Subido por Sasha soto

Seminario. 1º Pacial resumen de Teoria III

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Teoría psicoanalítica III - SEMINARIOS
Seminario 1 - “SUS TRES” O TRIADA LACANIANA: Imaginario, simbólico, real.
Son registros donde se desarrolla la experiencia humana. Es también un “trípode” puesto que sostiene la
enseñanza lacaniana.
Lacan considera un escrito propio (discurso de Roma: función y campo de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis) como su propio ingreso en psicoanálisis, Sin embargo, sus registros son anteriores a sus escritos.
Sus escritos anteriores a 1953 (tales como el estadio del espejo, la agresividad en psicoanálisis y acerca de la
causalidad psíquica) son escritos influenciados por la obra freudiana. Estos giraran alrededor de lo denominado “lo
imaginario”. Y luego del 53 pasa a una primacía de lo simbolico
Lacan posiciona su enseñanza como un retorno a Freud, a partir de su triada.
1) Lacan considera necesario retornar a Freud, eje del cual los llamados “postfreudianos” se estaban alejando.
(Principalmente Freud A., Klein, M. & Winnicott D.). El retorno a Freud sería una corrección, rectificación, de la
forma de interpretar los textos freudianos.
2) Lacan habla del “debate de las luces”, que podemos describir como una lucha con los conceptos irracionales
sobre la enseñanza psicoanalítica. Exige por tanto, al psicoanalista, dar razón de su practica. El psicoanalista es
dos: Aquel de la escena psicoanalítica y aquel que explica y teoría eso que hizo.
3) El retorno no implica una simple repetición de lo dicho por Freud. “Hace diferencia”:
• Retoma los conceptos más necesitados de fundamentos razonables para aclarar el mismo.
• Lacan establece su propia lógica, pasando los texto freudiano por los tres registros y esclareciendo y
ordenando lógicamente los mismos
• Lacan lee a Freud de forma critica, criticándolo incluso con los mismos conceptos freudianos. Ejemplo de esto
es el fin de analisis y las instituciones analíticas.
Podemos plantear por lo tanto los dos hitos de la enseñanza de lacan: La primera son los años 50 y el tramo
final, son los años 70:
El primer corte, señala una supremacía o prevalencia de lo simbólico por sobre lo imaginario y lo real,
fundamentada de la corrección respecto a los “desvíos postfreudianos”. La critica fundamental a sus
contemporáneos es que, en las lecturas de estos, olvidan el registro de lo simbólico y se pierden en lo imaginario.
Lacan nos señala los textos fundamentales de Freud, son considerados estos como la interpretación y anticipación
de Freud de los modernos desarrollos de la lingüística. El material analizado en estas obras son, efectivamente,
hechos del lenguaje, y por lo tanto se relacionarían con el registro imaginario. Se resume esta etapa en su famosa
frase: “El inconsciente esta estructurado como un lenguaje” (un inconsciente más ligado al significante [simbólico]
que al significado [imaginario]).
La supremacía o prevalencia de lo simbólico
Lacan hace, en los años 50, hincapié en señalar las formaciones del inconsciente como aquellas que el mismo
produce por su trabajo, que están del lado de lo simbólico y serían hechos del lenguaje. Siendo que el
inconsciente está estructurado como un lenguaje, pudiendo utilizar el mismo para su interpretación. Lo que
Freud encuentra – al nivel del retorno de lo reprimido – es una insistencia palabrera, (insistencia del mismo
inconsciente que contiene un saber no sabido), que en forma de mensaje se hace oír. Lo simbólico se asocia a la
insistencia misma de esa memoria significante que es el inconsciente.
Lacan señala que la resistencia es imaginaria. Lo imaginario es justamente aquello que resiste al retorno de
lo reprimido, o (siguiendo a Freud) es el Yo: “Lo importante, es que los síntomas analíticos, se producen en la
corriente de una palabra que intenta pasar. Esta palabra encuentra siempre la doble resistencia que llamaremos el
ego del sujeto y su imagen.”
Por lo tanto: si lo simbólico insiste, y lo imaginario resiste, lo simbólico se manifiesta en lo sintomático del
retorno de lo reprimido.
Esquema Landa, o esquema L
S: Sujeto. [aquí (en los años 50) todavía el matema que lacan utiliza es S
y no $, sujeto barrado, concepto que desarrollara más adelante]
A: Otro, también llamado Gran Otro.
a: Yo (moi).
a': otro.
En el esquema L no hay lugar para lo real. Solo hallamos referencia a
lo simbólico y a lo imaginario.
Eje imaginario: a' > a. Es aquel donde se condensan todas las
relaciones del yo con el [otro] semejante, es decir, del yo con su imagen
especular. La imagen especular que para Lacan es la imagen que
constituye al sujeto. (Estadio del espejo)
El eje simbólico: es el que va del Otro (A) al S. En este eje va la
insistencia palabrera del inconsciente, esa insistencia que desde el Otro se dirige hacia el Sujeto. Esta sería la
palabra plena o retorno de lo reprimido. Esta palabra le llega al sujeto de forma insistente, quebrando e
interrumpiendo la palabra vacía del eje imaginario con alguna irrupción de alguna formación del inconsciente.
Esta interrupción rompe con la vanidad del yo (aquella donde el ego del yo se fomenta).
Seminario 2 - Continuacion del esquema L.
Si analizamos la distribución del esquema podemos ubicar al sujeto del lado izquierdo del esquema
(corresponden S y a), mientras que al lado derecho podemos llamarlo como el lado del otro (A y a').
Analizando ahora los vectores observamos que:
1. El A es un lugar determinante (dirección de las flechas).
2. Por el contrario, a (yo) es determinado.
3. S → a' es el vector del deseo, aquel que torna activo al sujeto.
4. A→S significa que A determina S. Entre ellos están interdeterminados,
sin embargo no hay reversibilidad.
5. a' → a significa que la imagen del otro determina al a (yo) y es
determinado por S → a'.
Si bien lo imaginario es fechado por Lacan en los primeros meses de vida del sujeto [estadio del espejo] - esto
es antes de que posea la palabra- A (Otro) indica que el registro simbólico tiene una posición antecedente
respecto de lo imaginario. Cronológicamente, podemos ubicar la constitución de lo imaginario anterior al uso
del lenguaje, pero el lenguaje en tanto constitucional es anterior a lo imaginario y de la constitución de su
yo (podemos observarlo en todos los casos en que los adultos ya hablan del sujeto antes de su nacimiento).
Dicho desde la teoría freudiana, podríamos decir que antes del yo lo antecede los ideales de los otros que lo
determinan. Traducido al trabajo en la clínica, esto significa que si yo quiero influir en cómo se siente el sujeto
(imaginario) tendré que hacerlo desde lo simbólico (es la palabra plena, podemos decir que analizar un lapsus o
un sueño es darle lugar a esa palabra plena. No es lo mismo señalar un lapsus que dejarlo pasar)
El vector del deseo (S → a') es una flecha discontinua [formada por puntos]. En Lacan, eso por lo general
significa que refiere al inconsciente. Pero además es que a esta altura Lacan determina una dirección de la cura.
Si lo determinante es A (Otro), y lo determinado es a (yo), el análisis debe proceder desde el A (Otro) para poder
operar sobre el S. Sobre el eje imaginario ubicará la transferencia, y por lo tanto, como resistencia, ya que es
aquello que el sujeto cree de si-mismo. Es resistencia al paso de la palabra [plena], al paso de lo simbólico.
