin embargo, conflicto y violencia son dos conceptos totalmente distintos, y que no necesariamente están relacionados entre sí. Probablemente esta confusión se originó en el supuesto de que la violencia era una tendencia natural en el ser humano, como parecería confirmarlo la historia de la humanidad, en cuyas páginas se suceden alternativamente (como en la novela de Tolstoy) largos períodos de guerra y destrucción interrumpidos brevemente por tiempos de bonanza y de paz o, mejor dicho, de preparación para la próxima guerra (pax romana). Es muy probable también que la teoría del conflicto dialéctico y de la lucha violenta de clases de Marx –como veremos más adelante– haya contribuido a dar sustento “científico” a esta confusión. De hecho, cuando los investigadores comenzaron a interesarse por estudiar el origen de la violencia, lo hicieron desde dos perspectivas diametralmente opuestas. Algunos moralistas, filósofos y, más recientemente, científicos sociales consideraron que el hombre era violento por naturaleza; teseopress.com 21 22 • Reflexiones sobre la paz otros, por el contrario, partieron del supuesto de que el ser humano era naturalmente bueno, solidario y pacífico, pero que la sociedad lo corrompía y lo incitaba a la violencia. La concepción belicista que ha dominado la historia de la humanidad tuvo su fundamentación filosófica en la obra de Thomas Hobbes (1588-1679). Este autor, en su obra Leviathan (1651), sistematiza una teoría del origen de la sociedad a partir del concepto de que el hombre es naturalmente antisocial, egoísta, agresivo y brutal. Para Hobbes, los hombres en su estado natural eran seres solitarios, independientes e iguales, pero las ambiciones y los intereses de cada uno, en oposición a los intereses de los demás individuos, condujeron inevitablemente a una guerra de todos contra todos. Para cambiar esta situación y, sobre todo, para asegurar su propia supervivencia, los seres humanos decidieron –mediante un contrato social irrevocable– resignar parte de su independencia y de sus derechos en una autoridad con suficiente poder como para imponer la paz y el orden en la sociedad. Es decir que la civilización está basada, no en la sociabilidad natural del ser humano, sino en el temor y el interés individual. Por consiguiente, tanto la paz como la seguridad, según esta concepción filosófica, solo pueden mantenerse por la fuerza; el hombre se refugia en la sociedad solo por conveniencia propia: su seguridad depende exclusivamente del control y el poder absoluto de la autoridad del soberano. A diferencia de Hobbes, John Locke (1632-1704), filósofo inglés y politólogo contemporáneo suyo, consideraba que el contrato social no se originaba en el temor y en la necesidad de protección –como razonaba Hobbes– sino en la lógica del beneficio común. En 1690 publicó Two Treatises on Government, donde apoya la revolución de 1688 que transfirió la soberanía, que tradicionalmente detentaba el Monarca, al Parlamento británico. Para Locke el contrato social no es irrevocable, ya que el poder reside en la voluntad del pueblo; por consiguiente cuando el Estado hace teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 23 abuso del poder, el pueblo puede cambiarlo. Este concepto de “soberanía popular” dio origen a las democracias modernas, a partir de la Revolución Francesa de 1789. Desde el Tratado de Westfalia, firmado en 1648, la teoría de que la paz y la seguridad solo se mantienen por la fuerza se aplicó también a la relación entre los Estados soberanos. En efecto, la única forma de mantener la paz entre los pueblos era a través de ejércitos poderosos o de alianzas entre países, que brindaban protección a los ciudadanos y aseguraban la integridad territorial del Estadonación. Más recientemente, durante la llamada Guerra Fría de mediados del siglo XX, las dos potencias enfrentadas –la Unión Soviética y los Estados Unidos– lograron mantener durante cuatro décadas un difícil equilibrio de alianzas, amenazas y negociaciones en los foros internacionales. Finalmente, con la caída del muro de Berlín y del imperio soviético en 1989, pareció consolidarse la “paz americana” que –a semejanza de la antigua pax romana– consistió en la ausencia de guerra, gracias al control y poderío tanto militar como económico y político de los Estados Unidos. Hasta no hace muchos años, los filósofos y pensadores sociales discutían cuáles eran las condiciones de una “guerra justa”, contraponiéndola a una guerra “injusta” desde un punto de vista ético y/o jurídico. Hoy es inaceptable hablar de “guerra justa”, como veremos más adelante. Entre los defensores de la teoría de que el hombre en su estado natural (o presocial) era bueno y pacífico, se destacó Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). En El contrato social (1762) sostiene que son las instituciones de la sociedad –en particular, la propiedad privada– las que producen desigualdad entre los seres humanos y, consiguientemente, rivalidad entre ricos y pobres. Algunas desigualdades son inevitables porque son naturales; pero hay otras desigualdades, como la acumulación de dinero, posesiones o prestigio en unos pocos, que no son naturales y que, por lo tanto, deben desaparecer. Por consiguiente, concluye, la violencia no es producto de la naturaleza del hombre, sino que es teseopress.com 24 • Reflexiones sobre la paz un fenómeno provocado por la sociedad. Los que, como Hobbes, atribuyen a la naturaleza del hombre tendencias de crueldad y violencia se equivocan, porque estas características no son naturales, sino adquiridas y provocadas por la sociedad. Para Rousseau la sociedad humana es producto de la Voluntad General, contrapuesta a la voluntad de los particulares y, por consiguiente, al disenso. La voluntad general debe imponerse sobre el disenso. Esta afirmación fue interpretada por algunos autores como una posición favorable al totalitarismo. Sin embargo, Rousseau rechazó categóricamente la idea de un Estado totalitario al afirmar que la sociedad es buena cuando permite que todos sus miembros participen en la formulación de sus leyes. El conflicto que existe entre libertad y autoridad debe ser resuelto. Estas dos concepciones contrapuestas del origen de la violencia en la sociedad se han ido repitiendo a lo largo de la historia. Sin embargo, cabe señalar aquí que la preocupación de Hobbes no era determinar el origen de la violencia en la sociedad, sino investigar el origen de la sociedad humana y, más específicamente, el origen de la autoridad política en la sociedad. Por consiguiente, su concepto de que el hombre en su estado original era antisocial y violento, y que por conveniencia –para sobrevivir– fue evolucionando paulatinamente de una vida solitaria, insegura y errante hacia la constitución de pequeñas comunidades y, finalmente, de la sociedad, era un presupuesto, no una tesis confirmada. Las tradicionales doctrinas filosóficas del origen de la violencia parten de presupuestos diversos, que no han podido validarse científicamente. Hoy resulta inútil discutir si históricamente existió, hace diez o quince mil años, el hombre primitivo en su “estado natural”. El mismo Rousseau aclara que el “estado presocial” no existe, y quizás nunca existió antes, ni existirá en el futuro. Es lo que Max Weber llamaría un “tipo ideal de hombre”: es decir, un hombre despojado de todo lo que el ser humano, supuestamente, adquiere durante el proceso de socialización, por el hecho de vivir en una sociedad. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 25 Independientemente de estas teorías que trataron de explicar el origen de la violencia en la sociedad –y aun justificarla, como Marx–, lo que parece importante destacar en este momento de la historia de la humanidad –después de las trágicas y dolorosas experiencias de las dos últimas guerras mundiales– es la “educabilidad” del ser humano. “¿Podremos vivir juntos?”, fue la pregunta que formuló Jacques Delors en 1996. ¿Podrá la humanidad aprender a vivir pacíficamente? Para responder adecuadamente a esta pregunta necesitamos definir qué entendemos por paz. Ahora bien, como decíamos citando a Galtung, el concepto de paz no es solo “ausencia de guerra” (violencia directa o personal), sino también “ausencia de injusticia” (violencia indirecta o estructural). Por consiguiente, el futuro de una humanidad en paz estará condicionado a la vigencia de un “orden social justo y equitativo para todos”, como trataremos de exponer en estas reflexiones. Con el nacimiento de la sociología como ciencia empírica, en el siglo XIX, los fundadores de la nueva disciplina se ubicaron también en dos campos aparentemente contrapuestos: los sociólogos del consenso y los sociólogos del conflicto. Como sociólogos no estaban interesados en investigar si el ser humano era naturalmente violento o no, ni en conocer el origen de la sociedad humana, sino en verificar empíricamente cómo se desarrollan las relaciones humanas en un contexto social determinado. Para los sociólogos del consenso, la sociedad funciona como un sistema en el que todas las partes están interrelacionadas; por lo tanto, el orden y el equilibrio son funcionalmente necesarios para la salud del sistema social. Formaban parte de la escuela funcionalista (o del consenso) Augusto Comte –considerado el padre de la sociología–, Emile Durkheim, Talcott Parsons, Robert K. Merton, Neil J. Smelser, entre otros. Casi simultáneamente se fue desarrollando la teoría del conflicto, con dos vertientes distintas: la primera, basada en la lucha de clases y la revolución proletaria, conocida como la teoría del conflicto dialéctico (Karl Marx y Ralph teseopress.com 26 • Reflexiones sobre la paz Dahrendorf); y la segunda, denominada teoría del conflicto funcional (Georg Simmel y Lewis Coser), según la cual tanto el consenso como el disenso son formas alternativas y naturales de las relaciones sociales. Para Karl Marx (1818-1883) la organización económica –y en particular la institución de la propiedad privada– determina una organización injusta de toda la sociedad. La estructura de clases, el sistema institucional, los valores culturales, las creencias, los dogmas religiosos y los sistemas de ideas, son un reflejo de la base económica de la sociedad. La sociedad es un sistema social caracterizado por tensiones, incoherencias y conflictos que dan origen a los cambios sociales. Sin conflictos no hay progreso, y los conflictos se tornan cada vez más violentos por la lucha de clases. Por eso, concluye Marx, existen fuerzas inherentes a la organización económica de toda sociedad que generan inevitablemente conflictos de clase, cada vez más violentos y revolucionarios. Al final, este conflicto será bipolar, cuando las clases explotadas “concienticen” sus verdaderos intereses y formen una organización política –el proletariado– capaz de enfrentar y controlar a la clase capitalista dominante. Pero, como dijimos anteriormente, no todos los sociólogos del conflicto coinciden con el modelo dialéctico y revolucionario propuesto por Marx. Georg Simmel (1859-1918), por ejemplo, considera que el conflicto es un fenómeno necesario e inherente a la estructura de la sociedad. Tanto el conflicto como la armonía, la atracción como el rechazo, son formas alternativas propias de las relaciones humanas; el disenso y el consenso son procesos no solo normales sino también necesarios para la interacción social. Por lo tanto, para Simmel, el conflicto no es un proceso negativo en sí mismo; solo la “no relación” puede considerarse como totalmente negativa. El conflicto es la esencia misma de la vida social en cuanto contribuye al cambio social. Por eso, una relación conflictiva y aun dolorosa es positiva en cuanto los participantes están mutuamente relacionados en la “red social teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 27 del disenso”. Por consiguiente, una buena sociedad no es la que está exenta de conflictos, sino la que sabe resolverlos positivamente. Más recientemente, Lewis Coser (1956) retomó la concepción de Simmel al considerar que el conflicto puede contribuir tanto a fortalecer la base de ajuste e integración del sistema social como a su adaptación y cambio. En este sentido el conflicto es un proceso natural y necesario porque promueve la creatividad y el cambio en la sociedad; aunque también puede –cuando falta una regulación adecuada o cuando no se utilizan las estrategias conducentes a una resolución no violenta– provocar desajustes, violencia y aun la desintegración del sistema social. Sin embargo, el conflicto –bajo determinadas condiciones– ayuda a mantener la vitalidad y la flexibilidad del sistema social. Para Coser, el conflicto es funcionalmente necesario para el ajuste del sistema. La mayoría de los sociólogos del siglo XX adherían a una u otra de estas dos corrientes sociológicas, consideradas entonces como antagónicas e irreductibles. Durante la década de 1950 se agudizaron las críticas contra la teoría funcionalista porque se suponía que no tenía en cuenta la naturaleza conflictiva de la realidad social. Al mismo tiempo, los sociólogos del conflicto eran criticados porque consideraban que el proceso dialéctico era la única fuente del cambio en la sociedad. Hasta que en octubre de 1963 apareció un largo artículo publicado por el sociólogo Pierre L. van den Berghe en la American Sociological Review (pp. 695-705) que proponía una síntesis de convergencia entre ambas posiciones. Para Van den Berghe, ni el modelo del equilibrio funcional excluía el conflicto y el disenso, ni el modelo del conflicto dialéctico excluía el cambio social producido por factores externos a la estructura social. A partir de estas dos premisas, el autor concluía: teseopress.com 28 • Reflexiones sobre la paz 1. Los sistemas sociales son interdependientes, aunque el nivel de interdependencia puede variar; la interdependencia puede generar tanto consenso como disenso social. 2. El conflicto puede originarse en diversas fuentes, y puede producir cambio o integración (equilibrio); del mismo modo, el consenso puede producir conflicto y aun desintegración. Por consiguiente, según este autor, es necesario admitir que en la vida social coexisten tanto el conflicto como la cooperación, el consenso como el disenso, la tensión como el equilibrio, la estabilidad como el cambio, etc. Todos estos son procesos naturales y necesarios por medio de los cuales se relacionan e interactúan los seres humanos en la sociedad. Esta es la posición adoptada por los investigadores sobre la paz. Desde sus orígenes han insistido en que no se trata de eliminar el conflicto de la sociedad, sino de resolverlo con creatividad y sin violencia, porque el conflicto –según Galtung– es “un elemento tan necesario para la vida social, como el aire lo es para la vida humana”. teseopress.com 3 El terrorismo internacional y la paz El 11 de septiembre de 2001 se derrumbó la llamada “Pax Americana”. Esta situación de “no-guerra” –o “paz negativa”– había perdurado todo el período de la Guerra Fría, desde 1945 hasta la caída del muro de Berlín, en 1989. El terrible atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington puso en estado de alerta no solo a los Estados Unidos, sino al mundo entero. Curiosamente, pocos días antes –el lunes 3 de septiembre de 2001– se habían retirado abruptamente de la III Conferencia contra el Racismo, organizada por Naciones Unidas en la ciudad de Durban (Sudáfrica), los delegados tanto de Estados Unidos como de Israel, porque algunos representantes del Medio Oriente habían comparado el sionismo con el racismo. Es posible que estos dos hechos no estén relacionados, pero en ambos casos se advierte que en los debates internacionales comenzaban a predominar la incomprensión y el odio por sobre el diálogo y la tolerancia. La reacción del “imperio” herido en los símbolos más representativos de su poderío económico y militar no se hizo esperar. Los enemigos (Osama Bin Laden y sus cómplices, en particular su supuesto protector Sadam Husein de Irak, posible fuente de armas de destrucción masiva) serían perseguidos y castigados severamente. Sin embargo, el presidente George W. Bush buscó, en primera instancia, obtener apoyo internacional a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y efectivamente lo logró. El Consejo de Seguridad convocó a una reunión de urgencia donde se aprobó por unanimidad la resolución propuesta teseopress.com 29 30 • Reflexiones sobre la paz por Estados Unidos, y exigió a Irak plena colaboración con los inspectores enviados por la ONU con el objeto de controlar la existencia de armas de destrucción masiva; de lo contrario, tendría que atenerse a graves consecuencias. Muchos opinaban, sin embargo, que para Bush, la inspección era solo una excusa para justificar la invasión con el único objetivo de cambiar el régimen. Por lo tanto, no importaba que Sadam Husein aceptara, o por lo menos tolerara la inspección. La invasión ya estaba decidida, con el acuerdo de Naciones Unidas o sin él. Por eso el mundo entero experimentó una sensación de alivio y esperanza cuando los voceros de la Casa Blanca se apresuraron a declarar que el presidente Bush consideraba el uso de la fuerza como el último recurso. Claro que esta declaración –que por otra parte contradecía, por lo menos implícitamente, el concepto tantas veces esgrimido de la guerra preventiva– venía después de un rechazo mayoritario de los miembros del Consejo de Seguridad a un ataque armado contra Irak, y de una imponente manifestación de millones de personas, en todo el mundo, que condenaban la voluntad belicista norteamericana claramente expuesta en la nueva doctrina de seguridad nacional de los Estados Unidos. Como se expresó el entonces canciller de Francia, Dominique de Villepin: El uso de la fuerza militar no está hoy justificado; lo que estamos buscando no es el aniquilamiento de Irak, sino el desarme del régimen iraquí; pero además, un ataque en las actuales circunstancias agravaría las fracturas culturales de las que se nutre el terrorismo. Algo similar escribió el director del Corrière Della Sera cuando se preguntaba: ¿Estamos seguros de que una presión internacional constante, una inspección prolongada, una vigilancia férrea, no obtendría mejores resultados que un conflicto de consecuencias imprevisibles, especialmente en los países árabes limítrofes?