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BiodiversidadCBBA2015

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Biodiversidad, Ecología y Conservación del Valle Central de Cochabamba
Book · October 2015
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1
9,708
3 authors:
Gonzalo Navarro
Luis F. Aguirre
Universidad Católica Boliviana "San Pablo", Cochabamba
University of San Simón
93 PUBLICATIONS 1,422 CITATIONS
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SEE PROFILE
Mabel Maldonado
University of San Simón
47 PUBLICATIONS 944 CITATIONS
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SEE PROFILE
BIODIVERSIDAD, ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN DEL
VALLE CENTRAL DE COCHABAMBA
Gonzalo Navarro, Luis F. Aguirre y Mabel Maldonado
EDITORES
Centro de Biodiversidad y Genética
Facultad de Ciencias y Tecnología
Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba
Cooperación del Consejo Inter-Universitario
Flamenco (VLIR), Bélgica
Título original: Biodiversidad, Ecología y Conservación del Valle Central de Cochabamba
Editores: Gonzalo Navarro, Luis F. Aguirre y Mabel Maldonado
Edición de Mapas: Ximena Vélez Liendo
Cita bibliográfica: Navarro, G., L. F. Aguirre y M. Maldonado (eds.). 2015. Biodiversidad, Ecología y
Conservación del Valle Central de Cochabamba. Centro de Biodiversidad y Genética (CBG), Universidad
Mayor de San Simón. Cochabamba. 300 p.
Derechos reservados: 2015. Centro de Biodiversidad y Genética (CBG), Universidad Mayor de San Simón,
Cochabamba, Bolivia.
ISBN: --------------------Depósito Legal: -------------Diseño e Impresión: Luis Fernando Castillo, Etreus Impresores
Fotografías tapa y contratapa: Gonzalo Navarro
AGRADECIMIENTOS
Deseamos agradecer a las siguientes personas e instituciones por el permiso de uso de
las fotos: E. Delgado, D. Berna, M.L. Villalba, Asociación Gato Andino, RF. Villalobos,
Rodrigo Aguayo, José Carlos Pérez, Oliver Quinteros, Arturo Muñoz, Edmundo Igor
Maradiegue, Juan Carlos Huaranca, Karina Moya, Bo Ljungberg, Luis F. Aguirre,
Leonardo Maffei, Merlin D. Tuttle, Gonzalo Navarro, Nelly de la Barra, Javier Pereira,
Giovanna Gallardo, Alejandra Tórrez, Noemí Huanca, Karina Moya, Ignacio de la Riva,
Dirk Embert, Teresa Camacho, Freddy Burgos, José Segovia.
El apoyo de la dirección del Parque Nacional Tunari y de todo su personal fue muy
importante para el desarrollo de la investigación por permitirnos trabajar en el área y
darnos todo el apoyo requerido para el mismo. Muchas gracias a las comunidades
asentadas en el área de trabajo. A la cooperación Belga (VLIR-IUC-UMSS) y a la
cooperación Sueca (ASDI-DICyT/UMSS) en el marco de los proyectos ejecutados en el
área.
Al personal del CBG por su apoyo constante: Ramiro Durán, Luis Alvarez, Juan José Vidal
Milán; a los numerosos auxiliares que todos estos años se han dedicado con pasión y
entrega a la conservación de la biodiversidad.
Los revisores externos del libro, Danny Rejas (ULRA, UMSS), Mónica Moraes (Instituto de
Ecología, UMSA) y Damián Rumiz (FUSIP), ayudaron a mejorar el presente trabajo.
Dedicado a Raul Lara, Stephan Beck, Roberto Vásquez y
Werner Hanagarth, eminentes científicos que han aportado
en el conocimiento de la biodiversidad de Bolivia.
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
i
ÍNDICE
iii
CAPÍTULO I. Introducción y área de estudio
1
Marco institucional
2
Enfoque y alcance teórico
3
Área de estudio
5
MAPA DEL ÁREA DE ESTUDIO
5
MAPA DE COBERTURA Y USO DEL SUELO
6
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
6
CAPÍTULO II. Marco climático y bioclimático
7
Caracterización bioclimática del Valle Central de Cochabamba
según el modelo de Rivas-Martínez
8
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
16
MAPA BIOCLIMÁTICO
17
Contribución
19
CAPÍTULO III. Marco geofísico global
27
Evolución geológica y litología
28
Geomorfología
31
Suelos del Valle Central de Cochabamba
35
Hidrología: red fluvial
39
Hidrogeología
39
REFRENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
47
CAPÍTULO IV. Marco biogeográfico y geoecológico
49
Biogeografía
50
MAPA BIOGEOGRÁFICO
58
MAPA DE PISOS ECOLÓGICOS
59
MAPA DE VEGETACIÓN
60
Ecosistemas acuáticos
61
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
72
iii
CAPÍTULO V. Piso ecológico montano
75
Ecosistemas montanos del Valle Central de Cochabamba
76
Fauna del piso montano
121
Conservación del piso montano
136
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
138
Contribuciones
141
CAPÍTULO VI. Piso ecológico altimontano
177
Ecosistemas altimontanos del Tunari
178
Fauna del piso altimontano
179
Conservación del piso montano
206
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
208
Contribuciones
209
CAPÍTULO VII. Piso ecológico altoandino
233
Ecosistemas altoandinos de la Cordillera del Tunari
234
Fauna del piso altoandino y subnival
262
Conservación del piso altoandino
269
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
270
Contribuciones
273
CAPÍTULO VIII. Piso ecológico subnival
277
Ecosistemas subnivales de la Cordillera del Tunari
278
Conservación del piso subnival
285
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
285
Contribuciones
287
iv
PRESENTACIÓN
Principal de la población así como diversas actividades de
comercio y servicios (Ledo et al., 2013). En las numerosas áreas
periurbanas de esta región existen procesos acelerados de
urbanización fruto del crecimiento demográfico. Este crecimiento
de la ciudad y sus áreas de influencia, se da principalmente por
migraciones de zonas rurales como un mecanismo de adaptación
a economías cambiantes. Por otro lado, históricamente el Valle
Central
es
una
región
en
la
que,
pese
a
ser
actualmente
de
carácter
urbano/periurbano, el desarrollo de la agricultura se basa en un manejo de suelos
mediante sistemas de explotación extensivos, tanto a secano como en regadíos, con
laboreo de animales de tiro y mecanizado para producir tubérculos, legumbres,
hortalizas, frutas y cereales. Haciendo que el uso de la tierra tienda a ser intensivo. Estos
dos fenómenos - crecimiento poblacional y agricultura local - hacen que la presión
sobre los recursos naturales sea muy alta en toda la región desde zonas altas hasta el
valle mismo.
Indudablemente, uno de los lugares con mayor presión actual para la persistencia de la
biodiversidad, además de ser uno de los sitios con mayor riqueza natural, es la Cordillera
del Tunari, donde se localizan ecosistemas nativos únicos en Bolivia y Sudamérica como
son los bosques de Kewiña endémicos, con toda su flora y fauna asociada, que muchas
veces es a su vez única de estos ambientes. La Cordillera del Tunari cumple varias
funciones ambientales tales como protección de las cuencas, provisión del recurso
agua, protección a la ciudad de inundaciones, absorción de carbono, retención de
partículas de polvo, aporte de oxígeno y conservación de los suelos entre otros. Todas
ellas, se ven complementadas con otras múltiples funciones que satisfacen necesidades
básicas humanas como son las socioculturales y psicológicas a través de la recreación y
el paisajismo.
Con todos estos antecedentes de crecimiento poblacional hacia áreas naturales y la
presión ejercida por la población humana sobre la biodiversidad, es que varias
instituciones regionales han buscado entender tanto la distribución de la biodiversidad
como los patrones y procesos ecológicos que se desarrollan en los ambientes del Valle
Central de Cochabamba. Con todos estos antecedentes de crecimiento poblacional
hacia áreas naturales y la presión ejercida por la población humana sobre la
biodiversidad, es que varias instituciones regionales han buscado entender tanto la
i
distribución de la biodiversidad como los patrones y procesos ecológicos que se
desarrollan en los ambientes del Valle Central de Cochabamba. Con todos estos
antecedentes de crecimiento poblacional hacia áreas naturales y la presión ejercida
por la población humana sobre la biodiversidad, es que varias instituciones regionales
han buscado entender tanto la distribución de la biodiversidad como los patrones y
procesos ecológicos que se desarrollan en los ambientes del Valle Central de
Cochabamba. Con todos estos antecedentes de crecimiento poblacional hacia áreas
naturales y la presión ejercida por la población humana sobre la biodiversidad, es que
varias instituciones regionales han buscado entender tanto la distribución de la
biodiversidad como los patrones y procesos ecológicos que se desarrollan en los
ambientes del Valle Central de Cochabamba.
Lic. Iván Canelas
Gobernador
Departamento de Cochabamba
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I. I
Índice general del capítulo
• Marco institucional (Luis F. Aguirre)
• Enfoque y alcance teórico (Gonzalo Navarro)
• Área de estudio (Mabel Maldonado y Ximena Vélez-Liendo)
MAPA DEL ÁREA DE ESTUDIO
MAPA DE COBERTURA Y USO DEL SUELO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICA
INTRODUCCIÓN
Marco Institucional
Luis F. Aguirre
El Valle Central de Cochabamba es una región compleja socio-ambientalmente, que
actualmente cuenta con una tasa de crecimiento poblacional muy alta en el conjunto
del país y donde las actividades agrícolas se constituyen en una fuente de ingreso
principal de la población así como diversas actividades de comercio y servicios (Ledo et
al., 2013). En las numerosas áreas periurbanas de esta región existen procesos
acelerados de urbanización fruto del crecimiento demográfico. Este crecimiento de la
ciudad y sus áreas de influencia, se da principalmente por migraciones de zonas rurales
como un mecanismo de adaptación a economías cambiantes. Por otro lado,
históricamente el Valle Central es una región en la que, pese a ser actualmente de
carácter urbano/periurbano, el desarrollo de la agricultura se basa en un manejo de
suelos mediante sistemas de explotación extensivos, tanto a secano como en regadíos,
con laboreo de animales de tiro y mecanizado para producir tubérculos, legumbres,
hortalizas, frutas y cereales. Haciendo que el uso de la tierra tienda a ser intensivo. Estos
dos fenómenos - crecimiento poblacional y agricultura local - hacen que la presión
sobre los recursos naturales sea muy alta en toda la región desde zonas altas hasta el
valle mismo.
Indudablemente, uno de los lugares con mayor presión actual para la persistencia de la
biodiversidad, además de ser uno de los sitios con mayor riqueza natural, es la Cordillera
del Tunari, donde se localizan ecosistemas nativos únicos en Bolivia y Sudamérica como
son los bosques de Kewiña endémicos, con toda su flora y fauna asociada, que muchas
veces es a su vez única de estos ambientes. La Cordillera del Tunari cumple varias
funciones ambientales tales como protección de las cuencas, provisión del recurso
agua, protección a la ciudad de inundaciones, absorción de carbono, retención de
partículas de polvo, aporte de oxígeno y conservación de los suelos entre otros. Todas
ellas, se ven complementadas con otras múltiples funciones que satisfacen necesidades
básicas humanas como son las socioculturales y psicológicas a través de la recreación
y el paisajismo.
Con todos estos antecedentes de crecimiento poblacional hacia áreas naturales y la
presión ejercida por la población humana sobre la biodiversidad, es que varias
instituciones regionales han buscado entender tanto la distribución de la biodiversidad
como los patrones y procesos ecológicos que se desarrollan en los ambientes del Valle
Central de Cochabamba.
La Universidad Mayor de San Simón, a través de sus centros de investigaciones
biológicas (Centro de Biodiversidad y Genética – CBG y Unidad de Limnología y
Recursos Acuáticos – ULRA) ha desarrollado investigaciones que permitan entender
precisamente dichos procesos y patrones. Esta investigación ha sido posible a través de
varios proyectos financiados mediante convenios con la cooperación internacional,
donde el Consejo Inter-Universitario Flamenco (VLIR) y la Cooperación Sueca (ASDI) han
sido claves. Gracias a ellos es que se ha podido ejecutar algunos proyectos
fundamentales que incluyen:
2
Marco Institucional
1.
“Matrix permeability for gene flow of the threatened high Andean Polylepis forests”
(Proyectos de Iniciativas de Investigación, RIP-VLIR).
2.
“Conservation of natural Andean forests in the Tunari National Park” (Programme for
Institutional University Co-operation, IUC-VLIR).
3.
“Diversidad de aves en plantaciones forestales: La depredación de nidos como una
amenaza” (Cooperación Sueca, DICyT-ASDI).
4.
“Bases biológicas y genéticas para un futuro programa de reforestación con Polylepis
besseri en Cochabamba” (Cooperación Sueca, DICyT-ASDI).
5.
“Efecto de dos especies forestales exóticas sobre la fauna terrestre en el Parque
Nacional Tunari” (Cooperación Sueca, DICyT-ASDI).
6.
“Sitios prioritarios para la conservación de bosques de Polylepis: evaluación de la
diversidad y endemismo de aves, mamíferos y plantas en el departamento de
Cochabamba” (Cooperación Sueca, DICyT-ASDI).
Enfoque y Alcance Teórico
Gonzalo Navarro
Se acepta para el conjunto del libro un enfoque integrado y holístico, tratando de
resaltar el conjunto complejo de interacciones entre los diversos componentes de los
ecosistemas. Estas interacciones se expresan fundamentalmente como diferentes tipos
de paisajes que son más fácilmente visualizados a través de los diferentes tipos de
cobertura vegetal existentes en cada uno. Ello es debido al valor integrador que tiene
la vegetación, como base o soporte de los ecosistemas, al manifestar en estructuras
observables la red de interacciones entre los elementos climáticos, geo-edáficos,
faunísticos y de uso humano, que operan a escala de cada paisaje.
Teniendo en cuenta que los factores principales de variación y diferenciación de los
ecosistemas, - y por tanto de la vegetación - en las regiones de montaña vienen dados
fundamentalmente por el fenómeno de los gradientes climáticos altitudinales,
consideramos este principio como el postulado fundamental que unifica el enfoque
teórico asumido. En este sentido, la línea conductora del libro es el concepto de piso
ecológico, concebido como un espacio geográfico delimitado altitudinal y
bioclimáticamente dentro del gradiente general de variación ecológica con la altura,
desde el fondo del valle de Cochabamba hasta las altas divisorias cordilleranas.
La representación del Valle Central de Cochabamba (desde las
montañas que lo rodean hasta el fondo del valle), como un conjunto de
pisos ecológicos altitudinales es el marco teórico fundamental que unifica
y relaciona el contenido del libro.
Cada piso ecológico se identifica climáticamente por umbrales concretos de valores
de precipitación y temperatura, los cuales constituyen el concepto de piso
bioclimático. Por tanto, cada piso ecológico corresponde en principio a un
determinado piso bioclimático. Los valores numéricos de los parámetros climáticos y de
los índices bioclimáticos son la herramienta utilizada para separar los distintos pisos. En la
3
INTRODUCCIÓN
mayor parte de las situaciones, las profundas diferencias climáticas entre los distintos
pisos ecológicos están significativamente relacionadas con unas condiciones
geomorfológicas, edáficas e hidrológicas diferenciales o características para cada
nivel o faja altitudinal. A su vez, en el espacio ecológico multivariante ocupado por
cada piso, existen tipos determinados de vegetación que lo caracterizan y que
determinan o influyen de forma importante en la composición de las diferentes
comunidades animales que habitan en el mismo, así como en los distintos patrones de
uso humano del suelo y los recursos naturales.
La variación ecológica asociada al cambio de altitud tiene un carácter
general de variación continua. Sin embargo, dentro de este gradiente, es
muy notoria la tendencia a la acumulación de discontinuidades en
determinadas fajas o niveles altitudinales que pueden tomarse como
límites entre los pisos ecológicos.
Estas discontinuidades se refieren, tanto a los índices bioclimáticos, tipos de vegetación,
suelos y geomorfología, como a la composición y diversidad de especies vegetales o
animales, así como a profundas diferencias en la forma cómo el hombre andino ha
utilizado tradicionalmente los distintos pisos ecológicos.
Por lo que se refiere a la composición de especies vegetales y animales existentes en
cada piso, es muy claro el concepto de la presencia de una gran cantidad de estas
especies en más de un piso ecológico, es decir que se comportan de formas
relativamente generalistas (eurioicas) con respecto al factor altitud. Así, conjuntos de
especies asociadas a dos o más pisos ecológicos son comunes.
Sin embargo, de forma análoga a los aspectos auto-ecológicos, es posible identificar
para la mayoría de los grupos taxonómicos de animales o vegetales a conjuntos de
especies que se limitan total o casi totalmente a un determinado piso ecológico,
contribuyendo por tanto a caracterizarlo e individualizarlo y comportándose como
especialistas (estenoicas) altitudinales.
No todas las especies por tanto muestran un comportamiento similar
respecto al gradiente altitudinal de variación ecológica. Las especies más
sensibles a los cambios altitudinales son en general especies con menor
capacidad de dispersión y menor tasa de reproducción, especializadas
en nichos ecológicos muy concretos, o pertenecientes a grupos
funcionales dependientes de tipos específicos de vegetación.
En las listas de especies características que se proponen en este libro para los diferentes
pisos ecológicos subyacen siempre estos conceptos, de manera que hay que
interpretarlas diferenciando claramente los factores citados.
De forma que globalmente, y en conclusión, el marco referencial del libro son los
distintos pisos ecológicos del Valle Central de Cochabamba y es dentro de cada uno de
ellos donde se describen y caracterizan los distintos aspectos que componen la
ecología, historia natural y biodiversidad de la región.
4
Área de estudio
Área de Estudio
Mabel Maldonado y Ximena Vélez-Liendo
Para el propósito de este libro, el área de estudio comprende el Valle Central de
Cochabamba, el cual es uno de los varios valles que se encuentran en la Cordillera
Oriental de Bolivia. Localizado a 17º 22’ Sur y 66º 11’ Oeste como punto geográfico
central, el valle está rodeado al norte por la Cordillera del Tunari y al sur por las bajas
serranías de Santiváñez-Anzaldo.
La superficie del área de estudio es de aproximadamente 1 200 km2, con el límite
altitudinal inferior en 2 500 m y el límite superior en 5 035 m. Incluye la totalidad de los
municipios de Cercado y Sacaba, así como porciones de los de Vinto, Quillacollo,
Tiquipaya, Colomi, Colcapirhua y Sipe Sipe.
La red hidrográfica, pertenece a la Cuenca Amazónica. En su mayor parte, comprende
la porción norte de la cuenca del Río Rocha, que forma parte de la cuenca del Río
Grande y Río Mamoré.
Área de Estudio
Área de estudio
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
Lagos y lagunas
Ríos
Carreteras
Curvas de nivel: 5000 - 4000; 4000 - 3000; 3000 - 2000
Lagos y lagunas, Ríos, Límite municipal y Carreteras:
http://essm.tamu.edu/Bolivia/
Curvas de nivel: Jarvis A., H.I. Reuter, A. Nelson, E.
Guevara, 2006, Hole-filled seamless SRTM data V3,
International Centre for Tropical Agriculture (CIAT),
available from http://srtm.csi.cgiar.org.
Edición: Ximena Vélez-Liendo
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
5
INTRODUCCIÓN
Cobertura y Uso de Suelos
Rios
Cuerpo de agua
Proteccion de Uso Restringido (a)
Agricola
Forestal
Protección de Uso Restringido (b)
Area urbana
Forestal Inundable
Reserva de inmovilizacion
Campos de nieve permanente
Forestal ralo
Silvopastoril
Campos de nieve temporal
Ganadero
Area protegida
Ríos, Lagos y lagunas: http://essm.tamu.edu/bolivia/
Uso de suelos: Superintendencia Agraria 2002. Lara R. R.,
Lizeca B. y Fukushima, Y.
Edición: Ximena Velez-Liendo
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ledo, C., P. Ruiz, S. Campos, D. Grigoriu, M. Delgadillo y L. Menéndez. 2013. Desarrollo
local: Cochabamba y sus unidades de planificación. CEPLAG, UMSS. Cochabamba. 463
p.
6
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II . M
Índice general del capítulo
CARACTERIZACIÓN BIOCLIMÁTICA DEL VALLE CENTRAL DE COCHABAMBA
SEGÚN EL MODELO DE RIVAS-MARTÍNEZ (Gonzalo Navarro)
• Bioclimas, ombrotipos y termotipos
• Pisos bioclimáticos y ecológicos
• Características microclimáticas importantes
o Efecto de “sombra de lluvia” y precipitaciones convectivas
o Inversión térmica
o Vientos montaña-valle
o Microclima y exposiciones topográficas
MAPA DE BIOCLIMAS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
o
Contribución
CII.1.Utilización de datos meteorológicos e índices
bioclimáticos para la clasificación bioclimática del Valle
Central y zonas altas adyacentes de Cochabamba.
MARCO CLIMATICO
Caracterización bioclimática del Valle Central
Cochabamba según el modelo de Rivas-Martínez
de
Gonzalo Navarro
Bioclima e índices bioclimáticos
La Bioclimatología es una parte de la ecología que trata de relacionar la distribución de
las especies o sus comunidades con las discontinuidades del clima, es decir con las
variaciones en las características de temperaturas y precipitaciones según las distintas
regiones geográficas y eco-regiones. Esta correlación, se efectúa fundamentalmente
con dos propósitos:
•
Interpretar de forma razonada las causas climáticas de la distribución de especies
y biocenosis.
•
Predecir la ocurrencia en una región de determinadas especies o comunidades
biológicas en función del conocimiento del clima, o viceversa.
En el análisis bioclimático, pueden utilizarse parámetros meteorológicos simples, como la
precipitación media o la temperatura media para un mes determinado o para el
conjunto del año. Sin embargo, la correlación de estos parámetros con la distribución
de la biodiversidad no es tan clara y precisa en muchos casos, siendo por ello necesario
recurrir a la combinación de varios parámetros en forma de índices bioclimáticos.
Los índices bioclimáticos tratan de ponderar, valorar y resaltar los factores
del clima que constituyen limitantes principales en el desarrollo y
distribución de las especies o las comunidades.
Se obtienen de manera empírica, combinando parámetros climáticos
simples en varias expresiones matemáticas sencillas.
En general, las principales limitantes climáticas se deben a la existencia o ausencia de
épocas de sequía y a las temperaturas críticas no óptimas para la vida, principalmente
la posibilidad de temperaturas por debajo de cero grados.
Para el tratamiento bioclimático del Valle Central de Cochabamba, seguimos el
modelo bioclimático global de Rivas-Martínez (Rivas-Martínez et al., 2011). Los
principales índices que propone este modelo y su significado ecológico, son los
siguientes:
Índices de temperatura
•
Indice de termicidad (It): It = (T+M+m)10
Índice que valora la intensidad del frío invernal, al considerar no solo la temperatura
media anual (T), sino además la temperatura media de las máximas del mes más frío (M)
y la temperatura media de las mínimas del mes más frío (m).
8
Caracterización bioclimática
El It es el índice utilizado para el cálculo del termotipo (ver más abajo), del piso
bioclimático y consecuentemente del correspondiente piso ecológico. Por tanto, es un
índice decisivo en el enfoque teórico adoptado en este libro.
•
Temperatura positiva anual (Tp): sumatoria de las temperaturas medias mensuales
de todos aquéllos meses con temperatura media superior a 0ºC, multiplicado por
10. El índice estima la termicidad global de todo el año para los meses sin
temperaturas medias negativas, lo que tiene una importante significación
ecológica de cara al período efectivo de actividad de los ecosistemas y de los
cultivos.
Conjuntamente con el It, la Tp es un índice utilizado para el cálculo del termotipo, piso
bioclimático y piso ecológico.
Índices de precipitación
• Indice ombrotérmico anual (Io): Io = (Pp/Tp)10
Este índice relaciona la precipitación positiva anual (Pp) y la temperatura positiva anual
(Tp). Siendo Pp, de forma análoga a Tp, la sumatoria de las precipitaciones medias
mensuales de todos aquéllos meses con temperatura media superior a 0ºC, multiplicado
por 10.
Esta relación balancea el total de lluvia en función de la temperatura, de manera que
suponiendo dos observatorios con la misma precipitación, será más húmeda de ambas
aquélla localidad con menor temperatura media debido a que tendrá menor
evaporación.
El Io se utiliza, en el modelo bioclimático de Rivas-Martínez, para el cálculo del
ombrotipo y del bioclima (ver más adelante). El prefijo “ombro”, derivado del griego,
significa lluvia, por tanto el ombrotipo mide la humedad efectiva resultante de
relacionar la precipitación y la temperatura.
En países como Bolivia donde la mayoría de los observatorios registran temperaturas
medias positivas todos los meses del año, el cálculo del índice ombrotérmico anual se
simplifica de la forma: Io = P/T12.
• Indice ombrotérmico de sequía (Iod2): Iod2 = (P2d/T2d)10
De forma similar al Io, el Iod2 relaciona la sumatoria de la precipitación de los dos meses
consecutivos más secos del año (P2d), con la correspondiente sumatoria de las
temperaturas medias de esos mismos meses (Td2). Valorando así el balance entre la
lluvia (precipitación) de los dos meses seguidos más secos del año y la temperatura de
esos meses, lo cual constituye una sensible medida de la intensidad de la época más
seca del año, factor clave en la distribución y funcionamiento de los ecosistemas.
El Iod2 se utiliza en el cálculo del bioclima de cada estación (ver más abajo).
Nº de meses secos del año: nº de meses en los cuales su correspondiente índice
ombrotérmico mensual es inferior a 2.5. Siendo el índice ombrotérmico mensual el
cociente entre la precipitación del mes y su temperatura media Pm/Tm.
9
MARCO CLIMATICO
En función del cálculo de los índices bioclimáticos expuestos anteriormente para todas
las estaciones meteorológicas con datos significativos en el área del Valle Central de
Cochabamba y zonas adyacentes, se calculan a su vez los diferentes parámetros que
permiten clasificar bioclimáticamente la región de estudio según el modelo global de
Rivas-Martínez (Navarro y Maldonado, 2002; Navarro, 2011). Estos parámetros son:
termotipos (pisos bioclimáticos y ecológicos), ombrotipos y bioclimas.
El detalle de las estaciones y datos meteorológicos considerados, así como de los
cálculos y valores numéricos obtenidos, se presenta en la contribución especial que
acompaña a este capítulo.
Seguidamente, se caracteriza bioclimáticamente la zona de estudio para los
parámetros citados.
Termotipos, pisos bioclimáticos y pisos ecológicos del Valle Central de Cochabamba
El termotipo de cada estación estudiada, se calcula según los valores del índice de
termicidad y de la temperatura positiva anual, en función de la siguiente tabla (Tabla
II.1.):
Tabla II.1. Rangos de valores de los índices bioclimáticos It y Tp en los diferentes termotipos existentes en
Bolivia.
TERMOTIPOS
(Pisos bioclimáticos)
It
Tp
Infratropical
711-890 > 2 900
Termotropical
490-711 2 300-2 900
Mesotropical (*)
320-490 1 700-2 300
Supratropical (*)
160-320 950-1 700
Orotropical (*)
< 160
450-950
Criorotropical (*)
---
1-450
Gélido tropical
---
0
Con la particularidad de que con valores del It<160 (termotipos orotropical,
criorotropical y gélido), la clasificación del termotipo se lleva a cabo solo con los valores
de Tp.
Todos los termotipos de la tabla existen en Bolivia, pero solo los marcados con asterisco
se hallan representados en el área del Valle Central de Cochabamba.
En la práctica, el termotipo es sinónimo de piso bioclimático y a cada piso bioclimático
le corresponde un piso ecológico, cuyas denominaciones, aceptadas recientemente
de forma unificada por los países andinos (Josse et al., 2009) se presentan en la tabla
siguiente (Tabla II.2), donde los rangos altitudinales medios orientativos para cada piso
se han precisado para Bolivia y también para los pisos existentes el Valle Central de
Cochabamba.
10
Caracterización bioclimática
Tabla II.2. Pisos ecológicos y bioclimáticos de Sudamérica tropical, particularizados altitudinalmente en
Bolivia (adaptado altitudinalmente para Bolivia y para el Valle Central de Cochabamba, a partir de Josse
et al., 2009: 22).
PISOS BIOCLIMÁTICOS
PISOS
ECOLÓGICOS
EQUIVALENTES
RANGO ALTITUDINAL
MEDIO EN BOLIVIA
(en metros)
RANGO ALTITUDINAL
MEDIO
EN EL VALLE CENTRAL DE
COCHABAMBA
(en metros)
Gélido tropical
Nival
Por encima de 5 200
No existe en la Cordillera
del Tunari
Criorotropical (*)
Subnival (*)
4 300-4 500 hasta 5 200
> 4 500
Orotropical (*)
Altoandino (*)
3 900-4 000 hasta 4 300-4 500
3 900-4 000 hasta 4 500
Supratropical (*)
Altimontano (*)
3 100-3 300 hasta 3 900-4 000
3 200-3 300 hasta 3 900-4 000
Mesotropical (*)
Montano (*)
1 800-1 900 hasta 3 100-3 300
1 900 hasta 3 200-3 300
No existe en el Valle Central de
Cochabamba
No existe en el Valle Central de
Cochabamba
Termotropical
Basimontano/Basal
Por debajo de 1 800-1 900
Infratropical
Basal
Por debajo de 400-500
Por tanto, en el Valle Central de Cochabamba, desde el fondo del valle hasta las
mayores alturas en las cumbres del Cerro Tunari, se diferencian cuatro pisos ecológicos
(montano, altimontano, altoandino y subnival) con sus correspondientes pisos
bioclimáticos y valores de termicidad (mesotropical, supratropical, orotropical y
criorotropical). Estos pisos constituyen el marco referencial bioclimático y ecológico de
todo el libro.
Ombrotipos del Valle Central de Cochabamba
Los ombrotipos constituyen tipos ómbricos, es decir, categorías de precipitación (del
griego ombrós=lluvia) o humedad, que en el modelo de Rivas-Martínez, se calculan en
función de los umbrales de valores del índice ombrotérmico anual (Io), de acuerdo a la
Tabla II.3., donde se recogen los ombrotipos existentes en Bolivia y remarcando con
asterisco los que se hallan representados en el Valle Central de Cochabamba.
Tabla II.3. Rangos de valores del índice bioclimático Io en los diferentes ombrotipos existentes en Bolivia.
OMBROTIPOS
Io
Semiárido (*)
1.0-2.0
Seco (*)
2.0-3.6
Subhúmedo (*)
3.6-6.0
Húmedo (*)
6.0-12.0
Hiperhúmedo
12.0-24.0
11
MARCO CLIMATICO
El fondo del Valle Central de Cochabamba tiene un ombrotipo semiárido, como
corresponde a un valle interandino que presenta un fuerte “efecto de sombra de lluvia
orográfica”, es decir, que las lluvias son interceptadas por las cordilleras que rodean el
valle (mucho más húmedas), de manera que al interior del mismo llegan escasas
precipitaciones. Al ascender en altitud, las bajas laderas montañosas del Tunari y de las
serranías de Santiváñez-Angostura tienen ya un ombrotipo seco hasta
aproximadamente 3 200 m de altitud. A partir de esa altitud, las laderas montañosas
medias y altas del Tunari que miran al valle, tienen un ombrotipo subhúmedo hasta unos
3 900 m donde por encima de esa altitud las cumbres y divisorias orográficas tendrían un
ombrotipo húmedo.
Bioclimas
Son categorías integradas que se identifican a partir de la consideración conjunta de los
valores del índice ombrotérmico anual (Io) y del índice ombrotérmico de sequía (Iod2),
según la siguiente tabla (Tabla II.4.), donde aparecen todos los bioclimas representados
en Bolivia (Navarro, 2011) y marcados con asterisco los existentes en el Valle Central de
Cochabamba.
Tabla II.4. Rangos de valores de los índices bioclimáticos Io e Iod2 en los diferentes bioclimas existentes en
Bolivia.
BIOCLIMAS
Io
Desértico
0.2 – 1.0
Xérico (*)
1.0 – 3.6
Pluviestacional (*)
Pluvial
Iod2
<2.5
>3.6
>2.5
De forma general, el fondo del valle, junto con las laderas montañosas bajas de las
serranías y cordilleras que lo circundan, tienen un bioclima xérico, caracterizado por 8 –
9 meses de sequía, en los cuales P<2.5. Mientras que las laderas montañosas medias y
altas, situadas por encima de unos 3 200 m de altitud, tienen un bioclima pluviestacional,
donde el número de meses secos, con P<2.5 es de 6 – 7. El bioclima pluvial, con menos
de 3 meses de sequía, parece no existir en el Valle Central de Cochabamba, como no
fuera en las altas cumbres y divisorias montañosas al norte del área de estudio, en la
transición hacia los Yungas, pero faltan datos climáticos concretos en toda esa franja.
Resumimos en la siguiente tabla (Tabla II.5.) las características bioclimáticas expuestas
anteriormente para el Valle Central de Cochabamba:
12
Caracterización bioclimática
Tabla II.5. Resumen de la clasificación bioclimática del Valle Central de Cochabamba según el Modelo
Bioclimático Global de Rivas-Martínez.
PISOS
ECOLÓGICOS
DEL VALLE
CENTRAL DE
COCHABAMBA
PISOS
BIOCLIMÁTICOS
(TERMOTIPOS)
Subnival
Criorotropical
Altoandino
Orotropical
Altimontano
Supratropical
Montano
Mesotropical
OMBROTIPOS
Húmedo
RANGO
ALTITUDINAL
(aproximado)
BIOCLIMAS
> 4 700 m
3 900 – 4 700 m
Subhúmedo
3 200 – 3 900 m
Seco
2 800 – 3 200 m
Semiárido
< 2 800 m
Pluviestacional
Xérico
Características microclimáticas importantes del Valle Central de Cochabamba
Además del bioclima a escala regional expuesto en la anterior sección, es importante
resaltar brevemente algunos fenómenos microclimáticos que son de gran importancia
en el valle, tanto para los ecosistemas como para las actividades humanas.
Todos ellos se derivan principalmente de la configuración orográfica del valle,
encerrado entre serranías y cordilleras.
Los principales fenómenos microclimáticos que afectan al valle, son:
Efecto de “sombra de lluvia” y precipitaciones convectivas
El Valle de Cochabamba forma parte del conjunto de valles secos interandinos del
centro y sur de la Cordillera Oriental de Bolivia. Muchos de estos valles se hallan
encajados profundamente varios cientos de metros sobre el nivel medio de las
cordilleras circundantes. Los vientos húmedos que proceden sobre todo de los flujos
zonales del noreste y del este, chocan frontalmente con las laderas orientales de la
Cordillera ascendiendo por ellas y dejando allí la mayor parte de su humedad en forma
de lluvias y neblinas en los Yungas (Fig. 2.1.). Al remontar las montañas, el aire desciende
con mucho menor contenido en humedad hacia los valles interandinos y en ese
descenso se calienta y termina de perder la mayor parte de su humedad por lo cual
apenas se producen precipitaciones derivadas en el interior de los valles.
Otra fuente potencial de humedad son los vientos fríos del sur (“surazos”) que
periódicamente en época invernal irrumpen en Bolivia desde latitudes más
meridionales. Sin embargo, estos surazos aportan humedad y algunas precipitaciones
sobre todo a los valles secos interandinos del sur de la Cordillera Oriental (extremo
suroeste de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija), debido a la orientación predominante
de las cordilleras y serranías subandinas que se alinean de forma casi paralela,
direccionando de esta forma y facilitando el ingreso de los vientos del sur.
El Valle Central de Cochabamba, al estar orientado mayormente de oeste a este y
cerrado por serranías tanto hacia el sur como hacia el este, resulta particularmente
13
MARCO CLIMATICO
seco, ya que tampoco los “surazos” pueden apenas ingresar al mismo y solo producen
un enfriamiento térmico temporal y generalmente nubosidad de tipo alto (Fig. 2.2.) que
no suele generar precipitaciones.
Las mayores precipitaciones sobre el valle se producen entonces en época de lluvia, de
diciembre a marzo, y son precipitaciones de tipo convectivo (Figs. 2.3., 2.4. y 2.5.)
derivadas del desplazamiento estacional hacia el sur de la Zona de Convergencia
Intertropical (ZCIT). En esta época se origina (Douglas et al., 2000; Burgoa, 2014) una
importante zona de ascendencias convectivas del aire húmedo sobre el Altiplano y la
Cordillera Oriental de Bolivia, simultánea a una célula de altas presiones en esas áreas.
Inversión térmica
Debido a la situación topográfica del valle y particularmente en el invierno con tiempo
seco y despejado, el aire frío de la cordillera que durante las noches desciende por su
mayor densidad desde las montañas, se aloja en el fondo del valle produciendo
temperaturas mínimas más frías en las zonas bajas del mismo que en la parte del
piedemonte y laderas bajas de la cordillera.
De esta forma, el sur de la ciudad de Cochabamba, en zonas como el aeropuerto, La
Mayca y Tamborada, experimenta temperaturas mínimas de invierno significativamente
inferiores que la zona norte del casco urbano. En este contexto, se producen los escasos
días con heladas registrados en el observatorio meteorológico de AASANA del
aeropuerto, mientras que el registro de temperaturas bajo cero es inexistente en el
observatorio del SENAMHI de Sarco, en el norte de la ciudad. Según esos datos, la
diferencia de temperaturas mínimas medias entre ambos observatorios para la época
de invierno llega a ser de hasta 3 – 4ºC.
Este fenómeno, denominado inversión térmica por la paradoja de existir menores
temperaturas mínimas en la zona inferior del valle y mayores en la parte alta y base de
la Cordillera del Tunari, tiene importantes consecuencias, entre otras, para la
contaminación atmosférica. El aire frío “embalsado” en el fondo del valle, actúa como
una trampa que retiene los gases contaminantes, el humo y el polvo durante la segunda
parte de la noche y también durante la primera parte del día, hasta que el
calentamiento solar diurno del fondo del valle induce la ascensión de las masas de aire
al deshacerse la inversión a lo largo del día. Sin embargo, en condiciones de tiempo
estable y sin vientos, el fenómeno vuelve a repetirse noche tras noche y día tras día,
produciendo globalmente un ambiente más contaminado o polucionado en los barrios
del sur de la ciudad (Figs. 2.6 y 2.7.).
Vientos montaña-valle
Sobre todo a finales del invierno y en primavera, durante los meses de agosto a octubre,
el progresivo aumento de la radiación solar debido al cambio de estación y a la
ausencia casi total de precipitaciones, determina una gran insolación durante el día
que calienta las masas de aire situadas en el fondo del Valle de Cochabamba,
determinando su ascensión. De esta forma, se genera una presión baja y un relativo
“vacío” de aire sobre el valle, que es rellenado desde después del mediodía por
corrientes de aire más fresco procedentes de las montañas, las cuales descienden
hacia el valle en forma de vientos que se hacen más secos conforme descienden.
Debido al notable contraste térmico aludido que acaece en estos meses, las corrientes
14
Caracterización bioclimática
descendentes de la tarde llegan a ser bastante violentas, dando lugar a fuertes rachas
de vientos secos, e incluso a remolinos locales de polvo que pueden alcanzar notable
intensidad.
Estos vientos locales entre las laderas montañosas que rodean al valle y el fondo del
mismo, se dejan sentir particularmente en la franja norte y piedemonte del mismo,
arrastrando consigo humos, polvo y contaminantes. Asimismo, parecen tener una
influencia significativa en la dispersión de semillas anemócoras y en desplazamientos
locales estacionales de grupos de aves o insectos, desde las montañas al valle y
viceversa.
Microclima y exposiciones topográficas.
Las diferentes laderas montañosas de las serranías que enmarcan el Valle Central de
Cochabamba reciben cantidades de radiación solar de diferente cuantía y duración
en función de la exposición topográfica de las mismas, es decir de la dirección
geográfica hacia la cual “mira” una determinada ladera (Navarro y Maldonado, 2002).
Así, las laderas expuestas al norte, noreste y noroeste (“solanas”), reciben en promedio
una mayor intensidad de la radiación solar, sobre todo en invierno, época seca con
escasa nubosidad, debido al fenómeno astronómico de la declinación (o inclinación)
del sol hacia el norte en el invierno del hemisferio sur. Lo cual implica que el sol en
invierno tiende a inclinarse aparentemente más hacia el norte que en verano,
incidiendo más sus rayos en todas laderas y fachadas montañosas que miran al norte,
mientras que por comparación las laderas expuestas al sur, sureste y suroeste
(“umbrías”), reciben más sombra. Por ello, las laderas de solana son significativamente
más secas y cálidas, mientras que las laderas de umbría son más frescas y relativamente
más húmedas al tener menor evapotranspiración.
Este fenómeno, crea asimetrías importantes en la distribución local de los ecosistemas y
los tipos de vegetación, llegando a situaciones en las cuales en determinados valles
secundarios o quebradas, la ladera de solana presenta un tipo de vegetación más
termófilo y xerofítico correspondiente al piso ecológico inferior. Mientras que, a la misma
altitud, las laderas opuestas de umbría tienen tipos de vegetación más frescos y menos
termófilos, correspondientes al piso ecológico superior. Es decir, que a un determinado
nivel altitudinal pueden confluir localmente tipos de vegetación y ecosistemas de dos
diferentes pisos ecológicos y que normalmente se hallan separados a diferentes
altitudes.
15
Referencias
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Burgoa, A. 2014. Circulación atmosférica sobre territorio boliviano durante la fase activa
y pasiva del monzón sudamericano. Instituto de Investigaciones Físicas, FCPN.
Universidad Mayor de San Andrés. La Paz. 15 p.
Douglas, M. W., M. Peña & R. Villalpando. 2000. Special Observations on the low level fiow
over eastern Bolivia during the 1999 atmospheric mesoscale campaign. Extended
Abstracts of the 6th Inter. Conf. on the Southern Hemisphere Meteorology and
Oceanography, 3-7 April 2000, Santiago, Chile, pp. 157-158.
Josse, C., F. Cuesta, G. Navarro, V. Barrena, E. Cabrera, E. Chacón, W. Ferreira, M.
Peralvo, J. Saito y A. Tovar. 2009. Ecosistemas de los Andes del Norte y Centro. Bolivia,
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Secretaría General de la Comunidad Andina.
Lima. 96 p.
Navarro, G. y M. Maldonado. 2002. Geografía Ecológica de Bolivia. Vegetación y
Ambientes Acuáticos. Editorial Centro de Ecología Difusión Simón I. Patiño.
Cochabamba. 719 p.
Navarro, G. 2011. Clasificación de la Vegetación de Bolivia. Editorial Centro de Ecología
Difusión Simón I. Patiño. Santa Cruz. 713 p.
Rivas-Martínez, S., S. Rivas-Sáenz & A. Penas. 2011. Worldwide bioclimatic classification
system. Global Geobotany 1: 1-634.
16
Mapa Bioclimático
Mapa bioclimático del Valle Central de Cochabamba
Mesotropical xérico semiárido
Supratropical pluviestacional subhúmedo
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
Mesotropical xérico seco
Orotropical y criorotropical pluviestacional húmedo
Mapa bioclimático: Gonzalo Navarro
Edición: Ximena Velez Liendo y Gonzalo Navarro
Ríos, lagos y lagunas: http://essm.tamu.edu/bolivia/
Lagos y lagunas
Ríos
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
17
MARCO CLIMATICO
Fig. 2.1. “Mar de nubes” en los Yungas de
Cochabamba por la ascendencia orográfica y
condensación de los vientos cálidos y húmedos
procedentes del Chapare. Foto: G. Navarro
Fig. 2.2. Nubes altas de tipo cirro pocos días antes
de la llegada de vientos fríos del sur al Valle de
Cochabamba. Foto: G. Navarro
Fig. 2.3. Nubes de tipo cumuliforme sobre el valle,
originadas por ascendencias convectivas del aire
debidas al calentamiento solar. Foto: G. Navarro
Fig. 2.4. Grandes masas nubosas de tipo cúmulos y
nimboestratos en la ápoca de lluvia, sobre el Valle
de Cochabamba. Foto: G. Navarro
Fig. 2.5. Lluvias en el verano,
producidas por ascendencias
del
aire
a
favor
del
desplazamiento hacia el sur de
la
Zona de Convergencia
Intertropical (ZCIT).
Foto: G. Navarro
18
Fig.
2.6.
Contaminación
atmosférica concentrada en el
fondo
del
Valle
de
Cochabamba. Foto: G. Navarro
Fig. 2.7. Marcado evento de
inversión térmica atmosférica,
con desvío de columnas de
humo y acumulación de la
contaminación en el fondo del
valle. Foto: G. Navarro
Contribución
Utilización de datos meteorológicos e índices
bioclimáticos para la clasificación bioclimática del Valle
Central y zonas altas adyacentes de Cochabamba
Milton Fernández Calatayud
Centro de Biodiversidad y Genética, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba,
Bolivia.
e-mail: [email protected]
La caracterización climática o bioclimática constituye una herramienta básica para la
planificación del uso del suelo y el paisaje de un país. Para ello es necesario reunir la
mayor cantidad de datos meteorológicos posible. En Bolivia como en muchos lugares
del mundo la carencia de información meteorológica es común y frecuente, por esta
razón, el uso de cálculos matemáticos auxiliares para obtener valores e índices
bioclimáticos a partir de registros meteorológicos de sitios adyacentes a la zona de
estudio resultan útiles y necesarios. Sin embargo, los cálculos matemáticos solo pueden
realizarse adecuadamente para algunos factores meteorológicos, por ejemplo, la
temperatura media, extrapolando sus valores en función de la altitud sobre el nivel del
mar. En la Región Biogeográfica de los Andes Tropicales (Rivas-Martínez et al., 2011) el
valor del gradiente térmico (disminución de la temperatura media con la altitud) fue
establecido entre 0,6 y 0,7 ºC por cada 100 m (Van der Hammen & Hooghiemstra,
2000; Castaño, 2002). Contrariamente a la temperatura, la precipitación en los Andes
Tropicales no sigue un patrón lineal, sino que está determinada por la orografía andina
y la influencia de los vientos locales predominantes, lo que determina su alta
variabilidad temporal y espacial (Buytaert et al., 2010). Con estos argumentos y
antecedentes el objetivo del presente trabajo es generar datos meteorológicos e
índices bioclimáticos para realizar la clasificación bioclimática del Valle Central de
Cochabamba.
Se utilizaron datos de temperatura y precipitación proporcionados por el Servicio
Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), los cuales fueron revisados para
detectar y rellenar vacíos de información. La mayor cantidad de estaciones
meteorológicas (Tabla CII.1.) se encuentran en el piso ecológico Montano (piso
bioclimático mesotropical) y una (Misicuni) está ubicada en el piso ecológico
Altimontano (piso bioclimático supratropical). En los pisos ecológicos Altoandino y
Subnival (pisos bioclimáticos orotropical y criorotropical) no existen estaciones
meteorológicas dentro de los límites del área que trata este libro. En los pisos ecológicos
donde existía información meteorológica se calcularon los siguientes datos e índices del
modelo bioclimático global de Rivas-Martínez: temperatura media anual (T),
temperatura positiva anual (Tp), precipitación media anual (P) e índice ombrotérmico
anual (Io). En cambio, en los pisos ecológicos altimontano y subnival, los datos e índices
bioclimáticos se obtuvieron por extrapolación de la temperatura media anual en base
al valor citado del gradiente térmico altitudinal, y utilizando la cantidad de
precipitación registrada en estaciones meteorológicas circundantes a altitudes
menores.
19
MARCO CLIMATICO
Por otra parte, es importante mencionar que la temperatura media (T) calculada por
encima de los 4 500 m (pisos ecológicos altoandino y subnival) es muy baja, lo cual
genera valores disminuidos de temperatura positiva (Tp) que al relacionarse con el
valor de la precipitación positiva, promueven un incremento desmesurado del índice
ombrotérmico (Io) con valores de humedad extremadamente elevados para las altas
montañas de Bolivia, lo que en realidad no ocurre. Para verificar este hecho, revisamos
los valores mensuales y anuales de precipitación de varios observatorios de la Cordillera
Oriental ubicados por encima de 4 000 m (Comanche: 4 055 m y 560 mm; Ulla Ulla: 4 337
m y 495 mm; Chacaltaya: 5 220 m y 421 mm), y constatamos que la precipitación
disminuye notoriamente por encima de este nivel altitudinal. Por estas razones, para la
clasificación bioclimática de los pisos ecológicos altoandino y subnival, utilizamos un
artificio matemático que consiste en adicionar 5 unidades a la temperatura media
anual que estén entre 0°C a 2.5°C, y 10 unidades a los valores de temperatura media
anual que estén entre 0°C a -2.5°C. Con este procedimiento obtuvimos un índice
ombrotérmico que se ajusta mejor a la cantidad real de lluvia y a la vegetación
existente por encima los 4 300 - 4 500 m. La clasificación bioclimática de las series y
asociaciones vegetales propuestas por Navarro (2011), para el valle central de
Cochabamba, se realizó de acuerdo al sistema de clasificación bioclimática mundial
de Rivas-Martínez et al. (2011).
Piso ecológico montano
Según la clasificación de la vegetación de Bolivia de Navarro (2011), el piso ecológico
montano del fondo del Valle Central de Cochabamba se extiende, desde 2 560 m
hasta 2 800 – 3 200 m. En este rango altitudinal
existe el piso
bioclimático
mesotropical inferior xérico seco inferior a semiárido, con las siguientes series de
vegetación:
Vasconcellea
quercifolia-Schinopsis
haenkeana,
Schinus
fasciculatus-Prosopis alba, Lycium americanum-Prosopis alba, Pisoniella arborescens Salix humboldtiana y Acacia visco-Erythrina falcata (ver capítulo V de este libro). Esta
vegetación a mayor altitud, es reemplazada por la serie de vegetación de Escallonia
millegrana-Kageneckia lanceolata, que corresponde al piso bioclimático mesotropical
superior xérico seco. Información numérica de los datos e índices utilizados en la
clasificación bioclimática de la vegetación, se encuentran en la tabla CII.2.
Piso ecológico altimontano
El piso altimontano se encuentra desde 3 200 m a 3 900 – 4 000 m y tiene un bioclima
supratropical inferior pluviestacional subhúmedo (3 200 a 3 900 m), con la serie de
vegetación de Berberis commutata- Polylepis subtusalbida y sus etapas sucesionales de
pajonales y arbustales (ver capítulo VI) En cambio a mayor altitud, entre 3 900 – 4 000
m, con la misma serie de vegetación, el bioclima cambia a orotropical inferior
pluviestacional húmedo inferior (3 900 – 4 000 m). Mayor información numérica de los
datos e índices utilizados en la clasificación bioclimática de la vegetación de este piso,
se halla recogida en la tabla CII.3.
20
Contribución
Piso ecológico altoandino
En el piso altoandino del Valle Central de Cochabamba el bioclima es orotropical
pluviestacional húmedo con una vegetación que corresponde a la geoserie de
Misbrookea strigosissima-Stipa hans-meyeri, la cual incluye el mosaico de comunidades
vegetales potenciales y seriales orotropicales del Tunari, desde los pajonales climatófilos
a la vegetación de humedales y de afloramientos rocosos (ver capítulo VII). Para mayor
información de los valores e índices bioclimáticos utilizados en la clasificación
bioclimática de la vegetación, ver tabla CII.4.
Piso ecológico subnival
El piso subnival se encuentra únicamente en las zonas más altas de las cordilleras que
rodean el Valle Central de Cochabamba, aproximadamente por encima de 4 700 m de
altitud. Este piso ecológico tiene un bioclima criorotropical inferior pluviestacional
húmedo, con una vegetación (ver capítulo VIII), que corresponde a la geoserie de
Werneria melanandra-Deyeuxia minima (4 700 – 5 035 m), la cual incluye tanto las
praderas de Deyeuxia minima (comunidad climatófila), como la vegetación
edafoxerófila crioturbada de la asociación Nototriche obcuneata-Xenophyllum
ciliolatum además de la vegetación edafoxerófila de bloques rocosos (comunidad de
Deyeuxia glacialis) y de farallones de piedra (asociación de Woodsia
montevidensis-Saxifraga magellanica). Para mayor información de los valores e índices
bioclimáticos utilizados en la clasificación bioclimática de la vegetación de este piso,
ver tabla CII.5.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Buytaert, W., M. Vuille., A. Dewulf., R. Urrutia., A. Karmalkar & R. Célleri. 2010. Uncertainties
in climate change projections and regional downscaling in the Tropical Andes:
implications for water resources management. Hydrology and Earth System Sciences 14:
1247–1258.
Castaño, C. 2002. Páramos y Ecosistemas Altoandinos de Colombia en condición
hotspot y global climatic tensor. En: Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
ambientales. (Eds), pp 35-37. IDEAM: Bogotá.
Navarro, G. 2011. Clasificación de la Vegetación de Bolivia. Editorial Centro de Ecología
Difusión Simón I. Patiño. Santa Cruz. 713 p.
Van der Hammen, T. & H. Hooghiemstra. 2000. Neogene and Quaternary history of
vegetation, climate, and plant diversity in Amazonia. Quaternary Science Reviews 19:
725–742.
Rivas-Martínez, S., S. Rivas-Sáenz & A. Penas. 2011. Worldwide bioclimatic classification
system. Global Geobotany 1: 1-634.
21
22
Montano
Piso
ecológico
3.20
1.66
2.31
Mesotropical inferior xérico
semiárido superior
Mesotropical superior xérico
seco inferior
1.83
Mesotropical inferior xérico
semiárido superior
Mesotropical inferior xérico
seco superior
2.33
Mesotropical superior xérico
seco inferior
2.98
2.1
Mesotropical inferior xérico
seco inferior
Mesotropical inferior xérico
seco superior
1.84
Io
Mesotropical inferior xérico
semiárido superior
Piso bioclimático
0.20
0.05
0.19
0.22
0.10
0.16
0.1
0.21
Iod2
375
488
480
415
474
394
435
443
It
14.9
19.9
18.0
14.9
20.3
15.4
18.2
18.6
T
(°C)
415
397
692
534
448
430
460
411
2 769
2 695
2 584
2 614
2 597
2 690
2 548
2 597
25 años
17 años
25 años
32 años
23 años
25 años
25 años
15 años
San Benito
Sacaba
Pairumani
La Violeta
La Tamborada
Chimboco
Cochabamba
Cliza
Observación
P
Altitud
termoLocalidad
(mm)
(m) pluviométrica
Tabla CII.1. Valores e índices bioclimáticos para los observatorios meteorológicos del Valle Central de Cochabamba.
MARCO CLIMATICO
Orotropical inferior
pluviestacional mesofítico
húmedo inferior
Mesotropical inferior xérico
semiárido superior
Mesotropical inferior xérico
Mesotropical superior xérico
semiárido superior
Piso bioclimático
7.66
2.45
3.00
1.97
Io
1.92
0.15
0.22
0.01
Iod2
146
447
414
379
It
6.8
18.9
16.0
15.1
T
(°C)
631
588
579
356
3 726
2 560
2 721
2 705
25 años
19 años
25 años
25 años
Misicuni
Vinto
Tarata
Santa Lucia
Observación
P
Altitud
termoLocalidad
(mm)
(m) pluviométrica
Io= Índice ombrotérmico; Iod2 = Índice ombrotérmico de los dos meses más secos consecutivos; It = Indice de termicidad
T = Temperatura media anual; P = Precipitación media anual.
Altoandino
Montano
Montano
Montano
Piso
ecológico
Tabla CII.1. (Continuación) Valores e índices bioclimáticos para los observatorios meteorológicos del Valle Central de Cochabamba.
Contribución
23
Tabla CII.2. Clasificación bioclimática de la series de vegetación del piso ecológico Montano de la Provincia.
Boliviano-Tucumana.
MARCO CLIMATICO
24
Tabla CII.3. Clasificación bioclimática de la serie de vegetación del piso ecológico Altimontano de la Provincia
Puneña Mesofítica.
Contribución
25
26
Criorotropical inferior
pluviestacional húmedo inferior
Werneria
melanandraDeyeuxia minima
7,5
Io
2.5
Iod2
-
It
1,9 + 5
T
(°C)
228
Tp
828
622.4
Tp
P
Calc (mm)
> 4700
Altitud
(m)
Misicuni
Observatorio
de referencia
Io = Índice ombrotérmico; Iod2 = Índice ombrotérmico de los dos meses más secos consecutivos; It = Índice de termicidad;
T = Temperatura media anual más el valor del artificio matemático; Tp = Temperatura positiva; Tp Calc = Temperatura positiva.
calculada; P = Precipitación media anual.
Piso bioclimático
Geoserie
Tabla CII.5. Clasificación bioclimática de la geoserie de vegetación del piso ecológico Subnival de la Provincia Puneña Mesofítica.
Tabla CII.4. Clasificación bioclimática de la geoserie de vegetación del piso ecológico Altoandino de la Provincia Puneña Mesofítica.
MARCO CLIMATICO
LO
U
ÍT
P
A
C
eral
n
e
g
o
físic
o
e
og
c
r
a
M
III.
Índice general del capítulo
MARCO GEOFÍSCO GENERAL (Gonzalo Navarro)
• Evolución geológica y litología
• Geomorfología
o
Sistema de Modelado Glaciar y Periglaciar
o
Sistema de Modelado Complejo de Laderas Montañosas
o
Sistema de Modelado del Piedemonte Cordillerano
o
Sistema de Modelado Fluviolacustre del Fondo de Valle
• Suelos del Valle Central de Cochabamba
• Hidrología: Red fluvial
• Hidrogeología
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MARCO GEOFÍSICO
MARCO GEOFÍSCO GENERAL
Gonzalo Navarro
Evolución geológica y litología
La actual región del Valle Central de Cochabamba, ha pasado por una larga evolución
y sucesión de eventos geológicos, que condicionaron los tipos de rocas predominantes,
el relieve general de la zona y los diferentes tipos de organismos que a lo largo de las
eras geológicas fueron desarrollándose.
El estudio de la geología, litología, tectónica y paleontología del Valle, cuenta con
numerosos trabajos que han servido de base para la elaboración de esta síntesis. Entre
estos trabajos, son fundamentales los siguientes: Servant (1977), Lavenu et al. (1984),
Argollo (1994), GEOBOL (1994 a, b), Wirrmann & Mourguiart (1995), Suárez y Díaz (1999),
Renner y Velasco (2000), Suárez (2000 y 2007).
A continuación se resume la evolución geológica, las principales litologías y la
paleontología de la región, organizada a lo largo de las diferentes eras y períodos
geológicos, desde la era más antigua (Paleozoico) al período más reciente
(Cuaternario).
Dentro de cada uno de los diferentes períodos geológicos, se reconocen varias
formaciones litoestratigráficas, las cuales se definen como un determinado conjunto
característico de varios tipos de rocas o litologías organizadas generalmente en
estratos; conjuntos que se repiten a escala regional. Cada formación se nombra por la
localidad geográfica tipo donde la misma se describió por primera vez.
Así, el esquema jerarquizado de unidades geológicas, estratigráficas y litologías de la
zona de estudio, se presenta de forma simplificada y adaptada en la Tabla III.1.:
En los mares paleozoicos donde se depositaron los sedimentos de la
Formación Anzaldo vivieron los primeros peces primitivos encontrados en
Sudamérica, correspondientes a la especie Sacabambaspis janvieri, pez
agnato (sin mandíbulas) cuyos fósiles se han hallado en localidades de
Cochabamba como Sacabamba y Sacabambilla (Suárez, 2007).
También son frecuentes en la superficie de los estratos de limolitas y lutitas estructuras
sedimentarias como ondulitas y rizaduras, formando ondulaciones características,
testimonio de la energía y movimientos de las aguas marinas donde estas rocas se
depositaron (Fig. 3.10.).
Las rocas del período Ordovícico constituyen las litologías predominantes en la mayor
parte del área de trabajo tratada en este libro, principalmente en las montañas de la
Cordillera del Tunari, Serranía de San Pedro y serranías meridionales hacia Santiváñez
(GEOBOL, 1994 a y b), donde se distribuyen en grandes extensiones, siendo dominantes
las rocas de la Formación Anzaldo.
28
Evolución geológica y litología
Tabla III.1. Geología estratigráfica y litologías del Valle Central de Cochabamba.
ERA
PERÍODOS
FORMACIONES
LITOLOGÍAS PRINCIPALES (tipos de rocas)
AMBIENTE DE
DEPÓSITO
HOLOCENO
(cuaternario
reciente)
No
diferenciadas
Depósitos coluviales, aluviales, lacustres,
glaciares y fluvioglaciares: bloques,
gravas, arenas, limos y arcillas
Continental
PLEISTOCENO
(cuaternario
antiguo)
Sacaba
Arenas y arcillas gris verdosas con
niveles de tobas
Continental
Catavi
Areniscas micáceas gris verdosas
intercaladas con lutitas
Marino
costero y de
plataforma
continental
Uncía
Lutitas y limolitas grises a verdosas con
niveles de areniscas
Marino de
plataforma
continental y
costero
Cancañiri
Diamictitas marrones a gris verdosas,
con niveles de areniscas y limolitas
micáceas hacia el tope
Glaciomarino
San Benito
(Figs. 3.2.)
Cuarcitas duras, amarillentas y gris
claras, con capas delgadas
de limolitas y lutitas
Marino
costero
CUATERNARIA
TERCIARIA
PLIOCENO
SILÚRICO
PRIMARIA
(PALEOZOICO)
ORDOVÍCICO
Anzaldo
(Fig. 3.1.)
Limolitas intercaladas con areniscas gris
verdosas a marrón claras
Capinota
(Fig. 3.29.)
Lutitas gris oscuras con niveles de
areniscas marrón claras hacia el tope
de la formación
Marino de
plataforma
continental y
costero
Marino de
plataforma
continental
Los sedimentos que durante la Era Primaria o Paleozoica se depositaron
en los mares de esas épocas en la región del Valle de Cochabamba,
fueron plegados durante la Era Terciaria por los movimientos tectónicos,
originándose las cordilleras como la del Tunari.
29
MARCO GEOFÍSICO
Posteriormente al levantamiento de la Cordillera, durante los extensos periodos
glaciares e interglaciares del Cuaternario, se desarrolló una variada fauna de mamíferos
en las planicies del actual Altiplano, valles y llanos (Suárez, 2007).
En diferentes áreas del Río Rocha en Cochabamba, se ha encontrado una abundante
fauna fósil de marsupiales (parientes de las carachupas y canguros), armadillos gigantes
(gliptodontes), perezosos gigantes (megatéridos), carnívoros, roedores, elefantes
primitivos (mastodontes), ungulados primitivos (toxodontes, litopternos), y muchos otros
grupos más.
La evolución geológica y climática del Cuaternario tuvo una importancia determinante
en el desarrollo de la vegetación y los ecosistemas. Basándonos en varios trabajos clave
sobre el tema que incluyen la región de Cochabamba (Servant, 1977; Rieu et al., 1981;
Lavenu et al., 1984; Veit, 1992; Argollo, 1994; Wirrmann & Mourguiart, 1995; Strahl, 1998;
Renner y Velasco, 2000), es posible resumir esta evolución, la cual se presenta
seguidamente de forma esquemática, haciendo énfasis en los eventos glaciares e
interglaciares y lacustres que afectaron al Valle Central de Cochabamba.
La glaciación Choqueyapu se desarrolló desde hace unos 40 000 años hasta hace 15 000
años, en forma de tres máximos o pulsos de frío intenso denominados fases glaciares
Choqueyapu I, II y III. Para Argollo (1994), las geoformas y depósitos glaciares hoy
observables en la Cordillera del Tunari corresponden a la glaciación Choqueyapu III, no
habiendo registros de las anteriores glaciaciones en esta cordillera.
Entre cada una de esas fases glaciares ocurrieron épocas más cálidas o interglaciares,
durante las cuales se formaron extensos lagos antiguos en el Altiplano y también las
lagunas de los valles interandinos como el de Cochabamba.
Entre las glaciaciones Choqueyapu I y Choqueyapu II se desarrolló la fase lacustre que dio
lugar al gran Lago Minchin en el Altiplano centro y sur de Bolivia, entre 26 000 y 28 000 años
antes de la actualidad. Durante esta fase lacustre, se originó la primitiva Laguna Alalay
hace aproximadamente unos 25 000 años (Rieu et al., 1981; Lavenu et al., 1984; Wirrmann
& Mourguiart, 1995).
Después de la glaciación Choqueyapu III, entre 15 000 y 10 000 años antes de la
actualidad, sobrevino una época lacustre más cálida, durante la cual se formó el
antiguo Lago Tauca en el Altiplano Central y también las lagunas Pampa y Urkupiña en
el valle de Cochabamba (Rieu et al., 1981; Lavenu et al., 1984; Wirrmann & Mourguiart,
1995).
En el siguiente cuadro (Tabla III.2), se ordenan los eventos glaciares y lacustres citados:
30
Geomorfología
Tabla III.2. Épocas glaciares y lacustres en el Valle Central de Cochabamba.
EDAD (años
antes de la
actualidad)
0
200
500
GLACIACIONES
ÉPOCAS FRÍAS
ÉPOCAS LACUSTRES
CLIMA GENERAL
Actual
Pequeña Edad
de Hielo
Más frío y húmedo que el actual
1400
Más húmedo y lluvioso que el actual
3 400
Más árido y seco que el actual
Más húmedo y lluvioso que el actual
LAGO TAUCA
Lagunas Pampa y Urkupiña
10 000
15 000
16 000
Más lluvioso y templado
CHOQUEYAPU III
Muy frío y oscilando de lluvioso a seco
CHOQUEYAPU II
LAGO MINCHIN
Laguna Alalay
26 000
Más lluvioso y templado
35 000
CHOQUEYAPU I
Muy frío y oscilando de lluvioso a seco
40 000
Geomorfología
Las formas del relieve terrestre (geoformas) del Valle Central de Cochabamba, se hallan
condicionadas por la evolución geológica, por la litología y por los cambios acaecidos
en el clima y la vegetación del valle, en especial durante la era cuaternaria.
Trabajos importantes sobre la geomorfología del Valle, con enfoque morfogenético
(procesos de origen de las formas del relieve), son Rieu et al. (1981), IAO (1998), Renner
y Velasco (2000); mientras que una aproximación fisonómica (basada sólo en el aspecto
y morfología) a las geoformas con fines de mapeo, puede encontrarse en CLAS-UMSS
(2013).
Seguidamente, se enumeran y resumen brevemente los procesos geomorfológicos y las
geoformas fundamentales del Valle Central, presentándolas ordenadas según los
principales sistemas de modelado geomorfológico existentes.
Sistema de modelado glaciar y periglaciar
La glaciación Choqueyapu, especialmente la fase Choqueyapu III tuvo una
importancia decisiva en el modelado y tipos de depósitos de las zonas altas de la
Cordillera del Tunari (Veit, 1992; Argollo, 1994; Renner y Velasco, 2000).
Las principales geoformas y depósitos de origen glaciar en la Cordillera del Tunari, son:
Circos glaciares: Situados en las partes más elevadas de la Cordillera, dando
31
Geomorfología
ordenados groseramente (“grézes litées”) en capas de distinta granulometría y con
mayor o menor presencia de matriz arcillo-limosa (Fig. 3.6.).
Lóbulos de solifluxión: similares a los de gelifluxión pero desarrollados en el piso
altimontano inferior y en piso montano superior, donde ocupan áreas menos extensas que
los fenómenos de gelifluxión, estando restringidos a determinadas zonas con pendientes
muy fuertes, mayormente entre 3 000 m y 3 500 m de altitud aproximadamente.
MOVIMIENTOS EN MASA RÁPIDOS O MUY RÁPIDOS
A diferencia del grupo anterior de fenómenos, estos son movimientos masivos y rápidos,
que afectan a volúmenes importantes del terreno en zonas inestables de las laderas
con pendientes elevadas, con saturación de humedad y a menudo también con
estratos rocosos inclinados o buzando en el sentido de la pendiente. Tres tipos de
movimientos en masa pueden documentarse para las laderas sur de la Cordillera del
Tunari:
Deslizamientos de ladera (“landslides”): movimientos en masa del terreno, que se
hunde o desprende deslizándose ladera abajo afectándose extensiones diversas que
pueden ser considerables (mayores a 1 Ha). Se distribuyen de forma dispersa por las
laderas montañosas meridionales del Tunari, localizándose principalmente en los pisos
ecológicos altimontano y montano superior (Figs. 3.13., 3.14. y 3.15.). En conjunto, los
deslizamientos de ladera del Tunari pueden clasificarse como rotacionales y como
translacionales en la tipología de Highland & Bobrowsky (2008), habiéndose producido
en el pasado, probablemente a lo largo de épocas más lluviosas en los últimos miles de
años.
Avalanchas de derrubios (debris avalanche): causadas cuando partes muy
inestables de una ladera colapsan y los fragmentos rocosos fluyen con la tierra de forma
muy rápida ladera abajo (“mazamorra”), dejando una “cicatriz” generalmente de
forma cóncava semi-cónica. Varias de estas avalanchas antiguas se ubican en el piso
ecológico montano superior del Tunari, entre 2 800 m y 3 000 m de altitud (Fig. 3.16.).
Coluviones de ladera: originados por desprendimiento y caída de piedras y
bloques rocosos que se acumulan en zonas más estables de las laderas formando
campos de piedras, gleras o canchales (“salle”) de extensiones diversas, pero no muy
grandes en general. Son más frecuentes en el piso altimontano (Fig. 3.7.).
DISECCIÓN FLUVIAL
Procesos erosivos lineales muy activos, causados por la acción de torrentes montañosos
de diversos tamaños que diseccionan intensamente las laderas meridionales del Tunari,
principalmente en los pisos ecológicos montano superior y altimontano (Fig. 3.8.).
Constituyen cursos fluviales con régimen esporádico y discontinuo, que por lo general
únicamente llevan agua en la época de lluvias o con motivo de tormentas o
precipitaciones intensas ocasionales.
La mayor parte de estos torrentes de montaña presentan a diversas escalas la típica
morfología que incluye una cuenca de recepción fuertemente erosiva y de forma casi
cónica, seguida de un abrupto canal de desagüe fuertemente incidido sobre la ladera
y un cono de deyección con depósito de sedimentos en su salida al valle, en el pie de
33
MARCO GEOFÍSICO
la Cordillera, el cual da lugar a los abanicos aluviales de piedemonte (Figs. 3.17., 3.18. y
3.19.).
RELIEVES ESTRUCTURALES DE LADERA
Debido al origen del Valle Central como una serie de hundimientos tectónicos
progresivos del Graben valluno con respecto a los Horst elevados constituidos por las
cordilleras que lo circundan, se han desarrollado varias superficies de erosión antiguas a
diferentes altitudes, las cuales conforman un relieve escalonado a gran escala que es
particularmente notorio en las laderas montañosas meridionales de la Cordillera del
Tunari (Fig. 3.13.).
Sistema de modelado del piedemonte cordillerano
Al pie de la Cordillera del Tunari se extienden una serie de superficies geomorfológicas
formadas básicamente por la acumulación y esparcimiento de sedimentos procedentes
de la erosión de las montañas. Estas superficies se hallan especialmente bien
desarrolladas en el flanco norte del Valle Central, al pie de las laderas meridionales de la
Cordillera, mientras que son incipientes o poco desarrolladas en los flancos sur del Valle
al pie de las bajas serranías de Santibáñez.
Dos tipos de estructuras conforman el sistema de modelado del piedemonte: abanicos o
conos aluviales y glacis aluvial.
Abanicos aluviales: son esparcimientos de sedimentos en forma de cono o
abanico situados al pie de la Cordillera del Tunari, en la desembocadura de las
torrenteras que disectan las laderas montañosas (Fig. 3.19.). Constituidos
fundamentalmente (Fig. 3.20.) por sedimentos detríticos gruesos como piedras, bloques,
y gravas con clastos (fragmentos de rocas) sub-rodados o angulosos, en una matriz
areno-limosa (Rieu et al., 1981).
Existen tres generaciones de abanicos (Servant, 1977; Rieu et al., 1981; Lavenu et al., 1984;
Wirrmann & Mourguiart, 1995), superpuestos a diferentes altitudes según su antigüedad
relativa, de forma que los abanicos más recientes han cortado erosionando y
avanzando sobre la superficie de abanicos más antiguos.
Glacis aluvial: superficie en leve pendiente hacia el sur (Fig. 3.19.), que conecta
los abanicos aluviales con las llanuras aluviales y terrazas fluviales del fondo del valle (IAO,
1998). Los sedimentos que constituyen el glacis van decreciendo en granulometría al
alejarse del pie de la Cordillera, siendo arenoso-limosos con abundantes piedras en la
zona topográficamente más alta y disminuyendo progresivamente la proporción de
gravas y arenas hacia la zona más baja donde son fundamentalmente limo-arcillosos.
Sistema de modelado fluviolacustre del fondo de valle
Cursos fluviales, llanuras aluviales y terrazas fluviales: El Valle Central de
Cochabamba pertenece en su totalidad a la Cuenca del Río Rocha y se halla surcado
por los ríos Rocha y Tamborada, que han formado llanuras aluviales con dos niveles de
terrazas fluviales. Las terrazas del Río Rocha son muy notorias entre la ciudad de
Cochabamba y la de Sacaba (Rieu et al., 1981; IAO, 1998). Los sedimentos del Río Rocha
son mayormente finos, areno-limosos y arcillosos, sin embargo hacia la base a menudo
existen niveles más antiguos de cantos rodados fluviales. Asimismo, estos sedimentos
fluviales se hallan enriquecidos en carbonatos y cloruros (Rieu et al., 1981; IAO, 1998).
34
Suelos
Depresiones lacustres: según Rieu et al. (1981), la curva de nivel de 2 530 m en el
Valle Central de Cochabamba situaría aproximadamente el límite superior de un
antiguo lago que ocupó el fondo de la Cuenca hace entre 10 000 y 15 000 años, antes
del encajamiento del Río Rocha sobre el mismo. Como testimonio de ese paleo-lago,
originado en la fase lacustre Tauca, quedan las lagunas residuales de Urkupiña y Pampa
(Rieu et al., 1981; Lavenu et al., 1984; Wirrmann & Mourguiart, 1995). La Laguna Alalay
(Fig. 3.21.) representaría una cubeta lacustre más antigua, de unos 25 000 años de
edad, originada en la fase lacustre Minchin y posteriormente colmatada (rellenada por
sedimentos) de forma natural (Rieu et al., 1981; Lavenu et al., 1984; Wirrmann &
Mourguiart, 1995), estando ubicada en el glacis del Cerro de San Pedro.
