Subido por valerialazoramirez Lazo Ramírez Valeria Camila

generos literarios

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¿Qué géneros existen?
Si estamos hablando de"géneros" como "tipos diferentes de historias exclusivamente según su
contenido", la respuesta corta es muchísimos. Tantos, que sería imposible mencionar y describir
todos aquí.
Pero la siguiente es una lista parcial de géneros populares en nuestra época, y a partir de ella
puedes identificar otros. Considera que las características que definen a un género son
heterogéneas. A veces, pueden ser ciertos personajes; a veces, argumentos; a veces, elementos
muy precisos como ambientes, emociones, acontecimientos, etcétera, y todo esto se puede
combinar de muchas formas distintas.
Melodrama. Millones de personas conocen los melodramas gracias a las telenovelas, que son la
forma más conocida de este subgénero aunque no la única. En el melodrama se relatan las
dificultades de personajes buenos (casi siempre mujeres y casi siempre inocentes, al menos al
principio) que sufren a causa de la maldad de quienes les rodean mientras buscan el amor, la
prosperidad o la aceptación. El objetivo es hacer que el público se conmueva y sufra con esas
dificultades. Al final, los "malos" (antagonistas de los personajes buenos) reciben un castigo
proporcional a su maldad, mientras que las o los protagonistas reciben recompensas mayores
mientras más bondad mostraron.
Terror. Aquí el objetivo, como el nombre lo indica, es asustar, o por lo menos causar gran
desasosiego y angustia. En las historias de terror, el carácter y destino de los personajes puede ser
muy diverso, pero el entorno que los rodea suele ser inquietante de alguna manera (por ejemplo,
lugares oscuros o desolados, o situaciones angustiosas, que inspiren sensaciones de preocupación
o impotencia) y, sobre todo, ocurren sucesos espantosos, que pueden tener una causa visible o
bien una causa desconocida, o al menos no comprendida totalmente.
Policiaco. Las historias policiacas tienen que ver con un crimen que se comete y luego (a veces) se
investiga, se aclara o se castiga. La primera etapa de este tipo de narraciones se dedicaba sobre
todo a la resolución de los crímenes, que es de donde vienen historias clásicas de detectives como
las de Sherlock Holmes (creado por Arthur Conan Doyle) o Hercule Poirot (creado por Agatha
Christie). Posteriormente, muchos autores y autoras han preferido usar el crimen para describir el
mundo criminal, incluyendo la corrupción y la violencia que inspira y la forma en la que éstas
contaminan a sociedades enteras. A esta versión de la narrativa policiaca se le llama a veces
narrativa negra.
Novela histórica (o narrativa histórica en general). Estas historias son aquellas que relatan hechos
que realmente sucedieron, y que están documentados en fuentes de su propia época y
posteriores, pero en los cuales quien escribe se da permiso de completar lo que las fuentes
históricas no dicen cuando le parece necesario. Por ejemplo, una narración histórica sobre la
Conquista de México puede describir sucesos importantes exactamente como consta que fueron,
mencionando nombres de personajes famosos de la época, pero desde el punto de vista de otros
personajes, inventados, o bien darse la libertad de inventar diálogos o situaciones más allá de las
que han sido comprobadas, si a quien escribe le parece necesario.
Narrativa fantástica. Son fantásticas las narraciones que muestran sucesos, personajes, lugares
“irreales”, es decir, que deliberadamente van en contra de nuestro concepto de lo que es posible.
Sin embargo, lo que se etiqueta como fantástico se ha ido homogeneizando con el tiempo: aunque
ofrece muchas posibilidades, en la actualidad muchos consideran que lo fantástico (o la fantasía,
como también se dice) es tan sólo un conjunto muy acotado de argumentos y de personajes
basados en los de algunas obras de los últimos cincuenta años, como las de J. K. Rowling o George
R. R. Martin.
Autoficción. Este género es el de las historias que se basan directamente en la vida de quien las
escribe, tomando hechos reales y relatándolos con todas las técnicas y recursos al alcance de
quienes escriben ficción. Aunque en muchas ocasiones los hechos contados se falsean, se
exageran o se matizan, alejándolos un poco de lo que sería una crónica, una autobiografía o una
memoria, de todas formas, la autoficción se propone como relación de sucesos absolutamente
reales.
La estructura narrativa clásica
o cómo armar una narración en tres partes
Por César Sánchez Ruiz
Existen muchas maneras de estructurar una obra de ficción, ya sea una novela, un
relato, un largometraje o cortometraje, una obra teatral o incluso un cómic, pero,
sin lugar a dudas, la más empleada es la denominada estructura narrativa
clásica. Fue estudiada ya en la Antigua Grecia, hace más de dos mil años, y de
ahí su nombre. También se la conoce como estructura de tres actos. De ella voy
a hablarte en este artículo.
