Niños pobres en la escuela. ¿Un fracaso inevitable? Carlos Pazos Un estudio de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) permite afirmar que la falta de garantías para el aprendizaje se ha convertido en una característica de nuestras escuelas en los barrios más pobres (Montevideo). La base de esta situación opera una compleja red de factores causales: Las condiciones de vida de los niños y de sus familias. Problemática de asignación de recursos para la escuela pública. Necesidad de propuestas curriculares y de organización de la vida escolar acordes con el entorno social. Son necesarias metodologías apropiadas a las características, intereses y carencias de los niños, acrecentando las oportunidades para que estos encuentren en la escuela un ámbito estimulante y acogedor que facilite el aprendizaje y propicie el desarrollo de la confianza en sus propias posibilidades. El equipo de proyecto de Gurises Unidos (Organización No Gubernamental que trabaja por la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes) realizó un análisis continuo a la realidad de los niños en condiciones de riesgo, del cual surgió una propuesta que consistió básicamente en el desarrollo de tres líneas de acción simultáneas: 1. Realización de talleres de expresión en las escuelas, exclusivos para los niños más rezagados (modalidad de discriminación positiva en favor de los mismos). 2. Reforzamiento de los vínculos entre las escuelas y las organizaciones comunitarias, con el propósito de generar mecanismo de articulación, coordinación y complementación de recursos e iniciativas. 3. Creación de espacios de reflexión e intercambio orientados hacia los maestros (Particularmente aquellos educadores más jóvenes y menos empapados en los problemas de la realidad cotidiana de los barrios y en los condicionamientos impuestos por la pobreza sobre la vida de los niños). La evaluación de la experiencia realizada en varios grupos escolares arrojó evidencias alentadoras respecto a la efectividad de la estrategia planteada por “Gurises Unidos”, los resultados son atribuidos gracias a la interrelación de las tres líneas de acción. Prácticas en el jardín de niños con hijos de familias de escasos recursos Barbara T. Bowman La alta incidencia del fracaso escolar constituye una amenaza latente para la estabilidad económica y social (Estados Unidos), por lo tanto es el centro de atención de educadores, creadores de políticas y líderes empresariales y cívicos. Las escuelas y los maestros desempeñan un rol de crucial importancia en la modificación de la experiencia educativa para los niños de escasos recursos y resulta esencial hacer cambios en sus prácticas. El jardín de niños representa una etapa crítica, en especial, para los niños en desventaja económica, ya que “es el momento en que se presenta un cambio en las exigencias del comportamiento social, cognitivo y emocional” (Sameroff & Haith, 1996) al cambiar al niño a un ambiente de aprendizaje informal en el hogar y la comunidad, a un entorno formal donde se espera que aprenda a manejar disciplinas abstractas y complejas. El aprendizaje en la escuela depende de: 1. Las características de las clases (programas de estudio y pedagogía) y la escuela (ambiente y recursos). 2. La capacidad de aprender de los niños pequeños en el entorno escolar. El avance de los niños está relacionado con la “calidad de ajuste” entre el niño y la escuela. Cuando la combinación de niño, familia y características de la comunidad y las demandas no son acordes del salón de clases, el jardín de niños es el principio de una espiral descendente que termina en el fracaso. Resultados de investigaciones indicaron que: 1. Las intervenciones deben hacerse lo antes posible. 2. Las intervenciones deben dirigirse a las variables que incluyan al niño, la familia y la comunidad. A pesar de que este enfoque ha demostrado tener resultados positivos, hasta hoy pocos programas a gran escala han tenido un éxito uniforme en diferentes sitios o han logrado que el nivel de desempeño escolar de niños de bajos recursos se eleve al nivel de otros niños. Realidades a las cuales se enfrentan los maestros y administradores cuando intentan implementar las prácticas recomendadas: 1. La difusión del desarrollo y los problemas conductuales relacionados con el estrés. 2. El bienestar social y emocional y el éxito escolar. 