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Montero García, A. (2020). Cocotzin: Nuestra Señora de Los Remedios. Naucalpan: Universidad del Tepeyac. Recuperado de https://www.academia.edu/44905442/Cocotzin_Nuestra_Señora_de_Los_Remedios

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C ocotzin
Nuestra Señora de Los Remedios
Ismael Arturo
Montero García
C ocotzin
Nuestra Señora de Los Remedios
Cocotzin: Nuestra Señora de Los Remedios
DR © Ismael Arturo Montero García
Primera edición 2020
Rector monseñor Francisco Cano Chabolla
basílica de nuestra señora de los remedios
Rector don Rodrigo Valle Sánchez
universidad del tepeyac
Directora doctora Gloria Fermina Tavera Alonso
región Conanp: centro y eje neovolcánico, Semarnat
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Tte. Enf. Ret. Luz Lidia García Castrejón
fundación abuelita luz
Emmanuel Peña Martínez
composición tipográfica y diseño
Juan Casas Ávila y Ana Lourdes Ross Aguilar
corrección
Publicado por iTiO Ediciones en la Ciudad de México
isbn para versión pdf: 978-607-29-2618-9
Condiciones de utilización: imágenes bajo licencia cc-by-nc-sa
Se puede mezclar, transformar y crear a partir de las imágenes para uso público no comercial, bajo la condición de que se cite la procedencia de la obra. Cualquier obra derivada de la original debe ser distribuida
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C ocotzin
Nuestra Señora de Los Remedios
Ismael Arturo
Montero García
Naucalpan, mmxx
portada
Resulta extraordinario que el eje de
simetría de la basílica de Nuestra
Señora de Los Remedios en su
planta arquitectónica está alineado
al rumbo (81º 17’ [Az]) por donde
levanta el Sol para el amanecer
del día 1 de septiembre, fecha en
que anualmente se conmemora
a la Virgen en su santuario.
Fotografía aérea de Julia Montero,
septiembre 1 de 2019.
contraportada
Aspecto de la Ciudad de México
asentada en una cuenca endorreica
rodeada por elevaciones como es
el caso del cerro Otoncapulco, hoy
cerro de Los Remedios, donde se
alza la basílica a Nuestra Señora
de Los Remedios que aparece en
primer plano con la gran urbe al
fondo durante el amanecer del
día 1 de septiembre de 2019.
Fotografía aérea de Julia Montero.
A quienes velan por la salud del mundo
durante la peste del coronavirus
Toda historia, aunque no
sea bien escrita deleita
Francisco López de Gómara, 1552
Índice
Presentación
ix
Prefacio
xi
Introducción
xiii
01. Nuestra Señora de Los Remedios
01
02. Nuestra Señora de Los Remedios llega a México
11
03. Nuestra Señora de Los Remedios en Tenochtitlan
29
04. Hace 500 años: La Noche Triste
45
05. Los otomíes: la alianza decisiva
73
06. La primera ermita
99
07. Cosmovisión y urbanismo ancestral
133
08. Las dos vírgenes y otras advocaciones
151
09. El santuario y sus prodigios
171
10. México Independiente
187
11. Nuestra Señora de Los Remedios a 500 años
209
Conclusiones
221
Bibliografía
229
Siglas empleadas
259
Presentación
“Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo,
nacido de una mujer… a fin, de hacernos hijos suyos”.
E
sta inefable condescendencia de Dios se realizó en nuestras tierras con la insignia de la Cruz y la bendita imagen
de Nuestra Señora de Los Remedios, que suscitaron la
fe cristiana en los múltiples y variados pueblos nativos,
gestando un nuevo pueblo con una nueva concepción de
Dios, del hombre y de la vida.
Un nuevo pueblo que, a lo largo de los siglos, se va dando a luz
en la alegría, la esperanza, el dolor y sufrimiento que constituye todo
alumbramiento.
Este providencial acontecimiento está magníficamente expuesto
en la presente obra que tengo el gusto de presentar, agradeciendo a
Don Ismael Arturo Montero García su prolija y erudita investigación con su ágil, clara y amena expresión gráfica y escrita, con la que
ha querido sumarse, con gran entusiasmo, a las Celebraciones del v
Centenario de Nuestra Señora de Los Remedios.
Al través de los capítulos de la obra, queda evidente el contraste
entre la humilde pequeñez de la Imagen que, por estas virtudes se le
llamó “Cocotzin”, con la grandiosa importancia histórica, cultural,
geográfica y de fe, que ella ha tenido en la génesis y desarrollo de la
idiosincrasia de nuestra nación.
Gustosamente, invito al lector a adentrarse en la experiencia de
conocer y admirar la Imagen y presencia de Nuestra Señora de Los
Remedios en este espléndido libro.
Monseñor Francisco Cano Chabolla
Rector de la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios
ix
izquierda
Reproducción artesanal
de la imagen de Nuestra
Señora de Los Remedios
que se conserva en su
basílica de Naucalpan en
el Estado de México.
Prefacio
C
ocotzin, Nuestra Señora de Los Remedios, nos transporta de manera inmediata a un momento histórico
clave en la fundación de toda una nación.
El fenómeno mariano adquiere en la travesía del
océano, relevancia incalculable a través de una pequeña y frágil imagen de bulto traída desde España, acompañando a
Cortés en su histórica hazaña hace más de cinco siglos.
La Virgen de los Remedios representa, en su grandiosa pequeñez
a la madre protectora, unificadora y cariñosa que tanto necesitábamos. Es la primera embajadora de amor y fe que arribaba a nuestras
tierras a conocer a sus nuevos Hijos…
La presencia evangelizadora en la fe tiene a la más tierna representante del amor materno y transmisora de esperanza en Cocotzin.
Su manto cobija, protege y consuela.
Tiempos de aflicción, cambio y dolor habrían de venir, como si de
un parto se tratara, dando pie a una luz que iluminaría con nuevos
colores a esta nación. Es así como la pequeña gran Señora de los
Remedios funda un nuevo hogar en estas tierras, cuyos hijos fueron
solidificando el amanecer histórico en torno a ella y bajo su manto
protector.
Paradójicamente, la pequeñez y grandiosidad de la imagen de
la Virgen de los Remedios encierran la trascendencia del hecho
xi
izquierda
Fuente Monumental
San Miguel Arcángel,
jardines de la Basílica
Menor de Nuestra
Señora de Los
Remedios, Naucalpan.
Acervo de medios Los
Remedios, Universidad
del Tepeyac, 2019.
histórico, como si éste se guardara celosamente en un relicario, cuyo
contenido y significado seguimos reconociendo y venerando hasta
hoy.
La descripción y magistral narrativa del autor de esta obra,
Ismael Arturo Montero García, nos regala en ésta, la posibilidad de
vivir, revivir y disfrutar el histórico momento de una manera tan
real que siente uno al leerla, como si atrapara los momentos con las
manos, con los sentidos y con el deseo de no dejarlos ir.
El gran impacto evangelizador que trajo consigo Cocotzin es de
tal magnitud, que después de quinientos años, seguimos unidos en
torno a ella: la pequeña gran madre de todos, unificadora en el amor
y la fe.
Don Rodrigo Valle Sánchez
Rector de la Universidad del Tepeyac
xii
Introducción
D
urante las primeras décadas del virreinato, los indígenas de Naucalpan a las afueras de la ciudad de México
se referían a la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios como Cocotzin1 (Miranda, 1998: 19); también la
reconocían como la Señora Niña o la Pequeñita, por
las reducidas dimensiones de la imagen que veneraban. Esta forma de
referirse a la Virgen María es propia de una sociedad que encuentra
en el consuelo de la fe una nueva forma de vida, pero que al mismo
tiempo se arraiga en sus raíces culturales.
1 Cocotzin del náhuatl cocota, que se traduce como “avecilla”, posiblemente se trate
del ave Columbina inca. El historiador del siglo xviii Francisco Javier Clavijero (cit.
por Huerta, 2019: 157) registra otro significado para la voz cocoton, que traduce
como niñita, que es empleado como una expresión de ternura. La partícula –tzin,
al final, otorga reverencia u honorabilidad, como sucede con Tonantzin para la
Virgen de Guadalupe; correcto es, entonces, traducir Cocotzin como Señora Niñita. Cihuapilli, del náhuatl cihuapipiltin, traducido como “mujer noble” es otro de
los títulos ancestrales para referirse con reverencia a la Virgen. Durante la primera
mitad del siglo xvi, la ermita de Nuestra Señora de Los Remedios se conocía como
Santa María de la Victoria, era la Cihuapilli de la Victoria: La Noble Mujer de la
Victoria (Cuadriello, 2017: 220).
xiii
Cocotzin es la imagen más antigua de la Virgen María en México; hoy en día se le venera en la Basílica de Nuestra Señora de Los
Remedios, en Naucalpan. Desde que llegó a estas tierras, hace 500
años, su culto ha sido un bálsamo espiritual en la reconciliación
de adversarios y consuelo en momentos álgidos, como inundaciones, sequías, epidemias. Cocotzin fue la primera imagen de la Virgen
María venerada en la América continental documentada en fuentes
históricas confiables; desde entonces, ha estado en el alma de sus
devotos fortaleciéndolos para enfrentar las grandes adversidades,
como la que ahora soportamos con la peste del coronavirus.
A finales de agosto del año 2019, fui convocado por el presbítero Gabriel Ramírez Martínez, de la Parroquia de Nuestra Señora de
Guadalupe, en Naucalpan, para sumarme a la conmemoración del
v Centenario de Nuestra Señora de Los Remedios, en Naucalpan.
Me pareció oportuno acompañarme de mi hija Julia Montero, para
la realización de un video que documentara la historia de Nuestra Señora. Nos pusimos en contacto con el rector de la Basílica de
Nuestra Señora de Los Remedios, monseñor Francisco Cano Chabolla, quien generosamente desde un inicio apoyó este proyecto, nos
proveyó de bibliografía y nos obsequió valiosos comentarios y referencias al conocer el texto; además, nos permitió levantar imágenes
para el documental dentro y fuera de la basílica.
Iniciamos el 1 de septiembre de 2019, día en que se festeja a la
Virgen de Los Remedios. Nos sorprendió comprobar que arquitectónicamente la orientación del eje de simetría de la basílica se alinea
con la salida del Sol, justamente para ese día. Este hecho trascendente nos animó a realizar una investigación desde la astronomía
cultural, como la que años antes, había realizado para la Basílica
de Nuestra Señora de Guadalupe.2 Con este propósito convoqué a
la Universidad del Tepeyac, que con el visto bueno de su rector, don
Rodrigo Valle, permitió que pasantes de la licenciatura en Ciencias
de la Comunicación colaboraran levantando imágenes, como servicio social. Durante la elaboración del guion para el documental,
la información se fue incrementando y la bibliografía se extendió
2 Véase el libro editado por la Universidad del Tepeyac, Tepeyac. Estudios históricos,
Carmen Aguilera e Ismael Arturo Montero García, coordinadores, 2000.
xiv
de tal modo que consideré factible redactar un artículo académico
sobre la historia de Nuestra Señora de Los Remedios, la devoción
acrecentó el interés y al sobrepasar el número de cuartillas para una
publicación promedio, el libro que el lector tiene ahora en sus manos adquirió su forma definitiva.
Crónicas españolas de los siglos xvi y xvii, códices indígenas, fervientes devotos del virreinato y modernos investigadores en historia
y antropología, entre otros, enriquecen el patrimonio bibliográfico
en torno a Nuestra Señora de Los Remedios. Esta entrega, se inscribe
modestamente en esta tradición y centra sus esfuerzos en tres propuestas: la primera apunta a la cosmovisión indígena, al demostrar
que la basílica de Los Remedios se levanta sobre el vértice geodésico
que ajustó la traza urbana de la antigua ciudad de México; la segunda considera que, durante el virreinato, se planificó la basílica para
que se ajustara a un calendario de horizonte y se orientara al Sol
durante el amanecer del día 1 de septiembre, fecha en que se conmemora a Nuestra Señora de Los Remedios; finalmente, la tercera recurre a fuentes primarias de la Conquista de México para documentar
el momento cardinal del culto a Nuestra Señora de Los Remedios,
durante el siglo xvi.
Justamente, el siglo xvi es el periodo fundamental para entender
el culto a Nuestra Señora de Los Remedios. Las fechas de los relevantes sucesos históricos de ese momento citados en esta entrega
corresponden a un calendario diferente al nuestro. Sucede que los
documentos procedentes de esa etapa fueron registrados con el calendario juliano, que difiere del nuestro en 10 días. A manera de
ejemplo, el 12 de diciembre juliano corresponde, para nosotros, al
22 de diciembre. El calendario juliano fue modificado en el año de
1588 por el papa Gregorio xiii, por eso nuestro calendario se denomina gregoriano. El cambio se realizó en octubre de 1582 y al jueves
4 de octubre del calendario juliano, le sucedió el viernes 15 de octubre gregoriano. Así, diez días desaparecieron debido a que ya habían
sido considerados en el calendario juliano. El calendario gregoriano
fue adoptado inmediatamente por los católicos; pero otros credos,
al no reconocer la autoridad del papa, no lo implantaron. Fue hasta
tiempos modernos en que el calendario gregoriano se adoptó para su
xv
uso generalizado en Occidente. El lector deberá tomar las precauciones pertinentes para las fechas que son anteriores a 1582, pues
corresponden al calendario juliano. En un principio se consideró
mostrar las dos fechas, separadas por una diagonal, pero consideramos que este uso podría confundir al lector y decidimos omitirlo.
Cocotzin: Nuestra Señora de Los Remedios es un libro que tiene por
objetivo compartir, con un público amplio, 500 años de la historia de
México a través del culto a la Virgen María desde su llegada a tierras
americanas, en 1519, hasta el presente, en que nos protege desde la
basílica, en la cima del cerro Otoncapulco.
En sus páginas, el libro se apega en lo posible al rigor histórico y,
para ello, recurre a fuentes primarias virreinales e indígenas; así como
a los más destacados investigadores sobre el tema. En sus líneas, el lector encontrará el aparato crítico suficiente para la reflexión en torno a
la identidad mexicana, a través de los símbolos religiosos novohispanos, en los que se conjugan el humanismo y las raíces culturales que
forjan nuestra nación.
La historia que nos ocupa se asienta en un espacio geográfico
bien definido, que comprende dos elevaciones naturales destacadas
en el contexto de la ritualidad y cosmovisión prehispánica, se trata de
los cerros Otoncapulco y Totoltepec, hoy conocidos como Los Remedios y Moctezuma. Ambos forman parte de las estribaciones orientales de la Sierra de Monte Alto, actualmente conforman el Parque
Nacional Los Remedios, administrado por el Gobierno del Estado
de México y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas; de
alguna forma, también esta es la historia del Parque Nacional.
Este libro se ha visto favorecido por generosas colaboraciones,
indispensables todas ellas para su conclusión en cuatro meses. La
investigación de gabinete inició en mayo de 2020 con la recopilación de un adecuado acervo, tanto documental como iconográfico,
que en los meses siguientes se plasmó en once capítulos. En el mes
de agosto, se entregó el texto para la corrección de estilo y el diseño
gráfico, con la intención de tenerlo listo para la festividad de Nuestra Señora de Los Remedios el día 1 de septiembre de 2020.
Agradezco la ayuda de Guadalupe Quiroga, Julia Montero, Francisco Cano, Gabriel Ramírez, Rodrigo Valle, Gloria Tavera, Hugo
xvi
Castro, Osvaldo Murillo, Virginia Hill, Aarón González y Rubí Pérez.
Muy conveniente para obtener documentos fue el acervo digital de
la Universidad Autónoma de Nuevo León conformada por textos editados entre los siglos xvi y xix; mi reconocimiento a los autores que
comparten sin restricciones su obra en Internet y en Academia.edu; a
Google Earth que permite de manera gratuita elaborar sistemas de
información geográfica; al motor de búsqueda de Google y a Google
Books en especial por brindar libremente el facsímil de obras antiguas que son de difícil consulta. Mi gratitud al periódico El Universal
por permitirme compartir públicamente los primeros resultados de
esta investigación a través de su sección cultural Confabulario; así
como al Canal 22 de televisión abierta, por la entrevista que me
hicieron para su programa Debate 22, conducido por Javier Aranda;
agradezco también a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística por permitirme participar en el coloquio Camino de Guerra. En
el área técnica y de investigación destaca la aportación de Tomás
Filsinger por su trabajo de geografía histórica para la cuenca de México, así como la asesoría cartográfica de José Palacio. Finalmente,
Emmanuel Peña Martínez se encargó del diseño editorial y Juan Casas Ávila, de la corrección de estilo.
A quinientos años, compartimos el entusiasmo de la Arquidiócesis
de Tlalnepantla por el Año Jubilar 2019-2020, que conmemora la llegada a tierras mexicanas de la bendita imagen de Nuestra Señora de
Los Remedios, nuestra Señora Niña Cocotzin.
Naucalpan, 1 de septiembre de 2020.
xvii
Nuestra Señora
de Los Remedios
E
n los evangelios de Lucas 1:26-28 y Mateo 1:20, ​se presenta a María como una joven virgen que, en la Anunciación, supo que estaba encinta por obra del Espíritu
Santo sin concurso de varón. P
​ or esto, se le llama “Virgen María”, o simplemente la “Virgen”. A los diferentes
modos de referirse a la Virgen María, según atributos y circunstancias
históricas que rodean la devoción de alguna imagen, se denomina
advocación mariana. La Iglesia admite numerosas advocaciones para
la madre de Dios, de acuerdo con esta doctrina, las advocaciones son
única y exclusivamente modos diferentes de llamarla, aclarando que
sólo hay una Virgen María. Nuestra Señora de Los Remedios es una
advocación mariana, esto significa que es la misma madre de Dios,
pero en un contexto particular que, en nuestro caso, influyó en la
formación simbólica de la nación mexicana como producto de un
momento histórico, geográfico y cultural específico.
El primer devoto mariano memorable que llegó a América
fue Cristóbal Colón y, a partir de su llegada, el paisaje americano
se plagó de cristiandad con la figura de la Virgen María, en diferentes
advocaciones. Ya en tierras del Anáhuac se fueron sembrando la fe y el
1
01
derecha
Batalla entre moros y
cristianos, destaca el
estandarte de la Virgen
María con el Niño Jesús,
composición similar
a la advocación de
Nuestra Señora de Los
Remedios. Manuscrito
de las Cantigas de
Santa María, siglo xiii.
amor a la Virgen: abogada y protectora de todos los fieles, y salvadora
de los infieles. La Virgen se hizo presente, sobre todo, a través de
la imagen visual. De hecho, la penetración del cristianismo en el
espacio americano estuvo indisolublemente ligada a la introducción
de imágenes sagradas como Nuestra Señora de Los Remedios.
La Virgen, en su advocación de Los Remedios, es invocada en
tiempos de gran aflicción, para que ponga “remedios” a los grandes
males. También es conocida como Virgen del Remedio, Virgen
del Buen Remedio o Virgen de Gracia y del Buen Remedio. Esta
advocación mariana está ligada, desde sus orígenes, a la Orden de
la Santísima Trinidad y de los Cautivos, conocidos como Trinitarios,
fundada por san Juan de Mata y san Félix de Valois y aprobada por el
Papa Inocencio iii, el 17 de diciembre de 1198; extendiéndose a partir
del siglo xiv por Europa y finalmente en América desde finales del
siglo xv. El título de Nuestra Señora de Los Remedios no es propio de
una sola imagen, sino de cualquier advocación de la Virgen María,
porque comprende el sentido amplio de la devoción que la advierte
como auxilio de los cristianos.
Numerosas ciudades han tomado a esta advocación mariana
como su patrona y muchas iglesias y templos están consagrados
a su nombre, sobre todo en países hispanoparlantes alrededor del
mundo. También ha sido nombrada capitana general de diversas
fuerzas armadas a lo largo de la historia, pues mantiene un carácter
castrense en defensa de quienes, en batalla, defienden la fe cristiana.
El culto a Nuestra Señora de Los Remedios era habitual en la
España de los siglos xv y xvi; se le veneraba desde los tiempos de
los visigodos, cuando don Pelayo estableció en el año 718 d. C. el
reino cristiano de Asturias. Según Elena Díaz Miranda (2016), a
inicios del siglo xvi, por algún especial privilegio, el cura de la iglesia de
Santiago en la Villa de Alcántara, en Extremadura, entregó una imagen
de madera de Nuestra Señora de Los Remedios, como símbolo de
protección, a un soldado de apellido Rodríguez de Villafuerte que
debía partir a la guerra en Italia.3 Cuando este soldado regresó con
vida de la campaña, entregó la imagen castrense a su hermano Juan,
3
Posiblemente se trate de la Guerra de la Liga de Cambrai (1508-1516).
2
derecha
La imagen de Nuestra
Señora de Los Remedios
engalanada por la
devoción de sus
fieles en la basílica de
Naucalpan con una Luna
a sus pies sobre
una peana, vestido,
corona y cetro.
que partía a tierras americanas donde se sumaría a las huestes de
Hernán Cortés. Según Howe (1883; 350) quien entregó la imagen
a Juan Rodríguez de Villafuerte antes de partir a las Indias fue su
hermano, quien no era militar sino un fraile agustino.
La imagen de nuestro interés es la que trajo Juan Rodríguez de
Villafuerte a México hace 500 años; aunque fray Luis de Cisneros
(1999: 44-45) en 1621, no le otorga importancia a quien la trajo y
apunta: “Quien haya sido este soldado y cómo se llamase no dicen. Y si
se pueden conjeturar de otras cosas, pudo ser que fuese Juan Rodríguez
de Villafuerte […] Dicen, pues, que este soldado -séase éste u otro-”.
Por otra parte, los mercedarios, en el siglo xviii, argumentaban que fue
fray Bartolomé de Olmedo quien trajo la imagen a México (Flores,
1972: 61). Pues bien, sea o no Juan Rodríguez de Villafuerte quien
la trajo, actualmente se conserva la imagen en el altar principal de
la Basílica N.a S.a de Los Remedios, en el municipio de Naucalpan,
Estado de México. Para apreciarla de cerca, se accede por un pasillo y
se asciende por una escalinata hasta el camarín de estilo barroco que
la contiene. La imagen es una escultura de madera estofada4 de 26.8
cm de alto, que sostiene en su brazo izquierdo al Niño Jesús de 8 cm.
Se ha añadido a la escultura una Luna de plata5 a los pies de la Virgen,
en una peana. A lo largo de 500 años se han sobrepuesto a la imagen
vestidos, coronas, cetros y joyas como muestra de devoción.
Según Francisco Rivas (2000: 126) existen referencias de tradición
oral, según las cuales la venerada imagen no es la original y que,
actualmente, se exhibe una hecha de tatzingue, que es producto de una
pasta de pulpa de caña de maíz con adherentes de ciertos lirios, muy
utilizada en el siglo xvi para fabricar cristos, señores Santiago y vírgenes.
Técnicamente esto no se ha comprobado pero Rivas se sustenta en lo
dicho por Madame Calderón de la Barca, respecto a lo deteriorada que
estaba la imagen a mediados del siglo xix, por lo que supone que fue
4 El estofado es una técnica artística que se aplica sobre esculturas de madera tallada. Consiste en cubrir la pieza con capas de metal a las que se impregnan pigmentos resultando tonalidades admirables.
5 Con referencia a la Luna, tenemos en el Apocalipsis 12: 1: Una gran señal apareció
en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies. La Luna a los pies de
la Virgen representa su poder divino sobre los astros, sobre el tiempo y la caída
de todas las cosas mundanas, mutables y corruptas.
4
sustituida; sin embargo, de haber sido así, durante la restauración de la
imagen realizada en 1940 hubiera salido a la luz este cambio.
Con motivo del inicio del Año Jubilar que conmemora los 500
años de la llegada de la imagen a Naucalpan, la talla de la Virgen
se restauró, recuperando su policromía original retirando 14 capas
de pintura sobrepuestas.6 La prueba del carbono 14 realizada en
la segunda mitad del siglo xx a la imagen, reportó que esta había
sido elaborada en el siglo xv, posiblemente en la región de Flandes,
Bélgica (Díaz Miranda, 2016: 70).
A diferencia de investigaciones sistemáticas, como la anterior
de carbono 14 que escudriña el origen de la escultura, la tradición
popular no necesita de estos ejercicios para otorgarle trascendencia a la
imagen de la Virgen; de lo que sí requiere, es de narrativas elocuentes
que permitan construir un imaginario colectivo que dé sentido a sus
expectativas. Así lo reconocemos en este relato fantástico del siglo xix,
publicado en el libro México pintoresco artístico y monumental de Manuel
Rivera Cambas (1882: 359-360)7 que idealiza el origen de la imagen en
uno de los episodios más significativos de la historia ibérica:
En cierta ocasión paseaba por la deliciosa ribera del Tajo, en España, el
hidalgo Don Gafres, cuando observó que flotaba en las inquietas ondas
un bulto pequeño que llamó extraordinariamente su atención; percibió,
siguiendo la corriente del río, una cajita primorosamente labrada; con
gran trabajo la asió y al abrirla se presentó á su vista un infante recién
nacido y junto con él una imagen de bulto representando á la Virgen
María. El niño era fruto de los romancescos amores de Doña Luz y D.
Favila, uno de los principales Señores de los godos; cuando aquel niño fué
hombre se distinguió en los combates contra los moros, llevó el célebre
nombre de Don Pelayo y salvó la nacionalidad española en las montañas
de Covadonga, destruyendo á multitud de los enemigos de España y
habiendo sido muy buen cristiano, entre muchos es llamado Santo.
6 En el periódico El Universal con fecha 15 de febrero de 2019, Rebeca Jiménez publicó
que la imagen, por tratarse de propiedad de la Nación, fue restaurada por personal
del inah a cargo de Claudia Alejandra Garza Villegas, con la colaboración de Pablo
Francisco Amador Marrero del Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam.
7 Una versión extensa de esta historia para la Virgen de Los Remedios se encuentra
documentada por Carrillo y Pérez (1808: 3) a finales del siglo xvii.
6
La imagen, compañera de aquel héroe en ciernes, se veneraba años
después en una iglesia de Alcántara, donde permaneció mucho tiempo
casi abandonada. Uno de los soldados que venían a la conquista de Nueva
España, penetró en el templo, arregló con el cura que le vendiera la imagen
y la colocó en su mochila como escudo contra las desgracias y los peligros
que iba a afrontar en su azarosa vida militar. Algunos escritores opinan
que no fué comprada sino regalada por un pariente cercano del soldado
conquistador.
Se dice que entre los compañeros de Cortés, lanzados a la conquista
de este Nuevo Mundo, vino el hidalgo llamado -según el padre CisnerosJuan Rodríguez Villafuerte, que tenía un hermano religioso de San
Agustín, de quién, al despedirse para la jornada, recibió como prenda de
cariño y recuerdo la imagen, juntamente con una cinta de los religiosos
de su orden. Esta opinión está sostenida también por el Padre Grijalva.
Partió el soldado para las Indias y guardó con gran cuidado y esmero la
imagen, llevándola consigo en la manga del gabán, sin dejarla ni aun en
las mas vivas refriegas y en las arduas luchas de campaña.
Una versión similar de esta narrativa, pero con otras anotaciones
es documentada por Inocente Peñalosa (1992: 67-72) en su libro
Mitos y leyendas del Estado de México:
Que allá por el año 700, la nieta del entonces ya fallecido Rey Chindavisto,
llamada doña Luz, y a quien la crónica de la época pinta como a una
hermosa mujer, era objeto de tenaz persecución amorosa por parte
del Rey Witiza, monarca en turno de la imperial Toledo. No obstante
que el rey no dejaba ni a sol de campo ni a sombra de castillo a doña
Luz, ésta se unió secretamente con don Favila, duque de Cantabria, de
quien, secretamente también, tuvo un niño (éste sería, con los años,
don Pelayo, Libertador de España). Antes de que el ya receloso monarca
lograra descubrir la prueba del “pecado”, doña Luz hizo subrepticiamente
sacarlo del castillo y, en una muy superada versión de la leyenda del
patriarca Moisés, el infante, acompañado por una pequeña Virgen
María y su niño, fue cuidadosamente acomodado en un arca que una
camarera de doña Luz depositó sobre las aguas del río Tajo, allá en Toledo.
7
Después de un recorrido de casi 40 leguas -según la leyenda-, el arca,
sobre el mismo río Tajo, fue vista y rescatada en un sitio aledaño a la Villa
de Alcántara (Extremadura) por el noble don Gafres, quien ahí se hallaba
ejercitándose en la cacería. Aquel caballero descubrió también, al lado del
infante, unas joyas y una carta del origen noble del niño, sin dar ninguna
noticia de quiénes eran sus progenitores. Don Gafres condujo y adoptó
en su castillo al niño, y a la Virgen la entregó a la iglesia de Santiago, ya
desaparecida, de la Villa de Alcántara. Casi ocho siglos después, ya por
algún extraño privilegio, o tal vez por un acto de compraventa, el cura
de aquella iglesia entregó la Virgen a un soldado extremeño que habría de
partir a la guerra de Italia.
Cuando este soldado regresó de su aventura a su villa natal, y supo
que su hermano Juan Rodríguez de Villafuerte se enlistaría entre los
hombres de Cortés para venir a “la conquista de las Indias”, aquí al
Nuevo Mundo, le aconsejó a éste traer consigo aquella Virgen, diciéndole
que a él le había no solamente dado fortuna, sino también le había
remediado sus heridas…
Son varias las narrativas que sitúan los antecedentes de la imagen en el
siglo viii con don Pelayo, entre los autores más consultados tenemos a:
Cayetano de Cabrera y Quintero8 en su obra Escudo de armas de México…
de 1775 (libro ii, cap. ii), y los anteriores Manuel Rivera Cambas para
el siglo xix e Inocente Peñalosa durante el siglo xx. Resulta entonces que
estas crónicas fueron incorporadas tardíamente al imaginario popular
para legitimar la hispanidad en América con elementos retóricos
ancestrales.
De quien sí tenemos certeza histórica es de Juan Rodríguez Villafuerte, Juan Rodríguez de Villafuerte o Joan Rodríguez de Villafuerte
y, ocasionalmente, Gonzalo Rodríguez de Villafuerte,9 el militar que
trajo consigo a México, en 1519, la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios. Su participación en la conquista está documentada en diferentes fuentes con ciertas divergencias, pero de manera general se
puede apuntar que nació entre los años de 1497 y 1498. Era coterráneo
8 Cayetano de Cabrera y Quintero el “clérigo mulato” como despectivamente lo
nombraba Lorenzo Boturini es uno de los más destacados intelectuales de la primera mitad del siglo xviii por su producción historiográfica.
9 Corrección que hace Salvador Domínguez (1946: 157) y que aparece en pocos
textos.
8
de Hernán Cortés y con cierto parentesco, según ciertas versiones, situación que le favoreció durante la Conquista de México, sin importar que para algunos fuera muy joven y, para otros, poco diestro para
los cargos que ocupó (Nettel, 2007: 47). No obstante estas conjeturas,
fue destacada su participación como capitán de uno de los barcos que
conformaba la armada de Cortés a la salida de Cuba (Romero, 2020);
también como maestre de campo y como artífice en la construcción de
los bergantines que sitiaron Tenochtitlan en 1521, quedando al mando
de una de las embarcaciones (Thomas, 2001). Tras la victoria, Cortés
le dejó al mando de la capital todavía humeante y ruinosa, iniciando
Rodríguez su reconstrucción. De hecho, antes de la marcha de Cortés a
Culiacán, lo dejó como capitán en la ciudad, al frente de 300 hombres
(Mira, 2010: 252). Años después, Villafuerte marchó a la conquista de
Michoacán con Cristóbal de Olid y, finalmente, a la pacificación de la
región de Zacatula, donde fijó definitivamente su residencia. Recibió
importantes encomiendas y fue fundador de la que hoy es la Basílica
de Nuestra Señora de Los Remedios. En 1523, descubrió la bahía de
Acapulco y fue su encomendero. Se casó con una princesa de Texcoco,
bautizada como Juana, quien le dio un hijo y una hija, pero lo dejó
viudo pronto, teniendo segundas nupcias, con doña Juana de Zúñiga,
parienta de la esposa de Hernán Cortés.
Fray Domingo de Betanzos lo castigó por blasfemo a veinte días
de cárcel, que no cumplió, y a una donación de 25 libras de cera para
diversas iglesias (agn, Inquisición, tomo 1, exp. 9a, 1527), aceptó la
sentencia sin quejarse y regresó a Zacatula a construir buques, negocio
en el que estaba asociado con Hernán Cortés. A pesar de todos los
hechos de guerra en los que participó y de la condena de fray Domingo,10
a Juan Rodríguez de Villafuerte debemos que, con su ahínco y devoción,
nos trajo la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios desde Europa.
10 Era común que los soldados fieles a Cortés fueran acusados como represalia política. Eran inculpados, por los dominicos, debido a su lenguaje y comportamiento
como soldados, durante la Conquista, entre 1527 y 1528, véase el caso de Juan
Rodríguez de Villafuerte en Greenleaf (2020).
9
Nuestra Señora
de Los Remedios
llega a México
Nuestra Señora es poderosa en las batallas [...]
Ella es la esperanza de los caballeros que luchan
Ramón Llull, cristiano catalán, año1290 d. C.
cit. por Remensnyder, 2014: 15
L
a imagen de Nuestra Señora de Los Remedios venerada en
Naucalpan es una reliquia que el joven hidalgo Juan Rodríguez de Villafuerte llevaba con devoción en su viaje al Nuevo
Mundo. No contamos con fuentes históricas que nos hagan
saber cómo fue su travesía de España a la isla de Cuba. Pero
es posible que partiera de Extremadura, de donde era originario para
embarcarse en Sevilla como lo hacían la mayoría de los migrantes que
venían a buscar mundo en América con el apoyo de la Corona. La travesía por mar pudo tomarle un par de meses, ya en Cuba desconocemos
bajo que condiciones se sumó a las huestes de Hernán Cortés.
Hernán Cortés superando vicisitudes con el gobernador Diego
Velázquez y logrando abastecerse de suministros con gran dificultad,
abandonó las costas de Cuba el 10 de febrero de 1519, le acompañan
al menos 900 personas entre marinos, soldados, clérigos, personal de
servicio y algunas mujeres. El contingente se hace a la mar a bordo
de once naves. La fuerza militar de la expedición es mínima, pues sus
instrucciones no son de conquista sino de exploración, presentaba
algunas piezas de artillería y una treintena de caballos.​Sin embargo,
entre sus subordinados contaba con la experiencia de veteranos de la
11
02
guerra de Italia y con navegantes que habían participado en expediciones anteriores a las actuales costas mexicanas con Francisco Hernández
de Córdoba en 1517 y con Juan de Grijalva en 1518.
La imagen de Nuestra Señora de Los Remedios que llegó a México
con Juan Rodríguez de Villafuerte era del tipo castrense, es decir, del
ejército. Estas pequeñas imágenes de madera presidían las ceremonias
religiosas celebradas por los sacerdotes que acompañaban a los soldados durante las campañas militares. Se trataba de esculturas que se
enrollaban a los tientos11 del caballo o se transportaban en una caja o
arquilla que se encomendaba a un militar, el cual tenía la obligación
de abrirla y depositarla en un altar transportable para que sirviera de
retablo durante las misas que se celebraban en campaña. Terminada
la ceremonia, el mismo militar se encargaba de recoger y proteger la
caja con la imagen (Monterrosa y Talavera, 2002: 150). Sin embargo, Francisco Miranda (1998: 36) considera que la imagen a la que
hacemos referencia se transportaba atada a la cabeza de una silla de
montar, de ser así, podría tratarse de una imagen arzonera, se les llamaba así porque se traían en el arzón,12 esto es, por debajo o encima
de la silla de montar. Este tipo de imágenes eran de uso habitual entre
la nobleza europea del medievo que las portaban durante las batallas
para su amparo en la parte delantera de la silla de montar como es
el caso de la Virgen de las Batallas, que resguardó a Alfonso vi en la
guerra de reconquista española contra los moros. Independientemente de que se tratarse de una imagen arzonera o no, resulta probable
que la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios que navegó por el
Golfo de México y recorrió vastos territorios, fuera transportada en
una caja de madera y no que viajara atada a una montura a la intemperie enfrentando continuamente adversarios durante los meses que
ocuparon para llegar a Tenochtitlan. Por referencias de los cronistas
que acompañaron a Cortés, entendemos que la imagen era exhibida
durante ceremonias religiosas relevantes. En una publicación reciente
(Romero, 2020) se argumenta que la imagen se guardaba dentro de
11 El tiento era una tira delgada de cuero sin curtir que servía para hacer lazos con
los cuales se sujetaba la imagen.
12 Parte delantera que une los dos brazos longitudinales del fuste de una silla de
montar.
12
una pequeña caja de hoja de lata que era transportada por Juan Rodríguez de Villafuerte en la manga de su gabán. Esta idea no es nueva, se
encuentra también en el libro México pintoresco artístico y monumental
de Manuel Rivera Cambas de 1882 (pp. 359-360), aunque la fuente
original para ambas referencias corresponde a fray Luis de Cisneros
(1999: 46) que lo publica en 1621. Sea como fuere, resulta difícil
aceptar que una caja de al menos 30 cm de alto fuera transportada en
la manga de un gabán.13
La imagen era exhibida como la pequeña escultura de madera o
como un lienzo según el caso, durante ceremonias religiosas relevantes,
así lo vemos en la lámina octava del Lienzo de Tlaxcala, con el “Bautismo
de los Cuatro Señores de Tlaxcala”14 acontecido en septiembre de 1519.
En palabras de Edith Llamas (2020) para Noticonquista de la unam:
El cuadro de la Virgen con el Niño Jesús en brazos adquiere visualmente
gran valor pues humaniza el momento, ambas figuras se vuelven tan reales
como el resto de los participantes y objetos. El cuadro de la Virgen adquiere
fuerza autónoma, y a su vez se combina y armoniza con los otros elementos
de la liturgia que refuerzan la escena. Todo lo que ha sido profanado con
el paganismo, al acercarse a María se santifica —continúa Llamas—. La
madre virginal, desde la altura, ejerce una autoridad absoluta tanto en el
cielo como en la tierra. Su imagen coronada con un aura de Santa, marca e
irradia el ideal del pensamiento cristiano. La Virgen con el Niño, tal y como
aparecen contorneados por un doble delineado, se separan por completo y así
rompen con el espacio vacío superior. Y es de esta manera, en que se establece
una relación de lo finito con lo infinito, de lo mundano y de lo celestial, de lo
pagano y de lo cristiano.
13 A inicios del siglo xvi el gabán podía ser de mangas amplias y abierto por los
costados para cabalgar.
14 El suceso también se reproduce en el Manuscrito de Glasgow y en la copia del
Lienzo de Tlaxcala de Juan Manuel Yllanes del Huerto de 1773.
13
arriba
La imagen de la Virgen
con el Niño Jesús en la
lámina octava del Lienzo
de Tlaxcala, escena
presidida por Hernán
Cortés con crucifijo,
se lee: yemoquayatea
que tlatoque: ya se
bautizaron los señores.
Se trata del “Bautizo de
los Cuatro Señores
de Tlaxcala” en
septiembre de 1519.
Para algunos estudiosos de la Conquista de México, no fue una, sino al
menos dos las imágenes castrenses que acompañaron la expedición de
Hernán Cortés desde su salida de Cuba en 1519, se trata de dos esculturas
talladas en madera similares que han llegado hasta nuestros días: una es
la Virgen Conquistadora que se venera en el templo conventual de San
Francisco en la ciudad de Puebla y la otra, motivo de esta investigación,
en la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios en Naucalpan.
Si la intención de Hernán Cortés y sus huestes durante la
marcha al centro de México fue mostrar su devoción a la Virgen María, resultó más conveniente —como lo hicieron— portar
un estandarte al frente de la columna militar y no con la imagen de la Virgen atada a una cabalgadura. Hernán Cortés tuvo a
bien confeccionar un estandarte con la imagen de la Inmaculada
14
Concepción,15 numen del poder absoluto de la Corona española.
Con este estandarte se enaltecía el espíritu religioso de Hernán Cortés, quien trató siempre de imponer, o al menos de mostrar imágenes de la Virgen a los pueblos de indios que iba encontrando y
sometiendo.
Pero antes de que Nuestra Señora de Los Remedios llegara al centro de México como imagen castrense, fuentes históricas refieren
que fue venerada en tierras continentales por primera ocasión durante la expedición española que descubrió Yucatán al mando de
Francisco Hernández de Córdoba en 1517. Es necesario apuntar que
esta expedición no fue la primera en llegar a Yucatán, le antecedieron los portugueses,16 otros españoles17 y unos náufragos.18
15 El estandarte de Hernán Cortés consistía en la imagen de la Inmaculada Concepción pintada sobre un damasco rojo, ciñendo en la cabeza una corona de oro
acompañada de rayos y doce estrellas formando un semicírculo. A partir del 13 de
agosto de 1528, día de San Hipólito, Cortés ordenó que anualmente se verificara
el “Paseo del Pendón”, una ceremonia oficial en que el estandarte realizaba un
recorrido por las principales calles de la ciudad de México terminando en la iglesia de San Hipólito, donde aún se conserva un monumento conmemorativo de
2 m de altura. Se dice que el estandarte original, una vez terminada la Conquista
fue obsequiado al capitán tlaxcalteca Acxotecatl de Ocotelulco, de ahí pasó al
convento franciscano de Tlaxcala, posteriormente durante el siglo xix a un museo
militar y actualmente es el que se resguarda en el Museo Nacional de Historia, en
Chapultepec, Ciudad de México.
16 Navegantes portugueses desde inicios del siglo xvi se aventuraron ilegalmente
con fines cartográficos por el Golfo de México antes que los españoles según la
Historia Cartográfica de la Península de Yucatán de Michel Antochiw (1994: 83).
17 La primera expedición española que llegó a Yucatán lo hizo de manera accidentada desde el golfo de Honduras en 1508 al mando de Juan Díaz de Solís y Vicente
Yánez Pinzón, de esta expedición no se cuenta con el diario de navegación ni los
mapas que presumiblemente se levantaron (Torre, 1956: 234).
18 La nao Santa Lucía proveniente del Darién en Panamá, encalló el 22 de marzo
de 1511, una veintena de sus ocupantes quedaron a la deriva en un batel alcanzando la costa de Yucatán después de 8 días, solo unos cuantos sobrevivieron,
entre ellos los célebres Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, para algunos
el padre del mestizaje en México.
15
arriba
Travesías náuticas
españolas por las costas
del Caribe y el Golfo
de México durante el
siglo xvi, previas a la
Conquista de México:
1. Expedición de Juan
Díaz de Solís y Vicente
Yánez Pinzón, 1508.
2. Naufragio de la nao
Santa Lucia, 1511.
3. Expedición de
Francisco Hernández
de Córdoba, 1517.
4. Expedición de Juan
de Grijalva, 1518.
Ilustración de Julia
Montero, 2020.
Si admitimos los procesos de la Corona española para los descubrimientos en ultramar, este mérito corresponde a Hernández de
Córdoba quien tocó el Cabo Catoche el 4 de marzo de 1517. Bernal
Díaz del Castillo (2011: 10) quien participó en la expedición, señala que desde los navíos vieron un gran pueblo a dos leguas de la costa y le nombraron Gran Cairo, porque antes no habían visto pueblo
tan grande y poblado en estas nuevas tierras. El pueblo era Ekab,
un asentamiento maya que con sus pirámides les recordaba las de
Egipto.19 Fue en este lugar donde se honró a Nuestra Señora de Los
Remedios con la primera parroquia que se estableció en la América continental según el obispo de Yucatán, Crescencio Carrillo
y Ancona:
La Parroquia primera, que como tienda de campaña, fundó en este país
Fernández de Córdoba y de que fué Cura el Pbro. D. Alonso González, que
fué quien vino en calidad de Capellán de los expedicionarios; asegurando
estos en los relatos que elevaron á España, que á las riberas del mar donde
aquí aportaron, erigieron una villa con el nombre de Carolense en honor
de Carlos v y una Parroquia intitulada Nuestra Señora de los Remedios.
Carrillo y Ancona, 1892: parte primera, pág. 41
19 Entre los expedicionarios viajaban algunos griegos que sugirieron el nombre pues
conocían las pirámides.
16
En la parroquia se bautizaron dos indígenas mayas que posteriormente fueron relevantes en la historia de la Conquista de México
por su labor de traducción para las expediciones españolas posteriores.20 Carrillo y Ancona también centra su atención en estos personajes que, al ser los primeros bautizados en la América continental, se trata de los “proto-cristianos de la Iglesia Mexicana”. Tiempo
después los colonos europeos en el área demolieron las pirámides y
edificios de Ekab, con ese material los franciscanos levantaron en
1540 una iglesia y casa conventual que por diferentes adversidades
fueron abandonadas en 1644.21
Los navegantes españoles coincidían para 1517 que Yucatán era una
isla, a la cual dieron por nombre Sancta María de Los Remedios.22 Así se
acreditó en la bula Sacri apostolatus ministerio del papa León x de 1518.
Recientemente el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez
Vega, afirmó que, con la bula de León x se dio origen al primer obispado del continente y consecuentemente al nacimiento de la Iglesia en
México, teniendo como patrona a Nuestra Señora de Los Remedios.23
20 Los mayas bautizados son los célebres Julianillo y Melchorejo, que capturados por
esta expedición, serán llevados a Cuba donde aprenderán vagamente el idioma
español, ellos serán indispensables como intérpretes para las posteriores expediciones de Juan de Grijalva y Hernán Cortés según relata Bernal Díaz del Castillo.
21 De las ruinas de la iglesia y la casa conventual quedan algunos muros en pie que
se resisten al embate de la selva. El sitio es conocido por los lugareños como Boca
de la Iglesia, actualmente el sitio se encuentra en un proceso de registro 3d utilizando fotogrametría digital por parte de la Universidad de California y el inah.
22 En honor a la Virgen de la catedral de Sevilla de donde partían las naves a las
américas (Thomas, 2019: 145).
23 Véase “Celebra Arquidiócesis de Yucatán 500 años de la bula Carolense”, en PenínsulaTres, http://peninsulatres.com/ peninsula-26/yucatan-46/celebra-arquidiocesis-de-yucatan-500-anos-de-la-bula-carolense-21007. Visto el 28/05/2020.
17
arriba
No obstante que la
expedición de Juan Grijalva
en 1518 demostró que
Yucatán o Sancta María
de los Remedios no era
una isla, la cartografía de
la época tardó años en
corregirlo. Fragmento del
planisferio de Gerolamo da
Verrazano de 1529 que se
conserva en la Biblioteca
Vaticana.
También aparece como isla en las “capitulaciones é instruición”
que el gobernador Diego Velázquez hizo a Hernando Cortés en 1519,
como se lee en la Crónica de la Nueva España de Cervantes de Salazar
de 1546 (1914: 86):
En nombre y servicio de Sus Altezas, á ver y bojar la isla de Yucatán,
Sancta María de los Remedios, que nuevamente había descubierto, y á
descubrir lo demás que Dios Nuestro Señor fuese servido, y en nombre de
Sus Altezas tomar la posesión de todo…
Estas “capitulaciones é instruición” fueron redactadas antes de la
llegada de Juan de Grijalva a Cuba. Grijalva demostró en 1518 que
Yucatán no era una isla, sino una península al dar cuenta que en
la Laguna de Términos, no terminaba la costa, sino que continuaba
al oeste, que de ahí tomó su nombre la laguna; otra convicción que
los llevó a estimar que estaban en costas continentales y no insulares fue el considerable caudal que aportaban las desembocaduras de
los ríos Grijalva, Usumacinta, Tonalá, Coatzacoalcos y Papaloapan;
finalmente confirmaron que estaban frente de tierras continentales
al divisar desde las costas de Veracruz las nieves del Pico de Orizaba.
Antes de que los navíos de Grijalva navegaran por el Golfo de
México, el día 3 de mayo de 1518, avistaron la isla de Cozumel, a la
que llamaron Santa Cruz de Puerta Latina, por haberse descubierto
en el día de la Santa Cruz. El 6 de mayo de ese año, el capellán de
18
la expedición fray Juan Díaz, celebró misa justamente en el oráculo dedicado a la diosa lunar Ixchel, de ese oráculo maya no queda
evidencia alguna, aunque se ha identificado el lugar y en el sitio se
ha construido recientemente la capilla de Santa Cruz de Cuzamil,
para conmemorar los 500 años de la primera misa oficiada en México. Conmemoración equivocada porque la primera misa como ya se
apuntó, se celebró en marzo de 1517 en el Gran Cairo.
La expedición de Hernán Cortés dejó las costas de Cuba el 10 de
febrero de 1519, la flota se componía de once naves, sus capitanes
habían acordado reunirse en la isla de Cozumel en caso de dispersarse por algún temporal cruzando el Canal de Yucatán —como sucedió—, pues varios de sus pilotos y marinos conocían la isla ya que un
año antes habían acompañado a Juan de Grijalva. Al parecer, Juan
Rodríguez de Villafuerte, cedió temporalmente su imagen de la Virgen para que se colocara en el altar que se levantó en Cozumel el 14
de febrero, en la que fue la primera misa oficiada por la expedición
de Cortés. Es de suponerse que se trata de la misma imagen que se
venera actualmente en la basílica de Los Remedios en Naucalpan;
el texto de Bernal Díaz del Castillo (2011: 86) describe este suceso:
Y el papa —sacerdote— con los caciques respondieron que sus antepasados
adoraban en aquellos dioses porque eran buenos; y que no se atreverían
ellos hacer otra cosa, y que se los quitásemos nosotros, y veríamos cuánto
mal nos iba de ello, porque nos iríamos a perder en la mar.
Y luego Cortés mandó que los despedazásemos y echásemos a rodar
unas gradas abajo, y ansí se hizo. Y luego mandó traer mucha cal, que
había harto en aquel pueblo, e indios albañiles; y se hizo un altar muy
limpio, donde pusimos la imagen de Nuestra Señora; y mandó a dos de
nuestros carpinteros, que se decían Alonso Yáñez y Álvaro López, que hiciesen una cruz de unos maderos nuevos que allí estaban, la cual se puso
en uno como humilladero que estaba hecho cerca del altar. Y dijo misa el
padre que se decía Juan Díaz.
Memorable es el hecho de que la expedición de Cortés rescata al
náufrago Jerónimo de Aguilar, quien en el año de 1511 llegó a estas
19
costas. Gracias a que Jerónimo de Aguilar vivó entre los mayas por 8
años, aprendió su lengua y según Andrés de Tapia pudo traducir una
petición que hicieron los isleños de Cozumel a Cortés:
E le pidieron imágenes, y se las dio de Nuestra Señora la Virgen María, e
puso e hizo poner por toda la isla en partes y en la torre donde estaba el
ídolo, cruces, e dando a los indios de lo que él tuvo que veía que les parecie
bien, e así se partió de la dicha isla, e después supimos que cuando por allí
algund navío venía, los indios salien a él en una canoa con una imagen
de Nuestra Señora, e le daban de lo que tienen.
Andrés de Tapia, Relación de algunas cosas... [1539], 1993: 31
En la versión de López de Gómara (2007: 32), al igual que la anterior, es Jerónimo de Aguilar el intérprete de Cortés:
Y en cada capilla y altar ponían una cruz o la imagen de nuestra Señora,
a quien todos aquellos isleños adoraban con gran devoción y oraciones, y
ponían su incienso, y ofrecían codornices y maíz y frutas, y las otras cosas que solían traer al templo por ofrenda. Y tanta devoción tomaron con
la imagen de nuestra Señora santa María, que salían después con ella a
los navíos españoles que tocaban en la isla, diciendo: “Cortés, Cortés”, y
cantando “María, María”; como hicieron a Alonso de Parada y a Pánfilo
de Narváez y a Cristóbal de Olid cuando pasaron por allí.
Partió la flota de Cortés ya con Jerónimo de Aguilar el día 4 de
marzo de Cozumel continuando su travesía sin contratiempos siguiendo las rutas marítimas de los comerciantes mayas, desembarcando el 12 de marzo de 1519 en el sitio que denominaron “Punta
de los Palmares” en el actual estado de Tabasco a media legua de
Potonchán, desde un principio los maya-chontales de Potonchán,
se sintieron agraviados por su presencia y los rechazaron, este fue
el preámbulo de la Batalla de Centla, pero antes de que se diera
la contienda los exploradores celebraron misa al día 13 de marzo;
continuaron adentrándose río arriba con algunos enfrentamientos
de los cuales el mismo Bernal Díaz del Castillo quedó herido en el
muslo. A partir de este momento hay divergencias en las fechas en
20
que sobrevino la Batalla de Centla, para algunos fue el 14 marzo y
para otros el 25 de marzo, hasta el mismo Bernal Díaz del Castillo
en sus páginas parece confuso. Considerando que la misa del Domingo de Ramos se celebraba antiguamente el primer domingo de
primavera, se deduce que la Batalla de Centla ocurrió el 14 de marzo;
siguiendo el día 17 con una misa solemne y bautismos, los hechos
de Potonchán concluyeron con la fundación de la villa de Santa
María de la Vitoria [sic],24 el 25 de marzo y la partida de Cortés el
17 de abril.
La Batalla de Centla fue el combate formal que enfrentó por primera
ocasión a la infantería indígena con el poder de fuego de la artillería española asistida por cuerpos de caballería e infantería. Fue un enfrentamiento desigual, como también fue desigual el número de bajas. Los europeos
pudieron comprobar los estragos que la artillería y la caballería causaban
en sus enemigos, aunque estos fuesen superiores en número:
Aquésta fue la primera guerra que tuvimos en compañía de Cortés en la
Nueva España […] y fuimos a ver los muertos que había por el campo, y
eran más de ochocientos […] Estuvimos en esta batalla sobre una hora,
que no les pudimos hacer perder punto de buenos guerreros hasta que vinieron los de caballo […] luego enterramos dos soldados y quemamos las
heridas a los demás y a los caballos […] y que en aquella batalla había para
cada uno de nosotros tantos indios que a puñados de tierra nos cegaran,
salvo que la gran misericordia de Nuestro Señor en todo nos ayudaba […]
Y dejémosle aquí…
Díaz del Castillo [1575], 2011: 106
Los cristianos más entusiastas como Andrés de Tapia y López de Gómara vieron en esta victoria la presencia de Santiago Apóstol, sería
para los devotos la primera de cuatro apariciones milagrosas que el
apóstol cumpliría durante la Conquista de México.25
24 Advocación de la Virgen María similar a la de Nuestra Señora de Los Remedios.
25 La segunda aparición del apóstol Santiago sería en Tenochtitlan a Pedro de Alvarado en 1520; posteriormente en la batalla de Tetlán en Jalisco a las tropas de
Nuño de Guzmán en 1530; y finalmente en Querétaro durante la conquista de
los chichimecas en 1531.
