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«Cada cultura se desarrolla gracias a sus intercambios con otras culturas. Pero
es preciso que cada una ponga en ello una cierta resistencia, pues de lo contrario
muy pronto dejaría de tener nada propio que intercambiar. Tanto la ausencia
como el exceso de comunicación tienen sus peligros».
Claude Lévi-Strauss
“Nosotros tenemos mucho que aprender de lo gitanos: una capacidad de adaptación que jamás ha destruido su identidad cultural, una movilidad que simboliza
la apertura al mundo, una creatividad que reconcilia sin interrupción ruptura y
tradición. Lejos de ser una secuela de la Edad Media, los gitanos bien podrían ser,
al alba del siglo XXI, uno de los modelos de hombre nuevo”
Federico Mayor Zaragoza,
Exdirector General de la UNESCO
[ ] se reconoce que el pueblo rom de Colombia habita el país ininterrumpidamente desde antes del establecimiento de la República y
que por consiguiente es un grupo étnico que ha realizado aportes
importantes al proceso de conformación de la nacionalidad colombiana. (Artículo 1, numeral 1).
[ ] es un deber constitucional del Estado proteger la diversidad
étnica y cultural de la Nación colombiana, de la cual el pueblo rom
de Colombia hace parte integral (Artículo 1, numeral 2).
[ ] las referencias constitucionales y legales actualmente existentes sobre grupos étnicos se proyectan también al pueblo rom de
Colombia y que en ese sentido se hace indispensable trabajar sobre
desarrollos legislativos que contemplen las especificidades y demandas propias de este pueblo (Artículo 1, numeral 3).
[ ] se hace necesario encontrar los mecanismos jurídicos y normativos que vayan en la dirección de garantizar una simetría efectiva
entre los derechos constitucionales y legales que tienen actualmente los pueblos indígenas, comunidades afro colombianas y comunidad raizal, y los que deben hacerse extensivos hacia el pueblo rom
de Colombia (Artículo 1, numeral 4).
[ ] para atender las demandas y reivindicaciones propias del pueblo rom de Colombia, las distintas entidades públicas deben hacer
las adecuaciones institucionales que se requieran a fin de incorporar
la existencia de este grupo étnico (Artículo 1, numeral 5).
[ ] las disposiciones contenidas en el Convenio 169 de 1989 de
la Organización Internacional del Trabajo, OIT., “Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes” son extensivas y se aplican al pueblo rom de Colombia (Artículo 1, numeral 6).
Resolución No. 022 del 2 de septiembre de 1999
Dirección General de Comunidades Negras y Minorías Étnicas y Culturales
Ministerio del Interior
República de Colombia
Página legal
El pueblo rom
en Colombia
Contenido
Presentación
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Prólogo
I.
El largo viaje del pueblo rom
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II.
La lengua, expresión de la milenaria cultura rom
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III.
Condiciones de existencia y su efecto en la tradición
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IV.
Hacia una educación intercultural
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V.
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa
de desarrollo desde el pueblo rom
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VI.
Status jurídico del pueblo rom ante la ONU y el
Estado colombiano
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Epílogo
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Glosario
&
Fuentes
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Bibliografía sugerida
!!
ANEXOS:
1.
Comunicación al Relator Especial de Naciones Unidas
!%
2.
Principales conclusiones de la Mesa de Trabajo Nacional
llevada a cabo entre el Ministerio de Educación Nacional
y el pueblo rom de Colombia
!&
Presentación
Esta publicación resume y adapta el contenido esencial de algunos de los capítulos del texto inédito titulado “Itinerario de viaje para un autodiagnóstico educativo
del pueblo rom de Colombia” (2004) compilación de trabajos de varios autores,
realizada por el Proceso organizativo del pueblo rom (gitano) de Colombia (Prorom)*.
A partir del documento señalado, y teniéndolo como referencia básica, se hizo una
adaptación general. El material original se seleccionó, resumió, complementó y en
algunos temas se profundizó, hasta lograr la edición general del texto correspondiente a esta versión final, presentada bajo el título de: El pueblo rom en Colombia
El libro consta de seis capítulos y dos anexos, como se explicará en el prólogo.
A esta edición tributan los textos consignados como fuentes de este trabajo;
de cada uno de ellos se toman conceptos, datos y fragmentos literales, adaptados o resumidos. Esta obra de divulgación, es pues el resultado de una
adaptación del trabajo original de Prorom más los significativos aportes de las
fuentes referenciadas.
Este documento se propone, principalmente, dos objetivos: el primero, visibilizar
al pueblo rom, que con sus características culturales propias de alguna manera
ha contribuido a la formación de la nación; y el segundo, sensibilizar a los colombianos sobre la importancia de este pueblo, sus valores, cultura y, especialmente, su deseo de aportar desde su cosmovisión particular a la solución del
conflicto colombiano.
Este es un libro de divulgación general dirigido particularmente a funcionarios de
gobierno del área educativa, en el orden nacional, departamental y local, a profesores y a los colombianos en general.
* Del documento mencionado se han retomado los textos de: Katharina Deman, Mariano
Fernández Enguita, Juan Carlos Gamboa Martínez, Ana Dalila Gómez Baos, Venecer Gómez
Fuentes, Hugo Alejandro Paternina Espinosa, Claudia A. Rojas Venegas, Pedro Rincón, Martha
Cedijo, y María Teresa Andrés.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de
veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río
de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras
pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo
era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años,
por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y
timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el
imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una
truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la
octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de
casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo
se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los
anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun
los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde
más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es
cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya
desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la
naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era
posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro
de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno:
«Para eso no sirve.» Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel
tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y
una partida de chivos por los dos lingotes imantados.
En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una
lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdam. Sentaron una gitana en
un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la
carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al
catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha
eliminado las distancias», pregonaba Melquíades. «Dentro de poco,
el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin
moverse de su casa.» Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa demostración con la lupa gigantesca: pusieron un montón de
hierba seca en mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la
concentración de los rayos solares. José Arcadio Buendía, que aún
no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la
idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquíades,
otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa.
Por último, cansado de esperar, se lamentó ante Melquíades del
fracaso de su iniciativa, y el gitano dio entonces una prueba convincente de honradez: le devolvió los doblones a cambio de la
lupa, y le dejó además unos mapas portugueses y varios instrumentos de navegación. De su puño y letra escribió una apretada
síntesis de los estudios del monje Hermann, que dejó a su disposición para que pudiera servirse del astrolabio, la brújula y el
sextante. José Arcadio Buendía pasó los largos meses de lluvia
encerrado en un cuartito que construyó en el fondo de la casa para
que nadie perturbara sus experimentos.
Para nosotros el conocimiento nace en las sombras. La sabiduría
también se refugia en la oscuridad. Es por ello que el pueblo rom
se cubre con el misterio, despertando siempre la imaginación de
quienes intentan averiguar qué hay en nuestras kumpeniyi.
Ana Dalila Gómez Baos
Prólogo
A tono con el tema que aborda este libro, el pasado, el presente y el futuro del pueblo rom, se invita al lector de estas páginas
para que emprenda un recorrido por la historia y la cultura de un
pueblo que por su misma naturaleza transnacional es planetario,
pero que también se ha arraigado, a su peculiar manera, en muchos
países y regiones del mundo.
El capítulo primero, “El largo viaje del pueblo rom”, presenta
de manera sucinta la historia de su larga migración que lo ha conducido desde las entrañas del continente asiático, pasando por Europa –en dirección al oeste– hasta dar con tierras americanas, en un
viaje de nunca acabar y que lleva ya más de mil años. Su presencia
en nuestro territorio se encuentra recreada estupendamente en las
páginas de la novela más renombrada del siglo XX colombiano, Cien
años de soledad, en la que se apoyará este trabajo para indicar la constante aunque “invisible” presencia del pueblo rom en nuestro país.
En “La lengua, expresión de la milenaria cultura rom”, capítulo segundo, el idioma romanés y sus variantes merecen aquí una
atención especial por ser una lengua que se está depurando de sus
influencias sucesivas con el propósito de servir de medio de expresión y de comunicación de todo el pueblo rom disperso por el mundo.
El capítulo tercero, “Condiciones de existencia y su efecto en
la tradición” ofrece un panorama de la idiosincrasia de este pueblo
desde su cosmovisión particular, para señalar aspectos significativos de su identidad cultural que se encuentran en peligro ante la
presión de modelos culturales que atentan contra sus tradiciones
ancestrales y su cohesión social.
El pueblo rom en Colombia
El capítulo cuarto, “Hacia una educación intercultural”, introduce de lleno en el corazón de la problemática que enfrenta el
pueblo rom en la actualidad –el profundo marginamiento social resultante de su estrategia de invisibilidad–, que los ha llevado a prescindir de la educación formal por considerarla nociva para sus
principios y disolvente para su comunidad. En la dirección de solucionar este inconveniente grave, se formulan en este apartado algunos de los lineamientos de lo que podría ser una educación
intercultural que posibilite la inclusión social de los grupos étnicos
minoritarios, en condiciones de equidad y respeto por sus tradiciones e identidad cultural. Sólo de este modo se puede garantizar una
participación activa de las minorías en el conjunto de la sociedad
colombiana, proceso del que sólo pueden resultar beneficios para
una nación que cuenta con tanta riqueza cultural, expresada en su
gran diversidad étnica, verdadero patrimonio de la humanidad.
El capítulo quinto, “Plan de vida: hacia la formulación de una
alternativa al desarrollo para el pueblo rom”, parte del diagnóstico
de la situación social de los rom colombianos para encaminarse hacia la formulación de una propuesta viable que les permita una integración social sin asimilación ni renuncia a su patrimonio más
querido, la libertad e independencia que los ha caracterizado desde
siempre como pueblo. Allí se indican las acciones que ya se han
dado en esta dirección desde la fundación del Proceso organizativo
del pueblo rom (gitano) de Colombia, Prorom, y los reconocimientos y compromisos que el Estado colombiano ha adquirido con ellos
y que se sintetizan en las líneas de acción que se presentan a los
lectores como las tareas que deben ser llevadas a cabo en las actuales
condiciones de la sociedad colombiana.
El capitulo sexto, “Status jurídico del pueblo rom ante las Naciones Unidas y el Estado colombiano”, analiza los reconocimientos
que en pronunciamientos oficiales han hecho del pueblo rom tanto
la Organización de las Naciones Unidas, ONU, como el Estado colombiano a través del Ministerio del Interior y de Justicia. En este
aparte se hace el estudio del convenio 169 de la OIT y del reconoci-
Prólogo
!
miento por parte del estado colombiano de su aplicabilidad al pueblo rom.
Una sección complementaria de anexos presenta la comunicación de Prorom al Relator Especial de Naciones Unidas para que
en su informe recomiende al Estado colombiano tomar medidas que
le permitan al pueblo rom superar las condiciones de marginalidad.
Finalmente, se incluyen las principales conclusiones de la Mesa de
Trabajo Nacional llevada a cabo en enero del año 2004 entre el Ministerio de Educación Nacional y el pueblo rom de Colombia.
Con los temas abordados en esta publicación se espera cumplir con un cometido preciso: hacer visible para todos los colombianos a una comunidad que como pocas ha demostrado ser capaz de
sobreponerse a todas las situaciones, por adversas que se presenten,
y que también como pocas ha permanecido fiel a sí misma y a sus
valores más sentidos, sin importar el momento y el lugar. El pueblo
rom ha sabido conservar, a lo largo de sus peregrinaciones, su autenticidad y su personalidad únicas gracias a su resistencia y su tenacidad forjadas en muchos terrenos y en muchas situaciones
distintas. Como lo señala Amadou-Mahtar M´Bow, “Su nomadismo lo ha llevado a convivir con naciones supremamente diversas
sin haberse perdido jamás, menos aún disuelto en ellas, dondequiera que se encontrara. Débese esto, sin duda, a que su arraigo no es
material, en un suelo dado, sino mucho más profundo: en una conciencia de los valores sociales y humanos. De ahí que su desplazamiento por el mundo entero mantenga, incluso a través de sus
rupturas, un carácter de continuidad y de fidelidad”; enseñanza
que todos los países y pueblos del planeta deberían tener bien presente para no sucumbir a los colonialismos culturales que buscan
arrasar con la riqueza propia de tantos pueblos, en aras de fomentar
unos valores que alimentan el desarraigo y la enajenación del hombre, de la sociedad y de la naturaleza.
Por fin, un martes de diciembre, a la hora
del almuerzo, soltó de un golpe toda la
carga de su tormento. Los niños habían de recordar por el resto de
su vida la augusta solemnidad
con que su padre se sentó a la
cabecera de la mesa, temblando
de fiebre, devastado por la prolongada vigilia y por el encono de
su imaginación, y les reveló su
descubrimiento:
-La tierra es redonda como una naranja.
Úrsula perdió la paciencia. «Si has de volverte loco, vuélvete tú
solo», gritó. «Pero no trates de inculcar a los niños tus ideas de
gitano.» José Arcadio Buendía, impasible, no se dejó amedrentar
por la desesperación de su mujer, que en un rapto de cólera le
destrozó el astrolabio contra el suelo. Construyó otro, reunió en el
cuartito a los hombres del pueblo y les demostró, con teorías que
para todos resultaban incomprensibles, la posibilidad de regresar
al punto de partida navegando siempre hacia el oriente. Toda la
aldea estaba convencida de que José Arcadio Buendía había perdido el juicio, cuando llegó Melquíades a poner las cosas en su
punto. Exaltó en público la inteligencia de aquel hombre que por
pura especulación astronómica había construido una teoría ya comprobada en la práctica, aunque desconocida hasta entonces en
Macondo, y como una prueba de su admiración le hizo un regalo
que había de ejercer una influencia terminante en el futuro de la
aldea: un laboratorio de alquimia.
Para esa época, Melquíades había envejecido con una rapidez asombrosa. En sus primeros viajes parecía tener la misma edad de José
Arcadio Buendía. Pero mientras éste conservaba su fuerza desco-
munal, que le
permitía derribar
un caballo agarrándolo por las
orejas, el gitano parecía
estragado por una dolencia tenaz. Era, en realidad, el resultado de
múltiples y raras enfermedades contraídas en
sus incontables viajes alrededor del mundo. Según él
mismo le contó a José Arcadio Buendía mientras lo ayudaba a
montar el laboratorio, la muerte lo seguía a todas partes, husmeándole los pantalones, pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era
un fugitivo de cuantas plagas y catástrofes habían flagelado al género humano. Sobrevivió a la pelagra en Persia, al escorbuto en el
archipiélago de Malasia, a la lepra en Alejandría, al beriberi en el
Japón, a la peste bubónica en Madagascar, al terremoto de Sicilia y
a un naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel
ser prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus, era un
hombre lúgubre, envuelto en un aura triste, con una mirada asiática
que parecía conocer el otro lado de las cosas. Usaba un sombrero
grande y negro, como las alas extendidas de un cuervo, y un chaleco de terciopelo patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar de
su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso tenía un peso humano, una condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la vida cotidiana. Se quejaba de dolencias
de viejo, sufría por los más insignificantes percances económicos y
había dejado de reír desde hacía mucho tiempo, porque el escorbuto le había arrancado los dientes. El sofocante mediodía en que
reveló sus secretos, José Arcadio Buendía tuvo la certidumbre de
que aquél era el principio de una grande amistad. Los niños se
asombraron con sus relatos fantásticos. Aureliano, que no tenía entonces más de cinco años, había de recordarlo por el resto de su
vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metálica y
reverberante de la ventana, alumbrando con su
profunda voz de órgano los territorios más oscuros de la imaginación, mientras chorreaba por sus sienes la grasa derretida por el
calor. José Arcadio, su hermano mayor,
había de transmitir aquella imagen maravillosa, como un recuerdo hereditario,
a toda su descendencia. Úrsula, en cambio, conservó un mal recuerdo de aquella visita, porque entró al cuarto en el momento en
que Melquíades rompió por distracción un frasco de
bicloruro de mercurio.
-Es el olor del demonio -dijo ella.
-En absoluto –corrigió Melquíades-. Está comprobado que el demonio tiene propiedades sulfúricas, y esto no es más que un poco de
solimán.
Siempre didáctico, hizo una sabia exposición sobre las virtudes diabólicas del cinabrio, pero Úrsula no le hizo caso, sino que se llevó
los niños a rezar. Aquel olor mordiente quedaría para siempre en su
memoria, vinculado al recuerdo de Melquíades.
El rudimentario laboratorio -sin contar una profusión de cazuelas,
embudos, retortas, filtros y coladores- estaba compuesto por un
atanor primitivo; una probeta de cristal de cuello largo y angosto,
imitación del huevo filosófico, y un destilador construido por los
propios gitanos según las descripciones modernas del alambique de
tres brazos de María la judía. Además de estas cosas, Melquíades
dejó muestras de los siete metales correspondientes a los siete planetas, las fórmulas de Moisés y Zósimo para el doblado del oro, y
una serie de apuntes y dibujos sobre los procesos del Gran Magisterio, que permitían a quien supiera interpretarlos intentar la fabricación de la piedra filosofal.
Cuando volvieron los gitanos, Úrsula había predispuesto contra ellos
a toda la población. Pero la curiosidad pudo más que el temor, porque aquella vez los gitanos recorrieron la aldea haciendo un ruido
ensordecedor con toda clase de instrumentos músicos, mientras el
pregonero anunciaba la exhibición del más fabuloso hallazgo de los
nasciancenos. De modo que todo el mundo se fue a la carpa, y
mediante el pago de un centavo vieron un Melquíades juvenil, repuesto, desarrugado, con una dentadura nueva y radiante. Quienes
recordaban sus encías destruidas por el escorbuto, sus mejillas
fláccidas y sus labios marchitos se estremecieron de pavor ante
aquella prueba terminante de los poderes sobrenaturales del gitano.
El pavor se convirtió en pánico cuando Melquíades se sacó los dientes, intactos, engastados en las encías, y se los mostró al público
por un instante -un instante fugaz en que volvió a ser el mismo
hombre decrépito de los años anteriores- y se los puso otra vez y
sonrió de nuevo con un dominio pleno de su juventud restaurada.
Hasta el propio José Arcadio Buendía consideró que los conocimientos de Melquíades habían llegado a extremos intolerables, pero experimentó un saludable alborozo cuando el gitano le explicó a solas
el mecanismo de su dentadura postiza. Aquello le pareció a la vez
tan sencillo y prodigioso, que de la noche a la mañana perdió todo
interés en las investigaciones de alquimia; sufrió una nueva crisis
de mal humor, no volvió a comer en forma regular y se pasaba el día
dando vueltas por la casa. «En el mundo están ocurriendo cosas
increíbles», le decía a Úrsula. «Ahí mismo, al otro lado del río, hay
toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros.» Quienes lo conocían desde los tiempos de la
fundación de Macondo se asombraban de cuánto había cambiado
bajo la influencia de Melquíades.
I. El largo viaje del pueblo rom
Sobre el origen del pueblo rom
[...] En el momento de la creación, o Del quiso hacer a los
hombres y mujeres a su imagen y semejanza, así que cogió un montón de harina y agua, hizo una pasta y moldeó pequeñas personas.
Las colocó en el horno celestial para que se endurecieran pero por
desgracia se distrajo con otra cosa y se olvidó de ellas. Cuando regresó a sacarlas se habían quemado: estos fueron los primeros seres
humanos negros. Acto seguido o Del cogió más harina y más agua,
dio forma a la mezcla y volvió a meter las figuras en el horno. Le
preocupaba que estas pudieran quemarse, así que las sacó antes que
estuvieran cocidas: de ellas proceden las primeras personas blancas. Al tercer intento, decidió crear el tiempo y un reloj para asegurarse que la cocción durara lo justo, y cuando sacó las figuras del
horno, estaban en su punto, perfectamente doradas. Este es el origen de los rom.
La fascinación, la extrañeza y el temor que han suscitado desde siempre los gitanos entre los demás pueblos del mundo están
recreados de manera magistral en Cien años de soledad. Desde la
primera página de la novela la magia irrumpe en la apacible cotidianidad de Macondo de la mano de Melquíades y su tribu de
gitanos, quienes son presentados como los venturosos heraldos de
la modernidad por los numerosos inventos de que son portadores, pero que los gitanos exhiben más como atracciones de feria
que como las elocuentes avanzadas del progreso, y ante cuya contemplación los habitantes de la aldea caen presos de la perplejidad
y la incertidumbre.
El pueblo rom en Colombia
Todos los años por el mes de marzo los gitanos retornaban a
Macondo llevando los “grandes inventos”, que exhibían a cambio
de algunas monedas en las toldas instaladas a las afueras del pueblo.
Tal es el caso del hielo; en palabras de José Arcadio Buendía: “el gran
invento de nuestro tiempo”; o el del imán, del cual Melquíades hace
una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la
octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia: “Las cosas
tienen vida propia –pregonaba el gitano con áspero acento– todo es
cuestión de despertarles el ánima”, decía mientras los objetos metálicos de la aldea se “arrastraban en desbandada turbulenta detrás de
los fierros mágicos de Melquíades”.
Pero ¿de dónde retornaban los gitanos a Macondo? Esto no se
menciona a ciencia cierta en el relato, aun cuando se indica algún
itinerario azaroso al inventariar los padecimientos de salud de
Melquíades, de quien se dice que había sobrevivido a “la pelagra en
Persia, al escorbuto en el archipiélago de Malasia, a la lepra de Alejandría, al beriberi del Japón, a la peste bubónica en Madagascar,
al terremoto de Sicilia y a un naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes”; pero que terminaría por sucumbir a las “fiebres de los médanos de Singapur ”, y cuyo cuerpo “había sido
arrojado en el lugar más profundo del mar de Java”. Sin embargo,
el fantasma de Melquíades regresa a Macondo para redactar unos
manuscritos en “una lengua desconocida”, que terminará por descifrar Aureliano Babilonia al descubrir que estaban escritos en
sánscrito, tan pronto como se cumpla un siglo de la fundación del
pueblo y de la estirpe condenada de los Buendía, como lo
vaticinaban los mismos manuscritos.
En esta sucinta descripción ya se encuentra trazado el itinerario secular de los gitanos hasta dar con tierras americanas partiendo
del continente asiático, aunque la mención del sánscrito indica de
manera precisa la tierra de origen de los rom: la legendaria India.
De ahí también el aura de leyenda que rodea a todo lo gitano desde
sus orígenes1.
1
A los gitanos se les da diversos nombres en las distintas lenguas del mundo. Según la Enciclopedia Espasa-Calpe, en España se los conoce con el nombre de gitanos; antiguamente se llamaron
El largo viaje del pueblo rom
Pueblo mítico por excelencia, el rom conserva como pocos un
saber natural del medio, un amor por la aventura y una confianza
desmedida en su buena estrella. Pueblo nómada, pueblo indómito,
pueblo del devenir que se resiste al “progreso” a pero que se renueva con el cambio de entorno y que sólo vive el instante presente,
pues el mañana no existe para el rom y el ayer no es más que el
polvo que se adhiere a las cosas en el trajín del viaje. Peregrinos
dijeron ser en Europa los rom cuando se topaban con las caravanas
de peregrinos cristianos que iban en pos de las reliquias del apóstol
Santiago en Compostela. Papistas devotos también dijeron ser y hasta
exhibieron credenciales pontificias sin necesidad de pisar tierras
vaticanas, para ganarse el favor de varias casas reales de Europa.
Como pueblo forastero que es, el rom es por naturaleza desconfiado frente a la justicia y la legislación de los Estados que los acogen,
que los aceptan, pero que también los reglamentan y condicionan
su estadía, y eso subleva a esta etnia libertaria, que si de algo se
enorgullece es de su naturaleza independiente, de su identidad étnica y de su ingenio para salir airosos de cualquier trance que les
depare el camino. De ahí también la animadversión que generan
entre los pueblos –sedentarios por naturaleza–, que desconfían de
quien tiene costumbres diferentes.
Según François de Vaux de Foletier (1984), sólo hasta finales
del siglo XVIII los lingüistas europeos determinaron el origen indio
del pueblo rom, basándose en estudios filológicos que aproximaban
la gramática y el vocabulario de su lengua al sánscrito y a algunas
egipcianos y bohemianos; en Francia se los conoce indistintamente con el nombre de égyptiens o
bohémiens, porque aparecieron allí como oriundos de Egipto primero y luego como procedentes de
Bohemia; en Italia y Grecia, zingaro o zingano; en Alemania, Zigeuner; en Inglaterra, gypsies; en
Hungría, egiptener y pharao nepek (pueblo de Faraón), y heydenen en Holanda; en Portugal se los
conoce como ciganos; en Rusia y poblaciones del Danubio, zinganes. En Turquía, tchinghianes,
quibli y farawni; fante y tatars en Noruega y Dinamarca; Escocia los denomina cairds; en la India,
carachis; en Valaquia, zigani; entre los árabes se los distingue con el nombre de caramis; en Persia
los llaman indios negros y luris, que probablemente es una derivación de loharí, que significa
herrero en indostán, oficio al que se dedicaban muchos individuos de esta etnia. La mayor parte de
estos nombres aluden a Egipto y otros son alusivos a la antigua patria de los gitanos, la India. Todos
estos grupos a partir de la celebración de la Conferencia Internacional de Barcelona de 1994,
decidieron no tener otra denominación que la de rom que, en romanés, su lengua, significa
simplemente hombre. En adelante nos atendremos a esta denominación.
El pueblo rom en Colombia
lenguas vivas como el cachemir, el hindi, el gujarati, el marathi y el
nepalés. Los escritores de la India antigua, según este historiador, se
interesaban más por la vida de los dioses y de los reyes que por la de
gentes como los zotts, jats, luris, nuris, dom, o rom, por lo que no se
encuentran alusiones a su vida nómada en los libros indios antiguos, la que presumiblemente empezó en su tierra de origen
itinerando de un lado a otro antes de abandonarla en grandes y
sucesivas olas migratorias.
Algunos historiadores y comentaristas han aventurado hipótesis sobre las posibles causas de la salida del pueblo rom de la India,
aludiendo a invasiones de territorio y cataclismos naturales que dieron paso a épocas de penuria y que impusieron el éxodo a muchos
de sus moradores. El hecho cierto es que, según Vaux de Foletier, la
primera mención sobre la presencia rom en Persia –en la ruta obligada hacia el oeste– la da el historiador Hamza, de Ispahán, que
cuenta que hacia mediados del siglo X de nuestra era, cerca de doce
mil músicos zotts habían arribado a su país procedentes de la India.
Otra fuente persa, esta vez el poeta Firdusi, alude al mismo fenómeno hacia el año 1000, dando cuenta en su Libro de los reyes de la
presencia de numerosos luris, que gozaban ya de una reputación de
músicos y que eran reacios a la agricultura y propensos al nomadismo (ibid.).
