Subido por juliaenvenezia

Quien-anda-ahi

Anuncio
¿QUIÉN ANDA AHÍ?
Emilio Carballido
Personajes
DIANA
PATRULLERO 1
CARLOS
PATRULLERO 2
LADRÓN
PATRULLERO 3
En una zona residencial suburbana México 1980
Una sala costosamente equipada; buenos y mullidos muebles, adornos y
lámparas, porcelanas de Lladró, cuadros originales de pintores atroces, etc. Hay dos
retratos al oleó de los dueños, que uno juraría fueron copiados de fotos. Una escalera,
alfombrada, baja del segundo piso. Silencio, mucha oscuridad, alguien se mueve con
cautela. El ruido de un tropezón y un quejido ahogado; maldición entre dientes. Silencio.
Pausa. Se enciende la luz en lo alto de la escalera.
DIANA: (fuera) ¿Quién anda ahí?
CARLOS: (fuera más lejos) Estúpida. Te van a contestar en seguida.
DIANA: Ese ruido no fue normal
CARLOS: Se habrá metido un gato
DIANA: ¿Por donde?
CARLOS: Por la ventana. Ven a costarte.
DIANA: ¿La dejaste abierta?
CARLOS: N… no .
DIANA: ¿Entonces como va a meterse un gato? ¡Estúpido!
CARLOS: Tal vez si la dejé abierta, por el humo. Quemaste el pan ¿no? Tan bien que
sabes hacerlo todo.
DIANA: Ah, dejaste abierto. Pues ya se metió un ladrón, idiota, cuando no.
CARLOS. ¿Cuál ladrón, cual ladrón? Vieja histérica. (Abajo hay un ruido de objetos
metálicos. Ahora también se asoma Carlos. Un silencio) ¿Quién anda ahí?
DIANA: A ti si te van a contestar, en seguida. Anda pregúntales otra vez.
CARLOS: Cállate (silencio) Hay que bajar a ver. Ayúdame. Toma tú la pistola.
DIANA: Y a mí ¿Por qué me la das?
CARLOS: ¿Con qué mano quieres que la agarre?
DIANA: Está bien. Siempre hallas pretexto para echarme encima las responsabilidades.
Trae acá. (Toma el arma con mucha torpeza) Baja tú por delante.
CARLOS: Baja tú por si me caigo. Así, me detengo contigo.
DIANA: Y así los dos rodamos la escalera y ya en el suelo que nos degüellen. Baja tú.
CARLOS: Estúpida
DIANA: Imbécil.
Empiezan a bajar la escalera. Encienden la luz de la sala. Ella es robusta y alta; él no,
además, está enyesado y vendado de una pierna, con costillas y brazo derecho, camina
con muleta. Ambos en ropa de dormir. Abajo, ven a todos lados.
CARLOS: ¿Ya ves? No hay nadie
DIANA: (ve hacía afuera) ¡Jesús!
CARLOS: ¿Qué cosa?
DIANA: Abrieron todos los cajones del comedor (sale, desde fuera) ¡Y se llevaron los
cubiertos!
CARLOS: ¿Los de plata?
Diana Los de plata y los otros ¡Todos!
CARLOS: No la friegues
DIANA: (Entra llorosa) Ay, mis cubiertitos. Ya me dieron ganas de llorar. Mira…
CARLOS: ¿Qué?
DIANA: La tele
CARLOS: ¿Dónde está?
DIANA: No está
CARLOS: ¡LA tele!
DIANA: ¡Sí, se llevaron la tele!
CARLOS: ¡No está!
DIANA: ¡Ay, la tele!
CARLOS: ¡Chin la tele! (Buscan en torno.)
DIANA: Claro que no está ¿Ves como si eran ladrones, imbécil? Te lo dije.
CARLOS: ¿Y qué y qué y qué, que me dijeras? Cuando empezaste a chillar ya se habían
llevado todo.
DIANA: Ay, sí, en seguida. Si te hubieras parado cuando te dije.
Carlos. Te hubieras parado tú ¿no ves como estoy?
