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Constelaciones Familiares Alegorias y Mandalas- Montoya

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Constelaciones Familiares Alegorías y
Mandalas
«Construyendo mi arcoíris»
serie autoayuda
ELIDA MONTOYAY FABIOLAESMERAL
Constelaciones Familiares Alegorías y
Mandalas
«Construyendo mi arcoíris»
Primera edición, México, noviembre 2015 © Elida Montoya y Fabiola Esmeral, Colombia 2015
Mandalas: Maribel Pardo Sotomayor
Diseño de colección y portada: Carmen Ramírez H. Corrección de estilo: Mercedes Rocha
Alom Editores, S.A. de C.V. José Ma. Velasco No. 72-402 Tels.: 8500-6161y 8500-6767
[email protected] www.grupocem.edu.mx
ISBN
Se prohíbe la reproducción total o parcial de este documento por cualquier medio sin el previo y expreso
consentimiento por escrito.
Impreso y hecho en México
El logotipo del Grupo Centro Ericksoniano de México es un glifo del Calendario
Sagrado Maya o Tzolkin.
Se llama CIMI, el Enlazador de Mundos y representa un puente. Es también el
glifo del cambio. Queremos enlazar la Ciencia y la Espiritualidad, la
Investigación y el Trabajo Clínico, los distintos tipos de Medicinas y técnicas de
Sanación, el Conocimiento y el Servicio, La Razón, el Cuerpo y la Emoción, el
Afuera y el Adentro, sirviendo de puente entre el pasado, el presente y el futuro
de las personas que nos consultan, sirviendo de enlace entre las personas,
familias y grupos que llegan a nosotros.
Al adoptar como logo este símbolo sagrado, formalmente nos ofrecemos como
canales para realizar, desde nuestro lugar y en la medida que nos corresponda,
este enlace, trabajando como un equipo que colabora, participa y crece en
conjunto.
DEDICATORIA
A mis abuelos paternos: Nicolás y Carmen; maternos: Jorge y Vicenta, porque
me dieron la vida a través de mis padres, César Augusto y María Magdalena,
para honrarlos y respetarlos.
A mis hermanos: Dalena y Cesarín, quienes ocupan un lugar lleno de amor en mi
corazón.
A mis sobrinas y sobrinos: Diane, María Angélica, Nicolás y Felipe, ramas
hermosas de nuestro frondoso árbol familiar. Al pequeño Andrew, quien escogió
a Algis y a Diane como sus padres para que lo acompañen en su caminar.
Ati, María Manuela, hija amada, maestra en el tramo del camino compartido, por
tus enseñanzas, amor y confianza.
ASergio, el padre de mi hija, en gratitud por todo lo que nos ha dado y porque
me hizo fuerte para que desde mi luz pudiera vivir la vida de una forma especial.
Alas amigas del alma por su amor incondicional y ser cómplices en hacer los
sueños realidad.
Ala Comunidad de Hermanas de Bethania (CVD), por su infinita confianza en
mí.
Ami Ser Superior, quien en todo momento ilumina el camino de construcción.
Fabiola Amis padres Lucas y Juan por transmitirme la vida y la fuerza para
andar mis propios caminos.
A mis hermanas y hermanos, Edith, Juancho, María Adelaida, Mota y Oscar,
respetuosos del camino elegido por cada uno. Así como a Leonor (madre de mis
cuatro hermanos menores).
A Fernando, pareja y padre de mis hijos, por estar siempre presente en lo bueno
y no tan bueno, a sus padres y familia.
A mis maravillosos hijas e hijos: Paty, Nana, Carlos y Gabo, quienes con
encuentros y desencuentros han abierto puertas a mi mirada interior y me han
ayudado a comprender y vivenciar el profundo sentimiento del amor.
Amis nietas (¡uff!, sin palabras), Amalia y Julia; a su padre Cesc. Amis sobrinas
y sobrinos: Milton, Vilma, Cata (madre de Daniel y Laia), Nubita y Paulita por
nuestra cariñosa e inigualable relación. A mi cuñado, Darwin y a las parejas de
mis sobrinas (Virdal y Andrés).
A mis amigas del “Círculo de princesas danzarinas”; a las del alma. . . Por su
aporte de luz en mi camino.
Amis estudiantes, consultantes y profesores por los aprendizajes mutuos y a
todos los compañeros y compañeras de este viaje por el maravilloso universo.
Elida
Amis tres pedacitos: Sofi, Pao, Leo y a todos los niños, jóvenes y adultos que se
permiten siempre buscar primero en su interior las respuestas de las preguntas
que les va haciendo la vida.
Maribel
!Gracias!
Atodos los padres y madres a quienes inclinando nuestra frente respetamos y
honramos.
Ellos nos confiaron lo más preciado que tienen, sus hijos e hijas: Camila, Ángel,
Juanita, Katherine, Andrea, Sebastián, Valeria, Daniela, Karol, Paula, Sofía,
Manuela, Luisa, Laura, Juan Camilo, Manuel, Nicolás, Michell, Angélica,
Alicia, Jimena e Iván.
Gracias a ustedes niños y jóvenes, quienes con sus historias de vida inspiraron
estos cuentos; porque con su sencillez trabajaron con figuras; nos recordaron el
camino del Arcoíris que todos llevamos dentro, camino que nos condujo al
maravilloso mundo de los Mandalas y éstos finalmente al camino parasuperar la
dificultad.
Y no podía faltar nuestra inmensa gratitud a Cecilia Fabre y Teresa Robles por
depositar su confianza y hacer posible que tengas este libro en tus manos.
ACecilia también gracias por su maravilloso prólogo.
ÍNDICE
Prólogo 13
Introducción 15
Cómo utilizar este libro 23
Construyendo mi arcoíris 27
Capítulo I. Todo se altera cuando ocupamos un lugar que no nos corresponde 29
Cuento: Grande pero no tan grande 29
Mandala 33
Capítulo II. Todos los miembros de la familia tienen el derecho a ser
reconocidos dentro de ella tal y como son 34
Cuento: El baúl con las historias 34
Mandala 36
Capítulo III.Lo que nos muestra la enfermedad 37
Cuento: Copetín sin cola... 37
Mandala 39
Capítulo IV.Alteraciones en la ley del equilibrio 40
Cuento: El recorrido 40
Mandala 44
Capítulo V.Alteraciones en el orden familiar 45
Cuento: La canasta de mamá 45
Mandala 47
Capítulo VI.Orden entre hermanos 48
Cuento: Nueve meses 10 000 49
Mandala 51
Capítulo VII.Adopción 52
La casa y el árbol verdaderos 52
Mandala 55
Capítulo VIII.Honra al padre y a la madre 56
Cuento: La extraña isla 56
Mandala 58
Capítulo IX.Asentir a lo que es (cambios) 59
Cuento ¿En dónde quedó mi arrecife? 59
Mandala 63
Capítulo X.Vínculo interrumpido 64
Cuento: Cangurín no quiere abrazos 64
Mandala 66
Capítulo XI.Adopción 67
Cuento: Ocho patas... y la madeja de luz 67
Mandala 70
Capítulo XII.Maltrato 71
Cuento: Escucha lo que ocurrió en la pradera… 71
Mandala 73
Capítulo XIII.Hijos y padres, separaciones y abandonos 74
Cuento: Un pedazo de papel 74
Mandala 77
Capítulo XIV.Secretos familiares 78
Cuento: ¡Puedo contarlo! 78
Mandala 80
Capítulo XV.Prosperidad 81
Cuento: El jardinero próspero 81
Mandala 83
Capítulo XVI.Duelo 84
Cuento: Paca la lechuza 84
Mandala 87
Capítulo XVII. Constelaciones familiares y campos
morfogenéticos 88
Cuento: ¿Tú en mí, yo en ti, para comprenderte? 88
Mandala 92
Bibliografía 93
PRÓLOGO
Cuando yo edité mi primer libro de cuentos terapéuticos, me preguntaba ¿por
qué un libro de cuentos? Como terapeuta ericksoniana estaba clara, pero había
que explicar a las personas lo que esto lograría y cómo trascendería en quienes lo
leyeran.
Justamente ahora que me he dedicado a integrar los enfoques de Milton H.
Erickson, los aportes de Teresa Robles (Neoericksoniana) y de Bert Hellinger,
sorpresivamente llega a mi correo, un libro de cuentos maravilloso que integra
estos enfoques de manera clara y precisa.
Es un honor para mí presentarles el libro “Constelaciones Familiares, Alegorías
y Mandalas. Construyendo mi arcoíris”, de Elida Montoya de Gómez y Fabiola
Esmeral Vélez, con Mandalas de Maribel Pardo Sotomayor.
Elida y Fabiola, invitan a través de esta lectura a los terapeutas que quieran abrir
puertas, caminos más saludables y sencillos para sus consultantes, que les
permitan una mirada diferente del problema y su solución.
Los cuentos abren la puerta a una comprensión diferente de los problemas y, por
lo tanto, abren opciones. La solución se mira simplemente desde otra
perspectiva, a través de una narración, y se utiliza como oportunidad para crecer.
Dado que los cuentos nos permiten mirar desde otra perspectiva una misma
situación, a su vez nos brindan un cambio de visión y por lo tanto una más
saludable adaptación y una mejor relación con el entorno.
El libro está diseñado, dentro de un esquema de situaciones propuestas como
dificultades, desde los Órdenes del Amor, de Bert Hellinger y envueltos para
regalo -propuesta de Jeffrey K. Zeig- a través de cuentos, como una técnica
indirecta para generar cambios y sugerir soluciones, propuesta por Milton H.
Erickson.
Elida y Fabiola, terapeutas breves, han percibido la importancia de integrar el
trabajo de dos grandes maestros de los siglos XX y XXI: Bert Hellinger y Milton
H. Erickson, quienes ven la terapia como un proceso natural de la vida. Ambos
coinciden en que hay que ver lo que sucede, como es. Para Bert Hellinger es
importante mirarlo y honrarlo; para Milton H. Erickson, mirarlo con otros ojos u
otra perspectiva y encontrar su utilidad saludable, como parte del crecimiento y
de la vida de cualquier ser humano.
El uno y el otro, coinciden además en que todos compartimos experiencias
Universales, por el simple hecho de ser humanos y vivir en este planeta. Para
Bert Hellinger el orden en los sistemas, es semejante en todos, para Milton
Erickson aprendemos y crecemos de manera semejante, pasando por los mismos
procesos de desarrollo, crecimiento y aprendizaje como parte de un ciclo natural,
aunque propone que todos los seres humanos somos únicos e individuales.
Además, los dos comparten, como esencia fundamental de su trabajo, la
sencillez y la simplicidad para acceder al material inconsciente y permitir que, de
manera natural, el alma acomode sus experiencias.
Yhablando de Alma, puedo ver adicionado a esta hermosa y útil obra, la
espiritualidad plasmada en la aplicación
de Mandalas, por quien lo consulta; lo cual hace de este libro, el primero en su
tipo, en esta integración de enfoques, tanto terapeutas como otras personas
encontrarán la sencillez de las soluciones o, como decía Milton H. Erickson, en
el problema se encuentra la solución y, además, es parte de la vida.
Leer esta singular obra es un deleite, que llena de sabiduría y tranquilidad el
alma.
Es un honor para mí presentar este libro y que además sea editado por Alom
Editores, como parte de la línea de trabajo que utilizamos en el Centro
Ericksoniano de México.
Cecilia Fabre Centro Ericksoniano de México
INTRODUCCIÓN
Al iniciar este trabajo es importante, en el transcurso de la lectura de este libro,
retomar el título de la obra “Constelaciones Familiares, Alegorías y Mandalas
para la terapia con niños y jóvenes. Construyendo mi Arcoíris”y su profundo
significado.
Cuando hablamos de Constelaciones Familiares evocamos a Bert Hellinger, ex
sacerdote alemán, quien vivió 16 años junto a las tribus Zulúes en Sudáfrica y de
quienes aprendió sobre las dinámicas familiares. Todas esas experiencias le
acercaron al conocimiento de la pedagogía, la terapia primal, el análisis
transaccional, el psicoanálisis, la terapia sistémica, el análisis del guión, la
fenomenología, etc., que le permitieron tomar diversos elementos para
desarrollar su propia Terapia Sistémica Familiar: las “Nuevas Constelaciones
Familiares del espíritu”.1
Se trata de una técnica terapéutica breve, individual o de grupo, que no es nueva
en su sustento teórico, pero constituye una novedosa puesta en práctica de una
herramienta diagnóstica y sanadora la cual, a nivel mundial, cobra una gran
importancia por el impacto de sus resultados.
Hellinger, en su libro “ Constelaciones Familiares, una reseña” nos dice: “Yo
me encontré con las Constelaciones familiares, porque ya había Constelaciones
Familiares antes de mí”; se las mostró por primera vez Thea Schönfelder cuando
lo eligió como representante del padre de un joven esquizofrénico, durante la
Lindauer Psychotherapie-wochen, en Lindau, Alemania.2
El nombre de Constelaciones Familiares es una inadecuada traducción del
alemán “familienaufstellung”, que significa “posicionamiento de la familia3” ;
aunque se ha popularizado como Constelaciones, sin que el nombre tenga
ninguna relación con las constelaciones zodiacales o con corrientes esotéricas.
Hellinger basa su método de las Constelaciones Familiares en la fenomenología,
una corriente filosófica cuya premisa es que la experiencia debe ser descrita
simplemente como se da, sin analizarla ni interpretarla con prejuicios o creencias
previas; es decir, mediante la observación pura del fenómeno, libre de
intenciones y juicios, desde un espacio interno vacío. En la fenomenología las
cosas se ven tal como son, dándose por sentado que el mundo es como es. Se
utilizan la observación y la percepción para entrar en contacto directo con lo que
se muestra para captar su esencia.
Su enfoque es transgeneracional, ya que subraya la importancia y la influencia
de las diferentes generaciones. La convivencia y el funcionamiento familiar se
rigen por un conjunto de leyes naturales que Hellinger ha llamado Órdenes del
Amor. Este nombre se refiere a “la conciencia del grupo que supervisa el
equilibrio entre el dar y el tomar en los miembros de diversas generaciones, el
ocupar cada cual el lugar que le corresponde y la importancia de sentir que
pertenece al sistema”.4
No nos detendremos a profundizar en el sustento teórico de las Constelaciones
Familiares, para hacerlo se puede consultar la bibliografía sugerida al final, pues
este libro lo que pretende es compartir la experiencia profesional de varios años
de trabajo en Constelaciones Familiares, utilizando figuras en la consulta con
niños y jóvenes, quienes motivaron cierres con Mandalas y Alegorías.
Cada una de las autoras, llegamos, en diferentes momentos, al trabajo con
figuras, gracias a la Doctora Ana Lucía Pérez Camargo, quien con su
conocimiento y experiencia nos formó e introdujo en tan fascinante técnica; ella
con su libro “Desenreda tu vida5” y con su constante práctica profesional, ha
contribuido a allanar el camino en el manejo de Constelaciones Familiares con
figuras.
Posteriormente, encontramos aportes para nuestro propósito y motivación del
psicólogo español Joan Garriga con su libro “¿En dónde están las monedas? el
cuento de nuestros padres”, en el cual nos ha contado Hellinger en muchas de
sus formaciones, y que ha aportado mucho a todos aquellos que han realizado
Constelaciones con figuras; el leerlo facilita el cierre del proceso terapéutico.
Hoy nosotras nos arriesgamos a escribir esas alegorías, esos cuentos, e introducir
los mandalas como contribución al cierre de la terapia de “Constelaciones
Familiares con Figuras” en el proceso terapéutico con niños, jóvenes y, por qué
no, con adultos que quieran sanar.
Dar el primer paso para trabajar con niños, no fue fácil, por el gran compromiso
y responsabilidad que ello implica; pero fueron los mismos niños y jóvenes
quienes con sus necesidades jalonaron el primer paso, con resultados tan
gratificantes que nos animaron a continuar hasta poder compartir hoy, desde un
profundo respeto a su ser y a sus sistemas familiares, estas páginas colmadas de
soledad, dolor, cargas, vacíos, rupturas, abandonos; pero también de amor,
reconciliación, asentimiento y entrega.
¿Por qué alegorías? ¿Qué tienen que ver con las Constelaciones Familiares?
Milton Erickson trabajó con cuentos en la terapia, ya que tienen mucho que ver
con el subconsciente atento a sanar e integrar a partir de la lectura simbólica,
además por ser de gran interés para niños, jóvenes y adultos.
