Subido por antonellabelencortes

La repetición

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La repetición
Vamos a trabajar hoy de qué se trata la repetición para el psicoanálisis, dado que es fundamental
entender de qué se trata para poder abordar la clínica.
Lo primero que vamos a situar es que la idea que Lacan tiene de repetición, no es la idea de una
reiteración, no es la idea de algo que se da nuevamente tal cual se había dado, sino que es una idea
que Lacan asienta en el trabajo de Kierkegaard sobre el tema de la repetición. Kierkegaard tiene un
trabajo llamado La repetición, donde dice:
«la dialéctica de la repetición es fácil y sencilla, porque lo que se repite anteriormente ha sido, pues
de lo contrario no podría repetirse. Ahora bien, cabalmente el hecho de que lo que se repita sea algo
que fue, es lo que confiere a la repetición su carácter de novedad. Cuando los griegos afirmaban que
todo conocimiento era una reminiscencia querían decir con ello que toda la existencia, esto es lo que
ahora existe, había ya sido antes. En cambio cuando se afirma que la vida es una repetición se quiere
significar con ello que la existencia, esto es lo que ya ha sido, empieza a existir ahora de nuevo».
(Kierkegaard, 2009, pag 64, SKS 4,25)
Me parece muy interesante esta cita porque muestra que la repetición tiene que ver con lo nuevo,
tiene que ver con lo que se produce cuando algo empieza a existir, instala un comienzo. La repetición
no es la continuidad de lo que ya sucedió otra vez, sino que instala un comienzo. En este sentido
Kierkegaard diferencia la repetición de la reminiscencia, porque la reminiscencia da lugar a lo que ya
ha sido, y la repetición tiene más que ver con lo nuevo. Es sobre estas cuestiones que Lacan se va a
apoyar para trabajar la repetición como el instante donde reactualiza la marca de goce. De hecho
Kierkegaard va a terminar diciendo que la vida es una repetición.
– Bien entonces Lacan en la página 69 del Seminario 11 de Paidós, dice:
«Para Kierkegaard, como para Freud, no se trata de repetición alguna que se asiente en lo natural, de
ningún retorno de la necesidad. El retorno de la necesidad apunta al consumo puesto al servicio del
apetito. La repetición exige lo nuevo, se vuelve hacia lo lúdico que hace de lo nuevo su dimensión.”
Bien, entonces entendemos acá que la repetición para Lacan tiene que ver con lo lúdico en el sentido
de lo diverso, en el sentido de lo novedoso. Eso implica que cada vez que se dice algo nuevamente en
realidad se dice distinto, por eso nosotros hacemos que los pacientes nos cuenten más de una vez
algo que ya nos han contado. No nos interesa la anécdota, no nos interesa el contenido de lo que nos
cuentan, sino que el hecho de contarlo de otra manera, en otro contexto discursivo, en otro contexto
de la sesión, ya implica una diferencia. ¿Y por qué nos importa a nosotros la diferencia? ¿Clínicamente
qué produce el hecho de que nosotros pensemos la repetición como diferencia y no como repetición
de lo mismo? Justamente que lo que buscamos de alguna manera es la repetición. Nosotros como
psicoanalistas no buscamos deshacernos de la repetición sino que buscamos que se produzca en el
análisis, en primera instancia, para después sí tal vez desarticularla si fuera necesario. En principio
necesitamos que la repetición se produzca porque es la única posibilidad de que la realidad se
modifique, si la realidad es simbólico-imaginaria es necesario que se repita porque en esa repetición
-que no deja de ser una especie de nueva versión, por más que el paciente crea que es la misma, pero
no es la misma- en esa nueva versión que arma el paciente en aquello que dice, al instalarse la
diferencia podemos encontrar otros niveles de placer o displacer. Porque finalmente lo que queremos
es eso, lo que nosotros queremos es que el paciente vaya produciendo un desprendimiento de
displacer que le producen ciertas cuestiones y para eso necesitamos de lo nuevo. Si contar lo mismo,
fuera contar lo mismo, entonces ¿qué sentido tendría que alguien cuente otra vez eso? No tiene
ningún sentido. Sólo tiene sentido si entendemos que lo que teóricamente es repetición en realidad
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es repetición de algo distinto. Y que nosotros nos vamos a tomar de la diferencia para poder abrir una
hiancia en la realidad instituida. Siempre que digo “realidad”, y esto lo tendríamos que ver en otro
espacio, pero siempre que digo “realidad” lo que estoy hablando es en términos de realidad psíquica,
la realidad fantasmática. Ahora bien, para poder pensar la repetición en estos términos, como
repetición de lo nuevo, Lacan nos va a conducir al juego del fort-da del nieto de Freud, para situar
cómo nace la repetición.
