2. Analiza una manifestación patrimonial desde los presupuestos descritos en Etnicidad, S.A. Como vimos en clase, en el apartado de Etnicidad, S.A., en el que se identifica la cultura y el patrimonio cultural como un bien mercantilizado, utilizando las identidades de las diferentes culturas en un producto generador de beneficio económico. En mi redacción, querría poner un ejemplo, en concreto de nuestro país, que nos toca muy de lleno ya que en mi parecer, junto con la tauromaquia, es el símbolo que más refleja la imagen de España; el Flamenco. Pero antes de desarrollar mi teoría, a modo de introducción, me gustaría destacar que el detonante de que se comenzase a utilizar el patrimonio cultural como exponente económico fue la “globalización”. Según Rodolfo Cerdas (1997:27), se entiende el concepto de globalización como “el acelerado proceso de cambio que, a nivel mundial, se ha venido desarrollando en todos los ámbitos del quehacer humano, pero muy particularmente en lo referente a lo militar, lo económico, el comercio, las finanzas, la información, la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura”. Y es a partir de este momento, en el que la cultura, como objeto de consumo, se ha desarrollado como una fuerza de producción, introduciéndose en el mercado global y en el capitalismo, formando parte de la oferta y la demanda en la economía. Me gustaría reafirmarme con un fragmento de Miguel Amorós, que puede representar a la perfección la situación en la que nos encontramos al hablar de patrimonio cultural: La cultura hace tiempo que murió y la sustituyó un sucedáneo burocrático e industrial. Por eso todo aquél que hable de cultura –o arte, o de recuperación de la memoria histórica- sin referirse a la transformación revolucionaria de la vida social tiene en la boca un cadáver (2016). Y por desgracia no hay un ápice de falso es esa afirmación. Se ha convertido prácticamente todo en un recurso económico, la corrupción y la codicia es lo que prevalece en la mayoría de los aspectos en los que vivimos actualmente. El economista y filósofo José Luis Sampedro, concedió una entrevista a “Ethic” publicada en 2011 en la que afirmaba lo siguiente: El sistema ya no funciona. La estructura debe basarse fundamentalmente en los valores: la libertad, la dignidad humana, la justicia. (…) El problema es que los valores han sido sustraídos por el interés económico. Se hace lo que se considera rentable, lo que va a traer más dinero, no lo que se cree que se tiene que hacer. Dicho esto, y para finalizar mi introducción, continuaré indagando sobre esta materia aplicándolo en el flamenco. El origen del flamenco actualmente no es muy claro, no se sabe exactamente su lugar de procedencia y el momento en el que surge. Lo que sí es innegable es que el papel de la raza gitana fue indispensable y primordial, ya que el flamenco surgió más concretamente entre ellos y sobretodo en la región de Andalucía. No fueron los fundadores del flamenco, si no que debido a la gran variedad de mezcla de culturas (rondando el siglo XV) de entonces, los gitanos se adaptaron con la música que se encontraba presente en la región y la adaptaron añadiéndo características propias, como una manera de mostrar sus sentimientos, influenciado por la pobreza y la ignorancia a la que estaban sometidos. El flamenco es una marca de Andalucía y extendiéndose al resto de España, es una expresión de arte mediante el cante, baile y la guitarra, y no comparable a ninguna otra expresión artística. Por este motivo, el flamenco fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2010. A lo largo de su historia el flamenco se adentró en el mundo del espectáculo, dejando a un lado la privacidad y mostrar al mundo una nueva rama artística, convirtiéndose en uno de los principales atractivos de la industria cultural española y andaluza en especial. Según el “Cuadernos del Turismo” de la Universidad de Murcia (2016): La industria del flamenco está formada por un amplio abanico de bienes y servicios agrupados en diferentes sectores: el textil, calzado, complementos, instrumentos musicales, audiovisual, revistas y libros, espectáculos, docencia y turismo. En