Jean Monbourquette, en el prólogo del libro “ Cuentos para crecer y curar”,
evoca a Milton Erickson cuando afirma que “se ha desarrollado un nuevo
método de enseñanza y de terapia: la alegoría terapéutica”. El terapeuta, tras
haber comprendido el problema de la persona, inventa una alegoría o relato
metafórico que permite al individuo contemplar su problema bajo una nueva luz
y, al mismo tiempo, le sugiere las posibles soluciones.6
“Milton H. Erickson, tuvo una fuerte influencia en Hellinger, en especial en el
trabajo con la narrativa del individuo, las prescripciones terapéuticas y
paradójicas y el uso de los desafíos terapéuticos y de los cuentos”. Es así como
Hellinger en su libro, “El manantial no tiene que preguntar por el camino”, nos
invita a ayudar a los niños mediante historias: “Las historias que les cuento a
ustedes son historias para padres, y luego a través de los padres son historias
para niños, pequeños y grandes... ocurre a menudo que internamente los niños
saben lo que necesitan, pero no quieren que nadie se los diga, sino que deberá
surgir de una comprensión interna. En ese caso es posible contarle cuentos al
niño de manera de formar una alianza con esa buena comprensión del niño, una
alianza amorosa, como con un confidente, y así se le cuentan al niño
determinadas historias que le ayudan a superar una dificultad”.7
En los niveles muy profundos de las historias hay un acuerdo tácito entre el
adulto y el niño o joven, sin que lo esencial sea mencionado. Así ellos pueden
abandonar su síntoma sin perder su dignidad.
María Colodrón, desde su experiencia con figuras, resalta que “... a veces las
dificultades para ver algo forman parte del problema y no se trata de culpar al
cliente de sus “resistencias”, sino de buscar el lenguaje, la metáfora o el mito al
que puede acceder, que le ayude a salir de su propio laberinto”.8
Así, las alegorías se han convertido para nuestra experiencia en una herramienta
que ha permitido a niños y jóvenes acabar de integrar en su inconsciente
familiar, lo vivido en la Constelación con figuras.
En la terapia de Constelaciones Familiares, a lo que nosotras denominamos
“figuras”, María Colodrón lo llama “muñecos”, y explica cómo éstos son
utilizados en el espacio terapéutico como una herramienta simbólica: “La
característica más destacable de los muñecos es su capacidad para representar
mediante una imagen cualquier tema que quiera ser tratado por el cliente o por el
terapeuta. Las representaciones o imágenes que se pueden realizar a partir de
uno o varios muñecos son de tipo metafórico, espacial y relacional. De esta
manera permiten la exteriorización, proyección y reformulación de los asuntos
que el cliente trae a la consulta. Este tipo de representación abarca distintos
niveles de análisis simultáneos, pudiéndose elegir uno o varios de ellos a la hora
de enfocar un trabajo:
 En el nivel intrapersonal permite plantearnos objetivos como el de la integración
de aspectos motivacionales, de carácter, biográfícos u otros.
 En el nivel interpersonal tiene cabida el análisis de contenidos socioafectivos,
así como un ensayo conductual facilitado por la escenografía presentada.
 En el nivel sistémico los muñecos nos permiten trabajar tanto desde los
parámetros de la psicogenealogía como desde la metodología de las
Constelaciones Familiares desarrolladas por Bert Hellinger”9
Desde esa mirada sistémica, le pedimos al niño que posicione las figuras en el
espacio asignado, entablando relaciones entre ellas y allí algo surge para ser
visto y son las Imágenes que solucionan, que para Hellinger no son conceptos
interiores cerebrales sino una imagen de una Constelación Familiar vista y
trabajada desde los Órdenes del Amor y “la imagen de solución al final de la
Constelación actúa, si se le da la posibilidad, de que penetre como tal
10en
el alma” de ese niño, en el alma de ese sistema familiar al que pertenece.
Para finalizar el trabajo en la consulta con niños y jóvenes, se incluyen los
Mandalas. Taina Rolf en su libro “Mandalas hacia la plenitud del alma”, nos
introduce en el maravilloso campo de la comprensión de su significado; la
palabra “Mandala” proviene del sánscrito, y significa círculo o rueda. Los
Mandalas están asociados con la idea de cosmos y del ciclo infinito de la vida.
En muchísimas culturas, el mundo de la forma circular está asociado con la
perfección, el equilibrio y el orden. Oportunamente, Taina nos responde
asimismo a la pregunta: ¿Para qué nos sirve pintar Mandalas? Dándonos diez de
las más importantes razones para hacerlo:
“Incentiva la capacidad creativa y la meditación; posibilita la conexión con
nuestro ser interior y con nuestra esencia: hace que aumente nuestra
expresividad; aumenta nuestra conciencia; nos ayuda a mejorar la autoestima;
colabora en el fortalecimiento de nuestro poder de concentración; estimula la
capacidad de ser pacientes; nos relaja y nos ayuda a desconectarnos del estrés
diario; estimula el hemisferio derecho, relacionado con lo creativo, lo emocional
y lo intuitivo; contribuye a reequilibrarnos y a conectarnos con lo
verdaderamente importante”.
Desde una mirada de Occidente, su universalidad hizo que el psiquiatra Carl
Gustav Jung privilegiará a los Mandalas como expresiones probables de lo
inconsciente colectivo. Para Jung, “el centro del Mandala figura al sí-mismo
(Selfst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de
individuación”.11
Lo inconsciente colectivo es un concepto básico de la teoría desarrollada por
Jung, quien establece que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos
los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos, con el que
se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón, lo cual
fortalece el trabajo de integración en el inconsciente familiar de quienes lo
realizan.12
Los niños y los jóvenes no dejan de maravillarnos en su gran naturalidad y
sencillez para plasmar, con las figuras la dinámica familiar, esa dinámica cargada
de enredos sistémicos que los atrapan en una red invisible; lo único que vemos
los adultos es el niño/joven problema, enfermo, deprimido, ansioso.
El niño/joven que pertenece a un sistema familiar y que, por ser el más débil del
sistema, carga con las implicaciones, a veces de muchas generaciones atrás, y
con otras implicaciones recientes; pero sea cual sea el caso, no importa, porque
cuando un niño o un joven abre su corazón y afloran sus emociones más
profundas, desde la entrega y el asentimiento, superan la dificultad.
La superan cuando a través de la alegoría ven con otra mirada la dificultad y la
resuelven. Cuando colorean un Mandala y a través de los colores y la conexión
con su sí-mismo, con su inconsciente familiar, integran el trabajo realizado con
las figuras y las frases sanadoras.
Ahora los invitamos a zambullirse en este mundo de sabiduría y color, bien sea
solos o rodeados de ojos brillantes, labios expectantes y manos dispuestas a
conectarse con su sí mismo niño, joven o mayor.
Notas y referencias bibliográficas
1 María Nela Vallejo, Constelaciones Familiares para liberar la energía del amor y de la vida, pág. 117.
2Bert Helliger, Constelaciones familiares, Una reseña, pág. 7.
3Familien -en español traducción "Familien-", alemán-español diccionario en línea: Familiar. Traducción
"Aufstellung", alemán-español diccionario en línea: Reta-Vortaro: balance.
DingEsDe: colocación.
4Ingala Robl, Constelaciones familiares para la prosperidad y la abundancia, pág.
47.
5De coautoría con la escritora María Cristina de Hidalgo.
6Michel Dufour, Cuentos para crecer y curar, págs. 8 y 9.
7Bert Hellinger, El manantial no tiene que preguntar por el camino, pág. 346.
8María Colodrón, Muñecos, metáforas y soluciones, pág.58.
9María Colodrón, Muñecos, metáforas y soluciones, pág. 49.
10Hellinger y Bolzmann, Imágenes que solucionan, pág. 21.
11Taina Rolf, Mandalas hacia la plenitud del alma, págs. 3 y 4.
12Ibidem.
CÓMO UTILIZAR ESTE LIBRO
En la introducción describimos cómo complementamos, en el trabajo con los
niños y jóvenes, las Constelaciones con Figuras, Alegorías y Mandalas.
Trabajamos primero con las figuras y frases sanadoras, luego leemos el cuento y,
finalmente, invitamos a colorear el Mandala y a crear uno propio. Todo esto
puede llevar una o varias sesiones, según el caso.
En grupos -ya sean de crecimiento, aula de clase, talleres, etc.- sugerimos que el
facilitador elija un cuento como inicio o cierre de alguna actividad específica o
como parte de un proceso que se esté realizando.
Los terapeutas, consejeros, profesores, consteladores, facilitadores y mentores,
pueden recomendar uno, varios o todos los cuentos, con sus Mandalas, a las
personas con las que realizan sus actividades profesionales, como apoyo a sus
procesos.
Para el trabajo personal, los cuentos y Mandalas pueden ser leídos por toda
persona que los disfrute, a manera de trabajo individual o sencillamente por el
placer de hacerlo.
Los padres, pueden leer a sus hijos un cuento para un tema que crean necesario
tratar o como una sencilla forma de acompañarlos con una lectura sanadora.
Finalmente, queremos hacer énfasis en que es importante leer los cuentos sin
necesidad de explicarlos o analizarlos; salvo en el caso que se utilicen como
texto de estudio.
25
CONSTRUYENDO MI ARCOÍRIS
Capítulo I. Todo se altera cuando ocupamos un lugar que no nos
corresponde
La vida está regida por leyes que, en la medida en que son alteradas, afectan
nuestro inconsciente familiar, nuestra Gran Alma, nuestros sentimientos, nuestra
vida personal; nos llevan a ocupar lugares que no nos corresponden. Padres
pequeños, hijos grandes; hijo que sustituye al padre en su ausencia; madres
apocadas, no vistas, no respetadas, ni reconocidas... Sólo el restablecimiento del
orden, la honra y el respeto a nuestros padres y ancestros permite tomar la fuerza
que se necesita para mirar al frente.
Brigitte Champetier de Ribes en su libro “Empezar a Constelar”, sintetiza
hermosamente lo que otorga el respetar el orden: “El respetar el orden permite
que en la vida de la persona, entren la paz, la confianza, el sentirse útil y querida,
el asentimiento, la humildad, la fuerza, la lealtad, la salud y la realización
familiar”.1
Cuento: Grande, pero no tan grande...
En uno de esos tantos países lejanos que hay en los cuentos, vivía una familia de
conejos en la cual ocurrían muchas cosas, unas buenas y otras no tan buenas,
como ocurre en todas las familias de conejos.
Un día en que celebraban la llegada de la primavera, había gran alboroto en la
madriguera porque el más pequeño de los conejos, Pompón, no hacía más que
refunfuñar, nada le gustaba, siempre se quejaba, todo era un problema y más si
se trataba de sus padres, por sus cuidados e indicaciones; pero lo peor era que
Pompón quería estar muy elegante y aquel vestido con el cual se sentía tan
importante le iba quedando pequeño, mientras su cuerpo crecía de manera
desproporcionada y no sabía el porqué.
Temía ir a dormir en las noches, pues al otro día estaría más y más grande; ya no
cabía en la madriguera, sus patas salían por la puerta, y muy atemorizado
recordaba aquel cuento que la abuela le contaba en las noches: “Alicia en el país
de las maravillas”. Trató de encontrar allí una explicación para lo que le ocurría,
pero él no había comido nada extraño, sólo sus coles y zanahorias preferidas;
esto no era un cuento, esto no era un sueño, ¿qué le estaba ocurriendo?
Pasaba largas horas en el bosque junto a la quebrada, en donde su presencia no
fuera motivo de risas para algunos. Pero en el fondo disfrutaba viendo a sus
padres cada vez más pequeños, los juzgaba por todo lo que con amor le seguían
dando y en su corazón los culpaba por lo que estaba sucediendo.
Una noche, como tantas en el bosque cubierto de estrellas, el cielo brillaba con
tal hermosura que en ese instante deseó crecer más y más para llegar a tocarlas.
Cuando estos pensamientos lo embargaban se acercaron sus padres con unas
cobijas para acompañarlo a pasar la noche. El enojo de Pompón por haber sido
sacado de sus pensamientos fue tan grande que quiso pisarlos, no quería nada de
ellos; había descubierto que en un pequeño rincón de su corazón se albergaba la
sensación de verse más grande, más sobrado, más inteligente y rápido que sus
padres y, aunque no se sentía feliz, mantenía muy bien cerrado ese rincón del
corazón; sin embargo, cada vez que sentía eso seguía creciendo y creciendo.
Al mirar el agua se veía reflejado en ella y notaba que tenía los ojos de su padre,
las largas orejas pecosas de su madre y la adorable, pero muy escondida sonrisa
de su gran abuelo, el famoso conejo Saltarín, con quien compartió inolvidables
momentos en el bosque antes de que muriera, y aún lo extrañaba.
Otra noche logró tocar una estrella, que asustada por su presencia, quiso escapar
de sus grandes patas, las cuales la atrapaban con firmeza a la vez que con
ternura.
¡Suéltame, déjame ir, me haces daño! ¿Qué haces aquí entre nosotras? No soy
una zanahoria, tu lugar es allí abajo en la madriguera junto a tus padres.
Pompónsorprendido y enojado le contestó:
¡No te enojes! no estoy acá por mi voluntad, no entiendo por qué estoy creciendo
tanto, ni sé qué hacer y te aseguro que esto no es un sueño, ni estoy aquí para
comerte.
Al escuchar esto la estrellita soltó una sonora carcajada de campanillas y chispas
de colores; era hermoso verla y oírla reír, pero Pompónestaba tan enojado que no
entendía el porqué de su bonita risa.
Es muy sencillo, si uno quiere ser feliz tiene que sentirse primero pequeño y a
gusto con sus padres. A lo que de inmediato Pompón argumentó:
Quiero ser feliz sí, pero no lo logro junto a mis padres, no consigo hacerles
comprender que ya crecí, que ya no soy su pequeño conejo, ya no necesito tanto
de ellos.
-¡Claro que ya no los necesitas tanto! ya lo tienes todo dentro de ti; tú eres papá
y mamá conejos; ellos llegaron antes que tú a la madriguera y aún mucho antes
llegaron tus abuelos; por eso ellos son más grandes y tú más pequeño, y esto no
significa ser desvalido o ser menos valioso que ellos, es únicamente aceptar tu
lugar en la familia.
Ytocando sus orejas le daba ánimo diciéndole: -Todo volverá a estar bien para ti,
ya lo verás, sólo toma con amor lo que te dan sin juzgarlos.
-Lo dices como si fuera tan fácil, argumentó Pompón con esa mirada incrédula
que lo caracterizaba.
Con voz suave la estrellita le dijo:
-¿Sabes?, cuando me siento enojada con mi padre, el gran Sol, hago algo que me
ayuda a sentirme un poco mejor; es acercarme, mirar hacia la tierra inclinando
mi cabeza ante él y algo mágico ocurre, pues lo siento grande y fuerte, y tomo
toda esa fuerza para dejar de lado el miedo que se disfraza de enojo, sintiéndome
luego feliz, tranquila y segura con lo que soy. Si quieres puedes hacer lo mismo:
solamente baja tus orejotas y agacha un poco tu cabeza ante ellos.
En tono triste respondió Pompón:
-Está bien, pero no es fácil estando yo tan grande, ¿cómo hacerlo? -Uummmm,
tienes razón.
Dijo la estrellita.
-Quizás yo pueda ayudarte. Se me ocurre un plan; no para hoy, pues ya va a
amanecer y yo debo desaparecer, pero escúchame: mañana en la noche, cuando
tus padres lleguen al bosque con sus cobijas para acompañarte, les pides que
trepen por tu cuerpo para que alcancen las estrellas y tú los posarás sobre mí…
La interrumpió Pompón, surgiendo la adorable sonrisa del abuelo Saltarín:
-¡Waaaauuuuu, y así lograrán estar más altos que yo!
-¡Sí… sí! replicó la estrellita -Y bajarás las orejas y la cabeza, mirando hacia la
madriguera.
Y no fue sino decir ella esto y un fuerte rayo de Papá Sol salió, haciéndola
desaparecer.
Pompón pasó el día muy inquieto, pensando en todo lo ocurrido aquella extraña
noche, dudando si todo era un sueño; pero estaba dispuesto a intentar lo que su
amiga estrellita hacía cuando se sentía temerosa y enojada con su padre.
Esperó con impaciencia la noche, husmeando entre las copas de los árboles sin
mucho que comer. Con la oscuridad no llegaron sus padres para acompañarlo
como en la noche anterior. Con ansiedad pidió ayuda a la estrellita, no sabía qué
hacer.
Desde la madriguera aquellos padres tristes y pequeños escucharon la sonora risa
de la estrellita y curiosos salieron a mirar; siguiendo sus colores llegaron hasta
donde estaba Pompón, quien los invitó a trepar sobre él para llevar a cabo lo
planeado.
La noche pareció un segundo y, cuando menos lo pensaron, la estrellita, con la
llegada del Sol, nuevamente desapareció.
Cuando Pompón abrió sus ojos se encontraba arropado, calientito en su
confortable madriguera, rodeado de sus once hermanos, que con sus largos
bigotes le hacían cosquillas.