… ¿Es éste (la guerra) el mejor modo de dialogar con los árabes moderados? (La Nación,14 de febrero de 2002). teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 31 Parecía que la humanidad se había desorientado desde el fatídico 11 de septiembre de 2001. Las Naciones Unidas no pudieron impedir la arbitraria y unilateral intervención militar del gobierno norteamericano contra Irak, en represalia por el ataque terrorista atribuido a Bin Laden. Según Kegan (2003), Estados Unidos continúa atascado en la historia, ejerciendo el poder en un anárquico mundo hobbesiano en el que las leyes y las normas internacionales no merecen confianza, y en el que la auténtica seguridad, junto con la defensa y la promoción de un orden liberal, aún depende de la posesión y del uso del poderío militar. Quizás estuvimos al borde de la “tercera guerra mundial”, preanunciada por Wright Mills poco más de cincuenta años antes; o quizás las elites del poder mundial estaban –sin pretenderlo– iniciando un nuevo conflicto entre oriente y occidente, o “una guerra de los cruzados y los sionistas contra el islam”, como afirmó Bin Laden en una grabación, invitando a los fieles musulmanes a unirse “para luchar contra los ladrones que quieren ocupar la tierra de Mahoma y robar su petróleo”. Después de la invasión a Irak, cuando se produjeron otros dos atentados terroristas atribuidos también a AlQaeda –en Madrid y en Londres–, la reacción de ambos gobiernos no se hizo esperar: había que garantizar la seguridad del ciudadano común frente a posibles ataques irracionales de enemigos imprevisibles, aun a costa de restringir ciertas garantías individuales. De hecho, existía una generalizada opinión en los Estados Unidos de que el gobierno, por intermedio de la Agencia Nacional de Seguridad y con la cooperación de algunas importantes empresas de comunicaciones, había tenido acceso a información confidencial de millones de norteamericanos. Antes del 11 de septiembre dicha información podía obtenerse solo con autorización judicial. El imperio de la razón, de la ley y de las libertades teseopress.com 32 • Reflexiones sobre la paz individuales, que había sido la gran conquista de la humanidad a través de los siglos, parecía ceder terreno frente al nuevo escenario del terrorismo internacional. Más aún, a mediados de 2005 las noticias periodísticas daban cuenta de un indefenso ciudadano brasileño que, yendo a su lugar de trabajo, había sido asesinado por la policía británica, que lo confundió con un posible terrorista. Este error, o “accidente lamentable” que conmovió al mundo, sumado a la sospecha –luego confirmada– de numerosas violaciones de los derechos humanos perpetradas por las tropas norteamericanas contra los prisioneros tanto en Irak como en otras prisiones “clandestinas” en Europa, y contra presuntos terroristas detenidos en Guantánamo, son hechos que, según dictamen del 29 de junio de la Corte Suprema de los Estados Unidos, “podrían haber violado los derechos humanos”. Lejos de combatir al terrorismo, probablemente lo alimentaban provocando más odio, resentimiento y sed de venganza. Como escribió a mediados del año pasado Álvaro de Vasconcelos, director del Instituto Portugués de Asuntos Estratégicos e Internacionales (La Nación, 22 de agosto de 2005): “Sería un error creer que la muerte de miles de civiles, los encarcelamientos arbitrarios y las torturas no contribuyen a propagar el terrorismo en Irak. Después de todo, los torturados son la mejor propaganda posible para el reclutamiento terrorista”. La ética y las leyes de la democracia están basadas en el respeto a la dignidad del ser humano y a las libertades individuales. Éstas son las armas con las cuales la democracia debiera combatir al terrorismo. Por otra parte, es un error considerar que todos los musulmanes son terroristas. Más aún, la inmensa mayoría de ellos no lo son, y rechazan las prácticas violentas de los terroristas. La finalidad de la jihad o guerra santa que predica el islam bien puede interpretarse como la lucha interna del creyente para combatir el mal que hay dentro de cada uno. Por consiguiente, no estamos en una guerra de Oriente contra Occidente, ni de cristianos contra el Islam, como de hecho sucedió en épocas teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 33 pasadas, durante la lejana Edad Media, sino de una minoría de fundamentalistas fanáticos y violentos contra los que no piensan como ellos. El sentir mayoritario dentro de la Unión Europea era que, de producirse una acción bélica unilateral de los Estados Unidos, al margen de la opinión mundial, no solo provocaría un mayor debilitamiento de la ya débil Organización de Naciones Unidas, sino que podría desencadenar una guerra sin fin para derrotar al terrorismo. Por eso el papa Juan Pablo II trató de persuadir a las partes en conflicto de que agotaran todos los medios con el fin de evitar una guerra de impredecibles consecuencias. Terrorismo es un término que ha entrado a formar parte del vocabulario cotidiano a nivel mundial, sobre todo a partir del 11 de septiembre. Sin embargo, su concepto no es fácil de definir con precisión. La principal razón de esta dificultad consiste en que la acción terrorista puede tener diversos orígenes y objetivos; puede estar motivada por razones políticas o ser la obra de criminales comunes o, simplemente, de enfermos mentales o psicópatas. En este trabajo nos referimos al terrorismo político, que consiste en el uso de acciones violentas o “antisociales” –como la muerte de inocentes o la destrucción indiscriminada–, ejercido por individuos o pequeños grupos, que tratan de infundir el terror en la población civil a fin de lograr determinados objetivos políticos. Por consiguiente, el terrorismo se caracteriza por la violencia, tanto física como psicológica, que los terroristas utilizan para conseguir un objetivo táctico: la desestabilización de la autoridad política. Este terrorismo político, de cualquier signo que sea, interrumpe el diálogo, que es el marco institucional dentro del cual se debiera llevar a cabo el debate político. Antiguamente, el terrorismo político estaba circunscrito dentro de los límites de un Estado. Sin embargo, los atentados del 11 de septiembre fueron acciones provocadas por un terrorismo internacional, al cual no estábamos acostumbrados. Después de la incertidumbre y el pánico que teseopress.com 34 • Reflexiones sobre la paz lograron paralizar momentáneamente al mundo entero por las impresionantes imágenes mil veces trasmitidas por la televisión, el gobierno del presidente Bush decidió plantear su nueva estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos para combatir al terrorismo internacional: la guerra preventiva. Es decir que el gobierno de los Estados Unidos estaba decidido a intervenir “preventivamente” contra cualquier Estado que significara una amenaza potencial o que protegiera a un grupo considerado una amenaza real o potencial contra los Estados Unidos, hasta lograr, si fuera necesario, un cambio de régimen. Con el Tratado de Westfalia (1648) las relaciones internacionales –salvo raras excepciones– se habían regido por los principios de la soberanía e igualdad de todos los Estados. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, estas normas centenarias del derecho internacional, fueron adoptadas por las Naciones Unidas. Desde entonces rige la prohibición a los Estados del “uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier otro Estado”. En efecto, los artículos 2 y 51 de la Carta de Naciones Unidas, que expresan el sentir unánime y la conciencia moral de la humanidad, declaran que es “ilegal que un país ataque a otro”, y que los conflictos internacionales deben resolverse, no por la fuerza, sino a través del diálogo. Admite al mismo tiempo el derecho natural de legítima defensa individual o colectiva, en el caso en que un miembro del organismo fuera objeto de una agresión armada, hasta que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Solo el Consejo de Seguridad puede decidir si el rearme de un país constituye, o no, una amenaza o motivo de intervención. Más aún, en los juicios de Nüremberg se ha teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 35 equiparado la guerra preventiva a la guerra de agresión y, por consiguiente, se la ha declarado “crimen de lesa humanidad”. Para los especialistas, la “guerra preventiva” del presidente Bush pretendió introducir una nueva doctrina en las relaciones internacionales: la seguridad del pueblo norteamericano está por encima del Consejo de Seguridad y de los tratados internacionales; por consiguiente, el gobierno de los Estados Unidos tiene el derecho a la acción preventiva para su legítima defensa. Dicha doctrina, sin embargo, encontró muchos opositores, no solo en la Unión Europea y en otras partes del mundo, sino también dentro de los Estados Unidos. Así, por ejemplo, Bill Clinton se lamentó de que su país actuara con prepotencia “como si el resto del mundo no nos importara […] En lugar de apoyar la labor de los inspectores de la ONU hemos invadido a Irak y dividido al mundo. Debiéramos aprender a vivir juntos, y a optar por la cooperación, no por el conflicto”. El objetivo del presidente Bush era, no solo lograr un cambio de régimen en Irak, sino al mismo tiempo, advertir a “los integrantes del eje del mal” –Irak, Irán y Corea del Norte– que Estados Unidos tenía la decisión y el poder suficiente para hacerse respetar, y que no estaba dispuesto a tolerar que ningún país tuviera armas de destrucción masiva. Pasados ya varios años del atentado terrorista en territorio norteamericano y de la guerra contra Irak, muchos analistas siguen preguntándose si el medio utilizado unilateralmente por Estados Unidos para derrotar al terrorismo internacional fue el más adecuado. Como escribió Abel Posse (La Nación, 1 de abril de 2003), Estados Unidos, hasta ahora una relativamente benigna república imperial, ingresa visiblemente en la etapa terminal de la sinrazón imperial. Identifica el poder militar con la razón misma, y dispone crear una nueva circunstancia internacional basada en códigos nacidos de la fuerza. teseopress.com 36 • Reflexiones sobre la paz Lamentablemente, la guerra de Irak y, sobre todo, las ulteriores amenazas de ataques nucleares preventivos lanzadas por el Pentágono para disuadir a los integrantes del eje del mal, y a cualquier otro país que tenga la intención de usar armas de destrucción masiva, provocaron más terrorismo y, en especial, una reacción violenta de Oriente contra Occidente, que reavivó las luchas religiosas de épocas lejanas entre el islam y el cristianismo. Por eso la Unión Europea –que tanto sabe de violencia, muerte y destrucción después de la dolorosa experiencia de dos guerras mundiales ocurridas durante el siglo XX– había llegado a un consenso general sobre la necesidad de una convivencia pluralista y pacífica. Por esta razón la mayoría de los líderes políticos y religiosos del mundo adhirieron al mensaje de Juan Pablo II que convocaba al diálogo a las partes en conflicto en Irak, para que “las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, la mentira y la violencia”, y para que se arbitren todos los medios para evitar una guerra cuyas consecuencias son impredecibles. Por eso también, cuando el presidente Bush decidió unilateralmente invadir Irak, ignorando el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas que desde hacía 50 años era el ámbito legítimamente aceptado para solucionar los conflictos internacionales, millones de ciudadanos del mundo entero salieron a las calles para manifestar su desacuerdo y preocupación por los peligros que esta decisión implicaba, no solo porque se estaba violando impunemente el sistema de las reglas internacionales adoptadas desde la Segunda Guerra Mundial, sino por temor a una escalada del terrorismo internacional, ya que la violencia destruye el marco racional dentro del cual se debate la política. El motivo declarado por el presidente Bush de la guerra contra Irak fue la protección del pueblo norteamericano y del mundo en general de futuros ataques terroristas. Sin embargo, nunca el mundo entero se ha sentido más aterrorizado e inseguro que a partir de la invasión a Irak. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 37 Al-Qaeda advirtió que habría más atentados y destrucción mientras las tropas occidentales no se retirasen de la tierra de Mahoma. Y frente a sucesivas advertencias del presidente Bush de que estaba “dispuesto a usar la fuerza para impedir el desarrollo del plan nuclear de Teherán”, el gobierno iraní reaccionó violentamente contra lo que denominó “una guerra psicológica”, aduciendo que el objetivo de su programa atómico era pacífico –la generación de energía eléctrica– y por lo tanto “no-negociable”. ¿Prevalecerá finalmente la doctrina, no ya de la “guerra justa” –que quedó obsoleta con el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas– sino de la “guerra preventiva” anunciada “contra el eje del mal” por el presidente Bush? Conviene recordar que, en un momento dado, frente a la “advertencia” del gobierno de los Estados Unidos de que estaba dispuesto a usar la fuerza contra Irán en caso de continuar con la producción de uranio enriquecido, el gobierno iraní respondió con una violenta amenaza: “Si Estados Unidos comete un error tan grande, Irán tendrá más opciones para defenderse”. ¿Contribuye a la seguridad del planeta que las democracias occidentales estén dispuestas a pasar de las amenazas verbales a los hechos, sabiendo que, muy probablemente, la próxima será una guerra nuclear o con armas de destrucción masiva? ¿No habrá llegado el momento de que el imperio de la fuerza y de las amenazas ceda el paso al imperio de la razón y la paz? teseopress.com teseopress.com 4 La diplomacia y la paz Como acabamos de exponer, en los dos períodos del presidente George W. Bush, la política internacional norteamericana se militarizó en exceso a expensas de la diplomacia. Pero el 20 de enero de 2009, al asumir la presidencia su sucesor Barack Obama, se tuvo la sensación de que se estaba inaugurando un nuevo clima político en los Estados Unidos. Ya en su discurso de asunción del cargo, envió señales claras de una nueva estrategia: fortalecer las bases de la democracia en el país y fortalecer las relaciones internacionales para la promoción de la paz. Anunció que su país estaba dispuesto a participar activamente en una nueva era de paz, con más diálogo, negociación y diplomacia. Más aún, en directa alusión a la política de su predecesor, afirmó: Rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales […] Nuestros padres fundadores, enfrentados a peligros que ni siquiera podemos imaginar, redactaron una carta para garantizar el imperio de la ley y los derechos humanos. Entre sus primeras medidas de gobierno, ordenó el cierre inmediato de la cárcel de Guantánamo y de las otras cárceles que los servicios secretos utilizaban para la detención de supuestos terroristas, y les pidió al secretario de defensa y al jefe de las tropas concentradas en el Medio Oriente propuestas para una retirada rápida y digna. Así, efectivamente, el 31 de agosto de 2010, el presidente dio por terminada la invasión a Irak. En cuanto a la guerra contra el terrorismo que había instaurado su predecesor, Obama aclaró: “No es teseopress.com 39 40 • Reflexiones