Subido por federico.roncal

Guía Atención Psicosocial de Crisis Post 72 Hrs

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Guía para la entrevista de apoyo psicosocial después de las primeras 72
horas del evento estresante / crisis
Formación de promotores psicosociales PRODESSA 2020 1
PRINCIPIOS del APOYO en CRISIS:
a. Atender solo a quien lo solicita
• Aunque la labor de apoyo en crisis y la manera de entrevistar sean buenas, en ocasiones el
momento no es el mejor para que la persona hable de lo que le pasó. Puede que considere que no
tiene ningún problema, que él/ella puede controlar sólo/a la situación o que prefiera que otra
persona le ayude. En estos casos lo recomendable es ofrecer, con sincera amabilidad, nuestra
disposición a apoyarle en el futuro o invitarle a buscar apoyo con otra persona.
• Recuerde, cada persona es diferente: No todas las situaciones “críticas” para unos, lo son para
otros. No todas las manifestaciones de crisis son señales de enfermedad mental. No todas las
personas necesitan lo mismo ante la misma situación crítica. No todas las personas están
preparadas para recibir apoyo psicosocial en el mismo tiempo.
b. Aceptar sin juzgar
• La persona que apoya debe mostrar a la otra persona una aceptación incondicional, sin emitir
juicios de valor sobre su comportamiento. Así, por ejemplo:
• No acusar o “regañar” a una persona porque bebió y tuvo un accidente de tráfico, sino preguntar
por las cosas que puedan estar pasándole, preguntarle por sus emociones relacionadas a las
consecuencias de su conducta (beber y conducir), y ayudarle a descubrir las ventajas que tendrá
en su vida dejar de tomar, animarle a que busque ayuda para lograrlo.
• No criticar a una persona porque está tirada en cama, sin hacer nada durante el día; sino
conversar sobre las actividades que podría comenzar a hacer para sentirse mejor. Animar a la
persona a que haga pequeños cambios en su rutina. Plantearle pequeños retos: bañarse y
arreglarse, salir una vez de casa y hablar con los vecinos, trabajar unas horas al día, beber menos,
hacer diez minutos al día de ejercicio o de relajación...
c. Facilitar la expresión de las emociones, evitar el descontrol emocional
• Permitir y normalizar el llanto. Explicar la utilidad del llanto como elemento de descarga
emocional, es una forma de sacar el dolor que llevamos dentro.
• En caso de descontrol (la persona se levanta, grita, se tira al suelo...) intentar conservar la calma,
hablando en un tono de voz tranquilo y suave, y dejar que pase la crisis.
• En caso de agresividad verbal hacia el/la promotora psicosocial; guardar la calma, y facilitar la
expresión del enojo procurando que éste no se desborde. “Percibo que está molesto, puede
explicarme qué le molestó por favor”. Escuchar y captar la queja, la necesidad, el valor humano
“amenazado” que provoca la agresividad: “Me hizo esperar una hora afuera”, “Comprendo que
usted valora mucho su tiempo, lamento haberle hecho esperar, ¿podemos comenzar?”. No
dejarse arrastrar por la agresividad del otro, evitar defenderse: “Usted no es quién para hablarme
así”. “Si no le gusta, busque quién le ayude”.
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Esta guía fue elaborada por Federico Roncal Martínez, 2020, a partir de Pérez Sales, 2006; Perren-Klingler, 2008; IASC,
2006; y los aportes en entrenamientos presencias de Franc Kernjak, 2019 y Demián Rodante, 2020.
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d. Saber callar, saber esperar
• Aguantar el silencio, la información angustiante y el dolor de la otra persona sin ponernos
nerviosos, aguantar el horror de la historia narrada. Reconocer el impulso: “tengo que decirle
algo” y recordar que no es adecuado, porque los comentarios obvios le sientan mal a la persona:
“la vida es así”, “lo importante es que estás viva”, “hay personas que están peor”, “hay que tener
resignación”, “a todos nos toca algún día”, “comprendo perfectamente por lo que estás pasando”.
Es mejor guardar silencio y no decir frases “hechas” o “típicas”.
• Se puede preguntar si la persona queda bloqueada o repetir algunas frases que ha dicho la
persona, como una manera de ayudarle a que se escuche, pero es el otro quien debe hablar.