Razones de un exilio forzoso
Existe una teoría según la cual los rom salieron de la India
para evitar un ataque musulmán. Tras cruzar Persia y permanecer
por varios siglos en el Imperio Bizantino, en el siglo XIV avanzaron
al norte rumbo a Europa. Pero fue gracias a su idioma, que el pueblo
rom designa como romanés, que pudo rastrearse su origen más
plausiblemente. Determinar el origen de las palabras romanesas
ayudó a crear un “sendero léxico” que sitúa a los rom en la India
hace mil años. Se pudo comprobar que tiene raíces sánscritas, así
como numerosas palabras que existen todavía en varios de los dialectos que se hablan hoy día en el subcontinente asiático, hasta loca-
El largo viaje del pueblo rom
!
lizar su punto de partida en el
PRAGMÁTICA
Beluchistán y en las llanuras del
(1499)
Sindi, donde se encuentran ac«Mandamos á los egipcianos que andan vagando por
tualmente tribus que nunca
nuestros reynos y señorlos con sus mugeres y hijos, que del
emigraron y a las que se conoce
dia que esta ley fuere notificada y pregonada en nuestra
como carachis. (León Ignacio,
Corte, yen las villas, lugares y ciudades que son cabezas de
partidos fasta sesenta dias siguientes, cada uno dellos
1971, pág. 32). Se supone que el
vivan por oficios conoscidos, que mejor supieren aproveéxodo se dio, en diferentes oleacharse, estando de estada en los lugares donde acordasen
das, desde el siglo X hasta el XV,
asentar, ó tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los
cuando se instalaron en pleno
den lo que hobieren menester, v no anden mas iuntos
vagando por nuestros reynos, como lo facen, ó dentro de
Renacimiento en Europa y emotros sesenta dias primeros siguientes salgan de nuestros
pezaron sus incursiones tanto
reynos, y no vuelvan á ellos en manera alguna; so pena
voluntarias como forzosas al
que, si en ellos fueren hallados ótomados, sin oficios ó sin
Nuevo Mundo de América.
señores, juntos, pasados los dichos dlas, que den a cada uno
clen azotes por la primera vez, y los destienren perpetuaCasi desde su misma apamente destos reynos; y por la segundavez, que los corten las
rición en Europa en los albores
orejas, y estén sesenta dias en la cadena, y los tornen á
del siglo XV, el pueblo rom emdestenrar, como dicho es; y por la tercera vez, que sean
pezó a ser perseguido y atacacaptivos de los que los tomaren, por toda suvida: y si hecho
el dicho pregon fueren ó pasaren contra lo suso dicho,
do por su particular modo de
mandamos á los nuestros Alcaldes de la Corte y
vida, que se constituía en un
Chancillerla, y á todos los Conregidores, Asistentes, Justipeligro para los nacientes Estacias y Alguaciles de cualesquier ciudades, villas y lugares de
dos europeos que no podían
nuestros reynos y señorlos, que executen las dichas penas en
las personas y bienes de cualesquier de los suso dichos, que
permitir a tan incómodos visivinieren ó pasaren contra lo suso dicho. Lo qual mandatantes. Al comienzo fueron acomos, que se cumpla y guarde, sin embargo de cualesquier
gidos indulgentemente por las
nuestras cartas de seguro que de Nos tengan, las quales
autoridades y, en términos gedesde luego las revocamos, y sin embargo de cualesquier
cédulas y provisiones que contra el tenor desta ley y pragnerales, por la gente cuando los
mática hayamos mandado dar, las quales queremos, que
rom se presentaban como orisean obedescidas y no cumplidas, y que sin embargo dellas
ginarios de Egipto que venían
se guarde lo en esta ley contenido»
en peregrinación para expiar el
Promulgada por los Reyes Católicos
pecado de sus antepasados que
en Medina del Campo
no habían querido hospedar a
la Sagrada Familia durante su huída de Israel, en tiempos de Herodes, según la leyenda. Pasado el tiempo, el pueblo rom empezó a ser
acusado de diversos delitos, entre ellos el de tener tratos con el de-
"
El pueblo rom en Colombia
monio, dadas sus artes adivinatorias y la práctica de la metalurgia,
en la que eran hábiles artesanos. A pesar de contar con el favor de
algunos monarcas y nobles, la generalidad de los casos fue de rechazo, de hostilidad y de escarmiento. Tal vez por esta razón el asentamiento “natural” de los rom se dio en la región central y oriental
de Europa, donde todavía se encontraban por ese entonces grandes
regiones con escasos grupos humanos, especialmente en los Cárpatos
y en los Balcanes. Durante su permanencia en Grecia, donde se
localizaron en un lugar conocido como “el Egipto Menor ”, –tal
vez por su semejanza con el delta del Nilo, región fértil en medio
de amplias extensiones secas–, dieron en llamarse egipcianos, gitanos o gypsies, y como tales se presentaban ante los distintos
pueblos por los que atravesaban, dándose además títulos de nobleza como condes y duques de Egipto Menor (Vaux de Foletier,
1984). Para entonces empezaron a aparecer reglamentaciones muy
severas para su permanencia en los distintos países, con castigos
drásticos por vagabundaje que podían desembocar en su deportación a colonias de trabajo en África, América y el Caribe en calidad
de esclavos.
La historia de las persecuciones contra el pueblo rom tiene un
prontuario de estigmatizaciones cuyo común denominador es el
miedo a lo desconocido. La pragmática de los Reyes Católicos de
1499, que obligaba a sedentarizarse a los gitanos o abandonar el territorio español, fijaba penas por desobediencia que iban desde los
azotes y la mutilaciones de las orejas, hasta el exilio y la esclavitud
permanente. Alemania dio a conocer desde 1500 una legislación antigitana que llegaría al paroxismo con el genocidio nazi, que llevó a la
muerte a cientos de miles de rom. Al igual que todas las naciones, el
papa Pío V (1566-1572) los arrojó de los Estados Pontificios. Por eso
puede afirmarse que no hay nación de Europa que no haya tomado
medidas contra el pueblo rom, siendo asombroso que a pesar de
tantas y tan horribles persecuciones de que ha sido objeto por espacio de más de cinco siglos, haya podido subsistir, reproducirse y
extenderse por todo el mundo.
El largo viaje del pueblo rom
#
La toma rom de Europa
El historiador francés Vaux de Foletier sostiene que Grecia le
suministró a los rom nuevas palabras a su vocabulario itinerante,
pero sobre todo “les dio a conocer nuevos modos de vida gracias a
los numerosos peregrinos provenientes de todos los países de la
cristiandad” que atravesaban su territorio (ibid. pág. 6). Advertidos
de cómo los peregrinos disfrutaban de una situación privilegiada
en su calidad de viajeros, cuando los rom decidieron reiniciar su
travesía adoptaron para sí la condición de peregrinos. Después de
una larga permanencia en Grecia y en regiones vecinas como los
principados de Rumania y de Serbia, grandes caravanas de rom
reiniciaron su marcha hacia el oeste.
Según distintas fuentes, puede afirmarse que la gran difusión
del pueblo rom en Europa comenzó en 1417 y que el epicentro de la
dispersión fueron las regiones de Moldavia y Valaquia pertenecientes a los principados mencionados anteriormente. Según el historiador italiano Colocci, la penetración del pueblo rom en el viejo
continente la hicieron conjuntamente las “bandas” del rey Sindel y
las de los duques Mihali, Andrash y Panuel por Valaquia remontando el río Danubio, fijándose y difundiéndose en Hungría. La banda
del duque Mihali, que fue la que penetró en Europa, se dirigió,
entonces, desde Hungría hasta Viena, desde donde descendió atravesando el norte de Italia e internándose en Suiza. En Zurich se
fracciona; y mientras unos se remontan hacia Alemania, otros, siguiendo la ruta descendente, penetran en Francia rumbo a Marsella, atraviesan el Ródano y entran a Barcelona el 11 de junio de 1447
(Colocci, 1889, en Enciclopedia Espasa-Calpe, 1925, pág. 217). Según
Vaux de Foletier, existen constancias de que en 1418, importantes
grupos de rom atravesaron Hungría y Alemania donde Segismundo,
rey de Bohemia, accedió a concederles cartas de protección. También hicieron su aparición en las ciudades libres del norte y en las
orillas del Báltico, desde donde descendieron hasta Leipzig y
Francfort, antes de pasar a Suiza en 1419.
Pero las credenciales que portaban no les abrían todas las puertas que deseaban, por lo que hicieron saber que se dirigían al Vatica-
$
El pueblo rom en Colombia
no a solicitar la protección universal que les permitiría circular sin
tropiezos por el mundo cristiano: la protección papal. Según el citado historiador francés, “en julio de 1422, el duque gitano Andrés, a
la cabeza de un séquito numeroso, pasó por Bolonia y Forli declarando que iba a ver al Papa. Sin embargo, ni en las crónicas romanas ni en los archivos del Vaticano se encuentra rastro alguno de
que se hubiera detenido en la capital de la cristiandad”. Esto no
constituyó ningún obstáculo para que a su regreso contara “cómo
habían sido acogidos por el Papa Martín V, y presentaban cartas
suyas. Sea como fuere, durante más de un siglo las cartas papales
aseguraron a los grupos egipcianos una acogida muy favorable en
todas partes, permitiéndoles circular por donde querían” (Vaux
de Foletier, 1984, pág. 6).
De esta forma, entre los siglos XV y XVIII prácticamente todos los países europeos habían acogido a los rom. Y si éstos llegaron
a instalarse incluso en las colonias europeas de África y América, no
siempre lo hicieron por gusto propio. Algunos de ellos fueron remitidos por España exiliados a algunas islas del Caribe o a sus colonias
americanas, destinados a labores serviles, política seguida de cerca
por Portugal, que deportó numerosos rom a Angola, Santo Tomén y
Cabo Verde –en el continente negro–, pero sobre todo a Brasil desde fines del siglo XVI (ibid.).
Así mismo, continúa señalando Vaux de Foletier, los ingleses enviaron rom de Escocia a trabajar en las plantaciones de Jamaica y de Barbados en el siglo XVII, y a las de Virginia en los
Estados Unidos durante la centuria siguiente. Los franceses no
se quedaron atrás, cuando bajo el reinado de Luis XIV los rom
condenados a las galeras fueron liberados a condición de que
partieran a los dominios franceses en el Nuevo Mundo. Así fue
posible que algunos rom que se encontraban entre los colonos
reclutados por la Compañía de las Indias para la explotación de
la Luisiana, recibieran casas en Nueva Orleáns, como los demás
colonos, “y un siglo más adelante sus descendientes –instalados
en Biloxi, Luisiana– seguían expresándose en francés” (Vaux de
Foletier, op. cit., pág. 7).
Tomado de
El largo viaje del pueblo rom
Tomado de la Enciclopedia Espasa-Calpe (Con modificaciones en las denominaciones del recuadro).
%
inserto mapa
El largo viaje del pueblo rom
'
Dadas las difíciles condiciones en las que se encontraban en
Europa, a partir de la segunda mitad del siglo XIX la migración rom
se acentuó voluntariamente y se dirigió preferentemente hacia
América. En la actualidad se encuentra una importante población
rom en Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y Chile.
En el resto de países del continente americano hay presencia rom
en menor magnitud, pero conforman en cada país una población
significativa.
De diestros artesanos a marginados
por la modernización
Como pueblo viajero que es y desde los albores de su
errancia por los caminos del mundo, –hace ya más de mil años–
, los rom se dieron a conocer como herreros, caldereros, músicos, curanderos y recitadores de la buenaventura. Por esta razón,
como lo indica Tomka (1984) hasta mediados del siglo XIX los
rom eran considerados como insustituibles en Europa central y
oriental (Rumania, Hungría, Bulgaria, Yugoslavia, Polonia) gracias a la pericia manifiesta en la fabricación de numerosos productos artesanales como cestas, cubiertos, ladrillos, guarniciones
de combate y gran variedad de utensilios de hierro y cobre, además de sus dotes de chamarileros y de músicos y bailadores consumados. La llamada Revolución industrial, que desplazó gran
parte de los trabajos artesanales que se desarrollaban en los miles
de talleres de Europa, con técnicas tradicionales, por las nuevas
técnicas fabriles, dejó en desuso muchos productos que ahora se
podían conseguir a menores precios y en mayores cantidades.
Esto significó también un rudo golpe para las actividades tradicionales realizadas por los rom a lo ancho y largo del viejo continente. Esta situación marginó al pueblo rom de los grandes
centros urbanos para relegarlos a atender los circuitos más alejados de la provincia, perdiendo por consiguiente la función social
que tuvieron por tanto tiempo, lo que significó a su vez el deterioro de su situación social como pueblo.
!
El pueblo rom en Colombia
Esta situación dio origen en el cambio de siglo del XVIII al
XIX, según Miklos Tomka, a numerosos “conflictos con los artesanos o las guildas de las ciudades”, que empezaron a ver a los rom
como una competencia molesta para sus intereses económicos. Estas disputas se fueron agudizando a medida que la expansión de la
industria iba cubriendo nuevas áreas laborales “con las consiguientes dificultades que acarreaba para quienes se dedicaban a la artesanía”. La consecuencia de ello fue que “un cierto porcentaje de los
artesanos fijos de origen gitano habían quedado completamente asimilados” por las nuevas condiciones productivas, en tanto que otros
se vieron precisados a proletarizarse o a quedar desempleados y
obligados a emigrar. Los artesanos no plenamente asimilados fueron finalmente expulsados o marginados por una sociedad que estaba haciendo el tránsito doloroso a una nueva era (Tomka, 1984,
pág. 16).
La reacción natural de la población rom ante la pérdida de los
recursos para ganarse la vida y la discriminación de que empezaba a
ser objeto, fue, en palabras de Tomka, “replegarse en su propio medio ambiente. Enfrentados a la sociedad no gitana, buscaron y hallaron apoyo en unos vínculos tribales que se fueron convirtiendo
con el tiempo en un sistema social competidor. Continuaron
practicándose los viejos oficios gitanos pero ya no eran suficientes
para garantizar adecuadamente el sustento. La marginalización social iba a la par de la extensión de la pobreza y los fenómenos concomitantes como la mala salud, la alta mortalidad infantil, etc.” (ibid.).
De este modo, los que antaño eran oficios cargados de consideración y respeto social ahora eran tan sólo “objeto de curiosidad” y
“actividad de parias”. Esta situación se agravó en Europa central y
oriental hacia finales del siglo XIX hasta convertirse en un gran problema social.
De pueblo libre a víctima del Tercer Reich
La larga cadena de tribulaciones sufrida por el pueblo rom a
través de su paso por Europa sufrió el golpe de gracia con la política
El largo viaje del pueblo rom
!
genocida implementada por el Tercer Reich alemán cuando Hitler,
paralelamente a la “Solución final al problema judío”, es decir al
tristemente célebre Holocausto, concibió el exterminio de los gitanos de Europa. No obstante, la discriminación oficial contra este
grupo humano se puede rastrear en Alemania por lo menos hasta
1899 cuando, según Myriam Novitch, la policía bávara creó una Sección Especial de Cuestiones Gitanas encargada de recopilar los expedientes sobre infracciones cometidas por gentes rom en territorio
germano. Según esta autora, “en 1929 la Sección fue elevada a la
categoría de una Central Nacional con sede en Munich”. Desde
entonces se prohibió el desplazamiento no autorizado de todos los
rom en Alemania y los mayores de 16 años que no pudieran justificar un empleo fijo eran sometidos hasta por dos años a trabajos
forzados en “centros de reeducación”. Los rom que no podían probar su nacionalidad alemana eran deportados por “asociales” o eran
declarados de “nacionalidad indeterminada” (Novitch, 1984, pág.
24), como les sucedió a tantos judíos europeos, con lo cual perdían
“el derecho a tener derechos”, según la certera definición de ciudadanía formulada por Hannah Arendt.
En 1937 la situación ya de por sí precaria de los rom alemanes
se agudizó al darse a conocer una disposición que los calificaba de
“criminales inveterados”, aseveración basada en supuestos estudios
científicos. A fines de 1937 y a lo largo de 1938, según Novitch, tuvieron lugar detenciones en masa de rom, a quienes se les reservaba
un pabellón especial en el campo de concentración de Buchenwald.
En Ravensbrück (Alemania), según esta misma autora, se creó un
campo para prisioneras rom, muchas de las cuales perecieron en
los experimentos médicos realizados por los cuerpos de la policía
secreta nazi. Novitch reseña que el historiador J. Billing distingue,
en su obra L´Allemagne et le génocide, tres modalidades principales
de genocidio: “por supresión de la capacidad de procrear, por deportación y por exterminio”. Sin embargo, anota Novitch, “el método preferido de los nazis era el exterminio”. Se calcula que unos
30.000 rom deportados a Polonia murieron en los campos de
Treblinka, Sobibor, Belzec y Maidanek; y otros millares más fueron
!
El pueblo rom en Colombia
deportados de Bélgica, Holanda y Francia al “campo de la muerte”
de Auschwitz (ibid.).
En su artículo, Novitch señala que en Polonia, lo mismo que
en la URSS, cuando comenzó la guerra germano-soviética, se ejecutaba a los judíos y rom en campos de concentración o a campo abierto. Tras las tropas alemanas marchaban los pelotones de ejecución
cumpliendo su cruenta misión. “Donde quiera que entraban, los
nazis detenían, deportaban o mataban a los gitanos”. Es difícil estimar cuántos rom vivían en Europa antes de la guerra, del mismo
modo que es imposible saber a ciencia cierta cuántos de ellos sobrevivieron al régimen nazi. Según datos obtenidos de diversas fuentes
sobre el genocidio perpetrado por el Tercer Reich, de los trece millones de personas que sucumbieron a la barbarie nazi, fuera de los
caídos en combate, se estiman entre 220.000 y 500.000 las víctimas
rom que perecieron en el Holocausto rom. Comparado con el Holocausto judío, se puede decir que el genocidio rom fue más arrasador si se toma en consideración el volumen de población total de las
dos colectividades. Y a diferencia del pueblo judío, el rom nunca ha
expresado el menor deseo de tener un lugar al que pueda llamar
patria, ya que como ellos mismos dicen, “el rom lleva su patria a
cuestas”.
En la actualidad la población rom en Europa ha florecido,
donde se estima que viven entre ocho y doce millones de personas
rom, tal vez la minoría más considerable que existe en el viejo continente. La mayoría de ellos se concentra en la Europa central y oriental, llegando a contabilizar sólo Rumania más de dos millones de
habitantes rom. Cientos de miles más han emigrado al continente
americano y a muchos otros destinos.
La presencia rom en América
A pesar de las continuas referencias a la presencia de cuatro
rom en el tercer viaje de Colón a tierras americanas, lo cierto es que
las grandes oleadas de gente rom a América sólo se dieron hacia
mediados del siglo XIX, buscando nuevos horizontes frente al mun-
El largo viaje del pueblo rom
!!
do cerrado que representaba Europa para los oficios tradicionales
propios de su pueblo. Sin embargo, la noticia más antigua sobre la
presencia rom en América Latina de la que se tiene noticia proviene
de Brasil y data de 1574, pero aquéllos eran exiliados forzados del
imperio portugués. El resto son noticias de mediados del siglo XIX,
como la que consigna el viajero estadounidense Albert Guilliam, que
recorrió el norte y el centro de México entre 1843 y 1844, quien menciona la presencia de comerciantes gitanos que transitaban el país
en sus típicas caravanas de carretas jalonadas por caballos
(Armendáriz García, 2001, pág. 103). De esa época data también su
presencia en Colombia y es precisamente la que recrea Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, que cubre, en términos generales, la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.
Prorom ha sugerido seis periodos en la historia de la migración a América; en un primer momento, los rom llegaron al
continente de manera legal y en muchas ocasiones fueron trasladados forzadamente a las colonias como fórmula para resolver la
presencia rom en los países de Europa; en un segundo momento, la legislación colonial, principalmente de la Corona española,
proscribió la permanencia de los rom en las colonias y ordenó su
deportación a España. En este periodo los rom, para huir de las
persecuciones de que eran objeto en Europa, permanecieron
como ilegales en las colonias. El tercer periodo se desarrolló en el
contexto de la flexibilización de los controles coloniales debido a
las guerras independentistas y permitió el ingreso de familias rom
al continente. El cuarto periodo se desarrolló en el escenario de
las leyes abolicionistas: los rom ingresaron a las colonias huyendo de la esclavitud y buscando la libertad. Un quinto momento
se da en el lapso entre las dos conflagraciones mundiales, donde
muchos rom llegaron a los países de América Latina huyendo de
la guerra y de la difícil situación económica que atravesaba Europa. El último momento se dio partir la segunda guerra mundial, caracterizado por una pequeña migración proveniente de
los países vecinos. En todo caso, Prorom señala que los flujos
migratorios de rom que entran y salen del país se mantienen -en
!"
El pueblo rom en Colombia
menor medida-, a pesar de las condiciones adversas de los tiempos presentes.
La presencia rom en Colombia
Dada la precaria situación vivida por el pueblo rom hacia la
mitad del siglo XIX en Europa, muchas familias decidieron
aventurarse a nuevos territorios, y superando un innato temor al
mar, se embarcaron hacia América. Aun cuando Colombia no ha
sido un destino preferido en las rutas migratorias, con el nacimiento de la República aumentó la presencia rom en la medida en que
los controles de la legislación colonial, que comenzaba a derrumbarse, se hicieron cada vez menos efectivos.
En Colombia la mayoría de los rom pertenece a familias de
tres o cuatro generaciones en el país, lo cual indica que la gran
migración europea se desarrolló probablemente hacia la mitad
del siglo XIX. Desde esa fecha hasta hoy, exceptuando los grupos
familiares que llegaron a causa de las dos conflagraciones mundiales, no se han presentado desplazamientos intercontinentales
significativos.
El puré rom2 Pincho bolochok relata así la llegada al país:
Las vitsi bolochok y mihais arribaron a Colombia por la misma época [...]. Mi papá era francés, de Lyon. Llegó a Colombia en barco
desde España con cuatro hermanos más. Mi abuelo y mi abuela,
desembarcaron en Barranquilla, al poco tiempo de estar acá se murieron mi abuelo y mi abuela, eso fue como en el año 1920 más o
menos. Tras la muerte de mis abuelos la familia se desintegró, unos
se marcharon a Brasil y mi papá y otro hermano se quedaron acá en
Colombia. Siempre hacíamos casi la misma ruta de viaje, desde
Antioquia hasta los límites con Venezuela visitando todos los
pueblitos en el camino.
2
Pure rom: en romanés significa rom viejo y sabio.
El largo viaje del pueblo rom
!#
Hay una gran dificultad para acceder a fuentes escritas que
den cuenta de los antecedentes históricos del pueblo rom en Colombia, sin embargo Prorom cree que existen referencias escritas
sobre los rom camufladas y escondidas en otros nombres y
etnónimos. No obstante, es claro que por ser un pueblo ágrafo, la
historia de los rom debe reconstruirse a partir de la utilización de la
tradición oral que se encuentra depositada en la memoria de los
hombres y mujeres de mayor edad que habitan las diferentes
kumpeniyi. Para la historia más reciente, las fotografías y documentos de identidad que existen en casi todas las familias rom pueden
aportar elementos interesantes y desconocidos sobre la historia de
los rom.
Como en la mayoría de los asentamientos rom en casi todos
los países del mundo, el pueblo rom de Colombia también tiene un
contenido heterogéneo. Sin embargo, pese a estas diferencias, se
puede afirmar que en este contexto se es rom “por derecho de nacimiento”, es decir por compartir una serie de elementos culturales
comunes que llenan de contenido su etnicidad y los diferencian
notablemente del resto de sus conciudadanos. Los escasos estudios
lingüísticos dedicados a los rom de Colombia ponen de manifiesto
que, en términos generales, son bilingües porque además del
romanés hablan el castellano, “reproduciendo fielmente las estructuras y los conceptos propios de la misma, sin parafrasear la lengua
materna” (Villa Mejía, 1986).
Entre los rom residentes en Colombia existen varios subgrupos entre los que se pueden mencionar los Bolochoc, los Boyrás, los
Churon, los Jhánes, los Langosesti y los Bimbay, entre otros clanes y
linajes, quienes tal vez para poder pasar desapercibidos entre sus
compatriotas y para todos los asuntos con el Estado colombiano
suelen llamarse con apellidos como Gómez, Mendoza, Cristo, Romero, Demetrio o Churón. Así mismo, los rom de Colombia pertenecen mayoritariamente al grupo de los kalderash, esto es, caldereros,
cuya tradición por cierto ya casi nadie practica entre ellos.
Los estimativos más recientes realizados por Prorom señalan
que la población rom de Colombia puede llegar aproximadamente a
!$
El pueblo rom en Colombia
2.500 personas en todo el país. Esta comunidad se ha establecido en
las distintas kumpeniyi. En Colombia se pueden identificar varias de
ellas, que son la asociación de grupos familiares que establecen alianzas para compartir una vida en comunidad, y se localizan en las
siguientes ciudades: Bogotá, (en los barrios Galán, San Rafael, Marsella, La Igualdad, La Floresta, La Primavera, Puente Aranda, Bosque Popular, San Fernando y Bosa); Girón ( barrio El Poblado);
Cúcuta (barrios Juan Atalaya, Los Comuneros, Chapinero, La Victoria y Motilones); Cali (barrio Alfonso López); Envigado (barrios
Obrero, La Magnolia, Portal y Las Flores); Sampués (barrios Balcones del Río, El Carmelo, Doce de Octubre y El Tamarindo); Santa
Marta (Gaira); Fusagasuga (Balmoral); El Espinal (La libertad); Cali
(Alfonso López)
De estas kumpeniyi las más importantes por su número de familias y representatividad son las de Bogotá, Girón y Cúcuta. Quince años atrás una de las kumpeniyi más importante era la de Itagüí
pero a causa de la violencia producida por el narcotráfico, la mayoría de familias rom se desplazaron a otras ciudades. La kumpania
establecida en el municipio de Dos Quebradas (Risaralda), tal vez
una de las más grandes del país, fue dispersada; sus miembros se
vieron forzados a emigrar a otras ciudades del país y un número
importante a Panamá.
La incesante violencia que azota a Colombia está generando
en los últimos años un fenómeno de desplazamiento importante
hacia las fronteras del país. En particular es numeroso el grupo de
familias rom que ha migrado a Venezuela, o está en proceso de migración; además la precarización de las actividades económicas tradicionales (forja de cobre, comercio de ganado equino, comercio de
artículos de cuero) dentro del territorio nacional a causa de la dificultad de desplazamiento, influyó en la búsqueda de territorios más
propicios fuera del país. Prorom estima que en los últimos cinco
años más de doscientas familias se han trasladado permanentemente a territorio venezolano.
Como ha sido una constante en el mundo, la itinerancia del
pueblo rom no es soportada por la sociedad mayoritaria y en todo
El largo viaje del pueblo rom
!%
lugar se les ha forzado al asentamiento definitivo y a una suerte de
empadronamiento. En Colombia este proceso se acentuó entre los
años 1969 y 1973. A partir de ese periodo el pueblo rom empezó a
dejar sus formas tradicionales de alojamiento para empezar a construir viviendas generalmente ubicadas en barrios populares. Esto
en verdad poco ha influido en el ánimo itinerante que caracteriza al
pueblo rom, que se desplaza desde sus sitios de base hacia otros
núcleos que los reciben y les permiten trabajar para ganarse la vida.
Hoy día, viajar sigue siendo para los rom sinónimo de suerte y buenaventura, en tanto que consideran la sedentarización como todo
lo contrario. Cuando una familia rom se ve forzada a construir su
propia vivienda tiende a reproducir el modelo “arquitectónico” de
sus tiendas de campaña. Genera espacios amplios con las divisiones
estructurales estrictamente necesarias y con la visibilidad similar a
una carpa.
El conjunto del pueblo rom está constituido por un número
bastante considerable de grupos distintos, que no tiene otro fundamento de cohesión y de identidad que el que se conoce con el nombre genérico de la ley romanesa o kriss, una estructura social cuyo
centro es la familia. El rom no existe como ser individual y sólo se es
tal en el seno de una familia, de un linaje, o de un clan. La familia
nuclear, de otro lado, es la unidad económica básica del pueblo rom
y funciona con roles fijos estipulados por la tradición, para garantizar su eficacia y proyección. La familia extensa constituye la
kumpania, que es la modalidad más común de asentamiento temporal o permanente, y la que solventa los avatares generados por la
marginalidad y el aislamiento que los rom padecen en muchos lugares del mundo.