Suelos del Valle Central de Cochabamba
Los suelos del Valle de Cochabamba tienen en general una estrecha correlación con su
posición en los gradientes topográficos y geomorfológicos característicos de cada uno
de los pisos ecológicos altitudinales de la región.
De manera general, puede afirmarse que los suelos de las zonas altas y laderas de la
Cordillera son pobres a muy pobres en sales minerales solubles (de calcio, magnesio,
potasio y sodio). Observándose un progresivo enriquecimiento de estas sales en los
suelos y el agua, con un gradiente dirigido hacia el fondo plano del Valle, de manera
que el piedemonte cordillerano, abanicos aluviales y glacis alto tienen suelos
enriquecidos en calcio, mientras que las partes más bajas del valle presentan suelos con
notorio enriquecimiento en sodio.
Diferentes trabajos e investigaciones incluyen como objeto principal o como
componente a la edafología del Valle, principalmente Rieu et al. (1981), IAO (1998) y
CLAS-UMSS (2013). Por la fecha de realización, las dos primeras de estas publicaciones
siguen taxonomías de suelos (USDA y FAO) que han ido siendo modificadas y ajustadas
posteriormente, en particular el esquema taxonómico de FAO cuyo ajuste más reciente
(2007), publicado en español es el que seguimos para esta síntesis. El trabajo de
CLAS-UMSS de 2013 únicamente categoriza los tipos de suelos a nivel muy general en los
grandes grupos de la clasificación de USDA.
Suelos con enraizamiento limitado debido a hielo o fuerte pedregosidad o rocas
someras
Conjunto de grupos de suelos típicos de la alta montaña y de las laderas cordilleranas
con fuertes pendientes, afloramientos rocosos y depósitos de piedras (“salle”). Dos
grupos de referencia existen en el Valle Central de Cochabamba:
CRIOSOLES: Suelos poco desarrollados, afectados por una capa de tierra congelada en
el subsuelo. Los suelos de las zonas próximas a la cumbre del Tunari, en el piso subnival y
restringidos a altitudes por encima de unos 4 800 m, pueden incluirse en este grupo en
base a nuestras observaciones directas en campo.
LEPTOSOLES: Suelos muy delgados, con menos de 25 cm desde la superficie hasta el
contacto con una roca continua. O bien suelos extremadamente pedregosos. En IAO
(1998) se mencionan como leptosoles dístricos para los pisos altimontano y montano,
pero son frecuentes en todas las laderas de la Cordillera que miran al Valle.
35
MARCO GEOFÍSICO
GRUPOS DE SUELOS DE REFERENCIA (GSR) DEL VALLE CENTRAL DE COCHABAMBA
Suelos con enraizamiento limitado debido a hielo o fuerte pedregosidad o rocas
someras
CRIOSOLES
LEPTOSOLES
Suelos relativamente jóvenes o suelos con poco o ningún desarrollo del perfil
REGOSOLES
CAMBISOLES
UMBRISOLES
Suelos con gruesas capas orgánicas
HISTOSOLES
Suelos influenciados por agua
FLUVISOLES
GLEYSOLES
SOLONCHAKS
SOLONETZS
Suelos con acumulación de sales menos solubles o sustancias no salinas
GIPSISOLES
CALCISOLES
Suelos con subsuelo enriquecido en arcilla
ACRISOLES
LUVISOLES
Suelos con fuerte influencia humana
ANTROSOLES
TECNOSOLES
Suelos relativamente jóvenes o suelos con poco o ningún desarrollo del perfil
Conjunto de grupos de suelos propios de situaciones topográficas que limitan su
desarrollo y evolución, principalmente debido a factores como pendientes medias o
altas en laderas y piedemontes cordilleranos sometidos a activos fenómenos de erosión
y depósito, donde predominan procesos iniciales de formación y desarrollo de los suelos
como la meteorización o intemperización, con desarrollo variable de horizontes de
humus en relación al clima, humedad y vegetación de cada piso ecológico.
Los grupos de referencia reportados para la zona de estudio, ordenados de menor a
mayor grado de desarrollo y evolución, son:
REGOSOLES: Suelos minerales, con escaso a nulo desarrollo de horizontes, constituidos
por materiales o depósitos de aporte coluvial (aportados por la caída o deslizamiento
de materiales pedregosos o arcillo-limosos en laderas montañosas) no consolidados,
con evolución limitada por la juventud de los depósitos o por activos procesos erosivos
o por la aridez del clima (Figs. 3.22. y 3.23.).
UMBRISOLES: Suelos caracterizados por presentar únicamente un horizonte de
diagnóstico úmbrico, que es un horizonte superficial grueso (espesor mayor a 10 cm), de
36
Suelos
color oscuro, con baja saturación en bases (menor al 50%), generalmente ácido y con
un contenido moderado a alto de materia orgánica. Son muy frecuentes o dominantes
en las laderas altas bien drenadas de la Cordillera del Tunari, particularmente en el piso
ecológico altoandino y en la zona superior del piso altimontano (Figs. 3.24. y 3.6.). Han
sido referidos bajo otras categorías taxonómicas hoy en desuso por IAO (1998), tales
como Umbric Regosols, Umbric Acrisols y otros.
CAMBISOLES: Suelos poco evolucionados, con un horizonte cámbico sub-superficial de
diagnóstico, caracterizado porque tiene evidencias de alteración respecto a los
horizontes subyacentes al mismo, como un claro aumento de la fracción de tierra fina
frente a las rocas originales. Frecuentes en el Valle Central de Cochabamba, tanto en
zonas de laderas montañosas cordilleranas con menor pendiente y erosión, como
también en el piedemonte y fondo del valle (Fig. 3.25.). Han sido referidos y reportados
en todos los trabajos consultados (Rieu et al., 1981; IAO, 1998 y CLAS-UMSS, 2013),
aunque a menudo con otras denominaciones taxonómicas, tanto en la antigua
clasificación de FAO como en la de USDA.
Suelos con gruesas capas de materia orgánica
HISTOSOLES : Suelos con horizonte superficial oscuro, muy rico en materia orgánica (más
del 20-30 %), generalmente espeso (como mínimo de 10 cm de espesor) y saturado de
agua al menos por 30 días consecutivos la mayoría de los años.
Son los suelos típicos de los bofedales o turberas altoandinas del Tunari, formados
generalmente por encima de 3 900 m de altitud en márgenes pantanosos de lagunas
glaciares, en las orillas de arroyos o en laderas por donde fluyen aguas procedentes de
surgencias o manantiales (Fig. 3.26).
Suelos influenciados por agua
Conjunto de grupos de suelos con procesos determinados por la presencia de agua
superficial o subterránea. Son propios de los márgenes de ríos y arroyos, así como
también en el piedemonte y fondo del Valle de Cochabamba. Los grupos existentes en
el Valle Central son los siguientes:
FLUVISOLES: Suelos caracterizados por tener materiales flúvicos, es decir, suelos formados
a partir de sedimentos fluviales o lacustres que periódicamente reciben o han recibido
nuevos materiales, originando capas, estratos o laminación en el propio sedimento (Fig.
3.27.).
GLEYSOLES: Suelos afectados por un nivel freático subterráneo poco profundo que
anega la base del perfil y que fluctúa según la época del año, subiendo a menudo a la
superficie en época de lluvia. Se presentan principalmente en la parte baja
fluvio-lacustre del valle.
SOLONETZS: Suelos salinos fuertemente alcalinos y muy arcillosos, típicos de climas con
época seca marcada y con precipitaciones anuales entre 400 y 500 mm (FAO, 2007). En
el Valle Central de Cochabamba se presentan en las partes más bajas y peor drenadas
del mismo, habiendo sido reportados como Aquic natrargids, Solonetz s.s. “serie Trojes”
(Rieu et al., 1981).
37
MARCO GEOFÍSICO
Hidrología: red fluvial
El área de trabajo incluida en este libro pertenece toda ella a la cuenca hidrográfica
del Río Rocha, el cual a su vez constituye las nacientes del gran sistema fluvial del Río
Grande (ríos Caine, Mizque y Grande).
El Río Rocha nace en el piso altimontano de las serranías cordilleranas del este de
Sacaba, entre esta población y la de Aguirre (IGM, 1975 y 1996). Su principal afluente es
el Río Tamborada, que nace del Río Sulti el cual a su vez se origina en las pequeñas
serranías que separan el Valle Central del Valle Alto, entre Uspa Uspa y Angostura. El Río
Tamborada desemboca en el Río Rocha al sur de Colcapirhua.
El Río Rocha se halla canalizado desde su ingreso al casco urbano de la ciudad de
Cochabamba. Los tramos no canalizados, así como el Río Tamborada, muestran un
patrón morfológico de ríos casi rectilíneos, con secciones meándricas de baja a media
sinuosidad (según la tipología de Leopold & Wolman, 1957) como la parte del
Tamborada inmediatamente al sur del Aeropuerto; entrando mayormente en la
categoría de ríos tipo C según la clasificación de Rosgen (1994), ríos caracterizados por
tener cauces únicos, poco incididos, moderada sinuosidad, desarrollarse en rangos de
pendientes topográficas bajas (< 2%), y tener un perfil transversal del cauce
moderadamente asimétrico.
La red hidrográfica secundaria consta de numerosos arroyos y quebradas torrentosas
que descienden principalmente de la Cordillera del Tunari y confluyen en dirección sur
hacia el centro de la cuenca, aunque solo algunas de ellas llegan a desembocar
efectivamente en el cauce del Río Rocha, mientras que otras pierden sus aguas por
infiltración en los abanicos aluviales o el glacis del piedemonte.
Por el sur de la cuenca, los arroyos y quebradas que discurren desde las bajas serranías
de Santiváñez-Angostura- Fhiruru hacia el norte son menores y en menor número,
mostrando asimismo un menor grado de incisión o disección sobre las laderas
montañosas.
Hidrogeología
Los flujos, acumulación y patrones de circulación de las aguas subterráneas, así como su
relación con los flujos de agua superficial son de especial importancia en
Cochabamba, tanto para la dinámica global de los ecosistemas como
indudablemente como factor crítico para el consumo humano.
La principal fuente de datos sobre la hidrogeología del Valle Central de Cochabamba
procede del PROYECTO INTEGRADO DE RECURSOS HÍDRICOS EN COCHABAMBA, PIRHC
(1987); estos datos, han sido posteriormente complementados principalmente por
Renner y Velasco (2000).
Tipos de acuíferos
Los citados autores diferencian varios tipos de acuíferos para la región de estudio, que
se presentan en el siguiente esquema y son caracterizados brevemente a continuación:
1. Acuíferos en depósitos porosos no consolidados
1 a. Acuíferos extensos y productivos
39
Suelos
Suelos con acumulación de sales menos solubles o sustancias no salinas
Conjunto de grupos de suelos en los cuales se acumulan en el subsuelo arcilla y sales
menos solubles, tales como carbonato y sulfato de calcio, formando concentraciones
difusas o pulverulentas o precipitaciones en forma de nódulos o costras. Según Rieu et
al. (1981), en el Valle Central de Cochabamba, estos grupos de suelos se distribuyen en
la zona media y baja del glacis coluvio-aluvial, con pendientes suaves o muy bajas,
principalmente en el sureste de la Cuenca.
Dos grupos han sido reportados para el Valle Central: GIPSISOLES (con acumulación de
yeso) y CALCISOLES (con acumulación de carbonato cálcico).
Suelos con subsuelo enriquecido en arcilla
Grupos de suelos caracterizados por presentar un horizonte B de acumulación de arcilla
lavada o lixiviada desde los horizontes superiores. Son suelos bastante evolucionados,
que se han desarrollado hace tiempo en partes más estables geomorfológicamente y
más antiguas de las laderas montañosas del Tunari y en los abanicos aluviales altos del
piedemonte (IAO, 1998). Incluyen dos grupos en el Valle Central de Cochabamba:
ACRISOLES: Suelos muy meteorizados, ácidos, con horizontes B enriquecidos en arcilla
por lixiviación, que tienen baja saturación en bases cambiables (< 50%) y arcillas con
baja capacidad de intercambio catiónico. Han sido reportados por IAO (1998) en
diversas zonas de los pisos ecológicos altoandino y altimontano.
LIXISOLES: Similares a los acrisoles pero tienen alta saturación en bases del complejo de
cambio (> 50%) y arcillas de baja capacidad de intercambio catiónico. Citados por IAO
(1998) para algunas unidades de paisaje de los pisos ecológicos altoandino y
altimontano.
Suelos con fuerte influencia humana
Conjunto de suelos directamente influidos por la actividad del hombre, principalmente
suelos de cultivo y suelos urbanos o periurbanos. No han sido reportados como tales
hasta ahora en ninguno de los trabajos consultados sobre los suelos de Cochabamba.
Son los suelos dominantes en todo el fondo fuertemente antropizado del Valle Central
de Cochabamba, incluyendo dos grupos de referencia:
ANTROSOLES: Suelos profundamente modificados por actividades humanas desde
hace largo tiempo, actividades que incluyen principalmente la agricultura (riego,
labranza) y la adición de materiales como abonos orgánicos o fertilizantes químicos (Fig.
3.28. y 3.30.).
TECNOSOLES: Grupo de suelos urbanos e industriales originados a partir de materiales
hechos por el hombre (escombros, pavimentos, geomembranas), o sacados a la
superficie por la actividad humana (escorias y estériles de minería). Así como también
suelos formados a partir de vertidos o desechos antrópicos (vertederos, basureros).
Actualmente, este grupo de suelos está en progresivo aumento en cuanto a su
extensión, ocupando las zonas urbanas y periurbanas de la ciudad de Cochabamba y
las poblaciones del valle central (Figs. 3.31. y 3.32.).
38
MARCO GEOFÌSICO
2. Acuíferos en rocas fisuradas
Conjunto de acuíferos en general de menor importancia, desarrollados en rocas
compactas consolidadas de las serranías y cordillera, que llegan a ser permeables
debido a la existencia en ellas de sistemas de fracturas o fisuras.
3. Acuíferos locales
Son los existentes en las extensas áreas de la cordillera y serranías constituidas por rocas
de baja permeabilidad donde solo se produce la infiltración local de aguas siguiendo
planos de fracturas o discontinuidades entre los estratos.
41
Hidrología
1 a. 1. Abanicos aluviales
1 a. 2. Terrazas de los ríos de pendientes bajas
1 b. Acuíferos locales o discontinuos de producción moderada
1 b. 1. Depósitos fluvio-lacustres
1 b. 2. Terrazas aluviales de ríos de pendientes altas
2. Acuíferos en rocas fisuradas
3. Acuíferos locales (en rocas porosas o fisuradas)
1. Acuíferos en depósitos porosos no consolidados
Son los de mayor importancia, desarrollados a favor de sedimentos sueltos de textura
gruesa, como bloques pedregosos, gravas y arenas. Incluyen principalmente las zonas
de abanicos aluviales y las terrazas fluviales. A su vez, se subdividen en dos grupos
(Renner y Velasco, 2000):
1 a. Acuíferos extensos y productivos
Con dos grupos de acuíferos de gran importancia en la dinámica y reservas de las
aguas subterráneas:
1 a. 1. Abanicos aluviales: corresponden al sistema de abanicos aluviales del
piedemonte de la Cordillera en el norte y suroeste del Valle Central. Presentan óptimas
condiciones debido a su recarga rápida, a su elevada permeabilidad y conductividad
debidas a la textura gruesa de los sedimentos (gravas, piedras, arenas); así como por su
calidad hidroquímica, siendo sobre todo aguas cálcico bicarbonatadas
moderadamente mineralizadas (Renner y Velasco, 2000) y aptas para el consumo
humano. Por todo ello, son los acuíferos más importantes del valle.
1 a. 2. Terrazas de los ríos de pendientes bajas: Se incluyen aquí los acuíferos
desarrollados en las terrazas fluviales de los ríos Rocha, Viloma y Tacata, para el área del
Valle Central. Tienen una extensión y permeabilidad considerables por lo que se
incluyen en el conjunto de acuíferos importantes pero de relevancia inferior a la de los
abanicos aluviales.
1 b. Acuíferos locales o discontinuos de producción moderada
Grupo de acuíferos de importancia secundaria en relación tanto a su extensión como a
su capacidad de acumulación de aguas subterráneas. Renner y Velasco (2000),
diferencian dos tipos de acuíferos en este grupo:
1 b. 1. Depósitos fluvio-lacustres: unidad constituida por el glacis bajo o distal del centro
del valle y por los depósitos fluvio-lacustres del sur del mismo, tanto en el casco urbano
de Cochabamba como al sur de Sacaba.
1 b. 2. Terrazas aluviales de ríos de pendientes altas: incluyen sedimentos de textura
gruesa como cantos rodados fluviales, grava y arena. Su limitada extensión los sitúa en
el grupo de producción moderada de aguas subterráneas.
40
MARCO GEOFÍSICO
Fig. 3.1. Detalle de la Formación Anzaldo
(Ordovícico) en la Cordillera del Tunari: areniscas
intercaladas con limolitas. Foto: G. Navarro
Fig. 3.2. Detalle de la Formación San Benito
(Ordovícico) en la Cordillera del Tunari: cuarcitas
duras compactas. Foto: G. Navarro
Fig. 3.3. Morrenas en vallecitos glaciares de la
Cordillera de Cochabamba (Tahua Cruz), 4 420 m.
Imagen Google earth.
Fig. 3.4. Morrenas en la Laguna de Wara-Wara
(Cordillera del Tunari). Imagen Google earth.
Fig. 3.5. Ladera con lóbulos o terracillas de
gelifluxión. Jankho-Khala, San Miguel.
Imagen Google earth.
Fig. 3.6. Corte de ladera con recubrimiento de
derrubios periglaciares ordenados (“grézes
litées”). Jankho-Khala, San Miguel.
Foto: G. Navarro
42
MARCO GEOFÍSICO
Fig. 3.7. Coluviones de ladera. Cordillera del
Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 3.8. Torrentes de ladera en las faldas
montañosas meridionales del Tunari.
Imagen Google earth.
Fig. 3.9. Mega-escalonamientos de la ladera sur
de la Cordillera, de origen tectónico. Zona de
Laguna Larati. Imagen Google earth.
Fig. 3.10. Ondulitas en la superficie de los estratos
de limolitas de la Formación Anzaldo. Base
occidental del Cerro de San Pedro.
Foto: G. Navarro
Fig. 3.11. Depósitos de Till glaciar en las faldas de
la Cordillera del Tunari. 3 900 m. Foto: G. Navarro
Fig. 3.12. Bloque de roca “aborregada”, pulida
por acción glaciar y con estrías glaciares en su
superficie. Cordillera del Tunari. Foto: G. Navarro
43
MARCO GEOFÍSICO
Fig. 3.13. Laderas meridionales del Tunari con
huellas de deslizamientos de ladera antiguos,
fijados por la vegetación. Foto: G. Navarro
Fig. 3.14. Laderas meridionales del Tunari con
huellas de deslizamientos de ladera antiguos,
fijados por la vegetación. Foto: G. Navarro
Fig. 3.15. Laderas meridionales del Tunari con
huellas de deslizamientos de ladera antiguos,
fijados por la vegetación. Foto: G. Navarro
Fig. 3.16. Huella dejada por antigua avalancha
de derrubios en las laderas meridionales inferiores
del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 3.17. Detalle de torrente de montaña en las
laderas meridionales del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 3.18. Cuenca de recepción cónica y canal
de desagüe abrupto en un gran torrente de
montaña de las laderas meridionales del Tunari.
Foto: G. Navarro
44
MARCO GEOFÍSICO
Fig. 3.19. Abanicos aluviales y glacis del
piedemonte de la Cordillera del Tunari. Vista
aérea. Foto: G. Navarro
Fig. 3.20. Corte de depósitos sedimentarios en la
porción media del abanico aluvial de Taquiña.
Foto: G. Navarro
Fig. 3.21. Vista de la Laguna Alalay desde el Cerro
de San Pedro. Foto: G. Navarro
Fig. 3.22. Perfil de suelo Regosol dístrico. Laderas
occidentales del Cerro San Pedro.
Foto: G. Navarro
Fig. 3.23. Perfil de suelo Regosol sódico-gleico.
Zona de La Mayca. Foto: G. Navarro
Fig. 3.24. Perfil de suelo Umbrisol cámbico.
Cordillera del Tunari, Tahua Cruz. 4 400 m.
Foto: G. Navarro
45
MARCO GEOFÍSICO
Fig. 3.25. Perfil de suelo Cambisol
dístrico-esquelético.
Laderas
meridionales del Tunari, 3 560 m.
San Miguel. Foto: G. Navarro
Fig. 3.26. Perfil de suelo Histosol.
Bofedal del Tunari, Tahua Cruz.
4 400 m. Foto: G. Navarro
Fig. 3.27. Perfil de suelo Fluvisol
eútrico. Entre Quillacollo y Liriuni,
2 680 m. Foto: G. Navarro
Fig. 3.28. Panorámica aérea del
fondo del valle de Cochabamba
con actividades agrícolas sobre
suelos del grupo Antrosoles.
Foto: G. Navarro
Fig. 3.29. Vista aérea de afloramientos
de la Formación Capinota (lutitas
deleznables grises y oscuras) en las
laderas de los cerros entre el Valle
Central y el Valle Alto. Foto: G. Navarro
Fig. 3.30. Suelos de cultivo con
regadío
regular
(Antrosoles
irrágricos
eútricos)
entre
Quillacollo y Liriuni.
Foto: G. Navarro
Fig. 3.31. Gravera de extracción de áridos con
suelos antrópicos (Tecnosoles spólicos).
Foto: G. Navarro
46
Fig. 3.32. Basurero urbano con suelos antrópicos
(Tecnosoles gárbicos). Foto: G. Navarro
REFERENCIAS
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48
MARCO GEOFÍSICO
lugar a picos o cumbres talladas por los glaciares, al pie de los cuales se hallan formas
de circos glaciares típicos donde se acumuló y se acumula actualmente el hielo. A su
vez, estos circos constituyen importantes nacientes hidrográficas y lugares de formación
de lagunas glaciares.
Renner y Velasco (2000) cartografían casi 50 circos glaciares entre el Cerro Tunari y la
alta cordillera de Sacaba.
Valles glaciares: típicamente con sección transversal en U, en el Tunari han sido
en muchos casos parcialmente remodelados por la acción erosiva fluvial post glacial
mediante torrenteras y quebradas que han incidido y disectado en forma de V los
perfiles de muchos altos valles cordilleranos, sobre todo en su tramo inferior.
Morrenas: de tipo frontal o transversal y de tipo longitudinal, son frecuentes en el
conjunto de la alta Cordillera (Figs. 3.3 y 3.4.), constituidas por sedimentos glaciares
poco consolidados (Till) o consolidados (Tillita), que constan de clastos (piedras,
bloques) angulosos y heterométricos a menudo pulidos y con estrías notables por la
acción del transporte por el hielo (Figs. 3.11. y 3.12.).
Lagunas glaciares: en las cumbres y divisorias de la Cordillera del Tunari existe un
numeroso conjunto de lagunas de origen glaciar en general de pequeño tamaño,
establecidas a diferentes altitudes a lo largo de los altos valles glaciares, la mayoría
entre 4 300 y 4 600 m, con algunas situadas en torno a los 4 800 m (Figs. 3.3. y 3.4.).
Depósitos fluvio-glaciares: Los depósitos glaciares del Tunari han sido
remodelados y transportados posteriormente, a lo largo de los últimos 10 000 años,
originándose extensos depósitos fluvioglaciares que cubren partes importantes de las
laderas montañosas en los pisos altoandino y altimontano. Estos depósitos están
constituidos por mantos de piedras y bloques heterométricos (de tamaños muy
diferentes) y sub rodados por la acción de los torrentes que arrastraron parte de los
sedimentos glaciares (till y tillitas); embutidos en una matriz (masa dominante de la roca)
fundamentalmente limo-arcillosa.
Sistema de modelado complejo de laderas montañosas
Las laderas montañosas meridionales de la Cordillera del Tunari presentan en conjunto
pendientes fuertes o muy fuertes hasta medias, y son afectadas por intensos procesos
de erosión y deposición que condicionan de forma importante la dinámica y desarrollo
de la vegetación y los ecosistemas. Los principales procesos y geoformas de ladera son
los siguientes:
MOVIMIENTOS EN MASA LENTOS
Movimientos lentos y progresivos del terreno ladera abajo, favorecidos por la saturación
en humedad del suelo con aguas procedentes del deshielo o de la lluvia. Dos tipos se
hallan en las laderas del Tunari:
Lóbulos de gelifluxión: deslizamientos o reptación lenta (“creeping”) del suelo,
formando lóbulos festoneados y terracillas escalonadas (Fig. 3.5.) que cubren en
conjunto extensiones importantes de altas laderas montañosas expuestas al sur, sobre
todo entre 4 000 y 4 200 m de altitud. Están constituidos internamente por derrubios
periglaciares de tamaño medio o pequeño (piedras angulosas o subangulosas),
32
LO
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M
IV.
y geoecológico
o
c
i
f
á
r
eog
g
o
i
b
Índice general del capítulo
• Biogeografía (Gonzalo Navarro)
o
o
o
o
Unidades biogeográficas jerarquizadas del Valle Central de
Cochabamba
Caracterización general de las unidades biogeográficas y su
distribución local y regional.
Geobotánica y unidades geoecológicas
Distribución ecológica y altitudinal de la fauna
MAPA DE UNIDADES BIOGEOGRÁFICAS
MAPA DE PISOS ECOLÓGICOS
MAPA DE VEGETACIÓN
• Ecosistemas acuáticos (Mabel Maldonado)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Biogeografía
Gonzalo Navarro
La Biogeografía es el estudio de la distribución geográfica de la biodiversidad y el
análisis de las posibles causas de esta distribución, incluyendo la formulación de
hipótesis sobre probables vías migratorias entre las diferentes zonas y sobre los centros de
origen. Se refiere no solo al estudio de las áreas de distribución de las especies, sino
también a las áreas de distribución de las comunidades vegetales y animales
(biocenosis).
La base de datos de la que parte la Biogeografía son mapas con puntos geográficos
concretos de registro sobre la presencia/ausencia conocida de especies y/o
comunidades. A partir de estos registros, pueden interpretarse o postularse las áreas de
distribución y las relaciones espacio-temporales entre ellas.
Uno de los enfoques biogeográficos más útiles y también más clásicos es la postulación
de unidades integradas y jerarquizadas, que expresen la composición de la
biodiversidad característica y propia de espacios geográficos concretos relativamente
homogéneos desde el punto de vista de sus características bioclimáticas y geofísicas.
Este enfoque, denominado “corológico” (de corós=área), cuenta con una larga
tradición teórica y metodológica, que parte de autores clásicos como De Candolle
(1820), Wallace (1876), Drude (1890), Engler (1924), Braun-Blanquet (1964), etc.
En ese sentido, la idea de “provincias biogeográficas” u otras unidades similares a
distintos niveles jerárquicos es antigua, pero incorpora ahora varios conceptos diferentes
nuevos (MacArthur, 1969; Cabrera & Willink, 1973; Nelson & Platnick, 1981; Takhtajan,
1986; Dinnerstein et al., 1995; Morrone ,1999, 2001 a y 2001 b; Rivas-Martínez et al. 2011) y
tiene un importante papel teórico y metodológico en los diferentes enfoques de análisis
biogeográfico que plantean las distintas escuelas conceptuales recientes y actuales.
El análisis de las áreas de distribución y sus patrones geográficos se centra ampliamente
en el concepto de endemismo, es decir, especies de plantas, de animales, o tipos de
comunidades biológicas o de ecosistemas que tienen distribuciones limitadas, o al
menos casi restringidas, a determinadas zonas geográficas. El fenómeno del
endemismo está inducido o facilitado por la existencia de barreras biogeográficas (por
ejemplo: grandes ríos, lagos, cordilleras, bioclimas extremos) que separan esas zonas y
dificultan o impiden en mayor o menor grado la dispersión y migración de las especies.
Algunos de los principales enfoques metodológicos actuales, como la denominada
“Biogeografía cladista” (Nelson & Platnick, 1981; Humphries & Parenti, 1986) estudian
estadísticamente las relaciones entre áreas de distribución de especies endémicas que
están relacionadas entre sí desde el punto de vista evolutivo o filogenético, analizando
la congruencia entre sus patrones de distribución. Es decir, en el proceso de análisis se
reemplazan los organismos relacionados evolutivamente (a través de caracteres
compartidos y caracteres propios), por las respectivas áreas conocidas de su
distribución, obteniéndose de esta forma una “filogenia de las áreas”. Aunque este
grupo de aproximaciones al análisis biogeográfico no excluye, - en las interpretaciones
biogeográficas - tomar en cuenta los datos sobre la historia geológica y las hipótesis
de evolución de las especies consideradas, son en general enfoques que estudian
50
Biogeografía
primordialmente las distribuciones disyuntas (separadas) de grupos de especies
endémicas relacionadas taxonómicamente. Inclusive varias de estas escuelas eluden
completamente el considerar en el análisis otro tipo de datos como los geológicos,
ecológicos o blioclimáticos, con el argumento de acercarse a una mayor objetividad.
El otro gran enfoque o escuela biogeográfica actual es la denominada
Panbiogeografía (Croizat, 1958 y 1976; Croizat et al., 1974), que se basa en el análisis de
la repetición y congruencia entre “trazados” de distribución sobre un mapa. Los
“trazados” son líneas dibujadas en un mapa, que unen centros de distribución modernos
y fósiles de poblaciones separadas de especies de organismos no relacionados
taxonómicamente. Cuando los patrones de trazos para especies no relacionadas se
repiten muchas veces, los trazos combinados resultantes se asume que representan el
área de una determinada unidad biogeográfica continua.
Para Sudamérica, el método y conceptos de la panbiogeografía han sido aplicados
modernamente por Morrone (1999, 2001 a y 2001 b), que propone una detallada
subdivisión del continente en unidades como provincias y dominios biogeográficos. La
propuesta de Morrone tiene precedentes directos en enfoques clásicos más descriptivos
sobre las provincias biogeográficas de América Latina (Cabrera & Willink, 1973).
Recientemente (Rivas-Martínez et al., 2011) se ha propuesto para Sudamérica un
esquema corológico de diferenciación de unidades biogeográficas jerarquizadas
(reino, región, provincia), que incorpora como variables fundamentales del análisis,
delimitación y caracterización, al bioclima y a la distribución geográfica no solo de las
especies endémicas o características, sino también y especialmente, de las
comunidades vegetales propias de cada área, con sus peculiares patrones
diferenciales de zonación geo-ecológica. Por su carácter integrador y descriptivo,
adoptamos este modelo biogeográfico para la sectorización biogeográfica del Valle
Central de Cochabamba. Sobre todo teniendo en cuenta que, como en buena parte
de Sudamérica, todavía son insuficientes en Bolivia los datos concretos sobre puntos de
distribución para muchas especies de plantas y animales, y peor aún para sus
comunidades.
Unidades biogeográficas jerarquizadas del Valle Central de Cochabamba
Las características y unidades más importantes del modelo biogeográfico de
Rivas-Martínez por lo que concierne a Bolivia y al Valle Central de Cochabamba, son
(ver mapa Biogeográfico):
•
En el conjunto del Continente Sudamericano, se reconoce un solo reino
biogeográfico, el Reino Neotropical-Austroamericano. Dividido a su vez en dos
grandes subreinos biogeográficos: el Subreino Neotropical, que engloba todas las
zonas con macrobioclima tropical y que incluye íntegramente a Bolivia. Y el
Subreino Austroamericano, que comprende todas las zonas con macrobioclimas
no tropicales (mediterráneo, templado, boreal y polar), fundamentalmente del
cono sur sudamericano en Argentina y Chile.
•
Dentro del Subreino Neotropical, en Bolivia (Navarro y Maldonado, 2002; Navarro y
Ferreira, 2009; Navarro, 2011) están representadas las regiones biogeográficas
siguientes: Amazónica, Brasileño-Paranaense, Chaqueña y Sur-Andina Tropical.
51
MARCO BIOGEOGRÁFICO
•
La Región Sur-Andina Tropical incluye toda la zona tratada en este libro. Para
Bolivia, esta región incluye las siguientes provincias biogeográficas: Puneña
Mesofítica, Puneña Xerofítica, Yungueña y Boliviano-Tucumana.
•
Por último, en el Valle Central de Cochabamba están representadas únicamente
las provincias biogeográficas Puneña Mesofítica y Boliviano-Tucumana, las cuales
se caracterizan y subdividen seguidamente.
Caracterización general de las unidades biogeográficas y su distribución local y
regional
Seguidamente se caracterizan brevemente las unidades biogeográficas existentes en el
Valle Central de Cochabamba.
Estas unidades se jerarquizan y subdividen según el siguiente esquema:
Región Sur-Andina Tropical
Provincia Biogeográfica Puneña Mesofítica
Sector Biogeográfico Puneño Mesofítico Sur
Distrito Biogeográfico del Tunari
Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana
Sector Biogeográfico Río Grande-Alto Piray
Distrito Biogeográfico prepuneño Cuenca del Caine-Rocha
Provincia Biogeográfica Puneña Mesofítica (Navarro, 2011; Navarro y Ferreira, 2009;
Rivas-Martínez et al., 2011)
El apelativo de “mesofítica” se refiere a que por las características climáticas de esta
provincia, la vegetación y las plantas presentan en general morfologías adaptadas a
situaciones ambientales medias, ni muy secas ni muy húmedas. Por contraste con la
Puna Xerofítica, no representada en nuestra zona de estudio, en la cual las plantas y
ecosistemas vegetales manifiestan en su mayoría adaptaciones a climas secos o
semiáridos.
La Puna mesofítica está distribuida de forma general desde el norte de los Andes del
Perú hasta las cordilleras del Tunari y Tiraque en Cochabamba (Bolivia). Precisamente,
esta provincia biogeográfica alcanza su límite más meridional en las citadas cordilleras
de Cochabamba.
En el Valle Central de Cochabamba, la distribución de esta provincia coincide con la
de la Puna en sentido amplio, situándose solo por encima de 3 200 – 3 300 m de altitud,
en los pisos ecológicos altimontano, altoandino y subnival. Presenta un bioclima
pluviestacional subhúmedo a húmedo.
En el piso altimontano, son característicos y endémicos los bosques potenciales de
Polylepis subtusalbida, acompañados en el paisaje actual por sus etapas de
degradación producto del uso humano, principalmente pajonales subhúmedos,
matorrales y arbustales.
En el piso ecológico altoandino, el ecosistema vegetal dominante son diversas
comunidades de pajonales puneños, así como humedales turbosos (bofedales) y
vegetación de afloramientos rocosos.
52
Biogeografía
Por último en el piso subnival son características las comunidades vegetales de suelos
perturbados por la acción sucesiva del hielo y deshielo, así como la vegetación de
pedregales o afloramientos rocosos, y praderas subnivales en suelos poco perturbados
por las heladas.
Subdivisión biogeográfica:
Provincia Biogeográfica Puneña Mesofítica
Sector Biogeográfico Puneño Mesofítico Sur
Distrito Biogeográfico del Tunari
Diversas especies de plantas propias o exclusivas de la Puna Mesofítica alcanzan en el
Tunari y las cordilleras del Valle Central de Cochabamba su límite sur de distribución en
los Andes y caracterizan esta unidad biogeográfica. Ejemplos importantes (Navarro y
Maldonado, 2002; Navarro, 2011), son los siguientes:
Puya cardenasii (Bromeliaceae), Puya herzogii (Bromeliaceae), Trichocereus tunariensis
(Cactaceae), Lobivia maximiliana subsp. caespitosa (Cactaceae), Opuntia floccosa
(Cactaceae), Rebutia steinbachii (Cactaceae), Werneria ciliolata (Asteraceae),
Werneria melanandra (Asteraceae), Werneria nubigena (Asteraceae), Werneria
strigosissima (Asteraceae), Werneria villosa (Asteraceae), Aciachne acicularis
(Poaceae), Deyeuxia glacialis (Poaceae), Deyeuxia minima (Poaceae), Deyeuxia
nitidula (Poaceae), Deyeuxia ovata (Poaceae), Festuca dolichophylla (Poaceae), Stipa
hans-meyeri (Poaceae), Isoetes andicola (Isoetaceae), Isoetes boliviana (Isoetaceae),
Isoetes esbaughii (Isoetaceae), Isoetes herzogii (Isoetaceae), Isoetes lechleri
(Isoetaceae), Ranunculus filamentosus (Ranunculaceae), Polylepis subtusalbida
(Rosaceae), Azorella diapensioides (Apiaceae), Viola pygmaea (Violaceae).
Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana (Navarro y Maldonado, 2002; Navarro y
Ferreira, 2009; Navarro, 2011; Rivas-Martínez et al., 2011)
Distribuida por las laderas montañosas y valles de la Cordillera Oriental de los Andes,
desde el centro de Bolivia (Cochabamba) al centro de Argentina (Tucumán).
Contrariamente a la Provincia Puneña Mesofítica, - que termina hacia el sur en las
cordilleras de Cochabamba, - la Provincia Boliviano-Tucumana comienza en los valles
interandinos de Cochabamba, que constituyen así su límite septentrional de distribución
en el conjunto de Sudamérica.
En el Valle Central de Cochabamba pertenecen a la Provincia Boliviano-Tucumana
todas las zonas situadas por debajo de 3 200 – 3 300 m, ocupando por tanto las laderas
bajas de la cordillera, el piedemonte y todo el fondo del valle.
Subdivisión biogeográfica:
Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana
Sector Biogeográfico Río Grande-Alto Piray
Distrito Biogeográfico Prepuneño Cuenca del Caine-Rocha
53
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Varias especies de plantas presentes en el Valle Central son características diferenciales
o restringidas a la Provincia Boliviano-Tucumana (Navarro y Maldonado, 2002; Navarro,
2011). Ejemplos importantes, son:
Arka (Acacia visco), Tipa (Tipuana tipu), Jacarandá (Jacaranda mimosifolia), Ceibo
(Erythrina falcata), Chiñi-Lloque (Escallonia millegrana), Soto (Schinopsis haenkeana),
Kacha del Cerro (Aspidosperma horcoquebracho), Orkho kharalawa (Vasconcellea
quercifolia), Cactáceas (Cereus haenkeanus, Cleistocactus parviflorus, Cleistocactus
buchtienii, Echinopsis obrepanda, Harrisia tetracantha, Opuntia cochabambensis,
Opuntia arcei, Parodia schwebsiana, Trichocereus taquimbalensis), Asteráceas
(Hyaloseris quadrifolia).
Geobotánica y unidades geoecológicas
El enfoque ecosistémico de este libro, considera a la vegetación y a las condiciones
geofísicas (geología, geomorfología, suelos, aguas, clima) como el soporte y la base
estructural y funcional de los ecosistemas.
Por ello, las unidades de vegetación descritas a partir del capítulo 5 son en realidad
unidades geobotánicas o geo-ecológicas, las cuales asumen el principio de que la
cobertura vegetal expresa en unidades fácilmente observables y medibles todo el
complejo conjunto subyacente de interacciones múltiples entre los componentes
bióticos y abióticos del ecosistema. Integrando de esta forma como estructuras visibles
redes de relaciones, causas y efectos, de difícil interpretación analítica directa.
La geobotánica, como parte de la geoecología, estudia de forma causal
la base o soporte de los ecosistemas, identificando las variables
ambientales (clima, rocas, suelos, geomorfología) que determinan la
distribución y diferenciación de los diferentes tipos de vegetación. Y
asumiendo que las comunidades animales, a su vez, vienen
condicionadas en mayor o menor medida por las unidades geobotánicas
de vegetación.
La unidad básica de vegetación se denomina comunidad o asociación vegetal,
definida como un conjunto de poblaciones de diferentes especies vegetales que se
asocian de forma característica y repetitiva, siempre que las variables ambientales
geofísicas aparecen combinadas en un determinado territorio de forma peculiar y
diferencial.
Es decir, que cada comunidad vegetal responde de manera compleja e interactiva a
un conjunto característico de condicionantes geofísicos. Y a la vez y por tanto, cada
comunidad vegetal es un preciso bioindicador de las condiciones ambientales
existentes
Dinámica de las comunidades vegetales
Las comunidades vegetales son entidades que cambian continuamente como
respuesta a cambios y a perturbaciones en las condiciones ambientales, alcanzando
equilibrios dinámicos que fluctúan adaptándose a las variaciones geofísicas naturales o
inducidas por acción humana.
54
Biogeografía
En particular, la larguísima historia de interacción y de uso humano de los recursos
naturales, ha producido cambios adaptativos o destructivos sobre la vegetación, de
forma que es imposible entender y manejar adecuadamente la cobertura vegetal, y
por ende el ambiente, sin considerar las respuestas de la vegetación frente al uso por el
hombre del entorno.
En este contexto, resulta útil precisar y definir los siguientes conceptos que se utilizan
posteriormente en el resto del libro:
•
Vegetación natural potencial: es la vegetación existente de forma original en una
determinada zona, en equilibrio con las condiciones ambientales existentes en la
misma (clima, geología, suelo, geomorfología, aguas).
•
Etapas de sucesión o degradación: son tipos de vegetación originados a partir de
la vegetación natural potencial cuando ésta se halla afectada por perturbaciones
o impactos de origen humano (fuego, tala, ganado, cultivo, etc.) o de origen
natural (huracanes, erupciones volcánicas, inundaciones, etc.). Pueden ser etapas
de degradación, cuando la vegetación potencial inicial va perdiendo su
idoneidad ecológica y sus características por los impactos; o bien etapas
sucesionales cuando la vegetación degradada se va recuperando después del
impacto, suponiendo que no hay nuevas perturbaciones.
•
Serie de vegetación: es el conjunto constituido por un determinado tipo de
vegetación natural potencial (generalmente un tipo de bosque) y las etapas de
degradación o sucesión que la reemplazan después de la perturbación
(generalmente arbustales, matorrales, herbazales y cultivos). La serie de
vegetación forma mosaicos en el paisaje, donde generalmente coexisten
remanentes o restos de la vegetación original natural, junto con diferentes
extensiones de las distintas etapas de degradación o sucesión.
Zonación geoecológica de las comunidades vegetales
Las comunidades vegetales no se disponen al azar en el ecosistema, sino que se
ordenan en el paisaje a lo largo de gradientes constituidos por las vías de transporte o
dispersión del agua y los nutrientes. Generalmente, esta ordenación se produce desde
las partes altas del paisaje, que pierden agua y materiales por acción erosiva, hacia las
partes bajas que reciben los aportes de las zonas más elevadas. De esta forma, se
generan zonaciones características y repetitivas de los tipos de vegetación. Estas
zonaciones se denominan geoseries y constan de forma generalizada de los siguientes
tipos de vegetación:
•
Vegetación climatófila: es la existente en las zonas medias de las laderas sobre
suelos bien drenados, y que está en equilibrio con las condiciones climáticas
regionales. También se denomina vegetación zonal. Habitualmente, forma la
matriz o cobertura dominante del paisaje.
•
Vegetación edafohigrófila: vegetación situada en las zonas bajas, como
piedemontes, llanuras y valles. Recibe aportes extra de agua procedentes de las
zonas más elevadas que la rodean, debido al transporte del agua y materiales por
acción de la gravedad mediante la escorrentía superficial, los niveles freáticos y
los cursos fluviales. Incluye la vegetación freatófila, aluvial, riparia o ribereña,
55
MARCO BIOGEOGRÁFICO
palustre y acuática, todas las cuales se definen brevemente a continuación:
o
Vegetación freatófila: es uno de los tipos de vegetación edafohigrófila,
caracterizado por su adaptación a las situaciones topográficas y a los suelos
donde existen niveles freáticos de agua subterránea poco profundos, que
son accesibles a las raíces de las plantas. La vegetación freatófila, también
denominada freatofítica, es típica de los piedemontes montañosos y llanuras
aluviales.
o
Vegetación aluvial: tipos de comunidades vegetales edafohigrófilas que se
desarrollan en las lllanuras aluviales de inundación extendidas a los lados de
los ríos.
o
Vegetación riparia o ribereña: vegetación que crece específicamente
siguiendo las orillas de los ríos, sobre suelos que periódicamente son
removidos y vueltos a depositar por la acción del agua. Forma bandas o
fajas lineares de vegetación.
o
Vegetación palustre: comunidades vegetales de la zona litoral saturada de
agua o inundada someramente de lagos, lagunas y tramos de corriente muy
lenta de ríos y arroyos. Constituida por plantas enraizadas en el fondo del
agua o en el terreno saturado de agua, cuyos tallos y hojas emergen
parcialmente al aire.
o
Vegetación acuática: constituida por plantas que viven dentro del agua,
enraizadas en el fondo y parcialmente flotantes o sumergidas totalmente. Así
como plantas que viven flotando sobre la superficie del agua, sin enraizar.
Distribución ecológica y altitudinal de la fauna
En el Valle Central de Cochabamba, encontramos varios tipos de ambientes o hábitats
que los animales utilizan de forma diversa para sus necesidades biológicas
fundamentales: esencialmente la alimentación, la reproducción y la búsqueda de
refugio. Aunque muchos animales pueden utilizar varios hábitats para satisfacer estas
necesidades, generalmente es posible identificar algunas
preferencias por
determinados ambientes, las cuales contribuyen a organizar el espacio ecológico
permitiendo la convivencia de poblaciones de numerosas especies mediante la
supresión o minimización de la competencia entre ellas por los recursos clave.
Conceptos importantes:
Hábitat es el ambiente en el que se desarrollan las plantas y los animales.
Este ambiente, es la combinación de factores geo-bio-físicos locales:
clima, relieve, rocas, suelo, aguas, cobertura vegetal y patrones de uso
humano. Un conjunto de hábitats conforma un ecosistema.
El hábitat de una especie es el conjunto de biotopos donde se encuentra
la especie (Blondel, 1979). A su vez, un hábitat está compuesto por uno o
varios biotopos.
Biotopo es un espacio geográfico concreto y homogéneo, ocupado por
una especie animal o vegetal (Blondel, 1979). O también, el ocupado por
una comunidad biológica (biocenosis). Uno o varios biotopos componen
un hábitat.
56
Biogeografía
Un ejemplo que ilustra los conceptos anteriores sería:
El ecosistema del piso ecológico altimontano del Tunari, que contiene varios hábitats,
entre ellos el hábitat de los restos o remanentes boscosos de Khewiña, que a su vez
comprende varios biotopos, como el bosque denso, el bosque abierto o el bosque mixto
con cultivos de pinos y eucaliptos.
De forma general, puede afirmarse que los animales usan y seleccionan los hábitats y los
biotopos que los componen, en función primeramente de características estructurales
de los mismos (Blondel, 1979), manifestadas por el tipo general de cobertura vegetal
(bosque, matorral, pajonal, etc.) o por la presencia de elementos hidrológicos,
geomorfológicos o geológicos clave como pueden ser los afloramientos rocosos o la
presencia de cursos de agua y humedales. Secundariamente, y supeditados a estos
factores, es también clave la composición florística de la vegetación (fuente de
alimentos) y el patrón de usos humanos del ambiente. Este conjunto de variables
determina en gran medida la disponibilidad concreta de los recursos alimenticios y de
las áreas de refugio o de cría para los animales. Como se representa en el siguiente
esquema:
Los animales
buscan
y necesitan
básicamente:
1. Alimentos y agua
2. Lugares de cría
3. Lugares de
refugio
En función de
características de:
Mediante la
selección de:
ESTRUCTURAS
DE LOS
HÁBITATS Y
SUS BIOTOPOS
Hidrología
Relieve
Suelos
Geología
Cobertura
vegetal general
Determinando
también:
- La composición florística
de la vegetación.
- El uso humano de los
recursos del ambiente.
Que a su vez
condicionan:
Asimismo, en las zonas montañosas como es el Valle Central de Cochabamba, el
complejo de factores citados varía notablemente en función de la altitud; es decir, en
función de los pisos ecológicos, debido a la disminución progresiva de la temperatura y
el aumento en humedad conforme se asciende desde el fondo del valle a las cumbres
de la Cordillera del Tunari; y a las diferentes características geológicas e hidrológicas
existentes en cada piso.
Aunque debido a la gran movilidad y adaptabilidad de muchos animales es posible
encontrarlos en diferentes pisos ecológicos, ocurre lo mismo que con los hábitats, es
decir que a menudo pueden identificarse preferencias marcadas por un determinado
o determinados pisos donde de forma preponderante pasan la mayor parte de su ciclo
biológico algunos animales. Estos animales los consideramos como la fauna
característica propia de cada piso ecológico y son precisamente los que se toman en
cuenta de manera prioritaria para la descripción de las diferentes comunidades o
biocenosis animales existentes en el Valle Central de Cochabamba (capítulos V a VIII).
57
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Mapa biogeográfico del Valle Central de Cochabamba
Provincia biogeográfica de la Puna Mesofítica, Sector Puneño mesofítico sur
Provincia biogeográfica Boliviano-Tucumana, Sector del Río Grande-Piray
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
58
Mapa biogeográfico: Gonzalo Navarro
Edición: Ximena Velez-Liendo y Gonzalo Navarro
Ríos, lagos y lagunas: http://essm.tamu.edu/bolivia/
Lagos y lagunas
Ríos
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
Biogeografía
Mapa de Pisos Ecológicos del Valle Central de Cochabamba
Área de estudio
Montano
Altoandino
Lagos y lagunas
Ríos
Altimontano
Subnival
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
Pisos ecológicos: Gonzalo Navarro
Edición: Ximena Velez-Liendo y Gonzalo Navarro
Ríos, lagos y lagunas: http://essm.tamu.edu/bolivia/
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
59
MARCO BIOGEOGRÁFICO
1
2
2
1
4
2
2
5a
5a
7
4
4
7
8
4
7
4
8
5b
8
5a
9
8
9
7
5b
6
6
6
6
Vegetación del Valle Central de Cochabamba (simplificado)
Área de estudio
Lagos y lagunas
Ríos
1 Vegetación subnival: pajonales, vegetación geliturbada, roquedales.
2 Pajonales altoandinos con dominio de Iru Ichu (Festuca dolichophylla)
3 Humedales altoandinos: bofedales, pajonales higrofíticos y vegetación acuática.
4 Serie de vegetación de la Kewiña (Polylepis subtusalbida), incluyendo: remanentes boscosos de Khewiña, pajonales
altimontanos, roquedos y bosques ribereños de Aliso (Alnus acuminata).
5a Serie de vegetación del Lloque (Kageneckia lanceolata) incluyendo remanentes boscosos de Lloque, pajonales y matorrales
degradados, cultivos.
5b Serie de vegetación de la Tipa (Tipuana tipu). Incluyendo remanentes boscosos de Tipa, pajonales y matorrales degradados,
cultivos.
6 Serie de vegetación del Soto (Schinopsis haenkeana), incluyendo: remanentes boscosos de Soto, arbustales y matorrales
sucesionales espinosos, vegetación de roquedos.
7 Serie de vegetación del Chilijchi o Ceibo (Erythrina falcata), incluyendo: remanentes boscosos de Chilijchi, matorrales seriales,
cultivos, baldíos y áreas urbanas.
8 Series de vegetación salina y no salina del Algarrobo (Prosopis alba) y Serie de vegetación ribereña del Sauce (Salix
humboldtianum), incluyendo: remanentes boscosos de Algarrobo o Sauce, matorrales seriales, cultivos, baldíos y áreas urbanas.
9 Vegetación palustre y acuática de las lagunas del Valle Central de Cochabamba
Centro de Biodiversidad y Genética
UNIVERSIDAD DE SAN SIMÓN
Facultad de Ciencias y Tecnología
60
Vegetación: Gonzalo Navarro
Edición: Ximena Velez-Liendo y Gonzalo Navarro
Ríos, lagos y lagunas: http://essm.tamu.edu/bolivia/
Proyección geográfica
Datum WGS84
Escala 1:113 000
Ecosistemas acuáticos
Dependiendo de la profundidad del ambiente y de la época del año, la temperatura
puede variar en la columna de agua (Fig. 4.4.); así en época de altas temperaturas, las
aguas superficiales son más calientes que las del fondo, por lo que la columna se
estratifica (tiene diferentes capas de diferente temperatura y espesor) y los elementos
como el oxígeno no puede distribuirse en todas las capas. Cuando la temperatura
ambiental baja, la temperatura de la columna de agua se homogeniza y permite la
mezcla de compuestos en todo el ambiente (Odum & Warrett, 2006).
Temperatura
Oxígeno
Figura 4.4. Estratificación térmica en un lago templado, mostrando la temperatura y las
concentraciones de oxígeno en el agua en tres etapas, y la forma en que estas condiciones afectan la
distribución de los peces en el lago (Extraído de Smith y Smith, 2001).
65
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Es también muy importante, la concentración de nutrientes y sales minerales. Cuando
los nutrientes son escasos, los productores primarios como algas y macrófitas producen
poca biomasa, por lo que el ambiente se conoce como oligotrófico (poco productivo),
en condiciones inversas el ambiente será eutrófico (muy productivo). Los lagos
eutróficos son menos profundos que los oligotróficos y con variaciones más
pronunciadas en la temperatura y la cantidad de oxígeno en el agua (Fig. 4.5.). Aunque
estas condiciones se pueden presentar naturalmente en los lagos, los desechos
humanos vertidos en los ambientes acuáticos aumentan la productividad, es decir la
eutrofización, principal causa de la degradación de lagos y lagunas en el mundo (Smith
& Smith, 2001).
Figura 4.5. Comparación entre un lago oligotrófico y otro eutrófico (Extraído de Smith y Smith, 2001).
La concentración de sales minerales en el agua, es también muy importante pues,
además de ser nutrientes para los productores como algas y macrófitas, cuando se
encuentran en grandes cantidades pueden restringir la presencia de muchos
organismos. De acuerdo a la conductividad eléctrica del agua, podemos reconocer
los tipos de mineralización del agua presentados en la Tabla 4.1. (Maldonado et al.,
2012).
66
Ecosistemas acuáticos
Tabla IV.1. Tipos de mineralización del agua y su denominación.
Grupo de
Mineralización
eléctrica ( S/cm)
mineralización
Nada o poco
mineralizado
Mineralizado
Salino
Conductividad
No mineralizado
< 50
Hipomineralizado
50 – 199
Mesomineralizado 200 – 499
Hipermineralizado
500 – 2 999
Hipohalino
3 000 – 19 999
Mesohalino
20 000 – 50 000
Hiperhalino
> 50 000
El funcionamiento ecológico de los lagos está basado en una red trófica clásica, en que
los productores (algas y macrófitas) captan la energía solar y la materia inorgánica
disuelta (nutrientes, sales minerales) en el agua, y producen biomasa (materia orgánica)
que luego sirve de alimento a diversos consumidores (Fig. 4.6.). Cuando productores y
consumidores mueren, son depositados en los sedimentos donde los descomponedores
transforman la materia orgánica muerta en materia inorgánica que será reutilizada por
los productores.
Figura 4.6. Red trófica de un ambiente léntico.
67
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Los ambientes acuáticos lóticos: ríos y arroyos
Los ríos y arroyos son ecosistemas complejos y heterogéneos, comenzando desde su
organización jerárquica en cauces que confluyen sucesivamente para formar un
colector principal. Así se forma una red con ríos y arroyos de creciente anchura,
profundidad y caudal. El factor más influyente en estos ecosistemas, es el movimiento
del agua pues reparte los alimentos, remueve los desechos, renueva el oxígeno y afecta
el tamaño, la forma y el comportamiento de los organismos acuáticos (Molles, 1999).
Los ríos tienen una dinámica estacional marcada pues su caudal (volumen de agua
que fluye por una sección del río) varía a lo largo del año y presenta alternancias entre
aguas altas y aguas bajas. El patrón resultante se conoce como régimen hidrológico y
depende del clima imperante en la cuenca. En las regiones tropicales y subtropicales,
las aguas altas coinciden con las lluvias de la época cálida (Elosegi y Sabater, 2009).
El régimen hidrológico incluye el transporte de sedimentos y compuestos químicos. Ellos
provienen de las rocas de la cuenca, que son erosionadas por el agua y entran en el
sistema fluvial, siendo transportadas río abajo y depositadas en las riberas o en el cauce
mismo del río. Por ello la carga sedimentaria del río depende del tipo de rocas y suelos
de la cuenca, y también de la vegetación y uso del suelo, ya que una vegetación
escasa (climas xéricos) o degradada por el uso (sobrepastoreo) aumenta el proceso
erosivo (Horne & Goldman, 1994).
Otro aspecto importante en los ríos es todo lo concerniente a su forma. El cauce de los
ríos muestra una variación de su pendiente, lo que determina diferentes condiciones
sobre la velocidad del agua, el tipo de sustrato, la disponibilidad de hábitats, etc. (Fig.
4.7). Así, los tramos altos de los ríos tienen características de ríos “de montaña” con altas
velocidades del agua, valles en forma de “V o U”, cauces casi rectilíneos, sustratos
gruesos (predominan rocas, piedras, etc.) y predominio de procesos erosivos. En cambio
en las zonas bajas, los ríos poseen las características propias de ríos “de llanura” con
bajas velocidades del agua, sustratos finos (arenas, limos arcillas, gravas), valles muy
amplios, cauces sinuosos hasta meandriformes, y predominio de procesos de
sedimentación (Schäfer, 1985).
Hábitats fluviales
Rápido
Poza
Bloque
Musgos
Hojarasca
Madera
Arena
Algas
Talud
Cantos
Grava
Figura 4.7. Variación morfológica en los ríos desde sus nacientes a su desembocadura, mostrando un
detalle de un tramo y los microhábitats presentes (Extraído de Elosegi y Sabater, 2009).
68
Ecosistemas acuáticos
Un aspecto morfológico importante en los ríos, es la distribución y tamaño de los
sedimentos presentes en el lecho. Según su tamaño, los sedimentos se categorizan en
(Malavoi & Suchon, 1989):
•
Rocas y bloques (diámetro mayor a 256 mm)
•
Piedras (64-128 mm)
•
Cascajos (32-64 mm)
•
Gravas (2-16 mm)
•
Arenas (0.125-2 mm)
•
Limos y arcillas (diámetro < a 0.125 mm)
Los sucesivos procesos de erosión y sedimentación redistribuyen los sedimentos, dando
lugar a diferentes formas en el lecho que se convierten en microhábitats para los
organismos acuáticos. Se pueden diferenciar las siguientes formas: en los tramos
superiores en que predominan los sustratos gruesos (rocas hasta cascajos y gravas) se
diferencian (Angelier, 2002):
•
Rabiones (poco profundos, velocidad y turbulencia moderada, con gravas,
cascajos o piedras sueltas)
•
Rápidos (alta velocidad y turbulencia, con piedras, bloques, rocas)
•
Saltos y cascadas (en pendientes fuertes, alternando pequeñas caídas de agua
con pozas, principalmente con rocas)
•
Pozas (lecho profundizado con baja velocidad y turbulencia, sustrato fino)
En los tramos inferiores de los ríos, con una menor pendiente, generalmente predominan
los sustratos finos (arenas, limos y arcillas) apareciendo formas en el lecho como
rizaduras, dunas, lechos lisos o antidunas (Fig. 4.8).
69
MARCO BIOGEOGRÁFICO
Cascada
Poza
Poza
Poza
Rápido
Rabiónes
Rizado típico
Dunas
Figura 4.8. Microhábitats en los ríos.
Para comprender el funcionamiento de los ríos, se deben diferenciar los dos tramos
longitudinales mencionados, en el tramo superior (o de “montaña”) encontramos una
red trófica en que los productores son escasos y se restringen a perifiton (algas adheridas
al sustrato) y pocas plantas acuáticas (macrófitas), por lo cual, el principal recurso
energético es la materia orgánica proveniente del ambiente terrestre, en forma de
material vegetal y animal muerto (MOM), la cual bajo la acción de los
descomponedores (hongos y bacterias) se desintegra en “partículas gruesas” (llamadas
materia orgánica particulada o MOP), que son aprovechadas por los consumidores
(mayoritariamente macroinvertebrados bentónicos). Estos macroinvertebrados luego
son consumidos por peces u otros vertebrados del necton (Fig. 4.9).
70
Ecosistemas acuáticos
En el tramo inferior de los ríos (o de “llanura”), la baja velocidad del agua permite el
desarrollo de plancton, los cuales posteriormente sirven como alimento a peces y otros
animales. En este tramo, los macroinvertebrados son más escasos debido a la
inestabilidad del sustrato fino.
Figura 4.9. Red trófica de un río (Extraído de Smith & Smith, 2001).
Para comprender y remediar el impacto ecológico de las actividades humanas en los
ecosistemas acuáticos, es necesaria la comprensión detallada de todos los aspectos
descritos anteriormente, ya que sin ella, las decisiones o medidas aplicadas, pueden
más bien causar otros efectos, además de los que queremos eliminar.
71
MARCO BIOGEOGRÁFICO
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73
blanco
74
Ecosistemas acuáticos
Ecosistemas acuáticos
Mabel Maldonado
Los ambientes acuáticos forman parte de los paisajes, y aunque tradicionalmente se
separan de los ambientes terrestres, forman con ellos una unidad indivisible pues, la
dinámica ecológica y su integridad dependen de la interrelación entre ambos
componentes.
El elemento fundamental que vincula ambientes terrestres y acuáticos, es el agua a
través del ciclo hidrológico, ya que después de haber drenado un espacio terrestre (al
que llamamos cuenca), llega a zonas topográficas deprimidas en las cuales se aloja
formando lagos o ríos. Así, los ecosistemas acuáticos son reservorios del agua dentro del
ciclo hidrológico, pero además acumulan diversos materiales que son arrastrados por el
agua desde la cuenca; estos materiales pueden ser naturales (minerales y sales del
suelo, nutrientes, materia orgánica muerta, etc.) o antrópicos (desechos de ciudades e
industrias entre otros). Esta es la causa por la cual los ambientes acuáticos son a
menudo ecosistemas altamente afectados por las actividades humanas, y sin embargo
son también en muchas ocasiones los más descuidados cuando se toman acciones de
conservación o restauración.
A continuación, se realiza una breve descripción de los principales tipos de ecosistemas
acuáticos, con el propósito de definir los términos comúnmente empleados en los
siguientes capítulos.
Los ecosistemas acuáticos se agrupan generalmente en dos clases: lóticos (ríos, arroyos)
con el flujo de agua en un solo sentido, y lénticos o leníticos (lagos, lagunas, charcas) en
los que el agua se mueve en varias direcciones dentro de una “cubeta” lacustre. En
estos ecosistemas, los organismos se agrupan en diferentes tipos de comunidades
biológicas o biocenosis, que habitan los variados hábitats presentes.
Las comunidades biológicas o biocenosis acuáticas
Las comunidades en sentido ecológico se componen de un grupo de organismos de
diferentes especies que comparten un determinado ambiente e interactúan entre sí. En
los ambientes acuáticos se reconocen las siguientes biocenosis (Esteves, 1988; Wetzel,
1981):
•
Vegetación acuática o macrofitia: constituida por plantas que se distribuyen
dependiendo de la profundidad y penetración de luz, así en la zona menos
profunda crece vegetación enraizada bajo el agua, pero con sus tallos
emergiendo (helófitos), a mayor profundidad se encuentran plantas enraizadas
sumergidas (hidrófitos), y también se encuentran comunidades de plantas libres o
flotantes (pleustófitos) (Fig. 4.2A, 4.2B, 4.2C).
•
Plancton: comprende organismos microscópicos que viven suspendidos en la
columna de agua, tradicionalmente se distingue:
o
El fitoplancton compuesto por algas, de las cuales los grupos más frecuentes
son las algas diatomeas (Bacillariophyceae), las algas verdes
(Chlorophyceae
y
Zygnematophyceae),
las
algas
verde-azules
61
MARCO BIOGEOGRÁFICO
A. Comunidades de totora,
helófito andino característico.
Foto: ULRA
B. Hidrófitos enraizados sumergidos C. Pleustófitos en humedales
en aguas someras. Foto: ULRA
andinos de Bolivia.
Foto: N. de la Barra
E. Willea irregularis, alga
verde (Chlorophyceae).
Foto: ULRA
F. Surirella sp., alga
diatomea (Bacillarophyceae). Foto: ULRA
G. Lepocinclis spyrogiroides, alga euglenoide
(Euglenophyceae).
Foto: ULRA
H. Anabaena sp., alga
verde-azul (Cyanophyceae). Foto: ULRA
I. Mallomonas sp., alga
parco-amarillenta
(Chrysophyceae).
Foto: ULRA
J. Cosmarium cf. protractum, alga verde
(Zygnematophyceae).
Foto: ULRA
Figura 4.2. Representantes de las comunidades biológicas en los ambientes acuáticos andinos de
Bolivia (Adaptado de Maldonado et al., 2012, para las letras indicadas referirse al texto general).
62
Ecosistemas acuáticos
K. Representante de Copepoda
(Género Boeckella) microscrutáceo característico del zooplancton. Foto: ULRA
L. Representante de Cladocera
(pulga de agua) (Familia
Chidoridae) característico de los
ambientes andinos. Foto: ULRA
M. Rotífero del género Notholca,
característico del zooplancton
andino. Foto: ULRA
N. Insecto del orden Coleoptera,
Familia Elmidae (larva de escarabajo acuático). Foto: ULRA
O. Insecto del orden Diptera,
Familia Chironomidae (larva de
mosquito). Foto: ULRA
P. Insecto del orden Coleoptera,
Familia Hydrophilidae (escarabajo
acuático carroñero). Foto: ULRA
Q. Insecto del orden Hemiptera,
Familia Corixidae (chinche
acuático). Foto: ULRA
R. Gusano anillado de la clase
S. Representante de Mollusca
Hirudinea (sanguijuela). Foto: ULRA Gastropoda, Familia Planorbidae
(caracol).Foto: ULRA
U. Pequeño bagre del género Trichomycterus que habita arroyos y ríos
andinos. Foto: ULRA
T. Gusano anillado de
la clase Oligochaeta
(lombriz acuática).Foto: ULRA
V. Pequeño pez caraciforme del género
Acrobrycon que habita ríos andinos en
Bolivia. Foto: Evans de la Barra
Figura 4.2. (Continuación) Representantes de las comunidades
biológicas en los ambientes acuáticos andinos de Bolivia (Adaptado
de Maldonado et al., 2012, para las letras indicadas referirse al texto
general).
63
MARCO BIOGEOGRÁFICO
(Cyanophyceae), los dinoflagelados (Dinophyceae), las algas euglenoides
(Euglenophyceae), las clamidomonas (Chlamydophyceae) y las algas
pardo-amarillentas o crisófitas (Chrysophyceae) (Fig. 4.2E a 4.2J).
o
El zooplancton compuesto por protozoarios (organismos unicelulares),
rotíferos y microcrustáceos (copépodos y cladóceros) (Fig. 4.2 K a 4.2 M).
•
Bentos: organismos que viven sobre o dentro del sustrato de los ambientes
acuáticos (generalmente en el fondo del cuerpo de agua). Se distingue el
fitobentos compuesto por algas y el zoobentos compuesto por
macroinvertebrados como crustáceos, insectos, moluscos, gusanos de diverso tipo
(anillados, planos, etc.) (Fig. 4.2 N a 4.2 T).
•
Perizoon y perifiton: comprende a los organismos que viven entre la vegetación
acuática, el perifiton está compuesto de algas generalmente adheridas al sustrato
o a las macrófitas, y el perizoon incluye macroinvertebrados como insectos,
moluscos y crustáceos (anfípodos y anostracos) (Fig. 4.2 N a 4.2 T).
•
Necton: es el grupo de organismos de gran tamaño que se desplaza libremente
por el ambiente acuático, siendo los peces el grupo más característico (Fig. 4.2 U,
4.2 V).
zona litoral
zona linmética
neuston
fitoplancton y
zooplancton
psammon
macrofitas
necton
perifiton
bentos
Figura 4.3. Zonación de un ecosistema acuático léntico, mostrando las zonas y algunas comunidades
que las habitan.
64
LO
U
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P
A
C
V.
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m
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g
ó
l
co
e
o
Pis
Índice general del capítulo
• Ecosistemas montanos del Valle Central de Cochabamba.
o Geobotánica (Gonzalo Navarro)
o Humedales del piso montano (Mabel Maldonado)
• Fauna del piso montano (Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre)
• Conservación del piso montano (Gonzalo Navarro)
• REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
o
Contribuciones
o CV1. Flora del piso montano del Valle de Cochabamba:
diversidad, endemismos y áreas prioritarias para su
conservación.
o CV2. Las leguminosas del piso ecológico montano del Valle
Central de Cochabamba.
o CV3. Vegetación de malezas del Valle Central de
Cochabamba.
o CV4. Licófitas y helechos del piso montano en el contexto de
la flora pteridofítica del Valle Central de Cochabamba,
Bolivia.
o CV5. Algas diatomeas como bioindicadoras del estado del
Río Rocha (Cochabamba, Bolivia).
o CV6. Estado ecológico del Río Rocha.
o CV7. Laguna Alalay: Síntesis histórica de 23 años de estudio y
análisis de factores para su restauración.
o CV8.Estado de conocimiento y conservación del Platincho
(Oligosarcus schindleri) en el Valle Central de Cochabamba.
o CV9. Conflictos entre humanos y la fauna silvestre en la
región periurbana del Valle Central de Cochabamba.
PISO MONTANO
Ecosistemas montanos del Valle Central de Cochabamba
Geobotánica
Gonzalo Navarro
Ubicación y características geo-ecológicas del Piso Montano
El piso ecológico montano, ocupa todo el fondo del Valle Central de Cochabamba y
las laderas inferiores de las serranías y cordilleras que lo rodean hasta 3 200 m de altitud
en promedio. Por encima de esa altitud, se extiende el piso ecológico altimontano.
Este piso presenta un bioclima xérico (ver capítulo de Marco Bioclimático), con
ombrotipo semiárido en la base o fondo del valle, hasta aproximadamente 2 800 m y un
ombrotipo seco en las laderas bajas montañosas, entre 2 800 y 3 200 m de altitud.
Las heladas son inexistentes o escasas, pero algo más frecuentes en la parte más baja
del valle debido al marcado fenómeno de la inversión térmica. Aunque los registros de
mínimas absolutas alcanzan excepcionalmente hasta – 8ºC, generalmente las heladas
cuando existen son solamente de unos pocos grados bajo cero (de 1 a 3 grados bajo
cero) y al ocurrir en los meses con menor nubosidad, las bajas temperaturas nocturnas
ocasionales son disipadas rápidamente al comienzo del día por la intensa radiación
solar invernal.
Según los observatorios climáticos existentes, el período de sequía es muy largo e
intenso, con 7 meses secos (en promedio), en los cuales la precipitación es inferior a dos
veces la temperatura media de ese mes (P<2T). Los meses más secos son mayo, junio y
julio, coincidiendo también generalmente con los meses más fríos del año. Los meses de
diciembre, enero y febrero concentran el 64% de las precipitaciones anuales (Tabla
V.1.).
Tabla V.1. Características climáticas fundamentales del Piso Montano
Bioclima xérico
Clasificación
bioclimática
Limitantes
ecológicas
climáticas
76
Ombrotipo seco (en la faja altitudinal entre 2 800 m y 3 200 m)
Ombrotipo semiárido (por debajo de 2 800 m de altitud)
Heladas
Inexistentes o escasas y poco intensas (promedio: – 1 a
– 3ºC), localizadas en el fondo del valle por inversión
térmica invernal principalmente de junio a agosto
Sequía
7 meses secos (con P<2T) coincidentes con la época más
fría del año
Estacionalidad
de las lluvias
64% de las precipitaciones anuales se concentran desde
diciembre a febrero, coincidentes con la época más
cálida del año
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
En las laderas montañosas que rodean al valle (Figs. 5.1. y 5.2.), predominan sustratos
geológicos constituidos por rocas de la era primaria o paleozoica y de los períodos
ordovícico y silúrico (ver también capítulo III). Estas rocas son fundamentalmente lutitas
(argilitas y limolitas), areniscas y cuarcitas, que contienen cantidades muy bajas a
moderadas de nutrientes minerales de reserva, razón por la cual los suelos de ladera
montañosa son bastante pobres en contenidos de iones minerales como calcio,
magnesio, potasio y sodio. Además, debido a las fuertes pendientes, estos iones
minerales son lavados o lixiviados en época de lluvia, siendo arrastrados hacia el fondo
del valle.
La frecuente disposición intercalada o alternante de estratos de lutitas (más blandas o
plásticas) y de areniscas (más resistentes), condiciona la considerable vulnerabilidad
frente a la erosión de las laderas montañosas, propiciando o facilitando fenómenos de
deslizamiento cuando estos conjuntos de estratos rocosos están dispuestos con
inclinaciones paralelas a la inclinación de la ladera, especialmente en zonas de fuertes
pendientes. Lo que ha determinado la existencia en el piso montano de diversos
episodios antiguos y recientes de movimientos en masa del terreno (deslizamientos y
avalanchas) cuyas cicatrices se observan en diferentes sectores del valle,
especialmente en las laderas bajas del Tunari.
Además, las montañas del piso montano que rodean al valle están profundamente
cortadas y erosionadas por numerosos torrentes de ladera.
El piedemonte de la cordillera y el fondo del valle (Fig. 5.3.), han sido rellenados y
continúan siéndolo por los sedimentos arrancados erosivamente a los relieves
montañosos, manifestándose un importante gradiente de materiales que se organiza de
la forma siguiente (ver también capítulo III):
•
Gravas, piedras y arenas, se disponen en las zonas más altas y próximas al pie de
la cordillera, en los abanicos aluviales y parte más alta del glacis del valle. Estos
sedimentos y los suelos sobre ellos formados, contienen sobre todo elementos algo
menos móviles, como el calcio. Igualmente las aguas superficiales y de infiltración
son básicamente aguas cálcico bicarbonatadas.
•
Limos, arcillas y arenas se depositan en las zonas bajas del valle y en la parte inferior
del glacis. Al ser una cuenca casi cerrada, y debido a la intensa evaporación por
el clima seco o semiárido, estas partes bajas se hallan enriquecidas en iones
monovalentes muy móviles, como el sodio y el potasio, lo que ocurre tanto en los
suelos como en las aguas. Lo cual determina la importante salinización del fondo
del Valle Central de Cochabamba.
77
PISO MONTANO
Fig. 5.1. Laderas montañosas del piso montano
superior en la cara sur de la Cordillera del Tunari.
