Me llamo Antonio Nariño “La gente me recuerda por haber sido uno de los primeros en promover la independencia de Colombia y por ser el traductor e impresor de la famosa Declaración de los Derechos del Hombre. Fundé algunos de los primeros periódicos de nuestro país como La Bagatela. Fui prisionero de los españoles, escritor, político, general del ejército e incluso vicepresidente de la Gran Colombia. Pero debo confesar que mi mayor satisfacción fue haber dedicado mi vida a la lucha por la independencia y la libertad de nuestro país”. Mi familia fue una de las que conformaron la primera sociedad del Nuevo Reino de Granada. Vivíamos en una de las mejores casas de Santafé de Bogotá, (mansión en la que muchos años después funcionaría el palacio presidencial de Colombia). Mi padre, don Vicente Nariño Vásquez, español, había llegado a Santafé en 1751 con el alto cargo burocrático de ‘Contador Mayor’ y se casó en 1758 con mi madre, Catalina Álvarez del Casal, criolla santafereña, hija de españoles importantes, pues su padre fue Fiscal de la Real Audiencia. En dicha casona nací el 9 de abril de 1765. cuando apenas era un adolescente murió mi padre. Tuve acceso a su biblioteca privada y eso para mí fue maravilloso. Para ésta llegó a Santafé la noticia sobre un alzamiento del pueblo en la población de El Socorro y la marcha de ese tumulto en dirección a la capital del país. Era el “movimiento comunero”. entonces hice uso de mis selectas conexiones y me alisté en la milicia del rey, para defender a su ciudad de las montoneras. Pronto recibí el grado de ‘Subteniente. sabiendo que nunca pelearía contra Los Comuneros. Me enteré de la existencia de Pedro Fermín de Vargas, cuyas ideas dizque denotaban alboroto. Resultó ser Vargas uno de los tantos muchachos de provincia que venían a estudiar en Santafé. Recién graduado de jurista en el Colegio Mayor del Rosario. Desde que nos vimos simpatizamos. Y su influencia fue decisiva para fortalecer mi carácter. Presencié la ejecución de José Antonio Galán, y ya no pude más, me retiré del Ejército Realista al ver la crueldad con la que los españoles reprimieron la revuelta de los comuneros. Cuando la corona española se dio cuenta que no estaba de acuerdo con sus actuaciones y más aún al difundir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, fui perseguido como un criminal, me confiscaron mis bienes dejándome prácticamente en la miseria, fui desterrado y encarcelado tres veces lo cual abarcó 23 años de mi vida. Precisamente para los acontecimientos del memorable 20 de julio de 1810 me encontraba preso en Cartagena. Fui presidente del Estado de Cundinamarca -la actual Colombia-, en 1811 y 1813 pero dejé la presidencia para ponerme al mando del ejército que intentaba hacer frente al avance español desde el sur, donde los realistas nos derrotaron en 1814 y me enviaron de nuevo preso a Cádiz. En 1820 de vuelta a la libertad Simón Bolívar me nombró vicepresidente de la recién creada república de la «Gran Colombia» (que agrupaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá). Hoy les quiero dejar un mensaje de lucha y perseverancia por alcanzar sus ideales en la vida y nunca se den por vencidos a pesar de las adversidades, tenga fe y confianza en ustedes mismos, recuerden siempre el valor de la familia y el amor a nuestra patria. ¡Que viva Colombia, grande, respetada y libre!