sobre la paz una guerra mundial contra una táctica o contra una religión (el islam). Estamos en guerra con una red específica (Al Qaeda) y contra los terroristas que la apoyan”. Pero rechazó taxativamente la idea de la “guerra preventiva”. Pocos días después de asumir la presidencia, en una entrevista trasmitida por una importante cadena de TV del Medio Oriente, Obama envió un mensaje de respeto y de paz al mundo musulmán: Los estadounidenses no somos sus enemigos, aunque a veces cometemos errores: no hemos sido perfectos. Estados Unidos no nació como una potencia colonial, y no hay razón para no restaurar el mismo respeto y la misma colaboración que Estados Unidos tenía hacia el mundo musulmán hace veinte o treinta años […] Muchas veces Estados Unidos ha dictaminado qué hacer en lugar de escuchar. Pero ahora escucharemos primero. No podemos decirles a los israelíes o a los palestinos qué es lo mejor para ellos. Ellos tendrán que tomar sus decisiones. Pero creo que ha llegado el momento de que ambas partes se den cuenta de que no están en el camino que conduce a la prosperidad y seguridad de sus pueblos. Es hora de volver a la mesa de negociaciones. La historia universal nos enseña que todos los imperios que dominaron el mundo, desde la Antigüedad hasta el presente, se establecieron por medio de la fuerza y el poder de las armas; pero la misma historia nos confirma que ningún imperio pudo mantenerse sin el manejo de la diplomacia y el arte de un buen gobierno, que consiste en la negociación y la búsqueda de consensos. La nueva política internacional proclamada por Barack Obama desde que asumió las riendas del poder convenció al Comité de los Premios Nobel de otorgarle el galardón máximo de la Paz 2009. Fue una gran sorpresa para el mundo; para algunos, un premio inmerecido. Pero el Comité consideró que los esfuerzos extraordinarios realizados por teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 41 el nuevo presidente para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos lo hacían merecedor del premio Nobel de la paz: Como presidente, Obama ha creado un nuevo clima en la política internacional […] La diplomacia multilateral ha recuperado un puesto prioritario, con énfasis en el papel que pueden desempeñar la ONU y otras instituciones internacionales […] Muy pocas veces alguien había captado hasta ese punto la atención del mundo y le había dado a la gente esperanzas para un futuro mejor […] un mundo libre de armas nucleares. Este fue “el logro” que, según el Comité Organizador de los premios, hizo acreedor al primer presidente negro de los Estados Unidos al Nobel de la Paz 2009. La paz no es un bien que se obtiene de una vez para siempre, sino que es un objetivo ideal que tenemos que conquistar cada día. Por eso el Nobel otorgado a Obama era también un aliciente para seguir trabajando por la paz, como de hecho lo hizo, no sin enfrentar duros obstáculos. En sus primeros cuatro años, puso fin a las dos guerras heredadas de su predecesor: en 2011 logró retirar todas sus tropas de Irak, y anunció que esperaba terminar la guerra con Afganistán antes de 2014, sin abandonar por eso la lucha contra el terrorismo. Otro de sus objetivos fue reducir a 1000 las armas nucleares estratégicas norteamericanas, según el tratado firmado en 2009 con Rusia y China. Además, en diciembre de 2012, al día siguiente de la masacre de Newton (Connecticut) en la que fueron asesinadas 27 personas –de las cuales 20 eran niños de menos de 7 años de edad– Obama prometió elaborar un plan para limitar el derecho a la tenencia de armas. Un mes después, en enero de 2013, envió un proyecto de ley al Parlamento, reconociendo que no sería una lucha fácil, porque se trataba de limitar una tradición muy arraigada en la sociedad, y para muchos un derecho amparado por la Constitución. Al inaugurar su segundo mandato, en enero de 2013, reafirmó nuevamente su posición pacifista: teseopress.com 42 • Reflexiones sobre la paz Creemos, dijo, que la paz y la seguridad verdadera no requieren una guerra perpetua […] Demostraremos el coraje de tratar de resolver nuestras diferencias con otras naciones pacíficamente, no porque seamos ingenuos, sino porque creemos que el entendimiento puede eliminar de forma más duradera las sospechas y los miedos. Y pocos meses más tarde, en un discurso programático frente a los estudiantes de la Universidad de Georgetown, anunció una iniciativa de su gobierno para reconvertir la contaminante industria norteamericana: Me niego, dijo, a dejar a vuestra generación un planeta sin solución […] Quiero que quede claro ante el resto del mundo que Estados Unidos se compromete a reducir su emisión de gases contaminantes […] Estados Unidos será un líder mundial en la lucha contra el cambio climático. Esta iniciativa para promover el uso de energías alternativas en la industria y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, junto con la legalización de miles de inmigrantes indocumentados y la reducción de los arsenales nucleares norteamericanos, probablemente serán el legado político más significativo de la presidencia de Obama. Sin embargo, no fue fácil para el primer presidente de color de los Estados Unidos poner en funcionamiento todo lo que había prometido en su programa de gobierno. A fines de mayo de 2013 –después de cinco años en la presidencia– criticó al Congreso por seguir oponiéndose al cierre de la cárcel de Guantánamo. “No se justifica, dijo, que el Congreso impida cerrar una cárcel que nunca debiera haber existido”. Y para mostrar su decisión de lograr su objetivo, ordenó que el Pentágono buscara otro lugar para llevar a cabo los juicios militares a los detenidos y designó un abogado de su confianza para que siguiera los pasos del cierre definitivo de Guantánamo. En este mismo discurso anunció cambios en la estrategia de la lucha antiterrorista. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 43 No podemos recurrir a la guerra en todas partes donde ha echado raíces una ideología terrorista. Tenemos que reducir el extremismo en sus orígenes: una guerra permanente con aviones no tripulados o despliegues militares, es una guerra perdida de antemano […] Para mí y para aquellos que están en mi cadena de mando las muertes de civiles nos perseguirán mientras vivamos. Por eso, antes de cualquier ataque, debemos tener la certeza de que no habrá civiles muertos ni heridos. La prolongada y grave crisis de la guerra civil en Siria fue otro serio problema para la presidencia de Obama. Este conflicto, que se había iniciado en 2011 y había dejado ya un saldo de más de 100.000 muertos y millones de refugiados en los países limítrofes, dividió a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y produjo entre ellos un duro enfrentamiento. Por una parte, Estados Unidos y algunos de sus aliados tradicionales querían intervenir militarmente para castigar al régimen de Bashar al-Ásad que, supuestamente, había violado la prohibición de usar armas químicas contra las poblaciones rebeldes; por la otra, Rusia y China, simpatizantes del régimen sirio, estaban firmemente decididos a oponerse a cualquier intervención militar en Siria: con el veto, en el Consejo de Seguridad; militarmente, si fuera necesario. La intransigencia de Washington y de Moscú había paralizado las negociaciones, y hacía que muchos se preguntaran si la Organización de Naciones Unidas estaba efectivamente capacitada para controlar el mantenimiento de la paz en el mundo. Se tuvo la sensación de que estábamos volviendo a los tiempos de la Guerra Fría. El diplomático sueco Hans Blix, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) desde 1981 hasta 1997, y que había dirigido las inspecciones de la ONU en Irak, en una entrevista publicada el 29 de agosto de 2013 en El País afirmó que Obama cometería el mismo error de Bush si interviniera militarmente en Siria, sin escuchar primero los informes de los inspectores de la ONU: sería una nueva derrota para la diplomacia teseopress.com 44 • Reflexiones sobre la paz internacional. Casi un mes más tarde, el 11 de septiembre, el secretario general de la ONU se lamentaba por la lentitud de la diplomacia para resolver el conflicto sirio: “el fracaso colectivo de evitar crímenes atroces en Siria en los pasados dos años y medio permanecerá como un pesado lastre en el prestigio de la ONU y sus Estados miembros”. Afortunadamente, la reacción antibelicista mundial y de una mayoría del pueblo norteamericano, junto con la oportuna intervención de la diplomacia vaticana y los oficios del secretario general de Naciones Unidas lograron evitar lo que, según muchos expertos, hubiera sido una intervención militar de imprevisibles consecuencias para toda la región. Ya sea para ganar tiempo en las negociaciones o, según sus propias palabras, “para dar un ejemplo democrático”, Obama anunció sorpresivamente que, antes de intervenir militarmente en Siria, solicitaría autorización del Congreso. Pero quien abrió un camino inesperado para descomprimir la tensión fue John Kerry, secretario de Estado norteamericano. Respondiendo a la pregunta de un periodista en una conferencia de prensa en Londres, se atrevió a insinuar que, si Bashar al-Ásad entregaba de inmediato todos sus arsenales químicos para su destrucción, podría quizás evitar un ataque militar. Esto fue aprovechado por Rusia, que instó a los dirigentes sirios a poner sus armas químicas bajo control internacional y a incorporarse a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ). Éste fue un salvavidas que el presidente sirio no podía desaprovechar: Al-Ásad reaccionó inmediatamente afirmando que Siria ponía a disposición y control de los inspectores de Naciones Unidas todo su arsenal químico, y que estaba dispuesto a firmar el convenio contra la proliferación de armas químicas. Confiado en estas promesas, y después de un acuerdo entre Washington y Moscú, el Consejo de Seguridad aprobó a fines de septiembre una resolución para erradicar el arsenal de armas químicas del régimen sirio. Finalmente, el 27 de octubre el gobierno de Siria entregó a los inspectores de la OPAQ una información detallada teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 45 del arsenal y programa de armas químicas, y un plan para que todas sus fábricas y depósitos de material tóxico estén destruidos para mediados de 2014. Todos los actores que intervinieron en estos acontecimientos –incluido el presidente sirio– se consideraron victoriosos: Bashar al-Ásad, porque había logrado detener un inminente ataque aéreo de los Estados Unidos; Vladimir Putin, porque había sido el protagonista indiscutible en todo este proceso negociador; Barack Obama, no solo porque pudo evitar una derrota segura en el Congreso, sino también porque su gobierno necesitaba ocuparse urgentemente de los problemas que aquejaban a su país, como la economía y la ley de inmigración, entre otros. Además, como había dicho en otras ocasiones, refiriéndose a Irak y Afganistán: “he sido elegido para terminar guerras, no para empezarlas”. De todos modos, a pesar de este dudoso triunfo diplomático compartido, nada cambió en Siria. En marzo de 2018, al cumplirse siete años de una interminable guerra civil, se registraba más de medio millón de víctimas, casi 6 millones de ciudadanos sirios refugiados fuera del país, y más 13 millones de los que habían permanecido en el país, con urgente necesidad de ayuda humanitaria. Pero lo más grave aún es que el régimen sirio seguía siendo acusado de usar armas químicas en sus bombardeos y de no respetar la tregua humanitaria (“interrupción total de los combates durante un mes en todo el territorio”) impuesta por la Resolución 2401 de la ONU. Este fracaso del Consejo de Seguridad (y no es el único) debe atribuirse a la debilidad de origen de las Naciones Unidas, cuya autoridad quedó coartada por el “derecho al veto” de las grandes potencias (como desarrollaremos en el capítulo correspondiente). Esto quedó claramente demostrado, una vez más, cuando el 13 de abril de 2018 Estados Unidos y sus aliados (Gran Bretaña y Francia) bombardearon sorpresivamente objetivos sirios relacionados con la producción y almacenamiento de armas químicas. Lamentablemente, en Siria la diplomacia ha sido superada por la política: el gobierno dictatorial de Al-Ásad teseopress.com 46 • Reflexiones sobre la paz tiene un aliado incondicional en el presidente Putin, que lo apoya militarmente; pero el norte del país está controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (kurdos y árabes, opuestos al gobierno) apoyados por países aliados y por tropas norteamericanas. Por eso, algunos expertos consideran que Siria, una vez terminada la guerra civil, puede quedar fragmentada. teseopress.com 5 La ética civil y la paz En un mundo globalizado en el que –por diversas razones que han sido brevemente esbozadas en este trabajo– se ha reavivado un viejo y olvidado conflicto entre Oriente y Occidente (islamismo y cristianismo), bastó una chispa para provocar un incendio de grandes proporciones en los alrededores de París y de otros centros urbanos de Francia, y que luego se extendió a otros países de la Unión Europea. La chispa fue la muerte trágica de dos jóvenes islámicos de origen africano, ocurrida el 27 de octubre de 2005, cuando trataban de eludir la persecución de la policía. A partir de ese momento se multiplicaron los actos vandálicos en los barrios pobres habitados mayoritariamente por inmigrantes africanos musulmanes (con una población de alrededor de cinco millones) que se sentían excluidos de los beneficios de la Francia del primer mundo. No se trataba necesariamente de inmigrantes ilegales; muchos de ellos habían inmigrado legalmente hacía más de veinte años y sus hijos eran franceses de nacimiento, pero nunca se habían sentido integrados a la sociedad. Tampoco eran jóvenes radicalizados –como sucedió en el famoso mayo de 1968–, sino ciudadanos exacerbados por el hecho de sentirse excluidos y discriminados en su propio país, por el color de la piel y la religión. El desempleo y la marginación fueron el caldo de cultivo que hizo estallar la rebelión juvenil en estos barrios pobres donde reinaba la inseguridad, la prostitución y la droga, y donde la policía pasaba sin detenerse, y con las ventanas de sus automóviles cerradas. teseopress.com 47 48 • Reflexiones sobre la paz Diversos analistas han propuesto diferentes interpretaciones del fenómeno francés. Sin excluir la posibilidad de otras interpretaciones –ya que la complejidad de los fenómenos sociales no puede ser explicada sino a través de una pluralidad de factores concomitantes–, coincido con la opinión de quienes atribuyen este conflicto a la falta de políticas “proactivas” del Estado en favor de la plena integración de los barrios de inmigrantes y de la defensa de las minorías. En realidad, la protesta y la violencia vienen de lejos. Se calcula que en los once primeros meses de 2005 se incendiaron más de treinta mil automóviles. ¿Cómo es posible mantener la paz social cuando subsiste la injusticia? O como afirmó el alcalde socialista Claude Dilain, aludiendo a los disturbios de París: “Cuando los jóvenes sufren diariamente la injusticia social, es difícil pedirles que respeten la ley” (La Nación, 03/11/05). Diez años antes, Jacques Delors, en su informe sobre la educación para el siglo XXI, publicado por UNESCO con el título La educación encierra un tesoro (1996), había planteado la necesidad del diálogo y de una ética global para superar los conflictos que dividían a la humanidad. Enumeraba cuáles eran los valores universales que la educación debía cultivar para promover una ética mundial: el reconocimiento de los derechos humanos, el afán de equidad social y de participación democrática, la comprensión y tolerancia de las diferencias y el pluralismo cultural, la preocupación por el prójimo, el espíritu de solidaridad, el espíritu empresarial, la creatividad, el respeto de la igualdad entre los sexos, una mente abierta al cambio, y el sentido de las responsabilidades en lo que hace a la protección del medio natural y el desarrollo sostenible. Nuestro progreso económico y social, según Delors, no ha sido equitativo; no hemos logrado evitar ni disminuir la destrucción del medio ambiente; la violencia y las guerras que han venido ocurriendo desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial han dejado un saldo de más de 20 millones de seres humanos muertos. Para ser capaces de teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 49 vivir juntos en un mundo globalizado necesitamos programar estrategias que contribuyan a un desarrollo humano sustentable, a un entendimiento mutuo entre los pueblos, a una renovación efectiva de la democracia, y a una cultura de la empatía y el diálogo, porque de ello depende la supervivencia de la humanidad. Y concluía: Cuando Oriente y