ARTICULOS Economía de contactos Desde hace un tiempo vengo sosteniendo que el problema no es el modelo económico (si es que existe), ni tampoco el que se plantea podría reemplazarlo. Perú es el país de los privilegios y contactos. Después de lo que estamos viviendo con el escándalo de las vacunas, ¿En serio alguien cree que cambiando el modelo económico vamos a mejorar? La economía no funciona en un vacío, sino en una realidad. Si lo que tenemos es una realidad plagada por favoritismos y corrupción, no hay estrategia económica que funcione para todos. Y eso es contrario a una economía social de mercado. Se llama mercantilismo. Lo he escrito muchas veces. La “economía de contactos” no se basa en la igualdad de oportunidades, por lo que genera desigualdades desde el inicio. Solo los que están conectados con alguna instancia estatal, acceden a privilegios, como en este caso las vacunas. Eso es lo que hay que eliminar antes de pensar en cuál es la mejor estrategia económica para el Perú. El resultado de una economía basada en favoritismos es la pérdida cada vez mayor de credibilidad en las autoridades políticas del país. ¿Cómo implementar la medida A o B, si no creemos en quienes van a dirigir el proceso? No se puede. Entonces cada uno se las arregla como puede. Y como resultado, la realidad no solo se convierte en la ley de la selva, sino que cada uno hace lo que quiere. Seamos repetitivos: no hay estrategia económica que funcione así. Dejemos por un momento las ideologías de lado. También los odios. Dejemos de insultarnos y busquemos soluciones. Seamos, esta vez, pragmáticos. Veamos qué funciona y qué no funciona en el Perú. Si la respuesta es nada (en mi opinión no es así), entonces comencemos a crear algo que funcione. El problema es de personas. No todos los funcionarios públicos son corruptos. Existen muchos que son honestos y transparentes. Lo difícil es separar a unos de otros. Al dolor de muchos ciudadanos que han perdido familiares por la pandemia y otros haciendo cola por el escaso oxígeno, se suma la frustración de ver cómo unos resultan siendo privilegiados con la vacuna. Lo entendemos todos, menos quienes tienen el poder en cada momento del tiempo. Como no tenemos instituciones creíbles, vengo insistiendo en que los candidatos deben darnos los nombres de aquellos que serían sus primero(a)s ministro(a)s, ministro(a)s de economía, salud, educación e interior, por lo menos. No perfiles, sino nombres. Entonces, como electores buscaremos que hizo en su vida previa. Sé que no es suficiente y tal vez utópico. También deberíamos tener más nombres (alrededor de 3 mil por candidato); pero por algo hay que comenzar. ¿No están de acuerdo? Ok, entonces propongan algo. Salimos todos juntos, no separados. [OPINIÓN] Carlos Parodi: Perú: ¿libre mercado o mercantilismo? “El mercado hace crecer a la economía, pero la distribución de los ingresos que de ahí sale puede dejar en malas condiciones a muchos. Y ahí aparece un rol para el Estado”. Algunos analistas señalan que el modelo económico peruano no funciona. Ante eso, surgen dos preguntas: por un lado, ¿cuál es el modelo económico?, y, por otro, ¿funciona o no? Vamos por partes. Desde mi punto de vista, la estrategia económica aplicada en Perú tiene elementos de mercado, sin ninguna duda, pero no está lo suficientemente avanzada para que podamos llamarla economía de mercado ni tampoco economía social de mercado, a pesar de que esta última expresión está en las constituciones, tanto en la de 1979 como en la de 1993. Me explico. En primer lugar, predomina el mercantilismo. Esto significa que aquellos que están conectados con el gobierno de turno gozan de privilegios para obtener facilidades de modo de crecer cada vez más. No se compite en igualdad de condiciones y en no pocos casos, el medio para lograr objetivos son las conexiones con funcionarios de cualquiera de los tres niveles de gobierno. Buscan privilegios para ellos mismos o para el sector en el que se encuentran. Los casos de corrupción que venimos viendo hace ya buen tiempo son una clara prueba de ello. Las cosas se consiguen con favores a cambio de dinero. El mercantilismo descrito genera que la riqueza se concentre en unos pocos, justamente en aquellos que acceden a los privilegios y se prestan a la corrupción. Y eso concentra cada vez más la riqueza en pocas manos en desmedro de la mayoría. Eso no es una economía social de mercado, pues los recursos no se asignan en función de las capacidades de cada uno, sino a partir del grado de conexión con funcionarios públicos encargados En segundo lugar, el mercado ha hecho crecer a la economía en las últimas décadas. Eso es innegable. Como también lo es que solo una porción de la población ha gozado de ese crecimiento. Eso ha ocurrido porque casi no ha habido redistribución. El asunto es así. El mercado hace crecer a la economía, pero la distribución de los ingresos que de ahí sale puede dejar en malas condiciones a muchos. Y ahí aparece un rol para el Estado. El crecimiento eleva la recaudación tributaria y, por ende, la cantidad de dinero que el gobierno tiene para invertir en educación y salud pública, agua y desagüe para todos, etc. Sin embargo, si ese dinero se va en corrupción o simplemente las entidades públicas no saben cómo gastarlo, entonces casi no habrá redistribución. Aquí aparecen las consecuencias de reformas postergadas; sin ellas solo habrá asistencialismo y no mejoras reales en la entrega de servicios básicos de calidad. Y por eso, para que el mercado funcione, se requiere que el Estado lo haga. Reglas iguales para todos, Poder Judicial independiente e inversión social en aquellos más necesitados en educación y salud, entre otros, son elementos claves. Si funciona el mercado pero no el Estado, entonces no habrá economía social de mercado, ni mucho menos. Puede usted, estimado lector, bautizar lo que pasa en el Perú, con el nombre que prefiera. Perú debe descubrir al Estado funcional al mercado. Sin un Estado que funcione en sus labores de redistribución pueden cambiar las leyes, pero de nada servirá. La economía social de mercado, que apareció en Alemania luego de la segunda guerra mundial, le asigna un rol al Estado. ¿O alguien cree que en las economías avanzadas el Estado otorga servicios básicos de baja calidad? Estado y mercado son complementarios, no sustitutos. de tomar decisiones.