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RESUMEN - SUCESIONES - SOLARI SOLARI 3er PARCIAL (30 HOJAS)

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Unidad 16: Derecho Sucesorio
Suceder: Acción y efecto de seguir o continuar en una situación. La sucesión es la continuación de alguien o algo en
lugar de otra persona o cosa. El derecho de una persona se transmite a otra de modo que sustituye aquel en una
relación jurídica de la que era titular. El sucesor se coloca en la misma posición jurídica que el transmitente, ni mejor
ni peor.
Concepto: Art. 399 Nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el que tiene, sin perjuicio de
las excepciones legalmente dispuestas.
Sucesión por causa de muerte: Muerte, apertura y transmisión:
Hay sucesión particular o singular cuando se transmita uno o varios derechos determinados (puede ser entre vivos
como una venta o donación, o por causa de muerte como el legado de cosa cierta o lo dispuesto en un testamento.
Sucesores: Art. 400 Sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de otro; sucesor
singular el que recibe un derecho en particular.
Causa fuente de la transmisión: Entre vivos o mortis causa. Sucesión entre vivos se da mediante la transmisión de un
derecho mediante actos jurídicos celebrados entre personas vivas, como una venta, donación y cesión. Mortis causa
será cuando el hecho jurídico necesario y determinante de la transmisión sea la muerte de su titular.
Apertura de la sucesión: Art. 2277 La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la
transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la
ley. Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se
defiere por la ley. La herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que
no se extinguen por su fallecimiento.
SUJETO: Muerte real o presunta de una persona sobre sus titularidades patrimoniales.
CAUSA: Muerte real o presunta, es hecho jurídico que provoca la transmisión patrimonial.
EFECTO: La muerte causa la apertura de la sucesión y la transmisión de su herencia ya que el patrimonio del
causante queda sin sujeto que las titularice.
HEREDEROS: Personas llamadas a sucederle, la ley determina quienes son los sucesores.
Fuentes del llamamiento: La ley y el testamento.
La fuente del llamamiento o de la vocación sucesoria es por el testamente o por la ley. El llamamiento puede
provenir de la ley o de la voluntad del testador (origina sucesión ab intestato o testamentaria).
La herencia:
La herencia es el objeto y comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su
fallecimiento (Art. 2277). Son transmisibles todos los derechos y obligaciones que la muerte de su titular no
extingue. Derechos personalísimos como la intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o identidad se
extinguen con la muerte y no son transmisibles. Las acciones filiatorias son esencialmente personales. Pero como el
resultado de las mismas incide en el estado filial y en forma directa en la vocación sucesoria, se encuentran
legitimados (activa y pasivamente) los herederos de quien pretenda determinar su filiación (acciones de reclamación
de filiación) o impugnar una filiación ya determinada (acciones de impugnación). El ejercicio del cargo de tutor o
curador es personal y se extingue por muerte, pero la obligación de rendir cuentas se transmite a sus herederos.
De acuerdo a las dos fuentes de llamamiento se diferencian a su vez tres clases de sucesiones:
•
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Si el llamamiento proviene de la ley la sucesión será legítima o intestada.
Si el llamamiento proviene de la voluntad será testamentaria cuando se trate de la voluntad unilateral del
causante.
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•
O será contractual cuando se origine en un acuerdo de voluntades por el cual una persona se obliga a
transmitir a otro todo o parte de su patrimonio al momento de su fallecimiento.
Sucesores universales: Art. 1024 Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o
que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por
una cláusula del contrato o la ley.
Derechos y obligaciones vinculados al llamamiento hereditario son transmisibles por disposición legal como:
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•
•
ejercer el derecho de opción de aceptar o renunciar a la herencia,
responder por las cargas de la herencia,
pagar legados,
asegurar la conservación de los bienes.
En cuanto a derechos reales son transmisibles el:
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Dominio
Condominio
Servidumbres reales
Hipoteca
Prenda
Anticresis
Posesión
Usucapión
Acciones posesorias y petitorias
La intransmisibilidad de derechos reales por fallecimiento:
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Usufructo
Uso y derecho de habitación
Servidumbre personal
Hay derechos y obligaciones que nacen como consecuencia de la muerte del causante y en beneficio de sus
herederos, siendo derecho propio de los beneficiarios:
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Pensiones
Seguro de vida
Indemnizaciones por accidentes de trabajo
Derecho real de habitación del cónyuge supérstite y del conviviente
Indemnización por daño no patrimonial provocado a algunos familiares por la muerte derivada de un hecho
ilícito contra el causante.
Sucesores mortis causa: Herederos y legatarios:
El sucesor mortis causa es aquel al que se transmite todo o parte de una herencia y su llamamiento puede provenir
de la ley o de testamento válido.
Heredero y legatario: Art. 2278 Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o una
parte indivisa de la herencia; legatario, al que recibe un bien particular o un conjunto de ellos.
Herederos es la persona que es llamada por ley o por testamento para que continúe la esfera patrimonial en la
misma posición jurídica del causante.
El legatario recibe un bien determinado o un conjunto de ellos y no tiene derecho sobre los otros bienes que
componen la herencia. Esto significa que, aunque falten otros llamados a suceder al causante, el legatario no acrece
por sobre el bien legado, salvo que el testador hubiera dispuesto lo contrario. En cuanto a las deudas, solo es
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responsable hasta el valor que recibe y nunca responderá con sus propios bienes. Los acreedores del causante
tienen acción contra los legatarios hasta el valor de lo que reciben, caduca al año contado desde el día en que
cobraron sus legados. Tiene derecho al cobro de la herencia con preferencia a los acreedores de los herederos.
En lo referente al heredero en cuotas tiene derecho a recibir la fracción de la herencia que le asignó el testador pero
no tienen vocación al todo de la herencia. Puede suceder que el testador haya dispuesto que en caso de que no
puedan cumplirse otras disposiciones testamentarias, acrecerá la porción del heredero de cuota. La responsabilidad
por las deudas del causante y por las cargas hereditarias se limita a los bienes que recibe o a su valor en caso de
haber sido enajenados.
Personas que pueden suceder: Art. 2279
a) las personas humanas existentes al momento de su muerte;
b) las concebidas en ese momento que nazcan con vida;
c) las nacidas después de su muerte mediante TRHA, con los requisitos previstos en el artículo 561;
d) las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas por su testamento.
Situación de los herederos: Art. 2280 Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y
acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por
sucesión, y continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor. Si están instituidos
bajo condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de la condición,
sin perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden. En principio, responden por
las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en caso de haber sido
enajenados. Excepcionalmente responderá con sus propios bienes por las deudas del
causante y por las cargas de la herencia si:
I.
No hace el inventario en el plazo de 3 meses desde que los acreedores o legatarios lo
intiman judicialmente a su realización.
II.
Oculta fraudulentamente los bienes de la sucesión omitiendo su inclusión en el
inventario.
III.
Exagera dolosamente el pasivo sucesorio.
IV.
Enajena bienes de la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el precio
obtenido ingrese a la masa. (2321)
Unidad 17: Vocación sucesoria
Es el llamamiento a la herencia que surgía del parentesco o la voluntad del testador. Es un derecho concreto
respecto de una determinada sucesión y que requiere la existencia de capacidad. La transmisión se produce del
causante a las personas llamadas a sucederle (sucesores). Este llamamiento puede ser testamentario o legal y
también puede ser universal o particular. Un heredero llamado a suceder, titular de vocación hereditaria, no está
obligado a aceptar, transformarse heredero y sucesor o sea, ser titular de herencia. Este derecho se lo llama de
opción y posibilita elegir entre aceptar o no una herencia. Es obligatorio llamar al heredero pero no es obligatorio
aceptar ser heredero. La titularidad de la herencia se adquiere con la aceptación. La vocación sucesoria debe ser
eficaz.
Hay dos fuentes de la vocación sucesoria: la legítima y la testamentaria. En el primero el llamamiento puede ser
imperativo o supletorio, la ley determina los miembros de la familia que son llamados a suceder al causante, en el
orden y con el alcance establecidos en el código. Pueden coexistir los llamamientos legales y testimoniales. La
vocación puede ser actual o eventual: el orden de prelación en el llamamiento hereditario y la extensión del
llamamiento y derecho de acrecer.
El llamamiento hereditario está organizado una sucesión de órdenes con grado de prelación: en primero orden están
los descendientes, luego los ascendientes y en ambos casos concurre el cónyuge. El tercer grado es el de parientes
colaterales hasta cuarto grado. Cada orden excluye al siguiente. Dentro de cada orden, el pariente más cercano en
grado excluye al más remoto, salvo que se ejerza el derecho de representación. El llamamiento es simultáneo a
todos los sucesores, a todos los órdenes y desde la muerte del causante. Solo tienen vocación actual los que estén
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en primer grado y eventual los de órdenes ulteriores.
En la vocación actual se atribuye la universalidad de bienes y el eventual refiere a las posibilidades del ejercicio de
derecho de acrecer en función de la universalidad del título. Es decir cuando hay una herencia que le corresponde a
dos o más personas, cada una tiene vocación actual a la porción que surge de la concurrencia, pero también tiene
vocación eventual a la totalidad de la herencia en caso de que una de las personas llamados no quieran o no puedan
aceptarla.
E.g.: Se muere María y tiene dos hijos, Juan y Pedro. A cada uno le corresponde la mitad del haber hereditario
porque la madre no dejo testamento. Juan decide no aceptar la herencia y no tiene descendientes. Pedro acrece en
función de su vocación actual y recibe todo íntegramente.
Requisitos para ser sucesor:
o Persona debe existir al momento de la muerte
o Llamamiento debe subsistir cuando la sucesión se abre
o Vocación sucesoria no se encuentre contrariada por decisión del sucesor, por sentencia judicial o por
disposición legal
Capacidad
Es el conjunto de requisitos que la ley exige para que una persona pueda ser sujeto pasivo de una transmisión por
causa de muerte. La aptitud que posibilita ser sucesor de un difunto y titulariza toda persona visible o jurídica.
Refiere a existencia de la persona al momento del fallecimiento del causante. Para ser sujeto pasivo de la
transmisión hereditaria se requiere existir al momento de la muerte del causante y ser titular de vocación sucesoria
(y que la misma no este contrariada). Ante la muerte del causante la transmisión opera de forma automática,
aunque el heredero ignore la apertura de la sucesión y su llamamiento a la herencia. En principio debe existir al
momento de la muerte del causante, aunque hay dos excepciones:
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•
Nacidos con posterioridad a la muerte (concebidos de forma natural o con técnicas de reproducción humana
asistida), siempre que nazcan con vida.
Fundaciones que se crean por voluntad del causante, expresado en el testamento (causante manda a
crearlas).
Personas por nacer son sucesores. Si la persona que tiene vocación hereditaria muere, su representante legar puede
ejercer los derechos correspondientes a su calidad de heredero siempre y cuando nazca con vida. La muerte antes
del nacimiento opera como causal de extinción retroactiva de todos los derechos. Es una condición resolutoria el
nacimiento con vida con respecto a la aptitud para suceder.
En cuanto a las personas jurídicas también deben existir al momento de la muerte del causante, salvo que mandare
a crear en su testamento.
Inhabilidad para suceder por testamento: Art. 2482 No pueden suceder por testamento:
a) los tutores y curadores a sus pupilos, si éstos mueren durante la tutela o curatela o antes de ser aprobadas las
cuentas definitivas de la administración;
b) el escribano y los testigos ante quienes se haya otorgado el testamento, por el acto en el cual han intervenido;
c) los ministros de cualquier culto y los líderes o conductores espirituales que hayan asistido al causante en su última
enfermedad.
Causas de exclusión de la vocación sucesoria:
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Voluntad del sucesible: Estar llamado a suceder no implica en principio que esté obligado a suceder. El
propio heredero puede manifestar de forma expresa de no recibir la herencia a través de la renuncia. La
misma provoca la exclusión total del llamado.
− Sentencia judicial: Causales de indignidad que afecta la vocación hereditaria en la sucesión donde se lo
declare indigno y no en otras sucesiones.
− Matrimonio “in extremis”: Art. 2436 La sucesión del cónyuge no tiene lugar si el causante muere dentro de
los treinta días de contraído el matrimonio a consecuencia de enfermedad existente en el momento de la
celebración, conocida por el supérstite, y de desenlace fatal previsible, excepto que el matrimonio sea
precedido de una unión convivencial.
− Disposición legal: Art. 2437 Los supuestos de divorcio, separación de hecho sin voluntad de unirse y el cese
de convivencia en el matrimonio resultante de una decisión judicial constituyen situaciones que excluyen el
derecho hereditario. Comprende todos los casos en que los cónyuges se encuentran separados
personalmente por sentencia firme dentro del tramo de vigencia de la ley 23515 o divorciados no
vincularmente bajo la ley 2393. Por lo tanto, pierden la vocación hereditaria los cónyuges divorciados
vincularmente o no, a partir de la vigencia del código unificado.
La causal de exclusión implica que si los cónyuges se encuentran en esa situación al momento del deceso de uno de
ellos, el otro queda excluido, sin importar la causa que provocó la separación.
Análisis de las causas de exclusión:
a) Matrimonio «in extremis»: Regulado por el art. 2436 del CCCN. Se presume que se ha celebrado el matrimonio
con la intención de heredar cuando un cónyuge se encontraba enfermo al tiempo de casarse de una afección
que hacía prever la proximidad del fallecimiento y éste ocurre dentro de los 30 días de las nupcias y el otro tenía
conocimiento de esta situación; por ello queda contrariada la vocación hereditaria y se ocasiona la exclusión del
cónyuge supérstite. La ignorancia de la enfermedad por parte del cónyuge supérstite o que aquella no hiciera
suponer que tenía una gravedad tal que podía ocasionar la muerte inmediata desvirtúan que el matrimonio se
hubiera contraído para heredar. Lo mismo sucede cuando se ha mantenido con anterioridad una unión
convivencial porque la vida en común durante por lo menos dos años que se exigen para que ésta se configure
descarta que hubiera existido un matrimonio para quedar el cónyuge como heredero.
b) Divorcio: La exclusión de la vocación sucesoria también opera por disposición legal en el caso de divorcio de los
cónyuges. La sustancial reforma que se ha hecho en esta materia al eliminar la separación personal y al imponer
como única forma de obtener el divorcio la voluntad unilateral o conjunta de los cónyuges, sin posibilidad de
analizar la culpabilidad ni requerir plazos ni condiciones para el matrimonio y la separación de hecho, ha
repercutido también en cuanto a la exclusión de la vocación sucesoria conyugal. La sola sentencia de divorcio
provoca que los cónyuges no se hereden entre sí, tal como resulta del art. 2437 del CCCN en su parte pertinente.
c) La separación de hecho: En la redacción original del Código Civil derogado, la sola separación de hecho
provocaba la exclusión hereditaria conyugal; más adelante se incorporó la posibilidad de alegar que uno de los
cónyuges no había sido culpable de la separación de hecho y por tal motivo conservaba la posibilidad de heredar
al otro. Esta situación provocó discrepancias doctrinarias y jurisprudenciales que motivaron el fallo plenario
"Mauri de Mauri" y a pesar de eso, siguieron las interpretaciones encontradas respecto de la carga de la prueba
sobre la culpabilidad o inocencia en la separación de hecho. Ahora la parte que concierne a este punto del art.