Occidente sean capaces de aprender uno de otro en beneficio mutuo y de adoptar cada cual lo que el otro tiene de mejor […] entonces los valores universales cuya implantación deseamos se impondrán poco a poco y ese surgimiento de una ética mundial será una vuelta a las raíces profundas de todas las culturas. En 2001, Leonardo Boff publicó un pequeño libro titulado Ética planetaria desde el Gran Sur, donde plantea que la gravedad de los problemas globales que enfrenta hoy la humanidad exigen una “revolución global” y nos obliga a discutir la urgente necesidad de un ethos mundial, una “Ética mundial fundada en las tradiciones religiosas”. Siguiendo al pensador suizo Hans Küng, define la ética mundial como “el consenso básico con respecto a valores vinculantes, criterios irrevocables y actitudes fundamentales, afirmados por todas las religiones, a pesar de sus diferencias dogmáticas, y que pueden ser compartidos incluso por los no creyentes”. Sin embargo, Marciano Vidal considera que la propuesta de Küng, presidente de la Fundación Ética Global, debería ser superada, y para ello propone una ética civil, que se identifica con el grado de maduración ética de la sociedad, y se define como “la afirmación de la conciencia ética de la humanidad, con independencia de toda cosmovisión religiosa”. Ahora bien, este “grado de maduración ética de la sociedad” fue precedido por muchos siglos de luchas encarnizadas entre Oriente y Occidente y entre grupos antagónicos que trataban de imponer por la fuerza su propia cosmovisión religiosa, política o ideológica. La culminación de estos enfrentamientos en Europa tuvo lugar después de casi teseopress.com 50 • Reflexiones sobre la paz dos siglos de intolerancia religiosa que los historiadores han denominado “las guerras de religión”, y que solo terminaron con un pacto de tolerancia: que se respete a cada región su propia religión (cujus regio, ejus religio). A partir de entonces comenzaron los Estados, muy lenta y gradualmente, a tolerar cierto disenso ideológico dentro de la sociedad. Pero la humanidad tuvo que recorrer un largo y doloroso camino hasta llegar hoy a una casi unánime convicción de que para vivir juntos en nuestro mundo globalizado, no solo es necesario, sino valioso y positivo, aceptar la diversidad cultural y la pluralidad ideológica y moral. En esta aceptación de la diversidad se basa la ética civil. Por consiguiente, la ética civil es un “ideal de vida en una sociedad democrática y secularizada” y se define como “el mínimo moral común aceptado por el conjunto de una determinada sociedad dentro del legítimo pluralismo moral”; no parece que debiera referirse a los valores morales de las religiones, sino más bien al dinamismo moral de los individuos, sociedades, culturas y tradiciones sin necesidad de una referencia explícita a los valores religiosos. Porque de hecho los valores religiosos, que ciertamente constituyen un lazo muy fuerte de unidad entre los miembros del grupo, suelen con frecuencia ser fuente de divisiones y conflictos insuperables entre diferentes religiones. Por otra parte, como afirma Boff, “por debajo de las diferencias religiosas se encuentra el ser humano, que testimonia la presencia de un mismo ethos básico”. Precisamente este “ethos básico” humano es el que fundamenta la ética civil. La Unión Europea puede ser un caso testigo de la importancia de este nuevo paradigma de las relaciones internacionales basado en una ética civil, como veremos más adelante. Sin embargo, en una serie de publicaciones aparecidas en 2005, la periodista italiana Oriana Fallaci justificaba la “guerra preventiva” contra el islam, y rechazaba toda posibilidad de diálogo entre los musulmanes, que “tratan de destruir nuestros principios y valores”, y los que ella etiqueta como “ingenuos occidentales”. Esta posición intransigente teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 51 de la conocida periodista se basaba en el supuesto de que el diálogo intercultural es imposible. Con ello se oponía tanto a las Naciones Unidas como a la Iglesia Católica, particularmente a partir del Concilio Vaticano II, y más recientemente a la Unión Europea en su conjunto, que consideran que el diálogo intercultural no solo es posible, sino necesario para el futuro de la humanidad. Ahora bien, para que el diálogo sea posible entre todos los seres humanos es necesario que haya un consenso mínimo de premisas y valores referidos a la persona y a la sociedad. Este “consenso mínimo” es lo que Rubio (1980) denomina “ética secular”; Cortina (1986), “ética mínima”; González de Cardedal (1985), Vidal (1992) y otros prefieren la denominación “ética civil”; y Küng (2004) o Boff (2001), “ética global” o “ética planetaria”. Todos estos autores, desde ópticas muy diversas, coinciden en que la humanidad necesita hoy una ética común, intercultural, para poder vivir juntos en esta era de la globalización. Cuando Oriente y Occidente sean capaces de aprender uno del otro en beneficio mutuo, y de adoptar cada cual lo que el otro tiene de mejor […] entonces los valores universales, cuya implantación deseamos, se impondrán poco a poco, y ese surgimiento de una ética mundial será una vuelta a las raíces profundas de todas las culturas (Delors, 1996). Para Marciano Vidal (1992: 54-55), la ética civil exige: la laicidad o no confesionalidad de la vida social, la existencia del pluralismo de proyectos humanos y la aceptación de una ética no religiosa, basada en la racionalidad humana. En estas tres características de la ética civil “pueden, y deben, coincidir creyentes y no creyentes”. Sin embargo, la ética civil convive con opciones éticas derivadas de cosmovisiones religiosas, “no por la aceptación o rechazo de la religión, sino por la aceptación de la razonabilidad compartida y por el rechazo de la intransigencia excluyente”. teseopress.com 52 • Reflexiones sobre la paz En este contexto, la ética civil es la afirmación de la conciencia ética de la humanidad, con independencia de cualquier cosmovisión religiosa. Por definición, la ética civil no es ni religiosa ni antirreligiosa, es “laica”, no confesional. Forma parte del consenso general de la sociedad, y al fundarse en una racionalidad ética compartida – si no por todos, por la mayoría– se transforma en un ideal de vida democrática y madura (Vidal, 1984: 12-13). Esta ética civil se expresa formalmente hoy en la Declaración de los derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Posteriormente la misma Asamblea General fue explicitando estos derechos humanos en ulteriores documentos aceptados por todos los países representados en las Naciones Unidas, como la Declaración de los derechos del niño (1959), el Pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales (1966), el Pacto internacional de derechos civiles y políticos (1966), la Declaración sobre eliminación de la discriminación de la mujer (1967), la Declaración sobre la protección de las personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes (1975), la Declaración sobre el derecho de los pueblos a la paz (1984), y así sucesivamente hasta llegar a los últimos tratados o protocolos internacionales, como el Protocolo de Kioto, el Tratado para la prohibición de las pruebas nucleares, contra las minas terrestres, contra el uso de armas de destrucción masiva, y otros. teseopress.com 6 La educación para la paz Ya a comienzos del siglo XX, y más específicamente, antes de que se produjera la Primera Guerra Mundial (1914-1918), muchos educadores y pensadores sociales europeos responsabilizaban a la escuela tradicional de fomentar el odio y la rivalidad entre las naciones vecinas, a través de sus planes de estudio y de sus métodos de enseñanza. Consideraban que los programas escolares –sobre todo los de historia y geografía– fomentaban un etnocentrismo exagerado, y que sus métodos de una disciplina rígida y autoritaria, propias de la época, contribuían a formar una juventud muy militarizada, competitiva y poco solidaria. Juan Bautista Alberdi, en su libro El crimen de la guerra, había escrito ya en 1868: “Formad al hombre de paz si queréis ver reinar la paz entre los hombres”. Casi medio siglo más tarde iba a estallar en Europa la Primera Guerra Mundial, que sembró destrucción y muerte por todo el continente: más de 9.000.000 de militares y 5.000.000 de civiles muertos o desaparecidos, además de las pérdidas materiales que se calculan entre los 200 o 300 billones de dólares. Precisamente, a partir de las trágicas consecuencias de esta llamada “Gran Guerra”, muchos líderes de las grandes potencias europeas comenzaron a preocuparse por arbitrar medios para consolidar la paz y evitar futuras guerras en el mundo. Como primera medida se creó, en 1919, por iniciativa del presidente Wilson, la Sociedad de las Naciones, con el objeto de promover los ideales de la paz mundial y de teseopress.com 53 54 • Reflexiones sobre la paz mediar en la solución pacífica de posibles conflictos internacionales. Lamentablemente, por razones de índole política, la Sociedad de las Naciones careció desde sus orígenes de la autoridad e independencia necesarias para cumplir su misión. Todas las decisiones debían ser aprobadas por unanimidad por todos los Estados miembros. La impotencia del organismo para promover la paz y resolver los conflictos quedó manifiesta cuando, en 1936, no pudo evitar el estallido de la guerra civil española, que fue solo un preludio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Sin embargo, a pesar de esta debilidad de origen, la Sociedad de las Naciones obtuvo algunos logros importantes a favor de la paz. Uno de ellos fue la creación, en 1926, de la Oficina Internacional de Educación (OIE). Este organismo, en su primer programa de trabajo, mencionaba entre sus objetivos, “fomentar el desarrollo de las virtudes cívicas de la juventud y contribuir a la formación de un espíritu de paz y comprensión internacional”. En cumplimiento de estos objetivos, la OIE llevó a cabo numerosas actividades tendientes a dar a conocer la importancia de la Sociedad de las Naciones para la cooperación internacional y la paz mundial. Quizás la actividad de mayor trascendencia que pudo concretar la OIE fue la organización de un Congreso Internacional sobre “La paz por la escuela”, que se realizó en la ciudad de Praga en 1927, cuando todavía no habían desaparecido todas las secuelas de la guerra. Se trataba de un proyecto de educación moral de la niñez y juventud para prevenir la posibilidad de una segunda guerra mundial. Los trabajos leídos en dicho congreso fueron publicados por Bovet (1927) en un volumen titulado La paz por la escuela. Entre las conclusiones de este primer congreso se estableció que los Estados-miembros celebraran cada año el “Día internacional de la paz”, y sugería como fecha el 18 de mayo, día en que se recordaba la Primera Conferencia de Paz, realizada en la ciudad de La Haya en 1899. Asimismo, se instaba a que en todos los países se creara una Conferencia teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 55 Nacional en celebración del Día de la Paz, “para que todos los niños y jóvenes tomen conciencia de la necesidad de la comprensión y cooperación internacional para el mantenimiento de la paz mundial”. La sugerencia de celebrar el Día Internacional de la Paz fue recogida con entusiasmo por el presidente del Consejo Nacional de Educación de Argentina, Dr. Ramón J. Cárcano, en 1932. Elaboró un proyecto en el que ordenaba que todas las escuelas del país dedicaran cada año, el día 11 de noviembre (fecha en que se firmó el Pacto de San José de Flores) para celebrar el Día de la Paz; y que en todas las escuelas y colegios del país, se explique a los niños “las condiciones esenciales de la paz, que no es sumisión al más fuerte, sino una orientación moral opuesta a la guerra”, para que reflexionen y comprendan las nefastas consecuencias de la guerra y los beneficios de la paz y armonía entre las naciones. Lamentablemente, el proyecto fracasó porque fue duramente criticado por el entonces ministro de Guerra, general Rodríguez, quien adujo, entre otros argumentos, que “la prédica de la paz disminuiría el espíritu viril de nuestro pueblo y de nuestra raza”, y “conspiraba en contra de la carrera militar” (citado por Batro, 1984). Resultó así frustrada la solemnidad de una celebración anual, de carácter nacional, como proponía Cárcano, y quedó reducida a una simple recordación dentro del ámbito de cada escuela, que poco a poco fue cayendo en el olvido. Huelga todo comentario, sobre todo después de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y, para nosotros los argentinos, después de la dolorosa experiencia de la guerra de Malvinas. Si bien es verdad que hubo algunas iniciativas de educación para la paz con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, es indudable que solo a partir de ese conflicto internacional comenzaron a proliferar proyectos como el de la Sociedad de Naciones, creada en 1919 con el objeto de “difundir los ideales de paz y solidaridad para prevenir futuros conflictos internacionales”, o el de la Oficina teseopress.com 56 • Reflexiones sobre la paz Internacional de Educación, creada en 1922, “para contribuir a la obra de acercamiento moral de los pueblos por medio de la escuela”, entre otros muchos organismos privados, nacionales e internacionales. En 1932, el educador Jean Piaget publicó su obra clásica El juicio moral en el niño, donde exponía tres diferentes niveles de apreciación moral de los niños según la edad. Años más tarde, la teoría de Piaget fue perfeccionada y ampliada por diversos autores norteamericanos, en particular por Lawrence Kohlberg –cuyas investigaciones aparecieron en más de veinte publicaciones sobre el tema del desarrollo moral, desde su tesis doctoral (1958) en la Universidad de Chicago– y otros, como James R. Rest, que publicó en 1979 Development in judging moral issues, con un prefacio escrito por el propio Kohlberg. La teoría del desarrollo moral de Kohlberg, que continúa el pensamiento de Piaget, describe el crecimiento evolutivo que puede observarse en el niño desde los primeros años de vida hasta la adolescencia. A través de la educación, según el autor, y utilizando la técnica de la discusión de dilemas morales, el ser humano puede ir desarrollando su sentido ético. La conclusión a que llega Kohlberg es que las etapas del desarrollo del sentido moral tienen íntima relación con el tema de la libertad en un camino de creciente autonomía. El niño, cuando nace, comienza en una etapa de anomía (premoral); luego, a través de la educación, va evolucionando hacia una etapa de heteronomía, en que se obedecen las normas por interés personal; el punto de referencia ético no es la bondad o maldad de la acción, sino la reacción de los adultos (el castigo o el premio); luego sigue la etapa de la socionomía: la bondad o maldad de una acción ya no depende solo de los adultos, sino también del grupo de pares; finalmente se llega a la etapa de la autonomía: en que el individuo es capaz de discernir lo bueno y lo malo de sus acciones a partir de ciertos principios y valores morales que ha internalizado: en esta etapa, la bondad o maldad de una acción se teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 57 mide por el daño que se produce al otro. Por consiguiente, el ejercicio de la autonomía es un camino hacia la madurez moral, que supone un sujeto con sentido de solidaridad para con los demás, y con sentido crítico frente a la sociedad. En otras palabras, el proceso de la educación moral es una dinámica de crecimiento gradual hacia una libertad responsable; su contenido consiste en una reflexión profunda, tanto sobre los valores fundamentales del ser humano y de la sociedad, a los que hacíamos referencia al hablar de la ética civil, como sobre el concepto positivo de paz, propuesto por Galtung y el Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz. En esta línea ideológica de la “no violencia” y de fomentar la paz por la educación, comenzando por la formación del niño desde que nace, sobresalen –entre otros nombres notables– María Montessori (1870-1952), Martin Luther King (1929-1968) y Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948). Montessori es hoy universalmente reconocida por el método de enseñanza que lleva su nombre, y por propiciar una “ciencia universal de la paz” –como ya lo había propuesto Comenio en el siglo XVII– para lograr una paz definitiva para la humanidad. Entre sus obras escritas cabe destacar Educazione e Pace, publicada en Italia en 1949, que reúne todas sus conferencias pronunciadas en diversos países de Europa, desde 1932 hasta 1938 –casi en los umbrales de la Segunda Guerra Mundial–, sobre la necesidad de educar a la juventud para la paz: “Construir la paz es obra de la educación; la política solo puede evitar la guerra”. Martin Luther