• Recuerde: El/la promotor/a principiante quiere “curar”, quiere que después de hablar una sola vez
con la persona, ésta cambie, se sienta bien y resuelva sus problemas. Eso no ocurre.
e. Regular la propia curiosidad
• En la entrevista de apoyo psicosocial no se trabaja en base al criterio de verdad (lo que realmente
ocurrió; qué pasó con detalle: dónde, cuándo, quién, cómo), sino con aquello que la persona trae
a la entrevista. Es decir, con su visión, con su historia sobre sí mismo y sobre los hechos, y con la
construcción de una verdad que le es soportable y le permite vivir.
• No necesitamos saber “toda la verdad” de lo ocurrido para poder ejercer un papel de apoyo.
Evitemos preguntar por detalles que la persona prefiere no aportar a la entrevista. Esto es muy
importante en situaciones donde el evento puede provocar sentimientos de culpa o vergüenza en
la persona (por ejemplo, de qué murió, cómo se contagió, quién la agredió, dónde fue, qué
síntomas tuvo, qué hicieron para enterrarlo).
f. Comprender, validar, mostrarse cerca y mantener distancia emocional
• Realizar nuestro mejor esfuerzo por comprender la vivencia de la otra persona y mostrarnos
sensibles a sus sentimientos, decirle que es normal que se sienta así. A la vez, tratamos de estar
muy atentos a no identificarnos con sus vivencias o emociones; pues eso, irremediablemente, nos
llevará al agotamiento por compasión o al burnout (estar quemados/as), y nos provocará miedos,
ideas recurrentes y otro grupo de síntomas que interfieren en nuestra vida social y personal. La
parte más difícil es desligarse del drama para poder ser efectivo/a en el apoyo que la persona
necesita.
g. Ser breves y concretar; ayudar a pensar y a tomar las propias decisiones
• Nuestra conversación tendrá como objetivo, por un lado, permitir el desahogo emocional, y por
otro, proporcionar información útil que deberá ser concreta (qué, cómo, cuándo, dónde) y breve;
orientada al presente y al futuro, sugiriendo lo que se debe hacer y cómo mejorar en los aspectos
en los que se pueda estar fallando.
• El apoyo psicosocial humanitario no debe confundirse con sobreprotección. Nuestra tarea es
ayudar a pensar, no dar todas las soluciones, sino proporcionar datos para que sea la persona por
sí misma la que alcance su solución y tome sus propias decisiones. Para ello podemos valernos de
preguntas que le hagan reflexionar sobre lo ocurrido, lo que ha estado haciendo y especialmente,
lo que va a hacer de ahora en adelante.
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PASOS de la ENTREVISTA de apoyo psicosocial:
0. Preparación
• Evalúe su propio estado emocional y mental antes de comenzar a atender. Respiración, escaneo
del cuerpo. Si no se siente bien para atender, no lo haga; programe para otro día.
• Tenga a mano una botella de agua, pañuelos kleenex o papel higiénico, lapiz y papel, y una copia
de esta guía de entrevista.
• Busque un lugar cómodo y que proporcione la sensación de seguridad para la persona.
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Presentación y explicación de la entrevista
“Hola, me llamo… soy promotor/a psicosocial y estoy acá para apoyarle.”
“¿Cuál es su nombre?”
“¿Le gustaría hablar conmigo sobre cómo está, sobre cómo se ha estado sintiendo?”
Pida el consentimiento informado: “Vamos a platicar sobre lo que pasó, sobre qué piensa, qué
siente ahora, qué puede hacer para recuperar su bienestar. ¿Me entiende? ¿Está de acuerdo?”
Confidencialidad: explique que puede confiar en que usted no le comentará a nadie lo que le
cuente o platiquen durante esta entrevista, que puede confiar en usted.
Pregunte si necesita ir al baño antes de comenzar.
Establezcan de común acuerdo el tiempo: ¿tiene una hora para que podamos platicar?
Evite distracciones. ¿Le parecería bien dejar su teléfono apagado durante esta hora, para que
podamos concentrarnos mejor? Usted también apague su propio teléfono.
2. Pilares de seguridad
• “Antes de comenzar, me gustaría que recuerde y me cuente algún recuerdo agradable que tiene
antes del evento negativo (la emergencia, el desastre, la agresión, el accidente).”
• Ayude a la persona a revivir el momento agradable con los 5 sentidos: ¿dónde estaba?, ¿qué
veía?, ¿qué escuchaba?, ¿qué olores sentía?, ¿cuál era la temperatura?, ¿qué estaba haciendo?,
¿cómo se sentía? (buscar que la persona disfrute el momento)
• Pida identificar cuándo volvió a sentirse relativamente seguro/a después del evento o crisis. El
momento concreto, el lugar, la situación.
