Tema: Artritis Reumatoide Saludo Buenos días profesora, intérprete, compañeros y compañeras presentes. El día de hoy yo, ______ junto con mi compañera ______ presentaremos sobre la Artritis Reumatoide. Introducción Los trastornos articulares son una de las patologías más comunes en el campo de la medicina, y corresponden a afecciones de discapacitación de amplia distribución entre la población. El único estudio a nivel poblacional realizado en Chile estimó la prevalencia de la enfermedad en 0.46% de la población. Considerando estos últimos valores y población del censo del año 2002, ello implicaría que el número de individuos con AR en Chile estaría entre 27.000 y 90.000 pacientes. La artritis reumatoide es una enfermedad que afecta todos los ámbitos de la vida de las personas que la padecen y de sus familias, y no siempre se sabe cómo afrontarla de forma adecuada, debido al gran desconocimiento social que hay sobre la enfermedad. Según el MINSAL, dentro de los dos primeros años desde el diagnóstico, los pacientes suelen experimentar discapacidad moderada y un tercio deja de trabajar. Después de 10 años el 30% son discapacitados severamente, por lo que si no es tratada de forma correcta, puede deparar una incapacidad laboral permanente y una importante pérdida de la calidad de vida. A continuación se expondrá sobre esta enfermedad, sus causas, síntomas, tratamiento y cómo podemos intervenir en ella, como futuros T.O, para mejorar la calidad de vida de los usuarios. Se finalizará con una discusión a partir del tema abordado. Descripción de la patología La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica, de naturaleza autoinmune, caracterizada por manifestaciones en las articulaciones (como dolor, tumefacción y rigidez) y la presencia de síntomas generales (como cansancio, sensación de malestar, fiebre ligera, inapetencia o falta de apetito y pérdida de peso corporal), que afecta preferentemente a las articulaciones de forma simétrica, es decir, en ambos lados del cuerpo, por ejemplo en ambas muñecas. También puede dañar los órganos internos, por lo que se considera, además, como una enfermedad sistémica, esto es, que afecta a todo el cuerpo. En la mayoría de los casos produce destrucción articular progresiva con distintos grados de deformidad e incapacidad funcional. Aunque la AR se manifiesta principalmente en las articulaciones sinoviales, otros órganos pueden verse afectados, especialmente en pacientes con enfermedad articular severa, como la piel, los vasos sanguíneos, el corazón, los pulmones, los ojos y la sangre. En las fases avanzadas, y en ausencia de tratamiento, la enfermedad puede causar importantes limitaciones físicas y un marcado deterioro de la calidad de vida. La AR es mucho más frecuente en el sexo femenino que en el masculino, y en general se manifiesta en adultos mayores, aunque se debe tener en cuenta que puede iniciarse en cualquier etapa de la vida y afectar a cualquier persona. Explicación anatómica y/o fisiológica Las articulaciones son las estructuras que unen los huesos entre sí. Existen articulaciones fijas, como las cartilaginosas, semi móviles, como las fibrosas, y móviles, que son las sinoviales. Las articulaciones móviles son a las que afecta la AR. Esta se caracteriza por la inflamación de la membrana sinovial, la cual recubre las articulaciones, y la destrucción progresiva del cartílago articular y del hueso. La inflamación de la membrana sinovial se denomina «sinovitis», que con el paso del tiempo puede volverse crónica. Se produce porque células del sistema inmunitario, los linfocitos, atacan la membrana sinovial. En sus formas más típicas se suelen inflamar de forma precoz las articulaciones interfalángicas proximales y metacarpofalángicas de las manos, las muñecas y las metatarsofalángicas de los pies, para ir progresando con la afectación de articulaciones mayores como tobillos, rodillas, codos y hombros. En fases más avanzadas de la enfermedad, células sinoviales proliferadas engrosan la membrana sinovial formándose un nuevo tejido sinovial, conocido como Pannus. El Pannus va creciendo progresivamente hacia el interior de la articulación hasta afectar al cartílago articular, donde puede lesionar los extremos óseos de ella provocando erosiones y osteoporosis (es decir, pérdida de densidad del tejido óseo), causando además rigidez y deformaciones articulares. Etiología La causa principal de la AR es desconocida, pero sí existen ciertos factores que se predisponen para desencadenar la enfermedad, la que podría darse entre un factor de desencadenamiento y agente desencadenante. Siendo el factor desencadenante de carácter desconocido, se considera que hay una posible responsabilidad en los agentes bacterianos y virulentos, pero no hay estudios que lo comprueben. Además, existe un componente genético involucrado, lo que no quiere decir que sea una enfermedad hereditaria, sino que hay ciertas variantes en algunos genes que predisponen a presentarla, lo que justifica que en algunas familias existan varios casos. Otros factores que aumentan el riesgo de padecer AR son el tabaco y las infecciones de la boca. El sistema inmune juega un papel importante en la AR, en el que un antígeno provoca una respuesta inmune en el huésped, de la cual se deriva una reacción inflamatoria, activa los linfocitos T que posteriormente proliferan y activarán anticuerpos del factor reumatoide. En la reacción desencadenada por la respuesta inmune en el medio sinovial se activan numerosos procesos que perpetúan la inflamación. **Ejemplos procesos: -El sistema del complemento es un mecanismo de defensa cuya misión principal es eliminar patógenos de la circulación. -Coagulación, proceso por el cual la sangre pierde su liquidez convirtiéndose en un gel, para formar un coágulo. Síntomas y signos La artritis produce síntomas diversos como rigidez matinal, fatiga, dolor, incapacidad funcional, hinchazón, enrojecimiento, aumento de la temperatura de las articulaciones afectadas y depresión. El dolor articular es el síntoma más frecuente y la hinchazón articular puede ser más o menos visible por el paciente. Clásicamente, un rasgo característico -aunque no siempre presente- de la AR es el inicio insidioso, con dolor e inflamación de varias articulaciones de forma simétrica, acompañándose de rigidez matutina, definida como “lentitud o dificultad para mover las articulaciones tras levantarse de la cama o tras permanecer en la misma posición un largo tiempo, afectando a ambos lados del cuerpo y que mejora con el movimiento”. Los pacientes más avanzados experimentan dolor crónico y discapacidad; sin tratamiento, la esperanza de vida se reduce. Es imprescindible identificar a los pacientes de manera precoz, para el control de la inflamación, permitiendo prevenir la destrucción articular y discapacidad. El dolor y la inflamación dan lugar a una rápida pérdida del tejido muscular en torno a la articulación afectada, lo que contribuye a la pérdida de la función articular. Si la inflamación de la membrana sinovial no se puede suprimir, el resultado será la aparición de daño articular erosivo, el que está relacionado con la intensidad y la duración de la inflamación. También se debe considerar que otras estructuras tienen revestimientos sinoviales, tales como las vainas de los tendones, y la inflamación de éstos pueden resultar en la rotura del tendón. Tratamiento El tratamiento de la AR consiste en una serie de medidas generales relacionadas con el estilo de vida, fundamentalmente con el reposo y el ejercicio, junto con una terapia farmacológica en la que se emplea una amplia gama de medicamentos. Además, en algunas situaciones se recurre a la cirugía para reducir el dolor, ampliar la movilidad o corregir una deformidad esquelética. Lamentablemente, aún no se dispone de una cura para la enfermedad. Sin embargo, en conjunto, las medidas terapéuticas disponibles no sólo permiten aliviar los síntomas, sino también mejorar de forma notable el pronóstico, lo que supone un impacto muy positivo en la calidad de vida de los afectados. La meta terapéutica debiera ser la remisión de la enfermedad y si ello no es posible, intentar el mínimo grado de inflamación posible. Para el logro de estos objetivos terapéuticos se requiere el uso coordinado y juicioso de diferentes opciones terapéuticas, tanto farmacológicas, como no farmacológicas. Tratamiento farmacológico: Suprimen el proceso inflamatorio. Antiinflamatorios no esteroidales: ayudan a manejar el dolor y la inflamación. NO deben usarse como tratamiento único y