Subido por Marcelo Villar

Ensayo Historia

Anuncio
Facultad de Arte
Universidad de Playa Ancha
¿Músicos con o sin pasado?
Una reflexión historiográfica de la música en América,
para la asignatura de Historia de la Música.
Profesor Eduardo Simpson
Presenta:
Marcelo Villar Díaz
Valparaíso, noviembre
2021
Al hacernos la pregunta de:
¿Cuál es el devenir de la historia de la música en América?
Surge inmediatamente la idea de que es desconocida, o de que sabemos muy poco al respecto,
si la comparamos con la historia de la música europea. Y se nos vienen a la cabeza casi de
inmediato los nombres de Bach, Beethoven, Mozart, Chopin y muchos otros que
paradójicamente surgieron casi en paralelo a los muchos nombres no conocidos de los
compositores americanos.
En un intento de hacer un panorama general del tema, el gran escritor cubano Alejo Carpentier,
nos ofrece un exquisito ensayo escrito en 1977, con algunas ideas al respecto. La primera idea
que plantea sobre el desarrollo de la música europea es que “El proceso de su desarrollo nos
resulta lógico, continuado, ajustado a su propia organicidad, presentándose como una sucesión
de técnicas, de tendencias, de escuelas ilustradas…” (A. Carpentier 2007). Además, sostiene
que desde el momento que la música comienza a escribirse, se puede seguir sin dudas ni
vacilaciones, el largo camino artístico de la música europea, siglo a siglo.
Sin embargo, al referirse a la música en América, el autor no mide con la misma vara y plantea
que la música en América “No se desarrolla en función de los mismos valores y hechos
culturales” (A. Carpentier 2007). Si no que obedece a otros factores o pulsiones, en los que
están presentes lo anímico, los factores raciales, injertos y trasplantes, en donde resulta insólito
hacer un análisis de un arte regido por rejuegos -dice él- y confrontaciones entre lo propio y lo
ajeno, lo autóctono y lo importado.
Si bien es cierto me he referido muy superficialmente y de manera muy general a lo planteado
por el autor, quisiera contrastarlo con la visión de los autores mexicanos Ricardo Miranda y
Aurelio Tello, que en su ensayo “La Música en Latinoamérica”, hacen lo propio, con respecto
del texto y la opinión de Carpentier.
Desde el inicio del texto los autores advierten que Carpentier se equivoca al oponer la música
europea, que como ya citamos, se desarrolla en un proceso lógico, a la música latinoamericana
que no se desarrolla en función de los mismos valores. Y más adelante fustigan al autor
aclarando que la música europea tampoco tiene tal lógica y que los libros de historia nos han
engañado “Al hacernos creer que los autores y sus obras se van siguiendo unas a otras, en una
cadena donde todo guarda, como quiere Carpentier, un desarrollo lógico, ajustado a su propia
organicidad” (R. Miranda – A. Tello 2011).
No tengo la más mínima intención de quedar bien o mal con nadie, pero ambos autores tienen
algo de razón. Si pensamos la época en que fue escrito el ensayo de Carpentier y consideramos
el poco o nulo acceso a la información de aquellos años, Carpentier hace un excelente análisis
historiográfico y poético con los recursos que tuvo a mano. Sin embargo, los autores mexicanos
contaron con todos los recursos tecnológicos y musicológicos que a nuestros días no son pocos.
Y así lo reconocen los propios autores que sostienen que han investigado “Desde un mejor
conocimiento de la historia de la música, que no es mérito propio sino un proceso al que hoy
tenemos acceso; una herramienta claramente articulada desde el método musicológico” (R.
Miranda – A. Tello 2011).
Pero vamos a lo nuestro: ¿Músicos con o sin pasado?
Revisando minuciosamente ambos textos y reconociendo que, en ambos, aún con sus contrastes
y coincidencias, hay una profunda reflexión del desarrollo de la música en nuestro continente.
Nos encontramos con ejemplos de compositores, de Perú, Argentina, Venezuela y otros. Sin
embargo, Chile, aunque no es el único país que no se nombra, es solo mencionado
tangencialmente en el texto de Miranda y Tello, al mencionar a José María Alzado, que aparece
apenas en una cita de Aurelio Tello (músico e investigador peruano).