Los rom, pese a todas las tergiversaciones y prejuicios que
han despertado en el conjunto de pueblos del mundo, encarnan un
ideal caro a cualquier persona: ser habitantes planetarios, cuyo destino es la itinerancia y su medio de vida el comercio y los “servicios”
que prestan. Estos “viajeros por la tierra entera”, como los llama
bellamente Amadou-Mahtar M´Bow, constituyen no obstante, uno
de los pueblos que ha sabido conservar la tradición a lo largo de la
!&
El pueblo rom en Colombia
geografía y la historia. Ésta es quizá la gran lección de identidad que
lega el pueblo rom al resto del mundo.
Para decirlo con palabras de Nikolai Slitchenko, lo más admirable del pueblo rom es:
[ ] su capacidad para seguir siendo el mismo siempre y en todas
partes, para correr en busca de su destino por los mil caminos de la
historia, sacar fuerzas de una generación a otra y tratar de conservar
su vitalidad, su voluntad de creación y el recuerdo poético de sus
antepasados.
Hubo antaño en las orillas del Ganges una tribu de hombres
fuertes y hermosos que tenían el don de fascinar con su canto, de
suscitar sentimientos profundos, de hacer reír y también llorar. Sus
canciones eran dulces y armoniosas, sus danzas de extraordinario
ritmo y belleza plástica. ¿Sabían ya entonces que la fuerza de su arte
nutría la voluntad irresistible que impelía a ese pueblo a buscar fortuna en otras partes? (Slitchenko, 1984).
Si en algún momento los gitanos llegaron a dominar el arte de
hacerse invisibles, como era manifiesto en sus giras por Macondo,
ahora ellos son conscientes de que esta estrategia ha terminado
por agravar su aislamiento y marginación en la sociedad colombiana. El proceso organizativo que han emprendido los rom desde
sus bases persigue el propósito de hacerse partícipes de la reconstrucción social que debe emprender necesariamente Colombia, de
cara al conflicto armado que desgarra el tejido social y erosiona las
relaciones entre sus regiones y sus gentes. En éste propósito conjunto el pueblo rom tiene muchas cosas que enseñarle y aportarle
al pueblo colombiano, fruto de su arduo, enriquecedor y largo
peregrinar por el mundo.
En el cuartito apartado, cuyas paredes se fueron llenando poco a poco de
mapas inverosímiles y gráficos fabulosos, les enseñó a leer y escribir y a
sacar cuentas, y les habló de las maravillas del mundo no sólo hasta donde
le alcanzaban sus conocimientos, sino forzando a extremos increíbles los
límites de su imaginación. Fue así como los niños terminaron por aprender
que en el extremo meridional del África había hombres tan inteligentes y
pacíficos que su único entretenimiento era sentarse a pensar, y que era
posible atravesar a pie el mar Egeo saltando de isla en isla hasta el puerto
de Salónica. Aquellas alucinantes sesiones quedaron de tal modo impresas
en la memoria de los niños, que muchos años más tarde, un segundo
antes de que el oficial de los ejércitos regulares diera la orden de fuego al
pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía volvió a vivir la tibia
tarde de marzo en que su padre interrumpió la lección de física, y se quedó
fascinado, con la mano en el aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia
los pífanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez más llegaban
a la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios
de Memphis.
Eran gitanos nuevos. Hombres y mujeres jóvenes que sólo conocían su
propia lengua, ejemplares hermosos de piel aceitada y manos inteligentes,
cuyos bailes y músicas sembraron en las calles un pánico de alborotada
alegría, con sus loros pintados de todos los colores que recitaban romanzas
italianas, y la gallina que ponía un centenar de huevos de oro al son de la
pandereta, y el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento, y la máquina múltiple que servía al mismo tiempo para pegar botones y bajar la
fiebre, y el aparato para olvidar los malos recuerdos, y el emplasto para
perder el tiempo, y un millar de invenciones más, tan ingeniosas e insólitas, que José Arcadio Buendía hubiera querido inventar la máquina de
la memoria para poder acordarse de todas. En un instante transformaron la
aldea. Los habitantes de Macondo se encontraron de pronto perdidos en
sus propias calles, aturdidos por la feria multitudinaria.
Llevando un niño de cada mano para no perderlos en el tumulto, tropezando con saltimbanquis de dientes acorazados de oro y malabaristas de
seis brazos, sofocado por el confuso aliento de estiércol y sándalo que
exhalaba la muchedumbre, José Arcadio Buendía andaba como un loco
buscando a Melquíades por todas partes, para que le revelara los infinitos
secretos de aquella pesadilla fabulosa. Se dirigió a varios gitanos que no
entendieron su lengua. Por último, llegó hasta el lugar donde Melquíades
solía plantar su tienda, y encontró un armenio taciturno que anunciaba
en castellano un jarabe para hacerse invisible. Se había tomado de un
golpe una copa de la sustancia ambarina, cuando José Arcadio Buendía
se abrió paso a empujones por entre el grupo absorto que presenciaba el
espectáculo, y alcanzó a hacer la pregunta. El gitano lo envolvió en el
clima atónito de su mirada, antes de convertirse en un charco de alquitrán pestilente y humeante sobre el cual quedó flotando la resonancia de
su respuesta: -«Melquíades murió.» Aturdido por la noticia, José Arcadio
Buendía permaneció inmóvil, tratando de sobreponerse a la aflicción, hasta
que el grupo se dispersó reclamado por otros artificios y el charco del
armenio taciturno se evaporó por completo. Más tarde, otros gitanos le
confirmaron que en efecto Melquíades había sucumbido a las fiebres en
los médanos de Singapur, y su cuerpo había sido arrojado en el lugar más
profundo del mar de Java. A los niños no les interesó la noticia. Estaban
obstinados en que su padre los llevara a conocer la portentosa novedad
de los sabios de Memphis, anunciada a la entrada de una tienda que,
según decían, perteneció al rey Salomón. Tanto insistieron, que José Arcadio Buendía pagó los treinta reales y los condujo hasta el centro de la
carpa, donde había un gigante de torso peludo y cabeza rapada, con un
anillo de cobre en la nariz y una pesada cadena de hierro en el tobillo,
custodiando un cofre de pirata. Al ser destapado por el gigante, el cofre
dejó escapar un aliento glacial. Dentro sólo había un enorme bloque transparente, con infinitas agujas internas en las cuales se despedazaba en
estrellas de colores la claridad del crepúsculo. Desconcertado, sabiendo
que los niños esperaban una explicación inmediata, José Arcadio Buendía se atrevió a murmurar:
–Es el diamante más grande del mundo.
–No –corrigió el gitano–. Es hielo.
José Arcadio Buendía, sin entender, extendió la mano hacia el témpano,
pero el gigante se la apartó. «Cinco reales más para tocarlo», dijo. José
Arcadio Buendía los pagó, y entonces puso la mano sobre el hielo, y la
mantuvo puesta por varios minutos, mientras el corazón se le hinchaba de
temor y de júbilo al contacto del misterio. Sin saber qué decir, pagó otros
diez reales para que sus hijos vivieran la prodigiosa experiencia. El pequeño José Arcadio se negó a tocarlo. Aureliano, en cambio, dio un paso hacia
adelante, puso la mano y la retiró en el acto. «Está hirviendo», exclamó
asustado. Pero su padre no le prestó atención. Embriagado por la evidencia
del prodigio, en aquel momento se olvidó de la frustración de sus empresas
delirantes y del cuerpo de Melquíades abandonado al apetito de los calamares. Pagó otros cinco reales, y con la mano puesta en el témpano, como
expresando un testimonio sobre el texto sagrado, exclamó:
-Éste es el gran invento de nuestro tiempo.
II. La lengua, expresión de
la milenaria cultura rom
Acerca del romanés, el idioma del pueblo rom
La opinión generalizada de que “la lengua constituye una de
las claves de la identidad de un pueblo” (Soravia, 1984, pág. 21), se
ve particularmente confirmada en el caso de los rom. “Este pueblo,
disperso a través del mundo entero en una diáspora que ha durado
muchos siglos está unido, en realidad, sólo por un origen común,
del que la lengua es testimonio decisivo” (ibid.).
El romanés fue considerado por mucho tiempo en Europa
antes que una lengua propiamente dicha, un lenguaje meramente
convencional a la manera de las jergas o jerigonzas utilizadas por
los seres marginales de la sociedad. Como se vio en el capítulo primero, sólo hasta el siglo XVIII, y gracias al interés de algunos filólogos
y lingüistas europeos, se pudo establecer la filiación precisa del
romanés con las lenguas indostánicas. Esta lengua original, sin embargo, se fue enriqueciendo y transformando progresivamente con
las expresiones y sonoridades tomadas de todos los pueblos y culturas con los que ha entrado en contacto el pueblo rom. De esta forma, los rom conservan una impronta lingüística determinante por
muchos siglos, que le sirve a su vez de polo a tierra a esta raza indómita y viajera, y que la relaciona con una región y cultura a la que se
encuentra vinculada culturalmente: la India.
A lo largo de los más de mil años de su errancia, el pueblo rom
se asentó en diferentes países y regiones, en ocasiones por largas
temporadas, entrando en contacto con las culturas y costumbres de
los pueblos residentes en ellos, de los cuales seguramente recibió su
influjo y características peculiares. “Sin embargo –como afirma
""
El pueblo rom en Colombia
Giulio Soravia–, por lo menos en la mayoría de los casos, no se domiciliaron suficiente tiempo como para ser totalmente asimilados ni
se integraron socialmente hasta el punto de perder su identidad, su
sentido de la diversidad y, en cierto modo, su originalidad” (ibid.).
Subdividida en numerosos dialectos, tantos cuantos grupos
rom se encuentran dispersos por los cuatro puntos cardinales, la
lengua común, el romanés1, pertenece a la familia de las lenguas
indoeuropeas. El parentesco con los idiomas neo-hindúes, según
Soravia, se manifiesta en todos los niveles lingüísticos: en la fonología, en la morfología y en el léxico. Lo que primero llamó la atención de los estudiosos de la lengua romanesa fue “la persistencia
tenaz de una gramática similar, en muchos aspectos, a la de las
modernas lenguas indoeuropeas de la India y de un léxico básico
en el que, pese a algunos cambios fonéticos, se descubren sin dificultad voces comunes al hindi, al penjabí y a las lenguas del
Dardistán” (Soravia, ibid.).
El romanés hoy día es hablado como lengua materna en casi
todos los países del mundo, por aproximadamente unos 10 ó 12
millones de personas, de los cuales en toda América son unos 4 millones y sólo en América Latina cerca de 2.5 millones de personas. El
romanés se ha transmitido desde hace siglos casi que exclusivamente en forma oral, aunque el renovado interés suscitado por su estudio ha creado toda una corriente de lectura y de escritura entre el
pueblo rom, por cuya dinámica misma nace esta publicación. En la
actualidad existe un gran número de publicaciones sobre el tema,
una preocupación creciente por recuperar las historias y leyendas
gitanas, por continuar los estudios lingüísticos, estudiar su cultura,
transcribir sus canciones y melodías, así mismo se editan diversas
publicaciones periódicas que abordan su problemática en distintos
rincones del planeta.
Existen importantes variaciones entre los diversos grupos rom
mayoritarios, lo que no impide la constatación de que todos hablan
un idioma que tiene el mismo origen, la misma historia y en lo esen1
Romanés deriva de romani shib «el idioma de los rom» y es un adjetivo.
La lengua, expresión de la milenaria cultura rom
"#
cial la misma estructura gramatical. Buscando solventar estos inconvenientes, desde hace unos años se han puesto en práctica algunas iniciativas tendientes a simplificar las diferentes categorías de
grupos y de dialectos romaneses existentes en los diferentes países
de Europa. En esta dirección se han realizado, entre otros, diversos
congresos internacionales reunidos en ciudades como París, Londres, Ginebra y Gotinga, en los que se ha discutido el problema de
la unificación de la lengua rom.
Desde hace unos tres lustros se ha intensificado la investigación sobre el particular, llegando incluso a surgir una nueva rama
científica: la lingüística romanesa. Se desarrolla igualmente una cantidad apreciable de descripciones de las diversas variantes de la lengua: estudios comparados, revisión de las teorías y estudios que datan
desde el siglo XVIII, diccionarios, gramáticas, libros de enseñanza e
incluso juegos lingüísticos para computador2. También se han elaborado ortografías propias (nacionales y regionales) y una propuesta para un sistema ortográfico general3.
Sobre la historia del romanés
La época de la Ilustración europea, inclinada a las expediciones científicas y a los estudios culturales por el mundo entero, empezó a interesarse por averiguar la filiación de la lengua hablada por
los numerosos grupos rom dispersos por todo el continente. A partir del examen de los muchos grupos rom asentados en Alemania,
Hungría y Transilvania, J.C.C. Rüdiger fue el primer filólogo en
descubrir hacia 1777 el origen indio del romanés; años después
Grellman (Leipzig, 1782), trabajando independientemente, confirma las conclusiones de Rüdiger, pero finalmente A. F. Pott en 184445 en su importantísima obra Die Zigeuner in Europa und Asien quien
definitivamente demostró en forma categórica que el romanés afirmaba sus raíces en una lengua indoaria localizada en la región sep2
Dentro del «romani-Projekt» de la Universidad de Graz, Austria. Véase www.vanishingvoices.org
3
Elaborada dentro del Congreso de la Unión romaní en Varsovia, 1990.
"$
El pueblo rom en Colombia
tentrional de la India (Enciclopedia Italiana). Según información consignada en el artículo “Gitano” (op. cit.), el filólogo Grellman descubrió en el lenguaje de éstos muchas palabras indostanas y la
semejanza que existía en el artificio de algunas declinaciones y
conjugaciones con la lengua que se hablaba en ese tiempo en el reino de Guzurate, en la India, de donde dedujo que eran oriundos.
Del mismo parecer era también el carmelita descalzo fray Paulino
de San Bartolomé, quien estuvo por la misma época viviendo largo
tiempo como misionero en el Indostán, y conocía varios dialectos
indostanos (ibid.).
Rüdiger, (1782)4, entre otros lingüistas, basándose en los préstamos del romanés (palabras tomadas de otras lenguas), logró reconstruir las vías migratorias de los rom desde la India hasta Europa,
a partir del estudio y comparación de los léxicos que hablaban los
diferentes asentamientos rom en Europa.
Durante los siglos X al XV los rom abandonaron sus tierras
originarias en sucesivas oleadas migratorias, presumiblemente desde el noreste de la India, y se establecieron primero en Persia, más
adelante en Armenia, y finalmente en las regiones griegas del Imperio Bizantino, donde permanecieron por lo menos hasta bien
entrado el siglo XIV, cuando continuaron su marcha hacia Europa. La última gran migración desde la India la han situado algunos historiadores hacia el año 1400, motivada por la invasión de
Timur Lang o Timur Lenk, mejor conocido como Tamerlán, quien
llegó a anexar a los dominios del II imperio mongol a Nepal, India,
Persia, Siria, Turquía y gran parte de Rusia, y que murió en 1405
cuando se disponía a entrar en China. A consecuencia de la invasión tártara, el pueblo rom se apresuró a abandonar el país, separándose en varios grupos que se dirigieron unos a Persia, Siria y
Arabia, desde donde se diseminaron por Egipto; otros por el Asia
Menor y las orillas del Mar Negro lograron penetrar en Dacia, di-
Johann Chr. Rüdiger: “Von der Sprache und Herkunft der Zigeuner aus Indien“, en Neuester
Zuwachs der deutschen, fremden und allgemeinen Sprachkunde in einigen Aufsätzen, tomo I,
Leipzig, 1782, págs. 37-84 (Hamburgo, 1990).
4
La lengua, expresión de la milenaria cultura rom
"%
rigiéndose otros por el Bósforo, Tracia y Macedonia, desde donde
más tarde ingresarían en Europa, como ya se señaló anteriormente (ibid.).
Cada idioma con el que el romanés entró en contacto dejó sus
huellas en él: de esta forma se modificó la pronunciación, la entonación, en partes la morfología y nuevas palabras fueron incorporadas a su léxico. Lo que permaneció estable fue la base morfológica y
un pequeño vocabulario hindú. El número de estas palabras hindúes alcanza, según la variante, entre 400 y 600.
Generalmente se distingue entre palabras temáticas o pre-europeas y palabras atemáticas o post-europeas. Palabras temáticas son,
por ejemplo, palabras del persa, del armenio y del griego que
morfológicamente son tratadas como palabras hindúes. Palabras
atemáticas son palabras del neo-griego, eslavo, húngaro, alemán o
de la lengua actual de contacto, respectivamente; estos préstamos
posteriores difieren en la pronunciación y en ciertos sufijos
morfológicos.
Sobre la clasificación de las variantes del romanés
En la historia de la lingüística del romanés siempre se ha prestado mucha atención a la clasificación dialectal de esta lengua5. A
manera de introducción se presentan primero las variantes europeas más importantes, para luego ilustrar sobre el romanés que se
habla en Colombia.
La clasificación más popular es la del lingüista Bernard GilliathSmith6, quien dividió las variantes del romanés en dos ramas princi5
Las clasificaciones más relevantes, según su orden cronológico son: Alexandre G. Paspati (1870),
Franz Miklosich (1874-8), Archiduque José (1902), Bernard Gilliath-Smith (1915/16), John
Sampson (1926), Erdös (1958), Sigmund A. Wolf (1960), Vania de Gila Kochanowski (19634), Donald Kenrick (1975), Tatjana Ventcel / Lev Tcherenkov (1976), Terence Kaufmann (1979),
Marcel Cortiade (1991), Boretzky / Igla (1994), Peter Bakker / Yaron Matras (1997). Un resumen
clasificatorio se da también en Hancock (1988).
Gilliath-Smith (1915-1916) se refirió originalmente a las variantes búlgaras. Luego, la distinción se ha extendido como término general a las variantes que tienen un impacto significativo del
rumano en el léxico y la morfología.
6
"&
El pueblo rom en Colombia
pales. Según las diferentes rutas que tomaron los rom después de
abandonar el Asia Menor, este autor distingue entre las variantes
valacas y las no-valacas. Por su historia compartida de cerca de 500
años en Rumania, las variantes valacas (p. ej. lovari, kalderash) muestran una fuerte influencia del rumano, que se manifiesta en el léxico
tanto como en la morfología. Las variantes no-valacas no presentan
esta influencia porque estos grupos se desplazaron directamente
desde el Asia Menor hacia los Balcanes y Europa central, Europa del
oeste y del norte; estas variantes comprenden un extenso vocabulario proveniente principalmente del griego. Aunque la distinción es
válida, esto no implica que los dos grupos sean en cada caso homogéneos, y menos aún el de las variantes no-valacas.
Según la clasificación de Bakker/ Matras (1997), que se basa en
la historia de la lengua, el romanés se divide en cuatro ramas: valaca,
balcán, central y nórdica.
Los dialectos valacos hoy en día están dispersos por casi todo
el mundo debido a la migración del pueblo rom durante el siglo
XVIII; la mayoría de los rom de Rumania habla el valaco. Dentro del
valaco suele distinguirse el valaco del norte (kalderash, lovari, churari,
ursari, etc.) y el valaco del sur (gurbet, variantes de Grecia y del
noroeste de Bulgaria, etc.). El romanés colombiano comparte muchas características del valaco del norte.
Los dialectos Balcanes se hablan en el centro y sur de los
Balcanes (Bulgaria, Albania, Turquía, Grecia, Macedonia) y los centrales en la República Checa, Eslovaquia, sur de Polonia, Hungría,
este de Austria y en Eslovenia.
El nórdico es un grupo heterogéneo de dialectos que abarca
el sinti (Alemania, Austria, Holanda, Italia, Hungría, Eslovaquia,
Rusia, República Checa), el manush (Francia) y las variantes de
Europa del norte (Finlandia, Escandinavia, norte de Rusia, Báltico,
Polonia).
La lengua, expresión de la milenaria cultura rom
"'
El romanés de Colombia
Los aproximadamente 2.500 rom que viven Colombia hablan
romanés y castellano. El romanés se habla, en términos generales,
en la casa: en el interior de las familias y en las reuniones con otros
rom (p. ej.: en fiestas, bodas, kriss). El castellano se usa generalmente en el contacto con los no-rom, sobre todo en los negocios y en el
trabajo. Es importante señalar que para los rom de Colombia el
romanés es su lengua materna, y como tal es usado en la educación
de los hijos.
El pueblo rom de Colombia se agrupa mayoritariamente en
vitsi, que son unidades familiares con un antepasado común, y en
kumpeniyi, que son grandes familias con diferentes trayectorias, de
las cuales las más importantes son las Blochoc, Jhánes, Churon, Grecos,
Mijáis y Rusos. Debido a las diferentes trayectorias de estas familias
y a los matrimonios mixtos entre ellas, existen diferentes variantes
fonológicas y lexicales en el romanés que se practica en Colombia.
Pero esto no significa un impedimento mayor para la creación de
una ortografía unificada y propia.
La variante del romanés que se habla en Colombia, como se
indicó arriba, pertenece por lo general a los grupos valacos y contiene muchos elementos significativos del valaco del norte (p.ej.:
kalderash, lovari), aspecto que se manifiesta sobre todo en el léxico
(préstamos rumanos) y en la morfología.
[...] Una tarde se entusiasmaron los muchachos con la estera voladora que
pasó veloz al nivel de la ventana del laboratorio llevando al gitano conductor
y a varios niños de la aldea que hacían alegres saludos con la mano, y José
Arcadio Buendía ni siquiera la miró. «Déjenlos que sueñen», dijo. «Nosotros volaremos mejor que ellos con recursos más científicos que ese miserable sobrecamas.» A pesar de su fingido interés, José Arcadio no entendió
nunca los poderes del huevo filosófico, que simplemente le parecía un
frasco mal hecho. No lograba escapar de su preocupación. Perdió el apetito
y el sueño, sucumbió al mal humor, igual que su padre ante el fracaso de
alguna de sus empresas, y fue tal su trastorno que el propio José Arcadio
Buendía lo relevó de los deberes en el laboratorio creyendo que había tomado la alquimia demasiado a pecho. Aureliano, por supuesto, comprendió
que la aflicción del hermano no tenía origen en la búsqueda de la piedra
filosofal, pero no consiguió arrancarle una confidencia. Había perdido su
antigua espontaneidad. De cómplice y comunicativo se hizo hermético y
hostil. Ansioso de soledad, mordido por un virulento rencor contra el
mundo, una noche abandonó la cama como de costumbre, pero no fue a
casa de Pilar Ternera, sino a confundirse con el tumulto de la feria. Después de deambular por entre toda suerte de máquinas de artificio, sin
interesarse por ninguna, se fijó en algo que no estaba en juego: una
gitana muy joven, casi una niña, agobiada de abalorios, la mujer más
bella que José Arcadio había visto en su vida. Estaba entre la multitud
que presenciaba el triste espectáculo del hombre que se convirtió en
víbora por desobedecer a sus padres.
José Arcadio no puso atención. Mientras se desarrollaba el triste interrogatorio del hombre-víbora, se había abierto paso por entre la multitud hasta la
primera fila en que se encontraba la gitana, y se había detenido detrás de
ella. Se apretó contra sus espaldas. La muchacha trató de separarse, pero
José Arcadio se apretó con más fuerza contra sus espaldas. Entonces ella
lo sintió. Se quedó inmóvil contra él, temblando de sorpresa y pavor, sin
poder creer en la evidencia, y por último volvió la cabeza y lo miró con una
sonrisa trémula. En ese instante dos gitanos metieron al hombre-víbora en
su jaula y la llevaron al interior de la tienda. El gitano que dirigía el espectáculo anunció:
–Y ahora, señoras y señores, vamos a mostrar la prueba terrible de la mujer
que tendrá que ser decapitada todas las noches a esta hora durante ciento
cincuenta años, como castigo por haber visto lo que no debía.
José Arcadio y la muchacha no presenciaron la decapitación. Fueron a la
carpa de ella, donde se besaron con una ansiedad desesperada mientras
se iban quitando la ropa. La gitana se deshizo de sus corpiños superpuestos, de sus numerosos pollerines de encaje almidonado, de su inútil corset
alambrado, de su carga de abalorios, y quedó prácticamente convertida en
nada. Era una ranita lánguida, de senos incipientes y piernas tan delgadas
que no le ganaban en diámetro a los brazos de José Arcadio, pero tenía una
decisión y un calor que compensaban su fragilidad. Sin embargo, José
Arcadio no podía responderle porque estaban en una especie de carpa
pública, por donde los gitanos pasaban con sus cosas de circo y arreglaban
sus asuntos, y hasta se demoraban junto a la cama a echar una partida de
dados. La lámpara colgada en la vara central iluminaba todo el ámbito. En
una pausa de las caricias, José Arcadio se estiró desnudo en la cama, sin
saber qué hacer, mientras la muchacha trataba de alentarlo. Una gitana de
carnes espléndidas entró poco después acompañada de un hombre que no
hacía parte de la farándula, pero que tampoco era de la aldea, y ambos
empezaron a desvestirse frente a la cama. Sin proponérselo, la mujer miró
a José Arcadio y examinó con una especie de fervor patético su magnífico
animal en reposo.
–Muchacho –exclamó–, que Dios te la conserve.
La compañera de José Arcadio les pidió que los dejaran tranquilos, y la
pareja se acostó en el suelo, muy cerca de la cama. La pasión de los otros
despertó la fiebre de José Arcadio. Al primer contacto, los huesos de la
muchacha parecieron desarticularse con un crujido desordenado como el
de un fichero de dominó, y su piel se deshizo en un sudor pálido y sus ojos
se llenaron de lágrimas y todo su cuerpo exhaló un lamento lúgubre y un
vago olor de lodo. Pero soportó el impacto con una firmeza de carácter y
una valentía admirables. José Arcadio se sintió entonces levantado en vilo
hacia un estado de inspiración seráfica, donde su corazón se desbarató en
un manantial de obscenidades tiernas que le entraban a la muchacha por
los oídos y le salían por la boca traducidas a su idioma. Era jueves. La
noche del sábado José Arcadio se amarró un trapo rojo en la cabeza y se
fue con los gitanos.
Cuando Úrsula descubrió su ausencia, lo buscó por toda la aldea. En el
desmantelado campamento de los gitanos no había más que un reguero de
desperdicios entre las cenizas todavía humeantes de los fogones apagados.
Alguien que andaba por ahí buscando abalorios entre la basura le dijo a
Úrsula que la noche anterior había visto a su hijo en el tumulto de la
farándula, empujando una carretilla con la jaula del hombre-víbora. «¡Se
metió de gitano!», le gritó ella a su marido, quien no había dado la menor
señal de alarma ante la desaparición.
–Ojalá fuera cierto -dijo José Arcadio Buendía, machacando en el mortero
la materia mil veces machacada y recalentada y vuelta a machacar-. Así
aprenderá a ser hombre.
III. Condiciones de existencia
y su efecto en la tradición
La mayoría de la población rom de Colombia evidencia elevados índices de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas,
presentando niveles de vida que se encuentran muy por debajo
del promedio nacional, éste ya de por sí bajo. En éste contexto hay
que destacar que esta situación de pauperización ha incidido negativamente en la identidad cultural rom, y que se empiezan a
observar transformaciones culturales no deseadas. Un diagnóstico inicial de la situación puede asegurar que su situación es de
extremada vulnerabilidad.