nunca sustituyen a los fármacos. (Diclofenaco Ibuprofeno- Indometacina - Ketoprofeno - Naproxeno - Piroxicam) Analgésicos: sólo deben utilizarse como complemento de los fármacos antiinflamatorios no esteroidales. Se utilizan como ayuda sintomática mientras se realiza y confirma el diagnóstico, o durante el tratamiento. (paracetamol-codeína-tramadol) Corticoides: analgésicas y antiinflamatorias, cuyo uso debe ser por el menor tiempo posible. (Prednisona - Metilprednisolona - Hidrocortisona - Betametasona - Dexametasona Deflazacort) DATO EXTRA:El uso de corticoides se asocia a varios posibles eventos adversos. Entre ellos, la pérdida acelerada de masa ósea es de particular preocupación. tratamiento no farmacológico: Ejercicio físico: es personalizado de acuerdo a las características de su enfermedad. Se recomienda el entrenamiento de la capacidad aeróbica combinado con el entrenamiento de la fuerza muscular y preservar rangos articulares. En Chile la AR tiene cobertura del GES, que considera a pacientes mayores de 15 años, quienes pueden iniciar su tratamiento tras la confirmación diagnóstica de un especialista, con un copago de un 20%. Rol del T.O Para el tratamiento no farmacológico se recomienda que todo paciente con AR sea derivado a rehabilitación integral con un equipo multidisciplinario entre: fisiatra, kinesiólogo, terapeuta ocupacional y otros, además que tenga acceso a sesiones anuales de tratamiento con este último. Para que el tratamiento sea llevado a cabo de manera eficaz, se debe tener una previa orientación junto con el cambio de hábitos, además de un correcto feedback entre profesional y usuario. T.O y reumatólogo. La intervención debe ser abarcada desde la educación para que el usuario posea autonomía en la dirección de su enfermedad, para así optimizar y comprobar la efectividad del abordaje temprano de la AR. ¿Cómo podría ayudar la T.O en la AR? Ésta, posibilitará que el usuario que padezca la enfermedad, pueda conseguir un medio para proseguir con sus quehaceres habituales, tanto personales como laborales, puesto que el T.O pretende que la persona con AR siga de forma normal con sus ocupaciones del día a día, ya que estas se vieron afectadas de forma negativa por la enfermedad. Se trabaja manteniendo la capacidad de efectuar de manera autónoma actividades de su vida diaria, centrándose en áreas de desempeño ocupacional como son autocuidado (higiene, alimentación), productividad (trabajo) y ocio (tiempo libre). Discusión La AR ha sido asociada con trastornos psicológicos secundarios al estrés continuo del que son objeto los pacientes debido al dolor crónico, alteraciones funcionales y pérdida de la independencia. Se ha establecido que las personas que cuentan con una buena red de apoyo social son algo más proclives a adaptarse bien a la enfermedad crónica, con incremento en su calidad de vida. La depresión ha sido observada con mayor prevalencia en pacientes con enfermedades crónicas y reumatológicas, siendo de dos a tres veces más común que en la población general, independientemente de variables como edad, evolución de la enfermedad y diferencias socioeconómicas y demográficas. El incremento de la incidencia de la depresión parece estar relacionado directamente con la AR. Comparando la AR y la osteoartrosis se encontró que los pacientes con AR padecen de depresión con mayor frecuencia independiente del dolor. La AR afecta el estado de ánimo de los pacientes y éste es un aspecto que no sólo debe recordarse en el momento de atender al paciente, sino tenerse en cuenta para planear la prestación de servicios. En Chile, a pesar de que la enfermedad es cubierta por el GES, la mayor parte del apoyo entregado es en relación con la rehabilitación física, tanto farmacológica como no farmacológica, en donde, según la Guía Clínica de AR del Minsal, hecha el 2013, sólo se cuenta con la educación de la familia y el usuario, teniendo un “efecto pequeño” (según el mismo Minsal) en el tratamiento de la enfermedad. Si bien, no negamos la importancia de la educación y que es una parte fundamental para el tratamiento de los pacientes, creemos que además de esto el Estado debería garantizar tratamiento psicológico para los usuarios que padecen de esta enfermedad, pues el manejo integral de estos pacientes