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Monografia Conducta prosocial y altruista (1) (1)

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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
TÍTULO DE LA MONOGRAFÍA:
“Conducta prosocial y altruista”
AUTORES:
Falcon García, Alexis
(0000-0001-5256-7832)
Fernández Díaz, Anthony Aldair
(orcid.org/0000-0001-8325-1259)
Hidalgo Alva, Sindy
(orcid.org/0000-0001-6442-023X)
Ruiz García, Richard Alfredo
(0000-0002-6322-5309)
Rodríguez Silva, Wilmer Orlando
(0000-0002-9336-4465)
DOCENTE:
Chávez Delgado, Stephany Naisha
()
TARAPOTO- PERÚ
2022
I. INTRODUCCIÓN
El comportamiento de ayuda al otro se estima como un aspecto
fundamental en la vida social del hombre, tanto de esta forma que puede
distinguirse como una forma de equilibrio de la sociedad, en el tamaño en
que posibilita a todos los miembros del conjunto notar que hace parte de
una gigantesca red de apoyo de la cual puede contar con en cualquier
instante y sentirse salvaguardado. Esta conducta en beneficio de otras
personas fue estudiado por la Psicología y especialmente por la
Psicología social, lo cual se conoce con el nombre de conductas
prosociales; entendiéndose bajo esta categoría esas actividades que
hacen los individuos en beneficio de otras, sin aguardar recompensa e
inclusive, a veces, suponiendo un peligro para quienes la ejercen.
El altruismo o conducta prosocial, son dos constructos teóricos con
sentido distinto. La generosidad se fundamenta en los motivos o
intenciones del individuo cuya finalidad es el bien del otro o de los demás.
En lo que el comportamiento prosocial tiene relación con un
comportamiento positivo social, empero sin hacer mención precisamente
a una intención altruista. Por esa razón toda conducta altruista es un
comportamiento prosocial que te va definiendo con las perspectivas de
empatía hacia los demás, sin embargo, no toda conducta prosocial es
altruista, debido a que esta última necesita de por lo menos 3 condiciones.
Las interrelaciones sociales son un parentesco importante entre los seres
vivos y por esto, las ciencias humanas se sienten involucradas con su
análisis. El valor de averiguar constructos representativos vinculados a la
relación social, consigue particular trascendencia en profesiones que se
proponen laborar en la mediación con personas con una práctica de
ayuda.
En alusión a el comportamiento prosocial, ésta podría ser
determinada como todo comportamiento de carácter voluntario y
favorecedor que va a los otros y que está considerado como forma de
socialización el cual se ordena como un constructo primordial en medio
de las habilidades de los recursos individuales. De la misma forma,
pertenece a la singularidad, abarcando prácticas de ayuda, cooperación y
generosidad en las interrelaciones en el cumplimiento de las máximas
sociales e importante en el desempeño psicológico y social del sujeto que
va abarcando desde pequeño. (Garaigordobil, 2017).
Donde la psicología, viene hacer el comportamiento prosocial como un
constructo componencial, debido a que hay diversos sistemas y
habilidades particulares implicados, tanto cognitivos como afectivos,
incluyéndose mutuamente, así como con cambiantes como la vivencia,
expectativas, recompensas, componentes disposicionales y componentes
situacionales, nuestro país de ánimo, ejemplificando, influye en diversos
procesos cognitivos (atención, percepción, memoria, juicio, pensamiento
y resolución de inconvenientes ) que paralelamente influyen en las
conductas prosociales o antisociales.
Asimismo, hace falta señalar que todos los conceptos previamente
referidos, el comportamiento prosocial se ha reconocido más con la
generosidad, el tipo de comportamiento moral más alto. La idea de
generosidad está relacionada con la idea de justicia. En este sentido, la
literatura sobre el análisis del comportamiento prosocial apunta que ésta
está formada de diferentes magnitudes, siendo las más habitualmente
aceptadas la conducta de ayuda, confianza y empatía (Caprara y
Pastorelli, 1993).