3. Las diferencias culturales entre casa y escuela. La pobreza aumenta la incidencia de patologías del desarrollo La patología del desarrollo es la interrelación entre las características biológicas de los niños y los recursos de su medio ambiente físico e interpersonal (Sameroff y Chandler, 1975). Esta condición se observa desde la perspectiva de los problemas en la relación entre el niño (con cualesquiera que sean sus puntos fuertes y débiles) y su mundo interpersonal (con cualesquiera que sean sus recursos o limitaciones) (Bowman, 1993). Varios factores relacionados con las dificultades del desarrollo y sus disfunciones psicológicas se presentan con mayor frecuencia en las familias y comunidades de bajos recursos (bebés prematuros y con bajo peso al nacer, hambre, habitación inadecuada y sobre poblada, ambientes poco seguros y deficiente atención médica). Es más frecuente encontrar abuso y descuido en los hogares de escasos recursos. La tensión de vivir en pobreza exacerba la ansiedad, depresión, abuso de sustancias y mala salud física y mental, lo cual convierte a los padres y encargados del cuidado de los niños de bajos recursos, en personas más irritables, explosivas y punitivas, por lo tanto los niños con hogares de escasos recurso corren mayor riesgo de presentar disfunciones y discapacidades físicas, sociales y psicológicas. Los niños tienen mayores posibilidades de que sus síntomas se vean intensificados por un entorno cruel y hostil, lo cual a su vez empeora su estado de desarrollo y aprendizaje escolar. Cuando la escuela es otro medio ambiente lleno de tensiones, puede intensificar la disfunción o por sí misma causar problemas sociales y emocionales de largo plazo. Implicaciones para las escuelas y los maestros El personal de la escuela puede desempeñar un papel importante en la prevención de dificultades del desarrollo que interfieran con el aprovechamiento académico. Para ello es necesario que los administradores y maestros: 1. Trabajen con otras instituciones de la comunidad para ayudar a disminuir la posible disrupción de un desarrollo sano. 2. Evalúen a los niños rápidamente para definir si existen evidencias de retrasos del desarrollo o alguna discapacidad que no se haya detectado. 3. Manejen los salones de clases para que apoyen el desarrollo positivo de los niños. Trabajo con instituciones comunitarias. Para evitar que los niños interrumpan su educación y estén en posibilidades de mejorar sus condiciones, las escuelas deben de trabajar junto con agencias y organizaciones de salud pública y de servicios sociales, así como el sistema judicial instituciones de cuidado infantil, programas de intervención temprana y activistas comunitarios. Los maestros comparten el punto de vista de que las escuelas son centros de enseñanza académica y no lugares de resolución de problemas sociales. Uno de los principales impedimentos para que se logre la participación de los maestros en las actividades comunitarias es la incomodidad que muchos maestros sienten al interactuar con las familias de bajos recursos. No se observa buen resultado al intentar que los padres de bajos recursos se involucren en las actividades. Los maestros no tienen la suficiente preparación, para trabajar con adultos, mucho menos con adultos de diferentes grupos socioeconómicos, raciales y étnicos. Evaluación. Meisels señalo que evaluar a niños pequeños es un proceso complicado y difícil y se complica aún más cuando las diferencias culturales confunden la evaluación de los avances del desarrollo. Se requiere de habilidad diagnostica para determinar el estatus de desarrollo. Las escuelas cuentan con pocas personas capacitadas para ayudar a los maestros a realizar las evaluaciones del desarrollo y recomendarles quien necesita apoyo. Las escuelas necesitan un recurso de consulta y planeación dentro de la institución para ayudar a los maestros a identificar a los niños con discapacidades y recomendarles el tratamiento adecuado. Manejo del salón de clases. Después de las pruebas hay niños que siguen en clases generales sin que el docente cuente con las herramientas necesarias para atenderlos. Los niños con discapacidades no aprovechan la enseñanza, y es común que su presencia interfiera con a educación de los demás niños al ser una carga inmanejable en el salón, tanto para el maestro como para sus compañeros. En las áreas con altos índices de criminalidad y violencia, la presión sobre los maestros es muy grande, y con frecuencia erosiona su capacidad de respuesta y empatía. Pocas escuelas proporcionan apoyo rutinario para su personal. Los maestros con menos experiencia ingresan a los entornos educativos más difíciles. Los factores sociales y emocionales afectan el aprendizaje escolar. Los niños que tiene mayor éxito académico en sus primeros años