Subido por JHOSELIN MARITTE RICO ROJAS

Efectos Estrago Maternidad Tovar 2016

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EFECTOS SUBJETIVOS DEL ESTRAGO MATERNO SOBRE LA CAPACIDAD DE
EJERCER LA MATERNIDAD EN UNA MADRE ADOLESCENTE RESIDENTE EN LA
CIUDAD DE CALI1
Nelson Tovar Alarcón2
Docente Asesora
Mónica Patricia Larrahondo Arana.3
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
SANTIAGO DE CALI
2016
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Este artículo se deriva del estudio realizado como trabajo de grado para optar el título de Psicólogo. Inicio Agosto 2015, finalización
Diciembre 2016
2 Estudiante de la facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia [email protected]
3 Psicóloga, Ph. D. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
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EFECTOS SUBJETIVOS DEL ESTRAGO MATERNO SOBRE LA CAPACIDAD DE
EJERCER LA MATERNIDAD EN UNA MADRE ADOLESCENTE RESIDENTE EN LA
CIUDAD DE CALI.4
Por: Nelson Tovar A.5
Resumen
El presente trabajo hace una revisión de la teoría psicoanalítica sobre el estrago materno teniendo
por marco conceptual la teoría freudiana y lacaniana. El propósito es confrontar los presupuestos teóricos
con el estudio de caso de una adolescente madre de 17 años de edad, partiendo de la hipótesis que el estrago
materno tiene efectos subjetivos en el modo como una mujer asume su maternidad, por consiguiente, el
objetivo general de investigación es indagar los efectos subjetivos del estrago materno sobre la capacidad
de ejercer la maternidad en una adolescente madre de la ciudad de Cali, el estudio está orientado a
analizar, caracterizar e identificar cómo llega y se reproduce el estrago materno en la capacidad de ejercer
la maternidad. La investigación corresponde entonces a un estudio cualitativo, en el cual se concluye que,
en efecto, el estrago materno tiene consecuencias clínicas en la capacidad de ejercer la maternidad.
Palabras claves: Estrago Materno, Función Materna y Deseo Materno.
Abstract
This paper makes a review of psychoanalytic theory on maternal Havoc taking conceptual
framework for Freudian and Lacanian theory. The purpose is to confront the theoretical assumptions with
the case study of a teenage mother of 17-year-old, on the assumption that maternal Havoc has subjective
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Informe final del trabajo de investigación en la asignatura trabajo de grado II, Universidad San Buenaventura Cali.
Estudiante de X semestre de psicología en la Universidad San Buenaventura Cali.
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effects in how a woman takes her motherhood, therefore, the general objective of research is to
investigate the subjective effects of maternal havoc on the ability to exercise motherhood in a teenage
mother in the city of Cali, the work is aimed to analyze, characterize and identify how it comes and
produces the maternal havoc played in the ability to exercise maternity. This paper then corresponds to
a qualitative exploratory study, which concludes that, in fact the maternal Havoc has clinical consequences
on the ability to exercise motherhood.
Keywords: Havoc Mother, Mother Function and Mother Desire.
Introducción
La teoría psicoanalítica lacaniana enseña que mujer y madre son dos posiciones subjetivas
diferentes, detrás de toda madre hay una mujer, cuya subjetividad está atravesada por la envidia
del pene (Penisneid). Freud, en sus escritos sobre sexualidad femenina, plantea que la mujer intenta
compensar la falta fálica por la vía de tener un hijo, el Penisneid es sustituido por el Peniswunch,
deseo de hijo. Los planteamientos freudianos son retomados por Lacan (1956), en donde retoma
la ecuación falo= niño, y es en este sentido que el niño, en tanto objeto fálico, compensa la falta
materna. Todo hijo, sea hombre o mujer, entra en la dialéctica del deseo materno siendo el falo de
la madre; sin embargo, lo problemático de ser el falo de la madre es que se está a merced de un
deseo materno caprichoso y sin ley.
Lacan (1956) plantea que, la madre se presenta como un Otro omnipotente ante el niño, es
ella quien responde y satisface las demandas del hijo; pero, “tras esta omnipotencia se encuentra
la falta última de la que se haya suspendida su potencia” (p. 171). Es así como desde la teoría
lacaniana se introduce que tras la madre omnipotente se encuentra una madre en falta, indicando
que en ella se encuentra un deseo que no se complementa del todo con la presencia del niño. Como
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bien dice Lacan (1956), la madre es un ser “insaciable, insatisfecha, a cuyo alrededor se construye
toda la ascensión del niño por el camino del narcisismo, es alguien real, ella está ahí, y como todos
los seres insaciables busca qué devorar” (p. 197). Estar en la posición de ser el falo de la madre
produce entonces la pregunta ¿qué me quiere?, ¿qué espera de mí?, che voui?, preguntas que
suscitan la fantasía inconsciente de ser devorado por la madre.
La salida al impase que introduce el deseo materno se encuentra por la vía de la función
paterna, que interviene como privador de la madre y agente de castración en el niño. Lacan (1957)
explica la importancia de la función paterna en lo que él desarrolla como los tres tiempos del Edipo,
que no son más que la sistematización estructural del Edipo freudiano. Entonces, es en el segundo
tiempo del Edipo cuando interviene el padre de la ley, aquel que enuncia “No te acostarás con tu
madre, dirigido ya en esta época al niño, es un No reintegrarás tu producto, dirigido a la madre”
(p. 208). Posteriormente, se concluye el complejo de Edipo por la vía de la función paterna en
tanto porta la ley y también orienta la identificación sexuada del sujeto. “Si el padre es interiorizado
en el sujeto como Ideal del Yo […] el Complejo de Edipo declina, es en la medida en que el padre
interviene como quien, él sí, lo tiene” (Lacan, 1957, p. 201). Por consiguiente, le promete al niño
varón que él tiene los títulos de virilidad para ser usados en el futuro en una mujer como su madre.
Ahora bien, en la niña la salida del Complejo de Edipo es distinta, “ella no ha de enfrentarse con
esa identificación [paterna], ni ha de conservar ese título de virilidad. Sabe dónde está eso y sabe
dónde ha de ir a buscarlo, al padre, y se dirige hacia quien lo tiene” (Lacan, 1957, p. 201). Sin
embargo, se sabe, desde Freud, que la salida del complejo de Edipo en la mujer implica un retorno
al lazo preedípico, en donde se confronta nuevamente con la madre, y por ende, con un deseo
materno caprichoso, devorador y sin ley, despertando en la niña lo que Freud entiende como la
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ambivalencia afectiva en la relación madre- hija, y que con Lacan se conceptualiza como Estrago
Materno (Lacan, 1969).
Lacan (1969) destaca dos menciones respecto al concepto de Estrago Materno, el primero
de ellos se encuentra cuando plantea lo siguiente: “El papel de la madre es el deseo de la madre.
Esto es capital. El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles
indiferente. Siempre produce estragos” (p. 118). La madre ubica en algún lugar de su psiquis la
razón del deseo que se convierte en su hijo, en cuanto nace es difícil ignorar su existencia; sin
embargo, el goce que en ella aguarda tiene efectos en la subjetividad del hijo, se trata de un goce
caracterizado por un exceso, perdiendo los límites que instaura la medida fálica y que generan
estragos.
En la segunda mención, Lacan (1972) plantea explícitamente el concepto de Estrago
Materno haciendo referencia al vínculo que una mujer establece con su madre, diciendo que la
mujer “parece esperar como mujer más sustancia que de su padre -lo que no va con su ser segundo
en este estrago” (p. 489). Es decir, la mujer espera de su madre mayor sustancia de su ser, sin
embargo, no hay significante que nombre lo que es ser una mujer.