En este sentido se puede diferenciar entre generosidad y conducta
prosocial. La carencia de consenso nace de sí se debe considerar a la
motivación en la definición del criterio; el hecho de que la mayor parte de
los motivos no sean de manera directa observables, hace difícil evaluar
un comportamiento de altruista; es más, ni siquiera el propio actor suele
ser consciente, en un rato dado, de todos los componentes que influyen
en su comportamiento, dando como mucho una explicación o atribución
más o menos plausible de esa conducta. Por lo cual se puede integrar las
dos perspectivas al comprender por conducta prosocial toda conducta
social positiva con/sin motivación altruista”. (González, 1995).
Siendo así que de manera general vemos cómo se van moldeando los
pensamientos de cada individuo antes ciertos escalones que van
evolucionando ampliamente en nuestro desarrollo e incrementando el
bienestar de los demás, oponiendo el egoísmo a ese impulso de voluntad
que obviamente sin recibir nada a cambio de esa ayuda voluntaria y
respetuosa que haces. Donde en ambos casos veremos batallar si lo
hacemos porque necesitamos algo, pero interiormente hay una pequeña
llama que va aumentando su volumen para tener en cuenta si
verdaderamente queremos ayudar a los demás de todo corazón.
Queriendo decir que sea la circunstancia que se encuentre alguien, habrá
esas palabras que estarán en tu mente debatiendo sin saber si hacer algo
bueno por alguien necesariamente no necesita de ningún beneficio, ya
que no todos actuamos de esta manera y en casos solemos ser más
positivos que negativos dependiendo el punto de vista de nuestra persona
y que tan amables o confiables somos ante la sociedad, que de uno o otra
manera se visualiza en varios lados estos comportamiento que poco a
poco vamos analizando de mejor manera y con calma para tener unas
respuestas concretas antes estas ocasiones de nuestra vida y mejorar el
ámbito social de todos en el mundo.
Obteniendo resultados que nos permitan controlar nuestros actos
prosociales y altruismo al mismo tiempo y generar un acto de gratitud ante
toda ocasión que nos pasara y ver si alguien nos pueda ayudar con
beneficio o sin beneficio alguno ante tu persona y ver que tan capaz eres
de ser una persona con buenas actitudes ante otras personas.
Las capacidades sociales están presentes en todos los individuos, en
cualquiera de las etapas del ciclo vital, ya que se fundamentan en el cómo
nos relacionamos en sociedad, independientemente de si este tipo de
vínculos es funcional o no. Las habilidades sociales positivas son las que
nos llevan a mantener relaciones interpersonales sanas y funcionales. De
manera
particular,
las
habilidades sociales
positivas
avanzadas
(Conducta Prosocial) están en función de ayudar al otro.
Al respecto, Hurlock (2002) considera que en el periodo adolescente es
donde suelen presentarse estas conductas, ya que este tiende a
manifestar intolerancia, rechazo de concejos, falta de aprecio, afecto
hacia otros y resistencia a aceptar las normas sociales. En las últimas
décadas ha crecido el interés por generar en la población particularmente
adolescente,
comportamientos
de
corte
interpersonal.
González
(1992/2000) presupone la existencia de una preocupación gestada desde
los ámbitos social y científico en relación a conductas antisociales de
agresión y delincuencia, por un lado, y de inhibición ante situaciones de
emergencia por el otro. Es por lo anterior que el constructor de Conducta
Prosocial cobra gran relevancia en el contenido de esta investigación; la
cual en palabras de González (1992/2000) es toda conducta social
positiva con o sin motivación altruista. Consecuentemente, los
requerimientos de la sociedad demandan principalmente la comprensión
del otro, brindar apoyo, mostrar solidaridad, altruismo, etc. En virtud de lo
anterior, conviene contar con medios que permitan distinguir este tipo de
comportamientos; particularmente los instrumentos de medición resultan
ser medios idóneos para sustentar la realidad social que se expone, dan
sentido de validez objetiva de tales comportamientos, de ahí la relevancia
de contar con un abanico de posibilidades en materia de medición. De
este modo, resulta necesario para tener un conocimiento claro del
constructo Conducta prosocial, contar con instrumentos que midan
precisamente actitudes asociadas a ello en el periodo Adolescente.