Estadio del espejo
Decíamos, que la constitución del yo en la fase del narcisismo, es tomada de Freud y de su elaboración. Freud
sostenía que el yo no es un dato primario, sino que se constituye en un determinado sujeto. Cuerpo, yo y realidad
son construcciones. Lo primario, en la teoría Freud, es el autoerotismo. El empuje a la unificación de las pulsiones
comienza en la fase del narcisismo, en la constitución yoica. Esa constitución yoica implica un anhelo de unidad.
Cuando Freud habla, dice que “eso [la unificación] no se produce sino por la mediación de un nuevo acto psíquico”.
Ese nuevo acto psíquico [que en Freud no termina de desarrollar] Es continuado por el estadio del espejo de
Lacan.
¿Cual es ese nuevo acto psíquico? Una identificación que debe producirse para que el yo se constituya como
tal. Nos referimos a una identificación imaginaria, precisamente porque el yo se constituye sobre la base de una
identificación con la imagen del semejante. Es como si estuviéramos diciendo que “el yo es desde el comienzo otro”.
Hay un Jubilo, alegría, en el momento en que el niño se reconoce en el espejo. Ese jubilo es producto de la ilusión
de unidad que le da la imagen a ese cuerpo del cachorro humano, descoordinado.
El estadio del espejo es previo a la introducción de los registros. Esto significa que, cuando cuente con dicha
herramienta, tendrá que releer dicho “estadio”. Es la importancia de lo simbólico de la que hablamos. “lo imaginario
no puede considerarse un registro primero, sino que el modo en que el yo se relaciona con su imagen, esta
soportado o determinado justamente por lo simbólico”.
Dice Lacan que la función del ideal-del-yo como instancia simbólica - mediatizada por lo verbal - regula la
relación del yo con sus objetos y consigo mismo (el yo también es objeto del yo). Entonces, aquello con lo que el yo
se media y media los objetos, es más bien “el ideal del otro”, es producción del A (Otro). Tal es así que el matema
del Ideal del yo es I(A) [Lease, Ideal-del-Otro] (Tal como el super-yo era el portador del ideal [en la teoría
Freudiana], quien miraba al yo).
¿Dónde está lo Real?
En el primer periodo de Lacan, poco aparece este registro. No hay una referencia univoca a este registro.
Vamos a sintetizarlo en dos versiones:
Muchas veces lo real de los años 50 no se distingue de la idea de realidad, incluso podría prestar a confusión.
También lo real aparece en la angustia de una imagen, que resume la “revelación de lo real”. Eso que
angustia, es el signo-mismo que indica la presencia de lo real. En el seminario I0 dirá que “la angustia es el punto
de encuentro con lo real”. Es algo que es innombrable. De lo que no puede representarse, (ni poner en palabras ni
imaginar). Dice Lacan: “[La angustia es la] marca de una experiencia privilegiada excepcional, donde un real es
aprehendido más allá de toda mediación simbólica”. Eso que emerge, va a ir tomando la forma de un objeto (dio pie
al concepto de “objetoa” Lo que causa angustia es exactamente aquello que – como real - debe permanecer oculto.
Es cuando emerge que causa angustia. Ese real no se revela en cualquier momento: se revela en instantes
fortuitos, azarosos.
Resumiendo, en años 50: A lo simbólico Lacan lo ubica del lado de la palabra plena, donde
encontramos también la insistencia. Lo imaginario, por otro lado, lo ubicamos en relación a la resistencia a
la palabra plena, en el eje del yo y su relación con los objetos. Por ultimo, lo real estaría definido en tanto
realidad y – mas importante - como eso innombrable. [Pero lo real nada tendrá que ver con la realidad en los
años 70].
El par insistencia-resistencia.
Si en el primer periodo de su enseñanza (años 50), la insistencia esta del lado de lo simbólico, dicha insistencia
estará luego en el orden de lo real. Será, “aquello que se resiste a la simbolización”. Ese mismo real que se resiste a
la simbolización, es, por otro lado, “causa del insistente trabajo del inconsciente por simbolizarlo”.
En el seminario I1 Lacan va a hablar de lo que el llama automaton, palabra tomada de Aristóteles.
Lacan lo usa para hablar del retorno de lo reprimido. Indica allí que las formaciones del inconsciente son justamente
esa automaticidad, retorno, cuya causa es real. La insistencia de lo simbólico por simbolizar esta causada por [la
resistencia de] lo real. Es un real más allá del automaton, del retorno de la insistencia de los signos que nos somete el
principio de placer. Lo real es aquello que yace siempre detrás del automaton. Esa automaticidad [del orden
simbólico] tiene por función tramitar aquello que la ocasiona. Entonces, cuando habla de lo real como traumático,
entra en juego otra noción aristotélica que utiliza Lacan: la Tyche (o tuje), esto es “el encuentro con lo real”, el
encuentro con lo traumático, en tanto que es esencialmente encuentro fallido. Lo que ha de ser simbolizado. La
realidad esta ahí sufriendo, aguanta, esta a la espera. La compulsión rige hasta los rodeos del proceso primario.
En el ordenamiento lacaniano podemos encontrar esta forma de repetición, simbólica, automaticidad del
inconsciente, el automaton que se hace oír (son los sueños y los lapsus, por ejemplo). Pero además hay otro tipo de
repetición, la de la compulsión de repetición [que Freud era una resistencia del ello] como cara real de la repetición
en Lacan. Esta es otra definición de Lacan de lo real: Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar. Lo real es
“lo imposible”, vuelve justamente porque es la causa real, tiene esa cara traumática. Aparece y frente a eso el sujeto
nada puede hacer.
El inconsciente, por un lado, insiste y – por otro lado – es la resistencia del ello en tanto compulsión de
repetición. La resistencia del inconsciente es el intento de simbolizar a lo que justamente resiste a la
simbolización. “La resistencia real deviene así causa de la insistencia simbólica”. El inconsciente no cesa de
escribir lo que de lo real no cesa de no-inscribirse.
Seminario 3 - Nudo borromeo.
Lacan va a ubicar en el nudo borromeo a los tres registros como homogéneos, esto significa que ninguno tiene
primacía por sobre el otro. A esos campos, les va a asignar distintos términos: en lo imaginario va a poner cuerpo, en
lo simbólico, muerte, [el significante mata la cosa] y en lo real va a poner vida.
Este nudo borromeo es el que presenta en el año 74 en una conferencia que llama la tercera (de Roma). Se trata
de un anudamiento especial, que cualquiera de los nudos que cortemos se rompía el nudo. No están entrelazados
sino apilados uno sobre el otro, y el tercero los teje. Cuando Lacan lo pone en el plano queda de esta manera:
JA tiene que ver con lo que lacan llama jouissance del otro. [goce del otro]
a: deviene del objeto a.
Jφ: es para señalar jouissance de φ [Phi (de falo)], es decir goce fálico.
Cuerpo-imaginario. Simbólico-muerte. Real-vida.
En Lacan la cuestión de la imagen, la cuestión de la formación del yo está ligada a lo imaginario. Ya sabemos
que su estadio del espejo está ubicado, por él mismo, como un antecedente en su entrada al campo del
psicoanálisis. El cuerpo y lo imaginario siempre han estado ligados. Él dice: “el cuerpo se introduce en la economía
del goce... de allí partí yo, por la imagen del cuerpo. La relación del hombre de lo que llamamos así con su cuerpo,
si algo subraya muy bien es que es imaginaria”.
Más difícil nos resulta entender por qué en lo simbólico pone muerte, y por qué pone vida en lo real. Hay
una frase de Lacan que dice que: “el significante mata la cosa”. Esto es, que el lenguaje tiene un carácter
mortificante. Nombrar algo, representarlo, ya es en cierto modo tomar una distancia.
