Subido por Luis Aguirre

La tutela de derechos en el NCPP- objeto de protección y sujetos legitimados

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NUEVO PROCESO PENAL
ANÁLISIS
La tutela de derechos en el Código
Procesal Penal de 2004:
objeto de protección y
sujetos legitimados
El autor cuestiona el tratamiento dado a la tutela de derechos en la Casación
N° 136-2013-Tacna. A su juicio, los derechos que pueden ampararse en la vía de
tutela no son solo los previstos en el artículo 71.2 del CPP de 2004, sino todos aquellos respecto de los cuales no se ha establecido un mecanismo específico para su protección. Asimismo, estima que puede ser promovida también a favor del agraviado,
el actor civil y el tercero civil, como medio específico para la protección de derechos
en la investigación penal.
MARCO NORMATIVO
• Código Procesal Penal de 2004: arts. 29, 71 y 323.
I.
Introducción
El presente trabajo tiene como objeto de
estudio el tratamiento que la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia dio
a la institución jurídico-procesal de tutela de
derechos en la sentencia del 11 de junio de
2014 (Casación N° 136-2013-Tacna)1.
Esta decisión tiene como antecedente el
procedimiento de tutela de derechos promovido por los representantes de la Empresa
*
1
Autocraft Perú S.R.L, para que se disponga
la devolución de los bienes incautados tras
haberse desaprobado la medida de incautación que recaía sobre ellos. En primera instancia, la tutela de derechos fue desestimada
y, en segunda, fue acogida por la Sala Penal
de Apelaciones de Tacna, que dispuso la
devolución de los bienes incautados. Esta
última decisión judicial fue objeto de casación por la parte agraviada, la Sunat.
La Corte Suprema declaró fundado el recurso
de casación y, confirmando la decisión de
primera instancia, declaró improcedente la
solicitud de tutela de derechos, bajo el argumento de que el derecho a la ejecución de
las resoluciones judiciales no es objeto de
Abogado. Comisionado de la Adjuntía en Asuntos Constitucionales de la Defensoría del Pueblo.
La sentencia recaída en la Casación N° 136-2013-Tacna fue publicada en diario oficial El Peruano el 24 de
setiembre de 2014.
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Tema relevante
Alex RUEDA BORRERO*
GACETA
PENAL
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protección a través de la tutela de derechos,
es decir, no está considerado dentro del “listado cerrado” previsto en el artículo 71 del
Código Procesal Penal.
Al respecto, consideramos importante analizar desde la perspectiva de la argumentación
jurídica, la plausibilidad de las razones utilizadas por la Corte Suprema, que conllevaron –vía interpretación restrictiva del referido
artículo 71– a circunscribir los derechos objeto
de protección a través de la tutela de derechos,
y a establecer que solo puede ser promovida
por y a favor del imputado. No es menos relevante recordar que esta decisión constituye
“doctrina jurisprudencial vinculante”.
En ese sentido, se planteará una propuesta de
reconstrucción de la argumentación utilizada
por la Sala Suprema a partir de una interpretación correctiva de carácter extensivo,
teniendo en cuenta todo el “material jurídico” derivado de la regla de reconocimiento
(elemento de autoridad) y los principios subyacentes que guían la actividad interpretativa
(elemento valorativo)2.
Esperamos que esta contribución también
cumpla el propósito de ofrecer buenas razones para repensar –conjuntamente con los
operadores del Derecho– la institución de la
tutela de derechos, a fin de que se erija en un
mecanismo de garantía efectiva de los derechos fundamentales de los sujetos procesales
en la investigación penal.
II.
Decisión de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de
Justicia y las razones que la sustentan
La sentencia recaída en la Casación
N° 136-2013-Tacna contiene –como “doctrina
2
jurisprudencial vinculante”– dos consideraciones importantes en torno al contenido y
alcances de la institución jurídico-procesal
de tutela de derechos, siguiendo para tal fin
la línea interpretativa ya trazada por la propia
Corte Suprema de Justicia en los Acuerdos
Plenarios N° 04-2010/CJ-116 y N° 02-2012/
CJ-116.