Se sintió tan feliz, sin miedo ni rabia y con su panza nuevamente pequeña pero
hambrienta; salió silenciosamente para traer coles frescas de la huerta cercana y
sorprender con el desayuno a su familia.
Mientras buscaba las coles encontró una corteza de árbol en la que escribió “mi
familia es la mejor”, colocó el letrero junto a la foto familiar de la sala, tomó
aire, lo expulsó y sintió tranquilidad, al pensar en sus padres grandes y fuertes y
al saber que él podía tomar de ellos y de sus abuelos la fuerza que necesitaba,
quedando atrás sus temores y enojos.
Aguardó con ansiedad la noche, trepó por el árbol más alto del bosque, y con su
pata mandó un gran beso de gratitud a su estrellita; y ella en respuesta sonrió, se
escucharon campanillas y se iluminó el bosque con lindas chispas de colores.
Notas y referencias bibliográficas
1Brigitte Chanpetier de Ribes, Empezar a constelar, pág. 105.
Grande pero no tan grande
Capítulo II. Todos los miembros de la familia tienen el derecho a ser
reconocidos dentro de ella tal y como son
María Colodrón en su libro, “Muñecos, metáforas y soluciones” hace referencia
a las constelaciones familiares y, con respecto al primer orden o pertenencia,
dice que todos los elementos del sistema personas vivas o muertas, parejas
anteriores de alguno de los miembros- tienen derecho a ocupar un lugar en él.
Por la razón anterior, es importante incluir implícita o explícitamente a todos y
cada uno de sus miembros, sin importar su historia particular. De esta manera,
las personas integrantes del sistema pueden disfrutar su propio destino.
Cuento: El baúl con las historias
En un distante planeta había un castillo muy grande, con cimientos fuertes y
flexibles, en el cual habitaba una preciosa princesa. Esta princesa vivía rodeada
por todos los seres que la amaban: padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, tíos,
hermanos, primos… algunos ya no estaban vivos, pero seguían habitando en el
castillo.
La misión de ella era conocer y aceptar las historias de los seres que habían
pasado por este lugar. Dichas historias estaban guardadas en un baúl al que ella
tenía acceso; muchas de éstas ya eran conocidas por ella y le gustaban; otras…
no tanto y prefería no mirarlas; otras no las conocía y podían ser de su gusto o
disgusto. Las historias hacían referencia a momentos felices o tristes, según
fuera el acontecimiento; por ejemplo, nacimientos deseados o no deseados,
bodas realizadas por amor o por conveniencia, familiares de los cuales se sentían
orgullosos o avergonzados; en fin, toda una infinidad de historias.
Durante algún tiempo la princesa sintió miedo de entrar en este mundo y, aunque
con frecuencia pasaba cerca de él, prefería no verlo. Finalmente venció este
miedo y estuvo dedicada a observar e interiorizar todo ese legado contenido
dentro del baúl y al hacerlo comprendió que convertirse en la reina de su propio
castillo era muy, pero muy sencillo, sólo necesitaba aceptar todo el contenido de
ese baúl con una condición indispensable: tomarlotodosin juzgarlo ni justificarlo.
Al poco tiempo fue de visita al palacio vecino y se dio cuenta de que el príncipe
que habitaba allí, con todos los seres que lo amaban también, había realizado la
misma tarea; entonces decidieron leer la misma historia, pero ahora colocando al
príncipe como protagonista:
En un distante planeta había un castillo muy grande, con cimientos fuertes y
flexibles, donde habitaba un apuesto príncipe. Este príncipe vivía rodeado por
todos los seres que lo amaban: padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, tíos,
hermanos, primos… algunos ya no estaban vivos, pero seguían habitando en el
castillo.
La misión de este príncipe era conocer y aceptar las historias de los seres que
habían pasado por este lugar. Dichas historias estaban guardadas en un baúl al
que él tenía acceso, muchas ya eran conocidas por él y le gustaban, otras… no
tanto y prefería no mirarlas; otras no las conocía y podían ser de su gusto o
disgusto. Estas historias hacían referencia a momentos felices o tristes, según
fuera el acontecimiento; por ejemplo, nacimientos deseados o no deseados,
bodas realizadas por amor o por conveniencia, familiares de los cuales se sentían
orgullosos o avergonzados; en fin, toda una infinidad de historias.
Durante algún tiempo el príncipe sintió miedo de entrar en este mundo y aunque
con frecuencia pasaba cerca de él, prefería no verlo. Finalmente venció este
miedo y estuvo dedicado a observar todo ese legado contenido dentro del baúl y
comprendió que convertirse en el rey de su propio castillo era muy, pero muy
sencillo, sólo necesitaba aceptar todo el contenido de ese baúl con una condición
indispensable: sin juzgarlo… ni justificarlo.
Príncipe y princesa se sintieron muy felices porque entendieron que esa tarea no
era únicamente para ellos sino para todos los habitantes del planeta y así lo
fueron difundiendo por todo el universo.
El baúl con las historias
Capítulo III. Lo que nos muestra la enfermedad
La enfermedad, qué tema tan complejo y tan cotidiano. En toda la historia, los
seres humanos nos hemos centrado en la búsqueda de la prolongación de la vida,
la cura de las enfermedades; nos hemos centrado en los síntomas y no en las
causas sistémicas de las mismas.
Hay grandes avances científicos y posibles curas, pero es en estos tiempos en los
que al ser humano se le ha visto tan integralmente, como nunca antes. Nuevas
miradas como los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake y los campos del
espíritu de Hellinger, en donde “... todos nacemos en un alma común que
compartimos con los miembros de nuestra Familia”, aspectos que nos 2
acercan a una comprensión mayor de la enfermedad, como también nos lo
plantea tan asombrosamente Brigitte Champetier en su libro “Constelar la
enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer”, en donde
puntualmente se nos explica cómo “en el cuerpo se señalan los esfuerzos del
sistema familiar por reordenarse: dolor de cabeza, picores, inflamación. . . Cada
síntoma es la señal de una relación, nuestra o de algún antepasado, que
contravino los órdenes del amor y pide su compensación.
Cualquier desorden del sistema familiar tiene su reflejo en el cuerpo de algún o
algunos descendientes. Cualquier desorden afectivo del vivo, emociones o actos
no asumidos, traumas no integrados, se manifestarán en lugares precisos del
cuerpo hasta su resolución”.
El Dr. Hamer descubrió que cada emoción se relaciona con una parte
determinada del cerebro y con el órgano correspondiente que rige esa parte del
cerebro.
Cuento: Copetínsin cola…
En el hospital de nidos se encuentra Copetín con su cuerpo y alas maltrechos,
todo le pica, su piel está roja y ya no quiere volver a la escuela de vuelo, porque
las miradas y comentarios de sus instructores y compañeros, al verlo todo
irritado, desplumado y sin cola, lo hacen sentir muy triste.
Su padre, un veterano instructor de vuelo, ya no sabe a dónde más llevarlo, ha
volado por todos los reinos conocidos buscando la cura para su hijo, pero
ninguno de los grandes magos ha podido sanarlo.
Copetín sabe que es muy fuerte, porque al morir su hermano gemelo dentro de
aquel cascarón en que venían muy juntitos, él se volvió un solo huevo pero con
la fuerza de los dos.
Ya han pasado ocho años y continúa recordando a su hermano gemelo, aunque
papá y mamá lo han olvidado y él desearía que no fuera así.
Una noche en que observa por la ventana ve una pequeña luz que revolotea cerca
del nido; Copetín, guiado por la curiosidad, se asoma por la rama más cercana y
¡oh sorpresa! cuando al ver la brillante luz, su corazón da un vuelco, pues siente
que es su hermano de huevo.
¡Hermano, hermano! grita con desesperación aferrándose a su presencia, y con
sus revoloteos no lo deja ir. Ahora te veo y te siento cerca, eres una parte
importante de mí que no me permite vivir en paz, aunque los demás no te vean;
yo te quiero y quiero ir contigo, no me dejes de nuevo.
La pequeña luz que por fin se sintió vista por su hermano gemelo, se posó sobre
su corazón, traspasó las plumas y amorosamente se anidó allí en ese corazón que
desde aquel momento brilló para siempre con armonía, salud y paz.
Copetín ya no volvió a ser sin cola, pues ahora su plumaje era la envidia de todas
las aves del vecindario, era abundante y de brillantes colores. Su canto y su
vuelo eran fuertes, llenos de vida y salud y le permitían realizar sin temor largas
travesías por bosques lejanos en compañía de su padre, a quien Copetín le había
comentado lo ocurrido y podía ahora darle un lugar en su corazón a ese pequeño
que también era su polluelo.
Notas y referencias bibliográficas 2Bert Hellinger, La sanación, pág.4.
Copetín sin cola...
Capítulo IV. Alteraciones en la ley del equilibrio
Según Hellinger, en su libro “Los órdenes de la ayuda”, existe la necesidad de
guardar el equilibrio entre el dar y recibir. En la relación entre padres e hijos, lo
que los padres dieron (la vida) es demasiado grande para compensarlo dando;
por eso sólo queda recibir el regalo de la vida y agradecerles de todo corazón;
después cuando damos la vida a nuestros hijos logramos esa compensación.
Cuento: El recorrido
Con mucho afán corren Marina y Pablo a la casa del “entendimiento”, hoy se
terminan las inscripciones para el gran recorrido, que se realizará el próximo
domingo, al gigantesco parque de la aldea.
Jadeantes preguntan a la señorita Flor cuáles son los requisitos. Florecita muy
atenta les lee pausadamente: ir en bicicleta y llevar una camiseta con dos
bolsillos, uno al lado derecho y otro al lado izquierdo. En el bolsillo del lado
izquierdo llevarán una lista escrita en un papel de cualquier color, forma y
tamaño, de todo lo que reciben de sus padres, y en el bolsillo derecho otra lista
escrita en un papel de cualquier color, forma y tamaño, de cómo van a devolver a
sus padres los beneficios recibidos de ellos. Y les dice: Ahora… vayan a
preparar sus bicicletas y camisetas, son ustedes los últimos en inscribirse y el
tiempo corre. Marina y Pablo obedecen gustosos y van a sus casas a realizar el
trabajo.
Después de la larga espera ¡hoy es el día! y está soleado, así que Pedro, María,
Juanita, Víctor, Andrea, Marina, Pablo…en fin, todos los habitantes menores,
están listos para emprender el recorrido.
El colorido es espectacular; con anterioridad, cada uno alistó su bicicleta; por
eso, en este día la variedad de ellas es muy grande: pintadas de diferentes
colores, adornadas con flores, muñecos, carros, personajes fantásticos, con toda
la creatividad de los participantes puesta en sus vehículos.
El recorrido transcurre de manera fantástica, ya que van visitando todos los
lugares del gigantesco parque. Cada uno disfruta del sonido y colorido de las
aves, el transcurrir del río por los valles, los diferentes verdes del pasto, de los
árboles, en general, de la vegetación, el cambiante azul del cielo y el
resplandeciente sol; todo está dispuesto para este maravilloso paseo.
Al finalizar la tarde todos están de regreso y observan que, a pesar de que el
recorrido ha sido el mismo para todos, hubo diferencias en la manera como cada
uno se sintió en su propia su bicicleta. Algunas estuvieron muy cargadas a la
derecha y otras a la izquierda comentaban los participantes-, lo cual dificultó a
sus conductores mantenerlas en equilibrio; inclusive algunos hasta se cayeron
haciéndose un poco de daño.
Ante estos comentarios generales todos quisieron averiguar el porqué de esta
sensación. Se escucharon opiniones al respecto: de pronto el desayuno se había
depositado más a un lado del cuerpo que del otro; todos se rieron y exclamaron
¡no! ¡Ah ya sé! se oyó otra voz: media llanta de la bicicleta tenía más aire que la
otra, de nuevo las carcajadas y el ¡no! Y así se escucharon otras opiniones, hasta
que de pronto todos se tocaron los bolsillos de la camiseta y se preguntaron:
¿Será lo que escribimos?
Entonces llamaron a las personas organizadoras del recorrido y les pidieron que
les ayudaran a saber si el extraño comportamiento de la sensación en las
bicicletas se debía a las listas que llevaban en sus bolsillos. Gustosas e intrigadas
por el resultado, decidieron aceptar. Pidieron a los participantes hacer tres filas;
en una los participantes que sintieron la bicicleta cargada a la izquierda, en otra
los y las que la sintieron cargada a la derecha y una tercera para los que sintieron
su bicicleta en equilibrio.
Las personas organizadoras se dividieron de tal manera que cada una quedara
con una de las tres filas; el siguiente paso fue tomar una por una las dos listas de
cada uno de los participantes y en una hoja de papel muy grande y colorido,
fueron escribiendo los resultados, estos resultados fueron leídos después a todos
los participantes y fueron los siguientes:
Fila 1. Bicicleta cargada a la izquierda
BOLSILLO IZQUIERDO
(RECIBEN)
BOLSILLO DERECHO
(DEVOLVER)
 Cuidado: no hay nada que devolver  Alimento: esa es su obligación
 Amor: para eso me trajeron, para darme  Estudio: eso sí, quién los mandó
 Abrazos: yo recibo y punto
 Juguetes: nada me han dado
 Cama: cobijas
 La vida: nada, regaños, nada más
Fila 2. Bicicleta cargada a la derecha
BOLSILLO IZQUIERDO (RECIBEN)
BOLSILLO DERECHO (DEVOLVER)
Cuidado: todo, todo
Alimento: no quiero quedar debiéndoles nada
Amor: daría hasta mi propia vida
Estudio: tengo que darles más de lo que me dieron Abrazos: dinero y más dinero
Juguetes: no me voy a separar nunca de ellos
Cama: como no me dieron nada, yo les voy a dar todo para que aprendan cómo
se hace
La vida: nada, injusticias
Fila 3. Bicicleta en equilibrio
BOLSILLO IZQUIERDO (RECIBEN) BOLSILLO DERECHO (DEVOLVER)
 Cuidado: agradecerles siempre
 Alimento: aprovechar lo que me han dado
 Amor: ser feliz
 Estudio: cuando tenga mis hijos dar lo mismo o un poquito más
 Abrazos: juguetes
 Cama: cobijas
 La vida: nada
Regaños y castigos
Todos, organizadores y participantes, se quedaron en silencio, sus corazones se
iluminaron con los colores del arcoíris y un tibio y delicioso calorcito inundó
todo su ser. En este estado de placer y amor, pudieron entender por qué el
recorrido fue más fácil para los de la Fila 3, porque lograron conducir sus
bicicletas sin sentirlas cargadas a ningún lado; porque lograron el equilibrio entre
dar y recibir de sus padres ¡gratitud!
El recorrido
Capítulo V. Alteraciones en el orden familiar
La vida moderna nos presenta, con gran frecuencia, niños que con sus acciones y
pensamientos nos sorprenden; nos escuchamos a nosotros mismos diciendo:
“Parece un viejito o una viejita” y, cuando nos adentramos en lo más profundo
de su ser, comprendemos su sufrimiento; y es que como lo expresa Lammoglia,
en su libro “Secretos de familia”: “ …el niño se entrega sin cuestionamientos a
su grupo de origen, con todo y las consecuencias que pueda tener en su vida, y
depende de él con una fuerza y un compromiso que se asemejan a un sello.
Siente esta vinculación como amor y felicidad, independientemente de su
potencial para crecer o perecer en este grupo y de cómo y qué son sus papás…
Esta vinculación es tan profunda que el niño está dispuesto a dar por ella su vida
y su felicidad. Se trata de un amor ciego. Hellinger sostiene que detrás de todo
comportamiento, aunque parezca bizarro, siempre actúa el amor”. 3
De ahí la necesidad de restablecer el orden, para que estos niños vuelvan al lugar
que les corresponde logrando la tranquilidad.
Cuento: La canasta de mamá
Corre, corre, corre, es todo lo que escucho esta mañana de mamá; pero mis patas
cansadas no pueden más; me esfuerzo, pero no comprendo por qué pesa tanto la
hermosa canasta de mamá.
Mientras ella dormía la tomé para ver qué contenía; la llevé a un apartado lugar
y, husmeando, encontré su miedo por la partida de papá, su preocupación por el
trabajo; envuelta en papel de sonrisas encontré muy apretujada la tristeza por la
pérdida del hermanito que iba a nacer. También encontré, bien en el fondo, las
fotos del abuelo y la abuela, que murieron sin que yo los conociera.
Me aflora un suspiro enlazado al amor que siento por ella, pues no soporto que
cargue sola tantas cosas: esas bolas de cristal de hermosos colores que por dentro
atrapan, como el ámbar, aquellas amarguras que nos distancian.
Pero la canasta es hermosa y quiero llevarla en mi pequeño lomo, para poder
cargar allí también el cuidado de mis hermanos menores. Mamá me pide que
corra y corra, pero no se ha dado cuenta que cuidarla más no puedo, que por
amor yo cargo su canasta.