2437 del CCCN establece: "... la separación de hecho sin voluntad de unirse excluyen el derecho hereditario
entre cónyuges". Es sabido que la separación de hecho se concreta con el cese de la vida en común y que la falta
de voluntad de unirse que menciona la norma se concreta cuando al menos uno de los cónyuges no desea
continuar con la convivencia. La legislación actual ha retornado a la redacción original, ya que al haber eliminado
la posibilidad de declarar la responsabilidad de uno de los cónyuges en el cese de la vida en común, no será
posible pretender que se mantenga la vocación hereditaria. Esto significa, entonces, que cualquiera haya sido la
causa por la que dejaron de convivir, ninguno de los cónyuges heredará al otro. Es muy probable que esta
situación, en algunos casos de absoluta injusticia para uno de ellos, provoque el cuestionamiento de la norma
basándose en una eventual inconstitucionalidad o bien en el ejercicio abusivo del derecho por parte de quien
pretende la exclusión hereditaria. Si uno de los cónyuges se ha visto obligado a dejar de convivir porque era
víctima de violencia, malos tratos, abusos y cualquier otro comportamiento que afectara su integridad física,
mental o su dignidad como persona, igualmente perdería por aplicación de la norma en cuestión su vocación
hereditaria.
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d) Decisión judicial que pone fin a la convivencia: Otra de las situaciones que contempla el art. 2437 del CCCN es el
cese de la vida en común originado en una resolución judicial. Esta solución es de una gravedad inédita porque
alude ya no a la separación decidida por uno de los cónyuges sino a aquella que ha tenido un amparo judicial.
Para ejemplificar el alcance de la norma. Un cónyuge es víctima de violencia, recurre a la justicia y ésta ordena la
exclusión del hogar del agresor como una forma de evitar la continuación de los ataques y a consecuencia de
esta decisión quien los ha sufrido pierde la vocación hereditaria. Otra situación igualmente válida puede tener
lugar cuando un cónyuge es condenado a prisión y resulta que como consecuencia de esa decisión judicial el otro
cónyuge pierde su vocación hereditaria. Las normas jurídicas deben respetar valores aceptados por la sociedad,
pues, de lo contrario, provocan situaciones de injusticia notoria como las que se acaban de puntualizar. El
artículo mencionado no admite matices, ya que no posibilita que se analice la conducta de los cónyuges que
pudo haber motivado la decisión judicial por la cual se ha dejado de convivir. Esta disposición afecta derechos
personales como la integridad del individuo y su dignidad que se encuentran amparados por la Constitución
Nacional y cabe el planteo judicial para que sea declarada su inconstitucionalidad. No es posible que como
consecuencia de la decisión judicial que protege a un cónyuge resulte la pérdida de la vocación hereditaria.
e) Situación de los separados personalmente que conservaban la vocación hereditaria: En la legislación anterior,
el cónyuge inocente de la separación personal o el enfermo también separado personalmente, conservaban la
vocación hereditaria respecto del otro cónyuge. Al derogarse el Código Civil anterior, no se ha previsto en
normas transitorias la situación en fa que quedan estas personas. En la primera norma complementaria del art.
8° de la ley 26.994 por la que se sancionó el CCCN, se ha previsto la posibilidad de convertir la sentencia de
separación personal en divorcio, pero nada se ha expresado sobre los derechos que mantenían quienes no
pretenden obtener el divorcio. La solución debe buscarse en el art. 7° en tanto establece que: "A partir de su
entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes
Como la vocación hereditaria es un derecho en expectativa que se concretará en el momento de la muerte,
nadie puede pretender un derecho definitivamente adquirido hasta ese instante. Por esta razón, la derogación
de las normas que le reconocían la vocación hereditaria al cónyuge inocente o al enfermo en caso de separación
personal, ha significado una modificación de su derecho a heredar, ya que la nueva norma no lo ha contemplado
en forma expresa. Se trata, entonces, de una situación jurídica existente al tiempo de entrar a regir el CCCN y,
por ello, entiendo que carecerán a partir de ese momento de la posibilidad de heredar que le reconocía la ley
anterior.
f)
Matrimonio extranjero ineficaz en el país: La validez de un matrimonio contraído en el extranjero se rige, en
principio, por el derecho del lugar de la celebración, conforme resulta del art. 2622 del CCCN en su parte
pertinente. Sin embargo, es posible sostener, manteniendo la legislación anterior, que si el matrimonio
extranjero se ha celebrado con alguno de los impedimentos dirimentes que reconoce la ley argentina, no podría
producir efectos dentro del país porque se está afectando el orden público internacional. Si hubo impedimentos
entre los aportantes de los gametos y la persona nacida como consecuencia de las TRHA o si medió el
parentesco en línea recta en todos los grados, el parentesco entre hermanos bilaterales o unilaterales, en estos
casos cualquiera que sea el origen del vínculo, la afinidad en línea recta en todos los grados, el matrimonio
anterior mientras subsista o haber sido condenado como autor, cómplice o instigador del homicidio doloso de
uno de los cónyuges, se podrá negar la eficacia territorial de ese matrimonio extranjero. En consecuencia, si se
pretendiera reclamar la vocación hereditaria por parte del cónyuge supérstite de un matrimonio extranjero
celebrado existiendo estos impedimentos, el juez argentino puede negar su eficacia y rechazar la pretensión
hereditaria.
g) Causas que limitan la vocación sucesoria testamentaria: A diferencia de los casos analizados en los apartados
precedentes, en el Código existirían supuestos en que la vocación hereditaria resulta contrariada en forma
parcial, o más precisamente, se afecta la vocación sucesoria testamentaria. Esto quiere decir que si una persona
se encuentra imposibilitada de heredar teniendo en cuenta el llamamiento testamentario, esta situación no le
impide que pueda ser llamado por la ley a recibir esa herencia. La razón que justifica estas restricciones
testamentarias se encuentra en que, al tratarse de personas que mantienen una vinculación especial con el
testador, pueden influir sobre las disposiciones que adopte, torciendo su libre voluntad de expresión. El art.
2482 del CCCN contempla esta situación. En el caso del inc. a) (tutores y curadores antes de ser aprobadas las
cuentas definitivas de la administración) se trata de una limitación temporal de la vocación sucesoria porque
podría heredar luego de finalizada la tutela o curatela o de aprobadas las cuentas definitivas de la
administración. Mientras esto no ocurra la norma presupone una injerencia indebida en la voluntad del testador
que impide reconocerle eficacia a las disposiciones hechas a favor del tutor o del curador. Sin perjuicio de lo
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expuesto, cabe consignar que es poco probable que suceda el caso respecto del tutor porque coincide la plena
capacidad civil a los 18 años con la edad a partir de la cual se puede otorgar un testamento válido. La limitación
al escribano y los testigos que intervienen en el testamento es razonable porqué pueden haber incidido en la
decisión de hacer disposiciones a su favor. En la legislación anterior, la exclusión se refería al confesor de la
última enfermedad, a los parientes hasta el cuarto grado ya la iglesia salvo la parroquia del testador y también al
ministro protestante. Ahora se ha ampliado notablemente la mención de los afectados por la imposibilidad de
heredar por vía testamentaria, ya que incluye no sólo a los ministros de cualquier culto sino también a los líderes
o conductores espirituales que lo han asistido en la última enfermedad. Es de remarcar que se ha eliminado la
prohibición de que las iglesias sean las beneficiarias de esa disposición testamentaria, lo que puede resultar
disvalioso por la influencia que los ministros a líderes espirituales pueden haber ejercido en tal sentido.
Finalmente, se prohíbe la interposición de personas para eludir la limitación anterior, tal como lo dispone el art.
2483 del CCCN. A la luz de esta norma queda totalmente vedada la posibilidad de eludir la prohibición de recibir
por testamento mediante la interposición de otra persona; es decir, designar a un posible beneficiario cuando en
realidad el destinatario final de esa disposición es alguien que se encuentra incapacitado para recibir por
testamento. Se establece la presunción iuris et de jure cuando la disposición se ha efectuado a favor de
ascendientes, descendientes, cónyuge o conviviente de quien se encuentra impedido de suceder por vía
testamentaria. Esta interposición debe ser probada judicialmente y para ello podrá recurrirse a cualquier medio
de los autorizados por las normas procesales. Si las personas que no pueden recibir por testamento se
encontrasen en posesión de los bienes hereditarios, el artículo en cuestión los considera poseedores de mala fe,
con las consiguientes responsabilidades que le caben.
Indignidad: Si el heredero mediante sus conductas se vuelve indigno, se contraría la vocación. Las conductas del
heredero son hechos propios que lo colocan en una incompatibilidad moral con el causante y provocan su exclusión.
La indignidad es la sanción que opera mediante sentencia judicial y a petición de los legitimados activamente en
virtud de la cual se produce la caducidad de la vocación sucesoria y hace que el declarado indigno sea excluido de la
sucesión, ya sea llamado por ley o testamento, heredero o legatario.
Es posible que el indigno reciba la herencia y puede mantenerla mientras nadie demande la declaración de
indignidad y no se dicte sentencia. En el caso de que se promueva demanda, si media perdón o posesión de la
herencia por más de 3 años la misma queda purgada.
La exclusión del indigno solo puede ser demandada después de abierta la sucesión a instancia de quien pretende los
derechos atribuidos al indigno. También se puede oponer como excepción al demandado por reducción, colación o
petición de herencia.
Causas de indignidad: Art. 2281 Son indignos de suceder:
a) Los autores, cómplices o partícipes de delito doloso contra la persona, el honor, la integridad sexual, la libertad o
la propiedad del causante, o de sus descendientes, ascendientes, cónyuge, conviviente o hermanos. Esta causa de
indignidad no se cubre por la extinción de la acción penal ni por la de la pena (Delito doloso contra la persona y
derechos del causante y sus familiares. los delitos culposos, preterintencionales o los supuestos de inimputabilidad o
error en la persona, no provocan la indignidad. No es necesaria la condena penal, basta con la prueba de que el
indigno sea imputable al hecho lesivo. Se ha ampliado notablemente el tipo de actos que encuadran esta causal, ya
que en la legislación derogada sólo se hacía referencia al delito o tentativa de homicidio. Ahora quedan cubiertos
todos los delitos contra la persona, los delitos contra el honor, la integridad sexual, la libertad y la propiedad.);
b) los que hayan maltratado gravemente al causante, u ofendido gravemente su memoria (Se contempla un accionar
directo contra la persona del fallecido o bien contra su memoria, por lo que una acción similar contra alguno de sus
familiares no permite la declaración de indignidad. No se aclara si el maltrato tiene que haber sido físico o mental
por lo que cabe concluir que ambas conductas quedan incluidas. Se lo ha calificado como grave y esto significa que
no todo comportamiento permite la exclusión hereditaria sino que tiene que haber afectado sensiblemente a la
persona del causante. Lo mismo puede decirse de la ofensa a la memoria del causante, ya sea porque se lo ha
difamado públicamente o se le ha imputado la comisión de delitos u otras conductas disvaliosas. La sanción es
razonable porque si hubo maltrato o bien si se ofendió su memoria, no es posible que su autor se beneficie
recibiendo la herencia del causante. Habrá que tener en cuenta que en el último supuesto la causa se configura
'después del fallecimiento y no en vida del causante.);
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c) los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito penado con prisión o reclusión, excepto que la
víctima del delito sea el acusador, su cónyuge o conviviente, su descendiente, ascendiente o hermano, o haya
obrado en cumplimiento de un deber legal (La norma guarda una gran similitud con la misma causa prevista
anteriormente, con la sola diferencia de la forma de individualizar el delito y de los motivos por los que a pesar del
accionar previsto no se incurre en indignidad. La conducta que puede provocar esa sanción consiste en involucrar
judicialmente al causante por un delito que tenga prevista una posible condena grave como es la prisión o la
reclusión. No importa el resultado de la acción penal; si ha mediado sobreseimiento provisional o definitivo, falta de
mérito, absolución o condena, porque la causa se configura con la acusación o denuncia. No hay indignidad cuando
el delito respecto del cual se promueve la acción penal ha tenido como víctima al propio acusador o a su cónyuge o
conviviente, su descendiente, su ascendiente o su hermano. En ese supuesto, a pesar de ser voluntaria la acusación
o la denuncia no se puede interpretar que se lo ha hecho para perjudicar al causante sino como el ejercicio de un
derecho en defensa de su integridad personal.);
d) los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante, dentro de un mes de ocurrida, excepto que antes de
ese término la justicia proceda en razón de otra denuncia o de oficio. Esta causa de indignidad no alcanza a las
personas incapaces ni con capacidad restringida, ni a los descendientes, ascendientes, cónyuge y hermanos del
homicida o de su cómplice (Lo que sanciona esta causa de indignidad es que ante el homicidio doloso del causante,
su heredero no ponga en funcionamiento el accionar de la justicia para que se investigue el hecho. Anteriormente, la
obligación de denunciar pesaba sobre el heredero mayor de edad y ahora se alude a que no alcanza la causal a los
incapaces o con capacidad restringida, por lo que recaerá este deber en las personas plenamente capaces. También
la legislación anterior se refería al heredero por lo que se entendía que el legatario no podía incurrir en esta causa,
mientras que la nueva norma en forma impersonal se refiere a los que omiten la denuncia y esto incluye tanto a
herederos corno a legatarios.);
e) los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al causante los alimentos debidos, o no lo hayan recogido
en establecimiento adecuado si no podía valerse por sí mismo (Se han fusionado, con algunas modificaciones, dos de
las disposiciones que contemplaba la legislación derogada, ya que engloba al pariente que dejaba abandonado al
causante cuando estaba demente y la obligación alimentaria respecto de los menores de edad. La nueva normativa
sanciona con la indignidad no solo al pariente sino también al cónyuge que no haya cumplido con el deber
alimentario o con la asistencia que corresponde. Debe recordarse al respecto que el deber alimentario pesa sobre
los descendientes, ascendientes, hermanos bilaterales y unilaterales, parientes por afinidad en línea recta (arts. 537
y 538, CCCN) y entre cónyuges durante la vida en común y la separación de hecho e inclusive después del divorcio
(arts. 432 y 434, CCCN. Lo relevante es que haya mediado un incumplimiento objetivo de la obligación alimentaria.
