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LA CELESTINA-31631458

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LA CELESTINA. RESUMEN POR ACTOS.
AUTOR: FERNANDO DE ROJAS.
Acto 1
Calisto entra en la huerta de Melibea y, al verla, se enamora de ella. Comienza
a hablarle, pero ella le rechaza. Por este motivo Calisto, muy apenado, habla
con un criado suyo llamado Sempronio, quien le endereza a una vieja
alcahueta llamada Celestina, donde él mismo tiene una amada, Elicia.
Entretanto y hasta que llegan Sempronio y Celestina a casa de Calisto, queda
éste razonando con otro criado, Pármeno, un viejo conocido de Celesti na que
quiere inducirle a la concordia de Sempronio mediante la promesa de una
aventura amorosa con Areúsa, una de sus pupilas.
Acto 2
Celestina parte de la casa de Calisto hacia la suya y Calisto queda razonando
con Sempronio sobre la utilidad de las cien monedas que ha otorgado a
Celestina como adelanto por sus servicios. Sempronio insiste en que ha hecho
bien en recompensar a Celestina de tal forma, pero Calisto, a quien todo le
parece tardanza, envía a Sempronio para apremiar a la alcahueta. Quedan
entretanto Calisto y Pármeno juntos razonando.
Acto 3
Sempronio va a casa de Celestina, como había ordenado su señor, y la
reprende por su tardanza. Finalmente se dirige Celestina a casa de Melibea.
Quedan entretanto Sempronio y Elicia, su amada, en casa.
Acto 4
Celestina, andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la casa
de Pleberio, padre de Melibea. Allí halla a Lucrecia, la criada. Alisa, la madre
de Melibea, la hace entrar. Entretanto llega un mensajero a llamar a Alisa y
queda Celestina sola con Melibea, a quien descubre la causa de su venida.
Acto 5
De regreso de casa de Melibea, Celestina va hablando por la calle hablando
consigo misma. En su casa descubre a Sempronio que la está esperando.
Ambos van hablando hasta la casa de Calisto y Pármeno, que les ve venir y
pregunta a su amo sobre si debe abrir la puerta, abre.
Acto 6
En casa de Calisto, éste le pregunta a Celestina sobre lo que le ha acontecido
con Melibea. Mientras, Pármeno le pone a cada momento un mote distinto a
Celestina pese a que Sempronio le reprende constantemente. En fin, la vieja
Celestina le descubre todo lo que ha averiguado de Melibea y le enseña un
cordón de la amada. A continuación se dirige a su casa con Pármeno.
Acto 7
Celestina habla con Pármeno en el intento de inducirle a concordia y amistad
de Sempronio y Pármeno le responde recordándole la promesa que le hizo
acerca de Areúsa. Los dos van a casa de Areúsa donde Pármeno pasa la
noche. Celestina vuelve a su casa, donde Elicia le increpa por su tardanza.
Acto 8
Llega la mañana y Pármeno despierta. Se despide de Areúsa y vuelve a casa
de Calisto, su señor. En la puerta ve a Sempronio, con quien concierta su
amistad. Van juntos a la cámara de Calisto, que está hablando consigo mismo.
Una vez que se levanta, se dirige a la iglesia.
Acto 9
Sempronio y Pármeno van a casa de Celestina, hablando entre sí. En casa de
la alcahueta encuentran a Elicia y Areúsa. Se ponen a comer. Entre tanto llega
Lucrecia, criada de Melibea, a llamar a Celestina, que vaya a estar con
Melibea.
Acto 10
Mientras andan Lucrecia y Celestina por el camino, está hablando Melibea
consigo misma. Llegan a la puerta y una vez dentro, Celestina entabla una
conversación con Melibea. Esta, después de muchas razones, le descubre su
gran amor hacia Calisto. Acuerdan una cita con Calisto. Celestina se va cuando
ve llegar a Alisa, conocedora de la mala fama de Celestina entre la gente. Alisa
pregunta a su hija por los negocios de Celestina y ésta defiende a Celestina.