El estrago es lo que se produce cuando la mujer espera infinitamente de la madre,
porque se trata de eso, de una espera eterna, que eterniza el vínculo de la hija con
la madre, cuando espera de ésta la verdad acerca de qué es ser una mujer. Y si esto
se ha instalado, este modo de goce terrible se repetirá insistentemente en las otras
relaciones que esa mujer encuentre en su vida. (Vidal, 2009, p.1)
En la relación madre- hija lo que se puede encontrar son palabras que intenten captar lo
que sería una mujer; sin embargo, estas palabras no solo no logran aprehender lo esencialmente
femenino, sino que generalmente vienen acompañadas por una enunciación que indican un “fuera
de sí misma” por parte de la madre, y que marcan en la subjetividad de la hija. Se entiende entonces
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como Estrago Materno el término que sirve para señalar la pérdida de límite en la relación madrehija, que contiene en la madre un goce que no puede controlar, ni verbalizar.
Teniendo presente lo anterior se considera como problema de investigación los efectos
subjetivos que puede tener el estrago materno en mujeres madres sobre su capacidad de ejercer la
maternidad. La pregunta de investigación es: ¿Cuáles son los efectos subjetivos del estrago
materno sobre la capacidad de ejercer la maternidad en una madre adolescente?
El interés principal del trabajo, es realizar una investigación que permita articular la teoría
psicoanalítica con la clínica, sin querer decir, que en ella se realice una práctica clínica como tal,
la intención es corroborar por medio de entrevistas semi estructuradas el concepto de estrago
materno en la narrativas de una adolescente que es madre, y el modo cómo este estrago materno
ha incidido en su capacidad de ejercer la maternidad. En este sentido la población seleccionada
corresponde a una madre adolescente de estrato socioeconómico bajo que asiste a una casa hogar
ubicada en la ciudad de Cali, donde el autor del trabajo tenía cercanía a la casa hogar por cuestiones
laborales. La población de estudio está centrada en el estudio de caso de una joven de 17 años. En
su relato se puede evidenciar cómo ella queda a la espera de que su madre le dé mayor consistencia
de su ser, rasgo estragante indicado por Lacan (1972) en “El Atolondradicho” y precisado por
Vidal (2009) en “la otra mujer y el estrago materno”.
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Aproximación al Estado del Arte
En el Estado del Arte se encuentran 22 investigaciones que dan cuenta de la relación madre
hija y los efectos que esta relación produce, ya sea en la madre o en la niña que está por nacer.
De las investigaciones recopiladas, ocho se dedican a describir los factores que inciden en
la salud física y psíquica de la mujer embarazada; seis hablan del estrago materno y sus
manifestaciones; otras seis desarrollan la temática de la violencia que se ejerce sobre la madre,
sobretodo en su ámbito familiar; y, por último, dos abordan las significaciones que dan las mujeres
al embarazo o a la maternidad. Colombia es el país que lidera en el listado de las investigaciones
sobre la relación materno- filial, siendo la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad San
Buenaventura las instituciones educativas que más han investigado sobre ésta problemática; no
obstante, en lo que respecta a la temática específica del Estrago Materno solo se encuentra cuatro
trabajos de grado en Latinoamérica, y dos en Colombia: el primero corresponde a una tesis de
Maestría de la Universidad de Antioquia titulada “El estrago materno: sus modos de manifestarse
y los signos que comporta”, y el segundo, un trabajo de grado de la Especialización de Psicología
Clínica de la Universidad San Buenaventura Cali titulado “Cuando el Otro excede”. Se retoma
entonces las investigaciones que responden específicamente a la problemática del Estrago
Materno.
Lema (2014) de Uruguay, propone que la maternidad no está regida solo por patrones
biológicos o culturales, sino que existen otros elementos como el deseo materno, el exceso de
cuidado materno que lesiona la constitución de lo subjetivo en la persona, y llega a generar un
estrago. Avaria (2013) de Chile, presenta un caso clínico en donde se describe la ligazón madre –
hija generando un padecimiento que nace en la fase pre-edípica donde la subjetividad de la madre
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deja secuelas, fijaciones y predisposiciones. Pinto (2012) de Argentina, esboza la necesidad de un
Otro primordial, que facilita la constitución de la subjetividad de la hija. Lo inédito del trabajo de
Pinto es que relaciona el estrago materno con el concepto de superyó materno de Melanie Klein,
el cual tiene su origen en la relación primordial de la niña con el Otro materno, que a lo largo de
la vida retorna en forma de estrago.
Además, Restrepo (2011) de Medellín, propone que en la relación madre – hija el Otro
materno es un Otro angustioso, caprichoso, donde la hija queda atrapada y no puede escapar porque
no tiene un significante paterno que genere una ruptura en la dominación materna, quedando a
merced de la madre y produciéndose el estrago materno. Felicevich, Fernández & Oteiza (2013)
de Argentina, retoman la película “El Cisne Negro” para explicar el concepto de Estrago Materno
y presentan en sus resultados la necesidad del paso de la madre dominante a la constitución del
Nombre del Padre para favorecer la humanización de la hija, su interacción social y su entrada a
la cultura. Y por último se encuentra el trabajo de grado de Aponte (2015) realizado en la
Universidad San Buenaventura Cali, quien indica que el estrago materno toma forma en la
sobreprotección de la madre, que se hace omnipresente en todas las relaciones de la hija anulando
su propio ser. De los trabajos investigados se desprende entonces una hipótesis: el estrago materno
resulta lesionante en la constitución del sujeto femenino, lo que supone una dificultad al momento
de ejercer la maternidad.
Profundizar en la relación madre – hija; descubrir cuál es el deseo de la madre por su hija;
clarificar hasta dónde el padre participa o deja todo a merced de la madre; observar cuáles son los
efectos subjetivos que este vínculo ambivalente realiza, haciendo que crezca el amor o decrezca
en odio; son algunos de los interrogantes que busca trabajar esta investigación.
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En la orientación lacaniana, la madre, en tanto encarna al Otro primordial, tiene como
función transmitir la ley paterna al mismo tiempo que ubica al niño en el deseo del Otro. La vía
de la transmisión materna no es la del amor, sino la del deseo, el mismo que está implicado en el
deseo materno. Lo que la madre transmite depende de su posición particular respecto de su propio
deseo, y su modalidad de satisfacción pulsional. Este juego de transmisión (por parte de la madre)
y de significación (por parte del niño) es inconsciente, ninguna de las partes tiene un actuar
consciente en lo referente a la estructuración del sujeto (Negro, 2004). El deseo materno implica
en la mujer su deseo de madre y su deseo de mujer. La maternidad es entonces la respuesta a un
deseo que responde a una historia de vida, más específicamente a la historia que ha tenido una
mujer con su propia madre. Es así como el estrago en la mujer guarda relación con su propia madre,
pues se trata de la versión que ella tiene de su madre y que reproduce inconscientemente en su
prole.
El estrago es el registro de la relación madre-hija en los que la madre, como otro
todopoderoso de la demanda, es considerada responsable de lo que le falta a la hija, en los
que se la tiene como el agente primordial de la castración de esta, precisamente por encarnar
la omnipotencia suscitada por la demanda misma. (Miller, 2011, p.267)
Referentes Conceptuales
A continuación se va definir desde el psicoanálisis los términos deseo materno, estrago
materno y función materna teniendo como base fundamental S. Freud y J. Lacan.
El Deseo materno
En el psicoanálisis la maternidad no es natural por lo tanto no hay instinto materno, la
maternidad es la respuesta a un deseo y algo que responde a una historia de vida: el querer ser
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madre. La maternidad es una construcción, y es posiblemente el principal valor femenino,
permitiendo su entrada a la cultura. Una mujer es madre cuando puede complementar su falta,
consigue el falo deseado aunque sea de forma ilusoria y por un momento (Robles, 2012).
Freud (1931) habla sobre un lazo ambivalente que se da en la relación madre e hija.