La otra conducta considerada en la norma se configura cuando el heredero no ha recogido al causante en un
establecimiento adecuado si no podía valerse por sí mismo. La conducta sancionada es el desinterés que ha tenido el
sucesible respecto del causante que no se puede valer por sí mismo, dejándolo en una situación de abandono, con el
consiguiente riesgo para su integridad física.);
f) el padre extramatrimonial que no haya reconocido voluntariamente al causante durante su menor edad (Es sabido
que existe un deber de reconocer a los hijos aunque no haya ninguna norma explícita que lo imponga. Este inciso,
en tanto sanciona al que no reconoce voluntariamente al hijo, parte de la premisa de que éste debe ser reconocido
en forma espontánea. Es evidente que el emplazamiento filial ha tenido lugar por una sentencia que lo ha impuesto
o bien cuando el reconocimiento se ha efectuado siendo ya mayor de edad el causante.);
g) el padre o la madre del causante que haya sido privado de la responsabilidad parental (Esta norma es novedosa,
ya que no existía con anterioridad y tiende a evitar que aquellos progenitores que por su inconducta fueron privados
de la responsabilidad parental puedan luego pretender heredar a su hijo. Los casos en que se puede privar a los
padres de la responsabilidad parental han sido previstos en el art. 700 del CCCN y son todos de una gravedad
incuestionable, por lo que resulta adecuado que también incurran en la consiguiente causal de indignidad. Sin
embargo, no se ha previsto el caso en que se rehabilita la responsabilidad parental como lo permite en
determinados casos el art. 701 del CCCN. Pareciera que si ello ha ocurrido ya no se podrá excluir al padre que se
encuentre en esa situación porque la rehabilitación se justifica en beneficio e interés del hijo y no podría hacerse
valer una conducta anterior que ha quedado superada para configurar la causal de indignidad.);
h) los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante para que otorgue testamento o deje de hacerlo, o lo
modifique, así como los que falsifiquen, alteren, sustraigan, oculten o sustituyan el testamento (Se ha modificado
sustancialmente la norma anterior que también procuraba resguardar la libertad para testar. Las acciones que
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configuran esta causal ahora se presentan cuando se ha inducido para que teste o se ha coartado la voluntad
impidiendo que se otorgue el testamento. En ambos supuestos se ha afectado la libre decisión respecto de la
disposición de sus bienes para después de su muerte. Sin embargo, por la privacidad en que se puede hacer o
revocar un testamento, será preciso que se acredite una conducta tan terminante que le haya impedido al causante
revocar el testamento que haya sido inducido a otorgar o bien que haya obstaculizado de una manera insalvable que
se realice un testamento. Lo mismo puede afirmarse respecto del accionar del heredero para que el testador
modifique el testamento ya hecho porque puede dejar sin efecto la modificación en forma absolutamente
reservada. Los otros comportamientos referidos a la falsificación de un testamento, su alteración, su sustracción, el
ocultamiento o la sustitución también afectan que se conozca la voluntad del causante expresada en el testamento
objeto de estas acciones. Por otra parte, deberá demostrarse que se ha incurrido en alguna de estas situaciones para
que pueda producirse la exclusión hereditaria del responsable de estas conductas, ya sea por una acción previa o
bien en la misma demanda de indignidad.);
i) los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud que permiten revocar las donaciones (La remisión que
se hace obliga a comentar las causas de revocación de las donaciones. En tal sentido, el art. 1569 del CCCN dispone
que la donación aceptada sólo pueda ser revocada por inejecución de los cargos, por ingratitud del donatario y en
caso de habérselo estipulado expresamente, por su permanencia de hijos del donante. Como el inc. i) reenvía
directamente a las causas de ingratitud hay que tomaren cuenta los supuestos que menciona el art. 1571 del CCCN:
"Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud de/ donatario en los siguientes casos: a)si el donante atenta
contra la vida de la persona del donante, su cónyuge o conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) si injuria
gravemente a las mismas personas o las afecte en su honor; c) si las priva injustamente de bienes que integran su
patrimonio; d)si rehúsa alimentos al donante. En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al
donatario le es imputable el hecho lesivo, sin necesidad de condena penal". En el primer caso, como se señaló,
permite completar los actos de tentativa que ya estaban contemplados en la legislación anterior. La conducta
prevista en el inc. b) es similar a la que resulta del art. 2281, inc. b) del CCCN y rehusar alimentos que indica el inc. d)
también ya se encuentra configurada como causal de indignidad por este mismo artículo en su inc. e). Por ello, sólo
queda como causal autónoma de indignidad que surge de la remisión a las causas de revocación de las donaciones
por ingratitud, lo previsto en el inc. c) del art. 1571del CCCN en tanto signifique una privación injusta de bienes que
integran su patrimonio.).
La indignidad no opera de pleno derecho y requiere un pronunciamiento dictado por el juez civil de la sucesión del
último domicilio del difunto. Debe iniciarse luego de la apertura de la sucesión (muerte del causante). Mientras no
sea declarada la indignidad el posible indigno ostenta la calidad de heredero, pudiendo realizar actos de disposición
sobre los bienes hereditarios.
Perdón de la indignidad: Art. 2282 El perdón del causante hace cesar la indignidad. El testamento en que se
beneficia al indigno, posterior a los hechos de indignidad, comporta el perdón, excepto que
se pruebe el desconocimiento de tales hechos por el testador.
Perdón debe estar instrumentado en un testamento con fecha posterior a los hechos configurativos de las causales
de indignidad. Es el perdón expreso. El tácito en el supuesto en que instituya heredero o legatario a quien ha
incurrido en alguna causal de indignidad.
Ejercicio de la acción: Art. 2283 La exclusión del indigno sólo puede ser demandada después de abierta la sucesión, a
instancia de quien pretende los derechos atribuidos al indigno. También puede oponerla como
excepción el demandado por reducción, colación o petición de herencia. La acción puede ser dirigida
contra los sucesores a título gratuito del indigno y contra sus sucesores particulares a título oneroso
de mala fe. Se considera de mala fe a quien conoce la existencia de la causa de indignidad.
Caducidad: Art. 2284 Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el transcurso de tres años desde la
apertura de la sucesión, y al legatario indigno por igual plazo desde la entrega del legado. Sin embargo, el
demandado por el indigno por reducción, colación o petición de herencia, puede invocar la indignidad en
todo tiempo.
Efectos: Art. 2285 Admitida judicialmente la exclusión, el indigno debe restituir los bienes recibidos, aplicándose lo
dispuesto para el poseedor de mala fe. Debe también pagar intereses de las sumas de dinero recibidas,
aunque no los haya percibido. Los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante renacen, así como
las garantías que los aseguraban.
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El indigno es equiparado al poseedor de mala fe y su obligación incluye restituir frutos y productos percibidos desde
el momento de la apertura de la sucesión como así también la restitución de aquellos que por su culpa o negligencia
dejo de percibir. En cuanto a sumas de dinero impone la obligación de pago de intereses si hubieran correspondido,
aunque no las haya percibido. Responde también por la destrucción total o parcial de lo recibido, excepto que
igualmente se hubiera producido. En cuanto a las mejoras, las de mero mantenimiento no son indemnizables. Solo
podrá reclamar el pago de las mejoras útiles pero hasta el mayor valor adquirido por la cosa mediante tales mejores.
Si el indigno enajenó bienes hereditarios está obligado a indemnizar al heredero que lo sustituye por daños y
perjuicios ocasionados. En cuanto a los descendientes del indigno, sus hijos por derecho de representación pueden
ocupar su lugar.
Casos en que tiene lugar: Art. 2429 La representación tiene lugar en caso de premoriencia, renuncia o indignidad del
ascendiente. No la impide la renuncia a la herencia del ascendiente, pero sí la indignidad en
la sucesión de éste. Se aplica también en la sucesión testamentaria, si el testador se limita a
confirmar la distribución a la herencia que resulta de la ley.
Unidad 18: Aceptación y renuncia de la herencia
Principio de prohibición de pactos sobre herencia futura:
Art. 1010 La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los derechos
hereditarios eventuales sobre objetos particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición
legal expresa.
Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la
conservación de la unidad de la gestión empresarial o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir
disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de otros legitimarios.
Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los
derechos del cónyuge, ni los derechos de terceros.
Desde la apertura a sucesión (es decir a partir de la muerte real o presunta de una persona), nace para el titular de la
vocación hereditaria la facultad de aceptar o renunciar a la herencia.
Derecho de opción:
Tiempo de la aceptación y la renuncia: Art. 2286 Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas. La
renuncia y la aceptación pueden efectuarse iniciada la apertura de la
sucesión.
Hay tres posibilidades sobre quien es llamado a la herencia:
•
Aceptar
•
Renunciar
•
No se pronuncie
Libertad de aceptar o renunciar: Art. 2287 Todo heredero puede aceptar la herencia que le es deferida o
renunciarla, pero no puede hacerlo por una parte de la herencia ni sujetar su opción
a modalidades. La aceptación parcial implica la del todo; la aceptación bajo
modalidades se tiene por no hecha.
Caducidad del derecho de opción: Art. 2288 El derecho de aceptar la herencia caduca a los diez años de la apertura
de la sucesión. El heredero que no la haya aceptado en ese plazo es tenido por
renunciante. El plazo para las personas llamadas a suceder en defecto de un
heredero preferente que acepta la herencia y luego es excluido de ésta, corre a partir
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de la exclusión.
Intimación a aceptar o renunciar: Art. 2289 Cualquier interesado puede solicitar judicialmente que el heredero sea
intimado a aceptar o renunciar la herencia en un plazo no menor de un mes ni mayor
de tres meses, renovable una sola vez por justa causa. Transcurrido el plazo sin haber
respondido la intimación, se lo tiene por aceptante. La intimación no puede ser
hecha hasta pasados nueve días de la muerte del causante, sin perjuicio de que los
interesados soliciten las medidas necesarias para resguardar sus derechos. Si el
heredero ha sido instituido bajo condición suspensiva, la intimación sólo puede
hacerse una vez cumplida la condición.
Transmisión del derecho de opción: Art. 2290 Si el heredero fallece sin haber aceptado ni renunciado la herencia, el
derecho de hacerlo se transmite a sus herederos. Si éstos no se ponen de acuerdo en
aceptar o renunciar la herencia deferida a su causante, los que la aceptan adquieren
la totalidad de los derechos y obligaciones que corresponden a éste. La renuncia de
la herencia del causante fallecido sin aceptar ni renunciar una herencia a él deferida,
implica también la renuncia a ésta.
Efectos: Art. 2291 El ejercicio del derecho de opción tiene efecto retroactivo al día de la apertura de la sucesión.
E.g.: Amalia fallece dejando como única heredera a su hermana Roberta, quien fallece sin haber ejercido el derecho
de opción y dejando como único heredero a su cónyuge Jorge (no hay ni descendientes y ascendientes). Si Jorge
renuncia a la herencia de Roberta, no puede aceptar la de Amalia.
Derechos de los terceros interesados: El art. 2289 contempla esto con la intimación ejercida por terceros
interesados. Dentro de esta expresión se deben considerar incluidos los acreedores del causante, puesto que
necesitan saber a quién reclamarle su crédito; también los legatarios porque tienen el derecho a requerir al
heredero que se cumpla con su legado; los coherederos porque su situación frente a la herencia depende de la
aceptación o renuncia de los otros llamados en igual grado y los acreedores del heredero porque podrían subrogarse
en su derecho cuando se trata de una herencia solvente.
Días de luto y llanto: Dentro de esta norma también se encuentra el período llamado de luto y llanto que impide
realizar intimaciones al sucesible durante los nueve días siguientes al fallecimiento del causante. Lo que procura esta
disposición es respetar la tranquilidad espiritual del sucesible que ha quedado afectado por la muerte del causante y
que su estado de ánimo en ese lapso puede llevarlo a adoptar decisiones apresuradas de las que luego se arrepienta.
Situación del llamado bajo condición suspensiva: Concluye el art. 2289 remarcando que cuando la institución se
haya hecho bajo condición suspensiva, la intimación no puede ser efectuada hasta que haya ocurrido el hecho futuro
e incierto al que se condicionó el llamamiento y esta alternativa es razonable porque todavía no existe la obligación
de expedirse por parte de sucesible sujeto a condición suspensiva.
Aceptación:
La aceptación de la herencia es el acto voluntario lícito por el cual una persona llamada a suceder asume de
manera irrevocable los derechos y obligaciones que corresponden a la calidad de heredero.
- Acto jurídico unilateral.
- Voluntario salvo el supuesto de aceptación forzada. Se perfecciona y produce efectos con la sola declaración de
voluntad del titular de la vocación o con la ejecución de actos que implican la aceptación tácita sin requerir
consentimiento por parte de coherederos o terceros.
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- Indivisible quiere decir que la aceptación no puede hacerse solo por una parte de la herencia y si se efectúa
solamente por una parte equivale a la aceptación íntegra.
- Irrevocable: Si ya aceptó no puede renunciar. El heredero puede renunciar a la herencia en tanto no haya mediado
acto de aceptación.
- No admite modalidades: Es acto puro y simple que no puede sujetarse a condición. La aceptación sujeta a
modalidad se tiene por no hecha.
- Opera consolidando el llamamiento del titular de la vocación con carácter retroactivo al momento de la apertura de
la sucesión.
- Quienes tienen la libre administración de sus bienes pueden aceptar la herencia. Como la aceptación es un acto de
disposición, la capacidad requerida por la ley es aquella necesaria para disponer. Para que la aceptación de personas
con capacidad restringida sea válida, deben actuar a través de los representantes y/o asistentes.
Especies de la aceptación En el régimen del Código Civil anterior la aceptación de la herencia podía ser simple o bajo
beneficio de inventario. La reforma se refiere tan solo a la aceptación sin efectuar diferenciaciones y se ha eliminado
la mención de la aceptación beneficiaria. Sin perjuicio de ello, en el Título referido a la responsabilidad de los
herederos y los legatarios y en el Título del proceso sucesorio, en particular cuando se alude a la realización del
inventario y al pago de deudas y legados, se han regulado estos casos de manera semejante, no igual, al beneficio de
inventario:
Formas de aceptación: Art. 2293 La aceptación de la herencia puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando el
heredero toma la calidad de tal en un acto otorgado por instrumento público o privado; es
tácita si otorga un acto que supone necesariamente su intención de aceptar y que no puede
haber realizado sino en calidad de heredero.
•
•
•
Expresa: Heredero toma la calidad de tal en un acto otorgado por instrumento público o privado. Hay en
estos casos manifestación clara de voluntad de mostrar una intención cierta de ser heredero. Es el caso del
heredero que da inicio al proceso sucesorio solicitando al juez que se dicte declaratoria de herederos a su
favor o se apruebe el testamento que lo instituye como tal.
Tácita: cuando heredero otorga acto que supone intención de aceptar y que no pudo haber realizado sino en
su carácter de heredero. Requiere dos condiciones:
Que el heredero presuntivo haya ejecutado un acto que suponga la intención de aceptar
Que el otorgante del acto no haya tenido derecho a llevarlo a cabo en otra calidad que la de heredero
Forzada
Actos que implican aceptación: Art. 2294
a) la iniciación del juicio sucesorio del causante o la presentación en un juicio en el cual se pretende la calidad de
heredero o derechos derivados de tal calidad;
b) la disposición a título oneroso o gratuito de un bien o el ejercicio de actos posesorios sobre él;
c) la ocupación o habitación de inmuebles de los que el causante era dueño o condómino después de transcurrido un
año del deceso;
d) el hecho de no oponer la falta de aceptación de la herencia en caso de haber sido demandado en calidad de
heredero;
e) la cesión de los derechos hereditarios, sea a título oneroso o gratuito;
f) la renuncia de la herencia en favor de alguno o algunos de sus herederos, aunque sea gratuita;
g) la renuncia de la herencia por un precio, aunque sea en favor de todos sus coherederos.
Aceptación forzada: Art. 2295 El heredero que oculta o sustrae bienes de la herencia es considerado aceptante con
responsabilidad ilimitada, pierde el derecho de renunciar, y no tiene parte alguna en aquello que ha
sido objeto de su ocultamiento o sustracción. En el supuesto de que no pueda restituir la cosa, debe
restituir su valor, estimado al momento de la restitución.