A este respecto, la disposición que fue objeto
de interpretación es el artículo 71 del CPP,
que a la letra dice:
“Artículo 71.- Derechos del imputado
1. El imputado puede hacer valer por
sí mismo, o a través de su abogado
defensor, los derechos que la Constitución y las Leyes le conceden, desde
el inicio de las primeras diligencias
de investigación hasta la culminación
del proceso.
2. Los jueces, los fiscales o la Policía
Nacional deben hacer saber al imputado de manera inmediata y comprensible, que tiene derecho a:
a) Conocer los cargos formulados en
su contra y, en caso de detención, a
que se le exprese la causa o motivo
de dicha medida, entregándole la
orden de detención girada en su
contra, cuando corresponda;
b) Designar a la persona o institución a la que debe comunicarse su
detención y que dicha comunicación se haga en forma inmediata;
c) Ser asistido desde los actos iniciales de investigación por un abogado defensor;
d) Abstenerse de declarar; y, si
acepta hacerlo, a que su abogado
Cfr. ATIENZA, Manuel. “Hermenéutica y filosofía analítica en la interpretación del Derecho”. En: Interpretación jurídica y teoría del Derecho. Volumen 1, Palestra Editores, Lima, 2010, p. 88.
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DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL
defensor esté presente en su declaración y en todas las diligencias
en que se requiere su presencia;
e) Que no se emplee en su contra
medios coactivos, intimidatorios
o contrarios a su dignidad, ni a
ser sometido a técnicas o métodos que induzcan o alteren su libre
voluntad o a sufrir una restricción
no autorizada ni permitida por
Ley; y
f) Ser examinado por un médico
legista o en su defecto por otro
profesional de la salud, cuando su
estado de salud así lo requiera.
3. El cumplimiento de lo prescrito en
los numerales anteriores debe constar en acta, ser firmado por el imputado y la autoridad correspondiente.
Si el imputado se rehusa a firmar el
acta se hará constar la abstención, y
se consignará el motivo si lo expresare. Cuando la negativa se produce
en las primeras diligencias de Investigación, previa intervención del fiscal
se dejará constancia de tal hecho en el
acta.
4. Cuando el imputado considere que
durante las diligencias preliminares
o en la investigación preparatoria
no se ha dado cumplimiento a estas
disposiciones, o que sus derechos
no son respetados, o que es objeto
de medidas limitativas de derechos
indebidas o de requerimientos ilegales, puede acudir en vía de tutela
al Juez de la Investigación Preparatoria para que subsane la omisión
o dicte las medidas de corrección o
de protección que correspondan. La
solicitud del imputado se resolverá
inmediatamente, previa constatación
Comentario relevante
del autor
Haciendo una interpretación literal y
restrictiva del artículo 71, la Sala Suprema establece que solo pueden ser
objeto de tutela los derechos previstos en esta disposición normativa y
que dicho mecanismo puede ser promovido únicamente por y a favor del
imputado.
de los hechos y realización de una
audiencia con intervención de las
partes”.
A partir de ello, la Sala Suprema establece
como primera consideración relevante que la
tutela de derechos es una institución que
protege solo al imputado. En efecto, afirma
lo siguiente:
“3.4. La tutela de derechos como institución procesal, tiene por finalidad protectora del imputado, quien en su calidad de
parte acusada, se ve sometido al aparato
estatal durante la investigación del delito
a cargo de la Policía Nacional del Perú y
el Ministerio Público, que por el especial
papel que desempeñan en la lucha contra
la criminalidad, en ciertos casos, incurren
en excesos o negligencias, las cuales no
pueden adjudicarse gratuitamente al procesado (…)”.
