EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL La conciencia moral es la capacidad de juzgar la bondad o maldad de las acciones, tanto propias como ajenas. Esta capacidad, que orienta nuestra conducta para actuar de manera correcta, se va desarrollando poco a poco, de acuerdo con nuestra madurez psicológica. La conciencia moral nos permite desarrollar nuestro juicio ético. Existen tres niveles de conciencia moral: Moral preconvencional. Las personas obedecen ciegamente las reglas y actúan para evitar castigos para obtener algo a cambio. Moral convencional Las personas siguen las normas sociales porque buscan la aceptación social, es decir, del grupo al que pertenecen. Moral autónoma Las personas actúan basadas en principios morales por decisión propia, sin ningún interés o temor. El desarrollo de la conciencia moral hace posible que las personas actuamos éticamente y que nuestras emociones morales expresan nuestros valores en la vida cotidiana. Las emociones y los sentimientos morales Las emociones morales son las reacciones que experimentamos como respuesta a situaciones o vivencias de otras personas. Se relacionan con la moralidad, de modo que nos identificamos con las acciones o las rechazamos. Algunos ejemplos de emociones morales son la ira, el desprecio, la vergüenza, la compasión, la gratitud y la admiración. En la vida cotidiana, las emociones morales se pueden evidenciar en situaciones diversas. CONCIENCIA En la Biblia se usa generalmente en el sentido de la conciencia moral, el sentimiento del bien y del mal, el conocimiento intimo de nuestra condición espiritual (Ro. 2:13-15). El Espíritu Santo la ilumina; Cristo la purifica (Ro. 9:1; He. 9:15; 1 P. 3:21). Es deber servir a Dios con una conciencia pura (2 Co. 1:12; 2 Ti. 1:3). La Biblia señala tres estados principales de conciencia: (a) El de corrupción (Sal. 10:4; Jn. 3:19; Tit. 1:15; He. 6:4-6). (b) El de alucinación (Jb. 27:5; Is. 5:20; Jn. 5:45; 1 Co. 8:7-12). (c) El normal (Hch. 24:16; Ro. 9:1; 1 Ti. 1:15,19; He. 13:18; 1 P. 3:6).