Mis patas se detienen y con profundo amor se la entregó, le digo: “Mamá, eres
hermosa y grande, tu lomo es fuerte y puedes con ella”. Primero me mira
sorprendida, pero luego me sonríe, con lo cual me siento aliviada y pequeña.
Recibo sus cuidados, y como a toda una borri-quita, mamá me coloca en la
hermosa canasta que ahora lleva en su lomo; cantando y galopando continúa por
el empinado camino, mientras yo me siento segura y disfruto de ser pequeña,
llevada en su canasta, y de sentirme sin esa carga tan pesada, pero que a mamá,
que es grande, le parece ahora muy liviana.
Notas y referencias bibliográficas
3Lammoglia Ernesto, Secretos de familia, pág. 52.
La canasta de mamá
Capítulo VI. Orden entre hermanos
Un regalo maravilloso de Hellinger son los Órdenes del Amor, que nos permiten
comprender y dar sentido a lo que ocurre en los sistemas familiares. En la terapia
es común encontrar que los padres, por lo general; tratan igual a los hijos y se
sorprenden de que éstos se peleen entre sí mucho más de lo normal.
Brigitte Champetier de Ribes, en su libro “Empezar a constelar”, hace referencia
de manera especial al respeto, teniendo en cuenta el orden, “cada persona de
cualquier sistema tiene un solo lugar: el que le marca su fecha de entrada en el
sistema. Yde ahí los anteriores son respetados por los posteriores. A cambio los
anteriores se ponen al servicio de los posteriores… El respeto del orden es la
condición sine qua non del amor. Del respeto del orden nace un amor adulto y
humilde, un amor muy fecundo”.4
Observamos cómo, en ocasiones, el orden se altera cuando se le da mayor
importancia al más pequeño y consecuentemente se le da poder; y el mayor
muchas veces se reprime y retrae para que sus hermanos menores se salgan con
la suya en todo momento. Desde esta mirada del orden de sucesión están los
padres y en orden de llegada los hijos, siendo los mayores los que tienen
adquiridos sus derechos. Ingrid Dykstra, en el libro “El alma conoce el camino”,
lo plasma claramente así: “Eso significa que los más mayores conceden sus
derechos a los más pequeños, o sea, los pequeños sólo pueden tomar de arriba.
Los medianos reciben de arriba y conceden hacia abajo. Los más pequeños
únicamente necesitan tomar de arriba. Los mayores toman sus derechos de los
padres.
Cuando los padres logran comprender esto, pueden renunciar sin problema a la
idea de que hay que conceder exactamente los mismos derechos a todos los
hijos”.5
Con esta mirada, lo importante y lo que se logra es que los hermanos disfruten
unos de otros, mientras antes quizás estaban demasiado junto a uno de los
padres, posición en la que resultan absorbidos completamente por sus problemas,
ahora, el hermano mayor puede mirar con cariño a su hermano menor,
asumiendo el lugar que le corresponde, porque sus padres le dan fuerza y los
derechos, porque lleva más tiempo de vida. Lo importante es que los padres
exijan a los niños respetar el orden.
Cuento: Nueve meses 10 000
Tres, cinco o siete años, no sé qué edad tenía, todo es como un recuerdo borroso
de esa noche de lluvia, en la que a media noche mamá partió con papá para el
hospital mientras yo dormía. Al despertar la abuela me dijo que me arreglara
rápido porque iríamos a conocer y traer a mi hermano ¡sí! ya tenía un hermano,
ese hermano que jugaría conmigo, que sería cómplice de travesuras, con quien
haría sombras de animales en las paredes, ese hermano a quien contaría sobre
mis amores y temores ¡cuánto lo había esperado! y llegó el gran día.
De pronto todo se volvió confuso; para comenzar, ese día no me dejaron entrar al
hospital, esperé en las sillas de la entrada mientras veía a la abuela con sus
cortos, pero rápidos pasos, subir la escalera. Después de haber pasado el rato
contando -porque me gusta contar- pueden creer que conté hasta 10.000 ¡sí,
hasta 10.000! y eso es bastante ¿verdad? sí, fue toda una eternidad esa espera,
nueve meses 10.000, y por fin bajó papá con el bebé en brazos, mamá se veía
muy cansada pero estaba cómoda en una silla de ruedas, corrí a sentarme en sus
piernas, ella me estiró los brazos y me beso con emoción diciendo: te presento a
tu hermanito, papá me lo acerca y descubre la carita, hohohooo… ¡me enamoré
de ese bebé! era rosadito y estiraba su boquita como si supiera que era yo y
quisiera darme un beso, pero la enfermera interrumpió, cogió al bebé y se lo
entregó a la abuela para que papá pudiera hacer los papeles de salida.
Llegamos a la casa y ya no era mi casa, en mi cuarto había pañales, ropa,
colonia, todo olía a bebé ¿en dónde estarían mis perfumes y juguetes? ya era
mediodía y yo tenía hambre, nadie me escuchaba pues la casa retumbaba con los
gritos del bebé, todos corrían, iban y venían, pero lo peor, no me veían. Ese día
creí que había dejado de ser la princesa de papá y mamá, pasaban a mi lado y tan
solo tocaban mi cabeza, igual como yo hacía con el perrito de la vecina. ¡Me
desenamoré de ese bebé! No jugaba conmigo, no me conversaba, era llorón,
papá y mamá no le decían nada y a mí no me dejaban llorar por nada.
Pasé los años en compañía de mi peluche favorito llamado Papá Oso, mi fiel
confidente, al único que le he contado, bueno y ahora a ustedes, que era un
fastidio tener ese hermano pues había llegado y había robado el amor de toda la
familia, tanto así, que ni se dieron cuenta de que se me había caído un diente.
Papá Oso con su cara seria y mirada fija, un día me dijo que papá y mamá sí me
amaban pero que el hermanito aún era pequeño y requería de los cuidados
especiales, recordándome que yo también los había recibido y que por eso me
había convertido en la princesa de la casa.
Esa noche entre sollozos y con el corazón apachurrado, me acerqué a su cama y
al oído, muy despacito, para que no me escuchara, le dije que lo amaba, que
lamentaba haberlo hecho sufrir tanto con mis rabias y peleas, que ya no tenía
miedo y sabía que siempre había sido la princesa de papá y mamá, así como él
era su príncipe, o como sucedía con la tía Susana quien tenía dos princesas.
También le dije que estaría para él y que podía contar conmigo, tomando la
fuerza de vida para ser feliz. Pero eso sí, que me tenía que pedir permiso y yo le
prestaría mis juguetes. De pronto sin saber por qué noté una sonrisa y entonces
rápidamente me alejé.
Había esperado tanto un hermano -nueve meses 10.000- ahora no sé qué edad
tengo ni qué edad tiene él, solo sé que lo sigo amando a pesar de ser tan
diferentes, sé que lo amo con sus errores, con sus miedos, con su pelo
ensortijado que no requiere de tanto cepillado, sé que lo amo porque somos la
princesa y el príncipe de papá y mamá; no es mejor ni peor que yo, sólo es mi
hermano menor y lo mejor de todo es que sé que también me ama porque cuando
me ve, sigue estirando su boquita.
Notas y referencias bibliográficas
4Brigitte Champetier de Ribes, Comenzar a constelar, págs. 50 y 51. 5Ingrid Dykstra, El alma conoce el
camino, pág. 55.
Nueve meses 10 000
Capítulo VII. Adopción
Los padres que entregan a su hijo pierden su derecho sobre él. Los hijos que se
encuentran en esta situación son acogidos por padres adoptivos o por
instituciones. Estos niños siguen con la esperanza de que sus padres regresen y
entonces se les dificulta aceptar a las personas que los han acogido.
El movimiento sanador para estos niños es agradecer a sus padres el haberle
dado la vida y luego permitir que ellos se retiren de su corazón; aunque resulta
doloroso, sólo así el niño puede girarse hacia sus padres adoptivos y a las
personas que se ocupan de él. Entonces la vida que recibió de sus padres puede
desplegarse.
De la misma manera, los padres adoptivos deben dar gracias a los padres
biológicos por la vida que dieron al que ahora es su hijo adoptivo.
Cuento: La casa y el árbol verdaderos
En una pequeña aldea, rodeada de ríos, árboles y animales de diferentes
especies, habitan familias de distintas condiciones: con poco, mucho o nada de
dinero; con pocos, muchos o ningunos hijos; con mucho, poquito, o nada de
estudio; bajitos, 30 altos; morenos, blancos, negros. También existían todas las
formas de relacionarse entre ellos: calidez, enojo, culpa, agresión,
distanciamiento, envidia, cooperación… y otras muchas que tú sabes cuales son.
En esta aldea, al igual que en todos los sitios del universo, los hombres y las
mujeres se enamoraban y soñaban con unirse; unos lo hacían por muy poco
tiempo y otros por toda la vida. En algunas de estas uniones nacían hijos, en
otras no.
En unas uniones los hijos eran recibidos con mucho regocijo y en otras no tanto;
de todas maneras, los que nacían era porque sus padres habían respetado su vida.
Dentro de cualquiera de las anteriores uniones (tú puedes elegir una, o crear otra
que no esté incluida) está aquella a la que hace referencia nuestra historia: que
tuvo hijos, no se sabe si un hijo único o si fueron más; tampoco se sabe si era
niño o niña… eso nunca lo narró la anciana sabia de la aldea.
Lo que narró la anciana es lo que aquí está escrito y así es. Como todas las
historias se inicia con: Había una vez… y estemos atentos a ver qué era lo que
había.
Pues un hombre y una mujer tuvieron un hijo y no sabemos por qué motivos no
estuvo más con sus padres. Supone la anciana que no fue fácil para ellos
quedarse sin este hijo.
La anciana no recuerda cuántos años tenía esta personita, pero haciendo cuentas
cree que no debía tener más de 7 años.
El hecho es que el hijo salió de su casa; ésta pudo haber sido acogedora o no,
pero era la verdadera… la propia. “¡Ay! exclama la anciana, también se separó
de un árbol que era fuente de su seguridad y que era el propio, el suyo”.
Cuenta la anciana que unos dicen que pasó por varias casas, unas sin árbol y
otras con él, y que otros aseguran que estuvo solamente en una.
Finalmente se quedó en una casa hasta que ya fue grande y tuvo la fuerza y
seguridad suficientes para ser feliz. Sin embargo, esta felicidad sólo llegó a ser
realidad después de haber realizado un trabajo duro, que en algunos casos fue
apoyado en esa nueva casa y ese nuevo árbol y en otros no.
Algunas dificultades que tuvo que superar fueron el que el padre y la madre que
lo acogieron no estaban de acuerdo en que llevará en su corazón su casa y su
árbol verdaderos. Ellos pensaban que merecían toda su atención, porque ahora su
casa y su árbol eran ellos y que al honrar y guardar en su corazón a los
anteriores, les quitaba su cariño y su gratitud; otra dificultad fue que esta
personita ocultó su dolor por la pérdida de su casa y su árbol verdaderos.
La mejor manera que encontró para ocultarlo fue mostrar rabia, tristeza, soledad;
al negar permanentemente la existencia de su primera casa y de su primer árbol,
no se sentía ni de aquí ni de allá.
Una noche decidió ir hasta un sótano muy, pero muy profundo que había en su
habitación y de cuya existencia únicamente ella sabía. Allí, como por arte de
magia, pudo ver su realidad: aunque ahora vivía en otra casa y con otro árbol, los
verdaderos estaban esperando ser reconocidos y aceptados por ella.
Después de mucho pensarlo decidió entrar de nuevo en su casa verdadera y
aceptó sin juzgar ni justificar todo lo que vio, escuchó, sintió y hasta olió; se dio
cuenta de que sólo sintiéndose perteneciente a esta casa de sus orígenes, podría
sentirse perteneciente a cualquier otro lugar; lo mismo hizo con el árbol: se
acercó respetuosamente a él y lo vio, escuchó, sintió y hasta olió.
Reconoció cuánto los había extrañado y lloró, lloró, y lloró, hasta que sus
lágrimas limpiaron toda su rabia, tristeza y soledad y, de esta aceptación, nació
un profundo respeto y agradecimiento a sus padres originales por haberle dado la
posibilidad de vivir. Ya no importaba si estaban con ella o no ni las causas por
las cuales no pudo vivir con ellos; ahora sabía, en lo profundo de su alma, que se
había despedido de ellos para siempre.
Con esta nueva realidad instalada en su alma, salió del sótano y pudo agradecer a
sus nuevos padres el haberla acogido…y así fue como encontró su felicidad y
logró construir bases más fuertes y seguras para aquellos a los que serviría de
casa y árbol verdaderos; e igualmente para poder ofrecer apoyo a aquellos que
no pudieran vivir en su casa y su árbol verdaderos.
En este punto, la anciana sabia de la aldea dice que así terminó la historia y que
sabe que historias como ésta se repiten muchas veces, en cualquier momento y
en cualquier lugar, y que el alma de cada personaje sabe que la meta es hallar y
honrar a su verdadera casa y a su verdadero árbol, para así poder decirles adiós y
construir su propio camino. No importa cuánto se demore y cuantos atajos
recorra, así es.
La casa y el árbol verdaderos
Capítulo VIII. Honra al padre y a la madre
Ingrid Dykstra, en su libro “El alma conoce el camino”, recalca que: “para que
los niños se puedan desarrollar bien y fuertes, necesitan a 6sus padres cara a
cara”. Aunque resulta evidente que todos tenemos un padre y una madre, muchas
veces no se posee esta imagen interna, produciendo un vacío emocional y
existencial que es necesario llenar para que se recupere la fuerza de seguir el
destino con confianza.
Cuento: La extraña isla
En una isla apartada y muy triste, habitaba un gran número de pequeñas
criaturas; caminaban y compartían su vida en silencio, nadie hablaba, nadie
jugaba, nadie reía; su ocupación era mirar a lo lejos, pero nadie preguntaba qué
era lo que miraban.
Esta isla cada vez era más fría y no existía quién satisficiera las necesidades
básicas de sus habitantes; bueno, al fin y al cabo ninguno sabía qué era eso de
necesitar, sólo se sentían el vacío y la tristeza.
Un día volaba por allí una bandada de vistosas y felices aves, las que curiosas, se
detuvieron a observar por qué, dentro del gigantesco espacio que habían
recorrido, existía esta isla diferente a las demás; entonces, decidieron descender
y averiguar. Los integrantes de la bandada quedaron sorprendidos: estos
habitantes eran tan lindos y con tanta variedad de color, como los de los otros
sitios visitados por ellos; pero éstos no reían, no jugaban, no preguntaban… no
eran felices.
Decidieron trinar y trinar para llamar a su antiguo y fiel amigo, el delfín; éste
apareció feliz de volver a encontrarse con sus amigas las aves y muy generoso
contestó: “¿Para qué me han llamado? Estoy feliz de poder ayudarlas”. Las aves
contaron lo que estaban viendo y pidieron su ayuda; el delfín dijo: “Descenderé
a las profundidades del agua donde habitan todos los secretos de la vida y allí
averiguaré qué ha sucedido”.
Pasado algún tiempo el delfín regresó de las profundidades del mar y contó, con
preocupación, que los habitantes que vivían en la extraña isla pensaban y sentían
que ¡no tenían padres! “¡Oh… que extraño suceso! respondieron las aves, si
todos los seres de la naturaleza tenemos padres. ¿Qué podemos hacer para que
ellos lo sepan?”. Después de pensarlo decidieron pedir prestada su linda caja de
acuarelas al arcoíris e hicieron un gran cartel que decía:
Todos los seres existentes en el universo tenemos un padre y una madre, no
importa si no están con nosotros, no importa si no los conocemos, lo único
importante es que sí los tenemos.
“Bueno, dijeron las aves y… ¿ahora qué haremos para que ellos lo puedan ver?”.
“Ya sé, respondió el delfín, como ustedes saben volar lo extenderán en el sitio
del cielo hacia donde todos miran”. “¡Claro… así lo haremos!”.
Con un poco de esfuerzo las aves pusieron el cartel en el lugar acordado y ¡qué
sorpresa se llevaron cuando cada ser que iba leyendo el mensaje del cielo
cambiaba su rostro y gritaba: “qué bueno saberlo”! Ycuando todos acabaron de
leer el mensaje empezaron a jugar, a reír, a cantar y a contar cuentos que estaban
dentro de ellos, pero que se habían quedado congelados, al igual que la imagen
de sus padres.
El delfín y la bandada de pájaros continuaron su viaje, dejando ahora una isla
llena de colorido, alegría, fuerza, convivencia amorosa, esperanza y fe en su
presente futuro exitoso.
Notas y referencias bibliográficas
6Ver: Ingrid Dykstra, El alma conoce el camino, pág. 53.