Acto 11
Celestina va sola por la calle hablando consigo misma. Ve a Sempronio y a
Pármeno que se dirigen hacia a iglesia a por su señor. Sempronio habla con
Calisto. Van a su casa, donde Celestina le informa sobre el amor de Melibea y
la cita acordada. Mientras, Pármeno y Sempronio hablan entre sí. Celestina se
despide de Calisto, que le ha otorgado una cadena de oro como recompensa
por sus servicios, y se dirige a su casa, donde Elicia le abre la puerta. Cenan y
se van a dormir.
Acto 12
Calisto, Sempronio y Pármeno van llegada la media noche a casa de Melibea,
que ya le aguarda. Los dos enamorados hablan entre puertas y se confiesan el
amor mutuo. Finalmente Calisto se despide después de haber concertado otra
cita con Melibea y vuelve con sus criados hacia su casa. Entretanto se han
despertado los padres de Melibea y preguntan a su hija por las razones de los
ruidos que se podían oír en su habitación. Melibea afirma que estaba sedienta.
Al mismo tiempo tiene lugar una acción que es determinante para el resto del
libro. Sempronio y Pármeno van a casa de Celestina a reclamar parte de la
ganancia, pero Celestina se niega a compartir. Tienen una pelea y finalmente
matan a Celestina. Da voces Elicia y viene la justicia y apresa a los dos.
Acto 13
Llega Sosia llorando por las muertes de Sempronio y Pármeno degollados en la
plaza mayor. Sosia se lo cuenta a los demás criados, entre ellos a Tristán, que
está delante de la puerta de su amo. Al final del acto le comunican la mala
noticia a su amo que hace gran lamentación.
Acto 14
Está Melibea muy afligida por la tardanza de su amado Calisto pero al final
llega éste con sus dos criados Sosia y Tristán. Después vuelven todos a su
posada y Calisto se retrae en sus palacio quejándose por el poco tiempo que
ha estado con Melibea.
Acto 15
Areúsa dice palabras injuriosas a un rufián llamado Centurio, el cual se despide
de ella por la venida de Elicia. ésta le cuenta a Areúsa las muertes de
Sempronio y Pármeno, al igual que la de Celestina y conciertan las dos vengar
las muertes de los tres en los dos enamorados por mediación de Centurio.
Finalmente Elicia se despide de Areúsa.
Acto 16
Pensando Pleberio y Alisa tener su hija el don de la virginidad conservado, lo
cual, según ha parecido no es así, están razonando sobre el casamiento de
Melibea. Esto lo oye Melibea, en quien despiertan pena las palabras de sus
padres, y envía a Lucrecia para que sea causa de su silencio en aquel
propósito.
Acto 17
Elicia determina dejar de pensar en la muerte de los tres seres queridos, como
le aconseja Areúsa. Va a casa de ésta misma, adonde viene Sosia, al cual
Areúsa saca todo el secreto que está entre Calisto y Melibea.
Acto 18
Elicia determina de hacer amistades entre Areúsa y Centurio por precepto de
Areúsa y van a casa de Centurio pare rogarle la venganza de las muertes en
Calisto y Melibea. Centurio lo promete delante de ellas, pese a intentar
excusarse.
Acto 19
Calisto va con Sosia y Tristán al huerto de Melibea, que le está esperando.
Mientras vienen Traso y otros a cumplir lo que había prometido Centurio a las
dos pupilas de Celestina. Pero Sosia y Tristán consiguen ahuyentarles. No
obstante, Calisto quiere salir en ayuda de sus criados y al descender por la
escalera de casa de Melibea sufre un accidente mortal. Melibea, al oír esto,
sufre una crisis emocional.
Acto 20
Lucrecia llama a la puerta de Pleberio para que vaya a ver a su hija. Melibea
finge inicialmente tener dolor del corazón. Envía Melibea a su padre a por
algunos instrumentos músicos al tiempo que ella sube a una torre con Lucrecia.
Se despide de Lucrecia y cierra tras ella la puerta. Llega su padre al pie de la
torre y Celestina le confiesa su aventura amorosa con Calisto. Al final, se deja
caer torre abajo.