En segundo lugar, los derechos que pueden
ser objeto de protección a través del mecanismo de tutela son aquellos previstos en
el referido artículo 71, no estando en dicho
listado el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales, tal como ha sido invocado en el caso concreto. De ello se puede
dar cuenta en las siguientes citas:
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3.4. (…) Esta Corte Suprema a través
de los Acuerdos Plenarios N° 04-2010/
CJ-116 y N° 02-2012/CJ-116 de las Salas
Penales Permanente y Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia de la República ha desarrollado la institución de la
tutela de derechos, habiéndose establecido como derechos legitimados para ser
recurridos en vía de tutela los [previstos] en el artículo 71 del Código Procesal
Penal de 2004, constituyendo esta una
lista cerrada de derechos.
(…)
3.6. Siendo que con anterioridad ya se
ha determinado qué derechos pueden ser
objeto de tutela, el derecho de ejecución
de las resoluciones judiciales (comprendido dentro de la tutela procesal efectiva)
no ha sido considerado dentro de dicho
listado cerrado (…)
3.7. (…) debiéndose reiterar que solo
pueden ser objeto de tutela las afectaciones a los derechos comprendidos en el
artículo 71 del Código Procesal Penal”.
Solo respecto de esta consideración, la Sala
Suprema agrega que los órganos jurisdiccionales, discrecionalmente, “no pueden
incorporar nuevos supuestos de procedencia, al dejar abierta la posibilidad que se
haga un uso abusivo, ilegítimo, se desnaturalice la figura de tutela y se permita al
órgano jurisdiccional un control total, tanto
de las actuaciones de la Policía Nacional
como del Ministerio Público” (fundamento
N° 3.6).
Por lo tanto, haciendo una interpretación
literal y restrictiva del referido artículo 71,
la Sala Suprema establece que solo pueden
ser objeto de tutela los derechos previstos
en esta disposición normativa y que dicho
mecanismo puede ser promovido únicamente por y a favor del imputado.
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III. Propuesta de reconstrucción de
los argumentos expuestos por
la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema de Justicia
Este acápite tiene como propósito presentar
una propuesta interpretativa que –considerando todas las circunstancias relevantes–
reconstruya la argumentación utilizada por
la Sala Suprema, a fin de determinar el verdadero contenido y alcance de la tutela de
derechos como mecanismo de garantía de
derechos en la investigación penal.
Las líneas que siguen abordarán dos aspectos
relevantes de la vía de tutela: i) los derechos
que pueden ser objeto de protección a través
de este mecanismo, y ii) a favor de quién se
puede promover.
1. ¿Qué derechos son objeto de protección
a través del mecanismo de tutela de
derechos?
La Sala Suprema sostiene que los derechos
que pueden ser objeto de protección a través
del mecanismo de tutela son aquellos previstos en el referido artículo 71. Sin embargo,
una lectura adecuada de esta disposición
normativa hubiese permitido derivar que no
estamos ante un “listado cerrado” o númerus
clausus de derechos que son objeto de protección a través de la tutela, sino todo lo contrario. Es decir, prima facie, podía pasarse
con facilidad de la disposición normativa
objeto de interpretación a los enunciados
interpretativos.
Sin embargo, este tránsito no fue fácil por lo
siguiente motivos:
a) Si bien se alude de manera general al artículo 71, después –sin dar mayores explicaciones– la Sala Suprema descarta la
posibilidad de que el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales pueda
ser objeto de protección en vía de tutela.
DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL
b) En la medida que toma en cuenta los
Acuerdos Plenarios N° 04-2010/CJ-116
y N° 02-2012/CJ-116, se entiende que
para la Sala Suprema los únicos derechos
que pueden ser objeto de protección con
la tutela son aquellos contenidos en el
numeral 2 del artículo 71.
c) Las razones que justifican la opción de
la Sala Suprema por una tesis interpretativa literal y restrictiva es por el “temor”
a que “se haga un uso abusivo, ilegítimo, se desnaturalice la figura de tutela
y se permita al órgano jurisdiccional un
control total tanto de las actuaciones de
la Policía Nacional como del Ministerio
Público”.