materia de turismo, el flamenco es un elemento muy conocido fuera de nuestras fronteras, como por ejemplo en Japón, siendo un fuerte punto de atracción turística a nivel internacional. El verdadero “inconveniente” del flamenco, surge cuando su objetivo deja de ser el expresar el sentimiento, la angustia que se lleva dentro, y pasa a formar parte del capitalismo y recurso turístico en mayor relevancia, la esencia, la autenticidad del flamenco, se puede ver afectada a lo largo del tiempo. También influye en gran medida, la diversificación actual que está sufriendo el flamenco, con el surgimiento de diferentes versiones artísticas del mismo en la industria de la música recientemente. Un claro ejemplo, es la cantante “Rosalía”, la cual está rodeada de polémicas en el mundo del flamenco, ya que es acusada de apropiarse del flamenco versionado a la modernidad. Da la sensación de que se está dejando a un lado la autenticidad y la originalidad y se está abriendo paso a la otredad, un nuevo estilo musical flamenco diferente. Según la Revista de Turismo y Patrimonio Cultural (2014): muchos flamencos jóvenes han apostado por romper radicalmente el espejismo de forma tradicional. Trabajan con una estética ajena al código ortodoxo, buscando un valor intelectual y alternativo, con lo que abominan del sustento autenticista que rezuma cualquier iniciativa de apropiación de los significados. Continuando con la introducción del flamenco en el mercado, me reafirmo en que se ha convertido a lo largo de su historia y aún recientemente en un mercado de cara a la atracción del turismo, sufriendo un proceso de “museificación”, dando paso a la creación de los “tablaos” flamencos, comercios de souvenirs, etc. Como bien sabemos, la política está muy inmersa en estos acontecimientos, al ser la encargada de gestionar la protección y salvaguarda del patrimonio cultural, reflejándose este hecho en decisiones como la declaración del 16 de Noviembre como “Día del Flamenco” en Andalucía, con la participación de la Consejería de Cultura. Aunque la política en materia del flamenco, no está muy inmersa en dedicación al mismo. Reafirmando lo anterior con un extracto del anteriormente mencionado “Cuadernos de Turismo” de la Universidad de Murcia, realizando un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) del flamenco, del cual en el apartado de las debilidades, comenta lo siguiente: Desde el punto de vista económico y empresarial, una de las principales debilidades que se encuentran es la falta de regulación, esto da lugar a un volumen de economía sumergida, que por su propia definición es difícil de cuantificar. Esto da lugar a lo que mi parecer es el verdadero problema del flamenco, y es que a nivel artístico, implica que en ocasiones se ofrezcan espectáculos flamencos que no se ajustan a los niveles mínimos de calidad, lo que da lugar, no sólo al desprestigio del espectáculo, sino del flamenco en general. Cuando una persona asistente presencia un espectáculo flamenco, y aprecia que no es lo que esperaba (un auténtico brote de emociones, una voz penetrante, una guitarra perfectamente al compás, etc.) realmente el flamenco sufre una herida mortal Con la correcta gestión de este arte, el cual cuenta con un valor incalculable, se conseguiría una atracción turística a nivel internacional sin la necesidad de la explotación masiva del flamenco, ya que por suerte, emana originalidad, sentimiento, emoción a flor de piel, y es algo que cala en la sociedad, y por ese motivo se ha convertido en un símbolo reconocido por la UNESCO. Es un arte que brilla con luz propia. Bibliografía Amorós, M. (2016). Los Avatares de la cultura como mercancía. Cruz, R. C. (1997). América Latina: globalización y democracia. Mª Genoveva Millán Vázquez de la Torre, S. M. (2016). ANÁLISIS DEL FLAMENCO COMO RECURSO. Cuadernos de Turismo. Ögmundsdóttir, E. Ö. (2010). Flamenco: una introducción desde su origen. Roldán, C. C. (2014). El flamenco como constructo patrimonial. Representaciones. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 819-835. Sampedro, J. L. (2011). «NUESTRA CULTURA LO HA CONVERTIDO TODO EN MERCANCÍA». (P. Blázquez, Entrevistador)