Subido por Julia M. G.

Justificación

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Justificación
El 18 de marzo del 2020 surgió un cambio en mi centro de trabajo que avanzaba
paulatinamente en todo el mundo, no imaginamos las magnitudes que estaba alcanzando.
Suspendimos clases de manera indefinida a causa de la pandemia por COVID 19, en ese
momento no sabíamos ni tampoco imaginamos todos los cambios en nuestra práctica docente
que resultarían con todo esto. Nuestra directora nos solicitó continuar con las actividades
pedagógicas y nos pidió abrir un grupo de WhatsApp por grupo, para tener comunicación con
los padres de familia quienes serían los responsables de llevar a cabo dichas actividades. Por
lo que me surgieron las preguntas ¿Las actividades que estamos realizando, con este cambio,
tienen el impacto que buscamos en los alumnos?
¿Ellos están adquiriendo los aprendizajes esperados?
¿Las estrategias que utilizamos favorecen los aprendizajes significativos en nuestros niños?
Después de tener comunicación por whatsapp con los padres de familia y concluir el ciclo
escolar, la indicación de nuestros directivos para el ciclo 20-21 fue abrir classrom y comenzar a
dar clases en línea y ahora las preguntas volvían a surgir ¿Cómo las llevaríamos a cabo?
¿Utilizaríamos las mismas estrategias? Necesitabamos estar día a día reinventando la forma de
enseñanza-aprendizaje para lograr, primero la atención de los niños y segundo enfocar esa
atención en el objeto del aprendizaje deseado.
Toda esta situación nos lleva a la reflexión de evaluar cuáles estrategias son las que
funcionaban para lograr nuestro cometido. Fue una época de enseñanza empírica basada en
prueba y error, provocando desgaste y desánimo en nuestra practica docente. La capacitación
era mínima o incluso nula. Teníamos que investigar a la par que seguíamos impartiendo clases
y renovando a marchas forzadas nuestras habilidades digitales, tecnológicas y estratégicas.
Es importante poner en una balanza los resultados de esas experiencias docentes para poder
concluir si fue efectivo nuestro trabajo aterrizado en si los niños lograron avanzar en su
desarrollo y conocimientos con la forma o diseño que seguimos durante el confinamiento por la
pandemia.
Nunca podremos regresar a la "normalidad" cómo la conocíamos antes de la pandemia, sin
embargo, debemos aprender a adaptarnos a esta "nueva normalidad", teniendo en cuenta que
nuestra experiencia se va transformando de acuerdo a las necesidades que van surgiendo y si
marcamos un precedente de lo que utilizamos y funcionó, se puede utilizar para avanzar en
nuestro conocimiento y abordar nuevos retos, como el que nos presento la pandemia.
El contexto escolar se transformó de un momento a otro y nuestra responsabilidad como
docentes era continuar con las clases si o si. Se trataba de dar resultados favorables aún
encontrándonos en una situación desconocida para todos. Al invadir espacios privados tanto
del docente como del alumno y los esfuerzos para lograrlo se veían reflejados en realizar una
planeación adecuada para las clases virtuales que cumplera con los propósitos establecidos
por la SEP y a su vez, sirviera eficazmente al llevarla a la práctica.
Sin duda, se lograron avances en el transcurso del confinamiento y logramos sentirnos más
cómodas con el paso del tiempo; en mi experiencia, las estrategias tenían que ser divertidas,
llamativas, variadas, innovadoras y nos encontrábamos en una búsqueda constante para
encontrar las indicadas, pero no siempre era así. Aunque la expectativa era que iba a resultar,
nos encontrábamos con alumnos que se distraían porque no se les hacía atractiva y por lo
tanto no se lograba el objetivo de los aprendizajes esperados.
La propuesta de este proyecto de investigación es indagar cuáles estrategias les funcionaron y
cuáles no a las maestras del Cendi Balbuena, con el objetivo de reconocer y dejar un
precedente que se sirva como referente o guía.
El sector al que está dirigida nuestra población estudiantil, es para hijos de trabajadoras de la
Secretaría de Seguridad Ciudadana, por lo que tenemos hijos e hijas de mamas policías que
tiene horarios exaustivos, que no les permitieron apoyar a sus hijos en todas las clases y la
mayoría de las veces, los alumnos estuvieron acompañados de algún familiar o adulto que los
asistía y que la mayoría de las veces se les dificultaba hacer uso de las tecnologías a las que
no estabas habituados a usar, la actividad, tenía que ser clara y precisa para poder contar con
ese apoyo. Sin duda, el tener un registro de estas actividades que las maestras tuvieron durante
el confinamiento, podrá ser de utilidad para nuevas generaciones y sirvan en un futuro.
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