La extraña isla
Capítulo IX. Asentir a lo que es (cambios)
La vida familiar y personal de los niños y los jóvenes, está cargada de cambios
de todo tipo: la llegada de un nuevo miembro a la familia, una quiebra
económica, el cambio de vivienda, de ciudad, de país, de barrio, de colegio, de
salón, la muerte de alguien cercano, la separación de los padres, etc. Cambios
que, si muchas veces para los adultos no son fáciles de manejar, no lo son para
niños y jóvenes, quienes se aferran a lo que conocen, a lo que aman, a lo que les
da seguridad; pero que, por amor filial y lealtad, también cargan miedos e
inseguridades de sus padres o ancestros, generando resistencias y dificultad para
ser felices en las nuevas circunstancias que la vida les ofrece; y es allí donde a
través del trabajo de Constelaciones Familiares con figuras se generan los
movimientos del alma, desde el asentimiento a lo que es y la gratitud a lo que
fue. Tomando la fuerza de vida de los padres y ancestros, para seguir el camino y
asentir a lo que se está viviendo.
La palabra “asentir”, tiene una connotación tan grande que no es del todo fácil
explicar y diferenciar de “aceptar”; muchas veces sólo se comprende cuando nos
la apropiamos e incorporamos en nosotros, viviendo en el asentimiento y no
desde la resignación o simple aceptación de lo que somos, de lo que son los
otros, de dónde venimos, de nuestro destino; dejando así atrás el sufrimiento, el
rechazo y los ¿por qué a mí…?
Cuento: ¿En dónde quedó mi arrecife?
El sol brillaba en todo subía allí un pececillo dorado al que llamaban Floppy, del
que todos eran amigos, por ser muy alegre y colaborador; fue nombrado
representante del cardumen del salón y eso lo hacía sentir muy importante y
querido.
Una noche su padre reunió a la familia y les informó que viajarían a un nuevo
arrecife y Floppyde inmediato protestó; aunque sus palabras fueron escuchadas
con atención, no hicieron cambiar la decisión ya tomada.
Esa noche fue tormentosa, las aguas revueltas representaban la angustia que
sentía Floppypor dejar su arrecife, a su maestra la vieja tortuga, y hasta a aquel
pececillo burlón que a todos hacía reír. ¿Qué pasaría con sus amigos? su corazón
se partía en pedazos y las palabras amorosas de sus padres no le servían de
consuelo.
Pasaron los días y el cambio llegó. El nuevo arrecife era muy diferente; no era
mejor ni peor, sólo diferente; los pececillos se veían distintos en su forma de
nadar, de saludar, de divertirse; los recovecos del arrecife eran distintos, pintados
de otros colores, bonitos… pero no eran sus colores preferidos. Al llegar a la
nueva escuela, el cardumen se volcó con curiosidad a saludarlo y, aunque en
general eran amables, no le gustaban, los veía extraños, los escuchaba tan raros
en su tono de voz y en lo que contaban, que le parecían aburridos. Floppy
únicamente anhelaba nadar y nadar en su antiguo y amado arrecife, en donde era
tan feliz y en donde había tantas cosas que quería y que ya no tenía cerca.
Nadar a la escuela todos los días era la peor tortura; se resistía, no quería ver a
esos peces tan extraños para él, a los cuales a veces miraba feo.
Un día de escuela, mientras todos jugaban con el Pez Globo, Floppyse apartó
para escapar de algunas miradas curiosas y ansiosas por conversarle… cuando
de pronto salió a su encuentro un pequeño y hermoso Caballito de Mar con un
asombroso color violeta, quien lo invitó a dar un paseo por aguas más lejanas.
Las horas transcurrieron conversando de aquí y de allá, pero lo que Floppy le
dejaba muy claro era que no quería volver a amar, a tener buenos amigos, pues
no quería volver a sentir ese dolor tan grande que lo invadía; ¿para qué amar? se
preguntaba, no comprendía por qué la felicidad se le había quedado fuera de la
maleta.
El Caballito de Mar con paciencia lo escuchaba y quiso contarle una historia que
le había contado su padre, historia que, a su vez, su padre había escuchado del
abuelo y que seguramente venía de muchos peces atrás, de tiempos en que sus
antepasados habían tenido que cambiar de mares con mucha frecuencia, por los
daños que se le ocasiona a los arrecifes de coral y sólo, cuando jugaban con
piedras y cristales, y miraban atrás, dando las gracias a lo que dejaban y
recibiendo el permiso para seguir adelante, lograban hacerlo en paz.
El Caballito de Mar comprendía la dificultad por la que pasaba su amigo y
después de contarle la historia, le propuso jugar a lo que allí se contaba. “¿Jugar?
¿tú de verdad crees que estoy para juegos, cuando mis escamas ni quieren brillar,
cuando lo único que quiero es nadar al viejo arrecife, cuando sólo quiero amigos
iguales a mí?”, respondió Floppy en tono incrédulo y enojado; pero como los
Caballitos de Mar color violeta son muy convincentes, logró que participará en
el juego, diciéndole que iba a ser muy divertido.
“Vamos a recoger unas cuantas piedras y cristales de diferentes colores”, le dijo
el Caballito de Mar, son muy especiales en este arrecife, por sus hermosos y
variados colores.
Hicieron un cuadrado con piedras azul marino y blancas, para el antiguo arrecife,
y en el centro colocaron unos pequeños cristales rojos para sus amigos; al frente
para el nuevo arrecife hicieron un círculo con piedras color amarillo y en cuyo
centro se colocó rápidamente una extraña Estrella de Mar color verde, que al
verse tan bonita allí, no quisieron quitar.
Para Floppyse estaba tornando divertido el juego con las piedras, aunque no
entendía bien qué significaba. El Caballito de Mar le pidió a Floppyque se parara
frente al cuadrado de piedras blancas y azul marino con cristales rojos en el
centro y, que desde su corazón, les diera las gracias por haberlo acogido con
tanto amor, por haber vivido allí cosas buenas y no tan buenas, por haber
conocido el valor de la amistad y la alegría compartida.
Aestas palabras, ese pececillo de escamas sin brillo, agregó una petición especial
a los cristales rojos, para que le desearan todo lo mejor y lo siguieran amando si
él se daba el permiso de amar también al cardumen de peces extraños y a todo lo
nuevo en el arrecife de coral. Esto lo pidió con tanta fuerza su corazón, que los
cristales rojos comenzaron a brillar con intensidad, como si le hablaran y le
dieran permiso para ser feliz en otros mares y arrecifes, cercanos o lejanos.
Fue tanta la paz que sintió que se volteó de inmediato, mirando al círculo de
piedras amarillas y fijando la vista en aquella intrusa y extraña Estrella de Mar
color verde; sin que el Caballito de Mar dijera algo, se sintió agradecido por
permitirle estar allí, por poder conocer otros colores, otras formas de nadar, por
poder saborear nuevas algas…
Mientras el corazón de Floppy sentía esto, el Caballito de Mar veía cómo le
comenzaban a brillar nuevamente las escamas, y traviesamente comenzó a jugar
con las burbujas de alegría que salían de la boca de su amigo Floppy. ¡Sí! era
alegría y una paz increíble, tan maravillosas que comenzó a dar vueltas sobre sí
mismo, formando un remolino inmenso, el cual llamó la atención, en la
distancia, del Pez Globo que quiso disfrutar de tantas vueltas y nadando con
rapidez se dejó llevar por el torbellino de burbujas de paz y alegría.
Para el Caballito de Mar color violeta y para Floppy, por ese día, había
terminado el juego con las piedras y los cristales de colores. La noche iluminada
por la luna creciente, se tornó tranquila y el pececillo, aunque aún extrañaba su
antiguo arrecife, su corazón estaba un poquito más amoroso y sentía que podía
amar y ser feliz en muchos mares, arrecifes, cardúmenes… sin dejar de mirar y
amar el pasado. Tenía muchas historias por compartir y asentía a lo que vivía,
aprendiendo de todo lo nuevo que le ofrecían esas aguas claras con asombrosos
Caballitos de Mar color violeta.
¿En dónde quedó mi arrecife?
Capítulo X. Vínculo interrumpido
El abrazo es una conducta natural instintiva, es la prolongación de la simbiosis
con mamá después del nacimiento, el afecto es entendido 7
aquí como nutrición para el niño. En el abrazo el niño reconoce la voz, ritmo
cardiaco y movimientos de la madre y esto le tranquiliza. La cercanía cuerpo a
cuerpo es el alimento del aparato psíquico que determina todas sus conductas.
En la vinculación se fundamenta la personalidad y las relaciones.8
Cuando un niño crece sin satisfacer esa necesidad de contacto y seguridad con su
madre al momento de nacer, la relación se fisura o quiebra, siendo deficiente,
poco sana y nutritiva para los dos. Se ve afectado el vínculo madre-hijo,
generando algunos trastornos en el niño que con el tiempo se vuelven crónicos,
pasando el resto de su vida inconscientemente buscando el abrazo, cercanía o
seguridad que le faltó.
Para ampliar este hermoso tema puedes consultar el libro de Laura Rincón
Gallardo: “El abrazo que lleva al amor”.
Cuento: Cangurín no quiere abrazos
Mamá canguro está muy triste, su hijo no quiere regresar a la bolsa, y aún
necesita de ella para poder seguir su vida independiente y libre cuando crezca.
Mamá canguro, para poder seguir viviendo, tuvo que dejar a su pequeño
cangurito con sus parientes cercanos. Accidentalmente cayó en una enramada de
espinas y para proteger a su cangurito tuvo que admitir que lo sacaran de su
bolsa y separarse de él, mientras ella se reponía.
Al regresar su mamá ya curada, Cangurín sólo la mira, pero no quiere acercarse
ni ser acariciado por ella. El pequeño cangurito siente tanto dolor de pensar que
mamá se vuelva a alejar de él, que prefiere no volver a acercarse y así no tener
que soportar nuevamen-te dicho dolor; también siente mucha rabia porque mamá
lo abandonó. No importan todas las explicaciones que ha escuchado, él
únicamente sabe que mamá dejó de tenerlo en su bolsita, a su lado, por un
tiempo.
Mamá canguro no sabe qué hacer y, entonces, llama a reunión a las otras mamás
canguro. Todas asisten gustosas, ya que es normal que las mamás canguros
busquen apoyo para seguir criando a sus canguritos.
Una vez expuesta la situación se escuchan historias parecidas como: a mí me
pasó lo mismo cuando fui a tener mi otro hijo; a mí cuando fui de visita donde
mis padres que estaban enfermos; a mí cuando fue mi hija la que se enfermó y
no me dejaron quedarme en el hospital acompañándola; a mí cuando al nacer mi
hijo lo llevaron a una incubadora; a mí cuando… y así muchos casos similares
de cuando la madre tuvo que separarse temporalmente, por diversos motivos, de
sus hijitos.
“¡Qué bien que les ha pasado algo parecido, porque así podrán contarme qué
puedo hacer!”, dijo con alivio Mamá canguro. Todas recuerdan lo difícil que fue
y lo que cada una hizo, pero deciden contarle sólo lo que al final les ayudó a
todas.
La mayor de ellas toma la palabra y empieza a decirle: “Mi querida Mamá
canguro, lo primero es reconocer que sí te ausentaste, no importa la razón,
Cangurín sabe únicamente que te fuiste y tiene el derecho de estar rabioso y no
querer ningún contacto contigo. Lo segundo es recuperar ese contacto físico
porque Cangurín lo necesita; sin embargo, es tanto su dolor que, por miedo a
volver a perderte, prefiere negarse el placer de recibirlo. Entonces, vas a llegar a
casa y mirándolo le vas a decir: “Lo siento” y lo vas a abrazar, al principio él
rechazará el abrazo pero si lo sigues abrazando con dulzura él finalmente lo
aceptará.
Ahora, Mamá canguro regresa a casa y hace lo indicado; efectivamente,
Cangurín después de rechazar el abrazo lo acepta y puede llorar en brazos de
mamá todo el dolor vivido; mamá, arrullándolo y mirándolo a los ojos le cuenta
cómo ha sido su vida desde que supo que él estaba en su bolsita; Cangurín
escucha… va sintiendo el contacto cálido y amoroso de mamá y se abandona a
este disfrute hasta quedar dormido; mamá continúa abrazándolo y repitiéndole:
“Hijo te amo, te amo...”.
Cuando el sol aparece resplandeciente sobre el horizonte, Cangurín despierta en
brazos de mamá y ya no necesita saber si lo que vivió fue un sueño, si fue
imaginación o fue real; lo importante es su profundo deseo de regresar a su
bolsa, para tomar el impulso y el poder necesarios para salir fuerte y sano a
realizar su propia vida, con seguridad y confianza.
Cangurín no quiere abrazos
Notas y referencias bibliográficas
7 Laura Rincón Gallardo, El abrazo que lleva al amor, pág. 24.
8Rosa Döring Hermosillo, Seminario El abrazo de Contención, Bogotá, septiembre
24 de 2011.
Capítulo XI.Adopción
¿Cómo logra ser feliz la pareja con la adopción? ¿Cómo logran ser felices los
niños adoptados? Este es un tema que genera contradicciones, y todo
dependiendo de quién lo mire.
Gunthard Weber como editor inicial de los trabajos de Hellinger, en su libro
“Felicidad dual”, describe la adopción honrosa y la adopción peligrosa,
aclarando que “…el factor decisivo es la actitud de los padres adoptivos. Si
realmente actúan con las mejores intenciones para el niño, la adopción tiene
buenas posibilidades de salir bien. Muchas veces, sin embargo, los padres
adoptivos no tienen como prioridad las necesidades del niño, sino más bien las
suyas. En la mayoría de los casos se trata de parejas que no pueden tener hijos y
se rebelan contra las limitaciones que la naturaleza misma les impone.
Implícitamente le piden al niño que los proteja de su desilusión.9
Ana Lucia Pérez y María Cristina de Hidalgo en su libro “Desenreda tu vida”
manifiestan que: “…si bien la adopción tiene un fin noble y socialmente se
valora, implica una exclusión del niño adoptado de su sistema de origen, para
entrar en un sistema familiar ajeno que difiere del suyo por sus raíces, su cultura
y en algunos casos hasta su idioma… En el caso que se dé la adopción, al niño se
le debe permitir amar a sus padres biológicos, al igual que a quienes han
decidido darle un lugar en su sistema familiar para acompañarlo a crecer”.10
Se plantea allí, que lo ideal sería que la adopción se llevará a cabo solamente
cuando ningún miembro de sus dos sistemas familiares, materno y paterno esté
para hacerse cargo.
Cuento: Ocho patas... y la madeja de luz
Era un frío invierno y lo que podría ser una mañana blanca se había convertido
para la conejita Melissaen dos mañanas blancas. Dentro de la madriguera todo
era doble, tenía ocho patas, cuatro orejas, dos narices… y cuando observó las
aguas del lago vio dos cielos azules, con unas pocas nubes; ¡no! no eran pocas,
eran dos nubes. ¿Qué le ocurría? ¿Cómo podía moverse? saltaba dos veces, su
corazón latía el doble de rápido como si se fuera a dividir en dos y, un día, lo
hizo; ya no era una sola Melissa tierna y dulce, ¡había dos Melissas!, dos
corazones queriendo ser uno. En una Melissahabía alegría por tener lo que tenía,
su madriguera acogedora y segura, su cantidad de hermanos y sus padres
amorosos y juguetones, pero a quienes con frecuencia trataba con rabia y no
podía dar todo su amor, como sentía que merecían. La otra Melissasolo quería
correr, correr hacia algún lugar lejano.
En el bosque tenía muchos amigos por ser una conejita graciosa con sus ocho
patas, dos narices, cuatro orejas…, pero esos amigos se alejaban cuando se
volvía grosera y antipática con ellos.
Melissa se escondía a veces en la granja vecina y trataba de descubrir por qué
ella era así; recordaba que papá y mamá conejos le habían contado del profundo
amor que habían sentido por ella esa noche fresca de primavera, cuando la
alzaron en medio de la algarabía de las ardillas, quienes indiferentes corrían y
trepaban por los frondosos árboles. Los conejos la vieron allí sola, sin padres,
abuelos o tíos, la tomaron entre sus brazos sin juzgar a los padres por lo que
habían hecho, los honraron y observando su hermoso corazón decidieron volver
a la madriguera y cuidaron a Melissa junto a sus hijos, y aunque se sentía feliz
allí, una mitad de su corazón buscaba algo, en otro lugar, que no la dejaba en paz
y pensó qué podría ser ese rayo de luz que en sus hermanos salía de su ombligo
y se unía al ombligo de los padres, en ella era muy largo y brillante de muchos
colores pero parecía no tener fin, ¿de dónde venía?
Uno de sus corazones un día le dijo que se iría de aventura siguiendo el cordón
de luz.