Fig. 5.2. Laderas montañosas del piso montano
inferior en el Cerro de San Pedro. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 5.3. Vista aérea del piedemonte meridional de la Cordillera del Tunari, con los abanicos aluviales que
conectan la cordillera con el fondo del valle. Foto: G. Navarro
78
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
En la Tabla V.2., se resumen las características geoedáficas más importantes del piso
ecológico montano.
Tabla V.2. Características geoecológicas fundamentales del Piso Montano
Unidad
Fisiográfica
Rocas
predominantes
Alternancias de lutitas (argilitas y limolitas), con
areniscas y cuarcitas
Alta vulnerabilidad para
movimientos en masa de laderas
Laderas
Erosión
montañosas
condicionantes
del piso
montano
Disección importante de laderas
montañosas por torrenteras
Limitantes y
litológicas y
geoecológicas
Escaso desarrollo y evolución
Evolución de los
de los suelos, con elevada
suelos
pedregosidad
Reserva de
nutrientes
minerales en
rocas y suelos
Materiales
geológicos
Suelos
Piedemonte
de las
Zonación
geoecológica
cordilleras y
Hidrología
fondo de
subterránea
valle
Geoquímica
(suelos y aguas)
Limitantes y
condicionantes
litológicas y
geoecológicas
Muy baja a moderada en rocas
Suelos pobres en nutrientes
minerales
Gradiente decreciente de
tamaño de materiales, desde
gravas, piedras y arenas en el
piedemonte a limos y arcillas
en el fondo del valle
Bien drenados y aireados en la
zona alta y media del piedemonte
Mal drenados, hasta
hidromórficos o inundables en
el fondo del valle
Principal zona de recarga de
acuíferos en la parte alta del
piedemonte (abanicos
aluviales altos)
Principal zona de descarga de
acuíferos en la línea de
contacto entre el piedemonte
(abanicos altos y medios) y el
glacis de llanura del valle
Suelos con calcio y aguas cálcico
bicarbonatadas en el piedemonte
(abanicos aluviales) y glacis alto
Suelos y aguas con sodio
en el fondo del valle
Limitaciones en la recarga de acuíferos por
expansión irregular de construcciones urbanas
Salinización de aguas y tierras en el fondo del
valle
79
PISO MONTANO
Vegetación del Piso Montano
La vegetación de este piso ecológico es muy variada e incluye siete series de
vegetación distribuidas en función de la unidad geomorfológica y las variaciones
bioclimáticas donde se desarrollan, como se resume en la siguiente tabla (Tabla V.3.):
Tabla V.3. Distribución de las series de vegetación en el Piso Montano
UNIDAD
GEOMORFOLÓGICA
SUBUNIDAD
GEOMORFOLÓGICA
SERIE DE VEGETACIÓN
Laderas cordilleranas bajas
con bioclima xérico seco
Serie deNajna y Lloque
(Escallonia millegranaKageneckia lanceolata)
Laderas cordilleranas bajas
con bioclima pluviestacional
subhúmedo inferior
Serie deTarko y Tipa (Jacaranda
mimosifolia-Tipuana tipu)
2. Cerros y serranías
bajas del Valle Central
Laderas de cerros y serranías
bajas
Serie de Orkho-Kharalawa y
Soto (Vasconcellea quercifoliaSchinopsis haenkeana)
3. Piedemonte
Abanicos aluviales
Glacis alto
Serie de Ceibo (Acacia visco
-Erythrina falcata)
Glacis medio y bajo
Serie no salina del Algarrobo
(Schinus fasciculatus-Prosopis
alba)
Llanura fluvio-lacustre del
valle
Serie salina del Algarrobo
(Lycium americanum-Prosopis
alba)
Márgenes de ríos
Serie del Sauce (Pisoniella
arborescens-Salix
humboldtianum)
Lagunas
Vegetación acuática y palustre
1. Laderas montañosas
inferiores de la Cordillera
4. Llanura del fondo
del Valle
Seguidamente, se describen y caracterizan cada una de estas series de vegetación:
1. Vegetación de laderas montañosas inferiores de la Cordillera
Serie de Najna y Lloque (Escallonia millegrana-Kageneckia lanceolata)
La vegetación potencial de esta serie es un bosque bajo deciduo, semiabierto, que
crece en las laderas montañosas inferiores de la Cordillera del Tunari (Fig. 5.7.), y en la
zona más alta de los abanicos aluviales del piedemonte, áreas todas ellas con bioclima
xérico seco.
Ocupa una faja altitudinal entre 2 800 m y 3 250 m de altitud en promedio.
Las especies dominantes y características del bosque original son arbolitos bajos o
arbustos grandes, principalmente: Najna (Escallonia millegrana), Lloque (Kageneckia
lanceolata, Figs. 5.4., 5.5. y 5.6.), Chirimolle (Zanthoxylum coco Fig. 5.13.) y Molle (Schinus
molle).
80
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Algunos otros arbolillos presentes, son especies acompañantes procedentes de los
contactos o ecotonos con la serie del Soto, principalmente: Orkho-Kharalawa
(Vasconcellea quercifolia, Fig. 5.35.) y T’akho del cerro (Prosopis andicola, Fig. 5.8.).
El estrato arbustivo (Navarro y Maldonado, 2002), está dominado generalmente por
Kentrothamnus weddellianus, Lycianthes lycioides, Proustia pungens, Baccharis
polycephala, Dodonaea viscosa, Figs. 5.9. y 5.10. y Buddleia tucumanensis; además de
algunas cactáceas arbustivas como Cleistocactus buchtienii y Cleistocactus parviflorus,
especies en su mayoría características de los arbustales y matorrales seriales de
degradación del bosque.
En el nivel inferior y estrato herbáceo, son características las gramíneas Muhlenbergia
rigida, Stipa ichu y Elyonurus tripsacoides Fig. 5.11., con algunas cactáceas globulares o
postradas como Echinopsis obrepanda y la pequeña Tuna, Opuntia sulphurea.
El bosque tiene una interesante flora epífita de pequeñas tilandsias xeromórficas,
constituida por las siguientes especies (Navarro, 2001): Tillandsia capillaris, Tillandsia
gilliesii, Tillandsia bryoides, Tillandsia recurvata y Tillandsia streptocarpa. Entre éstas, es
muy notable la frecuencia de Tillandsia gilliesii, especie característica de los bosques
bajos y arbustales secos de la Prepuna, desde Cochabamba a Tarija.
El bosque potencial natural de la serie del Lloque, ha sido casi
totalmente eliminado en la actualidad, debido a siglos de uso por el
hombre de estas laderas montañosas que enmarcan el Valle Central de
Cochabamba.
La utilización del fuego, la extracción de leña, el uso ganadero y
algunos cultivos de secano han ido contribuyendo a lo largo del tiempo
en la desaparición progresiva del bosque de Lloque, de manera que
ahora está únicamente representado por pequeños remanentes muy
desestructurados y degradados que se refugian en algunas quebradas
abruptas y de fuerte pendiente.
Los suelos sobre los que crecen los remanentes actuales del bosque de Lloque son suelos
de erosión muy pedregosos, poco evolucionados, con escasa o nula diferenciación de
horizontes. Son suelos con contenidos bajos a moderados de iones minerales de
cambio. En la clasificación de FAO (2007), estos suelos pertenecen al grupo de los
Regosoles dístricos.
El humus, según la actual clasificación europea (Zanella et al., 2011) es un moder del
tipo lito-peyro-moder xeromórfico, delgado, con descomposición dificultada por la
intensa sequía estacional, constando de los siguientes horizontes:
•
Una superficial capa de hojarasca y restos muertos (horizonte OL)
•
Por debajo, una capa de fermentación (OF) de unos pocos centímetros de
espesor.
•
Subyace una delgada capa de humus (OH), de 2 – 3 cm de espesor, que pasa de
forma progresiva a un horizonte A difuso, de colores muy poco oscuros.
81
PISO MONTANO
Las etapas de degradación del bosque dominan ampliamente el paisaje en la
actualidad y se organizan dinámicamente a partir del bosque potencial de la forma
siguiente:
Bosque potencial
de Najna y
Lloque
Degradación rápida: tala,
quema, pastoreo, menos
erosión
Fuerte degradación:
quema, tala, erosión
Arbustal degradado
sucesional de
Chakatea
(Dodonaea viscosa)
Degradación progresiva:
pastoreo, extracción
de leña, quemas
moderadas, menos erosión
Pajonal sucesional de Muhlenbergia rigida y Elyonurus tripsacoides
Seguidamente, se describen y caracterizan ambas etapas de degradación, de arbustal
y de pajonal:
Chakateal: Arbustal degradado sucesional de China-Thola (Baccharis dracunculifolia)
y Chakatea (Dodonaea viscosa)
Arbustal siempre verde estacional, de 1 a 2 m de dosel medio, dominado y
caracterizado por leñosas de hojas resinosas y más o menos correosas, principalmente
Chakatea (Dodonaea viscosa Figs. 5.9. y 5.10.), China-Thola (Baccharis dracunculifolia
Fig. 5.33.) y Chinchirkoma (Mutisia vicia); junto a arbustos espinosos con hojas muy
pequeñas como Cruz-Cruz (Kentrothamnus weddellianus) que abunda especialmente
en laderas muy secas y también Quishka-Cruz (Colletia spinosissima) en las zonas más
elevadas de este piso de vegetación.
En el estrato herbáceo y de matorrales pequeños, son frecuentes (Navarro y
Maldonado, 2002; Navarro, 2011) plantas como: Agalinis bangii, Aristida mandoniana,
Bouteloua curtipendula, Calceolaria parvifolia, Croton baillonianus, Elyonurus
tripsacoides, Eryngium rahuianum, Eupatorium tunariensis, Gerardia brevifolia, Hyptis
mutabilis, Lantana fiebrigii, Lantana canescens, Lycianthes lycioides, Muhlenbergia
rigida, Salvia haenkei, Salvia bridgesii, Stipa plumosa. Las zonas más pedregosas tienen
también pequeños helechos xeromórficos como Cheilanthes pruinata y la cactácea
globular Echinopsis obrepanda.
El chakateal se origina por degradación de los antiguos bosques potenciales de Lloque
afectados por intensos procesos de perturbación como quemas e incendios, talas,
extracción de leña, sobrepastoreo y erosión en laderas montañosas o abanicos
aluviales altos, con pendientes medias a altas.
82
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Ocupa grandes extensiones en las vertientes meridionales del Tunari y zona alta de los
abanicos aluviales de piedemonte, entre 2 800 m y 3 300 m de altitud, áreas donde
constituye actualmente la formación vegetal dominante.
El chakateal puede crecer sobre suelos brutos minerales, iniciales o muy poco
evolucionados, pedregosos y casi sin materia orgánica (leptosoles esqueléticos y
regosoles lépticos). Con el tiempo, si el arbustal persiste, el suelo evoluciona lentamente
hacia un regosol dístrico, con humus mal descompuesto por sequía estacional y por la
presencia de resinas en las hojas muertas (lito-peyro-moder xeromórfico).
La Chakatea (Dodonaea viscosa), es un arbusto pantropical (con amplia
distribución en zonas tropicales) muy resistente a la sequía, de crecimiento
rápido y eficaz para colonizar zonas de suelos degradados.
Su germinación es estimulada tanto por el fuego como por la
perturbación del suelo. Sin embargo, se muere por quemas intensas con
temperaturas superiores a 70 – 80 ºC (Hodkinson & Oxley, 1990; Pearman,
2002; Australian Tropical Rainforest Plants, 2010).
Resulta por tanto un excelente indicador de degradación del suelo y de
quemas de la vegetación.
Asimismo, es una especie útil en la
reforestación secuencial inicial de suelos degradados.
Pajonal sucesional de Muhlenbergia rigida y Elyonurus tripsacoides
Pajonal bajo, con altura media del dosel herbáceo de 30 – 40 cm, dominado y
caracterizado por diversas especies de gramíneas perennes de fenología siempre verde
estacional, principalmente: Aristida mandoniana, Axonopus siccus,
Elyonurus
tripsacoides Fig. 5.11., Elyonurus tripsacoides, Eragrostis soratensis, Muhlenbergia rigida,
Paspalum humboldtianum, Piptochaetium panicoides, Setaria barbinodis, Sporobolus
indicus var. andinus, Stipa neesiana, Stipa obtusa y Stipa plumosa.
En el estrato inferior, son frecuentes numerosas herbáceas pequeñas pertenecientes a
varias familias botánicas, siendo importantes: Bulbostylis juncoides, Eryngium rauhianum,
Evolvulus sericeus, Mimosa arenosa, Oenoseris sagittata, Richardia brasiliensis, Stevia
samaipatensis, etc.
El predominio de gramíneas en el pajonal, favorece una mejor descomposición e
incorporación de la materia orgánica en los suelos, que son fundamentalmente del tipo
regosol dístrico húmico.
Serie de Tarko (Jacaranda mimosifolia) y Tipa (Tipuana tipu)
La vegetación potencial natural de esta serie de vegetación es un bosque semidecíduo
con dosel forestal de 15 m a 20 m de altura media dominado por árboles de hojas de
tamaño pequeño a medio. Las especies de árboles más características del bosque son:
Tarko (Jacaranda mimosifolia Fig. 5.12.), Tipa (Tipuana tipu Fig. 5.14.), Aralia soratensis,
Gargatea (Vasconcellea quercifolia), Molle (Schinus molle), Chirimolle (Zanthoxylum
coco Fig. 5.13.) y Escallonia schreireteri.
83
PISO MONTANO
El sotobosque arbustivo está dominado y caracterizado por: Litraea ternifolia, Duranta
serratifolia, Guaranguay (Tecoma stans), Najna (Escallonia millegrana) y Buddleia
tucumanensis.
La serie está distribuida únicamente en una zona bastante restringida del Valle Central
de Cochabamba, en la región occidental del área de estudio, limitándose a las laderas
bajas del Tunari al norte de Liriuni y Payrumani. Estas zonas son algo más húmedas que el
resto de las vertientes meridionales de la Cordillera, debido al periódico ingreso de
vientos húmedos y nubosidad que procedentes del noroeste yungueño consiguen
atravesar las serranías por la ventana orográfica constituida por el Abra del Tunari, entre
Quillacollo y Morochata, a favor del valle de Misicuni.
De la misma forma que la serie de Najna y Lloque, el bosque de la serie del Tarko y la Tipa
se halla actualmente casi eliminado por acción humana, quedando muy escasos
remanentes en zonas abruptas de acceso difícil o bien árboles aislados o dispersos. En la
gran mayoría de las zonas, el bosque está reemplazado por sus etapas seriales que son
muy similares a las de la serie de Najna y Lloque, constando de chakateales de
Dodonaea viscosa y de pajonales de Muhlenbergia rigida y Elyonurus tripsacoides.
2. Vegetación de cerros y serranías bajas del Valle Central
Comunidades vegetales distribuidas en los relieves montañosos bajos del Valle Central
de Cochabamba, por debajo de 2 800 – 2 900 m de altitud. Incluye únicamente la serie
de vegetación del Soto, con escasos o nulos remanentes del bosque potencial, estando
mayormente ocupado el paisaje de estos cerros por un mosaico de etapas seriales que
han reemplazado al bosque original por la acción humana.
Las comunidades vegetales que componen la serie se describen y caracterizan
seguidamente:
Serie de Orkho-Kharalawa (Vasconcellea quercifolia) y Soto (Schinopsis haenkeana)
La vegetación potencial natural de esta serie es un bosque xeromórfico deciduo, con
dosel forestal de 8 a 12 m de altura, desde abierto a bastante denso según el grado de
conservación, dominado y caracterizado por el Soto (Schinopsis haenkeana Fig. 5.15.)
árbol con hojas provistas de numerosos foliolos pequeños y resinosos, que pertenece a
la familia de las anacardiáceas. Otros árboles característicos del bosque (De la Barra,
1998; Navarro y Maldonado, 2002; Navarro, 2011), frecuentes, pero con menor
abundancia, son: Orkho-Kharalawa (Vasconcellea quercifolia Fig. 5.35.), Kacha valluna
(Aspidosperma horkoquebracho Fig. 5.16. y 5.17.), y la cactácea arborescente Cereus
haenkeanus, endémica de los valles secos interandinos de Bolivia.
En el estrato o nivel arbustivo, son frecuentes y características varias plantas leñosas
como: T’akho del cerro (Prosopis andicola Fig. 5.8.), Acalypha lycioides, Proustia
cuneifolia, Kentrothamnus weddellianus, Acacia macracantha Fig. 5.18., Phrygilanthus
acuminatus y en aspectos aclarados del bosque, también la cactácea arbustiva
Cleistocactus parviflorus.
La serie constituye la vegetación natural de los cerros y laderas bajas de las serranías del
Valle Central de Cochabamba: Cerro de San Pedro, Serranía San Pedro, Cerro El Abra,
Cerro de San Sebastián, Cerro Verde, Cerro Kinamari, Cerro Kiñiloma, etc. Así como de
las laderas inferiores de las serranías que enmarcan por el sur el valle. Distribuyéndose
siempre por debajo de los 2 800 – 2 900 m de altitud.
84
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
En la mayoría de su área natural de distribución en el Valle Central de Cochabamba, el
bosque ha sido eliminado o intensamente degradado por la actividad humana,
quedando reducido en la actualidad a escasos remanentes dispersos y habiendo sido
reemplazado por sus etapas de degradación, principalmente arbustales espinosos,
matorrales y herbazales sucesionales.
Los suelos sobre los que crecen los remanentes actuales del bosque de Soto, son suelos
de erosión muy pedregosos, poco evolucionados, con escasa diferenciación de
horizontes. Son suelos con contenidos bajos a moderados de iones minerales de
cambio. En la clasificación de FAO (2007), estos suelos pertenecen principalmente al
grupo de los Regosoles dístricos, con enclaves algo mejor conservados y menos
erosionados, donde los suelos son Cambisoles.
El humus, según la actual clasificación europea (Zanella et al., 2011) es de tipo
lito-peyro-moder xeromórfico, con descomposición dificultada por la intensa sequía
estacional, constando (Fig. 5.19.) de una capa de hojarasca y restos muertos (horizonte
OL), por debajo una capa de fermentación (OF) de unos cuantos centímetros de
espesor, con visibles micelios de hongos, a la cual subyace una capa de humus (OH), de
3 – 4 cm de espesor, que pasa de forma progresiva a un horizonte A difuso, de colores
pardos poco oscuros.
La fauna más frecuente de pequeños animales encontrados en el conjunto del
horizonte O, y su abundancia relativa es la siguiente (en 4 muestras del Cerro de
San Pedro con Embudo de Tullgren):
Acari Oribatida ++++
Acari (otros) +++
Collembola Poduromorpha +++
Collembola Entomobryomorpha +
Aranei +
Geophilomorpha +
Larvas de insectos +
Lombrices entriqueidas +
Coleoptera (adultos) *
Hemiptera (adultos) *
++++ = Abundante
+++ = Medianamente Abundante
+ = Escazo
* = raro
85
PISO MONTANO
Las etapas seriales de degradación del bosque dominan ampliamente el paisaje en la
actualidad y se organizan dinámicamente a partir del bosque potencial de la forma
siguiente:
Bosque potencial
de Orkho
Karalawa y Soto
Degradación
progresiva: pastoreo,
extracción de leña,
quemas moderadas,
menos erosión
Arbustal sucesional
de Ulala y T’akho del
cerro
Fuerte degradación:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión
Fuerte degradación:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión
Arbustal degradado
sucesional de Acacia
macracantha
Fuerte degradación:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión
Herbazal pionero
sucesional de
Chloris castilloniana
y Melinis repens
Herbazal sucesional
de Glandularia
cochabambensis y
Kallstroemia
boliviana
Matorral sucesional
de Lippia boliviana y
Acalypha lycioides
Seguidamente, se describen y caracterizan sumariamente las etapas de degradación:
Arbustal sucesional de Ulala (Harrisia tetracantha) y T’akho del cerro (Prosopis andicola)
Formación densa a semiabierta, con dosel arbustivo de 2 – 3 m de altura media,
dominado y caracterizado por el arbusto espinoso deciduo Prosopis laevigata var.
andicola (Fig. 5.8.), asociado a otras especies leñosas características, como: Aloysia
scorodonioides, Baccharis ulicina, Croton baillonianus, Jatropha gossypifolia, Senna
morongii y Senna occidentalis.
Son frecuentes especies de cactáceas arbustivas como la Ulala (Harrisia tetracantha
Fig. 5.20.) y también Cleistocactus parviflorus, Opuntia cochabambensis, Opuntia arcei
y Opuntia pubescens; así como cactáceas postradas (Opuntia sulphurea) o globulares
(Echinopsis huotii). En el estrato inferior son características herbáceas perennes y
matorrales, siendo importantes: Evolvulus tenuis, Portulaca pedicellata, Selaginella
sellowii y Synandrospadix vermitoxicum.
86
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
El nivel de bejucos semileñosos o herbáceos está dominado por Cardiospermum
corindum, Morrenia odorata, Funastrum gracile y especies de Cynanchum e Ipomoea,
principalmente.
El estrato de epífitas está representado por pequeñas bromeliáceas xeromórficas,
siendo abundantes y características: Tillandsia capillaris fª hieronymi, Tillandsia gilliesii,
Tillandsia bryoides, Tillandsia rectangula, Tillandsia recurvata y Tillandsia streptocarpa.
Los arbustales espinosos interandinos representan una de las etapas de
sustitución serial del bosque de Soto más extendidas en los cerros del Valle
Central de Cochabamba.
Arbustal degradado sucesional de Quiñe (Acacia macracantha)
Constituye en muchas zonas mosaicos con el arbustal de Prosopis andicola, formando a
menudo los márgenes de la vegetación hacia caminos o zonas abiertas. En estados
sucesionales del arbustal más perturbados o pioneros, a menudo se hace dominante la
Acacia macracantha (Fig. 5.18.), que llega a formar poblaciones densas reemplazando
total o parcialmente al Prosopis andicola, en laderas muy degradadas por quemas,
deforestación, erosión y sobrepastoro de ganado caprino. Ejemplos típicos son el Cerro
de San Sebastián y varias zonas del Cerro de San Pedro.
Matorral sucesional de Lippia boliviana y Acalypha lycioides
Formación xeromórfica leñosa de 0.5 – 1m de altura en promedio, dominada y
caracterizada por matorrales de hojas pequeñas o espinosos, a menudo resinosos y
aromáticos: Quiñi (Acalypha lycioides), Aloysia scorodonioides, Cabramuña (Aloysia
gratissima), Ayenia schumanniana, Gomphrena gnaphiotricha, Janka-Janka (Lantana
balansae, Lantana micrantha), Lippia boliviana, Ckapo-ckapo (Lycianthes lycioides),
Mayllaychia (Menodora integrifolia), Sida cordifolia, Stevia kuntzei.
Representa etapas de la vegetación más degradas que los arbustales, originadas por
perturbaciones intensas y mantenidas, tales como incendios, tala, sobrepastoreo
caprino y erosión. Constituyen mosaicos en el paisaje con los arbustales y herbazales
sucesionales.
Herbazal sucesional de Glandularia cochabambensis y Kallstroemia boliviana
Comunidad vegetal baja, con dosel de la formación de 20 a 40 cm de altura,
compuesta principalmente por plantas herbáceas perennes o semi leñosas, con
morfología de rosetas o postradas, que colonizan suelos abiertos en áreas deforestadas,
claros de bosques de Soto o márgenes de caminos. Conforma etapas naturales de
recuperación de la vegetación potencial, en suelos no excesivamente pedregosos o
rocosos. Especies características importantes son: Allionia incarnata, Boerhavia
coccinea, Dichondra repens, Evolvulus sericeus, Glandularia cochabambensis,
Heliotropium amplexicaule, H. campestris, H. procumbens, Indigofera subfruticosa,
Kallstroemia boliviana, Menodora integrifolia, Portulaca pilosa, Tribulus terrestris.
87
PISO MONTANO
Herbazal pionero sucesional de Chloris castilloniana y Melinis (Rhynchelytrum) repens
Vegetación dominada por gramíneas vivaces, bianuales y algunas anuales, que
coloniza como etapas pioneras los suelos muy pedregosos o erosionados en zonas
deforestadas de la serie del Soto, así como áreas de suelos naturalmente delgados con
niveles de roca cerca de la superficie del terreno. Especies características importantes
son las siguientes gramíneas: Aristida adscensionis, Chloris castilloniana, Heteropogon
contortus, Imperata condensata, Lycurus phleoides, Melica scabra, Pappophorum
caespitosum, Melinis (Rhynchelitrum) repens, Setaria adhaerens, Setaria viridis, Stipa
subplumosa y Tripogon spicatum.
Es frecuente por ejemplo en varias zonas del Cerro de San Pedro, en áreas con suelos
delgados donde los estratos rocosos se hallan casi aflorando en la superficie del terreno.
Así como en las partes más erosionadas y con pérdida de suelo.
Vegetación saxícola de cerros y serranías bajas: comunidad de Parodia schwebsiana
Vegetación azonal que crece en grietas, fisuras y repisas de afloramientos rocosos de los
cerros del Valle Central de Cochabamba, dentro del área de la Serie del Soto.
Caracterizada por la pequeña cactácea endémica Parodia schwebsiana, asociada a
Puya glabrescens (Fig. 5.30.) y a un conjunto muy característico de pequeños helechos
xeromórficos adaptados a este ambiente y capaces de soportar largas épocas secas:
Cheilanthes pruinata, Cheilanthes miriophylla, Cheilanthes pilosa, Anemia tomentosa,
Notholaena squamosa, Notholaena nivea var. tenera, Pellaea ternifolia y Selaginella
sellowii. Además, son frecuentes sobre las rocas poblaciones epilíticas de pequeñas
bromeliáceas xeromórficas, fundamentalmente Tillandsia bryoides y Tillandsia gilliesii.
Como especies acompañantes, generalmente con abundancia escasa o menor, se
presentan también: Aristida adscensionis, Melinis (Rhynchelitrum) repens, Tripogon
spicatum, y Echinopsis cochabambensis.
Esta comunidad vegetal saxícola (del griego saxós=piedra) es todavía frecuente en la
Serranía de San Pedro, donde crece en afloramientos de rocas areniscas y lutitas de la
Formación Anzaldo (Ordovícico).
3. Vegetación del piedemonte de la Cordillera (abanicos aluviales y glacis alto)
Conjunto de comunidades vegetales que se desarrollan en los piedemontes de las
cordilleras que rodean el Valle Central de Cochabamba, principalmente en el
piedemonte de la Cordillera del Tunari. Comprende una sola serie de vegetación, la
serie de la Jarka y el Ceibo, que de forma similar a otros tipos de vegetación natural del
valle, ha sufrido una casi total eliminación por lo que se refiere al bosque potencial
original. Estando representada mayormente la serie en la actualidad por un mosaico de
etapas seriales de sustitución, debido a la intensa actividad y perturbación humana
acaecidas en el piedemonte a lo largo de los siglos.
Seguidamente, se describe y caracterizan las diferentes comunidades vegetales,
potencial y seriales, que componen esta serie:
Serie de Jarka (Acacia visco) y Ceibo (Erythrina falcata)
El bosque potencial original de esta serie de vegetación constituyó una formación
arbórea densa, media o alta, con dosel forestal de 15 a 20 m de altura promedio,
88
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
dominada y caracterizada por las siguientes especies de árboles: Jarka (Acacia visco),
Ceibo o Chilijchi (Erythrina falcata Figs. 5.21., 5.22. y 5.23.), Cedro (Cedrela lilloi Figs. 5.24.
y 5.25.), Sauce (Salix humboldtiana) y Molle (Schinus molle).
En el estrato arbustivo son característicos Acalypha plicata, Baccharis salicifolia, Tecoma
fulva y Schinus fasciculatus.
El nivel de bejucos o lianas leñosas está representado por Clematis campestris y
Pisoniella arborescens principalmente, junto con especies de bejucos semileñosos de los
géneros Mikania e Ipomoea.
Actualmente, el bosque de Jarka y Ceibo ha sido eliminado y
desaparecido prácticamente del Valle Central de Cochabamba,
pudiendo ser considerado como casi extinguido en esta zona.
Tan solo persisten remanentes aislados y dispersos de los árboles
característicos como el Ceibo, la Jarka y el Cedro, mantenidos apenas en
algunas calles, avenidas, jardines o parques de la zona norte del casco
urbano, por lo que representan especies gravemente amenazadas y
críticas en el Valle, que justifican activas campañas y programas de
protección y recuperación.
La zona donde naturalmente crecía este bosque, se localiza principalmente en el
piedemonte de la Cordillera del Tunari, concretamente en los abanicos aluviales medios
y bajos, así como en la parte alta del glacis, coincidiendo con la principal faja de
descarga de los niveles freáticos de agua subterránea. Estas zonas se hallan situadas en
el norte de la ciudad de Cochabamba, siguiendo aproximadamente el eje de la actual
Avenida Circunvalación, en su tramo centro-oeste: Condebamba, Temporal, Queru
Queru, San Miguel, Tupuraya, Pacata. Las numerosas surgencias, manantiales o
afloramientos de agua que antiguamente existían en esta franja están siendo
severamente afectadas y reducidas por el desarrollo urbano, juntamente con el
bosque potencial de Jarka y Ceibo a ellas asociado. Se trata por tanto de una
formación boscosa ribereña y freatófila, dependiente de cursos de agua superficiales o
subterráneos someros.
89
PISO MONTANO
El modelo de etapas seriales de degradación que sustituyen al bosque potencial y lo
reemplazan actualmente en el paisaje (De la Barra, 1998; Navarro y Maldonado, 2002;
Navarro, 2011), es el siguiente:
Bosque de Jarka
(Acacia visco) y
Ceibo (Erythrina
falcata)
Degradación por talas,
pastoreo, extracción
de leña, quemas,
erosión
Matorral sucesional
de Chillka
(Baccharis
salicifolia) y Suncho
(Viguiera australis)
Perturbación por
erosión fluvial
Herbazal ribereño
pionero de Ch’awqu
mayu (Cleome
boliviensis) y Maycha
(Senecio pampeanus)
sobre suelos
pedregosos
Perturbación por
erosión fluvial
Perturbación por
erosión fluvial
Pajonal ribereño
sucesional de Cola
de Caballo
(Equisetum
bogotensis) y
Sehuenquilla
(Cortaderia
atacamensis) sobre
suelos pedregosos
A continuación se describen y caracterizan las etapas seriales citadas:
Matorral ribereño sucesional de Chillka (Baccharis salicifolia)
Matorral de 1 – 2 m de alto que se desarrolla sobre suelos de origen aluvial en el piedemonte y
márgenes de cursos fluviales, reemplazando por degradación a los bosques higrofíticos
potenciales de Ceibo, de Sauce o de Algarrobo. Dominado y caracterizado por la Chillka
(Baccharis salicifolia), asociado a otros arbustos bajos como: T’uyu-t’uyu (Pluchea fastigiata),
Pluchea sagittalis, Hediondilla (Cestrum parquii), Tecoma fulva, Cohetillo (Jungia polita),
Sehuenquilla (Cortaderia atacamensis).
Pajonal ribereño sucesional de Cola de Caballo (Equisetum bogotensis) y
(Cortaderia atacamensis) sobre suelos pedregosos
Sehuenquilla
Pajonal denso y amacollado dominado y caracterizado por la Sehuenquilla (Cortaderia
atacamensis), asociada a la Cola de Caballo (Equisetum bogotensis), que coloniza márgenes
inestables de cursos fluviales del piedemonte, en quebradas, abanicos aluviales y torrenteras, por
debajo de 2 800 m de altitud, aproximadamente. También en tramos del Río Rocha con
sedimentos pedregoso-fangosos. Constituye formaciones de estructura lineal, siguiendo las orillas,
sobre sustratos pedregosos de gravas y cantos rodados fluviales, a menudo con matriz de fangos
arcillo-limosos.
90
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Herbazal ribereño pionero de Ch’awqu mayu (Cleome boliviensis) y Maycha (Senecio
pampeanus) sobre suelos pedregosos
Herbazal de 0.5 – 1 m de alto, dominado y caracterizado por las especies anuales: Ch’awqu
mayu (Cleome boliviensis), Maycha (Senecio pampeanus) y Karalawara (Nicotiana glauca).
Constituye la primera etapa de vegetación que coloniza el lecho pedregoso de cauces fluviales
del piedemonte en el Valle Central de Cochabamba, ocurriendo en quebradas, abanicos
aluviales y torrenteras, por debajo de aproximadamente 2 800 m de altitud. Especies
acompañantes de la comunidad son principalmente plantas perennes y anuales procedentes
de la vegetación que contacta con ella, en general con poca abundancia u ocasionales,
siendo las más comunes: Baccharis salicifolia, Tecoma fulva, Eragrostis tenuifolia, Melinis repens y
Jungia polita.
4. Vegetación del fondo del Valle Central de Cochabamba
Incluye varias series de vegetación que se distribuyen en la llanura del fondo del valle, desde el
glacis medio y bajo hasta la llanura fluvio-lacustre:
4 a. Vegetación del glacis medio y bajo: Serie no salina del Algarrobo (Schinus
fasciculatus-Prosopis alba)
4 b. Vegetación de la llanura fluvio-lacustre: Serie salina del Algarrobo (Lycium
americanum-Prosopis alba)
4 c. Vegetación de márgenes de ríos: Serie del Sauce (Pisoniella arborescens-Salix
humboldtianum)
4 d.
Vegetación de lagunas: Vegetación acuática y palustre
A continuación, se describen y caracterizan las diferentes series y sus etapas de degradación:
4 a. Vegetación del glacis medio y bajo: Serie no salina del Algarrobo (Prosopis alba) con
Luyo-Luyo (Schinus fasciculata)
La vegetación potencial climatófila de esta serie es un bosque dominado por el Algarrobo o
T’akho (Prosopis alba Fig. 5.26.), con dosel semidecíduo de 8 – 12 m de altura en promedio,
asociado característicamente en el estrato arbustivo con Luyo-Luyo (Schinus fasciculata Fig.
5.34.) y con otros matorrales o arbustos acompañantes, como (De la Barra, 1998): Quiñe (Acacia
macracantha, Fig. 5.18.), Baccharis salicifolia, Hediondilla (Cestrum parquii), Jungia polita,
Thankar (Vassobia breviflora) y Pluchea fastigiata. En el estrato herbáceo, es frecuente el Pasto
Kikuyo (Pennisetum clandestinum).
Otros árboles acompañantes asociados con menor frecuencia al algarrobal son: Molle (Schinus
molle), Sauce (Salix humboldtiana), Jarka (Acacia visco) y Orkho-Karalawa (Vasconcellea
quercifolia, Fig. 5.35.).
El algarrobal no salino, es la vegetación original natural de las superficies del glacis medio y bajo,
donde constituyó la cobertura vegetal de la mayor parte de la zona central y centro-sur de la
actual ciudad de Cochabamba, en zonas no salinizadas de forma significativa. Igualmente
representa la vegetación potencial natural de gran parte del Valle de Sacaba.
Debido al uso intensivo, urbano y agrícola, el bosque original de algarrobo ha desaparecido casi
totalmente, con solo algunos remanentes dispersos o presencia de árboles aislados o en
91
PISO MONTANO
pequeños grupos. Las etapas seriales de degradación son las más extendidas en la actualidad e
incluyen:
Matorral serial freatófito montano: Chillkar de Baccharis salicifolia.
Etapa de sustitución muy común y extendida, dominada por varias especies de matorrales con
una altura media de 1.0 – 1.5 m, principalmente por Chillka (Baccharis salicifolia), asociado a
otras características como Jungia polita, Hediondilla (Cestrum parquii), Cola de caballo gigante
(Equisetum giganteum), Pluchea fastigiata, Pluchea absynthioides, Pluchea sagittalis y más
raramente Thankar (Vassobia brevifolia).
Prado húmedo sucesional montano: Comunidad de Grama (Cynodon dactylon) y Pasto Kikuyo
(Pennisetum clandestinum).
Vegetación herbácea perenne, dominada por gramíneas densamente cespitosas y rizomatosas,
que constituye la etapa serial más degradada del algarrobal, sobre suelos húmedos ricos en
nutrientes o nitrificados por aportes de basura o desechos orgánicos. Otras especies
características asociadas, son: Botriochloa saccharoides, Plantago major, Plantago lanceolata.
El modelo sucesional de degradación se representa en el esquema siguiente:
Bosque no salino de
Algarrobo (Prosopis
alba) con Luyo-Luyo
(Schinus fasciculatus)
Degradación rápida e
intensa por talas,
deforestación, incendios,
pastoreo, extracción
de leña, erosión
Degradación progresiva
por talas, pastoreo,
extracción
de leña, quemas, erosión
Matorral serial
freatófito montano:
Chillkar de
Baccharis salicifolia
Degradación progresiva
por talas, pastoreo,
extracción
de leña, quemas, erosión
Prado húmedo sucesional montano: Comunidad de Grama (Cynodon
dactylon) y Pasto Kikuyo (Pennisetum clandestinum)!
A continuación se describen y caracterizan las etapas seriales citadas:
4 b. Vegetación de la llanura fluvio-lacustre: Serie salina del Algarrobo (Prosopis alba) con
Sillo-Sillo (Lycium americanum)
El bosque potencial de Algarrobo de esta serie de vegetación, reemplaza al anterior (4 a) en la
zona más baja del valle, ocupando la llanura fluvio-lacustre con suelos arcillosos y limosos
salinizados, generalmente también alcalinizados (solonetzs y solonchaks; ver también capítulo III).
Estos suelos, pueden anegarse de forma somera durante la época de lluvia en las zonas más
deprimidas topográficamente y también presentan normalmente niveles freáticos poco
profundos (2 – 3 m de profundidad) con aguas salinas.
92
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Era el bosque existente en la zona meridional del casco urbano de Cochabamba y en el fondo
salino del valle, aproximadamente hacia el sur del eje: Colcapirhua-Santa Rosa-Hipódromo,
extendiéndose ampliamente por el área de: Aeropuerto, La Mayca, Alba, Tamborada, Pucara
Chico, Champa Rancho y Valle Hermoso, principalmente.
Los escasos remanentes del bosque que han persistido, se hallan siempre degradados en mayor
o menor grado, dificultando mucho la interpretación de la estructura original que tuvo. De forma
similar al algarrobal no salino (4 a), el estrato arbóreo está dominado y caracterizado por Prosopis
alba, a veces acompañado también por Molle (Schinus molle) y Jarka (Acacia visco), siendo
asimismo
frecuente el
Luyo-Luyo (Schinus fasciculatus). Sin embargo, aquí son muy
características y diferenciales varias especies de arbustos y matorrales halófilos, tolerantes de los
suelos salinos y alcalinos, que no existen en la serie 4 a. Los principales son (De la Barra, 1997 y
1998): Sillo-Sillo (Lycium americanum Fig. 5.27.), Lycium ciliatum, Atriplex semibaccata y Atriplex
suberecta. En el estrato herbáceo, es muy característica la abundancia de la gramínea perenne
cespitosa y rizomatosa Distichlis spicata, adaptada igualmente a los suelos salinos que pueden
anegarse estacionalmente.
Las etapas de degradación del algarrobal salino son las que se hallan actualmente más
extendidas en el paisaje (De la Barra, 1997 y 1998). Se caracterizan y describen seguidamente:
Matorral sucesional de suelos salinos: comunidad de Sillo-Sillo (Lycium americanum) y Chillka
(Baccharis salicifolia)
Matorral dominado por Chillka (Baccharis salicifolia), asociado de forma característica al
Sillo-Sillo (Lycium americanum), que constituye la etapa serial de degradación del algarrobal
salino más extendida en el fondo del valle. Otras especies de matorrales y arbustos presentes
frecuentemente en la comunidad, son: Hediondilla (Cestrum parquii), Pluchea fastigiata,
Karalawara (Nicotiana glauca), Lycium ciliatum y Atriplex semibaccata.
Pastizal salino de suelos estacionalmente saturados: comunidad de Atriplex semibaccata y
Distichlis spicata
Comunidad herbácea graminoide perenne, que reemplaza al algarrobal salino en zonas
deforestadas degradadas, con uso principal para pastoreo por el ganado ovino. Se desarrolla en
zonas muy llanas, con suelos salinos estacionalmente saturados de agua o algo anegables del
fondo del valle, donde se sitúa en partes ligeramente más elevadas y algo menos inundadizas
que el matorral salino. Florísticamente, la comunidad se halla dominada por la gramínea
Distichlis spicata, asociada al matorral bajo semileñoso Atriplex semibaccata, ambas plantas
halófilas adaptadas a los suelos salinos. En las partes más anegadizas, se asocia también de
forma frecuente la gramínea Leptochloa fusca. Otras especies frecuentes son: Grama (Cynodon
dactylon), Pasto Kikuyo (Pennisetum clandestinum), Lippia nodiflora, y de forma dispersa Pluchea
fastigiata.
Matorral salino de suelos estacionalmente anegados: comunidad de Sesuvium portulacastrum y
Suaeda foliosa
Vegetación dominada y caracterizada por especies de matorrales bajos semi- leñosos y
suculentos (hasta 0.5 m de altura de dosel), principalmente por Sesuvium portulacastrum y
Suaeda foliosa, plantas halófilas adaptadas a los suelos salinos que generalmente se anegan
estacionalmente de forma somera en época de lluvia. Constituye la etapa de sustitución del
algarrobal salino en las zonas más bajas e inundadizas y salinas del fondo del Valle Central de
93
PISO MONTANO
Cochabamba. Otras plantas asociadas, con la misma ecología, son: Distichlis spicata,
Leptochloa fusca, Heliotropium curassavicum y Atriplex semibaccata.
El modelo sucesional de degradación se representa en el esquema siguiente:
Bosque salino de
Algarrobo (Prosopis
alba) con Sillo-Sillo
(Lycium americanum)
Degradación rápida e
intensa por talas,
deforestación, incendios,
pastoreo, extracción
de leña, en zonas
anegables
Matorral salino de
suelos estacionalmente
anegados: comunidad
de Sesuvium
portulacastrum y
Suaeda foliosa
Degradación progresiva
por talas, pastoreo,
extracción
de leña, quemas, erosión
Matorral sucesional de suelos
salinos: comunidad de SilloSillo (Lycium americanum) y
Chillka (Baccharis salicifolia)
Degradación progresiva
por talas, pastoreo,
extracción
de leña, quemas, erosión
Pastizal salino de
suelos
estacionalmente
saturados:
comunidad de
Atriplex
semibaccata y
Distichlis spicata
4 c. Vegetación de márgenes de ríos: Serie del Sauce (Salix humboldtiana) con Pega-Pega
(Pisoniella arborescens)
El bosque potencial de la serie tiene un dosel forestal denso a semi-denso, de 15 – 20 m de alto,
semidecíduo a siempre verde estacional. Está distribuido en las orillas de los cauces fluviales, así
como en las partes estacionalmente inundables de las llanuras aluviales y terrazas fluviales bajas.
El árbol dominante y característico es el Sauce de Humboldt (Salix humboldtiana), con un estrato
arbustivo caracterizado por Acalypha plicata, Pluchea fastigiata y Baccharis salicifolia. Es
diagnóstica de este ecosistema la importante presencia de lianas leñosas o semileñosas,
principalmente las siguientes: Pega-Pega (Pisoniella arborescens), Barba de Chivo (Clematis
campestris), Muehlenbeckia tamnifolia y Tropaeolum bolivianum.
El bosque de Sauce de Humboldt crece sobre suelos de llanura aluvial permanentemente
húmedos o saturados, cenagosos, pantanosos, o con presencia de niveles freáticos poco
profundos. También, sobre suelos ribereños formando una faja o bosque de galería en las orillas
de los ríos. Siempre en situaciones afectadas de forma temporal, estacional o permanente por
las inundaciones debidas al desbordamiento de ríos y arroyos durante la época de lluvias. Estos
94
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
suelos pertenecen, según el sistema de FAO (2007), al grupo de los Fluvisoles gléyicos, que al tener
en el Valle Central salinidad y alcalinidad aplican los calificadores de sálicos, calcáricos y
alcálicos (ver también capítulo III).
Las saucedas ribereñas desempeñan un papel ecológico crítico y muy
importante al constituirse en barreras defensivas que protegen de la
erosión fluvial a las orillas de los ríos y a las llanuras aluviales inundables.
A la vez que actúan como filtros eficaces que reducen el aporte de
contaminantes desde la tierra al agua de los ríos.
Por tanto, es de gran importancia la reforestación y restauración de los
bosques de Sauce en el Valle Central de Cochabamba, como forma de
recuperar la idoneidad ecológica de los ríos Rocha y Tamborada.
Como los demás tipos de bosques potenciales del Valle Central de Cochabamba, las saucedas
han sido muy destruidas para ser reemplazadas sobre todo por cultivos de regadío, quedando
en la actualidad escasos remanentes aislados y dispersos, muy fragmentados, de pequeño
tamaño y más o menos perturbados. En muchos casos, el bosque original ya no existe en el
paisaje, ocurriendo únicamente algunos árboles dispersos de Sauce. Es uno de los tipos de
bosque potencial más degradado de la Cuenca de Cochabamba, habiendo sido reemplazado
mayormente por cultivos de valle, pastos y manchas de matorrales o arbustales seriales.
Las principales etapas de degradación de la sauceda son las siguientes:
Arbustal serial ribereño montano
Comunidad vegetal arbustiva densa, de 2 – 3 m de alto en promedio, que presenta
generalmente una abundante cobertura de lianas, dando lugar a estructuras que constituyen
las primeras etapas de degradación de la sauceda. Frecuente en los claros y márgenes del
bosque de Sauce, llegando a reemplazarlo completamente en situaciones de mayor
perturbación. Especies características importantes: Clematis campestris, Muehlenbeckia
tamnifolia, Pisoniella arborescens, Schinus fasciculata, Pluchea fastigiata, Pluchea sagittalis,
Tecoma stans, Tropaeolum bolivianum.
Matorral serial ribereño montano: Chillkar de Baccharis salicifolia
Etapa de sustitución muy común y extendida, más degrada que el arbustal, dominada por varias
especies de matorrales con una altura media de 1.0 – 1.5 m, principalmente la Chillka (Baccharis
salicifolia), asociada a otras características como Jungia polita, Hediondilla (Cestrum parquii),
Cola de caballo gigante (Equisetum giganteum), Pluchea fastigiata y más raramente Thankar
(Vassobia brevifolia).
Matorral ribereño pionero sobre suelos fangosos: comunidad de Baccharis juncea y Pluchea
absynthioides
Matorral dominado y caracterizado por Pluchea absynthioides, planta de rápido crecimiento,
que se propaga por estolones colonizando playas y lechos fluviales con sustratos fangosos de las
orillas de los ríos interandinos, asociada a otras especies características como Baccharis juncea,
Asclepias boliviensis, Imperata contracta, Equisetum bogotense y el helecho Trismeria trifoliata.
95
PISO MONTANO
En el Valle Central de Cochabamba, esta comunidad se distribuye principalmente en los cursos
medio y bajo de los ríos Rocha y Tamborada, siempre sobre suelos fangosos arcillo-limosos,
constituyendo una etapa pionera de la serie del Sauce.
Prado húmedo sucesional montano: Comunidad de Grama (Cynodon dactylon) y Pasto Kikuyo
(Pennisetum clandestinum)
Vegetación herbácea perenne, dominada por gramíneas densamente cespitosas y rizomatosas,
que constituye la etapa serial más degradada de la sauceda, sobre suelos húmedos ricos en
nutrientes o nitrificados por aportes de basura o desechos orgánicos. Otras especies
características asociadas, son: Botriochloa saccharoides, Plantago major, Plantago lanceolata
El modelo sucesional de degradación se representa en el esquema siguiente:
Bosque de
Sauce (Salix
humboldtiana)
con Pega-Pega
(Pisoniella
arborescens)
Degradación progresiva:
talas, pastoreo, extracción
de leña, quemas
moderadas
Degradación progresiva:
talas, pastoreo, extracción
de leña, quemas
moderadas
Perturbación por
erosión fluvial
Matorral ribereño
pionero sobre suelos
fangosos: comunidad
de Baccharis juncea y
Pluchea absynthioides
Prado húmedo sucesional
montano: Comunidad de
Grama (Cynodon dactylon) y
Pasto Kikuyo (Pennisetum
clandestinum)
96
Arbustal serial ribereño
montano
Matorral serial
ribereño montano:
Chillkar de Baccharis
salicifolia
Fuerte degradación:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
4 d. Vegetación de lagunas: Vegetación acuática y palustre
Incluye varios tipos de comunidades vegetales distribuidas principalmente en las lagunas del
Valle Central de Cochabamba, así como en remansos con escasa corriente de los ríos Rocha y
Tamborada (Navarro, 1999; Navarro y Maldonado, 2002; De la Barra, 2003; Navarro, 2011).
En función de los biotipos y ecología de las plantas características, la vegetación acuática y
palustre del Valle Central de Cochabamba puede clasificarse en los siguientes grupos sencillos:
CLASIFICACIÓN DE LA VEGETACIÓN ACUÁTICA Y PALUSTRE DEL VALLE
CENTRAL DE COCHABAMBA (según De la Barra, 2003):
1. Vegetación palustre: Totorales con Matara: Comunidad de Typha
domingensis - Schoenoplectus californicus subsp. tatora
2. Vegetación acuática
2.1. Vegetación acuática sumergida
- Comunidad de Potamogeton pectinatus - Zannichellia andina
- Comunidad de Ruppia filifolia
- Comunidades de Marsilea spp.
2.2. Vegetación acuática flotante
- Vegetación de lentejas de agua: Comunidad de Lemna minuta Lemna gibba
- Vegetación de repollitos de agua y taropes: Comunidad de
Eichhornia crassipes – Pistia stratiotes
Seguidamente se describen y caracterizan estas comunidades:
Vegetación palustre
Totorales con Matara: Comunidad de Typha domingensis - Schoenoplectus californicus subsp.
tatora
Vegetación palustre litoral que crece densamente en la periferia de las lagunas del Valle Central
de Cochabamba, así como en remansos con apenas corriente de los ríos Rocha y Tamborada.
Generalmente está dominada por la Totora (Schoenoplectus californicus subsp. tatora) que
forma extensas colonias monoespecíficas, o asociada a densas colonias de Matara (Typha
domingensis) formando ambas a menudo mosaicos, especialmente notorios por ejemplo en los
márgenes de la Laguna Alalay (Figs. 5.28. y 5.29.). Estos totorales vallunos se diferencian de los
similares existentes en el Altiplano (por ejemplo, en los lagos Titicaca, Uru-Uru y Poopó), porque en
los valles la Totora se asocia con la Matara, mientras que en el Altiplano la Totora forma
poblaciones puras sin presencia de Matara. Otras plantas palustres asociadas en Cochabamba
a los totorales (De la Barra, 2003), en general con frecuencias bajas a muy bajas, son: Polygonum
punctatum, Polygonum lapathifolium, Rumex crispus y Ludwigia peruviana.
El totoral con Matara puede desarrollarse con gran densidad, alcanzando una altura promedio
de dosel de hasta 2 – 3 m. El sistema radicular de tipo rizomatoso en ambas especies es
igualmente muy denso y robusto, actuando como un eficaz filtro biológico del agua, a la vez que
retiene y asienta grandes cantidades de sedimentos, incidiendo por ello de forma muy activa en
la aceleración de la colmatación de los cuerpos de agua desde la periferia de los mismos con
97
PISO MONTANO
menos profundidad hacia el interior con mayor profundidad. Es decir, que aunque posee un
importante valor potencial como ecosistema fito-remediador en aguas contaminadas, a la vez
constituye una amenaza por su gran poder invasivo, rápido crecimiento y propagación, que
conlleva el relleno de los cuerpos de agua por los sedimentos retenidos en las raíces y su
progresiva desaparición natural a través de un proceso sucesional muy dinámico.
Los totorales con Matara crecen en suelos de las orillas siempre húmedos, saturados de agua o
inundados. Desde zonas con nivel freático poco profundo sin agua en superficie, hasta zonas
con profundidades del agua que pueden llegar a ser superiores a 1 m.
Esta comunidad palustre produce cada año abundantes cantidades de materia orgánica
muerta, principalmente tallos y hojas, que se acumulan en las orillas descomponiéndose en las
condiciones anaerobias o semi-anaerobias de las lagunas someras del valle. Se originan de esta
forma espesos horizontes de humus subacuático fibroso en las zonas superficiales y fangoso
anóxico en profundidad, con importante producción de gases de pantano (metano y anhídrido
sulfuroso) que confieren un olor putrefacto característico a los sedimentos cuando son
removidos. Estos fangos o lodos pantanosos, muy oscuros a negros, llegan a adquirir notable
espesor en zonas de la periferia de algunas lagunas del valle como Alalay, Pampa y Alba,
pudiendo clasificarse como humus subacuáticos de tipo sapropel límnico (Kubiena,1952).
Los totorales de la comunidad de Typha domingensis - Schoenoplectus
californicus subsp. tatora, tienen una gran importancia como refugio y
área de cría para las poblaciones de aves acuáticas y palustres que
habitan o transitan en las lagunas del Valle Central de Cochabamba.
Vegetación acuática
Vegetación acuática sumergida
Comunidades de hidrófitos enraizados en el fondo de los cuerpos de agua, con tallos y hojas
totalmente sumergidos o parcialmente emergentes o bien apoyantes sobre la superficie. En el
Valle Central de Cochabamba, incluye fundamentalmente las siguientes (De la Barra, 2003):
•
Comunidad de Potamogeton pectinatus - Zannichellia andina. Vegetación acuática
sumergida, formada por plantas enraizadas en el fondo cuyos tallos y hojas
permanecen también bajo el agua, emergiendo únicamente de forma parcial las
inflorescencias y frutos sobre la superficie. Otras plantas acuáticas sumergidas
asociadas son: Potamogeton striatus, Miriophyllum quitense, Crassula venezuelensis,
Limosella aquatica, Ranunculus psicrophyllus, Lilaea scilloides, Limosella subulata,
Hidrocotyle ranunculoides y Mimulus glabratus.
Esta comunidad se desarrolla en aguas notablemente mineralizadas (cálcicas),
alcalinas y moderadamente salinas, generalmente eutrofizadas (De la Barra, 2003),
poco profundas, desde las orillas hasta aproximadamente 1 m de profundidad.
Es frecuente y por temporadas masivamente dominante en las lagunas del Valle
Central, principalmente en Alalay, Pampa, Alba y Urkupiña. De forma característica,
esta comunidad presenta facies o aspectos dinámicos temporales donde domina
totalmente de forma casi “explosiva” alguna o algunas de las especies más
importantes, principalmente Miriophyllum, Potamogeton o Zannichellia.
98
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Todas las comunidades de vegetación acuática sumergida y flotante,
especialmente la comunidad de Potamogeton pectinatus - Zannichellia
andina, tienen una gran importancia como parte sustancial del alimento
de las poblaciones de aves acuáticas y palustres que habitan o transitan
en las lagunas del Valle Central de Cochabamba.
•
Comunidad de Ruppia filifolia
Vegetación acuática sumergida, constituida exclusivamente por poblaciones densas
o masivas de la macrófita halófita Ruppia filifolia, la cual se desarrolla en lagunas y
charcas con aguas mineralizadas y claramente salinas. Reemplaza a la anterior
comunidad en algunos cuerpos de agua salinizados y eutrofizados del fondo del Valle
Central, tanto naturales (Laguna Huñakota), como artificiales: por ejemplo, las charcas
originadas por afloramiento de aguas del nivel freático salino en las excavaciones
para extracción de arcilla de las fábricas tradicionales de ladrillos en el sur de la ciudad
(zona de Tamborada y La Mayca). Se desarrollan en aguas poco profundas, desde las
orillas hasta aproximadamente 1 m de profundidad.
•
Comunidades de Marsilea spp.
Comunidades acuáticas enraizadas en el fondo y parcialmente emergidas o
apoyantes en la superficie del agua, constiuidas por densas poblaciones de helechos
acuáticos del género Marsilea, con hojas características compuestas por cuatro
foliolos. Principalmente en el valle (De la Barra, 2003): Marsilea ancylopoda y Marsilea
crotophora.
Estas comunidades son típicas de aguas mineralizadas y muy
eutrofizadas, formando agrupaciones localmente extensas, con preferencia en zonas
poco profundas de las lagunas afectadas por el vertido de aguas urbanas ricas en
nitrógeno y fósforo.
Vegetación acuática flotante
Comunidades de hidrófitos no enraizados, que flotan libremente sobre la superficie del agua de
forma permanente, o bien pueden enraizar de forma opcional en el fondo cuando desciende
considerablemente el nivel del agua durante la época seca. En el Valle Central de
Cochabamba, incluye fundamentalmente las siguientes (De la Barra, 2003):
•
Vegetación de lentejas de agua: Comunidad de Lemna minuta - Lemna gibba
Vegetación acuática constituida por pequeñas plantas flotantes de forma
permanente en la superficie y con raíces por tanto suspendidas en el agua. Está
dominada y caracterizada por varias especies de las denominadas “lentejas de
agua”: Lemna minuta, Lemna gibba, Lemna valdiviana, asociadas en muchas zonas
a los pequeños helechos acuáticos flotantes Azolla caroliniana y Azolla filiculoides. Se
desarrollan en aguas eutrofizadas y mineralizadas, solo levemente salinas.
•
Vegetación de repollitos de agua y taropes: Comunidad de Eichhornia crassipes –
Pistia stratiotes
Comunidad de plantas acuáticas mayormente flotantes, denominadas “taropes”,
“gramalotes” o “repollitos de agua”. Las especies dominantes y características en el
99
PISO MONTANO
Valle Central de Cochabamba, son Eichhornia crassipes y/o Pistia stratiotes, que se
desarrollan y son indicadoras de aguas mineralizadas y eutrofizadas, ricas en nitrógeno
y fósforo. Asimismo, soportan al parecer notables niveles de contaminantes químicos
de origen diverso. Pueden desarrollarse de forma masiva y explosiva, cubriendo
grandes extensiones de las lagunas eutrofizadas y contaminadas del valle, como es el
caso de Alalay.
Como resumen de la vegetación del piso ecológico montano, se presenta el siguiente perfil de
vegetación (Fig. 5.48.):
Figura 5.48. Modelo gráfico de zonación catenal de los tipos de vegetación del piso ecológico
montano del Valle Central de Cochabamba. Dibujo: G. Navarro
1. Remanentes del bosque potencial montano superior: Serie de Najna y Lloque (Escallonia
millegrana-Kageneckia lanceolata).
2. Pajonales sucesionales montanos: Comunidad de Muhlenbergia rigida y Elyonurus tripsacoides.
3. Arbustal degradado sucesional montano de China-Thola (Baccharis dracunculifolia) y Chakatea
(Dodonaea viscosa).
4. Remanentes arbóreos del bosque potencial de los abanicos aluviales del piedemonte de la Cordillera del
Tunari: Serie de Jarka (Acacia visco) y Ceibo (Erythrina falcata).
5. Matorral sucesional de los abanicos aluviales: Comunidad de Chillka (Baccharis salicifolia) y Suncho
(Viguiera australis).
6. Remanentes del bosque potencial freatófilo no salino de Algarrobo: Serie de Schinus fasciculatus-Prosopis
alba.
7. Matorral serial freatófito montano: Chillkar de Baccharis salicifolia.
8. Prado húmedo sucesional montano: Comunidad de Grama (Cynodon dactylon) y Pasto Kikuyo
(Pennisetum clandestinum).
9. Remanentes arbóreos del bosque potencial ribereño de Sauce: Serie del Sauce (Salix humboldtiana) con
Pega-Pega (Pisoniella arborescens).
10. Matorral ribereño pionero sobre suelos fangosos: comunidad de Baccharis juncea y Pluchea absynthioides.
11. Remanentes del bosque potencial freatófilo salino de Algarrobo: Serie salina del Algarrobo (Prosopis alba)
con Sillo-Sillo (Lycium americanum).
12. Matorral sucesional de suelos salinos: Comunidad de Sillo-Sillo (Lycium americanum) y Chillka (Baccharis
salicifolia).
13. Pastizal salino de suelos estacionalmente saturados: Comunidad de Atriplex semibaccata y Distichlis
spicata.
14. Matorral salino de suelos estacionalmente anegados: Comunidad de Sesuvium portulacastrum y Suaeda
foliosa
15. Remanentes del bosque potencial de los cerros del valle: Serie de Orkho-Kharalawa (Vasconcellea
quercifolia) y Soto (Schinopsis haenkeana).
16. Arbustal espinoso sucesional: Comunidad de Ulala (Harrisia tetracantha) y T’akho del cerro (Prosopis
andicola).
17. Matorral sucesional: Comunidad de Lippia boliviana y Acalypha lycioides
18. Herbazal sucesional: Comunidad de Glandularia cochabambensis y Kallstroemia boliviana
19. Vegetación saxícola de cerros y serranías bajas: Comunidad de Parodia schwebsiana
20. Herbazal pionero sucesional: Comunidad de Chloris castilloniana y Melinis (Rhynchelytrum) repens.
100
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Fig. 5.4. Aspecto general del Lloque (Kageneckia
lanceolata), arbolito característico del bosque
potencial original del piso montano superior, hoy
casi extinto. Foto: G. Navarro
Fig. 5.5. Otro aspecto del Lloque (Kageneckia
lanceolata), arbolito característico del bosque
potencial original del piso montano superior, hoy
casi extinto. Foto: G. Navarro
Fig. 5.6. Detalle de hojas del Lloque (Kageneckia
lanceolata). Foto: G. Navarro
Fig. 5.7. Remanente boscoso degradado del
bosque potencial de Lloque (Kageneckia
lanceolata), refugiado en quebradas poco
accesibles del piso ecológico montano superior.
Foto: G. Navarro
Fig. 5.8. Detalle de hojas e inflorescencia del
T’akho del cerro (Prosopis andicola).
Fig. 5.9. Detalle de hojas y frutos de la Chakatea
(Dodonaea viscosa). Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
101
PISO MONTANO
Fig. 5.10. Detalle de frutos de la Chakatea
(Dodonaea viscosa). Foto: G. Navarro
Fig. 5.11. Elyonurus tripsacoides, gramínea
dominante y característica de los pajonales
sucesionales del piso montano superior, que
reemplazan al bosque original del Lloque
(Kageneckia lanceolata). Foto: G. Navarro
Fig. 5.12. Hojas y flores del Jacarandá o Tarko
(Jacaranda mimosifolia). Foto: G. Navarro
Fig. 5.13. Detalle de hojas y flores del Chirimolle
(Zanthoxylum coco). Foto: G. Navarro
Fig. 5.14. Detalle de hojas y frutos de la Tipa
(Tipuana tipu). Foto: G. Navarro
Fig. 5.15. Detalle de hojas del Soto (Schinopsis
haenkeana). Foto: G. Navarro
102
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Fig. 5.16. Aspecto general de la Kacha valluna
(Aspidosperma horkoquebracho). Foto: G. Navarro
Fig. 5.17. Detalle de hojas de la Kacha valluna
(Aspidosperma horkoquebracho). Foto: G. Navarro
OL
OF
Fig. 5.18. Detalle de inflorescencias y hojas
jóvenes del Quiñe (Acacia macracantha).
Foto: G. Navarro
Fig. 5.20. Aspecto general de la Ulala (Harrisia
tetracantha),
cactácea
arborescente
o
arbustiva
frecuente
en
los
arbustales
sucesionales espinosos del piso montano inferior.
Foto: G. Navarro
Fig. 5.19. Perfil del humus (lito-peyro-moder
xeromórfico) bajo el bosque de Soto (Schinopsis
haenkeana). Foto: G. Navarro
Fig. 5.21. Árbol remanente de Chilijchi (Erythrina
falcata) protegido en un jardín particular de la
zona norte de la Ciudad de Cochabamba. Esta
especie nativa se halla hoy en peligro crítico y
fuertemente amenazada de desaparición en el
valle central. Foto: G. Navarro
103
PISO MONTANO
Fig. 5.22. Aspecto de la corteza del Chilijchi
(Erythrina falcata). Foto: G. Navarro
Fig. 5.23. Detalle de hojas y flores del Chilijchi
(Erythrina falcata). Foto: G. Navarro
Fig. 5.24. Detalle de hojas y frutos del Cedro
(Cedrela lilloi). Este árbol nativo, se halla hoy en
peligro crítico y fuertemente amenazado de
desaparición en el valle central. Foto: G. Navarro
Fig. 5.25. Aspecto de la corteza del Cedro
(Cedrela lilloi). Foto: G. Navarro
Fig. 5.26. Remanente degradado del bosque de
Algarrobo (Prosopis alba), que constituyó la
vegetación potencial original del fondo plano
del Valle de Central de Cochabamba. Foto: G.
Fig. 5.27. Detalle de hojas y ramas de Lycium
americanum,
arbusto
característico
del
sotobosque de los algarrobales sobre suelos
salinos del fondo plano del Valle de Central de
Cochabamba. Foto: G. Navarro
Navarro
104
Ecosistemas Montanos: Geobotánica
Fig. 5.28. Aspecto de los totorales de
Schoenoplectus californicus subsp. tatora que
cubren los márgenes de la Laguna Alalay.
Foto: G. Navarro
Fig. 5.29. Matarales de Typha domingensis que
comparten con la Totora los márgenes de la
Laguna Alalay. En primer plano, sobre el agua, se
ven las masas de algas verdes que indican la alta
eutrofización del agua. Foto: G. Navarro
Fig. 5.30. Aspecto de Puya glabrescens,
bromeliácea característica de los roquedos del
piso ecológico montano. Foto: G. Navarro
Fig. 5.31. Laderas meridionales del piso ecológico
montano del Tunari sobre la ciudad de
Cochabamba, con elevados niveles de pérdida,
reemplazo y degradación de la cobertura
vegetal original. Foto: G. Navarro
Fig. 5.32. Quemas de la vegetación en las laderas
meridionales del piso ecológico montano superior
del Tunari, impacto crítico y en aumento que
amenaza severamente a la biodiversidad y los
recursos naturales. Foto: G. Navarro
Fig. 5.33. Aspecto de las ramas y hojas del arbusto
Baccharis dracunculifolia, característico de los
arbustales sucesionales degradados del piso
ecológico montano superior. Foto: G. Navarro
105
PISO MONTANO
Fig. 5.34. Aspecto de las ramas y hojas del arbusto
Schinus
fasciculatus,
característico
del
sotobosque de los algarrobales de Prosopis alba
en el fondo del valle central. Foto: G. Navarro
Fig. 5.35. Aspecto general de Vasconcellea
quercifolia, sin hojas en la época seca, arbolito
nativo característico de los bosques potenciales
originales en las laderas montañosas del piso
ecológico montano inferior del Valle Central de
Cochabamba. Foto: G. Navarro
106
Ecosistemas Montanos: Humedales
Humedales del piso montano
Mabel Maldonado
Caracterización ecológica
Los ecosistemas acuáticos montanos en el Valle central de Cochabamba, incluyen al Río Rocha
y sus tributarios, y varias lagunas someras como Alalay, Albarrancho, Cotapachi y Coña Coña.
De estos ambientes, el Río Rocha y la Laguna Alalay han sido extensamente estudiados, pues
desde hace décadas la calidad de sus aguas y su estado ecológico han sufrido una notoria
degradación. Ríos tributarios del Rocha en el piso montano, así como otras lagunas del Valle
Central, son poco conocidos.
El Río Rocha y sus tributarios
En el Valle Central de Cochabamba se encuentra la red hidrográfica del Río Rocha, contando
con numerosos tributarios que desembocan en él provenientes desde las cordilleras del Tunari y
de Tiraque, y de las serranías que encierran el valle por el oeste y sur. Estos tributarios tienen sus
nacientes en los pisos superiores, y cuando entran al piso montano, en general discurren sobre los
abanicos aluviales y glacis que están al pie de la cordillera y de las serranías. Son ejemplos los ríos
Llave, Jankho Khala, Taquiña, Viloma, Tamborada entre otros.
Esta red hidrológica drena zonas de bioclimas pluviestacionales y xéricos, por lo que el río Rocha
y sus tributarios en el piso montano, tienen un régimen hidrológico típicamente estacional, con
épocas de gran caudal y crecidas intempestivas y de corta duración, que arrastran grandes
cantidades de sólidos, cambiando drásticamente las condiciones físico-químicas del agua. En
sentido contrario, la época seca se caracteriza por un caudal reducido, en el caso de los
tributarios del piso montano, la mayoría quedan secos ya sea por infiltración de sus aguas en los
abanicos y glacis, o por la extracción del agua para riego (ej. ríos Jankho Khala, Viloma). En el
caso del Río Rocha, durante la estación seca, sus aguas provienen principalmente de descargas
residuales de las zonas urbanizadas en el valle (Maldonado, Van Damme y Rojas, 1998). La figura
5.36. es una imagen satelital de la zona de Sacaba en el Valle Central de Cochabamba,
muestran varios tributarios que descienden de la Cordillera del Tunari hasta desembocar en el Río
Rocha, nótese que solo uno de ellos a la izquierda de la imagen tiene una conexión física con el
río, el resto pierde su caudal en la zona de abanicos aluviales y glacis, los cuales además están
totalmente urbanizados.
En general, los ríos de esta zona se caracterizan por elevadas concentraciones de sólidos en el
agua, elevada mineralización (es decir contenido de sales minerales como bicarbonatos,
cloruros, calcio, sodio, etc.), pH entre ligeramente ácido a ligeramente alcalino, y
concentraciones notorias de sulfatos y magnesio (Maldonado y Goitia, 2003).
107
PISO MONTANO
Figura 5.36. Imagen satelital de los abanicos aluviales y glacis al pie de la Cordillera del Tunari, en el valle
de Sacaba, a través de ellos cruzan tributarios del Río Rocha, a la derecha, un tributario tiene conexión
física con el Río Rocha mediante un canal, el resto (centro e izquierda de la imagen) ya no tienen
conexión con el Río Rocha.
En la tabla V.4. se presentan datos de la calidad físico-química de algunos tributarios del Río
Rocha en el piso montano, que reflejan las características citadas en el párrafo anterior. Así, los
cursos de agua son de poca altura, mediana velocidad, temperaturas entre moderadas y altas,
conductividad que muestra ríos entre nada y poco mineralizados, oxígeno disuelto casi en
saturación o sobresaturación, y pH desde ligeramente ácido hasta ligeramente alcalino. Si se
compara el ancho de cauce lleno (es el curso que se llena de agua en época de lluvias) con el
ancho de cauce húmedo (ancho del espejo de agua en época seca), se encuentra una
diferencia importante que muestra la fuerte estacionalidad de estos ríos.
Tabla V.4. Datos físicos y químicos de ríos tributarios del Río Rocha en el piso montano del Valle Central de
Cochabamba. Fuente: ULRA-UMSS.
Ancho cauce húmedo (m)
Ancho cauce lleno (m)
Altura media del agua (cm)
Velocidad del agua (m s-1)
Temperatura (ºC)
Oxígeno disuelto (%)
-1 )
pH
Sólidos totales (mg l-1)
Sólidos suspendidos (mg l-1)
108
Máximo
Mínimo
9,2
102,3
19,5
0,8
24,9
150,0
911,0
8,5
642,0
285,0
3,0
11,4
8,6
0,4
12,5
89,7
82,1
6,6
62,0
13,3
Ecosistemas Montanos: Humedales
Los valores sobre los contenidos de sólidos pueden ser desde moderados hasta elevados,
considerando que los sólidos totales están compuestos por sólidos suspendidos (partículas
minerales como limos y arcillas, y material orgánico) y por sólidos disueltos (sales minerales), los
datos muestran que los sólidos suspendidos representan una fracción menor de los sólidos totales
que los sólidos disueltos.
La composición del sustrato en los tributarios del Río Rocha en el piso montano (Fig. 5.37.), indica
que presentan sustratos medianamente gruesos, es decir predominan cascajos y piedras, con
algunos bloques y rocas.
Roca
Bloque
Piedra
Cascajo
Grava
Arena
Limo-arcilla
Figura 5.37. Composición del sustrato de ríos tributarios del río Rocha en el piso montano, expresada en
el porcentaje de las diversas fracciones de tamaño que lo componen. Fuente de datos: ULRA-UMSS.
En el caso del Río Rocha, resulta imposible hacer una caracterización ecológica de su estado
natural, pues como es conocido, se encuentra contaminado y eutrofizado desde hace
décadas, no existiendo registros publicados de dichas condiciones. En la tabla V.5. se muestran
datos de valores máximos y mínimos en tres períodos (1990, 1996-1997 y 2007), se observa que en
general, las aguas del río Rocha muestran una alta variabilidad en sus características físicas y
químicas, así el pH varía entre ligeramente ácido hasta alcalino, la mineralización mostrada por
la conductividad muestra aguas desde hipomineralizadas hasta hipermineralizadas,
concentraciones de sólidos totales que pueden alcanzar valores muy altos al igual que sale
minerales como el calcio y el magnesio, y nutrientes minerales como fosfatos y nitratos. Sobresale
el contenido de oxígeno disuelto en el agua que también puede variar desde la sobresaturación
hasta la anoxia. Esta condición anóxica en ciertos momentos, junto a otras como la cantidad
elevada de nitritos, nitratos, fosfatos, demanda bioquímica de oxígeno y otros, definen su
condición de contaminado a muy contaminado y además eutrófico (Barra y Acosta, 1993;
Romero, Van Damme y Goitia, 1998).
109
PISO MONTANO
Tabla V.5. Valores máximos y mínimos de variables físicas y químicas del Río Rocha en tres períodos (1990,
1996-1997 y 2007) obtenidos de mediciones en diversos sitios, desde la población de Sacaba hasta
Capinota. Fuente de datos: ULRA-UMSS; Barra y Acosta (1993); Goitia et al., (2009).
1990
Max
1996-1997
Min
Max
Min
2007
Max
Min
Ancho cauce lleno (m)
77
18
Ancho cauce húmedo (m)
31
3
Altura del agua (cm)
31
7
0,48
0,2
Velocidad (m s-1)
pH
8,4
7,8
9,3
6,7
8,8
7,5
Temperatura (ºC)
26,0
24,5
28,1
10,8
34,2
15,9
1280
310
1509
75
1569
319
6
0
20
0
141
3
23504
99
1720
206
95,6
2,8
-1
Oxígeno disuelto (%)
)
Sólidos totales (mg l-1)
Magnesio (mg l-1)
Calcio (mg l-1)
145,0
70,0
284,2
7,1
Bicarbonatos (mg l-1)
205,0
80,0
428,5
20,0
8,7
0,0
6,6
0,0
Fosfatos solubles (mg l-1)
Nitratos solubles(mg l-1)
7,9
0,0
Para la década de los años 2000, el cuadro 2 muestra un río con muy baja altura del agua (que
referencia un bajo caudal en ápoca seca), con velocidad del agua moderada a baja, y
temperaturas que pueden alcanzar valores muy altos. La relación entre el ancho de cauce lleno
y de cauce húmedo, muestra la estacionalidad fuerte que experimenta.