21
Repasando los hechos de manera cronológica tenemos que, para el
día siguiente de la batalla, el 15 de marzo, Díaz del Castillo (2011:111)
consigna en el capítulo xxxvi, que los caciques y principales de Tabasco
en busca de la paz entregaron presentes de oro y 20 mujeres:
Otro día de mañana, que fueron a quince días del mes de marzo de mil e
quinientos y diez y nueve años, vinieron muchos caciques y principales de
aquel pueblo de Tabasco y de otros comarcanos…
Y no fue nada todo este presente en comparación de veinte mujeres, y
entre ellas una muy excelente mujer que se dijo doña Marina, que ansí se
llamó después de vuelta cristiana…
Ese mismo día, para concretar con el proceso de pacificación, Cortés
solicitó a los caciques que hicieran regresar a la población de Potonchán
que habían huido por los enfrentamientos, aprovechó la ocasión para
presentarles una imagen de la Virgen María que para ellos era una gran
teclecihuata26 como lo describe Díaz del Castillo (2011: 111-112):
Y se les mostró una imagen muy devota de Nuestra Señora con su hijo
precioso en los brazos, y se les declaró que en aquella santa imagen reverenciamos, porque ansí está en el cielo y es madre de Nuestro Señor Dios.
Y los caciques dijeron que les parescía muy bien aquella gran teclecihuata.
[…] y que se la diesen para tener en su pueblo, porque a las grandes señoras
en aquella tierra, en su lengua, llaman teclecihuatas. Y dijo Cortés que sí
daría; y les mandó hacer un buen altar, bien labrado, el cual luego hicieron.
Para el día 16 de marzo dos carpinteros españoles hicieron una gran
cruz; al día siguiente, reunida la población se levantó un altar y se bautizaron numerosos indígenas, entre el contingente había 20 esclavas
“obsequiadas” por el gobernante indígena a los vencedores, entre las
26 La palabra teclecihuata, se debe a la corrupción de la palabra náhuatl tecuciuatl, es
decir, tecutli que significa noble, alto, principal y cihualt como mujer, señora. Así
que teclecihuata es la “Noble Señora” (Medianero, 1983: 380). También como
teuccihuatl de igual significado. Es de llamar la atención que la cita hace referencia a un vocablo en náhuatl, esto significa que los presentes no eran hablantes
del maya-chontal, sino del náhuatl en un territorio de confluencia cultural entre
el Altiplano central de México y la zona maya.
22
mujeres entregadas se hallaba una que hablaba maya chontal y náhuatl,
la célebre Malinche, persona extraordinaria que permitió la comunicación con los aztecas27 hablando con ellos en náhuatl y transmitiendo el
mensaje en maya a Jerónimo de Aguilar quien lo reproducía en español.
Se puso en el altar la santa imagen de Nuestra Señora y la cruz, la cual
todos adoramos. Y dijo misa el padre fray Bartolomé de Olmedo,28 y estaban todos los caciques y principales delante; y púsose nombre aquel pueblo
Santa María de la Vitoria, y ansí se llama agora a la villa de Tabasco. Y el
mismo fraile, con nuestra lengua, Aguilar, predicó a las veinte indias que
nos presentaron […] Y luego se bautizaron, y se puso por nombre doña
Marina aquella india e señora que allí nos dieron.
Díaz del Castillo [1575], 2011: 111-113
Siguiendo el orden cronológico llegamos al 25 de marzo, fecha controvertida para la historia, porque para algunos investigadores como
José Luis Martínez (2019: 606) y Thomas (2019: 243), así como para
el discurso oficial del Estado Mexicano, en este día aconteció la Batalla
de Centla. Desde mi punto de vista esta confusión resulta porque en el
capítulo xxxiv, Díaz del Castillo (2011: 106) escribe: dado aquella victoria
tan cumplida y como era día de Nuestra Señora de Marzo, fecha que corresponde al 25 de marzo. Pero siendo fiel a la cronología de hechos del
mismo autor a partir del capítulo xxxvi, corresponde al 14 de marzo. Sea
como fuere, es oportuno compartir la cita del capítulo xxxiv que sustenta la fecha del 25 de marzo, porque el día de Nuestra señora de Marzo, es
el día de la festividad a la Encarnación del Divino Verbo:29
27 El término mexica es más apropiado que azteca, pues azteca como gentilicio no es
adecuado si se refiere a los habitantes de Tenochtitlan y Tlatelolco, pero resulta medianamente útil si se utiliza para referirse a los grupos de habla náhuatl del Centro
de México en el Posclásico tardío, incluidos los mexicas, sin dejar de reconocer que
cada uno de estos grupos poseía su propia identidad étnica y cultural. Se ha optado
por azteca por ser de uso común entre el amplio publico y sobre todo en el extranjero, cabe decir que azteca también lo encontramos de uso académico en autores
como Charles Gibson, Guilhem Olivier y Michel Graulich entre otros.
28 La presencia de la Orden de la Merced en la Nueva España comienza con la participación de fray Bartolomé de Olmedo como capellán de las huestes de Hernán
Cortés, por este hecho los mercedarios afirman que Olmedo es el primer evangelizador de la Nueva España, véase Guzmán, 2020.
29 La Virgen de la Encarnación o Nuestra Señora de la Encarnación es una advocación mariana que representa a la Virgen María en el momento en que el Verbo
de Dios​(Dios Hijo) se encarnó en Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo, y
asumió la naturaleza humana.
23
ARRIBA
Mapa del trayecto
seguido por Hernán
Cortés en 1519 de la
costa del Golfo
de México
a Tenochtitlan. Mapa
realizado por Arturo
Montero con datos
vectoriales del proyecto
“Elastic Terrain Map,
OpenLayers 3”, apuntes
del autor, para el siglo
XVI, dibujo de Julia
Montero, 2020.
Y después de apeados debajo de unos árboles y casas que allí estaban, dimos
muchas gracias a Dios por habernos dado aquella victoria tan cumplida; y
como era día de Nuestra Señora de Marzo, llamose una villa, que se pobló
el tiempo andando, Santa María de Victoria, ansí por ser día de Nuestra
Señora como por la gran victoria que tuvimos. Aquésta fue la primera guerra que tuvimos en compañía de Cortés en la Nueva España.
Bernal Díaz del Castillo [1575], 2011: 106
Tres semanas después, para el Domingo de Ramos (17 de abril),
fecha en que las fuentes históricas concuerdan,30 culmina el episodio de Cortés en estas tierras con su partida de Potonchán, lo hace
en un ambiente festivo, dejando atrás a la población al amparo de
30 La fecha es corroborada por Andrés de Tapia y López de Gómara (2007: 49).
24
una gran cruz y del estandarte de la Virgen.31 Ahí quedó instalada la
guarnición que tenía por nombre Villa de Santa María de la Victoria,32 plaza de su primera victoria militar.
31 El estandarte se conservó en la Santa Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de
Esquipulas, después catedral de Tabasco, cada 25 de marzo se sacaba en procesión, el pendón mostraba a la Virgen con el Niño Jesús en brazos, actualmente
no se tiene noticias de cuando se extravió.
32 Santa María de la Victoria es la patrona de Málaga, una madona muy parecida a
la de Los Remedios por llevar al Niño Jesús en sus brazos, aunque esta se distingue por llevar en una mano un báculo de peregrina. La imagen fue destruida en
1934 durante Guerra Cristera, felizmente una réplica llegó a la cuidad de Frontera Tabasco, la antigua Villa de Santa María de la Victoria, el 10 de marzo de 2019
en conmemoración de su quinto centenario.
LEYENDA
Itinerario:
1. San Juan de Ulúa
2. La Antigua
3. Cempoala
4. Itzcalpan
5. Jalapa
6. Xicochimalco
7. Ixhuacan
8. Alchichica
9. Tepeyehualco
10. Zautla
11. Ixtacamaxtitlan
12. Tecoac
13. Tzompantepec
14. Tlaxcala
15. Cholula
16. Ithualco
17. Amecameca
18. Iztapalapa
19. México Tenochtitlan
Consolidación de alianzas:
A. Quiahuiztlan
B. Tizapantzingo
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La flota hizo vela al poniente hasta fondear en San Juan de Ulúa33
el 21 de abril. Habían pasado 70 días desde que dejaron las costas de
Cuba el 10 de febrero de 1519. El Viernes Santo, 22 de abril, Cortés
con un puñado de acompañantes desembarcaron en una zona de
arenales frente a la isla de San Juan de Ulúa, tras preparar una enramada se colocó la imagen de la Virgen María y una Cruz donde se
ofició misa de Presantificados.34 Acompañaban a Cortés el fraile de
la Merced Bartolomé de Olmedo, el clérigo Juan Díaz y Jerónimo de
Aguilar como subdiácono. Días después dedicaron sus esfuerzos en
la fundación de la Villa Rica de la Veracruz, en la cual construyeron
una iglesia.
La evangelización tomó un matiz enérgico en Cempoala, pues
al regresar Cortés de Tizapatzinco, mandó derribar por la fuerza el
culto indígena, posteriormente arreglaron un altar para la Virgen
María, en lo alto de un teocali o pirámide con templo; los carpinteros
hicieron la cruz que colocaron sobre un pilar y fray Bartolomé de
Olmedo ofició misa entre el incienso nativo que es el copal y velas
de cera que se hicieron por primera vez en México (Melgarejo, 1960:
130), por un periodo de 4 meses se mantuvieron en la costa.
Después de las múltiples vicisitudes legales en la costa que hicieron de la Villa Rica de la Vera Cruz el primer ayuntamiento de la
América continental, el 16 de agosto la columna militar de Cortés,
ya con sus aliados totonacas partieron de Cempoala al interior de
México. Habían pasado 116 días desde su llegada, les tomará más de
dos meses alcanzar México-Tenochtitlan, serán 500 kilómetros de
travesía de la costa al Altiplano, transitarán alejados de los caminos
para evitar ser emboscados, librarán combates y provocarán actos
de violencia condenables, pasarán por selvas, zonas áridas, bosques
y altas montañas; visitarán múltiples poblaciones y ciudades donde
harán evidente su veneración a la Virgen, como sucedió con los caciques de Tlaxcala en palabras de Bernal Díaz del Castillo (2011: 231):
33 Un año antes Grijalva, el 8 de abril de 1518 había llegado a esta isla y le puso por
nombre San Juan de Ulúa.
34 Dícese de cuando las ofrendas han sido santificadas el Jueves Santo. La Misa de
los Presantificados fue eliminada con la reforma del papa Pío xii en 1955.
26
Y se les mostró una imagen de Nuestra Señora con su hijo prescioso en los
brazos y se les dio a entender cómo aquella imagen es figura como Nuestra
Señora, que se dice Santa María, que está en los altos cielos y es la madre
de Nuestro Señor, que es aquel niño Jesús que tiene en los brazos, y que le
concibió por gracia de Espíritu Santo.
La ciudad más importante que visitaron fue Cholula y de la cual
pesa un aciago recuerdo,35 donde años después los franciscanos levantarán sobre la gran pirámide del Tlachihualtépetl el Santuario
a Nuestra Señora de Los Remedios.36 Podemos imaginar a la imagen castrense de Nuestra Señora de Los Remedios resguardada en
una caja de madera en la montura de Juan Rodríguez de Villafuerte
transportada por todo el territorio presidiendo la evangelización y
los sacramentos de la Iglesia en el Nuevo Continente.
35 Se hace referencia a la matanza de Cholula que fue un ataque atroz realizado por
las fuerzas militares de Cortés en su trayectoria a la ciudad de México Tenochtitlan.
36 A partir de 1524 los franciscanos conforman una compleja estructura de adoración a Nuestra Señora de Los Remedios en Cholula que se verá expresada en el
Códice de Cuautlancingo que veremos más adelante (pág. 129).
27
Nuestra Señora
de Los Remedios
en Tenochtitlan
E
l 8 de noviembre de 1519, la columna militar de Hernán
Cortés entró a Tenochtitlan. Nuestra Señora de Los Remedios no sabemos en qué condición lo hizo, pero por
tratarse de un momento tan solemne, es de imaginar que
estuviera expuesta y altiva, con escolta en la marcial formación. Las crónicas del siglo xvi concuerdan en que las tropas de
Cortés entraron por la calzada de Iztapalapa. Según fray Diego Durán
(1984, cap. lxxxiv), Cortés esperó la llegada de Moctezuma en un lugar llamado Tocititlan, donde también llegaron los soberanos de Texcoco y Tacuba. Tocititlan era un lugar de culto importante dedicado a
la diosa Toci, “Nuestra abuela”, conocida también como Teteo Innan,
“Madre de los dioses”. Este sitio hoy corresponde al cruce de la calzada de Tlalpan y la vía rápida del Viaducto. Es necesario apuntar que
las fuentes difieren en los pormenores del encuentro, así que resulta
complicado conciliar la versión de Durán con la de otros cronistas;
pero, sea como fuere, el acceso suntuoso y pacífico significó un suceso
relevante para el encuentro de dos mundos. Los españoles y sus aliados
contemplaron extasiados la capital insular de los aztecas, y los aztecas
sorprendidos recibían a sus extraños visitantes, fue un momento crucial que marcó la historia de la humanidad.
29
03
arriba
La entrevista entre Cortés y
Moctezuma, Juan Correa,
ca. 1684, óleo sobre tela,
colección del Banco
Nacional de México.
Para el 12 de noviembre, cuatro días después de haber entrado Cortés
y los suyos a Tenochtitlan no conocían del todo la ciudad, permanecían
al interior del palacio de Axayácatl37 donde eran atendidos espléndidamente. Cortés tenía interés por visitar los sitios de importancia, para satisfacer su deseo el propio Moctezuma lo acompañó, cada uno con su
séquito se dirigieron al Templo Mayor. Moctezuma previamente había
advertido a los españoles que no deshonraran a sus dioses. Subieron hasta lo alto del Templo Mayor, donde admiraron toda la urbe. Estando ahí,
Cortés solicitó permiso a Moctezuma para acceder con algunos de los
suyos al recinto de Huitzilopochtli, dios de la guerra; cuando entraron,
vieron dos altares que los estremecieron, por el aspecto terrible con que
representaban y acompañaban los aztecas a sus divinidades, Tezcatlipoca
y Huitzilopochtli. Cortés reaccionó diciéndole a Moctezuma que sería
conveniente que en lo alto de la pirámide se pusiera una cruz, y en el
recinto se colocara la imagen de Nuestra Señora,38 imagen que por cierto
Moctezuma ya conocía. Moctezuma se sintió agraviado por la intención
de Cortés de desplazar a sus dioses. En la Historia verdadera de la conquista
de la Nueva España [1575] de Bernal Díaz del Castillo (2011: 296-297)
podemos leer la conclusión de este complicado episodio:
37 Actualmente a un costado de la Catedral Metropolitana, justamente donde se levanta el Monte de Piedad. No es de extrañar que pudo albergar un numeroso contingente porque el terreno que ocupaba el palacio también conocido como Casas
Viejas era tan grande “como una aldea”, ocupaba 44,100 m2 equivalente a 25 solares
(Martínez, 2019: 257). Trabajos recientes de arqueología arrojan hasta 50,000 m2
considerando las amplias huertas que ocupaba entre lo que hoy son las calles de
Madero, Monte de Piedad, Tacuba e Isabel la Católica (Barrera y García, 2020: 37).
38 En el texto no se dice a qué advocación de la Virgen María se refieren, sólo dice
de “Nuestra Señora”, se deduce que se trata de Nuestra Señora de Los Remedios
porque es la imagen que fue colocada en ese sitio días después.
30
-Dijo Moctezuma-“Lo que os ruego es que no se diga otras palabras en su
deshonor”. Y desque aquello lo oyó nuestro capitán, y tan alterado, no le
replicó más en ello, y con cara alegre le dijo: “Hora es que vuestra merced
y nosotros nos vamos”. Y el Montezuma respondió que era bien; e que
porque él tenía que rezar e hacer cierto sacrificio en recompensa […] de
que nos dejase ver sus dioses e del deshonor que les hicimos en decir mal
dellos, que antes que se fuese, lo había de rezar e adorar. Y Cortés le dijo:
“Pues que ansí es, perdone, señor”. E luego nos bajamos las gradas abajo,
y como eran ciento y catorce…
Días después, a mediados de noviembre, el palacio de Axayácatl se había
transformado en el cuartel de los españoles. Cortés solicitó a Moctezuma levantar un pequeño altar dentro del palacio en que se albergaban,
se les enviaron albañiles y unos cuantos días después se levantó la que
sería la primera capilla en la hoy Ciudad de México,39 ahí se celebraban
misas y posiblemente se colocó la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios en un altar. Las circunstancias de esta petición están documentadas también por Bernal Díaz del Castillo (2011: 300):
Como nuestro capitán Cortés y el fraile de la Merced vieron que Montezuma no tenía voluntad que en el cu -Templo Mayor- de Huichilobos
pusiésemos la cruz ni ficiésemos iglesia, y porque desde que entramos
en aquella ciudad de México, cuando se decía misa hacíamos un altar
sobre mesas y le tornaban a quitar, acordose que demandásemos a los
mayordomos del gran Montezuma albañiles para que en nuestro aposento
hiciésemos una iglesia. Y los mayordomos dijeron que se lo harían saber al
Montezuma […] E en dos días teníamos nuestra iglesia hecha y la santa
cruz puesta delante de los aposentos. E allí se decía misa cada día hasta que se
acabó el vino […] Y desque se acabó, cada día estábamos en la iglesia rezando
de rodillas delante del altar e imágenes; lo uno, por lo que éramos obligados
a cristianos e buena costumbre; y lo otro, porque Montezuma y todos sus
capitanes lo viesen y se inclinasen a ello.
39 Datos presentados por Jorge Traslosheros durante el foro 500 años de la primera
cruz y de la primera capilla en la Ciudad de México, noviembre 2019.
31
En esos días, un pueblo totonaco en Nautla se negó a pagar su tributo
a los aztecas, bajo el argumento de que ya no eran vasallos de Tenochtitlan, sino de Castilla. Frente a la amenaza tributaria, los afectados
pidieron la protección de la guarnición castellana estacionada en la
Villa Rica de la Vera Cruz. Se suscitó entonces un enfrentamiento
entre aztecas y españoles que culminó con la muerte de siete hispanos, entre ellos el capitán Juan de Escalante, quien estaba al mando
de la guarnición. Cuauhpopoca quien comandaba a los aztecas en
este hecho de armas, envió a Moctezuma la cabeza de uno de los siete españoles caídos, la del leonés Juan de Argüello, quien fue hecho
prisionero y luego sacrificado. Cuauhpopoca con este envío quería
demostrar a Moctezuma la vulnerabilidad de los españoles, Moctezuma se escandalizó con la entrega y ordenó que llevaran la cabeza
a otra ciudad, según Hugh Thomas (2019: 418) fue enviada a Tula.
Al enterarse Cortés de lo sucedido, tomó prisionero a Moctezuma y
temporalmente fue engrillado por considerar que fue él quien incitó a
sus vasallos para hostigar a sus tropas. Esto sucedió, según el Lienzo de
Tlaxcala, a principios de diciembre (Chavero, 1892: 31).40 Cuauhpopoca, acusado por este acontecimiento fue remitido de Nautla a Tenochtitlan y sentenciado a la hoguera por disposición de Cortés. Antes
de su muerte confesó, tal vez bajo tormento, que obedeció órdenes del
mismo Moctezuma (Martínez, 2019: 129). A Cuauhpopoca lo acompañaron en la hoguera su hijo y quince de sus subordinados, con este
acto se daba inicio públicamente al debilitamiento del Estado azteca,
que contemplaba en silencio la atroz ejecución.
40 El Lienzo de Tlaxcala es un yaotlahcuiloli “pintura de guerra” que se extravió en el
siglo xix, lo que hoy tenemos es una copia de la cual el lector guardará las reservas
pertinentes, se trata de la edición de Chavero de 1892, que responde a los proyectos nacionalistas y propagandistas del Estado mexicano durante el Porfiriato.
Según Amaral (2020: 323) las imágenes del Lienzo de Tlaxcala fueron readaptadas
y su significado ha sido reinterpretado por diversos grupos, a través de su historia
como archivo colonial, para defender intereses específicos.
32
Después de este enfrentamiento, la guarnición española en la
costa del Golfo no se debilitó, esto intrigó a Moctezuma, quien se
preguntaba cómo era posible que, teniendo cientos de hombres y los
castellanos poco más de un centenar, los primeros no derrotaran
a los segundos. La respuesta, según crónicas cristianas de la época,
la obtuvo de mensajeros indígenas que llegados de la costa dijeron
a Moctezuma que los castellanos tenían por aliada a una gran dama,
una teclecihuata de su país que luchaba con ellos. De acuerdo con esta
versión, Moctezuma se convenció de que se trataba de María, Madre de
Dios (Díaz del Castillo, 2011: 306; Thomas, 2019: 963-964).
Algunas fuentes consideran que Moctezuma no tuvo injerencia
en este asunto y que se trató de una intriga tlaxcalteca para culparlo.41 Fuera verdadera o infundada la responsabilidad de Moctezuma
41 Para más detalles de este suceso véase Thomas (2019: 417-420).
33
arriba
Moctezuma engrillado,
Códice Florentino, lib. xii,
f. 36r.
en los hechos de Nautla, lo cierto es que con su detención42 los españoles obtenían el poder político sobre Tenochtitlan, mas no el religioso. Para completar su estrategia de dominio sobre la gran ciudad y sus
habitantes, Cortés ordenó a Moctezuma, como cabeza religiosa, poner
fin a los sacrificios humanos e instalar símbolos cristianos sobre el
Templo Mayor como lo había solicitado días antes. Moctezuma hizo
saber a Cortés que esto iba en contra de su voluntad y que sus dioses
en desagravio harían matar a los españoles. Pero a Cortés poco le
importó esta sentencia, porque su proyecto, como bien apunta Hugh
Thomas (2019: 537), consistía en conquistar Tenochtitlan por la vía
política, sin luchar, y entregar el Estado azteca con su gobernante,
como una institución en funcionamiento al emperador Carlos v.
El propósito de Hernán Cortés de instalar los símbolos cristianos
en el Templo Mayor tuvo que esperar varios días ante la obvia resistencia local, era un asunto delicado de implicaciones religiosas y
políticas que podía desembocar en una rebelión. Así que Cortés optó
por la diplomacia y el cabildeo, atrayendo a los adversarios de los aztecas para ir socavando y debilitando la estructura del poder indígena,
este debilitamiento se agudizó con el cautiverio de varios miembros de
la nobleza que acompañaban a Moctezuma durante su aprehensión.
Para finales de 1519 se levantaron sobre el Templo Mayor las insignias
de la cristiandad. Este trascendental acontecimiento está documentado en suficientes fuentes históricas del siglo xvi; empero, las más
importantes son las de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Andrés de Tapia, porque estuvieron presentes en ese momento. También
destaca la crónica de Francisco López de Gómara, quien no fue testigo; pero, como confesor de Hernán Cortés, su versión de los hechos
resulta relevante. Empecemos con la Historia de la conquista de México
de Francisco López de Gómara43 (2007: 162-167), publicada en 1552:
42 Hay versiones encontradas, fuentes históricas recopiladas por Eulalia Guzmán,
afirman que a Moctezuma lo tomaron prisionero los españoles desde que se instalaron en el palacio de Axayácatl, sin que hubiera motivo alguno para su arresto
(véase Martínez, 2019: 125).
43 El renacentista Francisco López de Gómara, estudió humanidades en la Universidad de Alcalá de Henares, fue catedrático de retórica, y se ordenó sacerdote.
Fue confesor de Hernán Cortés de 1541 a 1547, se presume que conoció a Cortés
durante la Jornada de Argel en el norte de África en 1541. Su obra La historia de
la conquista de México, enaltecía a Cortés, por lo que fue censurada por Felipe ii.
34
Capítulo lxxxv
Fueron pues Cortés y los españoles con Moteczuma la primera vez que después de preso salió al templo; y él por una parte y ellos por otra, comenzaron en entrando a derrocar los ídolos de las sillas y altares en que estaban,
por las capillas y cámaras. Moteczuma se turbó reciamente, y se azoraron
los suyos muy mucho, con ánimo de tomar armas y matarlos allí. Mas
empero Moteczuma les mandó estar quedos, y rogó a Cortés que se dejase
de aquel atrevimiento…
Para sofocar los ánimos, Cortés se dirige a los agraviados, el relato
de López de Gómara parece haber sido dictado por el mismo Cortés,
porque la sección del capítulo lxxxvi que antecede a la siguiente cita
se presenta entre comillas:
Aplacó Cortés la ira de los sacerdotes y ciudadanos […], y que barriesen
y limpiasen la sangre hedionda de las capillas, y que no sacrificasen más
hombres, y que le consintiesen poner un crucifijo y una imagen de Santa
María en los altares de la capilla mayor, adonde suben por las ciento y
catorce gradas que dije. Moteczuma y los suyos prometieron de no matar
a nadie en sacrificio, y de tener la cruz e imagen de nuestra Señora, si
les dejaban los ídolos de sus dioses que aún estaban en pie; y así lo hizo
él, y lo cumplieron ellos, porque nunca después sacrificaron hombre, a
lo menos en público ni de manera que españoles lo supiesen; y pusieron
cruces e imágenes de nuestra Señora y de otros sus santos entre sus ídolos.
Pero quedóles un odio y rencor mortal con ellos por esto, que no pudieron
disimular mucho tiempo. Más honra y prez ganó Cortés con esta hazaña
cristiana que si los venciera en batalla.
Cronológicamente López de Gómara ubica este suceso después de
que Moctezuma fue hecho prisionero y tiempo antes de que se ejecutara a Cuauhpopoca y los suyos, esto ocurriría a finales de 1519;
tampoco precisa a que advocación de la Virgen María se refiere. Diversas fuentes posteriores del período virreinal afirman que se trata de
Nuestra Señora de Los Remedios venerada actualmente en Naucalpan. Si el lector requiere de una referencia académica contemporánea
35
que corrobore este hecho, puede citar el trabajo de Elena Díaz Miranda,44 en la revista Relatos e historias, vol. viii, número 89, pp. 62-71.
Revisemos al respecto las páginas de Bernal Díaz del Castillo
(2011: 349-350) en su compendio Historia verdadera de la conquista
de la Nueva España [1575], que redactó como un memorial de guerras,
esta obra fue revisada y expandida por el autor en su vejez en respuesta
a la publicación de Francisco López de Gómara, que Díaz del Castillo
consideraba imprecisa.
Capítulo cvii
Y como esto se acordó, fue Cortés a los palacios adonde estaba preso el
Montezuma y llevó consigo siete capitanes y soldados. Y dijo al Montezuma: “Señor, ya muchas veces he dicho a vuestra merced que no sacrifique
más ánimas a esos vuestros dioses […] que todos mis compañeros y estos
capitanes que conmigo vienen os vienen a pedir por merced que les deis licencia para los quitar de allí y pornemos a Nuestra Señora Santa María y
una cruz, y que si agora no les dais licencia, que ellos irán a los quitar, y no
querría que matasen algunos papas”. Y desque el Montezuma oyó aquellas
palabras y vio ir a los capitanes algo alterados, dijo: “¡Oh, Malinche, ¡y
cómo nos queréis echar a perder a toda esta ciudad!”
-Dijo Moctezuma- lo que os ruego es que agora al presente os sufráis, que yo enviaré a llamar a todos los papas y veré su respuesta. Y desque aquello oyó Cortés, hizo un ademán que le quería hablar muy secretamente al Montezuma e que no estuviesen presentes nuestros capitanes que
llevaba en su compañía, los cuales mandó que le dejasen solo, y los mandó
salir. Y desque se salieron de la sala, dijo al Montezuma que porque no
saliese de allí aquello e se hiciese alboroto, ni los papas lo tuviesen a
mal derrocalle sus ídolos, que el trataría con los mismos nuestros capitanes que no se hiciese tal cosa, con tal que en un apartamiento del gran
cu -Templo Mayor- hiciesen un altar para poner la imagen de Nuestra
Señora e una cruz, y que, el tiempo andando, verían cuán buenos y provechosos son para sus ánimas y para dalles salud y buenas sementeras y
prosperidades. Y el Montezuma, puesto que con suspiros y semblante muy
triste, dijo que él lo trataría con los papas; y en fin de muchas palabras
44 Elena Díaz Miranda, doctora en historia, unam.
36
que sobre ello hobo, se puso en --- días del mes de --- de mil e quinientos
y diez y nueve años. E puesto nuestro altar, apartado de sus […] ídolos,
y la imagen de Nuestra Señora e una cruz, y con mucha devoción y todos
dando gracias a Dios, dijo misa cantada el padre de la Merced, y ayudaba
a la misa el clérigo Juan Díaz y muchos de los nuestros soldados. Y allí
mandó poner nuestro capitán a un soldado viejo para que tuviese guarda
en ello y rogó al Montezuma que mandase a los papas que no tocasen en
ello, salvo para barrer y quemar ensencios.
Son coincidentes las versiones de López de Gómara y Bernal Díaz del
Castillo respecto al convenio entre las partes por no destruir los ídolos
a cambio de instalar la cruz y las imágenes, tal vez la artillería hispana
fue el instrumento persuasivo para este arreglo.45 Por otra parte, los
autores coinciden en el año en que esto sucedió, aunque Bernal Díaz
del Castillo deja en blanco el día y el mes. En ninguno de los dos casos
se menciona una advocación mariana específica, pero es importante
hacer notar la promesa, por parte de los conquistadores, de que el
cambio de culto traerá para los indígenas el bienestar de sus almas, la
prosperidad en sus sementeras y la buena salud.
Andrés de Tapia (1998: 202-204)46 regresaba de Nautla tras capturar al cacique Cuauhpopoca cuando participó en este hecho que relata
con detalles en su Relación de algunas cosas de las que acaecieron al Muy
Ilustre Señor Don Hernando Cortés... [1539]:
45 Esta apreciación la sustento por lo dicho por Chavero (1892: 38) en el Lienzo de
Tlaxcala para la lámina décima sexta, que trata sobre la toma del Templo Mayor
por Hernán Cortés y sus tropas, el 28 de junio de 1520: “En cuyas gradas combatían á descubierto los mexicas: esto les quitaba toda ventaja, pues quedaban á
merced de los tiros de la artillería”. La distancia que separaba en tiro de artillería
el palacio de Axayácatl del Templo Mayor era de 300 m, una longitud que bien
podía cubrirse con el arsenal que tenía Cortés a su disposición; por ejemplo, una
culebrina disparaba proyectiles de 8 a 14 kg con tiro eficaz a 400 m. Si utilizara
en cambio una bombarda como las que capturó de Pánfilo de Narváez, una de
las cuales, por cierto, se exhibe en el Museo Nacional de Historia de Chapultepec, podía disparar proyectiles de hasta 18 kg cada 15 min con alcance de 1 km
(Macías, 2015: 191).
46 Andrés de Tapia estuvo a las órdenes de Cristóbal de Olid, en el sitio de Tenochtitlan.
Iniciado el virreinato, ocupó diversos cargos, tuvo la oportunidad de conocer a
Francisco López de Gómara, a quien informó de sus impresiones acerca de la
Conquista.
37
Así que a la sazón que el Marqués fue al patio de los ídolos, tenía consigo
poca gente de la suya; e andando por el patio me dijo a mí: “Subid a esa
torre, e mirad qué hay en ella”; e yo subí e algunos de aquellos ministradores de la gente subieron conmigo, e llegué a una manta de muchos
dobleces de cáñamo, e por ella había mucho número de cascabeles e campanillas de metal; e queriendo entrar hicieron tan gran ruido que me creí
que la casa se caía. El Marqués subió como por pasatiempo, e ocho o diez
españoles con él; e porque con la manta que estaba por antepuerta, la casa
estaba oscura, con las espadas quitamos de la manta, e quedó claro. Todas
las paredes de la casa por de dentro eran hechas de imaginería de piedra,
de la con que estaba hecha la pared. Estas imágenes eran de ídolos […]
e yo quiero que aquí donde tenéis estos ídolos esté la imagen de Dios y de
su Madre bendita, e traed agua para lavar estas paredes, e quitaremos de
aquí todo esto. Ellos se reían, como que no fuera posible hacerse, e dijeron:
“No solamente esta ciudad, pero toda la tierra junta tienen a estos por
sus dioses, y aquí está esto por Uchilobos, cuyos somos; e toda la gente
no tiene en nada a sus padres e madres e hijos, en comparación de éste, e
determinarán de morir; e cata que de verte subir aquí se han puesto todos
en armas, y quieren morir por sus dioses.” El marqués dijo a un español
que fuese a que tuviesen gran recado en la persona de Motecuhzoma, e
envió a que viniesen treinta o cuarenta hombres allí con él, e respondió a
aquellos sacerdotes: “Mucho me holgaré yo de pelear por mi Dios contra
vuestros dioses, que son nonada”; y antes que los españoles por quien
había enviado viniesen, enojóse de palabras que oye, e tomó con una barra
de hierro que estaba allí, e comenzó a dar en los ídolos de pedrería; e yo
prometo mi fe de gentilhombre, e juro por Dios que es verdad que me parece ahora que el marqués saltaba sobrenatural, e se abalanzaba tomando la
barra por en medio a dar en lo más alto de los ojos del ídolo, e así le quitó
las máscaras de oro con la barra, diciendo: “A algo nos hemos de poner
por Dios.” Aquella gente lo hicieron saber a Motecuhzoma, que estaba
cerca de ahí el aposento, e Motecuhzoma envió a rogar al Marqués que le
dejase venir allí, e que en tanto que venía no hiciese mal en los ídolos. El
Marqués mandó que viniese con gente que le guardase, e venido le decía
que pusiésemos a nuestras imágenes a una parte e dejásemos sus dioses a
otra. El Marqués no quiso. Motecuhzoma dijo: “Pues yo trabajaré que se
haga lo que queréis; pero habéisnos de dar ídolos que los llevemos donde
38
quisiéremos”; e el Marqués se los dio, diciéndoles: “Ved que son piedra, e
creed en Dios que hizo el cielo y la tierra, e por la obra conoceréis al maestro.” Los ídolos fueron bajados de allí con una maravillosa manera e buen
artificio, e lavaron las paredes de la casa, […] El Marqués hizo hacer dos
altares, uno en una parte de la torre, que era partida en dos huecos, e otro
en otra, e puso en una parte la imagen de Nuestra Señora en un retablico
de tabla, e en otro la de San Cristóbal, porque no había entonces otras
imágenes; e desde en adelante se decía allí misa; e los indios vinieron desde
a ciertos días a traer ciertas manadas de maíz verde e muy lacias, diciendo:
“Pues que nos quitastes nuestros dioses a quien rogábamos por agua, hace
al vuestro que nos la dé, porque se pierde lo sembrado.” El Marqués les
certificó que presto llovería, e a todos nos encomendó que rogásemos a Dios
por agua; e así otro día fuimos en procesión hasta la torre, e allá se dijo
misa, e hacía buen sol, e cuando veníamos llovía tanto que andábamos en
el patio los pies cubiertos de agua, e así los indios se maravillaron mucho.
La crónica es extraordinaria cuando describe el celo religioso de Cortés
y el prodigio de la lluvia que, desde entonces, tendrá a Nuestra Señora
de Los Remedios como proveedora para los agricultores durante el virreinato. Thomas (2019: 445-447) al analizar la crónica de Tapia, considera que se trató de un plan premeditado de Cortés al enviarlo por delante para reconocer el terreno a fin de instalar las insignias cristianas.
Tapia al parecer se introdujo en el templo de Tláloc, recordemos que
dos templos remataban la pirámide en la parte superior. Todo indica
que tres o cuatro días después varios centenares de sacerdotes llegaron
con cuerdas y otros aparejos para bajar los pesados ídolos de piedra de
los cuales nunca más se tuvo conocimiento, según el Memorándum de
Alonso de Ojeda47 (cit. por Thomas, 2019: 970-971):
Hicieron esto con tan gran concierto y tan sin voces que no suelen hacer
nada sin ellas que puso en espanto a los nuestros […] no pudieron trabajar estos ídolos con tanta destreza que por su pesadumbre y grandeza no
se quebrarse en algunos pedazos muy pequeños, los cuales los sacerdotes
47 No confundirse con su homónimo que navegó la costa de Venezuela en 1499 y
fundó la primera ciudad europea en el continente en 1502.
39
derecha
Reconstrucción hipotética del Templo Mayor
de Tenochtitlan tomando
como referencia el Códice
Ixtlilxóchitl (pinterest.co.uk).
El edificio piramidal era el
centro religioso de Tenochtitlan, se componía de
cuatro cuerpos rematado
por dos templos en la parte
superior, el de la izquierda
dedicado a Tláloc (la lluvia)
y el de la derecha a Huitzilopochtli (la guerra), se
accedía a cada templo por
su propia escalinata, cada
una flanqueada por una
alfarda a cada lado, su altura
era de 42 m. A finales del
año de 1519 se adecuó en
la parte alta una iglesia con
la imagen de Nuestra Señora
de Los Remedios, otra de
san Cristóbal y una cruz.
y los que más cerca se hallaban cogieron y envolvieron en los cabos de sus
mantas, como reliquias…
Hernán Cortés (1866: 107-108) tiene su propia versión de los hechos, su vivencia se encuentra documentada en su Segunda carta de
relación, fechada el 30 de octubre de 1520:
Y dentro destas -salas- están los bultos y figuras de los ídolos, aunque, como
he dicho, de fuera hay también muchos. Los más principales destos ídolos,
y en quien ellos más fe y creencia tenían, derroqué yo de sus sillas y los fice
echar por las escaleras abajo, é fice limpiar aquellas capillas donde los tenían,
porque todas estaban llenas de sangre, de las víctimas humanas que sacrifican, y puse en ellas imágenes de nuestra Señora y de otros santos, lo que no
poco el dicho Muteczuma y los naturales sintieron; los cuales primero me
dijeron que no lo hiciese, porque si se sabía por las comunidades, se levantarían contra mí, porque tenían que aquellos ídolos les daban todos los bienes
temporales, y que dejándolos maltratar, se enojarían y no les darían nada,
y les sacarían los frutos de la tierra, y moriría la gente de hambre. Yo les
hice entender con las lenguas cuán engañados estaban en tener su esperanza
en aquellos ídolos […] y les dije todo lo demás que yo en este caso supe,
para los desviar de sus idolatrías, y atraer al conocimiento de Dios nuestro
Señor; […] Y el dicho Muteczuma y muchos de los principales de la ciudad
estuvieron conmigo hasta quitar los ídolos y limpiar las capillas y poner las
imágenes, y todo con alegre semblante, y les defendí que no mataren criaturas
á los ídolos, como acostumbraban; porque, demás de ser muy aborrecible á
Dios, V. S. M. por sus leyes lo prohíbe, y manda que el que matare lo maten.
E de ahí adelante se apartaron dello, y en todo el tiempo que yo estuve en la
dicha ciudad nunca se vio matar ni sacrificar alguna criatura.
En esta versión de los hechos el autor argumenta que, al interior de
los recintos del Templo Mayor, además de las esculturas de piedra
se encontraban unos bultos acompañados de unas figuras de ídolos.
Se trata de los tlaquimilolli, envoltorios que contenían los objetos
sagrados de sus dioses, junto a los tlaquimilolli, tenían efigies perecederas de los dioses hechas de una masa compuesta de semillas de
40
amaranto y miel. Cortés afirma: “Estuvieron conmigo hasta quitar
los ídolos”, esto significa que los aztecas pudieron recuperar y resguardar sus objetos sagrados.48
48 Los tlaquimilolli del Templo Mayor fueron de interés para las autoridades españolas pasados los años, en 1539 se inició un juicio inquisitorial con motivo de
su búsqueda, el expediente del proceso se acompañó de un documento conocido
como la Pintura de los ídolos del templo de Huitzilopochtli, el lienzo es un caso excepcional de información gráfica en torno a la búsqueda que promovió fray Juan
de Zumárraga, primer obispo de la Nueva España, para localizar y destruir los
bultos que contenían las imágenes de antiguas deidades.
41
Cuando retiraron todos los vestigios del culto anterior, Cortés
hizo limpiar los templos para adecuar una iglesia donde se colocaron las imágenes de la Virgen María y de san Cristóbal. Se celebró la
ocasión con un Te Deum49 mientras los frailes Olmedo y Juan Díaz
subían pausadamente las gradas encabezando una procesión. A partir
de entonces se ofició misa, pues ya habían conseguido vino proveniente
de la Villa Rica de la Veracruz50 y producían sus propias velas (Thomas,
2019: 448-449). Había quedado atrás la Navidad de 1519 en que por
falta de vino no se ofició misa en el palacio de Axayácatl, aunque según
dijeron, continuaban devotamente rezando y en lo posible tratando de
evangelizar a Moctezuma y los suyos, sobre todo fray Bartolomé de Olmedo.
Díaz del Castillo (2011: 351-352) alude que después de poner
en el templo la imagen de Nuestra Señora y la cruz, los dioses de
los aztecas dijeron a sus sacerdotes que se querían ir de su provincia
si no mataban a los españoles dándoles guerra, Moctezuma advirtió
a Cortés, pidiéndole que evitara la guerra y se fuera de su territorio,
Cortés fingió aceptar, y le pidió tiempo para construir los navíos en
que partiría, se abría un momento de tregua.
Se sucedieron los meses y entró el año de 1520, Cortés junto con
su cautivo Moctezuma disfrutaban de una vida palaciega, con todos
los goces que esto significa. Moctezuma, de cierta manera seguía
gobernando y conservando los privilegios de su investidura, durante las noches observaba las estrellas y les rendía tributo (Thomas,
2019: 425). Se insistía en que Moctezuma debería jurar vasallaje al
rey de España y bautizarse. Pensaban que eso vendría después, tal vez
para Pascuas.51 Cortés “puso cruces e imágenes de nuestra Señora y
de otros santos por los templos” de Tenochtitlan (López de Gómara,
2007: 179); además, promovía diversas expediciones para reconocer
los vastos territorios que deseaba subyugar. Sin embargo, los agra49 Te Deum, del latín: “A ti, Dios”, canto de la liturgia católica para alabar y dar
gracias a Dios.
50 Entendemos que ocasionalmente durante este período arribaban naves provenientes de Cuba.
51 Según Thomas (2019: 441), Moctezuma ya conocía algunas oraciones como el
Padrenuestro, el Avemaría y el Credo en latín.
42
vios soportados por los aztecas no se olvidaban y visos de una insurrección por parte de la nobleza indígena contra Moctezuma se
veían venir, Cortés estratégicamente ordenó la construcción de cuatro bergantines para navegar los lagos que rodeaban Tenochtitlan, en
caso de que por alguna adversidad fueran necesarios.
43
Hace 500 años:
La Noche Triste
A
nte el rumor de una rebelión, la tensa tregua de siete
meses ente aztecas y españoles se rompió durante la
veintena Tóxcatl, en la que los aztecas hacían honra a
sus dioses Tezcatlipoca y Huitzilopochtli.52 La ausencia
de Hernán Cortés fue determinante para este quiebre.
Cortés partía de Tenochtitlan a principios de mayo obligado a enfrentar al grupo expedicionario de Pánfilo de Narváez53 que tenía
órdenes de Diego Velázquez, gobernador de Cuba, de capturarlo.
Antes de partir, Cortés pidió a Moctezuma y sus sacerdotes que
se encargaran de la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios en el
Templo Mayor y se aseguraran de que estuviese rodeada siempre de
flores y velas de cera. Moctezuma prometió hacerlo y proporcionar
a Pedro de Alvarado, y a los que con él se quedaban, de todo lo que
52 Tóxcatl traducido como “cosa seca” era la quinta veintena (mes) del calendario
civil denominado cempohualli. Al final de la veintena la nobleza realizaba una
gran ceremonia en los patios del Templo Mayor. El elaborado ritual y el registro
del paso cenital del Sol sobre Tenochtitlan marcaban el fin de la temporada de
secas e inicio de lluvias.
53 La armada de Narváez, según Cortés, constaba de 18 barcos, 800 efectivos, 80
caballos y 12 piezas de artillería (Martínez, 2019: 139).
45
04
necesitaran además de vigilar atentamente las posesiones de los castellanos (Thomas, 2019: 501).
Fue así como Pedro de Alvarado quedó al mando de la guarnición
de Tenochtitlan con apenas 120 hombres (Thomas, 2019: 500). El
22 de mayo de 1520 sus exaltados ánimos lo llevaron a impedir
violentamente una ceremonia religiosa en el patio del Templo Mayor, este acto culminó en la masacre conocida como la Matanza de
Tóxcatl. Se calcula que más de 600 principales indígenas que danzaban desarmados fueron asesinados. La versión española justifica este
oprobioso pasaje al afirmar que durante la celebración de Tóxcatl
se procedería a la remoción de la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios y de la Cruz que se habían colocado en el Templo Mayor,
y que este acto daría inicio a la insurrección contra los españoles.
Así lo declara el mismo Pedro de Alvarado durante el juicio de residencia,54 en el que compareció para el año de 1529. Alvarado en
su defensa afirmó que observó unos sacrificios frente a la estatua de
Huitzilopochtli, apartó a uno de los cautivos, el cual le confirmó que
los mexicas pretendían colocar de nuevo a Huitzilopochtli arriba del
Templo Mayor para “echar de allí a Nuestra Señora y que había en
la ciudad mucha gente de guerra que estaba junto para me matar”.55
Según Hugh Thomas (2019: 520), de acuerdo con el juicio de residencia referido, Alvarado habló con uno de los cautivos quien le aseguró en presencia de Andrés de Rodas, el conquistador griego, que los
mexicanos sustituirían la imagen de Nuestra Señora por una nueva
efigie de Huitzilopochtli. Alvarado había visto ya la preparación de las
sogas y demás instrumentos que se emplearían para colocar el ídolo en
lo alto de la pirámide. Según su informante, los sacerdotes aztecas ya
habían quitado los “reredos”56 de Nuestra Señora. Alonso López, uno
54 El juicio de residencia fue un procedimiento judicial común del derecho castellano e indiano, que consistía en que al término del desempeño de un funcionario
público se sometían a revisión sus actuaciones.
55 Si el lector desea leer el juicio de residencia a Alvarado lo puede consultar en la
edición de Ramírez, 1847.
56 Considero que la palabra reredos se refiere a retablo, que es la estructura que se
sitúa detrás de un altar en las iglesias católicas de rito latino, la palabra “reredos”
proviene del anglo-normando o del francés antiguo areredos, y este de arere: detrás, del latín ad retro; y dos: espalda, del latín dorsum.
46
de los hombres de Alvarado, observó manchas negras dactilares sobre
la imagen, al parecer los sacerdotes aztecas que solían teñirse de negro
para las ceremonias habían manchado la imagen de Nuestra Señora
con sus manos, para los españoles era un milagro que no la hubieran
podido retirar, aunque lo más probable es que se encontraba firmemente clavada a la pared y los mexicanos que no conocían los clavos no la
pudieron quitar.57 Cabe mencionar que la imagen de san Cristóbal, que
también se encontraba en el templo, tampoco pudo ser retirada, pues el
mismo Juan González de León refiere que la vio allí al regreso de Cortés
el 24 de junio (Thomas, 2019: 537). José Luis Martínez (2019: 144), en
su biografía sobre Hernán Cortés, consigna que los indios retiraron la
imagen de Nuestra Señora de Los Remedios y cuando ya subían el ídolo
fueron reconvenidos por Alvarado, a quien no hicieron caso e hirieron,
mataron a un español y entonces se trabó una pelea, pero no indica
qué sucedió con la imagen. La versión de López de Gómara (2007: 198)
difiere de la de José Luis Martínez, pues asienta que la imagen se quedó
en el Templo Mayor, porque no la pudieron extraer:
Contaron asimismo muchos milagros […] que muchas veces se ensayaron los indios a quitar la imagen de Nuestra Señora gloriosísima del
altar donde Cortés la puso, y en tocándola se les pegaba la mano a lo que
tocaban, y en buen rato no se les despegaba, y despegada, quedaba con
señal; y así, la dejaron estar…
También la versión de Bernal Díaz del Castillo (2011:417) concuerda en
que no la pudieron quitar, aunque no refiere que se les pegara la mano:
Y más dijo: que habían llegado muchos indios a quitar la santa
imagen del altar donde la pusimos, y que no pudieron, e que los
indios lo tuvieron a gran milagro y que se lo dijeron al Montezuma, e que les mandó que la dejasen en el mismo lugar y altar y que
no curasen de hacer otra cosa, y ansí la dejaron.
57 Al respecto Howe (1883: 487) considera que la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios colocada en el Templo Mayor no corresponde a la escultura de nuestro interés, sino a una imagen de la Virgen en una tabla como se apunta en la
Relación de algunas cosas de las que acaecieron al Muy Ilustre Señor Don Hernando
Cortés...: de Andrés de Tapia (1998: 204) escrita en 1539.
47
Por su parte fray Luis de Cisneros (1999: 47), teniendo como referencia a “los que de la Virgen de los Remedios tenían conocimiento
a inicios del siglo xvii”, apunta que se les pegaron los brazos:
Estuvo, pues, en el Templo algunos días hasta que, queriendo los indios
quitarla de él, aunque trabajaron harto, […] no la pudieron mover. Antes bien, a los que llegaban a ella, se les quedaban los brazos pegados sin
poderlos mover. Dicen que estuvo la imagen en aquel Templo hasta que el
día triste que salieron huyendo de México.
Sea como fuere, la Matanza de Tóxcatl, en cuanto su estrategia y
nivel de aniquilación, es similar al exterminio en Cholula sucedido
siete meses antes. Las versiones de uno y otro bando son encontradas, y hay entre los mismos españoles quienes condenaron el ensañamiento durante la masacre, una de las voces más destacadas que
condenaron el suceso fue la de fray Bernardino de Sahagún, véase el
libro xii del Códice Florentino (1980).
Para Guilhem Olivier (2020a y 2020b: 29) el intento de rebelión
pudo ser real, se tenía el escenario ideal para capturar y sacrificar a
los españoles y liberar a su soberano cautivo. No se trata de negar el
uso amplio y sistemático de la violencia y el terror por parte de los
europeos en contra de los pueblos indígenas; sino de detectar los intentos de resistencia y, de paso, acabar con la imagen denigrante de
indios indefensos, víctimas atónitas de los invasores de ultramar. Hay
dos criterios más que sostienen esta posibilidad de insurrección: el
primero es el sentido metafórico de la fiesta de Tóxcatl que afianza
el poder militar del gobernante, hay que recordar que Moctezuma
se encontraba cautivo por los españoles y el seguimiento del ritual
podía revertir esta situación; porque la fiesta de Tóxcatl no sólo celebra a los dioses de la guerra Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, sino que
escenificaba la muerte simbólica y el renacimiento del gobernante
(Olivier, 2004: 409 y 2020b); y el segundo, la alianza que se estaba
consumando entre Moctezuma y Pánfilo de Narváez en contra de
48
Cortés (Díaz del Castillo, 2011: 358).58 Justamente Cortés a su regreso trató a Moctezuma con desaire, de manera insultante, no quería verlo por considerar que su actuar era propio de una traición
(Thomas, 2019: 536-537).
Antes de que regresara Cortés, las refriegas entre españoles y aztecas se sucedieron, los españoles se refugiaron en el palacio de Axayácatl repeliendo los embates, eran muy pocos, según la crónica de
López de Gómara se salvaron porque:
[…] y que la mujer del altar les echaba polvo por las caras y los cegaba
—refiriéndose a Nuestra Señora de Los Remedios—; y así, no viendo a
pelear, se iban a sus casas pensando estar ciegos, y allá se hallaron buenos; y cuando volvían a combatir la casa, decían: Si no tuviésemos miedo
a una mujer y al del caballo blanco —Santiago Apóstol—, ya estaría
derribada vuestra casa —palacio de Axayácatl—.
López de Gómara [1552], 2007: 198
58 Pánfilo de Narváez a su llegada a Veracruz envió una comitiva para notificar a
Gonzalo de Sandoval de su llegada. Sandoval los apresó y envió a Tenochtitlan
donde fueron bien recibidos por Cortés. La comitiva estaba integrada por un
clérigo de apellido Guevara, un pariente de Diego Velázquez, de nombre Amaya,
y un escribano de apellido Vergara. Posiblemente estos emisarios lograron un
acercamiento con Moctezuma en contra de Cortés, aunque Bernal Díaz del Castillo (2011, cap. cxi: 360-362) no lo considera así, pues los comunicados entre
Moctezuma y Narváez fueron previos a que Cortés supiera del arribo de Narváez.
También los totonacas buscaban separase de Cortés, su líder Tlacochcalcatl entabló amistad con Narváez.
49
arriba
La Matanza de Tóxcatl en la
primera imagen del libro xii
del Códice Florentino. El
escenario de la refriega es
un patio donde se aprecian
los instrumentos musicales
de las víctimas desarmadas,
al fondo el Templo Mayor
con sus dos adoratorios en
la parte superior: el dedicado a Tláloc, dios de la lluvia
(izquierda); y el de Huitzilopochtli, dios de la guerra
(derecha).
derecha
Lámina decimoquinta del
Lienzo de Tlaxcala, en la
parte superior se lee en
náhuatl yepeuhque yaoyotl
ychan Motecuiçoma: “Ya
empezaron la guerra en la
casa en que está Moctezuma”. Guerreros aztecas atacan el palacio de Axayácatl.
Arde por un lado la capilla,
en el patio un cañón hace
fuego sobre los atacantes.
Cortés, un capitán a caballo
y cuatro guerreros tlaxcaltecas, defienden el sitio, la
Malinche detrás de ellos.
En la azotea, Moctezuma
se dirige a su pueblo, hacia
él va la piedra que lo hirió.
En la misma azotea se ve un
manojo de cañas, símbolo
del mes Etzacualiztli, a cuyo
penúltimo día correspondió
el 27 de junio (Chavero,
1892: 37).