DIANA: Tú eres el hombre. Yo soy mujer (una exclamación. Queda tiesa)
CARLOS: ¿Qué? ¿Qué más se llevaron?
DIANA: (aspirando) ¡Iiiii!
CARLOS: ¿Iiii? Habla claro
DIANA: ¡Iiiii!
CARLOS: ¿Qué cosa?
DIANA: Un bulto en la cortina. Y ya se movió.
CARLOS: (asustadísimo) Ha de ser el aire. Vámonos a dormir
DIANA: ¡Allí hay unos pies! ¡Salga de ahí o le disparo! Le estoy apuntando, salga. ¡Carlos!
Alza la cortina
CARLOS: Que no hay nadie. No seas necia, vámonos a la cama.
DIANA: Jala la cortina o te disparo a ti ¡Mira las patotas! ¿No las ves?
CARLOS: (renuente) ¿Esas? ¿Esas patotas?
DIANA: ¡Esas!
CARLOS: Parecen patas.
DIANA: Al-za-laDe bien lejos con la muleta Carlos alza la cortina y detrás está el ladrón, con un
costal lleno y la tele junto. Es un hombre grandote, peludo, de unos 40 años. Chillido de
Diana, que espanta al ladrón. Carlos deja caer la cortina.
CARLOS: Hay que hablarle a la patrulla.
DIANA: Háblales. Yo le apunto. Cero siete. ¡No se vaya a salir por la ventana!
CARLOS: Está cerrada
DIANA: Corre la cortina para ver lo que hace.
CARLOS: Yo estoy hablando por teléfono.
DIANA: Córrela tú y yo hablo.
CARLOS: Tú, tienes la pistola
DIANA: (Enojada) Está bien (va y abre la cortina jalando los cordones) Quítese de allí,
ande para adentro sinvergüenza. A ver ¿cómo no trabaja? Tan grandote y tan ladrón.
CARLOS: Y tú estabas segura que los ladrones deben ser enanos
DIANA: Ay, que gracioso el estúpido.
CARLOS: Señor, ¿es la patrulla? tenemos un enano en la casa ¡Un ladrón, un ladrón! Es
que estoy nervioso. Por favor, vengan a llevárselo. Lo pescamos cargado de cosas y aquí
lo tenemos. Sí, le apuntamos con la pistola, está quieto.
DIANA: “Le apuntamos” ¡Ja!
CARLOS: Sí, es que lo encontramos escondido. Le doy la dirección: Despeñadero 23,
Lomas de la Barranca, hay que salir al Estado de México y volver a entrar. ¡No, no es el
Estado de México! Es de este lado, pasando Bosques del Abismo. No se puede llegar por
la calzada porque nunca la terminaron, no más dejaron hoyos. Por eso, salen al Estado y
se regresan… sí, por ahí.
DIANA: No les platiques tanto, son patrulla, saben todo.
CARLOS: Son patrulla, no adivinos. Sí, señor, Despeñadero 23. Por favor, vengan pronto.
Sí aquí se los guardamos (cuelga) Ya vienen.
DIANA: Vaya (silencio) Bueno, pues… (ve al ladrón) usted no se mueva.
CARLOS: (revisa el costal) Se llevaba la licuadora, la olla exprés y el tostador.
DIANA: Y la tele , mírala pobrecita.
CARLOS: Iba a saltar por la ventana. ¿se los iría a pasar a alguien?
DIANA: ¡Tendrá cómplices!
CARLOS: Fácil que sí. ¿Tiene usted cómplices? ¡Conteste!
DIANA: Corre a atrancar todo, no vayan a entrar. (Carlos sale tana prisa como puede.
Silencio. Diana y el ladrón se ven) ¡No se mueva! (Despacio, él se lleva una mano a la
bragueta, se baja el cierre) ¿qué esta usted haciendo? ¡Carlos! ¡Carlos! (El ladrón se
desliza dos dedos dentro del pantalón y se rasca) ¡Carlos, ven, corre! Le voy a dar un
balazo ¿Qué está haciendo?
LADRÓN: Oh, vaya ¿ni rascarse puede uno?
