Subido por Mijael Medina

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Economía de contactos
Desde hace un tiempo vengo sosteniendo que el problema no es el modelo económico (si
es que existe), ni tampoco el que se plantea podría reemplazarlo. Perú es el país de los
privilegios y contactos. Después de lo que estamos viviendo con el escándalo de las
vacunas, ¿En serio alguien cree que cambiando el modelo económico vamos a mejorar?
La economía no funciona en un vacío, sino en una realidad. Si lo que tenemos es una
realidad plagada por favoritismos y corrupción, no hay estrategia económica que funcione
para todos. Y eso es contrario a una economía social de mercado. Se llama mercantilismo.
Lo he escrito muchas veces.
La “economía de contactos” no se basa en la igualdad de oportunidades, por lo que genera
desigualdades desde el inicio. Solo los que están conectados con alguna instancia estatal,
acceden a privilegios, como en este caso las vacunas. Eso es lo que hay que eliminar antes
de pensar en cuál es la mejor estrategia económica para el Perú.
El resultado de una economía basada en favoritismos es la pérdida cada vez mayor de
credibilidad en las autoridades políticas del país. ¿Cómo implementar la medida A o B,
si no creemos en quienes van a dirigir el proceso? No se puede. Entonces cada uno se las
arregla como puede. Y como resultado, la realidad no solo se convierte en la ley de la
selva, sino que cada uno hace lo que quiere. Seamos repetitivos: no hay estrategia
económica que funcione así.
Dejemos por un momento las ideologías de lado. También los odios. Dejemos de
insultarnos y busquemos soluciones. Seamos, esta vez, pragmáticos. Veamos qué
funciona y qué no funciona en el Perú. Si la respuesta es nada (en mi opinión no es así),
entonces comencemos a crear algo que funcione. El problema es de personas.
No todos los funcionarios públicos son corruptos. Existen muchos que son honestos y
transparentes. Lo difícil es separar a unos de otros.
Al dolor de muchos ciudadanos que han perdido familiares por la pandemia y otros
haciendo cola por el escaso oxígeno, se suma la frustración de ver cómo unos resultan
siendo privilegiados con la vacuna. Lo entendemos todos, menos quienes tienen el poder
en cada momento del tiempo.
Como no tenemos instituciones creíbles, vengo insistiendo en que los candidatos deben
darnos los nombres de aquellos que serían sus primero(a)s ministro(a)s, ministro(a)s de
economía, salud, educación e interior, por lo menos. No perfiles, sino nombres. Entonces,
como electores buscaremos que hizo en su vida previa. Sé que no es suficiente y tal vez
utópico. También deberíamos tener más nombres (alrededor de 3 mil por candidato); pero
por algo hay que comenzar. ¿No están de acuerdo? Ok, entonces propongan algo. Salimos
todos juntos, no separados.
[OPINIÓN] Carlos Parodi: Perú: ¿libre mercado o mercantilismo?
“El mercado hace crecer a la economía, pero la distribución de los ingresos que de ahí
sale puede dejar en malas condiciones a muchos. Y ahí aparece un rol para el Estado”.
Algunos analistas señalan que el modelo económico peruano no funciona. Ante eso,
surgen dos preguntas: por un lado, ¿cuál es el modelo económico?, y, por otro, ¿funciona
o no? Vamos por partes. Desde mi punto de vista, la estrategia económica aplicada en
Perú tiene elementos de mercado, sin ninguna duda, pero no está lo suficientemente
avanzada para que podamos llamarla economía de mercado ni tampoco economía social
de mercado, a pesar de que esta última expresión está en las constituciones, tanto en la de
1979 como en la de 1993. Me explico.
En primer lugar, predomina el mercantilismo. Esto significa que aquellos que están
conectados con el gobierno de turno gozan de privilegios para obtener facilidades de
modo de crecer cada vez más. No se compite en igualdad de condiciones y en no pocos
casos, el medio para lograr objetivos son las conexiones con funcionarios de cualquiera
de los tres niveles de gobierno. Buscan privilegios para ellos mismos o para el sector en
el que se encuentran. Los casos de corrupción que venimos viendo hace ya buen tiempo
son una clara prueba de ello. Las cosas se consiguen con favores a cambio de dinero.
El mercantilismo descrito genera que la riqueza se concentre en unos pocos, justamente
en aquellos que acceden a los privilegios y se prestan a la corrupción. Y eso concentra
cada vez más la riqueza en pocas manos en desmedro de la mayoría. Eso no es una
economía social de mercado, pues los recursos no se asignan en función de las
capacidades de cada uno, sino a partir del grado de conexión con funcionarios públicos
encargados En segundo lugar, el mercado ha hecho crecer a la economía en las últimas
décadas. Eso es innegable. Como también lo es que solo una porción de la población ha
gozado de ese crecimiento. Eso ha ocurrido porque casi no ha habido redistribución. El
asunto es así. El mercado hace crecer a la economía, pero la distribución de los ingresos
que de ahí sale puede dejar en malas condiciones a muchos. Y ahí aparece un rol para el
Estado.
El crecimiento eleva la recaudación tributaria y, por ende, la cantidad de dinero que el
gobierno tiene para invertir en educación y salud pública, agua y desagüe para todos, etc.
Sin embargo, si ese dinero se va en corrupción o simplemente las entidades públicas no
saben cómo gastarlo, entonces casi no habrá redistribución. Aquí aparecen las
consecuencias de reformas postergadas; sin ellas solo habrá asistencialismo y no mejoras
reales en la entrega de servicios básicos de calidad.
Y por eso, para que el mercado funcione, se requiere que el Estado lo haga. Reglas iguales
para todos, Poder Judicial independiente e inversión social en aquellos más necesitados
en educación y salud, entre otros, son elementos claves. Si funciona el mercado pero no
el Estado, entonces no habrá economía social de mercado, ni mucho menos. Puede usted,
estimado lector, bautizar lo que pasa en el Perú, con el nombre que prefiera. Perú debe
descubrir al Estado funcional al mercado. Sin un Estado que funcione en sus labores de
redistribución pueden cambiar las leyes, pero de nada servirá.
La economía social de mercado, que apareció en Alemania luego de la segunda guerra
mundial, le asigna un rol al Estado. ¿O alguien cree que en las economías avanzadas el
Estado otorga servicios básicos de baja calidad? Estado y mercado son complementarios,
no sustitutos.
de tomar decisiones.
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