CONTRATO DIDÁCTICO La idea de contrato didáctico contiene el conjunto de normas, que se encargan de determinar las formas adecuadas de actuación en el aula, tanto del profesor como de los alumnos. Estas normas pueden ser específicas de nuestra práctica didáctica (en la cual nos planteamos las interrogantes: ¿cuándo está permitido el uso del contexto real?) o, de modo más genérico, pueden ser normas de tipo social sobre lo que está bien realizar en el aula . Las normas, además de articular las prácticas del aula, están en la base misma de los procesos de comunicación y son una parte fundamental de los aspectos que incluimos bajo el aspecto genérico de la gestión. Cuando los miembros de un aula desean pertenecer al grupo-clase, se esfuerzan en comportarse de manera adecuada a las normas establecidas. Este tipo de comportamiento facilita su participación e influencia. La problemática principal de este aprendizaje radica en que a menudo la naturaleza de las normas no hace posible explicitarlas con la necesaria claridad. El estudio en profundidad del contrato didáctico en el aula permite analizar los procesos por los que se construyen y negocian las normas del aula, así como las interpretaciones emergentes y las dificultades que se presentan. El contrato didáctico es un conjunto de reglas –con frecuencia no enunciadas explícitamente- que organizan las relaciones entre el contenido enseñado, los alumnos y el profesor dentro de la clase de matemáticas Los estudios sobre el contrato didáctico y sus relaciones con los procesos de aprendizaje son esenciales ya que lo que está en juego es el significado real del conocimiento construido por los alumnos. Cuando en un aula coexisten dos o más interpretaciones referidas a una misma norma, los participantes deben optar por usar una de las interpretaciones, o bien inhibirse. La diversidad de interpretaciones de una norma es muy habitual en cualquier contexto de prácticas. Por ello es razonable pensar que también existe distancia entre la interpretación de las normas que proponen los alumnos. Por otra parte, el alumno que sostenga una interpretación diferente de la finalmente usada tenderá a sentirse poco implicado en la tarea matemática regida por dicha norma. Así pues, el difícil acceso de algunos alumnos a las interpretaciones de las normas de la práctica didáctica es una importante fuente generadora de dificultades de participación y aprendizaje o por una minoría influyente. Los alumnos que difieren de normas legitimadas del aula deben vencer muchas resistencias y comprender las posibilidades de participación en un entorno regido por normas que no comparten, las cuales pueden dar origen a dificultades de aprendizaje si la cultura del aula no promueve la discusión en torno a interpretaciones alternativas a las legitimadas. Estas normas determinan un microcultura del aula y tienen las siguientes características: • Algunas son generales y se pueden aplicar a cualquier disciplina. • Regulan el funcionamiento de las actividades docentes y discentes. Llamamos contrato pedagógico al conjunto de estas normas que no están ligadas a una disciplina específica. Otras normas son específicas de la actividad matemática, regulan, por ejemplo, las argumentaciones matemáticas e influyen en las oportunidades de aprendizaje. Hay un acuerdo: cuando esperamos que el niño resuelva un problema de forma aritmética y uno de los alumnos idea una solución original y completamente inesperada Se habla de contrato didáctico para describir y explicar las obligaciones o normas no explícitas que rigen las interacciones entre el profesor y los alumnos en el aula el "contrato didáctico" regula los derechos y obligaciones del profesor y los alumnos. Es el resultado de un proceso de negociación entre los alumnos, el profesor y el medio educativo. Así como hay criterios explícitos esenciales del contrato didáctico como los criterios de evaluación, hay otros que no son explícitos pero se detectan cuando el profesor plantea actividades poco habituales que vulneran las reglas del contrato, lo cual genera desconcierto en los alumnos. Los alumnos, en su adaptación al medio escolar, llegan a desarrollar un sentido que les permite captar las reglas del contrato didáctico en cada caso. La importancia de los fenómenos de contrato didáctico es que condicionan de manera determinante el tipo de aprendizaje. La actitud del profesor determina con frecuencia de manera inconsciente las relaciones de los alumnos con el curso, como: la actitud de espera de la explicación del profesor. DIFICULTADES DE APRENDIZAJE RELACIONADAS CON EL CONTRATO SOCIAL La definición de los contenidos del contrato didáctico incluye consideraciones de tipo social al señalar que el propio contrato sugiere las actuaciones que están bien valoradas y las que, en cambio, no lo están. A esta parte integrante del contrato didáctico la llamamos contrato social (Lerman, 2000). Adoptar el término contrato social en el análisis de los fenómenos del aula de matemáticas permite poner de manifiesto los valores y valoraciones que contribuyen a conceder diferentes grados de legitimidad a las interpretaciones de las normas de la práctica matemática. El contrato social tiene que ver con la habilidad por integrarse con la menor conflictividad en la cultura dominante del aula. Se trata de la habilidad por ajustarse a lo que está bien y rechazar lo que está mal, aunque a veces esto signifique negar la idea de normalidad que se ha venido desarrollando en la cultura de origen y el grupo social de adscripción. Las interpretaciones de las normas sostenidas por participantes con una buena posición social son más proclives a ser aceptadas o valoradas favorablemente. En cambio, los alumnos indecisos ante una norma, tendrán muchas dudas para unirse a las interpretaciones sostenidas por participantes con escasa representatividad, por muy razonables que les parezcan sus interpretaciones. Al igual que el contracto didáctico es conflictivo por la dificultad que supone compatibilizar diferentes interpretaciones de las normas del aula, el contrato social también lo es por lo que supone de diversidad de valores y valoraciones. La construcción del contrato social en un contexto de prácticas presupone optar entre las diversas posiciones posibles hasta desarrollar posiciones de aceptación y de rechazo de unos participantes hacia otros. En general, existen grupos de alumnos con mayor nivel de identificación con la cultura escolar que les proporciona una buena posición social relativa en el aula de matemáticas. Se tiende a considerar que cada alumno ocupa un lugar u otro en el orden social del aula de matemáticas en base a sus conocimientos matemáticos, sus capacidades y habilidades. Las características individuales de cada alumno condicionan el tipo de respuesta que se da a las situaciones de rechazo y a las dificultades de participación. Del mismo modo, las características individuales determinan que, bajo circunstancias parecidas de divergencia en la interpretación de una norma y valoraciones negativas similares, un mismo alumno pueda reaccionar de formas muy distintas. El contexto social del aula y los contenidos específicos de su contrato social no fijan únicamente, por tanto, las dificultades de participación y aprendizaje. No obstante, y a pesar del factor individual, existen grupos de alumnos con una mayor tendencia a acumular dificultades de este tipo. Los alumnos alejados de las interpretaciones legitimadas de las normas y con una escasa posición social relativa en el aula están en peores condiciones de participar y, a priori, son objeto de mayores dificultades de comprensión de la práctica matemática. El caso de los alumnos inmigrantes es un claro ejemplo.