CARLOS: (entra) ¿Qué pasó?
DIANA: (Va a llorar) Se abrió el pantalón, mira.
CARLOS: ¡Ciérrese esa bragueta o lo madreo!
LADRÓN: Es que quiero orinar
CARLOS: Ciérresela. No se mueva
LADRÓN: Entonces me orino aquí
DIANA: ¡Cochino! ¡Carlos, míralo!
CARLOS: Allí hay un baño debajo de la escalera. Ande, vaya. (El ladrón sale. Silencio, se
oye que orina. Regresa y quiere subirse el cierre; no puede. Ellos lo observan.) ¿Qué
pasó?
LADRÓN: Ya se descompuso el cierre. Ni modo, me van a disculpar, es que le pantalón
está viejito, uno es pobre.
DIANA: No jaló el agua del excusado. ¡Que le jale! ¡Ande! No quiero que nos deje aquí
sus meadotes.
LADRÓN: (Obedece y vuelve) Usted ha de disculpar. Es que uno es pobre, vive mal, no
sabe usar estos baños tan bonitos. Allá en la casa de usted hay un puro hoyo y que va
uno a jalar el agua… ¡No hay agua!. Vivimos re-mal, nosotros los pobres. No sea así,
señito, déjeme ir. Es la primera vez por eso me cacharon tan fácil ¡yo no soy malo, la
necesida es canija! Tengo mis hijitos ¡mi madrecita! Y la pobre está enferma, pero me los
cuida porque me abandonó la mujer. Se vino tras las luces de los cabaretes ¿qué hace
uno? Hay que tragar ¿no? Y los que teníamos tierritas por aquí ¡nos las quitaron por la
fuerza! Para hacer estas casotas, como las de ustedes
DIANA: ¡Es un paracaidista! De esos que quieren apedrear las casas de uno y van a
hacer bola y groserías a la Presidencia ¿Ves Carlos? Paracaidista.
LADRÓN: No, yo no hago bolas, jefecita, como cree ¿Groserías? Menos. ¡Dejen que me
vaya! (va a la puerta) ¿Vedad que puedo irme?
DIANA: Si toca esa puerta, le doy un balazo.
LADRÓN: Pero ¿por qué? ¿qué le he hecho? ¿qué gana con matar a este pobre, señito?
CARLOS: Pues ya deja que se largue ¿no?
DIANA: ¿Y qué le decimos a la patrulla?
CARLOS: Que se escapó
DIANA: Lo dejamos ir y ya sabe el camino. Al rato vuelve con sus amigos
CARLOS: Sí ¿verdad? (al ladrón) Claro, aquí están sus tontos que lo dejaron ir.
DIANA: Regresa y nos rebana el pescuezo ¡ahí quédese! ¡Ahí quédese y suelte esa
puerta!
LADRÓN: (se tapa la cara y se sienta) Por mi mamacita, se los pido ,es la primera vez. La
inocente se va a morir si sabe que le salí ladrón…
CARLOS: Pues lo hubiera pensado antes de robar.
LADRÓN: Ay, patrón les pido y les pido que me perdonen y el corazón no se les
ablanda. Cómo serán…
CARLOS: ¡Ya cállese!
LADRÓN: Ni hablar puede uno. Está bueno.
Silencio, tic-tac de un reloj. Lejos, ladridos de perros.
DIANA: Lo que es la ignorancia, éste cargaba con la cacerola vieja y dejaba mis figuritas
de Lladró. (Risitas) ¡Tan preciosas! Si se ha llevado a la pastora me muero.
Silencio. Reloj. Carlos ve por la ventana.
CARLOS: Hace frío afuera (silencio) Esa patrulla se está tardando
DIANA: ¿Se habrán perdido?
CARLOS: No, si era mucha plática ¿verdad? Ahí estabas friega y friega para que no les
explicara bien.
DIANA: Llama otra vez
Mientras el ladrón se acuesta en el sofá. Se dispone a dormir.
CARLOS: Habla tú
DIANA: Inútil. No sirves para nada, con el pretexto del yeso.