Actos que no implican aceptación: Art. 2296
a) los actos puramente conservatorios, de supervisión o de administración provisional, así como los que resultan
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necesarios por circunstancias excepcionales y son ejecutados en interés de la sucesión;
b) el pago de los gastos funerarios y de la última enfermedad, los impuestos adeudados por el difunto, los alquileres
y otras deudas cuyo pago es urgente;
c) el reparto de ropas, documentos personales, condecoraciones y diplomas del difunto, o recuerdos de familia,
hecho con el acuerdo de todos los herederos;
d) el cobro de las rentas de los bienes de la herencia, si se emplean en los pagos a que se refiere el inciso b) o se
depositan en poder de un escribano;
e) la venta de bienes perecederos efectuada antes de la designación del administrador, si se da al precio el destino
dispuesto en el inciso d) de este artículo; en caso de no poderse hallar comprador en tiempo útil, su donación a
entidades de asistencia social o su reparto entre todos los herederos;
f) la venta de bienes cuya conservación es dispendiosa o son susceptibles de desvalorizarse rápidamente, si se da al
precio el destino dispuesto en el inciso d).
En los tres últimos casos, el que ha percibido las rentas o el precio de las ventas queda sujeto a las obligaciones y
responsabilidad del administrador de bienes ajenos.
Capacidad para aceptar la herencia y situaciones especiales: A diferencia de lo que se había dispuesto en el Código
Civil derogado, no hay norma específica que establezca la capacidad necesaria para aceptar una herencia. Debe
destacarse que la aceptación no es un acto de mera administración sino que claramente encuadra dentro de los
actos de disposición porque de él resultará una modificación en el patrimonio del heredero. Por otra parte, debe
diferenciarse la capacidad para recibir una herencia de la capacidad para aceptarla, ya que para gozar de la primera
es suficiente existir al tiempo del fallecimiento, mientras que para la segunda se tiene que encontrar en condiciones
de ejercer por sí mismo ese derecho. Por lo tanto, la persona capaz podrá aceptar la herencia por sí o por medio de
un mandatario con facultades expresas para realizar dicho acto conforme lo exige el art. 375, inc. d) del CCCN,
mientras que el incapaz deberá hacerlo a través de su representante legal. Las personas con capacidad restringida y
los inhabilitados por prodigalidad podrán aceptar la herencia en la medida en que en la resolución judicial se haya
previsto expresamente esa posibilidad y su voluntad deberá ser complementada con la intervención de los apoyos
que se le hayan impuesto (arts. 32, 43 y 48, CCCN).
Aceptación por una persona incapaz o con capacidad restringida: Art. 2297 La aceptación de la herencia por el
representante legal de una persona incapaz nunca
puede obligar a éste al pago de las deudas de la
sucesión más allá del valor de los bienes que le sean
atribuidos. Igual regla se aplica a la aceptación de la
herencia por una persona con capacidad restringida,
aunque haya actuado con asistencia, o por su
representante legal o convencional.
Nulidad de la aceptación: No se han previsto normas específicas para la nulidad de la aceptación y por ello resultan
de aplicación las normas referidas a las nulidades de los actos jurídicos. Una causa de nulidad, por cierto muy poco
posible, es que se haya pretendido efectuar una aceptación en forma verbal, ya que el art. 2293 del CCCN exige la
forma escrita para la aceptación expresa y los actos que significan la aceptación tácita también resultan de una
expresión escrita, conforme lo establece el art. 2294. También puede haber una causa de nulidad cuando no se ha
suplido la incapacidad del heredero al no actuar a través de su representante legal o con la asistencia del apoyo que
se le hubiera impuesto a quien tiene capacidad restringida o al inhabilitado por prodigalidad. Otra causa de nulidad
se encuentra en la realización del acto de aceptación expresa o del acto del que se infiere la aceptación tácita
existiendo los vicios de error, dolo o violencia, mencionados en los arts. 265, 271 y 276 del CCCN, respectivamente.
La nulidad de la aceptación puede ser planteada por el propio aceptante que es quien tiene interés en dejar sin
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efecto el acto viciado. En el caso de que el vicio se encuentre manifiesto en el acto podría ser declarada de oficio por
el juez por tratarse de un caso de nulidad absoluta, como sería un caso de aceptación verbal. De prosperar la acción
de nulidad de la aceptación, cesan todos sus efectos y las cosas vuelven al estado anterior y en consecuencia podrá
nuevamente ejercer su opción entre aceptar, renunciar o guardar silencio.
Renuncia:
Nadie puede ser obligado a conservar la calidad de heredero contra su voluntad, el heredero tiene siempre el
derecho de repudiar la herencia. La renuncia es un acto jurídico unilateral, por el que la persona llamada a la
herencia declara su voluntad de repudiarla. La renuncia extingue la vocación hereditaria, juzgándose al titular del
llamamiento como si nunca hubiese sido llamado a la herencia. Es expresa, formal y solemne, unilateral, irrevocable,
indivisible y pura y simple. La renuncia exige una manifestación categórica de la voluntad. No se presume aunque la
única excepción es el supuesto en el que el heredero no ejercer el derecho de opción durante 10 años desde la
apertura de la sucesión, teniéndoselo como renunciante. A diferencia de la aceptación, la renuncia es un acto formal
que debe otorgarse por escritura pública o acta judicial incorporada en expediente judicial. Es unilateral no requiere
integración con la voluntad de los demás coherederos. Tanto la aceptación como la renuncia no pueden hacerse por
una parte de la herencia, ya que se es o no es heredero.
Facultad de renunciar: Art. 2298 El heredero puede renunciar a la herencia en tanto no haya mediado acto de
aceptación.
Forma de la renuncia: Art. 2299 La renuncia de la herencia debe ser expresada en escritura pública; también puede
ser hecha en acta judicial incorporada al expediente judicial, siempre que el sistema informático
asegure la inalterabilidad del instrumento.
Retractación de la renuncia: Art. 2300 El heredero renunciante puede retractar su renuncia en tanto no haya
caducado su derecho de opción, si la herencia no ha sido aceptada por otros herederos ni se
ha puesto al Estado en posesión de los bienes. La retractación no afecta los derechos
adquiridos por terceros sobre los bienes de la herencia.
Efectos de la renuncia: Art. 2301 El heredero renunciante es considerado como si nunca hubiese sido llamado a la
herencia, sin perjuicio de la apertura del derecho de representación en los casos en que por
este Código tiene lugar.
Atento a la retroactividad de la renuncia, produce efectos desde el momento de la muerte del causante. La renuncia
beneficia a los coherederos del mismo grado, quienes acrecerán la porción del renunciante. Si en virtud de la
renuncia se actualiza la vocación de otros llamados, estos serán juzgados herederos desde la apertura de la sucesión.
Acción de los acreedores del heredero: Art. 2292 Si el heredero renuncia a la herencia en perjuicio de sus
acreedores, éstos pueden hacerse autorizar judicialmente para aceptarla en su
nombre. En tal caso, la aceptación sólo tiene lugar a favor de los acreedores que la
formulan y hasta la concurrencia del monto de sus créditos.
Cuando el heredero es insolvente y renuncia a una herencia de la que puede resultar un incremento patrimonial, se
produce un evidente perjuicio a sus acreedores personales. Los legitimados para esto son los acreedores del
heredero renunciante. Su derecho se limita a subrogarse en los derechos del renunciante hasta la concurrencia de su
crédito. Aunque la norma no lo especifica, es indudable que tiene que tratarse de un acreedor anterior a la renuncia,
puesto que si es posterior no ha sufrido un perjuicio por ese acto.
Nulidad dela renuncia: Ya no hay normas específicas sobre la nulidad de la renuncia, por lo que se aplicarán las
disposiciones generales referidas a la nulidad de los actos jurídicos. En consecuencia, podrá haber nulidad de la
renuncia porque no se instrumentó en escritura pública y cuando se den las condiciones establecidas en el art. 2299
del CCCN, cuando no se haya instrumentado en el expediente judicial. Podrá haber nulidad por incapacidad del
renunciante y también por haber existido vicios del consentimiento.
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Responsabilidad de los herederos y legatarios:
Art. 2317 El heredero queda obligado por las deudas y legados de la sucesión sólo hasta la concurrencia del valor de
los bienes hereditarios recibidos. En caso de pluralidad de herederos, éstos responden con la masa hereditaria
indivisa.
No responden con los bienes del heredero sino con la masa hereditaria indivisa. Solo puede ejecutar los bienes del
causante. El heredero se puede exceptuar de pagar con sus propios bienes. Si paga, se subroga ese derecho que
tenía el acreedor para cobrarme sobre los bienes de la sucesión.
Preferencia de los acreedores del causante y legatarios: Art. 2316 Los acreedores por deudas del causante y por
cargas de la sucesión, y los legatarios tienen derecho al cobro
de sus créditos y legados sobre los bienes de la herencia, con
preferencia sobre los acreedores de los herederos.
El patrimonio del causante es la garantía de los acreedores del causante. El fundamento de esta preferencia se
encuentra en que el acreedor que contrató con el causante tuvo en cuenta su solvencia para concederle el crédito y
esta situación de hecho no puede resultar agravada por la muerte del deudor cuando su heredero es insolvente y sus
propios acreedores pretenden ejecutar bienes hereditarios. La preferencia exige una acción del acreedor del
causante tendiente a hacer valer su cobro, pero su crédito en sí mismo no goza de privilegio alguno. Esta preferencia
puede ser requerida por los acreedores del causante, por los acreedores por cargas de la sucesión y por los
legatarios, conforme resulta del art. 2316 del CCCN. Por ello, todo acreedor del fallecido, cualquiera que sea la
naturaleza de su crédito, aunque no sean actualmente exigibles o sean eventuales o se encuentren sometidos a
condiciones inciertas, puede requerir la preferencia. Los legatarios también gozan del derecho de cobro preferente,
sin que tenga importancia la naturaleza del legado. La preferencia se ejerce respecto de los acreedores personales
del heredero y no tiene transcendencia si éstos gozan de un crédito privilegiado o no, porque esa situación no los
coloca en mejor situación con relación a los bienes de la herencia. Si el heredero ha enajenado bienes y adquirido
otros en su reemplazo, la preferencia puede demandarse sobre éstos siempre que se pueda individualizar su origen y
la identidad. La preferencia sólo se otorga a favor de quien la ha solicitado, pues no se transforma en un
procedimiento colectivo de cobro sino que se mantiene como un derecho que cada beneficiario deberá ejercer en
forma individual
Limitación de la responsabilidad de los herederos: Se ha establecido como regla la limitación de la responsabilidad
del heredero por las deudas del causante y por el cumplimiento de los legados. Se trata de una responsabilidad intra
vires, de la que sólo es posible apartarse en casos de excepción taxativamente mencionados en la ley (Art. 2317).
Esta limitación de responsabilidad se refiere a que los acreedores y legatarios no podrán ejecutar los bienes
personales del heredero para el cobro de sus créditos o el cumplimiento de los legados. Sus derechos recaen no solo
sobre los bienes hereditarios sino también hasta la concurrencia de su valor, le que significa que si un bien ha sido
dispuesto, la contraprestación debida también resultará afectada al pago de los créditos y los legados. La
individualización de los bienes de la herencia se hace mediante un inventario que debe llevarse a cabo en el plazo de
tres meses desde que el heredero es intimado judicialmente por los acreedores o legatarios para realizarlo (art.
2341). En el caso de haber varios herederos, la responsabilidad recae sobre toda la masa indivisa de la herencia, ya
que no hay responsabilidad individual de cada uno de ellos sino que la acción de los acreedores y legatarios debe
perseguir su cobro con los bienes de la herencia. Ahora bien, si uno de los herederos o legatarios paga una porción
de las deudas o de los legados superior a su parte tiene acción contra sus coherederos o colegatarios por el
reembolso del excedente y hasta el límite de la parte que cada uno de ellos debía soportar personalmente, incluso
en caso de subrogación en los derechos del que recibe el pago (art. 2320). Esta es una consecuencia de la limitación
de responsabilidad que tienen los herederos y legatarios por las deudas del causante; cuando uno de ellos ha
abonado más de la porción que le correspondía tiene derecho a que se le reintegre el excedente y hasta el límite de
lo que cada uno de ellos deba abonar conforme a su porción hereditaria.
Preferencia de los acreedores sobre los legatarios: Si bien los acreedores del causante, los acreedores por cargas de
la sucesión y los legatarios tienen preferencia de cobro antes que los acreedores personales del heredero sobre los
bienes hereditarios, esto no significa que se encuentren en un pie de igualdad entre ellos. En este sentido, el CCCN
mantiene el criterio anterior, estableciendo que primero cobran los acreedores del causante y luego los legatarios.
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Esta prioridad se concreta en la acción que se les confiere contra los legatarios cuando éstos han cobrado sus
legados antes de que se hayan cancelado las deudas del causante. Así resulta del art. 2319 del CCCN la acción contra
los legatarios: "Los acreedores del causante tienen acción contra los legatarios hasta el valor de lo que reciben; esta
acción caduca al año contado desde el día en que cobran sus legados". Como el objeto legado forma parte de la
herencia, cuando se ha entregado al legatario antes de que fuera saldado un crédito contra el causante, el acreedor
tiene esta acción contra el legatario para cobrarse con el bien legado o con su valor. Nunca podrá el acreedor
pretender el cobro sobre bienes personales del legatario, ya que su responsabilidad se limita al valor del objeto
legado.
Responsabilidad del heredero con sus bienes personales: Si bien la regla es que el heredero no responde por las
deudas del causante sino sólo hasta la concurrencia del valor de los bienes hereditarios que recibe, existen
excepciones que extienden esa responsabilidad a los bienes personales del heredero. La enunciación de estos casos
surge en forma expresa del art. 2321 del CCCN: "Responde con sus propios bienes por el pago de las deudas del
causante y cargas de/a herencia, el heredero que: a) no hace el inventario en el plazo de tres meses desde que los
acreedores o legatarios lo intiman judicialmente a su realización; b) oculta fraudulentamente los bienes de/a
sucesión omitiendo su inclusión en el inventario; c) exagera dolosamente el pasivo sucesorio; d) enajena bienes de
la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el precio obtenido ingrese a la masa ". Debe remarcarse que la
norma alude solamente al pago de las deudas del causante y las cargas de la herencia, pero omite la mención de los
legados. El art. 2341 del CCCN impone al heredero el deber de hacer el inventario de los bienes hereditarios dentro
del plazo de tres meses de haber sido intimado judicialmente por los acreedores o legatarios. Su incumplimiento
evidencia un obrar por lo menos negligente que pone en riesgo la determinación de los bienes de la herencia y ello
conlleva la posibilidad de un perjuicio para los acreedores y legatarios que deben cobrarse con dichos bienes o bien
ser entregados para cumplir con los legados. El ocultamiento fraudulento de los bienes omitiendo su inclusión en el
inventario es una reiteración de lo dispuesto por el art. 2295 respecto de un proceder similar que trae aparejada la
aceptación forzada de la herencia. La exageración dolosa del pasivo significa que el resto de los acreedores y los
legatarios tendrán menos bienes hereditarios para cobrar sus créditos o para el cumplimiento de los legados, lo que
redunda en un posible perjuicio en su contra. Este comportamiento doloso está sancionado con la responsabilidad
personal del heredero por las deudas del causante y por el pago de los legados. Finalmente, la enajenación de los
bienes hereditarios requiere el acuerdo unánime de los herederos o, en su defecto, la autorización judicial tal como
lo dispone el art. 235.