II. MARCO TEÓRICO
2.1. Definiciones de conducta prosocial:
La conducta prosocial puede ser comprendida como “los intentos de
satisfacer la necesidad de apoyo físico y emocional de otra persona”. Bajo
este punto de vista se puede afirmar que la conducta prosocial tiene como
objetivo brindar atención a un individuo que presenta dificultades o
problemas o simplemente aquella conducta que procura ayudar a otro a
alcanzar un objetivo determinado. (Auné, Blum, Abal, Lozzia, Horacio,
2014).
De otro lado, se ha planteado que la conducta prosocial puede ser
entendida como “un conjunto de conductas voluntarias las cuales están
destinadas a establecer relaciones positivas, empáticas, cooperativas y
socialmente responsables con el objetivo de beneficiar a otros”. Esta
definición también hace hincapié en identificar a las conductas prosociales
como aquellas acciones que están orientadas a ayudar y favorecer a
terceras personas y que se caracterizan por ser positivas y aceptadas por
la sociedad. (Inglés, Martínez & García, 2013)
En adición a ello, resulta conveniente señalar que “cuando se habla de
positiva se entiende que no daña, que no es agresiva”, en conclusión, que
todas las acciones que se relacionan con las conductas prosociales,
tienen que ver con aquellas que favorecen y causan beneficios, pero que
no involucran actos que de alguna manera puedan generar perjuicio,
menoscabo o daño en terceros. (Vásquez, 2017)
En mérito a lo señalado en los párrafos precedentes, podemos afirmar
sobre la conducta prosocial es un concepto multidimensional, que
determina
comportamientos
voluntarios
los
que
se
encuentran
relacionados a una búsqueda de recompensas en las que ayudar,
compartir, consolar, cuidar y empatizar no sólo ayudaría a la otra parte,
sino que también beneficia a las personas que realizan dichos
comportamientos pues, ya que se encuentra demostrado en diferentes
investigaciones realizadas que los niños y jóvenes prosociales muestran
una mayor adaptación durante el desarrollo vital, no solo en la infancia y
adolescencia, sino a través de toda la vida adulta hasta la ancianidad.
(Correa, 2017)
En línea con lo desarrollado en los párrafos precedentes, podemos
destacar que la conducta prosocial no solamente es positiva y beneficiosa,
sino que adicional a ello se distingue por ser voluntaria, lo que significa,
quien despliega conductas prosociales actúa conforme a sus propias
convicciones y lo hace con total libertad, sin que haya sido constreñido a
ejecutar tales acciones. (Sariá, 2017).
La conducta prosocial, puede entenderse como un fenómeno complejo
que engloba acciones individuales o colectivas, aprendidas o modificadas
por el conjunto de creencias y sentimientos individuales, y que caracteriza
a la persona que desarrolla acciones voluntarias de solidaridad y ayuda
emocional en beneficio de otros.
Por lo que se puede destacar que existen quienes asocian la conducta
prosocial con determinados factores que se mencionan a continuación:
❖ La personalidad
❖ El autocontrol o autorregulación
❖ Estabilidad emocional
❖ Confianza
❖ Autoeficacia social
2.2. Dimensiones de la conducta prosocial
según Auné et al. (2015) las dimensiones de la conducta prosocial son
las siguientes:
a) Comportamientos empáticos: Son acciones que realiza un individuo,
que está caracterizado por la comprensión, manifiestan empatía,
soporte emocional y refuerzo.
b) Comportamientos empáticos: Son acciones que realiza un individuo,
que está caracterizado por la comprensión, manifiestan empatía,
soporte emocional y refuerzo.
c) Altruismo: Son acciones que realiza un individuo como la asistencia,
cuidado y compromiso con los prójimos. Alto que supone
necesariamente un benefactor y un beneficiario, donde claramente se
diferencia esta figura, el cumplimiento del accionar.
d) Compartir y donar: Es el hecho de donar, dar, prestar, regalar,
compartir objetos, dinero, vivencias, momentos, emociones u otro
aspecto de valor para los usos y costumbres con otros individuos.