El Río Rocha muestra una característica variabilidad en sus condiciones físicas y químicas
asociadas a la variación de nivel hidrológico y a la contaminación, así los valores son mayores
durante la época seca por concentración en un bajo caudal, y menores en época lluviosa por
la dilución en un alto caudal. Las zonas de mayor contaminación corresponden al Puente Killman
en la ciudad de Cochabamba hasta la zona posterior a la población de Suticollo (Goitia et al.,
2001; Romero, Van Damme y Goitia, 1998).
Las variaciones longitudinales en las condiciones del río han sido documentadas en algunos
períodos, la figura 5.38., muestra la variación en algunas características ecológicamente claves
en diferentes sitios del Valle Central de Cochabamba, y en dos períodos diferentes, incluyéndose
Parotani como un sitio de influencia aguas abajo. Se observa que el oxígeno en el agua (Fig.
5.38.A) es variable a lo largo del río, siendo menor debajo de la ciudad de Cochabamba,
reflejando el grado de contaminación. El año 2007 se observan valores más altos en varias zonas
debido a la presencia de plantas acuáticas que producen oxígeno dentro el agua. Sin embargo,
las zonas posteriores a Cochabamba y en particular Quillacollo y Sipe Sipe, son lugares con
aguas casi anóxicas, lo cual determina la presencia de muy pocos organismos.
110
Ecosistemas Montanos: Humedales
La figura 5.38.B muestra que la conductividad también es variable, encontrándose valores muy
altos en las zonas posteriores a la ciudad de Cochabamba, también es notorio que para 2007, la
conductividad aumentó sus valores hasta Parotani.
La concentración de sólidos totales (Fig. 5.38.C) muestran la misma tendencia que en la
conductividad, aunque se diferencia porque entre 1997 y 2007 hubo una reducción en todos los
sitios, esto también está influenciado por la presencia de plantas acuáticas, ya que estas
reducen la velocidad del agua y atrapan sólidos entre sus tallos y raíces.
Conductividad eléctrica
(µS cm-1)
Oxígeno disuelto
(OD mg l-1)
A
16
14
12
10
8
6
4
2
0
1997
2007
B
2000
1500
1000
500
1996
0
2007
1200
1000
800
600
400
200
0
1996
ro
ta
ni
e
Pa
Sip
e
Sip
ui
lla
co
an
Q
Pu
en
te
Ki
llm
ca
Sa
llo
2007
ba
Sólidos totales
(mg l-1)
C
Localidad
Figura 5.38. Variación de características químicas en el Río Rocha a lo largo de su eje entre Sacaba y
Parotani: A) Oxígeno disuelto en el agua (OD mg l-1), B) Conductividad eléctrica (µS cm-1), C)
Concentración de sólidos totales en el agua (mg l-1). Fuente de datos: ULRA-UMSS; Goitia et al. (2009).
111
PISO MONTANO
Lagunas
En la actualidad se pueden reconocer cuatro lagunas en el Valle Central de Cochabamba:
Alalay, Coña Coña, Cotapachi y Albarrancho (Fig. 5.39). De ellas, la laguna Alalay, declarada
zona protegida por el Municipio de Cercado, ha recibido más atención, contándose con datos
extendidos de varios años. En la tabla V.6., se presentan datos físicos y químicos para estas
lagunas, notándose que para tres de ellas hay series temporales de diferente amplitud, en tanto
que para la Laguna Cotapachi solo se muestran datos de un período anterior.
Las cuatro lagunas son someras, siendo Alalay quien mantiene una mayor altura del agua, pero
en todos los casos con fuertes fluctuaciones estacionales y/o interanuales. Alalay, Albarrancho y
Cotapachi muestran aguas desde ligeramente ácidas hasta alcalinas, desde poco a muy
transparentes, desde hipomineralizadas hasta hipohalinas, con concentraciones de sulfatos,
cloruros, calcio y sodio que pueden llegar a ser muy altos. En relación a los nutrientes,
Albarrancho muestra los mayores tenores de fósforo y nitrógeno total. Resalta en todas las
lagunas, que son anóxicas en algunos períodos.
Coña Coña
Alalay
Cotapachi
Albarrancho
Figura 5.39. Imagen del Valle Central de Cochabamba en que se aprecian cuatro lagunas: Alalay,
Coña Coña, Albarrancho y Cotapachi. Imagen: Google Earth
112
Ecosistemas Montanos: Humedales
Tabla V.6. Datos físicos y químicos de las lagunas someras del Valle Central de Cochabamba. Fuente de
datos: Barra et al. (1983); Maldonado y Goitia (1993); Acosta et al. (2007); ULRA-CASA (2013).
PARÁMETROS
ALALAY
COÑA COÑA
1979-2013
2003-2005
ALBARRANCHO COTAPACHI
2003-2005
Max
Min
Max
Min
Max
Min
Profundidad (cm)
305
19
223
40
115
32
Transparencia (cm)
177
0
107
3
25
4
Temperatura (°C)
31
10
25,7
14,1
29,0
13,7
24,5
OD (mg l-1) Oxígeno Disuelto
36
0
12
0,4
30
0,25
14
10,6
6,7
9,7
6,4
11,0
7,2
9,5
Conductividad ( S cm )
4083
105
410
140
9350
1979
1520
Sólidos totales (mg -1)
2840
695
Fósforo total (mg l-1)
2,4
0,04
3,2
0,07
11,7
2,2
Nitrógeno total (mg l-1)
21,9
0,02
107,0
0,57
122,0
0,54
Bicarbonatos (mg l-1)
3427
119
159
32
645
152
77,5
Carbonatos (mg l )
348
0
74
0
690
0
50
Cloruros (mg l-1)
368
28
25
8
1131
339
Sulfatos (mg l-1)
2844
91
28
0
359
67
Magnesio (mg l-1)
68
22
25
6
128
20
Potasio (mg l-1)
59
7
8
3
154
39
Sodio (mg l )
5594
88
48
4
1286
284
Calcio (mg l-1)
84
24
68
17
82
29
pH
-1
-1
-1
50
1296
47,5
En cuanto a la Laguna Alalay, entre 1979 y 1982, la altura del agua era cercana a 1 m, sus aguas
eran transparentes, hipermineralizadas y de pH alcalino, con tenores muy variables de OD (Barra
et al., 1983). Estas y otras características llevaron a diagnosticar un rápido proceso de
eutrofización; la calidad de sus aguas, de acuerdo a diversos criterios, la establecía como poca
apta para usos domésticos y otros.
Una nueva evaluación en 1989, indicó que la eutrofización se había agravado rápidamente y la
cubeta se había azolvado (rellenado de materia orgánica muerta principalmente) de manera
drástica (Barra et al., 1993). Durante el período 1989-1991 (Tabla V.6) hubo una tendencia a la
mineralización, como muestran los datos de conductividad, y concentración de sales como
bicarbonatos, sulfatos y sodio. En este período, pueden reconocerse dos etapas: una entre
1989-1990 caracterizada por la hipereutrofia, aguas turbias, elevada biomasa de algas, baja
altura del agua, e hipermineralización de sus aguas (estado de aguas turbias). A fines de 1990, la
laguna se secó completamente, y al inicio de 1991 se llenó de aguas transparentes, por lo que
las macrófitas proliferaron y redujeron la biomasa algal (estado de aguas claras)(Maldonado y
Goitia, 1993; Cadima, 1998; Van Damme, Romero y Goitia, 1998).
En la década de los 90, se realizaron varias obras hidráulicas y de control de la eutrofización bajo
un plan del Municipio. Desde el año 1998 a la fecha se realiza un monitoreo periódico, cuyos
113
PISO MONTANO
datos muestran (Tabla V.6.) que sus condiciones físico-químicas mantuvieron una alta
variabilidad temporal aunque con valores menos extremos que en el período 1989-1991. En
general, la laguna atravesó diversas etapas en que alternaron aguas turbias o aguas claras, que
muestran diferentes comunidades vegetales (por ejemplo algas, plantas flotantes o, plantas
sumergidas). Las acciones de gestión y restauración están condicionadas por estos cambios
(Acosta et al., 2007).
En el caso de las lagunas Coña Coña y Cotapachi, poseen aguas desde ligeramente ácidas
hasta alcalinas, meso a hipermineralizadas y variable contenido de OD que puede llegar casi a
la anoxia en Coña Coña, pero en general con valores menores a los de la laguna Albarrancho
que tiene aguas neutras hasta alcalinas, hipermineralizadas y con concentraciones muy
importantes de nutrientes y sales minerales, especialmente de cloruros y sodio. Se puede notar
también que Coña Coña y Albarracho, muestran fluctuaciones extremas de sus valores al igual
que la laguna Alalay. La Laguna Coña Coña, que también ha sido objeto de obras para
restaurarla, al igual que la Laguna Alalay muestra alternancia de períodos de aguas turbias y de
aguas transparentes con sus propias comunidades vegetales (Acosta y Ayala, 2009).
Biodiversidad en los ecosistemas acuáticos
La biodiversidad se describirá a continuación en función a las diferentes comunidades biológicas
que habitan los ambientes acuáticos (ver capítulo IV: Ecosistemas Acuáticos): fitoplancton,
zooplancton, macrofitia, fitobentos, zoobentos, perifiton, perizoon y necton.
Biodiversidad en los ríos
En ríos de mediano caudal, mediana velocidad del agua y sustratos medianamente gruesos
como son los ríos montanos del valle de Cochabamba, la comunidad más diversa y abundante
es la del bentos, en la que se puede diferenciar un fitobentos, formado por algas fijadas al
sustrato, y el zoobentos formado principalmente por macroinvertebrados bentónicos. Con
menos diversidad, pero muy importantes ecológicamente se encuentran los peces, y por lo
menos temporalmente renacuajos o larvas de anfibios. También ocasionalmente, en zonas de
baja corriente, pueden desarrollar plantas acuáticas o macrófitas.
Macroinvertebrados bentónicos
Esta comunidad en los ríos del piso montano de los valles de Cochabamba, es en general de
baja diversidad, mostrando un predominio en riqueza de especies y en abundancia de los
insectos dípteros (Maldonado y Goitia, 2003). La comunidad bentónica del Río Rocha, por
Ejemplo, está compuesta por 7 grandes grupos (phylum): artrópodos, moluscos, platelmintos,
nemátodos, anélidos y celenterados. El grupo más diverso es el de los artrópodos, entre ellos los
insectos y entre los insectos los dípteros (moscas y mosquitos). Resalta la presencia de tenias
(platelminto) y de áscaris (nemátodo), que son parásitos de humanos y otros animales.
Cuando se observa la abundancia de los grupos presentes, el grupo dominante son los insectos
dípteros en los ríos montanos del Valle Central de Cochabamba (Fig. 5.40.), después sobresalen
efemerópteros (moscas efímeras o de mayo) y oligoquetos (lombrices de agua).
114
Ecosistemas Montanos: Humedales
Ephemeroptera
Coleoptera
Trichoptera
Diptera
Oligochaeta
Gastropoda
Figura 5.40. Composición en porcentajes de los taxa de macroinvertebrados bentónicos en ríos del nivel
montano del Valle Central de Cochabamba. Fuente de datos: Barra y Acosta (1993); Goitia et al. (2001);
Goitia et al. (2009).
La fauna de macroinvertebrados bentónicos del Río Rocha ha sido estudiada durante varios
años, debido a las condiciones sanitarias del río, es así que en términos de composición general,
esta fauna está dominada por insectos dípteros (especialmente mosquitos quironómidos) y
oligoquetos (lombrices de agua) como es común en los ríos de mala calidad ecológica ya sea
por contaminación y/o eutrofización (Goitia et al., 2001).
Una visión temporal de la composición de la fauna bentónica del Río Rocha (Fig. 5.41.) muestra
que desde la década de los 90, esta composición es relativamente constante con variaciones
de acuerdo al sitio en el gradiente longitudinal del río. En general, en el tramo que cruza la
población de Quillacollo solamente se encuentran insectos dípteros y oligoquetos. Para 1997, no
se presentaban organismos en dicho lugar (Fig. 5.41.). En otros tramos se advierte siempre la
dominancia de los mencionados taxa, con presencia variable de otros grupos.
Peces
La ictiofauna de los ríos del Valle Central de Cochabamba se restringe a una especie de silúrido
(Pez gato): Trichomycterus tiraquae conocido comúnmente como suche (Orden Siluriformes,
Familia Trichomycteridae) (Arraya et al., 2009). Es un pequeño pez que vive en el fondo de los ríos
por lo que tiene una forma aplanada cilíndrica, boca puesta en posición ventral y barbillas
sensoriales que le ayudan a ubicarse y encontrar sus presas. Se alimenta de pequeños
macroinvertebrados y detritus (Fig. 5.42.).
Algas bentónicas
Entre las algas bentónicas más representativas se encuentran las diatomeas, pues pueden fijarse
al sustrato, y es el único grupo de algas del que se conoce información hasta el momento para
los ríos del Valle Central de Cochabamba. En el río Rocha se encuentran 276 especies,
pertenecientes a 51 géneros y 3 clases (Fig. 5.42.). Al igual que los macroinvertebrados, las algas
son buenas indicadoras de la calidad del agua, y en este caso, también evidencian la condición
de eutrofización y contaminación. A lo largo del eje longitudinal del río Rocha, las zonas que se
encuentran dentro de las ciudades de Cochabamba y Quillacollo, así como el tramo posterior,
muestran baja diversidad de diatomeas, la cual se recupera aguas abajo en la localidad de
Parotani hasta Capinota (Fernández, 2011).
115
PISO MONTANO
1991
80
Ostracoda
60
Hirudinea
40
Oligochaeta
20
Diptera
0
1997
100
80
Hydridae
60
Ostracoda
40
Oligochaeta
20
Diptera
0
2007
100
98
96
94
92
90
88
86
Planorbidae
Ancylidae
Oligochaeta
Diptera
S
Pt ac
e. ab
K
a
Q illm
ui an
lla
c
Su oll
tic o
ol
lo
Composición de macroinvertebrados (%)
100
Localidad
Figura 5.41. Composición en porcentajes de los principales taxa de macroinvertebrados en diferentes
sitios a lo largo del Río Rocha y en tres períodos (1991,1997, 2007). Fuente de datos: Barra y Acosta (1993);
Goitia et al. (2001); Goitia et al. (2009).
Finalmente, es interesante mencionar, un grupo que rara vez es tomado en cuenta en los
ambientes acuáticos, como es el de los Protozoos (organismos unicelulares), estudiados en el Río
Rocha durante 1990-1991, mostrando la presencia de una variedad de amebas (entre ellas
algunas que son parásitas gastrointestinales) y de ciliados (Barra y Acosta, 1993).
A
B
Figura 5.42. Representantes de la biota de los ríos del Valle Central de Cochabamba, piso montano: A)
Insecto tricóptero (mosca de caja) cuya larva construye una caja con arena (Foto: Edgar Goitia), B)
Suche (Trichomycterus tiraquae) (Foto: Michel Jègu).
116
Ecosistemas Montanos: Humedales
Biodiversidad en lagunas
La biota de las lagunas del Valle Central de Cochabamba ha sido estudiada debido a la
condición de eutrofización que todas presentan, y particularmente en la laguna Alalay, donde
se han realizado monitoreos frecuentes durante las últimas décadas. Las comunidades
biológicas más importantes y más estudiadas en las lagunas son el plancton, el perizoon, el
bentos, la macrofitia y el necton.
Fitoplancton
Las algas que forman el fitoplancton son bastante diversas en las lagunas del Valle Central de
Cochabamba, donde se presentan cinco divisiones: Cyanophyta (algas verde-azules) con 24
géneros, Pyrrhophyta (algas pardas flageladas) con un género, Chromophyta (algas pardas,
pardodoradas y amarillas) con 32 géneros, Euglenophyta (algas flageladas verdes) con seis
géneros y Chlorophyta (algas verdes) con 79 géneros (Fig. 5.47.).
En términos de la abundancia de los diferentes grupos de algas, en la figura 5.43. se muestra que
durante la década de los 80, período en que se encontraba hipereutrofizada, había un
predominio numérico de las cianofíceas, tal como es característico en este tipo de condición.
En las décadas posteriores, cuando fue disminuyendo el grado de eutrofización, y las macrófitas
fueron más abundantes, se observa que los grupos que dominan alternativamente son las
clorofíceas (cuando las aguas son claras) y las euglenofitas cuando las aguas contienen
bastante carga de materia orgánica suspendida y disuelta.
Al tratarse de la densidad de las algas fitoplanctónicas, es muy variable de acuerdo al estado
ecológico en que se encuentre, así pueden darse muy elevadas densidades cuando el nivel
hidrológico es bajo y hay poca cantidad de macrófitas (por ejemplo en 1990 se encontraron
hasta 10 000 células por ml) o con valores bajos cuando hay predominio de macrófitas, pues hay
una interacción antagónica entre algas y macrófitas (Cadima, 1998). Además, la densidad del
fitoplancton también puede estar influenciada por la predación ejercida por el zooplancton
(Ayala et al., 2006)
Macrofitia
Composición de algas (%)
Las comunidades de plantas acuáticas de las lagunas del Valle Central de Cochabamba han
sido descritas desde el punto de vista geobotánico en los capítulos correspondientes, desde el
punto de vista ecológico vale la pena mencionar que la biomasa que esta comunidad alcanza
en estas lagunas, es muy elevada, así como su cobertura, que puede alcanzar todo el fondo de
las cubetas. Por ejemplo en la laguna Alalay, hubo períodos en que la biomasa alcanzó valores
cerca de 350 g en peso seco por m2 (Maldonado y Goitia, 1993) (Fig. 5.47.).
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Euglenophyceae
Chromophyceae
Chlorophyceae
Cyanophyceae
1981
1989
1991
2004
2013
Figura 5.43. Composición porcentual de divisiones
algales en el fitoplancton de la laguna Alalay.
Fuente de datos: Barra et al. (1983); Barra et al.
(1993); Cadima, Fernández y López (2005); Acosta
et al. (2007); ULRA-CASA (2013).
Año
117
PISO MONTANO
Zooplancton
Los grupos zooplanctónicos comúnmente estudiados en las lagunas son los rotíferos y
microcrustáceos (copépodos y cladóceros). Otro grupo importante es el de los protozoarios,
pero que son poco estudiados debido a su muy pequeño tamaño y difícil preservación. En las
lagunas del Valle Central de Cochabamba, en el piso montano, en general los rotíferos son más
diversos que los microcrustáceos, y entre estos sobresalen los cladóceros, siendo los copépodos
muy poco representados (Fig. 5.47.).
Los protozoarios del zooplancton solo fueron estudiados una vez en la laguna Alalay, esta
comunidad es bastante diversa y está conformada principalmente por flagelados (15 especies),
rizópodos o amebas (20 especies), esporozoarios (1 especie) y ciliados (40 especies) (Barra, 1993).
En cuanto a la abundancia de los diferentes grupos del zooplancton, la composición general del
zooplancton en la laguna Alalay, sin considerar los protozoarios es relativamente constante con
un predominio en abundancia de los rotíferos, seguidos por los cladóceros (Fig 5.44.).
El grupo de cladóceros ha sido el más estudiado en las lagunas, en particular en la laguna Alalay,
donde se sabe que su densidad varía a lo largo del año, influenciada principalmente por el nivel
hidrológico, la transparencia y la temperatura (Meneses, 1998).
Rotifera
Copepoda
Cladocera
Figura 5.44. Composición porcentual del zooplancton en la Laguna Alalay. Fuente de datos:
ULRA-CASA (2013).
Bentos y perizoon
Estas comunidades formadas por macroinvertebrados, han sido estudiadas principalmente en la
laguna Alalay, donde los géneros identificados pertenecen a cuatro grandes grupos (phylum):
anélidos (gusanos anillados o lombrices), moluscos (caracoles), artrópodos (que incluyen
insectos, arácnidos y crustáceos) y celenterados (hidras). El grupo más diverso es el de los
insectos, y entre ellos resaltan los dípteros (moscas y mosquitos), coleópteros (escarabajos) y
hemípteros (chinches de agua)(Fig. 5.47.).
Resalta la diferencia entre la diversidad de macroinvertebrados entre el bentos que muestra solo
4 géneros, frente al perizoon con 33 grupos. En el caso del bentos, esta baja diversidad puede
explicarse por el tipo de sustrato presente en la laguna Alalay, que es fino (principalmente limos
y arcillas) y casi anóxico debido a la condición eutrófica, en tanto que la notable diversidad del
perizoon se debe al profuso desarrollo de macrófitas (Barra et al., 1983 y1993).
118
Ecosistemas Montanos: Humedales
La abundancia de los macroinvertebrados se representa en la figura 5.45., integrando bentos y
perizoon, para el período 1979-1990, esta fauna estuvo dominada en abundancia por crustáceos
ostrácodos (crustáceos en forma de ostra), siendo menos numerosos los hemípteros (chinches
de agua) y los dípteros (moscas y mosquitos).
Los macroinvertebrados en la laguna Alalay son muy abundantes, hecho muy importante pues
son la base de la dieta de alevines de peces, los peces adultos y otros vertebrados asociados
como anfibios y aves que se alimentan de ellos (Goitia y Maldonado, 1993).
Diptera
Hemiptera
Coleoptera
Ephemeroptera
Ostracoda
Acari
Figura 5.45. Composición en abundancia de los macroinvertebrados de la laguna Alalay, que incluye
el bentos y el perizoon. Fuente de datos: Barra et al. (1983); Goitia y Maldonado (1993).
Sobre los macroinvertebrados de otras lagunas en el Valle Central de Cochabamba (piso
montano), no se conoce más información que la presentada en la figura 5.46. para la Laguna
Cotapachi, durante el año 1990. La figura muestra un predominio numérico de insectos
hemípteros (chinches de agua) y coleópteros (escarabajos de agua), organismos que son
preferentemente asociados a las macrófitas (perizoon).
Gastropoda
Acari
Hemiptera
Coleoptera
Figura 5.46. Composición porcentual de la fauna de macroinvertebrados en la laguna Cotapachi
durante el año 1990. Fuente de datos: ULRA-UMSS.
119
PISO MONTANO
Peces
Las ictiofauna de las lagunas del Valle Central de Cochabamba en el nivel montano, es muy
poco diversa, incluye dos especies nativas de peces caraciformes (peces con escamas):
Oligosarcus schindleri (Platincho) y Astyanax lineatus (Sardina)(Fig. 5.47.), que cohabitan con tres
especies introducidas: la Carpa espejo (Cyprinus carpio), la Gambusia (Gambusia affinis) y el
Pejerrey (Odontesthes bonariensis).
Aún se conoce poco de la biología y ecología de los peces en el Valle Central de Cochabamba,
en la laguna Alalay se estudiaron las poblaciones de pejerrey y platincho (Castellón et al., 2007;
Muñoz et al., 2007), mostrándose que la abundancia es variable a lo largo del año, con los
menores valores en época seca. Ambas especies se reproducen durante todo el año, pero con
picos importantes en época de lluvias, y también en ambos el componente principal de su dieta
es el zooplancton, en especial los cladóceros (pulgas de agua).
A
C
B
D
E
F
Figura 5.47. Representantes de la biodiversidad acuática en lagunas del Valle Central de Cochabamba:
A) Lepocinclis boryanum, alga verde, B)Anabaena sp., alga verde-azul, C) Euglena clavata, alga
euglenoide (Fotos de algas: M. Cadima) D)Copépodo del género Notodiaptomus (Foto: F. Acosta), E)
Pistia stratiotes, repollito de agua, macrófita flotante (Foto: F. Acosta), F) sardina, Astyanax lineatus (Foto:
J. Zubieta).
120
Fauna
Fauna del piso montano
Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre
El piso ecológico montano pertenece a la Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana, que se
distribuye en el Valle Central de Cochabamba por debajo de 3 200 m de altitud.
Aunque con influencia de la fauna puneña, con la cual contacta por encima de la altitud
mencionada, la fauna de las laderas bajas cordilleranas y del fondo del valle es peculiar y
distintiva, con numerosos elementos que no se hallan en el resto de los pisos ecológicos superiores
puneños, y que manifiestan influencias o relaciones zoogeográficas con la fauna de la Provincia
Boliviano-Tucumana y de las tierras bajas orientales de Bolivia.
En conjunto, el piso montano soporta una fuerte presión humana, con actividades agrícolas,
ganaderas, industriales y urbanas que limitan de forma drástica a la biodiversidad. Los bosques
que constituían la vegetación potencial natural original han desaparecido y han sido
reemplazados por vegetación serial degradada, cultivos y asentamientos urbanos e industriales.
En este contexto, los hábitats disponibles para la fauna están todos ellos fuertemente
antropizados o degradados.
De forma sinóptica, los hábitats y biotopos faunísticos del piso
ecológico montano son los siguientes:
HABITAT DE LAS LADERAS MONTAÑOSAS CORDILLERANAS BAJAS
Biotopo de los matorrales y pajonales sucesionales montanos
Biotopo de las quebradas montañosas montanas
HÁBITAT DE LOS CERROS Y SERRANÍAS DEL VALLE
Biotopo de los arbustales y matorrales espinosos de cerros
Biotopo de los afloramientos rocosos de cerros
HÁBITAT DE LOS HUMEDALES DEL VALLE
Biotopo ribereño montano
Biotopo de las lagunas del valle
HÁBITAT URBANO Y SUBURBANO
Biotopo urbano: parques, baldíos y edificaciones
Biotopo de los cultivos suburbanos del valle
121
PISO MONTANO
Seguidamente, se caracteriza la fauna del piso montano (según la lista de Aguirre, 2015),
ordenada por sus hábitats y biotopos de preferencia, así como organizada en grupos ecológicos
(grupos tróficos), según sus formas predominantes de alimentación.
HABITAT DE LAS LADERAS MONTAÑOSAS CORDILLERANAS BAJAS
Extendido por las laderas montañosas inferiores de la Cordillera del Tunari y por los abanicos
aluviales del piedemonte cordillerano, en un rango altitudinal medio entre 2 700 y 3 200 m.
El biotopo predominante son extensos matorrales y arbustales sucesionales dominados
generalmente por Chakatea (Dodonaea viscosa), Espino cruz (Kentrothamnus weddellianus) y
Suncho (Viguiera australis); intercalados con manchas de pajonal montano sucesional de diversa
extensión, dominado generalmente por la gramínea Elyonurus tripsacoides. Y con algunas
manchas dispersas y poco extensas de remanentes boscosos degradados.
La fauna más característica, persiste todavía a pesar de la intensa degradación del piso
montano por incendios, sobrepastoreo, deforestación y erosión. Los animales principales de este
hábitat, organizados por grupos tróficos (de alimentación), son los siguientes:
Herbívoros y omnívoros: típicos del biotopo montano de matorrales con pajonales, son la Perdiz
chica pálida (Nothura darwinii) y el Tordo boliviano (Oreopsar bolivianus) Fig. 5.48, éste último
especie endémica del piso ecológico montano del centro de la Cordillera Oriental de Bolivia, por
tanto de gran importancia para la conservación; según Fjeldså & Krabbe (1990), Oreopsar
bolivianus come semillas de pastos, frutos de cactáceas y artrópodos, buscando insectos en las
ramas de la Chakatea (Dodonaea viscosa).
El Tordo boliviano, exclusivo del piso ecológico montano del centro
de la Cordillera Oriental de Bolivia, es una de las especies más
valiosas para la conservación en el Parque Nacional Tunari.
Buscadores de frutos en arbustos y arbolillos, secundariamente también invertebrados: el Zorzalito
boreal (Catharus ustulatus), Frutero yungueño (Chlorospingus ophthalmicus) y Matiquito
(Euphonia chlorotica). Aunque fundamentalmente nectarívoros, los colibríes también comen
algunos pequeños insectos, siendo característicos de este piso el Picaflor vientre blanco (Amazilia
chionogaster), el Picaflor chico (Colibri thalassinus), Picaflor común (Chlorostilbon aureoventris,
Fig. 5.49) y el Picaflor enano (Microstilbon burmeisteri).
Otras aves omnívoras del piso montano, la mayoría de distribuciones más o menos amplias y
adaptadas a biotopos perturbados o degradados, son: Tortolita Uli uli (Columbina picui), Paloma
montaraz común (Leptotila verreauxi); los loros y periquitos: Calancate cara roja (Psittacara
mitrata Fig. 5.50), Catita serrana grande (Psilopsiagon aymara Fig. 5.76) y Cotorrita Mariquita
(Brotogeris chiriri Fig. 5.51).
Entre los mamíferos herbívoros, es frecuente el Cui campestre (Galea musteloides Fig. 5.52),
adaptado asimismo a situaciones de biotopos degradados.
Insectívoros. A pesar de que la mayoría no son exclusivas del piso montano, tienen su óptimo en
el mismo o son características las siguientes aves insectívoras, muchas de las cuales tienen
preferencia por biotopos de matorrales y arbustales, o bien de las quebradas montanas con
remanentes boscosos. Subdivididas por sus estrategias predominantes de captura de insectos,
según Fjeldså & Krabbe (1990) y Balderrama et al. (2009), ejemplos importantes son:
122
Fauna
•
Cazadores de insectos volando: el Vencejo de collar (Streptoprocne zonaris), Vencejo
blanco (Aeronautes andecolus) y la Golondrina parda grande (Progne tapera).
•
Principalmente cazadores de insectos entre las ramas u hojas de matorrales, arbustos y
remanentes boscosos: Cachudito pico amarillo (Anairetes flavirostris), Picocono ceja
blanca (Conirostrum ferrugineiventre), Pitajo pecho rufo (Ochthoeca rufipectoralis),
Mosqueta rabadilla canela (Phyllomias uropygialis).
•
Principalmente cazadores de insectos en el aire o en el suelo, al acecho desde ramas:
Fiofío silbador (Elaenia albiceps), Suiriri común (Suiriri suiriri), Mosquero bermellón
(Pyrocephalus rubinus Fig. 5.94), Pitajo gris (Ochthoeca leucophrys), Pitajo ahumado
(Ochthoeca fumicolor), Birro grande (Myiotheretes striaticollis), Birro común (Hirundinea
ferruginea).
Entre los reptiles insectívoros, es característico del biotopo de los matorrales y pajonales
montanos la lagartija Stenocercus marmoratus Fig. 5.53.
Varios murciélagos insectívoros, tienen su óptimo en el piso montano del Valle Central de
Cochabamba, presentándose también en el hábitat de las laderas montañosas cordilleranas
bajas, siendo los principales: Murciélago Orejudo pequeño (Histiotus montanus Figs. 5.54.),
Murciélago de Orejas rojas (Myotis oxyotus Fig. 5.55), Murciélago Mastín mayor (Eumops perotis
Fig. 5.56), Murciélago Mastín marrón (Promops nasutus Fig. 5.57) y Murciélago Cola libre brasileño
(Tadarida brasiliensis Fig. 5.58).
Predadores y carroñeros:
Aves de presa: Halcón plomizo (Falco femoralis Fig. 5.77), Cernícalo colorado (Falco sparverius
Fig. 5.78), Águila mora (Geranoetus melanoleucus), Gavilán común (Buteo magnirostris Fig. 5.89),
Aguilucho puneño (Buteo poecilochrous), Halcón peregrino (Falco peregrinus cassini).
Los mamíferos carnívoros y/o carroñeros más típicos del piso montano, aunque no exclusivos del
mismo, son principalmente el Gato montés (Oncifelis geoffroyi Fig. 5.59 y 5.60.) y el Zorro andino
(Lycalopex culpaeus Fig. 5.61), ambos bastante resistentes a los biotopos degradados o
antropizados de las laderas montañosas cordilleranas bajas.
El Vampiro común (Desmodus rotundus Fig. 5.62.), con óptimo en el piso montano, se halla
también en el hábitat de las laderas montañosas cordilleranas bajas.
Varias especies de serpientes son características del piso montano, presentándose en el biotopo
de los matorrales y pajonales con roquedos, principalmente: la víbora venenosa Bothrops
jonathani, (Fig. 5.63) y las culebras Philodryas psammophidea (Fig. 5.64), Waglerophis merremi
(Fig. 5.65) Oxyrhopus rhombifer (Fig. 5.66) y Tachymenis peruviana (Fig. 5.67).
HÁBITAT DE LOS CERROS Y SERRANÍAS DEL VALLE
Este hábitat se haya distribuido en los cerros y serranías bajas semiáridas del fondo del Valle
Central de Cochabamba, principalmente en las serranías de San Pedro, El Abra y algunos otros
menores. El biotopo más importante de estos cerros, - que en general no alcanzan los 3 000 m de
altitud,- son los arbustales y matorrales sucesionales espinosos; que incluyen algunos remanentes
boscosos muy dispersos, pequeños y degradados del bosque potencial original de Soto
(Schinopsis haenkeana). Las plantas dominantes son grandes arbustos enmarañados y espinosos,
con diversas cactáceas arbustivas y arborescentes. Principalmente están dominados por el
123
PISO MONTANO
Algarrobo del cerro (Prosopis andicola), Quiñi (Acacia macracantha) y Ulala (Harrisia
tetracantha).
La fauna, en parte compartida con el hábitat de las laderas montañosas cordilleranas bajas, se
caracteriza biogeográficamente sin embargo, por incluir varias especies de aves de tierras bajas
(chaqueñas y amplias), que alcanzan en estos arbustales espinosos su límite altitudinal superior
regional. Hecho posiblemente debido a una cierta similitud estructural de la vegetación, así
como a la termicidad del fondo del valle.
Adicionalmente, es importante dentro del hábitat de los cerros y serranías bajas, el biotopo de los
afloramientos rocosos, que pueden alcanzar localmente extensiones notables, como en varias
zonas del Cerro de San Pedro, y son importantes enclaves como refugio o zonas de cría para
diversas especies.
La fauna característica, organizada por grupos de alimentación preponderante, se resume
como sigue:
Las especies con óptimo en las tierras bajas (chaqueñas y amplias) que alcanzan el valle de
Cochabamba como techo altitudinal de su área de distribución, se marcan con un asterisco
Herbívoros y omnívoros: Las siguientes aves: Perdiz cordillerana chica (Nothoprocta pentlandii),
Loro Calancate común (*Aratinga acuticaudata), Cotorrita Mariquita (*Brotogeris chiriri Fig. 5.51),
Mauri (*Crotophaga ani), Cortarramas (Phytotoma rutila Fig. 5.68). Y entre los mamíferos, el Cui
campestre (Galea musteloides Fig. 5.52) y el Ratón plomizo (Akodon boliviensis Fig. 5.69).
Granívoros: las aves, Yal chico (Phrygilus plebejus), Jilguero dorado (Sicalis flaveola Fig. 5.79), Pico
de oro (Catamenia analis), Rey del bosque (Pheucticus aureoventris), Soldadito (*Lophospingus
griseocristatus Fig. 5.90), Cardenal común (* Paroaria coronata Fig. 5.91) y Pepitero de collar
(Saltator aurantiirostris).
Insectívoros: Con un conjunto importante de aves: Canastero rojizo (Asthenes dorbigny), Piojito
silbón (*Camptostoma obsoletum), Espinero andino (Phacellodomus striaticeps), Calandria
castaña (Mimus dorsalis), Monterita ceja rojiza (Poospiza erythrophrys), Monterita de collar
(Poospiza torquata), Atajacaminos (Caprimulgus longirostris), Carpintero real (Colaptes
melanochloros), Piojito común (*Serpophaga munda), Calandrita (*Stigmatura budytoides),
Viudita común (Knipolegus aterrimus), Suiriri amarillo (*Satrapa icterophrys), Tacuarita azul
(*Polioptila dumicola), Picaflor vientre blanco (Amazilia chionogaster), Picaflor enano
(Microstilbon burmeisteri), Picaflor chico (Colibri thalassinus).
La lagartija Stenocercus marmoratus (Fig. 5.53), tiene al parecer su óptimo en los arbustales y
matorrales espinosos de los cerros semiáridos y cálidos del valle.
Predadores y carroñeros: Aves de presa compartidas con el hábitat de las laderas montañosas;
en general, tienen amplios territorios de caza, anidando en afloramientos rocosos, quebradas
abruptas con farallones y árboles altos. Principalmente: Halcón plomizo (Falco femoralis Fig. 5.77),
Cernícalo colorado (Falco sparverius Fig. 5.78), Águila mora (Geranoetus melanoleucus),
Gavilán común (Buteo magnirostris Fig. 5.90), Aguilucho puneño (Buteo poecilochrous), Halcón
peregrino (Falco peregrinus cassini).
Los reptiles predadores, principalmente la víbora Bothrops jonathani (Fig. 5.63) y las culebras
Philodryas psammophideus (Fig. 5.64), Waglerophis merremi (Fig. 5.65), Oxyrhopus rhombifer (Fig.
5.66) y Tachymenis peruviana (Fig. 5.67), son compartidos también con el hábitat de las laderas
montañosas cordilleranas bajas.
124
Fauna
HÁBITAT DE LOS HUMEDALES DEL VALLE
Comprende el biotopo de las lagunas del fondo del valle (Alalay, Alba) y el biotopo ribereño de
los márgenes de los ríos Rocha y Tamborada. En ambos biotopos, pero especialmente en las
lagunas y solo en tramos de escasa corriente de los ríos, son importantes como lugares de cría o
refugio los totorales de Totora (Schoenoplectus tatora), además de las poblaciones fluctuantes
de macrófitas flotantes o sumergidas como áreas y recursos de alimentación.
En algunas zonas de las orillas de los ríos, quedan remanentes escasos y degradados del bosque
potencial original de Sauce (Salix humboldtianum), constituyendo enclaves aislados que pueden
albergar algunas especies particulares de aves. Por ello, estos remanentes deberían ser
protegidos y potenciados, aumentando su área actual mediante activos procesos de
revegetación con los arbustos ribereños y sauces.
A pesar de su avanzado estado de degradación (por contaminación, colmatación y
eutrofización), las lagunas del fondo del valle albergan una sorprendente elevada diversidad y
biomasa de aves palustres y acuáticas, constituyendo por tanto enclaves críticos para proteger
tanto zonas de cría como de migración o estancia temporal de estas aves. En efecto, una parte
notable de la fauna de aves de estas lagunas, a pesar de no criar en ellas, las utilizan como hitos
clave en sus rutas o estancias migratorias (Fjeldså & Krabbe, 1990; Balderrama y Arias, 2000;
Balderrama et al., 2009).
Por otra parte, al igual que ocurre en el resto de los hábitats del piso montano, se presentan en
los humedales varias especies cuyo óptimo de distribución está en las tierras bajas orientales, y
que alcanzan las lagunas del valle como límite superior altitudinal de distribución.
Se resumen a continuación las especies más características de los humedales del valle,
ordenadas por grupos de alimentación, en base a los autores citados. Teniendo en cuenta en las
aves, que las especies nidificantes, van precedidas de asterisco (*); y las especies con óptimo de
distribución en tierras bajas, van seguidas de signo de exclamación (!). Por tanto, las que no
llevan signo previo de asterisco, son especies solo visitantes estacionales o migradores:
Herbívoros y omnívoros: Pato Sirirí colorado (*Dendrocygna bicolor), Pato Putiri (Dendrocygna
autumnalis!), Pato barcino (Anas flavirostris Fig. 5.80), Pato maicero (*Anas georgica), Pato
puneño (*Anas puna Fig. 5.81), Pato gargantilla (*Anas bahamensis), Pato media luna (Anas
discors), Pato colorado (Anas cyanoptera), Pato cuchara (*Anas platalea), Pato picazo (Netta
peposaca), Pato malvasía (Oxyura jamaicensis), Gallareta (Jacana jacana!), Gallineta común
(*Pardirallus sanguinolentus), Polla de agua (*Gallinula chloropus), Gallareta andina (*Fulica
ardesiaca, Fig. 5.83), Gaviota andina (Larus serranus).
Un pez omnívoro introducido, es común en las lagunas del valle: la Carpa común
carpio).
(Cyprinus
Granívoros: el más característico de los ambientes palustres del valle es el Verdón (*Embernagra
platensis!), que según Balderrama y Arias (2000) busca alimento y anida entre las totoras de la
Laguna Alalay.
Insectívoros: La mayoría de las aves de este grupo, son propias de los totorales o juncales de las
lagunas, aunque varias pueden utilizar también las praderas y herbazales húmedos de las orillas,
siendo importantes: Junquero quebradeño (*Phleocryptes melanops), Sietecolores (Tachuris
rubrigastra) Fig. 5.70, Negrito (*Lessonia oreas Fig. 5.88), Pecho amarillo (Tyrannus melancholicus!),
125
PISO MONTANO
Tijereta (Tyrannus savana!), Golondrina común (Hirundo rustica), Varillero ala amarilla (*Agelaius
thilius), Cachirla pálida (Anthus hellmayri), Benteveo (Pitangus sulphuratus Fig. 5.92).
Los anfibios insectívoros y comedores de pequeños invertebrados más característicos de los
humedales del fondo del valle, son dos sapos: Pleurodema cinereum (Fig. 5.71) y Chaunus (Bufo)
arenarum (Fig. 5.72). Y dos pequeñas ranitas de San Antonio: Hypsiboas andinus (Fig. 5.73) y
Gastrotheca marsupiata(Fig. 5.74) .
Aves rapaces: la rapaz más característica y nidificante en la Laguna Alalay es el Gavilán
ceniciento (Circus cinereus), propia de zonas palustres y pantanosas.
Predadores de peces e invertebrados palustres: Chullumpi (*Podiceps occipitalis), Macá común
(*Rollandia rolland), Pato cuervo (Phalacrocorax brasilianus!), Garza manguari (Ardea cocoi !),
Garza blanca (Casmerodius albus !), Garcilla bueyera (*Bubulcus ibis), Garcilla blanca (*Egretta
thula), Espátula (Platalea ajaja!), Cigüeñuela andina (*Himantopus mexicanus), Avoceta andina
(Recurvirostra andina), Leque leque (*Vanellus resplendendens), Gaviotín (Sterna hirundo!),
Rayador (Rhynchops niger!).
Es notable dentro de este grupo la considerable diversidad de aves limícolas que visitan las
lagunas del valle, en su mayoría solo especies estacionales de verano y no nidificantes,
principalmente (Balderrama y Arias, 2000; Balderrama et al., 2009) las siguientes: Pitotoy solitario
(Tringa solitaria), Pitotoy grande (Tringa melanoleuca), Pitotoy chico (Tringa flavipes), Tibibi
(*Charadrius collaris), Cuo cuo (Actitis macularia), Playero (Bartramia longicauda), Playerito
unicolor (Calidris bairdii), Playerito pectoral (Calidris melanotos), Achichi (Pluvialis dominica),
Falaropo común (Phalaropus tricolor) y Playero zancudo (Micropalama himatopus). Este
conjunto, se denominan en general “limícolas” porque recorren las orillas fangosas o limosas de
los cuerpos de agua, buscando entre el barro pequeños invertebrados como moluscos, larvas y
gusanos.
Por otra parte, según Carvajal-Vallejos et al. (2009 a, b) en el Valle Central de Cochabamba hay
cinco especies de peces depredadores de pequeños invertebrados o de otros peces. Tres de
ellas nativas: Platincho (Oligosarcus schindleri), endémico de las lagunas del Valle central, alto y
de Vacas; Suche (Trichomycterus tiraquae) y Sardina (Astyanax lineatus); y además, dos
especies introducidas: La Gambusia (Gambusia affinis) y el Pejerrey (Odontesthes bonariensis).
HÁBITAT URBANO Y SUBURBANO
Distribuido ampliamente en el fondo del Valle Central de Cochabamba, incluye
fundamentalmente dos biotopos: el estrictamente urbano, representado principalmente por los
parques, jardines, baldíos y calles. Y el biotopo suburbano de los cultivos del valle con posibles
pequeños asentamientos o construcciones humanas.
La fauna es relativamente diversa a pesar de la artificialidad del hábitat, y está constituida sobre
todo por especies de amplia distribución, especies oportunistas y especies tolerantes o
adaptadas a la presencia humana. Algunas de estas aves, como en otros hábitats montanos,
tienen su óptimo de distribución en las zonas bajas no andinas de Bolivia y alcanzan en los valles
su techo altitudinal de distribución, las mismas que se marcan con un signo de admiración (!)
después del nombre científico.
Organizadas por grupos tróficos o de alimentación, las principales especies características de
fauna urbana y suburbana, son las siguientes:
126
Fauna
Herbívoros y omnívoros: Aves: Paloma collareja (Patagioenas fasciata), Tortola común (Zenaida
auriculata), Tortolita boliviana (Metropelia ceciliae Fig. 5.82), Pichitanka (Zonotrichia capensis),
Gorrión común (Passer domesticus), Cortarramas o Coquero (Phytotoma rutila (Fig. 5.68),
Naranjero (Thraupis bonariensis), Azulejo o Sayubú (Thraupis sayaca), Tordo músico (Agelaioides
badius Fig. 5.85), Tordo vaquero (Molothrus bonariensis Fig. 5.85), Payador (Diglossa sittoides).
Entre los mamíferos herbívoros suburbanos, es común el Cui campestre (Galea musteloides Fig.
5.52).
Granívoros: Jilguero dorado (Sicalis flaveola Fig. 5.79), Cabecita negra común (Carduelis
magellanica Fig. 5.93), Fueguero común (Piranga flava!), Pepitero de collar (Saltator
aurantiirostris).
Insectívoros: Picaflor común (Chlorostilbon aureiventris Fig. 5.49), Piojito silbón (Camptostoma
obsoletum), Viudita común (Knipolegus aterrimus), Tiluchi u Hornero (Furnarius rufus Fig. 5.87),
Golondrina barranquera (Pygochelion cyanoleuca), Chichuriru (Troglodytes aedon), Benteveo
(Pitangus sulphuratus Fig. 5.92), Juan Chiviro (Cyclarhis gujanensis!), Birro común (Hirundinea
ferruginea), Burlisto corona negra (Myiarchus tuberculifer), Chiualo (Turdus amaurochalinus Fig.
5.75).
Los murciélagos insectívoros son compartidos con otros hábitats del piso montano, siendo
característicos del hábitat urbano y suburbano: Murciélago orejudo pequeño (Histiotus montanus
Fig. 5.54), Murciélago de orejas rojas (Myotis oxyotus Fig. 5.55), Murciélago mastín mayor (Eumops
perotis Fig. 5.56), Murciélago mastín marrón (Promops nasutus Fig. 5.58) y Murciélago de cola libre
brasileño (Tadarida brasiliensis Fig. 5.58).
Rapaces y carroñeras: aunque no muy común aparecen esporádicamente individuos del buitre
Sucha (Cathartes aura) sobrevolando las áreas urbanas y periurbanas en busca de carroñas o
restos; el Aguilucho común (Buteo magnirostris Fig. 5.89), es el ave rapaz de mayor tamaño que
se presenta frecuentemente en parques y jardines con árboles altos de la ciudad; mientras que
el Cernícalo colorado (Falco sparverius Fig. 5.78) aparece esporádicamente sobre todo en
barrios periféricos; así como la Lechuza común (Tyto alba Fig. 5.86), que se refugia y llega a criar
en huecos de edificios que permanecen tiempos largos en construcción.
La Culebra andina (Tachymenes peruviana Fig. 5.67) es la serpiente más común en el hábitat
suburbano, alimentándose de ratones, anfibios e insectos.
127
PISO MONTANO
Fig. 5.48. Tordo boliviano (Oreopsar bolivianus)
Foto: B. Ljungberg
Fig.
5.49.
Picaflor
común
aureoventris) Foto: B. Ljungberg
(Chlorostilbon
Fig. 5.50. Calancate cara roja (Psittacara
mitrata)Foto: Foto: B. Ljungberg
Fig. 5.51. Cotorrita Mariquita (Brotogeris chiriri).
Fig. 5.52. Cui campestre (Galea musteloides)
Fig. 5.53. Stenocercus marmoratus
Foto: I. Maradiegue
Foto: A. Muñoz
128
Foto: Foto: B. Ljungberg
Fauna
Fig. 5.54. Murciélago Orejudo pequeño (Histiotus
montanus). Foto: J. C. Perez - Zubieta
Fig. 5.55. Murciélago de Orejas rojas (Myotis
oxyotus). Foto: L. Siles
Fig. 5.56. Murciélago Mastín mayor (Eumops
perotis). Foto: M. D. Tuttle
Fig. 5.57. Murciélago Mastín marrón (Promops
nasutus). Foto: L. Siles
Fig. 5.58. Murciélago Cola libre
(Tadarida brasiliensis). Foto: L. Siles
brasileño
129
PISO MONTANO
Fig. 5.59. Gato montés (Oncifelis geoffroyi).
Fig. 5.60. Gato montés (Oncifelis geoffroyi) crias.
Foto: J. Pereira
Foto: J. Pereira
Fig. 5.61. Zorro andino (Lycalopex culpaeus).
Fig. 5.62. Vampiro común (Desmodus rotundus)
Foto: Alianza Gato Andina - AGA
Foto: L. Siles
Fig. 5.63. Bothrops jonathani.
Fig. 5.64. Philodryas psamophidea.
Foto: O. Quinteros
Foto: O. Quinteros
130
Fauna
Fig. 5.65. Waglerophis merremi.
Foto: D. Embert
Fig. 5.66. Falsa Coral (Oxyrhopus rhombifer
rhombifer, subadulto). Foto: D. Embert
Fig. 5.67. Tachymenys peruviana.
Fig. 5.68. Cortarramas (Phytotoma rutila).
Foto: A. Muñoz
Foto: B. Ljungberg
Fig. 5.69. Ratón plomizo (Akodon boliviensis).
Fig. 5.70. Sietecolores (Tachuris rubrigastra).
Foto: I. Maradiegue
Foto: B. Ljungberg
131
PISO MONTANO
Fig. 5.71. Pleurodema cinereum. Foto: A. Muñoz
Fig. 5.72. Chaunus arenarum.
Foto: R. Aguayo
Fig. 5.73. Hypsiboas andinus. Foto: R. Aguayo
Fig. 5.74. Gastrotheca marsupiata.
Fig. 5.75. Chiualo (Turdus amaurochalinus).
Fig. 5.76. Catita serrana grande (Psilopsiagon
aymara). Foto: G. Navarro
Foto: B. Ljungberg
132
Foto: A. Muñoz
Fauna
Fig. 5.77. Halcón plomizo (Falco femoralis).
Fig. 5.78. Cernícalo colorado (Falco sparverius).
Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 5.79. Jilguero dorado (Sicalis flaveola).
Fig. 5.80. Fig. 5.81. Pato barcino (Anas flavirostris).
Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 5.81. Pato puneño (Anas puna).
Fig. 5.82. Tortolita boliviana (Metropelia
ceciliae). Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
133
PISO MONTANO
Fig. 5.83. Gallareta andina (Fulica ardesiaca).
Fig. 5.84. Tordo músico (Agelaioides badius).
Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 5.85. Tordo vaquero (Molothrus bonariensis).
Foto G. Navarro
Fig. 5.86. Lechuza común (Tyto alba).
Foto G. Navarro
Fig. 5.87. Tiluchi u Hornero (Furnarius rufus). Foto
G. Navarro
Fig. 5.88. Negrito (Lessonia oreas). Foto: G. Navarro
134
Fauna
Fig. 5.89. Aguilucho común (Buteo magnirostris).
Foto: N. De la Barra
Fig. 5.90. Soldadito (Lophospingus griseocristatus).
Foto: N. De la Barra
Fig. 5.91. Cardenal común (Paroaria coronata).
Foto: N. De la Barra
Fig. 5.92. Benteveo (Pitangus sulphuratus).
Foto: N. De la Barra
Fig. 5.93. Cabecita negra común, macho y
hembra (Carduelis magellanica).
Foto: N. De la Barra
Fig. 5.94. Mosquero bermellón
rubinus). Foto: B. Ljungberg
(Pyrocephalus
135
PISO MONTANO
Conservación del piso montano
Gonzalo Navarro
De forma general, puede afirmarse que los ecosistemas del piso montano son los más destruidos
y amenazados del Valle Central de Cochabamba, con elevados niveles de pérdida, reemplazo
y degradación de la cobertura vegetal original (Figs. 5.1., 5.2. y 5.31.), así como de pérdida de
especies animales características. La larga historia de ocupación humana del valle, así como el
descuido en el aprovechamiento sostenible de sus recursos y la urbanización incontrolada, son
las grandes causas primordiales que explican esta degradación.
Identificación y caracterización de impactos y amenazas principales
Aunque mutuamente interdependientes, un listado de los principales factores específicos
actuales de amenaza e impacto a la biodiversidad y a los ecosistemas en el conjunto del piso
ecológico montano, es el siguiente:
•
Degradación sucesional de la vegetación:
Como se ha indicado, todos los ecosistemas del piso montano del Valle Central de
Cochabamba han sufrido un largo proceso de deterioro, reemplazo y pérdida,
habiendo sido extensivamente sustituida la vegetación potencial natural original
por diversas etapas de vegetación sucesional degradada (Figs. 5.1., 5.2. y 5.31.).
•
Pérdida de biodiversidad:
La degradación de la cobertura vegetal, el progresivo incremento de la
población y el uso humano del territorio durante siglos han determinado un
empobrecimiento paulatino y acelerado de especies animales y vegetales
propias de los ecosistemas del Valle.
•
Plantaciones forestales con especies no nativas:
Principalmente en las laderas montañosas meridionales del Tunari, estas
plantaciones forestales con exóticas no han cumplido mayormente la función de
protección frente a la erosión y del ciclo hidrológico, manteniéndose o
acelerándose graves problemas sobre estos procesos naturales críticos. Además,
las plantaciones ocasionan impactos sobre los acuíferos locales de ladera y
perturban gravemente el ciclo de nutrientes en los suelos debido a la inercia o
resistencia a la descomposición de la materia orgánica muerta que generan por
su alto contenido en resinas y taninos.
•
Incendios y quemas incontrolados o ilegales de la vegetación:
Representa quizás el impacto más importante sobre los ecosistemas del piso
ecológico montano, con una aceleración importante en los últimos años, que
afecta o destruye sectores importantes de la vegetación natural de este piso,
transformándola en tipos de vegetación sucesional muy degradados (Fig. 5.32.).
•
Extracción no controlada de leña:
Afecta tanto a especies críticas de las laderas del piso ecológico montano del
Parque Nacional Tunari (ej. Lloque, tolas) como del fondo del valle (algarrobos,
quiñe, soto).
136
Conservación
•
Expansión ilegal de cultivos en el Parque Nacional Tunari:
Produciendo reemplazo de vegetación natural por cultivos de secano poco
sostenibles e incentivación de la erosión potencial en las laderas montañosas.
•
Acentuamiento de la erosión en laderas montañosas:
Debido a la progresiva pérdida de cobertura vegetal y a la proliferación de
caminos carreteros sin medidas adecuadas de prevención de la erosión.
•
Expansión desordenada e ilegal de la zona urbana:
La urbanización y construcción acelerada de nuevos barrios y viviendas en zonas
periurbanas, sin respetar normas legales ni planes de manejo, incide gravemente
en varias áreas ecológicamente muy vulnerables:
•
o
Zonas de recarga de los acuíferos, situadas en el piedemonte de la Cordillera
del Tunari. El nivel de afectación de esta franja va en aumento
constantemente, con graves daños a los procesos naturales de infiltración
hídrica y recarga de acuíferos de los que depende una parte muy importante
del suministro de agua potable y de riego en el Valle Central.
o
Torrenteras en el piedemonte: la urbanización de zonas adyacentes al lecho
de las torrenteras tiene efectos a mediano y largo plazo muy peligrosos, tanto
sobre las poblaciones humanas como para la evacuación adecuada de
aguas torrenciales y sedimentos en época de lluvia.
o
Cerros del Valle Central: aumento muy rápido y/o gran presión en la
urbanización de las laderas de la mayoría de los cerros situados en el valle,
con graves problemas derivados de la erosión, destrucción de la cobertura
vegetal y acceso al recurso agua.
o
Zonas cultivables del fondo del valle: la progresiva instalación ilegal o no
controlada de barrios y viviendas en varias zonas con potencial agrícola
importante, ocasiona una pérdida progresiva del recurso suelo de cultivo.
Contaminación de aguas y atmósfera:
Emisiones en aumento, sin control ni regulación adecuada, de emisiones gaseosas
contaminantes industriales o del parque automotor, así como vertidos de aguas
servidas o desechos líquidos, muchos de ellos potencialmente de alta peligrosidad
a mediano o largo plazo, con efecto tóxico acumulativo.
•
Vertidos de basuras urbanas:
Representa uno de los mayores problemas sin solucionar, que debido al ineficaz
tratamiento y al aumento poblacional afecta severamente a diversas zonas del
valle.
137
PISO MONTANO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Geobotánica y Fauna
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139
PISO MONTANO
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Simón, Cochabamba, Bolivia.
140
Contribuciones
CV1. Diversidad, endemismos y conservación de la flora en
el piso montano del Valle Central de Cochabamba
Nelly De la Barra
e-mail: [email protected]
Desde la aparición del hombre en el Valle Central sus ecosistemas nativos han sido
modificados gradualmente, ya sea por el uso de distintos recursos naturales (leña,
madera, forraje, agregados, etc.) como por la expansión urbana, sobre todo en el piso
montano, donde existe la mayor densidad poblacional que constituye actualmente el
mayor impacto sobre los ecosistemas.
A pesar de ello, el valle se constituye como un área geográfica biodiversa, ya que
todavía existen zonas donde se desarrolla la vegetación nativa formando mosaicos de
distintas etapas de sucesión, en los que inclusive permanecen restos de los bosques
originales (De la Barra, 1998). De igual forma, asociadas a zonas intervenidas y
alteradas, terrestres o acuáticas, se desarrollan diversas comunidades vegetales (De la
Barra et al., 1999, Antezana et al., 2003), cuya composición florística no solo refleja las
adaptaciones de las plantas a cualquier medio o sustrato, sino también la notable
riqueza de especies de distribución restringida, en varios casos endémicas a la región.
Aunque existen estudios previos sobre la flora y endemismos de los valles interandinos
(Antezana y Navarro, 2002; López, 2008) todavía no se había tratado este tema para el
Valle Central en particular. En este sentido, este trabajo contribuye al inventario de la
gran variedad florística que se desarrolla en el Piso Montano del Valle comprendido
entre 2 550 – 3 300 m, identificando y cuantificando las especies endémicas, así como
caracterizándolas en función de su hábitat y la comunidad vegetal donde se
desarrollan.
La información aquí analizada proviene principalmente de la revisión de información
botánica ya existente para el piso montano de esta región. De forma complementaria,
durante las gestiones 2013 y 2014 se han realizado inventarios y muestreos
florístico-ecológicos en las serranías y laderas de la Cordillera del Tunari circundantes al
valle, en ambientes donde la información era escasa o no existía.
La información obtenida se sistematizó e integró en una base de datos que contiene el
inventario total de especies conocidas para la zona de estudio. Los nombres científicos
fueron revisados y actualizados siguiendo la nomenclatura taxonómica aceptada
como válida en el Check-List Bolivia (TROPICOS, Missouri Botanical Garden).
El análisis de los patrones de distribución y nivel de endemismo se realizó en base al
mapeo de puntos de colectas florísticas ya existentes y de registros propios. La ecología
de las especies endémicas se determinó con información propia tomada en campo,
complementada y actualizada según Navarro (2011) y Wood et al. (2005).
La flora conocida del piso montano del valle de Cochabamba está constituida
141
PISO MONTANO
aproximadamente por 352 especies distribuidas en 75 familias botánicas la mayoría
terrestres (85%), acuáticas y palustres (12%) y epífitas (3%). Debido a que la vegetación
está organizada en mosaicos de etapas de sustitución, existe una dominancia de
especies herbáceas (37%) y arbustivas (26%) propias de ambientes intervenidos, las
especies arbóreas nativas son de las menos representadas (5%).
Del inventario total de especies nativas, 50 han sido registradas solo en Bolivia, y se
distribuyen ampliamente en la vertiente oriental de la cordillera andina. De este grupo,
45 especies se restringen a los límites de la Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana
y aproximadamente 30 especies son endemismos del Sector Biogeográfico Pyrai-Río
Grande.
Debido a la zonación organizada en pisos altitudinales y bioclimáticos, en el Valle
Central se diferencian claramente las comunidades vegetales y especies
características del piso Montano inferior (fondo del valle y laderas de serranías
adyacentes) donde se desarrollan 24 especies endémicas (TablaCV.1.1.a), y del
Montano superior (laderas bajas de la Cordillera del Tunari), con 21 especies endémicas
que se desarrollan en este nivel (Tabla CV.1.1.b).
El análisis detallado de endemismos, muestra la existencia de 5 especies (1 herbácea y
4 cactáceas) exclusivas del Valle Central, 3 en el piso montano inferior y 2 en el montano
superior, siendo todas ellas elementos distintivos y característicos de las comunidades
saxícolas de las laderas de las serranías que circundan el valle. Estos resultados,
comparados con los obtenidos por Antezana y Navarro (2002) y López (2003), pone de
manifiesto que la diversificación de cactáceas de los valles secos interandinos
disminuye hacia su límite norte coincidiendo con el límite de distribución de muchas
especies características de la Provincia Biogeográfica Boliviano-Tucumana.
A pesar de que consideramos que se trata de una región florísticamente interesante,
esta zona no es un centro de endemismos. Aunque en conjunto la vegetación nativa
con todos sus elementos florísticos son todavía representativos de la provincia
Boliviano-Tucumana, solo la comunidad saxícola es exclusiva del valle, el resto están
representadas en todos los valles secos interandinos del centro sur de Bolivia.
Como información complementaria, de utilidad para la gestión de la biodiversidad
vegetal, se han identificado: la Serranía San Pedro; laderas de las serranías al sureste del
valle; y al norte las quebradas de las laderas bajas de la Cordillera del Tunari, como las
zonas donde se concentran los endemismos del piso montano. Estos resultados, servirán
de referencia para la valoración y conservación de zonas clave como la Serranía de
San Pedro, ya que en ella se concentra el 55% de endemismos registrados en este
estudio.
En general, estas especies son desconocidas por la población, por ello en la Figura
CV.1.1 presentamos algunas de los endemismos aquí descritos. Con esto se pretende
concientizar y dar a conocer el patrimonio natural vegetal del Valle Central cuyas
poblaciones se encuentran bastante amenazadas sobre todo debido a su eliminación
deliberada, mal uso del hábitat donde se desarrollan y falta de conciencia de sus
potencialidades.
142
Dicliptera cochabambensis
ACANTHACEAE
Herbazales sobre suelos arenosos
Herbazales sobre suelos arenosos
Ayenia schumanniana
Portulaca elongata
Portulaca gracilis
MALVACEAE
PORTULACACEAE
Solanum berthaultii
Tropaeolum boliviense
Glandularia cochabambense
Kallstroemia boliviana
SOLANACEAE
TROPAEOLACEAE
VERBENACEAE
ZIGOPHYLLACEAE
Herbazales pioneros de áreas abiertas, sobre suelos
recientemente removidos
Herbazales pioneros de áreas abiertas sobre suelos
removidos
Asociada a los restos de bosques riparios de Sauce
Estrato herbáceo de matorrales y arbustedas espinosas
Matorrales densos espinosos de sustitución
Matorrales densos espinosos de sustitución
LAMIACEAE
FABACEAE
Arbusteda espinosa, frecuente en colonias
Matorrales espinosos sobre suelos pedregosos sueltos
Comunidad saxicola de afloramientos y farallones
rocosos
Opuntia cochabambensis
Parodia schewbsiana
Arbustales y matorrales espinosos
Arbustedas espinosas dispersa y frecuente
Harrisia tetracantha
Opuntia arcei
Comunidad saxícola y estrato bajo en matorrales
Prosopis laevigata var.
andicola
Salvia orbignaei
CACTACEAE
BROMELIACEAE
Echinopsis cochabambensis
Matorrales espinosos en áreas abiertas degradadas
Verbesina semidecurrens
Matorrales espinosos densos en laderas rocosas
Matorrales bajos, localizada enpequeñas colonias
Trixis aggregata
Cleistocactus parviflorus
Herbazales bajos de bordes de caminos pedregosos
Tridax boliviensis
Comunidad saxicola de afloramientos rocosos
Matorrales densos espinosos de sustitución
Barnadesia macrocephala
Puya glabrescens
Estrato herbáceo de matorrales y herbazales
Oziroe argentinensis
ASPARAGACEAE
ASTERACEAE
Aspidosperma orkoquebracho Arbustales espinosos en laderas pedregosas a rocosas
Herbazales y pajonales saxícolas
Estrato herbáceo en relictos del bosque de Soto
HABITAT
APOCYNACEAE
AMARANTHACEAE Gomphrena fuscipellita
ESPECIES
FAMILIAS
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Exclusiva Valle Central
Exclusiva Valle Central
Exclusiva Valle Central
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
NIVEL DE ENDEMISMO
Tabla CV.1.1.a. Plantas endémicas del piso montano inferior (2 550 – 2 800 m). Provincia B-T = Provincia Boliviano-Tucumana.
Contribuciones
143
144
Arbustales densos, poco frecuente
Arbustales densos, poco frecuente
Matorrales bajos de sustitución
Matorrales bajos de sustitución
Herbazales y pajonales en laderas rocosas de alta
pendiente
Matorrales sobre suelos pedregosos
Hyaloseris quadriflora
Lophopappus cuneatus
Stevia kuntzei
Trichogonia capitata
Sulcorebutia krugerii
Echinopsis obrepanda
Cleistocactus buchtienii
Begonia baumannii
Lepechinia bella
Agalinis bangii
Polygala cisandina
Kentrothamnus weddellianus
Solanum cochabambensis
LAMIACEAE
OROBANCHACEAE
POLYGALACEAE
RHAMNACEAE
Vassobia fasciculata
Matorrales en restos de bosques riparios
Arbustales y matorrales espinosos sobre suelos
pedregosos
Dalea pazensis
FABACEAE
SOLANACEAE
Matorrales espinosos sobre suelos muy pedregosos
Euphorbia boliviana
EUPHORBIACEAE
Matorrales bajos y pajonales de sustitución
Matorrales densos de sustitución del bosque original
Matorrales densos sobre suelos pedregosos y bordes
de caminos
Matorrales bajos y pajonales de sustitución
Estrato herbáceo de arbustales y matorrales
Siphocampylus tunarensis
CAMPANULACEAE
Comunidad saxícola y matorrales bajos espinosos
sobre suelos pedregosos
Comunidad saxícola y matorrales bajos sobre suelos
pedregosos. Casi extinta.
Canales y pequeños cursos de agua corriente, parte
de la comunidad acuática
Matorrales en quebradas húmedas
Matorrales de sustitución de áreas pedregosas
Gochnatia boliviana
Chlidanthus boliviensis
Chromolaena tunariensis
HABITAT
Estrato herbáceo de arbustales y restos de bosques de
Lloque
Matorrales de sustitución en áreas pedregosas
ESPECIES
CALCEOLARIACEAE Calceolaria aquatica
CACTACEAE
BEGONIACEAE
ASTERACEAE
AMARYLLIDACEAE
FAMILIAS
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Provincia B-T
Provincia B-T
Provincia B-T
Exclusiva Valle Central
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
Sector Grande-Pyrai
Exclusiva Valle Central
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Sector Grande-Pyrai
Provincia B-T
NIVEL DE ENDEMISMO
Tabla CV.1.1.b. Plantas endémicas del piso montano superior (2 800 – 3 300 m). Provincia B-T = Provincia Boliviano-Tucumana.
PISO MONTANO
Contribuciones
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Solanum berthaultii
Piso Montano Inferior
Glandularia cochabambensis
Piso Montano Inferior
Tridax boliviensis
Piso Montano Inferior
Opuntia cochabambensis
Piso Montano Inferior
Parodia schewbsiana
Piso Montano Inferior
Echinopsis
cochabambensis
Piso Montano Inferior
Tropaeolum boliviense
Piso Montano Inferior
Salvia orbignaei
Piso Montano Inferior
Puya glabrescens
Piso Montano Inferior
Dalea pazensis
Piso Montano Superior
Stevia kuntzei
Piso Montano Superior
Hyaloseris quadriflora
Piso Montano Superior
Figura CV.1.1. Especies endémicas del Valle Central de Cochabamba. Fotos: N. De la Barra
145
PISO MONTANO
CV2. Las leguminosas del piso ecológico montano del Valle
Central de Cochabamba
Margoth Atahuachi Burgos
Herbario Forestal Nacional “Martín Cárdenas”, Centro de Biodiversidad y Genética,
Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia.
e-mail: [email protected]
Las leguminosas, son la tercera familia vegetal más grande del mundo, con 727 géneros
y 19 327 especies (Lewis, 2005). Adaptadas a diversas condiciones ecológicas, desde los
trópicos a zonas templadas e incluso frías, se encuentran desde altitudes inferiores a
cero hasta los más altos picos de los Andes.
En Bolivia, esta familia es una de las más diversas con aproximadamente 202 géneros,
1094 especies y 89 especies endémicas. Estudios realizados en valles secos interandinos
de Cochabamba, en el bosque xérico seco subandino yungueño y en los valles secos
bolivianos indican que esta familia es una de las más diversas, la más abundante y con
mayor importancia ecológica. El objetivo del presente estudio es examinar la riqueza y
el estado actual de las especies de leguminosas del piso montano en el Valle Central de
Cochabamba, con el propósito de llamar la atención para la conservación de los
ecosistemas a los que pertenecen.
Para ello, se realizó una recopilación de información proveniente de Tesis de pregrado
de la Carrera de Biología (realizadas en la Cordillera del Tunari y el Valle Central de
Cochabamba (De la Barra, 1997; Ramírez, 2003; Vargas, 2009), guías rápidas ilustradas
(Teran & Soux s/f; Zárate y Altamirano, 2013), Catálogo de las Plantas Vasculares de
Bolivia (Neil et al., en edición), observaciones de campo de la autora, bases de datos de
leguminosas de Bolivia y revisión de muestras del Herbario Forestal Nacional “M.
Cárdenas” y del Herbario virtual del Jardín Botánico de Missouri (http://www.tropicos.org/).
En el Valle Central de Cochabamba, se reportaron aproximadamente 86 especies de
leguminosas, de las cuales 53 son especies nativas y 33 introducidas, distribuidas a lo
largo de los cuatro pisos ecológicos (Tabla CV.2.1), el piso subnival, altoandino,
altimontano y el montano.
La mayor diversidad de leguminosas se encuentra en el piso montano con 39 especies
nativas y 33 introducidas, el piso altimontano con 14 especies, el altoandino con 3
especies y el subnival con 2 especies. La subfamilia más diversa es la papilionoideae
con 45 especies casi todas hierbas.
La mayoría de las especies introducidas son árboles y tienen uso ornamental, a
excepción de las especies de los géneros Melilotus (tréboles bastardos), Medicago (Alfa
alfa) y Trifolium (tréboles verdaderos), que son herbáceas y son utilizadas como forraje.
146
Contribuciones
Tabla CV2.1.: Leguminosas del Valle central de Cochabamba (Nomenclatura según TROPICOS).
Piso Subnival
Astragalus peruvianus (violeta), Lupinus breviscapus
Piso Altoandino
Astragalus garbancillo, Lupinus altimontanus (q’ela), Lupinus tominensis! .
Piso Altimontano
Adesmia miraflorensis! (Misuk'a, Añahuaya), Adesmia muricata! , Amicia fimbriata,
Amicia micrantha , Fiebrigiella gracilis, Galactia sp., Lathyrus magellanicus, Lupinus
buchtienii (huari q'ela), Lupinus mutabilis, Lupinus sp., Senna weddelliana (Orko Moto moto), Trifolium amabile (Layu Layu), Vicia graminea (Arvejilla).
Piso Montano – Especies nativas
Adesmia dentata, Amicia andicola, Amicia medicaginea, Centrosema virginianum
(Orozco), Cologania ovalifolia (Porotillo), Crotalaria incana (Sonajita), Crotalaria stipularia,
Crotalaria sagittalis, Dalea boliviana, Dalea kuntzei! , Dalea leporina, Dalea pazensis! ,
Desmodium incanum, Desmodium uncinatum, Erythrina falcata (Ceibo, Chilijchi),Galactia
fiebrigiana, Galactia latisiliqua, Indigofera asperifolia (Chulku), Indigofera suffruticosa,
Otholobium pubescens, Phaseolus augusti, Prosopis alba (Algarrobo blanco, Thak’o),
Prosopis laevigata var. andicola (Algarrobo, Alko thak’o), Rhynchosia diversifolia
(Porotillo), Rhynchosia senna (Porotillo), Senegalia visco (Jarca),Senna morongii (Pito,
pito-canuto), Tara spinosa (tara), Tipuana tipu, Trifolium polymorphum (trébol), Trifolium
repens (Lara Suyu),Vachellia aroma (Kiñi), Zornia cryptantha , Zornia diphylla, Zornia
contorta (Papita, Papilla).
Especies Ornamentales
Acacia dealbata, Acacia cultriformis, Acacia longifolia, Calliandra tweedii (Plumerillo),
Ceratonia siliqua (Algarrobo europeo), Cojoba arborea, Delonix regia, Enterolobium
contortisiliquum (Oreja de mono), Erytrina cristagalli (Ceibo), Erythrina poeppigiana,
Erythrostemon gilliesii (Pajarilla), Inga edulis, Leucaena leucocephala, Medicago lupulina,
Medicago polymorpha (Quita Qlfa), Medicago sativa (alfa alfa), Melilotus albus, Melilotus
indicus, Mimosa pudica (Vergonzosa), Paraserianthes(Albizia) lophantha, Parkinsonia
aculeata (Espinillo) , Peltophorum dubium (ibirapitá), Phanera variegata (Pata de vaca),
Racosperma cultriforme, Racosperma melanoxylon, Racosperma retinodes, Samanea
tubulosa, Senna didymobotrya, Senna reticulata (Laureño), Senna spectabilis, Spartium
junceum, Trifolium pratense (Carnavalito), Vachellia karroo.
Especie que también
se encuentra en el
piso inferior.
