Nataniel Aguirre Cochabamba, 1843 – Montevideo, 1888) Político y novelista boliviano. Considerado un clásico de la literatura de su país, su narrativa se inscribió en la novelística de finales del siglo XIX como una excepción al relato colonial, al memorialismo y a la reconstrucción histórica que predominaron hasta entonces. Su obra sirvió así de puente entre el ya caduco romanticismo y el incipiente realismo. El conjunto de su producción es por ello difícilmente catalogable. Se le considera un caso excepcional incluso por su biografía, ya que sólo en la madurez fue reconocido por su obra ensayística, habiendo dedicado anteriormente su vida a la política. Fue miembro del Consejo de Estado en 1872 y de la Convención en 1880, y después ocupó sucesivamente la cartera de ministro de Hacienda, de la Guerra, del Gobierno y de Relaciones Exteriores durante gobiernos de distintos presidentes. En 1885 publicó la novela Juan de la Rosa (Memorias del último soldado de la Independencia), que le valió el mayor reconocimiento de los intelectuales y del mundo de la cultura boliviana y lo situó entre los narradores más relevantes del país. La novela relata algunos de los episodios más heroicos de la historia de Cochabamba, su ciudad natal, para destacar la resistencia del pueblo contra el general español José Manuel de Goyeneche. Al tratar en una novela histórica hechos recientes que todavía estaban en la conciencia de los lectores, Nataniel Aguirre se alejó del estilo romántico que prefería situar los relatos en tiempos más remotos y acercarse a una literatura didáctica que trataba de formar a la población en la corriente liberal. Por esta obra el eminente crítico Enrique Anderson Imbert lo juzgó el mejor novelador de la historia de Bolivia. De 1874 a 1883 publicó varios ensayos de relativo éxito pero de indudable interés, como Unitarismo y Federalismo, Biografía del General Francisco Burdett O’Connor o Bolivia en la Guerra del Pacífico. Escribió también poesía lírica y patriótica, cuentos, dramas románticos de corte folletinesco, como Visionarios y mártires (1865) y Represalia de héroe (1869), y las novelas La bellísima Floriana y La Quintañona, obras ambas de acusado valor literario que lo inscribieron dentro de la llamada “literatura boliviana independiente”.