King fue un activista social que movilizó a las minorías de color de los Estados Unidos en defensa de sus derechos civiles, sin recurrir a la violencia. No fue un educador ni fundó ninguna escuela, pero a raíz de su asesinato en 1968, sus seguidores crearon en Atlanta el Centro Martin Luther King para difundir sus ideas sobre la lucha social y la no violencia, como valores fundamentales de la democracia. teseopress.com 58 • Reflexiones sobre la paz Mahatma Gandhi ha pasado a la historia como el símbolo de la no violencia. Su filosofía pacifista se fundamenta en un auténtico humanismo y una profunda religiosidad personal, en la que se armonizan principios evangélicos del cristianismo occidental con tradiciones milenarias de las religiones orientales. Su ejemplo de vida, su liderazgo carismático y sus escritos son un legado coherente de cómo es posible resolver los conflictos a través de actitudes no violentas, como la desobediencia civil o la no cooperación frente a las estructuras o leyes injustas. Sin embargo, para Gandhi aun en el conflicto hay que privilegiar la confianza, la comprensión de los puntos de vista del otro e incluso la amistad con el oponente, porque es imposible que uno mismo pueda realizarse negando la realización de los demás, como veremos más adelante. No obstante, no fue suficiente “fomentar la paz por la educación” para detener el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. No solo Europa, sino la humanidad entera sufrió las consecuencias del holocausto más grande de la historia producido por una guerra en la que murieron millones de seres humanos y en la que entró en escena un elemento nuevo, de insospechadas consecuencias para el futuro de la humanidad: la bomba atómica. Como escribió años más tarde Filho (1964: 18): El ideal de la convivencia pacífica entre los ciudadanos y entre los pueblos solo se logrará alcanzar cuando las naciones se modelen según una filosofía política que sustente ese ideal, y cuando no puedan existir entre las naciones situaciones de gran tensión determinadas por muchas y diferentes circunstancias, entre las cuales la de desarrollo social y económico son de capital importancia. Al finalizar el conflicto mundial, después del sorpresivo ataque nuclear a Hiroshima, se llegó a un acuerdo internacional para sentar las nuevas bases de la convivencia internacional. Así nació, a fines de 1945, la ONU (Organización de Naciones Unidas), en reemplazo de la desprestigiada teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 59 Sociedad de las Naciones, y la UNESCO (Organización para la Ciencia, la Cultura y la Educación) para “fomentar entre la juventud los ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre los pueblos, y estudiar la manera de intensificar en el plano internacional y privado las actividades en este campo…” (UNESCO, 1983a: 5). Desde sus comienzos la ONU trató de difundir los ideales de la paz, la necesidad del desarme mundial y, sobre todo, la defensa de los derechos humanos. En efecto, la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, y solicitó a todos los Estados miembros su publicación, que sea “divulgada, expuesta, leída y comentada, principalmente en las escuelas y demás establecimientos de enseñanza, sin distinción alguna”. A esta declaración de la ONU siguieron algunas más específicas, como la Declaración de los derechos del niño, en 1959; la Declaración contra la discriminación racial, en 1966; la Declaración contra la discriminación de la mujer, en 1967; la Declaración de Estocolmo sobre medio ambiente humano, en 1972, la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura, tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, en 1975, entre otras. El fundamento de la educación para la paz de la UNESCO está explícito en el artículo 26, 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. En 1953 la UNESCO inició un Plan de Escuelas Asociadas para desarrollar trabajos y programas especiales con el objetivo de lograr nuevos métodos y materiales de enseñanza para la educación para la paz y la comprensión teseopress.com 60 • Reflexiones sobre la paz internacional y al mismo tiempo facilitar el intercambio de información, estudiantes y docentes entre escuelas de diferentes países. Se inició el Plan con unas treinta escuelas asociadas de quince países miembros. Actualmente las instituciones asociadas son cerca de 5.000, distribuidas en la mayoría de los países miembros de la ONU. La educación para la paz, que tuvo sus orígenes en 1928 por iniciativa del educador Pièrre Bovet, y que fue quizás el principal logro de la Sociedad de las Naciones, tomó nuevo impulso con la creación de la UNESCO. En los documentos constitutivos de la UNESCO, se expresa que “debido a que las guerras se inician en la mente de los hombres, es precisamente en la mente de los hombres donde se deben poner los cimientos de la paz”. Las iniciativas de la UNESCO para promover la cultura de la paz en las escuelas son numerosas, y se han visto acompañadas por otros organismos internacionales y de la sociedad civil para apoyar el esfuerzo de los gobiernos de implementar y actualizar sus programas formativos en este campo. Actualmente son muchas las universidades de Europa, América y Japón en que las investigaciones, cursos y seminarios sobre la paz han adquirido una importancia significativa. En América Latina, comenzaron a instituirse los sistemas educativos ya a fines del siglo XIX, con un claro sentido de contribuir a la consolidación de la paz y a la formación de la ciudadanía. Pero solo a partir del siglo XX comenzó a efectivizarse el ingreso universal a la educación básica o primaria. Este derecho universal a la educación que se sanciona en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) se vincula íntimamente con el deseo de superar la violencia y de vivir en paz. Dichas aspiraciones están presentes en el pensamiento fundacional de la escuela pública latinoamericana (Reimers, 2010). En este sentido es destacable el proyecto de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) “Metas Educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los Bicentenarios”, que surge del acuerdo teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 61 de los ministros de Educación iberoamericanos en la Conferencia de 2008 en San Salvador, y que expresa como uno de sus objetivos prioritarios “educar ciudadanos en escuelas democráticas y solidarias”. Este proyecto concreta en sus metas las orientaciones de Naciones Unidas para incluir en los contenidos curriculares la formación para la cultura de la paz y la democracia (UNESCO/OREALC, 2008; Naciones Unidas, 1999). Una educación para la paz debe esmerarse en brindar una formación capaz de desarrollar valores, actitudes y habilidades socioemocionales y éticas que promuevan una convivencia social en la que todos participen y compartan plenamente (UNESCO/OREALC, 2008), lo que debiera redundar en el reconocimiento y puesta en práctica de los derechos humanos. En ese sentido, por medio de una formación basada en estos contenidos, se contribuye a la construcción de una cultura de paz que abarque más allá de las relaciones interpersonales a nivel micro y se extrapole a las relaciones internacionales y entre los países. De ahí que una cultura de paz pueda ser definida también como el respeto de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados (Naciones Unidas, 1999). De este modo, no solo se enfatiza la importancia de una cultura de paz, sino que también se pronuncia una condición necesaria para ella: la democracia. Una educación para la paz y la democracia debe reconocer y fomentar la igualdad de derechos y oportunidades, principalmente de las mujeres, que históricamente han sufrido exclusiones y discriminaciones; debe respetar el derecho a la libertad de expresión, así como satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente (Naciones Unidas, 1999). La escuela, en ese sentido, se transforma en un lugar privilegiado para la transmisión de los valores propios de una conciencia ciudadana y democrática. Por eso se ha incluido en el proyecto Metas Educativas 2021 una muy específica, la número 11. En el marco de la meta general 5 sobre el mejoramiento de la calidad de la educación y el currículo teseopress.com 62 • Reflexiones sobre la paz escolar, la meta específica 11 propone “potenciar la educación en valores para una ciudadanía democrática activa tanto en el currículo como en la organización y gestión de las escuelas” (OEI, 2010). En los lineamientos curriculares de la mayoría de los países latinoamericanos se han fortalecido y actualizado, en los últimos años, contenidos y actividades relacionados con la educación para la paz y los derechos humanos, acompañados por iniciativas de organismos internacionales y de la sociedad civil, como Amnistía Internacional, entre otros (Reimers, 2010). Así, por ejemplo, tomando como modelo el Observatorio Europeo de la Vida Escolar, que tiene su sede en la Universidad de Bordeaux (Francia) y que desde 1998 desarrolla varias líneas de investigación con otras universidades de la UE, se han creado, entre otros, el Observatorio de Violencia y Convivencia Escolar en Perú y el Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas. Dichos observatorios buscan promover y difundir estudios e investigaciones que tienen como propósito no solo ayudar a prevenir la violencia escolar sino también a brindar información útil para elaborar propuestas pedagógicas eficaces para la construcción de una ciudadanía democrática y pacífica (Etxeberría, 2001; Lavena, 2002; Noel et al., 2006). teseopress.com 7 La investigación para la paz Así como la “educación para la paz” nació en la década de 1920 como reacción frente a la destrucción y muertes producidas durante la Primera Guerra Mundial, de la misma manera la “investigación para la paz” surgió en la década de 1950 como respuesta a las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Pareciera que tenía que sobrevenir el horror del mayor genocidio de la historia, y la muerte y desolación producidas por la bomba atómica, para que la humanidad buscara desesperadamente una solución definitiva al problema recurrente de la violencia de la guerra. Las primeras investigaciones aparecieron en los Estados Unidos con la publicación de la Revista de Resolución de Conflictos (1957) y el Centro de Investigación sobre la Resolución de Conflictos (1959). En ese mismo año se creaba en Oslo (Noruega), bajo la dirección de Johan Galtung, un Departamento de Investigación sobre Conflictos, que en 1966 se transformó en lo que hoy es el mundialmente reconocido Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz. Además, también durante ese año, en Suecia comenzó a funcionar el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Dicho Instituto Internacional de Estocolmo de Investigaciones sobre la Paz está financiado por el Parlamento sueco, y publica, entre otros trabajos, el World Armaments and Disarmament SIPRI Yearbook (Anuario Mundial del SIPRI sobre Armamentismo y Desarme en el Mundo), que se considera una fuente indispensable de información sobre el armamentismo mundial y su impacto en la ecología. teseopress.com 63 64 • Reflexiones sobre la paz Johan Galtung -acompañado por un equipo interdisciplinario de expertos dedicados a investigar los problemas relacionados con la paz- comenzó a publicar en 1964 la revista Journal of Peace Research, que pronto se convertiría en una fuente de consulta indispensable para los investigadores de todas partes del mundo. Posteriormente se sumó otra publicación titulada Boletín de Propuestas para la Paz. En la nota editorial del primer número de Journal of Peace Research Galtung (1964) explicaba que el concepto de paz dominante en occidente, era un concepto limitado e inadecuado. Tradicionalmente, la paz ha sido definida como “ausencia de guerra”. Sin embargo, explica el autor, lo que conspira contra la paz, no es propiamente la guerra, sino la violencia, todo tipo de violencia. Por eso, “cualquier análisis de la paz debería vincularse con un análisis de la violencia, porque así se revelan más facetas en los conceptos, lo que nos permite hacer más elecciones concientes” (Galtung, 1985, 103). Ahora bien, Galtung distingue dos tipos de violencia: la violencia directa o personal, en la que un sujeto comete un acto violento en contra de otro u otros, y la violencia indirecta o estructural, quizás menos palpable que la directa, pero no por eso menos frecuente y difundida. La guerra es una forma de violencia directa, como lo es la agresión física, el asesinato, etc. La violencia indirecta se llama estructural, porque no es producida por un actor directo, sino que está inserta en las estructuras sociales. Esta violencia indirecta se expresa a través de las injusticias o “desigualdad de oportunidades” ya sea en la distribución de la riqueza, de la educación, de los servicios de salud, etc. (Galtung, 1985, 36-39). Esta violencia es evitable, dice el autor, e impide la autorrealización humana; es decir, pone trabas a la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano en sociedad. Esto le permite a Galtung introducir una distinción fundamental entre dos tipos de paz: la paz negativa y la paz positiva. La paz negativa consiste en “ausencia de violencia directa o personal”; mientras que la paz positiva, es “ausencia de violencia indirecta o estructural”. Para Xesús R. Jares (1999, teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 65 97-98) la concepción positiva de paz presupone que la paz “no es lo contrario de guerra sino de su antítesis que es la violencia […]”, y que la violencia no es únicamente la que se ejerce mediante la agresión física directa […] sino que también se debe tener en cuenta otras formas de violencia, menos visibles, más difíciles de reconocer pero también generalmente más perversas en la provocación de sufrimiento humano. Por consiguiente, este nuevo concepto de “paz estructural” propuesto por Galtung, está íntimamente relacionado con la justicia social y el desarrollo humano, y es positivo, en cuanto considera que la paz no consiste en la mera ausencia de guerra, sino que es el resultado de la existencia de estructuras sociales justas en la sociedad. Este concepto positivo de paz lo encontramos también en los fundamentos de la ética civil, y ha sido consagrado en la Carta de las Naciones Unidas cuando se afirma que la paz y estabilidad entre las naciones se basa en la democracia, el respeto de los derechos humanos y el desarrollo económico y social. Uno de los primeros pedagogos que relacionó el concepto de paz con el de desarrollo, como si fueran sinónimos, fue Paulo Freire en su obra Pedagogía del oprimido (1974) , adelantándose, en cierto modo, al concepto de paz estructural. En efecto, para Paulo Freire (1986) “la paz se crea y se construye con la edificación incesante de la justicia social”. El concepto de paz no es unívoco, sino que varía según las culturas. En la cultura occidental, estuvo siempre ligado al concepto de “pax romana”, definido como “el período comprendido entre dos guerras”. Dicho período era, de hecho, un tiempo de preparación para la próxima guerra. Para Galtung (1985) este concepto de paz se define adecuadamente como “período de no guerra” o “ausencia de guerra”, por consiguiente es una definición “negativa” de paz. Quizás el fracaso del sistema educativo europeo que, como dijimos, se esforzó por formar ciudadanos para la teseopress.com 66 • Reflexiones sobre la paz paz, durante el período comprendido entre las dos grandes guerras del siglo XX, se originó en que se partía de una concepción equivocada de paz: su objetivo era “oponerse a la guerra” sin preocuparse por luchar contra las estructuras injustas de la sociedad. En este sentido, violencia estructural es sinónimo de injusticia social. Dicho en positivo: paz es sinónimo de justicia social; justicia social es sinónimo de desarrollo; desarrollo es sinónimo de derechos humanos y de democracia (Galtung, 1969, 185; 1985, 107). Esta teoría de la paz positiva, ya aparece claramente expresada en la Carta de las Naciones Unidas (1945) y en numerosas publicaciones de UNESCO sobre educación para la comprensión internacional (1959, 1983a, 1986), investigación sobre la paz (1981), y otras, como La educación para la comprensión, la cooperación y la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades fundamentales, con miras a fomentar una actitud favorable al fortalecimiento de la seguridad y el desarme (1983b). Años más tarde, Galtung introdujo una tercera forma de violencia: la cultural, afirmando que la paz debe construirse no solo en la mente humana y en la estructura, sino también en la cultura. Como ejemplo de violencia cultural cita la violencia de género, de la cual hoy tanto se habla; y a la que podríamos añadir otros casos similares de violencia cultural, como la xenofobia, y todo tipo de discriminación (social, étnica, sexual, política, religiosa, etc.). En mi opinión, más que de una tercera forma de violencia, se trata de una de las modalidades de la violencia indirecta, porque la cultura forma parte de la estructura social. La teoría de la paz positiva y las investigaciones en que se fundamenta, no pretenden eliminar el conflicto, sino la violencia en cualquiera de sus formas. Como expusimos anteriormente, el conflicto es un proceso natural, necesario e inevitable para el desarrollo y el cambio en la sociedad humana. A diferencia de la violencia, que es un fenómeno teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 67 negativo o disfuncional para la sociedad, el conflicto es un factor fundamental para la supervivencia y el progreso de la humanidad. teseopress.com teseopress.com 8 El modelo social de la Unión Europea y la paz Los antiguos romanos consideraban que para lograr la paz era necesario estar bien preparados para la guerra (si vis pacem, para bellum); o como decía un poeta romano, “dulce et decorum est pro patria mori” (es dulce y honroso morir por la patria). Hoy la Unión Europea está proponiendo al mundo otra consigna: “si quieres la paz, cultiva la justicia”. En otras palabras, para lograr la paz, hay que fortalecer el derecho internacional, proteger las libertades individuales y los derechos humanos universales, y difundir la democracia, no a través de la guerra, sino de la cooperación, la ayuda humanitaria y la inclusión de todos los excluidos. Se trata de una visión positiva y optimista de la humanidad, en contraposición a la concepción tradicional según la cual la defensa y seguridad de las naciones depende fundamentalmente de la protección que brindan las armas. Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial surgió en Europa una generación de notables políticos que dedicaron sus energías a la reconstrucción del “viejo mundo” y a plasmar lo que hoy se conoce como la Unión Europea (UE). Los visionarios de esta nueva Europa fueron Konrad Adenauer, Robert Schumann, Alcide De Gasperi, Paul Henri Spaak y Jean Monnet.1 Entre los objetivos planteados 1 Entre estos políticos estuvo también el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, que apoyaba el proyecto, y que, en un discurso pronunciado en Zurich en 1946, habló entusiasmado de los “Estados Unidos de Europa”. Pero, con el cambio de gobierno, y “para no dañar su inquebranta- teseopress.com 69 70 • Reflexiones sobre la paz por estos fundadores, uno de los primeros –quizás el más importante– fue el de alejar definitivamente de Europa los horrores de la guerra. En efecto, después de muchos siglos en que los problemas y conflictos internacionales se habían resuelto por la fuerza y el dominio militar, en 1951 se llegó a un acuerdo de lo que en un principio se llamó la “Comunidad del Carbón y el Acero”, firmado por Francia y Alemania, respaldados inicialmente por Bélgica, Holanda, Italia y Luxemburgo. Dicho acuerdo fue ratificado el año 2000 por un nuevo acuerdo firmado en Lisboa con el objetivo de transformar a la UE en una economía dinámica y competitiva basada en el conocimiento. Por eso la Unión Europea –a diferencia de los Estados Unidos– pretende ser una “superpotencia” basada no en el poder de las armas, sino en la inclusión, la solidaridad, el diálogo y la resolución de conflictos. Pero en lo que más se distingue el “modelo social europeo” del “modelo norteamericano” y de las anteriores superpotencias que dominaron el mundo es en el concepto de soberanía y la firme decisión de preservar la paz. Como escribe Rifkin en El sueño europeo (2004: 377): Estos países [de la Unión Europea] se han ido despojando cada vez más del legado histórico de la soberanía del Estadonación, y prefieren trabajar de una forma asociada y sujeta al derecho internacional, al que se someten. Como dijo Jean Monnet en un discurso pronunciado en Washington en 1952, “no estamos haciendo una unión entre Estados, sino una unión entre pueblos”. ble relación con los Estados Unidos”, Londres se alejó del bloque. Sin embargo, después de más de 15 años, en los cuales Inglaterra crecía menos que Alemania, y en los que Europa se mostraba pujante y poderosa, tanto política como económicamente, solicitó su admisión al bloque. Esta fue rechazada categóricamente dos veces (en 1961 y en 1966) por el veto del presidente de Francia, Gral. Charles de Gaulle. Finalmente, Gran Bretaña fue admitida a formar parte de la Comunidad Económica Europea en 1973. En un referéndum realizado en 1975, el 67% de los británicos votó a favor de su ingreso a la Unión Europea, con la única condición de no adherir al euro, para mantener su moneda. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 71 No está de más recordar aquí que el concepto de soberanía fue definido por Jean Bodin en el siglo XVI para justificar el “poder absoluto, perpetuo e ilimitado de los príncipes soberanos […] para dictar leyes para sus súbditos”. El poder absoluto se justificaba, según Bodin, porque los príncipes eran “lugartenientes de Dios, y por lo tanto no estaban de ningún modo sometidos al imperio de otros, porque –después de Dios– nada había mayor sobre la tierra que los príncipes soberanos…”. Este principio de soberanía se transfirió luego a los Estados-nación. Hoy, sin embargo, ya no es así: la soberanía de las naciones dista mucho de ese “poder absoluto” de los soberanos del siglo XVI. Más aún, ningún Estado –en este mundo globalizado y multipolar– es autosuficiente. De hecho, todos los Estados, incluso los más poderosos, están sujetos a determinadas normas del derecho internacional. El sueño europeo es un sueño de inclusión y cooperación, no de exclusión o autonomía. Los europeos tratan de “vivir en un mundo que se gobierne por consenso”. Esto no significa que el Estado-nación necesariamente vaya a desaparecer, pero parte de la autoridad y del control político que tradicionalmente ejercían los Estados miembros de la vieja Europa hoy han sido transferidos a las comunidades locales y sobre todo a las uniones regionales. Por consiguiente, los ciudadanos españoles, por ejemplo, ostentan su identidad de tales, y al mismo tiempo, su identidad como catalanes y como europeos; pero por encima de las disposiciones y prerrogativas del Estado español, deben su lealtad a los principios fundacionales de la Unión Europea. Como escribe Robert Kagan (2003), “Europa está […] accediendo a un mundo autosuficiente de leyes y normas, de negociación y cooperación transnacional. Está penetrando en un paraíso poshistórico de paz y relativa prosperidad, en lo que es la realización de la paz perpetua de Immanuel Kant”. No debe extrañar que el sueño norteamericano y el europeo sean tan diferentes, porque sus orígenes también lo fueron. El sueño norteamericano nació de las ansias de teseopress.com 72 • Reflexiones sobre la paz libertad y progreso de los peregrinos que, huyendo de Europa perseguidos por sus ideas religiosas reformistas, consideraban que Dios los había conducido –como a los antiguos hebreos– a la “tierra prometida”, para transformarla, con el esfuerzo individual y el sacrificio de todos, en un nuevo paraíso terrenal. Esto explica la convicción del pueblo norteamericano de ser un “pueblo escogido” y que considera –como afirma la doctrina calvinista–, que “el éxito es la mejor señal de predestinación”. El sueño europeo, por el contrario, nació de los horrores y destrucción de dos guerras mundiales, y del temor a una posible “tercera guerra nuclear” de consecuencias impredecibles. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, en un discurso pronunciado en el Instituto de Estudios Políticos de París en 2001, se refería al novedoso enfoque político –de paz e inclusión– de la Unión Europea, perfectamente planificado por el “genio de los padres fundadores” que lograron una transformación gradual hasta llegar a una plena integración regional, pasando por una unión aduanera y de cooperación económica, y superando definitivamente las ambiciones y confrontaciones del pasado. Como sintetiza Rifkin (2004: 383), el nuevo experimento europeo es el resultado de un sentimiento de total repugnancia por el tipo de conducta bárbara que los seres humanos son capaces de asumir en relación con sus semejantes. […] La esencia del sueño europeo es la superación de la fuerza bruta y el establecimiento de la conciencia moral como principio operativo capaz de regir los asuntos de la familia humana. La ayuda humanitaria para el desarrollo del mundo es uno de los pilares de la política internacional de la Unión Europea. En efecto, la contribución económica ofrecida por Europa, en los últimos años, asciende a más del 50% del total aportado; mientras que la contribución de los Estados Unidos no llega al 40% (Rifkin, 2004: 390-391). En cuanto a la integración de los inmigrantes, Mario Mauro, vicepresidente del Parlamento Europeo, considera que se teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 73 necesita una estrategia común para encontrar una solución; que Europa se equivoca cuando piensa que los inmigrantes son un peligro para los trabajadores locales; que Europa necesita de los inmigrantes porque tiene una población envejecida, debido a la ausencia de hijos en la familia europea durante los últimos veinte o treinta años. Lo que se necesita son buenas políticas de integración que ofrezcan posibilidades de trabajo y de crecimiento. De todos modos, hay que reconocer que la capacidad de absorción de inmigrantes que tiene Europa es mucho menor que la necesidad y el hambre de los millones de africanos que luchan por ingresar al continente –legal o ilegalmente– en busca de trabajo y de una vida más humana. Por eso, en el año 2005, los países de la Unión Europea decidieron destinar 400 millones de euros (duplicando la cifra anterior) para ayudar a los países de donde proviene la mayor parte de los inmigrantes. También se decidió adoptar una política migratoria firme pero que, al mismo tiempo, respete la dignidad humana de las personas y las buenas relaciones con los países de origen (La Nación, 06/11/05). Este “original enfoque político” trae aparejado también un nuevo concepto del papel de las fuerzas armadas, y consiguientemente, un cambio fundamental en la formación militar, ya que su objetivo no es “hacer la guerra” para la defensa territorial, sino prepararse para el mantenimiento de la paz mundial: prevenir o contener la violencia, y crear las condiciones para restablecer la paz entre las partes, en caso de que surjan conflictos armados. Mientras que el soldado tradicional está dispuesto a matar y morir en defensa de su patria, el soldado de la Unión Europea está dispuesto a dar su vida para defender la paz. Por consiguiente, además de aprender el manejo de las armas, estos soldados están especialmente entrenados para la negociación, la resolución de conflictos, la ayuda humanitaria (protección de refugiados o de las poblaciones civiles víctimas de desastres naturales), la creación de corredores humanitarios, y las misiones de paz cuando surgen conflictos armados de teseopress.com 74 • Reflexiones sobre la paz cualquier tipo. Como se afirma expresamente en el Tratado de Roma de 1957, la finalidad de la creación de la Comunidad Europea era lograr la “unión entre los pueblos europeos” –que durante siglos han vivido divididos por conflictos sangrientos– a fin de “sentar las bases de unas instituciones que la orienten hacia un destino que será, a partir de ahora, común”. En otras palabras, el objetivo de la formación militar y de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea es defender y difundir la paz. Los europeos buscan la seguridad, no en la fuerza de las armas, sino en el fortalecimiento del derecho internacional, y en especial, en una legislación a favor de los derechos humanos universales, en consonancia con los principios proclamados por las Naciones Unidas. Más aún, mientras que el gasto militar de las principales potencias del mundo alcanzaba el billón y medio de dólares a fines de 2009, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, la Unión Europea lo redujo en 4.000 millones de dólares. Curiosamente, esta importante reducción del presupuesto militar europeo coincidía con una creciente inversión para las misiones internacionales para el mantenimiento de la paz. El tradicional concepto de defensa nacional, basado en la disuasión por la capacidad ofensiva de los ejércitos, se ha ido transformando paulatinamente en un novedoso concepto de seguridad defensiva, basada en la cooperación y confianza mutua entre los Estados, que eliminan las hipótesis de conflicto y las amenazas a la paz. La nueva Europa no solo se opone a la guerra, sino que además adhiere firmemente a los derechos humanos fundamentales, por lo cual rechaza la pena de muerte, aun para los criminales de guerra. Este enfoque de política internacional hizo que la Comisión Europea suscribiera el Protocolo de Kioto y los sucesivos tratados internacionales que prohíben las pruebas nucleares, el uso de armas de destrucción masiva y de las minas terrestres, entre otros. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 75 A mediados del siglo XVIII el economista François Fresnay, al describir con admiración el esplendor y grandeza cultural del Imperio chino de la época, lo comparaba con lo que podría ser una Europa unida: “Nadie negará que este Estado (China) es el más bello del mundo, el que posee mayor densidad de población, y el reino más próspero que conocemos. El Imperio chino es como sería toda Europa si estuviera unida por medio de un solo soberano”. Hoy la Unión Europea está integrada por 28 países miembros, con más de 500 millones de habitantes (alrededor del 8% de la población actual) y con un ingreso promedio per cápita de más de 30.000 dólares. Esta nueva realidad política mundial se ha transformado en un gigante comercial que exporta más de lo que importa, y cuyo PBI (16,3 billones de dólares en 2012) supera el de los Estados Unidos. Desde el Tratado de Roma de 1957 y la creación del Euro en 1960, todo parecía funcionar de acuerdo con la “utopía” de los fundadores de la Unión Europea. Pero llegó el categórico “no” de los franceses al referéndum propuesto para aprobar la Constitución, y luego los actos vandálicos ocurridos en 2005 en algunos barrios pobres de París habitados por inmigrantes africanos musulmanes. Esta explosión de violencia se extendió rápidamente por todo el territorio, y puso en estado de alerta a las autoridades de los países vecinos. Más recientemente, la grave recesión económica originada en 2008 en los Estados Unidos se extendió por Europa y el mundo entero, lo cual afectó seriamente las economías regionales y provocó la desaceleración de la economía mundial. Esto contribuyó a un aumento de la tasa de desempleo en la Unión Europea. Como escribe el sociólogo alemán Ulrico Beck en un reciente ensayo titulado Una Europa alemana, “casi uno de cada cuatro europeos menores de 25 años no encuentra trabajo, y muchos salen adelante con contratos temporales de bajo coste”. Todos estos acontecimientos están, sin duda, poniendo a prueba el experimento europeo. Hoy muchos europeístas se preguntan si el sueño europeo todavía tiene futuro. El mismo Rifkin, al teseopress.com 76 • Reflexiones sobre la paz final de su obra (2004: 497) se preguntaba: “¿Tendrán los europeos la paciencia de seguir defendiendo una forma de gobierno multiestratificada, abierta y orientada a la gestión de procesos si tuvieran que enfrentarse a agitaciones sociales y a disturbios en las calles?”