Entonces en la página 70 del mismo seminario, lo que va a decir es:
«Freud cuando capta la repetición en el juego de su nieto, en el fort-da reiterado, puede muy bien
destacar que el niño tapona el efecto de la desaparición de su madre haciéndose su agente, pero el
fenómeno es secundario.» Un poco más abajo dice: «La hiancia introducida por la ausencia dibujada,
y siempre abierta, queda como causa de un trazado centrífugo donde lo que cae no es el otro, en tanto
que figura donde se proyecta el sujeto, sino ese carrete unido a él por el hilo que agarra donde se
expresa qué se desprende de él en esa prueba, la automutilación a partir de la cual el orden de la
significancia va a cobrar su perspectiva. Pues el juego del carrete es la respuesta del sujeto a lo que la
ausencia de la madre vino a crear en el lindero de su dominio, en el borde de su cuna, a saber, un foso,
a cuyo alrededor solo tiene que ponerse a jugar el juego del salto.»
¿Qué quiere decir esto? Freud capta muy bien la repetición en el juego del niño del fort–da, cuando
tira el carretel, juego nacido a partir de la ausencia de la madre. Esa ausencia de la madre produce
una hiancia que opera como causa del juego del carretel. Es decir que para que el juego del carretel
se produzca primero tiene que haber ausencia de la madre. Y si nosotros pensamos en ausencia de la
madre, podemos decir, tiene que haber presencia- ausencia de la madre, es decir para que la madre
se ausente en algún momento estuvo presente. La ausencia es un contraste respecto de la presencia.
Bien, esa ausencia de la madre es causa de que el juego se produzca, el juego de tirar el carretel y
volverlo a traer, pero recuerden que lo que Freud sitúa respecto de ese juego es que el niño repite
con mucha mayor insistencia la primera parte del juego que la segunda: tirar, tirar, tirar. Para que esa
repetición se produzca entonces lo que necesitamos es primero la ausencia de la madre que opera
como causa. Ahora, ¿cómo entiende Lacan ese juego del carretel? Lacan lo que va a decir es que lo
que cae no es el otro en tanto que figura donde se proyecta el sujeto, es decir no es el otro semejante,
ni es el Otro como madre sino ese carrete unido a él por el hilo que agarra donde se expresa que se
desprende de él en esta prueba, la automutilación a partir de la cual el orden de la significancia va a
cobrar su perspectiva. No vamos a hablar acá de la significancia, pero lo que me interesa es que Lacan
va a plantear que el tirar el carrete es una automutilación, ¿Por qué? Porque él va a decir en algún
otro lado en este mismo Seminario, que lo que se pierde en ese tirar el carrete es una parte del sujeto,
hay una parte del sujeto simbolizada en el carrete, que en realidad el carrete para Lacan es el objeto
a, hay una parte del sujeto que se pierde a partir de la ausencia de la madre. Y sólo cuando hay
ausencia de la madre que funciona como causa del juego del carrete, donde lo que sucede es que el
sujeto a partir de eso pierde una parte de sí, sólo con todo eso y a partir de eso la repetición es posible.
La repetición es ya un intento de tramitación de esa división, de esa división del sujeto, de esa caída
del objeto a simbolizado en el carrete a partir de la partida de la madre.
Acá está en la misma página, Lacan dice
«el carrete no es la madre, es como un trocito de sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien
suyo, pues sigue reteniéndolo.»
Un poquito más abajo en el mismo párrafo dice
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«a este objeto daremos posteriormente su nombre de álgebra lacaniana: el a minúscula.»
Entonces lo que va a decir Lacan es:
«El conjunto de la actividad simboliza la repetición, pero de ningún modo la de una necesidad que
clama porque la madre vuelva, la cual se manifestaría simplemente mediante el grito. Es la repetición
de la partida de la madre como causa de una spaltung en el sujeto, superada por el juego alternativo
fort-da que es un aquí o allá, y que solo busca, en su alternancia ser fort de un da y un da de un fort.»