* Especie endémica
de los Valles
Interandinos de
Bolivia.
Especies nativas de otras
ecoregiones de Bolivia.
Se tienen 5 especies endémicas de los valles interandinos de Bolivia (valles encajonados
en la Cordillera Oriental, que se encuentra desde La Paz hasta Tarija): Lupinus tominensis
(en pajonales altoandinos), Adesmia miraflorensis y Adesmia muricata (en remanentes
de bosques de Kewiña); Dalea kuntzei (restos de bosque de Soto) y Dalea pazensis
(bordes de caminos del piso altimontano).
Las leguminosas mantienen una relación simbiótica con bacterias del género
Rhizobium, que viven en nódulos de sus raíces, son responsables de fijar el nitrógeno
atmosférico e incorporar este nutriente al suelo, fertilizándolo.
Por otro lado, varias especies de leguminosas (alfa-alfa, tréboles, algarrobos) son
buenas melíferas por la cantidad de azúcar que contiene el néctar que secretan,
atrayendo a las avispas y abejas, que a cambio aseguran la polinización.
147
PISO MONTANO
También debemos resaltar la presencia de especies de importancia económica, casi
todas presentes en el piso montano, como Inga edulis (Pacay), Prosopis alba
(Algarrobo), P. laevigata (Algarrobo), Lupinus mutabilis (Tarwi), cuyos frutos son
consumidas por el hombre y en el caso de Erythrina falcata (Chilijchi) sus flores. Como
plantas forrajeras tenemos a las alfalfas Medicago lupulina, Medicago polymorpha,
Medicago sativa, Melilotus albus, Melilotus indicus, y trébol Trifolium repens. Y con uso
ornamental,
aproximadamente 33 especies, la mayoría introducidas de otros
continentes, países y ecoregiones de Bolivia (Tabla CV2.1) y 5 nativas de Cochabamba:
la Tipa, el Algarrobo, la Jarca, la Tara y el Chilijchi, especies que deberían ser
consideradas en procesos de reforestación de áreas naturales, y en los de forestación
de áreas verdes urbanas y rurales.
Actualmente, el estado de las poblaciones de las leguminosas presentes en el piso
ecológico montano del Valle Central de Cochabamba es muy crítico, debido
fundamentalmente a la pérdida de su hábitat. Entre las más afectadas están la Jarka
(Senegalia visco) cuyas poblaciones han sido reducidas a individuos solitarios, dispersos
y cada vez menos frecuentes. Según Atahuachi (2012), el Chilijchi (Erythrina falcata) se
encuentra En Peligro (EN), el Algarrobo (Prosopis alba) y la Tipa (Tipuana tipu) se
encuentra en la categoría de Vulnerable (VU).
Las especies arbustivas y herbáceas de los pisos subnival, altoandino y altimontano,
están amenazadas por las actividades de la agricultura, quemas y el pastoreo
principalmente, requiriendo una evaluación de su estado de conservación para aplicar
medidas de conservación, al igual que se realizó ya en parte para las especies del piso
montano.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Atahuachi, M. 2012. Erythrina falcata, Prosopis alba, Tipuana tipu. En: Ministerio de Medio
Ambiente y Agua. 2012. Libro rojo de la flora amenazada de Bolivia, Vol. I. Zona Andina,
La Paz. pp. 472, 538 y 553.
Atahuachi, M. y S. Arrázola. 1996. En: En R. I. Meneses Q., H. Waaijenberg & L. Piérola
(eds.), Catálogo de leguminosas nativas de Cochabamba, pp. 409–423. Las
Leguminosas en la Agricultura Boliviana. Proyecto Rhizobiología Bolivia, Cochabamba.
De La Barra, N. 1997. Reconstrucción y evolución del paisaje vegetal autóctono de la
zona urbana y periurbana de la ciudad de Cochabamba. Tesis de Grado para para
obtener el Título de Licenciada en Biología. UMSS. 114 p.
Lewis, G.P., B. Schrire, B. Mackinder & M. Lock (eds.). 2005. Legumes of the world. Royal
Botanical Garden, Kew. 443 p.
Neill, D., C. Romero, M. Atahuachi, L. Rico, B. Klitgaard, G. Lewis, J. Barham y E. Vargas
2015. Fabaceae. En: Catálogo de las plantas vasculares de Bolivia. pp. 1-146. Missouri
botanical Garden.
Ramírez, M. 2003. Estructura y composición florística en tres fragmentos de bosques de
Polylepis besserii subsp. subtusalbida en San Miguel (Cochabamba–Bolivia). Tesis de
Licenciatura en Biología. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba. 98 p.
148
Contribuciones
Teran, J. D. Soux y N. Vega. s/f. Inventario florístico del Tunari. Parque Nacional TUNARI,
Cochabamba, BOLIVIA. Guía rápida a color. Versión 1.1. Producido con apoyo de IDEA
WILD y el Jardín Botánico de Missouri.
Vargas, N. 2009. Estudio de la diversidad florística en bosques fragmentados de Polylepis
subtusalbida Bitter y en bosques reforestados con especies introducidas en dos
cuencas del Parque Nacional Tunari (Cochabamba, Bolivia). Tesis de grado presentado
para obtener el diploma académico de licenciatura en Biología. UMSS, Cochabamba
(Bolivia). No publicada.
Zárate, M. y S. Altamirano. 2013. Plantas del Parque Nacional Tunari. Departamento de
Cochabamba, Bolivia. Con el apoyo del Herbario Forestal Nacional Martín Cárdenas
(BOLV-CBG-UMSS) y el proyecto puntos GLORIA. © Science & Education, The Field
Museum, Chicago, IL 60605 USA. Rapid Color Guide # 537 versión 1.
Figura CV2.1. Leguminosas representativas de la cuenca central de Cochabamba: A. Lupinus
altimontanus B. Adesmia miraflorencis C. Astragalus peruvianus D. Amicia micrantha E. Centrosema
virginianum F. Dalea pazensis G. Erythrina falcata H. Prosopis alba I. Vachelia aroma F. Senegalia visco.
149
PISO MONTANO
CV3. Vegetación de Malezas del Valle Central de
Cochabamba
Carola Antezana y Rosario Barco
Herbario Nacional Forestal “M. Cárdenas”, Centro de Biodiversidad y Genética.
Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba, Bolivia.
e-email contacto: [email protected]
Las malezas son especies de plantas que crecen y colonizan diferentes ecosistemas,
tienen una gran capacidad de adaptación a los más diversos hábitats, lo cual las hace
cosmopolitas por excelencia. En el caso de las comunidades espontáneas, éstas se
forman sobre todo con participación de factores climáticos, edáficos y antrópicos.
(Altieri, 1982). En Cochabamba por la diversidad de condiciones ecológicas, se
desarrollan diferentes comunidades. Por lo que el principal objetivo de este trabajo es el
de identificar y caracterizar las diferentes comunidades de malezas tanto arvenses
como ruderales, en el Valle Central de Cochabamba para contribuir a la comprensión
de este tipo de vegetación.
Los datos utilizados provienen de 2 diferentes proyectos de investigación: ”Estudio
fitosociologico y ecológico de malezas ruderales en la ciudad de Cochabamba, Prov.
Cercado”; ”Estudio fitosociologico y ecológico de malezas en el valle bajo de
Cochabamba” en los que participaron las autoras (Antezana et al., 2003).
La
metodología consistió en inventarios fitosociológicos (Braun-Blanquet, 1979; Gèhu &
Rivas Martínez, 1981), estratificados selectivamente de acuerdo a un gradiente de
humedad en diferentes hábitats de las provincias Cercado y Quillacollo del
Departamento de Cochabamba, en altitudes comprendidas entre los 2 400 a 2 850 m,
como parte del Piso Montano, en dos períodos estivales.
Comunidades de malezas: Se identificaron asociaciones y comunidades de malezas en
los siguientes ocho tipos de ambientes del Valle Central de Cochabamba:
1.
Comunidades de malezas seriales. Son menos estructuradas y diversas que las
comunidades que tienen máximo desarrollo y que son estables como los bosques.
Comunidad serial de Sunchos: Asociación Tecomo cochabambensis- Viguieretum
australis.
Forma un arbustal conformado por especies características como: Viguiera
australis, Acacia aroma, Tecoma cochabambensis y Tecoma garrocha Además de
algunas herbáceas y subfrútices como Lantana balansae, Viguiera pazensis, Croton
baillonianus. Se distribuye en abanicos aluviales y glacis detríticos de la Cuenca en
toda la zona norte, en barrios como: Temporal, Ticti Norte y Condebamba.
(Fig.CV3.1). Responde a impactos como fuego y erosión, principalmente.
2.
150
Comunidades de malezas higrofíticas. Propias de medios muy húmedos como
canales de regadío, en áreas de cultivos en el valle central. Se encontraron dos
comunidades en este grupo:
Contribuciones
Comunidad de malezas de los canales de regadío encharcados: Asociación
Rumici obtusifoli-Paspaletum remoti. Constituye un herbazal encharcado
discontinuamente por aguas más o menos eutrofizadas (altos contenidos de
nutrientes), en los canales de regadío y acequias. En el que se distingue 2 estratos:
un primer estrato con especies características como Rumex obtusifolius,
Bothriochloa saccharoides, un segundo estrato con especies como Paspalum
remotum, Plantago major, Chloris halophila, Plantago lanceolata. Se distribuye en la
zona Norte (Cuencas Tirani, La Pajcha) y parte de la Provincia de Quillacollo.
Comunidad de malezas en paredes de los canales de regadío encharcados:
Asociación Polygono hydropiperoidis-Rumicetum cuneifolii. Forma un herbazal que
se desarrolla en las paredes de los canales de regadío encharcados, recibe aguas
residuales del Rio Rocha y aguas domésticas negras. Fisonómicamente dominado
por Polygonum hydropiperoides y Rumex cuneifolius, con aspecto biestratificado. Se
distribuye en el fondo del Valle de la Cuenca Central Cochabamba, en la Maica.
(Fig. CV3.1)
3.
Comunidades de malezas arvenses. Comunidades subseriales (vegetación
secundaria), que invaden los cultivos y prados artificiales. Se hallan en este grupo las
siguientes comunidades:
Comunidad de malezas de cultivos de secano: Asociación Gomphreno
haenkeanae-Kallstroemietum bolivianae. Son comunidades que se desarrollan en
cultivos propios de la época de lluvia.
Herbazal subnitrófilo, formado por 2 estratos, el primero dominado por Gomphrena
haenkeana, Boerhavia coccinea y Chloris dandyana y el segundo por Kallstroemia
boliviana, Tribulus terrestris, Pectis sessiliflora y Sida argentina que se desarrolla en
conos y terrazas aluviales, piedemontes, sobre terrenos bastante pedregosos. Se
distribuye en las zonas periféricas de la ciudad y la Provincia Quillacollo donde aún
se practican algunos cultivos de secano con barbechos abandonados o en
descanso (Fig. CV3.1)
Comunidad de malezas de cultivos de regadío: Asociación Cypero esculenti –
Echinochloetum cruris pavoni. Se desarrollan en cultivos que reciben aportes de
agua de riego periódicamente. Forma una comunidad de malezas arvenses
biestratificada con un primer estrato estrato en el que son características:
Echinochloa crus-pavonis, Flaveria bidentis, Chenopodium album, Melilotus indicus y
un segundo estrato caracterizado por Cyperus esculentus, Portulaca oleracea,
Pennisetum clandestinum y Eragrostis virescens, sobre suelos profundos y bien
irrigados. Se distribuye en los Valles de Cochabamba, en cultivos intensivos de
diferentes productos como son papa, maíz, y hortalizas., (ajo, cebolla, zanahoria,
etc.), (Fig. CV3.1)
4.
Comunidades de malezas ruderales de baldíos. Comunidad de Cynodon dactylon
y Eragrostis tenuifolia. Constituyen herbazales hipernitrófilos, (adaptados a
nitrificación alta), que se desarrollan como pioneros en terrenos urbanos o
periurbanos abandonados, después de su utilización. En el dominan gramíneas
como Cynodon dactylon y Eragrostis tenuifolia. Sus suelos pasan de areno-limosos a
limo-arcillosos. Son frecuentes en barrios como Seminario, Villa Busch y la Chimba.
(Fig. CV3.1)
151
PISO MONTANO
5.
Comunidad de malezas ruderales viarias.
Comunidad de Chloris virgata y Eragrostis tenuifolia. La comunidad constituye un
herbazal caracterizado por la abundancia de Chloris virgata y Eragrostis tenuifolia,
desarrollado sobre suelos con depósitos de gravas y arenas con una matriz
areno-limosa, en terrenos baldíos urbanos y suburbanos degradados y
abandonados. Se distribuye en la zonas de Condebamba, Temporal, Villa Pagador,
y laderas bajas de las serranías de San Pedro y El Abra. (Fig. CV3.1).
Comunidad de Chloris virgata y Pennisetum villosum. Constituyen herbazales
formados por plantas que se desarrollan en los bordes de caminos, calles y
carreteras. Están dominados fisonómicamente por Pennisetum villosum Chloris
virgata y Eragrostis tenuifolia. El estrato inferior está caracterizado por Guilleminea
densa, Alternanthera pungens, Euphorbia prostrata, y Portulaca oleracea. La
comunidad se desarrolla sobre suelos de textura franco arcillosa con arenas y rocas.
Es frecuente en zonas como Villa Urkupiña, Av. Petrolera. (Fig. CV3.1).
6.
Comunidades de malezas ruderales de basurales y estercoleros. Asociación Malvo
parviflorae-Gomphrenetum bolivianae. Crecen espontáneamente en terrenos
donde se vierten desperdicios orgánicos y heces del hombre o de animales.
Comunidad hipernitrófila, (adaptada a nitrificación alta), con dominancia de
especies como Gomphrena boliviana, Datura stramonium, Chenopodium album y
Acanthoxanthium spinosum. Se distribuye en barrios como Sarco, Condebamba,
Temporal, Calampampa, Vallehermoso, Villa Pagador, la Avenida Petrolera (Km 3 –
5) de Cochabamba. (Fig. CV3.1).
7.
Comunidades de malezas ruderales de pisoteo. Asociación Althernanthero
pungentis-Cynodontetum dactyli. Se desarrollan en sitios compactados por pisoteo
constante o tránsito de vehículos.
Forma un herbazal monoestratificado caracterizado por especies como
Guilleminea densa, Alternanthera pungens, Tribulus terrestris y Cynodon dactylon.
Sus suelos se caracterizan por ser nitrificados, compactados y son de textura
areno-pedregosos La asociación abarca los Valles Bajos, el Valle central (Villa Busch,
Seminario, Muyurina) y Valle Alto Guillén, R. 1992 (Fig. CV3.1).
8.
152
Comunidades de malezas en terrenos salinos: Asociación Sesuvio portulacastri –
Distichlietum spicatae. Están constituidas por especies herbáceas halófilas e
hipernitrófilas, (adaptadas a salinidad y nitrificación alta) como Sesuvium
portulacastrum y Distichlis spicata. Sus suelos son profundos, compactados, salitrosos
y nitrificados de textura limo-arcillosa. Se distribuyen en el fondo del Valle Central de
Cochabamba, en La Maica, área agrícola (Fig. CV3.1).
Contribuciones
N
S
RIO
ROCHA
ABANICOS
ALUVIALES
GLACIS DETRITICO
TERRAZAS
FLUVIALES
RIO
TAMBORADA
GLACIS DETRITICO
SUPERFICIE
LACUSTRE
Figura CV3.1. Perfil fitotopográfico de la Cuenca Central de Cochabamba. De los conos aluviales de la
Cordillera del Tunari al fondo del Valle con la distribución de las comunidades de malezas (Dibujo: Dayne
Agreda).
1.
2.
3.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Comunidad serial: Tecomo cochabambensis- Viguieretum australis
Comunidad serial con suelos nitrófilos
Comunidad viaria de: Chloris virgata y Eragrostis tenuifolia
Comunidad de baldío: Chloris virgata y Pennisetum villosum
Comunidad de pisoteo: Althernantero pungentis – Cynodontetumdactyli.
Comunidad hipernitrófila: Malvo parviflorae-Gomphrenetum bolivianae
Comunidad de baldío de: Cynodon dactylon y Eragrostis tenuifolia
Comunidad higronitrófila: Polygonum hidropiperoidis-Rumicetum cuneifoli.
Comunidad de malezas en terrenos salinos: Sesuvio portulacastri-Distichlietum spicatae.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Altieri, M. 1983. Agroecología. Bases científicas de la Agricultura. 1ª Edición. Ed.
Berkeley California. 110 -143 p.
Antezana, C., R. Barco y G. Navarro. 2003. Comunidades de malezas del Valle de
Cochabamba. Rev. Bol. Ecol. 14: 19 – 55.
Braun-Blanquet, J. 1979. Fitosociología. Bases para el estudio de las comunidades
Vegetales. Blume. Ed. Madrid. 820 p.
Guillén, R. 1992. Estudio fitosociologico y ecológico de malezas en el valle alto de
Cochabamba Tesis para optar el título de Licenciado en Biología. UMSS. Facultad de
Ciencias y Tecnología. Carrera de Biología. 111 p.
Gèhu J. M. & S. Rivas-Martínez. 1981. Notions fondamentales de Phytosociologie. Tirage
a part de: Berichte der Internationalen. Symposien.DInternationalenVereinigun fr
Vegetationskunde. Syntaxonoie. J. Cramer. Vaduz.33 p.
153
PISO MONTANO
CV4. Licófitas y helechos del piso ecológico montano en el
contexto de la flora pteridofítica del Valle CentraI de
Cochabamba
Erika Fernández Terrazas, Pamela López Vargas y Josue J. Jimenez Bustamante
Carrera y Departamento de Biología, Facultad de Ciencias y Tecnología, Universidad
Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia
e-mail contacto: [email protected]
Las licófitas y los helechos conocidas también de forma general como pteridófitas,
fueron las primeras plantas con vasos conductores sobre el planeta por lo que son
conocidas como criptógamas vasculares. Se caracterizan por su reproducción y
dispersión por esporas así como por su carencia de flores, frutos y semillas. El tamaño de
estas plantas es bastante variado desde pocos milímetros, como es el caso del helecho
acuático Azolla, hasta ejemplares arborescentes como Cyathea y Dicksonia. La
importancia de este grupo de plantas se centra en su valor ornamental, con algunos
otros usos como el artesanal, comestible, medicinal y agrícola; son muy pocas las
especies que pueden ser perjudiciales y estar presentes como malezas invasoras
afectando la actividad agrícola.
Bolivia se caracteriza por ubicarse entre los 10 países con mayor diversidad de
pteridófitas a nivel mundial, a pesar de que aún faltan colectas en sectores alejados y
de difícil acceso en Cochabamba y otras zonas del país; por lo tanto la riqueza
específica aún está subestimada. Asimismo, en los últimos años se tienen varias
descripciones de nuevas especies de la cordillera de Mosetenes (Fernández, 2013).
Preferentemente, los hábitats de este grupo de plantas son húmedos, registrándose en
este tipo de ambientes los valores más altos de riqueza y diversidad. Sin embargo,
existen especies que toleran ambientes secos y bastante fríos como son las altas
montañas. Otra particularidad es que la mayoría se desarrollan en ambientes sombríos
recibiendo la denominación de ombrófilas.
El presente trabajo aporta al conocimiento de las licófitas y helechos a nivel de riqueza
de especies, géneros y familias, centrándonos en el piso montano, pero en el contexto
del conjunto del Valle de Cochabamba, así como la determinación de algunas
especies indicadoras propias de los hábitats de los valles interandinos.
Se consultaron varias fuentes de información bibliográfica de la zona del Valle de
Cochabamba, entre los que se encuentran principalmente artículos publicados
(Fernández, 2013; Fernández y Delgado, 2012; Kessler et al., 2006; Smith et al., 1999;
Soria-Auza y Kessler, 2007). Asimismo se compilaron listas, registros publicados y datos de
especímenes de varios proyectos que estuvieron centrados principalmente en el piso
ecológico montano, con algunas otras especies registradas en el piso altimontano.
Todas se encuentran en bases de datos online de Missouri Botanical Garden (la base
“Tropicos” general y el Checklist de Bolivia) y el Field Museum of Chicago.
Las licófitas y helechos que centran su presencia principalmente en el piso ecológico
montano del Valle Central de Cochabamba, son en general especies que tienen
preferencia por ambientes más secos. Complementariamente, se registraron algunas
especies propias del piso ecológico altimontano, en ambientes más húmedos. Como
154
Contribuciones
resultado final, en ambos pisos ecológicos se determinaron un total de 32 especies, de
21 géneros, pertenecientes a 12 familias De todas las especies 7 se encuentran en
ambos pisos ecológicos (Ver Tabla CV4.1.).
Tabla CV4.1. Lista de especies de pteridófitas de los pisos ecológicos montano y altimontano del Valle
Central de Cochabamba.
Familia
Nombre científico
1. ASPLENIACEAE
Asplenium polyphyllum Bertol.
Piso
Piso
ecológico ecológico
Montano Altimontano
< a 3200 m 3200–3900 m
Asplenium auritum Sw.
2. BLECHNACEAE
3. CYSTOPTERIDACEAE
Blechnum appendiculatum Willd.
Cystopteris fragilis (L.) Bernh.
4. DENNSTAEDTIACEAE
Pteridium arachnoideum (Kaulf.) Maxon
Saccoloma inaequale (Kunze) Mett.
5. DRYOPTERIDACEAE
6. EQUISETACEAE
7. HYMENOPHYLLACEAE
Polystichum montevidense (Spreng.)
Rosenst.
Equisetum bogotense Kunth
Trichomanes pinnatum Hedw.
8. LOMARIOPSIDACEAE
Lomariopsis nigropaleata Holttum
9. POLYPODIACEAE
Campyloneurum amphostenon
(Kunze ex Klotzsch) Fée
Dicranoglossum desvauxii (Klotzsch)
Proctor
Microgramma reptans (Cav.) A. R. Sm.
Pleopeltis buchtienii (Christ & Rosenst.) A.R.
Sm.
Pleopeltis tweediana (Hook.) A.R. Sm.
Polypodium angustipaleatum Alston
Polypodium hirsutissimum Raddi
10. PTERIDACEAE
Adiantopsis tweediana (Hook.) Link-Pérez
& Hickey
Adiantum orbignyanum Kuhn
Adiantum poiretii Wikstr.
Astrolepis sinuata (Lag. ex Sw.) D.M.
Benham & Windham
Cheilanthes bonariensis (Willd.) Proctor
Cheilanthes marginata Kunth
Cheilanthes micropteris Sw.
Cheilanthes myriophylla Desv.
Cheilanthes pilosa Goldm.
Cheilanthes poeppigiana Kuhn
Cheilanthes pruinata Kaulf.
Cheilanthes squamosa Gillies & Hook. ex
Grev.
Pellaea ternifolia (Cav.) Link
11. SALVINIACEAE
Azolla filiculoides Lam.
12. WOODSIACEAE
Woodsia montevidensis (Spreng.) Hieron.
155
PISO MONTANO
A pesar del bajo porcentaje general de humedad en los ecosistemas de estos pisos
ecológicos, en ellos se tiene aproximadamente el 2.5% de la diversidad boliviana (Fig.
CV4.1.), donde las pteridáceas y polipodiáceas son las familias mejor representadas. En
general, las pteridófitas muestran altos niveles de riqueza específica y genérica en
lugares con humedad elevada, mostrando su óptimo en la Provincia Biogeográfica de
los Yungas (Fernández y Delgado, 2012).
B
A
C
Figura CV4.1. Ejemplos de helechos representativos del Valle Central de Cochabamba: A, Adiantum; B,
Cheilanthes; C, Azola; D, Equisetum.
156
D
Contribuciones
Se debe destacar que los pequeños helechos del género Cheilanthes resaltan su
presencia importante en los ecosistemas del Valle de Cochabamba, con un total de
ocho especies registradas. Son plantas pequeñas y perennes, resistentes a períodos de
sequía. Se caracterizan por presentar hojas pequeñas, con frecuencia cubiertas de
pelos o pubescencia. Los márgenes de las hojas se recurvan a manera de protección.
Se desarrollan en lugares rocosos y/o pedregosos. Este género está especialmente
distribuido en las regiones cálidas y secas del planeta. Otro registro interesante es la
presencia del helecho acuático de la especie Azolla filiculoides, que se encuentra en la
Laguna Alalay y otras lagunas del valle; esta especie, como la mayoría de los helechos,
está ampliamente distribuida en el mundo y alcanza uno de sus mayores límites
altitudinales conocidos en Bolivia, precisamente en la Laguna Alalay.
En las pteridófitas en general, los patrones de distribución son amplios, con bajos niveles
de endemismo no solo en Bolivia sino en todo el planeta. Esta situación en particular está
estrechamente relacionada con el sistema de reproducción a través de esporas las
cuales son de fácil diseminación, llegando a extenderse fácilmente a diferentes tipos de
hábitats. Hasta el momento no se pudo determinar registros de especies endémicas de
los valles de Cochabamba, pero sí algunas especies con distribución algo más
restringida. Tal es el caso de Cheilanthes pruinata, que se distribuye desde Perú hasta el
norte de la Argentina; en Bolivia fue colectada en las laderas secas de los valles
interandinos y llega hasta la zona de la puna húmeda entre los 2 500 hasta los 4 000 m.
En el análisis sobre el estado de conservación, resalta el hecho de que ninguna de las
especies de los valles de Cochabamba se encuentra en la lista roja de Kessler et al.
(2006). Contradictoriamente se debe mencionar que la riqueza de especies de las
pteridófitas se ha visto seriamente afectada en los últimos años por procesos de
perturbación acontecidos en las laderas húmedas de los Andes (Fernández, 2013;
Soria-Auza y Kessler, 2007), así como la colecta descontrolada por parte de los
comerciantes de plantas ornamentales; este último comentario merece especial
atención en cuanto es uno de los mayores impactos sobre estos taxa.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Fernández, E. 2013. Licófitas y Helechos. Bolivia Ecológica 68. Centro de Ecología y
Difusión, Fundación Simón I. Patiño. Santa Cruz, Bolivia.
Fernández, E. y D. Delgado. 2012. Helechos y licófitas (Plantae) de la Siberia y
alrededores, departamentos de Cochabamba y Santa Cruz, Bolivia. Revista Boliviana
de Ecología y Conservación Ambiental 30: 13-25.
Kessler, M., L. Betz & S. Roedde. 2006. Red list of the pteridophytes of Bolivia.
http://www.systbot.uzh.ch/static/fernsofbolivia (Fecha de consulta: 27/julio/2014).
Smith, A. R., M. Kessler & J. Gonzales. 1999. New records of pteridophytes from Bolivia. Am.
Fern. J. 89(4): 244-266.
Soria-Auza, R. W. & M. Kessler. 2007. Estado de conocimiento y conservación de los
helechos y plantas afines en Bolivia. Ecología en Bolivia, 42 (2): 136- 147.
http://www.tropicos.org (Missouri Botanical Garden, fecha de consulta: julio/2014).
http://www.emuweb.fieldmuseum.org/botany (Field Museum of Chicago, fecha de
consulta: julio/2014).
157
PISO MONTANO
CV5. Algas diatomeas indicadoras de calidad del agua del
Río Rocha (Cochabamba, Bolivia)
Erika Fernández Terrazas, Melina Campero Paz y Mirtha Cadima Fuentes
Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA), Departamento de Biología,
Facultad de Ciencias y Tecnología, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba,
Bolivia,
e-mail contacto: [email protected]
En los estudios de la calidad del agua en los ecosistemas acuáticos se debe considerar
el rol fundamental de los organismos microscópicos como es el caso de las diatomeas,
productores primarios responsables de un alto porcentaje de la fotosíntesis global. Las
diatomeas son organismos unicelulares eucariotas, fotosintéticos que poseen clorofila a
y c. Su material de reserva es la crisolaminarina y poseen paredes celulares de dióxido
de silicio. Por estas y otras características, actualmente se las incluye en el Reino
Chromista. Las diatomeas epilíticas (fijas a piedras y rocas) presentan una alta
especificidad y sensibilidad a cambios fisicoquímicos y perturbaciones bióticas que
ocurren en el medio en el que habitan, por lo que pueden ser consideradas como
buenas indicadoras de la calidad del agua.
La importancia del Río Rocha radica en que es la fuente del recurso agua en los valles
alto y central del departamento de Cochabamba, zonas caracterizadas por sus
actividades agrícolas y ganaderas. En su trayecto, el río atraviesa de este a oeste el
sector del Valle Central, estando en contacto con la ciudad, gran cantidad de
urbanizaciones periféricas y otros asentamientos poblacionales menores que desfogan
sus desechos. Hoy en día éste río no presenta crecidas de aguas significantes como en
épocas pasadas, que garantizaban la limpieza de sus aguas. El mayor caudal y las
crecidas son de corta duración para luego pasar a un caudal reducido en la época
seca, cuyo aporte proviene de descargas líquidas domésticas y/o industriales.
Con el presente trabajo pretendemos aportar al conocimiento de bioindicadores para
determinar la calidad del agua y el estado trófico del Río Rocha, a partir de la
diversidad y composición de las comunidades de diatomeas epilíticas y la utilización de
especies indicadoras.
Se han considerado 9 puntos de muestreo que se distribuyen a lo largo del trayecto del
Río Rocha, el cual recorre una longitud aproximada de 70 Km que se inicia en el Río
Maylanco y termina en las cercanías del Valle de Parotani. Las muestras fueron
proporcionadas por Trujillo (2009), que obtuvo por cepillado de piedras colectadas en
cada punto. Las identificaciones taxonómicas se realizaron en base a bibliografía
especializada, se cuantificaron un total de 600 valvas de diatomeas por muestra. El
análisis estadístico se realizó empleando el índice de diversidad local (Shannon-Wiener
H’). La determinación de las especies indicadoras y el valor indicativo se basó en los
criterios de (Dufrêne & Legendre 1997), la definición de los grupos y el estado trófico se
obtuvo de análisis multivariados previos.
158
Contribuciones
Figura CV5.1.: CV5.1a. Zona de estudio. Microscopía electrónica de barrido de cuatro especies
abundantes y dominantes del río Rocha (del 1b al 1e). MEB: CV.1b. Nitzschia umbonata, vista general
externa. CV.1c. Gyrosigma obtusatum, vista general valva interna. CV.1d. Achnanthidium minutissimum,
vista general externa. CV.1e. Cyclotella meneghiniana, valva vista externa (imagenes tomadas en el
Instituto de Ecología de Sao Paulo, Brasil).
De acuerdo a los datos analizados, en el Río Rocha se registraron 276 especies y
variedades de diatomeas en total. Los valores más altos de riqueza específica fueron
determinados para la época seca en las localidades de Parotani, Capinota, Thiu
Rancho y Vinto. Al contrario, los valores más bajos de riqueza de especies se reportaron
para las localidades de Huayna Kapac, Calvario y Puente Killman, durante la época
lluviosa. De manera general, se puede mencionar que la diferencia se debe a que en la
época lluviosa se tienen efectos de las crecidas en el caudal y arrastre de material. Esta
situación influye en el desarrollo de las poblaciones y comunidades de diatomeas.
Respecto al análisis del índice de diversidad de local, el valor más alto fue en las
localidades de Parotani, Capinota y Thiu Rancho; y el valor mínimo en el Puente Killman.
En general se determinaron valores altos y medios de diversidad, los cuales coinciden
con la hipótesis de la perturbación intermedia, en la que se indica que las fluctuaciones
moderadas pueden producir una mayor disponibilidad de nichos y por lo tanto
promover la coexistencia sobre la dominancia; como es en el caso del Río Rocha que
no sufre grandes fluctuaciones de corriente de agua durante el período seco y presenta
un lecho pedregoso y un tanto irregular.
A partir del cálculo de especies indicadoras y el valor indicativo se determinaron siete
especies bioindicadoras, que diferencian tres grupos de aguas: a) aguas
meso-eutróficas con las indicadoras Ulnaria acus y Sellaphora sp. 2 ROCHA, b) aguas
mesotróficas con Gomphonema sp. 9 ROCHA y Eolimna subminuscula y c) aguas
oligotróficas con Achnanthidium minutissimum y Nitzschia sp. 4 SORATA. Se recalca que
159
PISO MONTANO
las especies indeterminadas no cuentan con literatura de respaldo respecto a su
significado ecológico. En la Tabla CV.5.1, se muestran las especies que cumplen con el
criterio adoptado para este análisis, que consiste en abundancia relativa mayor o igual
al 5% y con presencia en por lo menos en una muestra.
Tabla CV.5.1. Especies de diatomeas del Río Rocha que cumplen con el criterio establecido.
Número
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
Especie
Achnanthidium minutissimum (Kützing) Czarnecki
Craticula accomoda (Hustedt) Mann
Cyclotella meneghiniana Kützing
Cymbella excisa Kützing
Eolimna sp. 1 ROCHA
Eolimna subminuscula (Manguin) Moser, Lange-Bertalot et
Metzeltin
Gomphonema lagenula Kützing
Gomphonema sp. 1 ROCHA
Gomphonema sp. 10 ROCHA
Gomphonema sp. 12 ROCHA
Gomphonema sp. 13 ROCHA
Gomphonema sp. 14 ROCHA
Gomphonema sp. 2 ROCHA
Gomphonema sp. 8 ROCHA
Gomphonema sp. 9 ROCHA
Gyrosigma obtusatum (Sullivan) Boyer
Navicula arkona Lange-Bertalot et Witkowski
Navicula salinicola Hustedt
Navicula veneta Kützing
Nitzschia cf. capitellata Hustedt
Nitzschia cf. minuta Bleisch
Nitzschia paleacea Grunow
Nitzschia umbonata (Ehrenberg) Lange-Bertalot
Nitzschia sp. 1 ROCHA
Nitzschia sp. 4 SORATA
Pinnularia borealis var. islandica Krammer
Ulnaria acus (Kützing) Aboal
Sellaphora sp. 2 ROCHA
Surirella ovalis Brébisson
Tryblionella hungarica (Grunow) Mann
Ulnaria sp. 4 ROCHA
Ulnaria sp. 6 ROCHA
Ulnaria sp. 18 ROCHA
Los estudios sobre la calidad de agua del Río Rocha son escasos en relación a otros ríos
urbanos en el mundo. Los principales trabajos fueron realizados por la Universidad Mayor
de San Simón entre los que están Maldonado et al. (1998), Goitia y Maldonado (1992) y
Ayala (1999). En estos trabajos se evidencia que el primer tramo del río Maylanco (curso
bajo), Castillo y Huayna Kapac, muestra altos grados de contaminación, en tanto que a
partir de Parotani (curso medio) se presentan procesos de dilución y autopurificación.
Otros estudios se basaron en criterios químicos, como el de Romero et al. (1998) quienes
emplearon el índice de Pratti (utiliza los parámetros fisicoquímicos DQO, DBO, Oxígeno
160
Contribuciones
disuelto y nitratos), determinaron que las aguas del río Rocha se encuentran en un
estado crónico de contaminación por los valores bajos de oxígeno disuelto y valores
elevados de DQO y DBO, que llegan a la anoxia durante la época de aguas bajas.
Además, se concluye que el Río Rocha se ve enriquecido de nutrientes (fósforo y
nitrógeno) por el ingreso de efluentes domésticos, mostrando elevados niveles de
nutrientes que indican un río eutrofizado. Los valores registrados de fósforo y nitrógeno
son superiores a los 40 µg/l en la mayoría de los puntos y durante todo el año.
En conclusión, el Río Rocha, es uno de los ecosistemas de Cochabamba más afectado
en la calidad de sus aguas, con una alta carga de organismos patógenos, materia
orgánica y otros contaminantes; que representan un gran peligro para la salud de la
población. Este ecosistema acuático y sus alrededores están permanentemente
afectado por las descargas de desechos de las poblaciones aledañas,
incrementándose la perturbación por el crecimiento demográfico de las áreas de
influencia, con el consecuente impacto ambiental y social que se refleja en los malos
olores y en la producción agrícola contaminada. La diatomeas presentan especies
eficientes para la bioindicación y la diferenciación de aguas meso-eutróficas,
mesotróficas y oligotróficas; por lo se recomienda este tipo de estudios para el
biomonitoreo de calidad de aguas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ayala, R. 1999. Colonización del Río Rocha por Organismos Bentónicos. Tesis de
Licenciatura en Biología. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba.
Dufrêne, M. & P. Legendre. 1997. Species assemblages and indicator species: the need
for a flexible asymmetrical approach. Ecological Monographs, 67 (3): 345-366.
Goitia, E. y M. Maldonado. 1992. Evaluación de la calidad del agua del río Rocha
mediante el uso de organismos bentónicos. Recursos Hídricos y Medio Ambiente. Agid
Geoscience. Cochabamba. Series No. 20, 276-280.
Maldonado, M., P. Van Damme y J. Rojas. 1998. Contaminación y eutrofización en la
cuenca del Río Rocha (Cochabamba). Revista Boliviana de Ecología y Conservación
Ambiental. 3: 3-9.
PROMIC (Programa Manejo Integral de Cuencas) y Reingeniería Total, SRL. 2007. Plan de
manejo integral de la cuenca del río Rocha. Informe diagnóstico. Cochabamba-Bolivia.
238 pp. No publicado.
Romero, A. M., P.A. Van Damme y E. Gotiia. 1998. Contaminación orgánica en el Río
Rocha (Cochabamba, Bolivia). Revista Boliviana de Ecología y Conservación
Ambiental. 3: 11-23.
Trujillo, I. 2009. Utilización de diatomeas epilíticas (algas, Bacillariophyta) como
indicadores de eutrofización en el Río Rocha, Cochambamba. Tesis de Licenciatura en
Ingeniería Ambiental. No publicada. Cochabamba, Bolivia.
161
PISO MONTANO
CV6. Estado ecológico del Río Rocha
Edgar Goitia
Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos, Universidad Mayor de San Simón,
Cochabamba, Bolivia.
e-mail contacto: [email protected]
El Río Rocha nace en Huakangui a 4 020 m de altitud, con el nombre de Río Alisomayo
el cual cambia su nombre a los 2 767 m como Río Maylanco, posteriormente con el
nombre de Río Rocha atraviesa el valle de Cochabamba de este a oeste recibiendo
aguas de varios afluentes (entre otros Tamborada, Viloma y Tapacari) hasta que
confluye con el Río Arque para formar el Río Caine en la localidad de Capinota.
El régimen hidrológico del Río Rocha es típico de regiones subhúmedas a secas,
presentando crecidas de caudal de corta duración, que arrastran gran cantidad de
sedimentos cambiando drásticamente las condiciones físico-químicas del río, al
contrario en época seca presenta un caudal muy reducido (Maldonado et al., 1998).
El agua que corre por su cauce presenta una considerable cantidad de contaminantes
de naturaleza orgánica e inorgánica, provenientes principalmente de descargas
residuales domésticas e industriales, que son utilizadas para el riego en diversos cultivos
que se realizan en el valle. De esta manera el Río Rocha se ha convertido en un lugar de
depósito de desechos sólidos y líquidos y por tanto en uno de los problemas ambientales
más serios de los valles de Cochabamba. Las autoridades gubernamentales están
desarrollando actividades que permitirán la restauración del río manteniendo la
dinámica fluvial natural, garantizando de esta forma los servicios ecológicos que
benefician a la población.
Herramientas de biomonitoreo del Río Rocha
Dentro de las actividades de control del Río Rocha se debe aplicar el biomonitoreo,
herramienta que utiliza a bioindicadores como observadores del estado ecológico del
ecosistema. Un bioindicador es un organismo o grupo de ellos que se encuentran en un
ecosistema de características definidas, donde la composición y la estructura de las
comunidades dan una respuesta integradora de todos los factores que componen o
alteran el ecosistema. Cualquier cambio en el ecosistema, causado por factores
extraños al medio, determinará la aparición o desaparición de algunas especies, ya
que estas pueden ser tolerantes (Fig. CV6.1. C y D) o no (Fig. CV6.1. A y B) a estas nuevas
condiciones, convirtiéndose en bioindicadoras del estado ecológico del ambiente.
La determinación e interpretación de los grados de alteración en los ecosistemas
acuáticos, ha tomado gran importancia en la diagnosis y vigilancia de los procesos de
contaminación y eutrofización provocados por la actividad antrópica. Por ello, se han
desarrollado diversos bioíndices, entre ellos el BMWP (Biological Monitoring Working
Party) desarrollado para los ríos europeos, que utiliza a los macroinvertebrados
bentónicos (organismos que habitan en el fondo de los ríos, que se pueden ver a simple
162
Contribuciones
vista) como bioindicadores (Fig. CV6.1). Este bioíndice, se ha adaptado con el fin de
usarlo en el biomonitoreo de ríos de la zona andina de Bolivia como BMWP/Bol (MMAyA,
2011).
A
B
C
D
Figura CV6.1. Macroinvertebrados usados como bioindicadores; A: larva de mosca de la piedra
(Plecoptera), B: ninfa de mosca de mayo (Ephemeroptera), C: lombriz acuática (Oligochaeta), D: larva
de mosquito (Chironomidae).
Mediante el BMWP/Bol se determinó el estado ecológico del Río Rocha con muestras
obtenidas entre los años 1990 a 2012, este último no publicado (Goitia y Maldonado,
1992; Goitia et al., 2001, Goitia et al., 2009).
Para este fin se tomaron muestras de macroinvertebrados bentónicos en diferentes sitios
a lo largo del río, que fueron identificadas a nivel taxonómico de familia, asignándoles
una puntuación para la obtención del valor del BMWP/Bol, la que luego se compara
con una tabla de clases de calidad ecológica del agua, que le da un significado a esos
valores (MMAyA, 2011) (Tabla CV6.1)
163
PISO MONTANO
Tabla CV6.1. Sitios de muestreo a lo largo del río Rocha mostrando los cambios en los valores del BMWP
(Biological Monitoring Working Party) para algunos años.
Años de muestreo
SITIOS
Sacaba
El Castillo
Puente Siles
Puente Recoleta
1990
s.d
3
s.d
s.d
1996
15
s.d
s.d
s.d
1997
s.d
s.d
s.d
s.d
2012
s.d
10
7
12
Puente Huayna
Kapac
Puente Killman
Quillacollo
Suticollo
Parotani
s.d
15
s.d
s.d
10
1
0
5
13
3
15
28
s.d
0
13
20
13
s.d
s.d
s.d
Capinota
s.d
25
29
s.d
La clasificación de BMWP/Bol sigue los siguientes criterios ( MMAyA 2011):
CLASE
I
II
III
IV
V
s. d.
CALIDAD
Buena
Aceptable
Dudosa
Crítica
Muy Crítica
Sin Datos
BMWP/Bol
>101
61 - 100
36 - 60
16-35
<16
SIGNIFICADO
Aguas muy limpias. No contaminadas
Se evidencia algún efecto de contaminación
Aguas contaminadas
Aguas muy contaminadas
Aguas fuertemente contaminadas
COLOR
AZUL
VERDE
AMARILLO
NARANJA
ROJO
En la tabla CV6.1 se puede observar valores muy bajos (<15, en rojo) que determinan
que el estado ecológico del río presenta aguas fuertemente contaminadas en la
mayoría de los sitios; se pueden observar cambios en los valores de índice en zonas
donde se muestran dos o tres fechas en el mismo lugar, los valores más altos
corresponden a muestreos realizados poco después de un aumento de caudal debido
a las lluvias, que permite la depuración de sus aguas con la consiguiente colonización
de nuevos organismos, para luego decaer cuando nuevamente son sometidos a fuertes
descargas domesticas e industriales.
La zona de Parotani (tabla CV6.1), muestra valores críticos (entre 16-35, color
anaranjado) algo mejores a los anteriores sitios, sin embargo en observaciones
realizadas en 2012 se ha notado que estos valores caen drásticamente (entre 7 a 10,
color rojo), esto demuestra que las condiciones ecológicas de río son muy críticas,
habiéndose deteriorado en el tiempo con un incremento muy fuerte del vertido de
desechos contaminantes en el ecosistemas.
164
Contribuciones
El Río Rocha tiene un constante deterioro a lo largo del tiempo, aumentando cada vez
más por el vertido de desechos que no solo causan la eutrofización del río sino la
contaminación con metales pesados tales como Cr, Pb y Zn entre otros (Romero et al.
2000). Esta situación se agrava aún más debido a que los comunarios riegan sus cultivos
con estas aguas, causando enfermedades gastrointestinales a las personas que
consumen estos alimentos.
Es de imperiosa necesidad tomar los controles necesarios para revertir el problema de la
contaminación del Río Rocha realizando un saneamiento total del curso del agua del río
y sus afluentes captando las aguas residuales en plantas de tratamiento antes de
verterlo al río.
Durante este proceso se debe realizar un monitoreo constante que permitirá determinar
si las condiciones mejoran y si no lo hacen tomar los recaudos necesarios para controlar
las condiciones. Para el monitoreo deben utilizarse índices químicos juntamente con
índices biológicos para una mejor determinación del estado ecológico del Río Rocha.
Los servicios ecológicos son costosos y a menudo imposible reemplazarlos cuando el
ecosistemas esta perturbado, por lo que nos corresponde velar por mantener estos
ambientes en las mejores condiciones que permitan el funcionamiento de los procesos
ecológicos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Goitia, E. y M. Maldonado. 1992. Evaluación de la calidad del agua del río Rocha
mediante organismos bentónicos, p. 191-196. En: V. Ricaldi, C. Flñorez y L. Anaya (eds.),
Los Recursos Hídricos en Bolivia y su Dimensión Ambiental. AGID GEOSCIENCE SERIES Nº
20. CORDECO, USAID, AGID, RED, ALHSUD. Cochabamba, Bolivia.
Goitia, E., R. Ayala, M. Rosberg y A. M. Romero. 2001. Comunidad bentónica del Río
Rocha en relación a la entrada de poluentes (Cochabamba, Bolivia). Rev. Bol. Ecol. y
Cons. Amb. 10: 3–16.
Goitia, E., M. Maldonado, N. Moya, M. Rivero, M. Zapata, C. Añez y A. Camargo. 2009.
Calidad ecológica en los ríos de la cuenca Caine – San Pedro. Universidad Mayor de
San Simón, Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos. Cochabamba, Bolivia. 20 p.
Maldonado, M., P. Van Damme y J. Rojas. 1998. Contaminación y eutrofización en la
cuenca del Río Rocha (Cochabamba). Rev. Bol. Ecol. y Cons. Amb. 3:3-9.
MMAyA. 2011. Guía para la evaluación de la calidad acuática mediante el Índice
BMWP/Bol. Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Estado Plurinacional de Bolivia. La Paz,
Bolivia.
Romero A-M., C. Vandecasteele y H. Cooreman. 2000. Metales (Cr, Pb y Zn) en
sedimentos y quironómidos del Río Rocha. Rev. Bol. Ecol. y Cons. Amb. 8:37-47.
165
PISO MONTANO
CV7. Laguna Alalay: Síntesis histórica de 23 años de estudio
y análisis de factores para su restauración
Francisca Acosta
Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA), Universidad Mayor de San Simón,
Cochabamba, Bolivia
e-mail: [email protected]
En condiciones prístinas, una laguna se caracteriza por tener aguas claras, una rica
vegetación acuática y diversidad de organismos. Las altas cargas de nutrientes
(principalmente nitrógeno y fósforo) cambian esta situación. Un lago claro se vuelve
turbio debido al aumento del fitoplancton, y con el incremento de la turbidez las plantas
sumergidas desaparecen y disminuye la diversidad de especies.
Las lagunas someras eutrofizadas (profundidad < 5 m), pueden presentar dos estados
alternativos, que explican su funcionamiento: a) estado de aguas claras con
vegetación acuática sumergida y b) estado de aguas turbias sin vegetación sumergida,
dominado por fitoplancton. Estos dos estados representan las condiciones extremas,
pudiendo encontrarse situaciones intermedias, como lagunas dominadas por plantas
flotantes.
Laguna Alalay: evolución y aspectos de gestión (1989 a la actualidad)
Entre fines de los años 80 y principio de los 90, se determinó el estado de
hipereutrofización de la laguna Alalay, época en que presentó su máxima degradación
y casi extinción. El ecosistema se caracterizó por una mínima profundidad (menos de 20
cm), la colmatación de la cubeta por el acúmulo de materia orgánica como producto
de la rápida descomposición de macrófitas sumergidas principalmente, y la
consecuente anoxia, llegando al completo secado a fines de 1990 (Maldonado y
Goitia, 1993).
Los años posteriores (de 1992 a 1996), la laguna presentó patrones extremos alternantes,
entre un estado de aguas claras dominado por plantas sumergidas en época de lluvias
y un estado de aguas turbias dominado por fitoplancton durante la época seca,
cuando las plantas sumergidas entraban en estado de descomposición (Van Damme et
al., 1998).
Varios factores contribuyeron a la degradación de la laguna durante este período
como, el deterioro de las obras hidráulicas del sistema, que no permitieron un flujo
constante del agua en época de lluvias, la actividad erosiva de la cuenca y el
asentamiento humano alrededor de la laguna sin una red de alcantarillado para el
vertido de las aguas residuales (Van Damme et al. 1998). A esto se sumaron factores
naturales, como la sequía ocurrida entre 1989-1990 (Maldonado y Goitia, 1993).
A pesar de la alta eutrofización de la laguna, ésta albergaba una gran diversidad de
aves (54 especies; Ayala et al. 2007) especialmente Phalaropus tricolor (Falaropo), Larus
serranus (Gaviota Andina), Tringa flavipes (Archibebe Patigualdo Chico), etc., lo cual
166
Contribuciones
fue muy valorado por la sociedad cochabambina. Este factor fue importante para que
las autoridades municipales de entonces, implementaran un proyecto de recuperación
de la laguna Alalay (Van Damme et al., 1998).
Entre las primeras acciones llevadas a cabo, la remoción y dragado de lodos en 1997,
fue la más importante para disminuir el grado de eutrofización, así se aumentó la
profundidad de la cubeta, logrando mayor volumen de agua en los siguientes años.
Después del dragado, la laguna se estabilizó en un sistema de aguas turbias (entre 1998
y 2003) dominado por el fitoplancton (Fig. CV7.1a), desapareció la vegetación
sumergida y disminuyó la riqueza de aves (34 especies) y de organismos microscópicos
(Ayala et al., 2007).
Posteriormente, entre los años 2004 y 2009, la laguna se caracterizó por la gran
proliferación de macrófitas flotantes o repollitos de agua (Pistia stratiotes), estado
intermedio de plantas flotantes (Fig. CV7.1b), que causó la disminución de oxígeno
disuelto del agua. Para manejar este estado, las plantas flotantes fueron extraídas
manualmente, logrando una importante reducción de su cobertura, y el posterior
aumento de la biomasa fitoplanctónica.
Desde el año 2010 a la actualidad, la laguna muestra una inestabilidad fluctuante entre
diversos estados con plantas acuáticas, y con períodos de corta duración. Así, entre el
2010-2011 dominaron plantas sumergidas (Myriophyllum quitense y Potamogeton
pectinatus) asociadas con valores de transparencia altas (aguas claras; Fig. CV7.1c).
Para el 2012 dominaron plantas flotantes (especialmente el repollito de agua Pistia
stratiotes; estado intermedio de plantas flotantes) que causaron déficit de oxígeno en el
agua (F. Acosta, en prep.).
Un cambio importante después del dragado, fue la colonización de la laguna por 6
especies de peces, siendo las más abundantes el Pejerrey (Odonthestes bonariensis) y el
Platincho (Oligosarcus schindleri).
Respecto a la gestión, debido a la proliferación de plantas flotantes se elaboró el primer
Plan de Manejo de la Laguna Alalay (2006); posteriormente por decreto de la Ley 3745,
se genera un marco jurídico para las acciones que deberán tomar las principales
instituciones involucradas en el desarrollo y medio ambiente, y se conforma un Comité
de Recuperación, Mejoramiento y Preservación de la Laguna Alalay (CREMPLA), cuya
primera tarea fue elaborar un Plan inmediato y a largo plazo de recuperación,
mejoramiento y preservación de la laguna Alalay (2012). Desde entonces, se viene
efectuando el manejo de la laguna, focalizado principalmente en el control de las
plantas flotantes y sumergidas, acción que ha logrado extraer nutrientes del ecosistema.
La principal causa del dinamismo e inestabilidad de la laguna es la carga de nutrientes
que ingresan a este ecosistema a través de su principal afluente (Río Rocha),
eventualmente desde la Angostura, y canales que continúan siendo utilizados como
puntos de descarga de aguas residuales e industriales. Estos nutrientes son asimilados
por las plantas como las totoras, fitoplancton, plantas flotantes y sumergidas. El dominio
de algunas de ellas es determinado por la competencia por recursos como, nutrientes,
luz, etc., para convertirlos en biomasa vegetal. Con excepción del fitoplancton, las
plantas pueden ser manejadas apropiadamente, como ha sucedido en los últimos
años.
167
PISO MONTANO
Aplicando el índice del estado trófico modificado para sistemas tropicales (IETM), que
relaciona la concentración de Clorofila a, la concentración de Fósforo Total y la
Transparencia del agua, se evaluó la situación trófica de la laguna. En el resultado se ve
claramente (Fig. CV7.2), que el estado trófico de la laguna Alalay incrementa por el
fósforo total (IETM (Ft)). En el estado de aguas turbias los valores de IETM son los más altos.
Si bien las plantas acuáticas, ya sean flotantes o sumergidas mejoran la transparencia
del agua y evitan que la laguna entre en un estado de aguas turbias, la inestabilidad de
la laguna y su grado de eutrofización permanecerán mientras no se reduzca la carga
externa de nutrientes.
Mientras tanto, las medidas de gestión que deben aplicarse son: a) adecuado manejo
de las plantas acuáticas (en ejecución), b) mantener una muy baja carga de peces
zooplantívoros y bentívoros porque pueden aportar nutrientes en cantidad significativa
cuando su densidad es alta (Ayala et al. 2007a; Jeppesen et al. 2013), c) favorecer las
franjas de humedales como zonas de amortiguación de la contaminación de la laguna,
sitio importante para la avifauna acuática y de diversificación del hábitat, lo cual
aumenta la capacidad de resiliencia de la laguna.
Estas medidas mantendrán la buena calidad ambiental, hasta que la carga externa de
nutrientes pueda ser reducida significativamente.
Figura CV7.1. Laguna Alalay: a) estado de aguas turbias, b) estado intermedio de plantas flotantes, c)
estado de aguas claras.
168
Contribuciones
Índices de Estado Trófico
120
IETM (Transp.)
IETM (Cla)
IETM (Ft)
IETM (prom)
100
80
60
Eutrófico
40
Aguas turbias
Aguas flotantes
Aguas claras
Figura CV7.2. Variación de los índices de estado trófico de la Laguna Alalay, la línea roja indica el nivel
sobre el cual el ecosistema es considerado eutrofizado. IETM (Transp)= índice trófico de la transparencia;
IETM (Cla)= índice trófico de la clorofila a (biomasa fitoplanctónica); IETM (Ft)= índice trófico del fósforo
total; IETM(prom)=índice del estado trófico promedio. El estado de aguas claras (con vegetación
sumergida) es un indicador de un mejor estado ecológico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ayala, R., F. Acosta, W. M. Mooij, D. Rejas & P. A. Van Damme. 2007. Management of
Laguna Alalay: a case study of lake restoration in Andean valleys in Bolivia. Aquat. Ecol.
41:621-630.
Ayala, R., H. Muñoz, F. Acosta & D. Rejas. 2007a. Biomanipulación: Una alternativa para
el control del fitoplancton en la laguna Alalay?. En: Jan Feyen, Luís F. Aguirre y Mónica
Moraes R. (eds). Congreso Internacional sobre Desarrollo, Medio Ambiente y Recursos
Naturales: Sostenibilidad a Múltiples-Niveles y Escalas Cochabamba - Bolivia. Vol. II: p.
1321.
Jeppesen, E., M. Søndergaard, T. L. Lauridsen, T. A. Davidson, Z. Liu, N. Mazzeo, C.
Trochine, K. Özkan, H. S. Jensen, D. Trolle, F. Starling, X. Lazzaro, L. S. Johansson, R. Bjerring,
L. Liboriussen, S. E. Larsen, F. Landkildehus, S. Egemose & M. Meerhoff. 2013.
Biomanipulation as a Restoration Tool to Combat Eutrophication: Recent Advances and
Future Challenges. Advances in Ecological Research, 47:411-488.
Maldonado, M. y E. Goitia. 1993. Bases limnológicas para la recuperación de la laguna
Alalay (Cochabamba). Publicaciones Facultad de Ciencias y Tecnología, UMSS. Serie
Científica. 3(1):1-35.
Van Damme, P., A. M. Romero y E. Goitia. 1998. Estrategias para la recuperación y la
conservación de la laguna Alalay (Cochabamba, Bolivia). Rev. Bol. De Ecol. 3:59-71.
169
PISO MONTANO
CV8. Estado de conocimiento y conservación del Platincho
(Oligosarcus schindleri) en el Valle Central de Cochabamba
Fernando M. Carvajal-Vallejos1,2
1 Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA), Facultad de Ciencias y Tecnología
(FCyT), Universidad Mayor de San Simón (UMSS). Telf. (591 4) 4235622. Calle Sucre y
Parque La Torre s/n, Cochabamba, Bolivia.
2 Asociación FAUNAGUA (Instituto de Investigaciones Aplicadas del Agua), final Av. Max
Fernández s/n, zona Arocagua Norte, Cochabamba, Bolivia. Correo electrónico:
[email protected].
Los peces del Valle Central de Cochabamba conforman un grupo reducido compuesto
por 3 especies nativas y 3 especies introducidas (Carvajal-Vallejos et al., 2009 a). Entre las
nativas, la especie más emblemática y representativa es el Platincho - Oligosarcus
schindleri Menezes & Géry 1983, reconocido como uno de los pocos peces endémicos
de Bolivia (Carvajal-Vallejos et al., 2009 a, b). Esto quiere decir que solo vive en esta zona
y no en otras partes del mundo.
Este pez pequeño y de tono plateado llamativo en vida, parece haber sido importante
en la dieta de los antiguos pobladores precolombinos del Valle (Céspedes, 1983). En la
actualidad ya no se pesca en el Valle Central de Cochabamba, y pocas personas lo
conocen y pueden diferenciarlo de otras especies presentes en los lagos y ríos.
Considerando esta singularidad, el Platincho debería formar parte de una estrategia de
conservación apoyada por los gobiernos regionales que proteja y restaure los hábitats
severamente degradados donde suele vivir.
Para una buena planificación de su estrategia de protección y conservación, es
importante entender su distribución, ecología, biología y amenazas. De esta manera, a
continuación se presentan los aspectos más sobresalientes que se conocen sobre el
Platincho en el Valle Central de Cochabamba.
Ubicación taxonómica: El Platincho pertenece a la familia Characidae, del orden
Characiformes y la clase Actinopterygii (peces con aletas sostenidas por radios).
Identificación taxonómica: Son peces pequeños (longitud estándar máxima 13 cm,
peso máximo 22.5 g) de color plateado en vida, con una banda longitudinal oscura y
una banda humeral verticalmente alargada (Fig. CV8.1). El hueso maxilar es
relativamente corto con 14-17 dientes ligeramente tricuspidados (con tres puntas leves),
y la boca está provista de dientes en forma de caninos y cónicos en ambas mandíbulas.
La línea lateral tiene 48-54 escamas perforadas. La aleta anal está soportada por 4
radios simples y 17-19 ramificados. Los machos son más grandes que las hembras, y
poseen las aletas ventrales y anal más largas (Menezes & Géry, 1983).
170
Contribuciones
Fig. CV8.1. Especimen de Platincho – Oligosarcus schindleri Menezes & Géry 1983, capturado en la
Laguna Alalay (agosto/2005) y preservado en la Colección Ictiológica UMSS-Museo de Historia Natural
Alcides d’Orbigny, Cochabamba.
Distribución: El Platincho ha sido registrado en la cuenca alta de los ríos Sécure y Grande
(Cuenca Amazónica boliviana, subcuenca del río Mamoré). En la Cuenca del río
Sécure, el holotipo (ejemplar sobre el que se funda una especie) fue registrado para un
tributario cerca de San Francisco de Chipiriri (Cochabamba), en octubre de 1953
(Menezes & Géry, 1983), pero no ha vuelto a ser capturado en la zona. En la Cuenca del
Río Grande, los reportes de esta especie se restringen a las lagunas Alalay y Cotapachi
del Valle Central de Cochabamba; el embalse Angostura del Valle Alto; y las lagunas
Parko Khocha y Acero Khocha en la Cuenca de Vacas (Céspedes, 1983;
Carvajal-Vallejos et al., 2009 a, b). Todos estos ambientes son someros y muy vulnerables
frente a las sequías y los efectos antrópicos.
Hábitat y ecología: Convive con otras especies nativas de peces (Suche –
Trichomycterus tiraquae, Sardina – Astyanax lineatus) y no nativas como la Carpa
común - Cyprinus carpio, la Gambusia - Gambusia affinis y el Pejerrey - Odontesthes
bonariensis. Su dieta en la laguna Alalay se compone principalmente de
microcrustáceos que forman parte del zooplancton (microfauna que flota cerca de la
superficie) (Carvajal-Vallejos et al., 2009 a, b).
Reproducción: La reproducción del Platincho en la laguna Alalay ocurre durante la
época lluviosa entre los meses de octubre a marzo (primavera-verano). Los machos y
hembras alcanzan la madurez sexual y se reproducen por primera vez a una talla de 58
y 37 mm de longitud estándar, respectivamente (Carvajal-Vallejos et al., 2009 a, b).
Importancia pasada y actual: En el pasado, la especie parece haber sido más
abundante y consumida con frecuencia por poblaciones incaicas asentadas en el valle
(Céspedes, 1983). Actualmente, la especie no es abundante en los cuerpos de agua del
Valle Central de Cochabamba, donde ya no se la pesca, aunque sigue siendo
capturada en el Embalse Angostura y en las lagunas de Vacas.
Conservación: El Platincho ha sido categorizado como una especie Vulnerable (VU) el
año 2008 en el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia. En 2014, la
especie ha sido evaluada por la IUCN (Lima, Perú, 21-24 abril) y ha sido categorizada de
manera preliminar En Peligro (EN). El único enclave protegido de toda su zona de
distribución, es la Laguna Alalay.
171
PISO MONTANO
Amenazas: La especie está fuertemente amenazada en el Valle Central de
Cochabamba por la polución de las aguas, la destrucción de su hábitat y la disminución
de los volúmenes de agua. Se ha identificado que compite por el alimento y es
depredada por el Pejerrey. Su distribución restringida la torna vulnerable a cualquier
cambio o perturbación (Carvajal-Vallejos et al., 2009 a, b).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Carvajal-Vallejos, F. M., H. Muñoz, E. De La Barra & A. Argote. 2009 a. Threatened fishes of
the world: Oligosarcus schindleri Menezes & Géry 1983 (Characidae). Environmental
Biology of Fishes. 85:39-40.
Carvajal-Vallejos, F. M., H. Muñoz y P. A. Van Damme. 2009 b. Oligosarcus schindleri
Menezes & Géry 1983. En: Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Libro Rojo de la Fauna
Silvestre de Vertebrados de Bolivia, sección Peces, pp. 65-66. La Paz, Bolivia.
Céspedes, R. 1983. Informe sobre la primera fase del proyecto arqueológico de Villa
Urkupiña. Cuadernos de Investigaciones, Serie Arqueológica N° 3. Universidad Mayor de
San Simón, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Cochabamba, Bolivia. 41 p.
Menezes, N. A. & J. Géry. 1983. Seven new Acestrorhynchin Characid species
(Osteichthyes, Ostariophysi, Characiformes) with comments on the systematic of the
group. Revue Suisse de Zoologie. 90:563-592.
172
Contribuciones
CV9. Conflictos entre humanos y la fauna silvestre en la
región periurbana del Valle Central de Cochabamba
M. Isabel Galarza
Fundación Programa para la Conservación de los Murciélagos y la Biodiversidad, Av.
Villazón Km 2,5, Cochabamba, Bolivia.
e-mail contacto: [email protected]
La disminución y fragmentación de los ambientes naturales debido al avance de la
frontera agrícola, forestal, urbana, entre otros, así como la eliminación directa de los
organismos son problemas que están ocasionando la pérdida de la biodiversidad y los
servicios que esta proporciona, vitales para el mantenimiento de la vida misma en el
planeta. Los animales silvestres, que juegan roles importantes en la estabilidad de los
ambientes, se ven afectados por la falta de recursos que satisfagan sus necesidades
básicas. Esto provoca que salgan de sus ambientes produciéndose encuentros con
humanos en los que, la mayor parte de las veces, los animales silvestres son perseguidos,
capturados y eliminados. Este es un problema importante que afecta a la conservación
de las especies silvestres y a la economía humana y puede presentarse en cualquier
medio donde humanos y fauna silvestre coexisten, interactúan o compiten por el
espacio y recursos disponibles (Zapata et al., 2011).
Los conflictos con la vida silvestre se dan principalmente debido a la depredación de
animales domésticos, daño a los cultivos, transmisión de enfermedades tanto a los
animales silvestres como al humano (Treves y Karanth, 2003) y a la percepción negativa
que se tiene de ellos (Galarza y Aguirre, 2007).
En Bolivia se han desarrollado algunos trabajos sobre conflictos con la fauna silvestre, en
su mayoría dentro de áreas protegidas (Apolobamba, Sajama y Cotapata) y muy pocos
fuera de éstas. Existen diagnósticos de la problemática con algunas especies y en
menor proporción trabajos relacionados a la mitigación de conflictos. Mucha
información de esta problemática se la conoce indirectamente por artículos sobre otros
temas (p. e. distribución de murciélagos en algunas zonas de Cochabamba) y por notas
de prensa publicadas sobre muertes de animales de granja; persecución de
depredadores (p.e. de felinos - Leopardus geoffroyi - en el municipio de Sacaba el 2014,
Tarata el 2012); matanzas de animales silvestres (p. e. grandes cantidades de aves en
cultivos en Capinota el 2013); o por brotes de enfermedades como la rabia silvestre (p.e
en Arani 2012, Mizque 2014). La ciudad de Cochabamba, al estar al pie de un área
natural que mantiene vida silvestre, no se encuentra exenta de estos problemas, por lo
que a continuación se muestra un resumen (Fig. CV9.1) de los conflictos potenciales y
organismos implicados en los mismos dentro del Valle Central de Cochabamba.
173
PISO MONTANO
Gato Andino
(Oreailurus
jacobita)
Puma
(Puma
concolor)
Gato
Montés
(Oncifelis
geoffroyi)
DEPREDACIÓN
DAÑO
A
CULTIVOS
Zorro
andino
(Lycalopex
culpaeus)
TRANSMICIÓN
DE
ENFERMEDADES
Vampiro
común
(Desmodus
rotundus)
Zorrino
(Conepatus
chinga rex)
Loros
(Aratinga
mitrata)
Rata andina
(Andinomys
edax)
PERCEPCIÓN
NEGATIVA
Diferentes
especies de
murciélagos
Figura CV9.1. Conflictos potenciales entre humanos y fauna silvestre en el Valle Central de
Cochabamba. Los círculos grises representan el conflicto y se relacionan con diferentes especies de la
región periurbana (círculos blancos).
Como se puede ver en la Figura CV)9.1, en el Valle pueden presentarse los cuatro tipos
de conflictos. En cuanto a “Depredación” se tiene información de
algunos
representantes de la familia Felidae (Puma y varios gatos silvestres) y Canidae (zorros)
que pueden afectar aganado ovino, caprino, vacuno, equino, porcino y aviar. El “Daño
a cultivos” tiene mayor diversidad en cuanto a familias encontrándose el zorrino de la
familia Mustelidae (Conepatus chinga rex), ratones y ratas de la familia Muridae, y
varias aves que incluyen a los loros de la familia Psittacidae; se tienen registros de daño
al maíz, frutales, papa y otros tubérculos. En relación a conflictos por “Transmisión de
enfermedades" se tiene principalmente al Vampiro Común (Desmodus rotundus) y se
cuenta con registros de daño a vacunos, caballares y caprinos. En cuanto a
“Percepción negativa” se tienen afectadas todas las especies de murciélagos
presentes en la zona. Es probable que los datos de especies implicadas en estas
problemáticas estén sub-representados ya que la información documentada en torno
a este tema es escasa (p.e. se sabe de conflictos con serpientes y aves rapaces pero no
hay nada escrito al respecto). Estos conflictos pueden ocasionar la desaparición de
muchas especies silvestres y los granjeros son los principales causantes de las mismas. Sin
embargo, existen trabajos que han mostrado que la pérdida de animales de granja por
enfermedades (desnutrición, piojos, sarna, diarrea, queratitis y otros) es mayor en
relación al efecto que pueda haber por la depredación (Morales, 2003; Pacheco et al.,
2008).
174
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Pis
Índice general del capítulo
• Ecosistemas altimontanos del Tunari
o Geobotánica (Gonzalo Navarro)
o Humedales del piso altimontano (Mabel Maldonado)
• Fauna del piso altimontano (Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre)
• Conservación del piso altimontano (Gonzalo Navarro)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
o
Contribuciones
o CVI.1. Plantas silvestres útiles del piso altimontano de
Cochabamba, Bolivia.
o CVI.2. Diversidad florística en los bosques remanentes
de Polylepis subtusalbida en el Parque Nacional Tunari.
o CVI.3. Arboles introducidos y nativos conviviendo en el
Parque Nacional Tunari – ¿Tienen problemas?
o CVI.4. Reforestación de bosques de Polylepis
subtusalbida (Kewiña) en el Parque Nacional Tunari,
Cochabamba-Bolivia.
o CVI.5. Distribución y preferencia de hábitat de
Compsospiza garleppi (Monterita Cochabambina) una
especie endémica en peligro de extinción.
PISO ALTIMONTANO
Ecosistemas altimontanos de la Cordillera del Tunari
Geobotánica
Gonzalo Navarro
Ubicación y características geo-ecológicas del Piso Altimontano
Dentro del área de trabajo, el piso ecológico altimontano está distribuido
fundamentalmente en las laderas montañosas meridionales medias de la Cordillera del
Tunari, con una pequeña zona adicional en las laderas montañosas altas del Cerro
Fhiruru, en el extremo sureste de la región abarcada por el libro. En estas zonas, se
extiende en la franja altitudinal comprendida entre 3 200 - 3 300 m y 3 900 - 4 000 m, con
variaciones locales en el rango de alturas ocupado, debidas a variaciones menores,
térmicas y de humedad, a lo largo del Valle Central.
Este piso presenta un bioclima pluviestacional, con ombrotipos subhúmedo en la zona
altitudinal inferior (aproximadamente hasta 3 700 m) y húmedo en la franja altitudinal
superior (por encima de 3 700 m). Las precipitaciones son marcadamente estacionales
pero menos que en el piso montano, cayendo el 45% al 60% de las precipitaciones
concentradas desde diciembre a febrero. Asimismo, la época seca del año (con P<2T)
es de menor duración y cuantía que en el piso montano, con tres a cuatro meses secos
distribuidos en promedio entre mayo y agosto.
Tabla VI.1. Características climáticas fundamentales del Piso Altimontano.
Clasificación
bioclimática
Bioclima pluviestacional
Ombrotipo subhúmedo (en la faja altitudinal entre 3 200 y 3 700 m)
Ombrotipo húmedo (en la faja altitudinal entre 3 700 y 4 000 m)
Heladas
Posibles en los 3 – 4 meses más fríos del año
(aproximadamente mayo a agosto)
En general, poco intensas (-3ºC a -6ºC)
Sequía
3-4 meses secos (con P<2T) coincidentes con la
época más fría del año (mayo a agosto)
Limitantes
ecológicas
climáticas
Estacionalidad
de las lluvias
Estacionalidad importante: entre el 45 y el 60% de
las precipitaciones anuales se concentran desde
diciembre a febrero, coincidentes con la época
más cálida del año
En el piso altimontano, predominan sustratos geológicos constituidos por rocas de la era
primaria o paleozoica y del período ordovícico (formaciones Capinota, Anzaldo y San
Benito). Tan solo en la cuenca alta y nacientes del Río Misicuni-Tintiri (GEOBOL, 1994),
afloran extensiones rocosas del período silúrico (formaciones Catavi y Cancañiri). En
178
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
conjunto, estas rocas son fundamentalmente lutitas (argilitas y limolitas), areniscas,
cuarcitas y diamictitas, que contienen cantidades muy bajas a moderadas de
nutrientes minerales de reserva, razón por la cual los suelos de las laderas montañosas
medias son bastante pobres en contenidos de iones minerales como calcio, magnesio,
potasio y sodio. Además, debido a las fuertes pendientes, estos iones minerales son
lavados o lixiviados en época de lluvia, siendo arrastrados hacia el fondo del valle.
De forma similar a lo descrito para el piso montano, en el altimontano las fuertes
pendientes y la alternancia de estratos rocosos más duros (areniscas, cuarcitas,
brechas) con niveles más blandos (lutitas, esquistos), implica una gran vulnerabilidad de
las laderas montañosas respecto a deslizamientos en masa y a caída gravitatoria de
fragmentos rocosos.
La acumulación de fragmentos rocosos formando gleras o “salles” es particularmente
frecuente en este piso ecológico y los mismos se originan por activos procesos de
contraste térmico que al actuar sobre los estratos rocosos terminan por fragmentarlos.
Sin embargo, muchos de estos procesos son heredados, habiendo sido activos
fundamentalmente en el pasado, razón por la cual parte de estos “salles” se hallan en
la actualidad total o parcialmente estabilizados por el crecimiento de la vegetación.
Tabla VI.2. Características geoecológicas fundamentales del Piso Altimontano.
Rocas
predominantes
Alternancias de lutitas (argilitas y limolitas), con
areniscas y cuarcitas
Alta vulnerabilidad para
movimientos en masa de
laderas: deslizamientos
Erosión/deposición
Laderas
Frecuencia de depósitos
de caída gravitatoria de
piedras (gleras o “salles”)
Disección importante de
montañosas
del piso
altimontano
laderas montañosas por
torrenteras profundas
Limitantes y
condicionantes
litológicas y
geoecológicas
Evolución de los
suelos
Desarrollo y evolución
media de los suelos, con
elevada pedregosidad,
pero mayor desarrollo en
zonas de pendientes
medias o menores
Reserva de nutrientes
minerales en rocas
y suelos
Muy baja a moderada en
rocas
Suelos pobres en nutrientes
minerales, neutros o ácidos
179
PISO ALTIMONTANO
Vegetación del Piso Altimontano
En la Tabla VI.3. Se resumen las diferentes unidades de vegetación del piso altimontano,
ordenadas por las unidades geomorfológicas donde se desarrollan y por su dinámica
sucesional:
Tabla VI.3. Series de vegetación del piso altimontano en cada unidad geomorfológica y sus
etapas de sustitución respectivas.