. A pesar de que la Unión Europea está atravesando un período difícil, y de que muchos desconfían de la capacidad de liderazgo de los gobernantes actuales para llevar a buen término los valores proclamados por la Unión Europea –inclusión, integración y contribución al desarrollo mundial–, es justo reconocer que las cosas pueden ir mejorando en un futuro no muy lejano. Aunque existe una corriente antieuropea dentro de la misma Europa, y algunas tendencias de un nacionalismo exagerado –aun entre algunos eurodiputados–, son muchas más las voces de quienes quieren recuperar el espíritu que animó a los visionarios del siglo pasado al poner los cimientos de esta nueva Europa, y continuar viviendo su utopía. Como escribió Alain Touraine (2010: 29) en una página del periódico español El País, para que esto se convierta en realidad los europeos deben cesar de ser los comparsas de un Estados Unidos que, pese a la pérdida de su hegemonía, sigue siendo el país más poderoso. Nadie puede desear una ruptura entre las dos orillas del Atlántico. Pero Estados Unidos y Europa deben crear dos modelos de desarrollo con tantas diferencias como elementos comunes entre ellos, lo que supone imperativamente que los europeos acepten las cargas como las ventajas de un rol planetario. ¿Cómo los europeos, que inventaron el espíritu de las Luces y la creencia en la razón y en los derechos humanos, podrían aceptar pasivamente lo que corre el riesgo de ser el fin del modelo occidental, es decir, de la asociación del progreso científico y el técnico, la destrucción de los privilegios y el reconocimiento de los derechos fundamentales de cada cual? teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 77 Más recientemente, Beck (2012: 46-47), en su ya citado ensayo, considera que la crisis europea requiere una solución audaz y revolucionaria. El autor parte de la definición de crisis propuesta por Antonio Gramsci: “la crisis es el momento en que el viejo orden se extingue y es preciso luchar por un nuevo mundo venciendo resistencias y contradicciones”, para llegar a la conclusión de que todo podría ser mucho más fácil si las personas, los grupos de interés y los políticos renunciaran a la anticuada idea de soberanía nacional y comprendieran que el único camino para recuperar la soberanía es a través de Europa y sobre la base de la cooperación, el acuerdo y la negociación (Beck, 2012: 46-47). Beck es consciente de que esta solución política de urgencia podría ser rechazada como ilegal por los “ortodoxos del Estado nación, que quieren conservar una política presidida por las reglas vigentes”. Reconoce que su propuesta no es simpática porque restringe las democracias nacionales, pero considera que en esta emergencia está “legitimada” porque es la única forma de adelantarse al peligro que amenaza con la supervivencia de la Unión Europea. Lo que está en “situación de riesgo” no es el euro –como supone la mayoría de la opinión pública mundial– sino la vigencia de los valores europeos. “¿No sería conveniente –se pregunta Beck– añadir el cargo de un presidente europeo que pudiera ser directamente elegido por los europeos, concretamente, en una contienda electoral que generara una opinión pública en toda Europa?”. El domingo 11 de noviembre de 2018 se celebró en París el primer centenario del fin de la Primera Guerra Mundial con la presencia de los dirigentes más importantes del mundo. En su discurso de apertura el presidente Emmanuel Macron dio una clara respuesta a la pregunta de Beck, al insistir en la necesidad de mantener los ideales de los fundadores de la Unión Europea, y de evitar el nacionalismo, que definió como “una traición al patriotismo”. teseopress.com 78 • Reflexiones sobre la paz Por eso consideró que era necesario dar por inaugurado en este día el Foro de la Paz y la Democracia, que deberá celebrarse todos los años en memoria de este importante acontecimiento. A continuación, la canciller de Alemania, Ángela Merkel, centró también su discurso en el “fortalecimiento de la UE” y en los peligros del nacionalismo: “la Primera Guerra Mundial –dijo– nos mostró lo destructivo que puede ser el nacionalismo […] No nos dejemos arrastrar por los intereses nacionales”. Una semana más tarde, el 18 de noviembre, ambos líderes políticos volvieron a encontrarse en el Parlamento alemán, para honrar la memoria de las víctimas de la Gran Guerra. En su discurso, el presidente francés insistió nuevamente en la necesidad de “refundar a Europa”. Necesitamos una Europa unida y fuerte para “enfrentar al fanatismo y al nacionalismo sin memoria…”. Pocos meses después, cuando un periodista le preguntó si él se consideraba un nacionalista o un globalista, Macrón respondió categóricamente: “Ni nacionalista, ni globalista; soy un ‘patriota francés’”. Esta definición alude al concepto de “patriotismo constitucional” que nació en la Alemania posterior al nazismo y fue adoptado y desarrollado por el filósofo Jürgen Habermas. En una entrevista publicada por el periódico español El País el 10 de mayo de 2018, Habermas lo define como la construcción de una “sociedad posnacional” en la que los ciudadanos adhieren a una constitución común sin negar sus respectivas entidades nacionales. Precisamente este concepto de “patriotismo constitucional” es la base de sustentación de lo que hoy es la “ciudadanía europea”. Europa está atravesando un momento crucial: debe definir su rol mundial. Pero “no podrá desempeñarlo si se conforma con jugar un papel secundario en la escena mundial…”. ¿Podrán los 28 miembros actuales de la Unión Europea superar sus diferencias y, como sugiere Beck, atreverse a “una solución audaz y revolucionaria”? ¿Podrán los actuales dirigentes políticos de Europa “renunciar a la anticuada idea de soberanía nacional”? ¿Podrá la UE revertir el teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 79 auge de los partidos populistas de extrema derecha que hoy gobiernan a más de cien millones de europeos? Es decir: ¿podrá la Unión Europea dar el salto cualitativo que soñaron sus padres fundadores y, finalmente, transformarse en los “ESTADOS UNIDOS DE EUROPA”? Este cambio estructural de Europa sería una inspiración para el mundo y, en particular, para nuestro débil y conflictivo MERCOSUR. ¿Por qué no soñar, entonces, en un nuevo MERCOSUR ampliado y transformado en los “ESTADOS UNIDOS DE AMERICA DEL SUR”? teseopress.com teseopress.com 9 Las Naciones Unidas y la utopía de la paz A principios de octubre de 2005 se anunció desde Noruega que el Premio Nobel de la Paz había sido otorgado al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y a su director Mohammed El-Baradei “por sus esfuerzos dedicados a impedir que la energía nuclear se utilice con fines militares”. Sin duda fue una merecida recompensa a un organismo internacional dependiente de la ONU, cuyos técnicos habían trabajado incansablemente en Irak para evitar la guerra, convencidos de que ese país no poseía armas de destrucción masiva, como posteriormente –ya demasiado tarde–, después de la invasión, fue verificado y reconocido por el propio gobierno de los Estados Unidos. Luego, en medio de una guerra de amenazas entre Estados Unidos e Irán, la OIEA aprobó por amplia mayoría una resolución por la que se solicitaba a su director El-Baradei que preparase un informe técnico sobre Irán para ser analizado por la junta en el plazo de uno o dos meses. Como primera medida, El-Baradei instó a las partes en conflicto a que siguieran negociando, que mantuvieran la calma y, sobre todo, solicitó a Irán que cooperase con el organismo. Aunque para el gobierno del presidente Bush el director del OIEA había sido demasiado blando y condescendiente, primero con Irak y luego con Irán, los líderes de la Unión Europea se mostraron muy complacidos de que el Premio Nobel de la Paz hubiera sido otorgado a quienes teseopress.com 81 82 • Reflexiones sobre la paz desde hacía tiempo, pero en particular en estas dos circunstancias recientes, habían trabajado arduamente a favor de la paz y de la seguridad en el mundo. Ocho años más tarde, a mediados de octubre de 2013 el Premio Nobel de la Paz sería otorgado a otro organismo dependiente de la ONU, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya. Este organismo internacional había logrado ya que 189 países adhirieran a la Convención sobre Armas Químicas, vigente desde 1997, que prohíbe tanto su producción como su almacenamiento, y que su utilización fuera condenada como crimen de guerra y, por consiguiente, un delito de lesa humanidad. La OPAQ se viene ocupando de la difícil y complicada tarea de controlar y destruir las armas químicas; lo hizo en Irak después de Sadam Hussein, en Libia con Muamar Al-Gadafi y, más recientemente, en Siria con Bashar al-Ásad. El principal problema que enfrenta la OPAQ es que aún quedan países que no han adherido a la Convención (como Israel y Egipto), y algunos que lo han hecho (incluidos Rusia y Estados Unidos) no han entregado su arsenal por razones de seguridad. Más aún, algunos gobiernos autoritarios que se vieron forzados a entregar una información detallada de su armamento químico lograron burlar los controles internacionales. Sucedió con Gadafi, presidente de Libia, que en 2003 se había comprometido a entregar todo su arsenal químico para su destrucción. Cuando años más tarde fue derrocado, en 2011, los inspectores internacionales descubrieron que había mantenido ocultas en una base aérea varias toneladas de gas mostaza. Además, el proceso de control y destrucción de las armas químicas es no solo riesgoso, sino también largo y difícil. La total destrucción del arsenal químico de Sadam Husein, después de su derrota en la primera guerra del Golfo en 1991, significó el trabajo de tres años para la Comisión Especial de expertos de Naciones Unidas. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 83 De las cenizas aún humeantes de la Segunda Guerra Mundial había nacido la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, para liberar a las generaciones futuras de los horrores de la guerra, para reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales, para establecer las condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones surgidas de los tratados y leyes internacionales, y para promover el progreso social y mejores niveles de vida, como se declara en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, había nacido la Sociedad de las Naciones con el mismo objetivo de preservar la paz entre las naciones, pero fracasó treinta años después por razones políticas y falta de autoridad e independencia, como expusimos en un capítulo anterior. La Organización de las Naciones Unidas está formada por los siguientes Órganos: • Una Asamblea General, órgano de carácter consultivo, en la que todos los Estados miembros tienen voz y voto. • Un Consejo de Seguridad, órgano de carácter deliberativo, en el que algunos de sus miembros tienen derecho al veto. • Un Secretariado, órgano técnico-administrativo. • Un Consejo Económico y Social, dividido en una Comisión de Derechos Humanos y una Comisión de la Mujer. También dependen de este Consejo la Organización Internacional del Trabajo y la UNESCO. La ONU – que actualmente cuenta con más de 190 países miembros– había logrado, con el correr de los años, autoridad moral y prestigio entre las naciones del mundo, a pesar de algunos altibajos producidos por acusaciones e incluso escándalos de corrupción. Sin embargo, el rechazo del presidente Bush a esperar los resultados de los expertos teseopress.com 84 • Reflexiones sobre la paz internacionales designados para investigar la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak, y su decisión de invadir el país en 2003, no solo en contra de la opinión casi unánime de la Asamblea General, sino además violando abiertamente el artículo 2 de la Carta de la ONU, terminaron por restarle credibilidad y dejar gravemente herido al único organismo que había sido durante seis décadas el ámbito natural donde los conflictos internacionales se habían tratado de resolver a través del diálogo y la negociación. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, después del fracasado esfuerzo por evitar la guerra en Irak y de las repetidas acusaciones de corrupción administrativa, decidió abocarse a lo que podría haber sido una profunda reforma para “restaurar la confianza en la integridad de la ONU, su imparcialidad y su capacidad de acción”. Con ocasión de los actos realizados para celebrar el sexagésimo aniversario de la creación del organismo, se discutieron temas tan fundamentales como su reforma administrativa, la reestructuración y ampliación del Consejo de Seguridad, la creación de un nuevo Consejo de Derechos Humanos y el desarme nuclear, entre otros. El mismo presidente Bush que tres años antes, despechado por el rechazo de la Asamblea General a respaldar la invasión a Irak, la había menospreciado considerándola poco relevante, se unió a la celebración de los 60 años augurando que las reformas propuestas fortalecieran a la ONU, y la hicieran eficiente, responsable y libre de corrupción. Lamentablemente, las más importantes reformas propuestas por el secretario general quedaron para ser discutidas en otra ocasión…, es decir, nunca. Según Kofi Annan, muchos países poderosos no estaban dispuestos a hacer concesiones que limitaran sus privilegios. Solo se obtuvieron mínimos consensos sobre derechos humanos, protección de las poblaciones víctimas de crímenes de guerra o de lesa humanidad, compromiso para que los países más ricos contribuyeran al desarrollo de los más pobres de acuerdo con las Metas del Milenio, necesidad de que, para el año teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 85 2015, todos los niños del mundo tuvieran acceso a una educación primaria, creación de un fondo para la democracia con el objeto de ayudar a los países que salen de una dictadura, etc. Pero no se logró acuerdo sobre la ampliación del Consejo de Seguridad, sobre el desarme y la no proliferación nuclear, sobre la eliminación de los subsidios y barreras comerciales, ni sobre la reforma administrativa que otorgaba más poderes y mayor control al secretario general. No fue esta la primera vez que se proponía una amplia reforma de la Organización de Naciones Unidas. Desde hace tiempo, por ejemplo, existe un Secretariado cuyo objetivo es promover la creación de un quinto órgano –una Asamblea Parlamentaria– dentro de la ONU. Dicha asamblea estaría formada, en un primer momento, con delegados de los parlamentos de los países miembros, y tendría funciones meramente consultivas. Posteriormente, sus miembros serían elegidos por los ciudadanos de cada país miembro, de modo que esta asamblea democrática tuviera poder de decisión, especialmente en asuntos sociales y económicos. Lo que se pretende es que ella tenga mayor legitimidad que el Consejo de Seguridad y la actual Asamblea General, cuyos miembros no son elegidos democráticamente, y además, los representantes de las grandes potencias detentan todavía el privilegio del derecho al “veto”. Tampoco esta propuesta ha entrado en la agenda oficial de la ONU, a pesar de su racionalidad y de estar respaldada por centenares de importantes políticos del mundo, numerosas personalidades de la cultura y ONG. De todos modos, la ONU –con sus luces y sombras– ha logrado mantenerse fiel a sus objetivos estatutarios de defender la paz y seguridad entre las naciones, promover los derechos humanos, cooperar en la construcción de la justicia y el desarrollo económico y social de todas las naciones. Además, la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, y su declaración de que su país no podía seguir desempeñando el papel de policía y de control del teseopress.com 86 • Reflexiones sobre la paz orden en el mundo, parecía abrir la posibilidad de que la ONU lograra finalmente constituirse en el árbitro natural que la sociedad internacional hoy requiere para solucionar los conflictos, no a través de la fuerza y el poder de las armas, sino del derecho internacional y de la justicia, la negociación, la inclusión y el respeto por los derechos humanos. En este contexto, por ejemplo, en 2009 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó por unanimidad un dramático llamado a todos los países del mundo a frenar la producción de armas nucleares. Barack Obama, presidente pro tempore del Consejo anunció exultante: La resolución histórica que acabamos de adoptar consagra nuestro compromiso común de avanzar hacia el objetivo de un mundo sin armas nucleares […] También sienta las bases de un amplio marco de acción para reducir los peligros nucleares mientras trabajamos en pos de esa meta. La importancia de esta resolución del Consejo de Seguridad radica en que “el equilibrio del terror” –como definió Foster Dulles a la Guerra Fría– hoy resulta muy difícil de sostener, porque la proliferación de las armas nucleares no solo se da entre las grandes potencias tradicionales –USA, Rusia y China– sino que se ha extendido a otros Estados, como Israel, Pakistán, India, Corea del Norte. Lamentablemente, a pesar de sus intentos, el presidente Obama no obtuvo del Senado norteamericano la ratificación del tratado que prohíbe las pruebas nucleares, pero dio un gran paso al firmar con Rusia y China un tratado para reducir significativamente sus arsenales nucleares estratégicos. Más recientemente, a principios de abril de 2013, Ban Ki-Moon, siendo secretario general de las Naciones Unidas, lanzó un urgente llamado a la humanidad para recordar que solo faltaban mil días para el 5 de abril de 2015, la fecha prevista para que se cumplieran las Metas de Desarrollo del Milenio. En su mensaje reconoció que las medidas adoptadas hasta ese momento habían contribuido a aumentar teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 87 considerablemente el número de niños y niñas que asistían a la escuela primaria y a reducir la pobreza y la mortalidad materna e infantil en el mundo; sin embargo, lamentaba que había objetivos que todavía no se habían cumplido satisfactoriamente: por