A este respecto, consideramos que la tutela
de derechos es un mecanismo que permite
cautelar y adoptar medidas de corrección
frente a la vulneración de derechos en el
curso de una investigación penal, salvo que
el legislador haya previsto un mecanismo
específico para la protección de determinado
derecho fundamental.
Esta opción interpretativa se sustenta en
las siguientes razones. De la propia regla
de reconocimiento se deriva que la vía de
tutela es un mecanismo para la protección
de los derechos de modo general, salvo que
exista uno específico para la protección de
determinado derecho. En efecto, el numeral
4 del artículo 71 establece que durante las
diligencias preliminares o en la investigación
preparatoria se “puede acudir en vía de tutela
al [juez] para que subsane la omisión o dicte
3
las medidas de corrección o de protección
que correspondan en los siguientes supuestos: i) no se haya dado cumplimiento a las
disposiciones del artículo 71; ii) cuando los
derechos del imputado no sean respetados;
iii) cuando es objeto de medidas limitativas
de derechos indebidas o de requerimientos
ilegales.
Es decir, la propia regla de reconocimiento
supone con meridiana claridad una consideración amplia de derechos que pueden
ser objeto de protección en vía de tutela,
por ende, aquellos previstos en el numeral 2 del artículo 71 solo tendrían carácter
enunciativo.
Ello puede tener una explicación sencilla,
pues existen otros derechos fundamentales
del imputado que pueden verse vulnerados
en la investigación penal y que no están
vinculados necesariamente con el derecho
de defensa. Este modo de entendimiento se
ve reflejado cuando en vía de tutela se han
admitido la protección de otros derechos
que no están previstos en el numeral 2 del
artículo 71.
Así tenemos, por ejemplo, que en vía de
tutela se puede solicitar la exclusión de
material probatorio obtenido ilícitamente
(Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116,
fundamento N° 17)3 o para salvaguardar el
principio-derecho de imputación necesaria
en la disposición fiscal de formalización y
continuación de la investigación preparatoria (Acuerdo Plenario N° 02-2012/CJ-116,
Con independencia de que en el Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116 se haya indicado que procede en “casos en
que esta sea la base de sucesivas medidas o diligencias, siempre que no exista vía propia para alcanzar este propósito y que tenga que ver con la afectación o vulneración de alguno de los derechos fundamentales del imputado reconocido en el artículo 71 NCPP (…)”, cabe preguntarse si esta es la condición para la procedencia,
¿realmente en algún supuesto concreto procederá o es trivial el reconocimiento de la posibilidad de acudir
en vía de tutela?
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fundamento N° 11)4. Ambos Acuerdos Plenarios, incluso, constituyen “doctrina legal”
que debe ser invocada por los jueces de todas
las instancias judiciales.
A mayor abundamiento, en el caso Choque
Rayme, el Tribunal Constitucional planteó la
posibilidad de que en vía de tutela se solicite
el levantamiento de la incautación que recaía
sobre documentos privados. En efecto, sostuvo lo siguiente:
“En ese sentido, los recurrentes, antes de
interponer el amparo, ciertamente debieron solicitar al juez de la investigación
preparatoria que levantara la incautación
de sus documentos privados, sea porque se decidió no formalizar la denuncia penal correspondiente y, pese a ello,
se les denegó la devolución de los bienes incautados, sea por la variación de
los presupuestos para la incautación; o,
en todo caso, por vía de la audiencia de
tutela de derechos, a fin de que se subsane la omisión o se dicten las medidas
de corrección o de protección que correspondan, conforme se prevé en los artículos 71.4, 222, 319 o 323.2 del Código
Procesal Penal (…)5.
Se debe dejar sentado que la admisión de la
posibilidad de acudir en vía de tutela para la
protección de estos derechos se deriva y sustenta en la propia regla de reconocimiento,
la cual no ha previsto un “listado cerrado” o
númerus clausus de derechos que son objeto
4
5
6
de protección a través del mecanismo de
tutela.