Bajo este contexto se entiende que la conducta prosocial, puede
entenderse como cualquier conducta que beneficia a otros o que genere
efectos positivos. Por ejemplo, la unidad, cooperación, ayuda a los demás,
altruismo etc. Este tipo de comportamientos son esenciales para
establecer
y
mantener
relaciones
sociales
porque
promueven
interacciones positivas con los demás.
2.3. Características de la conducta prosocial
Al respecto es preciso señalar que una gran mayoría de profesionales en
psicología creen que cualquier comportamiento voluntario que beneficie a
otras personas tiene derecho a ser reconocido como prosocial. Una
amplia categoría de comportamientos, caracterizados por la intención de
procurar un favor a otra persona y de la libertad de elección (por ejemplo,
la ausencia de obligaciones profesionales), en la que se sitúan también
comportamientos que pueden calificarse de altruistas.
Criterios para considerar prosocial una acción:
1. El acto debe beneficiar a un individuo, o más individuos, o un grupo
de individuos.
2. El agente o emisor de la conducta no está obligado a cumplir sus
obligaciones.
3. La conducta debe ser gratuita, es decir, espontánea, no solicitada
por otro individuo.
2.4. Tipos de conductas prosocial
Moñivas (1996), señala que la conducta prosocial es una de las formas de
conducta moral, que puede ser definida también como una conducta
positiva que se realiza para beneficiar a otros, y donde la empatía y las
emociones positivas son su base motivacional.
Con respecto a las diferentes tipologías de la conducta prosocial. Las
categorizaciones más antiguas se caracterizan por ser exhaustivas e
intentar distinguir en detalle entre las diferentes conductas prosociales.
(González, 2000)
a) Conducta prosocial de ayuda directa versus conducta prosocial de
ayuda indirecta: En la ayuda directa el observador interviene
personalmente en la situación. En cambio, ayuda indirecta implica que
busca la colaboración de otra persona que es quien interviene
directamente.
b) Conducta prosocial solicitada versus conducta prosocial no solicitada:
si la conducta se realiza en respuesta específica a un pedido será una
conducta prosocial solicitada; en cambio, si se realiza de motu propio,
se clasifica como no solicitada.
c) Conducta prosocial de ayuda identificable versus conducta prosocial
de ayuda no identificable: Este criterio trata acerca de si es posible
identificar al benefactor, o si el acto de ayuda permanece como
anónimo. Criterios personales, situacionales y temporales demarcan
el grado en que la conducta prosocial realizada es identificable.
d) Conducta prosocial de ayuda en situación de emergencia versus
conducta prosocial de ayuda en situación de no emergencia: se
considera ayuda en situación de emergencia a aquella que ocurre en
una situación que implica una amenaza o daño real, y en la cual, el
peligro puede incrementarse con el transcurrir del tiempo. La ayuda en
situación de no emergencia, en cambio, se presenta relacionada con
sucesos ordinarios, previsibles y no ambiguos.
e) Conducta prosocial en situación de emergencia versus conducta
prosocial institucionalizada: la conducta prosocial institucionalizada o
conducta rol es decidida en un contexto apacible, a partir de una
motivación intrínseca. En cambio, las situaciones de emergencia
ocurren repentinamente y el factor temporal es clave en la elección de
ayudar.
f) Conducta prosocial espontánea (no planificada) versus conducta
prosocial no espontánea (planificada): en la conducta prosocial
espontánea o no planificada la ayuda que se presta es simple,
constituyendo un hecho aislado. Supone un contacto breve con un
desconocido, con el cual no existe una interacción futura. Además, la
decisión sobre la ayuda debe hacerse muy rápidamente.