Acto 21
Pleberio vuelve a su cámara con gran llanto e informa a su mujer Alisa sobre lo
ocurrido. Concluye el libro con un planto.
ANALISIS DE LA CELESTINA
El siglo XV se cierra con la aparición de una de las obras cumbre de nuestra
literatura: La Celestina. Es una época en que el humanismo ya está en plena
vigencia, lo cual también influye en la obra de Fernando de Rojas. De Italia han
llegado nuevas ideas, la nueva estética que luego se plasmará definitivamente
en la época del emperador.
Versiones
La Celestina es una obra que desde su aparición ha planteado varios y difíciles
problemas en torno a la composición del libro, sobre el autor y la extensión de
la misma, ninguno de los cuales puede tenerse todavía por resuelto. La obra
nos ha llegado en dos versiones: la primera, titulada Comedia de Calisto y
Melibea , de dieciséis actos; y una segunda, Tragicomedia de Calisto y Melibea
, en veintiuno. Las primeras ediciones, hasta que La Celestina adquiere su
forma definitiva de veintiún actos, se concreta n en tres estados bien definidos.
Al primero corresponde la edición, considerada como princeps, impresa, al
parecer, en Burgos por Fadrique de Basilea en 1499, de la cual se conoce un
ejemplar único, falto de hojas al principio y al fin; carece de título y comienza
con el argumento del Acto I. En esta versión de la obra todavía no se da noticia
del autor.
El segundo estado lo constituyen las ediciones de 1500 (Toledo) y de 1501
(Sevilla) - conservadas también en ejemplares únicos -, las cuales contienen
una Carta de "El autor a un su amigo" once octavas acrósticas de arte mayor,
el argumento de la obra, los dieciséis actos con sus argumentos, y unas coplas
del corrector Alonso de Proaza, que explican cómo debe leerse el acróstico y
dan el lugar y la fecha de impresión.
El tercer estado lo representan las cinco ediciones de 1502 - Salamanca,
Toledo y tres de Sevilla -, las cuales llevan ya el nombre definitivo de
Tragicomedia de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina : en todas ellas
se añade un prólogo después de las octavas acrósticas y otras tres octavas
antes de las coplas de Proaza, se intercalan algunos nuevos pasajes y se
suprimen otros y se agregan - con el nombre de Tratado de Centurio - cinco
actos más, pero no al final sino a continuación del XIV, con lo que los actos XV
y XVI pasan a ser el XX y el XXI. En la edición de Toledo de 1926 apareció un
nuevo acto, llamado "el de Traso" , intercalado como número XXI, epílogo
tardío del cual se prescinde generalmente por su falta de calidad literaria.
Autoría
El libro de La Celestina , tal y como hoy lo conocemos, contiene una carta de
"el autor a un su amigo", once octavas acrósticas, un prólogo, la obra
propiamente dicha, compuesta por el Argumento y los veintiún actos con sus
argumentos, tres octavas explicando el propósito de la obra y, finalmente, las
coplas del corrector Alonso de Proaza en las que explica cómo han de leerse
los dichos versos acrósticos. éstos, al unir la primera letra de cada uno, dicen:
<<El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea e fue
nascido en la Puebla de Montalbán>>. En la carta "a un su amigo" se dice que,
habiendo encontrado el primer acto, "viendo no sólo ser dulce en su principal
historia o ficción toda junta, pero aun de algunas sus particularidades salían
deleitables fuentecillas de filosofía [...] se detuvo en continuarla quince días" .
Estas palabras plantean varios problemas: ¿Fueron dos o uno los autores? Si
hubo dos, ¿quién fue el del primer acto? ¿Quién fue Fernando de Rojas?
Si bien la crítica del siglo XIX se inclinó rotundamente por la unidad del autor,
opinión consagrada por la autoridad de Menéndez y Pelayo, hoy los eruditos
son partidarios de los dos autores que las palabras de Rojas afirman. El primer
acto es, por lo tanto, anónimo. La atribución de su autoría a Cota o a Mena está
hoy generalmente descartada.