ejemplo, decía, son muchas las mujeres que mueren durante el parto y que podrían salvarse; hay muchas comunidades donde la infraestructura sanitaria básica no ha llegado aún; las desigualdades injustas siguen aumentando en el mundo. Es decir que queda mucho por hacer…, aunque las Metas del Milenio han demostrado que, cuando existe voluntad política, está a nuestro alcance terminar con la pobreza extrema y la injusticia estructural en el mundo para afianzar la paz. teseopress.com teseopress.com Epílogo El miércoles 7 de enero de 2015, en el centro de París, dos terroristas franceses de origen musulmán fuertemente armados, encapuchados y vestidos de negro irrumpieron en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, al grito de “Aláh es grande”. A sangre fría ejecutaron a doce personas, comenzando por el director de la publicación, Stéphane Charbonnier, y dejaron una decena de heridos, algunos de ellos de suma gravedad. Este sorpresivo asalto duró escasos diez minutos. Los atacantes huyeron en el mismo Citroën negro en el que habían venido. Esa misma noche miles de franceses se autoconvocaron en las principales ciudades del país para condenar el atentado. El presidente François Hollande se acercó a la sede de la masacre para solidarizarse con las víctimas y convocó a toda la población, para el domingo siguiente, a una marcha masiva a la Plaza de la República en París en defensa de la libertad de expresión y de los valores republicanos del pueblo francés. Mientras miles de policías buscaban a los terroristas, identificados como los hermanos Said y Cherif Kouachi, un tercer terrorista de origen musulmán, Amedy Coulibaly irrumpía en un mercado Kosher, asesinaba a cuatro clientes judíos y hería a otros. El atacante fue abatido por los efectivos que custodiaban el lugar. Casi simultáneamente, el 9 de enero, los hermanos Kouachi fueron ultimados por la policía a pocos kilómetros al norte de París, lo que puso fin a tres días de terror y angustia para Francia y para la Unión Europea. Al-Qaeda se atribuyó la autoría del ataque a Charlie Hebdo, mientras que el terrorista Coulibaly se proclamó miembro del Estado islámico. Efectivamente, el domingo 11 de enero un millón y medio de manifestantes, presididos por el presidente de Francia François Hollande y por unos cincuenta líderes teseopress.com 89 90 • Reflexiones sobre la paz políticos de toda Europa, colmaron la Plaza de la República en París, mientras otros millones de manifestantes marcharon en las principales ciudades de la Unión Europea y del mundo entero para protestar contra los ataques del autodenominado “Estado Islámico” o “Ejército Islámico” (EI). Inesperadamente, la respuesta de los terroristas a esta condena generalizada y categórica fue iniciar una interminable cadena de ataques sorpresivos en diversas partes de Europa: en Finlandia, en Bélgica, en Francia, en Alemania, en España, en Inglaterra, etc. Sin embargo, sería un error pensar que estos ataques son el preludio de un enfrentamiento entre Oriente y Occidente, o entre el islam y el cristianismo. Es verdad que algunas organizaciones islámicas interpretan la Guerra Santa (yihad) como una lucha armada para imponer el islam en el mundo. Pero la inmensa mayoría de los musulmanes (un 80%) entienden la yihad no como una guerra santa contra los “infieles”, sino como una lucha interior del propio creyente musulmán en el “camino de Aláh”. Los hechos que marcaron un cambio radical en el mundo, después de terminada la Guerra Fría, fueron el sorpresivo atentado terrorista contra las “torres gemelas” de Nueva York y el Pentágono de Washington, el 11 de setiembre de 2001, y la apresurada reacción y sucesivos errores políticos del entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush; en particular, la inconsulta y unilateral invasión a Irak, la destitución y condena a muerte de su presidente Sadam Husein y la declaración de guerra a los supuestos “integrantes del eje del mal”. Esta injustificada declaración de guerra del presidente Bush (h) exacerbó aún más la violencia de los terroristas, que encontraron en la Unión Europea un campo propicio para sus objetivos de venganza. En efecto, muchos jóvenes europeos de origen musulmán, cuyos padres o abuelos habían inmigrado a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, nunca terminaron de asimilarse a la cultura europea, y siguen viviendo en los barrios marginales de las grandes ciudades, con pocas posibilidades de dar un salto cualitativo en su vida. Estos jóvenes teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 91 de origen musulmán, nacidos y educados en Europa pero que nunca se sintieron integrados a la cultura europea, fueron el instrumento ideal utilizado por los terroristas para cometer sus crímenes. Por eso, apenas ocurrieron los primeros actos de violencia en París, el gobierno francés anunció la implementación de importantes decisiones políticas tendientes a acelerar la integración. En efecto, el primer ministro Villepin reconoció que para superar la crisis provocada por la violencia terrorista, era necesario que la igualdad de oportunidades fuese una realidad para todos. Por lo cual, como primera medida, el gobierno sancionaría con fuertes multas a quienes realicen actos de discriminación; además se facilitaría la igualdad de oportunidades para todos, tanto a nivel trabajo como educación, para lo cual habría exenciones fiscales para las empresas que invirtieran en los suburbios pobres. Además, los jóvenes con dificultades de aprendizaje recibirían especial apoyo, y si lo deseaban, desde los 14 años podrían optar por aprender un oficio a cargo del Estado. En Alemania, donde viven más de siete millones de extranjeros, había resultado posible su integración y crecimiento económico (a pesar de las dificultades inherentes a un mercado fluctuante) porque el Estado alemán pagaba un seguro de desempleo de 400 euros mensuales a todo residente desocupado. Por eso el comisionado alemán para la migración y los refugiados, comentando los sucesos de París, pudo afirmar: “los inmigrantes en Alemania no quieren quemar autos, sino manejarlos”. Pero estas medidas nacionales, que son necesarias para resolver los problemas locales, son insuficientes para resolver los problemas institucionales y la actual crisis global de la Unión Europa. Es decir que, a pesar de los espectaculares progresos realizados a favor de la integración política y económica de los 28 países del bloque y la vigencia del euro, quedan aún por resolver muchos problemas, algunos de ellos agravados sin duda por la actual crisis mundial. teseopress.com 92 • Reflexiones sobre la paz Quizás el problema más importante que sacude los cimientos de la UE, en opinión de muchos expertos, es la ausencia de un liderazgo político que sea capaz de reavivar la ilusión y la fe en el sueño europeo. Europa necesita urgentemente la democratización de sus instituciones. Por ejemplo, los 28 miembros del Consejo de la Unión y los 28 Comisarios de la Comisión Europea no son elegidos por la ciudadanía, sino designados por sus respectivos gobiernos de cada país. La única institución elegida democráticamente es el Parlamento europeo, que carece de autoridad para legislar. En efecto, para aprobar sus directivas o normas debe someterlas a la supervisión del Consejo Europeo. La democratización de la Unión Europea, con un gobierno y un Parlamento con autoridad, elegidos por los ciudadanos de todos los países miembros, daría más estabilidad y mayor integración al bloque por contar con autoridades legitimadas por el voto popular y con instituciones afines al sentir mayoritario del electorado. Como escribió Gianni Vattimo (2008: 200-202), después de haber sido miembro del Parlamento europeo durante cinco años: el parlamentario europeo es alguien que no cuenta nada políticamente […] Si Europa hubiera devenido un verdadero sujeto político, un Estado, aunque federal, podríamos decir que habíamos salido de la prehistoria, porque por primera vez un Estado nuevo habría nacido no de una guerra, sino por voluntad de los ciudadanos. Pero no nació. De hecho, la UE no ha encontrado aún la fórmula para transformarse en un gran Estado: los “Estados Unidos de Europa”. Otro problema de vital importancia para la UE es el demográfico. Europa está envejeciendo rápidamente, no solo porque ha aumentado la expectativa de vida de la población, sino fundamentalmente porque ha descendido dramáticamente la tasa de natalidad desde hace aproximadamente treinta años. Ahora bien, para revertir esta tendenteseopress.com Reflexiones sobre la paz • 93 cia poblacional, la UE debería implementar a corto plazo, políticas públicas de inmigración, y, a mediano y largo plazo, políticas que incentiven la natalidad. La enorme crisis de refugiados que huyen de la guerra, el hambre y la miseria no ha sido bien aprovechada por la Unión Europea para elaborar y poner en práctica una política de inmigración amplia y coherente con los valores humanitarios de la nueva Europa. El problema de los refugiados en el mundo, según Naciones Unidas, se ha transformado hoy en una verdadera tragedia para toda la humanidad. Pero esta tragedia se ha manifestado recientemente con características nunca imaginadas en Europa, cuando los gobiernos de Italia y Malta se negaron a recibir como refugiados a 630 migrantes provenientes del norte de África. Afortunadamente, después de navegar varios días sin rumbo por el Mediterráneo, lograron desembarcar en Valencia. Sin embargo, el gobierno español envió un serio mensaje a Marruecos exigiéndole que “controle sus costas”, como antes lo había hecho el gobierno de Italia aludiendo a las “mafias que lucran con la inmigración ilegal”. Sin embargo, pareciera que la UE está encontrando una solución consensuada entre sus miembros con la propuesta de crear centros de acogida de refugiados tanto en Europa como en otros países del norte de África. Estos centros ayudarían a descomprimir la presión de los migrantes sobre las fronteras europeas, y contribuirían a la identificación y preparación de los futuros migrantes para un ingreso seguro y ordenado en la UE. De esta manera se evitarían también los frecuentes y trágicos naufragios en el Mediterráneo. Hay otros problemas pendientes que se refieren al pleno empleo y a una mayor inversión en investigación y desarrollo, agravados ambos, sin duda, por la actual crisis económica. Pero el problema último en el tiempo que se le planteó a la UE fue el desmembramiento del Reino Unido (Brexit), debido al referéndum del 23 de junio de 2017, en que un ajustado 51,9% votó en contra de la permanencia en el bloque. En un principio pudo parecer un rudo golpe para Europa. Pero como afirma Aldecoa Luzárraga (2017: 34), teseopress.com 94 • Reflexiones sobre la paz El Brexit significó un gran problema para el Reino Unido […] En el caso de la UE el Brexit no amenaza su existencia […] La construcción europea nació y se desarrolló sin el Reino Unido; y durante sus cuarenta y cuatro años de pertenencia a la Unión Europea éste ha dificultado su funcionamiento y especialmente su profundización. De hecho, el Reino Unido se opuso sistemáticamente a la construcción de una economía social de mercado y, sobre todo, a la integración de una Europa Federal. Es verdad que con la salida del Reino Unido, la UE perdería población y riqueza, y dejaría de ser miembro en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero se fortalecería internamente porque ganaría en unidad, coherencia y libertad de acción para desarrollar su modelo político. Ahora bien, aunque el modelo de la Unión Europea, en estos últimos decenios, está atravesando una grave crisis institucional, hay que recordar que una de las caras de toda crisis es la oportunidad para el cambio y el crecimiento. La situación conflictiva y agónica que vive hoy la Unión es propia de una “Europa joven”, en expansión, que está proponiéndose –y proponiendo a toda la humanidad– un sueño nuevo, capaz de dar respuesta a los desafíos del siglo XXI: una utopía sin excluidos y con justicia para todos. Por eso, vale la pena –en especial frente al fracaso del conflicto creado desde el atentado terrorista contra las torres gemelas– mirar el futuro con ojos esperanzados. Vale la pena soñar que la convivencia pluralista es posible en un mundo con igualdad y libertad para todos; que los valores éticos pueden superar los fundamentalismos y sobreponerse a las ambiciones personales o de grupo, y que la paz mundial y el bienestar de toda la humanidad algún día podrán ser los objetivos de la política y las relaciones internacionales. La vigencia del sueño europeo contribuirá, sin duda, a que la utopía sea posible. teseopress.com Reflexiones sobre la paz • 95 Muchos creemos que la Unión Europea, con sus avances y retrocesos, puede servir de “modelo” para crear en el mundo una nueva cultura de paz. La política exterior europea se fundamenta en la difusión de la paz y la inclusión, más que en la acumulación de poder […] No es la fuerza de las armas, sino la capacidad negociadora, y la apertura al diálogo […] lo que constituye la característica de este nuevo tipo de superpotencia (Rifkin, 2004). En efecto, la política de defensa y seguridad de la Unión Europea se orienta por caminos distintos de los que caracterizaban la defensa y seguridad en un pasado reciente y, por supuesto, muy lejos del nuevo concepto de “guerra preventiva” introducido por el presidente Bush (h). Ni siquiera se trata de la defensa territorial basada en la vieja idea del Estado-nación, sino de una nueva idea “transnacional” del mantenimiento de la paz, de intervención humanitaria y, sobre todo, de la “utilización del apoyo económico” como el mejor instrumento de la política exterior para lograr la armonía y cooperación entre los pueblos. Por eso, el 10 de diciembre de 2012, el Comité Internacional Noruego que otorga el Premio Nobel de la Paz, lo entregó a la Unión Europea “por haber contribuido, a lo largo de seis décadas, al avance por la obtención de la paz y la reconciliación, democracia y derechos humanos en Europa”. Sin embargo, la Unión Europea que ha logrado sellar la “paz negativa”, es decir, “nunca más la guerra entre los países de la Unión”, necesita todavía consolidar la paz “positiva o estructural”. De hecho, la defensa de la “paz estructural” que propone la ONU sigue siendo un objetivo lejano, no solo para Europa, sino para toda la humanidad, una utopía, como la isla imaginaria de Tomás Moro, sede de una vida social y política ideal. teseopress.com 96 • Reflexiones sobre la paz Etimológicamente, “utopía” significa “no-lugar”, o lugar inexistente, ideal. Lo cual no quiere decir que la utopía sea algo inaccesible o imposible. Para Tomás Moro, la comparación de las pautas de la sociedad real en la cual vivimos con las pautas de “Utopía” debiera servir de energía positiva o impulso interior para acercarnos más y más al ideal: es decir, a un mundo con eudaimonía que, según la filosofía de Aristóteles, es la fuente de la verdadera felicidad. El sentido ético alcanzado por la humanidad a través de los siglos y las lecciones aprendidas en las páginas de la historia universal nos sugieren que la utopía de la paz propuesta por Naciones Unidas, y que –como acabamos de exponerlo en el capítulo anterior– está de alguna manera expresada en el modelo social de la Unión Europea, es una meta difícil, siempre inacabada, pero no por eso imposible. Como decíamos en el capítulo de las investigaciones sobre la paz, citando a Galtung, lo que se contrapone a la paz no es la guerra sino la violencia, y en particular la violencia estructural o indirecta. Ahora bien, esta violencia es la más difícil de erradicar, porque al estar encarnada en las estructuras sociales y en la cultura dentro de la cual hemos sido socializados, forma parte de nuestra personalidad. Solo cuando la utopía de la paz estructural sea adoptada como el “modelo social” para la verdadera “patria grande” que es nuestro mundo globalizado, las estructuras sociales de todas las naciones comenzarán a ser cada vez más justas y equitativas, más democráticas e inclusivas, más pacíficas y eudemónicas, es decir, plenas de felicidad. teseopress.com Referencias bibliográficas Aldecoa Luzárraga, F. (2017), “Relevancia del Brexit, problema y oportunidad para la Unión Europea y su política exterior”, La Albolafia, Revista de Humanidades y Cultura, Madrid. Battro, A. M. (1984), “Educar para la paz”, en Hacia una Argentina posible, Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Beck, U. (2012), Una Europa alemana, Paidós, Barcelona, Buenos Aires, México. Berghe, P. L. van den (1963), “Dialectic and functionalism: Toward a theoretical synthesis”, American Sociological Review, Oct., 695-705. Boff, L. (2001), Ética planetaria desde el gran sur, Trotta, Madrid. Bovet, P. 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