2.5. Otros factores de conducta prosocial
❖ Factores en contexto escolar
Garaigordobil (2014), refiere que el aspecto estudiantil y social de
todo ser humano tiene consecuencias importantes, la escuela es
un ambiente de suma importancia para desarrollar una conducta
prosocial ya que la socialización tanto con adultos como con niños.
El enfoque tradicional considera al adulto como elemento de
autoridad durante la clase, incluyendo el aspecto moral que lo
conlleva a respetar y admitir la disciplina que se aprende en
distintas situaciones en dicho contexto.
❖ Factores en contexto familiar
Garaigordobil (2014), señala que los padres son los principales
modeladores en el aspecto de socialización, quienes enseñan
valores sociales o altruistas y comportamientos a sus hijos, es por
ello que este contexto aporta gran influencia en esta conducta, los
padres son generadores de un sentimiento confortable, insistentes
en que sus niños no lastimen a otros, asimismo aprenden una
forma de conducta en el cual se puede deducir las normas, las
reglas, distinguiendo lo bueno y lo malo, fortaleciendo aquellas
conductas adecuadas de sus niños, tendiendo a aumentar la
conducta prosocial en sus niños.
❖ Beneficios de desarrollar una conducta prosocial en la escuela
Los beneficios en una conducta prosocial desarrollada en la
escuela son diversas, en primer lugar, brinda una educación lícita
entre semejantes que se interactúan en numerosas actividades,
esta educación adopta bases e ideas formadas en programas
empíricos aplicados y sin aplicar en distintos estudios en donde se
beneficia y se forma a personas prosociales. (Garaigordobil, 2014).
2.6. Conducta prosocial y la personalidad
Eisenberg, Fabes & Spinrad (2006), indican que la conducta prosocial
puede ser definida como todo aquel comportamiento social, positivo, de
carácter voluntario y beneficioso para los demás Así, forma parte de la
personalidad, comprendiendo acciones de ayuda, cooperación e
intercambio y altruismo en las relaciones afectivas, en el cumplimiento de
las normas sociales y fundamental en el funcionamiento social y desarrollo
psicológico del individuo. Así, las pruebas indican que la conducta
prosocial ha sido asociada de forma positiva con diferentes variables
socioemográficas como el sexo, la edad y el nivel educativo.
Asimismo, otros investigadores han asociado la conducta prosocial a
factores relacionados a la personalidad, como el autocontrol, emociones
positivas, procesos cognitivos y razonamiento, estabilidad emocional,
confianza, autoconcepto y autoeficacia social, constructos necesarios
para el afrontamiento exitoso de situaciones complejas, como vivir con
discapacidad motora. (Caprara y Steca, 2005)
3.1. Definición de altruismo
Las antiguas definiciones del altruismo determinaron la percepción y
entendimiento de la conducta altruista en ese periodo de tiempo. Sin
embargo, las definiciones pueden prevalecer o modificarse durante el
transcurso de tiempo dependiendo de los descubrimientos en el área.
Seguidamente, se presentarán definiciones actuales del altruismo y se
realizará una comparación con las antiguas definiciones.
La Real Academia Española (2021) define al altruismo como la diligencia
en procurar el bien ajeno aun a costa del propio; y en segundo lugar como
el fenómeno por el que algunos genes o individuos de la misma especie
benefician a otros a costa de sí mismos.
El diccionario conciso de psicología APA (2010) define al altruismo como
un interés al parecer no egoísta por los otros o el comportamiento que
proporciona beneficio a los demás con cierto costo para el individuo. En
los seres humanos abarca conductas como el voluntariado, sin embargo,
está en debate si las motivaciones de conductas altruistas son de origen
egoísta o desinteresado.