Los oficios tradicionales a los que se han dedicado por generaciones los rom, tales como el adiestramiento y comercio de caballos, la forja de metales, el comercio informal, amén de las actividades
circenses y adivinatorias, han entrado en franca decadencia. De los
oficios característicos de este pueblo sólo el comercio ambulante en
pequeña escala ha logrado mantenerse, con dificultades.
El resultado lógico de que los oficios tradicionales ya no sean
rentables y de que además sean perseguidos por las administraciones municipales, es un mayor deterioro del nivel de la vida de las
familias rom por la falta de alternativas económicas, entre otras cosas porque, debido a una arraigada tradición cultural, es muy difícil
que un miembro rom pueda adaptarse bien a las condiciones laborales imperantes en la sociedad capitalista contemporánea: trabajo
subordinado, cumplimiento de horarios, jerarquías verticales, salarios bajos, etc., aspectos éstos que recortan la autonomía y la libertad de las personas, elementos característicos reivindicados por este
grupo étnico.
#"
El pueblo rom en Colombia
Los tiempos modernos, con su marcada tendencia a la homogeneización de los modos de vida, han terminado por permear las
férreas costumbres tradicionales del pueblo rom. Transformaciones
en las modalidades de asentamiento, de movilidad territorial, de las
actividades económicas de subsistencia, de los principios éticos que
cohesionaban y le daban identidad a dicha colectividad, han
desdibujado un panorama que durante muchos años se mantuvo
incólume. Señalaremos a continuación algunos de los cambios más
significativos que han sufrido los patrones culturales que afincaban
la forma de ser del individuo y de la sociedad rom, para destacar
sobre cuáles aspectos debería recaer la atención de las políticas estatales que puedan ayudar positivamente para que esta minoría étnica mantenga su dignidad y pueda desarrollar sus potencialidades
como pueblo.
Formas de asentamiento
Hasta hace apenas unos treinta años poco más o menos, el
pueblo rom de Colombia se caracterizaba por una alta movilidad de
grupos familiares descentralizados y dispersos que conformaban
kumpeniyi a partir de lazos de parentesco o alianzas claniles. Entonces se habitaba principalmente en carpas que se ubicaban a las afueras de los cascos urbanos, desde donde sus miembros se desplazaban
para ofrecer los bienes y servicios que, como se mencionó atrás,
eran principalmente el comercio de caballos y otros animales de
carga, las labores metalúrgicas, la confección de artesanías y las artes adivinatorias y circenses, todo esto en concordancia con el nomadismo más tradicional que ha caracterizado al pueblo rom.
Presionados cada vez más por las autoridades municipales para
que se domiciliaran, esto es, para que tuvieran un lugar de residencia fijo, los rom se vieron precisados a comprar lotes para construir
sus viviendas o bien a comprar viviendas ya existentes. Las mismas
necesidades económicas forzaron a algunas familias a compartir los
domicilios, generalmente localizados en los barrios populares de los
centros urbanos. La sedentarización forzada resultante de esta polí-
Condiciones de existencia y su efecto en la tradición
##
tica conllevó necesariamente a un cambio en las formas de itinerancia
de los rom. Los automotores terminaron por desplazar a las carretas
de tracción animal y ahora el desplazamiento se efectúa en transporte masivo de carretera, principalmente, privado o público. Además, la situación de orden público imperante en el país durante los
últimos tiempos ha dificultado el desplazamiento de las familias extensas, reduciéndose entonces a los hombres de la casa, es decir a
los varones adultos y a los jóvenes mayores de 16 años. Y si antes los
itinerarios incluían varios países, ya que las fronteras no tenían mayor significación para un pueblo que por definición es transnacional, ahora las correrías se restringen al país cuando no a una región,
en consideración a los problemas de violencia que padece la nación,
a lo cual se suman los recurrentes problemas de visas que enfrentan
los colombianos para salir de sus fronteras.
Composición de los asentamientos
Antes existía una marcada relación entre la composición de
los asentamientos, las formas de subsistencia y la participación en
los frutos del trabajo entre los rom. La composición de las kumpeniyi
se hacía a partir de la asociación de grupos familiares emparentados
entre sí, con poca o nula relación con los no-rom, a no ser en las
relaciones comerciales que se establecían por fuera de su entorno
tribal. El acceso a los recursos de subsistencia se encontraba abierto
a todos los miembros de la kumpania, aspecto que garantizaba la
continuidad de los oficios y actividades desempeñados tradicionalmente por los rom. En términos generales, estas actividades contaban con la aceptación de los no-rom, en gran medida porque no
representaban una competencia con respecto a los oficios propios
de la sociedad mayoritaria y porque también se consideraban necesarios, socialmente hablando.
Las circunstancias actuales han relajado la composición de las
kumpeniyi, en el sentido de que ahora existe una mayor mezcla de
clanes y linajes en las familias, al mismo tiempo que la convivencia
en medio de los no-rom ha generado otro tipo de relaciones a las
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El pueblo rom en Colombia
habituales entre los dos pueblos. Esta flexibilización ha redundado
en menor acceso a los recursos de subsistencia entre los miembros
de las kumpeniyi al surgir conflictos de competencias e intereses,
que se magnifican cuando hay colisión en las jurisdicciones en donde se realizan los oficios. Los nuevos trabajos desempeñados por los
rom han dado lugar a conflictos y competencia con los no-rom,
quienes no ven con buenos ojos esta incursión de los rom en terrenos ajenos a los oficios y demás actividades tradicionales realizadas
por ellos.
Propiedad y derecho de usufructo
Es ya un lugar común decir que el pueblo rom vive en un
presente eterno, para quien el pasado ya no existe mientras que el
futuro es apenas la expectativa de un presente que aún no ha llegado a ser. Este principio que, se puede afirmar, es esencialmente mítico, rige incluso hoy día el imaginario del pueblo rom y era el motor
que desactivaba entre sus miembros todo afán acumulativo. Así,
cuando algún miembro de la comunidad conseguía algún dinero
extra, éste se compartía principalmente en la celebración colectiva,
con lo cual la eventual diferencia económica quedaba eliminada y
con esto todo riesgo de poder vinculado a la riqueza. Las cosas están cambiando en este sentido, al punto de que ahora se ha establecido una suerte de jerarquía entre sus clanes, linajes y familias acorde
con sus pertenencias y riquezas, es decir, en concordancia con el
capital acumulado que se posea.
Esta circunstancia ha terminado por minar uno de los pilares
fundamentales de la cultura rom: la solidaridad. Mientras estuvo
vigente la práctica tradicional de la ayuda mutua, que cimentaba el
sentido de solidaridad, la redistribución de las ganancias se consideraba un elemento de prestigio social. La competencia entre grupos familiares por conseguir ventajas económicas y, de paso, poder
de decisión entre su pueblo, ha deteriorado el sentido de solidaridad que caracterizaba a los rom.
Condiciones de existencia y su efecto en la tradición
#%
En el mundo del trabajo, por ejemplo, la tradición rom establecía esferas de actividad productiva, por edad y género, a lo largo
de ciertos periodos de la vida. Hombres y mujeres proveían equitativamente para el sustento de la familia: mientras los primeros realizaban los oficios tradicionales, las mujeres ayudaban a la economía
del hogar con sus artes adivinatorias. La vinculación creciente de
estas últimas a las diversas iglesias cristianas les ha impedido seguir
ejerciendo esta actividad, al tiempo que los varones han tenido que
cambiar de oficio frente a la creciente competencia de la industria y
del comercio moderno. La especialización del trabajo demanda tecnologías más sofisticadas, frente a las cuales nada puede la tecnología artesanal de los rom en términos de precios, calidad y economía.
Cambio en lo valores culturales
En la medida en que las relaciones y el propósito de la actividad económica han cambiado, el antiguo orden moral que regía la
vida de los rom se ha tornado ambiguo y carente de sentido. Del
mismo modo, los valores que reforzaban la importancia de dar y
recibir, que han llevado a perpetuar los valores identitarios entre los
rom, al mismo tiempo que la reciprocidad y la generosidad entre los
grupos familiares de las kumpeniyi, se han visto debilitados a medida que entran en conflicto con los nuevos valores avalados por la
economía de mercado. El individualismo y la sociedad de consumo
promovidos por la economía capitalista han socavado los valores
tradicionales que reforzaban la solidaridad social, tales como la equidad, el respeto y la complementariedad de género. De esta manera
se dejan de lado prescripciones de solidaridad trasmitidas de padres a hijos tales como no separarse nunca, apoyarse siempre y pagarse las deudas estrictamente.
La autoridad entre los rom se da, en principio, del más viejo al
más joven y del hombre a la mujer. Esta manera de ejercer la autoridad, en las condiciones actuales, lleva aparejadas dos situaciones
potencialmente conflictivas: la primera tiene que ver con el choque
generacional que hace que los jóvenes sean vistos con cierto recelo
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El pueblo rom en Colombia
por los mayores, en la medida en que son los eventuales agentes de
transformaciones en la identidad étnica y los generadores del cambio cultural. Las contradicciones entre jóvenes y adultos se han resuelto hasta el momento a través de la autoridad ejercida por el
padre, quien es la primera y última autoridad para su hijo. La segunda circunstancia hace referencia al papel de la mujer en la familia rom, quien tradicionalmente ha estado sujeta a la autoridad
masculina: primero a la de su núcleo familiar mientras permanece
soltera, y luego a la de su marido cuando se casa. Sin embargo, pese
a la supeditación al marido, siempre mantendrá la relación dependiente con su linaje. La continuidad de estos lazos se asegura con la
prohibición tajante que tiene la mujer rom de casarse con un norom. La infracción de esta norma no sólo acarrea la expulsión de la
mujer de la comunidad sino la deshonra de su familia. Esta situación contrasta con la del varón rom, al cual sí le está permitido contraer nupcias con una mujer no-rom, siempre y cuando ésta acepte
vivir bajo las condiciones que impone la tradición rom.
No obstante esto, la mujer ha venido ganando terreno en el
campo de las decisiones que afectan tanto al conjunto de la comunidad como en el interior de las familias, y al mismo tiempo en lo que
se refiere a su formación personal. La educación y en general una
mejor preparación de las nuevas generaciones ha dotado al pueblo
rom de Colombia de mejores herramientas para enfrentar el desafío
de la sociedad moderna, así como también ha marcado diferencias
clave dentro de la comunidad y la familia.
Cuando volvieron los gitanos saltimbanquis, ahora con su feria ambulante transformada en un gigantesco establecimiento de juegos
de suerte y azar, fueron recibidos con alborozo porque se pensó que
José Arcadio regresaba con ellos. Pero José Arcadio no volvió, ni
llevaron al hombre-víbora que según pensaba Úrsula era el único
que podría darles razón de su hijo, así que no se les permitió a los
gitanos instalarse en el pueblo ni volver a pisarlo en el futuro, porque
se los consideró como mensajeros de la concupiscencia y la perversión. José Arcadio Buendía, sin embargo, fue explícito en el sentido
de que la antigua tribu de Melquíades, que tanto contribuyó al engrandecimiento de la aldea con su milenaria sabiduría y sus fabulosos inventos, encontraría siempre las puertas abiertas. Pero la tribu
de Melquíades, según contaron los trotamundos, había sido borrada
de la faz de la tierra por haber sobrepasado los límites del conocimiento humano.
En la entrada del camino de la ciénaga se había puesto un anuncio
que decía Macondo y otro más grande en la calle central que decía
Dios existe. En todas las casas se habían escrito claves para memorizar los objetos y los sentimientos. Pero el sistema exigía tanta
vigilancia y tanta fortaleza moral, que muchos sucumbieron al hechizo de una realidad imaginaria, inventada por ellos mismos, que
les resultaba menos práctica pero más reconfortante. Pilar Ternera
fue quien más contribuyó a popularizar esa mistificación, cuando
concibió el artificio de leer el pasado en las barajas como antes había
leído el futuro. Mediante ese recurso, los insomnes empezaron a
vivir en un mundo construido por las alternativas inciertas de los
naipes, donde el padre se recordaba apenas como el hombre moreno que había llegado a principios de abril y la madre se recordaba
apenas como la mujer trigueña que usaba un anillo de oro en la
mano izquierda, y donde una fecha de nacimiento quedaba reduci-
da al último martes en que cantó la alondra en el laurel. Derrotado
por aquellas prácticas de consolación, José Arcadio Buendía decidió
entonces construir la máquina de la memoria que una vez había
deseado para acordarse de los maravillosos inventos de los gitanos. El artefacto se fundaba en la posibilidad de repasar todas
las mañanas, y desde el principio hasta el fin, la totalidad de los
conocimientos adquiridos en la vida. Lo imaginaba como un diccionario giratorio que un individuo situado en el eje pudiera operar
mediante una manivela, de modo que en pocas horas pasaran
frente a sus ojos las nociones más necesarias para vivir. Había
logrado escribir cerca de catorce mil fichas cuando apareció por el
camino de la ciénaga un anciano estrafalario con la campanita triste de los durmientes, cargando una maleta ventruda amarrada con
cuerdas y un carrito cubierto de trapos negros. Fue directamente a
la casa de José Arcadio Buendía.
Visitación no lo conoció al abrirle la puerta, y pensó que llevaba el
propósito de vender algo, ignorante de que nada podía venderse en
un pueblo que se hundía sin remedio en el tremedal del olvido. Era
un hombre decrépito. Aunque su voz estaba también cuarteada por
la incertidumbre y sus manos parecían dudar de la existencia de las
cosas, era evidente que venía del mundo donde todavía los hombres podían dormir y recordar. José Arcadio Buendía lo encontró
sentado en la sala, abanicándose con un remendado sombrero negro, mientras leía con atención compasiva los letreros pegados en
las paredes. Lo saludó con amplias muestras de afecto, temiendo
haberlo conocido en otro tiempo y ahora no recordarlo. Pero el visitante advirtió su falsedad. Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del corazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que
él conocía muy bien, porque era el olvido de la muerte. Entonces
comprendió. Abrió la maleta atiborrada de objetos indescifrables, y
de entre ellos sacó un maletín con muchos frascos. Le dio a beber a
José Arcadio Buendía una sustancia de color apacible, y la luz se
hizo en su memoria. Los ojos se le humedecieron de llanto, antes
de verse a sí mismo en una sala absurda donde los objetos estaban
marcados, y antes de avergonzarse de las solemnes tonterías escritas en las paredes, y aun antes de reconocer al recién llegado en un
deslumbrante resplandor de alegría. Era Melquíades.
Mientras Macondo celebraba la reconquista de los recuerdos, José
Arcadio Buendía y Melquíades le sacudieron el polvo a su vieja
amistad. El gitano iba dispuesto a quedarse en el pueblo. Había
estado en la muerte, en efecto, pero había regresado porque no
pudo soportar la soledad. Repudiado por su tribu, desprovisto de
toda facultad sobrenatural como castigo por su fidelidad a la vida,
decidió refugiarse en aquel rincón del mundo todavía no descubierto
por la muerte, dedicado a la explotación de un laboratorio de daguerrotipia. José Arcadio Buendía no había oído hablar nunca de ese
invento. Pero cuando se vio a sí mismo y a toda su familia plasmados en una edad eterna sobre una lámina de metal tornasol, se
quedó mudo de estupor. De esa época databa el oxidado daguerrotipo en el que apareció José Arcadio Buendía con el pelo erizado y
ceniciento, el acartonado cuello de la camisa prendido con un botón
de cobre y una expresión de solemnidad asombrada, y que Úrsula
describía muerta de risa como «un general asustado». En verdad, José Arcadio Buendía estaba asustado la diáfana mañana de diciembre en que le hicieron el daguerrotipo, porque pensaba que la gente se
iba gastando poco a poco a medida que su imagen pasaba a las
placas metálicas. Por una curiosa inversión de la costumbre, fue
Úrsula quien le sacó aquella idea
de la cabeza, como fue también
ella quien olvidó sus antiguos
resquemores y decidió que
Melquíades se quedara viviendo en la casa,
aunque nunca permitió que le hicieran un
daguerrotipo porque (según sus propias palabras textuales) no quería quedar para burla
de sus nietos. Aquella mañana vistió a los
niños con sus ropas mejores, les empolvó la
cara y les dio una cucharada de jarabe de
tuétano a cada uno para que pudieran permanecer absolutamente inmóviles durante casi dos minutos frente
a la aparatosa cámara de Melquíades. En el daguerrotipo familiar, el
único que existió jamás, Aureliano apareció vestido de terciopelo
negro, entre Amaranta y Rebeca. Tenía la misma languidez y la
misma mirada clarividente que había de tener años más tarde frente
al pelotón de fusilamiento. Pero aún no había sentido la premonición
de su destino. Era un orfebre experto, estimado en toda la ciénaga
por el preciosismo de su trabajo. En el taller que compartía con el
disparatado laboratorio de Melquíades, apenas si se le oía respirar.
Parecía refugiado en otro tiempo, mientras su padre y el gitano interpretaban a gritos las predicciones de Nostradamus, entre un estrépito de frascos y cubetas, y el desastre de los ácidos derramados y
el bromuro de plata perdido por los codazos y traspiés que daban a
cada instante [...]
IV. Hacia una educación intercultural*
No se trata en absoluto de abandonar lo que podemos ofrecer en cuanto a los
conocimientos que impartimos, se trata se saberse vulnerable, es decir como
siempre, de buscar puntos de acuerdo que abran el saber, que permitan la consideración a otros saberes y el respeto a otros maestros.
Teresa San Román
Históricamente hemos sido recelosos de la educación porque a través de ella se
han operado transformaciones no deseadas en nuestra cultura. Los rom que han
accedido a ella comienzan a alejarse de su pueblo. Sin embargo hoy nos damos
cuenta del enorme significado que tiene una educación bilingüe e intercultural
apropiada y acorde a nuestra identidad étnica y cultural. Consiguientemente es
nuestro deseo acceder a la educación de una forma que no se enfrente con
nuestras tradiciones, buscando un medio que no desequilibre nuestra cultura.
Primer pronunciamiento del pueblo rom de Colombia.
Girón, agosto de 1998
Se puede decir que la cultura de un pueblo es dinámica, siempre cambiante y en estado permanente de evolución. Del mismo
modo, expresa antes que nada una vivencia de hechos y situaciones
así como un sentido de pertenencia a un lugar, una lengua, una
tradición, etcétera, es decir, a un origen común.
Precisamente al plantearse como un producto del contacto
con otros (individuos o grupos) y con el entorno, la cultura y más
aún la identidad cultural no pueden entenderse como realidades
aisladas y configuradas independientemente de esa relación. Una
cultura está viva en la medida en que evoluciona, cambia, se adapta;
* La primera parte de este capítulo retoma en lo fundamental los planteamientos expuestos en la
versión incluida en el documento citado de Prorom, del artículo de Pedro Rincón, Martha Cedijo y
María Teresa Andrés, titulado “La educación intercultural”, publicado originalmente en la revista
Gitanos. Pensamiento y Cultura, Nos. 7-8, Madrid Fundación Secretariado General Gitano (FSGG),
2000.
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El pueblo rom en Colombia
y todo ello lo hace precisamente en la medida en que interactúa con
otras. El concepto de cultura lleva, pues, aparejado necesariamente
el de hibridación ya que la cultura, antes que un concepto abstracto
y con entidad en sí mismo, es primordialmente algo que viven y
configuran las personas (individualmente o en grupos).
En este contexto, se puede entender la multiculturalidad como
la coexistencia de diversas culturas, aunque no toda interrelación
implica necesariamente interculturalidad. Ésta supone la superación de algunas modalidades negativas de relación entre culturas,
como son la asimilación o la segregación.
La interculturalidad supone la apuesta por un nuevo modelo
de sociedad que supere tanto las posturas etnocéntricas, que llevan
a la asimilación, como las del relativismo cultural, que conducen a
la segregación o “guetización”, mediante la búsqueda de un encuentro entre culturas en condiciones de equidad y respeto mutuo.
Interculturalismo y escuela
Si se entiende por interculturalidad el conjunto de relaciones establecidas entre dos o más culturas en condiciones de equidad y respeto mutuo, y por educación intercultural, el conjunto
de procesos que posibilita que las personas asuman su realidad
sociocultural en un ambiente de pluralismo, ambos aspectos estarán íntimamente vinculados desde el momento en que dos o
más culturas entren en relación y establezcan procesos educativos comunes.
Al estudiar la historia de este proceso pedagógico, se observa
que han sido varias las fórmulas empleadas por el sistema educativo
para plantear y tratar este tipo de relaciones entre culturas:
1. La escuela segregada: una cultura particular merece un espacio educativo particular y propio. Aquí se superpone la educación de la cultura a la educación intercultural.
2. La escuela puente: una cultura específica no está inicialmente
en condiciones de compartir ritmos y espacios con otra u otras
culturas porque los niveles de partida son distintos. Aquí se
Hacia una educación intercultural
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busca la integración educativa en la escuela normalizada y se
establece un proceso adecuado para acelerarla.
3. La escuela con apoyos: tradicionalmente la escuela ha sido el
espacio donde se aprenden los conocimientos fundamentales
para la vida, que tienen unos ritmos y unas etapas concretas
de aprendizaje. Si alguien se queda rezagado en el proceso, se
establecen apoyos para que los estudiantes “retrasados” aceleren su proceso. En este caso se trata de adquirir los conocimientos en el tiempo y ritmos estipulados, proporcionando
los apoyos necesarios para ello.
4. La escuela normalizada: el alumno que egresa de la escuela
debe tener unos conocimientos y unos hábitos sociales mínimos aprendidos que lo hagan funcional en la vida práctica de
una sociedad dada. Objetivo: el desarrollo del individuo, tanto en conocimientos como en socialización.
5. La escuela intercultural: las culturas que conviven en el marco social de la escuela establecen unas pautas básicas de desarrollo académico, y en esta medida organizan los sistemas de
aprendizaje social. En este caso se trabaja por el desarrollo
personal del individuo, la relación social equitativa y la afirmación cultural de cada alumno.
La escuela es uno de los escenarios sociales donde las culturas
confluyen de una manera natural y, por lo tanto, es allí donde la
diversidad cultural se da de hecho y donde debe organizarse conscientemente. Asumir esta diversidad debe conducir a favorecerla y
a desarrollar en los alumnos unas capacidades y unas habilidades
básicas que partan de su experiencia social y les permitan desarrollar una convivencia pacífica y pluralista.
El interculturalismo parte de una premisa fundamental: el
derecho a la diferencia. Por ello, la escuela se debe organizar como
el espacio propicio e idóneo donde se encuentran y enriquecen las
diversas identidades culturales, lo que nos lleva a plantear el asunto
de cómo afecta a la escuela esta relación de culturas e identidades.
El interculturalismo favorece el enriquecimiento personal y
colectivo de los individuos que comparten sus claves culturales –para
$&
El pueblo rom en Colombia
que sean conocidas y valoradas por los otros– y, a la vez, para que se
reafirmen en ellas. Así se logra el doble propósito de conseguir la
normalización escolar y de garantizar el derecho a la diferencia.
En este sentido, todos los centros educativos deberían adoptar planteamientos interculturales, independientemente de si tienen o no alumnos de diferentes culturas. Considerando el mundo
globalizado en que vivimos, las razones para formular esta recomendación son muchas, pero antes que nada, porque es urgente
que este nuevo planteamiento se abra camino entre los profesores
y alumnos, con el propósito de garantizar el respeto por la diversidad cultural, fomentar la tolerancia y propiciar la convivencia con
otras culturas.
Tomando estas consideraciones como punto de referencia y
abordando la realidad de la educación intercultural en la escuela,
hay que tener en cuenta que la educación intercultural se basa en la
igualdad de las relaciones culturales y en la igualdad de las relaciones entre personas de las diferentes culturas. La cabal comprensión
de estos derechos va a orientar las opciones metodológicas en el
proceso educativo.
Lo expuesto hasta ahora se puede resumir en una sola idea: la
escuela, y por consiguiente la sociedad, deben transformar sus principios básicos de relación para que todas las culturas puedan aportar y desarrollarse en su seno. Para el logro de este objetivo se pueden
introducir procesos graduales de conocimiento sobre las diferentes
culturas, buscando la socialización de todos los alumnos y brindando un tratamiento diferenciado acorde con las metas buscadas, y/o
optar por transformar el esquema educativo de la escuela para valorar la situación de las diferentes culturas y organizar el desarrollo
curricular de acuerdo con sus aportaciones.
Desarrollo curricular
Dependiendo de cómo se entienda el currículo académico,
habrá distintas formas de organizar la educación intercultural en
la escuela:
Hacia una educación intercultural
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1. Si el currículo es la especificación de los objetivos, áreas, temas y situaciones concretas que hay que desarrollar en el aula
de clase, introducir perspectivas interculturales consistirá en
revisar los contenidos e introducir en ellos aspectos de las diversas culturas que participan en ella.
2. Si el currículo es la organización de todos los aspectos que
intervienen en el aprendizaje de los alumnos escolarizados,
introducir perspectivas interculturales supone equilibrar los
aportes de todas las culturas que intervienen en el proceso de
aprendizaje y organizar su desarrollo de acuerdo con los procesos personales de los alumnos.
La segunda alternativa, por tanto, implica no una simple “introducción de nuevos contenidos”, sino una organización democrática y equitativa de las necesidades, situaciones y desarrollos
individuales y colectivos de todos los miembros de la comunidad
escolar.
En consideración a la necesidad de introducir en el currículo
diversos elementos que favorezcan el interculturalismo, se presentan estos apuntes metodológicos en cinco líneas básicas:
1. Se pueden plantear cuestiones básicas como la distribución
espacial y la decoración del aula de clase, el horario escolar, las
pautas mínimas de comportamiento en el contexto escolar, el
espacio compartido y sus normas de utilización.
2. Se recomienda la introducción de información sobre las otras
culturas o la reorganización de todos los contenidos educativos desde la perspectiva del interculturalismo.
3. Se sugiere el impulso al trabajo en grupos homogéneos y heterogéneos, el reparto nivelado de éxitos escolares (aprendizaje cooperativo), el desarrollo de capacidades individuales y
la asunción de responsabilidades en la enseñanza (entrenamiento en expectativas), la experimentación en cualquier espacio físico, flexibilización y diversidad de metodologías y
recursos.
4. Con el propósito de fomentar la interacción social se propone
la utilización pedagógica de espacios extra aula, las dinámicas
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El pueblo rom en Colombia
de discusión sobre conflictos socio-morales para la superación de estereotipos y prejuicios, no sólo referidos a aspectos étnicos y culturales; el tratamiento educativo de los
conflictos interpersonales que surjan, la participación de la
familia en las actividades escolares, la animación sociocultural y procesos educativos organizados barrio-escuela, el tratamiento de otras culturas en procesos de invitación a la
lectura, textos bilingües, expresión artística, experiencias
gastronómicas, etc.
5. Es muy importante considerar la escuela como una comunidad educativa –en el sentido de un microcosmos social–, con
el objeto de favorecer la participación activa de todos los miembros en dinámicas democráticas que analicen desde el rol y las
funciones que cumple cada uno, el diseño y desarrollo curriculares, las normas que rigen la convivencia escolar y la toma
de decisiones a través de órganos y mecanismos definidos de
antemano.