Al igual que en los textos anteriores y análogamente para resolver la pregunta planteada, vamos
a revisar y contrastar dos textos escritos en nuestro país con respecto de la historia de la música
chilena. El primero de ellos es “Músicos Sin Pasado” de Roberto Escobar, compositor y
docente de la Universidad de Chile y el segundo, es una crítica al libro de Escobar, de la Revista
Musical Chilena.
Pero pongámonos en contexto: El Termino “músicos sin pasados” es acuñado por primera vez
por el compositor Domingo Santa Cruz, en el prólogo del libro “Los orígenes del arte musical
en Chile” de Eugenio Pereyra Salas, pionero en la investigación y gran aporte en el desarrollo
de la historia de la música y la cultura en Chile.
Escobar toma el término como título de su libro y coincidentemente con la postura de
Carpentier, Escobar sostiene en su libro “lo que aparece como una característica de la actividad
composicional chilena, en este siglo, es que se desarrolla como una respuesta a un
requerimiento cultural del momento, a diferencia de la europea que evoluciona por el impulso
de un poderoso y rico pasado musical que constituye una de las tradiciones más firmes de su
cultura. Frente al viejo mundo, nuestros compositores chilenos, son músicos sin pasado” (R.
Escobar 1971).
En el libro de Escobar es descrita también la vida musical chilena de las familias, en las
ceremonias religiosas, militares y espectáculos, como parte de este proceso de evolución o de
desarrollo de la música chilena. En resumidas cuentas, Escobar sugiere que no tenemos
tradición y poco y nada de historia musical.
El contraste que quiero plantear se produce en una publicación un año después de la publicación
del libro, en un artículo de análisis de crítica de libros, de la Revista Musical Chilena.
Esta crítica o análisis es bastante menos “amorosa” que la de Miranda y Tello con respecto del
texto de Carpentier. Y la editorial de la Revista musical chilena es bastante dura con respecto
del título de Escobar. En el artículo se refieren a dos libros de Escobar “Música compuesta en
Chile” y “Músicos sin Pasado”.
Cito: “Habría sido no sólo agradable, si no estimulante, celebrar la valiente empresa de un
compositor, que se auto titula crítico y musicólogo, incursionando ahora en terrenos
sociológicos. Por desgracia no es posible. Se trata de trabajos hechos con incomprensible
liviandad y mal documentados…” (Revista Musical chilena 1972). Y en otro artículo de la
misma publicación insisten “En 1971, Escobar publicó Músicos sin pasado, obra que, aunque
discutida y discutible, fue un aporte para esa época”. Sosteniendo que al menos en “músicos
sin pasado”, algo de aporte podemos encontrar y destrozan el otro libro mencionado.
Pero no me quiero quedar en la polémica o en la “chimuchina” de lo que se dijo o no, o de
quien tiene razón. Me parece tremendamente mas interesante saber por qué se llega a estas
conclusiones, o a entender el contexto de por qué ambos autores (supongo que sin conocerse),
coinciden en la visión de que Europa lo tiene todo y América no tiene nada.
Lo primero, es la fecha en que ambos escritos son realizados. El de escobar en 1971 y el de
Carpentier en 1977 (aunque este último es publicado mucho después). En la época había ya
algunos intentos de investigación musicológica y construcción historiográfica de la música en
américa, pero a mi juicio aún eran incipientes.
De hecho, en mi experiencia como estudiante de Interpretación en la PUCV, en la clase de
Historia de la música (año 1985), poco y nada se dijo del desarrollo de la música en Chile y
menos en América, salvo honrosas menciones a músicos “conocidos” como Villa-Lobos,
Ginastera, Pedro Humberto Allendes y algún otro que fue nombrado sin contexto.
Entonces se puede confirmar que en realidad no es que no hubiera un pasado musical del cual
sostenerse, ni menos aún que no existieran intentos de investigar o de indagar cuales eran
nuestros orígenes, sino más bien una completa “desidia” (muchas veces involuntaria), por dar
a conocer o siquiera compartir todo este profundo e interesante trabajo que tantos
investigadores han realizado.