Este modo de entendimiento, permite también dotar de sentido –tal como ha sido reconocido por los referidos acuerdos plenarios
y por la resolución suprema materia de análisis– al carácter residual de la tutela de
derechos, pues esta solo procederá cuando
el legislador no haya previsto un mecanismo
específico para la protección de determinado
derecho fundamental6. A modo de ejemplo,
en el Código Procesal Penal tenemos los
siguientes mecanismos específicos:
§ Resolución confirmatoria de la incautación de bienes (artículos 218.2 y 316.2).
§ Reexamen judicial de las intervenciones
de las comunicaciones telefónicas o análogas (artículos 204.2 y 231.3).
§ Reexamen judicial de interceptación e
incautación fiscal (artículos 204.2 y
228.2).
§ En incautación de documentos (artículo
225.5).
§ Control de plazos en las diligencias preliminares (artículo 334.2).
§ Control de plazos en la investigación preparatoria (artículo 343.2).
§ Inadmisión de diligencias sumariales
solicitadas por la defensa (artículo 337.5).
Con independencia de que en el Acuerdo Plenario N° 2-2012/CJ-116 se haya indicado que procede “muy excepcionalmente, ante la desestimación del fiscal o ante la reiterada falta de respuesta por aquel –que se erige en
requisito de admisibilidad–, y siempre frente a una omisión fáctica patente o ante un detalle de hechos con entidad para ser calificados, de modo palmario, de inaceptables por genéricos, vagos o gaseosos, o porque no se precisó el aporte presuntamente delictivo del imputado, cabría acudir a la acción jurisdiccional de tutela penal”.
Cabe preguntarse, si esta es la condición para la procedencia, ¿realmente en algún supuesto concreto procederá o es trivial el reconocimiento de la posibilidad de acudir en vía de tutela?
Cfr. STC Exp. N° 01786-2013-PA/TC, fundamento 4.
Véase el Acuerdo Plenario N° 04-2010/CJ-116, fundamentos 13 al 15.
260
DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL
Por lo tanto, teniendo en cuenta estas razones justificativas, los derechos que pueden
ser objeto de protección en vía de tutela no
son solo aquellos previstos taxativamente
en el numeral 2 del artículo 71 del Código
Procesal Penal, sino todos aquellos respecto
de los cuales el legislador no ha previsto un
mecanismo específico para su protección.
2. ¿A favor de qué sujetos se puede promover la tutela de derechos?
El texto del numeral 4 del artículo 71 del
Código Procesal Penal parece indicar –prima
facie– que la tutela de derechos únicamente
puede ser promovida por y a favor del
imputado:
“Cuando el imputado considere que
durante las diligencias preliminares o
en la investigación preparatoria no se ha
dado cumplimiento a estas disposiciones,
o que sus derechos no son respetados, o
que es objeto de medidas limitativas de
derechos indebidas o de requerimientos
ilegales, puede acudir en vía de tutela
al juez de la investigación preparatoria
para que subsane la omisión o dicte las
medidas de corrección o de protección
que correspondan. La solicitud del
imputado se resolverá inmediatamente, previa constatación de los hechos
y realización de una audiencia con intervención de las partes” (el resaltado es
nuestro).
Es más, la referida disposición normativa
está ubicada en un Título dedicado exclusivamente a este sujeto procesal, denominado
“El imputado y el abogado defensor”.
A nuestro juicio, la vía de tutela puede ser
promovida también a favor de otros sujetos
7
procesales (agraviado, actor civil y tercero
civil), como mecanismo específico para la
protección de derechos en la investigación
penal.
Las razones que sirven de sustento a esta
opción interpretativa son las siguientes: La
primera, está relacionada con la especial función que cumple el juez de la investigación
preparatoria en el modelo acusatorio, el cual
–como un tercero imparcial– controla los
actos de investigación y garantiza los derechos no solo del imputado. Por este motivo,
al juez de la investigación preparatoria se le
denomina juez de garantías.