Grupos étnicos
Los niños y jóvenes de los diferentes grupos étnicos tienen la
capacidad para asumir el desafío que plantea el mundo contemporáneo, pero no siempre disponen de las herramientas y el ambiente
que les permitan desenvolverse en la sociedad y la escuela debido,
principalmente, a una situación de desigualdad. Ésta se manifiesta
en la marginación que la escuela suele hacer de sus valores históricos e identitarios. Esta falta de reconocimiento de los valores con los
que el niño se identifica puede llevar a la infravaloración del propio
grupo étnico, o al rechazo a la escuela. Así mismo hay que tener
presente que lo que más provoca aversión a la educación formal es
el miedo a perder las tradiciones y el propio lenguaje, sumado esto
al miedo a la discriminación.
La pertenencia a un grupo étnico marginado, aunada a las
desventajas socioculturales asociadas a estos grupos excluidos,
genera dificultades en el proceso educativo del niño y en la ma-
Hacia una educación intercultural
%
yoría de los casos desemboca en deserción escolar y/o bajo nivel
académico.
El ingreso de un alumnado perteneciente a un grupo marginado puede poner en crisis el sistema educativo y algunas rutinas
de la vida escolar; somete a los estudiantes a una experiencia a menudo muy poco gratificante y pone claramente en cuestión la política educativa. El proceso pedagógico pone de repente una evidencia:
que la escolarización no es solamente un derecho sino que en determinadas circunstancias se puede convertir en una imposición traumática. La escolarización puede ser en estos casos una forma de
separación forzosa que produce miedo y rechazo.
En suma, muchos niños pertenecientes a algunos grupos étnicos podrían resumir su experiencia escolar diciendo que los sacaron de su medio social y los llevaron a la escuela para
descalificarlos, para mostrarles y demostrarles que no eran un grupo culturalmente distinto, sino personas individualmente inferiores. Después de todo, lo que en muchos casos hace la escuela con
estos niños no es más que convertir su diferencia cultural en “fracaso” académico o escolar.
A continuación se plantean a modo de ejemplo, y puntualmente, algunas de las dificultades que enfrentan los niños de estos
grupos étnicos, como consecuencia de la exclusión social y de su
pertenencia a otra cultura.
1. La incomprensión de las normas y los objetivos escolares puede convertirse en motivo de conflicto entre los niños de los
grupos étnicos y la escuela. Aquí hay que considerar que las
normas y ritmos de la escuela no coinciden necesariamente
con los aprendidos por el niño en el seno de su familia y de su
cultura.
2. La hiperactividad que se observa a veces en los niños de grupos étnicos es provocada básicamente por la estructura cerrada de la escuela, la ausencia de protagonismo del niño y la
falta de motivación de éste hacia el aprendizaje, que en muchos casos no es apoyado o entendido por la propia familia.
La comprensión de esta situación permite, en muchos casos,
El pueblo rom en Colombia
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canalizar la energía de los niños en beneficio de la experiencia
escolar y de la suya como personas.
Los comportamientos hostiles suelen ser, en la mayoría de los
casos, reacciones defensivas ante el rechazo de sus compañeros y el sentimiento de desventaja académica.
Los alumnos se suelen mostrar inhibidos y en contadas oportunidades establecen relaciones con sus compañeros. También
suele ser una reacción ante el rechazo o la desventaja.
La ruptura de los ritmos escolares, el retraso en la escolarización o su incorporación tardía provocan un bajo rendimiento académico, que se acentúa conforme aumenta el nivel
escolar.
En el seno de algunas culturas se privilegia en los niños un
aprendizaje manual, y se les motiva psicológica y culturalmente
hacia lo concreto, induciendo tácitamente un cierto desprecio por las actividades que exijan un alto nivel de razonamiento abstracto. Este bagaje cultural, en cierta medida y en algunos
casos, puede llevar a bajo rendimiento escolar, dado que en el
proceso educativo prima lo conceptual sobre lo concreto.
Generalmente, de la importancia que la familia le dé a la escuela, dependerá la motivación del alumno hacia la institución y el proceso educativo. Esta situación está en la mayoría
de las veces en estrecha relación con el nivel socio-económico
del núcleo familiar y con las expectativas vitales del ambiente
cultural del estudiante.
En relación directa con el nivel socio-económico de su familia
o el acercamiento a los procesos educativos de su propia cultura, los niños de grupos étnicos tendrán adquiridos o no los
hábitos iniciales necesarios que la escuela espera que tengan
todos los niños.
Normalización escolar
Respecto a la situación a que se ven enfrentados los distintos
grupos étnicos en el terreno educativo, y en particular los estudian-
Hacia una educación intercultural
%!
tes rom, se pueden señalar seis aspectos básicos que deben tenerse
en cuenta:
1. Es común encontrar que los niños de grupos étnicos crecidos
en ambientes de marginalidad no poseen la documentación
necesaria para su inscripción en un centro educativo. En este
caso es importante que las autoridades escolares ayuden a los
padres de estos niños a formalizar su situación y no excluirlos
de la educación por este motivo.
2. Los niveles de instrucción de los niños y sus familias son
muy diferentes dependiendo de las oportunidades sociales
que hayan tenido, su nivel socio-económico y los motivos
de la movilidad. Se trataría entonces de crear los mecanismos de nivelación necesarios para que estos niños puedan
acceder a la escuela y no se vean excluidos por su misma
situación, ya que esto lo que haría es reproducir un círculo
vicioso.
3. El idioma es la barrera inicial más fuerte con la que se encuentran tanto el estudiante como la escuela, cuando la lengua materna que habla el niño es diferente a la mayoritaria. En esta
situación la posibilidad de poder contar con profesores y material didáctico bilingües, es un primer paso de acercamiento
a la situación de exclusión en que se encuentran los niños de
grupos étnicos migrantes o desplazados.
4. Los ritmos de vida, hábitos y formas de relación son, en términos generales, distintos en cada cultura y contrastan con
los predominantes en el contexto escolar. La normalización en
estos casos consistiría en aclarar de qué diferencias se trata
para lograr solventarlas sin mayores sobresaltos y sin exponer
la identidad cultural de los niños de los grupos étnicos que
participen en la escuela.
5. Las características propias de cada grupo étnico o cultural,
por su misma naturaleza, desarrollan o inhiben en sus miembros habilidades que no siempre coinciden con las de los
miembros de la sociedad mayoritaria. En lugar de que estas
mismas características pongan en ventaja o en desventaja a
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El pueblo rom en Colombia
los niños o jóvenes que participan en el proceso educativo,
los profesores deben tener el tacto necesario para manejar
estas diferencias en beneficio de la colectividad, estimulando las ventajas que tiene cada miembro para el trabajo de
grupo buscando desestimular, de paso, la competencia meramente individual.
6. El objetivo de lograr la normalización escolar debe valorar las
inquietudes y posibilidades de los niños de grupos étnicos que
participan en el proceso educativo, con el objeto de que la
búsqueda de la normalización no vaya en menoscabo de la
identidad cultural de dichas personas, en aras de su integración a la sociedad mayoritaria. Del cuidado que tengan los
educadores en este proceso y de la pertinencia de los contenidos pedagógicos impartidos, depende en buena medida que
dicha integración se logre.
Al considerar que en el proceso educativo con grupos étnicos
hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales, la normalización escolar y el derecho a la diferencia cultural, la situación en que
se encuentran estos niños y las posibilidades urgentes de actuación
deben ser potenciadas desde el hecho normalizador. En este sentido, se debe insistir en que la observancia de estos seis componentes
básicos del proceso de normalización constituye una de las claves
para que el proceso culmine con éxito.
El pueblo rom
La fragilidad económica y estructural de que adolece el pueblo rom de Colombia en la actualidad es, sin duda, consecuencia
directa de una falta casi absoluta de contacto con los niveles educativos básicos. Ahora bien, este distanciamiento ha sido en gran medida determinado por los imaginarios y la tradición cultural rom
que no considera vital la escolarización de sus hijos y en la cual ve
una amenaza, y de otro lado por las circunstancias objetivas en las
que el pueblo rom se ha desarrollado a lo largo de la historia y de su
migración continua.
Hacia una educación intercultural
%#
La educación en la tradición rom
El niño rom crece en un ambiente muy distinto al del niño
no-rom. Al niño rom se le educa para sobrevivir, no para sobresalir;
su competencia con el mundo se restringe a su comunidad, donde
la meta se alcanza superando parámetros muy específicos de su propia cultura: tener un pequeño capital y poder casarse.
Esto se ha logrado teniendo como base las actividades económicas tradicionales como el comercio informal de manufacturas, la
forja de metales, y la venta y doma de caballos. Esta meta, sin embargo, no se considera que sea de corta o estrecha visión, ya que la
carga moral, la audacia y la libertad espiritual de que ha hecho gala
el pueblo rom es lo que le ha posibilitado mantener su esencia casi
intacta por más de mil años, en una itinerancia por los cinco continentes, a pesar de las innumerables persecuciones de que ha sido
objeto.
El niño rom se mantiene bajo la tutela de la madre, casi exclusivamente, durante la primera etapa de su vida (0 a 5 años), pues el
padre interviene muy esporádicamente en este proceso. Durante
este tiempo se desarrolla libremente y aprende las reglas básicas de
la vida en comunidad (aprende la lengua materna, el respeto a los
mayores y el aprecio por la libertad). Al mismo tiempo se aprenden
ciertas normas de comportamiento frente a la sociedad mayoritaria
que, en términos generales, son más bien de recelo y desconfianza,
basadas en la larga experiencia de exclusión y marginamiento a que
ha sido expuesto el pueblo rom en las diversas sociedades que lo
han acogido.
La mentalidad rom ha logrado sortear en alguna medida estas
barreras y los niños de la comunidad asisten hoy día a la escuela
primaria. Dependiendo del sexo al que se pertenezca, se llega hasta
cierto grado de escolaridad. Los hombres cursan hasta cuarto o
máximo sexto grado de educación y, en casos excepcionales, hasta
el primero o segundo grado de secundaria. Las mujeres no pasan
de cuarto grado elemental y son tan pocas las excepciones que van
más allá, que no logran generar un dato estadístico relevante. Esto
ocurre en la actual generación de niños, ya que entre la población
%$
El pueblo rom en Colombia
mayor de treinta años es extraño encontrar un rom con algún nivel
de escolaridad.
El niño rom empieza a asistir a la escuela a partir de los siete
años, ya que en opinión de los adultos de su comunidad éstos deben aprender a leer, escribir y contar, ya que son prácticas necesarias para los negocios.
Sin embargo, el adulto después de que el niño ha cursado un
par de años de escuela se percata de la falta de apego que éste empieza a experimentar por las tradiciones propias. Algunos jóvenes
dejan de hablar el idioma vernáculo o empiezan a tener dificultades
para entenderlo, y por esto los retiran de la escuela.
Los niños deben estar en la escuela mientras aprenden a leer, después para qué más, además si se dejan en la escuela se vuelven
gadye1.
Deivy Gómez, joven de la kumpania de Girón.
La cosmovisión del adulto rom no le permite distinguir la realidad del mundo actual y la necesidad de la competitividad, pero sí
la aculturación que el niño está sufriendo en la escuela. Al ser la
infancia la época en la que se aprenden la mayoría de las reglas y
conductas de vida, y al estar el niño enfrentado al dilema cultural
entre lo que está aprendiendo y los imperativos culturales de su
pueblo, éste termina inmerso en una gran confusión.
Yo no sé por qué nuestros papás no nos dejan seguir estudiando,
sabiendo que es tan importante y, además, no tenemos nada más
que hacer sino esperar para casarnos y eso es todo. Deberíamos
aprender algo más productivo.
Valeria Gómez, niña de la kumpania de Girón
La inmensa mayoría de los rom de Colombia es joven. Es allí
donde empiezan a presentarse los problemas, ya que de los diez
años en adelante, aproximadamente, hasta los dieciséis, se crea una
1
Gadye, en romanés, equivale a no-rom.
Hacia una educación intercultural
%%
ruptura entre la costumbre adquirida de ir a la escuela y la nueva
circunstancia de estar sin nada que hacer en una ciudad. Treinta
años atrás la situación era muy diferente, ya que los rom mantenían
una itinerancia más pronunciada y que el vínculo con la thsera2 hacía
parte de su cotidianidad. El niño permanecía en el hogar en compañía de su madre, abuelos y hermanos en los grandes campamentos
que se armaban a las afueras de las ciudades, creando así el ambiente apropiado para su desarrollo. Allí el niño aprendía todo el bagaje
cultural de su pueblo, y se transmitían los oficios tradicionales en
medio de la cotidianidad.
Escolaridad rom
No hay estudios estadísticos sistemáticos y rigurosos que den
información sobre datos ciertos de la población rom en Colombia,
sobre sus características socioeconómicas, culturales y educativas.
La información disponible surge de datos recabados por Prorom, a
través de las diferentes comunidades en los lugares de asentamiento de los rom y con procedimientos informales.
A partir de esta información se puede presumir tentativamente
la existencia de una población como ya se ha señalado, que puede
oscilar entre 2500 y 3000 personas. Un análisis muy general y aproximado realizado en Bogota, Cúcuta y Girón sobre 100 casos, podría
indicar que esta población con respecto a edad se distribuye
percentualmente, así: entre 0 y 10 años el 31%; de 10 a 20 el 28%;
entre 20 a 30 años 23%, y mayores de 30 años 18 %. Si estos datos
reflejan una tendencia probable, estarían indicando que el 82% de
la población rom podría tener menos de 30 años de edad.
Con respecto al grado de escolaridad y siempre sobre la misma fuente de información Prorom estima que hay una ligera superioridad en el nivel escolar de los hombres sobre las mujeres, llegando
los primeros máximo hasta sexto grado y las mujeres hasta cuarto
grado. El 87% de la población no tendría ningún nivel de escolari2
Thsera, en romanés, significa hogar en sentido genérico.
%&
El pueblo rom en Colombia
dad. Solamente 1.2% alcanzaría el nivel de educación elemental y
un porcentaje desestimable, entre secundaria y superior.
Propuesta educativa
La Constitución Política de la República de Colombia consagra algunos derechos fundamentales relacionados con la diversidad étnica, cultural y lingüística, y con la identidad, la participación
y la autonomía de los grupos étnicos presentes y actuantes en el
territorio nacional.
Además, la ley 115 de 1994 –Ley General de Educación–, en su
capítulo III “Educación para los Grupos Étnicos”, estipula que dicha educación es la que se brinda a las comunidades con tradiciones culturales propias, ligada al ambiente, al proceso productivo,
social y cultural, respetando sus creencias y tradiciones. El decreto
804 de mayo 18 de 1995, por su parte, reglamenta el antedicho capítulo III de la Ley General de Educación en cuanto a la atención
educativa para los grupos étnicos, estableciendo mecanismos sobre
aspectos generales, etnoeducadores, orientaciones curriculares especiales, administración y gestión institucional de la etnoeducación.
Teniendo en cuenta lo anterior, el pueblo rom ha esbozado
una propuesta para ser analizada y discutida a cabalidad en el proceso social que conduzca al fortalecimiento educativo de su gente, y
que a su vez permita plantearle al Ministerio de Educación Nacional (MEN) una estrategia educativa que llegue eficientemente a las
diferentes kumpeniyi. Los primeros pasos encaminados en esta dirección son los siguientes:
1. Designar profesores regulares, es decir, tutores interculturales que visiten los hogares rom, para que dicten las clases en
estos mismos hogares, sobre todo en las áreas básicas. Este
programa sería validado por el Ministerio de Educación Nacional a través de certificaciones de módulos (Sistema Educativo Nacional, Decreto 804 de 1995).
2. Implementar con los profesores designados por el Ministerio
de Educación Nacional las escuelas itinerantes que permitan
Hacia una educación intercultural
%'
la movilidad de la educación de manera trashumante, mientras se capacitan profesores bilingües rom.
3. Posibilitar la educación semipresencial y a distancia con materiales pedagógicos especiales diseñados para los rom, de manera que llegue a esta población de forma directa. En este caso,
también se requeriría de tutores designados por el MEN, mientras se adelanta el proceso de formación de tutores propios.
4. Construir la infraestructura educacional adecuada que permita matricular a niños, niñas y personas adultas rom. Esta
propuesta busca dotar a la comunidad de un sitio especial, en
donde se concentren todas las actividades educativas referentes a la cultura rom.
5. Para combatir el ausentismo escolar, uno de los elementos que
más contribuirían sería la incorporación de asistentes y profesionales de la educación provenientes del pueblo rom, y el
establecimiento de escuelas de apoyo donde participen los
padres de los alumnos quienes, con la colaboración de los profesores, sirvan de soporte y apoyo en el proceso educativo de
sus hijos.
Es importante entender la urgencia y la necesidad de una
política de Estado generada y puesta en práctica desde el Ministerio
de Educación Nacional, para consolidar una educación intercultural, que permita tener en cuenta los usos y costumbres y validar los
sistemas culturales y educativos de las diferentes minorías étnicas.
Frente a este panorama, el pueblo rom considera que el sistema educativo y los procesos de mundialización cultural generan
dinámicas de homogeneización que auspician la erosión cultural y
ponen en peligro la supervivencia del pueblo rom, por lo que se
permite presentar esta propuesta acerca de cómo se podría adecuar la educación, desde su propia perspectiva, buscando enriquecer una discusión, que tenga en cuenta sus patrones culturales
tradicionales.
&
El pueblo rom en Colombia
Algunas conclusiones provisionales
1. Las actividades económicas desarrolladas por el pueblo rom
en la actualidad, aunadas a las condiciones de violencia imperantes en el país, no permiten la itinerancia de la totalidad de
la célula familiar. El comercio informal de calzado, la venta de
animales de carga y demás, se llevan a cabo en municipios
donde el orden público se ha deteriorado notablemente, poniendo en riesgo a la familia extensa rom.
2. El rendimiento económico de tales actividades es muy bajo;
debido a esto el cero rom3 debe movilizarse con los miembros
de la familia que aporten una ayuda eficaz a la realización de
sus actividades productivas, es decir los hijos mayores de dieciséis años.
3. El temor a que sus hijos sean detenidos y reclutados por no
poseer libreta militar, obliga al cero rom a dejarlos en el área
urbana donde se localizan las principales kumpeniyi.
4. El exceso de tiempo libre que genera la situación descrita es
desperdiciado en actividades que ni son de la comunidad ni
son productivas, ya que en las actuales circunstancias el niño
o el joven rom se dedica más a ver televisión o a deambular
sin rumbo por las calles, que a establecer un diálogo con los
mayores.
5. Cuando los jóvenes alcanzan la edad productiva y empiezan
a ser parte activa de la familia, ya se han perdido cinco o más
años, pues durante este tiempo no se ha logrado de parte del
joven rom ni afianzar sus raíces ni cultivarse intelectualmente, lo que lo sitúa en condiciones muy desventajosas frente a
la vida laboral entre los rom y en la sociedad mayoritaria.
6. Para las mujeres rom la situación es todavía más difícil, ya que
ellas no tienen las mismas alternativas que los hombres rom.
Luego de que terminan abruptamente su limitada educación
primaria (cuando logran tenerla), su juventud transcurre en
el seno de la familia a la espera de ser pedidas en matrimonio,
3
Vocablo que en el idioma romanés significa “cabeza de familia” o “jefe de familia”.
Hacia una educación intercultural
&
siempre bajo la autoridad que determina una cultura estrictamente patrilineal. Muchos jóvenes rom se casan con mujeres
no-rom debido al mayor contacto que se les permite tener
con la sociedad mayoritaria. Las mujeres, por el contrario, tienen un contacto muy escaso con otras culturas, lo que ha traído como consecuencia un exceso de mujeres solteras dentro
de las distintas kumpeniyi.
No nos permiten estudiar, no nos permiten salir, no nos permiten
tener amigos gadye. Si no nos casamos, a los veintitrés años ya
estamos quedadas, y como no sabemos hacer nada y como estamos con Cristo, no podemos trabajar leyendo la mano.
Marina Gómez, joven de la kumpania de Girón
7. Los jóvenes rom que han tenido acceso a la educación formal
son conscientes de la importancia que tiene el acceso a la educación primaria, secundaria y superior para un adecuado desarrollo social, pero también saben que sin unos fuertes lazos
culturales propios será inevitable la desaparición de su zakono,
es decir, de su tradición rom. Esta dicotomía representa sin
duda el mayor reto para el pueblo rom en el siglo XXl.
Como quedó consignado en los capítulos anteriores, las principales kumpeniyi del país se encuentran en las ciudades de Cúcuta,
Girón y Bogotá. Estas kumpeniyi pueden contar con una población
en edad escolar superior mil quinientas personas. Esta población
debe tener acceso a todos los niveles del sistema educativo de acuerdo a sus intereses y necesidades.
La posición actual de los rom adultos –que consideran prescindible el acceso a la educación convencional, ya que ellos se desarrollaron en un ambiente menos competitivo donde la estrategia
“liquenista”4 o simbiótica surtió efecto– se encuentra en franca opo4
Para poder sobrevivir y reproducirse, la sociedad rom requiere necesariamente de la existencia de
otros pueblos y sociedades con los cuales pueda establecer relaciones de simbiosis, que denomina “liquenista”, por analogía con la asociación simbiótica que establecen numerosos organismos.
La sociedad rom sólo puede hacerse sostenible en el tiempo en escenarios de interculturalidad.
&
El pueblo rom en Colombia
sición con la visión que tienen los jóvenes rom del mundo moderno, más conscientes de la necesidad de capacitarse para enfrentarlo
en condiciones más favorables y conseguir de este modo sobrevivir
no sólo individual y familiarmente, sino también para propiciarle
otro aire a su tradición cultural, acosada frente al embate de la sociedad moderna.
Es necesario, entonces, implementar un sistema educativo
acorde con la tradición cultural rom, donde además de adquirir las
herramientas necesarias para el óptimo desarrollo social y económico tanto del individuo como de la comunidad, se pueda fortalecer
su identidad cultural y recuperar en parte aquellos aspectos que se
están perdiendo. El simple acceso a la educación convencional no
es una solución ya que esto sólo alienaría culturalmente al pueblo
rom, que de esta manera asistiría indefenso a la desaparición de su
cultura milenaria, herencia inapreciable para la humanidad.
La implementación de una “educación endógena”, entendida
desde una perspectiva bilingüe e intercultural y en el marco de la
identidad cultural del pueblo rom, es la alternativa más viable en
términos de su pervivencia como pueblo en las actuales circunstancias de la sociedad colombiana. De esta forma se aportaría al pueblo
rom una educación adecuada que mantenga en el individuo su identidad cultural, y que además le proporcione los conocimientos suficientes que lo capaciten para llevar una vida productiva dentro de
su comunidad y en su país. Del mismo modo, la sociedad colombiana podrá enriquecerse con sus aportes, validando de esta forma su
vocación de país pluralista, multiétnico e intercultural, como reza el
fundamento constitucional que lo erige como nación.
Mientras tanto, Melquíades terminó de plasmar en sus placas todo
lo que era plasmable en Macondo, y abandonó el laboratorio de
daguerrotipia a los delirios de José Arcadio Buendía, quien había
resuelto utilizarlo para obtener la prueba científica de la existencia
de Dios. Mediante un complicado proceso de exposiciones
superpuestas tomadas en distintos lugares de la casa, estaba seguro de hacer tarde o temprano el daguerrotipo de Dios, si existía, o
poner término de una vez por todas a la suposición de su existencia.
Melquíades profundizó en las interpretaciones de Nostradamus.
Estaba hasta muy tarde, asfixiándose dentro de su descolorido chaleco de terciopelo, garrapateando papeles con sus minúsculas manos de gorrión, cuyas sortijas habían perdido la lumbre de otra época. Una noche creyó encontrar una predicción sobre el futuro de
Macondo. Sería una ciudad luminosa, con grandes casas de vidrio,
donde no quedaba ningún rastro de la estirpe de los Buendía. «Es
una equivocación», tronó José Arcadio Buendía. «No serán casas de
vidrio sino de hielo, como yo lo soñé, y siempre habrá un Buendía,
por los siglos de los siglos.»
La armonía recobrada sólo fue interrumpida por la muerte de
Melquíades. Aunque era un acontecimiento previsible, no lo fueron las circunstancias. Pocos meses después de su regreso se
había operado en él un proceso de envejecimiento tan apresurado
y crítico, que pronto se le tuvo por uno de esos bisabuelos inútiles
que deambulan como sombras por los dormitorios, arrastrando los
pies, recordando mejores tiempos en voz alta, y de quienes nadie
se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen
muertos en la cama. Al principio, José Arcadio Buendía lo secundaba en sus tareas, entusiasmado con la novedad de la daguerrotipia y las predicciones de Nostradamus. Pero poco a poco lo fue
abandonando a su soledad, porque cada vez se les hacía más
difícil la comunicación. Estaba perdiendo la vista y el oído, parecía
confundir a los interlocutores con personas que conoció en épocas
remotas de la humanidad, y contestaba a las preguntas con un
intrincado batiburrillo de idiomas. Caminaba tanteando el aire,
aunque se movía por entre las cosas con una fluidez inexplicable,
como si estuviera dotado de un instinto de orientación fundado en
presentimientos inmediatos. Un día olvidó ponerse la dentadura
postiza, que dejaba de noche en un vaso de agua junto a la cama,
y no se la volvió a poner. Cuando Úrsula dispuso la ampliación de
la casa, le hizo construir un cuarto especial contiguo al taller de
Aureliano, lejos de los ruidos y el trajín domésticos, con una ventana inundada de luz y un estante donde ella misma ordenó los
libros casi deshechos por el polvo y las polillas, los quebradizos
papeles apretados de signos indescifrables y el vaso con la dentadura postiza donde habían prendido unas plantitas acuáticas de
minúsculas flores amarillas. El nuevo lugar pareció agradar a
Melquíades, porque no volvió a vérsele ni siquiera en el comedor.
Sólo iba al taller de Aureliano, donde pasaba horas y horas
garabateando su literatura enigmática en los pergaminos que llevó
consigo y que parecían fabricados en una materia árida que se
resquebrajaba como hojaldres. Allí tomaba los alimentos que
Visitación le llevaba dos veces al día, aunque en los últimos tiempos perdió el apetito y sólo se alimentaba de legumbres. Pronto
adquirió el aspecto de desamparo propio de los vegetarianos. La
piel se le cubrió de un musgo tierno, semejante al que prosperaba
en el chaleco anacrónico que no se quitó jamás, y su respiración
exhaló un tufo de animal dormido. Aureliano terminó por olvidarse
de él, absorto en la redacción de sus versos, pero en cierta ocasión
creyó entender algo de lo que decía en sus bordoneantes monólogos, y le prestó atención. En realidad, lo único que pudo aislar en
las parrafadas pedregosas fue el insistente martilleo de la palabra
equinoccio equinoccio equinoccio, y el nombre de Alexander von
Humboldt. Arcadio se aproximó un poco más a él cuando empezó
a ayudar a Aureliano en la platería. Melquíades correspondió a
aquel esfuerzo de comunicación soltando a veces frases en castellano que tenían muy poco que ver con la realidad. Una tarde, sin
embargo, pareció iluminado por una emoción repentina. Años después, frente al pelotón de fusilamiento, Arcadio había de acordarse
del temblor con que Melquíades le hizo escuchar varias páginas
de su escritura impenetrable, que por supuesto no entendió, pero
que al ser leídas en voz alta parecían encíclicas cantadas. Luego
sonrió por primera vez en mucho tiempo y dijo en castellano: «Cuando me muera, quemen mercurio durante tres días en mi cuarto.»