Cuando un niño llega al mundo se le va imponiendo el significante: Se lo alimenta con un cierto ritmo, el niño
tiene que llorar para mamar. Es decir, son todas introducciones del significante en ese cuerpo, algo del goce se va
perdiendo en esa domesticación que se hace de un cachorro humano.
Es decir, un sujeto desde su primer, su concepción, incluso antes de su llegada al mundo, es llamado a habitar
un lenguaje. Se le espera con un significante, que paradójicamente se lo llama nombre propio le es dado por el otro.
Ese nombre propio, es aquello que nos sobrevive, que queda en la tumba. La sepultura, como signo arqueológico
muestra como a lo natural se lo agrega lo simbólico. A lo que lo humano esta irremediablemente ligado.
Hay una resistencia al goce en el ser humano, un contrapunto entre goce y significante. Por ejemplo, si hay
algo que suponemos básico es alimentarse. Suponemos que no se puede vivir sin alimentarse, y sin embargo, no
hay esa naturalidad en el ser humano. En los casos de anorexia y bulimia vemos que cuestiones naturales, como
comer, pueden enloquecer a partir del significante.
Introducción a la topología
En el seminario 5 de Lacan que se llama “Las formaciones del inconsciente”, nos va servir para analizar una
determinada formación del inconsciente y además para dar cuenta de ella de forma satisfactoria, El grafo es
absolutamente de uso clínico
El grafo del deseo representa la primera entrada sistemática de la topología en la enseñanza. La topología
es una rama de la geometría métrica, que se ocupa de los espacios, que establece funciones, que indica
relaciones entre términos, y que delimita lugares. Lacan dice: “Me vi llevado a situarlos en una topología, eso le
di yo a los míos. Y se lo di para que supieran orientarse en la práctica.”
Se trata de representar mejor el sujeto propio de la experiencia analítica, y justamente esa progresión,
Todos ellos formas de presentar los conceptos psicoanalíticos y las relaciones que se verifican entre ellos de
modo simultáneo. En la presentación por modelos, esquemas, grafos, nudos, es en simultáneo me es posible
tener una aprehensión más directa de lo que ocurre y de las relaciones de las articulaciones que hay entre cada
uno de ellos.
En el primer momento de la enseñanza de lacan, lo simbólico determina lo imaginario y lo real, esto quiere
decir que lo imaginario y lo real tienen una relación tópica equivalente respecto de lo simbólico. Por ejemplo: lo
simbólico arriba de lo imaginario y lo real, que están en un mismo nivel. Entonces ambos están determinados por
lo simbólico. Si Lacan está diciendo que en el campo de lo simbólico, los significantes se diferencian uno de los
otros, no hay analogía entre significantes, sino que hay pura diferencia, justamente ahí encontramos porque
Lacan del modelo y del esquema óptico, pasó a los grafos, porque el modelo es insuficiente a la hora de
representar lo que quiere representar. La representación tiene un límite. No termina de representar lo quiere
representar, que lo simbólico determina lo real y lo imaginario.
Cinco dimensiones del por qué se le ocurre a Lacan que usar la topología:
La primera dimensión: se hace caso omiso a la forma. Es decir, en la topología las formas no cumplen
ninguna función. Es decir, se rompe la unidad significante hasta al átomo literal para poder producir multitud de
lecturas. A diferencia de las topologías que la anteceden históricamente, esta topología que utiliza Lacan, es
llamada geometría de lámina de goma, es una superficie que cambiará de forma, pero lo que no va a cambiar es su
estructura. Lacan piensa al psicoanálisis como ir del análisis de la conducta al análisis de la palabra.
La segunda dimensión: no se considera ninguna función de tamaño o de distancia es tomada en cuenta, y
es lógico que la topología le sirva a Lacan para representar la experiencia analítica porque las distancias
mensurables en tiempo y en espacio no cuentan para nada.
La tercera dimensión nos permite trabajar con una relación nueva entre interno y externo. Lacan dice: “El
inconsciente, siendo el discurso del otro, es lo más propio que tiene el sujeto, lo más propio y más interno”. Es
aquello que recibe de otro que se caracteriza por ser externo al sujeto, Éxtimo es para Lacan lo más íntimo y
también exterior. Lo que viene del otro externo determina lo más íntimo, lo más propio del sujeto, su Yo, lo que él
cree de su Yo.
La cuarta dimensión subvierte la relación objeto-sujeto, sobre todo la concepción más universalizada, la
oposición cartesiana. Cuando yo pienso a la cosa en tres dimensiones, (que digo tiene tal ancho, largo, alto), la
diferencio de la cosa pensante, que no tiene dimensión. En cambio, en el psicoanálisis se verifica que tanto el sujeto
como el objeto son bidimensionales porque tiene dos caras, del sujeto y del otro, y es objeto perdido.
La quinta dimensión opera con la noción de invariantes. Son las propiedades estructurales que la puedo
cambiar la forma pero no la estructura. Todo se va desvaneciendo salvo los invariantes. Es lo que queda, es decir,
la estructura. Por ejemplo, “que el inconsciente está estructurado como un lenguaje” a pesar del problema de la
forma, del tamaño, de la distancia, de la variabilidad subjetiva, lo invariante es que en cada sujeto y en todos los
sujetos será siempre un inconsciente estructurado como un lenguaje que siga las reglas de estructura del lenguaje,
la metáfora y la metonimia.
El grafo del deseo
A través del grafo entra en la enseñanza lacaniana la noción de letra, o por lo menos la introducción
sistemática. El grafo del deseo es una herramienta ideal para oponer significante y letra, es decir, articularlo y
diferenciarlo. La Lingüística queda más del lado del significante y el psicoanálisis queda más del lado de la
letra. Lacan dice: “el significante se escucha, la letra se lee”.
En el grafo hay letras por todos lados pero también hay significantes. Acá tengo la palabra “significante”.
Esto no es por desprolijidad. Para oponer significante a letra hace falta un buen dispositivo teórico y el grafo del
deseo es un buen dispositivo entre otros que tiene Lacan para ese fin.
El concepto de “la la-lengua” de la Linguestería es como la Lingüística del Psicoanálisis. Si yo digo lo
siguiente: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, la la-lengua es la cristalización en cada sujeto
del lenguaje. Dice Lacan lo siguiente: “el analista debe ser dócil al inconsciente del analizante”.
El grafo es del deseo, es la introducción del objeto a, aunque
en él no aparece por ningún lado el objeto a de manera solitaria.
Está en alguna fórmula como por ejemplo en [i(a)] que es la
imagen del otro o en la fórmula del fantasma [$<>a], acá, el objeto
que causa el deseo del sujeto. El objeto a para Lacan es objeto
causa del deseo.
Todas las letras mayúsculas son simbólicas y todas las
minúsculas imaginarias
¿Porque se llama grafo del deseo? porque la estructura
fundamental del grafo nos es dada por la noción de objeto a, causa
del deseo, y por la subsiguiente localización del deseo.
En la p.316 de “Subversión del sujeto” Lacan dice: “el grafo
nos servirá aquí para presentar donde se sitúa el deseo en relación
con un sujeto definido a través de su articulación por el
significante”.
Mediante las nociones topológicas presentes en el grafo
tenemos que encontrarnos con el deseo y con un sujeto que está
definido a través de la articulación significante. En el
desdoblamiento en dos cadenas que tiene el grafo: cadena inferior,
cadena superior y en el medio un hueco, un agujero. En el que el
deseo no es una relación de ser-a-objeto sino una relación de ser
a falta, tiene que faltar algo para que haya deseo, tiene que haber
agujero. El deseo en Freud es aquello que esta entre lo buscado y
lo hallado, es lo que genera el factor deseante. Lacan lo dice así:
“Lo que llamamos deseo es la distancia que el sujeto puede mantener entre las dos líneas, es ahí que respira
durante el tiempo que le queda por vivir”.