Siguiendo otros autores pos freudianos, Domínguez (2005) plantea que no se trata de la relación
madre e hija, sino de la relación de una madre con su hijo o hija que en ocasiones resulta
ambivalente, o sea, una mezcla de amor y odio que aparece en la relación. En ese lazo fraternal se
da el amor – odio que Lacan llama odio-enamoramiento, y posteriormente lo llamo estrago
materno.
Las madres manifiestan esa ambivalencia a través de sentimientos, que dejan ver que no
quieren el bien de sus hijos, sin caer en ejemplos extremos de madres que matan a sus hijos. El
estrago materno se puede observar, por ejemplo, en las madres de los sicarios, quienes dan órdenes
de hierro y generan estragos en sus hijos. La madre que le dice al hijo “tienes que ser un varón”,
el “tienes que ser un varón” se vuelve en un mandato superyoico, causando estragos, porque el
decir “tienes que ser un varón” puede entenderse como “tienes que ser un matón”.
El deseo por la maternidad emerge en la niña de edades muy tempranas, y se da con mayor
fuerza al situar la envidia del pene, como lugar central de la psiquis femenina, y al interpretar sobre
un deseo metonímico entre pene e hijo (Robles, 2012).
Freud construye una sexualidad femenina desde una lógica falo céntrica que se aloja en el
inconsciente de la mujer. Lo principal está en el complejo de castración, la envidia del pene y su
deseo de tenerlo. Centrándonos en el deseo maternal, el deseo del pene se sustituye en deseo del
hijo. Así realiza una equivalencia simbólica donde el hijo aparece en lugar del pene. La maternidad
es construida como una posición simbólica que la mujer debe alcanzar para vivir sin conflictos y
resolver solo en parte su falta (Robles, 2012).
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En la orientación lacaniana la función materna, en tanto encarna al Otro primordial, tiene
una función de transmisión, que tal transmisión es un elemento fundamental para que el niño se
ubique en una posición respecto del deseo del Otro. La vía de transmisión no es la del amor, sino
que se juega a través del Deseo Materno, significante en juego en la metáfora paterna. Vale agregar
que las consecuencias de la lectura por parte del niño, de lo que la madre transmite, resultan
estructurantes para el sujeto. Lo que la madre va a transmitir dependerá de su posición particular
respecto de su propio deseo y su modalidad de satisfacción pulsional, es decir goce. Este juego de
transmisión (por parte de la madre) y significación (por parte del niño) es inconsciente, ninguna
de las partes tiene un actuar consciente en lo referente a la estructuración del sujeto (Negro, 2004).
El deseo materno implica su deseo de madre y su deseo de mujer. La madre transmite
significantes, deseo y por ende falta lo que da indicios de su castración y es lo fundamental para
el sujeto, descubrir la castración materna. Por el lado de la madre, el niño ocupará algún lugar en
su deseo y en su economía libidinal; y por el lado del niño, este tendrá que significar este deseo
materno que le permite ubicarse respecto del deseo del Otro (Negro, 2004).
El deseo de la madre es fundamental en la constitución del sujeto humano. La función
materna es vital y la función paterna señala el limite al deseo de la madre evitando cualquier exceso
que lleve a mantener apegos que generen estragos en el tiempo de la constitución subjetivo del
hijo.
Estrago materno
El diccionario de la Real academia (2015) define el estrago en primera acepción como daño
hecho en guerra, como una matanza de gente, o la destrucción de la campaña del país o del ejército.
Y en segunda acepción como ruina, daño, asolamiento. Tal como se aprecia en la definición de la
Real Academia, el estrago hace referencia a la relación con el otro o con la comunidad o país de
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otros. Incluso más en el campo social en ningún momento aparece en relación con un vínculo
afectivo, con la mujer, o madre en el vínculo con su hijo.
Freud (1931) habla de la “ligazón madre” como la exclusividad del hijo con la madre,
cuando aún el padre no ha aparecido. Freud manifiesta que de la relación madre – hija antes de la
formación del Edipo se genera una relación cuya característica son unos sentimientos
ambivalentes, una mezcla entre el amor y el odio. Freud propone entonces que existe una ligazón
entre la hija y la madre de manera exclusiva, intensa y apasionada.
La situación anterior permite decir, en términos freudianos que existe un lazo preedípico,
lazo que hace relación entre la hija y la madre, por eso, el primer objeto de amor para ambos sexos
es la madre (Biaggio, 2012). Un objeto de amor que está prohibido, prohibición del incesto.
Freud en la Conferencia 33, que se conoce como “La feminidad” subraya cómo en la mujer
se da una fase de “ligazón con la madre preedípica” que deja secuelas, fijaciones y predisposiciones
por largo tiempo.
Sabíamos, desde luego, que había existido previo de ligazón madre, pero no sabíamos que
pudiera poseer un contenido tan rico, durar tanto tiempo, dejar como secuela tantas
ocasiones para fijaciones y predisposiciones… no se puede comprender la mujer si no se
pondera esa fase de la ligazón madre preedípica. (Freud, 1932, p.111 )
Más adelante dirá
El extrañamiento respecto de la madre se produce bajo el signo de la hostilidad, la ligazón
madre acaba en odio. Ese odio puede ser muy notable y durar toda la vida, puede ser
cuidadosamente sobre compensado más tarde, por lo común una parte de él se supera y otra
permanece. (Freud, 1932, p.113)
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En este periodo se puede manifestar una huella que incide en un daño en la vida del infante,
a no ser que aparezca un tercero que interrumpa la relación madre –niño y el posible exceso que
allí se pueda dar.
La relación madre – hija, una relación estructural que plantea dificultades desde lo
fantasmático ya que se da una satisfacción pulsional y amoroso a modo de goce que dista mucho
de la ley paterna, y que no logra ser afectada por la castración, introduciendo elementos que recaen
sobre la hija como es la decepción, la recriminación, el reproche, el engaño. Lo fantasmático hace
alusión al objeto de la madre como madre poderosa, caprichosa, portadora de un superyó que traerá
como consecuencias a la hija sufrimiento, dependencia, y exclusión del objeto padre.
En esta ligazón madre – hija, Freud, después de muchos análisis, va a concluir “que la
madre omitió dotar a la niña con el único genital correcto, la nutrió de manera insuficiente, la forzó
a compartir con otro el amor materno, no cumplió todas las expectativas de amor y por último,
incitó primero el quehacer propio y luego prohibió… nos parece que esos motivos son insuficientes
para justificar la final hostilidad… quizás lo más correcto sea decir que la ligazón madre tiene que
irse a pique justamente porque es la primera y es intensísima (Freud, 1976).
Freud visualizo que la ligazón madre hija es preedípica que se sustenta en una dimensión
amorosa creando un terreno muy particular ya que estas relaciones amorosas prontamente se
convierten en odio-enamoramientos, generando en estas personas experiencias devastadoras en la
relación de un sujeto con otro, que en algunos casos puede llegar hasta la muerte.
Freud escribió sobre el complejo de castración en 1908. En el caso de la niña se ve ya
castrada (por la madre) e intenta negarlo o compensarlo procurándose un hijo como sustituto del
pene. El complejo de castración está vinculado al complejo de Edipo y es diferente en el niño que
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en la niña (Evans, 2003). El complejo de Edipo es la ligazón libidinal amorosa con el padre de
sexo contrario y simultáneamente, la reacción hostil para con el padre del mismo sexo.
Lo que moviliza el complejo de Edipo es el falo. Freud (1923) en sexualidad femenina dirá
que el falo tiene especial importancia, el falo no es el pene, aunque inicialmente sea la referencia
para hablar del falo, y por esa experiencia se demuestra la diferencia de los sexos. Las niñas
descubren que no lo tienen querrán tenerlo y los niños que lo tienen descubren que hay personas
que no lo tienen y entraran en el temor de perderlo. De allí surge la concepción de que la mujer
tiene envidia del pene, fantasea llegar a tenerlo y que los hombres temen perderlo. Lo anterior
define el complejo de castración. En la mujer el complejo de castración recibe el nombre de
“envidia del pene” y en el hombre “amenaza de castración o complejo de castración”.