Estructurar una obra de ficción significa establecer las partes que compondrán
la narración así como la extensión de cada una y la relación entre ellas.
Esta estructura será el armazón que sostendrá el conjunto. Dotar a nuestra obra
de un soporte sólido garantizará su unidad y evitará que haya partes del texto que
no guarden proporción o que queden situadas donde no corresponda. Si no
estructuras bien tu obra, o si no la estructuras en absoluto, lo más probable es que
se te acabe viniendo abajo, como un edificio mal construido.
Por ejemplo, en el cuento Caperucita Roja, que todos conocemos, primero se nos
cuenta cómo la madre de Caperucita envía a su hija a casa de la abuelita, luego
cómo Caperucita se encuentra con el lobo, después cómo el lobo llega el primero a
casa de la abuelita... Las partes guardan relación entre sí, están dispuestas en un
orden adecuado y ninguna se extiende más de lo necesario. Pero imagínate que
antes de que el lobo se coma a Caperucita, el narrador se entretuviese durante
veinte páginas en describirnos cómo el leñador lava su ropa en el río: esta parte
del cuento no vendría a cuento (valga la redundancia), y probablemente el lector
se desinteresaría por él.
La estructura narrativa clásica es un armazón sencillo pero consistente. Es
aplicable a las narraciones de aquellas historias que se componen de una única
línea argumental. Consta de tres partes, que son las siguientes:
Seguro que los nombres te suenan. Tambien podemos llamarlas Presentación,
Nudo y Desenlace, o Primer acto, Segundo acto y Tercer acto, o Introducción,
Confrontación y Solución. Veamos en qué consiste cada una:
Planteamiento
Ocupa el tramo inicial del relato, y en él contamos todo lo necesario para situar
al lector en el contexto dramático: dónde transcurre la acción, cuándo transcurre,
quién es el protagonista y en qué situación se encuentra. Además, explicamos qué
acontecimientos provocan que la normalidad en la que vive el personaje quede
alterada y se vea inmerso en un conflicto. El planteamiento suele ocupar,
aproximadamente, una cuarta parte del total de la obra (es una medida
orientativa).
En el ejemplo de Caperucita, en el planteamiento se nos cuenta que Caperucita es
una niña que vive con su madre. Un día, la madre envía a Caperucita al otro lado
del bosque con una cesta para su abuelita. La madre le pide a su hija que no se
entretenga por el camino y que no hable con desconocidos. Caperucita, como niña
que es, marcha despreocupada. Entonces aparece el lobo.
Desarrollo
El desarrollo ocupa el tramo central del relato, y en él contamos cómo se
suceden los acontecimientos desde que la normalidad en la que vive el
protagonista queda alterada hasta que el asunto está cercano a resolverse (ya sea
para bien o para mal del protagonista). El desarrollo suele ocupar,
aproximadamente, dos cuartas partes del total de la obra (vuelve a ser una
medida orientativa).
En el ejemplo, el lobo engaña a Caperucita, llega el primero a casa de la abuelita,
la mata y se disfraza de ella. Caperucita llega a la casa y ve algo raro en el
aspecto de su abuelita, pero antes de que pueda reaccionar, el lobo se lanza sobre
ella y se la zampa. ¿Es el fin de la niña?
Resolución
Finalmente, en la resolución, último tramo del relato, contamos cómo se
resuelve el asunto y mostramos la situación en la que quedan los personajes tras
los hechos vividos. La resolución suele ocupar, aproximadamente, un cuarto de la
obra (es, de nuevo, una medida orientativa).
En el ejemplo, un leñador oye los gritos de auxilio de Caperucita, acude a la casa,
mata al lobo y rescata a la niña, que puede volver con su madre sana y salva. La
pobre abuela descansa en paz y Caperucita aprende (y el lector también) que
conviene tener cuidado con los desconocidos.
Una vez conocemos la estructura narrativa clásica, podemos modificarla según nos
convenga. Para eso están las reglas: para romperlas si hace falta. Por ejemplo, en
lugar de empezar la narración por el principio de la historia, podemos recurrir a las
técnicas in medias res (empezar la narración por un punto intermedio de la
historia) e in extrema res (empezar la narración por el final de la historia).
También podemos recurrir a estructuras más complejas: anidar una historia dentro
de otra, por ejemplo, de manera que la narración ya no esté estructurada en tres
partes sino en seis: dos planteamientos, dos desarrollos y dos resoluciones. Esto
es ya material avanzado, y lo explico en el nivel 2 de mi curso de novela.
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