De FERNANDO DE ROJAS se puede afirmar que era bachiller en leyes.
Nacido en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475, poseyó una importante
biblioteca. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde la tradición clásica
siempre tuvo una enorme acogida. En 1517 se estableció en Talavera de la
Reina (Toledo), donde ejerció por breve tiempo el cargo de Alcalde Mayor. Era
judío converso. La ascendencia judía de Rojas está probada por el proceso
contra Álvaro de Montalbán; éste, acusado de judaizante nombró "por su
letrado al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, vecino de Talavera, que es
converso" , pero la Inquisición lo rechazó diciendo que no había lugar y le pidió
que nombrara a otra persona "syn sospecha" . Rojas otorgó testamento en
Talavera el 3 de abril de 1541 y debió de morir casi inmediatamente, ya que su
mujer comienza el inventario de sus bienes el día 8 del mismo mes. Fue
enterrado en la "yglesia del monesterio de la Madre de Dios" en Talavera, de
cuya Congregación era miembro. Sus restos fueron localizados en marzo de
1936 en la pequeña iglesia de dicho monasterio, y exhumados en marzo de
1968.
Argumento
Calisto, un joven noble apuesto y de preclaro ingenio, penetra persiguiendo a
un halcón en la huerta donde se halla a Melibea, de quien queda
profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su criado
Sempronio, decide encomendar su cuidado a Celestina, para lograr por medio
de ella el amor de Melibea. La alcahueta consigue mediante artimañas que
Melibea se enamore de Calisto. Los criados de éste intentan explotar un
beneficio propio la pasión de su amo: que había prometido una cadena de oro
a Celestina si lograba entre todos enamorar a Melibea. Cuando esto sucede,
los criados reclaman su parte y ante la negativa de Celestina, la matan. Son
apresados y ejecutados por la justicia, de lo que Calisto tiene noticia al día
siguiente. Concierta una entrevista una entrevista nocturna con Melibea; sube
por una escalera de cuerda y cuando va a bajar para marcharse, se rompe la
escalera y Calisto se mata. Ante la muerte de su amado, Melibea sube a una
torre y se arroja desde ella tras declarar las causas del suicidio a su padre.
Termina la obra con el llanto y unas reflexiones morales de Pleberio, padre de
Melibea.
Estructura
Lo sorprendente es que una historia en apariencia tan simple, que podría haber
sido la de una novela de serial, se convierta en argumento de una extensa y
trascendental obra. ¿Cómo ocurre esto? Aparte de otras razones, dos son las
que aquí se pueden señalar: por una parte, la acción se demora
tranquilamente, con lo que se consigue diseñar unos caracteres de gran fuerza
y un ambiente que es exacto reflejo de la vida misma; por otra, la trabazón de
causas y consecuencias - fatales en definitiva - se entrecruzan como en la vida
misma. Es por lo tanto, la plasmación de esa vida y la intensidad humana de
los personajes lo que determina esa riqueza, profundidad y complejidad de la
obra.
Atendiendo a la estructura argumental, debemos tener presente tres tipos de
factores.
Como señala el esquema, el motor de la acción es el amor o pasión. Pero
obsérvese que se trata del amor-trágico; y es que la estructura de La Celestina
está montada sobre el contraste de amor y muerte , maridaje permanente en la
literatura de todos los tiempos. El acto XII es fundamental. Es el momento en
que cambia el movimiento de la obra; el amor y la muerte se aúnan aquí en un
mismo acto, en síntesis estructural perfec ta: el primer encuentro de amor de
Calisto y Melibea y la primera muerte, la de Celestina. Anteriormente se ha
visto una ascensión hacia el amor; desde ese momento, aparece la muerte
como protagonista de la caída en cascada.