no es sólo una necesidad sino un deber de parte de los médicos encargados de su atención, para garantizar la preservación del bienestar físico y psicológico. Conclusión A partir de lo mencionado anteriormente es posible concluir que, la Artritis Reumatoide es una enfermedad crónica inflamatoria que avanza silenciosamente, por lo que su detección y tratamiento temprano es esencial. También es importante destacar las repercusiones que tiene esta enfermedad en las actividades diarias de las personas, afectando de manera importante su calidad de vida, para lo cual es indispensable la intervención de un TO. Estimamos como grupo que el tratamiento no debe enfocarse únicamente en la sintomatología física, sino que también debe ponerse énfasis en las consecuencias psicológicas que conlleva, porque es de suma importancia apoyar al paciente, educarlo y transmitirle que a pesar de su cronicidad aún puede continuar su vida normal. Bibliografía 1) Lozano, J. (2001). Artritis reumatoide (I). Etiopatogenia, sintomatología, diagnóstico y pronóstico. Ámbito Farmacéutico, Farmacología (20). pp. 94-100 2) Cadena, J., Cadavid, M., Ocampo, M., Velez, M. 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Sociedad Valenciana de Reumatología. *EXTRAS* Con frecuencia tiene manifestaciones extraarticulares en las que puede resultar afectado cualquier órgano o sistema, tales como: Nódulos reumatoides: Se localizan en el tejido celular subcutáneo, son indoloros, frecuentes en la cara posterior del codo, en los dedos, en la cara anterior de la tibia y el dorso del pie. Debilidad muscular Afectación cutánea: tales como Úlceras, Atrofia cutánea. Objetivos del T.O Para proceder con alguna intervención se debe, en primer lugar, reunir datos mediante una entrevista ocupacional, sobre cómo influye la enfermedad en la vida del usuario y en sus AVD. Evaluar función física general (todo el cuerpo), alteraciones específicas (mano y destreza de esta misma), funciones cognitivas y sociales (como afecta la AR en estas) , capacidad funcional global (desempeño de las AVD) y el área en que el usuario se desenvuelven día a día. La intervención propiamente tal sigue una serie de pasos o fases: -Planes de actividades terapéuticas -Programa de ejercicios Terapéuticos (específicos) -Diseño y confección de férulas u órtesis (para alinear las articulaciones) -Educación al paciente y familia -Identificación de factores estresantes (para disminuir la fatiga) -Visitas específicas (asesorar hogar, trabajo) ¿Por qué afecta más a mujeres? La AR afecta mayoritariamente a mujeres que a hombres en un porcentaje significativo, debido a que las mujeres tienen menos fortaleza a nivel musculoesquelético, a pesar de que algunas mantengan una vida activa y buen estado físico. El embarazo también podría ser un factor, puesto que el sistema inmune está enfocado en el crecimiento del feto y no en el cuerpo de las mujeres. Kathryn Sandberg, director del Centro para el Estudio de las Diferencias de Género en Salud, Vejez y Enfermedad del Centro Médico de la Universidad Georgetown, en EE. UU, menciona que como el sistema inmune de la mujeres es más “fuerte”, este podría actuar de dos maneras; una de la forma correcta y otra que se ataque a sí mismo produciendo la enfermedad, ya que esta es de carácter autoinmune. posibles preguntas: 1. por qué afecta más a mujeres 2. qué tipo de ejercicio físico ayuda como tratamiento 3. factores de riesgo 4. diferencia entre la AR y artrosis La comida no puede curar la artritis, pero puede hacer que la enfermedad sea más llevadera o que se complique. Aunque las personas que la sufren están familiarizadas con el dolor, y los crujidos, pequeños cambios en la dieta pueden producir grandes mejoras en el convivir diario con la enfermedad y, ya de paso, pueden ayudarte a perder peso. 1. Comidas con ácidos grasos omega-3: pescado graso y frutos secos Los ácidos grasos omega-3 disminuyen la producción de sustancias químicas que propagan la inflamación. Además, inhiben las enzimas que la provocan. El pescado graso también contiene vitamina D, que ayuda a prevenir la hinchazón y el dolor. Una correcta dieta para la artritis debe contener al menos un gramo de omega-3 al día. Unos 100 gramos de salmón, por ejemplo, contienen hasta 1,5 gramos de este ácido graso. También es recomendable añadir frutos secos a las ensaladas. 