UNIDAD GEO
MORFOLÓGICA
VEGETACIÓN
(vegetación potencial)
ETAPA DE
DEGRADACIÓN
DE ARBUSTAL
ETAPAS DE
DEGRADACIÓN DE
PAJONAL - MATORRALES
Y PRADOS PASTIZALES
- Pajonales con arbustos:
comunidad de Poa
asperiflora - Baccharis
papillosa
1. Laderas
Serie climatófila de la
Arbustales de
montañosas
Khewiña:
Berberis
medias de la
Berberis commutata-
commutata y
Cordillera
Polylepis subtusalbida
Schinus
microphyllus
- Matorral-herbazal de
barbechos sucesionales:
comunidad de Senna
aymara-Baccharis
dracunculifolia
- Herbazales pioneros de
barbechos iniciales:
comunidad de Chama
(Senecio clivicola)
- Pastizal de trébol
(Trifolium amabile) y
Llanti-Llanti (Plantago
orbignyana)
2. Afloramientos
rocosos
2 a. Comunidad
edafoxerófila de
Puya glabrescensTrichocereus tunariensis
2 b. Comunidad
edafoxerófila de
Lobivia maximilianaPuya herzogii
Sin etapas de
degradación
Sin etapas de
degradación
3. Depósitos de
fragmentos rocosos
(gleras o “salles”)
Comunidades
edafoxerófilas de
Chama (Senecio
clivicola)
Sin etapas de
degradación
Sin etapas de
degradación
4. Quebradas
Serie edafohigrófila
del Aliso:
Vallea stipularis-Alnus
acuminata
Arbustales de
Baccharis latifolia
y Morella
pubescens
Pajonal de Cortadera:
comunidad de
Equisetum bogotenseCortaderia rudiuscula
5. Piedemontes y
vegas húmedos
Juncal higrofítico de
Juncus cf.
microcephalus-Juncus
cf. effusus
Sin etapas de
degradación
Sin etapas de
degradación
6. Cuerpos
de agua
Vegetación acuática
de arroyos: Calceolaria
aquatica-Mimulus
glabratus
Sin etapas de
degradación
Sin etapas de
degradación
180
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Seguidamente, se describen y caracterizan las diferentes unidades de vegetación
conocidas para el piso ecológico altimontano del Valle Central de Cochabamba,
basándonos en datos propios de campo no publicados y en las siguientes fuentes:
Hensen (1995), Pestalozzi (1998), Ritter (2000), Navarro y Maldonado (2002), De la Barra
(2003), Navarro et al. (2005), Molina et al. (2007), Navarro (2011), Zárate y Altamirano
(2013).
1. Vegetación de laderas montañosas medias de la Cordillera: Serie climatófila de la
Khewiña de Cochabamba: Berberis commutata-Polylepis subtusalbida
La vegetación potencial natural de esta serie es un bosque dominado y caracterizado
en el estrato arbóreo por la Khewiña endémica de Cochabamba (Polylepis
subtusalbida Figs. 6.1. y 6.2.), con dosel de 4 – 8 m siempre verde estacional, semidenso
en zonas mejor conservadas y abierto o muy abierto en áreas degradadas (Figs. 6.3.,
6.4., 6.5, 6.6. y 6.7.). Se desarrolla desde 3 200 – 3 300 m a 3 900 – 4 000 m de altitud,
constituyendo la vegetación natural climácica potencial del piso ecológico
altimontano con bioclima pluviestacional subhúmedo a húmedo.
Otros arbolitos asociados a menudo a la Khewiña en el Tunari, sobre todo en laderas
más sombrías expuestas al sur o en quebradas montañosas con suelos más húmedos,
son: Citharexylum dentatum, Kalillo o Manzanilla (Vallea stipularis), Cebillo o Laurel cera
(Morella pubescens), Llave (Escallonia schreiteri), Chachacoma (Escallonia myrtilloides)
En el estrato arbustivo, son característicos y frecuentes: Huislulu (Schinus microphyllus Fig.
6.9.), Yana-Yana (Berberis commutata Fig. 6.8.), Nina-Nina (Berberis rariflora), Yuraq
vallera (Gynoxis psilophylla) y Wayna th'ula (Monnina salicifolia).
En el estrato herbáceo, las especies características del bosque son principalmente:
Bomarea crocea, Bomarea dulcis, Fuchsia apetala, Fuchsia boliviana,
Pilea
serpyllacea, Thalictrum decipiens, varias especies nemorales o seminemorales de
Festuca (Festuca boliviana, Festuca cochabambana, Festuca fiebrigii) y los helechos:
Adiantum orbignyanum, Asplenium monanthes y Polystichum montevidense.
Los bosques de Khewiña tienen varias especies de lianas leñosas perennes, siendo
generalmente comunes las siguientes: Lokosti (Passiflora pinnatistipula), Barba de Chivo
(Clematis alborosea) y Botellerito (Salpichroa glandulosa). Es característica y diferencial
exclusiva de estos bosques la planta parásita Pega-Pega (Tristerix penduliflorus).
En los bosques más degradados, ralos o aclarados, ingresan de forma abundante
diversas especies de matorrales o arbustos heliófilos, propios solo del margen de los
bosques mejor conservados, siendo frecuentes: Alonsoa acutifolia, Clinopodium
bolivianum, Calceolaria engleriana, Agalinis bangii y Agalinis brevifolia.
Además, en los bosques aclarados son abundantes numerosas especies
acompañantes o accidentales, propias de las etapas de degradación de matorral y
pajonal, o de ecología amplia, siendo comunes: Ageratina glechonophylla
(=Eupatorium azangaroense), Baccharis dracunculifolia, Baccharis nitida, Baccharis
papillosa, Baccharis tola, Briza mandoniana, Minthostachys andina, Chromolaena
tunariensis, Clinopodium gilliesii, Deyeuxia tarmensis, Festuca dolichophylla, Hieracium
villosum, Lepechinia bella, Luzula racemosa, Mutisia ledifolia, Nothoscordum andicola,
Orthrosanthus tunariensis, Piptochaetium panicoides, Poa asperiflora, Stipa ichu, etc.
181
PISO ALTIMONTANO
El bosque de Khewiña crece sobre suelos moderadamente ácidos, bastante
pedregosos, pobres en nutrientes minerales y bastante desarrollados o profundos en los
aspectos boscosos algo mejor conservados. El humus es muy característico debido al
tipo de hojas del Polylepis, que son pequeñas, bastante gruesas y duras (esclerófilas),
descomponiéndose de forma bastante lenta. Ello determina una clara diferenciación
de horizontes húmicos (Fig. 6.10.):
•
Horizonte OL: en la zona superior superficial, formado por las hojas y ramitas secas
muertas, de 1cm o algo menos de espesor.
•
Horizonte OF: por debajo del anterior, con aproximadamente 2 – 3 cm de espesor,
constituido por restos fragmentados de hojas y ramitas, descoloridos u oscurecidos
y parcialmente fermentados. Por zonas, este horizonte forma “tortas” delgadas
trabadas por abundantes micelios de hongos.
•
Horizonte OH: debajo del OF y formado por pequeños fragmentos y partículas
orgánicas oscuras, donde es difícil o imposible diferenciar el material vegetal
original. Tiene un espesor aproximado de 2 – 4 cm, variando según la
microtopografía del lugar, más espeso en partes planas o con poca pendiente.
•
Horizonte A: mezcla o intercalación de las partículas orgánicas con material
mineral, situada debajo del OH. Puede ser bastante profundo (> 10 cm), siendo
generalmente un horizonte de tipo úmbrico según la clasificación de FAO (2007).
Con estas características, el humus del bosque de Khewiña puede clasificarse, - según
la actual clasificación europea (Zanella et al., 2011), - como un moder, a veces con
aspectos de transición a mor. Por su parte, los suelos se clasifican como umbrisoles
dístricos, asociados a regosoles úmbricos en laderas erosionadas de fuerte pendiente y
a cambisoles húmicos (Fig. 3.28.) en rellanos o repisas de ladera con poca pendiente y
con mayor edafogénesis.
Actualmente, los bosques potenciales naturales de Khewiña que antaño
cubrieron todos los suelos bien drenados del piso altimontano, han sido
profundamente afectados por las actividades humanas a lo largo de los
siglos, quedando únicamente remanentes de diversa extensión y en
diferentes estados de conservación.
Los escasos restos menos degradados se refugian preferentemente en
laderas abruptas de fuertes pendientes, ubicadas en quebradas
montañosas de acceso dificultoso, donde se hallan además más
protegidas de los incendios y de la explotación para extracción de leña.
En estas zonas, el dosel forestal es semi-denso a denso, con altura
promedio superior a 4 m.
Las etapas seriales de degradación del bosque dominan ampliamente el paisaje en la
actualidad y se organizan dinámicamente a partir del bosque potencial según el
siguiente modelo gráfico conceptual
182
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Bosque
potencial
de Khewiña de
Cochabamba
Degradación progresiva
moderada: pastoreo,
extracción
de leña, quemas, cultivos
moderadas, menos erosión
Degradación intensa
mantenida:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión,
cultivos
Fuerte degradación
rápida:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión,
cultivos
Khewiñar bajo muy
abierto tipo “parque”
Matorral-herbazal de
barbechos
sucesionales:
comunidad de Senna
aymara-Baccharis
dracunculifolia
Degradación intensa
mantenida:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión,
cultivos
Degradación intensa
mantenida:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión,
cultivos
Arbustales de YanaYana (Berberis
commutata) y
Huislulu (Schinus
microphyllus)
Herbazales pioneros de
barbechos iniciales:
comunidad
de Senecio clivicola
Pastizal de Trébol
(Trifolium amabile) y
Llanti-Llanti (Plantago
orbignyana)
Khewiñar bajo abierto
y con dosel agregado
irregularmente
Degradación intensa
mantenida:
quema, tala, pastoreo
de cabras, erosión,
cultivos
Pastoreo intenso del
ganado en laderas
húmedas de poca
pendiente
Pajonales con
arbustos:
comunidad de Poa
asperifloraBaccharis papillosa
183
PISO ALTIMONTANO
Seguidamente, se describen y caracterizan sumariamente las etapas de degradación:
Con el progresivo aumento de la degradación, se originan primeramente estructuras
abiertas de dos tipos fundamentales:
Khewiñar bajo abierto y agregado irregularmente: dosel abierto a muy abierto, inferior a
4 m de altura, con parches de arbolitos o arbustos de khewiña agregados formando
manchas discontinuas, en una matriz de pajonal-matorral y/o cultivos (Figs. 6.3., 6.4. y
6.7.).
Khewiñar bajo muy abierto tipo “parque”: con arbolitos o arbustos de khewiña
dispuestos mayormente como individuos dispersos de altura inferior a 4 m, en matriz de
pajonal-matorral y/o cultivos, originando estructuras de sabana arbustivo-arbolada
(Figs. 6.5. y 6.6.).
Las comunidades seriales que se intercalan en mosaico con las anteriores estructuras
abiertas, son:
Arbustales de Yana-Yana (Berberis commutata) y Huislulu (Schinus microphyllus)
Constituyen estructuras arbustivas con posible presencia dispersa de arbolitos de
khewiña, dominadas por especies típicas de los márgenes y de los claros del bosque,
fundamentalmente: Huislulu (Schinus microphyllus), Yana-Yana (Berberis commutata),
Nina-Nina (Berberis rariflora), Yuraq vallera (Gynoxis psilophylla) y Wayna th'ula (Monnina
salicifolia). En estos arbustales los suelos todavía mantienen en buena medida sus
características y presentan niveles menores de degradación.
Pajonales altimontanos con arbustos: comunidad de Poa asperiflora-Baccharis papillosa
Comunidad de pajonal con presencia variable de matorrales o arbustos pequeños
dispersos, que ocupa grandes extensiones en las cuales la vegetación potencial original
era el khewiñar (Fig. 6.3.).
Constituye la etapa de degradación sucesional más extendida actualmente en el piso
ecológico altimontano de la Cordillera del Tunari.
La composición florística característica es bastante rica y diversa. Predominan varias
gramíneas formadoras de macollos medianos o grandes, principalmente: Poa
asperiflora, Festuca dolichophylla, Deyeuxia filifolia y Deyeuxia tarmensis; con algunas
gramíneas cespitosas menores, como: Deyeuxia vicunarum, Stipa obtusa, Stipa
mucronata, Stipa inconspicua, Stipa holwayi y Piptochaetium panicoides.
Los principales matorrales y arbustos pequeños asociados, son: Orkho-thola (Baccharis
papillosa Fig. 6.11.), Baccharis tola, Berberis commutata, Berberis rariflora, Clinopodium
bolivianum, Calceolaria engleriana, Tetraglochin cristatum (Fig. 6.11.), Ageratina
glechonophylla (=Eupatorium azangaroense) y Chromolaena tunariensis. Además, son
frecuentes numerosas hierbas pequeñas de diferentes familias botánicas, la mayoría
con morfología de rosetas o bien cundidoras, siendo importantes: Astragalus peruvianus,
Astragalus uniflorus, Bidens andicola,
Cyperus andinus, Geranium sessiliflorum,
Gnaphalium badium, Gomphrena meyeniana, Hypochoeris meyeniana, Hypseocharis
pimpinellifolia, Lachemilla pinnata, Liabum ovatum, Oreomyrrhis andicola, Paronychia
andina, Trifolium amabile, etc.
184
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Debido a la abundancia de gramíneas con sistema radicular denso, la descomposición,
mineralización e incorporación de la materia orgánica en los horizontes superiores del
suelo es bastante favorable, originando humus con las siguientes características:
•
Un horizonte OLn (hojarasca muerta reciente) continuo.
•
Por debajo un horizonte delgado OLv (hojarasca muerta antigua) continuo
•
Subyaciendo, un horizonte OF de fermentación delgado y discontinuo.
•
Un horizonte de humus Az, zoogénico, con lombrices y larvas de insectos.
De acuerdo a Zanella et al. (2011), estas características corresponderían a un humus de
tipo oligomull.
Los suelos son fundamentalmente umbrisoles húmicos dístricos, con saturación de bases
intercambiables (Ca, Mg, K, Na) en el complejo de cambio inferior al 50%.
Pastizal de Trébol (Trifolium amabile) y Llanti-Llanti (Plantago orbignyana)
Praderas originadas o favorecidas por el pastoreo intenso, hollado o pisoteo y aporte de
materia orgánica por el ganado (ovino, camélido y bovino). Se desarrollan a partir de
los pajonales altimontanos anteriores, en situaciones pastoreadas con suelos más
húmedos y de mejor balance hídrico, preferentemente en zonas de laderas montañosas
con bajas pendientes, en contacto topográfico o transición hacia los juncales
higrofíticos de las vegas altimontanas.
Florísticamente se caracterizan por una combinación de especies palatables exigentes
en fósforo y nitrógeno, favorecidas por el ganado, principalmente las siguientes:
Plantago lanceolata, Plantago orbignyana, Trifolium amabile, Hypochoeris
taraxacoides, Lachemilla pinnata, Taraxacum officinale, Cerastium glomeratum,
Ranunculus praemorsus, Poa annua, Oreomyrrhis andicola. En las situaciones ecológicas
de contacto con los juncales higrofíticos, pueden presentarse también en la comunidad
especies más exigentes en humedad, como: Castilleja pumila, Deyeuxia rigescens,
Eleocharis albibracteata.
Matorral-herbazal de barbechos sucesionales: comunidad de Takarkaya o Moto-moto
(Senna aymara) y Orkho-thola (Baccharis dracunculifolia)
Matorrales con herbáceas de cobertura abierta o semi-abierta, que se desarrollan en
cultivos que se hallan abandonados o en descanso por varios años, o en laderas
erosionadas próximas a zonas antrópicas.
La composición florística característica consta de especies de matorrales leñosos o
semi-leñosos de crecimiento rápido, junto con herbáceas anuales y perennes de
diversos tamaños, muchas de ellas con óptimo en suelos alterados o eutrofizados.
Plantas características de esta comunidad vegetal son:
Baccharis dracunculifolia, Baccharis perulata, Calandrinia acaulis, Cardionema
ramosissima, Cestrum parquii, Dunalia australis, Lepidium meyenii, Salvia bridgesii, Senna
aymara, Tetraglochin cristatum, Viguiera procumbens (=Rhysolepis helianthoides) y
Wahlenbergia peruviana.
185
PISO ALTIMONTANO
Herbazales pioneros de
badium-Senecio clivicola
barbechos
iniciales:
comunidad
de
Gnaphalium
Herbazal anual, dominado por Chama (Senecio clivicola), que coloniza barbechos
recientes en descanso, así como también zonas desnudas por erosión o incendios,
como taludes de caminos y escombreras. Junto al Senecio clivicola, se presentan
diversas especies anuales, generalmente dispersas y con abundancia escasa a media,
con varias malezas de cultivos, siendo frecuentes en estas situaciones las siguientes:
Astragalus garbancillo, Astragalus micranthellus, Brassica rapa, Capsella bursa-pastoris,
Chondrosomum simplex, Conyza artemisiaefolia, Coronopus didymus, Erodium
cicutarium, Gnaphalium badium, Herniaria cinerea, Heterosperma tenuisecta, Lepidium
bipinnatifidum, Mancoa hispida, Oenothera nana, Schkuhria multiflora, Senecio vulgaris,
Solanum acaule.
Por evolución sucesional de esta comunidad, con el paso del tiempo, se va
desarrollando el matorral-herbazal de barbechos de la comunidad de Takarkaya o
Moto-moto (Senna aymara) y Orkho-thola (Baccharis dracunculifolia).
2. Vegetación de afloramientos rocosos altimontanos:
La vegetación saxícola que coloniza y se desarrolla en los afloramientos rocosos del piso
ecológico altimontano, está claramente diferenciada en dos comunidades distintas,
que crecen respectivamente en las fajas altitudinales inferior y superior de este piso:
2 a. Vegetación de afloramientos rocosos del piso altimontano inferior: Comunidad
edafoxerófila de Puya glabrescens-Trichocereus tunariensis
Comunidad vegetal distribuida en el piso altimontano inferior, desde aproximadamente
3 300 m a 3 700 m de altitud. Caracterizada por la cactácea endémica Trichocereus
tunariensis (Fig. 6.7., 6.12. y 6.19.), de porte arbustivo o arborescente. Asociada de forma
característica a la bromeliácea Puya glabrescens (Fig. 5. 30.) y a las hierbas crasuláceas
Echeveria peruviana y localmente también la endémica Echeveria bakeri.
Son también muy características de la vegetación de roquedos altimontanos varios
pequeños helechos xeromórficos, principalmente en el Tunari los siguientes:
Argyrochosma nivea, Cheilanthes marginata, Cheilanthes pilosa, Cheilanthes pruinata
(Fig. 6.26.), Myriopteris myriophylla y Notholaena squamosa.
Otras especies asociadas son plantas acompañantes, procedentes de las comunidades
vegetales adyacentes y que se instalan en partes del roquedo sombreadas y con mayor
acumulación de suelo o materia orgánica, siendo algo frecuentes entre elllas: Begonia
veitchii, Peperomia galioides, Peperomia peruviana y Pilea microphylla. En grietas de la
roca con tierra y muy soleadas pueden presentarse cactáceas acompañantes
accidentales u ocasionales, como Austrocylindropuntia teres y Cleistocactus buchtienii.
Sobre las superficies rocosas son bastante frecuentes pequeñas bromeliáceas que se
comportan como epilíticas, principalmente: Tillandsia recurvata y Tillandsia usneoides.
2 b. Vegetación de afloramientos rocosos del piso altimontano superior: Comunidad
edafoxerófila de Lobivia maximiliana-Puya herzogii
Reemplaza a la anterior comunidad en el piso altimontano superior, distribuyéndose
aproximadamente entre 3 700 m y 4 000 m de altitud, es decir, que ingresa también a la
franaja altitudinal inferior del piso altoandino. Vegetación saxícola dominada casi
totalmente y caracterizada por la bromeliácea arbustiva Puya herzogii (Figs. 6.13. y
186
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
6.14.), que forma densas colonias casi monoespecíficas en los afloramientos rocosos,
asociada a las cactáceas globulares coloniales Lobivia maximiliana (Fig. 6.25.) y
Sulcorebutia steinbachii, además de a varios pequeños helechos como Cheilanthes
pruinata (Fig. 6.26.)y Woodsia montevidensis, que crecen en las grietas de los roquedos.
3. Vegetación de depósitos de fragmentos rocosos (gleras o “salles”) Comunidades
edafoxerófilas de Chama (Senecio clivicola)
Herbazal pobre en especies, dominado casi totalmente por Chama (Senecio clivicola),
que coloniza laderas montañosas abruptas del piso altimontano, cubiertas de derrubios
pedregosos originados por la caída de fragmentos rocosos procedentes de farallones o
escarpes. Asimismo, esta comunidad puede colonizar taludes artificiales de caminos o
carreteras y escombreras diversas.
4. Vegetación de quebradas altimontanas: Serie edafohigrófila del
acuminata Fig. 6.15.)
Aliso (Alnus
El bosque potencial original de esta serie de vegetación presenta un dosel arbóreo
deciduo de 10 – 15 m. Está dominado y caracterizado por el Aliso (Alnus acuminata Fig.
6.15.), asociado en el sub-dosel a otros arbolitos característicos, generalmente dispersos
o menos abundantes, principalmente: Cebillo o Laurel cera (Morella pubescens Fig.
6.16.), Fernandillo (Solanum aligerum) y Kalillo o Manzanilla (Vallea stipularis).
El estrato arbustivo del sotobosque es discontinuo o disperso y está compuesto
mayormente por especies compartidas con los bosques adyacentes de Polylepis,
siendo algo frecuentes, entre otros: Baccharis latifolia, Berberis commutata,
Clinopodium bolivianum, Citharexylum dentatum, Escallonia resinosa, Gynoxis
psilophylla, Salvia bridgesii y Schinus microphyllus.
El estrato herbáceo de la aliseda es muy característico, constando de un nivel superior
de grandes hierbas como Brachypodium mexicanum, Clematis campestris, Gunnera
apiculata y Siphocampylus tupaeformis. Y un nivel inferior donde son frecuentes y
característicos: Begonia baumannii, Thalictrum decipiens y Ullucus tuberosus subsp.
aborigineus. Además, son abundantes diversos helechos, principalmente: Adiantum
orbignyanum, Adiantum thalictroides, Asplenium monanthes, Cheilanthes marginata,
Cystopteris fragilis, Polystichum montevidense y Thelypteris canadasii.
Estos bosques se desarrollan siguiendo los valles de las quebradas montañosas del piso
ecológico altimontano y del nivel montano superior, en las riberas de arroyos y
torrenteras, así como también en las angostas llanuras de inundación que flanquean
algunos de estos cauces. Sobre suelos pedregosos aluviales (fluvisoles), siempre
húmedos, que estacionalmente pueden llegar a anegarse someramente por el agua
de las crecidas.
Como los demás bosques potenciales del Valle Central de Cochabamba,
los bosques de Aliso han sido casi eliminados del área, en este caso
debido sobre todo a su extracción como madera útil. Quedando
reducidos actualmente a algunos
remanentes degradados,
generalmente de extensión reducida, o incluso a árboles aislados y
dispersos de Aliso.
187
PISO ALTIMONTANO
En la zona potencial cubierta por las alisedas, las etapas sucesionales que se observan
son las siguientes:
Arbustales de Baccharis latifolia y Morella pubescens
Comunidades de arbustos con gran abundancia de Baccharis latifolia y generalmente
también de Cebillo o Laurel cera (Morella pubescens Fig. 6.16.), junto con las herbáceas
de gran tamaño Gunnera apiculata y Siphocampylus tupaeformis, que reemplazan a
las alisedas cuando éstas son eliminadas por tala y extracción de madera. En muchas
quebradas degradadas por la explotación del Aliso, únicamente subsisten estos
arbustales como vegetación ribereña.
Pajonal de Cortadera: comunidad de Equisetum bogotense-Cortaderia rudiuscula
Comunidad de pajonal dominada y caracterizada por la Cortadera de gran tamaño
Cortaderia rudiuscula , Figs. 6.17. y 6.18.) asociada frecuentemente al helecho Cola de
Caballo (Equisetum bogotense) y ocasionalmente también a las hierbas perennes
Epilobium denticulatum y Juncus ebracteatus. Otras especies que aparecen en estos
pajonales son especies sucesionales accidentales con frecuencia menor, procedentes
de las comunidades vegetales adyacentes a las quebradas, como: Baccharis latifolia,
Baccharis dracunculifolia, Senecio clivicola, Gamochaeta americana y Nicotiana
glauca.
Los cortaderales de Cortaderia rudiuscula constituyen la vegetación ribereña sucesional
de los márgenes de torrenteras pedregosas del piso ecológico altimontano, formando
fajas lineales discontinuas, en mosaico con los remanentes de bosques riparios de Aliso.
5. Vegetación de piedemontes y vegas húmedas del piso altimontano
Vegetación herbácea propia de los humedales o vegas húmedas anegables del piso
ecológico altimontano.
En el Tunari se ha encontrado un solo tipo de vegetación altimontana de humedal:
Juncal higrofítico de Juncus cf. microcephalus-Juncus cf. effusus
Pradera juncal que crece en suelos húmedos o saturados la mayor parte del año,
pudiendo incluso anegarse temporalmente y situándose por lo general en las
proximidades de arroyos, vertientes o manantiales del piso altimontano. Está dominada
y caracterizada por especies herbáceas perennes, rizomatosas o cespitosas, de las
familias juncáceas y ciperáceas, fundamentalmente las siguientes diferenciales
características: Carex macrorhiza, Eleocharis albibracteata, Juncus balticus, Juncus
ebracteatus, Juncus effusus y Juncus microcephalus.
Junto a ellas, aparecen más dispersas varias plantas de humedales o bofedales, como:
Castilleja pumila, Deyeuxia rigescens, Hypochoeris taraxacoides, Lobelia oligophylla y
Werneria pygmaea.
6. Vegetación acuática altimontana
Comunidades acuáticas del piso ecológico altimontano, desarrolladas principalmente
en los arroyos. La Laguna Larati es el único lago altimontano conocido en el área
cubierta por el libro.
188
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Vegetación acuática de arroyos:
Comunidad de plantas herbáceas acuáticas, enraizadas en los márgenes y cauces
someros de arroyos del piso altimontano, ocupando preferentemente tramos de
corriente escasa a moderada. Las especies características y también dominantes de la
comunidad, son (Navarro y Maldonado, 2002; Navarro, 2011): Eleocharis albibracteata,
Epilobium denticulatum, Juncus ebracteatus, Mimulus glabratus (Fig. 6.20.) y Calceolaria
aquatica.
Vegetación acuática de la Laguna Larati
Según Ritter (2000) y De la Barra (2003), la vegetación de esta laguna se halla constituida
fundamentalmente por:
•
Comunidades palustres de Totora: Schoenoplectus lacustris subsp. tatora
•
Comunidades de plantas acuáticas enraizadas en el fondo, sumergidas o solo
parcialmente flotantes en la época de floración. Compuestas por: Miriophyllum
quitense, Potamogeton illinoensis y Potamogeton pusillus
Como resumen de la vegetación del piso ecológico altimontano, se presenta el
siguiente perfil de zonación de las comunidades vegetales (Fig. 6.32.):
Figura 6.32. Modelo gráfico de zonación catenal de la vegetación del piso ecológico altimontano de
la Cordillera del Tunari:
1. Vegetación de afloramientos rocosos del piso altimontano inferior: Comunidad edafoxerófila de
Puya glabrescens-Trichocereus tunariensis.
2. Remanentes del bosque potencial de Khewiña: Serie de Berberis commutata-Polylepis subtusalbida.
3. Pajonales seriales altimontanos con arbustos: comunidad de Poa asperiflora-Baccharis papillosa
4. Pradera juncal higrofítica altimontana: Comunidad de Juncus cf. microcephalus-Juncus cf. effusus.
5. Vegetación acuática de arroyos altimontanos: Comunidad de Calceolaria aquatica-Mimulus
glabratus.
6. Remanentes del bosque potencial ribereño altimontano de Aliso (Alnus acuminata).
7. Pajonal ripario altimontano de Cortadera: Comunidad de Equisetum bogotense-Cortaderia
rudiuscula.
189
PISO ALTIMONTANO
Fig. 6.1. Detalle de hojas
subtusalbida. Foto: G. Navarro
de
Polylepis
Fig. 6.2. Detalle de hojas de Polylepis
subtusalbida. Se aprecia el envés de las hojas con
el tomento característico de la especie.
Foto: G. Navarro
Fig. 6.3. Remanentes boscosos de Polylepis
subtusalbida.
Aspecto
medianamente
degradado semiabierto con intercalación de
pajonales sucesionales. Zona de San Miguel.
Fig. 6.4. Remanentes boscosos de Polylepis
subtusalbida. Aspecto degradado arbustivo y
abierto, con matorrales y pajonales sucesionales.
Zona de Sayari. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 6.5. Remanentes boscosos de Polylepis
subtusalbida. Fragmentos muy degradados,
abiertos, refugiados en las quebradas de laderas
montañosas meridionales del Tunari.
Foto: G. Navarro
190
Fig. 6.6. Remanentes boscosos de Polylepis
subtusalbida. Fragmentos muy degradados por
incendios, sobrepastoreo, tala, cultivos de ladera
y construcción de caminos sin medidas de
prevención. Laderas montañosas meridionales
del Tunari. Foto: G. Navarro
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Fig. 6.7. En primer término, Trichocereus tunariensis,
cactácea
endémica
de
las
cordilleras
de
Cochabamba. Al fondo, laderas con remanentes
boscosos medianamente bien conservados de
Polylepis subtusalbida. Foto: G. Navarro
Fig. 6.8. Detalle de hojas del arbusto espinoso
Berberis
commutata,
característico
del
sotobosque de los remanentes de Polylepis
subtusalbida. Foto: G. Navarro
Fig. 6.9. Detalle de hojas del arbusto Schinus
microphyllus, característico del sotobosque de los
remanentes de Polylepis subtusalbida.
Fig. 6.10. Perfil de los horizontes húmicos del suelo
en el bosque de Kewiña. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 6.11. Detalle de hojas de dos matorrales sucesionales
que reemplazan al bosque potencial de Polylepis
subtusalbida. A la izquierda, hojas de Baccharis papillosa,
especie común en los pajonales sucesionales; a la
derecha, hojas de Tetraglochin cristatum, pequeño
matorral que tiende a predominar en las zonas más
degradadas por sobrepastoreo y erosión. Foto: G. Navarro
Fig. 6.12. Detalle de botones florales
Trichocereus tunariensis. Foto: G. Navarro
de
191
PISO ALTIMONTANO
Fig. 6.13. Aspecto de Puya herzogii, bromeliácea
característica de los afloramientos rocosos del
piso altimontano superior. Foto: G. Navarro
Fig. 6.14. Detalle de la inflorescencia de Puya
herzogii. Foto: G. Navarro
Fig. 6.15. Detalle de hojas e inflorescencias de
Aliso (Alnus acuminata), árbol característico del
bosque ribereño de las quebradas del piso
ecológico altimontano. Foto: G. Navarro
Fig. 6.16. Detalle de hojas e inflorescencias del
Cebillo o Laurel cera (Morella pubescens),
arbusto o arbolito que se asocia al bosque de
Khewiña en las quebradas húmedas.
Foto: G. Navarro
Fig. 6.17. Pajonal ribereño altimontano dominado
por la Sewenkha (Cortaderia rudiuscula).
Foto: G. Navarro
192
Fig. 6.18. Detalle de macollo de Sewenkha
(Cortaderia rudiuscula). Foto: G. Navarro
Ecosistemas Altimontanos: Geobotánica
Fig. 6.19. Vegetación de afloramientos rocosos
del piso altimontano del Tunari, dominada por la
cactácea endémica Trichocereus tunariensis.
Fig. 6.20. Detalle de hojas de Mimulus glabratus,
pequeña planta acuática característica de los
arroyos del piso altimontano. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 6.21. Plantaciones forestales de pinos y
eucaliptos
en
las
laderas
montañosas
meridionales muy degradadas del Tunari.
Foto: G. Navarro
Fig. 6.23. Caminos abiertos recientemente en las
laderas meridionales del Tunari, sin adopción de
medidas preventivas adecuadas frente a la
erosión. Foto: G. Navarro
Fig. 6.22. Quemas de matorrales, pajonales y
remanentes boscosos en las laderas meridionales
del Tunari. Uno de los principales impactos y
amenazas crecientes para la biodiversidad y los
recursos naturales de la región. Foto: G. Navarro
Fig. 6.24. Intensificación de cultivos en laderas
montañosas de fuertes pendientes del piso
ecológico altimontano del Tunari. Al fondo,
remanentes boscosos degradados de Polylepis
subtusalbida refugiados en la quebrada.
Foto: G. Navarro
193
PISO ALTIMONTANO
Fig. 6.25. Detalle de Lobivia maximiliana subsp.
caespitosa, cactácea característica de los
afloramientos rocosos del piso altimontano y
altoandino. Foto: G. Navarro
Fig. 6.26. Detalle de Cheilanthes pruinata,
pequeño helecho muy resistente a la
desecación,
ampliamente
distribuido
en
afloramientos rocosos de los pisos ecológicos
montano, altimontano y altoandino del Valle
Central de Cochabamba.
Foto: G. Navarro
194
Ecosistemas Altimontanos: Humedales
Humedales del piso altimontano
Mabel Maldonado
Caracterización ecológica
En el piso ecológico altimontano del Valle Central de Cochabamba, los ecosistemas
acuáticos característicos son los ríos, que son tributarios del Río Rocha (mencionados
para el nivel montano). La mayoría de ellos nacen en el piso altoandino o subnival, y
descienden por las laderas montañosas hasta el piso montano en el Valle Central (Fig.
6.27.A). Además de los ríos, existe una sola laguna conocida como Larati (Fig. 6.27.B).
A
B
Figura 6.27. A) Río característico del piso altimontano en el Valle central de Cochabamba, B) Laguna
Larati. Imágenes: Google Earth.
195
PISO ALTIMONTANO
Los ríos altimontanos (Fig. 6.27.A) tienen las características propias de ríos montañosos,
con fuertes pendientes, un valle estrecho y en forma de V o U, casi rectilíneos y con
sustratos gruesos (formados principalmente por rocas, piedras y bloques) (Fig. 6.28.). Este
tipo de sustrato favorece el asentamiento de muchos organismos bentónicos, como
macroinvertebrados y algas sésiles (zoobentos y fitobentos).
Estos ríos en general son de pequeño a mediano tamaño, con largos tramos en que
alternan hábitats de rápidos y rabiones (donde el agua discurre con alta velocidad),
como muestran los datos del ancho del río y de la altura del agua (Tabla VI.4.). La
diferencia entre el ancho del cauce húmedo y lleno que se muestra en este cuadro,
indica la fuerte estacionalidad del caudal en estos ríos.
Roca
Bloque
Piedra
Cascajo
Grava
Arena
Figura 6.28. Composición del sustrato en tres ríos altimontanos del Valle central de Cochabamba. Fuente
de datos: Maldonado y Goitia (2003).
Tabla VI.4. Datos físicos y químicos para ríos del Valle Central de Cochabamba, nivel altimontano.
Fuente de datos: Maldonado y Goitia (2003); Goitia et al. (2009).
Ríos
Máximo
Mínimo
Ancho cauce
húmedo (m)
8,2
2,5
42,5
3,0
30,1
12,5
0,9
0,1
10,2
6,0
102,0
93,0
59,3
22,8
7,8
6,8
Ancho cauce
lleno (m)
Altura media del
agua (cm)
Velocidad del
agua (m s -1)
Temperatura (ºC)
Oxígeno disuelto (%)
cm-1)
pH
196
Ecosistemas Altimontanos: Humedales
A
B
Sodio
Potasio
Calcio
Bicarbonatos
Cloruros
Sulfatos
Magnesio
Figura 6.29. Composición en porcentaje de las sales minerales en el río Jankho Khala en el nivel
altimontano del Valle Central de Cochabamba: A) Cationes mayores, B) Aniones mayores. Fuente de
datos: Maldonado y Goitia (2003).
Las aguas de estos ríos son bien oxigenadas, no mineralizadas y de pH ligeramente
ácido a ligeramente alcalino (Tabla VI.4.). La composición de las sales minerales que se
encuentran indican que las aguas son bicarbonatadas cálcicas, aunque con
importantes proporciones de sulfatos y sodio (Fig. 6.29.).
Biodiversidad en los ecosistemas acuáticos altimontanos
En los ríos altimontanos del Valle Central de Cochabamba, la comunidad biológica más
conspicua es la del bentos, en la cual solo el zoobentos ha sido estudiado parcialmente,
el fitobentos es desconocido. Otros grupos como las plantas acuáticas están ausentes
debido a las altas velocidades de la corriente en particular, y no se han reportado peces
en los pocos ríos estudiados.
Macroinvertebrados bentónicos
La fauna bentónica de los ríos altimontanos se compone de cuatro grandes grupos
(phyllum): artrópodos, platelmintos (gusanos planos), nemátodos (gusanos redondos) y
anélidos (gusanos anillados). El grupo más diverso es de los artrópodos, debido a la
variedad de insectos presentes que incluyen dípteros (moscas y mosquitos), tricópteros
(insectos de caja), efemerópteros (moscas efímeras), coleópteros (escarabajos
acuáticos) y plecópteros (moscas de piedra). Entre los insectos, los dípteros presentan el
mayor número de familias. En conjunto, la diversidad a nivel de familias es relativamente
baja.
A nivel de la abundancia, como muestra la figura 6.30., los oligoquetos representan la
mitad del total de individuos, y otra fracción muy importante corresponde a los insectos
dípteros y efemerópteros.
197
PISO ALTIMONTANO
Ephemeroptera
Plecoptera
Planariidae
Hyalellidae
Hirudinea
Trichoptera
Diptera
Planorbidae
Oligochaeta
Physidae
Acari
Ostracoda
Oligochaeta
Figura 6.30. Composición porcentual de
fauna de macroinvertebrados bentónicos
ríos del nivel altimontano en el Valle Central
Cochabamba. Fuente de datos: Goitia et
(2009).
la
en
de
al.
Figura 6.31. Composición en abundancia de los
macroinvertebrados del perizoon, en la laguna
Larati del Valle central de Cochabamba.
Fuente de datos: Maldonado y Goitia (datos no
publicados).
Para la Laguna Larati, se cuentan únicamente con registros de la fauna de
macroinvertebrados asociados a las plantas acuáticas (perizoon), la que está
compuesta por: platelmintos (gusanos planos) con la familia Planariidae; artrópodos
con crustáceos anfípodos (camaroncillos de la familia Hyalellidae) y ostrácodos
(crustáceos con forma de ostra); anélidos (gusanos anillados) con dos clases: hirudíneos
(sanguijuelas) y oligoquetos (lombrices de agua); moluscos con dos familias de
caracoles: Planorbidae y Physidae; ácaros acuáticos (Acari) e hidras (familia Hydridae).
De estos grupos, los camaroncillos hyalélidos forman el grupo más abundante como
muestra la figura 6.31.
198
Fauna
Fauna del Piso Altimontano
Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre
El piso ecológico altimontano alberga una fauna peculiar, aunque al ocupar un rango
altitudinal intermedio entre los pisos altoandino y montano, presenta asimismo
numerosas especies compartidas con ambos pisos.
En general, la fauna altimontana más restringida de la Cordillera del Tunari, manifiesta
notorias relaciones biogeográficas con la fauna de la Puna subhúmeda y húmeda de
las cordilleras orientales del norte de Bolivia (La Paz) y del sur-centro del Perú.
Sin embargo, es importante la existencia de un elemento biogeográfico endémico
notable, sobre todo para las aves, centrado precisamente en este piso a nivel regional
y específicamente en los remanentes de bosques de Polylepis subtusalbida (Fjeldså y
Kessler, 2004) y la vegetación serial arbustiva relacionada, donde según los autores
citados tienen su óptimo de distribución 8 especies de aves peculiares: Oreotrochilus
adela, Upucerthia andaecola, Asthenes heterura, Diglossa carbonaria, Saltator
rufiventris, Atlapetes fulviceps, Poospiza boliviana y Poospiza (Compsospiza) garleppi.
Fig. 6.32
En relación a la fauna, lo que distingue al piso altimontano del Tunari es el hecho de
presentar una vegetación potencial original única y homogénea, constituida por
bosques de khewiña de la especie endémica Polylepis subtusalbida. Es decir, que
originalmente todas las laderas montañosas con suelos bien drenados en la faja
altitudinal situada aproximadamente entre 3 200 y 3 900 m estuvieron cubiertas por un
bosque bajo endémico, - denso a semiabierto de forma natural,- dominado por
Polylepis subtusalbida. El uso del territorio y los recursos a lo largo de centurias ha ido
reduciendo y perturbando los bosques originales, de forma que en la actualidad lo que
existe es un mosaico de vegetación constituido por los parches y manchas remanentes
del bosque más o menos degradado, junto a los tipos de vegetación sucesional que
han ido reemplazando al bosque debido al largo impacto humano: pajonales,
matorrales, arbustales y cultivos agrícolas o forestales. Junto a este mosaico sucesional
(serie de vegetación de la Khewiña del Tunari), en los suelos muy húmedos o muy secos
del piso altimontano, coexisten otros tipos de vegetación azonal, principalmente: restos
de bosques de Aliso (Alnus acuminata) y sehuenkales (Cortaderia rudiuscula) en las
quebradas y arroyos; lagunas y humedales altimontanos; así como vegetación de
afloramientos rocosos y de laderas pedregosas (“salle”).
199
PISO ALTIMONTANO
HABITAT DE LOS PAJONALES ARBUSTIVOS ALTIMONTANOS
•
Insectívoros: en los biotopos de pajonales arbustivos y pajonales abiertos
pedregosos, las aves Caminera picuda (Geosita tenuirostris), Arriero de cola
blanca (Agriornis andicola) y Cachirla uña corta (Anthus furcatus).
Asimismo, en los biotopos de pajonales y de afloramientos rocosos del pajonal
altimontano, son características notables las lagartijas endémicas Liolaemus
variegatus Fig. 6.44, 6.45 y Mabuya cochabambae Fig. 6.46.
•
Granívoros y herbívoros: Algunas aves granívoras amplias, aunque presentes
también en otros pisos, son típicas o frecuentes en los pajonales arbustivos
altimontanos, por ejemplo: Pepitero de Collar (Saltator aurantiirostris), Pepitero
colorado (Saltator rufiventris) y varias especies de jilgueros como: Cabecita negra
común (Carduelis magellanica), Negrito de Bolivia (Carduelis atrata), Jilguero
puneño (Sicalis lutea), Jilguero oliváceo (Sicalis olivascens) y Jilguero dorado
(Sicalis flaveola). Entre las aves herbívoras, es frecuente en los pajonales
altimontanos la Perdiz cordillerana chica (Nothoprocta pentlandii).
•
Depredadores y carroñeros: Entre los mamíferos, es muy característico,
amenazado y todavía poco conocido en el Tunari, el Gato montés (Oncifelis
geoffroyi Figs. 5.60 y 5.61), sobre todo presente en biotopos de pajonal arbustivo
abierto en laderas pedregosas (“salle”) y en afloramientos rocosos entre pajonal.
La Culebra andina (Tachymenis peruviana Figs. 5.68), aunque de amplia
distribución, es frecuente en pajonales y afloramientos rocosos del piso
altimontano.
HABITAT DE LAS QUEBRADAS ALTIMONTANAS
Los animales de este hábitat, aunque no muchos y tampoco exclusivos del piso
ecológico, son muy característicos de las quebradas altimontanas:
Depredadores: Pato de los torrentes (Merganetta armata Fig. 6.47), típico del cauce de
los arroyos corrientosos.
Insectívoros: Churrín andino (Scytalopus simonsi) en remanentes boscosos de Aliso con
arbustos densos; Mirlo acuático garganta blanca (Cinclus leucocephalus),
característico del lecho pedregoso de márgenes de arroyos.
HABITAT DE LOS HUMEDALES ALTIMONTANOS:
•
Hervíboros y omnívoros. El conjunto más importante son las aves de las lagunas
altimontanas, fundamentalmente las registradas (Balderrama et al., 2009) para la
Laguna Larati situada en este piso, aunque en su mayoría son especies
compartidas con los otros pisos ecológicos: Sirirí colorado (Dendrocygna bicolor),
Pato crestón (Lophonetta specularioides), Pato barcino (Anas flavirostris Fig. 5.81),
Pato maicero (Anas georgica), Pato gargantilla (Anas bahamensis), Pato puneño
(Anas puna Fig. 5.82), Pato colorado (Anas cyanoptera), Pato malvasía (Oxyura
jamaicensis), Pollona negra (Gallinula chloropus) y Gallareta andina (Fulica
ardesiaca Fig. 5.83),
•
Insectívoros. En el biotopo de los pajonales y praderas higrofíticos altimontanos
202
Fauna
adyacentes o periféricos a arroyos o lagunas, son típicos: Gallineta común (Rallus
sanguinolentus), Cigüeñuela andina (Himantopus mexicanus), Avoceta andina
(Recurvirostra andina), Leque leque (Vanellus resplendens), Remolinera común
(Cinclodes fuscus), Remolinera castaña (Cinclodes atacamensis), Pitotoy grande
(Tringa melanoleuca), Playerito unicolor (Calidris bairdii) y Playerito pectoral
(Calidris melanotos).
También, el Sapo Chaunus spinulosus, en el biotopo de lagunas y charcas.
•
Depredadores: los somormujos o zampullines comedores de invertebrados
acuáticos, renacuajos, anfibios y peces, principalmente el Macá común (Rollandia
rolland) y el Macá plateado (Podiceps occipitalis).
Fig. 6.32. Monterita de Cochabamba
(Compsospiza garleppi). Foto: B. Ljungberg
Fig. 6.33. Murciélago hombros amarillos peludo
(Sturnira erythromos). Foto: A. Vargas
Fig. 6.34. Murciélago peludo blanquecino
(Lasiurus cinereus). Foto: L. Siles
Fig. 6.35. Oso hormiguero (Tamandua
tetradactyla). Foto: L. F. Aguirre
203
PISO ALTIMONTANO
Fig. 6.36. Yaka o Karachupa (Thylamys venustus)
Foto: CBG-UMSS
Fig. 6.38. Rata andina
(Andinomys edax).
Foto: I. Maradiegue
Foto 6.41. Pericote (Phyllotis osilae).
Foto: K. Moya
204
Fig. 6.37. Murciélago longirostro de Geoffroy
(Anoura geoffroyi) Foto: M. Tschapka
Fig. 6.39. Ratón ventrirufo
(Bolomys_lactens).
Foto: J. C. Huaranca
Fig. 6.40. Ratón hocicudo
(Oxymycterus paramensis).
Foto: I. Maradiegue
Foto 6.42. Ratón colilargo (Oligoryzomys andinus).
Foto: N. Huanca
Fauna
Fig. 6.43. Tomodon orestes.
Fig. 6.44. Lioalemus variegatus juvenil.
Foto: F. Burgos y J. Segovia
Foto: T. Camacho
Fig. 6.45. Liolaemus variegatus adulto.
Fig. 6.46. Mabuya cochabambae.
Foto: T. Camacho
Foto: R. Aguayo
Fig. 6.47. Pato de los torrentes (Merganetta
armata). Foto: B. Ljungberg
Fig. 6.48. Carpintero verde (Colaptes
melanochloros). Foto: B. Ljungberg
205
PISO ALTIMONTANO
Conservación del Piso Altimontano
Gonzalo Navarro
Después del piso montano, puede afirmarse que es el piso ecológico altimontano del
Valle Central de Cochabamba el más degradado y afectado por la interacción de
siglos con el uso humano de los recursos. A pesar de hallarse incluido en su totalidad
dentro de los límites del Parque Nacional Tunari, el piso altimontano manifiesta niveles
muy bajos de conservación de la biodiversidad y los ecosistemas.
Los principales impactos y efectos producidos son los siguientes:
•
Degradación sucesional de la vegetación:
Como se ha indicado, de forma similar al piso montano, la mayoría de los
ecosistemas y tipos de vegetación en el piso altimontano del Valle Central de
Cochabamba han sufrido igualmente un largo proceso de deterioro, reemplazo y
pérdida, habiendo sido extensivamente sustituida la vegetación potencial natural
original por diversas etapas de vegetación sucesional degradada. De esta forma,
los bosques de Polylepis subtusalbida que originalmente cubrían la mayor parte del
piso altimontano como vegetación potencial natural, han sido intensamente
degradados y reducidos a remanentes dispersos en medio de una matriz de
pajonales, matorrales y arbustales sucesionales (Figs. 6.3., 6.4., 6.5., 6.6., 6.7.).
•
Pérdida de biodiversidad:
La degradación de la cobertura vegetal, el progresivo incremento de la
población y el uso humano del territorio durante siglos han determinado un
empobrecimiento paulatino y acelerado de especies animales y vegetales
propias de los ecosistemas del piso ecológico altimontano.
•
Plantaciones forestales con especies no nativas:
Extendidas principalmente en las laderas montañosas meridionales del Tunari (Fig.
6.21.), estas plantaciones forestales con exóticas no han cumplido mayormente la
función de protección frente a la erosión y del ciclo hidrológico, manteniéndose o
acelerándose graves problemas sobre estos procesos naturales críticos. Además,
las plantaciones ocasionan impactos sobre los acuíferos locales de ladera y
perturban gravemente el ciclo de nutrientes en los suelos debido a la inercia o
resistencia a la descomposición de la materia orgánica muerta que generan por
su alto contenido en resinas y taninos.
•
Incendios y quemas incontrolados o ilegales de la vegetación:
Representa uno de los impactos más importantes sobre los ecosistemas del piso
ecológico altimontano, con una aceleración importante en los últimos años, que
afecta o destruye sectores importantes de la vegetación natural de este piso,
transformándola en tipos de vegetación sucesional muy degradados (Fig. 6.22.).
•
206
Extracción no controlada de leña:
Conservación
Afecta intensamente a diversas especies críticas de las laderas del piso ecológico
altimontano del Parque Nacional Tunari, determinando importantes tasas de
extracción de madera para leña de las siguientes plantas principalmente:
Khewiña, Lloque, Tola, Luyo-Luyo.
•
Expansión ilegal de cultivos en el Parque Nacional Tunari:
Es un impacto crítico en el piso altimontano, debido a la mayor humedad
climática existente, lo que ocasiona un importante reemplazo de vegetación
natural por cultivos de secano (Fig. 6.24.), con graves consecuencias a medio y
largo plazo sobre procesos como la pérdida de biodiversidad y el aumento de la
fragilidad de las laderas frente a la erosión.
•
Acentuamiento de la erosión en laderas montañosas:
Debido a la progresiva pérdida de cobertura vegetal, el aumento de cultivos en
pendientes montañosas y a la proliferación de caminos carreteros sin medidas
adecuadas de prevención de la erosión (Fig. 6.23.).
•
Expansión desordenada e ilegal de asentamientos humanos:
Aumento de la instalación de nuevas comunidades rurales y
viviendas en zonas
montañosas, sin respetar normas legales ni planes de manejo, lo cual incide
gravemente en varias áreas ecológicamente muy vulnerables:
o
Extracción de biodiversidad por cacería no controlada de autoconsumo,
principalmente de aves como las perdices andinas.
o
Aumento del riesgo de focos de incendio.
o
Mayor presión sobre los recursos: suelo agrícola, pastizales y forrajes, leña y
agua potable.
o
Mayor riesgo de erosión
207
PISO ALTIMONTANO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Geobotánica y Fauna
Aguirre, L. F. 2015. Lista de registros de fauna del valle central de Cochabamba.
Documento no publicado. Centro de Biodiversidad y Genética (UMSS). Cochabamba.
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Balderrama, J. A., M. Crespo y L. F. Aguirre. 2009. Guía ilustrada de campo. Aves del
Parque Nacional Tunari. Centro de Biodiversidad y Genética. Universidad mayor de San
Simón. Cochabamba. 75 p. 202 p.
De la Barra, N. 2003. Clasificación ecológica de la vegetación acuática en ambientes
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Fjeldså, J. & N. Krabbe. 1990. Birds of the High Andes. Apollo Books. Svendborg.
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New Hampshire. Dissertation Doctor of Philosophy in Natural Resources. 410 p.
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Cochabamba, Bolivia. © [http://fieldmuseum.org/IDtools] [[email protected]] Rapid
Color Guide # 537 versión 1 09/2013. Science & Education, The Field Museum, Chicago,
IL 60605 USA.
Humedales
Maldonado, M. y E. Goitia. 2003. Las hidroecoregiones del Departamento de
Cochabamba. Rev. Bol. Ecol. y Cons. Amb. 13: 117-141.
Goitia, E., M. Maldonado, N. Moya, M. Rivero, M. Zapata, C. Añez y A. Camargo. 2009.
Elaboración de un bioíndice para evaluar la calidad ecológica de ríos en la cuenca del
río Caine (Bolivia). Informe técnico, Universidad Mayor de San Simón, Unidad de
Limnología y Recursos Acuáticos. No publicado. 30 p.
208
Contribuciones
CVI.1. Plantas silvestres útiles del piso altimontano de
Cochabamba, Bolivia
Susana Arrázola, Bertha Soto y Rodrigo Quiroga
Centro de Biodiversidad y Genética. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba,
Bolivia
e-mail contacto: [email protected].
Bolivia presenta un mosaico de vegetación repartido en diferentes pisos ecológicos. En
el piso altimontano se encuentran remanentes boscosos en estado silvestre de Polylepis
subtusalbida (Kewiña), así como algunas especies forestales cultivadas introducidas,
de géneros como Eucalyptus y Pinus. Los remanentes de bosques naturales
actualmente son raros y se concentran en laderas rocosas o quebradas, constituyendo
uno de los ecosistemas más amenazados del mundo. A su vez, este piso ha sido uno de
los más presionados por la actividad humana con cultivos y ganadería y la extracción
de leña que data desde antes de la época de la colonia.
A partir del enfoque de la etnobotánica, podemos ver las relaciones entre el hombre y
las plantas influenciado por las condiciones ecológicas y la cultura. Estas relaciones se
establecieron desde que el hombre usó los recursos vegetales para satisfacer sus
necesidades de supervivencia. Inicialmente, solo se usaban plantas silvestres como
fuente de subsistencia, luego con el tiempo se desarrolló una avanzada agricultura que
utilizó tecnologías y que permitió la sedentarización y evolución cultural en la región. A
través de este análisis, buscamos conocer las plantas silvestres útiles que se encuentran
en este piso ecológico, con una evaluación de la diversidad florística y el conocimiento
tradicional desarrollado para las mismas, información que es fundamental para las
prácticas de conservación de la biodiversidad de este piso.
La metodología utilizada se basó en entrevistas semiestructuradas (Soto, 2013),
observaciones de campo realizadas en algunas comunidades humanas y la revisión de
literatura sobre especies útiles mencionadas para este piso (Soto, 2013; Bustamante,
2012; Uriona, 2013; Vargas, 2010). Con esta información, se construyó una base de datos
de plantas útiles del piso altimontano y se realizó el análisis de los usos y las categorías
de uso.
La flora silvestre útil de este piso está representado por 140 especies repartidas en 59
familias botánicas. La familia botánica de mayor diversidad de especies es Asteraceae
(27 %), le sigue Poaceae (8%) y Lamiaceae (6%).
Los pobladores de este piso emplean las mismas para distintos propósitos ó categorías
de uso que se explican a continuación (ver Tabla CVI.1.1).
209
PISO ALTIMONTANO
Tabla CVI.1.1. Categorías de uso y número de especies útiles del piso altimontano
Categoría de uso
Número de
Familias botánicas más
Número de
Familias
importantes
especies
botánicas
usadas
Forrajeras
33
Asteraceae (24%)
Poaceae (10%)
Fabaceae (8%)
95
Medicinales
42
Asteraceae (22%)
Lamiaceae (10%)
Poaceae (6%)
87
Alimenticias
17
Lamiaceae (16%)
Asteraceae (16%)
32
Leña/combustible
11
Asteraceae (30%)
Lamiaceae (15%)
Rosaceae (7%)
27
Herramientas y
utensilios
12
Asteraceae (18%)
Berberidaceae (12%)
Rosaceae (12%)
17
Rituales
4
Fabaceae (25%)
Rhamnaceae (25%)
Gentianaceae (25%)
Begoniaceae (25%)
4
Tintes
3
Begoniaceae (33%)
Berberidaceae (33%)
Gunneraceae (33%)
3
Construcción
2
Rosacese (50%)
Escalloniaceae (50%)
2
Cercos
3
Asteraceae (50%)
Rosaceae (25%)
Poaceae (25%)
5
TOTAL
59*
140*
* Algunas especies son utilizadas en más de una categoría de uso.
Una actividad muy importante para las poblaciones humanas que viven en este piso es
la cría de ganado ovino y camélido como fuente de ingreso monetario para su
subsistencia. Se han registrado 95 especies forrajeras, de las cuales cerca del 50% son
consideradas como forraje común para el ganado, algunos ejemplos son: Eupatorium
lasiophthalmum (Luyo), Berberis commutata (Churi Siqui), Berberis rariflora (Chiñi Churi
210
Contribuciones
Siqui), Otholobium glandulosum (Wallackia), Tetraglochin cristatum (Canlla). Existen tres
especies que son las preferidas por los animales: Gentiana sedifolia (Penga Penga),
Pennisetum clandestinum (Chi’ki) y Castilleja pumila (Pasto).
Otro grupo de plantas con gran riqueza de conocimiento tradicional está relacionado
con las plantas medicinales que incluyen a 87 especies.
La medicina tradicional en esta zona centra sus usos en hojas y ramas principalmente.
La extracción solo es de uso casero y hay selección de plantas que deben ser
cosechadas en diferentes épocas del año, manteniendo una reserva de plantas secas
que pueden ser usadas en cualquier momento.
Dentro de las plantas medicinales, la familia botánica con más diversidad de especies y
usos son las Asteraceae (22 especies). Algunos ejemplos, son: para afecciones nerviosas
Baccharis pentlandii (Chillca), para afecciones respiratorias Gnaphalium graveolens
(Wira Wira), para afecciones gastrointestinales Hypochaeris elata (Leche Leche) y
Gamochaeta simplicicaulis (Yurac Wasa, Rijon Rijon) como cicatrizante.
La otra categoría de plantas importantes corresponde a las utilizadas para
enfermedades gastrointestinales, como: Verbena hispida (Verbena), Alonsoa acutifolia
(Algo Llanta), Mintostachys ovata (Yurac Muña), Clinopodium bolivianum (Burro Muña);
para las enfermedades genitourinarias: Otholobium glandulosum (Wallackia),
Adianthum orbygnianum (Culantrillo), Bromus aff. bolivianus (Cebadilla); y para
enfermedades del aparato respiratorio, como: Gnaphalium graveolens (Wira Wira),
Mutisia acuminata (Chinchircoma), Polylepis subtusalbida (Kewiña).
Porcentaje de especies (%)
En la Figura CVI.1.1, se puede apreciar el número de especies reportadas por afección
o dolencia mencionadas por los médicos tradicionales.
s
ot
ra
es
ci
M
al
di
di
ar
C
on
as
ac
ic
as
s
D
er
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at
ol
óg
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es
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al
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en
G
Re
sp
s
la
re
cu
us
m
st
eo
O
io
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Afección / Dolencia
Figura CVI.1.1. Relación entre el porcentaje de especies por afección/dolencia.
211
PISO ALTIMONTANO
Entre las plantas silvestres usadas en la alimentación, se han registrado 27 especies, éstas
forman un grupo diverso de plantas consumidas por sus hojas, raíz y fruto. Algunos
ejemplos son:
-
Hojas en ensaladas : Mimulus glabratus (Yurac Berros).
-
Hojas como condimento: Clinopodium bolivianum (Yana Muña), Tagetes multiflora
(Suico).
-
Tónico revitalizador: Clinopodium bolivianum (Yana Muña).
-
Frutos: Ribes sucheziense (Moto Moto), Pernettya prostrata (Macha Macha) y
Trichocereus tunariensis (Pasacana).
-
Raíz: Acaulimalva sp (Altia).
Las pocas comunidades humanas que viven en este piso, aún no tienen acceso a gas
licuado, por lo que su principal fuente de combustible (leña) son plantas. En este
sentido, hay 27 especies reportadas que se usan como combustible. Las especies más
utilizadas por su abundancia, fácil acceso para obtenerlas y además por la combustión
que generan son: Baccharis dracunculifolia (T'una thola), Baccharis yunguensis (Tola) y
Escallonia resinosa (Chachacoma). Las más preferidas por su combustión y duración de
la llama, aunque es difícil el extraerlas son: Polylepis subtusalbida (Kewiña), Citharexylum
punctatum (Kacha Kacha) y Vallea stipularis (Kalillo, Luyo) (Fig. CVI.1.2. y CVI.1.3.).
Hay 17 especies que se usan para fabricación de diferentes utensilios y herramientas, así
como algunas artesanías. Algunos ejemplos son:
-
Para elaborar canastos y escobas: Baccharis salicifolia (Tola).
-
Para fabricar escobas: Baccharis dracunculifolia (T'una thola).
-
Para la fabricación de mangos de azadones, picotas y otros: Vallea stipularis
(Kalillo), Escallonia resinosa (Chachacoma), Citharexylum punctatum (Kacha
Kacha), Ontholobium glanduosum (Wallackia) y Polylepis subtusalbida (Kewiña).
En rituales, para quitar maldiciones se usan las especies: Colletia spinosissima (Cruz
Ki’ska) y Gentianella briquetiana (Gata); y para atraer lluvias, Begonia baumanni (Jallu
jallu).
También se puede ver el uso de tintes vegetales para teñir lanas de ovejas y llamas;
estos tintes son extraídos de Begonia baumanni (Jalllu allu), Berberis commutata (Churi
siqui) y Gunnera sp (Kirusilla).
Respecto a los recursos utilizados en la construcción resalta el uso de la madera de
Polylepis subtusalbida (Kewiña) y Escallonia resinosa (Chachacoma) para los dinteles de
las casas. Mientras que para cercos al borde de las casas, se utilizan las ramas de
Kewiña (Polylepis subtusalbida) y Tholas (Baccharis spp.); y para los cercos de las
conejeras, Cortaderia rudiuscula (Sewenkha).
Dentro de esta riqueza de plantas útiles, hay algunas que son muy valiosas para las
comunidades por su uso en varias categorías. Por ejemplo: Berberis commutata (Churi
Siqui) se usa como medicina, para herramientas, en la alimentación, como forraje, leña,
y para teñir lanas; de igual forma Baccharis dracunculifolia (Thola, Chiñi Tola) también es
212
Contribuciones
medicinal, para herramientas, forraje, leña y construcción; y Polylepis subtusalbida
(Kewiña) se usa como planta medicinal, forraje, construcción y para herramientas. Estas
especies merecen especial interés frente a un posible uso desmedido y para su
protección o conservación (Fig. CVI.1.2 y CVI.1.3.).
Las comunidades humanas de este piso aún tienen una gran dependencia de las
plantas que les rodean, especialmente hacia las que están en el bosque (cerca del 50%
del total de las plantas existentes, entre las exclusivas y las que son más amplias porque
están dentro y fuera del bosque), esto muestra claramente la importancia de las áreas
boscosas para la vida campesina y la necesidad de su conservación.
% de especies
Oseomusculares
Genitourinario
Gastrointesnales
Respiratorias
Dermatológicas
Cardiacas
Maldiciones
otras
Fig.: CVI. 1.2. Porcentajes de utilización de plantas en el piso Anltimontano por categorias de uso.
Figura CVI.1.2. Arriba izquierda Berberis commutata, derecha Baccharis dracunculifolia. Abajo izquierda
Polylepis subtusalbida y derecha comunario usando Kewiña como recurso energético.
Fuente: http://www.tropicos.org/Image/100223102
http://www.tropicos.org/Image/100229759 (Susana Arrázola y J. M. Lazcano).
213
PISO ALTIMONTANO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Municipio de Morochata. Provincia Ayopaya. Departamento de Cochabamba, Bolivia.
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(Cochabamba, Bolivia). Tesis de grado de Licenciatura en Biología. No publicada.
Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia. 85 p.
214
Contribuciones
CVI.2. Diversidad florística en los bosques remanentes de
Polylepis subtusalbida en el Parque Nacional Tunari
Magaly Mercado y Dayne Agreda
Centro de Biodiversidad y Genética, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba,
Bolivia.
e-mail contacto: [email protected]
En el Parque Nacional Tunari (PNT) existen diversos ecosistemas andinos que poseen
formaciones boscosas, arbustivas y pastizales. Entre las formaciones boscosas puneñas
relevantes y exclusivas del piso altimontano en un rango de 3 200 a 3 900 m, están los
bosques de Polylepis subtusalbida (MMAyA, 2012).
Estos bosques han sido y continúan siendo sometidos a diversas amenazas,
principalmente de origen antrópico, entre las que se pueden mencionar la expansión
agrícola, tala y extracción de leña, los asentamientos urbanos, apertura de caminos,
ganadería, quema de pastizales aledaños a los bosques e incendios y la más relevante
concierne a la reforestación con especies introducidas dentro las poblaciones nativas
de khewiña (Arrázola, 2012).
Este hecho originó mosaicos mixtos entre manchas de especies exóticas y manchas
remanentes de Polylepis (Gareca et al., 2010). En la actualidad, los bosques de khewiña
se encuentran fragmentados y solo se encuentran en el paisaje en estado relicto en
situaciones de difícil acceso para el hombre, representando según el MMA-y-A (2012)
uno de los ecosistemas más amenazados del mundo y según Zárate (2007) serían tan
solo 287 ha la extensión de las poblaciones remanentes de Polylepis subtusalbida en
contraposición con las extensas plantaciones de Pino y Eucalipto que se encuentran
dominando el paisaje en muchas zonas (Fig. CVI.2.1.).
Fig. CVI.2.1. En primer plano remanentes de bosques de Polylepis subtusalbida, en segundo plano
plantaciones de Pinus radiata y Eucalyptus globulus y al fondo el contacto con la zona de expansión
urbana de la ciudad de Cochabamba. Foto: M. Zárate y D. Agreda.
215
PISO ALTIMONTANO
A pesar de lo mencionado, estos remanentes boscosos aun albergarían una importante
diversidad de flora. Son varios los autores que hacen referencia a estudios botánicos de
la flora del PNT en bosques de Polylepis subtusalbida.
En este contexto, y para tener una visión más objetiva de la flora, el presente
documento pretende mostrar un análisis de la composición florístico-ecológica de un
conjunto de estudios realizados sobre los bosques remanentes nativos de Polylepis
subtusalbida en el PNT, así como aquellas especies endémicas existentes en estos
ecosistemas altamente amenazados, que brinde insumos para el diseño de políticas
orientadas al manejo y conservación de los recursos naturales del PNT.
Se puede interpretar en general la estructura de los fragmentos remanentes en el piso
altimontano del PNT como bosques siempreverde estacionales bajos a medios (2- 4 m)
de altura, con 3-4 estratos, micro-mesofoliados que presentan emergentes dispersos de
hasta 8-10 m. Desde el punto de vista florístico se caracterizan fundamentalmente por el
árbol dominante Polylepis subtusalbida y las especies características asociadas a este
(Tabla CVI.2.1)
El presente trabajo se basó en un análisis de 181 inventarios florístico ecológicos
realizados las 2 últimas décadas por diferentes autores como Agreda, 2007, Fernández,
1997 & Vargas, 2009 entre otros, con diferentes enfoques o metodologías desarrollados
en remanentes boscosos de Polylepis subtusalbida, en 8 localidades de la Cordillera del
Tunari, dentro del área del PNT en el departamento de Cochabamba, en un gradiente
altitudinal de 2 800 – 4 200 m (Tabla CVI.2.2).
Se registraron un total de 425 especies distribuidas en 194 géneros y 70 familias; el 70 %
(298 especies corresponden a dicotiledóneas, el 24.5% (104 especies) a
monocotiledóneas y el 5% (22 especies) a pteridofitos.
Entre las dicotiledóneas las familias con mayor número de especies son: Asteraceas con
el 24.5 % (104 especies), Fabaceas con 3.5% (15 especies) y Scrophulariáceas con 4.2%
(18 especies). Entre las monocotiledóneas se encuentran Poaceas (63 especies)
representando el 15%, Iridaceas y Cyperaceas (9 especies cada una) representando el
4.2 %. El 62% del restante de las familias tienen solamente entre 1-3 especies.
De manera general la forma de vida dominante en el área de estudio es la herbácea
con un 82%, seguido por la arbustiva 14% y la arbórea y lianas 1%.
Según Arrázola (2012) Polylepis subtusalbida (Rosaceae) se encuentra distribuido
exclusivamente en Bolivia central, en el piso altimontano de la Cordillera de
Cochabamba (Cordillera del Tunari, Mazo Cruz, Tiraque y Tapacarí). Fjeldså y Kessler
(2004) tipifican a esta Cordillera como centro andino de endemismo y diversidad de
especies del género Polylepis, siendo prioritaria su conservación. Según los criterios de la
IUCN aplicados a la categorización de la flora amenazada de Bolivia (MMA-y-A, 2012),
esta especie se encuentra en la categoría de amenaza Vulnerable (VU) por la
declinación continua de su hábitat por actividades antrópicas. Así mismo, entre la flora
asociada a este árbol, se registraron 42 especies endémicas para Bolivia (Puna húmeda,
Puna seca, Yungas y Valles) en el PNT, siendo las más numerosas las pertenecientes a las
familias Asteraceae (14 especies), Scrophulariaceae (5 especies), Poaceae (3
especies), Solanaceae (3 especies), Cactaceae (3 especies), Rubiaceae (1 especie) y
Rosaceae(1 especie).
216
Bromeliaceae
Berberidaceae
Arbustiva
Arbustiva
Puya glabrescens
Arbustiva
Berberis rariflora
Puya herzogii
Arbustiva
Arbustiva
Berberis commutata
Mutisia cochabambensis
Arbustiva
*
*
*
Gynoxys psilophylla Klatt.
Mutisia acuminata
*
Baccharis papillosa subsp. Arbustiva
papillosa
Arbustiva
*
Baccharis papillosa subsp. Arbustiva
australis
Endémicos
Asteraceae
Herbácea
var. Arbustiva
vida
Formas
Asplenium gilliesii
microphyllus
Especie
Aspleniaceae
Anacardiaceae Schinus
andina
Familia
vida
Formas
Verbenaceae
Rosaceae
Pteridaceae
Citharexylum
punctatum
Polylepis subtusalbida
Pellaea ternifolia
Adianthum
thalictroides
Arbórea
Arbórea
Herbácea
Herbácea
Herbácea
Herbácea
Polypodium
pycnocarpum
Adianthum
orbignyanum
Herbácea
Cheilanthes
miryophylla
Polypodiaceae
Arbórea
Arbustiva
Escallonia resinosa
Trichocereus tunariensis Suculenta
Especie
Grossulariaceae Ribes sucheziense
Escalloniaceae
Cactaceae
Familia
*
*
Endémicos
Tabla CVI.2.1. Algunas especies características y endémicas de los bosques de Polylepis subtusalbida del PNT, según la base de datos de Tropicos.
Contribuciones
217
2
0.012
71
0.9
0.125
0.065
San Miguel
Chorojo
Laphia
Taquiña
Tholapujru
Liriuni
Latitud (S)
17º17’
17º17’
17º18’
17º 27' 38.1"
17º 27' 38.1"
17º 16’36.6”
17º 19'03"
17º 18'32"
Longitud
(W)
66º17’
63º13’
66º12’
66º13’
66º28'23.2''
66º 20,036'
66º 08' 01"
66º 08' 95
Rango de
elevación
(m)
3600 3750
3350 3430
3 715 – 3 810
2 800 - 4200
3 500-3 800
3 600
3490
3 300
Nº Familias
38
24
41
32
47
41
48
43
Nº Especies
94
39
152
64
144
129
177
129
12
6
14
10
16
12
17
13
Nº Endémicos
3
5
14
57
3
50
4
45
Fernandez (1996)7
Fernandez (1996)7
Aleman (1996)3
Fernandez (1996) 7
Limachi (2002)7
Inf.tec. CBG6
Hensen (1992)5
Ramírez (2003)4
Alemán (1997)3
Vargas (2009) 2
Vargas (2009)2
Agreda (2007)1
1
Agreda, D. 2007. Estructura y composición florística de cinco tipos de bosque en la cuenca Pintumayu del PNT. Tesis de grado UMSS Cochabamba –
Bolivia. 2 Vargas, N. 2009. Estudio de la diversidad florística en bosques fragmentados de Polylepis subtusalbida Bitter y en bosques reforestados con
especies introducidas en dos cuencas del Parque Nacional Tunari (Cochabamba, Bolivia). Tesis de grado UMSS Cochabamba – Bolivia. 3Aleman, F. 1997.
Manejo de Ecosistemas Agrosilvopastoriles. Caso Bosque nativo e implantado en subcuencas de la cordillera del Tunari. Tesis de postgrado. CESU-UMSS.
PP 128. 4Ramírez, M. 2003 “Estructura y composición florística en tres fragmentos de bosque de P. besseri subsp. subtusalbida en la localidad de San
Miguel”. Tesis de grado UMSS Cochabamba – Bolivia. 115 pp. 5Hensen, I. 1992. La flora de la comunidad de Chorojo: su uso, taxonomía y vernácula.
AGRUCO. 6 Antezana, C., M. Mercado, M. Zárate,. 2006. Reconocimiento de especies indicadoras para la diferenciación de tipos de vegetación en el
PNT. Informe Técnico CBG-UMSS. No publicado. 7Limachi, E. 2002 Evaluación del bosque de Polylepis besseri subsp. sultusalbida (Kessler, 1995), en la
comunidad Laphia, Cochabamba – Bolivia. Tesis de grado. UMSS Cochabamba – Bolivia.
0.96
Pajcha
Localidad
o área
1.8
Área
(ha)
Pintumayu
Nº inventarios
218
Procedencia
datos
Tabla CVI.2.2. Riqueza de especies, endemismos, familias, y datos de las 8 localidades de estudio según procedencia de los datos.