Así, teniendo en cuenta el tema que nos
ocupa, al referido juez le compete “ejercer
los actos de control que estipula el Código”,
conforme al numeral 5 del artículo 29 del
Código Procesal Penal. Específicamente, el
numeral 2 del artículo 323 establece:
“El juez de la investigación preparatoria,
enunciativamente, está facultado para:
a) autorizar la constitución de las partes; b) pronunciarse sobre las medidas
limitativas de derechos que requieran
orden judicial y –cuando corresponda–
las medidas de protección; c) resolver
excepciones, cuestiones previas y prejudiciales; d) realizar los actos de prueba anticipada; y, e) controlar el cumplimiento del
plazo en las condiciones fijadas en este
código” (el resaltado es nuestro).
Como bien indica Del Río Labarthe, el juez
de garantías cumple “una función de control,
que no busca definir o determinar la labor del
fiscal, sino más bien cautelar que dicho rol se
ejerza respetando los derechos fundamentales del imputado y las garantías que asisten
a la víctima”7.
DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La etapa intermedia en el nuevo proceso penal acusatorio. Ara Editores,
Lima, 2010, p. 48.
261
GACETA
PENAL
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Comentario relevante
del autor
La vía de tutela no debería ser un
mecanismo que garantice solo los
derechos del imputado, sino también
los de los demás sujetos procesales
(agraviado, actor civil y tercero civil), siempre y cuando no exista un
mecanismo específico para la protección de sus derechos.
ellos también garantizan una adecuada
protección de los derechos y libertades
reconocidos por la Constitución (…)9.
La posibilidad de ampliar el mecanismo
de tutela de derechos a otros sujetos procesales distintos al imputado, también
tiene sustento en el principio de igualdad procesal, mediante el cual “las partes
intervendrán en el proceso con iguales
posibilidades de ejercer las facultades y
derechos”, incluso, el juez tiene el deber
de “allanar todos los obstáculos que
impida o dificulten su vigencia”10.
Las disposiciones normativas anotadas no
hacen otra cosa que concretar en el marco
de una investigación penal, el deber constitucional que tiene todo juez de respetar la
Ley Fundamental y, sobre todo, garantizar
los derechos fundamentales de las personas8.
Es más –en palabras del Tribunal Constitucional– constituyen el primer nivel de protección en los procesos judiciales ordinarios.
Aquí es pertinente citar el siguiente criterio
del referido Tribunal:
En el mismo sentido, César Landa señala
que “el nuevo Código (…) también ha incorporado el principio de igualdad procesal,
el cual se deriva del derecho fundamental
(artículo 2.2 de la Constitución), y consiste
en que las partes en el proceso penal –que
es el caso que ahora nos ocupa– se encuentren en condiciones paritarias y dispongan
de los mismos instrumentos para hacer valer
sus pretensiones en el proceso (igualdad de
armas)”11.
“El primer nivel de protección de los
derechos fundamentales les corresponde
a los jueces del Poder Judicial a través de
los procesos judiciales ordinarios. Conforme al artículo 138 de la Constitución,
los jueces administran justicia con arreglo
a la Constitución y las leyes, puesto que
Esta opción interpretativa, incluso, permite
dotar de sentido a las reglas de reconocimiento de derechos de los demás sujetos
procesales, habilitándose un mecanismo
específico y eficaz de protección en caso que
estos resulten vulnerados con ocasión de la
investigación penal12.
8
9
10
11
12
Artículo 44: “Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la plena
vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el
bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación” (el resaltado es nuestro).
Artículo 138: “La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de
sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes (…)”.
Cfr. STC EXP. N° 03597-2013-PA/TC, fundamento 6.
Numeral 3 del artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Penal.