Lacan (1972) es quien introduce el término Estrago (ravage) en el Seminario 17 (19721973). El término estrago, derivado del Latín stragare, asolar, devastar, Lacan lo utiliza para
demostrar que en la relación madre – hija se producen algunos daños y hace ver los efectos de la
fallida instauración de la metáfora paterna. Lacan trabaja el concepto de goce en la mujer, goce
ilimitado que escapa a toda significación fálica y que puede llevar a una devastación subjetiva en
la relación con el partenaire.
Lacan resalta en la madre ese deseo insaciable, caprichoso, destructivo y devorador que
van a significar a sus hijas y que no están inscritas en la ley simbólica, que no tiene en cuenta al
Otro paterno, como algo que rompa a esa madre devoradora y la regule en el vínculo con sus hijas.
El estrago es lo que se produce cuando la mujer espera infinitamente de la madre, porque
se trata de eso, de una espera eterna, que eterniza el vínculo de la hija con la madre, cuando
espera de ésta la verdad acerca de qué es ser una mujer. Y si esto se ha instalado, este modo
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de goce terrible se repetirá insistentemente en las otras relaciones que esa mujer encuentre
en su vida. (Vidal , 2009, p.1)
Se trata de un término que lleva en su seno la condición de la violencia arrasadora, ligada
a la pulsión de muerte. Devastación, ruina y “alienación a una dolorosa y fascinante relación a la
que el sujeto no puede sustraerse, en la que se juega una imagen y un más allá de la imagen que lo
captura” (Gartland, 2010).
En Lacan el hijo va a ser aquel objeto fálico que compensa la falta materna. Es así como el
niño entra en la dialéctica del deseo materno como ser o no ser el falo, y en ésa posición el niño
está a merced de un deseo caprichoso y sin ley de la madre. Estar en la posición de ser el falo de
la madre produce en el niño una angustia, la cual se manifiesta en imágenes de ser devorado por
la madre. Esta situación puede ser resuelta por la intervención de un padre que castra al niño en el
segundo tiempo del Complejo de Edipo. Lacan va a retomar el Deseo Materno como un deseo
caprichoso y sin ley dando lugar al concepto de Estrago Materno así: “El papel de la madre es el
deseo de la madre. Esto es capital. El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual,
que pueda resultarles indiferente. Siempre produce estragos” (Lacan, 1969, p.118).
Posteriormente, hace referencia al vínculo que una mujer establece con su madre, de “la cual
parece esperar como mujer más sustancia que de su padre -lo que no va con su ser segundo en este
estrago” (Lacan, 1972, p.489). Es así como la madre espera de su madre como mujer, mayor
sustancia de su ser. No obstante, no hay significante que nombre lo que es ser una mujer.
Función materna y paterna
Cuando se habla de la función materna y paterna no se refiere solo a la cuestión biológica
de poder responder por su alimentación de la creatura sino como esos padres ayudan en su
estructuración psíquica y como lo introducen en la cultura.
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Para los padres qué significa ese niño, niña, cómo se inscribe ese niño en la madre y a su
vez cuando el sujeto se va estructurando cómo percibe ese niño el lugar que él representa en ese
Otro que lo está constituyendo como sujeto.
En el caso de la función materna. ¿En qué lugar del deseo inconsciente de la madre esta
ese niño?, ¿en qué lugar de su subjetividad? se ha planteado que con la llegada del hijo el sujeto
femenino se divide en mujer y madre, y es fundamental para descubrir desde que postura la madre
asume a su hijo.
Freud no habla explícitamente de la función materna sin embargo habla del lugar de la
madre en la constitución psíquica del sujeto. Plantea que la madre aparece como “objeto de
pulsiones de auto conservación” ante una creatura que es un cúmulo de emociones y en total
indefensión, que es una “madre nutricia y proveedora” y que a su vez se presenta como el “objeto
de las pulsiones sexuales siendo la gran estimuladora de la libido”. Y que antes de que el padre
aparezca, donde ella es todo para la creatura, en sus relaciones pre-edípicas es la gran “seductora”
del niño o la niña ubicándose como objeto de amor primario. Además este infante necesita quien
supla sus necesidades, ponga fin a sus tensiones, es por ello que la madre lo “inviste
narcisísticamente incidiendo en la estructura psíquica del pequeño infante” (Corrales, 2015, p.19).
Desde la obra de Lacan la función materna se define como
La encargada de realizar el pasaje del Nombre del Padre, dado que ésta no puede inscribirse
sola sino que necesita ser trasmitida a partir del deseo de la madre que es quien la efectiviza.
De esta manera se posibilita el advenimiento de la constitución psíquica del sujeto.
(Corrales, 2015, p.24)
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Lo anterior reafirma que ese gran Otro es necesario para constituirse como sujeto, y ese es
un elemento fundamental en la función materna, sin embargo, la creatura puede quedar atrapada
en la madre por ello es vital la función paterna
La función paterna en la clínica psicoanalítica es constituyente en la estructuración de la
subjetividad del sujeto. La función paterna es el significante que facilita la entrada a la ley y marca
la separación del hijo de la madre, logrando de esta manera la castración y ubicando al sujeto en
posición de falta.
La función del padre simbólico es el soporte que posibilita la entrada a la ley y prohíbe el
incesto, generando una apertura del sujeto a la cultura., e instaurando al niño o niña en el orden de
lo simbólico (Aranda, Ochoa, Aguado & Palomino, 1999).
Objetivos
General:
Examinar los efectos subjetivos del estrago materno sobre la capacidad de ejercer la
maternidad en una madre adolescente de 17 años que asiste a un Programa Especializado de
Atención a Madres.
Específicos:
1. Caracterizar la familia de origen de la madre adolescente, respecto de la función paterna
y materna.
2. Analizar la relación materno- filial de la madre con su hija a partir de lo desarrollado en
el término “lazo preedípico” de Freud, y de Estrago Materno por Lacan.
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3. Identificar en la madre adolescente la trasmisión inconsciente, respecto de las
significaciones de madre y mujer.
Método
El trabajo de grado se realizó bajo la modalidad del método cualitativo. “El diseño
cualitativo busca significar, ir más allá de lo manifiesto, implica establecer relaciones cruzadas
entre los fenómenos con el fin de obtener una percepción integral” (López, 2001, p.88). En
este sentido, “la investigación cualitativa se constituye como una estrategia privilegiada para
acceder a culturas diferentes, describirlas y comprender su modos vivendi” (López, 2001,
p.90).
Diseño y tipo de investigación
El diseño correspondió a una investigación no experimental, en tanto se trata de observar
la incidencia del estrago materno en la capacidad de ejercer la maternidad de una joven de 17 años,
que asiste a una casa hogar, temática que ha sido poco estudiada en el campo de la psicología, y
más específicamente en la teoría psicoanalítica. Al ser una investigación no experimental, no hay
manipulación de variables por parte del investigador, ni se construye ninguna situación específica,
sino que se observa situaciones ya existentes para después analizarlas (Sampieri, Collado &
Baptista, 2000).
En lo que concierne a la dimensión temporal, se trata de una investigación no experimental
de tipo transaccional o transversal, en tanto la recolección de los datos se realiza en un solo
momento por medio de entrevistas semi estructuradas, el tratamiento de los datos son cualitativo
y el análisis se realizó por medio del estudio de caso.