Esto tiene consecuencias clínicas. Lacan va a decir que cada vez que el analista produzca un cierre de ese
espacio vital, de ese intervalo entre ambas cadenas producirá consecuentemente una expulsión del sujeto fuera de
la experiencia, en que el sujeto intentara recuperar su lugar como deseante. Le cierra el espacio al sujeto y este
tiene que ir a buscar por fuera su condición de sujeto como deseante, tiene que mostrar que ahí no fue escuchado,
que ahí no se le dio lugar de sujeto. Lacan dice: “encontramos ahí la oposición entre enunciado y enunciación. O
mejor dicho la oposición entre los sujetos respectivos de cada uno de ellos.”
El enunciado es el hecho relatad, conjunto de frases que emite un sujeto. La enunciación es el hecho
discursivo, es el acto por el que se los enuncia actualmente. El enunciado es la cadena inferior, la enunciación es la
cadena superior. El sujeto del inconsciente se localiza en ese intervalo entre [el sujeto del] enunciado y [el sujeto
de] la enunciación. El sujeto del psicoanálisis es un sujeto dividido.
Entonces, si se mantiene el espacio, ese espacio entre sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación,
solamente de esa manera el sujeto puede preguntarse cuál es su otra escena y diríamos, en términos de Lacan:
¿Cuál es el otro al que se dirige?
Seminario 4 - La célula elemental del grafo.
Lacan va a intentar ir armando ese grafo desde la unidad más pequeña, comienza a construirla en el seminario
5, Las formaciones del inconsciente, lo continúa en el seminario 6, El deseo y su interpretación, del año 58 y 59 y la
termina en el texto Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, en el año 1960.
Define en este último al grafo elemental, el cual nos va a servir para ubicar, en su nivel la estructura,
que se pone en juego en la experiencia del psicoanálisis. “Nos serviría aquí para presentar dónde se sitúa el deseo
en relación con un sujeto definido a través de su articulación por el significante”. Pensar la estructura del
psicoanálisis, va a permitir situar el deseo en relación a ese sujeto, en tanto sujeto definido por su relación al
significante.
Lacan lo va a fundar inicialmente en la experiencia del chiste, técnica que le
va a importar a Lacan porque él la homologa con la técnica del significante.
Trabaja en este “esquema” las relaciones del sujeto con el significante, es
decir, lo que sucede cuando el viviente es tomado por la estructura del lenguaje y le
impone su estructura. Esto es condición para la existencia del sujeto, y eso es lo que se
articula en el grafo.
En la primera gráfica que hace Lacan, lo que va a mostrar es entonces, el
entrecruzamiento de dos líneas, que van en sentido inverso, y esas líneas representan
estados del significante.
La cadena significante se soporta en el vector S – S’: somete a toda manifestación del lenguaje a estar
reglada por una sucesión en el tiempo, esto es una diacronía.
La cadena Δ (Delta) - $ (sujeto barrado), va a implicar la existencia de una batería significante que se
constituye en una reunión sincrónica, por simultaneidad.
Aquí Lacan va a decir los elementos de esa cadena significante, no se sostienen sino por el principio de
oposición, es decir, de su oposición a cada uno de los otros elementos, discretos y diacríticos. Ademas, esta cadena
significante permanece permeable a los efectos propiamente significantes de la metáfora y la metonimia.
Lacan denomina metáfora y metonimia a lo que Freud había anticipado como condensación y
desplazamiento. Al respecto, dice lacan que estos “responden a las leyes de la lingüística”. El inconsciente funciona
mediante la metáfora y la metonimia. Los efectos de sustitución y de combinación del significante en las
dimensiones sincrónicas (sustitución) y diacrónicas (combinación), determinan a Lacan la idea de pensar que
el inconsciente funciona como un lenguaje.
Esto nos determina la idea de sujeto que nos hagamos, pues va depender de la idea de estructura que
tengamos. Nosotros venimos diciendo que, la estructura es real, simbólica e imaginaria; el inconsciente está
estructurado como un lenguaje, entonces dice Lacan ¿qué sujeto le vamos a suponer? Lacan ubica en Δ delta lo
que denomina al sujeto Mítico de la Necesidad; a saber el viviente. En esa posición Lacan está ubicando al sujeto
que sufre las condiciones que le impone el significante.
El sujeto no lo tengo en el inicio, lo tengo en el final. Si decimos "sujeto mítico" es justamente porque
todavía no es un sujeto, el sujeto va ser en la culminación. El sujeto para Lacan es una construcción, no es algo
que esté dado desde el inicio. Ese ser inicial, ese sujeto que no habla, Lacan lo denomina el infans, sujeto primitivo,
no puede acceder al objeto, tiene que pedirlo. Está forzado a que sus necesidades pasen por el desfiladero del
significante, es decir la necesidad tiene que ser tomada por el lenguaje. Lacan dice que el bebé es un sujeto inerme,
es alguien que no se vale por sí mismo, que necesita a un otro, que pueda realizar la acción específica, la cual sería
aquella que pueda justamente poner fin al apremio de la vida, es decir, hacer cesar el displacer propio de la tensión
de necesidad.
Según Lacan, una vez que la necesidad se ve forzada a pasar por el desfiladero del significante esa necesidad
tomada por el lenguaje ya se convierte en demanda. Una cosa es la necesidad, que es lo que ese organismo
siente como apremio de la vida, y otra cosa es la demanda.
Suele suceder que el primer Otro (otro con mayúscula) sea justamente la figura materna, la de la
madre - o aquella persona que esté en función materna - y esa primer figura será entonces la que sancione, la que
signifique, la que lea, la que interprete el grito del niño. Esta sanción, lectura, significación, implica el pasaje de la
necesidad por el Otro, por el desfiladero del significante, quedando entonces la necesidad tomada por el lenguaje,
es decir, ya siendo otra cosa. Cuando la célula elemental está ya trasladada al grafo, ya empieza con sujeto
barrado. Porque efectivamente el sujeto mítico de la necesidad es mítico porque ya está desde el inicio tomado por
el significante. Es decir, el sujeto está tachado porque desde el inicio sufre los efectos del significante, la
significación viene del Otro
Diacrónico
Sincrónico
M
Sanción
C
Viviente místico
Celula elemental del Grafo – Piso inferior
La cadena significante S-S’ esta cruzada en dos puntos. Puntos de cruce va a decir Lacan, que indican la manera
en la cual el sujeto va a entrar en el juego de la cadena significante:
- En el grafo completo: Uno de los puntos de cruce es [A], el Otro, la batería significante y las leyes de su
empleo;
El otro es el significado del Otro [s(A)]
-
En le célula elemental: [C] código y [M] mensaje.
Pero debe quedar claro que A no es C. Lacan dice. “uno connotado A mayúscula, es el lugar del tesoro
significante lo cual no quiere decir del código”
Código quiere decir que se conserve en él la correspondencia univoca de un signo con algo, una palabra
contiene determinados significados. Para Lacan, el lugar del otro puede pensarse como un código pero es algo más
que eso. Ver una correspondencia univoca significaría justamente lo que cree el yo, que siempre cree que sabe lo
que dice y lo que el otro dice.
El significante se constituye en una reunión sincrónica donde se sostiene por el principio de su oposición a
cada uno de los otros. Este es el lugar del tesoro significante, a lo que se le puede sumar siempre una más. Todo
el tiempo están apareciendo significantes nuevos. Por ejemplo, las nuevas jergas que utilizan los chicos hoy.