Arcadio se lo contó a José Arcadio Buendía, y éste trató de obtener
una información más explícita, pero sólo consiguió una respuesta:
«He alcanzado la inmortalidad.» Cuando la respiración de Melquíades empezó a oler, Arcadio lo llevó a bañarse al río los jueves
en la mañana. Pareció mejorar. Se desnudaba y se metía en el
agua junto con los muchachos, y su misterioso sentido de orientación le permitía eludir los sitios profundos y peligrosos. «Somos
del agua», dijo en cierta ocasión. Así pasó mucho tiempo sin que
nadie lo viera en la casa, salvo la noche en que hizo un conmovedor esfuerzo por componer la pianola, y cuando iba al río con Arcadio llevando bajo el brazo la totuma y la bola de jabón de corozo
envueltas en una toalla. Un jueves, antes de que lo llamaran para
ir al río, Aureliano le oyó decir: «He muerto de fiebre en los médanos
de Singapur.» Ese día se metió en el agua por un mal camino y no
lo encontraron hasta la mañana siguiente, varios kilómetros más
abajo, varado en un recodo luminoso y con un gallinazo solitario
parado en el vientre. Contra las escandalizadas protestas de Úrsula,
que lo lloró con más dolor que a su propio padre, José Arcadio
Buendía se opuso a que lo enterraran. «Es inmortal –dijo– y él
mismo reveló la fórmula de la resurrección.» Revivió el olvidado
atanor y puso a hervir un caldero de mercurio junto al cadáver que
poco a poco se iba llenando de burbujas azules. Don Apolinar
Moscote se atrevió a recordarle que un ahogado insepulto era un
peligro para la salud pública. «Nada de eso, puesto que está vivo»,
fue la réplica de José Arcadio Buendía, que completó las setenta y
dos horas de sahumerios mercuriales cuando ya el cadáver empezaba a reventarse en una floración lívida, cuyos silbidos tenues
impregnaron la casa de un vapor pestilente. Sólo entonces permitió que lo enterraran, pero no de cualquier modo, sino con los
honores reservados al más grande benefactor de Macondo. Fue el
primer entierro y el más concurrido que se vio en el pueblo, superado apenas un siglo después por el carnaval funerario de la Mamá
Grande. Lo sepultaron en una tumba erigida en el centro del terreno que destinaron para el cementerio, con una lápida donde quedó
escrito lo único que se supo de él: MELQUÍADES.
Aureliano Segundo estaba abstraído en la lectura de un libro. Aunque carecía de pastas y el título no aparecía por ninguna parte, el
niño gozaba con la historia de una mujer que se sentaba a la mesa
y sólo comía granos de arroz que prendía con alfileres, y con la
historia del pescador que le pidió prestado a su vecino un plomo
para su red y el pescado con que lo recompensó más tarde tenía un
diamante en el estómago, y con la lámpara que satisfacía los deseos
y las alfombras que volaban. Asombrado, le preguntó a Úrsula si
todo aquello era verdad, y ella he contestó que sí, que muchos años
antes los gitanos llevaban a Macondo las lámparas maravillosas y
las esteras voladoras.
–Lo que pasa –suspiró– es que el mundo se va acabando poco a
poco y ya no vienen esas cosas.
V. Plan de vida: hacia la formulación
de una alternativa al desarrollo
desde el pueblo rom
Trascendiendo el mito del desarrollo
Desde hace algún tiempo el Proceso organizativo del pueblo
rom (gitano) de Colombia (Prorom), ha venido promoviendo en el
interior de las diferentes kumpeniyi del país la reflexión y discusión
sobre diversas alternativas económicas y productivas apropiadas para
el pueblo rom en las actuales circunstancias de Colombia.
En ese proceso la conclusión que se impone es que cualquier
iniciativa económica que se vaya a poner en marcha tiene que cumplir necesariamente con cuatro objetivos centrales: 1. debe contribuir a la consolidación de la opción civilizadora propia de los rom;
2. tiene que apuntar al mejoramiento sustancial del nivel de vida de
los diferentes grupos familiares de dicha comunidad; 3. requiere
generar mecanismos de interculturalidad con la sociedad colombiana que no impliquen asimilación e integración; y 4. necesita fundarse sobre unas relaciones armónicas con los ecosistemas donde habitan
y/o realizan su itinerancia los núcleos rom del país.
La discusión sobre las iniciativas económicas más adecuadas
para el pueblo rom ha conducido a reflexionar alrededor de una
noción que ha sido fetichizada y entronizada como la panacea para
todos los males sociales: el desarrollo. Todas las evidencias históricas señalan que la implementación del desarrollo ha acarreado generalmente consecuencias negativas para los pueblos y ecosistemas
que lo han experimentado y soportado.
Estos efectos han sido tan perversos, que los promotores del
desarrollo en todo el mundo han realizado ingentes esfuerzos para
'
El pueblo rom en Colombia
ocultar su verdadero rostro. Es así como, sistemáticamente, se le
han añadido distintos calificativos seductores con la intención de
hacerlo más aceptable. En diferentes instancias gubernamentales y
no gubernamentales se habla con insistencia de desarrollo sostenible, desarrollo sustentable, ecodesarrollo, etnodesarrollo, autodesarrollo, desarrollo autónomo, desarrollo desde abajo, desarrollo
popular, desarrollo alternativo y un largo etcétera. La prueba reina de todo este asunto, es que ningún país subdesarrollado que haya
puesto en marcha por decenios programas de desarrollo ha logrado
trascender su condición de dependencia respecto del mundo desarrollado, hasta el punto de que hay quienes proponen designarlos
mejor como “países en vías de subdesarrollo”. Además, el subdesarrollo no es una etapa previa al desarrollo sino una situación estructural que sujeta a los países que experimentan esta condición al
engranaje del capitalismo internacional en su calidad de tales.
De las discusiones que se han realizado sobre este tópico
queda claro que el desarrollo es uno solo y el mismo –cualquiera
que sea el calificativo que se le quiera añadir como complemento–, dado que inherente a su propio contenido subyacen valores
ideológicos, como el crecimiento económico y la modernización,
que tienen su referente en el modelo económico capitalista. En
los tiempos que corren, esta modalidad corresponde más precisamente a la fase monopolista del capitalismo transnacional, esto
es, al mal llamado neoliberalismo, que busca dejar en manos de
las “leyes del mercado global”, la regulación de la producción
planetaria, el comercio internacional, los precios de los productos, los niveles salariales, el monto las ganancias, en fin, el “bienestar ” de las gentes, en aras de satisfacer el afán de poder y de
consumo de los bloques regionales del llamado primer mundo o
mundo desarrollado, a costa de la pobreza, la dependencia y el
atraso del resto del mundo.
El capitalismo se encuentra indisolublemente ligado al mercado y, en razón a que son muchos los grupos familiares rom que
históricamente se han ocupado del comercio, hay que hacer una
aclaración al respecto para evitar equívocos.
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
'
El problema para los rom no radica en la existencia del mercado en sí mismo, que por otra parte ha existido desde los albores de
la humanidad, sino en la lógica capitalista que actualmente lo anima, tanto como en los valores que promueve, tales como: el individualismo, la competencia, el egoísmo, la acumulación material, la
ausencia de responsabilidad con las generaciones futuras y con el
medio ambiente, el consumismo, el hedonismo, el antropocentrismo,
la inequidad, entre otros. Los pueblos y los ecosistemas estuvieron
relacionados durante miles de años con diversas formas de intercambio, comercio y mercado sin que ello comportara necesariamente
su destrucción; pero sólo a partir de su vinculación con el mercado
capitalista es cuando ha empezado la acelerada erosión de pueblos
y culturas, así como de la naturaleza.
La creciente vinculación de sociedades y ecosistemas al mercado mundial ha traído como consecuencia, por una parte, la homogeneización de las formas de vida y la consiguiente hegemonía
de la mentalidad capitalista, expresada hoy día en la mundialización
del neoliberalismo y en los fenómenos culturales globales, y por otra
parte, en la depredación y destrucción creciente del ambiente natural. En otras palabras, en la medida en que ha arrasado con pueblos
y culturas tradicionales y en que ha violentado las leyes de la naturaleza, el desarrollo económico delata su marcado talante etnocida
y ecocida.
Para el pueblo rom es claro que el desarrollo es un mito que
debe ser trascendido de manera creativa. El desafío de los pueblos
tradicionales es, en esta dirección, encontrar una alternativa al desarrollo para situarlo como una opción de vida. Por esta razón, más
que buscar desarrollos alternativos, se trata de generar alternativas
al desarrollo que propendan por el mantenimiento de la diversidad
cultural y de las formas de vida. Estas alternativas al desarrollo tendrán, necesariamente, que fundarse en la descolonización de los
pueblos y en la sostenibilidad como estrategia de pervivencia.
'
El pueblo rom en Colombia
Apuntes sobre la cosmovisión del pueblo rom
Los indicadores socio-económicos que se suelen utilizar para
medir las “condiciones de vida” o el “nivel de vida” de una comunidad, casi nunca tienen en cuenta las consideraciones étnicas y culturales de dicha comunidad y pretenden hacer generalizaciones
exclusivamente desde la lógica y la racionalidad de la sociedad hegemónica.
Si bien se puede afirmar, en términos generales, que las necesidades básicas de la especie humana son siempre las mismas en
todo tiempo y lugar, también se puede aseverar que la satisfacción
de tales necesidades cambia sustancialmente de un pueblo a otro,
de una cultura a otra. En ese contexto, cabe decir que no todas las
culturas perciben la “calidad de vida” o el “nivel de vida” con los
mismos parámetros o con iguales estándares. Incluso nociones tales
como “necesidades básicas insatisfechas” pueden variar de una cultura a otra.
El pueblo rom es portador de unos valores específicos que lo
diferencian de la sociedad mayoritaria. Ello hace que el pueblo rom
tenga una cosmovisión configurada a partir de unas lógicas y
racionalidades diferentes a la que le dan forma y contenido a la cosmovisión de la sociedad hegemónica.
Aun a riesgo de esquematizar valores fundamentales, a continuación se consignan algunas reflexiones preliminares acerca de los
principios y criterios que orientan la cosmovisión del pueblo rom.
No sobra anotar que este es un ejercicio panorámico e indicativo y
de ningún modo es exhaustivo.
El sentido de la no planificación:
cosmovisión del presente
La racionalidad inherente a la planificación no es propia del
pueblo rom. En ese sentido, su cosmovisión no comporta la planificación por cuanto para los rom sólo existe el presente. Para este
pueblo no existe el futuro, dado que éste será siempre incierto, mientras que el pasado se conjuga siempre con el presente.
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
'!
Lo relevante para los rom, entonces, es lo inmediato, lo que
ocurre “aquí y ahora” y sobre lo cual se puede ejercer algún control.
En cambio, el futuro para los rom se hace día a día y el producto y la
sumatoria de cada día es el futuro, pero éste no se puede controlar,
porque no se tiene, en tanto que el pasado es el referente que lo ata
a un presente continuo.
Según los rom, o Del (el Dios) siempre proveerá, por lo que no
es necesario pensar en el futuro. Su vida es del “aquí y el ahora” ya
que lo que suceda en otro lugar y en otro tiempo no es importante.
Los rom viven cada día intensamente como si fuera el último.
Sin embargo, en concordancia con la situación que plantea el
sistema económico imperante y la necesidad perentoria de idear
formas novedosas que garanticen su subsistencia, se hace necesario
para los rom crear unos mínimos elementos de planificación que
vayan en la perspectiva de mejorar sus condiciones de vida como
comunidad, así este proceso tome algún tiempo para ganar adeptos
entre sus miembros y se requieran acciones colectivas y consensuadas.
El “aquí” es importante porque permite un relacionamiento
intenso y hasta pasional con el entorno. El vivir a plenitud el “aquí”
es lo que posibilita no generar ataduras con ningún lugar ni territorio. En cierta medida, para los rom, el “aquí” podría ser el mundo entero.
Valga anotar que el tiempo es el que determina en el pueblo
rom las responsabilidades y el lugar que las personas ocupan en el
interior de la organización social tradicional. De ahí que el tiempo
de vida de un hombre defina mejor que nada los caminos y el destino de su familia extensa; por eso el estatus de los miembros del
pueblo rom va desde el más joven al más viejo, siendo este último
quien goza de mayor estatus.
Pese al acendrado sentimiento de no planificación del pueblo
rom, que obstruye en la actualidad la posibilidad de proyectar una
imagen del futuro deseado, se hace necesario comenzar la sensibilización y la concientización en el interior de las diferentes kumpeniyi
sobre la necesidad urgente de pensar y planear el futuro desde un
principio: un buen día vivido agrega valor a un buen futuro. Preci-
'"
El pueblo rom en Colombia
samente uno de los desafíos mayores que enfrenta el plan de vida
para el pueblo rom de Colombia, es incorporar cambios en ciertas
dinámicas culturales extremadamente coyunturales que impiden
analizar el futuro.
El simbolismo del dinero como clave cultural de
relacionamiento con la sociedad mayoritaria
Tradicionalmente los rom han tenido un fuerte sentido de no
acumulación de riquezas y de no ahorro de dinero, que ha llevado
por generaciones a que éste se gasta cuando se lo tiene. No todos los
días se tiene la ocasión de contar con recursos económicos, por eso
cuando se presenta ese momento extraordinario de tener dinero
suficiente, simplemente se gasta e invierte sin pensar en qué va a
suceder después.
Por otro lado, el dinero (o lové) adquiere connotaciones importantes no sólo porque es fácil de llevar y de cambiar en cualquier
parte, sino sobre todo porque permite el establecimiento de relaciones económicas y comerciales con los no-rom.
Pese a la atracción que el dinero ejerce sobre el pueblo rom,
hay que mencionar que el simbolismo que tiene para ellos es muy
diferente al que le asignan los no-rom. Si bien tanto no-rom como
rom utilizan cotidianamente el dinero, su significación es bastante
distinta. Entre los no-rom el dinero y su acumulación afianzan el
individualismo y el egoísmo, en tanto que para los rom implica la
posibilidad de establecer relaciones más equitativas con la sociedad
mayoritaria y mantener su cohesión como pueblo.
El no acumular y el gastar ostentosamente es un dispositivo
cultural de control social que mantiene niveles de vida equitativos
entre los rom, evitando de esta forma la conformación de estratos
sociales o clases diferenciadas y jerarquizadas.
El acendrado sentido de la libertad y la independencia
Dentro de la lógica de libertad e independencia que ha caracterizado a los rom, en el desempeño de sus oficios y diversas labores
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
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de subsistencia no se considera de buen tono tener un jefe o patrón, ni estar sujeto a los horarios que se exigen en los empleos o
trabajos de la sociedad mayoritaria. Al respecto, los rom nunca
han estado dispuestos a canjear su libertad e independencia a cambio de dinero.
De otro lado, el horario de trabajo se lo asigna libremente cada
persona de conformidad con las responsabilidades que tenga que
asumir. En ese sentido nadie es patrón de nadie, o mejor, cada cual
es patrón de sí mismo.
En las nuevas dinámicas que ha iniciado el pueblo rom, el
sentido de libertad se puede traducir en nomadismo, es decir, en la
posibilidad de ir de un lugar a otro, de llevar una vida trashumante.
Al respecto se podría anotar que el nomadismo practicado por los
rom ha cambiado de modalidad, desde uno primitivo o tradicional
a un neonomadismo o nuevo nomadismo1.
La libertad se expresa principalmente en el hecho de no mantener ataduras con ningún lugar en especial, ni establecer relaciones estables y duraderas con nadie distinto a los miembros de las
kumpeniyi. Por su parte, la independencia se traduce en que los rom
asumen una superioridad ante los demás pueblos, como mecanismo de defensa para enfrentar las persecuciones y exclusiones de las
que han sido objeto.
La tradición rom subvierte la lógica y la racionalidad
occidentales
Para poder sobrevivir a lo largo de la historia y en diferentes
lugares del mundo, el pueblo rom ha hecho gala de una gran capacidad de adaptación, que le ha posibilitado mimetizarse en contextos culturales extraños sin que pierda su identidad étnica y cultural.
La cosmovisión rom se fundamenta en una racionalidad muy
diferente a la de la sociedad no-rom. Su aparente a-historicidad, es
1
El nomadismo tradicional se refiere a la trashumancia permanente por diferentes ciudades o
regiones del país. El neonomadismo o nuevo nomadismo hace alusión a las distintas formas de
itinerar por varios lugares, teniendo un sitio de referencia al cual se retorna una y otra vez.
'$
El pueblo rom en Colombia
decir su tendencia a vivir en un presente eterno, expresada en una
visión flexible del tiempo, es una de sus principales características.
Más allá de un conocimiento básico sobre el grupo familiar y sobre
sus antepasados más cercanos, el conocimiento de la historia de su
pueblo es supremamente disperso y fragmentario. Lo importante
de esto es que, a pesar de la insuficiencia anotada, se tiene una clara
conciencia de pueblo, fundamentalmente en el sentido de la identidad, es decir como proceso dinámico de reproducción social y cultural, y como conjunto de relaciones en donde lo individual y lo
social, lo público y lo privado, lo propio y lo comunitario interactúan armónicamente en la experiencia cotidiana.
El mundo de los itinerantes, aunque esta itinerancia se haya
transformado más en un estado mental, o tal vez por ello mismo, es
radicalmente distinto al mundo sedentario y sedentarizado, propio
de la cultura occidental.
Criterios generales para formular el plan de vida
El plan de vida es antes que nada un proceso social y cultural,
permanente y dinámico que busca plantear alternativas para mejorar de la calidad de vida del pueblo rom. Los escenarios idóneos
para elaborar dichas propuestas se encuentran en el marco de la
kriss y demás espacios tradicionales de encuentro, de diálogo y reflexión con que cuentan los rom. Este proceso debe ser incluyente
buscando vincular a todas las kumpeniyi, vitsa y natsia de los rom.
A continuación se presentan algunas reflexiones sobre los ejes
centrales entre los cuales descansa el proceso de formulación, ejecución y evaluación de esta forma alterna de planificación: el plan
de vida.
La kriss
La kriss, jurisdicción especial propia del pueblo rom es la institución rom por excelencia donde se imparte justicia. Está compuesta por los cero rom u hombres de prestigio, personajes de alta
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
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reputación, casados, de edad, y que conocen en profundidad la tradición y la cultura del pueblo rom.
Entre los rom no existen jerarquías de poder. El poder está
descentralizado y disperso. La impartición de justicia se hace de
manera colectiva y buscando siempre el consenso, a través de la
kriss. Las decisiones que se toman en el interior de las kumpeniyi, al
ser colectivas y consensuadas, garantizan la justicia y la equidad de
las sanciones y correctivos que se apliquen.
El pueblo rom desde siempre ha regulado y resuelto sus conflictos con base en una normatividad propia. Este derecho consuetudinario forma parte integral de la cultura rom. Esta cultura se ha
sostenido basada en un sistema extrajurídico y sin la existencia de
una norma positiva. Esto se explica por la fuerte cohesión familiar y
grupal, y por un gran respeto a la autoridad tradicional.
Todo lo anterior contradice abiertamente el estereotipo popular que habla de la existencia de un “rey gitano” o de un patriarca
que toma las decisiones unilateralmente por toda la comunidad. En
el seno de este pueblo llamar a alguien emporato o virevo, que significan algo así como líder o jefe, es peyorativo e insultante.
Cada cero rom manda exclusivamente en su hogar y no tiene
ninguna autoridad más allá de su familia. Sin embargo, cuando se
reúne la kriss, al ser una instancia colectiva, los cabeza de familia
ven sobre los asuntos que competen a toda la comunidad.
No sobra anotar que la kriss es la máxima expresión de poder
entre los rom, y cuando se habla de construcción de estrategias, se
está hablando de poder.
La kriss romaní, tiene como objetivo fundamental el mantenimiento del equilibrio del interior de la sociedad rom. Cuando este
equilibrio se rompe la función de la kriss es restablecerlo en el menor tiempo posible. Ello hace que, pese a ciertas diferencias de tipo
económico entre grupos familiares, la sociedad rom tenga características que la pueden definir como igualitaria y horizontal. La kriss
romaní siempre intenta velar por el bien común.
'&
El pueblo rom en Colombia
Vortechía y kumpania: unidades económicas fundamentales
La vortechía y la kumpania son las unidades económicas básicas del pueblo rom, por lo que cualquier alternativa económica que
se quiera desarrollar en el seno de su comunidad necesariamente
tiene que atender a la lógica que ellas comportan.
La vortechía consiste en la asociación libre y voluntaria de dos
o más personas con el propósito de iniciar un negocio o adelantar
un trabajo en sociedad. Esta alianza, acuerdo o asociación permite
desarrollar un trabajo en mejores condiciones. Las personas que
establecen una vortechía se distribuyen las labores y las ganancias de
allí derivadas de una manera justa y equitativa.
La vortechía se desarrolla también a partir del acompañamiento que realizan varias mujeres para ejercer el milenario oficio de leer
la buenaventura. En ese sentido, cuando varias mujeres deciden
salir en grupo a leer la suerte, al final de la jornada se distribuyen las
ganancias obtenidas por partes iguales, independientemente de lo
que haya obtenido cada una. Este tipo de asociación no sólo se lleva
a cabo entre personas, sino que también puede involucrar la alianza
de grupos familiares que optan por desarrollar conjuntamente un
determinado trabajo.
Por su parte la kumpania, si bien comporta un carácter económico va mucho más allá, como quiera que se constituye de hecho
en uno de los componentes principales de la estructura organizativa de los rom.
Estas unidades económicas funcionan con la lógica de la solidaridad, la ayuda mutua y la reciprocidad, elementos con los que se
garantiza la integridad étnica y cultural del pueblo rom.
Revitalización cultural
La propuesta en marcha del plan de vida permitirá sustentar
sobre principios éticos tradicionales la satisfacción colectiva de las
necesidades básicas y vitales. Como se ha venido diciendo, los rom
expresan permanentemente la solidaridad con cada rom, hombre o
mujer. La ayuda mutua, la reciprocidad y la redistribución son prácticas culturales que dan status y prestigio.
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
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Ejemplos hay muchos. Cuando se enferma alguien todos concurren a visitarlo y se establecen turnos para no dejar solo al enfermo. En caso de carencia de alimentos, existe la solidaridad de los
que tienen un poco más, quienes acuden en ayuda de los que tienen
carencias. La repartición de alimentos es una práctica aún vigente
en el interior de las kumpeniyi. Cuando una persona viaja y llega a
un sitio donde hay otros rom, recibe la generosa hospitalidad de sus
paisanos y no le falta nada durante el tiempo que dure su estadía.
También, como se dijo más arriba, en la vortechía se gana por partes
iguales. Como se observa, estas son algunas de las expresiones de
solidaridad, ayuda mutua y reciprocidad derivadas del zacono romano, es decir, de la tradición rom.
De otro lado, el proceso de revitalización cultural deberá partir de la valoración, reconocimiento y desarrollo del derecho consuetudinario. A ese respecto hay que decir que para los rom el contar
con una ley propia ha sido fundamental para seguir existiendo como
pueblo diferenciado.
Como se ha venido insistiendo, el plan de vida es la posibilidad que tiene el pueblo rom para fortalecer y consolidar el patrimonio cultural e intelectual propio, pero también es la oportunidad
para generar la reflexión y el análisis sobre aquellos aspectos de la
cultura tradicional que se precisa transformar de una manera
consciente.
Es necesario adentrarse en la situación y realizar una valoración de las transformaciones que se han presentado y que se están
materializando actualmente. Es decir que se hace urgente realizar
un auto-diagnóstico sobre el patrimonio cultural e intelectual.
En saberes tradicionales se deben valorar aquellos que, por
haber asumido sus portadores nuevos oficios, se están perdiendo
paulatinamente. Se podría hacer un trabajo fructífero para recuperar y conservar los saberes y conocimientos sobre botánica, zootecnia y química que posee el pueblo rom desde tiempos remotos.
Adicionalmente podrían plantearse dos cuestiones: la necesidad de recopilar y sistematizar el patrimonio cultural e intelectual
del pueblo rom y la necesidad de iniciar la reflexión sobre mecanis-
El pueblo rom en Colombia
mos especiales de protección de ese patrimonio cultural e intelectual. Concomitante con estos dos asuntos estaría el de la valoración
y reivindicación de los conocimientos tradicionales rom, como mecanismos válidos de conocer e interpretar el mundo.
También es importante incentivar y promover el espíritu artístico inherente a los rom. En esa dirección sería altamente provechoso apoyar la formación artística y la creación de nuevos grupos
de danza, de música, teatro y canto. La promoción de los potenciales artistas que tiene el pueblo rom, se hace relevante a la hora de
ampliar las dimensiones culturales de sus integrantes.
Visibilización sin asimilación
La idea de plantear una estrategia de visibilización del pueblo
rom permite abordar con propiedad los diferentes frentes: político,
económico, educativo y cultural, y poder así pensar en la unidad y
en la visión de sociedad y de país que se desea, sin tener que asimilarse a las reglas que se les quiere imponer. En ese sentido los rom
son conscientes de la posibilidad que existe de acceder a los derechos ciudadanos, sin que ello implique que se vean forzados a dejar
de ser rom.
La visibilización también se puede entender desde los planteamientos que buscan compartir responsabilidades con la sociedad colombiana, pero guardando la consideración de la cosmovisión
particular que implica ser rom.
La visibilización que se plantea para el pueblo rom se expresa
en un “Estatuto de autonomía cultural para el pueblo rom de Colombia”, cuya columna vertebral debe garantizar el derecho a la libre determinación de este pueblo.
De lo que se trata, entonces, es de que al pueblo rom le sean
reconocidos plena e integralmente sus derechos como pueblo, en el
contexto del Estado colombiano. Eso debe llevar al Estado colombiano a adecuarse institucionalmente para atender las demandas
del pueblo rom, y al pueblo rom a crear instancias propias para la
interlocución con el Estado. Una de esas instancias es, precisamen-
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
te, Prorom. La visibilización comporta responsabilidades y compromisos en una doble vía; no sólo del Estado, sino del mismo pueblo
rom, que debe abrirse al diálogo franco en este proceso.
Satisfacción de necesidades básicas y esenciales
Como se dijo anteriormente, las necesidades humanas son
básicamente las mismas en cualquier sociedad de cualquier tiempo,
aunque la manera de satisfacer dichas necesidades varía culturalmente. Por ello se plantea que el plan de vida vaya en la dirección
de satisfacer las necesidades básicas y esenciales, teniendo en cuenta su entorno cultural y su propia cosmovisión. En este sentido, es
importante plantear formas de capacitación que, a la vez que permitan satisfacer las necesidades mediante trabajos bien remunerados, permitan a sus miembros permanecer en su cultura propia.
Este punto es bien importante, pues los caminos se estrechan
en la actualidad para la satisfacción de necesidades básicas y esenciales. Como ya se ha mencionado, los rom tienen una manera peculiar de conseguir sus recursos para la sobrevivencia, es decir sin
patronos y sin horarios. Entonces se tratará de satisfacer esas necesidades teniendo en cuenta estos aspectos. En este caso se pueden
proponer algunas formas de trabajo que los rom desempeñen
autónomamente en las que los rom dispongan del tiempo de acuerdo a sus necesidades.
¿Cómo garantizar la seguridad y soberanía alimentarias del
pueblo rom?, ¿cómo garantizar su amplia movilidad geográfica e
itinerancia?, ¿cómo introducir experiencias productivas y económicas apropiadas?, ¿cómo garantizar los derechos económicos, sociales y culturales del pueblo rom?, serían preguntas a las que habría
que dar respuestas. El plan de vida, por consiguiente, propiciaría
los escenarios para dar esta discusión y construir consensos.