CARLOS: Mira, estúpida, la que choco fuiste tú
DIANA: Porque venias fregando que manejo muy despacio y que parezco tortuga. Pues
ya maneje aprisa. Eso querías ¿no?
CARLOS: Como no te desbarataste tú.
DIANA: Será que tú te lo merecías
CARLOS: Ya cállate.
DIANA: Cállate tú.
Se hacen muecas y gestos. Ronquido del ladrón.
CARLOS: ¿Y esté?
DIANA: ¡Se tendió como lagarto y se durmió! Es el colmo. Despiértalo.
CARLOS: (Lo sacude) Usted, no se duerma
LADRÓN: ¿por qué no?
CARLOS: ¿No le da vergüenza?
LADRÓN: No. (Cierra los ojos y se acomoda mejor).
DIANA: (Lo sacude) Ah, sí, nosotros a velar y usted a dormir.
LADRÓN: No joda, si tanto le molesta, despiérteme a balazos.
Ellos se ven.
CARLOS: Total, déjalo.
Silencio. Reloj. Cabecean muy incomodos, a Diana casi se le cae la pistola.
Pajaritos afuera, empieza a amanecer.
DIANA: Ay, papá, mamá
CARLOS ¿Qué? ¿qué?
DIANA: Medio soñé algo. Tengo frío
CARLOS: Ya está amaneciendo,
El ladrón ronca.
DIANA: Ya me duele la mano. Ten tú la pistola por un rato.
CARLOS: Ni modo que con la izquierda.
DIANA: Que más da , Mira como ronca.
Tocan el timbre. Él ve por la ventana.
CARLOS: ¡es la patrulla!
DIANA: ¡La patrulla!
CARLOS: ¡ya llegaron! Ábreles.
DIANA: Ábreles tú. (Toma pose con la pistola. Carlos abre).
PATRULLERO 1: (Entrando) Buenos días, caballero.
CARLOS: Buenos días, señor.
DIANA: Pase, ande, pase. Como tardaron, caray. Si nos han estado matando…
PATRULLERO 1: (Viste impecablemente, muy rasurado y bien pelado. Es alto, fuerte,
joven. Seco) Nos ha de perdonar, señora, pero vinimos en cuanto nos fue posible. En está
cuidad la policía no descansa ¿puede informarme que sucede? ¿Está muerto este
occiso? ¿Asesinado?
DIANA: ¿Cómo pasa a creer? Esta echadote porque se durmió. Es un ladrón.
PATRULLERO 1: ¿Está usted formulando una acusación?
DIANA: ¡Eso! ¡Claro!.
PATRULLERO 1: Habrá que ver lo que dice el caballero.
CARLOS: Yo digo lo mismo. Lo pescamos robando.
PATRULLERO 1: Me refería al caballero dormido. ¿Seria tan amable de despertarlo?
DIANA: Caballero, ja
CARLOS: Eh, caballero. Ya llego su coche por usted. Ande despierte (lo sacude con
fuerza. El ladrón se incorpora, se frota los ojos).
PATRULLERO 1: Muy buenos días.
LADRÓN: Buenos días, joven
Entran otros dos patrulleros, desalineados, vestidos con descuido.
PATRULLERO 2: Órale ¿Qué tanto haces?
PATRULLERO 1: Investigando unos cargos
PATRULLERO 3: (con burla) Investigando cargos.
PATRULLERO 2: Ya tráetelos a todos, que en la delegación se averigua.
PATRULLERO 3: (Al ladrón) ¿Y ora tú? ¿Qué haces aquí?
LADRÓN: Aquí nomas, carnal. ¿Te toco esta zona?
PATRULLERO 3: Ando alivianando a los compas, que se enfermo su cuais.
LADRÓN: Mira no más.
Diana y Carlos se ven.
PATRULLERO 2: Esta casa es ¿dónde estaba un ladrón?
PATRULLERO 3: No vaya a resultar usted
LADRÓN: Mejor perro. No, pasa que los señores me tenían secuestrado.
DIANA: ¡Son amigos! ¡Estos de la patrulla son sus amigos!