escolares demuestran cumplimiento de las reglas, son cooperativos, tienen actitudes positivas y confianza en su cercamiento al aprendizaje y tienen la capacidad de regular adecuadamente sus emociones. Se consideran tres aspectos del desarrollo social y emocional de los niños: • Las relaciones primarias. • Las diferencias individuales. • Autoestima y autoconciencia. Relaciones primarias. Cuando los niños entran a la escuela ya son capaces de recurrir a los adultos como fuentes de información, disciplina y gozo. La calidad de los primeros cuidados establece los cimientos para la capacidad de amar y utilizar a otros seres humanos como fuente de alivio, esperanza y guía, y sienta las bases en el sentido de bienestar y un interés en el compromiso social. La calidad de la interacción con los padres contribuye al éxito escolar. Los maestros y quienes cuidan a los niños pueden ayudar a suavizar la experiencia del niño de manera que pueda salir relativamente ileso de acontecimientos que en otras circunstancias lo hubieran afectado de manera severa. La relación con los padres es muy indicativa de las relaciones posteriores, también puede darse una influencia de otros adultos importantes en la vida del niño. Howes y Pianta mencionan que la calidad de las relaciones de los niños con los maestros afecta como se adaptan a la escuela y como aprenden. El aprendizaje de los niños está ligado al tipo de relación que tiene con sus madres y sus primeros maestros, lo cual indica la fuerza de todas las relaciones primarias que intervienen en el aprendizaje. Implicación para los maestros. El niño tiene dos maneras de adaptación al jardín. 1.- se tiene que entender y aceptar el vínculo entre los niños y quienes se encargan de ellos. Los maestros deben crear entornos favorecedores si esperan formar alianzas con quienes cuidan a los niños. Cuando las nociones de padres y maestros sobre cómo y que deben aprender lo niños, son contrarias, es menos probable que los niños respondan a expectativas de la escuela. 2.- la relación entre el maestro de jardín de niños y el niño, es un reflejo de la relación padre-hijo. Los niños que tuvieron situaciones problemáticas, suelen reproducirlas dentro del jardín. Para facilitar a los maestros en su capacidad de edificar relaciones, es necesario, proporcionar una educación que se enfoque a la construcción de relaciones, así como procurar que los tamaños de los grupos sean pequeños para que los maestros puedan establecer relaciones significativas con los alumnos. Diferencias individuales. La maduración se da en un proceso de saltos y planicies según el crecimiento y experiencias de los niños. El temperamento de los niños se ha asociado con dificultades sociales y emocionales posteriores. La disposición de los niños de aprender es un reflejo de las características de temperamento así como de la madurez socioemocional. Los temperamentos de algunos niños pueden facilitar la adaptación al entorno social, mientras que otros estarán predestinados a la disonancia social y académica. Se han utilizado conceptos como resistencia y vulnerabilidad para explicar las respuestas de los niños de entornos difíciles; Los niños vulnerables, tienen experiencias psicológicas que los orillan a responder de manera negativa. Los niños resistentes pueden evadir los resultados negativos de situaciones. Para que los niños sean eficientes en su aprendizaje que deben tener las siguientes características: Confianza: control y dominio. Curiosidad: descubrir. Intencionalidad: persistencia. Autocontrol: modulas las propias acciones, control interno. Relación: interactuar. Capacidad de comunicación: intercambiar. Cooperación: balancear. Implicaciones para los maestros. Es responsabilidad del maestro reconocer a los niños sensibles o vulnerables que requieren de cuidado especial. Es necesario proporcionar mayor atención a las variaciones normales en el desarrollo individual. Para el maestro es una tarea complicada hacer que el salón de clases se convierta en un entorno de apoyo para cada niño. Es muy importante hacer compatibles las oportunidades de aprendizaje. Pero el tamaño de los grupos, las presiones para terminar un programa y la cultura de las escuelas es un factor que va en contra de este tipo de medio ambiente personalizado, en especial en las escuelas que prestan servicio a los niños de bajos recursos. Es raro que los maestros presten atención a la calidad de salud mental como un factor para el aprendizaje, por lo tanto los niños que no se adaptan fácilmente al grupo tienen mayor desventaja. Autoestima y autoconciencia. Harter: los niños presentan un cambio en la percepción que tienen de ellos mismos entre los 5 y los 7 años, los niños evalúan su desempeño según los estándares impuestos por otros. Por lo tanto son vulnerables a los juicios que los presentan como inadecuados. Implicaciones para los maestros. Es importante organizar actividades que estimulen la confianza y la autoestima en los grupos de niveles sociales bajos. Algunas actividades para trabajar con el autoestima serian: “vacuna contra el tétanos y mercado libre. Otra perspectiva recomienda integrar el programa escolar con las tradiciones de varias comunidades, para lograr la creación de planes de estudio que estén centrándose en grupos sociales, lingüísticos y con criterios de género. Las diferencias culturales se confunden con problemas del desarrollo y conducta. El mal desempeño académico de los niños de bajos recursos y de minorías sociales tiene su explicación no en las características biológicas, si no en su entorno cultural. Atribuir las diferencias en desempeño a la deficiencia del desarrollo refuerza la hipótesis del déficit que permite menospreciar a los niños que no se ajustan al molde. El desarrollo es un proceso interactivo conformado por varios factores, como son creencias y prácticas culturales, patrones de resistencia y factores situacionales. Slobin: “los patrones culturales son extraordinariamente persistentes por que se establecen durante la infancia a través de una interacción estructurada con los portadores de la cultura. Niños pobres: negro destino RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS / 30-04-2014 La Jornada Zacatecas Nacer pobre en un país con poca movilidad social, es el peor de los mundos para esos niños y una señal ominosa para su futuro. Ser niño pobre es una marca negra del destino, en una nación con políticas sociales injustas, como México. Un niño de cuna menesterosa tendrá desventajas en la apropiación de conocimientos y saberes, aun cuando se le apoye con ‘educación gratuita’ y becas, las desventajas de provenir de un hogar en la miseria no se subsanan con eso. El capital cultural que absorbe un infante en el hogar será una carencia que no se remedia con el acceso a la educación formal. Por tanto, tenemos niños que entran a la escuela, pero ingresan a medias al conocimiento, lo cual genera brechas que reproducen las desventajas. También las oportunidades laborales tienen la marca del origen: los niños de cuna humilde llegan a tener los empleos menos formales y con los peores esquemas de protección social. La pobreza también se distribuye en el espacio, genera la segregación residencial que separa a los grupos humanos de tal manera que hay ocasiones que sus culturas no se tocan, por tanto, el tipo de contactos de esos chicos provoca que su capital social esté pulverizado. La vulnerabilidad frente a la delincuencia de los niños de barrios y comunidades empobrecidas es altísima: 95 por ciento de los menores internados por actos delictivos provienen de familias pobres. Con todo lo dicho, niños sin aprendizaje, sin capital social, con expectativas de empleo precario, y vulnerables frente a la delincuencia, son niños atrapados en la pobreza, sin posibilidades de salir de ella. Presos en una condición de la que no son responsables y, sin embargo, la sufrirán cual destino fatal. Es el mal impersonal puro. Y en México, 54 por ciento de los niños son pobres, es decir, más de la mitad de los infantes mexicanos están envueltos en esta condición sobre sus destinos: expuestos a la transmisión intergeneracional de la pobreza. Como la manera de resolver esta situación es con políticas que impulsen la cohesión social (que remedia la exclusión, segmentación y fragmentación), y el Estado mexicano impulsa políticas que justamente destruyen la cohesión social (como la flexibilidad laboral, que destruye la capacidad cohesiva del empleo), por tanto, no se ve que el destino de los niños que nacen en cuna precaria vaya a cambiar pronto. Son malas noticias. Sin embargo, la esperanza está ahí, frente a nosotros. La decidida acción de los mexicanos tiene toda la posibilidad de ocurrir frente a este injusto destino para las nuevas generaciones. La esperanza es la condición de posibilidad de la rebeldía, y esta última se convierte a su vez, en esperanza de un mejor destino para nuestros niños. BIBLIOGRAFÍA Bowman, B. T. (s.f.). Prácticas en el jardín de niños con familias de escasos recursos. Pazos, C. (s.f.). Niños pobres en la escuela. ¿Un fracaso inevitable? Vargas, R. C. (2014). Niños pobres: negro destino. La Jornada Zacatecas.