También así lo refiere Pedro de Alvarado (nota 7172 de Guillermo
Séres en Díaz del Castillo, 2011: 418):
[…] que una gran tesleciguata, que es gran señora, que era otra como la
que estaba en su gran cu —templo—, les echaba tierra en los ojos y les
cegaba, y que un gran teule que andaba en un caballo blanco les hacía
mucho más daño, y que si por ellos no fuera, que les mataran a todos…
Cortés, una vez que ha sometido a Pánfilo de Narváez regresa a Tenochtitlan, llega el 24 de junio, acompañado de mil españoles más
y dos mil tlaxcaltecas.59 Intenta remediar y consolidar una tregua
con los aztecas, pero es imposible, ni siquiera con los intentos de Moctezuma. Tras una semana de hostilidades, y con la muerte de
Moctezuma por su propio pueblo,60 se hizo insostenible la situación.
La milicia de Cortés estaba afligida, no era como meses antes que,
siendo tan pocos, habían podido arremeter contra sus enemigos.
Ahora, aunque contaban con refuerzos de cientos de soldados indígenas y con el contingente de Pánfilo de Narváez, que pasó a las
órdenes de Cortés, todos juntos no eran suficientes para revertir la
situación que se había convertido en un sitio. Durante varios días,
en todos los combates fuera del palacio de Axayácatl, donde se refugiaban los españoles y sus aliados, se veían disminuidos. Cuitláhuac,
líder de los aztecas, estaba decidido a exterminarlos.
Sin víveres, con escasez de agua, diezmados y careciendo de los
cuatro bergantines que fueron incendiados por los aztecas, después
de la Matanza de Tóxcatl, los españoles se vieron obligados a romper
el sitio con una secuencia de movimientos tácticos.
Iniciemos con el día de la llegada de Cortés a Tenochtitlan, el domingo 24 de junio, como se apunta páginas atrás, la imagen de san
59 Alonso de Ojeda y Juan Márquez habían adiestrado a los tlaxcaltecas para que
fueran más efectivos al combatir a su lado, utilizando tácticas occidentales de
guerra (véase Thomas, 2019: 534).
60 Se pueden citar fuentes que difieren en cuanto a la causa de la muerte de Moctezuma, en el Códice Moctezuma, por ejemplo, aparece una imagen de Moctezuma
en una terraza con una cuerda atada al cuello, sostenida por un español; también
puede verse el Códice Ramírez donde se afirma que Moctezuma no murió lapidado
(Martínez, 2019: 146).
50
Cristóbal se hallaba en el Templo Mayor, como lo afirmó Juan González de León,61 pero Thomas (2019: 537) no dice nada respecto a la
imagen de Nuestra Señora de Los Remedios. ¿Acaso la había retirado
días antes Pedro de Alvarado o había sido extraída por los aztecas?
Al día siguiente, 25 de junio, amanecieron las calles cortadas
por zanjas y llenas de pozos, los puentes levantados, los aztecas no
acudieron con víveres al cuartel español y el mercado estaba vacío
(Chavero, 1892: 36). Se daba inicio al sitio de los españoles y sus
aliados en el palacio de Axayácatl, así lo afirma Bernardino Vázquez
de Tapia (1972: 42): “en entrando en esta Ciudad luego a otro día,
se tomaron a levantar los indios y dar cruel guerra”.
61 Archivo General de Indias, Justicia, legajo 224, p. 1, f. 722r.
51
Ese día arremetieron los de Tlatelolco, con Cuauhtémoc y Cuitláhuac como estrategas enfrentaron a un cuerpo de infantería
español de cuatrocientos efectivos bien armados con arcabuces y
ballestas. Los españoles poco pudieron hacer contra los aztecas
y con bajas se retiraron del campo gracias al auxilio que recibieron de Cortés, quien reforzó su retirada al palacio de Axayácatl.
El combate duró todo el día y cesó hasta llegar la noche (Chavero,
1892: 36). Es posible que ese mismo día fuera lapidado Moctezuma
pues, según Michel Graulich (2014), Moctezuma murió el 27 de
junio; Vázquez de Tapia, por su parte, asegura que agonizó por dos
o tres días. Empero, según el Lienzo de Tlaxcala (Chavero, 1892:
36), Moctezuma fue lapidado el 27 de junio y le acompañaba en la
azotea la misma Malinche.
Durante esos días los españoles intentaron apoderarse de las
casas aledañas al palacio de Axayácatl con embestidas al amanecer, porque desde las azoteas les lanzaban piedras y flechas, pero,
al poco tiempo, los aztecas recuperaban las viviendas que habían
sido tomadas por los españoles. Eran batallas callejeras donde la
tecnología occidental no tenía ventaja, de poco servía la artillería y
la caballería frente a calzadas con los puentes desmantelados. Los
españoles hicieron todo lo posible por apoderarse del palacio de
Moctezuma, pero no lo lograron pues fue bien defendido. Para el
26 de junio a Cortés se le ocurrió construir “ingenios de madera,
cuadrados, cubiertos y con sus ruedas” (López de Gómara, 2007:
201), conocidos como “mantas”, su misión era tomar las azoteas,
derrocar las casas cercanas y destruir las albarradas de las calles,
para evitar la presión sobre su cuartel. Esos ingenios, modernos
carros de guerra o tanques, se usaban al menos desde el siglo xv
en Europa. Durante la noche del 26 al 27 de junio fabricaron tres:
Entre tanto que se hacían estos ingenios no salían los nuestros a pelear,
ocupados en la obra […] salió una mañana con los tres ingenios, con
cuatro tiros, con más de quinientos españoles y con tres mil tlaxcaltecas,
a pelear con los enemigos, a derribar y quemar las casas. Arrimaron los
ingenios a unas grandes casas que cabe un puente estaban. Echaron escalas para subir a las azoteas, que estaban llenas de gente, y comenzaron a
52
combatirlas; mas presto se tornaron al fuerte sin hacer cosa que dañase
mucho los contrarios, y con un español muerto y otros muchos heridos, y
con los ingenios quebrados.
López de Gómara [1552], 2007: 203-204
En la lámina 17 del Lienzo de Tlaxcala se ilustra el combate de los
aztecas contra los ingenios, son los denominados quauhcacalli (casas de madera), que se representan protegiendo a los españoles de
los ataques que se lanzan desde las azoteas, también se ve una acequia donde ha caído un caballo al que tratan de rescatar, la acequia
presenta una escalera como puente.
arriba
Carro de guerra modelado
(pinterest.co.uk) según
documentos de las Guerras
Husitas [ca. 1434]. Estos
artefactos mostraron su
eficacia artillados con armas
de fuego portátiles, ballestas y picas. Carros similares,
denominados por Cortés
“ingenios”, fueron construidos para romper el sitio de
Tenochtitlan entre el 26 y 27
de junio de 1520.
izquierda
Lámina decimoséptima
del Lienzo de Tlaxcala, se
lee en náhuatl: ye quizque
quauhcacalli, que significa
“ya sacaron las casas de
madera”, se refieren a los
carros de guerra denominados ingenios o mantas.
53
arriba
El mantelete
(pinterest.co.uk) es un
escudo grande formado
por diferentes piezas de
madera ensambladas con
una apertura para disparar,
se movía por medio de
ruedas para que a su abrigo
avanzase la infantería contra
el enemigo.
Para el día 28 de junio al amanecer, Cortés presentó batalla utilizando tres manteletes y se dirigió a uno de los puentes aledaños sobre la
calzada México-Tacuba, detrás de estos iban ballesteros y arcabuceros,
así como cuatro cañones tirados por tlaxcaltecas, no tuvieron éxito porque desde las azoteas inutilizaron los manteletes. Esa noche Cortés salió
de su cuartel y tomando a los mexicanos por sorpresa, porque no combatían de noche, prendió fuego a muchas de las casas desde las cuales
eran hostigados con el lanzamiento de diversos tipos de proyectiles.
Al día siguiente, 29 de junio, Cortés se dirigió con algunos de
sus ingenios y manteletes al templo de Yopico que estaba próximo al
palacio de Axayácatl, porque era una posición estratégica que los aztecas aprovechaban para observar sus movimientos tácticos y desde
la cual les lanzaban proyectiles (Thomas, 2001: 545). Al consultar a
López de Gómara (2007: 205) apreciamos que el objetivo no fue Yopico sino el Templo Mayor. Fuera uno u otro el templo bajo asedio,
lo cierto es que se libraron numerosos pero breves combates cuerpo
a cuerpo, con al menos 20 bajas para los españoles y el propio Cortés
herido en un brazo, pero luchando en primera fila. Por el bando azteca las bajas se contaron por cientos. Siguiendo las líneas de López
de Gómara (ibidem) un hecho llama la atención respecto a Nuestra
Señora de Los Remedios, la imagen se encontraba extraviada pues no
se hallaba en el Templo Mayor donde había sido colocada:
Pelearon tres horas allá arriba; que como eran muchos indios, ni los podían vencer ni acabar de matar. En fin, murieron todos quinientos indios
como valientes hombres.
No se halló la imagen de nuestra Señora, que al principio de la rebelión
no podían quitar; y Cortés puso fuego a las capillas y otras tres torres…
La respuesta sobre el paradero de la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios está documentada por Bernal Díaz del Castillo (2011: 425):
Por manera que fuimos hasta el gran cu -Templo Mayor- de sus ídolos […]
Y quiso Nuestro Señor que llegamos adonde solíamos tener la imagen
de Nuestra Señora, y no la hallamos, que pareció, según supimos, que el
gran Montezuma tenía devoción en ella y la mandó guardar…
54
Moctezuma honró su palabra. Había resguardado la imagen de Nuestra Señora que le encargó Cortés antes de partir a la costa para enfrentar a Pánfilo de Narváez. Tal vez este encargo se dio a Moctezuma
porque Juan Rodríguez de Villafuerte, quien resguardaba la imagen,
dejaba Tenochtitlan para acompañar a Cortés en su campaña contra
Pánfilo de Narváez (Fernández, 1931: 465).
Para el 29 de junio Moctezuma había muerto, ya no estaba ahí para
concertar un cese de hostilidades, murió en el intento de pacificación
lapidado por su pueblo. Cortés, frente al embate de sus adversarios, se
vio obligado a replegarse del Templo Mayor y regresar a su cuartel en
el palacio de Axayácatl, solicitó una tregua: lo rechazaron los aztecas.
A los otrora huéspedes del gran tlatoani sólo les quedaba abandonar Tenochtitlan, la ruta de salida de la ciudad estaba prevista
por Tacuba. Los españoles y sus aliados, que a lo sumo eran 3,000
efectivos, mantuvieron una serie de escaramuzas para hacerse de la
calzada México-Tacuba y sus puentes.
55
arriba
Lámina decimosexta del
Lienzo de Tlaxcala, se
lee en náhuatl: yc quitlatl
tetzavitl yn malques, que
significa “ya quemó el templo del ídolo el Marqués”.
Se destaca un soldado
español que asciende por
la escalinata, tiene al frente
lo que sería un mantelete
para protegerle, le siguen
sus aliados tlaxcaltecas con
sus insignias de guerra. Los
aztecas defienden en lo alto
el templo que se incendia.
arriba
Fragmento del Plano
del Centro de la Ciudad de
México, de Ignacio Alcocer,
Instituto Panamericano de
Geografía e Historia, 1935.
Se destaca la ubicación del
Templo Mayor (1);
el palacio de Axayácatl,
cuartel de Cortés (2);
y el templo de Yopico (3),
sobrepuestos a la traza de la
Ciudad de México.
Sólo cuando fue evidente la imposibilidad de controlar la calzada México-Tacuba con tan pocos hombres, se prepararon para salir.
Construyeron puentes portátiles con las vigas que desmontaron del
palacio de Axayácatl para superar las acequias62 que separaban las
calzadas y calles. El plan era salir de la isla y marchar hacia Tacuba
y reagruparse en tierra firme. Cortés había estudiado esta ruta, pues
a su regreso a Tenochtitlan después del enfrentamiento con Pánfilo
de Narváez no entró a Tenochtitlan por Iztapalapa, sino que rodeó
el lago por el norte, a fin de acceder a la ciudad por el oeste, por
Tacuba, que era la vía más corta entre la isla y tierra firme (Thomas,
2019: 534). Cortés quería reconocer el terreno por si fuera necesario
luchar sobre la calzada, como de hecho sucedió. Según María Castañeda (2020: 44), la recomendación de replegarse por esta calzada
62 Acequia es un vocablo de origen árabe, para los náhuas el termino sería apantles
(atl, ‘agua’; pantli, ‘línea’), en Tenochtitlan los apantles eran zanjas a cielo abierto
que cortaban los terraplenes sobre los que estaban las calzadas, servían como
vías de desfogue entre los lagos de la cuenca y para el paso de canoas o acallis del
náhuatl, atl, agua; calli, casa: casa de agua. Véase Jiménez, 2017.
56
fue de Cuauhpopoca, señor de Coyoacán, quien siempre se mantuvo
aliado a los españoles hasta el grado de ayudarles en la construcción
de los puentes para cruzar las acequias durante la Noche Triste.
Cortés ordenó cargar todo: el oro, las joyas y los bienes que fuera
posible, separando el quinto real.63 Cargados con lo que pudieron,
dejaron Tenochtitlan la noche del 30 de junio de 1520, era el inicio
de la historia conocida como la “Noche Triste”. La estrategia era
una retirada en la oscuridad, pues los indígenas no acostumbraban
el combate nocturno. Era una noche de Luna llena según las efemérides astronómicas consultadas,64 tal vez por eso eligieron la ocasión
para transitar por la ciudad con algo de iluminación y no depender
de antorchas; además, contaban con los buenos agüeros del célebre
Botello, un soldado que se presumía de astrólogo,65 pero la noche se
tornó lluviosa y la retirada desembocó en una tragedia.
63 Célebre es el caso de la yegua que se perdió durante los combates de la Noche Triste,
el equino transportaba el quinto real, este suceso originó juicios y controversias por
décadas entre los conquistadores.
64 El sábado 30 de junio del calendario juliano fue plenilunio según el portal
<http://astro.bonavoglia.eu> y confirmado por el autor en el planetario de código abierto Stellarium v. 0.19.2.
65 Véase detalles al respecto en López de Gómara (2007: 208) y Díaz del Castillo
(2011: 432).
57
abajo
Las huestes hispanas junto
con sus aliados indígenas
abandonan el palacio de
Axayácatl la noche del 30
de junio de 1520. Códice
Florentino, f. 42 v.
El joven Gonzalo de Sandoval y Diego de Ordaz estaban al mando
de la vanguardia compuesta por doscientos infantes armados con lanzas. Hernán Cortés, Alonso de Ávila y Cristóbal de Olid encabezaban
el cuerpo principal en el centro que incluía la artillería, la mayor parte
de la caballería y un contingente importante de infantería. Pedro de
Alvarado y Juan Velázquez de León se encargaron de la retaguardia,
poniéndose al mando de un cuerpo de infantería y 60 jinetes. Los guerreros tlaxcaltecas y otros aliados se repartían entre las tres divisiones
(González y Morlet, 2020: 54 y Canal Historia, 2010).
En su retirada fueron descubiertos por vigías, quienes cortaron
su retirada en los terraplenes y acequias de la ciudad. Los puentes
móviles de madera que transportaban no eran suficientes para cruzar las acequias que cortaban la calzada México-Tacuba a causa de
la lluvia y el peso de la gente, pronto los puentes quedaron anegados provocando el atasco de la columna. Algunos lograron que sus
caballos cruzaran a nado y muchos infantes también nadaron para
ponerse a salvo. Los cronistas afirman que los aztecas mataron casi
a la mitad de las fuerzas españolas. Bernal Díaz del Castillo cifra las
pérdidas castellanas en 860 hombres. Pudieron haber sido más si
los aztecas no se hubieran entretenido despojando a los cadáveres
58
de sus espadas, escudos y esos cascos tan característicos de la época,
conocidos como morriones.
El tesoro que los españoles habían acumulado en su aventura
iba en medio de la formación. Por los flancos, cientos de guerreros a
bordo de canoas atacaron, aumentó el caos y la infantería quedó rezagada. Los que volvieron sobre sus pasos al palacio de Axayácatl, lo
hicieron debido a que los aztecas cerraron el paso a la retaguardia en
la acequia de Tecpantzico (Chavero, 1892: 41), resistieron por unos
días y finalmente perecieron o fueron sacrificados. Los que se quedaron enmedio también tuvieron cuantiosos decesos. Las cifras difieren según las fuentes históricas, pero se asume que las bajas acumularon 500 españoles y cerca de 5000 tlaxcaltecas,66 cabe mencionar
que la mayoría fueron apresados para satisfacer la interminable sed
de sacrificios humanos de los aztecas. Gran parte de los caballos se
quedaron por el camino -sólo veintitrés quedaron con vida-, todos
los cañones se perdieron y los arcabuces quedaron inservibles por la
pólvora mojada. El propio Cortés cayó al agua y fue rodeado por guerreros enemigos, arremetieron para salvarlo Antonio de Quiñones y
66 Según Rodrigo Martínez Baracs en su diálogo con Guilhem Olivier, publicado en
Letras libres, el 1 de febrero de 2019.
59
arriba
Lámina decimoctava del
Lienzo de Tlaxcala, se
aprecia la columna militar
de Cortés y sus aliados
tlaxcaltecas, flanqueados
por los aztecas en sus
canoas desde la laguna, al
ir transitando por la calzada
México-Tacuba al cruce de
la acequia Tlaltecayocan
o Tolteca, actualmente a
un costado de la Alameda
Central de la Ciudad de
México.
derecha
Tejo de oro con un
peso de 1.930 kg, sus
componentes: 76 % de
oro, 21 % de plata y 3 %
de cobre. Fue fundido
entre noviembre de
1519 y junio de 1520,
a 950° C. El ancho de
5.4 cm coincide con las
descripciones históricas
que corresponde a tres
dedos de ancho. Fotografía del inah, 2020.
Cristóbal de Olea y así impidieron fuera llevado al sacrificio. Cada
vez que superaban una acequia y alcanzaban la otra orilla tenían
que luchar de nuevo abriéndose paso a cuchilladas y estocadas ante
el gran número de enemigos que siempre los flanqueaban armados
con lanzas, algunas de ellas adaptadas con las espadas capturadas a
los españoles con las que mataban a los caballos (Chavero, ibidem).
Es de suponerse que Juan Rodríguez de Villafuerte prefirió salvar
la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios y dejó el oro que le
correspondía o que su codicia anhelara. Muchos se llenaron bolsas
de tejos de oro, el sobrepeso les costó la vida: murieron ricos.67 Si
consideramos que Moctezuma rescató la imagen del Templo Mayor
(Díaz del Castillo, 2011: 425), debió regresarla al altar que se tenía
en el palacio de Axayácatl y de ahí la tomó Juan Rodríguez de Villafuerte, esta versión se sustenta en una referencia de Thomas (2019:
555, 570) en la que se afirma que Cortés rezó a la imagen de Nuestra
Señora de Los Remedios antes de partir del palacio de Axayácatl esa
noche, según lo declaró Juan Jaramillo en el juicio de residencia de
Cortés.68
La versión de Carrillo y Pérez (1808: 27) difiere de la anterior
porque considera que un acontecimiento milagroso hizo que la imagen de la Virgen dejara el Templo Mayor:
30. Por todas estas potísimas razones parece ser lo más verosímil el conjeturar que la Santísima Imagen se fué por sí sola milagrosamente del
Templo mayor de México á provenirle alojamiento á aquel derrotado escuadrón al Cue de Otoncapulco, cuyos fieles devotos le habían dexado
involuntariamente en poder de aquellos Gentiles, contra quienes fue á ser
muro y defensa de los Españoles, lo que comprueban los siguientes casos.
67 Es común asumir la idea de una desmedida codicia española por el oro, y ciertamente la hubo; pero hay que considerar que este era su único patrimonio, los
soldados españoles no tenían sueldo y su recompensa era el reparto del botín.
Los méritos que se podían recibir por la Corona siempre estaban ensombrecidos
por largos litigios. La conquista de nuevos territorios era una empresa privada
que reunía intereses particulares. Predominaban soldados que venían de familias
campesinas pobres y nobles venidos a menos. Todos en busca de fortuna.
68 Thomas (2019: 866) cita a Ygnacio [sic] López Rayón, Documentos para la historia
de México, 1852-1853.
60
Ha llegado hasta nuestros días un tejo de oro como evidencia arqueológica de la Noche Triste, la pieza fue hallada a mediados de
1981 en las inmediaciones de la avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma, en el extremo noroeste de la Alameda, lugar denominado
por las fuentes históricas como Toltecaacaloco o acequia Tolteca. El
tejo coincide con la descripción de Bernal Díaz del Castillo de las
piezas fundidas del “Tesoro de los antepasados de Moctezuma” por
los “plateros” de Moctezuma que residían en Azcapotzalco, quienes
realizaron la fundición de joyas y otros objetos siguiendo estándares
requeridos por los españoles.
Consultando la Segunda carta de relación de Hernán Cortés (1866:
102), en su capítulo xxiv sobre los hechos de la Noche Triste, así
como otras fuentes contemporáneas, como el Plano reconstructivo de
la región de Tenochtitlan de González Aparicio (1973) y el Itinerario
del ejército español en la conquista de México de Orozco y Berra (2004)
se integra el siguiente cronograma de hechos y lugares para la Noche
Triste (Montero, 2020: 11):
61
Itinerario de la Noche Triste
lugar
hoy en día
acontecimiento
han recorrido
año de 1520
calendario
juliano
Palacio de
Axayácatl
Monte
de Piedad
preparan la salida
0m
30 de junio, antes
de la media noche
Mictlantonco69
¿puerta Cuauhquiahuac?
los vigías dan cuenta
que
huyen, primer choque con presencia
tlaltelolca
¿?
30 de junio,
media noche
Acequia
Tecpantzinco
Eje Central
esquina calle
de Tacuba
primera acequia
que cruzaron
700 m
30 de junio,
media noche
Iglesia de san
Hipólito, contra
Acequia
esquina con
Tolteca o
Tlaltecayocan
la Alameda
Central
fatal enfrentamiento
se pierde gran parte
de la carga y una
parte sustancial de
oro
1.4 km
1 de julio,
madrugada
Acequia
Petlacalco
Esquina de
avenidas
Puente de
Alvarado y
Buenavista
salto de Alvarado,
pasaron con más
facilidad, límite de
la isla
2.2 km
1 de julio,
madrugada
Popotlan
Popotla
ahuehuete donde
“Cortés llora su
derrota”
5.5 km
1 julio,
al amanecer
Tlacupan
Tacuba
en Tiliuhcan
mataron a varios nobles aztecas rehenes
de los españoles
7.0 km
1 de julio,
por la mañana
Otoncapulco
Parque
Nacional Los
Remedios
fueron recibidos en
paz por los otomíes
14.5 km
1 de julio, por la
tarde y noche
69 En el libro xii, capítulo xxiv del Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún
tenemos: “Oh, hombres valientes, sus enemigos han salido; comiencen la lucha,
porque se van. Cuando todos escucharon este grito, comenzaron a lanzar gritos de
guerra, y luego comenzaron a atacar, tanto por tierra como por agua. Corrieron
a un lugar llamado Mictlantonco Macuilcuitlapilco”, Se entiende que el lugar estaba próximo al palacio de Axayácatl por la puerta del Águila (Cuauhquiahuac).
Según Orozco y Berra (2004: 77), se trata de la acequia de Tecpantzinco.
62
Imaginemos que la vanguardia de la columna militar de Cortés
está próxima a la acequia de Tecpantzinco cuando la retaguardia
apenas deja el palacio de Axayácatl, es medio kilómetro de extensión lo que alcanza el contingente de unas tres mil personas a pie,
la artillería y el fardaje con sus porteadores y algo más de medio
centenar de caballos transitando sobre una calzada que sólo deja
libre para el paso 15 m de ancho; aunque sabemos que tenía 20 m
(Carballal y Flores, 2004: 32), es preciso restar el espacio que ocupaban los caños del acueducto de Chapultepec que surtían de agua
a Tenochtitlan. La extensión de la columna militar variaba según el
asedio que recibía sobre sus flancos o por la dificultad al cruce en
las acequias. Según Ignacio Alcocer (1935), y Chavero (1892: 40),
los españoles y sus aliados mantenían operativos los cuatro puentes
sobre las acequias, próximos al palacio de Axayácatl, pero los restantes con dirección a Tacuba habían sido inutilizados por los aztecas.
El mismo Alcocer, junto con Sonia Lombardo de Ruíz y Antonio de
León y Gama, consideran que las acequias de oriente a poniente
entre el palacio de Axayácatl y Tacuba eran: Tecpantzinco, Tzapotlan, Atenchicalco, Mixcoatechialtitlan, Tolteca, Petlacalco y Popotla
(Lombardo de Ruíz, 1973: 194). Para León Portilla (1980: 91) las
que estában próximas al palacio de Axayácatl eran: Tecpantzinco,
Tzapotlan, Atenchicalco y Mixcoatechialtitlan. De acuerdo con Alfonso Caso (1956) Atenchicalco y Mixcoatechialtitlan se ubicaban
en lo que hoy es el trayecto entre el Palacio de Bellas Artes y la Alameda; en tanto la acequia de Tzapotlan estaría próxima al palacio de
Axayácatl. Chavero (1892: 39) sostiene que las acequias próximas
al palacio de Axayácatl se ubicaban en las calles de Tacuba, conocidas en el siglo xix como santa Clara y san Andrés,70 estas fueron
ocupadas por Cortés antes de su partida. Carlos González y Morlet
(2020: 51-52), recurriendo a la Tercera carta de relación de Cortés y
a la obra de Sahagún, cuenta seis acequias entre Tacuba y el palacio
de Axayácatl: 1) Tecpantzinco (que también era la puerta poniente
del recinto), 2) Tzapotla o Tzapotlan, 3) Atenchicalco, 4) Mixcoatechialtitlan, 5) Tolteca, y 6) Petlacalco.
70 La antigua calle de san Andrés estaría próxima al palacio de Minería, la de santa
Clara en el actual cruce de las calles de Bolívar y Tacuba, por la calle de Palma.
63
La línea de color rojo marca la ruta seguida por las tropas
de Hernán Cortés y sus aliados indígenas entre el 30 de
junio y 1 de julio de 1520 durante la Noche Triste, cuando
huyeron de la ciudad insular de Tenochtitlan con destino
a tierra firme en Tacuba. Se marca el trayecto destacando el cruce de las principales acequias de la Laguna de
México citadas por distintos cronistas e historiadores sobre la calzada México-Tacuba. Surge la duda de por qué
la columna militar de Cortés no fue intersectada por los
aztecas en el islote de Nextitlan (actualmente en el cruce
de Ferrocarril de Cuernavaca con la Calzada México-Tacuba) con tropas provenientes de Tlatelolco vía Xochimanca (hoy esquina Calzada de Los Gallos y Avenida 3
Norte).
Apunte del autor sobre un mapa de © Tomás Filsinger
(2020) basado en González Aparicio y Bárbara Mundy.
Sitios relevantes:
1. Templo Mayor de México-Tenochtitlan
2. Templo Mayor de Tlatelolco
3. Cerro de Chapultepec
A. Palacio de Axayácatl
M. Islote de Mazantzintamalco
N. Nextitlan
X. Xochimanca
P. Poblado de Popotla
T. Poblado de Tacuba
arriba izquierda
Perspectiva de la calzada
en la que se destacan los
acueductos al centro y
las vigas como puentes
sobre las acequias, en
la idílica concepción de
Diego Rivera, La gran
ciudad de Tenochtitlan
(1945); destacamos:
1. Templo Mayor
2. Palacio de Axayácatl
3. Calzada MéxicoTacuba.
arriba derecha
Aspecto hipotético lateral y frontal de la calzada
México-Tacuba, muestra
al centro el acueducto
proveniente de Chapultepec que abastecía
de agua a Tenochtitlan.
Adaptación del autor de
una ilustración de Ignacio Alcocer (1935: fig. 1).
Una vez que el grueso de la columna alcanzó tierra firme en Popotla, dejando atrás el islote de Mazantzintamalco (cerca de lo que
antes era el cine Cosmos, en el cruce con el Circuito Interior), Cortés apreció la magnitud de la tragedia, el cronista Bernal Díaz (2011:
437) afirma que a Cortés se le soltaron las lágrimas de los ojos al ver
cómo venían sus tropas. Francisco López de Gómara (2007: 209210), por su parte, escribió en su Historia general de las Indias que la
tristeza lo alcanzó todo:
Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer
duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque
la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando,
tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente,
más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y
por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara
viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y
regocijo entrado habían?
Respecto al árbol de la Noche Triste, en el que Cortés lloró su derrota, y del cual la tradición muestra evidencia en un ahuehuete
(Taxodium mucronatum) sobre la calzada México-Tacuba en el barrio
de Popotla, se puede decir que el sitio en específico y el árbol en
66
particular constituyen una leyenda, pues esta narrativa surge de una
tradición tardía y no hay evidencias escritas del tal suceso antes de
la segunda mitad del siglo xix (Carlos González, 2020: 67). El mismo
Cortés en su Segunda carta de relación, no dice nada al respecto, a
diferencia de otros momentos en los que sí describe su pesar. Cierto es que se reagrupó en Popotla una vez que dejó atrás la estrecha
calzada, flanqueada por el lago y por sus adversarios, para entrar en
tierra firme. Ahí, esperando a su retaguardia debió de reposar por un
momento y sin duda sentir pesar; pero la escena del ahuehuete y el
llanto, al igual que el salto de Alvarado, son alegorías con las que se
enriquece el imaginario popular.71
En la mañana y durante todo el día del 1 de julio de 1520, los
aztecas hostigaron a los españoles con ánimo reducido, de haberse
organizado los hubieran aniquilado en Tacuba. Ese día como vemos
en el Códice Florentino, los aztecas regresaron a los canales a buscar
los objetos expoliados, uno de ellos aparece portando una espada en
la mano derecha y un tejo de oro en la izquierda.
71 Si el lector desea ahondar en este tema puede leer El árbol de la derrota, de Salvador
Rueda (2020).
67
abajo
Aztecas recuperando los
despojos de la Noche Triste
en los canales secundarios
que atravesaban la calzada
México-Tacuba. Uno de
ellos se hace de una espada
y un tejo de oro ligeramente
curvado, es similar al hallado
arqueológicamente cerca
de la Alameda en 1981.
Códice Florentino, lib. xii,
f. 45r.
Esta conducta relajada sirvió a los españoles para reagruparse en
Tacuba, aunque era ciudad aliada de Tenochtitlan, su población no
presentó combate durante las primeras horas del 1 de julio, refiere
Hernán Cortés (1866: 136):
Y llegado á la dicha ciudad de Tacuba, hallé toda la gente remolinada en
una plaza, que no sabían dónde ir; á los cuales yo di priesa que se saliesen
al campo antes que se recreciese mas gente en la dicha ciudad y tomasen
las azoteas, porque nos harían desde ellas mucho daño. E los que llevaban
la delantera dijeron que no sabían por dónde habían de salir.
Manuel Gamio, para algunos “padre” de la antropología en México, por sus intentos de mostrar el pasado prehispánico como una
gran civilización, decidió a principios del siglo xx describir en lo
posible la ruta de Cortés, que va de Tacuba a la cima del cerro
Otoncapulco,72 donde hoy se levanta la basílica de Nuestra Señora
de Los Remedios. Gamio (1909), consultando fuentes históricas
del siglo xvi,73 encontró referencia a “dos torres” o “dos teocallis”
en el camino a Otoncapulco, para Gamio se trata de los sitios
Sanctorum y El Conde. Los españoles siguieron hacia Naucalpan
porque era su única opción: al norte, Azcapotzalco como enemigo; al sur, Chapultepec también hostil; al este, Tenochtitlan, justamente de donde venían huyendo. El 1º de julio al amanecer, Cortés
y los suyos se reunieron en una plaza de Tacuba sin oposición de
los habitantes, al pasar las horas, Tacuba presenta un frente
de combate en el sitio denominado “Cerrito de Tacuba”,74 donde
Gamio (1909: 248) afirma se encontraron corazas, espadas, puntas de flecha y restos humanos. Cortés (ibidem) rompe el cerco y
logra sacar a su gente de Tacuba, esperó a los rezagados en unas
labranzas: “porque no me partí de allí ni dejé pasar los contra72 Sobre el nombre apropiado para este sitio y sus alrededores véase el próximo
capítulo.
73 La fuente histórica más confiable para este episodio es la Segunda carta de relación,
porque fue escrita al poco tiempo por Cortés quien tomaba nota de lo sucedido o
lo hacía algún escribano que él designaba.
74 Actualmente en la calle de Lago Guija, entre la avenida Marina Nacional y la calle
Golfo de San Lorenzo, en Tacuba.
68
rios hasta haber tomado el cerro”. Se trata de un cerro próximo
al de Tacuba, para Gamio es el Sanctórum,75 de ahí prosiguieron
al siguiente teocalli, que hoy es el sitio arqueológico de El Conde,
cruzaron el río Tepzolac (Río de Los Remedios), prosiguieron por
la cuesta que se llama Acueco (Orozco y Berra, 2004: 77), y finalmente alcanzaron el cerro Otoncapulco donde se refugiaron asistidos por los otomíes. Lo sucedido en Otoncapulco esa tarde y noche
del día primero y madrugada del día 2 de julio, se puede resumir en
la siguiente cita de Hernán Cortés (1866: 136-137):
Y llegados al dicho aposento, nos fortalecimos en él, y allí nos cercaron y
tuvieron cercados hasta la noche, sin nos dejar descansar una hora. En
este desbarato se halló por copia, que murieron ciento y cincuenta españoles y cuarenta y cinco yeguas y caballos, y más de dos mil indios que
servían a los españoles […] Y aquella noche, á media noche, creyendo no
ser sentidos, salimos del dicho aposento muy calladamente, dejando en él
hechos muchos fuegos, sin saber camino ninguno ni para dónde Íbamos,
mas de que un indio de los de Tascaltecal nos guiaba, diciendo que él nos
sacaría á su tierra…
De Otoncapulco hicieron camino para Teocalhueyacan, en lo que
hoy es San Andrés Atenco en Tlalnepantla, de ahí pasaron por
Calacoaya, un poblado cercano que destruyeron para continuar a
Atizapán y así seguir por la margen lacustre en dirección al norte
para alcanzar Tlaxcala, en ese momento apenas suman 360 españoles, 600 aliados y 23 caballos. A pesar del hostigamiento inicial, la
fortuna fue propicia para los españoles y sus aliados, pues los aztecas
se entretuvieron festejando la victoria, conduciendo al sacrificio a
cientos de prisioneros españoles y tlaxcaltecas capturados durante
la Noche Triste, para homenajear el ascenso del nuevo tlatoani. El
error táctico azteca durante la batalla, de nueva cuenta, fue su insistencia ritual en el apresamiento de adversarios para su posterior
sacrificio. Si hubieran cambiado esta práctica por una operación de
75 Gamio (1909: 256) muestra una fotografía de un montículo con material arqueológico que identifica como Sanctórum, está ubicado entre el “pueblecillo” de
Sanctórum y el Panteón Español.
69
aniquilación total, los españoles y sus aliados no hubieran escapado
de la cuenca de México. A esto se sumó la epidemia que sobrevino
y que mataría tiempo después a Cuitláhuac, sucesor de Moctezuma,
a quien Bernal Díaz del Castillo distinguió como “el señor que nos
echó de México”.
Los aztecas también se disiparon y no presentaron un frente bélico inmediato posterior a la Noche Triste, porque entre ellos había divergencias, según Juan Miralles (cit. Mira, 2010: 225) se produjeron
violentas diferencias entre los que habían sido fieles a Moctezuma
y quienes lo derrocaron. Así también lo considera María Castañeda
(2020: 46), quien apunta que Cuauhtémoc, previo a la Noche Triste, tenía la intención de acabar con toda la estirpe de Moctezuma.
En cambio, los españoles presentaron un frente consolidado, para
ellos no existía más opción que pelear, porque morir terriblemente
sacrificados con sus huesos dispersos, sin poder resucitar para el Juicio Final, era una idea inadmisible, así que preferían perder la vida
enfrentando al infiel y así ganar la gloria eterna. Si acaso tenían la
fortuna de sobrevivir, entonces lo harían con la honra y la fortuna
que significa la victoria, misma que llegaría unos días después en
Otumba.
Los aztecas nunca se dieron cuenta que durante la Noche Triste
infligieron a España la mayor derrota en su historia militar durante
el proceso de colonización en América.
En la batalla de Otumba, a una semana de salir de Tenochtitlan, se suscitó la tragedia para los aztecas, no obstante, su superioridad numérica arrasadora. Los españoles en un pequeño número
tomaron ventaja de la capacidad militar de las técnicas europeas
frente a la idiosincrasia indígena, que estaba lejos de la “guerra de
aniquilación”. Los españoles con sus aliados escaparon, y al fin
pudieron llegar a Tlaxcala, era un puñado de seres humanos paupérrimos, en los siguientes meses ese ejército irregular de voluntarios
se levantará. Ahí Cortés supo la infame noticia de que Juan Páez, a
quien había dejado en Tlaxcala, se había negado a ir con cien mil
tlaxcaltecas, que Magiscacín ponía a su disposición para socorrer a
los españoles, hostigados por los aztecas en Tenochtitlan (Cervantes de Salazar, 1914: lib. v, cap. ii). Finalmente llegaron refuerzos y
70
suministros de Cuba, se sumaron a su causa más etnias indígenas
y se beneficiaron de un aliado decisivo: las epidemias. Para 1521
había caído Tenochtitlan.
71
arriba
Entre el 30 de junio y el
7 de julio de 1520 aconteció la retirada de los
españoles y sus aliados
de Tenochtitlan rumbo a
Tlaxcala, este hecho marcó uno de los episodios
épicos más trascedentes
de la historia de México.
Adaptación del autor a
una ilustración de Wikipedia, 2020.
Los otomíes:
la alianza decisiva
Cuando invade un extranjero poderoso una comarca, lo
ordinario es que se pongan de parte del invasor los estados menos fuertes, por envidia al que antes dominaba, y
sin gastos ni esfuerzos el extranjero conserva la adhesión
de estos pequeños estados […] Quien no acuda a tales
medios pronto perderá la conquista.
Nicolás Maquiavelo, El príncipe, cap. iii, 1513
L
os otomíes de Naucalpan son los protagonistas que se
integran en esta historia de alianzas con los españoles.76
Primero fueron los totonacas en la costa, siguieron los
tlaxcaltecas en el Altiplano, de tal modo que por donde
pasaba la columna militar de Cortés, se consolidaban
alianzas de quienes eran sujetos del Estado tributario azteca, que a
través del terror los sometía. Poco a poco, desde 1519, se fue conformando un numeroso ejército indígena multiétnico, que alentado por la capacidad de fuego de los europeos, su caballería, perros
de ataque77 y otras innovaciones, incrementaba el potencial de la
alianza hispano-indígena para enfrentar y derrotar a Moctezuma ii
Xocoyotzin, tlatoani de los aztecas.
76 Las alianzas indígenas con las huestes cortesianas quedan fuera de toda imputación de traición a México, pues no existía en ese entonces una noción de
patria o nación mexicana. El plano mesoamericano estuvo conformado por estados regionales independientes entre sí y enemistados por el tributo que se pagaba
a quien ostentaba el poder militar, en este caso los aztecas.
77 Una de las armas más crueles fue el uso de canes, se trata de los perros corsos,
esencialmente de la raza mastín.
73
05
Para inicios del verano de 1520 parecía que este plan no resultaría, Cortés era derrotado en Tenochtitlan, como vimos en el capítulo
anterior. El incremento de su fuerza con la tropa de Pánfilo de Narváez no fue suficiente, cercado por su atrevimiento de imponer su
autoridad sobre la gran urbe, ahora se encontraba en Naucalpan en
una acción desesperada por escapar.
El día 1 de julio de 1520,78 después de mediodía, una tropa maltrecha y derrotada alcanza los lomeríos de Naucalpan, su alianza con
los otomíes de la región será crucial para sobrevivir. Son su última
opción. Han llegado hasta Otoncapulco como parte de un plan anticipado de Cortés que prevenía, es de suponerse, una ruta de escape
en caso necesario. Evidencias de que se sentían amenazados fue la
construcción de cuatro bergantines durante la primavera de 1520 y
la prospección de Cortés por la calzada México-Tacuba, al regresar
de la costa después de someter a Pánfilo de Narváez. Considero que
concertó una alianza con los otomíes previamente porque los españoles eran sólo un puñado de efectivos dentro de un conglomerado
humano adverso al que habían agraviado con su intromisión. Cuando
llegaron a Otoncapulco, ese primero de julio de 1520, al fin estaban
en territorio aliado, las expectativas parecían favorables, al menos
habían escapado de la isla. Tanto fue el alivio, que en la historia de
la Nueva España se guardó ese día y ese lugar donde años después
levantarían ahí el santuario a Santa María de la Victoria, que posteriormente pasaría a denominarse Nuestra Señora de Los Remedios,
ambos resguardando la misma imagen de la Virgen arzonera.
La literatura sobre este acontecimiento es amplia, algunas obras
resultan exageradas, como lo consideraba en su momento Juan de
Torquemada (cit. por Howe, 1883: 486), para no conducir al lector
por líneas inconvenientes se ha optado por una selección de documentos. Comencemos con tres fuentes históricas hispanas de testigos
presenciales: Hernán Cortés, Bernardino Vázquez de Tapia y Bernal
Díaz del Castillo. Iniciamos con el capitán Cortés (1866: 136-137):
78 La Arquidiócesis de Tlalnepantla contemplaba el día 1 de julio de 2020 para la
culminación del Año Jubilar, fecha en que se cumplían 500 años de la llegada de
la imagen a Naucalpan; pero el impacto de la peste del coronavirus determinó la
culminación del Año Jubilar para el 1 de septiembre de 2020.
74
Y cuando llegó la rezaga supe que habían recibido algún daño, y que habían muerto algunos españoles y indios, y que se quedaba por el camino
mucho oro perdido, lo cual los indios cogían; y allí estuve hasta que pasó
toda la gente, peleando con los indios, en tal manera, que los detuve para
que los peones tomasen un cerro donde estaba una torre y aposento fuerte,
el cual tomaron sin recibir ningún daño, porque no me partí de allí ni
dejé pasar los contrarios hasta haber ellos tomado el cerro, en que Dios
sabe el trabajo y fatiga que allí se recibió, porque ya no había caballo, de
veinte y cuatro que nos habían quedado, que pudiese correr, ni caballero
que pudiese alzar el brazo, ni peón sano que pudiese menearse; y llegados
al dicho aposento, nos fortalecimos en él, y allí nos cercaron y tuvieron
cercados hasta la noche, sin nos dejar descansar una hora. En este desbarato se halló por copia, que murieron ciento y cincuenta españoles y
cuarenta y cinco yeguas y caballos, y más de dos mil indios que servían
á los españoles, entre los cuales mataron al hijo y hijas de Muteczuma
y á todos los otros señores que traíamos presos. Y aquella noche, á media
noche, creyendo no ser sentidos, salimos del dicho aposento muy calladamente, dejando en él hechos muchos fuegos, sin saber camino ninguno ni
para dónde Íbamos, mas de que un indio de los de Tascaltecal nos guiaba,
diciendo que él nos sacaría á su tierra.
Hernán Cortés, Segunda carta de relación, 1522
La Segunda carta de relación no menciona el nombre del lugar, pero
el relato es coherente con otras fuentes y no deja duda de que se
trata de la localidad que nos ocupa, la percepción de Cortés destaca
intereses militares, políticos y patrimoniales. En cambio, la siguiente
versión, que corresponde a Vázquez de Tapia (1972: 44), ayuda en
la ubicación del sitio, la hora en que llegaron (pasado el mediodía) y lo más importante, la construcción posterior de un santuario
para Santa María de Los Remedios, sobre las ruinas de un templo
prehispánico que describe como una torre de ídolos:
Y a tres o cuatro horas del día llegamos a una torre de ídolos, dos leguas
de México, que se llamó Santa María de los Remedios y el Marqués y los
que escapamos, todos heridos y tan cansados y muertos de pelear, casi,
como los que murieron. Mandó el Marqués hacer alarde y memoria de
75
los que escaparon y estaban allí; halláronse cuatrocientos y veinticinco
hombres y veinte y tres caballos, todos heridos.
Vázquez de Tapia, Relación de méritos y servicios… 1544 [ca.]
En la siguiente cita que se debe a Bernal Díaz del Castillo (2011:
439) se confirma lo señalado por Vázquez de Tapia, pero lo más
importante es la afirmación de que ellos, al referirse a los conquistadores, construyeron la iglesia a Nuestra Señora de Los Remedios,
y no como leeremos en el siguiente capítulo que se la atribuye a los
indígenas otomíes de Otoncapulco:
En aquel cu e fortaleza nos albergamos y se curaron los heridos, y con muchas lumbres que hicimos, pues de comer ni por pensamiento; y en aquel
cu y adoratorio, después de ganada la gran ciudad de México, hecimos una
iglesia que se dice Nuestra Señora de los Remedios, muy devota, y van agora
allí en romería y a tener novenas muchos vecinos y señoras de México.
Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista…, 1568
Repasemos ahora a cronistas del siglo xvi que recopilaron testimonios de aquellos que ahí estuvieron. Empecemos con Francisco López
de Gómara (2007: 211-212), confesor de Hernán Cortés a partir de
1540, quien describe el actuar del marqués,79 tal y como él mismo lo
alude en su Segunda carta de relación:
Tomó la delantera, echó delante los indios amigos que le quedaron, y caminó por unas labradas. Peleó hasta llegar a un cerro alto, donde estaba
una torre y templo, que ahora llaman por eso Nuestra Señora de los Remedios. Matáronle algunos españoles rezagados y muchos indios primero
que arriba subiese; perdió mucho oro de lo que había quedado, y fue harto
librarse de la muchedumbre de enemigos, porque ni los veinticuatro caballos que le quedaron podían correr, de cansados y hambrientos, ni los
españoles alzar los brazos ni pies del suelo, de sed, hambre, cansancio y
pelear, que en todo el día y la noche no habían parado ni comido.
79 El marquesado del Valle de Oaxaca fue un título nobiliario hereditario que concedió a Hernán Cortés, el 20 de julio de 1529, el emperador Carlos v.
76
En aquel templo, que tenía razonable aposento, se fortaleció. Bebieron,
pero no cenaron nada o muy poco, y estuvieron a ver qué harían tantos
indios que por alrededor estaban como en cerco, gritando y arremetiendo,
y porque no tenían de comer; guerra peor que la de los enemigos. Hicieron muchos fuegos de la leña del sacrificio, y hacia la media noche, que
sentidos no fuesen, se partieron. Mas como no sabían el camino, iban a
tiento, sino que un tlaxcalteca los guió y dijo que llevaría a su tierra si
no lo impedían los de México; y con tanto comenzaron a caminar. Cortés
ordenó su gente, puso los heridos y ropa que había, en medio; los sanos y caballos repartió en vanguardia y retaguardia. No pudieron ir tan
quedos, que no los sintieran los escuchas que cerca estaban; los cuales apellidaron luego y vino mucha gente, que los siguió solamente hasta el día.
Francisco López de Gómara, Historia de la conquista de México, 1552
Al igual que Cortés, López de Gómara menciona que hicieron
muchos fuegos de la leña del sacrificio, encendidos para distraer
a sus oponentes y así eludirlos. Al parecer tal cantidad de leña
podía encontrarse en un templo dedicado a Otontecuhtli, dios
del fuego y señor de los otomíes, antepasado del linaje local por
excelencia, divinidad a la que también reconocían los aztecas con
el signo del fuego (Lastra, 2006: 71, 317, 346). El relato continúa
con el descenso del cerro y el camino que tomaron con destino
a los rumbos de Tlalnepantla. Así lo describe fray Bernardino de
Sahagún (1985: 787), en la Historia general de las cosas de la Nueva España en su versión en náhuatl, capítulo xii, traducción que
debemos al padre Ángel María Garibay:
Así pues, allí en Acueco pasaron la noche. Muy de madrugada muy antes
de la aurora se levantaron. Se vistieron, se aderezaron, tomaron sus armas de guerra. Enseguida emprenden la marcha, van en movimiento, se
tienden en el camino.
Pero los mexicanos los iban acosando, les iban dando gritos de guerra. No se llegaban a ellos, sino de lejos les gritaban, de lejos los iban
siguiendo; no hacían más que seguirlos desde lontananza.
Y cuando hubieron llegado a un sitio que se llama Calacoaya...
77
abajo
En el Códice Florentino, libro xii, f. 44 r,
se presenta a Otocóatl
cacique de Tecalhuican,
dialogando con Cortés a
través de la Malinche. Le
acompaña una comitiva
con alimentos para los
españoles y sus aliados.
La versión en español de la misma Historia general de las cosas de la
Nueva España de 1582 presenta un relato escueto, resulta que el lugar donde pasaron la noche ya no es Acueco, ahora es Otonteocalco;
además, se menciona la colaboración otomí (Sahagún, 1985: 741):
Llegaron los españoles a un lugar que se llama Otonteocalco, allí se recogieron en el patio y se refocilaron porque los indios mexicanos ya se
habían vuelto a recoger al campo: allí los llegaron a recibir de paz los
otomíes del pueblo de Teucalhuican, y les dieron comida.
La versión en español de la Historia general de las cosas de la Nueva
España publicada por Porrúa (Sahagún, 1985: 745), se ajusta a la
transcripción del Códice Florentino, capítulo xxv, que a la letra dice:
Capitulo xxv
de cómo los de teucalhuican salieron de paz y con bastimentos
a los españoles cuando iban huyendo de méxico
1.- Estando los españoles en este aposento arriba dicho -Otonteocalco-,
vinieron los otomíes de Tecalhuican con su principal que se llama Otocóatl,
y trajeron comida a los españoles que estaban muy necesitados, diéronlos
muchas tortillas y gallinas asadas y cocidas, y hablaron al capitán D. Hernando Cortés, saludándole de paz y rogándole que descansasen y comiesen.
78
Para incrementar el acervo documental, contamos con una tercera
versión de Sahagún, es posterior y se considera con “correcciones”.
Es destacada porque expresa la memoria de “los soldados indios que
se hallaron presentes”, al parecer se trata del testimonio de soldados
tlaxcaltecas porque dice: “Por haber sabido que muchos de sus hermanos los españoles quedaban muertos y ahogados”. Este texto aparece
en 1585, tres años después de la versión anterior en español, poco
antes de que Sahagún falleciera. A este documento se le conoce
como Relación de la conquista de esta Nueva España, como la contaron los
soldados indios que se hallaron presentes. Convirtiéndose en la lengua española, llana e inteligible y bien emendada en este año de 1585. El texto fue
publicado en 1840 por Carlos María de Bustamante, quien asimismo
certifica la autenticidad del documento (Sahagún, 1840: 126-127):
Y los mexicanos fueron dando caza, hasta que hicieron alto en aquel barrio
que se llama Otoncapulco, y en este trecho los indios enemigos mataron á
los hijos de Moctheuzoma que iban guiando á los españoles y á otros indios.
En este lugar parece que milagrosamente nuestro Señor Dios movió á los
de un pueblo que estaba allí cerca, que se llama Teucalhuyacan y fueron
cargados de bastimentos, recibidos de paz, y los proveyeron de todo lo necesario, admitiéndolos con mucha humanidad y amistad. Durmieron aquella
noche en un lugar que se llamaba Acueco, donde estuvieron con harto temor
y sobre salto, temiendo que los mexicanos hablan de ir tras ellos con gran
copia de gente para acabarlos. Pasaron allí una noche muy trabajosa y con
mucha tristeza, por haber sabido que muchos de sus hermanos los españoles quedaban muertos y ahogados, y toda su hacienda perdida, y todos los
amigos cautivos y muertos, y ellos en gran peligro de acabar allí sus días
en tanta penuria y deshonra. Algunos de cansados y fatigados se echaron á
dormir por esos suelos, los demás velaron toda la noche, y estuvieron esperando el fin de su vida, y rogando a Dios que tuviese por bien misericordia
de sus animas por sentirse muy cargados de culpas y muy rodeados de enemigos, y esperándolos por momentos. Fué Dios servido de que los mexicanos se ocupasen en recoger los despojos de los muertos y las riquezas de oro
y piedras que llevaba el bagaje, y de sacar los muertos de aquel acequia, y
los caballos, y otras béstias, y todo lo echaron en unos piélagos que estaban
allí cerca, de manera que quedó limpia el acequia de todo lo que allí había
79
caído, y por esto no siguieron el alcance, y los españoles pudieron ir poco á
poco por su camino sin tener mucha molestia de enemigos.
Fray Bernardino de Sahagún, Relación
de la conquista de esta Nueva España…, 1585
Tres son las versiones de fray Bernardino de Sahagún80 sobre el mismo hecho que se han presentado. En la última se dice que el sitio
donde llegan después de Tacuba es Otoncapulco, y no como en la
cita anterior que lo denomina Otonteocalco; además, Acueco es un
lugar próximo y no el mismo Otoncapulco: llegan primero al barrio
otomí que es Otoncapulco y de ahí parten a Acueco donde pasan
la noche. Por otra parte, es interesante que Sahagún (1840: 128)
considera que lo sufrido por los españoles durante la Noche Triste
es un castigo divino por las atrocidades que han cometido contra la
población: El haber castigado a los españoles por sus pecados, fue muy
justamente hecho, y el no permitir que todos fueran acabados...
Una investigación exhaustiva en fuentes orales, códices y testimonios diversos es la obra de fray Diego Durán (1984, tomo ii: 557),
en su texto sólo se registra una breve pero interesante aportación: es
Hernán Cortés quien da nombre al sitio de nuestro interés:
Los cuales tristes y afligidos y desconsolados y temerosos y alcanzados
muchos de ellos de salud, descalzos y destrozados y muertos de hambre y
de sed, salieron (de donde hoy es) Nuestra Señora de los Remedios, donde
el Marqués dejó aquel nombre puesto a este lugar, por entender que de la
mano de esta bendita Señora le había venido este remedio.