CARLOS: (simultáneamente) ¡Pero oigan a este desgraciado!
PATRULLERO 1: Les ruego guardar silencio
CARLOS: ¿Cómo que silencio? ¿No oye lo que está diciendo?
PATRULLERO1: A ustedes nadie los interrumpió cuando hacían cargos.
CARLOS: Pues ¿quién? si esté infeliz estaba bien dormido.
PATRULLERO 1: (muy seco) Les ruego que se calmen y no interrumpan. Es la conducta
que más les conviene.
DIANA: Que más les… ( entre dientes) ¡En nuestra casa… el colmo… abuso…!
PATRULLERO 1: (muy severo) ¿Decía usted?
DIANA: Nada
PATRULLERO 1: Prosiga.
LADRÓN: Me secuestraron a punta de pistola. Miren, todavía la tiene en su mano.
PATRULLERO 2: ¡Secuestro!
DIANA: Sí, para pedir rescate
CARLOS: Ahí lo pescamos escondido, con todo para llevárselo, miré.
PATRULLERO 1: ¿Terminó con su deposición, caballero?
LADRÓN: Usted ha de ver que querían abusar de mí. ¡Los dos! Hasta la bragueta me
rompieron.
Chillido de Diana,
PATRULLERO 1: (con gesto de cállese) Le ruego…
PATRULLERO 2: ¿Seguro que no fue por gusto?
PATRULLERO 3: Tú eres medio viciosillo
LADRÓN: Mira, me invitaron y, pues la señora está guapa pero… no, esas cosas que a
ellos les gusta, así no.
CARLOS: ¡Nos está insultando! ¡Nos está ofendiendo! Miré como estoy inválido ¡con
muleta!
LADRÓN: ¿Y que tal lo que me querían hacer con ella?
DIANA: ¡Qué no siga diciendo cosas así en mi casa! ¡Me voy a enfermar!
PATRULLERO 1: Les ruego que se calmen. Ya vamos a salir a la delegación.
CARLOS: ¡Un ladrón, y el costal allí lleno, y la tele y todo! ¡Y lo dejan que diga
barbaridades! Pero ¿cómo? Miren como está poniéndose mi esposa.
PATRULLERO 1: ¿Acabo de rendir su declaración?
LADRÓN: Está enojado porque no me deje. Ellos empacaron todo eso
PATRULLERO 2: ¿Cuántos años tienes tu?
LADRÓN: Dieciséis.
PATRULLERO 3: ¿Oíste? Secuestro de un menor.
DIANA: ¿Dieciséis? ¿Años? ¡En cada pata! ¿Pues cuántos tengo yo entonces? ¿No está
viendo el costal? ¡Allí! Son amigos ¿verdad?, son amigos.
PATRULLERO 1: No se exalte vamos a aclarar todo el la delegación.
PATRULLERO 3: (al dos) Esas son pruebas, recógelas.
Patrulleros 2 y 3 ayudados por el ladrón se llevan el costal y la tele.
DIANA: ¿Qué están haciendo con eso?
PATRULLERO 1: (Amable, con visos de parcialidad a ella) Usted dijo que estaban
robándola. Hay que presentar todo en abono de ustedes (amistoso). No se apuren. Aquí
los compañeros son un poco… toscos, no han pasado los estudios, pero no hay
problema, aclaramos todo allá.
CARLOS: Nos ha dicho degenerados ¡Está porquería de tipo íbamos a…!
PATRULLERO 2: (entrando) ¿Van a venir así o piensan vestirse?
CARLOS: ¿Ir? ¿A dónde?
PATRULLERO 1: A la delegación. Yo les aconsejo que se arreglen, porque luego las fotos
salen muy mal.
CARLOS: ¿Qué fotos?
PATRULLERO 2: De los periódicos, siempre hay fotógrafos del “Alarma”, de “La Prensa”,
de “Escandalo”
DIANA: ¿Qué? Yo no voy a que me retraten ¿oyó? Ni loca.
PATRULLERO 1: (Paciente) Tienen que venir. No van a dejar que los acuse y ustedes sin
defenderse.