Efectivamente, la primera parte, hasta el acto XII, presenta un ritmo ascendente
de acercamientos múltiples alrededor y en función del principal: el encuentro de
Calisto y Melibea. Hasta este momento, los acercamientos interesados se van
sucediendo con mayor o menor dificultad. Calisto ante los impedimentos
determinados por la ilegitimidad de su amor y las imposiciones sociales se alía
con Celestina por mediación de Sempronio. Pármeno, más idealista y
bienintencionado para con su amo, es, al principio, un impedimento que hay
que destruir. Las muchachas de Celestina, Elicia y Areusa, desempeñarán un
papel importante en la consecución de la necesaria asociación de Celestina,
Sempronio y Pármeno. Celestina se encuentra con una doble misión: atraer
como aliado a Pármeno, que la conoce bien y la desprecia, y, como proyecto
último conseguir la claudicación de Melibea, misión ardua no por el modo de
ser de Melibea sino principalmente por los comportamientos sociales que se le
imponen. La corrupción de Pármeno se consigue definitivamente en el acto IX
en el encuentro con Areusa; la atracción de Melibea, trabajosa y lenta, culmina
en el XII
La segunda parte, de línea descendente, se inicia también en el acto XII con el
asesinato de Celestina, a manos de Sempronio y Pármeno. La muerte, ya
anunciada varias veces en la primera parte, va a convertirse a partir de ahora
en motor de la acción. Tras la muerte de Celestina, Tristán y Sosia comunican
el ajusticiamiento de Sempronio y Pármeno en el acto XIII. En el XIX, única
noche de amor completo, muere Calisto. El XX, el suicidio de Melibea, último
eslabón de la cadena: Celestina, criados, Calisto, Melibea. Pero la muerte
también está presente también en otros actos; por ejemplo, en el XV, XVII y
XVIII con los planes de venganza de las muchachas de Celestina y, sobre todo,
en el XXI, con el planto de Pleberio, que cierra la obra confirmando el triunfo de
la muerte sobre el amor por la fuerza del destino.
Personajes
La Celestina es una obra única en cuanto a la creación de caracteres. Aunque
Calisto y Melibea aparecen como protagonistas, es Celestina la que señorea la
obra entera; éste es el hecho que justifica el cambio de título. Es, sin duda el
personaje mejor logrado y a la vez el más complejo de los personajes creados
por Rojas. Sobre este personaje se han cargado todos los calificativos
imaginables, hasta el demoníaco. Y Celestina no es un personaje demoníaco
sino humano en el sentido de que su existencia sólo es posible porque existe
una sociedad urbana que de alguna manera la necesita. Celestina es un
personaje que vive del vicio y de las bajas pasiones de los demás. Y todo esto
lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y miserias morales de la
ciudad, Celestina no sería posible.
Lo que sí hace Celestina es servirse de todas las artes, desde la hechicería a
las ocasiones para lograr su propósito: dinero. Porque la gran pasión de
Celestina es la avaricia. La avaricia es la que la lleva a pervertir a los criados
de Calisto: por avaricia no se detiene ante nada ni le importan los medios. Sus
conocimientos de la naturaleza humana, el engaño, la falsedad, la pretendida
compasión, el cinismo y la ironía, la hechicería y sobre todo su inmensa
experiencia, todo lo pone al servicio de su gran pasión, que no es la lujuri ar
sino la avaricia.
Celestina ha pasado a la posteridad como la encarnación de la moral sin
escrúpulos, puramente utilitaria, para lo que todo es lícito si es en provecho
propio No repara en medios para lograr sus objetivos, y el proceso de
perversión a que somete a los criados de Calisto es algo cercano a lo
demoníaco.
Importante también es señalar que Celestina ama su oficio y lo realiza con el
interés de un profesional, como otros realizan el suyo - según ella misma dice-.
El fundamento de dicho compo rtamiento lo constituyen dos aspectos: su
filosofía del amor y una definida actitud psicológica. Para ella, el amor es una
fuente de vida que la naturaleza proporciona y, por lo tanto, es bueno, obra de
Dios; además, en su vida ha sido ley y norte. Psicológicamente, ella goza al
revivir, realizando su oficio, el esplendor de su juventud - recuérdese la escena
con Areúsa.