El pueblo rom en Colombia
La pervivencia (garantizar la propia forma de vida)
El plan de vida tiene que apuntar necesariamente a hacer sostenible la cultura y la forma de vida del pueblo rom en el tiempo.
Dados los contextos actuales, el autoaislamiento no es la mejor estrategia para que esta cultura perviva. Por el contrario, se hace necesario abrir y consolidar cada vez más espacios para el diálogo de
saberes y para la interculturalidad. El plan de vida a la vez que fortalece la cultura rom, permite que su gente se relacione en igualdad
de condiciones con otros pueblos y culturas.
Se deben, por consiguiente, fortalecer aquellos aspectos de la
cultura que son esenciales para la pervivencia de este pueblo. La
identificación y priorización de estos aspectos debe ser fruto de un
trabajo colectivo, altamente participativo y propositivo. De la misma manera, es indispensable reflexionar sobre aquellos aspectos de
las tradiciones culturales que eventualmente tienen que transformarse para posibilitar la interculturalidad.
Cabe señalar que, en principio, los aspectos culturales valorados como “negativos” no lo son tanto porque realmente les pertenezcan y sean inherentes a su cosmovisión, sino porque son el
fruto de situaciones de dominación, generados a partir del establecimiento de relaciones de poder y de desigualdad, en donde
los rom han llevado la peor parte. Es así como, por ejemplo, la
marginalidad, característica que se atribuye a los rom es, desde su
punto de vista, fruto más de las relaciones que establecen los norom con ellos, que algo propio de su cultura o que sea buscado por
ellos deliberadamente.
Pervivencia es un vocablo utilizado últimamente con mucha
insistencia por los grupos étnicos para referirse –con otra lógica,
otros objetivos, otros principios, otra racionalidad– a lo que usualmente se conoce como desarrollo, y para plantear una crítica
propositiva a las implicaciones que conlleva la implementación del
desarrollo.
La pervivencia permite: hacer revoluciones desde las tradiciones, y hacer revoluciones en las tradiciones. Lo primero implica
que la opción civilizadora de un pueblo puede aportar positivamente
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
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a la construcción de un mundo mejor; lo segundo, que es necesario
–de manera autónoma– incorporar cambios en las tradiciones para
que éstas no se pierdan. En la pervivencia se sintetizan dos conceptos, sólo en apariencia antagónicos: tradición y cambio. Adaptar
culturalmente lo proveniente de otras culturas, asimilarlo o apropiarlo y reinterpretarlo, e introducir transformaciones en la propia
cultura, pero que sigan la dirección de la opción civilizadora.
Pervivencia es, por lo tanto, la consolidación de las tradiciones a
partir de la realización de cambios sin rupturas a través del tiempo.
Algunas estrategias y líneas de acción
Resultado de las conversaciones que ha venido sosteniendo
Prorom con instancias gubernamentales del Estado colombiano, son
algunas estrategias y líneas de acción diseñadas con el propósito de
fortalecer la identidad étnica y cultural de los rom colombianos, en
la perspectiva de garantizar las prerrogativas constitucionales y legales a que tienen derecho como grupo étnico. En esta dirección se
enuncian algunas de estas propuestas:
1. Asumir la responsabilidad de desarrollar, con la participación y el consentimiento previo del pueblo rom y de sus autoridades, una acción coordinada y sistemática con miras a
defender los derechos de este pueblo, para evitar cualquier
acto de discriminación y racismo, y asegurar el respeto a su
integridad étnica y cultural a sus instituciones sociales, políticas y económicas y a sus valores espirituales y religiosos.
En este sentido, se deberán desarrollar programas tendientes a transformar, a través de la educación y de los medios
masivos de comunicación, el imaginario cargado de prejuicios y estereotipos que sobre los rom tiene arraigada la sociedad colombiana.
2. Apoyar técnica y financieramente la formulación e implementación de proyectos de educación bilingüe e intercultural apropiados para el pueblo rom, que vayan en la dirección de
afianzar su conciencia étnica e histórica. En ese contexto, es
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El pueblo rom en Colombia
importante realizar proyectos de diseño curricular, de formación y cualificación de maestros y agentes educativos propios,
de producción de material didáctico y educativo, así como de
investigaciones lingüísticas, históricas y antropológicas, entre
otras.
3. Crear programas de capacitación y formación técnica en las
ramas de artesanía, artes y oficios que el pueblo rom decida o
prefiera. Estos programas deben tener siempre como componente el conocimiento de las tecnologías propias tradicionales
rom e incorporar las nuevas tecnologías de acuerdo con las
decisiones de los propios miembros de ese pueblo. De otro
lado, en las escuelas y universidades públicas es preciso ofrecer programas especiales para la admisión y estudio de los
rom que así lo deseen.
4. Promover las actividades económicas y productivas más adecuadas a la tradición cultural de los rom, orientándolas hacia
el fortalecimiento de su autogestión e independencia. En este
contexto apoyará, técnica y financieramente, las iniciativas de
conformación de empresas asociativas y microempresas entre
los grupos familiares y kumpania rom.
5. Hacer las adecuaciones institucionales que se requieran para
que el régimen subsidiado de salud cubra a todas las personas
integrantes del pueblo rom que no estén cotizando a una EPS
en calidad de asalariados. Para efectos de la ampliación de la
cobertura se requiere estudiar su itinerario y movilidad geográfica, así como sus saberes y prácticas propias.
En estas cinco líneas de acción se han comprometido el gobierno colombiano y el pueblo rom para el logro de uno de los cometidos centrales del plan de vida, su integración a la sociedad
colombiana en términos de respeto por sus tradiciones e identidad
cultural y de equidad respecto a sus derechos como grupo étnico.
De la voluntad política que tenga el Estado para concretas estas tareas, pero sobre todo, de la organización y dinamismo del pueblo
rom para hacerlas efectivas depende en gran medida que estas es-
Plan de vida: hacia la formulación de una alternativa al desarrollo...
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trategias no se queden en el papel, y pueda contar la sociedad colombiana con el concurso de un pueblo batallador como ha demostrado ser el rom, que puede aportarle muchas de sus experiencias y
saberes ancestrales.
Un mediodía ardiente, mientras escrutaba los manuscritos, sintió
que no estaba solo en el cuarto. Contra la reverberación de la ventana, sentado con las manos en las rodillas, estaba Melquíades. No
tenía más de cuarenta años. Llevaba el mismo chaleco anacrónico y
el sombrero de alas de cuervo, y por sus sienes pálidas chorreaba la
grasa del cabello derretida por el calor, como lo vieron Aureliano y
José Arcadio cuando eran niños. Aureliano Segundo lo reconoció de
inmediato, porque aquel recuerdo hereditario se había transmitido
de generación en generación, y había llegado a él desde la memoria
de su abuelo.
–Salud –dijo Aureliano Segundo.
–Salud, joven –dijo Melquíades.
Desde entonces, durante varios años, se vieron casi todas las tardes. Melquíades le hablaba del mundo, trataba de infundirle su
vieja sabiduría, pero se negó a traducir los manuscritos. «Nadie
debe conocer su sentido mientras no hayan cumplido cien años»,
explicó. Aureliano Segundo guardó para siempre el secreto de aquellas entrevistas. En una ocasión sintió que su mundo privado se
derrumbaba, porque Úrsula entró en el momento en que Melquíades
estaba en el cuarto. Pero ella no lo vio.
-¿Con quién hablas? -le preguntó.
-Con nadie -dijo Aureliano Segundo.
Ambos descubrieron al mismo tiempo que allí siempre era marzo y
siempre era lunes, y entonces comprendieron que José Arcadio
Buendía no estaba tan loco como contaba la familia, sino que era el
único que había dispuesto de bastante lucidez para vislumbrar la
verdad de que también el tiempo sufría tropiezos y accidentes, y
podía por tanto astillarse y dejar en un cuarto una fracción eternizada.
José Arcadio Segundo había logrado además clasificar las letras
crípticas de los pergaminos. Estaba seguro de que correspondían a
un alfabeto de cuarenta y siete a cincuenta y tres caracteres, que
separados parecían arañitas y garrapatas, y que en la primorosa
caligrafía de Melquíades parecían piezas de ropa puestas a secar en
un alambre. Aureliano recordaba haber visto una tabla semejante en
la enciclopedia inglesa, así que la llevó al cuarto para compararla
con la de José Arcadio Segundo. Eran iguales, en efecto.
VI. Status jurídico del pueblo rom
ante la ONU y el Estado colombiano
Este texto busca ilustrar acerca de cómo el pueblo rom ha sido
reconocido tanto nacional como internacionalmente en el sistema
de protección de derechos humanos. Inicialmente se presentarán
unas reflexiones preliminares para introducir el tema; en una segunda parte se hará una relación de los pronunciamientos oficiales
de órganos de protección de derechos humanos de Naciones Unidas en los cuales se llama a los Estados a cumplir con sus obligaciones frente a los rom; en un tercer aparte se analizará por qué el
pueblo rom es beneficiario de las normas establecidas en el Convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo –OIT–; en cuarto
lugar, se verá cómo el Estado colombiano ha reconocido que dicho
convenio, ratificado por Colombia, es aplicable al pueblo rom. Para
terminar se presentan apartes del informe del Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial,
xenofobia y formas conexas de intolerancia, quien visitó Colombia
en el año 2003 y manifestó su preocupación frente a la situación del
pueblo rom.
Reflexiones preliminares
El Proceso organizativo del pueblo rom (gitano) de Colombia
Prorom, desde hace algo más de un quinquenio, ha venido elaborando sus demandas étnicas, culturales y de nación, tomando como
referente inmediato las luchas protagonizadas por los pueblos indígenas tanto a nivel colombiano como internacional. En ese sentido,
Prorom siempre ha reconocido que su lucha ha bebido de la fuente
de las demandas enarboladas por los pueblos indígenas.
El pueblo rom en Colombia
En ese contexto, los rom han venido construyendo y afirmando sus reivindicaciones étnicas, culturales y de nacionalidad, acudiendo al concepto de “pueblo” que tiene una larga tradición en los
instrumentos jurídicos internacionales ganada, entre otros, por los
pueblos indígenas y por otros pueblos. Lógicamente, reconocerse
como “pueblo” ha sido una reivindicación en que los rom de muchos países del mundo han venido insistiendo con creciente fuerza
desde hace unos años.
La reciente solicitud que hiciera la Unión Romaní Internacional ante la ONU para que el conjunto de los rom fueran considerados integrantes de una Nación sin territorio y sin Estado, se inscribe
precisamente en el deseo de ser reconocidos como sujetos de derechos colectivos en tanto miembros de un pueblo específico.
Otros conceptos distintos al de pueblo –o al de Nación–, para
definir las demandas étnicas, culturales y de nacionalidad de los
rom, no posibilitan estándares de derechos adecuados y, contrariamente, pueden entorpecer los avances en su camino de ser reconocido en los instrumentos internacionales como pueblo.
La opción por la categoría de “pueblo” para inscribir la lucha de los rom, obedece al hecho cierto de que en los instrumentos internacionales los estándares de derechos referidos a esta
categoría son mucho más elevados y avanzados que aquellos
estándares que se asocian a los derechos de las “minorías”. En
primer lugar, los estándares de derechos que aluden al concepto
de “pueblo” implican una amplia gama de derechos colectivos,
en tanto que los derechos relacionados con el concepto de “minoría” se inscriben en el reducido marco de los derechos individuales. De otro lado, hablar en términos de “pueblo” es poder
reivindicar el derecho a la libre determinación o a la auto determinación.
La reivindicación de los rom como pueblo no deja de estar
exenta de conflictos, sobre todo en aquellos Estados donde las legislaciones domésticas no reconocen su carácter multiétnico y plurinacional y, consecuentemente, no reconocen derechos de ninguna
índole para los grupos étnicos.
Status jurídico del pueblo rom...
Las reivindicaciones o demandas más relevantes planteadas
por el pueblo rom de las Américas a los Estados y gobiernos de la
región se pueden enumerar de la siguiente forma:
1. Reconocimiento de su derecho a la libre determinación como
pueblo tribal.
2. Reconocimiento, promoción y garantía de sus derechos colectivos.
3. Promoción y garantía a su seguridad alimentaria y mejoramiento sustancial de su calidad de vida.
4. Garantías para el conocimiento libre e informado a través de
las autoridades e instituciones representativas, de los proyectos de desarrollo y medidas legislativas o administrativas que
puedan afectarles directamente.
5. Garantías necesarias a su forma de vida nómada e itinerante
adecuando para ellos lugares especiales donde se instalen
los campamentos, y normas especiales que faciliten el libre
tránsito a través de las fronteras internacionales en el continente.
El pueblo rom en los pronunciamientos oficiales
de Naciones Unidas
Los derechos del pueblo rom han sido reconocidos en diversos pronunciamientos oficiales de Naciones Unidas en materia de
derechos humanos. Algunos de estos instrumentos hacen expresa
referencia a los rom; otros no los mencionan directamente, pero les
son aplicables y pueden ser usados para su protección.
Entre los documentos que tratan especialmente sobre derechos civiles y políticos de los rom debe resaltarse el primero de ellos:
la Resolución 6 (XXX) del 31 de agosto de 1977, de la Subcomisión
de Prevención de Discriminación y Protección a las Minorías de las
Naciones Unidas. Esta resolución tomó nota de la existencia de los
rom dentro de las fronteras de distintos países, haciendo un llamado a los Estados partes para que les aseguren los mismos derechos
que al resto de la población.
El pueblo rom en Colombia
Posteriormente, la Resolución 1991/21 de la misma Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección a las Minorías
de las Naciones Unidas declaró que en varios países son diversos los
obstáculos que se presentan y obstaculizan la plena realización de
los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de
los rom, constituyéndose en una discriminación concreta contra ellos
y haciéndolos especialmente vulnerables.
En 1992, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones
Unidas solicitó al Relator Especial de la Subcomisión que encargara
la preparación de un estudio que prestara especial atención a las
condiciones de vida de los rom, proporcionando información al respecto, para definir con posterioridad las medidas que podrían facilitar una solución pacífica y constructiva a los problemas que
enfrentan los grupos étnicos minoritarios.
Ocho años después se produjo el documento emanado del
52° periodo de sesiones de esa misma Subcomisión de Prevención
de la Discriminación y Protección a las Minorías, fechado el 23 de
junio de 2000, que constituyó un verdadero hito en la preocupación
de Naciones Unidas por los problemas y la protección de los derechos humanos de los rom.
El año siguiente fue emitida la recomendación general XXVII,
“La discriminación de los romaníes”, durante el 57° periodo de sesiones de la Subcomisión, en agosto de 2001. La Subcomisión recomendó a los Estados partes que adoptaran medidas en relación con
los rom, como por ejemplo medidas legislativas para evitar su discriminación, así como estrategias que mejoraran su calidad de vida.
La Conferencia Mundial de Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de
Intolerancia, llevada a cabo en Durban (Sudáfrica) en el 2001, hizo
alusión explícita, dentro del conjunto de víctimas de la discriminación racial, al pueblo rom. Reconoció con gran preocupación las
actuales manifestaciones de racismo, discriminación racial, formas
conexas de intolerancia y de violencia contra el pueblo rom, anotando la necesidad de elaborar políticas eficaces y mecanismos de
aplicación para lograr la plena igualdad de los rom.
Status jurídico del pueblo rom...
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La resolución de la Subcomisión de Prevención de la Discriminación y Protección a las Minorías de Naciones Unidas, emitida
en febrero de 2002 y titulada “El derecho al desarrollo”, reafirma
que éste es inalienable y universal y forma parte integrante de los
derechos humanos. Subraya que en el proceso de hacer efectivo el
derecho al desarrollo (lo que implica el respeto por los derechos
civiles y políticos, económicos, sociales y culturales sin distinción)
ha de prestarse especial atención a las personas pertenecientes a
minorías, así como a las que pertenecen a grupos vulnerables como
los rom.
En los instrumentos internacionales mencionados hay unos
contenidos recurrentes; por una parte, relacionados con los derechos civiles y políticos y, por otra, con los derechos económicos,
sociales y culturales de los rom, presentándose, a modo de constante, la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación étnico-racial, que se transmutan en exclusión social y política.
El avance que se observa en la defensa de los derechos fundamentales de la población rom en materia de reconocimiento
de sus derechos básicos debe traducirse en la responsabilidad de
los gobiernos de garantizarles sus derechos individuales civiles y
políticos.
En el caso de los derechos económicos, sociales y culturales,
hay una exigencia de cumplimiento, ligada al derecho al desarrollo
como un derecho de carácter universal e inalienable. Se llama a los
Estados a promover las medidas locales e internacionales adecuadas para su aplicación a través de mecanismos específicos, por ejemplo en lo que respecta a la violencia racial, educación, condiciones
de vida, medios de comunicación y participación en la vida pública.
Aparece con reiteración la discriminación concreta de la que son
víctimas los rom y que los hace un grupo aún más vulnerable, mencionando también la necesidad de iniciar medidas específicas para
los rom con una perspectiva de género y de difusión de normas y
mecanismos internacionales en pos de la protección de sus derechos humanos.
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El pueblo rom en Colombia
Sobre el derecho a la no discriminación, presente casi en la
totalidad de los documentos mencionados, se reconoce el desconocimiento respecto al tema y la necesidad de iniciar estudios que permitan en el futuro tomar las medidas necesarias. Luego de
contextualizar la problemática, se señala la necesidad de elaborar
políticas eficaces y mecanismos adecuados de aplicación en pro de
la igualdad de los rom, haciendo especial hincapié en el ámbito educativo (igualdad de oportunidades que debe ofrecer la educación)
con programas de educación intercultural, en el idioma oficial, con
maestros rom y con especial preocupación por las niñas rom.
Se hace también un llamado a los Estados, organismos internacionales y medios de comunicación para que inicien las acciones
necesarias para poner fin a todas las formas de discriminación, que
constituyen una forma de discriminación múltiple, y que son la raíz
de la pobreza, para posibilitar el acceso a sus derechos fundamentales y a la igualdad de oportunidades.
Es necesario destacar que los derechos que mencionan u otorgan los documentos mencionados son derechos individuales que se
consagran a los rom individualmente, pero no al pueblo rom propiamente. Esta es una falencia importantísima si tomamos en cuenta que, como señala Stavenhagen (1992), en el logro del valor
intrínseco a la vida, a la dignidad y a la libertad deben complementarse tanto los derechos individuales como los colectivos, ya que el
ejercicio pleno de los derechos individuales pasa por el reconocimiento de los derechos colectivos. Incluso, ciertos derechos humanos individuales sólo pueden ejercerse colectivamente, como es el
caso de los derechos políticos y los económicos. Y es que, sin duda,
el derecho de los pueblos refuerza los derechos del individuo
(Villoro,1998).
El Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo –OIT–
Cuando se habla del Convenio 169 de 1989 “Sobre pueblos
indígenas y tribales en países independientes”, de la Organización
Status jurídico del pueblo rom...
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Internacional del Trabajo (en adelante OIT-169), hay que tener presente que trata sobre dos categorías distintas de pueblos: los pueblos indígenas y los pueblos tribales. Pese a esto, es muy común
que se piense en que el OIT-169 es un instrumento internacional
exclusivamente diseñado para la defensa de los derechos de los
pueblos indígenas, con lo que se olvida enteramente que sus disposiciones normativas también se hacen extensivas a los llamados
pueblos tribales.
Existen otros pueblos que, al poseer organizaciones sociales
tradicionales claramente tribales, son de hecho y de derecho sujetos
a que todas las disposiciones legales contenidas en el OIT-169 les
sean aplicadas.
El OIT-169 indica que sus disposiciones legales aplican “a los
pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la
colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por
sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial”
(artículo 1, numeral 1, literal a), y siendo el pueblo rom un pueblo
tribal por excelencia, es claro que el OIT-169 no puede excluirlo.
La consideración de que el pueblo rom es un pueblo tribal se
encuentra fundamentada en el mismo OIT-169, que expresa que “la
conciencia de su identidad [ ] tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que aplican las
disposiciones del presente Convenio” (artículo 1, numeral 2).
De otro lado, el nomadismo estructural del pueblo rom, que
lo ha convertido en un pueblo con proyección transnacional, y su
consecuente ausencia de territorialidad no deben llevar a pensar en
que son razones suficientes para esgrimir la negación a que sea sujeto de la aplicación de las disposiciones contenidas en el OIT-169,
dado que precisamente este instrumento internacional fue elaborado con el propósito central de garantizar la protección de las culturas de los pueblos indígenas y tribales. Sobre el particular, y a manera
de ejemplo, el OIT-169 señala que al aplicar el Convenio “deberán
reconocerse y protegerse los valores y prácticas sociales, culturales,
religiosas y espirituales propios de dichos pueblos y deberá tomarse
$
El pueblo rom en Colombia
debidamente en consideración la índole de los problemas que se les
plantean tanto colectiva como individualmente” (artículo 5, literal
a), y que “deberá respetarse la integridad de los valores, prácticas e
instituciones de esos pueblos” (artículo 4, numeral b). De ahí que si
el nomadismo es un elemento relevante y particular de la opción
civilizadora propia de los rom, mal se haría en argumentar esa misma característica cultural –que de otro lado se precisa proteger–
para negarles la protección de sus derechos.
La categoría tribal de un pueblo está determinada centralmente por la posesión de “condiciones sociales, culturales y económicas
[que] los distingan de otros sectores de la colectividad nacional, y
que estén regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o
tradiciones o por una legislación especial (artículo 1, numeral 1, literal a, OIT-169), condiciones que, como se verá a continuación, son
poseídas en su totalidad por el pueblo rom.
En el contexto colombiano no existen antecedentes legales que
defiendan de alguna manera los derechos del pueblo rom. El enorme vacío legislativo ha derivado en la ausencia de instituciones públicas que tengan como función principal su protección. El OIT-169
se constituye, entonces, en el único antecedente legal al cual el pueblo rom puede acudir para hacer valer sus derechos como pueblo.
Pese a algunas limitantes y vacíos, es claro que este instrumento
internacional –que además ha sido ratificado por distintos países de
la región: México, Colombia, Bolivia, Costa Rica, Paraguay, Perú,
Honduras, Guatemala, Ecuador, Argentina y Venezuela– brinda
herramientas jurídicas para asegurar la pervivencia del pueblo rom,
al que históricamente le han conculcado sus derechos.
El espíritu y propósito originales del OIT-169 recogen lo central de las principales demandas y reivindicaciones del pueblo rom.
La reglamentación de este instrumento internacional bien podría
traducirse en la elaboración, para el caso de Colombia, de un “Estatuto de autonomía cultural para el pueblo rom de Colombia” que
apuntara a garantizar la integridad étnica y cultural de los rom y a
proteger su cultura y tradiciones propias, a mejorar sustancialmente sus estándares de vida y existencia y a construir fórmulas de rela-
Status jurídico del pueblo rom...
%
ción que no impliquen ni su asimilación, ni su cooptación, ni la
pérdida de sus valores identitarios.
El Estado colombiano reconoce la aplicabilidad
del Convenio 169 al pueblo rom
El trabajo adelantado desde octubre de 1997 por el Proceso
organizativo del pueblo rom (gitano) de Colombia, Prorom, en la
perspectiva de conseguir que las disposiciones legales del OIT169 le sean aplicadas expresamente al pueblo rom se ha coronado
con un significativo éxito, como quiera que el Estado colombiano, mediante distintos actos administrativos expedidos por el
Ministerio del Interior, ha reconocido explícitamente que las distintas normas contenidas en el OIT-169 se hacen extensivas al
pueblo rom. Este es un hecho histórico excepcional sin antecedentes en América. Es la primera vez que un Estado del hemisferio reconoce no sólo la existencia del pueblo rom dentro de sus
fronteras, sino que expresa el deseo de actuar para proteger y
salvaguardar sus derechos.
De acuerdo con la Constitución Política, Colombia es un Estado pluriétnico y multicultural, y las autoridades están obligadas a
respetar esa diversidad. El artículo 7º de la Constitución establece
que “[e]l Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural
de la Nación colombiana”. Esto impone el deber a todas las autoridades, pero también a los ciudadanos, de respetar las diferentes
culturas existentes en el territorio y garantizar a sus miembros todos sus derechos.
Uno de los más importantes logros alcanzados por el movimiento rom en Colombia fue, sin lugar a dudas, la exitosa acción de
Prorom frente al Ministerio del Interior y de Justicia de Colombia,
al que dirigió un derecho de petición en el que solicitaba se conceptuara sobre si al pueblo rom de Colombia le amparaban las normas
constitucionales y legales que reconocían el carácter multiétnico y
pluricultural del país, así como las que garantizaban derechos específicos para los grupos étnicos.
&
El pueblo rom en Colombia
Como respuesta, el Ministerio del Interior, a través de la hoy
llamada Dirección de Etnias emitió, mediante el Oficio DGAI No.
0864 del 20 de febrero de 1998, un concepto donde se planteó: i) que
el Convenio 169 de 1989 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, “Sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes”, ampara al pueblo rom de Colombia, como quiera que es un
pueblo con una organización social claramente tribal; ii) que el pueblo rom de Colombia, por su preexistencia a la conformación de la
República, es un grupo étnico también colombiano y como tal lo
ampara la legislación existente para grupos étnicos; y iii) que se hace
necesario que, guardando una simetría positiva, se hagan los desarrollos legislativos que se requieran para que al pueblo rom de Colombia salga de la invisibilidad y se le garanticen de manera especial
sus derechos colectivos.
Este acto administrativo fue importante no sólo por haber
sido el primero en el que se hizo una detallada referencia sobre los
rom y sus derechos como pueblo, sino porque las conceptualizaciones antropológicas y jurídicas allí plasmadas sirvieron de fundamento para la elaboración de ulteriores actos administrativos.
Otros actos administrativos relevantes han sido los Oficios No. 2025
del 17 de diciembre de 1998 y el 0918 del 28 de julio de 1999, de la
Dirección General de Comunidades Negras y Minorías Étnicas y
Culturales (hoy llamada Dirección de Etnias) del Ministerio del
Interior, que en lo fundamental ratifican lo que hasta ese momento se había dicho.
Si bien el reconocimiento del Estado colombiano de que el
OIT-169 aplica al pueblo rom ha sido significativo y ha servido para
que por vez primera en la historia del país el pueblo rom apareciera
con nombre propio en un Plan Nacional de Desarrollo –Artículo
13.2, Ley 508 del 29 de julio de 1999–, al igual que para ganar una
tutela interpuesta por el Proceso organizativo del pueblo rom (gitano) de Colombia, Prorom, contra el Ministerio de Salud, la situación del pueblo rom aún es precaria.
¿Pero qué es lo que ha dicho, finalmente, el Estado colombiano sobre el pueblo rom? Para saberlo se pueden transcribir en ex-
Status jurídico del pueblo rom...
'
tenso los considerandos contenidos en la Resolución No. 022 del 2
de septiembre de 1999, de la Dirección General de Comunidades
Negras y Minorías Étnicas y Culturales (hoy llamada Dirección de
Etnias) del Ministerio del Interior y de Justicia:
Que se reconoce que el pueblo rom de Colombia habita el país
ininterrumpidamente desde antes del establecimiento de la República y que por consiguiente es un grupo étnico que ha realizado
aportes importantes al proceso de conformación de la nacionalidad
colombiana (artículo 1, numeral 1).
Que es un deber constitucional del Estado proteger la diversidad
étnica y cultural de la Nación colombiana, de la cual el pueblo rom
de Colombia hace parte integral (artículo 1, numeral 2).