Fray Diego Durán, Historia de las Indias
de Nueva España e islas de tierra firme, 1579
80 A la Historia general de las cosas de la Nueva España de fray Bernardino de Sahagún
[1582 ca.] le precedieron varios esbozos y borradores. La redacción previa más
completa fue el llamado Códice Florentino, concluido entre 1575-1577, con textos
en náhuatl y castellano y más de 2000 ilustraciones. Antes, hacia 1558-1565, había puesto por escrito diversos cuadernillos conocidos como Códices Matritenses,
que incluyen los Primeros Memoriales, también con texto bilingüe e ilustraciones.
Se conoce además una copia antigua de los textos originales, conocida como
Códice de Tolosa y la presente cita que se desprende de la Relación de la conquista
de esta Nueva España, como la contaron los soldados indios que se hallaron presentes.
Convirtiéndose en la lengua española, llana e inteligible y bien emendada en este año
de 1585, que autentica Carlos María de Bustamante (1840).
80
Hasta ahora hemos revisado versiones españolas, pero ¿cuál es la visión de los indígenas? Nada mejor que citar a Miguel León Portilla81
(1980: 95-96) en su célebre Visión de los vencidos:
También allí fue herido y en ese sitio murió Tlaltecatzin, príncipe tepaneca.82
Era el que guiaba, el que dirigía, el que iba señalando y marcando los
caminos a los españoles.
Luego de ahí vadearon el Tepzólatl, que es un riachuelo; pasaron al
otro lado, vadearon el Tepzólatl y luego se remontaron al Acueco. Fueron
a detenerse en Otoncalpulco. Su patio estaba defendido por una muralla
de madera, tenían un muro de madera. Allí se refrigeraron, allí tomaron
descanso, allí restauraron sus fuerzas y recobraron el aliento.
Allí vino a darles la bienvenida el jefe de los de Teocalhueyacan.
El señor se llamaba con nombre propio de nobleza El Otomí. Este fue
a encontrarlos y allí les fue a entregar comida: tortillas blancas, gallinas,
guisados y asados de gallina, huevos y algunas gallinas vivas y también
algunas tunas: todo lo pusieron delante del capitán.
Les dijeron:
-Señores nuestros, os habéis fatigado, habéis pasado angustias. Que los
dioses reposen. En tierra asentaos, tomad aliento.
Entonces les respondió Malintzin, les dijo:
-Señores míos, dice el capitán:
¿De dónde venís? ¿Dónde es vuestra casa?
Dijeron ellos:
-Óigalo nuestro señor: Venimos de su casa de Teocalhueyacan.
Somos gente de este lugar.
Dijo Malintzin:
-Bien está. Os estamos agradecidos. Allá de donde venís mañana
o pasado iremos a pernoctar.
81 León Portilla reunió y ordenó varios textos traducidos del náhuatl por el padre
Ángel María Garibay, del cual se desprende esta selección.
82 Véase el elocuente reportaje periodístico de El Universal del 4/v/2019, sobre el
museo del Príncipe Tlaltecatzin y los chintololos en: <https://www.eluniversal.
com.mx/mochilazo-en-el-tiempo/la-aparicion-que-inspiro-un-museo-en-azcapotzalco>.
81
derecha
Lámina Vigésima
del Lienzo de Tlaxcala
Siguiendo con los textos de memoria indígena, pasemos a la versión
de los aliados de los españoles con el Lienzo de Tlaxcala, documento
histórico tlaxcalteca del año 1552, su iconografía resulta extraordinaria, porque es la única representación gráfica de este crucial momento. El notable historiador del siglo xix, Alfredo Chavero (1892:
44) interpreta la siguiente lámina:
Al amanecer del domingo 1º de Julio, Cortés marchó con las fuerzas que le
quedaban, á la serranía que se alza á dos o tres leguas al Poniente de Tlacopan, y que se llamaba Quauhximalpan, porque en ella se cortaban maderas, pues estaba cubierta de extensos bosques. En el cerro más próximo
alzábase un teocalli, y en él se refugió Cortés con su destrozado ejército, al
cual siguieron combatiendo hasta ese punto numerosas fuerzas de indios.
En ese cerro y en el lugar que ocupaba el teocalli, levantóse después el
Santuario de los Remedios.
En la pintura vigésima, además del nombre Quauhximalpan escrito
en caracteres góticos, se ve su jeroglífico compuesto de un árbol y de un
hacha83 para cortarlo. En el teocalli está sentado Cortés, al lado Marina,
y delante, como en su cuidado y defensa, un rodelero84 y un soldado de
lanza. Llegan un jefe tlaxcalteca con tres de sus guerreros y un caballero
castellano. Al pie del teocalli están dos indios muertos, y caen varias
piedras y flechas; con lo cual se expresa el ataque de los mexicanos y
tepanecas que habían ido persiguiendo a Cortés, y que duró todo el día.
Al llegar la noche cesó el ataque. Los castellanos habían podido descansar algo, á pesar de la refriega de todo el día; de un pueblo cercano de
otomíes les habían llevado alimentos; curaron á los lastimados, vendándoles con mantas las heridas; y cuando cesó el ataque, lograron reposar
los más, entregándose al sueño, si bien se remudaban constantemente las
velas. Estas están representadas por los dos soldados españoles que vigilan
delante del templo. El caballero y los tlaxcaltecas que llegan significan, en
mi concepto, los dispersos que en ese lugar se unieron á Cortés.
83 Se trata de un hacha de cobre.
84 Los rodeleros​eran unidades de infantería española provistas de espadas y escudos redondos.
82
El lector encontrará que en la imagen y en la cita anterior al lugar
se denomina Quauhximalpan85 y no Otoncapulco como se apunta
en la mayoría de las referencias históricas. Parece confuso y lo es.
Abramos un paréntesis.
Uno de los primeros en identificar la diversidad de nombres para
este sitio fue el ilustre historiador del siglo xix, don Manuel Orozco
y Berra (2004: 72, 78), quien apuntaba en 1873 en el Itinerario del
ejército español en la conquista de México, que no debería haber duda
porque se trata de distintos espacios: el nombre del cerro es Totoltepec como se lee en el Zodiaco Mariano (1755: 68), con diferente
ortografía es Totolpec en Francisco de Alva Ixtlilxóchitl [1610 ca.],
que a mi parecer presenta un error ortográfico, o acaso se quería referir al Tototepec cabecera del señorío otomí en Meztitlan. El pueblo
otomí al que llegan es Otoncapulco, como aparece con fray Juan
de Torquemada [1592 ca.] y con Francisco Javier Clavijero [1780
ca.]; por otra parte, Acueco, es la cuesta para llegar a Otoncapulco
desde Naucalpan; y Tzacuhyocan o Zacuhyocan, supone Orozco es
el nombre del adoratorio en el que se refugiaron esa noche;86 sin embargo, Howe (1883: 485) apunta que el nombre de este adoratorio
se lo debemos a Muñoz Camargo en la Historia de Tlaxcala, cap. vi
[1584 ca.].
En el Itinerario del ejército español en la conquista de México, no
encontramos el nombre de Quauhximalpan, sólo en el Lienzo de
Tlaxcala y con Francisco de Alva Ixtlilxóchitl en su Historia de la nación chichimeca, cap. lxxxix [1640] que dice que los españoles y sus
aliados pernoctaron después de la Noche Triste en Quauhximalpan.
85 Quauhximalpan, hoy se escribe Cuajimalpa cuando se refiere a una de las 16
alcaldías de la Ciudad de México. Se encuentra al poniente de la capital, 13 km al
sur del cerro Otoncapulco, en el siglo xvi, la Sierra de Monte Alto que comprende
Cuajimalpa y Otoncapulco se asumía como una misma región.
86 Orozco y Berra (2004: 78) considera que Tzacuhyocan es el nombre del adoratorio en la cima de Otonacapulco, pero no es así, porque tzacuhyocan es simplemente la palabra que se usa en náhuatl para pirámide: tzacualli, pirámide; y can
al final es el sufijo que denota el lugar: “en el lugar de la pirámide”.
84
La disertación geográfica no se agotó en el Itinerario de Orozco y
Berra, años después, Manuel Gamio (1909: 238) se dio tiempo para
compartir sus criterios al respecto, para él, el cerro de nuestro interés es Otoncapolco, que en ocasiones: se le ha denominado equivocadamente como cerro Moctezuma, y en otros casos como cerro Totoltepec,
nombre que corresponden a otras cimas situadas a dos y tres kilómetros
al no del cerro Otoncapolco. Como vemos su propuesta no concuerda
con las descripciones de Orozco y Berra. Recientemente, a principios
de este siglo, el arqueólogo del inah, Francisco Rivas (2006: 45),
considera que donde se levanta la basílica es el cerro Totoltepec, y
Otoncalpulco es el cerro Moctezuma.
Sin ánimo de ahondar en la discusión, en la siguiente tabla presento los nombres de los lugares de nuestro interés mencionados en
las citas anteriores, sugiriendo para cada uno su etimología en náhuatl, anotando las posibles corrupciones y adecuaciones del idioma
por el paso del tiempo. Por ejemplo, en la obra de fray Bernardino
de Sahagún, en cada una de sus versiones se aporta un topónimo
diferente para el mismo lugar: Acueco, en otra Otonteocalco y en
la tercera Otoncapulco. Este último en otras fuentes históricas lo
encontramos con diferente ortografía, pues se escribe también como
Otomcapulco y Otoncalpolco. En cualquiera de los casos anteriores,
la palabra inicia con el vocablo oton, que se traduce como otomí.87
Veamos los siguientes topónimos:
87 Oton es el nombre del caudillo fundador del pueblo otomí, para Jiménez (1939:
67) la palabra proviene de totomitl, que significa “flechador de pájaros”. El nombre Oton también hace referencia a Otonteuhctli, Otonteuctli u Otontecuhtli,
Señor de los otomíes, en náhuatl. Es una deidad de identidad étnica relacionado
con los hablantes de esa lengua. Otontecuhtli era venerado como dios del fuego
y los muertos, fue de gran importancia entre los grupos otomianos, de tal suerte
que la “10a veintena ritual” celebrada por los aztecas del 11 al 31 de agosto denominada Xocotlhuetzi - Huey miccailhuitl “gran fiesta de los muertos” estaba
dedicada a este numen (González, 2004: 59).
85
Topónimos regionales
Nombre
Etimología
Significado
Acueco
acuehco: en la vuelta del agua
En la vuelta del agua
Naucalpan
nau, contracción de nahui:
cuatro
calli: casa o barrio
Lugar de los cuatro
barrios88
Otomcapulco
otom, corrupción
de oton: otomí
capulco, corrupción
de calpulco: gran
barrio
Barrio de otomíes
Otoncalpolco
oton: otomí
calpolco: templo
Templo de otomíes
Otoncapulco
oton: otomí
capulco, corrupción
de calpulco:
gran barrio
Barrio de otomíes
Otonteocalco
oton: otomí
teocalo: casa divina
Casa del dios de los
otomíes
Otontepec
oton: otomí
Quauhximalpan
Tepzolac (río)
Totoltepec
Tzacuhyocan
cuahuitl:
árbol
ximalli:
astilla
tepec: lugar
pan: en, sobre
tepzolac, corrupción de tepetzalan:
quebrada entre montes89
tototl:90 genérico para pájaro
tzacualli, pirámide
tepec: lugar
Lugar de otomíes
En donde se cortan
árboles
El agua de la quebrada
del monte
Lugar de pájaros
can: nombre de lugar En el lugar de la pirámide
88 Los cuatro barrios de Naucalpan son: Tlatilco, Totoltepec, Huitzilacazco y Totolinga. Aunque es posible que también tenga una connotación calendárica con la
fecha “4 calli” (Cuatro casa).
89 Véase en el Plano reconstructivo de la región de Tenochtitlan de González Aparicio
(1973).
90 Según el Diccionario de la lengua náhuatl de R. Simeón (1992: 720) es totolin, que
se traduce como gallo o gallina.
Para aliviar al lector en esta suma de citas y topónimos he preparado un mapa, recurriendo a fuentes cartográficas de los siglos xix
y xx; y también a un documento extraordinario del siglo xvi, que es
el Mapa de Uppsala de 1550. Hay que advertir, que hay discordancias
señaladas por algunos especialistas sobre los hechos del 1 de julio de
1520,91 que trataré después de presentar los mapas. Cabe mencionar
que he optado por el topónimo de Otoncapulco para la cima del
cerro donde actualmente se levanta la Basílica de Nuestra Señora de
Los Remedios, por ser el denominativo más común.
La fuente histórica definitiva para identificar los lugares del mapa
anterior es el Mapa de Uppsala. Mapa de México de 1550, realizado por
Alonzo de Santa Cruz,92 que en la edición de Miguel León Portilla y
Carmen Aguilera (2016) se denomina Mapa de México Tenochtitlan
y sus contornos hacia 1550. En este documento converge el saber
indígena y la cultura renacentista europea, fue elaborado sobre piel,
mide 114×78 cm, se muestra la configuración urbana, orográfica y
ciertos retratos de la vida cotidiana de Tenochtitlan inmediatamente
después de la Conquista; para León Portilla y Carmen Aguilera es la
pintura más minuciosa y antigua de que se tiene noticia sobre la región
donde se asentó la capital del país. He replicado la ruta de Cortés
sobre este documento.
91 Fecha según el calendario juliano, en el calendario gregoriano corresponde al 10
de julio.
92 Para León Portilla y Carmen Aguilera el mapa no fue realizado por Alonzo de
Santa Cruz, cosmógrafo de Carlos v, sino por estudiantes, frailes y sabios indígenas que compartían conocimientos en el Colegio de la Santa Cruz de Santiago
Tlatelolco. Según Eli de Gortari, primera institución de educación superior de
América.
87
Fragmento del Mapa de Uppsala o Mapa de México de 1550. Se ha sobrepuesto la ruta que siguieron Cortés y sus tropas
en su repliegue de Tacuba entre el 1 y 2 de julio de 1520:
1. Tacuba.
2. Río Tepzolac, hoy río de Los Remedios.
3. Cerro Otoncapulco con la ermita de S. maría de la Vitoria [sic], hoy Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios.
4. Naucalpan, con sus cuatro barrios.
5. Cerro Totoltepec, hoy cerro Moctezuma.
6. Temetztitlan, se traduce como “Lugar de la Luna de piedra”, también como Meztitlan, del náhuatl metztli, luna, y tlan, lugar:
Lugar de Luna. Pedro Carrasco (2012: 181) identifica un Meztitlan sujeto a los tepanecas de Tacuba como San Mateo
Mextitlan, en Naucalpan, tal vez se trate del actual San Mateo Nopala. También en Emma Pérez (2016: mapa 1) se hace referencia a Metztitlan como sujeto a Tacuba. Por otra parte, en la Historia tolteca chichimeca (1989) en la interpretación que
hacen los editores en el mapa de la página 254, vemos que Meztitlan se ubica justamente en el área de nuestro estudio,
acaso San Mateo Nopala.
7. Teucalhuiacán, también como Teocalhueyecan, la imagen presenta un templo otomí, que se reconoce por la forma del
techo. Es el “Lugar del templo grande”, hoy San Andrés Atenco, Tlalnepantla.
8. Azcapotzalco.
Apunte del autor sobre digitalización del original realizado por el Consorcio Alvin, Biblioteca de la Universidad de Uppsala,
2017, Si el lector desea consultar en línea el Mapa de Uppsala, véase http://sysrep.aalto.fi/demo2015/mexico.html.
88
Otoncapulco y sus alrededores los días 1 y 2 de julio de 1520:
1. Ruta de Cortés replegándose de Tacuba (1 de julio).
2. Sitio arqueológico El Conde.
3. Río Tepzolac, hoy río de Los Remedios.
4. Cuesta de Acueco.
5. Templo en el cerro Otoncapulco, hoy Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios .
6. Pueblo de San Juan Totoltepec.
7. Cerro Totoltepec (hoy cerro Moctezuma).
8. Cortés se dirige a Teucalhuiacán en Tlalnepantla (2 de julio).
Elaboró José Palacio (2020) con datos vectoriales del inegi, apuntes del autor obtenidos del
Plano General de las Inmediaciones del pueblo de Los Remedios (Fardo, 1873); y del Plano
de la región entre Calacoaya, Clavería, Tlalnepantla… (Secretaría de Guerra, 1937).
89
mde 15m/pix
derecha
Ilustración del Cerro Moctezuma [1792]
publicada por José
Antonio Alzate y Ramírez
en el “Suplemento” de
las Gacetas de literatura de México, tomo
ii, 1831. Los trabajos
arqueológicos recientes
de Rivas (2006: 61)
demuestran que el cerro
estuvo terraceado con
muros de contención en
toda su porción occidental.
Del ejercicio cartográfico en el Mapa de Uppsala, dos elementos
iconográficos llaman la atención. El primero es un basamento piramidal rematado por una cruz, por encima de la leyenda S. maría de
La Vitoria [sic], acaso se trata de la “torre” o del cu mencionado en
las citas anteriores y que vemos plasmado en el Lienzo de Tlaxcala,
lámina vigésima, y que por su importancia es representado en el
mapa. El segundo elemento corresponde a un paraje con una Luna
al lado derecho del cerro Totoltepec; inicialmente, me confundí pensando que se trataba de la alianza entre Totoltepec y Meztitlan referida en el Códice Mapa Quinatzin, y en el Códice Xólotl, laminas i, iv
y vi, para el señorío de Meztitlan con su cabecera en Tototepec, pero
esa alianza corresponde a territorios que hoy se ubican en el estado
de Hidalgo y no en Naucalpan. Se entiende la confusión porque el
glifo totoltepec es común en el Altiplano: un cerro con su elemento
nominal en la parte superior que es la cabeza de ave. Varias poblaciones y genealogías93 recurren a este topónimo, hay Totoltepec en:
Hidalgo, Puebla, Ciudad de México (Tlalpan), Toluca y Oaxaca.
Ubicados en el espacio geográfico con los anteriores mapas, pasemos a la disertación táctica militar de los hechos del 1 de julio de 1520.
Brasseur de Bourbourg94 (cit. por Howe, 1883: 485) considera que los
españoles y sus aliados primero ocuparon la cima del cerro Otoncapulco, se fortificaron, pasaron la noche y sólo durante su retirada atravesaron la aldea otomí del somonte. Ya antes, José Antonio Alzate se
esforzó por investigar el tema, encontró en su momento (octubre de
1792), que los vecinos del lugar aplicaban el nombre de Otoncapulco,95
93 Totoltepec y Meztitlan también están referidos en genealogías ancestrales para la
cuenca de México, véase p. ej. la Historia chichimeca [1620 ca.] de Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl (1892).
94 Brasseur de Bourbourg (1814-1874), sacerdote francés considerado pionero en el
estudio de la arqueología, la etnología y la historia precolombina de Mesoamérica. Fue el arqueólogo oficial de la expedición francesa de México en 1864, para
1866 el gobierno francés publicó su obra Monumentos antiguos de México.
95 Se refiere a vecinos de los pueblos de Nopalco, Tzipilco, Totoltepec y Teolinga
[sic].
90
no a la colina de Los Remedios, sino a un cerro al norte que dista
tres cuartos de legua.96 Alzate subió al cerro con un dibujante, encontró las ruinas de un edificio fuerte, y ninguna en la colina de Los
Remedios, por lo que supone que el campamento militar no se hizo
en el sitio que hoy ocupa la basílica, sino en el cerro aledaño que actualmente conocemos como cerro Moctezuma (Gacetas de literatura
de México, tomo ii, 1831: 457-459):
Cuando hallándome en el pequeño pueblo de los Remedios, vi en sus inmediaciones un cerro cubierto de escaleras […] llegue al cerro: vi que las escaleras
no eran obra de la naturaleza, sino dispuestas por la industria de los hombres:
[…] Vi ruinas de piedras labradas de mucha magnitud, todo lo que demuestra
el ojo que esta fué la fortificación, ó como dicen los historiadores templo, porque
pensaban que todo lo que fabricaban los indios era con relación a la idolatría.
Fray Luis de Cisneros, quien recorrió estos lugares alrededor del año
1616, cuando escribía su libro Historia de el principio, origen, progresos y venidas a México y milagros de la Santa Imagen de Nuestra Señora
de los Remedios, publicado en 1621, refiere que al norte de la ermita
de Los Remedios, había un sitio que conocían como bosque de Moctezuma, distante a dos tiros de escopeta, donde quedaban ruinas
antiguas (Cisneros, 1999: 53), es de suponerse que se refiere al cerro
Moctezuma. También describe que la cima donde hoy está la basílica
había varios cues y una torre o torreoncillo (Cisneros, 1999: 21, 64 y
96 La legua es una medida de longitud que corresponde a lo que una persona camina
en una hora, la legua castellana en uso para inicios del siglo xvi es de 4,190 m,
pero fue abolida por Felipe ii en 1568, así que la utilizada por Alzate en el siglo
xviii fue la legua española de 6,361 m, la diferencia se atribuye a que “tal vez caminaban más aprisa que antes”.
91
71), que era el lugar donde la imagen de la Virgen fue hallada debajo
de un maguey. Así que estas dos eminencias de Naucalpan estaban
coronadas por construcciones rituales prehispánicas.
En 1794, dos años después de la visita de José Antonio Alzate al
cerro Moctezuma, el anticuario Guillaume Joseph Dupaix, recorrió
el cerro que hoy denominamos Moctezuma, centrando su atención
en un monumento que catalogó con el número 17 de su Descripción
de monumentos antiguos mexicanos, se trata de un petrograbado que
muestra una figura geométrica con forma de estrella de cinco brazos, en cada brazo se tallaron 10 círculos. Posiblemente se trate de la
misma pieza descrita por Alzate: Vi ruinas de piedras labradas de mucha
magnitud. El monumento en cuestión es un altorrelieve que coloquialmente se conoce como “La Luna”. Dupaix en su momento consideró
que se trataba de una mojonera o un monumento astronómico, como
también lo considera Rivas (2006: 134) en asociación con Venus y
el Sol. El altorrelieve por sus elementos iconográficos es similar a las
representaciones de estrellas con círculos tallados del Epiclásico en
Xochicalco (650-850 d. C.). Un estudio detallado de la pieza encontró
restos de pintura roja sobre estuco blanco, la interpretación de este
monumento se puede consultar en Rivas (2006: 136-142).
Siguiendo la presunción de Dupaix y Rivas, ensayé un calendario de horizonte dividiendo en cinco secciones el horizonte oriental
para la salida del Sol durante un año. Una sección por cada “brazo”,
pues en estudios anteriores (Montero, 2009a y 2009b) se ha registrado para el Altiplano central, que el año antiguamente lo dividían
en cinco secciones de 73 días (73×5=365), y que esta cifra al multiplicarse por ocho resulta en el período sinódico de Venus de 584
días (73×8=584), de esta forma hacían conmensurable una relación
astronómica calendárica entre el Sol y Venus.97
97 El punto de observación es la escultura en la ladera sur del cerro Moctezuma
(φ19°29’0.11” λ -99°15’26.94”), las posiciones del Sol al amanecer son cada 73
días a partir del paso cenital del Sol: 1) mayo 16, primer paso cenital del Sol, ladera sur del cerro Chiquihuite; 2) julio 27, segundo paso cenital del Sol, ladera sur
del cerro Chiquihuite; 3) octubre 9, inicio de la “13ª veintena” Tepeílhuitl, ladera
norte próxima a la cima del Monte Tláloc; 4) diciembre 22, solsticio de invierno,
cerro Tehuicocone; 5) marzo 4, inicio de la 2ª veintena Tlacaxipehualiztli, ladera
norte próxima a la cima del Monte Tláloc. Las fechas para las veintenas son las
propuestas por Johanna Broda (2019).
92
Arqueológicamente acompañan a este monumento
en el cerro Moctezuma una calzada de acceso por el flanco este, residuos de pintura rupestre, varios restos de edificios con estuco en la cima y cerámica con una temporalidad que abarca del año 300 a. C. hasta el momento de
contacto con Europa, en 1521 d. C. En los alrededores al
Cerro Moctezuma, están el Cerro del Cabrito y la Cañada
San Mateo Nopala, la pirámide de El Conde y Tlatilco,
con evidencias arqueológicas (véase Rivas, 2006). En la
cima del Otoncapulco, también había ruinas arqueológicas, al menos para el siglo xviii, así lo revela el arzobispo Francisco
Antonio de Lorenzana y Butrón (1770, p. xiii):
E hicieron alto en la villa de Tacuba, y noche en el cerro de Moteuhsoma,
á quien otros llaman cues de Otomcapulco, altares o adoratorios, pues cu
en mexicano significa altar.
Está este sitio tres leguas al poniente de México: se conservan aun algunos vestigios de la antigua fortaleza, y ésta se ha convertido dichosamente en
el célebre santuario de nuestra Señora de los Remedios, propiamente así nombrada por socorrer en todas necesidades públicas á los mexicanos, y ser una
de las primeras imágenes que trajo de España un soldado de Hernán Cortés.
Las cimas prominentes en el paisaje fueron objeto de reverencia en
la cuenca de México, no debe sorprendernos que cerros como Moctezuma y Otoncapulco tuvieran adoratorios. Cada cerro era venerado, no por su altura, sino por su significado ritual. En comparación
con el cerro Moctezuma, poco sabemos de la construcción prehispánica que había en la cima del cerro Otoncapulco, la urbanización
borró las evidencias arqueológicas. Sin embargo, contamos con la
representación del templo con Hernán Cortés en su interior en el
Lienzo de Tlaxcala, que por el nominal en su base inferior derecha de
lo que parece un tablero de ajedrez en blanco y negro, denotaría que
se trata del “Templo de la oscuridad”, por tratarse de la región poniente o al ocaso con respecto a Tenochtitlan, concuerda además el
techo del templo que es característico de las construcciones otomíes
por su forma de trapecio y su elaboración de palma(véase pág. 83).
93
arriba
Monumento 17 de la
Descripción de monumentos antiguos mexicanos, de Guillaume
Joseph Dupaix con
dibujo de José María
Polanco (1794). En la
parte superior izquierda
se lee “Los Remedios”,
la escultura actualmente
deteriorada se conserva
en su posición original
en la ladera sur del cerro
Moctezuma, andesita
de hornblenda, 276 x
165 cm (López Lujan,
2011: 78).
Una referencia en la Visión de los vencidos de Miguel León Portilla,
que menciona la existencia de una muralla de madera (véase pág. 81),
así como por las crónicas de Hernán Cortés y las de López de Gómara
sabemos algo de su ritual, pues se dice que hicieron fuegos con la leña
del sacrificio, lo que lleva a suponer que se trataba de un templo dedicado a Otontecuhtli, dios del fuego. Además, un estudio reciente que
se presenta páginas adelante en el capítulo Cosmovisión y urbanismo
ancestral, demuestra desde la arqueología del paisaje, la importancia de
Otoncapulco para determinar la traza urbana de la gran Tenochtitlan.
Esto hizo de Otoncapulco un sitio prominente en la cuenca de México.
Hoy resulta sugerente considerar que el ordenamiento de la gran ciudad
está a los pies de Nuestra Señora de Los Remedios, su patrona.
Resta ahora considerar el cerro Otoncapulco como plaza de resguardo para las huestes cortesianas que resistieron en este sitio entre
el 1 y el 2 de julio de 1520. Vale la pena aclarar que Cortés y sus aliados no conforman un ejército regular ni profesional, se trata de un
aglomerado de soldados y civiles que se dispersa saliendo de Tacuba
en desorden tras una derrota militar, realizan una retirada por un
terreno llano desconocido. Considero que cuentan con un plan: reagruparse en un lugar que sea visible a la distancia, en un territorio
aliado, donde el acceso no sea lejano ni complicado. Esto lo reúne
Otoncapulco, es suficientemente elevado para dominar el paisaje,
pero no tanto que llegar a su cima signifique un esfuerzo, y lo más
relevante está habitado por otomíes, que son sus aliados.
La situación es desesperada, la columna militar de tres mil personas que partió un día antes del palacio de Axayácatl ahora ha perdido
más de la mitad de sus efectivos y está disminuida en su capacidad
de combate. La estrategia es mantener la posición elevada que ofrece
Otoncapulco para enfrentar al enemigo, desde el adoratorio la muralla de madera (León Portilla, 1980: 95) brinda una ventaja que no se
tiene en la planicie lacustre. No cuentan con bastimentos, supongo
que Juan Rodríguez de Villafuerte, está temeroso, todos lo están, considero que resguardó su imagen arzonera de Nuestra Señora de Los
Remedios en algún reducto del cerro para evitar que fuera profanada
por sus adversarios, como un tesoro que se oculta. Fray Luis de Cisneros (1999: 49) en 1621 así lo relata:
94
Pues como vió soldado, que había menester ambas manos en aquella ocasión y que podía, en la refriega, perder aquella joya que él tanto estimaba,
púsola en lugar seguro, qué tal le pareció aquel cue, por ser levantado y a
que no llegaría nadie persuadido a que cobraría su santa Compañera en
concluyendo con la refriega.
Pero como el tiempo y los sucesos lo ordenaron de otra manera, que
fue menester desamparar el puesto y retirarse más lejos, por el aprieto
que los indios los estrecharon, no pudo cobrar su santa Imagen y
así quedó en aquel lugar.
A las huestes de Cortés les quedan pocas esperanzas, aunque sus aliados les tienen una ruta de escape con destino a Tlaxcala, sus expectativas por sobrevivir son mínimas. Aún están en desventaja, lo único
que tienen a su favor es su alianza con los pueblos otomíes de la
región.98
¿Cómo entender la colaboración de los otomíes con españoles y
tlaxcaltecas en Otoncapulco? Dicha colaboración se ofreció porque
los tlaxcaltecas y los otomíes estaban emparentados, pues durante el
Posclásico tardío hubo movimientos poblacionales otomíes a la región tlaxcalteca (Wright, 2005: 126). Sahagún (1985: 742) lo señala
al referir que los otomíes del señorío de Tliliuhquitépec99 procedían de
Teucalhuiacan,100 señorío del poniente de la cuenca de México.
El contingente partió de Otoncapulco el 2 de julio por la mañana, se dirigieron 9 km al ne, Sahagún (1985: libro xii, cap. xxvi)
reseña la llegada de las huestes cortesianas a Teucalhuiacan:
Llegados los españoles al pueblo de Teucalhuiacan ante mediodía, fueron
muy bien recibidos por los otomíes, cuyo era aquel pueblo, y diéronles luego
mucha comida, la cual les tenían aparejada; regocijáronlos y recreáronlos
98 En el Códice Florentino, libro xii, f. 44 r, se muestra a los españoles recibiendo
alimentos de sus aliados otomíes, véase la página 78 de este volumen.
99 Tliliuhquitépec es actualmente el pueblo de Tlaxco al norte de Tlaxcala, para más
referencia véase García Cook y Merino, 1997.
100 Teucalhuiacan, Teocalhueiyacan o Teocalhueyacan fue un poblado otomí asentado en la cuenca de México. Se localizaba en el actual San Andrés Atenco, tres kilómetros al poniente de Tlalnepantla de Baz, en el estado de México, a la entrada
del fraccionamiento Los Pirules.
95
mucho, así a ellos como a todos los que con ellos iban, y también a los
caballos, dándolos cuanto había menester y ellos tenían. Los otomíes tlaxcaltecas que se escaparon de la guerra conociéronse con los de Teucaluiacan,
porque eran todos parientes, y desde el pueblo de Teucaluiacan habían ido
a poblar a Tlaxcala. Y luego todos ellos juntos se hablaron para saludar al
capitán y a los españoles; luego todos juntos fueron a hablar al capitán y a
los otros capitanes, diciéndoles que aquélla era su casa y su pueblo, y ellos
eran sus vasallos. También se quejaron al capitán del mal tratamiento que
les habían hecho Moctezuma y los mexicanos, cargándolos mucho tributo
y muchos trabajos, y dijéronlos que si los dejaban que más mal tratamiento
les habían de hacer porque eran crueles y inhumanos mexicanos.
arriba
Masacre
de Calacoaya en el
Códice Florentino,
lib. xii, f. 45r.
Teucalhuiacan era un pueblo tributario de la Triple Alianza101 y por
tanto enemigo político de los nahuas que habitaban Calacoaya en el
actual municipio de Atizapán de Zaragoza. En Teucalhuiacan los otomíes ofrecieron comida a los españoles y ahí mismo se selló el pacto
que daría lugar a la Masacre de Calacoaya. Sucede que hasta Otoncapulco habría llegado una delegación de Teucalhuiacan, quienes, como
ya se mencionó, entregaron comida y provisiones a los españoles al
tiempo que mostraron quejas sobre sus vecinos de Calacoaya, aliados
de Tenochtitlan. Luego de esto, Cortés en actitud de retribución con
los otomíes y venganza por la Noche Triste, se puso en marcha hacia
Calacoaya. Al llegar a orillas del pueblo de Calacoaya, el 2 de julio de
1520, se dio un ataque sorpresivo y cruel que cobró la vida de cientos
de calacoayenses y el saqueo e incendio del poblado. Sus restos forman ahora la zona arqueológica de Calacoaya:
Durmieron los españoles que se escaparon en un lugar que se llamaba
Acueco, y de allí muy de mañana se partieron, y los mexicanos iban en su
seguimiento dándoles grita desde lejos. Llegados a un lugar que se llamaba
101 La Triple Alianza fue una confederación de estados en la cuenca de México,
durante el Posclásico tardío, estaba conformada por: Tenochtitlan, de filiación
nahua; Texcoco, de origen acolhua; y la multiétnica Tacuba, de mayoría otomí.​
Luego de la derrota de Azcapotzalco de identidad tepaneca en 1427, se consumó
una formación política de repercusiones tributarias y militares que permitió la
expansión de la Triple Alianza al oeste de la cuenca de México sometiendo a los
pueblos otomíes.
96
Calacoaya, que está encima de los cerros, destruyeron todo aquel pueblo;
descendieron hacia los llanos que se llamaba Tizapan, y luego comenzaron
a subir hacia el pueblo de Teucalhuiacan.
Fray Bernardino de Sahagún, libro xii, cap. xxv
Después de la masacre, las huestes hispanas y sus aliados continuaron rumbo al norte con destino a Tepotzotlán, prosiguiendo a
Citlaltépec, de ahí a Xóloc y finalmente, antes de llegar a Tlaxcala,
presentaron batalla en Otumba.
Finalmente vendría la traición siglos después. Los españoles pagaron mal a sus aliados otomíes, olvidaron su auxilio, los indígenas fueron sujetos a una atroz explotación según consta en un documento de
1786 que exhibe el párroco de Tacuba Joseph Rodríguez Mauriño para
denunciar los abusos de los hacendados (cit. en Pérez, 2016: 371):
Ilustrísimo Señor.
El cura de Tacuba, a los pies de V. S. I.102 y con el respeto debido, estrechado de la obligación de su cargo hace presente a su superioridad que en
las haciendas comprendidas en ésta su parroquia, en ciertos tiempos del
año hacen un gran acopio de indios otomites de distintos pueblos, para
su siembra y cosecha; tratándolos con la mayor impiedad pues los alojan
en los corredores de las casas, en las eras, y no pocas veces los dejan al
desabrigo del campo: agregándose a esto su desnudez, su desdicha y su
abandono, con facilidad se enferman y se mueren sin socorro de los amos.
Con este motivo son muy frecuentes las confesiones de esta miserable gente y siendo ésta, de mexicanos no hay modo de socorrerlos a satisfacción
[...] Al mismo tiempo son innumerables los otomites que he enterrado,
y si han sido abandonados en vida, de los hacendados que los traen de
sus casas y pueblos, más los han abandonado en muerte pues tienen la
arrogancia de decir que no dan ni medio real para sus entierros.
Parroquia de V.S.I. y Villa de Tacuba y junio ocho de 1786.
Joseph Rodríguez Mauriño.
(Rúbrica)
102 Las siglas V. S. I. significan Vuestra Señoría Ilustrísima, tratamiento que se otorgaba a los obispos en la Nueva España durante el Virreinato.
97
La primera ermita
Sobre los templos paganos, una vez purificados,
se erigiesen los templos cristianos, a fin de que
el pueblo acostumbrado ya en aquellos
lugares, se llegase al verdadero Dios.
San Gregorio Magno,
a los misioneros de Inglaterra,
siglo vi, cit. por Flores, 1972: 50
N
uestra Señora de Los Remedios, por ser la primera
advocación mariana venerada en la América continental, recibió de la sociedad virreinal una devoción
extraordinaria gracias a la claridad de sus orígenes,
manifiestos en una imagen tangible peregrina de Europa a América. Era invocada como patrona de las lluvias, defensora
de los españoles y abogada de los indios. Fue en su tiempo más celebrada que ninguna otra. A partir del siglo xvii, en Nuestra Señora
de Los Remedios residieron los elementos del humanismo indiano
y europeo que se conjugaron en un complejo de símbolos que resultaron en la riqueza espiritual que forjó el mestizaje de la nación
mexicana.
En 1616, el fraile mercedario Luis Cisneros, concluye su Historia
de el principio y origen, progresos, venidas a México y milagros de la
Santa Ymagen de Nuestra Señora de los Remedios, obra fundamental
para entender la devoción hacia la Virgen en Naucalpan, por ser una
publicación tan antigua y documentada. En el texto se aprecia el
surgimiento de la identidad criolla a través de la literatura, sus letras
como bien apunta Francisco Miranda (Cisneros, 1999: ix) defienden
99
06
con pasión la nueva patria, se subrayan los sentimientos de grandeza
local amalgamados por la historia y el arte. Fray Luis de Cisneros, el
criollo por excelencia, es un exponente de la elite cultural novohispana, que con una prosa ágil describe la devoción indígena en la construcción del culto a la Virgen desde la historicidad de su veneración.
Fray Luis de Cisneros niega la existencia de cualquier devoción o
edificio dedicado a Nuestra Señora de Los Remedios antes de la invención103 de la Imagen por el cacique indígena de Totoltepec, Juan
de Tobar,104 señalando el principio del culto público para el año de
1553 (cit. por Miranda, 1998: 208). Sus páginas en torno al origen
y progresos de la devoción a la Virgen recurren a las declaraciones
de doña Ana,105 mujer septuagenaria, hija de Juan de Tobar, y a las
pinturas expuestas en la ermita de Los Remedios, dicha obra tenía
por objetivo dar sentido a un recuerdo idílico, a una realidad anterior, donde la didáctica de la imagen incorporaba significados a la
aparición de la Virgen. Cisneros, en su écfrasis señalaba que las pinturas originales de 1595, obra de Alonso de Villasaña,106 mostraban
los milagros obrados por la Virgen. Algunos estaban estrechamente unidos a la Conquista, otros mostraban el hallazgo de la Virgen
realizado por Juan de Tobar veinte años después de la Noche Triste.
Cisneros en su obra no busca corregir la historia, sino confiar en lo
que colectivamente era ya aceptado.
103 El significado de “invención” en este caso se ajusta a la etimología latina inventum, como acto de hallar, descubrir o encontrar; y no en el sentido corriente de
idear a partir de la suposición simplista.
104 Su nombre original es Ce Cuauhtli, traducido del náhuatl como Uno águila.
Una vez bautizado aparece con diferentes nombres según la fuente histórica:
Juan Águila, Juan Cetentli, Juan Tovar y Juan Tobar; en este texto nos apegamos
a la transcripción de Francisco Miranda (1998), es decir, Juan de Tobar. Por
cierto, fray Luis de Cisneros no menciona su apellido.
105 Doña Ana habrá nacido en la década de 1540 en San Juan Totoltepec, expone a
Cisneros (1999: 53 y 55) hechos respecto a la veneración de Nuestra Señora de
Los Remedios, algunos de los cuales los escuchó de su padre don Juan de Tobar
y otros los vivió en su niñez y mocedad. Daba Cisneros crédito a lo dicho por
doña Ana, porque su sencillez, decía, es madre legítima de la verdad.
106 Los frescos de Alonso de Villasaña en Los Remedios se encuentran perdidos, si
el lector desea consultar sobre el tema véase Gómez de Orozco, F. “Las pinturas
de Alonso de Villasaña en el Santuario de los Remedios”, en Anales del Instituto
de Investigaciones Estéticas, vol. iv, número 14, México, D. F., 1946.
100
El fraile Cisneros menciona que el autor intelectual de las pinturas de Alonso de Villasaña, como compleja obra estructural de carácter visual, fue el capellán José López, hijo del doctor Pedro López,
hombre de inmensa fortuna. Recientes investigaciones (Granados y
García, 2008: 856) apuntan que Hernán González de Eslava o Fernán González de Eslava estuvo al lado de José López, como sacristán,
y que lo auxilió en la composición narrativa de la hierofanía de María en Otoncapulco. José López fue elegido capellán de la ermita el
10 de enero de 1594 y Hernán González de Eslava fue electo sacristán tres meses después. Ambos fueron ratificados en sus cargos en
1595, pero sólo por un año más, tiempo suficiente para completar
el programa pintado por Alonso de Villasaña. Cabe mencionar que
Hernán González de Eslava es un célebre poeta y autor dramático
nacido en España, que vivió en México. Fue ordenado sacerdote en
1579, su contribución literaria más célebre son los dieciséis Coloquios espirituales y sacramentales, compuesto de más de ciento cin-
101
arriba
Portada del libro Historia
de el principio y origen,
progresos, venidas a
México y milagros de
la Santa Ymagen de
Nuestra Señora de los
Remedios, extramuros
de México, de fray Luis
de Cisneros, 1621. Es
la primera publicación
que se aboca al estudio
de la imagen y culto de
Nuestra Señora de Los
Remedios en Naucalpan.
cuenta poemas. Con excepción de su Entremés de dos rufianes y unas
cuantas poesías diseminadas, la obra profana de Hernán González
de Eslava se ha perdido. Para algunos, es el primer dramaturgo mexicano, en 1960, Alfonso Reyes, lo define como un “Verdadero teólogo con un lenguaje que exaltaba el provincialismo mexicano y del
nahuatlismo. Abundan en él alusiones circunstanciales de interés
histórico, que enmarcan la obra en su época. Y a veces se le nota el
esfuerzo por convertir las actualidades en alegorías”.
Según el Zodiaco Mariano… [1695]107 de Francisco de Florencia
(1755: 68), que retoma lo escrito por Cisneros, pasaron 20 años
para que el cacique del pueblo de San Juan Totoltepec, Ce Cuauhtli
(Uno águila), bautizado como Juan de Tobar, obedeciendo señales
divinas encontrara debajo de un maguey la pequeña imagen de la
Virgen resurgente108 de Los Remedios con el Niño Jesús, que ahí había dejado el capitán español Juan Rodríguez de Villafuerte después
de la derrota sufrida en la Noche Triste:
Lo cierto es, que el año 1540, nueve después de la prodigiosa Aparición de
Nuestra Señora de Guadalupe, fue hallada de un Indio Cazique en el cerro de Totoltepec, qué quiere decir cerro de pájaros, debajo de un maguey,
planta bien conocida en estos Reynos. Era este indio D. Juan Cetentli, que
en el idioma Mexicano significa Aguila, y por ello fue llamado D. Juan
Aguila: el qual iba todos los días al Pueblo de Tlacopa, que corrupto el
vocablo hoy se llama Tacuba, y posando por un lado el cerro Totoltepec,
veía á la Sra. en el ayre, que con voz sensible le decía: “hijo búscame en
este pueblo”. Conocíala ya, porque el año de 1519 [sic], en la retirada de
los Españoles á un Cue, que estaba en medio del cerro, la vio en el mismo
107 El Zodiaco Mariano… fue escrito por dos sacerdotes jesuitas en dos épocas diferentes. La primera versión la escribió Francisco de Florencia, quien muere en
1695 a los 75 años dejando el escrito inconcluso. Después de 60 años, la obra
es descubierta por Juan Antonio de Oviedo, en el Colegio de San Ildefonso. A
Oviedo le interesa el texto y lo vuelve a redactar en su totalidad, cambiándole el
estilo que, a su parecer, era difuso y farragoso. Redujo el libro a un compendio
de santuarios marianos, al que añadió otras muchas imágenes prodigiosas de la
Virgen que no se habían hecho célebres en vida del padre Florencia, o que éste
no conocía (Enkerlin, 1991: 63).
108 Para Alberro (1994: 326) significa que son advocaciones marianas que fueron
ocultadas o enterradas y luego encontradas como la Virgen de Extremadura en
España.
102
contaba, que en compañía de un Cavallero, que era Santiago Patrón de
las Españas, hechaba tierra en los ojos a los innumerables Indios, que
cercaban a los derrotados Españoles, […] Acordaba sé de ella, y aunque
entonces la vió con el rostro encendido […] ahora se mostraba mansa, y
apacible. Saludabala, y percibía las palabras, que le decía, pero no sabía
cómo, y en donde la había de buscar.
Francisco de Florencia, Zodiaco Mariano…, 1695
El texto considera que Juan de Tobar ya conocía la imagen desde
1520 -que con error aparece en la cita anterior como 1519-, pues se
le había presentado como prodigio, así también lo refiere Carrillo y
Pérez (1808: 150) en el libro Lo máximo en lo mínimo: la portentosa
imagen de Nuestra Señora de los Remedios en el capítulo v, “Breve noticia del Cazique D. Juan, a quien se manifestó la Santa Imagen”. A
diferencia de todos los autores sobre el tema, considero que Juan de
Tobar no era otomí sino nahua,109 esto lo anoto porque los nahuas
109 En documentos del siglo xvii que tienen por fuente a fray Luis de Cisneros se
menciona que es otomí; vive en un pueblo otomí, pero no tiene nombre otomí
sino nahua. Sabemos que fueron los otomíes quienes acogieron a los españoles
en Otoncapulco y los aztecas de lengua nahua quienes los combatieron.
103
abajo
Francisco Silverio, El
descubrimiento de la
Virgen de los Remedios,
[ca.] 1760, grabado. Real
Academia de la Historia
de Madrid.
abajo
Portada del libro
Lo máximo en lo mínimo: la portentosa imagen de Nuestra Señora
de los Remedios, de
Ignacio Carrillo y Pérez,
publicado en 1808.
enfrentaron a los españoles al día siguiente de la Noche Triste en
Otoncapulco:
Junto con otros compañeros vio la Santa Imagen asistida del Apóstol Santiago, que con rostro terrible y ceñudo les echaba puños de tierra y los
cegaba desde lo alto del Cue de Otoncapulco, defendiendo a los españoles.
Parece que la Santísima Virgen lo preservó de la muerte qué tantos de sus
compañeros padecieron en aquellos combates, para que lograse la vida de
la gracia en el Santo Bautismo, eligiéndolo desde entonces para que se
verificase por él la invención de su prodigiosa imagen.
Ignacio Carrillo y Pérez, Lo máximo en lo mínimo…, 1798
104
El portento de cegar a los adversarios de la fe es recurrente en la narrativa Hispanoamérica durante el proceso de conquista. José María
Medianero (1983: 380) en un estudio sobre la Virgen de la Antigua,
refiere que la Virgen sevillana defiende a quienes están comprometidos en una batalla en defensa de la religión, arrojando polvo sobre
los infieles,110 que como un rocío los cegaba temporalmente, provocando la retirada de los adversarios. La Virgen defendió a los suyos
siglos antes frente a los moros en España, a las huestes cortesianas
durante el asedio al palacio de Axayácatl en Tenochtitlan111 y a Pizarro, enfrentando a los incas que lo cercaban en Perú.
Juan de Tobar, una vez converso, según lo refiere fray Luis Cisneros (1999: 52 y ss.) veía continuamente resplandeciente y hermosa a
la Virgen cuando pasaba por el sitio en donde hoy se alza la basílica,
en la cima del cerro Otoncapulco, pues según la referencia era paso
forzoso para ir a Tacuba, que en ese entonces era la cabecera de su
pueblo.112 No sabemos dónde tenía su casa Juan de Tobar en Totoltepec, pero ascender al cerro para llegar a Tacuba sólo sería posible si
quisiera ir en línea recta, porque según vemos en el Mapa de Uppsala
de 1550, había un camino de Totoltepec a Tacuba que no pasaba
por el cerro Otoncapulco, sino a un lado del cerro como parece más
conveniente. Aunque refería estas apariciones a los franciscanos de
Tacuba, estos no le daban crédito a su dicho, Juan colaboraba en la
construcción del templo de San Gabriel Arcángel en Tacuba, donde
por la caída de un pilar sufrió lesiones que pusieron en riesgo su
vida, por lo cual los franciscanos le dieron los auxilios espirituales
para los moribundos y lo enviaron de regreso a su casa. Ya en casa,
110 Resulta interesante una cita de Bernal Díaz del Castillo (2011:105) sobre la
batalla de Centla donde afirma: Acuérdome que, cuando soltábamos los tiros, que
daban los indios grandes silbos e gritos, y echaban pajas y tierra en alto porque no
viésemos el daño que les hacíamos. ¿Acaso se trata de una estrategia militar indígena interpretada por los devotos cristianos como un prodigio?
111 Véanse las páginas 49 y 50 de este volumen las referencias de López de Gómara
y Pedro de Alvarado respecto a cegar temporalmente a los adversarios de la fe
durante la Conquista de México.
112 También se menciona como paso forzoso para Tacuba el cruce por la cima del
cerro Otoncapulco en el Origen de la milagrosa imagen y santuario de Nuestra
señora de los Remedios de México, sus venidas a la ciudad y maravillas que ha obrado, de Lorenzo de Mendoza, 1685, pág. 4.
105
tuvo una visión, se le apareció Nuestra Señora de Los
Remedios quien le dio una cinta y le ordenó que se la
ciñera; al momento de hacerlo se recuperó. Regresó a
Tacuba y preguntándole los religiosos, quién lo había
sanado, dijo que aquella Señora que se le aparecía,
que era la de la conquista la que le había dado un
cinto y luego que se ciñó con él quedó bueno y sano.
Posterior a este prodigio, continúa el relato de
Cisneros (1999: 53), un día subió Juan de Tobar a la
cima de Otoncapulco de cacería, fue entonces cuando halló la imagen y la llevó a su casa, era alrededor
del año 1540:
Debajo de un gran maguey, que estaba en lo
alto y medio del cue, vio arrojada la Imagen. Y
como era la que tantos días se le andaba convidando y de quién había recibido tantos beneficios y conociéndola por las señas, se lanzó con
respeto y reverencia y la tomó en sus manos…
Habia la Imagen, se fue con ella don Juan
a su casa, muy contento más que si hubiera
hallado los tesoros del mundo. Trató de tenerla
con reverencia y en guarda, y para esto la guardaba en una arca, qué era el lugar más decente
que en su pobre choza había.
arriba
Anónimo, siglo
xviii, El hallazgo de la
imagen de la Virgen
de los Remedios, óleo
sobre tela, Sala Mariana,
Pinacoteca de La Profesa, Ciudad de México.
Llevó don Juan de Tobar a su casa la imagen, donde la tuvo en compañía de su familia por discurso de doce años, afirma fray Luis de
Cisneros (1999: 57). Así que el primer recinto ocupado por Nuestra
Señora fue la humilde vivienda del cacique de San Juan Totoltepec.
En una ocasión, la imagen desapareció, y como prodigio don Juan
la fue a encontrar entre las ruinas del edificio prehispánico que estaba en la cima del cerro Otoncapulco, junto al maguey donde la
halló por primera vez en 1540. Así se sucedieron las desapariciones
de Nuestra Señora de Los Remedios a la que Juan de Tobar llamaba
Cocotzin. Cocotzin desaparecía por más precauciones que tomara
106
el cacique indígena, siempre se iba al antiguo adoratorio del cerro
Otoncapulco. Este es el relato de Carrillo y Pérez (1808: 47) al respecto:
D. Juan luego, que volvió á ella, se fué á la caxa á ver, reverenciar y tener
sus coloquios con la Cocotzin como acostumbraba. Empero ¿quál sería su
admiración y sorpresa, viendo que ni estaba allí, ni hubo quien le diesen
noticia en los de su familia? No cabia en él de acongojado y pesaroso,
considerando que la Santa Imagen se habría ausentado de su casa por el
mal hospedaje que tenía en ella […] Dió en pensar que pudiera haberse
ido al lugar en donde la había hallado. Inmediatamente dirigió sus pasos
al Cue con la mayor celeridad, y aproximándose al maguey, la vió al pie
de aquella silvestre planta, como la primera vez que la descubrió, y lleno de
regocijo y ternura comenzó con sinceridad a darle muchas quejas. Deciale ¿por qué lo habéis hecho así conmigo, Señora? toda mi familia
y yo os hemos buscado con dolor: ¿qué os faltaba en mi casa que así os
salisteis de ella? si ha habido alguna falta decirmela, que yo la remediare:
habladme de modo que os entienda. Deseaba el Cazique que la Cocotzin
articulase palabra sensibles que él pudiese comprender…
Ignacio Carrillo y Pérez, Lo máximo en lo mínimo…, 1798
No se especifica por cuánto tiempo esto sucedió, pero fray Luis de
Cisneros (1999: 58) refiere que viendo Juan de Tobar que las ausencias de la imagen no tenían remedio fue a México y dio aviso de lo
que pasaba al maestrescuela113 de la catedral de México don Álvaro
Tremiño:
Viendo el maestrescuela la Imagen y teniéndola desde luego por rica presea
y cosa milagrosa tanto por la relación que don Juan le había hecho, como
porque el mismo aspecto de la Virgen lo persuade. Dio orden en hacer
113 Maestrescuela, fue una dignidad de las iglesias catedrales o colegiales católicas,​
a cuyo cargo estuvo antiguamente enseñar las ciencias eclesiásticas. Según el
Concilio de Trento, sólo debía conferirse a doctores, maestros o licenciados en
las Sagradas Escrituras o en derecho canónico. Álvaro Tremiño fue un personaje
relevante en la estructura de poder eclesiástica novohispana, de ahí que su injerencia en el caso que nos ocupa sea tan relevante.