Otro hecho que la define de algún modo es su importancia social como
alcahueta, hecho éste digno de tenerse en cuenta a la hora de ver La Celestina
como testimonio histórico social. En efecto, Celestina es reconocida, tal como
es, de una manera general. Pármeno, en la descripción que de ella hace, dice
que en todas partes está y todos la solicitan.
Calisto , mozo noble y de notable ingenio, no posee la firmeza y determinación
de Melibea. Es voluble, impresionable, fácil al desánimo y la exaltación más
apasionada. Los dos rasgos más sobresalientes de este nuevo amador son por
un lado, su total enamoramiento, es un poseso del amor, lo cual le hace andar
completamente abstraído, en ocasiones como un sonámbulo, y por otro su
egoísmo y su inseguridad.
El enamoramiento le lleva a las alabanzas más incontenibles, y a veces
sofisticadas, de Melibea. Cae así en los esquematismos del amor cortés y en
las exageraciones propias de los amantes, fruto no de la razón sino del
corazón. Encarna el amor ciego, la pasión desatada, pasión que le esclaviza
hasta convertirle en un personaje trágico.
Otro rasgo de este personaje es su inseguridad. Es tan inseguro , que llega
incluso a perder protagonismo a favor de Celestina y de sus criados, quienes
de esta manera se agigantan como personajes imprescindibles en la obra.
En cualquier caso, la pasión de Calisto le lleva a un profundo egoísmo que no
repara en dádivas ni en ofensas. A Celestina y a los criados se los gana
mediante riquezas y adulaciones, y, cuando le llega l noticia de que han
muerto, su dolor parece inicialmente sincero, pero enseguida se apresura a
justificar su muerte.
A Calisto sólo le importa la consecución de sus deseos, por eso morirá víctima
de ellos.
El retrato que Calisto hace de Melibea podría hacernos pensar que estamos
ante un tipo de mujer estandarizada, con resabios de dama del amor cortés y
con rasgos de la nueva estética renacentista. Y efectivamente, nos hallamos
ante un retrato estereotipo, ante un ideal femenino de belleza que es común al
final de la Edad Media y a todo el Renacimiento. Un retrato que tiene más de
ideal y de sueño que de real.
Pero aunque el retrato físico de Melibea pertenece a un ideal de belleza propio
de una época, no así su personalidad. Melibea es ya profundamente individual;
sabe actuar de modo práctico y directo, buscando enérgicamente aquello que
anhela. Melibea no es la joven cuya voluntad aparece ligada a la de los padres.
No dudará en engañarlos, en fingir, en pasar ella sola a la acción para lograr
sus apetencias.
En este sentido, Melibea representa en la literatura española la primera gran
incorporación del individualismo de la persona defendido por el Renacimiento.
El proceso de su pasión está magníficamente expresado con verdadera
intuición del alma femenina: desde el rechazo inicial, al comienzo de la obra,
hasta su entrega apasionada a Calisto en el jardín de su casa, pasando por ese
punto intermedio de fingidas protestas y pretendidos rechazos.
Melibea enamorada ya no se detendrá ante nada. Pactará con la vieja,
engañará a su madre y se entregará a Calisto. Cede a su pasión: no le
importan la educación, el recuerdo de sus padres, ni tiene escrúpulos que la
atormenten; es una mujer enérgica, apasionada, e incluso arrogante porque lo
exige su pasión.
Pero el azar, la fatalidad o el destino acabarán con cualquier tipo de
apasionamiento, como posteriormente en Romeo y Julieta o en Don Álvaro, el
duque de Rivas . Entra, por tanto en la concepción moderna de la mujer. En
posesión de una belleza idealizada, propia del Renacimiento afirma, sin
embargo, a lo largo de la obra su poderosa individualidad, su fuerza y su
pasión.