El altruismo desde la psicología fue definido como una conducta voluntaria
no motivada por la expectativa de recompensas externas o por la evasión
de estímulos externos de aversión. El altruismo se basa en los motivos o
intenciones de la persona cuya finalidad es el bienestar del otro o de los
otros. (López, 1994)
Las investigaciones postuladas reflejan evidencia del efecto positivo de la
acción altruista. Realmente actuar de manera altruista tiene más ventajas
que desventajas, en otras palabras, la siguiente afirmación “La conducta
altruista conlleva un sacrificio personal para procurar el bien estar del otro”
es totalmente falsa. A pesar de la evidencia que reflejan los estudios, este
tipo de afirmación aún se encuentra presente en todas las definiciones
actuales de altruismo.
3.2. Tipos de altruismo
Las definiciones de altruismo puro e impuro fueron propuestas por
Stiefken (2014) en su tesis doctoral. El altruismo puro es procurar el bien
estar del otro sin la espera de ningún tipo de remuneración, aún si esta
conlleva un sacrificio para la persona que realiza la conducta altruista. El
altruismo impuro es aquella conducta que procura el bien estar del otro,
pero con motivaciones de recibir reconocimiento por el acto realizado.
Hay distintas clases de altruismo, en medio de las cuales tienen la
posibilidad de detectar a cinco:
❖ Protoaltruismo: Está considerado como una reacción bajo instinto
que se prueba y refleja en los seres vivos y los animales, asociados
a la crianza y custodia materna o paterna.
❖ Generosidad psicótica: está vinculada con aquella conducta que va
más allá de los parámetros, debido a que el individuo puede causar
mal e incluso puede arriesgar de forma desmesurada su propia
vida.
❖ Generosidad generativa: tiene relación con la capacidad que tiene
un sujeto de sentir placer no conflictivo en producir el triunfo de otra
persona.
❖ Generosidad conflictiva: hablamos de un generosidad que se
origina en un problema, esta clase de generosidad se estima como
recursos patológicos.
❖ Pseudoaltruismo: son conocidos como mártires y son individuos
despegados de sí mismos e inclusive con enfermedades similares
al narcisismo y masoquismo.
3.3. Personas altruistas
Las personas altruistas son aquellas que demuestran mucha empatía,
generosidad y mucha disposición a ayudar al otro sin recibir nada a
cambio, e incluso sacrificando parte de su bienestar en el proceso. Así,
son ejemplos de altruismo:
a) Los voluntarios que dedican tiempo, esfuerzo y dinero propio en
atender a aquellos aquejados por la desgracia, como personas en
condición de calle o sobrevivientes de alguna tragedia natural.
b) Los donantes voluntarios de sangre, que no reciben a cambio
ningún pago, ni otra satisfacción que ayudar a reponer las reservas
de un hospital.
c) Las enfermeras y médicos que atienden a los heridos en guerra,
exponiendo sus propias vidas en el proceso.
d) Los filántropos y patronos de las artes y las iniciativas sociales no
lucrativas, que dedican parte de su riqueza al bienestar colectivo.
3.4. Definición de altruismo en el Conductismo
Las conductas prosociales son evaluadas como consecuencias del
refuerzo directo. Lo que la persona siente es un subproducto de las
contingencias.
Skinner (1971), define el altruismo como una conducta que es mantenida
por las contingencias que la refuerzan. Lo define de la siguiente forma: “lo
que una persona siente al comportarse en bien de los demás, depende
de los reforzadores utilizados” y “los sentimientos (que tiene al respecto)
son subproductos de las contingencias”.
Por lo tanto, una persona no es altruista por procesos psicológicos
(deseos, intenciones, motivación…) o rasgos de personalidad sino que su
conducta altruista es consolidada por sus propias consecuencias que
funcionan como reforzadores, lo que Skinner denomina conducta
“operante”.