• El objetivo de este paso es colocar de forma simbólica dos límites, uno antes y otro después del
evento traumático (pilares de seguridad), para reforzar la idea de que el evento ha sido un
capítulo en su vida, que ha tenido un inicio y un final. Buscamos que la persona se sienta segura
durante la entrevista.
3. Narración de los hechos
• “Le propongo que ahora me cuente qué fue lo que pasó. Lo que usted recuerda. ¿Quiere hablar
de lo que sucedió?” (Solo continuar con este paso si la persona quiere contar lo que pasó, de lo
contrario, se pasa al siguiente paso)
• “Cuénteme lo que usted crea que yo debería saber para poder apoyarle. No necesariamente me
tiene que compartir todo. Tal vez haya cosas que le parezca que debe guardar en este momento
para usted, y eso está bien.”
• ¿Cuándo sucedió? Dar espacio y tiempo para que narre: ¿Qué paso? ¿Cómo? ¿Dónde?
• Apoyar con preguntas: ¿Y después, qué pasó?, ¿qué hizo usted? Enfatizar el final del hecho.
• Evitar en este momento que cierre los ojos y evitar recuerdos relacionados con los olores.
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Si la persona lo necesita porque se siente muy agitada, proponer aplicar la técnica de la
RESPIRACIÓN CONTROLADA o LA RELAJACIÓN PROGRESIVA CORTA.
Devolver a la persona lo que hemos comprendido de lo que nos ha contado.
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Diálogo sobre los pensamientos (durante el evento y actuales)
¿Qué pensamientos tuvo durante el evento?, ¿qué le pasó por la cabeza?
Y ahora, ¿qué piensa sobre eso?
Ayudar a reconocer qué pensamientos tuvo y qué pensamientos tiene ahora (transición).
5. Expresión de las emociones actuales
• ¿Qué sentimientos tiene ahora sobre lo que sucedió?, ¿qué siente ahora?
• Ayude a conectar los sentimientos con los valores humanos de la persona. Todo lo que nos hace
sentir algo, es porque nos importa, está relacionado a un valor humano.
• Pregunte: ¿por qué eso es importante para usted?
• Ayude a identificar los valores de la persona relacionados con sus sentimientos. Por ejemplo: “Me
parece que usted siente tristeza porque usted valora el esfuerzo que implicó para sus padres
construir su casa, además, me parece que usted le da importancia al bienestar de su familia, usted
ama a sus hijos y quiere lo mejor para ellos, ¿verdad?”
• Comprender que los sentimientos están relacionados con los propios valores de la persona
(justicia, orden, honestidad), le cambia su estado de ánimo, le ayuda a aceptar sus sentimientos y
a comprometerse con acciones para actuar según sus valores y metas.
• Si los sentimientos actuales son muy fuertes, aplicar la técnica de la FRAGMENTACIÓN DE LA
EMOCIÓN EN EL CUERPO:
o ¿Qué siente en su cuerpo? ¿Dónde? ¿En qué parte del cuerpo? (pedir que lo muestre)
o ¿Cómo es esa sensación: pesada o ligera? (pedir que la sienta en su cuerpo antes de
responder)
o ¿Qué temperatura tiene esa sensación? (caliente, fría, templada)
o ¿Siente que se mueve esa sensación o está quieta?
o ¿Qué consistencia le parece que tiene esa sensación? (sólida, líquida, gaseosa)
o ¿Qué forma tiene esa sensación? (cuadrada, redonda o cualquier otra forma, a qué se
parece)
o ¿De qué tamaño le parece que es?
o ¿Cómo es la superficie de esa sensación? (lisa/rugosa, dura/blanda, áspera, espinosa...)
o Póngale un nombre a esa emoción o sensación física: use un nombre y un apellido,
Sustantivo + Adjetivo (por ejemplo: tristeza amarga; dolor que amenaza; rabia maloliente,
etc.). Ponerle nombre permite aumentar la sensación de comprensión y control sobre lo
que se está sintiendo, pues antes era difuso e impreciso, y eso genera más ansiedad.
6. Diálogo sobre ideas suicidas.2
• En el caso de captar signos de ansiedad fuertes, depresión y/o desesperanza en la persona (“ya no
tengo futuro, ya no tengo ganas de vivir”), realice las preguntas sobre ideas suicidas.