Incluso, es más, a partir de la década del 60 en que comienza a irrumpir la disciplina de la
“musicología histórica” como nueva disciplina, la enseñanza de la historia de la música no
incorporó cambios en los contenidos de la enseñanza y no incorpora los fenómenos musicales
del pasado americano.
Al igual que mencionaba en un párrafo anterior, en que cuando estudiante no eran incorporadas
estas materias en nuestras clases de historia, la tesista Fernanda Vera hace alusión en su tesis
de grado de musicología de la Universidad de Chile, que era un tema del que nunca había oído
hablar y que tomó contacto con los trabajos de Eugenio Pereyra, Manuel Uzcátegui, Samuel
Claro entre otros, junto a los artículos de la revista musical chilena y otras especializadas, casi
por casualidad.
En un párrafo de su tesis sostiene: “nunca me hubiese imaginado que existía tanta música, pues
pensaba, como mucha gente, que si no me la habían enseñado era porque no existía o porque
no valía la pena” (Fernanda Carolina Vera 2015).
En resumen, estamos claros que historia y pasado musical nos sobra. También está claro que
la intención de saber más y de explicarse todos los fenómenos historiográficos de la música en
Chile y en América está en pleno desarrollo.
Lo que no sabemos a ciencia cierta es por qué, esta historia no llega ser conocida o divulgada.
Las cátedras de Historia de la Música están incorporando cada vez más toda esta valiosa
información de quienes somos, pero desde hace pocos años. Y hemos de esperar que siga
creciendo y pueda ser aún más difundida. Sabemos de Bach, pero no de otros que ni yo
recuerdo. Me puedo enterar hoy de todo este fenómeno de cambio, pero no la gente común.
Tengo la “suerte” de estudiar formalmente en una carrera universitaria y quedo al tanto de este
cambio de paradigma. Pero es paradójico que hoy, que este tan cuestionado el proceso del
“descubrimiento de América” y todo el proceso de colonización, seguimos sin enterarnos de
todo el enorme y rico proceso de evolución de nuestra cultura americana y nuestra identidad.
Hasta ahora reconocemos, estudiamos y admiramos el pasado europeo del arte y de la música
y en muchos casos hasta podemos recitarlo de memoria y en contexto.
Mas no conocemos nuestro pasado; ni el antiguo ni el inmediato no sabemos que en América
tenemos raíces propias e identitarias desde hace ya al menos dos siglos. Pero no nos son
cercanas y tenemos una gran tarea pendiente como docentes y músicos, para que se difunda
esta parte de nuestra historia que aún creemos que no existe.
Quiero cerrar esta reflexión con un hermoso texto de Billy Bergman.
“La inmensa variedad de músicas populares del caribe y América Latina recuerdan a las
ramas del mangle, árbol que crece en la franja costera de las regiones tropicales del nuevo
mundo.
Todas las ramas brotan de una raíz y un tronco común, pero cada una de las ramas desarrolla
también otras propias y crece de forma independiente, aunque permanece unida al tronco.
Algunas ramas se vuelven tan frondosas como el tronco principal, pero como siempre están
enlazadas a las otras ramas, estas intercambian con aquellas la sabia nutritiva.
Todas las ramas reciben el flujo vivificante de las raíces centrales, a veces fertilizadas por
nuevas aportaciones”. (Billy Bergman, 1985, citado por Isabelle Leymarie, 1997)
Referencias:
Carpentier, A. (2007). Ensayos selectos. Ed. Corregidor. P. 251, 252
Escobar, R. (1971). Músicos sin pasado. Ed. Pomaire. Prólogo
Miranda, R. - Tello, A. (2011). La música en Latinoamérica. Ed. Dirección General del Acervo
Histórico Diplomático. P. 40, 50
Revista musical chilena (1972). Volumen 26. P. 67
Revista musical chilena (1998). Volumen 52. P. 98
Vera, F. (2015). ¿Músicos sin Pasado? Construcción conceptual en la historiografía musical
chilena (Tesis de Grado de Magister en Musicología). Introducción, P. 05
Descargar