INDICACIONES PARA UNA MEJOR LECTURA DE LOS TEXTOS DEL DOMINGO Queridos hermanos lectores: Este pequeño subsidio busca ayudar a una mejor lectura de los textos de la liturgia del domingo, por un lado señalando las palabras que pudieran ser no muy conocidas, ya que pertenecen al ámbito bíblico específicamente, o porque no son parte de nuestro lenguaje habitual. También, queremos acceder a una comprensión mejor de los textos, para anunciarlos con convicción. Con mucho gusto recibiremos sugerencias y correcciones. Las palabras escritas en rojo pueden traer algún problema para la pronunciación. Por favor pongamos atención a los acentos y las consonantes. Décimo domingo durante el año (9/6) PRIMERA LECTURA Lectura del Primer Libro de los Reyes. En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la viuda que había socorrido al profeta Elías, y su enfermedad se agravó tanto que no quedó en él aliento de vida. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tengo que ver yo contigo, hombre de Dios? ¡Has venido a mi casa para recordar mi culpa y hacer morir a mi hijo!».«Dame a tu hijo», respondió Elías. Luego lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba y lo acostó sobre su lecho. E invocó al Señor, diciendo: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me ha dado albergue la vas a afligir, haciendo morir a su hijo?». Después se tendió tres veces sobre el niño, invocó al Señor y dijo: «¡Señor, Dios mío, que vuelve la vida a este niño!». El Señor escuchó el clamor de Elías: el aliento vital volvió al niño, y éste revivió. Elías tomó al niño, lo bajó de la habitación alta de la casa y se lo entregó a su madre, Luego dijo: «Mira, tu hijo vive». La mujer dijo entonces a Elías: «Ahora sí reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente en tu boca». Palabra de Dios. Elías: Uno de los profetas más importantes en la historia del pueblo de Dios. Su nombre significa “Yahveh es mi Dios”. Ante los “nuevos cultos” que practicaba el pueblo, es el “defensor del yahvismo”, de la fe viva en el Dios de la Alianza. En el monte Carmelo enfrenta solo a los 450 profetas de Baal (ídolo cananeo, dios de la fecundidad y los cultivos), probando así que Yahveh, y no Baal, es el verdadero Dios. Ejerce su ministerio en el s. IX a.C. (años 874-850, aproximadamente). Los principales hechos de su ministerio se cuentan desde 1 Re 17,1 hasta 2 Re 2,11. Era de Tisbé, en Galaad, una región montañosa ubicada en la Transjordania (del otro lado del río Jordán). “Hombre de Dios”: Era uno de los nombres que se daba a los profetas. SALMO Sal 29,2.4-6.11-12a.13b Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Señor, Dios mío, clamé a ti y tú me sanaste. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R. Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R. Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor». Tú convertiste mi lamento en júbilo: ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R. SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia. Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba,y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. Palabra de Dios. En la carta a los cristianos de Galacia, una región de Asia Menor, San Pablo habla de su vida como ferviente judío del grupo de los fariseos, tras lo cual vive una experiencia de encuentro con Jesús resucitado, que cambia su forma de pensar y toda su vida. Luego de este encuentro, seguro de la misión que Cristo le había encomendado, recorre Arabia (al sur y este de Israel), Damasco –Siria- y luego Jerusalén, donde se encuentra con los que son considerados “columnas de la Iglesia”, Pedro y Santiago.