107
un altar en la casa del mismo don Juan.114 Dónde la puso con la mayor
decencia que pudo y donde dijo misa a lo cual iba muy a menudo dando
noticia a mucha gente de esta ciudad…
Con el paso del tiempo cada día más personas acudían a la casa
de Juan de Tobar para venerar a la Virgen, esto agobiaba al cacique
por tantas intromisiones en su hogar, así que don Álvaro Tremiño
determinó en el año de 1552115 que se trasladara la imagen a una
“ermita de visita” cercana a la casa de Juan de Tobar, que se conocía
como de San Juan en el pueblo de Totoltepec. Este fue el segundo
recinto que ocupó la imagen y en el cual estuvo un año. Para la
ermita de San Juan Totoltepec se asignó como sacerdote a Alonso Gentil para oficiar eucaristías y, para el cuidado de la imagen el
arreglo de la ermita, se nombró como mayordomo a Gabriel López
el Viejo, a quien se dice se le aparecieron los ángeles con grandes
luces y resplandores construyendo el templo a la Virgen en la cima
de Otoncapulco. Visiones que, en su momento, se dice también tuvo
don Juan de Tobar.116 Cisneros (1999: 223-224) expone que durante
varios años posteriores a esta construcción en la víspera del día de
san Hipólito se veían muchas luces y resplandores sobre la cima del
cerro Otoncapulco, que parecía que se incendiaba este lugar donde
concurrían ángeles a edificar una iglesia con júbilo y alegría, se oía
música y gallardetes, también fue testigo de este prodigio el esclavo
de Gabriel López, un hombre de origen africano de nombre Julián.
Gabriel López era una persona devota que tenía a su cuidado traer a
la Virgen cuando se iba117 según refiere Cisneros (1999: 58). Estan114 Según el mismo Cisneros (1999: 58), dicho altar se preservaba, lo cual nos remonta al menos que para el año de 1616 aún estaba en pie.
115 Para 1553 don Álvaro Tremiño había abandonado definitivamente la Nueva España según Cisneros (1999: 57).
116 Francisco Miranda (1998: 31) indica que en uno de los cuadros que se exhibían
en la ermita de Los Remedios se mostraba cómo algunos devotos vieron que durante la fiesta de san Hipólito, el 13 de agosto, los ángeles aparecían edificando
la futura iglesia. Milagro y circunstancias que también describe Luis Cisneros
(1621: 95).
117 Cisneros no deja en claro si durante este período la imagen continúa regresando
enigmáticamente a la cima del cerro Otoncapulco.
108
do la Virgen en la ermita, sucedió que Juan de Tobar, infectado por
la peste, fue a suplicar a la Virgen de Guadalupe su curación, pues
como ya no tenía a la imagen en su casa, se sintió indigno de pedirle
la salud, fue llevado por familiares en hombros hasta el Tepeyac. La
Virgen, manifestando que sus dos advocaciones, la de Los Remedios
y Guadalupe, eran la misma madre de Dios, le contestó sonriente:
Levántate, ya estás curado, vuelve a tu casa, pero te ordeno que en la
cumbre de este cerro, donde están los magueyes y viste mi imagen, erijas
el templo en que he de estar (Díaz Miranda, 2016).
Según Luis Cisneros (1999: 64), la Enfermera Celestial, primero
amonesta a Juan de Tobar por haberla sacado de su casa, y luego le
otorga la salud, pues antes de salir de la iglesia del Tepeyac ya está
sano. La Virgen María se muestra muy humana en esta narrativa:
primero reprende y luego se muestra sensible.
En la trascripción de Francisco de Florencia (1745: 31-33), don
Juan considera que su enfermedad es un castigo por no mantener a
la Virgen de Los Remedios en su casa, por ponerla en una ermita. Al
considerarla ofendida, fue a pedirle la salud a la Virgen de Guadalupe, la cual le dijo ¿A qué vienes a mi casa, pues teniéndome en la tuya
me echaste de ella? Juan se disculpó, a lo que la Virgen le dijo:
Que luego que llegase a su casa, convocase a los vecinos de su pueblo, y de
su parte les pidiese, que hiciesen a su Imagen una casa pajiza en el propio
lugar, que se le había aparecido, y en que la había hallado, con un altar
de piedra de tres cuartas de alto, y una vara de largo. Así lo hizo don
Juan, sirviéndole de señal, para su entero crédito la milagrosa salud, que
de Guadalupe traía.
Según esta narrativa sería el año de 1553, cuando se construyó la
primera ermita en la cima del cerro Otoncapulco, justamente donde hoy se levanta la basílica. Sobre la cima del cerro dice fray Luis
Cisneros (1999: 21) que es un lugar reparado por la naturaleza,
levantado y eminente, donde había unos torreoncillos que llaman
cues, y en especial una torre con templo, se refiere a una pirámide
con su templo en la parte superior. Juan de Tobar convocó a sus
vecinos e iniciaron la obra dando orden a la traza en cuadra, así
109
también lo refiere fray Luis Cisneros (1999: 64) ofreciendo más
detalles:
De manera que, en breve tiempo, dieron fin a la obra de la Hermita: Sus
paredes de piedra y barro, su techo pobre y pajizo. El sitio donde edificaron
fue al pie del mismo cu, o torreón sobre el que halló Don Juan la Santa
Imagen, distante de él cien pies, porque la Hermita caía en el mismo puesto donde hoy está la puerta de la Hermita y el cu estaba donde ahora está
la capilla mayor. Qué dista de la puerta los cien pies dichos.
Y pienso que el edificar allí fue porque el sitio más limpio y llano que
había junto al cu, para poder edificar el ancho y largo de la pobre capilla
[…] se sabe es que era una casa pequeñita, como cosa hecha sin más
ayuda ni trazas de arquitectura, que lo que unos cortos talentos de unos
pobrecitos alcanzaban.
El padre Francisco de Florencia (1745: 33) dice que no hubo manos
humanas que pusiesen la imagen de Nuestra Señora en la capilla,
milagrosamente ella misma se colocó en su altar de piedra. Esta humilde ermita en la cima del cerro Otoncapulco fue el tercer recinto
que ocupó la imagen en poco más de un año, transcurrido desde que
fue instalada en la ermita de San Juan Totoltepec. La Virgen estuvo
en esta casa por espacio de 22 años hasta que en 1575, sobre la sencilla construcción, se levantó una iglesia.
En algún momento de ese período de 22 años se estableció en la
ermita el anacoreta Gregorio López (1542-1596),118 venerable según
decreto de la Iglesia, tenía conocimientos extraordinarios de botánica y medicina europea y americana, su erudición mestiza hizo que
se publicara, aunque fuera de manera póstuma su libro Tesoro de medicinas para diversas enfermedades en 1674 (Pompa, 1993: 120). Este
enigmático personaje llegó, según sus biógrafos, a la Nueva España
en 1562, ocupó la ermita por dos años y medio, entre los primeros
118 Para algunos era el príncipe Carlos, hijo de Felipe ii (véase Gregorio López hijo de
Felipe II, de Artemio de Valle-Arizpe, 1957), para otros por su erudición y vida
ascética era un luterano o un hereje; también había quien lo señalaba como
criptojudío. Sin embargo, para el rey Felipe iii, había sido el primero en el Reino
de la Nueva España que había resplandecido en santidad por su vida solitaria,
por lo que inició su proceso de beatificación (Rodríguez y Tena, 2003: 404).
110
años de su arribo y antes de que se iniciara la edificación de la iglesia
en 1574. En Los Remedios enfermó por el ayuno, la mala alimentación y la frialdad del lugar (Rodríguez y Tena, 2003: 402). Jesús
Galindo y Villa, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, publica en 1892 en sus Apuntes de epigrafía mexicana, en
la página 371 del vol. i: De Atlixco pasó nuestro ermita al Santuario de
los Remedios, distante tres leguas al Oeste de la Ciudad de México. También está referido en la obra de Francisco de Florencia (1745: 129):
Aquí estuvo algún tiempo aquel extático Varón Gregorio López empleado
de los ejercicios interiores del espíritu delante de la Virgen Señora nuestra.
Y a mi ver, esta asistencia en ella de este venerable ermitaño, es crédito
grande de la Santidad de esta Casa; porque siendo todas sus delicias el
retiro, el yermo, y la soledad, dejarlo por asistir a esta Casa, sin reparar
en el concurso de gente, que a ella acudía, es señal evidente de lo mucho,
que aprovecha este santuario su espíritu.
Para el año de 1574, la construcción levantada por los indígenas de
Totoltepec se encontraba abandonada, sin puertas, sin que se dijese
misa en ella, sola estaba la imagen de la Virgen. Hecho su santuario
un desierto en palabras de fray Luis Cisneros (1999: 68). Y toda esta
ruina era porque no había quien en particular cuidase de su reparo, porque los religiosos de san Francisco en Tacuba, distrito al que
pertenece este lugar con sus ocupaciones ordinarias de conversión y
doctrina, no podían atender la capilla.
El regidor y obrero mayor de la ciudad de México don García de
Albornoz119 viendo este destrozo propuso a su cabildo que no era
posible perder toda esta memoria, por lo que se hacía necesario el
reparo de la Casa de la Virgen, contaron, según refiere fray Luis de
Cisneros (1999: 69-70) con la licencia del virrey Martín Enríquez,
del arzobispo don Pedro Moya de Contreras y demás autoridades
eclesiásticas y franciscanos de Tacuba. El cabildo costeó la obra, y
119 El título de obrero mayor era un cargo que se otorgaba para administrar la construcción de grandes edificaciones como las catedrales. Según Francisco de Florencia (1745: 36) don García de Albornoz visitaba las canteras de Los Remedios,
supongo que para extraer material de construcción de acuerdo con su cargo.
111
el arzobispo se mostró satisfecho de poder bendecir la obra cuando fuera terminada. Se iniciaron los trabajos a finales de marzo, o
a principios de mayo de 1574 (Florencia, 1745: 38). En el año de
1575, se colocó la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios en
su nueva casa el día de la Asunción Sagrada de la Virgen, celebrándose el domingo infraoctava120 de la Asunción a finales de agosto. A
esta iglesia acudía tanta gente de todo género sienta Cisneros, que
queda poca en la ciudad de México que no vaya a Los Remedios. Los
primeros patronos del santuario fueron el Cabildo y el Regimiento
de la ciudad de México, habiéndose designado vicario al licenciado
Felipe de Peñafiel.
El edificio estaba alineado de poniente a oriente, medía 28 m
de largo por 8.50 m de ancho.121 La capilla mayor estaba ubicada al
oriente, sobre el basamento del antiguo templo prehispánico donde
se hallaba el maguey en que fue encontrada la imagen de la Virgen;
la puerta principal al poniente, por encima de los restos de la humilde ermita que construyó don Juan de Tobar. La capilla donde
se guardaba la imagen con su altar tenía 5.5 m de largo y 3.5 m de
ancho, la altura del edificio era de 9 m y el coro presentaba un largo
de más de 5 m, al cual se ascendía por una escalera de piedra. La
iglesia contaba con una entrada lateral al sur que comunicaba con la
vivienda del vicario, donde también se alojaban visitas importantes.
En la capilla mayor se puso una división a la manera de una reja de
madera jaspeada, el techo era de madera labrada y el campanario,
con cuatro campanas, estaba a un lado de la fachada. Al exterior
presentaba un compás o patio cuadrado, cercado de paredes de cal
y canto; contaba al lado sur con un corredor en el que unos postes
de cantería servían para decir misa cuando la afluencia superaba la
capacidad de la iglesia (Cisneros, 1999: 71 y Francisco de Florencia,
1745: 38-39).
120 En el antiguo calendario litúrgico católico, los seis días que se cuentan entre
una festividad y su octava.
121 Las medidas del santuario que ofrece fray Luis Cisneros (1999: 71) son en pies y
varas, se ha hecho la conversión a metros. La unidad de longitud original puede
tratarse de un “Pie de Burgos” que corresponde a 0.28 cm; tres pies de Burgos
hacían una “Vara Castellana” que equivale a 0.84 m.
112
De toda esta composición arquitectónica (Granados y García,
2008:851) sobresale la decoración del sotocoro,122 que incluía una
temprana representación de las armas mexicanas y una escena en la
que el niño Jesús otorgaba un caduceo a un indio, y una inscripción
latina que decía:
El senado y pueblo mexicano a la Virgen auxiliadora, su muy fiel patrona por los innumerables beneficios que recibió y por su importantísima
ayuda actual, probada con tantos milagros, se la dedica como muestra de
respeto y gratitud.
El regidor don García de Albornoz, según Francisco Fernández123
(1931: 468) estaba casado con doña Aldonza de Villafuerte, hija de
Juan Rodríguez de Villafuerte, en efecto, el capitán de Cortés que
había traído la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios desde Europa. Tanto doña Aldonza, como su hermano Gonzalo Rodríguez de
Villafuerte, casado con doña María Rincón, viuda del conquistador
Pedro Maldonado, fueron grandes benefactores del santuario.
Don García de Albornoz solicitó al cabildo de la ciudad de México, a principios de 1575, la fundación de una cofradía para el santuario, con lo cual se constituía un compromiso político y social
para el ayuntamiento de la ciudad de México, convirtiéndose este
en uno de los centros de devoción y de piedad novohispanos más
importantes para la segunda mitad del siglo xvii.
Respetando lo que generaciones precedentes legaron a fray Luis
de Cisneros, según la tradición popular de principios del siglo xvii, he
compuesto la siguiente cronología, que resume los sucesos referentes a Nuestra Señora de Los Remedios para el siglo xvi.
122 Que está por debajo del coro.
123 Francisco Fernández del Castillo fue un destacado historiador e investigador del
Archivo General de la Nación y de la Dirección de Monumentos Coloniales.​
En 1920 fue nombrado miembro de número de la incipiente Academia Mexicana de la Historia, ocupó el sillón número 13.
113
Cronología examinando la obra de fray Luis de Cisneros [1621] respecto a los sucesos
y lugares que corresponden a la imagen N.ª S.ª R. en Naucalpan entre 1520 y 1575.
año
suceso
lugar
comentarios
1520
Juan de Tobar, entonces
Ce Cuauhtli, enfrenta a
los españoles.
Cima del cerro
Otoncapulco
Se le aparece N.ª S.ª R. que le arroja a él y
los suyos tierra en los ojos para proteger a los
españoles.
1520
Juan Rodríguez de
Villafuerte oculta la
imagen de N.ª S.ª R.
Cima del cerro
Otoncapulco
Durante la retirada de las huestes de Cortés
posterior a la Noche Triste el día 1 de julio.
1524
a 1540
Apariciones recurrentes
de N.ª S.ª R. a Juan
de Tobar cuando iba a
Tacuba.
Cima del cerro
Otoncapulco
Juan de Tobar colabora en la construcción
del templo de San Gabriel Arcángel en
Tacuba,124 donde sufre un accidente fatal
que es sanado por N.ª S.ª R.
1540
Juan de Tobar encuentra
la imagen de N.ª S.ª R.
junto a un maguey
durante un día de caza.
Cima del cerro
Otoncapulco
Juan de Tobar, recupera la imagen de
N.ª S.ª R. y la resguarda en su casa y cuida de
ella con esmero.
1540
a 1552
La imagen de
N.ª S.ª R. desaparece
constantemente.
Casa de Juan de
Tobar en San Juan
Totoltepec
La imagen de N.ª S.ª R. siempre es
recuperada en la cima del cerro Otoncapulco,
junto a los restos de la antigua pirámide.
1552
Don Álvaro Tremiño,
maestrescuela de la
catedral de México conoce
la imagen de N.ª S.ª R.
Casa de Juan de
Tobar en San Juan
Totoltepec
Don Álvaro Tremiño se convence de la
sacralidad de la imagen de N.ª S.ª R.
1552
Por instrucciones de
don Álvaro Tremiño, se
traslada la imagen de
N.ª S.ª R.
Ermita de San Juan
Bautista Totoltepec
La imagen de N.ª S.ª R. deja la casa de Juan
de Tobar donde era visitada por multitudes.
Se ofician misas en la ermita y se nombra
mayordomo para la misma.
1553
Juan de Tobar enferma de
peste y recupera la salud.
Santuario de
la Virgen de
Guadalupe en el
Tepeyac
Juan de Tobar visita a la Virgen de
Guadalupe para rogar por su salud. Ahí
recibe instrucciones para construir una
ermita en la cima del cerro Otoncapulco.
1553
Inicia el culto público a la
imagen de N.ª S.ª R. en su
ermita.
Cima del cerro
Otoncapulco
Juan de Tobar y vecinos de Totoltepec
construyen una humilde ermita donde
veneran la imagen de N.ª S.ª R.
1574
Abandono de la ermita
Cima del cerro
Otoncapulco
La ermita está abandonada y descuidada.
Don García de Albornoz, regidor de la
Ciudad de México decide construir a la
Virgen un templo digno.
1575
Se termina el santuario
dedicado a la imagen de
N.ª S.ª R.
Cima del cerro
Otoncapulco
El cabildo de la ciudad de México asume el
mantenimiento de la ermita.
124 La Orden Franciscana se asentó en Tacuba alrededor del año 1524, y construyó
en este sitio una de las primeras iglesias de la cuenca de México, pero no sabemos nada de su proceso de construcción. La primera noticia es para el 6 de
octubre de 1566 cuando se consagró la sacristía de la iglesia (Pérez, 2016).
114
Resulta sorprendente que fray Luis de Cisneros no mencione la
trascendente residencia de Gonzalo López, ni la construcción de
la ermita por parte de los conquistadores, ni las penitencias que ellos
hacían a su ermita para alcanzar el perdón de sus pecados, como
veremos líneas adelante. Porque por más extensa, sincera y antigua
que sea la obra de fray Luis de Cisneros, su cronología y narrativa no
se sustenta históricamente frente a distintos documentos. Empecemos con una referencia de Francisco Fernández (1931: 471):
Consta en varios procesos de la justicia eclesiástica, que en 1527 ya estaba construida la de los Remedios, pues a varios conquistadores se les
condenó a que fueran a pie a oír una misa hasta este santuario y en el
acta de cabildo de la ciudad de México de 21 de julio de 1528 ya se hace
referencia a que estaba construida la “ermita de los Remedios”.
Los juicios a que se vieron sujetos algunos conquistadores también
están documentados por Eva Uchmany (1985: 270). Lo que permite demostrar que, en sus primeros momentos, la ermita de Los
Remedios no respondía a un proceso de evangelización o de culto
indígena, con Juan de Tobar como protagonista del sincretismo religioso. La función de la ermita en sus primeros momentos era de
asimilación colectiva para una sociedad virreinal que se consolidaba
y ajustaba sus cuentas.
Las multas de los otros blasfemos fluctuaban entre cinco a siete pesos de
oro de minas; además, todos fueron obligados a pagar los gastos de su
proceso, hacer una o dos peregrinaciones a la capilla de la Virgen de los
Remedios, oír una misa o dos, descalzos, con una vela verde en las manos,
y abjurar públicamente de sus pecados. Algunos reos fueron también encerrados por una temporada en una cárcel pública o en un convento. En
algunos casos los blasfemos solían oír misa con una mordaza en la boca
como símbolo de su transgresión.
Eva Alexandra Uchmany, 1985: 270
Lo anterior indica que el santuario de Los Remedios representa para
el siglo xvi una redención por la Conquista, porque fueron los mis-
115
arriba
S. maria de la Vitoria
[sic] en una copia del original Mapa de Uppsala
o Mapa de México de
1550, Editorial Raíces.
mos conquistadores quienes construyeron la ermita, como leemos
en Bernal Díaz del Castillo (2011: 439) que, ya septuagenario en
1568, escribe: “Hecimos una iglesia que se dice Nuestra Señora de
los Remedios”. Para consolidar esta propuesta revisemos el Mapa de
Uppsala de 1550, donde leemos en el espacio que ocupa el cerro de
Otoncapulco: S. maria de la Vitoria [sic]. Es el año de 1550, en la
cronología de Cisneros la imagen de Nuestra Señora de Los Remedios aún se conserva dentro de la humilde casa de Juan de Tobar,
pero en el mapa vemos un edificio en la cima de un cerro al lado de
una gran cruz con pedestal, a la manera de un monumento. Para
comprobar la ubicación geográfica tenemos el cerro Totoltepec y su
villa del mismo nombre, al somonte y, por encima, las cuatro casas
como nominativo de Naucalpan.
En efecto, el nombre de Santa María de la Victoria nos recuerda
la conmemoración de la primera victoria militar de Cortés en Centla
durante la Conquista, cuando funda la villa homónima (véase pág.
23 en este volumen). Para el siglo xvii, ya no será de la Victoria, recuperará el nombre que le asignó Hernán Cortés, así lo asienta fray
Diego Durán (1984, tomo ii: 557): Nuestra Señora de los Remedios,
donde el Marqués dejó aquel nombre puesto a este lugar, por entender que
de la mano de esta bendita Señora le había venido este remedio.
116
El padre Joseph de Acosta, cronista del siglo xvi, refiere que el
primer nombre de la ermita fue Nuestra Señora del Socorro (Acosta,
1985: 370). Sea cual fuere el nombre primigenio: de la Victoria, de
Los Remedios o del Socorro, no es el único edificio de culto cristiano en Totoltepec para la primera mitad del siglo xvi. Entre 1530 y
1540 se erigió la capilla de visita de San Juan Bautista,125 dedicada
a la evangelización de los naturales. Resulta relevante que el templo
de San Juan Bautista, de la Orden Franciscana, estuviera destinado
a la evangelización de los naturales y que años después, en 1595, se
sumara con esta intención la iglesia de San Bartolomé Apóstol, con
su capilla abierta, para atender el aumento de feligresía en la congregación de indios de Naucalpan. A diferencia del templo de Los
Remedios que parece, como ya se apuntó, más una edificación conmemorativa de la Conquista que un espacio para la evangelización.
El mismo padre Francisco Miranda (1998: 43) acepta que la ermita fue fundada por Hernán Cortés poco después de la Conquista
en conmemoración de los remedios recibidos después de su retirada
de Tenochtitlan. Miranda presenta un par de referencias para acreditar esta propuesta que encuentra en el Libro primero de Actas de
Cabildo de la Ciudad de México de 1528:
Los dichos señores le hizieron merced de un sytio redondo que es en un
çerro que se dize Acueco que está en términos de Tacuba, junto a nuestra
Señora de los Remedios, yendo a la hermita sobre mano derecha, que en
lo alto dél están unas casillas.
Libro primero de Actas de Cabildo de la Ciudad de México, julio 31
de 1528, pág. 177
125
Agradezco al presbítero Gabriel Ramírez Martínez el indicarme que se trata de una
capilla de visita, las capillas de visita servían a los franciscanos para la liturgia,
el adoctrinamiento, la enseñanza, el hospedaje y como una adecuada estrategia
de organización territorial y de control de la población indígena. La capilla de San
Juan Bautista en Totoltepec es una construcción pequeña, de carácter sobrio y sencillo, de una planta, con un presbiterio poligonal, carente de vanos y con techo de
vigas de madera. En la parte exterior se compone de contrafuertes adosados a los
muros laterales, el acceso de la portada principal está jerarquizado por un arco de
medio punto con detalles del arte tequitqui, que articula elementos indígenas con
europeos, la construcción está coronada con un campanario y al centro una cruz
(Kuri, 2015: 105). En el arco de entrada tiene el lazo que distingue a los franciscanos, destacan en su fachada exterior rasgos locales como flores de maguey.
117
En el camino que va de Tacuba a las sierras de Matalcingo, por donde se
pasa el río que viene por baxo de la hermita de nuestra Señora, que se llama el río de Tepezalaque y el dicho sytio se llama Techochocole y es desta
parte del río y tiene el dicho sitio ciertos árboles e ciertos pies de tunas.
Libro primero de Actas de Cabildo de la Ciudad de México, agosto
14 de 1528, pág. 180
También la historiadora Solange Alberro (1994: 320) considera que
la ermita de Los Remedios es más temprana, se sustenta en los Anales de Tlatelolco y México, en los volúmenes número 12, pág. 297 y
número 13, pág. 635, que a letra dicen: 1528, Nican ipan monextitzino cihuapilli Totoltepec, que traducido significa: “1528, apareció la
reina, la niña de Totoltepec”. El arqueólogo Francisco Rivas (2014:
4) basa su argumento en la misma referencia, citando los Anales de
San Juan Tlilhuaca.126
A esto se suma la concesión que otorgó el virrey Enríquez el primero de noviembre de 1574, la transcripción del documento la hace
Francisco Miranda (1998: 64):
Don Martín Enríquez, visorrey, gobernador y capitán general por Su Majestad en esta Nueva España y presidente de la Audiencia y Chancillería
Real que en ella reside, etc. Por cuanto el Consejo, Justicia y Regimiento
desta Ciudad me ha hecho relación que habiendo don Hernando Cortés,
Marqués del Valle, pasado a estas partes con cantidad de españoles a
plantar en ellas la santa fe católica y ponerlas en paz y obediencia de Su
Majestad el Rey nuestro señor, y habiendo entrado en esta Ciudad de
Mexico de Tenoxtitlan, por fuerza de armas y mucho número de gente
fueron retirados y echados de ella los españoles, con mucha pérdida de
ellos e con la buena orden de su capitán a buscar dónde pudiesen remediarse cómodamente. E hicieron acogida e alto en un cerro que en lengua
de indios se llama Totoltepec, en términos del pueblo de Tacuba, uno de
los que eran contrarios a los españoles conquistadores. Y ellos, como tan
126 También conocidos como los Anales de Juan Miguel, documento de autor anónimo realizado a mediados del siglo xvii. Consigna acontecimientos que van
de 1519 a 1662, consta de cuatro hojas escritas en náhuatl. Se conserva en la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.
118
fieles cristianos hicieron grandes oraciones y estando en ellas con mucha
congoja, se apareció la esclarecida Virgen Madre de Dios para su remedio
y ayuda y favor, la cual lo dio en tal manera que desde en adelante comenzaron a alcanzar victorias los españoles contra los enemigos. Con mucho
y continuo trabajo volvieron a entrar en esta Ciudad e la allanaron y
plantaron la santa fe católica, y en el dicho cerro se trató luego hacer una
hermita para la santísima Virgen con la advocación de los Remedios, la
cual se hizo. Y ahora con el tiempo se ha caído y maltratado y por eso
se deja de celebrar, lo cual no es justo. Y me pidió fuese servido de que la
Ciudad la volviese a reparar y hacer de nuevo, con toda la devoción posible, y que por ello le concediese su Patronazgo como a Ciudad, cabeza de
esta Nueva España, y que a ella le compete, dándole licencia para fundar
una Cofradía de la dicha ermita, en que haya diputados, escribanos y mayordomos y asimismo darle a la dicha ermita el dicho cerro y su distrito,
el que coge, para que en él se haga alguna renta o lo que fuere necesario
para la ermita, teniendo en ella la mano y jurisdicción que convenga, y en
conformidad de las Bulas de Su Sanctidad.127
A todo esto resulta que fray Luis de Cisneros tuvo conocimiento de
algunos de estos hechos, pero los subestimó por su convicción
de que la ermita primigenia en la cima de Otoncapulco fue la edificada por don Juan de Tobar como se advierte en las siguientes líneas:
Y esto debe querer decir unos Anales antiguos de mano de un curioso
conquistador, que llegaron a las mías, que dicen que el Marqués del Valle
cometió a Juan Rodríguez de Villafuerte, uno los trece capitanes de las
compañías de los bergantines, que hiciese casa a Nuestra Señora de los
Remedios. Y fue que debió de encomendar a este capital que pusiese a
Nuestra Señora de los Remedios en el Templo Mayor, de donde había derrocado los ídolos porque decir que el Marqués del Valle mandó hacer iglesia a nuestra Señora en el puesto donde hoy está, es contra lo que sienten
todos los que de esta materia saben y contra la proposición que el Cabildo
de esta Ciudad hizo, cuando avocó a sí el Patronazgo de la Ermita, que fue
127 Se encuentra en el Archivo General de Indias, Audiencia de México 317, y también transcrito en los Libros de Actas de Cabildo a partir del libro octavo (15711584), pág. 193.
119
en el año de setenta y cuatro. Que dice, que por cuanto el Marqués [y]
los conquistadores no cuidaron de hacer casa a la Virgen, etc. De donde se
colige, que si alguna Iglesia se dedicó a la Virgen, solamente fue el Templo
de donde había derribado los ídolos.
Luis Cisneros, 1999: 46
Para complicar nuestro entendimiento sobre este proceso, llegan
hasta nuestros días los restos de un antiguo edificio religioso128 en
los terrenos del Rancho Ecuestre La Ermita, entre la cima del cerro
Otoncapulco y el pueblo de Totoltepec. Aún se aprecian los restos
de un ábside compuestos por arcos ciegos de medio punto, y cuyo
remate en el altar es un rosetón con una cruz al centro; se trata de
una construcción característica de la Orden Franciscana con contrafuertes adosados a muros exteriores en los que destacan elementos
del arte tequitqui. En el año de 1924, la Congregación de Concheros
de la Virgen colocó una placa, y cada año asisten al sitio para realizar
festividades conmemorativas. Mónica Kuri (2015: 106), encuentra
128 A tan sólo 500 m al nw de la actual basílica se encuentran las ruinas de una
antigua construcción religiosa en la posición φ 19°28’30.21” λ -99°15’18.79”
al interior del Rancho Ecuestre La Ermita dedicado a la equinoterapia.
120
al igual que los concheros que ahí danzan, que esta es la primera
ermita construida para venerar a Nuestra Señora de Los Remedios.
Sin embargo, Miguel Flores (1972: 65) asume que estas ruinas no
corresponden a la ermita primitiva, lo más que se puede afirmar es
que haya sido una reconstrucción de una antigua capilla, pues no
existen pruebas para argumentar que es obra de Juan de Tobar ni de
los conquistadores.
Mas allá de los anteriores inconvenientes históricos, que pudieran cuestionar la obra de fray Luis de Cisneros junto con la de otros
piadosos cronistas, lo cierto es que cien años después de la Conquista, otro fue el escenario en Los Remedios, en ello radica el valor de la
aportación de Cisneros a la que debemos centrar nuestra atención.
Porque iniciado el siglo xvii, la Virgen María trae a los americanos
la gracia y la dignidad bajo la forma de “apariciones prodigiosas” a
partir de indígenas conversos, ya sea con la advocación de la Guadalupana o con la de Los Remedios. Es así como se genera la narrativa que involucra las vicisitudes del cacique don Juan de Tobar,
el maguey, y todo lo ya dicho, que se asume como cierto para la
tradición y para fray Luis de Cisneros. Porque allende la academia,
con su estricta historicidad,129 resulta más relevante la suma de historias populares que no necesitan ser comprobadas por documentos
antiguos, sino avaladas por la memoria, para nutrir la identidad y
fortalecer la existencia.
En este sentido resulta relevante el relato que advierte que el icónico ahuehuete donde se lamentó Cortés no es el que la mayoría
identifica en Popotla. El verdadero es un sabino en San Juan Totoltepec,130 la cita histórica que sustenta este dicho se encuentra en el
capítulo lxxxix de la Historia de la nación chichimeca de Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl (1892):
129 Historicidad no en el sentido filosófico de reflexión sobre la historia misma,
sino en el sentido de autenticidad​y veracidad de edificios, artefactos, personajes
y acontecimientos.
130 Propuesta sostenida por el cronista naucalpense, Premio Nacional de Periodismo 1988, Ricardo Poery Cervantes (1991). El sabino de la “Noche Victoriosa”
según la conseja popular está cerca del cauce del Río Chico de Los Remedios,
al interior del Rancho San Juan, para esta entrega se ha calculado su posición:
φ 19°28’38” λ -99°15’21”.
121
izquierda
Restos del ábside de
una construcción eclesiástica del siglo xvi en
las inmediaciones del
Parque Nacional de Los
Remedios, Mónica Kuri
(2015: 106), la Congregación de Concheros de
la Virgen y algunos fieles
asumen que se trata de
la primera ermita erigida
a Nuestra Señora de Los
Remedios.
Salido que fue Cortés con los suyos aquella noche con tan gran pérdida, se
fue retirando por los altos de Tlacopan que es hacia el cerro Tototépec, que
llaman el día de hoy Nuestra Señora de los Remedios, en donde milagrosamente la reina de los ángeles los favoreció y socorrió y según la relación
citada de los tlaxcaltecas, se paró allí el capitán Cortés triste, afligido y
derramando muchas lágrimas, viendo por una parte la muerte de tantos
compañeros y amigos, que dejaba muertos en poder de sus enemigos y
por otra el manifiesto milagro que la reina de los ángeles, su abogado el
apóstol San Pedro y el de los ejércitos españoles Santiago, habían hecho
en haberse escapado él y los más que iban en su seguimiento […] dijo por
lengua de Marina: que no tuviesen aquel llanto y tristeza que en él había
por falta de animo, pues no era; sino lo uno por los muchos compañeros
y amigos que dejaban muertos y lo otro por las señaladas mercedes que
Dios obraba con él por intercesión de su madre bendita y de sus sagrados
apóstoles; y que él no tenía temor a los culhuas, ni estimaba en nada
su vida, porque cuando a él le matasen y a todos los que con él iban, no
faltarían otros cristianos que los sojuzgasen, porque la ley evangélica se
había de plantar en esta tierra…
Lo legendario arremete al presente y asigna un nuevo discurso donde
la Noche Triste en la que lloró Cortés su derrota, ahora es la Noche
Victoriosa. Se trata del triunfo local sobre el extranjero, un anhelo sensible que, en los tiempos modernos de desigualdad, permite
construir una ficción pública para enfrentar la crisis social en la
que se vive. Ya sea Juan de Tobar en su pasado virreinal, o la Noche
Victoriosa en la actualidad, ambas son narrativas de identidad, que
fortalecen a los feligreses como no lo pueden hacer los historiadores, ni los especialistas, que están más preocupados por la veracidad
prístina de los hechos que por el imaginario colectivo.
Desde la academia se recurre al andamiaje teórico y metodológico
del sincretismo y el culto de reemplazo para explicar fenómenos religiosos como el caso que nos ocupa, donde se puede argumentar que
la Virgen de Los Remedios suple a la diosa prehispánica Mayáhuel.
Este cambio en el culto lo asumen como una práctica clerical, para
erradicar la conciencia original en una estrategia de vasallaje cultural, donde los involucrados —ya fueran criollos, mestizos, indígenas o
122
miembros de alguna de las castas—, carecieran de la
inteligencia suficiente para diferenciar y construir su
propio credo.131
Nuestra Señora de Los Remedios reemplaza el culto
de Mayáhuel, la diosa del pulque, en la cima del cerro
Otoncapulco, según los especialistas Francisco Mayén
(2006:15) y Francisco Rivas (2007: 151). Mayáhuel
es la deidad venerada y no el dios del fuego Otontecuhtli como se apuntó en las páginas 77 y 94 de este
volumen. La apuesta por Mayáhuel resulta de mirar
las pinturas, impresos y crónicas novohispanas que
desde finales del siglo xvi presentan a Juan de Tobar
hincado frente a la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios en un maguey.132 Los especialistas encuentran similitudes entre la plástica novohispana y los códices prehispánicos que representan
Mayáhuel, la diosa del pulque, en un contexto alegórico similar: mujer,
maguey, maternidad. Además, se asume que el carácter acuático de Mayáhuel en Mesoamérica es determinante para relacionarlo con la Virgen
de Los Remedios cuando provee de lluvia. Rivas (2007: 151) considera
que el nombre original de Juan de Tobar: Ce Cuauhtli (Uno águila), es
una metáfora más de la diosa Mayáhuel, por tratarse Ce Cuauhtli de un
nombre calendárico que hace referencia a la diosa Xochiquétzal, deidad
de la tierra húmeda y fértil, que enterrada se transforma en el maguey y
de ahí su asociación con Mayáhuel y el pulque.133
131 En algunos investigadores se aprecian frenéticas intenciones nacionalistas y anticlericales como si se tratara de pensadores de finales del siglo xix y principios
del xx. Otros por su parte aprovechan los trabajos académicos con intenciones
políticas y hacen de estos procesos una caricatura irreverente, que se disfraza de
crítica social, como lo hizo en su momento Eduardo del Río, con El mito guadalupano, 1981. En el mejor de los casos hay una intención seria hacia el sincretismo;
sin embargo, como apunta Alessandro Lupo (1996: 12) todas las religiones son
sincréticas porque derivan de la síntesis y remodelación, así que pensemos qué
utilidad puede tener el uso de un término de tan amplios confines semánticos.
132 Un estudio reciente cuestiona la percepción de Mayáhuel como diosa del maguey,
véase Mayáhuel no es la diosa del maguey de Rodolfo Ramírez Rodríguez (2020).
133 El pulque era obtenido mediante la fermentación de la dulce savia del maguey.
Debido a la embriaguez que ocasionaba, se convirtió en la principal bebida alcohólica en Mesoamérica, a su alrededor se conformó un complejo culto religioso.
La estrecha relación que existe entre los periodos de producción del aguamiel y
las fases lunares motivaron que la Luna fuera su regente.
123
arriba
Miguel Cabrera, El
hallazgo de la Virgen
de los Remedios por el
cacique Juan de Tobar,
siglo xvii, óleo sobre
tela. Basílica de Nuestra
Señora de Los Remedios, Arquidiócesis de
Tlalnepantla.
arriba
Mayáhuel y el maguey:
izquierda, como arquetipo
de la madre que nutre en el
Códice Feyérváry Mayer,
lám. 28; derecha, como
diosa del maguey con su
nariguera que es atributo
de Xochiquétzal en el Códice Borgia, lám. 68.
Toltécatl, una deidad menor del pulque que se presenta en la
hoja 57 del Códice Magliabecchiano, abre otra posibilidad de sincretismo porque Toltécatl se representa asociado a un cerro que tiene
por nominativo la cabeza de guajolote, así que parece similar al cerro
Totoltepec de nuestro estudio, ya que en ambos casos se trata de un
ave (Rivas, 2000: 137). Sin embargo, guajolote en náhuatl se dice
huexolotl; y tototl es pájaro, de ahí que Totoltepec se traduce como
“Lugar de pájaros” como se ve claramente en el Mapa de Uppsala y
no como “Lugar de guajolotes”.
En conclusión para el caso de Mayáhuel: carecemos de fuentes
históricas o etnohistóricas que exhiban el culto prehispánico a Mayáhuel en este cerro, por parte de los otomíes; tampoco el topónimo
de lugar ayuda, pue nos referimos al sitio con denominativos que no
se identifican con la diosa del pulque, ni con el maguey. Tampoco el
glifo de lugar es representativo de la diosa; carecemos de evidencia
arqueológica que sostenga esta propuesta. Finalmente, las evidencias apuntan a que Otontecuhtli, dios tutelar de los otomíes fue la
deidad venerada en el cerro, de ahí que los sitios aledaños inician
con la palabra oton como se aprecia en la tabla de la pág. 86, de este
volumen. En resumidas cuentas, no es como en el caso del Tepeyac,
124
donde una referencia explícita del siglo xvi vincula a la diosa Tonantzin con la Virgen de Guadalupe:
En este lugar [que se nombra Tepeyácac] tenían un templo dedicado a la
madre de los dioses, que la llamaban Tonantzin y que quiere decir Nuestra
Madre. Allí hacían muchos sacrificios a honra de esta diosa. Y venían
a ellos de más de veinte leguas de todas las comarcas de México y traían
muchas ofrendas. Venían hombres y mujeres, mozos y mozas a estas fiestas. Era grande el concurso de gente en estos días y todos decían Vamos
a la fiesta de Tonantzin. Y agora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin.
Sahagún, Historia General de las cosas de la Nueva España, libro xi
Otro ensayo de sincretismo con deidades prehispánicas y Nuestra
Señora de Los Remedios es con la diosa Toci. El estudio de la doctora Solange Alberro (1994) del Colegio de México, lleva al lector
a considerar que el adoratorio en la cima del cerro Otoncapulco era
un templo dedicado a la diosa Toci, la argumentación se sustenta en
una cita de fray Diego Durán134 que dice:
A este lugar llamaban Tocititian: hoy en día le llaman así, que quiere decir
“junto al lugar de la diosa Toci”.
En esta ermita dicen los que lo vieron por cosa señalada, que se aposentó el Marqués del Valle y junto a ella asentó su real, cuando después
de haber huido de México la noche que queriendo salir sin ser sentido, habiendo llovido antes un gran aguacero, habiendo apagado las lumbres que
las centinelas tenían, creyendo con aquello haberse recogido la gente de
guardia, y no lo pudiendo hacer tan secreto que no fuese visto y sentido, y
tocando las centinelas alarma, saliéronles al paso, y alzándoles las puentes, perecieron setecientos españoles, escapando el Capitán con quinientos
hombres, tan fatigados y destrozados, que muchos de ellos quisieron, en
llegando a nuestra Señora de los Remedios echarse a morir, según la fatiga
y angustia de sus corazones, si el ánimo de su caudillo…
134 La cita que hace Alberro (1994: 318) de fray Diego Durán corresponde al capítulo xciii del tomo ii de la edición de 1951 por Editorial Nacional; en la Edición
de Porrúa de 1984 (pp. 143-149) se trata del capítulo xv del tomo ii.
125
De esta cita se desprende que la diosa madre guerrera prehispánica
Toci es remplazada por Nuestra Señora de Los Remedios, pues la Virgen también es madre y asume un sentido castrense en la Conquista. En este sentido, la Virgen de Los Remedios es la Toci-Tonantzin,
similar a la del cerro Tepeyac. La Remedios-Toci es, por tanto, un
producto de sincretismo religioso (Alberro, 1994: 329). Sin embargo, Alberro desconoce que los templos dedicados a la diosa Toci en
Tenochtitlan se encuentran sobre la orilla del lago, en lo que se denomina el atenpanecatl, de atenpan, sobre la orilla del agua, y pan,
sitio o lugar. Atenpan en este sentido es el locativo referencial para
el templo primigenio de la diosa Toci-Teteo Innan-Cihuacoatl, que
se encontraba en la calzada Iztapalapa, el templo es el Tocititlan.135
A medida que Tenochtitlan fue creciendo, nuevos ejes axiales y de
comunicación se fueron levantando con nuevos templos a Toci en
las márgenes del lago, como el Atenchicalco136 de Moyotlan, sobre
la calzada México-Tacuba, a la manera de un urbanismo replicante
del templo fundamental de la calzada Iztapalapa (Mazzetto y Rovira,
2014: 104).137 Atenchicalco es uno de los cuatro lugares donde se
veneraba a la diosa Toci, y la acequia que ahí estaba recibía el mismo
nombre de Atenchicalco, como lo refiere León Portilla (1980: 91) en
el pasaje sobre la Noche Triste de su Visión de los vencidos:
Llevaban consigo puentes portátiles de madera: los fueron poniendo sobre
los canales: sobre ellos iban pasando.
En aquella sazón estaba lloviendo, ligeramente como rocío, eran gotas
ligeras, como cuando se riega, era una lluvia muy menuda.
Aun pudieron pasar los canales de Tecpantzinco, Tzapotlan, Atenchicalco.
Pero cuando llegaron al de Mixcoatechialtitlan, que es el canal que se
135 Tocititlan lugar de culto a la diosa Toci, “Nuestra abuela”, conocida también
como Teteo Innan, “Madre de los dioses”, este sitio hoy corresponde al cruce de
la calzada de Tlalpan y la vía rápida del Viaducto.
136 Atenchicalco, traducido como la “ribera de los cangrejos” en donde las sacerdotisas cihuacuacuilli iztaccíhuatl ofrendaban flores y tabaco a la diosa Toci (Solares, 2007: 351).
137 Mazzetto y Rovira se sustentan para esta aseveración en fray Bernardino de Sahagún en sus Primeros Memoriales, y en el Códice Florentino, libro xii, cap. xiv.
126
halla en cuarto lugar, fueron vistos ya se van fuera.
Se descubre su huida
Una mujer que sacaba agua los vio y al momento alzó el grito y dijo:
-Mexicanos... ¡Andad hacia acá: ya se van, ya van traspasando los canales vuestros enemigos!... ¡Se van a escondidas!
La cita de Durán y la de León Portilla son similares en lo general: es la
misma noche del 30 de junio de 1520, llueve y son sorprendidos junto
al templo de Toci. Pero en ambos casos no se trata del cerro Otoncapulco, corresponde a la acequia de Atenchicalco que se encuentra en
los alrededores de lo que hoy es la esquina de la calle de Zarco y Paseo
de la Reforma, junto al templo de san Hipólito, contra esquina de la
Alameda, para otros estaría más próxima al palacio de Axayácatl como
se observa en el mapa de las páginas 64 y 65.
Las propuestas de Mayáhuel y Toci como expresiones de sincretismo religioso, o si se prefiere, culto de reemplazo, resultan interesantes pero no determinantes. Páginas atrás se ha repasado el
proceso histórico con citas que evocan el tránsito de la imagen de
Nuestra Señora de Los Remedios desde Cozumel hasta Naucalpan.
Llega a Otoncapulco como consecuencia de una alianza estratégica
en un momento bélico. Su estancia en la cima del cerro, donde hay
un templo prehispánico, no tiene por objetivo un ejercicio espiritual, de evangelización o de dogma, es simplemente resultado de una
estrategia militar, un claro ejemplo es la siguiente referencia de fray
Juan de Torquemada:
Tenia el templo de este pueblo Otoncalpulco una torre, en un alto, siendo todo el campo raso adonde los caballos alanceaban muchos indios y
aquí se señaló mucho Gonzalo Domínguez,138 hombre diestro y valiente.
Desde lo alto de la torre todavía se ofendía a los indios, de manera que
138 Según el libro Los conquistadores de México, de Manuel Orozco y Berra (1938: 2526), Gonzalo Domínguez fue un excelente jinete, su caballo era de color castaño
oscuro, muy bueno y grande corredor. Durante las batallas, la caballería española
no acometía en un solo pelotón contra los indígenas, la táctica era arremeter en
grupos de 2 o 3 jinetes, que tomaban la lanza por el tercio del asta, la enristraban
poniéndola a la altura del rostro de los enemigos, y en esta posición, poniendo el
caballo al trote, arremetían por lo más apretado de los contrarios, sin dar botes ni
lanzadas, pues el objeto principal no era herir sino atropellar y desordenar.
127
no llegaban tan atrevidamente. Detúvose Cortés, esperando si acudían
los castellanos que habían quedado en los maizales; llegaron muchos y
un sopuerta con muchos flechazos que por hacerse muerto, escapó. A este
templo llamaron de la Victoria y después Nuestra Señora de los Remedios.
Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana [1615], vol. ii,
lib. iv, cap. lxxii
A todo esto el lector se preguntará: ¿Cuál es el sentido iconográfico de
la Virgen y el maguey en Los Remedios? Mi respuesta apunta a que la
imagen de Juan de Tobar frente a la Virgen es la exaltación de un indígena que encarna una mexicanidad que se construye ideológicamente. Ya no es la conquistadora que deja ciegos a los indios; ahora, como
apunta Luisa Alcalá (1997: 54), la alegoría entre la Virgen, el indígena
y la planta de maguey se convierte en un nuevo atributo identitario.
La imagen adquiere una nueva identidad, se “mexicaniza” por decirlo
de algún modo. Era española cuando se extravió después de la Noche
Triste, pero ya no será únicamente española, ahora será también de
estas tierras. Los trabajos de Juan Rodríguez de Villafuerte, para traerla
de España, han terminado; inician los de Juan Ce Cuauhtli para construirle un templo según la crónica de fray Luis de Cisneros: el criollo por excelencia. Ha dejado de ser la Virgen de la Conquista; ahora
junto al indígena y su maguey139 una nueva narrativa se abre paso. La
advocación de Santa María deja de asociarse con los conquistadores,
se transforma una vez encontrada por el indio Juan en un símbolo
emblemático de una Nueva España distinta y criolla.
Desde el siglo xvi se empieza a conformar una conciencia específicamente mexicana entre las primeras generaciones de criollos.
Esta conciencia se fundaba en el rechazo del origen peninsular y en
la identificación con las poblaciones indígenas que habían sobre139 El maguey, nombre común que reciben los agaves (agave spp), está indisolublemente vinculado con la cultura otomí que lo denomina uadá. El maguey es la
planta omnipresente porque es esencial para la subsistencia, útil como alimento
con sus gusanos, con su fibra se elaboraban prendas, cordeles y papel; con las
pencas se hacían tejas para la vivienda; con sus púas, agujas para el auto-sacrificio, también útil como medicina, los sembradíos de maguey alineados sobre
terrazas servían para delimitar terrenos y evitar la erosión y, por supuesto, del
maguey se obtiene el pulque y el aguamiel.
128
vivido a la Conquista. La escena 19 del Mapa de Cuauhtlanzingo140
resulta extraordinaria para apuntar las ideas finales de este capítulo,
pues ilustra el naciente mestizaje de la nación mexicana alrededor
de Nuestra Señora de Los Remedios. Si bien es cierto que la escena
corresponde al culto a la Virgen en Cholula, lo relevante es cómo
se conjugan, en un cuadro idílico, indígenas y españoles postrados
ante la Virgen. Son los opuestos de inicios del siglo xvi, que ahora se
integran en una alianza que se legitima con la devoción. Se intenta
construir un bien colectivo, una nueva realidad que diluye las contradicciones históricas, porque la Virgen es el alivio que llega por
igual a todos los que se acercaran a ella.
140 Véase en Rivas (2014) la transcripción al español del texto en náhuatl que aparece en la escena 19, así también su interesante propuesta respecto a que este
documento fue un instrumento de legitimización para solicitar a la Corona
española la posesión de tierras, por los servicios prestados durante la Conquista.
129
abajo
Españoles e indígenas
celebran a Nuestra Señora de Los Remedios,
Mapa de Cuauhtlanzingo, escena 19 [16501700]. La Virgen presenta un vestido triangular
blanco y manto azul, son
los colores de la Inmaculada Concepción,
en la mano derecha
empuña un cetro y con
la izquierda sostiene
al Niño Jesús, sobre la
cabeza lleva corona real,
la imagen está sobre una
peana ricamente ornamentada.
Conclusión. Pocos años después de la caída de Tenochtitlan en
1521, los soldados españoles que participaron en la Conquista construyeron sobre un basamento piramidal dedicado a Otontecuhtli, en
la cima del cerro Otoncapulco, una ermita para conmemorar cómo
Nuestra Señora de Los Remedios salvó sus vidas cuando estuvieron
tan cerca de la derrota. Construir la ermita fue su redención y su
destino de penitencia, al peregrinar desde el somonte a la cima del
cerro. Desde lo alto, donde estaba la ermita, la vista de la ciudad de
México era formidable, como formidable fue este sitio, como baluarte militar a donde llegaron sus aliados otomíes para sellar el
pacto por el Nuevo Mundo. Ninguno de aquellos imaginó en ese
momento que desde ese lugar se trazaba el futuro de una nación.
Como tampoco imaginaron que siglos atrás, desde ahí se había trazado, como veremos en el siguiente capítulo, la simetría urbana de
la que sería la metrópoli más portentosa del continente en su momento: La Gran Tenochtitlan.
131
izquierda
Imagen de la Ciudad de
México en el año 2020
desde los altos de la
Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios,
construcción que se
levanta sobre el que fue
un antiguo adoratorio
prehispánico que sirvió
como cimentación para
la primera ermita erigida
alredor de 1528.
Cosmovisión y
urbanismo
ancestral
C
uando los primeros europeos arribaron a la gran ciudad de México-Tenochtitlan, se maravillaron por su
magnífica traza urbana. Hernán Cortés (1866: 102)
en su Segunda carta de relación, describe la ciudad según la tradición europea de laudes civitatis, su relato
es el primer laus urbs141 occidental en América:
Diré algunas cosas de las que vi que, aunque mal dichas, bien sé que serán
de tanta admiración que no se podrán creer, porque los que acá con nuestros
propios ojos las vemos no las podemos con el entendimiento comprender.
En su relato Cortés (1866: 103) describe las calzadas y calles: “Son las
calles della, digo las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas destas y todas las demás son la mitad, de tierra, y por la otra mitad
es agua”. Bernal Díaz del Castillo (2011: 271) al respecto escribe:
Y otro día por la mañana llegamos a la calzada ancha y vamos camino de
Estapalapa (Iztapalapa). Y desque vimos tantas cibdades y villas pobladas
en el agua, y en tierra firme otras grandes poblazones, y aquella calzada tan
141 Véase al respecto la aportación de Víctor Manuel Sanchis (2014: 50).
133
07
abajo
Aspecto del cerro Tepetzinco en la actualidad
(2020) visto desde la
cima del cerro Otoncapulco (Los Remedios),
destaca en su cima el
radar de aproximación
del aeropuerto de la
Ciudad de México, a la
izquierda la Torre Banobras y los multifamiliares
de Tlatelolco en primer
plano.
derecha y por nivel cómo iba a México, nos quedamos admirados, y decíamos
que parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís.142
Hernán Cortés tenía razón, no podemos con el entendimiento comprender lo que para Bernal Díaz del Castillo era cosa de encantamiento. Ambos, no imaginaron que la traza urbana que los impresionó con sus
amplias calzadas sobre la Laguna de México143 era resultado de una
civilización que había preestablecido un orden urbano a partir de tres
calzadas prominentes: Tenayuca-Tlatelolco, Iztapalapa-Coyoacán y
Tacuba-Nonoalco. Para el año de 1968, estas calzadas fueron identificadas cartográficamente con precisión por el arquitecto Luis González
Aparicio en el Plano reconstructivo de la región de Tenochtitlan, en la
memoria de dicho plano publicada en 1973 por el inah, el autor llevó el trazo de las calzadas más allá de su trayecto urbano y encontró
lo que denominó “relaciones axiales” alcanzando prominencias del
paisaje y templos destacados. Este ejercicio le permitió reconocer dos
ejes de simetría sobre los cuales se diseñó la gran Ciudad de México:
142 Se refiere al libro Amadís de Gaula, obra maestra de una tradición que se remonta hasta el Medievo, en idioma español, se considera uno de los más famosos
libros de caballerías que tuvieron gran aceptación durante el siglo xvi en la península ibérica.
143 Ocasionalmente se dice Laguna de México y no Lago de Texcoco, cuando se
hace mención del sistema lacustre que circundaba a la ciudad de Tenochtitlan,
una vez que el dique conocido como Albarradón de Nezahualcóyotl, terminado
en 1504, separó las aguas dulces de las salobres. Con este dique se previnieron
inundaciones y se consolidaron dos cuerpos de agua diferentes: el Lago de Texcoco y la Laguna de México.
134
1. Eje Los Remedios-Tepetzinco, que resulta del trazo de la calz. Tacuba-Nonoalco con sus extremos orográficos: al oeste la cima del cerro Otoncapulco, donde se levanta la Basílica de Los Remedios; y en su contraparte,
al este el cerro Tepetzinco, hoy Peñón de los Baños,144 corresponde a la
actual Calzada de los Gallos y en un segmento de la Avenida Ricardo
Flores Magón, antes Nonoalco.
2. Eje Tenayuca-Culhuacán, que resulta del trazo de la calzada Tenayuca-Tlatelolco, corresponde a la actual calzada Vallejo.