En la larga travesía del alma y aún con sus temores, montada en la bicicleta
pedaleaba tan rápido con sus ocho patas que pronto se encontró siguiendo el
cordón de luz, el cual comenzó a enrollar haciendo una gran madeja que
colocaba en la canasta.
De pronto, el camino se acabó; Melissano sabía hacia dónde dirigirse, no había
ningún conejo con ocho patas, cuatro orejas, dos narices… en ese lugar,
únicamente había muchos conejos comunes y corrientes. Bajó de su bicicleta,
con dos de sus patas tomó la madeja y siguió la luz, llegando al lado de dos
conejos y cuando los vio, comprendió… comprendió todo; que no sólo tenía
ocho patas, cuatro orejas, dos narices… sino dos pares de padres también,
aquellos de la madriguera tibia y acogedora que se hacían cargo de ella y la
cuidaban y aquellos de la luz brillante y hermosa que le habían dado la vida;
Melissasintió cómo podía amarlos y honrarlos a todos y su corazón, que seguía
latiendo el doble, le pidió a sus padres biológicos permiso para amar a quienes la
habían acogido y cuidado en otro hogar.
Pudo ver cómo, con las patas, su padre y su madre le enviaron su bendición y la
miraron con tan buenos ojos que se sintió plena, única y feliz; su corazón latía en
paz ahora con el doble de amor.
Montando en su bici y acortando caminos, regresó junto a su otro corazón que ya
era uno y latía tan fuerte como lo necesitaban sus ocho patas, cuatro orejas, dos
narices… para amar en plenitud a esos conejos que la cuidaban cariñosamente y
para quienes ella sólo tenía cuatro patas, dos orejas, una nariz, dos ojos, una
redonda colita y un único gran corazón.
Notas y referencias bibliográficas
9Ver: Gunthard Weber (ed.), Felicidad dual, pág. 83.
10Ana Lucía Pérez y María Cristina de Hidalgo, Desenreda tu vida, pág. 16.
Ocho patas...y la madeja de luz
Capítulo XII. Maltrato
Hoy en día a esas acciones de maltrato en la escuela, se les ha resignificado y se
les ha dado un nuevo nombre, el de “Bullying” o “Matoneo”; por ello, “Es
responsabilidad de toda la sociedad trabajar en el desarrollo ulterior de una
escuela en la que los niños estén bien contenidos en el marco de la necesaria
protección, del respeto de los adecuados valores y del libre desenvolvimiento.
Nuestros hijos son los edificadores de su mundo futuro y el nuestro. La escuela
representa, más que otros ámbitos de la conciencia, la matriz de un futuro en
gestación”.11
Tengamos presente que en nuestra familia tenemos abuelos, padres, hermanos,
primos maltratadores; en los parques públicos o en los conjuntos habitacionales,
entre otros muchos escenarios, los niños y jóvenes también son víctimas de la
violencia y el maltrato, que deja heridas que es necesario superar.
Cuento: Escucha lo que ocurrió en la pradera…
Era una hermosa yegua que batía su crin dorada al viento, en sus largas travesías
por las montañas; hasta cierto día en que ella pastaba tranquila en la verde
pradera y un pájaro bastante desaliñado se le paró en la crin y con su pico
comenzó a molestarla. La halaba, la despeinaba, y con pequeños saltos la
enredaba; la yegua, para escapar, corría y corría por entre los corredores de
árboles en el bosque y creía que se destrozaría, por sentir latir su corazón con tan
grandes y angustiosos brincos.
El pájaro desaliñado le decía que la única forma en que la dejaría quedarse en la
pradera, era con la condición de que se cortara la crin; pero la yegua sabía que su
crin era hermosa y no deseaba cortarla; por lo tanto, decidió mantenerla para
siempre recogida. En la pradera todas las yeguas se enojaban con ella porque
parecía con dos colas: la propia y una más en su cuello.
Transcurrió mucho, pero mucho tiempo y ella seguía con la crin recogida y
mucha ansiedad guardada; pero también transcurrió mucho, pero mucho tiempo
sin que el pájaro desaliñado la molestara. Una mañana, mientras paseaba por el
bosque, vio un túnel formado por frondosos árboles que crecieron a lado y lado
del sendero, y que unían sus copas entre sí.
Al pasar por allí sintió cómo una hermosa luz de color verde, atraía y sacaba de
ella todo aquello que desde tanto tiempo atrás hacía latir su corazón con
sobresaltos; todo ello fue saliendo de su cuerpo como un vapor mágico… al
terminar de cruzar el túnel, su mente, sentimientos y corazón se tornaron
seguros, armoniosos, tranquilos, en paz, y lo más importante, sintió nuevamente
amor por su hermosa y dorada crin, sabiendo también que pertenecía plenamente
a esa pradera que amaba.
Volteó y simplemente inclinó su cabeza, pudiendo volver a darle el lugar que le
correspondía a ese pájaro compañero.
Lo miró, guiñó el ojo y dejó partir a ése que ya no veía más como a un pajarraco,
sino como lo que en realidad era: un hermoso ruiseñor colirrojo, que igualmente
constituía parte importante de la pradera.
Ese día terminó, para la yegua, como cualquier otro, pero lo sorprendente
ocurrió al día siguiente, cuando en la pradera todos los caballos y las yeguas la
miraban con alegría por verla llevar nuevamente su crin suelta, brillando al
viento. Ella se sentía segura, libre, feliz, perteneciente, y con su corazón latiendo
en paz, amando mucho esa crin que por su brillo atraía todas las miradas, hasta
la de una hermosa mariposa azul que, con orgullo, se quiso posar allí, para dar
un toque especial a esa yegua tan feliz.
Notas y referencias bibliográficas
11Ver: Enrique Chaux, Educación, convivencia y agresión escolar, pág. 17.
Escucha lo que ocurrió en la pradera...
Capítulo XIII. Hijos y padres, separaciones y abandonos
El psicólogo Joan Garriga en su epílogo al hermoso cuento “¿En dónde están las
monedas? El cuento de nuestros padres”, nos motiva con una de las razones
poderosas que puede empujarnos a iniciar la tarea de restaurar el amor hacia
nuestros padres: “Sólo logramos amarnos a nosotros mismos cuando los amamos
y honramos a ellos. En lo más profundo de cada uno de nosotros, por muy
graves que fueran las heridas, los hijos siguen siendo leales a sus padres e
inevitablemente los toman como modelo y los interiorizan dentro de sí. De algún
modo, conectan con una fuerza que los hace ser como ellos. Por eso, cuando son
capaces de amarlos, honrarlos, dignificarlos y respetarlos, entonces pueden hacer
lo mismo con ellos
12
mismos y ser libres” enfatiza que “hay algo más, algo que requiere un coraje
mayor y una actitud emocional transparente, veraz y comprometida. Se trata de
amar reconociendo las heridas y permitiendo que nuestros padres lleven la
responsabilidad de lo que fue difícil o equivocado, y seguir amándolos con sus
errores y realidad tal como es y tal como fue”.13
Se trata de asentir a ellos, tal y como son, con respeto y amor.
Cuento: Un pedazo de papel
Todo es tan oscuro, no hay luz en el bosque, es una noche sin luna, y mientras en
la cueva todos duermen, Lobotín busca un lugar, un espacio en donde pueda
volver a ver su luz, en donde pueda volver a sonreír y ser feliz; su alma está
triste; la vida le sonríe, pero él no sonríe, y cada paso en el bosque es pesado,
duele mucho y le cuesta darlo.
En lo alto de la cueva, entre baúles, llantas, asientos y todos los trebejos viejos,
Lobotínencuentra un lugar que, aunque no le da paz, le permite estar solo con sus
pensamientos, con sus rabias y dolores, con su sin sentido y cansancio que,
según recuerda, han estado allí presentes por siempre. Y ese “por siempre” le
produce escalofríos porque no era verdad; el cristal de la vida se le rompió
cuando papá y mamá lobos, al separarse, tomaron caminos distintos… y con sus
patas paralizadas sintió tanto miedo como cabía en su cuerpo.
Los amaba profundamente a ambos, los quería juntos, pero ahora el sendero se
abría y él permanecía con su madre para recibir el amor y cuidados de la
manada, aunque también quería los cuidados y el amor de papá, a quien por su
temperamento fuerte y forma de ser, a veces menos expresiva, le costaba
mostrarle su amor. La distancia entre los dos estaba cargada de ausencias…
ausencia de palabras tiernas, de aullidos fuertes en luna llena, de miradas
cómplices, de cosquillas juguetonas, de los lambetazos antes de dormir, no había
mensajes en las patas de las palomas ni lecciones para sobrevivir a los cazadores.
¡Cuánto añoraba un padre! y lo peor era que lo tenía, pero no era el padre que
veía en los bosques ni el padre que acompañaba y enseñaba a bailar a sus
lobeznos; no era el padre que sus tíos y amigos tenían; no, no lo era, y eso
dolía… dolía aún más cuando en los escasos momentos compartidos había
cariño y ternura hacia otros, en donde Lobotín sentía que él no existía, que su
padre Hascha, no lo veía con ojos amorosos y necesitaba con todas las fuerzas
de su alma ser visto y amado por ese lobo, que era su padre.
¿Cuánto dolor podría aguantar su corazón? No lo sabía… sólo sabía que quería
partir para no sufrir y que, quizás, un buen resbalón por el acantilado acabaría
con su dolor. Mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, observaba un
baúl entreabierto en el que encontró gran cantidad de fotos viejas que llamaron
su atención. ¿Quién sería ese pequeño lobezno de narices rosadas? Con
curiosidad observó la foto por detrás y leyó el nombre de su padre: “Hascha” de
3 meses de nacido y así fue encontrando muchas fotos que alguien, cuidadosa y
amorosamente, había marcado en el respaldo, permitiéndole entender y conocer
muchas cosas de su padre.
Poco a poco su corazón se fue llenando de paz y alegría ¡tenía tanto de Hascha!
y a pesar de la rabia y el dolor que sentía en el corazón por su ausencia, decidió
honrarlo y aceptarlo tal cual era, sin esperar más de él que lo que le podía dar,
deseándole también que pudiera ser feliz en otra manada…
Mientras delicadamente organizaba un álbum con las fotos que encontró de su
padre y que adornaba con pensamientos personales, comprendió cómo papá
tenía una historia que también era la suya y ya no había vacío; tenía unas raíces
de papá lobo tan fuertes como las de mamá loba.
Allí mismo, en el álbum, pegó un pedazo de papel bastante desgastado y roto,
pero que aún permitía leer algo de lo que su abuelo le había escrito a su padre:
“Hijo, lo siento, lamento estar tan lejos de ti en otros bosques, pero es que tengo
tanto miedo de amarte, de expresar mi amor en la forma en que tú necesitas
sentir mi cariño… Te di la vida y eres fruto de dos jóvenes lobos llenos de amor,
sueños e ilusiones; sin embargo, en el camino de la vida, las circunstancias y las
historias personales nos llevaron a separarnos.
No te he dejado de amar ni te he cambiado por otros amores; sólo estoy viviendo
otros momentos, distraído con las rutinas diarias, y no quiero pensar en ti porque
muchas veces no tengo para darte lo que mereces. Me resisto a recibir el amor
que me das porque no es justo que me des amor y yo no pueda llevarte alimento.
A veces quiero abrazarte…”.
Aquí las letras se habían corrido por lo que parecían ser unas gotas de agua…
seguramente lágrimas de su papá al leer esas palabras del abuelo, palabras que
Lobotín sentía tan propias para él que, con gran emoción, dobló el pedazo de
papel, sin importar lo ilegible y roto de algunas partes, y lo pegó en el álbum que
guardó secretamente en un hoyo que cavó en su cuarto. Escarbaba allí cada vez
que quería sentirse cerca de papá, pero a medida que el tiempo pasaba ya no
necesitaba ver el álbum para sentirse pleno y feliz, aceptando. Ya no importaba
lo cercano o distante que estuvieran, lo sentía tan dentro de sí que nada ni nadie
podría distanciarlos o robar su amor secreto, por eso, en las noches de luna llena,
se escucha el aullido de Lobotín tan fuerte y profundo, que es respondido desde
el otro lado de la colina, casi como un eco, por su padre Hascha, el padre lobo
que sí tiene y que sí lo ama.
Notas y referencias bibliográficas
12Ver: Ivan Boszormenyi-nagy y Geraldine M. Spark, Lealtades invisibles,pág. 57. 13Joan Garriga Bacardí,
¿En dónde están las monedas? El cuento de nuestros padres, pág. 45.
Un pedazo de papel
Capítulo XIV. Secretos familiares
En el sistema familiar, cada miembro está vinculado con todos los demás, de
estos vínculos tenemos influencias sean positivas o negativas y pueden afectar
nuestra salud y relación con los demás y con el mundo.
Usualmente en las familias se cuentan las historias que se consideran
importantes y dignas de relatar, hay otras que producen vergüenza o culpa y, por
lo tanto, no se mencionan. Estos secretos se quieren develar en generaciones
posteriores, ya sea repitiendo la misma historia, cobrando el agravio o a través
de la enfermedad. Una manera de sanar el sistema es ir dando posibilidad de que
los eventos dejen de ser secretos y sean solucionados en el lugar de la familia
que corresponde.
Cuento: ¡Puedo contarlo!
Hoy es un día feliz, habrá reunión para escuchar una alegoría, después
colorearán el Mandala correspondiente y, para finalizar, cada uno creará su
propio Mándala y podrá hacer comentarios acerca de la alegoría. También se
expondrán los dibujos realizados y cada uno podrá compartir lo que desee acerca
de la experiencia vivida.
La alegoría de hoy tiene como título “Cuidado de nuestro cuerpo” y dice lo
siguiente:
El lugar del encuentro es fabuloso; a este gran evento han sido invitadas todas
las especies y por eso se encuentran aves, cerditos, liebres, conejos, lobos, osos,
leones… en fin, hasta seres humanos. Empieza con gran ceremonia la enseñanza,
danza, pintura, natación en el río, etc., es decir, toda actividad que tiene que ver
con el cuerpo y a través de ella aprenden para todo lo que sirve y por qué hay
que cuidarlo con ejercicio, alimentación sana, buenas relaciones…
En estas actividades hay roce, toques de los cuerpos, unos accidentales, otros no.
Algunos personajes no se sienten bien con estos acercamientos y lo expresan
abiertamente, otros no se atreven a hacerlo por temor a ser reprochados.
Valiéndose de estas sensaciones, la maestra mayor empieza a hablarles sobre los
sentimientos de desagrado que se puede sentir con el toque de su cuerpo y les
advierte que está bien que se exprese la inconformidad y que se comente con los
mayores.
Uno de los personajes dice que a él no sólo lo han tocado sino que le han hecho
caricias que no le gustan, pero que le da miedo contarlo porque se ponen bravos
con él; así, sucesivamente, cada uno va contando historias similares, aunque los
personajes varían; a unos les ha ocurrido con compañeros, a otros con familiares
y a otros aun con extraños; y, como sucede a menudo, todos terminan contando
su caso, y siendo aceptados y protegidos por sus padres o por otros seres
mayores.
Al finalizar la actividad la profesora dice: “Muy bien, eso ocurre en esta
alegoría, y ahora van a colorear el Mandala y con un dibujo, cuento o mímica
van a expresar su sentimiento con respecto a la historia leída.
Escuchada la instrucción cada uno empieza a expresarse y algunos manifiestan
haber tenido experiencias parecidas a la de los personajes de la historia que casi
todos lo han callado por temor.
La profesora dice: “Muy bien, en cada una de las experiencias que ustedes han
tenido, nos hemos dado cuenta que ninguno
ha tenido la culpa de lo que sucedió; puede estar relacionado con historias,
secretos familiares u otros acontecimientos que ustedes han ayudado a revelar”.
Finalmente, todos llegan a la conclusión de que no hay que permitir a nadie el
abuso con nuestro cuerpo y, para eso, hay que contarle a papá, a mamá o a un
adulto responsable, sobre cualquier roce o caricia con el que me sienta molesto,
no importa que me hayan dicho que no lo puedo contar.
Hoy quedó claro que ¡sí puedo, debo y deseo contarlo! y que me convierto en
valiente cuando así lo hago; además mi corazón siente desde lo profundo que yo
no tengo ninguna culpa de que esto haya pasado. Son los adultos los encargados
de cuidarme hasta que yo sea un adulto como ellos.
Al terminar esta maravillosa reunión todos van saliendo para regresar a su
familia. Esa noche, todos tienen un hermoso y saludable sueño: Sus allegados se
convierten en sus defensores y así los niños se sienten libres, pueden correr,
llorar, explorar… y, en la medida que lo van haciendo, sus cuerpos recobran la
movilidad y el reconocimiento de lo valioso que son. Al otro día resuena en el
universo una hermosa y mágica canción entonada por todos los niños y niñas: sí,
nos cuidaremos; sí, valemos mucho y merecemos respeto; sí, lo contaremos.