Bien, entonces lo que me interesa es, todo el juego del niño simbólica la repetición, pero no es la
repetición de una necesidad en donde el niño lo que está expresando por medio del juego es que
quiere que la madre vuelva. El niño no tira el carrete como un modo de tramitación de la partida de
la madre porque quiera que la madre vuelva, Lacan dice que eso se manifestaría mediante el grito. Es
la repetición de la partida de la madre como causa de una spaltung en el sujeto, Spaltung es división
en el sujeto, es un término freudiano. Entonces lo que se repite tirando una y otra vez el carrete, que
recordemos para Lacan es el objeto a, una parte del sujeto, es la repetición de la partida de la madre
como causa de esa spaltung, es decir que lo que se repite es la división del sujeto a partir de la partida
del madre, lo que se repite es el trauma, el nacimiento del sujeto como dividido a partir de la ausencia
de la madre. Ahora, se repite la partida de la madre como causa de la spaltung en el sujeto, superado
por el juego alternativo fort-da. Lo que quiero situar es que la madre se va, eso produce esa división
en el sujeto, hay una pérdida del ser a partir de esa ausencia, una pérdida del sí mismo simbolizada
en el arrojar el carretel, en la primera parte del juego, es un modo de simbolizar ese momento
traumático de división del sujeto, que luego se elabora por medio del juego completo, fort-da. Es decir,
hay una pérdida y hay un recupero. Todo eso lo podríamos entender como repetición, hay una partida
y un recupero. Ahora, fort-da es la unidad mínima entre dos significantes, S1 y S2. A partir de ese par
significante podríamos decir que el sujeto ya no es sólo efecto traumático, sino que ya tiene
posibilidad de simbolizarse de alguna manera. ¿Cómo? Por medio de una repetición que ahora
empieza a ser repetición simbólica, fort-da, arrojo el carretel y vuelve. Eso ya es una repetición
simbólica, y si quieren pensando en lo que veníamos diciendo de Kierkegaard, cada arrojar es distinto
y cada retener es distinto, ningún fort-da es igual al anterior.
Es como si Lacan acá en el Seminario 11 estuviera explicando entonces la repetición como un efecto
de la constitución del sujeto. No hay repetición simbólica sin la constitución del sujeto, que tiene que
ser primera. ¿Por qué nos importa tanto esto a nosotros? Porque en realidad lo que nos estamos
preguntando es en principio con qué material tenemos que trabajar cuando viene un paciente, y algo
que podríamos situar es que trabajamos con lo que se repite. Ahora el problema es que la repetición
no es repetición de lo mismo, no necesariamente algo que se repite es algo que se cuenta dos veces.
La repetición es repetición de la diferencia, eso quiere decir que en algo que se cuenta dos veces, la
primera no es igual a la segunda, eso está claro, y también puede querer decir que dos elementos que
no parecen similares podrían ser repetición, porque hay algo nuevo. Entonces lo que quiero que
situemos es que la repetición no es que exista. Si habláramos de hechos la repetición sería algo que
existe, existió un hecho y después existió otro hecho, pero no estamos hablando de hechos, estamos
hablando de la repetición significante, se repiten significantes. Entonces no son hechos, no son
reiteraciones, sino que la repetición es un efecto de lectura por parte del analista, si no hay un analista
que lea repetición, no hay repetición. Y no solamente el analista. Si no hay un neurótico que lea
repetición, no hay repetición. Si yo tengo un hijo que fue maltratado en el jardín de infantes y ahora
va a entrar a la primaria y yo digo «lo van a maltratar» estoy armando una repetición.
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A veces escuchamos que se dice «bueno, esta mujer cuando se separa se pone muy loca, y ahora se
separó así que seguro se va a poner loca de nuevo». Inmediatamente el neurótico arma una
repetición. ¿Se entiende que es más allá de los hechos? Tal vez todavía los hechos no se dieron y
nosotros como neuróticos ya pensamos en que hay algo que se va a repetir. La repetición implica una
serie, poder armar una serie, el neurótico arma una serie entre distintos elementos que nos va
contando y el analista también arma una serie, pero hay diferencias, la serie que arma el neurótico no
es la que arma el analista. El neurótico puede decir, “cuando yo cumplí ocho años no vino nadie a
festejar mi cumpleaños, cuando cumplí quince tampoco, cuando cumplí treinta tampoco”, y entonces
arma una serie y una conclusión: “a mis cumpleaños no viene nadie”. Y el analista le podría decir: ¿y
vos invitaste a alguien? «Bueno en realidad cuando cumplí ocho no, cuando cumplí quince no, y en el
último cumpleaños sí”. Entonces ¿se entiende que no es lo mismo? Digo, una cosa es una serie que
arma el paciente y otra cosa es la serie que arma el analista. El analista arma una repetición por el
valor significante de los elementos que constituyen la trama discursiva, no por los hechos. Si un
paciente dice «yo nunca gano dinero», en otro momento de la sesión dice «yo no sé cómo resolver
las situaciones, me siento sin recursos», y en otra sesión dice «al final me tratan de pobrecito», el
analista podría pensar pobrecito, pobrecito, pobrecito. Pobrecito en el sentido en que no tiene dinero,
pobrecito en el sentido de que no tiene recursos, pobrecito en el sentido de que da pena, es una
repetición significante. Entonces, no nos interesa tanto dónde el neurótico sitúa la repetición, qué
serie arma el neurótico, sino que nosotros vamos a tener que armar una serie, que está en relación a
la posición del sujeto. No es una serie respecto de cualquier elemento significante, sino en relación a
la posición del sujeto frente al otro.
Bibliografía de referencia
Kierkegaard, Soren: (1843) La repetición. Editorial Alianza. (2018). Madrid
Lacan, J: (1964) Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en El Seminario, Libro 11. Clase
5. Editorial Paidòs (1987), Buenos Aires
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