Unidad 20: Proceso sucesorio
Investidura de calidad de heredero:
La investidura de calidad de heredero se relaciona con el proceso judicial sucesorio. Tanto la investidura de la calidad
de heredero como la petición de herencia están en juego el reconocimiento frente a terceros, de la calidad de
heredero.
La investidura del heredero es el título del mismo y de la forma en que puede adquirir ese carácter. Si al causante lo
suceden ascendientes, descendientes y cónyuge, los herederos quedan investidos en esa calidad desde el día de su
muerte.
No se necesita ninguna formalidad ni ninguna intervención judicial. Solo se necesita la existencia de un vínculo con el
causante y la muerte del mismo (aunque el heredero ignore la apertura de la sucesión y su llamamiento a la
herencia). El heredero puede ejercer todas las acciones transmisibles que correspondían al causante. Si quiere
vender inmuebles o muebles registrables, su investidura debe ser reconocida mediante declaratoria judicial de
herederos. La investidura es el reconocimiento de la calidad de heredero, reconocimiento que la ley hace sin
intervención judicial, de pleno derecho y que en los casos restantes exige una declaración del magistrado. Es el título
por el que pueden ejercer derechos inherentes a tal calidad. El heredero que no tiene investidura no deja de ser
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heredero, pero si quiere disponer de bienes registrables, la misma debe ser reconocida mediante declaratoria
judicial de herederos.
Investidura de pleno derecho: Art. 2337 Si la sucesión tiene lugar entre ascendientes, descendientes y cónyuge, el
heredero queda investido de su calidad de tal desde el día de la muerte del causante,
sin ninguna formalidad o intervención de los jueces, aunque ignore la apertura de la
sucesión y su llamamiento a la herencia. Puede ejercer todas las acciones
transmisibles que correspondían al causante. No obstante, a los fines de la
transferencia de los bienes registrables, su investidura debe ser reconocida mediante
la declaratoria judicial de herederos.
Los parientes colaterales no tienen investidura de pleno derecho, sino que debe ser solicitada a los jueces que
deberán declararla previa justificación del fallecimiento y del título hereditario invocado.
Facultades judiciales: Art. 2338 En la sucesión de los colaterales, corresponde al juez del juicio sucesorio investir a
los herederos de su carácter de tales, previa justificación del fallecimiento del causante y del título
hereditario invocado. En las sucesiones testamentarias, la investidura resulta de la declaración de
validez formal del testamento, excepto para los herederos enumerados en el primer párrafo del
artículo 2337.
La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de la herencia a las
personas llamadas a sucederle por el testamento o por ley (herederos). Desde la muerte del causante, los herederos
tienen todos los derechos y acciones de aquel de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por
sucesión. Continúan la posesión de lo que el causante era poseedor. Cuando el heredero acepta la herencia (expresa
o tácitamente) la adquiere, ya que la adquiere desde el momento de la muerte. La herencia no se considera ni
siquiera temporalmente privada de sujeto. Si es un pariente colateral, el juez deberá investirlo. Si es heredero
testamentario (salvo que sea ascendiente, descendiente o cónyuge), deberá pedirse la declaración de validez formal
del testamento para poder gozar de la misma.
Recaudos para la aprobación formal del testamento: El CCCN reconoce como únicas formas de testar el que se
realiza por acto público y el ológrafo, ya que ha eliminado el testamento cerrado. El art.2339 del CCCN establece los
recaudos que hay que cumplir para lograr que cada una de estas formas testamentarias pueda ser aprobada: "Si el
causante ha dejado testamento por acto público, debe presentárselo o indicarse el lugar donde se encuentra. Si el
testamento es ológrafo, debe ser presentado judicialmente para que se proceda, previa apertura si estuviese
cerrado, a dejar constancia del estado del documento, y a la comprobación de la autenticidad de la escritura y la
firma del testador, mediante pericia caligráfica. Cumplidos estos trámites, el juez debe rubricar el principio y fin de
cada una de sus páginas y mandar a protocolizarlo. Asimismo, si algún interesado lo pide, se le debe dar copia
certificada del testamento. La protocolización no impide que sean impugnadas la autenticidad ni la validez del
testamento mediante proceso contencioso.” El testamento por acto público debe ser otorgado por escritura pública
ante el escribano autorizado, con la presencia de dos testigos hábiles y cumpliendo los recaudos que menciona el
art. 2479 del CCCN. Pareciera que en tal supuesto no es necesaria su aprobación formal, pero sin embargo es
imprescindible que el juez valore el cumplimiento de las solemnidades referidas, como requisito para convalidar su
validez. Si éste se encuentra en poder del heredero deberá presentarlo aunque no se indica en la norma ante quién
debe hacerlo. En el caso de no tener el testamento en su poder, debe indicar el lugar donde se encuentra y el juez
tiene que requerir su presentación. Cuando se trata de un testamento ológrafo, aquí si se menciona expresamente
que debe ser presentado judicialmente. Que el testamento ológrafo se encuentre contenido en un sobre cerrado no
lo convierte en el testamento cerrado que traía la legislación anterior y que ahora ya no está permitido.
Recaudos de la sucesión intestada: La sucesión intestada es aquella en la que se determinan los herederos llamados
por la ley siguiendo los procedimientos establecidos a tal fin. El art. 2340 establece los casos en que tiene lugar y las
diligencias que hay que realizar antes del dictado de la declaratoria de herederos: "Si no hay testamento, o éste no
dispone de la totalidad de los bienes, el interesado debe expresar si el derecho que pretende es exclusivo, o si
concurren otros herederos. Justificado el fallecimiento, se notifica a los herederos denunciados en el expediente, y
se dispone la citación de herederos, acreedores y de todos los que se consideren con derecho a los bienes dejados
por el causante, por edicto publicado por un día en el diario de publicaciones oficiales, para que lo acrediten dentro
de los treinta días". De esta norma surge que habrá sucesión intestada cuando el causante no ha testado. Ahora
bien, puede haber testamento y, sin embargo, la sucesión tramitará en forma intestada. Ello ocurrirá cuando el
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testamento ha sido revocado antes del fallecimiento; cuando el testamento es anulado con posterioridad a la
muerte por no cumplir con las solemnidades requeridas, por incapacidad del testador al tiempo de otorgarlo, por
vicios del consentimiento o porque el heredero instituido renuncia a ese llamamiento o es declarado indigno.
Ninguno de estos supuestos está mencionado en la norma, pero justifican que la sucesión sea intestada. También
puede suceder que el testador no haya dispuesto de todos sus bienes en el testamento, en cuyo caso la sucesión
será ab intestato, como ocurre cuando se ha limitado a realizar legados que no abarcan todos los bienes. En este
supuesto, la determinación del heredero deberá hacerse de acuerdo a la ley.
Unidad 19: Indivisión hereditaria
Cesión de derechos hereditarios:
Una vez aceptada la herencia y hasta la partición, cada heredero es titular de una cuota parte del haber relicto, sin
consideración al contenido, pues se transmite una universalidad. Mientras la herencia está indivisa, los bienes y
derechos que la componen no son atribuidos singularmente (en concreto) al patrimonio de cada coheredero. Es una
cuota que recae sobre la universalidad de contenido económico, pasible de ser objeto de un contrato de cesión de
derechos hereditarios.
Art. 1614 Hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra un derecho. Se aplican a la cesión de
derechos las reglas de la compraventa, de la permuta o de la donación, según que se haya realizado con la
contraprestación de un precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación,
respectivamente, en tanto no estén modificadas por las de este Capítulo.
La cesión de derechos hereditarios es el contrato en el que el titular de todo o una parte alícuota de la herencia,
transfiere a otro el contenido patrimonial de aquella. No se tiene en consideración el contenido particular de los
bienes que la integran. El heredero cedente transmite a un coheredero o tercero (cesionario) la universalidad
jurídica de sus derechos hereditarios, sin consideración de los elementos singulares que conforman el haber
hereditario. En principio no se ceden bienes adjudicados ya que la transmisión sucesoria es por universalidad y no
por particular (hay un estado de indivisión). El objeto del contrato de cesión es el contenido patrimonial de la
herencia y no la calidad de heredo, que está excluida de cualquier tipo de negociación contractual.
Si a la muerte del causante hay solo un heredero, no se produce estado de indivisión, por lo que la universalidad está
compuesta por cada uno de los bienes que la integran. Es decir, el heredero único puede ceder sus derechos
hereditarios en forma total o sobre un bien en particular.
-Caracteres:
•
Traslativo: Derechos se transmiten por la celebración de contrato. La cesión produce la transmisión de los
derechos hereditarios al cesionario.
•
Formal: Exige escritura pública.
•
Gratuito u oneroso: Sea con o sin contraprestación, en dinero o por otro bien.
•
•
Bilateral: Genera obligaciones y derechos para cedente y cesionario.
Aleatorio: Su contenido es variable e incierto hasta el momento de la partición.
El contrato puede celebrarse desde la apertura de la sucesión producida por la muerte del causante pero no antes,
ya que las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas. Por ende, tampoco su contenido patrimonial
puede ser objeto de un contrato. La celebración del contrato importa en sí mismo un acto de aceptación expresa de
la herencia.
Efectos: Art. 2302 Momento a partir del cual produce efectos. La cesión del derecho a una herencia ya deferida o a
una parte indivisa de ella tiene efectos:
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a.
entre los contratantes, desde su celebración (puesto que al haber participado del acto, han tomado
conocimiento de la cesión);
b.
respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del cedente, desde que la escritura pública se incorpora
al expediente sucesorio;
c.
respecto al deudor de un crédito de la herencia, desde que se le notifica la cesión.
El contenido de la cesión de herencia está determinado por la totalidad o la porción de la universalidad
patrimonial que ante la muerte del causante se transmitió al o los herederos, que son los cedentes. Todos los
derechos pueden ser cedidos excepto ley en contrario, de la convención que lo origina o la naturaleza del derecho.
No se puede ceder derechos inherentes a la persona.
Indivisión postcomunitaria: Art. 3208 Las disposiciones de este título se aplican a la cesión de los derechos que
corresponden a un cónyuge en la indivisión postcomunitaria que acaece por muerte del otro
cónyuge.
Cesión de bienes determinados: Art. 2309 La cesión de derechos sobre bienes determinados que forman parte de
una herencia no se rige por las reglas de este Título, sino por las del contrato que
corresponde, y su eficacia está sujeta a que el bien sea atribuido al cedente en la
partición.
Acción de petición de herencia:
Es la acción que tiene un heredero para desplazar a otra persona que también invoca la calidad de heredero o para
concurrir con ella en la sucesión del causante y obtener la entrega de la herencia.
Art. 2310 La petición de herencia procede para obtener la entrega total o parcial de la herencia, sobre la base del
reconocimiento de la calidad del heredero del actor, contra el que está en posesión material de la herencia, e invoca
el título de heredero.
En este caso el actor tiene un derecho preferente o igual a la herencia respecto del otro. El requisito esencial de la
acción de petición de herencia es que se discuta quién es el auténtico heredero del causante.
Competencia: Surge de lo establecido en el segundo párrafo del art. 2336 que impone la competencia del juez de la
sucesión a la acción de petición de herencia, entre otros supuestos. Como el proceso sucesorio no es un trámite
controversial, la petición de herencia debe tramitarse por un juicio separado e independiente, pero ante el mismo
juez que entiende en la sucesión.
Legitimación activa y pasiva: La legitimación activa en la acción de petición de herencia corresponde a la persona
que tiene un mejor o igual derecho que quien ostenta hasta ese momento la calidad de heredero y en su contra
deberá accionarse. Esta situación se puede presentar en diversas circunstancias.
I.
Pariente de un orden más próximo contra pariente de un orden más lejano. Puede suceder que un pariente
de un orden más lejano haya tomado la calidad de heredero frente a la ignorancia o inacción del heredero
con mejor derecho. En este caso, la acción procede cuando se presente el heredero del orden preferente y
provocará la exclusión del demandado. Tal sería el caso de un nieto del causante que se encuentra en el
primer orden pero en segundo grado, que es preferido respecto del padre del fallecido que está en primer
grado pero en el segundo orden de la sucesión intestada.
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II.
Dentro del mismo orden, pariente de grado más próximo contra pariente de grado más lejano. Este supuesto
se presenta dentro de un mismo orden sucesorio; es decir que ambos contendientes son descendientes,
ascendientes o colaterales. La prioridad estará dada por el grado en que se encuentran con relación al
causante y el heredero de grado más próximo excluye al que se encuentra en un grado más remoto. Así,
dentro de los descendientes, el hijo excluye al nieto; dentro de los ascendientes, el padre excluye al abuelo y
dentro de los colaterales, el hermano excluye al sobrino, por señalar tan sólo los casos más cercanos al
difunto.
III.
Dentro del mismo orden, pariente de igual grado. También puede suceder que el que pretende el
reconocimiento como heredero pertenezca al mismo orden sucesorio que el que ostenta hasta ese
momento tal condición y también se encuentren en el mismo grado. En consecuencia, la petición de
herencia tendrá por objeto que el actor sea reconocido como heredero en las mismas condiciones que el
que se encuentra hasta ese momento gozando de este emplazamiento, y por lo tanto, estarán en un pie de
igualdad para compartir la herencia.
IV.
Pariente de orden subsiguiente o grado más lejano contra pariente de orden preferente o grado más
cercano. A primera vista esta acción parecería imposible, ya que se ataca a quien tiene, en principio, un
llamamiento preferente a la herencia. Sin embargo, este supuesto puede tener lugar cuando el heredero
llamado en primer lugar ha incurrido en una causal de indignidad o de exclusión de la vocación hereditaria
conyugal. En caso de prosperar la acción de indignidad o de exclusión conyugal, el heredero de orden o
degrado más lejano desplazará al demandado y quedará como heredero del causante.
V.
Heredero con llamamiento prioritario contra heredero con llamamiento supletorio. Como se ha señalado, el
llamamiento puede tener lugar por la ley o por la voluntad del causante y funciona primero el referido a los
legitimarios, luego el testamentario y por último, en forma supletoria, el que corresponde a los colaterales.
VI.
Heredero testamentario contra legitimario. A pesar de tener que respetar la legítima del legitimarlo, el
heredero testamentario podrá requerir su exclusión alegando que ha incurrido en una causa de indignidad o
en una causa de exclusión de la vocación hereditaria conyugal. De este modo, podrá logar que caiga su
derecho a la protección legal instrumentada a través de la legítima y podrá ser tenido como heredero quien
ha recibido un llamamiento testamentario, quien recibirá plenamente la herencia.
VII.
Heredero testamentario posterior contra heredero testamentario anterior. En este supuesto, han existido
dos llamamientos testamentarios, pero el último es el que otorga la vocación hereditaria, ya que implica que
la designación de heredero hecha en el testamento anterior ha quedado, en principio, revocada, salvo que
del segundo resulte la voluntad del testador de mantener las del primero en todo o en parte (art. 2513).
VIII.
Heredero con llamamiento supletorio contra heredero testamentario. Esta situación puede tener lugar
cuando se cuestiona el llamamiento testamentario por vicios de forma, por incapacidad del testador, por
vicios del consentimiento o bien porque el instituido ha incurrido en una causa de indignidad
IX.