18
En la teoría psicoanalítica existen escasas publicaciones acerca de estudios de caso en la
problemática del estrago materno, el estudio de caso se define como una interpretación que:
Debería ser una narrativa de lo sucedido ilustrado con viñetas más que con iteraciones
textuales, que no obstante ponen atención a detalles minúsculos e incluyen diálogos
literales. Debe dar cuenta del proceso psicoanalítico, y de las intenciones que se tiene al
escribir. (Michels citado por Castillo & Gómez, 2004, p. 30)
Se considera el estudio de caso como un paradigma interpretativo y plantea algunos
elementos a tener en cuenta en la comprensión de la vida de una persona a saber: es una pauta del
significado de algo que ha sido expresado, se parte de un dialogo de dos universos, que dan
significado a una vida, que lanzan hipótesis sobre contextos subjetivos, las hipótesis y el análisis
como totalidad sigue un circulo hermenéutico en el cual las partes dan paso al todo y el todo
proporciona un contexto para evaluar las partes. La validez de los resultados es acorde a los
criterios: la coherencia lógica del argumento, la consistencia de las interpretaciones con
conocimiento psicológico aceptado y la belleza estética del análisis. Los alcances y los límites son
de carácter intersubjetivo, las conclusiones deja ver la particularidad concreta de una persona y la
experiencia del ser humano en términos universales. (Stolorow & Atwood, citado por Castillo &
Gómez, 2004).
Población
La población seleccionada para la investigación correspondió a una madre adolescente de
17 años, cuya vida estuvo atravesada por el abandono y el desamparo de su grupo familiar
primario, desde un aspecto sociológico y fenomenológico permite suponer algún tipo de conflicto
en la relación materno- filial, de allí que se decide trabajar con una madre adolescente que asisten
19
a un “Programa Especializado de Atención a Madres Gestantes y Lactantes”, adscrito a una casa
de protección social. En la historia de esta adolescente, madre – lactante en situación de
vulnerabilidad social se percibe rasgos que identifican el estrago materno tal como es definido por
Vidal (2009):
El estrago es lo que se produce cuando la mujer espera infinitamente de la madre, porque
se trata de eso, de una espera eterna, que eterniza el vínculo de la hija con la madre, cuando
espera de ésta la verdad acerca de qué es ser una mujer. (Vidal, 2009, p.1)
Instrumento
A lo largo de la investigación se empleó dos instrumentos para la recolección de datos: uno
de ellos es el test de la familia, cuyo análisis estuvo sostenido de acuerdo al manual de la prueba
psicológica realizado por Lluis-font (2006). El segundo de ellos corresponde a la entrevista semi
estructurada, que en realidad se aplicaron dos: la primera de ellas estuvo delimitada al encuadre
entrevistador- entrevistado, así como a la descripción de la dinámica y estructura familiar de su
grupo familiar. La segunda entrevista, ya realizada con la adolescente seleccionada, se centró en
la descripción de la relación materno- filial del grupo familiar primario, así como en la verificación
de la trasmisión inconsciente entre madre e hija respecto de las significaciones de maternidad e
hijos.
Procedimiento
La organización de todo el proceso de investigación; el trabajo se dividió en tres grandes
momentos: el primer momento correspondió a la elaboración del proyecto y el estudio del estrago
materno, en tanto es el concepto principal del trabajo de grado.
20
En el segundo momento de investigación, se accedió a la población, cuyo criterio de
selección está definida en el apartado anterior subtitulado como Población. También es de
mencionar que se realizó varias entrevistas semiestructuradas, a manera de prueba piloto, a una
madre adulta (21 años), cuyo relato daba cuenta del estrago materno; adicionalmente, la
información recopilada queda bajo la confidencialidad que ella misma exige. No obstante, se
menciona tal entrevista en la medida que sirvió como un modo para probar las preguntas efectuadas
en las entrevistas semi estructuradas aplicadas y así afinar el instrumento de investigación.
Finalmente, el tercer momento correspondió a la confrontación de los referentes teóricos
con los datos recopilados en la investigación. El estudio de caso permite abordar de manera
detallada la incidencia que tiene el estrago materno sobre el modo como la adolescente concibe la
maternidad y ejerce su capacidad de maternaje. A partir de esto se elaboró las conclusiones finales
que permitan poder dar cuenta de los objetivos específicos y verificar la hipótesis planteada.
Presentación, análisis y discusión de los resultados
Para los resultados se realizó un análisis detallado del caso. En este apartado se tiene en
cuenta los objetivos propuestos en la introducción, a saber, (1) caracterizar la familia de origen de
la madre adolescente, respecto de la función paterna y materna, para después (2) analizar la
relación materno- filial a partir de lo desarrollado en el término “lazo preedípico” de Freud, y de
Estrago Materno por Lacan. , lo que finalmente permite (3) Identificar en la madre adolescente la
trasmisión inconsciente respecto de las significaciones de madre y mujer.
Como dato relevante del estudio de caso, no se abordó la problemática de abuso sexual en
la población seleccionada, dado que esta temática es exclusión del trabajo investigativo. Se estudió
21
las incidencias del estrago materno en la capacidad de ejercer la maternidad en una adolescente
que es madre.
En la madre adolescente entrevistada se observó, falta de apoyo por parte del grupo
familiar, lo que supone un fracaso en las funciones maternas y paternas. Desde Lacan se puede
enunciar como: “función paterna y función materna”.
En la madre adolescente entrevistada la función paterna, encarnada en la figura masculina,
fracasó por ser un hombre abusador. Si bien desde el psicoanálisis la función paterna, en tanto
padre de la ley, puede ser ejercida por cualquier persona, la misma puede fracasar en su función,
lo que no equivale a decir que no se encuentra presente. De lo que se trata entonces es de identificar
el modo como en cada sujeto ha operado la función paterna y la función materna.
Tendlarz, plantea que la “función paterna” comporta múltiples variables, y retomando a
Laurent (2009) dice “A la función paterna sólo la conocemos a partir de los modelos que realiza”
(p. 145). Es así como desde la perspectiva lacaniana se entiende que no hay un único modelo de
función paterna, lo que equivale a decir que hay diferentes versiones de padre. No obstante, desde
Lacan se entiende que tanto la función paterna como la función materna tienen que estar
encarnados en una persona, que el deseo no puede ser anónimo, y en lo que respecta
específicamente a la función paterna, Lacan (1969) dice “la función paterna debe unir la ley al
deseo” y “ese deseo encarnado permite que un hombre pueda tomar a una mujer como objeto causa
de su deseo” (Tendlarz, 2009, p. 85), Es en este sentido que Lacan entiende que un padre está
orientado en tanto ha tomado a su mujer como objeto causa de su deseo, lo que posibilita alojar a
los hijos de ella.
En el trabajo investigativo del estudio de caso, se observó en las entrevistas semiestructuradas y en el test la familia y en los relatos de la adolescente-madre, que la función paterna,
22
en tanto ley unida al deseo, no opera. Se trata, en todo caso, de una ley simbólica cuyo deseo no
se encuentra encarnado, y, por lo tanto no está orientado a la mujer ni a los hijos. Es decir, se trata
de un padre que no ha tomado a su mujer como causa de su deseo, ni ha alojado a los hijos de ella
como parte de este deseo. Prueba de ello se encuentra en la madre adolescente de 17 años, su figura
paterna es un hombre, un padre gozador, que pretende tener el derecho de gozar de todas las
mujeres de su prole e imponer una ley según la medida de su goce. Se trata de un padre que abusó
de la adolescente en su ciclo vital desde los 12 hasta los 15 años, aunado a la prohibición de
establecer relaciones sociales con sus pares, en especial del género opuesto, narra la adolescente:
“no me dejaba tener amigos ni salir a la calle”. Se trata entonces de un padre que toma a las
mujeres como objetos de su goce, más no como objeto causa de su deseo.