• Recuerde: Quien está pensando en suicidarse, encuentra alivio al ser preguntado directamente
sobre ello. Y raramente alguien a quien nunca se le ocurrió la idea de matarse, va a pensar en ella
a raíz de nuestra pregunta.
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Basado en Demián Rodante, 2020. Entrenamiento para atención de personas con crisis suicidas agudas.
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Haga estas preguntas fundamentales:
(1) ¿Ha pensado alguna vez en matarse? (si responde no, se suspende la conversación sobre
ideas suicidas y se pasa al paso 7 de la entrevista: psicoeducación)
(2) ¿Cuándo fue la primera vez que pensó en matarse?
(3) ¿En qué nivel está la idea suicida dentro de usted en este momento, de 0 (nada) a 10
(mucho)?
(4) ¿Cómo lo haría? (Cómo – cuándo – dónde – con qué)
(5) ¿Para que se quitaría la vida? (identificar el problema que quiere resolver)
(6) ¿Por qué no lo ha hecho hasta el momento? (motivos para vivir)
No exprese juicios de valor sobre el suicidio, ni críticas a la persona por tener esas ideas.
Valide las emociones de la persona (“comprendo que te sientes muy mal por tal situación”), y
cuestione con firmeza la idea suicida; explique que es una forma ineficaz de resolver cualquier
problema. Está demostrado que cuando uno se siente mal (muy preocupado o muy triste), el
cerebro no puede pensar bien en la manera de resolver problemas.
Refuerce las ideas o motivos de la persona para mantenerse con vida.
Refuerce cualquier motivo para no quitarse la vida (miedo al dolor durante el proceso).
Trate de generar esperanza por la vida y por la resolución de problemas.
Promueva el compromiso a buscar ayuda, a recibir un tratamiento psicológico, hablar (dónde –
cuándo – con quién).
Vuelva a preguntar: ¿En qué nivel está la idea suicida en este momento, de 0 a 10?
Si mantiene la idea suicida y se niega a buscar ayuda: no deje a la persona sola y busque ayuda
médica. Si no hay ayuda médica disponible, pida a un familiar que le acompañe, que no le deje
solo, y busque atención médica para la persona.
Si acepta buscar ayuda, elaboren un plan de seguridad por escrito para cuando vuelva a tener una
crisis suicida:
(1) Anotar nombre y teléfono de una persona de confianza, que el/ella siente que le puede
ayudar en un momento de ideación suicida.
(2) Comprometerse a retirar o restringir medios letales: medios con los que ha pensado
matarse.
(3) Definir actividades a realizar cuando vuelva a tener ideas suicidas: ejercicio, baño con agua
fría, escuchar lista de canciones para animarse, bailar…
(4) Establecer a quién llamará en una crisis suicida, si no logra implementar el plan de
seguridad por cuenta propia, para que le ayude a implementar el plan de seguridad.
(5) Intercambiar números de teléfono, para el seguimiento y para que nos comunique sus
progresos o nos llame en un momento de crisis, para ayudarle a implementar el plan de
seguridad.
7. Psicoeducación
• Explique que es normal que se sienta mal por todo lo que sucedió. Pregunte por sus
preocupaciones y utilice la información de este apartado para ayudar a NORMALIZAR la
experiencia interna. Explique que es normal que durante algunos días sienta miedo, angustia, que
le cueste dormir, o que tenga algunas pesadillas. “La mayoría de las personas que han pasado por
una experiencia similar a la que usted vivió, tienen estas experiencias y después de un tiempo se
mejoran y se recuperan.”
• Platique con la persona sobre los síntomas más comunes que tienen las personas después de un
hecho traumático, y ayúdele a darle un sentido saludable.
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Síntomas
Miedo
Síntomas intrusivos
(que vienen sin que
los llamemos):
imágenes fijas o en
movimiento
dolorosas, pesadillas,
pensamientos o
preguntas que se
repiten y les damos
vueltas en la cabeza
(rumiación)
Síntomas de anestesia
emocional, sentir que
no me sucedió a mi,
que no soy yo
mismo/a
Evitar o intentar
evitar lugares,
situaciones que
provocan malestar,
miedo, angustia
Ganas de estar solo,
aislarse
Sensaciones de
angustia, de alarma:
palpitaciones,
sudoración, calor en
la cara o en el cuerpo
Enojo, ira,
resentimiento
Reacciones
demasiado radicales
que no son habituales
Resignificación: encontrar sentido
Reacción de defensa ante un hecho amenazante. Permite protegerse y ser prudente. Es
útil si la amenaza es real y sigue presente.