Cesionario de la herencia. Como el cesionario ocupa el lugar del cedente con los derechos y acciones que
éste tenía y si quien transmite su derecho sobre la herencia tiene un derecho preferente o un mejor derecho
que quien ostenta la calidad de heredero, puede accionar por petición de herencia.
X.
Acreedor del heredero con llamamiento preferente o mejor derecho. Se trata de un caso de acción de
petición de herencia por vía subrogatoria ante la inacción del heredero legitimado para hacerlo. Es claro que
para que pueda haber subrogación el heredero tiene que estar ya emplazado en el estado de familia que le
permita acción, pues, de lo contrario no lo podrá hacer porque las acciones de filiación son inherentes a la
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persona en cuyo favor han sido reconocidas y no cabe la subrogación.
XI.
Heredero del heredero. También en este caso, al haber fallecido el heredero que podía accionar por petición
de herencia, su derecho se transmite a sus propios herederos pudiendo éstos, por consiguiente, plantear la
acción en cuestión a fin de que se le reconozca la calidad de heredero del causante en la sucesión originaria.
Medidas cautelares: El heredero ha recibido la transmisión de los derechos sobre la herencia desde la misma muerte
del causante y puede disponer de ellos sin ninguna limitación. Para evitar ese riesgo, es necesario requerir al iniciar
la acción de petición de herencia la adopción de medidas cautelares que tiendan a impedir los actos de disposición
del accionado respecto de los bienes hereditarios.
Efectos: El efecto inicial de la sentencia que hace lugar a la acción de petición de herencia es la determinación de la
persona que tiene el carácter de heredero del causante. El efecto siguiente es la restitución de los bienes que
integran la herencia al heredero declarado en la sentencia. El art. 2312 dispone: "Admitida la petición de herencia, el
heredero aparente debe restituir lo que recibió sin derecho en la sucesión, inclusive las cosas de las que el
causante era poseedor y aquellas sobre las cuales ejercía el derecho de retención. Si no es posible la restitución en
especie, debe indemnización de los daños. El cesionario de los derechos hereditarios del heredero aparente está
equiparado a éste en las relaciones con el demandante". Como consecuencia de esta disposición, el heredero real
debe quedar en la misma situación respecto de los bienes que hubiera tenido si no existiese el heredero aparente.
No sólo debe restituir los bienes hereditarios, sino también los que el causante estaba poseyendo y además aquellos
que hubiera mantenido en virtud de ejercer el derecho de retención. En caso de no ser posible la restitución en
especie, se aclara que debe la indemnización correspondiente a fin de que el heredero real no sufra un menoscabo
en su derecho a la herencia. Se aclara también que aunque el heredero aparente hubiera efectuado una cesión de su
derecho, los efectos de la acción de petición de herencia también le alcanzan, pues, de lo contrario, sería una forma
muy sencilla de eludir la responsabilidad que le cabe al heredero aparente. El heredero aparente es considerado
poseedor de mala fe cuando conoce o debió conocer la existencia de herederos preferentes o concurrentes que
ignoraban su llamamiento, conforme lo establece la última parte del art. 2313 del CCCN. La buena fe del heredero
aparente tendrá lugar, entonces y por contraposición con lo dispuesto en la norma citada, cuando el heredero real
conocía que la herencia le había sido deferida y no actúa en su debido tiempo. También será de buena fe cuando, a
pesar de haber sido diligente, no pudo conocer la existencia de un heredero con mejor derecho. El art. 2313
determina la responsabilidad del heredero aparente frente al heredero real remitiendo a las normas de la
reivindicación en cuanto a las obligaciones del poseedor de buena o mala fe, gastos, mejoras, apropiación de frutos y
productos, responsabilidad por pérdidas y deterioros.
Heredero aparente: El heredero aparente es aquel que, ostentando tal calidad, resulta vencido en una acción de
petición de herencia.
Actos de administración realizados por el heredero aparente: Debe recordarse que, de acuerdo al art. 399 del
CCCN, nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el que tiene, sin perjuicio de las
excepciones legalmente dispuestas. La situación del heredero aparente es, precisamente, uno de los casos de
excepción, ya que puede haber realizado actos de administración y eventualmente de disposición sobre bienes de la
herencia sin haber tenido en definitiva derecho para efectuarlo porque no se trataba del heredero real. A los efectos
de efectuar una clara diferenciación, debe recordarse que los actos de administración son aquellos que implican la
conservación del capital de un patrimonio haciéndole producir los beneficios de que ellos san susceptibles de
acuerdo con su naturaleza y destino. Por el contrario, los actos de disposición son los que alteran fundamentalmente
los elementos que constituyen el capital del patrimonio. Sin embargo, en algunos casos una venta puede ser un acto
de administración como cuando se trata de un comercio que se dedica precisamente a la compraventa de productos
porque los bienes se encuentran destinados a ser vendidos, o cuando se corre el riesgo de deterioro o pérdida de su
valor si se conservan. El art. 2315 del CCCN establece respecto de los actos de administración: "Son válidos los actos
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de administración del heredero aparente realizados hasta la notificación de la demanda de petición de herencia,
excepto que haya habido mala fe suya y del tercero con quien contrató... ". La regla es, entonces, que los actos de
administración son válidos haya habido buena o mala fe del heredero aparente. Sólo quedan sin efecto cuando el
heredero aparente de mala fe se pusiera de acuerdo con el tercero que conocía que el derecho de aquél se
encontraba cuestionado. La validez de estos actos se mantiene hasta la notificación de la demanda de petición de
herencia porque a partir de ese momento ya se sabe que su derecho se encuentra controvertido y no puede seguir
actuando sobre los bienes hereditarios. Si el heredero aparente satisface obligaciones del causante con bienes no
provenientes de la herencia, tiene derecho a ser reembolsado por el heredero (art. 2314, CCCN). Si el heredero
aparente ha pagado deudas del causante con bienes hereditarios, ha realizado actos de administración que son
regulares y nada cabe objetar sobre ese proceder. Pero en el caso que haya solventado esas deudas con su
patrimonio personal tiene derecho a que se le reintegre ese importe por parte del heredero real porque de lo
contrario se estaría beneficiando indebidamente éste en detrimento del heredero aparente.
Actos de disposición realizados por el heredero aparente: Es preciso distinguir los realizados a título gratuito de los
onerosos. Cualquier acto de disposición a título gratuito realizado por el heredero aparente, ya sea sobre bienes
muebles o inmuebles, no es válido y puede ser cuestionarlo por el heredero real. Los actos de disposición a título
oneroso que realiza el heredero aparente tienen varios condicionantes para que sean válidos. El art. 2315 del CCCN
establece al respecto en su parte pertinente: '...Son también válidos los actos de disposición a título oneroso en
favor de terceros que ignoran la existencia de herederos de mejor o igual derecho que el heredero aparente, o que
los derechos de éste están judicialmente controvertidos...”. Esto significa que, en principio, los actos de disposición
serán válidos si el tercer contratante es de buena fe porque no conocía que el heredero aparente podía perder esa
condición. Respecto de los bienes muebles no registrables esta regla no admite cuestionamiento y los actos de
disposición serán válidos y deberán ser respetados por el heredero real en la medida, como se dijo, que el tercero
haya sido de buena fe. Pero cuando se dispone de bienes registrables, la última parte del art. 2337 del CCCN exige
que a los fines de su transferencia la investidura deba ser reconocida mediante la declaratoria judicial de herederos.
Como se puede apreciar, la buena o mala fe del heredero aparente no es un requisito para la validez del acto de
disposición, sino que tendrá trascendencia respecto de la responsabilidad que le cabe frente al heredero real. En el
caso de haber sido realizado un acto de disposición en forma válida, el heredero aparente de buena fe debe restituir
al heredero real el precio recibido, mientras que el de mala fe debe indemnizar todo perjuicio que le haya causado
(art. 2315, CCCN).
Período de indivisión:
Actos conservatorios: Para el caso que tiene lugar cuando no se ha designado un administrador judicial, los bienes
de la herencia pueden necesitar que se adopten medidas tendientes a su conservación. En ese supuesto, el art. 2324
del CCCN establece: "Cualquiera de los herederos puede tomar las medidas necesarias para la conservación de los
bienes indivisos, empleando a tal fin los fondos indivisos que se encuentran en su poder. A falta de ellos, puede
obligar a los coherederos a contribuir al pago de los gastos necesarios". Los actos conservatorios son aquellos que
deben ser adoptados con urgencia para evitar que el bien hereditario sufra un deterioro, se degrade o perezca en
perjuicio de los herederos, por lo que su fin es mantener incólume su valor. Como ya se señaló, se diferencian de los
actos de administración porque éstos son los que hacen producir los beneficios propios de los bienes de acuerdo con
su naturaleza o destino. La legitimación para realizar los actos conservatorios durante el estado de indivisión
hereditaria la tiene cualquiera de los herederos.
Actos de administración y disposición: Pone de manifiesto el art. 2325 del CCCN: "los actos de administración y de
disposición requieren el consentimiento de todos los coherederos, quienes pueden dar a uno o varios de ellos o a
terceros un mandato general de administración...". El disenso deberá ser resuelto judicialmente. También puede
existir acuerdo para otorgar un mandato general de administración, ya sea a favor de uno o varios coherederos o a
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favor de un tercero. Sin embargo, si uno de los coherederos toma a su cargo la administración con conocimiento de
los otros y sin oposición de ellos, se considera que hay un mandato tácito para los actos de administración que no
requieren facultades expresas en los términos del segundo párrafo del art. 2325. Pero en ambos casos, ya sea un
mandato expreso o tácito, sólo podrá actuar el mandatario realizando los actos ordinarios de la administración de
los bienes indivisos, porque si la voluntad de los coherederos es que además pueda realizar actos que exceden la
explotación normal de dichos bienes, se requerirá que lo hayan facultado expresamente para hacerlo. Lo mismo
sucede respecto de la contratación y renovación de locación de bienes indivisos (art. 2325, parte 2). Al respecto hay
que tener en cuenta que el mandato se presume oneroso y que el mandatario está obligado a rendir cuentas
documentadas de su accionar, conforme lo establecen los arts. 1322 y 1334 del CCCN, respectivamente, aunque en
ambos casos será posible otorgarlo en forma gratuita y liberado del deber de rendición de cuentas. En suma, para la
administración de los bienes indivisos puede haber un administrador judicial designado. A falta de nombramiento,
deben actuar por unanimidad los coherederos en forma personal o bien otorgar un mandato general de
administración. Puede existir un mandato tácito cuando uno de los coherederos ha asumido con conocimiento de los
otros y sin oposición la administración de los bienes indivisos. Pero para que pueda realizar el mandatario actos que
exceden la explotación normal de los bienes o dar en locación o renovarla, deben contar con facultades expresas.
Para los actos de disposición se exige también la voluntad unánime de los coherederos y en este caso no está
prevista la posibilidad de delegar dichos actos en un mandatario.
Medidas urgentes: Además de los actos meramente conservatorios, es posible que, por la naturaleza de los bienes
indivisos, sea necesario realizar determinados actos, pero no se cuenta con la conformidad de todos los
coherederos. La solución se encuentra en la adopción por parte del magistrado interviniente en el juicio sucesorio de
estas medidas urgentes y aun en casos de extrema gravedad se podrá requerir su dictado antes de la promoción del
juicio respectivo, tal como lo autoriza el art. 2327 del CCCN. La legitimación para solicitar la adopción de medidas
urgentes recae en cabeza de cualquiera de los herederos porque no es posible lograr el consentimiento unánime
para actuar. El criterio que debe tener el juez es que la omisión de estas medidas pone en peligro el interés común
de todos los coherederos. Entre ellas, puede el juez autorizar el ejercicio de derechos derivados de títulos valores,
acciones o cuotas societarias, la percepción de fondos indivisos, o el otorgamiento de actos para los cuales es
necesario el consentimiento de todos los herederos.
Uso y goce de los bienes indivisos: Como propietario de los bienes indivisos, cada uno de los coherederos tiene
derecho al uso y goce de los bienes relictos. Por ello, en la medida de lo posible y de acuerdo a la naturaleza de cada
bien, los coherederos podrán gozar de ellos en forma simultánea y sin que el ejercicio de su derecho por parte de
uno de ellos perjudique el idéntico derecho que tienen los restantes. Así resulta de la primera parte del art. 2328 del
CCCN: "El heredero puede usar y disfrutar de La cosa indivisa conforme a su destino, en la medida compatible con
el derecho de los otros copartícipes...". La cuestión se complica cuando el uso que pretende hacer uno de los
coherederos no sea aceptado por el otro, en cuyo caso, no queda otra alternativa que recurrir a la resolución judicial
del conflicto. La segunda parte del artículo dispone: "... Si no hay acuerdo entre los interesados, el ejercicio de este
derecho debe ser regulado, de manera provisional, por el juez...". Puede suceder también que, durante la indivisión,
uno de los coherederos utilice en forma exclusiva uno de los bienes comunes, excluyendo de hecho a los otros
coherederos de ese derecho. Si éstos nada manifiestan al respecto, se considera que han prestado su
consentimiento en forma tácita y el coheredero que usa y goza del bien en forma exclusiva nada deberá al resto de
los coherederos. Pero también es posible que, frente al uso exclusivo que hace uno de los herederos, exista otro, al
menos, que formule su oposición. En tal caso, el ocupante exclusivo podrá hacer saber que desea compartir el uso
con los otros coherederos y esta manifestación será atendible en la medida que las características del bien permitan
su utilización en forma conjunta por todos los coherederos. Cuando éstos aceptan el uso común del bien
perteneciente al acervo indiviso, nada se deberán entre sí. Por el contrario, sí por la naturaleza de ese bien no es
viable el uso compartido, o cuando el ocupante exclusivo pretende mantener esa exclusividad, éste deberá
compensar a los otros coherederos en la medida que corresponda. La última parte del art. 2328 del CCCN establece:
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"... El copartícipe que usa privativamente de la cosa indivisa está obligado, excepto pacto en contrario, a satisfacer
una indemnización, desde que le es requerida". Este pago se determinará sobre la base del valor que se le asigne al
uso de ese bien en proporción a las porciones hereditarias de los restantes coherederos; es decir, no pagará por la
parte indivisa de la que es considerado propietario, pero sí por la utilización exclusiva de las porciones ajenas. Se
considera que mientras no haya mediado la oposición, el coheredero que usó el bien tendrá a su cargo el pago de los
impuestos y servicios que lo afectan por cuanto no sería lógico que además de utilizar, por ejemplo, un inmueble en
forma exclusiva pretendiere que los restantes coherederos abonen la parte proporcional de esos importes. Las
deudas por luz, gas, teléfono, etcétera deberán ser solventadas en forma exclusiva por el coheredero ocupante,
mientras que los impuestos municipales, eventualmente provinciales y por servicios de aguas pesan sobre todos los
coherederos. Cuando el ocupante exclusivo ha realizado mejoras en el inmueble, en la medida en que hayan
significado un incremento del valor del mismo, han beneficiado a los restantes copartícipes y deberán ser
solventadas por éstos en la parte proporcional que les corresponda. En este caso, se trata de mejoras útiles que
deben ser satisfechas en la medida señalada conforme lo dispone el art. 1938 del CCCN.