El otro lugar, significado del Otro, es lo que puede llamarse la puntuación, donde la significación se constituye
como producto terminado. Si el Otro no es un código quiere decir que no hay significado univoco, es decir, el
significado está perdido de entrada, el sentido es algo a producir. Si alguien tiene la intencionalidad de decir algo,
va a tomar un significante de la batería significante, los va a combinar siguiendo las leyes de su empleo (metáfora,
metonimia) produciendo un mensaje que sólo va a ser sancionado, es decir, puntuado, que sólo va a cerrar su
significación en el último término de una frase. Según donde yo corte la frase, va a haber una significación posible.
Entonces el circuito de la significación, no culmina en el mensaje que produzca un sujeto, si no que
culmina en la sanción que le dé el otro.
Lo que va del mensaje -significado del otro- al Otro, indica que se trata de una unidad de significación. La
sanción del mensaje. “Lo que era la intención de cualquiera de decir algo, se constituye en lo que el interlocutor ha
sancionado”. Para Lacan, la intencionalidad discursiva está para siempre perdida, porque yo puedo querer decir lo
que quiera decir, pero voy a terminar de enterar de lo que dije cuando el otro me lo diga. No es porque haya ruidos
en la comunicación, como dicen los de la teoría de la comunicación, es al revés: no hay otra cosa que ruido en la
comunicación. Porque nunca es sólo lo que uno dice.
No hay otra cosa que mal entendido. Es un circuito, va del significado del otro s(A) al A (otro) y regresa del A
(otro) al significado s(A). Y justamente esas flechas en dirección opuesta, van a indicar ese efecto retroactivo.
El inconsciente funciona en ese circuito, no hay intención que pueda evitar el mal entendido, siempre
se dice otra cosa de lo que se tenía la intención de decir, o sea, no hay comunicación que no sea fallida.
El Otro es un lugar desde donde parte el mensaje, hacia donde se dirige el mensaje y desde donde es
sancionado. Lacan va a decir que los significantes con los que el sujeto habla, vienen del Otro. Se habla con los
significantes del Otro y no se sabe lo que se dice. La única posibilidad de enterarse de lo que se dice es por la
sanción. “El que no llora no mama” pero una vez que lloró se entera que lo que estaba pidiendo era mamar.
Por eso es que Lacan escribe esa [$], esa S de sujeto barrado está indicando ahí esa escisión, esa
división. El sujeto sufre por no ser sujeto sino en cuanto que habla y el sujeto barrado. Quiere decir que el sujeto
mítico de la necesidad, el viviente, ha sido tomado por la estructura del lenguaje. Su intencionalidad queda
anulada por el poder de sanción del Otro. Pero a la vez no hay otra forma de ser sujeto, sólo se tiene existencia
como sujeto si se tiene existencia como sujeto del lenguaje. Si se tiene un lugar en el lenguaje. El sujeto ya está
barrado antes de hablar por el sólo hecho de que el lenguaje lo pre-existe; de ahí que al sujeto mítico de la
necesidad se lo pueda suponer retroactivamente
Chiste
Con los chistes pasa una cuestión muy particular: alguien puede contar algo, y creer que lo que está contando
es un chiste, pero si el otro no se ríe, no es un chiste. Entonces, el chiste es algo que requiere la sanción del otro.
Freud vio las relaciones que había en el chiste y el inconsciente sin saberlo, a nivel de una teoría estructural del
significante, entonces Lacan va a tomar uno de los chiste que analiza Freud, el chiste del familionado. Lacan se va a
ocupar de ver cómo se formó ese significante chistoso, que es el significante “familionarmente”; y en entonces dice
que en ese significante: “familiar” y “milionar”, queda “familionar” “En ese significante se puede reconocer el
mecanismo de la condensación […]”.
Lacan va a decir lo que sucedió supone tres tiempos y dos cadenas. En primer lugar dice “todo discurso
partiendo del otro parte y vuelve al otro”. Ese discurso, es el discurso de la intención.
Veamos el ejemplo:
Punto 1: Partimos entonces en este esquema del chiste del discurso común que va desde delta prima hasta el
lugar del otro. Discurso de la intención donde este personaje quiere decir que Roschayl lo trato de manera familiar.
Punto 2: Esto que él quiere decir enfila hacia el mensaje a través de un corto circuito que está indicado en el
vector beta prima, en donde algo del mensaje va a reflejarse y es por la homofonía que hay entre familiar y
millonario, que lo que resulta es famillionarmente
Punto 3: A su vez el famillionarmente desde el mensaje, se dirige al lugar del otro para ser sancionado. Es
sancionado con la risa, es lo que lo constituye como chiste y no como neologismo, la risa es la sanción que retroactúa, siempre se tiene que completar en ese circuito.
¿Por qué Lacan dice que sucede en 3 tiempos y en 2 cadenas? Porque dice: “la del discurso común y la del
significante convergen en el mismo punto del mensaje en el famillionario”. Ése mensaje no está en el código y por
eso lo viola, o sea, la palabra “famillionarmente” no existe. Es decir, el chiste está construido en su diferencia con el
código pero una diferencia que si es sancionada con la risa entonces puede ser incluida en el código como chiste,
que es compartido por los dos.
Seminario 5
La llamada célula elemental del grafo, una célula como la unidad fundamental que luego va a dar lugar al grafo
completo. La célula elemental trata de mostrar las relaciones del sujeto con el significante, lo que sucede cuando el
viviente es tomado por el significante y este le impone su estructura, lo cual es condición para la existencia del
sujeto, ser tomado por la cultura del lenguaje.
En esa primera gráfica, vimos que se trata del entrecruzamiento entre dos cadenas. Esas dos cadenas no
representan el significante y el significado sino dos estados del significante. Son cadenas que van en dirección
contraria: La cadena significante la ubicamos en el vector S-S’, la que la cruza es la que parte de delta y llega al
sujeto barrado [$]. Esa cadena representa la intención. La intención está atrapada la cadena significante, y que
ese momento de atrapamiento podría pensarse como la función del punto de capitón o almohadillado, que
Lacan señala como aquello que detiene el deslizamiento de la significación. El lugar de detención es un punto de
capitonado donde se detiene y produce distintas significaciones
Lo subversivo es esta idea lacaniana de que el sujeto es un efecto de la
estructura, no es algo que este desde el inicio sino que es "a constituir" Entonces
tenemos que preguntarnos como se origina el sujeto si no está desde el
momento. No es un dato original de la experiencia, lo que hay es un viviente.
En Δ (delta) ubica a Lacan al sujeto mítico de la necesidad, es decir al
viviente, posición primitiva e inconstituida del sujeto. El sujeto es a constituir,
sujeto que en esa posición sufre ya las condiciones impuestas por el significante.
Esto es así porque ese sujeto de la necesidad, ese sujeto desvalido, va a tener
que hacer pasar su necesidad por el desfiladero del significante, es decir va a tener que poner sus necesidades real que se le impone al sujeto - en significantes.
Freud nos muestra en su texto "chiste con su relación con el inconsciente" Lacan dice que la técnica del chiste
es homóloga a la técnica del significante, el chiste es inscripto en el código por el Otro: Es la sanción del Otro, la
lectura del Otro, lo que lo vuelve chiste. La noción de código que Lacan toma de la lingüística va a pasar a
determinar ese lugar del A. Lo llama lugar del tesoro significante. La idea de código desvirtúa ese lugar, ya que un
código es algo consensuado. El lugar del tesoro significante, por el contrario, es siempre del Otro. No hay ningún
consenso ahí. Los significantes son del Otro. Un tesoro hace referencia a una reunión de cosas preciosas de valor,
acumuladas, conservadas juntas, pero que por más grande que sea no implica una totalidad. Siempre se puede
atesorar algo más.