¡Puedo contarlo!
Capítulo XV. Prosperidad
La Madre es la vinculación entre el éxito, la prosperidad y la vida. Es así como
el primer paso para obtener el éxito y la abundancia es asumir e internalizar a la
madre. En las constelaciones se toma lo esencial de ella: “la vida” y por ella se le
honra y agradece. Lo demás, su personalidad, su carácter -sin dejar de verlasson añadiduras a lo esencial.14
Al padre también se le honra; de él se toma la energía y la fuerza para ir al
mundo con compromiso, persistencia, responsabilidad entrega y ética.
Estos son, como señala la Dra. Ingala Robl en su libro “Constelaciones
familiares para la prosperidad y la abundancia”, los dos pilares en los que no
apoyamos para encaminarnos, con nuestras acciones, al éxito.
Cuento: El jardinero próspero
En el maravilloso mundo de las gnomos, las familias habitantes tienen el
derecho de cultivar su propio jardín. Allí, cada uno de los integrantes va
aprendiendo de los mayores como arar la tierra, qué semillas sembrar, con qué
frecuencia regarlas, podarlas y fertilizarlas, para, finalmente, recoger los frutos y
decidir qué hacer con ellos.
El proceso ha sido el mismo por los siglos de los siglos y… entonces, pregunta
Saquín al Abuelo Gnomo: “¿Por qué el jardín y la cosecha de todos no es igual?
¿Por qué Abuelo Gnomo, unos amigos nunca han sembrado su jardín y otros no
lo cuidan y sus cosechas son pobres? ¿Y aunque han hecho toda la labor temen
recoger la cosecha y otros… Ya, ya, Saquín ¡espera! son muchas preguntas”,
responde el Abuelo Gnomo. “¡Uff! déjame pensar” y, rascándose la cabeza,
camina de lado a lado como si no encontrara respuesta alguna.
De pronto el abuelo dice feliz: ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! vamos a entrar silenciosos
y respetuosos al fondo profundo del jardín más próspero y cuyo jardinero
disfrute de su cosecha, se sienta merecedor de ella y guarde con amor y gratitud
las nuevas semillas, para la siguiente siembra; de esta manera veremos y
escucharemos qué hace, qué dice este jardinero. ¡Oh! Abuelo Gnomo ¡que
maravillosa idea! además me gusta entrar a hurtadillas, para que el jardinero
obre libremente desde su corazón.
Muy bien, dice Saquín, ahora iremos a buscar ese próspero jardín y así, mañana,
con las primeras sonrisas del amanecer, estaremos en el sitio elegido.
Ahora, abuelo y nieto tomados de la mano con aire de complicidad, caminan y
caminan hasta que de pronto gritan al tiempo !Ese es!
Al otro día, con la primera sonrisa del amanecer, están allí en el sitio elegido y
esperan emocionados la llegada del jardinero. En silencio estrechan sus manos,
para confirmar que allí está el tan esperado propietario.
Próspero, es el nombre del jardinero, dice que “es la hora de mi oración diaria” y
con las manos en su corazón inicia: “Cada labor que realizó para cuidar de ti
(señalando su hermoso jardín)”, la hago con amor y entrega; así lo aprendí de
mis ancestros; tú, a cambio de mis cuidados, me das estos maravillososfrutos
que yo tomo con amor.
Madre te honro por la experiencia de logro, que tuve al tomar la vida a través de
ti y que ahora disfruto con gratitud.
“Padre te honro por la fuerza que me has transmitido para hacer y actuar en
consecución del éxito”.
Acontinuación, Próspero, tomando aire con profundidad, inicia su trabajo en la
tierra de su jardín.
El Abuelo Gnomo y Saquín, tomados de la mano y mirándose a los ojos con
perplejidad, interiorizan el secreto del éxito y la prosperidad.
Notas y referencias bibliográficas
14Ver: Brigitte Champetier de Ribes, Constelar la enfermedad desde las concepciones de Helliger y
Hamer, pág. 55.
El jardinero próspero
Capítulo XVI. Duelo
Este tema es tan sensible pero tan propio del ser humano, es trabajado y
orientado por Gloria Sierra y Maribel Rendón, en su libro “De la mano con los
niños” y en su presentación nos manifiestan como “…el duelo en los niños es un
tema del que muchas veces nos olvidamos; erradamente creemos que ellos no
entienden lo que significa una pérdida. Los pequeños viven este proceso quizá
de una forma más difícil que los adultos por el hecho de que muchas veces son
excluidos, lo que hace que no puedan expresar sus sentimientos, temores y
dudas, sin encontrar un adulto que los escuche o que les explique con claridad lo
que está pasando”.15
Para el restablecimiento del equilibrio y la esperanza, se proponen los cuentos
con historias de niños que han superado la adversidad; el dibujo de sentimientos
y creencias frente a la muerte; el trabajo con plastilina, la elaboración de
historias, películas infantiles que tratan sobre pérdidas, entre otras y, a partir de
nuestra experiencia, también sugerimos el trabajo de Constelación con Figuras,
cerrando la sesión con la lectura de la alegoría y el Mandala, al igual que para
los otros temas tratados en este material.
Cuento: Paca la lechuza
!Es linda Paca la Lechuza! Sus grandes ojos y cara en forma de corazón la
diferencian de los Búhos, también de grandes ojos y plumaje en su cabeza, que
les sirve para orientarse y que, a simple vista, parecen orejas.
Búhos y Lechuzas viven en el bosque y Paca habita en su casa azul, en un gran
árbol milenario al final del bosque que da inicio a la pradera.
Paca , desde que su amigo de juegos el Colibrí le avisó de lo ocurrido aquella
tarde, en el que ese alguien tan especial para ella había muerto, la pasaba muy
triste, buscaba entre los árboles pero no encontraba, no quería estar sola, recorrer
su casa.
Para no pensar en esa ausencia, se la pasaba muy activa tanto de noche como de
día y así ocultaba el dolor tan profundo que sentía; asistir a sus clases de cacería
ya no le interesaba, pues frecuentemente estaba enojada peleando con sus
compañeros o porque las lágrimas, y otras cosas, a veces se escapaban.
Por todo esto, aquel sabio Búho blanco, que cuida de todos en el bosque, vino
para cuidar de ella.
Paca se lo agradeció y le contó sobre ese montón de rabia que tenía por dentro,
porque la habían abandonado y en algún momento hasta se sintió culpable por la
muerte de alguien tan especial, porque a veces se portaba mal y pensó que,
quizás por ello, hubiera querido castigarla muriendo. Ante estos sentimientos
Búho con su ronca voz le cuenta que todos, las Lechuzas y los Búhos, cometen
equivocaciones con sus seres queridos y que él o ella la amaba profundamente y
no la castigó muriendo por las fallas que ella cometió.
El Búho, a pesar de su sabiduría, no sabía qué edad tenía Pacani quién se le
había muerto; la verdad esto no era lo importante ahora, sólo había llegado para
cuidar de esa linda Lechuza que era parte muy importante de su amado bosque.
Un día de lluvia, Colibrí llega a la casa de esa Lechuza acongojada y con sus
ojos aguados por las lágrimas, le dice: “Paca, sé que es muy triste para ti, a mí
también me duele su partida”.
La escucha manifestar su enojo, haciéndole saber que está bien expresarlo para
liberar sus sentimientos. Con risas, recuerdan lo bien que se sintieron después
que su maestra un día de fiesta en la escuela, les había pedido que soltaran los
globos de colores que se elevan al cielo y que tanto les había costado cuidar.
Después de un largo rato de entretenida conversación, Colibrí se despide
quedando en ir juntos a jugar en el parque al día siguiente.
En otro de esos tantos días transcurridos, mientras Paca estaba posada en la
rama de siempre, llegó Búho sabio, quien traía un regalo para ella, era un
cuaderno en cuya portada estaba la foto del gran bosque, pero lo mejor era que
se destacaba su casa azul en el árbol milenario, lo cual le gusto mucho; pero al
abrir el cuaderno se desilusionó, porque sus hojas estaban en blanco y no
comprendió ese extraño regalo.
Búho sabiamente le explica que era para que esas hojas, ahora en blanco, las
llenara de recuerdos y color; dibujando, escribiendo, pegando, todo aquello que
recordaba, añoraba y sentía; también para que escribiera allí las cosas que haría
en su honor. Le aclaraba que no importaba el temor o el miedo a afrontar esta
experiencia; él, sus familiares, amigos y hasta los maestros de cacería, estarían
ahí para ella y con tranquilidad podría expresar sus sentimientos en el momento
que lo deseara.
Paca , con esas palabras se sintió muy confundida, no quería hacerlo, no quería
abrir la puerta al dolor, no quería ver fotografías… pero antes de poder decirle
algo a Búho, éste extendió sus alas y partió tras un apetitoso bocadillo que con
sus cuatro patas rápidamente se le escapó bajo las hojas secas del bosque.
En los días siguientes, Paca la Lechuza, muchas veces intentó iniciar su
cuaderno; las primeras páginas fueron muy difíciles, llenas de dolor, pero poco a
poco, con la compañía y fuerza de Colibrí y Búho, Pacaavanzó en su cuaderno y
avanzó en su duelo.
Ya el dolor era soportable, la rabia había sanado, los dolores de estómago ya no
le impedían ir a clases; su corazón, aún roto, tenía una hermosa curita color
violeta, que Búho le había colocado.
Unas semanas después, un día a la salida de clases se escuchó un gran alboroto,
alguien había muerto y su amigo, el Pájaro Carpintero, sin comprender aún lo
que ocurría, lloraba sin consuelo, pues su padre había fallecido.
Paca la linda Lechuza, que ya mantenía la puerta entreabierta, comprendió el
dolor de su amigo y lo que pasaba. Corrió a él, lo abrazó, le dejó saber que sí
puede sanar y que puede contar con ella.
Mientras todo esto ocurría, poco a poco llegó la luna, brilló en el bosque y Paca
la Lechuza entró a su iluminada casa azul del árbol milenario, sintiéndose segura
y calientica.
Notas y referencias bibliográficas
15Gloría Sierra Uribe y Maribel Rendón Orozco, De la mano de los niños, pág. 7
Paca la lechuza
Capítulo XVII. Constelaciones familiares y campos morfogenéticos
Habiendo llegado al final de nuestro recorrido del Arcoíris con esta historia en
particular, nos detendremos unas pocas líneas para comprender cómo es posible
que podamos, en una Constelación, colocarnos en el lugar de otros y poder
obtener información de su sentir, de su historia, de su vida.
Marianela Vallejo, en su libro “Constelaciones familiares”, desarrolla este tema
retomando los estudios del científico inglés Rupert Sheldrake, quien en su obra,
introduce la teoría de los campos morfogenéticos, describiéndolos como:
“Vínculos particulares o campos hipotéticos existentes entre los seres de una
misma especie, en virtud de los cuales, sin que exista entre ellos un contacto
espacio-temporal ni una causalidad determinada, se transmite información en
forma instantánea a través de lo que se conoce como resonancia mórfica”.16
Marianela nos explica que: “…una constelación propicia un punto de unión entre
los representantes que colaboran en la configuración del sistema con la
información contenida en los cuerpos morfogenéticos del individuo constelado y
de sus antepasados”.17
En otras palabras, Hellinger revela el efecto de los campos morfogenéticos
cuando manifiesta que “…durante las constelaciones familiares, y de una manera
muy sencilla, suben a la superficie asuntos profundos. Así es, entonces, podemos
encontrar soluciones con el amor que se pone de manifiesto, soluciones que
pueden tener un efecto sanador en el alma.
Simplemente mediante el hecho que una realidad se torne visible”.18
Cuento: ¿Tú en mí, yo en ti, para comprenderte?
Hace poco tiempo, en medio del bosque de árboles de cemento, se encontraba un
hermoso oasis, lugar al que los niños y jóvenes acudían para pasar sus días
llenos de alegría, conocimientos y amigos. Esos niños y jóvenes eran muy
especiales, se distinguían por comportamientos sencillos pero maravillosos:
solían saludar a quienes se encontraban y sus rostros siempre tenían una
pincelada de sonrisa en sus labios.
En aquel lugar también habitaba una linda y sabia mariposa, a la que
cariñosamente llamaban Leíto. En el latir lento de sus alas se reflejaba el peso de
los años, y en su tímida sonrisa el servicio y amor a su trabajo.
Cada vez que un niño botaba un papel al piso ella pasaba silenciosamente y lo
recogía, pero no lograba entender ¿para qué lo hacían? ¿Sería que no se daban
cuenta de lo que eso significaba para el oasis, para el planeta y para sus alas
cansadas?
En los momentos de descanso, posada sobre alguna rama, Leíto observaba con
curiosidad todo a su alrededor y sus ojos se llenaban de dolor cuando veía un
grupo de chicos, inteligentes en sus amenas conversaciones, pero tan
descuidados con quien les daba el sustento de vida, su amado planeta azul, la
¡Gran Pacha Mamá! y, cuando se retiraban, dejaban en el lugar toda clase de
residuos tirados sin importarles nada.
Leíto pasó varios días preocupada, pensando para qué hacían esto los chicos y un
día llenándose de valor decidió hablarles. Al comienzo los chicos no notaron su
saludo, ni su presencia, hasta cuando se posó suavemente en el cabello
ensortijado del más pequeño del grupo, lo cual generó un gran alboroto.
Extendiendo sus alas se protegió y, aleteando fuertemente, los cubrió con
escarcha tornasol que los tranquilizó.
Con su dulce, pero firme voz, les pidió que la escucharan, pues tenía preguntas
por resolver y como ellos eran tan listos, sabrían qué hacer para que su trabajo
fuera menos pesado, el oasis siempre estuviera limpio y ellos se sintieran
orgullosos de cuidar de sí mismos y del entorno; los chicos la escucharon con
atención, pero nada de lo que le respondían tenía sentido para ella.
Entonces Leítodecidió proponerles un trato: durante un día cambiaría sus sabias
y cansadas alas por los zapatos de uno de los niños y así él podría saber lo que
era ser una sabia mariposa comprometida con el cuidado de, aunque fuera, un
pedacito del planeta tierra y ella podría comprender ¿para qué botaban los
papeles en el piso del oasis y en los jardines? La idea pareció bastante
descabellada, pero Erick, aquel pequeño de cabello ensortijado, la miró a los
ojos, le sonrió y entregó sus zapatos. Pesan -replicó Leíto con un guiño de ojoeeen cambio tus alas son muuuuuuyyyyyyyyy livianas y se elevó aleteando,
maravillado del paisaje; se dejó llevar por el viento y, desde lo alto, pudo
observar la selva dura de cemento, su oasis aún verde, los cauces secos de
algunos ríos y las turbulentas aguas de otro, observó con deleite las aves, los
animales y las hermosas olas del mar sobre los arrecifes ¡aún quedaban cosas
maravillosas que cuidar!
Erick no comprendía qué le ocurría, pero sentía tanto amor por aquello que veía,
su corazón latía rápido y emocionado, queriendo regresar pronto a donde estaban
sus compañeros para contarles lo que estaba experimentando en su corazón, pero
las sabias alas estaban cansadas y tardó un poco en regresar y al llegar ya no
estaban sus compañeros sólo había papeles y papeles y más papeles por todos
lados, pero, como una sabia mariposa, comenzó a hacer su trabajo y a recoger
todo aquello que hacía del oasis, un lugar desordenado y sucio. Las alas no
podían más pero sacaban fuerza y continuaban. De pronto vio a Leítoque se
acercaba con los zapatos en la mano y Erick, molesto, le pregunta ¿por qué te los
quitaste? ella, con nostalgia profunda le dice: “Tan solo pude usarlos unos pocos
minutos, pues mi corazón no soportó el desprecio que sentía por lo que le
rodeaba, sólo había las sensaciones de indiferencia y descuido”. Esas emociones
no le gustaban, no eran propias, y necesitaba prontamente sus azules y sabias
alas, aunque estuvieran cansadas.
Erick agradecido, la honró inclinando su cabeza, le devolvió las alas y vio como
la hermosa mariposa se alejó para siempre llevada ligera por el viento, cubriendo
el cielo azul de escarcha tornasol; pero no partió sin antes pedirle un último
favor, al cual Erick, no pudo negarse.
Su sabia amiga había tenido tres sueños puntuales que él ahora quería hacer
realidad. El primero era que cada niño y joven colocara los papeles que usaba en
las canecas, ella siempre pensó que eso no era tan difícil; el segundo era un
poquitín más complicado, pero podría ser hasta divertido jugar a hacerlo, y era
dejar aplastadas las latas, botellas plásticas y aplanados los empaques de Tetra
Pack de los jugos, estirando sus dobleces y, el tercer sueño, era reciclar las tapas
plásticas de los envases para donarlos a una fundación.