En lo que respecta a la función materna, la misma se caracteriza por los cuidados que ella
ejerce con sus hijos, cuidados maternos que deben “estar signados por un interés particularizado”
(Lacan, 1969, p. 57). En la función materna también es determinante que el deseo se encuentre
encarnado en una mujer. No obstante, al igual que en la función paterna, en la función materna
también se encuentra múltiples modelos, hay diferentes tipos de madres. Por ejemplo, están las
madres cuya función está delimitada al deber ser, lo que implica proveer los cuidados maternos
porque es lo que corresponde, lo que se debe hacer, pero sin que el deseo esté presente. Son
aquellas madres que dan el alimento como un ejercicio mecánico signado por el deber, pero sin
que en él medie el “interés particularizado” que indica Lacan (1969). Así mismo, hay madres cuyos
hijos complementan totalmente su falta fálica, lo que indica que en ellas el deseo como mujer se
encuentra absolutamente anulado, convirtiéndolas en madres omnipresentes que saturan el deseo
de sus hijos. También están aquellas madres cuyo deseo femenino se superpone al deseo de hijo,
son aquella madres que en las elecciones de su vida han priorizado ser la mujer de un hombre sobre
la posición materna, es decir, se trata de aquellas madres que son más mujer que madre, en donde
23
la definición de su ser de mujer está más del lado de ser la mujer de un hombre que del lado de la
maternidad. Se trata de mujeres que pretenden ser amadas al mismo tiempo que deseadas por su
partenaire, Lacan (1958) indica que lo complicado de esta posición, no es tanto que la misma esté
presente, sino que lo lleve al punto extremo del abandono de sus hijos, y/o que en ellas se haga
evidente una modalidad de goce donde el deseo de hijo se encuentra excluido.
En esta madre adolescente hay una madre que ha estado todo el tiempo presente; pero, se
trata de una madre que en el momento en que su hija le comenta del abuso del padre, ella en medio
de su desconcierto no la contuvo, no da respuesta alguna sobre la situación de abuso sino que, la
adolescente salió corriendo y la madre no le impide salir de su hogar.
Ahora bien, se percibió en esta madre adolescente un reproche que no remite a la ausencia,
ni a la sexualidad de la madre, sino que tiene que ver con la espera eterna de una definición de ser
mujer, de la que habla Vidal (2009) al momento de caracterizar el estrago materno. La madre
adolescente le reprochó a la madre no haberle “enseñado a confrontarse, a defenderse de las otras
personas”, específicamente del género masculino, de acuerdo a sus relatos.
En la primera entrevista se percibió en la adolescente-madre que los reproches dirigidos a
su madre indican aquello que Freud nombra como “lazo ambivalente”, y que Lacan designa como
“estrago materno”. Dado estos aspectos se centrar el análisis en este estudio de caso.
Caracterización de la familia de origen de la madre adolescente, respecto de la función paterna
y materna.
¿Qué tipo de padre tiene? Es un padre que la adolescente quiso hasta la etapa de la pubertad,
narra: “lo quería mucho desde pequeña”; sin embargo, ese rol cambia al cumplir 12 años, dado
que el padre comenzó a abusar sexualmente de ella. Aparece entonces un padre feroz, gozador y
autoritario. Es un padre déspota, que reina por medio de la agresividad verbal, física y sexual. Un
24
padre que la abusó desde los 12 hasta los 15 años, considerando como propiedad privada a sus
hijas, se molestaba en el momento en que la adolescente quería tener amigos, se indisponía si su
hija tenía vida social y solo aceptaba que él era el protagonista principal de su vida.
Dentro del contexto familiar la madre intercedió por las hijas y el padre impidió ejercer su
rol de madre protectora. El padre agredió a todas sus hijas y mujer sin distinción alguna, fue un
padre amo que alienó a sus hijas, no generó lasos de cariño, ni envestidura de ternura y protección,
sino de puro goce. Se trata de un goce perverso porque arrasó con la dignidad de sus hijas,
especialmente de la adolescente que hizo parte del estudio de caso, porque no dio lugar para el
amor ni el deseo. Este padre no logra encadenar la ley al deseo, se diferencia de muchos hombres
que están atravesados por la ley, porque él mismo es la ley, que generó una devastación en su hija.
Se analizó a un padre arrasador que buscaba el goce sin vergüenza y sin límites, que tuvo
hijos con varias mujeres, incluyéndola a su propia hija, generando un estado de embarazo a los 13
años. El padre se creyó con poder absoluto sobre la vida de sus hijas (pensamientos, sentimientos,
y vida social), anulando una relación inicial de amor y convirtiéndose en una relación de odio,
arrebatándole el futuro a su hija, quien es su propio producto.
La actitud del padre hace recordar lo planteado por Freud (1913) cuando habla del padre
de la horda primitiva, aquel que se reservaba para sí todas las mujeres, y “prohíbe a todos los
varones el acceso a ellas”, y la salida que se da en el mito freudiano es su eliminación. En este
caso el padre fue dueño de todas las mujeres a través de agresiones, improperios y abusos sexuales,
maltratos físicos y psicológicos. De acuerdo a los comportamientos presentados por el padre, la
esposa y las hijas empezaron a odiarlo y posteriormente abandonarlo.
En este caso de estudio se encontró un padre gozador, que lo inhabilita para cumplir su
función paterna, permitiendo que la hija quedará expuesta en forma directa al lado materno. Según
Vidal (2009) en el texto La otra mujer y el estrago materno, señala, precisamente, que “la relación
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de estrago con la madre se produce cuando la función paterna falla y el sujeto queda expuesto en
forma directa, por decirlo así, a la madre” (p.3).
¿Qué tipo de madre tiene? Es una mujer que respondió a la pregunta de la feminidad por la
vía materna, siempre quiso tener varios hijos, llegando a concebir seis hijos. Encontrándose una
mujer que siempre había querido ser madre, e intenta alojar a sus hijos en su deseo y proveerles
los cuidados maternos “signados por un interés particularizado” (Lacan, 1969, p. 57).
Fue una madre que les enseñó la lengua materna, la misma que viene de su abuela materna,
quien era una aborigen, y que ha sido transmitida de generación en generación. También es una
madre que les daba consejos para la vida, les narraba sus intimidades y deslices afectivos, y durante
la infancia de la adolescente del estudio de caso, buscó mantener unida a toda la familia. Fue una
madre abnegada, dedicada a sus hijas y al parecer no fracasó en su función; empero, pronto se
cansó se va, abandona a sus hijos bajo el imperio paterno al confrontarse de manera directa que su
esposo es un padre que gozaba sexualmente de su hija, quien hizo parte del estudio de caso. El
único “consejo” que le dio a su hija es: “no indisponga a su papá, haga lo que él quiere”, y, en
efecto, uno de los reproches que su hija posteriormente hace es que su madre no le enseñó a
defenderse del goce ilimitado de su padre.
La madre no se interesó por el estado emocional de sus hijas, en la medida que avanzaban
en su ciclo vital se iban confrontando con la sexualidad. Las inquietudes y cuestionamientos que
surgían en la pubertad sobre el despertar sexual eran resueltas a través de respuestas agresivas y
golpes por parte de la madre.
En el caso de estudio la adolescente quedó en estado de embarazo de su padre. A la madre
le preocupaba su imagen, no quería “ser abuela tan joven”, sin darle a la adolescente-madre una
respuesta respecto a lo que implica ser madre, su reacción por el contrario, fue bofetear a su hija.
En el momento que la adolescente del el estudio de caso, confesó a su madre el abuso sexual de
26
su padre, la madre respondió con el desconocimiento de lo acontecido, haciendo omisión y
ocultando la realidad, como quien no quería escuchar ni ver la realidad que se hacía cada día más
apremiante. La madre huyó de la situación y decidió abandonar a sus hijos e irse a vivir con sus
padres.
Análisis de la relación materno- filial de la madre con su hija a partir de lo desarrollado en el
término “lazo preedípico” de Freud, y de Estrago Materno por Lacan.
La madre se presenta para sus hijos como un Otro omnipotente, es ella quien responde y
satisface las demandas del niño o niña, Lacan (1956) plantea que “tras esta omnipotencia se
encuentra la falta última de la que se halla suspendida su potencia” (p.171).
En el caso de estudio la madre era quien satisfacía la demanda de sus hijos, era quien
respondía a los cuidados maternos básicos: alimento, abrigo y contención. Sin embargo, tras su
potencia se encuentra su propia falta, haciéndola una mujer deseante.