DIANA: ¿Qué nos acuse? ¿Y qué publiquen lo que dice?
CARLOS: (al mismo tiempo) Si nosotros fuimos los que… llamamos. (Se ven).
DIANA: Háblale a mi papá, pero ya. Háblale a mi papá y dile lo que nos pasa. Van a ver
quien es mi papá ¡Háblale!
PATRULLERO 3: (entrando) Uy, mano, ya me contó aquel todo lo que le hicieron. Ahora
que lo declare allá, ¡qué bárbaro!, se van a vender copias del acta.
DIANA: No le hables a papá, no le hables… ¡¡No le hables!! (Empieza a llorar) Ustedes
son amigos de ése, ya nos dimos cuenta ¡Debería darles de balazo!
CARLOS: ¡Diana, cállate! Estás nerviosa. No les hables así a los señores,
DIANA: Cállate tú, estúpido.
PATRULLERO 3. (Le quita la pistola) Está también es prueba (se la guarda).
CARLOS: Está nerviosa, es por tanta, por tanta… toda la noche en vela… usted entiende
¿Cómo va a ser?
PATRULLERO 1: Les aconsejo que se vistan para irnos.
PATRULLERO 2. Tienen 5 minutos (Salen).
CARLOS: ¿Por qué dijiste que no le hablara a tu papá?
DIANA: ¿Quieres que llegue a oír como dicen de mi tanta degeneración? ¿Eh? ¿Eso
quieres? ¿Te encantaría verdad? (Solloza y le tira golpes)
CARLOS: Estás histérica, cálmate, Diana , cálmate (Va a bofetearla pero no se atreve.
Mejor la consuela)
PATRULLERO 1: (Entra. Compasivo mueve la cabeza) ¿Me permite una palabra?
Lo jala a un lado, le murmura cosas. Carlos asiente, saca dinero de la bolsa lo da
al otro. Se dan la mano. Carlos muy agradecido. Vuelve con Diana. El Ladrón se asoma.
LADRÓN: Mira esas monas también son prueba
PATRULLERO 1: ¿Estas? (Toma las figuras de Lladró. Salen ambos)
DIANA: ¿Qué están haciendo? ¡Mi pastorcita! ¿Por qué?
CARLOS: Cálmate, arregle que no vayamos a declarar. Nada más luego pasamos a
firmar el acta y que nos devuelvan todo. Ya no llores
DIANA: ¿Cómo? ¿Cómo hiciste?
CARLOS: Les di… (señal de dinero)
DIANA: ¿Y porqué se llevaron mis figuritas? ¡Se llevaron todo! ¿A dónde vamos a ir a
declarar?
CARLOS: A la delegación
DIANA: ¿A cuál delegación?
CARLOS: (Pausa) No sé, a la que nos toque.
DIANA: No sabes. ¿Tomaste el número de la patrulla?
CARLOS: ¿Eh?
DIANA: ¿Lo tomaste?
Él va a prisa a la puerta, abre, va hacia a fuera. Queda viendo hacia fuera, se
vuelve a ver a Diana muy confuso.
DIANA: ¿Ya se fueron?
Carlos asiente.
DIANA: No tomaste el número.
CARLOS: Tú tampoco.
DIANA: Y no tomaste el número de los policías.
CARLOS. Ni tú. Tampoco se te ocurrió.
DIANA: ¡Y se llevaron todo! ¡Y les diste dinero! ¡Dejado, imbécil, estúpido! ¿Crees qué
vamos a volver a verlos?
CARLOS: Pues hay que ir a la delegación a… (calla)
DIANA: Negado, tarado, idiota.
CARLOS: Histérica, por tu culpa, por ponerte a chillar. Necia, bruta.
DIANA: Asno, ladrillo
CARLOS: Anormal, esquizoide.
DIANA: Degenerado, infraenano.
CARLOS: Puta, piltrafa.
DIANA: Maricón, pedorro.
CARLOS: Loca
DIANA: Infeliz.
CARLOS: Mula
DIANA: Cucaracha.
Y siguen y siguen
TELÓN.
Descargar