Frutos: Durante el estado de indivisión hereditaria los bienes relictos pueden producir frutos. En ese supuesto, su
pertenencia depende de la situación en la que se encuentren los bienes indivisos. Cuando el juez ha realizado una
partición provisional de su uso y goce conforme lo permite el art. 2328 del CCCN, los frutos pertenecerán al
coheredero al que se le haya adjudicado el bien productor del fruto. Por el contrario, cuando el uso y goce continúe
indiviso, los frutos acrecen la masa indivisa. Esta es la solución emana del art. 2329 del CCCN: "Los frutos de los
bienes indivisos acrecen a la indivisión, excepto que medie partición provisional...". Por otra parte, corno
consecuencia de este estado de indivisión, cada uno de los herederos tiene derecho a los beneficios y soporta las
pérdidas proporcionalmente a su parte en la indivisión, por así disponerlo el art. 2329 en su última parte.
Posesión y reivindicación: a) Posesión. De acuerdo al concepto que trae el art.1909 del CCCN, hay posesión cuando
una persona, por sí o por medio de otra, ejerce un poder de hecho sobre una cosa, comportándose como titular de
un derecho real, lo sea o no. La posesión que tenía el causante sobre determinados bienes es continuada por los
coherederos durante la indivisión. Así resulta del art. 2280 del CCCN: "Desde la muerte del causante, los herederos
tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que, no son transmisibles
por sucesión, y continúan erija posesión de lo que el causante era poseedor...". No puede existir la posesión material
por cuotas ideales, ya que se trata de un hecho; es decir que cada heredero se comporta como poseedor de todo el
bien. Esto no significa que en las relaciones entre ellos se reconozca que cada uno tiene una parte indivisa. En este
entendimiento, cuando un heredero ejerce la posesión de un bien cuya posesión ejercía el causante, no está
actuando como su único dueño sino como un comunero sobre la cosa que pertenece a todos. Como consecuencia de
esto, cualquiera de los coherederos puede oponer a terceros la posesión que tenía el causante y que es continuada
por ellos. b) Reivindicación Del mismo art. 2280 del CCCN surge que los coherederos tienen las acciones que tenía el
causante y, por esa razón, podrán ejercer la acción reivindicatoria cuando un bien que perteneciera al fallecido se
encontrase en poder de un tercero. El resultado de esta acción provocará que el bien reivindicado se incorpore a la
masa hereditaria indivisa y su destino final se determinará en la partición.
Indivisión forzosa: Si bien el destino final de la masa indivisa será la partición, puede suceder que, por diversos
motivos, esta división no se pueda realizar sobre toda esa masa o sobre alguno de los bienes que la integran. Una de
esas causas es la indivisión forzosa que puede ser impuesta por el testador, acordada por los coherederos, o resultar
de la oposición a la partición por parte del cónyuge supérstite o de un heredero.
A. Indivisión dispuesta por el testador: Al igual que lo establecido por el art. 51 de la ley 14.394, se ha receptado
en el CCCN la facultad del testador de imponer la indivisión sobre toda la herencia o sobre determinados bienes.
El art. 2330 del CCCN establece al respecto: "El testador puede imponer a sus herederos, aun legitimarlos, la
indivisión de la herencia por un plazo no mayor de diez años. Puede también disponer que se mantenga
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indiviso por ese plazo o, en caso de haber herederos menores de edad hasta que todos ellos lleguen a la mayoría
de edad: a) un determinado; b) un establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero, minero, o cualquier
otro que constituye una unidad económica; c) las partes sociales, cuotas o acciones de la sociedad de la cual es
principal socio o accionista. En todos los casos, cualquier plazo superior al máximo permitido se entiende
reducido a éste. El juez puede autorizar la división total o parcial antes de vencer el plazo, a pedido de un
coheredero, cuando concurren circunstancias graves o razones de manifiesta utilidad". La forma de instrumentar
la indivisión será mediante una cláusula testamentaria, ya que éste es el medio idóneo para efectuar
disposiciones sobre los bienes para después de la muerte. La indivisión referida a un bien determinado tiene por
fin evitar su partición durante el tiempo previsto y de ese modo impedir que sea desmembrado. Lo mismo
sucede con el establecimiento en cualquier tipo que constituya una unidad económica; es decir que sea de tal
naturaleza que su división la torne inviable por antieconómica.
B. Indivisión acordada portes herederos: Siguiendo los lineamientos del art. 52 de la ley 14.394, se permite que los
herederos acuerden la indivisión de la herencia, según lo que dispone el art. 2331 del CCCN: 'Los herederos
pueden convenir que la indivisión entre ellos perdure total o parcialmente por un plazo que no exceda de diez
años, sin perjuicio de la partición provisional de uso y goce de los bienes entre los copartícipes. Si hay
herederos incapaces o con capacidad restringida, el convenio concluido por sus representantes legales o con la
participación de las personas que los asisten requiere aprobación judicial. Estos convenios pueden ser renovados
por igual plazo al término del anteriormente establecido. Cualquiera de los coherederos puede pedir la división
antes del vencimiento del plazo, siempre que medien causas justificadas". Para que la indivisión tenga lugar
tiene que ser pactada entre todos los herederos; es decir, exige la unanimidad. Si hubiera herederos incapaces o
con capacidad restringida, el acuerdo puede ser realizado por sus representantes legales o con la participación
de quienes los asistan, pero en ese caso no tendrá efecto hasta su homologación judicial. El pacto de indivisión
puede ser realizado sobre toda la herencia o sobre una parte de ella, sin que exista restricción alguna al
respecto, por lo que podría referirse la indivisión a un bien que no constituya una unidad económica. Han
convenido que los bienes queden indivisos, pero el uso exclusivo de bienes determinados recaerá en cabeza de
los herederos tal como resulta del acuerdo. Aunque el pacto se encuentre vigente porque todavía no ha vencido
el plazo estipulado, cualquier heredero puede requerir la partición cuando medien causas justificadas. Las causas
que se invoquen deberán ser posteriores al acuerdo porque de lo contrario no podrán ser atendidas, ya que se
estaría alegando un obrar propio por lo menos negligente, y además deberán ser de una gravedad tal que
justifiquen apartarse del plazo convenido.
Oposición del cónyuge: Derecho del cónyuge supérstite a oponerse a la partición sobre determinados bienes,
quedando éstos en estado de indivisión forzosa. El art. 2332 establece: Si en el acervo hereditario existe un
establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero, minero o de otra índole que constituye una unidad
económica, o partes sociales, cuotas o acciones de una sociedad, el cónyuge supérstite que ha adquirido o
constituido en todo o en parte el establecimiento o que es el principal socio o accionista de la sociedad, puede
oponerse a que se incluyan en la partición, excepto que puedan serle adjudicados en su lote. Tiene el mismo
derecho el cónyuge que no adquirió ni constituyó el establecimiento pero que participa activamente en su
explotación. En estos casos, la indivisión se mantiene hasta diez años a partir de la muerte del causante, pero puede
ser prorrogada judicialmente a pedido del cónyuge sobreviviente hasta su fallecimiento. Durante la indivisión, la
administración del establecimiento, de las partes sociales, cuotas o acciones corresponde al cónyuge
sobreviviente. A instancia de cualquiera de los herederos, el juez puede autorizar el cese de la indivisión antes del
plazo fijado, si concurren causas graves o de manifiesta utilidad económica que justifican la decisión. El cónyuge
supérstite también puede oponerse a que la vivienda que ha sido residencia habitual de los cónyuges al tiempo de
fallecer el causante y que ha sido adquirida o construida total o parcialmente con fondos gananciales, con sus
muebles, sea incluida en la partición, mientras él sobreviva, excepto que pueda serle adjudicada en su lote. Los
herederos sólo pueden pedir el cese de la indivisión si el cónyuge supérstite tiene bienes que le permiten procurarse
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otra vivienda suficiente para sus necesidades”. La partición solo puede tener lugar cuando los cónyuges hubieran
estado sometidos al régimen de comunidad al momento de adquirir el inmueble. El objetivo de esta oposición es
permitir que el cónyuge supérstite continúe residiendo en la vivienda familiar hasta su fallecimiento, pero tal
derecho puede resultar inoperante si ese inmueble puede serle adjudicado en su lote al efectuarse la partición. Por
otra parte, los coherederos pueden requerir el cese de la indivisión de la vivienda si el cónyuge supérstite tiene
bienes que le permiten procurarse otra suficiente para sus necesidades. De no admitirse esta posibilidad, el
supérstite estaría ejerciendo abusivamente su derecho de oposición.
Oposición de un heredero: El art. 2333 del CCCN dispone: "En las mismas circunstancias que las establecidas en el
art 2332, un heredero puede oponerse a la inclusión en la partición del establecimiento que constituye una unidad
económica si, antes de la muerte del causante, ha participado activamente en la explotación de la empresa".
Indivisión forzosa y herederos menores, incapaces o con capacidad restringida: Puede suceder que los bienes
sometidos a indivisión forzosa sean explotados bajo la forma de una sociedad y si existen herederos menores,
incapaces o con capacidad restringida, deben ser protegidos. Si hay menores o incapaces, debe contarse con la
aprobación judicial, conforme lo exige el art. 2331 del CCCN. Resulta importante la incorporación a la protección
legal de los herederos incapaces y con capacidad restringida porque al igual que los menores no puede ver afectada
su responsabilidad personal por las deudas conforme lo establece en forma expresa el art. 2297 del CCCN. Nunca el
heredero protegido podrá responder con sus bienes personales por las deudas que resulten durante la indivisión. En
caso de decidirse a constituir una sociedad, debe ser del tipo que mantenga limitada la responsabilidad de los
herederos incapaces o con capacidad restringida y el contrato debe ser aprobado por el juez de la sucesión.
Asimismo, ante la posibilidad de que exista un conflicto de intereses entre los representantes legales y el incapaz, se
hace necesaria la designación de un tutor o curador especial tanto para la celebración del contrato como para
controlar la administración.
Efectos frente a terceros: Cualquiera que sea la causa por la que se genera el estado de indivisión forzosa, quedan
afectados los derechos de los terceros, en particular los de los acreedores de los herederos. El art. 2334 del CCCN
establece: "Para ser oponible a terceros, la indivisión autorizada por los arts. 2330 a 2333 que incluye bienes
registrables debe ser inscripta en los registros respectivos. Durante la indivisión, los acreedores de los coherederos
no pueden ejecutare el bien indiviso ni la porción ideal de éste, pero pueden cobrar sus créditos con las utilidades
de la explotación correspondientes a su deudor. Las indivisiones no impiden el derecho de los acreedores del
causante al cobro de sus créditos sobre los bienes indivisos". De acuerdo a esta norma, la oponibilidad de la
indivisión frente a terceros regirá desde que sea inscripta en los registros respectivos en el caso de que incluya
bienes registrables. La indivisión no afecta los derechos de los acreedores del causante, ya que éstos pueden cobrar
sus créditos sobre los bienes hereditarios aunque se encuentren en ese estado. De lo contrario, sería muy fácil a los
herederos burlar ese cobro en cualquiera de los casos en que la indivisión forzosa tiene lugar
Unidad 21: Partición
Es uno de los procesos particionarios, es el acto por el que un heredero legitimario exige a otro heredero
legitimario que traiga a la masa partible el valor de la donación que en vida le hizo el causante. Ese valor se imputa
a la porción hereditaria que le corresponde al heredero que recibió la donación.
Roberto fallece y lo sobreviven sus dos hijos juan y pedro. Cinco años antes de morir, Roberto le había donado a Juan
una casa que a la fecha de la partición tiene un valor de $100000 y no lo dispensó de colacionar. Al momento de la
muerte quedo en el patrimonio del causante la suma de $300000. No se había efectuado en vida otra donación a
herederos ni terceros y tampoco se dejó testamento. Para el cálculo de la masa hereditaria, al activo líquido
($300000) se le debe sumar el valor de las donaciones ($100000). La masa hereditaria es de $400000. Como solo hay
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dos herederos, le corresponde $200000 a cada uno. Si pedro ejerce la acción de colación, a Juan le resta recibir
$100000, porque ya recibió como adelanto de herencia loa $100000 en donación. Se computará en la hijuela de Juan
la suma de $100000 que ya recibió por donación, por lo cual le restará recibir $100000 más para completar su
porción. Pedro recibirá $200000 del patrimonio. Así se mantiene igualdad entre los herederos.
La colación lleva al resultado de atribuir a la conducta del causante que en vida entrega bienes a sus sucesibles
forzosos, el significado de una antelación o anticipación de la cuota hereditaria y no una alteración de su contenido.
La colación es una obligación cuyo cumplimiento se efectúa trayendo a la sucesión los valores dados en vida por el
causante. Busca la igualdad entre herederos legitimarios, sin perjuicio de que el testador, en el acto de donación o
en el testamento, pueda dispensar o mejorar a cualquiera de ellos en los límites de su porción disponible.
No consiste en traer efectivamente el bien como una reivindicación sino que se va a computar el valor del mismo en
la hijuela del heredero que recibió la donación. La colación debe ser peticionada por el heredero forzoso y debe
dictarse la sentencia condenatoria contra el heredero donatario. En el ejemplo citado, Pedro si no ejerce acción
alguna, los $300000 del activo líquido, se divide por mitades. Juan recibe $100000 de la donación más $150000.
Requisitos:
•
Que existan varios herederos forzosos (si existe solo uno, no habría posibilidad de alterar la igualdad cuya tutela
persigue la colación)
•
Que exista donación en vida del causante a un heredero forzoso
•
Que otro heredero forzoso reclame la colación
•
Que el heredero donatario haya aceptado la herencia ya que si ha mediado renuncia no está obligado a
colacionar al ser considerado como un extraño a la misma
•
Que no exista dispensa de colacionar a favor del donatario o cláusula de mejora expresa en el acto de la
donación o en el testamento.
La colación no está dirigida a defender la legítima sino en la operación de imputación del valor de los bienes que
salieron del patrimonio del causante en beneficio de alguno de sus herederos forzosos (a través de la donación). La
donación es un anticipo de herencia. El heredero forzoso donatario recibe a cuenta de su porción hereditaria. La
acción de reducción tiene como finalidad la protección de la legítima.
Actos sujetos a colación:
1. Donaciones: Tal como resulta de la letra del art. 2385 del CCCN, la donación hecha por el causante a su
descendiente o a su cónyuge constituye el típico acto que queda sujeto a la obligación de colacionar.
2.
Actos simulados: Las cuestiones conflictivas surgen cuando, como sucede con mucha frecuencia, se ha
encubierto la donación bajo la apariencia de un acto oneroso. En ese supuesto es preciso que quien pretenda la
colación demuestre la simulación del acto ostensiblemente oneroso, desentrañe su naturaleza de gratuito para
que, entonces, proceda la colación.
3. Actos encubiertos: También puede suceder que la donación no se encubra bajo una simulación sino que se trate
de un acto no explicitado, como sucede, por ejemplo, cuando el causante ha entregado a un legitimario una
suma de dinero destinada a la adquisición de un bien. La donación de dicho importe podrá acreditarse por
cualquier medio de prueba, inclusive por la de presunciones, en tanto sea factible la demostración de que el
legitimarlo que figura como adquirente del bien no contaba con una situación patrimonial que le permitiera
afrontar con fondos propios la compra cuestionada.
4.