Puede entenderse de dos formas:
(a) como un intento de dar sentido a la experiencia, como un intento del cerebro de
asimilar lo ocurrido, de buscar un final a la
película o una explicación.
(b) como un intento de la mente por no olvidar a las personas o las cosas que se han
perdido en lo ocurrido
Intentos de la mente por desconectarse de la realidad, de poner un poco de distancia
con el mundo, y darse un tiempo sin sentir, para recuperarse.
Un modo de protegerse, de permitirse ir afrontando lentamente las cosas. Dosificar el
dolor de las pérdidas para poder digerirlo poco a poco.
Intentos por no perder el control.
Luego de un tiempo para vivir el duelo por lo que hemos perdido, es importante ayudar
a la persona a identificar las actividades sociales previas que, si se reiniciaran, tendrían el
potencial de proveer apoyo psicosocial directo o indirecto (por ejemplo, reuniones
familiares, salidas con amigos, visitas a los vecinos, actividades sociales en los sitios de
trabajo, deportes, actividades comunitarias).
Estimule las fortalezas y habilidades de la persona y motívela a reanudar las actividades
sociales previas, en la medida posible.
Cuando se está en peligro el cuerpo activa todo su sistema de alarma para estar vigilante
y preparado para defenderse o escapar. Una vez pasada la amenaza, hay que ayudar al
cuerpo porque a veces sigue manteniendo la alerta, aunque el peligro haya pasado.
Sucede cuando percibimos que no hemos recibido suficiente apoyo de los demás. Quizás
deberías activarte para defenderte o defender tus intereses y tus necesidades. Sentimos
enojo o rabia cuando creemos que los demás han actuado de manera injusta.
Ayuda mucho expresar nuestro enojo en primera persona: Yo me siento… porque pienso
que… Esta forma de expresarnos permite reconocer que muchas veces pensamos o
creemos que las demás personas deberían actuar de una forma o de otra, y olvidamos
que todas las personas actuamos en función de lo que creemos que nos hará sentir bien.
Todos hacen lo mejor que pueden, según los recursos que tienen (ideas, conocimientos,
sentimientos, valores aprendidos, capacidades, habilidades).
En situaciones de amenaza vital hay que tomar decisiones rápidas en cuestión de
segundos y las cosas y las personas deben ser “buenos” o “malos”, “amigos” o
“enemigos”, pero pasada la situación de alarma, seguir funcionando con esta estrategia
que era correcta y adaptativa en otro momento, ahora nos dificulta la vida. No se puede
vivir en la cotidianidad “listo para la acción”, “en modo defensa-ataque”.
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Culpa
Tristeza, pasa
llorando o con ganas
de llorar, le falta
ánimo para hacer
cosas
Es una emoción que surge cuando creemos que una acción o inacción ha generado un
mal a otros o hemos transgredido una norma moral interna. Podemos revisar qué
responsabilidad hemos tenido, y cuáles han sido los motivos, para comprometernos a
estar atentos a actuar según nuestros valores en el futuro.
Cuando estamos tristes disminuye nuestra energía, sentimos ganas de llorar, y decae
nuestro estado de ánimo, se nos va el apetito y no tenemos ganas de nada. No a todas
las personas nos entristecen las mismas cosas, pero es habitual sentir tristeza cuando
nos decepcionan, cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando
perdemos algo que era importante para nosotros.
La tristeza es un sentimiento muy fuerte que nos indica que algo no va bien en nuestro
interior y que conviene buscar la manera de estar mejor. La tristeza nos permite
reflexionar sobre algo que nos ha lastimado y aprender de ello. Por eso no debemos
reprimirla o negarla. Está bien estar tristes por un tiempo, cuando algo nos ha afectado.
La tristeza nos enseña a aceptar la pérdida, desilusión, la frustración o el fracaso. Para
no asustarnos con la tristeza, puede ayudarnos recordar que es temporal, no va a durar
para siempre; y que todas las personas también se ponen tristes a veces.
Cuando sentimos tristeza podemos consentirnos, descansar, y hacer algo que nos de
tranquilidad, como escuchar música tranquila o pasear por un jardín bonito. Pronto
sentiremos de nuevo ilusión y ganas de hacer las cosas que más nos gustan.
Si después de un tiempo (un mes) seguimos muy tristes, sin ganas de hacer nada, es
importante animarnos a continuar, en la medida de lo posible, con las actividades que
solían ser interesantes o placenteras, independientemente de si las mismas parecen ser
interesantes o placenteras en este momento.