Para ese sujeto mítico de la necesidad, ese sujeto inmerso en un baño de lenguaje la intencionalidad está
perdida, anulada justamente por ese poder de sanción que tiene el Otro, poder de significación. La intencionalidad
de lo que se dice está para siempre perdida. Digo lo que creo decir y siempre puedo decir otra cosa de lo que digo.
Es decir, la comunicación en algún sentido es siempre fallida
Entonces, para Lacan hay una disimetría entre estos dos lugares: el lugar del código y el lugar del mensaje ( en
la lingüística) El lugar del Otro [A] es para Lacan un lugar. Mientras que en el lugar del significado del Otro [s(A)], lo
que está indicado es un momento. Momento en el sentido de una escansión, de un corte.
Grafo del deseo
Encontramos la doble alienación del sujeto. Por un lado, el sujeto alieando al lenguaje, y por otro lado a la
imagen. Esta última es la que vamos a ver hoy mediante los esquemas ópticos. La imagen que el sujeto tiene de sí
mismo, también está intermediada por el Otro.
Donde antes era delta, ahora el grafo del deseo está el sujeto barrado [$]. Aunque el sujeto es a constituir, el
viviente desde el inicio está afectado por la estructura del lenguaje. O sea, ya está barrado, ya está dividido. El
sujeto no sabe lo que dice.
En el piso inferior, vemos que aparece otro trayecto. Lacan lo denomina cortocircuito imaginario, este que
va de I(A) a m.
En la “subversión del sujeto” respecto de la captura del viviente por la estructura del lenguaje, Lacan dice: la
primera palabra, la palabra del Otro sobre el sujeto es el Ideal del yo, es ese trazo unario, significante primero, que
deviene al sujeto del Otro y enajena. Entonces, el Ideal del yo es ideal del Otro, porque le viene del Otro. Lacan
también lee uno - como la "I" del Otro I(A); O sea el significante primero. Esa primera marca, ese primer trazo que
le viene al sujeto del otro es de lo simbólico.
El sujeto queda fijado, queda detenido a una que es una imagen que le viene al sujeto desde el Otro como
Ideal del yo, entonces el Ideal del yo es una instancia simbólica que regula y que sostiene la identificación
imaginaria del yo (m, en francés una de las formas de decir yo, es moi).
El Yo ideal es la imagen amable, que aunque imaginaria, se le ofrece al yo desde el lugar simbólico del Ideal
del yo, que le viene del otro para que se identifique. El sujeto queda fijado, detenido a esa imagen
Lacan va a tratar de mostrar en los esquemas ópticos, la diferencias entre Ideal del yo simbólico, el Yo
ideal imaginario, y la constitución del yo sostenida justamente en esa doble alienación del sujeto.
Retoma por un lado “el estadio del espejo” (antecedente al ingreso de Lacan al campo psicoanalítico), y por el
otro, lo planteado en el seminario I, en el capítulo “la tópica de lo imaginario”, trata sobre la identificación formadora
del yo.
Lacan va ir pasando de un inconsciente estructurado por un imago a un inconsciente estructurado por el
lenguaje. Indicando de esa manera una prevalencia de lo simbólico por sobre lo imaginario, es decir, una
prevalencia del Ideal del yo sobre el Yo ideal.
Vamos a tratar de ubicar el contexto en el que Lacan produce su seminario I. Lacan sostiene esta primacía de
lo simbólico por sobre lo imaginario.
En “Introducción del Narcisismo” Freud plantea que el yo no existe desde el comienzo,lo ubica en el comienzo
el autoerotismo. Para que el yo se constituya, decía Freud, se debe producir un nuevo acto psíquico. Y es a este
nuevo acto psíquico que Lacan denomina con el nombre “estadío del espejo”. Lacan dice que lo que falta en el
autoerotismo es el yo. Si entendemos el autoerotismo como pulsiones parciales, decimos que no hay unificación, y
que, si no hay unificación es porque no hay yo. El mundo exterior no falta, sino que es quien ha producido las
marcas erógenas en el cuerpo. Entonces, lo que falta en el autoerotismo es el yo, y debe suceder ese nuevo acto
psíquico para que el yo aparezca.
No se trata solo de la constitución de lo imaginario en el esquema óptico, sino que es el primer modelo
acerca de la constitución del sujeto que Lacan propone.
En el seminario I, Lacan dice: “El ser humano solo ve su forma realizada, total, el espejismo de sí mismo, fuera
de sí mismo”. Si el yo se constituye fuera de sí mismo, en términos de Lacan podemos decir que “viene del Otro”.
¿Cómo el yo puede ser un objeto, más aun, el primer objeto de amor, si es una imagen?
La disciplina que estudia la relación entre los objetos y las imágenes es la óptica. Siguiendo ahora a Lacan,
tomaremos de la óptica dos tipos de imágenes: las imágenes reales y las virtuales.
Las imágenes reales son aquellas producidas por los llamados espejos cóncavos. En el se ve la particularidad
de la imagen que se forma, es real porque para el sujeto que percibe, se comportan como objetos. La imagen no se
produce en el fondo del espejo como lo6s espejos planos. Es como si cerrara la concavidad y parece un objeto, no
una imagen, además la imagen esta “al revés” e implican una ilusión óptica o sea el sujeto percipiente es engañado.
Las imágenes virtuales son las que se forman en espejos planos no producen dicha ilusión óptica. Es decir
para el sujeto observador, las imágenes virtuales son imágenes, se comportan como tales.
Como vemos, la óptica es una ciencia con leyes precisas para entender cómo se producen las imágenes tanto
las reales, como las virtuales. Por ejemplo, hay una relación bi-univoca entre cada elemento y entre cada punto de
la imagen con el punto del objeto.
Lacan señala que hay leyes que ordenan las cosas porque él quiere señalar que hay una primacía de lo
simbólico sobre lo imaginario. Que la imagen se constituye alienada al lenguaje y a la imagen que al sujeto le viene
del otro por intermedio de las marcas significantes, del Ideal del yo, de los antepasados. De acuerdo a la posición
que tenga un objeto, va a ser la imagen que se produzca en un espejo, de la misma forma la posición que tenga un
sujeto en la estructura, va a ser la imagen que ese sujeto tenga de sí mismo, el yo que se constituya, el cuerpo que
se constituya y la estructura del sujeto.
El primer esquema del seminario I, retoma la experiencia que ya existía en la óptica, como base de su idea
para referirse a la constitución del yo como totalidad unificada, como representación del propio cuerpo que será lo
que Freud llamaba sentimiento de sí. En la experiencia - llamada “del ramillete invertido” - encontramos cuatro
elementos: un espejo cóncavo, un ramillete de flores, una caja (cerrada en una de las caras y abierta en la otra) y
un florero. A Lacan le conviene poner el florero abajo y las flores arriba porque el florero le va a servir para pensar el
cuerpo y las flores como análogas a las pulsiones.
Podríamos decir el cuerpo real está
abajo, en la caja, mientras que la imagen real
está arriba de la caja. Esa superficie que se
refleja comienza a cumplir una función de
continente, el jarrón, respecto a un contenido,
las flores. Ahora, tanto en la experiencia de la
optica, como en la que va a usar Lacan
después, hay un cono de luz, un ojo que
representa al observador. Entonces la
imagen real que se vea en el reflejo óptico
cóncavo va a depender de que el ojo esté
dentro de ese cono. Sólo en una determinada
posición del sujeto se produce la ilusión de la
imagen real esa ilusión óptica de objeto.