PISO ALTIMONTANO
Contribuciones
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Arrázola, S. 2012 Polylepis subtusalbida. En MMAyA. LIBRO ROJO de la Flora amenazada
de Bolivia. Vol. I. Zona Andina, pp. 45-46. La Paz.
Gareca, E., M. Hermy, J. Fjeldså, & O. Honnay. 2010. Polylepis woodlands remnants as
biodiversity islands in the Bolivian high Andes. Biodivers. Conserv. 19: 327-346.
Fjeldså, J. y M. Kessler. 2004. Conservación de la biodiversidad de los bosques de
Polylepis de las tierras altas de Bolivia. Una contribución al manejo sustentable en los
Andes. Editorial FAN. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Ministerio de Medio Ambiente y Agua. 2012. Libro Rojo de la flora amenazada de Bolivia.
Vol. 1. Zona Andina. La Paz. 600 p.
Zarate, M. 2007. Estado actual de bosque de Polylepis subtusalbida en el Parque
Nacional Tunari de Cochabamba, Bolivia. Rev. Bol. de Ecol. 21: 19-26.
219
PISO ALTIMONTANO
CVI.3.Arboles introducidos y nativos conviviendo en el
Parque Nacional Tunari – ¿Tienen problemas?
Edgar E. Gareca & Yvonne Y. Martinez
Centro de Biodiversidad y Genética, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba,
Bolivia
e-mail contacto: [email protected]
Las especies de una comunidad vegetal pueden ser nativas (indígenas o endémicas) o
introducidas (exóticas). Las especies introducidas son el resultado de invasiones
ocurridas desde aproximadamente los 4 000 A.C. Las invasiones incluyen extensiones del
rango de distribución de las especies por causas naturales y las causadas por los seres
humanos. Las actividades humanas accidental o intencionalmente causaron una
redistribución global de las plantas y continuarán haciéndolo, por lo que es necesario
realizar un manejo de las comunidades vegetales afectadas utilizando principios
ecológicos.
Fig. CVI.3.1. Kewiña (Polylepis subtusalbida) en el Parque Nacional Tunari, Cochabamba, Bolivia. A) Flor,
B) inflorescencia, C) bosque de Kewiña mixto con especies exóticas, D) bosque de Kewiña rodeado de
especies exóticas, y E) remanente de bosque de Kewiña sin especies exóticas. (Fotos: A-C Dayne
Agreda, D y E, Edgar E. Gareca).
220
Contribuciones
En el Parque Nacional Tunari (PNT) de Cochabamba (Bolivia), los remanentes de
bosques nativos de Kewiña (Polylepis subtusalbida) forman una cobertura vegetal
excelente y tienen bajos grados de erosión. A pesar de que los lugareños consideran a
la Kewiña como un árbol de preferencia primordial para construcción, herramientas,
leña, producción de carbón y forraje (entre otros, Alemán, 1997), ésta no es apreciada
económicamente por su baja tasa de crecimiento. Los propietarios de estos remanentes
tienden a sustituirlos por tierras agrícolas o a cambiarlos por árboles introducidos de
crecimiento más rápido: Pinos (Pinus radiata) y Eucaliptos (Eucalyptus globulus).
La introducción de Pinos y Eucaliptos en el PNT se inició en los años 70s para evitar la
erosión y proteger a la ciudad de Cochabamba de inundaciones (ver Gareca et al.,
2007). Al parecer estas plantaciones se realizaron en medio de la vegetación nativa, por
lo que en el PNT además de los remanentes de bosques nativos de Kewiña, se observan
bosques de Kewiña rodeados y mezclados con estas especies introducidas (Fig.
CVI.3.1). Ante esta situación nos preguntamos por los efectos que tienen los árboles
introducidos sobre la reproducción y regeneración de las Kewiñas.
La presencia de una especie de planta dada en un determinado lugar no sólo está
determinada por las características bioclimáticas, geológicas, edafológicas,
hidrológicas, tipo de uso humano del sitio, y capacidad de migración, sino que a una
escala de cientos de metros, también son importantes las interacciones que tiene dicha
especie con otras especies, como p. ej. las interacciones planta-planta. Estas ocurren
inicialmente entre individuos, juegan un rol clave en regular la composición de las
comunidades vegetales, los ecosistemas, y también en amortiguar los impactos de
cambios ambientales (Brooker, 2006). Entre ellas, la competencia y facilitación pueden
ocurrir sobre del suelo o debajo de él. La competencia puede excluir a especies
invasoras potenciales, mientras que especies introducidas pueden facilitar la presencia
de especies nativas en lo que antes eran ambientes muy estresantes (Brooker, 2006).
Los árboles de Kewiña en bosques nativos presentaron frutos con mayor peso que los
árboles mezclados con árboles introducidos, posiblemente por la presencia de mayor
cantidad de reservas (Martinez et al., 2006). Sin embargo, la germinación en laboratorio
de dichas semillas dependió de la localidad y del tipo de bosque. Las semillas de Pajcha
no presentaron diferencias en su germinación en laboratorio entre los tipos de bosque
(Martinez et al., 2006). Un patrón similar se observó en la germinación en un estudio del
año 2013 (Solís et al., 2014). En cambio, para las semillas de Pintumayu, la germinación
de las semillas en laboratorio de árboles de Kewiña en bosques nativos fue mayor que la
germinación de semillas provenientes de árboles de Kewiña mezclados con Pinos o
Eucaliptos (Martinez et al., 2006). Por lo que los árboles exóticos disminuyen el peso de los
frutos y la germinación de las semillas depende de la localidad y tipo de bosque de las
que se recolectaron. Por estos motivos y para obtener una mejor germinación se
recomienda recolectar las semillas de árboles de Kewiñas en bosques nativos rodeados
de pajonal y alejados de las especies exóticas.
Acerca de la regeneración de Kewiñas jóvenes (10 a 140 cm) se observó que su
densidad fue similar entre fragmentos sólo de Kewiña y fragmentos mixtos con Pino o
Eucalipto, indicando que las Kewiñas juveniles pueden coexistir con las especies
exóticas. Al analizar con más detalle la morfología de estas Kewiñas se encontraron 3
221
PISO ALTIMONTANO
formas de vida: vertical, horizontal y rastrera (horizontal con raíces adventicias). La
forma horizontal es más común en sitios con especies exóticas y ésta es la forma con
menor supervivencia; sin embargo, este patrón depende de la localidad. Posiblemente
las Kewiñas juveniles están explorando el ambiente a su alrededor buscando recursos
limitantes, como por ejemplo la luz o nutrientes (Gareca et al., 2007). Estas Kewiñas
mostraron mayor crecimiento cuando estaban con especies exóticas, posiblemente por
falta de luz y etiolación (Fig. CVI.3.2).
Por lo que las especies introducidas sí afectan a la reproducción y regeneración de las
Kewiñas. Este efecto difiere según las localidades y tipos de bosque. En 1997 ya se
propuso que los bosques implantados en el PNT carentes de manejo estaban lejos de
mantener la diversidad biológica y proteger los suelos a largo plazo por las
características del material vegetativo que dejan, la alta absorción de nutrientes que
tienen y su incompatibilidad con las especies nativas (Alemán, 1997). Por lo que
repetimos esta propuesta, los árboles introducidos del PNT requieren un manejo
adecuado para cada tipo de bosque y localidad, ya sea podando o extrayéndolos
para facilitar la regeneración de Kewiñas. Así, con el tiempo se cambiaría de un paisaje
dominado por bosques con especies introducidas a otro dominado por Kewiñas,
evitándose los problemas mencionados por Alemán (1997). También es importante el
monitoreo de las poblaciones de árboles introducidos para evitar que se vuelvan
invasores en la zona. Todas estas decisiones afectarían a la vegetación y fauna nativa
del PNT, a los lugareños, y también a los ciudadanos de Cochabamba y sus ciudades
vecinas (Quillacollo, Vinto y Sacaba) porque los servicios ecológicos que brindan estos
bosques nativos van más allá de sus límites.
Estos trabajos fueron financiados por VLIR-IUC (Bélgica) y ASDI (Suecia).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alemán, F. 1997. Manejo de ecosistemas agrosilvopastoriles caso: Bosque nativo e
implantado en subcuencas de la Cordillera del Tunari. Tesis de Magister en Medio
Ambiente y Desarrollo Sostenible. No publicada. Centro de Estudios Superiores
Universitarios. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia. 128 p.
Brooker, R. W. 2006. Plant-plant interactions and environmental change. New Phytologist
171: 271-284.
Gareca, E., Y. Y. Martínez, R. O. Bustamante, L. F. Aguirre & M. M. Siles. 2007. Regeneration
patterns of Polylepis subtusalbida growing with the exotic trees Pinus radiata and
Eucalyptus globulus at Parque Nacional Tunari, Bolivia. Plant Ecology 193: 253-263.
Guardamiño, M. y C. Aucca (eds.). Libro de resúmenes II Congreso de Ecología y
Conservación de Bosques de Polylepis. Cuzco. 55 p.
Martínez, Y. Y., E. E. Gareca, L. Meneses, F. R. Castro y L. F. Aguirre. 2006. Cambios en la
morfología de frutos y germinación de semillas de Polylepis besseri por interacciones con
especies exóticas en el Parque Nacional Tunari. En: P. Ojeda, Myers, J. H. & D. Bazely.
2003. Ecology and control of introduced plants – Evaluating and responding to invasive
plants. Cambridge University Press. Nueva York. 313 p.
Solís, C., Y. Y. Martínez y E. E. Gareca. 2014. Relación entre las condiciones del origen de
las semillas y la germinación de Polylepis subtusalbida en vivero. En: B. Mostacedo, D.
Villarroel, M. Toledo et al. (eds.). Memorias del IV Congreso de ecología en Bolivia, p. 158.
222
Fig. CVI.3.2. Esquema del efecto de los árboles introducidos sobre la proporción de formas de vida de las Kewiñas jóvenes y la supervivencia
de las mismas.
Contribuciones
223
PISO ALTIMONTANO
CVI.4. Reforestación de bosques de Polylepis subtusalbida
(Kewiña) en el Parque Nacional Tunari,
Cochabamba-Bolivia
Yvonne Y. Martinez, Edgar E. Gareca y Susana Arrázola
Centro de Biodiversidad y Genética, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba.
e-mail contacto: [email protected]
Cuando un ecosistema ha sido degradado, dañado o destruido, es necesario brindar
una asistencia para su recuperación con medidas de rehabilitación tales como la
reforestación (UICN et al., 1991; SER, 2004). Sin embargo, no es suficiente con reforestar,
sino que debe realizarse una restauración ecológica que permita un funcionamiento
adecuado del ecosistema, preferentemente mediante una reposición de la vegetación
nativa. Toda resforestación ecológica debe tener en cuenta aspectos ecológicos,
genéticos, sociales, políticos y económicos.
Los bosques de Polylepis (Kewiña) son endémicos de América del Sur, representan uno
de los hábitats más devastados por la fuerte presión antropogénica persistente, por lo
que muchas de estas especies están en peligro de extinción (Navarro et al., 2010). Los
remanentes de bosques que existen pueden ser manejados para su conservación y
perpetuación; sin embargo, en muchos casos éstos han sido reforestados con especies
exóticas de los géneros Pinus y Eucalyptus como es el caso del Parque Nacional Tunari
en Cochabamba-Bolivia. Estas especies pueden generar efectos negativos sobre la
vegetación nativa (Gareca et al., 2007). Por este motivo urge una reforestación que sea
ecológica y beneficie a las especies nativas que brindan excelentes funciones y
servicios ecosistémicos, entre ellos la protección de aves que habitan
predominantemente este hábitat, la captación de agua en las montañas, aumento del
caudal de los ríos, y disminución de los procesos erosivos de los suelos, entre otros
(Renison y Suárez, 2002). Después de trabajar unos cinco años estudiando la historia de
vida, ecología y genética de Polylepis, reuniendo la información para poder realizar una
adecuada reforestación y compartiendo información con otros investigadores
buscamos los siguientes objetivos: 1° Realizar una reforestación de Polylepis subtusalbida
(Bitter) M. Kessler & Schmidt-Leb. tomando en cuenta aspectos genéticos, ecológicos,
sociales y culturales. 2° Determinar la mejor distancia de siembra planta-planta y la
mejor protección de siembra de las plantas para su supervivencia. 3° Determinar la
supervivencia de plantas de acuerdo a la distancia de siembra y protección.
En abril del año 2006 se formó un grupo de trabajo multidisciplinario (un economista, un
estudiante de turismo y varios biólogos) para contactar a los comunarios de San Miguel
del Parque Nacional Tunari de la Cordillera de Cochabamba. Comenzamos con talleres
de formación y concientización para estudiantes universitarios de las carreras de
biología, agronomía, turismo e ingeniería ambiental; también participaron de este taller
scouts y los comunarios (hombres mujeres, jóvenes y niños) de San Miguel. Luego, en
esta comunidad se construyó un vivero con el apoyo de los comunarios para la
producción de plantas de Kewiña.
224
Contribuciones
Para la reforestación no se utilizaron semillas debido a su baja germinación (máximo
10%, Gareca et al., 2007) y, al no contar con un banco de semillas, se decidió optar por
la obtención de plantas mediante la reproducción vegetativa a través de repique.
Para la obtención de las plantas, se tomó en cuenta árboles sin evidencia visible de
enfermedades, vigorosos y además que representen genéticamente la variabilidad
presente en los bosques de Polylepis. Para ello se utilizaron marcadores morfológicos
como coloración de flores y de entrenudos, y la ausencia de coloración, además de la
presencia y cantidad de progenie debajo del árbol madre seleccionado.
La reforestación contó con el apoyo de los comunarios, estudiantes universitarios,
scouts, y el grupo multidisciplinario, participación que superó nuestras expectativas
iniciales tanto en los talleres como en el proceso de reforestación (Fig.CVI.4.1).
Figura CVI4.1. Platabandas con plantas de Kewiña (izquierda) y su reforestación (derecha).
En enero del 2007 se llevó a cabo la reforestación en San Miguel, en sitios definidos por
la comunidad. El diseño experimental de siembra aplicado fue el de bloques con
parcelas divididas, donde cada uno de dos cerros representó a los bloques, las parcelas
principales correspondieron a la distancia de siembra (1,5 m, 2 m, 2,5 m y 3 m) con 4
repeticiones y las subparcelas al tipo de protección (casa de piedra, tres piedras y sin
protección) con 5 repeticiones, haciendo un total de 315 plantas reforestadas sujetas a
evaluación de un total de 6 018 plantas de Polylepis subtusalbida con los que se
reforestó un área de 2,15 ha. Después de la plantación se evaluó la supervivencia de las
plantas mensualmente y por un periodo de seis meses de enero a junio. Los datos fueron
analizados con el procedimiento Genmod de SAS v. 9.2 con una distribución binomial
negativa para el número de plantas supervivientes.
Los resultados mostraron que no existe diferencias estadísticamente significativas (P 0.1305),
para la siembra por distancia y en cuanto a la protección tampoco existen diferencias
estadísticamente significativas (P 0.6608)(Fig. CVI.4.2), razón por la que se hipotetiza en
la supervivencia en función de la distancia de siembra y la protección; que las
densidades de siembra (1,5 m, 2 m, 2,5 m y 3 m) son recomendadas para otro proceso
de reforestación y no es necesario incluir una protección adicional en esta especie en
particular. Se presume que las densidades utilizadas no generan competencia
intra-específica por recursos o interferencia; de tal manera que se pueden tomar en
225
PISO ALTIMONTANO
cuenta para las siguientes experiencias de reforestación con Polylepis subtusalbida.
Asimismo, la protección de plantas en proceso de reforestación no es necesaria debido
a que estas plantas están altamente adaptadas a su medio. Es importante señalar, que
la mayor mortalidad de plantines en San Miguel fue principalmente por efecto
antropogénico, debido a la quema, a ramoneo del ganado, y también a que hubo un
deslizamiento en el área de estudio que cubrió a muchos plantines.
REFERENCIAS
Gareca, E. E., Y. Y. Martinez, R. O. Bustamante, L. Aguirre & M. M. Siles. 2007.
Regeneration patterns of Polylepis subtusalbida growing with the exotic trees Pinus
radiata and Eucalyptus globulus at Parque Nacional Tunari, Bolivia. Plant Ecology 193:
253-263.
Navarro, G., S. Arrázola, J.A. Balderrama, W. Ferreira, N. De la Barra, C. Antezana, I.
Gómez y M. Mercado. 2010. Diagnóstico del estado de conservación y caracterización
de los bosques de Polylepis en Bolivia y su avifauna. Revista Boliviana de Ecología y
Conservación Ambiental 28: 1-35.
Renison, D.y R. Suarez. 2002. Reforestación de las Sierras Grandes de Córdoba,
Argentina. Boletín informativo. 14p.
SER (Sociedad internacional para la restauración ecológica) 2004. Manual
internacional de restauración ecológica, Tucson. Arizona.
http://www.ser.org/resources/resources-detail-view/ser-international-primer-on-ecologi
cal-restoration.
UICN, PNUMA y WWF. 1991. Cuidar la tierra: Estrategia para el futuro de la vida. Gland,
Suiza. 258 p.
226
Figura CVI.4.2. Número de plantas supervivientes en 6 evaluaciones con los tratamientos de protección (casa, 3 piedras y sin protección)
para las distancias de plantación de 1,5 m, 2 m, 2,5 m y 3 m.
Contribuciones
227
PISO ALTIMONTANO
CVI5.Distribución y preferencia de ambientes en
Compsospiza garleppi (Monterita Cochabambina) un ave
endémica en peligro de extinción
José A. Balderrama y Tatiana Guerrero V.
Centro de Biodiversidad y Genética, Asociación Civil Armonía, Museo Alcide d’Orbigny
e-mail de contacto: [email protected]
Compsospiza garleppi es un ave pequeña que pertenece a la familia Emberizidae del
Orden Passeriformes, siendo una especie monotípica y endémica de Bolivia. Habita
principalmente en la transición de los Valles secos interandinos a la Puna Subhúmeda
(Balderrama et al., 2009). Se encuentra en “Peligro de Extinción” según la última edición
el Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia (Balderrama y Huanca, 2009) y según BirdLife
International (2013).
Actualmente, faltan todavía estudios detallados sobre su ecología, distribución y
tamaño poblacional. Además, existe una urgencia en la conservación de esta especie
ya que su población disminuye y su hábitat se encuentra en constante degradación
(BirdLife International, 2013).
Por tanto, las preguntas formuladas para el presente estudio fueron: ¿Qué tipos de
ambientes, reflejados en la cobertura vegetal prefiere Compsospiza garleppi?, ¿Cuál es
la distribución conocida actualmente y la potencial de Compsospiza garleppi? y ¿Qué
áreas en Cochabamba son importantes para su conservación?
Las localidades estudiadas para determinar las preferencias de ambiente según el tipo
fisonómico-estructural de la cobertura vegetal, fueron San Miguel, Potreros y Caluyo,
todas incluidas en el Parque Nacional Tunari. Los muestreos se realizaron por el lapso de
3 a 5 días con 3 visitas por localidad, durante seis meses. Estas localidades se encuentran
en el piso ecológico altimontano.
Se clasificaron 7 tipos fisonómico-estructurales de ambientes por su cobertura vegetal
predominante general, donde la localidad de San Miguel presenta todos, la localidad
de Potrero 5 y la localidad de Caluyo 6. Los tipos fisonómicos de cobertura general de
la vegetación (ambientes) clasificados fueron: 1) Bosque, 2) Arbustal 3) Cultivo, 4)
Bosque con arbustales, 5) Cultivos con arbustales, 6) Bosques con arbustales y cultivos y
7) Bosque con arbustales y claros.
Para determinar la preferencia de tipos de cobertura vegetal se desarrolló el siguiente
Diseño Experimental: Factor de diseño: Tipos fisonómico-estructurales (variable
cualitativa nominal); Niveles: (Bosque) – (Arbustales) – (Cultivo) – (Bosque/Arbustales) –
(Arbustales/Cultivo) – (Bosque/Arbustales/Cultivo) – (Bosque/Arbustales/Claro); Variable
de respuesta: Frecuencia absoluta de encuentro de Compsospiza garleppi; Unidad de
evaluación: Diferentes tipos fisonómico-estructurales; Número de réplicas: Se realizaron
las réplicas disponibles por cada tipo fisonómico-estructural en cada localidad,
variando de 4 a 9 réplicas.
228
Contribuciones
Los individuos se registraron a través de diferentes métodos:
- Búsqueda intensiva de individuos, que consistió en recorrer el área de forma aleatoria
registrando individuos visual o auditivamente.
- Monitoreo de los individuos, los individuos observados fueron seguidos para registrar los
sitios donde invierten una mayor cantidad de tiempo.
Para determinar la distribución potencial, se recopilaron todas las localidades
conocidas de registro de C. garleppi, tomadas de diferentes publicaciones.
Como datos secundarios se seleccionaron diferentes capas ambientales; obteniéndose
siete capas ambientales de la base de datos Worldclim y como variables categóricas
se seleccionaron el Mapa de Vegetación de Bolivia (Navarro y Ferreira, 2007) y Mapa de
uso de suelo en Bolivia (FAO, 2007).
32
13
12
t
ul
sq
Bo
rb
/A
sq
0
Bo
rb
A
rb
0
Bo
sq
/A
/C
/C
ul
ul
la
/C
Bo
sq
/A
rb
A
t
t
4
C
16
r
35
30
25
20
15
10
5
0
rb
Frecuencias totales
Se ha registrado a Compsospiza garleppi en 5 de los 7 tipos de ambientes presentes en
estas zonas. La cobertura vegetal que contó con mayor cantidad de registros fue
“Arbustales”,
seguida
por
las
de
“Bosque/Arbustales/Claro”,
“Bosque/Arbustales/Cultivo” y “Arbustales/Cultivo” (Fig. CVI.5.1).
Hábitats
Figura CVI.5.1. Frecuencia total de encuentros de Compsospiza garleppi en los siete tipos de
coberturas vegetales determinadas en las localidades.
Para estimar la significación estadística de los resultados se efectuó la prueba de
Kurskall – Wallis, determinando con un 95% de confianza que existen diferencias en la
frecuencia de encuentros de Compsospiza garleppi en al menos uno de los hábitats (P
= 0.001 < 0.05).
Estos resultados muestran una tendencia de la especie hacia algunas coberturas
vegetales , también se identifica la tolerancia de la especie ante la perturbación de su
hábitat natural, teniendo en cuenta la degradación de la cobertura vegetal. Sin
embargo, la presencia de arbustos nativos es el factor común que comparten todos los
ambientes con presencia importante de Compsospiza garleppi.
Para el estudio de la distribución potencial del ave, se reunieron un total de 25
localidades de registro de Compsospiza garleppi. En su mayoría ubicadas en el
Departamento de Cochabamba, dentro del Parque Nacional Tunari y alrededores. Se
229
PISO ALTIMONTANO
realizó el modelamiento a través del algoritmo Maxent y se obtuvo el mapa de
distribución de Compsospiza garleppi presentado en la Figura CVI.5.2. Existe mayor
cantidad de registros de Compsospiza garleppi en los municipios de Quillacollo, Vinto y
Colomi (Cochabamba).
Por otra parte la recopilación de información sobre la distribución de Compsospiza
garleppi permitió identificar varios sitios importantes para su conservación, que deben
ser tomados en cuenta por la cercanía de las localidades de registro y por concentrar
la mayor cantidad de registros de Compsospiza garleppi. Las principales zonas de
conservación, aparecen en la Fig. CVI.5.2 en tonos rojos e incluyen las siguientes
localidades San Miguel, Caluyo, Toncoma, Potreros, Liriuni, C’haqui Potrero,
Palcapampa, Laphia, Cuenca Taquiña, Thola Pujru, Candelaria y Cerro Huacanqui.
Figura CVI.5.2. Mapa de Distribución Potencial de Compsospiza garleppi.
Loalidades: 1. Morochata, 2. Villa Tunari, 3. Villa Independencia, 4. Tacopaya, 5. Sipe Sipe, 6. Vinto, 7.
Quillacollo, 8. Tiquipaya, 9. Sacaba, 10. Colomi, 11. Tiraque,12. Totora ,13. Pojo ,14. Tacopaya, 15.
Arque, 16. Cercado, 17. Vacas, 18. Pocoma, 19. Anzaldo , 20. Capinota, 21. Alalay, 22. Arampampa, 23.
Acacio, 24. Toro Toro, 25. San Pedro de Buenavista.
230
Contribuciones
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Balderrama, J. A., M. Crespo S. y L. F. Aguirre. 2009. Guía ilustrada de campo de las aves
del Parque Nacional Tunari. Centro de Biodiversidad y Genética, UMSS, Cochabamba –
Bolivia. 116 p.
Balderrama, J. A. y N. E. Huanca. 2009. Poospiza garleppi. En: Ministerio de
Medio Ambiente y Agua 2009. Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de
Bolivia. La Paz.
Birdlife International. 2013. Species factsheet: Compsospiza garleppi. Downloaded from
http://www.birdlife.org
Navarro G. y W. Ferreira. 2007. Leyenda explicativa de las Unidades del Mapa de
Vegetación de Bolivia a escala 1:250 000. Rumbol S.R.L.
FAO. 2007. www.fao.org/nr/land/suelos/es/
231
blanco
232
PISO ALTIMONTANO
En resumen, los principales hábitats y biotopos para la fauna en el
piso altimontano, son los siguientes:
HABITAT DE LOS REMANENTES BOSCOSOS DE KHEWIÑA
Biotopo de los bosques conservados, densos a semi-densos
Biotopo de los bosques abiertos degradados
Biotopo de los bosques abiertos en o con plantaciones forestales
Biotopo de afloramientos rocosos en matriz de bosque
HABITAT DE LOS PAJONALES ARBUSTIVOS ALTIMONTANOS
Biotopo del pajonal altimontano sucesional
Biotopo del pajonal sucesional mixto con arbustos
Biotopo del pajonal arbustivo abierto en laderas pedregosas (“salle”)
Biotopo de afloramientos rocosos en matriz de pajonal
HABITAT DE LAS QUEBRADAS ALTIMONTANAS
Biotopo de los remanentes de bosques ribereños de Aliso
Biotopo del pajonal ribereño de Sehuenka
HABITAT DE LOS HUMEDALES ALTIMONTANOS
Biotopo de las lagunas altimontanas
Biotopo de los pajonales y praderas higrofíticos altimontanos
Seguidamente, se caracteriza la fauna más propia del piso altimontano, en función de
los mencionados hábitats y biotopos, organizada asimismo por grupos tróficos o grupos
de alimentación preponderante. Basándonos en la información contenida
principalmente en las siguientes publicaciones: Fjeldså & Krabbe, 1990; Anderson, 1997;
De la Riva et al., 2000; Balderrama y Arias, 2000; Fjeldså y Kessler, 2004; Aguirre, 2007 y
2015; MMAyA, 2009; Balderrama et al., 2009; Wallace et al., 2010.
HABITAT DE LOS REMANENTES BOSCOSOS DE KHEWIÑA
•
200
Insectívoros: Es uno de los grupos tróficos más importante y característico del
hábitat de los remanentes boscosos de Khewiña, con una notable diversidad de
aves insectívoras, varias de ellas con distribuciones restringidas regionalmente.
Especies características importantes de la comunidad de aves insectívoras, son:
Bandurrita cola castaña (Upucerthia andaecola), tolerante de biotopos de
bosques abiertos degradados o con plantaciones forestales; Coludito castaño
(Leptasthenura yanacensis), casi exclusiva de los remanentes boscosos más o
menos densos; varias especies de canasteros tienen su óptimo en el piso
altimontano, la mayoría posibles tanto en el biotopo de los remanentes boscosos
de Khewiña como en los remanentes abiertos degradados y transiciones al pajonal
arbustivo: Canastero quebradeño (Asthenes heterura), Canastero rojizo (Asthenes
dorbignyi), Canastero puneño (Asthenes sclateri) y Canastero estriado (Asthenes
Fauna
maculicauda); además, otras insectívoras como: Carpintero verde (Colaptes
melanochloros Fig. 6.48), Cachudito pico negro (Anairetes parulus), Birro gris
(Polioxolmis rufipennis), Pitajo canela (Ochthoeca oenanthoides), Burlito cola
castaña (Myarchus tuberculifer), Golondrina de Vientre Castaño (Notiochelidon
murina) y también, los picaflores: Picaflor andino castaño (Oreotrochilus adela),
Picaflor pico espada (Ensifera ensifera), Picaflor Grande de Alas Safiro
(Pterophanes cyanopterus), Picaflor coludo verde (Lesbia nuna) y Picaflor cometa
(Sappho sparganura).
Las especies de aves más indicadoras y restringidas a los remanentes boscosos de
khewiña son: Picocono gigante (Oreomanes fraseri) y Monterita cochabambina
(Poospiza garleppi Fig. 6.32). En los mamíferos se encuentra el Ratón de las Khewiñas
Abrocoma boliviensis que es endémico de ese tipo de bosque. En anfibios se
encuentra Telmatobius hintoni asociado a cuerpos de agua.
Varias especies de murciélagos insectívoros tienen su óptimo de distribución en los
remanentes boscosos altimontanos, principalmente: Murciélago de hombros amarillos
peludo (Sturnira erythromos Fig. 6.33), Murciélago longirostro de Geoffroy (Anoura
geoffroyi Fig. 6.37) y Murciélago peludo blanquecino (Lasiurus cinereus Fig. 6.34).
•
Omnívoros: En el Tunari, el Oso hormiguero (Tamandua tetradactyla Fig. 6.35) y la
Yaka o Karachupa (Thylamys venusta) Fig. 6.36, están asociado a los biotopos de
remanentes boscosos y de bosques en plantaciones forestales.
•
Herbívoros y granívoros. En comparación con la diversidad de insectívoros, pocas
especies de aves granívoras son características de los remanentes boscosos más o
menos abiertos, principalmente el Jilguero corona gris (Sicalis luteocephala),
Jilguero picogordo cabeza negra (Carduelis crassirostris) y el Rey del bosque
(Pheucticus aureoventris).
En contraste, varias especies de ratones son características de los biotopos de
remanentes boscosos de khewiña y de los afloramientos rocosos en el bosque,
habiéndose adaptado también varios de ellos a los biotopos de bosque abierto
degradado y de bosque con plantaciones forestales; sobre todo los siguientes:
Ratón plomizo (Akodon boliviensis Fig. 5.70), Rata andina (Andynomis edax Fig.
6.38), Ratón ventrirrufo (Bolomys lactens Fig. 6.39), Ratón ebrioso (Neotomys
ebriosus Fig. 7.35), Ratón hocicudo (Oxymycterus paramensis Fig. 6.40), Pericote
(Phyllotis osilae Fig. 6.41) y Ratón colilargo (Oligoryzomys andinus Fig. 6.42).
•
Depredadores y carroñeros. Entre los mamíferos, son muy característicos de los
remanentes boscosos y de los afloramientos rocosos en el bosque, el Hurón
(Galictis cuja Fig. 7.43) y el Zorrino o añatuya (Conepatus chinga Fig. 7.44). La
mayoría de las aves rapaces son especies compartidas con los otros pisos, sin
embargo son característicos en el piso altimontano: Búho real (Bubo virginianus),
Mochuelo boliviano (Glaucidium bolivianum), Aguilucho común (Buteo
polyosoma), Aguilucho puneño (Buteo poecilochrous), Halcón plomizo (Falco
femoralis Fig. 5.78) y Águila mora (Geranoetus melanoleucus).
En biotopos de bosques abiertos degradados es característica la culebra
Tomodon orestes Fig. 6.43.
201
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Índice general del capítulo
• Ecosistemas altoandinos de la Cordillera del Tunari:
o Geobotánica (Gonzalo Navarro)
o Humedales del piso altoandino (Mabel Maldonado)
• Fauna del piso altoandino y subnival (Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre)
• Conservación del piso altoandino (Gonzalo Navarro)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
o
Contribuciones
o CVII.1. Lagunas altoandinas: Adaptaciones de los
organismos a sistemas extremos y posibles efectos del
cambio climático.
PISO ALTOANDINO
Ecosistemas altoandinos de la Cordillera del Tunari
Geobotánica
Gonzalo Navarro
Ubicación y características geo-ecológicas del Piso Altoandino
El piso ecológico altoandino ocupa una faja altitudinal que va desde 3 900 – 4 000 m
hasta 4 600 – 4 700 m, altitud a la que comienza el piso ecológico subnival.
El bioclima altoandino de la Cordillera del Tunari, en las vertientes montañosas que miran
al Valle Central de Cochabamba, es pluviestacional húmedo orotropical. Debido a la
inexistencia de observatorios meteorológicos en este piso, sus características
bioclimáticas han sido inferidas a partir de la vegetación climatófila y por extrapolación
de los datos de observatorios existentes a menor altitud (ver capítulo III). Asimismo, por
comparación con las pocas estaciones meteorológicas existentes en el norte de la
Cordillera Oriental de Bolivia (Ulla-Ulla, El Alto) en el mismo piso ecológico.
Existe una época seca notoria aunque menos intensa y de menor duración que en los
pisos ecológicos altimontano y montano. Las heladas nocturnas son posibles en todos
los meses del año y con mayor regularidad, casi diarias, aproximadamente desde abril
a diciembre.
Tabla VII.1. Características climáticas fundamentales del Piso Altoandino.
Clasificación
bioclimática
Bioclima pluviestacional
Ombrotipo húmedo
Termotipo orotropical
Heladas
Posibles en todos los meses y diarias en los meses
más secos del año (aproximadamente desde abril
a septiembre)
Sequía
2 - 3 meses secos (con P<2T) coincidentes con la
época más fría del año (junio a agosto)
Estacionalidad
de las lluvias
Estacionalidad importante: aproximadamente el
60% de las precipitaciones anuales se concentran
desde diciembre a marzo, coincidentes con la
época más cálida del año
Limitantes
ecológicas
climáticas
En el piso altoandino de la Cordillera del Tunari, como en el altimontano, predominan
sustratos geológicos constituidos por rocas de la era primaria o paleozoica y del período
ordovícico (formaciones Capinota, Anzaldo y San Benito), con dominio en extensión de
las litologías de la Formación Anzaldo (Fig. 7.1). Sólamente en la cuenca alta y nacientes
del Río Misicuni-Tintiri (GEOBOL 1994), afloran extensiones rocosas del período silúrico
(formaciones Catavi y Cancañiri). En conjunto, estas rocas ordovícicas y silúricas son
fundamentalmente lutitas (argilitas y limolitas), areniscas, cuarcitas y diamictitas, que
234
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
contienen cantidades muy bajas a moderadas de nutrientes minerales de reserva, razón
por la cual los suelos de las laderas montañosas medias son bastante pobres en
contenidos de iones minerales como calcio, magnesio, potasio y sodio. Además, debido
a las fuertes pendientes, estos iones minerales son lavados o lixiviados en época de
lluvia, siendo arrastrados hacia el fondo del valle.
Una característica diferencial del piso altoandino es la gran importancia que tienen los
depósitos de origen glaciar y fluvioglaciar, ligados a diversas geoformas (ver capítulo III:
Figs. 3.5., 3.6., 3.13., 3.14.). Estos depósitos se hallan constituidos por bloques de piedra,
gravas, limos, arcillas y arenas que recubren áreas extensas de los pisos altoandino y
subnival, pudiendo descender algunos de ellos hasta la parte alta del piso altimontano.
Tabla VII.2. Características geoecológicas fundamentales del Piso Altoandino.
Rocas
predominantes
Rocas de origen marino de los períodos
ordovícico y silúrico: alternancia de lutitas (argilitas y
limolitas), con areniscas, cuarcitas y diamictitas
Depósitos glaciares y fluvioglaciares: bloques de
piedra, gravas, arenas, limos y arcillas
Gran importancia de movimientos en
masa lentos de ladera por gelifluxión
Frecuencia de depósitos importantes de
caída gravitatoria de piedras canchales y
gleras o “salles”
Erosión/
deposición
Laderas
montañosas
y vegas o
valles del piso
altoandino
Abundantes sectores con afloramientos
rocosos escarpados, formando farallones
y cantiles
Muchas áreas con importancia de
geoformas glaciares y periglaciares:
morrenas, valles con sección en U,
depósitos fluvioglaciares en valles de
fondo plano, lagunas glaciares
escalonadas a altitudes sucesivas
Limitantes y
condicionantes
litológicas y
geoecológicas
Evolución media de los suelos zonales
bien drenados, con formación de
horizontes de humus espesos de tipo
úmbrico
Evolución de
los suelos
En situaciones con mal drenaje,
formación de áreas turbosas de
humedales (bofedales) con suelos
orgánicos tipo histosoles
Horizontes superiores de suelos con
crioturbación a partir del nivel altoandino
superior (> 4 400 m)
Reserva de
nutrientes
minerales
en rocas y
suelos
Muy baja a moderada en rocas
Suelos mayormente pobres en nutrientes
minerales, neutros o ácidos
235
PISO ALTOANDINO
Vegetación del Piso Altoandino
La vegetación natural potencial de este piso ecológico en la Cordillera del Tunari es
herbácea, constando de diferentes tipos de pajonales y humedales. Para su descripción
y caracterización florístico-ecológica nos basamos en Pestalozzi (1998), Ritter (2000),
Navarro y Maldonado (2002), De la Barra (2003), Molina et al. (2007), Navarro (2011),
Navarro et al. (2011), Maldonado et al. (2012), Zárate y Altamirano (2013).
En la siguiente tabla (Tabla VII.3.), se presentan resumidamente las diferentes unidades
de vegetación del piso altoandino, ordenadas por las unidades geomorfológicas
donde se desarrollan y por su dinámica sucesional:
Tabla VII.3. Series de vegetación del piso altoandino en las diferentes unidades geomorfológicas
y sus etapas de sustitución.
UNIDAD GEOMORFOLÓGICA
VEGETACIÓN
(vegetación potencial)
ETAPAS DE DEGRADACIÓN
POR EROSIÓN. Pajonales
sucesionales altoandinos de
suelos erosionados de la
Cordillera de Cochabamba:
comunidades de Pycnophyllum
molle-Aciachne acicularis
1. Laderas
montañosas
con suelos bien
drenados
Pajonal altoandino húmedo de la
Cordillera de Cochabamba:
Comunidad de Werneria
strigosissima-Stipa hans-meyerii
POR CULTIVO (BARBECHOS).
Herbazales de barbechos de
cultivos altoandinos:
comunidades de Lepidium
bipinnatifidum-Senecio rufescens
POR SOBREPASTOREO. Pajonales
de áreas sobrepastoreadas:
comunidades de Deyeuxia
vicunarum y Scirpus rigidus
POR EUTROFIZACIÓN EXCESIVA
CON GANADO: Herbazal nitrófilo
altoandino: comunidad de
Stellaria weddellii-Urtica echinata
2. Laderas
montañosas con
suelos muy
pedregosos
Pajonal altoandino de Festuca
fiebrigii
Sin etapas de
degradación
3. Laderas
abruptas cubiertas
de bloques y
piedras (gleras y
canchales)
Herbazales altoandinos de gleras:
comunidad de Senecio
adenophylloides
Sin etapas de
degradación
4. Afloramientos
rocosos (farallones
y cantiles)
Vegetación saxícola: comunidad
de Woodsia
montevidensis-Saxifraga
magellanica
Sin etapas de
degradación
236
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
Tabla VII.3. Continuación
UNIDAD GEOMORFOLÓGICA
VEGETACIÓN
(vegetación potencial)
ETAPAS DE DEGRADACIÓN
5. Piedemontes y
zonas periféricas
de valles planos
Pajonal higrofítico de las vegas
altoandinas de la Cordillera de
Cochabamba: Comunidad de
Eleocharis albibracteata-Festuca
humilior
POR PASTOREO INTENSIVO.
Pastizal higrofítico de las vegas
altoandinas de la Cordillera de
Cochabamba: Comunidad de
Trifolium amabile-Festuca humilior
6. Fondos de valles
planos
Bofedal estacional altoandino:
Comunidad de Gentianella
primuloides-Plantago tubulosa
Bofedal inundado altoandino:
Comunidad de Deyeuxia
jamesonii-Distichia muscoides
POR PASTOREO INTENSIVO.
Pastizales de bofedal altoandino.
Comunidad de Lachemilla
pinnata-Phylloscirpus deserticola
Vegetación acuática altoandina
de aguas muy superficiales poco
mineralizadas: Comunidad de
Cotula mexicana-Lilaeopsis
macloviana
Sin etapas de
degradación
Vegetación acuática altoandina
de aguas poco profundas poco
mineralizadas: Comunidad de
Callitriche
heteropoda-Ranunculus
flagelliformis
POR PASTOREO INTENSIVO.
Vegetación acuática altoandina
de aguas eutrofizadas por
pastoreo: Comunidad de
Alopecurus hitchcockii-Juncus
stipulatus
Vegetación acuática altoandina
de aguas moderadamente
profundas poco mineralizadas:
Comunidad de Isoetes lechlerii
Sin etapas de
degradación
7. Cuerpos de
agua altoandinos
1. Vegetación de laderas montañosas con suelos bien drenados
Representa la vegetación climatófila potencial natural del piso altoandino de la
Cordillera del Tunari, constituida por varios tipos de pajonales. Es decir, por comunidades
vegetales herbáceas perennes, donde tienen un papel muy importante las gramíneas
vivaces de tamaño medio o grande (“pajas”), con sistema radicular muy denso, que
forman cepellones o macollos compactos. Estos pajonales climatófilos altoandinos se
desarrollan sobre los suelos bien drenados, más o menos pedregosos, de las laderas
montañosas con pendientes variables pero generalmente de tipo moderado a fuerte.
Al ser el tipo de vegetación climatófilo zonal del piso altoandino, significa que están
adaptados al bioclima imperante en esta faja altitudinal, el cual es pluviestacional
húmedo con dos o tres meses de déficit hígrico y por tanto de sequía fisiológica para la
vegetación. Esto determina el que los pajonales altoandinos climatófilos tengan
globalmente una fisonomía siempre verde estacional: los macollos de las gramíneas
amarillean parcialmente en la época menos lluviosa, pero siempre se mantiene una
parte de las hojas viva y verde, a la vez que las hojas que mueren en esta época son
renovadas prontamente por otras nuevas.
Seguidamente, se describen y caracterizan tanto los pajonales potenciales naturales,
como los varios tipos de pajonales sucesionales o secundarios originados por
degradación.
237
PISO ALTOANDINO
Pajonal altoandino húmedo de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de Werneria
strigosissima-Stipa hans-meyerii
Representa la vegetación potencial climatófila natural del piso altoandino (Fig. 7.19.),
distribuida entre 4 000 – 4 700 m de altitud, sobre suelos bien drenados de laderas
montañosas del piso bioclimático orotropical pluviestacional húmedo.
Presenta una estructura de pajonal amacollado denso a semi-denso (Figs. 7.2. y 7.3.),
con un estrato superior dominado generalmente por la paja Iru-Ichu (Festuca
dolichophylla), de aproximadamente 40 – 60 cm de altura media; con un estrato medio,
de 20 – 30 cm de altura, dominado y caracterizado por la gramínea Paqu (Stipa
hans-meyeri) asociada a varias gramíneas de tamaño similar, principalmente las
siguientes: Deyeuxia filifolia, Deyeuxia heterophylla, Deyeuxia trichophylla,
Piptochaetium indutum, Stipa brachiphylla y Stipa depauperata. Por debajo, se
extiende el estrato inferior, menor a 20 cm de altura media, donde son frecuentes
gramíneas y ciperáceas bajas como Bromus villosissimus, Cyperus andinus, Deyeuxia
rigida, Deyeuxia vicunarum, Dissanthelium calycinum, Festuca
rigescens, Luzula
racemosa, Poa candamoana, Poa gymnantha y Scirpus rigidus. En este nivel inferior,
muy diverso, son además frecuentes numerosas especies pequeñas de hierbas
perennes con morfologías de rosetas, almohadillada o de tipo cespitoso o estolonífero,
siendo características las siguientes: Arenaria boliviana, Astragalus pusillus, Azorella
biloba, Azorella diapensioides (Fig. 7.4.), Baccharis alpina, Baccharis caespitosa,
Brayopsis calycina, Calandrinia acaulis,
Cardionema ramosissima, Cerastium
mucronatum, Cerastium peruvianum, Cerastium triane, Erigeron rosulatus, Gentianella
boliviana, Geranium ruizii, Geranium sessiliflorum, Gnaphalium badium, Gomphrena
meyeniana, Hypochoeris meyeniana, Melandrium mandonii, Paranephelius ovatus,
Paronychia andina, Perezia cirsiifolia, Perezia integrifolia, Perezia multiflora, Perezia
villosa, Perezia virens, Ranunculus filamentosus, Senecio candollii, Werneria apiculata,
Werneria nubigena, Werneria villosa y Werneria strigosissima.
Los pajonales altoandinos naturales de la Cordillera del Tunari tienen una
alta diversidad de especies herbáceas, constituyendo un importante
recurso natural como reserva de forrajes nativos. Siendo esencial en este
sentido el desarrollo de investigaciones que conduzcan a su más eficiente
aprovechamiento equilibrado, basado en un adecuado conocimiento
florístico, ecológico y bromatológico de las plantas.
Estos pajonales crecen sobre suelos con buen drenaje situados en laderas montañosas
con pendientes moderadas a altas (Fig. 7.19.). Son suelos húmicos, bastante profundos
y con pedregosidad variable pero siempre presente. El complejo de cambio catiónico
presenta una saturación en bases (Ca, Mg, K, Na) inferior al 50%. El horizonte de humus
es espeso, con profundidad superior a 15 cm en la mayor parte de las situaciones. Con
estas características, estos suelos se clasifican como Umbrisoles dístricos, según la
nomenclatura de FAO (2007).
El humus muestra una buena descomposición e incorporación de la materia orgánica,
faltando el horizonte OH de restos orgánicos finos transformados, de manera que se
pasa directamente de unos horizontes OL (restos de hojas muertas) al horizonte A
órgano-mineral úmbrico, apenas con una delgada capa discontinua intermedia de
238
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
fermentación (OF) que ocurre solo en algunas zonas. Con estas características, el humus
se puede tipificar como humus mull según la clasificación de Zanella et al. (2011).
Los pajonales altoandinos climatófilos son utilizados intensamente en régimen de
pastoreo extensivo por el ganado, principalmente camélido, bovino y ovino. Este
aprovechamiento ganadero tradicional en pastos nativos de laderas montañosas tiene
un marcado componente estacional, de forma que el ganado pastorea en ellos sobre
todo en la época lluviosa, desplazándose en la época seca hacia los pastos húmedos
de los humedales y bofedales. La influencia excesiva del ganado determina cambios
importantes en la vegetación natural, originándose dos tipos de comunidades de
degradación o perturbación de origen ganadero:
a)- Pajonales de áreas con sobrepastoreo: comunidades de Deyeuxia
vicunarum-Scirpus rigidus
En las zonas con exceso de pastoreo, tienden a predominar a largo plazo plantas bajas
poco apetecibles para el ganado, con hojas rígidas, punzantes o de mal sabor. Las
causas de estos desequilibrios son la sobrecarga ganadera o la intensificación de la
presión ganadera en determinadas áreas, unido generalmente a la práctica de
quemas excesivas de los pajonales en época seca y a la aparición derivada de zonas
erosionadas. De esta forma, se originan pajonales bajos degradados, en los cuales
suelen desaparecer o se hacen muy ralos y discontinuos los estratos alto y medio del
pajonal original dominados por Festuca dolichophylla y Stipa hans-meyeri
respectivamente. En cambio, predominan plantas poco palatables, siendo
característica e indicadora del mal manejo ganadero la abundancia o dominancia de
las siguientes especies: Cyperus andinus, Deyeuxia rigida, Deyeuxia vicunarum, Festuca
rigescens, Scirpus rigidus, Senecio spinosus, Tetraglochin cristatum.
b)- Herbazales nitrófilos altoandinos: Comunidad de Stellaria weddellii-Urtica echinata
Los lugares muy eutrofizados por la defecación del ganado, tales como cagarruteros de
llamas y proximidades de corrales, son ocupados por una comunidad de hierbas que
reemplaza a los pajonales originales y adaptada a las condiciones del enriquecimiento
excesivo del suelo en fósforo y nitrógeno. Las principales especies características y
diferenciales de estas situaciones son: Astragalus garbancillo, Coronopus didymus,
Dissanthelium calycinum,
Geranium sessiliflorum, Hordeum muticum, Jaborosa
squarrosa, Lachemilla pinnata, Mancoa hispida, Stellaria weddellii, Tarasa tenella, Urtica
echinata y Urtica flabellata.
Pajonales sucesionales altoandinos
Comunidades de pajonal sucesional originadas por la degradación natural o antrópica
(cultivos, caminos) de los pajonales altoandinos naturales. En función del factor principal
de degradación se diferencian dos tipos:
a)- Pajonales sucesionales altoandinos de suelos erosionados de la Cordillera de
Cochabamba: comunidades de Pycnophyllum molle-Aciachne acicularis
Los suelos erosionados o delgados y pedregosos en márgenes de caminos o en lomas
abruptas muy expuestas al viento, son colonizados por comunidades de pajonal propias
de estas situaciones y caracterizados por un conjunto de especies adaptadas a crecer
en suelos erosionados, siendo las principales: Llapa-Llapa (Aciachne acicularis),
239
PISO ALTOANDINO
Calandrinia acaulis, Cardionema ramosissima, Chaptalia similis, Lepidium meyenii,
Perezia pungens, Plantago sericea, Pycnophyllum molle, Spergularia andina y Stipa
pungens.
b)- Pajonales de barbechos de cultivos altoandinos: comunidades de Lepidium
bipinnatifidum-Stipa ichu (Fig. 7.5.)
Los suelos húmicos de los pajonales altoandinos son utilizados en diversas zonas para el
cultivo, principalmente de tubérculos (papas, oca) y otras (cebada, quinua), sobre todo
en microclimas o topografías algo más cálidos y menos expuestos a heladas. Cuando
las parcelas se dejan en descanso después de un ciclo de cultivo, en estos suelos
degradados y parcialmente erosionados de los barbechos altoandinos, aparecen
varias malezas pioneras, que constituyen comunidades características donde son
diferenciales plantas como: Conyza altoandina, Gnaphalium badium, Lepidium
bipinnatifidum, Oenothera nana, Perezia multiflora, Senecio rufescens y Stipa ichu.
La relación dinámica sucesional entre las diferentes comunidades vegetales citadas, se
representa en el siguiente esquema:
Pajonal altoandino
húmedo de la
Cordillera de
Cochabamba:
Comunidad de
Werneria
strigosissima-Stipa
hans-meyerii
Sobrecarga ganadera o
exceso de presión del
ganado sobre áreas
determinadas sin
rotación
Depósito intensivo y
concentrado de
excrementos del
ganado en
determinadas zonas:
cagarruteros de
llamas, cercanías de
corrales
Erosión y pérdida de
suelos en lomas y
crestas montañosas
abruptas muy
venteadas o en
márgenes de caminos
Cultivo y
posterior
descanso
(BARBECHOS)
Pajonales sucesionales
altoandinos de suelos
erosionados de la
Cordillera de
Cochabamba:
comunidades de
Pycnophyllum
molle -Aciachne
acicularis.
240
Pajonales de áreas
con sobrepastoreo:
comunidades de
Deyeuxia vicunarumScirpus rigidus.
Herbazales de
barbechos de cultivos altoandinos:
comunidades de Lepidium
bipinnatifidum-Stipa ichu
Herbazales
nitrófilos
altoandinos:
Comunidad de
Stellaria
weddellii-Urtica
echinata
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
2. Vegetación de laderas montañosas con suelos muy pedregosos: Pajonal altoandino
de Hualla (Festuca fiebrigii)
En el piso altoandino inferior, aproximadamente entre 3 900 y 4 500 m de altitud, las
laderas rocosas con suelos pedregosos y fuertes pendientes son ocupadas por un
pajonal diferente, dominado por la robusta gramínea Festuca fiebrigii, llamada
localmente Hualla según Pestalozzi (1998), cuyos macollos rígidos y erguidos pueden
alcanzar 0.9 – 1 m de altura. Junto a ella, se asocian varias especies compartidas con los
pajonales de la comunidad de Werneria strigosissima-Stipa hans-meyerii, con los cuales
forman mosaicos y se reparten entre ambos las laderas altoandinas.
3. Vegetación de laderas abruptas cubiertas de bloques y piedras (gleras y canchales)
Vegetación adaptada a crecer entre los fragmentos y bloques de piedra acumulados
en laderas con fuertes pendientes, situación frecuente en las paredes de circos
montañosos de origen glaciar. Una sola comunidad identificada en el Tunari:
Vegetación de canchales rocosos húmedos altoandinos de la Puna mesofítica:
Comunidad de Caiophora andina-Senecio rufescens.
Herbazales altoandinos de gleras y canchales, que colonizan específicamente las
laderas altoandinas abruptas cubiertas de fragmentos rocosos angulosos de diversos
tamaños, desde gravas a bloques de piedra, entre 4100 y 4800 m de altitud. Estos
herbazales son de baja cobertura y biomasa, con poblaciones de individuos bastante
separados o dispersos. La especie dominante y característica es el Khela (Senecio
rufescens), hierba que alcanza aproximadamente 1 m de altura, asociada a un
conjunto de especies características de estas situaciones, principalmente las siguientes:
Arenaria boliviana, Baccharis caespitosa, Belloa schulzii, Caiophora andina, Caiophora
rosulata, Gnaphalium polium, Lobivia maximiliana subsp. caespitosa, Phacelia secunda,
Senecio candollii, Senecio rufescens, Sisymbrium peruvianum, Werneria ciliolata.
4. Vegetación de afloramientos rocosos (farallones y cantiles)
Vegetación saxícola altoandina y subnival de la Puna mesofítica: Comunidad de
Woodsia montevidensis-Saxifraga magellanica
Vegetación relacionada con la anterior (3), pero especializada en colonizar grietas,
huecos y repisas de farallones de roca, donde crece en pequeñas acumulaciones
húmedas de tierra húmica. Distribuida entre 4 200 m y 5 200 m de altitud, tanto en el piso
ecológico altoandino superior como en el subnival. Caracterizada principalmente por
Saxifraga magellanica (Fig. 8.2.), planta formadora de cojines o almohadillas y el
pequeño helecho Woodsia montevidensis (Fig. 8.3.). A ellas se asocian otras plantas
propias de ambientes pedregosos o rocosos de alta montaña como: Anthochloa
lepidula, Caiophora horrida, Cerastium mucronatum, Lobivia maximiliana subsp.
caespitosa (Figs. 7.6. y 7.7.), Phacelia secunda y Valeriana nivalis; además de varias
especies acompañantes dispersas, procedentes de las comunidades de pajonales con
las que contactan.
Esta comunidad es frecuente tanto en el piso altoandino superior como en el subnival
de la Cordillera del Tunari, creciendo en huecos y fisuras de los farallones rocosos de
areniscas y cuarcitas.
241
PISO ALTOANDINO
5. Vegetación de piedemontes y zonas periféricas de valles planos
Grupo de comunidades vegetales altoandinas que viven en las zonas con escasa
pendiente de las vegas o valles glaciares, situándose preferentemente en el
piedemonte de contacto o de transición entre las laderas montañosas y los fondos de
valle planos. En estas situaciones, los suelos se hallan enriquecidos por el aporte de agua
y de nutrientes procedentes del drenaje y escorrentía de las laderas adyacentes, siendo
por tanto ambientes higrofíticos con suelos húmedos todo el año y saturados de
humedad o incluso algo anegados en la época de lluvias.
Dos tipos de pajonales higrofíticos se desarrollan en estas condiciones ecológicas en el
piso altoandino de la Cordillera del Tunari:
a)- Pajonal higrofítico de las vegas altoandinas de la Cordillera de Cochabamba:
Comunidad de Eleocharis albibracteata-Festuca humilior
Pajonales bajos y densos, con dosel herbáceo de 30 – 40 cm de altura, dominado y
caracterizado por la gramínea Festuca humilior, que se desarrollan entre 3900 m y 4600
m de altitud, en el piso altoandino con bioclima orotropical pluviestacional húmedo.
Ocupan áreas de suelos permanentemente húmedos, estacionalmente saturados de
agua o ligeramente inundados. En el estrato herbáceo inferior son características varias
especies de gramíneas, juncáceas y ciperáceas, principalmente: Aciachne pulvinata,
Carex incurva, Colobanthus crassifolius, Cyperus seslerioides, Deyeuxia rigescens,
Deyeuxia curvula, Eleocharis acicularis, Eleocharis albibracteata, Juncus stipulatus, Poa
aequigluma, Poa chamaeclinos, Poa obovata, Poa perligulata y Scirpus atacamensis. El
nivel más inferior del pajonal está constituido por pequeñas herbáceas cespitosas o en
roseta, siendo frecuentes y características: Azorella biloba, Gentiana podocarpa,
Gentiana sedifolia, Hypochoeris meyeniana, Novenia acaulis, Ranunculus filamentosus,
Viola pygmaea y Werneria pygmaea.
Los suelos del pajonal higrofítico presentan condiciones hidromórficas temporales o
estacionales y unos horizontes de humus bastante desarrollados, pudiendo clasificarse,
según el sistema de FAO(2007) como gleisoles úmbricos dístricos, debido a sus
contenidos menores al 50% de saturación en bases de cambio y pH ácido. Las
condiciones de saturación en agua tienen una duración inferior a seis meses
(generalmente 3-4 meses) y coinciden con la época lluviosa.
Los horizontes húmicos superiores, todos con hidromorfía temporal, tienen
características de descomposición media, con un horizonte de restos orgánicos (OLg)
seguido de un horizonte delgado de fermentación (OFg) y de un horizonte de materia
orgánica descompuesta (OHg). Por debajo, el horizonte órgano-mineral (Ag) es de
espesor variable y aparentemente no originado por fauna sino por microorganismos
(Agnz). Con estas características, el humus se clasificaría como un hidromoder, según el
sistema europeo (Zanella et al., 2011).
El horizonte subsuperficial es generalmente un Cg con patrón de color típicamente
gleico, mostrando un notorio moteado de manchas anaranjadas sobre una matriz de
color gris claro.
b)- Pastizal de las vegas altoandinas de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Trifolium amabile-Festuca humilior
242
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
Pajonal similar al anterior, pero con intenso uso ganadero, principalmente camélido y
ovino, lo que produce una mayor densidad del pajonal y una menor altura del mismo,
tomando el aspecto de una pradera húmeda con el característico ingreso o aumento
de especies palatables diferenciales de la comunidad, y especies de zonas
eutrofizadas, como: Acaulimalva dryadifolia, Lachemilla pinnata, Perezia sublyrata,
Plantago lanceolata, Plantago orbygniana, Ranunculus praemorsus y Trifolium amabile.
6. Vegetación de fondos de valles planos: bofedales
Tipos de comunidades vegetales que contactan con las anteriores (5) hacia la parte
más baja e inundable de los fondos de vegas y valles planos del piso ecológico
altoandino. Crecen en suelos desde estacionalmente a permanentemente saturados
de agua. En el Tunari, esta vegetación se halla afectada por aguas frías poco
mineralizadas, con bajos contenidos en sales disueltas, generalmente ácidas o casi
neutras.
En función del grado y duración de la saturación en agua, de la morfología y de la
composición florística fundamental, pueden diferenciarse con claridad dos tipos de
bofedales en el Tunari:
Bofedal plano altoandino estacional de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Gentianella primuloides-Plantago tubulosa
Bofedal saturado de agua durante más de 6 meses al año, distribuido en los valles
glaciares y vegas altoandinas del Tunari entre 4100 m y 4800 m de altitud. Asimismo,
puede formarse en laderas montañosas con no demasiada pendiente, cuando en ellas
se producen surgencias o afloramientos de manantiales. La planta dominante y
característica de esta comunidad de bofedal es el Plantago tubulosa (Figs. 7.8. y 7.9.) a
menudo asociado a Phylloscirpus deserticola (Fig. 7.10.), que forman carpetas planas o
tepes compactos con su denso enraizamiento cespitoso. Sobre estos tepes, crecen de
forma más dispersa otras plantas características, principalmente: Colobanthus quitensis,
Deyeuxia curvula, Deyeuxia rigescens, Gentiana podocarpa, Gentiana sedifolia,
Gentianella briquetiana, Gentianella primuloides, Hypochoeris taraxacoides, Isoetes
andicola, Lobelia oligophylla, Viola pygmaea (Fig. 7.9.) y Werneria pygmaea.
En los bofedales planos estacionales del Tunari, es muy notable la
aparición poco abundante del helecho palustre Isoetes andicola,
especie que en Bolivia solo había sido reportada para las cordilleras de La
Paz y distribuida principalmente en los Andes del Perú
En función a los datos de campo, los suelos de los bofedales estacionales (Figs. 7.11, 7.12
y 7.13) del Tunari se hallan saturados de agua o algo anegados en promedio 6 a 9 meses
al año, y únicamente al final de la época seca (aproximadamente de junio a
septiembre) quedan solamente como húmedos. Son suelos moderadamente ácidos,
con saturación en bases intercambiables menor al 50%.
El horizonte sub-superficial, comienza aproximadamente a 25-30 cm de profundidad y
corresponde a un horizonte Cg limoso o limo-arcilloso con patrón de color redoximórfico
(moteado anaranjado sobre una matriz descolorida gris claro), que indica claramente
la fluctuación estacional del nivel de agua sub-superficial.
243
PISO ALTOANDINO
Por encima, entre 0 y 15-20 cm de profundidad aproximadamente, se desarrolla un
humus con grado medio de descomposición (tipo mésico o hémico) en el que el
material fibroso mal descompuesto no es el predominante, el cual hacia los niveles
inferiores (entre 20 y 30 cm de profundidad) tiene mejor descomposición (de tipo
sáprico). Con estas características, según el sistema europeo (Zannella et al., 2011) el
humus puede clasificarse como un histomoder mésico a sáprico (Fig. 7.13.).
Mientras que el suelo en conjunto, en el sistema de FAO (2007) y según los datos
expuestos, se clasificaría como un histosol hémico-sáprico dístrico (Figs. 7.11. y 7.12.).
Bofedal almohadillado inundado altoandino de la Cordillera de Cochabamba:
Comunidad de Deyeuxia jamesonii-Distichia muscoides (Fig. 7.14.)
Contacta con el anterior tipo de bofedal hacia las zonas más inundables y saturadas de
agua durante la mayor parte del año, compartiendo ambos el espacio de los fondos de
valle en muchos lugares. Igualmente, la planta dominante y característica,- en este
caso la juncácea Distichia muscoides (Fig. 7.15.)- forma tepes muy compactos, pero a
diferencia del anterior, éstos son de morfología almohadillada o en cojín, originando
bofedales con superficies notoriamente onduladas. Asociadas a la Distichia muscoides,
se presentan diversas plantas herbáceas pequeñas características de esta comunidad,
o en parte compartidas con los bofedales planos, siendo las principales: Castilleja
pumila, Cuatrecasasiella argentina, Deyeuxia jamesonii, Lachemilla diplophylla,
Lilaeopsis macloviana, Lobelia oligophylla, Myrosmodes paludosum, Oritrophium
limnophilum, Ourisia muscosa, Werneria heteroloba y Werneria pygmaea.
Los suelos de los bofedales inundados del Tunari se diferencian de los de los bofedales
estacionales anteriores en varios aspectos clave:
•
El horizonte sub-superficial no muestra un patrón de color redoximórfico, sino
homogéneamente reductimórfico (gris claro a gris oscuro), sin moteado
anaranjado, indicando la inexistencia de fluctuación estacional en el nivel del
agua sub-superficial, que se mantiene todo el año o casi todo inundando el perfil
edáfico. Es decir, se trata de un horizonte Cr, generalmente arcillo-limoso con
proporciones variables de arena muy fina y de pequeños fragmentos de piedras.
A profundidad variable según las zonas, pero normalmente a más de 40-50 cm de
la superficie.
•
Los niveles de humus superiores, por encima del horizonte Cr son dominantemente
fibrosos (Hf) con abundante proporción de restos vegetales poco descompuestos
(tipo fíbrico) en un espesor desde la superficie de aproximadamente 20 – 30 cm;
volviéndose progresivamente más descompuestos (tipo hémico, Hm) por debajo
de esa profundidad. En los casos observados en campo no se reconoce un
horizonte claramente más descompuesto (sáprico).
Igualmente a los bofedales estacionales, los suelos de los bofedales inundados del Tunari
tienen una saturación menor al 50% en bases intercambiables y son ácidos.
Con las mencionadas características, estos suelos se clasificarían como Histosoles
fíbrico-hémicos dístricos con un humus de tipo histomor mésico.
244
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
Pastizales de bofedales altoandinos: Comunidad de Lachemilla pinnata-Phylloscirpus
deserticola
Cuando las anteriores comunidades vegetales son pastoreadas intensamente, en
especial los bofedales almohadillados, se produce progresivamente el reemplazo de la
Distichia muscoides, -dura y menos palatable,- por densas poblaciones de Phylloscirpus
deserticola y/o Eleocharis albibracteata, hecho favorecido por el hollado y pisoteo del
ganado. A la vez, ingresan o aumentan diversas especies favorecidas por la
eutrofización inducida por el ganado, tales como: Lachemilla pinnata. Se originan de
esta forma aspectos secundarios de pastizal de los bofedales, que pueden alcanzar
grandes extensiones en zonas con gran presión ganadera.
7. Vegetación de cuerpos de agua altoandinos
Conjunto de tipos de vegetación acuática y palustre distribuidos en las lagunas,
charcas y arroyos del piso altoandino de la Cordillera del Tunari, donde la mayoría de las
aguas tienen bajos contenidos en sales disueltas y son generalmente ácidas a casi
neutras (Navarro y Maldonado, 2002).
Las distintas comunidades de plantas acuáticas que se han identificado en el Tunari, se
estructuran y diferencian en relación a factores clave como la profundidad del agua.
Seguidamente se caracterizan estas comunidades basándonos en Liberman et al.
(1988 y 1991), Ritter (2000), Navarro y Maldonado (2002), De la Barra (2003), Molina et al.
(2007), Navarro 2011, Navarro et al. (2011) y Maldonado (2012):
a)- Vegetación palustre:
Vegetación acuática constituida por plantas enraizadas y erguidas, con parte de los
tallos y hojas que emergen del agua. Generalmente crecen en la zona litoral de lagunas
o en tramos de arroyos con corriente muy lenta. En el piso altoandino del Valle Central
de Cochabamba, se han identificado dos comunidades palustres:
Pajonal inundado altoandino de la Cordillera del Tunari: Comunidad de Deyeuxia
eminens-Deyeuxia orbignyana (Fig. 7.16.)
Pajonal palustre abierto a semicerrado, inundado permanentemente, que crece en los
márgenes de las lagunas altoandinas, con aguas someras quietas, frías, transparentes y
de escaso contenido en sales minerales disueltas. Caracterizado por varias gramíneas
grandes y amacolladas, asociadas a algunas ciperáceas, principalmente en el Tunari:
Carex bonplandii, Deyeuxia eminens, Deyeuxia chrysantha y Deyeuxia orbignyana.
Comunidad distribuida de forma irregular o dispersa en la Cordillera del Tunari, con
algunas localidades muy representativas como el sistema de lagunillas glaciares
existente por encima de la Laguna de Wara-Wara.
Totoral altoandino: Comunidad de Totora (Schoenoplectus californicus subsp. tatora).
En el piso altoandino, la Totora forma comunidades vegetales monoespecíficas,
constituidas por densas poblaciones con tallos emergentes de Schoenoplectus
californicus subsp. tatora enraizadas en el fondo de la zona litoral de lagos y lagunas
altoandinos en aguas desde poco mineralizadas hasta mineralizadas y eutrofizadas. En
la Cordillera del Tunari ha sido registrada solo en algunas lagunas altoandinas, como por
ejemplo en la Laguna Toro (Ritter, 2000).
245
PISO ALTOANDINO
b)- Vegetación acuática:
Comunidades vegetales de plantas acuáticas (hidrófitos), que viven dentro del agua,
enraizadas en el fondo o flotando. En función de su forma predominante de
crecimiento, se diferencian las siguientes comunidades:
• Vegetación acuática enraizada
Constituida por plantas acuáticas enraizadas en el fondo, totalmente sumergidas o
parcialmente emergentes o apoyantes en la superficie del agua. Incluye en el Tunari
varias comunidades que se distribuyen y diferencian en función de la profundidad del
agua donde crecen:
Vegetación acuática altoandina de aguas muy superficiales poco mineralizadas:
Comunidad de Cotula mexicana-Lilaeopsis macloviana
Vegetación de pequeñas plantas acuáticas que viven en la zona litoral más externa de
lagunillas, con aguas quietas muy poco profundas (0 a 5 cm), estacionalmente
fluctuantes y poco mineralizadas. En la época seca pueden quedar sin cobertura de
agua por algún tiempo, mientras que el resto del tiempo permanecen cubiertas por
unos pocos centímetros. Especies características: Cotula mexicana (Fig. 7.21.), Elatine
triandra, Isoetes boliviensis, Lachemilla diplophylla (Fig. 7.22.), Lilaeopsis macloviana,
Limosella aquatica.
Vegetación acuática altoandina de aguas poco profundas y poco mineralizadas:
Comunidad de Callitriche heteropoda-Ranunculus flagelliformis
Comunidad que crece en la zona litoral de lagunillas y arroyos altoandinos, con aguas
quietas poco profundas (5 a 30 cm en promedio) y poco mineralizadas, que tienen
generalmente una considerable oscilación anual de la profundidad en función de la
época del año. Especies características: Alopecurus hitchcockii (Fig. 7.23.), Callitriche
heteropoda (Fig. 7.24.), Isoetes boliviensis, Isoetes herzogii (Fig. 7.17.), Myriophyllum
quitense, Ranunculus flagelliformis (Figs. 7.17. y 7.25.).
Vegetación acuática altoandina de aguas eutrofizadas por pastoreo: Comunidad de
Alopecurus hitchcockii-Juncus stipulatus
Esta comunidad sustituye o reemplaza a la anterior en aguas eutrofizadas por el
pastoreo del ganado (vacas y caballos), lo cual origina un aumento o predominio a
veces casi total de la gramínea acuática Alopecurus hitchcockii (Fig. 7.23.), asociada
como codominante en muchas localidades con Juncus stipulatus (Molina et al. 2007).
Otras plantas acompañantes, menos frecuentes, son compartidas con la comunidad
anterior, principalmente: Crassula venezuelensis, Elatine triandra, Elodea potamogeton,
Miriophyllum quítense y Ranunculus flagelliformis.
Vegetación acuática altoandina de aguas
mineralizadas: Comunidad de Isoetes lechleri
moderadamente
profundas
poco
Comunidad monospecífica, típica de la zona litoral inferior de lagunas glaciares del piso
altoandino. Constituida por densas poblaciones de Isoetes lechleri, enraizadas en el
fondo de aguas quietas permanentes, transparentes, no mineralizadas a
submineralizadas, entre 30 cm y 70 cm de profundidad por término medio. La especie
246
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
dominante y característica, Isoetes lechleri (Fig. 7.18.), llega a constituir en su óptimo
densos tepes subacuáticos que pueden cubrir extensiones importantes de las lagunas
de aguas limpias poco o nada contaminadas.
Vegetación acuática altoandina de aguas fluyentes mineralizadas: Comunidad de
Elodea potamogeton
Vegetación de hidrófitos sumergidos y enraizados, dominada por Elodea potamogeton,
algo frecuente en aguas fluyentes medianamente mineralizadas y eutrofizadas, que
crece en algunos tramos de los cauces de pequeños arroyos de aguas
moderadamente rápidas del piso ecológico altoandino. Comunidad no muy común en
el Tunari.
• Vegetación acuática flotante
Vegetación acuática andina flotante de aguas mineralizadas o eutrofizadas:
Comunidad de Lemna minuta-Lemna gibba
Asociación constituida por pequeñas plantas flotantes (“lentejas de agua”), con sus
raíces sumergidas en el agua, propia de aguas quietas mineralizadas y/o eutrofizadas.
En general, es un tipo de vegetación acuática ampliamente distribuido en los pisos
ecológicos altoandino, altimontano y montano superior. Especies características: Azolla
filiculoides, Lemna minuta, Lemna gibba y Lemna valdiviana. En el Tunari es una
comunidad bastante escasa, reportándose solo de algunas localidades altoandinas
con aguas eutrofizadas por acción del ganado.
Los ecosistemas de los humedales altoandinos del Tunari incluyen:
pajonales higrofíticos, bofedales, vegetación palustre y vegetación
acuática. En conjunto, tienen una importancia crítica como recurso
forrajero clave, como captadores y almacenadores de agua, y como
amortiguador o regulador climático. Por ello, es urgente la adopción de
medidas efectivas destinadas a su conocimiento, protección y
adecuado manejo o uso equilibrado.
247
PISO ALTOANDINO
Como resumen de la vegetación altoandina, se presenta el siguiente modelo gráfico de
zonación fitotopográfica de las principales comunidades descritas (Fig. 7.35):
Figura 7.35. Modelo de zonación catenal de las principales comunidades vegetales del piso ecológico
altoandino del Tunari.
1. Vegetación saxícola altoandina y subnival de la Puna mesofítica: Comunidad de Woodsia
montevidensis-Saxifraga magellanica.
2. Vegetación de canchales rocosos húmedos altoandinos de la Puna mesofítica: Comunidad de
Caiophora andina-Senecio rufescens.
3. Vegetación de laderas montañosas con suelos muy pedregosos: Pajonal altoandino de Hualla
(Festuca fiebrigii).
4. Pajonal altoandino húmedo de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de Werneria
strigosissima-Stipa hans-meyerii.
5. Pajonal higrofítico de las vegas altoandinas de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Eleocharis albibracteata-Festuca humilior
6. Bofedal plano altoandino estacional de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de Gentianella
primuloides-Plantago tubulosa
7. Bofedal almohadillado inundado altoandino de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Deyeuxia jamesonii-Distichia muscoides
8. Vegetación acuática altoandina de aguas muy superficiales poco mineralizadas: Comunidad de
Cotula mexicana-Lilaeopsis macloviana
9. Pajonal inundado altoandino de la Cordillera del Tunari: Comunidad de Deyeuxia
eminens-Deyeuxia orbignyana
10. Vegetación acuática altoandina de aguas poco profundas y poco mineralizadas: Comunidad de
Callitriche heteropoda-Ranunculus flagelliformis
11. Vegetación acuática altoandina de aguas moderadamente profundas poco mineralizadas:
Comunidad de Isoetes lechleri
12. Vegetación acuática altoandina de aguas medianamente profundas poco mineralizadas:
Comunidad de algas carofíceas (Chara, Nitella).