Que las referencias constitucionales y legales actualmente existentes sobre grupos étnicos se proyectan también al pueblo rom de
Colombia y que en ese sentido se hace indispensable trabajar sobre
desarrollos legislativos que contemplen las especificidades y demandas propias de este pueblo (artículo 1, numeral 3).
Que se hace necesario encontrar los mecanismos jurídicos y normativos que vayan en la dirección de garantizar una simetría efectiva
entre los derechos constitucionales y legales que tienen actualmente los pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas y comunidad raizal, y los que deben hacerse extensivos hacia el pueblo rom
de Colombia (artículo 1, numeral 4).
Que para atender las demandas y reivindicaciones propias del pueblo rom de Colombia, las distintas entidades públicas deben hacer
las adecuaciones institucionales que se requieran a fin de incorporar
la existencia de este grupo étnico (artículo 1, numeral 5).
Que las disposiciones contenidas en el Convenio 169 de 1989 de
la Organización Internacional del Trabajo, OIT, “Sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes” son extensivas y se aplican al pueblo rom de Colombia (artículo 1, numeral 6).
El pueblo rom en Colombia
Se puede concluir que el reconocimiento de la situación del
pueblo rom a través de los diferentes pronunciamientos de Naciones Unidas, ligado al Convenio 169 de la OIT, y al reconocimiento
expreso de la aplicabilidad de dicho convenio por parte del Estado
colombiano, permiten que le pueblo rom cuente hoy con herramientas jurídicas y políticas para reivindicar sus derechos y exigir que el
Estado colombiano respete y haga respetar esos derechos. Es sin
duda una tarea difícil, en la cual deben comprometerse las autoridades a todo nivel, pero también la sociedad en general, en aras de
construir un país libre de discriminación.
Informe de la visita oficial a Colombia en el año 2003
del Relator Especial de Naciones Unidas, sobre las
formas contemporáneas de racismo, discriminación
racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia
El Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia visitó Colombia en septiembre de 2003. Este Relator es designado
por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ante
la cual rinde informes anuales. En cumplimiento de su misión, el
Relator se reunió con pueblos indígenas, negritudes y representantes del pueblo rom, con el fin de evaluar la situación de estas comunidades y formular al Estado las recomendaciones pertinentes para
garantizar sus derechos.
El Relator manifestó en su informe, que fue presentado en
marzo de 2004 ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que “los representantes de los indígenas, las comunidades afrocolombianas y los raizales, así como de los romaníes,
afirmaron que las gestiones oficiales a favor suyo siguen siendo insuficientes. Mostraron su respectiva situación con datos cuantificados sobre los efectos que el conflicto interno ha tenido para ellos, las
precarias condiciones económicas y sociales de su existencia y la
persistencia de una cultura etnocéntrica tendente a resaltar el legado de los españoles en Colombia y a excluir las diversas aportacio-
Status jurídico del pueblo rom...
nes de los indígenas, los afrocolombianos y los romaníes a la construcción de la nación colombiana, a pesar de la proclamación del
carácter multicultural del país como principio constitucional”.
En su informe, el Relator recoge preocupaciones del pueblo
rom, como aquellas relacionadas con los estereotipos sobre los
romaníes colombianos, a quienes la cultura mayoritaria denomina
«vagabundos», «ladrones» o «magos».
El Relator Especial manifestó cómo “más de diez años después del reconocimiento de la diversidad étnica y cultural de Colombia y a pesar de la aprobación de leyes y la creación de
instituciones que prometen, la situación de los indígenas, las comunidades afrocolombianas y los romaníes sigue siendo precaria”.
El informe contiene, para terminar, una serie de recomendaciones formuladas por el Relator al Estado colombiano, entre las
cuales pueden destacarse las siguientes:
- Aprobar “una ley general contra la discriminación racial y la
creación de una comisión nacional contra el racismo y la discriminación a fin de instituir un multiculturalismo democrático e
interactivo, con la participación de las comunidades indígenas, afrocolombianas y romaníes y de la sociedad civil (...)”.
- Poner en efecto una estrategia intelectual y ética que busque
“acabar con el profundo arraigamiento del racismo y de las discriminaciones en la cultura y el modo de pensar como a construir un
multiculturalismo solidario, democrático e interactivo”. Dicha estrategia comprende la necesidad de que en “la escritura y el aprendizaje de la historia de Colombia (...) tenga un lugar apropiado la
historia de los indígenas, los afrocolombianos, la comunidad romaní
y los colombianos de origen europeo”.
La visita del Relator Especial y su atención a la problemática
del pueblo rom es una herramienta más de este pueblo en el camino
por el pleno reconocimiento de sus derechos.
Como le ocurrió a Úrsula con Aureliano Segundo cuando éste estudiaba en el cuarto, Santa Sofía de la Piedad creía que Aureliano
hablaba solo. En realidad, conversaba con Melquíades. Un mediodía ardiente, poco después de la muerte de los gemelos, vio contra
la reverberación de la ventana al anciano lúgubre con el sombrero
de alas de cuervo, como la materialización de un recuerdo que
estaba en su memoria desde mucho antes de nacer. Aureliano
había terminado de clasificar el alfabeto de los pergaminos. Así
que cuando Melquíades le preguntó si había descubierto en qué
lengua estaban escritos, él no vaciló para contestar.
–En sánscrito –dijo.
Melquíades le reveló que sus oportunidades de volver al cuarto
estaban contadas. Pero se iba tranquilo a las praderas de la muerte definitiva, porque Aureliano tenía tiempo de aprender el sánscrito
en los años que faltaban para que los pergaminos cumplieran un
siglo y pudieran ser descifrados. Fue él quien le indicó que en el
callejón que terminaba en el río, y donde en los tiempos de la
compañía bananera se adivinaba el porvenir y se interpretaban los
sueños, un sabio catalán tenía una tienda de libros donde había
un Sanskrit Primer que sería devorado por las polillas seis años
después si él no se apresuraba a comprarlo. Por primera vez en su
larga vida Santa Sofía de la Piedad dejó traslucir un sentimiento, y
era un sentimiento de estupor cuando Aureliano le pidió que le
llevara el libro que había de encontrar entre la Jerusalén Libertada
y los poemas de Milton, en el extremo derecho del segundo renglón de los anaqueles. Como no sabía leer, se aprendió de memo-
ria la parrafada, y consiguió el dinero con la venta de uno de los
diecisiete pescaditos de oro que quedaban en el taller, y que sólo
ella y Aureliano sabían dónde los habían puesto la noche en que los
soldados registraron la casa.
Aureliano avanzaba en los estudios del sánscrito, mientras Melquíades
iba haciéndose cada vez menos asiduo y más lejano, esfumándose
en la claridad radiante del medio día. La última vez que Aureliano lo
sintió era apenas una presencia invisible que murmuraba: «He muerto
de fiebre en los médanos de Singapur.» El cuarto se hizo entonces
vulnerable al polvo, al calor, al comején, a las hormigas coloradas,
a las polillas que habían de convertir en aserrín la sabiduría
de los libros y los pergaminos.
Habían transcurrido más de tres años desde que Santa Sofía de la
Piedad le llevó la gramática, cuando Aureliano consiguió traducir el
primer pliego. No fue una labor inútil, pero constituía apenas un
primer paso en un camino cuya longitud era imposible prever, porque el texto en castellano no significaba nada: eran versos cifrados.
Aureliano carecía de elementos para establecer las claves que le
permitieran desentrañarlos, pero como Melquíades le había dicho
que en la tienda del sabio catalán estaban los libros que le harían
falta para llegar al fondo de los pergaminos, decidió hablar con
Fernanda para que le permitiera ir a buscarlos.
Epílogo
Luego de un largo periodo durante el cual el pueblo rom adoptó una estrategia que ha dado en llamar de “invisibilidad” frente a la
sociedad colombiana, seguramente buscando protegerse de la indiferencia y más aún de la hostilidad con que la sociedad mayoritaria
los ha tratado siempre, ahora los rom de Colombia han querido organizarse para reivindicar las prerrogativas sociales a que tienen
derecho como pueblo y de paso hacerse visibles para sus conciudadanos. En tal sentido se han venido sucediendo algunos pronunciamientos suyos y se han organizado algunos encuentros con
instituciones gubernamentales, de los que han emanado algunas directrices y recomendaciones para fortalecer su identidad cultural y
dinamizar su cultura milenaria.
La pregunta que los ha guiado en este proceso es la de cómo
enfrentar el embate asimilador de la sociedad mayoritaria que, aunque ha modificado y disimulado sus armas, sigue siendo perjudicial, a sus ojos. Ya no se les prohíbe por la fuerza hablar, vestir y
actuar según su propia cultura, pero las actividades que han desempeñado tradicionalmente han perdido relevancia en la moderna
sociedad de mercado que caracteriza a la Colombia contemporánea. La alternativa que les ofrece el mercado es integrarse o desaparecer, renunciando a sus prácticas ancestrales y a su idiosincrasia
cultural. El resultado de esta situación es la profunda vulnerabilidad que aqueja a los rom en nuestros días. La actitud que le corresponde tanto al Estado como a la sociedad colombiana debe ser la de
acompañar este proceso de inserción y articulación del pueblo rom,
pero garantizando la supervivencia de los valores que lo han hecho
grande a lo largo de su historia.
$
El pueblo rom en Colombia
En esta encrucijada los rom han querido ser propositivos y en
esta medida han presentado alternativas viables que les garanticen
su permanencia –como lo expresa el “Plan de vida” que detallamos
en el capítulo quinto–, pero en los términos en que los rom consideran más adecuados para su dignidad y desarrollo como pueblo.
No siempre las decisiones que emanan de la mayoría son justas. En la construcción del conjunto de instituciones republicanas
que se erigieron en América desde la época de la Independencia,
se imitaron modelos culturales exógenos, principalmente provenientes del viejo continente, que recibieron la influencia de las
tendencias y los prejuicios propios de la cultura europea. Fue así
como pudo instalarse en el imaginario del Nuevo Mundo la idea
del ser “normal” por oposición a la del ser “diferente”, dejando sin
espacio de acción social a este último. Esto instauró situaciones
que el pueblo rom creyó haber dejado atrás, sepultadas con un
océano de por medio, y así, sin saber muy bien cómo, terminó de
nuevo enfrentado a los miedos de antaño, la larga historia de malentendidos, prejuicios y persecuciones que lo ha acompañado como
una sombra aciaga.
Muchos ejemplos se podrían citar para señalar el efecto devastador que ha producido la persecución de lo diferente en el
mundo. El racismo y la xenofobia, el apartheid, los guetos y los
pogromos, entre otros, en fin, la violencia en todas sus manifestaciones hasta llegar al genocidio más infame, han creado todo un
repertorio de apelativos que van desde lo excéntrico y lo estrafalario
hasta lo anacrónico y lo pintoresco para referirse a las personas y
comunidades que no comulgan ni hacen parte del estilo de vida
establecido socialmente.
Sin embargo, en el mundo de hoy se está abriendo paso tímidamente una actitud de apertura hacia lo distinto –que en términos
generales ha sido todo lo proscrito en cuanto a preferencias religiosas, sexuales y culturales–, que ha permitido instaurar espacios para
la misma discusión sobre la convivencia y sobre su necesidad urgente en un mundo que paralelamente también está cerrando sus
fronteras ideológicas frente a la amenaza de los distintos
Epílogo
%
fundamentalismos que, ante la desigualdad del enfrentamiento de
sus respectivas opciones civilizadoras, han escogido el arma contundente del terrorismo. En este caso, como en el analizado por
Sigmund Freud en El malestar en la cultura, asistimos a un combate
entre las fuerzas de la vida y las de la destrucción, prevalidas estas
últimas de todo el andamiaje de la industria armamentista al servicio de la dominación económica y política imperial, a las cuales se
enfrenta casi desnuda la débil esperanza, que no por débil debe renunciar a conseguir algún día la paz. En este arduo camino el pueblo rom tiene mucho que enseñarle a la humanidad, como lo
demuestra su largo peregrinaje en pos de la independencia y la libertad, como su fidelidad imperturbable a las raíces más profundas
de su ser aventurero, que lo hacen, paradójicamente, uno de los
pueblos más estables de la milenaria historia del hombre.
“Así –como dice Amadou-Mahtar M´Bow–, gracias a su fidelidad a sí mismo, este pueblo aureolado de leyenda sigue siendo un
pueblo verdadero, sujeto de su propia historia. E incluso, si fuera
preciso que cambiara su modo de vida, no hay duda de que se perpetuaría su tradición, fuente de valores morales, regla de vida e inspiración inagotable de una cultura que se ofrece como uno de los
aportes más originales al resto de la humanidad”.
Glosario
Bici:
Cero rom:
Emporato:
E’pachiu:
Foro romanó:
Gadye:
Gadyi:
Unidades familiares con antepasados comunes
Jefe de hogar
Presidente nacional, líder
Homenaje a alguien, fiesta en donde se homenajea a la novia
Pueblo Gitano, o centro del pueblo, parte comercial
Sociedad mayoritaria, no-rom
Mujer de la sociedad mayoritaria, no romly, también significa
femenino
Gadyo:
Hombre de la sociedad mayoritaria, no-rom. Masculino
Kriss romaní: Derecho interno o consuetudinario
Kumpania:
Grandes familias con trayectorias diferentes
Kumpeniyi:
Plural de kumpania
Natsya:
País de origen de una determinada familia o vitsa
O Del:
Dios
O lové:
Dinero
Pure rom:
Viejo sabio
Romanés:
Idioma que hablan los rom
Romaní:
Genitivo, femenino
Rom:
Significa gente rom, plural de rom, también se utiliza roma
Shib romaní: Lengua gitana
Them romanó: Pueblo rom, pueblo gitano, también se utiliza narodo romanó
Thsera:
Hogar, casa, carpa
Virevo:
Líder
Vitsi:
Clanes patrilineales, como son Bolochok, Mijháis, Churon,
Rusos, entre otros. Plural de vitsa
Vortechía:
La asociación de una o más personas de familias para el trabajo
como unidad económica
Zakono:
Tradición rom
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Pueblo Rom: La visibilidad pendiente, en Pluralizar el mundo, Diversificar las voces.
Balance de la Conferencia Mundial contra el racismo, la Discriminación racial, la xenofobia y otras formas relacionadas de intolerancia. Quito: Agencia Latinoamericana de
Información (ALAI), 2002, pp. 30-33.
Zambrano (editor). Etnopolíticas y racismo. Conflictividad y desafíos interculturales en
América Latina. Bogotá: Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia., 2002, pp. 253-286.
Anexos
Anexo 1: Comunicación al Relator Especial de la Comisión
de Derechos Humanos de Naciones Unidas, sobre formas
contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y
formas conexas de intolerancia.
El Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko Kolombiako / Proceso
organizativo del pueblo rom (gitano) de Colombia, (Prorom), muy respetuosamente llama la atención del Relator Especial de Naciones Unidas encargado de
examinar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, para que en su Informe de la Misión
Oficial recomiende al Estado colombiano las siguientes medidas para que se
trascienda estructuralmente la actual situación de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia que padece nuestro pueblo en Colombia:
1. Procurar por su visibilización a través del diseño e implementación de
políticas públicas que apunten a proteger su integridad étnica y cultural y a mejorar sustancialmente sus actuales condiciones de vida.
2. Definir políticas públicas y programas gubernamentales que vayan en
la dirección de generar alternativas económicas y productivas, acordes
con su tradición étnica y cultural
3. Contribuir a la implementación de un modelo alternativo de atención en salud que garantice un adecuado acceso a los servicios de
salud que deberán ser oportunos, compatibles, autosostenibles, eficaces, eficientes, mantener la calidad y calidez, y cuyas acciones se
orienten a fortalecer la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la salud.
4. Promover su soberanía y seguridad alimentarias, así como el mejoramiento sustancial de su nivel de vida.
5. Impulsar programas especiales de vivienda, en consonancia con sus
patrones de residencia y sus características culturales.
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El pueblo rom en Colombia
6. Elaboración de un “Estatuto de Autonomía Cultural para el pueblo rom
de Colombia” que, como pueblo aespacial, garantice su autonomía y
autogobierno.
7. Se debe propugnar por la creación de mecanismos jurídicos que garanticen plenamente la protección de sus conocimientos intelectuales y de
su patrimonio cultural e intelectual.
ANEXO 2: Principales conclusiones de la Mesa de Trabajo
Nacional llevada a cabo entre el Ministerio de Educación
Nacional y el pueblo rom de Colombia
1. A la Mesa de Trabajo Nacional convocada, entre el 14 y el 16 de enero
de 2004 en Bogotá, D.C., por el Ministerio de Educación Nacional (MEN) y el
Protseso Organizatsiako le Rromane Narodosko Kolombiako / Proceso organizativo
del pueblo rom (gitano) de Colombia, Prorom asistieron once delegados de la
kumpania de Girón (Santander), siete delegados de la kumpania Cúcuta (Norte
de Santander) y cuarenta delegados y delegadas de la kumpania Bogotá, D.C.
2. Cabe anotar que los delegados y las delegadas de estas tres kumpeniyi
vinieron en calidad de representantes de sus respectivas kumpeniyi y, en ese
sentido, fueron seleccionados, luego de un proceso complejo de reuniones
previas. Con ello se quiere significar que el evento contó con una amplia representatividad y legitimidad para tomar decisiones.
3. Hay que destacar que por vez primera en la historia del país se dieron
cita delegados y delegadas de las kumpeniyi más importantes de Colombia, para
discutir asuntos referidos a las demandas del pueblo rom y sus relaciones con
el Estado colombiano. A ese respecto cabe agregar que, si bien los rom se reúnen frecuentemente para llevar a cabo diferentes actividades y rituales propios de su cultura, en esta ocasión este encuentro se efectuó con la finalidad de
hacer una evaluación de los alcances y límites del proceso de visibilización.
4. La Mesa de Trabajo Nacional sesionó a lo largo de tres días, en los
cuales se habilitaron unos espacios de concertación y diálogo con el MEN y
demás instituciones gubernamentales y estatales y otros espacios autónomos
donde exclusivamente los delegados y delegadas de las kumpeniyi, discutieron
y deliberaron para llegar a acuerdos y construir proposiciones conjuntas. Estos
espacios autónomos fueron importantes para la construcción de consensos.
5. Dado que junto a Prorom fue el MEN el que convocó la Mesa de
Trabajo, uno de los temas centrales de reflexión y análisis fue el de la problemá-
Anexos
!'
tica educativa que presenta el pueblo rom actualmente. En ese contexto se
discutieron en profundidad alternativas para involucrar al pueblo rom en las
políticas y programas de etnoeducación del Estado colombiano.
Sin embargo, la discusión no se restringió exclusivamente a esta materia.
En razón a la integralidad de la cosmovisión rom, otros temas sensibles y relacionados con identidad étnica y cultural de los rom también fueron abordados
ampliamente. Al respecto se pueden señalar las siguientes cuestiones que también se trataron:
i) Definición de un catálogo básico de derechos colectivos que debe
contener un “Estatuto de autonomía cultural para el pueblo rom”, que se propuso debe ser aprobado mediante una ley por el Congreso de la República, ii)
construcción de estrategias para la vinculación de las principales demandas
del pueblo rom en los planes de desarrollo de los municipios y departamentos
donde existen kumpeniyi o donde itineran con frecuencia grupos familiares
rom, iii) se concluyó que es de suma importancia estratégica la realización de
un censo de la población rom que vive en el país para poder concretar ciertas
demandas y reivindicaciones, sobre todo en materia de salud, educación y
mejoramiento del ingreso familiar, iv) se decidió focalizar los esfuerzos del
trabajo organizativo hacia la construcción, junto al Ministerio de la Protección
Social y del Ministerio del Interior y de Justicia, de una ruta que posibilite la
vinculación colectiva del pueblo rom al Régimen Subsidiado de Seguridad
Social en Salud bajo un esquema especial...
6. Además de la Subdirección de Grupos Poblacionales y del Equipo de
Etnoeducación del MEN, se hicieron presentes las siguientes instituciones
gubernamentales y estatales con las cuales se definieron agendas de trabajo
conjunto en la perspectiva de principiar a viabilizar las demandas prioritarias
y urgentes del pueblo rom:
i) Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y de Justicia, ii) Dirección de Etnocultura y Fomento Regional del Ministerio de Cultura, iii) Dirección General de Promoción Social del Ministerio de la Protección Social, iv)
Defensoría Delegada para Asuntos Étnicos de la Defensoría del Pueblo, y v)
Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos
y Asuntos Étnicos de la Procuraduría General de la Nación.
7. Entre los principales acuerdos a los que llegó Prorom con el Ministerio de Educación Nacional se pueden mencionar los siguientes:
i) El MEN coadyuvará con las diferentes gestiones que las kumpeniyi y
Prorom están adelantando con los gobiernos municipales y locales para
empoderar en estos niveles el proceso de visibilización del pueblo rom.
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El pueblo rom en Colombia
En este contexto el MEN se comprometió a impartir directrices a las
Secretarías de Educación municipales y departamentales con el propósito de
lograr que las políticas educativas y etnoeducativas de las entidades territoriales tengan en cuenta las demandas y preocupaciones del pueblo rom en estos
aspectos. En primer lugar, a procurar los cupos necesarios para que los niños,
niñas y jóvenes rom, que estén en edad escolar, accedan a la educación básica
primaria y secundaria. En segundo lugar, a propiciar la adecuación de los
currículos de las escuelas y colegios donde exista una significativa población
rom, de manera que se incorporen contenidos de la historia, cultura y situación actual del pueblo rom. Y, en tercer lugar, en la medida en que lo demanden las kumpeniyi y Prorom, el MEN asesorará las iniciativas de elaboración de
los Proyectos Comunitarios Educativos (PEC).
ii) El MEN apoyará el proceso de identificación de la población rom en
edad escolar, a través de la aplicación de los censos que se requieran para ello.
La información puntual sobre necesidades de cupos en escuelas y colegios
públicos el MEN la enviará a las correspondientes Secretarías de Educación de
los municipios y departamentos que cuentan con población perteneciente al
pueblo rom, para que se proceda a otorgar los cupos demandados.
En relación con el propósito de principiar a levantar una información
estadística más detallada sobre la población rom, la Dirección de Etnias del
Ministerio del Interior y de Justicia, por sugerencia de los delegados de las
diferentes kumpeniyi se comprometió, en el inmediato plazo posible, a implementar un sistema de carnetización en el que explícitamente se señale la pertenencia étnica de los rom, de suerte que éstos puedan identificarse en los
municipios y departamentos para que le sea respetado su derecho a ejercer sus
actividades productivas y económicas tradicionales.
iii) En razón a que se consideró altamente pertinente que el pueblo rom
pueda implementar una experiencia etnoeducativa propia, el MEN brindará
su apoyo financiero y técnico para fortalecer la experiencia etnoeducativa que
Prorom, con el concurso de estudiantes de Lingüística y Literatura de la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”, desarrolló en el segundo semestre de 2003 en la kumpania de Bogotá, D.C.
iv) El MEN estudiará la viabilidad de principiar, en el inmediato plazo
posible, a desarrollar un proceso de profesionalización como etnoeducadores
a jóvenes rom que así lo deseen y que hayan alcanzado niveles de educación
escolarizada significativos.
v) Aunque la capacitación y formación técnica no es competencia del
MEN, éste se comprometió a efectuar las gestiones necesarias conducentes a
que el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) le abra las puertas de sus aulas
Anexos
"
y talleres a jóvenes rom que deseen realizar cursos de capacitación y formación
técnica en las áreas definidas por los propios rom de conformidad con sus
intereses.
vi) El MEN, conjuntamente con el Ministerio del Interior y de Justicia,
adelantarán un estudio encaminado a analizar las posibilidades de crear en el
ICETEX un fondo especial de becas condonables destinadas a los y las estudiantes rom de secundaria y bachillerato. La propuesta de Prorom en este
sentido es que se cree un fondo a manera del Fondo Álvaro Ulcué Chocué, que
actualmente existe para estudiantes universitarios pertenecientes a los pueblos
indígenas.
vii) En el Congreso Nacional de Etnoeducación que el MEN piensa
realizar en el segundo semestre de 2004, el MEN se comprometió a garantizar
una amplia participación de delegados y delegadas rom de las distintas
kumpeniyi del país y a traer una experiencia relevante de etnoeducación rom
que se haya realizado en otro país.
viii) El MEN estudiará la posibilidad de editar el informe final del proyecto de “Bases para la Implementación del autodiagnóstico educativo del
pueblo rom” que Prorom elaboró con el apoyo financiero del MEN, con la
finalidad de contar con material de difusión que pueda ser distribuido a las
instituciones y organismos responsables de la educación en las diferentes entidades territoriales.
8. Es importante destacar que la realización de esta Mesa de Trabajo
Nacional sirvió, sobre todo, para fortalecer y consolidar la estructura organizativa de Prorom. A ese respecto se pueden mencionar las siguientes cuestiones:
i) El liderazgo que Venecer Gómez Fuentes y Ana Dalila Gómez Baos
venían desarrollando al interior del Consejo Nacional de Coordinación de
Prorom, recibió un gran espaldarazo de todos los delegados de las diferentes
kumpeniyi. En ese sentido ambos fueron ratificados unánimemente en sus respectivos cargos.
ii) Al Consejo Nacional de Coordinación de Prorom fueron incorporados delegados de cada una de las kumpeniyi presentes en la Mesa de Trabajo,
con el propósito de consolidar el trabajo organizativo que se viene realizando.
En esa dirección la kumpania de Bogotá, D.C., eligió a cuatro representantes a
esta instancia con el mandato de apoyar las acciones de Prorom. Por su parte y
desde hace un buen tiempo, la kumpania de Girón (Santander) ya había seleccionado a sus representantes en Prorom con quienes se ha venido trabajando.
En lo que respecta a la kumpania de Cúcuta (Norte de Santander), ésta elegirá en
una próxima reunión a sus representantes ante la instancia de coordinación
nacional de Prorom,
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El pueblo rom en Colombia
iii) Realizada una breve evaluación del proceso de visibilización que, a
través de Prorom, viene adelantando el pueblo rom, los delegados y delegadas
de las kumpeniyi presentes decidieron unánimemente mandatar al Consejo
Nacional de Coordinación de Prorom para que continúe desplegando todas
las estrategias y acciones que se consideren oportunas y pertinentes para continuar avanzando con los reconocimientos de los derechos colectivos y patrimoniales consuetudinarios del pueblo rom, por parte del Estado colombiano.
iv) Prorom consolidó su legitimidad y amplio significativamente su
espacio de representatividad al interior de las diferentes kumpeniyi del país. En
ese contexto, cabe anotar que el proceso de apropiación de Prorom por parte de
las distintas kumpeniyi, avanzó sustantivamente a partir de la realización de este
evento. De otro lado, el rol de Prorom como interlocutora válida ante el Estado
colombiano para tratar todos los asuntos concernientes al pueblo rom, igualmente se vio fortalecida de manera ostensible.
v) Desde la Mesa de Trabajo Nacional los delegados y delegadas de las
kumpeniyi instaron a que se fortalezca el organismo de coordinación hemisférico
de organizaciones rom, Saveto Katar le Organizatsi ay Kumpeniyi Rromane anda´l
Americhi / Consejo de Organizaciones y Kumpeniyi rom de las Américas,
SKOKRA (por sus siglas en romanés). En ese sentido se valoró altamente la
importancia que tiene el que Prorom participe activamente en este espacio
organizativo continental.
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