A partir del Eje Los Remedios-Tepetzinco, se reconoce la retícula que
distingue a Tenochtitlan como un plano cartesiano con su perpendicular sobre la calz. Iztapalapa-Coyoacán, hoy Calzada de Tlalpan.
González Aparicio (1973: 46) demostró que el Eje Los Remedios-Tepetzinco fue el trazo principal para el diseño de la ciudad México-Tenochtitlan.
La planeación de Tenochtitlán fue tan delicadamente acabada
que los ejes Los Remedios-Tepetzinco y Tenayuca-Culhuacán se intersectan sobre los vértices y eje de simetría de los edificios más importantes de la ciudad: el Templo Mayor de Tenochtitlan y el Templo
Mayor de Tlatelolco, como veremos más adelante.
En México, calzada tiene un sentido etimológico más cercano al
náhuatl caltzalantli, que se traduce como la calle entre las casas (Siméon, 1992: 63), que al latín vulgar calciãta, entendido como camino empedrado. Así pues, las acepciones registradas por el Diccionario
de la Real Academia Española, de calzada en su condición de camino
o carretera sin casas entre ciudades distantes no es la misma para el
hablante mexicano, para quien la palabra tiene un sentido urbano
que se aplica a calles amplias que se desplazan entre viviendas (véase
Montemayor, 2009).
144 El Tepetzinco es un cerro aledaño al actual Aeropuerto Internacional Benito
Juárez de la Ciudad de México, a principios del siglo xvi era un islote del Lago de
Texcoco, fue relevante por sus manantiales de aguas termales de ahí su denominación de Peñón de los Baños. La palabra náhuatl tepetzinco se traduce como
“cerrito”, de ahí su nombre. Antes de realizarse en su cúspide la construcción de
un depósito de agua y el radar de aproximación del aeropuerto, presentaba una
estructura piramidal documentada fotográficamente por Walter Krieckeberg,
aún para 1962 (véase en Rivas, 2006, fig. 38).
135
El Eje Los Remedios-Tepetzinco encuentra dos cerros como extremos para su trazo como ya se mencionó: el cerro Tepetzinco al este,
y el cerro Otoncapulco al oeste. Así que el espacio geográfico otorgó sentido al urbanismo de la Gran Tenochtitlan. En esta cosmovisión145 ancestral que es entendimiento, percepción y contemplación
145 Para los fines de esta entrega el criterio de cosmovisión apunta al concepto original del idioma alemán (weltbild) como imagen del mundo, se hace preciso
apuntar que la cosmovisión es percepción del mundo y no religión.
136
del mundo,146 las prominencias del paisaje por su ubicación tuvieron
un papel predominante en el sistema de representaciones espaciales,
como lo han demostrado los trabajos de Johanna Broda (1991 y
1997:130) sobre cosmovisión para la cuenca de México, identificando espacios geográficos significativos para el ordenamiento ritual
del espacio. Entendemos que estos elementos del paisaje marcaron
puntos de localización, tanto de uso sacralizado como de uso profano. De esta afirmación entendemos que cumbres como el Tepetzinco
pudieron utilizarse como puntos de referencia fijos, en este caso para
los navegantes del Lago de Texcoco y la Laguna de México; además,
ambos cerros también pudieron funcionar como guías para viajeros.
Esto parece pertinente sobre todo para sociedades sedentarias que
no requerían de coordenadas genuinas para regular sus travesías.
Para esas comunidades con caminos a su disposición, la orientación
era sencilla, a partir de señales perceptivas en el paisaje que eran
identificadas con extraordinaria agudeza, gracias a una depurada
apreciación que hacían los individuos de las condiciones naturales
(Montero, 2010: 233).
El Eje Los Remedios-Tepetzinco de 18 km de longitud, según González Aparicio (1973: 46) presenta la orientación norte 77º oeste, que
en notación azimutal desde Los Remedios, rumbo al Tepetzinco es de
z = 103º, difiere en 1º49´ de arco147 de nuestra medida en campo que
resulta en z = 101º11´. Como ya se indicó, el eje pasa por la Calzada
de los Gallos y un segmento de la Avenida Ricardo Flores Magón antes
Nonoalco, pero hay que agregar que también respeta el trazo urbano
de Tacuba.148 Relevante es que del mismo modo pasa por las iglesias
de San Salvador Xochimanca, San Miguel Nonoalco, Santiago Tlatelolco y Concepción Tequixpeuhca, probablemente construidas sobre
146 Mundo, como el ambiente en el que se desenvuelve una comunidad.
147 Es pertinente mencionar que la diferencia resulta del uso de instrumentos más
precisos en la actualidad, que los utilizados por González Aparicio hace medio
siglo; un ejemplo es la aplicación de fotografía satelital georreferenciada en alta
definición para equipos de cómputo.
148 El moderno trazo de las calles de Tacuba respeta la disposición de la antigua calzada Tacuba-Nonoalco, vale la pena decir que el trayecto prehispánico coincide
con el antiguo “Empalme de Tacuba” y un segmento de vía del ferrocarril hoy
avenida Ferrocarriles Nacionales de México, entre las avenidas Azcapotzalco y
Camarones.
137
izquierda
Aspecto de la ciudad
de México-Tenochtitlan,
para inicios del siglo xvi
según © Tomás Filsinger
(2020) basado en González Aparicio y Bárbara
Mundy. En el mapa se
destacan las calzadas
mencionadas en este
texto y los cerros Otoncapulco y Tepetzinco
que definen junto con el
trazo perpendicular de
la calzada Iztapalapa-Coyoacán el eje de simetría
reticular de la gran urbe.
ruinas de templos prehispánicos. Respecto a la iglesia de Santiago Tlatelolco y su edificio adjunto el exconvento de Santa Cruz de Santiago
Tlatelolco, se advierte que además de estar en la línea del eje, ambos
edificios, en su planta arquitectónica, reproducen la orientación de
esta trayectoria. Así también lo hace el edificio contiguo, el Templo
Mayor de Tlatelolco, que adopta en su eje de simetría esta dirección,
de modo tal que un observador, apostado en las escalinatas del templo
prehispánico al ocaso, mira directamente a Los Remedios. Esto resulta
extraordinario, porque comprueba la intención de un ordenamiento
urbano que fue replicado en las primeras construcciones religiosas del
virreinato, como sucede con la iglesia y convento de Tlatelolco.
El Templo Mayor de Tlatelolco, es el edificio por excelencia que
marcó el axis mundi urbano de Tenochtitlan, porque además de la
orientación arquitectónica ya descrita, sus vértices nw y se obedecen
al trazo del Eje Tenayuca-Culhuacán; así que las dos direcciones principales del urbanismo prehispánico convergen y se manifestaban físicamente en una pirámide, como se aprecia en la figura superior.
El destacado geógrafo alemán Franz Tichy (1991)149 también dedicó esfuerzos al estudio del ordenamiento urbano de la cuenca de
149 Contamos con diferentes publicaciones anteriores del autor que tratan sobre
este tema en alemán y español, pero se ha optado por esta cita por ser la más
accesible para su consulta.
138
México previo a la Conquista, su perspectiva partía del sistema radial andino denominado ceque, sistema indígena que ordenaba el
espacio geográfico del imperio inca desde un centro rector del cual
emanaban vectores a diferentes puntos de subordinación en los que
se localizaban poblaciones y templos. Tichy al aplicar este modelo
de disposición del territorio suponía que Tenochtitlan era el centro
rector del cual partían líneas visuales que ordenaban el espacio;
pero no fue así, el eje geométrico y geográfico resultó estar en el
cerro Tepetzinco, tal y como lo había advertido González Aparicio con su Eje Los Remedios-Tepetzinco. Según los cálculos de Tichy
(1991: 453 y fig. 2), Los Remedios con respecto al cerro Tepetzinco exhibe una desviación de 11º oeste-norte que difiere en 2º de la
orientación de González Aparicio y con la nuestra en apenas 11´.150
Visto desde Tenochtitlan el cerro Tepetzinco se aprecia por debajo
del horizonte, ¿pero qué pasa si elevamos nuestra visual hasta alcanzar el horizonte astronómico? Eso fue lo que hizo el arqueólogo esloveno Iván Šprajc (2001: 377-381), los resultados están publicados
en su libro Orientaciones astronómicas en la arquitectura prehispánica
del centro de México. Šprajc al extender el Eje Los Remedios-Tepetzinco hasta las montañas que rodean la cuenca de México al este,
alcanzó el cerro Telapón,151 una cima relevante porque, según él y
otros especialistas, era parte de un conjunto de cimas conspicuas
que de manera natural marcaban con certeza fechas específicas del
calendario prehispánico, es decir, a la manera de un marcador de
horizonte que funcionaba como un instrumento para la sincronización del tiempo. Hay que advertir que un observador instalado en
distintas ubicaciones sobre el Eje Los Remedios-Tepetzinco, apreciará la salida del Sol sobre el cerro Telapón en diferentes fechas. Esto
obedece a dos variables que determinan la altura angular sobre el
horizonte: la primera es la distancia que el sitio guarda respecto al
cerro Telapón; y la segunda es su altitud. Así que centremos nuestra
150 Agradezco al rector de la Basílica de Los Remedios, monseñor Francisco Cano
Chabolla, el permitirme acceder con mi hija Julia Montero al techo de la basílica para realizar las mediciones que aquí se exponen.
151 En la cima de este cerro de 4,065 m/nm he registrado un sitio arqueológico catalogado como srf-02 (véase al respecto Montero, 2004: 139).
139
izquierda
Templo Mayor de
Tlatelolco:
1. Edificio en que
convergen los trazos
de los ejes Los Remedios-Tepetzinco
y Tenayuca-Culhuacán.
2. Iglesia de Santiago
Tlatelolco.
3. El exconvento de
Santa Cruz de Santiago Tlatelolco.
Dos kilómetros al sureste, siguiendo el Eje
Tenayuca-Culhuacán
se encuentra el Templo
Mayor de Tenochtitlan,
este es el ordenamiento
urbano de la ciudad de
México para el siglo xvi
(trazos realizados por el
autor sobre una fotografía georreferenciada de
Google Earth, del año
2019).
atención solamente en el sitio de nuestro interés: Los Remedios. En
la Tabla 1 (letra e), se apuntan las fechas obtenidas del cálculo para
la salida del Sol desde Los Remedios sobre el cerro Telapón: 19 de
octubre y 22 de febrero, esto es 63 días antes y 63 días después del
solsticio de invierno. El 63 es de valor significativo para el cómputo
calendárico del tiempo prehispánico por ser múltiplo de 7 y 9; se ha
demostrado la relevancia de esta cifra al encontrarse detallada su
operación por los mayas del período Posclásico en el Códice de Dresde
(Velásquez, 2107: 13), en los calendarios de horizonte de la pirámide
del Castillo de Chichén Itzá (Montero, Galindo y Wood, 2014: 84) y
en el Templo del Fuego Nuevo del Cerro de la Estrella en Iztapalapa,
Ciudad de México (Martz, en prensa).152
Insistiendo en el ejercicio de trazar vectores entre poblaciones y
lugares prominentes del paisaje, pasemos más allá de la línea visual
siguiendo criterios astronómicos, como fue ensayado por Ponce de
León (1982). Esta práctica lo llevó a proponer un trazo de Tenochtitlan a Cholula, siguiendo la orientación que corresponde al solsticio
de invierno. Jesús Galindo (1994: 167-168) astrónomo de la unam,
adoptando esta propuesta, encuentra que un observador instalado
en la parte alta del Templo Mayor de México-Tenochtitlan la mañana del solsticio de invierno, vería cómo el Sol levanta sobre la cima
del cerro Tehicocone en el volcán Téyotl,153 exactamente en la misma
posición donde se pone el Sol en el día del solsticio de verano visto
desde la pirámide de Cholula en Puebla. La altitud del volcán Téyotl
con 4600 m/nm separa visualmente la cuenca de México del valle de
Puebla, así que Galindo opina que en esta cima había una estructura
arquitectónica que señalaba para ambos sitios la dirección solsticial,
de tal suerte que existe la posibilidad de una planeación urbana, a
gran escala, para el Altiplano.
Utilizando aplicaciones digitales en equipos de cómputo que se
apoyan en fotografía satelital georreferenciada y topografía vecto152 Aún queda por indagar la posibilidad de un calendario de horizonte prehispánico para el poniente de la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios.
153 Se hace referencia al macizo volcánico del Téyotl, que presenta una amplia cima
de crestas con al menos siete picos prominentes, el del extremo norte es el cerro
Tehuicocone.
140
rial, se notó una diferencia, si bien es cierto que los fenómenos solsticiales vistos desde las pirámides de Tenochtitlan y Cholula, tocan
el volcán Téyotl, hay que advertir que no lo hacen en el mismo lugar,
pues hay una diferencia angular de 1º18´, ya que la distancia de Tenochtitlan y Cholula respecto al volcán Téyotl es distinta para cada
uno, lo que resulta en valores diferentes de altura angular sobre el
horizonte y por tanto de azimut (Tabla 1, letras c y d).
Ya en su oportunidad con mi colega el doctor Galindo (Galindo
y Montero, 2000), publicamos el estudio arqueoastronómico para
el cerro del Tepeyac en referencia al santuario de Nuestra Señora de
Guadalupe, para el solsticio de invierno. Considerando esta posibilidad ensayé con el amanecer para el solsticio de invierno desde la
Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios. Quedé sorprendido:
la línea solsticial al volcán Téyotl guarda más exactitud con Cholula
que la trazada desde el Templo Mayor de Tenochtitlan, detalles de
la alineación en la memoria de cálculo de la Tabla 1 (letra c) y
en la figura siguiente. Entusiasma mencionar que, sobre la Gran
Pirámide de Cholula, una de las más grandes del mundo, se levanta
el Santuario de Nuestra Señora de Los Remedios. Así que Cholula
con su santuario y Naucalpan con su basílica, ambas consagradas a
Nuestra Señora de Los Remedios, se encuentran alineadas en un eje
solsticial.
Durante el solsticio de verano del año 2005, en compañía de colegas y alumnos de la buap, apreciamos el ocaso desde la gran pirámide de Cholula, instalados en el pórtico del Santuario de Nuestra
Señora de Los Remedios, sobre el Tlachihualtépetl, del náhuatl “cerro hecho a mano”. Afortunadamente, María Elena Bernal publicó
este registro en su investigación sobre el altépetl de Cholula y presentó una ilustración donde destaca la posición del Sol (Bernal: 2006:
263) que coincide con nuestros cálculos de gabinete. Cabe mencionar que la moderna traza urbana de Cholula está sobrepuesta a la
prehispánica, la cual se encuentra orientada admirablemente al eje
solsticial, como también lo considera Aveni (1993: 268).
El tema de alineamientos entre emplazamientos a grandes distancias más allá del plano visual, acoplados por coincidencias geográficas y astronómicas, obliga a un análisis íntegro para demostrar que
141
arriba
Los altos volcanes que
limitan la cuenca de
México al este son el
contorno orográfico
utilizado en la antigüedad como marcador
de horizonte, un instrumento útil para señalar
fechas específicas, en
este caso las posiciones
del Sol para el solsticio
de invierno.
no son producto de la casualidad; y sí resultado de habilidades técnicas utilizadas en el pasado, para trazar vectores con un determinado
propósito cultural. Caso contrario sucede con los alineamientos que
están dentro del plano visual, pues la astronomía cultural con su
amplia literatura ofrece interpretaciones coherentes respecto a los
marcadores de horizonte utilizados para señalar fechas específicas.
En el ejercicio de alineamientos dentro del plano visual para Los
Remedios, con respecto al horizonte, obtuvimos un resultado sorprendente. Exacta, como una manecilla de reloj que señala la hora, así
marca en el horizonte el eje de simetría de la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios, la fecha 1 de septiembre, día en que se conmemora con festejos a Nuestra Señora de Los Remedios en Naucalpan.
Esta orientación no es producto de la casualidad, sino consecuencia
de una intención específica que hizo a los constructores apartarse de
la trayectoria del Eje Los Remedios-Tepetzinco y seguir el azimut
de 81º17’ que apunta al cerro Tlamacas, por donde sale el Sol para
el día 1 de septiembre. Los detalles del cálculo en la Tabla 1 (letra b).
La alineación de la basílica puede explicarse porque la orientación
de las iglesias cristianas es un elemento distintivo de su arquitectura,
que repite patrones desde la época paleocristiana en Europa. Existe
142
una tendencia general a orientar sus ábsides en el rango solar, con
una predilección de las orientaciones cercanas al este geográfico, que
corresponde al equinoccio astronómico; sin embargo, también son
posibles otras direcciones como a la salida del Sol el día del santo
patrón de la iglesia, como sucede en este caso. Al menos desde el
Concilio de Nicea (año 325 d. C.) se determinó que así fuera (Gangui, et al., 2016: 105). Encontramos que la mayoría de las iglesias
antiguas abren hacia el oeste, mientras que el coro mira al este, por
donde levanta el Sol. Esto significa que la puerta de entrada se ubica por donde cae el Sol, al ocaso, de esta manera se manifiesta simbólicamente que el feligrés al ingresar lo hace desde la oscuridad del
pecado para recorrer un camino hacia la luz cuando se aproxima al
presbiterio. Esta es la vía que conduce al lugar por donde surge el Sol
de Justicia que es Cristo. Santo Tomás de Aquino expresa las razones
que justifican esta regla (cit. por Hani, 2000: 42):
Es conveniente que adoremos con el rostro vuelto hacia el oriente, primeramente, para mostrar la majestad de Dios, que nos es manifiesta por
el movimiento del cielo, que parte del oriente; en segundo lugar, porque el
Paraíso terrenal existió en oriente y nosotros tratamos de volver a él; en
tercer lugar, porque Cristo, que es la luz del mundo, es llamado Oriente
por el profeta Zacarías y en cuarto lugar, porque por oriente será cuando
aparezca en el último día (Mt. 24: 27).
Parece convincente que este fuera el motivo para orientar la iglesia,
pero encontramos que una vez terminado el edificio en 1575, la celebración a la Virgen se realizó el 15 de agosto, día de la Asunción
de María, fecha en que se colocó su imagen en el altar (Cuadriello,
2017; 220); cuatro años después, en las Hordenanzas de la Ermita de
Nuestra Señora de Los Remedios, del 1 de agosto de 1579, se establece
en la 10a solo cuatro celebraciones al año: Natividad, Purificación,
Anunciación y Asunción de María (Miranda 1998: 77).154 No sabemos qué motivó el cambio de fecha para el 1 de septiembre, ni
cuándo. Sólo he encontrado dos referencias, la primera en la publi154 Monseñor Francisco Cano, rector de la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios nos ha hecho saber estos datos.
143
arriba
La orientación de la
Basílica de Nuestra
Señora de Los Remedios
a la salida del Sol el día
1 de septiembre se
comprueba al observar
cómo la luz solar al
amanecer pasa entre las
ventanas este y oeste del
tambor. El tambor es el
elemento arquitectónico
estructural situado en la
cúpula a modo de prolongación, la disposición
de sus ventanas respeta
el eje de simetría de la
planta arquitectónica del
edificio.
cación de Antonio de Alcedo de 1788, pág. 410: “Y de órden del Rey
se hace todos los años una fiesta solemne el día i.o de Septiembre
á que concurren los Tribunales y Noblez”; la segunda en Ignacio
Carrillo y Pérez (1808: 77, n.126) para la misma época que en su
libro Lo máximo en lo mínimo… registra una fiesta titular en Los Remedios que cae en Sábado primero de Septiembre. Si Carrillo y Pérez
terminó de escribir su libro en 1798, un sábado 1 de septiembre, lo
tenemos justamente en ese año. Queda ahí la incógnita de cómo la
construcción se orientó antes de que se determinara la fecha del 1
de septiembre como el día de la celebración principal, en palabras de
Francisco Cano: coincidencia o diosidencia.
Tratando de ofrecer una respuesta, posiblemente la fecha del alineamiento sea para el 2 de septiembre, esto es viable si aceptamos
un día de diferencia por la oscilación solar, de ser así, la orientación de la iglesia estaría sobrepuesta a la cosmovisión indígena que
asumía la división del año en cinco grandes segmentos de 73 días.
Contando con el solsticio de verano como pivote resultan las fechas:
2 de septiembre y 9 de abril, que están 73 días antes y 73 después del
solsticio de verano. Esto parece posible porque en estos días el Sol
levanta justamente sobre la cima del cerro Tlamacas. Así que para
Los Remedios tendríamos dos orientaciones relevantes:
1. Orientación al cerro Telapón, siguiendo el Eje Los Remedios-Tepetzinco,
63 días antes y 63 días después del solsticio de invierno con las fechas
19 de octubre y 22 de febrero.
144
2. Orientación al cerro Tlamacas, siguiendo el eje de simetría de la basílica
de Los Remedios, 73 días antes y 73 días después del solsticio de verano
con las fechas 2 de septiembre y 9 de abril.
El cerro Tlamacas, para Šprajc (1999: 80-81) es una cima relevante
como marcador de horizonte desde el Templo Mayor de Tenochtitlan, pues señala el intervalo largo del tonalpohualli de 260 días y su
contraparte de 105 días para completar el xihuitl, que corresponde
al año vago azteca, de 365 días. Este rumbo ofrece más posibilidades
interpretativas, pues el trazo Los Remedios-Tlamacas transcurre sobre
la Sierra del Tepeyac, esto es interesante porque deja entreabierta la
posibilidad de una relación simbólica entre los dos grandes templos
marianos de la Ciudad de México: Guadalupe y Los Remedios.
Esto me lleva a considerar que la actual Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios en su orientación sigue criterios sustentados en
conocimientos astronómicos y geométricos emanados de la cosmovisión de las culturas anteriores a la evangelización, así que el trazo de
la iglesia no es producto de la inspiración individual de un arquitecto,
sino de una intencionalidad que se expresa en su construcción.
La importancia del Eje Los Remedios-Tepetzinco señalada por
González Aparicio (1973: 46) ha quedado demostrada en la traza urbana de Tenochtitlán y en la proyección del eje hasta el cerro
Telapón, denotado como un marcador astronómico de horizonte.
¿Pero qué hay en la historia de México respecto al cerro Tepetzinco?
145
arriba
El eje de simetría de la
planta arquitectónica
de la Basílica de Nuestra
Señora de Los Remedios
señala en primer plano
a la intersección entre
los cerros Yohualtecatl
(1) y Zacahuizco (2) en
la Sierra del Tepeyac; en
segundo plano, en el horizonte lejano a la ladera
norte del cerro Tlamacas
(3) en la Sierra Nevada
(imagen obtenida con
un teodolito digital).
Hay un prodigio mítico-religioso que explica la fundación de México-Tenochtitlan, no podía ser menos su importancia si determinó la
traza de la gran Ciudad de México. En este lugar fue donde Huitzilopochtli derrotó a su sobrino Cópil, lo decapita y le extrae el corazón.
La cabeza cercenada es colocada en el monte Tepetzinco, su corazón
es arrojado en un lugar próximo entre juncos y carrizos del entonces
Lago de Texcoco. Del corazón sacrificado de Cópil brotará el tunal,
tenochtli, piedra angular del futuro asentamiento, donde se posará el
águila que indicará a los aztecas el lugar definitivo de su residencia,
un lugar donde se manifestará la unión ente la tierra y el cielo, el
agua y el fuego y la Luna y el Sol (Johansson, 2015).
Alt-Tlachinolli
símbolo de la guerra
Águila
Tuna
Nopal
Ambiente
acuático
Cópil
146
La antigua ermita que guardaba a Nuestra Señora de Los Remedios se levantó sobre el vértice geodésico ancestral de la ciudad de
México. Con esto, el capital simbólico del cerro donde hoy se levanta la basílica no se agotó en el tiempo, perduró y se acrecentó; y aunque la intensidad de sus feligreses puede variar, con cada generación
se adquieren nuevos sentidos y significaciones para los habitantes de
una de las urbes más pobladas del mundo. A las narraciones de la
antigüedad se añaden historias y prodigios contemporáneos, la gramática cultural se acumula y se hace más extensa con la suma de los
tiempos. Ni el Otoncapulco, ni el Tepetzinco, fueron relevantes por
su altitud, comparados con los altos volcanes nevados de la cuenca
de México; cobraron importancia por su ubicación para establecer
el urbanismo de una civilización. Actualmente, su relevancia se diluye por contornos fluctuantes que se dispersan en la extensa Zona
Metropolitana del Valle de México. Hoy en día, la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios, está más allá del espacio que ocupa,
el fervor arremete en la espiritualidad de cada uno de sus devotos,
forjando en ellos una identidad colectiva que fortalece su existencia.
Bien queda entonces considerar para Nuestra Señora de Los Remedios: la Virgen se encuentra vestida por el Sol y de pie sobre la
Luna.
147
izquierda
Gráfico interpretativo
del Teocalli de la Guerra
Sagrada, escultura votiva realizada en basalto
durante el gobierno
de Moctezuma ii en el
año de 1507, es la única
representación auténticamente prehispánica
relativa a la fundación
de México-Tenochtitlan,
el monumento fue
descubierto en 1926 en
los cimientos de Palacio
Nacional, actualmente
se exhibe en el Museo
Nacional de Antropología e Historia (123 × 92 ×
100 cm).
Tabla 1. Memoria de cálculo
A
Basílica de Los Remedios
ubicación
B
φ 19º28›20.4” λ -99º15›05.4”
14q 473609 m e - 2153112 m n
datum wgs 84
altitud 2377 m/nm
declinación magnética (2020)
+ 4º 28’
Ladera norte del Cerro Tlamacas, por debajo de horizonte ladera norte del Cerro Zacahuitzco
ubicación
φ 19º33´02.4” λ -98º42›14.1”
14q 531059 m e - 2161786 m n
datum wgs 84
distancia
azimut
tan ((
-1
suceso
fecha
/distancia))
B-A
altitud 3045 m/nm
58,360 m
z = 81º 17’
h = 0º 39’
Celebración
de Nuestra
Los Remedios
1 de septiembre
Celebración
de Nuestra
SeñoraSeñora
de Losde
Remedios
1 de septiembre
hora local
1 de septiebre y 9 de abril
07:25 / 07:26
Eje de simetría de la basílica
C
Ladera sur del Volcán Téyotl sobre el Valle Agua El Marrano se forma una horqueta natural
que es un pliegue cóncavo
ubicación
φ 19º11´48.5” λ -98º38›30.3”
/ 14q 537660 m e - 2122641 m n
datum wgs 84
distancia
71,030 m
azimut
z = 115º 30’
tan-1((C - A/distancia))
suceso
fecha
altitud 4600 m/nm
h = 1º 47’
Solsticio de invierno
hora local
21 de diciembre de 2020
148
07:16
D
Cerro Tehuicocone
ubicación
φ 19º12´07.3” λ -98º37›45.2” /
14q 538977 m e - 2123224 m n
datum wgs 84
distancia
71,980 m
azimut
z = 114º 37’
tan ((
-1
suceso
fecha
E
altitud 4559 m/nm
/distancia))
D-A
h = 1º 44’
Punto visual de alineación entre los santuarios
de Los Remedios de Cholula y Naucalpan
6 de diciembre y 5 de enero
hora local
07:06 / 07:20
datum wgs 84
altitud 4070 m/nm
Cerro Telapón
ubicación
φ 19º22´12.3” λ -98º43›11.7” /
14q 529413 m e - 2141673 m n
distancia
57,000 m
azimut
z = 101º 23’
tan-1((E - A/distancia))
suceso
fecha
h = 1º 42’
Investigadores proponen una alineación ritual
22 de febrero y 19 de octubre
149
hora local
07:09 / 07:40
Las dos
vírgenes y otras
advocaciones
N
uestra Señora de Los Remedios, llegó a ser por un tiempo más venerada y celebrada que la Virgen de Guadalupe durante las fiestas patronales de la época virreinal. Era la más importante celebración mariana en la
Nueva España (Alberro, 1994), porque la devoción a
Nuestra Señora de Los Remedios en estas tierras presentaba firmes
orígenes históricos y de antigüedad que no generaban controversia
como el caso guadalupano.155
Desde la cartográfica, fiel reflejo de la geografía y del modo de valorar el territorio más allá de las intenciones que un escritor pudiera
argumentar en sus páginas, la relevancia del santuario de Nuestra
Señora de Los Remedios en Naucalpan, para el siglo xvii en la ciudad
de México, está manifiesto en uno de los escasos y más importantes
mapas de la cuenca de México para el siglo xvii que se hallan publicado, se trata de la Descripción de la comarca de Mexico i obra del desagve
de la Lagvna del año 1608, de Enrico Martínez, el célebre cosmógrafo
155 Para 1576, fray Bernardino de Sahagún (1985: 705) cuestionaba el culto a la
Virgen del Tepeyac pues sostenía que era un caso de idolatría.
151
08
derecha
Relevancia del santuario
de Nuestra Señora de
Los Remedios para
inicios del siglo xvii en
el mapa Descripción de
la comarca de Mexico i
obra del desagve de la
Lagvna de Enrico Martínez, 1608 (fragmento).
Se conserva en el Archivo General de Indias,
España.
del rey,156 quien además era intérprete de la Santa Inquisición, impresor e ingeniero hidráulico. Se le encomendó la colosal obra del
desagüe de la ciudad de México, que en el año de 1604 quedó parcialmente sumergida. En el mapa de su proyecto hidráulico apreciamos
la importancia del santuario de Los Remedios, por las proporciones y
tipografía que ocupa en comparación con Guadalupe, que apenas se
aprecia como una ermita a la orilla del lago. Así también las villas de
Tacuba, Tlalnepantla, Iztapalapa o Tacubaya con sus iglesias y otras
referencias geográficas que son exiguas frente al santuario de Los
Remedios, que se percibe sobre un cerro; si el lector presta atención
a la ilustración encontrará que el santuario de Los Remedios es casi
de la misma proporción que la ciudad de México, lo cual resulta sorprendente. En la estimación de culto que estamos atendiendo entre
Guadalupe y Los Remedios, es necesario mencionar que la ermita
del Tepeyac, aunque se representa tan pequeña, era una construcción que para el momento de la elaboración del mapa tenía décadas
se haber sido construida. Probablemente fue una de las cien “casas
de Dios” levantadas por fray Pedro de Gante, entre 1523 y 1529, a
las que dotó de los elementos litúrgicos necesarios para el culto; o
tal vez, el mérito corresponde a uno de los doce franciscanos que
arribaron en 1524, o bien a fray Juan de Zumárraga (Wobeser, 2013:
151). De cualquier forma, para 1608 tendría al menos 60 años de
uso y su importancia, según este mapa, es mínima.
Poco después de elaborado este mapa, veía su publicación la
Historia de el principio, origen, progresos y venidas a México y milagros de la Santa Imagen de Nuestra Señora de los Remedios, de fray
Luis de Cisneros, un libro coherente y erudito, escrito por uno de
los más importantes pensadores de su época. Esta obra, terminada en 1616 y publicada en 1621, era previa a cualquier otra publicación sobre la Virgen de Guadalupe. Los documentos guadalupanos más tempranos corresponden al Nican mopohua, que
fueron escritos en náhuatl y vieron la luz pública entre 1648 y
156 Un monumento hipsográfico al costado de la Catedral Metropolitana está dedicado a la memoria del ilustre cosmógrafo.
152
1649.157 Aunque, Edmundo O ‘Gorman afirma que Antonio Valeriano escribió el Nican mopohua en 1556, consideración que el mismo
León-Portilla acepta;158​así que el texto fue publicado 117 años después de la aparición de la Virgen de Guadalupe, acontecida a finales
de 1531.
157 La primera publicación del Nican mopohua se presenta en Imagen de la Virgen
María, Madre de Dios de Guadalupe, milagrosamente aparecida en la Ciudad de
México, de Miguel Sánchez, del año 1648 (León-Portilla, 2000: cap. iii). Posteriormente, el Nican mopohua está contenido en un libro más amplio de Luis
Lasso de la Vega: Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa María Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan
Tepeyácac, traducido como Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra
preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí
donde llaman Tepeyac, publicado en 1649.
158 Véase Destierro de sombras. Luz en el origen de la imagen y culto de Nuestra Señora
de Guadalupe del Tepeyac, de Edmundo O ‘Gorman (1986: 32-33) y Tonantzin
Guadalupe, Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el “Nican mopohua”, de
Miguel León-Portilla (2000).
153
La imagen de Nuestra Señora de Los Remedios es muy temprana
porque su ermita fue erigida por los soldados españoles que participaron en la Conquista pocos años después de 1521 y antes de 1528,
en tanto la Virgen de Guadalupe aparece hasta finales de 1531. Esta
propuesta se ha sustentado en esta entrega desde el capítulo La primera ermita, y se complementa con esta cita de Manuel Orozco y
Berra (1938: 87):
Rodríguez de Villafuerte Juan, capitán de uno de los bergantines: según
las noticias de Panes,159 “fue desbaratado en el pueblo de las Troxes, que es
en los Motines (Zacatula, Michoacán); fundó el Santuario de Nuestra
Señora de los Remedios por mandato de Cortés”.
Ambos cultos son fundamentales, pero Los Remedios no repara
necesariamente en la evangelización como lo hará el santuario de
Guadalupe. La intención de Los Remedios, desde mi punto de vista,
atendiendo documentos de la época, es la expiación de los soldados
españoles que participaron en la Conquista y de un segmento de la
población que ostentaba el poder en la Nueva España:
Las Hordenanzas son justificadísimas, la primera es que el vicario que
fuere de la Hermita (que se ha de elegir cada año por la Ciudad) sea
obligado a decir dos misas cada semana, una el lunes por los difuntos
conquistadores que murieron el día que sucedió el primer milagro de la
santa Imagen en la conquista, la otra a nuestra Señora por las cofrades y
bienhechores del Hermita.
Francisco Miranda, 1998: 72, cit. a fray Luis Cisneros
Conforme avanza el siglo xvi, el culto a Nuestra Señora de Los Remedios va tornando su atención hacia los indígenas, toma distancia de
los conquistadores y llega al siglo xvii, con la obra de fray Luis de Cisneros, en la que aparece un personaje que protagoniza este cambio:
Juan de Tobar, el cacique de Totoltepec, quien al dirigirse a la Virgen
159 Panes es el nombre del propietario de un documento con la nómina manuscrita de los conquistadores denominada Octava maravilla (verso heroico) que se
atribuye a Bartolomé de Góngora, 1628.
154
la llama Cocotzin, otorgándole un significado propio de la cultura
prehispánica. Pero esta incorporación de personajes indígenas en
la narrativa de los portentos marianos no es sencilla de asimilar, y
todavía a finales del siglo xvii existía una confusión entre el vidente
de Los Remedios y el vidente del Tepeyac. El mismo fray Agustín de
Betancur llama a ambos personajes Juan Diego, añadiendo al del
Tepeyac el nombre de Cuauhtlatoatzin (Miranda 1999: 10 en Boletín del agn). Es necesario apuntar que el historiador Martínez Barac
(2003: 90, cit. a Miranda), después de un amplio recorrido documental, no encuentra el nombre ni la figura de Juan Diego antes de
la publicación de Miguel Sánchez de 1648. Sea como fuere, resulta
interesante que en ambos prodigios: el del Tepeyac y el de Los Remedios, el personaje responda al nombre de Juan, como si se tratara de
la metáfora que alude a san Juan Evangelista que en la isla de Patmos
escribió el Apocalipsis, documento que anuncia el advenimiento de
la Virgen María a la Tierra. Juan Evangelista, el vidente de Patmos
confiere su nombre a los videntes de las tierras americanas.160
Conforme transcurre el siglo xvii, va cobrando importancia el
culto a la Virgen de Guadalupe, que se vuelve alternativo a Nuestra Señora de Los Remedios. Es el mismo bachiller Miguel Sánchez
(1665) quien jugará un rol protagónico en el despertar del culto a
la Guadalupana, pues desde su cargo de capellán del santuario de
Los Remedios, trata de hermanar los dos cultos con sus Novenas de
la Virgen María, Madre de Dios, para sus dos devotísimos santuarios de
Los Remedios y Guadalupe.
Así también las letras de fray Luis de Cisneros impulsan el culto
a la Virgen del Tepeyac desde Los Remedios, pues argumenta que al
visitar Juan de Tobar a la Virgen de Guadalupe para recuperar su
salud en 1553, recibe instrucciones de la Guadalupana para construir la ermita a Nuestra Señora de Los Remedios en la cima del
cerro Otoncapulco, historia que si bien no concuerda con el Mapa
de Uppsala de 1550, ni con el anterior de Enrico Martínez de 1608 y
otros documentos históricos, no extravía su importancia. Porque la
narrativa de lo legendario que arremete a las letras no necesita ser
160 Véase Visiones en Patmos Tenochtitlan, la Mujer Águila de Jaime Cuadriello
(1995).
155
comprobada por documentos, sino avalada por un proceso social de
identidad a partir de apariciones prodigiosas:
Continuó la milagrosa imagen -Virgen de Guadalupe- su platica, y dijole: que luego que llegase a su casa, convocarse a los vecinos de su pueblo
y de su parte les pidiese que hiciesen a su imagen una casa pajiza en el
propio lugar que se les había parecido y en el que había hallado, con un
altar de piedra de tres cuartas de alto y una vara de largo. Así lo ejecuto
don Juan.
Florencia, La milagrosa invención de un tesoro… [1686], 2008: 130
Aunque Guadalupe y Los Remedios son advocaciones de la misma
Virgen María, cada una respondía en el imaginario colectivo de la
época a dones y atributos diferentes, se les atribuían cualidades que
marcaban diferencias y similitudes. En el desarrollo y la historia de
sus respectivas devociones, la de Guadalupe y la de Los Remedios
se venían relacionando y complementando a partir de la segunda
mitad del siglo xvii: y si una Virgen salvaba a la ciudad de México
de las inundaciones, que era Guadalupe; la otra, la de Los Remedios
garantizaba las lluvias en tiempos de sequía:
Es de advertir: que el Santuario de N. Señora de los Remedios,
es hechura de la Santa Imagen de Guadalupe; que son como dos
brazos, y como dos brazos de esta Divina Señora, con que ampara
á México: con el uno cierra las nubes, para templar los raudales
de sus lagunas: con el otro abre, para que lluevan á sus tiempos, y
fertilicen sus campos.
Florencia, La estrella de el Norte de México…, 1688, f. 116v
Guadalupe y Los Remedios serán fundamentales en la construcción
de la nación mexicana, inspirada por criollos intelectuales a partir del siglo xvii, la veneración a María incorpora a todas las clases
sociales de la Nueva España, desde las privilegiadas hasta las mal
llamadas castas,161 un crisol de esperanzas y motivos llevará a los
161 Véase La romería a Los Remedios como forma de adivinación: Un caso del siglo
de González Gómez (2020).
156
xvi
feligreses hasta sus santuarios; sin embargo, las intenciones políticas
provocarán una ruptura entre Guadalupe y Los Remedios.
Durante el período virreinal, dos grupos sociales novohispanos se
encontraban representados de forma indirecta en dos advocaciones
marianas. Por un lado, Nuestra Señora de Los Remedios, considerada fundadora de la Nueva España, la conquistadora a la que rendían
culto los españoles y criollos, y que parecía cobijar al sector más favorecido de la sociedad novohispana. Del otro lado, estaba la Virgen
de Guadalupe, intercediendo por los oprimidos y los indígenas.162
Fue así como la veneración a la Guadalupana se constituyó en el
fundamento de la historia espiritual de estas tierras, llamadas a la
cristiandad en nombre de María con el rostro moreno de Guadalupe
(Camacho, 2019: 107), y no con el europeo de Nuestra Señora de
Los Remedios.
Empezaron entonces a reclamarse diferencias entre ambas advocaciones: la primera “llegó con los conquistadores”, era real, tangible; la segunda “se apareció a un indígena”, su imagen era producto
de un prodigio y no de una talla humana en madera, por lo menos
hasta que se incorporó la narrativa de Juan de Tobar. Además, Guadalupe sólo había una, en el Tepeyac; de Los Remedios, varias como
en Cholula y Zitácuaro. A partir de esta diferencia el prodigio del
Tepeyac y no el Otoncapulco cobró importancia, pues la Virgen de
Guadalupe se convertirá entonces en la madre por antonomasia.
Aunque en ambas se resaltará lo prodigioso del milagro y la fineza
de lo sobrenatural.
Durante la guerra de Independencia, como es común en las guerras civiles, se enfrentan los más cercanos, así sucedió también con
las advocaciones de María. La guerra de Independencia enfrentó a
dos oponentes singulares, no portaban armas, pero inflaron más
pasiones que la mejor arenga de los generales. De 1810 a 1821 estuvieron en conflicto por sus devotos la Virgen de Guadalupe versus
Nuestra Señora de Los Remedios.
162 Cuando los indígenas náhuas se referían a la Virgen, también lo hacían como
Ichpochtli Santa María, esto es, “La joven Virgen Santa María” como lo leemos
en el Nican Mophua al referirse a la Virgen de Guadalupe.
157
arriba
Virgen de los Remedios
con banda y espada
como general de los
ejércitos españoles, anónimo, óleo sobre lienzo,
Colección Colegio de
las Vizcaínas, 1813. La
inscripción reza: En
beinte y siete dias del
mes de abril del año d
1813 se asentaron por
patriotas y siervas de
esta ssma sa todas las
colegialas del colegio
de Ntro. p s Ygnacio.
Hidalgo vio en la sacristía un lienzo de la Virgen de Guadalupe, la tomó como bandera, y enarbolándola, se dirigió a la muchedumbre gritando:
“¡Viva la América, muera el mal gobierno!” y “¡Viva
Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!”, dando
origen así, un día después de iniciada la guerra de
Independencia, a la Guerra de las Vírgenes. El papel
que jugó la Guadalupana en la causa insurgente fue
de gran importancia, además del estandarte, los rebeldes portaban estampas e imágenes de la Morena.
Morelos la llamó “la Patrona de Nuestra Libertad”,
incluso uno de los jefes insurgentes, Guadalupe Victoria, adoptó su nombre.163 Por su parte, los realistas
quisieron oponer a la Señora del Tepeyac una rival a su medida, por
lo que el virrey Francisco Xavier Venegas mandó por una veterana
de la guerra de Conquista para alzarla cual bandera de sus ejércitos:
Nuestra Señora de Los Remedios. A la Virgen de Los Remedios se le
“otorgó” el grado y el apodo de “Generala”, fue vestida para la ocasión
con los blasones correspondientes a su rango y recorrió la ciudad de
México, mostrándose lista y dispuesta para enfrentar a la Virgen
de Guadalupe.
El atrevimiento de Hidalgo por tomar a la Virgen de Guadalupe
como estandarte militar no fue una innovación del cura. En la tesis
Destierro de sombras… de Edmundo O ‘Gorman (1986) se documenta
cómo a partir del siglo xvii se fue desarrollando un sector clerical de
la élite criolla a favor del culto a la Guadalupana, el cual se impuso
absoluta y definitivamente a inicios del siglo xix, cuando los bandos
entonces opuestos en el campo de batalla de españoles e insurgentes
reivindicaron patronazgos marianos distintos. El ejército realista designó a la Virgen de Los Remedios como protectora de la ciudad de
México, mientras que los insurgentes declararon patrona de su lucha
a la Guadalupana como ya se apuntó. En 1810, el virrey Francisco
Javier Venegas, temiendo que la imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios fuera deshonrada por los insurgentes que habían declara163 Su nombre original era Miguel Fernández Félix.
158
do patrona de su lucha a la Virgen de Guadalupe, pidió que fuera
trasladada a la ciudad de México.164 Para ello invistió a la imagen de
Los Remedios con los escudos y distintivos correspondientes, y las
fuerzas realistas empezaron a llevarla en sus recorridos. Puesta en la
Catedral Metropolitana, el virrey Francisco Javier Venegas le colocó en
las manos un bastón de mando, pidiendo su protección de la ciudad
ahora bajo el título de “La generala de la tropas realistas”. A partir de
ese momento se convierte en la defensora del gobierno virreinal. Pero
no era la primera ocasión que se le otorgaba un grado militar, ya con
anterioridad en 1808, durante la invasión francesa a España, Nuestra
Señora de Los Remedios fue llevada a la ciudad de México para pedir
su protección contra los invasores vestida de generala.
La Generala conoció la victoria muy cerca de la ciudad de México, en Ocoyoacac el 30 de octubre de 1810, en la célebre batalla
del Monte de las Cruces, enfrentamiento militar entre las fuerzas
del Ejército Insurgente, dirigido por Miguel Hidalgo y Costilla, Igna164 La crónica de ese traslado es extraordinaria porque revela el celo de los indígenas
de Naucalpan por su Señora, pues no querían dejar que la imagen fuera llevada a
catedral pensando que se trataba de un robo, véase en Díaz Calvillo (1811: 117118), Sermón que en el aniversario solemne de gracias a…. Si desea leer esta historia
en línea: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080026192/1080026192_009.pdf
159
arriba
Batalla de Monte
de las Cruces, litografía
de Víctor Labielle,
1886.
cio Allende y Juan Aldama, contra las fuerzas leales
a la Corona española. Aunque los cinco mil realistas
fueron derrotados por los más de 80 mil insurgentes
mal armados y sin preparación militar, Hidalgo por
motivos desconocidos no tomó la ciudad de México.
El 2 de noviembre llegó la noticia a la ciudad de
México de que el numeroso ejército independiente
levantó su campo y retrocedía lentamente hacia Toluca. En México a través de los siglos se relata así:
Se alejó el peligro; los ánimos espantados y presa del terror más profundo durante varios días comenzaron a
serenarse, y la ciudad, capital del virreinato, como si
despertara de opresora pesadilla, respiró más libremente
y pronto recobró su aspecto normal y su animado y bullicioso movimiento.
[…] Aun hoy, tras los muchos años que nos separan de aquella época,
no se ha logrado establecer las verdaderas causas que obligaron a los jefes
de la revolución, vencedora hasta entonces, a retirarse rumbo al interior
desdeñando alcanzar el fruto de sus precedentes victorias.
México a través de los siglos, tomo iii “Guerra de Independencia”,
Zárate, 1882: 145
arriba
Expediente 063, agn,
Instituciones Coloniales,
Indiferente Virreinal,
Cajas 5000-5999,
Caja 5425.
Al retirarse los insurgentes y no invadir la ciudad de México, las
tropas realistas se atribuyeron la victoria gracias a la intersección de
Nuestra Señora de Los Remedios. Un año después, el virrey invitó a
los capitalinos a celebrar el Aniversario de gracias al Todopoderoso por
los beneficios recibidos en la batalla del Monte de las cruces, que se ha de
celebrar a la portentosa imagen de nuestra señora de los Remedios.
Fue así como durante la guerra de Independencia, partidarios de la
insurgencia contrapusieron a la Virgen de Guadalupe, pues se decía
que esta era mexicana, mientras que la de Los Remedios era la “gachupina” (Romero, 2020: 65). Ambas vírgenes pasaron a convertirse en
herramientas para difundir y operar los intereses sociopolíticos de uno
y otro bando y no necesariamente religiosos. El final de esta contienda
todos lo sabemos, felizmente hoy somos un país independiente.
160
Antes de la Guerra de Independencia, Nuestra Señora de Los Remedios en Naucalpan no era la única que se conocía como la Conquistadora; otra, en el Altiplano, era su homónima, se trata de la Virgen
Conquistadora que se venera hasta nuestros días en el templo conventual de San Francisco en la ciudad de Puebla. Su existencia suscitó desde el siglo xvii la controversia de que esta imagen era la que había sido
colocada en el Templo Mayor de Tenochtitlán y no la que se conserva
en Naucalpan. Francisco de Florencia (2008: 141-147) dedica un capítulo para sustentar que la de Naucalpan es la original, apoyando su dicho en fray Luis de Cisneros (1621) y otros hechos que le dan la razón.
Aunque no falta quien diga que esta Imagen que mandó poner el Templo Cortés, fue la que llaman Conquistadora, que
está en el convento de nuestro padre san Francisco de la Puebla, que por esto la llaman así. Pero, que sea ella, téngolo
por dificultoso de creer, porque estando en México, cabeza del
reino, y en tiempo que no había en él sino pocas o ninguna
imagen de nuestra Señora, no había de querer el Marqués
privar de aquella reliquia a México y dejarle desamparado
del favor de la Virgen que, como Estandarte Real, era el primero que se había enarbolado por la Iglesia en los más altos
homenajes del enemigo, que era su principal Templo, donde
estaban aquellos, sus dos principales dioses, tan respetados
de todo el reino que, aunque tenían otros particulares, pero
los que estaban en aquel Templo eran los comunes de todo el
reino, que llamaba Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.
Fray Luis Cisneros [1621], 1999: 46-47
La Conquistadora de Puebla es también una imagen arzonera similar a la de Los Remedios en Naucalpan, Hernán Cortés regaló a sus
aliados tlaxcaltecas la imagen que posteriormente fue recuperada
por los franciscanos, pues les parecía inconveniente el culto semiprivado e idolátrico que podrían rendirle los tlaxcaltecas a la imagen:
Que a los religiosos de esta dicha Orden, como a primeros pobladores de la
Iglesia de Dios en esta dicha Nueva España, conviene averiguar y probar
161
de cómo la imagen de la santísima reina de los ángeles, la Virgen Santa
María, madre de Dios, que don Hernando Cortés, marqués del Valle, capitán general y descubridor que fue desta dicha Nueva España, traxo a ella,
pequeña de estatura, de bulto, y la traxo consigo en toda la conquista desta
dicha Nueva España, y al cabo la dio a don Gonzalo Axotecal Cocomtri
[sic], indio capitán y principal de esta dicha ciudad, por la mucha amistad
que le tenía, por le haber sido tan leal y amigo y haberle ayudado, también,
a la dicha conquista, para que la traxese a esta dicha ciudad, por ser la
primera parte de esta Nueva España donde se predicó el Santo Evangelio. Y
de cómo el dicho don Gonzalo la traxo a esta dicha ciudad y la tuvo en su
poder mucho tiempo y para que se sepa que esta dicha imagen es la que está
al presente en la ciudad de los Ángeles, en el monasterio de la dicha Orden.
En la ciudad de Tlaxcala, [1582] ante el alcalde mayor Alonso de Nava
y el escribano Toribio de Mediavilla (Martínez, 1997: 92)
Según el destacado historiador Rodrigo Martínez Barac (1997: 9297), Hernán Cortés regaló a Acxotécatl Cocomitzin su propia imagen
de la Virgen después del 15 de agosto de 1521, día de la Asunción de
María, cuando los tlaxcaltecas festejaron la victoria y su alianza. Se
tienen noticias acerca de una segunda o tercera imagen de la Virgen
que dio Cortés a los tlaxcaltecas por información recabada en 1582,
a petición del franciscano fray Diego Rangel, guardián del convento
franciscano de Tlaxcala. Sobre estas imágenes algunos tlaxcaltecas las
referían como un dios que se llama Santa María, los frailes se esforzaron por explicar a los naturales que Santa María no era Dios, sino una
señora muy pura que fue la madre de Dios hecho hombre en Cristo.
En Cholula tenemos un santuario dedicado a Nuestra Señora de
Los Remedios, se encuentra en la parte alta de la Gran Pirámide de
Cholula. Ya se ha apuntado en el anterior capítulo Cosmovisión y
urbanismo ancestral, su relación con la basílica de Los Remedios en
Naucalpan (véase pp. 141-142). En la siguiente cita de fray Juan de
Torquemada son los franciscanos quienes construyen la ermita en la
parte alta de la derruida pirámide:
En este lugar pusieron los religiosos de San Francisco (que son los que
desde sus principios los han doctrinado e industriado en la fe y ahora los
162
administran los santos sacramentos y doctrina cristiana) una cruz luego
que entraron en el, hasta que edificaron en el mismo lugar una ermita de
la vocación de Nuestra Señora de los Remedios, que es ahora de mucha
devoción y se va a decir misa a ella todos los sábados, donde concurre
mucho número de gente a los oficios.
Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana [1615],
1983: vol. i, lib. iii, cap. xx
Fray Toribio de Benavente, más conocido como Motolinía, estuvo en
Cholula en 1535, por las siguientes líneas entendemos que no había
iglesia alguna en su cima para ese momento. Será la construcción
de 1594 en la que se albergará una imagen de Nuestra Señora de Los
Remedios, que será venerada hasta inicios del siglo xvii:
arriba
Veneración a Nuestra
Señora de Los Remedios
en Puebla según el
Mapa de Cuauhtlantzinco [1650-1700],165
escena 18, que cuenta
la historia de un cacique
llamado Tepoztecatzin
y de sus experiencias
durante el período de
contacto inicial con los
españoles, incluyendo
la introducción de la
religión católica a su
pueblo.
1
Los chololas comenzaron un teucalli extremadísimo de grande […] el
cual comenzaron para le hacer más alto que la más alta sierra de esta tie165 El Mapa de Cuauhtlantzinco o Codex Campos se compone de 44 pinturas al óleo
sobre papel europeo, cada una de 30 × 40 cm. Fue descubierto en 1836 por José
Vicente Campos. En 1855 los hizo pegar en láminas de algodón y montarlos en
marcos de madera para preservarlos.
163
rra, aunque están a vista las más altas sierras que hay en toda la Nueva
España, que son el volcán y la sierra blanca, que siempre tiene nieve. Y
como éstos porfiasen a salir con su locura, confundiólos Dios, como a los
que edificaban la torre de Babel […] En lo alto estaba un teucalli viejo y
pequeño, y desbaratáronle, y pusieron una cruz alta, la cual quebró un
rayo, y tomado a poner otra, y otra, también las quebró, y a la tercera yo
fui presente, que fue el año pasado de 1535, por lo cual descopetaron y
cavaron mucho de lo alto, a do hallaron muchos ídolos e idolatrías ofrecidas al demonio; y por ello yo confundía a los indios, diciendo: que por
los pecados en aquel lugar cometidos no quería Dios que allí estuviese su
cruz. Después pusieron allí una gran campana bendita, y no han venido
más tempestades ni rayos después que la pusieron.