248
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
Fig. 7.1. Farallones rocosos altoandinos en el
Tunari (Paleozoico, Formación Anzaldo, lutitas y
areniscas). Foto: G. Navarro
Fig. 7.2. Pajonal altoandino húmedo de la
Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Werneria strigosissima-Stipa hans-meyerii.
Foto: G. Navarro
Fig. 7.3. Iru-Ichu (Festuca dolichophylla),
gramínea característica del pajonal altoandino
húmedo de la Cordillera de Cochabamba.
Fig. 7.4. Azorella diapensioides, característica
del pajonal altoandino húmedo de la Cordillera
de Cochabamba. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 7.5. Pajonales de barbechos de cultivos
altoandinos:
Comunidades
de
Lepidium
bipinnatifidum-Stipa ichu. Foto: G. Navarro
Fig. 7.6. Lobivia maximiliana subsp. caespitosa,
característica de los afloramientos rocosos del
piso altoandino. Foto: G. Navarro
249
PISO ALTOANDINO
Fig. 7.7. Lobivia maximiliana subsp. caespitosa,
característica de los afloramientos rocosos del
piso altoandino. Foto: G. Navarro
Fig. 7.8. Plantago tubulosa, característico de los
bofedales planos estacionales del Tunari.
Fig. 7.9. Plantago tubulosa y Viola pygmaea,
característica
de
los
bofedales
planos
estacionales del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig.
7.10.
Phylloscirpus
deserticola,
característico
de
los
bofedales
planos
estacionales del Tunari. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Cg
Fig. 7.11. Perfil de suelo de bofedal estacional
en el Tunari. Foto: G. Navarro
250
Fig. 7.12. Perfil de suelo de bofedal estacional
en el Tunari: horizonte subsuperficial Cg con
patrón de color redoximórfico. Foto: G. Navarro
Ecosistemas Altoandinos: Geobotánica
H
Fig. 7.13. Perfil de suelo de bofedal estacional
en el Tunari: horizonte hístico. Foto: G. Navarro
Fig. 7.14. Morfología general de los bofedales
altoandinos inundados del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 7.15. Distichia muscoides, característica de
los bofedales altoandinos inundados del Tunari.
Fig. 7.16. Pajonal inundado altoandino de la
Cordillera del Tunari: Comunidad de Deyeuxia
eminens-Deyeuxia orbignyana. Laguna de
Wara-Wara. Foto: G. Navarro
Foto: G. Navarro
Fig. 7.17. Isoetes herzogii, helecho acuático
endémico del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 7.18. Isoetes lechleri, helecho acuático
abundante en lagunas de aguas frías poco
mineralizadas del Tunari. Foto: G. Navarro
251
PISO ALTOANDINO
Fig. 7.19. Pajonal altoandino húmedo de la
Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Werneria strigosissima-Stipa hans-meyerii, sobre
depósitos periglaciares de gelifluxión. Foto: G. Navarro
Fig. 7.20. Quemas anuales de pastizales en el
piso ecológico altoandino. Foto: G. Navarro
Fig.
7.21.
Cotula
mexicana,
especie
característica de la vegetación acuática
altoandina de aguas muy superficiales poco
mineralizadas. Foto: G. Navarro
Fig. 7.22.
Lachemilla diplophylla, especie
característica de la vegetación acuática
altoandina de aguas muy superficiales poco
mineralizadas. Foto: G. Navarro
Fig. 7.23. Alopecurus hitchcockii,
especie característica de la
vegetación
acuática
altoandina de aguas muy
superficiales
poco
mineralizadas pero eutrofizadas
por pastoreo intenso. Foto: G.
Navarro
252
Fig.
7.24.
Callitriche
heteropoda,
especie
característica
de
la
vegetación
acuática
altoandina de aguas muy
superficiales
poco
mineralizadas. Foto: G. Navarro
Fig.
7.25.
Ranunculus
flagelliformis,
especie
característica
de
la
vegetación
acuática
altoandina de aguas muy
superficiales
poco
mineralizadas. Foto: G. Navarro
Ecosistemas Altoandinos: Humedales
Charcas
En el piso altoandino, las charcas son tan numerosas que pueden llegar a sumar
importantes superficies de agua. Son de tamaño variable, poca profundidad, sus aguas
son transparentes, de pH desde ácido hasta alcalino, pueden ser no mineralizadas hasta
mesomineralizadas, el oxígeno disuelto en el agua es muy variable, y el contenido de
nutrientes es muy bajo (Tabla VII.6.). Una particularidad en estas charcas es que se el
sustrato está cubierto casi completamente de plantas acuáticas y que experimentan
pronunciadas fluctuaciones de nivel hidrológico, pues dependen fuertemente del
aporte de agua subterránea, por lo cual, muchas de ellas pueden desecarse (Coronel
et al., 2004). La composición de las sales presentes en las charcas muestra que son
bicarbonatadas cálcicas, con importantes proporciones de magnesio y sodio.
Tabla VII.6. Características físicas y químicas de charcas en el piso altoandino del Valle Central de
Cochabamba. Fuente de datos: Coronel (2009).
Profundidad (cm)
Mediana
0,2
Área (m2)
23,0
1,5
532,0
0,4
0,1
0,5
18,3
7,5
28,7
7,5
4,9
9,7
Conductividad ( S cm-1)
15,0
5,3
238,0
Oxígeno disuelto (mg l-1)
6,1
3,4
11,6
Nitratos (mg l-1)
0,10
0,0
0,40
Fósforo total (mg l-1)
0,01
0,01
0,63
Transparencia (cm)
Temperatura (°C)
pH
Mínimo
0,03
Máximo
0,5
Biodiversidad en los ecosistemas acuáticos altoandinos del Valle Central de
Cochabamba
Los humedales altoandinos son considerados como uno de los más diversos hotspots en
el mundo, pues se consideran regiones de adaptación, especiación y endemismo de
muchas especies de flora y fauna (Aguilera, 2006; Maldonado et al., 2012). La
biodiversidad acuática (Fig. 7.34) en el piso altoandino del Valle Central de
Cochabamba, contradice esta afirmación pues, a pesar de las condiciones
ambientales extremas, es sorprendentemente elevada. Probablemente este hecho se
deba a la alta complejidad física de los humedales, que permiten el mantenimiento de
numerosos y variados nichos para los organismos.
Biodiversidad en ríos
Las comunidades biológicas más características en los ríos son el zoobentos
(macroinvertebrados) y el fitobentos (algas). Estas comunidades han sido poco
estudiadas en los ríos altoandinos del Valle Central de Cochabamba, se tienen algunos
antecedentes sobre el zoobentos, pero ninguno sobre el fitobentos. Las plantas
acuáticas (macrófitas) desarrollan en ríos y arroyos de poca corriente, y han sido
257
PISO ALTANDINO
descritas en el capítulo correspondiente. Estos ríos además resaltan por la ausencia de
peces nativos.
Macroinvertebrados bentónicos
La fauna macroinvertebrados en los ríos altoandinos del Valle Central de Cochabamba,
es poco diversa al nivel taxonómico de familia, se encuentran tres grandes grupos
(phylum): los artrópodos que incluyen insectos y arácnidos, platelmintos (gusanos
planos) con la familia de las planarias, y los anélidos (gusanos anillados) con lombrices
de agua (Oligoqueta) y sanguijuelas (Hirudinea). De estos grupos, el más diverso es el de
los insectos con 16 familias, y dentro de estos, los dípteros.
En cuanto a la abundancia de los macroinvertebrados, la figura 7.30. muestra que el
zoobentos de los ríos altoandinos en el Valle Central de Cochabamba, posee
proporciones importantes de insectos dípteros (moscas y mosquitos), oligoquetos
(lombrices de agua) y efemerópteros (moscas de mayo o efímeras).
Biodiversidad en lagunas y charcas
Como en todos los ambientes lénticos (lagunas y charcas), las comunidades notables
en el piso altoandino del Valle Central de Cochabamba, son el plancton, la macrofitia
y el perizoon. La vegetación acuática o macrofitia ha sido descrita en el capítulo
correspondiente.
Fitoplancton
Las algas son notablemente diversas en estos ambientes, a nivel de géneros se
reconocen 173 pertenecientes a siete divisiones cianofitas (algas verde-azules),
clorofitas (algas verdes), euglenofitas, pirrófitas y rafidofitas (algas flageladas),
cromofitas y ocrofitas (algas pardas). Los grupos más diversos son los de las algas verdes
y verde-azules, rasgo común en lagunas y charcas altoandinas en Bolivia (Acosta,
Cadima y Maldonado, 2003; Cadima y López, 2009). Es de notar además que el número
de especies en lagunas y charcas es similar. A nivel de especies, la diversidad de algas
supera las 400 (Cadima, Fernández y López, 2005; Cadima y López, 2009).
La biodiversidad de algas en lagunas y charcas altoandinas en Bolivia, y por ende en el
Valle Central de Cochabamba, parece influenciada por el grado de mineralización del
agua, en forma inversa, es decir, a mayor cantidad de sales minerales en el agua
(medidas como conductividad por ejemplo), la diversidad disminuye (Goitia et al., 2007;
Cadima y López, 2009). Esta misma condición ocurre en el caso de las plantas
acuáticas (Coronel, De la Barra y Aguilera, 2009).
En términos de abundancia relativa, la Fig. 7.31. muestra que en lagunas del piso
altoandino del Valle Central de Cochabamba, predominan las clorofitas y cianofitas.
258
Ecosistemas Altoandinos: Humedales
Chlorophyta
Chromophyta
Pyrrophyta
Cyanophyta
Figura 7.31. Composición del fitoplancton en lagunas del piso altoandino del Valle central de
Cochabamba, en base a la densidad de algas. Fuente de datos: Acosta, Cadima y Maldonado (2003).
Zooplancton
El zooplancton muestra una notable diversidad en lagunas y charcas del piso
altoandino del Valle Central de Cochabamba, de los grupos zooplanctónicos
comúnmente estudiados, los rotíferos son los más diversos con 63 especies, siguiendo los
cladóceros (pulgas de agua, Branchiopoda) con 33, siendo los copépodos
(Copepoda) los menos variados. Estos últimos pertenecen al género Boeckella,
característico y restricto a los ambientes altoandinos y notorios por su pigmentación roja
y/o negra (Navarro y Maldonado, 2002).
Resalta que la diversidad del zooplancton es similar en lagunas y charcas, aunque en las
charcas el grupo más diverso es de los rotíferos, en tanto que en lagunas, hay menos de
especies de rotíferos pero más de cladóceros y copépodos.
Respecto a las charcas es remarcable su elevada diversidad, comparada con otras en
el mundo, a lo cual se suma que, en las charcas temporales, se debe añadir una
fracción de especies que puede estar en forma latente por años en los sustratos secos,
con lo cual la diversidad total del zooplancton incrementa (Coronel, Declerck &
Brendonck, 2007; Coronel et al., 2009). También debe mencionarse que en estas
charcas cuatro nuevas especies para la ciencia han sido descritas en la última década
(Sinev & Coronel, 2006; Smirnov, Kotov & Coronel, 2006; Coronel, Declerck & Brendonck,
2007).
En cuanto a la abundancia relativa de los grupos del zooplancton, en las lagunas
dominan ampliamente los copépodos (Fig. 7.32.A), al igual que en todas las lagunas
altoandinas, por lo que comúnmente son llamadas “lagos de copépodos” (Aguilera,
2006). En las charcas dominan los rotíferos (Fig. 7.32.B).
Sobre la densidad del zooplancton en las lagunas altoandinas de la Cordillera del Tunari,
se conoce que depende de la biomasa del fitoplancton (comunidad de la que se
alimenta), y del tamaño de la laguna (Aguilera, 2006). Además de estos factores, la
radiación UV probablemente juega un papel importante sobre las comunidades
zooplanctónicas de las lagunas altoandinas (Aguilera y Coronel, 2009).
259
PISO ALTOANDINO
Copepoda
Copepoda
Cladocera
Cladocera
Rotifera
A
Rotifera
B
Figura 7.32. Composición en abundancia del zooplancton en lagunas (A) y charcas (B) del piso
altoandino del Valle Central de Cochabamba. Fuente de datos: Aguilera, Declerck & De Meester (2007);
Goitia et al. (2007).
Zoobentos y perizoon
Los macroinvertebrados en lagunas y charcas del piso altoandino del Valle Central de
Cochabamba, son muy diversos, se encuentran varios grupos que no se presentan a
menores altitudes, por ejemplo moluscos bivalvos, crustáceos conchostráceos y otros.
Esta fauna se compone de 6 grandes grupos (phylum): anélidos (lombrices de agua),
platelmintos (gusanos planos), nemátodos (gusanos redondos), moluscos (caracoles y
bivalvos), artrópodos (insectos, crustáceos y arácnidos) y celenterados (hidras). Se
observa que los insectos son el grupo más diverso, en particular los coleópteros y
dípteros. Es notorio además que la diversidad es similar en lagunas y charcas.
Resaltan en esta fauna, algunos grupos endémicos como las sanguijuelas del género
Helobdella y el ostrácodo Cythere (Coronel, 2009). Estas citas comprueban el valor
ecológico de los humedales altoandinos.
La composición en términos de la abundancia de los macroinvertebrados en las
lagunas y charcas altoandinas se aprecia en la figura 7.33., se observa que en las
lagunas los camaroncillos (Hyalellidae) son los más abundantes, con proporciones
menores de insectos dípteros (moscas y mosquitos) y crustáceos ostrácodos (crustáceos
en forma de ostra) (Fig. 7.33.A). En las charcas, los crustáceos son predominantes
(ostrácodos y hyalélidos) seguidos de los ácaros acuáticos (Fig. 7.33.B).
Hemiptera
Coleoptera
Diptera
Hyalellidae
Planariidae
Nematoda
Hirudinea
Acari
Ostracoda
Bivalvia
Diptera
Coleoptera
Hemiptera
Amphipoda
Acari
Hirudinea
Oligochaeta
Nematoda
Gastropoda
Bivalvia
Figura 7.33. Composición porcentual de la fauna de macroinvertebrados del bentos y del perizoon en
lagunas (A) y charcas (B) altoandinas del Valle Central de Cochabamba. Fuente de datos: Maldonado
y Goitia (1992); Goitia et al. (2007).
260
Ecosistemas Altoandinos: Humedales
Peces
Hasta el momento no se han reportado peces nativos en el piso altoandino del Valle
Central de Cochabamba, solo se encuentra una especie introducida en numerosas
lagunas, la trucha arco iris (Oncorrhynchus mykiss) (Maldonado y Goitia, 1992; Aguilera,
2006).
Debido a la preocupación por el impacto ecológico de la introducción de truchas en
las lagunas altoandinas de la Cordillera de Tunari, se realizó una primera evaluación que
indicó un efecto bajo a moderado de las truchas sobre la comunidad zooplanctónica
de las laguna probablemente debido a que es importante en la dieta de las truchas
(Aguilera et al., 2006a).
A
B
C
Figura 7.34. Representantes de la biota de ambientes acuáticos altoandinos en el Valle central de
Cochabamba: A) Cosmarium contractum, alga verde, B) Cladócero del género Daphnia, C) Molusco
bivalvo del género Pisidium.
261
PISO ALTOANDINO
Fauna de los pisos altoandino y subnival
Gonzalo Navarro y Luis F. Aguirre
La fauna de estos dos pisos ecológicos que ocupan las cumbres de las cordilleras de
Cochabamba es similar y por ello se tratan ambos conjuntamente.
De forma general, pueden distinguirse dos grandes tipos de hábitats: los pajonales
intercalados con pedregales o roquedos y los humedales. A su vez, dentro de estos
hábitats se diferencian varios tipos de biotopos importantes para la fauna. La
descripción y caracterización que sigue, se realiza enfatizando la relación de las
distintas especies y grupos ecológicos de animales con sus respectivos hábitats y
biotopos. Basándonos en información publicada principalmente por: Fjeldså & Krabbe,
1990; Anderson, 1997; De la Riva et al., 2000; Balderrama y Arias, 2000; Aguirre, 2007 y
2015; MMAyA, 2009; Balderrama et al., 2009; Wallace et al., 2010.
Los principales hábitats y biotopos para la fauna en el piso altoandino, son los siguientes:
HÁBITAT DE LOS PAJONALES, PEDREGALES Y ROQUEDOS
• Biotopo del pajonal altoandino poco perturbado, alto y denso o semiabierto, en
suelos poco pedregosos.
• Biotopo de la pradera o pajonal bajo subnival.
• Biotopo del pajonal altoandino bajo perturbado, semiabierto o abierto.
• Biotopo del pajonal alto en laderas pedregosas o con bloques rocosos.
• Biotopo de los afloramientos rocosos en matriz de pajonales: lajas y farallones.
• Biotopo de los pedregales de laderas montañosas altoandinas y subnivales: gleras y
cnachales (“salle”).
HÁBITAT DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
• Biotopo de los pajonales y praderas higrofíticos: son pajonales bajos y densos,
húmedos todo el año y saturados de agua en la época de lluvia. Generalmente
rodean externamente a los humedales, constituyendo un cinturón de contacto hacia
los pajonales de laderas con suelos bien drenados.
• Biotopo de los bofedales planos estacionales: dominados por carpetas o tepes de
plantas bajas, densamente cespitosas. Todo el año tienen suelos muy húmedos, que
en época de lluvia se saturan de agua.
• Biotopo de los bofedales almohadillados inundados: constituidos por densos tepes
compactos y duros de plantas herbáceas cespitosas con morfología pulvinular o
almohadillada muy característica. Todo el año se hallan saturados de agua.
• Biotopo palustre: comunidades de pajonales o totorales que crecen dentro del agua
pero con sus tallos y hojas emergiendo erguidos.
• Biotopo acuático: comunidades de hidrófitos, es decir, plantas acuáticas enraizadas
en el fondo del agua y totalmente sumergidas o bien parcialmente flotantes; así como
también, comunidades de plantas acuáticas flotantes no enraizadas en el fondo.
262
Fauna
HÁBITAT DE LOS PAJONALES, PEDREGALES Y ROQUEDOS
En estos pisos, el hábitat general que ocupa la mayor extensión son los pajonales
estacionalmente húmedos, que presentan una notable temporalidad ecofuncional
vinculada a la concentración de las actividades de crecimiento y reproducción de las
gramíneas dominantes durante la época de lluvias (noviembre a marzo); mientras que
el resto del año, en los meses secos o con escasas lluvias, estas gramíneas disminuyen o
casi detienen su actividad, amarilleando sus hojas, las cuales se pierden parcialmente
siendo progresivamente reemplazadas por nuevas hojas al comienzo de las lluvias.
En su óptimo, los pajonales altoandinos constituyen una formación típica, dominada por
grandes gramíneas que forman macollos densos y fuertemente enraizados de hasta 50
– 60 cm de altura. En los espacios entre los macollos crecen otras gramíneas menores,
dando lugar a un estrato inferior de 5 a 30 cm de altura, donde son frecuentes también
numerosas hierbas perennes pequeñas con formas de roseta o postradas.
En situaciones de perturbación por sobrepastoreo, exceso de quemas o erosión, estos
pajonales son reemplazados por pajonales o
praderas bajas empobrecidas
florísticamente y con menor cobertura, conformando aspectos degradados o
sucesionales que pueden ser utilizados de forma diferente por la fauna.
En el piso subnival, los pajonales de las altas laderas montañosas constituyen una
formación vegetal baja, con fisonomía de pradera más o menos densa.
Las laderas montañosas ocupadas por los pajonales altoandinos y subnivales, presentan
a menudo afloramientos o farallones rocosos intercalados de diversa magnitud, o bien
los suelos tienen abundantes piedras o bloques de rocas sobre el terreno o parcialmente
inmersos en el suelo (“salle” o gleras y canchales). Estas situaciones, constituyen
enclaves típicos que la fauna puede utilizar de forma específica, posibilitando en
muchos casos una mayor existencia de posibles refugios de cría o descanso.
En resumen, dentro del hábitat general de los pajonales altoandinos y subnivales, es
posible diferenciar de cara a la fauna los siguientes biotopos o subtipos de ambientes:
Fauna característica de los pajonales altoandinos y subnivales del Tunari
Es bastante diversa, particularmente por lo que respecta a las comunidades de aves u
ornitocenosis. Animales típicos de los pajonales,- organizados según su alimentación
preponderante en grupos o “gremios” tróficos ecológicos,- son:
•
Herbívoros y omnívoros. En este grupo trófico se hallan las que son probablemente
las aves más características de los biotopos del pajonal altoandino poco
perturbado y del pajonal de laderas pedregosas. Tienen aspecto de perdices o
gruesas palomas y son fundamentalmente herbívoras (brotes y hojas jóvenes,
algunas semillas), comiendo también algunos insectos. Crían en el suelo, entre los
macollos de los pajonales o en la base de los mismos. La más típica es quizá la
Agachona de collar o Pucu-Pucu (Thinocorus orbignyanus), de voz muy llamativa;
y también la Perdiz cordillerana grande (Nothoprocta ornata), muy camuflada
entre la vegetación y reacia a volar. Un ratón, el Pericote andino (Auliscomys
sublimis) y la Viscacha (Lagidium viscacia Fig. 7.50.) es el roedor más característico
de los biotopos del pajonal altoandino de laderas pedregosas y del biotopo de los
263
PISO ALTOANDINO
pedregales. Asimismo, pueden encontrarse otras especies de ratones que sin
embargo tienen su óptimo en el piso altimontano o montano, entre ellas: Ratón
plomizo (Akodon boliviensis) y Ratón ebrioso (Neotomys ebriosus), así como el Cui
campestre (Galea musteloides).
La Vicuña (Vicugna vicugna) y la Llama (Lama glama Fig. 7.37.) es el único
herbívoro de gran tamaño propio de los pajonales altoandinos y subnivales.
•
Granívoros. Entre las aves, son características granívoras de estos pisos ecológicos:
la Diuca ala blanca (Diuca speculifera), solitaria o en grupitos pequeños; los
jilgueros, Jilguero cara gris (Sicalis uropygialis) y Jilguero negro (Carduelis atrata),
generalmente organizados en bandadas, buscan semillas tanto en el biotopo de
los pajonales poco perturbados como en los bajos y perturbados; con óptimo en el
piso altoandino aunque en invierno puedan descender temporalmente al piso
altimontano.
•
Insectívoros. Buscan insectos o larvas en la base de los cepellones de gramíneas y
entre sus hojas. Aunque se hallan también en los pajonales sucesionales
altimontanos, las siguientes aves son asimismo típicas de los pajonales climácicos
altoandinos y praderas subnivales: el Yal grande (Idiopsar brachyurus) y la
Bandurrita puneña (Upucerhia jelskii), ambas sobre todo en el biotopo de los
pajonales de laderas pedregosas; las camineras, Geositta cunicularia y Geositta
tenuirostris; el Chorlito cabezón (Oreopholus ruficollis), típico de pajonales
erosionados o degradados; y el Carpintero andino (Colaptes rupicola Fig. 7.38.),
muy característico de los pajonales y roquedos altoandinos.
La lagartija Liolaemus alticolor Fig. 7.39., aunque también presente en pajonales
altimontanos sucesionales, es más característica de los pajonales altoandinos,
alcanzando incluso el piso subnival inferior.
•
Depredadores y carroñeros. La mayoría de las aves en esta categoría de
alimentación tienen amplia capacidad de vuelo y pueden utilizar
simultáneamente varios pisos ecológicos. Sin embargo, son típicos del piso
altoandino los siguientes: Cóndor (Vultur gryphus); Águila Mora (Geranoetus
melanoleucus); Aguilucho puneño (Buteo poecilochrous) y María (Phalcobaenus
megalopterus Fig. 7.40.). Entre los reptiles depredadores, únicamente la Culebra
andina (Tachymenis peruviana), de amplia distribución, alcanza también los
pajonales altoandinos y subnivales.
Los mamíferos carnívoros altoandinos son un grupo muy importante y
característico, con algunas especies de felinos poco conocidas todavía y
amenazadas. El Gato andino (Leopardus jacobita Fig. 7.41.), típico de los biotopos
de roquedales y pajonales de laderas rocosas; y el Gato pajero (Oncifelis pajeros),
más propio de los pajonales, son exclusivos y característicos de los pisos altoandino
y subnival. El Puma o León (Felis concolor Fig. 7.43.) es el mamífero carnívoro de
mayor tamaño con óptimo en el piso altoandino, aunque dada su adaptabilidad
puede también hallarse en los otros pisos. El Zorro andino (Lycalopex culpaeus),
presente en todos los pisos ecológicos, alcanza también el altoandino y subnival.
Dos carnívoros medianos de amplia distribución, el Hurón (Galictis cuja Fig. 7.51.) y
264
Fauna
el Zorrino o Añatuya (Conepatus chinga Fig. 7.44.), cuyo óptimo está en el piso
altimontano, alcanzan también el altoandino con menor frecuencia.
HÁBITAT DE LOS HUMEDALES ALTOANDINOS
Tiene una gran importancia en el piso altoandino, donde existen un gran número de
sistemas de humedales, asociados o no a charcas y lagunas. La gran mayoría se
caracterizan por ser sistemas condicionados por aguas oligotróficas, poco
mineralizadas, frías y transparentes.
La fauna que habita estos ambientes es muy característica y depende de los diferentes
biotopos del humedal para su alimentación, con mayor o menor importancia relativa de
uno u otro dependiendo de las diferentes especies. Aunque algunos animales crían
también en el humedal, muchos de ellos lo hacen sobre todo en las laderas rocosas o
de pajonal adyacentes.
Organizados por grupos tróficos o de alimentación, ejemplos importantes de fauna
característica de los humedales altoandinos y subnivales, son los siguientes:
•
Herbívoros. El Ganso andino (Chloephaga melanoptera Fig. 7.45.), de notable
tamaño, es una de la aves más notorias de los humedales del piso altoandino,
alimentándose sobre todo en los biotopos de pajonales higrofíticos y bofedales.
Mientras que en la vegetación acuática y palustre, alimentándose de las plantas y
del plancton, son característicos los patos: Pato puneño (Anas puna), Pato
crestudo (Lophonetta specularioides) y Pato barcino (Anas flavirostris), así como la
Gallareta andina (Fulica ardesiaca).
•
Omnívoros: El Ibis puneño (Plegadis ridgwayi Fig. 7.46.) y el Leke-Leke (Vanellus
resplendens), que buscan alimento principalmente en los biotopos de pajonales
higrofíticos y bofedales, más ocasionalmente en la vegetación acuática de aguas
someras. Se alimentan de insectos o larvas, de anfibios y también
complementariamente de hojas o raíces de algunas plantas.
•
Insectívoros. Aunque pueden encontrarse también en arroyos del piso
altimontano, son muy típicas de los bofedales y lagunillas las siguientes aves: la
Dormilona gigante (Muscisaxicola albifrons); el Negrito puneño (Lessonia oreas); las
remolineras, Remolinera castaña (Cinclodes atacamensis) y Remolinera común
(Cinclodes fuscus), así como la Agachadiza puneña (Gallinago andina). El anfibio
más constante y característico presente a estas altitudes es el pequeño sapo
Pleurodema marmoratum Fig. 7.47., reportándose asimismo en este piso otras tres
especies de sapos (Pleurodema cinereum, Telmatobius hintoni y Chaunus
spinulosus Fig. 7.49.), así como la Ranita marsupial (Gastrotheca marsupiata), todos
los cuales sin embargo también pueden ser frecuentes en los otros pisos ecológicos
inferiores.
•
Depredadores. Principalmente el Macá plateado o Somormujo andino (Podiceps
occipitalis), que se alimenta de invertebrados acuáticos y anfibios en las lagunas.
265
PISO ALTOANDINO
Fig. 7.34. Auliscomys sublimis. Foto: A. Torrez
Fig. 7.35. Neotomys ebriosus. Foto: J.C. Huaranca
Fig. 7.36. Vicuña (Vicugna vicugna).
Foto: G. Gallardo
Fig. 7.37. Llama (Lama glama). Foto: A. Torrez
Fig. 7.38. Carpintero andino (Colaptes rupicola)
Fig. 7.39. Liolaeumus alticolor
Foto: R. Aguayo
Foto: B. Ljungberg
266
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272
Contribuciones
Lagunas altoandinas: Adaptaciones de los organismos a
sistemas extremos y posibles efectos del cambio climático
Melina Campero, Carla Fernández y Danny Rejas
Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA) – Biología, Facultad de Ciencias y
Tecnología, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia.
e-mail contacto: [email protected]
Las lagunas del piso altoandino debido a la elevada altitud en la que se encuentran,
son consideradas como sistemas “extremos”, por la baja presión de oxígeno, bajas
temperaturas y elevadas dosis de radiación ultravioleta que reciben a lo largo de todo
el año. Adicionalmente, al estar situadas dentro el cinturón tropical, las lagunas
altoandinas tienen un bioclima tropical de montaña y presentan otras características
como polimixis (lagos que no presentan una estratificación estacional), un rango amplio
de variación en la temperatura diurna, y la inexistencia de cubierta de hielo
permanente en el período más frio del año (época seca). Estas características
ambientales, hacen que la biota de las lagunas altoandinas tenga menor cantidad de
especies en comparación con lagunas situadas a menores altitudes, y por tanto
presenten cadenas tróficas más simples (Williamson et al., 2009). Por ejemplo, debido a
que muchas de las lagunas del piso altoandino de la Cordillera del Tunari, no presentan
peces (a no ser que hayan sido introducidos por el hombre, como es el caso de las
truchas), los depredadores máximos de estos sistemas son generalmente copépodos o
cladóceros en la zona pelágica, y macroinvertebrados en la zona litoral (Fig. 1).
El hecho de tener cadenas tróficas de dos o tres niveles como máximo y compuestas
por pocas especies, hace que estas cadenas sean muy vulnerables a cualquier cambio
en la composición de la comunidad, ya que la desaparición de una especie puede
significar una interrupción en el flujo de energía de la red trófica si es que otra especie
no ocupa la función de la especie desaparecida. Esta característica ha hecho que las
lagunas situadas a elevadas altitudes sean consideradas como “centinelas del cambio
climático” (Williamson et al., 2009), ya que cambios pequeños en las redes tróficas
pueden ser utilizados como un bioindicador de cambios en el ambiente.
Adicionalmente, las especies que componen estas cadenas tróficas tienen que tener
un elevado grado de adaptación a la radiación ultravioleta por la intensa radiación
solar que soportan estos sistemas. Así, las algas, en la parte más central de los lagos
(pelágica), son capaces de sintetizar gran cantidad de carotenoides (pigmentos de
color amarillo-rojizo), que son compuestos que proporcionan un alto grado de
protección contra la radiación ultravioleta. En la parte litoral, como productores
primarios normalmente se encuentran plantas acuáticas bien desarrolladas, que son
menos sensibles a la radiación ultravioleta y que además proveen refugio a otros
organismos como macroinvertebrados y zooplancton.
En cuanto a los consumidores primarios, gracias al elevado coeficiente de atenuación
de la radiación ultravioleta que tienen los humedales altoandinos (la radiación no
penetra más allá de los 2 m en los lagos, Campero et al., 2011), la principal estrategia
de defensa de los organismos zooplanctónicos contra la radiación ultravioleta en
273
PISO ALTOANDINO
lagunas profundas (lagunas con una profundidad mayor a 3 m) es la migración vertical,
registrándose mayores densidades de individuos a mayores profundidades durante el
día, y una distribución equitativa en toda la columna de agua durante la noche. Esta es
la estrategia más comúnmente utilizada y que aparentemente, no tiene un efecto
negativo sobre las poblaciones zooplanctónicas ya que debido a la elevada
fotoinhibición (efecto negativo sobre la fotosíntesis debido a la gran cantidad de
radiación solar) que presentan los primeros metros de las lagunas, las algas también
presentan sus mayores densidades después de los primeros metros de profundidad,
coincidiendo la mayor densidad de algas con la mayor densidad de zooplancton.
Debido a esto, el zooplancton no ve comprometido su acceso a los recursos por
escapar de la radiación ultravioleta, como sucede en otros sistemas (Gorokhova et al.,
2013).
En cambio, en lagunas someras (lagunas con una profundidad menor a 3 m), la
migración vertical no es una estrategia útil, ya que los organismos reciben altas dosis de
radiación en toda la columna de agua. En estos casos, los organismos zooplanctónicos
han desarrollado estrategias fisiológicas para protegerse de la radiación ultravioleta.
Por un lado, los copépodos son capaces de adquirir carotenoides de las algas a través
de su dieta y utilizarlos para recubrir su organismo, lo cual les proporciona una defensa
efectiva contra la radiación ultravioleta. Por otro lado, los cladóceros son capaces de
sintetizar melanina (el pigmento térmico que da el color oscuro a la piel), el cual
también es una barrera eficaz para la radiación ultravioleta. Sin embargo, al ser la
melanina una molécula cara en términos energéticos y por el hecho de que los
cladóceros tienen que sintetizar esta molécula, se produce una compensación
ecológica entre la capacidad de generar melanina y ciertos rasgos de vida como la
fecundidad o la longevidad del individuo (Campero, 2013). Por esta causa, algunas
especies de cladóceros presentan cierta plasticidad en la producción de melanina y
sólo presentan sus formas más oscuras en épocas en que la radiación está en su pico
máximo. Asimismo, es probable que ésta sea una de las causas para que estos sistemas
estén numéricamente dominados por copépodos, ya que estos últimos adquieren su
compuesto fotoprotector del ambiente en lugar de sintetizarlo, es decir, sin costo
energético alguno.
En la actualidad, se prevé que los sistemas de alta montaña sean uno de los más
afectados por el cambio climático. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático
(IPCC) prevé un aumento de temperatura de entre 3 a 5 °C junto con una probable
modificación en los patrones de precipitación y nubosidad para para los sistemas
tropicales de alta montaña. Debido al probable incremento de temperatura y por los
cambios en los patrones de nubosidad, es de esperar que la dinámica de la radiación
ultravioleta cambie en los sistemas altoandinos (Häder et al., 2007). Aunque es probable
que si aumenta la radiación, no llegue a ser letal para los organismos de los sistemas
acuáticos altoandinos, estudios recientes muestran que aún en dosis subletales, la
radiación disminuye la capacidad filtradora del zooplancton (Fernandez et al., en
preparación), lo que tiene el potencial de afectar el flujo de energía en estos sistemas
que dependen del zooplancton para movilizar la energía proveniente de los
productores primarios. Adicionalmente, se sabe que existen interacciones entre la
radiación ultravioleta y la temperatura, que resultan en la disminución de la tasa de
crecimiento poblacional de los cladóceros, así como el tiempo en que la población se
274
Contribuciones
mantiene con un número máximo de individuos (Campero, 2013). Al igual que con la
capacidad filtradora del zooplancton, se espera que el flujo de energía en los
humedales altoandinos se vea disminuido por las densidades zooplanctónicas menores
y menos estables que se presentarían en las condiciones ambientales esperadas con el
cambio climático.
Además, también se sabe que dependiendo la especie, el cambio climático tiene la
potencialidad de eliminar por completo a especies que estén al máximo de su
capacidad adaptativa. Por ejemplo, algunas especies de cladóceros fuertemente
pigmentadas propias de lagunas someras, están al límite máximo de su capacidad de
adaptación, ya que un pequeño aumento de temperatura (en el orden de 3 ºC) hace
que el metabolismo se acelere demasiado y la población sea eliminada en poco
tiempo, debido al menor número de crías y menor tiempo de vida de los individuos, que
resulta en un crecimiento poblacional negativo (extinción). Por otro lado, otras especies
menos pigmentadas, propias de lagunas profundas, todavía pueden soportar cierto
incremento en la temperatura (3 ºC) sin que la población desaparezca, ya que la tasa
de crecimiento poblacional sigue siendo positiva (aunque es menor comparada a
sistemas donde no ha habido el aumento de temperatura) (Campero, 2013).
Por todo lo anteriormente explicado, es de esperar que las lagunas someras del piso
altoandino sean las más vulnerables al cambio climático, ya que existe el potencial
peligro de que se interrumpa o cambie el flujo energético por la desaparición algunas
de sus especies (en caso de que estas no sean reemplazadas por otras). Hay que notar
que es generalmente en las lagunas someras (por la mayor facilidad para cosechar los
peces) que las comunidades campesinas adyacentes introducen alevinos de trucha.
Estas introducciones, que normalmente se realizan sin ningún criterio de manejo de
densidades ni estudios de capacidad de carga de los sistemas, no son muy productivas
ya que por las características del sistema y la elevada pigmentación de la mayoría de
las especies, es muy reducida la energía disponible para el nivel trófico de las truchas.
Aun así, las comunidades campesinas cuentan con este recurso para mejorar su
consumo proteico y sus ingresos económicos, vendiendo los peces en las poblaciones
más grandes que se encuentran a menor altitud. Por ello, las lagunas altoandinas,
además de ser indicadores importantes del estado ambiental, benefician directamente
a las poblaciones adyacentes con la producción de trucha y a poblaciones más
lejanas (incluyendo el centro urbano) con la dotación de agua para consumo humano.
Mayores estudios en estos sistemas, y empezar a establecer planes de mitigación ante
los posibles efectos del cambio climático (especialmente concerniente al recurso
pesquero), parecen fundamentales si se quiere mantener tanto los servicios
ecosistémicos ofrecidos por estas lagunas, como las lagunas en sí.
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PISO ALTOANDINO
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Figura CVII.1. Representación esquemática de las redes tróficas dominantes en los humedales altoandinos
lénticos (lagunas y bofedales) en su parte litoral y pelágica.
276
Ecosistemas Altoandinos: Humedales
Humedales del piso altoandino
Mabel Maldonado
Caracterización ecológica
Los ambientes acuáticos en el piso altoandino del Valle Central de Cochabamba, están
física y funcionalmente interconectados con su entorno terrestre, en sistemas de
humedales complejos y muy diversos (Fig. 7.26.). Así, la parte terrestre del humedal
comprende una pradera higrofítica característica, descrita en el capítulo
correspondiente, y la parte acuática puede incluir ríos, lagunas y/o charcas.
Los humedales altoandinos han sido estudiados con atención durante las últimas
décadas, pues son considerados ecosistemas estratégicos como reguladores del
balance hídrico, fuentes de agua para consumo humano, riego, generación
hidroeléctrica, etc. y por ser ecosistemas de alto valor para la conservación. Además se
reconocen como potenciales indicadores de los efectos de la contaminación
atmosférica y del cambio global (Coronel, 2009).
Entre los ambientes acuáticos que componen los humedales altoandinos, los ríos son
poco conocidos ecológicamente, en tanto que las lagunas y charcas están mejor
entendidas en términos de su biodiversidad y funcionamiento.
Figura 7.26. Humedal altoandino en el Valle Central de Cochabamba, mostrando la fracción terrestre
(color verde) y la fracción acuática compuesta por una laguna, arroyos y charcas. Imagen: Google
Earth.
253
PISO ALTOANDINO
Ríos altoandinos
Los ríos presentes en el nivel altoandino del Valle Central de Cochabamba comprenden
las cabeceras que drenan hacia el Río Rocha dentro del Valle Central, y también a
cabeceras de la subcuenca del Río Alto Beni en la parte norte de la Cordillera del Tunari.
Como es común en ríos altoandinos del Departamento de Cochabamba, presentan
bajos contenidos de material disuelto y suspendido, el pH es ligeramente alcalino y sus
aguas son nada a poco mineralizadas (Maldonado y Goitia, 2003).
Figura 7.27. Ríos altoandinos en el Valle Central de Cochabamba. Se observan ríos de cabecera,
afluentes del Río Rocha, en valles estrechos y de fuerte pendiente. Imagen: Google Earth.
En el Valle Central de Cochabamba en particular, los ríos altoandinos son de pequeño
tamaño, velocidad del agua baja a mediana, bien oxigenadas, no mineralizadas y de
pH ligeramente ácido a ligeramente alcalino (Tabla VII.4.). La diferencia entre el cauce
húmedo y el cauce lleno evidencia la fuerte estacionalidad de estos ríos, que son de
sustratos gruesos con altas proporciones de rocas, bloques y piedras (Fig. 7.28.). La
composición de los iones mayores en estos ríos muestra que son aguas bicarbonatadas
cálcicas con importantes proporciones de sodio y sulfatos.
254
Ecosistemas Altoandinos: Humedales
Tabla VII.4. Rasgos físicos y químicos de ríos en el nivel altoandino del Valle Central de Cochabamba. Fuente de datos:
Maldonado y Goitia ( 2003).
Máximo
Mínimo
Altura media del agua (cm)
Velocidad del agua (m s-1)
Temperatura (ºC)
Oxígeno disuelto (%)
-1)
pH
Ancho cauce húmedo (m)
Ancho cauce lleno (m)
Ephemeroptera
Roca
Bloque
Piedra
Cascajo
Grava
Arena
Limo-arcilla
Figura 7.28. Composición del sustrato en ríos
altoandinos del Valle Central de Cochabamba.
Fuente de datos: Maldonado y Goitia ( 2003).
Caleoptera
Plecoptera
Trchoptera
Diptera
Oligochaeta
Acari
Planariidae
Figura 7.30. Composición porcentual del
zoobentos en ríos del nivel altoandino en el Valle
Central de Cochabamba. Fuente de datos:
Goitia et al. (2009).
Lagunas altoandinas
Las lagunas son muy numerosas en el nivel altoandino del Valle Central de
Cochabamba (Fig. 7.29.). Son de origen glaciar, las hay de diversa superficie y
profundidad (Tabla VII.5.). Como todas las lagunas altoandinos, están sujetas a
pronunciadas variaciones de temperatura durante el día, fuertes vientos y altas
intensidades de radiación, en particular de radiación ultravioleta (UV) (Aguilera, 2006).
Sus aguas son transparentes, pH ligeramente ácido a ligeramente alcalino, no
mineralizadas, de oxigenación variable (Tabla VII.5.). La concentración de nutrientes
varía considerablemente entre lagunas, por lo cual se pueden distinguir diversos tipos de
lagunas con diferente productividad biológica (Aguilera et al., 2006a).
La composición química del agua de las lagunas en términos de los iones mayores
indica que son bicarbonatadas cálcicas, al igual que el resto de lagunas altoandinas en
el Departamento de Cochabamba (Acosta, Cadima y Maldonado, 2003).
255
PISO ALTOANDINO
Figura 7.29. Imagen satelital de la Cordillera del Tunari en el nivel altoandino del Valle Central de
Cochabamba, en que se observan numerosas lagunas de rogien glaciar. Imagen: Google Earth.
Tabla VII.5. Características físicas y químicas de lagunas en el piso altoandino del Valle Central de
Cochabamba. Fuente de datos: Aguilera (2006).
Profundidad (cm)
Mínimo
1,0
Máximo
24,0
Área (Ha)
2,7
0,3
43,2
Transparencia (cm)
2,0
0,7
5,0
11,6
8,7
15,8
6,4
5,2
7,8
Conductividad ( S cm-1)
16,2
6,0
30,9
Oxígeno disuelto (mg l-1)
4,9
2,6
9,2
Nitratos (mg l-1)
0,01
0,00
1,80
Fósforo total (mg l-1)
0,10
0,02
0,65
Temperatura (°C)
pH
256
Mediana
6,0
PISO ALTOANDINO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Geobotánica y Fauna
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New Hampshire. Dissertation Doctor of Philosophy in Natural Resources. 410 p.
270
Conservación
Conservación del piso altoandino
En comparación con los pisos ecológicos montano y altimontano, el piso altoandino se
mantiene aún de forma general en un estado de conservación relativamente bueno,
conformando ecosistemas seminaturales adaptativos que conservan la mayoría de la
flora nativa y muchos de sus animales.
Las severas condiciones climáticas de la alta montaña andina han propiciado un uso
mayormente de tipo ganadero extensivo en este piso, así como una general baja
densidad de población humana. De forma secundaria, en la zona altoandina inferior
existen varias pequeñas extensiones dedicadas al cultivo de papa, cebada y tarwi
principalmente.
Los principales problemas ambientales que enfrentan los ecosistemas altoandinos del
Tunari, se relacionan con el citado patrón predominante de usos humanos y pueden
resumirse en los puntos siguientes:
•
Intensificación de la presión ganadera en varias zonas, con situaciones de
sobrecarga de cabezas por hectárea, ausencia de rotación de uso o deficiente
manejo del hato ganadero. Lo que genera degradación, pérdida de calidad y
disminución de la producción de los pastos naturales.
•
Intensificación de las quemas anuales de los pastos en época seca (Fig. 7.20.),
produciendo consecuencias similares a las citadas en el punto anterior.
•
Impactos sobre los bofedales altoandinos, principalmente perturbaciones del
régimen de aguas que los alimenta por desvío para uso del agua como riego u
otros. Lo que ocasiona la pérdida, degradación o transformación progresiva de
estos humedales de importancia crítica como recurso forrajero y como
captadores o reservas de agua.
•
Extracción excesiva no regulada ni controlada de la turba de los bofedales para
su uso como combustible, como materia orgánica en jardinería y como
ornamental. Lo que ocasiona graves consecuencias de difícil reversión sobre el
ecosistema de los humedales altoandinos.
•
Represamiento de muchas lagunas y lagunillas glaciares, ocasionando cambios y
perturbaciones en los flujos hídricos aguas abajo de la represa, los cuales afectan
entre otros de forma muy severa a los bofedales altoandinos, induciendo su
transformación, degradación, desecamiento o reemplazo por otros ecosistemas
de pajonal.
•
Cacería no regulada ni controlada de algunas especies animales en situación
preocupante, como las perdices andinas, patos, Taruca y Gato andino, entre
otros.
•
Obras civiles, principalmente construcción de caminos y represas sin medidas
técnicas adecuadas y suficientes de prevención o mitigación de impactos. Con
graves consecuencias de erosión en laderas montañosas, colmatación con los
sedimentos de cuerpos de agua y pérdida o degradación de ecosistemas.
269
PISO ALTOANDINO
Fig. 7.46. Ibis puneño (Plegadis ridgwayi).
Foto: G. Navarro
Fig. 7.47. Pleurodema marmoratum.
Foto: I. De la Riva
Fig. 7.48. Fig. 7.48. Telmatobius hintoni.
Foto: I. De la Riva
Fig. 7.49. Fig. 7.49. Chaunus spinulosus.
Foto: R. Aguayo
Fig. 7.50. Vizcacha (Lagidium viscacia).
Foto: B. Ljungberg
Fig. 7.51. Hurón (Galictis cuja).
Foto: Grupo Ecología Comportamental de Mamiferos
268
Fauna
Fig. 7.40. María (Phalcoboenus megalopterus).
Foto: B. Ljungberg
Fig. 7.41. Gato Andino (Leopardus jacobita).
Foto: R. Villalobos
Fig. 7.42. Gato pajero (Oncifelis pajeros).
Foto: E. Delgado, M. Berna, L. Villalba
Fig. 7.43. Puma o León (Felis concolor).
Foto: R. Villalobos
Fig. 7.44. Fig. 7.44. Zorrino o Añatuya (Conepatus
chinga). Foto: E. Delgado, M. Berna, L. Villalba
Fig. 7.45. Ganso andino (Chloephaga
melanoptera). Foto: B. Ljungberg
267
LO
U
ÍT
P
A
C
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b
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o
gic
ó
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o
ec
o
s
Pi
.
I
I
VI
Índice general del capítulo
• Ecosistemas subnivales de la Cordillera del Tunari
o Geobotánica (Gonzalo Navarro)
• Conservación del piso subnival (Gonzalo Navarro)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
o
Contribución
o
CVIII.1. Monitoreo del aumento de la temperatura
sobre la diversidad vegetal en los pisos altoandino y
subnival de la Cordillera del Tunari.
PISO SUBNIVAL
Ecosistemas subnivales de la Cordillera del Tunari
Geobotánica
Gonzalo Navarro
Ubicación y características geoecológicas del Piso Subnival
El piso ecológico subnival ocupa en la Cordillera del Tunari una faja altitudinal de altas
cumbres (Fig. 8.1.), situada entre 4 600 m y 5 035 m. A esas altitudes, toda el área
cordillerana incluida en la zona de trabajo se halla constituida (GEOBOL, 1994) por rocas
paleozoicas del período Ordovícico, principalmente de la Formación Anzaldo (lutitas y
areniscas), con algunas zonas (por ejemplo el Cerro Torre de 4 816 m) con rocas de la
Formación San Benito (cuarcitas) y áreas más reducidas con rocas de la Formación
Capinota (lutitas oscuras deleznables). Los farallones rocosos de varias de las cumbres
más elevadas están constituidos por areniscas compactas de la Formación Anzaldo (ej.
Cerro Tunari de 5 035 m de altitud) o por las cuarcitas duras de la Formación San Benito
(ej. El mencionado Cerro Torre de 4 816 m de altitud). Fig. 8.1.
En este piso ecológico, son mucho más escasas las lagunas glaciares que en el
altoandino. En la cara norte del Cerro Tunari, la Laguna Macho de unos 500 m de
longitud máxima, se halla situada aproximadamente a 4 600 m (IGM, 1975; Google
earth, 2014) en el límite entre el altoandino y el subnival. Cerca de allí, a pocos kilómetros
al norte, en las nacientes occidentales cordilleranas del Río Misicuni, la Laguna Beata,
de unos 600 m de longitud máxima se encuentra a 4 650 m, siendo posiblemente la
única un poco mayor situada claramente en el piso subnival inferior; las otras, son tres
pequeñas lagunillas, entre 200 y 300 m de longitud máxima, situadas en los flancos norte
y sur del Cerro Torre, entre 4 700 m y 4 800 m de altitud, por encima de las lagunas Azeroni
y Cajonani que están en el altoandino superior.
El conocimiento del bioclima del piso subnival es todavía extremadamente deficiente y
especulativo, debido a la inexistencia de estaciones meteorológicas a esas altitudes. En
Bolivia, únicamente la estación de Chacaltaya en La Paz, a 5 220 m de altitud, en el
límite entre los pisos subnival y nival, cuenta con algunos años de observación
meteorológica. Debido a las bajísimas temperaturas medias a esa altitud, con
promedios anuales de -0.8ºC en Chacaltaya y a unas precipitaciones anuales
posiblemente entre 500 y 1 000 mm, el balance ómbrico es muy positivo, teniéndose
posiblemente un ombrotipo ultrahiperhúmedo. Sin embargo, los datos de Chacaltaya
muestran una notable disminución de las precipitaciones de mayo a agosto, indicando
un bioclima posiblemente pluviestacional, siguiendo a esas altitudes un patrón de
variación anual similar al existente a menores altitudes en la Cordillera y en el conjunto
de Bolivia.
No se conoce hasta qué punto los datos de Chacaltaya pueden ser utlilizados para
inferir aproximaciones a las cumbres subnivales de la Cordillera del Tunari, situadas a
200-300 m de altitud menos. Sin embargo, el carácter aislado o insular de estas cumbres
prominentes, con fuerte insolación y vientos, podría hacer suponer un clima
278
Ecosistema subnival: Geobotánica
comparativamente menos húmedo que el de Chacaltaya, hecho apoyado en cierta
forma por la escasa duración de las nevadas en el Tunari.
En el cuadro siguiente se resumen las características del piso ecológico subnival en la
Cordillera del Tunari:
Tabla VIII.1. Características geoecológicas fundamentales del Piso Subnival.
Rocas
predominantes
Principalmente, rocas de origen marino del período
ordovícico y localmente también del silúrico: alternancia
de lutitas (argilitas y limolitas), con areniscas, cuarcitas y
diamictitas
Depósitos glaciares y fluvioglaciares: bloques de piedra,
gravas, arenas, limos y arcillas
Depósitos pedregosos de caída por gravedad: extensas
gleras o canchales de ladera
Erosión/
deposición
Laderas
montañosas
y vegas o valles
del piso
subnival
Limitantes y
condicionantes
litológicas y
geoecológicas
Evolución
de los suelos
Reserva de
nutrientes
minerales en
rocas, suelos
y aguas
Gran importancia de movimientos en
masa lentos de ladera por gelifluxión
Gran frecuencia y extensión de depósitos
de caída gravitatoria de piedras
(canchales y gleras o “salles”)
Abundantes sectores con afloramientos
rocosos escarpados, formando grandes
farallones y cantiles
Muchas áreas con gran importancia de
geoformas glaciares y periglaciares: circos
glaciares, morrenas, cabeceras de valles
con sección en U, depósitos fluvioglaciares
en valles de fondo plano
Escasas lagunas glaciares escalonadas a
altitudes sucesivas, la mayoría en el límite
entre los pisos altoandino y subnival
Evolución media de los suelos zonales bien
drenados (umbrisoles), con formación de
horizontes de humus espesos de tipo
úmbrico.
En situaciones con mal drenaje, formación
de áreas turbosas de humedales
(bofedales) con suelos orgánicos tipo
histosoles
Gran extensión de suelos con sus
horizontes superiores afectados por
crioturbación, sobre todo en situaciones
de ladera con menor pendiente
Muy baja a moderada en rocas
Suelos mayormente pobres en nutrientes
minerales, neutros o ácidos
Aguas con bajo a muy bajo contenido en
sales disueltas
279
PISO SUBNIVAL
Vegetación del Piso Subnival
La vegetación de este piso ecológico se conoce principalmente a partir de datos de
campo tomados en la cara noreste del Cerro Tunari, entre el Abra a Morochata desde
Quillacollo y las cumbres más altas (5 035 m).
Los resultados muestran básicamente la progresiva desaparición de los pajonales
altoandinos entre 4 600 m y 4 700 m, y su reemplazo por praderas dominadas por
Deyeuxia minima, así como la gran extensión ocupada por la vegetación de
pedregales, afloramientos rocosos y suelos pedregosos crioturbados. Además, los
humedales se hacen raros y escasos en el piso subnival, con muy dispersas lagunillas,
bofedales y pajonales higrofíticos.
En el siguiente cuadro, se presentan resumidamente las diferentes unidades de
vegetación del piso subnival, ordenadas por las unidades geomorfológicas donde se
desarrollan:
Tabla VIII.2. Distribución de los tipos de vegetación altoandina según unidades geomorfológicas.
UNIDAD GEOMORFOLÓGICA
1. Laderas montañosas con
suelos bien drenados no o poco
geliturbados
2. Laderas montañosas con
suelos muy geliturbados
VEGETACIÓN
(vegetación potencial)
Pradera subnival de la Cordillera de Cochabamba:
Comunidad de Werneria melanandra-Deyeuxia minima
Vegetación subnival geliturbada de la Cordillera de
Cochabamba: Comunidad de Nototriche
obcuneata-Xenophyllum (Werneria) ciliolata
3. Laderas abruptas cubiertas
de bloques y piedras (gleras y
canchales)
Herbazal subnival de gleras: comunidad de Xenophyllum
(Werneria) ciliolata - Senecio rufescens
Pajonal subnival de canchales rocosos de la Cordillera de
Cochabamba: Comunidad de Deyeuxia glacialis
4. Afloramientos rocosos
(farallones y cantiles)
Vegetación saxícola: comunidad de Woodsia
montevidensis-Saxifraga magellanica
5. Laderas poco pendientes y
fondos de vallecitos planos
Bofedal estacional subnival: comunidad de Gentianella
primuloides-Plantago tubulosa
Bofedal inundado subnival: comunidad de Deyeuxia
jamesonii-Distichia muscoides
6. Cuerpos de agua subnivales
Vegetación acuática subnival de aguas muy superficiales
poco mineralizadas: comunidad de Cotula
mexicana-Lilaeopsis macloviana
Vegetación acuática subnival de aguas poco profundas
poco mineralizadas: comunidad de Callitriche
heteropoda-Ranunculus flagelliformis
Vegetación acuática subnival de aguas moderadamente
profundas poco mineralizadas: comunidad de Isoetes
lechlerii
280
Ecosistema subnival: Geobotánica
Seguidamente, se caracterizan estas unidades de vegetación, basándonos en
Pestalozzi (1998), Navarro y Maldonado (2002) y Navarro (2011).
1. Vegetación de laderas montañosas con suelos bien drenados no o poco geliturbados
Constituye la vegetación climatófila potencial natural del piso subnival de la Cordillera
del Tunari, donde se desarrolla entre 4 700 y 5 020 m de altitud, sobre suelos húmicos
húmedos poco profundos (leptosoles úmbricos), en laderas o rellanos montañosos poco
o moderadamemente afectados por procesos de crioturbación. Una sola comunidad
identificada en el Tunari:
Pradera subnival de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de Werneria
melanandra-Deyeuxia minima
Pajonal muy bajo tipo pradera (Fig. 8.4.), dominado y caracterizado por Deyeuxia
minima, pequeña gramínea cespitosa que forma densos tepes herbáceos de 2-5 cm
de altura media. Asociada a las siguientes especies características: Arenaria boliviana,
Deyeuxia cephalantha, Deyeuxia lagurus, Dissanthelium breve, Draba boliviana,
Gentianella briquetiana, Nototriche flabellata, Poa chamaeclinos y
Werneria
melanandra.
Otras plantas presentes en esta comunidad, proceden de tipos de vegetación con los
que contactan, tanto altitudinalmente (con los pajonales altoandinos) como con la
vegetación subnival de zonas muy crioturbadas o con la vegetación saxícola subnival.
Son compañeras frecuentes, por ejemplo: Arenaria parvifolia, Baccharis alpina, Belloa
schulzii, Brayopsis calycina, Calandrinia acaulis,
Gentianella larecajensis, Luzula
racemosa, Poa gymnantha y Werneria pygmaea.
2. Vegetación de laderas montañosas con suelos muy geliturbados
Comunidades vegetales de muy baja cobertura, constituidas por pequeñas plantas
con individuos dispersos y aislados, adaptadas a las extremas condiciones de los suelos
afectados por fenómenos de criotrurbación (Fig. 8.6.). Los deslizamientos en masa y la
contracción/dilatación de los horizontes superiores del suelo debido a procesos de
hielo/deshielo, determinan morfologías adaptativas especiales en las pocas plantas
que colonizan estos sustratos del piso subnival. Entre estas adaptaciones, son frecuentes
las siguientes tres estrategias relativas al sistema especializado de raíces:
•
Raíz pivotante profunda y muy desarrollada en relación al tamaño de la parte
aérea de la planta (Fig. 8.5.). En los niveles superiores crioturbados del suelo, la raíz
es no engrosada y poco o nada ramificada; mientras que más abajo la raíz se
hace engrosada o tuberosa y ramificada con pequeñas raicillas absorbentes al
llegar a niveles sub-superficiales menos o nada geliturbados. Esta morfología
asegura el afianzamiento de la planta, como un ancla, en los suelos móviles
crioturbados y el que las finas raices de absorción no se vean rotas o desgarradas
por los movimientos del nivel superficial del suelo. Por ejemplo: Nototriche
obcuneata (Fig. 8.5.), Stangea rhizantha, Valeriana nivalis y Weberbauera herzogii.
•
Raíces densamente cespitosas y poco profundas, formando tepes densos
resistentes a los movimientos del nivel superior del suelo. Por ejemplo: Anthochloa
lepidula, Oriastrum stuebelii (=Chaetanthera boliviensis), Deyeuxia cephalantha.
281
PISO SUBNIVAL
•
Tallos postrados o tumbados, capaces de enraizar con rapidez al contacto con el
terreno, creciendo según el sustrato se desliza o mueve. Por ejemplo: Oriastrum
stuebelii y Xenophyllum (Werneria) ciliolata.
Una sola comunidad vegetal hemos identificado dentro de este grupo en la Cordillera
del Tunari:
Vegetación subnival geliturbada de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Nototriche obcuneata- Xenophyllum (Werneria) ciliolata
Vegetación de las cumbres de la Cordillera del Tunari, desarrollada entre 4 800 y 5 020 m
sobre suelos crioturbados que tienen horizontes superficiales muy pedregosos con gran
abundancia de piedras angulosas pequeñas. Las especies características en las
proximidades de la cumbre del Tunari son: Anthochloa lepidula, Oriastrum stuebelii
(=Chaetanthera boliviensis), Deyeuxia cephalantha, Nototriche obcuneata, Stangea
rhizantha, Valeriana nivalis, Weberbauera herzogii y Xenophyllum (Werneria) ciliolata.
3. Vegetación de laderas abruptas cubiertas de bloques y piedras (gleras y canchales)
a-
Herbazal subnival de gleras: comunidad de Xenophyllum (Werneria)
ciliolata-Senecio rufescens
Es la vegetación de las gleras o depósitos pedregosos subnivales caídos por acción de
la gravedad, dominada y caracterizada por Senecio rufescens. Homóloga a la
comunidad similar del piso altoandino (comunidad de Caiophora andina-Senecio
rufescens), pero con la presencia frecuente en el piso subnival de otras especies
asociadas a Senecio rufescens, principalmente de alguna plantas de pedregales
geliturbados, como Xenophyllum (Werneria) ciliolata, Anthochloa lepidula y Nototriche
obcuneata, que son las especies diferenciales características de esta comunidad.
La comunidad es frecuente en las gleras pedregosas de los circos glaciares situados en
las laderas montañosas de las cumbres del Tunari expuestas al noreste, por encima de
4800 m.
b-
Pajonal subnival de canchales rocosos de la Cordillera de Cochabamba:
Comunidad de Deyeuxia glacialis
Comunidad vegetal prácticamente monoespecífica, de muy baja cobertura,
dominada por los grandes macollos o cepellones dispersos de la gramínea Deyeuxia
glacialis, que se sitúan entre bloques rocosos próximos a las cumbres de la Cordillera del
Tunari, en Cochabamba, por encima de 4 900 m de altitud.
Los demás tipos de vegetación del piso subnival los consideramos muy similares a los
equivalentes ya descritos y caracterizados para el piso altoandino. Sin embargo, faltan
todavía datos suficientes sobre las comunidades vegetales subnivales de afloramientos
rocosos y de humedales en el Tunari. Razón por la cual es posible que puedan aportarse
cambios en la caracterización definitiva de esta vegetación después de nuevos
trabajos de campo.
Esta problemática se refiere a las siguientes comunidades vegetales en el piso subnival:
•
282
Vegetación saxícola: comunidad
magellanica (Figs. 8.2 y 8.3)
de
Woodsia
montevidensis-Saxifraga
Ecosistema subnival: Geobotánica
•
Bofedal estacional subnival: comunidad de Gentianella primuloides-Plantago
tubulosa
•
Bofedal inundado subnival: comunidad de Deyeuxia jamesonii-Distichia muscoides
•
Vegetación acuática subnival de aguas muy superficiales poco mineralizadas:
comunidad de Cotula mexicana-Lilaeopsis macloviana
•
Vegetación acuática subnival de aguas poco profundas poco mineralizadas:
comunidad de Callitriche heteropoda-Ranunculus flagelliformis
•
Vegetación acuática subnival de aguas moderadamente profundas poco
mineralizadas: comunidad de Isoetes lechlerii
Como resumen de la vegetación subnival, se presenta el siguiente modelo de zonación
catenal de los tipos de vegetación descritos (Fig. 8.7):
Figura 8.7. Zonación catenal de la vegetación en el piso subnival de las cumbres de la
Cordillera del Tunari. Altitud: 4 880 m.
1. Vegetación saxícola: Comunidad de Woodsia montevidensis-Saxifraga magellanica
2. Vegetación subnival geliturbada de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Nototriche obcuneata- Xenophyllum (Werneria) ciliolata
3. Pradera subnival de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de Werneria
melanandra-Deyeuxia minima
4. Pajonal subnival de canchales rocosos de la Cordillera de Cochabamba: Comunidad de
Deyeuxia glacialis.
5. Herbazal subnival de gleras: Comunidad de Xenophyllum (Werneria) ciliolata-Senecio
rufescens
6. Bofedal subnival de la Cordillera de Cochabamba
283
PISO SUBNIVAL
Fig. 8.1. Panorámica de las cumbres de la
Cordillera del Tunari. Foto: G. Navarro
Fig. 8.2. Saxifraga magellanica, característica de
la
vegetación
de
afloramientos
rocosos
altoandinos y subnivales. Foto: G. Navarro
Fig. 8.3. Woodsia montevidensis, helecho
característico de la vegetación de afloramientos
rocosos altoandinos y subnivales. Foto: G. Navarro
Fig. 8.4. Pradera subnival de la Cordillera de
Cochabamba:
Comunidad
de
Werneria
melanandra-Deyeuxia minima. Foto: G. Navarro
Fig. 8.5. Nototriche obcuneata, característica de
la vegetación de laderas montañosas con suelos
muy geliturbados. Foto: G. Navarro
Fig. 8.6. Fenómenos superficiales de crioturbación
en el piso subnival. Foto: G. Navarro
284
Conservación
Conservación del Piso Subnival
Gonzalo Navarro
Las extremas condiciones climáticas del piso ecológico subnival y su difícil acceso, han permitido
que sus ecosistemas se mantengan todavía en niveles de conservación bastante buenos.
La principal actividad humana es la ganadería extensiva de camélidos en semi libertad,
accediendo los animales estacionalmente a las praderas y humedales del nivel altitudinal subnival
inferior, sobre todo hasta unos 4800 m, ya que a partir de esa altitud, los pastos son escasos y
predominan pedregales o afloramientos de rocas. En general, no se observan indicios de
sobrecarga ganadera a esas altitudes, ni tampoco importante presencia de extensiones de
quemas intencionadas de pastizales.
En algunas zonas, principalmente en las laderas nororientales del Cerro Tunari y en la zona del
Cerro Torre, se observa un incremento reciente en el represamiento de la mayoría de las pequeñas
lagunas glaciares del piso subnival inferior y del altoandino superior. Ocasionando cambios y
perturbaciones en los flujos hídricos aguas abajo de las represas, los cuales afectan entre otros de
forma muy severa a los bofedales altoandinos, induciendo su transformación, degradación,
desecamiento o reemplazo por otros ecosistemas de pajonal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
GEOBOL. 1994. Carta geológica de Bolivia. Hoja Cordillera del Tunari (nº 6342). Escala 1:100.000.
Servicio Geológico de Bolivia. La Paz.
GOOGLE EARTH. 2014. Imágenes CNS/Astrium. https://earth.google.com/
IGM. 1975. Mapa Topográfico Nacional, escala 1:250 000. Hoja COCHABAMBA, SE 19-8, serie
H53. Instituto Geográfico y Militar. La Paz.
Navarro, G. 2011. Clasificación de la Vegetación de Bolivia. Editorial Centro de Ecología Difusión
Simón I. Patiño. Santa Cruz. 713 p.
Navarro, G. y M. Maldonado. 2002. Geografía ecológica de Bolivia. Fundacion Simón I. Patiño.
Cochabamba. 620 p.
Pestalozzi, H. A. 1998. Flora ilustrada altoandina. Cochabamba. 244 p.
285
blanco
286
Contribución
Monitoreo del aumento de la temperatura sobre
la
diversidad vegetal en los pisos altoandino y subnival de la
Cordillera del Tunari
Milton Fernández Calatayud, Dayne Agreda, Natividad Vargas
Centro de Biodiversidad y Genética, Universidad Mayor de San Simón. Calle Sucre frente
al Parque La Torre, Cochabamba –Bolivia.
Email contacto: [email protected].
El calentamiento global está alterando los patrones de circulación atmosférica de
manera impredecible. Este fenómeno ha sido denominado cambio climático y puede
afectar la frecuencia de la precipitación incrementando o disminuyendo la cantidad
de lluvia a nivel regional o subregional (Vuille et al., 2003). Esta anomalía general del
clima constituye una importante amenaza para muchos ecosistemas y hábitats, entre
los cuales se encuentran los ecosistemas de las altas montañas tropicales. Por esta
razón el conocimiento a escala espacial y temporal de la biodiversidad y los efectos
del cambio climático está considerada como una herramienta básica para el
monitoreo de la biodiversidad a escala global y regional (Pereira y Cooper, 2006). A
nivel regional, es importante y necesario conocer la biodiversidad de la alta montaña
de los Andes Tropicales, para determinar y cuantificar el efecto negativo del aumento
de la temperatura, sobre ella (Cuesta et al., 2012). Esta actividad se realizó dentro del
proyecto “Monitoreo del impacto del cambio climático en la biodiversidad de
alta-montaña en la Región Andina”, con el apoyo del Herbario Nacional de Bolivia
(HNB) dependiente del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés
(UMSA)
y el consorcio para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina
–CONDESAN.
En este artículo se presentan resultados preliminares de la composición florística inicial
de un punto Gloria instalado en cuatro cimas de la Cordillera del Tunari, distribuidos en
los pisos ecológicos subnival y altimontano (pisos bioclimáticos orotropical y
criorotropical) de la Provincia Biogeográfica de la Puna Mesofítica. Con estos
argumentos el objetivo del presente estudio es monitorear a largo plazo el efecto del
incremento de la temperatura sobre la diversidad vegetal de los pisos ecológicos
altoandino y subnival en cuatro cimas de la Cordillera del Tunari.
Se eligieron cuatro cimas de la Cordillera del Tunari de Cochabamba, con una
diferencia altitudinal de 200 m entre ellas. Las cimas elegidas fueron: Falso-Tunari (4 830
m), Jalsuri (4 560 m), Uña-Jalsuri (4 350 m) y San Miguel (4 020 m). En cada cima se
instalaron data loggers
y pluviógrafos para obtener datos de temperatura y
precipitación. A largo plazo, esta información permitirá realizar comparaciones entre
los posibles cambios de la vegetación con la variación de los parámetros del clima.
Paralelamente a esta actividad, se instaló el Punto Gloria de acuerdo a la metodología
establecida por la Red Gloria Alarm (Pauli et al., 2004), que de forma resumida es como
sigue. En cada cima se establecieron 4 secciones distribuidas según los puntos
cardinales (N, S, E, O), delimitadas por una cota de 10 m de altitud por debajo de la
cima. Dentro de las secciones se establecieron transectos de 2 x 50 m (100 m2)
287
PISO SUBNIVAL
ubicados en la parte superior de las cimas. Al interior de las secciones se realizaron
evaluaciones de la vegetación (herbáceas, musgos y líquenes) y la cantidad de suelo
desnudo y roca (Figura. CVIII.1). Esta actividad se realizó para determinar la
composición florística que servirá como referencia para futuras evaluaciones que se
realizarán cada 5 cinco años. Adicionalmente, se determinó la diversidad y similitud
florística de las cuatro cimas, para ello se utilizó el índice de Shannon-Weaver.
Figura CVIII.1. Instalación de cuadrantes para evaluar la vegetación, suelo desnudo y roca.
Diversidad florística
Los resultados muestran que las cimas de menor altitud tienen mayor riqueza florística,
en comparación con las cimas de mayor altitud (Tabla CVIII.1). Estos resultados
probablemente se deban al efecto del descenso de la temperatura que actúa como
factor limitante para el crecimiento y desarrollo de las plantas (Pauli et al, 2004). El
descenso de las temperaturas, las heladas y la existencia de nevadas en altas
montañas del piso ecológico subnival y altoandino (pisos bioclimáticos criorotropical
y orotropical) de los andes tropicales l constituyen un factor determinante en la
distribución y desarrollo de las especies (Navarro y Maldonado, 2002).
Tabla CVIII.1. Riqueza florística en cuatro cimas del punto Gloria ubicado en la Cordillera del
Tunari.
Falso Tunari Jalsuri
Uña Jalsuri San Miguel
(4 830 m)
(4 560 m) (4 350 m) (4 020 m)
5
288
80
74
87
Composición florística
En las cuatro cimas de la Cordillera del Tunari donde se instaló el Punto Gloria se
registraron 31 familias y 161 especies. Las familias predominantes fueron: Poaceae con
47 especies y Asteraceae con 46 especies (Tabla CVIII.2).
Tabla CVIII.2. Composición florística en cuatro cimas del punto Gloria ubicado en la Cordillera
del Tunari
Familia
Asteraceae
Poaceae
Falso Tunari
Jalsuri
Uña Jalsuri
San
Miguel
1
2
20
17
18
15
25
14
1
9
4
8
3
7
2
Apiaceae
Gentianaceae
2
2
2
1
2
4
Juncaceae
Valerianaceae
2
2
2
1
2
2
2
1
2
Caryophyllaceae
Brassicaceae
1
Ephedraceae
Geraniaceae
1
1
Loasaceae
Malvaceae
1
1
Portulacaceae
Rosaceae
1
1
1
1
1
2
Saxifragaceae
Scrophulariaceae
1
1
2
2
1
1
1
Amaranthaceae
Bromeliaceae
Cactaceae
Campanulaceae
2
1
2
Cyperaceae
Dryopteridaceae
1
3
1
Fabaceae
Iridaceae
1
4
1
5
Orchidaceae
Oxalidaceae
1
1
2
1
Piperaceae
Plantaginaceae
1
1
1
Polygonaceae
Rubiaceae
1
2
Solanaceae
1
Total especies
5
66
69
89
289
PISO SUBNIVAL
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Cuesta, F., P, Muriel., S. Beck., R. I. Meneses., S. Halloy., S. Salgado., E. Ortíz y M. T. Becerra.
(eds). 2012. Biodiversidad y Cambio Climático en los Andes Tropicales – Conformación
de una red de investigación para monitorear sus impactos y delinear acciones de
adaptación. Red Gloria-Andes, Lima y Quito. 180 p.
Pauli, H., M. Gottfried., D. Hohenwallnerr., K. Reiter y G. Grabherr. 2004. Manual para el
trabajo de campo del proyecto GLORIA, aproximación al estudio de las cimas Iniciativa
para la Investigación y Seguimiento Global de los ambientes alpinos, como contribución
al sistema Terrestre de Observación Global (GTOS). Versión española. 67 p.
Jaca-España.
Pereira, H. & H. Cooper. 2006. Towards the global monitoring of biodiversity change.
Trends in Ecology and Evolutions 21: 123-139.
Vuille, M., R. Bradley., M. Werner & F. Keining. 2003. 20th century climate change in the
Tropical Andes: observations and models results. Climate change 59: 75-99.
Navarro, G. y M. Maldonado. 2002. Geografía Ecológica de Bolivia: Vegetación y
ambientes Acuáticos. Editorial: Centro de Ecología Simón I. Patiño-Departamento de
difusión. 719 p.
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