Pero como dicen las malas lenguas que “los sueños solo sueños son”; Erick sabía
que sin ayuda no lo lograría y decidió escribir un cuento, relatando su historia,
para que todos los que lo leyeran le ayudaran a hacer realidad los tres sueños de
esa hermosa mariposa, de sabias alas azules, que siempre les había recogido los
papeles y que ahora se encontraba posada en la rama más alta, descansando, con
la certeza que Erick y todos sus amigos lectores harían realidad sus sueños, y el
de muchas otras mariposas azules, y así podría contar a sus nietos con voz
temblorosa, que ¡los sueños sí se hacen realidad! cuando nos conectamos, desde
la pasión del corazón, con lo que nos rodea y cada uno hace lo que le
corresponde, sin esperar que sean los demás los que lo hagan.
Se fue transformando la vida en aquel oasis; los extraños se sorprenden porque
los niños, los jóvenes y los adultos, también comenzaron a mirarse mutuamente
a los ojos y, en esas miradas, lograban encontrar el amor a sí mismos; entendían
que, cuando reconocían el rostro del otro, podían aceptarlo y respetarlo como
distinto; así también podían amar y cuidar a las plantas, a los animales, a los
objetos que los rodeaban, a los padres, a los compañeros, a los amigos y a esos
hermanos con los que tanto habían peleado.
Como todos los cuentos, éste también termina con un “Colorín colorado, este
cuento se ha terminado”, pero recuerda que comienzas como Erick a hacer
realidad, con gran pasión, tus sueños, los de Leítoy todas las mariposas azules
del oasis.
Con la fuerza que has ganado al construir el arcoíris, puedes imaginar, escribir o
dibujar tus propias historias.
Si quieres ampliar el hermoso mundo del arcoíris puedes enviarnos tus historias,
mándalas al e-mail:
[email protected]
Notas y referencias bibliográficas
16 Marianela Vallejo Valencia, Constelaciones familiares, pág. 88.
17Ibidem.
18Bert Hellinger, El manantial no tiene que preguntar por el camino, pág. 239.
19Latas de basura.
¿Tú en mí, yo en ti, para comprenderte?
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sistémica, Herder, Barcelona, 2011.
http://www.taringa.net/posts/imágenes/5487879/Mandaladefinición-eimágenes.html
TÉCNICAS
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Robles
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tema, sino para todo público interesado en conocer nuevaspropuestas para
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Touyarot
Este libro es una guía de auto-preparación para el acontecimiento “nacimiento” y
está construido como un programa. El objetivo de la autora es que tengas una
buena experiencia de tu parto utilizando la
hipnosisericksoniana.Enlamedidaquevayasavanzandoensulectura
podrásdartecuentasirespondeatusdudas,sitranquilizatusmiedos,site
dalasherramientasquenecesitasparasentirtelistaparaesemomento.
creando, sanando, disfrutando, la neuroplasticidad y las metáforas para tu salud
o enfermedad, por Elsa Lesser
Este libro muestra el valor de saber cómo funciona el cerebro humano y cómo lo
podemos usar para mejorar nuestra existencia, aprendiendo nuestras propias
metáforas. Casos clínicos como una sólida introducción a la plasticidad neuronal
y a las metáforas y lenguaje de nuestro cuerpo.
las muertas que no son de juárez, siete historias de amor y una canción
desesperada: infidelidad y abandono por Laura Chávez Cázares Es un libro que
presenta : la problemática de las mujeres que viven
violencia, ideas para que los terapeutas mejoren su práctica en estos
casos y ejercicios de auto hipnosis que las mujeres que están en esta
situación pueden utilizar para estar mejor. Gran parte del texto es la
presentación de casos.
constelaciones familiares alegorías y mandalas, construyendo mi arcoiris por
Elida Montoya de Gómez y Fabiola Esmeral Vélez
El trabajo con constelaciones familiares y las técnicas ericksonianas son
complementarios, como se muestra en este libro para trabajar con niños. Las
autoras unen las técnicas de constelaciones, la narración de cuentos (técnicas
ericksonianas) y el dibujo (arte terapia) y nos presentan esquemas de trabajo para
diferentes problemáticas.
Audio
Ysiquierestrabajarcontigomismo,evitarlaterapiaosalirdeellaenpocotiempo,
prueba nuestra serie de audio presentada en CD y en audiocinta. El Centro
Ericksoniano de México, a través de Alom Editores, promueve esta serie con
ejercicios sencillos, seguros, protegidos, para que puedas trabajar en casa.
recupera tu fuerza de vidapor Teresa Robles
Escomounserviciogeneralquetodaslaspersonasdeberíamoshacernos de vez en
cuando para estar bien en la vida, como hacemos servicio a
nuestroscochesyaparatos.
música para entrar en contacto contigo producción Francisco Robles
DosversionesproducidasapartirdelCanondePachelbel,queteayudan
aentraradentrodeti.Una,coninstrumentosmusicalesmexicanos.Otra, con el sonido
del mar y un sonido producido con diferentes cantos de sanación. Esta música es
el fondo de los otros materiales de audio.Al
escucharla,sereactivanyrefuerzanlosprocesosdesencadenadosconlos
ejerciciosquerealizasteconellos.
Yo Soy sanando por Teresa Robles
Estamos en nuestro lugar cuando disfrutamos la vida y tenemos paz interior. Yo
Soy Sanando te ayuda a encontrar tu lugar, cumpliendo tu Misión, resolviendo
las dificultades que encuentras en el camino y despertando tu Sabiduría Interior.
escuchando mi cuerpo, mis emociones y mi espíritu por Iris Corzo El ser humano
es integral: es mente, cuerpo y espíritu. Si vivimos como un todo unificado,
obtendremos la armonía. Esta grabación te invita a atender estos aspectos para
favorecer tu bienestar.
salud y enfermedad por Iris Corzo
Saludyenfermedadsonpartesdelavida.Esteaudioteinvitaaenfrentar la enfermedad
de una manera diferente, participando activamente en tu curación, recuperando
tu independencia y autonomía, utilizando tus recursosinternos.
para quererte tú a ti justo como necesitas por Teresa Robles Aprendemos a
mirar hacia fuera y olvidamos mirarnos a nosotros mismos. Dejamos de percibir
las señales de nuestro cuerpo, tragamos nuestras emociones. Este CD te ayudará
a reconocer tus emociones, escucharlas y digerirlas. Es ideal para personas que
sufren de depresión, ansiedad y/o estrés.
la herencia. música que desata imágenes producciónFrancisco Robles Esta
música compuesta te lleva a entrar adentro de ti, desencadenando los procesos
naturales que requieres en este momento de tu vida. Contiene una introducción
de Teresa Robles para proteger el proceso y un final para facilitar que te pongas
nuevamente en contacto con el mundo externo.
para relacionarte mejor contigo y con los demás por Teresa Robles
Silavidaesunaescuela,lasrelacionesconlosdemássonlauniversidad.
Estecompactoconstituyeunserviciogeneralatusrelacionesparaayudar
apasaralpostgradodondenostocadisfrutarlavidaconpazinterior.
para volver a dormir como antes, por Montserrat Ramos
Los sueños son parte de nuestros mecanismos para digerir las emociones que
vamos acumulando día tras día. Cuando tenemos muchas indigestas, viene el
insomnio. Este CD te ayudará a digerir las emociones viejas y nuevas de forma
agradable y protegida mientras descansas y vuelves a dormir como antes.
construye tu realidad y ayúdanos a construir un mundo mejor, por Teresa Robles
Hoy en día, la Física Cuántica nos dice que el mundo que consideramos real es
una proyección, algo como una ilusión y que nosotros construimos la realidad
material. La construimos con nuestra intención, nuestro deseo y la imaginación.
En este CD, aprenderás algo sobre estos temas, pero sobre todo te invitaremos a
hacer un pacto entre tu parte humana y el Dios adentro de ti, para construir tu
mundo a tu estilo y ayudarnos a, entre todos, construir un mundo mejor.
cuentos terapéuticos para chicos y grandes, por Cecilia Fabre Los cuentos abren
la puerta a una comprensión diferente de los problemas abriendo opciones más
saludables para contactar con nuestras emociones y con nuestras experiencias de
vida. Con este CD verás que los cuentos permiten que tanto adultos como niños
se conecten con vivencias pasadas de una manera segura y protegida, poniendo a
distancia los problemas mientras de manera cercana se resuelven, aprendiendo
de ellos, cómoda y protegidamente.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la comida, por
Teresa Robles
Nuestro cuerpo es tan sabio que nos provoca hambre cuando le falta combustible
y sed cuando necesita hidratarse. Y para que nunca dejemos de alimentarnos, nos
regala el disfrutar la comida. Cuando éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio,
que nuestro cuerpo necesita para funcionar bien. Crecemos y mal aprendemos a
comer a la hora de comer, a llevarnos a la boca cualquier cosa cuando tenemos
hambre, que hay comidas sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es
una obligación. En este CD, recordarás cómo escuchar las señales de tu cuerpo y
atenderlas para vivir con salud.
aprende autohipnosis, por Teresa Robles
El Dr. Erickson decía que adentro de ti, de mí, está todo lo que necesitamos para
resolver las dificultades que día a día la vida nos presenta para crecer: las
grabaciones en nuestra mente inconsciente de nuestras experiencias de vida. Hoy
día la Física Cuántica propone que toda la información del Universo está en cada
una de sus partes, adentro de mí, la misma información que el mar, el sol, la luna
y las estrellas. En este CD aprenderás a despertar esa Sabiduría Universal y a
utilizarla conscientemente para resolver esas dificultades.
metáforas universales para el crecimiento personal, por Teresa Robles El Dr.
Milton H. Erickson decía: la vida es dura, es injusta, el dolor existe, pero cómo
la vivamos depende sólo de nosotros. A mí me gusta decir que la vida tiene de
todo, también hay muy buenos momentos. Ysi es injusta en nuestra contra,
también es injusta a nuestro favor. La vida tiene de todo y siempre estamos
creciendo como las plantas, los animales, como todo en este Universo. Este CD
te ofrece en forma agradable, reflexiones y anécdotas que te ayudarán a disfrutar
más esta vida, en los buenos y en los malos momentos.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la comida (para
personas con diabetes e hipertensión), por Teresa Robles La diabetes es una
enfermedad, pero también puede ser tu mejor amiga. Puede enseñarte a vivir
saludablemente, cosa que muchas veces hemos olvidado. Nuestro cuerpo es tan
sabio que nos provoca hambre cuando le falta combustible y sed cuando necesita
hidratarse. Ypara que nunca dejemos de alimentarnos, nos regala el disfrutar la
comida. Cuando éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio, que nuestro cuerpo
necesita para funcionar bien. Crecemos y mal aprendemos a comer a la hora de
comer, a llevarnos a la boca cualquier cosa cuando tenemos hambre, que hay
comidas sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es una obligación. En
este CD, recordarás cómo escuchar las señales de tu cuerpo y atenderlas para
vivir con salud.
ejercicios para manejar el estrés y evitar el síndrome de fatiga profesional
crónica, por Teresa Robles y otros
El estrés y el síndrome de fatiga profesional crónica son parte de los males de
nuestro tiempo. El Centro Ericksoniano de México (CEM) creó a través de
algunos de sus maestros un CD de dos volúmenes con ejercicios para aprender a
manejar el estrés y evitar la fatiga profesional crónica y muy pronto nos ofrecerá
también un Manual para trabajar con estos ejercicios en grupos.
FASCÍCULOS
textos selectos
abriendo puertas con amorpor Ángela Cota Guimarães Mendonça y J. Augusto
Mendonça
Los terapeutas ericksonianos sugieren y proponen a través de contar anécdotas
de su vida. Este fascículo es una selección de textos dirigidos a maestros y
padres de adolescentes, donde los autores narran sus experiencias como padres y
como terapeutas.
manual del grupo de crecimiento por Teresa Robles
Asómate a este ameno fascículo que te encantará y en donde encontrarás una
manera diferente de ver la vida, que corresponde a la manera de hacer
psicoterapia que estamos construyendo en el Centro Ericksoniano de México,
incorporando otros marcos de referencia.
aprendiendo a caminar por la vida por Teresa Robles
Desde sus primeras páginas, este práctico fascículo Aprendiendo a caminar por
la vida, te enseña, de manera segura y natural a utilizar los instrumentos
necesarios, que de alguna forma ya conoces, y poderlos aplicar efectivamente en
tu vida diaria.
ideas prácticas
para el manejo de conflictos y algunas reflexiones por Teresa Robles
Esuntextoqueteinvitaamirarycambiarlosaprendizajesquenoshacen
competir por el primer lugar, tratar de ganar aplastando a los demás. Te
enseñaacolaborarenlugardecompetir,aestablecernegociacionesdonde
todos ganen y a entrar en contacto con tu Sabiduría Interior y la de los
demás.
para detectar y prevenir la anorexia y la bulimia entre tus seres queridos por
Adriana Barroso y Raúl D Ángelo
La anorexia y la bulimia son padecimientos que pueden ser mortales y aparecen
cada vez más y más temprano en nuestros adolescentes. Te invitamos a leer este
fascículo que te ayudará a conocerlas y detectarlas con la ayuda del cuestionario
que se incluye al final.
TESTIMONIOS
Victoria de las Mercedespor Laura Elena Barrientos
La biografía de una niña que, a pesar de graves errores y negligencia
médicos,graciasasuextraordinarioapegoalavida,ladedicacióndesus padres y las
“mercedes” de los amigos, ha salido victoriosa sobre diagnósticosderrotistas.
voces abiertas al Amor Testimonios del Premio Nacional Victoriade las
Mercedes l999, editado por Laura Elena Barrientos.
Si te interesó el primer libro de esta serie, te cautivaremos con el segundo de la
colección, en donde convergen veinte testimonios de vida, veinte vivencias y
experiencias de seres humanos (cuidadores, familiares, discapacitados) que han
aceptado el compromiso de vivir con orgullo y con valentía una existencia que la
vida les deparó o que ellos eligieron como Misión.
HELIOS-VESTA
los maestros ascendidos escriben el libro de la vida
UntextodeMetafìsicayparaaquelloslectoresquenocomulganconestas
enseñanzas,esunbellocuentodehadasque,alleerlo,vaabriendopuertas,
estableciendoconexiones,acercándonosaunarealidadyaunasabiduríadiferentes,atravésdeuncami
encuentra tu misiónpor Alicia Rodríguez
La presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz, organización no
gubernamental de Naciones Unidas, nos relata cómo entró en contacto con este
símbolo sagrado universal, así como su significado e importancia para el
momento actual, para ayudar a generar la paz al interior de cada ser humano.
transfórmate en Bandera de la Paz, claves para lograr ser una persona
armónica y saludable, por medio del Símbolo de la Bandera de la Paz
por Alicia Rodríguez
La presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz, organización no
gubernamental de Naciones Unidas, nos ofrece ideas prácticas y ejercicios para
ayudarnos a ser una persona armónica y saludable utilizando el significado de
paz que nos ofrece este Símbolo sagrado universal.
en alas de Luz I, por Ronna Herman
Este libro forma parte de una colección de cuatro libros que tratan sobre la
esperanza. Através de sus páginas nos transmite mensajes sobre el amor: el amor
a uno mismo, amor a la vida y cómo disfruta de la experiencia de ser un ser
humano potencialmente espiritual. El libro reafirma nuestra creencia en la
unidad ya que sus mensajes nos ayudan a entender quiénes somos y cómo crear
nuestra realidad perfecta, y ayudar a otros a hacer lo mismo, compartiendo la
experiencia de la sabiduría y el amor
PUBLICACIONES EN INGLÉS
TECHNIQUES
AConcert for Four Hemispheres in Psychotherapyby Teresa Robles If you want
to know what it is the ericksonian psychotherapy, you can start reading this
book. On it, Teresa Robles, Ph. D., shows us her own style to make therapy, in a
simple language, clear and with many examples. As it happens with all her
books, its reading takes you inside of you, something change and it makes you
feel well.
There Is Someone in There by Susana Carolusson
This is a book about a perfectly healthy 23 year old who acquires a lifelong
disability. It is about the greatest fear parents have concerning their children, that
their child will be the victim of an accident and will be deprived of their ability
to think, move, speak or do anything we associate with the ability to live a full
life.
ELIZABETH & MILTON H. ERICKSON
A Tribute to Elizabeth Moore Erickson, Colleague, Extraordinaire, Wife, Mother
and Companionby Marilia Baker
This book show us the contribution of Mrs. Elizabeth Moore Erickson to the
work of his husband, Dr. Milton H. Erickson, through the synergy of a couple
that spend together about 16,000 days, one after the other.
Impreso en los talleres de Solar Servicios Editoriales, S.A. de C.V..
Calle 2 número 21, Col. San Pedro de los Pinos, C.P. 03800 México, D.F
300 ejemplares
México, D.F., noviembre 2015
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