8. Elaboración del plan para estar mejor
• Una buena idea para ayudar a cerrar la experiencia es planificar y llevar a cabo un ritual de
despedida del evento. Es un acto simbólico que refuerza la idea de que el evento ha quedado en
el pasado y que nos damos permiso para continuar. Puede tomar distintas formas: sembrar un
árbol, hacer un acto de despedida, hacer un homenaje, realizar una conversación, preparar y
entregar una carta, etc. Durante la entrevista se planifica el ritual, y se le pone fecha.
• Para planificar acciones de autocuidado, conviene ayudar a recordar otros momentos difíciles,
aunque no se parezcan a la situación actual, y recuperar lo que hizo para afrontarlo.
• Proponga realizar las siguientes actividades de AUTOCUIDADO; si la persona lo desea, pueden
hacer un plan por escrito y firmarlo ambos, como un acuerdo de autocuidado.
o Identificar recursos positivos a su alrededor en los que no había reparado (familia, amigos,
servicios...).
o Elaborar un “árbol de momentos bonitos”: se dibuja un árbol y lo ponemos en un lugar
visible de la habitación. Recortamos hojitas para escribir en ellas. Todos los días, en la
noche, escribimos en una hojita nuestro momento feliz del día (con detalles) y la pegamos.
Cuando lo necesitemos, leemos los momentos felices de días anteriores. Es una técnica
muy eficaz
o Tratar de mantener un ciclo de sueño regular (es decir, acostarse a dormir a la misma hora
todas las noches, tratar de dormir la misma cantidad de horas que antes, evitar dormir en
exceso).
o Realizar actividad física periódica (caminar, ejercicio, gimnasia, deporte), hasta donde sea
posible.
7
•
o Retomar actividades sociales periódicas. Si su comunidad se vio afectada, será de mucha
utilidad que se vincule en actividades de reconstrucción o actividades de servicio social. El
servicio a la comunidad es una fuente de salud mental.
o Reconocer los pensamientos de autolesión o suicidio y buscar ayuda cuando se presenten.
Explique que debe evitar activamente:
o Beber alcohol o consumir drogas para apagar los sentimientos experimentados.
o Aislarse de los amigos o familiares, del trabajo.
o Reducir el tiempo dedicado al entretenimiento.
o Tener perspectivas poco realistas sobre la solución del problema.
o Realizar cambios trascendentales en esos momentos.
o Ser excesivamente exigente con uno mismo o con los demás..
9. Evaluación de referencia a servicios médicos especializados
• Esté atento a comportamientos especiales, fuera de la normalidad en un proceso de recuperación
después de un desastre, crisis, emergencia o accidente, tales como:
o Discurso incoherente o ilógico
o Ideas delirantes y/o alucinaciones
o Aislamiento, agitación, conducta desorganizada
o Cree que los pensamientos están siendo insertados o transmitidos por un agente externo
en la propia mente.
o Aislamiento social y abandono de las responsabilidades habituales relacionadas con el
trabajo, la escuela, actividades domésticas o sociales
o Ideas persistentes de suicidio
• Si percibe estas señales, busque ayuda médica para la persona.
10. Cierre y despedida
• Proponga a la persona sacar algunas conclusiones sobre la entrevista.
• Agradezca lo compartido.
• Recuérdele la confidencialidad.
• Comente sobre la oportunidad de aprender de esta vivencia tan difícil y de encontrarle un nuevo
sentido a la propia vida. ¿Qué sentido podría tener y qué ha aprendido de esto?
• Insista de manera amable en el autocuidado, el manejo del estrés y en llevar una vida sana.
• Anote su número telefónico y entrégueselo a la persona para que le informe de la realización del
ritual de despedida o le cuente cómo ha mejorado. También por si necesita apoyo.
Bibliografía
1.
2.
3.
4.
Fernández Millán, Juan M. (2013) Gestión e intervención psicológica en emergencias y catástrofes. Ediciones Pirámide.
Madrid.
Inter-Agency Standing Committee (2007) Guía del IASC sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Emergencias
Humanitarias y Catástrofes. Ginebra.
Pérez Sales, Pau. (2006) Trauma, Culpa y Duelo. Hacia una psicoterapia integradora. Editorial Desclée De Brouwer, 2ª
Edición. Bilbao.
Perren-Klingler, Gisela. (2003) Debriefing: modelos y aplicaciones. De la historia traumática al relato integrado. Instituto
Psychotrauma. Suiza
8
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