Esta madre se presentó como una mujer insaciable, su deseo pretendía ser colmado por la
vía de los hijos, concibió seis hijos. En un inicio el padre parecía ser el padre de todos los hijos;
posteriormente, relata sus deslices amorosos y el anonimato del padre de dos de sus hijas. La
infidelidad de la madre es cubierta bajo el mandato materno de “no quedar embarazada de un
hombre desconocido, porque si no ¿qué haría?”, mandato materno que resulta absolutamente
contradictorio con su propia vida, este mandato quizás haya influenciado en la conducta maternal
de su hija, al dar inicio a un segundo embarazo de un hombre desconocido, sin saber muy bien qué
hacer, quien se convirtió en la población seleccionada para el estudio de caso.
Como ya señalaba Freud (1931), los restos de la relación materna pueden retornar activos
en distintos momentos de la vida de una mujer. Freud en el texto “Sobre la sexualidad femenina”
plantea que existe una fuerte ligazón madre-hija, antes que cualquier ligazón con el padre, y que
va a marcar posibles vínculos afectivos en la vida de la mujer. Entre madre e hija existe una
27
relación de mucha cercanía, incluso de mucha intimidad, que con el tiempo se va a transformar
también en hostilidad. La adolescente-madre relata: “mi mamá es más cercana conmigo…, yo le
cuento todo a mi mamá, ella me cuenta lo suyo y yo le cuento lo mío a ella (…) me mantenía
enseñando a cocinar, me enseñó a coser la ropa, me enseño el lenguaje de ella, que es el lenguaje
de mi abuela, ella me decía, si usted llega a enamorarse de una persona, debe ponerle cuidado
primero cómo es él, saber cómo vive él, digamos si él la llega a dejar embarazada, y la deja
botada usted ¿Qué va a hacer?”
La cercanía de la madre y la adolescente –madre se sostuvo en su niñez, la madre le narraba
sus relaciones afectivas y deslices amorosos. Narra la adolescente –madre: “Ella nos contaba sus
historias desde muy pequeñas, que tuvo un novio, etc. Estando con mi papá ella estaba con otra
persona, y mi papá nunca se dio cuenta” A su vez, la madre le comparte que su hija mayor, no es
hija de su papá, igual que la hermana que le sigue, manifestándole: “no le vaya a contar a su
hermana porque después me va a preguntar quién es su papá”. Esta relación tan fuerte con la
madre se fundamenta con Freud que “en la ligazón preedípica de una mujer se puede comprender
buena parte de los fenómenos de la sexualidad femenina” (Freud, 1931, p.232) llegando a repetirse
la misma historia en la hija.
Es Freud (1932) que en la conferencia sobre la feminidad resalta que en la ligazón
preedípica madre-hija se van fijando y dejando secuelas de un sentimiento de hostilidad
acompañado de reproches a la madre porque no la amó como ella quería, o no la satisfizo lo
suficiente, dejándola a un lado. Al respecto, la adolescente narra: “la relación con mi mamá se
volvió mala (…) yo tenía un poco de rabias guardadas porque ella sacaba a mi hermana la mayor
a andar y a mí no, por todo me daba rabia porque ella tampoco me creía a veces, eso me da mucha
rabia”. La adolescente –madre le reprocha a la madre el haberla desplazado por la hermana, el no
amarla lo suficiente, acrecentándose la hostilidad entre las dos. Sin embargo, todo iba
28
relativamente bien hasta que llego la pubertad, tiempo donde se reeditan las preguntas por la
sexualidad, cuestionamientos que conciernen a la sexualidad femenina, la maternidad y el aborto.
Es de anotar que en la pubertad, la adolescente del estudio de caso, comienza a ser abusada
por su padre, quedando embarazada de él a la edad de 13 años. Es ese momento fue cuando surgió
su mayor reproche: “yo creo que ella debió decirme que lo que me pasara a mí [si tenía relaciones
sexuales]”; “ella no me enseño nada de eso”, aludiendo a las relaciones sexuales.
Freud en su teoría admite la posibilidad de que algunas personas del sexo femenino
permanezcan atascadas en la ligazón materna originaria (Freud 1976), sugiriendo que esta ligazón
puede acompañar a una mujer durante toda su vida, lo que indica una eternización en la relación
ambivalente con la madre. En esta ambivalencia afectiva lo que aparece en los reproches que la
hija realizaba a la madre, en donde, la madre no daba respuestas suficientes respecto a los
incesantes cuestionamientos que puede hacer una hija mujer en la edad de la pubertad. Así mismo,
los reproches indican que la madre no dio la suficiente atención a su hija, ni los suficientes recursos
para resolver las situaciones de la vida cotidiana, dejando a su hija en una posición de desventaja,
del lado del no tener.
Freud (1932) llama ambivalencia afectiva, Lacan lo denomina estrago materno. Lacan
plantea que el estrago es esa relación sin límites y a la vez imposible con la madre, es una
intensidad afectiva y a la vez una hostilidad que promueve el alojamiento en la madre. La palabra
estrago es planteado por Lacan para referirse a dos tipos de relaciones de la mujer: la primera, la
relación de la hija con su madre; y la segunda, la relación de la mujer con un hombre
En el estudio de caso la adolescente-madre en la relación con su madre le reprocha muchas
cosas, siendo quizás la más importante el no haberle enseñado sobre las relaciones sexuales, pero
de una forma más extensiva sobre toda la sexualidad.
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La adolescente-madre describe a su madre como “una niña”, y el ubicarse
permanentemente en situación de niña, su madre le cuenta muchas cosas, muchas aventuras; pero
no le enseñó quizás lo más importante: cómo ser una mujer en la relación con un hombre, cómo
defenderse de éste en caso de ser un hombre gozador, ni cómo ser madre.
En el momento que la adolescente le contó a su madre que estaba embarazada, lo que
obtiene fue una agresión física, narra: “me dio una cachetada y me golpeó con una correa”, y una
agresión verbal, “me hablo duro, yo me quede callada”. Posteriormente, la adolescente-madre
manifiesta que la relación con su madre se volvió mala porque ella misma era grosera con su
madre. Vidal (2009) plantea que “el maltrato entre madre e hija puede ser a veces un intento de
cercar algo del ser femenino de la otra, ser desconocido. Acá el goce femenino pierde su
característica de ser suplementario del goce fálico para volverse mortífero” (p. 3). La madre de la
adolescente –madre no le dio las respuestas adecuadas de lo que sería ser mujer, ser madre y ser
hija, esperó de la madre un reconocimiento y una contención de su realidad; sin embargo, no lo
logró. La adolescente –madre no tiene significantes para responder frente a lo que le estaba
aconteciendo y esperaba una respuesta de la madre, la cual no llegó dado que se empezó una
conducta de agresión madre e hija.
En la adolescente- madre, han trascurrido varios años sin ver a su madre, sin embargo, aún
persiste el deseo de hablar con ella, hay miedo y ambivalencia, dice: “si me pegó la primera vez,
cómo será ahora, ella no sabe que tengo una hija”. El miedo y la ambivalencia le han tenido
sujeta a la madre y no le han permitido crecer y asumir subjetivamente la madre que ella tiene que
ser para con sus hijos.
La adolescente madre al no salir de su tristeza, llorar y pensar que la madre sería la solución
a sus problemas, la sitúa en una posición de hija desamparada a la espera eterna de una madre, que
30
así estuviera presente, no le va a dar la solución que ella precisa. Le sugieren a la adolescente
madre “no llores más, piense más bien en su hijo”, invitación que supone llenar de significantes
la relación con sus hijos, ubicarlos como objeto causa de su deseo y situándola como una madre;
sin embargo ella no es capaz, dado que no cuenta con los recursos necesarios.