Sociedades entre padres e hijos: Otra de las cuestiones que se presenta en la práctica con frecuencia la
constituye el caso de sociedades entre padres e hijos. Ocurre que el padre tiene una actividad comercial o
industrial y luego de un tiempo comienzan a colaborar con él alguno de los hijos mientras que otros no lo hacen.
En un determinado momento el padre constituye una sociedad con los hijos que trabajan en la explotación,
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apareciendo éstos aportando una parte del capital social sin haberlo hecho en realidad. Al fallecimiento del
padre, los hijos que no han tenido participación en la sociedad se ven perjudicados porque sus hermanos ya
tienen una parte social a su nombre. El criterio que se utilice para juzgar cada caso no deberá dejar de lado que
las sociedades entre padres e hijos no deben ser desalentadas; pero ese favor con que hay que analizarlas no
puede permitir que se produzca un perjuicio para los legitimarios excluidos.
5. Presunción de gratuidad: Cuando una persona ha entregado a un legitimario un bien reservándose el usufructo,
el uso, la habitación o con la prestación de una renta vitalicia se presume la gratuidad del acto y la intención de
mejorar al beneficiario y, en tal caso, el valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el
excedente es objeto de colación. Esta colación no procederá cuando los otros legitimarlos consintieron en la
enajenación.
6. Fideicomiso: La constitución de un fideicomiso debe ser analizada en particular para desentrañar si ha existido
un acto a título gratuito que pueda quedar sujeto a colación. Básicamente hay que tener en cuenta dos
situaciones. La primera ocurre cuando se han afectado bienes a un fideicomiso y se nombra beneficiario a un
legitimado. Este recibirá las rentas que produzcan esos bienes durante la duración del fideicomiso y luego de
terminado los bienes pasarán al fideicomisario. En este caso, hay una auténtica transferencia de la propiedad de
las rentas a favor del beneficiario y éste podrá disponer de ellas, aunque el fiduciante todavía viva. Cuando no
exista una obligación legal por parte del fiduciante respecto del beneficiario, como por ejemplo, una obligación
alimentaria, el otorgamiento de las rentas a favor del legitimario beneficiado tiene el carácter de gratuito y, por
ello, puede ser objeto de colación. La otra situación tiene lugar cuando el legitimarlo ha sido designado
fideicomisario y el fideicomiso termina en vida del fiduciante. En este supuesto, los bienes que eran de éste y
que fueron objeto del fideicomiso pasarán en plena propiedad al legitimario que ha sido nombrado
fideicomisario y tal transmisión de la propiedad es gratuita. Por lo tanto, también en este caso puede ser objeto
de la acción de colación entablada por otros legitimarios.
7. Actos de los que resulta una ventaja particular: El art. 2391 del CCCN contempla otros casos de colación: "Los
descendientes y el cónyuge supérstite obligados a colacionar también deben colacionar los beneficios recibidos a
consecuencia de convenciones hechas con el difunto que tuvieron por objeto procurarles una ventaja particular
excepto dispensa y lo dispuesto para el heredero con discapacidad en el art 2448. Se trata de una ventaja que el
causante otorga a uno de los legitimarios mientras que otros no gozan de tal beneficio y ello provoca una
desigualdad que justifica la colación.
Actos no sujetos a colación: No será posible reclamar la colación respecto de determinados beneficios que son
mencionados en forma expresa en el art. 2392 del CCCN: “No se debe colación por los gastos de alimentos; ni por
los de asistencia médica por extraordinarios que sean; ni por los de educación y capacitación profesional o artística
de los descendientes, excepto que sean desproporcionados con la fortuna y condición del causante; ni por los
gastos de boda que no exceden de lo razonable; ni por los presentes de uso; ni por el seguro de vida que
corresponde al heredero, pero sí por las primas pagadas por el causante al asegurador, hasta la concurrencia
de/premio cobrado por el asegurado. También se debe podo empleado para establecer al coheredero o para el pago
de sus deudas". Una aclaración necesaria es que esta enumeración se refiere a gastos realizados a favor de los
descendientes y no del cónyuge por lo que si éste hubiera recibido por alguno de esos conceptos a título gratuito
deberá colacionarlo. Esta enunciación de gastos se encuentra justificada en razón de la solidaridad que debe existir
entre los miembros de una familia y que, como consecuencia de esa justificación, no se puede interpretar que
constituyan una donación que signifique un adelanto de la herencia.
Donaciones inoficiosas: Art. 2386 La donación hecha a un descendiente o al cónyuge cuyo valor excede la suma de la
porción disponible más la porción legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación
o mejora, está sujeta a reducción por el valor del exceso.
La donación es inoficiosa cuando excede la porción disponible.
Legitimario renunciante: Uno de los requisitos para que la acción de colación sea procedente es que el legitimario
haya aceptado la herencia, pues, de lo contrario, se aplica el art. 2301 recién reseñado. Un efecto de esta renuncia
es que el que había sido legitimario podrá conservar las donaciones hechas a su favor por el causante o reclamar el
cumplimiento de su legado. El art. 2387del CCCN dispone en ese sentido: "El descendiente o el cónyuge que
renuncia a la herencia pueden conservar la donación recibida o reclamar el legado hecho, hasta el límite de la
porción disponible". En realidad, lo que sucede en este supuesto es que no podrá intentarse la acción de colación en
28
su contra porque ésta es procedente entre legitimados y el renunciante ya no ostenta esa condición. Por tal motivo,
podrá conservar el bien donado y si éste supera la porción disponible podrá ser objeto de la acción de reducción
como cualquier otra donación que afecte la legítima de los legitimarios. En cuanto al derecho a reclamar el legado
por parte del legitimado renunciante en la medida en que no supere la porción disponible, hay que destacar que no
guarda relación con la acción de colación. Este derecho lo tiene todo legatario, sea un extraño a la herencia o sea un
heredero que ha aceptado la herencia o sea un heredero renunciante; lo relevante será que la disposición
testamentaria se pueda cumplir íntegramente porque no supera la porción disponible.
La acción de colación: Esta acción solo es viable a partir del fallecimiento del causante, pues frente al proceder del
donante los legitimarios perjudicados deberán esperar que se produzca la muerte, ya que recién en ese momento
ocurre la apertura de la sucesión y la consiguiente transmisión hereditaria. Al tratarse de una acción personal, podrá
ser renunciada después de la muerte, ya sea en forma expresa o tácitamente, aunque en este último caso, los actos
de los cuales se pueda deducir la renuncia deben ser interpretados en forma restrictiva, por cuanto la voluntad de
desprenderse de un derecho que la ley ha concedido a su favor y con un fin proteccional debe ser inequívoca
Legitimación activa: No todo heredero legitimarlo se encuentra habilitado para promover la acción de colación, ya
que solo corresponde a los descendientes y al cónyuge supérstite, pero no a los ascendientes que también ostentan
esa protección legal. El art. 2395 del CCCN establece: "La colación solo puede ser pedida por quien era coheredero
presuntivo a la fecha de la donación. El cónyuge supérstite no puede pedir la colación de las donaciones hechas por
el causante antes de contraer matrimonio". Por lo tanto, además de ostentar la condición de legitimarlo al tiempo de
la muerte del causante, es imprescindible que se haya tenido esa condición en el momento en que se efectuó la
donación.
Legitimación pasiva: El art. 2385 del CCCN menciona en su parte pertinente que: "Los descendientes del causante y
el cónyuge supérstite que concurren a la sucesión intestada deben colacionar a la masa hereditaria el valor de los
bienes que les fueron donados por el causante, excepto dispensa o cláusula de mejora expresa en el acto de la
donación o en el testamento....". Por lo tanto, la colación se debe demandar contra un coheredero que sea
descendiente del causante o contra el cónyuge supérstite. La situación de los descendientes no ofrece dificultades
interpretativas, pero no sucede lo mismo con relación al cónyuge supérstite. En este caso, es preciso efectuar
algunas consideraciones respecto de la posibilidad de que se haya efectuado una donación de un cónyuge hacia el
otro. La primera se refiere a que es necesario tomar en cuenta el régimen patrimonial matrimonial al que se
encuentran sometidos los cónyuges. En caso de estar sujetos a un régimen de comunidad, los cónyuges no pueden
contratar en interés propio entre sí (art. 1002, inc. d, CCCN) por lo que no podrían celebrar el contrario de donación.
Dentro de este régimen solamente resultan viables las donaciones que se hicieran entre ellos en la convención
matrimonial (art. 446, inc. CCCN). Por el contrario, si los cónyuges se encuentran sometidos a un régimen de
separación de bienes, no existe impedimento legal como para que celebren un contrato de donación.
Colación por otro: Para que pueda intentarse la acción de colación es preciso que el demandado haya recibido una
donación del causante o bien que la haya recibido el representado, en cuyo caso la acción se dirige contra el
representante. Por esa razón, no es admitida en nuestro derecho la llamada colación por otro; es decir que no existe
el deber de colacionar cuando la donación no ha sido recibida por el propio demandado sino por un pariente de él. El
art. 2389 del CCCN señala el principio general y una excepción: "Las donaciones hechas a los descendientes del
heredero no deben ser colacionadas por éste. El descendiente del donatario que concurre a la sucesión del donante
por representación debe colacionar la donación hecha al ascendiente representado'. A su vez, el art. 2390 del CCCN
dispone: 'Las donaciones hechas al cónyuge del heredero no deben ser colacionadas por éste. Las hechas
conjuntamente a ambos cónyuges deben ser colacionadas por la mitad, por el que resulta heredero". En la primera
parte de estos dos artículos se señala claramente la imposibilidad de colacionar por la donación recibida por un
descendiente del heredero o por su cónyuge.
Situación del posible heredero al momento de recibir la donación: No hay duda que no se es heredero hasta el
momento en que se produce la muerte del causante; por ello antes del fallecimiento es necesario aludir al posible
heredero, es decir, a quien en un momento determinado si se produjese la muerte sería llamado a heredar.
Resultaba de fundamental importancia establecer si al momento de recibir la donación se tenía que tratar de un
posible heredero en caso de producirse el fallecimiento en ese instante o bien si no tenía para esa época un
llamamiento vigente. La cuestión ha sido resuelta en forma expresa en el art. 2388 del CCCN: "El descendiente que
no era heredero presuntivo al tiempo de la donación, pero que resulta heredero, no debe colación. El cónyuge no
debe colación cuando la donación se realiza antes del matrimonio”. En todos los supuestos señalados, no se puede
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interpretar que al hacer la donación se tuvo la intención de realizar un anticipo de la herencia porque no se
ostentaba la condición de sucesible en ese momento. Debido a esta situación tampoco se puede presentar la
dispensa de la colación porque carecería de efecto jurídico la que se hiciera respecto de una donación hecha a favor
de quien en ese momento no es heredero. De allí que la solución impuesta por el art. 2388 del CCCN resulta atinada
y refleja la opinión doctrinaria mayoritaria que existía hasta la reforma.
Cálculo del valor colacionable: La reforma ha resuelto esta cuestión con un criterio diferente al establecer en el párr.
2° del art. 2385 del CCCN: Dicho valor se determina a la época de la partición según el estado del bien a la época de
la donación...". Esto significa que para determinar el valor colacionable hay que valuar el bien tal como se
encontraba en el momento en que se hizo la donación y ese importe actualizarlo a la época en que se realiza la
partición.
Responsabilidad del donatario: Como la donación traspasa el derecho de propiedad a favor del donatario, el
acrecimiento o el perecimiento del bien donado, lo beneficia o perjudica, según el caso. Por ese motivo, de acuerdo
al art. 2393 del CCCN: "No se debe colación por el bien que ha perecido sin culpa del donatario. Pero si éste ha
percibido una indemnización, la debe por su importe". Cuando el perecimiento se debe a la culpa del donatario
resulta de esta norma que debe colacionar el valor de ese bien. Lo mismo sucede cuando no ha mediado
culpabilidad en el perecimiento, pero se ha percibido una indemnización que subroga al bien.
Sentencia: La sentencia condenatoria que obliga a colacionar establecerá el valor del bien colacionable. Hecha esta
determinación, dicho valor se computará dentro de la masa de partición y se imputará en la hijuela del legitimario
donatario. El art. 2396 del CCCN así lo establece: "La colación se efectúa sumando el valor de la donación al de la
masa hereditaria después de pagadas las deudas, y atribuyendo ese valor en el lote del donatario". Además,
deberán incluirse los intereses sobre ese valor desde la mora que opera con la notificación de la demanda.
Dispensa de la colación: Conforme resulta del primer párrafo del art. 2385 del CCCN, la dispensa puede
instrumentarse en el acto de la donación o en el testamento, al igual que una cláusula en la que se mejore en forma
expresa al donatario. No se ha contemplado la dispensa que puede haberse instrumentado en el contrato de
fideicomiso, ya que no se ha previsto en forma expresa que de este contrato pueda generarse la obligación de
colacionar. Sin embargo, ya se ha señalado que se trata de un acto a título gratuito del cual puede surgir el anticipo
de la herencia a favor de un legitimarlo, por lo que si en el contrato de fideicomiso se hubiera incluido una dispensa
debería ser considerada válida. Como la voluntad del donante no puede afectar la legítima de los legitimarlos, su
poder discrecional tiene como límite la porción disponible. Cuando el valor de la donación excediese de la porción
disponible y hubiera dispensa al donar o dispensa testamentaria o cláusula de mejora, la obligación de colacionar
solo será admisible por dicho excedente.
Presunción de mejora: Existe un caso en el que la propia norma presume la intención de mejorar en la medida de la
porción disponible. Ello tiene lugar en la situación prevista por el art. 2461 del CCCN: "Si por acto entre vivos a título
oneroso el causante transmite a alguno de los legitimarlos la propiedad de bienes con reserva de usufructo, uso o
habitación, o con la contraprestación de una renta vitalicia, se presume sin admitir prueba en contrario la
gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario... El valor de los bienes debe ser imputado a la porción
disponible y el excedente es objeto de colación... ".
Colación de deudas : Debido a que al producirse la transmisión de la herencia se traspasan no sólo los bienes que
eran propiedad del causante sino también los créditos que éste tenía, es preciso diferenciar cuando el deudor es al
mismo tiempo un heredero y el caso en que el deudor sea un extraño. En el primer supuesto, el heredero recibirá
bienes como consecuencia de su condición de tal, pero al mismo tiempo deberá cancelar la deuda que tenía con el
causante. Como no hay confusión entre la herencia y el patrimonio personal del heredero, esta situación debe ser
considerada en particular. El art. 2397 del CCCN determina las deudas que deben ser colacionadas: "Se colacionan a
la masa las deudas de uno de los coherederos en favor del causante que no fueron pagadas voluntariamente
durante la indivisión, aunque sean de plazo no vencido al tiempo de la partición". En primer lugar, es preciso
remarcar que nada impide que el heredero deudor cancele voluntariamente su deuda que tenía con el causante
pasando a integrar su importe la masa de partición. Pero cuando la deuda ha subsistido durante la indivisión, deberá
ser colacionada al hacer la partición, aunque todavía no se encuentre vencida. Al producirse la colación de la deuda,
el heredero recibirá menos bienes hereditarios y esta situación no podrá ser objetada por sus propios acreedores.
Como resultado de este criterio, el coheredero seguirá siendo deudor por el saldo que resulte de descontar de los
bienes que le correspondían el monto de su deuda.
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