No se puede olvidar a los padres de Melibea . Alisa y Pleberio, padres de
Melibea, tienen más importancia social que dramática. Son el reflejo de un
matrimonio burgués, orgulloso de su hija y confiado en su inocencia. Son dos
personajes sobre los que no pesa el convencionalismo. Pero su seguridad y
confianza en la hija facilitan los manejos de Celestina y, en definitiva, del
desenlaza trágico. Alisa aporta originalidad a la obra en cuanto a una casi total
ausencia de la madre en nuestro teatro posterior. Es autoritaria, pagada de su
posición e ignorante en todo lo que se refiere a su hija. Pleberio es padre
amoroso y preocupado por la seguridad económica de su hija, de la que, en
definitiva, también lo desconoce todo. Por otra parte, Pleberio, con su retórico
discurso, dará el testimonio de la enseñanza final: su imprevisora paternidad
permitirá que Melibea caiga en las asechanzas del loco amor.
Los criados de Calisto y las pupilas de Celestina están trazadas con innegable
maestría y originalidad. Son personajes enteros y no simples y fieles
servidores. Pármeno, Sempronio, Elicia y Areúsa representan la incorporación
al teatro de toda un realidad social: el mundo bajo de los criados y las
prostitutas, propio del ambiente de la gran ciudad. Sus intereses y conflictos
van parejos a los de los personajes de alto rango. En la tragedia clásica sólo
intervenían reyes, héroes e, incluso, dioses; sin embargo, en la obra de Rojas
las gentes del pueblo entran a formar parte de la trama trágica, lo cual es una
característica de la comedia humanística. Fernando de Rojas ha sabido captar
la crisis social del siglo XV, señalando la situación socioeconómica del
asalariado. El resultado ha sido que, con una audacia literaria inesperada, ha
hecho intervenir en u obra a los criados y a las prostitutas como si se tratasen
de personajes altos socialmente. Cada uno de los personajes constituye un
mundo con sus problemas, preocupaciones y miserias, cosa que no se dio ni
en el teatro anterior ni en el inmediatamente posterior, en el que el criado no es
más que un intérprete de la voluntad del señor. En La Celestina , en cambio,
los criados deciden, ponen condiciones, exigen, y a la vez son pieza clave sin
la cual es inconcebible la marcha de la obra; hasta el punto de que, cuando
Pármeno y Sempronio son muertos aparecen suplidos inmediatamente por
Sosia y Tristán. Los criados de La Celestina tienen su pequeño drama íntimo y
su gran pasión: el interés y la avaricia. Todo cuanto hacen es arrastrados por el
interés y el ansia de medrar. Los criados de La Celestina son un reflejo de esa
crisis social que vimos anteriormente y que llevó al criado a cierto grado de
rencor y desprecio hacia el señor.
Género de La Celestina
Aunque el carácter de obra dramática de La Celestina parece imponerse sin
dificultad debido a su estructura y a la total ausencia de parte narrativas, el
género literario a que pertenece ha sido objeto de diversas estimaciones,
basadas sobre todo en el hecho de su gran longitud - que la hace
prácticamente irrepresentable en su forma original - y de su peculiar utilización
del tiempo, que hace pensar en formas novelescas; de aquí los nombres de
novela dramática o de novela dialogada con que ha sido calificada en muchas
ocasiones.
A pesar de lo dicho es innegable el carácter dramático de la obra. La estructura
es pues básicamente dramática, pero, de algún modo, rebasa los moldes
propios del drama.
Pero es que la Tragicomedia de Calisto y Melibea no fue escrita para ser
representada, sino para ser leída, característica que enlaza con comedia
humanística, género en que se inspira la obra de Fernando de Rojas. Este
género fue creado por Petrarca y se caracterizaba por el argumento simple
pero de desarrollo largo y su interés por los sectores pobre de la sociedad. Otra
característica era el diálogo variado y que estaba escrito en latín
Intencionalidad y sentido
Dice Fernando de Rojas en la "carta a un su amigo" que escribió la obra contra
los fuegos del amor, contra los lisonjeros y malos sirvientes y falsas mujeres
hechiceras. Estas mismas intenciones de moralidad vienen repetidas al final en
un poema que declara su intención. Estas manifestaciones expresas han sido
interpretadas como subterfugios que pretenden ocultar el contenido irreligioso,
pesimista y negativo de la obra. Ante estos supuestos indemostrables, ha
habido últimamente una reacción a favor de la sinceridad de Rojas. La
autoridad de Marcel Bataillon ha reavivado la interpretación de que La
Celestina fue escrita para que fuera leída y entendida como una morali dad. Lo
que confunde la posible evidencia de esta opinión, que parece imponerse por
los mismos hechos, es la inmensa riqueza de vida que la obra comporta, lo que
posibilita la multiplicidad de sentidos e interpretaciones. Si Rojas hubiera
operado con símbolos - personajes tipo - y esquemas, la enseñanza sería
patente; pero esa misma riqueza a la que me he referido dificulta la
interpretación como ocurre con la vida misma.
