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Competencias comunicativas FLG-49 (1) (1)

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CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD EN CHILE
Facultad de ciencias agropecuarias y veterinarias
FGL-149 Taller de competencias comunicativas
Docente:
Jean Carlos Ordenes
Autoras:
Antonella Alvear y Florencia Araya
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Introducción
Durante las últimas décadas la biosfera global se ha visto envuelta en una variedad
de sucesos que afectan la vida existente en los ecosistemas que la habitan. Esta
serie de circunstancias se agrupan en la problemática actual conocida como
Calentamiento Global, la cual se define como el aumento de la emisión de CO2
provocando el alza de las temperaturas de manera mundial generando una
alteración en el equilibrio natural de la tierra (Soto, 2015). Las causas del
sobrecalentamiento terrestre son variadas, desde bases naturales hasta el actuar
humano el cual será uno de los principales objetivos en este informe debido a su
implicancia desde el siglo XIX con el surgimiento de la revolución industrial, dando
como ejemplo a la construcción excesiva de edificaciones interrumpiendo y
destruyendo zonas vivas e importantes para la homeostasis del entorno, la
implementación de industrias especializadas en la quema de combustibles fósiles,
como el carbón, el petróleo y el gas, zonas de pesca ilegal tales como salmoneras
que afectan la diversidad marina.
Como se puede evidenciar, el comportamiento humano va avanzando a medida que
destruye e inhabilita los ecosistemas propios de cada país y sector como lo es en el
caso del territorio chileno que durante los últimos 2 años ha sido el primer país
latinoamericano en agotar sus recursos ecológicos antes de la mitad del año
(Aguilar, 2021), lo cual es contraproducente sabiendo que posee a comparación de
sus países vecinos una de las mejores economías en la última década, dejando ver
la poca utilización monetaria que le otorga el estado a la conservación de la
biodiversidad chilena. Esta biodiversidad se comprende como el conjunto de flora y
fauna que habita en un ecosistema determinado, describiendo la fauna como la
unión de diferentes especies animales que habitan en una región geográfica
específica (Nuñez, 2003).
Más que nunca se hacen necesarios cambios que abarquen a toda la sociedad,
pues ya no sólo son los elementos económicos, sociales, políticos y tecnológicos,
los que se ponen sobre la balanza, sino también la protección de la naturaleza y la
biodiversidad como elemento sustancial para enfrentar los escenarios de cambio
climático y para sostener los procesos de desarrollo sostenible. Por lo que en este
informe se plantean las causas y consecuencias que se evidenciaron en Chile a lo
largo de las últimas décadas que perjudicaron la biodiversidad chilena. Se concluirá
entregando una serie de soluciones dirigidas al gobierno y entidades relacionadas al
medioambiente y su cuidado.
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La pérdida y el deterioro de la biodiversidad terrestre y marina es un proceso global,
impulsado por factores directos (crecimiento demográfico, eficiencia en el uso de
recursos y consumo) e indirectos (urbanización, crecimiento de sectores
productivos, demanda hídrica, demanda energética, etc.) que afectan a los 127
ecosistemas terrestres¹, entre ellos incluido bosques, matorrales, pastizales,
estepas y turberas y los 20 tipos de ecosistemas acuáticos continentales entre ellos
ríos, lagos y humedales (M.M.A, 2019).
En el país, los impactos negativos se relacionan en primer lugar con el cambio de
uso del suelo, describiendo principalmente los ecosistemas mediterráneos de la
Zona Central de Chile cuyas principales tendencias han sido la reducción de
bosques y la conversión de matorrales para cultivos. Además esto se relaciona con
la habilitación de suelos para la agricultura, el desarrollo urbano y la plantación de
especies exóticas como Pinus radiata y Eucalyptus globulus. Todo lo anterior
nombrado constituyó a los principales factores de cambio. En la Zona centro-sur del
país, la disminución del bosque nativo se explica principalmente por la cosecha y
habilitación de suelos para plantaciones forestales, también el incremento del sector
inmobiliario e industrial ha impactado a los humedales urbanos, amenazándolos con
la fragmentación y desaparición de estos ecosistemas, producto del impacto
ocasionado por la construcción de viviendas, carreteras y otros servicios (CONAF,
2017).
En segundo lugar, la introducción y dispersión de especies exóticas invasoras (EE)
a un territorio puede derivar en invasiones biológicas, que representan una de las
principales amenazas que enfrenta la biodiversidad actualmente a nivel global. Si
bien no todas las EE logran establecerse en los nuevos ambientes a los que han
sido introducidas, aparentemente se produce un fenómeno conocido como “la regla
del diez”, donde el 10% de las especies introducidas logran establecer poblaciones.
Gran parte de especies introducidas aumentan significativamente su tamaño
poblacional y distribución geográfica, alterando el funcionamiento de los
ecosistemas y siendo denominadas por estas razones, Especies Exóticas Invasoras
(EEI). Las EEI depredan a las especies nativas, compiten por recursos, transmiten
enfermedades, alteran y fragmentan los ecosistemas y degradan los SSEE,
generando efectos sociales y económicos negativos importantes (por ejemplo, la
afectación de especies nativas que soportan sistemas productivos y costumbres de
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vida a escala local), claro es el ejemplo de la especie rana africana (Xenopus laevis)
la cual fue introducida en el territorio chileno en el año 1973 provocando que la
especie nativa rana chilena (Calyptocephalella gayi) fuera desplazada convirtiéndola
en especie critica cerca de la extinción (Fibla, 2020).