Fray Toribio de Benavente, Memoriales, 1971: cap. xii
Con el paso de tiempo el culto a la Virgen María se fue multiplicando,
en la ciudad de México, en un inicio, el culto a Nuestra Señora de los
Remedios y el de la Virgen de Guadalupe, fueron los cultos más importantes; pero se sumarían otros dos: la Virgen de la Piedad y la Virgen
de la Bala. Así se conformaron las cuatro devociones marianas más
destacadas de la ciudad de México, inmortalizadas en el conocido libro,
Baluartes de México, de Mariano Fernández y Veytia (1820: 1), quien
retomaba la idea de Francisco Florencia (1755: 31) en su Zodiaco Mariano…, sobre los cuatro baluartes que defendían la ciudad de México
de toda catástrofe y que eran las imágenes veneradas en los santuarios
de Guadalupe, Los Remedios, La Piedad y La Bala (Rubial, 2008; 130).
Son muchas las imágenes milagrosas de la gran Señora, con q Dios fe ha
dignado favorecer à la Imperial Ciudad de Mexico: y es digno de notar,
que efta fabricada en medio de quatro prodigiofas Imágenes de MARIA.
Porque à la parte del Norte en diftancia de una legua eftà el celebérrimo
Santuario de nueftra Señora de Guadalupe: el de nueftra Señora de los
Remedios diftante dos leguas de la Ciudad azia el Poniente: el de nueftra
Señora de la Bala poco diftante de la mifma Ciudad azia el Oriente: y
el de nueftra Señora de la Piedad azia el Zur o medio dia, diftante una
legua. Fuera de eftas quatro Imágenes, q fon de las mas celebradas en la
Nueva Efpaña, haí otras varias en la mifma Ciudad de Mexico, y de todas
daremos razón...
Francisco de Florencia, Zodiaco Mariano…, 1755: 31
164
La ciudad de México a mediados del siglo xviii según © Tomás Filsinger (2020) basado en
González Aparicio y Bárbara Mundy. Se destacan los principales asentamientos alrededor de
la ciudad y los cuatro Baluartes de México:
1.
2.
3.
4.
N.ª S.ª de Los Remedios
Virgen de Guadalupe
Virgen de la Bala
N.ª S.ª de La Piedad
A cada punto cardinal de la ciudad de México se asignó una advocación de la Virgen María para su defensa fuera del área urbana o
nuclear. Son las cuatro imágenes milagrosas que sirven como muro,
torres y castillos fortísimos que resguardan a la gran urbe: al norte,
la Virgen de Guadalupe; al sur, N.ª S.ª de La Piedad;166 al este Virgen
de la Bala;167 y al oeste N.ª S.ª de Los Remedios. Las del norte y sur
sobre lienzos, las del este y oeste son de talla y del mismo tamaño.
Al centro de los baluartes, la Catedral Metropolitana, donde se
celebraba la Asunción de María, justamente el mismo día que se rendía homenaje a la Virgen de Los Remedios. Según Cuadriello (2017;
220) se hermanaba el santuario con la sede catedralicia, este arreglo
con el tiempo resultaría en las procesiones que en tiempos aciagos
hacía Nuestra Señora de Los Remedios a la ciudad de México. Pero
las relaciones entre los dos polos de culto no eran del todo amables,
por el contrario, las relaciones entre los arzobispos y el patronato
capitular y seglar de Los Remedios constantemente eran contrarias,
así que se realizaban convenios de traslado, con acuerdos que especificaban los términos de la entrega, la custodia y la restitución.
La garantía de este trato radicaba en que la imagen de la Virgen de
Los Remedios quedaría entronizada en medio de blandones de plata
y ceras, con la particular expresa de que ostentara las armas de la
ciudad de México a sus pies.
Las romerías en la Nueva España eran una algarabía para la toda la
población, desde españoles hasta las castas. Cada año y ciertos fines
de semana, familias e individuos de rancherías, pueblos, villas y ciudades se trasladaban a los santuarios cercanos para participar tanto
en los actos y funciones religiosas, para venerar y pedir la intercesión
divina, como para integrarse a variadas diversiones profanas y actividades comerciales diversas. No sólo a las advocaciones marianas que
se han señalado páginas atrás, también se asistía recurrentemente a
capillas, iglesias, conventos y santuarios con imágenes milagrosas,
166 El templo a N.ª S.ª de La Piedad, se levantaba en lo que actualmente es el cruce
de la avenida Cuauhtémoc y la calle de Obrero Mundial, en la colonia Narvarte,
su culto se intensificó a partir de 1652.
167 La Virgen de la Bala, originalmente venerada en el antiguo Hospital de San Lázaro, su ubicación actualmente corresponde a la calle de Alarcón entre Ferrocarril
de Cintura y Congreso de la Unión, su culto se intensificó a partir de 1670.
166
que por citar algunos, comprendían desde las capillas localizadas
en diversos puntos de la ciudad, hasta los santuarios que estaban en
los límites de la urbe (Morales, 1953: 467). Tenemos por ejemplo:
Nuestra Señora de los Ángeles en Nonoalco-Tlatelolco; la Virgen de
la Merced; la Virgen del Rosario en Santa María La Redonda; Nuestra
Señora de la Consolación en la iglesia de San Cosme; Nuestra Señora
de las Angustias en el Hospital del Amor de Dios; Nuestra Señora de
la Piedad Ahuehuetlan; y Santa María Tulantongo, en la jurisdicción de Texcoco. Las visitas a estos lugares se realizaban por diversos
compromisos personales de devoción; sin embargo, también tenían
un carácter lúdico, de paseo y esparcimiento, dadas las pocas diversiones públicas gratuitas que existían en la capital novohispana.
Según Morales (ibidem, pág. 468), algunas presentaban un carácter
étnico, ya que los indios tenían santuarios casi exclusivos para ellos,
como el de Nuestra Señora de los Ángeles en Nonoalco-Tlatelolco,
donde se veneraba una imagen de la Virgen rodeada de ángeles, en
una sencilla capilla en la que estaba pintada, sobre una capa de yeso
en una pared de adobe, la imagen de la Virgen. Ahí se celebraron
festividades populares tan grandes como escandalosas. A esta advocación también se le conoce como “La Asunción de Yzayoque”,168 su
veneración se fue extendiendo por la capital, llegando en algunos
momentos a seguir en concurrencia a la de Guadalupe, compartiendo ambas la figura indígena de la Virgen, como doncella nativa,
sobre diferentes materiales: una sobre un ayate, la otra sobre adobe.
Nuestra Señora de los Ángeles era la Madonna de los pobres de México,
escribía en 1884 Ignacio Manuel Altamirano, en su libro Paisajes y
leyendas (p. 105), de allí que siendo primero un oratorio privado
para 1595, se convirtió en una capilla pública, por licencia del arzobispo Pedro Moya de Contreras, siendo reedificada como capilla
de mampostería en 1634, con la autorización del arzobispo Francisco Mazo y Zúñiga, luego de un periodo de decadencia y abandono
(González Gómez, 2020).
168 La capilla a la Virgen se levantó en el antiguo oratorio del cacique Yzayoque, que
en 1580 a raíz de las inundaciones que asolaron la ciudad de México, encontró
en las aguas un lienzo borroso de la Virgen; conmovido lo conservó y mandó
pintar la imagen del lienzo en la pared de su oratorio (González Obregón, 1900:
175-176).
167
Las dos vírgenes que como dos cultos nos presenta Francisco Miranda (1998) en su Historia documental, son desde el Zodiaco Mariano de Francisco de Florencia,169 las advocaciones que salvaguardan a
los pobladores de la ciudad de México, y por extensión, a todos los
novohispanos. Esta idea formaría parte del llamado “orgullo criollo”, actitud defensiva ostentada por los intelectuales novohispanos
ante el menosprecio que España y Europa en general mostraban
contra América y todo lo americano. La religiosidad de sus habitantes y la proliferación de milagros se convertirían en arma propagandística, con la cual los criollos intentarían demostrar la superioridad espiritual novohispana. Quizá estos mecanismos de defensa hoy
pueden parecer poco significativos, pero serán las primeras posturas
de inconformidad que, con el paso del tiempo, darían origen a las
protestas, y proveerían los fundamentos filosóficos, los discursos
ideológicos y la organización social que a la postre propiciaría la
insurrección por la independencia de México.
169 Florencia fue uno de los hombres de cultura más importantes de la segunda
mitad del siglo xvii y formó parte de la élite intelectual criolla que comenzó a
predominar e influir en los ámbitos culturales novohispanos.
169
izquierda
Templo de Nuestra
Señora de los Ángeles
en [ca.] 1808, cerca de
Tlatelolco. Ilustración de
Luis González Obregón
(1900: 172).
El santuario
y sus prodigios
L
a devoción a la Virgen de Los Remedios fue relevante durante el virreinato y mantuvo su esplendor hasta mediados
del siglo xix. Entre 1574 y 1922 la imagen fue llevada más
de 76 veces en procesión, desde su santuario en Naucalpan
hasta la catedral de México como “remedio” a las necesidades públicas.170 Era la patrona de la Imperial Ciudad de México,
aliviar las crisis del Virreinato de Nueva España fue su mayor prodigio. Estas famosas procesiones y festividades conmovían a toda la
ciudad; personalidades civiles y religiosas en lujosos coches acompañaban a la Virgen y se realizaban admirables festejos con magníficas
ofrendas, tanto a la ida como a la llegada de la imagen. La primera
visita de Nuestra Señora de Los Remedios a la ciudad de México
después de la Conquista tuvo lugar en 1574, a iniciativa del virrey
Enríquez de Almanza, para enfrentar la difícil situación en que se
encontraba la urbe a causa de la peste que diezmaba a la población
indígena (Díaz Miranda, 2016: 68).
170 Según García (1940: 49) entre 1576 y 1922 hubo 75 venidas: 3 en el siglo
13 en el siglo xvii; 48 en el siglo xviii; 8 en el siglo xix y 3 en el siglo xx.
171
xvi;
09
Aunque especialmente venerada por los españoles, fue invocada
mediante un novenario para que cesara la epidemia de 1576 y 1577
que acabó con cerca de dos millones de indígenas.171 Como el mal
no cedía, se decidió de nueva cuenta llevar la imagen desde su santuario hasta la catedral. Los ruegos fueron escuchados y la estación
de lluvias llegó, “terminando la peste repentinamente…”. Con este
prodigio, la Virgen se mostraba protectora de los indígenas en las
circunstancias más penosas (Mandujano, et. al, 2003: 18).
Pareciera que el tránsito de la Virgen desde su santuario hasta la
Catedral Metropolitana172 constituía una metáfora del camino recorrido a la inversa, durante la Noche Triste, por las calles de la calzada México-Tacuba: desde el Templo Mayor de Tenochtitlan hasta
la cima del cerro Otoncapulco. Cuando la imagen peregrinaba a la
capital, era colocada en un espacio prominente en el sagrario de la
catedral: ocupa su lugar como reina. Cuadriello (2017: 221-222)
asienta que con sus bajadas a la catedral, Nuestra Señora de Los
Remedios revertía el sentido del Sol, porque ella como Sol místico, el
verdadero Sol de Justicia, se movía al este para bendecir la tierra reproduciendo un locus fundacional, que en palabras de Lucas Alamán
también era un culto con características castrenses, por la presencia
militar y de carácter político por la participación del virrey.
La más memorable de las visitas de la Virgen a la ciudad de México para Díaz Miranda (2016: 68) fue en 1616, a iniciativa del
virrey don Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar, y
del arzobispo fray Alonso de Montúfar, con motivo de la peste que
asolaba a la Nueva España, fue la más solemne y costosa que registran las crónicas. Personajes muy importantes de la ciudad fueron
comisionados para hacer llegar la preciada figura al virrey, pedir la
participación de los gobernadores de los pueblos indios en el adorno
171 Se trata de una epidemia con “pujamiento de sangre”, al igual que otras epidemias del siglo xvi, se denominó cocoliztle, que se traduce del náhuatl como
plaga o epidemia, sin necesidad de tratarse de una determinada enfermedad. En
este caso no era tabardete, ni viruela, ni sarampión; este cocoliztle no tenía erupción cutánea y sí copiosas hemorragias nasales y apostemas retroauriculares
como síntomas predominantes.
172 La iglesia primigenia fue elevada a catedral por el rey Carlos I de España y el
papa Clemente vii según la bula del 9 de septiembre de 1534​y, posteriormente,
nombrada Metropolitana por Paulo iii en 1547.
172
del camino de la procesión, organizar los disparos de las salvas de
artillería que debían anunciar la llegada de la Virgen y preparar las
luminarias que arderían en las casas del cabildo la noche de su traída. La comida de todos los funcionarios civiles y religiosos que participaron en las celebraciones, así como los gastos de ceras, fuegos
artificiales, vestuarios, lacayos para los coches, y otros más, corrieron a cargo del Cabildo173 de la ciudad de México, del corregidor y de
personajes destacados de la urbe; asimismo, sufragaron el regreso
de la imagen a Los Remedios, una vez terminado el novenario.
El célebre cronista de la ciudad de México, don Artemio de
Valle-Arizpe describe como era una de esas procesiones que hacía
la Virgen de Los Remedios a la catedral (cit. por Domínguez, 1946:
158):
En los primeros tiempos la conducción era en lujosa silla de manos, después de litera. La Virgen se quedaba el primer día, como descanso del
viaje, en la Santa Veracruz. En todas las iglesias y conventos del camino
se reunía gran número de gente y aguardaba su paso, entonando letanías,
salves, motetes y fervorines, y luego la religiosa muchedumbre la seguía a
pie, a caballo, en coche, cantando y arrojándole flores.
Al día siguiente de permanecer la Virgen de Los Remedios en la parroquia de la Santa Veracruz, se reunían en su atrio las extensas parcialidades de indios con sus respectivos alcaldes y gobernadores; y si éstas
eran numerosas, lo eran, tanto o más, las terceras órdenes, hermandades
y cofradías que se juntaban con sus guiones y sus estandartes bordados;
acudían también los agustinos, mercedarios, carmelitas, franciscanos,
dominicos y las órdenes hospitalarias de los hipólitos, de los camilos, de
los juaninos y de los bethlemitas. Todas ellas llevaban al frente su cruz
alta entre ciriales, con preste y diáconos, siempre con capa pluvial y dalmáticas moradas.
Al ponerse en marcha la larga comitiva iban por delante estos numerosos frailes y esta multitud de indios, detrás la archicofradía de la Virgen
de los Remedios, en la que la figuraban los más encumbrados señores de
la ciudad, gente toda la nobleza, que lucía sus mejores galas en trajes y
173 Cabildo, reunión de concejales o regidores que deciden los asuntos de una ciudad.
173
en joyas; seguía todo el clero secular con encarrujados sobrepellices y con
la cruz catedralicia; lo acompañaban los capellanes cantores e infantes
músicos que entonaban la letanía de los santos, marchaba una infinidad
de niños, figurando, con sus vestidos de sedas y tules vaporosos, ángeles
y querubines, o llevaban trajes a la vieja moda española o la usanza de
los nobles indios mexicanos. Todos ellos iban esparciendo flores para que
sobre ellas pasar a la Señora. En medio del Cabildo Eclesiástico conducían a la Virgen cuatro sacerdotes, en andas adornadas con mucha plata,
alhajas y rosas, e iba bajo un magnífico palio de brocado, cuyas varas llevaban títulos de Castilla, entre humaredas de incienso que despertaba la
sensibilidad de las gentes. Tan larga procesión la cerraba el arzobispo, revestido de medio pontifical, lleno de oro y de relumbres; lo acompañaban
varias dignidades con capa de coro y lo asistían ministros con espléndidos
ornamentos morados.
Después de esta procesión religiosa venía la civil. La formaban los tribunales, la Universidad encabezada por sus bedeles, los doctores y maestros con las ínfulas de sus grados, y los colegiales, luciendo sus becas con
los colores de sus facultades; entre mazas caminaba el Ayuntamiento,
todos los regidores y justicias con sus veneras e insignias; los jefes militares con uniformes llenos de entorchados de oro y con franjas y vivos
rojos o azules: la ostentosa nobleza, el Real Tribunal de Cuentas, la Real
Audiencia, todos los oidores con sus severas togas y sus altos birretes
negros; los precedía el señor Virrey entre sus dignatarios palatinos, gentileshombres y pajes; luego una compañía de granaderos de infantería y
otra de caballería.
Se disparaban tres salvas en la Plaza Mayor que tenían gran resonancia por toda la ciudad; una, al salir la imagen de la Santa Veracruz;
otra, cuando iba a mitad de la carrera, y la última al entrar en la iglesia
Catedral. Allí daban fin las letanías y los cánticos, y se decían las preces
por las necesidades que originó la traslación de la Virgen desde su santuario de los Remedios.
Al día siguiente daba comienzo el novenario. La calle de Tacuba, llena
de una gran vibración popular, temblaba toda de banderas multicolores, de
vistosas cadenetas de papel, de farolillos; las fachadas se llenaban de cortinas, tapices, paramentos, cuadros como espejos, jaulas con pájaros para
que cantaran al paso de la Virgen. No había un solo balcón que estuviera
174
al descubierto: cuando menos tenía un paño bordado o una colcha de damasco, pero, en los más, se ostentaba una espléndida profusión de adornos.
En 1629 regresa la Virgen a la catedral de México por la grave inundación que azotaba la ciudad, y como además ocurrió un motín en contra
de las autoridades, se aprovecharon estas circunstancias para retener
la imagen, con el fin de pedirle el remedio a los grandes problemas de
los habitantes de la urbe. Considerando el alto costo de cada traslado
de Nuestra Señora de Los Remedios a la catedral, por lo suntuosas que
eran las procesiones, entendemos que cada acontecimiento no era de
ordinario y respondía a una necesidad extraordinaria, de manera general esto sucedía en promedio cada 5 ó 7 años, en la siguiente tabla
apreciamos los traslados efectuados durante el siglo xvii:
Traslados de la Virgen de Los Remedios a la ciudad de México
en el siglo xvii según Gibson (1967: 322).
fecha
causa
1616
11 de junio
sequía, hambre, enfermedad
1639
2 de julio
enfermedad, hambre, peligro de la flota
1641
13 de junio
sequía, hambre, enfermedad
1642
31 de agosto
sequía, enfermedad, guerra en Europa
1653
17 de junio
sequía, calor, enfermedad
1656
16 de septiembre ataques de los ingleses en el Caribe
1656
12 de noviembre
peligro de la flota
1661
14 al 15 de junio
sequía
1663
17 al 29 de junio
sequía, calor, enfermedad
1667
11 de mayo
sequía, enfermedad
1668
13 de junio
sequía, enfermedad
1678
30 de mayo
sequía, enfermedad
1685
2 de junio
sequía, hambre
1692
24 de mayo
hambre
1696
28 de agosto
peligro de la flota en La Habana
175
arriba
Procesión de Nuestra
Señora de Loreto, anónimo, [ca.] 1726, óleo
sobre tela, 290 × 380 cm,
se conserva en el templo
de San Pedro Apóstol en
Zacatenco. Se aprecia
la procesión que pasa
por un costado de la
Catedral Metropolitana
en octubre de 1726 para
contener la epidemia de
sarampión.
Las procesiones eran una manifestación pública en la Nueva España que involucraba a toda la población, diferentes advocaciones
cristianas desfilaron por las calles y plazas de la ciudad de México,
escenario de signos y realidades que en la conjunción de lenguajes
verbales, plásticos y auditivos dejaban en los espectadores la impresión de pertenecer a un orden que rebasaba lo temporal y se inscribía
en lo trascendente como apreciamos en la obra plástica Procesión de
Nuestra Señora de Loreto, uno de los escasos ejemplos de procesiones
virreinales que ha llegado hasta nuestros días.
Las imágenes y su culto eran parte de una sociedad virreinal afecta a lo maravilloso. El fervor daba ocasión a ferias, romerías, peregrinaciones y traslados, de donde los poseedores de las imágenes
obtenían prestigio, limosnas, presentes y joyas. De ahí el reclamo de
los franciscanos que se arrepintieron de haber cedido en 1574 al cabildo de la ciudad de México la administración del santuario de Los
Remedios, para ser atendido por un sacerdote diocesano. Entre 1585
y 1590 los franciscanos solicitaron al virrey Marqués de Villamanrique retomar la administración del santuario pues se encontraba
dentro de su jurisdicción y según las leyes de tesoros escondidos les
correspondía su manejo.
176
En el caso de Nuestra Señora de los Remedios, documentos del
siglo xviii hacen referencia de al menos 70 pueblos que eran visitados
regularmente por los “limosneros de la imagen”; pueblos cuyos habitantes, en su mayoría indígenas, eran invitados a participar en la fiesta que se celebraba en el santuario. La peregrina de Nuestra Señora de
los Remedios,174 cuando visitaba estos pueblos de indios era acompañada por un demandante nombrado por el mayordomo y por algunos
vecinos del santuario (Moro, 2017: 1783). La fiesta principal en Los
Remedios en un principio fue en el mes de agosto, durante la celebración de la Asunción de María, pero la fecha cambió al 1 de septiembre
en 1798 según Matabuena y Rodríguez (2008: 67). Aunque producto
de esta investigación se ha localizado una fuente documental, 12 años
anterior que corresponde a Antonio de Alcedo:
Y determinó la Ciudad de México fabricarle allí mismo un suntuoso Templo cuyo Patronato conserva, y de órden del Rey se hace todos los años
una fiesta solemne el día i.o de Septiembre á que concurren los Tribunales
y Nobleza, y lo mismo cuando la llevan á la Catedral en rogativa siempre
que se parecen necesidades…
Antonio de Alcedo, 1788: 410
Resulta de interés que el Rey ordene que el día uno de septiembre
de cada año, sea la fecha para conmemorar a Nuestra Señora de
Los Remedios, ordenanza que por cierto sigue vigente hasta nuestros
días. Sin embargo, Alcedo no dice a qué Rey le debemos esta fecha.
Considerando que Alcedo concluyó en 1786 su Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales ó América, tenemos que la orden
del Rey, a quien Alcedo se refiere como si fuera su coetáneo, podría
tratarse de alguno de la dinastía de los Borbones, que desde inicios
del siglo xviii gobernaron España, porque de no ser su contemporáneo habría hecho referencia de su nombre, por lo tanto puede referirse a Carlos iii, quien gobernó España de 1759 a 1788.
Célebres son las romerías, que como una visita espiritual a un
santuario o una reliquia se tornaba en un paseo donde el comercio,
174 Copia de la imagen original.
177
el intercambio y la interacción interregional entre otros mundanos
atractivos las hacía atrayentes. Las romerías en Nueva España tuvieron una notable importancia entre la población hispana, indígena
y mestiza, pues cada año y ciertos fines de semana, familias e individuos de rancherías, pueblos, villas y ciudades se trasladaban a los
santuarios cercanos, para participar tanto en los actos y funciones
religiosas para venerar y pedir la intercesión divina, como para integrarse a variadas diversiones profanas y actividades comerciales.
De las romerías, el santuario de Los Remedios con el paso del
tiempo pasó a ser destino de peregrinaciones, y como toda peregrinación que sigue los ejes de la tradición, esta acentuó su atención en
la persona del indígena Juan de Tobar y su prodigiosa invención, relegando la naturaleza española de “la conquistadora” para la Virgen.
Conforme los dones otorgados por la Virgen a sus fieles se incrementaron, así también la devoción y los orígenes de las peregrinaciones
rebasaron el culto religioso local, de lugares muy distantes llegaban
peregrinos gracias a las atribuciones narrativas que mantenía Nuestra Señora de Los Remedios para sus creyentes.
En los inicios del siglo xvi había comenzado a ser práctica habitual en España que las esculturas de las imágenes de la Virgen se
embellecieran con mantos y joyas, práctica que alcanza su máxima
exaltación en el siglo xviii en que se visten ya todas las imágenes. Esta
moda se da igualmente en América que brindó riqueza con joyas y
ropas a sus veneradas imágenes (Ramos, 1996: 476).
En 1741 el padre Francisco de Florencia escribía (cit. de Ramos,
1996: 478): “No tiene la Santa Imagen de Guadalupe la riqueza de
joyas de oro y de piedras preciosas que la de Nuestra Señora de los
Remedios; porque como es lienzo, y en el no caben estos adornos, á
excusado la piedad ofrecerle, lo que no ha de servirle de lucimiento”.
Sin embargo, para esas fechas una parte de las joyas, según Francisco
de Florencia, se había invertido para confeccionar su trono y andas de
plata sobredorada y posteriormente en el sagrario. Actualmente ni el
trono ni el sagrario subsisten en el santuario, porque en la época de
Benito Juárez se fiscalizaron todos sus bienes. El trono que actualmente tiene la Virgen es bastante sencillo: una columna con una amplia
178
basa,175 adornada con unos relieves, que es donde va asentada la Virgen y que es, según su estilo, de fines de siglo xix o principios del xx.
En suma, todas las joyas que tenía la Virgen se deshicieron en el siglo
xviii, aunque lamentablemente desaparecería la mayoría de ellas más
tarde en la confiscación de Juárez (ibidem, pág. 482). Sin embargo,
en el estudio que presentan Matabuena y Rodríguez (2008: 70) no se
comparte este criterio176 y se afirma que según el padre Pedro Varanda, capellán del santuario, Benito Juárez expidió un decreto haciendo
inefectiva las Leyes de Reforma sobre el capital destinado a la dotación
del santuario de Los Remedios. Al final de cuentas los bienes que durante tres siglos se habían acumulado, fueron saqueados por profanadores a la muerte del padre Varanda sucedida en 1869.
Además de las joyas y los vestidos, engalanaron también a la Virgen
las expresiones artísticas, como la pintura novohispana del siglo xviii,
con la presencia de dos elementos claves de codificación: la planta de
maguey como arraigo de María con el territorio beneficiado por ella y
la figura de don Juan de Tobar, la presencia del indígena como protagonista en las mariofanías novohispanas.177 Los siglos xvii y xviii son decisivos en el asentamiento y la difusión entre la sociedad novohispana
de una amplia gama de funciones de las artes a raíz del surgimiento de
una identidad criolla (Cuesta, 2019: 281). Con la pintura y la arquitectura se vinculan nuevas funciones al arte, que consisten en subrayar
sentimientos de grandeza local de una cultura mayoritariamente urbana. No sólo los propios artistas y sus mecenas, como virreyes, cabildos
catedralicios, nobleza y comerciantes, sino que también toda la sociedad novohispana empezaba a desarrollar hábitos relacionados con las
artes; aunque albergando diferentes expectativas frente al imaginario
artístico, no sólo como vehículo de expresión, sino también como una
entidad propia de creación intelectual, a la que se suman las letras con
destacados exponentes de la élite cultural, como fray Luis de Cisneros y
Francisco de Florencia, por sólo mencionar dos.
175 Parte inferior de una columna.
176 Véase también en Flores Solís (1972: 73) la solidaridad de Benito Juárez con el
santuario.
177 Al respecto del análisis plástico de las imágenes de la Virgen María en la Nueva
España véase la contribución de Jaime Cuadriello (1999).
179
arriba
Plan de la fameuse et
nouvelle ville de Mexique, 1715. Grabado con
dimensiones: 28 × 40
cm, de Nicolás de Fer,
Paris. Se conserva en la
Biblioteca Nacional de
Antropología e Historia.
La expresión arquitectónica se vio favorecida en Los Remedios, el
25 de marzo de 1629, cuando se inició la construcción de la torre
con su cúpula y crucero, con aplicación de bellos adornos de yeso.
Antes de las muchas transformaciones de que fue objeto, el santuario tuvo una casa principal para dar alojamiento a pobres y a peregrinos, y aposentos para virreyes, arzobispos, oidores, inquisidores,
personas principales y convidados especiales (Rivera Cambas, 1882:
366). El 14 de mayo de 1810 un rayo destruyó la mitad de la torre y
afectó las bóvedas del templo (Díaz Calvillo, 1811: 83).
La trascendencia del santuario durante el virreinato no sólo se
expresó en su arquitectura, artes, culto y devoción, también quedó
manifiesto en la geografía. El Plan de la fameuse et nouvelle ville de
Mexique, de 1715 es un magnífico documento que traspasa el regionalismo novohispano y repercute hasta Europa, mostrando al santuario de Remedioz [sic] como una posición prominente del “Valle
de México”.
180
Este ejemplo de cartografía urbana sustentado por datos del siglo
nos presenta a la ciudad de México con su traza en cuadrícula
al interior de un lago que por su orientación al poniente acentúa al
cerro de los “Remedioz” con una cruz que representa el santuario.
Los mapas de Nicolás de Fer no destacaron por su exactitud, y este
no es la excepción, porque en el editor prevalecen los elementos narrativos sobre los cartográficos, y este es un buen ejemplo porque el
cerro de Los Remedios luce más grande de lo que es, se dibuja aislado
como se aprecia en el recuadro, cuando en realidad es una loma que
forma parte de una serranía mayor. Remedioz [sic] con una posición
privilegiada sobre la urbe destaca su jerarquía como el santuario más
importante del Virreinato de Nueva España, territorio de tan vastas
extensiones que alcanzaba Asia al oeste, el sur de Canadá al norte, y
parte el Caribe, al este; para principios del siglo xvii y finales del xviii.
xvii
181
abajo
El Virreinato de Nueva
España a finales del siglo
xviii, tenía como capital
la Muy Noble, Insigne,
Muy Leal e Imperial
Ciudad de México,
donde el santuario más
venerado era el de
Nuestra Señora de Los
Remedios.
El santuario de Los Remedios como sujeto de Tacuba no sólo está
integrado a un discurso religioso, también encontramos escritos de
la época que van más allá del culto, como la descripción del pueblo
de Tacuba de 1689:
Está situada Tacuba a una legua de la corte mexicana, y aunque de todos
los lugares de su espaciosa circunferencia y de sus riberas fertilísimas se
puede afirmar que son jardines y huertas de recreación donde se hallan
muchas y varias flores todo el año, y diversidad de frutas […] hacia la
parte del occidente donde cae Tacuba […] de que se forma un pequeño
pueblo de 300 vecinos indios, hacia el poniente con declinación al medio
día y según la geografía antigua y moderna, está casi al fin del segundo
clima septentrional; tiene de elevación respecto del polo ártico 19 grados
15 minutos. Goza de muy buenos aires, su temple es apacible y aunque
está cerca de la laguna es más sano por estar fuera de la laguna, y en las
vertientes de los montes y Santuario de la milagrosa imagen de Nuestra
Señora de Los Remedios a quien mira a la parte del occidente y por todos
cuatro vientos son muy hermosas sus vistas.
Pérez, 2016: 305-306
Este documento paleografiado por Emma Pérez Rocha, se encuentra
en el Archivo Histórico del inah, Fondo Lira (10, f. 1 a 4). Si bien
es cierto que la ubicación geográfica deja mucho que desear en su
latitud de 19º 15’ porque dista 22 km al norte de la posición real
que es φ 19º 28’ 20.4” no deja de ser interesante cómo, desde Los
Remedios, el dominio del paisaje es notable, así también el clima
templado descrito en términos de la élite intelectual como segundo
clima septentrional concepto emanado de las ideas de la Ilustración.
También producto de la Ilustración es la Carte des Environs de la
Ville de Mexico de 1754, editado por Jacques Nicolas publicado en
Francia en Le petit atlas maritime, es un mapa que da cuenta de los
lugares más importantes de la época para la cuenca de México, de
nueva cuenta Los Remedios ocupa su espacio prominente.
De todo el acervo consultado para esta entrega, el mejor mapa
que se ha encontrado para el período virreinal, que ilustre el santuario de Los Remedios, se encuentra en el Libro de inventarios de la
182
iglesia de Tacuba. Dicho mapa muestra la región de nuestro interés
para mediados del siglo xviii. Es una vista desde Tacuba mirando al
poniente donde se destacan tres lomeríos que aparecen con tonos
más oscuros sobre el cauce del Río de Los Remedios, se trata de una
porción de la hoy denominada Sierra de Monte Alto, que presenta:
al sur (izquierda), las elevaciones de Tlatilco; en el centro, el cerro
Otoncapulco con el santuario de Nuestra Señora de Los Remedios
en la cima; y al norte (derecha) el cerro Totoltepec, hoy cerro Moctezuma. Asimismo, se distinguen unas franjas horizontales sobre sus
laderas, acaso las mismas terrazas arqueológicas que describe para
este cerro José Antonio Alzate en 1792. La serranía aparece desforestada, en efecto, la actividad forestal fue intensa desde el período
prehispánico como se aprecia en la lámina vigésima del Lienzo de
Tlaxcala, donde el glifo de lugar es un hacha de cobre arremetiendo
contra un árbol. Es importante mencionar que la deforestación se
inicia al menos desde el período Posclásico, con la tributación de
madera que esta región hacía para la Triple Alianza, la tala con-
183
arriba
Selección de la Carte
des Environs de la Ville
de Mexico, 1754.
arriba
Libro de Inventarios de
la Iglesia de Tacuba del
año de 1767.
tinuó durante el virreinato. Para 1552, los indios de Cahuacán178
eran obligados a contribuir con 30 cargas de leña cada semana para
la ciudad de México, en 1686 la producción de carbón con hornos
en Santiago Tepatlaxco, municipio de Naucalpan, afectó ambientalmente la región (Pérez, 2016: 77).
No obstante los brillos novohispanos para Los Remedios, con las
suntuosas procesiones, la arquitectura de su iglesia, el arte y las letras de los ilustres de la época; los tributarios indígenas de Tacuba
no conocieron la armonía del Reino de México, porque sufrieron
178 Actualmente Santa María Magdalena Cahuacán, municipio de Nicolás Romero,
estado de México, 35 km al noroeste de la Ciudad de México.
184
desde el siglo xvi un trato injusto
tanto de españoles como de la nobleza indígena que había heredado
estas tierras. Don Antonio Cortés
Totoquihuatztli, es un personaje
destacado por sus cartas a Carlos
v, que desde el año de 1552 reclamaba derechos de propiedad porque su padre auxilió a las tropas de Hernán Cortés, denunciaba los
malos tratos de la descendencia de Moctezuma con los indígenas
de su jurisdicción y notificaba al rey de los abusos de los españoles
hacia los tributarios de Tacuba. Se le recuerda también por haber
construido la iglesia del Sanctorum, en Tacuba, en 1573. Es interesante encontrar el glifo de lugar de Totoltepec en un documento
tan antiguo como el testamento del susodicho don Antonio Cortés
Totoquihuatli, señor de Tacuba de 1574 (Pérez, 2016: 157-167).
El barroco alberga los sentimientos de desigualdad y la propuesta
de identidad criolla, porque el barroco no es solo un sentido estético,
sino una visión del mundo, y como tal se le debe entender. Desde la
visión barroca de la época, se refuerza la identidad de un criollismo
ascendente en América que ve plasmado en la piadosa e incuestionable devoción a María, en sus diferentes advocaciones, la posibilidad de
su independencia. A partir del siglo XVII, se buscará la creación de
una identidad, dando paso a un proceso cultural mitológico, que es
diferente del español. Fue así como se reinventó América después de
haber sido mutilada.
185
arriba
Algunos de los lugares
pertenecientes a la
jurisdicción de Tacuba,
entre ellos Totoltepec en
el Testamento de don
Antonio Cortés Totoquihuaztli, 1574.
México
Independiente
F
ray Luis de Cisneros, con su tratado
Historia de el principio y origen, progresos, venidas a México y milagros de la
Santa Ymagen de Nuestra Señora de los
Remedios…, texto tan citado en esta entrega y por todos los
que se adentran en el estudio de Nuestra Señora de Los Remedios, es
el punto de partida para este capítulo, porque en el frontispicio de su
libro se presenta una imagen de sentido simbólico que requiere de una
atenta lectura iconográfica. Se trata del grabado-dedicatoria que demuestra la compleja construcción criolla de lo mexicano, a partir de
sucesos extraordinarios, porque en lugar de representar la prodigiosa
aparición de la Virgen a Juan de Tobar junto a un maguey, optó por un
escudo de poder, el de la ciudad de México con su águila y serpiente.
Jaime Cuadriello (2017: 217) describe este frontispicio, se trata
de una imagen orlada por águilas y leones, alrededor de un óvalo
central que presenta el escudo de la ciudad de México donde se funden el glifo aquilino azteca y las armas turriformes y leoninas, concedidas por Carlos v, sobre el lecho lacustre de la cuenca de México.
Es una alegoría de poder y legitimación que también se encontraba
187
10
arriba
Cien años después de la
Conquista y doscientos
antes de la Independencia, en 1621, el frontispicio del tratado Historia
de el principio y origen,
progresos, venidas a
México y milagros de
la Santa Ymagen de
Nuestra Señora de los
Remedios…, de fray Luis
de Cisneros muestra un
águila y una serpiente.
arriba
Frontispicio del libro
Amoroso canto… de
Diego de Ribera (1663),
destaca un águila mexicana como símbolo de
identidad a los pies de la
Virgen.
labrada en el sotocoro del santuario. Es la fusión de dos raíces culturales en un campo heráldico híbrido que distinguía a los miembros
del cabildo de la ciudad. Así, la ciudad de México se presentaba como
la capital de un reino, con su templo cristiano en Los Remedios. Una
asociación, continúa Cuadriello, un emblema cívico-político asociado a una devoción mariana. Con el águila mexicana devorando
a la serpiente se deja entrever lo que, doscientos años después, será
la nación mexicana y lo que cien años antes había dejado de ser
Tenochtitlan. Con este emblema podemos decir que se significa una
patria desde un texto religioso.
Diego de Ribera,179 escritor novohispano que se graduó como bachiller en artes en 1674 y como bachiller en cánones en 1675, fue
vicario del Santuario de Nuestra Señora de Los Remedios de 1686 a
1688. Dejó abundantes pormenores de la vida cotidiana en la ciudad
de México: relaciones de festividades cívicas y religiosas, así como
las visitas de Nuestra Señora de Los Remedios a catedral. En 1663
publicó su Amoroso canto… obra poética en honor a la Virgen de Los
Remedios, en el frontispicio de su libro se destaca la Virgen rodea179 Contemporáneo de sor Juana Inés de la Cruz, con quien formó parte del mismo
grupo literario. Octavio Paz supone que los dos poetas fueron amigos, pues
Diego de Ribera fue elogiado por sor Juana.
188
da por milagros que se le atribuyen, en el ángulo inferior izquierdo
un hombre saca una estatua de un cofre, ¿acaso es Juan Rodríguez
de Villafuerte? El hecho más relevante de la alegoría es que la Virgen se levanta sobre un águila, es de nuevo el águila mexicana, el
barroquismo de Luis Cisneros pervive y se reafirma. El frontispicio
anterior y el presente ratifican el sentimiento de mexicanidad que
se arraiga en la población a partir de imágenes religiosas. Lo más
sensible de la espiritualidad novohispana inicia la construcción de
una nación independiente: la religiosidad se vuelve patriotismo sin
dejar de ser religiosidad.
También encontramos un águila a los pies de la Virgen en un grabado de Francisco Silverio, El descubrimiento de la Virgen de los Remedios,
[ca.] 1760. El águila como timbre180 es la condensación del pasado.
Cuando aparece sobre la cabeza del águila una corona, encima de
una estrella, estamos frente a la combinación de un doble sello característico del siglo xviii, que se grababa en diferentes documentos,
como la Gazeta de México [sic]. Según Terán (2000: 171), se refiere
a la fundación católica de México, que veremos después en el timbre
del Imperio Mexicano. La estrella nos remite a la obra de Franco de
Florencia (1895) La Estrella del Norte, estrella que guía, estrella presente en la bandera del ejército trigarante de Iturbide.
Bien apunta Marta Terán (2000: 179) en su artículo Águilas y
Guadalupe…, al citar al poeta y dramaturgo Rodolfo Usigli: “El águila
no es adorno sino destino”.
A inicios del siglo xix en estas tierras se libró la guerra de Independencia, que trajo entre otros tantos escenarios lamentables la Guerra
de las Vírgenes.181 Guadalupe y Los Remedios fueron enfrentadas absurdamente por operadores políticos de uno y otro bando, quienes
lejos de entender lo que el culto a María significa, hicieron prevalecer los mundanos intereses de la guerra. Al triunfo de la insurgencia
la población conformada mayoritariamente por criollos, mestizos
e indígenas adoptaron oficialmente el culto a la Guadalupana. No
obstante la confrontación, una vez terminada la contienda, no ha180 En heráldica se denomina timbre a la insignia que se coloca en un escudo, para
indicar el grado nobiliario o civil de su titular.
181 Véase en este libro el capítulo Las dos vírgenes y otras advocaciones.
189
arriba
Águila sobre un nopal
con una estrella sobre su
cabeza y coronada en
El descubrimiento de la
Virgen de los Remedios,
[ca.] 1760, grabado de
Francisco Silverio.
bía resentimientos contra la Virgen de Los Remedios.
Su estancia en la ciudad de México fue un verdadero
acontecimiento, así lo entendemos por el cuidado que
tuvo el Cabildo Guadalupano que cuidó esmeradamente su comportamiento con respecto a la Virgen,
en el traslado que se hizo de la imagen el 14 de abril de
1838. Primero se notificó a la abadesa de las Madres
Capuchinas de Guadalupe que la imagen iría a su convento, acordó
entonces el cabildo que se la recibiera y despidiera con repique de
campanas, echándolas al vuelo, e igualmente a las doce y a las oraciones de la noche, y se dieron instrucciones para que el cabildo con
todo el coro asistiera al recibimiento y a la despedida, cantándole la
salve y la letanía en cuyo acto se haría rogativa en la Iglesia. Al día
siguiente que estuvo en el convento, acudió también todo el cabildo
a la misa solemne cantada y además contribuyó al alumbrado con
seis libras de cera (Ramos, 1996: 477).
Tanta era la devoción que tres décadas de alborotos se registran
de 1830 a 1860, por las ausencias de la imagen de su santuario,
sucede que la imagen pasaba largos períodos de tiempo en la ciudad de México, recorriendo algunos conventos que acostumbraban
conservarla después del novenario que se celebraba en la catedral.
Ya se habían suscitado disturbios populares ante la incertidumbre
de que la imagen no regresara a su santuario, a tal grado que en
algunos momentos se hicieron necesarias escoltas armadas, para
disolver a la multitud. Aunque cabe decir que sus sentimientos estaban fundamentados, porque en 1843, el ayuntamiento votó por
permitir que la imagen fuera llevada de regreso a su santuario para
un novena, se había invertido el proceso, así que al terminar la
novena la imagen estaría de regreso en la ciudad de México, la gente que vivía cerca del santuario envió una emotiva carta al regente
capitalino en la que censuraba la “pérdida de culto en su Santo
Templo”. Las lamentaciones y los alborotos terminaron hasta la
década de 1860, una vez que la imagen fue devuelta formalmente
al santuario (Taylor, 2007: 232).
Durante la segunda mitad del siglo xix, la facción conservadora
de la política mexicana buscó recuperar el culto que la Virgen de Los
190
Remedios había tenido durante el Virreinato. Así, en el breve gobierno del Segundo Imperio (1864-1867), el santuario y la archicofradía
de Los Remedios estuvieron bajo la protección del emperador Maximiliano, además de que la emperatriz Carlota visitó a la Virgen en
varias ocasiones (Díaz Miranda, 2016).
Desde el virreinato, Naucalpan fue un territorio prominente que
contribuyó a la vida económica de la gran ciudad aportando cantera, arena, cal y grava para construir múltiples iglesias y edificios,
incluidos la Catedral Metropolitana y el Real Palacio, hoy Palacio
Nacional; además proveía de carbón a la Casa de Moneda (inafed,
2010). Su asistencia con productos agrícolas, pulque y sus molinos
en la zona de Río Hondo, que producían harina para la elaboración
de pan contribuyeron en la alimentación de la creciente población
de la urbe.
En 1826 ya como nación independiente, Naucalpan se constituyó como municipio. Para 1860 fue residencia de Benito Juárez a
su regreso de Nueva Orleans y durante su posterior retiro también
lo fue; tal vez por su cercanía con la población naucalpense, Juárez
dispensó al santuario de Los Remedios de los mandatos de las Leyes
de Reforma, que regulaban el cobro de derechos parroquiales y la
desamortización de los bienes de la Iglesia, entre otros preceptos que
mermaban el poder del clero. La separación de la Iglesia y el Estado
abrió un nuevo escenario político, fue el gran cambio; sin embargo,
el santuario de Los Remedios en 1862 por decreto (Matabuena y Rodríguez, 2008: 70) parece quedar al margen de estas disposiciones.
Según Miguel Flores (1972: 73), el santuario no se vio afectado en el
capital asignado de dotación para su capellán y siguió gozando de la
protección del ayuntamiento para sostener el culto a Nuestra Señora
de Los Remedios.
Naucalpan inició su proceso de industrialización desde mediados
del siglo xix. El mismo Juárez inauguró la Fábrica de Telas del Río
Hondo “Fabrics Factory” en 1869, para 1871 inauguró el Puente
Mexicas, que cruzaba el Río de los Remedios, lo que ayudó a establecer una comunicación más rápida y expedita con la ciudad de
México, con lo que se vieron favorecidas empresas como Hilazas La
Abeja y el Molino de Trigo. Años después de la muerte de Juárez, el
191
3 de septiembre de 1874, el congreso del Estado de México otorgó a
Naucalpan la categoría de villa con el nombre de Villa de Juárez.182
Durante el Porfiriato, Naucalpan se integró a la red ferroviaria,
el 5 de mayo de 1882 se inauguró el tramo de vía Ciudadela-Toluca
del Ferrocarril Nacional Mexicano en su línea México-Laredo. Las
impresiones del primer viaje realizado por tren, pasando por Naucalpan fue publicado por don Justo Sierra (1965: 92-111), quien
posteriormente formaría parte del gabinete de don Porfirio Díaz. La
relevancia del ferrocarril para nuestro tema radica en que facilitó
el acceso de peregrinos, sobre todo foráneos, incrementando el número de visitantes, pues la distancia de la estación de ferrocarril al
santuario era apenas de 2 km.
Manuel Rivera Cambas (1882: 371-373) nos deleita, en el tomo ii de
su México pintoresco artístico y monumental, con la detallada descripción
de un paseo a Los Remedios en 1882, llegando al santuario por ferrocarril, la descripción de su visita la ilustra con una hermosa litografía:
El paseo al Santuario es muy agradable; a las siete de la mañana se toma
el tren que sale para Toluca y 20 minutos después, dejando a Tacuba, se
llega al pueblo de San Bartolo; de allí, con el fresco de la mañana se asciende al Santuario, se visita la Iglesia, el viejo acueducto desde donde se
admiran paisajes bellísimos y panoramas indescriptibles; después recorre
el viajero algunas canteras, principalmente las que surten de tepetate a la
capital; se regresa a San Bartolo dónde hay todos los elementos para una
buena cocina y al caer la tarde se vuelve a la capital en el mismo tren de
la Compañía Constructora Nacional Mexicana…
Está el santuario en una elevada colina desprovista de vegetación y la
vista que desde allí se disfruta es magnífica. Cerca aparecen encadenadas
las montañas de la serranía de Toluca, con bosques tan espesos que a veces
son impenetrables […] Por el Oriente se presenta la majestuosa México, descollando sus torres y soberbios edificios, sus arboledas y calzadas,
acequias y acueductos, ceñida por las lagunas de Chalco, Texcoco y San
Cristóbal; en el fondo del paisaje se levantan esbeltos los volcanes, y las
cementeras parecen un juego de ajedrez…
182 El 19 de marzo de 1976, la Legislatura del Estado de México decreta que el municipio de Naucalpan se denomine “Naucalpan de Juárez”.
192
Alrededor de la Iglesia fueron construidas veintitrés casas que se surtían de agua del aljibe construido en el medio de ellas, el cual servía casi
siempre la mayor parte del año. La falta de agua es un grave inconveniente […] el aljibe que existe, está azolvado e inservible; por esto es que cada
día se ha ido retirando la población de aquel lugar y que no hay esperanza
de la reconstrucción, pues el agua potable tiene que ser conducida desde
una legua, del fondo de un barranco.
Mucho ha disminuido la grandeza que en anteriores épocas tuvo aquel Santuario; hoy se contempla con pesar caídos muchos techos, rotas las columnas
que yacen entre la maleza, destruidos los soportales que rodean el atrio. Desde
luego se comprende que en otro tiempo fue aquel sitio muy atendido.
El santuario de Los Remedios entre los años de 1890 a 1908 se transforma: en 1890 se construyen los arcos de la entrada norte; en 1902
se constituye como vicaría fija, con lo cual su jurisdicción e importancia se incrementa; en 1908 el presbítero Santiago Garza Treviño reconstruye los arcos que dan acceso al atrio, que es el antiguo
panteón. Así como el santuario se modifica, también sucede con la
economía de Naucalpan, que pasa de una producción meramente
agrícola, a diversificarse con la incorporación de pequeñas industrias
en las orillas de los ríos Hondo y Los Remedios. Es tal el impulso
económico que para 1906 se establece el suministro de energía eléctrica y se inaugura el alumbrado público, contribuyendo al impulso
industrial que será interrumpido por la guerra de Revolución.
193
abajo
Panorama del Santuario
de Nuestra Señora de
los Remedios, litografía
de Murguía en México
pintoresco artístico y
monumental, tomo ii,
alrededores de México
(Rivera Cambas, 1882:
371).
arriba
Fotografía anónima,
Peregrinación de la
Virgen de los Remedios
saliendo del templo,
[ca.] 1905-1910. Inv.
174416, Sinafo,
Conaculta-inah.
Entrado el siglo xx, la importancia del santuario no se incrementó, lejos quedaban las galas del virreinato en que se reunían
más de 40 mil personas en alguno de los traslados de la imagen
a la ciudad de México (Taylor, 2007: 227). Ya en la era industrial
parece que la cercana estación del ferrocarril no fue suficiente para
incrementar el número de visitantes durante los días festivos del
calendario litúrgico, o los fines de semana. Sin duda habían cambiado las formas y las manifestaciones de los devotos de acuerdo
con el devenir político y cultural del país, o bien su decadencia
obedeció al desabasto de agua. Para inicios del siglo xx, el santuario
aparece en fotografías de la época un tanto descuidado y abandonado, no obstante las obras realizadas y el desarrollo económico en
la región. Al parecer, también influyeron en su deterioro las deficientes administraciones, para revertirlo se ocuparon de su manejo
los padres capuchinos, de 1915 a 1921, el clero diocesano de 1921 a
1925 y posteriormente los misioneros del Espíritu Santo, de 1925
a 1930 (González, 2009: 57).
194
A inicios de la Revolución mexicana, en el año de 1912, los jefes
zapatistas Rafael Carrillo y Román Díaz operaron en los montes de
Chimalpa, hostilizaban constantemente a las fuerzas federales. La
vía férrea que pasaba por Naucalpan era de importancia táctica para
el triunfo de los constitucionalistas sobre los zapatistas que ocupaban Naucalpan y Tlalnepantla. El general constitucionalista Abraham Cepeda recibió órdenes, desde el 29 de julio de 1915, de avanzar
sobre Tlalnepantla y cortar la vía férrea en San Bartolo Naucalpan.
Cepeda atacó Azcapotzalco y cortó la retirada del enemigo, quedando la plaza en su poder. El 4 de agosto avanzó en todo el trayecto,
desde Naucalpan hasta Contreras, que quedó bajo su mando al día
siguiente (Gorostiza, 2013: 427). Durante todo el tiempo que duró
el movimiento armado no fueron pocos los vecinos de Naucalpan
que participaron y apoyaron a los revolucionarios. Finalmente, la
Constitución de 1917, como resultado de la Revolución Mexicana no
fue favorable para la Iglesia, pues se establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las iglesias, prohibía la participación
195
arriba
Fotografía anónima,
Santuario de la Virgen
de los Remedios, [ca.]
1900-1910. Inv. 175381,
Sinafo, Conaculta
inah.
del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes
raíces e impedía el culto público fuera de los templos.
Concluida la Revolución, el triunfo constitucionalista no fue suficiente para pacificar al país, a los pocos años otro movimiento armado se suscitó: la Guerra Cristera. Los cristeros se resistían a la
aplicación de la llamada Ley Calles, la cual proponía limitar y controlar el culto católico en la nación. En 1927, Armando Téllez Vargas
inició el movimiento cristero en la ciudad de México, se levantó con
Manuel Bonilla y otros por el rumbo del Ajusco, no tuvieron éxito y
al poco tiempo los tomaron presos y en abril de ese año, por orden
del general Francisco Urbalejo,183 fueron pasados por las armas en
los llanos de Salazar, en un lugar cercano a la hacienda de La Marquesa. No obstante esta represión, el movimiento tuvo seguidores en
Naucalpan, pues su entusiasta población católica estaba apegada al
icónico santuario de Los Remedios; y los reductos de la fe en Chalma
y San Francisco Chimalpa (Hernández, 2014: 121).
Fue justamente en San Francisco Chimalpa, al poniente de la capital, en un territorio agreste de cañadas y montes, donde efectivos
cristeros hicieron frente a las incursiones militares del Gobierno
desplegadas en su contra desde el centro de la capital. Los resultados
de los combates fueron por demás simbólicos y mediáticos, entendida la ubicación de los enfrentamientos próximos al santuario de
Nuestra Señora de Los Remedios, a tan sólo 11 km de distancia. La
rebelión en Chimalpa se vio favorecida por vecinos de la región que
ayudaron con alimentos, armas y municiones gracias a la proximidad del santuario (Hernández, 2014: 121). Ante posibles represalias
por parte del Gobierno, entre 1926 y 1929, la imagen de Nuestra
Señora de Los Remedios fue ocultada en la ciudad de México en
casas de prominentes devotos. De esta contienda quedó claro que
las incursiones militares fallaron ante un nutrido número de civiles
que sin instrucción castrense, provistos con el arma intangible de
la fe, les hicieron frente. Para 1929 se daba fin al conflicto ante la
presión del gobierno de ee. uu. Las relaciones Iglesia-Estado se relaja183 Represor de indígenas yaquis, combatió a Francisco I. Madero. En 1915 se pasó
a las filas constitucionalistas.
196
ron al punto que se denominaron “nicodémicas”,184 pues el Estado
renunciaba a la aplicación de la ley y la Iglesia renunciaba a ciertas
exigencias. Un magnífico ejemplo, aunque muy posterior, de este
modus vivendi, fue durante la visita del papa Juan Pablo ii, cincuenta
años después (1979), en ese contexto, era impensable la aplicación
de lo dispuesto por el artículo 130 de la Constitución y sus leyes
reglamentarias en materia de expresiones de culto público. Finalmente en 1982 se promovieron reformas a los artículos 3, 5, 27, 28
y 130 de la Constitución con la cuales se otorgó personalidad jurídica
a las iglesias y se devolvió parcialmente los derechos políticos a los
así llamados “ministros de culto”. La guerra cristera185 y las modifi184 En referencia a Nicodemo, el fariseo que se acercaba a Jesús de noche para no
ser cuestionado por sus pares.