Lengua y estilo
No debemos olvidar que La Celestina llega en un momento de madurez y por
ello los diferentes movimientos culturales y literarios confluyen en ella
purificados. En efecto, en ella se aúnan, en equilibrio admirable, el mundo
medieval y el renacentista, por una parte y la tendencia culta y la popular, por
otra. Esto determinará en gran medida su lenguaje y estilo.
Se pueden distinguir, en efecto, un lenguaje culto y latinizante, cargado de
artificios, y un habla popular lleno de refranes y de expresiones vivaces. Sin
embargo, la separación no es nítida; el uso de los diferentes registros del
lenguaje no corresponde de forma absoluta a los estamentos sociales distintos
- señores y plebeyos. -, sino que se entrecruzan ambas tendencias,
dependiendo no sólo del emisor, sino también del interlocutor y del asunto
tratado. No obstante, hay que apreciar una clara tendencia a la diferenciación.
El estilo elevado, por su parte, presenta una cierta moderación, si bien
encontramos aún la frecuente colocación del verbo en el final de la frase,
consonancias, amplificaciones, latinismos léxicos y sintácticos como el uso
frecuente del infinitivo y el participio de presente. En cuanto a la crítica sobre el
exceso de erudición, hay que decir que la abundancia de sentencias y
alusiones históricas y mitológicas se interpretan hoy como una convención
estilística análoga al hecho de que en el Siglo de Oro todos los personajes
hablasen en verso.
También el lenguaje popular, tan rico en La Celestina , está sujeto a cierta
mesura; es prudente el uso de los modismos del hambre y prescinde de
dialectalismos y de formas de ambientación localista que le hubieran
proporcionado fáciles elementos de comicidad y colorismo. En cambio, es de
destacar la gran abundancia de refranes.
Por último, en La Celestina la técnica del diálogo se manifiesta con suma
perfección, pudiéndose distinguir diferentes tipos según la intención del autor:
monólogos caracterizadores y ambientadores - importantísimos, ya que, al no
estar destinada la obra para la representación, sirven a su vez de acotaciones
dramáticas-, diálogos oratorios y diálogos breves de gran riqueza.
Influencia de La Celestina
La influencia de La Celestina en la literatura posterior es amplísima. Desde el
principio fue objeto de continuaciones como la Segunda Celestina de Feliciano
de Silva. Su influencia fue grande en obras de Lope de Vega como La Dorotea
y El Anzuelo de Fenisa . También la tuvo presente el autor de La Lozana
Andaluza y el género de la novela picaresca. Fue traducida durante el siglo XVI
al italiano, alemán, francés y holandés.
Aunque se ha intentado en reiteradas ocasiones su adaptación a la escena
esto no ha tenido demasiado éxito, como la película de la Celestina rodada en
1996. El personaje de Celestina ha sido estudiado por Ramiro de Maeztu como
una de las constantes socio-literarias de la vida española, al lado de Don
Quijote y Don Juan . Un gran pintor, Picasso, nos ha dejado en su época azul
el retrato evocador de Celestina. El propio lenguaje ha dado entrada en el
léxico a términos como celestinar y celestinesco.
La figura de intermediario en las relaciones amorosas, universa l y eterna, ha
quedado para siempre cristalizada en el personaje de Rojas.
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