En tercer lugar, el desarrollo intensivo de los sectores productivos primarios, tales
como el sector silvoagropecuario es la extracción de madera por la industria forestal
lo cual constituye una importante presión para la conservación del bosque nativo del
país, además este sector es responsable de utilizar un gran porcentaje de agua
siendo su consumo total del agua (que incluye agua superficial, subterránea y agua
lluvia) sería del orden del 59%, constituyendo el principal consumidor nacional que,
en conjunto con el sector agrícola (segundo consumidor con 37%) alcanzan el 96%
del consumo total de agua a nivel nacional. A la vez es importante destacar que el
sector minero al igual que el sector silvoagropecuario provoca una alta demanda del
agua al mismo tiempo que pone en riesgo la recarga de aguas subterráneas y el
equilibrio hidrológico de los ecosistemas, produciéndose una reducción de las napas
subterráneas y de los niveles de afloramiento de agua, situación que provoca daños
en los ecosistemas de alta montaña, humedales y glaciares. Junto con la extracción
de aguas subterráneas, la contaminación de acuíferos y los pasivos ambientales
que genera el sector minero constituyen presiones importantes para los ecosistemas
frágiles de estas áreas (MMA, 2014).
En cuarto lugar, los incendios forestales originados principalmente por causa
antrópica, constituyen año a año una preocupación importante para el país, por sus
impactos en las comunidades biológicas y humanas, como también, por los altos
costos que supone su control y la restauración de los ecosistemas afectados. Un
ejemplo de la destrucción causada por estos hechos fue el caso del incendio forestal
del 2017, afectando las regiones de O’Higgins, El Maule y Biobío donde fueron
calcinadas 467.000 hectáreas de bosques (Conaf,2017).
En quinto lugar, el cambio climático afecta considerablemente a las especies ya que
estas poseen limitaciones para dispersarse cuando cambian las condiciones
ambientales en sus áreas tradicionales, la mayoría de las especies de flora terrestre
y de las especies de fauna que se han analizado, presentaría reducciones en su
área de distribución proyectada. En ambientes marinos, para Chile se pronostican
aumentos del nivel medio del mar al año 2.100, se estima que un grado más de
temperatura en los mares, podría afectar de manera importante la disponibilidad de
nutrientes para las especies marinas (Araos, 2018).
Por último lugar, el ministerio de economía ha designado bajos presupuestos para la
protección de la biodiversidad, los cuales son comparativamente menores a los
asignados a políticas de fomento productivo que ejercen un impacto en la
naturaleza. El estado chileno ha propuesto una escasa incorporación de objetivos y
metas que protejan la biodiversidad en distintas políticas públicas del Estado, a la
vez existe una baja visibilidad en la agenda pública de los temas asociados a la
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biodiversidad y su gestión. Escaso conocimiento de la ciudadanía y de los
tomadores de decisión sobre los beneficios de proteger la biodiversidad.
El Estado debe avanzar decididamente hacia políticas públicas orientadas al
fortalecimiento institucional ambiental, a la implementación de un modelo económico
basado en el uso sostenible de recursos naturales y a la ampliación de los
instrumentos de mercado para facilitar el aporte de los privados en el financiamiento
de la biodiversidad.
El país requiere completar su institucionalidad ambiental en materia de biodiversidad
y contar con un servicio que gestione e implemente las prioridades de conservación
del país. El fortalecimiento de la gobernanza, de la coordinación intersectorial y el
aumento del financiamiento, provenientes de diversos mecanismos e instrumentos
económicos, permitirán apoyar la implementación de esta institución.
Chile necesita urgentemente una política nacional climática de largo plazo vincule
las estrategias de financiamiento a la biodiversidad con la agenda de cambio
climático. Esto permite una mirada más integral de la problemática ambiental y
genera una mayor sinergia entre ambos temas, lo que facilita el reconocimiento de
los tomadores de decisiones y su presencia en la agenda pública.
El Estado puede fortalecer su rol en la gestión pública para la conservación de la
biodiversidad a través de dos vías. La primera, consiste en evaluar los programas
públicos aplicando criterios de biodiversidad y gestión sustentable, particularmente
en los presupuestos orientados al fomento productivo. La segunda, busca optimizar
la eficiencia y efectividad de los recursos existentes, por medio de la introducción de
la gestión por resultados en la planificación e implementación de prioridades para la
conservación de la biodiversidad.
El gobierno actual debe fortalecer el financiamiento regional y potenciar iniciativas
de conservación y uso sustentable de la biodiversidad, a través de presupuestos
para que los gobiernos regionales subvencionen actividades de diversa índole, entre
ellas, de protección del medio ambiente y educación ambiental. Esta opción
permitiría que municipalidades, entidades públicas o privadas sin fines de lucro,
propicien iniciativas de fomento a la conservación en los territorios en los que
residen. Se propone mejorar la base de información del Estado para fortalecer la
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toma de decisiones en medio ambiente a través de la disposición de indicadores y
estadísticas sobre el gasto ambiental, cambio climático y la biodiversidad.
La inversión económica en materia de biodiversidad es clave para el crecimiento
armónico del país, tarea que demanda al conjunto de la sociedad. Su financiamiento
no puede depender solamente del presupuesto público, sino que requiere de una
acción decidida e integral de todos los sectores. Solo de esta manera Chile podrá
caminar hacia un desarrollo sostenible con crecimiento económico, inclusión social y
protección de sus recursos naturales para contribuir al bienestar de la biodiversidad
tanto terrestre como marina.
Referencias
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análisis científico desde la diversidad de criterios). Revista Integra Educativa, 8(3),
43-54.http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1997-404320150
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A, Aguilar. (2021) Chile fue el primer país de América Latina en agotar todos sus
recursos naturales del 2021. Agencia Anadolu. https://www.aa.com.tr/es/mundo
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https://mma.gob.cl/wp-content/
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