185 Todavía entre 1935 y 1939 se registran lamentables actos de rebelión, con la
modificación al Artículo 3 de la Constitución, sobre la educación, que resultaron
en oprobiosos asesinatos y mutilaciones a maestros por parte de cristeros fanáticos.
197
arriba
A lo lejos la serranía de
Monte Alto, donde se
ubica San Francisco
Chimalpa, vista desde
los alrededores del santuario de Nuestra Señora
de Los Remedios.
Fotografía de Hugo
Brehme, Acueducto
de los Remedios, 1925.
Inv. 372001, Sinafo,
conaculta-inah.
caciones a la Constitución de 1982 muestran un modelo sin paralelo
en América Latina, que ha hecho del catolicismo mexicano un caso
atípico, cuando se le compara con las experiencias del catolicismo en
el resto de Hispanoamérica.
Dejando de lado la política y sus conflictos, el siglo xx significa
para el santuario de Los Remedios cambios en su escaño y arquitectura: el 20 de junio de 1930, por concesión de la Santa Sede toma
posesión del santuario el Venerable Cabildo de la Catedral de México. En 1940 se conmemora el cuarto centenario del hallazgo de
la imagen e invención del culto a Nuestra Señora de Los Remedios,
con importantes obras de restauración y nuevas construcciones en
su entorno. Para 1974, el 19 de octubre, el obispo fray Felipe de Jesús Cueto corona a Nuestra Señora de Los Remedios, por Decreto
Pontificio de s. s. Paulo vi, como Reina del Clero Diocesano y de la
Diócesis de Tlalnepantla; en 1979 se establece el Seminario Mayor
de Tlalnepantla en Los Remedios; el 25 de agosto de 1998, el santuario es elevado a la dignidad de Basílica Menor, por precepto de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Matabuena y Rodríguez, 2008: 70).
El suceso más significativo del siglo pasado fue sin duda en
1940, con la conmemoración del cuarto centenario. La conmemoración fue motivo para la restauración de la imagen ante el
desgaste que había sufrido por siglos. Esta no era la primera intervención, se conoce al menos otra realizada, según Estrada de
Gerlero, entre 1758 y 1764, que entabló una intensa polémica en
el Cabildo de México, por cuestionarse si era un sacrilegio o no el
retocar el rostro de la Virgen, finalmente, se retocó con la mayor
veneración (Cuesta, 2016: 55). Con el cuarto centenario se emprendieron también importantes obras de restauración y nuevas
construcciones en el santuario y su entorno. Se limpió la cantería, se reconstruyó la parte exterior de las bóvedas, se recubrieron
con azulejo algunos sectores del santuario, se restauró la torre del
campanario y se adecuó el atrio, entre las obras más relevantes186
(González, 2009: 57). Se fundó también la llamada Ciudad de los
186 Se intentó la reubicación del ambulantaje que invadía el atrio, pero esto no se
logró sino hasta 1980.
198
Niños al sur del templo, en beneficio de menores desamparados
(Díaz Miranda, 2016).
Al norponiente del santuario, hermosos y amplios jardines
concéntricos se desplegaban de manera escalonada en torno a la
monumental estatua de Cristo Rey, la disposición arquitectónica hacía que en 1943 el santuario de Los Remedios se engalanara
como nunca antes en su historia. Quedaba atrás la paupérrima
imagen del santuario, retratada en fotografías de finales del siglo
xix y principios del xx. Este magnífico ejemplo de arquitectura paisajista denominado Conjunto Monumental a Cristo Rey presentaba
dos ejes esenciales: el Monumento Cristo Rey y la Corona Imperial.
En sí, todo el complejo era un exvoto a Jesucristo Príncipe de la Paz,
con la intención de la pronta terminación de la Segunda Guerra
Mundial.187 Según el padre Vivaldo Oregel (2000: 16), monseñor
Eleuterio Flores, párroco del santuario en ese tiempo, coordinó la
construcción del proyecto, elaborado por Federico Mariscal. El Monumento Cristo Rey188 se complementa por una escultura de un
águila real a los pies de la estatua, el águila empuña un cetro imperial,189 le acompañan además dos leones que custodian el monumento a sus lados, el rostro de Cristo mira a la ciudad de México
sobre la que alza su brazo para bendecirla. El otro elemento es la
Corona Imperial que se asienta sobre un columna estriada de orden
jónico, sobre cuyo capitel descansa un cojín que sostiene la corona
de cobre, originalmente la columna estaba al centro de una rotonda hoy desaparecida al construirse en este espacio los campos deportivos del Seminario Mayor de Tlalnepantla, sobre el perímetro
de la rotonda al oeste, una Antorcha votiva que aún se conserva.
La rotonda en sí era un gran mirador desde el cual se apreciaba la
ciudad de México.
187 Una vez concluida la guerra en 1945, se depositó una corona a los pies de la
escultura en señal de agradecimiento.
188 Obra del escultor queretano Federico Mosqueda, 1943.
189 Escultura de Isaías Cervantes Rodríguez, 1944.
199
arriba
Fotografías aéreas del Santuario de Nuestra Señora de Los Remedios y alrededores. Izquierda, aspecto en 1950 [ca.] antes
de la construcción del Seminario Mayor de Tlalnepantla (González, 2009: 58); derecha, aspecto en 2019, durante las celebraciones del quinto centenario, fotografía de Julia Montero. 1) Basílica, 2) Monumento Cristo Rey, 3) Corona Imperial, 4)
antigua calzada de acceso, 5) jardines concéntricos, 6) Fuente Monumental San Miguel Arcángel, 7) anfiteatro, 8) graderío
exterior, 9) estacionamiento, 10) triple arco monumental de la entrada, 11) portales y quiosco, 12) área para la feria.
Para 1950, al norponiente de la basílica se construyó el complejo Fuente Monumental San Miguel Arcángel, hoy Capilla del Ángel,
compuesto por un anfiteatro en semicírculo alrededor de la enorme
escultura de San Miguel Arcángel, el protector del santuario. La función de la fuente como obra monumental era reiterar la importancia
de Los Remedios y ofrecer un espacio amplio para concentraciones
multitudinarias de fieles, a la manera de una antigua capilla abierta con capacidad para tres mil personas. La estatua de san Miguel
Arcángel190 descansa sobre una torre de concreto armado de tres niveles con un elevador incluido por donde subía el párroco hasta el
último piso para oficiar la misa detrás de un ventanal, que lo cubría
de la caída de agua de la fuente, que se activaba al final de la misa
al dar la bendición, lo cual era sumamente emotivo para los fieles.
La composición de la base de la fuente está conformada por un
círculo que contiene la estructura del cuerpo de la fuente, se insinúan cuatro círculos más, que dibujan una cruz griega hacia los
cuatro puntos cardinales, uniéndolos finalmente con un cuadrado
y obteniendo algo similar a una estrella, la altura máxima que alcanza la fuente monumental sobre el piso es de 15 m (González,
2009: 104).
190 Obra del escultor Federico Mosqueda Fuentes.
200
En 1955, se adecua la capilla del Santísimo Sacramento con media cúpula lateral bajo el brazo norte de la cruz latina. En 1962 se
inauguró el triple arco monumental de la entrada. A partir de 1975 y
1981 el templo de Los Remedios y sus alrededores fueron remozados
con portales, andadores, quioscos y calles adoquinadas, atendiendo
al valor histórico y a la tradición religiosa de este lugar.
Hasta nuestros días como santuario llega un edificio vetusto, con
fachada de estilo barroco plateresco característico del siglo xvii en el
que se distinguen elementos grecolatinos. La composición se define
por un arco de medio punto, con arquivoltas sencillas y amplias,
acompañadas de pilastras laterales de tipo dórico, que enmarcan un
portón de madera. Sobre este conjunto existe un entablamento con
friso y cornisa y encima de éste un nicho con concavidad en forma
de concha y con pequeñas pilastras estriadas a los lados, dentro de
él se encuentra una reproducción en piedra labrada de la Virgen
de Los Remedios. A ambos lados del nicho, se localizan dos óculos
octogonales alargados, que sirven de ventanas corales, rematadas
por pináculos adosados al muro, y sobre éste se encuentra una lápida tallada contemporánea donde se lee “Basílica de Ntra. Sra. de los
Remedios”. La fachada está rematada por una cornisa recta y una
cruz en el centro, a la derecha se encuentra la única torre que aloja al campanario, es cuadrada con cuatro ventanas y rematada por
elementos esféricos y una cupulilla cubierta de azulejería amarilla,
que a su vez, es rematada por una esfera que sostiene una cruz. El
lado izquierdo de la fachada se encuentra rematado por un pináculo
alargado, que alcanza en altura una cuarta parte de la torre y que
sostiene lo que al parecer es un asta bandera. Es importante mencionar que a ambos lados de la fachada se presentan contrafuertes
característicos del siglo xvi (González, 2009: 86-87).
201
arriba
Corte lateral del complejo Fuente Monumental
San Miguel Arcángel o
Capilla del Ángel según
Jaime González (2005:
107). Se destaca:
1. Estatua de san Miguel
Arcángel de 5 m de
alto.
2. Altar para oficiar misa.
3. Cuerpo de la fuente
de tres niveles de 10
m de alto.
4. Anfiteatro.
Apuntes del autor.
arriba
Fachada y planta de la Basílica Menor de Nuestra Señora de Los Remedios. La fachada es un dibujo de Elías Orozco Rojas
y la planta es un trazo de Jaime González (2009: 89). Leyenda: A) acceso a la basílica (fachada), 1) templo en cruz latina, 2)
capilla del Santísimo Sacramento, 3) camarín de la Virgen, 4) acceso lateral, 5) oficina y tienda, 6) claustro de los peregrinos,
7) claustro del pocito, 8) atrio, 9) servicios sociales y salones, 10) cruz atrial, 11) capilla atrial, 12) poste para los voladores de
Papantla, 13) pórtico de acceso sur al atrio, 14) pórtico de acceso norte al atrio, 15) área de tumbas, 16) salida a sanitarios,
17) acceso poniente al atrio, 18) acceso oriente al atrio, 19) monumento Cristo Rey. Adaptación del autor.
Toda la construcción es de cantera armada con cal y arena, con
planta en forma de cruz latina, su cúpula recubierta con azulejos.
El interior es neoclásico. El ábside luce dos retablos laterales de
cantera y, al centro el retablo principal, destaca el bello ciprés dorado, que resguarda la imagen de nuestra Señora de Los Remedios.
Las bóvedas, adornadas con yesería dorada florentina. La Capilla
del Santísimo Sacramento, añadida en los años cuarenta, se ubica en el crucero lateral izquierdo y tiene la misma decoración del
templo. El Camarín de la Virgen, ubicado en la parte posterior
del ábside, fue construido en 1692. Está iluminado por un bello
vitral, obra de V. F. Marco, que representa a Jesús con los niños;
el techo, con desbordante yesería dorada policromada, canta las
glorias de María en la letanía lauretana.
202
Los Arcos y las Torres de Babel también conocidas como los Sifones, son dos construcciones virreinales de ingeniería hidráulica
que destacan alrededor de la basílica, que junto con el monumento
a Cristo Rey y la enorme escultura a san Miguel Arcángel son los
cuatro elementos icónicos del santuario.
A finales del siglo xvi, cuando se erigió el santuario en la cima del
cerro Otoncapulco, el suministro de agua no fue un problema por
los pocos visitantes que ahí llegaban, conforme pasó el tiempo la
importancia del templo creció y también la demanda de agua, para
peregrinos y religiosos; entonces, entrado el siglo xvii, las autoridades comenzaron a planear la construcción de un acueducto.
A la par que fray Luis de Cisneros terminaba de escribir su Historia de el principio y origen, progresos, venidas a México y milagros
de la Santa Ymagen de Nuestra Señora de los Remedios, en 1616, don
Alonso Tello de Guzmán, corregidor de la ciudad de México obtenía el permiso del virrey don Diego Fernández de Córdova, Marqués
de Guadalcázar, para la construcción de un acueducto subterráneo,
con el objetivo de dotar de agua a Los Remedios, con media naranja
de agua proveniente de Chimalpa. Este acueducto destacaría por el
diseño de sus respiraderos: un par de torres, cada una semejante a
la bíblica Torre de Babel, con forma de caracol. El agua proveniente
de un manantial era almacenada en una pileta y conducida a tra-
203
arriba
Aspecto interior de
la Basílica Menor de
Nuestra Señora de Los
Remedios. Acervo de
medios Los Remedios,
Universidad del Tepeyac, 2019.
vés de una canaleta hacia una caja de agua elevada, denominada
cedazo, con el fin de comenzar a ejercer presión, a partir del cedazo
el agua se conducía por una tubería de barro cocido, liberándose el
aire acumulado a través de las dos torres, a la manera de respiraderos. Así que las singulares estructuras funcionarían como un sifón
para una cañería subterránea, que elevaría el agua por medio de la
presión, permitiendo el desplazamiento del líquido hasta el extremo
opuesto. Por tratarse de una obra tan innovadora en su tipo, se le
considera uno de los vestigios de ingeniería hidráulica más antiguos
de México. Desgraciadamente, a pesar del ingenio de los constructores, el acueducto subterráneo nunca funcionó. Las difíciles condiciones topográficas del terreno, aunadas a errores de cálculo, pues el
santuario se encontraba en una posición más elevada que el cedazo,
convirtieron a las dos torres en meros monumentos (Díaz Gerardo,
2016). Las torres se convirtieron en mudos testigos del tiempo, durante siglos fueron visitadas y admiradas y así llegan hasta nuestros
días como uno de los atractivos turísticos más importantes de Naucalpan. Es imposible no notar las Torres de Babel: contrastan con
todo lo que hay a su alrededor.191
La necesidad de agua no fue resuelta con el acueducto subterráneo, así que el virrey Joaquín de Montserrat, para 1765 trató de resolver el abastecimiento con la construcción de un acueducto de
500 m de trayectoria, sustentado por 50 arcos de medio punto, alcanzando una altura máxima de 17 m. Lamentablemente de nueva
cuenta los cálculos fueron erróneos, e hicieron de esta cuantiosa
inversión un fracaso, pues la altura de los arcos fue insuficiente para
llevar agua al santuario. Así que las dos torres a los extremos de la
arquería y los arcos son obras distintas, de momentos distintos con
un siglo de diferencia. Dos soluciones diferentes que no funcionaron por una errada ingeniería hidráulica. El asunto, al parecer, fue
resuelto temporalmente para 1724, pues se hace constar en una octava inscrita en un portal a las afueras de la basílica, sin identificar
191 Un estudio detallado de ingeniería hidráulica sobre las Torres de Babel fue publicado en 1930 por el presbítero Jesús García Gutiérrez y el ingeniero Agustín
Priester, en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, número 7,
tomo 41, puede consultarse también en Salvador Domínguez (1946: 157).
204
la fuente de dónde provenía el agua. Sin embargo, por la crónica de
Manuel Rivera Cambas (1882: 373), sabemos que para 1882 seguía
siendo un problema el abastecimiento de agua, a tal grado que repercutió en el abandono parcial del poblado alrededor del santuario.
Al menos, los arcos y las torres han funcionado espléndidamente
para la pintura y la fotografía. Uno de los pilares del muralismo en
México es sin duda Alfredo Zalce, figura prominentes del arte moderno mexicano. Zalce encuentra la belleza en el color y la forma
en su modernismo, al retratar las Torres de Babel de una manera
extraordinaria, con una perspectiva que invita a la imaginación a
partir de las curiosas formas de los sifones; esta obra, permite ver las
cualidades tempranas de Zalce, el alumno de Diego Rivera, que con
una carga indudable de expresionismo y de arte figurativo, reproduce de manera abstracta el paisaje de Naucalpan.
205
abajo
Alfredo Zalce, Los Remedios (acueducto de los
Remedios), 1942.
Se conserva en el Museo
de Arte Moderno,
45 × 61.5 cm, oleo
sobre masonite.
arriba
Juan O’Gorman,
Recuerdo de Los Remedios, 1943. Temple sobre
masonite, 465 × 720 cm.
Museo Nacional de Arte,
Conaculta-inba
La pintura Recuerdo de Los Remedios, de Juan O ‘Gorman, hace
patente que el autor es un digno sucesor de los grandes muralistas
mexicanos. O ‘Gorman es considerado uno de los artistas más completos e importantes de la escena mexicana del siglo xx. Su pintura
Recuerdo de los Remedios (1943) presenta un estilo deliberadamente
realista, combina la precisión visual de un dibujante con un lenguaje visual que se basa en elementos históricos que conforman los
símbolos de identidad nacional y las inquietudes contemporáneas.
Las montañas del fondo que delimitan la cuenca de México al oeste
junto con el paisaje agrícola evocan la cultura nacional, mientras
que el acueducto virreinal es una referencia tanto a la historia de
México, como una colonia española, y la preocupación de la época
por la escasez de agua. Como crítica ecológica, Recuerdo de Los Remedios llama la atención a la erosión y la destrucción del paisaje que
acompañaron el crecimiento explosivo de la ciudad de México en el
siglo xx. O ‘Gorman utilizó el acueducto para precisar la perspectiva
de la escena, lo cual contribuye para identificar los diversos planos
de profundidad dentro de la obra. Un elemento frecuente en sus
trabajos es la cartela de la parte inferior que sostiene por dos manos
206
que están fuera del contexto compositivo; pareciera que el artista se
introdujese en el paisaje en calidad de espectador, dejando una doble
perspectiva. Actualmente, esta vista ya no existe y por eso la pintura
se convierte también en un documento histórico. Juan O ‘Gorman
reproduce la imagen de las Torres de Babel y el acueducto de Los
Remedios en otra pintura, se trata del Retablo de la Independencia de
1961, donde Los Remedios se dibuja en la línea del horizonte que
pasa de la noche virreinal al amanecer independiente.
Como se aprecia en este breve repaso histórico al México independiente, la devoción a Nuestra Señora de Los Remedios, la primera imagen mariana venerada en tierras continentales de América,
persiste y se incrementa con la incorporación narrativa de nuevos
discursos artísticos y simbólicos. Si bien es cierto que ha decaído el
número de feligreses a su santuario, la veneración se ha mantenido
por más de 500 años, medio milenio que se piensa fácil, pero que
evoca la historia de una nación con profundas raíces indígenas y
españolas. Los Remedios aporta a la memoria de su gente la plenitud
de una vida fervorosa y festiva que se proyecta al futuro.
207
Nuestra Señora
de Los Remedios
a 500 años
A
quinientos años del arribo de la imagen de María a las
tierras continentales de América, Naucalpan, su residencia en el nuevo continente, se presenta a inicios
del siglo xxi como un pueblo dividido, diversificado, resentido por la injusticia social y por la ineptitud de sus
gobernantes. Su territorio, antes próspero, hoy está hundido en la
pobreza y la delincuencia. La comunidad se pierde en la corrupción
cotidiana que todo lo toca. Para colmo de males, desde marzo del
año 2020, hasta el cierre de esta edición a finales de agosto del mismo año, vivimos bajo la zozobra de la peste del coronavirus que todo
lo agrava. Es un panorama adverso que algunos consideran se puede
transformar con fe, esperanza, civilidad y educación en beneficio de
los millones que aquí habitamos. Para muchos, la situación se puede
remediar con la intercesión de Cocotzin: Nuestra Señora de Los
Remedios, Maravilla Americana.
Desde la laicidad del siglo xxi, Nuestra Señora de Los Remedios
es una escultura religiosa europea de la época moderna que irrumpe
en tierras americanas. Imagen que desde el virreinato es de relevante
trascendencia porque generó con su culto una significativa riqueza
209
11
arquitectónica, artística e histórica que no se cuestiona, pues se asimila como parte del acervo cultural de la nación. En cambio, para
los católicos desde la ekphrasis192 iconográfica, la imagen es un cuerpo sacralizado cuya creación milagrosa, su mitopoiesis193 con Juan de
Tobar y el maguey, en las letras de fray Luis de Cisneros (1621), la
aleja de las manos humanas en un sentido prodigioso.
La metáfora de la pequeñez de la imagen es su magnificencia, que
por 500 años la mantiene en la cima de un cerro coronando la gran
urbe, es Lo máximo en lo mínimo, como lo entendió desde inicios del
siglo xix Ignacio Carrillo (1808). La pequeña Imagen que se admira,
tiene su celebración el primer día de septiembre de cada año, con
una procesión por los barrios aledaños, eucaristías, fuegos pirotécnicos, música de diferentes géneros, mañanitas a la Virgen, juegos
mecánicos, venta de artesanías, antojitos, mojigangas,194 y entre lo
más destacado los malabares de los voladores de Papantla, las cuadrillas de los Concheros y la asistencia de contingentes foráneos que
se hacen presentes en distintas peregrinaciones.
La peregrinación es significativa en el culto en Los Remedios porque expresa una conducta periódica que hace de lo obligatorio del
peregrinar un suceso deseable; en este sentido, la peregrinación es
un mecanismo social donde se reafirma públicamente la adhesión
de un grupo a sus valores. Así que el destino del peregrino no es sólo
al santuario en términos geográficos, es también un camino emocional que lo lleva al pasado ya que evoca la tradición ancestral que
por generaciones ha traspasado lo local y ha alcanzado lo regional,
sobreponiéndose a fronteras étnicas, dejando a un lado las diferencias e incluso las enemistades políticas.
La celebración a la Virgen no es un momento irracional de derroche de recursos, que se manifiesta en el cierre de calles, afectando
el tránsito de vehículos por la instalación del ambulantaje, acompañado de estruendos a deshoras de la noche y de la madrugada,
que interrumpen el sueño de los vecinos de Naucalpan con fuegos
192 Corresponde a los textos que se refieren a la devoción a la imagen.
193 Dícese de la forma narrativa de carácter mítico.
194 Se trata de desfiles con máscaras y disfraces estrafalarios que están en desuso en
Los Remedios así también la coronación de la reina de la fiesta patronal.
210
pirotécnicos. La celebración es el catolicismo extendido, que diluye
las diferencias cotidianas, políticas, económicas y culturales de los
congregados por lo menos durante el sagrado momento de honrar
a la Virgen. La fiesta configura sistemas simbólicos de apropiación
socio-territorial en sus alrededores, que cada día con más laicos
entre su población se vuelven adversos y críticos al culto. Aun así,
cada año la celebración se caracteriza por la nutrida participación de
asistentes que ya sea por costumbre, curiosidad o tradición, se ven
envueltos en una ficción colectiva que si bien no alcanza la forma
reflexiva de los fenómenos teológicos, al menos sigue la huella de la
memoria ancestral que orienta su conducta.
Pero la devoción con su fiesta religiosa es también una estrategia
de resistencia y reproducción social frente a los contextos posmodernos propios de la globalización, que insisten en homogenizar la
vida social para ofrecer individuos dispuestos al consumo y al “progreso”, que no es más que la acumulación de bienes. La posmodernidad crea su propia narrativa de individualismo, que se opone a la
tradición, a la que considera como una subcultura propia de colectivos subdesarrollados. La posmodernidad cuestiona el fervor religioso
en su proyecto modernizador, que se asume como civilizatorio, con
modelos de vida extranjeros en los que la juventud es el segmento
211
arriba
Miles de personas peregrinan cada año al santuario de Nuestra Señora
de Los Remedios que se
muestra a sus feligreses
dentro del camarín en el
altar. Acervo de medios
Los Remedios, Universidad del Tepeyac, 2019.
arriba
Pared de exvotos del
Santuario de la Virgen
de los Remedios, Ignacio
López, [ca.] 1949. Inv.
374907, Sinafo,
Conaculta-inah.
más vulnerable, al dejarse enajenar por modas en distintos ámbitos, como el lenguaje, la música y la conducta que, junto con otros
procesos, merman el sentido religioso del seno familiar. La sociedad
se encuentra acorralada por la posmodernidad donde todo se hace
virtual y nada es real.195
Arremete también contra el culto la ambigüedad extraordinaria
de los vicios mundanos que se instalan al exterior del santuario,196
195 Una condición de la posmodernidad es el factor tecnológico con el uso de instrumentos electrónicos que comunica a las masas a partir de teléfonos inteligentes, tabletas y computadores, ya sea portátiles o de escritorio, conectados a
través del Internet, en una dinámica que lo invade todo, conduciendo al individuo a un neo narcisismo hedonista que lo aísla de la familia, de su responsabilidad y de su entorno colectivo, teniendo por relevante lo efímero como es
característico de la cultura light, carente de referentes y con vacíos morales que
dejan a la persona en una inmadurez emocional, que lo hace sentir siempre
insatisfecho aun teniéndolo todo.
196
Conocidas son las cantinas y pulquerías que abren al exterior del santuario de
Los Remedios por su portal sur. Javier Mayén (2006: 26) menciona que en el
Archivo Histórico de la Ciudad de México se registra la existencia de tinacales en
colindancia con el santuario.
212
con conductas propias de un opuesto que se contrapone a la sacralidad del templo cristiano, donde los creyentes se sobreponen al
desamparo, la desgracia y la exclusión social. El sentir popular se
separa de lo profano de extramuros y se inserta en lo sagrado, dentro
del templo, para exhibir públicamente los exvotos, íconos didácticos
que fortalecen la fe de quienes concurren al santuario. Estudio detallado merece esta expresión del sentir humano, que desde el pasado
se enfrenta a una realidad que continuamente se presenta adversa.
El pasado en Los Remedios se admira, pero ya no impacta en la
conducta de las mayorías con preceptos cristianos. Actualmente se
admira desde estereotipos abonados por el turismo religioso, donde
el edificio, sus protagonistas y las obras de arte que se guardan en su
entorno, pasan a ser parte del producto que se oferta en un mercado
turístico, que se anuncia en redes sociales y por diferentes medios
como “mágico”.197 Porque el turismo religioso desvirtúa el culto en
beneficio del mercado. Es el mismo gobierno local quien alienta este
discurso como se lee en el Plan municipal de desarrollo (2007: 25)
donde se anuncia: “La Basílica Menor de Los Remedios, es uno de
los polos de atracción de turismo religioso más importantes del Estado de México”. Para justificarlo, incorpora el discurso nacionalista
que, como expresión ideológica laica, estandariza el santuario como
un monumento histórico religioso, con su correspondiente registro
desde 1953, en que fue declarado por el inah patrimonio de la nación, es así como se garantiza su “valor cultural” certificado por los
expertos del Estado.
Las celebraciones litúrgicas por los 500 años de Cocotzin en
Naucalpan se ven ensombrecidas por la peste del coronavirus, es
como si la pesadilla anticlerical de ver cerrado el templo se cumpliera. Si bien es cierto que el santuario está ausente de la congregación
de fieles y con servicios restringidos, se siguen celebrando las euca197 Se puede leer en un artículo de Ana Salazar publicado en el periódico Milenio
del 4 de enero de 2015, que el pueblo de Los Remedios realizó los trámites para
ser admitido en la lista de Pueblos Mágicos, y sólo espera su certificación. Wenceslao Romero, director de Inversión Turística mexiquense, dijo que se revisa
la propuesta para determinar si cumple con todos los requisitos de la actual
normatividad para integrar al poblado de Los Remedios en los programas de Pueblos con Encanto, que promueve el gobierno estatal o el programa federal de
Pueblos Mágicos.
213
arriba
Los voladores de Papantla siguen el camino
de la tradición y la fe.
Acervo de medios Los
Remedios, Universidad
del Tepeyac, 2019.
ristías, novenas, octavarios, coronillas y rosarios, que se realizan a
puerta cerrada y que se transmiten a los creyentes por plataformas
digitales, valiéndose de la telemática. Desde marzo de 2020 se han
respetado las estrictas disposiciones sanitarias, que para mediados
de agosto con el declive de la epidemia ya permiten el aforo de un
30 % de participantes dentro del santuario, con el uso de cubrebocas
y conservando la distancia. La Arquidiócesis de Tlalnepantla contemplaba inicialmente el día 1 de julio de 2020 para la culminación
del Año Jubilar, fecha en que se cumplían 500 años de la llegada de
la imagen a Naucalpan; pero el impacto de la peste del coronavirus
movió la clausura para el 1 de septiembre del mismo año.
Naucalpan es el territorio que alberga desde hace 500 años a tan
relevante santuario, hoy basílica. Pero Naucalpan ha cambiado diametralmente en las últimas décadas, su población se ha visto incrementada exponencialmente por la migración del campo a la ciudad,
para el año 2020 está a punto de alcanzar el millón de habitantes.
Este incremento en la población se inicia en la década de 1950, con
el desarrollo industrial del municipio en los parques industriales
de Alce Blanco y Tlatilco, que hizo ver al municipio como un foco
de atracción, no sólo para el asentamiento de la industria y la cla-
214
se media en desarrollo, sino también para el amplio proletariado,
ocupando áreas suburbanas, que por la carencia de servicios han
convertido las laderas de Naucalpan en zonas marginales, de atroz
hacinamiento, donde prolifera la injusticia y la delincuencia; convirtiendo a Naucalpan, actualmente, en uno de los municipios más
peligrosos del país.198
Como en una comedia, la pobreza de cientos de miles se contrapone a la opulencia de los menos. La fundación desde mediados del
siglo pasado de campos de golf y fraccionamientos elitistas, como
Tecamachalco, La Herradura y su joya urbana Ciudad Satélite,199 con
sus icónicas torres que se acompañó años después de su “sofisticado” centro comercial, Plaza Satélite (1971). Constituyen la patética
emulación tercermundista de la vida americana, donde se hace evidente una sociedad clasista, que sin importar la desigualdad sigue
arquetipos del extranjero, como símbolos de progreso.
Naucalpan con sus 311 colonias y cinco pueblos es uno de los municipios más industrializados del país, en el año 2019 fue el municipio
que más aportó al Producto Interno Bruto del Estado de México, con
el 18.14 %, posición que mantiene desde los últimos 10 años. Es necesario mencionar que el Estado de México es la segunda entidad en
la nación que más aporta al Producto Interno Bruto del país.
El otrora territorio agrícola es ahora una descomunal mancha
urbana de fábricas, viviendas y vías de comunicación que devoran
todo reducto de la naturaleza, excepto una disminuida porción de
terreno que corresponde a Los Remedios. Monseñor Eleuterio Flores
Tello, avizoraba este terrible escenario de depredación natural desde
el siglo pasado, según Jaime González (2009: 57), por insistencia de
monseñor, el 28 de marzo de 1938, siendo Presidente de la República Lázaro Cárdenas, se declaró la zona de Los Remedios, abarcando
tanto la parroquia como los acueductos, Parque Nacional, con lo
cual se impedirá la propagación de construcciones alrededor del san198 De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía, en el tercer trimestre del año 2019, los municipios con la más alta percepción de inseguridad en el país son Coatzacoalcos,
con el 94.5 %; Ecatepec, con el 92.5 %; y Naucalpan, con el 90.1%.
199 Concebida por los arquitectos Mario Pani y José Luis Cuevas en 1954.
215
arriba
Mapa del Parque Nacional Los Remedios y alrededores. En color verde el área original declarada Parque Nacional
Los Remedios en 1938; en color amarillo el Parque Estatal Metropolitano de Naucalpan, 2003; en azul el Parque
Estado de México Naucalli, 1982. Con el número: 1) Basílica de Los Remedios; 2) Sitio Arqueológico Cerro Moctezuma; 3) vía rápida Periférico Norte; 4) Palacio Municipal de Naucalpan; 5) Sitio Arqueológico El Conde. Elaboró José Palacio (2020) para esta edición con datos vectoriales del inegi, apuntes del autor
tuario. Lamentablemente, 82 años después vemos que el Parque Nacional Los Remedios perdió el 89 % de su superficie forestal,200 que
se redujo de las originales 410 ha a tan sólo 46 ha, principalmente
por invasiones. Sin duda, la ausencia de un Estado de Derecho, la
corrupción y la ineptitud de la clase gobernante, que se señalan al
inicio de este capítulo, se comprueban en este fiasco.
Los Remedios al poniente de la gran metrópoli es una de las reservas ecológicas más grandes de la Zona Metropolitana del Valle
de México (Chávez, 2014: 32). Actualmente se configura como un
200 Véase en el periódico La Jornada del 25 de julio de 2014, p. 32, el reportaje de
Silvia Chávez González: “Los Remedios perdió el 89 % de su superficie forestal”.
216
paisaje urbano histórico, que es administrado por el H. Ayuntamiento
de Naucalpan. Desde el año 2003, cuenta con la ampliación del área
natural protegida a la que se denomina Parque Estatal Metropolitano
de Naucalpan, el Parque Nacional Los Remedios y el Parque Estado de
México Naucalli, todos juntos ofrecen un espacio forestal para actividades religiosas, deportivas, recreativas, culturales y de esparcimiento.
Los servicios ecosistémicos que ofrecen estos terrenos se encuentran amenazados por la codicia y la ignorancia, pues el crecimiento
urbano arremete día tras día sobre el área natural protegida, con
asentamientos irregulares, tala de árboles, incendios, contaminación, generación de residuos sólidos, sobrepoblación de especies
invasoras y vandalismo entre otros factores que contribuyen a la
desaparición de la superficie forestal. Asimismo, la proliferación de
especies inducidas como el eucalipto (Eucalyptus glubulus) que desde
el año de 1930 (Mayén, 2006: 26) merma la salud de la vegetación
nativa. Otrora ríos de aguas cristalinas hoy drenajes de aguas negras, ese es el caso que nos ocupa y preocupa en Los Remedios, en
términos ambientales. Pero no sólo los particulares han ocupado
terrenos, también han irrumpido instituciones201 educativas, como
la unam, instalando el cch Naucalpan con 6 ha en 1971 y la Clínica
de Especializaciones Odontológicas, el mismo Seminario Diocesano,
la Secretaría de Educación Pública con la Escuela Primaria Lázaro
Cárdenas, la Escuela Secundaria Técnica número 13, la Escuela Secundaria José Martí e instalaciones administrativas de los Servicios
Educativos Integrados al Estado de México, con edificios al noreste
del santuario. No se trata de un reparto de culpas sino de una expresión de la crisis territorial frente a la sobrepoblación.
Orográficamente el área de nuestro interés son pendientes moderadas que corresponden a las estribaciones orientales de la Sierra
de Monte Alto, se trata de amplios lomeríos que entran en contacto con la amplia planicie lacustre de la Ciudad de México, que
201 Según Jaime González (2009: 31) citando el Expediente del Santuario de los Remedios del inah obra un documento de 1946, en el que se hace alusión a cierta
ocupación de los alrededores del santuario por tropas del Ejército que realizaban
prácticas militares, por lo que solicita a las autoridades su colaboración para que
éstos sean retirados del lugar por los daños que estaban causando durante las
maniobras y porque ahuyentaban a los fieles.
217
se ubica 150 m por debajo de la cota altitudinal de la basílica de
Los Remedios. Geológicamente el área aledaña a Los Remedios está
conformada por terrenos aluviales y macizos de tobas volcánicas al
poniente, que fueron aprovechados como canteras desde el período
virreinal.202 En los cerros Los Remedios y Moctezuma predominan,
en la parte alta, suelos superficiales con estratos de material vegetal,
al somonte los suelos están compuestos de series de arcillas de baja
plasticidad, con arena y limo, limo y arena-arcillosa (Rivera, et al.,
2014). La parte alta de la Sierra de Monte Alto capta el principal volumen para recarga de los acuíferos por captación de precipitación
pluvial, esta serranía que bordea la cuenca de México por el límite
poniente es considerada una zona de permeabilidad alta, por lo que
es trascendental su preservación.
El clima en Los Remedios es templado subhúmedo (Cw1), con
lluvias de mayo a septiembre, presenta una precipitación promedio
anual de 980 mm, las temperaturas varían de los 3°C a 18°C de
octubre a marzo, y de 6°C a 32.5°C de abril a septiembre, en tanto
que los vientos dominantes soplan de norte a este, pero en primavera de sur a norte, siglos antes a este tipo de clima se le denominaba
“segundo clima septentrional”:
Esta ciudad está al fin del segundo Clima Septentrional, tiene altura de
polo diecinueve grados y veinte minutos. Goza por signo predominante
a Capricornio, casa de Saturno; está circunvalada de hermoso cerco de
montes y sierras, que (como a emperatriz de este reino, y señora de toda
la monarquía indiana de ambas Américas) le sirven de corona.
Juan Francisco Sahagún de Arévalo (1948),
Gacetas de México, enero de 1733
El Parque Nacional Los Remedios presenta en su mayoría vegetación
inducida, principalmente de eucalipto (Eucalyptus globulus y E. camaldulensis) y casuarina (Casuarina spp.). Gran parte de la zona está
202 La cantera o toba es una roca volcánica de consistencia porosa, ligera, suave
y resistente que la hace muy útil en la construcción, porque es susceptible a
cortes. Comercialmente se le oferta como Cantera Gris de los Remedios. Las
tobas volcánicas están compuestas por la acumulación de cenizas u otros elementos volcánicos muy pequeños.
218
recubierta por pastizales y matorrales silvestres, destacan los magueyes como el agave amarillo (Agave americana) y el maguey pulquero
(A. salmiana), y suculentas. Entre las plantas de ornato podemos
encontrar jacarandas (Jacaranda spp.) y bugambilias (Bougainvillea).
Además, se encuentran hierbas aromáticas y medicinales. Respecto
a la fauna, especialmente se encuentran aves, entre los mamíferos se
pueden encontrar roedores, el armadillo de nueve bandas (Dasypus
novemcintus), conejos (Oryctolagus sp.), cacomixtle norteño (Bassariscus astutus), tlacuache (Didelphis virginiana) y perros ferales (Canis lupus familiaris), para el caso de los reptiles destaca la lagartija
espinosa de collar (Sceloporu torquatus), el camaleón de montaña
(Phrynosoma orbiculare), la culebra terrestre del centro (Conopsis
lineata) y la culebra terrestre dos líneas (C. biserialis). También es
posible admirar la presencia de la ranita de cañón (Hyla arenicolor).
En la actualidad esta región no cuenta con endemismos, debido a
la vegetación inducida, la erosión y el crecimiento urbano cercano
(Montero Quiroga, 2020: 3-4).
A quinientos años de haberse erigido una ermita a la Virgen en la
cima del cerro Otoncapulco, el sitio y sus alrededores representan,
desde la laicidad, un patrimonio cultural y natural extraordinario
que la nación mexicana salvaguarda con esmero.203 Para los creyentes, la antigua ermita, hoy Basílica Menor de Nuestra Señora de Los
Remedios, por 500 años ha aliviado a la Ciudad de México de sus
desventuras, por siglos han ascendido hasta este paraje sacralizado,
devotos católicos soportando las desdichas de la existencia, llegan
con la esperanza de aliviar sus males encontrado a través de la oración la fortaleza para sobreponerse a la adversidad.
203 Se sustenta en la idea de un pasado lejano indígena que representa el patrimonio glorioso de todos los mexicanos por igual, innovación política del siglo xx
para consolidar el estado-nación (López Caballero, 2010: 137).
219
Conclusiones
E
n lo alto de una colina se han conjugado los tiempos
de una nación como en ningún otro lugar. Hace siete
siglos, cuando se fundó la ciudad más portentosa de la
antigüedad en el continente americano, los eruditos que
trazaron la urbe insular de la Gran Tenochtitlan, señalaron como eje de simetría la línea que va de la colina conocida como
cerro Otoncapulco en los altos del poniente, hasta el islote oriental
del Tepetzinco, sobre las aguas del majestuoso Lago de Texcoco. Las
soberbias calzadas que daban sentido geométrico a la metrópoli indígena fueron el testimonio de ese ordenamiento. Fue así como el
cerro Otoncapulco en la cosmovisión de antaño se configuró como
el punto geodésico por excelencia, desde el cual se hacía conmensurable el espacio y el tiempo. La civilización precolombina asimilaba
el orden de la naturaleza desde la colina y por eso sacralizó su cima
otorgándole un templo.
Siglos después, el templo a Otontecuhtli en la colina de Otoncapulco fue el destino de la retirada estratégica del ejército invasor europeo, que junto con sus aliados indígenas se habían atrevido
a enfrentar a los aztecas. Derrotados después de la Noche Triste,
221
izquierda
Fachada de la Basílica
Menor de Nuestra Señora de Los Remedios
engalanada para conmemorar el v Centenario
del arribo de la santa
imagen a Naucalpan.
Fotografía aérea de Julia
Montero, septiembre 1
de 2019.
fueron acogidos en Otoncapulco por los otomíes, que descontentos
por la voracidad tributaria azteca veían en esta guerra interétnica su
liberación, no advertían que era el preámbulo de la conquista de
su territorio. Décadas después darían cuenta de las verdaderas intenciones de esta guerra, al verse despojados y traicionados por sus
otrora aliados españoles.
Una vez que la peste hizo su trabajo en favor de los conquistadores europeos, la Gran Tenochtitlan sucumbió el 13 de agosto de
1521. Al implantarse el nuevo orden social, llegada la paz, se hacía
necesaria la expiación por los crímenes de la guerra de conquista,
era necesario otorgarle un sentido humano a la promesa del Nuevo
Mundo. La utopía americana buscaría en el culto a la Virgen de Los
Remedios la posibilidad de redención para los conquistadores, por
eso le construyeron una ermita en la cima del cerro Otoncapulco.
La Virgen arzonera que los había acompañado desde su salida de
Cuba en 1519, estaba dispuesta a guiarlos desde ese momento en la
construcción de la Nueva España.
Cien años después, a inicios del siglo xvii, de los conquistadores
sólo queda el recuerdo y el litigio de sus descendientes por conservar
privilegios. Nuestra Señora de Los Remedios ya no será la Virgen
castrense que lucha contra los infieles, como lo hacía en el siglo
viii contra los moros en España, y en las Américas dejando ciegos
temporalmente a los indios idólatras, que arremetían contra los cristianos. A partir del siglo xvii, la Virgen se representa acompañada de
un indígena y una planta de maguey, adquiere un nuevo atributo
identitario. La imagen muestra una nueva personalidad: se “mexicaniza”. Era española cuando se extravió después de la Noche Triste,
pero ya no será únicamente española, ahora será también de estas
tierras. Los trabajos del conquistador Juan Rodríguez de Villafuerte
para traerla de España terminaron, inician los del cacique indígena
Juan Ce Cuauhtli, o Juan de Tobar una vez bautizado, para construirle un templo en la cima del Otoncapulco, según la crónica del
criollo por excelencia fray Luis de Cisneros. Ha dejado de ser la Virgen de la Victoria española; ahora junto al indígena y el maguey se
escribe una nueva narrativa, que trae para los americanos la gracia
y la dignidad bajo la forma de “apariciones prodigiosas”. A través de
222
indígenas conversos se expresa el rechazo del origen peninsular de
la imagen. La narrativa del poeta y dramaturgo Hernán González
de Eslava y de José López identifican a la Virgen con la población indígena, este sentimiento nutre el imaginario de Alonso de Villasaña,
que se expresa desde 1595 en su pintura exhibida didácticamente en
la ermita de Otoncapulco.
En Otoncapulco desde el siglo xvii se percibe un sentimiento de
grandeza local a través de la pintura, la arquitectura y las letras. Tal
es el impacto de este mensaje, que los especialistas contemporáneos
de la antropología, asociaron el maguey de la plástica novohispana
con la iconografía de la diosa indígena Mayáhuel. Ensayos académicos argumentan que Mayáhuel y/o Toci son reemplazadas en su
culto por Nuestra Señora de Los Remedios en Otoncapulco, la evidencia arqueológica y la fuente histórica que así lo sustente se reclama para aceptar tal aseveración.
Fray Luis de Cisneros, junto con las letras de otros piadosos cronistas, lejos de la estricta evidencia, apuntan una nueva historia para
la Virgen de Los Remedios. Animados por lo legendario, describen
las vicisitudes de Juan de Tobar, el cacique indígena que se esfuerza
por institucionalizar el culto a Cocotzin, porque ahora Nuestra Señora de Los Remedios tiene nombre en la lengua de los indígenas que
la veneran, es Cocotzin. Esta transformación es tan significativa
que dictó el título de este libro.
A finales del siglo xvi el Cabildo de la Ciudad de México intuye
el valor simbólico de la ermita, se apropia administrativamente de
la misma y levanta un santuario para la Virgen de Los Remedios en
1575, desde ese momento y hasta 1922 la imagen será conducida
en procesiones solemnes a la Catedral Metropolitana, en más de 75
ocasiones en las que María intercede ante su Hijo Jesucristo204 para
que la lluvia irrigue los campos, para aliviar los males que aquejan
a la ciudad: guerra, insurrecciones, enfermedad y hambre. La hiperdulía205 a María, estremece a la población cada vez que regresa a la
ciudad de México, donde ya había ocupado un lugar prominente
204 Juan, capítulo ii, versículos del 1 al 11.
205 Hiperdulía, culto intermedio entre la latría o tributo reservado únicamente a
Dios, y la dulía o atributo perteneciente a los ángeles y los santos.
223
por varios meses al instalarse en lo alto del Templo Mayor de México Tenochtitlán, entre la Navidad de 1519 y mediados de mayo de
1520, de donde fue rescatada por Moctezuma, antes de la masacre
de Tóxcatl para no ser profanada, según refiere Bernal Díaz del Castillo (2011: 425).
Cómo llegó la imagen a Otoncapulco después de la Noche Triste, cuándo y quién edificó la primera ermita, son cuestiones que
permanecerán en la incertidumbre, aunque en el capítulo 6, La primera ermita, ensayo una respuesta. En la primera mitad del período
virreinal en toda la Nueva España, fue la advocación mariana más
venerada, como lo demuestra la cartografía de la época que siempre
consigna la relevancia del santuario. El culto en Los Remedios es
anterior al de Nuestra Señora de Guadalupe, aunque Guadalupe y
Los Remedios son advocaciones de la misma Virgen María, cada una
respondía en el imaginario colectivo a atributos diferentes, se les
asignaba cualidades que marcaban diferencias y similitudes. En el
desarrollo y la historia de sus respectivas devociones se venían relacionando y complementando; y si una salvaba a la ciudad de México
de las inundaciones, que era Guadalupe; la otra, la de Los Remedios,
garantizaba las lluvias en tiempos de sequía. Sin embargo, para el
siglo xix, la Independencia de México las confrontó en la Guerra de
las Vírgenes, partidarios de la insurgencia contrapusieron a la Virgen
de Guadalupe, pues se decía que esta era mexicana, mientras que
la de Los Remedios era la “gachupina”. Se olvidaba que en Nuestra
Señora de Los Remedios residieron desde el siglo xvii los elementos
del humanismo indiano y europeo, que se conjugaron en un complejo de símbolos que resultaron en la riqueza espiritual que forjó el
mestizaje de la nación mexicana.
Ya como país independiente, el culto a la Guadalupana se incrementó en detrimento de la Virgen de Los Remedios, ambas tendrían
que soportar los embates políticos surgidos de la separación de la
Iglesia y el Estado, sobreponerse a la postura anticlerical206 de las
206 Célebre es el atentado del 14 de noviembre de 1921 en la basílica de Guadalupe cuando un artefacto explosivo estalla a los pies de la Virgen, la cual quedó
intacta. Posteriormente se descubre que el responsable fue un empleado de la
Secretaria particular de la Presidencia (Hernández, 2014: 111).
224
Leyes de Reforma y la Ley Calles que acarrearía la violenta Guerra
Cristera, pero ni estos sucesos, ni las guerras de intervención Norteamericana y Francesa, ni la Revolución Mexicana y su Constitución
de 1917, erradicaron el culto a la Virgen ya fuera en el Tepeyac, en
Naucalpan, o en cualquier reducto del país.
El santuario de Los Remedios en 1940 conmemora fortalecido el
cuarto centenario del hallazgo de la imagen e invención del culto a
Nuestra Señora de Los Remedios, con importantes obras de restauración y magníficas construcciones en su entorno, el santuario se
engalanaba como nunca antes en su historia. Ochenta años después, en 2020 celebramos el quinto centenario de la llegada de la
imagen de Nuestra Señora de los Remedios al cerro Otoncapulco,
fue el 1 de julio de 1520 cuando llegó a Naucalpan. Ahora todo lleva
su nombre, tal es su prodigio: el río, el cerro, el parque nacional, la
cantera, etc. Aun así prefiero el nombre de Cocotzin, nominativo
que se encuentra en las crónicas de los siglos xvi y xvii, cuando se
consolidaba una nueva fe y una nueva forma de vida se arraigaba en
estas tierras.
De Cocotzin, aún queda por indagar, despues de tres meses (16
de mayo al 13 de agosto de 2020) de investigación y redacción recluido por la peste del coronavirus, preguntas por resolver: qué posibilidades dentro del estudio de la cosmovisión prehispánica tiene la
alineación del cerro Moctezuma con el volcán Ajusco al sur, y con el
cerro Tepeyac al este, como lo consideré en su ocasión con mi colega Javier Mayén (2006: 31). ¿Por qué el nombre de Juan Rodríguez
de Villafuerte no aparece en los listados de Orozco y Berra (1938:
25-26) de los militares a caballo que combatieron en la Conquista?
Acaso la Virgen no fue transportada en una montura y fue llevada piadosamente a pie. ¿Cómo fue la vida del venerable Gregorio
López? que estuvo en Los Remedios de 1578 a 1580, pues según
Francisco Miranda (1998: 211) vivía en una cueva, se alimentaba de
las frutas de temporada e intentaba pasar inadvertido de visitantes
y vecinos ¿esto es posible? Sin duda, de mucho bien será, pasada la
contingencia, acceder al Archivo Histórico del Ayuntamiento de la
Ciudad de México, para consultar el fondo Santuario de los Remedios y abonar con más información al estudio de Nuestra Señora.
225
derecha
Frontispicio del volumen
que contiene las actas
administrativas propias
del Cabildo del Santuario de Los Remedios a
finales del siglo xviii.
Cocotzin llega al siglo xxi como la imagen de María más antigua en las tierras continentales de América, su maravilla no podía
ser menor que coronar la magnífica Ciudad de México, que en un
principio como Tenochtitlan fue la capital del imperio más poderoso del continente,207 solamente equiparable con su par andino del
Tawantinsuyu. Posteriormente, sería la Muy Noble, Insigne, Muy
Leal e Imperial Ciudad de México, que administró tierras distantes
en Asia,208 el sur de Canadá, Centroamérica y el Caribe. Su portento
persiste por 500 años, y ahora como capital de México, la décimo
quinta mayor economía en el mundo,209 con su Zona Metropolitana
del Valle de México habitada por más de 20 millones de personas,
una de las mayores aglomeraciones humanas del mundo. México, a
quinientos años de incorporarse a Occidente y el mundo, se construye en sus raíces multiculturales, se fortalece cada día con el trabajo de sus ciudadanos y con la fe que renueva el espíritu frente a la
adversidad.
207 Registrado por National Geographic en https://historia.nationalgeographic.
com.es/a/hernan-cortes-conquistador-imperio-azteca_6818 [consultado en
línea el 13 de agosto de 2020].
208 Se hace referencia a Hisponoasia, territorio definido como el conjunto de las
islas Filipinas, Carolinas y Marianas que estuvieron bajo control español entre
los siglos xvi al xix (véase Sánchez, 2003).
209 Según datos Fondo Monetario Internacional para el año 2018 en base al Producto Interno Bruto que fue de 1.4 billones de euros.
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invocada por patrona de las lluvias y temporales, defensora de
los españoles, abogada de los indios, conquistadora de México,
erario universal de las misericoridas de Dios, ciudad de refugio
para todos los que a ella se acogen, noticias de su origen y venidas a México, maravillas que ha obrado con los que la invocan,
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la misma Señora, que se veneran en esta America Septentrional,
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agn
buap
calz.
Conacyt
comp. Conaculta
Conanp
coord. D. F.
ee. uu.
enah fce iia-unam
iih-unam
inah inba
iTiO
Mt
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N.ª S.ª
N.ª S.ª R.
Semarnat
sep
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unam Archivo General de la Nación
izquierda
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
La imagen de Nuestra
Calzada
Señora de Los Remedios
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
que se conserva en su
basílica de Naucalpan es
Compilador (a) (s)
una escultura europea
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
en madera estofada del
siglo xv de 26.8 cm de
Comisión Nacional de Área Naturales Protegidas
altura.
Coordinador (a) (s)
Distrito Federal
Estados Unidos de América
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Fondo de Cultura Económica
Instituto de Investigaciones Antropológicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Investigaciones Históricas
de la Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Ipan tepeme ihuan oztome, Entre montañas y cavernas
Evangelio de Matías
metros sobre el nivel del mar
modelo digital de elevación
Nuestra Señora (p. us.)
Nuestra Señora de Los Remedios
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
Secretaría de Educación Pública
Universidad Iberoamericana
Universidad Nacional Autónoma de México
259
iTiO Ediciones
Esta obra se terminó el 21 de diciembre
de dos mil veinte, solsticio de invierno con la
Estrella de Belén en el firmamento.
En versión digital con tipografía ITC Mendoza 10 y 9 puntos.
Hardware: iMac (retina 5K) macOS Big Sur 11.1
3.5 GHz Intel Core i5
24 GB - 1600 MHz DDR3
Software: Word para Mac 2020 versión 16.44
Ipan Tepeme Ihuan Oztome
www.montero.org.mx
Ciudad de México
mmxx
Cocotzin: Nuestra Señora de Los Remedios, llega al siglo XXI como la imagen
de la Virgen María más antigua que se conserva en las tierras continentales
de América, cumple 500 años en 2020. Su maravilla no podía ser menor
que coronar desde su santuario la magnífica Ciudad de México que en un
principio como Tenochtitlan fue la capital del imperio más poderoso del
continente en su momento; posteriormente sería la Muy Noble, Insigne,
Muy Leal e Imperial Ciudad de México que administró tierras distantes
en Asia, América del Norte, Centroamérica y el Caribe. Su portento
persiste ahora como capital de México, el país con la primera economía de
Hispanoamérica. México, a quinientos años de incorporarse a Occidente
y el mundo, es una nación moderna que se construye desde sus raíces
multiculturales, se fortalece cada día con el trabajo de sus ciudadanos y se
consolida en la fe que renueva el espíritu frente a la adversidad.
ISBN:
978-607-29-2618-9
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