2. Aceite de oliva extra virgen El aceite de oliva contiene oleocantal, una sustancia que bloquea a las enzimas que participan en la inflamación. Tres cucharas soperas de aceite de oliva extra virgen equivalen a una décima parte de una dosis de ibuprofeno, según un estudio del Monnell Chemical Senses Center de Philadelphia. No parece mucho, pero cada pequeño cambio en la dieta cuenta. Eso sí, tampoco hay que embadurnar todo en aceite, no solo porque no es barata, sino porque cada cuchara tiene 119 calorías. Basta con una cuchara sopera al día, en ensaladas, pan o vegetales. 3. Pimientos, cítricos y otros alimentos ricos en vitamina C La vitamina C protege el colágeno, principal componente de los cartílagos. Aunque es muy beneficioso no hay que abusar: cantidades inadecuadas pueden ser contraproducentes para ciertos tipos de artritis, como la osteoartritis. Un estudio canadiense realizado con una muestra de 1.317 hombres, reveló que aquellos que tomaron 1.500 miligramos de vitamina C a través de alimentos o suplementos diarios tenían un riesgo 45% inferior de contraer gota (una enfermedad metabólica de tipo artrítico) que los que consumían menos de 250 miligramos al día. Lo ideal es comer entre 200 y 500 miligramos al día. Una naranja, por ejemplo, tiene alrededor de 200. Y en cualquier caso es más recomendable comer alimentos con vitamina C, no suplementos. 4. Nueces de Brasil Las nueces de Brasil son una importante fuente de selenio: 272 microgramos en sólo tres o cuatro nueces, comparado con los 63 microgramos que hay en 85 gramos de atún. Un bajo nivel de selenio en el cuerpo podría estar relacionado con la artritis reumatoide. El mineral ayuda a los antioxidantes a limpiar los radicales libres que dañan las células, promueve la regulación de la glándula tiroides e, incluso, podría prevenir el cáncer. Es recomendable consumir entre 55 y 200 microgramos al día. Si te es difícil encontrar nueces de Brasil, o no te gustan, se pueden sustituir por una ración de atún, ternera o pavo, o por 12 microgramos de harina de avena cocinada. 5. Cebollas y puerros Los puerros y las cebollas contienen quercetina, un antioxidante que puede inhibir sustancias inflamatorias, de una forma muy parecida a como lo hacen la aspirina o el ibuprofeno, según algunos estudios. Las manzanas, las coles y los tomates cherry también son ricos en quercetina. Basta con tomar, una ración de alguno de estos vegetales al día. 6. Té verde Los estudios muestran que ciertos componentes antioxidantes que tiene el té verde pueden disminuir la severidad de la artritis. Una de estas investigaciones, llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Michigan, descubrió que la epigalocatequina-3-galato – un antioxidante presente en el té– disminuye la producción de sustancias que causan daño articular en pacientes con artritis. Es recomendable tomar tres o cuatro tazas de té verde al día, evitando las versiones descafeinadas, que no contienen algunos de los nutrientes beneficiosos de la infusión. No quita el dolor, pero lo hace más llevadero. TRES ALIMENTOS A EVITAR 1. El marisco y la carne roja (si tienes gota) La gota aparece debido a la acumulación de ácido úrico en la sangre, que forma cristales que dolorosamente se asientan en las articulaciones. La purina, es un compuesto abundante en mariscos, carnes, alimentos ricos en grasa, la leche,y la cerveza, que se convierte en ácido úrico. Estos alimentos deben estar completamente prohibidos para cualquier enfermo de gota: almejas, ostras, mejillones, anchoas, arenques, la caballa, y todo tipo de casquería. No es recomendable ingerir más de 17 gramos carne magra, pollo o pescado al día. El resto de aporte de proteínas se debe completar con legumbres. 2. Aceite de girasol y soja Estos aceites tienen altos niveles de ácigos grasos omega-6, que provocan un aumento de la inflamación. También hay que tener cuidado con todos los productos elaborados industrialmente con este tipo de aceites. 3. Azúcar Algunos estudios sugieren que el azúcar puede provocar un aumento de la inflamación. Aunque ofrece un rápido aporte energético, no dura en el tiempo, y puede ser un lastre para los enfermos de artritis que ya sufren fatiga.