El ojo del cono debe pensarse como
posición del sujeto. Y esto es importante
para dilucidar qué cosa pasa en distintas posiciones del sujeto. Es decir, hace al deslinde neurosis-psicosis. En
determinadas posiciones la constitución del yo y del cuerpo va a hacer al modo neurótico. Y en otras posiciones, la
constitución del yo, del cuerpo y de la realidad, las tres cosas (están unidas) va a hacer al modo psicótico. Es decir,
justamente, hace a la idea lacaniana de que no hay una esencia, una sustancia del sujeto. Sino que hay una
escena a la que el sujeto llega en una determinada posición y eso va a hacer a la constitución del sujeto.
Por otra parte, la superficie del cuerpo real, que acá la figuramos con el jarrón, podríamos decir la boca del
jarrón, la superficie del cuerpo real, por analogía constituyen las formas erógenas; en la abertura del jarrón, que es a
fuente mientras que las flores representarían los objetos de la pulsión. Entonces podríamos decir: dentro de la caja,
el cuerpo real, las pulsiones parciales.
Cuando ya tenemos la imagen total, arriba ubicaríamos la totalización de esa fragmentación, la imagen
real del cuerpo. Eso sería el pasaje del autoerotismo al narcisismo. Primer narcisismo referido al cuerpo
propio, a la constitución del cuerpo propio.
La imagen real se produce por un cruce de lo real y lo imaginario, que da lugar entonces a la constitución del
mundo de los objetos. Entonces esa posición en la que encontramos el ojo, se corresponde desde donde se
ubicaría una madre mirando a su hijo. Ahí, podemos metafóricamente ubicar el deseo de la madre. La madre en su
deseo, cosa que es de esperar, unifica lo que está inconstituido y parcializado, fragmentado.
Entonces, este bebe, nace prematuro, inconstituido. Su prematurez física tiene consecuencias psíquicas. Los
significantes son del otro, porque no sabe lo que dice. La mamá, como espejo cóncavo en su deseo lo ve completo.
El deseo de la madre unifica lo fragmentado del hijo.
Según la posición de la madre como sujeto y según la posición del niño para esa madre como sujeto va a ser lo
que resulte.
El cortocircuito imaginario esta soportado en la articulación que va desde el sujeto mítico de la necesidad,
que tiene que hacer pasar sus necesidades por el desfiladero del significante que está sostenido en el Ideal del yo
que deviene del otro, y que es esa imagen a la que el sujeto queda fijada como Yo ideal. Entonces, este yo se va
armar en relación a la sanción del Otro. El Otro le va a decir: “mamar: hambre”. Y a esa alineación se le suma
que la imagen le llega al sujeto en términos de lenguaje, un lenguaje basado en los ideales del Otro, porque el
Otro va a decir, por ejemplo, “que buenito, no llora”. Allí está diciendo que en sus ideales alguien callado es bueno.
Entonces, el sujeto queda fijado a una imagen ideal, a un Yo ideal, que es imaginario pero que esta
sostenido en lo simbólico que le viene al Otro.
Seminario 6
En la experiencia de la óptica se pueden encontrar los tres registros, simbólico, imaginario y real. Las
imágenes, (especialmente las imágenes engañosas del espejo cóncavo esférico) representaban lo imaginario, la
estructura ilusoria del yo. Mientras que lo real estaría representado por el aparato óptico más los objetos. Es decir,
las flores reales solo son accesibles visualmente al sujeto de la experiencia a través de la imagen ilusoria. Por
ultimo, las leyes de la producción de las imágenes hacían analogía de lo simbólico.
El hecho de que la imagen se produzca solo si el sujeto esta en determinada posición, permite articular la
noción de que para cada sujeto hay una escena, a la que llega al mundo.
Y entonces, esa escena va a tener implicancias en relación a la constitución de ese sujeto, con lo cual una
cosa es pensar al sujeto como producido.
Si la relación entre lo imaginario y lo real y en la constitución del mundo (que de ella resulta) todo depende de
la situación del sujeto, por su lugar en el mundo simbólico, en el mundo de la palabra, y es justamente para dar
cuenta de que cuando hablamos de narcisismo humano que vamos a tener que pensar en términos de la relación
que tiene el sujeto con su imagen. Esa imagen, la propia imagen del sujeto, está siempre intermediada por la
función del Otro.
Debemos tener en cuenta las modificaciones que Lacan realiza al modelo optico:
Por otro lado, en el experimento de la óptica lo habían hecho con los objetos al revés, Lacan invierte
las posiciones entre florero y ramillete
La otra modificación es la posición del sujeto en la experiencia, es decir, el ojo, en la experiencia. En el
modelo de Lacan, el ojo está muy cerquita del espejo cóncavo y mira hacia el espejo plano. O sea, lo que el sujeto
ve es lo que está reflejado en el espejo plano del espejo cóncavo.
Respecto del florero y las flores, podríamos decir que las flores sobre la caja representan la multiplicidad de
objetos al rededor los cuales se va a constituir la imagen del jarró cuyo cuerpo las abraza. El jarrón continente alude
al cuerpo con sus agujeros, representando las zonas erógenas, y las flores (contenidos de ese continente) lo
podemos vincular a los objetos parciales pulsionales. Es alrededor de los objetos pulsionales parciales que para el
psicoanálisis, se constituye el cuerpo.
El jarrón dentro de la caja, inaccesible para el sujeto, representa el cuerpo como organismo biológico perdido.
La biología está para siempre perdida, más allá de los avatares individuales de cada sujeto. Si el sujeto - como en la
experiencia de Bouasse - no se enfrenta al espejo cóncavo, da como resultado que no es cautivado por la ilusión de
la imagen real. Requiere entonces, del espejo plano que pueda reflejar lo que se ve en el cóncavo. vamos a hacer la
analogía: “para ver su imagen completa necesita de Otro”. Ese cambio de posición es la manera en que Lacan está
diciendo que para el ser humano, la imagen narcisista, solo es accesible a través de la mediación del Otro.
Entonces, partiendo de que el espejo plano produce imágenes virtuales, la mediación del Otro, la imagen
real ilusoria engañadora pasa a ser una imagen virtual no engañadora, por la mediación del Otro humano.
Pasamos de hablar de un yo corporal a un yo libidinal. Ese yo libidinal es la captura libidinal por el Otro. Por vía
de identificación, va a dar origen al Yo ideal, Freud lo caracteriza como omnipotente, con todas las perfecciones,
las satisfacciones a su alcance, entonces nosotros podríamos decir que hay un narcisismo que surge de una
interpretación entre lo real y lo imaginario, que va a tener relación justamente con la imagen corporal con el cuerpo
propio. Es lo que Freud denominaba el sentimiento de si. También podríamos decir que hay una identificación al
semejante que le permite al ser humano situar su relación con el mundo, con los objetos, un narcisismo que surge
de una interpenetración entre lo imaginario y lo real.
Entonces tenemos por un lado ese primer narcisismo, que tiene que ver con la imagen real del cuerpo, que
es la imagen, no cuerpo real (porque el cuerpo real es el cuerpo fragmentado), y un narcisismo que surge del cruce
entre esa imagen real y la imagen virtual. Entre lo real y lo imaginario se produce entonces el nuevo acto psíquico
del que hablaba Freud.
Sabemos que Lacan, ya desde el estadio del espejo hablaba de un proceso de anticipación. Eso tiene que ver
con el modo en que se ha constituido, tiene que ver con poder esa función de anticipación que proviene justamente
de que se haya producido esa primer unidad imaginaria, que Lacan señala intermediada por el Otro.
Entonces este esquema, que algunos llaman el Esquema Simplificado - en francés la idea de simplificado
quiere decir simbolizado - En este esquema Lacan ha simbolizado el “espejo”. El ojito como el sujeto, (S), mítico,
previo a la incidencia de lo simbólico, en términos de esa imagen que le viene del otro, es decir, al sujeto que se ve
pero desde la posición en que lo vería el otro.