Todo lo anterior permite analizar que la adolecente- madre permanece en un estrago
materno difícil de salir, dado que no contó con las herramientas necesarias para resignificar su
acontecer existencial. La adolescente madre, aún es una niña, no salió del dominio materno, la
madre aún aparece como un ser potente, que sin estar físicamente, sus palabras aún cobran vigencia
y hacen eco en la vida de su hija
La adolescente madre; aún está a la espera de la aprobación materna, ella se quedó
suspendida, en la inconsistencia del ser, en una espera infinita, tal como lo expresa Vidal en la
siguiente cita:
El estrago es lo que se produce cuando la mujer espera infinitamente de la madre, porque
se trata de eso, de una espera eterna, que eterniza el vínculo de la hija con la madre, cuando
espera de ésta la verdad acerca de qué es ser una mujer. Y si esto se ha instalado, este modo
de goce terrible se repetirá insistentemente en las otras relaciones que esa mujer encuentre
en su vida. (Vidal, 2009, p.1)
La adolescente madre, está a la espera de volverse a encontrar con la madre, “le voy a
decir toda la verdad, yo sé que ella me va a creer”; sin embargo, es posible que nunca más se
vuelva a encontrar con ella, y en caso tal que surgiera el encuentro, no hay que olvidar que se trata
de una madre “niña”, y una niña no va a poder responder lo que es ser una mujer, y menos lo que
es ser madre, aspecto que hace obstáculo en el modo como ella misma ejerce la maternidad.
31
Identificación en la madre adolescente la trasmisión inconsciente, respecto de las
significaciones de madre y mujer.
La madre de la adolescente madre frente a las dificultades e impases del grupo familiar,
retornó a la casa de sus padres, como una niña. La madre no manifestó su deseo de separación,
decidió marcharse a la casa materna y una vez que se instaló, abandona al esposo y a sus hijos.
Esta acción materna, es lo que permite retomar la narración de la adolescente -madre al expresar:
“mi madre es una niña”, porque, de acuerdo a la definición que Lacan hace del niño generalizado,
el adulto puede llegar a ser un niño en tanto no se haga responsable de su manera de gozar. Se
analiza como la madre no se hizo responsable de su goce y de las decisiones tomadas.
La adolescente-madre después de haber vivido por un tiempo sola estuvo en búsqueda de
su madre, sin embargo, la policía impide esta búsqueda, al darse cuenta que es menor de edad.
Tuvo un segundo embarazo y quiso volver a encontrarse con la madre, quería estar en su regazo.
Ella temía perder el amor de su madre, deseaba volver al seno materno, no quería y no ha podido
romper el lazo preedípico con su madre, lo que significa vivir en una permanente espera de poder
encontrarse con la madre y obtener las respuestas concernientes a la sexualidad femenina,
prolongando así el estrago materno. Esto trae el siguiente análisis:
-
La adolescente-madre no logró asumir subjetivamente ser una madre. Al igual que
su propia madre se quedó como una “madre niña”, lo que no le permitió hacerse cargo de sus
hijos, para ser madre hay que abandonar primero la posición de hija. En este sentido la
adolescente-madre para ser mamá tendría que dejar de ser hija, para poder trascender el lazo
pre edípico.
32
-
La adolescente-madre no sabe cómo enfrentar la maternidad, llora, dado que su hijo
mayor está con el padre, sin embargo, ¿por qué no lo fue a buscar?, ¿porque no lo pudo sacar
de la fauces del padre abusador? Si ella se asumiera como madre en lugar de hija abandonada,
podría reclamar a su hijo; sin embargo, no tiene los recursos simbólicos para hacerlo.
-
Finalmente, se identifica en la adolescente-madre que ella es el deseo del Otro. ¿Qué soy
yo para el Otro?, y más específicamente, ¿qué soy yo para mi madre? A sus 17 años de edad, se
ha preguntado literalmente, “¿en qué me parezco a mi mamá?”, pregunta que intenta responder
con los atributos encontrados en la infancia, que después la confronta con un vacío. Dice: “ella
[aludiendo a su madre] tiene lo que yo soy, y soy su prolongación”, frase que indica una
compulsión a la repetición que va de generación en generación.
En los efectos del estrago esta hija quedo atrapada en una relación ambivalente con la
madre o en un estrago que no le deja ser plenamente ella.
33
Conclusiones
Según el psicoanálisis , constituirse subjetivamente en el ser humano es un proceso lento
que pasa por diversas momentos que no son cronológicos, sino lógicos, siendo el primer momento
lógico la confrontación con la subjetividad de la madre, es decir, el lazo pre edípico. La madre
inviste libidinalmente a su prole, y en la relación madre hija se genera una ligazón ambivalente,
en donde la niña queda a merced del deseo materno caprichoso y sin ley; sobre todo estragante. Si
no se ejerce la función de un padre que venza la omnipotencia de la madre, la hija queda prendada
de una madre caprichosa, en una relación sin límites e imposibles con la madre que al intentar
alejarse de ella la llena de dificultades generando en ella un estrago.
Adquirir la significación frente a la madre, y sus deseos, aprender a significar es vencer
algunas represiones y vencer al amo que aliena y permite salir de ese posible estrago, que con el
tiempo genera una posible devastación y la ancla en la literalidad de la vida, sin saber ser una
mujer autónoma y tener la capacidad para imaginar, simbolizar y vivir la realidad de su vida.
En el estudio de caso se evidencio que en la función paterna no existe un único modelo,
dado que existen varios modelos de vivirlos. Uno de los objetivos de la función paterna, es unir la
ley y el deseo. La ley en cuanto marca un límite y ayuda a entrar en la norma, y el deseo que hace
que un hombre tome a una mujer, la haga suya, como objeto causa de su deseo. Al no operar esta
realidad particular lo que queda es un padre que fracasa en su función, llegando a personificarse
un hombre que hace a la mujer objeto de su goce.
De acuerdo a los objetivos se logró establecer que la función paterna no cumple su
objetivo, porque no alberga a la mujer como sujeto de su deseo, y porque el goce perverso
sobrepasa el deseo e impide que se instaure la ley, conllevando que la hija quede por fuera de las
fauces del deseo materno.
34
En lo que respecta a la función materno, se concluye que en la adolescente-madre tiene que
hacer la presencia de unos cuidados signados por un “interés particularizado”, es decir, por un
deseo. Sin embargo, esto parece no ser suficiente, la mujer siempre espera mayor consistencia de
su ser, y lo que aparece en el caso analizado, son diversos reproches dirigidos a la madre. Dentro
de los cuales se encuentra el no haberle dado respuestas en relación a la sexualidad femenina.
Aparecen entonces los reproches de una adolescente-madre dirigidos a una madre que vive una
sexualidad desmedida y el reproche de “no haberme enseñado nada”, quien queda en una espera
eterna de la respuesta materna.
Los efectos subjetivos del estrago materno no se hacen esperar, la madre adolescente queda
en una espera infinita. No ha salido de la posición de hija, busca que su madre le enseñe (qué es
ser mujer y por desplazamiento, cómo ser madre). De este modo la adolescente-madre seguirá
sumida en su tristeza, sin entretejer un futuro que la libre del discurso materno, y difícilmente
construirá un semblante de mujer autónoma y con toma de decisiones asertivas en las diversas
vicisitudes que se le vayan presentando en el transcurrir de la vida.
Es posible concluir, que el estrago materno sí tiene efectos subjetivos en la capacidad de
ejercer la maternidad y se aprecia en la dificultad para investir a su descendencia y transmitir así
un deseo particularizado.
Hacer conciencia de la función materna, del sentido de deseo de ser madre y hacer que el
proceso de subjetivación se lleve a cabo a través del proceso de castración en sus diversos tiempos,
es una tarea permanente para que no se siga estragando las relaciones filiales y se generen sujetos
autónomos que tienen algunos significantes para asumir los avatares de la vida y generar
responsabilidad y limites en la vivencia del goce. Se hace necesario que la mujer madre sea
consciente que su función es la de maternar e investir a una creatura no solo para su deseo sino
para la sociedad misma.
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