LANDA ARROYO, César. Bases constitucionales del nuevo Código Procesal Penal peruano. Disponible en:
<http://www.incipp.org.pe/media/uploads/documentos/basesconstitucionales.pdf> [consultado el 28/01/2015].
Reglas de reconocimiento de derechos en el Código Procesal Penal: agraviado (artículos IX.3 y 95), actor civil
(artículo 104) y tercero civil (artículo 113.1).
262
DERECHO PROCESAL PENAL NUEVO PROCESO PENAL
No debemos olvidar que la disposición normativa materia de análisis es una que reconoce un mecanismo específico de protección
de derechos. Por ello, de acuerdo con el
numeral 3 del artículo VII del Título Preliminar, está habilitado realizar una interpretación extensiva y sistemática como la
que proponemos, toda vez que es una norma
que favorece el ejercicio de los derechos
fundamentales.
Para finalizar, consideramos importante
reproducir el criterio expuesto por el Tribunal Constitucional en el caso Gómez Achocalla, que abona en la opción interpretativa
propuesta. En efecto, teniendo en cuenta que,
en el contexto del caso, el agraviado había
presentado una solicitud de tutela de derechos, el Tribunal sostuvo:
“Que en el presente caso, el pronunciamiento judicial del rechazo liminar de la
demanda resulta impertinente, toda vez
que, a diferencia de lo considerado por
las instancias judiciales, este Tribunal
considera que el presente caso no se trata
de una pretensión de mera legalidad
–consistente en la correcta interpretación
legal del Código Procesal Penal–, sino
que se trataría de una interpretación
restringida de dicho Código, atentatoria del derecho a la igualdad de armas
entre las partes, que le impediría al
actor acudir al órgano jurisdiccional
en caso de que el Ministerio Público
atente contra sus derechos en el marco
de la investigación preparatoria que
describe (…)”13 (el resaltado es nuestro).
Por ello, teniendo en cuenta estas razones justificativas, consideramos que la vía de tutela
13
no debería ser un mecanismo que garantice
solo los derechos del imputado, sino también
de los demás sujetos procesales (agraviado,
actor civil y tercero civil), siempre y cuando
no exista un mecanismo específico para la
protección del derecho de que se trate.
IV. A manera de conclusión
La decisión de la Corte Suprema (Casación
N° 136-2013-Tacna) incumple con el deber
constitucional de motivar adecuadamente las
resoluciones judiciales (numeral 5 del artículo 139), porque no ha considerado todo
el material jurídico –razones justificativas–
necesario que le permita interpretar debidamente la fuente autoritativa que reconoce la
tutela de derechos.
Frente a ello, este trabajo ha tenido como
propósito ofrecer razones justificativas para
establecer lo siguiente:
§ La vía de tutela prevista en el numeral
2 del artículo 71 del Código Procesal
Penal se erige –de manera general– en
un mecanismo de garantía y protección
de derechos en la investigación penal,
salvo que el legislador haya previsto un
mecanismo específico para la protección
de algún derecho en particular.
Ello se sustenta en la interpretación sistemática de la propia regla de reconocimiento y en su relación con el resto de
material jurídico relevante, así como en
la necesidad de protección de otros derechos del imputado, que no están vinculados necesariamente con el derecho de
defensa, y en el carácter residual de la
tutela de derechos.
Cfr. STC Exp. N° 03631-2011-PA/TC, fundamento 5.
263
GACETA
PENAL
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§ La vía de tutela no debería ser un mecanismo que garantice solo los derechos del
imputado, sino también los de los demás
sujetos procesales (agraviado, actor civil
y tercero civil), siempre y cuando no
exista un mecanismo específico para la
protección del derecho de que se trate.
264
Ello se sustenta en el deber especial de
todo juez de garantizar los derechos fundamentales en el marco de un proceso
judicial ordinario, en el principio-derecho
de igualdad procesal, y en la necesidad de
una efectiva protección de los derechos
de los demás sujetos procesales.
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