Esta idea del otro tiene enormes implicancias éticas, como se piense en la experiencia analítica, la relación al
otro en la constitución del sujeto. Un sujeto no solo tendrá que separar, sino que también tendrá que ver que ese
Otro no existe. En análisis un sujeto, irá de ver la importancia que tuvo ese Otro, a qué Otro se está dirigiendo todo
el tiempo, para luego poder perder a ese Otro.
Entonces, la relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. Un sujeto en la posición en la que lo
vería Otro. Ya ahora, siguiendo el modelo, no depende solo de la posición del sujeto sino de cómo incidan los rayos
sobre él, o sea los rayos que refleje el espejo plano. Según como incidan sobre el sujeto los rayos que refleje el
espejo plano tenemos allí la difícil adecuación de lo imaginario y lo real, “la inclinación del espejo depende que
veamos más o menos perfectamente la imagen”. Entonces en ese sentido pasa a ser el otro humano como tal y la
relación del sujeto con ese otro humano lo determinante en cuanto a la determinación del imaginario del sujeto.
Entonces esa relación con el Otro como propiamente humana es lo que Lacan concebirá como lo simbólico. Eso
que determinará la relación recíproca de lo imaginario y lo real.
En el seminario uno Lacan dice: “Los objetos reales que pasan por intermedio del espejo y a través de él están
en mismo lugar que el objeto imaginario”. Lo imaginario y lo real se hallan en el mismo nivel, determinados por lo
simbólico, una relación inter-dependiente, donde no hay lo sin lo otro, pero a la vez tenemos que decir que no es
reversible, la importancia de lo imaginario y lo real respecto a lo simbólico.
Nosotros podríamos decir a esta altura de su obra Lacan concibe el plano simbólico como el intercambio legal
que se encarna en los intercambios verbales. Formaria parte del Yo ideal e Ideal del yo, lo que llamaría Freud Súper
yo. Lo que esta imagen va proyectando en el niño, propia construcción como sujeto, qué tipo de reflejo tengo yo de
ese espejo plano
Estamos diciendo que según como sea la relación de la madre a la palabra del padre, también va hacer lo que
ese hijo le signifique a ella. En la palabra, en el discurso de una madre, es posible ubicar si hay lugar para el padre
El plano simbolico es lo que opera como guía de la posición imaginaria bajo la forma del Ideal del yo. No sólo
guía, podemos decir que el orden imaginario no podría estructurarse sólo con el estadio del espejo, requiere del
Ideal del yo, es el otro en tanto hablante, otro en tanto tiene conmigo una relación simbólica”
El Ideal del yo no solo guía al sujeto en lo imaginario sino que también permite identificar al sujeto. En este
sentido identificar, no es solamente “identificación con”, sino dar u obtener identidad, o sea da identidad. Lacan
plantea que el Ideal del yo identifica al sujeto.
La relación entre nosotros, y la relación que hay entre los distintos yo-es esta situada en un plano simbólico.
Entonces si el Ideal del yo es el vinculo social legalizante, es evidente que debe ser introyectado por el sujeto. A su
vez, el yo proyecta sobre los objetos su forma, y esa forma de oponer introyección y proyección, ordena
enormemente las nociones de Ideal del yo y de Yo ideal que proponía Freud en introducción del Narcisismo.
Freud decía que el sujeto ha erigido en el interior de si un ideal por medio del cual mide su yo actual. Allí se
refiere al Ideal del yo, y cuando decía que lo que él sujeto proyecta frente a si como su ideal es el sustituto del
narcisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal, allí se está refiriendo al Yo ideal. “El ser humano
solo ve su forma realizada total el espejismo de sí mismo fuera de sí mismo”. Podemos suponer ahora que la
inclinación del espejo plano está dirigida por la voz del Otro, o sea, es la voz del Otro la que va a decir la imagen.
Entonces, la relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, - la función simbólica define en mayor o menor grado de perfección, de completitud, de aproximación, de lo imaginario. El Ideal del yo
dirige el juego de las relaciones de las que depende toda relación con el Otro. Y de esta relación con el Otro
depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria.
Entonces, el Ideal del yo es simbólico, a diferencia del Yo ideal que es imaginario. El Ideal del yo es el lugar
desde donde es mirado, y desde donde se dice qué y cómo debe ser para alcanzar la perfección. Este Yo ideal es
lo que el neurótico tiene incorporado en el cuerpo, sentido. Mientras que en la psicosis aparece como extraño.
Los tres registros se articulan desde el deseo de la madre, que ha pasado por la ecuación falo igual niño. En el
seminario 4, las relaciones de objeto, Lacan dice que: “el niño, en tanto que real, simboliza la imagen fálica deseada
por la madre”. Fíjense que ahí están los tres registros. Si en el niño se constituye como falo de la madre, es porque
el falo falta ahí. Falta el falo a nivel imaginario. El falo se ha negativizado por el complejo de castración. Entonces el
niño identificado al falo de la madre, goza de todas las perfecciones y satisfacciones.
Es decir que el Ideal del yo, en tanto que simbólico, introduce una distancia entre sí mismo y las satisfacciones
del Yo ideal. Estas satisfacciones no se dan tan directas, tan inmediatas, tan sencillas de alcanzar. Ahí está el Otro
que media. Entonces retornemos a Freud cuando decía que la influencia crítica ejercida de viva voz por los padres,
a los cuales se agrega luego los educadores, los profesores y por último toda la multitud innumerable de las
personas del medio social correspondiente (los compañeros, la opinión pública), o sea, el Otro en su conjunto, el
orden simbólico. Es decir, un orden extraño a las satisfacciones que se pueden jugar en el plano imaginario, un
orden externo que a la vez comanda. Lo simbólico, tiene primacía sobre lo real y lo imaginario, es decir en lo
simbólico están los puestos de comando de toda la economía de lo libidinal narcisísmica del sujeto. La posición del
sujeto tiene en el Ideal del yo o sea, en el campo del Otro, posición que está ya antes de que el niño nazca. A eso
se refiere la primacía de lo simbólico. Es decir el niño parte a constituirse narcisísticamente se soporta desde la voz
y la mirada del otro; cuando Lacan estudia la pulsión agrega a los objetos de la pulsión mencionados por Freud (a
los objetos, anales, orales, fálicos) agrega la voz y la mirada. Y esto justamente tiene que ver con esto de lo que
estamos hablando, es decir con la doble alienación del sujeto, el sujeto se construye alienado a la voz y a la mirada
del otro, que justamente su imagen, la palabra deviene del Otro.
Entonces, recordemos la frase con la que iniciamos el estudio de los modelos ópticos aquella que decía: “Es
esta imagen (Yo ideal) la que se fija desde el punto en la que el sujeto se detiene como Ideal del yo.” Es decir, el
sujeto queda fijado a una imagen (Yo ideal) que es una imagen que le viene del Otro como Ideal del yo. Mi ideal es
ser Yo ideal, mi ideal también el amado, en el enamoramiento es mi Yo ideal.
Entonces, retomando ese primer piso del grafo, diríamos que el niño, para constituirse narcisísticamente se
soporta en la voz, y en la mirada y la imagen que le viene del Otro. Esta soportada en los intercambios verbales, es
decir le viene en la palabra del Otro. El Ideal del yo, lo completa al Otro. Estamos hablando aquí de un Otro sin
barrar. Ese Otro es de absoluta importancia, determinante para el sujeto.
Decíamos que en un análisis, tal como lo piensa Lacan, el sujeto tendrá que ver que ese Otro no existe. Por
supuesto eso es el fin de análisis tal como lo piensa lacan.
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