3.5. Etiología del altruismo
En la variedad de conductas prosociales, el altruismo es definido como
aquella conducta voluntaria encaminada a beneficiar a otros sin la
motivación de un incentivo externo (Eisenberg, 2015). La corriente
evolucionista liga el comportamiento altruista a la capacidad moral pues
los humanos, a diferencia de otros animales, cuentan con la capacidad de
abstraer, categorizar y tomar conciencia de ellos mismos, lo que permite
evaluar una situación e invertir energía y recursos para maximizar la
eficacia adaptativa de otro.
El modelo darwinista explica la etiología del altruismo a través de
dos mecanismos:
a) Altruismo biológico:
El comportamiento altruista evoluciona si “el
producto de la proximidad genética por el beneficio que retira el pariente
es superior al coste en el que incurre el individuo altruista”, es decir,
cuando hay un parentesco genético fuerte es más probable que el
comportamiento altruista se efectúe. (Burges, 2011)
b) Altruismo moral: Es atribuible a un individuo si también se toman en
cuenta las motivaciones conscientes y deliberadas, así como la
simulación de estados mentales ajenos como si fueran propios (teoría de
la mente); así pues, el altruismo biológico no explica por qué algunos
individuos ayudan a otros con los que no comparten ningún vínculo
genético, mientras que el altruismo moral indica que la sensación de
bienestar y la evitación del sentimiento de culpa de la persona que ayuda
es motivación suficiente para emitir un comportamiento altruista. En
conclusión, se trata de una colaboración libre y desinteresada que
beneficia a otra persona, así no se comparta algún parentesco o carga
genética y el fin último de la conducta es brindar bienestar al otro
(Quintanilla, 2009).
3.6. cómo practicar el altruismo
Existen diferentes formas de entrenar el altruismo, sólo es cuestión de
hacer un diminuto listado y ser más detallista en las cosas que ocurren en
nuestro entorno:
a) Prepararle su comida a un enfermo.
b) Donar ropa que ya no usas.
c) Obsequiar juguetes o ropa a niños necesitados en navidad.
d) Apoyar cargando las compras de quien lo necesita.
e) Ayudar a una persona que no descubre una dirección.
f) Regalar comida a las personas de la calle .
3.7. como la conducta prosocial y altruista influye en la violencia
III. CONCLUSIONES
a) La conducta altruista es toda acción voluntaria realizada con la intención
de ayudar a los demás, provocando o manteniendo efectos positivos, la
cual puede estar motivada también por factores diferentes al altruismo,
por ejemplo, motivaciones colectivistas, egoístas, morales-normativas,
entre otras, y aun así considerarse prosocial dada las consecuencias
positivas que genera. En este sentido, la prosocialidad puede implicar o
no una motivación altruista.
b) Las antiguas y actuales definiciones de altruismo no cambian de manera
significativa en la descripción de esta conducta. A pesar de la
información científica que refuta dos afirmaciones que describen la
conducta altruista. En las actuales definiciones se describe al altruismo
como una conducta que conlleva un sacrificio personal para el bien estar
del otro y opuesta al egoísmo.
c) En general, es posible afirmar que la conducta prosocial es un concepto
multidimensional,
compuesto
por
una
diversidad
de
variables
positivamente asociadas tales como: conductas de ayuda, altruismo y
empatía por el beneficio de otras personas; involucra, además, diversos
factores motivacionales. En últimas, se puede considerar que toda
conducta prosocial es una conducta social positiva.
d) El concepto de altruismo necesita ser redefinido. Se debe describir la
conducta altruista tomando en cuenta la evidencia que proporcionan
distintas investigaciones científicas. Estas evidencias no pueden ser
ignoradas, puesto que, su información es valiosa para el entendimiento
y comprensión del verdadero significado del altruismo, visto que, esta
conducta conlleva muchos beneficios para el bienestar social y personal.
IV.
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Disponible
en:
http://www.scielo.org.co/pdf/psico/v20n38/0124-0137-psico20-38-00282.pdf
V.
ANEXOS
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